Bajo el escritorio de Uzumaki (+18) NaruSasu

— ¡Sai ven aquí un momento!—levanto el dedo del botón sobre el intercomunicador, junto sus manos y siguió asesinando con sus dos penetrantes ojos al chico frente a él. Definitivamente quería que la tierra se lo tragase, no paraba de querer matarlo con la mirada o seguramente ya estaba muerto y solo buscaba su segunda muerte ¿Los espíritus podían morir? No lo sabía, era una pregunta estúpida y antes de jugar como un niño con sus dedos Sai ingreso al gran despacho.

—Uzumaki-sama—el joven peli negro de ojos de igual color y un tanto asustado hizo una reverencia, posándose a un lado del otro joven— ¿Qué se le ofrece?

— ¿¡Quién es este escuálido!?—Oh si, definitivamente estaba agonizando, eran sus últimos minutos de vida.

¿Qué esperaba? cuando difundiera que no quería una secretaria sino que un secretario; seguro encontrarse a un estúpido como él; Naruto Uzumaki. Treinta años y el jefe de las empresas “Namikaze” en Konoha. Especializada en difundir productos nacionales por todo el mundo. La gente que no lo soportaba le llamaba “El tonto número uno” de cabello rubio en punta. Tenía tres marquitas bien definidas a cada lado de la cara, por razones que todo mundo desconocía. Y finalmente un par de ojos azules, intensamente bellos, además de intensamente penetrantes que le incomodaba en todo sentido, imaginable e inimaginable.

¿Quién era él? —Sasuke Uchiha. Su nuevo secretario a prueba. —intento hacer la presentación Sai, del escuálido chico, dos años menor que él. Siempre fue el primero de su clase, algo tímido, delgado debido a que era un doncel, lo más parecido a una mujer, pero eso no importaría en su nuevo trabajo (A prueba) aquí no sería nadie. No había tenido oportunidad de estar frente a frente con su jefe, un hombre completamente. En cambio el, era un joven sencillo, ligeramente alto y algo escuálido de un anochecido cabello (un tanto crecido), como una cacatúa y ojos como la noche, negros exageradamente, pero su cabello ligeramente crecido y un tanto hacia adelante, ocultaban esos dos pozos negros, también influían un viejo modelo de gafas rotas.

—A veces me haces reír mucho Sai, por ese motivo aun no considere despedirte y mientras seas el afamado bufón de la empresa, jamás se me ocurrirá hacerlo-ttebayo—vocifero con una sonrisa burlona que hizo temblar hasta sus huesos, ni su Padre tenía tan imponente voz y menos la figura que ahora que Naruto se puso de pie podía ver. —Llamare a seguridad.

—D-Disculpe Naruto-sama. —el teléfono que levanto quedo en su mano y le miro severamente.

—¡¡Acaso te di permiso para que me llamaras por mi nombre, para ti soy Uzumaki!!—Exclamo y marco el número de seguridad. — ¡Sai trata de no jugar bromas con pobres tontos que encuentras por ahí y tráeme un secretario!

—P-Pero… Uzumaki-sama yo… yo…—estaba punto de estallar en llanto y para no parecer un débil doncel lo soporto. —Puedo retirarme por mi cuenta. —Sentencio calmadamente. — ¡Tonto número uno, o el más idiota desconsiderado número uno, a diez años de ser un cuarentón soltero, quien tendrá para pronto quedarse calvo y necesitara de un pañal por que no tendrá tiempo de llegar al baño!—apretó sus puños y se dio la vuelta, con su cuerpo enteramente rígido. Hizo unos pasos hacia la puerta cuando una mano enorme (Para exagerar) lo detuvo del hombro.

—N-No le haga nada Uzumaki-sama, pronto llegara seguridad y se encargaran de sacarlo del edificio.

—Ve y siéntate. —dijo a Sasuke, dejándolo pasmado. —Si aún quieres el puesto de secretario. —parpadeo varias y Naruto cabreado lo tomo del brazo y lo lanzo al sofá de su despacho. Sasuke no sabía cómo reaccionar y se sorprendió con cada acción, incluso cuando volvió a tomar el teléfono y cancelo su pedido de los hombres de seguridad.

—N-No entiendo…

— ¡Tienes agallas para gritarme lo que todos dicen a mis espaldas, lo que significa que te aceptare como mi secretario de prueba!—lo miro rojo y temblando a la cara de puros nervios. —Si eres capaz de mantener el ritmo de nada más y nada menos que el secretario del jefe de todo esto, tu estadía será definitiva y no necesitare otro secretario de prueba.

—Estoy seguro que hará su vida miserable, no debí traerlo en primer lugar. —pensó temblando Sai.

— ¡Sai entrégale mi agenda y guíalo hasta su escritorio!—se sentó en su silla y giro con la misma dándoles la espalda, con su mirada fija en el ventanal. —Te quiero aquí a primera hora y espero aproveches la ventaja que tienes hasta la noche para estudiar tus deberes. ¡Ahora lárguense!

—C-Como diga…—se quedó parado luego de que Sai lo levantara por la fuerza de su débil brazo, casi aborreciendo la espalda del “viejo” que insulto; aunque aquello había sido un impulso que supuso lograría no verle la cara nunca más, pero ahora finalmente seria aceptado como su secretario a prueba, algo extraño.

Sai lo condujo fuera de la oficina y arrastrándolo del brazo le llevo hasta un escritorio; encima había una portátil, un lapicero, varias carpetas y un portafolio. Y en frente del mismo había otro más ocupado, con un saco en el respaldo de la silla.

—A partir de mañana ocuparas este lugar y como estas a prueba te hare compañía, seré tu vecino de enfrente y si hay algo que no comprendes de su agenda y las carpetas que hay sobre tu escritorio con gusto te ayudare. A veces puede ser muy complicado Uzumaki-sama, pero si tus sesos no terminan esparcidos en la alfombra de su oficina en el primer dia, te doy por sentado que lograras mantener el ritmo del secretario a la altura que busca.

—Gracias… Aunque lo de los sesos suena muy desagradable.

—Tienes razón. —sonríe. —Fue estúpido pero realmente tienes que tener verdaderas agallas para decirle todo lo dicho; asi que tus sesos están a salvo. Supongo que quieres preguntarme lo que preguntan todos, adelante.

—Hum… ¿Por qué un secretario?

—Según Uzumaki-sama las mujeres se distraen mucho arreglándose en pleno trabajo y por este motivo que ocurrió varias veces, donde la minoría era inocente de lo acusado; decidió poner el aviso de secretario entre todos sus contactos. Hasta el momento tú fuiste el único que no saco con seguridad. —Tomo las carpetas—Oí rumores de que la verdadera razón está bajo su escritorio, tal vez si haces bien tu trabajo y pasas un mes entero aquí, Uzumaki-sama te lo revele. —sonrió nuevamente.

— ¿Bajo su escritorio?—se puso blanco como papel. — ¡Tal vez un muerto! Tsk… como si fuera capaz—pensó Sasuke.

—Esa es nueva, no se me había ocurrido. Pero si fuera un muerto no tendría sentido. Bien, esos son documentos importantes que tienes que estudiar. —Abrió el primer cajón del lado derecho de su escritorio. —Esta, esta, esta, esta y estas dos son sus agendas. La más flaca es nueva, pero necesitas las anteriores. Y antes de que se me olvide esta credencial te permitirá entrar sin que tengas problemas con los guardias.

…

Sasuke había seguido la carrera de su Madre, siempre tuvo en claro lo que quería y sus Padres querían lo mejor para él, lo cual indicaba que fuera algo que le hiciera feliz y asi termino su carrera de secretario y llego a deprimirse porque seguramente nadie querría a un secretario, en especial un doncel, sino a una secretaria que se paseara con su corta falda mostrando sus piernas al jefe. Con ayuda de su hermano (ya que sus Padres habían fallecido hacia no mucho) alquilaba un pequeño departamento en Tokio, lo cual pagaría con el fruto de su trabajo si sobreviviría un mes en manos de Naruto Uzumaki; para quien ahora estaba a prueba.

Para su hermano que vivía en el interior de Konoha, vivía solo pero lo cierto era que le hacía compañía su novio; Gaara Sabaku No, dos años menor que él. Lo conocio en su último año de secundaria y cuando se graduó lo recibió en su casa. Lo cierto era que quería que se fuera, descaradamente lo engañaba alegando que era su culpa por no querer hacerlo desde que se pusieron de novios. En parte era porque seguramente, siendo como era se negaría a hacerlo con protección y no quería quedar embarazado tan joven. Gracias a su negación la escena se repetía cada dia cuando llegaba cansado de buscar trabajo.

Sabía que al abrir la puerta no le recibiría con un beso o un abrazo, lo cual lograría que no pudiera comunicarle que después de tanto había conseguido trabajo. Tomo aire y puso la llave en la cerradura, cuando abrió la puerta los gemidos de un extraño que gozaba bajo el cuerpo de su novio todas las noches no inundaron sus oídos, lo cual era extraño y ciertamente le aliviaba; podría soportar que le engañara solo para satisfacerse sexualmente, pero que al menos sea fuera de la casa que compartían y jamás pensó que ese momento llegaría.

— ¡Gaara!—llamo colgando su valijita en el perchero detrás de la puerta. Encendió la luz y se quitó su abrigo, cubriendo lo colgado anteriormente y volvió a llamar— ¡Estoy en casa Gaara!—hizo unos pasos temeroso y decidió ir hacia la habitación. Al abrir despacio la puerta con deje de esperanza, suponiendo que estaría dormido y solo; se encontró con una de las tantas escenas que veía lejos. —G-Gaara…—sintió una opresión en el pecho. Su novio estaba sobre la cama envuelto en las sabanas y teniendo como prisionero a un extraño entre sus brazos.

—Mmm… Apaga las luces. —murmuro moviéndose el extraño, enfocando directamente su vista en Sasuke. Inmediatamente sacudió a Gaara quien molesto se levantó y vio a Sasuke, con la cara ensombrecida, sus labios temblorosos y una lágrima que se deslizo por su mejilla.

— ¡Sasuke…! ¿¡Que haces aquí!?

—T-Tu… ¡Mas bien que hace el aquí, soporto que me engañes, pero al menos hazlo fuera de la casa y no les dejes dormir en nuestra cama! ¡Maldición!—apretó sus puños y fue directo al baño encerrándose. Gaara le ordeno a su amante que se fuera y luego comenzó a pedirle a Sasuke que abriera la puerta, pero no recibía respuestas, por lo que comenzó a golpear son sus puños la puerta, no funcionando comenzó a dar patadas y entonces su novio hablo. —Vete y déjame solo. Necesito pensar en lo que hare.

—Vamos Sasuke, mi amor abre la puerta. —su voz era dulce y aunque Sasuke sabía que era un engaño, quito el pestillo de la puerta y limpiándose las lágrimas salió. —Esto tiene una solución y es que te dejes llevar, estoy frustrado por tu culpa, es solo sexo sin amor. —Intento explicarse. —Ven…—tomo su mano y lo condujo hacia la habitación. —Déjate llevar…—lo sentó en la cama y se arrodillo en el suelo, levanto el rostro de Sasuke y le quito sus lentes, los cuales hizo a un lado.

—Si lo hacemos todo cambiara y no lo harás con nadie más.

—Es una promesa.

— ¿Promesa? Tsk…—miro hacia otro lado— ¿La cumplirás?

—Claro, confía en mí. —Llevo sus manos a los botones de su camisa y comenzó a desabrocharlos.

—D-Detente…

—No tengas miedo…—siguió desabrochando y juntando fuerzas de donde tenía Sasuke tomo sus manos y las aparto.

— ¿Es más importante tu frustración que el amor que decías tener por mí?

—Pero que dices. Vamos no te resistas, todo saldrá bien. —se levantó del suelo y lo acorralo en la cama debajo de su cuerpo desnudo. Delineo su cuello con la lengua dándole un desagradable escalofrió. Lo tomo de las muñecas cuando comenzó a ponerse quisquilloso y busco sus labios los cuales forzó y asi logro ingresar la lengua que en esos momentos le daban más ganas de vomitar.

—P-Por favor no sigas Gaara… ah…—sonrió por su gemido involuntario, un gemido que su corazón no disfruto pero si su cuerpo que no tenía conexión con aquel órgano latente.

—Si lo estas disfrutando, incluso ya estas duro…—rozo su miembro semi-despierto y se alertó, pegando un rodillazo involuntario que llevo a Gaara a que se retorciera de dolor en el piso, por sus partes golpeadas. —No quise hacerlo… Tú me harías hacerlo contra mi voluntad, fue un instinto de… No importa, sabes las consecuencias que habría si nosotros…

— ¡Ya cállate!—siguió retorciéndose. Rechazo la ayuda de Sasuke y con dificultad se levantó del piso, tomo su ropa, se vistió. Su novio que decía amar lo miraba desde la cama y no vio venir su puño, que se estampo en su cara, segundos después Gaara se fue del departamento dando un portazo.

Llevo su mano donde le golpeo y comenzó a llorar en esa cama. Cuando se acordó de lo que paso horas antes de que llegara allí, en completa locura desarmo la cama, revoleando las sabanas, las almohadas e incluido el colchón, finalmente fue al baño a vomitar y darse un baño, dispuesto a pensar solo en su trabajo, en lo que le esperaba a partir de mañana, siendo el secretario de Naruto Uzumaki.

…

— ¿Qué te sucedió en el rostro?—intento levantar su rostro tomándolo de la barbilla pero no fue posible y fue a sentarse en su nuevo escritorio, en completo silencio. — ¡Apuesto que quisieron robarte, los pandilleros y ladrones de esta zona cuando ven a alguien nuevo que ingresa en el edificio de las empresas “Namikaze” acostumbran a darles ese tipo de bienvenida, obviamente asaltándolos!

—No fue un robo. —contesto en un hilo de voz. Contuvo sus lágrimas y saco sus cosas, tenía la extraña sensación de estar en la secundaria, al menos se parecía y la frutilla del postre era darle la bienvenida al maestro, feo, gordo y gruñón; Asi Uzumaki-Sama se hizo presente cuando las puertas del ascensor se abrieron y si, era gruñón… Solo gruñón, para nada feo y gordo se dijo a sí mismo y se sonrojo.

—Buenos Dias Uzumaki-Sama. —dijeron ambos. Como fue de esperarse no los saludo e inmediatamente ingreso a su oficina. Suspiraron y como también fue de esperarse no tardo para que llamara a Sasuke por el intercomunicador.

—Enseguida…—dijo y se levantó como un soldado de su asiento, a lo que Sai dio una risita y le vio perderse dentro del despacho. Uzumaki se encontraba de espaldas sentado ya en su sillón y se asustó cuando dio la vuelta repentinamente, mirándolo fijamente con una sonrisa que inmediatamente se borró; logrando que se levantara de su silla y caminara hacia él. No evito incomodarse con la cercanía y se inclinó hacia atrás.

Perdió el equilibrio y cuando estuvo a punto de caer hacia atrás Naruto lo jalo del brazo hacia adelante, chocando contra su duro pecho. Apoyo sus manos y miro hacia arriba cuando Uzumaki lo levanto del mentón. Hizo a un lado su cara y observo la marca que su novio le hizo la noche anterior por el puñetazo.

— ¿Cómo te hiciste eso?—su crecido cabello azabache le impidió mirarlo directamente a los ojos, impidiéndole a la vez a Naruto que le mirara de la misma manera, por lo que con su mano libre hizo su cabello hacia arriba y abrió enormemente sus ojos. Sasuke era hermoso, sus ojos negros, tanto como su cabello sin los cristales que le cubrían seguramente los harían más intensamente negros, salvo por lo rosado debajo de ellos; una hinchazón producto de llorar casi toda la noche.

—Un robo, me robaron cuando salí ayer de aquí. —excuso e hizo su rostro a un lado, ocultando su ojos al mundo una vez más. Naruto aparentemente convencido lo soltó y regreso a su lugar. —Tsk…

—Iremos a lo nuestro. Te dare las indicaciones de mi dia. —junto sus manos y siguió observándolo. Sasuke abrió la agenda flaca y tomo la lapicera que estaba dentro. —Aunque sea tu primer dia no te perdonare que hayas tardado con algo tan insignificante-ttebayo, de todos modos continuemos porque comienzo a perder mi tiempo. —giro son su silla y comenzó— Cancela mi cena del diez y pásala para el quince, mueve lo del quince para hoy, lo de hoy pásalo para pasado mañana y lo de pasado mañana para el diez del mes que viene. —Sonrió de medio lado—Reordena los archivos del archivero que esta fuera en el pasillo y pásalos al archivero que está en la esquina de mi despacho. No te muevas de tu escritorio desde las diez hasta las dos, ni siquiera para ir al baño, llegaran llamados importantes que desviaras a mi despacho sin preguntar si estoy. —giro mirándolo otra vez—Por ultimo quiero que te muevas, anda que tienes mucho que hacer, más tarde si no despegas tu trasero de esa silla en el horario que te di; te dejare un tiempo libre. Retírate.

—Si Uzumaki-Sama. —fue hasta la puerta y la abrió.

—Dile a Sai que venga ya mismo.

—S-Sí. —asi finalmente cerró la puerta y apoyado contra la misma suspiro, dándole el aviso a Sai que no tardo en ingresar al despacho de Uzumaki.

Sasuke voló literalmente a su silla, abrió la agenda y comenzó a cambiar los horarios que milagrosamente quedaron grabados en su cabeza. Al mismo tiempo Sai tragaba duro en la oficina de Naruto, sabía que nada bueno recibiría como orden, pero sorprendentemente la primera pregunta que esperaba fue cambiada por una inesperada.

— ¿Tu sabes que fue lo que realmente provoco el golpe en su rostro?

—Eh… Como dice…—parpadeo varias veces—Es raro que pregunte, pero no tengo más que responderle. —Aclaro su garganta. —Yo le pregunte que le sucedió en su rostro, lo cual era obvio…

—Un golpe-ttebayo.

—Aja. Supuse que fue provocado por los pandilleros y ladrones de la zona, que cada vez que…

—Ya se eso, sáltalo.

—Sasuke-kun dijo que “No fue un robo”

—Con que no fue un robo; pero a mí me dijo “Un robo, me robaron cuando salí ayer de aquí”—se cruzó de brazos pensativo—Teme…

—Aquí viene con su…—sus pensamientos se vieron pausados por Naruto.

—Contacta a Menma. Cítalo en el lugar de siempre y pídele lo de siempre, con que le des el currículo de ese Teme bastara.

—Usted manda.

—Y ni se te ocurra ayudarle con algo o saldrás perjudicado.

—Como se le ocurre que haría algo asi, él tiene que valerse por sí mismo si trabaja para el gran Naruto Uzumaki.

— ¡Qué esperas, largo y llámalo ahora, quiero saberlo todo o estas despedido-ttebayo!—tembloroso fue hacia la puerta, la abrió, cerro y paso por enfrente de un Sasuke muy ocupado, quien apenas correspondió a su saludo.

Sai no volvió en ningún momento, nadie subió por el ascensor y él no podía bajar. En un momento dado Uzumaki salió de su oficina diciéndole que podía encargarse de los archivos y que alguien vendría a visitarlo, lo cual implicaba que no le interrumpiera. Minutos después de que ingresara detrás suyo con los archivos que debía ordenar fue expulsado y minutos más tarde ese alguien que ni siquiera le saludo entro junto con su jefe.

—No puedes moverte de aquí, ya son las diez y debes seguir sus indicaciones. —se repitió varias veces mordiéndose el labio. La curiosidad mato al gato y el por levantarse y querer espiar a Uzumaki por pura curiosidad y aburrimiento estaría muerto, pero ya estaba jugado. —Seguramente puedas saber su secreto, no importa si te despide luego. Sabrás su secreto, lo sabrás, no te preocupes…—tomo la manija de la puerta y con lentitud la hizo hacia abajo, asomándose por la estrecha abertura de puerta entreabierta por él.

— ¡Mph… mph… mph…!—intento ver pero no pudo, solo aquellos gemidos ahogados podía escuchar.

—Ya… ya, solo un poco más-ttebayo ah… ya… ah…—asustado cerró la puerta de golpe, no comprendía que sucedía dentro, pero podía jurar que vio nada más y nada menos que a su jefe, quien anteriormente entro no estaba por ningún rincón…—Salvo bajo el escritorio…—pensó y antes de poder sentarse en su silla como si no hubiera pasado nada, la mano “Gigante” lo detuvo y el extraño salió acomodándose la ropa.

—No sé qué viste o escuchaste, pero estas en problemas.

Continuara…