La práctica…¿hace al seme? /Capítulo 7: Primera derrota / 10-04-2016

Misaki y Ritsu deciden que deben de desempeñar el papel de seme aunque sea una vez. Para esto, seguirán algunos consejos ¿Qué serán capaces de hacer? ¿Lo lograrán? /Advertencia: Lemon

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  1. Aulu
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    Capítulo 7


    Primera derrota




    Usagi-san, estoy en el cuarto. –gritó Misaki desde el segundo piso.

    La mente de Akihiko pensó rápido e interpretó las cosas a su manera. Dos copas servidas en la mesa más Misaki gritando que estaba en el cuarto era igual a un acto de provocación. Después de un día lleno de reuniones aquello era lo que necesitaba…

    Akihiko tomó las copas y subió al cuarto.

    Una vez que el escritor se perdió de vista Kisa salió de su escondite. Vio las notas en la mesa de la sala, la copa que era para Akihiko, la cual contenía mucho más alcohol, sin duda sería confundida con la que era para Misaki.

    “Después de esta noche creo que Misaki y Ritsu deberán intentar otro plan”. –pensó Kisa mientras salía del departamento.

    Cuando el escritor entró al cuarto de su castaño no pudo haber encontrado un mejor panorama. Misaki se encontraba sentado en el borde de la cama y solo llevaba puesto un bóxer.

    Usagi-san…estaba a punto de ponerme piyama…–dijo el menor sin preocuparse en taparse o ruborizarse, esto llamó la atención del escritor.

    Akihiko observó a Misaki, dejó las copas en la mesa de noche y se sentó en la cama quedando al lado del castaño.

    ¿Pasa algo? –preguntó el menor.

    El escritor lo besó, la lengua de Akihiko recorrió el interior de la boca del castaño saboreando cada milímetro hasta que lentamente fue separando sus labios.

    ¿Has estado bebiendo? ¿Llegaste así al departamento? –preguntó seriamente Akihiko al ya haber comprobado la sospecha que tenía.

    La mente del menor pensó rápido, una parte de él activó la consciencia de que el escritor no podía enterarse de la reunión en casa de Ritsu.

    Regresé temprano al departamento y…estuve tomando porque…–Misaki miró la habitación y se topó con las copas que había subido el escritor, las señaló– quería asegurarme que eso saliera bien.

    Totalmente sobrio, Misaki no hubiera sido capaz de inventar aquello y mucho menos de decirlo con tal tranquilidad.

    Akihiko miró al castaño y decidió que no había motivo para dudar de su palabra. Además, dado su estado, lo mejor era dejar las preguntas para después.

    Entonces, brindemos. –dijo Akihiko tomando las copas y dándole una al azar a Misaki.

    El escritor acabó su bebida de un solo trago, pero el castaño solo pudo tomar la mitad de la suya.

    Creo que acabaste con todo el alcohol porque lo que preparaste estaba bastante suave. –comentó el escritor mirando su copa vacía.

    Misaki no contestó, lo que sea que haya bebido se le subió pronto a la cabeza. A partir de ese momento no era consciente de sus acciones.

    Akihiko tomó la copa medio vacía que sujetaba su castaño y la puso en la mesa de noche junto a la suya. Al fin había llegado el momento que tanto había ansiado, la oportunidad de recargarse en su castaño. Haberlo encontrado ebrio y casi desnudo en su habitación había terminado de ponerlo en su límite.

    Me temo que tendré que castigarte, hoy te has portado muy mal. –dijo el escritor.

    Tomó la cara del castaño entre sus manos y lo besó. La lengua de Akihiko chocaba con la de Misaki mientras el beso se hacía más profundo. La falta de oxígeno fue lo único que pudo separar sus labios.

    El escritor vio el rostro de Misaki, sus labios tenían un color más intenso, producto de la presión del beso, que combinaba con el color de sus mejillas. Los ojos esmeraldas lo miraban anhelante, esperando por más.

    Castígame. –susurró el menor.

    Akihiko solo hubiera esperado aquella petición por parte de su castaño en sus novelas BL, en sus fantasías.

    Repite lo que dijiste. –pidió el escritor para asegurarse de que había escuchado bien.

    Los ojos violetas no se despegaron de Misaki durante el instante que duró la espera.

    Castígame. –repitió el castaño.

    La mirada de Akihiko pasó de ser de una de sorpresa por otra de satisfacción. Si Misaki quería ser castigado, castigado sería.

    El escritor se levantó un momento. La ropa le estorbaba, estaba consciente de que una de sus fantasías se haría realidad esa noche.
    El saco, corbata, camisa y pantalón del escritor fueron cayendo al suelo. Akihiko había quedado en igualdad de condiciones que su castaño.

    El escritor se recostó sobre Misaki y empezó a llenarlo de besos y caricias. Casi todo el cuerpo del castaño había sido recorrido instantes después por Akihiko, casi todo menos su miembro. Eso era parte del castigo, llevar al castaño a su límite, que rogara por ser tocado.

    La lengua del peliplata bajaba seductoramente por el abdomen de Misaki pero en cuanto llegaba un poco por debajo del ombligo volvía a subir.

    El castaño quería más, estaba tan excitado que su erección dolía. Necesitaba urgentemente que Akihiko prestara atención a su parte más sensible.

    Si quieres que haga algo…vas a tener que decírmelo. ¬–dijo Akihiko leyendo los pensamientos del menor.

    Misaki tomó la mano del escritor y la puso sobre su miembro.

    Aquí. –susurró.

    Aunque la mano del escritor no tocaba directamente su miembro, ya que estaba sobre la tela de su ropa interior, sentía la fría pero exquisita temperatura de Akihiko.

    ¿Aquí qué? –preguntó el peliplata a pesar de saber muy bien lo que quería el castaño.

    Tócame aquí. –

    El bóxer de Misaki quedó tendido momentos después en algún lado de la cama. Con suavidad, Akihiko fue recorriendo su longitud sin dejar un área sin ser tocada. Luego, empezó a estimularlo con su boca a un ritmo lento el cual subió de pronto de intensidad, pero cuando el menor estaba por alcanzar el orgasmo se detuvo.

    La cara de Misaki no ocultaba su impaciencia y desesperación.

    El peliplata empezó nuevamente su tarea, ahora masturbaba a Misaki con una de sus manos, pero cuando estaba a punto de volver a disminuir el ritmo la mano del castaño se posó sobre la suya instándolo a que no lo hiciera, que llegara hasta el final.

    Misaki, con su mano posada sobre la de Akihiko, la cual recorría su miembro, alcanzó el clímax.

    La mano de Akihiko quedó llena del semen de Misaki, el cual empezó a usar como lubricante para dilatar la entrada del menor.

    Si bien había tenido la idea inicial de “torturar” a su castaño, él mismo no podía controlar las ansias. Era muy difícil aparentar y actuar como si no tuviera prisa.

    Cuando la entrada del castaño estuvo suficientemente dilatada, Misaki, para sorpresa del escritor, inició la tarea de terminar de desnudar a Akihiko.

    El escritor, quien había sido recostado sobre la cama, vio como el castaño dirigía sus manos hacia la única prenda que tenía puesta y empezaba a bajarla dejando libre su erección.

    No, quédate ahí. –ordenó Misaki cuando vio que el mayor quería levantarse.

    El escritor obedeció, se preguntaba qué tenía su castaño en mente.

    El castigado aquí eres tú. –comentó un sonriente peliplata.

    El castaño se colocó encima de Akihiko quien vio más que sorprendido cómo Misaki levantaba un poco su cuerpo para empezar él mismo a introducir su miembro dentro de él.

    Poco a poco, el miembro del escritor fue ingresando en la estrecha cavidad del castaño, Akihiko lo ayudaba sujetándolo de las caderas.

    Cuando el castaño se acostumbró a la intromisión inició un suave vaivén subiendo y bajando. Nunca había estado en esa posición antes, se sentía bien.

    Akihiko disfrutaba de la vista. El castaño moviéndose encima suyo con la boca ligeramente abierta dejando salir fuertes gemidos. Sus manos, que sujetaban las caderas del menor, lo instaron a moverse más rápido, más profundo.

    Las manos de Misaki se aferraron al pecho del peliplata. Ambos sentían que estaban próximos a correrse.

    Misaki, te amo. –

    Te amo, Usagi-san, te amo…–

    Al cabo de unos segundos, alcanzaron el clímax.

    Un exhausto castaño se recostó en la cama ayudado por Akihiko, los brazos del mayor lo rodearon. Dejaría que Misaki se descanse un rato, iba a necesitar más energías…




    La botella terminó de girar al mismo tiempo que se disolvía toda la confianza que había tenido Ritsu.

    El pelicafé estaba en manos de Takano.

    Mejor así, ahora te enseñaré lo que es un verdadero juego. –dijo burlonamente el azabache.

    Hiciste trampa. –se quejó Ritsu.

    Fuiste tú quien hizo girar la botella. –

    Ritsu se quedó pensando en lo que pasaría ahora, no le fue difícil adivinar qué es lo que traería en mente su jefe.

    Bien, ya que te gusta beber. La primera orden que te daré es que bebas conmigo. –ordenó Takano.

    Ritsu lo miró molesto. Tomó como pudo una copa y la botella de vino, pero cuando estaba a punto de servirse el azabache lo interrumpió.

    Así no es como beberás. –

    El pelicafé lo miró confundido.

    ¿No quieres que use una copa? ¿Quieres que beba de la misma botella? –preguntó.

    Te enseñaré. –

    El azabache se acercó a Ritsu y tomó la botella de la mano de este. Un poco de vino entró en la boca de Takano, pero este no lo bebió, posó sus labios en los de Ritsu y fue liberando el vino.

    El cuerpo de Ritsu fue reaccionando ante tal juego. Probar los labios de Takano empapados en vino y luego tomar aquel líquido de su boca mientras sus lenguas chocaban fue excitándolo.

    El azabache repitió esa acción hasta que el vino de la botella se acabó.

    ¿Quieres más? Ha sido divertido, podría ir por otra botella. –dijo Takano en broma.

    Pero este fue, de un momento a otro, empujado por Ritsu.

    El menor quedó encima de su jefe en medio del piso de la sala. La cara de Ritsu estaba oculta pues tenía su rostro pegado al pecho de Takano.

    ¿Ritsu? –preguntó entre preocupado y molesto Takano por tal acción.

    Saga. –susurró el pelicafé aún sin levanta el rostro.

    El azabache creyó que se trataba nuevamente de una broma.

    Deberías de inventar algo nuevo. –dijo molesto.

    De una manera ruda, Takano cambió las posiciones. Ahora él estaba encima de Ritsu. Al ver su rostro se dio cuenta de que la mirada de Ritsu era la misma de hace tantos años, que ahora no se trataba de una broma.

    Saga. –volvió a susurrar.

    Takano besó los labios del pelicafé.

    Haces trampa, sabes que así no te podré ordenar nada. –comentó un melancólico Takano.

    Sé que tú ganaste, pero yo quiero…deja que yo…–susurró el menor.

    Ritsu se reincorporó y, con delicadeza, revirtió la situación. Ahora volvía a estar arriba.

    Takano no daba crédito a lo que iba sucediendo. Era como si el Ritsu del pasado, aquel que no dudaba en actuar y mostrar sus sentimientos, se hubiera fusionado con el Ritsu impulsivo, terco pero maduro del presente. ¿Esa sería la verdadera personalidad del pelicafé si aceptara sus sentimientos? No, solo si nunca hubiera tenido la experiencia de ese amargo malentendido que los separó. Solo por esa noche, al parecer, aquello quedaría de lado.

    Ritsu desabotonó la camisa del azabache, cuando dejó su torso a la vista empezó a besar la piel que tenía ante él. El azabache disfrutaba de aquello, quería saber qué tan lejos podría llegar en ese estado.

    Sempai, ¿lo hice bien? –

    Sí, deberías hacerlo más seguido. –susurró el azabache.

    Ritsu se sentó encima de Takano ocasionando que las erecciones de ambos se rozaran por un momento. En esa posición el menor empezó a desabotonar su camisa la cual depositó en el suelo al cabo de un momento.

    Las manos del azabache empezaron a recorrer el cuerpo que tenía ante él. Ritsu se estremeció ante tal tacto.

    Los gemidos que en otras ocasiones reprimía ahora salían de su boca sin pudor.

    El azabache ya no podía quedarse simplemente esperando. Levantó su torso ocasionando que ambos cuerpos chocaran. Las manos de Takano ahora se dirigieron hacia otro objetivo.

    Sobre la tela del pantalón Takano fue tocando el miembro de Ritsu. Los gemidos de este último se incrementaron. Las manos del pelicafé se aferraban a los hombros del mayor. De un momento a otro dirigió una de sus manos hacia la erección del azabache, rozando también con la yema de sus dedos su erección.

    La respiración de Takano se hizo más profunda, la mano de su pelicafé se sentía bien. Permanecieron así, dándose caricias mutuas, disfrutando de la atención que tenía cada uno con el cuerpo del otro.

    ¿Te gusta? –preguntó el azabache en medio del calor del momento.

    Sí… –respondió Ritsu entre jadeos–porque eres tú…sempai.

    Los ojos de Takano se abrieron sorprendidos.

    Momentos después el pelicafé era depositado de manera un poco brusca sobre la cama. Aquellas palabras habían sido suficientes para desatar la pasión del azabache. La ropa de ambos yacía sobre el piso de la habitación.

    Takano sentía la urgente necesidad de ser uno con Ritsu.

    Quiero que lo primero que entre sea esto –dijo el pelicafé leyendo sus pensamientos mientras tomaba con sus manos el miembro del azabache y lo dirigía a su entrada. –Estaré bien.

    Takano, quien se encontraba encima de Ritsu, fue empujando lentamente su miembro. La estrechez del interior del pelicafé iba aprisionando su miembro por lo que debió de hacer un gran esfuerzo por no penetrarlo de manera brusca aún.

    El menor resistía la intromisión gracias a que el azabache iba a la par masturbando su miembro. La presión de sus manos sobre la piel de la espalda de Takano iba dejando huellas que quedarían como prueba de aquella noche.

    Por favor, muévete. –pidió Ritsu apenas el miembro de Takano hubo ingresado completamente dentro suyo.

    El azabache empezó a mover sus caderas.

    Los cuerpos de ambos fueron rozándose a un ritmo rápido, placentero. Sus cuerpos fueron cubiertos por el sudor.

    La respiración de Takano se hizo pesada y de la boca de Ritsu salían gemidos que llenaban la habitación para deleite del azabache.

    Ritsu, te amo. –dijo de pronto el mayor.

    Saga…yo…–

    Ritsu no pudo terminar de hablar, Takano comenzó a embestirlo más rápido.

    Hasta que el clímax los alcanzó al mismo tiempo.

    Los pechos de ambos subían y bajaban rápidamente tratando de recuperar el aliento.

    Ritsu se quedó dormido rápido, Takano tuvo que arroparlo.

    Cuando el azabache se recostó a su lado, un Ritsu aún dormido se aferró a él. Takano correspondió el abrazo.

    No me rendiré hasta que aceptes tus sentimientos, hasta que aceptes que nuestro amor es igual de maravilloso que cuando nació. –susurró Takano al oído del pelicafé. Luego le dio un beso en la frente y se quedó dormido.




    En otro punto de la ciudad una tercera pareja había acabado de amarse.

    Te amo, Kisa. –dijo un feliz y siempre radiante Yukina.

    Yo también…–respondió Kisa con las mejillas sonrojadas.

    Perdón por la escena de celos, es que pareces tan pendiente de ese par de chicos. –

    Solo trato de ayudarlos, realmente lo necesitan. –comentó pensativo Kisa. Se había olvidado de aquellos dos, a esa hora de la noche muchas cosas ya debían de haber pasado…

    Kisa, eres un ángel. – dijo un emocionado Yukina abrazando a Kisa.

    El pelinegro no le había comentado con mucho detalle qué tipo de ayuda estaba dando así que el menor se había quedado con la idea de que Kisa estaba simplemente dando inocentes concejos a un par de amigos para que expresen mejor sus sentimientos.

    Durmamos, mañana nos espera un largo día de trabajo. –ordenó el astuto pelinegro.

    Se acomodaron en medio de las sábanas que cubrían sus cuerpos desnudos.


    La mañana siguiente sería muy confusa para cierto par…



    Nota de la autora

    Respondo los comentarios que amablemente me dejaron, muchas gracias por ese gesto.

    Priscila Kagura Curio!: gracias por esperar, espero haya valida la pena.

    Suzuki Hoods: woww me haces feliz, si esta historia está entre tus favoritos algo debo de estar haciendo bien. Ojalá este capítulo haya sido de tu agrado.

    Anne onodera takano: jajaja pues sí, Akihiko y Takano lo disfrutaron mucho, aunque Misaki y Ritsu también…

    Himeko -san: gracias por comentar y esperar continuación.

    4 EVER Yaoi: triple lemon? Te referías a que también querías lemon entre Kisa y Yukina, primero quiero agarrar un poco más de confianza. Me gusta que la mayor esencia del personaje esté presente, estudiaré más a esta pareja para animarme a hacer ese tipo de escena con ellos dos…

    Y, bueno, ya vimos que a este par no le fue nada bien en su primer intento así que veremos qué medidas toman en el siguiente capítulo.

    Muchas gracias a quienes pasan por aquí.

    Hasta la próxima,
    Aulu.
     
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49 replies since 15/7/2015, 17:45   1899 views
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