Al Gharam.(NaruSasu nc17)

Harás todo lo que te ordene, sin importa lo que sientas o como te sientas.

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  1. Gerdhr
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    Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.

    Este fan fic tendrá criticas muy fuertes contra Dios, Yavhé, Jeovhá, Shaddai, Mekaddesh, o como quieran llamarle. Habrá libertinaje, falta de ética y una critica muy fuerte contra la sociedad actual.

    Escribiré muchas cosas que pareceran grotezcas a las mentes sensibles. Estan advertidos.

    Repito, este fic criticará a la religión. Para eso me basaré en libros de historia, en la biblia y en otros libros de filosofía.

    Tendrá OoC por parte de algunos personajes, sobre todo por Naruto.
    Hola.

    Verán, les traigo este capi de regalo de reyes, se que fue ayer pero justo ayer me vino la inspiración.

    Estaba leyendo la biblia, leía acerca de la destruccion de Sodoma y gomorra (en mi opinion las ciudades más chingonas del mundo) ,y luego justo cuando aparece josue, rey de los sueños se me vino una idea a la cabeza, y despues me puse a leer al Marquez de Sade y esto fue lo pasó :D

    Al Gharam significa amor que domina a la persona, y la pasión que tortura


    Tal vez cambie el titulo porque no tenía ni idea de que titulo ponerle...fuck.... y el resumen, no me deja muy convencida. En fin, dependiendo de la aceptacion del fic, les traeré la conti.

    Advertencia: BDSM, y... ahh, se irán viendo con el fan fic





























    Los esclavos estaban siendo desfilados en el mercado principal. No había subasta, simplemente era una venta común y corriente.



    Había esclavos de todo tipo, los cuales, eran peor tratados que los animales, aunque esta acción no era vista incorrecta. Simplemente era la suerte del débil, perecer ante el fuerte, regla que hoy en día sigue y seguiría dominando la sociedad.



    El mercado era variado, después de todo los esclavos no estaban limitados a etnias, religión o color; algunos venían como frutos de conquistas, otros habían sido vendidos por sus familiares puesto que no tenían con que mantenerse y otros más desgraciados eran simplemente arrebatados de sus madres cuando eran tan solo unos infantes. Hombres grandes y fuertes que eran usados para realizar trabajos pesados como lo era la construcción de palacios. Algunos delgados, escuálidos, cuyo destino no era otro que terminar como comida de leones y muchos de complexión media que eran usados para tareas cotidianas.



    Antes de llegar a las grandes ciudades, eran usados como escolta de las grandes caravanas para protegerse de los ladrones, los cuales, muy frecuentemente asaltaban a los comerciantes.



    Los esclavos parecían morirse de hambre y cansancio, algunos perecían y terminaban siendo alimento de las mascotas o comida para abastecer a sus compañeros.



    — Todos ustedes provienen de Turquía y fueron capturados en una batalla en la cual masacramos a sus familias. Esa es su historia y ese es el lugar de donde proceden. –el hombre no volteó la vista hacia sus esclavos, sabía que si se atrevían a contradecirlo, terminarían siendo devorados por los perros en el mejor de los casos. Los esclavos asintieron agachando la cabeza, como perros asustados. Todos a excepción de uno.



    — ¿Entendiste insecto?



    — Si. –contestó cortante un joven. Aunque el comerciante simplemente decidió ignorarlo.



    — ¡Esclavos a la venta! ¡Pase!



    — ¿De dónde los traen esta vez?



    — Vienen de muy lejos. Es de Turquía



    — Oh, entonces debes estar acostumbrados al trabajo pesado.



    — Claro que si señor



    — Todos se ven en perfectas condiciones. –pasó de lado viendo en fila a cada uno de los esclavos. Pero siempre viendo el precio primero.



    — Esta sano… pero no me servirá. –vio al hombre que había a lado del más joven de los esclavos. –hmp, me quedo con este… se ve fuerte –cogió a un hombre musculoso y se lo llevó. El joven, que anteriormente había retado con la mirada a su captor examinaba todas las personas que iban. El era costoso, no era musculoso pero si estaba en buen estado. Sus dientes eran blancos y no podridos como los de la mayoría de sus compañeros.



    — Oh, Señor Hyuuga, ¿Qué clase de esclavo necesita?



    — Mi señor necesita un esclavo para la casa. –contestó examinando los jóvenes que desfilaban.



    — ¡Oye Neji!. –gritó un hombre con especial entusiasmo. –así que estos son los esclavos. –se paseó viendo a los hombres.



    — Mi señor… debería estar con su esposa en el banquete.



    — Ya sé, pero quiero ver qué clase de esclavo escogerás. A veces no tengo con quien platicar y me siento solito. –su sirviente rodó los ojos.



    — Oh, tenemos varios que le podrían interesar…



    — ¿Qué tal este? –Naruto volteó a ver al más chico de todos.



    — Se ve sano mi señor, pero no se ve que esté acostumbrado a realizar labores pesadas. Yo creo que…



    — ¿De dónde eres?



    — Soy Israelí. –dijo el joven.



    — ¿De verdad? pensé que había dicho que todos eran turcos.-le dirigió una mirada al vendedor que casi lo hiela.



    — Es que…-Naruto simplemente le ignoró mientras examinaba al jovenzuelo.



    — ¿Cuál es tu nombre?



    — No tengo porque decírtelo. –Neji se asombró por la altanería del joven.



    Ese pobre diablo estaba tuteando a su señor, no podía permitir tal ofensa por lo que le dirigió un golpe certero a la cara del joven. Naruto no se sorprendió, al contrario, sonrió divertido al ver como el azabache se ponía de pie sin tomarse la molestia de sobarse el golpe, el cual, sabía que debió haber dolido puesto que Neji, además de ser un buen sirviente, era un excelente escolta. Neji poseía una mirada fría y firme, se veía que solo cumplía órdenes y rara vez pensaba por si mismo. Actuaba según las costumbres, pero el otro joven no. Poseía una fisionomía celeste, rubio, con enormes ojos azules llenos de interés, como si fueran los ojos de un chiquillo.



    — Me agrada, me lo llevaré –entregó una bolsita de tela al comprador. No se tomó la molestia en preguntar si había dado el suficiente dinero, puesto que podían haber colgado al vendedor por haberle mentido a alguien de la nobleza.



    Le entregaron la cuerda a Neji el cual lo jaló sin ningún cuidado.



    Naruto solo podía pensar en lo delicioso que era el rostro de aquel muchacho, así como también era encantadora la soberbia con la que se desplazaba. Después de todo, era difícil que alguien con los pies sangrantes que había recorrido la mitad del desierto a pie tuviera ese semblante. Ya que, no por más exquisito que fuese le darían trato especial.



















    — ¡Oh Naruto! ¡Al fin has llegado!



    — ¡Hinata! -se adelantó su amo para ir a recibir a la mujer con un fuerte abrazo y un dulce beso en los labios. -¿No has ido a la fiesta?



    — No fue de mi agrado ir sola.



    — Pudiste haberles pedido a tus damas que te acompañasen.



    — Si, pero… quería esperarte en casa. Te he hecho la comida.



    — ¿De verdad?



    — Bueno, las chicas me ayudaron un poquito…-sonrió de forma encantadora. El recién llegado pudo apreciar a la mujer de su amo. Tenía el rostro más dulce y celeste que pudiese existir, un pelo bello con un talle perfecto, de piel dulce y fresca, de pecho bien moldeado y conjunto excesivamente voluptuoso.



    — Je, seguro sabrá bien… -Naruto abandonó junto con su esposa la sala y dejo a Neji, el cual se encargaría de instruir a su esclavo. Le empujó, dirigiéndole al establo.



    Sasuke fulminó con la mirada al sirviente obteniendo otro puñetazo en la mejilla contraria.



    — Si no quieres azotes, será mejor que te comportes. –el chico volvió al levantarse y neji hizo una señal para que lo siguiera. En el establo le arrojó un balde de agua para limpiarle, le quito el harapo con el que cubría su parte inferior y le dio ropa nueva. Iban a cortarle el cabello pero en ese momento Naruto llamó a su sirviente.



    — Neji.



    — ¿Si? mi señor.



    — Hinata quiere ver a sus padres, yo no puedo acompañarla por lo que te pido que tu lo hagas. Hay varios regalos en el recibidor que me encantaría que le llevaras. ¿Me harías ese favor?

    — Por supuesto.



    — Gracias



    — Oye tú.-llamó al joven.



    — No es necesario, yo quiero hablar con el un rato. –Naruto miró al joven a los ojos durante varios minutos en lo que Neji salía.



    — Te veré en dos horas en mi habitación. Tienes tiempo suficiente para encontrarla… ehh. ¿Cuál dijiste que era tu nombre?



    — No te lo he dicho. –el rubio sonrió, y el muchacho también lo hizo, aunque ambos por razones diferentes. –Sasuke.



    — Muy bien Sasuke, nos veremos en unas horas.



    Sasuke se quedó estático por unos momentos en lo que vio como Naruto abandonaba el establo. Sabía a la perfección cuales eran las funciones de un esclavo, y que su esperanza de vida no sobrepasaba los diez años. El apenas había cumplido los quince años, jamás imaginó verse convertido en el esclavo de alguien.



    En tan solo unos instantes había perdido a su padre, a su madre, a su hermano, a toda su familia debido a una persona. Una persona de la cual no sabía nada, pero estaba seguro que se vengaría. Aunque claro, en su estado actual no podía hacer nada. Tal vez podría robar uno que otro centavo o joya de vez en cuando, así podría ir juntando un poco, para un día, poder abandonar esa tierra.



    Ya era de noche, y por muy sucio que se sintiera el frío era más grande por lo que pensó que sería mejor dejar el baño para el día siguiente, ya que el cubetazo que le habían dado únicamente había servido para quitar un poco el polvo de su cara.



    Se dirigió al tanque y bebió agua en demasía, tratando de engañar al estomago.



    Más adelante caminó por los pasillos del palacio, definitivamente, ese lugar era enorme. Buscó, pero donde pasaba todos los demás criados le veían con desprecio. Tal vez, su falta de higiene era la razón.



    Llegó a la habitación, era grande, ostentosa. Con una enorme alfombra en el piso y varios sofás. La cama era amplia, no era de extrañarse que una habitación estuviese tan bien presentada. Entró sin pedir permiso puesto que le había ordenado estar ahí. Observó un estante repleto de libros, se resistió al deseo de abrirlos. El amaba la lectura pero dudaba que estuviese autorizado a tocar lo que había en la habitación de su amo. Si bien era cierto, había aguantado los puñetazos no le gustaría sentir el filo del látigo.



    Naruto entró una hora después y encontró al adolescente cruzado de brazos, este recargaba su peso en un pie. Seguramente ya se había cansado de estar esperando.



    — Disculpa la tardanza. –se disculpó con una risa nerviosa. –tenía que arreglar unos asuntos con Hinata. –Sasuke enarcó una ceja. Hasta donde sabía, alguien de la clase de Naruto no tenía porque dar explicaciones a alguien como él. –toma asiento. –señaló la mesilla.



    — ¿Para qué me quería mi señor? –le costó trabajo pronunciar esas palabras. Pero no tenía de otra.



    — Hace unas horas pedí que trajeran un poco de comida. –Sasuke se sentó en la mesa y le siguió Naruto, en el otro extremo. Destapó los platillos y el aroma hizo que automáticamente, el estomago del esclavo rugiera. –seguramente no has comido en días... Por favor, come.



    Por unos momentos dudó, pero su estomago le recordó que necesitaba ingerir alimentos por lo que se sirvió un pierna de cerdo, la cual mordió sin contemplaciones, después de los cinco bocados recordó sus modales y masticó más pausadamente. Naruto se divirtió viendo los cambios de actitud del muchacho que estaba frente a él. Le sirvió vino, comió más pausadamente sintiéndose un poco incomodo por la mirada del rubio.



    Una vez terminada la comida invitó al chico a que tomara un baño. Sasuke estaba extrañado por el comportamiento de su amo. No sabía todavía a que se debía. Se metió en la bañera, aún dudoso de si estaba haciendo lo correcto. ¿Por qué un esclavo recibía ese trato especial?



    Dirigió la vista a sus pies, les lavó deshaciéndose de toda la tierra que había quedado en sus cortadas, mordiéndose los labios para evitar dejar salir los quejidos. Pronto la sangre corrió pero se sintió más aliviado una vez que sacó toda la mugre.



    Se sorprendió cuando vio a Naruto recargando su barbilla en el borde de la bañera, no era que le diese pena. Puesto que los hombres estaban acostumbrados a verse desnudos, simplemente sentía un poco de violación a su espacio personal.



    — Podría decirme –respiró hondamente. -¿Qué es lo que quieres de mi?



    — Sabrás que ahora eres un esclavo y debes hacer todo lo que tu amo te diga… ¿Sabes lo que eso significa?



    Sasuke sintió la tensión de sus músculos. Si, sabía a lo que se refería. Eso significaba hacer todo lo que se le ordenara si importar lo que pudiera sentir o como se sintiese con ello.



    — Si. –contestó secamente.



    — Esta bien…ahora te haré una pregunta. ¿Alguna vez has tenido relaciones sexuales?



    Sasuke abrió los ojos de par en par, sabía lo que era eso, pero no entendía en que podía afectar sus servicios.



    — No.



    — ¿Qué edad tienes?



    — Quince años.



    — Me parece bien… tienes edad suficiente como para saber qué es lo que quiero de ti. Y aun si fueras menor, tu rostro exquisito me seguiría tentando por lo que es una suerte para ti, tener esta edad.



    — Pero… no me ha dicho lo que quiere de mí.



    — Una de las desventajas de estar casado es que te atas a una sola persona. En lo personal, yo estoy en contra de eso, puesto que no creo que el amor esté ligado a la satisfacción carnal.



    — Es verdad, que para nosotros los hombres, no es fácil deshacernos de una mujer en cuanto nos hartamos, pero… quiero a Hinata, por lo que pienso que es muy cruel matarla para poder volver al libertinaje… –volteó a ver a su esclavo. – En el momento en que te ví, deseé conocerte más íntimamente. Eres muy bello Sasuke, y parece que también eres muy inteligente…definitivamente deseó probarte…



    — ¿Eso es todo? -Sasuke le miraba con incredulidad, no entendía que tenía eso de malo. -¿No hay nada más?



    — Si pequeño, hay mucho más.



    — ¿Y por qué no me lo dices? ¿Acaso temes?



    — Si. Temo horrorizarte.



    Sasuke tuvo que las ganas de estamparle un puñetazo en la cara, Naruto sonrió con calma.



    — ¿Sabes? la mayoría de los amos, simplemente te sodomizan, importándoles una mierda lo que su víctima sienta, y después te matan. Así nadie puede decir nadie dirá nada acerca de los deseos poco convencionales que tenemos. Se podría sobornarles pera las personas son muy codiciosas y siempre quieren más… sin saber que todo tiene un costo muy elevado, que solo se paga en esta vida. –Sasuke le miró con incredulidad, se contradecía el mismo. –aunque claro, ellos no caen en los mismos excesos que yo. Dependiendo de tu comportamiento, te recompensaré de diferentes formas. Te dejaré tener acceso a la biblioteca y a muchas otras áreas del recinto. –acarició sus húmedos cabellos mientras entraba a la bañera. Sasuke se levantó para encarar a su amo. -¿Qué opinas?



    — Nada, un esclavo no tiene ni voz ni voto.



    — Je, me agradas. Realmente me agradas.



    Naruto se posicionó detrás de su esclavo y presionó su pecho contra la firme espalda. Pasó las manos por todo el cuerpo de Sasuke, el cual, se estremecía por aquellas caricias. Naruto detuvo sus dedos en el pezón de Sasuke, capturándolo entre su dedo anular en índice. Estos comenzaron a responder a las caricias hinchándose, pese al agua caliente que caía y facilitaba el desplazamiento de aquellos juguetones dedos.



    Deslizó su otra mano hasta su entrepierna, acción por la cual Sasuke se sorprendió. Nadie jamás le había tocado esa parte, pero aun así. El tacto se sintió extraño puesto que sintió un pequeño jalón en su hombría. La cual, comenzaba a cobrar vida. Con gran maestría tomó el miembro de Sasuke, frotándolo en un vaivén que poco a poco causo suspiros en joven. Tanto al punto de que provocaba nauseas.



    Naruto observó cómodamente como Sasuke comenzaba a abrir la boca buscando capturar el aire. El cual parecería recio a abastecerlo, su piel se calentó y un espasmo sacudió el cuerpo de su esclavo.



    Sasuke había sentido todo demasiado rápido, jamás había experimentado un orgasmo en su vida y ese le había dejado sin habla. Era normal que hubiese acabado tan rápido. Su amo elevó la mano, manchada del néctar de su esclavo hasta su propia boca



    — Lámelo. – ordenó. Sasuke hizo una mueca de asco a lo que Naruto pronunció, con un tono suave, pero firme. –Esto viene de ti. ¿Acaso te desprecias a ti mismo?



    Sasuke hizo un mohín y abrió la boca para probarse. El olor, no era agradable o al menos así lo sintió. Y una vez que lo probó, sintió un sabor salado, era aceptable, y, hasta cierto punto, adictivo.



    Su amo le apartó la mano antes de que acabara con su esencia y también lo degustó.



    — Sabes… Mientras más frutas comas, más dulce es tu semen…. Creo que tendré que cuidarte porque tu sabor es… especialmente adictivo.



    Cerró la llave de la bañera y se cargó para llevarlo a la cama. No se molestó en secarle y tampoco el. Solamente se deshizo de su ropa mojada y se posicionó sobre este. Se acercó a besar sus labios, realmente ansiaba probarlos. Pese a lo secos y cortados que estaban a causa de la arena, estos aun poseían un lindo color rosado que ansiaba degustar.



    Pasó la lengua por estos, humedeciéndoles para después meter su lengua. Deslizó su mano nuevamente hacia el pene de Sasuke, estimulándolo y haciendo que volviera gemir. Besó la boca con la faena que le impedía respirar. Separó el beso por unos segundos y Sasuke inhaló todo el aire que pudo hasta que le volvió a besar. Esta vez trató de golpearle pero Naruto tomó sus muñecas con una mano y las llevó sobre su cabeza.



    Ante esta acción su esclavo comenzó retorcerse en la cama. A mover su lengua con ferocidad buscando expulsar al intruso. Su amo mantenía los ojos abiertos examinando todas las reacciones del adolescente. Y conforme aumenta la lucha el aumentaba el vaivén en su entrepierna hasta el punto de hacerlo desfallecer.



    Cerró las piernas pero Naruto interpuso su rodilla para impedir que cerrara las piernas.



    El joven se arqueaba, pataleaba y luchaba por huir de esos crueles brazos. Sus ojos se volvieron casi blancos por la falta de oxígeno. Arqueó su espalda y se corrió, justo en ese momento Naruto le soltó, más no liberó ningún gemido, no había aire suficiente como para poder hacerlo. Cayó desplomado inhalando todo el aire que pudo, ese orgasmo había sido terrible, y hasta cierto punto, placentero.



    Naruto le acarició los cabellos y se recostó al lado de su nuevo juguete.



    Quizá había sido muy brusco para ser la primera masturbación del joven. Aunque le parecía increíble que jamás se hubiese tocado. El se había masturbado desde los nueve años, siempre había sido muy promiscuo, aunque intentaba reservarse por respeto a los demás. Pensó en poseer al joven en ese momento pero se veía que estaba agotado por lo que pensó que lo mejor sería no forzarle. Además no tenía nada preparado para evitar que el sexo no fuese doloroso, y quería ir poco a poco con el chico ya que no lo quería solo para una follada.



    Aunque había hecho eso por mera diversión, no había sido lo suficiente excitante. El necesitaba mucho más. Durante su juventud había dedicado su vida entera al libertinaje, a los excesos, ganándose un apodo en el bajo mundo. Puede que fuese joven, pero estaba más vivido que la mayoría de los viejos de la ciudad.



    Para su mala suerte no podía andar de libertino, debía tener otra vida. Una completamente hipócrita a lado de una mujer que no satisfacía su deseo.



    Pasó su vista al joven que estaba frente a él. Se había quedado cómodamente dormido en su cama. Naruto sonrió por esta acción, cobijó a ambos y también se quedó dormido.





















    Naruto se levantó temprano y fue a montar a caballo, le agradaba la idea de alejarse un poco del trabajo y la vida de comerciante. Se encontró a dos amigos suyos en el transcurso y los tres decidieron recorrer los viñedos.



    — Oye Naruto, y ese milagro que andas tan animoso.



    — Es que… tengo un nuevo pasatiempo



    — ¿De verdad? ¿De qué trata?



    — Más bien, ya era viejo, solo que lo he vuelto a retomar.



    — La vida de casado no es sencilla ¿Verdad?



    — Hinata es muy dulce, creo que te sacaste la lotería.



    — Por favor, el que hecho de que alguien sea dulce no significa que sea complaciente. ¿Verdad Naruto?



    — Je, no lo sé. Eso depende de cada quien.



    — Y dinos, cuando vuelves.



    — No lo sé Kiba, realmente extraño a Tsunade.



    — ¿Le extrañas a ella o a sus doncellas.



    — Je, extraño un poco de todo.



    — Eras muy cotizado.



    — Lo sé, extraño esa profesión. –sí, para Naruto, el ser un ninfomano era un profesión.



    — Tengo que irme, yo también estoy casado. –hizo señas con los dedos y puso cara de fastidio. –malditos cristianos de mierda. Lo único que hacen es joder con su Dios. No se te olvide que en unos días es la venta de caballos. Seguramente habrá algunos corceles que quieras comprar.



    — Ahí estaré. No te preocupes.



















    Sasuke despertó bastante extrañado, examinó la habitación en donde estaba. La alcoba de su amo. Pegó el rostro contra la almohada al recordar el bochornoso suceso de la noche anterior. La lubricidad de la noche anterior había sido un caos. Se sentía bastante confundido acerca de lo que había sentido. ¿Estaba bien?



    ¿Estaba bien ser tocado por otro hombre?



    No. esa fue la respuesta que cruzó por su cabeza.



    Eso no estaba bien.



    Entonces. ¿Por qué la había gustado?



    Se levantó y se dirigió al canasto donde estaba su ropa. Pero cuando iba a tomar la prenda la voz de su amo le detuvo.



    — De momento no creo que vayas a necesitarla.



    No se dio cuenta en qué momento Naruto estaba sentado en el filo de la cama. Con la mirada fija en el. Y en ese momento, Sasuke sintió lo que era la desnudez.



    — No deberías avergonzarte. –habló Naruto con voz suave. –esta es tu naturaleza.



    Sasuke no entendió aquellas palabras, su amo lo sabía, pero se encargaría de que Sasuke reflexionara acerca de lo que decía.



    — Siéntate a mi lado. –su esclavo avanzó sin verle a los ojos y se sentó a una distancia considerablemente cerca. –Me gustaría saber que fue lo que sentiste.



    — Fue extraño, fue un cosquilleo y después…. Placer, eso fue lo que sentí. –respondió un poco inseguro, no sabía definirlo, o más bien, no podía hacerlo.



    — ¿Te gustó?



    — Si. –mentiría si dijese lo contrario.



    — ¿Te gustaría sentir más?



    El joven dudó, sabía que esa pregunta llevaba cierta peligrosidad. Por aquel pequeño incidente durante su segundo orgasmo, el cual había sido muy frustrante pero mucho más placentero que el primero. Esa pregunta indicaba que se entregaría a la lubricidad, pero no sabía nada más.



    — ¿Qué me hará?



    — Te haré sentir placer. –pronunció con voz firme y con una sonrisa en su cara, pero inmediatamente su semblante cambió. –y el placer, al ser algo tan grandioso exige un pago. Nada es gratuito pequeño, así como te haré sentir placer también te haré sentir dolor. Puedes abandonar o aprender al explotar el vicio con tal abundancia que nunca te sorprenderá.



    — Pensé que era un esclavo, que no tenía opción.



    — Y lo eres. Pero te estoy dando la oportunidad de escoger.



    — ¿En que se diferenciará de lo que sienta con una mujer?



    — En mucho, pero no quiero comprometerte. No aún, lo que te hice es lo mismo que sentirás penetrando una vagina.



    Sasuke se puso a pensar. Si no lo hacía, nadie le garantizaba que el trato que recibiese fuese el mismo. Probablemente se convertiría en un esclavo más. Aunque también había algo más tras el deseo de comodidad. Le agradaban las mujeres, puesto que, algunas poseían una belleza inexplicable. Pero él únicamente las apreciaba, el saber que podría sentir algo más le despertaba una pequeña inquietud. Y con ese orgasmo que había experimentado la noche anterior. La lubricidad parecía querer crecer en el.



    — Como puedo escoger si aún no lo he probado. –le contestó con una sonrisa picarona. Naruto sonrió, su esclavo todavía no había dado una respuesta. Le ayudaría a contestar sus preguntas.



    Le presionó la mano contra el pecho, dejándolo recostado suavemente sobre la cama. Trataría de no ser muy brusco.



    Acarició lentamente el flácido miembro de su amante causando un fuerte estremecimiento. No tardó en despertar, y muy pronto la mano de Naruto se vio humedecida por el pre semen que comenzaba a salir del miembro.



    Besó su boca, su cuello y bajó lentamente hasta su ombligo. Soltó una risilla cuando sintió los pequeños escalofríos de su esclavo. Los suspiros eran suaves, su esclavo trataba de contenerse. No era dócil, o por lo menos, aunque su cuerpo reaccionara su mente era fiera.



    <> pensó su amo. Bajó hasta la hombría de Sasuke y le dio una lamida ala extensión con la cual, obtuvo un ronco gemido que le hizo despertar un apetito voraz. Lamió, chupó y succionó el miembro que tenía frente a él. No contó el número de veces que se descargó en su boca.



    Con una sonrisa juguetona lanzó la vista a su esclavo. Y paró, casi al final del orgasmo. Su esclavo le miró con duda, no sabía qué era lo que venía ahora. Sintió un dedo que paseaba por su carne, en una parte aún más intima que su hombría y se horrorizó.



    ¿Tienes miedo? –preguntó con voz calmada su amo.



    Su mente divagó, si lo anterior le había turbado, no quería ni imaginar cómo se sentiría. Porque cada cosa que le hacía su amo era mucho mejor que la anterior. Y de alguna forma, quería que continuase por lo que movió sus caderas, incitando a su amo que le introdujese ese dedo.



    Naruto sonrió y se alejó de la cama, Sasuke iba a objetar, comenzaba a odiar que su amo lo cortara tan bruscamente y se irguió en la cama, acomodándose en el centro de la cama, molesto, lo suficiente como para no dirigir su mano hacia su hombría y terminar con lo que su amo había iniciado.



    Le vio volver con la mano brillosa, quizá era algo aceitoso. No sabía con exactitud que era pero cerró los ojos nuevamente cuando le acarició de la raíz, a la punta. Lo sintió mejor en cuanto sus testículos comenzaron a ser suavemente masajeados. Odio el vello púbico que le impedía sentir aún más el tacto sobre sus bolas.



    Lentamente Sasuke se fue recostando nuevamente sobre la cama y abrió las piernas de una manera descarada. Vertió más aceito sobre la tierna apertura del esclavo, la cual entre un color rosado y dorado, gritaba ser profanada.



    Deslizó una y otra vez su dedo entre aquel pequeño orificio. No vio ningún intento de Sasuke por cerrar las piernas por lo que introdujo lentamente el dedo en interior.



    Sasuke jadeó ligeramente y se mordió el labio inferior, era incomodo pero soportable. Se sentía raro y el ruido del aceite era… especialmente bochornoso.



    — ¿Listo?



    ¿Listo para qué? ¿Para sentir más?, si, deseaba sentir más.



    — Si. –respondió jadeante pero firme.



    Naruto sonrió y dejó ver su grueso miembro. Por unos instantes el joven dudó, no estaba seguro de cómo metería aquello dentro del él, pero si estaba seguro de que lo deseaba. Se abrió paso entre el rosado botón de Sasuke y le penetró lentamente. El chico soltó un alarido de dolor, después de tanto placer jamás imaginó eso por lo que simplemente, le tomó desprevenido.



    Se asustó, era como si su hermoso y erótico sueño hubiese sido transformado en una pesadilla.



    — No. ¡alto! –se retorció ante el dolor.



    Su amo comprendía a la perfección, la mayoría de las personas siempre son así. Por lo que fue paciente. Esperando a que los espasmos del joven calmaran. Observó las lágrimas que derramó y decidió ayudarle un poco, llevando su mano hasta su nacarado miembro. Haciendo que no perdiera la dureza y poco a poco el dolor pasara a segundo término.



    — Ahh… amo…-Naruto sonrió ante esos gemidos. Salió nuevamente de su rosada entrada y volvió a embestirla, obteniendo nuevos gemido por parte del esclavo. Definitivamente, esos eran los gemidos más celestes que jamás hubiese escuchado. Y el rostro, completamente delicioso que no dudó en besar.



    Aunque claro, una belleza así debía ser llenada de vicios. Corrompida, al borde que olvidase todas las virtudes que pudiese haber aprendido.



    Su esclavo arqueaba el pecho y alzaba la espalda, tratando de desahogar en sus emociones de otra manera que no saliesen esos indecentes gemidos de su boca.



    Pero sin resultado, porque en cuanto elevó el pecho su amo aprovechó para probar con los dientes uno de los tiernos y sensibles pezones. Los lamió, chupó, hasta que quedaron rojizos. Arrugó su espalda y liberó toda su esencia en un gemido. Naruto se dejó llevar y terminó dentro del joven. No había sido nada excepcional, igual se hubiese corrido así si se hubiese pajeado. Siempre era placentero desvirgar a alguien pero, le hubiese gusto un poco más de sangre y menos miel.



    Pero, si quería que el azabache durara, no podía ser muy brusco. No esta vez, quizá después. Por el momento tenía que encargarse de que el azabache durara más y no se corriera ante tan poca cosa.



    Salió del joven sin ningún problema y observó una pequeña cantidad de sangre salir. Llevó uno de sus dedos y lo probó. Hizo una cara de desagrado. No era buena idea probarle después de haberle preparado con aceite, pero… la sangre, le volvía loco. Al punto de querer cortar al joven para obtener más de aquel sublime néctar.



    Y lo habría hecho, de no haber sido interrumpido por uno de sus sirvientes.



    — Disculpe Señor Namikaze…-la sirvienta echó una ojeada a la habitación y vio al azabache plácidamente dormido en la cama de su señor. Sakura, una de las doncellas de la casa era una mujer de veinte años, con un rostro encantador, muy animosa. Aunque su conjunto era pobre, sus ojos verdes eran los que más destacaban.



    — ¿Qué quieres Sakura? –preguntó con un tono calmado. Por una parte fastidiado y por reconfortado de que alguien hubiese llegado a impedir sus deseos.



    — Es el nuevo esclavo… ¿Va a matarle?, de ser así, pediré que traigan un nuevo cambio de sábanas y que preparen una fosa. ¿O prefiere que se lo demos de comer a los tigres? –preguntó con una sonrisa en el rostro.



    — No todavía, aún lo estoy considerando Sakura. ¿Por qué la pregunta?



    — Para saber si debo retirarme. –su tono de voz cortes pasó a uno de reproche. -¿Sabe? los gritos de los críos son muy molestos y este todavía es un niño…



    — Tiene quince



    — ¡Bah! Además quitar la sangre de las alfombras es muy molesto.



    — No te preocupes por eso, no pienso hacer nada



    — ¿Le llevará entonces al Edén?



    — Ah sí, ese lugar es precioso… pero me gustaría hacerle gozar las alegrías de la lubricidad y el vicio.



    — Como usted prefiera.



    — ¿Qué venías a decirme?



    — El joven Gaara irá al edén pasado mañana. Ahí piensan sodomizar a una panda de crías que capturaron en Las Cruzadas. Solo nosotros estamos invitados.



    — Suena tentador, tal vez lleve a mi esclavo y le enseñe algo de lo que le espera.



    — ¿Le iniciaremos a él también?



    — Si. No. ya veré eso después.
     
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  2. Gerdhr
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    El Sol iluminó la terraza principal. El viento traía un suave aroma a uvas.

    Naruto sorbió su té; siempre atiborrado de azúcar, pero esa era la forma en que le gustaba. Le encantó desde que Hinata se lo dio a probar. ¡Como adoraba a esa mujer! Aunque no se habían casado por amor, ni siquiera por algún beneficio económico, como comúnmente pasaba en la mayoría de las familias.

    La conoció en una fiesta, su primera impresión de ella es que era una "rarita". Tres años más tarde ella fue comprometida con su abuelo. Un viejo que podría ser fácilmente su bisabuelo. Jamás pudo concebir que, una chica tan inocente como ella estuviera bajo el cuerpo de su abuelo, sometiéndose a todas sus fechorías. Y no es que el fuera diferente.

    Naruto Uzumaki, era una persona demasiado peculiar; una persona de carácter explosivo que nunca se mordía la lengua, siempre decía lo que pensaba. Incluso podría decirse que era un persona caprichosa, o más bien perseverante. Siempre obtenía lo que quería, así pusiera en riesgo su propia vida. El problema eran sus pasiones, tan fuera de lo permitido, algo que caía en el vicio.

    Pero que era el vicio si no la naturaleza misma. El pudor era en si, una represión de los deseos humanos. La causa de los múltiples conflictos que habían existido en la época. La represión. Eso no era deseo, era una necesidad.

    Y toda necesidad debe ser satisfecha, sin menoscabar en la utilización de otro, hasta el punto de la muerte. Pero quería a Hinata, tal vez no satisficiera sus caprichos, pero le tenía aprecio.

    Pero Sasuke.

    Era diferente.

    No congeniaban. Desde el primer instante en que le vio sintió una especia de tensión entre los dos, que más tarde se convirtió en excitación. Físicamente, Sasuke era una persona muy bella.

    Tenía unos ojos grandes, de un extraño gris profundo, el cual se asemejaba al negro. Una boca normal, pero con labios llenos. Tenía una fisionomía digna de ser retratada. Con rasgos andróginos que curiosamente, le aportaban cierta masculinidad. Su porte y su carácter, le indicó que, en algún tiempo, el muchacho había pertenecido a una familia adinerada, no unos comerciantes. Seguramente era alguien de la nobleza, algún feudo que quizá fue derrumbado durante las cruzadas.

    Todo este conjunto, le incitaba a tomar al joven y despedazar su voluntad. Tomar a ese gato salvaje y convertirlo en un fiel vasallo. Pero eso no sería algo fácil. Los gatos no son con exactitud, los animales más dóciles y mansos del mundo.

    Son convenencieros, astutos y traidores. Ese gato representaba un nuevo reto. Podría destrozar al joven, al punto de hacerle suplicar por su vida; pero eso no sería interesante. Sería aburrido, lo mejor era torturar sin tener que recurrir a la tortura, hacer doler sin que doliera. Y él era un as en eso. Confiaba en el poder de su palabra.

    Una voz le sacó de sus pensamientos.

    — Tienes pinta de no haber cogido bien anoche. –reconoció la voz inmediatamente. Se abstuvo de rodar los ojos.

    — Eso no es de tu incumbencia.

    — Para qué quieres una preciosa chica si no te la vas coger.

    — Si vuelves a hablar así de Hinata te juro que estampo tu cabeza contra el piso. –no estaba bromeando. Jiraya alzó las manos y sonrió.

    — ¡Caray! Últimamente no aguantas ni una broma. –Naruto puso una mueca de fastidio.

    — ¿A qué vienes?

    — Solamente pasé a visitar –su nieto enarcó una ceja. –¿Es qué no puedo pasar a ver a mi nieto favorito? -entrecerró los ojos. –bueno… A decir verdad, quería ver si tu piadoso corazón se apiadaba de los pobres campesinos y dabas una pequeña donación un pobre anciano necesitado.

    — Ni lo sueñes.

    — No seas así. ¿Qué no sabes nada acerca de ser buen cristiano?

    — Primera, soy pagano. Segunda, ese anciano necesitado no es otra cosa más que un viejo rabo verde.

    — Óyeme jovencito –Naruto esbozó una sonrisa burlona. Esta vez su abuelo se recargó en la barandilla, contemplando el cielo por unos minutos, en lo que su nieto terminaba su té. Hasta que decidió romper el silencio. –Necesitan tu ayuda.

    — No –esta vez la voz se endureció. –No la necesitan.

    — Cierto, pero tu lo sabes mejor que nadie. Negarse no es una opción.

    — He dicho que no, mucha gente inocente muere.

    — No es muy diferente de lo que tú haces Naruto. –Naruto cerró los ojos unos momentos.

    — Si, si lo es. Yo no uso a Dios como escudo para esconder mis pecados… y en todo caso, si no hiciese lo que me hace feliz estaría igual de frustrado que ellos. Contribuiría a esa estúpida virtud. Ese es el problema de los demás, creen que usando a Dios podrán llenar le vacío interno que sienten, pero están muy lejos de lo que pasa en verdad.

    — Es verdad, hasta cierto punto. Pero… Es el rey mismo quien pide tu ayuda.

    — ¿La pide?

    — Está dispuesto a venir por ti.

    — Sabe que si me mata pierde.

    — No seas tan creído. –le regañó. Aunque sabía que su nieto tenía razón. –Eres un idealista Naruto, un líder nato. Pero no puedes cambiar al mundo, menos a la iglesia

    — No me interesa el mundo ni la Iglesia, me interesan las personas en general.

    — Luchar por gente así es una causa perdida.

    — No lo creo, he adquirido nuevas experiencia a lo largo de esta travesía, y me doy cuenta de que nada es una causa perdida. Todos los cambios son buenos, aunque muchas veces nos cueste aceptarlos.

    — De acuerdo, dejemos esta filosofía por la paz, tanta charla me hace sentir como un anciano.

    — En fin… un año no te quitará mucho tiempo. Deberías pensarlo, solo para librarte de él. Aparte, eso está ligado a la caza de brujas, tal vez y encuentres una linda brujita para tu abuelo. –Naruto volteó los ojos

    — Ni siquiera puedes tener una erección. –burló.

    — ¡Cállate! –no era mentira, pero no le gustaba que se lo echaran en cara. De joven disfrutó su vida, siempre llena de excesos, más no tenía nada de que arrepentirse. –carraspeó un poco antes de contestar –aunque no pueda hacer el mal me gusta propiciarlo.

    Naruto volteó los ojos y esbozó una sonrisa, dejó el té sobre la mesa puesto que ya se había enfriado. Entró nuevamente a la casa.

    — ¡Me prestas a uno de los esclavos! –escuchó gritar. No era una pregunta. Pasó de largo por el pasillo hasta llegar a su habitación, dejó su mano pegada al pomo, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras escuchaba las blasfemias que se pronunciaban contra su persona.

    — ¡Malnacido! ¡Agh! ¡Hijo de perra! ¡Idiota, idiota, idiota!

    Finalmente abrió la puerta y vio a su pequeño esclavo con el ceño fruncido, desparramado sobre el piso.

    Este había tratado de pararse, sin embargo sus piernas flaquearon. Ahora tenía un punzante dolor en su parte baja. Nadie le dijo nada de eso. Bueno, sí. Si lo había hecho y no podía negar que le había gustado.

    Ese era el gran problema. El sexo anal no estaba permitido por Dios. A eso se debía la destrucción de Sodoma y Gomorra. Era un desperdicio de semen, la semilla necesaria para producir la vida. ¿Cómo algo tan delicioso podía ser prohibido? Tampoco es que supiera mucho del tema, y lo que le decían tampoco le satisfacía, siempre se quedaba con la duda.

    Su primera experiencia sexual.

    Abrumadora.

    Dolorosa.

    Deliciosa.

    Maldijo a Naruto nuevamente, pero esta vez por sus conflictos existenciales.

    — Me halaga escuchar tantos cumplidos de tu parte. –Sasuke levantó la vista y se topó con la mirada de su amo. Ahí estaba el, recargado en el marco de la puerta, de brazos cruzados y con su característica sonrisa perruna. -¿A que debo el honor?

    El esclavo puso cara de fastidio. Se agarró del borde de le la cama para poder levantarse, y con algo de trabajo se acostó boca arriba, cubriéndose el rostro con el antebrazo.

    — ¿Te duele? –Sasuke entrecerró los ojos con ira reprimida.

    — No, siento cosquillas.

    Naruto soltó una risilla a la par que se acercaba a la cama.

    — Me alegra saberlo porque anoche me quedé con ganas –su amo soltó una carcajada al ver como súbitamente Sasuke se descubría el rostro y le miraba con los ojos bien abiertos.

    — No juegues, no pienso hacerlo.

    — Oh vamos, Te gustó. –Sasuke trató de levantarse pero la mano de su amo sobre su pecho se lo impidió. Trató de golpearlo, más en un ágil movimiento Naruto le cogió las muñecas con una sola mano y las colocó sobre su cabeza.

    Experimentó un escalofrío cuando sintió el cálido aliento de su amo chocando contra su oreja.

    No cerró las piernas. Su respiración se agitó. No supo como, el simple contacto con su amo fue capaz de despertar su sexo o tal vez, era porque era joven, y un joven se excitaba con cualquier cosa.

    Su amo presionaba suavemente su pezón la punta de su dedo, frotándolo. Para luego tirar de él con violencia. Más su esclavo no objetaba, yacía inmóvil ante su tacto.

    Naruto dirigió su boca hacia el otro pezón, lo besó y capturó entre sus dientes, tiró de él, aunque con un poco más de violencia, no lo suficientemente fuerte para hacerlo sangrar pero si para lastimarlo. Jugueteaba con su lengua, contra ese tierno trozo de carne. Chupó y luego se separó. Dejando un leve caminito de saliva. Los jadeos no se hicieron esperar.

    Hubo un breve silencio hasta que alguien entró a la habitación.

    — Naruto. –el aludido volteó a la puerta. Esa era su doncella Sakura. ¿Qué hacía ella ahí?

    Sasuke tardó unos segundos en reaccionar, se quería morir de la vergüenza. Comenzó a patalear y a retorcerse en la cama en un intento por quitar a su amo de encima.

    — ¿Necesitas ayuda? –preguntó la chica. Ese esclavo era muy conflictivo.

    — No. ¿A qué viniste?

    — Traje los accesorios que me pediste. –mostró una cajita con pequeñas joyas de singular resplandor. Seis en total.

    — Ahh, es verdad. –de un rápido movimiento se separó del azabache y se dirigió a examinar sus nuevas adquisiciones.

    — Sasuke instintivamente se tapó. Ahora tenía una erección y no estaba dispuesto a mostrarla. Además, odiaba ser e único desnudo en esa habitación.

    — Oye Sasuke. ¿Todavía te duele?-preguntó Naruto. La pregunta le tomó desprevenido y desvió la mirada.

    — ¿Por qué la pregunta?

    Sakura es curandera, entonces ella puede revisarte para ver si no te echo daño. Y tal vez si te unta un poco de este ungüento sea sufici…

    — ¡NO! –gritó. El simple hecho de que una mujer, no, cualquiera persona viese "esa" parte en ese "estado" le hizo sonrojar.

    — ¿Seguro? –preguntó Sakura, sumándose al juego de Naruto. –puedo darte un chequeo rápido para ver si no tienes sangrado.

    — Si.

    — Oh vamos

    — No, no confió en una mujer. –eso hirió el ego de Sakura, pero Naruto argumentó.

    — Puede que no confíes en ella, pero te aseguro que es excelente. Yo estoy vivo gracias a ella y pien….

    — ¡No me duele! –gritó nuevamente. -¡estoy bien! Ahora… ¡fuera los dos! –tomó lo primero que estuvo a su alcance y lo arrojó contra Naruto. Este lo esquivo y Sasuke siguió arrojando todo lo que estuviera a su alcance. Sakura dejó caer el ungüento y salió de la habitación, seguida por Naruto, justo antes de que una maceta se estrellara contra sus caras.

    — ¡Me echó de mi propia habitación! –Sakura sonrió ante el comentario.

    — No tiene pinta de esclavo. –aportó. Hizo un gesto de indiferencia y le entregó la cajita a Naruto. –yo opino que te dejes de amabilidades y lo encules.

    — Una mujer no debería usar ese vocabulario. –Sakura soltó una carcajada.

    — No te encariñes con él.

    — ¡Si ni siquiera me agrada!

    — Ayer dijiste que si.

    — ¿Estuviste escuchando? –Sakura encogió los hombros.

    — Pues si… pasaba por ahí. Por eso te dije que los gritos de los jóvenes son fastidiosos.

    — Bueno… me agrada, pero me fastidia su actitud.

    — Ay de ti… Cambiando de tema… Kakashi quiere verte. Dice que no has ido a tus lecciones.

    — Me aburren. –contestó con un puchero, pero obtuvo un coscorrón por parte de su doncella.

    — Auch. ¡Bruja! –otro golpe, pero esta vez en su cara. Debía recordar nunca insultar a una mujer que le encantasen los excesos en el sexo. Se limpió la sangre que salía por su labio y entró nuevamente a la habitación, aunque claro. No si antes ofrecer una disculpa a su doncella.

    Esquivó otro objeto que le fue lanzado y alzó las manos para hacer la paces.

    — No tienes por qué ponerte histérico.

    — Idiota. –masculló. Su amo respiró con resignación. Tomó el frasco que yacía tirado en el piso, el ungüento. Que no era otra cosa que hojas de marihuana con aceite. No le curarían, pero por lo menos le quitarían el dolor. Estiró la mano y le entregó el pequeño bote.

    — Póntelo, te ayudará. –dictó. él fue a cambiarse en lo que su esclavo, bastante dudoso, olió el contenido del frasco. Hizo una mueca, pero aun así tomó un poco y lo paso por su entrada. Lentamente esa sustancia le adormecía su interior. Por suerte, toda la emoción del momento había hecho que su erección desapareciera.

    — Tengo que ir a ver a mi maestro…- notificó su amo. Sasuke le miró con los ojos entrecerrados, tomó las cobijas y se arropó. A él, ¿Qué carajo le importaba?

    Naruto se acercó a Sasuke, quitándole las sabanas de un tirón. Tomó su muñeca y le alzó, obligándole a verle a la cara.

    — Tú vienes conmigo. –dictó con voz dura. Por unos segundos Sasuke experimentó cierto temor, al ver los ojos azules de su amo cristalizarse.

    — No.

    — ¿Qué has dicho?

    — Que no iré contigo. –repitió, esta vez más seguro de sus palabras. Ignorando a su amo. Soltó un leve quejido cuando la presión en su muñeca aumentó, más no hizo ningún intento por soltarse. Tampoco desvió la mirada.

    — Naruto. –una voz diferente les volvió a interrumpir. El amo volteó en dirección a la puerta, al ver de quien se trataba aflojó la muñeca de Sasuke, aunque este hecho, lejos de relajar a su esclavo lo hizo enfurecer aún más.

    — Hola Gaara.

    Buscó con la mirada su ropa, o los harapos que cubrían su cuerpo. Se paro y se vistió en un santiamén.

    — ¿Qué quieres?

    — ¿A hablar contigo…? ¿Y este? –barrió con la mirada al muchacho. Seguramente era otro juguete sexual.

    — Ah. Gaara, él es Sasuke. –el hombre no ofreció su mano, por lo que Sasuke simplemente abandonó la habitación, aunque claro, no sin dirigir una miríada fría al recién ingresado.

    Vagó sin rumbo por el palacio, sin tener una idea clara de a donde debía dirigirse. Pero de algo estaba seguro, no quería estar con el rubio idiota que decía ser su amo.

    La primera habitación que vio fue la biblioteca. Se metió y buscó algún titulo que le pudiese interesar.

    La Odisea.

    Tomó el libro, soplando para desempolvarlo. Amaba esa historia, en si, le parecía fascinante Homero. Poseía un estilo único, que nadie jamás había podido igualar. Poesía pura.

    Su hermano siempre le leía una parte de esa obra antes de ir a dormir. Sacudió la cabeza tratando de borrar el recuerdo que le invadía.

    Su familia entera había sido carbonizada hacia apenas unos días.

    Sacudió la cabeza para librarse se esas malas experiencias. Si algún día lograba rencontrarse con el bastardo que asesinó a su familia (y contaba que así fuera) le haría pagar por todas las humillaciones que había pasado.

    — Oh. Ese es un buen libro. -dio un pequeño brinco, se sorprendió al ver a su amo atrás de él. ¿Cuánto tiempo llevaba en ese lugar?

    — Si, un muy buen libro. –concedió.

    — Vine por el… ¿Me lo permites? –tardó en reaccionar unos cuantos segundos. Le entregó el libro. -¿lo has leído?

    Sasuke encogió los hombros.

    — Si.

    — ¡Fantástico! ¿De qué trata?

    — Dijiste que era un buen libro. –le acusó.

    — Si pero…. –arrugó la cara. –no me gusta leer.

    — ¿Para que quieres un montón de libros si no los va a leer?

    — Eran de mi padre… y me los ha dejado; mi maestro me obliga a leer…. ¡Pero me aburren! -hizo un puchero infantil. -¡Ya se! –exclamó cual niño tiene una idea. –tu me leerás… ¿Qué opinas?

    — Que eres un idiota.

    — Vamos. ¡No te cuesta nada!

    — Me cuesta tiempo.

    — No tienes otras cosas que hacer. –Sasuke sabía que decía la verdad, mas no iba ceder así de fácil.

    — ¿Qué gano yo a cambio? –sabía que no estaba en posición de exigir, aunque no perdería la oportunidad siempre que se presentara.

    — No seas interesado. –el esclavo cruzó sus brazos y enarcó una ceja de incredulidad.

    — Ya, ya .-se frotó la barbilla. –le pediré a mi maestro que también te eduque a ti. ¿Qué opinas?

    — Me parece bien… -sonrió de lado. –permíteme el libro… ¿Has leído la Ilíada?

    — Ehh…

    — La Ilíada, la historia de Aquiles, Patroclo ¿No te suena?

    — No.

    — Entonces empecemos por ahí – se dirigió a los estantes, pasó los dedos por los libros, examinando los títulos. Tomó el libro y se fue a sentar en uno de los sillones. Seguido de Naruto

    Su voz era rasposa, a diferencia de lo de Naruto la suya era sensual, suave, y leía los versos con singular euforia. Seguramente era un muy buen orador. Leyó varios hexámetros, dejó la lectura. Aparte de que su amo ahora quería otro tipo de lectura.

    — Veamos… ¿Qué te parece si? -le entregó otro libro. No tenía titulo, solo era un libro común y corriente (más esto ultimo) –este lo escribió mi abuelo en uno de sus viajes.

    Se volvió a sentar a su lado, aunque esta vez un poco más pegado.

    Tomó un vaso de agua y reanudó su labor. La letra apenas era legible pero no era nada que no se pudiese sobrellevar. Se congeló cuando llegó a cierta parte. ¿Su amo quería que leyese eso?

    — ¿Sucede algo Sasuke?

    — ¿Sigo leyendo?

    — Con confianza.-le sonrió.

    "Sara entendió el deseo de su amante, y ella también compartía ese deseo. Su coño ardía de deseo de ser perforado"

    El lenguaje era algo vulgar, y eso le hizo sentir un bochorno, más no por eso paró.

    "loco de pasión, José llevó sus manos hasta sus rechonchos senos, pellizcando los pezones Ahh"

    — ¿Sucede algo Sasuke? –Naruto había llevado su mano hasta el pecho de Sasuke, y pellizcó sus tetillas. Él no tenía senos, pero esos tiernos pedazos de carne recibían toda la atención.

    Una electrizante ráfaga recorrió su cuerpo entero.

    — Sigue.

    "Besó su cuello, y llevó su mano hasta su entrepierna, acariciándola ese negruzco monte". –se estremeció al pensar que su miembro también sería tocado, aunque esa caricia no llegó. "Ella soltó un gemido"

    "La fría…"

    — Te saltaste la línea de Sarah.

    — Pero…

    — ¿Qué lo que dijo Sarah? –Sasuke sintió un enorme bochorno inundarle, antes esto su amo llevó su otra mano hasta su entrepierna, la cual, ya cobraba vida. Masajeó el miembro a través de la tela, frotó con suavidad, observando divertido como Sasuke trataba de acallarse. –no escucho a Sara.

    — Ahh… -gimió. Se dijo a si mismo que ese descarado gemido no había sido de él, después de todo él estaba leyendo las líneas de Sarah. –"ahh… muévelo así"

    "Ella comenzó a menear sus caderas, excitándose con las caricias, empapándose, invitando a su amante poseerla ahí mismo, sin importar que algún tercero los viese. ¡Cuan dulce era su piel!"

    "Su marido le despojó de su ropa" -su amo se acercó lentamente, le invitóa alzarse y deshacerse de sus prendas. No se dio cuenta en que momento quedó completamente desnudo. Lanzó ese estorbo hacia otro lado de la habitación. Se puso a su altura.

    Posó sus labios en el cuello del esclavo. Respirando el olor del joven. Besó el cuello y deslizó la lengua de arriba abajo. Causando estremecimientos en el cuerpo. Succionó hasta dejar una marca rojiza.

    "Ella se acariciaba con vigor y t-trat-aba d-de…ahh-las palabras apenas y salían de su boca. en ese momento sintió algo duro chocar contra sus nalgas. El miembro de su amo le pinchaba. –"se puso en cuatro y…"

    Naruto le empujó y el cayó al piso.

    — Sigue leyendo. –él estaba en esa vergonzosa posición ahora. Su sexo le dolía, ardía de deseos de embestir o ser embestido.

    — Pero…

    — Sigue… -gruñó.

    Separó las firmes nalgas del joven, ensalivo un dedo y lo metió, Sasuke soltó un pequeño jadeo. Coló un segundo dedo, sintiendo como el pequeño anillo de carne le apretaba. Rozó con unas pequeñas costras en el interior del joven, pero lejos de objetar, abrió más las piernas.

    Ardía, era molesto. Por suerte todavía quedaba en su interior un poco del aceite que anteriormente su amo había usado como lubricante.

    Movió los dedos, a modo de tijera. Esos traviesos dedos juagaban en su interior, tocando su coralino interior. Jadeaba, lanzaba roncos gemidos.

    — ¡Qué bien! –exclamó divertido. –Sabes gatito. En un hombre, los mejores lubricantes son: el semen,- hundió sus dedos profundamente presionando la próstata del joven e hizo que se corriera con un agudo gemido. Sacó los dedos para meter ahora cuatro dedos. El placer inmediatamente fue sustituido por dolor. –y este otro. –abandonó el interior del joven y llevó los dedos ensangrentados hasta su boca. –En lo personal… yo prefiero este. No necesitas una preparación para obtenerlo. –acarició la mejilla del muchacho.

    — Amo… -le dolía. Unas finas lágrimas cayeron por su rostro. –Por favor….-su propia suplica le hizo avergonzarse. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan débil, hacía mucho que no suplicaba.

    — ¿Por favor qué? –la voz era fría. Sacudió su cabeza y continúo con la lectura.

    "Ella menaba sus caderas, incitándole a tomarle. Cuando su amado adentró dos de sus dedos en su interior, probó su jugo, acido y delicioso"

    Su amo retomó su trabajo, siguiendo con la tarea de preparar a su esclavo para recibirle. Su interior estaba húmedo, era infinitamente estrecho y los jade

    Llevó una de sus manos hasta su miembro, porque esa excitación le dolía. Pero su amo le cogió la muñeca y le dobló el brazo.

    — +AHH!. –dio un grito, corto pero sonoro. Volteó a ver a su amo, el cual poseía una mirada severa.

    — ¿En donde dice que ella se toca?

    Sasuke soltó un respingo, le sorprendió la brusquedad con la que sucedió ese hecho. Dobló aun más su brazo haciendo que Sasuke se retorciera por el dolor.

    — Es una pregunta.

    — En…en ningún lado.

    — ¿Por qué lo hacías entonces?

    — Porque… lo necesito. –susurró. Increíblemente esa atmosfera le había excitado aun más. El miedo aumentaba su excitación. ¿Eso podía ser normal?

    — ¿Qué necesitas? –no dio pie a una respuesta. –Sigue. –liberó su brazo.

    — Y entonces… la dura cabeza de su amado… le penetró…¡Ahh! –soltó un pequeño gritó cuando el miembro de su amo invadió su carne. Dolió, nuevamente. Pegó su cabeza al piso y trató de tranquilizarse. Pero no podía, no con ese miembro asfixiándole.

    — No he dicho que pares… ¿Qué pasó después de que la penetró? ¿Se quedaron así? , si ese es el caso. Sarah jamás llegó al orgasmo.

    No podía articular ninguna palabra, lo único eran pequeños jadeos. Y algunas lágrimas que salían por reflejo. Su amo rodeó la cintura del joven, se hizo hacia atrás y embistió. Adentrándose más en ardiente carne del joven devolviéndole el habla.

    Se mordió el labio. Sasuke era demasiado estrecho, y esa posición era especialmente dolorosa para ambos. Por una parte Sasuke sentía el miembro de su amo demasiado adentro, por consecuencia ejercía una presión mayor en el miembro su amo.

    — Él… c-comenzó a m…moverse en su interior….- Naruto apretó la cintura de su esclavo, con tal fuerza que donde estaban sus dedos quedarían moretones.

    Era doloroso, sin embargo, el duro pene de su amo pinchaba su próstata y comenzaba a gemir. Trató de buscar apoyo; se dejó caer sobre su pecho.

    — Ahí…-gimió. Su amo soltó una risilla nasal.

    — Si que te gusta improvisar eh…- para el esclavo, era aun más doloroso que la primera vez… pero entonces. ¿Por qué sentía que su miembro había cobrado vida otra vez. Quería que su amo siguiera, aunque le estuviese lastimando, quería que siguiera.

    La saliva escurría por su mentón, gemía sin ningún refreno. Su ano trataba de expulsar ese intruso, pero al mismo tiempo lo succionaba.

    Su amo llevó una de sus manos hasta uno de sus pezones y comenzó a tirar de este. Naruto sintió su miembro realmente mojado, algo de sangre escurría de las piernas del joven. Le excitó.

    Se dejó ir de lleno en el interior. se contrajo furiosamente, y no solo de dolor. Fue una mezcla extraña. El dolor se intensificó, pero también su placer. Arqueó la espalda y liberó un sordo gruñido.

    Llevó su mano hasta la hombría del joven, sujetando y masturbando furiosamente. Desde la base a la punta, masajeó los testículos, el líquido pre-seminal del joven se hacía presente ante esa atención. Masajeó su glande con el pulgar.

    — Así que te gusta sentir dolor… extraño. –sonrió. –agradable. ¿Dónde aprendiste a disfrutar así?

    Movió en círculos su pelvis, tratando de acostumbrar ese terso hueco. Las embestidas eran certeras. Se movía a adelanta y hacia atrás. Sasuke sentía los testículos de su amo chocar contra su trasero. Naruto escuchaba el delicioso golpeteo de entrar y salir del joven. La sangre ayudó a que fuera más fácil deslizarse en su interior.

    Salió del joven. Se sentó, tomó al esclavo y lo sentó a horcadas sobre si, aprisionando la hombría del joven entre sus vientres. –besó el cuello del joven. Lamió la saliva que le escurría por su mentón hasta llegar a su boca.

    Quiso besarle, pero la boca de Sasuke estaba tan abierta que lo único que hizo fue juguetear dentro de esa cavidad. Lamió las encías, su labio inferior y después tiró de él.

    — ¿Qué te parece si nosotros le ponemos final esta historia?

    — Ahh.. S-si… amo…- se abrazó a la firme espalda de su amo. Clavó sus uñas, pero a su amo no pareció importarle. Y siguió bombeándolo, hasta que alguien entró.

    — Shikamaru… -gruñó Naruto sin detener su labor. Sasuke se quedó atónito, la vergüenza le invadió, trató de separarse de su amo. Pero Naruto tomó su mimbro y embistió contra la próstata de Sasuke.

    — El rey quiere verte. –Shikamaru veía con ojos inexpresivos la escena.

    — Eso ya lo sé. –consiguió decir sin turbar su voz.

    — Esta aquí. Y si no vas, pedirá tu cabeza….-miró al joven que yacía entre las piernas de Naruto. –y más si descubre que lo plantaste por follarte a un cualquiera. –ante ese comentario Sasuke sintió una enorme rabia.

    — Ni hablar… -bufó su amo. –mm… ya oíste, hay que apresurarnos- mordió la oreja del joven. Aumentó la rapidez y la profundidad para dar unas erráticas estocadas en su interior. lo hizo con tal profundidad que Sasuke se contrajo furiosamente por el dolor. Naruto no soportó la presión y terminó dentro del muchacho. Esa sesión había sido mejor que la anterior, lástima que hallase sido tan corta.

    — ¿Ya? – preguntó Shikamaru fastidiado.

    — No…-tomó un respiro. –le falta a él. –Aun no sea ha corrido.

    — Yo me ocupo de eso.-comentó el otro, haciendo rabiar a más chico.

    — Ni… se te ocurra... t-tocarme. –sentenció el joven. Shikamaru no hizo ningún gesto, solo se acercó hasta el muchacho, que le veía firmemente a los ojos.

    — Sabes niño. Esa expresión sería eficaz si no tuvieses las mejillas sonrojadas y llenas de lágrimas.

    — Grandísimo idiota. –contesto a su comentario. Shikamaru se enojó.

    — Ya, ya…-Naruto salió lentamente del interior del joven –tranquilo, ¿quieren?

    — Vaya esclavo más problemático. –escupió.

    — Vaya persona más idiota. –contestó. Si ese fuera su esclavo, ahora mismo mandaría a que le diesen unos azotes hasta que se le vieran los huesos. O tal vez no, eso tardaba mucho y le aburría. Aun así, se encargaría de darle un castigo a ese joven.

    Naruto suspiró resignado y comenzó a masajear el miembro de su esclavo, no tardó mucho en hacerlo llegar al orgasmo con un sonoro gemido. Se desplomó. Naruto se vistió, no se molestó en vestir al esclavo, puesto que estaba seguro que lo que menos querría sería traer ropa. Le dejaría algunos ungüentos para que no le doliese tanto.

    Lo subió a su espalda y lo llevó hasta su habitación. Sasuke respiraba lentamente, no objetó puesto que estaba seguro de que no podría caminar. Solo apoyo su cabeza en el cuello de Naruto.

    Cuando su amo estaba relajado su aroma cambiaba, se volvía diferente. Era algo terroso, algo suave. Ahora que lo pensaba, Naruto no parecía encajar con la mayoría de la gente del lugar. Rubio de ojos azules, bastante extraño.

    — ¿Sabes en lio que te meterás si te tardas aun más?

    — Tranquilo, no es como si fuese a matarme. Si viene a verme, solo quiere negociar. –susurró Naruto.

    — ¿Desde cuando te preocupas por tus esclavos?

    — No lo sé…-dijo al aire. Shikamaru se quedó callado todo el trayecto y miró al joven que traía Naruto, era atractivo, no podía negarlo. Quizá era por eso.

    Aunque grande fue su sorpresa cuando Naruto encontró al rey acompañado de otro hombre sentado en uno de los sillones de su habitación.

    — ¿Su majestad? –preguntó Naruto, completamente asombrado haciendo que Sasuke despertara de su trance.

    — Esto… -Sasuke abrió los ojos desmesuradamente. Y no por la vergüenza, si no porque el hombre que acompañaba al rey era el mismo que estuvo presente en la muerte de su familia. El que había dirigido el ataque contra todo su clan.
     
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  3. itziritha
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    waa me lei los
    caps
    y pido conty
     
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  4. Dan2102
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    AAAAAAAAAAAAAH NARUTOOO DEBE ENAMORARSE Y AYUDAR A SASUKEEEE....

    NARUTO ES UN SUCIO PERVERTIDO AQUI XD JAJAJA PERO ESO ME GUSTA, AUNQUE SASUKE NO DEBE SUFRIR MAS DE LO QUE YA HA HECHO :(

    NARUUUto AYUDA A SASUKE! xD

    conti!
     
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    Incluso si te conviertes en un recuerdo lejano las flores florecerán de nuevo...
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    Oh por kami-sama me has dejado atónita
    Esperare la cont ansiosa, me encanta el que Naruto sea asi muajajaja
    Ya quiero saber que sucedera
    Conty onegai
    Ja nee~
     
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  6. Theyennypaola2
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    Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encanto :=DFSDFSD: contiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii porfis si no moriré
     
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  7. Zo.dii.Anika
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    Hola !!

    Bello fic ... jaja como se nota que te leiste al Marquez de Sade, realmente muy buena historia y tu forma de narrar, ni se diga, espero lo continues, se pone interesante ... Nos vemos ...
     
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  8. pachi_uchiha
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    *0* amo este fics lo he leido en amor yaoi

    *¬* Naruto amo esa parte pervertida tuya

    CONTIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
     
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  9. chiaki-san
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    O.o que es esto!! jaja ya va entre mis favoritas XD esta muy buena!! continuala :D
     
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  10. sachuko
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    y¿para cuando la conti?
     
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  11. Ako Uchija
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    contyyyyyyyyyyyyyyyy
     
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  12. Gerdhr
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    Primero que nada mil disculpas por haber tardado...casi medio año en actualizar peor andaba muy ocupada. Luego, no me convencía la historia así que la reescribí. Hablaré del título en el siguiente capitulo, esto es para que vena porque rumbro marchará la historia.

    De verdad, lo siento, no tardaré medio año en actualizar. El capitulo ya está escrito, solo tengo que corregir errores y ya! Al fin entré a la escuela...

    Por cierto, hoy hubo marcha YOSOY132... Y me cagan! No podré comer mi pizza porque hicieron marcha Ò_Ó! Y no pueden entregar mi pizza!

    Naaah...

    ¡SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL!

    ¡ABAJO GOBIERNO Y RELIGION!


    Sasuke se imaginó a si mismo abalanzándose sobre aquel hombre; arrancándole con uñas y dientes la piel de la cara, desgarrando su carne hasta matarlo, mancillando ese maldito cuerpo de la misma forma que aquellos barbaros lo hicieron con su familia, y con su hermano que durante un tiempo tuvo la osadía de odiar. Y es que no hizo otra cosa más que protegerlo, a cambio de su propia vida, de su dignidad.

    — Así que Naruto Uzumaki. ¿Podrías haber sido más puntual? –declaró unos de los hombres en la habitación. -¿Y quién es él? –cuestionó uno de los hombres. Danzo, su estrecha frente, cara cuadrada y gesto helado indicaban su descendencia romana.

    — Es…un amigo. –mintió. Uno de ellos le miró con desdén y molestia. Examinando al joven que se presentaba ante sus ojos como una repulsión, una asquerosidad.

    — ¿Acaso está atentado contra Dios?

    — Atentaría contra Dios al no apreciar la belleza de este hombre. –respondió con amabilidad mientras colocaba al joven sobre la cama, ayudándolo a sentarse.

    Una repentina punzada trajo al joven esclavo devuelta a la realidad. Discretamente miró a los hombres. No podía atacar, no en ese estado tan deplorable pero tampoco se podía permitir ser la burla de los hombres…; cubrirse demostraría timidez, y eso a su vez sería mostrar debilidad. Permaneció firme, debía aceptar las consecuencias de sus decisiones.

    — ¿Cuál es tu nombre jovencito?

    — Su nombre es Sa-

    — El rey no se dirigió a usted, Naruto.

    — Mi nombre es Sasuke. –contestó amablemente el joven pese al odio y las frustración que en esos momentos lo sacudían.

    — ¿De qué familia?

    — Eso no es importante mi Señor.

    — Nuestro dios prohíbe la Sodomía, me parece que debemos saber de donde eres jovencito…Seguramente tu familia es igual de pecadora que tú, arder en la hoguera no sería un castigo menos apropiado para aquellos que pudieron haberte procreado. –la mandíbula de Sasuke se tensó. Pero de qué servía, era cierto. Su familia si ardió en las llamas; algunos miembros fueron colgados y otros más, decapitados. No estaba del todo equivocado ese hombre.

    — Eso no es del todo cierto.

    — ¿Disculpe?

    — Apreciamos la belleza humana, algo que Dios hizo a su imagen y semejanza. ¿No sería pecado desperdiciar aquellas dotes que con mucho gusto nos han brindado?

    — ¡Oh Kakashi! Que gusto verle. –el hombre se acercó a besarle la mano al rey y a su concejero.

    — Usted debe de saber que a veces la virtud consiste en negar de lo que Dios nos ha brindado… Eso sería una blasfemia.

    — Que palabras tan sabias… ¿A qué se debe su visita?

    — Al buen clima. –respondió Kakashi, con medio rostro cubierto no podían saber si lo decía en serio o de broma.

    — Es excelente…. Y es por eso hoy en la noche haré una pequeña recepción a la cual me gustaría que fuesen, sobre todo usted joven Sasuke.

    — Claro que si majestad.

    — Hasta luego Naruto…. –debía agradecer tener una gran amistad con Roberto ya que te otra seguramente estaría pasando por el peor de los castigos. Shikamaru abandonó el cuarto, no podía estar un minuto más al lado de ese idiota.

    — Dios mío Naruto, un día de estos vas a hacer que nos maten… si es que tenemos suerte y no nos echan a los leones.

    — No son tan malos…-defendió a las "indefensas criaturas"

    — Oh, lo olvidaba. Te hiciste amigo de ellos pero recuerda que uno te marcó la cara de por vida.

    — Sólo me quería acariciar. –y es qué según el, lo único que aquellos animalitos necesitaban era atención, pero claro, un buen trozo de carne nunca estaba de más.

    — ¡Imbécil! Te quería cenar, y no se como te ganaste su confianza… y a todo esto… ¿Por qué dijiste que ese esclavo era amigo tuyo?

    — No lo sé, se me ocurrió y creo que Sasuke es… ¿Dónde está? ¡Sasuke!

    — Ay no… ¡No! ¡Se lo llevaron! ¡Mi esclavo! –con desespero se lanzó fuera de la habitación para perseguir a Roberto pero Shikamaru le detuvo con sus brazos.

    — ¿Qué rayos crees que haces? Gritando como loco, hasta afuera se escuchan tus lloriqueos.

    — Naruto, cálmate… no es para tanto. –aconsejó Kakashi.

    — ¡Claro que si! Lo van a matar, a mi pobre Sasuke! Kakashi.

    — ¿Por qué tanto drama? –cuestionó el aludido. Este se encontraba mojado, el cabello completamente liso, las gotas de agua escurrían por su cuerpo para después ser absorbidas por la alfombra.

    — ¡Mi Sasuke! ¡Estás con vida! –se abrazó melosamente al joven que le empujó.

    — Quítate imbécil, ya tuve suficiente de ti por hoy. –Naruto le tomó con fuerza del brazo. Sasuke le miró por encima de su hombro para encontrase con la mirada azulina, no severa pero si demandante.

    — ¿Qué te crees para dirigirte de esa manera hacía mí? –el esclavo alzó más la barbilla, sosteniendo la mirada. Con voz serna le contestó.

    — Tú dijiste que si accedía tendría un trato diferente ¿No? Pues, así sucedieron las cosas –Naruto aflojó el agarre y el joven se soltó, buscando algo con que cubrirse.

    — ¡Está bien! ¡Está bien! –bufó, molesto. –respecto a lo de esta noche…

    — Te aviso que no voy a ir contigo a esa fiesta…

    — Tienes que.

    — ¿Llevarías a tu esclavo?

    — Acabas de decir que…

    — Hay gente que ya me ha visto como tu esclavo, no sería apropiado entrar a la fiesta y que el rey se dirija a mí. –Shikamaru bufó ante el comentario. Que el rey se dirija hacia él, eso se podía interpretar de muchas formas pero una cosa era cierta. El muchacho era cosa seria.

    — A menos que te vista de una manera más apropiada. O más bien, que te vista. Si, eso será suficiente. –llamó o más bien, gritó. –denle algo para la ocasión.

    OoO



    El recinto era cubierto por el más fino mármol que cualquiera hubiese conocido. La casa de veraneo del rey era uno de los muchos lujos conseguidos tras quitarles el oro a los pueblos conquistados. Un montón de baratijas y cosas sin valor.

    Los guardias armados con venablos, chuzas y diversas armas custodiando la entrada. El aroma a rosas inundaba el lugar, flores traídas desde las tierras más lejanas especialmente para ese magno evento.

    En el recibidor estaba abarrotado por un montón de gente bulliciosa platicando acerca de banalidades. Mujeres hablando de sus múltiples conquistas y de como lograban posicionarse. No había mucha diferencia entre la gente del mercado y ellos, la vestimenta no era más que un enalteciendo la hipocresía de la mayoría.

    — Adelante por favor.

    Se abrió paso entre la muchedumbre seguido de Sasuke hasta encontrarse con varios amigos.

    — ¡Hey! ¡Naruto! ¿Y ese milagro que nos vemos? – el aludido se limitó a sonreír. -¿Y quién es él?

    — Es Sasuke, un ami-

    — Su esclavo mi señor. –los hombres del lugar quedaron sorprendidos.

    — Te ves bastante fino, ¿Dónde lo compraste?

    — Luego te digo –le jaló del brazo para llevárselo hasta una de las esquinas.

    — ¿Estás idiota? ¿Quieres que te maten? ¿Es que no piensas? ¿Qué te pasa en la cabeza?

    — No, el idiota eres tú. No, no quiero que me maten. Si pienso y si quieres saber lo que pasa es que aquí está el mercader. –Naruto dio un vistazo a la sala, pero no reconocía a nadie. –será mejor que sepan que soy un esclavo, uno al que le tienes afecto.

    Eso no fue satisfactorio, pero para Sasuke si lo era. Él era consciente de su físico, de sus dotes, y de una nueva habilidad recién descubierta. Valía la pena ir en contra de lo que creía si con ello lograba matar al maldito que mató a su clan. Si te dan una bofetada, pon la otra mejilla… y después le regresaría ya no una cachetada, sino un puñetazo. No le desagradó al rey, con suerte y podría pasar de ser el esclavo de un simple señor al ser un acompañante de la realeza.

    Sasuke… eres un… idiota, realmente idiota. –se llevó la mano a la frente y jaló a Sasuke para llamativa de muchos hacia una de las muchas habitaciones. Buscó en los armarios y sacó un montón de prendas.

    Menos mal que siempre había ropa que usaban las señoritas para cambiarse. Después de todo, no era bien visto que una mujer usase el mismo vestido más de una ocasión. Debía de haber unos doscientos trajes diferentes en el armario.

    — Ponte esto.

    — ¿Un vestido? –miró con incredulidad lo que Naruto depositaba sobre la cama.

    — Póntelo. –ordenó si dar lugar a vacilaciones.

    Sasuke arrugó la cara mostrando su desagrado al deshacerse de su ropas y ponerse ese vestido verde, el cual destacaba por su unos holanes blancos. Un detallado de verde esmeralda. Este se ciñó a su cuerpo con mucho problema.

    — Maquíllate.

    — ¿Y cómo se supone que haga eso? –Naruto tomó el polvo de arroz y lo estampó contra la cara del esclavo. Este tosió con el exceso de polvo pero a Naruto no le importó, la cara quedó más blanca de lo común. Sus espesas pestañas cargaban una espesa capa blanca. Se talló los ojos con el dorso de la mano peo su amo se lo apartó y puso una especia de tubérculo dulce que le pinto los labios de rojo.

    — De verdad Sasuke, no digas nada, eres mudo o lo que sea… finge tu voz.

    — Dime por qué tanto maldito misterio. –la puerta se abrió.

    — Señor Uzumaki. ¿Nos permite a su esclavo?

    — Me temo que no se encuentra.

    — ¿Y eso? –fulminó con la mirada al hombre dándole a entender que no contestaría.

    Ambos abandonaron la habitación, Sasuke estirado con aquel vestido jalando su espalda. Tomaron asiento en una de las grandes mesas del salón.

    — ¿Y tu esclavo?

    — Supongo que habrá huido. –comentó con simpleza Naruto, Shikamaru observó con incredulidad a aquella doncella que recientemente acompañaba a Naruto, su amplia espalda delataba inmediatamente su sexo pero no haría anda para perjudicar a su compañero.

    — ¿Quién es ella?

    — Selene. –fue lo primero que vino a la mente de Naruto. Y es que la piel blanca de Sasuke no hacía otra cosa más que recordarle la luna.

    — ¡Qué sirvan el festín! –Sasuke miró la mesa de comida contrariado. ¿A qué se refería si todo estaba servido?

    — Ya los he mandado a traer mi señor. –contestó el sirviente. Sasuke se quedó atónito al contemplar una serie de hombres y mujeres completamente desnudos servir la cena. No era normal, menos que comenzasen a toquetearlos sin pudor alguno.

    Lo mejor de lo mejor… -le dio una nalgada a uno de los jóvenes encargados de servir la cena. Su rostro aun infantil demostraba que ni siquiera llegaba a los quince años. Sus ojos café se mostraban temerosos y expectantes a lo que aquella gente les haría.

    — ¡Vino, más vino! –clamó Roberto de Normandia.

    Una jovencita, quizá de la misma edad que el joven poseía una ternura envidiable llevó temblorosa una botella de vino. Sus senos, pequeños pero bien formados vibraban de manera notoria.

    — Pero que belleza… inclínate pequeña zorra. Quiero que uses tu hermosa boca y me hagas ver el cielo.

    Ella se largó a llorar a los pies del gran señor, suplicando clemencia ante su tortura. La mirada del hombre se tornó cruel, tomó uno de los cuchillos que usaban para partir el cerdo y lo clavó en el cuello, atravesando su garganta, apenas unos pequeños gemidos ahogados en chapurreo pudieron salir de su boca. Tomó la cabeza del cuello y la alzó a su altura observando aquella sangre fluir deliciosamente por su boca, cuello y finalmente escurrir en su entrepierna.

    — Llévensela –ordenó al final, cuando el cuerpo dejo de moverse. Sacó el cuchillo lo usó para cortar la carne.

    Sasuke ahogó un gemido de dolor y de miedo. Un estremecimiento sacudió su piel. El resto de los esclavos no hizo ninguna mueca, como si ya se hubiesen resignado a su destino o como quien aun conserva la fe de salvarse.

    La comida transcurrió normal, a veces se toqueteaban con clavaban sus tenedores en cualquier orificio que estuviese lo suficientemente expuesto.

    — Uzumaki, me haría un gran honor si fuese usted el que comande mi séquito.

    — ¿Alguna estrategia en particular?

    — Usted es mi estrategia.

    — El éxito no recae en mí, recae en las personas que me rodean. –el rey mostró la palma de su mano.

    — Por favor, no seas modesto. Quiero que tú encabeces la conquista de Jerusalén. –Naruto echó la cabeza hacia atrás.

    — Supongo que no es una opción. ¿Verdad?

    — En efecto joven.

    — ¿Cuándo iniciamos los preparativos?

    — Caballeros. –llamó el hombre. –en dos semanas partiremos en busca de victoria. En busca de reclamar lo que por derecho, nos pertenece. Disfrutad este banquete, ese vino es muestra de nuestro poder –la sangre en la copa parecía estar humeando y así la bebió aquel hombre. –a disfrutar, que para eso venimos a aquí.

    Sai jaló a un joven, de su misma y edad y comenzó a besarlo con lujuria desmedida. Toqueteando su virilidad, la cual se irguió maravillosamente. Naruto le hizo señas a dos esclavos, los cuales rodeaban a unos hombres. Un hombre y una mujer; ella poseía las mejillas brillosas y cuerpo, era una diosa. Sus enormes ojos claros podrían compararse con dos perlas y el cabello, tan claro que incluso destellaba la luz de la luna, largo hasta cubrir dos pequeños pero perfectos senos.

    Su compañero presentaba unos rasgos incluso más finos que los del propio Sasuke. Con un cabello largo recogido en pequeño chongo, la estructura delicada, fina. Hermosa.

    — Dígannos sus nombres.

    — Shion…-alcanzó a decir, tratando de contener el llanto y no terminar igual que su compañera.

    — ¿Y el tuyo?

    — Haku.

    — Shion ¿Sería tan amable de satisfacer las demandas de mi compañera? –la joven asintió con una débil sonrisa y Sasuke se quedó estático. ¿Qué se supone que debía hacer? Observó como Naruto se apresuraba a devorar el rostro del joven pero sin precipitarse demasiado. Como queriendo disfrutar cada centímetro de su piel. No le agradó, estaba siendo demasiado dulce con aquel joven tan tembloroso.

    Es más, él le correspondía con timidez.

    — Señorita. –alguien le llamó, pero no volteó.

    — Disculpe. –aquel hombre le tomó del hombro y Sasuke volteó con cara de pocos amigos.

    — Me parece que no está gozando… ¿Le molestaría ser acompañada?

    — Si, si me molestaría. –respondió secamente.

    — ¿Podría intentar?

    — Ya tengo pareja. –jaló a Shion de la cintura, él también podía hacer lo mismo que su amo. Juguetear con aquella doncella, la cual seguramente tenía su misma edad. Pero no podía apartar la vista de Naruto, de como masajeaba sin ningún pudor el miembro del joven. pasó por alto el montón, él debía estar en su lugar.

    Naruto dejó al joven por unos momentos completamente extasiado. Y besó rápidamente a Sasuke. –deshizo el beso y aprovechó para susurrar en su oído. –trata de fingir hacer algo. ¿Quieres?

    Sasuke asintió, un poco incómodo y besó a la jovencita. –la sentó entre sus piernas pero lo más que llegó a tocar fueron sus hombros. En ese momento alguien le suspiró el odio, el mismísimo Roberto que ahora le tomaba entre sus brazos.

    — Parece que nos se divierte… -susurró en su oreja - ¿Le parecemos repulsivos?

    — ¿Repulsivos? No, lo que hacían estaba a otro nivel… pero. ¿Cómo llamaría a todas aquellas sensaciones que le aquejaban? Definitivamente no eran repulsivas.

    — No me suelo fiar de gente como usted…

    — ¿De gente como yo? –cuestionó Sasuke.

    — Deme una prueba. –le entregó el cuchillo al joven, Sasuke cerró los ojos unos momentos e imaginó la suerte de la muchacha. No, no lo haría. El gemido de goce de su amo lo sacó de sus pensamientos. Él estaba disfrutando cómo aquel hombre se engullía por completo su virilidad.

    Tomó a Haku del hombro y lo apartó, quedó enfrente de él y hundió rápidamente el cuchillo en sus ojos.

    El grito ensordecedor cubrió por completo la habitación. Todas las personas voltearon a ver aquella escena.

    Un calor abrasador se apoderó del cuerpo de Sasuke. Su entrepierna dolía, ¿en qué momento se había excitado demasiado? ¿Qué fue lo qué le provocó el éxtasis? ¿El olor de la sangre? ¿Los gritos del joven? quizá los dos, o quizá ninguno. Tal vez fue el hecho de matar a aquel hombre que se atrevió a tocar a su amo. Soltó un sutil gemido de placer.

    — ¡Espléndido! –Sasuke sonrió, meneó el cuchillo en el rostro del joven, sonriendo con locura, locura que hasta ese momento creía poseer. Desfiguró por completo la cara del bello chico dejando que los últimos temblores recorriesen el cuerpo. Pero se negó a si mismo. Lo castigó, lo castigó por pecador. Si, eso es lo que él había hecho.

    — Dígame su nombre.

    — Selene. –respondió con voz cantarina.

    — Eres realmente bella…

    — Gracias su alteza.

    — Y ahora que estás disponible…

    — No lo creo. –se adelantó Naruto. Señalando su virilidad, Sasuke, completamente turbado se agachó hasta quedar enfrente del miembro de Naruto, levemente salpicado de la sangre de aquel joven y lo lamió. Lo degustó como si fuese el más rico de los manjares, succionando, arrebatando gruñidos y uno que otro jadeo. Sonrió para sus adentros. Al final, cuando el hombre vació toda su crema dentro de la pequeña boca.

    — Trágalo todo. –el joven hizo la cabeza hacia atrás, se había corrido sin tener que tocarse. Eso fue extraño, abrumador… debía repetirlo. Su amo noto la ansiedad y le tendió la mano para ayudar a levantarse. –Me siento algo cansado…creo que nos iremos.

    — ¿Tan pronto?

    — Hay muchas cosas que hacer. Otro día, con más calma conversaremos.

    — Así será mi señor.

    Naruto salió por la puerta principal seguido de Sasuke; este aun se encontraba hechizado por la horda de emociones recientes, peor también se preocupó. Él pudo haber ocupado el lugar de ese joven. Pudo haber sido al revés, su simple imaginación lo estremeció.

    — Gracias. –susurró, arrepentido después de haber mostrado debilidad. –pero… ¿Cómo pudieron hacer eso?

    — De la misma manera que tu mataste a Haku.

    — No hice más que cumplir con tu orden. –se defendió. Naruto volteó los ojos.

    — Partiremos en dos semanas. Necesito a alguien que me pueda ayudar… ¿Te gustaría venir?

    — ¿Qué hay de Shikamaru?

    — El tendrá su propio flanco. –le señaló a Sasuke un mapa pintado sobre el estante. Se sirvió un poco de vino, tragó ruidosamente y aquel liquido escurrió por su garganta hasta llegar a su desnudo pecho. El esclavo observó cada uno de sus movimientos con inquietud, se sentía abrumado por las sensaciones de hace unos momentos. Negó energéticamente con la cabeza. El homicidio no estaba permitido… ¿Estaba condenando su alma?

    Si, eso era lo que hacía. Esos pensamientos impuros eran la prueba de que su ser se podría rápidamente. No, debía hacer algo para evitar caer en el maldito vicio.

    — ¡Tengo sueño! –gritó de pronto su amo antes de entrar a su habitación.

    — ¿Y qué quieres que haga?

    — Cuéntame un cuento.

    — No.

    — ¿Qué?

    — Ponte a leer algo tu solo.

    — Es aburrido.

    — Mejor, así te dará sueño más rápidamente. –alegó el joven esclavo. –buena falta te hace. ¿O es que no sabes leer?

    — ¿Qué estas insinuando?

    — No lo sé, no sería extraño que un riquillo consentido no supiese leer.

    — Yo era gladiador Sasuke. –pegó el puño contra el escritorio. –y uno de los mejores. Y estoy aquí gracias a MI esfuerzo y a mi capacidad.

    — ¿Acaso te lo pregunté? –Naruto se quedó con la boca abierta y Sasuke sonrió burlón –En boca cerrada no entra mosca.

    — ¡Sasuke!

    — No hace falta que grites, estoy a tu lado. –regañó el joven.

    — Serás un…

    — ¿Un qué?

    — Un cabrón…

    — Viniendo de un gran luchador debería sentirme halagado –contestó burlón. -¿No crees? Ahora, si me permites me gustaría tomar un poco de aire. –el joven lo dejó solo en la habitación mientras Naruto despotricaba contra su persona. ¿Cómo se le ocurrió darle un trato diferente a ese insolente? Aunque no podía negar que le era atractivo, jamás conoció a ningún joven que se tomase tanta libertad, y hasta cierto punto eso satisfacía.

    Paseó por la habitación de un lado a otro. ¿Qué si había leído? Claro que había leído. Su madrina le obligaba a leer dos libros al día. Y el día que no leyó… de solo recordarlo la piel se le enchinaba.

    Sasuke se pasó por la biblioteca una y otra vez. Buscando la biblia. Rayos, ¿Por qué no sabía arameo? Todo sería tan fácil si pudiese consolarse leyendo ese texto sagrado. Debía haber una cura para el mal que le abrumaba. Ni siquiera el sabio David pudo vencer la tentación. Entonces… ¿Cómo podría el reivindicarse?

    — ¿No puedes dormir?

    — No. –contestó, notó que ahí estaba Sakura, recargada en el marco de la puerta. Ella fijó su vista en las estrellas.

    — ¿Confundido?

    — ¿Debería de estarlo?

    — ¿Por qué estarías en la biblioteca si no fuese así?

    — Por placer.

    — No lo creo. –le contestó con una sonrisa.

    — ¿Cómo conociste a Naruto?

    — En una fiesta. –ella se acercó con paso firme hasta Sasuke. –mi destino hubiese sido el mismo que el del pobre Haku. –Sasuke se hizo hacia atrás. –pero Naruto…

    — Se compadeció.

    — No. –respondió alegre. –al contrario, hice algo parecido a lo que tu hiciste…y se enamoró de mí.

    — Mientes.

    — ¿Por qué lo haría?

    — He ocupado tu lugar. –respondió Sasuke. –el me prefiere a mí, me da más atenciones…

    — No más que las que le da a su esposa. –el esclavo no hizo ningún gesto, por alguna razón comenzaba a odiar a Hinata. –pero, me gusta Sasuke. Realmente me gustas.

    — Es una lástima, tú a mí no.

    — ¿Te parezco poco atractiva? –el preguntó con vos rasposa, tratando de seducirlo.

    — Tú frente es grande, tus ojos enormes. Tú cara está mal proporcionada, tu cuerpo deforme… Estar contigo sería pecado…Eres, un insulto a las mujeres. –Sakura se quedó boquiabierta. -¿Debo continuar? Tu cabello es horrible, huele a podrido… ¿Será tu cabeza la que se está pudriendo? –soltó desdeñoso. –No…En fin, eres un completo adefesio y si Naruto se fijó en ti… Es un completo idiota, eso lo explica.

    Pasó de largo al lado de la muchacha. Perdiéndose entre la oscuridad del castillo.

    Mentiría si dijese que no le dolió el comentario acerca de la esposa de Naruto. lo recordaba, a aquella doncella tan bonita con hermosas perlas. Regresaría muy pronto ya que le gustaría ver a su esposo antes de que este partiera a la guerra.

    Cayó en la cuenta de que no tenía habitación y debía dormir junto a su amo. Anduvo confundido hasta entrar a la habitación. Naruto había sido la primera persona con la que dormía desde hace años, generalmente dormía en el piso.

    Su hermano…

    Era él a quien le debía la vida.

    Si Dios existía… ¿Por qué sentía ese vacío? ¿Por qué sentía que las personas que tanto amaban no lo acompañaban en ese momento? ¿Se supone que debía experimentar esa maldita soledad? ¿Cómo librarse de ese sentimiento de impotencia tan cruel que lo atormentaba? Po más que orara, no lograba calmar sus ansias.

    Apoyó su frente en la puerta de la habitación. Preguntándose que era lo que haría de ahora en adelante, que camino debía tomar, la meta era la misma. La venganza…Pero… ¿Cuánto pagaría por obtenerla?

    OoO



    — Pongan todas las armas cerca del establo. Gaara, revisa por favor que no tengan desperfectos. –Naruto daba ordenes, esa era la parte que más odiaba de la guerra, los preparativos.

    Sasuke se paseaba por los establos, ese día no se encontraba de humor como para leer. Revisó a los caballos. Uno en especial llamó su atención.

    El pelaje brillaba con tal intensidad que parecía tener luz propia. Prieto azabache.

    — Ten cuidado. –señaló uno de los hombres. –es bastante arisco.

    Sasuke sonrió, se acercó lentamente al caballo y pareció hacer una reverencia. el soldado se quedó pasmado al ver como aquella fiera cedía dócilmente al tacto del joven.

    — Es extraño, ni siquiera le permite a la Señora Hinata acercársele…

    — ¿De verdad?

    — Es muy celosa. –el soldado se acercó, sin embargo fue rechazado de un cabezazo por el animal y arrojado al estiércol. –¡Agh¡ -bramó el hombre sacudiéndose los brazos para librarse del estiércol. -Maldito animal.

    — Supongo que no le agradas. –tomó un montón de paja para alimentar al animal, quien mansamente le correspondía.

    — ¿Cuál es su nombre?

    — Belleza. –respondió alguien más. El esclavo volteó a ver quien era. –por cierto… Hazte cargo de los demás animales de carga, hay que llevar provisiones…

    — Sí. –el soldado se precipitó a realizar sus obras y Jiraya miró a Sasuke.

    — Es realmente preciosa. ¿No lo crees?

    — Te he visto varias veces…¿Quién eres?

    — Soy el abuelo de ese crío.

    — No, no lo es. –refutó Sasuke, Jiraya encogió los hombros.

    — Cierto, pero le quiero mucho. A pesar de que a veces es un cabeza hueca…

    — ¿A qué vino? –el joven se cruzó de brazos, pero aquella yegua demandaba atención por lo que metió la cabeza entre sus brazos para que este le siguiese acariciando. El aceptó de mala gana y pasó los dedos por los mechones del animal.

    — Naruto irá a la guerra… Hazme un favor y cuídalo.

    — Ya es lo suficientemente grande como valerse por si mismo.

    — Pero… es algo…

    — ¿Idiota?

    Jiraya esbozó una sonrisa, paternal.

    — Iba a decir risueño.

    ¿Risueño? Alguien que acudía a semejantes orgías…¿Podía ser risueño? Si. Naruto tenía ratos de idiotez, y estaba seguro que no eran fingidos.

    — ¿Qué quiere que haga?

    — Tú sabrás como comportarte conforme a la situación.

    Eso le hizo al joven recordar la situación anterior. Naruto dijo ser un luchador.

    — ¿Cómo es que un gladiador acabó con un título?

    Es una larga historia, pero no me corresponde a mí contártela. Espero lo entiendas. –Sasuke encogió los hombros. Debía imaginar que eso tenía algo que ver con Roberto, después de todo parecía que los dos tenían una especie de amistad.

    — ¡Mi nieto! Pero qué alegría me da…

    — No.

    — ¿De qué?

    — Mi respuesta es no.

    — Oh vamos. –reprochó el anciano. –Solo, una hora…

    — Pregúntale si quiere, si es así no tendré ningún inconveniente. –Jiraya volteó los ojos, y mejor se fue, derrotado.

    — Así que hiciste un nuevo amigo, eh, belleza. –el caballo relinchó y se alzó en su patas traseras, contestando a la pregunta. –si sigues así me pondré celoso. Sasuke… ¿De donde eres? –la pregunta lo tomó desprevenido.

    — ¿Eso importa? –no quería contestar.

    — Si.

    — Soy judío. –respondió el joven escueto. Naruto le miró detenidamente. -¿Tiene algo que ver?

    — No lo vuelvas a decir.

    — No voy a…

    — No es que esté en desacuerdo, pero no quiero que te linchen o algo parecido.

    — ¿Te preocupas por mí?

    — Tenemos un convenio ¿Lo olvidaste?

    — Oh, es verdad. –ese cometario lo decepcionó, después de todo serviría para satisfacer las necesidades carnales de su amo.

    — Pero… tu familia.

    — Ya están todos muertos.

    — Hay más gente….

    — Que me tiene sin cuidado, así que por eso no te preocupes Naruto.

    — ¿Conocías a Danzo?

    — Si.

    — ¿Desde hace cuanto?

    — Ocho años. –Naruto se abstuvo de preguntar más, era obvio lo que había pasado.

    — ¿Qué hiciste durante todo este tiempo?

    — Estuve con unos musulmanes. Llevaba sus cuentas, compras. –Naruto asintió con la cabeza, eso explicaba por qué Sasuke no fue maltratado, de hecho, tuvo un buen destino, uno muy diferente de los que otros herejes tenían. Pero, ahora que lo pensaba… Hacer a Sasuke ver como masacraba a su propia familia tampoco se le hacía coherente.

    — Creo que sería conveniente que te quedaras…

    — ¿Por qué?

    — Iremos con… pelearemos contra los judíos Sasuke.

    — Lo que les vayas a hacer no será menos cruel de lo que merezcan.

    — ¿De qué hablas?

    Sasuke apretó los puños.

    — Danzo no hubiese podido contra mi familia…

    — ¿Los traicionaron?

    — Naruto, odio a Danzo…pero no me interpondré de ninguna manera en tu camino. –dijo Sasuke –Pues lo que más quiero, es que esos malditos se pudran…

    — Tú que quieres… -Naruto tragó duro. La mirada del joven era desafiante, llena de decisión, no dejaba lugar a dudas ni titubeos.

    — Ayudarte a aniquilarlos.

    Primero que nada. El Sadismo que se vivía en esa época, es muy diferente al que nosostros manejamos en el sadomasoquismo. ¿A qué me refiero?

    En el segundo, lo que uno busca no es dañar a la persona, por el contrario, hay una estrecha relación de confianza pero en el Sadismo, que era lo que practicaban muchos aristocratas, no hay nada que limite la optención del placer. Ahora, los esclavos en ese tiempo no eran considerados personas, incluso el ganado valía más. Por lo que habrá crueldad... como lo que se hizo con Haku. ¿Se dan una idea de lo que pasará en el Edén?

    Roberto de Normandia no era en si un rey, sino un pretendiente pero al ser de la realeza se le debía de tratar como un Dios, y es una gran ofensa no besarle la mano a alguien tan destacado como ellos. El participó en la primer Cruzada.

    La Sodomía no es permitida en la cristiandad, creo que eso es más que obvio... Y cualquier duda, haganmela saber.

    Y como siempre, cualqueir concejo para hacer ameno este fan fic será bien recibido.

     
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    Incluso si te conviertes en un recuerdo lejano las flores florecerán de nuevo...
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    Te perdono tu ausencia porque me encanto el capitulo.
    Soy extraña pero me encantan este tipo de tematicas aunque no sepa nada sobre ellas o.o
    Espero la conty pronto.
    Por cierto me encanto la parte en la que por un momento Sasuke pierde la cordura, fue como decirlo emocionante.
    Nos leemos~
     
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  14. itziritha
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    wow
    esta algo cruel pero creo que es lo que le da sabor ala historia
    y me gustaria conocer como dejo naru de ser un gladiador
    conty
    :=WTFf:
     
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    A veces debemos rompernos para que por las grietas del alma entre la luz.

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    Tu fic es muy intersante c:

    Pon la conti ^^
     
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14 replies since 8/1/2012, 01:09   1164 views
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