Quinto para mi calaverita [Junjou Romantica] Cap. VI - FINALIZADO

Otro especial de Día de Muertos -atrasado, XD- con mi pareja favorita. Romance, misterio, muerte de un personaje, drama...

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  1. »Hitch 74 no Danna«
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    Hehehey! Heme aquí con otra entrega de este nuevo proyecto. Gracias por sus lecturas y comentarios, me alientan a seguir con esta clase de temáticas.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica y las tradiciones de Halloween y Día de Muertos no me pertenecen.



    III.-


    Algunos minutos después la pareja elevó una oración a Dios, pidiendo por el pequeño ángel y todas aquellas ánimas que vendrían en estos días desde el Mundo de los Muertos a visitar a sus seres queridos en el Mundo de los Vivos. Después de eso Nowaki ofreció el calabacín tallado a mano, muy similar al que Misaki poseía el año pasado.


    —Es hora de irnos —espetó el castaño— Akihiko ¿piensas quedarte? —el novelista asintió— Bien, entonces te llamo luego. Y esta vez dígnate en contestar.

    —De acuerdo.


    Vio a la pareja alejarse cada vez más hasta que desaparecieron de su campo visual. Inmediatamente sintió una presencia detrás de él.


    —Yo le creo, Usami-san.

    —¿Ah? —Akihiko solo viró el rabillo del ojo hacia el origen de esa voz joven pero fría.

    —Yo también lo he visto.


    Usami se volteó por completo, impresionado por la reciente confesión, aunque también algo turbado porque su conversación con Nowaki fuera escuchada por alguien más.


    —El Misaki del que hablaban ellos sí es el mismo que mencionó usted. Lo sé porque yo lo conocí y lo he visto.

    —¿Eres alguna clase de médium o psíquico? —increpó el novelista irónicamente.

    —No… yo soy el que estaba con él en ese incendio… Takatsuki Shinobu.


    Un escalofrío recorrió la espina del de ojos violeta. Frente a él estaba un jovenzuelo de cabello corto y rubio oscuro, tez clara y no demasiado pálida, grandes pero fríos ojos grises, que pintaba unos dieciocho años… aquel que estuviera con Misaki antes de morir.


    —Dime todo lo que se…

    —Si quiere vamos a un lugar menos concurrido —Shinobu miraba a su alrededor, donde en efecto las madres y padres venían a dejar flores y presentes a sus angelitos que se adelantaron al Mundo de los Muertos.

    —Está bien.


    Pocos minutos más tarde llegaban a alguna zona poco concurrida de un gran parque. Ambos varones estaban sentados en un banco bajo un árbol que, igual que el resto, dejaba ver el otoño en el color de sus hojas. Algunas de ellas también le recordaban esas flores que evocaban a la muerte.


    —¿Cuándo lo viste? —preguntó directamente el escritor.

    —Un año después de su muerte —confesó el muchacho sin inmutarse— Para ese entonces la familia Takatsuki ya me había adoptado…


    FLASHBACK


    Noche del treinta y uno de octubre. Un año había transcurrido desde la pérdida de Misaki, con quien pasó tantos años en el orfanato y a quien consideraba un hermano. Ahora vivía con el señor y la señora Takatsuki, y una hermosa joven castaña llamada Risako, su hermana.


    Se encontraba aplastado en la mullida cama de su nuevo dormitorio, mirando hacia el techo con expresión vacía. Anteriormente una pareja amiga de sus padres lo invitó a una fiesta que le organizaron a su hijo, con temática de Halloween. Sin embargo aún seguía fresco el recuerdo del día, exactamente éste día de hace un año, en que el chico de ojos verdes perdiera la vida en ese horrible incendio… solo para salvarle la suya. Por tal motivo se rehusó a asistir a cualquier celebración y ahora se encontraba en su habitación, a oscuras, abrazando su almohada.


    De repente se oyó un ruido, como si estuvieran quitándole las envolturas a los dulces antes de comérselos. A sabiendas de que solo estaba él y nadie más, volteó a ver a la mesita de noche junto a la ventana, donde reposaba la calabaza de plástico que sus padres pretendían que llevara. Se le hizo raro que la cortina de la ventana estuviera ligeramente abierta cuando él mismo las había cerrado todas, así que se levantó, pero vio que la calabaza estaba llena de dulces, y bajo esta había una nota.


    »Querido Shinobu-chan:

    Por favor no estés triste, ve a divertirte un rato. No te preocupes por mí, estoy perfectamente… recuerda lo que decían Flora-san y Maya-san (1) sobre la muerte: la muerte está tan segura de alcanzarnos, que nos da toda una vida de ventaja. Por eso vive y sé feliz.

    Cariños, Misaki.

    P.D. Los dulces son para ti«



    Con el corazón a mil y las lágrimas amenazando con ensuciar sus mejillas, se asomó por la ventana, para llevarse la sorpresa de su vida: con la misma ropa que aquella horrible noche, una calabaza verde en manos con una velita en su interior, cierto chico de ojos verdes pasaba alegremente por su calle, mientras le saludaba con la mano y esbozaba una gran sonrisa.


    FIN DEL FLASHBACK


    —Cuando quise alcanzarlo, simplemente ya no estaba… esa fue la única vez que lo vi —finalizaba el menor su relato.


    Otro silencio se formó. Lo único que se escuchaba era el suave silbar del viento y los murmullos distantes de las pocas personas en el parque. Akihiko tal vez podría estar satisfecho al saber que no era su imaginación, pero no lo suficiente. Deseaba saber más del pequeño ángel que se adelantó al Mundo de los Muertos, y explicarse esa sensación que le provocaba tenerlo en el pensamiento por tanto tiempo aun sin conocerlo.


    —Escuché de dos casos más el año pasado y el antepasado —continuó el menor después de ese silencio— Los dos de amigos que tuvimos en el orfanato: Kirishima Hiyori y Tödö Shinnosuke… a los dos ya los habían adoptado cuando ocurrió. Hiyori me contó que Misaki le dejó una nota parecida a la mía, y tres panes de muerto (2) como los que quería comer después de que terminaran las fiestas del año en que Misaki murió… eso fue la noche siguiente de que yo lo vi. En el caso de Shinnosuke, a él le dejó dos calaveritas de azúcar (3). Para ese entonces el pobre quería una, pero no conocía ningún sitio donde las hicieran… eso fue la noche del dos de noviembre del año pasado —hizo una pausa, y luego de eso soltó un suspiro— Pero en ninguno de los casos, ni siquiera en el mío, Misaki entabló conversación o contacto físico… tan solo apareció y se fue.


    El escritor se sintió peor, pues según lo que acababa de escuchar, sólo podía ser visto una vez. Se maldijo internamente por haberlo tratado tan mal aun cuando el chico le agradeció por su amabilidad. De nuevo sintió ese cosquilleo al recordar, pues en la vida lo calificaban abiertamente como una persona amable… ni él mismo se veía de esa forma, todo mundo lo conocía por ser apuesto, inteligente, frío, soberbio, altivo, tal vez agradable en su forma de hablar en las ruedas de prensa o firmas de sus libros, pero nunca en sus acciones. Uno de dos: o el chico tenía problemas de percepción, o realmente hizo que aflorara esa cualidad que creía inexistente.


    —¿Sabe? Dicen que la forma en la que uno muere define quién fue en vida —murmuró el joven, mirando las hojas mecerse con el viento— y Misaki… —la voz hasta ahora imperturbable de Shinobu, se rompía lentamente. Un brillo en sus ojos advertía que lloraría si seguía hablando— él era la persona más noble que pude haber conocido.


    FLASHBACK


    Noche del treinta y uno de octubre. La casa de la señora Kusama estaba envuelta en llamas, ocasionadas por una de las veladoras de la ofrenda que estaba ahí montada. Dos chicos se encontraban atrapados en el sótano de la casa, pues anteriormente una pesada lámpara cayó con tal fuerza que terminó haciéndole un agujero al piso de madera, y de tan denso que estaba el humo, ninguno lo vio y cayeron en él.


    —¡Hey, Shinobu! ¿Estás bien?

    —Sí, pero cómo vamos a salir de aquí si está muy alto.


    En efecto el agujero por el que cayeron parecía ser su única salida, pero estaba demasiado alto y demasiado alejado de las paredes como para subir trepando. Tenían que buscar otra salida, y lo primero que pensaron fue en abrir la puerta del sótano desde adentro, pero estaba cerrada con llave. Buscaron otras salidas hasta que Misaki dio con una pequeña ventanita, un poco más abajo del techo, que daba al exterior. Sin embargo había un problema: estaba clausurada con una cadena y un candado. Intentaron forzarla, pero no funcionó, así que pensaron en cortarla.


    —¡Hazte a un lado!


    Misaki logró quitar las cadenas y el candado, y ahora rompía el vidrio.


    —¡Voy a asomarme primero! —dijo. En el proceso el chico se había cortado con uno de los restos de vidrio y había perdido la manga derecha de su suéter— ¡Es seguro salir, te ayudaré!


    Debido a que Shinobu era un poco más bajo que Misaki, éste volvió adentro para ayudarlo a subir. En ese momento se dejó oír una explosión: un tanque de gas portátil que recordaban se encontraba en la cocina, estalló, y fue grande el impacto que incluso hizo temblar parte del techo del sótano. Debido a eso uno de los pesados anaqueles que se encontraban ahí se tambaleó.


    —¡Shinobu!


    Como en cámara lenta, el rubio vio a Misaki correr hacia él y empujarlo a un lado. Asimismo, y sin dar tiempo a nada, el pesado mueble se dejaba caer sobre el ojiverde, quien emitió un lastimero grito de dolor.


    —¡Misaki!


    Haciendo acopio de sus fuerzas, quitó el pesado mueble de encima de su compañero, pero cuando Misaki intentó levantarse se quejó, pues seguramente se fracturó alguna costilla.


    —¡Sujétate de mí! —Shinobu intentó cargarlo— ¡Voy a sacarte!

    —¡Aaaaah, duele! —Misaki seguía quejándose, y para colmo el humo ya estaba llenando el lugar, dificultándoles hasta respirar— ¡Sal de aquí y ve por ayuda!

    —¡¿Estás loco?! No voy a dejarte.

    —Tampoco vas a poder llevarme ¡Sal de una vez!

    —¡Rayos, Misaki! —el rubio estaba empezando a asustarse y desesperarse— ¡¿Por qué haces esto?!

    —Porque eres mi hermanito.


    FIN DEL FLASHBACK


    —Y esas fueron sus últimas palabras —algunas gotas de mar ya habían ensuciados sus mejillas— Después de eso Misaki se desmayó y entonces grité por ayuda… nos sacaron de ahí a ambos, pero para él ya era tarde… —comó un poco de aire para no ahogarse con sus propias lágrimas— Cuando Maya-san dijo que Nowaki no pudo salvarlo, yo…


    Sin poder contenerse más, Shinobu rompió en sollozos ahogados. Al principio Usami se quedó estático, sin tener idea de qué hacer o qué decir. Esto ya era demasiado para un solo día y para su corazón. Si bien era cierto que no conoció al muchacho como el rubio, sentía rabia y hasta cierto dolor por la muerte de ese ser tan noble e inocente, cuando en el mundo seguía viviendo gente tan frívola y egoísta…


    —Shhhh… ya no llores, Shinobu-chan —se escuchó un suave susurro que casi deja a Usami pálido de la impresión— Yo estoy aquí.


    ¡Y no era para menos! Pues quien se aparecía, poco a poquito y de una forma muy difusa, era...


    —Misaki…

    —Shhhh…




    CONTINUARÁ…





    Notas de la autora:


    1. Si han leído mi fic El Cuartel del Metal, notarán que utilicé el mismo nombre para la mamá de Nowaki. El otro, Flora, vendría siendo la dueña del restaurante. En el episodio anterior mencioné que ésta última es de ascendencia mexicana, y de ahí que en este fic se conocen las tradiciones de Día de Muertos.

    2. Según la Iglesia católica, en la ofrenda el pan de muerto representa el cuerpo de Cristo.

    3. Según la creencia, y dependiendo del tamaño, las calaveritas medianas aluden a la muerte siempre presente, las chicas a la Santísima Trinidad y las grandes al Padre Eterno.


    Bueno, esto es todo por ahora. Nos leemos después, chaito.
     
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16 replies since 11/11/2014, 00:06   497 views
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