// Cazadores del Mar Celestial // [Varias parejas] [CAPÍTULO FINAL] [Historia/Mitología, Acción]

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    Muy buenas, amados lectores de Mundo Yaoi, soy Kaiku-kun y estoy seguro que me habéis visto bastante por este subforo, porque tengo colgados varios fics (ejem.49theurgychains.ejem.stormcall.ejem). Esta vez vengo con un fic basado en la historia griega, en particular una parte muy oscura de ella, que es la apodada "oscura" (1100-800 aC), la que todo el mundo olvida cuando oye "grecia" (pues todos piensan en Troya y Brad Pitt o en Alejandro Magno, ya sabemos por qué 7v7). Este fic llevo configurándolo desde año nuevo del año pasado, así que este proyecto ha recibido mucha implicación, tiempo y esfuerzo. ¡No me defraudéis!

    Qué os vais a encontrar: capítulos relativamente cortitos llenos de acción, mitología, leyendas, guerra, sangre y, por supuesto, ¡un montón de amor! Así que cuidaos del posible lemon, gore, lenguaje vulgar y otros peligros menores si sois muy delicaditos para la vida real :V

    Parejas: La edad de todos aumenta 3-4 años respecto la original del anime de Inazuma Eleven Go. ¡No puedo enviar a 4 críos a la guerra!

    Principales:

    Kariya x Hikaru
    (tendrá algo más de dedicación puesto que Hikaru es con quien se centra la historia)
    Tsurugi x Tenma
    Kidou x Fudou
    Goenji x Fubuki

    Aparecerán puntualmente (como personajes permanentes pero secundarios o como escenas concretas):
    Hiroto x Midorikawa
    Ichiban x Yoichi
    Endou x Kazemaru
    Anemiya x Hinano
    Shindou x Kirino
    Tetsukado x Shinsuke



    Este fic toma el nombre de una canción muy valiosa en mi biblioteca, que se llama "Hunter of the Celestial Sea", de la banda "Midnight Odyssey". Es muy atmosférica y va bien para inspirarse, y puesto que me dio la trama principal del fic, pues ahí está, de título :P (En spoiler dejo la canción).



    Ya lo veréis pronto, pero el nombre "Mar Celestial" se refiere a la Vía Láctea. Podéis suponer que las estrellas van a ser importantes aquí ;) Y de paso voy a explicar la imagen del fic: Está sacada de la carta de Magic the Gathering "Nyxborn Shieldmate" y muestra exactamente el tema del fic. Guerra, hoplitas y magia divina. Recordad la imagen, porque más adelante os pediré que la miréis para identificar esas estrellas.

    Añado algo más: en este fic encontraréis números (tales como "(1)"). Eso son notas informativas al pie del capítulo. Esta información es relevante o, por lo menos, curiosa, y no la he sabido introducir en el relato, así que haríais bien en buscarlas cuando encontréis los números.

    Nyxborn_Shieldmate_Art



    ¡Ya me he enrollado suficiente! Es hora que os deje leer ya el prólogo de esta historia que, por cierto, ya os aviso que va para largo jeje ¡buena lectura, mis pequeños hoplitas!

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    Prólogo – La predicción del oráculo



    Dos viajeros subieron los últimos escalones que podrían conducir a su salvación.

    —Las puertas del oráculo de Delfos. Hemos llegado, al fin —dijo con voz apesadumbrada un joven de pelo a rastas, capa y un extraño aparato en sus ojos, sujetado por una cuerda. A su lado, resoplando, su amigo, de su misma talla y pelo plateado—. Kazemaru, creía que aguantabas mejor los viajes.
    —Creo que soy más de correr en poco tiempo, Kidou. Para eso soy mensajero. Las escaleras no son para mí.

    Kidou hizo una risa corta mientras dejaba que su amigo descansara. Echó una ojeada al templo. Era enorme, más de lo que le habían dicho. No le extrañaba que los dioses hubieran peleado por él en más de una ocasión. Tampoco le extrañaba el montón de gente que se aglomeraba en la plaza que había justo en frente. Pero ninguno esperaba a los sacerdotes de Apolo.

    —¿Crees que el oráculo nos salvará? —preguntó Kazemaru.
    —Es nuestra última esperanza. Si no nos ofrece la sabiduría de Apolo, nuestros amigos y nuestra ciudad están condenados a la destrucción. Vamos.

    Ambos recuperados por la subidita, se encaminaron hacia el templo para pedir una predicción a la Pitia, la sacerdotisa principal que precedía el futuro (1). No se les estaba permitido entrar, así que tuvieron que esperar en las escaleras, hasta que un sacerdote de dentro del templo se dio cuenta de su presencia.

    —¿Deseáis una predicción?
    —Sí, por favor —se adelantó Kidou.
    —Nombres y ciudad afiliada.
    —Yo soy Kidou Yuuto. Él es Kazemaru Ichirouta. Ambos estamos afiliados en Argos.
    —Bien —dijo, memorizándolo. Cuando acabó, echó una mirada a los forasteros con mucho descaro—. Menudos nombres os pusieron vuestros padres. No tienen ningún sentido. Por vuestro bien, espero que Apolo esté con vosotros. Han llegado muchos enemigos de vuestra ciudad, buscando vuestra destrucción.

    El sacerdote suspiró y se giró con cara de cabreo al interior del templo. Kazemaru esperó a que los guardias dejaran de mirarles y el sacerdote se hubiera perdido en las sombras para hablar:

    —¿Por qué no les has dicho nuestros nombres reales? ¿Y por qué les has dicho que venimos de Argos?
    —El sacerdote tiene razón —dijo, mientras ambos se sentaban en el último escalón—. Muchos nos querrían ver muertos. Y puede que sigan por aquí. No quiero llamar la atención. Además, nuestra ciudad es una motita de polvo, demasiado cerca de Argos, y les debemos lealtad. Nos han salvado más de una vez la vida.
    —Me siento como si siempre fuéramos la sombra de algo mayor.
    —Y así debe ser por un tiempo —acabó Kidou, apenado—. Pero Apolo nos sacará a la luz. Ya lo verás.

    Ambos sonrieron, pensando en las futuras palabras de la Pitia, y aguardaron un buen rato en las escaleras. Era mediodía y la plaza estaba abarrotada de gente. En su pequeñita ciudad, los viajeros miraban la plaza y veían amigos, porque todos se conocían entre ellos. En Delfos era imposible conocer a tanta gente. Se sentían agobiados, oyendo tanto ruido. Kazemaru quiso distraerse en lo mismo por enésima vez:

    —¿Sigues llevando esas cosas de madera en los ojos? Te van a dejar marca… Ni siquiera ves que tienes a los lados…
    —Ya te lo he dicho. Me es más fácil concentrarme y pensar si no tengo tanto que ver a mi alrededor.

    Lo que nadie más que él y su familia sabía, era que ese aparatejo no era normal. Tenía una fina capa de algo sólido pero transparente cubriendo los agujeros de delante de sus ojos que a veces le daba una precisión que el ojo humano no tenía. Era un agalma, un bien muy preciado de la familia que tenía raíces heroicas o divinas. No era el único que tenían en casa, pero para Kidou era el más importante, pues en ese objeto se notaba la maestría de Hefesto y el toque estratega de Atenea. Ni más ni menos que dos dioses habían intervenido en la creación de ese artefacto. No podía perder la ocasión de usarlo y no podía revelar a nadie su origen, o seguro que matarían por el objeto.

    —Pues para ser que el templo está vacío, la Pitia tarda lo suyo en darnos su predicción.
    —Preparar su cuerpo ante tal intervención debe de ser doloroso y cansado. Dicen que inhala vapores extraños del lugar para recibir la predicción.
    —Vale, ha pasado de ser cansado a ser tétrico. ¿Cómo sabremos nuestra predicción?
    —No te va a gustar… —acabó Kidou, mientras se giraba para ver al mismo sacerdote, que estaba en lo alto de las escaleras.
    —Viajeros procedentes de Argos —dijo en voz muy alta—. La Pitia ha predicho: “La tormenta de estrellas llegará pronto. Luchad codo con codo con el gigante”.

    El sacerdote sonrió levemente, se dio media vuelta y desapareció de nuevo dentro del templo.

    —¡Menudos humos! Ya sé que no nos está permitido pisar el escalón más alto, pero podría haber bajado él y no airear la predicción por toda Delfos.
    —Es un templo muy respetado. Aquí las normas deben ser muy estrictas —repuso Kidou, mientras echaban a andar por la plaza, bordeándola—. La tormenta de estrellas…
    —¿Qué querrá decir?
    —No lo sé. Lo del gigante es posible que tenga que ver con Argos, Esparta, Temenio... Son ciudades muy grandes, comparados con nosotros. Lo otro me despista.

    Cuando llegaron a la zona residencial y el zumbido de las masas se hubo alejado, Kidou pudo pensar mejor. Encontraba una sola explicación.

    —Es posible que los dioses tengan que ver con esto.
    —Entonces… ¿mi turno?
    —Sí. Vuelve a casa lo más rápido que puedas y avisa a Goenji y a Endou de la predicción. Hay que acelerar la construcción de la muralla y empezar a establecer alianzas. Algo grande se avecina. Confío en ti.
    —Para noticias rápidas, siempre se puede confiar en mí. Hasta pronto, amigo.
    —Hasta pronto.

    Kazemaru echó a correr, dejando atrás a su amigo, que seguía andando. Su especialidad era la carrera y era tradición familiar ser mensajero. Muchas veces les habían comparado con Hermes o con Aquiles, “el de pies ligeros”... aunque el epíteto no tuviera nada que ver con correr (2).

    Ahora solamente esperaba que todos esos halagos y epítetos se cumplieran y llegara a tiempo a casa.

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    ¡Espero que os haya gustado! Pasaos por el siguiente link de facebook para estar al corriente de lo que hago :) www.facebook.com/kaikufics

    Notas:
    (1): La Pitia era la sacerdotisa principal en Delfos (en honor a Pitón, la serpiente muerta por el mismo Apolo) y para tener su visión del futuro, se drogaba con hierbas alucinógenas y aspiraba unos vahos provinientes de la tierra para ponerse en contacto con el dios Apolo. Lo sé, vaya viajecitos que se pegaba la pobre mujer. Por eso moría hacia la cuarentena de años.

    (2): Generalmente sí que quiere decir ser veloz, pero en algunos autores posteriores se encuentra lo mismo para "ir ligero de armadura", que también tiene mucho sentido teniendo en cuenta que los griegos protegían muy bien los pies hasta las rodillas con las famosas grebas.

    Edited by Mare Infinitum - 22/9/2019, 22:34
     
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    En mi casa, claro que si.

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    NYA-HO! wuau...¡QUE EMOCIONANTE! el fic se ve interesante! me gusta la Mitologia Griega :) sus historias y relatos son maravillosos, tanto que me da mucho en que pensar n.n ¡esperare la conty muy anciosa! me muero de ganas por saber lo que sucedera despues!

    Sin mas que decir...

    SAYO~

     
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    PATAPUUUUUUUM!!!! CRUSHING DOWN THE FUCKING DOOR! HELLOOOOOU! GAMARÚS IS HERE!!!

    La veritat jo pensava que un pròleg era només el resum de la història en concret. Mai n'he vist un que fos un capitol però bueno, lo dejaremoh por'ay.

    És cert que t'has enrollat una mica però ha valgut la pena tot i que no he entés gaire l'explicació de la imatge però m'agrada la fotografia que li has fotut al fanfic :V.

    Saps? Kidou sempre ha sigut un dels meus preferits i m'agrada com el fas en el fanfic. Tant prudent com sempre, i em fa riure Kazemaru perquè en el meu cap no para d'haver la frase de: "queja por aquí, queja por allá...", incluint lo de:

    QUOTE
    Las escaleras no son para mí.

    ¡JAJAJAJAJA! Kazemaru plase.

    Atenea és la meva deessa preferida així que no em sorprén gaire que hagués sigut una pionera amb lo de les ulleres de Kidou, que per cert... Ha sigut molt ingeniós de part teva :V, as always. També m'ha agradat la comparació de Kazemaru amb Aquiles (és el meu heroi preferit :V).

    Així que algo gran está a punt de passar... Uuuuuum!!! Em pregunto què serà... Tinc molta curiositat així que espero que actualitzis aviat :D

    See'ya!!

    PD: Tinc l'impressió -LA BONA!- de que amb el teu fanfic podré aprendre coses de la mitologia grega que encara desconec :), será molt interessant llegir-lo d'aquí en endavant.

    #Sly'sRules!

     
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    ¡Buenas a todos! Sin que sirva de precedente, vengo rápidamente el primer capítulo. Supongo que tardaré algo más en colgar los siguientes, y también serán algo más cortitos que este que publico ahora. ¡Gracias a todos por leer y/o comentar!

    Sly D. Cooper: Perdó per liar-te, lo de la imatge ja ho aniré recordant :V Espero que t'agradi el fic, i ja veuràs que sembla que el pròleg amb el capítol 1 no té res a veure :V però sí que té a veure jajaja

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    1. El amuleto



    Un chico de pelo morado abrió los ojos. Llevaba horas intentando dormir, se había hecho de día y todo. Pero no pudo. Ese día era el que, desgraciadamente, cambiaría su vida. Cumplía años. No tenía ni padre ni madre con quien celebrarlos, y desde hacía poco, tampoco a su tío, aunque seguro que sus amigos querrían hacerle un banquete en su honor, o algo parecido.

    Pero no quería cumplir años. Cumplía dieciséis años ese día. Lo que significaba que tendría que empezar con el entrenamiento como soldado de la ciudad de Tirea… aunque probablemente acabaría en Argos. Tirea era muy pequeña comparado con la ciudad que le daba nombre a la región. La cuestión era que nada de eso importaba. No quería ir a la guerra. Ya sabía luchar, su padre y su tío le enseñaron pero… también cayeron en batalla. Simplemente sentía demasiada tristeza y sobre todo demasiado miedo para combatir.

    Se levantó de la cama con pocas ganas y se miró en el estanque que tenía su casa. Él no tenía cara de guerrero. Quería ser pacífico, ser buena persona, no querer matar a nadie… ni morir. Le aterrorizaba el Inframundo, no quería perder la memoria ni vagar para siempre entre la niebla… que era lo que le esperaba en el Campo de los Asfódelos, el páramo en el que la gran mayoría de almas vagaban amargadas.

    —¡Hey, cumpleañero! —le avisó alguien, desde el otro lado de la puerta—. ¿Estás en casa?

    Se apresuró a abrirle la puerta a su mejor amigo. De pelo castaño y energía inagotable, ahí estaba, con una sonrisa en su cara… Tenma. O así le gustaba que le llamasen. Había una extraña tradición en la ciudad en la que, una vez se cumplían los diez años, los niños escogían su propio nombre, aunque no tuviera ningún sentido. Y el nombre anterior se olvidaba excepto para la familia.

    —Hola Tenma… —Éste se apresuró a abrazarle y eso le animó, pero también sabía que estaba tan animado porque él también iba a luchar. Y él sí lo deseaba—. ¿Me has venido a buscar para ir a la academia militar, a que sí?
    —Hikaru… Sé que no quieres luchar, pero… cambiarás de opinión. Kidou inventó una nueva forma de luchar hace poco.

    Tenma cogió del brazo a su amigo y se dirigieron ambos hacia el centro, cerca del antiguo palacio, donde ahora había la academia militar.

    —Espera Tenma, pero…
    —¿Qué pasa?
    —No quiero ir.
    —Lo sé. Pero si no vamos voluntariamente, te vendrán ellos a buscar.

    Quería aparentar seriedad, pero estaba escondiendo algo. Tenma era demasiado energético y sincero para ocultar algo o mentir. Se le daba fatal.

    Se detuvieron de inmediato cuando vieron cruzar a la velocidad del rayo al mensajero de Tirea. Kazemaru. Hace unas semanas, él y Kidou habían ido a Delfos por algo que solamente los mayores sabían. Ahora volvía él solo. E iba directo al único edificio de piedra que había en la ciudad, la sala de reuniones del consejo de ancianos.

    —¿Le habrá pasado algo a Kidou? —se preguntó en voz alta Hikaru.
    —Nah, Kidou debe de estar volviendo a su ritmo. Probablemente no pudiera seguir el paso de Kazemaru. Es rápido como Atalanta. Ojalá algún día sea tan rápido como él.

    Mientras hablaban, el peliplata desapareció de la vista de los jóvenes, así que Tenma volvió a tirar de su amigo como si fuera lo último que pudiera hacer en el mundo.

    —¡Oye, oye! ¿Y qué pasa con…?
    —Fueron al oráculo de Delfos a por una consulta, no pasará nada. No es la primera vez que lo hacen.

    Hikaru volvió a quedarse en silencio, por lo menos más tranquilo. Tenma siempre conseguía eso de él.

    Cuando llegaron a la academia, un edificio de piedra y barro reforzados con un patio enorme, Hikaru oyó ruidos dentro, de gente muy animada. Tenma llamó a la puerta, pero no se molestó en esperar a que le abrieran, simplemente entró, arrastrando a Hikaru con él.

    —¡¡Muchas felicidades!! —gritaron todos al unísono.

    Hikaru, sorprendido pero feliz (aunque podía habérselo esperado, pues era evidente), se abrazó a Tenma agradeciéndole la fiesta, y luego por los pocos amigos que tenía. Estaban, primero de todo, Ichiban y Hinano, con los que siempre compartía ratos muertos, porque solamente tenían un año más que él; y luego había invitados y conocidos de la academia, como Goenji y Midorikawa, entre unos pocos amigos y amigas más de la ciudad.

    —¡Muchas gracias, chicos! Yo… no sé qué decir…
    —La idea ha sido de Tenma —explicó Goenji, capitán de la guardia de la ciudad a la temprana edad de 27 años—. Pero los organizadores han sido Ichiban e Hinano. Son expertos en poner las cosas en orden.

    Hikaru se siguió abrazando a gente, mientras escuchaba al rubio. Y luego se miró el enorme banquete que había preparado. Carne, fruta, vino (ahora que ya tenía edad)… Eso era un cumpleaños, y lo demás eran tonterías.

    * * *


    Kazemaru se precipitó hacia la sala principal, donde se encontraban los ancianos. Endou, uno de los mejores en la defensa de la ciudad, también estaba allí, precisamente. Esperó a que acabaran de hablar.

    —… Argos quiere seguir con la guerra contra las ciudades del sur —explicó Endou—. Exige que entrenemos a más soldados para su ejército. Y nos amenaza con duras represalias si no lo hacemos. No creo que podamos sobrevivir mucho tiempo más por ninguno de los dos lados.
    —Ya hemos perdido a demasiados hombres —habló uno de los ancianos—. Nuestros jóvenes se quedan huérfanos. Ya viste lo que pasó con la familia de Kageyama, es uno de los que se han sufrido más por la guerra que Argos está empeñada en ejercer contra las ciudades de las montañas. No entienden que la costa sur no está a su alcance.
    —¿Y, entonces, qué? ¿Dejamos que Argos arrase nuestra ciudad? ¿Nos buscamos aliados contra ésta?
    —Tenemos que convencerles de que acaben la guerra.

    Entonces Endou dejó paso al mensajero para que hablara. Por un segundo, se miraron con un atisbo de sonrisa. Kazemaru tuvo que serenarse para hablar con claridad ante el consejo.

    —El oráculo de Delfos transmitió, como siempre, un mensaje enigmático. La Pitia dijo: “La tormenta de estrellas llegará pronto. Luchad codo con codo con el gigante”.

    Los ancianos, que iban susurrando entre ellos, se callaron al escuchar las palabras de Kazemaru. Estaban tan sorprendidos como Endou, aunque éste se mostraba más de acuerdo con lo que pensaba que transmitía. Algo que los ancianos no compartían.

    —¿Apolo desea que sigamos luchando? —dijo sorprendido el que una vez instruyó tanto a Endou como Kazemaru en la guerra—. ¿Qué ha dicho Kidou de esto?
    —Piensa lo mismo, que tiene que ver con Argos u otras ciudades. Pero no consiguió dilucidar qué quiere decir eso de la “tormenta de estrellas”. Dijo que tardaría más en volver. Quería que llegara yo antes.
    —Probablemente cuando llegue nos podrá decir algo más al respecto —acabó Endou—. Por ahora, toca esperar. Volveré cuando Kidou vuelva.

    Endou y Kazemaru se despidieron apropiadamente al consejo y luego se fueron. Kazemaru iría a su casa a limpiarse y a vestirse adecuadamente y Endou se dirigiría a la academia militar. El banquete de Hikaru debía haber empezado ya.

    —Me alegro de que te encuentres bien, Ichirouta. Estaba preocupado. Has tardado más de lo que pensaba.
    —Te tengo dicho que no me llames así fuera de casa… pero gracias. Kidou tuvo que parar varias veces a descansar durante el viaje. Estoy bien.

    Estaban apenas a un metro, pero tenían ganas de abrazarse y dejarse llevar por la pasión… cosa que tardarían mucho en poder hacer. La capacidad que tenían por contenerse en público era buena, pero ese día tendría que ser digna de los dioses.

    —¿Sabes cuánto tardará Kidou?
    —Una semana más, probablemente. Dijo que iba a ver a un amigo suyo en Corinto.
    —Eso está bien. Pensaba que tardaría más.

    Se quedaron en silencio hasta que llegaron a casa de Kazemaru, que quedaba a medio camino.

    —Nos vemos luego en la fiesta —dijo, mucho más animado, Endou. Con una sonrisa enorme le pasó un dedo por la nariz, cosa que hizo enrojecer al peliplata—. Me encanta lo susceptible que eres cuando hago estas tonterías.
    —No te des aires porque tenga debilidades. Hasta luego. —Y le cerró la puerta en los morros. Aunque luego no pudo evitar sonreír, muy contento de ver de nuevo a Mamoru. Y estaba seguro que él también seguía sonriendo—. Maldito… me conoce demasiado.

    * * *


    Endou no se molestó en llamar a la puerta de la academia. Estaba abierta y el banquete había empezado ya, pero su entrada fue como si un dios rodeado de luz invadiera la entrada. Se plantó allí y dijo:
    —¿Dónde está este cumpleañero? ¡Hay que darle un abrazo!

    Todos se callaron por un instante, pero luego gritaron al unísono, felicitando a Hikaru de nuevo y algunos le pincharon para que se levantara, mientras que otros brindaban con sus anchas copas(1).

    —Aay, Hikaru… cuánto has crecido. Eres todo un hombre ya. De pequeño siempre te escapabas solo al bosque y tus padres me regañaban porque te perdía de vista. Echo de menos tener que ir a buscarte por ahí.
    —¡Ah, claro! ¡Ahora si me escapo te sientas a esperar a que vuelva! Eres un holgazán de cuidado…
    Todos se rieron, mientras Endou le daba una colleja al cumpleañero.
    —Ojalá Kidou hubiera llegado a tiempo, le encantan estos cumpleaños…
    —Vamos, Endou, no te nos pongas sentimental, ¡que el vino se nos mezclará con agua y hoy no es buen día para sermones! (2) —dijo Goenji, rompiendo el silencio tristón.
    —Tienes razón, ¡todos a comer!

    La fiesta siguió como si nada. Varias amigas de Endou, Goenji y el resto de los mayores se acababan de sumar también (de hecho, Kazemaru entró silenciosamente a la fiesta en ese momento) y Aoi, gran amiga de Tenma, estaba machacando a éste y a Ichiban para que le dieran de una puñetera vez el mega-regalo al cumpleañero… aunque a todos les parecía evidente qué iba a ser. Aprovechando que Hikaru estaba distraído respondiendo a Hinano, los responsables del regalo se escaparon para traerlo. Aunque cuando Aoi tropezó con el borde del enorme escudo que llevaba y tiró la lanza al suelo, todo el mundo se giró en un silencio sepulcral.

    —E-esto… ¡felicidades Hikaru! —dijo ella con toda la incomodidad posible.
    —Aoi… —suspiró Tenma, con la mano tapándole media cara.
    —Era inevitable… ¿tú sabes cómo pesa todo esto? —replicó Ichiban, que cargaba con la armadura de lino endurecido, un casco de bronce sin esa crin de caballo que sí tenían los mayores y una espada corta.
    —Vamos, ven, ¡pruébate todo esto! —le espabiló Aoi, que aguantaba como podía. Tenma y Endou instigaron a todas las voces de la sala que lo hiciera.

    Con paso bastante dudoso, Hikaru se acercó a sus nuevas armas. No le costó mucho ponerse la armadura, pues era muy ligera, pero tembló un poco al coger la lanza y el escudo. Era más miedo que falta de fuerza.

    —¡Hala! ¡Realmente tienes aspecto de guerrero! —le halagó Tenma, sabiendo la poca gracia que le hacían las armas.
    —Tu familia estaría orgullosa de ti —comentó Goenji.
    —Bueno… gracias… —contestó Hikaru, con su timidez habitual.
    —Sabemos que las armas no acaban de ser lo tuyo así que… te hemos traído algo más. El auténtico regalo —le anunció Ichiban, que volvió a desaparecer. Hablaba desde la sala de al lado—: Nos ha costado mogollón encontrar esto.

    Tenma, Aoi e Hinano se pusieron al lado de su amigo, mientras esperaban impacientes al regreso de Ichiban. Éste volvió andando sin nada en las manos a parte de un pañuelo plegado. Todos lo miraron atónitos cuando entregó el pañuelo a Hikaru.

    —¿Qué es?
    —Ábrelo y verás.

    Kageyama lo abrió con cierta desconfianza. Dentro había un colgante, una medalla de plata redonda con dos alas doradas grabadas en ella.
    Sabía qué era.

    —No puede ser… ¿Cómo habéis…?
    —Ya te lo he dicho, nos ha costado muchísimo encontrarlo —dijo muy feliz el pelirrojo—. Se creía destruido, pero estaba escondido en las montañas que hacen frontera con el territorio espartano. ¡Casi nos buscamos la guerra!
    —¡Estáis locos!
    —Pero ¿qué es? ¡Enséñanoslo, caray! —se quejó Endou, con cara de niño.

    Hikaru alzó las bridas de cuero del colgante y enseñó a todos la medalla. Todos se echaron atrás en sus sillas y empezaron a murmurar de asombro.

    —Es… ¡el amuleto de Sísifo! —exclamó Midorikawa.
    —Se dice que lo llevaba puesto cuando huyó del Inframundo y de la muerte —explicó Goenji, el único que estaba algo más tranquilo— y que lo perdió justo antes de que Hermes le capturara y fuera encerrado en el Tártaro (3).
    —¿Qué quieres decir? —le preguntó Tenma. Él no había podido participar en la búsqueda del amuleto para despistar a Hikaru y que no se enterase de nada, así que él tampoco sabía nada del amuleto.
    —Sísifo fue un tramposo, maestro de engaños y trucos. Engañó a la muerte. Pero engañar y huir son dos cosas distintas. El Amuleto Alado, como algunos le llaman, mantuvo a salvo a Sísifo mientras lo llevó puesto.
    —En otras palabras —añadió Midorikawa—. Este amuleto es mágico. Le da a su portador la habilidad de prever el próximo paso de sus enemigos si están cerca. A Sísifo le ayudó a huir y vivir a su antojo durante años.

    Hikaru conocía parte de la historia. Sabía que era de Sísifo, pero no sabía de todo el poder que tenía. Sus tíos siempre le contaban historias de Sísifo porque… bueno, era su antepasado. Lo que explicaba también la habilidad de su tío de planear estrategias de batalla.

    —Ha vuelto a donde pertenece —dijo con tranquilidad Goenji. Él también lo sabía, así como el consejo de ancianos.
    —¿Por qué? —quiso saber Hinano.
    —Mi familia es descendiente directa de Sísifo —explicó Hikaru—. Tuvo otra línea de descendencia, además de la de Odiseo.
    —¡Hala! —soltó Tenma—. ¡Tienes linaje heroico!
    —Ahora se entiende todo —añadió Endou. Los otros le miraron curiosos—. La mala suerte de su familia también es culpa del propio Sísifo. Los dioses maldijeron todo su linaje por ir en contra del orden divino. Odiseo murió a manos de uno de sus hijos. Tu tío, tan experto en estrategia como él, cayó en batalla, dejándote a ti como único miembro vivo de la familia. ¡El Amuleto Alado podría significar la recuperación de tu linaje! ¡Es genial!

    Y aunque el discurso había empezado deprimente, Endou acabó animando al resto a seguir con la fiesta. Hikaru se puso de inmediato el colgante y prometió a sus mejores amigos que jamás se lo quitaría. El amuleto dio efecto de inmediato, pues ya no le preocupaba tanto tener que entrar en batalla si estaba al lado de sus amigos.

    * * *


    Lejos de Tirea, en las montañas con la frontera espartana, dos vagabundos descansaron en una pequeña cueva. Uno de ellos se quitó la capucha, dejando entrever a su compañero ese pelo gris oscuro, algo rizado, que le llegaba al hombro. Empezó a buscar entre restos de lo que había sido una antigua zona de ofrendas, dedicada a un garabato donde se podía ver a un hombre arrastrando una gigante roca por una pendiente. Era el castigo de Sísifo.

    —No está —dijo el chico de pelo gris, apenado, pero sin cambiar su tono de voz en ningún momento—. Ya se lo han llevado. Voy a necesitar de tu magia de nuevo. ¿Podrás?
    —Si el portador es de tu linaje, sí —susurró el segundo chico, con la capucha aún puesta.

    El mago trazó unos símbolos en el firme de la cueva, en la entrada. Luego empezó a hablar palabras ininteligibles a la luna, mientras el otro chico se ponía en el centro de los garabatos, delante de él, y acabó llamándola:

    —… ¡Oh madre, señora de lo salvaje y la luna, Hécate Ctonia! (4)

    Los símbolos empezaron a brillar con una luz verdosa y azul mientras el mago alzaba sus brazos para recibir el conocimiento que había pedido a la titánide. Esa luz de colores diversos envolvió al chico de pelo gris como un tornado e impactó en los ojos de color cian de su compañero mago. Éste absorbió toda la luz mágica hasta que los ojos brillaban en su totalidad de los mismos colores. Era como tener toda la luz de la luna a su servicio, pues iluminaba como una llama todo lo que tenía delante… pero debilitaba a su portador. El mago se arrodilló, cansado.

    —¡Kirino! ¿Estás bien? —se alarmó el de pelo gris.
    —No salgas del círculo —le replicó casi al instante, con muy mala leche.

    El joven no se había dado cuenta de que los símbolos a sus pies aún brillaban. Solamente que los ojos de Kirino brillaban más. Se volvió a sentar, aun sabiendo lo que venía ahora.

    —¡Agh! —se quejó el mago, dolorosamente.

    Su espalda se torció hacia atrás, sus dientes se apretaron los unos contra los otros y los dos faros que tenía como ojos latieron con intensidad por un momento, hasta que se apagaron al fin.

    —Shindou, del linaje de Odiseo. Tu primo lejano tiene el amuleto. Se encuentra en la ciudad de Tirea.

    Entonces la luz de los símbolos se apagó y Kirino volvió a ser el de siempre. Su compañero de viaje le obligó a tumbarse dentro de la cueva para que descansase.

    —Aun siendo hijo biológico de Hécate y teniendo poderes iguales a un dios, las posesiones de mi madre son dolorosas —sonrió Kirino mientras se acomodaba en la cueva—. Mañana estaré bien. Partiremos entonces.
    —Está bien —sonrió Shindou, dejando que se recostase en su hombro.

    ---------------------------------------------------------------------------------------------------------



    Espero que os haya encantado :)

    Notas:

    (1): Esas “anchas copas” son los Kylix. Lo he puesto porque, si queréis, busquéis una imagen y compartáis conmigo lo jodidamente difícil de que debía ser beber vino de ahí sin derramar ni una gota XD. Aunque he resbalado en este caso, porque es una pieza de siglos más tarde… pero si cuela, cuela XD

    (2): La broma de Goenji es algo probado: Los griegos mezclaban el vino con agua cuando tenían que hablar de cosas importantes, pero cuando era fiesta se lo bebían sin alterar, a palo seco. La broma de Goenji es que con el agua (el lloriqueo más bien XD) se alteraría el vino y no conseguirían emborracharse XD

    (3): Sísifo fue un mortal que rehuyó a la muerte durante años después de escapar una vez del inframundo. Cuando le pillaron, fue castigado a cargar con una roca gigante en el Tártaro hasta la cima de una colina. Pero cuando llegaba allí, la roca rodaba hacia abajo de nuevo. Fue una idea que tuvo Hades para mantenerle ocupado y que no escapara de nuevo ni tampoco hiciera de las suyas con sus trucos. Y sí, algunos mitos dicen que fue padre de Odiseo, pero no todos. // Me he inventado el amuleto. En realidad Sísifo se ganó todo lo que se ganó por su inteligencia.

    (4): Hécate no es una diosa olímpica, como Zeus. Es, podríamos decir, su prima lejana. Es hija de titanes (monstruosos) como los olímpicos, pero de otros titanes, así que se la llama “titánide”, para diferenciar de los dioses conocidos. “Ctonia”, que significa “de bajo tierra”, solamente es como… uno de los muchos apellidos o epítetos que tenía. // Con Hécate he sido juguetón. 400 años antes de cuando pasa esta escena, se trataba únicamente como “Madre Tierra” y 200 años después de la escena, como “hechicera, adivina, señora de los muertos y las brujas y la antítesis de la civilización, asociada a la luna…”. En esta historia, Hécate será un poco de cada, maga de la naturaleza y la adivinación. PD: Se dice que Hécate tuvo decenas de hijos, entre ellos el monstruo Escila, quien casi mata a Odiseo a bocados. Así que Kirino es solamente uno más.
     
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    En mi casa, claro que si.

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    NYA-HO! Estuvo increible! :D

    Pobre de Hikaru, aunque no lo desea tiene que participar en una guerra. Almenos Tenma y los demas para animarlo con una fiesta! cuando lei la parte del amuleto de Sísifo, me dije a mi misma, "¿Habia un amuleto?" por que se me hizo raro. Pero cuando termine de leer el capitulo y me pase a leer lo de abajo, me dije otra vez, "ah! ok, ok xD"

    Pobre Kirino, las herramientas de Hecate deben ser dolorosas, ¡incluso hasta mi me doleria! D,: Shindou, muy mal ¬.¬ aunque claro, te tenias que quedar en las benditas marcas! pero aun asi, muy mal ¬.¬

    EXIJO! una conty! :U

    Sin mas que decir...

    SAYO~
     
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    HOOOOOWWWDDDYYYY!! LITTLE OWL IS HEREEE!!

    He vingut a comentar-te el fic abans pugis la següent part :v. Allò de que els nens a partir dels 10 anys es podien canviar el nom, no ho sabia. No sé si ho has fet tu by the face però mola molt. Com sempre... En Tenma, segueix sent en Tenma jajajajaja, mola massa aquest nom i crec recordar bé que està associat al cel o algo per l'estil :V.

    En Hikaru em dóna una mica de gràcia. És el típic pacifista que té por de la lluita i que no vol la violència, se'm fa cuco francament però com sempre... En Kidou té estrategies jajajajaja.

    Un detall que m'ha agradat molt ha sigut que parlessis de l'Inframón i del Camp dels Asfódelos, sempre he tingut una gran curiositat per l'Inframón i el déu Hades :V :V.

    ¡Aaaw! En Tenma li había organitzat a Hikaru una festa sorpresa de cumple, ¡Qué cuco! Ha sigut algo molt maco, m'encanta encara que si jo hagués sigut en Hikaru segurament m'hauria espantat jajajajajaja.

    Woooow, no m'esperava pas que en Goenji fos capità de la guardia, i menys que tingués 27 putos anys!! Jajajajajaja, so cool, too cool!!!. Estic d'acord amb Hikaru... El puto banquete és vamos...!! Eso sí es una fiesta!!

    Menudo puto conflicto tenen amb Argos tio, però... Kageyama en el teu fic és bona persona? Ho sigui, sé que en el fons ho és però no em deixa de sorprendre :V :V. Quina situació mes crítica estàn Kazemaru and company... Veig per impossible que puguin convèncer als altres d'acabar amb la guerra. I menuda incògnita ha deixat Kazemaru diguent lo que l'oràcul ha dit. Com sempre... Kidou pel moment és la clau :V, I like it hahaha.

    Uyuyuy!!! Aquí hay Endou x Kazemaru pero vamos!! Saps que és una de les meves OTP de Inazuma Eleven? Hahaha em sembla molt cuca aquesta parella :3. Pobrets que es tenen que reprimir, jajajajajaja!!! Aviam com s'ho faràn per "aquello" :V.

    JAJAJAJAJJAJAJAJ!!! M'encanta aquesta part:

    QUOTE
    -Me encanta lo susceptible que eres cuando hago estas tonterías.
    —No te des aires porque tenga debilidades. Hasta luego. —Y le cerró la puerta en los morros. Aunque luego no pudo evitar sonreír, muy contento de ver de nuevo a Mamoru. Y estaba seguro que él también seguía sonriendo—. Maldito… me conoce demasiado.

    Portazo en las narices!!! En Kazemaru sembla una mica tsundere, no??? Jajajajajaja, se'm farà anar llegint la relació d'aquests dos :V :V. Com no, Endou destacant allà on va, molt típic d'ell hahahaha.

    La part en la que Endou li diu a Hikaru de com el recordava de petit... M'ha recordat molt al meu fanfic de Inazuma Eleven, la seva 2ª temporada perquè l'Endou té directa relació amb el protagonista, en Hana (una relació no-biològica), i se m'ha fet cuco perquè és molt semblant jajajajaja, la diferència és que en Hikaru és molt més tranquil i pacífic, i en Hana es molt tsundere, violent i amb mala llet :V :V (sí, ja ho sé, no viene a cuento però ho volia dir de totes formes XD).

    Endou siendo holgazán... Mu'raro en él, tenint en compte que l'Endou és putament hiperactiu jajajajaja. Però la colleja que li ha donat a Hikaru ha sigut molt bona, m'encanten les collejas perquè em recorden molt a Jak y Daxter jajajajaja. Y... Plase..., Kazemaru "colándose de incógnito" en la fiesta, jajajajajaja, no he passat per alt aquest detallet e____e.

    ¡¡DIOS!! Aoi súper torpe tio!! Collons quina puta caiguda tirant-lo tot pel terra jajajajaja, pobrissona!!!

    QUOTE
    -E-esto… ¡felicidades Hikaru! —dijo ella con toda la incomodidad posible.
    —Aoi… —suspiró Tenma, con la mano tapándole media cara.

    Tenma's facepalm time!!!! JAJAJAJAJAJAJA!! Adoro el momentazo aquest, tio!!

    Com sempre, mentre li dónen l'amulet al prota, l'Endou no entenent res de res, jajajaja molt típic d'ell. Joder què bona tio. Endou més burro que, que... Solamente es inteligente pa'otra cosa :V, a més... No puc evitar somriure quan llegeixo el nom de Sísifo, m'agrada molt aquest nom, li veig un encant molt gran :).

    Andaaa!!! Quina sorpresa!! En Sísifo és l'antepassat de Hikaru, el prota del fic!! Què guay tio!! M'encanta :V, sé que en Sísifo era lo peor de lo peor però tot i així m'agrada... Per liante!! JAJAJAJAJAJA. Quin puntazo més guay tio, en Hikaru és el descendent de Sísifo. Encara que pobre Hikaru, tota la família maleïda pels déus.... Collons. Tampoc sabia lo de la mort d'Odiseo... Caram. Sembla que els déus i els seus fills només tenen vides violentes tio després et queixes de mi que sóc molt violenta >:V

    Endou com sempre animant l'ambient, és la seva especialitat. No obstant... Estic veient que probablement en Hikaru dependrà molt del seu amulet i si estic encertada... Tindrà molts problemes per això. M'ho veig a venir XD.

    Quan he llegit lo del mago i els ulls cian... He sapigut al instant que es tractava de Kirino jajajajaja. Era massa evident per a mi, al menys :V encara que no sabia ben bé si l'altre es tractava de Shindou però veient que sí, és encara més sorprenent... És familia de Hikaru. Veig a venir un conflicte entre tots dos, crec que després de tot, l'amulet aquest només portarà desgràcies jaajajajaja.

    M'ha agradat molt el capítol i ha sigut llarguet eeeh, però bueno, ha sigut entretingut i al menys te pogut deixar un senyor review :). Com ja vaig dir l'anterior vegada, crec que amb el teu fic aprendré moltes coses de la mitologia que encara no sé.

    Esperaré fins a la teva actualització per llavors, aviam què passa.

    See'ya!

    #Sly'sRules!
     
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    Bueeeeenas a todos, hoy llega el segundo capítulo del fic! Me alegro que os haya gustado y espero que lo sigáis hasta el final :) Y sí, a veces me tomo libertades y me invento algunas cosillas xD no me lo tengáis en cuenta, es difícil hacer una historia fiable al 100%. Oh, y también me suelo desviar ligeramente del modelo establecido de conducta de personajes. A Kazemaru le he hecho con un matiz tsundere si no os importa XD

    Oh, una cosa importante que me han hecho notar: siempre que hable de "kageyama" me refiero a Hikaru. Pensad que toda su familia ha muerto (madre incluida). Es triste.

    Sly D. Cooper: Què has pensat? A capítol llarg, review llarg? Doncs "y yo que me alegro" :VV jajajajaja ja veuràs que l'amuleto portarà cua, pero no tanta. No és un element decisiu. Llàstima que Endou x Kazemaru sigui una parella secundària en aquest fic XD En canvi a Tenma, a Kidou i a Hikaru els tindràs fins i tot a la sopa jaja i et riuràs molt amb Tenma (as always :V). La idea del fic és que Hikaru "es faci gran", perquè ja veus que ara és molt poruc.


    -----------------------------------------------------------------------------------------------



    2. Malas noticias



    Hikaru estaba mirando por la ventana, la que daba al interior del pueblo. Había pasado una semana desde la fiesta y Kidou aún no llegaba. Pero sus recomendaciones no se habían hecho esperar: Endou había reanudado la construcción de la muralla y se había enviado a un diplomático para que hablara con Argos para conseguir. Éste volvió con una decepción más. Nada había cambiado.

    Pero no quería pensar en ello. Se aferraba a su nuevo amuleto como si lo hubiera llevado toda la vida y recordaba lo gracioso que había sido encontrarse en el suelo de su casa, con la cama totalmente desmontada y Tenma durmiendo a sus pies. Al parecer, la borrachera hizo que el pobre castaño se aferrara demasiado a su mejor amigo. Ninguno de los dos recordaba cómo habían llegado a casa.

    —Hikaru, ¿nos vienes a ayudar con lo de la muralla? —Era Ichiban, que, ya de buena mañana, se dirigía a la construcción—. Nos vendrían bien un par de manos más.
    —¡Desde luego!

    Se puso ropa para trabajar y siguió a su amigo hasta el pie de la colina, donde la muralla empezaba a tener buena forma y altura en esa zona. Allí también estaban Midorikawa, Goenji y Kazemaru trabajando, entre otros adultos que cargaban piedras enormes.

    Después de unas horas de seguir las órdenes de Goenji, todos hicieron un descanso. Fue cuando Hinano y Tenma aparecieron. Tenían toda la pinta de haber estado en el campo de entrenamiento, pues estaban sudados y polvorientos.

    —Me tienes que prometer que en unos días te pasarás por la academia. —Eso fue lo que Hikaru interpretó como “Buenos días”—. ¡Quiero enseñarte muchas cosas!

    Hikaru agarró su amuleto y no dijo nada, solamente asintió. El amuleto no le podía proteger de Tenma y su energía, por desgracia.

    Mientras descansaban todos, Hikaru se distrajo y empezó a mirar al horizonte. Las montañas del norte, en este caso. Le gustaba mirar las colinas llenas de árboles, y la pequeña llanura que se abría al pie de Tirea. Uno de los caminos a la ciudad se escurría entre los árboles al otro lado de la llanura. Precisamente en ese camino se fijó Hikaru.

    —Mirad, viene alguien —comentó sin mucho ánimo, al principio. Todos callaron unos instantes, para observar. El propio Hikaru reconoció la capa de viajero de Kidou—. ¡Es Kidou! ¡Ya ha vuelto!

    Todos se levantaron de golpe y saludaron con la mano al viajero, que aún le quedaba toda la llanura para caminar (unos cinco minutos a paso ligero), y se alegraron de ver que Kidou les devolvía el saludo.

    —Sí que has tardado, Kidou —se avanzó Goenji, para abrazarle—. ¿Qué ha hecho nuestro estratega por el mundo?
    —Conseguirnos ayuda —contestó, correspondiendo el abrazo—. Veo que la muralla avanza de nuevo.
    —El consejo no dudó cuando recibimos tu información.

    Los mayores tenían un deber extra: los jóvenes como Hikaru no debían saber nada de la predicción de Delfos. Por eso la conversación resultaba distendida y relajada… y llena de enigmas. Hikaru, con lo inocente que era, no se dio cuenta, pero Tenma no pudo reprimir su curiosidad. Esperó a que Kidou decidiera ir a la sala del consejo para decir a todos:

    —Me llevo a Hikaru al campo de entrenamiento, es hora de empezar a ponerle en forma.
    —No me lo machaques mucho, que luego no moverá una sola piedra aquí —le replicó amistosamente Midorikawa.

    Ichiban e Hinano se miraron. Los mayores estaban demasiado ocupados en sus mentes para darse cuenta del truco de Tenma, pero ellos sí. Por fin iban a tener respuestas.

    Tenma casi arrastró a Hikaru por el centro de la ciudad hasta la academia, y luego se escurrieron por un callejón y acabaron en el edificio del consejo. Kidou justamente entraba.

    —¿No íbamos a la academia? —preguntó inocentemente Hikaru.
    —Sssht —intentó callarle, con el dedo. Hablaba en susurros—. Hoy vamos a saber por qué Kidou llega tarde y todo eso de acelerar la muralla.
    —No deberíamos…
    —¡Sshhtt! No hables tan alto. Vamos.

    Hikaru no se quejó de nuevo, pero empezó a ponerse nervioso. Tenma tenía mucha habilidad por escurrirse como el viento y ser sigiloso, pero Hikaru destacaba como el Monte Olimpo entre los llanos de Tesalia (1).

    El castaño consiguió hacer entrar a los dos en el edificio sin que nadie les viera. Había dos antesalas antes de llegar a donde Kidou y los ancianos hablaban, pero había varias formas de llegar hasta allí. Una de ellas era a través de los salones y los almacenes de comida. Aoi estaba allí.

    —¡Chicos! No deberíais estar aquí.
    —¡Ssht! Lo sabemos —dijo Tenma con cara de travieso. Hikaru seguía temblando como una hoja—. Queremos saber a qué viene tanto revuelo. ¿Tú no sabes nada?
    —No, ¡porque no quiero que me echen de la ciudad!
    —Bah, exagerada…

    Tenma cruzó el umbral hasta la sala del consejo casi a gatas. Aoi refunfuñó algo y decidió no saber nada del tema. Hikaru quedó obligado a seguir a su compañero, pues ya no se acordaba de cómo salir del edificio.

    —Ahora, silencio, ¿vale? —le advirtió el maestro del sigilo.

    Lo bueno de haber entrado por ese lateral fue que se toparon con una mesa de piedra, un sitio ideal para esconderse. Hikaru notó los pasos de Kidou extremadamente cerca y tuvo un escalofrío, pero el escondite era bueno. El estratega saludó al consejo y a Endou, que también estaba allí.

    —Hemos hecho lo que nos dijiste —empezó un miembro del consejo—. Aceleramos la construcción de la muralla y mandamos diplomáticos a hablar con Argos, aunque no consiguieron nada.
    —Es inútil hablar con Argos ahora mismo. He conseguido que Corinto y Tebas se alíen temporalmente entre ellos y con nosotros.
    —¿¿Qué dices?? —saltó Endou—. ¡Pero si son enemigos de Argos! ¡Nunca accederían a protegernos!
    —Lo harán —sonrió perspicazmente, y con los brazos cruzados—. He descubierto algo muy importante: Argos ha olvidado a sus dioses. Acaparan todo el poder y riquezas que pueden sin ofrecer nada a cambio ni agradecerlo al Olimpo. Cuando llegué a Tebas en busca de ayuda, un mensajero estaba explicando a su gobierno una predicción del Oráculo de Delfos. Y decía algo así como “en el sur gobierna el caos, los dioses han desaparecido”, cosas parecidas.
    —¿En qué nos afecta a nosotros?
    —Dije de dónde venía exactamente y expliqué qué estaba haciendo Argos. Tebas hizo que ese mismo mensajero me acompañara a la ciudad de Argos. Por el camino, llegamos a Corinto y la situación era casi idéntica. Allí, el Oráculo había predicho la llegada de un cataclismo y el orden divino tendría que luchar contra el caos. Ante la coincidencia, el mensajero de Tebas y yo nos presentamos y explicamos todo. Corinto quiso saber la verdad y envió su propio mensajero.
    —Y fuisteis a Argos.
    —Sí. La ciudad tiene sus templos abandonados y saqueados y el pueblo está sometido a la fuerza. Argos quiere volver a los malos tiempos.
    —Entonces… el “gigante” de nuestra predicción… ¿era esa alianza? —preguntó otro consejero.
    —Es muy posible. Pero es cuestión de tiempo de que Argos se entere de nuestra traición. Sus tropas vendrán a por nosotros…

    Tenma y Hikaru se miraron. La guerra. Eso era lo que ocurría. Con razón el de pelo morado temblaba tanto. Luego el otro chico se asomó para ver a la gente de la reunión.

    —¿Dónde está Endou?
    —Te-Tenma… —le avisó congelado de miedo Hikaru.
    —¿Qué pasa…? ¡Oh! —se asustó cuando se giró de nuevo.
    —Sí, “oh”. —Era Endou, sonriendo con mala leche—. Sois unos críos entrometidos.

    Los cogió a ambos de las ropas y casi los arrastró al centro de la sala, interrumpiendo la reunión.

    —Por lo visto les gusta saberlo todo —soltó, sin cambiar esa cara extraña.
    —Tú hiciste lo mismo hace unos años, Endou, no les culpes —sonrió Kidou. Su habilidad para desacreditar a su amigo era espectacular.
    —Eh, ¡no nos riñas entonces! —replicó Tenma, enfadado.
    —Endou, sácalos de aquí —ordenó el consejo, hastiado.
    —Claro.

    Mientras los tres salían del edificio, aún se pudo oír a Kidou decir “pero sigo sin saber qué quiere decir lo de la tormenta de estrellas”.

    —Endou… tengo miedo —confesó Hikaru, cuando soltó a ambos en la calle.
    —Lo sé. Todos lo tenemos. Sufrimos por nuestras familias.
    —Así que un miedica tiene el amuleto familiar.

    Los tres se giraron hacia la plaza. Un chico de pelo gris, seguido de uno con el pelo rosa, ambos envueltos en capas con capucha, se acercaban a ellos con mala cara y posición amenazante.

    —¿Quién eres? ¿Y de qué hablas? —cuestionó Tenma, defendiendo a su mejor amigo—. ¡Hikaru es el indicado para el amuleto! Y tú también tendrías miedo si te tocara luchar de la misma manera que tu familia murió.
    —Eso no lo sabremos hasta que los dioses hagan justicia. Soy Shindou Takuto, descendiente de Odiseo y de Sísifo. Soy el último de mi linaje y ese amuleto me pertenece. Es adecuado para mí. Más que para un miedica, seguro.

    Hikaru, que hasta entonces estaba escondido detrás de Endou y Tenma, salió al encuentro de su familiar.

    —Yo soy Kageyama Hikaru. También soy descendiente de Sísifo.
    —Lo sé.
    —Es costumbre mostrar hospitalidad a los viajeros. Deja que te invite a ti y a tu compañero a mi casa.
    —Por lo menos tienes los modales de la familia —admitió el viajero.

    Con eso había ganado un poco de tiempo. No sabía cómo su familiar querría disputarse el Amuleto Alado, pero no le iba a dejar en la calle mientras se le pasaba el miedo. Y de paso, buscaría una solución en la que ambos quedaran contentos.

    Tenma y Endou siguieron a los otros tres, expectantes, intentando saber a qué venía todo aquello. Además, el otro encapuchado de pelo rosa no se había presentado, era un completo desconocido. Pero se sabía que, en la familia de Kageyama, antes se ofrecía un lecho que un nombre.

    Los cinco entraron a la casa de Hikaru, justo al otro lado de la plaza. Los dos amigos de Hikaru se quedaron con cara de malas pulgas en la sala de estar (2). Hikaru guió a los visitantes hacia una habitación de invitados, la única que tenía, que estaba en el fondo del edificio, al lado de la cocina.

    —Lo siento, solamente tengo esta habitación para vosotros.
    —No será problema —comentó secamente el de siempre. El tipo de pelo rosa aún no había abierto la boca.
    —Dejad las cosas del viaje y vayamos a hablar en la sala de estar —les dijo Hikaru, con todo el aplomo posible. Realmente seguía temblando.

    Hikaru se avanzó hasta donde estaban sus amigos, y al cabo de medio minuto aparecieron los invitados. Ninguno de los dos llevaba la capa puesta, ni los bastones encima. Llevaban ropa marrón claro para viajar, pero nada más. El desconocido que no se había presentado destacaba ahora como un faro para los navegantes. Sus ojos de color cian destacaban especialmente con su pelo rosa, pero más aún destacaba un círculo raro, laberíntico, que llevaba tatuado a un lado de la cara y parte el cuello. Tenía un colgante con el mismo símbolo (3).

    —Bueno, contadnos quienes sois —se apresuró Endou a preguntar, antes de que se le notara la sorpresa por el símbolo tatuado del chico misterioso.
    —Yo ya me he presentado. Soy descendiente de la casa de Odiseo. Mataron a mi familia hace unos meses y me echaron de mi propia casa. La mala suerte acecha a todos los descendientes de Sísifo desde su castigo (nota 3 del capítulo anterior). Supongo que aquí al cobarde le habrá pasado algo similar.
    —Así es —contestó Endou por su discípulo y amigo—. ¿Y él?
    —Es Kirino Ranmaru. Es hijo de Hécate.
    —E-espera… ¿la diosa hija de titanes? —quiso aclarar el de pelo morado, atónito—. ¿Señora de la magia y la naturaleza?
    —Así es —habló Kirino, por primera vez—. Estos símbolos son la marca que lo prueba. Quisiera saber a qué dioses rendís culto en Tirea.
    —A Hera, principalmente —explicó Endou—. También honramos a Poseidón y a Afrodita.
    —Pues no parece que os oigan mucho —replicó el pelirosa, sin siquiera matizar una sonrisa—. Son dioses venerados en Argos. He oído que allí han renegado de todos ellos. Posiblemente los dioses tomen represalias contra todos vosotros.
    —¿Qué culpa tenemos? —se quejó Tenma, enfadado.
    —Nos estamos yendo del tema —dijo, firme, el otro viajero—. Quiero mi amuleto. Quiero restablecer mi poder en mi casa y echar a todos esos bastardos que la ocupan.
    —¡Pero entonces yo…! —saltó Hikaru, sin atreverse a decir lo que pensaba: “Moriré”.
    —Hikaru tiene que entrar en combate pronto —añadió Endou, de brazos cruzados—. Si no lleva el amuleto, la mala suerte de vuestra familia se lo llevará a él también. Y me figuro, viajante, que eres hábil en la batalla y Kirino te protege con su magia.

    Shindou quedó algo aplacado. Tenía varias opciones, y ninguna de ellas implicaba abandonar el amuleto que le pertenecía. Pero no le gustaba arriesgar la vida de su familiar, aunque no le conociera de nada. Podía ser el único que le quedara.

    —Propongo una competición atlética. El que gane más pruebas, se queda el amuleto.

    Los tres amigos se miraron entre ellos, con cara de preocupación. Hikaru era bueno en esas cosas, pero algo les decía que el viajero de pelo gris tenía trucos bajo la manga por enseñar.

    —No me queda otro remedio que aceptar.
    —Bien. En dos días, en la llanura al pie de la ciudad. Iremos a inspeccionar los alrededores hasta la noche.

    Sin dar más tiempo a contestar a Hikaru y sus amigos, los dos viajeros salieron de la casa.

    —No te preocupes, Hikaru, ¡vas a ganar! —le animó Tenma—. Aunque estos viajeros son muy misteriosos…

    Los tres salieron de la casa. Endou hacia la sala de reuniones, para ver de nuevo a Kidou, y Tenma y Hikaru hacia la muralla de nuevo. A lo lejos se podía ver a los viajeros observar todo lo que su vista les mostraba.

    Cuando llegaron a la muralla, Ichiban tuvo que preguntar. De hecho, el resto también estaba expectante.

    —¿Qué habéis estado haciendo tanto rato?
    —Es largo de contar… —se disculpó Tenma, con una sonrisa incómoda.

    Entonces pasaron los viajeros. Miraron de reojo a los trabajadores en la muralla, y algunos de ellos, como Goenji, hicieron lo mismo.

    —Empieza por ellos —le pidió precisamente el rubio.

    Hikaru dejó que su amigo hablara. Se le habían pasado las ganas de hablar con toda la angustia sobre la guerra y ahora otra vez sobre el amuleto. Prefería estar en silencio y mirar el cielo un rato. Oyó como Tenma explicaba la historia de Shindou y su amigo, el hijo de Hécate. Y lo de la competición. Algunos no se creyeron eso de la magia, pese a los supersticiosos que eran con sus propios dioses. Luego, Tenma encadenó esa historia con su expedición a la sala de reuniones y lo que habían averiguado.

    —¿Que vamos a la guerra? —saltó Ichiban, dejando su normal compostura a un lado. No era el único que se empezaba a quejar—. Pe-pero… Si no somos nada… ¡Somos una mota de polvo! ¿Cómo se supone que…?
    —Tranquilos todos —alzó la voz Goenji, sentado encima de la muralla en construcción—. Nos hemos estado preparando para esto. Por eso Kidou ha estado lejos tanto tiempo. De hecho, esa alianza no es la única sorpresa que nos tiene preparada. Kidou siempre tiene algo más.

    Kazemaru y Midorikawa se miraron preocupados. Tenma lo vio. Ni los mayores estaban seguros de todo aquello. Iba a ser una masacre, lucharan con quien lucharan.

    Prácticamente el resto del día lo pasaron haciendo hervir el caldo de la angustia. Y ni Goenji y su firmeza lo pudo controlar.

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    Notas:

    (1): Si buscáis en un mapa de la Grecia clásica, encontraréis Tesalia y el Monte Olimpo en la zona centro-norte del país. Esta metáfora la pongo porque Tesalia es una de las pocas zonas llanas de toda Grecia (de la que mi abuela siempre decía: “Dios creó el mundo, y con las cuatro piedras que sobraron hizo Grecia”) y la cordillera norte de Tesalia es donde está el Monte Olimpo.

    (2): En la Grecia antigua, la mayor falta de respeto que existía era no ofrecer hospitalidad a alguien, aunque fuera tu enemigo acérrimo. Por otra parte, los invitados a la casa nunca podían pasar de la sala de estar, que era la primera habitación a la que se llegaba nada más pasar del vestíbulo. Únicamente invitados especiales y los propietarios podían acceder a las habitaciones privadas, las cocinas y los almacenes.

    (3): Si buscáis en google “hécate símbolo” veréis un montón de imágenes. Con la primera de todas vale para saber el tatuaje de Kirino.

    ¡Espero que os haya encantado! :) nos vemos en el siguiente capítulo, y si queréis más fics, pasaos por www.facebook.com/kaikufics
     
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    JELOOOOOOOU!!! Sly has come back!! This time the door it's okay :V

    Perdona'm que trigués tant en comentar-te el fanfic però ja soc aquí :). Jajajajaja el parell de borratxotes arriban a casa ni sabent com, quins dos, ha sigut graciós imaginar-me'ls arribant i "anant a dormir" (més millor dit tots dos tirats un al llit i l'altre al terra i apa XD).

    Doncs en Hikaru té raó... Ningú es pot salvar de'n Tenma!!! És una tempesta! Una vorágine caótica plena d'energia que arrastra tot i a tots!! Jajajajaja és potser per això que em cau tant bé el nano :V. Aaay, saps? M'ha agradat imaginar-me'ls a tots saludant a Kidou i en Kidou des de la distància veient-los i també saludant, jajajaja quina escena més maca.

    Pobre Hikaru tan innocent... Però més gracia em fot que en Tenma, as always no reprimeix mai la seva curiositat. Quin personatge més potent jajajajajaja, se li pot treure partit en qualsevol moment :V. És obvi que en Tenma és "escurridizo" com el vent, perquè el vent és el seu element :V.

    JAJAJAJA tío, quantes vegades repetirà en Tenma lo de "shhhtt"??? Em fa molta gracia collons jajajaja. En Hikaru tremolant com una fulla... Saps? Això em recorda quan vaig anar a lo de la cabalgata dels reis, quan em tenia que vestir i tal que hi havia tanta gent per tot arreu que mare meva, estava espantadíssima.

    En Tenma sent el "maestro del sigilo"... .... .... Sly Cooper plase :V :V :V.

    Vaia amb Kidou, durant el seu viatje sembla que ha estat fent coses importants eeh, no m'esperava menys del meu estimat estratega. Però quin putu calvari tenen ara i en quin senyor problema estàn ficats. Sembla que la situació cada vegada és pitjor, se'm fa interessant pensar en com sortiràn d'aquest "embolic".

    JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!! TIOOOOO!! En Tenma sempre apareixent en els moments menys indicats!! Jajajajaj Endou tot cabrejat, LOLOLOL, què èpic joder jaajajaja.

    QUOTE
    —Por lo visto les gusta saberlo todo —soltó, sin cambiar esa cara extraña.
    —Tú hiciste lo mismo hace unos años, Endou, no les culpes —sonrió Kidou. Su habilidad para desacreditar a su amigo era espectacular.

    Kidou plase! Jajajajaja, quin zascas li ha donat a Endou. És increíble com la tensió de l'ambient ha passat a ser-ne un de totalment diferent jajajaja, Tenma sempre ho aconsegueix tio.

    JOJOJO, Shindou i Kirino fan acto d'escena... Perquè no m'esperava que en Hikaru faria alguna cosa així de obtenir una mica de temps per pensar en alguna estratègia per solucionar la disputa sobre l'amulet. Encara que crec que no aconseguirà gaire res. Però com sempre... No és d'estranyar que en Kirino destaqui és massa sexy com per no destacar, quina pena que no fos una noia amb mini falda... :V

    MMM vaia vaia, no m'esperava que en Shindou fos del tipo "antagonista" just. Em recorda una mica a Sesshomaru, del anime/manga d'Inuyasha. No és dolent tot i ser "un antagonista" però és just amb bon cor, i molt neutral. Mmmm... M'agrada, sep. Des del meu punt de vista encaixa bé amb Shindou en el fanfic :).

    Jajajajajaja, a Goenji no se li pasa una per alt hahahahaha, "comença per ells", això sí que no m'ho esperava pas, tot i que... És molt Goenji!! Jajajajaja plase. Ichiban que ja començava a alterar-se així com tots, sembla que la cosa "es calma" amb un Goenji too cool pujat i sentat a la muralla, jajajajaja. M'agrada quan en Goenji es fa l'interessant :V. Però sí, en Goenji té raó: en Kidou sempre té algo més amagat, ell és així d'especial :V :V.

    M'ha agradat el capítol, ha sigut tot un riure amb Tenma, i també em sembla intrigant així que esperaré a que pugis la següent actualització :)

    See'ya!

    #Sly'sRules!

     
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    Ya vengo con el tercer capítulo de la historia :) esperemos que el resto de capítulos sean iguales que el que presento ahora, porque realmente no quería que los anteriores fueran tan largos... la verdad es que da tanto de sí este tema, que no me contengo XD espero que os guste mucho :)

    Sly D. Cooper: no saps el tip de riure que m'he fet amb lo de Goenji i amb lo de Kirino, tu jajaja els teus reviews son la ostia, en serio XD ja veuràs que per a Shindou tinc altres objectius (de fet menys importants, pel moment), però Tenma sí que causa bastantes coses jaja t'ho passaràs molt be amb ell XD

    Y bueno, eso era todo lo que tenía que decir, ¡¡a por el capítulo 3!! (Aviso, hoy hay muchas notas pero el capítulo es el más corto XD weird. algunos es mejor leerlos nada más aparecer el numerito, recomiendo, como los dos primeros. También es el último capítulo que tiene tantas notas).

    --------------------------------------------------------------------------



    3. Magia divina



    Era por la tarde. Shindou y Kirino habían explorado la ciudad y sus alrededores. ¿Qué buscaban? Algún tipo de conexión del lugar con Hécate, o con la familia del peligris. Alguna forma de saber qué ocurría en casa de Shindou mientras ellos no estaban.

    —Estoy cansado. ¿Volvemos a la casa del chico? Aquí no hay casi influencia de Hécate —propuso Kirino.
    —Vale. La única manera que veo de ver qué ocurre en mi casa es usar tu magia sobre el amuleto.

    Shindou caminó por delante del hijo de la diosa, decidido a ir a por Hikaru, pero luego aflojó de nuevo el paso, porque sabía que ese crío nunca se quitaría el colgante. Kirino se puso a su lado entonces, cuando ya casi entraban en la casa.

    —Sigo pensando que no es buena idea que veas lo que pasa en tu casa. No puedes hacer nada. Deberías olvidarte de ello y empezar una nueva vida —“Conmigo”, pensó en decir, pero se lo calló.
    —¡Ni hablar! ¡Es mi casa, maldita sea! Esos cerdos…

    Shindou apretó los puños, se contuvo, y entró a casa de Hikaru más calmado. Ambos fueron rectos hacia la habitación de invitados, en silencio. Ni cenar ni nada.

    Kirino cerró la puerta con cuidado. Estaba preocupado por Shindou, pero estaban solos, de nuevo, en un sitio cómodo y sin pasar frío. Sonrió apaciblemente.

    —Siento haberte gritado —dijo Shindou, que se había tumbado en la cama y miraba al techo.
    —Tranquilo, no pasa nada. Te entiendo —respondió él, sentándose encima del afligido—. Te tendrías que relajar —le susurró a continuación, mientras se inclinaba encima y se quedaba a unos milímetros de sus labios, con una sonrisa juguetona y unos ojos cariñosos—. Relájate…
    —¿Qu-qué haces? No es lugar para… Kageyama nos va a…
    —¿Quieres que use mis poderes para predecir si alguien nos interrumpirá? —preguntó, sin moverse un centímetro, con esa misma sonrisa—. Pues no, nadie lo hará. Estamos solos. ¿Sabes? Echo de menos esos días en los que no dudabas dos segundos en arrinconarme contra una pared sin importar quién hubiera delante… Nunca te tuve que pedir que me hicieras tuyo… ¿debería empezar ahora? —Kirino amplió su sonrisa, porque ya sabía que lo que venía, sin usar los poderes. Provocar a Shindou se le daba especialmente bien.

    El peligris, acorralado, provocado y ahora excitado, no pudo aguantar más y tumbó al mago a la cama, poniéndose él encima. Cuando vio la sonrisa de satisfacción de Kirino se sonrojó por haber sido tan predecible, pero eso no le detuvo. Ese cuello tan blanco y fino fue atacado a besos y pequeños mordiscos.

    —Ah… mmm… —gemía el pelirosa mientras se reía de forma traviesa, como quien recibe un agradable castigo. Entonces notó la mano de su chico meterse por debajo los pliegues de su ropa—. Mmm… que poco has resistido.

    Los pliegues se deshicieron y la clámide (1) dejó de ser un obstáculo entre el hambre de Shindou y el cuerpo de Kirino. El peligris quedó totalmente encima de él, solamente para inmovilizar a su novio y empezar a besarle más allá del cuello, en el pecho. Se sonrojó, pero también sonrió, cuando notó que ambos estaban ya duros. Estaba tan excitado que… que… simplemente se dejó llevar y le quitó toda la ropa que quedaba de un golpe mientras acallaba las quejas de Kirino con besos.

    —¡No vale! Yo también quiero que mis ojos se deleiten con tu cuerpo —se quejó, con una mirada atrevida.
    —Pues atrévete a quitarme la ropa… nunca lo has hecho —le replicó con el mismo tono Shindou. Uno ya no podía distinguir quién mandaba en esos momentos.

    A Kirino le entró la timidez de golpe. Le daba mucha vergüenza hacerlo y siempre se acobardaba un poco. Además, el listo de su novio jugó un truco sucio: mientras Kirino se decidía, él se quitó casi toda la ropa, provocando cierta tentación en el mago y, de paso, solamente dejarle la opción de quitarle el quitón (2). Las manos le temblaban (en especial porque sabía que Shindou miraba con curiosidad) cuando empezó a bajarle la ropa y se topó con el miembro de Shindou. Se sonrojó más y le quitó la ropa todo lo rápido que pudo.

    —¿Co-contento? —maldijo, algo malhumorado por tener que pasar esa vergüenza.
    —Pues sí —admitió Shindou—. Pero te voy a recompensar.

    Y Kirino no se volvió a quejar, más bien agradeció a los dioses ese tacto y ese placer divino que sentía cuando su novio jugaba con sus pezones y cuando movía su miembro con esa constancia…

    Justo al otro lado de la puerta, el dueño de la casa estaba temblando, no sabía por qué, pero temblaba. Se sentía un espía, pero no podía apartar la mirada de la rendija que dejaba la puerta entreabierta. Se sentía un pervertido, pero también estaba excitado.

    Sin saberlo, Hikaru estaba cumpliendo la pequeña profecía del hijo de Hécate. No, nadie interrumpiría lo que estaba ocurriendo en esa habitación, pero no dijo nada sobre quién los espiaría. “Contrólate, Hikaru. Contrólate.”, se repetía a sí mismo, sin siquiera pestañear por miedo de hacer ruido.
    Un buen guerrero sabe mantener la compostura y contener sus ansias y emociones. (3)

    Esas eran palabras de Endou que básicamente querían decir que no podían tener una erección fuera de casa. “Pues yo ni soy guerrero, ni estoy fuera de casa”, replicó mentalmente. No podía creer que esa escena llena de gemidos y de crujidos de la cama le estuviera poniendo tan duro y húmedo.

    Decidió irse justo en el momento pleno. Por miedo a no poder controlarse y para que no se notase que había estado allí.

    Cuando se encerró en la habitación, en silencio, claro, se dejó caer en la cama.

    —Uau, tengo una pareja en mi casa… —Y lo dijo con emoción reprimida. Él deseaba tener pareja también. Había oído que, en Creta, si un joven era raptado por una persona más mayor y más rica, se podía considerar muy afortunada y encima era colmada de regalos… además del sexo. Hikaru se sonrojó al pensarlo—. Yo también quiero que me rapten…

    * * *


    Zeus, soberano de los dioses, estaba sentado muy intranquilo en su trono, allá en el Olimpo. Sus hermanos, sus primos, sus hijos, todos paseando por el palacio sin darse cuenta de lo que ocurría. No querían fijarse.

    Caminaban más lento. No caminaban erguidos. Parecían moribundos, como poco. A algunos de ellos parecía que les desaparecían partes del cuerpo, como si se volvieran fantasmas.

    Todo eso era culpa de los humanos, esos malditos bastardos creados de mil formas y ninguna de ellas perfecta. No estaban honrándoles como era debido. Pero el resto de dioses no se daría cuenta por sí solos, ni tampoco podía Zeus estar seguro de que no fuera una visión anómala… sólo había una diosa que era lo suficientemente avispada para darse cuenta de lo que pasaba.

    Y como si la mente la hubiera llamado, apareció corriendo hasta el trono, con su casco, su lanza, la coraza inquebrantable (la Égida), su escudo… Siempre preparada, Atenea.

    —¡Padre! Algo raro nos está ocurriendo. ¡Estamos desapareciendo! Mis brazos no han podido sostener mis armas por unos instantes.
    —¿Tú también te has dado cuenta, hija mía? Me alegro de no ser el único. Hay que reunir a los dioses. Llámalos. Y que no falte Hera. Ella será la clave de todo esto.

    Atenea no preguntó sobre ese último detalle, aunque se figuró que su padre tenía una idea. Se limitó a cumplir y reunió a los dioses más importantes en consejo. Hasta Hades, tan hundido en su macabro palacio en el Inframundo, se presentó.

    —Os he llamado a todos porque quiero que os miréis —empezó Zeus. El resto, en especial sus hermanos y hermanas, rechistaron fuertemente ante tal estupidez, pero callaron cuando vieron que sus brazos aparecían y desaparecían cada cierto tiempo—. Eso es lo que os ha traído aquí. No os dais cuenta, pero vuestros inmortales cuerpos empiezan a sufrir. Ya sabéis lo que significa.
    —Los humanos han dejado de rendir culto —dijo Apolo, con voz preocupada.
    —¡Hay que castigarlos! —exclamó Ares, sin ningún tipo de control—. ¡Esos desgraciados sabrán lo que es el sufrimiento!
    —Qué lástima que no se te dotara de un mejor cerebro, hijo mío —replicó Zeus. Enojó aún más a Ares, pero a muchos les hizo reír—. En este estado, nuestros poderes desaparecerán en cuanto salgan del Olimpo. Pero hay algo que podemos hacer.
    —No estarás sugiriendo liberar de nuevo a los titanes o algo por el estilo, ¿verdad? —intuyó Hades, a quien le preocupaba especialmente eso. Tenerlos encerrados allí abajo cerca de él, en el Tártaro, le convertía en la primera víctima de una larguísima cadena.
    —No. Serían incontrolables —descartó Zeus, preparado para anunciar su plan—. Hera, querida, necesitaremos tu ayuda —le dijo con muy suaves palabras. Y quién no lo haría, después de tantas aventuras y traiciones a sus espaldas.
    —Qué remedio —soltó sin ningún tacto. Odiaba ayudar a Zeus, pero en esos momentos era más bien ayudar al Olimpo entero—. ¿Qué propones?
    —Fuiste en gran parte responsable de subir a los cielos muchas de las estrellas que hoy vemos, y todos sabemos el… incidente que tuviste con Heracles de bebé (4).
    —Sí, sí, me acuerdo —dijo cada vez más cabreada. Mencionar a ese hijo bastardo era como hacer bullir el icor (5) de sus venas.
    —Me preguntaba si tendrías potestad para devolver a los seres de las estrellas en la tierra para que nos defiendan.

    A Hera se le calmó de repente la ira, del susto. Y todos los dioses la siguieron en ese silencio intenso.

    —Es… ¡una locura! ¡Peor que desatar a los titanes!
    —Pero son más controlables y se les puede devolver a su estado original. De hecho, cada vez que un ser es puesto en el Mar Celestial, se divide. Eso disminuye su poder, ¿no es cierto?

    La explicación detallada apaciguó la pequeña rebelión que se estaba formando.

    —Es… cierto… —admitió la diosa, pensando, como si se le iluminara la mente con una idea brillante—. Podría servirnos. Pero para asegurarnos de que las constelaciones siguen bajo nuestro control, enviaremos sólo parte de ellas.
    —De acuerdo. —Luego se dirigió al resto de dioses—. Os he convocado para esto: Recoged a vuestros hijos en la tierra y subidlos al Olimpo, o como mínimo protegedlos. En la tierra, ellos son más débiles y podrían perder la inmortalidad, morir. Apresuraos.

    Todos los dioses salieron de la sala con prisas hasta que solamente quedaron Zeus, Atenea, Hera y unos pocos dioses menores sirvientes que les ayudarían con un ritual muy peligroso.

    Zeus y su hija siguieron a Hera y el resto a la explanada de delante el palacio y vieron como todos ellos alzaban los brazos al cielo haciendo juramentos en un idioma solamente por ellos conocido.

    —¿Qué zonas son las descreídas? —preguntó Hera.
    —Arcadia, la Argólide, la Élide (6) y las islas del oeste… de momento.

    Hera no dijo nada, pero le molestó que precisamente Argos, ciudad que ella siempre protegía, ahora la hubiera rechazado. Alzó los brazos con ímpetu y desprecio por ese último pensamiento e hizo descender la constelación del Toro casi entera hacia allí. Detrás del Toro cayeron la Osa Mayor y la Osa Menor, en Arcadia (7); Cetus, monstruo marino de Poseidón, en las islas; y el Escorpión, en la Élide.

    Todos ellos en una forma primigenia, en meteoritos.

    —Que sirva de escarmiento a todos los humanos que intenten traicionarnos —sentenció Zeus.
    —Un momento, ¿qué pasa aquí? —se alarmó Hera—. ¡Orión y sus perros (8) no han sido llamados!
    Todos los asistentes vieron cómo el meteorito que ejemplificaba el Toro era perseguido por unos cuantos más.
    —Claro… —pensó Atenea—. El gigante Orión y sus perros están en eterna persecución con el Toro en el cielo. Es parte de su castigo. Están obligados a descender.
    —¡A Orión lo castigaste tú, patoso! —le recriminó Hera a su marido, de nuevo cabreada, y ya fuera del ritual.

    Así pues, no fue un meteorito el que cayó en tierras de Argos (y Tirea), sino cuatro.



    --------------------------------------------------------------------------



    NOTAS (por un tubo XD):

    (1): La clámide era una especie de capa que los guerreros griegos llevaban por encima, cubriendo los hombros. Era de lana, así que en verano los griegos solamente llevaban esto encima, el resto era a pecho descubierto. Lo bueno de la clámide es que al ser una capa de dos metros de largo y uno de ancho, se puede plegar de muchas maneras y sirve como manta en caso de viaje.

    (2): El quitón es una túnica larga que podían llevar tanto hombres como mujeres. Suele parecerse a un vestido y tanto podía llegar hasta los pies, como quedarse a las rodillas (como es este caso) (tenían hasta nombres distintos y también variaba el material). Esta ropa es la que imaginamos cuando pensamos en el típico aspecto griego o romano. // Como veis, aún hace algo de frío, pues los viajeros llevaban dos prendas de ropa, ambas de lana. Se debían estar asando.

    (3): He usado un paradigma del hombre griego clásico que no sé si es aplicable a tres o cuatro siglos antes de hora: el adolescente griego (sobre todo ateniense) era educado para la política, la guerra, la sexualidad, la economía y la vida pública por otro hombre mayor que el primero (educación etiquetada de “pederastia”, fomentando la homosexualidad). Una de las enseñanzas básicas era que un hombre de verdad tenía que ser capaz de contener sus impulsos sexuales (de paso menospreciando a las mujeres, por desgracia, de las que se decía que eran unas provocadoras). Por eso encontramos a TODAS las estatuas famosas de griegos con un pene diminuto: eran capaces de estar desnudos y no alterarse, así como de hacer la guerra (si era necesario) y realizar los juegos Olímpicos completamente desnudos. Este paradigma es el que cito en esa enseñanza de Endou a Hikaru.

    (4): El “incidente” simplemente es que Hera intentó amamantar a Heracles y éste, por su fuerza, le mordió el pezón. La diosa Hera se soltó, y como la leche aún brotaba se dispersó por el cielo y formó la Vía Láctea (y por eso la llamamos así).

    (5): El icor es la sangre de los dioses. Pocas fuentes hablan de ella, pero se dice que era extremadamente parecido al mercurio: metálico, más pesado y denso que la sangre humana.

    (6): Por orden: Si buscáis en un mapa de Grecia clásica, encontraréis la región de Arcadia en el centro de la isla del Peloponeso. Tradicionalmente es una zona anticuada, ganadera, muy alejada de la guerra (pese a estar inmediatamente al norte de Esparta), hasta con su propio dialecto. Luego, la Argólide, que es la región al este de Arcadia. Es la costa este de la isla del peloponeso, con capital en Argos. En esta región es donde se sitúa Tirea. Curiosamente, Tirea está justo en la frontera entre el territorio espartano y el de Argos, al sur. Por eso parece que la ciudad siempre está a punto de desaparecer… Es que es la primera de recibir el asedio enemigo. Por último está la Élide. Esta región es la costa noroeste del Peloponeso, una zona llana (la única de la isla, casi) que tiene cerca las islas de Ítaca, Zacinto y Cefalonia (que serán las afectadas por el monstruo marino de los dioses) y también tiene cerca la costa sur continental de Grecia.

    (7): No es casualidad que haya puesto a las dos “osas” en Arcadia: La Osa Mayor fue en su momento Calisto, una ninfa de la diosa Ártemis, que fue seducida por Zeus. Cuando Ártemis se enteró de la aventura, la transformó en osa. Para la Osa Menor hay varias versiones, pero la que uso yo aquí es la de que Calisto tuvo un hijo con Zeus. Ese hijo, Arcas (o Arcade), nació bien, antes de que su madre sufriera la transformación, creció, se hizo señor o rey de la región, y un día se encontró con su propia madre, a quien se disponía a cazar. Zeus lo vio y le contó la historia de su madre. Para evitar que se separaran o que murieran, Zeus decidió subir al cielo a ambos, formando la Osa Mayor y la Osa Menor. Además, Arcas ya había tenido hijos, así que fue el inicio de un largo linaje semidivino. Ese linaje le dio nombre a la región de Arcadia. En fin, me pareció adecuado o algo romántico hacer que volvieran a casa para castigar a sus descendientes por olvidarse de ellos.

    (8): La constelación de Orión (o del guerrero) representaba al gigante Orión, antiguo enemigo del Olimpo, pero ese gigante tenía dos amigos perrunos, que también fueron puestos en el cielo al mismo tiempo que su amo cuando fue castigado. Cada perro es una constelación aparte, así que por eso son tres meteoritos los que caerán del cielo persiguiendo al Toro.


    Espero que os haya gustado y sigáis enganchados a esta historia :) esperemos que los siguientes capítulos sean igual de cortos y con menos notas, que incluso yo pienso que he exagerado... XD es que este capítulo en particular es vital y es importante que queden claras las cosas.
    Para cualquier cosa, un MP, y no olvidéis que me podéis encontrar en Mundo Yuri (sí, yuri xd) y en www.facebook.com/kaikufics
     
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    Aprofitant que has pujat el tercer capítol, doncs aquí un altre review perquè no em vull trigar tant com abans hahaha. Segurament m'ho passaré realment bé amb en Tenma, és un dels meus preferits de Inazuma GO, llàstima que no em conegui la majoria dels personatges que surten aquí XD.

    Et dic una cosa: Shindou no té el cabell gris, el té marró fosc o marró espés. Mira que et tinc dit que si no saps distingir un color, que m'ho preguntis.

    JAJJJAJAJAJAJA vaia vaia, així que Shindou i Kirino ja portaven aquest tipus de relació... Oh yeaaah, I like it!! *¬*. Que mono, en Kirino sembla una mica tsundere amb el seu mal humor per passar vergonya jajajajaja. Quin capullo és en Shindou, provocant-lo mentre es treu la roba hahahaaha, quin parell de sukes :V

    LOOOOOOOOOOL, Hikaru està de testimoni!!! Uy mi cielo! Uy mi cielo! Jajajajajaja, què fort!! LOOOL, ENCARA UN LOOOL més!! En Hikaru vol que el raptin... Ostia puta... Estic flipant ara mateix crec que a Hikaru li pot anar el sadomaso jajajajaja. Encara que no em sembla gaire bé que "controlés els seus impulsos sexuals", hagués estat bé que es consolés una mica, y'know Pardalet :V V

    Ay, ha aparegut la meva deessa preferida, Atenea <3. Com sempre adonant-se de tot, com es nota que és la deessa de la sabiduria :D. Caram!! Fins i tot Hades acudeix i tot, jo pensava que no tenia permès sortir de l'Inframón! Mmmm... Què interessant.

    Saps? Això dels déus desapareixent em recorda molt a una pel·lícula que vaig veure una vegada, no recordo com es deia, però sé que en ella es mostrava que els humans deixaven de rendir culte a les divinitats, fent en conseqüència que l'Olimp s'anés derrumbant i els déus anessin perdent forçes. Potser... T'has basat en això???

    QUOTE
    —¡Hay que castigarlos! —exclamó Ares, sin ningún tipo de control—. ¡Esos desgraciados sabrán lo que es el sufrimiento!
    —Qué lástima que no se te dotara de un mejor cerebro, hijo mío —replicó Zeus.

    Zascas de Zeus!! Encara que admeto que per un moment, m'havia imaginat que havia estat l'Hades, que també és molt de donar zascas en tota la boca per tothom!! (¡¡Tortas gratis!! ¡¡Tortas gratis!! ¡¿Quién quiere una?! ¡Las vendo gratuitas! ¡Vengan a por ellas!).

    Oh, no hi havia pensat mai que els Titans, tancats al Tàrtar en el Inframón poguessin ser una amenaça per l'Hades, tot i que era d'esperar però... Realment no ho havia arribat a pensar.

    Osties... Crec que amb el mite aquest de la Vía Láctea que has posat... Sento com si m'hagués estampat contra la realitat, i quedar-me enganxada ridículament a una paret invisible... Collons, ara entenc per què en part es diu així. ARA EM FOT PUTO ASCO!!! *puké, puké* GRIEGOS, BASTARDOS!! UAAAGGG!!!

    Així que la sang dels déus és més densa... Crec que això m'explica el per què en el manga de Saint Seiya The Lost Canvas, quan Radamanthys va rebre la sang de l'Hades, era incapaç de controlar-se adecuadament... Potser això ho explicaria.

    Crec que ja sé per on va la cosa de la "pluja d'estrelles" que tant tenia preocupat a Kidou. Potser, l'Oracle de Delfos es referia a lo que els déus faràn. Mmm... Enviar part de les constel·lacions... No he evitat pensar en l'Escorpí, que és la meva preferida. Perdona per la meva ignorància però... Les "descreídas" què son??

    La veritat el mite que has posat de Calisto em sembla molt bonic, m'agraden les venjançes hahaha. Veus? Tal i com et vaig dir, el teu fanfic m'ensenyaria molt de mitologia grega :) Hahaha com no, Tauro i Escorpio ja son aquí MUAHAHAHAHAHA aviam què passa ara :V :V :V i més amb Orión i patrulla canina sueltos po'ahí :V :V. Zeus com sempre la està cagant d'alguna manera jajajajaja, no faltava pas la bronca de Hera hahahaha, quin parell.

    Bé, no sé què més posar, crec que ja ho he dit tot. Un capítol "ALUCINAAANTE!" (te'n recordes? Dasty, de la peli de Twister :V). Bona descripció de les escenes de Shindou i Kirino, però m'has deixat com un tros de gel quan en Hikaru els estava espiant jajajajaja. Saps? Crec que aquesta idea potser te la robi i la posi al meu fanfic també, només he de pensar amb quina parella i amb quin personatge KUKUKU :V.

    Estaré esperant la següent actualització. Pren-te el teu temps, no tinc cap presa :)

    See'ya!

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    Buenas a todos, I'm back!! Traigo el 4to capítulo jeje espero que os haya gustado el anterior, ¡porque este va a mejor! Os van a dar escalofríos como a mí me dieron ayer cuando revisé el capítulo XD

    Sly D. Cooper: Fuck, els colors... mai penso de canviar-los XD Llàstima que Hikaru no es "consolés" ell sol, sí, pro ho havia de fer fidel XD I espero que aprenguis molt més i t'ho passis molt millor :) En realitat, aquest capítol te'l dedico! Té varies coses que són típiques de tu jaja i a més sé que t'agradarà :) *abrazo espontáneo*

    Música, maestro:
    SPOILER (click to view)
    Tulimyrsky (lluvia de fuego en finlandés) - Moonsorrow


    Espero que os guste :)

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    4. Lluvia de Fuego



    Era el día de la competición contra Kageyama para recobrar el amuleto. Shindou no estaba para nada nervioso. Era bueno en muchos deportes y si además conseguían añadir el tiro con arco en la competición seguro que la ganaría, pues, como era tradición en Ítaca, el manejo del arco era su especialidad (1).

    Respirando suavemente mirando en el techo, recordaba cómo era su vida antes. Pacífica, tranquila, sin muchas más presiones que las que el control de la isla y la rivalidad con las islas vecinas conllevaban. Pasaba un tiempo agradable con Kirino, aprendiendo cosas sobre su magia, y éste sobre las cualidades de la familia. Desataban su pasión sin miedo.

    Pero la historia se repitió y los enemigos de palacio ocuparon la casa, le echaron a él y lo que quedaba de familia (matando a todos ellos menos a la pareja) y empezaron a desobedecer el orden divino. Era mucho peor que cuando su antepasado Odiseo tuvo que echar a los pretendientes. Esta vez estaba solo.

    —Shindou —le susurró Kirino, con una voz de medio dormido—. Tus pensamientos me perturban.
    —Lo siento. No puedo evitarlo. Me lleno de ira cuando me viene a la cabeza.

    Kirino tenía un defecto con su magia: la energía negativa era demasiado fácil de percibir con alguien que tuviera cierto contacto. Hasta el punto que si Shindou se enfadaba como en ese momento y Kirino estaba durmiendo, éste se despertaba sobresaltado. Era como un río que le arrastraba con fuerza.

    —He estado pensando —dijo Kirino—. Puede que no sea buena idea hacer la competición.
    —¿Cómo que no? Es nuestra única manera de tener la suerte de nuestro lado.
    —El comentario del amigo de Kageyama, sobre que nos podemos proteger y tu familiar no, me obligó a buscar otra manera. No quiero hacerle daño. Es tu familia. —Shindou no perturbó su mirada, pero anteriormente había pensado lo mismo—. He pensado que… podríamos simular la competición.
    —¿Qué quieres decir?
    —Mientras vosotros empezáis alguna prueba, yo puedo tocar el amuleto mientras lo guarde uno de sus amigos. Y podré saber qué ocurre en tu casa.
    —Parece buena idea. Así, si nos demoramos más a volver a Ítaca, podemos seguir a Kageyama por un tiempo y estar al tanto.

    Kirino tuvo una buena idea. Y compasiva para Kageyama. Shindou se sintió mejor solamente jugando una treta que no simplemente arrebatándole el amuleto.

    Con la mente más despejada de malos pensamientos y con mejor ánimo, la pareja salió de su habitación, preparada para la competición, y esperaron a que Hikaru saliera también.

    —Buenos días —les saludó el anfitrión, con educación—. Espero que hayáis dormido bien.
    —Sí, gracias.

    Poco tiempo les dio de charlar más, pues Tenma llamó a la puerta con su ánimo habitual y fue delante en todo momento en el camino hasta la planicie a las afueras de la ciudad. Allí les esperaba parte de la ciudad. Había corrido el rumor de la competición entre los amigos de Hikaru (culpa generalmente de Tenma) y hasta los mayores se habían apuntado. Endou y toda su generación estaban presentes y cargaban con los instrumentos para la competición.

    —Bienvenidos —les saludó Kidou a los dos participantes—. Hemos decidido cinco pruebas para que se resuelva esta competición. Lanzamiento de jabalina, de disco, carrera, lucha y salto (2).
    —De acuerdo —asintieron ellos.
    —Endou y tu compañero guardarán el amuleto mientras se realicen las pruebas. Así nos aseguraremos que ninguno de vosotros huye con el premio.

    Hikaru asintió, algo nervioso por tener que desprenderse de lo que estaba seguro que le salvaría la vida en más de una ocasión. Pero no tenía opción. Se quitó el colgante y se lo entregó a los dos guardianes, que tenían una mesa preparada para dejarlo expuesto.

    Shindou, aliviado porque su plan fuera tan bien, empezó con el lanzamiento de jabalina, y luego lo siguió Hikaru. Midorikawa era el encargado de comprobar los resultados. El resto aplaudía a cada tiro, sobre todo los amigos de Hikaru, que le vitoreaban constantemente.

    Distraído de la competición, Kirino se miraba insistentemente el amuleto. No sabía si sería de mala educación preguntar directamente por el amuleto, pero era necesario. Entretanto, preparó su energía para liberarla al contacto con el artefacto y así obtener su visión. Su bisbiseo alertó a Endou, que se lo miró con recelo, pero con algo de ternura, y pensó que el mago era demasiado tímido.

    —Tranquilo, puedes tocarlo, si solamente es con un dedo —le dijo, con una sonrisa segura. Kirino le miró por un instante y se sintió aliviado. También le supo algo mal lo que sabía que diría a continuación—: Mientras no lo robes no habrá problemas.

    Era normal desconfiar de un viajero, pero aun así se sintió mal.

    Mientras Kageyama y Shindou se preparaban para el lanzamiento de disco, Kirino puso un dedo sobre el Amuleto Alado. Su mano empezó a emitir esa luz entre verde y azul y se alejó del mundo, pese a las preguntas quejumbrosas de Endou.

    Kirino vio entonces un montón de imágenes: su casa, el palacio, la ciudad, todas en relativo orden pese a que sus ciudadanos protestaban entre ellos. Entonces la imagen se trasladó al mar y pudo ver un meteorito caer a la costa de delante de palacio. Un enorme monstruo marino salió de ese meteorito y no tardó en arrastrar con grandes brazos a media ciudad con él, sin distinguir entre personas y edificios. Grandes olas impactaron con lo que quedaba de ciudad, que estaba en llamas e inundada a la vez.

    —¡¡No!! ¡¡No, no!! —gritó, negando las visiones con todas sus fuerzas.

    Cuando Kirino volvió a ser él mismo, se forzó a abandonar la energía y rompió a llorar sonoramente, arrodillándose en el suelo. Todos se giraron de repente hacia él y Shindou corrió a socorrerle.

    —¿Qué te pasa? Kirino, ¡háblame! —le instó su compañero. Luego se dirigió a Endou—. ¿Qué ha pasado?
    —No lo sé, solamente ha tocado el amuleto, su cuerpo se ha iluminado y… han sido unos segundos solamente.

    Shindou se giró de nuevo cara Kirino, que tenía las manos en la cabeza y los ojos cerrados, intentando dispersar esas horribles imágenes. Todos los espectadores empezaron a acercarse a ver qué ocurría.

    —Shindou… yo… no queda nada… ¡No queda nada!
    —¿Qué es lo que no queda? ¿Qué has visto? —le insistió, aunque imaginaba a qué se refería. Y le estaba alterando rápidamente.
    —¡Ítaca…! ¡Ítaca ha sido arrasada hasta sus cimientos! —gritó, sin dejar de sollozar. Muchos de los presentes se asustaron y empezaron a correr la voz del pánico—. Cetos, el monstruo marino de Poseidón, ha sido el que ha causado tal catástrofe.
    Shindou se arrodilló y le abrazó, llorando él también, pero en silencio.
    —¿Cetos? —se preguntó Kidou, hablando a parte con Endou y Goenji—. ¿Pero no fue puesto en los cielos por los dioses? ¿Cómo ha sido liberado?
    —Tenemos que preguntar más al joven —apuntó Goenji.

    Los habitantes fueron volviendo a sus casas, preocupados por si la cólera de los dioses caía sobre ellos también. Los amigos de Kageyama, jóvenes y adultos, se quedaron cerca y acompañaron a los afligidos viajeros hasta el centro de reuniones. Allí consiguieron calmarles un poco. Endou conservaba el amuleto, a la vista de todos.

    —Este joven acaba de tener una visión de destrucción —anunció Kidou ante el consejo—. Según dice, Cetos, el monstruo marino de Poseidón, ha arrasado Ítaca él solo.
    —¡Eso es imposible! —exclamó uno de los miembros.
    —¡Lo he visto! —gritó Kirino enfadado, a punto de llorar de nuevo, levantándose. Entonces dejó entrever su tatuaje y el consejo se tensó un tanto en sus sillas. Reconocían el símbolo de Hécate—. ¡El meteorito ha caído del cielo y se ha convertido en Cetos! ¡Lo ha destruido todo!
    —Espera, ¿qué has dicho? ¿Un meteorito? —preguntó alarmado Kidou. Kirino asintió en silencio. Entonces el mayor dio un paso al frente, con sus ideas claras—. Era esto a lo que se refería el Oráculo de Delfos. La tormenta de estrellas. Cetos ha sido la primera.
    —¿Qué estás diciendo, Kidou? ¿Qué debemos esperar más meteoritos? —cuestionó otro miembro del consejo, alterado.
    —Eso me temo. Es el castigo por el descuido a los dioses. —Entonces se giró y se dirigió a Kirino, que se había arrodillado de nuevo al lado de Shindou, que tenía la mirada totalmente perdida—. ¿Joven, has visto algo más? ¿Alguna pista de dónde podrían caer?
    —No… lo siento mucho, yo… —El pobre estaba colapsando otra vez pero, entonces, repasando las horribles imágenes, vio una diferente al resto. Era… su madre. O eso creía. Una mujer vestida de colores oscuros y con la marca laberíntica que él llevaba como tatuaje por todas partes. Le decía que debía abandonar Grecia. Veía desaparecer parte de su cuerpo de vez en cuando—. Los dioses… están débiles… Necesitan ayuda. Hécate me ha aconsejado que abandone el país, porque estoy en peligro.
    —¡No puedes hacer eso! —se giró de repente Shindou, despertando de su letargo—. ¡No puedes abandonarme!
    —Nunca lo haría.
    —Debemos ayudar a los dioses a restablecer el orden en Argos —propuso Kidou—. Eso los pondría a nuestro favor. No hemos dejado de hacer nuestros rituales, nos harán caso si combatimos a Argos. Y ya tenemos a Tebas y Corinto de aliadas. Es nuestra oportunidad.
    —¿Pero de dónde sacaremos armas y guerreros? No tenemos capacidad de combate, no somos ni dos centenares en total —le rebatió Endou, preocupado.
    —Para eso tengo solución…

    Y se disponía a contarlo, pero entonces un terremoto sacudió los cimientos de la ciudad. Lo primero que se les ocurrió a todos fue salir fuera. El temblor fue demasiado breve. Usando su intuición, Endou y Kidou guiaron a los demás, incluyendo a los chicos, a la parte más alta de Tirea, desde donde se podía ver el mar y la llanura de Argos, a lo lejos.

    —Mirad el cielo de Argos—dijo Kidou, casi como un susurro.

    Todos abrieron los ojos como platos, con horror al ver una enorme columna de humo en los campos de Argos. Y del cielo caían tres meteoritos, los cuales impactaron apenas unos segundos después de avistarlos. Éstos cayeron algo más cerca de Tirea, en los bosques del sur de Argos. El terremoto resultante tumbó de inmediato a todos los observadores, pese a la distancia (que estaría a medias entre Argos y Tirea).

    Mirando hacia la ciudad de nuevo, que aún temblaba, Hikaru vio varios edificios desplomarse, el centro de reuniones quedarse sin una parte del techo, muchos de los habitantes salir de sus casas, horrorizados, hasta que el suelo paró de temblar y empezaron a buscar heridos.

    —Vamos, rápido, bajemos —les instó uno de los miembros del consejo.

    El grupo se dividió para comprobar que sus casas estaban en pie aún. Al parecer, solamente unas pocas casas cerca del centro de reuniones se habían desplomado. Eran las más viejas y no estaban ocupadas, afortunadamente. El resto de la ciudad tenía algunos desperfectos, pero afortunadamente no eran importantes. Y tampoco había heridos.

    En casa de Kageyama, después de comprobar que lo único roto que había eran los jarrones y los objetos que no estaban sujetos, el anfitrión quiso acercarse a la pareja viajera.

    —Lo siento mucho… todo esto… yo…
    —No es culpa tuya —le tranquilizó Kirino—. Esto es obra de los que han insultado a los dioses.
    —Tendréis que quedaros aquí por un tiempo, me parece —comentó, abogando por la ciudad—. Kidou parecía necesitar vuestra ayuda.
    —No tenemos a dónde ir —dijo en un susurro Shindou—. No nos queda nada más que lo que llevamos. Ya nada importa.
    —¡Shindou, no digas eso! —le replicó Kirino—. Estamos juntos, ¿no?
    —Te puedes quedar el amuleto —se resignó Shindou, hablándole a Hikaru—. A mí ya no me sirve. Tú lo vas a necesitar pronto.

    El estado depresivo de Shindou estaba atormentando también a Kirino, que recibía como un mazazo sus malas vibraciones. Pero a diferencia de su compañero, el mago se escudaba de ellas abrazando a Shindou como podía. Hikaru decidió darles un poco de tiempo a solas y se marchó.

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    NOTAS:
    (1): Para los que no conozcáis la Odisea ni a Ulises/Odiseo, el final de la historia se salda con una prueba con arco. Penélope, la mujer de Odiseo, la propuso para por fin desposarse con uno de los pretendientes que habían invadido el palacio de Ítaca, sabiendo que nadie la superaría, pues solamente su propietario podía tensarlo y disparar una flecha. Solamente Odiseo, que entonces tenía forma de mendigo viejo, consiguió hacerlo y encima con una precisión milimétrica (el disparo no rozó ninguna de las doce anillas de 5 cm de diámetro que se habían dispuesto para la prueba, algo inhumano). Shindou es heredero de este arte, aunque no tenga un arco en esta ocasión.

    (2): El Pentatlón tradicional en Grecia, incluida desde 709 aC en los Juegos Olímpicos. El filósofo Aristóteles consideraba la perfección en un hombre poder superar estas pruebas adecuadamente.

    Espero que os haya gustado :3 y como siempre, podéis encontrarme buscando en mi perfil, en Mundo Yuri (sí, Yuri XD) y en www.facebook.com/kaikufics
     
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    He vingut tan ràpid com has pujat el capítol perquè és que ja no em vull retrasar més amb els reviews. Gràcies per dedicar-me'l :D. Ja coneixia Odiseo i la proba d'arc, la veritat ha sigut nostàlgic veure-ho aquí :). M'agrada molt el punt de Kirino amb el defecte de la seva màgia, trobo que és una demostració de la bona connexió que tenen tots dos. És curiós... Tal com em vas dir, Shindou i Kirino no semblen ser gaire antagonistes, m'agrada això també. Aviam com s'ho faràn...

    Allò de "jugando una treta", perdona'm però no sé què vol dir XD. JAJAJAJAJA i Tenma és un "chismoso" JAJAJAJAJA. A més... M'ha resultat molt tendre lo de Endou deixant a Kirino tocar l'amulet, tan amable el nano ahahaha. Però joder, quina pedazo visió que ha tingut Kirino, és molt creepy XD. Al final sembla que la competició ha durat més i menys jajajaja.

    Quin putu caos han causat els meteorits però JOJOJO, el salseo se acerca, ¡Lo intuyo! ¡VA A SER ALUCINANTEEE! ¡OH YEAAAH! Jajajajaja. I ara Shindou se'ns posa depre, olé nano, quin geni!! *aciertoooo! (erroooooor!!)* Pobre de Kirino, amb els mazazos de las malas vibras :V :V :V. Al final la competició a la merda :V, aviam què passarà hahaha.

    No tinc res més a dir, ja ens veure'm al pròxim capítol :)

    See'ya!

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    Buenas a todos jeje he vuelto con un capítulo más de este largo fic, pero esta vez tomároslo con calma, porque tiene parte de relleno y me da la oportunidad de explicar cómo funcionaba un ejército griego. Además, creo que es el último de los capítulos "largos". Espero que os guste y no os preocupéis, veréis acción muy pronto :)

    Sly D. Cooper: Treta = truco/trampa. Endou sempre es un buenazo XD no el puc fer d'una altra manera, és com l'imagino XD i a Kirino sempre me l'imagino passant-li coses creepys. A The Mist, el foto en un món paralel allà electrocutant al personal :V a 49 theurgy chains es el puto sádico sin corazón :V sempre li acabo fotent rols així, no ho entenc XD

    A por el capítulo :) Esta vez no hay música, fue el capítulo anterior que fue especial.

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    5. El invento de Kidou



    Hikaru se había encerrado en su habitación. Había varios objetos tirados en el suelo, por el terremoto. Mientras los recogía (y hacía lo mismo con el resto de la casa), recordó que Endou se había quedado el amuleto, pero no tenía prisa en recuperarlo. Era cuestión de tiempo que el consejo reuniera toda la ciudad delante su edificio (que estaba delante del mayor espacio vacío dentro de Tirea) para hablar a todos de los meteoritos y los terremotos y de lo que implicaban.

    Qué poco tardaron en llamar a la puerta. Tenma había vuelto para comprobar cómo estaban todos. Hikaru le contó cómo estaba la pareja y que la casa estaba bien.

    —He estado mirando por entre las casas. Casi todo el mundo está reparando sus casas.
    —¿Cuándo seguiremos hablando con Kidou? —preguntó Hikaru, aunque sabía que solamente habría guerra.
    —Supongo que mañana alguno de los mayores hará sonar el cuerno para llamar a la ciudad a la colina.

    El consejo siempre tenía a uno de los compañeros de Endou como trompetista para llamar a la ciudad.

    —Acabará muy mal… —dijo Hikaru, bajo de ánimos por lo que se avecinaba.
    —¿No lo oíste? Kidou tiene un plan. ¡Como siempre! ¡Acabará bien! Te lo aseguro.

    Poco después, Tenma se marchó para seguir con su ronda de visitas para comprobar que todos estaban bien y ya no le volvió a ver hasta el día siguiente.

    De hecho, no vio a nadie más. Pese a que era mediodía y la ciudad bullía de actividad por el terremoto, Hikaru no quiso saber nada de nadie, ni siquiera de sus invitados (aunque ellos tampoco se habían movido en ningún momento). Solamente iba mirándose su armadura y sus armas. Quedaba demasiado poco para usarlas.

    Se le hizo de noche, pensando en maneras de huir el combate, de conseguir que el amuleto le salvara de esa, o los mismos dioses si rezaba adecuadamente a ellos, pero sabía que en unas pocas horas el consejo pediría a los hombres a partir de la edad de Hikaru hasta los cincuenta (que no eran muchos, la verdad) se presentaran al campo de entrenamiento.

    Consiguió dormirse cuando la ciudad quedó en silencio, pero solamente consiguió salir de una pesadilla para meterse en muchas más. Pese a todo, no se despertó hasta que el gran cuerno sonó en lo alto de la colina.

    —Mierda —soltó, al abrir los ojos como platos—. Mierda, mierda, mierda, ¡que hago tarde!

    Con las pesadillas demasiado frescas en la mente sobre desastres de guerra, se topó con Kirino y Shindou. No parecía que ellos hubieran dormido mejor, pero como mínimo se tenían el uno al otro. Salieron los tres de casa sin mediar palabra hasta la colina donde el día anterior habían visto caer esos tres meteoritos. Allí, Kazemaru seguía haciendo sonar el cuerno, al lado de Kidou, Goenji, Endou y el consejo. Tardaron unos veinte minutos en empezar a hablar.

    —Bienvenidos a todos, habitantes de Tirea —empezó el miembro más destacado del consejo—. Hoy vamos a dar explicación a todo lo que ha venido sucediendo desde que nuestros conciudadanos Kidou y Kazemaru se fueron de la ciudad hasta ayer mismo. —El pobre hombre suspiró, preocupado—. Estamos en guerra con Argos. No solamente con ellos. Con las ciudades de la Élide y Arcadia también.

    Midorikawa, consternado como la gran mayoría de la población, cuestionó la afirmación:

    —¿Y cómo sabemos eso? ¿Y qué tiene que ver con los terremotos de ayer? ¿Y qué pasa con Ítaca?

    Un montón de gente empezó a repetir las preguntas que él hizo a más volumen, ensordeciendo los oídos de Hikaru, los viajeros y todos aquellos que seguían callados sin protestar. Kazemaru se vio forzado a repetir el sonido del cuerno.

    —Todo está relacionado —confirmó el miembro del consejo—. La predicción de Delfos que trajeron Kidou y Kazemaru fue la siguiente: “La tormenta de estrellas llegará pronto. Luchad codo con codo con el gigante”. Y esa tormenta de estrellas se produjo ayer. El viajero Kirino Ranmaru, de Ítaca tuvo una visión en la que una gran bola de fuego caída del cielo se transformó en Cetos, el monstruo marino de Poseidón, y arrasó su isla natal. Los terremotos de ayer fueron causados por otras cuatro bolas de fuego. Hay que suponer que en Arcadia y Élide también han caído esas bolas. La razón es simple. Estas regiones han enfurecido a los dioses desobedeciéndoles y olvidándoles, y su castigo no se ha hecho esperar (1).
    —Por eso os hemos llamado aquí hoy —se avanzó Kidou, como estratega de la ciudad—. Necesitamos voluntarios para una primera campaña contra Argos. No descartamos que marchemos al oeste. Tendremos las tropas de Corinto y Tebas de aliadas, así que no estamos solos. Sabemos que es mucho pedir, pero necesitamos como mínimo cien hombres que nos apoyen, desde los quince años hasta los cincuenta. Si se presentan menos de cien pasaremos a buscar a los más adecuados. Los voluntarios, presentaos inmediatamente al campo de entrenamiento al pie de la ciudad.

    El gentío se empezó a movilizar, la mayoría para volver a sus casas. Muchos de ellos protestaban a grandes voces o se lamentaban de las desgracias que Zeus y los Olímpicos les enviaban. Los únicos que callaban eran los resignados a presentar batalla ante su ciudad supuestamente protectora.

    —¡Vamos a ir! —saltó Tenma, arrastrando a Hikaru hacia su propia casa.
    —¡Yo no quiero! ¡Me va a pasar de todo y moriré!
    —¡Tienes armas nuevas! ¡Tienes un amuleto que te protege! —Eso le gritaba, bien animado, mientras le empujaba—. No vas a morir, te lo aseguro.
    —Nosotros vamos —se apuntó Shindou, con Kirino detrás. Los dos mantenían su cara de estar hechos polvo, pero su decisión parecía firme—. En Ítaca fui buen estudioso de la guerra y Kirino nos puede proteger con su magia. Os ayudaremos.
    —Pero… ¿por qué? No tenéis armas, no tenéis… nada… ¿Cómo podéis arriesgaros así? —Hikaru más bien buscaba una explicación para su miedo y sus dudas que no el porqué de la afirmativa de Tenma y los viajeros.
    —Exacto, no tenemos nada —se reafirmó Shindou—. Excepto a ti, mi única familia, que conozca. A donde vayas, yo voy.

    Ante esa afirmación, Hikaru se quedó callado y cabizbajo y no pudo reaccionar. Su mente empezaba a asimilar que lo quisiera o no, lucharía. Dejó de resistirse y marchó directamente a su casa, seguido por sus invitados. Tenma se despidió a medio camino, con su deber cumplido.

    Hikaru se metió en casa en silencio y no dijo ni pío a sus invitados, simplemente se encerró en su habitación de nuevo. Se sentó en la cama, se puso la armadura de lino y se miró el escudo, la lanza y la espada con recelo. La última vez que alguien en su familia cogió armas como esas no volvió. Por eso agarró el casco antes. No era como los que los mayores llevaban, esos de metal que te cubrían toda la cara, que tenían esa cresta aterradora y te dejaban sordo. Era más bien un casco de bronce para cubrir la cabeza, la frente y las orejas (2). No daba un aspecto tan imponente, pero para proteger, lo valía.

    —No me está gustando esto… —soltó, mientras oía a Shindou y Kirino movilizarse de nuevo.

    Se ató el cinto con la espada sin mirar, agarró escudo y lanza y salió de casa sin pensárselo mucho más. Y entonces cayó en la cuenta: el amuleto. No lo llevaba. Aún lo tenía Endou, después del susto del día anterior. Iba a buscarle con la mirada, pero no tardó nada, pues se acercaba a él corriendo y con un Tenma detrás, igual de armado que el de pelo morado.

    —Con todo lo que ocurrió ayer se me olvidó de devolvértelo —se excusó Endou. Él no iba armado. ¿No iba a participar en la guerra? ¡Era con quien más confiaba para que se apuntara! Otro mazazo emocional para el chico—. Toma, no le ha pasado nada.

    Hikaru se lo puso al instante, escondido detrás del linotórax (3) para que no se perdiera.

    —Vaya, para ser que no queréis luchar vais muy bien armados —comentó Shindou, algo sorprendido y con un toque sarcástico a la vez.
    —Nuestros cumpleaños fueron hace no mucho —le explicó Tenma, el más animado de toda la ciudad. No dejaba de sonreír, el condenado, y a Hikaru eso le ponía nervioso—. ¡Vamos, que llegamos tarde!
    —¿No vas a luchar? —le preguntó Hikaru a Endou, casi como una plegaria.
    —No, voy a quedarme atrás a proteger la ciudad. Si es para defenderla, habrá más voluntarios —le explicó con voz compasiva. Endou sabía muy bien del problema de Kageyama con las armas y su familia. Le había enseñado muchas cosas pero, aunque su físico no era un impedimento (ni por asomo), Hikaru siempre tardó más en aprenderlo todo—. Os acompaño al campo de entrenamiento. Quiero ver qué se trae entre manos ese Kidou.

    Los cinco marcharon con relativa calma hacia el campo de entrenamiento. Hikaru vio a unos pocos vecinos más sumarse a la marcha, por su cuenta, aunque la mayoría de los vecinos los miraban con pena. En toda la Hélade ir a la guerra era motivo de fiesta, orgullo, honor… menos en Tirea.

    Cuando llegaron por fin al campo, Hikaru había contado un par de decenas de vecinos armados más o menos iguales acompañándole. Y había bastantes más ya allí. Los que ya tenían canas llevaban cascos imponentes, corazas de metal, protección en las piernas, escudos pintados. Eran los veteranos, los pocos que quedaban. Los que eran algo más jóvenes, como la generación de Kidou, solamente tenían el casco imponente y las protecciones de las piernas. Hikaru supuso que con el tiempo se podría permitir una mejora, como sus amigos mayores.

    De su generación había muy pocos, pero estaban todos sus amigos: Ichiban, Hinano y Tenma, además de algunos vecinos más con los que no se hacía mucho. De la generación de Kidou, además de él, estaban Goenji y Midorikawa, además de Kazemaru, que iba vestido de nuevo con su atuendo de mensajero y cargado con un arco (algo poco habitual, más bien usado para la caza que no para la guerra).

    —¡Kazemaru! —le llamó Endou, cuando le vio, con energía similar a la de Tenma—. ¿Ya te vuelves a ir?
    —Pues sí…

    Se pusieron a hablar. Hikaru no se dio cuenta de lo que sucedía, era muy inocente a la par que estaba nervioso por la situación, pero Tenma sí. Les observaba muy curioso. Todo el mundo en Tirea sabía que de jóvenes ellos dos tuvieron… ciertos encuentros. Eso había llegado a orejas de Tenma por medio de anécdotas, y todos decían que eso ya había pasado, pero él no se lo creía. Según él, todo lo que vio Endou al entrar en el campo de entrenamiento fue a su “amorcito”, como le contó a Hikaru (quien no escuchaba), en vez de saludar a todos.

    —Os lo digo yo, siguen juntos —se reafirmaba. Hinano e Ichiban sí que escuchaban.

    No es que fuera delito que fuesen pareja, pero el cotilleo era jugoso.

    Al cabo de un rato, cuando la multitud parecía que no iba a aumentar más, Kidou empezó a hablar.

    —Gracias a todos por presentaros. Creo que he contado poco más de ciento diez. Es buen número. —Miró a Endou por un instante. Éste estaba ansioso por conocer ese truco bajo la manga que había quedado en segundo plano el día anterior por lo del terremoto—. Aunque muchos no sois experimentados ni ninguno de vosotros está entrenado para lo que tengo pensado esta vez, partiremos hoy mismo a Argos (4). —Ninguna queja. La disciplina era algo que transmitía Kidou con su presencia, incluso a los mayores—. Como habréis notado, con el tiempo se os han proporcionado escudos más grandes y lanzas más resistentes. Eso es porque las vais a utilizar mucho. Para luchar contra Argos y lo que los dioses nos hayan enviado, haremos una formación compacta de 4 grupos, en columnas de tres por ocho personas (5). Los veteranos en el grupo de más a la derecha. Los jóvenes, detrás del grupo de la izquierda.

    Eso era una orden. De repente, los más jóvenes se encontraban inmersos en una multitud de guerreros corriendo de un lado para otro, formando todo lo deprisa que pudieron. Tenma arrastró a Hikaru como pudo para ponerse lo más a la izquierda posible, y acabaron en medio de la columna.

    —Sobra una columna, Kidou —le señaló Endou, pese a que estaba tan sorprendido como el resto de asistentes—. Hay cinco columnas. Y sobran cinco hombres más.
    —No, afortunadamente no sobra nadie —le sonrió de vuelta. Luego se dirigió a la tropa—: La columna veterana, que escoja al más valiente y lo ponga delante en el flanco débil. Es la posición de honor. Luego que escoja al más avispado y organizador y se ponga detrás del todo, fuera del grupo.
    —¿Detrás? Kidou, ¿qué es esto? —le preguntó muy extrañado Goenji. Fueron varios los que le miraron raro, pues tanto fuertes como estrategas acostumbraban a ir delante del todo para subir la moral.
    —Las otras columnas menos la de los jóvenes que hagan lo mismo —ordenó, sin hacer caso a su amigo.

    Así, cada grupo escogió al más valiente y al más astuto e hicieron lo ordenado. Kidou fue metiendo a esos cinco hombres en las filas para substituir a los que habían salido hacia atrás y, de hecho, puso el quinto en el grupo de los jóvenes. Eso significaba que Kidou era el quinto “avispado”.

    —Esta formación es nueva —dijo desde atrás, donde Shindou y Kirino esperaban—. Es defensiva y tiene que servir para resistir oleadas de enemigos. Los escudos de cada uno deben entrechocar con los de al lado, así el enemigo no tiene espacio para meterse en medio. —Eso último era otra orden. Las cinco columnas se apretujaron. Hikaru notó la proximidad y se sintió seguro. Y había cierto espacio para mover la lanza—. Los organizadores como yo estarán detrás. Se asegurarán de que el movimiento sea coordinado y se encargarán de los cambios de formación de su grupo si es necesario. Por último, tengo que decir dos cosas: nada de heroísmo, aquí nos movemos todos juntos o nos aplastarán. Hay que estar unidos; y segundo, nos moveremos siempre así hasta llegar a Argos, pero con algo más de espacio. Cada uno cargará con lo suyo, incluido su comida. La eficiencia es vital.

    Con esto dicho, Kidou se posicionó con el resto de estrategas de grupo y preguntó con un tono más relajado qué les parecía a todos. Y la idea agradó de veras. Estar obligado a permanecer juntos y unidos daba una sensación de fortaleza importante, o eso pensaron Hikaru y sus amigos. No se podrían mover rápido en batalla, pero no tendrían rival. Incluso los veteranos, que ya habían luchado mucho, no habían visto una formación tan compacta. Al final, el inventor de la formación dejó que los soldados descansasen.

    —¡Esto va a ser genial! —exclamó Tenma al resto.
    —Estaba poco convencido, pero oye, Kidou es un genio… nos protege a todos —añadió Ichiban, sereno pero animado.

    Luego observaron a Kidou hablar con Goenji, Endou y Kazemaru. Las caras que ponían ellos eran similares a las de los jóvenes. La nueva formación era impresionante. Endou se estaba arrepintiendo de haber decidido quedarse en Tirea en vez de ver en acción el invento de Kidou.

    —Disculpadnos —intervino Shindou—. Kirino y yo queremos unirnos.
    —¿Tenéis armas? —preguntó directamente el estratega.
    —Kirino es mago, y yo soy más de planear y dirigir, como tú, pero no tenemos armas.
    —Yo no necesito —puntualizó Kirino.
    —De acuerdo, te daremos algunas del almacén —le concedió, como gesto de agradecimiento. No son tan eficaces, así que tú y Kirino vendréis conmigo detrás del todo. Goenji, ¿se las puedes traer?
    —Claro, voy ahora mismo.

    Shindou acabó vestido como uno de los jóvenes, pero sin protección en las piernas, un escudo más pequeño y sin casco. Por lo menos las armas las tenía. Él dio las gracias y se retiró con Kirino a un lado.

    —No son muy sociables —observó Hinano.
    —No mucho. Prefieren el tiempo para ellos —dijo sin pensar Hikaru, recordando cuando les pilló en su habitación. Menos mal que Tenma no se fijó, o ya estaría preguntando a lo loco.

    Pasaron un rato descansando. Hikaru observaba la confianza que circulaba entre todos, daba igual la edad que tuvieran. Algunos veteranos se acercaron a dar suerte a los jóvenes (y a admirarlos físicamente, lo que era muy bien visto en Tirea). Kidou solía rondar entre todos los grupos preguntando cosas sobre comodidad. Quería amistad y compañerismo, no solo guerrear.

    Cuando se dispusieron a marchar hacia Argos, cerca de media mañana, Endou se despidió de ellos y en su lugar vino un sacerdote para hacer el ritual para obtener la confirmación (y favor) de los dioses para salir de la ciudad (6). Con la aprobación de éstos, después de un sacrificio de cerdo bien ofrecido, el sacerdote se marchó (con sus ayudantes cargando el cerdo) y Kidou ordenó que los soldados formasen en esos grupos. Mientras caminaban hacia la salida de la ciudad, muchos vecinos les vitorearon y les aseguraron que la ciudad estaría a salvo.

    Hikaru no estaba tan seguro. Ni de Tirea, ni de la marcha.

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    De nuevo espero que os haya gustado y os recomiendo que me busquéis si queréis más fics míos :)

    NOTAS:
    (1): Los griegos eran extremadamente supersticiosos y, sobre todo a partir de uno o dos siglos más adelante de donde estamos, la política y la economía estaban completamente ligados a la religión: participar en la vida pública, asambleas, política, esas cosas, significaba también rituales para todo (comer, plegarias, predicciones, cuando atacar en una batalla, cuando iniciar una guerra, absolutamente todo), lo que nos lleva a la religión de nuevo. Es como si, en parte, los miembros del parlamento elegidos actualmente tuvieran como trabajo administrar todo eso. Un ataque a la religión, en definitiva, era un ataque a la ciudad. Por eso el comentario del consejo.

    (2): Tiene nombre, es el “casco ilirio”, buscadlo en Google, es fácil. Los cascos que tienen los otros, esos que te dejan sordo, se llaman “cascos corintios”. Fácil de buscar, también.

    (3): Bastante evidente, pero “linotórax” es el nombre griego que tenía la armadura de lino endurecida, y para no tener que escribir toooodo esa definición otra vez en el fic… pues nota XD

    (4): El mundo griego era así. Muchos podían ser guerreros, pero todos (excepto en Esparta) solamente lo eran en casos puntuales de guerra. Todos eran campesinos con unas cuantas armas chulas y con el único entrenamiento de experiencias pasadas. Y nunca combatían en invierno.

    (5): Esta formación es el llamado lochos arcaico, en Grecia, lo que conocemos mundialmente como formación hoplítica. Sí, nuestros amigos son hoplitas. Y sí, es la formación de batalla que todos ven en las pelis. Si buscáis la palabra “lochos” en google imágenes, tenéis un magnífico ejemplo del mismo en varias formaciones, la más clara la segunda imagen de la tercera fila, donde las columnas se diferencian bien. En este caso, propongo que el creador es Kidou, aunque no se sabe cuándo se formalizó. Hacia el 800 aC ya existía.

    (6): Reafirmándome con la nota 1, TODO era un ritual necesario XD
     
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  14. HieloyFuego30
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    GENIAL XD
     
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    mariposa azul
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    Me encanta tu historia
    Espero q la continues pronto estare esperando la conti con muchos nervios 😄
     
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