▶🔯◀p s λ c h • t i ⊂▶🔯◀

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. Volkov.
        +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    De pronto escuché la voz de Iago y no supe si era una alucinación o no, pero cuando me rodeó con sus brazos para darme un abrazo y me dio un beso en la cabeza supe inmediatamente que era tan real como yo – Iago, quédate conmigo, no me dejes solo – yo estaba acongojado y cuando se apartó de mi lado, sentí como se me agitaba la respiración y mi corazón latía a un ritmo vertiginoso. No sabía a dónde había ido ni tampoco lo que estaba haciendo, pero cuando noté como me alzaba la cara entre sus manos, no opuse ningún tipo de resistencia al respecto, y mucho menos cuando me dio aquel beso al que correspondí de buen agrado. Sin embargo en cuanto sentí como introducía pícaramente mi medicación entre mis labios, me aparté de un empujón y le di un manotazo al vaso que llevaba consigo, derramando su contenido por el suelo. Me postré de rodillas y tosí repetidas veces, mientras luchaba por sacarla fuera, pero la pastilla ya estaba deslizándose por mi garganta – Tú… me has engañado – de pronto me abalancé sobre mi vecino y presioné su cuello con mis manos, aunque mi rostro no mostró ningún tipo de emoción, mientras intentaba estrangularlo. Por suerte en cuanto la medicación hizo el efecto deseado y fui consciente de lo que estaba haciendo, lo solté de inmediato y me quedé mirando preocupadamente a Iago – ¡Dios mío, Iago! ¿¡Estás bien!? – tiré de su muñeca para atraerlo hacia mi pecho y darle un abrazo para reconfortarlo, apoyé mi cabeza sobre su pelo y le rodeé la cintura con los brazos – Lo siento, lo siento mucho… – le di un beso en el pelo y lo aparté un poco, entretanto que sujetaba su cara entre mis manos y lo miraba fijamente a los ojos, preocupado – Iago, respóndeme, dime algo… – insistí, consternado – Creo que hay algo que deberías saber; yo no sufro de doble personalidad, soy Ramsay cuando te intento estrangular y cuando me apetece pasar un rato contigo en la cama, pero esas pastillas me ayudan a suprimir las ansias de matar y por eso mismo soy capaz de controlarme a tiempo antes de acabar con tu vida.

    -¿Por qué…? ¿Por qué has vuelo? Estás poniendo tu vida en peligro – y sin más preámbulos cogí su rostro entre mis manos y lo besé, hasta que me quedé sin aliento y no tuve más remedio que separarme de él – Sí, definitivamente eres idiota; deberías haberme matado, deberías haberte ido con tu compañero cuando estuviste a tiempo porque ahora te guste o no quiero hacerte el amor, Iago – aunque mis palabras y mis actos eran bien distintos, yo quería hacerle sentir bien conmigo, pero no sabía cómo sin hacerle daño. Así que le di un empujón contra la cama y me puse encima suya para quitarle toda la ropa a toda prisa; chaqueta, pantalones y ropa interior, camisa, calcetines y zapatos. Besé, mordí y arañé cada rincón de su cuerpo sin ninguna excepción, quería excitarlo, mientras mi boca capturaba sus labios con pasión, para hacerlo mío – Tócame, necesito sentirte una última vez – susurré junto a su oído. Cogí sus manos y las llevé a mis labios para besarlas primero, y luego instarle a que me desvistiera tal y como yo había hecho. Me gustaba tanto sus manos, sus caricias, su boca, sus besos… que era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en Iago – Me gustas, me gustas mucho…– cogí sus piernas entre mis brazos y rodeé mi cintura con ellas antes de entrar dentro de él poco a poco, y darle un beso, para ahogar sus gemidos. Al principio me moví despacio, para no hacerle daño, y seguí besándole, mientras me resignaba tanto a morderle como a arañarle su cuerpo. Di un gruñido gutural y no pude evitar embestirle más deprisa, hasta que finalmente le hice llegar al clímax y terminé yo también dentro suya. Me hice a un lado y lo abracé por detrás atrayéndolo hacia mi pecho, entretanto que rodeaba su cintura con mis brazos y acercaba mi boca a su oído –…pero no vuelvas a cruzarte en mi camino, porque no tendré más remedio que acabar contigo. Iago… tú… eres la persona más importante para mí y por eso mismo tengo que alejarte cuanto antes, me haces sentir débil y provocas emociones en mi interior que nunca, jamás, había sentido por nadie. ¿Lo entiendes? Yo te quiero, a mi manera, y por esa razón no puedo permitir que utilices estos “sentimientos” a tu favor para que me captures y me metas en el mejor de los casos en la cárcel…

    Iago, lo único que voy a pedirte es que no dudes en apretar el gatillo la próxima vez“porque yo soy incapaz matarte”

    A la mañana siguiente me levanté antes que él, recogí todas las pruebas incriminatorias (pastillas, fonógrafo, pistola y cuchillos) de un crimen que nunca tuve el valor suficiente para cometer, y antes de irme le di un beso en la frente y le arropé con las mantas para que no se enfriase – “Adiós, Iago” – en aquel momento fui consciente de dos cosas; una, Iago me gusta tanto como para quedarme si él me lo pedía, incluso estaba dispuesto a entregarme a la policía y dos, estaba dispuesto a volver a ir al psiquiatra, coqueteando con la idea intentar llevar una vida normal – “Maldita sea” – no sabía lo que más rabia me daba; si el hecho de no poder matarle o echarle de menos cuando ya no estuviese, pero lo que si sabía a ciencia cierta era que no podría meterle en el compromiso de elegir entre su obligación para llevarme a prisión y aquellos extraños sentimientos que acabarían por matarlo – “No me busques… P.D: me alojo en un hotel. P.D2: roncas muy fuerte. P.D3: Te he robado la ropa interior, ven a por ella si te atreves” – le escribí un post-it y se lo dejé en la almohada antes de marcharme; ¿por qué costaba tanto dejar de mirarle? ¿por qué “sentía” como si algo en mi interior se debatiese entre la vida y la muerte? En resumidas cuentas Iago era mi amante con el que me acostaba todas las noches y no podía parar de pensar en él, y al mismo tiempo el policía que pretendía meterme en la cárcel y hacerme pagar por mis crímenes.

    ¿Irónico? Lo irónico era que sin aún haberme ido, ya lo estaba echando de menos.

    Hecho por el cual me dispuse a hacer una locura; ir a la agencia de policía donde trabajaba. Me colé en los vestuarios (disfrazado con un uniforme de trabajo) y forcé la taquilla con unas ganzúas que llevaba su apellido, luego puse su ropa interior en uno de los compartimentos y dejé otro post-it; “te echo de menos” pegado en la puerta de la taquilla interior. Para a continuación colarme en su despacho y dejando otro post-it; “detrás de ti” pegado en su ordenador, y justo cuando Iago se sentó en la silla del despacho para leerlo, yo salí del rincón donde estaba escondido para asaltarlo por detrás con un abrazo. Como se había acabado nuestro pacto de no-agresión y volvíamos a ser enemigos; corté un trozo de cinta aislante con los dientes y se lo pegué a los labios para que no pudiese gritar y así dar la voz de alarma, antes de coger sus esposas y atar una de sus muñecas a la pata de la mesa con el fin de que no pudiese escapar – Oh, Iago, no te preocupes, tarde o temprano te encontrarán para desatarte… – después me dirigí a la puerta de su oficina para cerrarla con pestillo –… o tal vez no – me acerqué hasta él y le bajé la cremallera de los pantalones, entretanto que le desabrochaba los primeros botones de la chaqueta y la camisa del uniforme. Después metí mi mano entre su ropa interior y comencé a masturbarlo arriba y abajo, mientras dirigía mi mano libre a sus pezones y besaba (y mordía) apasionadamente su cuello. Y cuando terminó en mi mano, le di un tirón a la cinta aislante para besarlo, mientras le subía la ropa interior y le abrochaba los pantalones – No sabes lo que me pone tu uniforme – y antes de que pudiese coger la llave y desatarse, me fui a paso ligero por la puerta y me escabullí antes de que pudiera alcanzarme para meterme en la cárcel.

    FLASH BACK ON

    Un hombre encapuchado y vestido con un chándal gris siguió a Iago cuando salió del portón del edificio; cruzó vías y carreteras, siguiéndolo bien cerca, cogió el metro y subió las escaleras arriba, hasta que al doblar una esquina le asaltó por detrás con un pañuelo de cloroformo para dejarlo inconsciente. Después lo llevó hasta la nave industrial de la carnicería donde Ramsay trabajaba y lo maniató para colgarlo de un gancho bien afilado cual porcino, había una cinta transportadora donde más de un centenar de cerdos eran descuartizados a diario por una sierra mecánica que se encontraba al final del recorrido, obviamente todos los animales estaban muertos… todos a excepción de Iago.

    FLASH BACK OFF

    Yo estaba a punto de tomar el tren cuando, de pronto, mi móvil comenzó a sonar y recibí un Whassap de un número oculto – “Carnes la fábrica. 12:00 a.m. Tengo un regalo para ti…” – Cuando llegué a la nave industrial de la carnicería a media noche todas las luces del local y la maquinaria se encendieron de golpe, y mis miedos se hicieron realidad cuando vi a Iago maniatado y colgado de aquel gancho en la cinta transportadora que utilizábamos para cortar a los cerdos por la mitad al final del recorrido – “¿Pero que demonios…?” – pensé palpando la culata de la pistola, además del cinturón de cuchillos que llevaba atado alrededor de la cintura – ¿Ramsay? Oh, dios mío, no puedo creer que por fin nos conozcamos en persona. Mi nombre es Joe y soy un fan tuyo desde hace mucho tiempo, quiero convertirme en tu discípulo y por eso mismo te he traído este regalo – yo me quedé en silencio, mirándolo de arriba abajo sin ningún tipo de expresión en mi rostro, antes de desviar la mirada hacia Iago y comprobar que todavía conservaba todos los miembros del cuerpo en su sitio – Dime, ¿te gusta mi regalo? ¿te gusta el espectáculo que he montado por ti? – yo le di la espalda y subí a la cinta transportadora, antes de coger de las piernas a Iago y alzarlo en el aire para dejar descansar sus muñecas – No, no me gusta; Iago es mío y estás intentando plagiar mis asesinatos. Libéralo – Joe se me quedó mirando con la boca abierta, sin dar crédito a lo que oía, mientras titubeaba en hacer lo que le pedía o guiarse por los instintos de su mente igual de retorcida como la mía – Libéralo – y entonces sucedió lo peor; Joe sacó su llave y la tiró en una de las maquinarias para destruirla, antes de liarnos a tiros al comprender que yo ya no era el psicópata que buscaba y que un extraño lazo unía a aquel policía. Activó por un control remoto la cinta transportadora, como yo esperaba, pero entonces se escucharon las sirenas de policía y Joe huyó escaleras arriba.

    Yo hice ademán de hacer lo mismo, pero entonces me quedé mirando a Iago; tenía que elegir entre salvarle la vida de aquella sierra que planeaba cortarle por la mitad o salir huyendo por patas antes de que la policía me capturara – ¡JODER! – apenas tenía menos de veinte segundos para liberarlo, tenía que pensar rápido, así que cogí los huesos de los cerdos de un cubo y los tiré dentro de los engranajes para que hicieran tope entretanto que se me ocurría algo. La cinta se detuvo un segundo, pero luchaba por seguir el recorrido, un hueso se partió por la mitad y Iago avanzó un paso más a la sierra. Había ganado algo más de tiempo, pero ahora tenía que encontrar el modo de liberarlo, cogí uno de los cuchillos y traté de forzar el cerrojo. Pero me quedé con el mango en la mano, cuando se rompió el filo, y la fila transportadora avanzó un poco, cada vez estábamos más cerca de la muerte. Como sabía que no podía abrir el candado, me quedé mirando la estructura de hierro donde estaba colgado, así que en el caso de que alcanzáramos la sierra primero me coloqué delante suyo para colgarme de aquel hierro, mientras trataba de romperlo haciendo fuerza hacia abajo para liberar a Iago. Entonces, en el último segundo, partí la barra de hierro y corrí las esposas de Iago fuera de la cinta transportadora a toda prisa, para luego caer ambos al suelo, antes de que la sierra partiera por la mitad al siguiente cerdo – ¡Iago! ¿¡estás bien!? ¡dime algo! – grité, escuchando los pasos de los agentes de policía acercándose en nuestra dirección, maldito fuera mil veces ese tal Joe…
     
    Top
    .
67 replies since 19/6/2014, 18:06   1048 views
  Share  
.