ENTRE EL CIELO Y EL SUELO

Dos personas completamente diferentes se han encontrado, Misaki Takahashi y Akihiko Usami, tiene un largo camino que rrecorrer

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  1. btalkrajo
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    Y ahora intenta decir que me amas sin miedo a que parezca mentira otra vez ... https://web.facebook.com/Btalkrajo

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    Muchisimas gracias SON LO MAXIMO. y no tengan miedo... por ahora... no voy a hacer nada cruel con nadie. y tambien que, esta semana tengo full laburo entonces no puedo actualizar el jueves como de costumbre, asi que me puse las pilas y les traje la actu. espero que lo disfruten como yo jijiji que adoro este fic.

    bien nos leemos luego.



    USAGI-SAN






    Ya estaba despierto antes de que el sol se abriera paso por sus cortinas, y estaba aseado y nervioso, mucho más nervioso de lo que pudiese creer.


    Solo tenía que recoger a Misaki, Takahiro lo llamaría para trasladar las maletas de Misaki, ya le habían dicho que irían en taxi pero él insistió en que así era mejor para todos. No era mejor para nadie, era la manera de asegurarse que Misaki no diera marcha atrás.


    Otra vez reviso la habitación, la cama era nueva como el escritorio y la laptop que aguardaba a Misaki, el chico estaría negado a aceptar una si creía que era un regalo así que Usagi se la prestaría sin plazo de tiempo, reviso el armario, las sabanas que Aikawa-san compro estaban aún en la bolsa, no se atrevía a tenderlas pero volvió a tocar la textura, eran suaves y muy finas, su corazón daba brinquitos infantiles, podría darle a Misaki lo que le pidiera, deseaba hacerlo no tenía nada de malo un poco de felicidad a cambio de dinero.


    La punzada de aquella que se fue casi dolió. Casi.


    Reviso el salón y la cocina, revisó incluso la terraza. Sería la primera vez que Misaki viniera para quedarse “Solo hasta que su hermano regrese” la punzada casi dolió, casi.


    - Le gustara… sé que le gustara


    Era demasiado temprano para él, y demasiado pronto para que Takahiro le llamara, no quería parecer impaciente tomo su IPod y busco a Maroom 5 para pasar la hora, comenzó animado y termino recostado en el sillón tartamudeando las canciones mientras las traducía para sí mismo, le gustaba la letra y entonces Sweetest Goodbye en su versión acústico comenzó.



    Donde tú estás parece ser
    Tan lejos como una eternidad
    Brazos extendidos corazones abiertos
    Y si esto nunca termina entonces ¿Cuándo empezamos?
    Nunca te dejaré
    Ni te trataré descortésmente
    Sé que entenderás
    Y con una lágrima en mis ojos
    Me darás la más dulce despedida
    Que nunca he recibido

    Empujar y doblarme hacía atrás
    Me acerca a un ataque al corazón
    Dime adiós y sólo vete de aquí
    Cuando vuelvas
    Tendré varias cosas que decirte

    ¿Cómo se siente saber que nunca vas a tener que estar sola?
    Cuando vuelvas a casa
    Tiene que haber algún lugar al que solo nosotros dos podamos ir
    Y pueda mostrarte como yo sueño todos los días
    Trato de no hacer caso
    Al ritmo de la lluvia cuando cae que coincide con el latir de mi corazón

    Nunca te dejaré
    Ni te trataré descortésmente
    Sé que entenderás
    Y con una lágrima en mis ojos
    Me darás la más dulce despedida
    Que nunca he recibido

    Empujar y doblarme hacía atrás
    Me acerca a un ataque al corazón
    Dime adiós y sólo vete de aquí
    Cuando vuelvas
    Tendré varias cosas que decirte

    ¿Cómo se siente saber que nunca vas a tener que estar sola?
    Cuando vuelvas a casa
    Tiene que haber algún lugar al que solo nosotros dos podamos ir
    Y pueda mostrarte como me siento



    Se preguntó así mismo porque sentía que esto era tan especial, al final Misaki y él no eran más que dos personas, ninguna tan exquisitamente especial como para merecer ser amada y ninguna tan repelente como para no merecerlo, solo iban a conocerse más, solo iban a pasar más tiempo juntos, en un par de meses Misaki volvería a su casa y lo que había entre ellos podría terminar, seguir y qué pasaba si no lograban tener nada al final.



    - Y si esta historia que escribo entre mis dedos, naciente de un sueño. Qué pasa si esta historia se torna en pesadilla y descubro que mi ángel no es más que un humano o peor aún si creo en su amor y resulta ser falso. No, no quiero que venga – miro al oso imperturbable sentado a su lado – si viene romperá mi estabilidad y terminare por querer más, siempre quiero más de lo que merezco y estaré deseando que me lo de ¿Qué hare si se niega a quererme? Sería mejor llamar ahora y decir que cambie de parecer, sería mejor renunciar a una posible felicidad por un certera estabilidad – el oso siguió en silencio – sabes, podrías ser de ayuda de vez en cuando, si viene Misaki podría decidir tirar todos mis juguetes y tu irías de primero a la basura – el silencio siguió ahí – tienes un punto en eso, Misaki no se parece a ninguno de los que han venido antes… pero me asusta. Tengo miedo.


    Cuando al fin tuvo luz verde para ir por Misaki el miedo se convirtió en un deseo descontrolado de estar de regreso, como era una costumbre muy arraigada en él no pensó en los sentimientos de Misaki, daba por hecho que los conocía, comenzó a pensar en las cosas que el chico podría querer, un juego de guardarropa un reloj, le gustaban los suministros de cocina, incluso dejaría que Misaki redecorara la sala según su gusto peculiar, condujo decidido a complacerlo en todo, solo quería un poco de felicidad, solo quería un poco de amor “No puedes comprar el amor, no lo has aprendido hasta ahora. Pobre idiota” casi amarga su conciencia le recordó que ese no era el modo.


    Como era casi habitual cuando sus sentimientos estaban encontrados comenzó la plática consigo mismo


    - No, Misaki es hermano de Takahiro, no creo que este interesado en mi dinero


    - “Como agua y aceite, pueden ser hermanos pero no se parecen más que en el apellido”


    - Tal vez esta vez funcione


    - “Tal vez esta vez termines por comprender tu condición y el hecho de que ya nadie puede quererte por quien eres”


    - Tal vez esta vez funcione


    - “Tal vez esta vez te destruyan en verdad”


    Estaciono frente a la casa de su amigo, y no había nadie esperándole.


    Sus manos sujetaron con fuerza el manubrio mientras miraba la calle casi vacía, no sintió el primer golpe, el segundo lo despertó y una sonrisa amable lo descubrió.


    - Manami-san – saludo amable al bajar, ella vestía sencilla y reía.


    - Salieron a comprar unos bocadillos, lamento no haber estado atenta ¿llego hace mucho?


    - En realidad acabo de llegar


    Entran a la casa juntos.


    Las maletas están ahí. Misaki se ira con él.


    La casa está decorada por cajas y sábanas blancas que impedirán al polvo llenar lo que no han guardado, ellos irán a Osaka el sábado y estarán allá tres meses.


    - Manami ya llegamos – los nervios regresan al oír a Takahiro, Misaki carga una botella familiar de coca cola y su hermano deja la bolsa con bocadillos sobre la mesa. – como antes – dice mirando a Usagi, antes, cuando el novelista aun no era famoso y tenía que subsistir con los escasos ingresos de un cuento mensual en una revista mientras costeaba las elevadas tasas de una universidad, el alquiler de su casa y de vez en cuando alguna comida. “A veces todo lo que comía eran soda y galletas” el recuerdo hizo sonreír al escritor, al enterarse de su baja condición como cocinero Takahiro había intentado enseñarle a cocinar, luego de que quemo el microondas se dedicó a prepararle un almuerzo para cuando se veían, de aquello hacía ya mucho tiempo, el escritor en menos de un dos años fue capaz de sostenerse sin la necesidad de cocinar e incluso trato de compensar a su amigo, fue en medio de todo eso que se enamoró, Takahiro lo cuidaba como algo preciado, pero no le amaba, ni nunca le amo.


    - Sírvete – Misaki le ofrece un vaso y un bocadillo de arroz, mirando los ojos del menor le dio una mascada y por extraño de que pudiera ser rosadas las mejillas de Misaki ardieron para el “¿Qué estarás pensando” se relamió la salsa y bebió la soda, notando un singular y conocido sabor


    - Esto sabe igual al que tú hiciste en mi casa


    - Si


    Responde Misaki sonriente


    - Aprendí hacerlo con la señora Young


    - Su hijo era compañero de Misaki en el instituto son buenos amigos, son casi novios


    La palabrería innecesaria de Takahiro provoca una mirada fulminante que Misaki entiende a la perfección, por ridículo que pueda ser el castaño toma asiento al lado derecho de Usagi y casi en un murmullo desmiente a su hermano.


    - Su hijo es un buen amigo, nada más.


    - Takahiro siempre haciendo bromas con Misaki, me engaño diciéndome que Riricho-chan era su novia cuando ella era presidenta de la clase, fue muy vergonzoso – Manami mira con reproche a su esposo


    - Solo estoy jugando – Takahiro vuelve a reír y el ambiente se relaja, Usagi tiembla sin que lo noten, ¿Qué haría su amigo de saber que ha estado besando a Misaki a menudo desde la boda?


    La sola idea le recorre como hormigas en la piel, tal vez esto que está viviendo en este instante se convertiría en un agrio recuerdo antes de la separación.


    Tubo que sujetar su autocontrol para no echarse a reír de camino a su casa, Misaki sentado en el copiloto iba con los puños apretados encaprichado en no decir ninguna palabra y tratando de no ver ni una sola vez al hombre que estaba a su lado, el cabello le cubría un tanto el rostro sonrojado que trataba inútilmente de esconder.


    - ¿quieres que te ayude a instalarte?


    Usagi busca la mirada nerviosa de Misaki, “¿Por qué pareces una ardilla asustada?”


    - P-pu… puedo hacerlo solo


    - Te compre unas sábanas, están en la gaveta, son para la cama


    - ¡La cama!


    - Si


    - Ah…claro, la cama, es obvio…. – Misaki lo empuja para que salga de la habitación – me encargare yo solo, siéntete libre de volver a tu habitación


    - ¿Estás seguro?


    - Si, por favor… vete


    - Bien


    Usagi regresa a la estancia, mira sobre la mesa las notas de Aikawa, su editora es como un tigre compacto siempre lista a sorprenderlo, esta vez las notas son encantadoras y muy insinuantes, las conversación que subraya con su bolígrafo rojo lo hacen reír, recuerda haber buscado sinónimos más sutiles que los de ella, pero el trabajo sigue siendo estupendo. Lleva todo el material a su despacho, desde aquel primer encuentro con Misaki ha estado atento a no dejar cosas que lo pudiesen alterar a la vista.


    Acaricia los libros que Misaki y él devoraron tan intensamente hace unas semanas y ahora quietos parece no haberse movido jamás, deja que la felicidad de vueltas sobre su cabeza, desea correr al piso de arriba y besar a Misaki, acariciarlo y satisfacerlo, desea que Misaki lo llame o mejor aún que viniera a él. La idea lo estremece, quiere hacerlo suyo y no se atreve.


    Vuelve a su labor mientras trata de concentrarse en tener un comportamiento que no espante a Misaki “¿Cómo esperabas que te amara si no te conoce?” la voz del chicho golpea con fuerza, desecha sus buenos modales y su técnica de seductor, si espera ser amado tiene que mostrarse como es, ya sin tapaderas.


    No imagino que Misaki sería un caso difícil, rehuía los besos y trataba a toda costa de impedir ninguna caricia, gritaba irritado cuando lo abrazaba y amenazo con irse un par de veces antes de una semana.


    Akihiko salió de mala gana a desayunar mientras Misaki ponía la mesa, llevaban quince días viviendo juntos y todo lo descubierto era irritante.


    - Buenos días


    - Buenos días


    Se miraron y después tomaron asiento, Misaki tenía dos bolsas grises bajo los ojos que resaltaban sobre su peculiar rostro pequeño.


    - ¿Dormiste mal?


    La pregunta provoco un salto en el castaño


    - No


    La respuesta cortante solo consiguió empeorar el humor de Usagi-san.


    Pasaron la mañana sin dirigirse la palabra. Pero Usagi no se marchó a dormir, se quedó en la sala recostado sobre el sillón, sin atender mucho hasta que oyó a Misaki irritado refunfuñar sobre lo que veía en la televisión.


    Esto llamo la atención del novelista y comenzó a interesarse por la trama de la novela, no era de su mayor interés pero a Misaki parecía hipnotizarlo.



    - Ella es muy estúpida – concluyo el plateado mientras la canción final salía, Misaki se mostró contrario


    - Él debería comportarse mejor con ella


    - ¿Por qué? si tanto sufre debería decirlo, ella debería ser más clara y decir lo que siente, si sufre es por su incapacidad para comunicar sus sentimientos


    Misaki puso los ojos en blanco


    - No lo entiendes


    Dijo poniéndose de pie molesto


    - Entiendo que él no hace las cosas que ella quiere, pero ella no se lo dice, no deja las cosas en claro, actúa como si el pobre chico tuviera que adivinar para hacer las cosas bien, el no tuvo la culpa, trato de contentarla


    - Pero está mal que buscara la ayuda de su ex novia, ¡Es su ex novia!


    - Exacto, ex – Akihiko se sintió iluminado por un instante pero no hablo del tema – ella debería confiar en que él la ama


    - La confianza se gana Usagi-san, no es algo que pueda reclamarse, además si él la quiere lo primero que debe hacer es cortar toda relación con su ex novia


    Misaki se marchó a la cocina.


    Akihiko casi comprendió que el chico estaba celoso.


    Saborea la vista de Misaki en la cocina, preparando la cena con un delantal moteado de osos Teddy, su pelo castaño despeinado y la piel blanca de sus brazos, avanzo sin siquiera emitir sonido y sus dedos hábiles se cerraron en la muñeca de Misaki, el menor entreabrió los labios como una bienvenida alucinante cuando estuvieron frente a frente, la boca del escritor se acercó, Misaki empujo como de costumbre pero Akihiko lo sostuvo firme mientras sus dedos buscaban la piel, mientras los orbes verdes brillaban tiernamente, mientras la respiración agitada de Misaki se calmaba, y el beso fue simple, cuando lo soltó Misaki no se apartó, el siguiente beso fue recibido y correspondido con una descarga desconocida de pasión, Misaki sujeto con fuerza su espalda y Usagi saboreo sus labios.


    El calor crecía entre los dos, Akihiko necesitaba detenerse, tuvo que esforzarse para no seguir, no debía seguir.


    - Te deseo - sus dedos acariciaron la mejilla de Misaki, sus labios besaron su pelo – te deseo – repitió y tomo la mano del menor, vacilante Misaki dejo que el novelista guiara su mano, Usagi pudo sentir los dedos de Misaki por un instante pero después el chico retiro la mano, era claro que no estaba listo


    - Yo… no…


    - Lo sé. Está bien.


    Besa su frente.


    <<no lo desea, a su edad debería querer tener ganas de sexo más que nada en el mundo, pero no conmigo, es a mí a quien no quiere tener encima… claro que no lo quiere. Mientras yo avanzo él no ha dado ningún paso, cada vez es más serio al momento de rechazarme y en vez de estar más familiarizado conmigo parece más ajeno – el menor levanto la vista un par de veces para verlo, luego se concentró en su tarea – es a mí a quien no quiere>>


    Con el orgullo herido Usagi aguanto el día.


    Al salir de la ducha traía la toalla envuelta por la cintura su torso desnudo, Misaki lo observo por un momento y luego aparto la vista sus mejillas coloradas y su tartamudeo infantil.


    - La ce… la cena es… la cena esta lista – quiso acariciarlo, pero eso no tenía sentido Misaki no lo deseaba, solo era tímido


    - ¿Qué pasa contigo, nunca has visto a un hombre desnudo?


    El chico se mordió el labio nervioso.


    - Lo… lo siento… yo… yo no quería molestar


    - Bien bajare en un momento – su tono fue duro y esta vez Misaki alzo los ojos para verlo


    - ¿estas molesto por algo? – la pregunta inocente lo enfado, Misaki se burlaba de él o realmente tenía la cabeza en las nubes y no podía ver más allá de sus narices


    - Quiero vestirme si no te importa


    - Ah – con los ojos abiertos Misaki se sonrojo – no… no es lo que crees no trataba de verte, no es que no quiera verte, digo se trata de que ya he visto hombres


    - ¿has visto hombres?


    - Pues sí, digo no, me refiero a mi hermano mis primos y yo mismo claro, no es diferente, todos somos hombres Jajajaja tu eres como nosotros, no es que crea que Usagi-san es diferente


    - Cállate o tu cabeza va a estallar


    El nerviosismo en el menor era claro. Mientras salía de su recamara Akihiko dejo caer la toalla apropósito y le causo un risa intima ver como los ojos del chico se dirían directamente al punto cardinal de sus estaciones,


    - Y eso que no es de tus mejores días – confió a su íntimo y audaz amigo


    Se vistió y arreglo para bajar a cenar al hacerlo descubrió a Misaki rodando por el suelo.


    - ¿Qué haces? – el castaño se detuvo


    - Nada de qué preocuparse, solo hacia ejercicio


    - Que hiciste de cenar – trato de cambiar el tema, por extraño que fuera lo incomodaba el nerviosismo de Misaki


    Usagi busca entender al muchacho, no puede, tiene algo de Takahiro y algo de Hiroki… “Si lo intentaras podrías amarme, si aún no estás listo cierra los ojos, vendare tus ojos y podrás creer que soy él” la vos suplicante de Hiroki llena sus oídos por un momento, no quiere compararlo, si lo hace Misaki lo sabría y empeoraría la poca y tenue comunicación que hay entre ellos. Deja la servilleta y se pone de pie el menor hace lo mismo, como un compás singular cuando están frente a frente, Usagi puede notar el débil temblor en las manos del castaño si se agacha el cabello cubre su rostro “Si cierras los ojos…” casi en el acto su mano levanta el rostro de Misaki, ojos verdes, redondos y grandes, verdes como las esmeraldas pero un tono más oscuro, la nariz afilada y pequeña, su barbilla femenina el cabello no es tan largo pero debe cortárselo, es pequeño.


    - No trajiste a Suzuki-san a la mesa, eres desconsiderado con él – a largos pasos se aleja para recoger al oso y llevarlo a la mesa, el nerviosismo crece mientras trata de reducirlo, si pudiera leer la mente de Misaki sería algo fantástico, si pudiera saber qué hacer para que la relación funcionara, pero ninguna idea llega.


    - No sabía que lo sentabas en la mesa


    - Siempre lo traigo


    - Pero lo traes tú, no creía que debía sentarlo yo


    - Misaki – sonríe y el ojiverde esta vez clava los ojos en sus labios - si llega el día en que yo no venga a cenar por favor no olvides sentar a Suzuki-san en la mesa, aunque no pueda comer le gusta sentarse con nosotros.


    - Lo haré


    Esa noche lavaron los platos juntos, y Misaki se marchó a la cama, Akihiko a trabajar como de costumbre, pero tenía curiosidad, no se había animado aun a entrar al cuarto de Misaki, no tenía necesidad de ello pero la curiosidad le picaba la piel, pensó que hacerlo en medio de la noche no tendría nada de malo, así podría ver a Misaki dormir.


    Le gustaba la idea de Misaki durmiendo, pero sabía exactamente donde lo preferiría.



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