Dulce Amor

RussMex--- México va a su primera conferencia Mundial, y ahí conose a un chico diferente a los demás...--- Multiparing

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  1. Plustrap La Wea De Las Weas
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    Lɷ ҽىtɷʏ ѵɩѵɩҽŋɖɷ a ɭҽҽɾ ʏ ҽŋ ųŋa paɾtҽ pҽŋىé qųҽ ɖɩɾía : pa k kɩҽɾҽى. Sabҽɾ ҽىɷ ɟaɟa ىaɭų2 :=ahjahajhaja: :=ummse:
     
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  2. ~cHiBi-OokaMi~
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    Acabo de leer tu historia y enserio que me encantó! :=NOIP: La confesión de Rusia y de México fue tan ahshsajabja, me pregunto que dirán los hermanos del mexicano y las hermanas del ruso :=EEEE:
    esperaré la continuación ansiosa saludos! :=deeaaah:
     
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    你跟我在一起? ꒷꒦꒷

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    tu calzón

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    Waaaahn!! Estoy amando tu historia a cada capítulo que leo ♡w♡
    ¿Subirás conty algún día? :'c espero que sí, quisiera saber que pasa después T~T plox.
     
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    La ultima Chela del deiserto v:
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    Capítulo diecisiete



    México despertó en una habitación fría, con una cobija de tela gruesa cubriendo su cuerpo.
    Se removió lentamente, soltó un bostezo y restregó su cara contra la almohada.
    Sintió los brazos de Rusia jalarlo hacia él, suspiró y acaricio los dedos de aquellas pálidas manos que descansaban en su vientre.

    Observo la ventana, los vidrios estaban empañados. Podía notar que afuera la temperatura era sumamente baja, pero en la comodidad de aquella cama, sintiendo esos brazos tibios rodearle y escuchando la pausada respiración de Rusia dormitando, el frio no se acercaba en lo absoluto a su cuerpo. Todo lo que sentía era la calidez de un abraso lleno de amor.

    Nuevamente restregó su cara en la almohada.
    Habían pasado un par de días desde que Rusia se había declarado ante él. Nunca le dio una respuesta definitiva, aquel "Creo que me gustas" había sido, más que nada, una respuesta para sí mismo, una respuesta para sus sentimientos.

    Porque ya sabía, aunque le costaba admitirlo, que le gustaba Rusia.

    Le gustaban sus bonitos cabellos claros, sus hermosas y largas pestañas, sus ojos tan lindos y de color tan peculiar, su olor tan masculino, su grandeza, su personalidad tan increíble. Todo. Absolutamente todo le gustaba. Rusia era completamente todo ante los ojos chocolate del mexicano.

    Sintió leves besos en el cuello, ligeras cosquillas le ocasionaron aquellos labios; Por costumbre simplemente le dio más espacio para que continuara con lo suyo.

    — Dobroye uto.— susurró con pesadez el albino. México hizo un ruido afirmativo.

    Desde aquel día, Rusia se había tomado la costumbre de dormir con el moreno. No hacían más que ello, y ninguno de los dos necesitaba hacer algo más.

    México adoraba sentir los brazos de Rusia rodearle, y Rusia adoraba el calor que México emanaba.

    Ese simple sentimiento hacia que ambos durmieran profundamente y sin problemas.

    Esa mañana desayunaron, charlaron un poco y acordaron que Alejandro ya había pasado suficiente tiempo en Europa. Esa misma tarde saldrían a casa del latino.

    Así que ahí estaba, acomodando de manera desordenada el morral que había llevado. Estaba un poco frustrado de haber perdido su paliacate, pero confiaba en que si lo encontraba, Iván se lo devolvería. Porque Iván era una increíble persona. La mejor persona. ESA persona.

    Cuando terminó salió de la habitación y se dirigió a la cocina, se despidió y agradeció todo a los países bálticos y después subió al coche que Rusia había solicitado para llevarlos al aeropuerto.
    El albino se tomo la libertad de tomar la mano de México mientras llegaban, y cuando se iba a animar a besarle, el chofer abrió la puerta y les hizo saber que habían llegado. Rusia miró de forma asesina al pobre chofer.

    El Jet de Rusia los esperaba en hangar, México se adelantó y subió al mismo.
    Se sentó en uno de esos asientos que están frente a frente solo con una mesa separándoles. Se puso el cinturón y observo por la ventanilla al ruso hablar con uno de los pilotos.

    Debía pensar, debía pensar muy bien. El pobre Rusia se había declarado, se estaba haciendo ilusiones, y lo mínimo que él podía hacer era corresponder o rechazarlo. Y no hacía ninguna de las dos.
    Sus sentimientos estaban más claros que nunca, la única razón por la que no correspondía era porque aún no estaba completamente seguro del cómo funcionaba una relación de ese tipo. No tenía idea de cómo sería tratar a un hombre "con cariño".
    Además, hasta el momento, solo se sentía atraído por algunas cosas. Bueno, muchas cosas.
    Y para un país tan pasional como lo era él, sabía que en algún momento querría tener sexo.
    Y se negaba a ser el pasivo estando sobrio.

    Aunque, por un momento, pensó en lo sexy que sería ver al ruso entre sus piernas.

    No. Definitivamente no estaba pensando en Iván acariciándole los muslos y presionando su trasero con sus rodillas.
    Demonios.

    Quizá, pensándolo bien, no era tan mala idea.
    Ya le había permitido hacerlo una vez, a lo mejor lo disfruto sin darse cuenta...

    Se sorprendió cuando noto que Iván estaba acomodandose en el asiento frente a él, diciéndole que no tardarían mucho en llegar.
    Le sonrió y asintió.

    El viaje era largo, eso lo sabían ambos, México se tomo la libertad de reclinarse en el cómodo asiento beige mientras Rusia veía por la ventanilla.

    Alejando gustaba demasiado de Iván. Tenía que aprender a vivir con ello.
    Le sonaba mucho más tentador saber que Rusia le pertenecía de todas las formas posibles a simplemente saber que era un amor mutuo.
    Pero además de atractiva, la idea también era aterradora.

    Tamborileo los dedos en la superficie de la mesa con suma indecisión. Conocía poco a Iván, pero sentía que lo sabía todo. Iván era hombre, pero tenía unos terriblemente deliciosos labios. Iván era frío, pero le daba el calor que necesitaba.
    Además, Iván era Iván. Y Alejandro no se cansaría de repetírselo mentalmente: Iván era perfecto y único.

    — México— le llamó el albino.— Disculpa si te distraigo, pero, en serio quisiera saber algo...

    — Pues, tú me dirás.— le respondió el latino con una sonrisa.

    — No quiero presionarte ni nada parecido pero...— el moreno observo como notoriamente Rusia se tensó.— ¿Has pensado... en que podríamos ser... juntos?

    México asintió, agacho la mirada y suspiro.

    — Mira, me traes cacheteando las banquetas, eso debes saberlo. Créeme que simplemente el hecho de que te deje dormir abrazadito a mí es significado de toda la confianza que te tengo. Pero... bueno, no lo quería reconocer, pero hasta para hablar de sentimientos se debe ser hombre. Me gustas mucho y todo el pedo, pero tengo, no sé, ¿miedo?

    Iván sonrió algo melancólico, México se alarmó casi en seguida y le miro al rostro.

    — No te tengo miedo a ti, tendría que estar muy pendejo, le tengo miedo a... no sé ¿Estar contigo? ¿No te ha pasado que quieres comprar algo con muchas ganas pero lo piensas y crees que no te servirá para el precio que vale? Es algo así... solo que en este caso estoy muy seguro de que la voy a cagar contigo— miró a otro lado.— Siempre la cago ¿sabes? y la mayoría de las veces no sé como limpiarla.

    Rusia le tomó la mano, jaló un poco de ella y la besó. Alejandro se indigno mentalmente ante ese gesto tan caballeroso, porque estaba haciéndoselo a un macho pecho lampiño. Se limito a seguirle con la vista.
    Notó la dulzura de los movimientos ajenos, como se removía el saco, miraba la ventana, colocaba un objeto color rojo en su mano y después envolvía está entre las suyas. Su mirada penetrante y hermosa justo en sus ojos.

    — Lo encontré bajo la cama. Perdona si no te lo había dado, pero... quería que fuera una sorpresa.

    Rusia le dedico a México una mirada de furioso amor, el ultimo solo se dejo llevar y contuvo el aliento ante esa fogosidad que en nada se parecía a una invitación sexual.

    Observo su mano, abrió el puño y sonrió al ver su paliacate, perfectamente doblado y (se notaba) lavado. Lo pasó por su cuello casi de inmediato, al atarlo descubrió el olor del ruso en el. Se enamoró de nuevo de la prenda.

    Observo a Rusia, soltó un fugaz "gracias" despacio, casi un susurro.
    El albino suspiro en una sonrisa.

    — Todos cometemos errores, Alejandro— México se quedó helado ante lo hermoso que sonaba su nombre humano en la voz del ruso.— Puedes hacer lo peor, o puedes ser un hombre recto. Pero yo, yo estoy enamorado de tu personalidad, de lo cálido que es tu corazón. Estoy enamorado de ti, y hasta ahora, yo no he visto ningún defecto tuyo. Por favor...- le tomo las manos y su mirada lo dijo todo.— Intentémoslo.

    Alejandro suspiró, mirando fijamente a Rusia. Ya había caído en las redes del albino, sin darse cuenta. Fue cuando distinguió el tacto de los labios ajenos contra los suyos que supo qué respuesta había dado. Por primera vez, estaba iniciando un beso completamente sobrio, o algo parecido; estaba ebrio de amor.

    Se separo del ligero tacto para quitarse el cinturón de seguridad, se acerco al ruso y se sentó en sus piernas, besándole de nuevo.

    Rusia quedó impactado, de momento no reacciono, pero lentamente entro en la confianza que necesitaba para colocar su mano en las caderas ajenas y mover sus labios. Era perfecto.

    Rusia notó que los movimientos y besos del moreno eran muy distintos a como lo hacía ebrio. Le encantaba el mexicano sobrio.

    Alejandro mordió el labio inferior del albino con delicadeza, Rusia se derritió ante la sensualidad que estaba demostrando su compañero.

    Entonces ambos cayeron en cuenta de lo que estaban haciendo.
    México se separo con delicadeza de los labios del otro, sus respiraciones estaban un poco agitadas, sus rostros calientes gracias a la cantidad de sangre que ahora bañaba sus mejillas.

    Rusia lentamente subió sus manos hasta tenerlas en los hombros ajenos, sujeto firmemente al moreno y con una mirada, simple y profunda, le suplico que no jugara con él.
    Alejandro entendió en seguida aquello.

    Se relajo un poco al notar que el albino no haría movimiento alguno que él no quisiera, le alentó, de una manera muy poderosa.
    Acerco de nuevo sus rostros y lamio el labio inferior de Iván, sonrió al distinguir un ligero temblor en estos. Adentro su lengua al paraíso que parecía ser la boca del otro, quien se limitó a suspirar y cerrar sus ojos con las cejas levantadas.

    Alejandro tenía el control en el cuerpo ajeno, en ese momento él era quien le estaba demostrando poder.
    Sus lenguas tenían un sabor característico que ambos disfrutaban.
    Se besaron de esa forma durante un largo rato, ninguno se quejaba. Leves instantes se separaban para respirar, y aun así sus lenguas continuaban juntas.

    El moreno se impacientó más, comenzó a intentar retirar la bufanda y chaqueta de su acompañante, y éste le ayudó, quitándoselo por sí mismo.
    Rusia observo con sus bellos ojos al mexicano y le sonrió, una sonrisa muy cálida; Alejandro sonrió de la misma forma y acarició su rostro.
    Lentamente se desnudaron, repartiendo sigilosos y suaves besos en la piel contraria cuando llegaban a descubrir un poco más.
    Ambos tenían el pecho al descubierto, Alejandro besaba sus hombros con parsimonia y delicadeza mientras Rusia acariciaba sus piernas.

    Se separaron para quitarse los pantalones, México terminó sentado en la mesilla y Rusia tenía la respiración entre cortada.
    Rusia tenía unas lechosas piernas, grandes y suaves. Sus muslos eran hermosos, el moreno simplemente quería probarlos.
    Ambos estaban en ropa interior, ninguno de los dos estaba erecto aún por la poca estimulación que apenas se habían otorgado, pero eso no era lo importante en ese instante.

    Otras veces, lo importante hubiese sido (desde un principio) obtener la erección del contrario y utilizarla hasta hacerla explotar (figurativamente hablando, pues el orgasmo es una explosión de sentimientos y placeres juntos).
    Pero ahora, lo verdaderamente inquietante, era demostrarle al otro como se sentía, demostrar que se entregaban a todo lo que el otro deseara. Entregar sus corazones. Hacer el amor.

    Por lo que, cuando ambos se observaban, podían distinguir el cuerpo del otro sin prisa.
    Rusia pasaba sus grandes y blancas manos por el pecho del moreno, mientras que éste dedicaba toques coquetos en su espalda con sus callosas manos color canela. Se besaban, ignorando por primera vez los labios.
    De repente al más grande se le ocurría besar su frente o sus mejillas, mientras que México se encargaba de besar y lamer su cuello.

    Era un contacto íntimo, suave y delicioso. Se estaban disfrutando con cada roce.

    México comenzó a morder el cuello de Rusia, escuchando como su respiración se salía de control de repente. Fuertes mordidas que estaba seguro que dejarían marca; besó toda la extensión de aquella zona. Se alejó y notó el color rojizo que había en él.
    Bajó sus besos y se acercó a los pezones, no sabía muy bien que reacción esperar- pues ¡Claro! los hombres no pueden ser tan sensibles en aquella zona ¿no?- pero al lamer la aureola de uno de ellos notó un ligero temblor en su acompañante.
    Se estaba enamorando de las reacciones de Iván.

    Tras entretenerse en el pecho, siguió bajando por todo su tronco. Mordió las costillas y escuchó- como una voz angelical- la leve risa de Rusia. Beso y lamió su cintura, un gemido ahogado salió de los rosados labios del ruso, y entonces México paró; No estaba seguro de seguir besándole de aquella forma.

    Acarició los muslos de Rusia y subió lentamente sus manos, hasta que tocaron un bulto. Alejandro observo la erección ajena y tragó saliva.
    Se incorporó, sentándose de nuevo en sus piernas. Su mano siguió ahí, pero la acariciaba con lentitud, casi con miedo de lastimarle. Rusia dejaba salir suaves jadeos de sus labios, los cuales calló besando a quien le tenía de esa forma.

    Bendito México y sus manos que tan bien le tocaban.

    Acarició los pezones del moreno con suavidad, esto tomó por sorpresa a Alejandro y curveo levemente su columna: Realmente se sentía bien.
    En ese intercambio de caricias, ambos estaban completamente extasiados, tanto por el hecho de que el roce era deliciosos, como porque eran sensaciones nuevas.

    Rusia se alejó de los labios ajenos, ocasionando un sucio sonido de succión entre ambas bocas. Bajó el rostro y beso su cuello.
    Mientras lo besaba, sus manos acariciaban sus glúteos con las yemas de los dedos, casi sin tocarlo, como pidiendo permiso antes de tomarle.

    — Quiero que lo hagas.— logró admitir el mexicano en medio de todos esos sentidos. Quizá su mente estaba nublada del deseo; Él sabía perfectamente que le aterraba pensar en él siendo tomado por donde nadie más le había tocado.

    Entonces Rusia sujeto ambas mejillas de su trasero con firmeza, mordió su cuello y lo acercó lo más posible a su cuerpo.

    — ¿Seguro?— dijo antes de separarse y depositar un beso corto en sus labios.— No creo que...

    — Ya me lo hiciste una vez ¿no? ¿Qué tal si haces lo mismo que aquella vez?— le habló sin tapujos el mexicano, meneando sus caderas (Dios, ni él mismo se creía lo que estaba haciendo) y mordiéndose los labios como clara señal de seducción.

    Iván sonrió, tímido. Besó una última vez los labios del moreno y le dio delicadamente la vuelta. La casa de campaña en los interiores del mexicano le hizo saber que estaba igual de excitado que él.

    Bajó lentamente los bóxers hasta que estos llegaron a sus rodillas, se deleitó de los suaves glúteos que se le presentaron.
    Delicadamente paso su mano izquierda por la espalda ajena, mientras que la otra se posó en su nuca y la hizo bajar, estando México agachado, con su trasero completamente descubierto al albino. Éste tomó asiento de nuevo y comenzó a masajear de su trasero. Era suave, reconfortante. Podría pasar el resto de su vida de aquella forma.
    No pudo contenerse y beso el final de su espalda, donde dos hoyuelos le indicaban el principio de la curvatura baja del latino. Bajo sus besos, lamio la dicha se ser el primero y el único que vería de aquella forma al mexicano. Separó sus glúteos y observó, lamiéndose los labios, la fruncida entrada del otro.

    México moría de vergüenza ¡Nunca creyó poder estar haciendo lo que estaba haciendo!; Pero se sentía bien. Rusia estaba siendo delicado, amoroso, Alejandro le otorgo por completo la confianza que necesitaba. Por eso, cuando sintió algo adentrarse a su ser, algo caliente y flexible, solo apretó la quijada y bajó la cabeza, mientras que se sostenía del otro extremo de la mesa con las manos.
    Estaba sujetándose con fuerza, con miedo a caer en cualquier momento.
    No sabía qué era lo que estaba dentro suyo, pero se movía lento y con facilidad. Había un sonido húmedo que le atormentaba mientras sus ojos se cerraban, dándole la bienvenida a un extraño placer.

    Rusia movía su lengua lentamente, con miedo de lastimar al chico que estaba recostado en la mesa. Acarició los testículos, intentando brindarle mayor placer al moreno. Sintió como estos temblaban ligeramente, él cerró los ojos y comenzó a acariciar por dentro y por fuera la intimidad de su compañero.
    Al sentir la mano de Rusia aferrándose a su pene, México soltó un jadeo de mera desesperación.
    La forma en la que era tocado era muy distinto a cualquier cosa que alguna vez él creyó haber sentido. Y le encantaba.

    Iván dejó la entrada ajena cuando notó que esta se abría fácilmente, además de que su quijada no podía más. Se levantó de su asiento y se acercó a la nuca del otro, comenzó a besarla mientras dirigía sus dedos a los labios ajenos.

    Alejandro se impresionó ligeramente, pero al entender la situación, abrió más la boca y dejó pasar las falanges del albino.
    Lamió los dedos como si en verdad supiera lo que estaba haciendo, los mordió ligeramente y pasó la lengua entre ellos. Cuando los tres dedos que estaban en su boca comenzaron a moverse, simulando pequeñas estocadas en sus labios, México suspiró y cerró los ojos de nueva cuenta, disfrutando aquella extraña pero placentera situación.

    — Meksika.— jadeó el ruso, acariciando con la mano desocupada sus pezones y lamiendo la parte trasera de su oreja.

    Todo era excitante y pasional, este día no se borraría de la cabeza del ninguno de los dos, sin importar que pasara.

    México dejó salir los dedos de su boca y meneó ligeramente sus caderas, al notarlo, Rusia besó toda la espalda ajena y por última vez dio un beso en su entrada.
    Acarició con sus dedos lubricados la zona sensible. Lentamente insertó la falange de en medio, acariciando el aterciopelado interior, deleitándose por la forma en la que era apretado y por la forma en la que el moreno arqueó la espalda. Al llegar al nudillo, comenzó un vaivén lento.

    El latino se mordía los labios, ardía como el infierno mismo, pero no sentía necesidad de gemir ni jadear. Lo único que quería era que ese jodido dedo saliera de su interior; Pero igual no lo iba a decir.

    Cuando el dedo fue moviéndose en círculos, Iván comenzó a masturbarlo de nuevo. Lamió su mano y rodeó el órgano con su mano desocupada, sincronizo el dedo que metía en su entrada con la mano que estimulaba en su miembro.

    México entonces jadeó, cerró los ojos y meneó las caderas en el ritmo que Rusia ya le había impuesto.

    No se dio cuenta cuando el segundo dedo encontró el primero, pero el movimiento de tijeras que estos le otorgaron le hizo exigir aire y abrir los ojos.
    El albino insertó el tercer dedo, y Alejandro lo notó casi al instante: Dolió como nunca. Su entrada ardía, punzaba, y esos dedos se adentraban cada vez más rápido; Un instante llevó a otro, un movimiento le hizo jadear y soltar un gemido.

    Placer.

    Iván notó casi al instante lo que había hecho, meneó sus dedos una vez más en ese punto y recibió la misma respuesta, acompañada de un dulce "¿Qué me hiciste?" proveniente de una voz temblorosa y llena de placer.
    Rusia se lamió los labios y comenzó a mover su mano con mayor fuerza y rapidez. México se retorció en la mesa, soltando ligeros gemidos y con los ojos fuertemente cerrados.

    Ohh, placer. Quién diría que algo tan desconocido sería tan adictivo.

    Pronto la entrada se estiró suficiente, México- literalmente- tragaba los dedos de Rusia con devoción, anhelando más y más.

    — Meksika... Seychas ya...*— susurró el ruso, con una voz gutural.

    — Mmhhmm...— Alcanzó a decir. Disfrutó el sentir los dedos abandonarle. Entonces, Iván le giró gentilmente. Los brillantes ojos chocolatosos de Alejandro hicieron que su erección goteara ligeramente.

    Besó sus labios con profundidad, pero sin meter su lengua. Ambos sintieron el shock en su intimidad, la electricidad en sus vientres. Ambos deseaban más y más.

    Rusia tomó su lugar en el asiento, abrasó a México y lo sentó de nueva cuenta en sus piernas, iniciando con un par de besos en sus labios.
    Alejandro bajó el elástico de la ropa interior del albino y sacó su miembro.

    Rusia suspiró en medio del beso al sentir como la mano del moreno se deslizaba por su intimidad, frotando ambos cuerpos mientras su beso continuaba.
    Iván lo tomó de las caderas y levantó su cuerpo, éste entendió al instante y se acomodó lo más "cómodo" que pudo. Se abrazó al cuerpo de Iván, sintiendo de nuevo las caricias en su parte baja.
    Entonces frotó la glande de su pene en su entrada, sintiendo los músculos del otro tensarse y dar paso al nerviosismo que había estado intentando evitar.

    — Tranquilo.— le susurró mientras metía un dedo en la entrada y besaba su hombro.

    Alejandro no respondió, pero en serio intentaba hacerle caso a su acompañante. Aunque si se relajó un poco mientras sentía el dedo ajeno explorar su interior.
    Rusia estiró la entrada y posicionó su pene en esta, comenzando con la penetración una vez que su falange estaba fuera.

    Comenzó a penetrarle lentamente, cerró los ojos y se mordió el labio inferior, víctima del dolor que ocasionaba el apretado ser del moreno. Éste solo mantenía la boca abierta, los ojos fuertemente apretados y sus manos aferradas al cabello del otro.

    Cuando México estaba completamente sentado y con la grandeza del ruso en su interior, se dio la libertad de soltar un pequeño gemido y un jadeo.
    Ambos se quedaron quietos un largo tiempo; Solo se miraban y se besaban de vez en cuando. México apretó sus entrañas y suspiro, levantando levemente sus caderas como inicio de un vaivén impasible.

    La forma en la que se estaban entregando lo era todo, de momento Alejandro olvidó el dolor, se dejó llevar por la forma en la que Rusia comandaba sus caderas.

    Arriba, abajo, besos, jadeos desesperados.

    Toda clase de sonidos pervertidos llenaban la cabina del jet.

    Pronto ambos comenzaron a ir más rápido en sus movimientos, se enamoraron de la sensación. México jadeaba, levantaba sus caderas con sus muslos apresando los de Rusia.

    Se movían en una sincronía que era todo menos voluntaria, era como si sus cuerpos hubiesen decidido que el ritmo que llevaban era el indicado. Iván gimió el nombre del otro cuando sintió no poder más, comenzó a morder su cuello, sus hombros, sus clavículas. Todo lo que estaba al alcance de su boca era atacado.

    Le dio la vuelta de forma casi violenta al moreno, sacando su miembro y obligándolo a recostarse una vez más en la mesa.
    Empujó su miembro, ocasionando que por la sorpresa Alejandro gimiera de placer. No solo había sido rudo y rápido, también había golpeado la próstata del mexicano.

    Comenzó a embestir al mexicano, justo en ese punto, escuchando los suaves y (algunos) fuertes gemidos que salían de su boca.
    Desesperó cuando México dejó un "No puedo más" salir de su boca, él tampoco podía más, después de todo.
    Tomó su miembro y lo comenzó a frotar al mismo ritmo con el que le embestía, ocasionando que los gemidos de Alejandro se convirtieran en gritos de placer.

    Un par de estocadas, un poco de besos en la espalda frente a él, y entonces se corrió.
    Comenzó a jadear desesperadamente, buscando el aire que había perdido. Notó que el miembro del mexicano seguía duro, así que continuó bombeándole mientras salía de su cuerpo. Al poco rato el moreno siguió su camino.

    Ambos estaban jadeando, sus cuerpos estaban perlados en sudor.
    México tenía sus azabaches cabellos despeinados, algunos pegados en su frente; Sus labios estaban hinchados, notándose entonces que había estándose mordiendo para no hacer tanto ruido. Una visión tan erótica, que mejoró cuando divisó su semen bajar lentamente por sus muslos.

    Alejandro estaba marcado, esta vez definitivamente, por él.

    Lo atrajo al asiento junto con él. Ambos se abrasaron y se dedicaron suaves besos en los labios.

    — Te amo.— se escapó de la boca de México.



    *Lo haré ahora


    ------------------------------------:0------------------------------------------



    QUOTE
    +:.Påðlâ:.+:
    Hola! Bueno, te seré lo más sincera que puedo ser: No tengo un carajo de idea de como sugio el ship. Supongo que es porque a los rusos les gustan mucho las novelas mexicanas y porque ambos poseen varias bebidas alcoholicas (aunque Rusia solo es conocida por el Vodka, lol)
    Espero que el capítulo te haya guatdo ¡Hasta el siguiente!

    lina010
    :
    Muchas gracias :D

    Mitsuko?:
    Muchas gracias a ti, por leer y por dejar un comentario para esta pobre escritora amateur v¨:

    Prussia Scarlett:
    ¡Muchisimas gracias, y bienvenida! Espero el capítulo te guste ¡Adiós!

    Nightmare Sonny:

    Wow, ¿menos de tres horas? ¡O tú lees muy rápido o mis capítulos son muy cortos, mi camarada!
    Muchísimas gracias por tu comentario y ¡Espero te guste la continuación!

    BlueDevil:
    Hola y bienvenida :D
    Pues no, no e sel fin, pero el siguiente capítulo si lo será ¡saludos!

    ~cHiBi-OokaMi~:
    ¡Oh por Dios! El que lo digas tú, que tienes una historia tan hermosa (aunque sinceramente no he podido leerla desde que dejé comentario, pero cuando pueda ¡ahi voy!), enserio que me hace querer llorar. ¡Muchisimas gracias!
    En el siguiente capítulo veremos las reacciónes de los países que están por aquí ¡Hasta la siguiente!

    Limón-sama:
    ¡Hola! Una tremenda disculpa, si subo continuación. Espero te guste, y muchas gracias por seguir mi fic, lo aprecio ¡Adiós!



    *Hincada en el suelo, con ambas manos unidas en forma de suplica y temblando ligeramente* ¿A-adivinen quien llegó a publicar?
    ¡S-s-Sii! ¡Yo!
    Ok, no las engañaré, me siento MUY MAL por haber publicado hasta ahora, en serio les pido una disculpa por todo este tiempo que no hice nada. Y no les mentiré, no fue la escuela, no fueron mis padres, no hubo ningun factor que me impidiera escribir.

    La cosa es simple: No me apetecía escribir y punto.

    Y sé muy bien que ¡Es horrible! ¡Yo misma me detesto por no tomarme un momento para escribir y publicar algo!
    peero, lo prometido es deuda, y aquí esta la continuación.

    En serio espero sea de su agrado, y si no lo es, sientanse libres de decirmelo (además de crítica, tambien pueden lanzarme verduras o huevos, son gratis)

    Sin más, espero que disfruten de la lectura, espero con muchas ansias sus comentarios y, sobre todo, que perdonen a esta pobre fanática de diversos fandoms.

    ¡Hasta el siguiente capítulo!
     
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  5. Plustrap La Wea De Las Weas
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    Holaaa, cuanto tiempo no? Descuida yo soy igual también estoy escribiendo un fanfic y las pocas personas que me siguen digamos que son un poco exigentes y pues para que no se enojen conmigo les digo que fue por la escuela o algo asi. Por otro lado me encanto el capitulo hace tiempo que no leo algo tan bueno como tu fanfic xd :=DFSDFSD: :=amors:



    weno yo me retiro, mi gente me necesita(? :=RINRUM: :P



    (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧ PAOLA
     
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  6. YellowBee
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    vaya, han pasado ya tres años desde que actualizaste por ultima vez, bueno supongo que debi presentarme primero... soy YellowBee y llevo siguiendo tu historia desde hace bastante tiempo ya, sin embargo hasta hoy no me habia tomado la molestia de crearme una cuenta aqui... un dia de estos me encontraba revisando cosas antiguas en mi lap y mirame ahora! releyendo esta bonita historia mucho tiempo despues de olvidarla... bueno, se que yo no soy nadie para exigir nada, pero ahora me tomo la libertad de preguntar, ¿esta historia quedara asi, en suspenso?¿o continuará algun dia? de ser de la segunda manera agradeceria muchisimo tu respuesta, aun recuerdo cuantas veces entraba a tu foro y actualizaba para saber algo de ti o de esta historia... y quisiera obtener una respuesta ya que realmente te admiro mucho... en fin, entiendo que pudiste haber dejado esto por tus estudios o algo asi, y vuelvo a decir que realmente me encanta tu trabajo...
    con mucho amor y algo de melancolia, tu potencial amiga, YellowBee uwu!
     
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65 replies since 25/9/2014, 04:20   5763 views
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