Obliviate (JamesxSeverus)

Engañado por una ilusión, Severus siente que engaña al recuerdo de Lily viendo a Potter de otra forma.

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  1. Pitiless Nightmare~
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    Hola Noe *-* de verdad me alegré mucho que te gustara D: y gracias :') la verdad es que me gustaría tanto ver más de ellos, siento que tienen tantas desgracias juntas que compartir jajajajaja xD pero se que son akdakjshakhd <3 :'3 planeé continuarlo, y así no dejarlo en oneshot... De todos modos espero que guste :)




    Capítulo 2: Realidad


    "¿Cómo puede ser que mi madre se casara con él?" preguntó Harry muy afligido "¡Lo odiaba!"

    "Cuando a James ya se le habían bajado un poco los humos" dijo Sirius.

    "Y ya no le echaba maleficios a la gente" añadió Lupin.

    "¿Tampoco a Snape?"

    "Bueno, Snape era un caso especial..."



    * * * * *



    Los mismos garabatos eran vueltos a escribir, borrar y a escribir. Su mano los trazaba de manera sorprendentemente veloz, como algo que supiera de memoria desde el nacimiento. La letra era increíblemente minúscula, y se extendía en el pergamino en casi cuarenta centímetros. Su oscuro cabello grasiento tapaba en parte, y su nariz estaba a milímetros de grabarse en la hoja. De pronto se separó, sus ojos oscuros volvieron a repasar el libro, leyó unas cuantas veces y lo cerró.

    A su lado había apilados en una pequeña torre, libros que trataban el mismo tema, sus encuadernados eran de colores oscuros, y a su extremo opuesto había otra torrente de libros que ya habían sido examinados. Faltaba un poco más... Sólo un poco más.

    "No comprendo mucho... Siento que estoy perdida... Reprobaré"

    "No digas eso, mira, si te ayudo yo estoy seguro que aprobarás... No te preocupes"

    "¡Pero, es que es tan difícil!"

    "Conmigo todo estará bien"

    La pluma se detuvo.

    La mano que tan ansiosamente redactaba, se había detenido abruptamente como si de pronto su fuente de palabras se hubiera agotado.
    La punta estaba separada a penas un milímetro del pergamino, esperando recibir la tinta. El pulso del muchacho se había alterado. Miró de reojo al par de estudiantes que estaban a una distancia algo pequeña del pasillo, y su otra mano que se encontraba libre se cerró en un puño sobre la mesa en la que trabajaba. Su corazón dio el aviso que se encontraba temblando.

    Ella parecía que sollozaba, sus manos tapaban sus ojos y movía la cabeza negativamente cada vez que el chico de su lado trataba de consolarle. Ante ella había un libro abierto de par en par, que parecía ser el centro de su aflicción. Él trató de abrazarla afectuosamente, pero le costó algo de trabajo.

    Severus nunca había experimentado tal sentimiento de llorar por no entender una materia. Era cierto que no las dominaba todas pero, no estaba en su itinerario orillarse en la perdición. La única forma de llegar a alcanzar a los “genios” del colegio, era tratando ser mejor que ellos. Y para él eso era: estudiar constantemente. James y Sirius creían tanto en las historias del colegio de ser insuperables, que las cosas en veces se les escapaba de las manos. En ocasiones mantenerse a salvo de ellos dos era como si faltaran ojos, siempre a la desprevenida. Pero eso no significaba que no perdiera oportunidad si podía hacer lo mismo, tampoco negaba, y recordaba con orgullo algunas veces que tuvieron que ir a la enfermería. Pero eso era muuy poco.

    Pasado un rato, trató de encontrar otra vez el hilo para seguir la redacción, concentrándose en lo suyo, pero no pudo. Llegó a un punto que resultó frustrante, pero frustrante de que cada vez que intentara escribir tan sólo una palabra, recordara la imagen de aquellos estudiantes. Honestamente no sabía el tiempo desde que había llegado a la biblioteca, pero cuando él entró, un pequeño sol se asomaba entre las nubes y rozaba con timidez la mesa en que se encontraba. Al ver hacia el exterior en estos momentos sentía como si el cielo estuviera con sus emociones.

    Totalmente nublado.

    Tareas iban y tareas venían, trabajos, prácticas, y más trabajos intentaban ahogarlos a todos. El horrible tiempo de los exámenes. Pero Severus no se preocupaba. Es más, ahora le daba importancia a otro tipo de cosas... Otro tipo de cosas de la cual no se acordaba mientras hacía su tarea. Cuando se levantó y fue hacia la ventana más próxima, su frente se recargó en el vidrio.

    Frío...

    Y sentía un escozor al pensar que James 'besó' ese mismo lugar. Frío, frío para olvidar su calidez. Frío para olvidar sus labios. Ya no se atrevía a cerrar sus ojos, porque aquél gesto brindaba a su mentalidad una escena que le costaba olvidar. Lily permanecía firme en sus sentimientos, pero, ¿acaso ver de forma diferente a James era un insulto para ella en su memoria?... Con suerte sonrió ante eso. Ante la opresión, sus labios se apretaban firmemente, y sintió un hondo deseo de lograr desprenderse el corazón. No era el momento adecuado para que pasara esto. No en estos tiempos, no en estos tiempos de soledad...

    Dejó escapar un suave suspiro que empañó el vidrio de la ventana, a su reflejo no lo veía más. Cuando miró de reojo hacia atrás, alcanzó a presenciar el momento justo en cómo el muchacho le robó un beso a la desprevenida y confundida chica de Ravenclaw. Severus hizo una mueca de molestia, estaba claro que no podría seguir más aquí. Esos chicos eran unos idiotas si pensaban en que nadie podía verlos. Enfadado, guardó sus cosas en la mochila y salió de la biblioteca sin más, furioso, muy furioso.

    Porque su mente seguía repitiendo "conmigo todo estará bien..."


    * * * * *




    "¡CORRAN!"

    Las pisadas se hacían cada vez más frenéticas. El aire frío del día golpeaba su rostro que corría como alma que se la llevaba el diablo. No sabía a qué lugar exactamente detenerse, la idea era huir, y no ser encontrado. Ese día habían comenzado con pie derecho, el día les sonreía, todo estaba totalmente calculado y salió de maravilla. Estaba seguro que cuando saliera del colegio, por generaciones recordarían su nombre.

    "¡A la izquierda Cornamenta, doblemos a la izquierda!"

    Y al pasar por los pasillos, muchos estudiantes cuchicheaban interesados entre ellos quizás preguntándose qué rayos había pasado esta vez.

    "¡Canuto, Colagusano! ¡APRESURENCE!"

    Lo cansado que se sentían las piernas, la respiración agitada, nada había que pudiera eliminar su sonrisa.

    "¡Reza... Reza a que la reprimenda de Lunático sea suave!" la voz que corría a su espalda rio con ganas junto a una voz entrecortada, pero no menos armoniosa. No todos los días se podía esperar un resultado como éste, era tan increíble que provocaba una felicidad a hacer algo que no debían.

    Era una travesura realizada.

    "¿N-no podemos t-tomar un... d-descanso?" la voz de Peter le faltaba aire, su frente estaba aperlada por el sudor. Apenas podía hablar, con la frase que armó sintió que se llevó todas sus energías que no sabía de dónde sacaba.

    "¡No seas tonto!" Sirius lo miró de reojo con un gesto muy elegante mostrando sus dientes perfectos. Él era muy apuesto, y aunque a veces no tomaba consciencia, cuando caminaba junto a James siempre había una chica que se daba la vuelta a mirarlo "¡si nos detenemos a medio camino, no faltará que algún profesor nos pille!"

    "¡P-pero Sirius!" reclamó un muy exhausto Peter "¡igual se darán cuenta que fuimos nosotros!"

    James cerró los ojos y rio a carcajadas alzando la vista hacia arriba, ¡nada más cierto que eso! ¿Quiénes más si no ellos se atreverían a hacer tal cosa en la sala de profesores? ¡nadie! y Lunático no quiso sumarse. En ocasiones lo encontraba aburrido, y que le faltaba más motivación, pero el buen Remus era así ¿qué más?.

    Mientras Sirius y Peter discutían, James no se había percatado que hace medio segundo pasaron de largo a alguien muy familiar, cuyo caminar nervioso y cabello oscuro, supo identificar de inmediato. ¿El día podía ser mejor? la comisura de sus labios se había elevado, era una casualidad muy grande, no, era el destino que su presa favorita apareciera en el momento inesperado, sinceramente había comenzado con el pie correcto hoy. En estos tiempos de exámenes que se aproximaban... Hacía falta más risas.

    Y en el momento que se preparaba para sacar la varita...

    Inexplicablemente una fuerza invisible lo obligó a caerse de bruces al suelo, como si una roca gigante se hubiera postrado en él e hiciera que sus piernas se doblaran. Con Sirius y Peter ocurrió lo mismo, todo en un sincronizado efecto dominó. Sus piernas también sufrieron el mismo efecto y pronto se vieron cayendo. Lo peor es que fue fuerte, a Peter le sangraba la nariz cuando levantó el rostro. James se apoyó luego con sus manos, la varita había quedado entre sus dedos, mientras intentaba sentarse sobándose la cabeza. Observó que su mejor amigo echaba chispas asesinas por los ojos a la figura que reconoció de inmediato y se alejaba con toda la normalidad del mundo.

    Cierto era que el odio que se tenían, fue odio a primera vista. Y lo más hermoso es porque era mutuo. Severus tampoco desaprovechaba ninguna oportunidad para lanzar algún maleficio, y por ende, eso significaba que tenían que defenderse. Sirius se levantó enojadísimo, de inmediato escupiendo maldiciones en voz baja hacia él. Dioses, ¡cómo lo detestaba!

    "¡Típico acto de cobardía de los Slytherins!" le gritó, alzando el brazo y lanzando un hechizo en un dos por tres.

    Severus cortó el paso, apenas deteniéndose y volteándose repeliendo el maleficio en un movimiento mecánico y efectivo.

    "No tienes nada de que alegar, Black." Sentenció contestándole con una voz calmada y fría. El humor le andaba de los mil demonios, y quería desquitarse.

    "Vaya, Quejicus, ¿incluso puedes ser valiente?"

    Cállate.

    "Es interesante... En verdad que lo eres..."

    No soy como tú.

    Nunca, pero nunca, se le olvidaría la curiosa sonrisa de James... Se asomó tras Sirius mirándolo fijamente, no sabía si describirla arrogante o juzgadora, pasó uno de sus brazos por los hombros de su mejor amigo, y la otra mano que estaba libre con la varita, la punta se la llevó a la comisura de sus labios que formaban una sonrisa. Severus se mantuvo inalterable a sus palabras. Era posible que los magos no fuesen de esos caballeros de la Edad Media, pero sus espadas eran sus varitas. Snape quiso imitar a Sirius, adelantó un paso.

    "Ustedes son unos idiotas." Endureció la mirada y los amenazó con la varita.

    Los cuchicheos aumentaban, de pronto los estudiantes se acercaban para mirar y poco faltaba para que armaran un círculo.

    "¡Ah, pero si estamos ante el rey de la inteligencia! Dime, Quejicus, ¿cómo está Lily?"

    "¡BASTARDOS!"

    ¡Es la culpa de ellos, de ELLOS!

    Y la colisión fue iniciada antes que uno pudiera hablar. El pasillo se llenó de sonidos de hechizos que eran expulsados, un silencio súbito los rodeaba. Injusticia, no era de caballeros que dos lucharan contra uno. Y Peter estaba entre la multitud, viendo con total admiración cómo ellos sonreían en cada ejecución. Con las manos llevadas a la boca para ocultar sus gemidos de asombro ante los increíbles reflejos de sus amigos, sin perder algún movimiento. Iban moviéndose a la redonda, esquivando, y los encantamientos chocaban en el suelo. Entonces en aquél tiempo, a Snape le cruzó: sí, todo esto era una confusión de algo que jamás ocurrió. Confundir realidades era lo peor que podría haber hecho. Estaba seguro, que a James lo odiaba con todo su corazón.

    Y por eso lo fulminaba con la mirada, porque a más que él, Lily estaba firme, firme, muy firme. Por esto juró darles su merecido, por esto era conocido por aquél que conocían más maleficios que nadie. Por esto prometió que jamás les iba a bajar la cara, por esto, porque no quería ser un don nadie. Él también deseaba ser algo, y la manera en que Potter y Black se movían en su arrogancia, los detestaba aun más.

    James sonreía, los cursos de la vida eran tan extraños e indescifrables... Un día podías estar tranquilo, y al otro momento te podría ocurrir cualquier tipo de cosa. La oscuridad es algo que acecha en todos lados. Te seduce, te atrae, te absorbe... Y todo eso a lo que una vez creíste amar, en un abrir y cerrar de ojos desaparecería. Y ahí, en la profunda tempestad del olvido, no quedaría cenizas, ni un recuerdo de lo existido.

    ¡Bam, bam, bam!

    La varita patinó por el suelo rebotando... Snape quedó tendido, y James y Sirius se acercaron para apuntarle y dejarle en evidencia su derrota. Hizo una mueca de disgusto, una de las más asesinas.

    "Digamos que esta es tu derrota número... ¿cuánto sería?"

    "Ni me lo preguntes, ¡he perdido la cuenta!"

    Unas cuantas risitas se escucharon.

    "Oh, que mal Potter, yo pensaba que por último sabías contar..."

    "¡Retráctate!"

    Y justo cuando James alzaba la varita para lanzar un nuevo hechizo, Severus trató de moverse tan rápido como su cuerpo pudo. Se lanzó en dirección a su única arma, y amenazó a James en ese mismo instante igualándolo, provocando gritos espantados de chicas que se tapaban los ojos esperando algo feo, mientras que los chicos estaban expectantes en el enfrentamiento.

    De pronto...

    "¡Expelliar-"

    "¡SEÑOR POTTER!"

    El grito afloró los nervios. Los estudiantes, desesperados, comenzaron a renovar sus caminos que habían detenido y caminaban como automóviles apurados que de pronto chocaban entre sí. El círculo comenzó a disiparse, y la figura de la profesora McGonagall sobresalía furiosa... Pero furiosa de verdad. James bajó la varita de inmediato, y Severus, con respiración agitada que no era a causa de la amenaza mutua, se había puesto así porque también lo asustó el grito de la nada de la profesora. Lo imitó, Sirius también, y Peter todavía estaba quieto pero ahora con una expresión más asustada que un fantasma.

    ¡Lo sabía! ¡Les dije que nos iban a pillar! pensó con terror.

    "Ustedes cuatro. A mi despacho, ahora. ¿Comprenden?"

    Porque sabía que de esta el reto iría a ser mayor.

    Edited by Pitiless Nightmare~ - 31/7/2014, 04:26
     
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