Ojos Grises - Capitulo 7: Vuelve a mi lado [Harry/Lucius]

En este universo alterno, Harry suspira por unos hermosos ojos grises. Fic de Crazyfantasia.

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  1. Akari-chan
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    Lucius maldito HDP!!!!
    como se atreve a pegarle a mi Harry TT.TT
    CONTI CONTI ONEGAI :=DANCING: :=DANCING:
     
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  2. Kari Tatsumi
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    Capítulo VI
    Confesión



    Draco estaba en el banco cambiando el segundo cheque que le había dado Remus y de pronto sintió que el dinero le quemaba las manos. Cada vez que cerraba los ojos, podía ver a Harry debajo de él, entregándose con verdadero amor… y un segundo después veía su rostro ensangrentado. Y cuando los tenía abiertos, veía a su padre, tan elegante como siempre, pero con una gran tristeza en los ojos que le partía el corazón.

    Él era un bueno para nada y siempre lo había sido, pero realmente amaba a su padre. Recordó como Lucius lo había apoyado cuando, lloroso y asustado, le había confesado que había atacado y lastimado seriamente a un chico muy humilde y sin pedir más explicaciones lo mandó al extranjero asegurándole que no permitiría que nada le pasara… y no le había fallado. Siempre le había cumplido hasta su más mínimo capricho y ahora él se lo pagaba de esta forma.

    Ya habían pasado dos semanas desde que le había hecho el amor a Harry y fue hasta ese día que Remus le entregó lo que le había prometido. Le dio largas diciéndole que tenía que asegurarse que todo había salido bien y cuando le entregó el cheque, murmuró:

    -Siempre es bueno tener una serpiente en la familia, ¿no, Draco?

    Miró la cuantiosa cantidad que había obtenido por traicionar a su padre y se dio cuenta que era tal vil y despreciable como Remus Lupin. Guardó el dinero en su chaqueta de piel y salió del banco. El auto y los acompañantes de su padre lo aguardaban.

    -Al Parlamento –ordenó y subió al coche.

    El trayecto al edificio fue muy breve y Draco entró con pasos seguros, pero por dentro estaba temblando.

    -¿Está mi padre? –le preguntó a la secretaria.

    -Si, señor. Está solo en este momento –le contestó ella sonriendo con coquetería.

    Draco no le correspondió la sonrisa y entró al despacho sin tocar.

    -¡Ah, hijo! –exclamó Lucius cuando lo vio entrar–. ¿Terminaste con tus asuntos?

    -Sí, padre –y aventó el dinero que llevaba sobre el escritorio.

    -¿Y esto? –preguntó el rubio alzando una elegante ceja.

    -Es parte del dinero que Remus Lupin me dio por hacerle el amor a… Harry –confesó temblando visiblemente.

    Lucius abrió la boca sorprendido y el color huyó de su rostro dejándolo mortalmente pálido.

    -No te entiendo –pudo por fin decir Lucius–. Explícate.

    Draco se sentó en una silla frente al escritorio pues sentía que sus piernas no lo sostendrían.

    -He estado jugando desde hace tiempo y… debo mucho dinero –empezó a decir en voz baja y sin atreverse a mirar a los ojos a su padre–. No sé como Remus lo averigüó, pero me ofreció un trato... pagaría mis deudas si a cambio lo ayudaba a alejar a Harry de tu lado.

    -Sigue –lo apuró cuando su hijo guardó silencio.

    -Se enteró del lugar en que tenías tus citas con él y una noche seguimos a Harry hasta su casa –tragó saliva con dificultad–. Me pidió que te entretuviera durante dos días para darle tiempo de prepararlo todo. Le envió un arreglo floral a Harry de tu parte citándolo en el departamento. Un eléctrico cambió las conexiones y cuando Harry llegó encontró todo oscuro. Puse música romántica en la recámara y él entró pensando que tú estabas ahí. Lo abracé y comencé a besarlo tratando de que no pudiera distinguir mi rostro. Él no sospechó nada y… y… le hice el amor.

    Una exclamación ahogada salió del pecho de Lucius y recordó la voz desesperada de Harry que le decía que ‘él’ le había hecho el amor.

    ‘¡Eras tú! ¡Eran tus ojos! ¡Tu cabello!’

    Cerró los ojos con fuerza… el dolor era demasiado. Había golpeado a Harry lleno de furia… su corazón atenazado por los más terribles celos. Había descargado sobre ese cuerpo frágil y suave toda la ira de saberse engañado… queriendo borrar a golpes los besos que sabía habían sido depositados en esa piel que era sólo suya… había deseado matarlo para que nadie más pudiera disfrutar de sus caricias… para que nadie más escuchara sus gemidos de placer al ser poseído, pero no pudo hacerlo. El gran amor que sentía por él logró detenerlo antes de que sus manos envolvieran ese frágil cuello y terminara con su vida. Había salido presuroso del departamento jurando que lo olvidaría… que no merecía su amor porque era una sucia rata traicionera, pero no había podido olvidarlo. Su vida estaba vacía sin Harry. Necesita tenerlo de nuevo entre sus brazos para sentirse completo y muchas veces tomó el teléfono para hablar con él, pero después lo azotaba sin dejar que se completara la conexión.

    Abrió los ojos cuando Draco siguió con su confesión.

    -No sé como consiguió Remus que fueras al departamento, pero apenas me dio tiempo de salir antes de que tú llegaras. Cuando te vimos salir, Remus rió con satisfacción y dijo que estaba hecho. Me pidió las llaves, me hizo bajar del auto y se marchó. Yo ya no podía volver al departamento y decidí esperar a que Harry saliera. Como había llevado mi propio automóvil, me metí en él y esperé por horas. Cerca de las cuatro de la mañana, un auto se estacionó frente al edificio y un joven empezó a tocar la puerta con desesperación. Fue cuando lo vi –ahora fue él quién cerró los ojos con fuerza–. Harry tenía la cara llena de sangre y caminaba con mucha dificultad. Entonces comprendí porque Remus me había quitado las llaves de departamento. Sabía que habías golpeado a Harry y no quería que recibiera ninguna ayuda… esperando a que muriera. Me sentí aterrorizado por lo que había hecho y huí en cuanto el otro auto desapareció por la calle.

    Lucius no podía creer todo lo que su hijo le estaba diciendo y quedó silencioso durante mucho tiempo.

    -¿Por qué me estás diciendo todo esto? –le preguntó Lucius a Draco mirándolo fijamente–. Seguro que Remus no te pagó todo lo que te prometió y ahora quieres vengarte de él, ¿no?

    -No, padre –Draco lo miró con el remordimiento brillando en sus ojos grises–. Lo estoy haciendo porque no puedo soportar verte triste. Pensé que Harry sólo era un juguete sexual para ti… que lo olvidarías como a los otros, pero me equivoqué. Estás enamorado de él y… el de ti –se levantó de la silla–. Sé que no merezco más que tu desprecio y te ahorraré el disgusto de mi presencia.

    Draco salió del despacho sabiendo que su vida fácil había terminado, pero su conciencia estaba tranquila. Ahora su padre podía buscar a Harry y lograr su perdón.

    Lucius no pudo ni quiso detener a su hijo, le había causado un gran dolor saber que lo había traicionado por un puñado de libras. Habría dado su vida por él sin dudar y Draco se había vendido a Remus.

    '¡Pero me las vas a pagar Remus Lupin!' –juró rabioso–. '¡Te juro que me la vas a pagar! ¡Pusiste a mi hijo en mi contra… casi me conviertes en asesino… y perdí a Harry por tu culpa! ¡Te vas a arrepentir hasta de haber nacido! ¡Lo juro!'

    Se levantó del escritorio y se sirvió un trago… lo necesitaba con urgencia.

    'Pero primero debo arreglar las cosas con Harry' –su mano tembló cuando marcaba su número telefónico–. 'Sé que no va a ser fácil hacer que me perdone, pero así me cueste lo que me resta de vida, lograré que vuelva a mi lado'

    Una grabación le informó que ese número celular había sido dado de baja y jurando por lo bajo, marcó a su casa.

    -¿Hola? –contestó una voz femenina.

    -Buenos días. Quisiera hablar con Harry Potter, por favor.

    -No está –le informó la mujer.

    -¿A que hora podré localizarlo?

    -Hoy no.

    -¿Entonces podré hablar con él mañana?

    -No lo creo.

    -¿Por qué?

    -Salió del país.

    -¿¡Qué!? –exclamó asombrado pero de inmediato se sobrepuso–. ¿Y cuando

    regresará?

    -¡Huy! Pues no sé.

    -¿Por qué?

    -A mí no me dijeron nada.

    -¿Cuál es tu nombre? –preguntó desesperado... sus nervios no soportarían más esas contestaciones.

    -Bella.

    -Okay, Bella. Comunícame entonces con la señorita Hermione.

    -No.

    -¿¡Por qué no!?

    -Tampoco está.

    -¿El señor Potter?

    -Tampoco.

    -¿La doctora Potter?

    -Menos.

    -¿¡Quién diablos está entonces ahí!?

    -Pues yo –dijo con descaro la mujer.

    -¿Y quién eres tú?

    -La mujer de Tom.

    -¿Y quién es Tom?

    -El jardinero.

    Lucius tapó la bocina del teléfono y gritó desesperado para después seguir hablando con la mujer lo más tranquilamente posible.

    -¿Entonces no sabes adónde se fue Harry?

    -Pues ya le dije… fuera del país.

    -¡Pero adónde!

    -Pues no se acuerda que le dije que no me dijeron adonde se iban… ¡ah! pero eso

    sí, cada quién jaló por su lado.

    -¿Cómo que cada quién jaló por su lado?

    -Primero se fue el joven…

    -Ajá…

    -Luego la señora…

    -¿Y luego?

    -El señor…

    -En diferentes días me supongo, ¿no?

    -¡Pues claro! –le contestó como si fuera lo más obvio del mundo.

    -¿Y al último la señorita Hermione?

    -Hoy en la mañana –confirmó.

    -Muchas gracias.

    -¡Oiga! ¡Oiga! ¿Quién es usted?

    Lucius colgó el teléfono desesperado. Había perdido mucho tiempo en esa estúpida conversación y no había averigüado adonde se había ido Harry.

    * * * * * * * * * *



    Hermione azotó el teléfono doblándose de risa mientras que Ron la miraba confundido.

    -¿Y eso qué fue? ¿Por qué dijiste que eras Bella? ¿Con quién hablaste?

    -Con el imbécil de Lucius Malfoy –le dijo mientras se secaba las lágrimas de risa–. El muy cretino no había dado señales de vida desde hace casi tres semanas y está mal de la cabeza si pensaba que iba comunicarlo así de fácil con Harry. ¡Que sufra lo que está sufriendo mi hermano!

    -¡Sí, claro! Harry está sufriendo mucho en Monte Carlo –rió Ron de buena gana.

    -No es feliz –la chica se puso seria de repente–. Lo conozco lo suficiente para saberlo. Su voz se oye apagada y cuando quiere reír, siempre hay un sollozo escondido en su garganta.

    -Me estás espantando, preciosa –la abrazó y la besó con ternura–. Voy a creer que eres bruja.

    -Y de las mejores –le correspondió el beso–. Si de casualidad contestas el teléfono, vas a decirle a ese imbécil que eres Tom, ¿de acuerdo?

    -¿Crees que vuelva a llamar?

    -Me corto la cabeza si no llama todos los días.

    Y tal como había previsto Hermione, Lucius llamaba todas las mañanas a la casa de los Potter para saber si Harry ya había vuelto de su viaje.

    -¿Entonces Harry no se ha comunicado? –le preguntaba ese día a ‘Tom’

    -No, señor. Ninguno ha hablado. ¡Ni siquiera para saber como está el gato!

    -Santo Dios.

    Lucius se masajeaba las sienes para tratar de borrar el dolor que ya era permanente en su cabeza. Las contestaciones de ese matrimonio lo sacaban de quicio, pero no tenía ninguna otra forma de averiguar algo sobre Harry. Debido a que ya había terminado la universidad, sabía bien que el joven podía quedarse fuera del país por tiempo indefinido si así lo deseaba, pero sabía que no soportaría mucho tiempo más sin saber de él.

    -Llamaré mañana –se despidió Lucius.

    -Hasta mañana, señor –le contestó Ron y colgó el teléfono–. Lo que estamos haciendo está mal –miró a Hermione que alzó una ceja retadoramente–. Harry debe saber que Lucius lo está buscando. Llevamos dándole la vuelta más de una semana.

    -¡Pues que se aguante otra más! –dijo ella inflexiblemente–. Ya cuando Harry regrese se lo comunicaremos, ahora sólo quiero que esté tranquilo. Ayer en la noche lo oí más animado.

    -¿Crees que ya es novio de Neville?

    -No. Mi hermano jamás lo aceptara –dijo con pena–. Y es una lástima pues sé que ese chico lo trataría como se merece.

    -Es una buena persona –aceptó Ron antes de acercársele y tomarla de la cintura–. Entonces señora Weasley… ¿qué quiere hacer en su luna de miel?

    -El amor, doctor Weasley –le contestó ella pasándole los brazos alrededor del cuello.

    -¡Me refería que a donde quieres ir! –rió fuerte.

    -Adónde podamos hacer el amor todo el tiempo.

    -Ninfómana –le dijo Ron mientras bajaba la cabeza para besarla.

    -Pervertido –le contestó ella riendo.

    -Impúdica.

    -Degenerado.

    -Cuánto amor, ¿eh? –dijo una divertida voz varonil a sus espaldas.

    Los dos chicos voltearon sonrientes a ver al doctor Black que bajaba las escaleras en ese momento.

    -¿Cómo está? –preguntó Hermione.

    -¡Oh, muy bien! –se encogió de hombros–. Pero creo que no se enfermaría tan seguido si otro doctor viniera a verla –se acercó a ellos y bajó la voz–. Cuando ya estaba guardando mis cosas… ¡me pellizcó una nalga!

    -¿¡Eso hizo la señora Petunia!? –preguntó Ron asombrado–. ¡Pero si se ve tan seria y estirada!

    -Pues una buena estirada tuvo que darse para poder alcanzarme.

    -¡Ay, doctor Black! –rió Hermione con ganas.

    -Sirius, niña… Sirius –le puso una mano sobre el hombro–. Dile a tu tía Petunia que voy a salir de la ciudad y que volveré hasta el día de tu boda, ¿de acuerdo?

    -Lo haré –le dio un beso en la mejilla y Sirius Black salió de la casa.

    * * * * * * * * * *



    -Pásame ese suéter Harry –le pidió Neville.

    -Toma –Harry se lo aventó.

    -Gracias –y lo metió dentro de la maleta–. Pues creo que ya es todo –miró la habitación en busca de objetos olvidados.

    Harry se acercó a él y lo abrazó por la espalda.

    -No… falta algo –le dio un beso en la mejilla–. Muchas gracias, Neville.

    -¿Pero por qué? –preguntó riendo.

    -Por ser tan lindo conmigo… por quererme tanto y… por salvarme la vida –volvió a besarlo.

    -Vas a hacer que me ponga rojo –se dio la vuelta y también lo abrazó.

    -Es en serio –trató de besarlo en los labios, pero Neville lo rechazó.

    -No es necesario que lo hagas, Harry –lo abrazó con fuerza–. Me conformo con seguir siendo tu amigo.

    -Siempre seré tu amigo –le dijo llorando sobre su hombro.

    -¡Oh! No vuelvas a llorar… sabes que no lo soporto –le acarició el suave cabello negro.

    -Ya no lloraré –se limpió las lágrimas tratando de sonreír–. Vámonos porque tu abuela va a despellejarnos vivos si llegamos tarde para tomar el vuelo.

    El viaje de vuelta a Inglaterra pasó sin ningún incidente y Hermione los estaba esperando en el aeropuerto.

    -¡Te ves muy bien, Harry! –lo abrazó con ternura–. Las vacaciones te sentaron muy bien.

    -Tú también estás preciosa –la besó en la mejilla–. ¿Y dónde está Ron?

    -Lo mandé a buscar un carrito para las maletas.

    -Tan mandona como siempre, ¿eh? –la bromeó Neville.

    -A él le gusta –se encogió de hombros.

    -Entonces es masoquista –dijo Harry y recibió un leve golpe en la espalda.

    -¿Quién es masoquista? –preguntó Ron con el ceño fruncido.

    -Tú, ¿pues quién más? –le contestó riendo y los dos muchachos se abrazaron con fuerza–. ¿Ya llegaron mis papás?

    -Ajá –contestó Hermione mientras abandonaban el aeropuerto–. Llegaron anoche.

    -Nos vemos mañana –se despidió Neville mientras ayudaba a su abuela a entrar a un taxi.

    -¡No vayas a faltar! –le gritó Harry y recibió un guiño como respuesta.

    * * * * * * * * * *



    En la casa de los Potter todos corrían de un lado a otro haciendo los últimos preparativos para la boda de Hermione y Ron, así que nadie acudió a contestar el teléfono cuando éste empezó a sonar. Harry bajaba las escaleras bostezando y rascándose la cabeza cuando lo escuchó.

    -¿Hola? –dijo cuando levantó el teléfono– ¿Hola? –volvió a repetir cuando nadie le contestó–. Chistositos –murmuró enfadado y colgó.

    Lucius se quedó congelado cuando reconoció la voz de Harry al otro lado del teléfono y no pudo articular palabra. Abrió la boca, pero ningún sonido salió.

    -¿H-a-r-r-y? –pudo decir al fin, pero el joven ya había colgado–. '¡Regresó! ¡Ya está en Londres!' –se levantó de un salto de la silla, tomó su abrigo al vuelo y casi salió corriendo de su despacho.

    -¡Señor Malfoy! ¡Señor Malfoy! –su secretaria lo alcanzó a mitad de pasillo.

    -¡Ahora no, Lucy! –le dijo enfadado–. ¡Tengo prisa!

    -Pero, señor… –lo miró angustiada–. Su hijo me pidió que le diera…

    -¿Draco estuvo aquí? –la miró sorprendido–. ¿Por qué no me avisó?

    -Usted estaba en sesión, pero me pidió que le diera esto el día de hoy –le explicó–. Dijo que no debía faltar.

    Lucius tomó el sobre que le extendía su secretaria y lo leyó con los ojos muy abiertos. Era la invitación a la boda de Hermione y Ron.

    ‘Invitación indispensable’, rezaba al final.

    Sus ojos grises se suavizaron por el gesto de su hijo. Sabía que seguramente le había costado mucho trabajo conseguir la invitación para que él pudiera acercarse a Harry.

    'Gracias, hijo' –pensó conmovido y verificó la hora de la boda–. 'Es en tres horas' –consultó su reloj–. 'Me da tiempo de ir a cambiarme' –luego se dirigió a su secretaria–. No volveré el día de hoy.

    -Hasta mañana, señor Malfoy –le dijo ella con educación.

    'Y si consigo que Harry me perdone… no creo que venga en por lo menos una semana' –pensó contento.

    En ese momento, la tristeza, el dolor y la soledad que lo habían acompañado desde ese fatal día en que había golpeado a Harry, se desvanecieron para que la esperanza ocupara su lugar.

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  3. Naruko-12
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    Estaa suuper ojala Harry lo perdone aunque seria genial que se hiciera el dificil jeje
    Espero la conty. Saludos n.n
     
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  4. Akari-chan
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    waaaaa cap nuevo!!!!! exelente n_n
    espero ke le cueste muxo ke Harry lo perdone y ke sufra :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA:
    Estoy ansiosa por leer la conti...
    xau xau :=MUSEEN:
     
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    Siguela!!!!!! no la dejes asi :=BUABUA:
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  6. Kari Tatsumi
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    Les agradezco mucho los reviews pero no olviden que no es mio, la saga "Ojos Grises" le pertenece a Crazyfantasia, yo solo comparto, igual le hare llegar sus mensajes, estoy segura que les gustara.
     
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  7. Kari Tatsumi
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    Capítulo VII.
    Vuelve a mi lado




    La boda terminó y Lily se secó las lágrimas de emoción mientras que su esposo aplaudía junto con los demás invitados. Hermione lucía radiante en su traje de novia y Ron veía con ojos de enamorado a su flamante esposa. Harry estaba hasta el frente y junto a él estaba Neville. Unos ojos grises no se habían apartado de él y lo habían devorado durante toda la ceremonia. Lucius pensó que estaba más guapo que nunca y no veía el momento para poder acercarse a él y hablarle.

    La boda se realizó en el jardín de la casa de los Potter y muchas mesas se habían repartido por el pasto. Harry abrazó a Hermione y después a Ron y se hizo a un lado para permitir a los demás felicitar a la feliz pareja. Lucius decidió que el momento de enfrentarlo había llegado y se movió hacia él, pero entonces vio como un hombre alto, de cabello negro y muy atractivo, abrazaba a Harry y se lo llevaba a un lado del improvisado altar.

    -Creo que ya se consiguió un nuevo amante –dijo una dulce voz a su lado.

    Lucius se sobresaltó al reconocer la voz de Remus y volteó a verlo con verdadero odio.

    -¿Qué haces aquí? –le preguntó aguantándose las ganas de estrangularlo en ese mismo momento.

    -Tengo invitación aunque no robada como la tuya, por si te interesa saber –le contestó con una sonrisa angelical y miró hacia donde Harry hablaba con Sirius Black–. Es muy diferente a ti, pero también es guapo –dijo refiriéndose a Sirius.

    -Tus palabras venenosas ya no me afectan, Remus –le dijo con voz de hielo.

    -Entonces cree lo que ven tus ojos, mi querido Lucius –siguió diciendo sin dejar su tono dulzón.

    Lucius se giró y vio como Sirius enredaba sus dedos en el cabello negro de Harry mientras el muchacho cerraba los ojos, aparentemente disfrutando la caricia. No soportó más y caminó hacia ellos con decisión. Remus tomó una copa que le ofrecía un mesero y esperó con ansiedad la explosión de Lucius.

    -¿A qué hora le dirás a tus padres que te marchas? –le preguntaba Sirius a Harry mientras le acariciaba el cabello.

    -Cuando acabe la fiesta –y cerró los ojos para que su padrino no pudiera ver su dolor.

    -Siempre contarás conmigo –lo abrazó y besó su mejilla.

    -Harry –lo llamó una voz conocida y el joven abrió los ojos sobresaltado–. ¿Puedo hablar contigo?

    -¡Lucius! –exclamó con voz ahogada y miró hacia todos lados como si quisiera salir corriendo.

    -¿Nos conocemos? –le preguntó Sirius a Lucius con educación, pero sin dejar de notar el temblor incontrolable de Harry que se había aferrado a su cuerpo con fuerza.

    -No, no lo creo –Lucius lo miró con puñales en los ojos.

    -Sirius Black –le extendió la mano–. ¿Y usted es…?

    -Lucius Malfoy –le dio la mano de mala gana.

    -¡Ah! Ya lo recuerdo –le sonrió alegre–. Es uno de nuestros legisladores.

    -Así es –y un cuchillo se le clavó en el pecho cuando vio el terror en esos amados ojos verdes–. ¿Podría hablar con Harry a solas?

    -Harry estaba a punto de traerme una bebida –miró al chico significativamente antes de volver su atención al rubio–. ¿Por qué no platicamos usted y yo mientras esperamos a que mi ahijado regrese?

    -¿Su… ahijado? –preguntó Lucius impactado.

    -Sí –lo tomó del brazo para alejarlo de Harry que desapareció de su vista en un segundo–. Sus padres me hicieron el honor de que fuera su padrino, pero desgraciadamente no pude hacer mi papel correctamente –dijo con verdadera pena.

    -¿Por qué? –preguntó interesado.

    Después de que sus celos se aplacaron al saber que ese atractivo hombre era familiar de Harry y que no estaba interesado en él sentimentalmente, pudo comprobar que era bastante simpático. Le agradaban esos honestos ojos azules.

    -Después de que Harry nació tuve que irme a América y no pude regresar cuando fue secuestrado. De hecho regresé a Inglaterra hace poco tiempo –siguió explicando Sirius.

    -¿¡Secuestraron a Harry!? –preguntó Lucius incrédulo.

    Por más que interrogaba a Harry sobre su pasado, él se negaba a contestarle nada y lo único que pudo averigüar fue que Hermione había sido adoptada por sus padres y por eso llevaba un apellido diferente, pero nada más.

    -Sí, cuando era un bebé –le dijo Sirius tomando dos copas que le ofrecía un mesero y le dio una a Lucius–. Durante años Lily y James lo buscaron con desesperación, pero no lograron dar con él. Todos creímos que estaba muerto –luego sonrió–. Pero un día apareció. Llegó muy malherido al hospital donde trabajaba Lily y ella lo reconoció.

    -¿Cómo? –preguntó sumamente interesado.

    -Aparte de que es el vivo retrato de James –señaló a su amigo que brindaba en ese momento con Ron–. Por la cicatriz de su frente. Se habrá dado cuenta que es muy particular.

    -Hermosa –musitó Lucius con ensoñación y arrancó una sonrisa a Sirius.

    -Se la hizo Tom –ahora señaló hacia un hombre mayor que estaba alejado de todos–. No a propósito, por supuesto –añadió con rapidez–. Un día, Harry gateaba por el jardín y Tom pasó con algunas varas que acababa de cortar de los árboles y lo hirió. Lily decidió esperar a que fuera mayor para operarlo, pero ya no pudo hacerlo.

    -¿Y donde estuvo Harry todo el tiempo que estuvo desaparecido? –volvió su atención a Sirius.

    -En un orfanato en Abeerdeen –el rubio lo vio con incredulidad–. Nadie sabe cómo diablos llegó hasta allá –le dijo contestando su muda pregunta–. Ahí conoció a nuestra bella novia –fue el turno de Hermione de ser señalada–. Son muy unidos y se quieren mucho.

    -Sí, lo sé –una sonrisa se dibujó en sus labios.

    Todavía recordaba a la perfección como la chica se había convertido en una verdadera leona cuando Goyle lastimó a Harry.

    -¡No lo puedo creer! –dijo Sirius de pronto con incredulidad–. ¿¡Qué diablos hace él aquí!? Hacía años que no lo veía.

    -¿Quién? –Lucius miró hacia donde lo hacía su acompañante.

    -Remus McGregor.

    -No –negó con voz de hielo–. Se apellida Lupin.

    -¡Es Remus McGregor! –insistió Sirius con firmeza y caminó hacia el hombre que no les despegaba la vista de encima.

    Lucius lo siguió desconcertado.

    -¿Qué haces aquí, McGregor? –le preguntó Sirius al hombre con dureza–. ¡Oh! Veo que ya mejoró tu situación económica, ¿eh? –miró su traje de diseñador con una ceja levantada.

    -Está equivocado –dijo el aludido con desprecio, pero Lucius se dio cuenta que se había puesto mortalmente pálido–. Mi apellido es Lupin.

    -¡Claro que no estoy equivocado! Tus ojos son inconfundibles, McGregor –acercó su rostro al del hombre que dio un paso atrás–. Jamás he visto unos ojos como los tuyos, aunque veo que te operaste la nariz y la barbilla –lo tomó de la mandíbula con fuerza y el otro no pudo zafarse por más esfuerzos que hacía–. Una excelente cirugía plástica por cierto… no se te notan las cicatrices.

    -¡Suélteme! –su voz denotaba francamente terror–. ¡Le digo que me está confundiendo!

    -¿Quién es McGregor? –preguntó Lucius con los ojos entrecerrados dándole a entender a Remus que toda esa información no iba a caer en saco roto.

    -¡Oh! Aquí nuestro amigo era un vago sin oficio ni beneficio. Una persona muy violenta y sin escrúpulos. Trabajaba ocasionalmente en los muelles y todo lo gastaba en alcohol. Estuvo en la cárcel acusado de robo con violencia, pero parece que consiguió suficiente dinero para comprarse una nueva identidad –Sirius soltó a Remus que ya temblaba visiblemente–. ¿Lupin? ¡Já! ¡Cómo no! –volvió su atención a Remus–. ¿Te está persiguiendo la policía, McGregor? ¿Por eso te cambiaste de apellido y te hiciste cirugía plástica?

    -No lo dudo –siseó Lucius pensando que si lo que decía Sirius era cierto, podría vengarse de Remus refundiéndolo en la cárcel por mucho tiempo.

    -Hiciste un buen negocio sucio por ahí, ¿verdad? ¿Te ayudaron tus parientes de Escocia? –siguió diciendo Sirius pero no bien había pronunciado esas palabras cuando una idea se le vino a la mente y tomando bruscamente del saco a Remus lo acercó a él–. Esa noche que te atendí cuando casi mueres de una congestión alcohólica, murmuraste sin parar que ibas a vengarte del hombre guapo que te había despreciado… que la bruja roja que tenía a su lado le había sorbido el cerebro y por eso no se daba cuenta de la clase de prostituta que era –lo miró con fiereza–. ¿¡Te referías a James Potter, verdad!? ¡Tú te llevaste a Harry a Escocia! –le dio un fuerte puñetazo en el rostro que lo mandó al suelo.

    -Yo... yo… no tuve nada que ver –murmuró Remus aterrorizado mientras se levantaba tambaleante

    -Lo llevaré con Albus Dumbledore –dijo Lucius mirando todavía con más odio a Remus–. Es un miembro importante de la Cámara de los Lores, él sabrá llegar a la verdad.

    Remus salió corriendo despavorido, pero no había llegado muy lejos cuando dos hombres, obedeciendo las señas que Sirius les hacía, le cerraron el paso y lo sometieron con facilidad. Sirius les indicó a los guardias de seguridad que se lo llevaran y Lucius los siguió. Todos los invitados miraron asombrados la captura de Remus pues él armó un verdadero escándalo al tratar de liberarse.

    -¿¡Qué sucede!? –preguntó Lily confundida.

    -No sé –le contestó James y vio como Sirius se iba con sus guardias–. Voy a investigar –le dijo a su esposa y echó a correr tras su amigo.

    James los alcanzó cuando ya subían a un auto a un lloroso y tembloroso Remus.

    -¿Qué pasa? –le preguntó a Sirius.

    -Después te explico, pero creéme... son buenas noticias –le contestó él sonriente.

    -¿Buenas noticias? –preguntó James sin entender nada.

    -No tardaré –le guiñó un ojo antes de que los dos autos arrancaran.

    * * * * * * * * * *



    A Hermione le extrañó no ver a Harry en la fiesta y entró en la casa para buscarlo. Lo encontró en su habitación, ya estaba vestido con jeans y una sudadera.

    -¿Ya te vas? –le preguntó la chica triste mientras se sentaba en la cama.

    -Sí –le contestó Harry sin mirarla.

    -Al menos espera a que termine la fiesta –le pidió llorosa.

    -No puedo –cerró los ojos con fuerza–. Lucius está aquí.

    -Entonces habla con él y arregla las cosas –se acercó a él y le acarició la mejilla–. Lo amas.

    -Eso ya no tiene importancia.

    -¡Vamos, Harry! ¡Pelea por lo que deseas aunque sea sólo una vez en tu vida! –lo miró medio enojada, medio sonriente–. Aunque tú no me has dicho nada, y estoy muy enojada contigo por eso, sé que ese hombre te hizo daño.

    -Neville –murmuró Harry decepcionado.

    -No. Neville no me dijo nada –su sonrisa se ensanchó–. No he pasado toda mi vida junto a ti para no saber cuando te escondes. No querías que te viera y por eso te fuiste a Monte Carlo con él –se alejó un poco–. No sabes el trabajo que me cuesta decirte eso. Lucius no me agrada y nunca me agradará, pero es el único que puede hacerte feliz y eso es lo que quiero… que seas feliz.

    Harry quedó silencioso por largos minutos, pero cuando miró a Hermione un nuevo brillo jugueteaba en sus ojos verdes.

    -Tienes razón. Debo luchar.

    -¡Ese es mi Harry Smith! –lo bromeó Hermione y él la abrazó con fuerza.

    * * * * * * * * * *



    Ya caía la noche cuando Lucius y Sirius pudieron abandonar la Cámara de los Lores, habían dejado ahí a Remus en calidad de detenido. Los dos habían declarado lo que sabían sobre él y Albus Dumbledore, un lord bastante anciano pero de gran personalidad, les aseguró que iba a descubrir toda la verdad.

    Lucius estaba desesperado por llegar a la casa de los Potter para ver a Harry antes de que se marchara quién sabe adonde, según le había dicho Sirius.

    -¿Todavía estará en la fiesta? ¿No se habrá ido ya? –le preguntó Lucius por milésima vez a Sirius.

    -No, no lo creo. Tranquilízate –lo animó Sirius.

    Cuando ya estaban a unos metros de la entrada de la casa, un coche deportivo descapotable salió disparado por el sendero y se alejó de ellos a gran velocidad.

    -¡Es Harry! –gritó Lucius y se dirigió al chofer–. ¡Síguelo y no lo pierdas de vista! –luego miró a Sirius– Será mejor que te sujetes. Harry cree que es un piloto de carreras profesional.

    -James dice que maneja muy bien –lo defendió Sirius de inmediato.

    -No pensarás lo mismo cuando seas su copiloto –lo miró risueño.

    Sirius comprobó que Harry volaba en su auto y pensó que debía hablar seriamente con James para convencerlo y cambiarle el auto a su ahijado por uno de cuatro cilindros. Al chofer de Lucius le era muy difícil seguirlo y cuando salieron de la ciudad, lo perdieron de vista.

    -¡Maldita sea! –dijo frustrado Lucius–. ¿Cómo podré encontrarlo ahora?

    -¡Frena! ¡Frena! –le gritó Sirius al chofer–. Acabo de ver el coche de Harry.

    -¿¡En donde!? –preguntó Lucius emocionado.

    -Estaba estacionado atrás… en ese restaurante.

    Dieron la vuelta y Lucius se sorprendió al reconocer el lugar. Era el mismo restaurante al que había llevado a Harry en su primera cita. Lucius no esperó a que le abrieran la puerta y salió corriendo del auto. Entró como un huracán al lugar y miró hacia todos lados buscándolo, pero el joven no estaba ahí. El rugido del motor del coche de Harry se escuchó y salió corriendo gritándole, pero el auto ya estaba tomando la carretera de vuelta a Londres.

    -¡Vámonos! –ordenó Lucius en cuanto se subió a su coche–. ¿¡Y Sirius!? –preguntó sorprendido al ver que estaba solo.

    -El señor Potter salió por detrás del restaurante y subió a su auto –le explicó el guardia que estaba sentado junto al chofer–. El señor Sirius bajó y habló con él. Cuando el señor Potter encendió el auto, el señor Sirius saltó dentro y se fueron.

    '¡Ahora vas a saber lo que es bueno, Sirius!' –pensó Lucius con malicia–. Trata de alcanzarlos –ordenó enseguida.



    -¡Por Dios, Harry! –decía Sirius aferrándose al asiento–. ¡Baja la velocidad!

    -¿No te gusta? –lo miró sonriente.

    -¡No despegues la vista del camino, muchacho del demonio! –lo regañó y su estómago se encogió cuando tomaron una cerrada curva a una velocidad suicida–. ¡Quiero llegar a mi próximo cumpleaños! –gimió cuando llegaron a otra curva.

    -Llegarás, no te preocupes –rió alegre–. ¿Tú crees que Lucius todavía nos sigue?

    -¿¡Seguirte!? –lo miró malhumorado–. ¿¡Cómo diablos quieres que te siga si ni siquiera te dejas ver!?

    -De acuerdo –dijo en tono de niño regañado y bajó considerablemente la velocidad–. ¿Adónde sugieres que vaya ahora?

    -¿Qué pretendes? –le preguntó Sirius ya más tranquilo.

    -Volver con él –dijo simplemente–. Pero no como antes. No quiero volver a esconderme.

    -Entonces ve a un lugar público –le guiñó un ojo con malicia–. Oblígalo a aceptarte a la vista de todos.

    -Hecho –aceptó Harry y volvió a apretar el acelerador cuando distinguió el auto de Lucius por el retrovisor.

    Lucius supo que Harry se había dejado alcanzar y una pequeña sonrisa se dibujó en sus finos labios.

    'Ese niño. Está jugando conmigo al gato y al ratón, pero no importa' –se relajó en su asiento.

    Al dar la vuelta en una esquina vieron el auto de Harry estacionado frente a un centro comercial. Lucius se apeó y cruzó las enormes puertas de cristal buscándolo con la mirada. Alcanzó a distinguir su cabellera negra entrando a una fuente de sodas y caminó con calma hacia allá sorteando a la gente que hacía sus compras. Sabía que Harry no se escondería más.

    -La mía de limón –escuchó decir a Harry.

    -Yo la quiero de fresa –pidió Sirius.

    -También quiero una de limón –terció Lucius poniéndose a su lado con naturalidad.

    Aún cuando Harry esperaba a Lucius no pudo evitar temblar al escuchar su voz y se acercó a Sirius como buscando protección.

    -Ahí hay lugar –dijo Sirius cuando les entregaron las sodas.

    Se sentaron en silencio unos minutos hasta que Lucius miró significativamente a Sirius.

    -Enseguida regreso –dijo Sirius levantándose e hizo caso omiso de la mirada de terror que le lanzó su ahijado.

    -Harry… –dijo Lucius y trató de tocar la mano del chico pero él la escondió con rapidez–. Yo… no sé como empezar… sólo…

    -¿Por qué estás aquí, Lucius? –le preguntó Harry interrumpiéndolo–. Dijiste que no querías volver a verme. Que si me cruzaba de nuevo en tu camino… me… matarías –sus ojos se llenaron de lágrimas–. Y… y… no me he cruzado en tu camino.

    -No sabes cuánto me he arrepentido de lo que te dije y… de lo que te hice –su voz se ahogó en su garganta–. No sabes cuánto me odio por haberte hecho daño. Sé que jamás me lo perdonaré, pero en verdad espero tú sí me perdones. No tengo excusa por haberme comportado como lo hice. Sólo puedo decirte que me estaba muriendo de celos desde antes de encontrarte en el departamento –Harry lo miró asombrado, pero no dijo nada–. El día de la entrega de diplomas en la universidad te vi abrazando y besando a… tu amigo –lo miró con los ojos brillantes por las lágrimas que pugnaban por salir–. No te dije que iba a estar ahí porque quería darte la sorpresa, pero me sentí tan enfermo de celos al verte con él que quise castigarte y por eso no acudí a nuestra cita esa noche –apretó sus manos con fuerza sobre la mesa–. Los siguientes dos días me fue imposible comunicarme contigo y yo… estaba desesperado por tenerte entre mis brazos y hacerte el amor. Por eso… por eso… cuando entré al departamento y te vi desnudo en la cama, con una sonrisa de felicidad en los labios... tu hermosa piel brillante por el sudor… me volví loco. No pude soportar ver que alguien más había gozado tu cuerpo… que otros oídos habían recogido tus gritos ahogados de placer…

    -¿Quién era? ¿Quién estuvo conmigo esa noche? –preguntó Harry consternado.

    Hasta ese momento creía firmemente que Lucius había estado con él y que por alguna loca razón lo negaba. Que tal vez estaba jugando un juego cruel con él. Lucius abrió la boca varias veces, pero ningún sonido salió de ella.

    -Dímelo, Lucius.

    -Mi hijo… Draco –dijo en voz baja y Harry lo miró sorprendido–. Se parece mucho a mí y… se dejó convencer por un maldito para hacerme enloquecer de celos y hacerte daño.

    -¡No puede ser! –lo miró con los ojos muy abiertos–. ¡Es tu hijo! ¿¡Cómo pudo hacerte eso!?

    -Tenía problemas económicos, pero en lugar de acudir conmigo se vendió a ese cerdo –confesó con tristeza.

    -Puedo perdonarte a ti, Lucius… porque fuiste engañado como yo, pero jamás lo perdonaré a él –su mirada verde se endureció–. ¡Jamás!

    -Harry… vuelve a mi lado. Te juro por todo lo sagrado que ‘nunca’… nunca volveré a tocarte más que para amarte y venerarte –lo miró suplicante–. No puedo vivir sin ti… simplemente no puedo. Me enamoré de ti desde el mismo instante en que contemplé por primera vez tus preciosos ojos verdes, pero no me di cuenta –aceptó con aire derrotado–. El día que te entregaste a mí te dije que no soportaría que fueras de alguien más porque ya te amaba con locura, pero traté de convencerme a mí mismo de que lo te lo había dicho porque era un hombre posesivo, pero no era verdad. Te amo, Harry… te amo –confesó con el corazón en la mano.

    -Lucius… si vuelvo contigo todo será diferente.

    Harry sentía el corazón desenfrenado por esa confesión tanto tiempo esperada, pero también de temor porque el momento de definir su relación había llegado… era todo o nada.

    -Lo sé –el rubio lo miró con tristeza–. Sé que ya no puedes quererme como antes, pero…

    -No, Lucius. No me refiero a eso –le sonrió a medias–. Te amo, siempre te he amado y jamás dejaré de hacerlo, pero lo que no aceptaré es volver a esconder nuestro amor. Ya no seré más el amante al que se le ve una vez por semana y se le mantiene oculto para guardar las apariencias –le sostuvo la mirada–. Si quieres que esté a tu lado será a la vista de todos y… tendrás que divorciarte.

    Lucius se quedó con la boca abierta y sin saber que decir. Harry vio con inmensa tristeza como negaba imperceptiblemente con la cabeza y se levantó de la silla.

    -Adiós, Lucius. No vuelvas a buscarme –y se fue llorando abiertamente.

    Harry vio a Sirius esperándolo en las puertas de cristal y corrió hacia él cegado por las lágrimas.

    En cuanto Harry salió del local, Lucius supo que no podía dejarlo ir. ¡¡¡No!!! No, no iba a perderlo de nuevo. Él era lo único que le importaba en esta vida. ¡Al diablo con las apariencias! Lo amaba con todo su ser y lo que más deseaba era volver a tenerlo entre sus brazos y devorarlo a besos. En sus prisas por alcanzarlo, volcó la mesa con las sodas sin tocar y salió tras él. Lo vio correr hacia Sirius que le lanzó una mirada llena de odio y decepción entremezclados.

    -¡¡¡HARRY POTTER!!! ¡¡¡TE AMO!!! –gritó con todas sus fuerzas.

    La voz de Lucius hizo detenerse a Harry y volteó a verlo sorprendido. El rubio estaba lejos, pero alcanzó a distinguir que una enorme sonrisa iluminaba su atractivo rostro.

    -¡¡¡TE AMO, HARRY POTTER!!! –repitió Lucius a todo pulmón–. ¡HEY! ¡ESCUCHEN TODOS! –gritó a la gente que lo veía con los ojos muy abiertos–. ¡¡¡QUIERO QUE TODO EL MUNDO SE ENTERE QUE LUCIUS MALFOY ESTA PERDIDAMENTE ENAMORADO DE HARRY POTTER!!!

    Harry regresó corriendo con Lucius y se aventó a sus brazos.

    -¡Cállate! –le dijo Harry totalmente rojo pero muy, muy feliz–. ¡Todo el mundo nos está mirando!

    -¿No era eso lo que querías, mi amor? –le dijo Lucius mientras le llenaba el rostro de besos apasionados–. ¿Qué todo el mundo supiera que estoy loco por ti?

    -¿Y también me harás el amor aquí? –le preguntó con picardía.

    -No seré yo quién aliente tu exhibicionismo, cariño –lo besó en la boca–. Para eso está nuestra casa.

    -¿El departamento? –una sombra de tristeza cruzó por sus ojos verdes.

    -No. NUESTRA CASA –dijo enfatizando las palabras–. En la que viviremos cuando me haya divorciado.

    -¡¡¡Lucius!!! –ahora fue Harry quién atacó sus labios con fiereza.

    -No quisiera interrumpir, pero ya la seguridad se acerca por armar tal escándalo –les dijo Sirius riendo–. Así que… ¡a correr!

    Los tres salieron corriendo y riendo del centro comercial mientras dos policías uniformados les gritaban que se detuvieran.

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  8. Akari-chan
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    jajajaj el ke la sigue la consigue!! xD espero ke ahora todo vaya mejor :=DANCING: :=DANCING:
    sorry x no comentar antes, no tenia internet :=SHOROO:
    espero muy... muy ansiosa el proximo cap.
    xau xau :=deeaaah:
     
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  9. @tamy yaoista
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    kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encantooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo sigelo
    CONTY CONTY CONTY :=duouou: :=duouou: CONTY CONTY :=starss: :=starss: :=starss: :=starss: :=starss: :=starss: :=starss: :=starss: :=starss:
     
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  10. Tezcat
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    He reido,insultado,cabreado,simular que tengo una varita para lanzar un "Avada Kedavra"...

    ¡Quiero conty >W<!


    Espero que Draco haga las pazes con Harry,aunque creo que no uWu...

    Remus muere,muere muahahaha!!! >¬< (lo adoro,pero en esta historia LO ODIO)

    Espero conty n.n)/
     
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  11. Kari Tatsumi
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    Disculpen la demora, pero por motivos de trabajo no pude subir el epilogo de este fic y aprovechando el feriado largo lo estoy colgando, espero que les guste.

    Agradecimientos a Crazyfantasia por crear esta maravillosa historia.


    Capítulo VIII.
    Epílogo



    El rubio se paseaba impaciente por la sala consultando a cada momento su fino reloj mientras esperaba que Harry terminara de arreglarse.

    -¡Harry! ¡Apúrate que vamos a llegar tarde! –le gritó por décima vez esta vez sin ocultar su irritación–. ¿¡Acaso es tan difícil ponerse un traje!?

    -¡Ya voy! –le contestó el joven desde la recámara para luego salir corriendo y pararse frente a él–. ¡Pero qué desesperado eres! ¿Cómo me veo?

    Los ojos grises lo recorrieron desde el rebelde cabello hasta los lustrosos zapatos negros. Su mirada se había detenido un momento en esos labios que quería besar más que nada en el mundo pero se contuvo y sólo sonrió.

    -Bien –le contestó mientras le pasaba una mano por el cabello negro tratando de arreglárselo aún cuando sabía que era misión imposible–. ¿De verdad no puedes hacer nada con ese nido de arañas? –le dijo en broma–. Tal vez un buen corte ayudaría.

    -Nada funciona –le contestó Harry riendo–. ¿En serio me veo bien? –volvió a preguntar nervioso.

    -Sí, niño vanidoso –y no pudiendo resistirse, deslizó suavemente un dedo por su tersa mejilla–. 'Te ves más que bien, Harry. Adorable sería más adecuado' –pensó embelesado y se alejó renuente–. Esta vez yo manejaré –declaró al tiempo que le arrebataba juguetonamente las llaves del auto.

    -¡Sobre mi cadáver! –le dijo riendo el moreno y enseguida estaban forcejando como niños.

    -¡Ay! ¡Me las pagarás, Harry! –se quejó el rubio cuando recibió un pequeño mordisco en la mano que lo obligó a soltar las llaves.

    -Ya Draco… ni aguantas nada –se burló Harry y salió de la casa con el rubio tras de él.

    -Me duele mucho mi mano –se seguía quejando Draco mientras recorrían a toda velocidad la estrecha carretera que conducía a Londres–. Seguramente tienes veneno en los dientes… o tal vez rabia.

    -Eres un exagerado –rió de buena gana–. Para la otra te voy a arrancar un pedazo.

    -Si lo hicieras, mi papá tendría que comprarte una dentadura postiza porque no te dejaría un solo diente en su lugar –lo bromeó tratando de que no se notara su tensión.

    Había viajado ya tantas veces con Harry que debería estar acostumbrado a su manera de conducir, pero siempre lograba ponerlo nervioso.

    -A ver, empieza a soltar la sopa –le dijo Harry mirándolo cuando se vio obligado a bajar la velocidad–. ¿Por qué es tan importante que asista a esta fiesta? Lucius me dijo que iba a ser tremendamente aburrida y que por eso no era necesario que fuera.

    Draco no le contestó de inmediato. Sacó un fino cigarrillo y lo prendió. Su amistad con Harry todavía no era estable y no quería perder su confianza por parecer entrometido. Hacía no mucho había logrado que lo perdonara por lo que le hizo cuando eran adolescentes y por lo sucedido después. Sus ruegos y la insistencia de Lucius lograron que Harry le diera una oportunidad para demostrar que su arrepentimiento era genuino.

    Lucius había buscado a su hijo para reconciliarse con él tratando de que Harry no se diera cuenta, pero el moreno se enteró casi de inmediato y lo enterneció una vez más con su gran corazón cuando le dijo que comprendía que necesitaba a Draco a su lado y que haría todo lo posible para no saltarle al cuello en cuanto lo viera… y lo había cumplido. Al principio, los dos jóvenes sólo se dirigían frases corteses y tensas, pero la perseverancia de Draco cobró frutos y ahora Harry lo trataba como a un amigo. Aún cuando el rubio se derretía cada vez que lo veía, lograba ocultar muy bien sus sentimientos y ya se había resignado a no volver a tenerlo como aquella noche inolvidable para él. Sabía que su padre y Harry se amaban de verdad y juró que jamás volvería a interferir en su relación, pero en esta ocasión iba a romper su juramento.

    -¡Ya dime, Draco! –lo apuró Harry–. Me estás poniendo nervioso otra vez.

    -Está bien –dijo en tono resignado el rubio–. Pero prométeme que no te enojarás conmigo si todo resulta una falsa alarma –por toda contestación, Harry sólo alzó una ceja–. Ya sabes que hubo elecciones hace poco y hay nuevos integrantes en la Cámara Común…

    -¿Podrías ir al grano? –le dijo perdiendo la paciencia.

    -De acuerdo –aspiró profundo–. Hay un tipo… –vio de reojo como el color huía del rostro de Harry–. …se llama Blaise Zabini, es el asistente personal de uno de los nuevos miembros de la Cámara y…

    -¿Lucius está saliendo con él? –preguntó Harry en un hilo de voz.

    -¡No! –negó con fuerza–. Pero es muy guapo y anda detrás de mi papá. Hasta el momento se ha topado con la pared, pero puedo asegurarte que puede convertirse en un verdadero fastidio si no haces algo.

    Harry se derrumbó en el asiento respirando nuevamente con libertad. Su corazón se había saltado un latido de sólo pensar que Lucius podría abandonarlo.

    -Me pareció que era tiempo de que marcaras tu propiedad –le dijo Draco guiñándole un ojo–. Casi no te apareces en el Parlamento y le estás dejando el campo libre a muchos como ése.

    -¡No es mi culpa! –se defendió Harry de inmediato–. Mi trabajo apenas me deja tiempo para…

    -No te estoy echando bronca –lo interrumpió–. Sólo te estoy diciendo como están las cosas. Ese tipo es un cualquiera y sabe aprovechar todas las oportunidades que se le presentan… y esta noche es una de ellas. Mi papá está muy contento porque la enmienda que propuso se aprobó y en ese estado de ánimo, no estará muy dispuesto a romperle la cara a Zabini si se atreve a pegársele como sanguijuela.

    -¡¡¡El que va a romperle la cara soy yo si se atreve a tocarlo!!! –explotó Harry celoso.

    -¡Así me gusta!

    Draco le palmeó el hombro contento y guardaron silencio hasta que llegaron al edificio alto donde se daba la fiesta. Un servicial botones los llevó hasta el elevador y una vez dentro, Draco abrazó brevemente a Harry tratando de infundirle tranquilidad… la tensión del moreno era evidente. Al llegar al penthouse, una atractiva muchacha los recibió con una sonrisa y los guió por un pasillo hasta que llegaron a la reunión. El lugar era amplio, pero debido a la gran cantidad de gente, la mayoría hombres, se veía bastante reducido. La misma chica les ofreció una bebida que ambos declinaron y desapareció para atender a otros invitados.

    -¿Quién es? –le preguntó Harry a Draco con voz gruesa.

    -No lo veo –le contestó Draco mientras recorría el salón con la mirada–. Pero mira… ahí está mi papá… ¡Ah! Te lo dije… ese resbaloso no iba a perder esta oportunidad.

    Harry localizó a Lucius cerca de los enormes ventanales. Su alta figura y sus anchos hombros eran inconfundibles así como su larga cabellera rubia. Estaba platicando animadamente con un hombre muy atractivo. Harry calculó que era más o menos de su misma edad. Tenía el cabello castaño oscuro y supo que sus elegantes movimientos habían sido ensayados muchas veces frente al espejo. Su estómago se encogió de celos al verlo inclinarse hacia adelante y murmurarle algo al oído a Lucius que rió divertido.

    -Tranquilo, Harry –murmuró Draco mientras caminaba detrás de él–. No te conviene hacer un escándalo. Sé más inteligente.

    Harry estaba que echaba chispas por los ojos, quería romperle la cara al impertinente en cuanto lo tuviera al alcance, pero las palabras de Draco lo hicieron comprender que debía comportarse de otra manera si no quería disgustar a Lucius. Aminoró el paso tratando de serenarse y ya llevaba una enorme sonrisa cuando llegó al lado de su pareja.

    -¡Hola, mi amor! –Harry saludó muy alegre a Lucius que volteó a verlo primero con asombro pero después cambió su expresión a completo embeleso.

    -¡Harry! –Lucius lo tomó de la cintura y lo acercó a él para depositar un tierno beso en sus labios–. ¿Qué haces aquí?

    -Llegué temprano y convencí a Draco para que me acompañara a darte la sorpresa –ahora fue él quién lo besó, pero de manera apasionada–. Te extrañaba demasiado –le dijo en voz baja cuando terminó el beso.

    -Y yo a ti, cariño –le contestó el rubio apretando más el abrazo–. Me alegra que estés aquí.

    -Y yo más –miró a Blaise sin perder la sonrisa aún cuando las ganas de romperle la cara volvieron con fuerza cuando el otro lo vio con altanería–. ¿No me presentas?

    Lucius no lo soltó mientras presentaba a su acompañante.

    -Blaise, te presento a mi pareja, Harry Potter –los dos jóvenes inclinaron la cabeza mientras se asesinaban con la mirada–. Ya conoces a Draco.

    -Mucho gusto, Harry –dijo Blaise sin ocultar su resentimiento por la interrupción–. Hola Draco.

    -Hola Zabini –le contestó Draco feliz al verlo tan enojado–. Espero que no hayamos llegado muy tarde.

    -Esto apenas empieza, pero ya estaba a punto de irme –dijo Lucius con fastidio.

    -¿Ya te vas a ir? –preguntó Blaise haciendo un puchero que trataba ser encantador, pero sólo resultó una grotesca mueca debido a la ira que sentía–. ¡Pero si acabas de llegar!

    Esa noche había estado más cerca que nunca del rubio y había estado seguro que unos toques más en la parte correcta e iba lograr que el escurridizo rubio cayera en sus redes, pero la llegada de Harry y Draco, lo había estropeado todo. Miró fijamente al moreno y recordó haber escuchado que la actual pareja de Lucius era muy atractivo, pero nunca pensó que tanto. Esos ojos verdes eran en verdad impresionantes y la cicatriz en forma de rayo que cruzaba su frente no hacía que su rostro perdiera belleza.

    -Creo que sí –le contestó Lucius con indiferencia–. Tengo cosas más importantes que hacer – miró a Harry con inmenso amor–. ¿Te molestaría si nos marchamos, cielo?

    -Por supuesto que no –le contestó Harry sonriente y miró triunfante a Blaise que apretó los labios furioso.

    -Voy a despedirme de algunas personas, no tardo –dijo Lucius y besó de nuevo a Harry antes de dejar solos a los tres jóvenes.

    -Así que tú eres la nueva pareja de Lucius –dijo Blaise a Harry recorriéndolo con la mirada majaderamente.

    -No. No soy la nueva pareja de Lucius. Soy su única pareja –le dijo Harry acentuando las últimas palabras y se adelantó con cuchillos en los ojos pero sin levantar la voz–. Y te recomiendo que te mantengas alejado de él si sabes lo que te conviene.

    -¿Y qué tal si no quiero? –desafió Blaise de inmediato, pero sin mucho convencimiento.

    -Tengo métodos para obligarte a hacerlo –declaró al tiempo que sus ojos verdes brillaban peligrosamente–. Ésta es la única advertencia que vas a tener.

    -Tus amenazas no me afectan –trató de que su voz no temblara, pero fue un rotundo fracaso… su temor era evidente.

    -¿Y una nariz rota sí te afectaría? –apretó los puños amenazadoramente.

    -No te atreverías –miró a su alrededor buscando ayuda pero nadie les prestaba atención–. A Lucius no le gustan los escándalos y…

    -Pero a mí sí y más cuando puedo romperles la cara a imbéciles como tú.

    -Buenas noches –dijo Blaise con brusquedad y huyó deprisa.

    Él era un buscador de placeres y fortunas fáciles, pero no era estúpido y sabía retirarse cuando las cosas se complicaban. No tenía la menor intención de meterse en graves problemas por culpa de un hombre que no estaba interesado en él. Había conquistado a muchos y a muchas con su encanto y exquisitos modales, pero comprendía que no tenía la menor oportunidad con Lucius mientras Harry estuviera a su lado.

    Draco y Harry lo miraron alejarse con una sonrisa de satisfacción y cruzaron una mirada de triunfo.

    -¡Lo pusiste en su lugar magistralmente, Harry! –lo alabó Draco con sinceridad–. Como todos los de su clase, en el fondo no es más que un cobarde.

    -Muchas gracias por avisarme –le dijo con sinceridad el moreno–. Y tienes razón… tengo que cuidar lo que es mío –miró hacia donde Lucius estrechaba la mano de un anciano.

    Draco sintió una pequeña punzada de celos al ver la mirada posesiva pero llena de amor hacia su padre y pensó que sería muy bello si Harry lo mirara así algún día. Suspiró imperceptiblemente cuando supo que su sueño era una quimera solamente… el chico moreno no tenía y jamás tendría ojos más que para Lucius Malfoy.

    -Las llaves del auto –pidió Draco en tono juguetón mientras volvía a hundir en lo más profundo del corazón sus sentimientos.

    -¿Las llaves? –lo retó Harry alzando las cejas–. ¿Y porque piensas que voy a dejarte conducir mi auto?

    -Jojojo, Harry –se burló abiertamente–. No me hagas reír. ¿Crees que mi padre te va a dejar conducir cuando puede abusar de ti en el interior de su auto después de venir a su honrado rescate?

    -No digas eso –se quejó el moreno poniéndose rojo, pero su cuerpo hormigueó de anticipación… la palabra ‘abusar’ hizo que la boca se le hiciera agua.

    -No soy adivino, pero te apuesto una libra a que eso es exactamente lo que va a hacer.

    Harry se salvó de contestar porque ya Lucius caminaba hacia ellos y tomándolo de la mano, lo guió hasta la salida con Draco a su lado. No les fue sencillo salir pues se detenían a cada momento para despedirse de alguien y cuando por fin llegaron al elevador, Draco extendió la mano con una gran sonrisa burlona. Harry puso los ojos en blanco y le entregó las llaves de su auto.

    -Mañana… no… algún día de estos te lo regresaré –le dijo Draco riendo mientras las puertas del elevador se cerraban dejándolo a él afuera.

    -¡Te retorceré el cuello si mañana no lo tengo antes de las 8! –le gritó Harry, pero sus últimas palabras las recibieron las puertas.

    Lucius reía a su lado y tomándolo de la cintura lo pegó a su cuerpo.

    -Me alegro que tú y mi hijo ya sean amigos –le dijo Lucius mientras lo miraba con adoración–. Gracias, Harry.

    Realmente se sentía aliviado porque las dos personas que más amaba en la vida, se llevaban bien

    -No digas eso, mi amor –le acarició la mejilla–. No podía vivir eternamente con ese rencor y Draco en verdad me convenció de que está arrepentido –hizo una pequeña pausa–. Además, gracias a él me di cuenta de que te he descuidado mucho –le pasó los brazos por el cuello–. ¿Te puedo hacer una pregunta?

    -Todas las que quieras –le dijo el rubio agachando la cabeza y comenzó a repartir besos en su cuello.

    -¿Por qué no me habías dicho que… ese tipo se te había estado insinuando? –se separó para verlo a los ojos.

    -Porque él, como el resto del mundo, no existe para mi –lo besó en los labios–. Tú eres el único que hacer latir más rápido mi corazón y me hace subir a la gloria o arrastrarme al más terrible infierno cuando me apartas de tus maravillosos ojos verdes y de tu suave cuerpo –le acarició la espalda con posesividad–. Además, Blaise ya no estará en el Parlamento la próxima semana.

    -¿Y eso? –preguntó Harry ya sin interés… las manos de Lucius en su cuerpo era lo único que le importaba.

    -Es un completo inútil y ya su jefe se hartó de él –volvió a atacar su cuello–. ¿Pero por qué estamos hablando de él cuando podemos hacer mejores cosas con nuestras bocas?

    -Tienes razón –concedió Harry feliz y sus labios se unieron en un apasionado beso.

    El fresco de la noche les dio en el rostro en cuanto salieron del edificio y eso hizo que el calor que llevaban dentro se desvaneciera un poco, pero no así el deseo que ya brillaba en el fondo de sus ojos. Lucius no sabía que era lo que le sucedía cuando estaba junto a Harry, pero le bastaba un simple roce con su piel para querer estar dentro de su cuerpo y amarlo por horas. El auto de Lucius apareció de inmediato y entraron a él.

    -¿Quieres que vayamos a cenar? –le preguntó Lucius.

    -Me muero de hambre. Esto de venir y rescatarte de las garras de ‘ése’ me abrió el apetito –dijo Harry en tono alegre.

    El moreno esperaba que Lucius riera ante su comentario pero en lugar de eso, el rubio lo tomó de los hombros y lo hizo mirarlo a los ojos.

    -Te amo, Harry… con todo mi ser –le dijo Lucius con tanta sinceridad que hizo latir más rápido su corazón–. Jamás dudes de mi amor.

    -No lo haré… nunca –le contestó emocionado y se aventó sobre de él para devorarlo a besos.

    Lucius lo recibió gustoso y devolvió cada beso con pasión. Se había sorprendido mucho cuando vio a Harry en la fiesta, pero pronto comprendió la razón. Supo que Draco lo había puesto sobre aviso de la actitud de Blaise y no pudo menos que agradecerle a su hijo ese gesto, pero era completamente innecesario. Por más esfuerzos que hacía el atrevido joven por llamar su atención nunca despertó en él ni siquiera una leve atracción. Su vida estaba completa siempre que tuviera a Harry a su lado, mientras pudiera acariciar esa suave piel en toda su extensión y pudiera poseerlo como lo hacía todas las noches desde que vivían juntos.

    -He… cambiado… de… opinión –jadeó Harry haciendo que la piel de Lucius se erizara–. Quiero volver a casa para meterte en la cama –mordisqueó sensualmente los labios del rubio enrojeciéndolos–. Me parece que han pasado siglos desde la última vez que me hiciste el amor.

    -Empiezo a creer que eres un adicto al sexo –rió Lucius y le dijo al chofer su destino antes de recostar a su pareja en el amplio asiento–. Han pasado exactamente 13 horas, 15 minutos y 30 segundos desde que tuve que arrastrarme fuera de la cama porque no me dejabas ir a trabajar.

    -En verdad me ha parecido más tiempo –gimió de placer cuando Lucius se tendió sobre él.

    Harry abrió las piernas para después envolver con ellas la cintura de su amante y ensayó un pequeño movimiento circular con sus caderas.

    -No te sigas moviendo de esa manera –pidió Lucius jadeante–. A menos que quieras darle todo un espectáculo a mi chofer.

    -¿De qué manera? –fingió inocencia y siguió moviéndose sugestivamente.

    -¡De esa manera! –casi rugió Lucius mientras lo besaba apasionadamente.

    Harry no se detuvo y Lucius tampoco quería que lo hiciera. Lo enloquecía sentir a Harry bajó de él y ahogarse en sus ojos verdes llenos de deseo. La camisa del moreno pronto fue abierta y unos labios ansiosos recorrieron esa piel con lujuria.

    -¡Ahh! –gimió Harry cuando uno de sus pezones fue atrapado–. Me encanta que hagas eso.

    -¿En serio? –lo lamió y mordisqueó con gula antes de pasarse al otro pezón que ya estaba pidiendo atención–. Pensé que te gustaba más… ‘esto’

    -T-a-m-b-i-é-n… e-s-o – jadeó Harry cuando una mano se metió en su pantalón y envolvió su miembro.

    -Pronto llegaremos a casa –Lucius retiró su mano–. ¿Podrás esperar? –lo miró con fingida burla.

    -Esperaré –le dijo con pesar.

    Las caricias atrevidas pararon, pero no así los besos y se sorprendieron cuando el chofer abrió la puerta. Harry se arregló la camisa lo mejor que pudo antes de seguir a Lucius fuera del auto que ya le daba instrucciones a su empleado.

    -Hasta mañana –se despidió el chofer tocándose la gorra y se subió al auto.

    Harry y Lucius entraron a la casa tomados de la mano. Todo estaba a oscuras y Lucius impidió que Harry encendiera la luz y lo acorraló contra la pared. Fue entonces su turno para moverse sensualmente contra el cuerpo del moreno.

    -¿No iremos a la cama? –preguntó con picardía Harry.

    -Está muy lejos –le contestó Lucius mientras abría nuevamente la camisa de su amante.

    -¿Me tomarás aquí? ¿A mitad del pasillo? –sus manos ya buscaban con desesperación la forma de desnudarlo.

    -Aquí… en el comedor… en la piscina… en el estudio. ¿Nos falta algún lugar?

    -Creo que el armario de la cocina, pero también está muy lejos –ya sus camisas estaban en el suelo.

    -Lo está –dijo Lucius recostándolo en el piso alfombrado–. Y yo ya no aguanto más.

    Sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad y podía ver con claridad el torso desnudo de Harry. Se recostó sobre el muchacho saboreando su cuello mientras le desabrochaba los pantalones con ansiedad… los besos y caricias compartidas en el auto lo habían excitado demasiado y necesitaba estar dentro de Harry lo más pronto posible. El moreno lo ayudó a deshacerse de su ropa y se auto excitó cuando Lucius se separó de él para desnudarse. Muy pocas veces el rubio lo había visto hacer eso y no sabía porqué lograba encender su pasión aún más.

    -Me vuelves loco, Harry –le dijo Lucius arrodillado frente a él mientras acariciaba sus muslos y se lamía los labios–. No pares –le pidió sin dejar de ver como la mano de su amante subía y bajaba por su miembro erecto

    -Tómame ya –le pidió el moreno sin dejar de acariciarse.

    Lucius no lo pensó dos veces y le levantó la cadera separando al mismo tiempo las fuertes piernas. Harry gritó el nombre de su amante cuando éste lo penetró con una fuerza y abandonó su miembro para sujetarse de los amplios hombros del rubio.

    -Te amo, Lucius… te amo –susurró a su oído sintiéndose desfallecer de placer

    -Y yo a ti, ojos verdes –clavó sus dedos en las firmes nalgas para hundirse aún más en ese delicioso cuerpo que era sólo suyo.

    -¿Siempre estarás conmigo?

    -Siempre… siempre…

    Ya no hubo necesidad de más palabras. Los dos sabían lo que sentían sus corazones. Ninguno podría vivir sin la presencia del otro y nada más importaba en el mundo mientras estuvieran juntos.

    Harry siempre disfrutaba tener a Lucius dentro de él, pero en esta ocasión sintió la promesa de amor eterno a través del cuerpo de su amante y también se entregó en cuerpo y alma. El clímax llegó a ellos con fuerza, dejándolos temblorosos y sudorosos, pero tan dichosos que rieron felices antes de descansar en la alfombra.

    -Por cierto, mi amor. Gracias por ir a mi rescate –le dijo Lucius cuando se respiración se normalizó.

    -Cuando quieras –lo bromeó Harry y se movió para quedar sentado sobre su estómago–. ¿Te habrías molestado si le hubiera roto la nariz al imbécil ése en la fiesta?

    -Por supuesto que no –lo jaló para besarlo en los labios–. Pero hacer eso te hubiera despeinado.

    -¡No te burles de mi cabello! –le mordió juguetonamente el labio inferior.

    -No me burlo –Lucius rió bajito–. Sabes que lo adoro –enredó sus dedos en los sedosos cabellos negros–. Adoro todo lo tuyo.

    -Lo sé –lo miró con inmenso amor y se quedaron ahí mucho tiempo abrazados hasta que el frío de la noche los obligó a buscar refugio en su cama.

    * * * * * * * * * *



    Draco llegó por la mañana como había prometido y sonrió al ver la ropa regada por el piso del recibidor. Suspirando profundamente, dejó las llaves del auto de Harry sobre el bar y salió de la casa. Había alcanzado a escuchar los ruidos provenientes de la recámara principal y no quería interrumpir la demostración de amor entre su padre y Harry. Mientras caminaba hacia donde un auto lo esperaba, rogó con todo su ser que algún día la vida le permitiera conocer a alguien tan fantástico como Harry Potter.



    FIN

     
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  12. @tamy yaoista
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    NO PUEDE SER TERMINO TE CUENTO ALGO deberia estar en clases pero es hora de descando y me vine al cibert a leer ya que ayer no pude terminar ajajaj esta fantastico mandale mis saludos a
    crazyfantasy
    BUEEEEEEEEEEEEEEEE
     
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  13. Akari-chan
        +1   -1
     
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    ohhh se acaboo :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO:
    me encanto esta hermosa historia!!! reí, lloré y sufrí con la trama jajajajaja
    me alegra ke haya terminado bien para Harry :)
    Muchos saludos a la o el autor(a) y espero sus nuevos trabajos
    xau xau... :=PAMDAXX:
     
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27 replies since 7/1/2014, 04:01   1168 views
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