▶🔯◀p s λ c h • t i ⊂▶🔯◀

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. Volkov.
        +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    -¿Cuándo, dónde y cómo tiene pensado tu cómplice cometer el asesinato? – me interrogó el tal Jack, leyéndome la nota que les había enviado Joe, el psicópata, a comisaría; “a la bruja, a la bruja voy a quemar, la cara negra en el fuego no le queda tan mal, a la bruja, a la bruja voy a quemar, ni los grillos ni los invitados la oirán gritar” Yo estaba esposado por las muñecas a un mesa, la cadena de mis grilletes pasaba a través de una barra de metal, y mis tobillos estaban atados y separados por las patas de la silla – No es mi cómplice… – el policía me cruzó la cara de un guantazo y me partió el labio inferior, yo le escupí la sangre en respuesta y él me maldijo en voz alta. Después me dio un golpe con el puño cerrado que me hizo tirar la cabeza hacia atrás y sentí como crujían los huesos de mi nariz, antes de que empezara a sangrar por uno de los orificios nasales y volver la cabeza hacia delante para mirarle fijamente con gesto indiferente – ¡Te lo repetiré una vez más! ¿¡Cuándo, dónde y cómo tiene pensado tu cómplice cometer el asesinato!? – Jack estaba alterado y yo disfrutaba con ello, cada golpe que me propinaba me resultaba más placentero que doloroso y no pude evitar sonreír con sarcasmo. Sólo necesitaba que se acercara un poco más a mí, un movimiento en falso y mi plan daría resultado, vamos – Ya te lo he dicho; no es mi cómplice – entonces el policía me cogió de la solapa de la camisa para golpearme la cara y yo aproveché el momento para dislocar mi muñeca, y en un rápido y ágil movimiento arrebatarle la llave del bolsillo del pantalón con mi mano libre y esposarlo a los grilletes. Luego le arrebaté la pistola y le apunté sin titubear, pero los dos policías que estaban apostados en la puerta me apuntaron con sus armas, mientras protegían a Iago – ¡Tira el arma al suelo, Ramsay! – pero yo hice caso omiso de sus advertencias y me quedé mirando fijamente a Jack, mientras veía como una mancha se dibujaba en sus pantalones, se estaba meando encima.

    -Un niño deja de mojar la cama a los 4-5 años de edad, pero un adulto lo sigue haciendo cuando ha pasado por un trauma en su infancia… ¿tu madre te pegaba después de esnifar cristal? ¿o era tu padre cuando volvía borracho a casa? Oh, pobre Jack – uno, enfurece a tu oponente para que puedas predecir su siguiente movimiento, dos, haz su arma la tuya para tener la situación bajo control, tres psicoanaliza su mente para despojarle de todo el coraje o fuerza de voluntad que le quede, ¿resultado? Un hombre meándose en los pantalones – Te lo repetiré una vez más, Jack; no es mi cómplice, yo trabajo sólo, para mí sus crímenes son un juego de niños, no vuelvas a humillarme de ese modo o me veré obligado a explicarte personalmente porque mis crímenes son siempre mejor que los suyos – me acerqué un poco más a él para susurrarle junto al oído – Iago es mío, no quiero que le mires, no quiero que le hables, ¿lo has entendido…? – el policía asintió enérgicamente con la cabeza, mientras se echaba a llorar y suplicaba por su vida, que vergüenza –… porque si lo haces entraré dentro de tu cabeza y te torturaré de la forma más retorcida que se me ocurra hasta que acabes suplicando que te mate aquí y ahora – de pronto empecé a recordar como toqueteaba a Iago más de la cuenta en mi detención y cómo testificó en mi contra en el juicio, por no mencionar el hecho de la humillación que me había hecho pasar al relacionarme con ese aficionado asesino de tres al cuarto y los puñetazos que me había dado hacía apenas un momento. Hecho por el cual estuve tentado de matarlo, podría haber utilizado el cuerpo de Jack como escudo y asesinar a los dos policías para escapar, pero sería una muerte demasiado fácil. Miré a Iago de reojo y no pude evitar “sentir” algo extraño en mi interior que me hizo bajar la pistola y liberar a Jack. Volví a sentarme en la silla y un policía volvió a ponerme las esposas a toda prisa, y una vez maniatado me dio otro golpe en la cara con la culata del arma, mientras el otro apretaba las esposas al máximo para que no pudiera volver a quitármelas – Tsk… puede que sepa cuándo, cómo y dónde está ahora mismo el asesino que andáis buscando, pero no hablaré con otra persona que no sea Iago.

    Y así fue como Jack y los dos policías me dejaron a solas con Iago, no sin antes ponerme un collar eléctrico al cuello por si se me ocurría la brillante idea de matarlo y darle a mi carcelero el control remoto – Voy a liberarme, Iago, no tengas miedo, no puedo hacerte daño – abrí la mano en la que había escondido recelosamente la llave de los grilletes y me liberé tanto de las muñecas como de los tobillos, antes de ponerme en pie y dirigirme en dirección al cuarto de baño. Hice una mueca de dolor, las esposas me habían dejado círculos rojos alrededor de mis extremidades, por no mencionar el hecho de cómo me escocía el labio partido y la nariz rota que no había dejado de sangrar en ningún momento. Así que me lavé la cara con mucho cuidado y me limpié la sangre con papel higiénico, antes de tirarlo por el baño y volver al comedor junto con Iago. Cómo sabía el protocolo de la policía, me deshice de todas las cámaras de seguridad y los micrófonos que había instalado la policía por toda la habitación, incluido el de Iago. Me acerqué a él y le desabroché los primeros botones del uniforme, para después arrancarle cable y micrófono de un tirón. Ahora si estábamos realmente los dos solos – Me llamaste idiota, pero el único idiota eres tú por pensar que te dejaría morir tan fácilmente en esa sierra. Nunca, jamás, me habría largado sin ti – le miré fijamente a los ojos y cogí su cara entre mis manos, mientras pasaba un mechón de pelo por detrás de su oído y acariciaba su cartílago con los dedos – Tuve “miedo”, Iago; sabía que si me quedaba contigo la policía me encontraría, pero tenía más miedo a dejarte morir en aquella sierra a que me condenaran a la silla eléctrica.

    -Perdona por lo de Jack, no era mi intención, pero desde que te vi cómo te tocaba el día de mi detención, tuve ganas de darle un buen… “escarmiento” – después cogí la nota y volví a leerla, hubo dos cosas que me llamó la atención; una era el olor a hollín que despedía aquella carta y la otra unas letras en mayúsculas “…E.P” que había en el borde del papel – Prométeme que no te enfrentarás tú sólo a él; si te digo todo lo que sé, irás a ayudar a esa chica y probablemente acabes muerto, en el mejor de los casos. Pero si no te ayudo me odiarás por ello y yo acabaré muerto, vaya… menudo dilema que tengo por tu culpa, Iago. No quiero perderte, ¿lo entiendes? – dejé la carta sobre la mesa y le di algo parecido a un abrazo, antes de deslizar mis dedos por dentro del cuello de su camisa, en dirección hacia su pecho – Por cierto, ¿te gustó mi visita? – sonreí burlón, antes de empujarlo contra el sofá, momento en el que se le calló el control remoto, pero yo me agaché para recogerlo y dárselo de nuevo – Te doy las gracias por salvarme la vida, pero… no creas que te voy a dar toda la información que sé por las buenas o por la buena bondad de mi corazón, no. Te quiero a ti a cambio, Iago, quiero que seas mío. Tú quieres la información y yo quiero tu cuerpo, así que si quieres mi ayuda, ya sabes cuál es el precio – me subí encima suyo y le di un beso con pasión, al ver que no oponía resistencia, supuse que había aceptado mi trato – De acuerdo, de momento esto es suficiente – pero no pude evitar volver a besarlo, una y otra vez, hasta que pasados unos quince minutos tuve realmente suficiente. Yo no estaba interesado en su cuerpo ahora mismo, era algo más, como un vacío en mi interior, como si estos días hubiesen sido una eternidad sin estar a su lado – Te he echado de menos…

    Después me levanté de encima, para volver a coger la nota y sentarme en la silla, mientras la releía – Ven, aquí, Iago, ¿a qué huele esto? Exacto, a hollín; el hollín es el resultado de una combustión incompleta de materiales, compuesto mayoritariamente por carbón pulveriado, impuro etc. Ahora mira esto – dije señalando las letras “…E.P” que había en el borde del papel – “…E.P” son las siglas incompletas de “D.E.P” en otras palabras; descanse en paz – cogí la carta… – ¿Cuándo cantan los grillos? Al anochecer, pero, ¿cuándo no pueden escuchar? Cuando están durmiendo al medio día –…y seguí leyendo – “…ni los invitados la oirán gritar” los invitados se refiere a las personas muertas y sólo hay dos sitios en esta ciudad donde se acumulan; un cementerio o un tanatorio – me quedé mirando a Iago, a ver si me seguía el hilo de mi razonamiento, antes de dar un suspiro y hacerle un resumen de todo lo dicho – Iago, Joe está en un tanatorio y planea quemar a esa chica en un crematorio al medio día. Déjame ir contigo, no quiero que vayas sólo, es un inepto, pero eso no quiere decir que no pueda hacerte daño… vaya; yo una vez quemé a alguien, deberías haber oído como gritaba… – me eché a reír, pero al ver que Iago no se reía conmigo, se me borró inmediatamente la sonrisa de los labios, adivinando que no era correcto –…lo siento, creo que no debería haber dicho eso.
     
    Top
    .
67 replies since 19/6/2014, 18:06   1048 views
  Share  
.