Tu indiferencia Actualizado FINAL

¿Será infidelidad, si ya en tu corazón no hay más amor para esa persona que crees traicionar?

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. kimmi Chan
        +2   +1   -1
     
    .

    User deleted


    ¡Traz! ¡Te la dejaron caer y sin lubricante! ¡Tómala!

    Eso, Hiroki!! Me duele porque amo a Nowaki </3 pero se lo ganó a pulso, después de la burrada que hizo se le vino todo encima, espero con ansias ver como se desenvuelve Hiroki como profesionista y que Nowaki le de una patada en el trasero al zopenco de Misaki >w<


    Pobre Issei, pero eso necesitaba Hiroki para abrir los ojos / : Ya se pone más buena la cosa *AA*

    Gracias por el capi, estuvo muy bueno, espero el próximo ;DD
    Besitos *3*
     
    Top
    .
  2.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    You're born this way baby You are beautiful in your way cause god makes no mistakes ♥♪Lady Gaga♪♥

    Group
    Escritor intermedio
    Posts
    885
    Location
    en mis nubes, escuchando Rock y escribiendo historias de amor trágicas...

    Status
    Anonymous
    Nowaki es un imbécil. Y de corazón lo digo, no quiero que Hiroki vuelva con él. Casi me muero con lo que pasó con Issei. Menos mal que está mejor el baby. Mis aplausos para Hiroki, quien ya se decidió y está cambiando por su propio bienestar. Me rasga el corazón solo saber que no es todo lo que va a sufrir.
    Y de Misaki, ¿qué decir de él? -suspiros- No está bien lo que hizo, pero acá el único culpable de esa infidelidad y de destrozar una familia, mandando todo a la mierda, es de Nowaki. Me importa un carajo sus excusas :) por mí, que se muera.
    El capítulo estuvo maravilloso, demasiado emocionante. Cuidado con la ortografía a la hora de editar, hermosa. Sé que es fastidioso, pero sabes que es necesario.

    Un abrazo. Espero ansiosa el próximo capítulo.
    Te amo.

    Mucha buenas vibras para vos.
     
    Top
    .
  3. noquichinda
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    ahahahah mierda mierda mierdaa.... se lo merece puto nowaki.. por pendejo.. ahora hirochan dale en la madre. y lo sabia puta misaki.. ojala no quede preñado de nowaki.. o me me partira mas el corazo n... aahah quiero conti pronto..
     
    Top
    .
  4. BlackLady713
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    y eso que aun no sabe lo de la vibora zalamera de Misaki!!!

    ya lo sabia!!!! COMO PUDO DEJARSE ENROLLAR!!!????? stupido y calenturiento Kusama!!!

    y ahora que haras Nowaki? spero q llores sangre antes que Hiroki te perdone....

    Hiro-san, mi vida!!! esos son pantalones y no pañales como los de tu marido!! que comience la nueva vida del demonio!!
    todas mis fuerzas stan contigo Kamijou!!!

    spero la conty sensei

    LB :=wozardd:
     
    Top
    .
  5.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Los buenos momentos de tu vida, serás recordados como grandes alegrías; los malos te darán las mejores enseñanzas

    Group
    Clan Angel
    Posts
    507
    Location
    mi cuarto

    Status
    Offline
    Mi querida Fransela_r mis felicitaciones para ti nunca se acabarán
    en fin sobre el capi te quedo estupendo
    yo jamás creí que nowaki sería capaz de tal engaño
    desee meterme en la historia y hacerla gore XD
    pero se que tu los harás sufrir a ambos
    por otro lado hiroki por fin se decidió
    va a ser libre pues eso es lo que su espíritu requiere
    no comente pronto porque estoy en exámenes
    espero la conty con ansias
    nos vemos :=PENSDF:
     
    Top
    .
  6.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,598

    Status
    Anonymous
    Nowaki y misaki son unos pendejos como pudo hacerle algo asi a hiroki, nowaki se arrepentira de sus actos. Menos mal q hiroki se ha dado un tiempo.muy buena historia. Esperare el proximo capitulo.
     
    Top
    .
  7. widget
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Increíblemente, llore y llore leyendo este fanfic. Y todo porque estos sentimientos son los que yo vivi con mi ex pareja siendo bien yo asi como Hiroki, y ella como Nowaki. Solo que al final no pude seguirla mas nada y no porque no estaba cansada, porque yo estaba dispuesta a todo, si no porque ela fue la que se canso y termino con todo.

    de verdad tengo mucha curiosidad de saber como concluye tu historia.

    Nos leemos!!
     
    Top
    .
  8. Fransela_r
        +6   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Jjejejejejejeje me tarde un poquito espero les guste. Besitos, se les quiere y bienvenidas las nuevas lectoras. Gracias por darme la oportunidad.






    Yo



    El exquisito aroma de un desayuno recién preparado se coló por su nariz, despertándolo casi al instante. A pesar de lo que había creído, durmió toda la noche, sin soñar, sin pensar. Sonrió al ver a su más grande amor acurrucado en su pecho ¿Cómo no iba a dormir bien, si tenía al hombre que más amaba, entre sus brazos?

    Besó la mejilla de su hijo y este se removió un poco para quedarse quietecito nuevamente, con una carita apacible. Hiroki miró con tristeza, la pequeña gasa que cubría la herida. Iseei estaba bien, tendría que ir en unos días al hospital para que Tsumori retirara los puntos, pero Hiroki aún no se perdonaba que aquello hubiese ocurrido.

    Miró a su alrededor sintiendo mucha nostalgia. La habitación de huéspedes del departamento de Ryu, era cómoda, grande y muy lujosa, pero no era su habitación y aquel lugar no era su casa. Suspiró y cuando iba a levantarse, tocaron la puerta.

    —Buenos días mi niño, venía a despertarte, ya está listo el desayuno.

    Hiroki miró a su nana con una profunda tristeza. Esta se sentó a su lado y lo abrazó dulcemente.

    —Todo estará bien Hiro-chan, todo va a estar bien, ya lo veras.

    Himeko lo besó y arrulló como si aún fuera un niño pequeño al que había que consolar.

    —Pude haberlo perdido Hime-san. Por mi culpa…por mi culpa mi bebé está herido.

    Himeko acarició su rostro y besó su mejilla con ternura.

    —Mi pequeño niño ¿Acaso no recuerdas lo travieso que tú eras? Cuantas pequeñas heridas tuve yo que curar. Eras muy curioso, todo querías descubrirlo. Un día tuve que sacarte de debajo de una pila de libros, porque estabas buscando una arañita que se escurrió detrás de la biblioteca de tu padre. No fue tu culpa mi pequeño, son cosas que pasan. El pequeño príncipe está bien y tú tienes que perdonarte.

    Hiroki asintió suavemente y se recostó del pecho de su nana.

    —Y después de que te perdones, te paras, te vistes, desayunas y te preparas porque tenemos una cita esta tarde.

    Hiroki le sonrió a su amigo, que desde la puerta lo reprendía con una seria expresión.

    El desayuno estaba delicioso, Hiroki comía con avidez. Tenía mucha hambre pues no había comido nada desde la noche anterior. Himeko alimentaba a Iseei, bajo la mirada atenta de Hiroki, que no dejaba de hacerle carantoñas a su hijo. Este le respondía con risotadas, hablándole en su media lengua y hasta Ryu reía con la perorata del pequeño bebé. Hasta que en aquella charla salió algo en lo que Hiroki no quería pensar.

    —¿Papá?…juega papá.

    Hiroki se tragó el nudo que atenazaba su garganta. Hizo a un lado la comida y se acercó a su hijo, mirándolo con amor.

    —Papá está trabajando. Lo llamamos más tarde y hablas con él, ¿Si?

    Iseei asintió y siguió comiendo, ajeno al dolor, al miedo y a la incertidumbre que sentía Hiroki.

    Hiroki se disculpó y caminó a su habitación. Miraba por la venta con los brazos cruzados en su pecho, cuando Ryu entró. El abogado se paró a su lado y miró la hermosa vista.

    —Todo esto es más difícil de lo que pensé. —Murmuró Hiroki después de unos segundos. Mirando a Ryu agregó entonces. —Pero no es por mí, ¿sabes? Yo…no siento nada cuando pienso en Nowaki, es como si estuviera bloqueado. Me preocupa mi hijo. Me preocupan las respuestas que debo darle, cuando comience a preguntar por él.

    Ryu lo miró con una altiva seriedad.

    —Hiroki, Nowaki se pasaba más tiempo en el hospital que en la casa. Su ausencia no supondrá mucha diferencia. Iseei tiene apenas dos años, se acostumbrará. Incluso si terminas divorciándote.

    Hiroki lo miró con sorpresa. Ciertamente no había llegado tan lejos en sus pensamientos.

    Ryu lo tomó de la mano y lo llevó a sentarse en un cómodo sofá.

    —Mira. —Le dijo con suavidad, tratando de buscar la mejor forma de abordar aquel incomodo tema. — Tienes que pensar en todas las posibilidades, no es como si fueras a hacerlo mañana, pero no sabes cómo va a terminar toda esta separación. Como puede que el idiota de tu marido consiga enrumbar su camino, puede que tú descubras que ya no es él, lo que deseas para tu vida. Y esos son solo dos de los escenarios, muchas cosas pueden pasar, debes estar preparado.

    —Pero Ryu…Yo. —Balbuceó Hiroki.

    Ryu no lo dejó terminar.

    —Yo soy tu amigo Hiroki y quiero lo mejor para ti. Mañana tienes una cita con uno de los abogados de mi firma. Si bien solo será una asesoría, te servirá para tener un mejor panorama de todo lo que pasará si decides separarte definitivamente. Lo haría yo mismo, pero soy tu amigo y prefiero que te guie alguien que no tenga nada personal involucrado.

    Hiroki asintió, mirando al vacío. Divorcio era una palabra dura y gris. Le daba cierta aprensión siquiera pronunciarla, pero en la nueva perspectiva de su vida, era una posibilidad y ¿quizás no llevaba siendo una posibilidad durante algún tiempo? Hiroki, mirando las cosas ahora con un poco más de frialdad, pensaba que aquella alternativa, aunque dolorosa, sería también un punto de cambio, de no darse las cosas como esperaba.

    —Deja que Himeko san se encargue de Iseei un rato, necesitas pensar a solas y también necesitas descansar. Esta tarde tienes que estar lo más centrado posible en la entrevista.

    Le sugirió Ryu, cortando el hilo de sus pensamientos. Hiroki asintió y caminó a recostarse en la cama. Quizás se estaba adelantando a los acontecimientos. Quizás las cosas no saldrían como él pensaba y darle una nueva oportunidad a su matrimonio era lo que le deparaba el futuro. Con eso en mente, cerró los ojos y el sueño lo reclamó rápidamente, dándole la bendición del olvido, aunque fuera por unas horas.

    Por su parte, Nowaki no había dormido nada en toda la noche. Con el propósito de que su familia no estuviera mucho tiempo fuera del que era su hogar, había sacado sus cosas la tarde anterior. Con la ayuda de una agencia de bienes raíces, había rentado un pequeño departamento cerca del hospital. El lugar parecía una caja de fósforos, era pequeño e impersonal, pero Nowaki tenía la esperanza de que no pasaría allí mucho tiempo.

    Tenía sus maletas y algunas cajas esparcidas por la pequeña habitación. Se había pasado la noche entera mirando al techo, recostado en la incómoda cama, pensando en su vida y en lo que esta era ahora. Estaba claro que muy tarde había tomado la decisión de cuidar su matrimonio y aquellas eran las consecuencias. Su familia estaba alejada de él y ya no tenía ni siquiera un hogar.

    Aquella mañana caminó por los pasillos del hospital con el semblante cansado y dolido.

    —¡Uf! que mala cara, Nowaki. No me digas, Hiroki te puso a dormir en el sofá.

    Nowaki miró a Tsumori con cansancio.

    —Me botó de la casa. Supongo que tenías razón, estiré demasiado la cuerda hasta que se rompió

    Tsumori tenía una enorme sorpresa reflejada en el rostro. Pensando que lo que había sucedido entre aquellos dos, debía ser muy grande para que Hiroki hiciera algo así. El médico no dudaba que la culpa era de su amigo, pero algo le decía que allí había algo más. Si había algo que admiraba en Hiroki era el profundo, fiel y abnegado amor que Hiroki le profesaba a Nowaki, aquello no tenía sentido. Hiroki no hubiese hecho algo así a menos que…

    “A menos que ya no lo ame”

    Tsumori frunció el ceño con aquel pensamiento. Esa posibilidad no se la esperaba y si era así, Nowaki habría perdido no solo su matrimonio, sino cualquier oportunidad para recuperarlo.

    —Me parece amigo, que necesitas una noche de tragos. —Le dijo Tsumori con una amigable sonrisa.

    Nowaki lo miró unos segundos, pensando en que quizás distraerse no le vendría mal.

    —Por que no. —Respondió encogiendo los hombros. Tsumori era frívolo y no tenía una relación fija, pero muchas veces le había advertido que cuidara lo que tenía, quizás tenía algún buen consejo que le ayudara a arreglar el lio que había causado.

    El día se le terminó de torcer, cuando llegó el turno de las rondas. Misaki estaba como siempre con el resto de los internos. No lo había visto desde la noche que habían estado juntos. Afortunadamente había tenido el día libre y no estaba en el hospital cuando dieron de alta a su hijo, pero la suerte no iba a durarle eternamente y allí estaba, esperando como siempre que lo eligiera a él para asistirlo, como comúnmente lo hacía.

    — ¿Kusama a quien te llevas para cirugía? —Preguntó el jefe de cardiología. Todos estaban acostumbrados a que Nowaki siempre escogía primero.

    —Takatsuki…Shinobu Takatsuki. —Pronunció sin pensarlo mucho, ante la mirada sorprendida de muchos.

    Misaki no cambió su expresión serena. Shinobu caminó tras Nowaki, cuando este, sin decir más, se dio la vuelta y caminó por el largo pasillo hacia el área de quirófanos, para comenzar su día. Misaki y los otros que no habían sido escogidos por los médicos jefes de cada área, fue enviado a emergencias.

    Todos lo miraban extrañados, pero él no pensaba en nada. Iba dispuesto a hacer su trabajo, después de todo, ya se esperaba aquella reacción de parte de Nowaki. Mas habiéndose enterado del accidente que había tenido su hijo. Le daría unos días antes de confrontarlo. Había dado un gran paso en su plan para conquistar al médico, podía soportar ese pequeño bache que la vida le había puesto.

    Suspiró pensando en el mensaje de texto que había escrito la noche anterior, esperaba que hubiese llegado a su destinatario.

    *******

    Hiroki sonreía lleno de felicidad. Estaba con Ryu tomándose una bebida fría en un lindo restaurant.

    —Aun no puedo creerlo. —Murmuró feliz, riendo como un niño.

    Ryu negó con la cabeza y sonrió.

    —Te dije que ibas a lograrlo. Ese trabajo llevaba tu nombre.

    Hiroki sorbió un poco de su jugo, haciendo un mohín de disgusto.

    —Lástima que sea solo por seis meses.

    —El Decano te dijo que si abren una plaza nueva te consideraran, así que deja de quejarte, por algo se comienza. Además ya estas adentro, eso te servirá de experiencia.

    Hiroki asintió a las palabras de su amigo. Ya tenía lo que había deseado, por primera vez estaba dando pasos hacia un futuro enteramente suyo.

    Que mal que el profesor con el que voy a trabajar no pudo ir a la reunión.

    Ryu llamó al mesero para que les trajera algunos bocadillos. Tomó un sorbo de su bebida mientras le decía a su amigo.

    —El Decano dice que es muy responsable y que tiene muchas credenciales. Hasta ha ganado premios por ensayos y obras sobre la literatura japonesa, de seguro vas a aprender muchas cosas de él ¿Cómo es que se llama?

    Hiroki sacó la tarjeta de presentación que le había dado el Decano y leyó en voz alta.

    —Ijuuin Kyo. —Miró pensativo la tarjeta. —Creo que yo he leído algo de él, si mal no recuerdo es un ensayo sobre la antología de la poesía japonesa, algo sobre el Manyōshū que fue publicada en el año setecientos cincuenta y nueve. En casa debe estar, cuando vaya lo…buscaré.

    Ryu lo miró comprensivo.

    —En mi casa te puedes quedar todo el tiempo que quieras.

    Hiroki negó con la cabeza.

    —No es justo contigo. Iseei es muy inquieto y tú necesitas descansar y también necesitas tu privacidad. Llamaré a Nowaki cuando lleguemos a tu departamento, espero que ya haya recogido sus cosas.

    Nowaki había dejado su teléfono en el consultorio. Acababa de salir de quirófano, cuando una enfermera le informó que le llamaban.

    —Lo hiciste muy bien Shinobu kun. Gracias por tu ayuda. Por favor, monitorea al paciente que operamos esta mañana y me informas. Yo voy a atender esta llamada e iré a la cafetería, búscame allí.

    El chico asintió sonriendo y corrió a hacer lo que el médico le había pedido. Ahora entendía la fascinación de Misaki por Nowaki como médico. Era un hombre amable, paciente, que se tomaba el tiempo para explicar cada procedimiento y que hacía que te enamoraras más de lo que hacías. Para Shinobu había sido un día muy especial, pues había estado con el mejor. Pasaría por la administración un momento, para contarle a su novio el maravilloso día que había tenido.

    Mientras Shinobu corría a compartir con el amor de su vida, su día feliz. Nowaki, que estaba seguro que la llamada era de Hiroki, caminaba rápido a atender, aunque no tenía la esperanza de escuchar buenas noticias.

    —Hola. —saludó con emoción.

    Hiroki suspiró al oír la voz de su esposo.

    —Hola. —Saludó sin emoción alguna. —Yo…quería saber si fuiste por tus cosas.

    —…Recogí algunas cosas ayer. Si necesito algo más te llamaré y bueno… también para que conversemos sobre los días que puedo ir a ver a mi hijo.

    Nowaki se sentía derrotado. Pero a pesar de la nota de tristeza en su voz. Hiroki siguió hablando desapasionadamente.

    —Puedes ir a ver a Iseei cuando quieras. Himeko estará en casa y también habrá una niñera.

    — ¿Una niñera? —Nowaki se mostró asombrado. —¿Por fin decidiste seguir mi consejo?

    Pero no iba a gustarle la respuesta.

    —No, no fue por seguir tu consejo, puedo cuidar a mi hijo por mí mismo. Es porque conseguí trabajo por las tardes y no quiero que Hime san tenga toda la responsabilidad con Iseei.

    Nowaki se quedó impávido. Hiroki, tras un corto silencio, decidió despedirse.

    —Tengo que colgar. Me iré a casa esta noche. Si puedes, llama a Iseei, ha estado preguntando por ti.

    —Hiroki. —Lo detuvo Nowaki. —Yo…Este trabajo, todo este cambio ¿tiene algo que ver con tu decisión de separarnos? ¿Estás pensando de verdad darnos otra oportunidad? Yo, estoy muy confundido, he hecho lo que me has pedido, pero te siento tan distante, como si estuvieras cómodo con esta situación.

    Hiroki suspiró abatido. Nowaki seguía sin entenderlo. Tal parecía que no estaba viendo la raíz de todos sus problemas.

    —No estoy haciendo nada de esto para castigarte. Lo hago por mí y que no lo entiendas dice mucho de nosotros como pareja. Tal parece que solo nos conocíamos superficialmente. Es como si hubiésemos vivido todos estos años con solo una parte de nosotros y hubiésemos ocultado quienes verdaderamente éramos ¿Quieres saber cómo me siento, Nowaki? Me siento vacío, seco, no siento nada. Es como si no fuera yo, el que está viviendo todo esto. Pero solo es esa parte de mi la que se siente así, ese yo, que vivió cinco años de matrimonio contigo. Conseguir un trabajo, contratar una niñera, seguir adelante, todo eso lo está haciendo el que soy ahora. Estar a punto de perder a mi hijo puso mi vida en perspectiva. Salí de mi caparazón y me enfrenté a mi realidad y la verdad es que no vi nada que me hiciera feliz. De pronto ya no tenía tu amor y tampoco me tenía a mí mismo.

    —Mi amor siempre lo tendrás. Es tuyo, siempre ha sido tuyo.

    —Entonces por favor dame tiempo. Es lo único que te pido. —Le rogó Hiroki tristemente.

    Nowaki se cubrió los ojos con una mano temblorosa. Estaba entre la espada y la pared.

    —Te extraño…los extraño. Llamaré a Iseei esta noche e iré a verlo mañana.

    Hiroki suspiró con alivio.

    —Le avisaré a Hime-san. Ahora tengo que colgar, Iseei está a punto de hacer que Ryu nos eche de su casa. No parece que ayer hubiese tenido un accidente, está más travieso que nunca.

    Nowaki sonrió, aunque por dentro estaba llorando.

    —Dale un beso por mí al pequeño travieso y…Hiroki…no olvides que te amo… Por favor, no lo olvides.

    —Adiós Nowaki.

    Esa despedida sonó en los oídos de Nowaki como un hasta siempre. Agradecía el ofrecimiento de Tsumori, pues esa noche quería arrancar aquel horrible dolor de su corazón, así fuera con alcohol.

    Se sentaron bien entrada la noche en un pequeño bar. El lugar estaba atestado de gente, pero ni el bullicio a su alrededor lograba calmar su desazón.

    —No me gusta patear al caído, pero no puedo dejar de decirte que te lo dije.

    Tsumori tomó un largo trago de su bebida, mirando a Nowaki con desaprobación. Su amigo asintió en silencio, mirando la copa frente a él, como si tuviera veneno. Luego de un hondo suspiro, la tomo y bebió de un solo trago el contenido de esta, quemando en el proceso su garganta. Tosió un poco y arrugó el rostro, luego, pidió otra copa, porque aquella solo era el comienzo.

    —Ya sé que soy un imbécil. —Murmuró con el rostro escondido entre sus manos y Tsumori asintió con la cabeza, pues no tenía más que decir. Nowaki ya estaba viviendo su castigo por no haber oído sus consejos.

    Misaki había ido a comer con Akihiko, pasó la noche asintiendo y sonriendo sin prestarle mucha atención a lo que este decía. Akihiko, cuando ya comían el postre, se lo hizo notar.

    — ¿Tuviste un día pesado? Te noto un poco distraído.

    Misaki frunció el ceño, mirándolo con extrañeza. Akihiko sonrió y tomó su mano, besándola cariñosamente.

    —No has atendido a nada de lo que te he dicho. —Le dijo con dulzura. —Comprendo que tu trabajo es importante para ti, pero deberías tomártelo con calma, mi amor. Te ves un poco estresado.

    Misaki hizo el esfuerzo de sonreír, estaba estresado, sí, pero por estar allí y no donde quería estar.

    —Solo estoy cansado. —Murmuró con un hondo suspiro, buscando así que Akihiko no lo retuviera más por aquella noche.

    —Esperaba que quisieras venir a mi departamento esta noche.

    Akihiko se oía esperanzado, pero Misaki no tenía la mínima intención de tener sexo con él.

    — Oh, Akihiko, lo siento de verdad, pero estoy cansado y mañana tengo que madrugar. Será otro día.

    Akihiko asintió, pero no estaba muy conforme con la actitud de Misaki los últimos días, siempre con excusas y evitando que pasaran tiempo a solas.

    Cuando finalmente salieron del restaurant. Akihiko fue en busca del auto mientras Misaki esperaba. Su sorpresa fue mayúscula, cuando en la calle de en frente vio salir a un tambaleante Nowaki de un bar. Vio a la persona que le acompañaba y reconoció a Tsumori, que no se veía mejor que Nowaki. Tsumori le susurró algo al oído a su amigo y se alejó caminando lentamente, hasta una línea de taxis. Misaki vio allí su oportunidad.

    Cruzó la calle en carrera, rogando para que le diera el tiempo suficiente de irse, antes de que Akihiko regresara con el auto. Nowaki sintió que alguien lo tomaba de la mano.

    —Kusama sensei, que raro verlo por aquí.

    —Mi…Mishaki. —Balbuceó Nowaki, que en su borrachera apenas podía distinguir al chico.

    —Venga Kusama sensei, déjeme llevarlo a casa.

    Misaki detuvo el primer taxi que pasó por la calle y subió al obediente médico. Cuando el vehículo arrancaba con ellos dentro, Misaki vio llegar el auto de Akihiko, sonrió con alivio, se había salido con la suya.

    —Ya…ya no tengo…no tengo casa. —Murmuró Nowaki adormilado.

    Misaki sonrió y sacó su celular, marcando con rapidez.

    —Akihiko, soy yo… Si, siento haberme ido así, resulta que un vecino pasaba por allí y ofreció llevarme. Como no te vi y para evitarte el viaje hasta mí casa, acepte la oferta… No te preocupes Akihiko, ve a casa, nos hablamos mañana.

    Misaki cortó la llamada con rapidez, tenía cosas más importantes en las que ocuparse. El taxista llegó al destino fijado y Misaki despertó a Nowaki con suavidad.

    —Nowaki san…Nowaki san, ya llegamos.

    —Hiroki. —Murmuró Nowaki entre dormido y despierto.

    —Venga. —Misaki lo tomó de la mano y lo ayudó a bajar.

    Unos minutos después era recostado en una suave cama. Misaki lo miraba sonriendo. Agradecía que su hermano estuviera fuera de la ciudad, pues eso le dejaba la casa a su entera disposición. Lo desvistió con calma y lo dejó en calzoncillos. Cuidadosamente lo cubrió con una sábana. Cuando ya estaba acomodado y al parecer profundamente dormido, se sentó a su lado en la cama, pensando que haría con aquella inesperada oportunidad.

    Cuando la mañana despuntó reluciente y calurosa, Hiroki ya iba en camino al despacho de Ryu.

    —Mi socio ya te espera. Establecí la cita temprano para que puedas regresar a casa y almorzar con tu hijo antes de comenzar tu primer día de trabajo.

    Hiroki asintió, mirando por la ventana del auto. Ryu conducía esquivando el tráfico mañanero, mientras le relataba lo que le preguntaría el abogado que le atendería.

    No estaba muy de acuerdo con tener aquella cita. Apenas la noche anterior se había regresado a su casa. Había movido gran parte de sus cosas a la habitación de su hijo. No estaba preparado para dormir solo en la habitación que había compartido con Nowaki.

    Se había sentido desanimado y triste, hasta que recibió la llamada de Keiichi. Luego de que su hermano lo regañara por no haberse ido a pasar unos días con él, lo había felicitado por su nuevo trabajo y también le había dado muchos ánimos. Keiichi tampoco estaba de acuerdo con que Hiroki visitara un abogado de divorcios, pero al final ambos decidieron que no estaba de más escuchar sus opciones.

    Hiroki estaba contento pues Keiichi le visitaría en un mes, cuando estuviera más recuperado del parto. Con su hermano unos días en casa, a lo mejor no la sentiría tan vacía y triste.

    Llegaron al enorme edificio y subieron hasta la oficina de Ryu, se tomaron un café mientras esperaban y luego de unos minutos, la asistente de Ryu les anunció que les esperaban.

    Hiroki caminó con nerviosismo hasta una enorme oficina. Según Ryu, el hombre que vería era el socio mayoritario del bufete. Un prominente abogado que ejercía su profesión por puro gusto, pues el dinero le sobraba. Sus casos, en su mayoría de divorcios, tenían la fama de resolverse sin mayores problemas en el interior de aquella lujosa oficina.

    Hiroki se sentó en un cómodo sofá, pensando cuantos corazones se habían roto en el interior de aquellas paredes. Se estremeció al pensar que quizás el suyo seria uno de aquellos, de concretarse en un futuro su separación con Nowaki.

    —…Hiroki. —Le llamó Ryu por tercera vez. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no había oído que su amigo le llamaba y tampoco notó que un alto, serió y muy atractivo hombre, estaba parado a su lado.

    Hiroki se puso de pie, mirándolo con timidez.

    —Hiroki, este es Shinoda, el dueño de la firma y mi socio.

    Hiroki inclinó la cabeza con cortesía.

    —Mucho gusto Shinoda san.

    El hombre tomó su mano y la apretó suavemente, sosteniéndola un poco más de tiempo de lo que la cortesía dicta.

    —Es un placer conocerte Hiroki san. Ryu me ha contado tu caso. Pediré té para ambos, para que podamos hablar cómodamente.

    Hiroki retiró su mano, mirando al hombre con cierto recelo. Su voz era grave y sedosa, como una canción lenta y agradable, que te adormece. Su rostro era rudo y atractivo, pero tenía una expresión amigable y tranquilizadora. Hiroki supuso que por eso ganaba sus casos sin muchos problemas. De seguro usaba su atrayente magnetismo, para lograr convencer a quien estuviera frente a él.

    Ryu los dejó a solas y Hiroki se sintió de pronto, metido en una peligrosa trampa.

    Shinoda se sentó frente a él en un cómodo sillón, puso dos tazas de té en una fina mesa que había entre ellos. Le sonrió con una velada malicia, antes de hablarle con aquella seductora voz.

    —Bien Hiroki san, ahora es momento de que me cuentes tu historia. Luego veremos las mejores opciones en caso de un divorcio.

    Hiroki suspiró y tomó la taza de té. Acomodándose en el sofá, sorbió un poco del tibio líquido. Miró al hombre frente a él, con indiferencia y comenzó su historia. Después de todo solo estaba allí para saber sus opciones, para nada más. No estaba pensando en divorcio, o eso era lo que él quería creer.
     
    Top
    .
  9. kimmi Chan
        +2   +1   -1
     
    .

    User deleted


    AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

    Me encanta >w< Hombre guapos por todas partes, tanta tentación para Hiroki~ :333
    Misaki terco como mula, necesita chocar con pared urgentemente! Se pone todo tan interesante.

    Shinoda, es guapo pero hay un problema. Aquí es donde comienza el dilema, no con Hiroki, sino conmigo xD Dios! De verdad que me tienes super al pendiente de tus actualizaciones >w< Me encanta el fic!!

    Estoy ansiosa por saber que va a pasar, espero el próximo capi!

    Nos leemos ;DD
     
    Top
    .
  10. noquichinda
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    mierda mierda mierda.. divorcio? ese abogado que== noo hay nuchas cajas
     
    Top
    .
  11.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Los buenos momentos de tu vida, serás recordados como grandes alegrías; los malos te darán las mejores enseñanzas

    Group
    Clan Angel
    Posts
    507
    Location
    mi cuarto

    Status
    Offline
    Increíble me emocioné tanto con el capi :=uuum:
    que tuve que recordarme que es una historia porque para mi ya era real
    de verdad que quiero literalmente ahorcar a misaki :=grrrrs:
    quiero verlo sufrir tanto que se arrepienta de todo :=MUAHAHA:
    mientras por otro lado deseo que hiroki sea feliz :=DFSDFSD:
    esto se pone emocionante con la aparición de shinoda y de ijuuin
    me encanta tu fic es de los mejores :=amors:
    espero la conty con ansias
    nos vemos :=PENSDF:
     
    Top
    .
  12.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,598

    Status
    Anonymous
    Que bien que salgan estos dos sexys como son ijuuin y shinoda espero que sean rivales de nowaki y esten detras de hiroki asi se de cuenta de lo que tiene. Cuando hiroki se entere que nowaki le fue infiel el dia del accidente de su hijo y que por eso nowaki estaba asi seguro q piede el divorcio. Sobre misaki es peor que un miserable mentirle asi akihiko y aprovecharse de nowaki borracho. Misaki debe sufrir y quedarse solo.
     
    Top
    .
  13.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    You're born this way baby You are beautiful in your way cause god makes no mistakes ♥♪Lady Gaga♪♥

    Group
    Escritor intermedio
    Posts
    885
    Location
    en mis nubes, escuchando Rock y escribiendo historias de amor trágicas...

    Status
    Anonymous
    Al contrario de muchos, pienso que no hagas sufrir mucho mucho a Misaki, solo un poco mucho (? hmmm... creo que lloraré cuando pase. Lo presiento. jajajaja
    Muy interesante el capítulo, mi hermosa, te deseo lo mejor.
    Un abrazo.
     
    Top
    .
  14. widget
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Un divorcio? No esperaba menos :v
    Ahora será realmente capaz Hiroki de divorciarce?
    creo que no lo hará, y si lo hace, creo que Nowaki no lo va a permitir.
    :v espero algo impredecible en esto y mas luego para el final cuando llegue, nos leemos!!!
     
    Top
    .
  15. Fransela_r
        +4   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Holaaaa regresé por aqui con un nuevo capitulo. Espero les guste un beso grande y gracias por leer.




    Mi primer paso





    Un suspiro retumbó en el silencio de una semioscura habitación. Unas manos grandes y cálidas se pasearon por sobre la tersa piel de un firme trasero.

    —Ummm… eso se siente rico, pero debo ir a trabajar. —Murmuró medio dormido, el que hasta hace pocas horas había estado gimiendo hasta casi enronquecer.

    —Yo te llevo al hospital, así que tenemos tiempo para un rapidito. —Respondió una voz ronca y suave y sin esperar permiso, poseyó el tibio cuerpo.

    Un largo gemido salió de unos labios rojos e hinchados de tanto besar.

    —Mi…Miyagi…ponte condón. Anoche…anoche no nos cuidamos. No quiero quedarme embarazado.

    —Yo quiero dejarte embarazado, Shinobu. Quiero que me des todo de ti. —Dijo Miyagi con una risa seductora que resonó en la semioscuridad.

    Sus embestidas se hicieron más profundas y fuertes, acallando cualquier protesta de Shinobu. Cuando después de unos largos minutos yacían jadeantes y sudorosos sobre las arrugadas sabanas, Shinobu se acurrucó sobre el pecho de Miyagi.

    —Yo ya te he dado todo de mí. —Murmuró quedito, sabiendo que no estaba siendo cien por ciento sincero.

    Miyagi lo besó por largo rato. Cuando se separaron, lo miró con ternura, apartando los húmedos mechones rubios de su frente y diciéndole con un profundo amor.

    —Yo te amo y sé que tú me amas, pero te niegas a casarte conmigo. Cada vez que hablamos de eso te tensas y ni hablar cuando se trata de tener un hijo.

    Shinobu reaccionó como Miyagi lo había previsto. Se paró de la cama envolviéndose en la sabana y caminó al baño.

    —Ves…ya lo estás haciendo de nuevo. —Le señaló Miyagi sentándose en la cama, recostado de las almohadas.

    Cuando Shinobu se dio la vuelta para protestar, la visión de su muy perfecto novio, desnudo en toda su gloria, con una pose descuidada de piernas abiertas, mostrando toda su masculinidad y con una sonrisa pecaminosa en su rostro, le hizo perder el hilo de sus ideas.

    —No es justo. —Protestó con un dulce mohín de disgusto.

    Miyagi se levantó de la cama y se puso un pantalón deportivo. Sabía que debía estar vestido para tener aquella conversación, pues si algo tenían ellos dos, era su muy exacerbada sexualidad y si estaban desnudos no iban a poder hablar.

    Se sentó de nuevo en la cama y palmeó el colchón para que Shinobu se le uniera. Este caminó obedientemente y se sentó con la mirada baja, al lado de su novio.

    —Tú sabes por qué no quiero casarme contigo. No tienes ni dos años divorciado y tu jefe es nada más y nada menos que tu ex suegro y también es mi jefe.

    Miyagi asintió, no era la primera vez que tenían aquella discusión, pero él siempre terminaba molesto y no dejaba que Shinobu expusiera sus miedos. Esta vez iba a dejarlo hablar.

    —Bien, eso es válido y en cuanto a tener hijos ¿Cuál es el problema?

    —¡Miyagi! —Gritó Shinobu frustrado.

    — ¿Qué? Tú siempre me has dicho que quieres tener muchos hijos.

    Miyagi estaba muy sereno, lo que hizo que Shinobu bajara la guardia.

    —Es cierto, quiero tener muchos hijos. Quiero tener hijos contigo. —Murmuró Shinobu con un dejo de nostalgia. —Solo que… ahora es difícil. Está mi carrera y también…también…

    Miyagi entendió lo que su novio quería decir.

    —Renunciaré al hospital si es eso lo que te molesta. Tengo buenas credenciales, puedo conseguir trabajo como administrador en cualquier otro hospital.

    Shinobu suspiró cansado y se recostó del pecho de Miyagi.

    —No quiero que dejes tu trabajo. Sé que te gusta trabajar allí.

    Sintió los labios de Miyagi posarse sobre sus húmedos cabellos y escuchó hipnotizado su suave voz.

    —Más me gusta estar contigo. Lo que más anhelo es que formemos una familia. Quiero que dejes de tener miedo y decidas darnos una oportunidad.

    Shinobu lo miró tristemente. Miyagi lo besó despacio, murmurando entre besos.

    —Piénsalo, por lo menos haz el esfuerzo de pensarlo un poco.

    Shinobu asintió con suavidad, se puso de pie y lo miró seriamente por largos segundos, debatiéndose en su interior sobre las elecciones que debía tomar. Antes de irse a bañar para prepararse para el trabajo, le dijo con una leve sonrisa.

    —No te cuidaste anoche, ni tampoco hoy. Quizás…

    Miyagi se puso de pie y caminó hacia él, envolviéndolo en un suave abrazo.

    —Si eso sucede me haré cargo mi amor. No tienes que temer nada. Puedes tomarte una pausa y retomar la carrera después que nazca el bebé. Yo te ayudaré en todo momento.

    Shinobu asintió, no era necesario que Miyagi se lo dijera, él lo sabía. Sabía que Miyagi lo amaba con locura. Tenían un año y medio juntos y en ese tiempo Miyagi le había demostrado lo mucho que lo amaba. Solo que su historia no era fácil y Shinobu temía las consecuencias que traería el que ellos finalmente se casaran. Ojala Misaki, como Shinobu, midiera las consecuencias de sus actos.

    Pero eso estaba muy lejos de suceder y por eso Misaki, tendría que afrontar muy pronto las consecuencias de sus decisiones. Esa mañana llamó al hospital para reportarse enfermo. Había dormido en la misma cama con Nowaki, el médico no había despertado en toda la noche y él se había regodeado mirándolo dormir pacíficamente.

    Nowaki dormía boca abajo, con sus fuertes brazos extendidos. Misaki apartó el cabello negro que cubría el delicioso perfil. Acarició con ternura la mejilla y luego recorrió con sus dedos la amplia y firme espalda. Era una delicia tenerlo allí, semidesnudo en su cama. Era como un sueño hecho realidad.

    Misaki sonrió y salió de la cama. Iba a preparar un desayuno fastuoso para cuando Nowaki despertara. Cuando estaba en la cocina sacando los ingredientes, escuchó que tocaban el timbre.

    —¿Quién será a esta hora? —Se preguntó mientras caminaba hacia la puerta.

    Su sorpresa fue mayúscula al encontrarse a Akihiko, con un ramo de rosas, parado en la entrada de su casa.

    —Hola mi amor. Llamé al hospital y me dijeron que te habías reportado enfermo. Por eso decidí pasar un momento por aquí.

    Misaki se quedó sin habla. Tal fue su reacción, que Akihiko extrañado le preguntó.

    —Oye ¿no me invitas a pasar?

    Akihiko le plantó un beso en los labios y entró a la casa sin esperar invitación.

    — ¿Por qué te reportaste enfermo? Anoche te veías bastante cansado ¿no será que estás resfriado?

    Misaki por fin encontró su voz.

    —Si… No… —Balbuceó, tratando de buscar una excusa y la manera de sacar a Akihiko de allí. —Me siento un poco débil y creo que me va a dar fiebre. Lo mejor es que descanse. No deberías estar aquí, podrías contagiarte.

    Akihiko rio alegremente y ante la mirada aterrada de Misaki lo tomó en sus brazos besándolo dulcemente.

    —Al contrario, me voy a quedar para cuidarte. Ahora te voy a llevar a la cama y voy a consentirte todo el día.

    — ¡No!... ¡Akihiko, bájame!—Gritó Misaki, pataleando para que lo bajara, pero ya era muy tarde.

    Akihiko entre risas lo había llevado a la habitación y cuando abrió la puerta se quedó lívido, mirando al hombre dormido sobre la cama de su novio.

    Misaki forcejeó hasta que Akihiko lo puso en el suelo.

    —No es lo que crees. —Murmuró con el rostro encendido por la vergüenza.

    Akihiko lo miró sin verlo y luego vio al hombre que dormía de espaldas sobre la cama.

    Salió de la habitación con paso rápido. Misaki corrió tras él, llamándolo.

    Cuando ya habían llegado a la puerta de salida, Akihiko se detuvo. Sin darse la vuelta para mirarlo le preguntó.

    — ¿Desde cuándo estoy haciendo el papel de idiota?

    Misaki, no habría querido que las cosas pasaran así.

    —No es lo que crees Akihiko. Déjame explicarte…

    —¡¿Crees que necesito una maldita explicación?! ¡Por todos los cielos Misaki, lo acabo de ver con mis propios ojos… Solo quiero saber desde cuando estas burlándote de mí!

    Akihiko se había dado la vuelta violentamente y había tomado a Misaki por los hombros con una inusitada fuerza. Toda la ira estaba fluyendo de él.

    —Me estas lastimando. —Le reclamó Misaki con un dejo de molestia.

    Akihiko lo soltó con un brusco movimiento.

    —Créeme que ahorita lo que me gustaría es matarte—Le dijo Akihiko sintiendo que si no se iba de allí, de verdad lo mataría. —No eres nada de lo que creí que eras, Misaki. No eres más que un cualquiera. Me das asco.

    Akihiko le dio la espalda y salió dando un sonoro portazo. Misaki se quedó en medio de la sala, sintiéndose herido por aquellas palabras. Quizás las merecía, pero jamás pensó que Akihiko llegaría a tratarlo así.

    Se abrazó a sí mismo. Sintiéndose de pronto muy frio. Como si una ráfaga de helado aire hubiese envuelto su cuerpo. Tenía unas enormes ganas de llorar, pero cerró los ojos con fuerza, apartando las emociones de su mente. Respiró profundo y navegó a través de su mente por los parajes tranquilos que le daban seguridad, que lo llenaban de paz. De pronto, ya no había palabras amargas, ni frio, ni arrepentimiento y como en un tiempo atrás desaparecían los gritos de sus padres, esta vez desaparecieron las palabras duras de Akihiko.

    Nowaki despertó con un severo dolor de cabeza. Abrió los ojos con pesadez, tratando de enfocar su mirada. No reconocía aquella habitación. Lo último que recordaba era haber bebido hasta el cansancio. Hasta que la realidad se borró de su mente. Se sentó en la cama y buscó su ropa con la mirada. La puerta de la habitación se abrió y entró un sonriente Misaki, con una bandeja llena de comida.

    —Buenos días, que bueno que ya despertaste. Te traje desayuno.

    Nowaki lo miraba con impresión. No podía creer lo que estaba viendo.

    —Mi…Misaki ¿Cómo llegue aquí?...Yo estaba…estaba.

    —Con Tsumori sensei. —Terminó Misaki por él. Puso la bandeja sobre una mesa y le acercó una taza de café a Nowaki. —Da la casualidad de que estábamos en el mismo local. Yo no me di cuenta sino hasta que ya me iba. Al parecer ustedes bebieron demasiado. Cuando salieron del local, Tsumori sensei se marchó, así fue como le encontré, me pidió que lo llevara a casa, pero no sé dónde vive. Por eso lo traje aquí.

    Nowaki se relajó un poco al oír la explicación. Por lo menos no había vuelto a cometer una estupidez. Aunque no le gustaba nada estar en casa de Misaki y menos en aquel estado.

    —Siento haberte puesto en este lio. Ya mismo me cambio para irme a casa.

    Misaki se sentó a su lado, deteniéndolo con una suave sonrisa.

    —Cómase el desayuno Kusama sensei. Luego puede darse un baño. No se preocupe por las molestias, yo estoy feliz de poder ayudarle.

    Nowaki asintió despacio. Estaba mareado aún y no se sentía en condiciones de marcharse en aquel estado.

    —Gracias. —Le dijo a Misaki, mientras se tomaba a sorbitos el café que este le había traído.

    Nowaki desayunó y luego se dio un baño. Se estaba cambiando cuando Misaki entró a la habitación.

    —Lo siento. — Dijo el chico, fingiendo estar apenado.

    Nowaki terminó de ponerse sus pantalones y lo miró serenamente.

    —No te preocupes. No es como si no…Bueno, ya sabes.

    Misaki se sentó en la cama y lo miró peinarse. El medico se movía con pesadez, pero también con cierto nerviosismo.

    —Nowaki san, con respecto a lo que pasó entre nosotros…

    —Misaki no… Yo lo siento, de verdad lo siento. Fue mi culpa.

    Misaki se paró frente a él, mirándolo con una suave expresión.

    —Ambos estuvimos allí ¿recuerda? También fue mi culpa. Usted estaba pasando por un mal momento y…Solo quiero que sepa que yo no me arrepiento de lo que pasó. De lo que si me arrepiento es que eso haya cambiado las cosas entre nosotros. Ahora usted está incomodo conmigo y eso…eso me duele.

    Misaki bajó la mirada y Nowaki se sintió como el peor de los villanos.

    —Me comporté como un idiota el otro día Misaki. Lo siento. Yo…no quiero que nuestra relación se vea afectada, te prometo que no volveré a lastimarte.

    Misaki lo miró con sus ojos brillando como dos fulgurantes esmeraldas. Ahora tenía lo que quería. La entera confianza de Nowaki.

    —Gracias Kusama sensei. Yo lo admiro y no quiero perder su amistad. Solo, olvidemos lo que pasó ¿Si?

    Nowaki asintió y le sonrió con aquella brillante sonrisa que Misaki tanto amaba.

    El médico se quedó en casa de Misaki hasta el almuerzo. Conversaron, rieron, prepararon la comida juntos y cuando por fin se marchó, Misaki no cabía en sí de felicidad. Estaba avanzando en su camino y sabía que muy pronto, Nowaki seria suyo.

    ******



    Ajeno a las traiciones que se tejían a su espalda. Hiroki conducía en camino a su primer día de trabajo. Después de la cita con el abogado, había regresado a casa. Shinoda le había hablado de todas sus opciones, el abogado había sido bastante profesional y Hiroki se había relajado en su compañía. En casa, había preparado la comida para su hijo, había jugado con él, mucho rato y al llegar la niñera le había dado instrucciones específicas para cuidar a su bebé. Despedirse de Iseei fue lo más difícil que tuvo que hacer. Lo abrazó y besó repetidas veces. Himeko le aseguró que todo estaría bien y que lo llamaría por cualquier emergencia.

    Cuando llegó a la universidad, el estacionamiento estaba repleto. Después de un par de vueltas, consiguió al fin un puesto. Se estacionó rápidamente, ya se le estaba haciendo tarde y no quería dar una mala impresión en su primer día.

    Cuando bajaba su maletín, el estruendo de una corneta le hizo tirar todo lo que llevaba al suelo. Miró indignado a quien sentado en un lujoso automóvil, lo veía con molestia.

    Antes de que Hiroki pudiera decir algo, el hombre volvió a tocar su corneta.

    —¡¿Es usted imbécil?! —Le gritó Hiroki, furioso.

    —El estacionamiento de estudiantes es al otro lado del campus. Salga de mi puesto.

    Le gritó el hombre, sacando su cabeza por la ventana.

    Hiroki no pudo distinguirlo bien, pues la ira lo llenaba, nublándole la vista.

    — ¡No veo por ningún lado, algún nombre! — Le gritó retándolo, no se iba a mover del lugar, solo porque un imbécil se creía superior. Se agachó para recoger sus libros ignorando al insolente hombre, que se buscara su propio puesto.

    Cuando ya tenía todo en sus manos, la estridente corneta volvió a sonar. Sus manos se crisparon y todo volvió a caer al suelo. Sin pensarlo, tomó uno de los libros y lo lanzó hacia el carro.

    — ¡Deja de tocar la corneta, imbécil! — Gritó furioso.

    Tuvo el tiempo justo de ver como el libro que había lanzado, fue a dar justo a la cabeza del odioso tipo, que sin que él se diera cuenta, había descendido del auto.

    Hiroki, pálido y tembloroso, lo vio caer como en cámara lenta. Corrió como pudo hasta el hombre desmayado. Se arrodilló en el suelo y lo sostuvo despacio entre sus brazos.

    Había un pequeño chichón en la frente del hombre. Este, tenía los ojos cerrados. Hiroki estaba a punto de llorar, pensando que lo había matado.

    —Por favor…por favor, despierta. — Le decía sacudiéndolo con delicadeza.

    De pronto, la voz del hombre lo sobresaltó. Tal parece que aquel era el día de los hombres guapos con voces fuertes y sensuales.

    —Deja de sacudirme, me va a doler más la cabeza.

    Hiroki recostó la cabeza del hombre sobre sus piernas, murmurando un “Lo siento” muy sentido.

    El hombre abrió los ojos despacio. Hiroki se encontró con una mirada misteriosa y seria. Unos ojos grandes y negros como dos piezas de carbón pulido. Expresivos, críticos y muy sensuales. El hombre lo estudió por unos segundos.

    —Me lanzaste un libro. —Le dijo serenamente.

    Hiroki no sabía que decir, así que optó por la sinceridad. Rogaba porque Ryu tuviera experiencia, defendiendo a personas que agredían a otras con material de lectura.

    —Sí, lo siento. No dejabas de tocar tu molesta corneta y… de verdad lo siento, no pensé lo que hacía.

    El hombre lo miró con mucha atención. Hiroki se mordía el labio con nerviosismo. Era un gesto infantil, que lo hacía ver como un niño travieso. Un hermoso niño travieso. A Nowaki le encantaba aquel gesto y tal parece que el hombre, recostado en sus piernas, tampoco era inmune a él.

    El hombre cerró los ojos respirando profundo. Hiroki acarició el pequeño moretón que se estaba formando sobre el chichón en la frente.

    — ¿Podrás levantarte? —Le preguntó preocupado. —Tengo que llevarte a enfermería para que revisen ese golpe.

    El hombre suspiró y asintiendo, hizo el esfuerzo de ponerse de pie. Se tambaleó un poco, por lo que Hiroki pasó un brazo alrededor de su cintura. Apoyando todo el peso del hombre, sobre su delgado cuerpo. Era alto y delgado, pero todo en él parecía estar bien construido. El cabello negro calló en mechones sobre la frente, cubriendo el golpe. Hiroki apenas podía con él, pero hizo el esfuerzo de mantenerlo de pie mientras se equilibraba.

    —Dime donde queda la enfermería, soy nuevo aquí y no sé dónde están las cosas.

    Cuando el hombre iba a decir algo y justo cuando Hiroki pensó que no podría sostenerlo más. Una mujer apareció casi corriendo.

    —Ijuuin sensei ¿Qué le pasó?

    Hiroki se quedó de piedra. No solo había agredido a un hombre. Había agredido al que sería su jefe directo.

    —Un accidente Matsuo san. El joven iba a llevarme a enfermería.

    Una hora después. Hiroki caminaba por un largo pasillo. Cuando finalmente había dejado a Ijuuin en la enfermería, había ido corriendo a mover su auto. Unos estudiantes se encargaron de estacionar el de Ijuuin y él se estacionó en el primer puesto que encontró libre, cuidando de preguntar sino pertenecía a alguien.

    Se pasó por la enfermería para preguntar por Ijuuin, pero este ya se había ido.

    —Ijuuin sama es muy testarudo. Aun con ese golpe, piensa dar clases. Pobre del nuevo asistente, lo va a encontrar de un humor de perros.

    Hiroki pensaba en las palabras de la enfermera, cuando caminaba por el pasillo hacia la oficina de Ijuuin. Llevaba el maletín con sus libros y su material, pero dudaba que conservara el trabajo después de lo que había pasado. Aun así, debía disculparse con el profesor.

    Tocó la puerta indeciso, mirando tras de sí con un deseo enorme de salir corriendo.

    —Adelante. — Gritó Ijuuin.

    Hiroki entró despacio.

    —Supongo que es el nuevo asistente. Llega tarde, prepárese para dar la clase de hoy. Tuve un accidente y no podré ir al aula.

    Ijuuin jamás levantó la mirada, por lo que Hiroki supuso que cuando lo viera, le gritaría que se fuera. El momento llegó antes de que Hiroki estuviera preparado para enfrentarlo, pero al contrario de los gritos que esperaba, se encontró con una mirada curiosa.

    — ¿Viene a lanzarme algún otro libro?

    Hiroki negó con la cabeza. Sosteniendo el maletín fuertemente aferrado a su pecho. No sabía que decir y a Ijuuin le pareció estar viendo a un niño regañado.

    — ¿No deberías estar en clases? ¿Qué carrera estudias?

    Hiroki negó con la cabeza, sabía que debía decir algo. Había echado a perder todo su feliz día, debía cerrarlo por lo menos con dignidad.

    —Yo… —Murmuró tristemente. —Siento lo que hice.

    Ijuuin lo miró conteniendo las ganas de reírse. Eso lo sorprendió y lo agradó de igual manera, hacía mucho tiempo que no sentía deseos de reír. Pero era tan cómica la expresión de susto y remordimiento que tenía aquel joven, que le daba risa.

    Sin que ninguno de ellos lo esperara, entró el decano a la oficina.

    —Ijuuin me dijeron que habías tenido un accidente ¿te encuentras bien? —El hombre notó entonces la presencia de Hiroki. —Ah Kusama san, que bueno que ya estás aquí. ¿Qué te parece tu nuevo asistente Ijuuin? Apóyate en él hoy para que de las clases, sino te sientes bien.

    Hiroki quería que se lo tragara la tierra. Aun así encontró fuerzas para hablar. Tenía la certeza de que lo menos que quería Ijuuin era tenerlo allí.

    —Yo… lo siento. Cometí un error…

    —Sí, cometió un error y vino a pedirme que lo guiara. —Dijo Ijuuin interrumpiendo sus palabras. —Es normal equivocarse de aula el primer día, ya se acostumbrará Kusama san.

    —Bueno los dejo para que se aclimaten. Que te mejores Ijuuin.

    —Gracias Decano. —Dijo Ijuuin despidiéndose del hombre.

    Cuando se quedaron a solas, Ijuuin miró a su nuevo asistente, diciéndole con un mordaz sarcasmo.

    —Así que además de robar los puestos de estacionamiento y agredir con libros, eres un mentiroso.

    Hiroki lo miró indignado, él no era ningún mentiroso.

    —Yo no le he dicho ninguna mentira. Usted fue el que me confundió con un estudiante y no robé su maldito puesto. Yo…yo ni siquiera sabía que era suyo. Usted es un cretino, debió informarme y no estar tocando esa odiosa corneta y…se merece el golpe que le di.

    Hiroki abrió la boca con sorpresa, cuando se escuchó a si mismo gritar. Se suponía que había ido allí a disculparse, no a empeorar las cosas. Al contrario de lo que esperó, Ijuuin se rio a carcajadas. Le parecía encantadora la pequeña pataleta de su nuevo asistente.

    —Vas a ser bueno para los chicos, por lo menos sé que no van a poder contigo. Eso es bueno saberlo.

    Hiroki lo miró sorprendido ¿Acaso estaba diciéndole que conservaba el puesto?

    —Yo… ¿Puedo quedarme? ¿No va a despedirme?

    — ¿Porque pensaste que iba a despedirte? —preguntó Ijuuin con una curiosa atención. Estaba fascinado con aquella hermosa criatura.

    —Es que…yo pensé... Bueno, el golpe y lo del… puesto. —Hiroki hablaba nerviosamente.

    Ijuun rio con una alegre emoción. Se puso de pie y caminó hasta donde estaba Hiroki. Este lo miró con aprensión, Ijuuin lo sobrepasaba por mucho en estatura y aquella cara perversa que tenía en aquel momento lo puso más nervioso de lo que ya estaba.

    —Esto. —Le dijo Ijuuin, señalando el golpe en su frente. —Será algo que me deberás y ya buscaré la mejor forma de cobrármelo.

    Hiroki todavía pensaba en aquellas palabras, cuando acomodaba sus cosas después de dar la primera clase. No sabía cómo había encontrado el valor para aceptar seguir adelante con aquel trabajo, pero ahora se decía con gusto, que había tomado la mejor decisión. Amó cada segundo de su clase y los chicos le parecieron encantadores. Se dijo que no caería en las provocaciones de su jefe y que disfrutaría cada momento de aquellos meses que estaría allí.

    Después de dar todas sus clases, caminó hasta la oficina. Llevaba un café en sus manos y una enorme sonrisa. Cuando entró, no encontró a su jefe, se sentó en un pequeño escritorio y se dispuso a recoger sus cosas para marcharse. De pronto entró Ijuuin, sobresaltándolo. Tenía la mirada fría y turbia, se notaba que estaba molesto. Hiroki temió que fuera con él, pero cuando este llevó el teléfono a su oído, supo que otro era el causante de su ira.

    —Espera un momento. —Murmuró Ijuuin a quien le llamaba. Luego se dirigió a Hiroki con sequedad. —Si ya terminaste puedes marcharte, nos vemos mañana.

    Hiroki asintió y recogió sus cosas rápidamente para marcharse. Cuando cerró la puerta tras de sí, escuchó los gritos de Ijuuin pero no quiso quedarse a escuchar por qué y con quien discutía, después de todo, no era su problema.

    A pesar del mal comienzo de su tarde, Hiroki estaba feliz. Iba conduciendo con una sonrisa cuando una molesta lluvia comenzó a caer. De pronto se vio inmerso en un profundo tráfico. Chistó con molestia, cada vez que llovía pasaba lo mismo. Tuvo la suerte de encontrar un desvío y aunque el camino lo alejaba un poco más de su destino, era mejor que estar trancado en una cola.

    Se regodeó con la vista de la bahía, el tráfico era poco por aquel lugar y ya comenzaba a oscurecer. Las pequeñas barcas entraban al puerto y las luces del lugar se veían casi mágicas. Hiroki observaba todo con emoción y hasta la fina lluvia había dejado de molestarle.

    En un instante, una figura sombría que caminaba lentamente bajo aquella lluvia, llamó su atención. No podía creerlo, por un momento pensó que sus ojos lo estaban engañando, pero aun así, detuvo el auto en el arcén y bajó cubriéndose con una sombrilla.

    —Akihiko san. —Llamó, cuando corriendo se acercó al hombre que caminaba sombrío y completamente empapado.

    El hombre se detuvo y se dio la vuelta.

    —Hiroki. —Murmuró con tristeza y caminó hasta él abrazándolo con suavidad.

    Hiroki no respondió el abrazo al principio, sorprendido por aquella actitud, pero Akihiko estaba temblando, empapado y se veía tan desvalido, que sin pensarlo lo abrazó.

    — ¿Qué pasó Akihiko san? ¿Por qué estás así? ¿Qué haces caminando por aquí a esta hora y con este clima?

    —Es un mentiroso, Hiroki san. Misaki no es lo que yo creía. Todo este tiempo ha estado engañándome con otro hombre. —Murmuró Akihiko con tristeza.

    Hiroki comprendió el dolor de aquel hombre. Si a él le hubiese pasado lo mismo estaría muerto de tristeza.

    —Ven Akihiko san, te llevaré a mi casa. Debes cambiarte de ropa o te vas a enfermar.

    Hiroki lo llevó despacio hasta su auto, quería ayudarlo, quería aliviar un poco su dolor. No sabía Hiroki que tarde o temprano compartirían la misma pena y que el causante sería la misma persona.
     
    Top
    .
142 replies since 20/11/2014, 02:08   4098 views
  Share  
.