Tu indiferencia Actualizado FINAL

¿Será infidelidad, si ya en tu corazón no hay más amor para esa persona que crees traicionar?

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. kimmi Chan
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    AH ME LLEVA! -Lanza la laptop por la ventana- ¡CARAJO! ¡Ya no puedo dormir por pensar en que diablos va a pasar entre ellos!
    ¡Nowaki estuvo entre la espada y la pared! primero dolor, y luego más dolor y luego ¡FUEGO!
    Bueno, me vas a volver loca con eso :c ¿Hasta cuando van a seguir haciendo daño? ¡Yaa no quiero nada! TnT tengo miedo de tus giros en la trama, esos plot twist están cabrones TuT
    Me voy a mi rincón a llorar.
    A pensar,
    Y a filosofar acerca del final.
    Tan larguitas que tenía mis uñas y ya valieron madre xD

    ¡Necesito la continuación! ¡Nos leemos!
     
    Top
    .
  2.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Los buenos momentos de tu vida, serás recordados como grandes alegrías; los malos te darán las mejores enseñanzas

    Group
    Clan Angel
    Posts
    507
    Location
    mi cuarto

    Status
    Offline
    que emocionante mi querida Fransela_r
    la verdad esta hermosa la historia
    y con todos los giros inesperados que ha habido
    ha sido alucinante, que bueno que no paso nada a hiroki
    y bueno nowaki ya debe hacerse a la idea de que su futuro es lejos de hiroki
    espero la conty con ansias
    nos vemos :=PENSDF:
     
    Top
    .
  3. Alexx Jackson
        +1   -1
     
    .

    User deleted




    POR TODAS LAS ....... SANTAS LETRAS.

    ------------------waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ----------

    OMG OMG OMG OMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG OMGOMG OMG


    ..................O H.........................M Y................. G O D......................


    No Palabras.

    Miles de emociones.

    En una historia.



    Carooooo como eres capaaazz de ser tan perfecta. ((no exagero aunque parece XD ))

    O sea, no pense que Hiro se enteraria tan pronto... añksdfjañsd

    Misakito, me da pena en serio, que bueno que ya se esta mejorando.

    Nowaki... vaya no se que decir. Al principio mi odio era constante, ahora me da mas motivos para incriminarlo y todo,,, pero en serio me da lastima, todo fue por sus malas decisiones es cierto, pero eljamas deseo que todo esto pasara. Recordemos que estaba decidido a reconquistar a Hiro, de hecho lo estaba haciendo muy bien, e incluso le dijo lo de Misaki... pero todo exploto, y con mucha razon, omitio lo del bb pero ya estaba perdido. Tomo un mal camino y la suerte no estuvo de su lado. Lo esta pagando caro, muy caro. y es un ser humano despues de todo. Aunque eso no lo exime... vaya, es un punto neutro para mi.

    LA MEJOR COSA DE TODAS... Hiroo con Usagiiiiiiii WAAAAAAAA *saca confetti* PERFECTO PERFECTO PERFECTO. LOS AMO. hazme madrina de su boda si? XD hahaha

    y Ryu,,,vaya.. Kaoru ahora esta con el, y con la desgracia que le paso a Hiro, yo creo que ellos pueden volver a hablar, sanar y amarse aun mas. Ahora entonados bajo un mismo camino.

    Ahora estoy ansiosa porque quiero que Usagi le de duro a Nowaki jajajajaj ok no. Pero son tantas cosas. Nowaki fue el "amante" de Misaki e hirio a Hiro que pues para Akihiko son personas muy importantes, bueno, Misaki lo era.


    waaa.. ahora si... espero no morir en l a espera... ya sabes como me tienes!!!! :P


    Te Amo <3 eres maravillosa. Gracias ......... :=DFSDFSD: :=DFSDFSD: :=PENSDF:





     
    Top
    .
  4. Marcela Garcia Herrera
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    esoo akii chaqn rompele la madre a ese ho de nowaki.. sisisi perdon se me salio el malandro. pero hermoso hahhah mi beba quiero ni nena a salvoo.. te quiero caro chan ... gracias.. u.u.
     
    Top
    .
  5. BlackLady713
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    AAAAAAAAAARRRRRGGGGGGHHHHH!!!!!!!

    MALA SENSEI MALA SENSEI!!!!! LO DICHO JUEGAS CON MIS SENTIMIENTOS!!!!!

    KIERO SABER MAAAAAAAAAAS!!!!!!

    NO ME DEJES CON ESTA ANGUSTIA, GANAS, INCERTIDUMBRE, ETC, ETC, ETC!!!!!

    KIERO SABER MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSS!!!!!

    LB :=wozardd:
     
    Top
    .
  6.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,598

    Status
    Anonymous
    Maravilloso capitulo, pobre hiroki cuanto ha sufrido , menos mal que su bebita esta bien y tiene akihiko a su lado. Esperare con ansias el proximo capitulo.
     
    Top
    .
  7. ayumi11
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    KYAAAAAAAA¡¡¡¡¡

    hasta aqui llego mi salud mental, mis dos semes favoritos se mataran a golpes - espero que gane akihiko- :=hurrahrr: vamos usagi-san¡¡¡¡ has que hasta a sus ancestros les duela

    Es un bebita joder ¡¡¡¡¡ que lindaaaa.

    genial el capitulo

    cuidate mucho bye
     
    Top
    .
  8. Fransela_r
        +4   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Mis queridas niñas, aqui les dejo la antesala al final. Un abarzo enorme se les quiere.




    ¿Es el fin, o el comienzo?




    Había estado en la jefatura desde la madrugada. Aun ahora, no podía creer lo que había ocurrido. Su casa, la casa de sus sueños, donde había sido tan feliz, estaba hecha cenizas. Había dejado a Misaki al cuidado de una enfermera y mientras llenaba papeles y hacia declaraciones, pensaba en que otro duro golpe iba a darle la vida.

    Sabía que a Hiroki iba a afectarlo mucho aquello. Su esposo amaba esa casa, él, la había hecho lo que era. No había testigos ni huellas de lo que había ocurrido. Declaró que la casa había estado sola por días y la policía pensaba que podría haber sido un corto circuito. Cuando se disponía a marcharse, el detective que había llevado su caso le detuvo.

    —Nos acaba de informar el abogado de su esposo, que este se encuentra recluido en una clínica.

    Nowaki les había informado a los policías que él y su esposo estaban separados, por lo que al oficial le pareció prudente darle aquella información. Nowaki le había dicho a Misaki que tenía una emergencia en el hospital, para que no se preocupara. Llamó a la enfermera y al cerciorarse de que Misaki aun dormía, se fue de prisa a la clínica

    “Por favor, que no les haya pasado nada. Por favor no más… no más… Ya aprendí. Te juro que aprendí.”

    Nowaki estaba desesperado de solo pensar que a Hiroki o a su hijo les hubiese pasado algo y él no hubiese estado allí para ellos.

    Cuando llegó, lo primero que vio fue a Ryu, que conversaba con un médico.

    —Isaka…como… ¿cómo está él? —Le preguntó, aproximándose a su encuentro.

    Los gritos de Ryu, debieron haberse oído a tres cuadras.

    —¡¿Qué haces aquí malnacido?! ¡Fuera de aquí! ¡Vete antes de que te saque a patadas!

    Afortunadamente, el médico que lo acompañaba lo sostuvo con fuerza y lo sacó del lugar, regresando pocos minutos después, para preguntarle quien era y que quería con Hiroki.

    Ahora, aguardaba a que el médico regresara para ver si podía ver a Hiroki. Solo que el hombre no vino solo y no le gustó nada ver a quien le acompañaba.

    —Caramba, Kusama, así que al fin te dignas a aparecer. —Le espetó Akihiko con un profundo desdén.

    Kaoru se interpuso entre los dos hombres, mirando a ambos con advertencia.

    —Les recuerdo que están en un hospital. No me obliguen a sacarlos con la seguridad.

    —No se preocupe Asahina sensei. Esto será corto, pues este hombre no tiene nada que hacer aquí. —Akihiko sonaba muy sereno, pero su mirada ardía de ira contenida.

    Nowaki miró como el médico se marchaba sin decirle nada ¿Acaso no tenía derecho de ver a su esposo?

    —No vas a entrar a verlo. No te permitiré que lo hagas derramar una sola lágrima más. —Espetó Akihiko, que pareció leerle el pensamiento.

    Nowaki apretó los dientes con furia.

    — ¿Quién te crees que eres para decirme que puedo o no puedo hacer?

    —Su presente y su futuro. —Respondió Akihiko, regodeándose ante el shock en el rostro de Nowaki. —Sí, Kusama, nada más salga el divorcio, Hiroki será mi esposo. Lo que tu despreciaste por idiota yo lo voy a atesorar.

    Nowaki vio todo rojo en aquel momento y solo quería destrozar todo lo que estuviera a su alrededor.

    Dos horas más tarde. Haruhiko salía con su hermano de la comisaria.

    —Siempre he dicho que eres un impulsivo, irresponsable ¿Acaso no te dije que me evitaras esto? ¿Cómo crees que se quedó Hiroki, cuando le dije que te habían llevado preso? Se comportaron como un par de animales, dándose de golpes en un hospital ¿Por qué demonios no escuchas?

    Ciertamente, Akihiko no estaba escuchando la reprimenda de su hermano. Tenía el labio partido, una bandita en la frente y dolores en todo el cuerpo, pero se regocijaba sabiendo que Nowaki había quedado peor. El médico tenía un ojo amoratado, la nariz rota, una contusión en las costillas y otras lesiones leves. Acordaron que ninguno de los dos levantaría cargos, pero mientras Akihiko había sido sacado por su hermano casi de inmediato, Nowaki permaneció en la celda, en espera de que su abogado lo sacara.

    Cuando regresaron a la clínica. Keiichi y Ryu esperaban afuera de la habitación, conversando tranquilamente.

    Keiichi caminó hasta su esposo, besándolo dulcemente y miró a su cuñado con una brillante sonrisa.

    —Eres un pendenciero. —Lo regañó sin molestia, pues él mismo habría querido golpear a Nowaki.

    —Por le menos espero que lo hayas dejado de candidato a cirugía facial. —Fue el saludo de Ryu, antes de extenderle la mano y presentarse sonriente. —Hola, soy Isaka Ryu.

    Akihiko la tomó con firmeza.

    —Hubiese querido haberlo golpeado más.

    Haruhiko negó con la cabeza, suspirando resignado. Su hermano no tenía remedio.

    Cuando Akihiko miró a la habitación, Keiichi le informó rápidamente.

    —Está dormido. Asahina sensei le dio un sedante para que descansara ¿te quedarás con él? yo quiero ir a su casa para estar con Iseei, el pobre debe sentirse solo sin su mamá.

    —Por supuesto, vayan a descansar, yo me quedo aquí. —Akihiko entró a la habitación, dejando a los otros en el pasillo.

    —Yo voy a casa a darme un baño y cambiarme para ir al bufete. Shinoda me informó que atribuyeron el incendio a un corto circuito, pero quiero cerciorarme de que no quede ningún cabo suelto que pueda perjudicar a Hiroki. —Ryu estaba cansado, pero la lealtad hacia su amigo era mayor y quería estar seguro de que todo estaba bien.

    Keiichi, Haruhiko y Ryu se fueron y Akihiko se quedó sentado al lado de la cama, mirando a Hiroki dormir serenamente.

    ******

    Tsumori estacionó su auto frente a la comisaria. Ya Nowaki lo esperaba, su abogado había completado hacia unos minutos el proceso para ponerlo en libertad.

    —Debieron dejarte allí unos días. —Le dijo Tsumori con una mueca de preocupación.

    —No te pedí que me vinieras a buscar para que te burlaras de mí. —Le reprochó Nowaki.

    —No… me lo pediste para que te sacara de un lio y porque soy tu amigo. Así debiste tenerme confianza, antes de meterte entre las piernas de Misaki kun. Mi consejo te hubiese evitado todo este lio.

    Nowaki suspiró, sabiendo que Tsumori tenía razón. Se subió al auto del rubio y cerró los ojos recostándose del asiento.

    —Tengo que hacer algo con el ojo. Necesito volver con Misaki y si me ve así, se va a alterar. —Murmuró, cuando Tsumori se puso en marcha.

    —Te voy a llevar con un amigo que es oftalmólogo, por lo menos para que te de algo que te baje la hinchazón. Los vasos rotos no podremos mejorarlos en unas horas. Así que tendrás que afrontarlo. Misaki es fuerte, solo dile la verdad. Al fin y al cabo él es tan culpable como tú de todo esto. Si ha sido tan egoísta como para seguir adelante, aun cuando se le advirtió que iba por mal camino, pues que sea egoísta ahora y se preocupe solo por su hijo.

    Nowaki no tenía ni fuerzas para reprocharle a Tsumori sus duras palabras y en cierta forma, tampoco tenía como defender a Misaki. Ambos eran culpables y ambos estaban pagando.

    Tsumori lo dejó en casa de Misaki, finalizando la tarde. Había bajado la hinchazón de su ojo, pero seguía rojo y comenzaba a amoratarse. La enfermera cuando lo vio, abrió los ojos con sorpresa.

    —Kusama…sensei, Misaki kun está dormido. Ha pasado el día dormitando, uno de los medicamentos le hace ese efecto. Preguntó varias veces por usted, pero estaba tranquilo. Solo le queda darle la medicación de la noche y hacer que coma algo. Si quiere me quedo hasta mañana, para que usted también pueda descansar.

    Nowaki negó con la cabeza, no quería retrasar lo inevitable y no quería testigos de su conversación con Misaki. Cuando la mujer se fue, se dispuso a hacer algo de comer, esperando que Misaki despertara.

    Entró a la habitación con una bandeja llena de comida, cuando comenzaba la noche. Se sentó en la cama y acarició suavemente el rostro de Misaki, para despertarle. Los ojos del joven se abrieron lentamente y en su expresión se pintó un gesto de preocupación que conmovió a Nowaki.

    Misaki recorrió con sus dedos, la mejilla amoratada de Nowaki.

    —No es nada, estoy bien. Por favor no te preocupes. —Le dijo el médico con ternura.

    Misaki retiró su mano y la dejó descansar sobre su vientre. Pensar en su hijo era lo que importaba ahora. Pero cuando todo aquello pasara, cuando su bebé estuviera sano y salvo, debería tomar decisiones y lo primero sería salir de la vida de Nowaki. Ya le había causado suficientes problemas y no podía, no quería verlo sufrir más.

    —Huele…Huele rico la comida. —Murmuró sonriendo suavemente.

    Nowaki lo ayudó a sentarse, recostándolo de las almohadas y le puso la bandeja en las piernas.

    —Se lo comen todo, mira que me esforcé mucho en cocinarles algo rico a los dos.

    Nowaki estaba aturdido y exhausto, pero hizo el esfuerzo para permanecer sosegado y alegre ante Misaki. Cuando el chico comió y se quedó dormido nuevamente. Nowaki hizo una llamada.

    —Hola Keiichi, por favor no me cuelgues.

    Keiichi estaba jugando con Iseei, cuando recibió la llamada de su cuñado. Agradeció que su esposo no estuviera con él en aquel momento.

    —Te escucho. —Le dijo con seriedad.

    Nowaki escuchó la voz de su hijo y sonrió, eso era lo que necesitaba oír.

    —Quisiera…quisiera hablar con Iseei, pero antes ¿Me puedes decir como están Hiroki y el bebé?

    La voz de Nowaki se oía apagada y rota. Tanto, que Keiichi muy a su pesar, sintió compasión por él.

    —Están bien, solo fue un susto. Mañana en la mañana lo darán de alta. —Keiichi no quería sentir compasión, pero eran sus hijos también y en cierta forma, él merecía saber de ellos. —Es una niña Nowaki. Hiroki está esperando una niña.

    Keiichi escuchó con pena, los sollozos ahogados.

    —Hiroki, siempre…siempre quiso tener una…una niña.

    Keiichi sonrió, ante las palabras llenas de emoción y nostalgia, de aquel que en ese momento era solo un papá orgulloso.

    —Va a ser una princesa hermosa y todos la vamos a querer mucho. —Le dijo Keiichi con emoción. — ¿Quieres que te ponga a Iseei? Está aquí conmigo y me parece que le haría muy feliz escucharte.

    “Por lo menos aún me quedan ellos. Mis hijos”

    —Si, por favor y…gracias.

    Keiichi colocó el teléfono en el oído de su sobrino, diciéndole con dulzura.

    —Es papi, cariño. Háblale a papi.

    —Papá. —Balbuceó Iseei, con su vocecita cantarina.

    Nowaki sintió que se estrujaba su alma.

    —Hola campeón ¿cómo te estas portando?

    Iseei comenzó una perorata que hizo reír a Keiichi y a Nowaki le devolvió un poco de la paz que había perdido.

    Nowaki pudo entender entre todo aquel lio de palabras, que le habían regalado juguetes nuevos, que iba a tener un hermanito y lo que más le dolió fue que Iseei le pidió que jugara con él.

    —Pronto hijo, pronto iré a jugar contigo. Lo prometo. —Le dijo con la voz entrecortada y rota de dolor. —Mientras tanto, cuida a mami y a tu hermanita por mí. No olvides que te amo y…lo siento mi pequeño campeón, sé que aún no me entiendes, pero espero que cuando seas más grande, me perdones. Te extraño, hijo, te extraño mucho.

    Nowaki ocultó el rostro entre sus manos y lloró, por lo que ya no tenia, por lo que había perdido.

    Keiichi que le había quitado el teléfono al bebé, ante de que lo rompiera. Le dijo con cariño, al escucharlo llorar.

    —Ellos siempre serán tus hijos, Nowaki. A ellos no los perderás.

    Nowaki murmuró un “Gracias” muy sentido y colgó.

    Se recostó en el sofá y se quedó mirando el techo, pensando en todo lo que debía hacer. Debía seguir adelante. Aunque evitara pensar en que Hiroki ya no era parte de su vida, tarde o temprano tendría que aceptarlo. Recordó la sonrisa satisfecha de Akihiko, cuando lo sacaron de la celda que ambos compartieron en silencio. No se lo había dicho en palabras, pero no era necesario, aquella sonrisa de triunfo le decía que otro más sería feliz, con el amor que una vez fue suyo.

    Odiaba como nunca a Akihiko, pero sabía que al que debía reprochar era a sí mismo, pues no había sido sino el, quien por estupidez había perdido lo que mas amaba.

    ******

    Un mes pasó deprisa y una nueva familia hacia planes de fin de semana.

    —Paque. —Gritaba Iseei con entusiasmo.

    Hiroki, con sus primorosos cinco meses de embarazo, preparaba un pequeño maletín con juguetes y todo lo que pudieran necesitar.

    Sintió de pronto, unas manos grandes que rodeaban su vientre y un beso cálido en su cuello estremeció su piel.

    —Ya tengo todo en el carro ¿Están listos?

    Hiroki asintió, mirando enamorado al dueño de aquella seductora voz.

    —No me mires así, esposo san, o no vamos a salir de casa.

    Hiroki sonrió con sensualidad, recorriendo con una traviesa mirada el torso de Akihiko.

    — ¿Cómo te miro? —Preguntó con inocencia.

    Akihiko lo metió entre sus brazos y acariciando sus nalgas con descarado interés, le susurró al oído.

    —Como si quisieras repetir esta mañana, todo lo que hicimos anoche.

    Hiroki gimió, cuando Akihiko mordisqueó su oreja y besó su cuello con deseo.

    —Eres un descarado. —Protestó Hiroki sonrojado, apartando la mano de Akihiko, que traviesa, buscaba colarse entre sus pantalones. —Deja eso. Keiichi nos está esperando y no queremos que nos agarre el tráfico.

    Akihiko se apartó sonriendo y levantando sus manos en señal de rendición.

    —Tú empezaste. —Le dijo con picardía y tomó a Iseei entre sus brazos para salir riendo de la habitación.

    Hiroki cerró el maletín y sonrió. Pensó que no podía ser más feliz y todo se debía a aquel hombre que lo amaba tanto. En una semana firmaría formalmente el divorcio con Nowaki y quince días después, volvería a casarse. Akihiko no deseaba esperar mucho tiempo y quería que la niña naciera con ellos casados. Hiroki no se engañaba, él tampoco quería esperar, Akihiko era ahora su mundo. Al final todo había salido bien.

    Nowaki caminaba aquel día por los pasillos del hospital. La rutina de su trabajo no había cambiado, era él quien lo había hecho. Todos los saludaban con afecto. Al parecer, los días que Misaki pasó en el hospital, habían cambiado la opinión de muchos de sus compañeros. Cada vez que le saludaban, le preguntaban por Misaki y por el bebé, tal parecía que esperaban que una vez divorciado, comenzara una vida con el joven residente.

    Claro, no eran todos, había sus excepciones. Como Tsumori por ejemplo, que si bien no le había quitado su amistad, no perdía tiempo recordándole lo que ya no tenía por su insensatez.

    Lo que las personas no sabían era que Nowaki no tenía la más mínima intención de comenzar con Misaki, una relación formal. A medida que habían pasado los días, Misaki se había ido recuperando. En la última consulta todo parecía estar marchando mejor de lo que se esperaba y Nowaki, finalmente, tenía la posibilidad de marcharse de la casa de Misaki.

    Takahiro había sido el principal instigador de aquella separación. Sabía que Nowaki no tenía intenciones de formalizar nada con Misaki y en muchas de las conversaciones que tuvieron a lo largo de aquellos días. Le pidió que una vez Misaki y el bebé estuvieran bien, le hablara con sinceridad y pusiera distancia entre ellos.

    Eso no quería decir que Nowaki se fuera a desentender de su hijo, no. Nowaki había aprendido la lección. Se tomaba turnos más cortos en el trabajo y dedicaba tiempo a lo importante, sus hijos. Con Iseei había pasado dos fines de semana. La esperanza de ver a Hiroki y hablar con él, había quedado truncada, cuando fue Akihiko quien le llevó al bebé, las dos veces. De la misma forma, Akihiko era quien recogía al niño el domingo en la noche. Lo que no le permitió a Nowaki ni siquiera conocer el sitio donde ahora Hiroki vivía.

    Las relaciones con Akihiko eran cortantes. Apenas eran educados por el bien del niño. A Nowaki lo irritaba mucho aquella situación, pero no estaba en sus manos resolverla. La única oportunidad que tenia de ver a Hiroki seria en una semana, cuando finalmente firmaran los papeles del divorcio.

    Por muchas razones necesitaba su propio espacio. No podía seguir viviendo con Misaki como si fueran una pareja, pues aunque no compartían habitación ni más intimidad que la de una simple amistad. Era molesto recibir a Iseei en esa casa que no era suya. Tampoco era agradable ver como Misaki se había encariñado con el niño, pues aquel tampoco era su papel. Agradeció a Takahiro por darle la oportunidad de irse sin causar daños.

    El hermano de Misaki había pedido su traslado a la ciudad de Tokio y se mudaría con él, para apoyarlo en lo que restara de embarazo. Esa noche hablaría con Misaki y en unos días estaría viviendo solo, para empezar a recoger y a unir los pedazos que quedaron de su vida.

    ******

    Cuando llegaron a casa de Keiichi los recibieron con alegría. Las dos parejas, en compañía de los niños, pasaron un día estupendo en el Yate de Haruhiko. El cambio era muy notable en Hiroki, se notaba relajado, feliz. Con Akihiko podía ser él mismo, no tenía que hacer nada para impresionarlo, pues Akihiko miraba el sol a través de sus ojos. Se compenetraban de muchas formas e irradiaban armonía, amor.

    En la noche. Akihiko acostó a Iseei mientras Hiroki se daba un baño para acostarse. Había sido un día muy movido y Akihiko quería que su esposo san descansara. Hiroki sabía que Akihiko sería un gran padre y hasta había terminado por aceptar la idea de tener dos hijos más. Serian una gran familia.

    Hiroki lo sintió meterse en la cama. Akihiko lo abrazó por la espalda, y Hiroki sintió su lengua húmeda, áspera, lamer la parte de atrás de su cuello, haciéndolo gemir.

    — ¿Estas muy, muy cansado? — Preguntó Akihiko con una voz profunda y sensual.

    —Mmmm, no…— fue lo único que pudo responder, Hiroki. La sensación de los dedos de Akihiko mintiéndose dentro de su ropa interior era maravillosa.

    Estaba desnudo y su pene erecto golpeaba contra las nalgas de Hiroki, sus labios en su oreja, y sus musculosos brazos envueltos alrededor de Hiroki, acariciando, entorpeciendo su capacidad para pensar con claridad.

    — ¡Dios! Estas tan exquisitamente caliente. —Murmuró Akihiko cuando introdujo sus dedos entre las nalgas de Hiroki, buscando el pequeño agujero que lo recibirían en breve.

    Hiroki gemía suavemente, tratando de contenerse, pero Akihiko parecía decidido a hacerlo gritar. Metía sus dedos más y más duro, rozando la próstata de Hiroki y enviándolo casi al abismo. La mano que Akihiko tenía envuelta en su pene, también lo estaba enloqueciendo, lo tenía húmedo con líquido pre-seminal goteando sobre las sábanas.

    Akihiko lo acomodó suavemente, hasta tenerlo debajo de él y cuidando de no poder su peso sobre la redonda barriguita, se empujó en su interior rápidamente. Sus caderas golpearon con fuerza, buscando la liberación que ambos necesitaban.

    Akihiko a veces era sutil y le hacia el amor con delicado proceder, otras veces, como esa. Lo tomaba con vehemencia, enseñándole así, las muchas caras del sexo. Hiroki lo amaba de la forma que fuera, delicado o rudo. Akihiko solo le demostraba un profundo respeto, un gran amor.

    Se llenaron de besos, se miraron a los ojos por mucho rato. Convirtiendo el primitivo deseo, en una preciosa e íntima comunicación, donde se amaban con el cuerpo, con el corazón, con el alma.

    En un empuje final, Hiroki pudo sentir su estremecimiento dentro de él, mientras descargaba hilos de semen en su interior cálido. El pene de Hiroki, también dejó el rastro de su clímax sobre las sabanas. Ambos se estremecían, abrazados, sudorosos, febriles, saciados en el amor, en el deseo. Estaban compenetrados como nunca, como siempre iban a estarlo.

    Akihiko lo besó por largo rato, lo acarició, lo mimó. Cuando lo sintió adormecido, abandonó la cama, para buscar una tolla húmeda en agua tibia y limpiar los rastros de su ardoroso encuentro. Una vez limpios, se acomodó a su espalda y lo abrazó dulcemente, poniendo sus manos protectoras en el vientre donde crecía su princesa.

    —Buenas noches, mis amores. —Susurró feliz.

    Hiroki se durmió con una brillante sonrisa en su rostro ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo no sentirse pleno? Era amado más allá de los límites, eso era algo para atesorar.


    ******

    Había otra persona esa noche, que también tendría algo que atesorar y por lo que ser finalmente feliz. Solo era cuestión de abrir su corazón para el amor, una vez más.

    Ryu salió del cuarto de baño, con la mirada perdida. Los últimos días habían sido casi perfectos. Kaoru lo visitaba seguido, hacían el amor en cada visita. Hablaban hasta tarde y se dormían uno en brazos del otro, sin más compromiso que el de despertar y encontrarse juntos.

    Ryu no preguntaba más allá de lo que sabía podía manejar. No hacia planes, ni albergaba esperanza alguna, pero era feliz. Parecía poco, solo unas noches robadas, pero para su corazón era suficiente. Kaoru le seguía el juego en el silencio, en la discreción, en el darle espacio y tiempo. Le prodigaba su amor sin reservas, le daba poco a poco, retazos de su corazón, para que Ryu algún día los uniera y decidiera quedárselo.

    El día llegó más pronto de lo que pensaba y cuando Ryu, aturdido, temeroso y esperanzado, lo llamó esa noche, supo por sus palabras que había llegado el final de su soledad y el comienzo de sus días felices.

    —Kaoru, ven a mi casa…te…tengo algo que decirte…
     
    Top
    .
  9. noquichinda
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    goshh sisisi esta con bebe? sisisi quiero ahaha que se casen, que se caseen todos en grupo aww.. que dindo.. ojala nowaki algun dia deje ese pene inquieto y si no es con misaki ps al menos con alguien mas. aunque merece tar solo como un hongo por weon.. acutaliza pronto jijiji te quiero
     
    Top
    .
  10.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Los buenos momentos de tu vida, serás recordados como grandes alegrías; los malos te darán las mejores enseñanzas

    Group
    Clan Angel
    Posts
    507
    Location
    mi cuarto

    Status
    Offline
    Mi querida Fransela_r mis felicitaciones para ti en este capi
    si la verdad la resignación ya llegó a mí
    y soy feliz por hiroki y akihiko, también por ryu y kaoru
    pero me duele la situación de nowaki y de misaki
    espero que el final sea épico
    nos vemos
     
    Top
    .
  11. kimmi Chan
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Con este capitulo me das en la madre (Literal) Mis lagrimas he derramado en este fic, me estoy quedando seca. Te lo juro.

    Acabo de leer el junjou mix y estoy recordando que Nowaki es un amor xDD JAjaja necesitaba hacerlo, haces que me crea tus historias a tal grado que olvido a sus personalidades canon xD
    en fin, me encanta y me duele. Me asusta pero me gusta~ (8)

    Akihiko es perfecto y es mi sueño de Junjou Minimum hecho realidad, y ¡que rico sexo tienen! pero... NOO! Mis esperanzas siguen ahí, Nowaki no puede... Osea yo se que si, pero NO >< no quiero que se quede solito :'c ya aprendió te lo juro TTwTT

    Que bonito que Ryu vaya dándole una oportunidad a Kaoru <3 se lo merecen los dos <3
    Pobrecito Misaki ;n; se va aquedar como papá soltero :c ojala y encuentre a alguien, aunque se va a llevar bien con Nowaki, pues no va a haber más lazo que una amistad por el niño.
    ¿Que show con Ijuuin e Ishi? ¿Se quedaron juntos? :'33
    Ya el próximo capi es el final *QQQQ* Lo espero! <3

    Gracias por actualizar! :33 Nos leemos~
     
    Top
    .
  12. BlackLady713
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Q?!! Y los golpes?! donde quedo la pelea de Akihiko vs Idiota? yo sinceramente crei q nos deleitarias con una buena escena de pelea y combos y por lo que lei, creo q se llevaron mas de 3 rouns....

    Afectarle lo de la casa? JA! gracias a sus estupideses Hiroki hizo lo que hizo; jajaja me regodee tambien cuando Akihiko le dijo que ya era suyo jajajaja. Ps q lindo y hermoso que ya sten juntos el conejo y el demonio en la spera de la bebe, Nowaki aunque ya aprendio fue demaciado tarde y se kedo como el perro de las dos tortas. Yo en verdad crei q se kedaria con Misaki solo por el bebe pero ps se van a kedar solos.... literal, bueno, no tanto xq Misaki va a star con el bebe.

    par de calenturientos, aun no sale la niña y ya andan practicando para el nuevo

    bueno espero con ansias el sig capitulo

    LB :=wozardd:
     
    Top
    .
  13.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,598

    Status
    Anonymous
    Maravilloso capitulo. Me da pena nowaki por fin se ha dado cuenta de sus errores y esta actuando correctamente aunque sea muy tarde para recuperar al amor de su vida, però esta comportandose como un amor con su hijo y lo hara luego con su bebita y con el bebè de misaki. Hiroki y akihiko todo amor y pasion. Espero que ruy este embarazado y con kaoru formen una linda familia. Ijuuin y ishi esta juntos verdad? Esperare con ansias el ultimo capitulo. Y como no esperare con ansias sus proximas historias.
     
    Top
    .
  14. widget
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    XD whaaa subes los capa tan rápido que no me di cuenta que me faltaban dos por leer. Ahh donde quedo el abogado?? Yo quería guerra entre el abogado y akihiko... Aunque pues estoy feliz por Hiroki... Casi me hace llorar este fic
    .. Jajaja espero ma conti aunque siento que ya este fanfic llega a su final.
     
    Top
    .
  15. Fransela_r
        +3   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Ayyyy no puedo creerlo. Esta terminado. Espero les guste. Una parte de mi corazon la dejo aqui. Fue genial teenr todo su apoyo. Las espero en mis proximos trabajos.

    Gracias a todas por haber estado a conmigo en esta aventura. Laura, tu eres mi apoyo siempre, gracias por se mi Beta en este ultimo capitulo y gracias por agregar de tu inspiracion el ultimo parrafo. Te quiero.

    Sin mas, que lo disfruten

    Besos

    Franselar



    ¿La indiferencia… era tuya o era mía?




    Kaoru revisaba unos exámenes y se tomó un segundo para pensar en las palabras de Ryu ¿Sería que había llegado su oportunidad? ¿Era hora de ser feliz? Sonrió, esperaba que fuera así. Esperaba que Ryu estuviera preparado para abrirle finalmente su corazón.

    —Asahina sensei, comenzaron a incrementarse las contracciones.

    El médico asintió ante las palabras de su enfermera. En ese momento, tenía otra cosa importante de la que hacerse cargo.

    Ishi sostenía con fuerza la mano de su esposo. Se miraban con amorosa adoración. Ishi respiraba de acuerdo a la guía de la hermosa voz de Ijuuin. El tiempo trascurrido les había servido, para juntos, conseguir el equilibrio en su relación. Ijuuin había aprendido a olvidar el pasado. Vivía en un presente nuevo, lleno de cosas maravillosas y ese día tendría una dicha más que celebrar.

    Ishi por su lado, había aprendido a comunicarse con su esposo. Había madurado con aquella experiencia, se había compenetrado más con el amor que sentía por Ijuuin. Ya no tendría que disculparse más, pues ya no mentiría de nuevo para conseguir lo que deseaba.

    En el proceso doloroso de su separación habían afianzado las bases de su relación. Ganaron respeto, comunicación, confianza y aunque no siempre iba a ser color de rosa, su matrimonio era fuerte y tenia de ambos un compromiso de hacer las cosas bien.

    Cuando Kaoru entró a la habitación. Ijuuin besaba la frente sudorosa de su esposo y le susurraba dulcemente al oído.

    —Lo haces bien mi amor, eres fuerte. Te amo, te amo mucho.

    Ishi le sonrió con cansancio. Era un esfuerzo tremendo aquel de traer un hijo al mundo, pero para él no había nada mejor que aquel momento, acompañado de su esposo.

    —Ya está haciendo efecto la oxitocina. Ahora debemos esperar un poco, a que se dilate la abertura en el perineo.

    Ijuuin se sentó en la cama, acariciado el vientre de Ishi con amor.

    —¿Qué pasa si no se dilata, Kaoru? —Le preguntó a su cuñado, mirándolo con preocupación. Llevaban ya casi veinticuatro horas en la clínica, e Ishi solo había dilatado tres centímetros, lo que había llevado a Kaoru a inyectarle oxitocina, para acelerar el parto y con ello la dilatación.

    Kaoru se sentó en una silla al lado de ellos y tomó la mano de su hermano, cariñosamente.

    —Como les expliqué en la clase de preparación para el parto, el proceso de alumbramiento en mujeres y en varones fértiles no es muy diferente. El hueso púbico se ensancha y las contracciones uterinas preparan al feto para su expulsión. La diferencia está en este último proceso. En algunos se casos se da unos días antes, donde los testículos comienzan a encoger su tamaño para dar espacio en el perineo, para que la abertura que casi siempre es imperceptible, se dilate. Les ahorraré todo el proceso químico que hace que esto pase, pero si les puedo decir, que en muy pocos casos este proceso no se da.

    — ¿Es…es mi caso? —Preguntó Ishi, asustado.

    Kaoru muy a su pesar, asintió.

    —Estuve esperando hasta último momento que comenzaras a dilatar hace unas semanas, pero ni tus testículos redujeron su tamaño ni tuviste ninguna de las molestias que suelen presentarse con la abertura del canal.

    —Yo no quiero una cesárea, hermano. No quiero. Me da miedo. —Ishi sollozó, murmurando esas palabras, pues ya Kaoru les había hablado de la posibilidad de tener que realizarle una cesárea.

    Ijuuin también le temía a la cirugia, pero trató de ser valiente y de darle ánimo a su esposo. Se recostó a su lado en la cama y lo abrazó con ternura, llenándolo de besos.

    —Yo estaré contigo en todo momento, mi amor. No debes temer.

    Kaoru tampoco era partidario de una cirugia, él era partidario de los partos naturales. Las cosas podían complicarse en un segundo en medio de un quirófano y lo que más lo asustaba era tener la vida preciosa de su hermano y de su sobrino, en sus manos. Aun así, no estaría solo, su mentor se había ofrecido a acompañarlo en el quirófano si se daba el caso y él, alejando toda vanidad, sabía que era un excelente médico. Todo saldría bien.

    Dos horas después, tuvo que tomar la decisión. Las contracciones eran muy seguidas e Ishi ya estaba exhausto, pero su dilatación solo había avanzado un centímetro. Era innecesario aquel sufrimiento, así que optó por la cesárea.

    Unos minutos después, estaban preparando a Ishi. Ijuuin lo tenía tomado de la mano, mirándolo cariñosamente.

    —Siempre recordaré el día que me enamoré de ti. — Le susurró entre besos.

    —E…esta…bamos en…la editorial. —Murmuró Ishi que ya estaba sedado. —Dejaste…caer un libro…

    “Historia de los grandes sueños” —Continuo Ijuuin. —Tú lo tomaste y dijiste que era tu libro favorito. Que no pensabas que existiera una edición tan antigua.

    Ishi sonrió, con sus ojitos cerrados de cansancio. —Te…te sonreí y tu… tu dijiste…

    —Que sonreías como un niño pequeño. —Ambos rieron cuando Ijuuin repitió aquellas antiguas, pero recordadas palabras. —No podía creerlo cuando me dijeron que tú serias mi editor. No podía creer que tuviera tanta suerte.

    Ishi hizo el esfuerzo de abrir los ojos y encontró los dulces ónix de su esposo, mirándolo con un profundo amor.

    —Yo…también, me…me enamoré de ti…ese día. —Le dijo acariciando su rostro dulcemente.

    Ijuuin besó la mano cálida que lo acariciaba.

    Kaoru tuvo que interrumpir la dulce conversación.

    —Es hora de traer a su bebé al mundo. —Dijo entre emocionado y nervioso.

    Ijuuin besó una vez más los labios de Ishi.

    —Te amo…los amo y estaré aquí esperándolos. —Murmuró con la voz entrecortada.

    Ishi asintió, aunque ya estaba casi dormido. Ijuuin no entraría a la cirugia. Su aversión a la sangre era conocida tanto por su esposo, como por su cuñado. Además Kaoru le había dicho que no era necesario, Ishi iba a estar profundamente sedado.

    Unas horas más tarde. Ishi despertó de un profundo sueño. La habitación estaba en semi penumbra y a su mirada le costó un poco adaptarse a la poca luz que había. Se sentía adolorido y atontado, pero todo el malestar se fue de su cuerpo, cuando en medio de la habitación, vio a Ijuuin pasearse con un pequeño bultito en sus brazos.

    —El señor conejo sabía que era más hábil y corrió y corrió para esconderse, donde el señor tigre, jamás pudiera encontrarle…

    Los ojos de Ishi se llenaron de lágrimas, al escuchar la hermosa voz de su esposo, más baja, pero tan dulce y llena de ternura. Su rostro hermoso estaba perdido en el bultito que cargaba y su expresión era de un amor, una paz tan absoluta, que Ishi pensó que nada en la vida sería más perfecto que aquel momento.

    —Kyo. —Murmuró con dificultad.

    El hombre que amaba se giró para mirarle con la más sublime y feliz de las sonrisas.

    —Estas despierto, mi amor. Te estábamos esperando. — Le dijo Ijuuin como emoción. Caminando hacia él y poniendo el pequeño bultito entre sus brazos.

    —Es una niña. — Murmuró Ijuuin, besando sus labios.

    Ishi sonrió feliz y besó maravillado las mejillas hermosas de su perfecta pequeñita. Él también había esperado con fe, aquel momento, en el que volverían a estar juntos y nunca volverían a separarse.

    ******



    Kaoru condujo hasta casa de Ryu, envuelto en una nube de alegría. La cirugia de su hermano había salido perfecta y ahora tenía una sobrina preciosa y muy sana. Los nuevos padres se quedaron a cargo del médico de guardia. Ishi estaba bien y ellos necesitaban intimidad.

    Por su parte, él también tenía que buscar su felicidad.

    Ryu estaba sentado en un sofá, en medio de la oscuridad. Solo las luces del exterior iluminaban su sala. El mullido sillón donde estaba encogido lo protegía de la frialdad que lo rodeaba. Tanta soledad, tantos años viviendo en silencio.

    Ryu pensaba que había estado viviendo en una tumba. Se sentía frio, seco, yerto, cansado. Pero otras emociones llenaban también su corazón. Eran emociones nuevas, nacidas de una pequeña luz de esperanza.

    Miró con nostalgia el tintineo de las estrellas en el pedazo de cielo que se colaba por su ventana. Se recordó hace muchos años atrás, sin nada, sin sueños, sin dinero, sin valor. Ahora lo tenía todo, pero igual sentía que no tenía nada. Kaoru era su único asidero, el tiempo robado a la frialdad de la vida. Él era sus mañanas y sus noches, su aliento, su ilusión.

    Solo que Kaoru no era suyo y si quería seguir teniendo aquel soplo de vida, debía aceptar seguir viviendo aquel tiempo robado. Kaoru era un sueño hermoso del que se despertaba en las mañanas que él no dormía a su lado. En los momentos en los que no estaba con él, Ryu volvía a ser un ser hueco y sin vida.

    La puerta de entrada se abrió. Ryu sonrió en la oscuridad. Era tarde, pero Kaoru estaba allí, llegando a casa. Abriendo con la llave que él le había dado, en aras de hacer aquella mentira un poco más creíble ¿Cómo hacia Kaoru para vivir dos vidas? Eso era algo a lo que Ryu negaba una respuesta ¿Para qué? No, la vida de ellos empezaba en el interior de aquellas paredes y terminaba cuando la puerta se cerraba tras Kaoru, dejándolo a él sumido en el silencio.

    Ryu lo miró en la penumbra. Así debía ser siempre, viviendo con felicidad los escasos momentos robados, esperando que algún día el sueño se hiciera realidad.

    Kaoru se arrodilló frente a él y lo miró en silencio. Ryu se movió despacio arrodillándose junto a su amante y metiéndose entre sus brazos. Kaoru lo envolvió suavemente en un tibio abrazo, buscando sus labios, para con besos, hacerlo olvidar sus miedos.

    Unos minutos después, lo cargó y lo llevó a la habitación. Suavemente lo desnudó. En silencio, solo sus besos se escuchaban en la oscuridad. Lentamente recorrió con sus manos la tersa piel. Se tomó su tiempo para besar cada punto de su cuerpo.

    Aquella noche le hizo el amor con calma, hablándole de su amor a través de su cuerpo. Ryu se aferró a aquella ternura, a aquella dulce nostalgia. Sintió como si el tiempo no hubiese transcurrido. Eran los dos jóvenes que se enamoraron una vez, los que una vez se amaron sin reservas, sin miedos, sin dolor.

    Cuando en medio de las turbulentas emociones que los llenaban, el orgasmo los alcanzó llenándolos de un suave éxtasis. Ryu se acurrucó entre sus brazos y le abrió su corazón, como debió haberlo hecho muchos años atrás.

    —Kaoru, vamos a…a tener un bebé.

    Kaoru lo abrazó con fuerza y besó dulcemente sus labios cálidos y sedientos.

    —He esperado muchos días para oírte decir eso. — Murmuró Kaoru entre besos.

    Ryu se separó de sus adictivos labios, recostando la cabeza en su pecho.

    — ¿Qué vamos a hacer ahora? Yo no quería traerte problemas.

    “Un momento…¿dijo que ha esperado días?”

    Ryu se separó del regazo de Kaoru, se sentó en la cama y encendió la luz de la lámpara.

    — ¿Cómo que has esperado días? Tu… tu…

    — ¿Ya lo sabía? —Preguntó Kaoru, sentándose también del otro lado de la cama. Sabía que lo que venía era pelea. —Por favor Ryu, me subestimas, soy médico, llevamos más de un mes acostándonos. He notado todos los cambios de tu cuerpo. Tienes un poco más de dos meses. Pasó la primera vez que lo hicimos ¿recuerdas aquel idílico fin de semana?

    Ryu estaba rojo de vergüenza y de ira. Kaoru lo sabía, lo había sabido incluso antes que él ¿Por qué no le dijo nada?

    —Quería que te enteraras por ti mismo, que tuvieras la oportunidad de pensar a solas sobre esto. Sobre nosotros. Sobre nuestro hijo.

    “Nuestro hijo”

    Se escuchaba tan bonito. Aunque Ryu estaba lleno de mucho miedo, mucha rabia. Le costaba asimilar aquello, le costaba dejar ir los viejos hábitos. Ser feliz era algo que tenía que aprender desde cero.

    Kaoru, al ver que Ryu no reaccionaba, decidió seguir hablando.

    —En cuanto a tus preguntas anteriores. No veo porque un hijo va a traerme problemas y sobre que vamos a hacer, pues casarnos es la mejor solución. Vivir por fin la vida que hemos dejado de vivir por años.

    “¿Casarnos?”

    Ryu se paró de la cama mirándolo con indignación.

    — ¿Casarnos? ¿Estás loco? y ¿Qué vas a hacer con tu esposo, Kaoru? ¿Acaso lo vas a ocultar debajo de la cama?

    —Primero que nada, cálmate, piensa en el bebé. — Le pidió Kaoru, con un dejo de advertencia en su voz.

    Ryu respiró profundo y lo miró con tristeza.

    —Ahora dime ¿de que esposo me estás hablando? No te entiendo.

    Kaoru comenzó a vestirse, cuando lo vio más calmado y Ryu, antes de responder a sus preguntas, tiró la sabana que lo cubría y también tomó sus ropas para vestirse. Ante la mirada atenta de Kaoru, rebuscó en unas gavetas hasta conseguir una caja. De allí sacó una tarjeta de invitación, que le tiró a Kaoru.

    —Hablo de eso. — Le dijo sin gritar, con la voz rota de dolor.

    Kaoru tomó la invitación y entendió todo. Pero antes de aclarar el malentendido, vio todas las cosas que se asomaban en la pequeña caja, que Ryu había puesto sobre la cómoda. Se acercó y tomó las fotos, observándose en aquella época. En su rostro había amor, igual que en el de Ryu. Su amor seguía intacto, solo que en el rostro de Ryu, ahora había demasiada tristeza.

    Un sobrecito amarillo llamó su atención. Cuando lo tomó, escuchó el sollozo de Ryu. Este puso sus manos frías y temblorosas en su brazo, intentando evitar que tomara aquel sobre.

    —Por favor, no lo abras. — Le rogó entre lágrimas.

    Hikari, tenía escrito el sobre. Kaoru lo abrió y sacó una ecografía. Estaba un poco gastada, de las muchas veces que Ryu debió tenerla entre sus manos.

    —¿Es?...

    — Sí. —Murmuró Ryu, sollozando. —Es de ella, de nuestra…niña. Fue la única ecografía que pude hacerme. Estaba de cuatro meses y… no tenía como ir al médico. Me la hicieron en un hospital donde había consultas para los desamparados. Fue lo único que… me quedó de ella.

    Ryu recorrió con sus manos temblorosas el contorno difuso de su bebé. Kaoru supo que Ryu debió haber hecho aquello muchas veces. ¿Cuánto dolor debió haber vivido? ¿Cuánta miseria? ¿Cuánto miedo debió sentir? Ahora, con aquellas fotos suyas, con aquellos recuerdos guardados en una cajita, con la fotografía de su hija entre sus manos. Kaoru entendió, porque Ryu estaba tan roto.

    No lo había entendido completamente, hasta ahora. Ryu no lo había dejado para alcanzar sus metas. Lo había dejado porque su dolor, su culpa, eran demasiado grandes. Se había escudado tras una fachada dura y despreocupada, pero por dentro estaba destrozado. Por dentro era un muchachito frágil y temeroso. El muchachito hermoso que él conoció años atrás.

    Miró la foto de su hija con amor y la besó con reverencia. Abrazó a Ryu y junto sus manos sobre la foto.

    —Hikari, hija hermosa. Papi y mami te amarán por siempre. Tú siempre serás nuestra pequeña princesa. Esperamos que donde estés, seas un ángel muy... muy feliz.

    Ryu se acurrucó en su pecho y dejó su mano junto a la de Kaoru, acariciando la foto de su hija. Así, lloraron juntos por primera vez a su bebé, para poder finalmente, despedirse con un dulce hasta pronto.

    Kaoru se sentó en la cama, con Ryu entre sus brazos. Lo besó y lo mimó, hasta que el llanto hubo cesado. Ahora era tiempo de aclarar las cosas y así lo hizo.

    —Mi papá es un hombre muy testarudo. —Le contó a Ryu, mientras acariciaba su cabello. —Siempre quiso que me hiciera cargo de sus negocios. Un día me enteré que había organizado mi boda con el hijo de su socio y mejor amigo. Koutaro y yo somos muy buenos amigos, pero no nos imaginábamos como una pareja. Él fue quien me llamó para advertirme que pasaba.

    Kaoru arrugó la invitación que estaba en una de sus manos, con molestia.

    —Esta invitación es solo una más de las artimañas de mi padre y del padre de Koutaro, para obligarnos a casarnos. El anuncio salió en la prensa, en las revistas, en todos lados. El chasco se lo llevaron ellos, cuando Koutaro y yo, al día siguiente del que su suponía nos casaríamos, dimos una rueda de prensa, negándolo todo.

    Ryu se separó de su regazo, mirándolo con duda.

    — ¿No lo viste en los periódicos? Salió en todos lados. — Le dijo Kaoru con impresión.

    Entonces Ryu recordó que él se había ido en un vuelo a España. Estuvo días metidos en un hotel, bebiendo y llorando, por algo que nunca había pasado.

    — ¿No te casaste? —Le preguntó en un murmullo.

    —No. —Respondió Kaoru, besando sus mejillas llenas de lágrimas. —Deja de llorar mi amor, ahora quiero verte sonreír.

    Kaoru dejo a Ryu sentado en la cama y se arrodillo frente a él. Sacó una cajita de su bolsillo y lo miró enamorado.

    —Jamás habría podido casarme con otra persona que no fueras tú. Tú mi único amor. El que me dio una hija y el que me dará otro hijo muy pronto. Nunca ha habido espacio en mi corazón para nadie más.

    Kaoru sacó el anillo de la pequeña cajita y lo puso en el dedo de Ryu.

    —Entonces, por todo lo expuesto, quisiera preguntarte ¿quieres casarte conmigo, Isaka Ryu? Antes de que respondas, quiero decirte que compré una casa, hace muchos años, pensando en nosotros. Es grande y espaciosa, está iluminada y tiene muchas habitaciones para los niños. Ella ha estado esperando que nosotros la convirtamos en un hogar, siempre que paso a verla y a ventilarla, nos imaginó allí en ella, siendo felices.

    Kaoru besó la mano de Ryu con amorosa determinación.

    — ¿Quieres ser feliz conmigo Ryu?

    Para que negar lo innegable. Ryu no tenía argumentos para negarse y tampoco quería hacerlo. Había pasado tanto tiempo en la oscuridad, que era hora de mirar la luz por primera vez. Kaoru le estaba ofreciendo un sueño hermoso y él solo quería sentirse amado en aquellos brazos que siempre lo cobijaron con amor.

    —¿Puedo ver nuestra casa? — Preguntó sonriendo.

    Kaoru se sintió lleno de dicha.

    —¿Eso es un sí?

    Ryu asintió.

    Tiempo no tuvieron de llenarse de palabras, porque cada hora de aquella noche, fue llenada con besos, gemidos y caricias, promesas de un futuro que ese día comenzaba.

    ******



    Lástima que el futuro nuevo, no era esperanzador para todos. Nowaki esperó junto con su abogado en una pequeña sala. Hiroki llegó en compañía de Shinoda y de Akihiko, unos minutos después. El proceso duró poco y con una firma, pusieron fin a cinco años de matrimonio.

    —El acuerdo para las visitas de los niños está por escrito en las carpetas de ambos, así como el de manutención.

    Shinoda hablaba con naturalidad. Hiroki apenas le había dirigido la mirada a Nowaki y se veía sereno. Akihko había preferido no entrar y lo esperaba afuera. Nowaki se sentía devastado. Agobiado por aquella formalidad, aquella frialdad, por un momento, hubiese querido devolver el tiempo.

    Cuando todo terminó, los abogados se estrecharon las manos. Hiroki inclinó su cabeza cortésmente, despidiéndose. Shinoda hacía una firme barrera entre él y Nowaki, como protegiéndolo.

    El abogado podría haber perdido la esperanza de conquistar aquel corazón, pero no por eso dejaba de cuidarlo.

    Cuando se aproximaban a la salida. Hiroki escuchó a Nowaki.

    —Hiroki ¿ni siquiera merezco que me mires? por favor…

    El abogado de Nowaki intentó detenerlo, pero el médico estaba desesperado. Hiroki suspiró y volteó a verlo. Nostalgia y dolor llenaron su corazón.

    —¿Puedes decirle a Akihiko que me espere un momento? —Le pidió a Shinoda. Este asintió y salió en compañía del otro abogado.

    Cuando Nowaki intentó acercarse, Hiroki dio un paso atrás. A Nowaki le dolió el rechazo, pero no se amilanó. Se quedó en donde estaba y desde allí le habló.

    — ¿Cómo está ella? —Le preguntó, señalando su barriga.

    Hiroki sonrió, acariciando con su mano, el redondo vientre.

    —Kaoru sensei dice que perfecta. Te haré llegar al hospital las ecografías que me ha hecho.

    —Gracias. —Murmuró Nowaki. —Iseei también está muy grande. Me mudé a un departamento y acomodé un cuarto para él y para ella cuando nazca.

    Hiroki apretó las manos, sintiéndose incómodo con aquella situación.

    — ¿Cómo está…tu hijo? —Preguntó de pronto, sin saber por qué.

    Nowaki bajó la mirada con vergüenza.

    —E… Está bien. Ya pasó el peligro.

    Hiroki asintió y se dio la vuelta para marcharse, no había motivos para seguir allí.

    —Hiroki, por favor. —Le rogó Nowaki, tomándolo por el brazo.

    —Suéltame Nowaki ¿no ves que nada de esto tiene sentido? —Hiroki lo miraba devastado. —Lo tiraste todo por unas noches de placer. Ahora esperas un hijo con él. Tú, que proclamabas a los cuatro vientos que no querías más hijos. Dedícate a hacerlo feliz. Quizás con él no cometas los mismos errores. No te deseo que seas feliz, porque de corazón no me sale, pero si te deseo que consigas caminar por la senda correcta o seguirás dando tumbos.

    —Mi camino correcto eres tú, Hiroki. —Le dijo Nowaki, con una expresión compungida.

    —Me lo demostraste bien, Nowaki. —Le espetó Hiroki con amargura. —¿Cuantas noches pasaste en la casa? ¿Cuántas veces te rogué que no te fueras? ¿Cuantos silencios se instalaron entre nosotros? Sin contar las muchas veces que no me hiciste el amor. Tú tenías un amor Nowaki y ese era tu carrera. Ascender y ascender, era tu única meta. Yo fui desapareciendo ante tus ojos, al punto de que me convertí en otro mueble de la casa.

    Hiroki se soltó de su mano y limpió con rabia, las lágrimas que estaba derramando.

    —De pronto ya no me mirabas más, ya no me hablabas. No me tocabas, no vivías conmigo. Yo estaba muriendo de dolor, de soledad y tú nunca lo notaste. Yo fui un adorno bonito que tú compraste para ponerlo en tu nueva vida, pero jamás fui tu amor, tu esposo, tu compañero.

    —No digas eso Hiroki. Yo te amaba. —Murmuró Nowaki con dolor.

    —¡Mentira…Mentiroso! Tú te amabas a ti mismo. Tú, el perfecto, el que lo tenía todo y yo era parte de ese todo, pero no como persona, era un objeto más ¿No te das cuenta? ¿No ves lo fácil que fue para ti buscarte un amante? Si me hubieses amado, jamás me habrías hecho algo así.

    Hiroki estaba furioso.

    —Mientras mi hijo estaba convaleciente de un accidente del que tú también fuiste culpable. Te estabas acostando con otro ¿Dónde estaba tu amor Nowaki? ¿Dónde estaba? Quince días pasaron después de que te dije que estaba esperando un hijo, después de que me dijeras que me habías engañado. Ni una sola vez me llamaste. Dime Nowaki ¿Dónde estaba tu maldito amor, entonces? Tú no sabes amar.

    Los gritos de Hiroki hicieron que Akihiko, en compañía de Shinoda, entraran al pequeño salón.

    —Suficiente. —Espetó Akihiko con furia, llevándose a Hiroki, bien protegido entre sus brazos.

    El abogado miró a Nowaki de arriba abajo con desdén y salió tras la pareja. En medio del salón, quedó un hombre destrozado, que se había mirado por primera vez, a través de los ojos de aquel que había lastimado tanto.

    Un año después…

    En el silencio de un pequeño departamento, resonó un llanto. De pronto, alguien tomó en sus brazos al sonrojado berrinchudo.

    —Ya…ya, Kazuki. Mami va a darte de comer.

    La mecedora estaba tibia, por lo primeros rayos del sol que se colaban por la ventana. Misaki miró a su pequeño amor comer con avidez, prendado de su pezón. Suspiró y miró a su alrededor. Aún le faltaba organizar algunas cosas, pero finalmente tenía algo que era suyo.

    Le había costado convencer a Takahiro, pero su hermano finalmente le había dejado marchar. Misaki quería comenzar una vida, dejando atrás la protección de su hermano. Cuando Nowaki se había marchado, apenas un mes después de haber estado a punto de perder a su hijo. Supo que sus ilusiones eran vanas. Nowaki jamás lo querría.

    Juntó todo el valor que le quedaba en aquellos meses y no estuvo solo. Takahiro y su esposa lo apoyaron mucho. Nowaki tampoco lo había abandonado. Lo visitaba diariamente y siempre le llevaba algo al bebé. Estuvo a su lado en el parto y lo apoyó hasta que su hijo salió de su cuerpo. Misaki no podía olvidar la sonrisa hermosa de Nowaki cuando vio el bebé.

    Pero en la soledad de la habitación, cuando todos dormían, él miraba a su hijito en la cuna y pensaba que la alegría de Nowaki también se debía, a que él no había podido presenciar el nacimiento de su hija con su ex esposo. Le habían avisado ya cuando la niña había nacido y no fue muy bien recibido cuando fue a verla al hospital.

    Misaki sentía que Nowaki compensaba sus pérdidas con Kazuki. Se había abocado a amarlo y estar para él, como no se le permitía estar con sus hijos. Misaki se sentía culpable, pero nada podía hacer ya, solo perdonarse y continuar. Por lo menos Nowaki amaba a su bebé y eso era lo único que importaba.

    Un rato después, se encaminó con su príncipe al hospital. Acababa de retomar sus estudios y Kazuki se quedaba en la guardería del hospital. Nowaki casi siempre los llevaba en las tardes a su casa. Cenaban juntos y luego el médico se machaba. Más de una vez Misaki quiso pedirle que se quedara, pero habría sido en vano, el corazón de Nowaki no había cambiado para él.

    Se topó con Tsumori en uno de los pasillos y este le dijo con un dejo de tristeza.

    —Hola Misaki kun ¿te pasaste por el consultorio de Kusama?

    Misaki no entendió la pregunta y mucho menos de aquel médico que lo trataba con seriedad, casi siempre.

    Negó con la cabeza y Tsumori suspiró. No le caía bien Misaki, pero en aquel momento Nowaki necesitaba consuelo. El de él no le había servido, quizás Misaki si lo lograría.

    —Deberías pasarte, acaba de recibir malas noticias y necesita un amigo.

    Tsumori se fue y Misaki se quedó en medio del pasillo, debatiéndose entre ir o no. Ya había causado bastante daño con sus malas decisiones. Había herido a personas a las que apreciaba ¿debería ir e intentar ser amigo de Nowaki? Aún lo amaba ¿Cómo podía fingir solo una amistad?

    Finalmente se decidió a ir, por lo menos para ayudarlo, sino como amigo por lo menos como el que compartía un vínculo sagrado con él.

    —Hola… ¿puedo? —Dijo asomándose por la puerta del consultorio.

    La mirada triste de Nowaki lo recibió.

    —Pasa. — Le dijo este, con una media sonrisa. — ¿ Kazuki está en la guardería?

    —Sí, el travieso ese me despertó muchas veces anoche.

    Nowaki sonrió ante aquellas palabras. Recordaba a Iseei y lo poco que los dejo dormir los primeros meses. Ahora se estaba perdiendo eso con Kazuki y también con su pequeña Harumi. Muchas cosas se perdería de ahora en adelante.

    — ¿Nowaki, por qué tienes esa cara? ¿Pasó algo malo?

    Nowaki miró a Misaki con dolor, le señaló una silla instándolo a sentarse y cuando este lo hizo, él se recostó del sillón, suspirando tristemente.

    —Usami se los lleva. Compraron residencia en Londres y se irán a vivir para allá.

    Misaki entendió el dolor de Nowaki, perdería a sus hijos. Como mucho los vería una vez al año.

    “Eso fue un golpe bajo, Hiroki”

    Pensó compungido y se dijo que era hora de retomar una muy antigua conversación.

    ******

    Hiroki estaba cambiándole el pañal a su hija, cuando sonó el celular. No le prestó atención, pues estaba ocupado, pero un rato después, cuando los niños ya habían comido y jugaban con la niñera, se dispuso a ver quién le había escrito.

    Sonrió al leer el mensaje y apagó el teléfono, para concentrarse en hacer lo que le faltaba. Tenía que recoger muchas cosas para el viaje. Akihiko estaba en la universidad dejando todo en orden. Keiichi vendría en unos días para ayudarlo. Aunque con su barriga de seis meses, no era mucho lo que podía hacer.

    Se irían en tres semanas, Hiroki no cabía en sí de alegría. Akihiko y él, ya tenían trabajo en una prestigiosa universidad londinense. Tenían una casa en un barrio muy exclusivo de Londres y la vida les sonreía cálidamente.

    Nowaki no se había tomado muy bien la noticia, incluso hacía unas horas, habían discutido por teléfono. Hacía meses que no se hablaban tan fuerte. Habían logrado mantener una relación cordial, por el bien de los niños, pero aquel cambio no le había gustado al joven médico.

    Hiroki había esperado aquel mensaje desde hace mucho tiempo y supuso que su partida era el detonante. El remitente del mensaje no le importaba y la pataleta de Nowaki tampoco, él no le estaba quitando a los niños, tendrían el mismo acuerdo. Solo que esta vez sería solo en las vacaciones y cuando la niña estuviera más grande, también pasaría unos meses con su papá.

    No estaba castigando a Nowaki, solo estaba siguiendo con su vida.

    Con eso en mente, continuó con sus arreglos, hasta que su esposo llegó en la noche.

    — ¿Cómo estas esposo san? — Le preguntó Akihiko, besándolo dulcemente.

    —Esperándote. — Le dijo Hiroki con un guiño travieso.

    —Ummm, eso suena a una muy buena noche. —Murmuró Akihiko, acariciándolo con descarado interés.

    Cenaron en compañía de los niños y se acostaron temprano. Akihiko le hizo el amor con vehemencia. Estaban buscando otro bebé y se divertían mucho con los intentos. Cuando abrazados se acariciaban, Akihiko le dijo besando sus mejillas.

    —Olvide decirte que Ijuuin san viene para la fiesta de despedida. Se va a Estados Unidos, unos días después que nosotros. Van a estar unos meses en Nueva York, promocionando el libro.

    Hiroki sonrió complacido.

    —Vamos a tener la fiesta llena de niños. Shinoda viene con su prometido, que está esperando un bebé. Ryu también viene con Kai. El nuevo embarazo no le ha caído muy bien, pero Kaoru dice que las náuseas pasarán. Ryu dice que tiene este y ya no más.

    Akihiko sonrió estremeciéndose.

    —Con lo mal que la pasó el pobre Kaoru san en ese parto. Por lo gritos de Ryu, yo pensé que le iba a hacer una vasectomía allí mismo al pobre.

    Ambos rieron y Hiroki se recostó del pecho de su esposo, acurrucándose en su calor.

    —Ryu adora a su hija, estaba muy feliz cuando Kaoru la puso en sus brazos. Yo, que estaba a su lado, no creo que lo haya visto más feliz, jamás. — Hiroki Hizo un puchero de inconformidad mirando a Akihiko. —Además, tu sabes lo difícil que es eso, estuviste conmigo cuando nació Harumi.

    Akihiko lo recostó en la cama, besándolo con intensidad.

    —Tú fuiste muy valiente, mi amor. Solo lloraste cuando ella salió y la pusieron en tu regazo. Y ahora me provoca hacerle rápido otro hermanito a Harumi.

    Se pasaron la noche haciendo el amor, buscando agrandar la familia.

    Hiroki despertó muy temprano la siguiente mañana. Akihiko se reunió con él en la sala, cuando ya se disponía a salir.

    —¿ A dónde vas tan temprano?. —Le preguntó, restregándose los ojos aún somnolientos.

    Hiroki lo besó y le dio una nalgada.

    —Ve a dormir, los niños están con Himeko y yo regreso en un rato. Voy a verme con un antiguo amigo… de la universidad.

    Akihiko lo miró extrañado.

    Hiroki sonrió con picardía.

    —Deja los celos, esposo san, mi corazón es tuyo. Para siempre. — Le dijo besando sus labios.

    Akihiko le sonrió y lo jaló para un beso profundo y demandante.

    — Cuando regreses te voy a castigar, esposo san, por andar saliendo con amigos que no conozco.

    — ¿Ese castigo incluye nalgaditas? — Preguntó Hiroki inocentemente.

    Akihiko rio estruendosamente.

    — Anda vete, pervertido. Debo dejar de consentirte. Te he convertido en un monstruito. — Le dijo Akihiko, acompañándolo hasta la puerta y dándole una nalgada, al despedirse con un cálido beso.

    Hiroki se subió al auto, riendo con picardía. Era feliz y eso nadie podría quitárselo jamás.

    Media hora después, llegó a su destino. Una discreta cafetería en una zona alejada de la ciudad. Ya lo esperaban. Así que cuando se sentó en la mesa, esbozó una sonrisa irónica.

    —Te arriesgaste mucho al citarme aquí…Misa kun o debo decirte, Misaki Takahashi san

    Tres años antes…

    Hiroki acaba de discutir con Nowaki. Las cosas se están poniendo cada vez más tensas entre ellos. Iseei acaba de cumplir un año. Nowaki ni siquiera se acordó del cumpleaños de su hijo. En la noche y solo. Hiroki le canta cumpleaños a su bebé, frente una pequeña torta. Los días siguientes, los pasa como en automático. Está casando, enfermo y desanimado. Himeko ha regresado de casa de Keiichi y le ayuda en lo que puede.

    Una tarde le pide que salga a dar un paseo, quizás salir un poco le hará bien. Respirar aire puro no es tan mala idea. Hiroki se abriga y sale de la casa. Pocas veces lo hace solo, su esposo es muy sobreprotector, pero ese Nowaki que lo cuidaba, ya no está, parece haberse esfumado.

    En un concurrido café, se mete después de horas de caminar sin rumbo. Está sediento y agitado, pero todo está lleno. Cuando se da la vuelta para marcharse, una voz amable lo auxilia.

    —Siéntate conmigo, aquí sobra una silla.

    Se sienta y aquello resulta ser lo mejor que le ha pasado en meses. El chico es conversador y tienen un montón de cosas en común. Se llama Misa. Para Hiroki es un nombre extraño, pero él tampoco da su nombre verdadero. Así se conocen Hiro chan y Misa kun.

    A escondidas de Nowaki, esa relación ha prosperado. Hiroki tiene por fin un amigo, además de Ryu. Es divertido y con Misa kun aprende muchas cosas. El chico le ha dicho que estudia medicina. Hiroki le hace mil preguntas, tratando de entender a través de él, la pasión de su esposo por aquella profesión.

    Pasa el tiempo y una tarde se reúne con su viejo amigo. Tienen días sin verse y Misa le relata la razón. Hay un médico en el hospital, un médico al que ama. Misa omite que ese hombre está casado y tiene un hijo. Hiroki lo anima a que lo conquiste. Comparten confidencias, hablan del sexo como dos niños traviesos, se pasan tips de seducción.

    Misa y Hiro siguen hablando. Se pasan mensajes, se hablan por teléfono, se encuentran algunas veces para platicar por largas horas. Misa ha regresado de Londres. Pautan una cita y hablan hasta tarde. Total, Hiroki puede quedarse todo lo que quiera, ya Nowaki casi no duerme en la casa.

    Misa le cuenta de su aventura con un hombre en Londres. Le habla de todo, pero nunca le dice su nombre. Misa sigue empeñado en el médico y Hiroki aún lo anima para que lo conquiste.

    Una tarde, Hiro y Misa se citan en un café. Han pasado unos meses que no se ven. Hiroki le cuenta de su matrimonio, de lo infeliz que era. Le relata que acaba de regresar de una pequeña luna de miel, donde ha conseguido reconquistar a su esposo. Misa le cuenta de su amor, le habla de Kusama Nowaki. Le dice que el médico le corresponde, le habla de su noche de pasión.

    Entonces Hiroki recuerda aquella noche en el hospital, el día de su aniversario. No había podido distinguir el rostro del chico al que le sonreía Nowaki. Ahora tiene un rostro, ahora sabe quién es.


    ******



    —Ha pasado tiempo Hiroki y sé que te debo una disculpa. — Le dice Misaki, mirándolo con tristeza.

    Hiroki sonríe y llama a un mesero, pidiendo café para los dos.

    —Hicimos un pacto Misaki ¿recuerdas? No había ganadores ni perdedores. Solo uno de nosotros se iba a quedar con Nowaki.

    —Pero no se lo quedó nadie. — Dijo Misaki, bajando la mirada con dolor.

    —No. — Reconoció Hiroki, con una sonrisa cínica.

    —Y tú pareces haber salido ganando. — Espetó entonces Misaki, molesto por la actitud del que una vez fue su amigo.

    — ¿Eso te molesta Misaki? —Preguntó Hiroki con una inocente mirada. —Qué raro no. Los dos hombres que querías y ambos me amaron a mí.

    Hiroki tomó un sorbo del café que puso el mesero frente a él. Misaki tomó la taza y también bebió, mirando a Hiroki intensamente.

    —¿Por qué seguiste con todo esto, si al final ibas a quedarte con Akihiko?

    Hiroki puso la taza en la mesa con un poco de brusquedad y se quedó mirando a la gente que pasaba por la calle.

    ¿Por qué lo hizo? Muchas veces se hizo esa misma pregunta.

    —Al principio fue por amor. — Dijo al fin. —Pensé con arrogancia que tú no podrías quitarme a Nowaki. No quise creerte cuando me dijiste que te habías acostado con él. Me engañé pensando que todo era una mentira tuya. Después, cuando él y yo nos separamos, pensé que no iría a buscarte. No quería reconocer que tenía un amante. Me molestaban mis palabras de aquel día, no sabía cómo había tenido el valor de decirte que hiciéramos un pacto, que compitiéramos a ver quién se quedaba con Nowaki.

    Hiroki miró a Misaki con una serena expresión.

    —Antes de saber que estaba esperando un hijo, había decido dejarte el camino libre, pero entonces, supe que estaba por venir una nueva vida al mundo y decidí pelear por mi matrimonio.

    Hiroki se rio graciosamente.

    — ¿Te imaginas? Yo quería luchar. Ahora que lo pienso me causa gracia. Yo ya amaba a alguien más. Me había enamorado de ese hombre entre los tarantines bulliciosos de un puerto. Si yo hubiese amado a Nowaki, le habría perdonado todo, porque tú no eras nadie en su vida. Porque habríamos logrado superarte y olvidarte. Pero ya no lo amaba y me engañé y me permití perder un mes de mi vida en ese engaño.

    Hiroki tomó su taza y tomo su café con una deliberada suavidad. Sabía que le estaba haciendo daño a Misaki y como estaba disfrutando aquello.

    —Estaba tan inseguro en aquel momento. Sabía que no estaba haciendo lo correcto, pero por dentro me sentía feliz, por haber logrado ganarte. Solo que ahora tenía al amor frente a mí, era una felicidad bonita, real, lejos de engaños y mentiras. Akihiko me amaba, ambos nos amábamos, pero en ese momento no lo sabíamos. La noche que Nowaki me confirmó que se había acostado contigo, sentí una ira profunda. Pero no era solo porque se había acostado contigo, no. Era por todo el tiempo que había perdido. Todo lo que le dije se lo dije desde el rencor, le dije aquello que debí haberle dicho cuando me confesaste que te habías acostado con él. Hice lo que debí hacer cuando descubrí que me había sido infiel contigo.

    El celular de Hiroki sonó y él leyó el mensaje.

    De: Esposo san
    Asunto: Te estás tardando mucho, los niños y yo te extrañamos. Te espero para castigarte. Te amo.


    Hiroki sonrió y guardó el teléfono.

    —¿Quieres saber algo más? Mi esposo me espera. —Le dijo a Misaki, mientras se terminaba el café.

    —Akihiko… —Balbuceó Misaki.

    Hiroki rio interrumpiéndolo.

    — ¿Tienes mala suerte no? Mi esposo me contó hace poco, que tú habías ido a buscarlo. Como no te salió bien con Nowaki, fuiste por tu premio de consolación. Lástima que ese maravilloso hombre ya tenía dueño y que casualidad que era yo. La misma persona a la que habías decidido arruinarle la vida. Fuiste muy inteligente al ocultarme que el médico que te gustaba era casado y tenía un hijo. Habría atado cabos y se te habría acabado la farsa.

    —Yo… yo no sabía que tú eras…

    —Vamos Misaki, déjate de mentiras. Quítate la careta de niño inocente porque yo no te creo. Al final tú perdiste. Cuando me enteré que estabas esperando un hijo de mí… esposo. Me volví loco, pero no por despecho. No, fue porque ese día también descubrí que habías estado con Akihiko, que eras tú la persona que él había amado. Siempre tuvimos cosas en común Misaki, hasta los hombres que amamos.

    —Nowaki aún te ama. — Le dijo Misaki con dolor.

    Hiroki miró de nuevo a la calle, pues no tenía respuestas para aquello.

    —Está muy triste porque te llevas a los niños lejos de él.

    Hiroki lo miró con burla.

    —Y tú vienes de salvador a interceder por tu buen amigo. — Hiroki sonrió. — Mi vida siguió adelante. Nowaki tomó muy malas decisiones, una de ellas fuiste tú. Pero ya desde antes él había decidido, en su corazón, dejarme a un lado. No puede quejarse porque dejé de amarlo. Hice un estúpido pacto contigo, con su amante, para competir por su amor. ¡Jah! que estúpido se oye eso ahora. Yo conseguí volver a vivir, dejar de ser la sombra debajo de sus pies. Ahora soy un igual, alguien que es amado y tomado en cuenta. Nowaki no va a impedir que yo sea feliz, nunca más.

    Hiroki se puso de pie para marcharse y Misaki lo detuvo tomándolo por una mano.

    —Tú te enamoraste de Akihiko estando casado con Nowaki ¿Acaso no le fuiste infiel?

    Hiroki se sentó de nuevo frente a él, preguntándole con serenidad.

    — ¿Es infidelidad, cuando ya en tu corazón no hay más amor para esa persona que crees traicionar? Nowaki mató mi amor, tú solo fuiste uno de sus tantos errores.

    Hiroki se marchó y Misaki se quedó pensativo, sentado en la mesa. Hiroki ya no amaba a Nowaki cuando él se acostó con el médico. Aun así, se había metido en aquel pacto, sabiendo que Misaki, al final perdería. Entonces, Misaki pensó, que Hiroki siempre había estado seguro que Nowaki lo amaba. Solo la confesión de infidelidad de Misaki, le había dado a Hiroki el arma perfecta para acabar con su matrimonio y para vengarse de ambos. Hiroki, consciente o inconscientemente, había manejado todo muy bien y siempre supo que saldría ganando. El premio nunca había sido Nowaki, el premio siempre fue Akihiko.

    “Los dos hombres que querías y ambos me amaron a mí”


    Misaki pensó en sus palabras y le dolieron, pues Nowaki siempre estaría enamorado de Hiroki y Akihiko también, incluso se había casado con él. Hiroki sin saberlo, le había dado dos veces, donde más le dolía. Quizás no debió ir allí a buscar respuestas que no quería escuchar.

    ******



    La fiesta de despedida fue genial. Hiroki estaba en compañía de todos los que amaba. Los bebés estaban con Keiichi, que acostaba a sus hijos. Ahora era el turno de los adultos. Se reían, conversaban, comían. En ese momento, Akihiko bailaba con su esposo. Susurrándole al oído todo lo que le haría esa noche. Hiroki sonreía coqueto y lo besaba acallando sus palabras.

    —Hiroki san. Tiene una llamada.

    Hiroki se separó de su esposo y este sacó a bailar a Keiichi, que en ese momento llegaba a la sala.

    — Akihiko compórtate…

    Fue lo último que escuchó Hiroki, al salir de la sala. Sonriendo tomó el teléfono.

    —Sí.

    —Soy…soy yo.

    Hiroki se preocupó al escuchar la voz triste de Nowaki.

    —Nowaki ¿te pasa algo? — Preguntó preocupado.

    —Te… perdí. —Pronunció Nowaki con dificultad.

    Hiroki suspiró con alivio, el médico solo estaba borracho.

    —Los niños siempre serán tus hijos. Los veras en vacaciones, y…

    — Eso lo sé. — Lo interrumpió Nowaki. —Incluso yo puedo viajar para verlos… pero…pero ¿y tú?

    —Yo amo a Akihiko, Nowaki. Lo siento. —Hiroki sintió pena por Nowaki, por primera vez, después de que todo aquel lio comenzara.

    — Yo también lo siento Hiroki, yo también lo siento... ¿Me perdonarás algún día?

    —Ya te perdoné Nowaki.

    Tsumori recogió a Nowaki de la barra, con un gesto de cansancio.

    —Vamos borracho. —le dijo con una amable sonrisa. Ya se había hecho costumbre irse de copas, su amigo estaba devastado.

    A la mañana siguiente, cuando Nowaki despertara, se encontraría con el rostro dulce de un buen amigo. A lo mejor no era tarde para Nowaki.

    Hiroki colgó el teléfono, sintiendo un alivio en el pecho. Ya lo había perdonado, solo que no lo había puesto en palabras. Haberlo hecho fue liberador, pues le quitaba un peso de encima. Ahora, todos podían comenzar su vida nuevamente.

    —Hiroki me voy. Shinosuke tiene que descansar.

    Le dijo Shinoda, sacándolo de sus pensamientos. Él le sonrió al abogado y se despidió del esposo de este, con alegría. Sí, ahora todos eran felices. Solo había que ver la cara feliz de Ryu y de su esposo. Ijuuin e Ishi también se veían plenos y compenetrados. La vida había conseguido un buen rumbo para ellos.

    Cuando un mes después, le confirmaron que estaba embarazado de nuevo. La felicidad fue completa. Ya estaba en Londres y la casa era fabulosa. Amaba dar clases y sus hijos estaban creciendo rodeados de amor, con un padre maravilloso que los amaba con locura.

    Hiroki, una tarde, con su vientre crecido de cinco meses. Miraba pensativo por la terraza de su casa. Akihiko jugaba con los niños en el jardín. Iseei correteaba con una pelota y Harumi jugaba sentadita en la grama. Akihiko los miraba con amor y Hiroki lo miraba a él, embelesado. Su hijo lo pateó y él sonrió acariciando su barriga.

    —Si mi amor, ya vamos con papá.

    Antes de bajar, miró una vez más a su esposo, susurrando con una dulce sonrisa.

    —A la final no fue tu indiferencia Nowaki, fue la mía, pues no era contigo con quien iba a ser feliz. Ahora soy dichoso en los brazos de quien es en realidad, mi único y verdadero amor.

    FIN

    [CENTER]Epilogo

    [/CENTER]

    Sin que el tiempo detuviera su curso, pasaron dos años. La vida parecía haberse instalado felizmente en todos los corazones.

    —Estaré en Londres un año mientras termino la especialización y llamaré todos los días para hablar con Kazuki.

    Misaki arreglaba las cosas de su hijo, que pasaría unos días con su papi, antes de que este se marchará.

    —Sé que vas a llamarlo, Nowaki. No te preocupes, yo sé que eres un gran padre.

    Con el tiempo, la relación entre ellos había tomado una buena forma. Misaki entendió que Nowaki jamás lo amaría, en el justo momento en el que el médico se casó con Tsumori.

    Había sido algo lento y calmado. Tsumori siempre había estado al lado de Nowaki, apoyándolo, siendo su amigo. Lo regañaba y aconsejaba cuando era necesario y tenía palabras de aliento siempre que Nowaki las necesitaba. Nadie se lo esperó, ni siquiera ellos mismos. Pero se casaron y eran muy felices.

    — ¿Estarás bien? —Preguntó Nowaki. La mirada de Misaki se entristeció.

    El chico sonrió con dulzura, besando a su hijo que sonreía en los brazos de su papi.

    —Claro que estaré bien... voy a aprovechar que te llevas al diablito este, para descansar y... quizás tenga una cita.

    Nowaki sonrió. Misaki había estado saliendo de forma informal, con un joven médico que se había integrado a la plantilla del hospital. Le caía bien y era muy competente. Nowaki esperaba que Misaki finalmente encontrara alguien que le hiciera feliz.

    A Misaki también le gustaba mucho el joven. Era muy atento con su hijito y con él. También era muy amable y cariñoso. Estaba seguro que iba por buen camino y esa tarde le esperaba una sorpresa, pues el joven le pediría que salieran formalmente. Quizás en un futuro próximo, campanas de boda sonarían para Misaki.


    —Hola travieso. —Saludó Tsumori, al bebé que pataleó con alegría al verlo.

    Nowaki lo saludó con un beso y el pediatra lo miró risueño.

    —Te tardaste. —Murmuró con un mohín de falso disgusto.

    Nowaki lo abrazó, con el pequeño Kazuki entre ellos, riendo feliz.

    —Misaki estaba recogiendo las cosas del niño y...y hablábamos.

    Tsumori río alegremente, ante la preocupación reflejada en el rostro de Nowaki.

    —Lo sé tonto, sólo bromeaba.

    Nowaki sonrió y lo besó frunciendo el ceño.

    —Te voy a castigar por esas bromas.

    Tsumori le sonrió y se fue con el bebé a la sala.

    —Vamos a jugar con los carritos, Kazuki chan.

    Nowaki los miró con ternura y se recostó de una pared a verlos jugar.

    —Nunca hemos hablado de tener hijos. — Dijo de pronto.

    Tsumori lo miró sorprendido.

    —Ya tienes tres, no creí que querías más.

    —Yo no he dicho eso. — Nowaki se veía ciertamente decepcionado.

    Tsumori río y cubrió los oídos de Kazuki, para decir con jocosidad.

    —Podemos hacerlo esta noche. Me haces el amor hasta el cansancio y me dejas preñado.

    Nowaki sonrió con picardía, tener otro hijo no era mala idea.

    En Londres, el amor no era muy diferente.

    —Los niños están preparados para la escuela. Que tengas un buen día, mi amor.

    Lo que más le gustaba a Hiroki de su vida, era el esposo y los tres hijos maravillosos que tenía. La vida en Londres era tranquila y feliz. Tenía todo lo que deseaba y más. Acarició su pequeña barriguita, contento de poder sentir a su hija dándole patadas.

    —Hola preciosa, buenos días. —La saludó y su niña le respondió con pataditas.

    Un rato después, conversaba con Ryu por teléfono.

    —Shinoda me vendió sus acciones. Ahora que él y su esposo, están esperando su segundo hijo, quiere dedicarse a la familia. Creo que tiene planes de mudarse a Estados Unidos. ¡Ah! y Kyo e Ishi se ganaron otro premio. Anoche cenamos juntos, se les ve felices. Ijuuin está escribiendo un nuevo libro. Ishi dice que se ganara otro premio por ese.

    Feliz se oía Ryu y Hiroki amaba escucharlo así. Después de que por fin supo lo que su amigo había vivido, se alegraba de que ahora fuera feliz con su esposo y sus dos hijos. Un niño y una niña que Kaoru amaba consentir.

    — ¿No te molesta que Nowaki se mudé a Londres?

    Hiroki sonrió, se había hecho esa pregunta varias veces.

    —No...No me molesta. Él ya hizo su vida y Tsumori es una gran persona, nos llevamos muy bien. Hablamos mucho por teléfono y hasta les ayudé a conseguir una residencia aquí en Londres. Es lógico que Nowaki quiera estar cerca de sus hijos y además solo será un año. Es el tiempo que dura la especialización que vendrá a hacer.

    Hiroki se despidió de Ryu después de un rato poniéndose al día con lo que ocurría en Japón. Luego llamó a su hermano, después de hablar casi una hora con Keiichi, se tomó una siesta. Muy pronto llegó la tarde. Su esposo llegó a casa con los niños, cenaron, jugaron, conversaron.

    Acostaron a los niños y se sentaron un rato en la sala a escuchar música mientras platicaban un rato. Hiroki extrañaba dar clases, pero había reconocido que con sus casi ocho meses de embarazo, ya no era saludable andar con el ajetreo del trabajo.

    Akihiko lo acariciaba mientras él, recostado en su pecho, oía la hipnótica voz de su esposo, relatándole su día. Akihiko vivía inmerso en un sueño, tenía unos hijos que lo amaban y un esposo que era su adoración. Cada vez que podía agradecía a la vida aquel regalo y agradecía también haber tomado el camino correcto.

    Una tarde, había pasado por la fuente donde había conocido a Misaki. Sonrió con tranquilidad. Aquel había sido un momento especial, pero nada más. Se había engañado pensando que Misaki era el amor de su vida, pues no era así. El amor de su vida lo tenía ahora entre sus brazos y vivía la vida perfecta que siempre soñó.

    Hiroki se durmió feliz esa noche, pues cada vez que buscaba los ojos de su esposo encontraba amor en ellos, el mismo amor que sus ojos reflejaban.

    ¿Qué más podía desear?

    Decidió entonces que no podía desear nada más que seguir vivo y disfrutar cada minuto de ese mágico amor que un día, en una soleada tarde vino a tocar tierra en el puerto de su corazón.
     
    Top
    .
142 replies since 20/11/2014, 02:08   4098 views
  Share  
.