Amor en el tiempo (SasuNaru) AVISO IMPORTANTE QUE INVOLUCRA A LA AUTORA Y SUS FICS

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    Resumen: Cuando tenían 15 años Sasuke Uchiha y Naruto Namikaze fueron novios, pero... un día Naruto se entera que espera un hijo de su novio, se lo confiesa, pero éste lo desprecia revelándole una cruel verdad: él era uno más de sus amantes.

    15 años después, Naruto es un exitoso columnista en un diario teniendo su propia tienda de ropa y su hijo Hiroshi estudia en el Konoha High School, lugar al cual llegará un nuevo profesor de matemáticas quien atraerá la atención de muchas chicas y donceles, en especial la de Hiroshi quien empieza a sentirse raro con aquel profesor sin saber que éste puede ser su padre.

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    Los personajes no me pertenecen, son de Kishimoto-sensei, Narutito es de Sasu-teme XD y el fanfic es de mi completa autoría.

    Misa: Hola gente de MY ha pasado mucho tiempo jeje. Bueno, como algunos saben este fanfic yo ya lo había subido pero leyendo, me di cuenta de que había cosas que no me convencían y que estaba mal estructurado pero claro, tengo que decirles que la esencia es la misma, solo con algunas pequeñas modificaciones (de las que ya se darán cuenta) y mejor ortografía y redacción.
    ¡A leer se ha dicho!


    Prólogo: Dolor

    Naruto Namikaze un doncel de cabellos rubios, ojos azules como el mismo cielo y piel canela con tres marquitas como bigotitos en cada mejilla, caminaba por el patio del colegio extremadamente nervioso. Le había pedido a su novio, Sasuke, verse en la parte trasera del colegio, en donde se ubicaba un gran árbol que consistía en su refugio de amor. Estaba asustado, una parte de él no quería ir, pero sabía que aquello que le tenía que decir a Sasuke era importante, además, de ser algo imposible de ocultar.
    Por fin llegó al lugar en donde Sasuke ya le esperaba. La brisa fresca de primavera, le llegó en el rostro y de paso, meciendo su cabellera rubia mientras se acercaba a su novio.
    Sasuke le iba a recibir con un abrazo, pero desistió al notar algo raro, distinto, en el rostro de Naruto.
    —¿Ocurre algo Naruto? —le preguntó Sasuke quien era un joven de cabello negro y ojos oscuros.
    —Sí. Pasa que te llamé porque tengo algo muy importante que decirte.
    —Bueno, entonces, dime.
    —Estoy esperando un hijo tuyo —soltó sin más.
    —¿Cómo?, ¿oí bien?
    —Sí, es lo que escuchaste, estoy esperando un hijo tuyo —le respondió.
    —Jaja, no en serio —se burló y se quedó en silencio unos segundos para después decir—: ¿y tú acaso esperas a que yo me responsabilice por ese crío? Claro que no, no te das cuenta la edad que tenemos. Por dios, no tenemos la edad suficiente para cargar con la responsabilidad de criar a un hijo.
    —Pero…
    —Pero es que nada, y mejor sal de mi vista de inmediato.
    —Pero Sasuke, tú me dijiste que me amabas ¿Por qué me tratas así?, ¿Por qué me dices todas esas cosas? Tampoco es que haya sido solo mi culpa.
    —Es cierto que un hijo no se hace solo, pero ya que hemos llegado hasta punto, lo mejor es hablar con la verdad. Escucha, tú sólo fuiste uno más de mis pasatiempos.
    — ¿Qué?
    —Eso, tú solo fuiste uno más… —meditó a ver si decía o no aquella verdad— de mis amantes.
    —Eso no puede ser.
    —Sí, así como lo oyes, ¿conoces a Gaara y a Ino? Ellos son otros ilusos más —el rubio se tapó la boca de la impresión—, ah, y se me olvidaba, también está… Sakura.
    — ¿Qué?, ¿Sakura-chan también?
    —Así es.
    —Pero si ella sabía que yo estaba contigo, o sea, que ambos se burlaron de mí.
    —Puede ser, pero yo jamás te dije alguna vez que eras el único. Tú solito llegaste a esa conclusión o ¿por qué crees que no permití que hicieras pública esta relación?
    —Entonces tú sólo jugaste conmigo ¿no es así? —descubrió— Ya veo —comenzó a llorar desconsoladamente— yo… fui un idiota —decía entre sollozos.
    —Más te vale que no me entrometas más en tus asuntos, porque ahora ese críajo es tu asunto, tu problema, no el mío.
    —Sólo te diré una cosa… —apretó los puños con fuerza— te odio… te odio con todo mi corazón y siempre lo voy a hacer —y sin más, se fue corriendo lejos de todo y de aquel hombre que sólo jugó con su inocencia e ingenuidad. Aun así, no se iría sin antes ajustar cuentas con la que pensó, era su mejor amiga. Por lo que entró nuevamente en el recinto y corrió por los pasillos con los ojos llorosos, y las mejillas llenas de lágrimas llamando la atención de varios hasta que divisó aquella inconfundible cabellera rosa.
    Una chica, de cabello corto rosa, ojos verdes y muy bonita, caminaba tranquilamente por los pasillos de la escuela, disfrutando del receso, que en ese momento se daba, hasta que…
    — ¡Tú, maldita! —gritó Naruto, parándose delante de la pelirrosa con los ojos desbordantes de lágrimas.
    —Naruto ¿Qué te pasa? —preguntó extrañada.
    —Y todavía tienes el descaro de estar como si nada. Ya lo sé todo ¿Cómo pudiste?
    — ¿De qué hablas?
    —No te hagas, sé perfectamente la relación que tenías con Sasuke, ¿Por qué?, ¡¿Por qué te metiste con él si sabias que estaba conmigo?! —gritó, llamando la atención de varios, quienes se ganaron alrededor, y obvio, los cuchicheos no se hicieron esperar. Sasuke también apareció en ese instante notando todo lo que pasaba.
    Sakura bajó la cabeza, muy avergonzada. Ya lo sabía, y ella no negaría la verdad.
    —Lo siento, Naru… —se detuvo al sentir una fuerte cachetada que la botó al suelo de parte del rubio.
    —Te odio. Tú y Sasuke se pueden ir al demonio.
    La miró con un rostro de claro dolor que haría sentir hasta la peor persona el ser más despreciable de la Tierra; y claro, Sasuke también se sintió igual que Sakura.
    Naruto salió corriendo y esa fue la última vez que lo vieron. Sakura lo único que hizo, fue sollozar ahí, sentada en el suelo, mientras se cubría el rostro y sus lágrimas con sus manos.
    El chisme no tardó en expandirse, y se decía que Sasuke, Naruto y Sakura, estaban al parecer en un triángulo amoroso, o que al parecer, Naruto tenía una relación con Sasuke, y Sakura se había metido, esa y muchas cosas, se comenzaron a decir ese día, pero Sasuke solo trató de ignorarlo, sabía que nadie se atrevería a preguntarle algo al respecto, así que solo dejó que hablaran. Al menos, ellos no sabían la verdad.
    Ese mismo día, al final de clases, Sakura se encontraba en su salón esperando a que todos ya se hayan ido. Quería estar tranquila, y no que la apuntaran con el dedo como lo habían hecho todo el día. Permaneció ahí sentada, pero de repente habló.
    — ¿Cómo se enteró? —le preguntó a Sasuke, cuando éste entró en el salón de Sakura —porque eran de diferentes salones, Naruto estaba en el mismo de Sakura—.
    —Yo se lo dije —respondió como si nada.
    — ¿Por qué?
    —Naruto me dijo que espera un hijo mío.
    — ¡¿Qué?! —se levantó bruscamente de su asiento tirando la silla en el momento.
    —Tenía que deshacerme de él de alguna manera —contestó como si en verdad no lo sintiera, aunque no era así.
    — ¿Cómo puedes hablar de esa manera?
    —Yo no pienso cargar con un hijo. Ese, ahora será su problema.
    —Eres despreciable.
    —No te parecí tan despreciable cuando estábamos…
    — ¡Cállate! Nunca debí de involucrarme contigo, y espero y Gaara e Ino se den cuenta de esto también
    —Ellos ya me mandaron al demonio, pero tal parece que no les importó mucho, después de todo, yo nunca les prometí nada.
    —Pero a Naruto sí ¿verdad?
    —Puede ser.
    —Desde un principio, sabía que tener una relación contigo no me iba a traer nada bueno. En primera, porque eras el novio de mi mejor amigo, y con eso lo estaba traicionando, y en segunda… porque sabía que tú nunca llegarías a sentir algo por mí.
    —Eso es cierto —contestó inmutable.
    —Ya que… —continuó— tú al único que amabas de los cuatro, era a Naruto.
    —Yo nunca he dicho que lo amo.
    — ¡Lo amas! —le espetó— Solo que no te has dado cuenta, pero algún día, te vas a dar cuenta de eso, y te vas a arrepentir de todo el daño que le hiciste, pero va a ser tarde, y ya nada podrás hacer —agarró sus cosas y se dirigió a la puerta del salón, en donde se encontraba Sasuke—. Adiós Sasuke —y salió del salón.

    ************************
    Naruto en cuanto salió del instituto, corrió y corrió todo lo que sus piernas le daban. No supo cuánto tiempo estuvo corriendo hasta que empezó a sentir el cansancio en su cuerpo. Se detuvo junto a un árbol, y ahí se dio cuenta de que estaba en el bosque anexo al parque cerca de su casa. Se dejó caer por el árbol y ahí rompió a llorar amargamente. Más tarde, cuando estaba más tranquilo, decidió mirar su reloj de pulsera, viendo que ya eran casi las cuatro de la tarde; se secó las lágrimas con un pañuelo y con decisión, se dirigió a su casa, a esa hora, su padre ya debería de estar en la casa. No podía callar, era el momento de decirles la verdad a sus padres.
    Cuando llegó, abrió la puerta de la casa con su llave y entró, ahí estaba su madre siendo abrazada en el sofá por su padre mientras ambos miraban un programa en la televisión; volteando de inmediato al escuchar la puerta y viendo como venía su hijo, con el rostro con claros signos de haber estado llorando. Minato al instante apagó la televisión y se acercó preocupado a su hijo.
    —Naru ¿Qué ocurre?
    —Papá, mamá yo… tengo algo importante que decirles. —los miró a punto de romper a llorar de nuevo, pero se aguantó parpadeando repetidas veces, tenía que ser fuerte.
    —Dinos hijo —lo alentó Kushina con clara preocupación y angustia en su rostro.
    —Yo… es que… —se armó de todo el valor que pudo y lo soltó— tengo 8 semanas de embarazo.
    — ¡¿Qué?! —Exclamó Minato mientras que Kushina se tapaba la cara con las manos del horror ante lo que acababan de escuchar— ¿Cómo es eso que esperas un hijo?
    —Es cierto —decía Naruto con los ojos llorosos a punto de soltar esas lágrimas que seguía conteniendo con voluntad.
    —Pero como puede estar pasando esto —Minato se sujetaba la cabeza intentando asimilar la situación.
    —Es de ese novio del que me hablaste ¿no es así? —le preguntó Kushina con una clara furia en su rostro.
    —Sí pero, resultó que yo era solo un juego para él y me dijo que no quería saber nada más ni de mí ni de mi hijo.
    — ¡Dime quien es para matar a ese maldito desgraciado! —gritó Minato enfurecido. No podía creer que alguien le haya hecho semejante crueldad a su hijo.
    —No vale la pena —dijo Naruto.
    —Como que no vale la pena, ese maldito tiene que pagar por lo que te hizo ¡dime quien es!
    —Ya-ya te-dije que no vale la pena —se pone a llorar. Minato se calma un poco, después de todo, su hijo era quien más sufría en ese momento y la cosa era que estaba ese pequeño que esperaba Naruto, aquel pequeño el cual no tenía la culpa de nada de lo que estaba pasando.
    —Naru —le habló a Naruto quien lloraba de manera desconsolada. Éste alzó un poco su rostro todo lloroso y Minato le dio un abrazo quedando la cabeza del menor en el pecho de su padre—, no te preocupes, ya todo pasó. Ahora lo único que debes hacer es pensar en ese bebé que viene en camino y que necesita mucho de ti.
    —Papá yo…
    —Naru, sé que esta es tu decisión pero antes que nada quiero pienses en el bien que le vas a hacer a esa criatura si decides tenerlo a tu lado, aunque… yo entiendo que va a ser difícil para ti, puesto que aún eres muy joven para asumir una responsabilidad tan grande como lo es criar a un hijo y tú solo. Por eso, deberás de decidir qué es lo que harás.
    Minato mira a Naruto con una sonrisa cálida que le da mucha confianza pero antes de que pudiera responder…
    — ¡Claro que no! —gritó Kushina llamando la atención de los otros dos quienes de inmediato se separaron un poco del abrazo y la voltearon a ver— Naruto es un niño, él no puede tener a ese hijo porque yo no voy a permitir que arruine su vida de esa forma.
    —Kushina, yo entiendo que estés molesta pero déjame recordarte que ese bebé no tiene la culpa de nada.
    —Pero aun así no deja de ser un estorbo.
    — ¡Kushina!
    —Paren por favor —pide Naruto desesperado al ver que sus padres estaban iniciando una discusión—, yo ya tomé una decisión y quiero que por favor la respeten y que también me apoyen en esto que ya decidí —se seca unas cuantas lágrimas y toma una bocanada de aire ante las miradas expectantes de sus padres—. Yo… lo voy a tener.
    — ¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?! —grita Kushina y Minato sonríe entonces Naruto prosigue.
    —Sé que tal vez soy muy pequeño para poder cuidarlo yo solo y es por eso que necesito de la ayuda de los dos.
    —Claro que tendrás mi apoyo Naru —Minato se acerca y le da un pequeño abrazo—. Kushina, yo entiendo que esta situación para ti como madre no es fácil pero por eso mismo deberías ser capaz de entender a Naru mejor que yo —Kushina vio que tanto su esposo como su hijo la esperaban para que diera su respuesta por lo que, resignada, tuvo que aceptar.
    —Está bien, cuentas con mi apoyo. —dijo a regañadientes.
    De esta forma se dio inicio a lo que sería un largo camino. Naruto ya no había ido más a la escuela, no después de que se lo confesó a Sasuke y a sus padres para así ahorrarse los malos momentos. En todo ese tiempo que duró el embarazo, Minato y Kushina siempre estuvieron con Naruto, lo acompañaban a las consultas, después a la primera ecografía y las subsiguientes.
    Shizune, una conocida de Minato y Kushina, era la doctora que atendía a Naruto. Ella ya estaba acostumbrada a chicas y donceles jóvenes que tenían que criar hijos solos, contando solo con el apoyo de sus padres.
    Naruto estaba recostado sobre la camilla, aquel día sabría el sexo de su bebé. A él no le importaba mucho ya que fuese lo que fuese, lo amaría.
    —Mira Naruto-kun, ahí está tu bebé —Naruto miró a pesar de que no entendía mucho las imágenes, le alegraba saber que su hijo estaba ahí—. Ahora veremos que será —Shizune movió la maquinita alrededor del vientre un tanto abultado de Naruto y después dijo—: es un doncel.
    —¿Un doncel? —preguntó Minato— ¿Está segura?
    —Por supuesto, llevo tanto tiempo en esto que no me cabe la menor duda, además, ya he identificado a muchos niños y nunca me he equivocado.
    —Un doncel —dijo Naruto con emoción—, un doncel como yo papá.
    —Así es. —le coge la mano.

    Luego de saber el sexo del bebé, le empezaron a comprar ropa y cosas como juguetes e implementos necesarios con mucha emoción. A pesar de todo esto, Minato notaba de que a Kushina todavía le costaba asimilar en lo que estaban, pero también se daba cuenta de que lo iba a aceptando poco a poco y Minato estaba seguro que cuando el bebé naciera, Kushina estaría tan encantada que lo amaría tanto como él ya lo amaba.
    Un día, cuando ya tenían listo el cuarto del nuevo integrante de la familia y Naruto ya estaba de ocho meses, éste fue a su cuarto, se metió al rincón más oculto de su closet, y de ahí cogió un peluche grande, muy felposo, que tenía la forma de un panda. Puso una mueca ya que aquel peluche se lo había regalado Sasuke en su primera cita y durante el corto transcurso de su relación, Naruto había tenido a ese oso como un tesoro muy especial, pero después de lo ocurrido, lo había guardado para no saber de él, aun así, lo había pensado mejor y había terminado por decidir qué sería mejor que le dejara el oso a su hijo, así, al menos tendría algo de su otro padre, aunque claro, nadie tenía porqué saberlo, por lo que, con alegría, regresó al cuarto de su hijo y dejó el oso en la cuna. Eso era lo mejor.
    Hasta entonces, todo marchaba bien, pero toda la felicidad se vendría abajo, el día del parto.
    Naruto estaba en la sala de espera, los médicos estaban preparando lo necesario para la intervención mientras que Minato y Kushina estaban cada uno tomando una mano de Naruto, Minato la izquierda y Kushina la derecha.
    —Bien, vamos a comenzar, recuerden que esto no será fácil así que ahora voy a proceder a anestesiarte —dijo Shizune, preparando la inyección—, tienes que ser fuerte Naruto —éste asiente—. Todos listos.
    Así se dio inicio al parto que sería hecho por cesárea dado que todos los donceles debían de dar a luz por ese método. Después de largos minutos finalmente se escuchó el llanto de un bebé el cual Shizune recibió.
    — ¿Alguien quiere cortar el cordón? —preguntó Shizune.
    —Yo quisiera —dijo Minato y una de las enfermeras le dio unas tijeras y éste lo cortó. Entonces las demás enfermeras procedieron a limpiar un poco al bebé.
    —Mira Naruto-kun, este es tu pequeño —Shizune se lo acerca a Naruto para que quede cerca de su rostro y así este pueda verlo pero… ahí estuvo el error.
    Cuando Naruto ve a su hijo no lo puede creer. Es que simplemente no podía, no él no podía.
    —Aléjenlo —dijo Naruto— ¡aléjenlo de mí, no quiero verlo! —gritó cerrando fuertemente los ojos y dejando a todos los presentes muy impresionados por la actitud del rubio.
    —Pero Naruto, es tu hijo, ¿Cómo puedes decir eso?
    —Solo no quiero verlo, llévenselo —pedía Naruto desesperado. Ese niño, no lo podía creer, ciertamente era una posibilidad pero… él jamás pensó que se parecería tanto a Sasuke.
    —Por favor, háganle caso, que se puede alterar más —pidió esta vez Kushina.
    —Está bien, llévenselo para que lo limpien y lo pongan con los demás bebés —dijo Shizune y procedió a terminar su trabajo con Naruto.
    Ese mismo día en la noche, Naruto estaba en un cuarto y sus padres estaban junto a él. Obviamente, Minato estaba muy preocupado por la anterior actitud de su hijo y lo único que esperaba era que no se volviera a repetir. Supuso que la razón por la cual Naruto se había puesto así se debía al hecho que el pequeño no tenía ningún parecido con Naruto, al parecer había salido a su padre, para su mala suerte aunque, cuando Minato lo vio más detenidamente notó que lo único que había heredado de Naruto eran los ojos. Al menos algo, pensó.
    De repente se escucharon unos toques en la puerta y Minato dijo “adelante” por lo que la puerta se abrió y entonces entraron Shizune y una enfermera la cual cargaba al pequeño doncel.
    —Aquí está el pequeño —se dirige hacia Naruto—. Mira Naruto-kun, tómalo, es tu bebé.
    Naruto lo volteó a ver un poco cuando la enfermera se lo acercó pero no pudo.
    —No, no lo quiero —dijo y se cubrió hasta la cabeza con las cobijas.
    —Naruto-kun por favor, tienes que alimentarlo —le dijo Shizune pero no hubo caso.
    —Shizune-san, entiendo su preocupación pero mi hijo no se encuentra en condiciones de hacer eso, al parecer está en shock y yo no quiero que se sienta incómodo. Solo le pido que tenga paciencia —pidió Kushina y Minato, a pesar de estar en contra, decidió apoyar la petición de su esposa. Lo único que esperaba era que Naruto aceptara pronto a su bebé.
    —Kushina tiene razón —dijo—. Hay que ser pacientes y ya veremos qué Naru aceptará a su hijo.
    —Bien, le daremos una leche especial pero al menos, díganme su nombre.
    —Ah, bueno.
    La verdad era que aún no lo habían decidido. Durante ese tiempo, le habían sugerido varios nombres a Naruto pero que a éste no parecieron convencer. Así que un día, les dijo que prefería ser él quien le pusiera el nombre a lo que sus padres estuvieron de acuerdo.
    —Naru, dinos, ¿Cuál es su nombre? —preguntó Minato acercándose más a la cama de su hijo a lo que este quita un poco de cobija y dice bajito pero audible.
    —Hiroshi —y se vuelve a cubrir con las cobijas.
    —Su nombre es… Hiroshi Namikaze, Shizune-san —dijo Minato y Shizune asiente para luego salir junto con la enfermera del cuarto.
    A pesar de que Minato tuvo la fe en que Naruto pudiera aceptar a su pequeño pronto, no fue así. Cuando por fin llegaron a la casa, Naruto seguía igual, y lo peor era que Kushina le apoyaba. Tuvieron que pasar los días para que Minato por fin, pudiera convencer a Naruto de darle de comer a su hijo. No era que Naruto aceptara gustoso el hecho de tener que estar con su hijo pero al menos, lo aceptaba, de a poco, pero lo aceptaba.
    Un día, cuando Hiroshi tenía tres meses, Minato estaba en el cuarto del pequeño cambiándole el pañal y sintió pena, sintió pena de ver a esa pequeña criatura inocente, ahí, muy feliz, completamente ajeno de lo que ocurría a su alrededor.
    —No te preocupes Hiroshi, que tu abuelo Minato siempre te va a querer y siempre va a estar ahí para ti, pase lo que pase. Te prometo que me encargaré que seas feliz ¿sí? Y no te debes de preocupar, que tu abuela y Naru, te quieren, a su manera, pero… te quieren —soltó unas pequeñas lágrimas—. Sé que ahora no entiendes lo que te digo pero aun así, quiero que lo sepas —y lo abrazó con dulzura y protección sabiendo, muy en el fondo, que le esperaba un muy difícil futuro a su nieto, pero que él estaría allí y lo apoyaría todo el tiempo que fuera necesario.
    Continuará…



    Misa: decidí juntar todo lo ocurrido hace 15 años para que sea mejor entendido. Recuerden dejarme sus opiniones para saber si les gustó o no

    Matta ne n.n




    Edited by Misaki Heartfilia - 21/1/2015, 01:47
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    portadamisaki

     
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  2. vampiresa alexa hagane
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    me encanto, sigue así
    eres una de mis escritoras favoritas :=KITTIYN: :=KITTIYN: :=BIENODOE: :=BIENODOE: :=NEKKIN:
     
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  3. Kaomi Uchiha
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    O.O ese bastardo de Sasuke!! Mas vale que sufra mucho en el fic por jugar con mi Naru!!
     
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    AMO TU FIC

    ESPERO CONTYY

    ESPERO QUE SASUKE SUFRA

    HABRA ITADEI??????''
     
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  5. karell momsen
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    Oh me encantan mucho tus fics
    Espero que lo continues pronto por favor.
     
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    Misa: hello, ¿cómo andan? yo un poco triste porque Chile se quedó afuera del mundial :=BUABUA: pero que se le va a hacer :=ummse: de todos modos aquí les dejo la conty y sus respuestas.

    vampiresa alexa hagane: me alegra mucho que me digas eso, de verdad jeje ya que no me considero tan, tan buena escritora n.n

    Kaomi Uchiha: por supuesto que el teme va a sufrir, no enseguida pero la espera valdrá la pena muajajaja

    nadeshiko fujisaki: que bueno que lo ames y si me pides itadei es porque también te gusta, pero, bueno habrá pero solo mención, ya verás porqué

    karell momsen: perdona por tardar, es que no me paso mucho por aquí xD



    Capítulo 1: Sentimientos

    Naruto se veía de nuevo viviendo aquello, solo que esta vez estaba ahí, como un simple espectador invisible a los ojos de las dos personas que le habían traicionado cruelmente y que se burlaban de él.
    —Naruto es tan idiota —decía Sakura con burla.
    —Verdad que sí —le concordaba Sasuke para después dar paso a las risas de ambos.
    —Cállense, cállense —repetía Naruto a la vez que se cubría los oídos con sus manos para posteriormente ver como Sasuke y Sakura desaparecían juntos mientras él caía en una abismo sin poder evitarlo.
    Abrió los ojos despertándose sobresaltado. Nuevamente había tenido aquel sueño que le perseguía cada tanto.
    Era increíble pensarlo, pero ya habían pasado 15 años desde que eso pasó, y claramente él pensaba que lo había superado pero no, esas cosas son de esas que te marcan de por vida, sin contar de que tenía el mismo sueño constantemente y eso no le ayudaba mucho a olvidar. Tal vez debería ir a ver uno de esos loqueros pero eso costaba y él no estaba para darse esos lujos.
    — ¡Naruto, ven que ya vamos a desayunar! —le gritó su madre desde el primer piso.
    — ¡Ya voy! —le respondió, se levantó y se fue a dar una ducha rápida.
    Al rato salió del baño con una toalla atada a la cintura, se vistió con unos jeans bastante ajustados, un poleron negro, largo y una chaqueta clara, y bajó de manera apresurada las escaleras.
    — ¿Qué pasó oto-chan? Es raro que te quedes dormido —le preguntó un joven de cabellos azabaches, hermosos ojos azules, herencia del rubio y de piel tan blanca como la nieve quien llevaba su uniforme que consistía en un pantalón, un saco, ambos plomos y una camisa blanca con una cinta roja atada en el cuello.
    — ¿Qué? A todos nos pasa alguna vez ¿no? —le responde de manera reprochante.
    —Naruto tiene razón, y será mejor que acabes rápido porque se te hace tarde Hiroshi —le dijo una mujer de largo cabello rojo y ojos en un tono azul marino claro en tono violeta, quien vestía un vestido completo verde con un delantal rosa de cocinera.
    —Sí, ya voy —se levanta con desgano y se va a su cuarto por sus cosas.
    —Aquí tienes Naru —le da su desayuno con una sonrisa.
    —Gracias oka-san —comienza a desayunar.
    — ¡Hiroshi, apúrate, que no quiero saber que tienes otro retraso o ya vas a ver-ttebane!
    —Ya, ya estoy listo, no tienes por qué escandalizarte tanto.
    — ¿Cómo dijiste jovencito? —Le jala una oreja— más respeto a tus mayores. Naruto, dile algo —lo mira pero éste estaba comiendo y mirando el periódico.
    —A mí no me metas en las tonterías del mocoso —fue lo único que dijo de manera cortante y fría que hizo poner triste al joven azabache.
    —Ok, y tú, vete ya de una vez.
    —Sí, adiós obaa-chan —a la pelirroja le salió una pequeña venita en la frente— adiós… oto-chan —sin esperar a una respuesta que sabía de antemano, jamás recibiría, se fue.
    El nombre de éste joven es Hiroshi Namikaze y como ya han de haber supuesto, el hijo de Naruto. Es un doncel y estudia en el prestigioso Konoha High School, uno de los mejores colegios de la ciudad y del país y en el cual, él sabía, debía dar su mayor esfuerzo como digno alumno del lugar.
    Luego de llegar, se dirigió de inmediato a su salón en donde sus amigos ya se encontraban quienes al verlo, de inmediato se acercaron a saludarlo con una sonrisa adornando sus rostros.
    —Hiroshi ¿Qué tal? —le saludó un joven doncel de cabello castaño y dos triángulos invertidos en cada mejilla de nombre Kiba.
    —Hola Kiba, aquí igual que siempre.
    — ¿Y cómo andas para tu cumpleaños? ¿Ya sabes qué vas a querer? —le preguntó otro doncel quien era de cabello negro corto y unas enormes cejas llamado Rock Lee.
    —Pues, me gustaría ese celular nuevo que salió ya que el mío anda algo mal y ya se lo pedí a mi oto-chan, pero dudo que me lo de ya que es algo caro. —se lamentó.
    —Ya veo, pero y vendrás a la discoteca Rinnegan con nosotros ¿cierto?
    —Bueno, ayer se lo pregunté a mi obaa-chan y… —empezó a recordar y a relatar lo ocurrido el día anterior.

    Kushina estaba en la cocina pelando unas papas para la cena y en eso llega Hiroshi.
    —Eh, obaa-chan —a la mujer le salió una pequeña venita que disimuló.
    —Dime.
    —Es que el viernes, como es mi cumpleaños, mis amigos me propusieron ir a la Rinnegan a celebrar en la noche, tú entiendes y pues… quería saber si puedo ir —puso carita suplicante aunque que Kushina no lo veía dado que estaba de espaldas a él.
    — ¿Y por qué me lo preguntas a mí en vez de a Naruto?
    —Es que traté y fui a su cuarto pero me echó antes de que pudiera decir algo.
    —Está bien, supongo que no hay problema —la mujer se voltea y se queda frente a Hiroshi— pero procura ir con cuidado —le decía mientras agitaba el cuchillo de arriba abajo—, tú sabes a que me refiero.

    —No entendí que quiso decir tu obaa-chan —dijo Lee.
    —Ignora eso, entonces ¿irás? —preguntó Kiba.
    —Claro.
    — ¡Qué bien! —celebra Lee.
    —Jaja —sonríe Hiroshi viéndose extremadamente lindo a la vista de un chico de cabellos castaños, ojos verdes, y muy atractivo quien veía y escuchaba desde atrás todo.
    —“Así que el viernes es el cumpleaños de Hiroshi e irán a la Rinnegan, esa puede ser mi oportunidad” —pensó.

    ************************************

    Naruto venía bajando de su auto para dirigirse hacia el edificio en donde trabajaba. Al llegar, varios le saludaron y él sólo les regaló una bella sonrisa hasta llegar a su cubículo de trabajo. Naruto trabajaba como columnista en el diario “La voz de Konoha” en la columna de opiniones; su trabajo era hablar acerca de temas controversiales desde su punto de vista y su sección era una de las favoritas de los lectores del periódico, por lo que siempre le enviaban cartas para dar a conocer nuevos temas que Naruto tomaba para sus redacciones y posteriormente publicarlas firmando con el nombre de “Kyubi”. Pero esa no era su única fuente de ingresos; tras la muerte de Minato, éste les dejo un buen dinero y Naruto le sugirió a Kushina que lo invirtieran en un negocio, más específicamente, en una tienda de ropa, ya que Naruto en su breve paso como modelo de revistas, había aprendido varias manías sobre la moda y por suerte, todo había salido bien y actualmente tenía a una chica y a un doncel a cargo de su tienda que les daba excelentes ganancias a la familia, más el extra de su trabajo que lo hacía porque le gustaba y amaba escribir sus artículos. ¿Cuándo él hubiera pensado que le terminaría gustando tanto escribir, siendo que en una época le había puesto mucho entusiasmo, dado que su sueño había sido ser profesor de matemáticas, algo que se le daba muy bien? Pero la vida a veces te da giros inesperados, ya ahí estaba, trabajando en algo muy distinto a lo que había planeado.
    —Hola Naruto ¿Cómo estás? —se le acercó un hombre de cabellos blancos en tono celeste y de ojos color purpura a saludarlo cuando Naruto apenas y se había sentado.
    —Bien Suigetsu, como siempre.
    —Genial, y dime ¿Cuándo vas a aceptar una de mis invitaciones a salir?
    —Nunca, ya te lo dije, no me interesa salir ni contigo ni con nadie y si me disculpas, tengo trabajo que hacer.
    —Está bien, pero sabes que no me rendiré y seguiré insistiendo.
    —Haz lo que quieras —y ve como el hombre se va.
    —Woow, me impresiona que lo sigas rechazando —le dijo una chica de cabellos rubios atados en una coleta y de ojos marrón que apareció de repente y que había escuchado todo puesto que estaba en el cubículo vecino—, todos aquí, tanto donceles como chicas se mueren por recibir una invitación de él y tú la rechazas, en serio que eres único.
    —En primera, si se mueren por recibir la invitación es porque es el hermano del jefe y tiene dinero, y en segunda, me da igual si me invita o no un montón de veces, yo nunca le voy a aceptar una invitación porque sé, que no tiene buenas intenciones-ttebayo.
    —Ay Naruto, nunca digas nunca, un día veras porque te lo digo.
    —Espero que se día no llegue, Yugito —le dijo y la chica se volvió a su lugar.

    ************************************

    En el Konoha High School, la jornada escolar acababa de finalizar y la mayoría de los alumnos se disponían a salir ya del establecimiento, como Hiroshi y sus amigos.
    —Bueno, nos vemos mañana chicos —se despidió Hiroshi en la entrada de Kiba y Lee.
    —Hasta mañana, y procura dormir bien hoy en la noche ya que mañana nos vamos de diversión —dijo Kiba con mucha alegría.
    —Claro, y ustedes también duerman mucho.
    —Y recuerda, estamos en la flor de la juventud —le dijo Lee levantando el pulgar haciendo que a los otros dos se les cayera una gotita por la sien.
    —Eh, sí, nos vemos —y se va corriendo— “será mejor que me apresure si no quiero que obaa-chan me regañe” —pensó yendo a toda velocidad. Cuando llegó, abrió la puerta y vio que al parecer no había nadie, pero aun así, decidió hablar— obaa-chan, ya llegué —pero no hubo respuesta por lo que resignado, se fue a su cuarto en donde se quitó su mochila y se tiró en la cama— “la casa se siente muy triste cuando estoy solo” —pensó y agarró un pequeño marco color plata que tenía en el velador junto a la cama— no sabes cuánto te extraño, ojii-chan —en el marco se podía ver una foto en donde salía un hombre rubio con un pequeño niño azabache de unos seis años en su espalda—. Tú eras el único que me quería y ahora no estás —unas pequeñas lágrimas cayeron de sus azules ojos y abrazó el marco sumiéndose en sus recuerdos.
    Desde que Hiroshi tenía uso de razón, siempre se había dado cuenta de algo: de la frialdad de su oto-chan y su obaa-chan hacia él. Recordaba a la perfección que desde pequeño, su oto-chan casi no paraba en la casa y que pocas veces le había dado una muestra de afecto y cariño ya que la mayoría de las veces, —en las que estaba en la casa— lo mantenía lo más alejado posible de él, era como si su sola presencia le afectara y eso a Hiroshi le dolía mucho, puesto que él sólo tenía a su oto-chan, cosa que le hacía muy extraña ya que veía que los otros niños tenían todos dos padres para darles cariño mientras que él, sólo tenía a uno y que ni siquiera le daba ni el cariño, ni la atención que requería. También, estaba su obaa-chan que, a pesar de igual preocuparse por él, lo regañaba constantemente por todo, hasta por cosas insignificantes le echaba la bronca, era como si descargara toda la furia que guardaba con ella en él. No fue sino hasta más grande que Hiroshi se dio cuenta del porqué de eso: Kushina lo odiaba por ser la perdición de su único hijo, Naruto. Era doloroso pensar en eso y también era doloroso saber que su oto-chan lo odiaba por ser un hijo no deseado y que además por su culpa, aquel hombre que lo engendró lo haya dejado y despreciado.
    Hasta los nueve años, Hiroshi siempre se caracterizó por ser un doncel rebelde. Le gustaba mucho la música, sobre todo la de estilo rockero por lo que su ojii-chan Minato un día llegó con un presente para él.

    — ¡Hiroshi! —le llamó de repente Minato cuando llegó del trabajo a lo que el pequeño dejó de jugar con su pelota en el patio para correr a los brazos de su ojii-chan como siempre lo hacía.
    —¡Ojii-chan! —se le tiró encima a Minato quien, ya acostumbrado a que su nieto siempre hiciera lo mismo, lo cogió entre sus brazos abrazándolo cariñosamente.
    —Mi pequeño ¿Cómo estás?
    —Muy bien, ojii-chan —le dijo con una sonrisa aunque la verdad era que no estaba del todo bien ya que, cuando volvió de la escuela —luego de que Kushina lo recogiera— estaba muy aburrido así que se fue a su cuarto por una pelota pero como no tenía mucho chiste jugar solo, vio que su oto-chan estaba en su cuarto y se acercó a pedirle que por favor le acompañara a jugar a lo que el rubio solo le gritó un: “No me molestes con tus pendejadas” que le sacó un par de lágrimas al pequeño azabache. Pero no, él no le iba a decir eso a su ojii-chan, de ninguna manera lo molestaría con sus cosas.
    —Qué bien. Mira, te traje algo —lo suelta y le muestra un gran estuche negro.
    — ¿Qué es?
    —Míralo tú mismo —se lo da y el pequeño con emoción abre el estuche encontrándose con una guitarra eléctrica de color rojo con algunas partes blancas.
    —Esto es… genial. Gracias ojii-chan, la voy a llamar Nagareboshi —se tira de nueva cuenta a los brazos de Minato quien lo acepta muy gustoso y feliz de que su nieto estuviera feliz con su ahora, nueva compañera Nagareboshi.

    A contar de ese día, Hiroshi se esmeró en aprender a tocar la guitarra mientras que Minato siempre lo motivaba, siendo el único que al juzgar de Hiroshi lo animaba aunque todo eso cambió cierto día… cuando Hiroshi tenía casi 11 años, Minato enfermó gravemente de un cáncer terminal y al mes de que se le diagnosticara la enfermedad… murió. Ciertamente la muerte de Minato fue un golpe duro para toda la familia.
    Después del entierro, Kushina se la pasaba encerrada en su habitación llorando todo el día y Naruto iba a trabajar y cuando volvía se encerraba también en su habitación mientras que él tenía que sufrir en silencio también sin que nadie le consolara ni él pudiera consolar a nadie.
    —Será mejor que duerma un rato
    Y así Hiroshi se quedó dormido abrazando aquel marco que guardaba esa foto tan especial para él.

    **************************
    Kushina se encontraba en el centro de la ciudad. Venía saliendo de una pastelería en la cual encargó la torta para el cumpleaños de su nieto. Selva negra, la favorita de Hiroshi era la que había encargado. Ahora andaba paseando para buscar un regalo que darle, pero aún no se le ocurría nada hasta que de repente pasó por una tienda rockera, la Rasengan y recordó que Hiroshi le había mencionado hace algún tiempo que había visto una chaqueta en esa tienda que le había gustado. Bien, ya tenía el regalo, después iría al supermercado para comprar lo que faltara y volvería a su casa.

    **************************
    Ya iban a dar casi las seis y Naruto venía saliendo de su trabajo con un aire un tanto cansado. A pesar de eso, igual era el causante de las atentas miradas de los hombres quienes lo miraban con lujuria y deseo. Pero a él en ese momento no le importaba mucho ya que lo único que esperaba era que las tiendas estuvieran abiertas a esa hora o de otra forma no podría comprarle el regalo a su hijo. ¡Vaya! era increíble como pasaba el tiempo. Su pequeño ya iba a cumplir 15 años, y eso quería decir que ya habían pasado más de 15 años desde que había vivido aquel vil engaño.
    Desde aquel día, pensó Naruto su seguridad se vio afectada ya que, él no pudo volver confiar en otro hombre. Decidió que solo se dedicaría a su pequeño a pesar de que sabía de qué éste iba a necesitar un padre, él pensaba que podría solo, pero se equivocó. Aun así, su padre Minato había tratado a Hiroshi como a un hijo, mostrándole el lado paternal que éste necesitaba.
    Por fin llegó a una tienda que aún se encontraba abierta para su suerte por lo que decidió entrar. Sabía que con ese regalo impresionaría a Hiroshi y le daría por lo menos, una alegría.

    **************************
    En un lugar, no muy lejano de Konoha, se encontraba un azabache sentado sobre un sofá de cuero negro, vestido de forma informal, que consistía en un pantalón negro, una camisa azul abotonada hasta el segundo botón con las mangas remangadas leyendo una carta que decía:
    “Solicitamos su presencia el día lunes, por favor mándenos un mensaje con su respuesta
    Atte. Tsunade Senju, directora del Konoha High School”

    —Por fin, esta puede ser mi gran oportunidad —y sonrió de medio lado para disponerse a escribir el mensaje que enviaría de vuelta.
    Continuará…

    -------------------------------

    Misa: espero y haya sido de su agrado el capi
    Matta ne n.n


    Edited by Misaki Heartfilia - 8/7/2014, 19:04
     
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    me encanta el fic...... lo dire mas 10000 veces

    maldito teme

    pobre hiroshi un momento...... ese es el nombre de un personaje de junjuo romántica

    en fin espero la conty de este otros fics tuyos

    por cierto porque va sufrir el teme?? si el abandono al dobe ... acaso se arrepintió y quiere que Naru lo perdone??
     
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  8. Kaomi Uchiha
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    Por los rulos de Slash!!!

    Me haz dejado intrigada!

    Porque Minato tuvo que morir si es tan agdjsk!! *--*

    No tardes tanto en la conti, la esperare ansiosa :3

    Sayoo
     
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  9. karell momsen
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    Ah no tardes en subir la continuación
    Porfavor que me encanta ya quiero que sasuke mire a naru de nuevo.
     
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  10. Adry_black
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    conty
     
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  11. •~Gatita Kukaku~•™
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    Hey! Nueva lectora!
    Ñaa! esta genial el fic!
    Dagh! Bastardo del Uchiha! Como lo odio! Y mas a la perra de Sakuplasta!
    Mi pobre Naru! Sufriendo algo asi, espero que se llleve mejor con su bebe!
    Espero la continuación y que el Teme sufra!
    Sayou!
     
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    Amo el SasuNaru ♥ ♥

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    Misa: holi, perdonen, no me acuerdo de publicar aquí, en AY voy un capi adelantado u.u
    pero aquí les dejo la conty, ahora quedarán igual en ambos lados. Ahora sus respuestas

    nadeshiko fujisaki: que bueno que te guste, me hace muy feliz. Y no, te equivocas, Hiroshi fue un nombre que se me ocurrió de repente, el de junjou se llama Hiroki, parecido, pero no significan lo mismo. Y pues, este es el único fic en el que trabajo actualmente, los demás ya los dejé u.u obvio que el teme sufrirá y andas bastante acertada

    Kaomi Uchiha: es una pena lo de Minato, porque era el único que demostraba el cariño a Hiroshi

    karell momsen: no pienso hacer que se encuentren tan pronto, así que, paciencia

    Adry_black: claro que habrá conty

    •~Gatita Kukaku~•™: buenos insultos a sakura, me gusta. Y lo malo es que Naru desbocó todo ese odio en su hijo, que nada de culpa tiene. El teme sufrirá, te lo aseguro, como que me llamo Misaki

    ¡A leer se ha dicho!


    Capítulo 2: Compartiendo

    Hiroshi abrió lentamente los ojos, volteó a ver la hora en su pequeño reloj despertador con forma de gato y se dio cuenta que había pasado una hora desde que se había dormido. Se sentó al borde de la cama y dejó el marco con la foto en el velador al lado de su cama. Supuso que todavía no llegaba nadie ya que si su obaa-chan hubiera llegado, ya lo habría tirado de la cama y le hubiera dicho que se dejara de flojear e hiciera algo de provecho. Maldita vida la que llevaba, se dijo a sí mismo. Aun así, decidió levantarse e ir al piso de abajo a ver si había algo de comer, ya que él apenas y sabía cómo tostar pan y freír un huevo. Llegó al piso de abajo y ciertamente, no había nadie, por lo que se fue directamente al refrigerador viendo, para su mala suerte, que éste se encontraba prácticamente vacío.
    —Maldición, lo único que hay es un poco de jugo —murmuró cogiendo la caja de jugo que ahí había, se sentó a la mesa de la cocina y se dispuso a beber.

    *************************

    Kushina se dirigía en un taxi a la casa. Iba con cara de pocos amigos, tanto así, que hasta el chofer quería llevarla lo antes posible a su destino ya que temía ser víctima de la furia de aquella mujer, pero y el porqué del enojo, fácil, resulta que en el supermercado, se encontró con su amiga Kurenai quien, también es sensei en el Konoha High School, siendo la profesora de física de Hiroshi y resulta que, cuando le preguntó acerca de cómo le estaba yendo a su nieto, Kurenai le dijo “pero si Hiroshi reprobó el último examen, es más, hasta yo le dije que debía de hablar con ustedes ya que he notado que al parecer no le pone mucho empeño en mis clases, más bien, diría que ni le interesa, es por eso que lo he regañado ya varias veces”, maldito mocoso, pero ya la escucharía cuando llegara.
    —Déjeme aquí, señor —le dijo al chofer quien detuvo el auto y se bajó a ayudarle a Kushina con las bolsas—. Gracias —le dijo y le pagó a lo que el chofer se va de inmediato.
    Kushina se dirigió de inmediato a la puerta, la abrió, entró junto con las bolsas y gritó:
    — ¡Hiroshi, ven aquí-dattebane! —a lo que este se sobresaltó de inmediato en la silla en la que estaba muy asustado, ya que cuando su obaa-chan le gritaba de esa forma, era porque estaba enojada pero aun así, con todo el valor del mundo, tuvo que dirigirse hasta la entrada para ver qué quería.
    —Hola obaa-chan, ¿fuiste de compras?
    —Creíste que no lo sabría ¿eh?
    — ¿De qué hablas? —preguntó de manera nerviosa mirando hacia el lado, rehuyendo la mirada intimidadora de Kushina.
    —Hablo acerca del examen de física. Me encontré a Kurenai en el supermercado y me dijo que reprobaste y de que te había pedido que hablaras con nosotros pero no, el niñito prefirió quedarse callado y seguir tan normal, ¿tú sabes cuánto cuesta que estudies en esa escuela?
    —Mucho.
    —Y entonces, así agradeces.
    —Yo… lo siento es que… me cuesta mucho todo lo relacionado con números.
    —Me importa un comino, si te cuesta tanto como dices, le pondrías más empeño y te dejarías de perder el tiempo, como lo haces. Maldición, verdaderamente no sirves para nada —a Hiroshi le dolieron mucho las últimas palabras ya que sabía lo que su existencia significaba para Kushina, un estorbo, y nada más—. Y como me mentiste —continuó— no iras a esa discoteca mañana.
    — ¡¿Qué?! Pero si es mi cumpleaños y tú ya me habías prometido que si podía ir.
    —Ja, y con esas notas piensas que te mereces un premio, por favor, no me hagas reír, es más, debería castigarte peor y negarte la celebración que te tenemos para mañana pero como Naru ya preparó todo, te la pasaré, pero aun así, hablaré con Naru para que te dé otro castigo.
    —Y como si a él le importara —murmuró por lo bajo.
    — ¿Qué dijiste?
    —Nada.
    —Ahora vete a tu cuarto, ah, y nada de guitarra, no hasta que saques una buena calificación en física.
    — ¿Qué? Pero…
    —Nada de peros, a tu cuarto he dicho.
    Hiroshi, resignado, se fue a su cuarto muy deprimido. Sabía que tenía que haberle dicho a su obaa-chan lo de su mala nota, pero como ésta casi nunca le escuchaba prefirió no perder el tiempo tratando de hacer imposibles. Se recostó nuevamente en su cama, y ahí se dio cuenta, que aún llevaba el uniforme puesto, por lo que decidió ir a darse una ducha y cambiarse.

    *************************

    Naruto recién venía llegando a la casa. Por suerte y pudo encontrar el regalo que quería darle a Hiroshi. Al entrar, se dirigió a la cocina en donde vio a Kushina preparar la cena.
    —Hola oka-san.
    —Uff y hasta que por fin llegas.
    — ¿Por qué?, ¿pasó algo?
    —Sí.
    —Bien y ahora ¿Qué hizo el mocoso? —preguntó de mala gana tomando asiento en una de las sillas de la mesa de la cocina.
    —Pasa, que tu hijo nos ocultó que reprobó un examen y quien sabe cuántos otros puede estar reprobando, tienes que ponerle un alto. —dijo sin despegar la vista de la sopa que preparaba.
    —Yo ya me rendí hace tiempo con él.
    —Él dice que le cuestan las materias con números, a ti se te dan muy bien, podrías ayudarle.
    —Oka-san, yo no tengo tiempo para hacer eso, solo tiene que dedicarle más tiempo y ya y sino, que busque en internet, que para eso tiene.
    —Supongo que tienes razón, pero para que aprenda, le prohibí ir a esa discoteca a la que planeaba ir mañana en la noche y también la guitarra.
    —¿Iba a salir mañana? —preguntó incrédulo Naruto.
    —Sí, bueno, él me pidió permiso a mí y yo se lo había dado pero ahora ya no.
    —Tienes razón, pero es mejor que le dejes ir, no quiero que mañana ande molestando con sus lamentos en la noche.
    —No sé ¿estás seguro? —le voltea a ver.
    —Sí, déjalo, solo procura ponerle un límite de llegada.
    —Si tú lo dices —entonces Kushina volvió a lo suyo.
    *************************

    La mañana del día viernes hacia su aparición con un bello sol resplandeciendo. Hiroshi se estaba acomodando la cinta de su uniforme. Al final, su obaa-chan había cumplido con su palabra y le había quitado la guitarra. Aun así, extrañamente le había dicho que lo de la salida aún seguía en pie y que se lo agradeciera a su oto-chan. Y claro que lo había hecho, al menos no defraudaría a sus amigos que habían planeado esa salida con tanto esmero.
    — ¡Hiroshi, apúrate a desayunar que se te hará tarde! —Le gritó Kushina desde abajo a lo que el joven doncel se apresuró y bajó las escaleras— Milagro que estás listo temprano, ten —le dio una pequeña bolsita de color dorado cerrada con un pequeño moño color rojo—. Feliz cumpleaños —le dijo con una sonrisa que impresionó mucho a Hiroshi ya que su obaa-chan, rara vez le sonreía.
    —Gracias —la recibe y la abre viendo que eran unos bombones de chocolate.
    —Estoy muerto —apareció de repente Naruto y todos le voltearon a ver—, pero bueno, no tanto como hace 15 años —rió un poco recordando el día del parto.
    —Buenos días Naru.
    —Buenos días oka-san.
    —Buenos días oto-chan —le saludó Hiroshi.
    —Buenos días y feliz cumpleaños —le dijo con una sonrisa nostálgica.
    —Gracias oto-chan —bajó la vista ante la incomodidad que sentía y de repente sintió que alguien le abrazaba notando que era Naruto.
    —Es increíble cómo pasa el tiempo. Ni siquiera… yo me lo puedo creer, pero aun así no me arrepiento de nada —Hiroshi no entendía muy bien acerca de lo que le estaba hablando Naruto, ya que en esos momentos lo único que ocupaba su mente era el hecho de querer llorar y de querer aferrarse a su oto-chan puesto que era la primera vez que le abrazaba así, de forma tan cariñosa y protectora, pero él no quería mostrar su debilidad ya que había una pequeña parte que se negaba a hacerlo pero al menos… al menos le abrazaría y le correspondería el abrazo e iba a hacerlo cuando de repente se escuchó el sonido de un celular y Naruto le soltó yendo a contestar—, ¿sí? Ah, Yugito, no, no se me olvida, sé perfectamente lo que tengo que hacer…
    Así siguió con su conversación y Hiroshi se quedó sintiendo una gran frustración. Si tan solo… si tan solo le hubiera correspondido antes el abrazo, si le hubiera correspondido a una de las pocas muestras de afecto que le daba Naruto, no se sentiría así. Siguió pensando hasta que la voz de Kushina lo sacó de sus pensamientos.
    —Entonces será mejor que desayunemos y tú, procura llegar temprano hoy.
    —Sí, obaa-chan —se fue a sentar a su lugar.
    Se dispuso a comer las tostadas que Kushina sirvió y a los pocos minutos, Naruto se les unió, aunque no dijo nada más, ni tampoco nadie dijo nada en el tiempo que duró el desayuno. Finalmente, Hiroshi terminó de alistarse y se fue al Konoha High School y como siempre, sus amigos ya le esperaban en el salón de clases.
    —Hola Hiroshi —le saludó Kiba—, ¿estás listo para esta noche?
    —¡Por supuesto! —contestó animadamente.
    —Ese es el espíritu —le felicitó Lee.
    —Ah, por cierto —agregó Kiba—, te daremos tu regalo al final de las clases.
    —No debieron molestarse.
    —Claro que sí. Eres nuestro amigo —ambos le sonrieron y Hiroshi también les sonrió. En eso, llegó el profesor de química, Asuma, por lo que los chicos debieron volver a sus asientos.

    El día pasó sin inconvenientes y ahora Hiroshi iba caminando por las calles de Konoha muy feliz, y todo gracias a sus amigos. Kiba le había regalado un CD de su grupo favorito, Akatsuki y Lee, le había regalado una polera que tenía estampada la imagen del mismo grupo. Y Hiroshi estaba feliz de haber podido encontrar tan buenos amigos. Tras andar unos 15 minutos a pie, llegó a una calle, una esquina para precisar. Miró hacia todos los lados viendo que no venía ningún auto por lo que cruzó, pero cuando iba a mitad de la calle, apenas y notó que de la nada, apareció un auto dispuesto a arroyarlo, y no supo cómo, ni cuándo, pero alguien le jaló con brusquedad y prisa de un brazo y de repente, se vio cayendo, pero encima de alguien, y al otro lado de la calle. Volteó, y se encontró con el rostro de un hombre, de cabellos azabaches y ojos negros, muy guapo a su juzgar quien tenía una pequeña mueca de dolor en su rostro debido a la caída, y fue ahí cuando Hiroshi se dio cuenta de que aquel hombre había sido el que lo había tirado hasta el otro extremo de la calle y que ahora, lo tenía abrazado y apegado a su cuerpo.
    —Yo… lo siento, juro que no vi venir el auto, ¿se lastimó? —preguntó con alarma y se quitó de encima, para que así, éste pudiera incorporarse.
    —No, estoy bien, no fue nada, y no te preocupes, vi claramente como ese auto apareció de la nada y a un claro exceso de velocidad.
    —Ah, ya veo. Muchas gracias por salvarme —dijo con un pequeño sonrojo.
    —No es nada —el azabache miró con más claridad al joven, notando, de que éste era un doncel y que llevaba puesto el uniforme del Konoha High School, lugar al cual llegaría a dar clases por lo que supuso, no sería la última vez que lo viera.
    —En verdad gracias.
    —Solo, ten más cuidado —y comenzó a caminar pero la voz del doncel detuvo sus pasos.
    —Disculpe —se detuvo y lo volteó a ver—, ¿puedo saber cómo se llama mi salvador? —preguntó con un claro nerviosismo.
    —Sasuke —dijo el otro.
    —Yo… soy… Hiroshi —dijo con timidez. Era la primera vez que se sentía así de nervioso y vulnerable.
    —Entonces, ten más cuidado Hiroshi —y Hiroshi sonrió al escuchar su nombre de parte de aquella persona, la cual volvió a sus pasos por lo que Hiroshi hizo lo mismo y siguió su camino llevando consigo una boba sonrisa. Si bien, había sido un episodio traumático, no iba a echar a perder su cumpleaños, y tampoco iba a perder el tiempo contándoselo a Kushina ya que esta lo único que haría, sería decirle lo despistado que era. Pero al menos, pudo sacar algo positivo, ya que gracias a ese incidente, pudo conocer a ese hombre tan genial y amable por lo que feliz, se fue a su casa.

    *************************

    Sasuke siguió caminando. La verdad era que sí le había dolido la caída, pero no quería preocupar al doncel más de lo que ya estaba. Buscó entre su bolsillo y sacó su celular, marcó un numero de sus contactos y esperó hasta que…
    — ¿Ototo? —se escuchó desde el otro lado.
    —Sí, soy yo Itachi.
    — ¿Qué?, ¿ya llegaste?
    —Sí, es más, ahora tenía pensado buscar un hotel y después pasarlos a ver.
    —Ah, no, claro que no, tú te vas a quedar con nosotros.
    —No, no quiero incomodarlos.
    —Para nada, Deidara estará feliz, al igual que Satachi, él te extraña mucho.
    — ¿Y cómo está el pequeño?
    —No sé, míralo tú mismo.
    — ¿Debo tomar eso como un chantaje?
    —Sí.
    —Está bien, pero será solo hasta que consiga un lugar donde quedarme.
    —Bien, te esperamos —contesto alegre de haber logrado su cometido.
    —Ok —cuelga el celular guardándolo en el bolsillo izquierdo de su pantalón y se dirige a su auto para irse directamente a la casa que compartía su hermano Itachi con su esposo Deidara y su pequeño hijo de siete años, Satachi.

    Luego de conducir por varios minutos, finalmente llegó a la casa de su hermano, la verdad era que Itachi también era profesor, pero de educación física, y ambos entrarían como profesores el día lunes al Konoha High School. Se bajó de su auto y fue hasta la entrada en donde tocó el timbre y luego de unos segundos, apareció un doncel de largo cabello rubio, atado un poco en la parte posterior y con un flequillo cayéndole por el lado izquierdo viéndosele solo uno de sus ojos azules.
    —Ah, hola Sasuke, bienvenido —le saludó con una sonrisa.
    —Hola Deidara —el rubio se hace a un lado para darle el pase a Sasuke a lo que éste entra y Deidara cierra la puerta.
    —Itachi ya me dijo que venias y déjame decirte que ya empecé a acomodar el cuarto de huéspedes y a todo esto ¿y tus cosas?
    —Están en el auto y agradezco que me reciban, por lo menos, hasta que encuentre un lugar.
    —Tonterías, puedes quedarte todo lo que quieras —comentó muy decidido a que así fuera.
    —No claro que no, no quiero abusar…
    — ¡Tío Sasuke! —se escuchó una pequeña voz chillona y Sasuke volteó viendo a un pequeño azabache correr hasta él por lo que Sasuke lo coge y lo alza en el aire.
    — ¿Cómo estas Satachi?
    —Muy bien, to-san dice que te vas a quedar con nosotros, ¿es cierto?
    —Así es.
    — ¿No mientes?
    —No.
    — ¡Qué bien! —Celebró aun en brazos de Sasuke— vas a jugar conmigo, ¿verdad tío? —le preguntó con sus ojitos negros esperanzados y Sasuke iba a responder pero Deidara se le adelantó.
    —Satachi, cariño, tu tío Sasuke primero se tiene que instalar y ya después podrán jugar ¿verdad Sasuke? —éste asintió y bajó al pequeño.
    —Me esperas, ¿cierto? —le preguntó a su sobrino.
    —Claro.
    —Qué bien, por cierto ¿Dónde está Itachi?
    —Fue a comprar al súper unas cosas para celebrar.
    — ¿Fue o tú lo mandaste?
    —Un poco de ambas.
    —Ya veo, bueno entonces iré por mis cosas.
    —Te ayudo.
    —Yo también —dijo el pequeño.
    —No hace falta.
    —No se diga más, Satachi y yo te ayudaremos —y el rubio junto con su hijo, salieron de la casa rumbo al auto de Sasuke a lo que este solo pensó: “definitivamente, Satachi es su hijo” y les siguió también.

    *************************
    Hiroshi venía llegando a su casa y en cuanto abrió la puerta…
    — ¡Feliz cumpleaños! —dijeron Naruto y Kushina al unísono dejando muy sorprendido a Hiroshi quien se quedó parado como si estuviera congelado e incapaz de pronunciar alguna palabra.
    — ¿Crees que lo asustamos? —preguntó Kushina a Naruto.
    — ¿Tan mal estamos? —bromeó un poco mirándose el aspecto.
    —Yo… —de repente habló Hiroshi y ambos adultos le voltearon a ver— Gracias.
    —No sé qué es lo que estas agradeciendo —dijo Kushina—. Ahora, vete a quitar ese uniforme para que pasemos a comer
    —Sí —y subió rápidamente las escaleras y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba listo, con unos jeans, unas zapatillas blancas y la polera que le regaló Lee por lo que rápidamente bajó las escaleras en donde vio a Kushina y a Naruto esperándole.
    —Entonces a comer se ha dicho —dijo Kushina quien se sentó junto a Naruto mientras que Hiroshi lo hizo al frente de ambos.
    Como nunca antes, Hiroshi por primera vez se sintió cómodo con su obaa-chan y su oto-chan. Jamás pensó que Kushina tuviera un lado gracioso y que pudiera usar su “dattebane” de forma graciosa. Tampoco pensó que Naruto pudiera sonreír, y ahora que se daba cuenta, rara vez le había visto sonreír lo que le pareció algo triste. Entre conversas y unos cuantos regaños por sus notas, cortesía de Kushina, por fin llegaron a la hora del pastel y de los regalos.
    —Bien, primero abre los regalos —coge una bolsita y se la da—, toma, ojalá y te guste porque no pienso desperdiciar dinero en ti.
    —Ya entendí —toma la bolsa y la abre viendo con mucha impresión, que era la chaqueta que hace un par de semanas atrás, le había comentado a Kushina que quería, aunque, a decir verdad, lo que más le extrañó fue el hecho de que su obaa-chan le escuchara puesto que siempre le ignoraba—. Gracias obaa-chan, era justo lo que quería.
    —Menos mal porque si no te hubiera obligado a que te gustara-dattebane —se cruzó de brazos, acción que le sacó a Hiroshi una pequeña sonrisa.
    —Bueno, ya que oka-san terminó de quejarse, te daré mi regalo —le pasa una cajita que estaba envuelta en un papel de regalo color verde y Hiroshi lo recibe, lo abre y ve que es el celular Galaxy S 5 que le había pedido.
    —Esto… —no tenía palabras para decir lo que sentía así que solo se abalanzó a los brazos de Naruto, quien no supo qué hacer ante el repentino acto, pero al final, le correspondió con un brazo, mientras que con su otra mano le acarició los cabellos azabaches a su hijo… aquellos cabellos azabaches que tanto detestaba, pensó Naruto por unos instantes con un ligero coraje que olvidó cuando su hijo le dijo— Gracias.
    —No es de nada —fue la seca respuesta de Naruto, quien le dejó de acariciar la cabeza y solo le abrazó sintiendo una extraña sensación. Él sabía que no era muy demostrativo con su hijo, y sabía que eso no estaba bien contando de que Hiroshi, solo lo tenía a él. Aun así, no podía evitarlo dado que cada vez que le veía, era como si viera al maldito de Sasuke y maldecía que Hiroshi tuviera mucho más parecido con Sasuke, que con él. Era como si el destino se hubiera empeñado en hacerle la vida miserable, como si fuera un castigo, castigo que él no entendía por qué debía recibir tal vez, era por haber sido tan tonto y haberse enamorado de alguien que no se lo merecía.
    —Lo siento —dijo de repente Hiroshi y se separó de Naruto—, me dejé llevar.
    — ¿Qué tal si partimos la torta? —Propuso Kushina para evitar momentos incomodos— Iré por el cuchillo —y se va a la cocina.
    —Mejor sentémonos —dijo Naruto y se volvió a sentar en su lugar ante la mirada de Hiroshi quien esperó que su oto-chan le dijera algo al respecto del abrazo, pero nada. No había de que sorprenderse, era algo de suponer.
    —Ya está —apareció Kushina con un enorme cuchillo—. Pártela Hiroshi.
    —Sí —cogió el cuchillo que Kushina le ofrecía y se dispuso a cortar la torta.
    Más tarde cuando el reloj marcaba casi las 9 de la noche, Hiroshi se estaba dando los últimos arreglos, y no es que él fuera un doncel vanidoso, solo que en las discotecas la gente trataba de mostrar siempre su mejor aspecto.
    Cuando ya estuvo listo, bajó las escaleras y ahí Kushina le dio una y mil indicaciones recordándole cada tantos que debía de estar antes de las 12 a lo que Hiroshi solo asentía con la cabeza una y otra vez. En uno de esos momentos, se oyó el claxon de un auto; era Kiba quien había quedado con su hermana Hana en llevarlos y recogerlos a la Rinnegan a los tres.
    —Ya es hora, Hana-san y Kiba ya vinieron por mí.
    —Ok, bueno, que te diviertas —le dijo Kushina.
    —Claro, adiós oto-chan —se despidió y salió de la casa.
    Naruto solo se quedó en silencio, no sabía por qué pero sentía una extraña sensación en el pecho, una muy parecida a la que sintió con Minato. Solo esperaba que fuera su imaginación y que a Hiroshi no le pasara nada.
    Continuará…

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    Misa: ya creo que se estarán preguntando: ¿le pasará algo a Hiroshi? puede que sí jeje

    Recuerden dejarme sus opiniones al respecto
    Matta ne n.n
     
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  13. Kaomi Uchiha
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    Creo que deberia haberse quedado Minato, que fuera su apoyo, aunque de otra forma entiendo el punto de sentirse amado por alguien que solo se preocupa por el.... Me agrada ¬u¬

    Sube la conti lo mas pronto que puedas...


    Naruto es algo distante con el, pero uufff la que le espera cuando re-encuentre a Sasukin :3
     
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  14. karell momsen
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    Estubo genial
    Aunque quiero continuación
    Lo mas pronto posible por favor.
     
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    ¿Qué le pasará algo a Hiroshi?

    se encontrara con sasuke???

    alguien tratara de propasarse con el doncel???

    contyy
     
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41 replies since 11/6/2014, 02:04   2188 views
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