Tu indiferencia Actualizado FINAL

¿Será infidelidad, si ya en tu corazón no hay más amor para esa persona que crees traicionar?

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  1. noquichinda
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    kyaaa.. akihiko no se dio cuenta que era el webo de nowaki? o my gaad esto esta cada vez mas bueno... caro chan .. picosl. kyaa ,, vuelvo a gritar.. me recontra encantó :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA: :=MUAHAHA:
     
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  2. kimmi Chan
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    Pobrecito :'c

    No es mi seme favorito pero a cualquiera que le hagan eso sería muy triste u.u No quiero imaginar que va a pasar con Hiroki si se entera TnT

    QUOTE
    Tal parece que aquel era el día de los hombres guapos con voces fuertes y sensuales.

    No podría estar más de acuerdo ;DD Me da un poco de curiosidad que hay detrás de ese hombre macizo y guapo :B La historia va genial! Espero que Miyagi y Shinobu puedan formar una familia~ y que la ex-familia no les cause problemas ;dd

    Espero el próximo capi!! Y noticias de Ryuu <3
    Besitos ;*
     
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    Los buenos momentos de tu vida, serás recordados como grandes alegrías; los malos te darán las mejores enseñanzas

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    Misaki eres de lo peor como puedes hacerle esto a mi querido akihiko
    pero juro que te arrepentiras lenta y dolorosamente :=MUAHAHA:
    mientras me encanto el encuentro de ijuuin con hiroki
    fue tan chistosa me dije ahi esta mi demonio kamijou :=DFSDFSD:
    con sus inolvidables libros
    espero la conty con ansias
    nos vemos :=PENSDF:
     
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    Pobre akihiko como se entero como es misaki. Nowaki abre los ojos y ve que misaki no te quiere como profesional. Muy gracioso el encuentro de hiroki con ijuuin. Conti.
     
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  5. Fransela_r
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    Volvi rapidito jejejejeje, espero les guste. Besitos.




    Tu dolor, tu problema




    —Ven Akihiko san. El agua está caliente. Te traeré algo para que te cambies.

    Habían llegado en pocos minutos a casa de Hiroki. El joven profesor había hecho todo lo posible por esquivar el tráfico. Akihiko se veía muy mal y el no deseaba que se enfermara por lo empapado que estaba.

    —Hime san, prepara un té para Akihiko san. Yo voy a ver que dejó Nowaki de ropa que le pueda servir.

    La mujer asintió con el rostro preocupado. Conocía bien al hermano de Haruhiko, le caí bien. Las veces que lo había visto en casa de Keiichi, siempre lo recordaba con una sonrisa.

    Hiroki se pasó por la habitación de su hijo y lo cargó besando sus redondas mejillas.

    —Hola mi amor ¿Te portaste bien hoy? ¿Extrañaste a mami?

    Iseei rio a carcajadas dándole a su mami pequeños y húmedos besitos.

    Hiroki caminó con su hijo hasta la habitación principal, donde Akihiko aún estaba dándose un baño. Lo sentó en la cama donde hasta hace poco había dormido con su esposo, cuidando de no pensar en nada que tuviera que ver con su matrimonio. Mientras Iseei jugaba con un pequeño avión que Hiroki le había dado. Este revisaba en el closet, buscando algo que pudiera servirle a Akihiko.

    Le estaba resultando difícil no pensar en Nowaki. Su perfume predominaba en el closet. El médico había dejado mucha de su ropa y Hiroki pensó que era como si Nowaki no se hubiese ido. Acarició con nostalgia los finos trajes, las suaves camisas. Miró con tristeza los zapatos acomodados en orden, las corbatas, las franelas. Suspiró afligido y tomó una de aquellas franelas y un pantalón deportivo, cerrando el closet con rapidez, para no pensar más, en lo que no debía pensar.

    Akihiko cerró el grifo del agua. El baño caliente le había sentado bien y ya no se sentía tan frio. Aunque el frio venia de su interior. Se miró en el espejo mientras se secaba. Apenas tenía unos días con Misaki, pero no era el tiempo lo que media la grandeza del amor y él amaba a Misaki, lo había amado al mismo momento en que lo vio por primera vez en aquella plaza de Londres.

    Si lo pensaba bien, Misaki no había sido el mismo aquellos días. Parecía tenso siempre. Tal vez se había engañado pensando que podrían a volver a ser los mismos que fueron en Londres. Tal vez Misaki no se había enamorado de él.

    “¿Entonces por qué aceptó seguir con esto?”

    Se preguntó Akihiko, mientras se cubría los ojos con las manos, tratando de alejar la imagen de aquel hombre durmiendo en la cama de Misaki. Se terminó de secar y escuchó las risas de Hiroki y su hijo. Una sonrisa suave curvó sus labios, no podía creer que estaba allí con Hiroki. Después de lo que había pasado en casa de Keiichi, no pensó que lo vería otra vez, al menos que fuera en alguna reunión familiar.

    Ahora estaba en su casa y supuso que aquella era su habitación. Pensó que tendría que irse rápido de allí, sino quería tener otro encontronazo con Nowaki. Además ya Hiroki había sido demasiado amable con él. Se puso el albornoz que colgaba tras la puerta y salió.

    Desde la cama, Hiroki le sonrió con ternura e Iseei también le regaló una enorme sonrisa, idéntica a la de su madre. Akihiko sintió que su corazón se volvía cálido, perdiendo poco a poco el frio que aún lo oprimía.

    —Conseguí esta ropa. Es de Nowaki, pero como son casi de la misma altura, debe servirte. Tu ropa se está secando y Hime san te está haciendo un té.

    Hiroki le pasó la ropa y cargó a Iseei que se había bajado de la cama para ir a saludar a Akihiko.

    —Gracias. —Le dijo Akihiko y luego saludó al pequeño que le extendía los brazos para que lo cargara. —Hola amiguito ¿Cómo estás?

    —Avión. — Le dijo Iseei, haciendo que su juguete volara mientras imitaba su sonido.

    —Que grande tu avión ¿Vas a ser piloto?

    Hiroki los miró sonreído, sabía que a Akihiko le gustaban los niños, lo había visto interactuar con su sobrina y con el mismo Iseei cuando estaba en casa de su hermano.

    —Hiroki san, de verdad, gracias por la ropa, pero solo me quedaré hasta que mi ropa esté seca, no quiero causar ningún problema con tu esposo.

    Hiroki tomó a su hijo de nuevo en brazos y le sonrió a Akihiko con un dejo de incomodidad. Recordó la pelea que Akihiko y Nowaki habían tenido y pensó que de estar en una situación normal, no habría sido buena idea llevar a Akihiko a su casa, pero no era así y él tenía derecho a llevar a su hogar a quien quisiera. Además, no era como si Nowaki se fuera a aparecer de repente.

    Pero se había equivocado, pues cuando Himeko preparaba el té, recordó que no le había dicho a Hiroki que Nowaki había llamado, avisando que iría a ver a Iseei. Supuso que no sería mayor problema, le dejaría atender a su invitado y cuando le llevara el té, le informaría que Nowaki ya debía estar por llegar.

    Hiroki desestimó la preocupación de Akihiko, lo instó a cambiarse y salió para esperarlo en la sala, donde servirían el té. Caminaba por el pasillo con su hijo en los brazos, cuando escuchó que la puerta principal se abría.

    —Papá. —Gritó Iseei al ver a Nowaki.

    Hiroki sintió que su corazón se detenía, anticipando el lio que se iba a armar.

    —No…Nowaki… ¿Qué haces aquí?

    El médico lo miró con el ceño fruncido. No entendía la pregunta de Hiroki.

    —Yo llamé a Himeko, le dije que iba a venir a ver a mi hijo.

    Nowaki besó las mejillas de su hijo y este rio con estruendo, feliz de ver a su papá. Hiroki iba a decir algo, cuando llegó Himeko con la bandeja del té.

    —Ah, Nowaki sama, que bueno que ya llegó. Voy a agregar otra taza ¿va a querer una taza de té o le preparo café?

    Nowaki miró la bandeja, las dos tazas y no le faltó sumar dos más dos, para entender los nervios de Hiroki.

    — ¿Tienes invitados? —Le preguntó con desdén, pensado que era Ryu el que estaba en la casa. Hiroki sabía que ellos no se soportaban, por eso debía estar tan nervioso.

    Solo que no era así y a Hiroki no le dio tiempo de responder, pues el inesperado invitado llegó a la sala, sorprendiendo a Nowaki.

    —Hiroki san, dejé el albornoz en el baño, porque estaba mojado y…

    Akihiko reparó en la presencia de Nowaki y el cómo este lo miró con una enorme furia.

    — ¿Era para esto, para lo que querías que me fuera de la casa?— Gritó Nowaki fuera de sí.

    Iseei, que aún estaba en sus brazos, se asustó con los gritos de su padre.

    —Por favor Nowaki, no frente a Iseei. — Le suplicó Hiroki, tratando de no hacer ningún movimiento brusco que asustara más a su hijo.

    —Himeko…llévate al niño a su cuarto y no salgan de allí hasta que yo le diga. —Le ordenó Nowaki a la asustada mujer, entregándole al niño.

    Ella, buscó aprobación en la mirada de Hiroki. Este asintió sonriendo nerviosamente y se acercó para besar a su hijo, antes de que Himeko se lo llevara.

    Nowaki moderó su furia hasta que la mujer desapareció por las escaleras.

    —¿Ahora me vas a decir que hace este tipo aquí? —Gritó Nowaki.

    Akihiko iba a responder, pero Hiroki se le adelantó.

    —No es lo que estas pensado. Por favor cálmate y vamos a hablar como adultos.

    Las palabras suaves de Hiroki enardecieron más a Nowaki. Este lo tomó por los hombros y lo sacudió con violencia, mientras le gritaba.

    — ¿Cómo adultos? ¿Cómo adultos? Maldita sea Hiroki, me sacaste de esta casa, de la casa que compré con mí dinero, para meter a tu… amante.

    Ni Hiroki, ni mucho menos Nowaki se lo esperaron. El médico sintió en un momento, una mano posarse sobre su hombro y darle la vuelta con violencia, lo siguiente que supo Nowaki es que estaba tirado en el suelo, luego de que Akihiko le propinara un enorme puñetazo.

    La pelea dio inicio. Nowaki se puso de pie y embistió a Akihiko, tirándolo al suelo, donde comenzó a golpearlo con ira. Akihiko resistió el primer embate de golpes y aprovechó un descuido para propinarle un derechazo, que le partió el labio a Nowaki y se lo quitó de encima.

    Hiroki, que estaba gritando desesperado que se detuvieran, aprovechó aquella pausa, para tratar de intervenir.

    —Ya basta. Dejen de pelear por todos los cielos.

    Akihiko se puso de pie, dispuesto a detenerse, pero Nowaki se abalanzó hacia él. Hiroki se puso en medio para tratar de detenerlo y el médico no pudo detener el golpe que ya había lanzado. Hiroki fue a dar al suelo, golpeando su cabeza sobre la alfombra. Perdió el conocimiento con el golpe.

    Akihiko fue el primero en reaccionar y corrió hacia él. Nowaki reaccionó cuando lo vio acercarse a su esposo y lo empujó arrodillándose al lado de Hiroki. Revisó su pulso con nerviosismo y movió despacio la cabeza, buscando alguna herida.

    —Hiroki. — Le llamó despacio, palmeando delicadamente sus mejillas.

    Akihiko corrió al bar y trajo una botella de coñac.

    —Dale un poco de esto.

    Nowaki lo miró con furia.

    —Lárgate de mi casa. —Le espetó furioso.

    —El…el que se va…eres tú. —Murmuró Hiroki, abriendo los ojos con pesadez.

    Nowaki intentó ayudarlo a ponerse de pie, pero este empujó sus manos, mirándolo acusadoramente. Hiroki se sentía un poco mareado, pero no quería que Nowaki lo tocara. Logró ponerse de pie, Akihiko estaba cerca, pero no quería acercarse, pues no sabía si Hiroki aceptaría su ayuda. Después de todo, él había sido el causante de aquel lio.

    Hiroki tocó su rostro, sentía la mejilla derecha, hinchada y caliente. Estaba furioso y herido.

    —Encontré a Akihiko san cuando venía para acá, lo había sorprendido la lluvia y estaba empapado. —Hiroki miró a su esposo con los ojos anegados en lágrimas. — Lo traje para acá porque no quería que se enfermera, le ofrecí ayuda. No es mi amante, ni tenemos nada ¿Escuchaste maldito cretino?

    Hiroki caminó despacio hasta la puerta de salida. La abrió de par en par y le gritó.

    —¡Ahora vete de aquí. Vete!

    Nowaki trató de hablarle, pero él no se lo permitió. Estaba demasiado herido, demasiado furioso.

    — ¡No! Vete. No quiero verte. Me iré de tu maldita casa, me iré de tu maldita vida. Se acabó el tiempo Nowaki, se acabó. Quiero el divorcio.

    Nowaki abrió los ojos con sorpresa. Akihiko, tras él, tampoco podía creer lo que oía.

    —Hiroki, por favor. Mira, fue un accidente. Vamos a hablar.

    Pero Hiroki estaba más allá de las explicaciones. Se acercó a él y lo tomó por la pechera con ira. Era mucho más pequeño y tenía menos fuerza, pero en aquel momento estaba dolido y lleno de odio. Lo sacudió con toda la fuerza que pudo reunir. Mientras le gritaba iracundo.

    — ¡Vete. Quiero que te vayas. Vete!

    Nowaki volteó a mirar a Akihiko, cuando Hiroki lo soltó y caminó a la salida, dando un portazo al salir.

    Hiroki miró la puerta cerrada y se abrazó en silencio. No sabía si lo que quería de verdad era que su marido se fuera. No sabía si lo que había dicho era cierto. Toda aquella escena había sido tan sórdida y dolorosa. Recordó la presencia de Akihiko y volteó a mirarlo lleno de vergüenza. Que él hubiese presenciado su miseria, la poca confianza que le tenía su esposo, las palabras duras y terribles que este le había dicho.

    —Lo siento…Yo…lo siento Akihiko, esto no debió pasar.

    Akihiko caminó hacia él y lo abrazó despacio.

    —Fue mi culpa, no debí venir. — Le dijo tristemente.

    Hiroki recostó su cabeza en el pecho de Akihiko, murmurando suavemente.

    —Él…él y yo estábamos separados. Tenemos problemas y además…

    Iba a decir que aquella era su casa y que él tenía derecho a invitar a quien quisiera, pero recordó las palabras de Nowaki. Aquella no era su casa, por lo visto era la casa de su marido, comprada con su dinero. No creía que Nowaki fuera capaz de echarle en cara aquello, pero tal parece que Nowaki tenía el don de sorprenderlo cada vez un poco más.

    Akihiko quiso aligerar un poco el ambiente. Todo aquello estaba lastimando a Hiroki y él no quería hacerlo sufrir.

    —Ven, vamos a la cocina, hay que ponerte hielo en ese golpe.

    Hiroki caminó con él hacia la cocina. Tenía que hablar con Himeko, ver a su hijo, pero en aquel momento no tenía fuerzas para nada. Akihiko lo sentó en una silla y fue a la nevera, sacó una hielera y puso varios cubitos en un paño. Se lo dio a Hiroki para que este lo pusiera en el moretón que comenzaba a formarse en su ojo y mejilla.

    —Voy a ver a Himeko san y al bebé. Quédate aquí, ya vuelvo.

    Hiroki asintió y Akihiko salió de la cocina. Encontró a Himeko sentada en una mecedora, cantándole dulcemente a Iseei, que estaba dormido con su dedito en la boca. La mujer lo miró con preocupación y él se apresuró a tranquilizarla.

    —Kusama san se fue y Hiroki san está en la cocina. Todo está bien ¿Puede acostar al bebé y luego venir a la cocina? Hiroki la necesita.

    Ella asintió y Akihiko salió de la habitación.

    Encontró a Hiroki con el hielo pegado a su mejilla y le sonrió.

    —Himeko va a acostar a Iseei y luego viene. — Le dijo Akihiko.

    Hiroki lo miró con tristeza, no quería que su nana lo viera en aquel estado. Akihiko suspiró y le sonrió dulcemente. Lo tomó de la mano conminándolo a ponerse de pie.

    —Vamos. Ve a darte un baño y a ponerte cómodo.

    — ¿Te iras? —Preguntó Hiroki desvalido. No quería estar solo en aquel momento. No se sentía capaz de tomar decisiones, de pensar, ni siquiera tenía fuerzas para caminar.

    —¿Quieres que me quede? —Preguntó Akihiko.

    Hiroki solo asintió.

    Akihiko le sonrió y subió las escaleras con él, sujetándolo por la cintura.

    —Me quedaré. Dormiré en el sofá. — Le dijo mientras subían.

    Hiroki no supo porque se sintió de pronto tan tranquilo y tampoco quiso pensar en eso.

    Nowaki condujo como loco, las calles y avenidas se desdibujaban frente a sus ojos. Se detuvo en una cuneta y recostó su cabeza en el volante. Se sentía tan frustrado, tan herido. Estaba furioso y también tenía miedo. Hiroki le había pedido el divorcio y después de toda aquella brutal escena, no sabía qué hacer.

    Se sentía perdido, tenía la imagen de Akihiko caminando por el pasillo de su casa, vestido con su ropa. Era como si Hiroki le hubiese buscado un sustituto, como si no le doliera el que se hubiesen separado. Golpeó el tablero del auto con ira. Era como si él fuera siempre el culpable de todo. Estaba harto de sentir culpa ¿acaso un matrimonio no era de dos?

    ¿De verdad creía Hiroki, que con aquella absurda excusa, iba a aceptar que Akihiko estuviese metido en su casa?

    — ¡Estoy harto, maldita sea! —Gritó furioso y prendió el auto, arrancando a toda velocidad.

    Llegó a su destino sin apenas pensarlo. Una ira ciega guiaba sus pasos. Tocó la puerta y se encontró con el rostro sorprendido y emocionado de Misaki. La sonrisa del chico hizo que el corazón de Nowaki doliera. Aquella persona le quería, se emocionaba al verlo, no le reprochaba nada, no le hacía sufrir.

    Apagó los remordimientos, la conciencia, la ira. Lo atrajo a su cuerpo y lo besó con firmeza.

    Misaki gimió, pero no protestó. Él simplemente se dejó besar. Tomó el pene de Nowaki por sobre la ropa, para frotarlo lentamente. Nowaki lo cargó y este lo rodeó con sus piernas, mientras iban dando tumbos hacia la habitación.

    Nowaki lo tumbó en la cama. Misaki buscó el lubricante en la gaveta de su mesa de noche, mientras Nowaki se desnudaba. Nowaki le quito la botella de las manos y mientras Misaki se desnudaba el médico cubría sus dedos con el transparente líquido.

    Misaki hizo un respigo y ahogó un gemido en sus manos, cuando los dedos de Nowaki lo penetraron. El médico lo masturbó largo rato, hasta que lo sintió preparado. Misaki entonces tomó el control y se puso de rodillas con las rodillas a ambos lados de las caderas de Nowaki. El médico sujetó con fuerza las caderas de Misaki, hasta que el chico estuvo sentado sobre su ingle.


    —Mmm, sí. Así, Nowaki, quiero que me sientas. —Misaki gemía, meciéndose hacia adelante y hacia atrás con suavidad, al oír los gemidos de Nowaki se movió más rápido, sacudiendo la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos para sólo disfrutar la sensación de su amante llenándolo por completo. Manos fuertes se apoderaron de sus caderas cuando empezó un ritmo más rápido, subiendo y hundiéndose lentamente al principio pero pronto ganando velocidad.

    La danza duró largos minutos, Misaki miraba el rostro dolorosamente hermoso del médico, tenía una expresión embelesada, excitada, sensual. Dedos grandes se clavaron en sus caderas, agarrándolo con fuerza, mientras Nowaki movía su pene más profundo en el interior de Misaki. La mano de Nowaki se volvió un puño alrededor del pene duro de Misaki. El chico miró a la cara de Nowaki, perdiéndose en los ojos azules que tanto amaba. Unas cuantas estocadas más y Misaki no pudo soportarlo, derramándose sobre la mano y el vientre de Nowaki.

    —Ah, ¡maldición! —

    Nowaki deslizó las manos fuertes a los lados de Misaki, derribándolo sobre la cama. Misaki lo abrazó sintiendo la mano de Nowaki en su culo, mientras este lo penetraba con fuerza. Los dedos de Misaki se aferraban a las sabanas, mientras el médico lo penetraba una y otra vez. Nowaki gruñó y se estremeció, y el calor intenso y húmedo llenó a Misaki.

    Nowaki cerró los ojos, respirando entrecortado. Misaki, también jadeante, se acurrucó en su regazo.

    —Dime Nowaki san ¿Estoy soñando?

    Las palabras murmuradas de Misaki, fueron como puñales para Nowaki. Lo había vuelto a hacer y esta vez con plena conciencia de lo que hacía ¿Qué excusa iba a buscarse ahora para justificar lo que había hecho? y ¿Qué hacía ahora con el chico acurrucado en su costado?

    Quizás él también estaba soñando y todo aquel espantoso día no había ocurrido.

    ******



    Hiroki se despertó con los balbuceos de su hijo.

    —Mamá… menos ías.

    — Buenos días mi amor. — Le respondió Hiroki, abrazándolo apretado a su pecho y llenándolo de besos.

    Himeko le traía una bandeja con desayuno. La mujer lo miraba con una expresión compasiva. Hiroki supuso que el golpe debía de verse muy mal.

    — No fue nada Hime san, de seguro se ve peor de lo que es. — Le dijo Hiroki para tranquilizarla.

    De pronto recordó que no estaban solos en la casa.

    — ¿Hime san y Akihiko san?

    La mujer le sonrió.

    —Usami sama, está en la sala desayunando.

    Hiroki se dio un buen baño, cuidando de no mirarse en el espejo y se vistió con un atuendo ligero, para salir a hablar con Akihiko.

    Lo encontró en la sala, jugando con Iseei. El niño estaba sentado en sus rodillas imitando el sonido de un auto, mientras sostenía un pequeño automóvil de juguete en sus manitas.

    Akihiko le sonrió al verlo.

    —Tienes mejor aspecto. — Le dijo con una suave sonrisa, poniendo a Iseei en el suelo.

    El niño corrió hasta las piernas de su madre, rodeándolas con sus pequeños brazos, mientras reía travieso. Hiroki también rio y alborotó su cabello.

    —Gracias por quedarte. — Le dijo a Akihiko, cuando Iseei se sentó en la alfombra para jugar con sus juguetes.

    Akihiko entonces, se sentó en el mueble, diciéndole con un dejo de pesar.

    —Tengo que irme. Ya te causé suficientes problemas. No quiero que Kusama regrese y me encuentre aquí.

    —Él no va a volver. Como te dije anoche, estamos separados. Gracias de nuevo por haberte quedado y…No dudes en volver a visitarnos, me…gusta tu compañía y anoche, anoche no pudimos hablar de porque estabas tan triste.

    Hiroki le hablaba dulcemente y Akihiko de pronto pensó que ya no se sentía tan afligido. Pero era hora de irse y en el interior de su hogar, pensar en su futuro.

    Cuando finalmente se despidieron, Hiroki dejó al niño al cuidado de la niñera que acababa de llegar y se encerró en su habitación. Tenía que decidir qué hacer. Le daba vergüenza ir a su trabajo con el ojo y la mejilla amoratados, pero tampoco quería perder aquella oportunidad, aquel trabajo que tanto le gustaba.

    Finalmente se decidió y después de despedirse de su nana y de su hijo. Salió camino a la universidad.

    —Lo mejor es la sinceridad…Lo mejor es la sinceridad…

    Iba repitiéndose aquella oración para darse fuerzas. Unos lentes oscuros ocultaban un poco el moretón, pero no podría usarlos para dar clases. Cuando tocó la puerta y abrió, ya Ijuuin estaba en su escritorio, inmerso en una pila de libros.

    —Qué bueno que ya llegaste. — Le dijo sin mirarlo. —Necesitaré que des las clases, hoy también. Tengo una conferencia mañana y tengo que preparar el material.

    Hiroki estaba de pie en la puerta, pensando que hacer o que decir, cuando Ijuuin levantó la mirada.

    El profesor lo miró con intriga.

    —No está haciendo sol en mi oficina.

    Hiroki abrió la boca para decir algo, pero no salía nada. Quiso dar la vuelta y volver a su casa, pero tampoco quería irse.

    — No puedo dar clases…hoy. — Dijo por fin.

    Ijuuin se puso de pie y caminó hasta él. Quitándole delicadamente los lentes. Se quedó mirando unos segundos el moretón y luego puso los lentes en manos de Hiroki. Sin decir nada, caminó hasta su escritorio y tomó su celular.

    —Oyama kun, no puedo dar clases hoy y mi asistente también esta indispuesto. Como eres el presidente del centro estudiantil te pido que te encargues de los chicos por hoy. Diles que hagan un repaso de lo visto en la semana y mañana lo discutiremos.

    Hiroki caminó hasta su pequeño escritorio y puso el maletín en él. Le daba vergüenza causar tantas molestias. Ijuuin se lo quedó mirando por largo rato. Hasta que se decidió a hablar.

    —No es de mi incumbencia, pero no vas a dar la excusa de que te tropezaste con una puerta, ¿O sí?

    Hiroki negó con la cabeza.

    — Bien. — Dijo Ijuuin, sentándose en una silla. —Ayer revisé tu expediente. Te graduaste hace tres años, nunca has ejercido la carrera, estás casado con un médico y tienes un hijo.

    Hiroki volvió a asentir.

    — ¿Fue él quien te hizo ese moretón?

    El silencio de Hiroki fue por demás elocuente. Ijuuin suspiró impaciente y se levantó de la silla para caminar por la oficina.

    — Existe algo que se llama divorcio. — Dijo por fin, mirando a Hiroki con seriedad. —Es fácil ¿sabes? Yo creo que lo difícil es casarse. Decidir cuando ya no quieres seguir casado es lo más fácil. Más cuando te traicionan.

    Hiroki lo miró con extrañeza, pero no se atrevió a preguntar.

    — Tienes unos ojos muy expresivos, Hiroki san. Hablan por sí solos. — Espetó Ijuuin con una pícara sonrisa. — Sí, yo estoy divorciándome. Mi esposo o mejor dicho mí pronto a ser ex esposo, tiene cinco meses de embarazo. Por eso te digo que es fácil divorciarse.

    La expresión de Hiroki cambió a asombro y un dejo de reproche. Lo cual no pasó desapercibido para Ijuuin.

    — ¡Ja! Ahora me crees un monstruo por dejar a mi esposo embarazado. Pero no es así Hiroki. La cosa es que, a veces creemos que nos casamos con la persona correcta, por las razones correctas. Hacemos planes, hacemos compromisos, pero en el camino, de alguna forma, las cosas se tuercen. Veras, tu marido te golpeó, mi esposo me mintió. Ishi era mi editor, me conocía mejor que nadie, cada libro que yo sacaba era tan mío, como de él. Él sabía detalles de mi vida que nadie más sabía. Por eso nos resultó tan fácil enamorarnos y casarnos. Hicimos muchos compromisos y muchos planes. Pero lo que yo no sabía era que él tenía planes ocultos. Siempre supo que yo no deseaba tener hijos, sabía por qué y yo pensé que lo había entendido y aceptado. Pero no fue así y se embarazó a mis espaldas. Creía que cuando me diera la feliz noticia, yo cambiaria mis convicciones así como así, como por arte de magia.

    Ijuuin se sentó frente a Hiroki y lo miró sereno, casi con un dejo paternal.

    —Es fácil desprenderse del amor, cuando aquel al que amaste, te traiciona de una manera tan ruin. Puede que hayas hecho compromisos y planes cuando te casaste, pero esto. — Ijuuin acarició el moretón en el rostro de Hiroki. — Esto rompe todos esos sueños y te obliga a pararte en la realidad. La realidad es, Hiroki, que nadie merece que la persona que ama pisotee sus sueños, porque entonces el amor deja de ser amor y se convierte en un sentimiento enfermo que no te llena, que no te sirve sino para sufrir.

    Hiroki, sintió sus ojos llenarse de lágrimas, eran aquellas, palabras certeras. Aun así quiso defender a Nowaki, después de todo, él no lo había golpeado a propósito, todo había sido un accidente.

    —Ijuuin san, gracias por sus palabras, pero…esto no fue como usted cree. Fue…fue un accidente.

    Ijuuin le sonrió y se puso de pie. No se podía ayudar a quien no quería ser ayudado.

    —Te quedarás en la oficina hasta que el moretón se desvanezca, puedes preparar mis clases y ayudarme con algunas investigaciones.

    No tocó más el tema y Hiroki se lo agradeció. Trabajaron diligentemente toda la tarde y se despidieron con normalidad. Cuando Hiroki conducía de regreso a casa, pensaba en las palabras de Ijuuin. Era cierto que Nowaki no lo había agredido físicamente, pero sus palabras dolieron más que un golpe. Sus sospechas, su duda, la forma como se refirió a su hogar como solo suyo. Hiroki estaba cansado de los arranques de Nowaki, de perseguirlo, de entenderlo, de apoyarlo, de… amarlo.

    Con aquel sentimiento en su corazón, hizo una llamada. Un rato después, estaba en un discreto restaurante, tomándose un café mientras esperaba. Un hombre se sentó finalmente frente a él.

    —Me extrañó su llamada, Hiroki san. Pero ese golpe que trata de disimular con esos lentes, me dan una idea de lo que desea hablar conmigo.

    Hiroki se quitó los lentes despacio y miró al abogado con un dejo de inquietud. Antes de perder el valor, le dijo con nerviosismo.

    —Shinoda san…yo…quiero…quiero divorciarme.
     
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  6. noquichinda
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    en tu madre puto nowaki.. siis no fue intencional pero yo creo que hiro te rechazo porque aun olias a la zorra de misaki.. ya veran... se arrepentiran de joderle la vida a akihiko y hiroki.. muajajajjaja mueran puto putos.. esta muy bueno mi caroo.. jijij que te rinda actualizarlo pronto.
     
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  7. kimmi Chan
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    TnT Chanclas, ahora si quemó todos sus cartuchos el menso de Nowaki

    Kyo estaba casado con Ishi? OMG bueno, pero ya se están divorciando :'( Ya ni para que me emocione xD Su caso me recuerda un poco a lo que pasó entre Dominic y Franco(SI, me enamoraste y traumaste con esa pareja xD)

    Como están ahora las cosas, no se que onda con Misaki y Nowaki, ¿Se vana quedar juntos? Ahora que lo pienso, creo que tampoco es justo para Misaki que Nowaki corra a follarselo cada que algo no cuadra e su casa ;dd como que eso no esta muy bonito, pero hasta donde han llegado, ya no pueden volver a lo que tenían antes.
    Mis amados egoístas TwT

    Me encanta, espero la conty :33
    Hasta la próxima! chau
     
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    Los buenos momentos de tu vida, serás recordados como grandes alegrías; los malos te darán las mejores enseñanzas

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    No definitivamente quiero entrar en la historia
    y caerle a golpes al imbecil de nowaki y de misaki
    en serio como puede el uno ser tan desconfiado y el otro un facil
    en fin yo espero que hiroki sea muy feliz
    sea con quien sea pero por ahora descarto a nowaki
    espero la conty con ansias
    que tengas una FELIZ NAVIDAD
    nos vemos
    :=PENSDF:
     
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  9. Alexx Jackson
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    He regresado!!! por fin pude entrar de nuevo con mi usuario al foro **problemas tecnicos everywere xD ***

    y lo único que tengo por decir ahora es....... MALDITO NOWAKI Y MUGRE MISAKI...COMO LOS DETESTO, nada los justifica... nada! y ahora Ijuin,., perdió puntos conmigo...pobre Ishii ;_;

    Akihiko...mi amor, espero quede con Hiro. He dicho.


    Caro, haces que mi corazón tenga tantas emociones. Gracias INFINITO. :=KITTIYN: :=PAMDAXX: :lol: TE ADORO!


     
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    Idiota nowaki se piensa que todos son como el que meten los cuernos. Muy bien hiroki divorciate . Espero la conti cada vez esta mas interesante.
     
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  11. BlackLady713
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    waaaaa!!! waaaaaa!!!!

    puros malentendidos por parte de Kusama. PUDRETE KUSAMA!!!!

    studpi Nowaki, es el unico estupido aparte de Misaki, le fue tan facil desprenderse de lo que le dijo Akihiko, maldita wuila arrastrada, LE ROMPIO EL CORAZON A MI KERIDO CONEJO!!!!

    Hiroki, corazon!! saliste golpeado pero eso solo fue la punta del iceberg para lo que se le viene a Kusama.

    la neta no me gusta la relacion de Hiroki-Akihiko pero estas haciendom cambiar de idea

    por favor continua

    LB :=wozardd:
     
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  12. widget
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    QUOTE
    La realidad es, Hiroki, que nadie merece que la persona que ama pisotee sus sueños, porque entonces el amor deja de ser amor y se convierte en un sentimiento enfermo que no te llena, que no te sirve sino para sufrir.

    Esto es muy cierto, aunque opino que esto también esto pasa cuando una persona no sabe separar sus sueños y metas del amor. (similar a lo que le paso a Hiroki)

    Ay Nowaki, entiendo ese sentimiento de celos, tu solo tratas de proteger lo que amas, pero si sigues en ese camino lo que te seguirás ganando es el odio de Hiroki y si te alejas, el se olvidara de ti.

    Y Hiroki también te entiendo a ti, todo seria mas fácil si los dos estuviesen en baja y halaran con sinceridad si ninguno molestarse con elotro hasta llegar a un acuerdo.

    Se aman, mas claro no puede estar, pro de esta manera no se resuelve nada.
     
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  13. Fransela_r
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    Uyyy si me tardeee perdonnn, pero este mes esta como duro jajajaja con las fiestas y trabajo y la casa, en fin. Gracias por esperar, por leer, por acompañarme. Se les quiere de corazon FELIZ NAVIDAD Y MIS MEJORES DESEOS PARA TODAS.

    Espero les guste el capi, gracias por leer.





    Ya no.



    El tráfico se le antojó ligero aquella tarde. Iba pensando en su asistente, en su rostro amoratado, en la tristeza que había en sus ojos. El camino que siempre tomaba para ir a casa le resultaba relajante, toda vez que se extendía a lo largo de toda la costa, pero aquella tarde no prestaba atención al rojo atardecer, ni a las luces de las barquitas, ni a las personas que caminaban. No, él pensaba en unos dulces ojos avellana.

    Le molestaba que Hiroki estuviese encubriendo a su esposo. De ninguna manera justificaba la violencia y más si se trataba de tu pareja. Entonces pensó en su esposo. Evocó el recuerdo amargo de cuando este le había informado de su embarazo. Estaba furioso, sí, pero jamás, jamás habría recurrido a la violencia. Le dijo, sí, todo lo que sentía por él en aquel momento y se marchó de la casa.

    Ijuuin hizo un gesto de molestia cuando trajo a su mente aquellos recuerdos. Ishi había echado por la borda una relación que hasta el momento había sido idílica, perfecta. Ellos eran una pareja que se compenetraba como ninguna otra, o eso había querido creer Ijuuin, pues estaba demostrado, con las acciones de Ishi, que su percepción de la relación era otra.

    Llegó a su edificio con el anochecer. Estacionó el auto y subió pensativo, aún inmerso en los recuerdos. Cuando llegó a su piso, su sorpresa no pudo ser mayor, al ver al joven que estaba sentado en el piso, frente a su puerta.

    Salió del ascensor y caminó despacio. Ishi hizo un esfuerzo para ponerse de pie con rapidez, pero su pequeña barriguita le dificultaba un poco las cosas. Ijuuin con un suspiro, lo tomó por el brazo, ayudándolo a levantarse.

    —Gracias. — Murmuró el chico, con un poco de vergüenza. —Tengo mucho rato sentado allí…es que… bueno…Hola.

    Ijuuin lo miró con desdén.

    — ¿Qué haces aquí? ¿No habíamos quedado en hablarlo todo a través de nuestros abogados?

    El chico asintió sin amilanarse. Sacó de su bolso un libro y se lo entregó al profesor.

    —Esto…esto llegó ayer a la editorial, quise traértelo.

    Ijuuin tomó el libro con recelo. Hasta que vio el título de su obra. Una composición sobre un poeta Japonés muy antiguo, que estaba esperando que la editorial le aprobara para publicación. Suspiró complacido, era una obra bastante compleja, que le había tomado mucho de su tiempo, pero que también era su trabajo más preciado. Miró a Ishi con recelo, era por supuesto un trabajo de ambos, pues ambos habían trabajado arduamente en él, pero que en aquel momento, con el joven allí, no le daba la satisfacción que había esperado.

    —¿Por qué no enviaron a mi nuevo editor? —Preguntó mordaz.

    Ishi lo miró con suplica.

    —Kyo por favor…Es…Es nuestro trabajo. Yo…yo quería ser quien te diera la buena noticia.

    Ijuuin abrió la puerta del departamento y entró. Ishi se quedó indeciso en la entrada, estaba preparado para otro de los desplantes de su esposo. También estaba consciente de que había cometido un grave error al embarazarse, pero ¿acaso no merecen las personas una segunda oportunidad?

    —¿Te vas a quedar allí parado o vas a pasar de una vez?

    Ishi entró rápidamente. Ijuuin caminó al bar diciendo con un dejo de emoción.

    —Esto merece un brindis.

    El chico colocaba sus cosas sobre un mueble. Cuando vio a Ijuuin remover las botellas, le dijo con la voz apagada.

    —Yo…no puedo…no puedo beber alcohol.

    Kyo consiguió la botella que buscaba y la colocó sobre la mesa. Su mirada fría y desapasionada se posó en el rostro pálido de su esposo.

    —Yo dije que iba a brindar, no mencioné en ningún momento que brindaría contigo.

    Ishi se sentó despacio, disimulando que ya sus piernas no le sostenían y que su corazón estaba destrozado.

    —Kyo… ¿por qué? ¿No merezco que me perdones? Hasta cuando vas a tratarme como…como si fuera…como si fuera tu peor enemigo.

    Kyo lo miró por largo rato, mientras bebía de su copa, el líquido que se le antojaba profundamente amargo, como un reflejo de la amargura que sentía en aquel momento.

    — ¿Quién es aquel que miente, que traiciona, que engaña? Quien es sino el peor enemigo de una persona.

    La voz de Ijuuin era tan fría y dura, que Ishi por un momento pensó que había perdido el tiempo en ir allí, pero se armó de valor. Porque de eso se trataba, de luchar por lo que se amaba. Se puso de pie reuniendo todo la fuerza que le quedaba y se acercó a su esposo, tomándole la mano con ternura.

    —Sé que lo que hice estuvo mal Kyo. Fue una estupidez, una locura, pero… ¿no puedes buscar en ti el amor que me tenías? Kyo, yo cometí un error, te hice daño y estoy muy arrepentido por eso. Te he pedido perdón muchas veces, pero tú no quieres escucharme. Por favor Kyo, por favor… ¿no puedes darnos otra oportunidad? ¿Puedes perdonarme?

    Era muy bonito y enternecedor el discurso, pero había un problema en todo aquello e Ijuuin no tardó en hacérselo notar.

    — ¿Y qué hacemos con eso? — Le preguntó, soltándose de su mano y señalando su vientre redondo.

    Ishi rodeó su barriga con ambas manos. Kyo lo miró con resentimiento, se alejó de él y se sirvió otro trago. Mientras sonriendo amargamente, le preguntaba con desdén.

    — ¿Nos olvidamos de ese pequeño problema? ¿Tienes algún otro plan? ¿Vas a darlo en adopción?

    Ishi sintió sus ojos llenarse de lágrimas.

    —Es nuestro hijo, Kyo. — Murmuró dolido.

    — ¡No! — Gritó Ijuuin, estrellando la copa sobre la mesa. —Ese es tu maldito problema Ishi. Creíste que con esas palabras ibas a hacerme ver el mundo de manera diferente. Ese es el problema ¿no lo ves? No me diste oportunidad de acostumbrarme a la idea. No viniste a mí y te tomaste un segundo para contarme que querías tener hijos. Quizás…quizás si hubieses hablado conmigo, si hubieses hecho las cosas despacio, dándome tiempo de pensarlo, tiempo para saber si yo también lo quería. Pero no, tú lo querías, tú lo decidiste, tú pensaste que con palabritas dulces me harías olvidar mis convicciones. Tú tomaste la maldita decisión. Me mentiste durante meses, meses en los que me viste a la cara y me seguiste mintiendo sin ningún remordimiento.

    Ijuuin se acercó hasta su esposo mirándolo con dolor, con furia. Lo tomó por los hombros hablándole lleno de desprecio.

    —Tú solito destruiste lo que teníamos. Ahora eres tú el que tendrá que asumir las consecuencias. Mi abogado ya tiene todo listo Ishi, la casa es tuya y te daré una pensión hasta que el niño sea mayor de edad. Eso es todo lo que queda de nuestra relación. Tú me conocías como nadie Ishi, sabias que odio las mentiras, los engaños y sabias que no quería tener hijos. Lo discutimos antes de hacernos novios, lo discutimos antes de comenzar a vivir juntos y lo discutimos por última vez antes de casarnos ¿Qué te hizo pensar que iba a cambiar de opinión?

    Kyo lo soltó y caminó hasta el pasillo que conducía a las habitaciones.

    —Vete y no regreses más, Ishi. No hay nada más que hablar. Mi abogado y tu abogado se encargaran del final de todo esto.

    Ishi se quedó en medio de la sala, roto y desconsolado. Luego de unos segundos, cuando escuchó el portazo en la que suponía era la habitación de Ijuuin, recogió su morral y caminó despacio a la salida. No supo cómo llegó hasta su auto, pero si sabía que no podía conducir en aquel estado. Sacó su teléfono y marcó con sus dedos temblorosos. Ahogando los sollozos en sus manos, le habló al que contestó la llamada.

    —Ka…Kaoru…ven…ven a…a buscarme… por favor.


    ******



    Una semana pasó volando. Aquella mañana, Hiroki examinaba su rostro en el espejo. El golpe ya no se veía tan terrible, quizás una semana más y podría volver a dar clases. Mientras tanto podría seguir ayudando a Ijuuin con sus clases. Era divertido y había aprendido mucho del joven profesor. No había vuelto a mencionar el golpe y trabajaban en una cómplice armonía.

    Aquel día iría al hospital para que a Iseei le retiraran los puntos. No quería encontrarse con Nowaki, pues aunque aún no se había comenzado la demanda de divorcio, solo faltaban unos días para que aquello sucediera. Lo menos que deseaba era ver a Nowaki en aquel momento y Shinoda también le había aconsejado que no mantuviera contacto con él, antes de que el proceso de divorcio comenzara.

    Así, Hiroki había estado casa de Ryu todas las veces que Nowaki había ido a visitar a su hijo y no había contestado ninguna de las llamadas que este le había hecho. Pero esa mañana tendría que ir al hospital, pues aunque le caía mal Tsumori, no confiaba en nadie más para que atendiera a su bebé.

    Se vistió con esmero, esperando no encontrarse a Nowaki, pero preparado por si eso ocurría. Luego de desayunar, salió en el auto con su hijo bien protegido en su silla. Himeko los despidió en la puerta, sintiendo un dejo de aprensión, no quería que Hiroki tuviera otro encontronazo con Nowaki.

    El hospital estaba como siempre, en un ajetreado ir y venir. Hiroki ya había llamado a Tsumori y este lo esperaba en su consultorio. Para Hiroki fue un alivio llegar allí sin encontrarse con Nowaki y le sonrió a la asistente de Tsumori cuando esta le regaló un dulce a Iseei y los hizo pasar.

    —Hola campeón ¿Cómo estás? —Le saludó Tsumori con una gran sonrisa, tomando a Iseei en sus brazos.

    —Iyecion no…Dele y ma no guta.

    Tanto Hiroki como Tsumori rieron encantados con la protesta de Iseei. El médico lo puso sobra la mesa de exploración, mientras revisándolo le decía dulcemente.

    —No ponemos inyección esta vez, ok.

    Tsumori miró por unos segundos el rostro de Hiroki. Le sonrió y luego se enfocó en el bebé, que jugaba inquieto con el estetoscopio que pendía en su pecho.

    Sacar los puntos fue fácil y rápido, con solo unas pocas lágrimas que lamentar. Tsumori constató que todo en Iseei estaba bien y luego lo sentó en una zona de juegos que tenía en su consultorio. Hiroki lo miró extrañado, pues había pensado que ya habían terminado. Tsumori lo tomó de la mano y lo sentó en la camilla.

    —Déjame ver tu ojo.

    Hiroki sintió vergüenza, pensó que con el maquillaje que le había hecho Himeko, al menos habría podido pasar desapercibido con el médico.

    —No… no es nada, es… es que me caí… y…

    Tsumori lo miraba serenamente, mientras quitaba la capa de maquillaje que cubría lo que aún quedaba del golpe.

    —¿Te vio un medico?

    Hiroki negó con la cabeza, le daba mucha vergüenza hablar. Tsumori revisó toda la extensión del golpe, deteniéndose cuando el castaño hacia muecas de dolor. Pasó casi media hora revisando, hasta que estuvo satisfecho.

    —No hay fractura, pero si noto unos vasos rotos en el ojo. Te recetaré un medicamento para eso y algo para el dolor. También te daré una crema que puedes ponerte para que el morado desaparezca más rápido. Te recomendaré con un oftalmólogo, es muy amigo mío y no trabaja en este hospital.

    Tsumori sacó una tarjeta de dentro de su gaveta y se la entregó a Hiroki. Este la tomó sin alzar la mirada. De todas las personas venir a pasar esa vergüenza con aquel que le caía tan mal. Supuso que Tsumori estaría disfrutando y odió a Nowaki más en aquel momento por ponerlo en aquella situación.

    Tsumori puso sus dedos suavemente bajo el mentón de Hiroki, levantando su rostro.

    —¿Fue Nowaki? —Le preguntó, cuándo sus miradas se encontraron.

    Hiroki no encontró en su mirada, ni burla, ni sarcasmo, ni alegría. Solo había una profunda preocupación, que lo conmovió.

    —Fue un accidente. — Murmuró Hiroki, después de unos segundos.

    Tsumori asintió, le sonrió y lo ayudó a bajar de la camilla.

    — ¿Tienes algo que hacer después de esto? —Le preguntó impulsivamente.

    Hiroki lo miró extrañado y negó con la cabeza. Tenía el día libre, pues Ijuuin se lo había dado, por si Iseei quedaba muy afectado después de que le sacaran los puntos.

    —Entonces ¿Aceptarías una invitación a comer?

    Hiroki lo miró entre asombrado y curioso.

    —Pe…pero, está mi hijo y él… él es un poco inquieto.

    Tsumori sonrió.

    —Soy pediatra Hiroki, puedo lidiar con pequeños traviesos.

    Le dijo con alegría, mientras tomaba a Iseei en sus brazos y lo lanzaba al aire, haciéndolo reír a carcajadas.

    Hiroki no tenía más excusas que su hijo y este parecía muy divertido en los brazos del médico. Había pensado comer en casa con Himeko, pero ¿por qué no salir con Tsumori a comer? El médico se había portado bien con su hijo y hasta ahora estaba viendo una cara de él que no conocía. Muy lejos del arrogante e impertinente médico que había conocido, estaba ahora este hombre frente a él, amable, dulce, que no podía más que caerle bien.

    —Está bien, pero vamos en mi auto. Así no tendré que regresar al hospital para buscarlo.

    Tsumori llevó a Hiroki por la salida de médicos. Donde nadie les vio salir. Hiroki iba conduciendo. Conversaba de trivialidades, mientras Tsumori, mirándolo, pensaba en Nowaki y en lo que le diría cuando tuviera la oportunidad.

    ******



    —¿Cómo es que venía para acá y no me avisó?

    Himeko estaba un poco cansada de la arrogancia de Nowaki, ante la molestia apreciable en su voz, le respondió con serenidad, pero contundentemente.

    —Hiroki es perfectamente capaz de tomar decisiones con respecto a su hijo. Si no le avisó que iba al hospital hoy, sus razones tendría.

    Nowaki se quedó de piedra con la respuesta de la mujer, pero aunque hubiese querido responderle con toda la molestia que sentía, no podía. Himeko no solo era la nana de Hiroki y de Keiichi, era como la madre de los chicos. No podía meter más la pata de lo que ya lo había hecho.

    Colgó la llamada sin decir nada. Estaba marcando el teléfono de Hiroki cuando sintió unas manos pequeñas acariciar su brazo.

    — Nowaki, amor ¿Qué te tiene tan ceñudo?

    Nowaki suspiró con hastío y guardó el teléfono.

    —Te he dicho que aquí no me trates así. — Murmuró entre dientes, mirando a Misaki con un profundo desdén.

    Misaki no se amilanó con el desagradable trató. Levantó las manos en señal de rendición, diciéndole a Nowaki con una brillante sonrisa.

    —Está bien, está bien, Kusama sensei. Que mal humor nos gastamos hoy.

    Misaki iba a salir del consultorio de Nowaki, cuando una enfermera entró y miró a Misaki de arriba a abajo de una manera escrutadora.

    —Kusama sensei. — Dijo la mujer, mirando a Nowaki con un dejo de reproche. —Tiene un paciente en emergencia.

    Nowaki asintió y le pidió a la mujer con rapidez.

    —Enfermera, por favor, averigüe con Tsumori sensei a que hora tiene consulta con mi hijo.

    La mujer lo miró con una mezcla de enfado y asombro.

    —Kusama sensei, su esposo y su hijo estuvieron aquí hace más de una hora. Creo que Tsumori sensei los acompañó al auto.

    Nowaki no demostró emoción alguna.

    —Gracias. — Le dijo a la mujer. —Iré en seguida a la emergencia.

    La mujer miró una vez más a ambos con reproche y salió del consultorio.

    Misaki iba a decir algo, pues el rostro de Nowaki estaba tenso, pero Nowaki lo ignoraba, como si Misaki se hubiese vuelto de pronto invisible.

    —Hiroki…soy…yo. No, no me dijiste que venias hoy ¿Cómo estás? Llámame por favor, necesitamos aclarar las cosas.

    Misaki se quedó con la boca abierta del asombro. La voz de Nowaki era suave y llena de culpa, cuando dejaba aquel mensaje en el que suponía era el celular de su esposo. Misaki no podía entender la actitud del médico. Llevaban una semana durmiendo juntos. Nowaki se iba a su casa cuando terminaba su turno en el hospital y Misaki ciertamente había pensado que las cosas iban por buen camino.

    ¿Qué demonios estaba pasando entonces?

    Nowaki lo miró unos segundos, como registrando su presencia allí.

    —Iré a ver al paciente en emergencia, por favor encárgate de revisar al que está en el postoperatorio.

    Nowaki iba a salir del consultorio, pero Misaki le detuvo tomándolo por el brazo.

    —Nowaki ¿te pasa algo?

    Sí, pasaban muchas cosas. La más importante era un monstruoso sentimiento de culpa del que Nowaki no hallaba como deshacerse. Las demás eran consecuencias de esa culpa ¿cómo deshacer el camino andado? Cegado por la rabia, por el dolor, había tomado malas decisiones y como en un terreno de arenas movedizas cada vez se había hundido más y más.

    Misaki era una brisa fresca en su tormento, pero no era justo, ni era correcto aceptar lo que este le ofrecía. Sin embargo, había dormido con él cada día, por aquellos siete días que llevaba separado de su esposo.

    Quien dijo que el ser humano era el único animal que se tropezaba más de una vez con la misma piedra, sabía muy bien lo que decía. Ahora ya no sabía lo que debía hacer. Hiroki se había negado a hablarle y Misaki siempre estaba allí para él, apoyándolo, alentándolo, solo que eso no era lo que él deseaba, no era eso lo que llenaba su corazón. Había tenido la vida perfecta y quería recuperarla, solo que ya no sabía cómo hacerlo.

    Miró a Misaki, que esperaba una respuesta a su pregunta. Tenía que acabar con aquello si quería salvar su matrimonio, solo que ¿Cómo hacerlo sin dañar a Misaki? Supuso que mientras más rápido lo hiciera sería mejor.

    —Tengo que ir a ver al paciente Misaki. Hablaremos esta noche, vamos a comer algo por allí y…

    —¿Por qué no comemos en casa? —Le dijo Misaki abrazándolo sugestivamente. —Preparo algo rico para ti y luego…

    Nowaki negó con la cabeza separándolo de sus brazos.

    —En tu casa no Misaki. Hablaremos más tarde.

    Misaki se quedó silencioso parado en el medio del consultorio, cuando Nowaki salió sin siquiera mirarle. Las cosas que pensó estaban saliendo muy bien, habían tomado un camino peligroso y si dejaba que siguieran por allí, perdería todo lo que había ganado.

    ******



    La comida resultó toda una aventura encantadora. Tsumori lo llevó a un restaurant que tenía un área de juegos. Se bebieron unas gaseosas mientras Iseei jugaba en el pequeño parque. Tsumori parecía un padre recién estrenado, jugando con los niños como si fuera uno de ellos. Había muchas chicas y jóvenes que tenían a sus hijos dentro del parque, que miraban a Tsumori embelesados. Luego dirigían sus miradas a Hiroki con un dejo de envidia. Hiroki, que en un principio se sintió incomodo, estaba disfrutando como nunca. Hacia muchísimo tiempo que Nowaki no salía así con ellos. Era un excelente padre, eso no lo podía negar, pero no pasaba el tiempo con ellos, por lo menos no el que debería.

    Entonces estaba allí y el tipo que antes detestaba, estaba haciendo gala de un carácter que para él, era desconocido. Era amable y con una sonrisa luminosa, era dulce y muy galante. Hiroki se encontró sonriendo, cuando Tsumori lo llamó a gritos mientras se lanzaba de un tobogán con Iseei en sus piernas, gritando y riendo a carcajadas.

    Hiroki agitó sus manos saludándolos y riendo, sintiéndose tan en paz, que se preguntó desde cuando no se sentía de aquella forma. Pensó entonces en otra persona que lo hacía sentir así, ese otro hombre también era dulce y amable, galante y encantador y curiosamente también se llevaba muy bien con su hijo.

    Hiroki sintió entonces, que la vida lo estaba llevando por un incierto camino y que aquellos hombres que lo rodeaban eran pruebas, trampas. Nowaki había sido el amor de su vida, pero ¿ahora que era?

    No habían pensado en el divorcio hasta ese momento. Shinoda le había dicho que lo llamaría en cuanto tuviera todo listo, pero ¿estaba listo él? ¿Listo para dejar su antigua vida y comenzar de nuevo?

    —Hey, tenemos hambre. — Le dijo un despeinado rubio con un hermoso y también despeinado bebé en sus brazos.

    —Come ma...má.

    Hiroki sonrió y tomó a su hijo en brazos, llenando de besos su carita sudada.

    —Ve a refrescarlo, yo busco una mesa. — Le sugirió Tsumori.

    Hiroki se internó en el baño y limpió la carita de su hijo, mientras se decidía a disfrutar del día, sin pensar en nada más.

    Comieron y mientras Iseei hacia desastre con su comida. Hiroki y Tsumori conversaban.

    —Me alegro que estés trabajando, siempre te imaginé como un excelente profesor.

    Hiroki sonrió ante el halago. Descubrió que Tsumori era un hombre de gustos simples, sencillo y muy alegre.

    —¿Por qué pediatría? —Le preguntó cuándo hablaban de sus carreras.

    —Me gustan mucho los niños. Tengo varios sobrinos y cuando visito a mi familia, soy el tío consentidor.

    Hiroki se había enterado que Tsumori estaba completamente solo en Japón, toda su familia vivía en los Estados Unidos. Era un poco triste que un hombre tan familiar estuviera solo.

    — ¿Los extrañas? —Le preguntó con sincera preocupación.

    Tsumori sonrió enigmáticamente antes de responder, solo que no era la respuesta que Hiroki esperaba.

    — ¿Sabes? Eso es lo que más me gusta de ti. Tienes un corazón muy grande, eres muy sensible y te apenas por los sentimientos de los demás. Cuando conocí a Nowaki lo admiraba, era muy joven y ya había logrado tanto, pero lo que de verdad le envidié siempre, fuiste tú. Ese amor que tú le dabas, esa manera que tenías de mirarlo, como si él fuera el centro de tu mundo.

    Tsumori sonrió con nostalgia y miró a Iseei que le sonreía con su carita llena de comida.

    —Él lo tenía todo. — Murmuró. —Tenía un esposo perfecto, una casa de ensueño, una familia. Tenía todo lo que yo soñaba tener.

    Hiroki bajó la mirada y sintió la suave mano de Tsumori envolver la suya.

    —Yo soy un cínico, Hiroki. No puedo decir que soy un santo, tengo una larga lista de amantes, pero nadie jamás me ha amado como tú lo amabas a él y eso yo lo envidiaba y lo admiraba. Le dije mil veces que te cuidara, que cuidara lo que tenían.

    Tsumori acarició el golpe en el rostro de Hiroki. Suspirando soltó su mano y se extendió en la silla, mirando el parque lleno de niños y las parejas sonriendo, mientras veían a su hijos jugar.

    —Cuando yo tenga lo que él tenía, jamás, jamás lo voy a despreciar. El amor es un regalo y la felicidad un sueño que hay que conservar.

    Hiroki también miraba a los niños, pensado en las palabras de Tsumori y recordando que él, alguna vez, había sido así de feliz.

    — ¿Te dije que voy a hacer un especialización?

    Dijo de pronto Tsumori, aligerando el ambiente. Hiroki sonrió, negando con la cabeza. La conversación siguió un rumbo sereno y después de un rato, con Iseei dormido en los brazos de Tsumori, emprendieron el regreso. Iseei estaba rendido en su sillita, cuando Hiroki se estacionó en la parte trasera del hospital.

    —Gracias por la comida.

    —Gracias a ti por aceptar venir. —Tsumori le sonrió con ternura. —Ve al oftalmólogo y llámame por cualquier cosa, estoy a tus órdenes.

    Hiroki asintió y Tsumori se bajó del auto. El médico se quedó parado mirando el auto alejarse, mientras agitaba su mano despidiéndose. Alguien los estaba observando y él lo sabía, así que cuando se dio la vuelta para entrar al hospital, le dijo al chico con un toque de malicia.

    —Supongo que iras con el chisme. Hazlo, Misaki, me harás un favor y…estoy seguro que también te lo harás a ti mismo.

    Misaki cambió su rostro cínico a uno de asombro, claro que le diría a Nowaki lo que había visto, le convenía. Lo que no le gustaba era la observación del médico ¿Acaso sospechaba algo?

    Tsumori intuyó el por qué de su asombro y se acercó a su oído diciéndole como un secreto.

    —Que te gusta Kusama es un secreto a voces pequeño, solo, ten cuidado por donde pisas, pues la caída va a ser muy dura.

    Tsumori se alejó, caminando con una cínica sonrisa. Misaki, de pronto entendió la mirada de la enfermera esa tarde y también los cuchicheos de sus compañeros. Necesitaba apresurar sus planes, pues una vez que Nowaki fuera totalmente suyo, ya no importaría que todos lo supieran.

    Hiroki estacionó su auto y escuchó asombrado el llanto de un bebé en el interior de su casa. Salió casi en carrera del auto y sacó cuidadosamente a su hijo, para no despertarlo. Con el corazón acelerado y una brillante sonrisa entró a su casa. Sus ojos se llenaron de dicha, pues allí estaba Keiichi con su hijo entre los brazos, sentado en el enorme sofá.

    —Llegas tarde. — Le reclamó Keiichi con un dulce puchero.

    Hiroki sonrió enormemente y Himeko le quitó el niño de los brazos para llevarlo a la habitación.

    Hiroki se sentó al lado de su hermano y lo abrazó amorosamente. Besando a su pequeño sobrino. Keiichi le sonrió con ternura y la niñera que estaba a su lado, tomó al bebé.

    —Ve con Himeko, ella te dirá que hacer. — Le pidió Keiichi a la chica.

    Cuando se quedaron a solas, Hiroki se recostó en el pecho de su hermano, cubierto con sus cálidos brazos.

    — Te extrañaba, pero…No deberías estar aquí… tú…

    —¿Cómo no voy a estar aquí? — Le reprochó Keiichi con tristeza. — Crees que me vas a decir que te vas a divorciar y me voy a quedar en mi casa tranquilo. Tenía que venir, tenía que estar contigo.

    Hiroki besó conmovido las delicadas manos de su hermano.

    —Tenemos tanto de que hablar. — Le dijo con emoción.

    Cuando Keiichi iba a decir algo, el celular de Hiroki sonó con un mensaje.

    —Papeles listos, esta misma tarde se le enviará la citación al señor Kusama para la primera audiencia. Me gustaría que nos reuniéramos mañana en la mañana. Shinoda.

    Hiroki leyó el mensaje y le temblaron las manos. Mirando a su hermano le dijo con una expresión dolida y llena de pesar.

    —Ya no hay vuelta atrás, Kei.

    Nowaki estaba recogiendo sus cosas cuando un mensajero llegó a su consultorio. Nowaki recibió el sobre y reconoció rápidamente la firma de abogados donde trabajaba Ryu. Sintió un escalofrió y se sentó frente a su escritorio con el sobre entre las manos.

    —Demanda de divorcio. — Leyó en voz alta y cerró los ojos arrugando el documento entre sus puños.

    Ya no había vuelta atrás.
     
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    Esto se vuelve mas interesante... n.n a ver en que queda esto. Espero continuación, y tu no te demoras tanto... Yo si. Tardo casi dos semanas en actualizar wveces hasta meses. XD y tu dices que demoras?
     
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    You're born this way baby You are beautiful in your way cause god makes no mistakes ♥♪Lady Gaga♪♥

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    Qué lindoooooooo♥♥♥

    Nowaki es un puto :)

    Tsumori un amor ♥

    Espero con muchas ansias el siguiente capítulo, te ha quedado súper.

    Te amo ♥
     
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142 replies since 20/11/2014, 02:08   4098 views
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