Azótame, por favor, azótame. YA DISPONIBLE EN WATTPAD -TERMINADA-

El destino es caprichoso. Un accidente marcara el inicio de una historia llena de amor, pasión y sobretodo, sexo. ¿Te atreves?

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    Azótame, por favor, azótame

    ATENCIÓN: ESTE FANFIC CONTIENE ESCENAS ERÓTICAS +18, DRAMA, ACCIÓN Y MISTERIO. QUEDAS AVISADO

    SPOILER (click to view)
    Mientras leéis el resumen os recomiendo escuchar esta canción de Beyonce- Crazy in Love. -Ya se que es de 50 sombras de Grey, pero esta canción siempre me ha gustado y me encanto la forma en como la usaron en el trhiller o como se escriba, así que pensé en usarla del mismo modo aquí. Espero os guste y os quedeís hasta el final de esta historia.

    http://m.youtube.com/watch?v=qJHoyXEJVQU

    Y si os estaís preguntado si esto va a ser como 50 sombras, no. Va a ser incluso mejor. ;)


    Resumen más extenso:
    -Bien, Misaki, como te encuentras hoy.
    Hace una semana, más o menos, me despierto en un hospital sin saber nada. Una semana más tarde me encuentro en una casa, grande, de rico, con un dios griego que resulta ser mi novio.
    -¿Qué piensas del señor Usami?
    -Es… Frío.
    -Misaki, no quiero hacerte daño, solo te pido que no juegues conmigo.
    -Guapo.
    -Debo de ser muy malo
    -Controlador.
    .- Ha sido un placer, Misaki.
    -Kyo.-

    -Inteligente
    -Misaki… Te amo.
    -¿Por qué?

    -Un verdadero Dios Griego.
    -Como vuelvas a hacer eso, te juro que no me hago responsable de mis actos.
    -Pues deja te llevar.

    -Me ha hipnotizado.
    Con fervor, me besa y me empuja a la cama. Cae encima de mí y me besa con tanta pasión que me roba el aliento. Se separa de mi y me acaricia las mejillas.
    -¿Y qué vas ha hacer ahora?
    -¿Qué quiere decir?

    JUNJOU ROMANTICA: MISAKI X AKIHIKO

    Azotame, por favor, azótame

    Abro los ojos con cansancio. Mi mirada queda fija en el techo, donde cuelgan banderines de diversos color y muy divertidos, aunque por la oscuridad de la habitación no se ve bien. Me levanto y cojo la colcha de la cama-que es blanca-y con paso firme me dirijo hacia el estudio de Akihiko Usami.
    La puerta esta abierta y él esta, desnudo de cintura para arriba ya que lleva un pantalón de pijama blanco, sentado en su silla escribiendo con sus gafas y el cabello revuelto. Me apoyo en el marco de la puerta y me quedo ahí, observándole, a mi dios griego, a mi amo y a mi amante. No se cuento pasa, pero se da cuenta de mi presencia, ¿o ya sabía que estaba ahí? No lo se. Se da la vuelta y me mira. Una sonrisa fugaz se asoma en su cara y se levanta de la silla.
    -Hola…- con paso firme se acerca a mi y me susurra muy bajito. Me estremezco.
    -Buenos… Buenas noches.- me corrijo a mi mismo. Él me devuelve una sonrisa muy intima. No me toca, ni siquiera se me insinúa pero ya tengo ganas de que me quite la ropa y me haga el amor en esta habitación.
    Me tapo más con la colcha. Él me aparta la colcha para dejar al descubierto mi cuello. Me tenso. Su mirada me atraviesa.
    -Misaki… Te dije que si te dolía me avisaras. ¿Por qué no me haces caso?- yo me encojo de hombros. Pasa su mano por mi cuello y me doy cuenta de que se ha puesto así porque tengo marcas rojas, muy rojas, casi moradas, en el cuello.
    -Bueno, yo te he arañado la espalda. Creo que con eso estamos pagados.- sonrío tímidamente. Él me mira y, creo, que por la mente le pasa la idea de castigarme. ¡Oh, si! ¡Castiga me, por favor! Me vuelve a tapar con la manta. Se acerca, de nuevo, a su portátil y lo apaga, no sin antes haber guardado el contenido, claro.
    -Vamos a dormir. Necesitas dormir.- ¿dormir? Eso no te preocupa hace unas horas. De todos modos, ¿Por qué se ha enfadado tanto? Solo son marcas, nada del otro mundo. Tengo que saber lo.
    -¿Por qué te has enfadado tanto?- le impido el paso con mi cuerpo. Suspira hondamente y me mira con… ¿Furia? ¿Deseo? ¿Con qué?
    -Ya sabes porque…- me responde casi en un susurro.
    -No, no lo se. Si lo supiera, no te lo preguntaría.- me cruzo de brazos y espero su respuesta.
    -Ya te he dicho mil veces, que no estas preparado para soportarlo. Me preocupas. Tienes que avisarme.- me muerdo el labio y miro hacia otro lado. ¡Mierda! Tiene razón…
    -Si, pero antes aguantaba muy bien. Nunca me quejaba, ¿por qué ahora es diferente?
    -Porque, ahora, no te acuerdas de nada. No recuerdas nada, así no hables de lo que no sabes.- ¡mierda! Nunca se cansa de darme con la puerta en las narices. Me coge de la mano y me arrastra hacia el dormitorio.
    No puedo dormir. Deseo con todas mis fuerzas recordar todo lo que hemos vivido. Todo esto empezó hace dos meses, cuando desperté en ese hospital. El hospital… Hospital…

    relatalia-separador-01

    Esta sensación… Me duele desde la punta de los pies hasta el último pelo. Siento una gran opresión en el pecho. Abro los ojos y, sea el lugar en donde este, esta oscuro. Siento mis dedos rígidos y enseguida me doy cuenta de que llevo vendas, en la cabeza, en las manos y brazos, en las piernas y en el abdomen. Me duele un montón las costillas. La cabeza me da vueltas y no siento las piernas. Giro, con mucho esfuerzo, la cabeza y veo a alguien apoyado en la ventana. Su cabello brilla intensamente con el color de la luna. Cierro los ojos. ¡Dios, hasta eso me duele! Tengo mucho, mucho, mucho sueño. Necesito dormir más.
    Abro los ojos, y a diferencia de la anterior vez, ahora la luz esta encendida e impacta directamente con mis ojos. ¡Ufff, que daño! Pongo mi brazo encima de mis ojos, pero este también me duele.
    -¡Ay!- me quejo en alto y escucho a alguien levantarse. Los tacones de una chica resonar contra el suelo y mas pisadas. En un segundo mi cama esta rodeada de gente. Gente que no conozco. Me asusto y miro a todos con recelo.
    Empezando por la derecha, hay una mujer, de cabello castaño y ojos marrones. Es mona, pero tiene los ojos hinchados y rojos. A su lado hay un hombre alto de cabello negro azulado, ojos añiles y con gafas. Tiene los botones de la camisa desabrochados y lleva una corbata negra. Esta horrible. La siguiente es una chica pelirroja y ojos añil. Al igual que la primera chica, es mona pero esta horrible. Enfrente de la cama y de mi, un hombre alto, ojos violetas y es albino. ¡Qué combinación! Este también esta horrible, con pintas de no haber dormido y si lo ha hecho, no muy bien. A su derecha, un hombre de cabello castaño y ojos marrones. Lleva la corbata aflojada y esta despeinado. Lleva unas gafas y se ve que no ha dormido en horas. Justo a su lado hay un hombre mayor con el pelo y los ojos, negros. Y por ultimo, una chica con un kimono y con signos de no haber dormido en días. Es muy linda, con el cabello largo, liso y negro y ojos negros, también. El kimono es rosa pálido y con toques blancos y naranjas.
    -¡Misaki! ¡Qué alegría!- la chica de cabellos y ojos marrones se me echa encima y justo se apoya en mis costillas.
    -¡Ay!- me quejo y cierro los ojos. El hombre que esta delante de mí casi se tira encima de esa chica y el hombre que esta a su lado la coge del hombro y la aparata.
    -Manami… Tranquila.- el hombre de ojos añiles la saca de la habitación, pues esta ha roto en lágrimas. Yo sigo mirando a todos y todos me miran a mí. El hombre enfrente de mi pide amablemente y con voz entrecortada, que salgan de la habitación.
    Veo a todos salir y me fijo en un niño de ojos añiles y cabello marrón y revuelto. Lleva un cochecito y un cuaderno azul. No lo había visto. Es bajito pero muy mono. Tiene que tener unos cuatro o cinco años.
    -Misaki…- en cuento todos se van, corre hacia mi y me coge de la mano, con mucho cuidado.- Por un momento he pensado lo peor… Yo… Le he contado todo a tu hermano. Bueno…- me mira y sonríe amargamente.- Todo, todo, no.
    -¿Qué?-meneo la cabeza y siento mis parpados pesados. Le suelto la mano y giro la cabeza hacia la izquierda.
    -Misaki… ¡Un medico, rápido!- todos los que están afuera escuchan como este hombre grita eso. Todos entran con rapidez, tropezándose, unos con otros.
    -¿Qué ocurre?- el hombre de cabello negro azulado habla por delante de todos.
    -¿¡Misaki está bien!?- la chica del kimono empuja al hombre de cabello negro azulado y cae de bruces contra el suelo. Él hombre albino corre hacia ellos y a grandes voces les dices:
    -¡SALID DE AQUÍ!- les empuja y enseguida una mujer con el cabello negro recogido en una trenza, con gafas de media luna que enmarcan sus ojos azules, una bata blanca, vestido azul y zapatos de tacón bajos, entra por la puerta evitando a todo el populacho que hay fuera.
    -¿Qué ocurre?- ella mira primero al albino y este me señala con un dedo acusador. Ella se asombra al verme, yo supongo, vivito y coleando.
    -Esta despierto, pero…- me mira y se deja caer en un sillón que hay enfrente de mi cama. Ahora no puedo verle porque el sillón esta más a bajo o mi cama es más alta.-… No se acuerda de nada.- resopla y creo que se desata el nudo de su corbata.
    -Misaki, me llamo Olivia Smith y soy tu medico. El señor Usami me ha contratado.- yo la miro y asiento, para darle a entender que la he entendido. Se nota, en su mirada, que es inteligente y fría, pero, al mismo tiempo, es amable y cariñosa. Su voz es suave y delicada y con un acento estadounidense muy elegante y delicado, como una canción de arpa.
    Ella se acerca y me ayuda a sentarme en la cama. Saca un bolígrafo, gira la tapa y me apunta a los ojos. ¡Wow! Entiendo, no es un bolígrafo, es una linterna tamaño bolsillo. Aparte de eso, me hace mas pruebas, para verificar que estoy bien. Creo que he sacado una matricula de honor.
    -Misaki, ¿sabes quiénes son las personas de ahí afuera?- se guarda el arma linterna y señala a todo el populacho que, a mi parecer, discuten entre ellos.
    -No…- suelto con rapidez.
    -¿Seguro?
    -Si…
    -Señor Usami, me acompaña.- la mujer camina hacia el albino y sale acompañada de él. Una vez fuera la marabunta de personas, se abalanzan sobre ella. Ella dice algo rápido y cortante, por lo que se ve, y todos se quedan petrificados, el albino incluido. Miran hacia donde estoy yo y retiro la mirada. Sus miradas me hacen sentir muy mal.
    Siento como la bilis sube por mi garganta, dejando me un horrible sabor por su paso. No, espera, ¡voy a vomitar! Ya no llego al baño y cojo el cubo de metal plateado y alargado de mi izquierda y vomito allí. ¡Qué asco!
    El albino abre la puerta de golpe y se acerca a mí. Me coge del pelo y me lo sujeta mientras vomito. Lo dejo a un lado, cuando termino. Ahora me doy cuenta, no es un bote alargado y de metal plateado, es un bote de basura. Me limpio con el dorso de este vestido azul hospital tan típico. ¿Por qué me hacen llevar un vestido azul?
    El albino me mira y veo en sus ojos reflejado el dolor, el agobio y la preocupación que ha debido pasar. Me pregunto cuánto tiempo llevo en coma. Me miro los brazos y veo que tengo agujas y que estas, están unidas a unos tubos de plástico que llevan un liquido transparente y se conectan a un cuenta gotas. Hay más aparatos y uno de ellos hace un dichoso, pi, pi.
    -Misaki, ¿estás bien?- coge una silla de madera de pino con un cojín gris y la pone a lado de mi cama, a la izquierda y me mira con mucha ternura y preocupación.
    Yo me pongo muy nervioso. Su mirada, violeta, parece querer ver a través de mí y, aunque me cueste entender por qué, me parece muy sexy con su pelo revuelto y la camisa blanca desabotonada y con un pantalón negro, corbata a juego. Se me seca la boca.
    -Acabo de vomitar, ¿usted que cree?- le suelto con mucha energía. No quiero que se preocupen más por mí. Ya se ve que han llorado, las chicas sobretodo, y no han dormido nada bien, el albino es el claro ejemplo, por mi culpa.
    -Misaki, ¿no sabes quién soy?- el hombre que cayó al suelo se abre paso por entre la gente y al llegar a mi cama me suelta eso con una mirada triste. Yo le dirijo una mirada de completa indiferencia.
    -Solo sé que es usted un poco patoso.- resuelvo y sonrío con timidez. Él me sonríe y sale de la habitación para caer en una de las bancas azules que hay frente a mi cuarto. La mujer, que casi me aplasta las costillas, sale detrás de él y le consuela. Él niño que lleva el juguete y el cuaderno sale detrás de la chica y corre a abrazar al hombre del cabello negro azulado.
    -Misaki, tienes que acodarte de mí. Hicimos unos pasteles juntos y… y… ¡Misaki!- la chica avanza un paso con cada palabra hasta que llega a mi cama. Imitando a la mujer de cabello marrón y que intento matarme aplastando mis costillas, se lanza a mi y me obliga a acostarme.
    -¡Ay!- el hombre albino se levante y da la vuelta a la cama a grandes zancadas y tira del cuello del kimono de la chica.
    -¡Akihiko idiota! Suéltame, ¡ahora mismo!- la chica le golpea con fuerza, pero el albino no se inmuta y la saca fuera de la habitación
    -¿Alguien más quiere hacerle daño a Misaki?- el albino amenaza con una mirada que acabaría con cualquiera.
    -No.- responden todos al unisonó.
    Regresa a su asiento y su semblante cambia, de un asesino, a un príncipe azul.
    Todos hablan de cosas sin sentido para mí. Me preguntan qué si recuerdo quienes son o si recuerdo algo del accidente.
    -¿Accidente?- detengo la conversación en este momento.
    -Sí, Misaki.- el hombre mayor habla con una voz ronca y entre contada. Su cabello negro y ojos afilados y muy negros son como cuchillas que me atraviesa. Siento como la sangre me baja y mis pulsaciones se aceleran.
    -Resulta que ibas en el coche de la editorial en la que trabajasy tuviste un accidente. Tu y otras dos personas estabais en el coche cuando el accidente se produjo. Por suerte las otras personas están bien, pero tu…- todos los que están en el cuarto conmigo me miran con tristeza y me doy cuenta de cuanto han sufrido.
    -Lo siento…- mi voz suena lejana.- No recuerdo nada…- bajo la mirada y cierro los ojos.
    -Tranquilo, poco a poco. Ahora ya estás despierto, es un comienzo.- el albino me mira y me sonríe mientras me coge de la mano. Yo le miro y le sonrío amargamente.
    -Gracias…- susurro casi con un hilo de voz.

    relatalia-separador-01

    -Señor Usami, debe entender que no puedo hacer nada. Misaki, tiene una gran contusión cerebral y es muy probable que no recupere la memoria, nunca.- me he hecho el dormido y la señorita Smith, que seguro, lleva aun su arma linterna camuflada en un bolígrafo, habla con su acento estadounidense con el albino. Por el rabillo del ojo vigilo y escucho atentamente.
    -Pero debe haber algo que se pueda hacer. Por favor, se lo ruego…- la voz de albino es suave y amarga. Parece que fuese a llorar en cualquier momento. Me da pena. Me siento muy mal. Yo he causado todo esto.
    Me muevo suavemente, para dejen de hablar y así poder decirles lo que pienso, pero antes, quiero que sea la doctora quien me explique todo eso de la contusión cerebral y que me diga como están los otros dos pasajeros que iban conmigo en el coche.
    -Buenos días…- abro los ojos y les veo. La señorita lleva el pelo recogido en un moño, la bata blanca y una blusa azul y jeans negros, con sus respectivos tacones, los que llevaba ayer.
    Giro mi cabeza hacia la izquierda y observo que a través de la ventana, dónde vi al albino pegado la noche que me desperté, entra la preciosa luz matutina. Me encanta y me pone directamente de buen humor.
    -Buenos días, Misaki. Espero que haya descansado. Hoy tenemos un día muy ajetreado.- su acento es como una canción suave y hermosa.
    -¿Ajetreado?- giro mi cabeza y me fijo en el albino. Lleva una gabardina negra, una camisa blanca y pantalones negros y zapatos del mismo color. Parece que por fin ha dormido bien.
    -Si, vamos a hacerte unos exámenes.- la mujer da un paso adelante y me mira con un semblante serio y muy frío.
    -Bien.- asiento y me siento en la cama.
    -Doctora, ¿cómo se encuentran las otras dos personas que iban conmigo en el coche?- miro a la doctora y ella me sonríe.
    -Preguntase lo al señor Usami.- se da la vuelta.- Cuando hayan terminado me avisan.- levanta la mano y sale del cuarto.
    -Señor Usami…- le miro y él me sonríe. Se ve radiante como un adolescente.
    -Me llamo Akihiko, aunque tu nunca me llamabas así…- el sonríe incluso más. Me gusta mucho su sonrisa, es… Se ve radiante.
    Se acerca a la silla, que aun me sigue lado, y se sienta.
    -Todos están bien, por suerte solo fueron unas lesiones leves, pero tú…-
    -Al menos estoy vivo, Señor Usami.- se ríe y veo sus dientes blancos y perfectos.
    -Si, es verdad Misaki.- creó que lo menos es saber que tipo de relación tengo con este hombre.
    -Yo… Usted…- el ladea la cabeza con una sonrisa dibujada.
    -¿Quieres saber que soy para ti?-
    ¡Vaya! ¿Es un mago o algo así? Me muerdo el labio y me río.
    -Si…
    -Pues soy… Soy…- se aclara la garganta.- Soy tu casero, nada más.
    -Ya veo. Gracias por estar aquí y… siento haber causado tantos problemas.
    -Nunca cambiaras.
    -¿Qué?
    -Nada. Vamos, quiero que te hagan cuanto antes esos exámenes.- se levanta de la silla y se encamina hacia la puerta. Aquí hay gato encerrado. La doctora dijo que él la había contratado. No recuerdo nada, pero sé que contratar a una doctora extranjera es muy, muy caro. ¿Por qué mi casero haría algo así?
    -¿Misaki?- su voz me saca de mi ensoñación. Levanto la vista y una sonrisa de lado alumbra mi cara.
    -Yo… La verdad es que me gustaría descansar.
    -No. Vamos.- me mira y me mata con esa mirada. Sus ojos se nublan y se vuelen más oscuros. ¿Qué significa eso?
    -Es usted muy autoritario.
    -Solo contigo.
    -¿Por qué?
    -Porque me obligas, siempre, ha hacerlo.
    -Debo de ser muy malo
    Sonríe y se pasa un dedo por los labios. ¿Qué vas hacer? ¿Comerme?


    Edited by £Akemi£ - 4/3/2018, 23:56
     
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  2. misaki_chan13
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    Me encanto *0* pobre misaki perdio la memoria u.u
    Espero conty! Por favor no tardes
    Saludos ~
     
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  3. Airi~san
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    Hola esta súper !!! Quiero mas !!!
    Por que Usagi no le dijiste que eras su novio ??? ...
    Me gusta mucho conty !! :=duouou:
     
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    ¡Muchas gracias por vuestros comentarios! Os prometo que el Lines o el Martes subiré la continúacion. Eso depende por superes yo, de si alguien más lee el Fic y comenta.
    No olvides recomendárselo a vuestros amigos/amigas ;). Nos vemos, mis amores.
     
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  5. BRe Kou :3
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    Me encanto ;) continúalo pronto por favor :3
     
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  6. usami_takahashi
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    solo tengo cuatro palabras que decir: hola :=KITTIYN: , me encanto :=WIJIS: contiiiiiiiiiiiii :=DANCING:
     
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    :=NEWWWA: Ohhh My Cat!!!! Jejejeje me gusta mucho tu forma de escribir es tan encantadora la verdad me cautiva bueno es que me gusta este tipo de escritura jeje española os podeis descansar bueno nada mas espero que la verdad me gusto es genial y que espero que misaki recupere su memoria pronto :=hurrahrr:

    is that what do hope everything goes well and there is no problem (I remember you) it hurts and destroys not like :=NOIP:

    se que el lo puede hacer espero que todo salga bien y no haya ningún inconveniente (me acuerdo de ti) esto me duele y destroza no gusta......... bueno :=BUABUA:

    espero la conty gracias me gusta mucho tu manera de escribir español de España y conty.
    :=KITTIYN:
    PD:a new reader I hope that you continue (una nueva lectora espero que lo continúes) Saludos desde EE.UU :=KITTIYN:

    NT: estoy muy triste *se tira a llorar* estoy muy triste :=SHOROO: :=SHOROO:
     
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    Gracias, mis amores. Al final, la continuación la subiré el viernes o el sábado. He tenido problemas con el internet así que.... ¡Gomene! Buenos, mis corazones y nuevas lectoras os doy mil gracias por todo y por aguantar mi forma de escribir. ¡Nos vemos mis corazones!
     
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  9. Karen Carnero
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    Conty conty conty! :=hurrahrr: :=hurrahrr: :=hurrahrr: :=hurrahrr:
     
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    ¡¡Lo siento de verdad!! Es que... Perdón. Sé que no tengo excusa pero, juro q ir en cuanto tenga internet os daré la continuación. Y como recompensa subiré dos capítulos. Espero que con eso me perdonéis y así no os enfadéis conmigo.
    Bueno, mis amores, nos vemos.
     
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  11. itziritha
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    Waaaa me encanto es una pena lo de misaki espero muy pronto la conty
     
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  12. VANESSA LOPEZ
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    Sigueee!!!
    Contiiii!!!
    Porfaaa!!!
    :=uuum: :=uuhuhuhus: :=DFSDFSD: :=duouou: :=BIENODOE:
     
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    Capítulo 2:

    -Es usted muy autoritario.
    -Solo contigo.
    -¿Por qué?
    -Porque me obligas, siempre, ha hacerlo.
    -Debo de ser muy malo.
    Sonríe y se pasa un dedo por los labios. ¿Qué vas hacer? ¿Comerme?
    -Ya estamos listos para las pruebas.
    La Sra. Smith entra como una insolación y empuja al albino hacia la pared. Me río. Es muy gracioso.
    -Señor Usami, ¿qué hace? Deje de hacer el tonto.
    Una mujer entra. Una enfermera de cabello rubio y con un traje, pantalón y camisa de mangas cortas, azul.
    -No hago el tonto, Livia*.
    Aparta la puerta y deja entrar a la enfermera rubia, con una silla de ruedas. Por el modo en el que ha hablado el albino con la doctora, se ve que se conocen, y muy bien.
    -¿Nos acompaña o no?
    La mujer se da la vuelta y le mira impasible, como si nunca le huebra dado con la puerta en las narices. Me río mientras la enfermera me ayuda a sentarme en la silla de ruedas.
    -Por supuesto. No voy a dejar a Misaki solo, se lo prometí a Takahiro.
    En cuanto escucho ese nombre giro mi cabeza hacia él como un robot.
    -¿Quién es Takahiro?
    Ladeo la cabeza y la doctora me mira con un brillo en sus ojos amarillos. ¡Dios, da miedo!
    -Takahiro, es tu hermano.
    Mi hermano, ¿eh? No, no me suena ese nombre.
    -Ya veo.
    Bueno algo menos. Si él no es mi hermano, y no tiene la pinta de ser mi padre, ¿qué es?
    -Venga vamos. Que las pruebas no se van a hacer solas.
    La doctora sale en primer lugar, seguida del albino y por ultimo la enfermera y yo. El pasillo es largo y los colores que reinan en este angosto tubo, que llamamos pasillo, son el azul y blanco. Puff… ¡Deseo ver un amarillo o un verde!
    -Señorita, ¿cuanto llevo en coma?
    Le doy conversación a la señorita. El albino y la doctora están muy por delante de nosotros y no puedo oír nada.
    -Pues, creo que dos semanas.
    ¡Qué! Eso es… Dos semanas…
    -Vaya… Es mucho tiempo.
    -Si, pero ese hombre de ahí no se ha separado de ti ni un solo día. Creo que tuvo una pelea con su hermano y su padre. Ellos querían que se fuera a casa a descansar, pero él se negaba en redondo. Se ve que te quiere.
    Ella me lo cuenta todo con una voz de ángel y me fijo que tiene los ojos verdes. ¡Preciosos!
    Pero ese no es el tema. ¿Qué él no se ha separado de mí? Cada vez estoy más seguro. Soy algo más que un `inquilino´ para él. ¿Pero qué exactamente?
    -Oiga, ¿puede decirme como son el padre y el hermano de él?
    Ella me mira y dibuja una sonrisa de ángel en su cara.
    -Pues, por lo que sé, los dos estaban en la habitación cuando te despertaste. El hermano es un hombre alto, con gafas, tiene el pelo marrón y los ojos castaños. El padre, por el contrario, tiene el pelo y los ojos negros y es muy callado y reservado. Siempre viste de negro.
    Si, ya recuerdo a esas personas en mi cuarto. Supongo que el hombre mayor, que me explico lo del accidente, es el padre del albino y el que estaba a la derecha del albino, cuando desperté, debe ser el hermano. Pues, no se parecen en nada.
    -¿Me puede decir como se llaman?-
    -Veamos, el padre se llama Fuyuhiko Usami y el hermano Haruhiko Usami, creo.- ella sonríe.- La verdad es que aquí hubo un gran follón cuando las enfermeras y los pacientes vieron al Gran Akihiko Usami-sensei.
    -¿Gran Akihiko Usami-sensei?
    Ladeo la cabeza. ¿Qué es? ¿Acaso un dios griego? Porque tiene toda la pinta.
    - Si, es escritor. Uno de los más famosos.
    Los ojos de la chica brillan como una antorcha en medio de una caverna.
    -¿En serio?
    -Si. ¡A mi me encantan sus libros!
    -Vaya…
    -Pero, sabes…
    Sonríe y me mira.
    -Es extraño, pero, siempre que le veía estaba con una sonrisa de lado a lado. Tal vez, él ya sabía que despertarías. Sin duda, haría lo que sea para que eso pasara.
    -Pero…- mi voz suena como un leve suspiro.- Él esta, ahora, muy cansado y se ve que no ha dormido en días, por mi culpa.
    -Pero eso siempre pasa.
    -¿Qué?
    -Claro. Las personas que te aman no pueden evitar preocuparse por ti. Todas las personas que estaban en la habitación estaban igual. No podías saberlo. Ahora debes hacerlo lo que sea para recuperarte y así todos tus seres queridos no se preocuparan tanto, ¿verdad?
    Ella me sonríe y su sonrisa es como un bote salvavidas en medio de una tormenta. Me salva.
    -Si…
    -Bien.
    Ella deja de empujar la silla de ruedas.
    -Llegamos.
    -Venga, rápido.
    La doctora habla desde el interior de la sala. Cuando entró observo todo. Es una gran habitación, pintada de blanco de arriba-abajo. Nada más entrar en el cuarto, nos encontramos con una mesa blanca, menos las patas que son de metal, con una gran fila de ordenadores. A la izquierda hay paneles y un esqueleto muy divertido.
    -Vamos…
    La doctora abre la puerta, que esta a la derecha, y veo, otra habitación, muy grande y pintada de blanco con un gran aparato. Parece un cilindro, con un gran agujero y una pequeña plataforma que parece una camilla.
    -¿Me vais a meter ahí?
    -Claro.
    - ….
    Miro el aparto y me escandalizo. ¿Me van a embutir en eso? Dios…
    -Bien, ¡Mery!
    Grita y la mujer que me ha esto explicando quien era el Gran Akihiko Usami, entra.
    -¡Si!
    Ella entra y corre hacia mí. La doctora entra en la habitación contigua–a la que entre al principio–y no la veo más.
    La enfermera me da la mano y me ayuda a caminar el pequeño trecho que hay entre mi silla y el embutidor. Me duele todo. La venda de mi cabeza, de repente, me aprieta aun más. Las vendas de mis piernas y brazos, me oprimen como grilletes, y las costillas… Creo que las escucho crujir. Cuando menos me doy cuenta, ya estamos en el aparato del infierno. Parece una gran boca que me va a engullir en cualquier momento. Me ayuda a subirme y me acuesto.
    -¿Para que sirve esto?
    Pregunto con miedo. Espero que me escuchen.
    -Tranquilo, tu solo cierra los ojos y relájate.
    Después de poner en marcha la maquina del infierno, me hacen otros tipos de exámenes. Y, por supuesto, entre ellos, la linterna camuflada. Por fin acaban y ahora ya puedo preguntar.
    -¿Señorita Smith?
    -Si.
    Ella esta absorta en sus papeles.
    -¿Sabe usted cuál es mi relación con… el Señor Usami?
    Levanta su cabeza como una gacela, de inmediato.
    -¿Por qué lo preguntas?
    Estamos en mi habitación y, aunque a regañadientes, el Sr. Usami ha tenido que abandonar la habitación.
    -Él se preocupa demasiado por mí. Y, aunque, él me ha dicho que soy su inquilino, es demasiado. Traer a un medico de otro país, eso es…
    Me detengo y me miro las manos.
    -No te preocupes. Si quieres averiguarlo, tendrás que recordarlo, por ti mismo. Solo te puedo dar una pista. No vas mal encaminado.
    -¿Quiere decir, que no es solo mi casero?
    -Eso mismo quiero decir.
    Ella sonríe y sale de la habitación.
    Me levanto de mi cama y me dirijo al curto de baño. Enciendo la luz y mirando aun al suelo, me dirijo hacia al espejo. Ahora, que lo pienso, no me he visto a la cara. Seguro, estaré horrible. Levanto la cabeza, lentamente, y me miro con asombro. La persona que me devuelve la mirada, no parece haber tenido un accidente. Es una persona con los ojos esmeraldas, exageradamente grandes, tez blanca y un cabello marrón cae por su cara, pues la venda aprieta su cabeza. Ni un rasguño, nada.

    relatalia-separador-01

    -Bueno, pues todo esta en orden.- la doctora Smith, los ha citado a todos en mi cuarto. Ahora, todos, se ven mucho mas… humanos. Antes parecían esqueletos, muertos vivientes, si lo prefieren. Ella mira sus papeles y va pasando las hojas. Todos están de pie, a la derecha de mi cama.
    Ya han paso, casi, tres semanas desde que desperté.
    -¿Eso significa que Misaki ya puede salir?
    Mi hermano, Takahiro, habla por delante de todos.
    -Si, Misaki esta en plena forma. Aunque aun le faltan muchos recuerdos, por no decir que todos. Lo único, que debe tomarse las pastillas, por si acaso, nada más.
    Bueno todos, todos, no. He conseguido acordarme de mi hermano, de mis padres, que en paz descansen y de la esposa e hijo de mi hermano. También me acuerdo de mi niñez y otras cosas sin importancia. Pero la cuestión del asunto es con quién me iré.
    -Bueno, mi recomendación, es que Misaki regrese al lugar donde ha estado viviendo. De este modo su mente será estimulada con las imágenes de ese lugar, y así le será más fácil recordar. Por supuesto, y esto es opcional, Misaki debería regresar a trabajar. Cuanto antes regrese a su vida cotidiana, mejor.
    -¡Me rehusó!
    Grita mi hermano alterado. Manami se abalanza sobre él para qué se calme.
    -Vamos, Takahiro. Es por el bien de Misaki. Además, Akihiko sabrá cuidarle. Ya lo ha hecho casi seis años, creo que podrá hacerlo un poco más.
    ¡Alto ahí! ¿¡Seis años!? ¿¡Vivir con él!? Yo creía que vivía en un piso, solo, y que él era, eso, mi casero y que vivía solo.
    -Ya, pero…
    -Tranquilo, Takahiro, yo me encargare.
    -Ese no es el problema. Soy su hermano, quiero estar con él. Mi hermano pequeño ha tenido un accidente. Quiero tenerle cerca.
    -Sr. Takahashi, le entiendo. Pero, si quiere que Misaki recupere la memoria cuanto antes, debe dejarle volver a su casa. Así son las cosas.
    -Escucha a la doctora, Takahiro. Confía en mí.
    -Eso es.- Manami asiente y se pone de lado del Sr. Usami.
    -¡Además Akihiko es tu amigo! ¡Confía en él!
    La chica, que siempre, lleva kimono habla. Veamos, creo que me dijo su nombre. ¿Cómo era?... ¡Karouko!
    -Si, claro que confío en él, pero…
    -Vamos, estamos discutiendo sobre algo que no nos incumbe. Misaki, es quien debería elegir.
    El padre del Sr. Usami se quita las gafas de sol.
    -¿Misaki?- la doctora se gira y me mira.
    -Bueno… Yo…
    La doctora alza una ceja. Y mi mente vuela directamente hacia la pequeña conversación que mantuve con la enfermera. Recuerdo que me dijo que debía hacer todo lo posible por recordar. ¡Es lo menos!
    -Misaki, no tienes que responder ahora.- el Sr. Usami habla con una voz dulce y suave.
    -No, la verdad es que, si ir a su casa facilita las cosas, quiero ir. Claro, si a usted no le importa.
    -No, claro que no.
    -Bien, pues, me gustaría cambiarme.
    Sostengo entre mis manos una bolsa con ropa dentro.
    Un vaquero añil, un jersey de punto negro, botas marrones, calcetines y ropa interior.
    -Si, claro.
    La doctora obliga a todos a salir.
    Me he cambiado muy rápido. Y salgo de mi cuarto. Todos están sentados en la sala de espera. Mahiro, mi sobrino, esta sentado en el centro de todos, en el suelo, jugando y dibujando. Cuando, me mira, corre hacia mí y me abraza.
    -¡Tío! ¡Qué bien! Venga tío, vamos a jugar.
    Mahiro, me abraza las piernas y tira de mis vaqueros.
    -Vamos, Mahiro, no hagas eso.
    Manami, con su voz de madre, aparta a Mahiro de mis piernas.
    -Bueno, ya estoy listo.
    Sonrío y el Sr. Usami se levanta, los demás le imitan, y me mira con una sonrisa de lado.
    -Vamos.

    Estoy sentado en su flamante deportivo rojo. Miro por la ventana. La verdad es que los arboles, el cielo, todo me suena y a la vez, no las recuerdo. Que triste…
    -Bueno, Misaki, ¿cómo estás?
    -¿A qué se refiere?
    -¿Cómo te encuentras?
    -Ah, bien, bien. Estoy un poco cansado de estar siempre acostado, así que salir y estirar las piernas me sentara bien.
    Le miro y sonrío. Estar con él, de algún modo, me tranquiliza, me da paz y, cuando me mira, me enciende, me mata y me desarma. Me apacigua y me enciende, curiosa combinación, como sus ojos y el cabello.
    -Bueno, si quieres te puedo llevar a tu trabajo. Solo para que veas donde trabajas. Mañana ya iras, si quieres.
    -Claro. Eso me gustaría.
    -Bien.
    Conduce con tranquilidad. Hablamos de cosas muy diversas. Le pido que me explique como acabe en su casa. Me sorprende que para pagar mi alquiler, cocine y limpie. Debo ser muy bueno, o él un completo desastre.
    -Llegamos.
    Me bajo del coche y veo un gran edificio alargado hacia los laterales y un `pequeño´ cartel en el que pone:
    Editorial
    Marukawa Shoten


    -Tengo que ir un momento a ver a mi editora. Cuando acabe podemos ir a tu despacho.
    Vaya, ¿despacho?
    -Si no te importa, voy a dar vueltas por aquí.
    -Bien.
    Me sonríe y se me acelera el pulso
    -No te pierdas.
    -Lo intentare.
    No, este hombre es mucho más que mi casero. Entro detrás de él y las chicas de la recepción se quedan con la boca abierta. Supongo que es por como se a vestido. Unos vaqueros negros, que se ajustan a sus piernas, camisa blanca, chaqueta negra y zapatos negros. Se ve como un ladrón de guate blanco. Exquisito…
    -Nos encontraremos aquí. Tu despacho esta en la sexta planta. Busca al equipo de marketing.
    -Si, gracias.
    Sonrío tímidamente y me ruborizo. Él me sonríe y sus ojos se quedan fijos en mí. ¡Vete de una vez!

    Tomo el ascensor y subo hasta la sexta planta. Las puertas se abren y veo a una marabunta de gente ir y venir con papales en las manos, archivos, cafés, portátiles, y hay quien es tan increíble, de llevar todo. Camino con paciencia, buscando algo que diga `Marketing´. ¡Bingo! Hay una sala que esta cerrada en la que pone `Equipo de Marketing-Reuniones´. Bien, solo espero no encontrarme con un extraterrestre.
    Abro la puerta con mucha lentitud.

    En cuanto la abro, veo a un montón de gente agazapada en la mesa. Todos levantan la cabeza y me miran. En el fondo de la habitación, una chica, muy linda, con el cabello cortado estilo militar y naranja, ojos grises y con un vestido verde de lunares blancos, habla con otra chica un poco más alta. Ella tiene el pelo largo y negro. Ojos marrones y esta vestida con un pantalón, blusa y americana, negra. En la gran mesa, donde caben fácilmente 20 personas, hay cinco chicos. Uno esta bebiendo café y trabajando en su portátil. Tiene el pelo largo y lo tiene echado hacia atrás. Es rubio y lleva gafas. Sus ojos son verdes y afilados. Tres asientos más allá, un chico, sentado estilo indio y recostado en la mesa, se queja, por lo que parece, del café. Tiene el pelo negro y los ojos marrones. Enfrente de él, otro que también bebe café. Este, se ve, que es alto. Tiene el pelo teñido de rojo y los ojos negros. A su derecha un chico, con un sombrero negro, ojos miel y cabello negro esta sonriendo. Y por ultimo, un chico, que esta sentado dos asientos más allá del grupo de chicos, habla por teléfono a gritos. Lleva gafas, pero eso no esconde sus ojos avellana y su cabello rubio, aunque las putas sean negras.
    -¡Misaki!- grita la chica del vestido a lunares. Atraviesa la gran sala y me abraza. Correspondo el abrazo. Que incomodo. No sé quien es.
    -Hola, emmm….
    Bajo la mirada y ella sonríe.
    -No te preocupes, Usami-sensei, ya nos ha dicho que te has golpeado en la cabeza y que no te acuerdas de nada.
    Habla con una voz fina y muy activa. Me pone de buen humor.
    -Hola Misaki…
    La chica con la que estaba hablando se acerca a nosotros y me tiende la mano. Yo la correspondo.
    -Bien, como no te acuerdas, voy a presentártelos a todos. Yo soy Ai.
    Responde felizmente la chica del cabello naranja.
    -Ella es Ayumi.
    Dice señalando a la mujer de negro.
    -Este de aquí es Tamaki.
    Se recuesta sobre el chico del sombrero.
    -¡Quita de encima, Ai!
    Le grita.
    -Hola, Misaki. Me alegro de ver que estas bien. Nada de esto hubiera ocurrido si Shindo condujera mejor.
    Y su mirada se dirige hacia el que esta hablando por teléfono.
    -¿Qué quieres decir?
    -Shindo y Ai, iban contigo en el coche. Por suerte no se hicieron daño.
    Responde perezosamente el chico de cabello negro y ojos marrones, el que se quejaba del café.
    -Este es Matsumoto.- el chico se levanta y bosteza.
    -Yo soy Tadashi.
    El chico que esta enfrente de Matsumoto, el de pelo rojo, se da la vuelta y me sonríe.
    -El que esta tan callado al final de la mesa, es Kyoya.
    Me señala al chico que sigue inmerso en sus asuntos. Creo que no se ha dado cuenta de nuestra presencia.
    Me cuentan que soy el jefe del equipo de marketing y que soy muy bueno. Los chicos son mi equipo y uno de los mejores. Nos ocupamos de toda la publicidad de la editorial. Todos están tan estresados porque un libro nuevo acaba de salir y se esta haciendo muy famoso y el editor del escritor nos ha pedido que hagamos una gran campaña publicitaria. El plazo de entrega de los planes de publicidad se ha retrasado unos días y hoy es el último día. Por suerte lo más difícil ya esta hecho, solo les queda entregar las cuentas y una reunión con la junta directiva y el editor y escritor, para la confirmación.
    -Veo, que aquí estáis muy ocupados.
    Sonrío.
    -Bueno, hacemos lo que podemos. Pero tú eres muy bueno.
    Me suelta entre risas Ai.
    -Es cierto. Por algo eres el jefe.
    Ríe Tamaki.
    -¿Vendrás mañana a trabajar?
    Me pregunta con leve tono de autoridad, Ayumi.
    -Venga, no le digas eso. Seguro que quiere dormir.
    Corta Shindo, mientras se guarda el teléfono y se sienta con nosotros en este pequeño corrito que hemos formado en un segundo.
    -Dormir… ¿Puedo dormir mañana?
    La voz de Matsumoto suena muy adormilada. Es divertido. Sonrío y les observo.
    -¡NO!
    Responde todos al unisonó.
    -Viejos brujos…
    Se queja en voz baja haciendo un puchero.
    Todos estallan en carcajadas, yo incluido. En ese momento, no sé porque, miro hacia donde esta Kyoya. Sigue tecleando muy rápido y, como si se hubiera dado cuenta, me mira. Yo me sonrojo y miro hacia mis manos, que están apoyadas en mis rodillas, como un niño pequeño.
    -¡Kyoya! ¿Terminaste?
    Grita Ai.
    -Si, aunque lo hubiera terminado antes si no hubieras estado hablando tan alto.
    -Yo no hablo alto.
    Ai pone los brazos en jarra y frunce el ceño.
    -Hablas alto.
    Acusa Kyoya mientras se levanta de su silla y coge su portátil, y con paso vacilante, camina hacia nosotros.
    -Me alegro de verte, Misaki. Cuando fui al hospital aun estabas dormido, pero a los cinco días despertaste. ¡Un verdadero milagro!
    -Anda, ¿Cuándo fuiste tú al hospital?
    Ladea la cabeza Ai, mientras suelta esa pregunta, con su voz de terciopelo.
    -Cuando fui a verte, tonta.
    Ai se sonroja y se cruza de brazos.
    Seguimos hablando un rato más y me da mí en la nariz, que ya va siendo hora de irme. No se cuanto llevo, pero seguro que mucho.
    -Bueno, me tengo que ir. Usami, me esta esperando.
    Todos me miran y Ai me sonríe.
    -Bien, solo una cosa más: Llámale`` Usagi´´. Le va a encantar.
    Sus ojos brillan.
    -De-De acuerdo.
    Tartamudeo.
    Que apodo más raro. Incluso para un dios griego. Me despido de todos y salgo. Me dirijo al ascensor, cuando un hombre alto, de cabello avellana y ojos lilas muy claritos, se me cruza.
    -¿Misaki?
    Él me mira con verdadero asombro.
    -Disculpe, ¿le conozco?
    -Soy yo, Kyo Ijuuin.
    -¿Quién?
    Le miro de arriba abajo. ¡Estoy rodeado de dioses griegos! Es… Vaya, no es como el albino, pero tiene su punto.
    -Ah, es verdad. Te golpeaste la cabeza.
    Pero veo un brillo muy juguetón en sus ojos.
    -¿Baja?
    -Claro.
    Se sube, conmigo, en el ascensor y las puertas se cierran. Me muerdo el labio. Es muy guapo. Hace tiempo que se que soy homosexual, pero… Tener a la tentación a tu lado… Es como darle a un cocodrilo un mono, amordazado y envuelto en salsa de barbacoa; no esperéis que no se lo coma.
    -¿Misaki?
    -Si…
    Me saca de mis pensamientos.
    -Me alegro de verte. Espero que algún día volvamos a encontrarnos, ¿una cita tal vez?
    -No se. Puede…
    Le medio respondo con una voz suave y llena de promesas. ¿Pero qué me pasa? Esto es lo que siento cuando estoy con el albino, y al mismo tiempo, es diferente.
    -¿De verdad?
    -Si, claro.
    -Bien.
    El ascensor se detiene en la tercera planta.
    -Yo me bajo aquí.
    Sale del ascensor y me mira con ojos centelleantes.
    -Ha sido un placer, Misaki.
    -Kyo.
    Y las puertas del ascensor se cierran.


    Capítulo 3:


    Sale del ascensor y me mira con ojos centelleantes.
    -Ha sido un placer, Misaki.
    -Kyo.
    Y las puertas del ascensor se cierran.

    Llego a mi planta y me bajo. Saco mi teléfono rojo, que me dio Usami, no, quiero decir, Usagi. Que nombre… Pfff…. Miro la hora y ya pasan de las cinco y media.
    -¿Qué es tan gracioso?
    Me doy la vuelta y ahí esta, tan guapo como siempre.
    -Nada, Usagi.
    Le miro con los mismos ojos centellantes e insinuadores, con los que mire a Kyo. ¡Dios! Me ha dejado caliente. Tengo las mejillas rojas, seguro.
    -¿Tienes fiebre?
    ¡Lo sabía! Con paso firme se acerca. Con su mano, me toca la frente y su mano fría, me baja de las nubes.
    -No, es que en el ascensor hacia mucho calor.
    -Ah, bueno. Vámonos.
    Como un perro faldero, le sigo. Las grandes puertas de cristal se abren y el fresco día de verano, golpea en mi cara. ¡Menos mal! ¡Lo necesitaba!
    -¡Venga!-
    Me grita Usagi. Pfffff…. Vuelvo a sonreír.

    relatalia-separador-01

    Llegamos a su casa y la verdad, me sorprendo de lo grande que es. ¿Y yo limpio TODO esto? Imposible.
    -Bueno, tu habitación es esa.
    Me señala la un, dos, tres… ¡Quinta! Quinta puerta, contando desde las escaleras.
    -Voy a estar en el estudio de allí.
    Me señala una puerta que esta abierta. Bien creo que podre recordarlo.
    -Mi cuarto es ese.
    Deja su chaqueta en el sillón y me señala la puerta que esta entre las escaleras.
    -Bien, si no te importa, voy a mi cuarto.
    Camino hacia las escaleras y mientras él sube por las otras escaleras, yo subo a mi cuarto.
    Es un cuarto normalito, sin nada raro. Una mesa de estudio, una cama y una gran ventana por donde entra la luz del precioso día. Bueno, no tengo nada que hacer. Ya se. Voy a investigar un poco. Esta casa es grande. Seguro que me pierdo y todo.
    Para empezar el cuarto de Usagi. Bueno, ya no me río tanto como antes.
    Camino hacia la puerta de mi cuarto y la abro. Miro para ver si no hay nadie. ¡Bien! Salgo y camino con mucho cuidado, con el cuidado de un ninja. Me detengo delante de su puerta. Un montón de imágenes me vienen como una flecha. No puedo ver ninguna bien, pero me centro en una. Usagi me abraza y me esta besando con pasión.
    Con dedos temblorosos abro la puerta y me sorprendo. Es un cuarto grande, pero se ve pequeño pues esta abarrotado de juguetes, banderines y peluches. En el centro de la misma, hay una gran cama de sabanas blancas y encima de la cama una gran ventana, pero esta camuflada. Entro tambaleándome. Paso mis dedos por los banderines que cuelgan de los abarrotados muebles y estanterías. Me fijo en la cama y me siento. Me acuesto y siento algo puntiagudo golpear mi cabeza.
    -¡Ay!
    Me quejo en voz alta.
    Saco de debajo de las almohadas un álbum. Es azul y con letras blancas pone ``memories´´. Abro la portada y veo una foto nuestra. Usagi y yo estamos be-besandonos. Yo estoy sujetando una botella de vino blanco y él lleva un sombrero pequeño rojo con lentejuelas. Vaya estamos muy enamorados, ¿no? Es una pena no poder acordarme de nada. Suspiro.
    -Misaki, ¿Qué haces?
    Me doy la vuelta y veo a Usagi parado en la puerta. Lleva la camisa por fuera del pantalón y los dos botones del principio desabrochados.
    -Estoy…- me aclaro la garganta.- Estoy investigando.
    Sonrío y me muerdo el labio. Agacho la cabeza. Entra en la habitación.
    -¿Investigando en mi cuarto?
    Levanto la vista y le veo. Sin duda es un dios griego.
    -Perdón. Tenia que saciar mi curiosidad.
    Y enseguida me maldigo a mi mismo por haber dicho eso. No puedo decir eso. Bueno, no creo que le encuentre el doble sentido.
    -¿Y las has saciado?
    Entorna los ojos y veo como sus ojos violetas se vuelven más oscuros.
    -No, ahora tengo más dudas.
    Se sienta y me mira con ojos centelleantes.
    -Bien, pues pregunta.
    -¿Nosotros… estamos juntos?
    -Vaya, directo al grano.
    Mira hacia el frente y luego me vuelve a mirar.- Pues… Si, estamos juntos.
    -¿Cuánto llevamos juntos?
    -Pues… casi seis años.
    -¿Seis años?
    -Si…- sus ojos se clavan en mi y le sonrío.
    -Es mucho tiempo. ¿Qué dijo mi hermano de todo esto?
    -Tu hermano.- se aclara la garganta. Se pone recto y parece más alto.- Pues el no sabía nada hasta hace poco.
    Me responde muy nervioso.
    -¿Hace poco? ¿Cuándo lo supo?
    -Hace unas semanas, más o menos.- me mira nervioso.
    -Hace unas semanas… Pero, entonces… ¿él no sabía que estábamos saliendo hasta el accidente?-
    No puede ser. Hemos estado saliendo y mi hermano no lo sabía. Menudo Romeo…
    -Exacto. Bueno, ¿ya he saciado tu curiosidad?
    Me sonríe y veo sus dientes perfectos y blancos.
    -Si. Gracias.
    -Por cierto, ¿encontraste tu despacho?-
    Me mira y yo le sonrío.- ¿Vas a ir a trabajar?
    -Si, me gustaría. No encontré mi despacho pero si a mi equipo de marketing. Pero sabes… Me encontré con alguien cuando volvía.- hago una pausa.- Se llama Kyo Ijuuin. No se quien es, pero cuando le vi sentí….
    Creo que eso mejor me lo guardo. Y ni decir ya de esa propuesta indecente. Sus ojos echan chispas, por poco me mata. Si sus ojos fueran metralletas, estaría echo un queso.
    -Con Ijuuin. ¿Y que te ha dicho?
    Se acerca a mí y me mira de arriba abajo.
    -Nada, solo me ha dicho que se alegraba de verme.
    Bajo la vista y me miro las manos.
    -Nunca se te ha dado bien mentir, Misaki. ¿Qué te ha dicho?
    -Bueno, no es lo que me ha dicho, si no lo que le he dicho yo.
    Confieso con mucha pena.
    -Bien.
    Mira hacia delante. Esta enfadado.
    -¿Y qué le has dicho?
    -Puede que me haya insinuado.
    Busco sus ojos y cuando los encuentro, no muestran nada. ¡Dios, que miedo!
    -Bien, no me voy a enfadar. Después de todo tu no sabías que estábamos juntos.
    -No, pero tenía mis dudas.
    -¿A si?
    -Si…
    Me muerdo el labio y se lleva las manos a la cabeza. Se pasa las manos por el pelo y me regresa a ver. Sacude la cabeza y me vuelve a mirar.
    -¿Y aun así lo hiciste?
    -Si…
    Por favor, que no se enfade. Se levanta y me mira con esos ojos violetas y centelleantes. Suspiro y me levanto, para estar en las mismas.
    -¿Por qué? Solo dime por qué.
    -No lo sé. Mi cabeza me decía que no lo hiciera. Que no le conocía, pero mi cuerpo me pedía a gritos que lo hiciera. Que me iba a gustar. Lo siento.
    Usagi me mira y me sonríe. Pero es una sonrisa burlona y sus ojos me demuestran que esta sumamente cabreado.
    -¿Gustar? Sin duda no has cambiado… Te encanta provocarme.
    Me mira y camina de un lado a otro como un león enjaulado. Raudo como un lince se me acerca y me envuelve la cara entre sus manos.
    -Te encanta.
    Me mira a los ojos.
    -¿A si?
    Le susurro.
    -Si…
    Me acaricia, con las yemas, las mejillas.
    -¿Y qué vas ha hacer?
    No me responde. Con fervor, me besa y me empuja a la cama. Cae encima de mí y me besa con tanta pasión que me roba el aliento. Se separa de mi y me acaricia las mejillas.
    -Lo siento. No debería hacer esto. Tu… Yo…
    -Estamos saliendo, no pasa nada. La doctora dijo que debía recuperar mi vida cotidiana, ¿no?-se ríe y me da un casto beso en los labios.
    -Si, pero aun debe dolerte todo el cuerpo.- me río y le rodeo el cuello con los brazos.
    -No tanto. Llevo descansando mucho tiempo. Ahora quiero que me vuelva a doler todo el cuerpo.- me muerdo el labio y él pone sus manos en mi cintura.
    -Te amo, Misaki.- y me besa. Hundo mis dedos en su cabello y hago mas profundo el beso. Me suelta y gimo suavemente. Con su pierna me roza la entrepierna. ¡Por dios!
    -Usagi…- le susurro suavemente. Me abraza muy fuerte.


    Bueno, mis amores, lo prometido es deuda. Siento mucho el retraso pero juro que de ahora en adelante cumplire con lo que prometo. Por ahora, subire los fines de semana. No olviden comentar, si algo no les gusto, y compartalón con sus amigos, eso siempre me ayuda ;) ¡Les amo!
     
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  14. misaki_chan13
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    Oh por dios! Misaki tu buscas que te coman 7u7
    jajaja okey no xD
    Me encanto, la forma en la que escribe es impresionante
    Bueno espero conty!
    Saludos~ :3
     
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  15. VANESSA LOPEZ
        +1   +1   -1
     
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    Pobre misaki no sabe en lo que se mete :=uuum: jajajaja
    Muy bueno sigue así
     
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320 replies since 21/3/2015, 18:04   32686 views
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