ABRACADABRA (Finalizada)

… ¿Solo un cuento infantil o…la realidad?...”Sólo una persona está destinada a romper la maldición…pierde tus esperanzas, príncipe” JR,JE,JT,SH (AU, aventura , Fantasìa,romance) Act:10/10/20

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    Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo... quería ser poema. JG

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    ¡Hola, hola!, ¿Cómo han estado?...yo con un montón de trabajo pendiente y a las prisas como siempre n.nU…sip ya lo sé, se me está haciendo costumbre actualizar prácticamente cada cuatrimestre, pero bueno…yo siempre me la paso peleándome con la uni u.u. Bueno, pasando de eso, primeramente, muchas gracias por seguir de cerca mi fic, sus comentarios y lecturas son las que me dan ánimos para seguir reciclando hasta el más mísero minuto de tiempo que tenga libre para poder escribir cada conty x´D…¡MUCHAS GRACIAS!

    Pues bien, ese capítulo es uno de las más esperados hasta por mi xD. Al fin se revelará una parte de la vida de la poderosa Mei. Sip, la mami de Ritsu brillará en este capítulo. Espero les guste cómo va el fic y nuevamente gracias por el apoyo. Yo espero en vacaciones de diciembre poder actualizar al menos una sola vez, lo intentaré con fuerzas :´)… Respondo comentarios…

    Anne onodera takano: ¡Hola!, ¿cómo estás?. Muchas gracias por dejarme tu comentario y que bueno que te haya gustado el cap anterior, la espera para saber toda la verdad ya casi termina: p. Mune estará muy cerca de su lindo Ritsu en este camino. Espero te guste el cap de hoy. Besitos¡¡

    Melyoan: ¡Hola,¿ cómo estás?!, que gustazo escribirte al fin :´). Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap interior, mira que me costó un infierno el lemon de la pareja nostálgica xD, Akihiko es un pesado y muy pronto se vendrán más capítulos con Hiroki, hay que darles chance al resto un ratito xD, espero te guste la conty Mely. Un besito de sandía¡¡

    Arwen09: ¡Hola!, muchas gracias a ti por comentar, jajaja, sip Akihiko es todo un caso, pero así lo quiere Misaki xD. Un poco tarde pero ya está la conty acá , espero te guste. Saluditos¡¡¡






    Capítulo 60: “Hablemos del pasado”…parte II

    – ¿R-Ritsu?

    – papá…
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    El corazón le palpitaba inquieto en el pecho. Las lágrimas acumuladas en sus ojos no le dejaban ver con claridad lo que acontecía frente a él. Sus pies quemaban por correr hacia el primer hombre que tuvo cabida en su corazón de la forma más sincera y casta posible. Sentía que le faltaba el aire y también más tiempo para preguntar todas las cuestiones que se arremolinaban en su mente y se tropezaban en su lengua. Sus ojos verdes miraron hacia atrás, a los de su guapo príncipe, y los vio dulces y serenos. Mordió sus labios con mucha fuerza cuando observó a Masamune asentir e indicarle con una tierna sonrisa que lo hiciera…que llegara al hombre de triste mirada y descubriera por sí mismo todo lo que había que descubrir.

    Le faltó tiempo para correr a los brazos del hombre. Sintió un calor embriagante quemarle el pecho y un doloroso nudo en la garganta cuando el robusto hombre se deshizo en sus brazos. Ritsu reprimió un gemido de entre dolor y sorpresa al sentir las cálidas lágrimas de Seiji mojar su hombro… ¿cómo era eso posible? Había sido el hombre quien lo había entregado al infierno de Aikawa ¿Qué pasaba allí? ¿Acaso lo que sentía era culpa?...No. No lo creía. El dolor del varón era profundo y contagioso, casi palpable, ¿entonces qué es lo que sucedía? Negó perdidamente con la cabeza, sentía que cada vez entendía menos.

    –No entiendo nada. Tienes que contarme…por favor- murmuró sin soltar aun el férreo agarre con su padre. Fue Seiji quien se separó poco a poco de su niño, para observarlo con la mirada más intrigante que le había visto Ritsu en su vida.

    –Lo sabrás todo, cariño – la sonrisa del hombre hizo que su maltratado corazón bombeara tranquilo y pacifico –sabrás las razones por las que, con pesar, te entregue a esa desalmada bruja- La garganta de Ritsu se apretó entre curiosa y nerviosa – pero no seré yo quien te lo diga…

    El tajante comentario extrañó al más joven. Mune, que había preferido permanecer en silencio dio un paso hacia donde estaban Seiji y su prometido, frunciendo ligeramente el ceño.

    – ¿a qué te refieres?, no entien…

    –me gustaría que supieras todo desde el principio

    Ristu frunció el ceño, confundido como el infierno ¿Desde cuándo Onodera Seiji era tan enigmático?, calló unos segundos e hizo la pregunta que al parecer su padre esperaba.

    – ¿Qué principio?

    – El principio de todo, hijo. De ti, de nosotros…de tus poderes- Seiji parecía haber rejuvenecido mientras casi susurraba la última línea y mostraba una gran sonrisa- no soy yo quien puede darte esas respuestas, cariño, ¿se te ocurre alguna persona que sí? – Ritsu contuvo el aire, negándose a pensar en lo que el mayor estaba planteando. Más lágrimas escurrieron por sus ojos sin su permiso. Sentía que caería al suelo en cualquier momento, quizás algunos segundos después de que su corazón intentara salirse por su garganta.

    – N-no…no…no es po-sible - Ritsu murmuró con voz ahogada y tartamuda, rogando con la mirada al hombre que no jugara más con él. Sin embargo una voz ajena a ellos interrumpió. Sus ojos verdes se movieron en cámara lenta hacia el inicio de las escaleras que daban al segundo piso…

    – ¿Qué no es posible, bebé?

    Las piernas le temblaron y fue imposible que pudieran seguir manteniéndolo de pie. Fue Mune quien lo sostuvo ente sus brazos impidiendo que fuera a dar de lleno contra el piso. Ahí estaba ella. Vagos recuerdos borrosos y desordenaos se atiborraron en su memoria. La dulce voz se repetía una y otra vez como mantra dentro de su cabeza. Sus ojos desorbitados y temblorosos se empaparon del aspecto de la bella criatura que veían. Y los recuerdos iban y venían salvajemente al observar los ojos verdes aceitunados que parecían reflejar todo lo que su dueña había vivido: una mescolanza de alegrías y tragedias; el cabello castaño a los hombros, piel blanquísima solo comparada con la hermosa luna resplandeciente. Una mirada llena y una sonrisa tierna que simplemente le robó el alma.

    – ¿m-mamá…?

    Su corazón se detuvo por un momento cuando la mujer amplió su sonrisa y sus ojos, tan idénticos a los suyos, se empeñaron con lágrimas. Ritsu revoloteó la cabeza mirando intercaladamente a la mujer, a Mune y a Seiji como un deslumbrado ciervo. Fue la mujer, quien muy pronto lo tuvo contra su pecho, y el ojiverde se consumió entre los cálidos brazos, desvaneciéndose, apenas siendo alcanzado por la mujer quien se echó a llorar junto a su pequeño en el suelo. Ritsu sentía sus mejillas empapadas. Intuía que muy pronto se quedaría sin lágrimas.

    – e-estás aquí…conmigo, es decir…con nosotros…y yo…pensé que habías muerto, que te habías ido...Aikawa…y cuando era bebé…Sakura…Mune…y yo… no…

    – shh, mi bebé. Ya estoy aquí, todo estará bien, cariño. Yo prometí que regresaría a ustedes, infiernos si alguien iba a detenerme – A Mei se le partía el corazón ver a su hijo, su pequeña luz, tan alterado, sin embargo, su corazón ardía alegre al ver la emoción tan palpable en sus esmeraldas orbes. La habitación se quedó en silencio solo con los esporádicos sollozos de su “pequeño”. Su mirada se encontró con la del apuesto joven que acompañaba a su hijo, y de inmediato conectó las cosas. Le sonrió amablemente y el con una respetuosa y corta reverencia le regresó la sonrisa. Educado…ya le gustaba. Sus ojos se encontraron muy pronto con los del amor de su vida. Seiji la miraba con adoración, pero también había una profunda preocupación por todo lo que pasaba y entendió que era el momento. Había llegado la hora de contar todo.

    – es hora de hablar, Ritsu

    El tono serió no pasó desapercibido para el oji-verde y mirándole curioso asintió, enseriando su rostro y siguiendo la silenciosa invitación de su “madre” para que tomaran asiento en la sala. Ritsu tomó la mano de Masamune, quien le sonrió y apretó levemente su mano. Dándole el apoyo que necesitaba con desesperación y agradeció el gesto regresándole una sonrisa. Sus ojos enseguida se fijaron a los de sus padres, enfrente de ellos. El largo suspiro que emitió Mei le hizo saber que todo le sería revelado justo ahora. Todo. Desde el principio.

    – Mi nombre es Shibatsu Mei. Y soy una bruja…

    ****************************************************************

    – ven acá, pequeño

    El pelinegro ofreció su mano para que el rubio desmontara del azabache corcel que les había traído a un hermoso claro en alguna parte de los bosques del reino Usami. Shinobu le sonrió a su apuesto caballero y sintió su cuerpo calentarse poco a poco cuando Miyagi lo sujetó con sus fuertes brazos por la cintura para ponerlo al fin en el suelo. Sacudió un poco la preciosa yukata que llevaba y se quedó observando alrededor, fascinado, mientras veía entre ojo, como su pareja aflojaba las riendas de su bello animal para dejarlo pastar un rato.

    – vamos, cariño, es por aquí…

    – ya voy

    El menor extendió más su sonrisa, cuando el ojo-oscuro tomó su mano entrelazando sus dedos y la llevó a sus labios depositando un rápido y distraído beso en su dorso y seguido continuar con su camino.

    El día de ayer había sido un día muy ajetreado, entre la presentación de toda la mansión Yoo, los “asuntos bélicos” que discutir y más y más inconvenientes que brotaban como flores silvestres alrededor de ellos Miyagi había terminado por declararse formalmente fastidiado y con un ceño fruncido que al pequeño rubio no le gustaban para nada había sugerido “inocentemente” escaparse un rato por la mañana. Por lo que por arte de magia una coqueta y encantadora sonrisa había nacido en el rostro atractivo de su novio. Habían estado jugueteando gran parte de la mañana en los establos, Miyagi intentando enseñarle a ensillar y montar un caballo y Shinobu correteando y enamorándose de cada animalito que encontraba en los pequeños corralillos. Pasado el mediodía, después de un pequeño refrigerio, habían partido hacia los frondosos bosques que rodeaban el reino.

    – aquí está. Menos mal que sigue igual que siempre…

    Los pensamientos del rubio se vieron interrumpidos cuando al fin puso atención a lo que hablaba su caballero. Abrió mucho los ojos por la sorpresa, se soltó con lentitud del brazo del mayor lanzando un gritito emocionado trotó dando brinquitos para acercarse más a la orilla de un hermoso rio de aguas tranquilas y cristalinas, que corría lánguido e imperturbable su camino. Miyagi sonrió viendo de espaldas a su intrépido doncel dragón descalzándose de inmediato y meter sus piececillos en el agua.

    – ¡está muy fría! – lo vio volver dando unos cuantos brinquitos riendo. Miyagi no pudo evitar reírse un poco.

    – ¿te gusta?

    – ¡SI, me encanta! ¡Ven conmigo Miyagi!

    – no creo que…

    – ¡oh, vamos!, sólo un ratito…será divertido.

    Miyagi no era capaz de negarle nada a esos ojitos grises brillantes y traviesos que se escondían en un puchero de ternura. Cuando Shinobu hubo leído la rendición en sus ojos la sonrisa del guapo diablillo se extendió en el angelical rostro. El pelinegro enrollaba metódicamente sus pantalones para evitar mojarse demasiado la ropa, cuando levantó la mirada para observar al rubio…ahora era Miyagi quien abrió mucho los ojos, arcando un ceja y con una sonrisa nerviosa intentando florecer en su rostro.

    – ¿qué haces, Shinobu?

    Aun dándole la espalda al varón, el doncel comenzó a desanudar el obi de su yukata, el atuendo de azul celeste y fabricado con la mejor seda se deslizó sobre la blanca piel del doncel hasta llegar al verde pasto. El oji-gris le regresó a ver con esos impresionantes ojos y una sonrisa inocente en su rostro…niño travieso.

    – quitándome esto para no mojarlo, ¿no es obvio?...no quiero que se arruine – le miró intensamente al mismo tiempo que se inclinaba y con una sola mano tomó su vestimenta y sandalias del suelo y los dejó sobre una roca .Miyagi sostuvo su mirada, ahora levemente oscurecida, intentando con exagerado esfuerzo poner atención al bello rostro de su travieso ángel y no al redondo trasero del doncel apenas cubierto con una pequeña y trasparente braga para donceles de un color blanco hueso.

    El rubio soltó una pequeña risa, sabiéndose triunfador en su travesura. Sin embargo sus pequeños rosados labios dibujaron una “o” perfecta por la sorpresa y su rostro se coloreó de un profundo carmín unos segundos después. Tal vez no esperaba que el guapo azabache se deslizara de sus pantalones y desabrochara lentamente los botones de su blanca camisa hasta quedar solo en ropa interior y el resto fue dar con la pila de ropa en el pasto. El varón lo miró intensamente desnudándolo hasta su alma y reprimió un gemido avergonzado y extasiado cuando el hermoso hombre le guiñó el ojo y le dedicó una sonrisa torcida.

    Definitivamente ahora era él el que le estaba presumiendo su triunfo.

    Tan distraído estaba que apenas se enteró que el varón ya le acompañaba dentro del río. Su cuerpo se encendió en llamas y con temor a que fuera desbaratarse en los brazos del gran hombre solo le quedó sujetarse a este que posesivamente lo sujetaba por la cintura. Su garganta se quedó seca, penosamente cerca de gimotear, cuando sintió los gruesos muslos de Miyagi contra sus caderas y sus desnudos pezones totalmente húmedos y pegados al pecho contrario.

    – M-Miyagi…yo… - el ahora tembloroso rubio ya no estaba tan seguro. Cierto era que él había empezado con la pequeña travesura, pero estar junto a su guapo caballero sin esperar llegar “más allá” cada día resultaba más difícil y es que ambos no eran de piedra…aunque tenía que admitir que los pequeños momentos picaros y la espera lo hacía todo más excitante.

    – shhh, cariño. Solo es un ratito, será divertido, ¿no? – Shinobu frunció el ceño abochornado cuando Miyagi ocupó sus mismas palabras para burlarse de él, casi al mismo tiempo que tiró de él para sentarlo sobre su regazó, mientras él se acomodaba sobre una gran roca en el agua. El rubio aun con su rostro colorado golpeteó con sus pequeños puños el amplio peño del mayor. Mientras éste daba una gran carcajada.

    – ¡no te burles de mí!

    Los reclamos fueron acallados cuando el menor sintió los labios de su novio sobre los suyos tragándose su gemido de sorpresa y peligrosamente también su lengua. Shinobu sentía sus mejillas ardiendo y solo atinó a abrazarse al cuello de su varón al mismo tiempo que trataba de sobrevivir a la salvaje “invasión” del capitán a su boca, haciendo su mejor esfuerzo por responderle. Un gemido salió de su boca cuando los labios contrarios le dieron tregua, al mismo tiempo que las fuertes manos del mayor acariciaban con movimientos oscilantes su cintura y su espalda. Sus ojos revolotearon cuando un reguero de tibios besos cubrieron su cuello y las traviesas manos del capitán bajaron más allá de su espalda, sobando con demasiada delicadeza los encajes y la textura de la coqueta ropa interior cubrían su trasero, dándole una sensación de cosquilleo. La yema de los dedos invadían poco a poco la frontera de su braga haciendo casi imposible que no se moviera insistentemente en el regazo del ojo-oscuro, quien se veía, también, bastante afectado…y también se sentía.

    De un momento a otro la temperatura llegó al máximo. El rubio estalló. Todo movimiento se detuvo.

    El doncel miró hacia abajo, su ropa interior empapada. Su respiración agitada. Sus mejillas se colorearon…estaba avergonzado, sin embargo no tenía fuerzas ni para reaccionar avergonzado. Dejó caer su cabeza contra el hombro de su capitán, agotado. Sintió el inocente y cariñoso abrazo de Miyagi rodeándolo con fuerza. Nuevamente se sintió como si estuviera en su lugar correcto.

    Miyagi miró el adormilado rostro de su chico dragón y sonrió sin darse cuenta. Hacían varios minutos que se encontraban en la misma posición, pero su bello doncel lo miraba con una intensa y profunda mirada en sus bonitos ojos grises. Miyagi podría ser muchas cosas, pero despistado, no. El menor tenía una mirada de esas que decían que necesitaba saber algo con urgencia.

    – dime

    El rubio había regresado a verle. Sus ojos se abrieron desmesuradamente por una fracción de segundos y después lo controló. Miyagi ahora si estaba seguro que algo rondaba en esa cabecita.

    – n-no sé de qué hablas…

    – vamos, bonito. No puedes esconderme nada por mucho tiempo…

    Shinobu hizo mil pucheros antes de responder, desviando la mirada y girando su rostro a un lado.

    – s-solo…he pensado mucho en lo que me platicó Fuyo-san…sobre tu familia.

    El silencio se extendió demasiado, fue el dragón quien levantó la mirada ante el incómodo momento, preparándose para ver la tristeza e incluso, más probable, la ira reflejada en los oscuros ojos de su novio. La mayoría de las personas no apreciaban que se metieran en acontecimientos que ocurrieron en el pasado en su vida, y mucho menos si la mayoría de estos son cargados de tragedia y amargura. Comprendería si el mayor se distanciaba de él los próximos días, aunque eso lo haría miserable en muchas maneras. Estaba a punto de disculparse por la intromisión cuando fue sorprendido con una cálida mano levantando su rostro por la barbilla.

    – quieres saber, ¿no es así?

    El rubio regresó a ver el rostro de su amado, sorprendido por la suave voz que había utilizado y la sutil sonrisa que se asomaba en su rostro. Era nostálgica, llena de emociones…pero no agresiva, nada que le dijera que el tema era necesariamente peligroso. Shinobu recordó que le habían hecho una pregunta y se limitó a asentir, algo azorado.

    – no es exactamente un secreto, pequeño. No es tan interesante, me temo que te aburra demasiado…

    – ¡No pasará! – aseguró el rubio algo chocado de que el mayor tomara su vida a la ligera. Miyagi rio y el rubio se sonrojó – todo lo que tenga que ver contigo siempre me parecerá interesante, Miyagi – murmuró lo último. La sonrisa del pelinegro se extendió en su hermoso rostro.

    – Fuyo-san te contó ya todo a grandes rasgos, pero lo que seguro no fue capaz de contarte es que hubo un tiempo que me sentí muy solo- Los ojos negros se oscurecieron, tal vez recordando lo que hubo vivido en ese tiempo. Emitió un largo suspiro. Los ojos grises absorbieron la inmensa tristeza que reflejaban esos oscuros ojos y prestó atención a lo que venía – demasiado solo para el bienestar de una persona…más de un niño. Después de la muerte de mis padres empecé a ahuyentar a todo cuanto quiso acercarse a mí. Con mi actitud empecé a alejar a toda la gente que me quería y a la que le importaba…y gradualmente me ignoraron. La ira iba ganando territorio dentro de mí y mi reciente obsesión por vengar la muerte de mi padre, que a su vez se había llevado a mi madre, hizo creer a la gente que las esperanzas se habían acabado para mí. Creían que muy pronto perdería la cabeza. Todos se rindieron, todos menos la hermosa mujer que me regaló sus años jóvenes y que me quiso como si fuera mi propia madre…

    – Fuyo-san… - murmuró el rubio con su voz quebrado por el nudo en la garganta y con sus ojos humedecidos. Miyagi asintió con una débil sonrisa.

    – Me levantó de la miseria en la que me había hundido, me sacudió los malos pensamientos del cuerpo y me envió de vuelta al mundo y al mejor futuro que pude conseguir…

    – ¿y-y cual sería ese?

    Los ojos oscuros como carbón brillaron cuando miraron con adoración el sonrojado rostro del doncel que con la garanta reseca esperaba la respuesta del bello hombre frente a él. El silencio se extendió un poco más y se removió en el regazo del mayor. Sintió algo de frío, la tarde estaba llegando y el viento fresco lo hacía estremecerse levemente. Su cuerpo, mitad fuera del agua, sintió calentarse en tiempo record cuando el mayor dejó escapar un gran suspiro cerrando los ojos y pegando su frente a la de Shinobu, como si todo lo malo que hubiera vivido se esfumara en ese momento. El menor contuvo dolorosamente el aire centrando su vista en los ojos cerrados frente a él, más no le importaba en lo absoluto si estaba siendo sostenido tan fuertemente por su hermoso varón.

    – tú…

    Los ojos grises se empañaron de lágrimas. Un sollozo salió de sus labios cuando sintió los fuertes brazos de Miyagi apretarlo contra su pecho y los suaves labios limpiando las lágrimas de su rostro. Su corazón se hinchó de alegría tanto que temió que el bobo explotara.
    – Pequeño, no me llores más que me rompes el corazón – besó tiernamente la blanca frente – yo vi aquel día a ese hermoso niño dragón que me cautivó tanto a primera vista que temí fuera a arrasar de una sola estocada la amargura que quedaba en mi corazón. En sus ojos grises vi que lo estaba logrando, en su corazón vi la férrea terquedad de necesitarnos y en el mío el profundo anhelo de querer mantenerlo conmigo para siempre, porque por primera vez en mucho tiempo…dejé de sentirme solo. Cariño, ¿querrías estar para siempre conmigo?

    Miyagi no obtuvo una respuesta inmediata, pero si un gran abrazo y un apasionado beso lleno de saladas lágrimas que los hizo caer al agua. Rompieron el beso, agitados y con una mirada intensa en sus ojos. El mayor los puso de pie aferrándose al tembloroso y mojado cuerpo del rubio, quien pasó suavemente sus manos por los mechones negros del capitán, peinándolo hacia atrás.

    -Miyagi…yo no tenía ninguna intención de dejarte, ni ahora ni en un futuro próximo o lejano- sus ojos grises brillaban emocionados al igual que sus mejillas- …pero ahora tendrás que aguantarte, porque pienso pegarme a ti como una sanguijuela…

    La carcajada del mayor se unió a la risa del pequeño dragón pillo. Juntaron sus frentes tiernamente, expectantes para saber lo que seguiría.

    – te amo, mi hermoso dragón

    – también te amo, Miyagi

    **************************************************************

    – Mi nombre es Shibatsu Mei. Y soy una bruja…
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    Ritsu tragó saliva con dificultad, él iba a ser una de las primeras personas en saber todo lo que significaba Mei para el mundo mágico, para los magos, para él mismo y para conocer, de una vez por todas, la verdad detrás del tan admirado, temido, y por muchos, odiado personaje que era la bella mujer de cansadas facciones frente a él.
    – Mi madre murió cuando yo tenía 8 años, mi padre, un reconocido médico botánico de la aldea, no pudo salvarle la vida.
    Masamune vio a la intrigante mujer perderse en sus recuerdos…sus ojos verdes se opacaron en tiempo record mientras miraban a la nada. Intuía que lo que venía era la jodida cúspide de todo el drama en la vida de su amado Ritsu.

    ///////////////////

    Su nombre era Daruma .Había pasado varios días con terribles fiebres, convulsiones y hemorragias desde su último enfrentamiento. Algunos días se le había permitido ir a visitarle, otras no. Mei era pequeña, pero no ingenua…conocía a fondo la situación que vivía el mundo mágico. Guerra y muerte por todas partes. Ella no se había creído que su madre había cogido solo una enfermedad infecciosa. Ella se enteró por completo lo que realmente había sucedido ese día: Akihiro. Akihiro, el fiero muchachito de rostro angelical y mirada perspicaz había sido el culpable. Un intento débil y estúpido de rebelión por parte de los brujos había dejado al niño inquieto y usando sus temidos poderes de elfo y su puesto de Lider de los Usuarios de la Magia, realizó un encantamiento “final” contra todos los agresores. Ese tipo de encantamientos tan especial, poderoso y peligroso, mismo que años después prohibió, Haranu , la siguiente líder; un encantamiento de sentencia de muerte. ¿Lo peor de todo?: Muchos de ellos habían sido obligados a participar, entre ellos Daruma. Tiempo después Mei se enteraría que la habían amenazado con matarla a ella si se negaba.

    Tan vil y cruel como se escuchaba, Akihiro había hecho lo correcto. Y aunque la pequeña Mei sentía un profundo respeto por el talento y la inquebrantable voluntad del muchacho de casi 11 años, su tierno corazón le profesaba un rencor profundo por haberle arrebatado a su madre. Lo había dejado sólo, solo con su padre y su pequeña hermana. Shibatsu Nobu, el mejor medico botánico de la aldea y el jefe de la misma, quedó destrozado cuando su mujer dio su último suspiro, comenzando desde entonces un profundo odio irracional hacia los seres mágicos, tanto que paulatinamente se empezó a alejar de sus dos hijas. Con 10 años Mei se hacía cargo de casi todas las necesidades de su pequeña hermanita: Sakura, y solo miraba con gran tristeza y perplejidad como el fiero hombre, que antes era temido por casi todas las aldeas aledañas se marchitaba de tristeza. Todo iba relativamente bien hasta que llegó una descomunal noticia a sus oídos.

    Yoshida Akihiro estaba muerto.

    Fue la primera vez, desde la muerte de su madre, que Mei vio sonreír a su padre de nuevo. Seguro que pensaba que al fin el chiquillo había tenido lo que merecía; sin embargo Mei todavía se encontraba en shock…Akihiro, el Líder de los usuarios de la magia, ¿muerto?

    Parecía una mala broma, sin embargo, después de la presentación de Haranu, la nueva Lider, se divulgó la verdad tras todos los rumores: Akihiko había sido traicionado por su mismo círculo de consejeros y aprendices…no había soportado así la macro-rebelión que habían hecho los brujos esta vez. Sólo por no “poder” seguir las reglas…querían ser los únicos. Akihiro era poderoso, increíblemente fuerte, jamás nadie se atrevía a decir algo sin sentido ante su presencia, pues a pesar de tener casi 10 años cuando sorprendentemente le habían dado el puesto, el niño imponía…y mucho, pero por más fuerte que fuera, uno contra cientos era demasiado. Mei había estado furiosa tras la noticia, sabía de la inusual mentalidad de un brujo y de cómo los conocían por traicioneros, malvados y usurpadores. Se sintió asqueada. Esa fue la primera vez que odió su sangre de bruja.

    Un año fue el límite. Y tras un “me voy, esto no es para mí”, Haranu abandonó el liderato sin saberse más de ella. Mei había quedado escéptica, apenas empezaba a gustarle la bruja y cómo llevaba el orden de todo el mundo mágico. A Mei le agradaba que era la primera mujer en el liderato, era fuerte, inteligente, decidida y era una botánica…era diferente. Una hija de un brujo y un hada. Nunca había crecido tanto el desarrollo de medicamentos, posiciones y venenos como en su época. La arquería regresó desde el fondo del mundo mágico de moda, debido a que su líder, Haranu, era “la maestra” en la disciplina. Mei la idolatraba e incluso, en sus ilusiones de niña se encontraba deseando ser la siguiente Líder mujer. Pero ese sueño se tambaleó con la presentación del siguiente líder: Hashimoto Gin.

    Cuán diferente hubiera sido su vida si alguien le hubiera advertido lo que vendría.

    Era una fría noche de invierno, un par de meses después de su cumpleaños número once, el olor a humo inundó sus fosas nasales. Su corazón latía frenéticamente en su pecho cuando con sus piececitos descalzos se asomó por una pequeña rendija de la puertecilla de la choza en la que dormía con su hermana. Sus ojos verdes temblaron llenos de pavor ante lo que vieron. Era aproximadamente un grupo de 10 tipos atacando su aldea. Observó cómo algunos hombres salían apresurados de las chozas gritando y con armas en las manos pero después de ver como uno volaba por los aires hasta ir a dar contra un grueso árbol comprendió todo. No había posibilidades de ganar. Estaban bajo el ataque de usuarios de la magia.

    Con sus oídos taponeados por el ruido de afuera y su sangre pulsando furiosa observó como su padre se lanzaba contra uno de los hombres con un puñal en mano. Escasos segundo después de que el puñal hubiera sido clavado en un hombro del hechicero, su negro cetro atravesaba el corazón de su padre. Mei reprimió un consternado grito. Sus ojos llenos de lágrimas. Su cuerpo, sus manos ardían por venganza y queriéndose hacer valiente desenfundó la varita mágica que hacía unos meses había conseguido…pero no pudo. Quitar una vida no estaba en sus planes. Y sin poder dejar de ponerle atención al cadáver de Shibatsu Nobu en el suelo y los hombres saqueando todo el lugar la lucidez llegó a su mente. Volteó a ver hacia atrás. Sakura. Los ojos café de la niña, aterrados le miraban con atención. De inmediato supo que tenía que sacarla de ahí. Era su completa responsabilidad ahora. Mei puso su dedo en sus labios indicando a su hermanita de 7 años que necesitaba que se mantuviera callada. La pequeña asintió obediente.

    Los gritos afuera eran insoportables. Su corazón vibró entumecido cuando gritos desgarradores de mujeres empezaron a inundar sus oídos. Cerro lo ojos. No quería saber que pasaba…no necesitaba que Sakura supiera. Sin mirar atrás tomó con fuerza la mano de su hermanita y salieron por una ventana trasera. De inmediato hicieron la carrera de su vida, moviendo sus piernas lo más rápido que podían corrieron con todas sus fuerzas a través del bosque. Mei sentía que se alejaba del peligro cada vez más hasta que escuchó algo que le heló la sangre.

    – ¡por allá!.... ¡alcáncelas, no las dejen escapar!

    Con sus ojos llenos de lágrimas y su corazón hecho trizas pidió a todos los dioses que si este era su destino salvaran de cualquier mal a su pequeña hermanita. Redobló esfuerzo corriendo, escuchaba las quejas y el llanto de su exhausta hermana y los gritos y pisadas de sus perseguidores. Sacó su varita al mismo tiempo que susurraba el conjuro que recién practicaba. Uno de los hechizos más peligrosos para el afectador, mismo que su ídolo Haruna hubiera prohíbo hace poco. Rezaba como el infierno para que funcionara… porque si no, no sabría cómo ayudar a Sakura. Según varios usuarios de la magia que había podido conocer anteriormente, era un prodigio como bruja...corría por sus venas un poder endemoniadamente peligroso…una verdadera lástima que no supiera como usarlo. Mei miró los castaños ojos de su hermana, llorosos igual que los suyos y le regaló una pequeña sonrisa. Agitadas por tanta carrera.

    – escúchame nena, tenemos que separarnos….tienes que cuidar de ti misma desde ahora. Pase lo que pase, regresaré…te buscaré. Lo prometo

    La niña la miró aun aterrada, pero asintió.

    -Te amo, Sakura. No lo olvides.

    La varita irradió una luz purpura. Mei se detuvo al fin y con una última sonrisa llena de lágrimas se apresuró a tocar con la varita el pecho de su hermana. Un espiral púrpura y negro surgió. Sakura desapareció justo antes de dar un grito agudo. Era una verdadera lástima que nunca hubiera aprendido a “transportarse” a si misma…ridículo pero cierto. Respiró un par de veces más tratando de recuperar el aliento, hasta que un escalofrío recorrió su cuerpo.

    – te alcancé…

    Volteó con rapidez, poniéndose de inmediato en guardia, apuntando a los dos hombres que le miraban divertidos. Parecía que les era interesante descubrir que era un usuario de la magia. Tenían sus ropas negras y anillo y cetros del mismo color. Brujos. Ella frunció el ceño cuando observó la manera en que la miraban. Cerdos. Antes de que pasara otra cosa atacó primero.

    -¡ikijio!

    El rayo paralizante en color amarillo salió con rapidez hacia uno de los hombres, pero no causó el suficiente dañó que necesitaba…solo dolor.

    – ¡PEQUEÑA MIERDA!

    Intentó correr. Pero fue imposible. Fue atacada con un hechizo similar. Su cuerpo calló contra la fría y dura tierra. Sus ojos derramaron más lagrimas…esto había sido todo para ella. Intentó moverse, liberarse del pesado pie que aplastaba su cabeza haciendo que las piedrecillas se clavaran en su mejilla.

    – ¡eso me dolió mocosa!...tan mal como quisiera matarte creo que eres el obsequio perfecto – habló con sorna el chico a quien había caído su defectuoso hechizo. Mei lloró aún más, haciendo sonidos guturales e intentando con fuerza desesperada moverse…pero nada funcionaba. El otro hombre la levantó del suelo por los cabellos y la aventó encima de su hombro con brusquedad. Mei gimió de dolor. Las lágrimas mojaban todo su rostro.

    – ¡ya basta!…es inútil que lo intentes…serás un regalo perfecto para Gin-sama

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    Continuara…
     
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    Yaoizando
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    me gusto el capitulo espero leer el siguiente capitulo
     
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    Me ha encantado el capítulo.
    Por fin Ritsu va ha saber toda la historia, y qué lindo que Masamune está a su lado apoyándolo y dándole ánimos. Qué linda pareja. Los adoro.
    No te preocupes actualiza cuando puedas, aquí estaremos esperando lo importante es que no la abandones. Suerte y que te vaya muy bien en tus estudios.
    Esperaré con ansias la conti. Saludos y besos.
     
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    Hola Misagi ryuk, cómo has estado, espero que muy bien :)

    Ay que bello reencuentro de toda una familia, al fin Ritsu se enterará de toda la verdad y de todo lo que sus padres tuvieron que pasar

    Pobre de Mei tuvo que pasar por todo eso siendo solo una niña, no fue nada justo y todo lo que le falta por contar u_u

    Kyaaa una romántica escena con los terroristas *w* casi, casi nos da un exquisito lemon en el agua XD pero seré paciente con ello

    Esperaré súper ansiosa la conti, esta te quedó genial, algo triste pero necesaria, por cierto escribí un oneshot de en yuri on ice, por si te interesa n_n es un Otayuri te dejo el link por si acaso https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=75093793 cuídate mucho, hasta pronto!!!
     
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    Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo... quería ser poema. JG

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    Comiendo panditas rojos, fresas y chocolate :D¡¡

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    Hooola, ¿cómo están?
    Si, soy yo. No me fui de parranda…aun…xD

    Primeramente feliz navidad a todos, espero que estén pasando unas excelentes fiestas decembrinas. Segundo, yo estoy feliz de poder actualizar por última vez en este año, quería tener la actualización antes de año nuevo y si la tuve :P. Como siempre, todos mis agradecimientos son para ustedes que leen y comentan mi fic y que de alguna manera no han permitido que lo deje olvidado. Yo había tenido problemas con mi compu y mi internet toda la semana pasada y la antepasada, esperemos que cambie este próximo año xD y que “los reyes magos” me traigan una lap nueva :v
    Este cap es especial ya que, como muchos lo intuyeron anteriormente, este fic entra en la etapa de ÚLTIMOS CAPÍTULOS. Muchas gracias a todos los que un día se tomaron la molestia de empezar a leer y me han soportado por tanto tiempo xD…estoy emocionada por terminar un trabajo más para mí y para ustedes. Sin más les dejo con este cap, espero les guste y respondo sus comentarios :)
    Misagi * *

    Mei rin: Hola, ¿cómo estás? Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap, aquí te dejo la continuación. Saluditos

    Anne onodera takano: Hola, muchas gracias por tu comentario, que bueno que te haya gustado la conty. Mira que soy bastante nueva con esta pareja xD. Gracias por tu apoyo y buenos deseos. Saluditos y Besitos de chocolate¡

    Melyoan: Hola¡¡, ¿cómo has estado?. Muchas gracias por comentar. Me alegra que te haya gustado el capítulo. Sip, le he fabricado una via complicada a Mei, pero como dices tu, para la historia y para su persoanje era necesario. Jajajaja no tendrás que esperar demasiado por el ansiado león de los egoístas…no tanto, solo un poco de paciencia, mira que los estoy estudiando xD, suena bastante bien…al menos en mi cabeza xD. Espero te guste la conty de hoy y estaré al pendiente di subes algún otro fic de YOI ;). Saluditos y besos de fresa…





    Capítulo 61: “Hablemos del pasado”…parte III


    – ya basta…es inútil que lo intentes…serás un regalo perfecto para Gin-sama
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    Sintió dolor en todo su cuerpo, el sudor resbalando por su frente. Trató de mover sus músculos adoloridos y entumecidos, pero fue imposible. El dolor explotó en su brazo cuando fue levantada con fuerza del frio piso donde la habían aventado. Una gruesa mano la empezó a arrastrar por lo que parecían ser largos pasillos.

    – ten cuidado…me lastimas

    Como era de esperarse no recibió ningún comentario al respecto.

    Sus ojos, que aún no se acostumbraban a los oscuros pasillos, solo lograban ver algunas sombras. Sabía que algún hombre tironeaba de su adolorido brazo y que un par de personas más iban con ellos. Entre su distorsionado sentido del oído podía escuchar el golpeteo característico de zapatos de tacón. Bien, al parecer una mujer los acompañaba. Necesitaba averiguar todo lo que pudiera si quería salir viva de allí…era lo único que le quedaba.

    – A partir de este momento cambiará todo a lo que estabas acostumbrada. Te diré lo básico que hay que saber para sobrevivir aquí…- Mei ladeó la cabeza confundida, no entendía de que hablaba la voz elegante que provenía al parecer de la mujer y no se detuvo a explicarlo tampoco, así que se decidió por escuchar solamente - de ahora en adelante servirás a “todo” lo que ordene el amo, harás todo lo que él te diga, no hablarás si no te lo indica, no lo verás a los ojos si él no te lo solicita así, caminarás con la cabeza agachada…pero sobre todo no lo harás enojar. Gin-sama no es un hombre paciente ni benevolente, él no soporta a los desobedientes, si lo haces…te costará caro.

    La voz neutra y desinteresada le provocó un profundo escalofrió…

    ¿Dónde exactamente acababa de llegar?

    Su vista regresaba poco a poco cuando se abrieron unos enormes portones ,que se enteró al momento daban a la sala principal de la mansión. Justo donde sobre un elegante y fino trono se encontraba un hombre de aspecto escalofriante. La sonrisa torcida se extendió más cuando sus fríos ojos le miraron intensamente. Su cabello era gris marchito y tenía una gran cicatriz cruzándole el ojo izquierdo que le llegaba hasta la barbilla. El corazón de la joven bruja golpeaba descontrolado en su pecho, vaticinando quizás lo que le traería el futuro junto a ese hombre. Viró su vista a la derecha, hasta entonces reparó en un pequeño a su lado…no. Era un doncel. En su corazón sentía la razón por la que estaban aquí…y lloro de pena por su hermana, por ella misma y por el pequeño doncel de difícilmente 8 años a su lado. Sus lágrimas resbalaron con amargura de su rostro. Sabiendo que serían las primeras de muchas.

    El escalofriante hombre había hecho una seña y tanto el salvaje gorila como la mujer dieron media vuelta para retirarse, pero alcanzó a escuchar un pesaroso murmullo proveniente de ella.

    – es una verdadera lástima que te atraparan, cariño…una verdadera lástima

    ………………………

    Los próximos tres años fueron caóticos. Llenos de lágrimas, sufrimiento, tristeza y dolor…mucho dolor.

    Mei hizo todo lo posible para levantarse del viejo catre que le servía de cama desde hace dos años que había llegado a ese podrido lugar. Su rostro se veía demacrado; sus músculos adoloridos; su piel magullada y amoratada por tantas noches y días que su cuerpo había sido recinto de un desagradable no invitado…y sin embargo, la impotencia y el casi insoportable dolor entre sus piernas que la hacía llorar todas las noches que no lograba conciliar el sueño y despertándose entre horrorosos gritos los días que sí, no lograban derrumbar su fiera determinación de escapar de allí algún día para buscar a su adorada hermana. Esperaba que Sakura lo hubiera logrado…porque ella lo estaba intentando con todo el alma. Ser aprendiz del peor hombre necesitaba de grandes sacrificios…

    A sus catorce años había visto cosas que niños de su edad considerarían las más escalofriantes pesadillas. Había visto la crueldad con la que “Gin-sama” dirigía su mansión. Había visto los desalmados castigos que se llevaban sus súbditos y aprendices que se atrevían a equivocarse en algo. Había visto desfilar por la misma maltrecha habitación en la que ella estaba una gran cantidad de niños, niñas y donceles de una gran variedad de edades que o fueron desechados como basura cuando les hubo aburrido al “señor” o sencillamente no resistían el rigor del “trabajo”. Mei aun lloraba de vez en cuando la muerte del pequeño niño que había llegado al mismo tiempo que ella a ese infierno, Milo-chan no pudo soportarlo y un año después…simplemente no despertó.

    Lágrimas bajaban por su rostro cuando escuchó la puerta de la maltrecha habitación ser abierta con brusquedad. Se puso de pie lo más rápido que pudo, tambaleante. Puso todo el empeño en mantenerse callada y sus lágrimas escondidas y miró con curiosidad al feo hombre que la miraba burlonamente en la entrada.

    – hoy estás de suerte, mocosa. Te solicitan allá abajo para que entrenes a la nueva perra del amo. Mejor apresúrate.

    El corazón de Mei tronaba en su pecho, adolorido. Cerró los ojos. Alguien nuevo…alguien que conocería el horroroso mundo en el que vivía. Ella sabía a lo que se refería el feo gorila. Mei era la favorita de Gin-sama, sin embargo era bien conocido que cada que llegaba alguien nuevo ella “descansaba” y su lugar era brutalmente “ocupado” por el nuevo. Caminaba con relativa rapidez hacia la sala principal recodando al mismo tiempo que desde que la anterior “dama” que les dictaba las reglas a la “perras” como ellos, había sido asesinada por el amo la responsabilidad había pasado a ella al ser la mayor de los actuales 3 en casa…hay que ver lo que te ganas en esa mansión por cuestionar una orden del amo. La curiosidad hizo ebullición en ella cuando escuchó entre comentarios chismosos de las sirvientas que “la nueva adquisición” había llegado por pie propio a la mansión e inconscientemente sus piececillos se movieron más rápidos.

    Los grandes portones habían sido abiertos y fue la primera vez que lo vio. Sus ojos grandes y brillantes en un claro azul turquesa y el cabello largo suave y oscuro cubriendo la mitad de su rostro. Después se enteraría que el bello doncel apenas cumpliría los trece. Mei no pudo resistir el gran sollozo que dejó su garganta al imaginar lo vacíos que terminarían esos ojos llenos de esperanzas después de experimentar lo que le esperaba; más la fría mirada de Gin prometía mucho dolor si la veía flaquear. Mei nunca sintió más difícil decir las palabras correspondientes que esa vez…

    – De ahora en adelante, olvidarás todo lo que eres y de dónde vienes. Tu deber será únicamente el de servir a “todo” lo que ordene el amo, harás todo lo que él te diga, no hablarás si no te lo indica, ni lo verás a los ojos si él no te lo solicita, caminarás con la cabeza agachada y no irás en su contra…so pena de castigo de muerte.

    La sorpresa y el terror en los claros ojos le fueron tatuados en el alma.

    – tu nombre

    – M-mason

    …..

    No supo exactamente en qué momento se convirtió en una especie de guardiana para el hermoso chico. Había una clase de instinto maternal que se arraigaba en ella cada vez que veía los brillantes ojos del muchacho. Podría ser, tal vez, que esos ojos turquesa reflejaban cada emoción que experimentaba su poseedor…principalmente miseria y tristeza; o era probable que simplemente el pequeño chico le recordara a su querida hermana, Sakura.

    Pasaron los años, y las cosas empeoraban en la mansión. Se corrían rumores de que muchos usurarios de la magia, incluyendo brujos, planeaban una rebelión para salir del “reinado” de terror de Gin; por lo que muchos sirvientes residentes comenzaron a revelarse o a intentar escapar de la mansión, situación que tenía tremendamente furioso a Gin y junto a sus más fieles seguidores empezaron a matar a diestra y siniestra a todos los “traicioneros”. Entre tanto escándalo interno y externo cada vez se le veía menos al Líder en la mansión, y en su lugar, dejaba a varios brujos y magos de su confianza. Quizás la peor equivocación de Gin fue enamorarse de ella…

    Y confiarle gran parte de la autoridad en su ausencia.

    Mei tenía 17 años en eso entonces, Mason acababa de cumplir los 15. El peso de tanta sangre derramada en sus manos, de fingir por tanto tiempo; la imponencia de sentir que jamás podía sacar a su adorado amigo, Mason, de ese infierno; la tristeza de verse señalada por otros usuarios de la magia como uno de “ellos”… de los malditos seguidores de Gin, cuando no había hecho más que tratar de destruir todo desde dentro, cayeron sobre sus hombros. Sentía su ira desbordarse y caer lentamente al pozo de la locura. Fue entonces, en uno de sus tantos desbordes de ira, cuando escapaba del castillo para llorar con todas su fuerzas y destruir algo, cuando descubrió la totalidad de sus poderes. Entonces se dio cuenta lo que cuando niña le decían. Había nacido con un privilegiado poder…uno que era difícil de controlar; pero que sin embargo albergaba en su interior y que al parecer resurgía en su máximo esplendor cuando la furia se apoderaba de ella.

    Mei tenía suficientes problemas en su vida. Le había costado trabajo organizar a la gente que quería revelarse contra Gin y convencerlos de que estaba con ellos; y aun trataba de salirse de él gran compromiso que estaba poniendo en sus manos Gin, cuando le comentó que quería ponerla en el liderato muy pronto. Tan solo había sido una encantadora sorpresa aquél día que descubrió a un guapo varón observándola hacer una gran rabieta, en los bosques de Marukawa. Sin embargo pronto se volvió más que eso…y entregó en las manos de Seiji algo más que todas sus doradas esperanzas, algo que para ella, había considerado imposible…le entregó su corazón.

    A partir de ahí todo empezó a complicarse más.

    Paulatinamente pasaba más tiempo con Seiji y menos en la mansión de Gin. Las cosas iban de mal en peor en todos los aspectos, ocultaba cosas de su terrible realidad a Seiji, ocultaba cosas de Seiji a Mason, Gin estaba furioso las 24 horas del día y la cereza del pastel cayó cuando se dio cuenta, con terror, que estaba embarazada. Descubrir que el hechizo que había usado en su cuerpo para impedir concebir había fallado, era lo de menos. Y saber con certeza que el niño que esperaba era de su amado tan solo le trajo algo de tranquilidad a su atormentado corazón, pues a pesar de todo temía por su bebé…y temía por Seiji. No había alguna posibilidad de ganar en esto…tan pronto Gin se enterara saldría a matarla no tan solo a ella, sino también a su familia.

    Con el dolor de su corazón tuvo que tomar una difícil decisión.

    ………………………

    Pasaría por el cuarto mes de gestación cuando Mei abandonó la mansión. Ver la determinación en los claros ojos de Mason hizo que fuera solo un poco menos difícil dejarlo. Él, entre lágrimas, le había deseado suerte en su cometido y le había prometido ser fuerte. Ella le había prometido que regresaría, no tan solo para asegurarse que el imbécil hombre estuviera arruinado, sino también para ver triunfar al bello doncel en su camino como hechicero…verlo en lo más alto.

    Los siguientes meses trajeron un montón de noticias agridulces. Muertes de buenos amigos en la mansión, la caída de una de las resistencias de magos que luchaban en contra de Gin, la noticia de que Gin la buscaba acusándola de “alta traición”, más de 100 brujos de élite encomendados a encontrarla; pero también llegaron noticias buenas, empezando por el nacimiento de su pequeño bebé y el encuentro con Sakura, quien había estado orgullosa al contarle lo bien que lo había hecho en su ausencia y cómo había logrado ser entrenada por un guardián de uno de los pantanos del este. Sin embargo no sabía qué tan poco le iba a durar la felicidad y muy pronto la tragedia tocó las puertas de la humilde casa en donde vivía con su familia. Era un sirviente conocido por ella, quien venía con malas noticias… ¿cómo la había encontrado?, era un misterio, desgraciadamente, por la gravedad de la noticia no lo pensó mucho:

    Mason estaba en peligro, Gin lo había declarado culpable al considerarlo su cómplice…y había sido sentenciado a muerte.

    No lo pensó mucho. Simplemente besó y abrazó a su familia y corrió a salvar a su amigo, sin esperarse que se encontraría con una trampa.

    …..

    Esa noche, la que era tan inolvidable para Mei como para Seji, fue la última que se vieron.

    Cuando ella, abatida por el dolor y el cansancio de tremenda persecución por parte de la guardia de elite cazadora de brujos junto al mismo Gin le dieron caza, buscó en su familia tal vez una despedida, tal vez inspiración para seguir luchando hasta extinguir su última gota de energía. Porque esa tarde, quien sabe cómo, Gin se había enterado de toda la verdad. Sabía de la mentira de decirse seguidora de él, sabía de Seiji, sabía de su embarazo y ella sabía, por la misma razón, que tenía que acabar con él…para siempre. Así fuera lo último que hiciera.

    Y tan increíble como parece, su mente se negaba a revelarle por completo los recuerdos de lo que pasó aquella noche en ese misterioso bosque. Solo sabe, que de alguna manera se deshizo de todos los malditos estorbos y se quedó sola, uno a uno, contra Gin. Y luchó con todas sus fuerzas contra ese hombre, con toda su furia…

    Y perdió.

    Pero Gin también.

    //////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

    – esa noche ocurrió…algo inaudito.

    – tu venciste a Gin, le ganaste – murmuró Ritsu aun con lágrimas en los ojos, su voz impregnada de orgullo y admiración hacia su madre y en general toda la fortaleza que había tenido durante su dura vida, a pesar de que le dolía el corazón al pensar todo lo que había tenido que pasar esa mujer desde que era tan solo una niña

    – no has entendido aun, cariño – exclamó con voz bajita ella – tengo la certeza de que esa noche…morí

    Los gemidos agitados de total sorpresa no se dejaron esperar.

    – Pero es imposible, incluso para ustedes, burlar a la muerte ¿no?, Mei-san - preguntó curioso y un infierno de intrigado Mune. La aludida asintió y se dispuso a responder.

    –esa noche el poder que lancé a Gin no fue para destruirlo, sino para absorberlo…- la sala muda de impresión- el cuerpo y el alma de Gin fueron devueltos a la madre tierra…pero sus poderes fueron trasferidos a mí. Por mucho tiempo, años enteros, fui retenida en otra dimensión que mi propia energía creó, como medida de defensa…y no fue hasta un par de meses que el vórtice se cerró…

    – dejándote afuera, nuevamente- exclamó asombrado Ritsu. Mei asintió y lágrimas cayeron de sus ojos.

    – juré que no los dejaría solos, me encapriché por salir de allí y aquí estoy, a pesar de todo, bebé

    Mune solo intentaban imaginar una lógica a todo…pero la magia era magia…no había porque tenerla. Y sólo sonrió viendo a su amado castaño abrazarse a su madre y muy pronto Seiji se había unido al abrazo familiar. Al final de cuentas no tan solo todo había salido bien, sino que mucho mejor. Estaba seguro que el corazón de su precioso Ritsu ya estaba sanado por completo.

    *********************************************************

    – ¿está segura que esto es necesario, Asuka-san?

    Misaki había estado prácticamente toda el día siendo abrumado por una eufórica peliplata. Apenas había alcanzado a despedirse de su guapo príncipe en la mañana al despertar cuando éste fue arrastrado por Haruhiko y Yura a algún lado y él fue reclutado por Keiichi, Yuki y Asuka. Su mente estaba totalmente fuera de lugar al no comprender algo que esos tres hablaban al mismo tiempo entre saltitos y gritos eufóricos. Sólo lograba escuchar algo de “etiqueta”, “vestuario” y “vals”; no fue hasta que pasó por los jardines y vio a un Hiroki (obvio muy bien acompañado de Nowaki) que divertido le había dicho “son preparaciones para tu boda, gran bobo”.

    Boda

    Tan pronto sus neuronas reaccionaron ante esa palabra los nervios se acumularon en su estómago. ¡Se iba a casar con Usagi-san! …¡que idiota!, obvio esas cosas se planeaban y dado que todo había acontecido tan rápido suponía que las “prisas” era algo normal. No es que hubiera olvidado tan pronto que estaba comprometido con su apuesto príncipe, solo que estar planeando el evento lo hacía todo más real. Y había sentido esos aterradores nervios subir por la garganta.

    Ya eran cerca de las 4 de la tarde y el estómago del agobiado castaño rugía por un poco de alimento, mientras se encontraba sobre un banquito y un pequeño sequito tomaba medidas a su cuerpo y ponían sobre su piel un sin fin de telas que sinceramente él no les encontraba diferencia.

    La siempre sonriente y jovial Asuka había volteado a verlo con un rostro lleno de sorpresa y obviedad.

    – ¡Obvio que sí, cariño!, se trata del atuendo para tu boda, no es cualquier cosa – la mujer puso pose pensativa – de hecho esperaba que Akihiko estuviera aquí ya, no debería estar demorando tanto, mira que tomar otro día para hacerle medidas a él no me…

    Asuka seguí parloteando alrededor o es lo que escuchaba Misaki.

    – ¿y dónde está Usagi-san?

    – aww, no pueden estar ni un segundo separados – exclamaba entre burlón y soñador Yuki. Mientras Misaki hacía un puchero y Keiichi ponía los ojos. El bonito rubio le había sido presentado de manera demasiado rápida. De lo poco que el oji-verde logró entender era que Yuki era el prometido de Yura, hermano de Keiichi. El chiquillo tenía un par de años siendo entrenado para algún día tomar su lugar como rey junto a Yura en Sumi. Era inteligente, educado y bondadoso…pero también era un escandaloso y un dolor en el trasero cuando se lo proponía… ¡AÑOS!...y la gente quería que aprendiera etiqueta y refinamiento en un par de días…sí, claro.

    – ¡No es eso!- murmuraba sonrojado el oji-verde.

    – es una sorpresa, cariño – respondió Asuka con tranquilidad. Misaki solo tuvo que asentir a regañadientes mientras hacía pucheros, cansado de estar cansado todo el día y esperando el momento en que su guapo príncipe llegara a salvarlo de ese desesperante circo. Gritaría si le volvían a dar a elegir el color de algún objeto de: blanco a más blanco…

    ……………………

    El sol había empezado a ocultarse y Misaki permanecía junto a Hiroki y la pequeña Mikoto en el jardín principal cuando escuchó a los caballos siendo desmontados. Había estado quejándose con el embarazado Hiroki sobre su cansado día mientras este sólo se burlaba de él un rato y Mikoto jugueteaba por ahí.

    – ¿crees que ya hayan llegado? – preguntó algo entusiasmado.

    – tal vez, ¿Por qué no vas a ver? – exclamó el oji-avellana con una media sonrisa juguetona.

    Misaki solo asintió rápidamente con sus mejillas sonrojadas antes de correr a la entrada principal. Ignorando olímpicamente el “hola a ti también” sarcástico de Haruhiko, mientras se lanzaba a los brazos complacientes de Akihiko, quien lo cargó haciendo que el doncel enredara sus piernas en su fuerte cintura y le besó la frente…tal vez a sabiendas de la vergüenza que iba a sentir después su Misaki al saber que estaban siendo observados.

    – ¿dónde estabas?...pensé que llegarían pronto- exclamó con cierto pucherito el menor, el cual hizo sonreír graciosamente al peliplata.

    –Estos idiotas me llevaron al otro lago del mundo por tu sorpresa – Akihiko sonrió al ver la carita de confusión de su doncel y se rio al escuchar el “¡ey!” de sus compañeros.

    – ¿sorpresa? ¿me has traído algo?- el rostro del castaño se iluminó y el pecho del apuesto príncipe se hinchó por la ternura que despedía su adorable doncel – no tenías que haber viajado tanto para conseguirme un obsequio…yo hubiera sido feliz con cualquier cosa que hubiera venido de ti…- murmuró un sonrojado Misaki…ganándose unos cuantos “owww” de su inadvertida audiencia.

    – ¡cállense y váyanse todos al demonio! – vociferó divertido Akihiko a Yura y a Haruhiko quienes parecían muy cómodos observándolos en primera fila. Estos se fueron bufando, quizás a buscar a sus problemáticas parejas. Enseguida Akihiko había regresado su atención a la bella carga aun en sus brazos, y sosteniendo por unos segundos con un solo brazo a su prometido hurgó en el interior de su traje hasta encontrarse con una pequeña cajita y entregándola al castaño – dudo que pueda encontrar algo como esto en cualquier lugar, cariño…

    Misaki tragó saliva con las manos temblorosas sosteniendo una aterciopelada cajita roja. Sus ojos se intercalaban entre la cajita y los amatistas ojos de su novio. Observó la impresionante y fácil sonrisa de su príncipe…pero sabía que su Akihiko tenía un atisbo de nerviosismo en él. Cosa que le resultó terriblemente adorable. Su pecho, agitado, latía frenético contra el del varón cuando con pasmosa lentitud abrió el aterciopelado estuche…sus ojos se abrieron en demasía.

    – oh, Usagi-san, esto…

    – ¿te gusta, Misaki?

    La suave voz del príncipe le regresó a Misaki un poco la aparente perdida capacidad del habla, asintió frenéticamente tomando entre sus manos una bella y delgada argolla de oro con discretos tallados e incrustaciones de diminutos diamantes.

    – es hermosa…

    Akihiko puso al fin en el suelo a su doncel y se permitió poner al fin, el anillo en el dedo desnudo de su doncel. Enseguida buscó algo en uno de los bolsillos de su traje y le sonrió traviesamente a su pareja. Misaki solo miraba curioso sus acciones con lágrimas en sus ojos, mientras extendía la mano para permitir que su prometido le entregara, al parecer, un obsequio más.

    – el anillo es para la muestra del amor y el compromiso que tengo contigo…ante mi reino, mi familia y el resto del mundo; pero esto, es para que recordemos siempre cómo empezó todo y atesoremos la hermosa casualidad del destino, que pensó que tú y yo funcionábamos mejor juntos…

    Misaki extendió en su mano la hermosa medallita arrancándole enseguida una divertida risa que compartió con su apuesto príncipe entre lágrimas. Muy pronto los labios de los dos amantes se encontraron en un apasionado beso.

    Y mientras las manos del varón se ocupaban de sostener la cintura del oji-esmeralda, dentro de la mano del doncel se encontraba una brillante medallita de plata con la silueta, ni más ni menos, que de un pequeño conejo.

    ******************************************************************

    – ¡le ruego me disculpe, mi señora! ¡Pero están solicitando una audiencia con usted justo ahora!

    La joven monarca había tenido un breve sobresalto cuando la puerta de su habitación había sido abierta con violencia, le parecía algo completamente extraño dado a que Mito-san era una mujer muy tranquila y era muy difícilmente perturbable. Regresó a ver hacia la ventana: el sol aun no terminaba de salir. Probablemente no serían más de las 7 de la mañana. Frunció el ceño… ¿una audiencia a las 7 de la mañana?

    – Mito-san…ya sabe que las audiencias son hasta después de las 10 de la mañana – exclamaba la rubia jovencita, con su rostro jovial bastante cansado, terminando de levantarse de la cama. La curiosidad la invadió al ver a la bajita mujer moverse casi de un pie al otro por los nervios, apretando el delantal blanco de su uniforme entre sus manos.

    – ¡no comprende, su majestad, se trata de un mago!

    La chica se enderezó justo en su lugar, abriendo demasiado sus ojos claros ¡un mago! Apenas espabiló, tomó una bata con elegantes bordados y caminó con rapidez fuera de su habitación con una Mito siguiéndole de cerca.

    – ¡me hubiera dicho antes que se trataba de esto, Mito-san!, no debemos hacerle esperar… ¡dime que le han hecho pasar de inmediato!

    – tan pronto se les vio en la entrada, según los guardias. A él y a su acompañante, majestad.

    – bien

    La bella reina caminaba con rapidez y un podo de incertidumbre y nerviosismo transformándose en un enorme nudo en su estómago. Era muy joven reinando, nunca había recibido a algún usuario de la magia en su palacio. No desde que su padre, el anterior rey, los repudiaba. No sabía que asuntos querría hablar este mago con ella y esperaba como el infierno que no fuera alguna venganza o cualquier situación bélica. Kami-sama sabía que no estaba precisamente en la mejor situación anímica. Se tragó sus temores abriendo de par en par las puertas que daban al salón principal, dándole el primer vistazo al par de personas ahí.

    Dio un rápido vistazo al guapo varón que vestía un traje de oficial de algún ejército, pero enseguida sus ojos se clavaron en la etérea figura enfrente del varón; podía intuir que era la silueta de un muchacho joven, por la fina ropa que se ceñía al esbelto torso y caderas podría adivinar que se trataba de un doncel, la caída del vestuario tenia al lado de cada pierna una discreta abertura que le daba un toque de elegante sensualidad, muy poco pudo seguir adivinando por el fino calzado de él, pues una gran caperuza en colores dorados y grises envolvía todo el cuerpo, cubriéndole especialmente el rostro. Un curioso bastoncito dorado era sostenido por su mano derecha.

    – lamento que tenga que recibirlos en estas condiciones, pero por favor, sean bienvenidos al reino Takatsuki. Mi nombre es…

    La tenue risita proveniente del misterioso muchacho, interrumpiéndole, le consternó un poco. Observó intrigada como su “invitado” levantaba con lentitud la capucha revelando primero una blanquísima frente y un montón de hebras doradas alborotadas adornando su cabeza.

    - tu tan holgazana como siempre, Risako

    Los ojos de la rubia monarca se llenaron de lágrimas al observar los grises orbes y la sonrisa traviesa que tanto añoraba poder encontrar durante tantos años. Las piernas le temblaban tan mal que no se sentía capaz de correr al encuentro del latoso mago frente a ella, pero infiernos si no lo intentaría. Le importaba muy poco si terminaba estampada en el suelo.

    – S-Shinobu
    .
    .
    .

    Continuará…
     
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    Me ha encantado el capítulo.
    Ya se sabe completamente la historia de Mei.
    Qué tierno Misaki con Akihito, y ya se van a casar que bien.
    Shinobu ha ido a encontrarse con su hermana.
    Ya va ha terminar qué pena, espero cuando termine que subas más trabajos.
    Saludos y besos y feliz año nuevo.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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  7. Arwen09
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    Pobre Mei, realmente sufrió muchísimo. Lo bueno es que por fin tiene de nuevo a su familia.
    Ese Misaki es un despistado jajajajajaja
    Diciembre es terrible!! Lleno de finales, me volvieron loca jaja
    Brindo por qué empecemos el año con todas las pilas!!
     
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    "El Yaoi no es solo un gusto,ni mi pasión...¡Es mi vida!"
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    Hola Misagi ryuk!! que gusto leer una nueva conti tuya, pues si esperaré muy ansiosa escenas de mis adorados egoístas

    Fue aún más triste esta parte del pasado de Mai, pero ahora ya sé como fue su amor por su familia y amigo, que bueno que todo terminara para bien y ahora nunca más se separará de su adorada familia

    Ja, ja, ja Misaki y Akihiko ya se casan y Misaki ni enterado, si que es un despistado, lo bueno es que no puso baches y aceptó gustoso; Akihiko es un amor, sus regalos fueron preciosos

    Wiiii al fin Risako y Shinobu se reencontraron, que alegría n_n ya quiero saber el que se dicen y también que será de ellos en adelante

    Fue una conti muy buena y si la disfruté mucho :) esperaré ansiosa por mas, por cierto espero que este año nuevo te vaya de maravilla y que todos tus deseos se cumplan Misagi Ryuk, cuídate mucho, te re quiero <3 hasta pronto!!!
     
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    Maestr@ en Yaoi
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    Espero todo bien y pronto puedas traernos la conti.
     
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    Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo... quería ser poema. JG

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    Comiendo panditas rojos, fresas y chocolate :D¡¡

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    Hola a todos u///u

    Yo se que actualizar hasta ahora es una falta de respeto xDD. Pero ey¡¡ volví, no? :v
    En fin, realmente he estado muy ocupada todo este AÑO que he estado ausente u.u. La uni me mantuvo bastante ocupada u.u, necesitaba terminar ciertos asuntos para poder Graduarme y por fin logré :3¡¡, ahora la titulación, aun peleo contra la Tesis, pero les prometo que ganaré xD. Muchas Gracias a todos y todas por seguir de cerca mi fic, es gracias a ustedes, que me leen y comentan, que este fic no está abandonado u.u. Como les había dicho, no estaba dentro de mi dejarlo inconcluso y por eso ya estoy por acá cumpliendo mi promesa :D. Como ya saben también, a este fic le quedan un máximo de tres capítulos y un epílogo así que disfrutemos juntos de lo último que nos queda, espero les guste, de antemano Feliz Navidad a todos y nos leemos pronto¡¡¡ Saluditos especiales y besos de ponche frutal para: Anne onodera takano, Arwen09 y Melyoan

    Misagi * *





    Capítulo 62: “Regreso a casa”


    Paños húmedos reposaban sobre la frente acalorada de la que alguna vez fuera la monarca de uno de los reinos más prósperos. Sobre la mesa de noche, al lado izquierdo de su cama, se podían ver una gran cantidad de medicamentos, paños, un balde con agua fría y una vela. Los cortos cabellos rubios, ahora resecos, por la falta de cuidado y de los rayos del sol, aunque suaves, estaban opacos y sin vida y reposaban sobre la almohada mullida de la cama.

    A su lado, como siempre, Yuka fielmente cuidaba de la salud de la reina, o de lo que quedaba de esta. Su compungido rostro no era otra cosa más que el reflejo del de la dama que yacía dormida en esa enorme cama…un rostro de ella y del resto de las personas que vivían bajo el techo de ese castillo. Cada día que pasaba era un golpe a la esperanza que tenían de dejar de ver a la mujer marchitarse poco a poco. Yuka había sido lo más cercano a lo que era una dama de compañía para Risako. Había sido contratada por el rey Ryuto principalmente para mantener una estricta vigilancia sobre “su chica favorita”. Ella odiaba la situación en la que estaba y no pudo hacer mucho al respecto. De inmediato fue su deseo volverse amiga y aliada de Risako, aún más después de la muerte de su mejor amiga y la desaparición del pequeño príncipe Shinobu. Cuando Ryuto murió y Risako subió al trono sintió que su tiempo en el castillo había acabado, pero fue Tsume-sama la pidió quedarse a su lado con la amabilidad de una madre y desde entonces ellos se habían vuelto su única familia. Su corazón se estrujaba al ver morir día a día a la mujer que consideraba su segunda madre.

    Una lágrima rodó por su mejilla.

    Cuando escuchó el picaporte de la puerta girar se levantó de asiento como impulsada con un resorte y con agilidad de un experimentado guerrero desenvolvió de los olanes de su vestido una daga apuntando hacia la puerta, en posición de defensa. Estaba tan acostumbrada a que cualquier movimiento se avisará que la acción le había tomado por sorpresa… pero nada la preparó para lo que vio después...

    Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio a un precioso doncel entrar a la habitación sus ojos grises la miraron con expectación por un segundo, pero enseguida se fijaron en la pálida mujer recostada en la cama. Su pecho se apretó dolorosamente cuando el rubio ángel descompuso su rostro en dolor puro llenando sus claros ojos de lágrimas y se arrodilló a lado de la mujer.

    Yuka se quedó completamente inmóvil, luchando entre si debía alejar al muchacho de su señora, abrazarlo y darle confort al verlo tan destrozado o ofrecerle venias, no tenía duda, sin embargo, que el chiquillo era un mago…y francamente no lograba comprender qué hacía allí. Su vista se desvió por un momento del doncel y se fijó en Risako quien entraba lentamente por la puerta de la habitación, tras ella un apuesto caballero. La reina le dio una desconcertante mirada, negando lentamente con la cabeza y mirando con un profundo sentimiento al chico…

    – ¿qué sucede, Risako-san?- preguntó con gran desconcierto. Pero nada pudo prepararla para escuchar lo que escuchó de los sonrientes labios de la joven monarca ahogado en un sollozo silencioso.

    – Shinobu-chan ha regresado a casa

    El rubio, inconsciente de todo lo que lo rodeaba, a excepción de la mujer en la cama, se acercó con pasos temblorosos. De hierro. Sentía los pies pesados, como si sus piernas no pudieran dar un paso más y al mismo tiempo no fuera suficientemente rápido hacerlo…se le antojaba lo más difícil de todo lo que había hecho hasta ahora. Peinó los rubios cabellos de la mujer con sus manos, mientras sus ojos derramaban cristalinas lágrimas y sus dientes se mordían con nerviosismo sus ya pálidos labios.

    Pero los ojos de la reina no se abrían.

    Sin embargo, su corazón no se apesadumbró. Sintió la tranquilidad bullir como un gran volcán. Una tranquilidad que sabía era obra de la bella dama durmiente. Juntó su frente con la de la mujer, con suavidad y en medidos movimientos. Sintió su corazón apretujarse con anhelo cuando los ojos claros se abrieron. Shinobu vio pasar en ellos varias emociones: primero la incredulidad…seguida de la curiosidad y la emoción…Los ojos redondos y llenos de lágrimas. Las arrugadas manos temblorosas y cerrando los puños alrededor de las sabanas de seda.

    – ¿S-shinobu?

    El oji-gris sonrió, contagiado de llanto y asintió repetida y rápidamente. Se abrazó a la mujer que sollozaba en sus brazos.

    – He vuelto a casa, mamá…


    ****************************************************************


    – ¡estás embarazado!

    El silencio se extendió entre los dos donceles, uno frente al otro.

    Los ojos avellana del príncipe se entrecerraron observando con una mezcla de perplejidad y curiosidad al extraño y guapo sujeto frente a él. Sus ojos azules brillaban casi con ridícula gracia.

    – Si – contestó con simpleza y con un poco de incredulidad, ¿Qué otra cosa le diría si era verdad? Además, había encontrado hace un tiempo que difícilmente podía esconder ciertas “cosas” a un usuario de la magia, de alguna manera siempre se enteraban.

    -¡Te vez… impresionante! ¡Sin duda un gran prospecto para Nowa-chan!

    El castaño sintió sus mejillas calentase al mismo tiempo que se abrieron sus ojos. Los ojos del pelirosa brillaron como diamantes, el oji-avellana pensaba que estaba a punto o de estallar o de postrarse a sus pies.

    Este sujeto…era extraño.

    Hiroki había sido insistente cuando Nowaki quiso esquivar el encuentro pendiente que tenía con cierto Guardián de los mares del Este. Su príncipe oji-azul había dicho que aquello no era necesario, pero Hiroki pensaba que sí, y admitía que sentía cierta curiosidad y un “algo” en el pecho al recordar su historia juntos. Aún recuerda haber fruncido el ceño en la cara de póker más convincente de toda su vida cuando Yuki, el extraño prometido de Yura, le dijo “sin duda es celos, cariño”, más el bonito muchacho parecía inmune a la aparente aura oscura que hizo correr al resto de las personas a su alrededor. Lo único de lo que estaba seguro era de que necesitaban conocerse para que todo regresara a la normalidad. Si, era sólo eso.

    Sintió su cuerpo tensarse por unos segundos cuando el chiquillo de ojos lindos pareció no poder aguantar más su ansias y se abrazó con fuerza a él.

    – me alegra que seas tú quien cuide a Nowaki

    Los ojos avellana se suavizaron de inmediato cuando observó los azules aguantando las lágrimas, pero sin embargo con una felicidad desbordando de ellos. Una felicidad de saber que la persona amada sería correspondida…no era él, pero su felicidad significaba la propia.

    Una felicidad que le caló el pecho con tristeza y que esperaba nunca experimentar en carne propia…

    – Gracias por todo, ahora él es mi responsabilidad – murmuró con ternura al tritón pelirosa. Una sonrisa traviesa apareció en el rostro suave.

    – ya lo creo

    ******************************************************************

    El rencuentro duró mucho. Risako no podía creer cuanto rejuveneció su madre cuando la realidad asaltó su conocimiento. No quiso deshacer su abrazo de su precioso doncel durante un gran momento. Y ella por fin había sentido un gran alivio en el alma y en el corazón al sentir de nuevo su pequeña familia “completa”. El día pasó poniéndose al día con las noticias por las dos bandas. Como era de esperarse no afectó demasiado al rubio el momento en que le fue contada la muerte de su padre, lo que si causó revuelo fue todo el asunto de la profecía y la guerra entre usuarios de la magia, aún más cuando llegó el momento explicar lo que pasó con él y la maldición que tenía. Presentar a Miyagi como su héroe tan sólo hizo que el gallardo y apuesto varón coleara de rojo levemente sus mejillas por lo que fue adorado mucho más por la anciana mujer quien sin pensarlo mucho lo encerró en sus brazos. Miyagi no pudo evitar sentir un nudo en la garganta ante la calidez del pecho materno de la mujer y las palabras que le susurró al oído: “Te debo mi vida, cariño, literalmente. Mi vida y la de mi pequeño. Jamás podré pagarte toda la felicidad que me has dado en este momento”

    – Shinobu si, mi señora. Él ha sido quien me salvó a mi – le dijo dificultosamente de vuelta, con una sonrisa en su rostro.

    Ambas mujeres habían chillado emocionadas, al ver la verdad en sus palabras reflejados en los ojos del varón y en los de Shinobu quien se había lanzado a sus brazos para besarle todo el rostro, estando su nariz completamente colorada por el llanto que mojaba sus mejillas.

    El amor que se tenían era palpable, casi envidiable. Risako estaba feliz por su hermano, el destino no sólo le había dado un hombre tremendamente apuesto y valiente, sino uno sensible y que lo amaba tan desquiciadamente como él. Sonrió divertida pensando en los años que se llevaban…ella mejor que nadie sabía que eso era lo de menos. Por experiencia propia…

    …………………………………….

    – ¡¿porque?!...MIYAAAAAAGI…¿tan pronto te quieres deshacer de mi?

    Miyagi cerraba un ojo en una mueca de dolor cuando el apuesto doncel rubio le hacia un berrinche en plena salón principal, frente a su madre , hermana, servidumbre, guardia real y todo…Los pequeños puños del muchacho temblaban a su lado, su ceño fruncido, un puchero arruinando los rosados labios. Gracioso era que aun de puntillas no alcanzara mas que la barbilla del mayor y tuviera que verlo hacía arriba.

    Tsume-san parecía tan confundida y sorprendida como el resto de la gente, por otro lado, Risako aguantaba la risa divertida.

    Esa tarde su madre había anunciado su deseo de querer realizar una gran fiesta de bienvenida a su adorado doncel, celebrando no tan solo su regreso, sino también su compromiso con Miyagi. Por eso que fuera requerida la guardia real para hablar sobre la seguridad y los invitados, entre otras cosas. Fue tan solo un efímero minuto en el que amablemente el mayor se había negado a pasar la noche en el palacio, mas concretamente en el reino, esto debido a asuntos pendientes que tenía que resolver en Usami todavía, mencionando además que no era necesario, sin embargo, que Shinobu lo acompañara, no de inmediato al menos. Tan solo eso había desatado el desastre y el hasta ahora sonriente rubio se había levantado enrabietado a gritarle un poco a su apuesto “prometido”.

    – claro que no, Shinobu…sabes que aún no he terminado de hacer mis asuntos en Usami…

    – ¡mentira!…Asuka-sama dijo que no había prisas…tus “asuntos” seguramente tienen que ver con alguien más…

    – cariño, no es…

    – ¡seguramente te has aburrido de mí! y si no soy lo que quieres yo…

    -Shinobu

    La tranquilidad con la que Miyagi pronunció el nombre del doncel hizo que este se callara y por fin le prestara atención, casi arrepentido de ver la perplejidad en los rostros de todos los presentes. La sonrisa apaciguada del moreno le calentó el corazón.

    – si no fuera tu persona indicada, no hubiera sido capaz de romper esa cadena…¿recuerdas, bebé?

    Shinobu no hizo más que ruborizarse enterito y tomar a tientas una copa en la mesa antes de lanzársela al varón y salir corriendo hacia su habitación. Muy a pesar de los murmullos de todos y las risotadas de su hermana.

    Miyagi se quedó unos leves segundos parado en su lugar después de esquivar la copa que terminó hecha pedazos a un lado. Miró consternado hacia donde se dirigió su pareja y enseguida viró su mirada a la sorprendida mujer.

    – con permiso, Tsume-san, creo que iré por él…

    – sí, cariño…ve

    ……………..

    Miyagi encontró al avergonzado doncel estrellado en su cama, escondiendo su rostro en un tumulto de esponjosas almohadas. Recargó su cadera en el umbral de la puerta y miró con una sonrisa divertida como su precioso hombrecito había perdido toda la energía de hace rato.

    – ¿ya te sientes mejor, amor?

    – ombvifgda towhtgo ptrofjsnor- murmuró dificultosamente

    – no entiendo bebé…- exclamó aguantando la risa

    – olvida todo por favor- repitió nuevamente. Por fin el mayor pudo ver la cara avergonzada de su doncel y sosteniendo sus mejillas le dio un beso en los jugosos labios, sentándose junto a él. El menor rehuía su mirada, pero se las arregló para que lo mirará fijamente, cuando lo tumbó de espaldas a la cama, sosteniendo en sus brazos su peso sobre el rubio.

    – resulta algo difícil, bebé… ¿acaso necesito recordarte porque es que eres la mejor opción para mi? – murmuró con voz ronca sobre el oído del menor, que gimoteó un poco, pasando las manos a través de los mechones oscuros del cabello de su apuesto soldado. Inclinó su cuello a un lado dando espacio para que el varón besara todo a su paso. Cuando el mayor se hubo acomodado entre las suaves piernas del rubio le empujó suavemente con sus mejillas rojas.

    – no en casa de mamá…

    La suave risa del varón le regresó el alma al cuerpo y le hizo recordar que de hecho si…él era su persona indicada.

    Destinada.


    *********************************************************************


    El primer escenario se presentó en forma de gran habitación con altos estantes plagados de libros. La pareja romántica se vio arrastrada muy pronto por el mayor del grupo a un tranquilo lugar. La biblioteca. Los próximos a casarse le miraban con expectación.

    – ¿y de qué se trata esto Mune? – preguntó Akihiko curioseando por allí, hojeando algún libro que alguien había dejado mal puesto. El aludido tan solo rio un poco y meneo la cabeza como si aquello le resultara realmente gracioso.

    – en realidad esto se trata de unas clases exprés. Todos convenimos en que sería bueno que ya que todos estamos a poco tiempo realmente de encargarnos de nuestros reinos respectivamente tendremos que aprender al menos lo básico. Así que… ¿qué mejor que nosotros mismos?

    Misaki y Akihiko tan sólo compartieron una mirada que decía que ya sabían todo lo que les esperaba.

    A partir de ese día las cosas no hicieron más que complicarse. Si bien la “clase” de Mune acerca de la zona geográfica del reino no había sido la mas divertida del mundo Misaki la prefería 10 veces más a las de Keiichi y Haruhiko. El guapo varón no había hablado de otra cosa más que de política y protocolos que seguir y el doncel parlanchín casi le clava una cuchara en la cabeza cuando Akihiko se equivocó al mencionar los diferentes usos que tienen los cubiertos en la mesa. Nada lo había preparado en la vida para el sufrimiento que pasó junto a su guapo varón cuando el muchachito les anunció que él les daría su clase de “etiqueta”…¡maldición! Si aun le dolía la espalda por tratar de comer, caminar y hasta agacharse de manera erguida. Misaki no tan solo había amanecido cansado al día siguiente ¡sino también entumecido!

    La clase de Hiroki no fue tan mal, de hecho, podría decir que fue la única que realmente disfrutó. Quizás fue que el embarazado castaño era un maestro innato o simplemente temían que les lanzara lo primero que encontraran en la habitación. El estudio de Hitomi-san era en extremo peligroso, especialmente si tendría que decidir en que le lanzaran una bella águila tallada en mármol o un grueso libro de política internacional. Como sea que haya sido, aprender a hablar correctamente, fue el tiempo mejor invertido que tuvo Misaki con toda esa fiesta.

    Finalmente el último día “de clases” había llegado y a tan sólo una semana del Gran Día (era así como Yuki y Keiichi llamaban a su -¡oh por Kami!- boda), y con Shinobu y Miyagi recién llegados, se juntaron en el salón principal para pararse junto a sus dos últimos maestros.

    – ¡¿tú?! – preguntó un tanto sorprendido y en parte incrédulo Misaki, sacando risitas y carcajadas de algunos presentes y un puchero gracioso del aludido.

    – ¿qué?, ¡¿tienes algún problema con eso?! – exclamó enfurruñado, con las manos en la cintura, el precioso doncel de cabellos largos y rubios. Misaki negó lentamente, rodando los ojos levantando los brazos en rendición total. Algo que a todos les parecía muy divertido, especialmente a Akihiko. Desde hace tiempo el oji-verde había empezado a relajarse alrededor de todos, eso quería decir, que, aunque pareciera imposible, se estaba acostumbrando a su loca familia. Y eso lo hacía tremendamente feliz.

    – ¿y qué será lo que nos enseñarán que no sepamos ya? - preguntó con una sonrisa divertida Akihiko, abrazando por los hombros a Misaki, mientras miraba de Yuki a Yura alternadamente. Pero su sonrisa se borró cuando los de Sumi sonrieron espléndidamente.

    – A bailar…



    Hilarante…

    Akihiko podía soportar media vida encerrado en un castillo que pertenecía a la más temible bruja y una maldición atada a su cuello, pero no era capaz de dar un estilizado paso de baile sin intentar desprenderle un pie a Misaki a pisotones. Y eso fue sólo el inicio. Cuando el día finalizó, milagrosamente entendía un poco de ritmo y Misaki conservaba ambos pies. Eso ya era algo.

    Con gran dificultad llegaron a la habitación, Misaki siendo cargado por el peliplateado caballero, eso porque “Usagi-san, ¡baka!, no siento los pies por tu culpa” y se dejaron caer pesadamente, cual costales de hortalizas en la cama. Ninguno fue capaz de moverse por el resto de la noche y sin más cayeron dormidos.

    Debían recordar evitar cualquier baile a futuro…

    *************************************************************

    Hogar, Dulce Hogar

    Después de la tremenda vergüenza que pasó en su propio reino, él fue el primero en votar porque la espléndida fiesta quedara tan solo en una muy rápida cena y salir de allí lo antes posible. Rodó como maniático sobre la gran cama que compartía con Miyagi en la mansión Yoo al recordar como fue que su muy atento caballero casi lo tuvo que despegar del marco de la puerta para que aceptara salir de allí y tranquilizara a su preocupada madre (y dar la cara por tremenda acusación allá afuera). Fue así como después de una invitación exprés tan sólo a personas en su reino, decidió que a la celebración estaría invitado su pueblo. Y así se hizo.

    Shinobu decidió despejar su cabeza de esos recuerdos que tan solo habían sucedido el día de ayer y salió de la habitación a buscar algo que comer a la cocina. Mientras comía una rebanada de pastel, que seguramente había horneado Fuyo-san, recordaba que de hecho Miyagi si tenía una reunión importante a la que asistir esa mañana, por lo que le dejaba la mayoría del tiempo libre para el sólo en la mansión -“Yupi!”- pensó sarcásticamente, augurando un muy aburrido día.

    Recorrió la mansión de arriba abajo, visitó las caballerizas, buscó algunos libros de herbolaria en la enorme biblioteca, cortó algunas flores del jardín trasero para ponerlas en un jarrón en su habitación, holgazaneó en álbumes familiares, robó algunos trozos de pastel más, se probó algunos atuendos que pensaba utilizar en la boda de Misaki, fue al pueblo con Fuyo- san a recoger unos encargos de Miyagi, dormitó un rato frente a la gran fuente en el jardín principal, ayudó a la cocinera a hacer la cena y nadó en el estanque que está cerca de la mansión. Y aún no había señales de Miyagi. Frunció el ceño irritado de aburrimiento, desparramado sobre la alfombra del salón principal. Cuando estaba tentado a contar los escalones de toda la mansión solo par mantenerse ocupado escuchó los truenos en el cielo seguido de una torrencial lluvia desatándose de repente.

    Se levantó del suelo y corrió hacía la ventana apartando las cortinas. Había notado las nubes oscuras levemente esparcidas en el cielo por la tarde, pero no había visto venir una tormenta. Automáticamente pensó en Miyagi, ¿dónde rayos se había metido, y porque aun no regresaba a casa? Su aburrimiento se había convertido mágicamente en preocupación…genial.

    Fue alrededor de la media noche cuando escuchó murmullos y ruidos en la entrada la mansión. Miyagi al fin había llegado. Shinobu se encontraba ya recostado en la inmensa cama, vestido y listo para dormir. Hace apenas unas horas Fuyo-san lo había tranquilizado al decirle que la reunión a la que había ido el moreno no quedaba tan lejos realmente y que eran amigos de la familia Yoo desde hace mucho tiempo por lo que en cualquier momento llegaría. Se sentó rápidamente mirando hacia la puerta hasta que por fin se había girado el picaporte y vio entrar a un empapado Miyagi sacudiéndose cual perro y con sus zapatos en la mano. Se levantó cual resorte de la cama y caminó rápidamente con sus pies descalzos hasta el guapo varón, a quien con preocupación vio tiritar y sus labios levemente azules.

    – lo siento, Shinobu-chan, se me ha complicado un poco el regreso, yo…- exclamó con una sonrisa de disculpas. Shinobu frunció el ceño interrumpiéndolo y agitó su mano, restando importancia a lo recién dicho.

    – tonterías, desvístete y a tomar un baño. Te vas a enfermar. Pediré que traigan agua caliente para la tina – exclamó rápidamente mientras gritaba un poco en el pasillo. Miyagi lo miraba entre enternecido y divertido, aquello había sido una orden en toda regla. Aunque estaba agradecido con el bello doncel por cuidar de él…y el que había pensado que le estaba dando algo de tiempo…al parecer no.

    Minutos después ya estaba listo el baño. Fuyo-san y Shinobu habían trabajado rápida y diligentemente en ello. La anciana mujer se despidió de ellos y les deseo buenas noches antes de salir, mientras Shinobu se disponía a salir del cuarto de baño con algunas cubetas y trastos en las manos pero fue detenido de su brazo por el agarre de Miyagi, quien ya hacia un rato que se había deshecho de su camisa empapada.

    – ¿que? – preguntó el rubio, algo confundido de que le detuviera ahora. Miyagi observó con atención como el menor se había calzado unas sencillas sandalias y había enrollado un poco su bata de dormir para atenderle, se derritió su corazón de ternura y admiración por ese precioso y fiero dragón por preferir cuidar de él que de él mismo. Sus ojos grandes le miraban curioso y un poco interrogantes. Y sin más tiró de el para robarle un dulce beso, sujetándolo por los brazos. Cuando el menor por fin se relajó en su bazo le devolvió el abrazo gimoteando suavecito - ¿Qué haces Miyagi?...- murmuró suavecito contra los labios suaves del varón sin muchas ganas de separarse él realmente. Su mirada gris, impactante y hermosa, se ahumaba poco a poco por la expectación.

    – realmente lamento haberte sacado de la cama, bebé, ¿Por qué no tomas ese baño conmigo?...la tina es bastante amplia- murmuró el varón en el oído contrario, respondiendo a la risa nerviosa del rubio. Quien tan sólo atinó a poner sus manos sobre el amplio y fuerte pecho del azabache, quien se pegó más al doncel, haciendo que ningún espacio quedara entre sus cuerpos. Dejó que fuera el doncel quien empezara con todo…y dejó expectante que las suaves manos del menor acariciaran su pecho como quisiera, rozando sus bronceados pezones y acariciando con suavidad las cicatrices de heridas de múltiples batallas peleadas. Ver en los claros ojos grises bullir el nerviosismo y el deseo era el espectáculo más maravilloso del mundo. Sentir sus labios sobre sus clavículas lo hizo temblar un poco mientras cerraba los ojos…sólo disfrutando el momento. Sus manos viajaron por sí solas hacia las curvas suaves del cuerpo del mas joven y acarició el inexperto cuerpo sobre la traslucida bata de dormir, pasando superficialmente sus dedos sobre los pequeños botoncitos erectos del doncel que chilló de placer agudamente, pegándose más contra su pecho si eso fuera posible.

    – M-miyagi…- murmuró suavecito entregándose por completó a las caricias de su adorada pareja y levantando los brazos cuando éste decidió al fin quitarle la prenda por completo, sintiendo su cuerpo vibrar cuando el mayor recorrió con la mirada su cuerpo entero deteniéndose en los pequeños shorts que sólo le quedaban. Miyagi pasó sus manos por su espalda hasta poder acunar entre sus manos su esponjoso trasero, levantándolo así suavemente, haciendo que enredara sus piernas en la magra cintura. Se besaron apasionadamente, tocando todo lo que estuviera a su alcance, conociendo el cuerpo contrario con parsimonia, desprendiéndose de toda su ropa que ahora parecía estorbar mucho, hasta que el calor en la habitación se hizo demasiado. Hasta entonces ambos cuerpos se habían sumergido en la cálida agua. Amansando un poco la abrazadora sensación de sentir el cerebro derretido. El baño fue rápido, y tan juntos como entraron salieron de la habitación.

    La tormenta todavía hacia de las suyas afuera. Las gotas de agua golpeteaban rítmicamente los grandes ventanales de vidrio cuando Shinobu se dejó caer en el centro de la cama. Su cuerpo aún seguía húmedo y tibio por el baño. Abrió un poco las piernas mirando con su rostro colorado pero sin despegar la mirada a su apuesta pareja quien se acercaba lentamente hasta arrastrarse entre las piernas del doncel. Quien cerró los ojos dejando escapar un gran gemido de placer puro cuando sintió los labios del varón besando y mordisqueando sus muslos y separándolos mucho más con sus manos. Tocó con sus manos sus propios pezones al mismo tiempo que tiró su cabeza hacia atrás, incapaz de seguir sosteniendo todas las sensaciones al mismo tiempo.

    – así es cariño, ayúdame a darte placer…muéstrame como te sientes – la voz ronca del mayor acariciaba sus oídos que zumbaban con insistencia. Besó los labios del doncel antes de abruptamente regresar y tomar con la boca el ya muy despierto pene del menor.

    – ah…ahAHAH..Mi-Miyagi...ii- Shinobu gimoteaba moviendo la cabeza como maniático cuando su caballero comenzó a preparar su entrada al mismo tiempo que lo chupaba. El rubio no podía hacer otra cosa mas que intentar arrancar los mechones oscuros de la cabeza de Miyagi cada vez que sus delgados dedos tiraban de ellos en un intento de enseñarle el ritmo que su cuerpo necesitaba.

    Siseó en una mezcla de dolor y placer cuando por fin sintió dentro de su cuerpo el miembro del mayor abrirse paso lentamente. Al fin la nubosidad que nublaba sus sentidos empezó a dispersarse un poco y enfocó su vista en el apuesto hombre frente a él, quien sostenía su peso en sus brazos, viéndolo como si él fuera lo mas importante que poseía. Y ambos se quedaron quietos…solo esperando.

    – estoy listo…- murmuró el menor. Y tan solo eso desató todo. Shinobu dejaba escapar gritos y suspiros de placer, mientras el mayor arremetía tierna y apasionadamente contra el suave cuerpo de su amante, adorando cada centímetro de su piel, amándolo y enseñándole el placer que nunca antes había experimentado con nadie más. Besaron sus labios una última vez, antes de que ambos llegaran al clímax tan solo la primera vez de toda la noche que les quedaba por delante.

    …..

    Curioso era que quien despertara con gripe no fuera Miyagi. Un sonrojado y adolorido doncel debió haber recordado no descubrirse con la manta la noche anterior…

    Esta vez Miyagi cuidaría muy bien de su dragón…siempre lo haría.

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    Continuará…
     
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    Que alegría que has regresado.
    Muy buen capítulo, Shinobu es un encanto.
    Espero que después de terminar este trabajo sigas escribiendo y publicando más obras.
    Feliz navidad también para ti.
    Enhorabuena por tú graduación y mucha suerte con la Tesis.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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  12. Arwen09
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    Feliz año nuevo!! Que este año este lleno de inspiración para tus historias!!
    El tan esperado encuentro entre Hiroki y el peli rosa!!! Se lo tomó muy bien, fue super dulce. Obvio Hiroki es perfecto para Nowaki!!
    Voy leer otra vez ese lemon de ellos...que pervertida e.e
     
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    "El Yaoi no es solo un gusto,ni mi pasión...¡Es mi vida!"
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    Hola Misagi Ryuk!! cómo has estado, ha pasado un montón de tiempo *w* espero hayas pasado una linda Navidad y recibido un excelente año nuevo y felicidades por haber terminado la Uni! \*o*/ lamento no haber comentado antes, pero siempre se me pasaba n_nU soy una mala amiga y con lo mucho que me encanta tu fic *0*

    Kyaaaa adoré el reencuentro de Shinobu con su familia, fue tan hermoso, eso necesitaba su madre para recuperarse, pero ahora Shinobu se porta como un niño mimado n_nU supongo que Miyagi tendrá que armarse de paciencia y darle mucho más amor y más ahora que se resfrió por tu culpa XDD adoré su zukulento y primer lemon *Q* al fin se dio n_n

    Woow pobres de Misaki y Akihiko sufriendo con semejantes clases, pero creo que son necesarias, a ver como les va en su examen final si es que lo tienen, pero seguro AKihiko reprueba el de baile, en serio será muy duro que aprenda a hacerlo correctamente

    Al fin Hiroki conoció al que le faltaba, me alegro que lo recibiera bien, ay!! ya quiero que nazca el baby *o*

    Gracias por el capítulo me gustó un montón!! cuídate mucho, hasta pronto!!!
     
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    Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo... quería ser poema. JG

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    Comiendo panditas rojos, fresas y chocolate :D¡¡

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    Hola a todos, ¿cómo están? Ya lo sé, he tardado un poco con la conty de nuevo ñ_ñ, pero ya hasta aquí por fin :P. Muchas gracias por su apoyo, lecturas y comentarios, me hace muy feliz que después de tanto tiempo aun sigan mi fic de cerca. GRACIAS¡¡, bueno, pues disfrutemos del penúltimo capítulo. Respondo comentarios ¡…Nos leemos pronto. <3

    Anne onodera takano: ¡Hola! Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado la conty, gracias por tus buenos deseos. Siii Shinobu es un encanto ¡ :D…y por cierto es de los terroristas de los que estoy preparando mi siguiente fic :3, ya estaré avisando por aquí cuando lo publique. Saluditos y besos de manzana verde¡

    Arwen09: ¡Hola!, gracias por tu comentario y tus buenos deseos, que bueno que te gustó el encuentro de esos dos. Era necesario xD. Y obvio Hiro-chan en perfecto en todo sentido :P, un saludo¡¡

    Melyoan: Hola Mely, ¿Cómo estás?, gracias por comentar. Jajaja, no te preocupes. Gracias por tus felicitaciones y buenos deseos¡¡ Ya lo sé, ya era hora de ese lemmon, hasta a mí me tenía ansiosa, prácticamente lo tenía soñado xD. Ya aprenderá a bailar Akihiko…algún día :P…hasta entonces…toca aguantarse al pobre de Misaki xD. Ya casi viene el momento de los babys¡¡ Saluditos Mely…besos chocolatosos¡¡¡

    Misagi * *




    Capítulo 63: “El Gran día”

    Todos habían despertado agitados esa mañana en Usami. Apenas los rayos de sol que daban la bienvenida al amanecer se asomaban por las montañas cuando todo mundo, a primera hora del día, ya deambulaba con premura por todo el palacio. Los jardineros regaban los jardines, los sirvientes pulían los pisos y acomodaban grandes mesas en el salón principal, los cocineros tenían todos los fogones prendidos y las flores eran colocadas en su lugar. Y no era para menos, hoy el imponente palacio en Usami era la cede de tal vez el más importante acontecimiento que se haya celebrado en años. Y como era de esperarse Asuka-san vigilaba todo aquello de cerca.

    – ¡Hinata-chan, los jarrones púrpuras no van ahí, déjalas en el salón principal, por favor!, ¡cariño!...eso no va de ese lado!...¡espera!

    Desde unos pasos atrás Keiichi veía con gracia como la elegante mujer corría de allá para acá dando órdenes a diestra a siniestra, Keiichi le había comentado divertido a la reina que solo la faltaba su banquito y una batuta para dirigir aquella orquesta a placer. Pero internamente no le pareció nada extraño aquello. El joven doncel sabía de antemano, prácticamente desde que la conoció, que la dulce reina era sumamente perfeccionista y que en definitivo no iba permitir que en este gran día algo estuviera fuera de lugar. El día en que festejaban no tan solo el regreso de su adorado hijo, sino también la unión de éste con el amor de su vida. Su destino.

    El principie sonrió una última vez, antes de continuar con su propia encomienda.

    ************************************

    ////////////////////////////////

    El sol se instalaba imponente y sin tregua en lo más alto del cielo ese día. Los días de verano en el reino eran severos, tanto que la poca lluvia que llegaba a caer por las noches, parecía que se evaporaba en tus narices, provocando, por si fuera posible, más calor que de costumbre.

    Desde lejos, el dulce doncel veía a la menuda mujer atareada, lavando ropa ajena, como todos los días por las mañanas, a las orillas de un gran río que corría a las afueras del pueblo. Su rostro, seguramente caliente, perlado de sudor por el esfuerzo y el calor se veía colorado. Y las suaves manos que se desgastaban tallando ropa, de vez en cuando exprimían los holanes del viejo y luido vestido floreado que la bella mujer usaba muy seguido y que el rio alcanza a mojar un poco. Los ojos verdes veían con admiración y atención a la dulce mujer de cabellos largos y castaños. A sus apenas 4 años de edad sabía que “trabajar” era una actividad muy dura y que el agotamiento era parte de aquello, sin embargo a pesar de que muchos días veía flaquear el cuerpo e incluso el rostro, a veces, preocupado de la bella damita, los ojos verdes, pacíficos y dulces nunca cambiaron. Siempre brillantes. Nunca supo con exactitud cuándo es que la sonrisa dejó de brillar tanto, quizás fuera porque estaba tan acostumbrado a su preciosa risa o los dulces “no pasa nada” que tan seguido les decía a él y su hermano, quizás tratando de mitigar el hecho de la forma tan precaria en la que vivían. La mujer quizás no lo sabía, pero con tenerlos a los dos, al pequeño le bastaba para ser feliz.

    Inconscientemente su corazón se detenía con congoja cuando los ojos verdes flaqueaban un poco y él trataba de arreglarlo enseguida.

    El doncelito se levantó del pasto en donde estaba sentado, se sacudió un poco la tierra de su trasero y dejó un viejo caballito de madera con el que jugaba allí…un recuerdo que ni siquiera era suyo, un último obsequio del hombre al que debió haber llamado padre, pero que casualmente a nadie le gustaba mencionar. Con una única idea en su mente cortó con sus manitos un puñado flores silvestres que crecían por allí y corrió torpemente hasta donde la mujer, quien al notarlo dejó momentáneamente su trabajo para ponerle atención y con los brazos abiertos y una espléndida sonrisa le esperó para estrecharlo fuertemente. Los ojos ya no lucían preocupados, nuevamente sonreían. Misaki sonrió. Lo había logrado.



    Los veranos pasaban, como pasa el tiempo, como pasan los momentos. Misaki entonces ya tenía 8 años. Como todos los días acompañaba a la bella mujer a trabajar, y muchas veces la ayudaba. Esa mañana ellos cosecharían una gran siembra, propiedad de unos de los mercaderes más ricos del reino, quien como paga les daría una buena porción de algunos vegetales. Habían llegado muy temprano para empezar el trabajo, y acordando empezar de puntas extremas apara abarcar más espacio en poco tiempo, y sin inconvenientes trabajaron casi toda la mañana. Era medio día cuando sobre un banquito, un concentrado Misaki trataba de alcanzar con mucha dificultad un enorme tomate que la mata había hecho nacer hasta la punta, ladeó la cabeza cuando le pareció escuchar su nombre. Se quedó quieto intentando escuchar con más atención y entonces lo hizo.

    – ¡MISAKI!

    El horroroso grito le heló la sangre y corrió como si su vida dependiera de ello, hacia donde había escuchado la voz llena de dolor. Sin importar que las plantas le golpearan de lleno la cara se dirigió velozmente hasta que la vio allí. Tirada, con lagrimones en la cara, inmóvil y con una mueca dolorosa en su sonrojado rostro. Bien dicen que ver caer a tus héroes era de las cosas más dolorosas de ver. Y eso fue lo que él sintió precisamente. Ver a la mujer de su vida, a su bella e invencible heroína, sufriendo, rendida…lo derrumbó. Lo paralizó. El doncel no recuerda exactamente cuánto tiempo después entró apresurado Takahiro, su hermano de ya 15 años, aun con su gorro de trabajo y su martillo en mano, corriendo por la entrada principal del huerto. Seguramente alguien le había avisado y junto con algunos vecinos ayudaron a llevar a la inconsciente mujer a casa.

    A partir de ese día todo cambió.

    La bella mujer ya no trabajaba, ya no podía hacerlo. No encontraba las fuerzas. Takahiro pasó a tener dos turnos en el trabajo…a veces tres. Había días que el doncel miraba a escondidas, con tristeza y preocupación, como su hermano se quedaba dormido en la vieja mesa que les servía de comedor sin probar bocado alguno o como constantemente se sobaba los hombros, seguramente adoloridos por tanto esfuerzo, pero por más que él intentó ayudarlo a trabajar él siempre le sonreía y le decía que no había problema y que lo necesitaba en casa…con ella. Misaki tenía todo el día para platicar con la damita, para que le contara cuentos, o le hablara de lo creía que había muchos reinos más allá, para abrazarla, para besarla…porque aunque tanto Takahiro como la bella mujer lo negaran, él sabía la verdad. La verdad de tras de los “todo estará bien” de su heroína y de la verde y decida mirada, suave y reconfortante.

    Y le dolía profundamente.

    Sabía que, como el fuego en la chimenea, en una fuerte ventisca en invierno, la bella dama…se apagaría. Y esta vez él no podría hacer nada para arreglarlo…

    Ni bien habían pasado dos años cuando pasó. Y fue el día en que el doncel más amó y admiró a la bella mujer. Porque aun cuando la fiebre la invadió, su cuerpo convulsionó en intensos espasmos y su corazón falló, los ojos verdes no mostraron miedo. Y se enfrentó como la dulce, la fuerte y la invencible heroína que era a la última e irremediable prueba. Porque pese al dolor que seguramente atormentaba su cuerpo, todavía sacó fuerzas para dedicarle una dulce mirada de “todo estará bien” y apretó su mano hasta el final.

    Y con lágrimas en los ojos, la despidió y le deseó un buen viaje. Lo aceptó. Porque era lo correcto y lo justo. Porque aquella mujer, la única en su corazón, les prometió que vendrían tiempos mejores y que todos los días sus plegarias iban dirigidas al bienestar de sus corazones, a la sanación de las heridas y el atesoramiento y aprendizaje de sus cicatrices. Y con el amor más profundo, sincero y sano, les regaló todo de ella…sin pensarlo y sin medida.

    Misaki nunca tuvo papá…Misaki ahora no tenía mamá…pero él y Takahiro tenían un precioso y valioso recuerdo de su bella heroína que atesorarían por siempre.

    /////////////////////////////////////////

    Se despertó abruptamente, con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas. La imagen de la bella mujer de ojos verdes invadió su mente y su corazón como un huracán; sin embargo no era para nada una mala sensación, sino todo lo contrario, una felicidad y un orgullo que no le cabían en el pecho. Una sonrisa nerviosa y divertida apareció en su rostro al pensar lo curioso que era que justo hoy recordara eso. Tanteó el espacio vacío a su lado, virando su mirada allí, recordando con un puchero gracioso que esa noche Usagi-san no había dormido junto a él…Asuka y sus supersticiones, rodó los ojos.

    Pensaba en nada y todo un poco cuando la puerta se abrió con un ruidoso golpe, que le hizo dar un saltito asustado en la cama y colocar una palma en su pecho tratando de controlar su agitado corazón. El mismo espíritu le regresó al cuerpo al ver que sólo era Keiichi entrando cómoda y confianzudamente a su habitación.

    – ¡eh, dormilón! ¡A levantarse! ¡ES TAN TARDE!...no podemos retrasarnos más, hoy es el Gran Día…no sería bien visto que…¿Misaki?- El mayor interrumpió su apresurado y animoso discurso al observar el leve rastro de lágrimas en los ojos jade -¿todo bien?

    La sonrisa sincera del castaño pronto tranquilizó el preocupado gesto del de Sumi. Y quiso adivinar.

    -¿un sueño…con lágrimas? – preguntó con una ceja levantada. El menos asintió tranquilo ya.

    -buenas, sin embargo

    Keiichi se vio satisfecho y jaloneó al oji-verde para que apresurara el paso. Al igual que Asuka no podía permitirse fallar en su propia encomienda, una bastante importante…nada más y nada menos que la preparación de Misaki.

    – ¿Listo para hoy?- preguntó emocionado al menor, quien pareció palidecer en segundos…pero Keiichi solo se rió divertido, a Misaki no le quedó de otra que dejarse llevar y contagiarse de la emoción del evento que se llevaría hoy. Tragó un nudo en la garganta y respiró un par de veces, mientras era jalado por los pasillos del palacio.

    Sus mejillas tomaron color de nuevo…hoy era su boda con Usagi-san.

    *****************************************

    En el amplio salón que ocupaba la cocina se encontraba un castaño de seria mirada cruzado de brazos supervisando que todo estuviera en orden. Desde la primera hora de la mañana Hiroki había entrado por la gran puerta de la cocina cual comandante de pelotón pidiendo menús, listas de personales y sus respectivas actividades designadas y tan pronto los tuvo bien organizados se habían puesto manos a la obra. Asuka lo había puesto a él encargado del banquete, ¿cómo no? Quien conociera a Asuka-sama tanto como él, sabría sin duda, que su cocina y sus cocineros eran el orgullo del palacio y que como tal esperaba que respondieran a la categoría esperada para tan magnifico y esperado evento. Razón por la que encargó a Hiroki la importante tarea; y habría que decirlo, el castaño era respetado (y a veces temido) por la seriedad con la que se tomaba sus responsabilidades. Y este evento no sería diferente. Trabajaron todos juntos diligentemente casi toda la mañana, haciendo incluso que perdieran un poco la noción del tiempo, cuando las puertas de la cocina se abrieron de par en par dejando ver a una bonita princesa de ojos avellana.

    – ¡nii-chan!

    Hiroki se acercó a su pequeña hermana con cara de interrogación en el rostro – Mikoto, ¿Qué haces aquí?¿Ya han llegado tan pronto?- preguntó con duda el mayor. La chiquilla frunció su naricita entre confundida y sorprendida.

    – ¿tan pronto?, ¡pero si ya es tarde!, casi el medio día

    Al escuchar aquello todo mundo redobló esfuerzos y rapidez: empezaron a acomodarse los aperitivos y las bebidas en las fuentes, y la comida estaba lista para ser servida tan pronto la ceremonia acabara. Hiroki tan sólo ayudó un poco más en la decoración de los postres, felicitó y agradeció a todos por su gran trabajo y se disculpó para por fin irse a arreglar. Ya iba tarde, así que terminó por trotar por los pasillos del palacio hasta su habitación. En el camino casi había chocado con un nervioso Hitomi-san y un neurótico Keiichi a medio vestir. Bueno…tal parece que no era el único que había olvidado la hora.

    Hiroki por fin llegó a su habitación, encontrándose en primer plano a su apuesto prometido, quien se arreglaba su oscuro cabello frente al espejo. Ya había terminado de vestirse. Estaba guapísimo con su traje de gala real de colores azul marino blanco y rojo con toques dorados. Los orbes celestes voltearon a verlo enseguida para después dedicarle una preciosa sonrisa, que casi tenía temblando las rodillas de cierto castaño, que estúpidamente estaba imaginando esas grandes manos en alguna otra parte, preferentemente de su cuerpo. Un sonrojo invadió sus mejillas.

    – ¡Hiro-san!, menos mal que ya has llegado, estaba por ir a buscarte, ¡ya es tarde!, yo tengo que bajar un poco antes, Hitomi-san me ha pedida ayuda con unas cosas, los sirvientes han dejado tu vestuario sobre la cama y los zapatos están en el armario; Maru-chan ha dejado otros accesorios en el tocador si quieres checarlo…pero si quieres otra cosa puedes pedirle que…¿Hiro-san?- el apuesto varón había dejado de hablar al notar la poca atención que realmente prestaba el castaño- ¿estás bien?

    – ¡eh! , si, s-si…bien. ¡Muy bien!...- exclamó algo exaltado y con el rostro colorado -ya estás arreglado- murmuró suavecito, tratando de mirar hacia cualquier lado que no fuera el sonriente rostro del menor, quien como siempre (aun no sabía cómo) adivinó la dirección de sus pensamientos y lanzando una divertida carcajada, le guiñó el ojo a través del espejo y se dirigió con lento y sensual caminar hasta estar frente a él. El castaño no tuvo mucho tiempo para sostenerse a los fuertes hombros del tritón cuando éste le robó un devastador beso en los labios devorándolo todo en segundos. Gimoteó un poco en los labios contrarios cuando las grandes y cálidas manos acariciaron su cintura por debajo de su camisa. Besó el suave cuello y la mandíbula hasta tocar con los labios la sensible oreja y susurrar con voz grave, claramente afectado: – después de la ceremonia, tú y yo podemos desparecer por un rato, prometo encargarme adecuadamente de ti, cariño…

    Después de un suave “más te vale…mocoso” y un gruñido gutural y un último beso, un “comprometido” Nowaki salió de la habitación con premura. Dejando a un caliente y avergonzado castaño tocándose los labios que hace poco habían sido asaltados. Sacudió la cabeza fervientemente para disipar esas ideas… “no es el momento, Hiroki” y rápidamente se apresuró a arreglarse.

    *****************************************************

    La polvareda que había dejado el coche aún no se había disipado del todo cuando los retrasados invitados bajaron con rapidez de él. La joven pareja había hecho una olímpica carrera para llegar allí, pero faltar nunca había sido una opción. Apresurados, apenas con una maleta en la mano, la dejaron caer casi en la entrada principal para buscar a uno de los novios. El joven varón dio grandes zancadas por las escaleras apenas saludando a todos los que le miraban con una gran sonrisa. Recorrió los extensos pasillos, buscando y preguntando por su interés.

    Necesitaba que él supiera que, como siempre, nunca lo iba a dejar sólo.

    ******************************************************

    La habitación había quedado callada abruptamente tras el extraño y estridente grito del oji-verde. Tan sólo faltaban un par de minutos antes del mediodía cuando aún perdía de a poco la cabeza en la habitación donde le estaban arreglando. Entre las modistas que picoteaban con alfileres su cuerpo intentando ajustar su vestuario rápidamente, Asuka-sama arreglándole el cabello y Keiichi colocando un bálsamo en sus labios, que casi estuvo a punto de tragarse, lo último que necesitaba era a un Hiroki riñéndole acerca de lo perjudicial de la impuntualidad.

    – ¡¡ya basta!!

    Asuka, modistas y el resto de los personajes en la sala se quedaron en silencio, y sintieron un poco de culpa al percatarse de las pequeñas lágrimas que comenzaban a ensuciar el rostro del muchacho. La mujer mayor allí fue la primera en encerrarlo en sus brazos. Había estado obsesionada con cuidar cada mínimo aspecto de todo, que casi olvida lo más importante.

    – lo siento, cariño. Solo queríamos que todo fuera perfecto- comentó Asuka haciendo un puchero de disculpa.

    – pero casi olvidamos que todo esto trata de ti…de ti y mi primo. No hay otra cosa más importante. Tan sólo respira, Misaki- comentó Hiroki apretando los hombros del oji-verde que tan sólo asintió, sintiendo recuperar la calma de a poco.

    – Lo sé…y les agradezco a todos…y – miró a la bella mujer de ojo violetas allí- todo es perfecto Asuka-sama, hoy no solo me caso con Usagi-san, sino que, formalmente, tendré a muchas maravillosas personas dentro de mi familia…¿Qué más podría pedir?- una sonrisita se dibujó en los labios del nervioso muchacho. Asuka sintió su garganta cerrarse por las lágrimas, Hiroki sonrió y Keiichi lo abrazó fuertemente.

    – eres un regalo, Misaki. Nosotros estaremos honrados de tenerte dentro de nuestra familia – completó el de Sumi. El silencio se extendió por unos segundos más hasta que él mismo interrumpió- odio romper el momento, pero ya es hora…necesitamos que decidas quien te acompañará hasta el altar- recordó Keichi. Antes de que nadie dijera algo, una voz algo agitada por la carrera se escuchó en la habitación.

    – ese sería yo…

    A Misaki le sobró tiempo para reconocer al instante esa voz y abrirse paso hasta llegar el varón que acababa de entrar a la habitación. Se abrazó al fuerte pecho, sintiendo el fraternal amor saliendo a borbotones, e instantáneamente una parte de él se serenó como por parte de magia.

    –Niichan…pensé que no vendrías- murmuró el doncel, resentido.

    – jamás me lo perdería, pequeño

    Tan pronto la carta que contenía la invitación del evento llegó a la residencia que Manami y Takahiro compartían en América comenzaron a hablar de fechas para su regreso. A Takahiro le consternaba un poco ver el nombre de su hermanito adjunto a la palabra boda, y escuchar a Manami hablar animadamente de regalos y futuros sobrinos no lo había tranquilizado. Pero decidió guardar la calma, sobre todo si ellos también planeaban en un futuro bastante cercano su propia ceremonia. Había sonreído agradecido con Kami-sama y con su madre, porque ambos, habían sido bendecidos con el amor verdadero…tal y como ella se los había prometido.

    – muy bien, basta de esto ,Misaki…ya es hora. Y deja de llorar por favor- exclamó limpiando tiernamente las lágrimas de las mejillas de su hermano con sus pulgares- Akihiko-san tendrá una crisis nerviosa si por arruinar tu maquillaje te tardas más en salir- completó divertido, haciendo reír a todos los presentes, menos a Misaki quien se sonrojó.

    ……

    Un par de minutos después Misaki se mantenía prácticamente soldado al brazo de su hermano. Ambos ya se encontraban detrás del enorme portón que daba al jardín trasero, el cual seguramente estaría maravillosamente adornado para la ocasión. Misaki sintió su pecho latir desesperado y sus manos sudorosas…y estaba seguro que estaba temblando tanto que sus dientes castañeaban.

    – ¿listo? – preguntó Takahiro, mirándolo por unos segundos. Misaki negó efusivamente.

    – creo que voy a vomitar…

    Takahiro lanzó una divertida risa.

    – tranquilo. Todo saldrá bien. Tan solo es tu boda- sonrió haciéndole un guiño travieso a su hermanito quien a pesar de todo lo fulminó con la mirada. Así había sido siempre, uno picando al otro constantemente, desde pequeños. El mayor sonrió al ver su cometido cumplido y enserió su rostro- estoy orgulloso de ti, hermano…y estoy seguro que mamá también lo está. ¿la vez?...lanzando un puño al aire…desde donde quiera que esté, riéndose de todos aquellos que le dijeron que sus hijos, por ser vástagos de una criada, sólo estarían destinados a la miseria y la infelicidad…¿la puedes ver? Sonriéndonos y dedicándote esa mirada que decía que lo has hecho bien.

    Misaki sollozó un poco, no pudiendo ni aunque quisiera, retener las lágrimas. Sabía que era verdad. Todo lo era.

    – Mamá hubiera adorado a Usagi-san, hubiera dicho que es muy guapo- exclamó con una sonrisa llorosa el doncel. Takahiro rió un poco…sabía que así hubiera sido.

    – seguro que sí, hermano

    – bueno…tal vez le hubiera enseñado a bailar- una carcajada del ojiverde se unió a la de su hermano. Se miraron por unos segundos tranquilizando sus corazones y limpiándose las lágrimas. Y sabían que ya estaban listos.

    Las puertas se abrieron.

    Misaki apenas era consciente de que caminaba junto a su hermano por una precioso camino adornado con flores, muchísimos invitados mirándolo con una sonrisa sin embargo no estaba en condiciones de reconocer cada rostro justo ahora, menos cuando su mente y sus ojos se concentraron en uno solo. Hasta el frente, Usagi-san lo veía con una mirada que nunca le había visto…euforia, felicidad, agradecimiento, orgullo, admiración…veneración. Y de pronto recordó todo. La única razón por la que estaba aquí…ese hombre de ojos violetas. Que contra todo pronóstico, podía asegurar, tenía un corazón mucho más grande que toda la fortuna de su familia. Porque aunque no eran los ojos verdes…de luz y paz de su madre; esos ojos violetas acababan de cobrar un nuevo significado para el: seguridad y amor.

    Ya no sólo eran Takahiro y él contra el mundo. La vida le había dado un compañero de vida maravilloso con quien compartirlo todo…

    Akihiko le sonrió mientras le extendía la mano para que el la tomara. El no dudó.
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    Continuará…


    Edited by Misagi_ryuk - 10/1/2020, 04:59
     
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    Me ha encantado el capítulo.
    Que triste la parte de cuando Misaki era pequeño con su mamá, pero ahora está rodeado de maravillosas personas y tiene a su lado a Akihiko que nunca lo dejará solo cuidándolo y amándolo.
    Estaré esperando tú nuevo finc.
    Esperaré con ansias la conti. Saludos y besos también para ti.
     
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