El Iberium (T.K-Davis / Tai-Matt) FINALIZADO

T.K y sus amigos van a un viaje escolar que jamas olvidaran. Aveces a los sentimientos les cuesta salir por si solos y necesitan un "empujoncito" para darles energia. Este viaje será eso, y

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  1. exerodri
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    Yaoizando
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    Buenas!!! ¿como va? ¿Todo boun? Dia atipico para subir un capitulo atipico. Por primera vez no me decido donde terminarlo al capitulo y se me terminó formando un mega capitulo ultra largo, asi que para evitar eso decidí dividirlo en dos partes. En esta ocacion entra un nuevo personaje que quizas ahora no le presten mucha atencao pero tiene un rol en el futuro, solo eso dire. Ya entramos en los capitulos finales, no lo puedo creer.


    *Sasarai-san: Holaa!! perdon por haberte preocupado jaja yo cuando empiezo algo lo termino (las mayorias de las veces) jaja y esto no será la excepcion. Gracias por comentar!! si ya estoy mejor, no volveré a tardar tanto (espero) jeje. Nos leemos luego :)

    *Taiyama: Buenas! jaja y si, lo corte justo porque....porque....porque si :=MUAHAHA: muajaja XD Todas esas preguntas que haces se podran resolver muy pronto. Se vienen cosas importantes :=RINRUM: jaja no fue nada grave, solo me entablillaron el dedo y tuve que estar asi como por dos semanas :( una molestia. No mas basket para mi, eso de seguro. igual ahora estoy como nuevo, asi que no panda el cunico. Gracias por el comentario y leer el fic! espero que el 16 sea de tu agrado. Un abrazo!!



    Capitulo 16: Helen / Parte I




    Punto de vista de Matt

    Al verle la cara, me llevé una gran sorpresa, pero sobre todo un gran susto

    "¡Es la mujer que aparecía en la foto que colgaba en el retrovisor de la camioneta! ¡Se supone que había fallecido!" grité adentro de mi cabeza abriendo mis ojos como platos "¿Será que estoy alucinando?"

    La chica no tardó en darse cuenta que me le había quedado viendo como un tonto, intentando darle sentido a lo que veían mis ojos.

    -Hola, mi nombre es Helen -me dijo mirándome con una sonrisa- soy la hija mayor del dueño del hotel.

    Entonces ahí recordé. Cuando lo conocimos al señor Z, había dicho que su hija lo visitaría en unos días. Gracias a eso nos habíamos cruzado con él en la tienda de regalos al lado de la gasolinera. Se podía decir, en cierta forma, que los chicos y yo debíamos estar agradecidos a ella.

    -Mucho gusto, mi nombre es Yamato pero dime Matt y… y me estoy quedando en tu hotel- dije sonriendo tontamente por no saber cómo completar la oración.

    Me sentí un tarado por haber pensado que esa chica era un fantasma o algo así. A pesar de ser una réplica igual a la mujer que vimos en la foto, se notaba que era mucho más joven. Debía ser 1 o 2 años mayor que Oleg, como máximo. Además, tenía otra diferencia muy notoria a la mujer de la foto. Al igual que Ray, lo único que esa chica parecía haber heredado de su padre era ese llamativo color celeste-verdoso de ojos. Se podía decir que era una versión femenina de Ray, solo que con pelo largo y de mi misma altura.

    -Que linda melodía estabas tocando ¿eres músico? – me preguntó amablemente mientras empezábamos a caminar juntos hacia el hotel.
    Al levantar su maleta, me di con la sorpresa que pesaba muchísimo más de lo que aparentaba. ¿Cómo había hecho para venir caminando arrastrando eso desde quien sabe dónde? Me costaba llevarla.

    -Mm bueno, tengo una banda donde canto… pero no me considero músico todavía- le contesté con sinceridad, nunca me gustaba creérmela. Odiaba a la gente que hacía eso.

    -¿Una banda? ¡Qué bueno!- exclamó sonriente. Esa chica tenía una forma de ser muy simpática, me hizo recordar mucho a Ray. Incluso su sonrisa era igual a la de su hermano menor Eran casi iguales.

    - A mí también me gusta la música. Estoy estudiando profesorado de música en la universidad, pero ahora los profesores están de huelga y parece que la cosa seguirá así un rato, así que aprovecho y visito a mi familia, aunque fuese por solo una semana siquiera- me comentó mientras caminabamos por el sendero- dime, ¿Cómo la estas pasando? ¿Te gusta el lugar?

    -Claro que si, el lugar es un paraíso. Todavía no termino de creer que nuestra escuela nos haya traído aquí- contesté sonriendo como pude, ya que cada vez se me estaba haciendo más difícil llevar esta maleta.

    -Me alegro que te guste- me dijo elevando su mirada al cielo- ¿recuerdas el nombre de tu coordinador de grupo? Conozco a absolutamente todos los que trabajan aquí, hay gente que conozco desde que era un bebe, ya que nací y me crié aquí.

    -Mi coordinador es Ray, tu hermano- dije, ella hizo una mueca de sorpresa.

    -¿ah sí? Qué casualidad. Oye ¿dijo algo sobre mi? Digo, en el tiempo que estuviste aquí ¿escuchaste que hablara de mi o algo parecido?- preguntó clavando esos llamativos ojos en mi con curiosidad.

    -Eemm, veras… mm..- eso era incomodo ¿Cómo le podía decir que nunca había escuchado a su hermano hablar de ella, como si no existiese para él? A Oleg si lo había escuchado en alguna ocasión, pero al menor…

    -Tranquilo, ya se cual es la respuesta- dijo como resignada pero igual mantenía una sonrisa en su rostro- oye ¿estás seguro que puedes seguir cargando la maleta? Te veo algo rojo.

    -Claro que sí, no te preocupes.
    En realidad sentía que en cualquier momento se me despegaban los brazos del cuerpo

    "¿Qué trae aquí? ¿Piedras?" Pensé mientras intentaba sacar fuerzas de donde no las tenía para evitar parecer un debilucho al frente de esa chica. Ella había traído esa maleta de quien sabe dónde, y yo apenas iba menos de 100 metros

    Afortunadamente ya estábamos llegando al edificio y tanto el señor Z como Oleg se acercaron a nuestro encuentro.

    -¡Papi!- gritó Helen, corriendo hacia los brazos abiertos de su padre.

    -¡Mi princesa!- dijo abrazándola y levantándola en el aire con una sonrisa- qué alegría que estés aquí

    -Papá… la fuerza…- dijo la castaña como pudo por la falta de aire- ¿Qué te dije… sobre la fuerza?- empezaba a mostrar tono azul en su rostro.

    -Uh, perdona- dijo el hombre bajándola algo avergonzado.

    - Está bien, igual te quiero- le dijo sonriendo, para después acercase a Oleg y saludarlo con un beso y un abrazo

    -Que bueno tenerte por aquí de nuevo hermana- le dijo el rubio a la morena. Para mi alivio, él se me acercó para agarrar la maleta de su hermana- muchas gracias- me dijo sonriendo liberándome de esa pesada carga.

    -No saben cómo los extraño cuando estoy en la universidad- dijo mirando a su alrededor como si buscase algo o alguien- veo que el pequeño Ray todavía sigue… - su voz se fue apagando lentamente.

    -Sí, así es linda…-le contestó el hombre del bigote con una cara triste-…intenté hablar con él pero ya sabes como es. Pensé en traerlo a la fuerza pero sabía que eso no te gustaría.

    -No, no hay que obligarlo, no es la solución- después de decir eso, dirigió sus ojos en mi. Ahí me di cuenta que me había quedado escuchando los problemas familiares ajenos como todo un chismoso- Muchas gracias Matt por ayudarme con la maleta, fuiste muy caballero- me dijo sonriendo.

    -De nada, fue un placer- dije rascándome la cabeza- será mejor que me vaya con mis amigos, nos vemos después- dije empezando a caminar hacia el interior del hotel.

    No había sido mi intención quedarme a escuchar esa conversación, pero fue muy repentino, no lo pude evitar. Así que Ray parecía estar peleado con su hermana o algo así. Siendo ambos tan amables y alegres no me podía imaginar él porque de esa situación. Aunque sabía que no me debía meter, era una cuestión familiar de ellos.

    Punto de vista de T.K

    A pesar de ese hermoso día que no había tocado, de la sorpresa que nos dieron los del hotel con todo eso que prepararon allí afuera, y de las simpáticas chicas que se me acercaron a hablarme, no estaba tranquilo ni mucho menos alegre. No podía dejar de pensar en Davis. El moreno me estuvo evitando durante todo el día, era como si no quisiera ni verme. Había intentado acercarme a él para hablar, pero era como si estuviera huyendo de mi, ya que no lo pude encontrar por ningún lado ¿En serio estaba tan enojado conmigo? Sabía que esa pelea era “diferente” a otras que habíamos tenido en el pasado, pero no me imaginaba que él se lo tomaría así de ese modo, que no quisiera verme.

    Aunque en el fondo seguía sintiéndome dolido por sus palabras, lo que más deseaba era poder acercarme a él para conversar de lo que había pasado, como un primer paso para solucionarlo. Aunque evidentemente el castaño no tenía las mismas intenciones que yo. De seguro pensaba que era mejor estar lejos de mí. Obviamente eso no me gustaba, pero supuse que tenía que aceptarlo hasta que fuese el momento.

    Me costaba bastante seguir el hilo de la conversación a esas chicas que se me habían acercado para hablar. Simplemente escuchaba como parloteaban a mi alrededor: “Bla bla bla bla ¿o no, T.K? bla bla bla bla ¿Qué opinas T.K?”. Yo solo asentaba con mi cabeza, a veces con un “si” casi inaudible. Todas me llamaban por mi nombre, pero yo no recordaba el nombre de ninguna, me lo habían dicho tan rápido y presté tan poca atención que se me hizo imposible memorizarlos.

    Ósea, agradecía que se hubieran acercado, que se habían presentado con intención de hacernos amigos y pasar un buen rato, pero la verdad no era el mejor momento. Simplemente estaba demasiado distraído. Ni siquiera recordaba a que escuela me dijeron que iban. Todo por culpa del tarado de Davis.

    "¿Dónde andará? ¿Estará triste? ¿Sentirá lo mismo que yo en este momento?" Pregunté en mi cabeza mirando el suelo, mientras las chicas seguían hablando a mi alrededor "Pff, seguramente no, son solo tonterías mías"

    -Chicas ¿quieren que les traiga algo de la barra?- pregunté saliendo del medio del circulo en el que me habían encerrado mis nuevas “amigas”.

    -Sí, muchas gracias- contestó una de las chicas sonriendo.

    -Que caballero, gracias- completó otra por detrás.

    Yo simplemente les sonreí de manera forzada, me di media vuelta y caminé hacia la barra. En realidad lo único que quería hacer era alejarme un momento de ese grupo de chicas y poder estar un rato en paz. Tenía planeado que una vez conseguidos los tragos en la barra caribeña, se los alcanzaría y les mentiría que debía hacer algo importante en otro lugar, a pesar de que solo me iría a mi habitación a estar recostado. El poco animo que tenía, y la mala noche de sueño que había pasado por culpa de Tai y Matt, hacían que fuera lo único que quería hacer en ese momento.

    Una vez me sirvieron dos vasos con jugo de no sé qué frutas raras en la barra caribeña, me dispuse a volver con las chicas para entregarles los tragos e irme. Mientras caminaba con un vaso de color rojo en una mano y de color rosa en la otra, pensaba en lo que le diría a Davis cuando lo viera de nuevo. Había estado prácticamente haciendo eso todo el día en mi mente.

    Sin embargo, no pude continuar: por caminar sin prestar atención choqué de nariz contra la espalda de alguien. Por el golpe di unos pasos hacia atrás, tratando de no derramar los tragos. A pesar de mi aturdimiento, pude percatar que el único que había sentido el choque fui yo. La otra persona ni se movió, como un elefante al sentir a un pajarito estrellarse contra su cuerpo.

    Levanté la mirada, ese desconocido de cabeza rapada era muy alto, casi como el señor Z. Al parecer había interrumpido su conversación con lo que parecían ser sus compañeros. El sujeto me miró por sobre su hombro.

    -Lo siento, no fue mi intención, venia distraído- dije empezando a caminar, continuando mi camino.

    Una mano en el pecho me impidió seguir

    -¿Adónde crees que vas? Justo contigo quería hablar- dijo aquel sujeto con una voz ronca, empujándome hacia atrás.

    -¿Eh? ¿Conmigo? ¿Sobre qué?

    Un manotazo del sujeto hizo volar los vasos de mi mano, derramándolos por todo el piso. De la sorpresa di un paso para atrás.

    -Sobre lo mucho que odio a la gente como tu- dijo dándome con bastante fuerza, como si quisiera molestarme o incitarme a pelear.

    - ¿Odiar gente como yo?- pregunté anonadado mientras retrocedía- ¿de qué hablas? Ni siquiera te conozco.

    -Veras… odio a la gente que se cree el centro de atención solo porque es bonita y piensan que pueden pavonearse por ahí sin medir las consecuencias- me dijo con una sonrisa maliciosa mientras se acercaba lentamente, haciendo sonar sus nudillos.

    Todos los curiosos se empezaban a acercar mirando expectantes lo que sucedía

    - Sí, te estuve observando- continuó- primero haces un show haciéndote la victima cayendo de un árbol el día que fuimos al lago, después te paseas haciéndote el modelo para luego ser elegido “rey de la primavera”- dijo burlándose haciendo un gesto amanerado- y ahora, para colmo, te encuentro coqueteando con mis compañeras de curso ¿Te crees muy cool? ¿Verdad? ¿No es así?

    Mi espalda tocó la pared exterior de uno de los lados del hotel, ya no podía retroceder más. Lo que decía ese tipo era un disparate ¡No podía estar más equivocado!

    -¡Déjalo en paz gorila! – gritó una de las chicas con las que había estado hace algunos minutos.

    -¡Eres un abusivo!- gritó otra del mismo grupo intentado llamar la atención del grandote, que no me sacaba la mirada de encima.

    Toda la multitud de curiosos nos rodeó, armando una especia de semi-circulo, acorralándonos contra la pared. Paseé rápidamente la mirada hacia las personas que nos rodeaban, intentando ver a algún adulto o algún conocido que detuviera eso. Pero no había nadie, toda gente de las otras escuelas. Entendí que tenía que enfrentarlo solo. Odiaba pelear, siempre trataba de evitar llegar a eso, pero no me quedaba otra, se notaba que con ese tipo no se podía razonar. A pocos metros había una puerta de vidrio que me permitiría ingresar al hotel, pero no quería huir, no era un cobarde. Además, seria en vano. Estaba seguro de que nos volveríamos a ver las caras con aquel sujeto en algún momento. Supuse que pasaría lo que tenía que pasar.

    -Amigo, déjalo- dijo de uno los chicos que acompañaban al grandote. Su mirada demostraba que no disfrutaba del show- ¿No te das cuenta que no tiene oportunidad contra ti? Simplemente adviértelo y vámonos.

    Aunque no me gustó lo que dijo, admití que no estaba muy lejos de la realidad. A simple vista no tenía muchas chances contra aquel tipo. Me acomodé en una pose improvisada de pelea, esperando lo inevitable.

    -Con una advertencia no basta, me encargaré de…
    Abrí los ojos de par en par al ver a Davis saliendo de entre la multitud a una gran velocidad y propiciándole un golpe en el estomago al matón, haciendo que retrocediera unos pasos.

    -Si lo llegas a tocar, yo…- dijo el castaño apretando sus puños mientras se posicionaba desafiante interponiéndose entre el grandulón y yo.

    -D-Davis- dije sin salir de mi asombro.
    No lo podía creer. Apesar de estar enojado conmigo Davis intervenía en una pelea con un mastodonte como rival para ayudarme.

    -Aahh apareció el novio jajaja- rió el rapado elevando la voz- golpeas como nena. Parece que también quieres que te eduque, no hay problema. Después podré seguir con tu rubito.

    -Ya veras, eres un…

    En ese momento, Davis corrió hacía el abusivo para darle otro golpe, pero el grandote con una agilidad que no se la creía posible esquivó su puño. Al mismo tiempo que esquivaba su golpe, el rapado tomó el brazo del moreno y se lo dobló por detrás de la espalda violentamente.

    Pude ver la expresión de sufrimiento en el rostro de Davis, mientras emitía un grito seco de dolor. Antes de que yo pudiera reaccionar, el tipo alto puso a mi amigo de frente a él nuevamente y le propició un puñetazo en el rostro con una fuerza que asustaba. Solo pude ver completamente inmóvil como el castaño, por la fuerza del golpe, trastabillaba e impactaba de lleno contra la puerta de vidrio que estaba cerca de nosotros, rompiéndola en mil pedazos.

    -¡¡Davis!!- grité corriendo con desesperación hacía él.

    Me agaché y lo tomé entre mis brazos. Líneas de sangre recorrían el rostro del castaño, nacientes de unos cortes en su frente y mejilla. Con una mueca de dolor abrió sus ojos marrones, mirándome fijamente. Gracias al cielo el vidrio de la puerta era de esos que al romperse se desmenuzaba en trozos pequeños en vez de fragmentos grandes y filosos, así que los cortes de Davis parecían no ser muy profundos.

    -Davis ¿estás bien?- pregunté sabiendo que era la pregunta más tonta del universo, era obvio que no. Los ojos se me habían humedecido de repente y la garganta se anudó tanto que apenas podía hablar – discúlpame, todo es mi culpa- dije como pude, mientras sentía como una lagrima se deslizaba por mi mejilla.

    -Estoy bien- dijo sonriéndome con dificultad- no te preocupes.

    El moreno intentó levantarse, pero el dolor en el brazo lo detuvo. Estaba muy adolorido, su cara así lo demostraba.

    Levanté rápidamente la mirada hacia ese desgraciado, que se acercaba lentamente, sonriendo. Pero no pudo avanzar más: Matt y Tai aparecieron de entre la multitud y se interpusieron entre el grandote y nosotros, listos para pelear. También pude ver como Izzy y Mimí se acercaban preocupados a ver como estaba Davis. Al mismo tiempo, los coordinadores y profesores empezaban a dispersar a toda la multitud que se había formado alrededor.
    Un grupo de adultos rodeó con miradas enojadas al joven rapado, que solo sonreía como si no le importara nada, sin sentir ninguna clase de culpa. El señor z salió del interior del hotel y le encaró de frente.

    -Así que eres muy malo ¿no? - le preguntó de forma seria el rubio mayor mientras se hacía sonar los huesos de su cuello- ¿No te gustaría meterte con alguien de tu tamaño?

    La sonrisa del alborotador se desvaneció al ver la mirada del dueño del hotel. No parecía el mismo hombre amable y sonriente que habíamos conocido.

    -Ehh, perdón señor. Lo siento mucho- dijo el joven mirando el suelo.

    El hombre del bigote no contestó. Se dio la vuelta y caminó hacia nosotros.

    -¿Cómo estas hijo?- le preguntó al castaño herido mientras se ponía en cuclillas con algo de dificultad.

    -Estoy bien señor, gracias. Perdón por romper su puerta- le contestó el moreno agarrándose el hombro.

    -No te preocupes por eso, solo estabas defendiendo a tu amigo- dijo el hombre de ojos claros sonriendo y guiñándome un ojo - vi todo el comienzo del alboroto desde uno de los balcones, lamento haber tardado tanto en aparecer, ya no soy tan rápido como antes- el hombresote se paró- Permíteme llevarte a la enfermería para que te vean esos cortes y ese hombro.

    -No es necesario señor, estoy bieeeeennn.

    El señor Z no esperó a que Davis terminará de hablar y lo levantó poniéndoselo sobre el hombro, de la misma forma que me había levantado a mi esa vez que me caí del árbol. No le importaba que la sangre de mi amigo le manchara su camisa estilo leñador.

    Antes de empezar a caminar con Davis a cuestas, el hombre del bigote dirigió una mirada muy seria a uno de los coordinadores que estaba cerca.

    -Traigan a los de limpieza para que recojan los vidrios y limpien todo, llamen a los vidrieros y remplacen esa puerta- la mirada del señor Z se endureció- quiero a ese alborotador muy lejos de aquí para cuando se oculte el sol, yo mismo pagaré su transporte de vuelta a su ciudad.

    El empleado solo afirmó con la cabeza para después salir corriendo a dispersar las órdenes de su jefe. Yo y los demás chicos seguimos al hombre y a nuestro amigo hacia la enfermería del hotel.
    A pesar de que Davis decía estar bien, me preocupaba. Lo único que yo quería era que se recuperara de sus heridas.

    Punto de vista de Matt

    ¿Pero que se creía ese tipo al meterse con chicos de 3° año? No se podía ser más cobarde. Si tan solo los adultos no hubieran aparecido o si hubiéramos llegado a la pelea antes, estaba seguro que Tai y yo le dábamos una paliza. Tenía que agradecerle a Davis el haber defendido a mi hermano, había sido muy valiente. El castaño estaba siendo atendido en la enfermería del hotel por sus golpes. Había tenido mucha suerte de no lastimarse de manera grave al romper la puerta de vidrio con su cuerpo. Solo algunos cortes en su rostro y brazos, pudo haber sido mucho peor.

    Con los chicos teníamos la intención de esperarlo afuera de la enfermería hasta que saliera, pero no pudimos hacerlo. Los del hotel nos pidieron que despejáramos el área, que pronto lo mandarían al moreno a su habitación para que descansara.

    Todos aceptamos de mala gana retirarnos y nos fuimos hacia el exterior del hotel todos juntos. Podía ver que T.K estaba muy triste. Sabía que era lo que pasaba por su cabeza: se sentía culpable de lo que había pasado. A pesar de todos los ánimos y palabras de aliento que le decíamos no lográbamos que cambiara su mirada de tristeza.

    Al salir al espacio abierto al frente del hotel, nos llevamos una sorpresa al ver que todos los estudiantes de las otras escuelas en el verde césped, preparando lo que parecían que eran carpas. Izzy y yo nos acercamos curiosos al director y el señor Z, que parecían inspeccionar parados cerca de la puerta principal lo que hacían los estudiantes.

    -¿Qué están haciendo señor?- le preguntó el pelirrojo al director, llamando su atención.

    -Están preparando sus carpas para ir a acampar esta noche en el bosque- contestó el mayor fijando su mirada en nosotros- y eso deberían estar haciendo ustedes y los demás chicos también. Pronto oscurecerá ¡Vayan a avisarle a su compañeros que hagan lo mismo!- nos gritó el viejo cascarrabias que teníamos como director.

    -¿Acampar en el bosque? ¿Nuestras carpas?- preguntó Izzy confundido - Eemm no trajimos carpas señor, y creo que nadie de la escuela trajo.

    -No nos avisaron de eso- completé yo ante la mirada incrédula de los dos adultos.

    -¿Pero cómo? ¿No les avisaron que acamparíamos afuera una noche?- preguntó el señor Z a nuestro director, tan sorprendido como nosotros.

    -Yo… yo pensaba que si- dijo el director para sí mismo, desorientado- ¡Kevin! ¡Kevin! – gritó con su voz ronca al preceptor, que se acercaba con una mueca de total paz y felicidad, disfrutando un helado de color rosa.

    -¡¿No les dijiste a los alumnos que tenían que traer tiendas para ir a acampar?!- le preguntó con rabia el director cuando tuvo al joven frente suyo.

    -Em, eeemm, a mí nadie me dijo nada – contestó Kevin asustado.

    -¡Si serás inútil! No pue…

    -...calma, calma- interrumpió el señor Z sonriendo, poniendo una mano sobre el hombro del director - estamos preparados para casos así. Tenemos un hangar con algunas carpas que solo usamos en este tipo de ocasiones. No son muchas y no son de lo más bonitas, pero les servirán.

    -Vaya, este lugar lo tiene todo- dije sorprendido.

    -jaja Estoy hace 30 años en el negocio hotelero, y 20 recibiendo a alumnos de escuelas de todos los tipos y de todos los lugares del país, ya casi nada me sorprende- contestó sonriente el dueño del hotel.


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    Al cabo de media hora, todos los alumnos de nuestra escuela, a excepción de Davis, nos reunimos en frente del hotel, mientras los coordinadores nos entregaban las carpas. Como no había muchas, se nos fue asignando una cada 5 o 4 alumnos de manera aleatoria, dependiendo el tamaño de la tienda. No nos permitían elegir con quien compartir la carpa. Los profesores y Kevin elegían quien compartirá la tienda con quien y cuantos serian adentro de la misma. A mí y a otros 4 compañeros de curso nos tocó una que parecía tener 100 años. A todos los del grupo nos separaron con distintos compañeros. Los únicos que estarían juntos en la misma tienda serán Tai e Izzy, junto con el compañero de Izzy que había traído la guitarra.

    Mientras se nos entregaban las tiendas, por el camino se acercó un auto que parecía un remis. Una vez el auto llegó a la puerta del hotel, vimos salir interior del edifico el grandote que había lastimado a Davis, cargando sus maletas. No se subió al auto sin antes regalarle una mirada de odio al dueño del hotel, que lo miraba de forma seria subido a su caballo negro de nombre chistoso. Miré la escena con una sonrisa. Ese idiota merecía irse.

    Como en total éramos como 300 alumnos los que nos albergábamos en el hotel, los coordinadores dividieron al alumnado en 3 grupos, cada uno con un coordinador a cargo. Cada grupo iría a un lugar diferente del bosque a acampar. Al nuestro, lo dirigiría el mismo señor Z, que también acamparía con nosotros bajo las estrellas. Cuando ya estaba todo listo para partir hacia donde se suponía que acamparíamos, vi a mi hermano llamándole la atención al dueño del hotel sobre el caballo.

    -Señor, nos estamos olvidando de Davis, mi amigo… el que está en la enfermería.
    -Ah sí, el morenito valiente- dijo el adulto haciendo memoria- no es que lo estemos olvidando hijo, sino que sería mejor que no nos acompañe y se quede en hotel esta noche.

    -Pero…pero, no lo podemos dejar solo- mi hermano parecía no poder creer lo que había dicho el hombre rubio.

    -Ya sé que no te gusta la idea, pero lo mejor es que descanse en una cama cómoda y no en una tienda. Despreocúpate, él estará bien, trata de disfrutar de esta experiencia- concluyó el adulto golpeando suavemente los costados del caballo con sus talones, haciendo que se empezara a mover lentamente.

    -Bueno chicos, síganme. Iremos a un sector del bosque que está del otro lado del lago, cruzando el puente de madera- dijo en voz alta mientras hacía trotar a “Estrellita” en dirección al puente, haciendo que todos empezáramos a caminar siguiéndolo, todos menos T.K

    -T.K, quizás el señor Z tenga razón, es mejor que Davis descanse en su cuarto esta noche- le dijo Mimí a mi hermano, que estaba inmóvil mirando el piso.

    -Quizás tenga razón, pero no lo dejaré solo- contestó levantando la mirada y caminando en dirección contraria a donde iban todos, en dirección al hotel- me quedaré con él- agregó decidido.

    -Entonces nos quedaremos todos- dijo Tai al ver la determinación de mi hermano menor.

    -No, si nos quedamos todos, los profesores, el director, Kevin y el señor Z podrían notar su ausencia- le contestó T.K a Tai mirándolo a los ojos- ustedes vayan y pásenla bien, yo me quedaré.

    -Bueno, si no nos dejas otra opción- dije sonriendo. Con ver la mirada de mi hermano menor supe que nada de lo que dijéramos lo podría hacer cambiar de opinión- nosotros te cubrimos.

    T.K sonrió, se dio media vuelta y corrió hacia la entrada principal del hotel.

    -Vaya que es obstinado- comentó Tai cargando sobre el hombro junto con Izzy la carpa que les había tocado- se nota que es tu hermano- me dijo sonriendo.


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    Así caminamos todos juntos con el señor Z en su caballo encabezando la fila india, cruzando el puente de madera y desviándonos del único que conectaba al hotel con el resto de la civilización. Tomamos un sendero por medio de los arboles hasta llegar, después de varios minutos de caminata, a un espacio abierto en el bosque. El sol poco a poco se escondía detrás las montañas, tiñendo al cielo de un tono naranja.

    -¡Bien aquí es!- exclamó el guía deteniendo su caballo – hay que armar las tiendas rápido, no nos queda mucha luz del día.

    Rápidamente, cada grupo se puso a armar su respectiva carpa aprovechando los últimos rayos del sol. A veces no podía contener la risa al ver como a algunos se les desarmaba las tiendas sobre sus cabezas, Tai e Izzy entre otros.
    Después de armar las carpas, el paso siguiente fue buscar madera para encender un fogón. Sin perder tiempo, nos adentramos al bosque a buscar ramas de todos los tamaños. Al cabo de media hora, se podía decir que habíamos hecho un buen trabajo. Varias fogatas dispersadas iluminaban el campamento, rodeadas por las ya armadas tiendas. Estaban rodeadas de troncos de árboles caídos que habíamos encontrado en el bosque para poder usarlos como asientos. Con la guitarra que trajo el chico que compartía la carpa con Izzy y Tai, nos pusimos a cantar diferentes canciones frente al fogón.

    La noche no podía ser más perfecta, con mis amigos alrededor de una fogata pasándola bien. Lo único que lamentaba era que mi hermano y Davis no estuvieran allí. Llegada la hora, Kevin y los demás profesores repartieron algunos sándwiches de jamón y queso para cenar. Supuse que no había que ser quisquilloso, durante todos esos días nos habían agasajado con comidas exquisitas y banquetes, así que un día que nos dieran solo sándwiches estaba bien.

    Como siempre, me empezaron a molestar para que cantara una canción yo solo.

    -Vamos, no te empieces a hacer el de rogar ahora- me dijo Tai sentado a mi izquierda comiendo su sándwich mientras me pegaba leves codazos en las costillas.

    -Vamos Matt, me muero por escucharte cantar, me hablaron bien de tu voz estas pocas horas que llevo aquí- dijo Helen sentándose a mi derecha- si quieres yo canto contigo.

    -Bueno…si tu quieres- le contesté sonriendo tratando de disimular la incomodidad ¿Cómo podía decir que no?

    La morena propuso una canción la cual también conocía (y tenía acordes fáciles, lo mejor de todo) y cantamos a dúo. La verdad, la voz de esa chica me dejó sin palabras. Mientras cantábamos juntos, me habían dado ganas de callarme para escucharla solo a ella. Cantaba genial.

    -¡Bravo! ¡Bravo! Esa es mi princesa – gritó aplaudiendo el señor Z mientras se sentaba en uno de los troncos que estaban disponibles, junto con el director.

    -Ay papá, te dije que no me llames así en público- le reclamó Helen riéndose y tapándose la cara con ambas manos.

    En ese momento, el caballo del señor Z que estaba atado a un árbol a nuestras espaldas, relinchó muy fuerte de repente, interrumpiendo con el tranquilo ambiente que se había formado. Tai se levantó de su asiento muy rápido de manera automática, como si tuviera un resorte en el trasero.

    -¡Estrellita! ¡Silencio! – Le gritó la hija del dueño al caballo de su papá- discúlpalo ¿te asustó?... tu nombre era Tai ¿verdad?- le preguntó al moreno, que seguía parado totalmente tieso.

    -Eh no, no, para nada- contestó el moreno con el rostro rojo- simplemente me parece algo incomodo este lugar, me iré allá- dijo señalando un lugar libre que había en otro tronco, a tan solo unos cuantos metros más alejado de donde estaba atado el caballo.

    No pude evitar soltar una pequeña risa. Sabía la verdadera razón por la cual Tai se cambiaba de lugar, pero preferí quedarme callado.

    -Eso quería preguntar hace algunos días- comenté dirigiendo la mirada hacia Helen - ¿Cómo un caballo así se llama “Estrellita”?

    -No eres la primera persona que pregunta eso- contestó sonriendo- cuando ese caballo nació, hace 10 años, el encargado de nombrarlo fue Ray… para un niño de 5 años le pareció un buen nombre. Hace varios años que mi hermano le pide a mi papá que le cambie el nombre pero él no quiere, dice que quiere dejarlo con el nombre original.

    -Ahhh eso es muy tierno- dijo Mimí juntando sus manos en su pecho.

    -Hablando de Ray- proseguí en un tono más bajo, para evitar que alguien más escuchara- ¿Por qué no vino con nosotros a acampar?

    Helen esbozó una sonrisa triste mirando el suelo.

    -Y… seguramente al enterarse de que también venia yo, no quiso venir, hace algún tiempo que mi hermano menor está enojado conmigo y trata de evitarme cada vez que vengo.

    -Vaya, no sabía, discúlpame.
    Me sentí un tonto por haberla hecho hablar de ese tema que parecía entristecerla mucho.

    -No te preocupes- dijo la chica levantando su vista del suelo - a ver... ¿quién quiere cantar una canción? ¿Ud. Director? anímese– le preguntó a nuestro director, tomándolo por sorpresa.

    -No niña, yo paso, no sé nada de música- contestó el directivo. Era la primera vez que escuchaba al viejo contestarle amablemente a alguien.

    -¿Y tú? Kevin ¿no es cierto?- preguntó dudando la de ojos claros a nuestro preceptor- Perdona, es que voy memorizándome los nombres de cada no como puedo.

    -Si a-as-así mm-me llamo – Tartamudeó el preceptor notablemente sonrojado- y no, no-no se cantar.

    -¡Kevin se sonrojó!- gritó Tai riéndose, contagiando la risa a todos los presentes.

    -¡Yagami cállate! – le gritó Kevin aun más rojo, haciendo que nos riamos aun más.

    De repente, mi risa cesó. Vi como esa chica de pelo que había sido elegida reina se acercó a Tai por detrás y lo sorprendió, haciendo que los dos rieran. Después se le sentó al lado en el tronco muy pegado a él, mientras Tai la miraba a los ojos sonriendo ¿Pero qué hacía allí? Su tienda estaba bastante alejada de donde estábamos nosotros.

    Levanté una rama del suelo y disimulé observarla mientras de reojo veía a esos dos. Pude observar que la pelinegra apoyó su mano en el muslo de Tai, muy cerca de su pelvis de una forma muy indiscreta. El moreno solo la miró a los ojos y sonrió. Sin darme cuenta, había quebrado la rama que tenía en mis manos en dos. Quería escuchar lo que conversaban, pero hablaban tan despacio y pegado uno al otro, que a pesar de estar a tan solo unos metros, no escuchaba nada.

    Después de un rato de estar conversando, los dos se levantaron tomados de la mano y se empezaron a alejar de la fogata. ¿Adónde irán? Como si estuviese hipnotizado, los seguí con la vista, sin hacer ningún intento de disimular.

    Después de caminar unos metros, Tai se dio media vuelta y me miró directamente a los ojos. Yo desvié la mirada, sorprendido, para evitar que se diera cuenta de que los había estado observando mientras se alejaban. El moreno me llamó con sus manos. Al principio no estaba seguro de que me llamaba a mí, así que me señalé a mi mismo mirándolo fijo. El castaño sonriendo afirmó con su cabeza y me llamó con sus manos de nuevo. Confundido me levanté del tronco y caminé hacia ellos.

    -¿Qué pasa?- le pregunté al estar a unos pocos pasos.

    -¿Viste a Izzy o su amigo el guitarrero?- preguntó acercándose a mí para evitar que la chica de pelo negro nos escuchara.

    -Emm no – que me haya llamado para preguntarme eso me sorprendió un poco – ¿Por qué preguntas?

    - Si los ves, diles… que necesitaré la carpa para mí solo por un momento- dijo guiñándome un ojo.

    -Ósea…es decir…que tu y ella…- entendía a que se refería, pero me costaba generar las palabras.

    -Jaja si, por eso diles que no intenten entrar a la carpa, si no se quieren llevar una sorpresa

    -Pe-pero, pppe-ro…¿estás seguro?

    "¿Qué clase de pregunta es esa?" Me pregunté a mi mismo desorientado, estaba actuando muy raro "¿Por qué me molesto en indagar más en el tema? No me incumbe"

    -No te preocupes, traigo protección si es a lo que te refieres- me dijo tocándose el bolsillo derecho de su pantalón.

    -Tai, vamos ya- irrumpió la pelinegra tomándolo de la mano y jalándolo hacia ella.

    -sí, ya voy - le contestó empezando caminar con ella.

    -Tai espera- dije de repente, tomándolo de la mano que tenia libre.

    El castaño me miró con una cara de sorpresa al sentir mi agarre. Al ver que había captado su atención, me quedé sin palabras. No tenía nada que decirle, no se me ocurría nada como para justificar mi acción. Nos miramos en silencio durante unos segundos sin decir nada.

    -No, nada…yo les avisaré a Izzy y su amigo, no te preocupes- dije dirigiendo mi mirada al piso, soltando su mano. El moreno me quedó viendo con la misma mirada de sorpresa por unos instantes más.

    -¿Tai? ¿Qué pasa?- preguntó ya un poco enfadada su acompañante, tirándolo del brazo nuevamente.

    -Ah nada, disculpa- le dijo el castaño empezando a caminar con ella nuevamente.

    Inmediatamente me di media vuelta y caminé hacia mi lugar alrededor del fogón. Al sentarme, agarré una vara muy grande y empiezo a mover los troncos que ardían en la fogata, haciendo que las llamas se avivaran

    "¡Debo dejar de darle importancia a asuntos que no me incumben!" Rabié en mi mente mientras golpeaba los leños ardientes "¡Debo dejar de pensar estupideces! ¡No me hacen bien!"

    De repente, la estructura de troncos de la fogata se derrumbó, haciendo que se formara una mega llama de varios metros de alto.

    -¡Ishida! Deja de jugar con el fuego- escuché el reto del director.

    -Disculpe señor- contesté bajando la cabeza- fui un tonto.

    Punto de vista de T.K

    Entré corriendo al deshabitado hotel y me dirigí a la enfermería lo más rápido que pude. Al llegar, la enfermera cerraba con llave la puerta de la enfermería.

    -¿Y Davis? el muchacho que trajeron hace una hora aproximadamente- le pregunté sin siquiera saludarla, intentando recuperar el aire apoyado sobre mis rodillas- ¿Como está?

    -Ah sí, que chico mas terco- suspiró la mujer- él se encuentra bien, solo tiene unos cortes superficiales y un traumatismo leve en el hombro derecho- dijo tomándose la cabeza con una de sus manos - me costó muchísimo convencerlo que se quedara en su habitación.

    La mujer guardó la llave en su cartera y siguió:

    - No me quería hacer caso, decía que a toda costa iría con sus amigos al bosque. Si no fuera que fue una orden directa del dueño del hotel lo dejaba ir, pero hice lo imposible para que se vaya a su cuarto. Tuve que acompañarlo para verificar que no intentara nada raro.

    -¿Así que él está en su cuarto ahora?- pregunté a la cansada mujer.

    -En teoría si- dijo acomodándose su cartera en su hombro.

    -Muchas gracias- dije dándome media vuelta para empezar a correr hacia mi cuarto.

    Subí las escaleras saltando los escalones de dos en dos y me dirigí hacia nuestra habitación. Cuando estaba a punto de entrar al cuarto, me detuve al escuchar algunas risas del otro lado de la puerta. Al parecer había alguien con Davis, conversando con él. Me quedé un momento escuchando desde afuera, intentando reconocer la otra voz ¿Con quién estaría?



    Hasta aqui nomas! El domingo que viene estaré subiendo la segunda parte para completar el capitulo, hasta entonces!!

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 15:13
     
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