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  1. •Shena
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    Miré a aquel jodido asesino con el mayor desprecio y el mayor odio con el que había mirado a alguien hace años, escuchando sus sucias palabras –Yo nunca me he engañado a mí mismo al contrario que tú, tratando de imitar a alguien más-Le respondí, al igual que él, al oído. No pensaba dejar que un niñato que no había vivido ni la mitad que yo y que era un puto loco fanático viniese a menospreciarme o a dejarme por imbécil. Después se alejó, comenzando a recitar diferentes formas sobre cómo asesinarme en frente de Ramsay, al que yo miraba sin comprender… ¿De qué lado estaba? ¿Realmente pensaban matarme entre los dos? No, no podía ser, lo que habíamos tenido… Aunque, ¿Qué demonios era lo que habíamos tenido? ¿Y si solo había hecho un papel para conseguir huir y de paso meterme unas cuantas veces en su cama? Una fuerte punzada de dolor atacó mi pecho al ver que simplemente se tapaba los oídos después de las incitaciones de Joe en lugar de contestarle. Entonces ya no había nada más que hablar allí, aunque, por otro lado, yo no tenía nada que hacer ante aquellos dos “Lo mejor es salir de aquí” Pensaba, bajando la cabeza, hasta que un fuerte grito me hizo alzarla justo para ver a Ramsay propinarle un fuerte puñetazo en la cara a aquel mocoso a tal punto en que le rompió la nariz, que no tardó en empezar a sangrar. Yo estaba tan impactado emocionalmente que casi no podía reaccionar; maldita la hora en la que me había mezclado con aquel hombre, y maldita la hora en la que acepté el trabajo. Este era el resultado de mezclar lo profesional con lo personal. De golpe, recibí un fuerte empujón que me hizo caer directamente en el horno el cual cerró a la rapidez del rayo, la misma rapidez a la que yo entraba en pánico -¡NO! Joder, joder, joder joder…-Repetía, aterrado, sintiendo la temperatura subir rápidamente. Comencé a patear el gran portón con ambas piernas sin resultado alguno, no podía ser, no podía morir de una forma tan humillante.

    RAMSAY!-Gritaba, entrando en pánico a medida de que iba sintiendo más y más calor, golpeando y aporreando la puerta (no logrando otra cosa que quemarme las manos). Entonces noté golpes que venían desde afuera, pero el horno no quiso darme más tiempo para pensar y comencé a quemarme, además las palabras de Ram no hicieron más que ponerme aun más nervioso. -¡AAAH!! ¡JODER! ¡DATE PRISA POR FAVOR!-Mis gritos de dolor debían escucharse hasta en la ciudad de al lado y, cuando pensaba que mi vida llegaba hasta ahí, el calor se detuvo de golpe, pero las quemaduras ya estaban ahí, y según me dolía no eran leves. Parte de mi ropa estaba quemada y las suelas de mis zapatos fundidas. Creo que nunca había tenido tanto miedo (exceptuando ciertas ocasiones). Jadeé con fuerza, observando mis manos que estaban prácticamente en carne viva. Por fin la puerta se abrió, dejándome ver el rostro de mi querido vecino que no tardó en cogerme en brazos, causando que soltase un sonoro alarido; me dolía todo el cuerpo… y realmente ahora mismo preferiría no estar consciente. –Ramsay…-Susurré, sonriendo levemente, aunque tuve que dejar de hacerlo en cuanto me depositó en una de las pilas industriales, liberando un nuevo grito y encogiéndome, sin sabes cómo deshacerme de aquel horrible dolor. Después me envolvió en su chaqueta y tomó mi móvil, llamando a la policía… En ese momento pensé que me iba a dejar tirado, sin embargo y para mi sorpresa se quedó junto a mí todo el tiempo, apoyándome y diciéndome que me pondría bien. Yo traté de agradecerle, pero apenas podía mover los labios. Poco después llegaron mis compañeros, entre ellos Jack. Le alejaron de mí a pesar de que yo extendiese mi mano hacia él, tratando de evitarlo… Quería que estuviese conmigo, no quería volver a sentirme solo; y precisamente solo tampoco me fui, porque Jack sin pedirle permiso a nadie se fue en la ambulancia conmigo.

    Rápidamente llegamos al hospital donde me tuvieron que desvestir con muchísimo cuidado pues la mayoría de la ropa se había pegado a mi piel y al quitarla la piel se iba con ella, multiplicando mi dolor. La mayoría de las quemaduras no tenían gran importancia, pero las de mis manos y las de mi espalda eran terribles. Una vez curado y con vendas por todo el torso, manos, piernas, brazos e incluso en la sien, no conforme con mi mal estado, el universo me castigó con la irritante presencia de Jack acosándome a base de preguntas y acercamientos estúpidos a los que yo me negaba casi por inercia. Tan aburrido me tenía que acabé dormido: la forma más simple y rápida para que dejase de molestarme. Aunque no solo fue por el incordio que representaba aquel hombre para mí, sino que también acabé dormido por el desgaste sentimental y físico. Al despertar me encontré solo en la habitación, aun anestesiado y con un hambre de perros. -¿Jack?-Murmuré, verificando si estaba solo, pero justo cuando estaba a punto de levantarme este apareció frente a mí de golpe, dándome un susto de muerte. Al parecer el pobrecito estaba echándose una cabezadita en el suelo y yo lo había despertado con mis traqueteos. Rápidamente me volvió a tumbar, teniendo sumo cuidado con las quemaduras. Entonces comencé a discutir con él para intentar convencerle de que me dejase irme, claro que me quedé en la cama y, si hubiese sido por él, allí me habría quedado hasta el día del juicio final, pero bueno. Estuvimos hablando sobre cosas triviales hasta que saltó el tema de Ramsay -¿Qué tal… con ‘él’? ¿Ha tratado de 'pasarse' contigo?-Le dirigí una mirada fría que a cualquiera en sus cabales no se le habría ocurrido el volver a preguntar –Perfectamente, ¿y por qué debería pasarse conmigo? Además, si así fuese no es de tu incumbencia-Contesté de mala forma, irritado y a la defensiva. Justo en ese momento me di cuenta; estaba defendiendo a un delincuente a nivel personal “No puede ser” Pensaba, comenzando a entrar en pánico “¿Tan fuertes se han hecho los sentimientos que tengo por él?” El miedo era simplemente inevitable, no quería volverme dependiente de alguien, y mucho menos de un psicópata emocionalmente inestable; mi vida ya era lo suficientemente penosa y retorcida como estaba como para que aquellos sentimientos se apoderasen de mí.

    Tras mi reacción se disculpó conmigo y estuvimos en un tenso e incómodo silencio hasta que alguien entro. Venían a enseñarme en un ordenador la rehabilitación en directo, que estaba siendo grabada desde varios ángulos distintos. Vi a Ramsay sentado y esposado a una silla de manos y pies con la psicóloga en frente la cual no tardó demasiado en comenzar con las típicas e irritantes charlas de ‘estoy aquí para ayudarte’. Me puse unos cascos para escuchar la conversación, no queriendo que Jack escuchase nada por el momento. Según la conversación iba avanzando más tensión había y más empeoraba la cosa… en especial cuando Ramsay hizo uno de sus asertivos y ofensivos análisis sobre el modo de vida de la mujer la cual en un principio trató de mantener la compostura, diciéndole que si colaboraba sería todo más fácil y que cada uno tiene que aceptar sus problemas para poder superarlos; cuanto había oído yo esa jodida frasecita. Entonces él, que se había mantenido más pendiente del cristal desde donde le estaban observando (probablemente en mi busca), volvió a mirarla, provocando el silencio inmediato en la fémina antes de continuar con sus comentarios hirientes y el psicoanálisis, dejando bien en claro que no pensaba colaborar con ella con cierto recochineo. Ella no pudo resistirlo y acabó golpeándole… Por Dios, ¿de dónde coño habían sacado a aquella mujer? Ninguna psicóloga que se preciase caería ante tal estúpida provocación. Los de seguridad de la llevaron arrastras y poco después pasó otro doctor a continuar con el trabajo tan penosamente comenzado.

    Tras su llegada, le fueron colocadas unas ondas cerebrales alrededor de las sienes para medir la capacidad de su cerebro a la hora de reaccionar ante estímulos externos; lástima que yo no podría observar los resultados hasta que pasase por comisaría y me enseñasen una recreación junto a la grabación de voz, pues por la cámara que lo estaba grabando en directo no me era posible ver la pantalla. Comenzaron a enseñarle fotografías que más o menos por lo que podía ver por encima eran fotografías de personas muertas y desastres en general, mas por su estado impasible y las discretas miradas que continuaba dirigiendo al cristal no le importaban lo más mínimo. Al contrario de la primera psicóloga, este se percató y no tardó en preguntarle. Yo, que me esperaba que le respondiese de forma agresiva o fría, me quedé pasmado con su reacción. “Se preocupa por mí” Yo, alguien que estaba acostumbrado a estar solo sin que se preocupasen por mí, aquello me ablandó por completo y mi corazón no tardó en acelerarse, como el de una niña enamorada cuando el chico que le gusta habla sobre ella. Por la sorpresa en la cara del doctor supuse que finalmente su cerebro había reaccionado y entonces se le ocurrió decir mi nombre para ver que había, cosa que fue aun más impresionante para alguien con tal problema psicológico: se tensó, nervioso y expectante como un pequeño niño, como una persona normal cuando se preocupa por alguien querido. Cuando le preguntó por nuestra relación mi corazón se desbocó y mi rostro empezó a acalorarse, si se lo decía sería muy humillante para mí. Entonces Ramsay salió de su lapsus y sonrió con sorna, la suerte del psicólogo se había acabado. Cerré el ordenador, no queriendo ver más con la excusa de que la anestesia estaba perdiendo su efecto del todo y prefería dormir algo más antes de que las quemaduras empezasen a doler de nuevo.

    Para la tarde-noche me habían dado el alta junto a unas cremas que me iba a costar un dolor ponerme, pero bueno, ya había pasado por comisaría para dar mi versión oficial de los hechos y de paso para ver el resultado de las ondas. Como no, para la hora de irme ya me habían encargado una nueva notita de aquel hijo de la gran puta que me había dejado en aquel estado tan penoso. Llegué al piso donde ya tenían esposado a Ramsay de pies y manos, como me irritaba verlo así. Noté su intención de venir hacia mí y también noté su preocupación, ¿Por qué se esforzaban en esposarlo si no iba a hacerme daño? Me encargué de revisar que no quedase ninguna cámara o micrófono oculto por allí, no me interesaba que se enterasen de lo que pensaba decirle. Escuché su pregunta y, antes de que le respondiese, me saltó con que no pensaba colaborar con la policía, pidiéndome que le liberase para seguramente ir y matar a Joe -¿Y luego qué?-Suspiré, acercándome a él y arrodillándome a su lado, apoyando mi barbilla en una de sus rodillas, aquel día estaba siendo demasiado para mí, tanto que mis defensas estaban por los suelos –Estoy bien gracias a ti-Me miré, mis palabras eran sinceras y le habría acariciado la cara, pero no creía que le gustase demasiado el tacto de las vendas. Suspiré con pesadez –No sabes lo que significa para mí todo lo que has hecho y lo que te has arriesgado para salvarme, y lo más penoso es que esta ha sido la segunda vez-Mordí mi labio inferior –Cuando te vi allí a mi lado incondicionalmente a pesar de que tuviste la oportunidad para escapar yo…-Mis mejillas se acaloraron rápidamente, no estaba acostumbrado a ponerme sentimental ni a decirle tales cosas a nadie –Me di cuenta de que ya no me podré olvidar de ti ni de mis sentimientos hacia ti en todo li que me quede de vida, y conociendo mi pasado creo que no tendrás duda de que digo la verdad-Cerré las ojos, tomando valor para continuar hablando –Así que solo voy a pedirte dos cosas, y no para mi, sino por tu bien-Le miré de nuevo, temeroso en cierta parte de su reacción -La primera, por favor, sigue colaborando con la policía… Si no lo haces no podré volver a evitar que te maten, y si te matan yo no podría soportarlo, no podría con más sufrimiento –Tomé sus manos, quitándole las esposas a pesar de que en aquel momento pudiera darle una crisis y matarme allí mismo –Y la segunda, prométeme que no irás detrás de Joe para asesinarlo, si lo haces tu condena empeorará y serás ajusticiado rápidamente-Liberé sus pies y entonces me puse de pie, sin dejar de mirarlo a los ojos, rogando porque me hiciese caso mientras mi cuerpo sufría unas terribles ganas de abrazarme a él que al final no pude ignorar. A pesar del dolor rápidamente pasé mis brazos alrededor de su espalda y besé su boca, tratando de buscar algo de cariño en él. –No sabes cuanto me gustaría dejar de lado todo esto e irme a algún sitio alejado del mundo donde nadie pudiese molestar y llevarte conmigo… Pero ya no puedo, no puedo dejar que Joe mate gente inocente y necesito tu ayuda para evitarlo-Confesé en un susurro a su oído.
     
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67 replies since 19/6/2014, 18:06   1048 views
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