Una caliente, una tierna y una inocente navidad

La navidad como la imaginan Usagi y Misaki pero ¿cómo la pasarán realmente? / Terminado / Advertencia: Lemon

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  1. Aulu
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    "Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo." (J.S)
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    La navidad de Usagi


    Parte IV



    Usagi no tuvo más opción que ser un observador pasivo. Al frente suyo estaba Misaki quien empezaba a desabotonar lentamente los botones de su chaleco luego, pasó uno de los brazos por el hueco de la manga para liberar ese brazo de la prenda. Esto ocasionó que el chaleco pudiera deslizarse por el otro hombro hasta dar en el suelo. Ahora era el turno de la camisa, uno a uno los botones fueron liberados hasta que el torso de Misaki estuvo a la vista del escritor.

    ¿Quieres que continúe? –preguntó Misaki mientras bajaba y llevaba ambos brazos hacia atrás para que la camisa se deslizara por sus hombros y brazos hasta dejarla caer al suelo al lado del chaleco.

    Es lo que más quiero ahora. –dijo Usagi mirando fijamente al menor.

    Misaki dejó a un lado los zapatos y las medias. Luego, dirigió sus manos hacia el botón y cierre de su pantalón haciendo que este cayera al suelo momentos después. Ahora Misaki estaba en bóxers. Usagi no podía creer que él estuviera de ese modo y él no pudiera atacarlo de una vez.

    Misaki, acércate. –pidió Usagi quien sentía un calor insoportable en el cuerpo. La fragancia que había aplicado Misaki en su cuerpo lo ponía inquieto.

    Ahora voy. –dijo Misaki y se quitó la última prenda que tenía puesta. Caminó desnudo hasta la bañera y se metió en ella. Se quedó un momento parado frente a Usagi luego bajó y terminó sentado en los muslos del escritor. Las piernas de Misaki estaban a los lados de las de Usagi.

    Ya que los brazos de Usagi si le hacían caso, aprovechó para atraer a Misaki hacia si y besarlo. Misaki acercó su cuerpo un poco más hacia el del escritor lo que provocó que sus miembros se rozaran. Los dos gimieron al sentir aquel contacto. El menor al estar cerca de Usagi también podía oler aquella fragancia que hacía que el deseo se encendiera aun más. Misaki tomó un frasco de lubricante, echó un poco sobre su mano y empezó a aplicarlo en el miembro de Usagi arrancándole profundos gemidos al mayor.

    Hhhmm…¿qué estás haciendo? –preguntó el escritor.

    Quiero que estés dentro mío. –respondió Misaki.

    Después de terminar de aplicar el lubricante levantó un poco su cuerpo y acomodó en su entrada la punta del miembro de Usagi.

    ¿Estás seguro? No te he preparado con mis dedos…-le advirtió el mayor.

    Quiero que lo primero que entre sea tu miembro. –

    Misaki empezó a bajar lentamente su cuerpo sintiendo como su estrechez era llenada poco a poco. El placer era mil veces superior al dolor así que siguió adelante. Las manos de Usagi estaban en sus caderas ayudándolo a sostenerse. El escritor al sentir al fin su miembro abriéndose paso dentro de su uke tuvo la tentación de hacer que el cuerpo del menor bajara de una vez para estar dentro de él de una sola estocada. Tuvo que contener ese deseo para evitar lastimarlo. Lentamente Misaki llegó a bajar por completo hasta que todo el miembro del escritor se encontraba en su interior.

    ¿Hace mucho esperabas esto? –dijo provocadoramente Misaki.

    No tienes idea…-

    Misaki empezó a subir y bajar por si mismo. Sus manos se aferraban a ambos lados de la bañera. Las manos de Usagi seguían en sus caderas ayudándolo a marcar el ritmo.

    Ahh...Usagi…mastúrbame. –pidió Misaki

    Una de las manos del escritor se dirigió al miembro de su uke.

    Ahh…ahh….-Misaki empezó a gemir más fuertemente.

    Misaki, estás ajustando más…-comentó el escritor al sentir que al ritmo que masturbaba al menor su miembro era ajustado por la cavidad de Misaki. Esa reacción del menor lo excitó aun más.

    Usagi empezó a masturbar más rápidamente a Misaki y, a cambio, el menor aumentó también el ritmo en que se autopenetraba.

    Los gemidos llenaron el cuarto.

    Usagi…me voy a correr…hagámoslo juntos. –pidió Misaki. Las manos del menor dejaron los bordes de la bañera y se aferraron al cuerpo del mayor. El escritor podía oír ahora los gemidos de su uke en el oído.

    Disfrutaron de las sensaciones que el cuerpo del otro les brindaba hasta que llegaron al orgasmo. El semen de Misaki se derramó en la mano del escritor y el de Usagi en el interior del menor.

    Usagi y Misaki se quedaron en la misma posición, recuperando el aire. Misaki apoyó su frente en la de Usagi.

    ¿Te gustó este juego? –preguntó Misaki

    Para la próxima a quien se le adormecerán las piernas será a ti. –advirtió el mayor.

    Tengo muchas cosas preparadas pero tendrás que esperar hasta después de almorzar. -

    ¿Por qué hasta tan tarde? -

    Dime…¿qué vas a querer de postre? –preguntó seductoramente el menor.


    La navidad de Misaki


    Parte I




    ¡Usagi, despierta! Dime, ¿qué quieres de postre? -gritaba un castaño desde la cocina para despertar al escritor.

    Usagi fue abriendo los ojos. Descubrió que estaba recostado en el sofá con un libro entre las manos.

    ¿Eh? Vaya...me quedé dormido...-dijo Usagi reincorporándose.

    Si hicieras tu trabajo a tiempo podrías dormir más y mejor. -le reprochó Misaki quien estaba ocupado en la cocina cortando, y sazonando.

    ¿Qué hora es? -

    Ya es mediodía, ahora estoy terminando de preparar nuestra cena de navidad. Solo falta el postre, no sé qué hacer. -comentó el menor pensativamente.

    Creo que ya sé qué quiero. -

    Usagi fue hasta donde estaba Misaki, los brazos del mayor envolvieron su cuerpo. Las inquietas manos del escritor empezaron a deslizarse peligrosamente por el cuerpo de Misaki.

    Usagi, basta. -dijo Misaki mientras escapaba del agarre de Usagi - Recuerda que estoy cocinando no quiero que se estropee. Además, prometiste que iríamos a dar una vuelta. Recuerda que quedamos en hacer un muñeco de nieve.-

    Está bien...pero luego no te salvas...-dijo el escritor mientras se acomodaba en uno de los bancos para observar a Misaki terminar de preparar la cena y ayudarlo a pensar qué podrían tener de postre.

    Pervertido...-murmuró Misaki quien volvió a concentrarse en la cocina.

    Luego de tener todo listo Usagi y Misaki subieron al auto del escritor para ir dar una vuelta. Elegirían un bonito lugar para hacer su muñeco de nieve. Durante el trayecto escucharon muchas canciones de navidad.

    Dime ¿estás bien? -preguntó Usagi mientras manejaba.

    Si ¿por qué no habría de estarlo? -respondió Misaki quien dejó de ver por la ventana para mirarlo. Le había intrigado esa pregunta.

    Debido a que usualmente pasabas esta fecha con tu hermano... debes de extrañarlo. -

    Un poco pero él ya tiene familia además digamos que ha sido algo afortunado el que en el trabajo lo hayan mandado de viaje. -

    ¿Por qué? -ahora Usagi era quien estaba intrigado.

    Porque así no me vi obligado a ir con él y pude quedarme conti...-Misaki no terminó de completar la frase pero sabía que había hablado demasiado. Se dejó llevar por un impulso y había dicho esa sincera respuesta. Se puso rojo y volteó la mirada hacia la ventana nuevamente.

    Habían llegado a un pequeño parque que estaba cubierto de nieve. Estaba un poco alejado del centro así que el lugar estaba en silencio y había paz. Usagi estacionó el carro.

    Misaki, te amo. -tomó el mentón de Misaki y lo besó.

    Tonto, no te aproveches. Y no te hagas el importante yo quise decir que...que..¡quise decir otra cosa! -

    Eres adorable. -

    Bajaron del auto y pasaron un buen rato divirtiéndose bajo la nieve. Usagi como nunca lo había hecho y Misaki recordando cuando era un niño. Dejaron dos muñecos de nieve. Uno era alto y otro más pequeño. Tenían marcadas dos grandes sonrisas. Luego se dirigieron a casa.

    Estoy exhausto. Iré a tomar un baño y luego dejaré lista la mesa. -dijo Misaki al llegar al departamento.

    Después de tomar la ducha descubrió un camino hecho con pétalos de flores. En el inicio había una nota.

    "Tu regalo de navidad no puede esperar hasta la medianoche"

    Misaki siguió el camino que conducía hacia el dormitorio de Usagi.

    Ese pervertido seguro está pensando en hacerme algo...-Misaki dudó en ir pero la curiosidad pudo más. Además, el escritor se había tomado el tiempo de preparar aquel detalle.

    Misaki llegó a la puerta, tomó la perilla y la abrió lentamente.Lo que vio lo dejó más que sorprendido.

    En la cama estaban sentados, cada uno en un extremo del borde, Usagi y nada más y nada menos que Ijuuin sensei. Los dos al verlo le dieron su mejor sonrisa. En medio de ellos había una pequeña caja de regalo.
     
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