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~·Syl·~
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♅~Existential understanding~♅
Fichas:
♤ El paciente ♤
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Nombre: Nate River
Raza: Humano
Sexo: Masculino
Nacionalidad: Inglesa
Edad: 15
Sexualidad: Demisexual
Rol: Uke
Cumpleaños: 13 de agosto
Tipo de sangre: B
Ocupación: Ninguna, ingresado en hospital psiquiátrico
Atura: 1.60 m
Peso: 48 kg
Personalidad e historia: Nate solía ser un niño normal, tranquilo y bueno, rodeado de un entorno feliz. Hasta que un día su otro yo comenzó ha hacerse acto de presencia.
A partir de los 7 años muchas veces sentía que se desmayaba, hacía cosas y no las recordaba, despertaba sin saber que había estado haciendo entre otras cosas, y poco a poco iba a más.
A los 10 años lo encontraron dormido y manchado de sangre, tenía un cuchillo en la mano y el gato de la familia estaba muerto.
Luego los sintomas parecían ir desapareciendo, cuando tenía 12 años su madre tuvo un nuevo bebé. Tres meses después el "otro yo" de Nate trató de estrangularlo. Sus padres ya no pudieron más con ello y le ingresaron.
Nate estaba asustado, no entendía nada, siempre se sintió muy culpable por ello, empezaba a dudar de que lado era el verdadero, si su yo tranquilo y sensible o su lado psicópata, violento y sádico.
Los médicos del hospital decían que lo ayudarían, que lo curarían, y el felizmente les creía y les dejaba hacerle experimentos. Su pelo rubio acabó volviendose blanco a causa de los químicos con los que trataban de "ayudarle".
A medida que pasaban los años, empezaba a darse cuenta de que nunca sería salvado, no podía ser curado, estaba completamente roto. Cerró sus emociones, se limitó a aceptar su destino, triste, sin esperanzas sintiendose solo. Dejo de ser sociable con los otros niños del hospital también, odiaba que ellos se curaban y el no podía.
Su otro yo se alimentaba de ese odio y a veces los atacaba a ellos, otras a los doctores. Pero a Nate no le importaba, ellos no le importaban, ni siquiera le importaba su propia vida. Después de todo no le quedaba nada. Pero en el fondo de su ser realmente, realmente desea un motivo para vivir, quiere que le salven de la soledad, y de si mismo. Quiere ser curado, quiere poder volver a ser feliz. ¿Pero acaso existe allí alguien que quiera ayudarlo? ¿Existe alguien a quien este pobre chico le importe? Probablemente incluso sus padres se hayan olvidado de él... Tienen otro hijo después de todo.
Y su otro yo, alimentandose de todas sus frustraciones se vuelve peor, aunque los médicos traten de calmarlo con todo cuando este en su mano, pero claro, incluso Nate sabe que solo lo mantienen a raya por su propia identidad física.
Se siente muy abandonado, a nadie le importaria que su mente se rompiera....
En el fondo sigue siendo ese niño vulnerable que no quiere dañar a nadie, ese niño sensible, ese ingenuo pequeño ansioso por cariño y esperanza sigue descnsando dentro de el, dentro de su corazón congelado.
Gustos:
+Los juguetes
+La tranquilidad
+Los libros
+Los puzles
Disgustos:
-Las mentiras
-Los doctores
-Los tratamientos
-El hospital
-Su otro yo
Apariencia:
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http://i59.ltalk.ru/59/99/9959/4/309704/1191309958284.jpeg♠ El doctor ♠
SPOILER (click to view)►Someday I will be happy with myself?◄
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►Nombre: Hayato Ichinose.
►Edad: 23 años.
►Orientación sexual: Pansexual / Seme
►Ocupación: Doctor, recién salido de la universidad.
►Altura: 1.79 m.
►Peso: 59 kg.
►Historia:
Pasó toda su infancia en un orfanato, está allí desde que tiene memoria. Según le contaron las cuidadoras del lugar cuando tuvo edad suficiente para comprender ciertas cosas, le dejaron allí sus padres cuando tan sólo era un bebé de unas cuantas semanas. Al parecer, fue un niño no deseado. Ante esto, el niño más bien actuó con indiferencia, pues, sí, tenía curiosidad por saber qué fue de quien le engendró, pero con esa respuesta no quiso saber más. De algún modo u otro, siempre se imaginó que acabó allí por accidente o que su madre tuvo que separarse de él contra su voluntad por no tener dinero suficiente para cuidarle. Pero, cuando le dijeron aquellas palabras, se sintió tan decepcionado que pensó que sería mejor dejar de darle vueltas al tema, y ya está. Desde ese día, cuando tan sólo tenía siete años, comenzó a decir que él apareció de la nada, con un retintín molesto en su tono. Le harían falta unos cuantos años más para aceptar completamente que nadie le quería por esos lares.
Y fue, a la temprana edad de dieciséis años, cuando por fin comprendió el hecho de que en este mundo sólo existen unas pocas buenas personas, y que en su mayoría, las malas abundan. Los niños eran adoptados, uno detrás de otro, pero no él, ¿por qué? Simplemente, no lo sabía. En cuanto pudo valerse por sí mismo un poco, las cuidadoras del orfanato le enviaron a buscar trabajo como si fuera uno más de la "familia", aunque sólo fuera por aportar dinero extra al establecimiento. Trabajaba día y noche, apenas dormía, prácticamente estaba siendo explotado a cambio de nada. ¿Cariño? Ni en sus mejores sueños. Las mujeres que allí trabajaban sólo se encargaban de los niños pequeños y nunca logró hacer amigos, porque mientras se encariñaba a sus nuevos "hermanitos", por otro lado los iban adoptando progresivamente, pero a él no. Así, terminó siendo el mayor de los huérfanos. Mas, no quería acercarse a ningún niño más, ya que se sentiría bastante triste cuando lo viera marchar. Ya que siempre era así, se hizo a la idea rápidamente.
Aún así, continuó con los estudios y el propósito de ser él una de esas pocas buenas personas en este mundo. Sentía que debía aprender de sus malas experiencias en el orfanato para no cometer errores. De esta manera, con diecinueve años, llevando ya uno en la universidad, decidió ahorrar parte del dinero de sus trabajos en secreto, para un día, tener suficiente como para pagarse un piso compartido y largarse de allí sin decir ni mu. Y así hizo, una noche de diciembre, cercana a la navidad, decidió que su regalo de este año sería salir de aquel orfanato al que él denominaba prisión. Se fue, caminando con una pequeña maleta, y estuvo unos cuantos días viviendo a la intemperie hasta encontrar un buen piso compartido en el que refugiarse. Tampoco tuvo prisa por alejarse, sabía que las del orfanato no harían nada por buscarle.
Tras unos cuantos meses en los que se estabilizó a la vez que se acostumbraba a la total independencia, era capaz de compaginar un trabajo de medio tiempo para pagarse el piso con la universidad, de modo que continuó así. Unos años después pudo comprarse un pequeño pisito para él solo en el centro de la ciudad, conmemorando su salida de la universidad.
Actualmente, vive en ese piso, y acaba de encontrar su primer trabajo como doctor. Pero ojo, que sea primerizo no quiere decir que no sepa hacer nada. Ha estado trabajando, haciendo prácticas en diversos sitios y se siente más que preparado para comenzar con este trabajo. Su propósito es ayudar en lo que pueda a sus pacientes, y curarlos, como el modelo de buena persona que intenta ser.
►Personalidad:
Siempre tiene ganas de ayudar, cuando y a casi quien sea. Esto es, porque aunque intente ser un modelo ejemplar de buena persona, no lo consigue del todo. Normalmente se caracteriza por ser alguien paciente, con muchas energías pero en contraste tranquilo, piensa mucho, a veces demasiado, en las cosas para enfocarlas de la manera más optimista posible. Rara vez se le ve alterado por algo y tiende a ser más bien altruista. Entonces, ¿cuál es la razón por la que no es una buena persona, hecha y derecha? Esta razón es su madre, a la cual le tiene un infinito rencor, aún sin conocerla. Tiene claro que si la tuviera a ella frente a un acantilado, la despeñaría sin pensarlo dos veces. En realidad lo pasó bastante mal durante el tiempo que estuvo en el orfanato, en aquel entonces solía ser alguien depresivo, sin razones para vivir.
Pero, cuando decidió salir de allí, hizo acopio de todas sus fuerzas para ser más optimista, y en parte, lo consiguió. Piensa que su razón de vivir es su profesión, a la cual le tiene un inmenso cariño, y luchar por ayudar a las personas. Pero la triste realidad es que, aunque este amable muchacho haría lo que fuera por salvar a los demás, se ha sumido él mismo en la perdición. No tiene salvación y realmente tampoco un motivo por el que debería mantenerse en este mundo. En verdad, es alguien egoísta, celoso y huraño, pero lucha contra esto pensando en los valores que debería cumplir una buena persona.
En un pequeño y conciso resumen, un interior de imperfecciones, rencor y resentimiento ocultos tras una fachada de sonrisas y amabilidad. Nunca se ha planteado el amar a nadie, si para empezar, él no se gusta demasiado a sí mismo. Pero si por algún casual encontrara a su persona especial, ese hecho quizás le brindara una verdadera razón de ser.
►Gustos:
- Su trabajo.
- Ayudar a las personas.
- Leer.
- La comida con sabores suaves.
►Disgustos:
- Recordar el tiempo que pasó en el orfanato.
- Pasar tiempo a solas, pues es en el que se sincera consigo mismo, dándose cuenta de que él en realidad no es tan buena persona como aparenta.
- Los espejos.
- El ajetreo de primera hora de la mañana en el metro.
►Apariencia:
http://orig13.deviantart.net/d645/f/2012/1...ver-d5719zy.jpg
http://static.zerochan.net/Ichinose.Tokiya.full.738117.jpg
http://static.zerochan.net/Ichinose.Tokiya.full.1066126.jpg-----------------------------
Esa mañana estaba emocionado, feliz, completamente contento con su nuevo trabajo. Ya que era su primer día en un oficio de verdad, fuera de pruebas, es así como debería estar. Mas, también algo nervioso. El que no pudo dormir apenas la noche anterior ya es un secreto a voces, basta con tan sólo observar un poco su rostro como para darse cuenta. Tenía unas ojeras inmensas, pero en parte las compensaba con esa gran sonrisa esbozada de manera natural. No le importaría pasarse así horas y horas, después de todo, él es alguien transparente en cuanto a las emociones que desea mostrar. Simplemente, sabía qué cara poner en la ocasión adecuada, no tenía más truco aquello.
Así que, desde que se levantó hasta que llegó al hospital donde de ese día en adelante tuviera que ir todas las mañanas, estuvo pensando en cómo se desarrollaría la jornada de trabajo de ese día. Nada más entrar por la puerta, ya habían tres médicos más esperándole, dándole la bienvenida de manera amistosa y sorprendiéndose por que alguien tan joven como él estuviera ya en un hospital de ese tipo, ¿Qué desperdiciaba la vida, decían? Muy bien, puede que para ser tan joven, una mejor elección hubiera sido un hospital infantil, pero aquello tampoco estaba tan mal, según creía él. Mientras tuviera la oportunidad de poder ayudar a alguien, para él era más que suficiente. De esta manera lo expresó ante los que iban a ser sus superiores, y estos sólo le encargaron una tarea de lo más inusual, el vigilar a un niño con trastorno de doble personalidad. Esto, ante los curiosos ojos de Hayato, no pasó desapercibido, y aunque debía de admitir que se le hacía de lo más extraño, no tuvo ningún problema en aceptar la tarea. Hasta nuevo aviso o cambio, sería así. El joven decidió tomárselo con calma, pues sabía que recién llegaba, cuando llevara un tiempo más en el hospital seguro que le encargaban cosas más importantes.
De esa manera, se dirigió según las indicaciones de los médicos que se encontró por el camino, a la habitación de "su paciente", aunque no es que lo fuera exactamente. Le habían dicho que con que lo observara durante el día -más bien vigilar- hasta que llegara el verdadero médico, era más que suficiente. A pesar de que le gustaría hacer algo más para poder ayudar en la medida de lo posible, no negaría que cobrar por tan sólo aquello era bastante cómodo y apetecible. Si se aburría mucho, quizás algún día se traería algo de leer.
Sus pasos finalmente dieron con la habitación correcta, tras un par de equivocaciones, una de ellas de planta. Se paró firmemente antes de tocar a la puerta, no negaba el hecho de estar nervioso por la intriga de saber quién sería la persona a la que tenía que observar, pero lo que sí que tenía claro, era que debía mostrarse paciente y tranquilo, pues no la quería liar en el primer día y que el chico terminase tomándole manía o se viera en las circunstancias de "sacar a su otra personalidad", pues sinceramente, Hayato no sabía cómo llamarlo de otra manera más convencional. Finalmente, golpeó suavemente aquella superficie, para abrirla un par de instantes después. Se asomó sonriente a la puerta, entrando en la habitación mientras observaba al joven.
- Hola, mi nombre es Hayato, y a partir de hoy seré el encargado de... hacerte compañía. - Por un segundo vaciló, pues no sabía si decir "seré el encargado de vigilarte", sería lo más correcto a la hora de dirigirse al chico. Se paró al lado suyo, esperando algún tipo de respuesta por su parte, o al menos que le dijera cómo se llamaba, pues estaba casi completamente seguro de que al menor le habrían contado ya la nueva compañía que tendría de ese día en adelante. Ahora que se paraba a mirarle, parecía ser bastante delicado, o al menos para Hayato eso indicaba su tez tan pálida, incluso que podría pasar por porcelana. No se veía en muy buen estado, pero podría estar peor considerando que se encontraban en un hospital.
Edited by Mikuffles. - 10/3/2017, 17:41
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Un día más, Nate salió del quirófano y fué llevado a su habitación. Mientras más lo pensaba, ese lugar era más parecido a una cárcel. Se pasaba el día encerrado en una pequeña habitación, completamente blanca a diferencia de unos pocos juguetes. A penas tenía un par de puzzles, un cubo de rubik, un peluche y algunos cuentos. Juegos que antes le encantaban, y ahora no hacen más que aburrirle. Solo sale de esa habitación para ser llevado al quirófano donde le examinan y le inyectan extrañas sustancias. Realmente ¿para que sirve todo aquello? Su enfermedad no hacía más que empeorar después de todo... Solo era una simple cobaya, una rata de laboratorio...
Tumbado sobre la cama, con su mirada apagada y clavada en la pared recordó haber oido que un nuevo doctor estaría a su cargo. Pero realmente no le importaba, de hecho eso debería hacerle sentir mal. Tendría otro hipócrita más analizándole.
Pero ya le daba igual, no tenía razones para vivir, no tenía nada... Simplemente era tratado como un juguete encerrado la mayor parte del tiempo en una caja. Seguro que incluso sus padres se habían olvidado de el...
Así funcionaba la mente, de este albino. Un pobre niño enfermo y sin esperanzas, encerrado en su propia oscuridad... Deseando una salvación... Pero por su mente no pasaba otra salvación que no fuese... La muerte.
Su mirada permanecía concentrada en la pared como si fuese lo más interesante del mundo, casi no pestañeaba, tampoco se movía. Sus ojos estaban muertos, pero pese a parecer que su cabeza estaba en otro mundo, realmente, estaba atento a todo. Cada movimiento de la aguja del reloj, cada paso que se oía en el pasillo, cada murmullo...
En un intento de librarse de aquel extremo aburrimiento, se incorporó y abandonó la cama para sentarse en el suelo y tomar el cubo de rubik. Había jugado tantas veces con él que se había vuelto un juego increiblemente fácil.
En unos cinco minutos ya había conseguido completar tres de las cuatro caras, toda su atención estaba dedicada a aquel juego, cuando de pronto, rompiendo su concentración; oyó el irritante sonido de la puerta al abrirse. Giró la cabeza en dirección a la puerta como si fuese lo más molesto del mundo, observó de arriba abajo al doctor que había entrado.
Parecía que era el nuevo a su cargo, puesto que no le sonaba de nada. ¿Para que habría venido? ¿A caso no habían terminado las pruebas por hoy?
Seguramente, se moría por experimentar con él, o al menos eso pensaba Nate. ¿Que otra intención podía tener?
Entonces la aparentemente amable voz del doctor rompió el hilo de sus pensamientos. Tras unos segundos, el albino se dignó a contestar a su presentación:
-Mi nombre es Nate... Aunque seguramente ya lo sabes... -su voz sonaba gélida y apagada-
Sin esperar siquiera ninguna palabra más por parte del recién llegado, volvió a poner su atención en el juguete completando en pocos segundos la cara restante.. -
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A los ojos de Hayto, Nate resultaba bastante intrigante. Era como... un cuerpo transparente, vacío. Sin nada en su interior, a juzgar por sus movimientos, y también su voz al presentarse. A decir verdad, no le había dado tiempo apenas de preguntar sobre la persona a su cargo de modo que las palabras del menor diciendo aquello, sólo le indicaba que el niño era el único enterado de la situación. Viendo a su alrededor, encontraba todo bastante tétrico, las paredes y el suelo de color blanco, ese no era lugar para tener a un pobre chico allí encerrado. No le gustaba para nada, pero tampoco se creía en el derecho de ponerse a criticar su lugar de trabajo desde el primer día. Se acercó unos cuantos pasos más al menor, para ver que trataba de hacer con el cubo de rubik. Y lo peor de todo aquello, era que no veía más que unos pocos juguetes en toda la habitación, pensó lo mucho que debería de aburrirse el niño.
- Vaya, lo completaste muy rápido. - se fijó en la maestría del contrario a la hora de girar las filas de cuadrados, siendo que a él incluso en el movimiento se le trillaba un poco, haciéndolo de manera muy lenta. A simple vista, no encontraba nada extraño en él, así que decidió relajarse y dejar de estar un poco a la defensiva, siendo que admitía haberse puesto así nada más cruzar el umbral de la puerta, por lo que pudiera pasar. Tomó uno de los cuentos que había por allí. - Oh, pero si es El Principito.- dijo nada más observar la portada. Se sentó al lado del chico acercándoselo. - Supongo que ya lo habrás leído, ¿te gustó?... Bueno, a decir verdad yo también lo leí hace unos años, pero, apenas recuerdo de qué trataba. - intentaba regular su tono de voz, para mantenerlo lo más calmado y amigable posible.
Observó un poco más la habitación en la que se encontraba, a decir verdad, no era gran cosa, así que en tan sólo una simple pasada pudo parar satisfecho. Soltó un suspiro mientras apoyaba los brazos en sus rodillas, de manera tranquila. - ¿Y no te aburres estando en este lugar? Yo desde luego que me aburriría. - soltó como comentario cualquiera, a la vez que ahora pasaba a fijarse detenidamente en el cabello del menor, ¿habrá sido siempre blanco? Lo cierto es que eso causaba curiosidad en el médico, sabía que debido a ciertas terapias y medicamentos, se podía provocar calvicie, pero no que el pelo cambiara de color, eso sólo era en casos bastante extremos, y desde su punto de vista, Nate no parecía tan enfermo como para aquello.
Edited by ~·Syl·~ - 9/7/2015, 15:42. -
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SPOILER (click to view)Durante al menos 7 días no podré responder ya que estaré de viaje, y hasta ahora aún no me ha venido la inspiración para contestar... Perdona las molestias.. -
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SPOILER (click to view)No pasa nada, esperaré tu regreso, a lo mejor la inspiración vuelve a ti durante el viaje~ Diviértete ^^. -
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SPOILER (click to view)Siento mucho la demora en responder, he tenido más impedimentos de los previstos.... Gracias por tu paciencia u.u
Aburrido sin ya no saber que hacer, Nate se dignó a prestar atención su nuevo doctor. Tal vez al menos le sirviese para estar entretenido un rato, parecía tener intenciones de socializar...
Eso era un tanto inesperado, normalmente los médicos reducían la charla a lo estrictamente necesario y no le prestaban demasiada atención más allá de las paredes de la sala de operaciones.
-Si, supongo... Con tan pocos entretenimientos mientras veo pasar mi vida perfecciono habilidades más bien inútiles, como completar rapidamente estos cubos. -Contestó ante el comentario de Hayato, antes de lanzar el juguete en un movimiento desganado.
Tras unos instantes de silencio en los que el albino se dedicó a observarle, el doctor le hizo una pregunta.
-Me gustaba, al principio... Cuando lees una historia tantas veces llega a un punto en que comienzas a odiarla. Pero a fin de cuentas, leer una y otra vez estos libros que casi sé de memoria me sirve para mantener despierto mi cerebro. Lo mas probable es que sin ellos mi cordura hubiese muerto completemente.-Respondió-
Nate no acostumbraba a hablar tanto, de hecho no recordaba la última vez que intercambió más de una frase con otro ser humano. Su más fiel compañero de charlas era él mismo, pero ya no le importaba.
Hayato volvió a hacerle una pregunta, al joven de ojos grises le pareció un tanto estúpida, la respuesta era más que evidente. Sin embargo, respndió:
-¿No es obvio, doctor? ¿Alguien podría estar entretenido en estas condiciones? Sólo veo mi alma y mi lucidez consumirse en esta prisión, en esta sala tan blanca que me enferma. Sin más remedio que enfrascarme una y otra vez en las mismas cosas... Esto es practicamente una condena. Estaré encerrado aqui hasta que mi cuerpo colapse y muera... ¡Mis cárceleros sois vosotros! ¡Repugnantes doctores sin la más mínima ética o moral! Sólo os dedicais a jugar conmigo por padecer una enfermedad extraña...-Su tono dennotaba sus años de trauma, los delirios y oscuridad en que su ser se consumía. Comenzó a reir brevemente de manera neurótica y a su vez triste-. -
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SPOILER (click to view)No te preocupes, me alegro de que estés de vuelta n_n
Hayato no sabía qué responder ante aquello. Los argumentos del menor resultaron ser sorprendentemente inteligentes, sentía cómo debía pararse a pensar todo un par de veces para dar una respuesta digna y coherente. A decir verdad, no es que hubiera llegado a visualizarse a sí mismo charlando con un paciente de hospital así como si nada, entonces ¿por qué le había comenzado a hablar él, en primer lugar? Quizás fuera para matar el aburrimiento que posiblemente preveía o porque ya es algo normal para él, el entablar una conversación en cuanto entraba en un ambiente nuevo, por así decirlo.
- Ah, creo que me hago una idea de eso. - Por nada del mundo diría "sé cómo te sientes", ya que era la frase que él mismo más odiaba escuchar, ¿por qué se la tendría que decir a alguien? Ya que en su opinión, todo aquel que decía aquello, mentía. Es completamente imposible comprender los sentimientos de alguien con quien no te sientes en plena sintonía, y Hayato no creía que eso ocurriera tan a menudo, haciendo balance de las veces que había escuchado aquello. Situó una mano bajo su mentón, pensativo. - Me pregunto si pasaría algo, si te traigo algo más para que leas aparte de éstos que ya están tan desgastados... - comentó en voz baja, observando fijamente los libros.
Escuchó bastante sorprendido la respuesta a su pregunta por parte del menor. Se notaba la frustración que tenía Nate hacia los doctores, y como buen iniciado en aquello, Hayato se dio por aludido en aquello aún si ese era su primer día. Agachó levemente la cabeza, pensando en aquello. - Lo siento. - dijo firmemente aunque en un tono de voz no muy alto, no se le ocurría otra cosa con la que comenzar a hablar, aún si sabía perfectamente que de nada le valdría disculparse en nombre de todos los médicos del mundo, aquella disculpa más bien era algo estúpida. De alguna manera, las palabras del menor le habían hecho sentir como si él mismo fuera el preso en aquella habitación.
- Entonces sí que es verdad que estás así. - comentó ante lo dicho de que padecía una extraña enfermedad. - La verdad es que no tengo ni la más mínima idea de lo que hagan los médicos contigo, pero parece ser terrible. Se supone que nuestro deber es curar a las personas enfermas, pero tus palabras me hacen pensar que aquí ocurre todo lo contrario... no puedo evitar pensar que es algo sumamente curioso. - paró unos cuantos segundos, sintiendo la intriga comenzar a recorrerle de pies a cabeza. - No puedo decir que vaya a lograr mi cometido, pero trataré de entretenerte. Al menos si tienes compañía podrás distraerte lo suficiente como para que el tiempo se te pase algo más rápido, ¿no? En mi opinión, al menos esto es mejor que no tener absolutamente nada o lo mismo que antes. Lo cierto es que no hago nada más, como soy recién llegado, aún no creen que sea adecuado que yo trate a nadie, así que a partir de ahora tendrás mi compañía durante un tiempo. - sonrió levemente, si se llevaba bien con él, todo aquello sería más agradable y, quién sabe, a lo mejor hasta un día lograra que Nate se lo pasara bien con él. Tomó el cubo de rubik del suelo, mirándolo de reojo mientras comenzaba a girarlo para ver las caras que estaban ya hechas.. -
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El comentario del doctor respecto a los libros, despertó un interés más genuino en Nate, entonces dijo:
-Estaría realmente encantado con un libro nuevo... Después de todo llevo tres años con los mismos, además son demasiado infantiles para mi edad.
Cuando le oyó responder a sus confesiones llenas de resentimiento, le escuchó atentamente. Cuando el doctor terminó de hablar, el albino decidió dar una respuesta sus palabras:
-Por tus palabras, diría que eres diferente de ellos... Pero, al fin y al cabo no tengo manera alguna de saber que tus palabras son reales, no puedo comprobar que no sean simples y sucias mentiras. Los otros doctores siempre afirmaron que su intención era curarme, pero no es así, no solo no he mejorado nada sino que mis síntomas están empeorando. Tarde o temprano el que creo mi verdadero yo será totalmente suprimido, no me cave duda de que esa es su intención. -hace una pausa- Pero, por un momento supongamos que te creo, que realmente tienes la moral que se supone deba tener un médico... Aún así, podrías quedar tentado de satisfacer tu curiosidad científica como hacen ellos... Pero, no te equivoques, por lo general curan a todos los pacientes cuyos problemas mentales son más comunes. Yo soy el único al que usan como cobaya. -Por algún motivo, esbozó una media sonrisa- Aunque, si de momento simplemente te encargarás de... Vigilarme... Supongo que es prematuro considerarte uno más de mis enemigos. Otros en tu lugar a penas me dedicarían un par de palabras, sin embargo tu intentas entablar una conversación y ser amable... Eso me resulta un tanto curioso para alguien que trabaja en este lugar. Bueno, no pierdo nada por seguirte la corriente, así al menos no estaré tan aburrido.
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SPOILER (click to view)Buenas~ Me gustaría avisarte de que quizás me ausente a partir de mañana, una o dos semanas, puesto que me voy de viaje, y no creo que vaya a poder responder al rol en ese tiempo.
- Oh, entonces te traeré uno nuevo la próxima vez que venga, eh... mañana, si no ocurre nada. No creo que ahora mismo se me permitiese ausentarme para ir a la librería o traer alguno de mi casa. - se apresuró a contestar animadamente ante la respuesta recibida por parte del menor. Parecía que había dado justo en el clavo con eso, así que intentaría que lo próximo que le trajera fuese un libro basado en la fantasía, o algo con referencias hacia la magia. No pensaba en esto porque creyese que Nate, al ser más pequeño, le tuvieran que gustar los cuentos fantásticos, sino porque desde su punto de vista, aquello era más alentador en su situación que si le trajera novelas trágicas o puras tragedias.
Dejó de lado el cubo de rubik prontamente, en cuanto el menor volvió a hablar sobre aquel tema de los médicos y su enfermedad tan curiosa. Quiso objetar ante cierto punto dicho por Nate, pero prefirió esperar a que terminara sus palabras. Se encogió levemente de hombros.
- Tienes razón. Es decir, no creo que fuera a cambiar gran cosa si de palabra te insisto en que mis intenciones no tienen nada de malo, de modo que me quedo satisfecho con eso de momento. Pero... - su expresión se ensombreció levemente, con algo de preocupación. - trataré de hacer algo por enterarme del tratamiento exacto que te proporcionan, me causa cierta... curiosidad malsana. - Apoyó los brazos en sus rodillas, haciendo una breve pausa en la que volvió a dirigir su mirada al cuarto, pero en seguida la retiró, posicionándola en el menor. "Esto es deprimente", pensó, con respecto a ese cuarto. Apenas llevaba unos cuantos minutos allí dentro y ya comenzaba a aborrecerlo. - ¿Curiosidad científica?... Pues lo que acabo de decir, pero creo que se podría mantener sin llevarla a extremos, aunque tan sólo el tiempo lo dirá. - Oh, es cierto. Con sus palabras, Nate no hacía sino recordarle que era un médico ejerciendo de vigilante. Él preferiría dedicarse a curar enfermedades, pero aquello si lo miraba desde otro punto de vista, tampoco estaba tan mal. Quería creer que de alguna manera ayudaría a Nate a combatir el aburrimiento y la monotonía. Le sonrió ampliamente. - Me gusta tu manera de pensar, es bueno que lo aceptes. Bueno... te preguntaría algo, pero mirando esta habitación todas las cuestiones desaparecen de mi mente. Aquí no se puede hacer nada, ¿de verdad que no sales de aquí? ¿Ni ir un rato al parque que está cerca te dejan? - preguntó con curiosidad, aunque se sorprendió levemente al darse cuenta de que sí que había logrado formular una buena cuestión.. -
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Nate escuchó hablar atentamente al doctor Hayato, por algún motivo le transmitía mucha confianza y seguridad... Pero no podía confiar en él, no debía confiar en nadie... Al menos por ahora, cuando aún no ha hecho nada por lo que deba merecerlo. Simples palabras no eran suficientes, nunca lo fueron.
Entonces, el albino recibió una pregunta de su parte. Con su habitual tono sereno respondió:
-Pues no, en los tres años que llevo ingresado en este lugar, jamás he conocido lugar ageno a estas paredes deprimentemente blancas... A penas conservo un vago recuerdo de como era la luz del sol ¿sabes? -hace una breve pausa- Aunque, cierto es, jamás he preguntado nada al respecto, nunca me pareció algo adecuado pedir permiso para salir. Aunque, quien sabe, tal vez me dejarían bajo vigilancia... Pero nadie estaría dispuesto a llevarme al exterior, eso seguro. -suspira-
Realmente, aquel hombre estaba siendo muy amable. Le transmitía tanta calidez como tiempo atrás lo hacía su familia... El pensar en ello, intinstivamente llevó la mano hasta su pecho. Habia vuelto a sentir algo en su corazón por un segundo... Sin embargo era dolor.SPOILER (click to view)Tomate el tiempo que necesites :3 siento que sea tan corto pero mi inspiración no me daba para más jeje... -
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SPOILER (click to view)Pues listo~ Ya estoy de vuelta. Y por lo de la extensión de post no te preocupes, a mí también me suele ocurrir, además de que no siempre hay que mantener las respuestas de tamaño bíblico (?)
Conforme iba escuchando a Nate, Hayato estaba más seguro de que iría a preguntar a sus superiores sobre dejar salir al menor en su compañía. Era difícil que esa idea no se presentara en su mente. Después de todo, él iba a lo que más obvio resultaba, y obtener ese permiso nunca estaba de más. De modo que en cuanto el menor hubo terminado, se levantó de su asiento con un una pequeña sonrisa apenas perceptible en sus labios.
"¿De verdad, seguro que nadie te sacaría afuera?" Cuestionó al menor, sin exteriorizarlo. - Discúlpame, vuelvo en seguida. - dijo sin más, bastante ansioso por ir a hacer la esperada pregunta, se había hecho ya algunas ideas sobre en qué ocupar el tiempo si llevaba a Nate fuera. Además, le resultaba bastante curioso el saber cómo reaccionaría el contrario al verse en un entorno que no era aquella habitación tras tanto tiempo. Quizás se alegrara, o quién sabe, pero seguro que le agradaría más que su estado actual allí dentro. De modo que dio media vuelta, en dirección a la puerta. Salió de la habitación, poniendo rumbo a la oficina de los médicos encargados del tratamiento del menor. Suponía que ellos serían lo que deberían darle el permiso.
Media hora después, el doctor se encontraba entrando de nuevo a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas, y después de aquella acción, le siguió un pesado suspiro. Su semblante reflejaba cierto cansancio. - Siento la tardanza, jamás imaginé que terminaría tomando café con las enfermeras. Me pillaron por banda y no pude decirles que no. - se sinceró de forma simple, para a continuación mostrarse algo más alegre. - Pero he conseguido un pequeño permiso. No puedo llevarte fuera del hospital pero sí llevarte por las instalaciones, cosa que incluye subir a la azotea. - señaló con un dedo hacia el techo, haciendo referencia a la situación de la azotea. - Allí hay una pequeña plaza, y es agradable pasar el rato en ese lugar, además es al aire libre. No es lo mejor del mundo pero es mejor que nada, ¿no crees? Quizás me den el permiso para sacarte fuera del hospital más adelante, cuando todos me hayan tomado algo más de confianza. Ya sabes, para ser mi primer día aquí y no conocerme nadie, ya es bastante que pida el sacar de su habitación a un paciente. Y dicho esto, ¿quisieras subir ahora o más tarde?. -
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De pronto Nate observó como el doctor se ponía de pie con una sonrisa muy sutil dibujada en sus labios. ¿En que estaría pensando? El albino se hallaba un tanto curioso para variar.
- Discúlpame, vuelvo en seguida -le oyó decir-
Tras aquellas breves palabras, el doctor evidentemente abandonó la estancia en la que ambos se encontraban.
Durante la espera, Nate se dedicó a hacer los puzles que tenía y a volver a colocar los colores en el cubo de rubik tras previamente desarmarlo. Sinceramente, se estuvo demorando un poco, como una media hora. El chico trató de pensar algún motivo por el cual se ausentaría tan de repente... ¿Tal vez había olvidado hacer algo? ¿Quizá se aburría de estar con él y quiso despejarse un rato? Quien sabe...
De repente, Hayato volvió a irrumpir en la sala, en esos momentos Nate ya muy aburrido se encontraba tumbado en el suelo observando al techo. Los juguetes con los que había matado el tiempo se encontraban desperdigados a su alrededor. El albino desvió su mirada hacia el recien llegado y se incorporó mientras le escuchaba dar la escusa a su tardanza.
Cuando oyó que había conseguido el permiso para darle un pequeño paseo Nate se emocionó un poco, echaba de menos los colores del resto del mundo. Respondió a su pregunta con un tono menos apagado de lo habitual:
-Me gustaría ir ahora, realmente necesito salir de este lugar aunque solo se trate de la azotea.... -
~·Syl·~ .
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Una amplia sonrisa se dibujó a continuación en los labios del mayor. El estar radiante, sonriente, era ya algo natural para él. Incluso hubo una vez que a la mitad de la carrera de medicina, allá por el segundo o tercer año, a sus amigos se les ocurrió la idea de llamarle por el apodo de "chico sol", de tan optimista y enérgico que parecía mostrarse siempre. Eso es, "parecía", pues la verdad se encontraba enterrada a gran profundidad, estaba tan perfectamente oculta que nadie se dio cuenta... y aún permanece allí.
Abrió de nuevo la puerta, sin perder un segundo apenas. - Entonces vamos. Sólo hay que subir unas cuantas plantas... dos, si mal no recuerdo. - Salió al pasillo, esperando que Nate hiciera lo mismo, y poder guiarle hasta arriba.
Una vez en el lugar, pudo vislumbrar a un par de niños de no más de once años jugando a la pelota animadamente, además de algún que otro ancianito en su silla de ruedas. También estaban dos enfermeras algo apartadas, cuchicheando entre ellas, posiblemente sobre las dos nuevas presencias en la azotea. Hayato supuso que eran las encargadas de las personas allí. Respiró el aire de aquel lugar, dando una pequeña bocanada, para mirar inmediatamente después al menor.
- Bienvenido a la azotea. Estando aquí puedes hacer lo que te plazca, incluso podrías ir y hablar con esos niños, si te apetece. - Le sugirió, yendo hasta un banco que estaba cercano a la reja de seguridad de la azotea. Ésta era de tres metros de altitud, de modo que no se pudiera saltar. Se sentó y miró de reojo al exterior desde allí arriba, mientras se mantenía algo distraído de aquello. Quizás dejar que Nate hiciera lo que quisiese sería mejor idea que estar pegado a él todo el rato, aunque tampoco lo sabía a ciencia cierta. El chico había pasado tanto tiempo solo que Hayato no tenía ni idea de si aquello realmente sería lo mejor para él.. -
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Nate se dedicó a seguirlo en silencio, apoyándose en la barandilla mientras subía las escaleras lentamente. Finalmente llegaron a la azotea, el ambiente allí era pacífico y agradable. Se ve que a diferencia de él, los demás enfermos disfrutaban de una vida tranquila en la que aún podían reir... ¿Cuando fue la última vez que él sonrió? Ya ni lo recordaba.
Tras visualizar la escena avanzó unos pasos, respiró profundamente y observó el cielo con detenimiento. Echaba de menos ese hermoso color azul y el radiante y cálido tono anaranjado del sol. Por un momento, se sintió despejado.
Al oír al doctor Hayato hablar de nuevo, respondió:
-Jamás podría hablar con esos niños, ni con algún otro paciente. No soporto la idea de que todos se vayan curando y vuelvan a su vida normal, mientras yo no puedo hacerlo y probablemente no lo haga nunca...
Sin pararse a escuchar una respuesta, se acercó a la reja de seguridad y desde allí contempló toda la ciudad. Estaba tan cerca, y a la vez tan lejos... El albino extendió su mano como si quisiese agarrar algo; su libertad.
Nate se sentó en el suelo contemplando en silencio y con su mirada perdida, concentrada en el resto del mundo el cual tanto añoraba. De pronto, algo inesperado interrumpió su "trance": Una mariposa se había acercado.
El chico elevó la mano gentilmente, haciendo a aquella mariposa blanca posarse sobre su dedo indice. Se dedicó a mirarla, dejando escapar una media sonrisa sin siquiera darse cuenta.
-Tan débil y vulnerable... Me recuerda a mi, pero al menos ella puede disfrutar alzando el vuelo. Vete pequeña, no dejes que nadie te atrape... -pensó-
Instantes después la mariposa volvió a alejarse y Nate bajó su mano lentamente.. -
~·Syl·~ .
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Esa era, literalmente, una atmósfera tan melancólica y densa que se podía notar desde la otra punta de la azotea. "¡Ánimos, chiquillo, ánimos y ganas de vivir! Eso es lo que tendrías que tener estando aquí dentro, no ser tan deprimente." Pensó algo molesto con la actitud contraria el doctor. Se suponía que la gente enferma hacía todo por curarse, e intentaban poner una buena cara ante la adversidad. En opinión de Hayato, si las personas en esas circunstancias no eran así, estaban destinadas a la perdición más absoluta.
Suspiró pesadamente, parece que vigilar a Nate no iba a ser el único trabajo que tuviera. A ser posible, quería hacer que dejara de decir esas cosas.
- ¿Ah, sí? ¡Pues menudos ánimos! Ya podrías hacer algo por decir cosas más optimistas. Además, así pareces envidioso, cosa que no creo que seas. Y tampoco me parece que te guste estar de esta manera, ¿o sí? Si comenzaras a ver que no todo es de "color blanco", seguro que no te resultaba tan pesado tu día a día. - dijo, haciendo referencia a la habitación en la que el menor se encontraba "cautivo", por así decirlo. - Además, el negro o el gris son más bonitos. - le dio la vuelta al concepto usual con aquello, se levantó del banco, y fue acercándose al menor hasta quedar de pie a su lado, mientras decía aquello, alzando ligeramente la voz para que pudiera ser escuchando más fácilmente. Incluso si el albino no precisaba necesariamente de una contestación, él se la daría. Si no, según sus valores, no estaría haciendo lo correcto. Además, ¿qué de malo tenía decirle a un joven "anímate"?
Agarró firmemente con una mano la reja, deslizando sus dedos entre los huecos que el metal dejaba en su forma. - No dirás que no añoras estar ahí fuera, ¿verdad? En el caso de que te recuperaras, podrías ser libre de nuevo. Y el ánimo influye en eso. Mucho. Quizás hasta ahora los tratamientos aplicados sobre ti no han surtido efecto, pero nunca es demasiado tarde. Aunque no lo creas, siempre hay gente investigando sobre las enfermedades, motivados por una razón u otra. - Tras decir aquello calló, sintiendo algo rozar levemente su tobillo. Se giró por pura curiosidad, encontrándose con la pelota con la que los dos niños jugaban hace escasos minutos. Miró en su dirección, y estos le hacían gestos para que se la devolviera. Así, Hayato tomó sonriente la pelota en sus manos, lanzándola con algo de fuerza hacia los niños para que la pudieran atrapar al vuelo..
♅~Existential understanding~♅Priv. Shira Immaculate Misconception |
