Relatos de un roto corazón [Wigetta].

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo 11: ¿Recordando mi lugar?.







    Guillermo
    .

    “¿Te vienes a la fiesta que hay en casa de Mangel?”;

    Rubén

    .



    Mi reacción al ver ese mensaje fue algo... peculiar. Empecé a saltar como un niña pequeña ilusionada, pero después me recordé a mi mismo que no. No. No. Eso no era posible. ¿Cómo un chico popular como Rubén se interesaría en invitarme a mi, un chico mediocre que no sirve para nada, a a una fiesta donde solo va la gente de “alto lugar”. Imposible. Irreal.


    “¿Entonces... por qué me mandó ese mensaje?”.- Me pregunté algo ilusionado, aunque rápidamente, en el fondo de mi mente, escuché un susurro como respuesta; algo como: “Porque les das pena.”; Y de nuevo, me vi a mi mismo cayendo en ese pozo oscuro del cuál había salido solo unos segundos. Suspiré pesadamente.


    Abrí mi cuaderno y me puse a escribir pesadamente, recordándome a mi mismo, que ese era el único momento del día donde puedo ser sincero, tanto con mis pensamientos como conmigo mismo. Ese pequeña libreta, la cuál lleva conmigo más tiempo del que puedo recordar, ha guardado cada uno de mis pensamientos, de mis secretos, de mis quejas, de mis miedos. Todo. Cada parte de mi. Es por eso que siempre que llegaba esta parte del día donde yo podía liberarme, era una sensación mágica.



    'Realmente quiero ir a la fiesta. Aunque mis ánimos estén por el suelo, me apetece estar con Rubén, Chetto, y... con Samuel. Solo que no me lo puedo permitir. Estoy demasiado asustado como para acercarme nuevamente a alguien, incluso a personas que se preocupan por mi -o que aparentan hacerlo-. Si olvido que todo esto que Rubén ha estado haciendo por mi es por puro compromiso y no porque quiera ser una persona cercana a mi, puedo acabar muy mal, y creéme cuando digo que no quiero acabar peor de lo que ya estoy. Aunque... una parte de mi duda que alguna vez vea la luz de nuevo...


    Si somos realistas, Rubén no me debe nada. Yo nunca he hecho nada por él, e incluso nunca le hablé más allá de un saludo o poco más; ¿Cómo hacerlo cuando no me podía relacionar -aunque en ese tiempo era mucho más abierto que ahora- por mi timidez?.


    Tengo miedo de confiar en alguien más, tengo miedo a abrirme nuevamente y que me rompan tanto como lo estoy ahora mismo, solo... quiero sanarme, aunque solo sea un poco, pero eso se ve tan duro y lejano...'


    No podía seguir escribiendo ya que mi mente no me lo permitía, escuchaba voces dentro de esta. Y otra vez me preguntaba: ¿Por qué esto me pasó a mi?.

    ¿Por mentir a mis padres?. ¿Por abandonar a mi hermana?. ¿Por perder a mis amigos?. Bueno... en realidad, solo a mi mejor amigo, ya que... los demás era algo más como una... ¿relación de conocidos?.


    Suspiré pesadamente y me deje caer en mi cama, mientras intentaba coger el móvil y responderle a Rubén con un simple:

    “No puedo, mi mamá me necesita”;

    Guillermo

    .”



    A los pocos segundos recibí respuesta.


    “Samuel me ha insistido mucho para que vengas...;

    Rubén”





    Anonado era poco para describir como me sentía. Varias cosas pasaban ahora mismo por mi cabeza; tales como:



    ¿Por qué Samuel se iba a interesar por mi?.

    ¿Por qué Rubén está insistiendo para que yo vaya si solo se dar problemas?

    ¿Por qué mi estómago duele y siento esta sensación tan... cálida?



    “No puedes ir. Solo les causarías problemas si los ven contigo”.- Y como si en contra de mi voluntad se tratara, me costó mucho agarrar el teléfono para contestar:


    “Lo siento. Realmente no puedo...;

    Guillermo”





    Me tumbé en mi cama y me puse a pensar en todo lo que en ese momento sentía dentro de mi. Algo parecido a la felicidad y... tristeza. Mucha tristeza. Entonces, solo una pregunta cruzó mi mente.


    “¿Algún día saldré de esto?”.


    Me propuse dormir de nuevo, pero mi hermana me llamó para avisarme de que mi madre ya había preparado el desayuno.


    -Ya voy.- Grité para luego animarme a mi mismo a levantarme, salir de mi habitación y bajar a desayunar, cosa que parecía realmente tortuosa.


    Mientras bajaba por las escaleras que llevaban al pasillo para luego ir a la cocina, me recordé a mi mismo que debía decirle a mi madre que mañana empezaría a trabajar.


    “¿Cómo se lo tomará?”- Me cuestioné nerviosamente.


    Tomé asiento y mi mirada se condujo hasta el plato con gofres y churros. ¿Por qué mi madre hacía este desayuno tan... trabajado, cuando siempre hacía algo simple?. ¿Por qué hoy es domingo?.


    -¿Mama...?- Pero entonces ella me interrumpió, acompañada de mi padre.


    -Hoy hay que aprovechar que has bajado a desayunar, cariño.- La sonrisa que tenía mi madre en su cara en ese momento no era ni medio normal...


    “Ostras Julián, si es que soy tonto por preocuparla a diario”.
    - Y de nuevo la sensación de que solo causaba problemas y de que no servía para nada me invadió tan rápido que se sentía un fuerte golpe en el estómago.


    -Mama...- Me debatí a mi mismo entre si debía contarle o no sobre que había encontrado un trabajo. Cuando mi mamá me miró interrogativamente me dije a mi mismo que ya no había vuelta atrás y debía decirle.- ¿Qué... pensarías si te dijera que tengo...- Tomé aire.- bueno... trabajo?.- Mis nervios aumentaron mientras seguía esperándo una respuesta- y realmente deseaba que fuera buena, ya que si, por el contrario, era negativa, no sabría como iba a pagar mis clases de veranos, secretas claramente-.


    -¡Oh, cariño!- Se levantó, casi derramando la taza con el espeso chocolate por la mesa.- ¡Eso es estupendo!- Creo que hacía mucho tiempo que no la había visto tan feliz. Una sentimiento de alivio vino a mi como una suave ráfaga de aire.


    “Gracias a Dios, chaval”



    Acabé de desayuno entre alguna que otra conversación, donde mis padres me decían una y otra vez que se sentían felices de tenerme con ellos nuevamente en los desayunos, a lo que yo solo podía sonreir. Aunque, cuando miré a mi hermana... no encontraba rastro de su sonrisa por ninguna parte, y la culpabilidad me invadió, recordándome a mi mismo que la había abandonado por Alex, y apenas había pensando en como ella debía sentirse.


    “Lo siento, Carol. Realmente lo siento mucho.
    ..”



    Volví a mi habitación, de donde al parecer no saldría, me senté frente a mi ordenador y me puse a jugar algún que otro juego, como Minecraft, Destiny, o algo parecido.




    “Samuel”- Me sorprendí a mi mismo al pensar en él, aunque no pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro, una verdadera sonrisa en mucho tiempo...


    ----------------------------------
     
    Top
    .
  2. Dero-Dero
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Pobre Guille, no eres como piensas, eres bueno >~< bueno perdón por no comentar el capítulo anterior, ya dicho esto espero la conty con mucha ansias bye
     
    Top
    .
  3.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    "Deseo escribir algo tan misterioso como un gato"
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,147
    Location
    In Wonderland

    Status
    Anonymous
    waaa pon conti pronto...quiero saber que pasa al final TTnTT
     
    Top
    .
  4. Lilim sinistrum
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Ains! Que cuqui el fic, te acabas de ganar una nueva lectora, algo alocada pero soy buena persona, espero el siguiente capítulo, te juro que la intriga que me dejaste no es ni medio normal, ya quiero ver a esos pilluelos juntos. 💚💜 amor wigettil para ti
     
    Top
    .
  5. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo 12: Preparándome para mi primer día de trabajo.





    Guillermo.






    Hoy era mi primer día de trabajo y realmente, nervioso era muy poco para describir como me sentía. Por extraño que suene, incluso a mi mismo, hoy me había levantado animado y... quizás algo ¿feliz?. Era una extraña sensación, la verdad, sobre todo si habías pasado semanas y semanas metido en una cama odiándote, llorándo desde el amanecer hasta el anochecer. Si, era extraño pero... a la vez bastante gratificante.


    Me levanté enérgico y gritandome a mi mismo que debía dar lo mejor, se lo debía a Rubén. Fuí al baño para asearme; cuando fuí a mi habitación a por la ropa, miré la hora y me sorprendí a mi mismo, me había levantado casi tres horas antes de lo que yo solía hacerlo, pero me sentía mucho más descansado que si hubiese dormido esas tres horas; cogí la ropa y me encerré en el cuarto de baño para ducharme. Ducharse por las mañanas era una de las mejores sensaciones que jamás experimentaría, el agua corriendo por mi cuerpo me tranquilizaba se sobre manera, el calor que sentía me hacía sentir seguro, el olor del champú, el gel colporal... todo se unía en un cúmulo de cosas gratificantes.


    Salí de la ducha sintiéndome como nuevo, me vestí, arreglé el pelo y salí del baño para mirarme al espejo de mi armario. Creo que fue la primera vez en mucho, mucho tiempo que me sentí bastante agusto conmigo mismo. Vi mi reflejo y pude volver a reconocerme. Fue una extraña sensación, pero... no pude evitar sonreír.


    “¿Cuánto tiempo hacía que no me sentía seguro?”- Me pregunté mientras bajaba las escaleras para preparme el desayuno intentando no hacer mucho ruido para no despertar a mis padres.


    Llegué a la cocina y justo cuando pasé por el umbral de la puerta me sorprendí, aunque no sabía si decir que mi sorpresa fue grata, ya que encontrarme con mi madre un rato antes de irme a trabajar suponía que ahora empezaría con las preguntas...


    -Hola- La saludé sonriente.


    Ella me mostró una de sus grandes sonrisas, de esas que intentan hacerte sentir bien, que le llegó hasta los ojos pues estos le brillaban de forma intensa. ¿Sería que quizás estaba feliz de volverme a ver 'mejor'?.


    Una parte de mi, momentáneamente, se sintió fatal por haberla preocupado tanto, pero me reprimí a mi mismo. Hoy no habría negatividad en mi. ¡No!.


    -Hola, cariño- Se acercó y me besó la mejilla. ¿Cuánto tiempo hacía que mi madre no me besaba dulcemente en la mañana?.

    Ella me miró atentamente, de arriba a abajo, detenidamente, como analizándome, cosa que me puso mucho más nervioso.


    -¿Qué?- Le pregunté intrigado intentándo que parara de hacer eso.


    -Nada, solo... que ese nuevo aspecto te sienta genial.- Me sonrojé por sus palabras. ¿¡Cómo podía decir eso de forma tan normal, conociéndome?!.


    -Gracias- Susurré intentando que mi voz sonara muy seca, aunque cuando me avergonzaba tenía la tendencia de ser muy borde.


    -¿Quieres que te prepare algo para desayunar?- Dudé unos segundos, pero al ver que iba sobrado de tiempo, acepté.


    -Vale...- Vi como se servía su taza de café para luego ponerse a prepararme el desayuno.


    Internamente, intentando olvidarme de mis nervios, empecé a decirme a mi mismo cuanto extrañaba esto. Hablar con mi madre a primera hora de la mañana, mientras ella, siempre con una sonrisa en su rostro, me deseaba que me fuese genial en mi día, que diese lo mejor de mi mismo y que no me preocupase por nada. No pude evitar sonreir ante eso.


    “Ella ha dado todo por mi... y yo la he decepcionado con todo lo de Alex”.- Suspiré pesadamente intentando apartar nuevamente la negatividad de mi, aunque ese pensamiento me pegó fuerte, tanto que sentí mi corazón detenerse unos segundos.


    Poco tiempo después, ya tenía un típico desayuno en la mesa. Y, bueno, cuando yo digo típico, es totalmente atípico. ¡Mi madre era una bestia cuando se trataba de cocinar, era como si nos quisiese engordar a todos para después matarnos en Noche Buena para dar de comer a toda la familia con nosotros!. Había huevos, bacon, patatas, tostadas, café, leche, cereales... ¡Incluso cocinó creepes!.


    -¡¡Mama!!- Le grité intentando mantener mi voz baja para no despetar a nadie, aunque había escuchado pasos en la planta de arriba, por lo que deduje que mi padre estaría despierto.- ¿Para cuántos has cocinado?- Le pregunté algo irritado. Si esperaba que yo me comiese todo esto...


    -Para ti, cariño, que estás muy delgado.- Durante un segundo su mirada se ensombreció, pero después volvió a recobrar esa calidez tan propia.- Venga, come.


    -Si esperas que me coma todo esto...


    “Ostras Julián, que voy a explotar”


    -Tranquilo, Guille, solo sírvete lo que quieras.- Me alivié bastante, ya que yo todo eso no me lo comía ni de broma.


    Terminé rápido, pero acabé totalmente lleno, tanto que sentía que iba a explotar.


    -No puedo más- Me quejé apartando el plato.


    -Pero si no has comido nada- Me reprochó mi madre, quién estaba sentada justo a mi lado.


    -Que no dice...- Me levanté y subí arriba a por mis cosas.


    “No puedo creer que realmente esté a punto de ir a mi primer trabajo”- Los nervios volvieron a mi como si de un bumerang se tratase.


    “Tranquilo, todo irá bien. Vas bien vestido, y tienes confianza en ti mismo”- Me dije a mi mismo en busca de algo de tranquilidad.


    Bajé las escaleras lo más rápido que pude intentando no caerme, y aunque todavía era pronto, decidí salir ya de casa.


    -Me voy...- Le dije a mis padres, tras saludar con la mano a mi padre quién ya había bajado y se estaba preparándo para irse a trabajar.


    -Mucha suerte, cariño.- Mi madre me abrazó. Yo pensé algo como que ella podía estar pensando que yo me iba a ir a luchar a la guerra o algo por el estilo por el abrazo que me dió, como si tuviese miedo de perderme.


    -Tranquila, mamá...- Le susurré para después devolverle el gesto amoroso.


    -¡Tú puedes, machote!- No pude evitar sentir vergüenza ante esto.


    “Mi padre me ha llamado machote, como si tuviese dos años...”


    -¡Espera, espera!- Escuché una voz desde el segudo piso. Vi a mi hermana aparecer corriendo escaleras abajo.


    -¿Qué haces despierta a estas horas?- Le pregunté bastante incrédulo. A ella le encantaba aprovechar hasta el último momento, ¿por qué ella se había levantando tan temprano?.


    -Me puse el despertador para levantarme y así desearte mucha suerte, hermanito.- Me mordí el labio inferior como acto reflejo y es que creo que ese fue uno de los gestos más bonitos por parte de mi hermana. Reprimí un suspiro de felicidad, y la estreché entre mis brazos deseando pasar mucho más tiempo con ella a partir de ahora, para poder recuperar todo el que había perdido.


    -Gracias, pequeñaja.- Me levanté de nuevo para revolverle el pelo, y como suponía, ella se molestó ante esto.


    -No soy un perro- Me reprochó a lo que yo sonreí.


    -¡Bueno, me voy!- Grité de nuevo.


    Justo antes de salir por la puerta, podía jurar sin miedo a equivocarme que había escuchado a mi madre susurrar:


    -Todo ha vuelto a como antes...


    Mientras caminaba tranquilamente hacía Emag, el centro de recreativos donde yo trabajaría, asentí con la cabeza dándole la razón a mi madre.




    “Quizás todo pueda irme mejor ahora. Quizás... el destino puso a Alex en mi camino para que me diese cuenta de lo que tenía para poder apreciarlo mejor. Quizás... pueda salir de este pozo donde me metí hace tiempo y así volver a ver la luz...”
     
    Top
    .
  6. Dero-Dero
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Nuestro Guille está tan grande(?) >~< de veras amo mushio(?) a Rubén :3 skddnnsnnds bueno espero la conty con muchas ganas y quiero Wigetta, no lo tomes como una orden, tomate tu tiempo y ya sabes yo leeré lo que se venga :3 bueno adiós
     
    Top
    .
  7.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    "Deseo escribir algo tan misterioso como un gato"
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,147
    Location
    In Wonderland

    Status
    Anonymous
    waaaaaaaaaa que mono! nuesro cachetes dulces vuelve a ser como antes! *-* tan lindo uwu <3 espero conti!
     
    Top
    .
  8. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo 13: ¡Primer día de trabajo!.





    Guillermo.






    Por mucho que hubiese entrado miles de veces a Emag siempre me seguiría pareciendo increíble, un edificio gigante lleno de cosas increíbles. Todo un lugar donde cada centímetro de este desrrochaba felicidad. ¿Cómo podía ser si no, cuando todo estaba lleno de juegos, desde los más antiguos, como castillos hinchables, boleras u otros muchos juegos antiguos que tanto llevaban en este lugar antes de ser remodelado, hasta los más nuevos, como eran consolas de última generación donde tenías que sacar ticket para jugar 5 minutos, juegos interactivos en 3D... etc?. Miles de recuerdos afloraron en mi. Yo y mis amigos, Raúl, Fran, Sara... apostando quien iba a ganar para ver quien pagaba la cena, yo y Alex jugando..., aunque... no querías recordar lo tonto que eras, ya que... ¿cómo no podía haber visto que él no me prestaba tanta atención, sino a la tía del mostrador?.



    “¿Por qué me cegué tanto a mi mismo?”



    Tu cabeza vagó por todo el lugar, hasta localizar la zona exacta de la bolera. Los nervios volvieron a mi como una ráfaga de viento fría que recorrió cada poro mi cuerpo.



    “Inspira. Expira. Inspira. Expira. No voy a salir corriendo. Debo enfrentar esto, porque yo lo causé. Porque debo pagar mi escuela de verano... porque, simplemente, todo esto es mi culpa”


    -Guille- Sentí una mano en mi hombro y no pude evitar saltar.


    “Chaval, que susto”


    -H-Hola...- Tartamudeaste un poco y es que ahora mismo te costaba imaginarte a ti mismo, al otro lado de la recepción de la bolera, teniéndo que interactuar con el mundo. Era un cambio tan radical...


    -¿Cómo estás?.- Diana parecía simpática y agradable, aunque también se podía apreciar que estaba muy cansada. ¿Cuánto tiempo llevaría aquí?.


    -No me quejo, la verdad. ¿Tú?.- Quería correr y esconderme entre las sábanas de nuevo, aunque esta vez no era con tanta intensidad. Sonreí ante esto. Creo que realmente ya estoy mejor...


    -Muy cansada. No doy más de mi. Llevo desde las seis de la mañana sin parar, que si organizando todos los zapatos, que si limpiando las pistas, rellenando los compartimentos, organizándolo todo...- Aún cuando verdaderamente se veía agotada, tenía una enorme sonrisa en el rostro.



    “Envidio eso...”



    -¡Bueno, pero hoy es tu primer día, ¿verdad?!- Comentó jocosa, a lo que, tímidamente, asentí.


    -Hoy es mi primer día.- Repetí.


    -¿Cómo llevas los nervios, entonces?- Me cuestionó. Parpadeé sin saber qué contestar. ¿Cómo respondía a eso?.


    -Pues... bastante mal, chaval. Es todo tan... nuevo, jamás tuve que hacer esto...- No sabía porqué seguía hablando, las palabras solo salían a causa de los nervios, mientras mi cabeza gritaba: 'Cállate, cállate, cállate'.


    -Bueno... pues...- Miró el reloj, para después analizarme con la mirada. Atentamente.- ¡Tu turno ya ha comenzado!.- ¿Cómo?. Dios... que alguien me mate. Ahora.- Tranquilo, Rubén estará al llegar.


    Eso me alivió bastante, ya que aunque no fuésemos amigos, tendría a alguien conocido cerca.


    -Hablando del Rey de Roma.- Justo Rubén apareció por el pequeño arco color amarillo chillón, haciendo una entrada triunfal. Yo me quedé quieto, mirándo como todo el mundo iba a recibirlo. Eso es lo que pasa cuando Rubén entra a algún lugar, el mundo cae rendido ante la maravillosa persona que es.


    -Hola, Guille.- Se me hizo extraño que alguien me llamase así, mas no dije nada. ¿Qué podía objetar?.


    -Hola...- Le saludé sin saber que más decir, pero no hizo falta. ¡Nunca hace falta nada cuando Rubén te arrastra a-saber-donde!. Ostras Julián, que manía tan...- ¿A dónde me llevas?- Le pregunté intentando soltarme de su agarre.


    -Calla y camina.- Si fuese sido otra persona, el tono de voz sería estricto, serio y duro, pero con Rubén nada era así.


    -Chaval... que hostilidades- Comenté. Seguía sorprendiendome porque él ahora estuviese a mi lado, arrastrándome, cuando todos sus amigos o gente que conocía -los cuales también tenían este mismo turno de trabajo- estaban allí. No me animé a preguntarle. ¿Qué le iba a decir de todas formas?.


    Me apartó de la zona, y por un segundo pensé que iba a violarme o algo de eso.


    -¿Qué pasa?- Le pregunté serio.


    Suspiró, y por su expreción no sabía que decir. ¡Si Rubén no dice nada, algo malo pasa seguro!. Aunque lo conozca de muy poco me he dado cuenta de que él nunca calla. N-u-n-c-a.


    -Rubén, ¿ha pasado algo malo?.- No pude evitar pensar que me diría que se avergüenza de mi, que me debía alejar de él, que solo lo había hecho por lástima... y eso estaba bien. Yo sabía eso, pero... una parte de mi duele cuando me imagino que es eso lo que dirá.


    -Samuel no ha parado de hablarme y preguntarme por ti.- Mi boca se abrió, formando una 'o' enorme, mis ojos, esos que siempre estaban achinados, estaban como platos. Primero que todo, ¿por qué le ha costado tanto decir eso?; segundo, ¿por qué me ha alejado para decirme esto?; y por último, y es lo que más me preocupa, ya que mi cerebro no había analizado nada de nada, ¿por qué me estoy perdiendo mi turno de trabajo en mi primer día?.


    -Vale...- No sabía que decir. Mi cerebro no había procesado la información. ¿Samuel interesándose por mi?. Imposible... Eso es inimaginable. ¿Por qué preguntaría por mi?. No. Imposible. Y si fuese así... no me importa.











    ¿Verdad?.



    Me miró extrañado, pero no dijo nada más. Yo no sabía qué decir o como reaccionar. ¿Qué acababa de pasar?. ¿Qué me acababa de decir?. Dios, es tan difícil de procesar.



    “Quizá todo era mejor cuando estaba en mi cama, llorando y odiando a todo el mundo...”



    -¿Podemos volver?- Le supliqué intentando cortar el incómodo silencio que nos invadió.


    -Claro, vamos. ¿Estás preparado?- Me tranquilizó cuando su tono de voz volvió a ser normal.


    -No, la verdad...- Confesé.- Pero lo haré.


    -¡Esa es la actitud!- Me golpeó fuertemente la espalda.


    Cuando me enseñaron toda la estancia -el espacio que ocupaba solamente la bolera, taquillas, mostrador, despensa... etc- me quedé sorprendido de lo verdaderamente grande que era todo, aunque no lo pareciese. ¿Cómo había acabado yo en este lugar?. En mi primer día me tocó atender en el mostrador, diciéndole a la gente el número de pista que debían coger, cobrar el dinero, entregar los zapatos... etc. Al principio fue horrible. Yo, una persona super tímida e introvertida atendiendo a tantísima gente hablándome y, algunos, exigiendo y gritando. Debía agradecer que Rubén me había ayudado en gran parte. Después, casi al final del turno, me sentí más tranquilo y relajada, y me di cuenta de que tampoco había sido para tanto. Iba a terminar para después ponerme a colocar los zapatos y todas esas cosas molestas que me tocaban hacer ahora cuando escuché una dulce y melodiosa voz tras de mi.


    “¿Dulce y melodiosa voz? ¿De verdad?. Chaval... estoy demasiado mal...”



    -Oh, ya has acabado...- Samuel seguía tocando el timbre de llamada de atención, haciendo que mis nervios aumentaran. ¿Por qué decía eso?.


    -Si... estoy a punto de terminar.- Susurré.


    -Y yo que quería que me dieses unos zapatitos morados para jugar y mostrarte lo bueno que soy....- No pude evitar soltar una carcajada al escuchar ese tono de niño pequeño que estaba usando.


    -Quizás puedas mostrármelo mañana...- Ofrecí, sin saber de donde había sacado el valor para decir aquello.


    Me miró serio y juraría que sus ojos brillaron. Mis nervios aumentaron y durante unos segundos, el tiempo se detuvo.


    -¿Querrías?- Me preguntó, juraría que usó un tono... algo coqueto.



    “¿Cómo pudes pensar eso, Guillermo?”- Me reprendí.



    -Yo...- No sabía que contestar, me había puesto demasiado nervioso.- Si...


    -Genial.- Me mostraba una blanca e impoluta sonrisa radiante, de estas típicas de anuncio de dentífrico dental.



    “Ostras Julián, que mi corazón parece que lucha por salir de mi pecho..”



    Me asusté, y no solo por no saber el mótivo por el que esto ocurría, sino porque puede ser peor que él llegue a escucharlo.



    -Adios.... Guille.- Se marchó para después acercarse a Rubén y empezar a hablar con él animadamente. Me sentí triste por un momento, pensando que están conmigo por lástima, porque lo he perdido todo y... no valgo la pena para nadie.


    “¡No!. Nada de pesimismo hoy”


    Estaba agotado, aunque todavía me quedaba trabajo por delante. Mucho, en realidad.


    -¿Vamos?- Le grité a Rubén, quién ya estaba llendo al arco para cerrar la puerta que conducía a la bolera. El turno de la mañana había acabado, y ya no abriría hasta las seis o así de la tarde.


    -Si. Solo le estaba diciendo a Samuel que me esperase, que ya mismo terminaríamos.


    Solo acentí con la cabeza.




    “Que ya mismo acabamos”- Me reí interiormente. ¡Habíamos tardado casi una maldita hora en acabar!.



    -Joder, no puedo más.- Rubén se dejó caer en mi hombro a lo que yo reí sutilmente.


    -Yo tampoco- Secundí.


    -¿Quieres venirte con nosotros?. Samuel te puede llevar.- Me sentí dichoso al escuchar su propuesta, y aunque por un momento iba a rechazarla por lo de que estaban conmigo por pena, me dije a mi mismo que nada de pesimismos, por lo que acepté.


    -Claro...- Asentí para luego reir al ver como el estallaba en carcajadas.


    “Es más tonto, el pobre”


    Salimos de Emag, y nos dirigimos hacía los aparcamientos.











    Sentí un extraño pinchazo en mi pecho cuando miré al frente. Samuel y... un extraño chico se estaban besando. No se el motivo, pero dolió. Dolió profundamente. ¡No debería dolerme!. ¡No debería importarme!. ¡No!


    “¿Por qué?”- Me pregunté mientras agachaba mi cabeza.


    -Samuel- Gritó Rubén, quién se metió entre el chico y Samuel, cortándole el beso.


    El mayor alzó la vista y me miró fijamente. Sus ojos se abrieron y en su rostro había una expreción que me fue imposible de analizar.


    -Guille....- Su... lo que sea, me miró de la peor manera al escucharlo pronunciar mi nombre. ¿Qué pasa?. ¿He hecho algo malo?.


    “Me está atravesando con la mirada. Si pudiese matarme, ahora estoy seguro de que estaría muerto”


    Esto era tan raro... Me sentía herido, sin saber el motivo, molesto y... las ganas de volver a meterme entre las sábanas volvieron a mi. Además me sentía algo intimidado por la mirada de... del 'amigo' de Samuel.


    -Yo... quizás deba irme a mi casa andando...- Le comenté a Rubén, quien ahora estaba andando a mi lado mientras nos dirigiamos al coche.- Esto ha sido una mala idea.


    -Ni de broma.- Me agarró fuertemente, a lo que yo solo pude suspirar.



    “Solo doy molestias”



    Tras casi diez minutos largos de trayecto, donde invadió un silencio absoluto en el coche, salvo por la chillona voz del chico que no dejaba de acariciar el brazo de Samuel sin importarle que iba conduciendo, llegué a mi casa. No tenía hambre. No tenía ganas de llorar. No tenía ganas de pegar a nadie. Solo... sentía tantas cosas que me sentía vació.


    ¿Contradictorio?. Si, pero era así como realmente me sentía, y no sabía el porqué.


    Aunque era mediodía, solo tenía ganas de tirarme a la cama y no levantarme, por lo que hice por una vez lo que mi cuerpo pedía y me quedé profundamente dormido.



    -------------------------------------------------------------------------
     
    Top
    .
  9.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    "Deseo escribir algo tan misterioso como un gato"
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,147
    Location
    In Wonderland

    Status
    Anonymous
    Q.Q Samu eres una puta Q.Q TTnTT no le coquetees a mi Cachetes dulces si tienes a otro con quien pasarte saliva Q.Q TTnTT pon conti,cada vez se pone mas interesante! *-*
     
    Top
    .
  10. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capitulo 14: ¿Un día normal de clase?.





    Guillermo.



    Las siguientes semanas fueron normales, todo lo normal que puede ser trabajar, ir a la escuela de verano y no tener ganas de nada. Lunes, miércoles y viernes iba a clases, aunque mentí a mis padres diciéndole que me había apuntando a un curso dado por el Ayuntamiento para no perder el tiempo, y martes, jueves y sábado trabajaba. Los domingos era el típico día de la semana el cuál me pasaba en la cama auto-compadeciéndome y preguntándome cómo había acabado en esto, pensando y cuestionándome internamente por qué fue que me molestó tantísimo ver a Samuel con aquel tío.

    Mi primer día en las clases de verano fue algo de lo más atípico que yo jamás había vivido. Gracias al cielo, por una parte, Frank, un buen amigo de Samuel y un conocido mío -aunque yo no sabía que era tan amigo de Samuel hasta que me lo dijo- y Chetto asistían a mi mismo horario, algo que agradecía ya que no me gustaba sentirme tan solo en clases, nunca me había gustado eso por lo cuál siempre intentaba ponerme con Marcos en cada clase, pero ahora... estaban ellos, aunque yo me sintiera como que sobraba y no tenía nada que ver con ellos.

    Aunque, aparte de esto -ya que no me esperaba que ellos tuviesen que ir a clases también- tuve algo así como... ¿mi primera pelea?.



    Flasback

    .



    Saliste de tu casa apurado porque se te había hecho muy tarde. ¿Cómo se te había podido pasar la hora si habías puesto tres despertadores?.

    -¡Me voy!- Gritaste desde la puerta de casa para luego empezar a correr como alma que lleva el diablo.

    No puedo llegar tarde, no el primer día”- ¿Qué impresión darías?.

    Corriste y corriste, cada vez aumentando el paso mucho más. Sentiste una sensación de tranquilidad cuando la sirena sonó cuando ya habías entrado al recinto. Caminaste hasta la clase, no sin antes mirar el horario para asegurarte de que esa era realmente la aula a la que deberías ir, y te sentaste en el tercer lugar de la segunda fila.

    “Siempre de los primeros”- Te dijiste a ti mismo. No podías suspender esto. No podías desaprovechar la oportunidad que Rubén te había dado, mintiendo por ti y todo para ahora suspender también estas clases de recuperación.

    Miraste el reloj atentamente, deseando que esto se pasase rápido, cuando sentiste como alguien se dejaba caer sobre tu hombro. Tú saltaste de la impreción.

    -¡Ostras, Julián!- Te giraste para ver quién había sido el desgraciado que te había dado tal susto, pero tu sorpresa fue más grande que el enfado que en ese momento gobernaba tu cuerpo al ver como Chetto estaba allí, sonriente, mirándote atentamente.

    -Hola- Te comentó con una sonrisa burlesca.- ¿Te he asustado demasiado?- Lo intentaste mirar mal, pero ahora mismo estabas demasiado... sorprendido, por decirlo de alguna forma, como para responder. ¿Por qué estaba hablando contigo?. ¿Le daba igual que os vieran juntos?. ¿Por qué no se iba con sus amigos?. ¡¿Por qué se estaba sentando a tu lado?!.

    “¿Qué está pasando?”- Estabas ojiplático.

    -¿Cómo te fue ayer en el trabajo?- Y como si fuese lo más normal del mundo, allí estaba él, sentado a tu derecha mientras hablaba de temas triviales contigo.

    Pero tu sorpresa no terminó en ese instante, claro que no. Frank se acercó a vosotros. Conocías a ese chico de antes, cuando tu mejor amigo te obligaba a salir en grupo y habías hablado con él tres o cuatro veces, pero... ¿por qué se acercaba a ti de esa manera tan... amigable?.

    -Hola- Te sonrió de una manera tierna y tu te sentiste sonrojar.

    “Odio ser tan malditamente tímido”

    Intentaste pronunciar algo, responderle con un simple saludo, pero te fue imposible.

    De pronto, se puso a hablar con Chetto, como si fuesen amigos de toda la vida... aunque eso era precisamente la verdad.

    -¿Os conoceís?- Te animaste a preguntar, aunque tu voz salió tan bajita que momentáneamente te preguntaste si te habían escuchado.

    -Claro. Es como mi... hermano- Aquello sonó tan cálido como extraño.

    -Nos conocemos desde pequeños. Nuestras madres siempre han estado juntas y nos 'obligaban'- Puso énfasis en dicha palabra- a jugar juntos y al final... sigo teniendo que soportarlo.- Escuchaste esa risa tan característica de Fran y no pudiste evitar acompañarlo también.

    Y al cabo de un rato, allí estabaís los tres, hablando como si nada.

    -No te acerques a él- Te susurró una temible voz en el oído y tu te viste estremecer.

    Te giraste y allí estaba...

    Tu pecho volvió a doler sin motivo alguno, mientras te preguntabas que acababa de pasar. ¿Por qué el chico que estaba con Samuel aquel día en los aparcamientos, ahora estaba frente a ti queriéndote matar con la mirada tal y como la otra vez?.

    “¿Qué le he hecho yo al Universo, chaval?. ¿Por qué me odia tanto el Karma?”

    -¿Qué?- Te animaste a preguntar, aunque los nervios pudieron contigo.

    -Que te alejes de...- Una voz proveniente de la persona que tenías al lado lo interrumpió.

    -Adrián, vete.- Chetto sonó serio, borde y frío, pero aún mostraba una sonrisa.- Deja a Guillermo, él no ha hecho nada.- Verdaderamente, si las miradas mataran, tú ya estarías más que muerto.

    -Yo no me he acercado a Samuel.- Conseguiste sonar firme y te alabaste por ello.

    -Eso espero.- Se dió la vuelta orgullosamente y se sentó en la última fila.

    Chetto rió, al igual que Frank, y tú intentaste acompañarlos, aunque todavía sentías su mirada clavada en ti, como queriendo atravesarte con esta.

    “Dios, Samuel, aun sin estar presente me causas sentimientos que nunca antes había conocido”



    Fin Flasback.



    Cuando volví en mi, ya estaba sentado frente a la gran pizarra verde del aula, mientras el profesor estaba hablando de no-se-que-guerra.

    “Samuel, Samuel y Samuel, eso es lo único en lo que puedo pensar”- Me dije a mi mismo intentando no suspirar. Miré de reojo a Chetto, quién estaba dibujando cosas extrañas en su cuaderno.

    Sutílmente me giré y miré atrás, y tal y como suponía, Adrián seguía matándome con la mirada, como cada día desde que empezó la maldita escuela de verano.

    “¿Podría pasar algo más?”- Me pregunté retóricamente.- “Samuel no sale de mi cabeza, su novio-o-lo-que-sea me odia, y yo sigo queriéndome meter debajo de mis sábanas y no salir jamás”

    En realidad, no. Si, vale, quería esconderme, pero... con todo esto, las ganas de vivir, volvían poco a poco a mi. Alex estaba abandonando mi cabeza, mi cuerpo y mis emociones, aunque ahora estaba siendo ocupada por.. una persona que realmente conseguía enfurecerme o derretirme, todo en la misma medida, mis padres estaban mucho más feliz de que yo me encontrase algo mejor y... mi hermana, estaba seguro de que haría todo lo posible por intentar arreglar las cosas con ella, y con mis antigüos amigos.
     
    Top
    .
  11.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    "Deseo escribir algo tan misterioso como un gato"
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,147
    Location
    In Wonderland

    Status
    Anonymous
    avanza lento Xc...eres cruel para dejarnos con ese suspenso!! >:'c que malaa...te amo!! X3 jaja espeor conti,me estan interesando cada vez mas!!<3
     
    Top
    .
  12. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo 15: Siempre estaremos juntos, enana.





    Llegué a mi casa completamente cansado y es que el día en el trabajo había sido agotador, además debía preparar mi prueba por la mañana, aunque sinceramente el encuentro con Samuel, ya que era tortuoso verlo cuando no sabía porqué seguía tan afectado con todo el tema de Adrián y como hacía que yo me agitase con tan solo sonreírme o rozar mi mano, me había quitado las ganas de estudiar y todo, pero pensaba en todo lo que había dado Rubén para conseguirme todo eso, y volvía a tener la energía suficiente para afrontarlo, además recordaba que la semana pasada había sacado una muy alta puntuación, un 8,5/10, y en contra de mis estímulos, las ganas de volver a ponerme delante de un libro y sacar el maldito curso de verano con una gran nota, volvían a mi.


    Caminé a mi habitación directamente, si tan siquiera saludar a mis padres porque no me sentía de ánimos para fingir que todo había salido genial en un curso-que-no-existe. Me tiré, literalmente, a mi cama a lo que sonreí como un niño pequeño cuando la sentí crujir.


    “¿Qué hago?”


    Suspré pesadamente, y segundos después, me puse los cascos para evadirme durante unos minutos del mundo. Puse el reproductor de música en aleatorio y sonó 'Gone too soon' de Simple Plan. Me planteé si debía ponerme a estudiar en este momento o hacerlo mañana; tras una disputa interna entre el deber y el placer, ganó este último, y tomé la desición de dejar el estudio de lado el día de hoy. Me tumbé en la cama y cerré los ojos para dejarme llevar por la melodía, pero justo cuando ya estaba casi relajado, sonó mi móvil sacándome del mundo que había creado a través de la música.

    'Ven mañana media hora antes, dormilón, que tenemos que hacer inventario y Diana tiene que salir antes. Te veo mañana :D.


    P.D: Samuel vendrá ;)'





    Ignoré el mensaje, aunque las palabras de este se quedaron marcadas en mi cabeza. ¿Samuel vendrá?. Me cago en Rubén, y en su manía de intentar que Samuel y yo seamos más cercanos. ¿Cuántas veces lo había intentando en este último tiempo?. Que si 'encuentros casuales', que si lo invitaba a jugar unas partidas justamente cuando yo estaba trabajando... y no sabía lo tremendamente incómodo que era para mi.


    “Chaval, me cago en todo”


    Cuando estoy a punto de meterme dentro de la cama, con la música a todo volumen, la puerta se abre repentinamente, haciendo que yo, del sobresalto, cayese de la cama. Me levanto rápidamente para mirar a la puerta y fulminar con la mirada a mi hermana que estaba parada en la entrada, con su típica carita de ángel cuando sabía que estaba haciendo algo mal.


    -Carol...- Mi tono de voz sonó duro, pero antes de poder continuar hablar, ella me miró con una mirada suplicante, por lo que la dejé hablar.


    -Lo siento, pero es que mamá me está buscando por que le pedí ayuda sobre una cosa de música- Señaló el libro, en el que hasta ahora no me había fijado- y quiere enseñarme a tocar la flauta, y no-se-que-pasos-de-baile- Comentó con un tono de frustración. La entendía, sabía como era nuestra madre respecto a las artes, nunca se me olvidará como de pequeño quería conseguir a cualquier precio que yo fuese un gran dibujante. Mentalmente solté una carcajada al recordar como la profesora de arte le decía a mi madre que yo no tenía ningún talento para el dibujo y la pintura.- y necesito que me escondas.- Mis ojos se abrieron.


    -Carol, n- Me volvió a interrumpir para tirarse encima de mi y suplicar.


    -Por favor, Guille...


    Odiaba la cara que ponía cuando quería conseguir algo. Esa forma de brillarle los ojos, esa mueca y... Suspiré. Odiaba eso, odiaba como aparentaba no haber roto ni un solo plato, pero que en realidad tenía toda la vajilla al borde del precipicio.


    -Está bien...- Me rendí. Un minuto después la tenía dándome uno de los abrazos más agobiantes de mi vida.


    -Gracias.- Sonrió. Sentí una punzá en la parte alta de mi estómago.


    “Lo siento, Carol...”- Por todo lo de Alex, había dejado a la persona que más me importaba en el mundo, de lado. ¿Cuántas veces había venido para pedirme ayuda con la tarea, consejo sobre algún tema, o a simplemente pasar la tarde como en tantas ocasiones habíamos hecho, viendo una película, hablando o jugando al ordenador o alguna consola?; y a todas había respondido que no diciendo que estaba demasiado cansado, que no me sentía de ánimos o cualquier otra excusa demasiado cutre como para ser creíble.


    -Gracias de verdad.- Y sabía que ese gracias no era por esto, si no por haber vuelto con ella, lo que hizo que me sintiera peor, mucho peor. Por abandonarla, por dejarla a la deriva cuando sabía que en gran medida yo era lo único que le quedaba ya que aunque mis padres seguían vivos, ellos trabajaban mucho y mayormente yo me quedaba cuidando de ella, quizá por eso nuestro vínculo era tan fuerte.


    Me besó la mejilla sonoramente, y yo le acaricié la mejilla. Estuve a punto de preguntarle si de verdad quería desperdiciar el día libre de mamá para pasarlo conmigo, pero después me contesté a mi mismo, que cuando mamá tiene algo en mente es mejor correr y ocultarse.


    -¡Espera aquí!- En un abrir y cerrar de ojos, Carol había desaparecido de la habitación.


    Toqué mi pecho y sentí una calidez que no había vuelto a mi desde hacía mucho tiempo. Tener a Carol era lo más importante en mi vida, ella era lo único que tenía realmente, y no me podía permitir volver a perderla, no a ella.


    -¡Enana!- Me sorprendí con todo lo que había traído.- ¿Te has traído toda la comida de la cocina, acaso?.- Le piqué juguetonamente.


    -Ja-Ja, que gracioso, Guille.- Dijo con el tono más irónico posible para luego golpearme el hombro. Me sentí tremendamente completo al ver como poco a poco, la relación con la persona más importante en mi vida volvía a ser como la que era.- Es que no había palomitas y...- Sin dejarle terminar, tomé el dinero que tenía en la mesita de noche, sin importarme mucho que era el que había ganado en Emag y la tomé de la mano.


    -Vamos a comprar, enana, que sin una peli sin palomitas con sal no es nada- Y ahí estábamos ahora nosotros: pasando por el pasillo como auténticos espías para que nuestra madre no nos pillase irnos y nos pusiese a bailar vete-tú-a-saber-qué.



    (…)


    -¡Guille, estas, estas!- Gritó entre salto y salto.


    -Shhh, baja la voz, enana- Le regañé al ver como todo el mundo se volteaba para mirarnos.


    “Sabía que esto me saldría caro”- Me dije a mi mismo al ver el carro. En verdad, esto era demasiado normal. ¿Venir a por una simple cosa y acabar comprando media tienda?. Típico.


    -¿Podemos coger también con chocolate?- Preguntó volviendo al tono de niña pequeña.


    -Chaval, que me vas a dejar pobre y te saldrán muchas espinillas...- Mi voz iba disminuyendo al ver como me miraba- Está bien- Me rendí.


    “Se lo debo, por todo lo que ha pasado por mi culpa”


    Y justo cuando saliámos de la tienda, me encontré con la persona que menos deseaba ver.


    “¿Qué te he hecho yo, Universo?”


    -¡Guille!- Algún día me borrarán mi nombre.


    -Samu...- Susurré, sintiendo como los nervios me invadían lentamente. Carol me apretó la mano con más fuerza, y no sabía si significaba que ella estaba ahí para apoyarme o exigía que la presentase.


    -¿Quién es esta monada?- Me preguntó mirando a mi hermana atentamente.


    -Es mi hermana, Carol- Ella saludaba con la mano, mientras sonreía.


    -Hola- Habló mi hermana, manteniendo la sonrisa.


    Sorprendentemente, Carol y Samuel parecieron llevarse muy bien, tanto que empezaron los dos a hablar y yo me quedaba fuera de la conversación.


    “¿Mi hermana me va a quitar a Samuel, también. Chaval...?”- Me sorprendí ante mis pensamientos y sacudí la cabeza repentinamente.


    Samuel acabó acompañándonos hasta mi casa, alegando que al ser tan 'guapos' nos podían secuestrar o algo por el estilo. Yo me sonrojé hasta las orejas y mi hermana pestañeaba de forma coqueta, bromeando.


    Pensaba que mi hermana estaba realmente feliz de que hubiese vuelto con ella, pero al parecer no fue así ya que cuando llegué a casa, sin previo aviso, se tiró a mis brazos para empezar a llorar desconsoladamente. Yo, anonadado, solo pude abrazarla y acariciarle la cabeza.


    -Carol, ¿qué te pasa, pequeña?- Pregunté en el tono más cariñoso que pude.


    -¿Me vas a volver a dejar si te peleas con Samuel, verdad?- Casi gritó, aunque entre los sollozos y su rostro escondido en mi pecho, apenas la escuché- ¡Me vas a volver a dejar sola!....- Yo continué acariciándola y apretándola más contra mi, aunque no podía pronunciar palabra alguna ya que no podía asimilar todo lo que estaba pasando.- Por favor, Guille, no me dejes, te necesito... Te necesito más que a nadie.- Cuando me quise dar cuenta, yo también estaba llorando.


    -Nunca te dejaré de nuevo enana, te lo prometo.- La abrazé más fuertemente, si es que eso era posible.- Siempre estaré contigo, siempre.


    Tras conseguir que realmente se tranquilizara, marchemos a mi habitación, para organizar toda la comida en la mesita de noche y repartírnoslas, bajar para hacer las palomitas -todo esto sin hacer prácticamente ruído ya que mi madre la seguía buscando- y pusimos la película.


    Por fin había recuperado la relación con mi hermana, la persona que realmente alumbraba mis días grises. Todo parecía normal, como hacía meses, ella y yo encerrados en mi habitación, viendo la película. Todo normal. Excepto que esta vez, tenía a Carol encima de mi, abrazada fuertemente, como si su miedo de perderme siguiese presente.


    “Nunca te dejaré de nuevo, Carol. Te lo prometo”




    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


    ¡Hola!. Se que hacía tiempo que no actualizo 'Relatos de un roto corazón', pero es que quería concentrarme mucho en este capítulo ya que para mi la relación que tienen Guille y Carol es tremendamente importante, y me encanta cuando están juntos; y se que Carol significa muchísimo para él, por lo que quise darle mucha importancia aquí, en la obra.


    Espero que os haya gustado z4
     
    Top
    .
  13. Dero-Dero
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    owo me gustó por dios, está hermoso :3 lo amé, bueno no tengo mucha inspiración para comentar así que solo digo que espero la conty con muchas ansias, adiós~ :3
     
    Top
    .
  14. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo 16: En mi casa. [Parte I

    ]





    Guillermo.





    Han pasado dos días desde la última vez que me encontré con Samuel en la calle, cuando estaba acompañado de mi hermana. Y ahora, me pregunto... ¿cómo narices he acabo de esta manera?.



    “Esto es irreal, chaval
    ”- Me dije a mi mismo y es que esto me costaba creerlo.


    A ver... me parecía bien haber recuperado a mi hermana, más que bien en realidad era lo que más necesitaba, recuperarla a ella, pero... empecemos porque esta mañana ha madrugado solo para decirme lo que debía ponerme, después casi ha gritado como una niña pequeña -a pesar de que ella es realmente madura- hasta conseguir que dejase el peinado en sus manos y acabé con todo el pelo de punta, totalmente engominado... Eso más o menos era aguantable, pero ahora... ¡¡Que haya invitado a Samuel a MI casa después de haber terminado de trabajar, precisamente el día en el que nuestros padres no están en casa...!!


    -¿Cómo?- Volví a preguntarle al chico que se encontraba justo en frente de mi, con su sonrisa coqueta y su voz de niño, aquella que usaba cuando realmente quería algo.


    “Lo conozco poco, pero se parece tanto a mi hermana...”



    -Que hoy te llevo yo en mi coche, que tú hermana me ha invitado a tu casa.- Segundos después yo me sentía como un robot, subiéndome al coche de Samuel por inercia, mientras un incómodo silencio -acompañado del rápido y furioso latido de mi corazón, junto con mis nervios los cuales iban en aumento- invadió el coche.


    -Bonito coche...- Susurré, no sabiendo que decir.


    “¿Por qué me siento tan nervioso?. ¿Por qué el corazón me va a mil?.”



    -¿Te molesta?- Me preguntó de la nada. Yo casi salté al sentir como me había cogido de la mano, lo que había hecho que mi pulso aumentase considerablemente..


    -¿Cómo?- No había entendido lo que me había querido decir; bueno,

    prácticamente no entendía nada del día de hoy.


    -¿Te molesta que yo haya hablado con tu hermana... y que bueno, ella me haya invitado a tu casa?. Puede que pienses que es invdair tu...- Realmente quería deterno, decirle que una parte de mi deseaba tenerlo en casa, volver a ver su sonrisa tierna cada vez que veía a mi hermanita, pero... por otra, no quería sentirme así, porque me daba miedo... miedo a que sin saber por qué, Samuel me pudiese romper el corazón, y es que este ya estaba demasiado echo trizas, para que alguien venga a recoger los pedazos y los deje caer a un vacío de destrucción y dolor.- Además tu hermana es siempre muy simpática cuando hablo con ella, y aunque han sido dos días le he cogido mucho cariño ya que es super tierna y tiende a ser muy sincera y...- Estaba deseando de que llegase a casa y poder decidir si decirle que si o que no, porque mi cabeza estaba hecha un auténtico lío.- Pero vamos, que si tu no quieres, yo... le diré que he tenido que ir a ver a mis padres o algo, chiqui.- Mi cuerpo se estremeció al escuchar de fondo el apodo que me había puesto.


    -No me importa.- Actué por inercia, o quizá, gobernado por la parte de mi a la que le encantaba Samuel. ¿Quién sabe?.


    -¿De verdad?..- Él seguía dudando, y es que no me extrañaba, ni yo mismo sabía que hacer. Tenía miedo, curiosidad y... algo empezaba a brillar en el fondo de mi, algo que estaba poco a poco iluminando mi oscuridad, la cual llevaba mucho tiempo guiando mi vida.


    Antes de poder responder, mi móvil sonó, y pude darme cuenta de que tenía dos mensajes. Uno de Rubén y otro de Carol, mi pequeña hermana.


    “Chaval, que tengo un mal presentimiento...”



    “Guille, hoy Samuel s vendrá a casa. Spro q no t import ;)




    -Carol.



    Apreté mi móvil con fuerza, ya que ella se pensaba que entre yo y Samuel había algo y si bien él había tonteado una o dos veces conmigo... yo quizá, y solo quizá había respondido a este, pero nada había entre nosotros.


    Abrí el siguiente mensaje, el de Rubén.


    “Lánzate. Lánzate. ¡¡Lánzate!!. Samuel ya no tiene 'nada', y puede ser tuyo, que yo se que babeas por tenerlo en tu cam...





    Me negué a ver más allá de ahí, porque sabía por donde iba ese mensaje y yo ya tenía mis mejillas totalmente sonrojadas.


    ¿Qué les he hecho yo para que sean así conmigo?.



    “El Universo me odio, porque no encuentro otra explicación”



    -Ya hemos llegado- Y como venía siendo costumbre, de nuevo salté de mi asiento. ¿¡Ya habíamos llegado a mi casa?!.


    -Bueno... vamos- Susurré todavía inseguro. Bueno, como Carol lo había invitado, él se quedaría con ella jugando y yo podía irme tranquilo a mi habitación, ¿verdad?.











    ¿¡Verdad?!.




    “Tengo el presentimiento de que eso no va a ser así”
     
    Top
    .
  15. PinketDiana
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo 18: En mi casa [Parte II

    ]






    Guillermo.






    Mi hermana, literalmente, me saltó encima cuando entré en casa, gritando algo como: ¡¡Samuel vendrá!!. Rogué por tener fuerzas para aguantar lo que se venía a continuación, y es que si bien yo estaba malditamente asustado por todo el tema de que Alex seguía allí, en el fondo de mi corazón, transmitiendo todo el miedo que pasé a su lado, tener a Samuel en casa, aquel chico que me gustó años atrás, pues... me aterrorizaba mucho más, mayormente por mi fobia y temor a volver a sentir algo por alguien, en este caso por revivir esos sentimientos.


    -Carol- Gritó él con aquella voz agudizada a propósito.


    “Realmente parece un niño chico”
    - Y me ví a mi mismo, sonreir como un pequeño chaval cuando le regalan un nuevo juguete el día de Reyes.


    -¡Samuel!- Se soltó de mi y corrió hasta él, como si no lo fuese visto en años. ¿Cómo habían podido entablar tan buena relación en tan poco tiempo?. Quizá porque ambos parecían tener la misma edad, ya que mi hermana parecía realmente madura -en la mayoría de las situaciones- y Samuel... bueno, Samuel realmente era un niño encerrado en un cuerpo de adulto, o así parecía casi siempre.- ¿Cómo es que has llegado tan rápido?- Preguntó Carol a continuación, dejándo respirar por fin al mayor.


    -Es que fui a recoger a tu hermano a Emag- Yo agaché la cabeza avergonzado, preguntándome quién realmente era el niño aquí, porque yo ahora me sentía como un bebé, actuando de forma avergonzada y tímida en mi propia casa.


    Por curiosidad, me giré y miré la hora, eran las seis y media de la tarde, por un segundo me pregunté hasta que hora Samuel estaría aquí, y me recriminé el haber tardado tanto haciendo inventario.


    -Guille, mamá llamó hace un rato, dice que hasta mañana por la tarde posiblemente no vendrá, ya que tiene mucho trabajo.- Oh, genial.


    “Por lo menos, esta vez había avisado”
    - Aunque, ya debería estar acostumbrado ya que... bueno, desde niños había sido siempre así. Papá en cambio si que tenía unos horarios, estaba un dos semanas más o menos fuera de casa, y luego pasaba con nosotros un fin de semana completo, a veces intentaba escaparse algún que otro día entre semana, para saber cómo iban nuestros estudios, si necesitábamos algo o cosas así. Miré a Carol y suspiré recordando el episodio del otro día, realmente había sido muy mal hermano con ella, sabiendo que prácticamente estaba sola, que no había tenido figura materna ni materna a causa del trabajo... y yo entro en un estado depresivo por culpa de Alex.


    Me estremecí tan solo al pensar en su nombre, y un segundo después, me asaltó el recuerdo de la primera vez que entró en casa.




    Flasback.




    Estabas esperando en el escalón de tu casa, impaciente, a que él llegase. Miraste el reloj de nuevo y suspiraste. ¿Dónde se habría metido?. Aunque realmente, no estabas enfadado, ya que esto era bastante repetitivo. Él solía llegar casi siempre impuntual, y eso si llegaba... Pero estaba bien, porque era Alex, y siempre tenía una muy buena razón para ello...


    -Guille, ¿qué haces aquí, en la puerta?- Resonó una vocesilla detrás tuya.


    -Nada, Carol. Nada- Entre los nervios que tenías ya que era la primera vez que él entraría en tu casa, que tú mamá llegaba dentro de diez minutos, y que tú hermana te había preguntado lo mismo tres veces, querías tirarte por una ventana hasta quedarte pegado contra el pavimento.


    No respondió nada, solo escuchaste sus pasos alejarse, y tú corazón se encojió un poco al ver que le habías contestado demasiado duro.


    “No importa”- Te dijiste a ti mismo, al ver como por fin él aparecía subiendo la calle.


    -Alex- Gritaste sin poder contener tu voz, la cual poco a poco se acalló al ver que alguien lo acompañaba. Una chica. Una chica que iba agarrada de su brazo.- Alex...- Susurraste esta vez en una tonalidad más baja.


    -Hola- Te saludó con aquella sonrisa coqueta que siempre tenía en su rostro.


    -Hola- Te contestó la chica que venía con él.


    Las palabras no salían de ti, por lo que no pudiste contestar.


    -Bueno, yo ya me voy, Alex, que mi madre me ha de estar buscando- Y se acercó a él y empezó a susurrarle cosas al oído, mientras que tú tan solo mirabas y te sentías insignificante y pequeño. ¿Qué estaba pasando ahí?.


    Cuando ella se marchó, os quedásteis en silencio. Tú porque no sabías que decir, estabas demasiado... anonadado, para tan siquiera hablar, y él pues... ¿Por qué el no te había dicho nada?. En realidad no era tan sorprendente, Alex era así, pero estaba bien... Él era Alex.


    -Tengo hambre- Exigió. Tú sonreíste de forma tonta, ya que estabas impaciente -y malditamente asustado a la vez- porque era la primera vez que él entraba en tú casa. Más aún porque tú madre estaba allí y lo había invitado a una cena 'familiar'. Aún en ese momento, intentabas ignorar la parte de ti que gritaba sin cesar que eso era una muy mala idea, esa misma parte era la que gritaba que te debías alejar de Alex...


    “Tonterías”- Pensaste para después decirle, educadamente ya que no deseabas hacerlo enfadar, a Alex que entrase en casa.


    Este se metió las manos en los bolsillos y entró, sin dudar, con paso seguro.


    -¿Mamá?- Susurraste, y sentiste como el pelinegro te daba un codazo.


    -Como tú madre me moleste mucho, me voy...- Te estremeciste ante esto.


    -Tranquilo, si pasa lo más mínimo, nos irémos.


    Sin pensarlo, pasásteis al salón y Alex se sentó en el sillón, como si realmente fuese su casa, mientras tú, ibas y venías de la cocina poniendo la mesa. ¿Dónse se habían metido tu madre y tu hermana?.


    -¡Mamá, Carol!- Volviste a gritar, y la ola de pánico volvió al ver como ambas descendían por las escaleras. Por inercia miraste al salón, y lo viste a él allí, tumbado a sus anchas en el sillón.


    “Está bien, porque es Alex”- Te dijiste, pero sabías que no estaba bien, porque tú madre empezaría a decir cosas no muy buenas de él ante tal actitud, y él se cansaría pronto y se iría.


    -¿Alex, puedes venir?- Preguntaste educadamente, a la espera de un milagro.


    -Espero que sea importante...- Respondió simplemente, cuando ya se encontraba a tu lado.


    -N-Necesito... que te... te lleves esto para allá.- Hablaste con temor, y es que él últimamente tenía unos ataques repentinos de muy mal humor. Entonces, ¿cómo le tenías que decir que debía comportarse en la cena?.


    Y lo hizo. Para tu sorpresa, llevó los platos a la mesa, e incluso los puso en cada sitio correspondiente. Pero claramente, algo pasó.


    -¡Lo siento!- Gritó Carol, tapándose la boca en un acto reflejo al ver como al pasar por el lado de la mesa, había hecho resbalar un plato que estaba colocado al filo. Corriste hacía allí para ver si a tú hermana le había pasado algo, y después a Alex, quién al parecer si se había cortado en el píe.


    -¡¡Ten más cuidado!!- Gritó y rezaste porque tú hermana no entrara en eso. Pero entró. Claro que lo hizo.


    -¡El plato estaba demasiado al filo, era obvio que iba a pasar algo como eso!- Odiabas los gritos y en este momento odiabas a tu hermana. Y odiarla estaba mal porque ella era lo más importante, bueno, antes de Alex.


    -¡¡Cállate ya!!. Ha sido tu culpa...- Y no pudiste seguir hablando, porque tu madre entró al salón.


    -¿Qué pasa...?- Su voz se quedó en el aire al ver a Alex quién con la mirada quería matar a Carol.- Estaba hablando con tu padre y... ¿Se puede saber qué es lo que está pasando aquí?.


    Nadie dijo nada, mas segundos después, Alex empezó a replicar.


    -Me voy, no merece la pena.- Y tú, como buen novio que eres, fuiste detrás de él, sin importante tú familia.


    Estaba bien. Todo estaba bien, porque era Alex. Y Alex era el centro de tu mundo.




    Fin Flasback.





    Creo que no existía persona más tonta que yo, en ese momento. ¿Cómo había puesto a Alex en un punto tan alto de esa pirámide imaginaria, cuando si tan siquiera se podría posicionar en el más bajo de esta?. Estaba demasiado cegado, y por eso acabé destrozado, y aterrorizado. Por su culpa, ahora me da miedo sentir, vivir. Me da miedo volver a alcanzar la felicidad.


    -¿Guille?- Salté al escuchar como Samuel me tocaba el hombro, como queriendo llamar mi atención.


    -¿Si?- Susurré, aún medio perdido en mis pensamientos.


    -¿Va todo bien?- Ahí estaban de nuevo esas caricias, como las que me había dado en el centro comercial. Ahí estaba de nuevo esa sensación de seguridad y confort que había recorrido mi cuerpo de punta a punta con cada roce. Diste un paso atrás.


    -Si, tranquilo.- Y te giraste de nuevo, buscando a tu hermana con la mirada.- ¿Dónde está...?- No te dió tiempo a terminar la pregunta, cuando ella ya estaba bajando las escaleras a toda prisa con ¿libros y papeles?.


    -¡¡Mira, Samuel!!- Gritaba una y otra vez.


    -¿Qué es eso, Carol?- Quería decirle que no debía molestar a Samuel, que era nuestro invitado, pero aparte de que recordé que había sido ella la que lo había invitado, también recordé que Samuel era como un niño, así que la dejé hacer.


    -Samu me va a ayudar con una redacción.- Comentó simplemente y yo me vi a mi mismo sonriendo a carcajadas, segundos después fui seguido por los otros dos.



    (…)


    En realidad, la tarde se pasó súper rápida entre bromas y tonterías. Después de terminar de ayudar a Carol, nos pusimos todos juntos a jugar, a veces, mi hermana desaparecía diciendo que tenía que ir a no-se-que y nosotros acabábamos solos, yo sintiendo tensión en cada parte de mi cuerpo, mientras mi cabeza se debatía entre las-cosas-que-deseaba-hacer-y-que-no-podía y quedarme-quieto.


    -Adoro a tu hermana- Susurró, para soltar el mando, seguramente porque vió que yo ya había ganado prácticamente la partida, y tumbarse hacía atrás.


    -Lo sé, es increíble.- Sonreí, acompañándolo y tumbándome a su lado.


    -Tenéis una gran relación.- Comentó jocoso.


    -Si... bueno...- Dudé un segundo.- Eso es porque mis padres siempre están fuera de casa, y ambos debemos permanecer juntos. A veces pienso que soy lo único que prácticamente le queda...- Las imágenes de yo abandonándola a su suerte volvieron a mi, mientras un frío escalofrío recorría toda mi espalda.- Pero fui tonto, porque la abandoné sin tan siquiera ponerme a pensar en cómo ella debía sentirse..


    -Abandonaste todo...- Me pareció escuchar, pero no le di importancia, ya que Carol volvía a aparecer.


    -¡Me toca jugar!- Corrió hacía el mando, y se sentó las piernas de Samuel. Yo miré tal acción totalmente sorprendido. ¿Cómo podía tener esa confianza?, además, ¿a él no le importaba?. Ella me miró atentamente, y yo me temí lo peor al ver como sus labios se curvaban en una macabra sonrisa.- ¿Quieres cambiarme el sitio?.- Abrí los ojos, y sorprendentemente, la escena de yo sentado sobre las piernas de Samuel se me hizo tierna... y a la vez me daba maldito terror por la forma en la que se me había acelerado el corazón.- Si quieres...- Hizo el amago de levantarse, pero yo presa del pánico empecé a gritar.


    -¡¡No!!. Claro que no. ¿Cómo puedes pensar eso?.- Dios, que la tierra se abriese y me tragase en ese mismo instante.- ¡N-no!- Titubeé por última vez, antes de girarme en rotundo y mirar a la televisión.


    Escuché como la pequeña demonio a la que llamaba hermana empezaba a reirse sin parar, mientras segundos después, Samuel la seguía. ¡¿Le parecía divertido eso?!.


    “Que buena gente, es el chaval”-
    Pensé irónicamente.



    (…)


    El tiempo siguió así, entre tonterías nuestras, hasta que llegó la hora de cenar. Miré el reloj atentamente, y noté que se había hecho muy tarde, por lo que me levanté y antes de cruzar el salón grité:


    -Voy a preparar la cena.- Informé. Antes de dar un paso más, justo antes de escuchar la voz de Samuel retumbar en mi cabeza, me pregunté si él se quedaría aquí.


    -Bueno, entonces, esa es mi señal de salida.- Apartó amablemente a Carol de sus piernas, y se levantó.


    Algo en mi quería gritarle que no, que se quedase, que a mi no me importaba, pero... ¿no era mejor que se fuese y así todos estos sentimientos contradictorios junto con el miedo que me invadía me dejasen?.


    -No. Quédate. Por favor... ¿A qué se puede quedar a cenar, Guille?- Suplicó Carol, mirándome de la forma en la que lo hizo en la tienda, como cuando quería algo.


    -Claro... Dudé.- A mi no me importa.- Y el 90% de esa afirmación era verdadera. Me encantaba estar con Samuel, pero... tenía tanto miedo.


    -¿De verdad?- Giró sobre sí mismo, hasta que sus ojos chocaron con los míos, buscándo un ápice de duda o incomodidad en estos.


    -De verdad.- Volví a decir, cada vez más seguro.


    -Entonces, te ayudaré a preparar la cena- Caminó detrás mía, y juraría que ahora mismo estaba sonriendo de aquella manera que hacía que mi corazón se acelerase de una forma que no era ni medio normal.



    “Chaval, que yo no debería estar pensando en estas cosas. Yo ya estoy demasiado dañado para esto...”
     
    Top
    .
50 replies since 10/9/2014, 12:22   592 views
  Share  
.