El Iberium (T.K-Davis / Tai-Matt) FINALIZADO

T.K y sus amigos van a un viaje escolar que jamas olvidaran. Aveces a los sentimientos les cuesta salir por si solos y necesitan un "empujoncito" para darles energia. Este viaje será eso, y

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  1. exerodri
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    Yaoizando
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    Buenas noches!!!! (dia, tarde, eclipse, etc) lamentablemente rompí la racha de actualizar todos los domingos, pero no fue intencionalmente. Uno no paga por 3 meses y los de la compañía de Internet piensan que te pueden cortar el internet así como si nada. ¡cuanta maldad hay en el mundo! jaja Perdón por la demora. Aunque debo admitir que posiblemente vuelva a incumplir con alguna entrega semanal en el futuro, ya que es el final del año escolar y es el momento donde las papas queman. Pero por ahora estamos bien jajaja. Sinceramente este capitulo se me vino a la mente de la nada, no estaba en los planes originales. Bueno no los distraigo más.... sexta entrega, espero que les guste.

    *Sasarai-san: Wow muchas gracias. Nunca pensé que podría causar eso mi historia. Admito que alguna vez me pasó lo mismo con desesperarme para leer las contis de algunos fics, asi que se como se siente jajaja. Muchas gracias por comentar y perdon por el retraso.

    *Gãib: jajaja vos le hubieras pegado a Izzy jaja yo soy mas buenito XD. Me alegra que te haya gustado!!! Un abrazo!

    *Taiyama: Muchas gracias por el comentario!! Justo cuando me pides que continue con la racha la corto XD. Perdon!!! jajaja pero ya explique que fueron problemas tecnicos ¬¬ jaja cuidate mucho, hasta la proxima


    Capitulo 6: ¡Cabalguemos!



    Punto de vista de Tai

    "¡Nuestra habitación es la mejor!" pensé con orgullo.

    No podía creer la suerte que tuvimos, aunque solo hubiera una cama matrimonial. Pero a mí me daba igual, no sería la primera vez que Matt y yo compartiríamos la cama, ya lo habíamos hecho antes, incluso en una cama más pequeña. Ya me había acostumbrado a sus movimientos nocturnos, como él a mis ronquidos. Aunque sabía que eso no era verdad, ya que yo no roncaba, solo respiraba fuerte.

    Eso sí, el rubio de seguro tendría que esperar afuera si yo traía una chica allí. Tenía la intención de pasarla muy bien durante viaje. El señor Z mencionó algo de unos bailes o fiestas mientras veníamos en su camioneta, esas serían las oportunidades perfectas para seducir a las chicas de las otras escuelas. Había escuchado lo que Ray le dijo a Matt: no habría problema de traer acompañantes al cuarto.

    Mm ese Ray, parecía muy simpático y todo pero… había algo que no me permitía confiar en él. No sabía porque, pero simplemente no me cerraba. Al parecer, a todos los demás les había caído bien, hasta a Matt, que siempre fue terriblemente cerrado con personas desconocidas. No lo entendía. ¿No se daban cuenta que su buena onda formaba parte de su oficio de coordinador de viajes? No sabíamos cómo era realmente. La forma como toqueteó a Matt en la fila del almuerzo fue tan…

    ¡CLIC! ¡CLIC!

    Un flash me dejó ciego por unos segundos…

    -¡Mimí! – grité todavía con mis ojos alborotados por la brillante luz. El flash de esa cámara de fotos era demasiado potente.

    -Perdona Tai, es que parecías que estabas pensando profundamente y quise capturar tan único momento- dijo mi amiga revisando la foto en su pantalla digital, sin siquiera preocuparse si podía recuperar la vista- dime a que se debe esta cara ¿pensabas en alguien?

    -No, en nadie ¿en quién voy a pensar?- pregunté haciéndome el desentendido. ¿Tanto se notaba que estaba sumergido en mis pensamientos?

    -ah no sé, en Kari por ejemplo, en mí, en Matt….

    -¡¿POR QUE PENSARÍA EN MATT?! ¡Deja de decir tonterías!- Me alteré bastante ¿Qué estaba insinuando?

    - Oye tranquilo ¿Sí? No es para que me estés gritando, no dije nada como para molestarte- tenía razón, no había dicho nada malo- estas bastante impulsivo ¿no? Más de lo de costumbre ¿te pasa algo?

    - No me pasa nada ¿Qué te la das de detective ahora o qué?- me estaba poniendo nervioso.

    “No estoy pensando en nadie, no me pasa nada con nadie” me repetí mentalmente una y otra vez, mientras mi amiga me miraba raro. Ella sabía que no estaba actuando normal, me conocía demasiado.

    - Mejor lo dejemos aquí nomas, antes que me enoje- uff gracias al cielo- vámonos, Ray dijo que nos tenemos que juntar en la parte de atrás del edificio para que exploremos todos juntos el complejo.

    -Ok, ya voy- le dije un poco más calmado, cerrando con llave mi habitación. Matt y los demás ya debían estar allí.

    Bajé con Mimí hacia la planta baja, para luego salir al encuentro con los demás en el mismo lugar donde antes estaba el escenario de cuando nos dieron la bienvenida. Lo habían desarmado muy rápido.

    A pesar de que el sol brillaba resplandeciente en el cielo, no hacía calor. Allí no se lo sentía al sol tan fuerte como en la ciudad, al parecer. Solo estábamos lo de nuestra escuela allí, no veía a nadie desconocido. De repente vimos como el señor Z salió junto a nuestro director del interior del hotel. Desde que habíamos llegado, no se habían separaron ni un segundo. El director no le llegaba ni al ombligo al dueño del hotel. Me hacía recordar a Arnold Shuaccheneguer (o como sea) con Danny de Vito en la película del embarazo.

    -Guten Tag - nos dijo el grandulón haciendo una seña, saludándonos a todos ¿Qué significaba eso? Me pregunté si nos estaría insultando en su idioma natal- lo que haremos ahora, es pasear por todo el complejo así se familiaricen con él.

    -¿Eso significa que tendremos que caminar por todo este valle?- preguntó Mimí. Siempre ella tan predispuesta al ejercicio físico.

    -Estaba esperando que alguien pregunte eso JAJAJA- ah esa risa, aquel tipo pareciera tener un parlante en la mandíbula cuando se reía- ¡Tráiganlos, muchachos!

    En ese momento, desde los bosques que rodeaban el edificio, aparecieron Ray y algunos coordinadores más, montados a caballos, trayendo consigo decenas de esas bestias.

    ¡Caballos! ¿Por qué tenían que ser caballos?

    Punto de vista de Matt

    Que sorpresa nos llevamos al ver como se acercaban los coordinadores con los caballos, no nos lo esperábamos para nada. Se veía que eran animales bien cuidados, no había ninguno que estuviese flaco o descuidado. Eran perfectos y
    saludables ejemplares. A todos nos gustó la idea de cabalgar en vez de caminar…a todos menos Tai.

    Resulta que un día, cuando Tai y yo rondábamos los 12 años, Mimí nos invitó a la estancia que pertenecía a su abuelo, para festejar su cumpleaños. La estábamos pasando muy bien con todos nuestros amigos, el día ayudaba ya que el clima era perfecto. El abuelo de Mimí tenía unos cuantos caballos y nos permitió montarlos, siempre y cuando lo hiciéramos con cuidado. Aunque los caballos eran bastante dóciles, los adultos no querían que intentáramos hacer nada peligroso con los equinos. No teníamos intenciones de hacer algo tan estúpido….o eso creía.

    En un establo apartado de donde estábamos, un hermoso caballo negro había llamado la atención de mi castaño amigo. Tai le preguntó al dueño el porqué no lo sacaba a ese también, y el abuelo de Mimí le respondió que no lo había hecho porque ese caballo todavía era muy salvaje y no dejaba que cualquiera lo montase. Nos pidió que no nos acercáramos a él.

    No sé qué pasó por la cabeza de Tai en ese momento. Cuando menos nos dimos cuenta, nuestro amigo ya estaba subido sobre el bello animal, aprovechando que tanto el padre como el abuelo de Mimí estaban distraídos. Este empezó a moverse furiosamente, abriendo la puerta del corral donde estaba, al sentir que alguien se había subido a su espalda. Todos los miramos con temor, ya que los movimientos que hacia el caballo eran bastantes bruscos y peligrosos.

    Al principio, Tai parecía disfrutarlo, pero luego de un rato, por su cara, se notaba que la situación se le estaba yendo de las manos. El animal cada vez se alborotaba más y más. Llegó un momento en el que el rostro de Tai ya no revelaba una sonrisa, como quien hace una travesura, sino un profundo e intenso terror. Este se aferraba fuerte para no caerse, pero cada vez se le hacía más difícil. T.K corrió a avisarle a los adultos, quienes todavía no se habían dado cuenta de lo que sucedía. En un momento, el caballo logró derribar a Tai al suelo. El animal, en vez de volver a tranquilizarse como todos esperábamos que hiciera, parecía tener intenciones de acabar con nuestro amigo, que seguía en el suelo, bastante adolorido. A pesar de que intentamos ayudar acercándonos, gritando y tirándole cosas al equino, este no retrocedió.

    Vimos como el caballo se paró en sus dos patas traseras, relinchando, como si fuera a aplastar a Tai, quien estaba en el suelo a merced del animal. Si no fuera que en ese preciso momento irrumpieron el padre y el abuelo de nuestra amiga, portando palos y látigos, el caballo hubiera aplastado a Tai sin problemas. El animal, al ver que sus dueños se acercaban, retrocedió y volvió corriendo al establo, dejando a mi amigo tirado en el suelo, abrazando sus rodillas por el miedo. Le ayudamos a levantarse. Tai gimoteaba y luchaba por no llorar en frente de nosotros, típico de él. Se notó que se había asustado mucho: pasó el resto de la tarde sentado a un costado de la hacienda, lejos de todo lo que tenía que ver con los caballos.

    Se podía decir que a Tai le habían quedado secuelas de aquel episodio. Si bien intentamos ayudarlo hablando del tema, en el trascurso desde ese día a la actualidad, nunca logramos que perdiera ese temor a los caballos. Desde ese día empezó a evitarlos a toda costa Si veíamos un carruaje por la ciudad, lo esquivaba yendo por otra calle, por ejemplo. Hasta no le gustaba verlos en la televisión o en las películas. Incluso, me animaba a decir que los caballos del carrusel de la feria les provocaban rechazo. Habíamos encontramos algo al que Taichi Yagami le tuviese miedo. Se podía decir que desde ese día sufría una especie de “caballo-fobia”, aunque él no lo admitiese. Ese era el único punto débil del castaño, o por lo menos el que yo sepa.

    Me pregunté cómo haría para soportar aquella situación.

    -Vamos chicos, suban al que más les guste- nos dijo Ray montado en un caballo marrón, mientras hacía que los equinos se posicionen en fila para que nos podamos subir. Se notaba que eran muy obedientes y tranquilos.- algunos tendrán que ir de a dos ya que no hay suficientes animales para a todos.

    Así nos fuimos subiendo uno por uno a un caballo. Davis, y Ken se montaron en uno gris con puntos negros. Mientras tanto, Mimí se subió a uno blanco con la cresta amarilla, era un lindo animal. Izzy, como no tiene mucha afinidad con estos animales, se subió junto con Ray en el suyo. A mi hermano le toco uno completamente blanco, muy cool. Ken se le rió, diciéndole cosas sobre “caballero” o “su majestad”. Mi hermano lo miró con odio, como si le molestase esos comentarios…debían ser cosas de mocosos inmaduros.

    Yo me monté en uno completamente amarillo. Me gustó porque se lo veía fuerte y sano. Nunca había visto un caballo así, parecía sacado de una película. Hasta el director “intentaba” subirse a uno, ayudado por Kevin.

    -¡Vamos tonto! ¡Con fuerza! ¿Qué no sabes hacer nada bien?- le gritaba el director al pobre joven, mientras este empujaba su gordo trasero para que pudiera subir al caballo.

    Todos nos reímos de aquella escena. Todos menos Tai, quien todavía no se había subido a ningún caballo. Se lo veía bastante nervioso, rodeado de los animales con sus jinetes. Al parecer todos lo demás chicos ya estaban listos. Algunos estaban montados de a dos como había pedido Ray.

    -¿Qué sucede joven? ¿Te quedaste sin un caballo? Puedes subirte a uno con alguno de tus amigos- le dijo el señor Z a Tai. Era el único que faltaba montar.

    -Señor ¿Podría acompañarlos caminando en vez de subirme a una de esas cosas?- le preguntó el castaño en voz baja.

    -¿Qué pasa? ¿Les tienes miedo?- le preguntó Z con un tono paternal, poniendo su mano en su hombro.

    -¡Claro que no tengo miedo! Solo es que eh… mm….- claro que Tai no tenía miedo, podía tenerles terror, pavor, pánico, pero no miedo. Eso nunca. Era demasiado orgulloso para demostrar que le temía a algo.

    -¿Te sientes mal? ¿Es eso? Te puedo acompañar a la enfermería si es así, no es necesario que nos acompañes- dijo el rubio, agachándose un poco para estar a la altura de Tai y verle a los ojos.

    Mientras el dueño del lugar y mi amigo hablaban, Ray se había bajado de su caballo para asegurar mejor las riendas de algunos chicos. Al aparecer, era un experto en el manejo de estos animales.

    -Te elegiste el mejor caballo Matt, es uno de mis favoritos- dijo el hijo del dueño mientras lo acariciaba- combina con tu cabello- comentó sonriéndome.

    Otra vez sentí esa extraña sensación al ver esa sonrisa ¿Era común que un chico le diga tantos cumplidos a otro si recién lo conoce?

    -¡No!- gritó Tai, me sacándome de mis pensamientos- Em, digo… no gracias, si iré…si iré con ustedes- no parecía muy convencido.

    -¡Perfecto!- sonrió el hombre- entonces sube hijo- dijo mientras empujaba al castaño contra su voluntad hacia donde estaba yo con mi caballo.

    -¡no! Espere…es…es que yo eh….- balbuceó Tai mientras era empujado por el hombresote.

    -¡No te preocupes! Mis caballos son más dóciles que un Hund en una Ausstellung- le dijo sonriente el señor Z.

    Estaba seguro que eso no lo tranquilizó mucho, “Tai apenas entiende el español” pensé para mí mismo.

    El hombre robusto agarró a mi amigo de la camiseta y con un solo brazo lo levantó y lo subió conmigo al caballo. Cuando lo soltó, inmediatamente sentí como Tai me abrazaba por detrás con todas sus fuerzas, apoyando su cabeza en mi espalda. Pude sentir como temblaba ¿Por qué hacía eso si no le gustaba?

    -Oye T.K- una chica rubia, muy linda, le habló a mi hermano- yo no sé montar a caballo ¿puedo ir contigo?

    -Claro Mara, sube- le dijo T.K mientras le extendía la mano para ayudarla a subir.

    Vi como Davis y Ken miraban con cierta rabia lo que acababa de pasar. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso esos dos sentían algo por la rubia?

    -Bien, solo falta mi caballo- dijo el señor Z una vez que se desocupó de Tai.

    Z hizo un silbido bastante fuerte, pero a la vez dulce y melodioso. Vimos como de en medio de arboles que nos rodeaban, apareció un caballo negro oscuro. Era gigantesco. Tenía una apariencia amenazadora, como si no fuese un caballo común y corriente. Su mirada era diferente, hostil. En su cabeza tenía una especie de casco antiguo. Aquello era algo que Tai no necesitaba ver, ya que se parecía un poco al caballo que había tratado de aplastarlo hace 4 años. Afortunadamente el castaño no lo había visto, ya que tenía su cara contra mi espalda.

    El señor Z se subió al imponente corcel.

    -No se salgan de los caminos y no se perderán. Haremos un rodeo al hotel, pasearemos por los diferentes sectores de la propiedad. Bueno chicos, síganme - dijo mientras se adelantaba y se posicionaba al frente de la multitud- ¡Arre
    Estrellita, arre!- gritó mientras el caballo empezaba a trotar lentamente.

    ¿Cómo un caballo que parecía salido del infierno se podía llamar “Estrellita”?

    Aquello me sorprendió, como también lo hizo el ver como trotaba. El caballo negro avanzaba manera muy graciosa y coqueta. Al final, solo tenía apariencia de malo.

    Cuando empezamos a movernos. Tai me apretó mas fuerte todavía, casi me dejaba sin poder respirar en algunos momentos. Esperaba que con el paso del tiempo se relajase un poco.

    -Quizás que esta experiencia le hace bien y deja de tenerle “rechazo” a los caballos- pensé

    Así fuimos paseando por el bello paisaje. Primero le dimos la vuelta al hotel para terminar de conocerlo, por lo menos desde afuera. Había un sendero marcado por las huellas de las herraduras de los caballos alrededor de la
    estructura. Se notaba que solían hacer aquella cabalgata muy seguido, eso explicaba la pasividad de los caballos.

    Luego no adentramos en el bosque que se encontraba atrás del hotel, donde también había senderos bien marcados. Llegó un momento en el que el camino principal se dividía en 3.

    El señor Z siguió por el sendero que doblaba a la derecha y todos los caballos lo siguieron automáticamente. No hacía falta estar guiándolos, así que uno se podía relajar y disfrutar el paseo. Aquel camino conducía a una playa frente al lago, el cual también era propiedad del “El Iberium” como iba explicando el guía rubio. Luego de echar un vistazo al lago y de cabalgar un poco por sus orillas, volvimos a la intersección en medio del bosque para tomar otro de los 3 caminos. El segundo camino por el que seguimos dirigía a una cabaña en medio del bosque. El señor Z dijo que aquel era el centro de relajación. Había saunas, masajistas y ese tipo de cosas.

    Mientras paseábamos de aquí para allá, Tai a veces se animaba a soltarme para disfrutar un poco más calmado del viaje. Eso sí, aunque no me abrazaba, siempre iba con una o la otra mano agarrada de mi cintura o de mi playera, como si el estar agarrado de mi le protegiera de algo.

    De cierta forma, me agradaba sentir que le brindaba seguridad a mi amigo. No era común ver a Tai tan asustado y vulnerable, toda la vida había sido el más valiente de nosotros. Me daban ganas de cuidarlo y de decirle que todo estaría bien. Que yo estaba con él. No me importaba si se veía medio raro que dos chicos vayan abrazados sobre un caballo, no quería dejar solo a mi amigo. Me necesitaba más que nunca.

    El tercer camino que tomamos nos dirigió a un espacio abierto en medio del bosque, donde había varias canchas de futbol, de diferentes tamaños con tribunas incluidas. También se podía ver canchas de vóley, de basquetbol y un
    especie de gimnasio al aire abierto. Cerca de estas cosas había una edificación que eran los baños y vestuarios.

    Aquellos lugares en medio del bosque no se encontraban muy distantes de la estructura principal del hotel. A lo máximo 300 metros de distancia, así que tranquilamente podíamos venir caminando cuando quisiéramos, ya sea al lago, el centro de spa o al complejo deportivo al aire libre.

    Mientras seguíamos cabalgando, pude ver como Davis y Ken iban bastantes atentos a lo que mi hermano y esa chica rubia estaban conversando. Al parecer había algo serio allí. Mimí sacaba fotos de todo: a los arboles, el cielo, a ella misma, el lago, las montañas, a ella misma, los pájaros, a nosotros, a ella misma, a ella misma de nuevo.

    Luego de conocer los alrededores más próximos del hotel, entramos a otro bosque, el cual ya no era propiedad de nuestro anfitrión. Aquel lugar tenía un aspecto como decirlo…diferente al bosque donde nos encontrábamos anteriormente. Era más oscuro, la luz del sol no pasaba tan fácilmente por este lugar. Los arboles eran más altos y mas tupidos que en el bosque anterior. Todos íbamos en fila por el camino que estaba levemente marcado, parecía que no mucha gente paseaba por allí.

    Mi caballo lentamente se fue ubicando al último de la fila, ya que a Tai no le gustaba que trotase demasiado rápido. Aunque el castaño estaba un poco más relajado, el mínimo ruido o movimiento que hacia nuestro animal bastaba para que me volviese a abrazar, preso del pánico. Cada vez que lo hacía sentía como…no sabía explicarlo… se sentía extraño. Era una sensación que nunca había tenido. Sinceramente me estaba gustando aquella cabalgata sorpresa.

    El señor Z iba gritando datos sobre aquel lugar: que tipos de arboles y animales vivían allí, la antigüedad de los bosques y montañas y ese tipo de cosas. Me costaba prestarle atención. Mis pensamientos estaban enfocados en la sensación de tener a mi amigo aferrado a mí.

    -Tai ¿Te encuentras bien?- preguntaba de vez en cuando, intentando distraer a mi amigo, que iba muy callado- ¿Viste las canchas? De seguro te encantaron.

    -¿ah? Ah sí, si- dijo dubitativo, separándose un poco de mi como para disimular el miedo (eso sí, siempre con una mano en mi cintura o agarrándome de la camiseta) - ¿Falta mucho para que terminemos con esto? No sé que le ven de divertido subirse a estos bichos.

    -es mejor que caminar.

    -me parece un acto de crueldad hacia los anim….- repentinamente nuestro caballo estornudó, haciendo que el moreno vuelva a abrazarme y temblar sin control.

    Me daba pena pero a la vez gracia ver como se comportaba el que siempre había sido el más valiente de nosotros. Por primera vez necesitaba que yo le cuidase.

    Mientras seguíamos nuestro paseo por el sendero, que ahora bordeaba un angosto rio, vimos dos molinos de agua que trabajaban muy ruidosamente. Nuestro guía nos explicó la historia de aquellos molinos y bla bla bla. Los que íbamos al último de la fila no lo podíamos escuchar bien. A pesar que su voz era muy potente, el ruido de los molinos lo tapaban.

    Se me ocurrió hacerle un chiste a mi nervioso amigo, como para hacer conversación y distraerlo de pensar que estaba subido a su peor pesadilla.

    -oye Tai, si en algún momento quieres que el caballo se detenga, tienes que pegarle una palmada muy fuerte en el trasero. Eso los relaja mucho.

    No podía verle la cara, pero pensé que de seguro me estaba viendo con odio por tratarlo de tonto.

    -a ver…- el moreno levantó la mano que tenia libre.

    -¡NO! ¡NO LO HAG…- muy tarde.

    ¡PLAP!

    Nuestro caballo, el cual se había comportado como el más tranquilo del mundo hasta ese momento, enloqueció totalmente. Relinchó y empezó a correr hacia un costado del camino, metiéndonos en el espeso bosque. Yo intenté controlarlo pero fue inútil, el equino no hacía caso a ninguna orden que le daba con las riendas, tampoco hacía caso a mis gritos de “alto”. Tai me abrazaba más fuerte que nunca y gritaba mientras el caballo nos adentraba más y más en el bosque. Seguramente mi cara también era de susto, estábamos a merced del animal. Solo nos tocaba esperar hasta que pare por su cuenta, si es que en algún momento decidía parar.

    Luego de unos cuantos minutos más de ir a toda velocidad en medio de la vegetación, por fin se detuvo lentamente y pareció haber vuelto a ser el dócil y amigable equino al que nos habíamos subido. Respiré aliviado.

    -¿Tai? ¿Estás bien?- pregunté algo asustado.

    El oji-café estaba inmóvil, pegado a mí como nunca lo había hecho.

    -¿Ya estamos muertos?

    -Muertos no, pero si perdidos- le contesté mientras veía a nuestro alrededor- no tengo ni idea donde estamos- me di vuelta para verle a la cara- ¡Eres un tonto! ¿¡Cómo vas a hacerle eso al caballo!?¿Que no sabes que eso es lo que menos le gustan?

    -¡Es tu culpa! ¿¡Para qué me dices que lo haga?! ¿¡Como iba a saber yo eso?!- me contestó separándose de mí, mirándome enojado.

    -¡Todo el mundo lo sabe!

    Nos miramos con rabia, pero luego nos dimos cuenta que era inútil pelear en ese momento. Estábamos en un problema y las discusiones no solucionarían nada.

    -A ver ¿por donde debemos ir?- dije más calmado mientras hacía caminar lentamente al caballo por el medio de los arboles.

    No sabíamos ni siquiera a que dirección ir. A pesar del gigantesco tamaño del hotel, los altísimos arboles no permitían ver nada mas allá de 100 metros. Ni siquiera las montañas nos servían de punto de referencia. Lentamente fuimos vagando por la vegetación sin rumbo fijo, esperando encontrarnos con el camino o algo que nos sirviera de referencia para ubicarnos.

    -Matt, me parece que a esa piedra ya la vimos...dos veces- me dijo Tai desperezándose, todavía con una mano en mi cintura.

    -posiblemente, sinceramente no se qué hacer, más que seguir adelante- dije un poco resignado, esa era la verdad.

    -¡Animal estúpido! ¡Todo es tu culpa!- le gritó el castaño al caballo.

    Aquello me hizo sonreír, por lo menos el moreno estaba recuperando su buen humor. En ese momento se me ocurrió una idea.

    -¡Ya se!- dije entusiasmado- cuando se les deja de dar órdenes, la mayoría de los caballos suelen volverse solos al lugar donde pastan y duermen. Eso nos llevaría a la civilización otra vez

    -¡Genial! Suéltale las riendas para ver que hace- me pidió mi amigo sacudiéndome de los hombros.

    Solté las riendas, dejando al caballo hacer lo que quisiera. Pero no sirvió de nada. El caballo giró su cuello para vernos por unos segundos, luego se puso a pastar allí mismo. Nosotros le quedamos mirando fijamente, con una sonrisa estúpida en nuestras caras.

    -¿Alguna otra idea, encantador de caballos?- preguntó Tai

    -Por lo menos doy ideas- lo miré de reojo con cierto odio- bueno, me bajaré un momento para ver si desde el piso puedo encontrar o ver algo que nos sirva.

    Estaba dispuesto a bajarme del caballo, pero Tai me agarró fuerte de la ropa.

    -¡¿Qué?! ¡No me dejes solo sobre esta cosa!

    -Solo será unos minutos- le dije riéndome un poco, no lo pude evitar- no pasará nada.

    -¡No, por favor!- se aferró fuertemente a mi - no me dejes- dijo suavemente mientras veía hacia un costado. Pude notar la vergüenza en su cara.

    No pude decirle que no. Nunca lo había visto así. Me movilizaba muchas cosas en mi interior, cosas que no podía explicar. No podía negarme a su petición, aunque fuera necesario.

    -Está bien- le dije sonriendo como para inspirarle ánimos- sigamos y veamos que encontramos.

    Luego de unos minutos de trotar suavemente por el bosque, nos topamos con un arroyo. Siguiéndolo, llegamos a un espacio abierto entre los altos y tupidos arboles. Era mejor que nada, si no lo veíamos al hotel desde aquí, no lo veríamos de ningún lado. Intenté divisar algo que nos ayudase a ubicarnos. Cuando ya perdía las esperanzas, logré ver lo que parecía ser humo a lo lejos.

    -¡Mira Tai! ¡Es humo! Seguramente sale de las chimeneas del hotel- grité entusiasmado- ¡Mira! ¡Por allí!- le dije a mi amigo señalando la dirección y dándome vuelta para verle a la cara- ¡estamos salvad…

    Me quedé paralizado. Cuando giré la cabeza hacia mi izquierda, me choqué con el rostro de mi amigo que también estaba viendo bastante concentrado la columna de humo que yo mencionaba. Sentí como nuestros labios se tocaban. Ambos nos quedamos en shock, pude sentir su respiración sobre mí. Muerto de la vergüenza, me volví rápidamente hacia el frente.

    ¿¡Qué hice!? ¿¡Qué digo ahora para salir de esta situación tan embarazosa!?

    Estuvimos un tiempo en un incomodo silencio. No me animaba a voltéame para verlo nuevamente. Mi rostro ardía sin parar, y no era para menos. Casi nos habíamos besado ¿Qué estaría pensando él de mi? Quizás creía que lo había hecho a propósito. ¡Pero fue un accidente! De repente sentí mucho calor, estaba ardiendo por dentro.

    -bu-bue-bueno, vamos para allá entonces- rompió el silencio mi amigo, lo noté muy nervioso.

    -sí, sí, tienes razón- dije apenado, todavía con vergüenza- oye, ya sé que no te gusta pero…tendremos que galopar rápido esta vez.

    -oye no, espe…- no le di tiempo de terminar la frase, ya que le di al caballo unos golpes con mis talones.

    El caballo salió disparado hacia la dirección que le indicaba. Tai nuevamente me abrazó como si su vida dependiera de ello, pero esta vez no gritó. Mientras nos volvíamos a adentrar al espeso bosque, perdí el rastro de la columna de humos debido a los altos arboles pero estaba seguro que iba en la dirección correcta. No iba a dejar que aquella oportunidad de salir de allí se nos escapara. Seguimos cabalgando en línea recta entre los árboles, con la esperanza de volver a ver al hotel a lo lejos. En un momento, llegamos con lo que parecía ser el camino del cual nunca nos tuvimos que haber salido.

    -¿Este es el camino que recorrimos con el grupo?- Preguntó el moreno recuperándose del miedo que le daba aquellas galopadas a toda velocidad.

    -sí, creo que si- le contesté viendo hacia ambos lados- no estoy seguro a que dirección ir ¿Qué dices tú? ¿Izquierda o derecha?

    -mmm ¡derecha!

    -¡Muy bien!- en ese momento le indiqué al caballo que girase a la izquierda y empezamos a galopar nuevamente.

    Volvimos a pasar a lado los molinos de agua, pero esta vez a toda velocidad. No sé como hicimos, pero habíamos vuelto al camino correcto. Yendo a aquella velocidad, estaba seguro que no tardaríamos mucho en encontrar a nuestros compañeros de vuelta, siempre y cuando siguiesen en aquel sendero. Afortunadamente así fue. Era como si no se hubiesen movido casi nada durante nuestra ausencia. Todo seguía como si nadie se hubiera dado cuenta que habíamos desaparecido del final de la fila. No nos habíamos ausentamos más de unos 10 o 15 minutos, aunque nosotros lo habíamos vivido como si fuese más tiempo. Bajando la velocidad, nos volvimos a ubicar al final de la caravana, sin llamar la atención.

    -¡Pero qué malos amigos!- gritó Tai al darse cuenta que nuestra pequeña aventura había pasado inadvertida- nos pudimos haber muerto y ellos no se hubiesen dado cuent…

    Le tapé la boca antes que alguien lo escuchase.

    -Es mejor que lo mantengamos en secreto- le susurré al oído- ¿para qué preocuparlos? Si ya estamos aquí de todos modos.

    -Pss… creo que tienes razón- en ese momento, el caballo estornudó nuevamente, haciendo que el castaño se volviera a asustar y a abrazarme.

    El resto de la excursión transcurrió sin ningún sobresalto. Paseamos por un tiempo más por aquel bosque, para luego volver al hotel. A medida que los chicos iban llegando a la entrada, se iban bajando de los caballos para luego ingresar al edificio. Como fuimos los últimos en llegar, cuando lo hicimos, ya toda la escuela estaba adentro. Solo nos habían esperado nuestro grupo de amigos y el señor Z.

    -Chicos ¿disfrutaron del paseo?- Nos preguntó el hombre alto mientras acariciaba a nuestro caballo en la cabeza.

    -Sí, estuvo bueno- le contesté por Tai y por mí. Era mejor que no se enterase que nos habíamos perdido.

    Cuando me intenté bajar del caballo, me di cuenta que no podía. Cierto castaño me seguía agarrando fuertemente, como si no se quisiera mover.

    -Tai, debemos bajarnos- le dije entre risas, intentando disimula la vergüenza por estar al frente del gigantesco dueño del lugar.

    -No me moveré de aquí- dijo con voz temblorosa.

    A pesar de lo que más había querido en toda la tarde fue bajarse del caballo, parecía que hacerlo también le daba mucho miedo.

    -jajaja parece que le gustó mucho la cabalgata- rió el señor Z- me alegro que haya sido así, pero tengo que llevar los caballos a sus establos, hijo. Si lo deseas pueden montarlos otro día cuando ustedes quieran- en ese momento, el fortachón intentó levantar a Tai, tal como había hecho para subirlo, pero este se aferró a mí, muerto de miedo. Sus ojos estaban cerrados y temblaba.

    El hombre se sorprendió y me miró incrédulo, buscando una explicación. Yo solo le sonreí, levantando mis hombros. A pesar de haberse visto sorprendido al principio, volvió a sonreir. Nos agarró a los dos de nuestras camisetas y nos levantó en el aire, con Tai aun abrazado a mí. ¡Aquel sujeto era muy fuerte! Una vez que nos dejó en el suelo, se subió a su caballo negro y guió a los demás equinos hacia el bosque nuevamente, desapareciendo entre los árboles.

    A pesar de ya estar tocando el suelo con nuestros pies, mi amigo no me soltaba.

    -eeeh Tai…ya puedes soltarme, los caballos ya se fueron- le dije un poco avergonzado.

    Menos mal que solo estaban nuestros amigos mirando, que entendían el porqué del comportamiento del moreno. Aun así, aquello me avergonzaba bastante.

    -¿ah? ¡Ah sí!…- reaccionó el castaño, soltándome- perdóname, es solo que eeh…

    -No tienes que disculparte conmigo- lo interrumpí, poniendo mi mano en su hombro. Su cara estaba roja- no es necesario, en serio ¿para qué están los amigos si no es para apoyarte cuando más lo necesitas?

    -Muchas gracias Matt- me dijo sonriendo y mirándome a los ojos.

    Así se veía mucho mejor…con una sonrisa en su rostro. Me alegraba ver que había vuelto a ser el de siempre, su sonrisa me trasmitía eso. Era como si en su cara no pudiera encajar otra expresión que no fuese la de alguien confiado, seguro…feliz. ¡Ese es el Tai que yo conozco!

    Mientras lo miro sonreírme, le sacudo el cabello con suavidad: tenía algunas hojas y ramitas en sus mechones castaños, producto de nuestra incursión en el bosque. Nos miramos mutuamente a la vez que nos sonreímos. Deslizo mi
    mano de su pelo hacia su mejilla izquierda. Con la parte externa de mis dedos, acaricio pausadamente su piel morena, sintiendo su suavidad. Nuestras miradas siguen entrecruzadas, como si no quisieran separarse nunca. Él parece disfrutar del contacto de mi mano, pues me sigue sonriendo de esa forma tan dulce. No puedo dejar de mirarlo. Los rayos del sol, que se va escondiendo detrás de las montañas, le dan justo en el rostro, haciendo que este se ilumine de manera perfecta.

    Abrí los ojos sorprendido. Él hizo lo mismo. Era como si hubiésemos estado en una especie de trance. Disimuladamente y sin mover mi cabeza, miré de reojo a nuestros amigos nos estaban viendo a algunos metros.

    -De nada…¡TONTO!- le contesté mientras transformaba esa caricia en un golpe seco con la palma de mano.

    Fue de tal manera que el ruido de mi mano contra su mejilla se escuchó hasta donde estaban los demás.

    -¡ahhh! Ya verás- en ese momento nos pusimos a pelear a modo de juego, como hacíamos siempre.

    Los demás, al ver que habíamos “regresado” a la normalidad, se dieron media vuelta y empezaron a marchar hacia el hotel.

    “Uff, salimos de esta” pensé mientras con Tai seguíamos al grupo desde lejos, tirándonos de vez en cuando golpes en nuestros brazos.

    ¿Qué había sido eso? Fue como si esas carisias hubiesen sido automáticas ¿O yo las había querido hacer?

    ¿Qué estupideces estaba pensando? Mi mente estaba cansada, había sido un día muy largo. Esa era la explicación para todo eso, estaba seguro.





    Final del capitulo! Otra vez me pasó de que tuve que cortarlo al cap para evitar que se vuelva kilométrico. Es impresionante como al principio del cap me costaba mucho empezar a escribir y termino siendo el mas largo que escribí hasta ahora, por eso lo corte jaja. Es preferible eso a que no me venga nada a la mente :=BIENODOE: . Eso significa que seguramente habrá mas capitulos de los que pensé al principio, ademas de que por ahi me viene algunas ideas y necesito agregarlas jeje. Espero que le haya gustado. Ya saben: si tienen alguna sugerencia, idea, critica, sugerencia es obligacion comentarla, si no , hay tabla jajaja . Hasta la proxima!!!

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 01:05
     
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