Azótame, por favor, azótame. YA DISPONIBLE EN WATTPAD -TERMINADA-

El destino es caprichoso. Un accidente marcara el inicio de una historia llena de amor, pasión y sobretodo, sexo. ¿Te atreves?

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    Maestr@ en Yaoi
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    Me ha encantado el capítulo.
    Por fin se han podido casar, muy bonita la ceremonia, menos mal que han podido esconder todo a Akihiko hasta el final y Misaki ha podido soprenderlo.
    Me alegra que te haya ido bien en los exámenes.
    Esperare con ansias la conti.
     
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  2. UsagiLee
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    Yo tranquila entrando al foro, buscando fics antiguos y releer cuando ¡Danm! Actualización!!! ><

    Emoción, emoción. Atzion-turbo.jpg xD

    Que bonito, muy bonito de su parte sorprender a Usagi con nada menos que su boda ;-;
    Grité internamente en todo xD

    Oh! Y sus conversaciones son tan épicas Jajaja
    Pinshi Usagi /-\ Su lado posesivo y celoso 7u7 Simplemente un amor.


    No olvidemos su ayudada ( ͡° ͜ʖ ͡°) ( ͡° ͜ʖ ͡°)
    Bastante lascivo para una puerta del mismo hospital sajhdsadajdhakdasjs ( ͡° ͜ʖ ͡°)
    Aaaaaahhh Demasiado amor para mis ojos y my body.

    El día de la boda, wah, Misaki y sus nervios, ¿Cómo no tenerlos? Es un amor, a Akihiko seguro que se le derretía el corazón :3
    So fucking cute!!! ❤
    Sí, pinche cursi, boda cursi. ¡¡¡¡¡!!!!! ❤ ❤ ❤

    No importa si el lemon lo dejas para la próxima, ese detalle de arriba lo cura xDDD

    PD: Tus oscuras intenciones con la muerte de mi amado no son sanas, NO LO ES
    Te hubiera matado >:v Pero no mucho porque te amo también UvU Jajajajaa -no es risa malvada (?)-
    En fin, perfect caítulo. Me gustó bastante.
     
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  3. Tomoya-sama
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    Ahhh que hermoso que al fin se casaron. Llore con este hermoso capítulo. Ese pervertido Misaki 7u7 me encanta. Que lindo de parte de Misaki sorprender a Usagi en navidad con su boda. Tan original el lanzar un suzuki en vez de un ramo. Buena eleccion de trajes y la musica. Que emocion espero con ansias el proximo capitulo. Saludos
     
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  4. Idanely
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    Ya llevo un tiempo siguiendo tu fic y al fin me anime a comentar, me alegra que pasarán todas las pruebas por su gran amor que lindossssss por fin se casaron

    Quisiera un extra de cómo se conocieron y llegaron a esa su primera vez de todo

    Me encantó espero conty besitos
     
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    Yaoizando
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    Diositooooooo!!!!
    No tienes ni idea de cuánto me emocione 😭😭❤️❤️
    AHHHH los amo, me encantan
    Adoro esta historia
    Hace mucho no me emocionaba así, fue tan hermosoooo ❤️😭😍
    Me encanto en Suzuki, y relataste muy bien la boda, me encantaron sus trajes y la decoración la ameeee 😍.
    Espero el próximo capítulo con ansias 😍
    Muero por ver la luna de miel 😏😭❤️
     
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    Maestr@ en Yaoi
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    Espero todo bien y pronto nos puedas traer la continuación.
     
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    A secret makes a woman woman

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    Capítulo 17: FINAL




    Mi cuerpo se envuelve en las finas sabanas de algodón, siendo abrazado en un lazo que nunca me aprieta. El olor de la lluvia y la madera mojada me inunde, dándome una sensación nostálgica, adormeciéndome más de lo normal. Me revuelve entre las sabanas sin sentir el calor o la presencia de otro cuerpo. Pero si escucho el dulce repiqueteo de unos zapatos sobre el suelo de madera. No quiero despertar, estoy tan cómodo entre estas almohadas y en este colchón. ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?
    Lo último que recuerdo es llegar al hotel que Francesco nos reservó en Londres. A causa del jet lag y del cansancio que teníamos por haber estado en ese maldito avión, nos metemos en la cama a dormir. Aunque sé que mi ahora marido aún está esperando por su noche de bodas.
    - ¿Cuánto vas a dormir? – escucho su voz endulzada, en mi oído.
    Su respiración cálida me hace estremecer. Tomo las sabanas y tiro hacia arriba, para cubrirme. Me encojo y allí me quedo, hasta que ya no puedo más. Me descubro y abro los ojos a duras penas. Miro hacia el sofá marrón que hay al final de esta habitación. Akihiko ha abierto las cortinas para que la luz del día entre. Unas vistas esplendidas se muestran ante mí. Un prado verde cubierto por flores bien cuidadas. Al fondo unas montañas cubiertas de nueve y sobre ellas, un vasto cielo azul. Cualquiera hubiera dicho que anoche llovió.
    -Buenos días… – susurro mientras me froto los ojos. Akihiko descruza las piernas y sonríe. Se levanta del sofá y camina hasta la orilla de la cama sentándose a mi lado. Yo me acomodo y me siento en la cama. Llevo mi pijama verde de invierno. Supongo que no es la ropa que Akihiko esperaba para su luna de miel.
    -Hemos dormido un día entero. Al menos hoy nos hemos levantado temprano. – me dice señalando el reloj que hay en la mesita de noche. Las siete de la mañana.
    -Sí, es temprano. ¿A qué hora desayunamos? – pregunto mientras me cubro hasta arriba con la colcha. Tengo un poco de frío. Pero Akihiko no parece tener ni pizca de frío con ese pantalón negro y un jersey blanco de punto grueso.
    -A las ocho. Aún tienes tiempo de ducharte, vestirte… -- me acaricia la mejilla.
    Le sonrío y tomo su mano entregándole un beso en la palma. Akihiko sonríe y se acerca mi boca. Con su lengua juguetea con la mía. Suave, dulce, siempre con amor y cariño. No separamos, aunque yo quiero seguir. Y Usagi también. Me roba otro pequeño beso. Muerdo su labio. Muerde mi labio.
    -Tengo que ducharme y vestirme. – susurro.
    -Aún no he tenido mi noche de bodas. Estoy impaciente. – me río en alto ante sus palabras.
    -Akihiko, aún no te han quitado los puntos. Podrían saltar en algún momento y no quiero que eso ocurra. ¿Recuerdas lo que me paso a mí? – Usagi asiente con gesto sombrío.
    Su mirada violeta se pierde en la esquina de la habitación. Yo le traigo a la tierra cuando giro su cabeza hacia mí. Le sonrío.
    -Sé que lo quieres. Yo también te deseo, pero debemos esperar. Sólo un poco más. – Akihiko asiente.
    Aparto la colcha y me levanto de la cama. Camino hacia el baño y me miro en el espejo. Ahora es cuando maldigo que este cuarto baño no tenga puerta. Akihiko pasa por delante del cuarto de baño y me mira. Se sienta en la cama, pues desde ahí puede verme perfectamente.
    - ¿No vas a desvestirte? – me pregunta con una sonrisa lobuna.
    Le miro a través del espejo. Me separo del doble lavabo de mármol marrón para tomar los botones de mi pijama y empezar a desvestirme. Dejo la camisa en la mesa de mármol y miro a Akihiko. Trago saliva.
    La verdad es que yo también le deseo. Desearía que me tomará aquí mismo, pero debemos esperar. Quiero que todo sea una sorpresa.
    Tomo la liga de mi pantalón y lo bajo junto a mi ropa interior. Lo dejo junto a mi camisa y le miro. Akihiko esconde su sonrisa detrás de su dedo. Me observa de arriba abajo. Camino hacia la bañera, oculta detrás de un muro, desapareciendo de la vista de Akihiko. Pese al frío, decido mojarme la cabeza con agua fría, para bajarme los calores. Después, muevo la manilla hacia la izquierda y una gran cascada de agua caliente me cubre el cuerpo. Lo disfruto y busco a tientas el champú. Echo un poco en mi mano. Ese líquido blanco y espeso desprende un olor similar a los melocotones. Un líquido blanco y espeso…
    ¡Misaki! Me doy una bofetada mental y me echo el champú por el pelo y lo extiendo bien. Me enjuago y me enjabono el cuerpo con un gel de baño delicado. Olor a ciruela. Salgo de la bañera y me envuelvo en un albornoz muy suave. Al salir no veo a Akihiko, pero escucho su voz en el pequeño salón-comedor. Ese salón-comedor es algo que sólo esta suite tiene. Entro en la sala, al cual mantiene el mismo estilo victoriano que la anterior. Clores tierra se mezclan a la perfección esta habitación.
    Akihiko está sentado en la silla del comedor, hablando por la webcam con Olivia.
    -Estará allí en unas horas. Hasta entonces no hagas el tonto. – me acerco por la espalda y saludo a Olivia. Ella me sonríe radiante.
    - ¡Misaki! ¿Qué tal estás? – me pregunta muy emocionada. Usagi gira su torso y me mira. Se levanta de la silla y me deja sentarme. Yo acepto con educación y me planto frente a Olivia.
    - ¡Buenos días Olivia! Estoy genial. Y este lugar es precioso. Quien diría que está a tan solo media hora en coche de la cuidad. – digo sonriendo mientras miro de reojo por la venta que hay delante de mí. Desde aquí hay unas vistas esplendidas del bosque que se rigüe majestuoso ante nosotros.
    -Estoy muy feliz por ti. Akihiko me estaba diciendo que quiere que un médico para su herida. Y he convencido a un colega para que os vaya a ver y revise la herida de Akihiko. Será un poco duro, pero le quitarán los puntos. Si todo está bien, claro. – Olivia mira a Akihiko, quien se apoya en el respaldo de la silla.
    -Lo soportaré. Ahora tenemos que dejarte, vamos a bajar a desayunar. – Olivia asiente y nos despedimos de ella. Me levanto de la silla y entro en la habitación buscando mi maleta. Debería deshacerla, hay unos cajones de madera rustica. Pero cuando llegamos estábamos tan cansados que de milagro nos pusimos el pijama.
    Abro la maleta y saco unos pantalones azules y jersey gris azulado. Ropa interior y unos zapatos de montaña marrones. Dicen que nunca debes ponértelos sin antes haberlos adecuado a tus pies, así que me pase los últimos días caminando con ellos.
    Miro hacia atrás, notando la presencia de Akihiko. Entra en la habitación y deja el portátil en el escritorio. Se apoya en el escritorio y me mira.
    - ¿Te ayudo a vestirte? – me río ante sus palabras. Me quito el albornoz y niego. Me visto rápidamente, bajo su atenta mirada. Una vez estoy listo, miro a mi marido.
    -Ya estoy listo, señor. – le sonrío.
    -Muy bien, señor. Vámonos a desayunar. Ya son las ocho en punto. – asiento y le doy la mano a mi marido. Caminamos por el pequeño pasillo que hay en nuestra habitación hasta la puerta. Tomamos la llave que hay en el cuenco de la entrada y salimos, cerrando detrás de nosotros.
    El pasillo mantiene los colores cálidos de la época victoriana. Buscamos las escaleras y bajamos. Esto es lo que me gusta que, pese a ser un hotel, mantiene toques como unas llaves de verdad, y no tarjetas, sin ascensores y una decoración típica de la época. Una vez estamos en recepción entramos en una sala pintado de rosa pastel con flores por todos lados. Mesa redondas con manteles en blanco crema. Una mesa al final de la sala con diferentes alimentos y bebidas. Muchas de las mesas están ocupadas por parejas y familias. Akihiko y yo no nos sentimos intimidados por las miradas de las personas. Caminamos hasta una mesa en la esquina, porque es la única libre y nos acomodamos.
    Después, nos levantamos y tomamos un palto para ir cogiendo lo que queremos desayunar. Yo, huevos revueltos con pan, ensalada de frutas y una taza de café. Akihiko tostadas con bacón, huevos fritos y salchichas.
    - ¡Usagi! Come algo más saludable. Si sigues así, vas a morir joven. – le digo mientras me siento. Le fulmino con la mirada. Akihiko pone los ojos en blanco.
    -Me preocuparé por eso cuando este enterrado. – me dice mientras se come un trozo de bacón. Mira la mesa y frunce el ceño.
    -Necesito café. Ahora vengo. – se levanta de la mesa. Yo sigo mirándole con mala cara.
    -Algunos nunca aprenden. Tú sólo te preocupas, pero él no te hace caso. Te comprendo. – una chica con falda negra, camisa blanca y un chaleco se me acerca y me coloca un vaso de cristal en la mesa. Empuja un carrito de metal junto a varios zumos naturales, o eso dice en la etiqueta que hay en las jarras de cristal: uva, melocotón, piña, naranja y manzana.
    - ¿Desea un zumo? – me pregunta educadamente. Yo asiento y le pido un poco de zumo de naranja. Pone un vaso de cristal cerca del plato de Akihiko y le sirve el zumo que yo le pido: naranja.
    -Sabe, hay un sendero precioso a través del bosque. Podrían pasear juntos y así su marido podría quemar toda la grasa que ha consumido hoy. – me sonríe tiernamente.
    No es mala idea, porque la verdad es que nos vendría bien salir y estirar las piernas.
    - ¿Y dónde se encuentra ese sendero? – la camarera me explica muy bien donde esta. Al salir del castillo, caminado unos metros hacia la izquierda hay un desvió que solo pueden tomar los transeúntes. Ese sendero da una vuelta entera a la zona.
    -Es precioso. Créame, muy bonito. – me dice con una sonrisa. En ese momento Usagi regresa con una taza de café negro y se sienta. La chica se pone recta y saluda formalmente a Usagi.
    -Disfruten de su desayuno, señores Usami. – dice y empuja el carrito lejos de nuestra mesa.
    Me sonrojo al escuchar que nos llama ‘’señores Usami’’. Nunca me había llamado así. No había tenido tiempo de estrenar mi apellido. Sí, porque al final decide cambiarme el apellido. Ahora soy Misaki Usami. Y por la sonrisa de niño pequeño que esta poniendo Akihiko, él también es feliz.
    - ¿De qué hablaban, señor Usami? – me pregunta, a lo que yo sonrío.
    -Me estaba contando que hay un sendero muy bonito. Podríamos ir a caminar hoy. Hemos pasado mucho tiempo durmiendo, necesitamos hacer algo de ejercicio.
    -Si quieres hacer ejercicio, podemos hacerlo. En la cama. – le miro. Usagi me guiña un ojo. Este hombre sólo piensa en eso. Aunque yo también estoy deseoso.
    -No me refería a ese tipo de ejercicio. – le gruño. Usagi se ríe.
    El resto del desayuno se desarrolla con tranquilidad. Noto como las miradas se fijan en nosotros. Todos parecen reconocer a Usagi. Escucho como muchos susurran cosas como: ‘’Ese es Akihiko Usami y el que está a su lado es su marido.’’ ‘’ ¡Qué desperdicio! Y pensar que un hombre tan guapo sea gay…’’
    No me molestan esos comentarios, pero me siento intimidado por las miradas. Terminamos de desayunar y subimos nuestra habitación. Akihiko se pone zapatos más cómodos para caminar. Pero antes de poder salir por la puerta, alguien llama. Yo corro a abrir y veo al botones seguido de un hombre mayor con gafas redondas. Lleva un maletín de cuero y un traje gris algo desgastado.
    -Señor Usami, tiene una visita. Es el doctor Brown. – anuncia el botones. Miro a ese hombre, quien saca una tarjeta del bolsillo de su chaqueta.
    -Me ha pedido la Señorita Olivia Smith que venga. – me dice mientras tomo la blanca tarjeta entre mis dedos. Ni siquiera la leo, estoy más sorprendido que hable tan bien japonés. Miro hacia atrás y escucho que Akihiko aún está en el lavabo.
    -Sí, claro. Adelante. – le pido mientras tomo el brazo del doctor. Le doy una propina al botones y cierro la puerta con suavidad, para que Akihiko no lo escuche.
    -Debo pedirle un favor. Independientemente de cómo se encuentre la herida de Akihiko, usted dígale que necesita reposo. ¿Podría hacerlo? – el doctor me mira algo extrañado. Después de unos segundos asiente.
    - ¡Genial! Gracias. – le abrazo sin darme cuenta. Me separo y le sonrío. Le guio hasta la habitación, la cual está bien iluminada por el sol de las diez de la mañana.
    - ¿Quién es, Misaki? – Akihiko sale del baño y nos mira extrañado.
    -Mira, Usagi. Es el doctor que ha enviado Olivia, el doctor Brown. Viene para quitarte los puntos y asegurarse de que todo está bien. – susurro. Akihiko avanza con grandes zancadas y extiende su mano hacia el doctor. Él aprieta la mano de mi marido con delicadeza. Después le pide educadamente que se quite el jersey y se tumbe en la cama. Akihiko se porta como un buen niño y corre a quitarse el jersey y tumbarse en la cama. Observo la herida. Ha cicatrizado y no necesito ser médico para saber que está perfectamente, pero espero que el doctor cumpla su promesa.
    -Bien, señor Usami… Esta bien, le quitaré los puntos, pero debe evitar hacer cualquier ejercicio de riesgo. Reposo, ante todo señor Usami. – observo como le quita los puntos. Acto seguido le aplica unas medicinas que luego cubre con una gasa que saca de su maletín. Akihiko toma su jersey y se lo coloca con cuidado.
    -Bien, se podrá quitar la gasa esta noche. Es sólo para prevenir. – dice el doctor. Ambos asentimos.
    -Muchas gracias, doctor. – dice Usagi de la manera más calmada que encuentra.
    -Le acompaño hasta la puerta. – digo mientras le ayudo a recoger las cosas y meterlas en su maletín. Caminamos en silencio hasta la puerta y una vez fuera de la habitación miro al doctor.
    - ¿Cómo está? – pregunto rápidamente. El doctor me mira con una sonrisa aliviada.
    -Bien. Su herida está completamente cicatrizada. No corre riesgo de que se abra. Descuide, está muy bien. – sonrío aliviado. Menos mal…
    -Muchas gracias, doctor. – le tiendo la mano. Él la estrecha y se da la vuelta. Sonrío. La puerta se abre y veo a Usagi con mi chaqueta y la suya en las manos. Me entrega las chaquetas y cierra la puerta.
    - ¿Listo? – pregunta mientras se coloca la chaqueta. Le imito y asiento. Puedo ver que Usagi no está muy feliz. Sé nota por la cara de vinagre que está poniendo.
    -Usagi, no te preocupes. Te aseguro que antes de lo que imaginas, estaremos celebrando nuestra noche bodas. – susurro, tomando sus manos. Usagi me sonríe y besa los nudillos de mis dedos.
    -Eso no importa ahora. Lo que importa es que estamos juntos. ¿Nos vamos? – asiento. Salimos del castillo para poder apreciar el paisaje. Pese hacer un frío horrible, es precioso.
    - ¡Venga! – tomo el brazo de Akihiko y le empujo hasta el sendero. Caminamos, disfrutando del paisaje.
    El campo verde y los altísimos arboles nos envuelven. El camino es de piedra gris, aunque ya está algo desgatada. Caminamos por dos horas hasta que llegamos a una casa vieja, casi destruida. Tiene por lo menos seis metros de alto y un montón de ventanas. Muchas de ellas están cubiertas por tablones de madera, pero lo que las une es la cantidad de polvo acumulado. Las puertas de la entrada principal están arañadas y los escalones se ven algo peligrosos.
    -Qué lugar tan sombrío… – susurro.
    -Pues parece que aquí vive alguien. – me dice señalando una de las ventanas de la primera planta.
    Miro hacia allí y veo como la cortina se cierra rápidamente.
    ¡Un fantasma! Me agarro a su brazo con algo de temor.
    -Así empiezan todas las películas de terror. Mejor vámonos. – le pido. Usagi me mira y sonríe.
    -Continuemos. – continuamos por el sendero, pero no puedo evitar mirar hacia atrás. Hacia ese viejo caserón. Y está vez alcanzo a ver a la persona detrás de la cortina: un niño rubio con los ojos verdes. No tendrá más de siete años, pero su mirada es fría. ¿Qué hace sólo en una casa abandona?

    - ¿Cómo se te ocurrió todo eso? – me pregunta Usagi después de unos minutos. Yo aún tengo una sensación extraña en el cuerpo. Los ojos de aquel niño desprendían verdadero odio.
    - ¿Te refieres a la boda? – Usagi asienten. Cruzo mis brazos y me protejo del frío.
    -Sólo pensé que ya era hora de casarnos. Quería hacerte feliz. Y valió la pena; pude hacerte feliz. Sólo quería asegurarme que nunca nos separaríamos. Te quería, sólo para mí. – me detengo y me apoyo en una gran roca. Estoy algo cansado.
    -Perdóname, creerás que soy egoísta. – susurro avergonzado.
    Usagi se acerca, se inclina, hundiendo su rodilla en el suelo. Toma mi mano y sonríe.
    -Ya te lo dije una vez; no necesitas contenerte conmigo, sé tan egoísta como quieras y así me harás feliz. – sonrío. Usagi se pone de pie y yo le imito. Beso sus labios, acariciando con mi lengua su suave boca. Hundo mis dedos en su cabello, acariciándolo con suavidad. Usagi pone sus manos en mi cara y acaricia mis mejillas. Al separarse, me abraza.
    -Te quiero. – me susurra.
    -Yo también te quiero, Usagi. – le doy un beso en la mejilla. Nos tomamos de la mano y caminamos el resto hablando de cosas triviales.
    Por fin llegamos al hotel, y ya casi es la hora de comer. A lo tonto, hemos sudando un poco ya que en algunos puntos había cuestas muy marcadas que nos han hecho sudar y esforzarnos más. Sin dudarlo, vamos a nuestra habitación y decidimos ducharnos.
    -Usagi, ¿nos duchamos juntos? – le digo mientras entro en el cuarto de baño. Usagi aparece unos segundos más tarde por la puerta, sin su jersey y quitándose el cinturón.
    -Por supuesto que sí. – sonríe. Nos desvestimos y entramos en la ducha. Cuando el agua empieza a fluir, nos reímos. Usagi me empuja contra la pared de azulejos y me besa. Me besa como nunca. Toma mi boca y la hace suya, robando a bocados los gemidos. Toca mi entre pierna y frota su mano contra mi miembro, calentándome. Gimo, gimo, gimo. Le quiero a él y me veo tentado a decirle que me folle. Aquí, contra la pared. Que me haga gemir su nombre hasta quedarme sin voz. Pero no puedo, quiero que todo sea especial. Así que pongo las manos en el pecho de Usagi y le empujo, para que nos separemos.
    - ¿Qué ocurre? – me pregunta.
    -No, Usagi. No debemos ir más allá. Podrías hacerte daño. – le digo. Cubro mi entrepierna con las manos, mientras de reojo veo que Usagi ya está más que listo para seguir adelante.
    -Misaki, te deseo. Seré cuidadoso, lo prometo. – me acaricia las mejillas y luego el cuello.
    Oh, dios. ¡Él es tan magnetizante!
    Me lanzo a su boca, empujándole contra la mampara de cristal. Usagi me toma de las caderas y me obliga a rodearlas. Me agarra y sujeta con fuerza. Su miembro roza mi entrada, buscando desesperadamente.
    -Hazme el amor… – le ruego. Usagi sonríe contra mis labios y me baja. Me da la vuelta y acaricia mi espalda y después mi entrada. El agua calienta no deja de caer, y Usagi la usa como lubricante y mete un dedo en mí.
    -Usagi… – jadeo. Usagi me besa en cuello y mete otro dedo.
    -Estás tan estrecho… Y caliente. Se sentirá tan bien cuando entré. – susurra en mi oreja. Muevo mis caderas, imaginándome las locuras que me hará.
    ¡No! Tengo que ser fuerte. Sí, debo esperar. Sólo un poco más y podremos disfrutar como nunca del sexo.
    - ¡Usagi, para! – le ordeno enseguida. Usagi saca sus dedos enseguida y me gira para verme a los ojos. Está asustado.
    - ¿Qué? ¿Estás bien? – asiento.
    -Voy a cambiarme. – salgo de la ducha y tomo mi albornoz. Ha sido una mala idea ducharnos juntos. Debí suponer que algo así podía pasar.
    Me pongo una camiseta blanca de mangas largas y un jersey gris a rayas. Unos pantalones marrones y botas negras. Cuando Usagi sale, está envuelto en una toalla blanca con el nombre del hotel bordado en letras doradas.
    -Lo siento… – susurro mientras me siento en la cama, algo incómodo por la situación.
    Usagi se acerca y se sienta junto a mí en la cama.
    -Está bien. Puedo esperar. Cuando me recuperé por completo, disfrutaremos de nuestra vida de casados. Ahora vamos a comer. Voy a vestirme. – se levanta y saca ropa limpia de su maleta.
    Yo no puedo quedarme en esta habitación, así que me voy al salón y me quedo allí. Miro el lugar. Tal vez aquí debería organizarlo todo. Me acerco al teléfono que hay aquí y me comunican rápidamente con recepción.
    -Buenas tardes, señor Usami. ¿Desea algo? – la voz elegante de un hombre me recibe.
    -Sí, al hacer la reserva contrate una sesión romántica. Me gustaría prepararla para esta noche.
    -De acuerdo, señor. ¿Desea el pack completo? – no tengo tiempo de pensar así que digo que sí – Entendido, señor. Lo tendremos todo listo para la cena.
    -Perfecto. Gracias. –cuelgo. Justo ene se instante aparece Usagi, con unos vaqueros grises y una camiseta de mangas largas añil. Me pongo en pie y sonrío. Me acerco a él y le doy un beso en los labios. Un beso caliente que se vuelve mucho más.
    -No podemos. – concluyo, separándome de él. Acaricia mi mejilla, me besa con deseos ardientes.
    -Te amo. – le susurro. Usagi me abraza y hunde su rostro entre mi cuello. Noto su decepción y alegría.
    -Gracias por cuidar tan bien de mí. No sé qué haría sin ti. – se separa y mira mis ojos. Su mirada esta desbordando amor – Ya no sé que hacer sin ti.
    Sonrío. Me pongo de puntillas y beso sus labios. Al separarnos, nos miramos con amor.
    Esos deseos desbordantes que siente por mí sólo me hace desear con más fuerza empujarlo a la cama ser yo su comida. Pero no puedo. No todavía.

    Está noche serás mi cena, Akihiko Usami.

    - ¿Nos vamos? – le susurro. Akihiko asiente y salimos de la habitación de la mano. Bajamos hasta el comedor donde desayunamos y volvemos a sentarnos en una mesa algo aparatada. Pero a mi parecer eso sirve de poco. Los ojos viciosos de las personas no nos dejan comer en paz y en más de una ocasión deseaba decir algo, pero no podía. Debería haber sabido que junto al apellido Usami iban a venir algo más que lujos.

    Después de la comida fuimos a sentarnos en la chimenea del salón. Usagi quiso volver a la habitación para trabajar con su portátil, pero no podía dejarlo. Ya estaban en la habitación preparándolo todo para la cena, así que fui yo. Y allí nos quedamos durante dos horas. Usagi trabajaba en unas columnas mientras yo me puse a leer uno de los libros de Usagi. Me lo había traído por si me aburría en el vuelo, pero al final no lo necesite.
    Pasadas esas dos horas, la recepcionista me dijo en susurros que todo estaba listo. En un rato más van a servir la cena así que no le digo nada a Usagi y me quedo allí sentado, leyendo. Usagi termina después de rato, justo cuando ya es hora de cenar.
    - ¿Has disfrutado de la lectura? – miro el libro y asiento.
    -Realmente he disfrutado. No sólo eres un marido maravilloso, sino también un escritor excepcional.
    -Sigue diciendo cosas como esas y te tumbo aquí mismo. – me río. Nos ponemso en píe y antes de poder caminar más, la recepcionista nos detiene.
    -Señores Usami, su cena ya está lista. – frunzo el ceño. ¡Cállate! Usagi me mira con duda, pero no me dice nada. Mira de nuevo a la recepcionista y da las gracias.
    - ¿La cena? ¿En nuestra habitación? – me encojo de hombros.
    -Era una sorpresa, pero me la han estropeado… – gruño mientras observo a la recepcionista detrás de aquel reluciente mostrador.
    -No la tomes con ella. Ha sido muy dulce de tu parte. –me da un beso en la frente. Sonrío. ¿Qué hice para merecer a un hombre tan bueno como él?
    - ¿Subimos? Estoy muerto de hambre. – Usagi asiente ante mi proposición. Regresamos a la habitación y cuando entramos, noto que el pack completo es demasiado completo.
    Un camino de rosas, nos guía hasta la habitación. Velas por todo el lugar dan un ambiente romántico e invitan a quien sea entregarse a los deseoso de la piel. Velas aromáticas rojas, blancas y rosas nos iluminan el camino de pétalos de rosas hasta nuestra habitación.
    Al entrar, hay un corazón hecho de pétalos de rosa en la cama y velas por todos lados. Y allí no acaba la sorpresa. Usagi sigue caminando y entra en el salón sorprendiéndose del ambiente que allí se ha formado. Los acordes de un saxofón acompañan la poca luz y las velas de la habitación. Una mesa con mantel blanco y platos servidos. Copas de cristal, y comida afrodisiaca.
    -Esto… ¿Lo has hecho tú? – se gira, mirándome con los ojos como platos. Esta sorprendido, aunque yo también lo estoy. No me esperaba algo así.
    -Sí, pero no me esperaba este despliegue de romanticismo. – me acerco a Usagi con una sonrisa –.
    Usagi me sonríe. Me abraza y me hace dar vueltas como una peonza, mientras se ríe, contagiándome su risa.
    -Te amo. Te amo tanto, que no puedo soportarlo. – le acaricio la mejilla al oírle decir esas palabras.
    -Usagi, ese sentimiento es mutuo. – nos besamos, con amor, con paciencia. Y de un momento a otro, el calor gana terreno en mi cuerpo. Me separo de él, quitándome el jersey.
    -Pero aquí no acaba todo. Aún tengo una última sorpresa. – me acerco a él – Sírvete una copa de vino y espérame aquí.
    Usagi sonríe, levantando una ceja. Está intrigado. Le suelto y entro en la habitación. Saco de mi maleta una bolsa con ropa y… ‘’juguetes’’. Me desvisto y visto rápidamente, mientras dejo los juguetes ordenados en la cama. Estoy algo nervioso. Me mojo la cara y me miro en el espejo. Sonrío.
    Camino hasta el salón y asomo mi cara. Usagi está en el sofá, con una copa de vino blanco en la mano. Da un sorbo y moja sus labios. El líquido fluye por su garganta, bajando y haciendo ruido al tragar. Me armo de valor y descalzo como estoy, entro en la habitación. Usagi gira su cara para verme, sorprendiéndose. Se levanta apoyándose en el sofá. Deja la copa a un lado y me mira. Doy unos pasos al frente y me revuelvo.
    -Estás… Dios, esto es…
    Ver que no puede pronunciar palabra alguna me hace sentir poderoso. Su mirada se funde como el acero, mientras me escanea de arriba abajo. Suspiro mientras me doy una vuelta para que él me vea.
    -Misaki, ¿qué haces? – cuando termino de dar una vuelta, me pregunta sin cortarse. Se acerca a mí mientras me acaricia los hombros.
    Sé que sus ojos se derriten por culpa del corpiño y unos slips de encaje blanco. Medias blancas unidas con una liga.
    -Sólo quería darte una sorpresa. ¿No te gusta? – Usagi niega. El mundo se me bien encima. ¿No le gusta?
    -Me tientas y sabes que no puedo. Ya oíste lo que dijo el doctor. – se da la vuelta y toma su copa de vino. Se lo traga todo de un solo sorbo.
    -Usagi, lo que el médico dijo fue porque yo sé lo pedí. En realidad, estás bien. Perfectamente. – susurro mientras me acerco a él.
    - ¿Me engañaste? – dice sin creérselo. Yo me revuelvo algo nervioso, mientras se gira despacio hacia mí. No calcule que tanto se enfadaría. Usagi deja la copa vacía en la mesa y se quita la camiseta. Deja ver la gasa blanca.
    - ¿Puedo quitármela? – susurra mientras levanta, sin esperar mi respuesta, la gasa. Se la quita y gruñe al ver el color anaranjado de la medicina. Se acerca a la mesa y toma una servilleta para limpiar el color extraño. Se gira hacía mí y me besa. Tomo mi boca y arranca de ella mis gemidos y suspiros. Con sus manos, acaricia la fina tela blanca de mis medias. Su pierna roza mi ropa interior, despertando mi sexo. Deseoso de más, le rodeo con los brazos el cuello. Gimo en su boca, entregándole un beso de lo más pecaminoso.
    -Te deseo. – jadeo en su boca. Le empujó hacia la mesa. Me meto entre sus piernas y le beso, bajo hasta su cuello, dejando allí mis besos mientras él acaricia mi pelo. Suspira y jadea. Con mi mano masajeo el bulto de su entrepierna mientras sigo besándolo. Me separo y le miro, sonriendo.
    -No vas a volver a engañarme. – me susurra mientras doy un paso atrás, intento parecer aterrado por sus ojos rabiosos y deseosos. Usagi intenta atraparme, pero yo pego un grito y corro hacia un lado. Me río.
    - ¿Qué vas a hacer? ¿Azotarme? – me contoneo hasta el otro extremo de la mesa. Usagi se apoya en la mesa, mirándome con una sonrisa ladina. Levanto la tapa platea que cubre uno de los platos y me encuentro con fresas y una fuente de chocolate. Tomo la fresa y la unto en chocolate para llevarlo a mi boca, morderlo y saborearla. Cierro los ojos, procurando que mis labios queden lo más rojos posibles. Abro los ojos y le miro.
    - ¿Quieres cenar? La comida debe estar deliciosa. – susurro mientras dejo la fresa en el plato. Usagi niega.
    -No tengo hambre… de comida. – jadea mientras rodea la mesa para alcanzarme. Pero yo rehúyo de él. Me río mientras saboreo mis labios. Camino sin dejar de verle hasta la cama, con Usagi siguiéndome. Me siento en la cama, con los juguetes a los pies de la cama.
    Al verme y al verlos, Usagi se ríe.
    -Está noche jugaremos como suelen hacerlo los mayores. – me susurra mientras me empuja contra el colchón, acostándose sobre mi cuerpo. Le rodeo con mis brazos, besándole. Nos abrazamos y besamos por un buen rato, hasta que siento que mis labios arden. Usagi no para de morderme y yo a él. Los tengo hinchados y rojos. Y él sigue tan perfecto como siempre. Su pelo despeinado, sus ojos profundos y bañados en deseo y su torso desnudo, con marcas de mis mordidas y besos.
    -Usagi, quiero jugar. Hazme el amor. – le susurro mientras me levanto de la cama. Gateo hasta coger las esposas con plumas blancas y un dildo gris.
    - ¿Esposas y un dildo? Esta bien. Dame tus muñecas. – niego sonriendo.
    -Estas son para ti. – levanto las esposas – Esto para mí. – levanto el dildo.
    Usagi levanta una ceja, negando.
    - ¿Yo esposado? – asiento con una sonrisa. Usagi se ríe mientras se sienta en la cama.
    -Por favor, sólo por esta noche. – le ruego mientras me siento en el suelo, entre sus piernas. Usagi ríe y niega, hasta que después se da cuenta que lo digo de verdad. Usagi deja de reír y mira sus muñecas. Yo las acaricio.
    -Sé que esto puede afectar a tu enfermedad, pero quiero hacerlo. Tu podrás hacerme lo que quieras, pero déjame atarte. – Usagi lo piensa, pero finalmente asiente.
    -Está bien; átame. – sonrío. Me levanto y le doy un beso. Tomo las esposas y le ordeno que las ponga delante de su pecho. Le esposo y le doy un beso como premio. Esto es un gran paso; debe confiar mucho en mí si me deja esposarle.
    -Ahora voy yo. – me río. Me quito la ropa interior, dándoselas. Usagi sonríe. Me subo en la cama y tomo el lubricante para esparcirlo por la punta del dildo. Lo acaricio y Usagi me mira embobado. Me acuesto en la cama, flexiono las rodillas y las abro. Me expongo a mi marido, para que me vea mientras me masturbo. Tomo el dildo, mientras Usagi se acomoda entre mis piernas y sujeta mis rodillas, aun con sus manos esposadas. Se relame y me mira. Tomo el dildo y acaricio mi entrada.
    -Misaki… Quiero entrar. – lleva sus manos a su entrepierna y se acaricia. Jadeo mientras el dildo se abre paso por mi interior. Necesito más. Lo muevo, despacio. Cierro los ojos imaginado que es mi esposo, jugándome en mi interior. Y ahora se mueve más rápido, no demasiado…
    -Ah… Más… – gimo. Usagi se apropia del dildo, provocando embestidas tan profundas como fuertes. Intento no gemir, sintiendo vergüenza de mis propios gemidos.
    -Gime más alto. – me ordena.
    -No puedo, amo. – gimoteo. Muerdo mi antebrazo.
    -Sí, sí puedes. Gime para mí. No le ordena tu amo, te lo pide tu marido. – ¡maldito seas Akihiko Usami! Dejo de morderme y abro los ojos. Le miro, pero él está demasiado ocupado embistiéndome con el dildo.
    -Usagi… Bésame. – le ruego entre gemidos. Akihiko levanta la cabeza, me mira y sin dejar de mover el dildo, ahora en círculos, me besa.
    Le abrazo, y Akihiko siente la necesidad de abrazarme también, pero no puede. Me río. Akihiko saca el dildo de mi interior, y me pide que me quite el corpiño. Asiento y me levanto de la cama. Tomo la cinta blanca de mi espalda y me lo quito poco a poco, hasta que cae al suelo. Me acerco a Akihiko y le doy un beso en la mejilla.
    - ¿Puedo pedirte yo algo? — le pregunto mientras me arrodillo frente a él, con las manos sobre los muslos y las palmas mirando hacia arriba.
    - ¿Qué quieres? — su voz suena algo enfadada. Tengo un poco de miedo.
    - ¿Puedes tumbarte boca-arriba? – levanto los ojos, rogándole con la mirada. Usagi se lo piensa, y después claudica. Se pone en pie, y yo aprovecho para tomar el cinturón de su pantalón y así poder quitárselo. Por primera vez, es Usagi quien se queda desnudo. Y se tumba boca arriba. Me subo en la cama y sobre él.
    - ¿Te has propuesto tentarme hasta la casación? Si quieres que te azote, sólo dímelo. No hace falta que te portes como un niño malo. – se ríe tras decir eso. Tomo sus manos y las pongo sobre mis pezones, para que los pellizque.
    -Si no me porto mal, ¿dónde estaría la gracia? – le sonrío. Usagi no pierde el tiempo y me pellizca. Yo aprovecho y me froto contra su sexo.
    -Ah. – se ríe. Baja sus manos hasta mi miembro y lo acaricia. Sonrío. Me estiro hacia un lado, sin dejar de mover las caderas, y tomo el dildo. Me levanto un poco y me lo introduzco, suavemente.
    -Eres un niño codicioso. – gime.
    -Eso es porque me has consentido demasiado. – le guiño un ojo y timo su miembro.
    -Espera, desátame. – no le respondo, y meto el pene de Usagi en mí. Una doble penetración…
    -Misaki… — clava sus uñas en mis muslos mientras hecha la cabeza hacia atrás. Me revuelvo sintiéndome totalmente pleno. Muevo mis caderas, hacia delante y hacia atrás cuando Usagi está al completo en mí. Le miro, deseoso.
    No puedo más, no puedo más. La poca paciencia que me quedaba se acaba de largar.
    Tomo las muñecas de Usagi y le quito las esposas, con la llave que guardo en mis medias. Le pongo las manos en el pecho y le obligo a mantenerse tumbado en el colchón.
    -Voy a ofrecerte un buen espectáculo… — muevo mis caderas, sintiéndome más poderoso que nunca. Usagi clava sus uñas en mis caderas, mientras muerde su labio.
    Y empieza el espectáculo; muevo mis caderas de arriba-abajo, despacio. Es increíble… Esta sensación lasciva, tan profunda y delirante…
    -Más… — me ordena mi marido mientras se sienta en la cama y me besa el vientre. Yo sonrío. Así te quería ver, Akihiko Usami, deseándome solo a mí.
    Algo se apodera de ambos, porque desde ese instante, ya no somos humanos, solo animales entregados al deseo. Usagi me tumba y me embiste con la fuerza de sus caderas.
    - ¡Usagi! Suave, por favor. – niega. Me da un beso en la pierna y después me obliga a rodear sus caderas con ellas.
    -Agárrate fuerte. – me agarro de las sabanas, con algo de miedo. Y me embiste, me domina sobre la cama. Gimo, me retuerzo de placer, sacando de lo más profundo mi garganta, delirantes gemidos. No soy persona, solo su juguete. Usagi gime, suda, y no deja de embestirme.
    - ¡Ah! ¡Ah! Ah… ¡Ah! – no puedo articular palabra, solo gemidos. Usa tanta fuerza contra mí que siento que va a romper la cama. Me duele…
    - ¡Usagi! Por favor… — Usagi no me hace caso, sólo me embiste y sigue haciéndome el amor. Pero empieza a bajar el ritmo.
    -Aaah… — suspiro — Usagi, ¿por qué te parás?
    Se pasa la mano por el pelo.
    -Levantate. Quiero ver si aguantas mis embestidas de pie. – tiemblo.
    -No, por favor. SI me embiste así de fuerte, me caeré.
    -Tranquilo, te sujetaré. Vamos, quiero probarlo.
    No hay forma de negarme. Así que me levanto, y me saco el dildo. Usagi toma de nuevo el dildo y niega.
    -Con el dildo.
    - ¡Tú deliras! – Usagi me mira totalmente extrañado. Me sonrojo.
    -Ahora. – no tengo forma de negarme. Me levanto y me ordena sujetarme en el lavabo.
    -Como castigo por haberme engañado, te obligaré a ver tu rostro mientras te embisto.
    Abro las piernas, me estiro un poco mientras Usagi me vuelve a meter el dildo. Y luego él.
    -Siempre eres tan cálido y húmedo. – se ríe. Yo no. No voy a aguantar, es imposible. ¡Imposible! Pero eso Usagi no lo entiende y me empieza a embestir con fuerza, sin detenerse.
    -Usagi… ¡Ah, dios! ¡No, por favor, no puedo! – Usagi me agarra con fuerza de las caderas.
    -Abre los ojos; mírate. Mira como disfrutas de mis embestidas. – hago lo que me ordena y me veo en el espejo. Mi boca, seca, mis mejillas, rojas y mi cuerpo, totalmente preparado para lo que se venga. Cierro los ojos, Usagi me agarra del pelo y me embiste con fuerza.
    -Házmelo… Ámame… Fóllame duro…. – le ruego mientras dejo de pensar que no podre aguantar sus embestidas. Gimo, gemimos. Escucho el sonido de nuestras pieles chochar y esa sensación tan dolorosa y placentera escalar por mi columna vertebral ya es conocida para mí.
    -Misaki… No aguanto… -- me embiste con fuerza, culminando en mi interior.
    - ¡Agh! – gime. Besa mi espalda, con la mirada perdida. Usagi sale de mi interior, me da la vuelta y me besa, sacándome el dildo.
    -Ahora te toca a ti. Y tenemos toda la noche para disfrutar. – me susurra mientras me limpia el sudor de la cara.
    -No, tenemos toda la vida. — le susurro mientras le doy un beso.


    La mañana llega, y enterrados entre las sabanas, nuestras ropas y los pétalos de rosa, nos revolvemos.
    -Buenos días… -- me susurra Usagi, mientras abro los ojos.
    -Buenos días, ¿has dormido bien?
    -Creo que solo he dormido unas cuatro horas, pero sí. Quedarme despierto ha valido la pena. – le sonrío. Me levanto como puedo y miro a mi alrededor. Al salir de la cama veo que llego aun mis medias, aunque están rotas. Prefiero no recordar cómo se rompieron. Lo que ha ocurrido en esta cama, no ha de salir de esta cama.
    -Estoy hambriento… — susurro. Usagi se levanta y abre la llave de la ducha. Luego vuelve a por mí y me lleva hasta la ducha.
    -Primero nos duchamos y luego nos vamos a desayunar.
    -Pero recuerda guardar… ‘’nuestros juguetes’’. – le susurro. Usagi asiente y saca de los lavabos los juguetes que dejamos en agua caliente antes de irnos a dormir. Mientras yo me ducho, él se encarga de guardar todo. Después vuelve y se ducha conmigo.
    - ¿Te ha gustado tu noche de bodas? – Usagi sonríe.
    -Por supuesto que sí. – nos reímos.


    - ¿Cómo me has convencido para hacer esto otra vez? – me pregunta Usagi mientras camina.
    -Ya te lo dije, he visto un niño en aquella mansión. – le digo. Después del desayuno volvía arrastrar a Usagi hacia el sendero.
    -Te lo habrás imaginado. – me susurra. Pero cuando llegamos al orfanato, escuchamos las voces de unos niños.
    - ¿Imaginaciones? – le pregunto sarcástico. Usagi se encoge de hombros. Avanzamos hacia la parte de atrás del orfanato y vemos a una pareja de niños jugando en el césped. Y junto a ellos una mujer algo mayor, sentada en un banco.
    -Usagi, acércate a preguntar. – le pido. Usagi me mira y luego pone los ojos en blanco. Se acerca a la señora sin hacer ruido ni perturba el juego de los niños. Después de un rato, Usagi regresa.
    -Esos niños son los últimos de este orfanato. Son hermanos y nadie los quiere adoptar a ambos. Y parece que su cuidadora no quiere separarlos. – cuando Usagi me lo cuenta mira con algo de tristeza a los niños.
    - ¿Cuántos años tienen? – pregunto.
    -Siete años. Son mellizos.
    Miro a Usagi, con algo de pena.
    -Señor, ¿por qué tiene el pelo blanco como nuestra abuela? – pregunta dulce voz en inglés.
    Ambos bajamos la mirada hacia el suelo, encontrándonos con una preciosa niña rubia con los ojos verdes. Lleva una gran chaqueta roja y el pelo suelto. Agarra con fuerza un conejo marrón con los ojos casi descosidos.
    Miro a Usagi. Solo espero que no se comporte como con Mahiro. Usagi se inclina, y mira a la niña.
    - ¿Por qué eres tu rubia? – le pregunta Usagi con dulzura. La niña se encoge de hombros.
    -Yo tampoco lo sé. – la niña le sonríe. Nos muestra su dentadura, a la cual le falta un diente. Me inclino y le sonrío.
    - ¿Cómo te llamas? – pregunto en inglés.
    -Me llamo Yumi. – Usagi y yo nos sorprendemos cuando la niña nos responde con un japonés perfecto.
    - ¿Eres japonesa? – pregunto en japonés.
    -Sí, nuestro padre era japonés y nuestra madre inglesa. – ahora habla la voz de un niño. Se acerca y toma a su hermana de la mano, apartándola de nosotros. Pero ella se suelta y toma la mano de Usagi.
    -Vamos a jugar. – y arrastra a Usagi. Me río. Él me mira, pidiéndome ayuda. Yo me encojo de hombros.
    - ¿Sois pareja? – me pregunta el niño. La pregunta me sorprende.
    -Sí, estamos casados. – él asiente.
    -Me llamo Daiki, ¿y tú? – me pregunta él un poco nervioso.
    -Misaki, me llamo Misaki. – asiente. Veo que se revuelve. Quiere decirme algo, pero no se atreve. Mira hacia su hermana, luego me mira.
    - ¿Quieres que vayamos a jugar? – digo, ya que él parece no atreverse. Asiente, sonrojado. Le tiendo la mano y el la acepta enseguida. Más feliz que una vela, me lleva junto a su hermana y mi marido.
    - ¿A qué jugáis? — pregunto mientras me siento en el suelo, junto a ellos. La niña me mira sonriendo.
    -Vamos a jugar al ‘’veo, veo’’. – nos dice. Su hermano se sienta a mi lado. Es muy tierno.

    Nos pasamos toda la tarde con los niños. De juego en juego, los niños han aprendido muchas palabras nuevas en japonés. Y la tarde s eme hace muy corta. Los niños nos hacen prometer que volveremos al día siguiente, ¡y como decirles que no! Hasta Usagi se ha enamorado de los niños. Durante el camino de vuelta hablamos de lo mucho que nos han gustado esos niños. Y un tema delicado cae.
    -Serías un buen padre. – suelto sin pensar. Usagi se detiene en seco y me mira. Me revuelvo algo incómodo.
    -Bueno, eso pienso yo.
    -Misaki, a menos que adoptemos, nunca seremos padres. –
    -Esos niños buscan unos padres. – sonrío.
    -Misaki, es una gran responsabilidad.
    -Yo creo que podríamos. Ellos son muy buenos. – Usagi camina un poco más hacia mí.
    -Mejor vámonos. Quiero cenar. – me río. Caminamos hasta el hotel. Y durante la cena, seguimos discutiendo sobre lo mismo: adoptar.
    -Misaki, te lo repito, no es un juego.
    -Lo sé, lo sé. Pero yo tengo experiencia cuidando de un niño grande: tú. – me río.
    -Misaki… — come y me mira mal.
    -Está bien. Me callo. Pero mañana iremos a verlos.

    Al día siguiente, después de desayunar nos damos prisa por llegar al orfanato. La señora mayor está sentada, en el mismo banco mirándonos con dulzura. Yumi se pasa todo el día escuchando las historias que Usagi le cuenta, encantada con esas fantasías. En un momento dado, se sienta en el regazo de Usagi. Él la mira encantando, con verdadero amor.
    Yo, por mi parte, me paso el día entero con Daiki. Jugando al escondite en el interior del orfanato. Y antes de volver al hotel, cuando ha oscurecido, Daiki y Yumi nos dan un abrazo fuerte. Daiki me susurra, sólo a mí: ‘’Desearía que tú fueras mi padre’’. Eso colma hondo en mi alma.
    Y caminamos de vuelta, en completo silencio. La verdad es que esos niños son un amor y no quiero que los separen.
    -Misaki… — Usagi se para en seco, a metros de la entrada del Hotel. Me giro y le miro.
    - ¿Qué? – me acerco a él.
    -Quiero adoptarlos. A ellos. Les quiero. – me quedo en silencio. Abrazo a Usagi, con lágrimas en los ojos.
    -Yo también. – jadeo. Nos separamos y sonreímos.
    -Entonces… ¿Vamos a ser padres? – susurro feliz.
    -Eso parece, señor Usami.

    Y así, el resto de nuestra luna de miel nos la pasamos en el orfanato, jugando con ellos, hablando y conociéndoles. Mientras en secreto preparamos la adopción con la señora que les cuida. Sinceramente, nunca había visto a Usagi tan feliz. Ni yo nunca me había sentido tan pleno. Poco a poco nos vamos enamorando más y más de esos pequeños. Pero nuestras vacaciones acaban y debemos decir adiós. Los niños se aferraron a nuestras ropas, con lágrimas en los ojos.
    -No os vayáis… Quédate, por favor… — la voz quebrada de Yumi puede destrozar nuestra alma. Usagi abraza a su niña, comiéndosela a besos.
    -Tranquila, volveremos. – pero la niña no quiere soltar a Usagi. Y finalmente volvemos a nuestra casa.

    Un año más tarde...



    - ¡Por dios! ¡Quédate quieto! – le ordeno a Usagi, que se mueve como un león enjaulado por toda la casa.
    -Lo siento, estoy nervioso. Deberíamos haber ido nosotros a por ellos.
    -Ya te le dije, los de servicios sociales querían hablar con ellos primero. Y nos lo traerán aquí. – siento a Usagi en el sofá de nuestra casa.
    Tras nuestra boda, como regalo por parte de toda la familia Usami recibimos una casa recién remodelada en una zona bastante familiar y tranquila. Decidimos mudarnos aquí porque este sería el lugar perfecto para criar a esos niños.
    Tras un año, miles de papeles, entrevistas y muchos papeles más, por fin nos dieron la adopción de los niños.
    Esta casa fue remodelada para que las habitaciones de los niños fueran a su gusto, y separadas el uno del otro.
    -Usagi, te digo que te relajes. Van a llegar, nos han llamado hace veinte minutos. Van a tardar un poco más todavía.
    Usagi se sienta a mi lado, pasándose las manos por el pelo. Permanecemos en silencio durante unos minutos hasta que escuchamos el ruido de un coche aparcando. Usagi y yo nos levantamos del sofá como si hubiera un muelle en nosotros. Me acerco a la puerta y la abro, encontrándome con un coche negro, todo terreno. Y de ese coche, bajan dos preciosos niños que corren hacia nosotros muy felices. Nos abrazan, como si hubiera pasado una eternidad.
    Es entonces cuando una mujer rubia, con los ojos marrones se acerca a nosotros y nos da un sobre con todos los papeles.
    -Aquí están las partidas de nacimiento y todo lo que necesitan estos niños para iniciar una vida feliz aquí, en Japón y con sus nuevos padres.
    -Muchas gracias. – susurra Akihiko mientras mira el interior del sobre.
    -Vendremos a hacerles una visita dentro de poco. Será sorpresa así que estén preparados. En cuanto a lo demás, les deseo buena suerte. – Akihiko y yo damos las gracias. Ella coge el coche y se retira.
    Noto como algo se revuelve entre mis piernas. Miro hacia abajo y veo que Yumi está tirando del pantalón de Akihiko y del mío.
    -Entonces ahora debemos llamaros papá y papi, ¿verdad? – Akihiko y yo nos miramos consternados.
    - ¿Y quién es quién? – pregunto para seguirle el juego a la niña.
    -Pues papá es Usagi y papi eres tú. – y sonríe ella tan feliz. Después se da la vuelta, coge su maleta y entra en la casa. Daiki se acerca a nosotros. Akihiko se inclina y le revuelve el cabello.
    -Vamos. – nos toma de las manos y nos lleva dentro de casa. Subimos las escaleras y les mostramos a los niños sus habitaciones. Mientras dejamos que se instalen, yo preparo algo de merendar y Akihiko se pone a ayudarles con sus cosas. Aunque al final termina jugando con ellos. Al entrar en la habitación de Daiki, les veo a los tres jugando con el tren, sin preocuparse. Usagi parece muy contento. Se ríe y mira embobado el tren ir y venir. Siempre le ha gustado ese tren. Siempre ha sido un niño en su corazón.
    - ¡Papi! – Yumi se levanta del suelo enmoquetado y corre hacia mí. La tomo entre mis brazos y me da un beso.
    -Vamos, la merienda ya está lista. – y los niños de la casa se levanta del suelo y corren hacia el comedor, mientras Yumi y yo vamos con toda tranquilidad. No sentamos por primera vez a merendar los cuatro en la misma, sin preocuparnos de mucho. Comemos unos bocadillos y bebemos zumo de naranja, aunque Daiki bebe agua. No le gusta el zumo.
    -Venga terminad rápido de guardar vuestras cosas que tenemos que ir a comprar algunas cosas para vuestra escuela. – susurro cuando terminamos de comer. Todos pone cara de aburrimiento.
    -No me miréis así. – les digo mientras recojo los platos.
    - ¿A qué os quedáis sin cenar? – y en seguida los niños se levantan corriendo, dejan su planto en el fregadero y suben las escaleras de dos en dos.
    - ¡Con cuidado! – grito desde la cocina. Me río y Usagi se me acerca por la espalda, mientras limpio los platos.
    -Esto si es vida. El ruido, las risas, los niños… Tú. – Usagi me abraza con mucho amor y me come la mejilla a besos.
    -Yo también estoy feliz. Gracias por todo. – le doy un beso. Termino de lavar los platos, mientras Usagi termina de fumar. Entra en casa y mira el manuscrito que hay en la mesa de café, en el salón. Me acerco a él y tomo el manuscrito.
    - ¿Un BL? – pregunto y a lo que Usagi asiente.
    - ¿Y el titulo? – reviso las primeras hojas y no lo veo.
    -No lo he puesto, todavía. Aikawa le ha dado el visto bueno, pero quiere el titulo ya. – me lo quita de las manos.
    -Ya… ¿Y de qué trata? – Usagi me mira complacido.
    -Es nuestra historia. – me sonrojo. Me doy la vuelta, agarro el bolígrafo que hay en el cajón de la cocina y vuelvo. Tomo el manuscrito y garabateo lo mejor que puedo algo.
    -Listo, el título. Ahora nos vamos. Que quiero llegar a pronto para hacer la cena pronto. – Usagi mira el titulo y sonríe.
    -Es perfecto. – le sonrío y le guiño un ojo. Poco después bajan los niños, con sus chaquetas y nos vamos a comprar.
    Sí, es un título perfecto.



    Ámame, por favor, ámame



    Autor: Akikawa Yayoi



    Muchas gracias por todo el tiempo que habéis invertido leyendo una novela que nació de una persona sin talento y que gracias vosotr@s a ido creciendo. Este capítulo es para vosotros y para que lo disfrutéis. Muchas gracias...


    HASTA SIEMPRE

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    Me ha encantado el capítulo. Lástima que sea el ultimo.
    Magnifico fanfic.
    Muy buen lemon.
    Qué lindo han adoptado a dos mellizos y ahora forman u na linda familia.
    Espero poder leer pronto más trabajos tuyos.
     
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  9. UsagiLee
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    OMG
    OMG
    OMG
    OMG
    QUE LINDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    ¡Gracias por el regalo de cumpleaños! ¡Gracias por esta historia! ¡Gracias por escribir una fantasía más con estos dos hombres llenos de amor!

    Romance, celos, engaño, caso policíaco, BDMS, familia, casos médicos.... Dios. :0

    Me encantó.
    Si bien tardabas, pero lo vale. uvu
    Es curioso cómo Misaki va cambiando, me gusta esta manera también. uwu

    No me esperaba que adoptaran, no veo a Usagi siendo padre JAJAJAJA, Pero es buen detalle.
    Y que Usagi se haya dejado esposar... Buaaaaaaaah:0 I ike uwu
    Doble penetración noche de bodas AJAJAJAJAJA Que loco pero nada mal 7u7
    Se ve estudiaste sobre esto para escribirlo xD uwu

    Es una pena que haya terminado.
    No es bonito. :c Siquiera no le alargarás para hacerle relleno porque ufff <3
    Te quedó hermoso el fanfic.

    Ojalá te animes a una nueva historia con ellos, definitivamente la leería. <333

    Hasta siempre también.
    (Tengo tu número así que podemos seguir charlando y así wiii 7u7)

    Quizás mi último comentario no es muy largo, haciendo una retro a la historia,pero no dudes del sentimiento que le tengo como al amor de ellos uwu

    Me alegra que eso de matar a uno fuese broma, si lo hacías lloraría como Magdalena. Está más inefable esta versión. :'v <3

    I love this history. <3
     
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  10. Tomoya-sama
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    Bueno, simplemente puedo decir magnífica historia me encanta en verdad ya dos años siguiendo esta historia leyéndola una y otra vez. Me encanto el final. Que hermoso que al fin pudieran estar juntos felices y con niños. Vaya luna de miel magnífica. Me encanta como describes cada cosa. En vardad me dio gusto poder terminar esta historia. Y gracias a ti por el tiempo que le dedicaste a esto no sabes como amo esta pateja. Ojala pronto vuelva a ver otra historia tuya por que definitivamente la leeria, hasta siempre... <3
     
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    En mi casa con Natsu Funabashi (aunque el no quiera estar ahi)

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    Lamento haberlo olvidado T.T
    Si no tengo perdon pero nunca olvide esta historia, su primera y segunda temporada, magnifica erotica obra de arte
    Me encanto la boda..la luna de miel 7u7 (no tengo palabtas para describirla porque asi imagino my honeymoon x///D..kyaa) y el final (Daiki y Yumi *0* <3 )
    £Akemi£ sensei gracias mil gracias, mil,agradecimientos y bendiciones
    Ire a leer su nueva adquisicion de fanfic y de paso me releere de nuevo este fanfic (todo de corrrido es mas delicioso *¬*)

    Muchas gracias por la historia
    Atte: Haru
     
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  12. Helena93
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    se que mi opinión esta algo retardada pero fue un final épico hermoso digno de ti gracias por permitirnos soñar, reír, angustiarnos y disfrutar de esta bella historia tu forma de escribir es fenomenal, detallada, espero volver a leer muy pronto una nueva locura tuya gracias mil gracias .
     
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    A secret makes a woman woman

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    ¡Hola mis amores! Vengo con una notica que espero les guste. Ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero he decidido resubir esta historia en Wattpad. Así, si alguien quiere guardársela (XD sueño con que alguien quiera) puede hacerlo. Espero que me ayuden a que tenga mucho apoyo Colón lo hicieron en este foro. Me encantaría tenerlas por ahí y de paso poder hablar un poco más entre nosotras. Responder preguntas que me quedaron por ahí (lo sé XD. Soy un desastre) así que si tienen cuentan, ya saben, pásense. Subiré cada semana un nuevo capítulo (y ahí sí que cumpliré). Estos capítulos serán revisados y corregidos. Así que aquí les dejo el link: https://my.w.tt/22V0NJ0t1K
     
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    ¡Hola, mis amores! WOW, ha sido mucho tiempo, ¿verdad? Bueno, solo quería deciros que la publicación de la primera parte de Azotame, por favor, azotame, ha finalizado en Wattpad y a tiempo para entrar en los wattys. Estos son unos premios/concurso en donde todo Fanfic, historia original, etc.. entra a concursar para conseguir promocionar, y en algunos casos, hasta se publican los libros. En mi caso, no busco nada de eso, pero me encantaría que la leyeran allí y voten en los capítulos. ¡Eso es todo! Nos vemos, mis amores.

     
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    Hola que alegría saber de ti, esa plataforma no me gusta mucho y no suelo entrar lo siento, pero espero poder leerte otra vez en esta plataforma.
     
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