♦Cuenta conmigo... (Kirishima x Yokozawa)♦ [¡ACTUALIZADA 23/07/2017]

Yokozawa descubre que esta embarazado y su novio y casí toda su familia le dan la espalda, pero aun ahí gente que le apoya. Y una luz llegara a su vida; Kirishima Zen.

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  1. aranza
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    Seguiré por ti esperando, mi vida no llores, que te estoy mirando.

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    Estas por leer el mensaje automático y cursi de la escritora, puedes saltarlo e ir directo al capítulo si quieres <3~
    Volví en forma de fichas.
    ¡Buenos días, tardes, noches, a la hora que leas esto! ¡Gracias por aguantar mi Hiatus eterno y horrible! Si sigues aquí a pesar de eso, te amo bb, gracias.[?]
    ACTUALIZACIÓN DE TODOS MIS FICS COMO ARREPENTIMIENTO POR DESOBLIGADA. Gracias por esperar y apoyar la continuación de todos los proyectos de una escritora despeinada y ojerosa... :’)
    -Actualización nada forzada, y hecha con gusto por tu escritora, osease la persona que está escribiendo esto para ti ahora mismo, dejar un revise no cuesta nada, y me hace sentir apoyada, ;D
    -¡DISFRUTA TU ACTUALIZACION, MI AMADO LECTOR!



    Capítulo 3.



    Una semana era la que había pasado desde que Takafumi se había mudado a casa de los Kirishima, para él, el tiempo parecía eterno y cada día más difícil.
    Todo se seguía debiendo a el hecho de que sus padres le habían dado la espalda y tratado como escoria en cuanto la noticia de su embarazo, aunque a pesar de eso nadie más se había enterado de su estado, pues de sus amigos y primo no había pasado y Iokawa lo evitaba lo más que podía; además de que a pesar de tener tres meses (según los estudios que se hizo) seguía manteniendo su misma delgada figura, como si a su bebe no le diera ninguna gana crecer.
    — ¡Takafumi~!- Un agudo y sonoro grito esfumo sus pensamientos e hizo que continuara acomodando sus útiles escolares según el horario que correspondían. — ¡El desayuno está listo, baja ya!- Ritsu era el que más entusiasmado parecía con la idea de que él se hospedara en su hogar, a pesar de que el ojiazul seguía sintiéndose incómodo y mal por las molestias que debía estar causando.
    —Ya bajo…- Hablo suave y sin prisa, pues siendo sincero no tenía muchas ganas de asistir a la escuela. Cerró la mochila y la coloco en sus hombros bajando arreglado y con uniforme puesto.
    Ritsu le esperaba abajo, de igual forma portando el uniforme del colegio y con una sonrisa infantil.
    — ¿Eh? ¿Te tardaste tanto solo por arreglar tus cosas? ¡Es temprano todavía, yo no lo he hecho!- El parecía confundido con su pulcra y limpia actitud y orden cuando de ocupaciones se trataba.
    —Y es por eso que terminaras siendo un mantenido cuando terminemos los estudios.- Por detrás apareció Zen, dándole un ligero golpe en la cabeza a su hermano, y rápidamente volviendo al lugar de donde había salido.
    — ¡Hey!- Reclamo este con un puchero de molestia en su rostro, sobando la parte golpeada.- ¡El que me mantendrá serás tú de todas formas!- Takafumi rio y rodo los ojos ante las infantiles peleas que podían tener los hermanos y solo por cosas de nada.
    —Si él no quiere, yo sí que te mantendré.- Los ojos de Ritsu se iluminaron y abrazo a su amigo, con ansias.
    — ¡Takafumi eres un gran amigo!- Correspondió al abrazo con algo de pena, hasta que Ritsu se separó.
    —Ven, ven… ¡Vamos a desayunar!- Asintió y siguió al ojiesmeralda hacia el comedor, donde Zen los esperaba con los platos servidos y una sonrisa típica de el en su rostro.
    —Será mejor que se apuren, si no queremos llegar tarde.- Takafumi sonrió ante la amabilidad del más alto y se sentó a desayunar.
    Los primeros días en los que se había quedado allí, Yokozawa se negaba a comer mucho o simplemente el hambre no llegaba; lo que sus padres le habían hecho le había perforado hasta lo más profundo, por lo cual entro en una especie de depresión que le impedía salir adelante. Sin embargo, Zen fue paciente y considerado, siempre recordándole que debía alimentarse correctamente por el bienestar de su hijo, o suyo propio.
    Vivir con los Kirishima le producía comodidad y paz, pues ellos desde el principio le habían abierto los brazos y nunca le habían despreciado o dejado solo.
    Entre todos esos pensamientos que pasaban tras el cada día desde la noticia de su embarazo, el desayuno finalizo y comenzaron los toques finales para salir al colegio.
    Takafumi se miraba al espejo y no sabía que sentir, si asco, miedo, nervios, era todo un mar de confusiones. Sabía desde el principio que esto estaba mal, que su embarazo era producto de un accidente y que todos le mirarían mal después de esto, pero estaba claro que abortar no era una opción, después de todo ese niño no tenía la culpa de nada de sus errores.
    — ¡Hay que irnos ya!- La voz de Zen como siempre hizo que desviara los malos pensamientos y corriera escaleras abajo.
    —Ya, ya estoy…- El miro con desaprobación al ojiazul negando con la cabeza.
    —No deberías correr en el estado en el que estas.- A veces Yokozawa se sorprendía de lo sobreprotector que podía ser su amigo.
    —No es para tanto. No me paso nada.- El coloco una mano en su hombro, y Takafumi tuvo que mirar hacia arriba para alcanzar su rostro.
    —Todo tiene importancia cuando se trata de ti.- Bajo de inmediato la mirada ruborizado, ¿Por qué Zen era tan amable? El ojiazul pensaba que no lo merecía.
    —No es verdad, yo…-
    — ¡Vámonos!- Grito Ritsu quien bajaba apresurado, cerrando su mochila, estaba despeinado y se veía agitado.
    —Te dije que te arreglaras antes…- La burlona voz de Zen solo enfado al más bajo.
    — ¡Te importa un comino si me arreglo bien o no!- Zen rio y luego miro a Takafumi quien aún no podía sostener su mirada.
    — ¿Vámonos, si?- Asintió rápidamente y salió detrás de él, no sabía cómo Zen podía ponerle tan nervioso.
    Subió al auto de Zen, al lado, pues iban a pasar también por Masamune, y debían dejarle espacio.
    —Yo no quiero ir a la escuela.- Con un puchero, Ritsu hacia su típica rabieta matutina a la cual ya estaban acostumbrados.
    —Si no quieres, entonces no vayas, pero haya tu si quieres vivir debajo de un puente.- Ritsu soltó una carcajada por el comentario de su hermano, que lindo debía ser tener una relación fraternal de ese modo.
    Y así el día comenzó como cualquier otro. Pasaron por Masamune que no tardo nada en salir y llegaron rápidamente al colegio.
    A partir de entonces cada uno se fue a su respectivo salón. Ritsu y Takafumi juntos pues iban en la misma clase.
    Al llegar se sentaron en sus lugares, mientras conversaban de temas triviales. Eso hasta que el rostro de Takafumi se deformo a una mueca.
    — ¿Estas bien?- Este negó con la cabeza, mientras echaba a correr al baño. Tenía nauseas, otra vez, y era horrible.
    Ya dentro, Ritsu sobaba la espalda del mayor mientras este desechaba todo el desayuno.
    —Pensé que las náuseas solo duraban el primer mes…- Hablo Ritsu confundido y en voz alta, preocupado por la salud de su amigo.
    —Ah… ya has visto que no.- Susurro el más alto agobiado por las fuertes arqueadas. —Me duele la garganta…-
    —Creo que yo nunca quiero embarazarme…- Ritsu hablo con pena y pavor a la vez, de solo ver a su amigo en tan deplorable estado a el mismo le causaba nauseas.
    La puerta de entrada volvió a cerrarse en ese momento aunque ninguno de los dos lo noto.
    —Por favor, no quiero que tú y Masamune cometan la tontería jóvenes.- Claro está que se estaba tomando así mismo como ejemplo.
    — ¡Ah, no! Él y yo somos unos sub-normales. Definitivamente no sabríamos cuidar un niño.- El comentario le saco una risa cansada a Takafumi, al menos estaba feliz que el romance de ellos dos fuera a la perfección.
    Salieron del baño, luego de que el peliazul se lavase, caminando por los pasillos, Takafumi reía por los chistes ocasionales que se le ocurrían al más bajo.
    Eso hasta que tropezó con aquel chico que lograba desquiciarles a ambos desde que habían ingresado al colegio: Misaki Takahashi, que, como siempre, iba acompañado de Takahiro, que parecía su guardaespaldas de tan pegado que estaba a él.
    — ¿¡Por qué no te fijas, idiota!?- Ritsu reaccionando a la presencia del joven gruño despacio maldiciéndolo, mientras Takafumi solo rodaba los ojos fastidiado.
    —Takahashi… ¿Te han dicho lo molesto que puedes llegar a ser en ocasiones?-
    —Molesto, sí que seré, pero al menos no soy una puta como tu.- Takafumi rio despacio y lo ignoro, siguiendo el y Ritsu su camino a su aula. Viendo esto, el ojiesmeralda retomo lo que estaba por decir riendo.
    —Que va a quedarse preñado del primero que se le atraviesa...- Eso fue suficiente para detener los pasos no solo de ellos dos, sino de todos los estudiantes que pasaban por allí, quedándose atónitos y curiosos ante la escena.
    Ritsu fue el primero en reaccionar, que, molesto y a pasos rápidos se acercó al más alto y le dio un puñetazo en el rostro, pues así era el, resolviendo todo a base de violencia. Dio la vuelta y miro a Takafumi con suplica tratando de decir “Perdóname” siendo que con su acto había confirmado lo que el castaño había dicho.
    —No debes golpear a mi hermano por decir la verdad.- Y salió como siempre Takahiro, quien observaba a Ritsu con furia, acercándose a él. A pesar de las diferencias de altura, el castaño no bajo la mirada. —Tú y tu amiguito son el principal negocio del prostíbulo que es este lugar.- Sin saber cuándo habían llegado, esta vez fue Takano el que le soltó un golpe a el Takahashi mayor, haciéndole retroceder.
    De nuevo había comenzado una pelea escolar, a pesar de que su más reciente problema había sido hace tan solo una semana.
    — ¿En serio fue tan idiota como para embarazarse de Iokawa?-
    —Pues estaban saliendo ¿no?-
    —Vaya estúpido…- Y las risas y los comentarios no se hicieron esperar. Takafumi no podía con la vergüenza. Ahora mismo quería echarse a llorar.
    — ¡NO ES DE EL!- La histérica voz de Ritsu atrajo la atención de Yokozawa, rezando que no dijese una estupidez. — ¡Él bebe que espera Takafumi es de mi hermano!- Y allí todo se quedó en un silencio sepulcral.
    Fin de la pelea entre los chicos; fin de los murmullos ajenos, solo una enorme sorpresa que no cabía en el lugar.
    Ritsu al instante se sintió nervioso ante la furiosa mirada de Yokozawa y Zen que se había posado sobre él. Takano al sentir todas las miradas puestas en Ritsu se levantó de inmediato y se puso a su lado, sin permitir que su novio, ni su primo dijesen algo más.
    —Eso… ¡No es cierto! ¿Es una broma, a que si Zen?- Misaki nervioso miro al ojimiel quien se levantó con una mirada seria. — ¡Claro que es un chiste! Zen nunca se metería con… alguien como tu.- Repasando su cuerpo de pies a cabeza, solo lo hizo sentir peor. Bajo la mirada dispuesto a destruir la mentira que el castaño había creado.
    —Pues…-
    —Pues sí, yo soy el padre, y eso es algo que a ti no te interesa.- Zen, seguro de sí, tomo la mano de Yokozawa, dejando sin habla a todos.—Y no voy a permitir que tu ni nadie vuelva a meterse o insultar a Takafumi, pues yo, como su pareja y padre de su hijo me hare responsable de que recibas las consecuencias.- Dándose la vuelta y jalando suavemente a Takafumi que aún no reaccionaba del shock se dispuso a volver a las aulas que les correspondían. Ritsu y Takano solo los siguieron nerviosos sin decir más.
    El plan fracaso, pues un maestro furioso los detuvo, que se enteró de toda la pelea por un alumno anónimo y entrometido que había ido a avisarle.
    — ¡QUIERO A LOS KIRISHIMA Y A LOS TAKAHASHI EN LA OFICINA DEL DIRECTOR AHORA!- Parecía furioso y eso solo hizo temblar al par de hermanos. El profesor miro a los otros dos y reacciono. — ¡AH USTEDES DOS TAMBIEN!- Resignados fueron nuevamente a toparse cara a cara con el hombre que les había perdonado la falta anterior hace poco; y como se esperaban los recibió sorprendido y con un rostro de decepción.
    Ellos 4 esperaron fuera mientras los Takahashi eran reprendidos. No pasaron más de 10 minutos cuando estos salieron.
    Misaki enseñando el dedo medio y susurrando “Zorra”, dirigido especialmente para Ritsu se retiró. El castaño intento levantarse a golpearlo pero Takano lo detuvo; no querían más problemas aparte de los que ya se habían adjudicado.
    La puerta estaba abierta, lo que les indicaba que era su turno de entrar.
    —Debo decir que me siento muy decepcionado de ustedes 4…- Lo dijo apenas el ultimo entro y cerró la puerta detrás de sí.
    —Lo sabemos, y realmente lo sentimos mucho.- Como siempre, Takafumi se disculpó por parte de todos, ya que prácticamente a Ritsu y a Takano les interesaba muy poco ser reprendidos.
    —Antes de que llegue la hora de las disculpas, y el castigo… ¿Es cierto lo de tu embarazo, Takafumi?-
    —Sí, lo es.- Dijo algo nervioso, esperando la respuesta del mayor de la habitación.
    —Ahora entiendo…- Asustado, se atrevió a preguntar lo que ya sospechaba y temía.
    —Tendré que dejar el colegio ¿verdad?- Maldita sea que estos últimos días estaba sensible demás, de nuevo tenía ganas de llorar.
    — ¡Claro que no! Este colegio no trata a sus estudiantes de esa forma; no eres el primer ni el ultimo que pasa por esto, pero necesitamos tus controles médicos y la prueba que indique el estado en el que te encuentras, para darte una licencia por si algo surge y al momento del parto.- La respuesta alivio a Yokozawa y asintió repetidas veces por la cabeza. —Le podemos enviar un e-mail a tus padres y que los traigan ahora mismo si tú quieres…-
    — ¡No!- Negó de inmediato. —Yo se los traeré sin problema, descuide.
    —Takafumi… ¿Acaso tus padres no están enterados de tu estado?-
    —Si lo están. Pero ahora ellos están ocupados ¿sabe?- El director ladeo la cabeza dudoso.
    —De todas formas necesitare su firma.- El peliazul se sintió aturdido por ello, pero no dijo más. — ¿Y quién es el padre?- No lo culpaba de que preguntara tanto, después de todo, de eso dependía su estancia como estudiante.
    —Yo soy el padre.- Zen seguro volvió a tomar su mano, Takafumi se sonrojo y apeno, ¿por qué Zen se estaba portando tan bien? Él no tenía la responsabilidad de nada y aun así se mantenía firme a una mentira que para empezar creo Ritsu.
    —Entonces nos aseguraremos de darte una licencia para que puedas ocuparte también del cuidado de tu pareja y del niño que viene en camino.- Nunca creyó que tendría hasta el apoyo del director y se sintió cómodo con ello.
    — ¿¡Vez, Takafumi!? ¡Todo saldrá bien!-
    — ¿Ah, crees que todo saldrá bien?- El director volvió a hablar captando la atención nuevamente. El hombre señalo un punto en específico que fue a Takano y Ritsu. — ¿¡Cuando será el día en el que no reciba una queja de ustedes!?- Ambos bajaron la cabeza apenados, ni Zen ni Takafumi entendían la situación ¿en que líos se metían ellos cuando estaban solos?
    —No es para tanto…- Takano fue el primero en hablar, haciendo solo fruncir el ceño al director.
    — ¿¡Crees que colocar pirotecnia en la habitación de limpieza para asustar a la conserje “no es para tanto”!?- A pesar de que el mayor hablaba en serio, los dos reprendidos no pudieron evitar explotar a carcajadas recordando su travesura.
    —Hubiera… visto su cara.- Recordó Ritsu apoyándose del hombro de Masamune. Y así siguieron hasta que con su palma, el director golpeo la mesa, parando las risas.
    — Y eso fue apenas ayer…- Con un suspiro cansado, comenzó a dar sus palabras finales. —Takafumi y Zen quedan libres de castigo, y ustedes.- Con un tono amenazador los señalo.- El día de mañana se quedaran a limpiar sus respectivas aulas, ya que quemaron los utensilios de la conserje.- No les dio tiempo de reírse pues el castigo les cayó como balde de agua fría. —Ya pueden irse.- Y serio retomo sus actividades.
    Los 4 salieron, dispuestos a por fin tomar con normalidad su clase.
    — ¡No es justo! La señora nos gritó “¡mocosos asquerosos!” y por eso le colocamos la pirotecnia allí.- Ritsu hizo un puchero aferrándose al brazo de Takano.
    —Fue solo una broma.- Siguió Takano, pues debían defenderse aunque fuese a su manera.
    —Bueno… Se lo tienen ganado, par de niños.- Kirishima fue el que les reprendió, siendo el mayor.
    —Debemos ir a tomar las clases, Ritsu.- Este asintió y se separó de su novio con un corto beso, despidiéndose hasta su receso.
    Y así el día salió como siempre. Las clases continuaron, y en el receso siguieron con sus chistes triviales, palabras sin sentido, mucho romance de parte de Takano y Ritsu, etc.; hasta que llego la tan esperada hora de marcharse.
    —Bien, vámonos.- Zen camino hacia su auto, pero Takano y Ritsu no avanzaron.
    —No iremos con ustedes hoy, lo siento.- Levantando una ceja, Kirishima extrañado los miro.
    — ¡No no lo tomen a mal! Pero mañana era nuestro aniversario ¿saben? ¡Dos años aguantando a este malcriado loco!- Ritsu le dio un ligero golpe en el hombro. —Pero como estamos castigados, adelantamos los planes para hoy.
    —Por mí no hay problema.- Yokozawa les sonrió a ambos, aprobando su salida. —Diviértanse.- Ritsu asintió robándole un abrazo a Takafumi.
    —Gracias primo…- Zen les miro y con algo de dificultad termino asintiendo.
    —Pero que Ritsu no llegue tarde…- Takano rio y asintió seguido del ojiesmeralda. De inmediato y tomados de las manos se echaron a correr.
    El ojimiel suspiro, y entro al auto.
    —Vamos Takafumi.- El menor reacciono y camino hacia el auto. Cuando entro se puso a pensar en lo agitado que había estado el día, y lo que había hecho Kirishima. De inmediato se ruborizo y bajo la mirada, ¿Cómo es que había aceptado ser el padre así de fácil? ¡Él no se lo había permitido! Tampoco es como si no se sintiese agradecido por haberlo salvado de una humillación en frente de todo el colegio, pero no quería que Zen cargase con una responsabilidad que solo debía pesarle a él.
    Sin Ritsu, ni Masamune allí, el ambiente se sentía más vacío y solo, lo cual dificultaba más que Takafumi pudiese dejar de pensar.
    Ninguno dijo nada en todo el camino a casa, y el silencio no era agradable pero no había ningún tema inexistente.
    Al llegar a casa, cada uno fue a encerrarse a su habitación, sin dirigirse palabra. Takafumi porque debía pensar, Zen porque no quería que el ojiazul se sintiese incómodo y decidió darle su espacio.
    Recostándose en la cama y mirando al techo, Takafumi suspiro melancólico.
    “Lo que menos quería era causarle problemas a Zen… y ahora por las palabras de Ritsu hasta termino siendo el padre… Creo que debería hablar con él e informarle que no es necesario que tome ninguna responsabilidad…” Con cansancio se levantó de la cama, a pesar de que no había pasado mucho más de 10 minutos.
    Al abrir la puerta escucho el ruido de la televisión de abajo; asumiendo que Zen estaba allí, bajo lento, sin querer alertar al otro de su presencia. Su plan fracaso pues Zen le miro curioso, preguntándose qué hacía el menor allí.
    —Hola…- Susurro Takafumi sacándole una ligera sonrisa al ojimiel.
    —Hola.- Respondió al saludo.
    —Zen, creo que debemos hablar.- Sin responder, el castaño dio golpecitos al lado del sillón, esperando que el menor se sentara y hablara de lo que mencionaba. Takafumi respondió sentándose a su lado. —No tenías por qué hacer ello.-
    — ¿Hacer que?- Takafumi rodo los ojos, señalando lo obvio.
    —Decir que eras el padre de mi hijo, tu… ¡no tenías porque! Es decir… no es justo que te cargues con esa responsabilidad.
    — ¿Qué tiene de malo? Decidí seguirle la mentira a mi hermano para que no quedara en ridículo, más del que causa su sola presencia.- Zen bromeo, pero Takafumi hablaba en serio.
    —Asumir ser el padre es una enorme responsabilidad, y me siento realmente agradecido del que me hayas ayudado pero…- Fue interrumpido de inmediato.
    —Takafumi, escucha.- Tomo su mano tensándole. —Yo se la responsabilidad que esto lleva, créeme, pero yo decidí “seguir con esta mentira” porque quiero que deje de serlo. Voy a ser el padre de tu bebe.-
    —Per…-
    —Y antes de que decidas protestar, quiero que me escuches… Yo ahora asumiendo esto, estoy jurando protegerlos ante todo a ambos, sin importar que pase, y como.
    —Tus padres se molestaran, y tal vez me odien por haber complicado la vida de su hijo.-
    —Entonces hare que entren en razón. Y si no me apoyan entonces me sentiré decepcionado, pues aun así me quedare contigo porque realmente te amo Takafumi…-
    — ¿Dis…culpa?- Zen suspiro con desesperación, explicando lo que ya había dejado claro.
    —No sabes lo mucho que detestaba al idiota de Iokawa por alejarte de mi lado, sabiendo que yo te amaba y podría darte algo mucho mejor… Pero eso no puede detenerme más. Déjame cuidarte Takafumi. Dame la oportunidad de ser el padre de tu hijo, y no solo eso; la oportunidad de conquistarte y volverme aquel por el que sueñes en las noches.-
    Zen era un poeta, de eso no había duda, y eso le subía los colores a la cabeza a Takafumi. Las palabras le habían convencido. Aun no estaba seguro de poder querer a Zen como más que un amigo, pero sin duda el apoyo que le estaba brindando lo tomaría sin dudar, pues se vería pésimo y como si tratara de llamar la atención si se negaba.
    —Muchas gracias Zen, gracias por todo. Después de todo el apoyo que me estás dando, no puedo negarme, me daré las oportunidades necesarias contigo que quieras.-
    Zen se levantó, y con una sonrisa se dirigió a Takafumi.
    — ¿Quieres que te prepare un sándwich?- Hizo una broma como si “Intentara ligarle” lo cual le saco una risa al menor.
    —Por supuesto.-


    *-*-*-*



    Amo al Misaki en plan zorra mardita, los romances pendejos y de secundaría de los nostálgicos, y la cursileria empalagosa con los trifectos, perdón.
     
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18 replies since 30/6/2015, 05:08   1704 views
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