El Iberium (T.K-Davis / Tai-Matt) FINALIZADO

T.K y sus amigos van a un viaje escolar que jamas olvidaran. Aveces a los sentimientos les cuesta salir por si solos y necesitan un "empujoncito" para darles energia. Este viaje será eso, y

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  1. exerodri
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    Yaoizando
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    Saludos a todos!!! ¿como va? segundo mes del año ya, el tiempo no podria ir mas rapido! :O Domingo a la noche, una tormenta electrica que amenaza con dejarme sin casa, sin internet por no se que razon, usando el 3g de mi celular pasandoselo a la notebook asi pueda navegar, pero aqui firme, con ganas de actualizar la historia jajaja.
    En este capitulo, introduje una de mis pasiones, el futbol <3.......pido disculpas a los que les importa poco, o nada del deporte rey (esta bien que sea asi) pero tenia ganas de introducir algo de esto a la story. Igual no me adentré casi nada en el deporte en si, solo lo suficiente para que la historia fluya.
    Al parecer el Lemon del capitulo anterior estuvo aceptable, o por lo menos no estuvo tan mal XD. Gracias a los que opinaron sobre eso, igual no se acostumbren jaja
    Bueno sin nada mas que decir, les dejo el capitulo 13.

    *Sasarai-san: Hola!! muchas gracias por el comentario y la buena onda!! Me alegra que sigas leyendo la historia! saludotes!

    *Taiyama: Asi que te engañe? jajaja si, cuando escribia la advertencia me imaginé que eso pudiera pasar jajaja (soy malvado) Muchas gracias por el comentario!! saludetes !




    Capitulo 13: ¡Arbitro!


    Punto de vista de Tai

    ¡Aaahh! ¡Maldito Matt! Casi me hizo hablar de más y contarle todo. Nunca me desmayé, pero cuando Matt me dijo que sabía lo que había sucedido la noche de la fiesta, sentí como que a estaba punto de hacerlo. Fue uno de los sustos más grandes de mi vida, no sabía dónde esconderme, o adonde salir corriendo. Admito que fue equivocación mía. ¿Cómo iba a saber yo que Matt tenía su propia versión de la historia, ajena a lo que en verdad pasó? ¿Cómo iba a pensar que el rubio se sentía responsable de mi extraño comportamiento el día siguiente a la fiesta? Después de “perdonarlo” tuve que salir corriendo como una rata.

    Aunque estaba seguro que huir no me libraría de dar una explicación, al menos me sirvió para ganar tiempo. Durante la cena, el blondo no hizo otra cosa que preguntarme una y otra vez que era lo que había pasado ¡No me dejaba probar ni un pedazo de mi comida tranquilo! Antes sus repetidas preguntas, yo solo contestaba que no se preocupara, que no tenía importancia, como para contestar algo y así callarlo, pero no resultó. El rubio estaba decidido a saber la razón por la cual prácticamente no le había hablado el día siguiente a la fiesta. Sé que también le preguntó a Izzy, Ken y a Mimí, por si alguien sabía algo, pero ninguno le supo contestar.

    Finalmente, para que se callara, le dije que sí, que si había hecho varias cosas, como por ejemplo: empujar a una persona desconocida, tocarle el trasero a otra… cosas de ebrios, e incluso romper el florero de la habitación donde dormíamos. Matt al escuchar “lo que había hecho” por fin dejó de acosarme con preguntas. No estaba feliz por escuchar lo que dije, pero al parecer estaba más tranquilo por saber “la verdad”. Jaja pobre Matt, no es que quería hacerlo sentir culpable, pero fue la única forma de que dejara de hablar del tema. Era preferible eso a que le diga la verdad, cosa que nunca pasará, puedo afirmarlo con total seguridad. Jamás sabrá que lo besé...¡ah! ¡Había dicho que nunca más hablaría de eso!

    -¡Tai! Date prisa, me quiero acostar- me gritó el rubio sosteniendo la puerta de nuestra habitación desde adentro.

    "Si tan solo me confiara la llave, no soy tan torpe para perderla".

    -ya voy- le contesté. Estaba muy entretenido conversando con Izzy afuera de su habitación.

    Me despedí del pelirrojo y me dirigí hacia nuestra habitación al final del pasillo, donde Matt me esperaba para cerrar la puerta con llave. Una vez adentro, me tiré exhausto en la cama, rebotando en el colchón de agua. Había sido un día bastante cargado: chapotear en el lago durante varias horas, el accidente de T.K, luego ese desfile… y después el sobresalto que me hizo dar mi rubio amigo antes de cenar. A pesar de lo último, podía rescatar cosas buenas del inicio de la primavera. Primero: había quedado en volver a juntarnos con la “reina” que me besó en la pasarela. La próxima vez que nos viéramos, sería de una manera más intima, sin estar siendo observados por todos y todas. Ella fue la que me lo propuso, sinceramente eso me sorprendió, al igual que el beso al frente de todos. Segundo: a los que desfilamos nos dijeron que podíamos quedarnos con la ropa con la que habíamos desfilado por última vez. Finalmente las cosas mejoraban para mí.

    Tirado en la cama, mirando el techo, escuché unos ruidos raros. Giré mi cabeza y vi a Matt intentándose sacar la remera con mucha dificultad, por sus quemaduras. Pareciera que intentara como intentara, le dolía y mucho. Como sabía que no me pediría ayuda, aunque la necesitara, aceleré el proceso y se la ofrecí yo primero.

    -A ver Matt, te ayudo, se ve que no puedes solo- dije levantándome de la cama.

    -No es necesario... en serio- me dijo mientras continuaba intentando sacarse la remera con una cara de mucho dolor. Ya era sabido que me contestaría algo así.

    -¿En serio Matt? ¿Qué no ves como estas? – le dije con una sonrisa burlona- levanta los brazos, yo te sacaré la remera lentamente.

    El rubio levantó sus brazos, resignado, dando un suspiro. Me dio ganas de reír ver esa expresión en su rostro. Con mucho cuidado, tomé el extremo de abajo de la camiseta de mi amigo, y lentamente fui levantándosela, con mucho cuidado de no hacer un movimiento brusco. Cuando su cabezota salió por el orificio de la remera, el rubio dio un suspiro de alivio, seguido de una sonrisa de satisfacción, con sus ojos cerrados. Era como si se hubiese sacado un gran peso de encima. Me le quedé viendo como un tonto

    “Que hermosa sonrisa” Ese pasamiento cayó sobre mí de la nada "¡¿Pero qué?! ¡Otra vez pensando estas cosas tontas!"

    -Vaya que eres tonto ¿ya te lo eh dicho?- dije mientras le aventaba la remera en la cara a Matt con todas mis fuerzas- ¿cómo vas a estar bajo el solo todas esas horas sin protector ?- mi amigo no comete muchos de estos errores habitualmente así que debía aprovecharlo. Por lo general, esas tonterías se esperan de mí.

    -Ya todo el mundo me lo dejó bien en claro, gracias- me respondió sacándose la remera de la cara, dejando ver una de sus típicas caras de odio.
    Lo único que pude hacer al ver esa cara fue reírme.

    Me saqué la remera y me puse mis pantalones cortos que suelo usar para dormir. Me acosté en mi lado de mi cama, esperando que Matt apagase la luz y se acostara también. Aun en la oscuridad, la luz de la luna que entraba por el ventanal y me dejaba ver la figura del rubio, que lentamente y con cuidado se acostó a mi lado boca abajo.

    -ahh estoy muerto, buenas noches Tai- me dijo apoyando un costado de su cara en la almohada, regalándome una sonrisa.

    Aquello me sorprendió. Estaba empezando a creer que Matt me sonreía más seguido de lo costumbre. No sabía si les sonreía a todos o solo a mí. Sin embargo no me molestaba, sino al contrario.

    No pude evitar sonreírle y contestarle con un “buenas noches”. Luego de sonreírnos algunos segundos, él giró su cabeza de nuevo, apuntando su rostro hacia el lado contrario de donde estaba yo. Yo quedé con esa sonrisa clavada de manera inamovible en mi boca. Cuando me di cuenta que estaba sonriendo solo, en la oscuridad, por no sé cuantos minutos, decidí intentar dormir para dejar de comportarme como un idiota.


    --------------------------------------------------------*---------------------------------------------------------




    Odiaba el insomnio. Debía llevar más de una hora dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, algo raro en mí. Cada vez que cerraba los ojos, muchos pensamientos venían a mi mente. ¿Qué hubiera pasado si Matt hubiese descubierto la verdad de lo que pasó esa noche, tal como yo creí? ¿Me hubiera perdonado? Prácticamente yo estaba entregado mientras lo escuchaba hablar, mientras lo tenía agarrado de las manos. Recuerdo que estaba temblando, esperando que Matt me dijera lo que pensaba. Menos mal que todo había sido una confusión y que todo fue aclarado. Esperaba que ese tema no se tocara nunca más.

    Debía enfocarme en el encuentro intimo que tendría con la “reina de la primavera” jeje. Al fin las cosas se me estaban dando como esperaba en ese viaje.

    "Mmm ¿Qué ese olor tan rico?" Pensé.

    La brisa que entraba por la ventana me hacía llegar un rico aroma. No podía distinguir que era precisamente

    "¿Vainilla? mm… "

    Bueno, no sabía a que olía, pero era muy agradable.

    "¿De dónde viene? ¿Acaso será… acaso es Matt el que huele así?" Pensé sorprendido "¿Será la crema que le pasó Ray por la espalda?"

    Acerqué mi rostro de manera lenta hacia la espalda de mi amigo. No era su espalda.

    "¿De dónde viene? ¿Podría ser su cabello?"

    Con mucho cuidado de no despertar al rubio, acerqué mi cara hacia sus cabellos dorados. La verdad tenía mucha curiosidad por saber que era ese rico olor.

    " A ver… ¡Sí! Es el cabello de Matt el que huele así"

    Me pregunté que se habría echado para que tener ese aroma en el cabello. Mientras olía el cabello de Matt como un drogadicto, el ojiazul giró su cabeza rápidamente, encontrándose con mi rostro de frente, a tan solo unos cinco centímetros de distancia.

    -¿Qué haces?- me preguntó extrañado.

    -eeemm yo….- ¡como odio cuando no sé qué decir! ¡Qué suerte la mía! - …tenias un bicho en el pelo, le estaba soplando para que se fuera, parece que funcionó jeje- le contesté con una sonrisa nerviosa, apoyando mi cabeza en la almohada.

    -Ah bueno…gracias- me contestó el blondo, al parecer me creyó- ¿no puedes dormir?- me preguntó mirándome a los ojos.

    - No, no puedo ¿y tú?

    -Creo que dormí un poco, pero me volví a despertar.

    Y así nos quedamos presos del insomnio, conversando durante no sé cuánto tiempo de diferentes cosas, hasta que nos dio sueño nuevamente. Durante todo el tiempo que estuvimos hablando, ninguno se movido ni un poco de la posición en la que estábamos, uno tan cerca del otro. Casi podía sentir su respiración en mi rostro de lo cerca que estábamos. El rubio se durmió primero, dejándome solo otra vez en la oscuridad de la habitación. Bostecé un par de veces, haciendo que mis ojos se humedecieran mucho, e incluso derramando algunas lágrimas sobre mis mejillas. Creí que estoaba listo para dormirme finalmente.

    Sin embargo, cuando estaba a punto de hacerlo, Matt empezó a moverse dormido. Eso no era extraño, ya que siempre fue de moverse en la cama mientras duerme. Si no lo sabré yo, que me había quedado a dormir en su casa incontable veces. Era todo muy normal, hasta que sentí su rodilla apoyarse en mi muslo derecho. Giré mi cabeza sorprendido mirando el rostro del ojiazul, que seguía profundamente dormido. Sentir el contacto de su piel con la mía me hacía sentir un calor repentino.

    -¿Matt?- susurré. No hubo respuesta. Claramente estaba dormido.

    Me quedé inmóvil unos minutos, pensando en que podía hacer. No me incomodaba sentir su pierna sobre la mía, pero me preocupaba que él pudiera malinterpretar las cosas si se llegaba a despertar. A decir verdad, aparte de no incomodarme, me sentía cómodo así.

    -Mm estoy muy al borde de la cama, sería mejor que me moviera un poco para no caerme- Me dije a mi mismo por lo bajo.

    Me moví más hacia el centro de la cama. El contacto de nuestras piernas y de nuestra piel se intensificó. Esperé nervioso una reacción del rubio ante ese movimiento que acababa de hacer sin darme cuenta de lo idiota que fue. Pero no pasó nada. A pesar de eso, mi respiración estaba acelerada. Mi nerviosismo no mermaba. De repente, mi amigo se movió nuevamente. Con ese último movimiento, Matt terminó de cubrir mis muslos con su pierna derecha, eliminando por completo la distancia que separaba nuestros cuerpos.

    Me quedé petrificado, tratando de procesar la sensación que me provocaba el contacto de su cuerpo con el mío. Se sintió raro, pero a la vez tan bien. Estaba muy cómodo así. Bostecé un par de veces más y cerré los ojos, cayendo dormido finalmente.

    Punto de vista de T.K

    Que sorpresa nos llevamos al bajar para desayunar y ver como estaba el día: nublado y oscuro. Por las grandes ventanas del salón comedor podíamos ver las nubes negras en el cielo, listas para desatar una tormenta en cualquier momento.

    Sin perder tiempo, nos pusimos a levantar todo lo que la mesa principal nos ofrecía para desayunar. Todos menos mi hermano y Tai. Ellos no habían bajado con nosotros a desayunar, al parecer seguían durmiendo cuando fuimos a despertarles. Aquello me llamó la atención, pero estaba seguro que ya bajarían, que no se quedarían sin desayunar, sobre todo el moreno. Mientras desayunamos y conversamos en la mesa, el hijo mayor del dueño del hotel entró al salón y se posicionó en medio del lugar. El rubio alto sopló un silbato un par de veces, haciendo que todo el mundo se callara y fijara su mirada en él, incluyéndonos.

    -¡Buen día gente!- saludó a todos en general- disculpa que los interrumpa, pero tengo que hacer una pregunta ¿A quién le gusta jugar al futbol?

    La gran mayoría de los chicos levantaron su mano. Davis casi se atragantó con las masas dulces cuando escuchó la palabra “futbol”. Tosiendo y todo levantó su mano como el resto.

    -¡Qué bien! Y ahora ¿Quién se considera bueno jugando al futbol?

    Prácticamente todos los que habían levantado la mano la primera vez, lo hicieron de nuevo, incluyendo mi mejor amigo.

    -Bien, ahora podrán poner a prueba que tan buenos son, ya que después de almorzar habrá un campeonato de futbol, donde se verá que escuela es la mejor- dijo con una gran sonrisa.

    El salón se llenó del murmullo de todos los varones. Oleg, al ver que todo el mundo se puso a hablar al mismo tiempo, sopló otra vez su silbato haciendo que todos se callaran nuevamente.

    -Bueno, bueno, escuchen… vayan a las canchas que ya conocen, las que están yendo por uno de los tres caminos del bosque. Para los que no jueguen futbol, igual podrán jugar a otros deportes, así que están todos invitados. Bueno,
    ahora si los dejo desayunar tranquilos, los espero allá.

    Después de que Oleg se callara, el murmullo se volvió a hacer presente en todo el salón. Todos estaban emocionados por la notica, una competencia amistosa entre escuelas nunca viene mal. Mientras continuábamos desayunando, vimos como se acercaron a la mesa el castaño y el rubio que faltaban para completar el grupo de siempre.

    -Hasta que al fin aparecieron ¿durmieron bien en su nidito de amor?- les preguntó Davis, con una sonrisa burlona.

    Ninguno le contestó nada, solo le dieron un golpe seco en la cabeza a la pasada, uno después del otro, para después sentarse en la mesa con nosotros.

    -Oye Tai, hay una noticia que te gustará- le dijo Izzy al moreno, haciendo que este se detuviera en seco antes de meterse una masa en la boca.

    -¿Sí? ¿Cuál es?

    -Habrá un campeonato de futbol a la tarde entre escuelas- le contestó esta vez Ken, quien también se lo notaba también bastante emocionado.

    -¿En serio? ¡Qué bien! – dijo emocionado Tai- es tiempo de demostrarles quienes somos los mejores ¿vedad Davis?- preguntó mirando al menor, que solo levantó su pulgar mientras se sobaba la cabeza.


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    Después de almorzar, con los chicos y un gran grupo de nuestros compañeros y compañeras, caminamos hacía las canchas donde se haría el torneo, en el medio del bosque. Al llegar, nos encontramos que los jugadores de las otras escuelas ya estaban allí, registrando sus equipos en el torneo y esperando que los coordinadores le dieran sus camisetas. Los que solo veríamos nos acomodábamos en las pequeñas tribunas a los lados de las canchas.

    Afortunadamente, con Izzy, Matt y Mimí pudimos encontrar una buena ubicación.

    Los de nuestra escuela se anotaron y un coordinador les entregó las camisetas con las que jugarían.

    Para fortuna de mi hermano, el clima le ayudaba bastante con sus quemaduras, ya que no había sol.

    Viendo el cielo oscuro y amenazador, me pregunté si sería posible que el campeonato se llevara a cabo hasta el final. Como estábamos en una parte montañosa, daba la impresión de que las nubes estaban mucho más cerca de nosotros que en la ciudad. Además, corría un viento constante y algo frio. Sería un milagro que no se largara a llover en medio del campeonato.

    Desde la tribuna, vemos como ya los equipos participantes ya vestían sus camisetas, diferenciando bien los equipos entre sí. Por la cantidad de chicos, había más de un equipo por escuela, pero solo uno seria el campeón. Si bien apoyábamos a todos los equipos que representaban a nuestra escuela, todos los ojos y esperanzas estaban puestos sobre el equipo que integraban Tai, Davis y Ken. Esos tres, sobre todo los dos castaños, eran bastante respetados en el futbol, así que estábamos seguros que su equipo llegaría lejos en el torneo. Vi que al equipo de nuestros amigos le tocó una camiseta con colores azul y amarillo. Justo los colores del equipo de futbol favorito de Tai. Supuse que para
    Davis debía ser muy feo usar esos colores, ya que él es fan del eterno equipo rival jajaja. El preferiría usar algo rojo y blanco.

    Cerca de nuestra posición, en las gradas, se sentaron el director de nuestra escuela junto con el señor Z, y otro señor canoso de bigote. También estaban Kevin y los profesores acompañantes. No pude aguantar la risa cuando vi que la gente que quedó atrás del dueño del hotel, se tuvo que levantar e irse a otro lugar, ya que la gigantesca espalda del hombre rubio no les permitiría ver nada.

    Con Mimí empezamos a comer un paquete de galletas entre los dos para pasar el tiempo. Mientras comía, pude ver a Ray caminando por frente de nuestra posición. Al parecer no nos había visto. Llevaba puesto una camiseta de futbol con rayas verdes y blancas, además de unos pantalones cortos y unos botines.

    -¡Oye Ray! ¡Aquí!- gritó Mimí levantando los brazos, rompiéndome el tímpano izquierdo.

    El moreno se detuvo en seco y nos buscó con la mirada entre la gente. Una vez que nos encontró, nos saludó con una gran sonrisa, para después acercarse pidiendo permiso entre la gente de la tribuna.

    -Hola chicos ¡que buenos asientos se agarraron! De los mejores – nos dijo una vez llegó a nosotros, sonriendo.

    "Este chico siempre sonríe y es amigable, que simpático" Pensé "Parece que nada le pudiera perturbar"

    -¿También jugaras Ray?- le preguntó mi hermano.

    -Sí, un equipo de una de las escuelas no llegaba con el número de jugadores y me pidieron que me les uniera. Yo al principio no quería pero el director de esa escuela me convenció- dijo señalando al hombre canoso de bigote que estaba junto a nuestro director y el señor Z.

    Justo cuando hizo eso, el hombre lo vio señalándolo, así que Ray le saludó con su mano. El hombre mayor solo le respondió el saludo de forma serena.

    -Bueno, me alegra haberlos visto, pero me tengo que ir a la otra cancha, mi partido está por empezar- nos dijo despidiéndose.

    -¿No jugarás en esta cancha?- le pregunté antes que se vaya.

    -No, jugaré en la otra, ya que es otro grupo- nos explicó- los ganadores de ambos grupos se medirán en una final. Bueno nos vemos después chicos ¡deséenme suerte!

    Finalmente después de unos cuantos preparativos mas, el torneo empezó con el pitido del mayor de los hijos del dueño, que hacía de árbitro. El equipo de Davis jugó primero: no le costó mucho ponerse arriba en el marcador. Nuestro equipo jugaba muy bien, teníamos muy buenos jugadores. El director saltaba de su asiento dando gritos e indicaciones sin sentido a los chicos, que sinceramente parecían no darles atención. Eso si…cada vez que hacían un gol o una buena jugada, el director se atribuía el crédito por haberles indicado que hacer.

    Así pasaron los partidos, uno después del otro. No duraban mucho, aproximadamente 20 minutos cada uno, seguramente una medida para apresurar la cosa antes de que lloviera. Cada vez que jugaba el equipo de nuestros amigos, nosotros alentábamos y gritábamos durante todo el partido, al igual que nuestros compañeros en las tribunas. Tai era uno de los que más goles hacia, siempre ayudado por Davis, lo cual facilitaba mucho al equipo controlar los partidos rápidamente. Esos dos se entendían jugando al futbol. Ken también hacía lo suyo, era un jugador muy útil para el equipo. Si seguían a ese ritmo, no había duda que serían los máximos favoritos a llevarse el torneo.

    Como suponíamos desde el principio, nuestro equipo se quedó con el grupo en el que formaba parte. Todos los jugadores festejaron en medio de la cancha, mientras esperaban que se definiera en el otro grupo su último rival.

    Después de unos minutos de esperar, vimos como se acercaba el equipo que sería rival del nuestro en la final. Cuando estaban lo suficientemente cerca, reconocimos esas camisetas de inmediato. Era el equipo donde jugaba Ray, que vestían una remera con rayas blancas y verdes. Los dos equipos se encontraron en la mitad de la cancha, donde Oleg les explicó algo que, desde donde estábamos, no pudimos escuchar. Después, cada uno de los jugadores se dio la mano en señal de respeto con su par del otro equipo, para luego ir a sus posiciones en la cancha. Los últimos en saludarse fueron Tai y Ray. Los números 10 de sus respectivos equipos, se estrecharon la mano, cruzando miradas entre sí. Me llamó la atención la forma en la que se miraron. En el rostro del coordinador había una sonrisa rara, mientras que Tai solo lo miró seriamente a los ojos.

    "¿Pasará algo entre esos dos?" pensé preocupado

    El cielo estaba peor que antes. A la distancia, ya se podía escuchar algunos truenos, que hacían eco en los bosques y montañas cercanas. El viento también había aumentado durante la última hora, trayendo aun más nubes negras al valle. Oleg sopló su silbato, dando inicio a la final. Esta vez la cosa no estaba tan fácil como antes. A los chicos de nuestro equipo les costaba avanzar hasta el arco rival, y también sufrían más los ataques del otro equipo, con más frecuencia que en los otros partidos. Para nuestra sorpresa, Ray era muy, pero muy bueno. Es más, él abrió el marcador: con un cabezazo venció a nuestro portero, imponiendo el 1 a 0.

    -¡Arbitro! ¡Le pegó en la mano! ¡Que estas ciego! – le protestó el hermano de mi mejor amiga a Oleg, mientras todos los del equipo rival festejaban con Ray, pero este solo lo mandó a callar.

    Era la primera vez que nuestro equipo estaba en desventaja, pero no duró mucho, ya que de un tiro libre bien pateado de Tai, se volvió al 1 a 1.

    A pesar de que era una final, había un buen ambiente adentro de la cancha. Había mucha conversación entre los jugadores de ambos equipos, y también risas. Al parecer todos habían entendido que aquel torneo era solo por diversión y pasarla bien. Pero había algo que no andaba bien, y era entre los dos jugadores que llevaban la 10 de sus equipos. Era como si cada uno se buscara adentro de la cancha para enfrentarse entre sí, aunque la jugada pidiera otra cosa. En una ocasión, Tai, haciendo una bicicleta, dejó pagando a Ray, sobrepasándolo con habilidad. En la jugada siguiente, el de los ojos claros le tiró túnel por medio de las piernas del mayor, haciendo que este hirviera de la rabia. Entre los que estábamos en la tribuna, comentábamos sobre ese duelo personal que estábamos presenciando.

    Ambos directores saltaban en sus asientos, gritando indicaciones a los cuatro vientos. El señor Z solo estaba sentado, callado, mirando extrañado como esos dos locos se desgargantaban. El marcador volvió a cambiar: Ray desde muy lejos pateó el balón con mucha fuerza y precisión clavando la pelota en un ángulo del arco, inalcanzable para nuestro arquero. Desde donde estábamos, oíamos las burlas que el director con bigotes le hacía al nuestro. Al parecer se había armado una especie de rivalidad entre esos dos. "Gente grande haciendo ese tipo de cosas" suspiré riendo. Pero poco le duró la alegría al director de bigotes, ya que otra vez el empate no tardó mucho en llegar. Ken se encargó de todo, gambeteando a toda la defensa y venciendo al arquero, poniendo el marcador 2 a 2. Después de celebrar con los chicos del equipo, el pelinegro regresó a su sector de la cancha, mirándome fijamente, sonriéndome y guiñándome un ojo. Sorprendido de que hiciera eso, me atraganté con la galleta que estaba comiendo.

    Tai en vez de tranquilizarse con el empate, se puso a protestarle por todo a Oleg, especialmente si Ray estaba involucrado en la jugada. Llegó a tal punto, que el rubio alto le sacó tarjeta amarilla por protestón y quejoso.

    -¿Qué te pasa Tai? tranquilo- escuché que susurró mi hermano entre dientes.

    Mientras seguía viendo concentrado el partido, sentí que alguien me agarraba del brazo.

    Punto de vista de Davis

    "¡Uf! Que cansado estoy, debe ser uno de los partidos donde más corrí en mi vida" Pensé, pasándome la mano por la frente para liberarme de la transpiración.

    Faltaba muy poco para que terminara el partido, y no queríamos ir a penales. El equipo estaba haciendo todo lo posible para poder anotar otro gol, pero estaba difícil. Este equipo era mucho mejor que los otros con los que habíamos
    jugamos, por algo habían llegado a la final. Aunque todo se lo debían a Ray, sin él estoy seguro no hubieran llegado tan lejos.

    Tai estaba haciendo una jugada increíble. Debía estar atento, en cualquier momento me podía dar el pase y yo tendría que hacer el gol. Sin embargo, a pesar de intentar estar atento a la jugada, no sé porque, justo en ese momento giré mi rostro hacia las tribunas. Mis ojos se clavaron en un chico y una chica, ambos rubios, que hablaban muy pegados uno del otro.

    Me quedé viendo a T.K y a Mara, sentados juntos en la tribuna. Ella lo tenía tomado del brazo, mientras hablaban sonriéndose, mirándose a los ojos. Pasó algo extraño. Lo demás se me puso borroso, y solo podía hacer foco en esos dos. Cuando recordé que estaba en medio de un partido y volví mi mirada hacia la jugada, solo pude sentir algo que golpeándome en la cara con una fuerza descomunal, tumbándome al suelo. Mientras estaba tirado en el piso desorientado, escuché un griterío que venía de las tribunas. Desorientado, con los ojos acuosos y la cara ardiendo, sentí varias manos que me tomaban y levantaban del suelo, celebrando y aplaudiéndome.

    "Pero… ¿Qué hice? ¿Qué pasó? No entiendo nada." Pensé en medio de todo el alboroto.

    -¡Que golazo, Davis! – me dijo uno de los chicos del equipo sacudiéndome el pasto que tenía en la espalda.

    -Buen cabezazo amigo- ahora era Ken quien me hablaba con una sonrisa.

    Ahí lo entendí. Lo que me había golpeado fue la pelota, y mi cara se interpuso en su trayecto desviando su dirección y desacomodando al arquero rival, marcando el 3 a 2 para nuestro equipo. Aparentemente, se había visto como si yo quise hacer eso. Decidí que era mejor que siguiera la corriente y me atribuyera el crédito. Era mejor eso, a que se enteraran que fue un accidente por estar distraído viendo a T.K y esa chica, que para colmo seguían muy pegados en la tribuna. Era como si el solo hecho que estuvieran así me desconcentrara de alguna forma. Nunca me había pasado algo así durante un partido

    "¡Tengo que concentrarme!"

    Afortunadamente, solo faltaban minutos para el fin del encuentro.

    No faltó mucho para que llegara la última jugada del partido. Oleg tenía el silbato en la boca, listo para finalizar el partido cuando creyera conveniente. El balón quedó rebotando en un sector de la cancha, sin dueño. Tai se acercó corriendo para dominar esa pelota, muy decidido. También pude ver como Ray hacía exactamente lo mismo. Ambos iban a toda velocidad para ver quién se quedaba con la última pelota del partido. Ninguno parecía querer frenar. Los dos castaños se tiraron con sus piernas para adelante, intentado llegar primero a la pelota. Se levantó una gran y densa nube de polvo cubriéndolos a ambos. Cuando la nube de polvo por fin se dispersó, pudimos ver a Ray tirado en el suelo agarrándose el tobillo derecho, bastante adolorido. Tai estaba intacto, con el balón en sus pies, dispuesto a correr hacia la portería rival.

    Oleg sopló el silbato, indicando el final del partido, mientras se acercaba a ver a Ray, al igual del resto del equipo de la otra escuela. Todos los que estaban en las tribunas, entraron al terreno de juego a celebrar con nosotros. Aunque si bien estábamos felices por haber ganado, nos daba algo de preocupación como había quedado nuestro coordinador. Él estaba siendo atendido por lo que parecía ser un enfermero en un costado de la cancha, parecía tener dificultades para poder apoyar su talón derecho con normalidad.

    -Felicidades Tai, buen partido- le dijo Matt a nuestro capitán, que ya tenía el trofeo en sus manos.

    -Muchas gracias Matt, estuvo difícil- le contestó sonriendo.

    -Pero creo que debes ir a pedirle disculpas a Ray por esa dura entrada del final- continuó el rubio mayor, para sorpresa del moreno.

    -Pero… pero… ¿Por qué? Si ni lo toqué- se excusó rápidamente el mayor, mirándonos a cada uno buscando a alguien que lo apoyara en lo que decía, pero ninguno lo hizo.

    -¡Debes ir! Pobre chico- se sumó Mimí, empujando a Tai – iremos todos juntos.

    El castaño no hizo otra cosa que resignarse, así que solo bajó la cabeza y caminó con nosotros hacia donde estaba Ray con su padre y el enfermero.

    -Oye Ray- le llamó la atención al de los ojos claros, con una voz que denotaba que no tenía ganas muchas ganas de hacer lo que iba a hacer- lamento haber ido tan fuerte en la jugada del final, no fue mi intención golpearte.

    -No te preocupes Taichi- le dijo Ray con una sonrisa pero con algo de dolor al mismo tiempo- así es el futbol a veces, no es tu culpa- concluyó extendiendo su mano.

    Nuestro amigo dudó al ver este gesto, pero después de un codazo de Matt por detrás, le estrechó la mano al moreno de 15 años. Ese gesto de caballerosidad se vio interrumpido por el director canoso de bigotes, que se lo veía bastante enojado.

    -¡Oye tu!- le gritó a nuestro director, que estaba felicitando a los jugadores del equipo- ¡tu equipo jugó sucio!

    - Típico perdedor, ya viene con escusas porque no pudo con los mejores- le contestó con aires de grandeza y superioridad- así es la vida, solo los mejores pueden ganar.

    - ¿A quién llamaste perdedor? ¿Eh? ¡Enano!- con eso último, nuestro director abrió los ojos de par en par.

    - ¡A ti! ¡¿A quién más!- dijo poniéndose en una especie de guardia, como para pelear.

    - ¿A sí? Eres un…- el director de bigotes se abalanzó hacia el nuestro, el cual hizo exactamente lo mismo. El dueño del hotel se interpuso rápidamente entre esos dos, intentando separarlos, mientras se armaba toda una trifulca alrededor entre los profesores de ambas escuelas.

    Los jóvenes solo nos dimos media vuelta para dirigirnos al hotel, dejando a los “adultos” resolviendo sus diferencias, solos, debajo del amenazante cielo. Mientras volvíamos por el camino del bosque al hotel, noté que T.K no estaba con nosotros, ni tampoco Ken. Se me hizo raro que esos dos faltaran. A pesar de que le pregunté a los demás del grupo, ninguno sabía nada de esos dos, solo ignoraron y le restaron importancia al asunto. Algo me dijo que debía buscarlos, que no me quedara quieto. A pesar de que parecía que la tormenta ya estaba a punto de comenzar, decidí darme media vuelta y volver hacia el complejo deportivo a cielo abierto. Primero me fijé en las tribunas, pero estas ya estaban vacías. Luego me dirigí hacia el vestuario, pero tampoco tuve suerte, estaba totalmente desierto.

    Justo cuando me había resignado y pensaba en volver al hotel con los demás, escuché una risa proveniente de la parte de atrás del vestuario. Pude reconocer esa risa de inmediato ¡era la risa de T.K! era imposible que estuviera equivocado. Salí del vestuario y lo bordeé para llegar a la parte de atrás. Ahí estaban. T.K estaba sentado sobre un gran tronco caído, con Ken recostado sobre el mismo tronco, con su cabeza apoyada en las piernas del ojiazul, sin remera. Al parecer charlaban muy ameno.

    "¿Con que necesidad se ocultan de esta forma, lejos de los demás? y... ¿Por qué están así tan juntos?" Pensé aun sorprendido por aquella imagen.

    Sintiéndome tonto por estar espiándolos, me di media vuelta y me decidí en empezar a caminar. Pero no lo hice. Algo me impedía irme y el impulso de quedarme se apoderó de mí. Otra carcajada de T.K me hizo darme media vuelta otra vez. Con mucho cuidado, me escabullí detrás de un gran árbol cerca de ellos.

    -Y dime ¿te gustó como jugué hoy?- le preguntó Ken al rubio.

    - Ya te lo dije ¿Es necesario que te lo repita?- le contestó riendo y mirando al cielo.

    -Sí, es que no me canso de escucharlo de tu voz, entonces ¿te gustó?- le volvió a interrogar con una sonrisa picara.

    -Me encantó como jugaste- le contestó T.K, ahora bajando la mirada y contactando los ojos azules de Ken.

    El blondo jugaba de manera tierna con el pelo negro de Ken. Me sentía muy extraño viendo eso, no daba crédito a lo que veía.

    -¿Pensaste mejor las cosas desde la noche en el bote?- "¿Noche en el bote? ¿a qué se refiere con eso? ¿Pensar sobre qué?"

    Sentí que me había perdido de varias cosas sin siquiera saberlo.

    -Bueno... a decir verdad, todavía tengo dudas- T.K le contestó algo nervioso- hace un momento durante el partido, Mara, la chica que te conté, me dijo que hoy en el salón cine del hotel pasarían una película que a ella le gustaría mucho ver y me pidió que la acompañara y… – el rubio se lo decía como si sintiese culpable.

    -...no dudes en ir- le interrumpió Ken, mirándolo a los ojos.

    -¿No te molesta que lo haga?-

    -no, para nada- le contestó Ken confiado y con una sonrisa- quiero que vayas, así te puedas dar cuenta de que prefieres estar conmigo que con ella.

    T.K solo sonrió, mientras seguía jugando los cabellos negros de Ken.

    -Oye ¿no te hace frio? Es decir, este viento de lluvia viene muy frio, y tú sin remera – le preguntó el ojiazul - ¿Por qué no te pones la camiseta que te prestaron para jugar el torneo?

    -Es que está tan transpirada que si me la pongo sería peor - contestó el pelinegro entre risas- pero no me hace frio, cuando estoy cerca de ti siento que estoy en llamas.

    -Que tonto eres- T.K se sonrojó bastante cuando ken dijo eso.

    -Si quieres que no me haga frio, dame un beso- le dijo el pelinegro, mirándolo a los ojos con una sonrisa.

    -¿Cómo se te quitará el frio de esa forma?- preguntó T.K de forma juguetona, con el rostro rojo.

    -ya verás.

    Después de decir eso, Ken agarró del cuello de la camisa al rubio, acercando el rostro de este al suyo.



    Final del 13. Para quien prestó atención, a Tai lo hice hincha de un equipo muy importante de mi pais, el mismo equipo del que soy hincha yo jajajajaja. Equipo de Argentina con colores azules y amarillos, uuuuuyy ¿cual será? jajaja re obvio. Bueno me despido, espero actualizar lo mas pronto posible, ya que se me acaban las vacaciones dentro de poco D: Chauu

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 13:58
     
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