RE: NowakixHiroki "Secretos de un alumno y un profesor..."

original de red-92

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  1. nadeshiko-chan
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    RE: NowakixHiroki "Secretos de un alumno y un profesor..."
    Akihiko le ha dejado a su querido amigo de la infancia un trabajo totalmente inesperado… ¡y difícil!
    Hiroki Kamijou al principio se negará a realizarlo… ¡Es algo tan vergonzoso! Pero a medida que la historia avance se encontrará con que éste molesto encargue de Akihiko lo acercará más de lo que esperaba a su Nowaki.
    Amor, noches de pasión, peleas, la boca sucia de Hiroki y una historia extra de realidad alterna sobre la parejita egoísta. ¡Lean, espero que les guste! =)
    Encargo sorpresa

    Nowaki se dejó caer en el sofá de la sala y se hundió entre los almohadones. Encendió la televisión. En la pantalla apareció una reportera anunciando que la ola de calor que había azotado a la ciudad en la última semana se extendería por varios días más.
    El ojiazul suspiró y se pasó una mano por la frente empapada en sudor. Hacía demasiado calor…
    Siguió aplastado en el sillón unos minutos más, cambiando los canales con rapidez buscando algo que lo distrajera del calor agobiante.
    Mientras estaba en eso, un par de largas y doradas piernas pasaron por enfrente de la pantalla, capturando toda su atención.
    Nowaki siguió a esas dos piernas desnudas con la vista, hasta que en dueño de éstas entró en la cocina.
    “Guau…” Nowaki apagó la televisión y se puso de pie de un salto “Esa sí que es una buena distracción…”.

    * * * * * * *

    Hiroki, que también estaba sufriendo los efectos del calor, buscó un vaso de vidrio apenas entró en la cocina.
    Sediento, abrió la nevera y buscó una jarra con agua helada. Cuando estaba acabando de servirse, sintió que lo abrazaban por detrás:
    _ ¿¡Pero qué demonios…?!
    _ Hiro-san… _ronroneó Nowaki en su oído_ Y yo que pensé que no podía hacer más calor…
    Hiroki intentó apartarlo, sin éxito:
    _ ¡No me abraces, estás todo pegajoso! _protestó.
    _ Y tú llevas sólo unos bóxers blancos y una playera Hiro-san… _le recordó.
    _ ¡Maldito mocoso! No puedo andar liviano de ropa en mi propia casa, porque tú ya estás pensando en cosas innecesarias… _se quejó.
    Nowaki no escuchó sus quejas y deslizó una mano debajo de la playera blanca:
    _ Mmmm… Hiro-san… _susurró en su oído_ No te resistas, sé que lo deseas…
    _ ¡Oye! N-nowaki… _el castaño se retorció un poco cuando le acarició un pezón_ A-ahora mismo estoy ocupado… organizando mis libros…
    _ Eso podemos hacerlo más tarde…
    _ ¿No tienes nada importante que hacer? ¿Estudiar por ejemplo…?
    _ Oh sí, seguro… _el más alto lo giró y apresó su cintura_ Ayúdame a estudiar anatomía Hiro-san… ¡Hay…!
    Hiroki le vació sobre la cabeza el jarrón de agua fría. Nowaki lo soltó al instante:
    _ Con eso debe bastar para que se te pase el calor… _comentó el castaño con aire triunfal.
    _ ¡Hiro-san! _Nowaki se pasó las manos por la cara. Estaba totalmente empapado y los cubitos de hielo se le habían metido entre la ropa_ ¿Por qué lo hiciste, Hiro-san…?
    _ Para recordarte que nadie se mete entre el Demonio Kamijou y sus libros… _dijo saliendo de la cocina_ Seca el agua del piso antes de irte…

    * * * * * * *
    Cuando iba de camino hacia dónde había dejado los libros que iba a organizar, se detuvo frente a la puerta. Había un sobre marrón que habían tirado bajo ésta, que recogió luego de beber otro sorbo de agua.
    “Debe ser la cuenta de la luz…” pensó. Dejó el vaso de agua a un lado y rompió el papel marrón del sobre.
    Cuando lo abrió, se encontró dentro varias hojas escritas a mano y un CD. Reconoció la letra de Akihiko al instante.
    “Ya…” pensó “es un manuscrito de Akihiko…”.
    ¿Por qué le dejaría un manuscrito a él?
    Hacía unos años Akihiko le pedía que leyera sus manuscritos para tener su opinión. Pero no en el presente, ya que tenía a sus propios editores para que se encargaran de eso. Su opinión ya no era necesaria… ¿O sí…?
    Bueno, no estaría nada mal leerla de todas formas; cuando finalizara con su trabajo de organizar libros…
    _ ¡Hey…! _Nowaki lo abrazó por detrás otra vez_ ¡Nowaki! ¡¿Quieres que te tire agua fría encima otra vez o qué te pasa?!
    _ No sirvió de nada el agua fría Hiro-san… _anunció y lo alzó en brazos.
    Aún estaba empapado y el cabello mojado le caía desordenado sobre la frente.
    _ ¡Oye! ¡Bájame! _Hiroki dejó caer el sobre.
    _ Nada de eso Hiro-san… _se rió_ Tomemos una ducha juntos…
    El castaño comenzó a golpearlo y patalear:
    _ ¡Nowaki, te lo advierto! ¡Bájame mocoso…!!! ¡Bájame!!!!

    * * * * * * *
    * * * * * * *

    Por la noche…

    Hiroki se despertó más o menos a la hora de la cena. Levantó la cabeza, algo aturdido. El ventilador de techo estaba a todo lo que daba y él se sentía todo pegajoso, aunque la temperatura había bajado un poco para esa hora.
    Volvió a recostarse entre las almohadas desparramadas escandalosamente contra la cabecera de la cama y se cubrió un poco con las sábanas. Estaba totalmente desnudo y se sonrojó un poco al recordar la tarde de pasión que había compartido con el ojiazul. Comenzaron en el baño y habían seguido en la cama. Suspiró envidiando la inagotable energía de Nowaki…
    “Maldito mocoso…” dijo en su mente.
    Nowaki a esa hora ya estaría en el hospital, así que por la noche estaría solo…
    Se levantó y se dio una larga ducha. Cuando fue a la cocina encontró una nota del más alto:
    “Hiro-san, me fui al hospital. Dejé tu comida en el microondas.
    Posdata: esta tarde estuviste increíble. Te quiero. Nowaki.”

    Sonrojado, estrujó la nota y la dejó a un lado. ¿Por qué tenía que ser así de directo?
    _ Es un idiota… _dijo en voz alta.
    Pero su turbación desapareció al abrir el microondas. Nowaki se había molestado en cocinar para él antes de irse, mientras él dormía…
    Suspiró. Nunca lo admitiría; pero adoraba esos gestos de Nowaki…

    * * * * * *

    Cuando hubo terminado de organizar los libros que había dejado en la tarde, Hiroki recogió el sobre marrón y se sentó en el sofá con una taza de té.
    _ Veamos qué tenemos aquí…
    Le dio un sorbo a su té y comenzó a leer:
    Los dos hombres caminaron a lo largo del pasillo de aquella lujosa casa. Conversaban animadamente, y detrás de ellos caminaba un jovencito de cabello castaño y lacio.
    …ste iba erguido, con la frente en alto y cargaba un enorme libro bajo el brazo derecho.
    Tenía puesta una levita muy al cuerpo, color marrón y una camisa con muchos volados en las mangas y el cuello. No participaba de la conversación, sin embargo, escuchaba atentamente:
    _ Hiroki es todo un prodigio… _dijo uno de los hombres refiriéndose al joven_ Con 15 años ya les ha dado clases de literatura a más niños de los que puedes imaginar…
    _ No lo dudo… _sonrió el otro hombre_ Me han hablado mucho de ti Hiroki… _le dijo al castaño, quien asintió pero no hizo ningún comentario al respecto. Ni siquiera sonrió.
    _ Creo que deberías considerarlo, es muy estricto y será un buen profesor para Nowaki… _insistió el otro.
    _ No lo sé… Nowaki ha logrado ahuyentar a todos los profesores que traigo… ¡No duran ni una semana! Y todos eran mayores que Hiroki, temo que Nowaki sea demasiado para el chico…
    _ Ningún alumno es demasiado para mí… _intervino por fin el joven de pelo castaño. Lo afirmó con una certeza tal que dejó boquiabierto a su interlocutor.
    _ Vaya, me gusta tu actitud Hiroki. Eres muy valiente pero debo advertírtelo, Nowaki es terrible y puede resultar un verdadero dolor de cabeza cuando se lo propone…
    _ Si usted me lo permite seré su profesor. Lo disciplinaré como es debido…
    El padre de Hiroki sonreía complacido. Era un hombre muy estricto y así había criado a su hijo: disciplinado y obstinado.
    Si lograba obtener para Hiroki la recomendación de aquel hombre de la nobleza, su hijo sería aún más reconocido como profesor;
    _ ¿Aún no está convencido…? _preguntó.
    _ ¡Claro que sí…! _miró a Hiroki, sonriente_ Me han convencido, haremos esto: Hiroki puedes ser el profesor de Nowaki durante 1 mes. Si no sales corriendo, estarás contratado…
    _ Eso no pasará… _afirmó solemnemente el joven profesor.
    _ ¿Cuántos años tiene su hijo…? _preguntó el padre de Hiroki cuando reanudaron la marcha.
    _ Nowaki no es hijo mío… _respondió el otro hombre_ Enviudé joven y me volví a casar con una mujer viuda también, pero que ya tenía un hijo de su esposo anterior. Ella me pidió que Nowaki llevara mi apellido; va a cumplir 11 años el mes próximo…
    _ Es un poco joven para ser tan terrible como usted afirma…
    _ Pero lo es… Ha estado así desde que su madre murió y la verdad ya no sé que hacer con él. Soy un hombre ocupado, cuanto más pronto encuentre un profesor que se ocupe de él más feliz estaré…
    _ Comprendo. Tiene una casa muy hermosa Señor Kusama…
    Los dos hombres y Hiroki siguieron avanzando y recorriendo la casa; sin percatarse del niño de ojos azules que los observaba desde atrás de un cortinado.
    ¿Con qué lo disciplinarían como es debido? Ya verían todos ellos… Sobre todo ese nuevo profesor que su padrastro había conseguido.
    Saldría corriendo en medio de una semana seguramente, como todos los demás…
    *-*-*-*-*-*-*-*
    Hiroki pudo constatar con el tiempo que Nowaki era tal como lo había descrito su padrastro hacía unos días…
    El niño era pequeño, flacucho y tenía el cabello oscuro. También tenía unos enormes ojos azules, muy bonitos de verdad...
    “Es una lástima que sea tan desobediente y malo en literatura…” pensó Hiroki mientras entraba a la biblioteca, donde por lo general le daba sus clases a Nowaki.
    Allí no sólo encontró a su alumno sino también a dos niños más. Una niñita pelirroja llamada Ahikawa y un niño rubio, Tsumori:
    _ Son mis amigos… _explicó Nowaki_ Vinieron de visita…
    _ Está bien, si quieren pueden quedarse cerca mientras te aprendes las lecciones… _Hiroki se sentó y abrió su libro. Una araña gigantesca le saltó al rostro_ ¡Haaa…!
    El castaño dio un salto hasta el techo e intentó despegársela de la cara de un manotazo. La araña de juguete cayó sobre el piso mientras los tres niños se reían a coro.
    Hiroki la recogió con una vena en la cabeza:
    _ ¿De quién ha sido la idea…? _preguntó mirando a los tres niños que se quedaron repentinamente callados, asustados ante la mirada asesina del profesor_ ¿De quién es ésta araña…?
    Ninguno de los tres niños contestó. Nowaki estaba muy satisfecho con su broma, había resultado muy divertido…
    O eso pensó hasta que Hiroki abrió el cajón de su escritorio y sacó una tijera:
    _ ¿No es de ninguno de los tres…? Si es así… _levantó la araña en el aire y la cortó en pedacitos con la tijera_ Adivina, adivinador… ¿En cuántos trozos corté la araña…?
    Nowaki observó su nueva y costosa araña de juguete echa un montoncito sobre el escritorio:
    _ No te salió tan bien la broma ¿eh, Nowaki? _le susurró el niño rubio.
    El alumno y el profesor se miraron a los ojos. Nowaki comprendió que le costaría trabajo ahuyentar al profesor Kamijou y que éste estaba decidido a domarlo sea como fuere. Estaba decidido. Aquello era la guerra…

    *-*-*-*-*-*
    “…ste mocoso va aprender por las buenas o por las malas…” pensó Hiroki en su segunda semana como profesor de Nowaki.
    El niño le había jugado toda clase de bromas desde que había llegado: desordenar sus libros, hacerle muecas cuando estaba de espaldas escribiendo en la pizarra, pegamento en su silla y una variedad impresionante de bichos de juguete. Esa mañana había encontrado una cucaracha de goma en la ensalada que estaba comiendo…
    Lo peor del caso es que nunca podía culpárselo, Nowaki siempre se las arreglaba para que nunca quedaran evidencias en su contra y con poner ojitos tristes todo el mundo le creía.
    Por eso todos los profesores no habían durado. Además nunca hacía su tarea y se quejaba continuamente de las lecciones. Era un pésimo alumno no importaba que le explicara mil veces las mismas cosas, que lo golpeara o que le arrojara lo que tuviese a mano cuando no prestaba atención...
    “Ya Hiroki…” se repitió mentalmente “debes calmarte, un crío no te va a vencer… tú puedes con esto…”.
    Estaba decidido a obtener la recomendación del señor Kusama, así sería más reconocido como profesor a pesar de lo joven que era. Podría darle clases hasta a jóvenes príncipes si se esmeraba… Además, tendría una paga muy buena cada mes…
    Mientras pensaba en todo esto se dirigía hacia su habitación a descansar un poco. Cuando pasó delante de la cocina de la casa alcanzó a ver a Nowaki que se metía adentro.
    “¡Otra vez ese mocoso está pensando en burlarse de mí!” pensó frunciendo el seño “lo dejé estudiando en la biblioteca hace un momento, debe haberse escapado por una ventana…”.
    A paso decidido se acercó a la puerta pero una de las cocineras le salió al paso:
    _ ¿Se le ofrece algo…? _preguntó mientras se secaba las manos con un trapo.
    _ Busco a mi alumno, se está escondiendo en la cocina…
    _ ¿Nowaki? No lo hemos visto en todo el día… No está aquí…
    _ ¡Pero si acabo de verlo entrar! _protestó el castaño. De sobra sabía que las cocineras eran cómplices del niño; siempre las veía besando a Nowaki, pellizcándole las mejillas y obsequiándole pedazos de pastel y dulces cada vez que éste se aparecía en la cocina.
    _ No le hemos visto, disculpe… _dijo firmemente la mujer.
    _ ¿Puedo preguntarle por qué lo defiende de esa forma? Es solo un mocoso malcriado…
    _ Nowaki es un buen niño, es usted quien no lo comprende… Tengo trabajos que hacer…
    La cocinera le cerró la puerta en la cara sin darle más explicaciones.
    Rojo de la ira, Hiroki se marchó a su habitación y cerró dando un portazo.
    *-*-*-*-*-*
    Semanas después, cuando sólo faltaba un día para que un mes se cumpliera, tanto alumno como profesor estaban empezando a agotarse…
    Ninguno de los dos se daba por vencido, pero Nowaki ya estaba empezando a asustarse de lo mucho que había durado ése profesor;
    _ No importa lo que haga… _le contó a sus amigos esa tarde mientras trepaba un árbol_ El sólo me da más tareas y las bromas se me están acabando…
    _ Ese profesor está más loco que todos los otros juntos… _afirmó Tsumori desde el suelo_ Nunca te desharás de él no importa lo que intentes…
    Akihawa estaba muy concentrada en su libro de cuentos de hadas, pero también aportó su opinión:
    _ No has intentado pedirle disculpas y portarte bien todavía… _le recordó a Nowaki.
    _ ¿Estás loca? _protestó Tsumori_ Nowaki nunca hará eso… Yo opino que le hagamos algo realmente… ¡Ya sé…!
    Tsumori se trepó hasta la rama en la que Nowaki estaba sentado y se lo dijo en secreto;
    _ ¡Es una broma estupenda! _festejó Nowaki.
    _ Lo sé… _se enorgulleció el rubio_ Si eso no basta para hacerlo correr entonces nada lo hará…

    *-*-*-*-*-*
    La tarde siguiente, Hiroki salió al patio y contempló el hermoso jardín de la casa. Respiró el aire puro y fresco y escogió el árbol de siempre para sentarse.
    Abrió su libro y se dispuso a leer tranquilamente, ignorando que sobre su cabeza se balanceaba un balde lleno de tinta azul…
    Nowaki lo observaba desde atrás de un arbusto, oculto junto con Tsumori y Akikawa, quien no dejaba de repetirles a los otros dos que era mala idea la broma.
    La mano de Nowaki sostenía una cuerda que en un extremo estaba anudada al balde, solo tenía que tirar y el contenido del balde le caería directamente en la cabeza a su profesor:
    _ ¿Están listos…? _preguntó a sus amigos.
    _ ¡Sí! ¡Hazlo! _lo animó el rubio.
    _ ¡No quiero ver…! _la niñita se tapó la cara con las manos.
    _ A la cuenta de tres… _dijo Nowaki_ Uno… Dos… ¡Tres! _jaló la cuerda.
    El balde no se cayó.
    _ ¿Y bien? ¿Qué ocurrió? _preguntó Tsumori.
    Nowaki tiró de la cuerda varias veces más, sin resultados.
    _ La cuerda se atoró en una rama… _dedujo.
    _ ¿Y ahora…? _se preguntó el rubio.
    _ Voy a ir a soltarla… _Nowaki se levantó del suelo_ Cuando te dé la señal, tira de la cuerda Tsumori…
    El ojiazul salió de su escondite y se acercó de puntillas al árbol por la parte de atrás. Hiroki estaba tan concentrado en su libro que no lo vio.
    Nowaki se trepó al árbol y desanudó la cuerda. Le dio la señal a Tsumori.
    Nada…
    El niño comprobó con nerviosismo que era el balde el que se había atascado entre dos ramas. Tragó saliva y se aferró a la rama en la que el balde se hallaba suspendido.
    Valía la pena arriesgarse, pensó, o sino Hiroki sería su profesor definitivo…
    Cuando estaba por alcanzarlo, la rama se quebró y Nowaki se fue al suelo:
    _ ¡Haaa…!!! _gritó aterrizando en el regazo del profesor.
    El balde por fin se desprendió y se cayó. Golpeó a Hiroki en la cabeza pero el contenido se derramó sobre la cabeza de Nowaki.
    _ ¿¡Pero qué demonios…?! _Hiroki tardó en reaccionar de la sorpresa, hasta que vio su libro cubierto de tinta azul y se puso hecho una furia.
    Se levantó de un salto, tirando a Nowaki en el suelo y tomó el libro. Lo hojeó rápidamente. Todas las páginas se habían manchado:
    _ ¡Maldito mocoso!!! _gritó y le dio una bofetada_ ¡Arruinaste uno de mis mejores libros!! ¡Ahora verás!!!
    Levantó a Nowaki del suelo, tomándolo con brusquedad de uno de los brazos y lo arrastró hasta la casa:
    _ ¡Auch! ¡Pare, me lastima!!! _alcanzó a quejarse.
    _ ¡Cállate!!! _abrió la puerta de la habitación del niño y entró. Lo arrojó sobre la cama_ ¡Vas a quedarte aquí mientras hablo con el Señor Kusama! ¡Estoy harto de ti y de tus juegos! ¡No sabes lo que te espera mocoso malcriado!
    _ ¡Deje de llamarme de esa manera!! _le gritó Nowaki con la tinta chorreándole por la cara y las orejas_ ¡Para todos aquí es fácil decir que soy un malcriado y un desobediente! ¡Siempre mandando a profesores que se encarguen de mí porque a nadie le importo!!!
    Nowaki se echó a llorar y las lágrimas se mezclaron con la tinta;
    _ Extraño a mi mamá… _sollozó ocultando la cara en la almohada.
    Hiroki se quedó de piedra al verlo llorar y estuvo un par de minutos parado allí como tonto, viendo llorar a Nowaki.
    De repente toda su ira se desinflaba… ¿Qué era aquello…? ¿Desde cuándo lo conmovía que uno de sus alumnos llorara…?
    Se sentía mal por Nowaki pero… debía ser estricto. No podía ablandarse ahora que por fin había visto a Nowaki jugarle una broma con sus propios ojos y podía acusarlo.
    Salió de la habitación y cerró la puerta a sus espaldas.
    Cuando llegó hasta donde estaba el señor Kusama, éste lo recibió muy feliz:
    _ ¡Hiroki! _lo saludó_ Qué bueno verte, justo iba a buscarte para discutir sobre si te quedarás o no… ¡Has aguantado un mes entero! ¡Debes estar cansado de Nowaki!
    _ Bueno, yo… _tartamudeó_ En realidad vine a decirle algo sobre el niño…
    _ ¿De qué se trata? ¿Ha vuelto a hacer una travesura o algo? Si es así lo castigaré severamente…
    _ Comprendo… Emmm…
    “¿Por qué estoy dudando…?” se preguntó “¿Acaso siento pena por Nowaki…?”.
    Miró por encima de su hombro, hacia la puerta y descubrió que Nowaki estaba parado allí observando la escena. Parecía un animalito asustado...
    “Me ha seguido…” pensó.
    _ ¿Y bien…? _se impacientó el otro hombre.
    _ Quería decirle que Nowaki se ha portado muy bien conmigo… Es un excelente alumno… _mintió_ Estaré muy contento si me deja seguir siendo su profesor…
    _ Vaya, vaya… _el señor Kusama se acarició el mentón_ Debo admitir que estoy sorprendido… _sonrió_ ¡Son muy buenas noticias! ¡Te aseguro que me has quitado un peso de encima Hiroki!
    El señor Kusama se deshizo en halagos y le entregó a Hiroki su primera paga.
    El joven profesor le agradeció y se retiró. Nowaki ya no estaba en la puerta cuando se marchó, había desaparecido…
    “¿Por qué lo hice…?” pensó mientras caminaba hacia su habitación “¿por qué…?”
    Nunca antes había actuado así.
    Hiroki se sentó en el borde de su cama.
    ¿Por qué venía a hacerlo ahora? Y más con Nowaki que era un mocoso travieso que no hacía más que sacarlo de sus casillas… y tenía la certeza de que seguiría haciéndolo ahora que había quedado como su profesor definitivo…
    En eso estaba pensando cuando alguien golpeó a su puerta:
    _ Adelante… _dijo, ausente.
    La puerta se abrió y Nowaki entró en la habitación. Aún tenía la cabeza y el rostro llenos de tinta:
    _ Profesor… _el niño avanzó hacia él luego de cerrar la puerta.
    _ Qué quieres…
    Nowaki se quedó viéndolo, aun sin acercarse demasiado, desconfiando:
    _ ¿Por qué no me delató…? _preguntó_ Creí que iba a pedir que me castigaran… ¿Por qué no lo hizo?
    _ No lo sé… _admitió el castaño mirándose los pies_ Creo que pensé… que debería darte otra oportunidad…
    Nowaki abrió grandes sus lindos ojos azules;
    _ ¿De verdad fue por eso…? _pestañeó sorprendido, sin poder creer lo que estaba oyendo.
    Hiroki frunció el seño y lo miró con expresión severa:
    _ ¡Pues claro!, si fuera sólo por la paga no valdría la pena porque es pésima en comparación a todo lo que he tenido que soportar junto a ti este último mes… _gruñó.
    Los ojitos de Nowaki se llenaron de lágrimas otra vez, y Hiroki lo notó;
    _ Oh no! No empieces a llorar de nuevo por favor… _le rogó_ Sino tendré que…
    El profesor se quedó mudo cuando Nowaki acortó la distancia entre ambos y se arrojó en sus brazos.
    Lo abrazó con todas sus fuerzas, rodeándole el cuello con sus manos:
    _ ¡Gracias! ¡Gracias, profesor! _exclamó ocultando su carita mojada entre los muchos volados de la camisa de Hiroki_ Le prometo que de ahora en adelante me portaré bien… Seré bueno…
    Hiroki estaba tan sorprendido por la situación que no reparó en que su camisa se estaba manchando de azul oscuro y lágrimas. Acarició con una mano dudosa el cabello del niño, duro por la tinta seca:
    _ Nunca antes un niño me había abrazado… _confesó en voz baja.
    _ ¿Nunca…? _Nowaki levantó la cabeza y lo observó_ ¿Por qué…?
    _ Supongo que todos mis alumnos me tienen miedo… _suspiró.
    _ Pues yo ya no le temeré más, profesor… _prometió_ Si usted deja de ser tan gruñón y estricto…
    _ ¡Yo no soy gruñón…! _comenzó a protestar pero Nowaki lo abrazó de nuevo, sin darle tiempo a decir más nada. Sonrió_ Eres un mocoso afortunado… Ven, vamos a lavarte esa cosa azul…



    *-*-*-*-*-*
    Minutos después…
    Hiroki movió la toalla con energía sobre la cabeza de Nowaki. Cuando la retiró observó el cabello húmedo, pero sin rastros de tinta y suspiró aliviado:
    _ Menos mal… _comenzó a secar el cabello con más calma_ Pensé que no saldría… O iba a tener que afeitarte la cabeza...
    Nowaki sonrió ante lo cómica que se veía la idea de estar calvo. Hiroki se arrodilló frente a él;
    _ ¿Extrañas mucho a tu madre, Nowaki…? _le preguntó.
    El niño asintió mirándose los pies:
    _ Pienso en ella todo el tiempo… _susurró.
    El castaño le acarició una mejilla y procedió a quitarle la ropa manchada de tinta. Estaba en ello cuando reparó en las manos de Nowaki, y se quedó un rato viéndolas: eran manos grandotas para la edad del chico, y tenían dedos muy largos…
    _ ¿Qué pasa? _se inquietó Nowaki.
    _ Tienes unas manos estupendas para tocar el piano… _comentó_ ¿Te gustaría aprender…?
    _ ¡Sí!
    Y así fue como Nowaki y Hiroki fueron por fin profesor y alumno…
    Hiroki comenzó a ser menos estricto y a poner atención en el aprendizaje de Nowaki, a explicarle las lecciones con más calma, y empezar por las cosas fáciles en vez de creer que todos podían ir a su ritmo.
    A todo esto se sumaron las clases de piano, en las que Nowaki progresaba como si fuera un profesional. Demostró tener un gran talento para la música, cosa que complació mucho a su padrastro, que aumentó la paga de Hiroki.
    Cuando el joven profesor quiso darse cuenta, se había convertido en la compañía permanente de su alumno: todo el tiempo andaban juntos. Y no es que le desagradara. Para nada; exceptuando las ocasiones en que debía correr tras él para que se comiera sus verduras o tomara la medicina cuando estaba enfermo, Nowaki era una compañía agradable: jugaba cerca de él cuando se sentaba en algún lado a leer, o estudiaban y comían juntos, incluso lo arropaba en la noche y esperaba a que se durmiera.
    Nowaki también experimentó un cambio importante de un día para el otro: las bromas desaparecieron por completo (aunque seguía conservando los insectos de juguete como recuerdo), se volvió aplicado y obediente y muy dócil. Todo lo que Hiroki le dijera lo hacía sin protestar. Sólo le interesaba estar cerca de su profesor y las únicas ocasiones en que se separaba de él eran cuando sus amigos venían de visita, puesto que no simpatizaban demasiado con que un adulto participara de los juegos.
    Cuando el señor Kusama hizo correr la voz de que su hijastro había cambiado y ahora era dócil y obediente otros profesores se presentaron y fueron contratados ya que Nowaki debía saber algo más que literatura y piano. Sin embargo todos estaban a cargo y bajo la mirada atenta de Hiroki: ¡pobre del profesor que se pasara de la raya o le diera tarea de más a su Nowaki!!!
    *-*-*-*-*-*

    Hiroki también visitaba a sus padres una vez al mes. Sus ausencias duraban sólo un par de días pero aún así los días que no pasaba con Nowaki le parecían extrañamente aburridos, sin emoción. Y de Nowaki ni hablar, el niño volvía de repente a los berrinches y a sus antiguos métodos de llamar la atención: las bromas a los nuevos profesores.
    Tanto disfrutaban profesor y alumno estando juntos que el tiempo se les fue volando y ninguno de los dos se dio cuenta de ello. Hiroki sólo se percató en una de sus visitas a su casa, cuando su padre le anunció que ya habían pasado dos años:
    _ Ya has pasado suficiente tiempo con ese niño, Hiroki… _le dijo_ Tienes recomendaciones suficientes como para trabajar el resto de tu vida…
    _ No quiero dejar a mi alumno tan pronto. _repuso el castaño.
    _ ¿Dos años te parece pronto? ¿Cuánto tiempo más quieres estar allá…?
    _ No lo sé… Los que sean necesarios, disfruto mucho mi trabajo con Nowaki…
    _ Hiroki, mira, domaste al hijo de Kusama ¡tienes ofertas de trabajo esperándote por todos lados!
    _ Te agradecería que no usaras el término “domar” con Nowaki. _le corrigió con el seño fruncido_ Es un niño, no un animal…
    _ No me levantes la voz, jovencito… _le advirtió su padre_ Piénsalo, si sigues perdiendo el tiempo con ése niño esas ofertas las tomará otro profesor. Así que decide, ¿no querías ser un bien pagado y respetado profesor?
    _ Tal vez… Ya no quiero eso con el mismo afán que antes… _suspiró Hiroki. Luego levantó la cabeza, decidido_ No voy a dejar a mi alumno…
    _ Testarudo, ¡¡arruinarás tu carrera por encariñarte demasiado con ése mocoso!!!
    _ ¡No te atrevas a llamarlo así!!! _le gritó.
    _ ¡Si no renuncias en un mes, ya no vuelvas por aquí! _le advirtió a los gritos_ ¡Eres un ingrato! ¡Tanta educación que invertí en ti para que me pagues de esa forma!!
    El joven se quedó pasmado, quieto en su lugar un momento. Luego no vaciló, tomó su enorme y pesada maleta y se encaminó hacia la puerta:
    _ Entonces creo que no nos volveremos a ver… _dijo de espaldas.
    En silencio, salió y cerró la puerta tras él.
    *-*-*-*-*-*

    _ ¡Profesor! ¡Profesor! _Nowaki corrió hacia él y lo abrazó_ ¡Ha vuelto, por fin!
    Hiroki le acarició el cabello oscuro, sonriendo. Notó que los abrazos de bienvenida de Nowaki, que al principio le llegaban a la cintura, eran cada vez más arriba: los brazos de su alumno ahora le rodeaban el pecho. Nowaki estaba creciendo…
    El ojiazul enseguida le notó muy callado:
    _ ¿Qué le pasa? _preguntó apoyando el mentón sobre su pecho para observarlo_ ¿No le agrada verme profesor…?
    _ No digas tonterías… _se arrodilló frente a él_ Te extrañé mucho, mocoso…
    Otra vez lo abrazó y Hiroki lo despeinó con otra caricia:
    _ Sólo estoy algo cansado por el viaje… _dijo el castaño_ Vayamos al jardín ¿quieres…?

    *-*-*-*-*-*

    Cuando se hubo sentado en los pies de su árbol favorito y Nowaki estuvo sobre su rama favorita, el joven profesor le contó la verdad a su alumno…
    _ ¿No volverá a ver a sus padres, profesor…?
    _ Supongo que no… _respondió_ Ni tampoco volveré a mi pueblo…
    _ ¿No extrañará a nadie…? ¿A sus amigos?
    Hiroki lo pensó un momento. Buscó en su mente alguna cara que le provocara nostalgia, algún conocido al que lamentara no volver a ver. Pensó en ese novio con el que había terminado al comenzar a enseñarle a Nowaki. Nada.
    _ Creo que no. No tengo muchos amigos que digamos… _suspiró.
    Nowaki no hizo más preguntas. En silencio bajó del árbol de un salto.
    _ Deja de bajarte de ese forma de los árboles, vas a romperte la cabeza uno de estos días… _Hiroki lo sermoneaba un poco de vez en cuando para recordarse que era su profesor.
    _ Perdón, no lo haré más…
    El ojiazul se sentó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro. Hiroki le acarició el cabello oscuro:
    _ ¿Sabes algo, Nowaki? Cuando uno crece, ve a la gente con todos sus defectos… _dijo_ Yo creía saber lo que quería, pero me di cuenta que ser un profesor reconocido era el sueño de mi padre, no el mío… Debo descubrir qué es lo que yo realmente quiero…
    Nowaki lo miró, sonriéndole:
    _ Hasta que lo descubra, puede quedarse aquí conmigo si lo desea… _le propuso.
    Hiroki lo despeinó;
    _ ¿Cómo voy a irme? ¡Aún faltan muchas lecciones que darte…!
    Ambos se rieron. Nowaki sacó un anillo de su ropa:
    _ Esto es un regalo para usted profesor… _dijo.
    _ ¿De dónde lo has sacado? _Hiroki observó el hermoso anillo de plata con una enorme piedra en el centro.
    _ Era de mi mamá… _Nowaki miró el anillo con afecto_ Es lo único que me queda de ella…
    _ ¿Y quieres regalármelo…? _frunció el seño_ Nowaki, cómo crees que puedo aceptarlo…
    _ Tómelo… _el ojiazul le puso el anillo en la mano_ Es usted quien cuida de mí ahora, se lo merece más que nadie…
    El joven profesor miró el anillo que descansaba en su palma. Sonrió y suspiró, feliz:
    _ Gracias, Nowaki…
    Nowaki recostó la cabeza en su regazo, y Hiroki siguió despeinándole el cabello con los dedos. Observó a su alumno y por primera vez desde que había peleado con sus padres se sintió aliviado y tranquilo.
    Si era por Nowaki… Entonces sí que había valido la pena...
    *-*-*-*-*-*
    Meses después…
    _ ¿Nowaki ya estás listo…? _Hiroki tocó a la puerta de la habitación_ ¡Apresúrate! ¡Te están esperando!
    _ ¡Ya voy! ¡Ya voy! _se quejó el niño. Al fin salió de la habitación vestido con un elegante traje de gala hecho a su medida.
    Hiroki se divirtió pensando en que parecía el muñeco de un pastel. Seguramente en cuanto saliera a tocar el piano delante de todas ésas personas, las invitadas se volverían locas por él.
    _ Tienes mal el cuello… _el profesor se arrodilló y acomodó los volados del cuello_ ¿Te peinaste?
    _ Sí.
    _ ¿Practicaste?
    _ Sí.
    _ ¿Tienes ropa interior limpia?
    _ ¿Qué…?
    _ Bien. Ya estás listo, Nowaki… Vámonos…
    _ Profesor, estoy muy nervioso… _confesó Nowaki_ ¿Qué tal si no les gusto?
    _ No digas tonterías, les vas a encantar: te ves muy bien con este traje y sabes tocar el piano de maravilla. ¿Qué podría salir mal?
    _ Está bien… Lo haré…
    Profesor y alumno se fueron hasta donde estaban los invitados del Señor Kusama. Al ver entrar a Nowaki se oyeron murmullos de las damas allí presentes sobre lo lindo y adorable que se veía.
    Hiroki le dio una palmadita en el hombro y dejó que se ubicara frente al piano. Cuando comenzó a tocar el instrumento se hizo un silencio total en la sala, nadie podía creer que un niño pequeño tocara tan bien…
    Cuando se acabó el concierto todos aplaudieron de buena gana y Nowaki tuvo que desfilar a través de una interminable fila de señoras que querían besarlo y pellizcarle las mejillas;
    _ ¡Profesor! ¡Profesor! _exclamó cuando al fin llegó donde Hiroki_ ¡Les gusté! ¡Lo hice bien!!!
    _ Sí, lo vi… Felicidades… _Hiroki se arrodilló frente a él y sacó su pañuelo de bolsillo para limpiarle el rostro_ Tienes la cara llena de lápiz labial…
    _ ¿A usted le gustó lo que toqué…?
    _ Claro que sí… _sonrió y fingió estar un poco molesto_ Ya me superaste en el piano, mocoso… Tienes mucho talento…
    Su joven alumno le rodeó el cuello con los brazos y lo estrechó con fuerza:
    _ Le dediqué todas las canciones a usted, profesor… _le dijo.
    Hiroki le acarició el cabello, conmovido;
    _ Ven, te llevaré a tu habitación para que duermas… _lo tomó de la mano y caminó con él_ Es muy tarde para que un niño como tú esté despierto…
    0//0/00/0//0/0/0/0/0/0
    Hiroki dejó de leer un momento y se frotó los ojos. La historia estaba entretenida;
    _ Me alegra que no sea una novela BL… _dijo en voz alta.
    Que raro que Akihiko escribiera sobre personajes que se llamen “Nowaki” y “Hiroki” y no fuera una novela romántica. Sino, reaccionaría como la última vez que quiso intentar meterlo en una de esas novelas…*
    En fin… Miró el reloj en la pared. Las dos de la mañana.
    No podía leer hasta tan tarde, tenía trabajo mañana temprano...
    Pasó algunas hojas rápidamente. Se detuvo en una parte que le llamó la atención. Se titulaba “el primer beso de Nowaki”. La curiosidad le picó automáticamente y se permitió leer un poco más:
    _ Veamos… Cumpleaños número 14 de Nowaki… _leyó en voz alta_ Profesor y alumno salen a pasear al bosque. Hiroki se sienta a los pies de un árbol a leer y se queda dormido… _leyó algunos renglones más_ ¿¡Nowaki aprovecha para dar su primer beso?!

    ¿Qué demonios era eso???? ¿Entonces sí se trataba de una novela BL???

    Pasó varias páginas más y leyó rápidamente:

    0/0/0/0/0/0/0/0
    “Años después…
    Nowaki se encontraba tocando una pieza en el piano. Sus dedos se deslizaban hábilmente sobre las teclas de marfil. Había logrado componer algunas canciones él solo, y tocar de memoria las canciones que se habían puesto de moda.
    Hiroki lo observaba de lejos, mientras apilaba sus libros sobre la mesa de la biblioteca; pensando en que extrañaría leer con la música del piano de fondo.
    Finalmente Nowaki acabó de ejecutar la pieza y lo observó:
    _ ¿Estuvo bien…? _preguntó con una sonrisa.
    El castaño lo observó un momento antes de responder. Trató de encontrar algo en el rostro de Nowaki que se pareciera a aquel niño flacucho y desalineado con el que había peleado hasta el cansancio la primera vez que llegó a esa casa. Y encontró muy poco…
    Nada quedaba ya de su pobre estatura ni de sus brazos esqueléticos que trepaban árboles: Nowaki se había transformado en un hombre grandote, de hombros anchos y brazos fuertes a los que ya no les hacía ninguna gracia trepar unos insignificantes árboles. Su voz había cambiado para transformarse en la voz de un hombre.
    Lo único que quedaba de ése niño era el cabello oscuro y abundante, que despeinaba con los dedos cuando le acariciaba la cabeza; el azul imposible de sus ojos y su sonrisa…
    _ ¿Profesor…? _Nowaki lo trajo a la tierra nuevamente.
    _ Sí, claro… Tocaste bien… _volvió la atención a sus libros otra vez_ Mejor imposible…
    Nowaki se levantó y se acercó a él;
    _ ¿En qué pensaba cuando me miraba? _preguntó, sonriente.
    _ En nada… _suspiró. Pero seguía sintiendo la mirada azul aun clavada sobre él_ Pensaba en puras tonterías… _dijo por fin.
    _ Comprendo… _Nowaki contempló los libros apilados y listos para empacarse y su sonrisa desapareció_ Profesor, ¿de verdad piensa irse…?
    _ Ya no hace falta que me llames profesor, Nowaki… _le respondió dándole la espalda para recoger una enciclopedia_ Y sí, debo marcharme. Ya no necesitas más a un profesor…
    _ Que todos los demás profesores se hayan ido no quiere decir que usted también…
    _ Nowaki… _lo interrumpió_ Hace un mes cumpliste 19; eres prácticamente un adulto… _miró el suelo_ No me necesitas más, simplemente me he quedado aquí más tiempo del necesario…
    Se quedaron en silencio. Hiroki seguía reuniendo sus libros y Nowaki lo observaba sin decir nada. No quería volverse a mirar al ojiazul; no quería arriesgarse a que notara lo triste que estaba…
    Si él que era un adulto hecho y derecho no tomaba las riendas del asunto y hacía lo correcto, Nowaki no lo haría tampoco.
    _ Hiro-san… _dijo por fin el más alto_ Podría llamarlo así de ahora en adelante… ¿Le agrada?
    El castaño se encogió de hombros:
    _ Llámame como quieras, de ahora en más sólo me escribirás cartas… _contestó. Al mirar sobre su hombro vio que el ojiazul le extendía un pequeño envoltorio_ ¿Um…? ¿Para mí…?
    _ Sí…
    _ No es mi cumpleaños… _bromeó mientras rompía el envoltorio.
    _ Lo sé. Tal vez me ayude a convencerlo de que se quede… _repuso Nowaki.
    Hiroki se quedó boquiabierto. Dentro del paquete había un costoso reloj de bolsillo. Tenía forma de esos simpáticos insectos comúnmente llamados “Mariquitas”, con lunares y todo; y cuando se le presionaban las antenas las alas se apartaban y se podía ver el reloj. Era todo de plata con incrustaciones de brillantes.
    _ Nowaki… _sostuvo el refinado obsequio en su palma_ Debió haber costado una fortuna…
    _ No quería uno de esos aburridos relojes de bolsillos dorados y redondos… …ste es especial… _con lentitud abrazó por detrás a Hiroki_ Como usted…
    Hiroki vió los fuertes brazos de Nowaki cruzarse delante de su pecho, impidiéndole escapar. Sintió que lo jalaba hacia él, sin que pudiera poner resistencia alguna;
    _ No se vaya, profesor… _susurró el ojiazul en su oído.
    _ Pero… _Hiroki se retorció un poco entre sus brazos_ Nowaki, ¿para qué voy a quedarme…?
    _ Podría quedarse para mí… Lo quiero, profesor…
    _ ¿Q-qué estás diciendo…? _Hiroki se puso rojo e intentó apartarse pero sólo conseguía que Nowaki lo apretara más y más contra su duro pecho.
    Los brazos fuertes de Nowaki lo mantuvieron prisionero en su lugar, haciendo que comenzara a desesperarse. De repente se sentía pequeño y vulnerable, expuesto a lo que Nowaki quisiera hacerle…
    Extrañamente, ésa idea lejos de asustarlo, sólo provocó que un extraño calor surgiera en su estómago y se extendiera en forma de cosquilleo por todo su cuerpo:
    _ Nowaki… _gimió, sintiéndose indefenso_ Déjame ir, no es muy de hombres abrazarse así… _le advirtió_ Mmmm… Nowaki…
    La boca del más alto había descendido sobre la fina piel de su nuca, comenzando a besarlo y acariciarlo con los labios;
    _ No… Mmm… _Hiroki tembló suavemente cuando toda su piel se erizó de placer. Aquello no podía estar sucediéndole a él: su alumno, cuatro años menor que él por cierto, lo tenía prisionero de sus besos_ Espera… No podemos…
    Muy pronto las palabras dejaron de fluir a medida que la mente del profesor quedaba en blanco. Nowaki extendía sobre su cuello suaves y tentadores besos, despertándole todas las terminaciones nerviosas de su piel y acelerándole el pulso.
    Más tarde cuando apartó un poco la tela de su camisa, descubriendo un hombro suave y dorado, Hiroki sintió que las piernas le temblaban al sentir allí también sus besos y la caricia tibia de sus labios. Cerró los ojos y se retorció un poco mientras el último ápice de fuerza de voluntad lo abandonaba...
    El castaño hizo a un lado la cabeza para descubrir mejor el cuello. Nowaki no perdió el tiempo y comenzó a rozar con los dientes la piel de su garganta mientras que sus brazos se apartaban de su prisionero para acariciarlo por todas partes…
    Alguien llamó a la puerta en ése momento y tanto Nowaki como Hiroki dieron un salto hasta el techo. Tsumori apareció en el umbral de la puerta:
    _ Hola, ¡espero no interrumpir ninguna lección de piano ni nada por el estilo! _saludó.
    Nowaki se alejó del confundido profesor para abrazar a su querido amigo de la infancia;
    _ ¿Qué estás haciendo aquí? _le preguntó.
    _ He venido de visita… _dijo simplemente el rubio_ Profesor Kamijou, ¿cómo está? No pensé que seguiría aquí…
    _ Hola, Tsumori… _le saludó con frialdad.
    Los dos amigos salieron de la biblioteca al poco rato, dejando solo a Hiroki que aún trataba de controlar su respiración y aclarar sus pensamientos.
    _ Qué me está pasando… _se preguntó en voz alta.
    Recordó cómo se había sentido entre los brazos de Nowaki minutos atrás y se le erizó el cabello. ¿Por qué Nowaki actuaba de ésa forma? Peor, ¿por qué él mismo había actuado de ésa forma, dejándose llevar, quedándose allí parado…?
    Eso no podía ser… ¿Un profesor que deseaba a su alumno…? ¡Dios Santo!
    Debía tomar distancia cuanto antes…
    “Debo de estar loco…” pensó con un suspiro.


    *-*-*-*-*-*
    En la noche…

    Nowaki pinchó un poco de comida de su plato y se la llevó a la boca. …l, Hiroki y Tsumori se encontraban cenando en el enorme y elegante comedor. Su padrastro no se encontraba ya que estaba en medio de un viaje de negocios.
    _ ¿Cómo está Aikawa…? _preguntó.
    Tsumori sorbió un poco de vino de su copa:
    _ Gracias al cielo, en una escuela para señoritas… _respondió_ Allí le enseñarán a comportarse con buenos modales y cumplir sus responsabilidades. Se la pasaba leyendo novelas románticas…
    _ No tiene nada de malo apasionarse por la lectura… _oyó que protestaba Hiroki.
    El ojiazul observó a Hiroki. Aquellas eran las primeras palabras que había pronunciado desde que se habían sentado a cenar.
    Tsumori le sostuvo unos segundos la mirada al profesor. No le caía muy bien que lo contradijeran…
    _ Como usted diga, profesor… _soltó y se limpió con una servilleta.
    Siempre había notado que al castaño no le agradaba del todo Tsumori, era como si hubiese algo en él que no acababa de gustarle. Sin embargo nunca lo escuchó decir nada al respecto, seguramente porque sabía que él y el rubio eran buenos amigos…
    _ No me imagino a Aikawa en una de ésas escuelas… _comentó para romper un poco el ambiente tenso que se había instalado_ Ella es muy alegre y divertida, y en ésos lugares sólo hay niñas consentidas y estiradas. Es todo muy aburrido…
    Hiroki no dijo nada en absoluto. Tsumori se encogió de hombros y siguió comiendo. Nowaki suspiró dándose por vencido…
    *-*-*-*-*-*

    La cena transcurrió sin otros contratiempos y luego cada uno se retiró a su habitación.
    Hiroki iba camino a la biblioteca a buscar un libro que había dejado por la mitad y pasó frente a la habitación de Nowaki, que tenía la puerta cerrada.
    Pensó sin querer en lo que había pasado esa mañana en la biblioteca y se sonrojó un poco. ¿Qué hubiese pasado si Tsumori no lo hubiese interrumpido…?
    _ Hiro-san… _oyó a sus espaldas.
    Se volteó y descubrió a Nowaki mirándolo desde la puerta de su habitación con su dulce sonrisa;
    _ ¿Te he despertado…? _preguntó sin saber qué mas decir.
    _ No… Pero reconocí sus pasos… _se le acercó. Hiroki siguió parado en el mismo lugar_ Quería hablarle respecto de lo que pasó hoy…
    Hiroki pestañeó rápidamente y apartó la mirada;
    _ Preferiría no hablar de ello por el momento… _dijo.
    _ Iba en serio lo que dije… _insistió el ojiazul_ No quiero que se vaya de mi lado… Lo quiero, Hiro-san…
    Cuando intentó tomarle una mano entre las suyas, Hiroki se apartó con violencia:
    _ ¿Qué pasa contigo??? _protestó_ ¿Por qué me dices éstas cosas tan raras? ¡Tú y yo somos profesor y alumno!
    _ Usted ya no es más mi profesor, me lo dijo esta mañana… _repuso Nowaki, y hablaba totalmente en serio_ Además ya no lo quiero como un alumno a su profesor. Yo lo quiero aún más…
    _ Quítate estas ideas de la cabeza, por favor… No sabes lo que estás diciendo…
    Se preparó para irse, pero Nowaki lo detuvo colocando una mano en la pared:
    _ Sí que lo sé… _afirmó.
    _ ¿Cómo te atreves??? _golpeó el brazo de Nowaki e intentó pasar; pero no lo logró.
    Nowaki lo tomó con ambas manos por la cintura y lo acercó con brusquedad hacia él. Cuando sus caras estuvieron al mismo nivel, el ojiazul aflojó las manos en su cintura y le habló con suavidad;
    _ Por favor… No me rechaces, Hiro-san… _rogó y era la primera vez que lo tuteaba_ Te quiero… Por favor, quiéreme también…
    Hiroki lo observó a los ojos y no pudo ignorar la sinceridad en ellos. Nowaki realmente sentía algo más por él…
    Inconscientemente cerró los ojos y los apretó, sin saber que decir. Nowaki acercó su cara a la de él y le presionó los labios.
    Hiroki se sorprendió al descubrir que él también ansiaba que lo besara. Aún dudando, separó un poco los labios y el más alto tomó su boca por completo en un beso dulce, lento.
    Colocó una pierna entre las del profesor y afirmó los brazos en su cintura delgada, acercándolo a él para que la parte baja de sus cuerpos quedara en contacto.
    Hiroki se atrevió a tocar sus hombros, y más tarde a acariciar su cabello oscuro y abundante con los dedos. Antes de que se diera cuenta el corazón comenzó a latirle más rápidamente y la sangre se calentaba a fuego lento en sus venas…
    Cuando se separaron; el castaño respiró con fuerza, agitado y acalorado, y lo apartó con un empujón;
    _ No puedo hacer esto, Nowaki… _gimió.
    Y antes de darle tiempo a algo más, se alejó corriendo.

    *-*-*-*-*-*
    Tsumori lo esperaba en la puerta de su habitación. Todo lo que Hiroki deseaba en ése momento era encerrarse en su cuarto, pero allí estaba otro obstáculo de la noche tan agitada que estaba teniendo;
    _ ¿Qué quieres, Tsumori…? _preguntó tratando de aparentar que estaba calmado.
    _ Hablar con usted… _el rubio se cruzó de brazos y lo miró fijo_ He estado esperando la oportunidad de hacerlo… ¿De dónde viene?
    _ De la biblioteca… _mintió rápidamente.
    _ No es cierto… _Tsumori alzó las cejas_ Acabo de verlo con Nowaki…
    Hiroki se quedó de piedra. ¿Acaso los había visto besándose?
    Tsumori leyó la expresión en su cara y volvió a hablar:
    _ La verdad es que también los vi hoy en la biblioteca… _contó_ ¿Ha pensado siquiera en las consecuencias de lo que está haciendo…?
    El castaño no dijo nada. Tsumori frunció el seño y suspiró cerrando los ojos:
    _ Escuche, quiero mucho a Nowaki… …l es mi amigo de toda la vida… _dijo_ No puedo permanecer indiferente mientras usted lo arrastra hacia el desastre…
    _ Y-yo nunca… _balbuceó_ ¿Por qué dice eso…?
    _ Piense un momento… Piense en todo lo que va a heredar de su padrastro: ésta casa, dinero, una buena posición en la sociedad… Luego lo espera conseguir una esposa y tener hijos… ¿Usted cree que puede darle todo eso? ¿Se imagina lo que pasaría si saliera a la luz lo que ustedes los supuestos “profesor y alumno” hacen…?
    El rubio hablaba con una total frialdad, demasiada para un chico de su edad; pero había pintado un cuadro muy realista… Tenía que reconocerlo, Tsumori tenía toda la razón.
    _ Nowaki no se da cuenta ahora… _prosiguió_ Cree que está enamorado de usted, pero sólo es una idea pasajera, no lo tome muy en serio. Ya el sólo hecho de que sean hombres es bastante extraño ¿no lo cree?
    Silencio.
    _ Lamento que suene cruel…
    _ Comprendo… _suspiró el castaño_ Tienes razón…
    _ No quiero que lo tome como algo personal entre usted y yo… _finalizó ya retirándose_ Confío en que hará lo mejor por Nowaki… Y se irá…
    Tsumori se alejó por un pasillo. Antes de desaparecer, se volvió e hizo un último anuncio;
    _ Si decide hacer lo correcto, nos veremos mañana al amanecer en el salón principal. Yo le conseguiré un transporte de confianza para que vaya a donde quiera…
    _ Muy bien.
    _ Buenas noches…
    *-*-*-*-*-*
    Hiroki entró a su habitación y tras cerrar la puerta correctamente se dejó caer en su cama como si fuera un muñeco roto.
    ¿Por qué las cosas iban tan rápido…? Esa mañana estaba haciendo tranquilamente su equipaje con la música del piano acompañándole y de repente se encontraba en ésa situación…
    ¿Cuáles serían las consecuencias de dejarse llevar y explorar ése deseo que comenzaba a sentir por Nowaki?
    Tsumori las había enumerado bastante bien… y de forma por demás cruel.
    Pero al fin y al cabo, tenía razón. Maldita sea. Tenía razón.
    _ Nowaki… _suspiró_ Nowaki…
    Se frotó la frente. De repente, las lágrimas se habían agolpado en sus ojos.
    Si debía ser sincero consigo mismo, no quería dejar a Nowaki tan pronto…
    Pero debía hacer lo correcto. Si se quedaba por más tiempo irremediablemente se dejaría llevar.
    Se sentó en la cama. Observó las maletas a medio hacer…
    _ Perdóname, Nowaki… _suspiró mientras se levantaba y buscaba entre sus cosas. Encontró papel y una pluma y escribió a toda velocidad_ Sé que esto nos dolerá a los dos… Pero me iré por tu bien…
    *-*-*-*-*-*
    Cuando terminó de escribir y las maletas estuvieron terminadas y cerradas correctamente era muy tarde.
    Hiroki se pasó una mano por la frente. Nunca había empacado tan rápido antes…
    Salió en silencio de la habitación para tomar un poco de aire.
    Comenzó a caminar por toda la casa. Deambuló como si fuera un fantasma silencioso por las habitaciones.
    Fue a la biblioteca y pasó las manos por los libros. Se sentó en el piano y acarició las teclas pensando en Nowaki, en sus manos de dedos largos moviéndose sobre el marfil, en sus ojos azules y su sonrisa…
    De repente una lágrima se deslizó por su mejilla y antes de que se diera cuenta estaba llorando.
    No quería dejar a Nowaki… ahora lo entendía…
    Se levantó y fue hasta la habitación del ojiazul. Recordó las veces que de niño, había tenido que ir a dormir con él o revisar bajo su cama para convencerlo de que no había nada que temer.
    Cuando su mano giró el picaporte descubrió que estaba temblando. Respiró hondo antes de empujar y abrir la puerta…


    End Notes:
    *Estuve viendo en you tube la primera vez que lo quiso meter en una novela gay =) de ahí lo molesto que está Hiroki jeje aquí guardé para encontrar el video, se los dejo aunque seguro ya lo han visto y llenaron de baba el teclado (como yo)
    Junjou Egoist Manga Vol.1 Cap.4 Español
    Cuando entró en la habitación, ésta estaba totalmente oscura. La forma de los objetos se recortaba con un poco de luz de luna que entraba por la ventana y le daba justo en la cara a Nowaki.
    Avanzó hacia él y a cada paso que daba se quitaba una prenda: primero se quitó la vieja levita color marrón, luego los zapatos y finalmente los pantalones. Apartó las sábanas y se metió en la amplia cama.
    Apoyado sobre un codo, se tomó su tiempo para observar al más alto. Nowaki dormía boca arriba, con una mano sobre el pecho y la otra junto a su rostro. La luz de la luna le daba justo en la cara pero no parecía molestarle en lo más mínimo ya que dormía profundamente.
    Hiroki acarició su rostro; tocó un mechón de cabello que caía sobre la frente, sus dedos se pasearon por su mejilla y el mentón.
    Qué apuesto era… era difícil reconocer que el niño que había sido su pequeño y dulce alumno se hubiese transformado de repente en ése hombre tan grande… y atractivo.
    En eso pensaba cuando advirtió que el ojiazul estaba despertando. Los ojos se le abrieron, perezosos, y se sobresaltó un poco al sentir una mano ajena sobre el rostro.
    Hiroki pensó en decir algo al instante que lo calmara pero las palabras no salieron de su boca; además no fue necesario puesto que Nowaki lo reconoció aún antes de que se asomara un poco a la luz y pudiese ver su cara…
    _ ¿Hiro-san…? _dijo y se despertó al instante. Acarició la mano que aún tenía en la mejilla y se incorporó_ ¿Qué hace aquí…?
    _ No podía dormir… _respondió rápidamente. Cuando el ojiazul entrelazó los dedos de sus manos se le formó un nudo en la garganta y regresaron las ganas de llorar.
    No dijo nada más por unos momentos, no quería que Nowaki lo viera llorando…
    Ambos se quedaron en silencio unos segundos, Nowaki observándolo y él mismo tratando de no llorar. El más alto estiró su mano libre y le rozó el cabello;
    _ Qué le ocurre… ¿Es por lo que hablé con usted hoy…? _preguntó_ Perdón por haberme comportado de forma tan impulsiva… Pero todo lo que le dije es cierto, Hiro-san…
    El castaño negó con la cabeza y se inclinó. Nowaki llevó ambas manos hasta su rostro y acunó su cara:
    _ Nowaki… _suspiró.
    Cuando reparó en que sus caras estaban muy cerca otra vez, no se inquietó ni buscó apartarse. Sólo inclinó la cabeza hacia él buscando sus labios y esperó que volviera a besarlo.
    Sabía que si se dejaba llevar y se entregaba a Nowaki ésa noche pagaría un precio muy caro: el precio de abrir una herida que no cerraría nunca y recordarlo por siempre…
    Pero ya no importaba. Si iba a dejar a Nowaki por lo menos quería estar con él una sola vez, amarlo y despedirse para siempre.
    El ojiazul lo estrechó contra él y no vaciló en responder a su tentador ofrecimiento. Lo besó con avidez, abrazó su cintura y suspiró, feliz, cuando los brazos del castaño le rodearon los hombros.
    Hiroki se encargó de empujarlo para que volviera a recostarse y se subió sobre él. El ojiazul advirtió que no llevaba nada más que su camisa con muchos volados y la ropa interior:
    _ Hiro-san… _comenzó a decir.
    _ Shhh… No digas nada… _Hiroki se sentó sobre él_ …sta noche vuelvo a ser tu profesor… _susurró.
    Nowaki acarició el cabello castaño y lacio que tanto le gustaba:
    _ Gracias por venir, profesor… _susurró con una sonrisa y sus ojos azules brillaron_ Quería verlo…
    Volvió a sentarse y aferró la cintura del castaño. Cuando sus bocas se unieron en un beso tierno, Hiroki lo abrazó con todas sus fuerzas. Sus dedos se enroscaron en el cabello oscuro y abundante;
    _ Nowaki… _gimió en su oreja_ Tócame… Bésame… Hazlo, por favor…
    Nowaki desprendió uno por uno los botones de la camisa y la abrió. La prenda se deslizó con el roce de una pluma por los hombros de Hiroki, descubriendo la piel dorada y cálida, ansiosa por sus besos.
    Hiroki suspiró de placer cuando al fin sintió la boca del más alto besarle el cuello, los hombros, el pecho. La lengua de Nowaki trazaba pequeños círculos sobre la piel dorada, la tibia humedad de su boca dejaba un camino brillante a la luz de la luna.
    Al fin se detuvo sobre uno de los rozados pezones y lo acarició suavemente con los labios. El castaño se mordió los labios y cerró los ojos con fuerza, mientras el tierno botoncito se endurecía y enroscó los dedos en los mechones de la nuca de Nowaki, tratando de acercarlo con desesperación hacia él.
    Nowaki sonrió, complacido ante la señal de que estaba haciendo las cosas bien, y procedió a complacerlo lamiendo y succionando el pezón hasta hacerlo estremecerse de puro placer. Sus manos vagaron por la cintura, acarició los muslos desnudos y de inmediato sintió una punzada de excitación en el vientre…
    Recordó las veces en que había soñado con hacerle el amor, pasar la noche entera entre sus brazos, pensando en cómo serían sus gemidos. Era casi increíble tenerlo allí ahora… y que fuese la realidad…
    _ ¿En qué piensas…? _le preguntó Hiroki al advertir su expresión ausente.
    Nowaki lo observó un momento antes de responder: el castaño estaba sonrojado, algunos mechones de pelo se habían adherido a su rostro a causa del sudor que hacía brillar su piel dorada…
    _ Pensaba… _dijo mientras apartaba el cabello de su cara con los dedos_ En que sería terrible si esto fuese sólo un sueño…
    Hiroki sonrió:
    _ No es ningún sueño… _le aseguró antes de besarlo. De un tirón abrió la parte de arriba de la pijama de Nowaki y se la quitó. Se apretó contra él, sintió los músculos y los anchos hombros con las yemas de los dedos. Bajó por su abdomen, pasando por el pecho, los abdominales…
    _ Ah… Hiro-san… _Nowaki profirió un gemido ronco cuando los dedos del castaño llegaron debajo de su ombligo.
    _ Shhh… _Hiroki le besó el cuello con besos húmedos y tentadores, que no hicieron otra cosa que desesperar más al ojiazul_ Ya te dije que por ésta noche vuelves a ser mi alumno… _susurró.
    Lo acarició con lentitud, sobre la tela del pijama. Podía sentir la urgencia en el cuerpo de Nowaki, y cómo se estremecía. Sonrió satisfecho cuando lo vio aferrar las sabanas y estrujarlas:
    _ Hiro-san lo siento, pero no puedo más… _lo rodeó la cintura con un brazo y lo besó apasionadamente hasta quitarle el aliento_ Te necesito tanto que no quiero esperar más…
    Los dos rodaron por la cama, abrazados, hasta que Nowaki quedó sobre él.
    Sus grandes manos comenzaron a vagar por la cintura del profesor. Quitó la única prenda que lo cubría y la deslizó con deleite por sus largas y esbeltas piernas.
    Hiroki, con el cabello alborotado contra las almohadas y su pecho que subía y bajaba agitadamente, le pareció un sueño hermoso. Una ilusión tan perfecta, tan sensual, con su dorada desnudez y el suave rubor en su cara…
    _ Quiero conocer cada parte de su cuerpo, profesor… _susurró en su oído.
    El castaño no prestó especial importancia a la frase, hasta que Nowaki comenzó a descender con lentitud por su cuerpo, acercándose a ése lugar de su anatomía.
    Nowaki le besó el estómago, describió un círculo con la lengua en su ombligo, los mechones de cabello oscuro rozaron la suave piel por debajo de éste…
    _ Nowaki… _Hiroki se incorporó sobre sus codos al sentirlo ubicarse entre sus piernas_ Para… No es… N-necesario…
    El profesor comenzaba a tartamudear las palabras a medida que el ojiazul hacía caso omiso de sus palabras y le hacía sentir su cálida respiración en la parte interior de los muslos. Cuando le separó suavemente las piernas y su boca descendió para complacerlo las protestas de Hiroki se transformaron en sollozos de placer.
    _ Nowaki… Mmm… Nowaki… N-no… _en vano trató de luchar contra el descontrol que le provocaban las osadas caricias de su alumno. Movido por la timidez intentó apartarse pero Nowaki le aferró las caderas y lo mantuvo en su lugar, continuando con su atrevida exploración pasando su lengua por todas sus partes más sensibles.
    Finalmente no pudo contenerse más y el castaño se dejó caer sobre la cama, rindiéndose por completo ante esa boca que sólo le daba un exquisito placer.
    Arqueó la espalda, se mordió los labios, susurraba y gemía…
    Cuando estaba a punto de correrse, Nowaki soltó su cadera para acariciar sus glúteos y apartar la suave carne, descubriendo la rosada entrada. Concentró allí sus caricias, lamiendo juguetonamente y sin detenerse, haciendo que Hiroki se retorciera y aferrara las sábanas:
    _ ¡Ahh! ¡Nowaki…! ¡Mmmm, no pares! _gimió alzando las caderas desesperadamente.
    Su cabeza cayó de costado cuando el orgasmo lo sacudió, haciendo que todo su cuerpo temblara. Jadeó un momento intentando recuperarse, mientras los lacios mechones de pelo castaño le caían sobre la cara.
    Nowaki los apartó uno por uno al inclinarse sobre él, y encontró al castaño con los ojos cerrados:
    _ ¿Se encuentra bien, profesor…? _preguntó juguetonamente.
    Hiroki asintió con los ojos aún cerrados;
    _ ¿Dónde… dónde aprendiste a hacer eso…? _jadeó.
    _ En las novelas románticas que le robé a Aikawa… _lo dijo con tanta despreocupación que Hiroki se rió y abrió los ojos para mirarlo.
    Como aún tenía las manos a los costados de la cabeza no le fue difícil acariciar las mejillas del más alto. Acercó su rostro a él y lo besó dulcemente:
    _ Profesor… Mi Hiro-san… _susurró Nowaki contra su boca_ Lo quiero tanto…
    _ Y yo te quiero a ti… _Hiroki lo observó con su nariz pegada a la de él_ Mi alumno… Mi dulce Nowaki…
    Ambos se recostaron sobre los almohadones, abrazados. La luna teñía de plata los cuerpos bañados en sudor;
    _ Estás temblando… _observó el castaño.
    _ Estoy algo nervioso por ésta parte… _confesó el más alto_ No quiero lastimarlo…
    _ No lo harás… _le tomó la mano_ Deja que te ayude…
    Comenzó a guiar la mano de Nowaki hacia el sur de su cuerpo. Separó las piernas a lo largo del cuerpo del más alto y cuando su mano estuvo ubicada correctamente empujó su dedo con el de él hasta que estuvo dentro.
    Se pasó la lengua por los labios. Tocarse con la ayuda de Nowaki le resultaba especialmente sensual y delicioso…
    Cuando Nowaki introdujo un segundo dedo el castaño retiró su mano y le rodeó los hombros:
    _ Aprendes rápido… _ronroneó en su oído. Movió las caderas un poco, suspirando placenteramente ante el suave movimiento de los dedos.
    Estaba sorprendido por la facilidad con la que su cuerpo se amoldaba a la intrusión. Gimió un poco cuando sintió otra vez que Nowaki hurgaba dentro de él, apretó los hombros del más alto y echó la cabeza hacia atrás, volviendo a suspirar.
    Esa fue la señal para que Nowaki comenzara a mover su mano, introduciendo un tercer dedo. Antes de que el profesor se diera cuenta ya estaba acompañando los movimientos de Nowaki con las caderas, gimiendo su nombre:
    _ Nowaki… Ahhh, sí… Sígue… _Nowaki arqueó los dedos y encontró su punto débil_ Mmmm… No pares, tócame más… A-ah, sí… Justo ahí…
    Hiroki buscó su boca para besarlo hambrientamente. Quería más, mucho más;
    _ Nowaki ya estoy listo… Ya puedes… _dijo entre gemidos.
    El más alto retiró su mano y reemplazó sus d
    edos con su miembro, empujando suavemente;
    _ Ahhh… Hiro-san… _apoyó los codos a los costados del profesor. Estaba tan caliente y delicioso_ E-eres increíble…
    Cuando terminó de entrar en él, Hiroki ya suspiraba sin cesar. El castaño movió las caderas para sentirlo, frotándose contra su pecho.
    _ Hazme tuyo, Nowaki… _gimió mientras sus piernas le rodeaban.
    Y Nowaki obedeció todas y cada una de sus súplicas, haciéndole el amor hasta muy altas horas de la noche, embriagado en un completo éxtasis de placer. Estar así con su persona amada era morir una y mil veces… Llegar al paraíso y permanecer allí un largo rato…
    Luego de muchas horas de amarse, los dos jóvenes sintieron por fin que ese fuego que los consumía se apagaba y se desplomaron satisfechos sobre las sábanas mientras el sueño los invadía.
    Nowaki cerró los ojos con su cara oculta en el pecho de Hiroki. Sentía los latidos de su corazón resonando ahí dentro. Sonrió;
    _ Lo quiero, Hiro-san… _susurró.
    Hiroki sólo le acarició el cabello húmedo, ensortijando los mechones con sus dedos.
    A medida que descendía de las nubes del placer, lo rodeaba la dura realidad. La realidad era que debía irse…
    Una lágrima se deslizó silenciosamente por su mejilla y se fundió con las blancas sábanas.
    “Nowaki… …sta será la última vez que te tendré así…” pensó mientras lo estrechaba contra su pecho. Oyó el ritmo de su respiración y supo que se había dormido.
    “Lo siento…”
    *-*-*-*-*-*
    El sol se asomó en el horizonte cuando Hiroki bajó la escalinata del salón principal.
    En la puerta lo esperaba Tsumori:
    _ ¿Ya está listo? _le preguntó.
    _ Sí…
    _ ¿Nowaki no lo ha oído, verdad?
    _ No. Está dormido… _el castaño se miró los pies.
    _ Todas sus maletas están ya en el carruaje… _anunció_ He puesto a su disposición uno de mis mejores cocheros. Lo llevará adonde guste…
    _ Gracias…
    Hiroki sacó la carta de uno de sus bolsillos y la enrolló. Para sujetarla se quitó el anillo que llevaba en su mano, ése que Nowaki le había obsequiado cuando era pequeño, y lo colocó alrededor del papel;
    _ ¿Puedes darle esto cuando yo ya esté lejos…? _le pidió al rubio, extendiendo el brazo hacia él.
    _ Yo se la daré… Tiene mi palabra… _Tsumori tomó la carta y la guardó en uno de sus bolsillos_ Adiós, Profesor Kamijou…
    *-*-*-*-*-*
    El encargado de conducir el transporte le abrió la puerta a Hiroki y éste subió con una pequeña maleta en la mano.
    Cuando la puerta se cerró se atrevió a mirar hacia la casa. …se lugar había sido su hogar durante muchos años… y ahora no sabía ni siquiera adónde ir.
    Lo consolaba la idea de que había echo lo correcto, y era una idea a la que tendría que aferrarse durante el resto de su vida.
    Pero si había echo lo correcto…
    “Entonces, ¿por qué me pesa tanto el corazón…?” fue su pensamiento cuando el carruaje empezó a moverse.
    *-*-*-*-*-*
    Tsumori observó al castaño subir al carruaje y alejarse desde una ventana.
    Sacó la carta de su bolsillo y luego de arrugarla la arrojó al fuego de la chimenea.
    Sin embargo conservó el anillo, le serviría más adelante…
    El rubio hizo un gesto con la cabeza y tres hombres salieron de la oscuridad por un costado de la habitación. Iban cubiertos con oscuras capas y tenían un aspecto peligroso;
    _ Lo quiero muerto… _anunció Tsumori sin quitar la mirada de la ventana_ No quiero correr riesgos si decide volver; desháganse de él…
    Los tres hombres salieron de la habitación uno por uno, dispuestos a cumplir las órdenes de su amo…

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    Primero sintió una delicada caricia en su cabello lacio. Luego un beso suave en los labios acabó de despertarlo:
    _ Hiro-san… Hiro-san… _lo llamó una dulce voz.
    Hiroki entreabrió los ojos. La luz le molestó al instante, pero Nowaki acercó su cara a la de él para atajar el sol y de paso observarlo detenidamente.
    Las hojas del borrador de Akihiko estaban desperdigadas por todo el suelo. Hiroki se desperezó;
    _ Ummm… Nowaki… _le dolía el cuerpo por haber dormido en el sillón.
    Nowaki le acarició el cabello dulcemente y le sonrió. Adoraba despertarlo con un beso, como a un bello durmiente…
    Ya iba a besarlo otra vez cuando Hiroki se incorporó en el sillón bruscamente:
    _ ¡¿Qué hora es?! _exclamó y miró el reloj de la cocina_ ¡Voy a llegar tardísimo, nunca había llegado tan tarde antes!!!
    Intentó incorporarse y bajar los pies al suelo pero Nowaki lo detuvo;
    _ ¿¡Qué estás haciendo?! _gritó, furioso_ ¿¡Y por qué no intentaste despertarme?!
    _ Hiro-san, es realmente tarde… _repuso Nowaki con calma_ Ya llamé a tu trabajo para avisar que hoy no irías…
    _ ¡Oh, no…! _Hiroki se dejó caer en el sillón y se tapó la cara con uno de los almohadones_ ¡Qué vergüenza! ¡Nunca antes me había dormido de ésta manera!
    Nowaki sonrió;
    _ No hay de qué avergonzarse Hiro-san, les dije que estabas enfermo… _comentó recogiendo las hojas tiradas sobre la mesilla_ Aunque estabas como muerto cuando yo llegué y no pude despertarte… ¿Qué es lo que te ha tenido despierto hasta tan tarde?
    Hiroki le quitó las hojas antes de que se le ocurriera verlas con detalle:
    _ Es el trabajo de un alumno… _mintió rápidamente_ Quería terminar de corregirlo cuanto antes…
    Las guardó en el sobre donde habían llegado la hojas con expresión disgustada. Debía hablar urgente con Akihiko y luego de arrojarle uno o dos objetos pesados en la cara, le pediría algunas explicaciones…
    Ya antes había intentado meterlo en una novela romántica, ¡bastaba descuidarse para que el muy idiota lo intentara de nuevo! ¡Ya vería Akihiko!
    ¿Pero por qué se la mandaba a él para que la leyera? Y además incompleta…
    ¿Sería por la simple diversión de hacerlo enojar…?
    Nowaki acomodó la sábana con la que lo había cubierto;
    _ ¿Te apetece comer algo? _ofreció_ Ya preparé el desayuno…
    _ Creo que me quedaré en el sofá un rato más… _se cubrió la cara con la sábana_ Estoy muy molesto conmigo mismo…
    _ Bien, entonces ¿puedo acompañarte? _Nowaki se las arregló para ubicarse junto a él y se estiró a su lado_ No te mortifiques, Hiro-san. Ahora podemos pasar la mañana juntos, y disfrutar de tu “enfermedad”…
    Hiroki le respondió con un gruñido:
    _ ¿No quieres empezar a comer sin mí…? Debes tener más hambre que yo…
    El ojiazul lo abrazó y aspiró el perfume de su pelo.
    _ Primero quiero una buena dosis de Hiro-san… _rió.

    *-*-*-*-*-*
    …sa misma tarde Hiroki tomó el bus que lo llevaría hasta el departamento de Akihiko.
    Allí sacó la última hoja que le faltaba leer antes de que se quedara dormido en el sofá la noche anterior. Sólo tenía una carilla llena.
    Había tratado de llamar a Akihiko a su casa para ver si se encontraría allí, pero como sólo le respondió un contestador se conformó con dejar un mensaje lleno de amenazas y palabrotas…
    _ Veamos cómo termina ésta cosa… _murmuró estirando el papel.

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    Días después…

    Tsumori entró en la biblioteca con gesto atormentado. Nowaki al verlo, se levantó de la silla en que estaba de un salto. En su rostro ojeroso se adivinaban varias noches sin dormir por la preocupación y la ansiedad;
    _ ¿Y bien? ¿Lo encontraron? _preguntó ansioso.
    El rubio lo miró a los ojos, luego miró el suelo:
    _ No. _respondió en voz apenas audible_ Y temo que ya no van a buscarlo…
    _ ¿Qué? ¿Pero qué dices? _Nowaki lo sacudió por los hombros_ ¡Tienen orden mía de seguir buscándolo hasta que lo encuentren! ¡No pueden…!
    _ Nowaki… _lo interrumpió el rubio_ Ya no van a buscarlo porque… él está…
    _ ¿Qué…? ¿Qué…? ¡Dilo de una vez, Tsumori!
    _ Está muerto, Nowaki… _dijo al fin_ Lo siento…
    EL ojiazul sintió esas palabras como una bofetada. El color desapareció de su cara unos instantes. Seguía observando atónito al rubio, todavía sin poder creer lo que oía:
    _ Mis hombres lo encontraron a un lado del camino, no muy lejos de aquí… _relató el rubio_ Creen que unos bandidos intentaron robarle y como se resistió se deshicieron de él… Esto es lo único que no le quitaron…
    Tsumori le enseñó el anillo con la enorme piedra. Nowaki al ver el anillo se tambaleó hacia atrás como si le hubieran dado un golpe, a duras penas consiguió llegar hasta la silla, donde se desplomó.
    _ No… No… _murmuró mirando el vacío_ No puede ser cierto… E-esto no puede estar pasando…
    El rubio se acercó a él y lo rodeó con sus brazos;
    _ Cuanto lo siento, Nowaki… _susurró_ Si no se hubiera ido de tu lado esto no le habría pasado. Ojala me hubiera dado cuenta antes de que pensaba marcharse…
    Nowaki estalló en un llanto descontrolado mientras ocultaba el rostro en el pecho del rubio. Las lágrimas empaparon en apenas segundos la ropa de Tsumori;
    _ Hiro-san… Por qué… _gimió mientras su corazón se partía en dos_ Hiro-san…
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    Hiroki guardó la hoja en el sobre con una mueca;
    _ Vaya… Esto no está bien… _murmuró en voz baja.
    Si había algo que elogiarle a Akihiko en todo ése asunto, era que había creado al perfecto villano con la imagen del Senpai de Nowaki, claro que sí…
    “¡Pero yo no le conté sobre el golpe que le di a ese Senpai con el bolso para que creara el villano de una historia!!!” pensó cruzándose de brazos.
    ¿Se terminaría allí la historia? ¿Qué pasaría con Nowaki? Es decir, con el Nowaki de la Historia…
    Eso era otra cosa que le molestaba… Que su Nowaki también estaba mezclado en todo ese rollo. Y hasta sentía lástima por el personaje que llevaba su nombre. Qué tontería…
    El bus se detuvo en el lugar indicado y Hiroki se bajó con el sobre bajo el brazo. Ingresó en el edificio y tomó el ascensor. Al bajar en el piso correcto y acercarse a la entrada del departamento observó que la puerta estaba abierta, y que se oía a una mujer gritando sola adentro.
    Se asomó a la puerta y se quedó mirando a la mujer que hablaba y caminaba por todo el living de la casa del escritor;
    _ ¿¡Cómo que de vacaciones?! ¡No puedes irte de vacaciones a la mitad de un trabajo! _pausa_ ¡Ni se te ocurra echarle la culpa a Misaki! ¡¿Qué dices?! ¡No te atrevas ni a pensarlo! ¿¡Y dónde pusiste el manuscrito?! ¿Se lo diste a quién…?
    _ Disculpe… _Hiroki trato de llamar su atención_ Vengo a ver a Akihiko…
    La mujer lo miró entre sorprendida y avergonzada de que la hubieran visto en medio de semejante estado de histeria. Era muy guapa, pelirroja y estaba vestida de manera muy coqueta.
    _ ¿Es usted Hiroki Kamijou…? _preguntó.
    _ Sí, soy yo… ¿Se encuentra Akihiko?
    Akikawa hizo una mueca:
    _ Hace segundos estaba hablando con él… me ha colgado…
    _ ¿Y dónde está…?
    _ Se ha ido de vacaciones a una playa, ¡en medio de un importante proyecto!
    _ ¿Qué? ¡No puedo creerlo! _Hiroki se abstuvo de maldecir, aunque la mujer que tenía enfrente parecía tan dispuesta como él a dedicarle algunas groserías al escritor_ ¡Tenía que hablar con él urgente!!!
    _ También yo… _suspiró la pelirroja sentándose_ Siéntese por favor. Una de las pocas cosas que conseguí que me dijera es que le dejó el trabajo a usted… ¿Sabe de qué está hablando?
    _ Bueno, sí me dejó el manuscrito… _Hiroki le tendió el sobre_ Pensé que quería una opinión, pero está sin terminar…
    _ ¡Es por eso que estoy tan alterada! _Akikawa tomó el manuscrito, feliz de que estuviera en buenas manos_ Akihiko debería terminar esto en el tiempo pactado, si no lo termina tendré grandes problemas… ¡Y juro que él también!!!
    Akikawa preparó té para ambos y le contó brevemente su relación con el escritor, y por qué estaba tan preocupada. Akihiko siempre había hecho cosas como ésas, de escaparse y hacerla pasar malos ratos, pero siempre cumplía. Y ahora…
    _ Al menos la mitad del manuscrito está a salvo… _miró con afecto el sobre_ No lo entiendo, parecía muy entusiasmado con el proyecto al principio…
    _ ¿Qué pretenderá éste idiota…? _murmuró Hiroki luego de escuchar toda la historia_ Intentaré llamarlo desde mi celular, tal vez al ver que soy yo no me cuelgue…
    Se apresuró a marcar los números en el celular y esperó…
    _ ¿Hola…?
    _ ¡Akihiko! ¿¡En dónde demonios estás?!
    _ También me da gusto hablar contigo, Hiroki… _respondió el escritor con toda la calma del mundo_ En estos momentos conduzco hacia la playa; con ésta ola de calor a Misaki se le ocurrió que sería lindo tomarse unas vacaciones…
    _ ¡Me refería a ir a la playa EN las vacaciones, Akihiko!!! _oyó que gritaba otra persona del otro lado de la línea_ ¡Tienes un trabajo que terminar y yo debo preparar un examen!!! ¡Alguien rescáteme de este idiotaaa!!!
    Akihiko se cambió de mano el teléfono:
    _ Ignora eso. Está molesto porque lo traje a la fuerza… _le dijo a Hiroki como su fuese el comentario más común_ Dime, ¿leíste ya la historia?
    _ Akihiko, ¿qué pretendes? _le preguntó con los nervios de punta_ Dejando un trabajo por la mitad, escribiendo sobre Nowaki y sobre mí y además…
    _ ¿La leíste sí o no? _se impacientó el de pelo gris_ Responde o cuelgo.
    El castaño suspiró largamente antes de responder:
    _ Sí… La leí.
    _ Perfecto, a que es una historia espléndida ¿verdad?
    _ ¡No lo es!! ¡Ya antes impedí que me pusieras en una novela romántica gay y lo impediré de nuevo!!!
    _ ¿Y cómo harás eso…? Si tú vas a terminar de escribirla…
    _ ¿¡Qué?!
    _ Para eso te mandé el manuscrito… _explicó Akihiko_ Quiero que termines la historia siguiendo mis instrucciones. ¿Quién mejor para seguirla que alguien que ha leído todos mis manuscritos y conoce mi estilo…?
    _ ¡Estás totalmente loco, o el fumar te ha matado todas las neuronas…! _Hiroki estaba horrorizado_ ¿Por qué estás tan seguro de que voy a hacerlo?
    _ Porque si no lo terminas por mí no sólo perjudicarás a Akikawa, sino que además la terminaré yo en el futuro y no le cambiaré los nombres a los personajes. Seguirán siendo “Hiroki y Nowaki”…
    _ ¡Pero…! _Hiroki ya no supo cómo discutirle_ Yo… Yo no soy un escritor… Nunca podría…
    _ Confía, Hiroki… _lo animó Akihiko_ Sé que harás un excelente trabajo si te lo propones…
    _ No tienes idea de cuánto te odio en éste momento…
    _ Oyeme bien, tu primera instrucción es arreglártelas para que Hiroki se libre de los bandidos que Tsumori mandó tras él y llegue sano y salvo hasta un pequeño pueblo lejano._ Creí que ya estaba muerto...
    _ Es todo una trampa de Tsumori para hacerle creer que estás muerto. Creí que te darías cuenta...
    _ Uf… ¿No es más fácil dar por terminada la historia? Ya tienes un bonito y dramático final, como en Romeo y Julieta…
    _ ¿Y que gane el villano? No me dan premios por dejar que el villano gane en las novelas… _repuso el de pelo gris_ Mira, puedes utilizar el recurso que quieras: un hada madrina, giros, poderes mágicos, lo que quieras. Sólo cumple mis instrucciones y te saldrá bien. Pídele ayuda a Akikawa también, ella conoce la historia…
    _ ¿Ella ya la leyó???
    _ Sí, controla todos mis manuscritos y me da su opinión… Le encantó la escena de cama especialmente…
    _ ¡Akihiko, eres un…!
    _ Debo colgar, estoy llegando al hotel… ¡Adiós!
    Akihiko colgó dejando a Hiroki con la palabra en la boca. El castaño se desplomó sobre el sillón bajo la mirada ansiosa de Akikawa;
    _ ¿Qué dijo…? _le preguntó ansiosa.
    _ Quiere que yo… _tomó aire_ Termine la historia por él… Dice que yo sabré arreglármelas mejor que nadie…
    _ ¿Y lo hará…?
    _ No lo sé.
    _ ¡Oh, hágalo por favor! _le pidió juntando las manos_ ¡Yo lo ayudaré en todo lo que pueda! ¡Hasta le pagaré! ¡Pero debemos terminar éste proyecto!
    _ Tengo que pensarlo seriamente… _Hiroki se levantó_ Es tarde y debo regresar…

    Akikawa decidió dejarlo marchar luego de pedirle su dirección y teléfono y que por favor volvieran a encontrarse. Lo observó alejarse y tomar el ascensor.
    ¿Sería ésa persona capaz de terminar el proyecto de Akihiko…?
    Y lo que era más importante…
    ¿Aceptaría seguir escribiendo…?
    Hiroki abrió la computadora sobre sus rodillas, luego de sentarse en el sofá de la sala de profesores. Sobre la pequeña mesilla descansaba el almuerzo que Nowaki había preparado para él y un par de paquetes de cigarros que Miyagui había dejado olvidados.
    El castaño sudaba tratando de encontrar una idea que le permitiera seguir con la historia, continuarla. Ya comenzaba a preocuparse porque ése fin de semana debía reunirse con Akikawa para controlar lo que había escrito… y la verdad era que no había escrito ni dos palabras pese a los miles de intentos…
    ¿Cómo se libraba un profesor de literatura de un grupo de bandidos sin armas, trucos o alguna intervención mágica…? (Porque había decidido no utilizar éste último recurso)
    _ Hola corazoncito… ¿Estabas triste sin mi…? _saludó Miyagui desde la puerta y se sentó junto a él.
    Hiroki se apresuró a cerrar el documento antes de que lo viera. Miyagui lo abrazó, con ánimo de molestarlo y hacerlo enojar:
    _ ¿No estás feliz de verme?
    _ Acabo de verlo hace veinte minutos… _gruñó_ ¡Suélteme de una vez ya le he dicho que no quiero que me abrace!!!
    _ Yo siento como si hubieran sido años desde que no te tengo cerca… ¡El día se me hace eterno cuando no puedo admirar tu bello rostro! _recitó_ Ni tu extraordinario almuerzo…
    _ Ni siquiera lo piense… _Hiroki tomó la bandejita que contenía la comida y empezó a comer delante del otro profesor, para torturarlo.
    _ ¡O por favor Kamijou…! ¿No me convidas aunque sea con el arroz…?
    _ No.
    _ ¿Compartirás el postre conmigo?
    _ Déjeme en paz.
    _ Vamos, ¡por favor! Es mucha comida Kamijou, sabes que si comes de más te vas a poner gordito… _bromeó_ ¿Me lo cambias por mi ensalada de repollo?
    _ ¿Te refieres a esa cosa mal cocinada…? No lo creo…
    _ Ufff… Me rindo… _Miyagui se desplomó en el sillón y encendió un cigarrillo.
    Luego de unos minutos en silencio, a Hiroki se le ocurrió una idea…
    _ Sin embargo, usted podría ayudarme… Y yo podría darle una porción de mi almuerzo… _dijo.
    _ ¿Humm? ¿De qué se trata?
    _ Supongamos que alguien va por el bosque… Y otra persona mandó a tres bandidos para matarlo… ¿Cómo esperaría que se librara de los bandidos y llegara a salvo a su destino?
    _ ¿Es un acertijo?
    _ No exactamente… Pero si usted lo estuviera leyendo en un libro, ¿qué sospecharía que fuese a pasar?
    _ Pues… ¿La persona a la que van a buscar los bandidos está armada?
    _ No.
    _ ¿Es peligrosa?
    _ Cuando la hacen enojar… _comenzó a decir Hiroki_ Pero no es el caso…
    _ O sea que estamos hablando de alguien inofensivo…
    _ Más o menos…
    _ Mmmm… ¿Qué tal si toma un camino diferente al que pensaba tomar al principio? Así despistaría a sus perseguidores…
    _ No sé… La verdad es que no sabe que lo persiguen… Sería demasiada casualidad que tomara otro camino por su cuenta…
    _ ¿Y esa persona es lindo/a?
    _ ¿Qué? ¿Y eso qué tiene que ver?
    _ Mucho, porque si estamos hablando de algo así como una doncella lo ideal es que su príncipe la rescate y la saque del problema…
    _ Oh… Serviría pero… Su príncipe no puede rescatarla de momento…
    _ ¿Y qué tal la ayuda de un nuevo personaje? Un amigo o un desconocido, da igual…
    _ ¡Sí! ¡Eso podría funcionar!!! _se entusiasmó el castaño. En su mente las imágenes comenzaban a tomar forma rápidamente, una detrás de otra, en una secuencia que al fin encajaba.
    _ ¿Soy brillante verdad? Anda, di que soy brillante… _sonrió Miyagui estirándose.
    _ Ni lo sueñe… _rió Hiroki_ Pero gracias por su ayuda…
    _ No olvides nuestra parte del trato…
    Hiroki le cedió una parte de su almuerzo;
    _ Ahora váyase, tengo que trabajar…
    _ ¿Estás escribiendo una historia?
    _ No… _gruñó_ Y qué le importa…
    _ Anda Kamijou admítelo, estás trabajando en una historia, lo sé…
    _ ¿Cómo está tan seguro de lo que dice? _Hiroki lo miró con el seño fruncido_ Más le vale que no me esté espiando…
    _ No es eso pero, siempre que paso por aquí a la hora del almuerzo estás ahí sentado con la computadora en las piernas, mirando la pantalla y con el seño fruncido, igual que los escritores cuando no se les ocurre nada. ¿Es una historia de amor?
    _ ¡Váyase de una vez! O le contaré a ese niño con el que sale sobre sus declaraciones de amor hacia mí…
    _ ¿Cu-cuál niño? _se hizo el tonto Miyagui_ ¿De qué hablas Kamijou?
    _ Usted no es el único aquí que puede espiar, Profesor… _le advirtió Hiroki.

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    *-*-*-*-*-*
    “Los tres hombres que Tsumori había enviado alcanzaron el carruaje donde viajaba Hiroki rápidamente. El conductor del carruaje era cómplice así que encontraron al profesor exactamente en el camino que habían acordado…
    Cuando los bandidos le dieron alcance al carruaje los caballos que lo tiraban se asustaron y frenaron el paso, haciendo que la carreta se balanceara violentamente.
    Uno de los hombres le dio una patada a la puerta y sacó al profesor, pese a que éste pataleaba y gritaba. Lo subió a su caballo y emprendió el recorrido a toda velocidad.
    Los otros dos le dieron alcance minutos más tarde…
    *-*-*-*-*-*-

    _ ¿Había algo de valor en el carruaje? _preguntó uno de los hombres de Tsumori.
    _ Nada, sólo libros… _respondió su compañero_ Veamos si él tiene algo…
    _ ¡Suéltenme! ¡Aléjense de mí! _Hiroki se retorcía y le daba codazos al hombre que lo sujetaba, que tenía todo el rostro arañado.
    _ ¡Apresúrense, no puedo tenerlo mucho tiempo quieto! _les advirtió.
    Revisaron las ropas de Hiroki y hallaron el reloj plateado que Nowaki le había obsequiado:
    _ Pero qué tenemos aquí… _el bandido observó el reloj en la luz_ Esto valdrá sus buenas monedas…
    _ ¡No! _Hiroki vió cómo guardaba entre sus ropas el único objeto que le quedaba de Nowaki_ ¡Devuélvamelo! ¡Por favor! ¡Les daré cualquier otra cosa! _ofreció desesperadamente.
    El hombre que lo sujetaba vio agotada su paciencia y lo golpeó en la cabeza, cerca de la nuca. Hiroki se desplomó a sus pies con un quejido.
    _ ¿Y ahora qué sigue? _preguntó el que tenía el reloj, observando al profesor.
    _ Debemos acabar el trabajo… _dijo el bandido que tenía el rostro lastimado_ ¡El dinero que nos prometieron no vale la pena sólo por matarlo! ¡No llevaba nada de valor más que ese reloj y repartido entre los tres es muy poco dinero!
    _ Sin mencionar que te arañó todo el rostro y que casi te arranca una oreja…
    _ Yo conozco un lugar en donde podríamos venderlo… _propuso el que tenía el reloj_ Nos pagarían bien por él; y además tendríamos también el dinero por matarlo…
    _ ¿No es un poco viejo ya para que a alguien le interese comprarlo como esclavo…?
    _ No creo que importe… Mira ése cabello. Y su piel… Es buena mercancía… _dijo_ Además es imposible salir de ésos lugares una vez que se entra, nadie nos descubriría…
    Los tres concordaron en que era un excelente negocio vender el indefenso profesor. El que había tenido la idea sería el encargado de llevarse a Hiroki, y los otros dos de ir a cobrar a Tsumori por su trabajo no realizado.
    Luego de acordar en dónde reunirse se marcharon cada uno por su lado…
    ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    Hiroki abrió los ojos lentamente. Estaba sentado contra un árbol, a un lado del camino. El dolor en su cabeza a causa del golpe y las manos atadas detrás de la espalda lo hicieron consiente de que aún estaba a merced de los ladrones; y lo invadió el miedo…
    Con algo de esfuerzo logró ponerse en pie apoyando la espalda contra el árbol. De pronto oyó una voz;
    _ Ahh… Veo que despertaste… _Hiroki reconoció la voz del bandido que le había quitado el reloj de Nowaki. Se acercaba a él llevando a su caballo de tiro_ Paramos un minuto para que mi caballo bebiera agua y te dejé un rato solo…
    _ ¿A… a dónde me lleva…? _preguntó el castaño sintiendo el sudor frío en su espalda. El ladrón lo miraba de una forma nada tranquilizadora y lo que era peor, se estaba acercando a él…
    _ No querrás saber… _repuso el ladrón mientras se quitaba la capucha gris. Le tomó el mentón con una mano y observó su lindo rostro asustado_ Vaya… Sí que eres lindo…
    _ ¡Suélteme! ¡Aléjese de mí! _estalló el profesor, preso del pánico.
    El hombre lo tomó con rudeza entre sus brazos y lo pegó a él;
    _ Creo que voy a divertirme un poco contigo antes de venderte… _murmuró contra su cuello de cisne. Hiroki sintió su lengua acariciándole debajo de la oreja y sollozó de desesperación_ Oh sí…
    Hiroki se retorcía violentamente, gritaba pidiendo ayuda mientras el ladrón lo mantenía preso y lo tocaba por todas partes. Cuando comenzó a tironear su ropa sollozó y las lágrimas acudieron a sus ojos:
    _ No… Por favor…
    Trató de patearlo en una rodilla, pero el hombre sólo se rió. Era mucho más grande y fuerte que él; cuando trató de empujarlo el ladrón se rió nuevamente. Era una risa cruel...
    “Por favor, por favor que alguien me ayude…” pensó.
    Como si su deseo se cumpliera mágicamente, el hombre se quedó quieto un momento y luego cayó muerto a sus pies.
    ¿Muerto…? ¡No!
    Había alguien parado detrás del ladrón, sosteniendo una pesada enciclopedia en alto.
    _ ¿Se encuentra usted bien? Oí sus gritos de auxilio… _dijo.
    Era alto y parecía algo mayor que Hiroki. Iba vestido muy elegante, tenía el cabello negro y los ojos color café.
    Hiroki demoró un poco en reponerse del susto, por lo que sólo atinó a asentir lentamente con la cabeza. Su salvador procedió a desatarle las cuerdas y el castaño se frotó las muñecas, lastimadas de tanto forcejear:
    _ Gracias… por salvarme… _dijo. Miró al ladrón_ ¿Cómo se acercó sin que lo oyera…?
    _ Bueno, es que estaba tan concentrado en lo que hacía que no se hubiera dado cuenta aunque me hubiese acercado a caballo… No sabe ni qué lo golpeó…
    _ Oh… _Hiroki miró el pesado libro usado como arma y sonrió_ Muchas gracias de nuevo…
    _ ¿No está muerto verdad…?
    _ Eso no me importa para nada… _Hiroki se inclinó junto al ladrón y tanteó su ropa hasta dar con el reloj. Se lo quitó y lo apretó contra su pecho, sonriendo.
    “Éste reloj es lo único que me queda…” pensó triste y a la vez aliviado de haberlo recuperado.
    _ Por cierto, soy Miyagui… _el hombre que lo había rescatado extendió su mano.
    Hiroki se la estrechó:
    _ Kamijou Hiroki…
    _ ¿Adónde se dirige usted Kamijou…? _preguntó.
    _ ¿Yo? Pues… Asaltaron el carruaje donde yo viajaba… _se lamentó Hiroki, tratando de no contar el verdadero motivo de su viaje.
    _ ¿Qué? ¿Eran más de uno?
    _ Eran tres ladrones. No sé qué pasó con los otros dos… _dijo_ Lo peor de todo es que me robaron todos mis libros… _se quejó.
    _ Hay muchos libros adonde yo me dirijo… _propuso Miyagui y el castaño lo miró intrigado_ Voy a un pequeño pueblo cerca de aquí, me ofrecieron trabajo como profesor en una escuela… Y me dijeron que tienen una biblioteca bastante grande…
    _ ¿Cree que tengan trabajo para mí? ¡También soy profesor!
    _ Pues, hay que averiguarlo ¿no cree…? _le respondió con una sonrisa_ Venga conmigo, me aburro viajando solo aunque… ¿No se dirigía ya a un lugar antes de que le robaran?
    _ No importa, en serio… Vámonos…
    Hiroki tomó “prestado” el caballo del bandido que aún yacía inconsciente el suelo y acompañó a Miyagui; sintiendo que al fin desde que había abandonado a Nowaki sentía un poco de consuelo... había encontrado un amigo…”
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    Cuando terminó de trabajar y regresó por fin a su casa, Kamijuou Hiroki se sentía exhausto pero de alguna forma con un peso menos encima. La mayor parte del capítulo ya estaba medio cocinada…
    Como de costumbre caminaba hasta el departamento que compartía con Nowaki, a paso rápido y constante y llevando su pesado portafolios en una mano.
    Ahora sólo le quedaba relatar brevemente los años que el Kamijou Hiroki de la historia pasaría junto a Miyagui, enseñando en una pequeña y humilde escuela hasta que…
    “Vaya… No tengo idea de cómo seguiré después…” pensó “¿Deberían reencontrarse alguna vez…? Le preguntaré a Akikawa cuando me reúna con ella…”.
    El castaño llegó a las puertas del departamento y buscó las llaves en su bolsillo:
    _ ¡Hiro-san! _lo recibió alegremente Nowaki.
    _ Hola… Veo que llegaste antes que yo… _Hiroki cerró la puerta tras él. En la casa se escuchaba una suave música de fondo_ Huele rico…
    _ Sí, hoy terminé un poco más temprano. Estaba esperando a Hiro-san para empezar a comer… _repuso el ojiazul_ ¿Quieres ducharte primero? Yo guardaré esto… _propuso tomando el portafolio entre sus grandes manos.
    _ ¡Ten cuidado! Traigo mi computadora ahí dentro…
    El ojiazul lo miró con el seño fruncido:
    _ ¿Otra vez trajiste trabajo a casa Hiro-san? _preguntó.
    _ ¿Acaso tiene algo de malo…?
    _ Es que… Últimamente me preocupo… _confesó el más alto_ Hiro-san trabajas mucho aquí en casa, escribes y escribes documentos y pareces muy estresado estos últimos días…
    _ ¿Eh…? Bueno, yo… No me había dado cuenta de que trabajaba tanto…
    La verdad era que Nowaki estaba en lo cierto, en las últimas noches había tratado de escribir hasta muy tarde, luego lo intentaba en los almuerzos y en cualquier otro tiempo libre… Se había concentrado mucho en cumplir con Akihiko, quizá demasiado…
    _ Lo siento, Nowaki… Pero ya no trabajaré más de ese modo, ya solucioné lo del documento… _dijo.
    _ ¿En serio Hiro-san? _sonrió Nowaki.
    _ Sí, en serio… _resopló el castaño_ ¿Estás dispuesto a esperar que me de una ducha antes de comer…?
    _ Sí, claro.
    _ Bien… _Hiroki ya iba a irse al cuarto de baño_ Esto… Gracias por preocuparte así por mí… _carraspeó.
    Nowaki sonrió aún más ampliamente y ya iba a dejarlo marchar cuando lo tomó de la mano y lo detuvo;
    _ ¿Qué pasa…?
    _ Hiro-san, ¿yo podría darte un beso de bienvenida…? _preguntó poniendo ojos de cachorrito brillantes.
    _ ¿Qué? _Hiroki se puso rojo_ ¡No empecieses con cursilerías! ¡No quiero un beso de bienvenida!
    _ Pero sólo uno chiquito… _pidió tironeando del brazo del castaño.
    _ ¡No! ¡Quítate de encima mocoso! _Hiroki trató de soltarse_ ¡¿Por qué eres tan pegajoso?!
    _ Porque te quiero mucho, Hiro-san… _sonrió el más alto aprisionándolo contra el y sin darle tiempo a más quejas juntó las bocas de ambos con un dulce beso.
    _ Nhhh… _Hiroki refunfuñó un poco dentro de la boca de Nowaki pero luego las mejillas se le tiñeron de un suave rubor y su cuerpo tenso por el día de trabajo se estiró entre los cómodos brazos del más alto.
    La música que pasaban por la radio cambió como por arte de magia a una balada de amor y el castaño suspiró dándose por vencido y ladeando la cabeza para que su Nowaki pudiese besarlo mejor…
    Sus caras se apartaron lentamente luego de unos segundos:
    _ Ya está… ¿No fue tan doloroso verdad Hiro-san…? _le preguntó el más alto sonriéndole dulcemente.
    Hiroki se puso rojo;
    _ Eres un descarado… _gruñó.
    _ Eso en el idioma de Hiro-san significa “dame otro beso”… _propuso picaronamente
    Nowaki.
    _ Idiota… _suspiró Hiro mientras apoyaba el mentón sobre el hombro de Nowaki y cerraba los ojos.
    El ojiazul lo estrechó amorosamente y de repente se sintió más relajado y a gusto que nunca entre sus brazos. Comenzaba a sentir algo de sueño…
    _ No te pongas demasiado cariñoso o se quemará la comida… _le advirtió.
    _ ¡Es verdad la comida!!! _Nowaki salió disparado hacia la cocina.
    Hiroki sonrió y se abstuvo de reírse. Dejó la computadora sobre el sofá y se fue al cuarto de baño…


    Minutos después…
    Hiroki salió del cuarto de baño envuelto en una bata esponjosa y gigantesca. El cabello le goteaba agua. Sabía que salir así del baño y preguntarle algo a Nowaki era como “jugar con fuego”; el más alto siempre encontraba provocativo verlo con esa bata porque quería averiguar si Hiro-san llevaba algo debajo…
    Pero no había toallas en el baño y de verdad necesitaba saber en dónde estaba el secador de cabello:
    _ ¿Nowaki no has visto por casualidad el secador de…? _Hiroki se quedó de piedra con la escena que tenía enfrente.
    Nowaki había abierto su computador portátil y estaba muy entretenido leyendo uno de los documentos. ¡El de la historia de Akihiko!!!
    El ojiazul levantó la cabeza y lo miró, sorprendido al ser descubierto con las manos en la masa:
    _ ¡Hiro-san!!! _exclamó con la voz de un niño al que acaban de pillar haciendo travesuras.
    _ ¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDOOOOOO?!
    Los cojines del sofá, los libros, las revistas, algunos adornos… Todos los objetos de la sala de estar supieron lo que era “volar” aquella noche:
    _ ¡Hiro-san deja que te explique!! _suplicó Nowaki con la esperanza de que la lluvia de objetos que caían sobre su cabeza cesara. La guía telefónica le hizo un pequeño chichón en la cabeza y cuando vio que Hiroki alargaba la mano hacia los libros más pesados se ocultó detrás del sofá de un salto.
    _ ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! _gritaba Hiroki, preso de la histeria y totalmente rojo de la vergüenza_ ¡Eres un atrevido! ¡¿Qué derecho tienes para andar espiando mis cosas?!
    _ ¡Hiro-san, escúchame!!! _pidió el ojiazul_ Yo no estaba espiando, sólo quería saber cómo terminaba la historia… ¡En serio!
    _ ¿Cómo que “querías saber cómo terminaba”? _pensó un momento_ ¡¿Ya la leíste toda?! ¡Dímelo, Nowaki!!!
    Nowaki no asintió pero de todas formas Hiroki lo supo: Nowaki había leído la historia de principio a fin, y ahora estaba buscando el final en su computadora. ¿Pero cómo sabía que estaría allí?
    El castaño pensó en toda la historia, en las escenas de cama, los besos, las confesiones de amor… y le dieron ganas de llorar de frustración.
    _ Oh no… ¡Qué vergonzoso! ¡Qué vergonzoso! _exclamó al tiempo que se cubría la cara con las manos_ ¡No lo soporto!!!
    Hiroki corrió y se encerró en la habitación dando un portazo:
    _ ¡Hiro-san! _lo llamó el más alto mientras se levantaba.
    Fue hasta la habitación y trató de abrir la puerta. Estaba con llave;
    _ Hiro-san, por favor… _lo llamó.
    _ ¡Lárgate! ¡Seguro que estás riéndote de mí! _le gritó desde dentro y se notó que tenía el rostro cubierto con algo; quizás una almohada.
    _ No, no me estoy riendo Hiro-san… _afirmó el más alto_ Por favor, abre la puerta. Yo puedo explicarte…
    _ ¡Fuera! ¡No me mientas! ¡Seguro te hace mucha gracia el hecho de aparecer en una de las novelas de amor de Akihiko!!!
    _ ¡No me estoy riendo Hiro-san! De verdad… Me pareció algo muy tierno…
    Silencio. Hiroki no le respondió así que continuó hablando:
    _ Yo había leído la historia ése día que regresé del hospital y te encontré durmiendo en el sofá… _contó_ Las hojas estaban tiradas en el suelo así que las recogí. Pero vi que nuestros nombres aparecían en algunas hojas y las leí, no pude evitarlo…
    Hiroki seguía sin contestarle. Nowaki se recostó en la puerta y suspiró:
    _ Enseguida supe que era algo que había escrito Akihiko, y como sé que él siempre le preguntaba a Hiro-san su opinión sobre lo que escribía las volví a poner en el suelo y no te pregunté nada al respecto…
    _ ¿Por qué no? _se oyó por fin la voz de Hiroki_ Dejaste que yo te mintiera…
    _ Creí que si te pedía explicaciones tal vez pensarías que estaba celoso de Akihiko de nuevo… _confesó el ojiazul.
    _ ¿Y cómo supiste que encontrarías la continuación de la historia en mi computadora?
    _ Yo simplemente lo deduje. Hoy mientras trabajaba en la florería llegó una mujer pelirroja y encargó un ramo; me llamó la atención que fuera para ti y dejó un mensaje para la tarjeta: “Gracias por aceptar hacerse cargo de terminar la historia de Akihiko… ¡Me ha salvado la vida!”. Entonces supe por qué estabas tanto tiempo escribiendo en tu computador…
    Hiroki volvió a quedarse mudo por unos segundos;
    _ Aún así no estuvo bien que espiaras mis cosas… _afirmó con voz grave.
    _ Lo sé, perdóname Hiro-san… _dijo Nowaki, arrepentido_ Quería darte las flores luego de que te ducharas, como una gran sorpresa y ahí contártelo todo… Pero no pude con mi curiosidad por saber cómo acababa la historia y acabé arruinándolo…
    Silencio. Nowaki trató con un tono más amistoso:
    _ Pero Hiro-san debe entender que la historia me pareció muy interesante y aunque estoy algo molesto con Akihiko por darte esa gran responsabilidad, moría por saber el final… _se excusó_ Me alegra que el Hiro-san de la historia esté a salvo…
    Pasaron unos minutos. Cuando Nowaki ya estaba comenzando a pensar que esa noche tendría que dormir en el sofá la puerta se abrió y apareció Hiroki, con el pelo húmedo revuelto y las mejillas rojas:
    _ Todavía no llego al final de la historia… _dijo apenas en un susurro, mirándose los pies y con una mano apoyada en el marco de la puerta.
    _ Lo sé… _dijo Nowaki, mirándolo con dulzura_ Pero me alegra, así podré ayudarte a pensar ideas…
    _ Pero… La verdad es que me da mucha pena escribir esa clase de cosas… _confesó cerrando los ojos_ No sé si podré hacerlo…
    _ Claro que puedes… _el ojiazul lo estrechó entre sus brazos y le besó la frente_ Hiro-san es una persona increíble…
     
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  2. nadeshiko-chan
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    *-*-*-*-*-*-*
    Más tarde en la cocina…

    _ Entonces… ¿Hiro-san ya me perdonó…? _preguntó el de ojos azules mientras lavaban los platos.
    _ Más o menos… Aún estoy molesto, aunque fue culpa mía haber leído hasta tarde esa noche y dejar las hojas tiradas por ahí… _dijo el castaño mientras buscaba un jarrón para las flores de Akikawa.
    Nowaki dejó los platos escurriéndose y fue junto a él:
    _ ¿Por qué Akihiko no terminó la historia el mismo? _preguntó.
    _ Tuvo que atender unos compromisos… _mintió Hiroki_ El muy idiota… _murmuró.
    _ ¿Qué…?
    _ Nada, nada… _carraspeó_ Que tengo plazos para escribir cada capítulo, porque Akikawa debe controlarlos y darme su aprobación antes de enviárselos a Akihiko…
    _ ¿Quién es Akikawa?
    _ Es la mujer que me envió las flores… Decidí aceptar el trabajo de Akihiko en parte por ella, me dio pena que fuese a tener problemas en su trabajo por culpa de ése irresponsable…
    _ Comprendo… ¿Y Akihiko no te dijo cómo debía seguir la historia?
    _ Me va dando instrucciones a medida que avanzo… Ya cumplí la primera: que el profesor esté a salvo de los bandidos que se supone debían matarlo… _contó_ Pero no tengo idea de lo que sigue. Me reuniré con Akikawa este fin de semana, y ella hablará con Akihiko para preguntarle…
    Se quedaron en silencio un momento. Hiroki oliendo las bonitas flores que le había obsequiado Akikawa, y Nowaki secando los platos.
    De repente, éste último empezó a reírse;
    _ ¿De qué te ríes…?
    _ ¡Me da mucha gracia que Tsumori sea el villano malvado de una historia! _se carcajeó_ Parece que Hiro-san no ha estado hablando bien de él a Akihiko… Jajaja!
    Su Hiro-san se puso rojo y frunció el seño;
    _ ¡Yo no le dije nada sobre Tsumori a Akihiko! _se quejó_ ¡Él se lo ha inventado todo…!
    Iba a salir de la cocina refunfuñando otra vez, pero Nowaki lo atrapó por la cintura:
    _ Hiro-san mentiroso, mentiroso… _canturreó como si fuese un niño_ ¿Tu mamá nunca te enseñó que no debes hablar a espaldas de la gente…?
    _ ¡Ya te dije que yo no dije nada!!! _se quejó Hiroki tratando de huir del abrazo.
    Nowaki se sentó en una silla de la cocina, junto a la mesa, arrastrando a Hiroki con él:
    _ Necesitas que te den un pequeño castigo… _murmuró obligando al castaño a sentarse en su regazo.
    _ ¿Qué? ¡Nowaki no juegues conmigo! _Hiroki estaba cada vez más sonrojado. Trató de apartar las manos de Nowaki sin éxito_ ¡Dejame que me vaya! Mmm… No… S-suelta…
    El más alto había apartado con la mano los mechones que coronaban la nuca de su Hiro-san y comenzó a besarlo justo allí, intercalando besos húmedos y suaves roces con los dientes. Hiroki se estremeció entre sus brazos y gimió bajito:
    _ Casi había olvidado lo sensible que Hiro-san es aquí… _susurró lamiendo un hombro sedoso.
    _ Nowaki, por favor no… No aquí… _le pidió Hiroki tratando de no dejar escapar más gemidos.
    Las manos de Nowaki se encargaron de aflojar la bata que aún llevaba puesta; la prenda resbaló por los hombros dorados, descubriendo la espalda;
    _ Nowaki…
    _ Shhh… _Nowaki acarició la piel con sus labios_ No hay de qué avergonzarse Hiro-san… Nadie nos puede ver, somos sólo tu y yo…
    El ojiazul continuó acariciando la suave piel, besando, describiendo pequeños círculos con la lengua;
    _ Ahhh… Mmm… _Hiroki se mordió los labios cuando trazó una línea a lo largo de su espalda y tuvo que aferrar las manos que lo sujetaban por la cintura para no derrumbarse.
    _ Hiro-san… Hiro-san… _susurró en su oreja_ Quítate la ropa para mí… Quiero llevarte a la habitación…
    En menos de un segundo Hiroki recuperó toda su timidez y se puso de pie de un salto;
    _ ¿Q…qué? No puedo creer que me digas ésas cosas tan vergonzosas!!! _gritó mientras se acomodaba histéricamente la bata_ ¡Eres un descarado! ¡Eres un…!
    Nowaki se puso de pie y acalló sus protestas con un beso apasionado:
    _ Por favor, Hiro-san… _le acarició el rostro con los pulgares, mirándolo a los ojos.
    Era imposible negarse a esa mirada…
    El castaño se sonrojó hasta las orejas, pero igual volvió a buscar la boca de Nowaki. Mientras se besaban llevó las manos hasta el nudo de la bata y odiándose por dejarse convencer tan fácil la desató, dejándola caer a sus pies.
    El ojiazul le sonrió, y Hiroki sostuvo su mirada con ojos muy abiertos:
    _ Hiro-san, eres muy hermoso… _contempló su dorada desnudez_ Y todo mío…
    _ Cállate… ¡Hey! ¿¡Qué haces!? _Nowaki lo alzó en brazos y lo acostó sobre la mesa_ ¡Nowaki, dijiste que me llevarías a la habitación!
    El más alto se rió picaronamente:
    _ Mentí…


    *-*-*-*-*-*-*
    Días más tarde…
    _ Le envié la continuación de la historia a Akihiko por correo electrónico… _dijo Akikawa mientras tomaban café aquella tarde_ Me dijo que la historia iba muy bien, que era un buen comienzo…
    _ Qué bien…
    Se encontraban en el café que estaba frente a la florería de Nowaki. Para Hiroki era nueva la sensación de una persona leyendo y controlando cada cosa que escribía, por más que ésta fuera sólo una chica simpática y amigable…
    Para distraerse miró enfrente. Nowaki justo se hallaba en la vereda acarreando varios canastos con flores de una sola vez.
    “Se ve tan apuesto con delantal…” pensó y enseguida se reprendió a sí mismo por andar pensando cursilerías. El ojiazul volvió la mirada hacia donde él estaba y lo saludó con la mano y Hiroki (con un poco de rubor en las mejillas) devolvió la mirada a la taza de café.
    _ ¿Por qué elegimos éste lugar para reunirnos? _preguntó.
    _ ¡Porque el empleado de la florería de enfrente es tan apuesto!!! _le respondió Akikawa entre risitas.
    Hiroki sintió una punzada de celos pero se tranquilizó pensando en que debía comportarse bien con ella; al fin y al cabo trabajarían juntos algún tiempo…
    _ ¿Qué sigue ahora…? _el castaño cambió de tema_ Me refiero a la historia…
    _ Aquí mismo tengo las instrucciones… _Akikawa sacó un pequeño cuaderno de su bolso_ Se las leeré… Parece que debemos reencontrar a los personajes principales.
    _ ¿Ya…? _Hiroki levantó las cejas_ ¿No es muy pronto? Es decir… Creí que una parte del “relleno” de la historia era relatar lo mucho que sufren estando alejados y esas cosas…
    _ Sí, lo es. Pero más adelante… _dijo Akikawa_ Ahora debe dar un salto en el tiempo: 6 años…
    _ ¿Seis? ¿Y para qué seis?
    _ No lo sé, supongo que por algo debe de ser… _la joven pelirroja se encogió de hombros_ Tal vez Akihiko se lo diga más adelante… Pero deben estar separados ése lapso de tiempo.
    _ Muy bien… _Hiroki suspiró pesadamente_ Esto es tan difícil… Yo no soy un escritor, y además tengo muchos exámenes ésta semana…
    _ Sr. Kamijou, debe confiar un poco más en sí mismo. Lo está haciendo muy bien… _afirmó Akikawa con una gran sonrisa.
    _ ¿Pero cómo los reencuentro…? Han estado separados mucho tiempo y Nowaki aún cree que él está muerto… _dijo y luego se rió un poco_ Estoy refiriéndome a los personajes de una historia como si fueran personas reales ¿no es gracioso?
    Akikawa se rió un poquito:
    _ También le pasa a Akihiko, es natural en los escritores creo… _le contó_ Pero volviendo al tema, si me lo permite tengo una sugerencia…
    _ Claro, adelante…
    _ Yo adoro las casualidades; como en la vida real, nos encontramos a personas que no veíamos desde hacía años en los lugares menos pensados: estaciones de gasolina, supermercados, etc… _dijo_ ¿No sería bonito que se encontraran por pura casualidad?
    _ Sí, eso creo…
    _ ¡Pero no le estoy sugiriendo que se encuentren en supermercado! _aclaró entre risas_ Tenga en cuenta que nos dirigimos a lectores que son muy románticos, debe idearlo de una manera como decirlo… Que haga emocionar y “soñar volando en una nube rosa”…
    _ ¿Soñar volando en una nube rosa…?
    _ Lo siento, ésa es una expresión de chica… Me refería a que no debe olvidarse de ser romántico, ¿comprende?
    _ Comprendo…
    Akikawa miró la hora en su reloj:
    _ Debo irme, debo atender algunos otros asuntos. _anunció.
    _ De acuerdo, la acompañaré. _Hiroki dejó dinero sobre la mesa para pagar el café.
    _ No hace falta Sr. Kamijou… ¡Además quiero pasar por delante de la florería caminando para ver de cerca a ése muchacho tan apuesto!
    _ Ejem… _Hiroki carraspeó. Era hora de decirle la verdad_ Si quiere puedo presentarlos…
    _ ¿Se conocen?
    _ Sí, es que vivimos juntos… _tartamudeó_ Somos… pareja…
    El castaño se esperaba alguna cara de decepción o que se disculpara por andar diciendo que Nowaki le parecía apuesto delante de él; pero la reacción fue otra más propia de Akikawa:
    _ ¿¡De verdad?! Kyaaaa!!! _exclamó riendo_ ¡No puede ser! ¡Se verían tan lindos juntos en la portada de alguna novela de amor!!!! Kyaaa!!! Sí, presénteme con él quiero verlo de cerca por favor!!!
    Hiroki se puso rojo –no sólo porque la idea de salir en la tapa de un libro junto con Nowaki, sino porque también toda la gente se volvía a mirarlos con el escándalo que armó la chica- y salió del café seguido por Akikawa.
    Juntos cruzaron a la vereda de enfrente, para que conociera a Nowaki:
    _ Encantado… _dijo el ojiazul con su habitual sonrisa_ Aunque ya nos habíamos visto el otro día cuando compró las flores…
    _ Sí, es cierto… ¡Y usted se ofreció tan generosamente a llevárselas a Hiroki personalmente! Ahora entiendo por qué… _dijo Akikawa y miró a Hiroki con ojitos brillantes_ ¡De modo que el Nowaki de la historia está inspirado en él! ¡Es tan romántico…!
    En eso sonó su celular y luego de leer el mensaje Akikawa se despidió una vez más de ambos:
    _ Debo marcharme o llegaré tarde… _estrechó las manos de Nowaki_ Ha sido un placer conocerlo Nowaki…
    _ Igualmente… _sonrió el ojiazul.
    Akikawa ya iba a irse cuando se volvió a Hiroki:
    _ ¡Casi lo olvido! ¡Hay una instrucción más que olvidé decirle!
    _ ¿De qué se trata?
    _ Parece que la última vez que el Hiroki de la historia oyó hablar de su Nowaki, se enteró de que estaba casado y tenía hijos… _dijo Akikawa.
    _ ¿Qué? ¡No puede ser! _se extrañó Hiroki_ No suena como las historias de amor de Akihiko, debe haber un malentendido…
    _ Quizá haya una explicación… _se despidió la pelirroja_ ¡Pero no olvide mencionarlo cuando escriba!
    Se alejó agitando la mano. Hiroki y Nowaki la observaron mientras se alejaba;
    _ Es muy simpática… _opinó el más alto.
    _ Eso creo; pero ya comenzaba a pensar que iba a pedirme que nos besáramos sólo para que ella pudiera vernos… _se quejó el castaño.
    _ ¿Y eso qué tiene de malo? A mí no me molesta besar a Hiro-san cada vez que tengo oportunidad… _dijo Nowaki sonriendo pícaramente.
    _ ¿Estás loco? _Hiroki frunció el seño, pero no pudo evitar el color en sus mejillas_ ¡No voy a ponerme “cariñoso” en medio de la calle, y menos en tu lugar de trabajo!
    _ Pero si me estarías haciendo un favor… _se excusó el ojiazul_ Si me ven besándote, ¡entonces ya no tendré que ser acosado por tantas colegialas…!
    _ Idiota, te lo mereces por ser tan… tan…
    _ ¿Por ser tan apuesto? _se rió Nowaki.
    _ ¡Yo no iba a decir eso!!! _protestó el castaño poniéndose aún más rojo. La verdad era que había estado a punto de decir eso…
    _ ¿Entonces por qué estás tan celoso…?
    _ ¡No lo estoy! _protestó. Luego suspiró largamente_ Sólo estoy molesto porque parece que tendré mucho trabajo escribiendo… ¡Y Akihiko ha tenido las ideas más extrañas de todas para la historia!
    Nowaki le acarició una mejilla y lo miró con dulzura;
    _ Tranquilo Hiro-san, no te angusties… _lo consoló_ Iremos de a poco, y yo te ayudaré…
    Luego, viendo que se acercaba un grupo de colegialas, le tomó el mentón y robó un beso de la boca de Hiroki…
    “Años después…
    Miyagui entró en la amplia biblioteca de aquella escuela. Era mediodía y la luz entraba a raudales por las ventanas gigantescas.
    “Éste es un sitio ideal para leer…” pensó el profesor mientras caminaba, “tal vez sea el mejor sitio que hay en ésta escuela, el resto se cae de a pedazos…”.
    Como si el edificio le hubiera leído la mente, un pedazo descascarado del techo se desprendió y le cayó sobre el hombro, llenando su impecable ropa de un blanco polvillo.
    _ ¡Maldición! _murmuró_ ¡Éste lugar se está cayendo! _le comentó a Hiroki que se hallaba inclinado sobre un escritorio, leyendo.
    El castaño no levantó la vista del libro que leía;
    _ Ya se estaba cayendo hace seis años, cuando vinimos a dar clases aquí por primera vez… _le respondió_ Y nunca te habías quejado…
    _ Antes era diferente, cuando me ofrecieron trabajo aquí pensé que irían mejorando la escuela con el tiempo… _dijo sacudiéndose los últimos rastros de polvillo_ Pero está tan abandonada…
    El castaño ya no le respondió. Sólo cambió de página en su libro:
    _ Debe ser genial darle clases al hijo de algún noble… _suspiró Miyagui, sonriendo_ O hasta a uno de los hijos del Rey…
    _ Bah. Se necesitan muchas recomendaciones… _gruñó Hiroki.
    _ Aún así debe valer la pena… Serías tan respetado, y tendrías privilegios y lujos como por ejemplo una cama decente… _enumeró_ No como nosotros que dormimos aquí mismo, en esta escuela tan humilde y con una paga miserable…
    _ Eso es porque somos profesores humildes, de una escuela humilde ubicada en las afueras de un pueblucho… _le recordó Hiroki_ Pero al menos la biblioteca es estupenda…
    Miyagui suspiró:
    _ Para mí una biblioteca amplia y con el techo cayéndose no es ningún consuelo… _dijo_ Por mucho que me guste leer poesía…
    _ Como digas… _dijo Hiroki volviendo a su libro.
    Se quedaron en silencio unos momentos. Miyagui mirando por la ventana a la gente que iba y venía. Pensaba en lo mucho que había crecido ése pueblo…
    Cuando él y Hiroki llegaron, hacía seis años, era sólo un puñado de casas. Pero desde que el Rey había organizado un torneo de caballeros cerca de allí por la mano de su hija mayor, la princesa Risako; el pueblo había crecido como nunca, tenía su propio mercado, algunos nobles habían escogido los hermosos bosques que había alrededor de la ciudad para construir sus propiedades y vivir allí con sus familias y sirvientes… ¡Incluso el Rey en persona iba allí por asuntos de negocios de vez en cuando!
    _ ¿Cómo se siente ser el profesor del hijo de un noble? _le preguntó de repente a Hiroki_ ¿Tenías muchos lujos cuando eras profesor de Nowaki?
    Hiroki se sobresaltó:
    _ Yoo… err… Bueno, pues… _carraspeó_ Supongo que sí… Pero ya ha pasado tanto tiempo que no recuerdo, pero puedo decirte que mi paga era mucho más alta…
    _ Entiendo… _Miyagui lo miró de reojo_ Pero de todas formas tu mayor satisfacción no era la paga, era estar junto a Nowaki ¿verdad?
    Una sombra de tristeza cruzó por el rostro del profesor. Hiroki inclinó la cabeza hacia adelante y una cortina de cabello le cubrió los ojos.
    Por unos segundos se odió en silencio por haberle contado a Miyagui sobre Nowaki;
    _ Creí haberte pedido que no tocaras ése tema… _dijo en voz baja_ Cuando te lo conté al llegar aquí no lo hice con la intención de que lo mencionaras en cada conversación que tenemos…
    _ Lo lamento… _se disculpó Miyagui_ Pero no es verdad eso que dices, no lo mencionamos en cada conversación que tenemos… Apenas si hablas de él…
    _ Te lo conté porque somos amigos, ya no hace falta volver a mencionártelo. Dejé todo en el pasado, como debía… _afirmó_ ¿Por qué tú no puedes hacer lo mismo?
    _ Porque soy tu amigo, Hiroki. Y estoy preocupado por ti…
    _ ¿Preocupado por qué? _el castaño cerró el libro y se puso de pie.
    Miyagui se demoró en responderle;
    _ Siempre cuando duermes, mencionas el nombre de tu antiguo alumno en sueños… _le contó_ Y lloras dormido…
    Hiroki se quedó de piedra;
    _ ¿C-cuánto tiempo llevo haciendo eso…? _susurró, temblando.
    _ Lo haces todo el tiempo… _Miyagui se le acercó_ No había dicho nada al respecto porque pensé que te avergonzaría, pero es obvio que no te es fácil superar lo que pasó… ¿Verdad, Hiroki?
    Hiroki trató de evitar las lágrimas, pero éstas se agolpaban en sus ojos sin tregua. Toda la angustia que había intentado ocultar estalló al mismo tiempo, y se cubrió la cara con las manos. Todo era cierto, Nowaki aún estaba en sus sueños. Pensaba en él a cada momento, mientras miraba el reloj de plata que aún conservaba como recuerdo…
    Miyagui no dijo una sola palabra. Se le acercó y lo abrazó, luego le pasó un pañuelo para que se secara las lágrimas;
    _ ¿Por qué no puedo hacer las cosas bien, Miyagui…? _sollozó mientras los espasmos del llanto lo estremecían_ Me alejé de él porque era lo correcto, y aquí estoy llorando como un idiota…
    _ No eres un idiota…
    _ ¡Sí que lo soy! No dejo de repetirme las razones por las que me marché de su lado y se que hice lo correcto… ¡No entiendo por qué lo extraño tanto! ¡Aún luego de seis… snif… seis años no puedo olvidarme de él!!!
    Miyagui le dio palmaditas en la espalda:
    _ Hiroki, compartiste muchos años de tu vida con él… ¿Cómo no ibas a extrañarlo…?
    El castaño lloraba y lloraba sin poder contenerse. Ocultó más la cara en el pecho de Miyagui:
    _ No está bien que yo lo extrañe, Miyagui… _dijo secándose las lágrimas con el pañuelo_ El tiempo me ha demostrado que hice bien las cosas, porque lo último que supe de él es que estaba casado y tenía hijos… ¿Crees que hubiese podido tener algo de eso si yo me quedaba con él…?
    Miyagui no respondió por un rato. Pensaba en lo valiente que había sido Hiroki al decidir marcharse, sólo por el bien de una persona amada. Renunciar a los lujos y a la paga tan buena como profesor e irse a enseñar con él a esa escuela era lo de menos para el castaño… Sí, de verdad que era fuerte y valiente…
    _ Ya, Hiroki… _lo consoló_ El dolor se te pasará algún día, te lo prometo…
    _ Ojala tengas razón… _Hiroki se apartó, ya más calmado pero aún temblaba por los espasmos del llanto.
    La verdad era que él no creía que el dolor fuera a pasársele nunca. “Tú quisiste esto…” le reprochó una pequeña voz interior “cuando te despediste de Nowaki aquella noche, elegiste abrir una herida que sabías no cerraría nunca, idiota…”
    _ Parece que te dio hipo… _se rió Miyagui.
    _ No te burles de mí, estúpido… _le advirtió Hiroki con su habitual carácter. Pero sonreía.
    _ Salgamos un momento, ya no tenemos que dar más clases por hoy… _propuso el de pelo negro_ ¿Quieres venir al mercado conmigo? Compraré algo de comer…
    _ Luego te alcanzo… _Hiroki volvió a tomar el libro que leía_ Quiero estar un rato a solas y terminar éste libro…
    Miyagui no buscó discutirle y salió de la biblioteca pensando en cómo se sentiría estar enamorado…
    A él nunca le había pasado nada similar a lo que leía en tantas poesías, jamás había sentido ése sentimiento tan especial por el que Hiroki ahora sufría.
    Sin embargo, pese a haber escuchado ya la triste historia de amor de su amigo, aún deseaba saber cómo se sentía…
    Un sentimiento que era capaz de hacerte abandonar todo por ésa persona, de sacrificarte por amor, de hacerte hacer locuras…
    “El amor debe ser un sufrimiento delicioso…” pensó mientras salía a la calle.

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    _ ¡Hiro-san! ¡Hiro-san! _exclamó Nowaki desde la habitación.
    Hiroki paró de escribir un momento y dejó la computadora a un lado:
    _ ¿Qué pasa…? _preguntó estriándose en el sofá.
    Afuera, la lluvia seguía cayendo. La ola de calor había acabado por fin y ahora llovía. Las gotitas golpeaban en los cristales de las ventanas.
    “Aún no se me ocurre cómo reencontraré a los personajes de la historia…” pensó “veamos… una casualidad romántica… ¿Qué podría ser…?”
    El castaño le dio un sorbo a su té verde con miel. El descenso brusco de temperatura y la combinación de los constantes gritos a sus alumnos –era época de exámenes- le habían provocado un poco de dolor de garganta.
    Nowaki entró en el living con una sonrisa de oreja a oreja:
    _ ¡Mira lo que hallé, Hiro-san…! _El ojiazul le enseñó lo que traía.
    Al principio Hiroki no reconoció el objeto, pero luego…
    _ ¿Es mi máscara para dormir? _el castaño tomó el antifaz entre sus manos y lo examinó de cerca_ ¡No puedo creer que aún exista! Debe tener un montón de años…
    El antifaz de dormir había sido amarillo con detalles en naranja, pero el paso de los años había desteñido los colores.
    Nowaki se sentó junto a él en el sofá:
    _ Recuerdo que la compraste para mí… _dijo Hiroki tratando de sonar indiferente.
    El ojiazul asintió:
    _ La encontré en el fondo del armario, mientras buscaba algo de abrigo para esta tarde… _le contó y luego sonrió_ Hiro-san… ¿Te acuerdas que tenías puesta esta máscara cuando nos dimos nuestro primer beso?
    Las mejillas del profesor se tiñeron de rubor;
    _ Corrección, tú me robaste un beso mientras yo dormía, que no es lo mismo… _carraspeó.
    Nowaki se encogió de hombros y se recostó contra él;
    _ Aún así… Fue muy romántico ¿no crees Hiro-san?
    Hiroki se ruborizó aún más:
    _ Sí… L-lo fue… _confesó_ ¡Pero no empieces a decir “te acuerdas de esto” o “te acuerdas de aquello” porque me hace sentir viejo!! _le advirtió tratando de parecer enojado.
    _ ¿Por qué no te la pruebas? _propuso Nowaki con una sonrisa.
    _ No creo que me quede… _Hiroki examinó el antifaz_ El elástico se estiró demasiado y ya no me ajusta… _miró a Nowaki_ Seguro que a ti te queda bien, porque tienes la cabeza grande…
    _ ¿Crees que mi cabeza es grande…? _se quejó Nowaki pero dejó que el castaño le colocara el antifaz.
    _ Ya está… _Hiroki se lo acomodó correctamente para que le tapara los ojos_ Te quedó perfecta…
    _ ¡No veo nada, Hiro-san…! _se rió el más alto.
    _ Eres un crío… _le reprochó el profesor entre risas.
    _ Hiro-san… _Nowaki lo abrazó_ ¿Qué tal si recreamos nuestro primer beso? Pero al revés…
    Hiroki paró de reír;
    _ ¿D-de qué hablas? ¡No empieces con cosas cursis, estoy trabajando en la historia…! _le advirtió.
    _ Sólo ponte encima de mí y bésame… _propuso el ojiazul sin oír sus protestas_ Será divertido, Hiro-san. Quién sabe, tal vez te inspires…
    _ ¡No! ¡No voy a hacer eso nunca! _protestó pero Nowaki ya había atrapado su cintura y lo jalaba para ubicarlo sobre él_ ¡Nowaki, déjame ir mocoso!
    El más alto se recostó con Hiroki sobre su pecho. Lo abrazó:
    _ Por favor, Hiro-san… _se subió el antifaz para descubrir sus ojos azules_ Sólo será un minuto…
    _ ¿Y luego me dejarás en paz? _gruñó el profesor. Nowaki asintió_ Bien…
    El castaño le acomodó el antifaz, no quería que Nowaki viese el color que había subido a sus mejillas. Se inclinó sobre el más alto, que ya estaba recostado en el sofá.
    El cabello lacio le cayó a los lados de la cara y Nowaki soltó una risita:
    _ ¿Qué pasa?
    _ Tu pelo me hace cosquillas, Hiro-san…
    _ Idiota, quédate quieto se supone que estás dormido…
    _ Lo siento…
    Hiroki al fin unió sus labios con los de Nowaki y lo besó suavemente. Se reprendió mentalmente por estar temblando tanto…
    “¡No debo ponerme nervioso! ¡He hecho esto muchas veces!!” se repetía.
    El ojiazul separó sus labios y correspondió el beso. Levantó sus manos y le acarició la cadera, su lengua se encontró con los labios de su uke y los lamió con suave deleite.
    Al final Hiroki se relajó sobre el amplio pecho del más alto y acabó besándolo más tiempo del que planeaba, tocándole el cabello con sus dedos, oyendo su respiración suave…
    Cuando el profesor se dio cuenta de que llevaba besándolo un buen rato, se apartó un poco y le descorrió el antifaz a Nowaki:
    _ Mmmm… _Nowaki se saboreó_ Hiro-san, tus labios saben a miel…
    Hiroki se sonrojó otra vez, recordando el té que había tomado hacía unos minutos. Ocultó la cara en el cuello de Nowaki;
    _ Esto es tan vergonzoso… _se quejó y sus dedos estrujaron la camisa del ojiazul.
    _ ¿Por qué Hiro-san? _Nowaki le acarició la espalda.
    _ Porque… Ahora tengo ganas de… de seguir besándote… _confesó, rojo hasta las orejas.
    El más alto sonrió, infinitamente feliz porque Hiro-san le había dicho esas palabras. Le tomó el rostro entre las manos y le sonrió;
    _ Puedes besarme todo lo que quieras, mi dulce Hiro-san… _dijo_ Me hace muy feliz que me digas cosas como ésas... Sé lo mucho que le cuesta a tu parte orgullosa…
    El castaño volvió a ponerle el antifaz correctamente y luego se recostó sobre su pecho. Nowaki lo abrazó y le besó la frente;
    _ Cuando menos me lo espero, Hiro-san hace algo muy dulce por mí… _susurró.
    Pronto, Hiroki y Nowaki se estaban besando otra vez. Era agradable poder besarse y acariciarse, sin necesidad de ir más allá… Sólo querían estar un rato juntos, tocarse, sentir que se querían. No siempre se trataba de ir a la cama, y eso era algo que Hiroki amaba de su pareja, aunque nunca se le cruzara por la cabeza admitirlo…
    Nowaki le acariciaba el cabello con una de sus manos grandes, tan cálidas. Luego bajó por su espalda y le rodeó la cintura, lo giró y lo colocó bajo él para acunarlo mejor.
    Hiroki ya iba a retirar la máscara para dormir del rostro de Nowaki, pensando en lo irresponsable que era dejar la historia de Akihiko para ponerse “cariñoso” con su pareja, cuando se le ocurrió algo…
    _ ¿Qué ocurre, Hiro-san? _preguntó Nowaki al ver que el castaño miraba fijamente el antifaz en su mano.
    _ Creo que me has dado una idea… _dijo_ ¡Ya sé cómo van a reencontrarse los personajes de la historia!
    *-*-*-*-*-*-*
    “Miyagui compró un poco de pan y fruta en uno de los puestos del mercado y lo comió mientras paseaba por allí…
    Mientras masticaba una manzana y pensaba en Hiroki, oyó un alboroto a sus espaldas: unos hombres tenían acorralado a un jovencito contra una pared…
    _ ¡Hey! ¡¿Qué está pasando aquí?! _irrumpió Miyagui.
    Los hombres apenas lo vieron se alejaron corriendo, llevándose la mochila del niño, que estaba tirado en el suelo. Tenía el cabello castaño muy claro y se veía muy frágil allí tirado:
    _ ¿Te encuentras bien…? _el profesor lo ayudó a ponerse de pie_ ¿Te golpearon?
    _ No… Sólo me empujaron y me caí, me robaron todo lo que tenía… _cuando levantó la cara para mirar a Miyagui, éste notó que tenía los ojos llorosos.
    _ Has tenido un buen susto, no deberías andar solo por ahí… ¿En dónde están tus padres?
    _ ¿Qué se cree que soy? ¿Un crío de cuatro años…? _se quejó el jovencito pasándose frenéticamente la mano por los ojos. Recogió un sombrero del suelo y luego de sacudirle el polvo se lo puso y se caló hasta los ojos.
    _ No es eso… Es que siendo tan pequeñito y con un rostro como ése deberías tener más cuidado…
    El jovencito lo miró alzando las cejas:
    _ ¿Qué tiene mi rostro…? _preguntó.
    “Nada… Es que eres muy lindo…” pensó Miyagui. Luego sacudió la cabeza intentando apartar esa idea. ¡¿En qué rayos estaba pensando?!
    _ Ejem… _Miyagui carraspeó y extendió el brazo_ Por cierto, soy Miyagui…
    _ Shinobu… _el castaño estrechó la mano del profesor, que se tragaba a la suya_ Gracias por ayudarme…
    _ No es nada, no pude impedir que te robaran… _se lamentó_ ¿Llevabas mucho dinero?
    _ Lo suficiente para irme de la ciudad… _dijo Shinobu, algo incómodo_ ¿Me devuelve mi mano…?
    _ ¡Lo siento! _Miyagui soltó la mano del jovencito, avergonzado por haberla estrechado más tiempo del necesario_ ¿Debes viajar urgente? _buscó en uno de sus bolsillos_ Puedo prestarte algo de dinero…
    _ No, olvídelo… _Shinobu empezó a caminar_ Volveré a mi casa y mañana volveré a intentarlo…
    _ ¿Intentar qué…?
    _ Fugarme… _dijo el castaño como si fuese la cosa más normal del mundo_ Acabo de escaparme de mi casa…
    Miyagui lo alcanzó caminando rápidamente:
    _ ¿Qué? ¿No eres algo pequeño para eso? _exclamó.
    _ ¿Y a usted qué le importa?
    _ Demasiado insolente para ser tan pequeño… _se burló Miyagui_ Me importa porque acaban de robarte todo, ¿no deberías considerar eso una señal?
    _ Creo que no es tan fácil como pensé que sería… _Shinobu se encogió de hombros_ Pero aún así no deseo seguir viviendo en mi casa, créame, tengo mis razones… _suspiró.
    _ ¿Tan malo es? _el profesor le ofreció una manzana que Shinobu aceptó.
    _ Es una vida muy monótona y aburrida… Sin emociones… _relató_ Quiero algo más para mí que lo que me ofrecen allí.
    _ Si me permites una sugerencia, nada de eso suena tan mal como para arriesgarse tanto… _dijo Miyagui.
    Shinobu, en vez de enojarse se rió:
    _ ¿Por qué se está tomando tantas molestias en convencerme?
    El profesor se encogió de hombros;
    _ Ni yo mismo lo sé, Shinobu…
    En ése instante sus miradas se encontraron. Shinobu bajó la vista, sonrojado. El profesor pestañeó, tratando de aclarar lo que pasaba por su cabeza en ésos momentos:
    _ Escuche… _comenzó a decir Shinobu_ No soy de por aquí, y ya que tendré que volver a mi casa de todas formas… ¿Le molestaría enseñarme la ciudad…?
    _ Sería un placer… _respondió Miyagui, sonriente.


    Horas después, en la noche…

    Miyagui entró en la escuela corriendo. Buscó a Hiroki y lo halló durmiendo en una de las improvisadas camas que usaban los profesores de esa escuela.
    Sin pensarlo dos veces, lo tomó por los hombros y lo sacudió;
    _ ¡Hiroki! ¡Hiroki despierta!!! _lo llamó.
    _ ¡¿Qué pasa?! _Hiroki casi le da un puñetazo en la nariz_ ¿¡Qué demonios es esto de entrar corriendo y despertarme a los gritos?!
    _ ¡Lo siento! ¡Es que es algo urgente y debo decírtelo! _Miyagui lucía muy agitado y excitado_ Necesito que me hagas un enorme favor…
    El castaño se lo quitó de encima con un empujón, refunfuñando:
    _ ¿Qué quieres? _gruñó, deseando que Miyagui acabara pronto para poder volver a dormir. Se alisó el blanco camisón que usaba para dormir con un gesto de fastidio_ Desapareces todo el día, luego me despiertas a los gritos y encima me pides que te haga un…
    _ Debes acompañarme al baile de máscaras del Rey… _lo interrumpió.
    _ ¿Qué dices? _Hiroki alzó las cejas_ ¿Cuál baile de máscaras? ¿No son eventos demasiado exclusivos como para que tú te invites?
    _ Sí, pero… Verás… _Miyagui miró para todos lados, buscando a algún otro profesor en los alrededores, y agradeció que Hiroki fuera el único que se dormía tan temprano.
    Prosiguió:
    _ Debo contarte en dónde estuve ésta tarde…

    :::::::::::::::::::::::::::::::::::::: FLASH BACK :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

    Cayó la tarde y con ella los pájaros, que se instalaron en sus nidos y comenzaron a cantar.
    Miyagui y Shinobu estaban recostados en un gran árbol, ubicado en uno de los hermosos jardines que rodeaban la ciudad.
    El más joven suspiró de gusto;
    _ Cuanta paz… _dijo mientras cortaba unas flores silvestres_ Estos bosques son muy bonitos…
    _ Sí, lo son… _Miyagui miró a un costado_ ¿Qué hará toda esa gente reunida allí?
    _ No es más que un día de campo… _dijo Shinobu_ Un día de campo del rey, y toda esa gente son su séquito de sirvientes…
    _ Ah, ya veo… _Miyagui contempló el increíble despliegue de manteles y bocadillos_ Debe de ser divertido probar algo así, con tanta gente a tu alrededor atendiéndote…
    _ ¡Sí, divertidísimo! _dijo Shinobu, sarcástico_ Todos diciéndote como te debes vestir, comportarte y qué debes comer…
    _ Jeje, algo me dice que no te cae muy bien la vida que hacen los ricos, Shinobu… _se rió Miyagui tocándole el cabello.
    El castaño tomó una flor y le sacó los pétalos uno por uno:
    _ Es que me parece todo tan aburrido… _se quejó.
    Se quedaron en silencio un momento. Miyagui observaba al más joven sin decir una palabra. No podía entender por qué le parecía tan encantador y lindo alguien a quien había conocido hacía cosa de unas horas…
    Además era casi tan joven como muchos de sus alumnos;
    _ Dicen que el hijo menor del Rey es realmente lindo… _comentó el profesor por hacer conversación.
    _ ¿Ah sí?
    _ ¿Nunca lo has visto?
    _ No, nunca… _dijo Shinobu, y de repente estaba muy rojo_ Miyagui…
    _ ¿Sí…?
    _ Gracias por enseñarme la ciudad hoy… _le dijo y una vez más lo miró con sus bellos ojos grises.
    _ Por nada… _Shinobu estaba arrodillado frente a él y el profesor se inclinó hacia delante, hipnotizado por sus ojos grises y su bello rostro sonrojado.
    “De verdad que es lindo…” volvió a pensar.
    _ Seguramente no volveré a verla, porque cuando vuelva a mi casa me castigarán por haberme ido sin decir nada… _se lamentó.
    Ambos se dieron cuenta de que sus rostros estaban muy cerca. Quizá demasiado…
    El profesor miró los finos labios del jovencito, su rostro adorable y sonrojado, y descubrió que quería besarlo…
    _ Shinobu… ¿Qué es lo que me has hecho? _preguntó acariciándole una mejilla. Descubrió que era lo más suave que había tocado en su vida_ ¿Acaso me has hechizado…?
    _ No sé… _Shinobu se inclinó hacia delante, valiente como era, y besó al profesor en los labios. Fue un beso tímido, rápido, digno de un niño inexperto. Pero fue suficiente para que Miyagui abandonara toda la cordura que tenía y lo atrajera hacia él para besarlo una vez más.
    Shinobu le echó los brazos al cuello y se sentó en su regazo, temblado levemente y con las mejillas encendidas, se dejó besar por aquel hombre que era un completo extraño para él… Pero que en las pocas horas que habían pasado juntos lo había enamorado sin remedio.
    Miyagui lo besó con suavidad y paciencia, le acarició el cabello… Lo oyó gemir bajito dentro de su boca:
    _ Shinobu… ¿Qué estamos haciendo? _susurró cuando se separaron sus rostros segundos después_ Apenas somos unos desconocidos y eres mucho más joven que yo… No estoy seguro de qué tan bien está esto…
    El castaño resopló sorprendido por el calor que le habían provocado los besos de Miyagui. Las mejillas le ardían cuando se decidió a contarle la verdad:
    _ Miyagui, hay algo que aún no le he dicho… _murmuró_ ¿De verdad no sabe quién soy yo…?
    _ ¿A qué te refieres? ¿Me dijiste tu nombre real verdad?
    _ Sí… Soy Shinobu… _dijo y lo miró a los ojos_ Soy el hijo menor del Rey…
    _ ¿¡Qué?! _la boca de Miyagui quedó abierta en una “O” perfecta.
    _ ¡Por favor no se enfade! _le suplicó_ ¡Tenía mis motivos para no decírselo!
    Miyagui trató de sosegarse un poco. ¿El hijo menor del Rey? ¡Dios del cielo! Podría ir a la horca si se descubría que había estado teniendo “intimidad” con el hijo más pequeño de los reyes. ¿Cómo había llegado Shinobu a escaparse? De verdad que debía de ser rebelde el muchachito…
    _ ¡Te das cuenta de los problemas que podrías haberme causado si te descubrían!!! _exclamó.
    _ Sí, lo sé… Lo lamento… _Shinobu se apartó de él y se puso de pie_ Aproveché el día de campo que organizaron mis padres para escaparme, no quería que nadie quedara involucrado pero luego usted me salvó de esos ladrones y… y…
    _ Shinobu, debes volver a tu casa… _dijo Miyagui con voz grave_ O castillo… Lo que sea…
    _ No, por favor… Usted no entiende… _suplicó Shinobu con lágrimas en los ojos_ ¡Odio ser un príncipe! No soporto vivir confinado en un castillo, y ahora el Rey quiere obligarme a casarme…
    Shinobu se echó a llorar de una forma tan inesperada que Miyagui no supo qué hacer. Toda su ira se desinfló y lo invadió la culpa por haberlo hecho llorar.
    “Maldición…” pensó mientras se le acercaba y lo tomaba entre sus brazos:
    _ Ya… Shinobu… _lo meció suavemente y sin pensarlo dos veces se puso a besar las lágrimas que se deslizaban por su rostro_ No llores más… Pero entiende, me puedo meter en muchos problemas por estar contigo…
    Shinobu levantó el rostro hacia él;
    _ Por favor, dígame la verdad… _le pidió_ ¿Sintió algo por mí hoy…?
    Miyagui miró sus ojos grises y llenos de lágrimas. Suspiró, ¿debía ser sincero?
    _ Sí, Shinobu… _dijo al fin_ Lo cierto es que nunca he sentido algo como lo que sentí hoy por ti…
    _ Tampoco yo… _afirmó el castaño_ Creo que me he enamorado de usted, Miyagui…
    El profesor lo besó. Todo estaba mal: era apenas un niño, era un desconocido, era el hijo más pequeño del Rey…
    Y sin embargo se sentía tan bien tenerlo entre sus brazos y besarlo…
    “¿Esto es amor…?” la pregunta quedó suspendida en la mente del profesor.
    _ Shinobu… _suspiró_ Creo que debo dejarte ir…
    _ ¿Miyagui, no entiende lo que pasa? ¡Es el destino el que no ha unido! _afirmó Shinobu con un renovado entusiasmo_ ¡Debemos volver a vernos!
    _ ¿Pero cómo…?
    _ El rey está organizando un baile de disfraces y máscaras… _le explicó Shinobu_ Irá mucha gente importante, podemos encontrarnos allí…
    _ No creo que inviten a un profesor mediocre como yo a semejante evento… _le señaló Miyagui.
    _ Yo le haré llegar invitaciones con mi mensajero de confianza… _Shinobu parecía cada vez más entusiasmado trazando el plan_ Disfrácese para que nadie lo reconozca y póngase una flor roja en el ojal para que yo pueda reconocerlo entre la gente…
    _ Pero…
    _ Lo esperaré Miyagui… _Shinobu se puso de puntillas y lo besó en los labios suavemente_ Prométame que no me fallará…
    _ Te lo prometo, Shinobu… _Miyagui sonrió, incapaz de creer que se había metido en toda esa locura_ Nos volveremos a ver aunque sea lo último que haga…
    Shinobu se alejó en dirección al día de campo, donde los sirvientes estaban recogiendo todo lo usado. Iba a tener muchos problemas en cuanto lo vieran, pero el astuto muchachito ya iba ensayando varias excusas mentalmente.
    Nada le importaba ahora, ni el más aburrido de los castigos. En su mente sólo había lugar para un solo pensamiento: Miyagui.

    :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: END FLASH BACK:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

    Horas después, en la noche…

    Miyagui entró en la escuela corriendo. Buscó a Hiroki y lo halló durmiendo en una de las improvisadas camas que usaban los profesores de esa escuela.
    Sin pensarlo dos veces, lo tomó por los hombros y lo sacudió;
    _ ¡Hiroki! ¡Hiroki despierta!!! _lo llamó.
    _ ¡¿Qué pasa?! _Hiroki casi le da un puñetazo en la nariz_ ¿¡Qué demonios es esto de entrar corriendo y despertarme a los gritos?!
    _ ¡Lo siento! ¡Es que es algo urgente y debo decírtelo! _Miyagui lucía muy agitado y excitado_ Necesito que me hagas un enorme favor…
    El castaño se lo quitó de encima con un empujón, refunfuñando:
    _ ¿Qué quieres? _gruñó, deseando que Miyagui acabara pronto para poder volver a dormir. Se alisó el blanco camisón que usaba para dormir con un gesto de fastidio_ Desapareces todo el día, luego me despiertas a los gritos y encima me pides que te haga un…
    _ Debes acompañarme al baile de máscaras del Rey… _lo interrumpió.
    _ ¿Qué dices? _Hiroki alzó las cejas_ ¿Cuál baile de máscaras? ¿No son eventos demasiado exclusivos como para que tú te invites?
    _ Sí, pero… Verás… _Miyagui miró para todos lados, buscando a algún otro profesor en los alrededores, y agradeció que Hiroki fuera el único que se dormía tan temprano.
    Prosiguió:
    _ Debo contarte en dónde estuve ésta tarde…

    :::::::::::::::::::::::::::::::::::::: FLASH BACK :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

    Cayó la tarde y con ella los pájaros, que se instalaron en sus nidos y comenzaron a cantar.
    Miyagui y Shinobu estaban recostados en un gran árbol, ubicado en uno de los hermosos jardines que rodeaban la ciudad.
    El más joven suspiró de gusto;
    _ Cuanta paz… _dijo mientras cortaba unas flores silvestres_ Estos bosques son muy bonitos…
    _ Sí, lo son… _Miyagui miró a un costado_ ¿Qué hará toda esa gente reunida allí?
    _ No es más que un día de campo… _dijo Shinobu_ Un día de campo del rey, y toda esa gente son su séquito de sirvientes…
    _ Ah, ya veo… _Miyagui contempló el increíble despliegue de manteles y bocadillos_ Debe de ser divertido probar algo así, con tanta gente a tu alrededor atendiéndote…
    _ ¡Sí, divertidísimo! _dijo Shinobu, sarcástico_ Todos diciéndote como te debes vestir, comportarte y qué debes comer…
    _ Jeje, algo me dice que no te cae muy bien la vida que hacen los ricos, Shinobu… _se rió Miyagui tocándole el cabello.
    El castaño tomó una flor y le sacó los pétalos uno por uno:
    _ Es que me parece todo tan aburrido… _se quejó.
    Se quedaron en silencio un momento. Miyagui observaba al más joven sin decir una palabra. No podía entender por qué le parecía tan encantador y lindo alguien a quien había conocido hacía cosa de unas horas…
    Además era casi tan joven como muchos de sus alumnos;
    _ Dicen que el hijo menor del Rey es realmente lindo… _comentó el profesor por hacer conversación.
    _ ¿Ah sí?
    _ ¿Nunca lo has visto?
    _ No, nunca… _dijo Shinobu, y de repente estaba muy rojo_ Miyagui…
    _ ¿Sí…?
    _ Gracias por enseñarme la ciudad hoy… _le dijo y una vez más lo miró con sus bellos ojos grises.
    _ Por nada… _Shinobu estaba arrodillado frente a él y el profesor se inclinó hacia delante, hipnotizado por sus ojos grises y su bello rostro sonrojado.
    “De verdad que es lindo…” volvió a pensar.
    _ Seguramente no volveré a verla, porque cuando vuelva a mi casa me castigarán por haberme ido sin decir nada… _se lamentó.
    Ambos se dieron cuenta de que sus rostros estaban muy cerca. Quizá demasiado…
    El profesor miró los finos labios del jovencito, su rostro adorable y sonrojado, y descubrió que quería besarlo…
    _ Shinobu… ¿Qué es lo que me has hecho? _preguntó acariciándole una mejilla. Descubrió que era lo más suave que había tocado en su vida_ ¿Acaso me has hechizado…?
    _ No sé… _Shinobu se inclinó hacia delante, valiente como era, y besó al profesor en los labios. Fue un beso tímido, rápido, digno de un niño inexperto. Pero fue suficiente para que Miyagui abandonara toda la cordura que tenía y lo atrajera hacia él para besarlo una vez más.
    Shinobu le echó los brazos al cuello y se sentó en su regazo, temblado levemente y con las mejillas encendidas, se dejó besar por aquel hombre que era un completo extraño para él… Pero que en las pocas horas que habían pasado juntos lo había enamorado sin remedio.
    Miyagui lo besó con suavidad y paciencia, le acarició el cabello… Lo oyó gemir bajito dentro de su boca:
    _ Shinobu… ¿Qué estamos haciendo? _susurró cuando se separaron sus rostros segundos después_ Apenas somos unos desconocidos y eres mucho más joven que yo… No estoy seguro de qué tan bien está esto…
    El castaño resopló sorprendido por el calor que le habían provocado los besos de Miyagui. Las mejillas le ardían cuando se decidió a contarle la verdad:
    _ Miyagui, hay algo que aún no le he dicho… _murmuró_ ¿De verdad no sabe quién soy yo…?
    _ ¿A qué te refieres? ¿Me dijiste tu nombre real verdad?
    _ Sí… Soy Shinobu… _dijo y lo miró a los ojos_ Soy el hijo menor del Rey…
    _ ¿¡Qué?! _la boca de Miyagui quedó abierta en una “O” perfecta.
    _ ¡Por favor no se enfade! _le suplicó_ ¡Tenía mis motivos para no decírselo!
    Miyagui trató de sosegarse un poco. ¿El hijo menor del Rey? ¡Dios del cielo! Podría ir a la horca si se descubría que había estado teniendo “intimidad” con el hijo más pequeño de los reyes. ¿Cómo había llegado Shinobu a escaparse? De verdad que debía de ser rebelde el muchachito…
    _ ¡Te das cuenta de los problemas que podrías haberme causado si te descubrían!!! _exclamó.
    _ Sí, lo sé… Lo lamento… _Shinobu se apartó de él y se puso de pie_ Aproveché el día de campo que organizaron mis padres para escaparme, no quería que nadie quedara involucrado pero luego usted me salvó de esos ladrones y… y…
    _ Shinobu, debes volver a tu casa… _dijo Miyagui con voz grave_ O castillo… Lo que sea…
    _ No, por favor… Usted no entiende… _suplicó Shinobu con lágrimas en los ojos_ ¡Odio ser un príncipe! No soporto vivir confinado en un castillo, y ahora el Rey quiere obligarme a casarme…
    Shinobu se echó a llorar de una forma tan inesperada que Miyagui no supo qué hacer. Toda su ira se desinfló y lo invadió la culpa por haberlo hecho llorar.
    “Maldición…” pensó mientras se le acercaba y lo tomaba entre sus brazos:
    _ Ya… Shinobu… _lo meció suavemente y sin pensarlo dos veces se puso a besar las lágrimas que se deslizaban por su rostro_ No llores más… Pero entiende, me puedo meter en muchos problemas por estar contigo…
    Shinobu levantó el rostro hacia él;
    _ Por favor, dígame la verdad… _le pidió_ ¿Sintió algo por mí hoy…?
    Miyagui miró sus ojos grises y llenos de lágrimas. Suspiró, ¿debía ser sincero?
    _ Sí, Shinobu… _dijo al fin_ Lo cierto es que nunca he sentido algo como lo que sentí hoy por ti…
    _ Tampoco yo… _afirmó el castaño_ Creo que me he enamorado de usted, Miyagui…
    El profesor lo besó. Todo estaba mal: era apenas un niño, era un desconocido, era el hijo más pequeño del Rey…
    Y sin embargo se sentía tan bien tenerlo entre sus brazos y besarlo…
    “¿Esto es amor…?” la pregunta quedó suspendida en la mente del profesor.
    _ Shinobu… _suspiró_ Creo que debo dejarte ir…
    _ ¿Miyagui, no entiende lo que pasa? ¡Es el destino el que no ha unido! _afirmó Shinobu con un renovado entusiasmo_ ¡Debemos volver a vernos!
    _ ¿Pero cómo…?
    _ El rey está organizando un baile de disfraces y máscaras… _le explicó Shinobu_ Irá mucha gente importante, podemos encontrarnos allí…
    _ No creo que inviten a un profesor mediocre como yo a semejante evento… _le señaló Miyagui.
    _ Yo le haré llegar invitaciones con mi mensajero de confianza… _Shinobu parecía cada vez más entusiasmado trazando el plan_ Disfrácese para que nadie lo reconozca y póngase una flor roja en el ojal para que yo pueda reconocerlo entre la gente…
    _ Pero…
    _ Lo esperaré Miyagui… _Shinobu se puso de puntillas y lo besó en los labios suavemente_ Prométame que no me fallará…
    _ Te lo prometo, Shinobu… _Miyagui sonrió, incapaz de creer que se había metido en toda esa locura_ Nos volveremos a ver aunque sea lo último que haga…
    Shinobu se alejó en dirección al día de campo, donde los sirvientes estaban recogiendo todo lo usado. Iba a tener muchos problemas en cuanto lo vieran, pero el astuto muchachito ya iba ensayando varias excusas mentalmente.
    Nada le importaba ahora, ni el más aburrido de los castigos. En su mente sólo había lugar para un solo pensamiento: Miyagui.

    :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: END FLASH BACK:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

    Horas después, en la noche…

    Miyagui entró en la escuela corriendo. Buscó a Hiroki y lo halló durmiendo en una de las improvisadas camas que usaban los profesores de esa escuela.
    Sin pensarlo dos veces, lo tomó por los hombros y lo sacudió;
    _ ¡Hiroki! ¡Hiroki despierta!!! _lo llamó.
    _ ¡¿Qué pasa?! _Hiroki casi le da un puñetazo en la nariz_ ¿¡Qué demonios es esto de entrar corriendo y despertarme a los gritos?!
    _ ¡Lo siento! ¡Es que es algo urgente y debo decírtelo! _Miyagui lucía muy agitado y excitado_ Necesito que me hagas un enorme favor…
    El castaño se lo quitó de encima con un empujón, refunfuñando:
    _ ¿Qué quieres? _gruñó, deseando que Miyagui acabara pronto para poder volver a dormir. Se alisó el blanco camisón que usaba para dormir con un gesto de fastidio_ Desapareces todo el día, luego me despiertas a los gritos y encima me pides que te haga un…
    _ Debes acompañarme al baile de máscaras del Rey… _lo interrumpió.
    _ ¿Qué dices? _Hiroki alzó las cejas_ ¿Cuál baile de máscaras? ¿No son eventos demasiado exclusivos como para que tú te invites?
    _ Sí, pero… Verás… _Miyagui miró para todos lados, buscando a algún otro profesor en los alrededores, y agradeció que Hiroki fuera el único que se dormía tan temprano.
    Prosiguió:
    _ Debo contarte en dónde estuve ésta tarde…

    :::::::::::::::::::::::::::::::::::::: FLASH BACK :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

    Cayó la tarde y con ella los pájaros, que se instalaron en sus nidos y comenzaron a cantar.
    Miyagui y Shinobu estaban recostados en un gran árbol, ubicado en uno de los hermosos jardines que rodeaban la ciudad.
    El más joven suspiró de gusto;
    _ Cuanta paz… _dijo mientras cortaba unas flores silvestres_ Estos bosques son muy bonitos…
    _ Sí, lo son… _Miyagui miró a un costado_ ¿Qué hará toda esa gente reunida allí?
    _ No es más que un día de campo… _dijo Shinobu_ Un día de campo del rey, y toda esa gente son su séquito de sirvientes…
    _ Ah, ya veo… _Miyagui contempló el increíble despliegue de manteles y bocadillos_ Debe de ser divertido probar algo así, con tanta gente a tu alrededor atendiéndote…
    _ ¡Sí, divertidísimo! _dijo Shinobu, sarcástico_ Todos diciéndote como te debes vestir, comportarte y qué debes comer…
    _ Jeje, algo me dice que no te cae muy bien la vida que hacen los ricos, Shinobu… _se rió Miyagui tocándole el cabello.
    El castaño tomó una flor y le sacó los pétalos uno por uno:
    _ Es que me parece todo tan aburrido… _se quejó.
    Se quedaron en silencio un momento. Miyagui observaba al más joven sin decir una palabra. No podía entender por qué le parecía tan encantador y lindo alguien a quien había conocido hacía cosa de unas horas…
    Además era casi tan joven como muchos de sus alumnos;
    _ Dicen que el hijo menor del Rey es realmente lindo… _comentó el profesor por hacer conversación.
    _ ¿Ah sí?
    _ ¿Nunca lo has visto?
    _ No, nunca… _dijo Shinobu, y de repente estaba muy rojo_ Miyagui…
    _ ¿Sí…?
    _ Gracias por enseñarme la ciudad hoy… _le dijo y una vez más lo miró con sus bellos ojos grises.
    _ Por nada… _Shinobu estaba arrodillado frente a él y el profesor se inclinó hacia delante, hipnotizado por sus ojos grises y su bello rostro sonrojado.
    “De verdad que es lindo…” volvió a pensar.
    _ Seguramente no volveré a verla, porque cuando vuelva a mi casa me castigarán por haberme ido sin decir nada… _se lamentó.
    Ambos se dieron cuenta de que sus rostros estaban muy cerca. Quizá demasiado…
    El profesor miró los finos labios del jovencito, su rostro adorable y sonrojado, y descubrió que quería besarlo…
    _ Shinobu… ¿Qué es lo que me has hecho? _preguntó acariciándole una mejilla. Descubrió que era lo más suave que había tocado en su vida_ ¿Acaso me has hechizado…?
    _ No sé… _Shinobu se inclinó hacia delante, valiente como era, y besó al profesor en los labios. Fue un beso tímido, rápido, digno de un niño inexperto. Pero fue suficiente para que Miyagui abandonara toda la cordura que tenía y lo atrajera hacia él para besarlo una vez más.
    Shinobu le echó los brazos al cuello y se sentó en su regazo, temblado levemente y con las mejillas encendidas, se dejó besar por aquel hombre que era un completo extraño para él… Pero que en las pocas horas que habían pasado juntos lo había enamorado sin remedio.
    Miyagui lo besó con suavidad y paciencia, le acarició el cabello… Lo oyó gemir bajito dentro de su boca:
    _ Shinobu… ¿Qué estamos haciendo? _susurró cuando se separaron sus rostros segundos después_ Apenas somos unos desconocidos y eres mucho más joven que yo… No estoy seguro de qué tan bien está esto…
    El castaño resopló sorprendido por el calor que le habían provocado los besos de Miyagui. Las mejillas le ardían cuando se decidió a contarle la verdad:
    _ Miyagui, hay algo que aún no le he dicho… _murmuró_ ¿De verdad no sabe quién soy yo…?
    _ ¿A qué te refieres? ¿Me dijiste tu nombre real verdad?
    _ Sí… Soy Shinobu… _dijo y lo miró a los ojos_ Soy el hijo menor del Rey…
    _ ¿¡Qué?! _la boca de Miyagui quedó abierta en una “O” perfecta.
    _ ¡Por favor no se enfade! _le suplicó_ ¡Tenía mis motivos para no decírselo!
    Miyagui trató de sosegarse un poco. ¿El hijo menor del Rey? ¡Dios del cielo! Podría ir a la horca si se descubría que había estado teniendo “intimidad” con el hijo más pequeño de los reyes. ¿Cómo había llegado Shinobu a escaparse? De verdad que debía de ser rebelde el muchachito…
    _ ¡Te das cuenta de los problemas que podrías haberme causado si te descubrían!!! _exclamó.
    _ Sí, lo sé… Lo lamento… _Shinobu se apartó de él y se puso de pie_ Aproveché el día de campo que organizaron mis padres para escaparme, no quería que nadie quedara involucrado pero luego usted me salvó de esos ladrones y… y…
    _ Shinobu, debes volver a tu casa… _dijo Miyagui con voz grave_ O castillo… Lo que sea…
    _ No, por favor… Usted no entiende… _suplicó Shinobu con lágrimas en los ojos_ ¡Odio ser un príncipe! No soporto vivir confinado en un castillo, y ahora el Rey quiere obligarme a casarme…
    Shinobu se echó a llorar de una forma tan inesperada que Miyagui no supo qué hacer. Toda su ira se desinfló y lo invadió la culpa por haberlo hecho llorar.
    “Maldición…” pensó mientras se le acercaba y lo tomaba entre sus brazos:
    _ Ya… Shinobu… _lo meció suavemente y sin pensarlo dos veces se puso a besar las lágrimas que se deslizaban por su rostro_ No llores más… Pero entiende, me puedo meter en muchos problemas por estar contigo…
    Shinobu levantó el rostro hacia él;
    _ Por favor, dígame la verdad… _le pidió_ ¿Sintió algo por mí hoy…?
    Miyagui miró sus ojos grises y llenos de lágrimas. Suspiró, ¿debía ser sincero?
    _ Sí, Shinobu… _dijo al fin_ Lo cierto es que nunca he sentido algo como lo que sentí hoy por ti…
    _ Tampoco yo… _afirmó el castaño_ Creo que me he enamorado de usted, Miyagui…
    El profesor lo besó. Todo estaba mal: era apenas un niño, era un desconocido, era el hijo más pequeño del Rey…
    Y sin embargo se sentía tan bien tenerlo entre sus brazos y besarlo…
    “¿Esto es amor…?” la pregunta quedó suspendida en la mente del profesor.
    _ Shinobu… _suspiró_ Creo que debo dejarte ir…
    _ ¿Miyagui, no entiende lo que pasa? ¡Es el destino el que no ha unido! _afirmó Shinobu con un renovado entusiasmo_ ¡Debemos volver a vernos!
    _ ¿Pero cómo…?
    _ El rey está organizando un baile de disfraces y máscaras… _le explicó Shinobu_ Irá mucha gente importante, podemos encontrarnos allí…
    _ No creo que inviten a un profesor mediocre como yo a semejante evento… _le señaló Miyagui.
    _ Yo le haré llegar invitaciones con mi mensajero de confianza… _Shinobu parecía cada vez más entusiasmado trazando el plan_ Disfrácese para que nadie lo reconozca y póngase una flor roja en el ojal para que yo pueda reconocerlo entre la gente…
    _ Pero…
    _ Lo esperaré Miyagui… _Shinobu se puso de puntillas y lo besó en los labios suavemente_ Prométame que no me fallará…
    _ Te lo prometo, Shinobu… _Miyagui sonrió, incapaz de creer que se había metido en toda esa locura_ Nos volveremos a ver aunque sea lo último que haga…
    Shinobu se alejó en dirección al día de campo, donde los sirvientes estaban recogiendo todo lo usado. Iba a tener muchos problemas en cuanto lo vieran, pero el astuto muchachito ya iba ensayando varias excusas mentalmente.
    Nada le importaba ahora, ni el más aburrido de los castigos. En su mente sólo había lugar para un solo pensamiento: Miyagui.

    :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: END FLASH BACK:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

    Cuando Miyagui acabó su relato, Hiroki estaba boquiabierto:
    _ ¿Me estás pidiendo que te acompañe a encontrarte con el mismísimo hijo del Rey…? _exclamó con el seño fruncido_ ¿¡Estás loco?! ¡No voy a hacer eso!
    _ ¡Por favor, Hiroki! _Miyagui juntó las manos como si rezara_ ¡Recuerda que somos amigos…!
    _ Sí, somos amigos pero no por eso me arriesgaré a que el Rey nos condene a la horca… _sentenció volviéndose a cubrir la cabeza con las sábanas.
    _ Hiroki, escucha… Sé que es arriesgado, pero debo verlo de nuevo o me volveré loco… ¡Tengo que encontrarme con él! Promete que al menos lo pensarás…
    _ ¡No! _gritó desde debajo de la sábana_ ¡Estás demente Miyagui! ¡Tú te metiste en éste lío así que ve sólo!
    _ ¡No quiero aparecer solo por ahí…! _se quejó_ ¡Necesito tu apoyo Hiroki por favor, por favor, por favor!
    _ ¡Eres insoportable!!! _vociferó el otro profesor haciéndose un ovillo bajo las sábanas_ ¡No lo haré! ¡Yo no te ayudaré!
    _ Hiroki, vamos… _Miyagui lo abrazó a través de las sábanas para poder tenerlo quieto_ Nunca antes me he sentido así por alguien… Y créeme que me frustra bastante que ése alguien sea el hijo más pequeño del Rey. ¿Pero qué más puedo hacer?
    _ Ni creas que me convencerás con ése tonito de voz… ¡No puedes engañarme! _le respondió Hiroki.
    _ ¿Qué tal si es amor…? _le preguntó y dejó que la pregunta flotara entre ellos unos instantes.
    Se hizo silencio. Hiroki gruñó bajo las sábanas:
    _ Es obvio que leer tanta poesía te ha cocinado el cerebro… _bufó y se destapó_ Está bien… Lo haré…
    _ ¡Sí! ¡Gracias Hiroki! _Miyagui lo abrazó_ ¡Eres el mejor!
    _ ¡No te emociones tanto! _le advirtió Hiroki, rojo de la mortificación_ Sólo lo hago porque te debo un favor muy grande… ¡sólo por eso!
    _ ¡Bien, excelente! _Miyagui lo besó en una mejilla y Hiroki le arrojó una almohada como respuesta_ ¿Ves que cuando lo pretendes eres una buena persona? _se burló.
    _ ¿Y eso qué quiere decir…? _el castaño se cruzó de brazos con una vena en la frente_ Prométeme que sólo entraremos a la fiesta, lo buscarás, le dirás lo que tengas que decirle y luego nos largamos… ¿Está bien?
    _ Sí, lo prometo… _dijo Miyagui tratando de abrazarlo una vez más_ Gracias Kamijou, ¡eres increíble!
    _ ¡Quítese! ¡No quiero más abrazos! _Hiroki lo empujó_ ¡Qué molesto!
    Miyagui lo abrazó por fin y le tiró todo el peso de su cuerpo encima. Ambos cayeron sobre la vieja cama que crujió con el peso de los dos:
    _ ¡Es que estoy tan feliz, Hiroki! _exclamó el pelinegro con ánimos de molestarlo_ ¡Te quiero, te quiero tanto!!!
    _ ¡Ahhh! ¡Suélteme de una vez! _Hiroki estaba histérico_ ¡Eres un inmaduro ya entiendo por qué te enamoraste de un niño!!! _le dio un cadazo en las costillas_ ¡Miyagui!!!
    En ése momento la puerta se abrió y entraron dos profesores más que venían de tomar unas copas. Al ver la escena –Hiroki con ropa de cama y Miyagui sobre él abrazándolo- se quedaron boquiabiertos:
    _ Ejem… perdonen… _se disculpó uno de ellos_ Veo que están ocupados vendremos a dormir después…
    El otro dio un brinco, festejando;
    _ ¡Te dije que había algo entre ellos! _le reclamó al otro_ ¡Y tú dijiste que estaba loco, deberíamos haber apostado dinero!!!
    La cara de Hiroki tenía el tono de una cereza:
    _ ¡Esperen! ¡É-esto no es lo que parece! _gritó pero los dos profesores ya cerraban la puerta y se alejaban a paso rápido_ ¡¡¡¡¡¡¡MIYYYYAGUIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    No pasó demasiado tiempo sin que los dos profesores empezaran a escuchar rumores sobre la magnífica fiesta que se estaba organizando.
    Era el chisme favorito entre las mujeres del pueblo: todo el mundo comentaba sobre el baile, el despliegue de trajes y máscaras. Sólo pasaron un par de días para que las personas más importantes del pueblo empezaran a recibir las invitaciones y con las invitaciones llegaron los encargues de trabajo para los pobrecitos sastres que debían coser pilas y pilas de disfraces y trajes en tiempo récord…
    Las jovencitas y señoras esposas de los nobles se pasaron varios días preparando sus vestidos y eligiendo sus mejores joyas para la fiesta. Horas y horas probándose diferentes peinados delante del espejo, cambiándose una y otra vez porque nada parecía lo suficientemente bueno como para semejante evento…
    Ante tanto comentario y chisme, la pregunta obvia era inevitable:
    _ Miyagui… _dijo Hiroki una tarde_ ¿Qué se supone que vamos a ponernos para ir al baile…?
    _ Tú déjalo en mis manos, Hiroki… _le respondió Miyagui, hamacándose en su silla_ Ya lo tengo todo resuelto…
    Miyagui, que ya tenía las invitaciones en su poder, se mecía relajado y sonriente. En cambio Hiroki estaba cada vez más nervioso a medida que pasaban los días…
    Tenía un mal presentimiento de ésa fiesta, y no podía quitárselo de la cabeza.
     
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