Este remordimiento (Harry/Dudley)

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  1. VivaEspaña!
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    Me encanta el "Dudley Dursley x Harry Potter". Sólo he leído de ellos en un fic en inglés. En español no he encontrado ninguno en Fanfiction.net, ni en Mundo Yaoi.
    Es para mayores de 16, porque hay lemon.
    EDITO:
    -Tal vez en un futuro contenga m-preg.
    -Sigue siendo un AU, pero porque, tanto a Dudley como a Harry, les mandan cartas de Howgart.
    -La historia no girará en torno al mes en que Dudley debe dormir en la alacena de Harry. Aunque ahí tal vez se desarrolle un poco su amistad o, por lo menos, su futura cortesía.
    -Quizás habrá fugaces pinceladas de Yuri, aunque serán brevísimas (Pansy/Hermione)

    Introducción
    Le parecía un ser extraño; por ende, le provocaba recelo; y, finalmente, un irracional rechazo a él. Si su pequeña vida estaba supeditada a ese niño huérfano, canijo y de características sobrenaturales, el primero que cobraría por aquellas desgracias sería aquel mismo fenómeno. Sus padres le habían aconsejado desde siempre vigilarse las espaldas cuando él se encontrase cerca. Desechó esos deseos en cuanto entraron por sus oídos. La espantosa criatura le producía morbo; le gustaba saber cómo respondía a sus burlas, y golpearle como a un animal, con su embrutecido cuerpo a ese rastrojo de humanidad, era venenoso. Sabía que si continuaba abusando de su mente, de su flaqueza, pronto ni siquiera le contestaría. No le importaba realmente acabar con su último aliento; quería que pagase bien su propia existencia. Por palabras de sus padres, conocía el destino que habían corrido sus padres, y que el que le habría tocado a Harry, pero el fenómeno había logrado rehuirlo. Ahora se dedicaba a vivir, a purgar por el mundo, mostrando sin vergüenzas que él era un héroe de batalla. Dudley decidió eliminar sus ansias y esperanzas, siguiendo el ejemplo de sus padres. Al fin y al cabo, lo que Petunia proclamaba a los cuatro vientos era que Harry debería estar muerto junto a sus desdeñosos padres, a su execrable familia. Vernón le entregaba la menor ración de comida posible, y para su escuálida cuerpo, cubierto de moratones y arañazos (de los que Dudley fanfarroneaba a sus amigos de haber infringido en un pasado), no era en absoluto suficiente. Dudley contemplaba orgulloso como Harry entraba siempre a su alacena, perdida en un lejano rincón de la casa. Sabía que dormiría exhausto sobre su camastro, sin sábanas ni ropa de abrigo, cobijándose en lo poco que quedaba de él; abría la puerta y lo observaba tratando de buscar un poco de calor, inexistente. Y Harry observaba, con los ojos entrecerrados, su victoriosa sonrisa. Nunca se rindió, sino que continúo luchando por existir y no defraudar a la vida que le habían regalado. Su estirpe no moriría, no por un cerdo rubio que se burlaba de él, siempre con el respaldo de su mamá.

    1ª Parte
    Mismo cuarto


    La alacena, el único cuarto

    Hacía tiempo que la familia de Vernón, sus primos, sus tíos, los suegros de Petunia, entre otros, habían visitado la casa de los Dursley, planeando quedarse algo más de un mes. Debido a que era verano, y vacaciones para Vernón incluso, nadie opuso ninguna resistencia. Por lo que más temían era por que el fenómeno incordiase, pero sabían que encerrándolo en su alacena evitarían cualquier problema; el chico no valía nada, pero al menos era sumiso y tenía clara la raya que no podía pisar. Lo malo era que no había habitaciones para toda la gente. La casa no era grande, y enseguida el cuarto de Dudley fue ocupado por los padres de Vernón. A Dudley sólo le quedaba una opción: dormir en la alacena.

    Edited by VivaEspaña! - 23/12/2014, 21:14
     
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  2. VivaEspaña!
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    Bueno, aunque nadie comentó, se me antojó traer el siguiente capi. Ojalá lo disfruten.
    Después de escribir esto, agregaré un "sumari" y unas advertencias más al fic (las colocaré como vienen en las normas. No lo hice en el momento de la publicación porque no tenía tiempo) Además, agregaré algunos datos de advertencia, además de estos, relacionados con otra parte de la temática de esta historia.



    Lo último que deseaba Dudley era compartir habitación por el Potter de las narices. ¡Quién sabía lo que ese desgraciado fenómeno planearía hacerle! ¡Ahogarle, quemarle, sumergirle en un sueño eterno, borrarle la memoria...! ¡O transformarle en un desdichado loco como a él! Trató de acomodar sus pensamientos y pensar opciones alternar que compartir con su madre, por si cambiaba de opinión. Antes que dormir con su primo, prefería echarle al suelo del salón. Sabía que el hecho de poder estar tumbado sobre el suelo que él mismo pisaba ya era un privilegio, con lo cual Potter no lo merecía, pero era a lo más cerca a lo que podía llegar. Necesitaba deshacerse de Potter, y no le importaba la rudeza de ese proceso. Haría cualquier cosa para convencer a sus padres que Harry podía dormir en otro lugar, por ejemplo, en el suelo. ¡Y ya podía estar agradecido ese mocoso canijo, dormir en su suelo era un privilegio!
    Su madre, por muy dominante y mucho respeto que infundiese, era siempre la que ates caía en las redes de su hijo. Vernón no quería tampoco que Dudley estuviese en el mismo cuarto que su sobrino, pero, si no quedaba más remedio, debía atenerse a las circunstancias. Cuando de Potter se trataba, su madre era todo oídos para que Dudley no corriese peligro con el fenómeno, a diferencia de Vernón. No obstante, en general, los Dursley eran un ejército en contra de todo aquel que portase el apellido Potter.
    Pero esta vez no podían. Era por una razón social, de ética. La familia de Vernón vería reprobable que un niño en esas circunstancia de desnutrición durmiese, además, en el suelo. No podía permitirse quedar mal delante de esas personas tan importantes en sus vidas. Dudley odiaba a Potter, sí, pero se rehusaba a dormir todo un mes en el sofá. (Porque evidentemente él no se replanteó el destino que tenía planeado para su primo).
    Muy pronto, sus padres fueron mudando a la alacena todos los trastos inservible que sólo acumulaban polvo en el cuarto. Harry permaneció callado, sintiendo la habitual atmósfera tensa que los envolvía cada vez que se hallaban en una situación con el Potter. No tocó nada, sino que se mantuvo cabizbajo, y Dudley esbozó una sonrisa exenta de toda comprensión, pero repleta de altanería y una miseria ética que espantaría incluso al Odio personificado. Decidió fastidiarle un rato, pronunciando con fingido remordimiento:
    -Vaya. Sin juguetes, sin amigos, sin unos padres que te quieran, sin una sola persona que te quiera... ¡Eso debe ser duro! Y pensar que de no ser por ese accidente, ahora a lo mejor podrías estar con ellos. Bueno, da igual, Popotter -se burló-, nosotros somos tu familia.
    Tan rancia se escuchó la última frase que rodó los ojos y se tragó su propio llanto y una respuesta que no le convenía manifestar, a no ser que desease correr un fatal destino entre insultos por parte de la familia al completo. Por primera vez, Dudley no sintió ningún tipo de alegría al ofender a su primo. Tampoco remordimiento. Pero no estaba acostumbrado a que Harry mostrase sus sentimientos y aquello no le gustaba en absoluto. Simplemente calló y torció la vista.
    -Bueno, Duddy, nos vamos. Tengo que preparar la comida y tu padre ayudarme.
    Besó a ambos en la mejilla y sorprendió a Harry contemplando el gesto con cierta ensoñación. Decidió bajarle de sus cavilaciones groseramente, atacando otra vez el tema de su familia muerta.
    -Sí, sigue soñando, que es gratis. Pero ellos no regresarán. Están bajo tierra, donde desde siempre debieron estar. Y tú, primito, no sé cómo te salvaste, pero te aseguro que a nadie le importaría que hubieses corrido la misma suerte que ellos.
    Harry saltó de la cama y le lanzó un puñetazo al rostro, aunque Dudley le paró en seco el golpe y comenzó a retorcerle el brazo. Cuando gimió dolorido, decidió parar, aunque no le devolvió el golpe. No estaba dispuesta a armar jaleo por ese infeliz animalejo.
    -¡Te odio! ¡Sí, debería estar muerto como ellos! ¡No quiero vivir estando con alguien como tú, como vosotros!
    -Cállate -ordenó Dudley, retirándose con una mueca de asco-. Tengo mis normas. No tocarás mis cosas. Me dejarás en paz. Cuando vengan mis primos, mantente fuera de nuestros juegos. No les hables, o te pegaré un puñetazo con el que lamentarás incluso tu existencia.
    -Eres un cobarde -le espeto, lanzándole un escupitajo-. No finjas. Tu valentía se debe únicamente al apoyo de tus papaítas, pero sin ellos serías sólo una mosca que no encuentra su lugar.
    -¡No vuelvas a escupirme! ¡Es asqueroso!
    -No trates de amenazarme. Antes muerto que siguiendo tus reglas. Ya he seguido demasiado tiempo tus reglas.
     
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    Acabo de encontrar tu historia, es la primera vez que leo un DudleyxHarry y me resulta interesante leer sobre esta pareja, espero contii con ansias.
     
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  4. VivaEspaña!
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    Gracias por tu comentario, Mitsukuni Haninozuka. Espero que te llegue a gustar esta pareja :)))

    Capítulo II
    Dudley se sentó en su cama plegable y tomó uno de sus juguetes, que caminaba cuando se hallaba bajo un foco de luz. Era aún por la mañana y el sol, al igual que su cama, replegaba los profundos abanicos de su silueta. Abrió las cortinas, que permanecían cerradas, y colocó el muñeco en un charco resplandeciente que se formó a poca distancia de la ventana. Las cortas partas del muñeco comenzaron a moverse torpemente, de forma lenta pero cansada. Harry agitó las piernas y se restregó el pulgar con el resto de dedos de la otra mano. Ni siquiera lanzó una mirada al artefacto. Confundido, Dudley se acercó por la retaguardia, a hurtadillas, y literalmente se lo colocó en la cara, golpeándole sin reparo las mejillas, mientras él se mantenía quieto y sumiso.
    -¿Qué te pasa? ¿No te gusta? ¿No querrías tocarlo? Venga, te dejo.
    -No, Dudley, no quisiera. Es bonito, pero no necesito ninguno de tus favores. No soy tu siervo ni tu esclavo, y mucho menos aceptaré algo que hunda mi dignidad. Gracias, de todas maneras.
    -No digas tonterías. Es sólo pasar la mano por él. Un simple roce.
    -Si estás tan afanado en lo mismo, será porque me dañarás de alguna forma. Créeme que no sé cómo, pero mi respuesta continúa inquebrantable.
    -De acuerdo, fenómeno -contestó ponzoñoso. Apretó la mandíbula con horror. Sus rostros distaban apenas de algunos centímetros-. Es la última oportunidad.
    -Tú también tienes una oportunidad, Dudley, y la desperdiciaste. A mí no me hubiera importado tenerte como amigo, pero tú mismo decidiste con tus acciones eliminar una amistad que jamás existió. Aún la añoro, ¿sabes?
    -Eres tan raro -escupió asqueado y se apartó de él rápidamente-. Es imposible extrañar algo que, como has dicho, jamás has tenido. Sólo te has encaprichado en ello, porque ganarte mi favor habría significado una vida más devota que la que cargas.
    -No. Tú has sido un niño mimado y egoísta siempre. Prefiero vivir en la austeridad, que rodeado de unos lujos que te vuelven inservible como persona. Sientes que vales tan poco, que el hecho de que yo te hubiese brindado mi mano te pone a pensar: "¿Y si es por mi riqueza? ¿Y si es por su infortunio?" Vives cuidándote las espaldas. Sepas que yo no te las puedo curar, ni fingir compasión por ti. Me resulta imposible. Igual que no podemos pensar en cuánto nos gusta una palabra sin relacionarla con su significado, tampoco yo puedo pensar en ti sin entrever en tu figura más que lo que representas.
    -Genial. Toda una clase dedicada a la ética. Todo un discurso autocompasivo. Es evidente que en tu pequeño y bajo corazón no cabe más que penas para ti.
    -Ya somos dos, entonces. Ahora vuélvete y sigue con lo tuyo, que yo haré lo propio. Después de tan larga conversación y de ese derroche de ideas, tu mente estará sudando verdaderamente.
    -Cómo te gustaría tener la cuarta parte de cerebro que yo -replicó Dudley, creyéndose mordaz.
    -Reitero -contestó Harry-: simple y llanamente, eres un cabeza hueca.
    Por alguna razón, la conversación casi entristeció a Dudley, quien se sumergió en hondas cavilaciones. Quizá sí sentía cierto miedo a ser usado por su amigo. Harry tal vez no habría sido un mal amigo, aunque ya no pudiese repasar su pasado juntos. Jamás confesaría a Harry nada de aquello, se prometió.
    Ese mismo día, un coche aparcó en el Parking de los Dursley. Se trataba de su familia. La tía de Dudley conducía, mientras que su tío, con una espesa barba que caía sobre él como racimos de uva, dormitaba. Los tres niños, primos paternos de Dudley, contemplaron arrogantes la casa. Harry, como Dudley, desde la ventana de la alacena (aunque a una lejanía considerable e intencionada), observó que aquella expresión era común en la mayor parte de los Dursley. Un escalofrío le recorrió.
    -Será mejor que bajes tú también -le aconsejó Dudley con fría cortesía. Harry asintió imperceptiblemente.
    Una vez los besos acabaron de arreciar, Harry captó una mirada curiosa por parte de uno de los primeros, el de mayor estatura; fijándose en él, calculó que su edad rondaría por los 17. En dicho caso, un año más que él. El chico se acercó a él y ambos se dieron dos besos en la mejilla, por cortesía. Se sintió avergonzado, pues sabía que en aquel ambiente sólo estorbaba.
    -¿Bien? -le preguntó el muchacho. Harry se extrañó de aquella irracionalidad confianza.
    -No demasiado. Creo que no encajo aquí.
    -Desde luego, eres un canijo. ¿Cómo es que comes tan poco?
    -Te lo digo en serio: yo no estoy así por cuenta propia.
    Harry rodó los ojos, afianzando su postura.
    -Cualquiera pensaría al verte que tienes más hambre que el perro de un ciego.
    -Has dado en el clavo. Ahora ve y saluda a tu familia. Yo sólo soy primo materno de Dudley.
    -No. Podemos hablar perfectamente. ¿No ves que todos están hablando sin prestarme atención? Aún no sé cómo te llamas y es una descortesía por tu parte. Yo soy Connor Dursley. De los tres, soy el mayor; mi hermano mediano es el más pequeño de los tres, curiosamente, y se llama Cyril Dursley; el menor es Edward Dursley.
    -Disculpa. No lo estoy pasando bien en absoluto. Quizá me desquité un poco contigo. Lo siento, realmente. No mereces ese trato por mi parte. Me llamo Harry James Potter Evans.
     
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    Este capítulo fue muy interesante, lo leí todo, normalmente, cuando leo un fic, medio leo el capítulo, pero este, al igual que los capítulos anteriores lo leí completo, me pregunto qué querrá Connor con Harry, espero contii con ansias.
     
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  6. Jeagger
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    Wow...nunca espere verun fic DudleyHarry...

    Sinceramente me gusto n.n

    Espero la actualización pronto...

    Gracias por este fic nwn)√
     
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  7. VivaEspaña!
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    Disculpen... No pude continuar la historia, porque tengo que escribir algo para el instituto. Como son vacaciones en España, aún me queda algo más de una semana, pero, al final, ya veré que llega el último día sin haber escribir lo que tengo que escribir para el instituto. Estoy con el ánimo decaído y bastante furiosa, así que continuaré con esta historia (porque desde la mañana estuve pensando en cómo continuar) Además, cambio demasiado de gustos con las parejas crack de Harry Potter, y temo que pierda la ilusión de esta pareja y también las ganas de continuar, porque
    Muchas gracias Mitsukuni Haninozuka y Jeagger por sus comentarios. Me alegra infinitamente que les agrade la historia. C:


    El hermano de Vernón, Alfonso Dursley, comenzó a hablar acerca de su vida, de sus hijos y, entre bromas, anécdotas y algunas opiniones que compartieron sobre política, Dudley saludó a sus primos y les invitó a jugar juntos, excluyendo como siempre a Harry. Connor rechazó la invitación, con el pretexto de que tal vez Harry tuviese la bondad de mostrarle aquel hogar. Dudley entornó los ojos y fue hasta la alacena, en busca de sus juguetes. Su primo sonrió a Connor, mientras que este dijo:
    -Tienes que saber que no ha sido sino una excusa para no estar con ellos, comprobando que a ti no te permitirían participar en ello. Me caes bien, de hecho.
    -Tú también, pero creo que es injusto que estés conmigo, y no con tu primo y hermanos.
    -Lo que me resulta injusto es que te ignoren. Bueno, olvídalo por ahora. Vamos a pasarlo bien. Jugaremos a adivinar el personaje mediante preguntas.
    -Bien -contestó Harry, mientras se sentaba en la cama de invitados que usaría Connor-. ¿Quién empieza?
    -Yo, por supuesto. Llevo pensando en este personaje desde hace ya tiempo. -El tono coqueto que Connor empleó pasó totalmente desapercibido por Harry, quien aún permanecía absorto en el hecho de su nuevo y único amigo.
    -¿Hombre? -comenzó Harry
    -Hombre -contestó con una pequeña sonrisa. Harry le correspondió con otra.
    -¿Muerto?
    -No. Aunque, cuando lo ves, te inspira una ternura que, al menos yo, jamás he experimentado.
    Harry le lanzó una mirada desconcertada, pero se abstuvo de hacer ningún comentario.
    -Entonces... ¿le conoces?
    -Muy poco, pero sería bastante dichoso si pudiese conocerle más.
    -¿Lo conozco yo?
    -Creo que estás bastante perdido en él, pero, sí, claro.
    -¿Pertenece al mundo del arte?
    -Es una obra de arte, en todos los sentidos, aunque no pertenece a ese mundo.
    -¿Político?
    -Creo que no, vamos -casi rió.
    Tras meditarlo varios segundo, retomó las cuestiones, observando aún más confuso la sonrisa que le dedicaba su interlocutor:
    -¿Lo conocemos en persona?
    -Seguro.
    -¿Es alguno de tus hermanos?
    -¿De verdad crees que alguno de mis hermanos es una obra de arte? -le susurró resignado.
    -¿Por qué no? -contestó Harry, encogiéndose de hombros-. Les quieres y, por lo tanto, podrías verlos de esa forma. Te confieso que me parece exagerado, porque pareciera que estás hablando de tu novia.
    -¿O novio, no? -preguntó, acercándose peligrosamente.
    -O novio, sí, también. En cualquier caso, nos estamos desviando del tema primario.
    -Totalmente cierto. ¿De verdad no tienes ni una pequeña idea?
    -¿Debería? -preguntó con una mueca sarcástica-. A cada pregunta que te hago y a cada testimonio tuyo, más confuso me quedo.
    -Me has dejado muerto -se carcajeó Connor, acercándolo un segundo a su cuerpo. Las mejillas de Harry tornaron a un furioso rojo y el chico se derritió internamente, mientras la ternura masajeaba lascivamente su cuerpo. No era excitación, pero era un sentimiento que lo sedujo de igual manera-. Me encantaría poderte explicar todo lo que vales. Estás muy equivocado, mal encaminado.
    -¿Era yo? -Una mirada de horror le cruzó el rostro y Connor asintió, exento de diversión.
    -¿A quién más conozco yo? Y no creerás que voy a decir a Dudley... Me ha sentado mal, no sabes cuánto, que no te dejase jugar a ti también.
    -No sé qué decirte. Gracias.
    La frase de "una obra de arte", le resonó y la encontró fuera de lugar, demasiado lasciva para la escueta relación de amistad que mantenían. No quería pensar nada demasiado loco, pero, ¿qué podía pensar, si aquello parecía una confesión de amor?
    "No hago más que pensar incoherencias." Meneó la cabeza, resignado.

    Edited by VivaEspaña! - 26/12/2014, 17:44
     
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    Oh, muy interesante, no importa cuánto tardes en subir el siguiente, incluso yo tengo responsabilidades, tengo una exposición y no he podido ponerme de acuerdo con la persona que me tocó, pero sigo diciendo que tu historia es muy buena, resulta realmente interesante, espero contii con ansias.
     
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  9. VivaEspaña!
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    Al principio me pareció extraño que en la parte de "Temas" no pusiese 1, por el nombre de usuario que aparecía había comentado la historia, pero al final ya he visto que te has cambiado de nombre de usuario. :)) Muchas gracias por leer la historia.
    El "ConnorXHarry" será bastante fugaz y no habrá ninguna escena de lemmon. Me cuesta algo escribir sobre el "DudleyXHarry", igual que con el DracoXHarry, porque durante siempre Dudley aparece como un personaje que participó en el maltrato psicológico (y seguramente físico, aunque J.K.Rowling no especificase nada) con su silencio. Y tampoco creo que, además de su silencio, fuese amable con Harry. Así que me cuesta establecer un amor entre ambos, que resulte realista (al menos, más o menos). Los tres primos de Dudley sólo son una excusa para que, finalmente, debido a que Connor no desea jugar con ellos a no ser que acepten a Harry en ellos, Dudley tenga que dar su brazo a torcer y le invité también a jugar. A partir de ahí, la cosa será más sencilla. No me enrollo porque al final acabaré contando el resumen de la historia entera.

    Capítulo IV
    Dudley llevaba pensando desde el rechazo de Connor una manera de arruinar la amistad entre su primo y Harry, a quien no consideraba como tal. Pensó en calumniarlo, chivarse a su madre de alguna trastada inventada por él para que castigasen a Harry y a Connor no le quedase más opción que estar con ellos, pero no le parecían lo suficientemente seductoras; él no quería cosechar su odio con Connor (y era evidente que, al menos en la segunda, esta reacción se propagaría), sino su amistad y su aprecio; lo quería con él jugando, y con el resto de sus primos, por voluntad propia, no por cadenas que lo maniatasen a él. Finalmente, probó suerte abordándole cuando Harry no estaba cerca, puesto que hacía la comida. Se sentía feliz cada vez que Harry permanecía en la cocina en una actitud de esclavitud, y aún más cuando lo encerraban en su alacena en condiciones infrahumanas, pero por alguna ilógica razón, esta vez no sintió nada por ello. Ninguna compasión, pero tampoco alegría. Una indiferencia que lo asustó.
    -Buenos días, Connor. ¿Qué tal? Ahora mismo Harry está cocinando. Puede que estés aburrido de esperarle delante de la puerta -se cuidó mucho de no agregar "como un perrito faldero, que es lo que eres con el fenómeno"-, así que, mientras tanto, puedes venir con nosotros y jugar a "Verdad o Reto". Está siendo interesante, y mira que a mí no me gusta el juego; pero tus primos lo hacen realmente divertido.
    Decidió engatusarlo halagando el buen quehacer de sus hermanos. Connor ni siquiera le miró, así que continuó hablando, mientras tomaba aire furioso de su indiferencia:
    -No hemos empezado con el pie izquierdo, lo sé, pero no es cuestión tampoco de que me ignores de una forma tan descarada. Somos de la misma familia, y primos, que no puedes olvidarlo; tratemos de empezar de cero, borremos este mal pasado y pulamos nuestros defectos, hasta que se transformen en virtudes. Dame una oportunidad y te prometo que la aprovecharé. -Al ver que no contestaba, comenzó a enojarse y a pensar que él mismo parecía un mono de circo, hablando al viento-. Si no quieres nada, si no deseas hablarme, dímelo a la cara y terminemos esta estupidez de una vez. Te has propuesto hacerme quedar como un idiota, como el villano de la película. Supongo que ese fenómeno -lanzó una mirada despectiva a Harry, que no tardó ni un instante en devolvérsela, con igual o mayor intensidad- te habrá metido esa idea de mí en tu cabeza de chorlito. Por cierto, hacéis buena pareja. Los dos sois unos idiotas de tomo y lomo.
    Por primera vez, el chico se dignó a mirarle.
    -Cuando yo no esté, maldito cobarde, le dirás todo lo que quieras decirle, como haces siempre. Es mi amigo, y para mí mucho más primo de lo que tú puedas ser nunca; me da igual si no nos tocan lazos de sangre. Tú no eres sino un individuo desconocido para mí con el que debo convivir quiera yo o no. En mi presencia, no obstante, no te atrevas a faltarle el respeto. Ahora puedes ir y chivarte a tu mamaíta de haber ofendido al bebé de la casa.
    Dudley padeció de inmediato y comenzó a balbucear, aunque Connor apartó la mirada, como si fuese una visión execrable y continuó sentado, a la esperada de que su amigo acabase su tarea.
    -Bien. Si no quieres ninguna amistad conmigo, sino con ese estor... Harry, al menos permíteme andar por mi propia casa sin pensar que he matado a alguien.
    El comentario venía cargado de humor, pero Connor ni siquiera se dignó a mirarle. Cada vez se enfadaba más. Sólo quería que se largase, al menos Connor, si no era mucho pedir... A Harry lo soportaba malamente, pero no se atrevería jamás a soltarle cosas como esas.
    Harry acabó y esperó pacientemente a que tía Petunia llegase, para ver que el trabajo ya estaba hecho. Connor se ofreció amablemente a avisarla, pero Harry alegó que a su tía no le gustaba que la apresurasen. Aunque Connor le pareció exagerado, sólo permaneció con una mueca de disgusto, y rebosante de confusión. Para matar el tiempo, confeso:
    -Disculpa, Harry, pero creo que he metido la pata hasta el fondo. Perdóname, pero no he conseguido morderme la lengua. Ese mocoso arrogante de Dudley comenzó a insultarte, y yo no permito que nadie insulte a mis amigos. -Harry abrió los ojos, horrorizado, y sintió que la sangre se le salía de las venas. Calló y Connor, un poco asustado, continuó hablando.
    Una vez le relató la experiencia completa, Harry no sabía si maldecir en ese momento a Connor, por su imprudencia, o al Destino, por no matarlo junto a sus padres en aquel accidente.
    -¡Y ahora tienes una mísera idea de qué puedo hacer! ¡Me insultará, si es que no se chiva a tía Petunia!
    -No creo -trató inútilmente de apaciguarlo-. De todas formas, si estás incómodo, puedes venir hoy a dormir al cuarto que nos han asignado a mis hermanos y yo. En mi cama hay sitio para dos, me parece.
    Harry le miró desconcertado un minuto. Avergonzado, Connor se sintió victorioso, ante el rubor que atenazó a su amigo. No quería proclamar que le gustaba Harry, ¡pero es que todo lo que debía suceder sucedía! Además, odiaba que molestasen a sus amigos, pero tal vez su reacción en el caso de Harry hubiese sido algo exagerada. Los dos en una misma cama probaría si tenía algún tipo de deseo sexual con el chico.
    -De acuerdo. Ojalá no te moleste.
    -Soy el último que puede molestarse; al fin y al cabo, te he metido yo en el condenado problema.
    Esbozó una sonrisa. Por primera vez, Connor quiso molestarle un poco, sólo por admirar una vez más ese exquisito y sabroso rubor, que devoraría si pudiese:
    -Además, entre tú y yo: no me desagrada tanto la idea de dormir contigo.
    Efectivamente, las mejillas de Harry tornaron un violento color rojizo. Connor se relamió.
    Una vez recuperó la razón que le caracterizaba, se sintió tan avergonzado... ¡Prácticamente se le había confesado! Y Harry no era tonto. No sabía si continuaría siendo virgen, pero eso no era sinónimo de idiota. No le dio más vueltas a la cabeza. En nada sería de noche. En nada podría disfrutar de la presencia de ese cuerpo, en su cama.
    Harry lo trató con total normalidad después de aquello, y sospechó que hubiese tomado sus palabras como una forma de meterse con él. Eso tampoco era, pero... si así no lo descubría, dentro de lo malo no era lo peor.
     
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    Interesante, entiendo que es muy difícil intentar que el amor entre ambos sea realista, espero contii con ansias.

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  11. VivaEspaña!
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    Gracias por tu comentario. :)
    Repito que el ConnorXHarry será completamente fugaz.


    Harry avisó a Dudley acerca de que dormiría con Connor y el resto de sus primos. Este se contuvo bastante de no soltar una impertinencia, acongojado por la fiereza que su pariente le había mostrado. Asintió con la cabeza, sin mirarle. Por más que se comportarse respetuosamente con él, no quería decir que cayese tan bajo. Harry esbozó una pequeña sonrisa aliviada, suponiendo que la discusión entre ambos no había tomado una forma demasiado amenazante. Ni siquiera se replanteó que Dudley estuviese aterrado.
    Fue al cuarto de sus primos, donde Connor le había pedido amablemente reunirse, en parte para poder hablar todos un poco y conocerse. Harry sabía perfectamente que estos estarían imbuido por los prejuicios de Dudley, y por su forma de tratarlo pensarían que no merecía ningún respeto, así que no albergó esperanzas de poder caerles bien. Por no hacer el feo a su amigo, aceptó radiante. Al entrar, Edward le pidió sentarse en la cama de su hermano; Cyril y él se sentaban en las suyas propias. El mediano, Cyril, comenzó a hablar:
    -¿Sabes cómo nos llamamos? -Asintió lentamente con la cabeza, dedicándoles una leve sonrisa-. Bien. Pues nos vas a tener que iluminar con el tuyo.
    -Me llamo Harry Potter. Soy el único primo materno de Dudley.
    -Pues encantado. Aunque Dudley no nos ha contado precisamente maravillas de ti -dijo Edward, frunciendo sarcástico el ceño.
    -Me atrevo a decir que no has contado sino una sarta de ponzoñosos comentarios, sin ningún fundamento -contestó Harry y no pudo evitar un fino hilo de voz cargado de resentimiento.
    -No te preocupes. Estamos aquí para evaluar esas palabras -aseguró Cyril, sonriente.
    -En fin..., ¿sabéis qué ha pasado con Connor?
    -Ni idea -Cyril lanzó una fugaz mirada la puerta, antes de retomar sus palabras-. Debería estar aquí hace ya tiempo. Tú quizás no, porque él tal vez no te avisara de la hora, es realmente despistado, pero, ¿qué hará él que no viene?
    -Iré yo a buscarlo. Quedaos aquí.
    Se marchó de allí corriendo. Lo primero que se le ocurrió fue acudir a buscarlo en el cuarto de Dudley, pues tenía un mal presentimiento. Por el pasillo, halló a una enojada Petunia, quien rugió:
    -¡¿Qué haces?! ¡¿Ya has limpiado el suelo?! -Se contrajo de miedo: se había olvidado. Negó cabizbajo. Petunia lo zarandeó violentamente, con un rostro deformado por la furia-. ¡Pues hazlo, condenado mocoso!
    Vernón agarró, con ninguna suavidad a su esposa y la enfrentó igual o más rabioso, con la diferencia que en él se alternaban también sentimiento como la vergüenza y un inmenso pudor.
    -¡¿Crees, estúpida mujer, que a mi hermano y a su mujer le va a hacer gracia que tú te dediques a gritar y a tratar con semejantes formas a un niño?! Hoy ya me has dejado en mal lugar cuando permitiste que cocinara; no sabes cómo me dejaste. Durante toda la comida, intenté esquivar la venenosa mirada que mi hermano me dedicaba.
    -¡Pero no ha hecho lo que yo le pido! -se excusó-. ¡Parece mentira que lo defiendas! ¡No voy a cambiar mi forma de ser sólo porque dos dementes, que no saben nada de este crío, vengan como si fuesen sus ángeles de la guardia, nuestros maestros de ética! ¡Tenemos edad y experiencia sufiente para saber qué es esta cosa! -Señaló a Harry, sin ocultar el profundo desagrado que le inspiraba.
    -Si tú haces eso, no vueles a entrar en esta casa, que al fin y al cabo es mía. Mi última palabra.
    Harry se mantuvo sumisamente callado, aunque con una sensación de inutilidad que lo llevaba forjando desde niño, y que aún así se ajustaba como una vara en aquel corazón cubierto de yagas. Cada vez se sentía menos una persona. Casi podía jurar que el resentimiento contra ellos era tal que resultaba irracional.
    -De acuerdo, Vernón -accedió Petunia-. Pero prométeme que cuando ellos se vayan retornaremos a la rutina.
    Vernón asintió y plantó un beso callado y delicado a su esposa. El gesto le revolvió las tripas a Harry. Qué bien se llegaban a amoldar los labios de dos asesinos de su alma.
    -Vete. No te quiero ver más aquí.
    En efecto, abandonó la sala tan rápido como sus piernas le permitían. Por allí encontró a Connor. De sus ojos pendían lágrimas. Se acercó a él y le preguntó, dulcemente (aunque él mismo necesitase consuelo):
    -¿Por qué lloras, Connor? ¿Y por qué has tardado tanto? Siento que está todo relacionado. ¿Me equivoco?
    -Supongo que lloro por no comprenderme; pero no, lloro por ser el primo de ese esperpento con el que convives.
    -¿Por eso lloras? ¿Y qué no comprendes? -Le acarició suavemente el cabello y Connor no rehuyó el toque, disimulando el profundo goce que le proporcionaban sus manos enredadas en su cabello.
    -Será mejor que no te lo diga, querido amigo.
    -Te prometo que, por muy malo que sea, trataré de brindarte consuelo. No me enfadaré, si por eso te preocupas.
    -No me importa eso; pero, ¿cómo te miraré a la cara después? ¿Cómo confiarás en mi palabra? No daré mi brazo a torcer, lo siento. ¿Podemos dejar este tema?
    -De acuerdo... -contestó poco convencido, y bastante dolido. Ya de pos sí lo estaba y sabía que era egoísta sentirse así porque él no quisiese contarle aquello, pero para él eso le resultó una gran barrera que se forjó sobre ellos; el no poder ser para él su confidente, que no abriera sus secretos a él, le dolió. El otro lo notó y sintió ganas de abrazarlo, de besar esos labios para que lo entendiera. Sólo le traería problemas, lo sabía, así que trato de hacerse el tonto con el dolor de su amado.
    -Nos traerá problemas, te lo aseguro. Confía en mí.
    -Sí.
    Y rápidamente, Harry añadió, con un leve deje sarcástico:
    -La razón de por qué no has ido está vinculada a ese secreto. Así que no te preocupes. No debes contármelo. De todas formas estan tus hermanos, por si te sientes más seguro confiándoselo a ellos.
    Soltó aquellas palabras, casi indiferente. Connor se sintió aún peor, pero también un claro desprecio hacia esa actitud.
    -Bueno, vale -dijo, imprimiendo a sus palabras un tono igual de indiferente que el de Harry-. ¿Quieres saber qué pasa? No te lo he dicho, porque no confíe en ti. Simplemente sé que no nos va a ir bien. ¿Pero estás de acuerdo con que te lo diga?
    -Pues...
    -No digas más. Sé que sí.
    Capturó aquellos labios, que, en vez de ser suaves como siempre le habían parecido, eran fríos y rugosos, llenos de pellejos y un poco arrugado. En vez de asquearle, le comenzaron a parecer más reales; el comprender que no era un ídolo, sino una persona normal, le ansiaron profundizar el beso. No tenía un cuerpo perfecto, ni unos labios como él los imaginaba en un ser amado; pero pensar que para él, a pesar de ello, continuaba deseando a Harry de la misma forma, incluso más, lo envolvieron de una dulce y extraña calidez durante el beso. Aunque se separó, porque no sabía si el otro le había correspondido por mera confusión y porque no era el pasillo el lugar más apropiado donde besarse. No quería mirar a Harry a la cara, así que se fue corriendo a la habitación de sus primos, queriendo, una vez se había separado del refugio de aquella boca, haber puesto más resistencia a acompañarles. Ya no podía sino correr, netamente, y apoyarse en el infantil presentimiento de que nadie lo observaba, si él no se enfrentaba a los ojos de esa persona. Pero Harry lo miraba, más desconcertado que nunca.
     
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    Estuvo muy bueno, aunque entiendo un poco tanto a Harry como a Connor, de todos modos, espero contii con ansias.

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  13. Jeagger
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    Asdfghjklñ -muere ahogado en su propio vomito de arcoiris-

    Lo que me perdí *-*

    Ok odio ah duddy y amo ah connor mi nueva otp (?

    Queda menos para que empieze el insti...jodeeer.. UwU

    Conty pls amo tu fic <3 -ya me había leído todos los fics de todo...me aburría y encontré este preciosidad,repito...

    Conty pronto v:
     
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  14. VivaEspaña!
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    Gracias por sus comentarios. (No es ya por excusarme, pero no escribí este tiempo -creo que dos o tres días- porque tenía que hacer esa tarea para el instituto -escribir una crónica sobre un foro de talentos-, pero ya que la terminé, retomo la historia)
    Para el instituto queda poco, pero no hay tampoco por qué buscar lo malo a todo. Al fin y al cabo, uno se reencuentra con los amigos y con algunos profesores a los que puedas estimar en demasía (?
    Trataré de que empieces a querer algo más a Dudley (porque al fin y al cabo el DudleyxHarry es la relación principal).
    -------------
    Nunca he hecho un lemmon (realmente, jamás he hecho un fic yaoi), por lo que, si me van a lanzar basura, tengan en cuenta este dato (? (aunque sí que he pensado bastantes en mi cabeza)
    Disculpen la razón tan peliculera y forzosa por la que Connor y Harry quedaban solos en el cuarto, pero, si quería introducir el lemmon, tenía que librarme de los dos (podrían estar mirando, pero eso no me gustaba demasiado...)
    No he podido acabar el lemon, porque tenía que quitar el ordenador.
    ------------------------

    No obstante, rápidamente, y sin esperar un segundo a recuperarse de su estupor, Harry corrió por Connor y lo sujetó de los brazos. Harry enfrentó su mirada, avergonzada, indignada, con una máscara seria y fría. Trató de agachar la cabeza, pero Harry le ordenó secamente: "Mírame".
    -Perdona -dijo simplemente, fijando sus ojos en el horizonte.
    -¿Por qué? No he entendido qué ha pasado, por qué me has besado. Sinceramente, estoy pérdido; no sé cuál es tu propósito pero espero que tú no te marcharme sin contármelo. Sé que eres más fuerte y grande que yo, pero tengo fe en que me lo aclares todo.
    "Fe en él". Un chantaje emocional, recatado y escondido, pero que sirvió para clavarse en el fondo de su alma. Escapar sería perder esa fe por él, la credibilidad de sus palabras y sus acciones. Quería a Harry y no deseaba que, de tener una mísera oportunidad con él, pudiese perderlo huyendo de su agarre. Además, se sentía también en el calor de su tacto, que necesitaba ceñirlo contra él, calentar sus mejillas con las del ser amado. Pero, evidentemente, se quedó quieto y no pudo sino callar. No le salían las palabras adecuadas, su mente no le dejaba procesar debidamente.
    -Connor, estoy esperando. Cuanto antes entienda tu punto y lo solucionemos, antes podremos marcharnos. Te lo prometo. Por favor, sólo dímelo.
    -Me odiarás. Creerás que he tratado de corte... -tragó saliva-, cortejarte. Y no es cierto. No esperaba nada de ti. Quería ser tu amigo y con eso me contentaba. Entiéndeme, tu amistad es harto preciada..., pero no me podía callar. Discúlpame. Te comprenderé si quieres dormir en la habitación de Dudley.
    -¿Es que ese beso... era un cortejo? -Frunció el ceño, y aclaró-: No me pienses tonto o demasiado ingenuo, pero me parecía raro.
    -Sí. Ya lo sé. No creo en el amor a primera vista, y continúo sin creer en él, pero tú has llegado a sorprenderme; tú y otros motivos que no entiende la razón. Ahora puedes dejarme aquí, darme un puñetazo y romperme un diente, besarme o abrazarme en actitud piadosa. Y no me creas arrogante, pero llevo pensando en este discurso todo el día, y nada, ni siquiera tu desconcierto, me lo va a quitar.
    -Connor... -susurró. No sabía qué decir, aunque le soltó.
    -Te quiero.
    Esas dos palabras lograron hacer estragos en su piel. Era una sensación cálida saberse amado por alguien y preguntó, instintivamente:
    -Repítelo.
    Connor sabía que no lo hacía por arrogancia o altanería, sino por una necesidad primaria del amor que le habían negado desde siempre, con la muerte de sus padres y la deplorable custodia de los Dursley. Así que no dudo en hacer lo que le pedía (u ordenaba):
    -Te quiero.
    -Connor, ¿te importaría volver a besarme?
    Jamás imaginó semejante sumisión en su también amigo y, lejos de agradarle, le formó un hueco hondo de agustia en el pecho. ¿En qué había quedado el adolescente que hacía frente a las duras tareas de la casa que le encargaban? ¿Cómo recuperar ese alma? Por mucho cariño que él le pudiese ofrecer, no olvidaba que al final tendría que dejarle. Todo había sido una metedura de pata, se reprochó internamente.
    -Pero, ¿qué haremos luego? ¿No crees que es mejor pasar este tiempo como amigos, sencillamente? Si no has conocido algo, no lo puedes añorar.
    -¡Tú fuiste quién empezó! -No gritó, aunque pudo sentir cierto resentimiento en su voz, que lo entristeció bastante-. Si tanto me quieres, no pienses en el tiempo. Bésame y ya está. Sólo quiero disfrutar de tu amor.
    -No digas tonterías -esta vez el apesadumbrado era Connor, por una realidad que se hacía vigente-. No es de mi amor; tú aceptarías cualquier amor. No me amas.
    -No vuelvas a decir eso. ¿Crees que me dejaría besar a cualquiera? No te quiero de esa manera, pero es porque no me has dado tiempo a hacerlo. Piénsalo: siempre me han dicho que jamás nadie me querría y que yo era inservible. ¿No incluye en ese "yo" también mis sentimientos?
    Durante unos segundo, se mantuvieron en silencio. Pero, finalmente, lo acogió y le plantó un beso. Harry sonrió en el beso y permitió que el otro lo envolviera en un brazo. Al fin, el beso murió, aunque el abrazo continuaba.
    -Nos verán -avisó Connor, un tanto inseguro
    -Bien. Pero hay otra cosa peor: tus hermanos nos esperan.
    -Ellos quién sabe qué harán. Pero esperarnos te aseguro que no.
    -Es igual. Vamos, o harán cómo si nos llevasen esperando una hora. Lo hace todo el mundo.
    -Totalmente de acuerdo.
    Mas en el cuarto no había ni rastro de los dos chicos. En la cama de invitados de Edward descansaba una nota.
    Vamos a dormir en la alacena, con Dudley. Disculpad, pero tardáis una eternidad, además.
    -Cierra la puerta -ordenó Connor.
    Harry se acercó y, con lentitud, cerró la portezuela. Se acercó a Connor y permitió que este lo sentase a horcajadas suyas. Le besó la sonrisa e, imprimiendo ese sabor a su esencia, de manera nada discreta, pidió permiso para introducir su lengua en aquella boca dulce y cálida. Un hogar que necesitaba y se le ofrecía, callada y furiosa, como el rugido de un poema. Rápidamente, la abrió, aunque, para respirar, apartaron sus bocas.
    -¿Estás cómodo? -preguntó Connor.
    -Calla -obligó, mientras asaltaba él su boca.
    Y a Connor no le importó lo más mínimo.
    Él continuaba tratando de alcanzar esa lengua y, mientras succionaba todos los recovecos de saliva, se sintió envuelto en una broma de ternura cuando Harry, de forma protectora, lo apegó más a su cuerpo. Un cuerpo que quería inspeccionar y tomar como suyo. Cuidadosamente, y aún sobre su regazo, le apartó la ropa. Aunque toda ella era pobre y holguera, le costó un poco con la camiseta. Cuando Harry intentó ayudarle, Connor le dio un manotazo y le fulminó con la mirada.
    -¿Qué pasa? -preguntó casi riendo.
    -No quiero que tú lo hagas. Al fin y al cabo, ese es trabajo del amante. Si me toca desnudarme a mí, tú también harás lo propio.
    Calló y, feliz, Connor besó, mordió y jironeó sus pechos. Las lágrimas casi amenazaban con sacudirle, pero eran lágrimas desconocidas para él, pues estas pendían de una espiral de placer que lo agitaba. No le importaba siquiera saltar de su silla, gemir y suspirar; Connor no le producía pudor, sino una ciega confianza; jamás había hecho aquello (y mucho menos el amor; él continuaba siendo un puritano empedernido), pero estaba bien. Recargado en su regazo, se sintió feliz. Y esa felicidad pasó a ser emoción. Esa emoción se transformó en un profundo cariño. Y el cariño en amor. Un amor carnal y como persona. No podía quemar más, el amor no podía ser más que eso. Entonces, ¿por qué callarse?
    -Te quiero -dijo jadeante.
    Por primera vez, Connor levantó la vista de la textura de esos pezones y preguntó tontamente:
    -¿Sí?
    -Sí. Te quiero.
    Y, casi de forma violenta, le besó e instó silenciosamente a continuar besando, mordiendo, lamiendo y curando. Continuó con la tarea de los pectorales, pequeños y débiles; no quería hacerle dañs, por lo que sus mordidas eran mínimas; sobre todo, le besaba y le acariciaba. Harry le parecía demasiado frágil. Delineó el contornó y chupó el botón rosado de sus pechos. Harry se hubiese quedado afónico de haber gemido más. Aunque, por suerte, era imposible que los descubriesen. Le acarició con las manos el vientre; sus manos eran frías y el calor corporal de Harry lo calentaba, lo sacudía vigorosamente. Los pelos de su estómago le rozaban, le envolvían delicadamente los dedos, como una enorme manta de lino. A Harry le hacía cosquillas y rió, mientras besaba el cabello de su amado.
    Intentó quitarle los pantalones pero, al estar sobre su regazo, le costaba bastante.
    -Hazlo en la cama -le aconsejó Harry, que, desde la anterior vez, había decidido no intervenir en el acto de quitarse la ropa.
    -No. Te voy a dejar sólo con los calzoncillos. Te llevaré a la cama y te quitaré lo poco que te queda.
     
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    Fue hermoso, aunque sé que es un leve ConnorxHarry, no puedo evitar que me guste esa pareja, sin embargo, sigo esperando el DudleyxHarry, por cierto, espero contii con ansias.

    Enviado por ForumFree Mobile

     
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