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Tal y como prometí,ahora no daré más parones.Agradezco que mi fic sea leído(si es que alguien lo lee),y muchísimas gracias a los que aún me siguen.(Si es que aún me siguen.)
Capítulo 2.3.
Separe al pervertido de Minamisawa de una patada.
—¡Pero que demonios te crees que haces!—le grité haciendo un fuerte aspaviento, derramando un poco de sal en el suelo.
—Venga Kurama... Mañana es la cosecha, dejame divertirme un poco antes de que el Distrito 12 llore por los enviados.—me dijo poniendo sus manos en la pared y acorralándome por completo.—Acaso te da vergüenza que te miren tonteando con tu novio.
—¡Primero, tú y yo no somos novios; segundo,tú eres un pervertido que solo quiere violarme; y tercero, tontear no es lo mismo que follar en público!—le grité mientras ponía el número de dedos correspondiente a cada enumeración.
De un empujón lo separé de mi y coorí hasta la casa, donde yo y mi trasero estaríamos a salvo de ese loco. Le dí la sal a mi madre y subí a mi cuarto a toda prisa. Cerré la puerta con pestillo y me tiré en la cama. Saqué la almohada de entre las sábanas y me la puse en la cara para morderla y chillar desahogándome.
El loco de Minamisawa, mi vecino desde hace 14 años, desde que nací. Su padre era minero y su madre vendedora en la Veta. La Veta no era un lugar muy legal, pero si no te quedaba otra, oye, cada uno hace lo que puede. El caso, Minamisawa y yo fuimos amigos desde hace un montón de tiempo, y no fue hasta hace dos años que el dio el primer paso. Estábamos jugando en la Pradera por unas horas, corriendo y saltando. Al final yo acabé muy cansado y me desplomé en la hierba. Miré las nubes feliz y despreocupado, era la víspera de la cosecha y podía vivir, como mínimo, otro año más. Señalé una nube en concreto, una que recuerdo bien por tener forma como de corazón. Le dije a Minamisawa que estaba allí, observándonos, pensando que él era una mujer por su cabello, y que debíamos ser pareja. Entonces él se colocó sobre mi y me preguntó:"¿Tu crees que debemos ser una pareja?".No terminé de entender la pregunta, así que solo asentí con una sonrisa. Él se puso rojo y se inclinó para besarme.
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