Mi suerte (Tai-T.K) FINALIZADO

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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    Y ya me dejaste con el suspenso en la garganta!! jajajajaja sobreviviré a otra tormenta para ver la continuación jajajajaja Por cierto Feliz año nuevo !!! jajajaja
     
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  2. shingiikari01
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    otro cap increible, pero siempre me dejas con ganas de leer mas y mas, y reitero eres malo siempre lo cortas en la mejor parte pero entiendo que eso es parte del suspenso
     
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  3. daikeru-san
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    Ya se son los abusivos y tai me parese que tai se esta enamorando de TK obvio quien no

    ???:cog cog

    Yo: perdon jejeje bueno espero con ancias tu conty chau
     
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    Yaoizando
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    HolaAaAaAa gente como va todo? Espero que bien! Otro domingo y otro capitulo de esta historia que le agarré cariño (empecé escribiéndola por mero impulso jeje)
    Últimamente vengo terminando los capítulos con un "gancho", o dejando "a la expectativa", para que el próximo capitulo continúe donde se quedó el anterior. Juro que no es apropósito jaja solo es que coincide donde quiero que acabe el cap con ciertos momentos de la trama :P Bueno en fin, Séptima parte, espero que les guste.

    *Sasarai-san: Hola! Muchas gracias por el comentario!! Ultimamente vengo jugando con el misterio je, pero ya dije que no es apropósito (aunque admito que es una buena herramienta :P) Están bravas las tormentas :wacko: Tendré que amarrar las chapas de mi casa sino saldré volando ajaaja, hasta la proxima!!

    *shingiikari01: Buenas! gracias por lo de capitulo increíble, se aprecia! Yo odiaba cuando mis autores favoritos lo cortaban en la mejor parte, y ahora yo hago lo mismo jajajaja que se va hacer. Saludos! gracias por el comentario!

    *daikeru-san: Así que dices que son los abusivos lo que vio Tai al final? se verá jeje. Y parece que el castaño lentamente va cayendo. Gracias por comentar! suerte!


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    Séptima parte

    Suposiciones

    Tai abrió los ojos, y por lo que vio, inmediatamente se le borró la sonrisa. A unos cuantos metros, en otro puestito de la feria, un puestero africano con largas rastas y abundante barba lo miraba sonriente. Aquella sonrisa era una sonrisa picara, extraña, sugerente. El castaño inmediatamente se dio cuenta porque aquel sujeto lo miraba así: estaba abrazado, bastante cariñoso con el rubio. Una vocecita en su cabeza le advirtió que aquel sujeto insinuaba con esa sonrisa que él y T.K eran más que amigos. Aquel sujeto de tez oscura movió hacía arriba y abajo sus cejas de manera rápida, sin sacar esa sonrisa picarona. A Tai el rostro empezó a quemarle. El oji-café frunció el seño y se separó de manera abrupta del blondo.

    -¿Cuál es el premio?- preguntó rápidamente con su cara aun roja al encargado del juego.

    El hombre le mostró una bandeja con anillos, aros, pulseras, collares, llaveros, todos artesanales, que eran moneda corriente en ese tipo de ferias. Aunque a Tai en primera instancia le pareció que todo era bastante ordinario y no valía el dinero que había gastado para participar del juego, ojeó para ver qué era lo más rescatable. Finalmente, escogió una pulsera hecha con un material plateado, no porque le gustara, sino porque pensó que era lo de mejor calidad de entre todas las baratijas. La pulsera era simple: una chapa angosta donde parecía que se podía grabar una leyenda o un nombre (que estaba lisa) con dos cadenitas delgadas para atársela a la muñeca.

    -¿De qué material es?- le preguntó el ojiazul mientras se alejaban del juego.

    -Mm no se… aluminio quizás- contestó Tai, observando fijamente la pulsera plateada- estira el brazo, te la regalo.

    -¿Seguro?- le preguntó el rubio, estirando su brazo izquierdo como le había pedido- ¿Por qué no la quieres?

    -No soy de usar estas cosas, más que nada porque cuando juego al futbol me las rompen entre agarrón y agarrón - respondió el castaño mientras ataba la pulsera en la muñeca izquierda del menor.

    -Ah, ya veo… como anoche en el jardín trasero- le dijo T.K con una sonrisa burlona.

    -Exactamente-musitó entre labios el oji-café sintiéndose avergonzado, mientras ceñía con adrede y excesiva fuerza la pulsera a la muñeca del blondo, haciendo que este haga una pequeña mueca de dolor.

    Mientras Tai ataba la pulsera al brazo del menor, sintió como si alguien le estuviera mirando fijamente. No tardó en darse cuenta a que se debía ese presentimiento. Se habían detenido al frente del puesto del hombre con rastas y espesa barba, que los seguía mirando con una sonrisa y ojos picarones .

    -Vámonos de aquí- dijo con rabia el oji-café, poniendo una mano en la espalda del rubio y empezando a caminar rápidamente, alejándose de aquel tipo.

    Tai pudo sentir como eran seguidos por la mirada del sujeto de tez oscura mientras se alejaban.





    Una vez en la cabaña nuevamente, todos se alistaron para ir a dormir. Antes de ir a la cama, T.K se encargó de poner nuevamente el dinero que su padre le había dado dentro de su billetera, sin que este se diera cuenta. No había gastado ni un solo centavo.

    Los dos muchachos se cambiaron y se acostaron. La luz proveniente de los faroles de la calle iluminaba el cuarto a medias.

    Por primera vez desde que se hospedaba allí, Tai no podía dormir. Acostado y sin nada que hacer, miraba en silencio el techo de la habitación. Varios pensamientos se le galoparon a la mente, pensamientos que no le dejaban tranquilo.

    Giró su cabeza hacía su izquierda, viendo dormir a T.K en su cama. Recordaba una y otra vez lo sucedido en la feria. Esa extraña sensación que tuvo al ver al menor alentándolo, haciendo que se quedara inmóvil. Ese abrazo que recibió al ganar el juego, que al principió le sorprendió, pero que luego correspondió muy gustoso.

    ¿Qué había sido todo eso? ¿De dónde salió? No se había sentido cómodo el resto de la noche. ¿Acaso fue la mirada de aquel tipo? A Tai no le había gustado nada como le observó aquel sujeto con esos ojos negros, tan penetrantes, y esa sonrisa burlona. El moreno estaba seguro que aquel sujeto pensó que él y T.K eran… más que amigos ¡Si sería idiota! Lo maldijo en su cabeza de muchas formas diferentes, pero luego su concentración se dirigió a otra incógnita ¿Por qué le había afectado tanto la mirada de aquel tipo, que no conocía? El oji-café dio un largo suspiro viendo el techo, todavía privado del sueño. Volvió a dirigir su mirada sobre su compañero de cuarto.

    Tai se sinceró consigo mismo. No había sido la primera vez que sentía esas inacostumbradas sensaciones. Cuando el rubio le tomó del brazo cuando se asustó por la abeja, cuando “lucharon” en la otra cama después de que el menor le espiara fantaseando. ¡Incluso se habían quedado tocándose las manos tirados en el césped! ¡Por Dios! El moreno sintió vergüenza admitirlo, pero si había sentido el contacto de la mano del rubio sobre la suya en la tarde del día anterior. El castaño se tapó la cara con sus manos mientras daba otro suspiro profundo ¿Por qué todas estas sensaciones raras? El mayor no pudo contestarse, por más que quisiera.

    Fijamente vio a T.K dormir, mientras sus parpados se ponían cada vez más y más pesados, hasta caer profundamente dormido.



    Era otro día a puro sol, con la temperatura elevada como en toda la semana. Hiroaki fue el primero en levantarse. Se alistó y fue al pueblo sin despertar a nadie para verificar si el puente ya estaba reparado. Para su gran decepción, todavía las maquinas trabajaban para reparar la estructura.
    Tendrían que pasar otro día allí, siendo intrusos en su propia casa. A pesar de que la familia Yagami le intentó hacer entender muchas veces que no eran molestia, Hiroaki no podía dejar de sentirse mal por quedarse con ellos durante sus vacaciones. Era una cuestión de principios. El castaño mayor suspiró y deseó que se dieran prisa para reparar el puente.

    Día en el rio

    Después de almorzar, Mimí pasó a buscar a T.K y su amigo para ir al rio cercano a la cabaña del rubio. Este no se había visto afectado por las crecientes como el rio que hizo que se clausurara el puente. El trió caminó las pocas calles que separaban la casa del rio, y se asentaron a la orilla de este, bajo la sombra de un gran árbol. El rio no era muy profundo, el nivel del agua apenas sobrepasaba las rodillas.

    Castaña y moreno comenzaron su amistad con el pie correcto. A pesar de recién conocerse, congeniaban bastante. Tai se extrañó al darse cuenta que estaba al frente de una chica muy linda y que no había intentado absolutamente nada para ligársela, ni siquiera un mínimo coqueteo. No sentía tal necesidad. Se le hizo raro, él no solía perderse ninguna oportunidad en esas situaciones. Dejaría pasar esta chance, podría darse un respiro, pensó. La estaba pasando muy bien en compañía del blondo y su amiga.

    Mimí se sacó las prendas livianas que llevaba puestas y quedó con su bikini rojo. Los dos muchachos se sacaron sus camisetas, quedando con sus bermudas para el agua. Los tres adolecentes se metieron en el rio, gozando de la frescura del agua. Los juegos y chapoteos comenzaron. La castaña les gritó que no la salpicaran…haciendo que los dos chicos le salpiquen y le mojen todavía más. Mientras se reían del enojo de Mimí, los dos muchachos se vieron entre sí, sujetándose el estomago por la risa. La forma en la que se miraban mutuamente T.K y Tai era totalmente diferente a como se miraban el primer día que se conocieron. Ya no era una mirada de odio, indiferencia y desconfianza, sino todo lo contrario, para sorpresa de los propios jóvenes.

    Ya algo cansado después de muchos juegos y piruetas en el agua, T.K se sentó sobre una gran roca a la orillas del rio. Observó a Tai y Mimí construir con piedras una especie de represa, bloqueando en parte el paso del agua en la orilla, creando una mini-piscina improvisada dentro del rio. En realidad, era Tai quien construía; Mimí solo supervisaba y le indicaba que piedra mover y cual no.

    Sin darse cuenta, T.K clavó sus ojos en el delgado pero marcado cuerpo de Tai. Sus brazos, su pecho, su abdomen, toda su piel morena mojada brillaba por el reflejo del sol. El rubio abrió sus ojos sorprendido ¿Qué estaba haciendo observando a Tai de esa forma? Giró su vista hacía otro lado.
    Tenía que dejar de hacer eso, no era normal.

    A pesar de que intentaba pensar en otra cosa, de a poco su atención era robada por el moreno. El ojiazul se dio cuenta de un detalle que le hizo estremecer. El pantalón corto, blanco que Tai estaba usando se había transparentado bastante al mojarse, dejando ver muy claramente el calzoncillo rojo que traía puesto. Para colmo, el pantalón se le pagaba mucho al cuerpo, especialmente en sus muslos y glúteos. T.K lo miró de reojo, sin que el mayor se diera cuenta, ya que este movía concentrado las piedras de un lado al otro. Su respiración se agitó de a poco, su temperatura corporal aumentó y su corazón se aceleró gradualmente. ¿Acaso Mimí se había dado cuenta de ese detalle también? ¿O solamente él lo hizo?

    T.K pudo reconocer esa sensación que creía dentro; era la misma que le había atormentado al observar al moreno dormir semidesnudo la primera noche que compartieron la habitación. A pesar que intentaba controlarse, una presión se empezaba a ser presente en la zona de su pelvis. Bajó su mirada y observó como poco a poco iba creciendo un bulto en su traje de baño. De manera nerviosa, acercó sus rodillas a su pecho y abrazó sus piernas. El calor de sus mejillas aumentó. Muy avergonzado, deseaba que todo se “normalizara” ahí abajo lo más rápido posible.

    -T.K ¿Qué haces sentado allí solito? Ven aquí con nosotros- le dijo Mimí al darse cuenta había estado sentado sobre esa piedra en silencio por varios minutos.

    -No-no me pa-pasa nada jaja, estoy cómodo aquí- sonrió T.K de manera nerviosa, tratando de aparentar la mayor normalidad posible.

    -¿Por qué no vienes aquí con nosotros? ¿Te pasa algo?- le preguntó la castaña viéndolo fijamente, con una expresión de duda.

    -Jaja ¿Qué me va a pasar? No hables tonterías- continuó T.K con su simulación, a pesar de que el rostro lo tenía cada vez más rojo. Detalle que su amiga pudo notar fácilmente.

    El corazón del rubio casi de detuvo al ver que Mimí se acercaba a él con una cara maliciosa, como si no le creyera nada.

    -Vamos, ven al agua- le dijo la castaña, a la vez que le salpicaba- no te traje para que estés sentado solo, sobre una piedrota.

    Al ver que él no cedía, ella se acercó y empezó a jalarlo de un brazo para intentar hacerle bajar de la roca y que cayera al agua.

    -Va-mos T.K, no-te-ha-gas el difi-cil- exclamaba su amiga entre jadeos, mientras le tiraba del brazo.

    -Te estoy diciendo que estoy bien aquí- respondía el rubio, avergonzado a más no poder, mientras hacía resistencia pegando sus rodillas al pecho para evitar que se viera lo que estaba intentado ocultar.

    Su erección seguía a tope. Por suerte Mimí no tenía la fuerza suficiente para moverle de donde estaba ni hacerle cambiar de postura, además parecía estar cansándose.

    -Tai ven aquí, ayúdame con este muchachito que se hace el difícil.

    El ojiazul vio asustado como Tai se acercó con una sonrisa maliciosa, dispuesto a tumbarlo de aquella roca de una vez.

    -No, aléjense de mí, ¡atrás!- gritó el blondo, al ver que aquellos dos se le acercaban mirándolo fijamente.

    Moreno y castaña tomaron al menor de cada brazo y tironearon entre risas, tratando de hacerlo caer al agua. T.K se defendía como podía, haciendo fuerza para evitar que lo sacaran de la piedra, siempre flexionando las piernas contra su pecho. Hacía lo que podía, pero poco a poco le iban venciendo, para su desesperación.

    Mientras lo tironeaba hacía el agua, Tai accidentalmente vio el bulto que se le había formado al rubio en sus pantalones. Automáticamente entendió el porqué el blondo quería estar sentado en aquella piedra y no cambiar de posición. Sabía muy bien lo incomodo que era que a uno le pase eso en público, sobre todo si había chicas presentes. Detuvo su intento de tumbarlo de la roca y observó de reojo a Mimí, que seguía jalando a T.K, riendo. Como compañero hombre, decidió ayudarlo.

    -¿Sabes una cosa Mimí?- preguntó Tai estirando los brazos hacia arriba y fingiendo un gran bostezo- no nos molestemos en vano, este plebeyo no es digno de estar en nuestra piscina privada ¿Qué dices?- dijo con un tono juguetón a la castaña, que soltó a T.K observándolo- vayamos y disfrutemos nosotros de nuestro jacuzzi, no dejemos pasar a cualquiera- culminó dándole la espalda a T.K y ofreciéndole el brazo a Mimí.

    Ella rió y le tomó del brazo.

    -Tienes razón, no nos juntemos con esta chusma- le dijo Mimí levantando la mirada y sonriendo, para empezar a caminar a la par suya hacía la “piscina” que habían construido. Solo un montón de piedras que habían frenado un poco el caudal del rio.

    Luego de varios minutos de ardua concentración, T.K pudo volver a la normalidad “ahí abajo” y volvió a meterse con los dos mayores en el agua nuevamente, para alegría de estos.

    Mimí, como su familia partía de la villa hacía la costa esa misma tarde, tuvo que tomar sus cosas e irse, no sin antes despedirse con un beso y un abrazo de los muchachos. Una vez solos, el castaño y el rubio se sentaron uno a la par de otro a en la orilla del rio a contemplar el paisaje. El atardecer se hizo presente, tiñendo de un tono anaranjado el cielo. Era imposible no disfrutar de la paz del lugar.

    -Oye…- rompió el silencio de manera algo nerviosa Tai-…pude ver… no es que haya querido ni nada pero…pude ver porque no querías bajarte de esa roca.

    T.K abrió sus ojos de par en par y desvió su mirada hacía un costado. De seguro se había puesto rojo. Era muy vergonzoso para él hablar de ese tipo de temas.

    -Dime ¿acaso fue Mimí quien te puso “así”?- le preguntó el moreno sonriendo de manera picara, mientras le daba golpecitos con su codo derecho- es una chica muy lindo ¿No?

    El rubio solo se quedó mirando el horizonte, todavía más apenado, si es que eso era posible. No quería decir nada, para él era mejor quedarse callado.
    Su mente todavía estaba muy confundida. Sería mejor que Tai no supiera la verdad, seguramente no lo tomaría bien, como la gran mayoría de la gente, pensó.

    -Tranquilo, es totalmente normal- le dijo el mayor en tono tranquilizador, mientras le pasaba su brazo derecho sobre los hombros - a todos nos pasa, créeme, más de lo que nos gustaría.

    El ojiazul se sintió mejor al sentir el brazo de Tai sobre sus hombros, intentando darle confianza. Después de estar muchos minutos mirando hacía un costado, T.K giró su cabeza observando al castaño a los ojos y esbozó una leve sonrisa. Esas simples palabras del mayor, por más simples que fuesen, le habían hecho sentir un poco mejor consigo mismo.

    Tai sonrió al ver que había animado al menor, pero la sonrisa no duró mucho. No pudo evitar quedarse observando esos ojos celestes que lo miraban fijamente. Era como si recién los descubría, a pesar de haberlos visto a todo momento en los últimos días. ¿Qué veo tanto? se preguntó el moreno, como si no entendiese el porqué de su sorpresa. Para colmo, los ojos del rubio resaltaban más que nunca por lo roja que estaba su cara. Al darse cuenta de que se había quedado estático, el castaño desvió nerviosamente su mirada del rostro del ojiazul y sacó su brazo de sus hombros.
    T.K también apartó la vista, algo incomodo.

    -Vaya, este es un lindo lugar- dijo Tai mirando a su alrededor, tratando de mover el ambiente que se había formado- me sorprende que la gente no venga aquí cuando hace calor.

    -No mucha gente conoce esta parte del rio.

    -Supongo que sueles traer aquí a tus novias seguido- mencionó el castaño observando el cielo cada vez más anaranjado.

    Sorprendido, T.K abrió sus ojos bien grandes. Él nunca le dijo que tenía novia ni nada parecido, mucho menos "novias". Es más, jamás había hablado del tema con Tai ¿Por qué el oji-café daba por sentado que él tenía novia?

    -¿Por qué das por sentado que tengo novia?- preguntó el blondo, girando su rostro hacía el moreno.

    -¿Qué acaso no tienes?- le preguntó el mayor sorprendido.

    T.K miró hacía un costado y lentamente movió su cabeza de forma negativa. Hablar de cuestiones amorosas siempre le había sido incomodo, sobre todo porque no sabía nada al respecto. Aparte de nunca haber tenido novia, tampoco había besado a alguien en su vida, a pesar de que las oportunidades no le habían faltado. Ese era un gran secreto.

    -Vaya, que sorpresa- le dijo Tai volviendo su mirada al frente, como si no pudiera creer su respuesta.

    -¿Sorpresa? ¿Por qué?- a T.K le había llamado mucho la atención las palabras del moreno.

    -bueno…digo…es algo sorpresivo que alguien como tú no tenga novia.

    -¿Cómo alguien como yo?- preguntó curioso el rubio, sin sacar su mirada del rostro de Tai.

    -ósea…no sé… alguien tan…tan…tu sabes- el mayor tartamudeó, mientras pasaba su mano por encima del rostro haciendo círculos en el aire, como si de esa manera completara la frase que trataba de decir.

    -Tan…

    - tan…lo que digo es alguien tan…tan…atractivo- dijo el moreno con mucho esfuerzo, girando su rostro hacía su izquierda para evitar que él le viera la cara.

    A Tai le inundó una sensación ajena, parecida a la vergüenza pero mucho más voraz e intensa. Nunca le había dicho algo así a otro hombre.

    -Ah…-fue lo único que logró decir el blondo al escuchar la respuesta del mayor.

    T.K no sabía que decir, que responder, ante ese… ¿elogio?

    Al igual que el castaño, la situación se le hizo muy extraña. Solo bajó su mirada, cortando pedacitos de césped con su mano, incapaz de responder algo.

    -y… ¿Qué hay de ti? – Dijo tímidamente el rubio después de algunos minutos en un silencio total- ¿tienes novia?

    -Ah no, no…corté con mi novia hace poco más de un mes, al final de las clases…- le respondió rápidamente el moreno-… así que… los dos estamos solteros, que se cuiden las chicas de este pueblucho ¿no? – le dijo sonriendo al ojiazul, despeinando su cabello.

    -Jeje lo que tu digas- contestó riendo el menor liberándose de la mano del castaño.

    Ambos rieron en por lo bajo, observando fijamente como el rio seguía su curso, en una total calma. Lo único que se oía era el cantar de los pájaros que lentamente regresaban a los arboles para resguardarse de la noche.

    - Oye, deberíamos volver antes que empiece a anochecer- propuso T.K mientras se levantaba y guardaba sus cosas en la mochila.

    Los dos jóvenes guardaron sus pertenencias en sus mochilas, se pusieron sus camisetas de nuevo y emprendieron la vuelta hacía la cabaña. Tai había traído su balón de futbol en una bolsa, por si llegase a presentarse la ocasión de usarlo, cosa que no sucedió. El castaño lo sacó de la bolsa y empezó a jugar con el balón pateándolo evitando que tocara el suelo, mientras caminaba junto al blondo por la calle de tierra de nuevo a la cabaña.

    -¿Es necesario que juegues ahora?- preguntó resignado el rubio, viendo como el moreno no sacaba su mirada del balón mientras lo pateaba, caminando a su lado.

    -Hay que practicar siempre que se pueda, solo así se puede ser el mejor- le contestó, totalmente concentrado en no dejar caer el balón mientras avanzaban por la calle.

    Un fuerte relinche de un caballo se oyó repentinamente detrás de ellos, haciendo que Tai se asustara y pateara el esférico con demasiada fuerza. El balón se elevó por los aires y aterrizó en el patio delantero de una de las casas al costado de la calle.

    -Buenas tardes jóvenes- saludó un anciano montando el caballo que había relinchado, pasando al lado de los dos muchachos.

    T.K le saludó con una sonrisa, mientras Tai solo le ignoró y caminó a la casa donde había caído su balón.

    -Mi pelota…-dijo el castaño alicaído, apoyándose en las rejas que protegían el frente del domicilio, que median aproximadamente tres metros de alto.

    Esas rejas era lo único que lo separaba de su balón de futbol, que estaba allí esperándolo en el césped, a solo unos cuantos metros de él.

    -¿Te asustó el caballo?- le preguntó el rubio, posicionándose a su lado.

    -No me asustó, solo… solo me sorprendió- contestó el castaño, aplaudiendo para hacer salir a los dueños del domicilio así le devolvieran el balón, pero no salió nadie.

    Tai aplaudió otra vez, con más fuerza, pero de nuevo no hubo señales que alguien estuviese adentro de esa casa.

    -Parece que no hay nadie- le comentó el blondo observando la casa.

    -así parece… ten, sostén esto- dijo el moreno dándole su mochila al menor, disponiéndose a subir trepando la reja.

    -¡Tai! Para ¡¿Qué haces?!...






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    Bueno hasta aquí la séptima parte, se puede decir que vamos por la mitad del fic (quizás un poco más que la mitad) Me encanta que digan que era lo que creian que vio Tai al final del otro capitulo y yo salgo con otra cosa nada que ver jajaja. Hasta aquí venía actualizando todos los fines de semana, pero ahora eso lamentablemente se cortará ya que...¡Me voy de vacaciones a la plashita! :=DANCING: jaja (a nadie le importa, lo sé) Conoceré el mar por primera vez, espero que no me coma un tiburón o algo así jaja. Si no es así, recien estaría volviendo con ustedes dentro de 3 semanas aproximadamente.

    Ya lo dije una vez y lo digo de nuevo... espero que los pocos fics que me gustan estén actualizados cuando yo vuelva (mirada amenazante) jaja. Bueno eso nomas, les deseo suerte! chau!

    Me gustaría aprovechar este receso que tomará la publicación de la historia (espero que sea el único) para comentarles o querer hablar con ustedes de un temita, hablando en serio. Esta necesidad de comentar esto la tomé de una reflexión que hizo un sujeto en youtube (bastante conocido, por lo menos en Argentina) y la verdad que estuve de acuerdo con él al %100

    Sepan ustedes, que la mayor satisfacción de alguien que crea cualquier tipo de expresión artística, alguien que comparte sus ideas con los demás (ya sea un libro, una pintura, una canción, un video de youtube, porque no? o por ultimo, un fanfic del genero que sea) es saber que reacción provoca o que sentimientos, ideas o pensamientos genera su trabajo en la audiencia que lo consume. O por lo menos para la gran
    mayoría de los que crean esos contenidos, no voy a generalizar.

    Dicho esto, me gustaría que podamos establecer un "ida y vuelta" entre el autor y el lector, o los autores y los lectores ¿a que me refiero con esto? No se imaginan el placer que es para alguien que entrega algo al publico (cualquiera de las cosas que ya mencioné antes) que recibir una devolución, tanto positiva como negativa, que tenga argumento, que tenga contenido, que explaye las ideas, emociones o pensamientos que esa "obra" dejó en el subconsciente de la persona que lo consumió. Porque de esa manera los autores (en este caso, pero pueden ser músicos, artistas etc) nos damos cuenta que los que leyeron se adentraron en la historia, y eso es lo que buscamos (la mayoría) los que escribimos, que el que lea se adentre, se empape, se deje llevar por lo que uno comparte. Yo por lo menos busco eso cuando leo un fic, o cualquier otra cosa, sumergirme en la historia y cuando lo hago me nace, me apetece demostrárselo al autor de ese contenido que me entretuvo tanto. Así que, les pido que si les es posible, y si les gustó este fic, o cualquier otro fic de cualquier otro autor, dejen un comentario explicando que sintieron al leer, que les pasó por la mente, que parte de la trama les gustó como así cual estuvo floja, que ideas o criticas les surgió o que esperan para el futuro, sin pena. Comentarios que tengan contenido y que nos permita a los autores conocer que impacto tuvo ese fic o ese capitulo que uno subió con el objetivo de entretener a la audiencia. Que significó para tí. No es necesario una monografía, tampoco es una tarea y no soy nadie para pedirles hacer algo que no quieren, pero siquiera alguito que pueda hacer saber al autor que algo estuvo bien de la trama, o si algo estuvo mal, en cualquier de los casos se aprecia mucho.

    No estoy diciendo que no me gusten los cometarios tipo : "me gustó mucho el capitulo, besos". Al contrario, los amo y siempre serán bienvenidos. Creo hablar por todos los autores/ creadores de contenido X al decir que saber que a un alma, que a una persona le guste lo que compartiste, así sea demostrado con un comentario de 6 palabras, nos llena el alma y nos alegra mucho. Pero imaginensen lo que provoca un comentario argumentando que le pareció el contenido del capítulo. Si con 6 palabras nos alegran, con un comentario explicando sus opiniones nos... no sé...nos lleva por delante una avalancha de emociones. Un comentario que nace de tí es muchisimo más significativo que darle aumentar las visitas o darle like a lo que te gusta (esta bien, en esta pagina no se le pude dar like a la historia, pero se entiende) ya que un comentario es algo que nace de ti, de tu mente, que lo expones y transmites. Es algo mucho mas poderoso, por así decirlo, que hacer click en una manito con el pulgar arriba o un aumentar en visitas el fic/ blog/ video etc....

    Esto del "ida y vuelta" que estoy intentando explicar y que me gustaría que se produzca, no por mí, sino porque estoy seguro que de esa manera inspiraría y motivaría a la gran mayoría de los escritores para crear más y mejores historias y evitar que algunos los dejen a medias y en el olvido, que tanta veces pasa. OJO! no digo que todo sean rosas, las criticas también ayudan, siempre en cuando sean argumentadas y expliquen el porqué no les gustó tal cosa. Si varios usuarios no me hubieran recriminado la proligidad de los parrafos en mi historia anterior, estoy seguro que seguiría escribiendo igual de mal.

    Por favor no tomen esto como un grito de :"DENME MÁS COMENTARIOS, LOS NECESITO. DENME! DENME! DENME!
    Yo no empecé a publicar pensando en la cantidad de gente que me comentaría o me leyera, me parece un fin muy poco noble. Este pedido lo hago no por mí, sino por el bien de esta página que nos da la posibilidad de compartir este tipo de contenidos. Que haya una "vuelta", una devolución, de parte de la audiencia hacía el autor significaría que haya más flujo de ideas, más movimiento. Estoy seguro que solo hará mejorar el contenido de la pagina y así mejorar este entretenimiento que compartimos.

    Además sé (y esto dijo el youtuber el cual me inspiró a escribir esto) que la gran mayoría de la audiencia, no solo aquí, sino también en youtube y otros lugares, es muda, silenciosa. Por ejemplo mi otro fic (sí, hago publicidad de mi otro fic, El Iberium, léanlo XD) tiene como 4200 cantidad de visitas y 68 cantidad de comentarios. Osea que cada 61 cantidad de personas que leyó, 1 dejó un comentario.
    Eso quiere decir que a la gran mayoría no le interesa, no quiere o no le gusta dejar sus opiniones, sino que se las guardan para sí, y está bien que así sea. Quizás la obra no te haya gustado y no merece la pena o no te interesa que progrese así que directamente ni comentas, puede pasar. Pero te invito a que, si es que un fic te gustó, así sea de cualquier autor o cualquier género, dejes un comentario explicando porque te gustó, solo te tomará dos minutos. Aportaras de gran manera al autor, nutriendo su mente de tus opiniones, criticas o ideas. Aun si él/ella no lo pide, porque puede ser que se sienta apenad@ de pedirlo. La gente no habla de este tipo de cosas por el mismo miedo que puede sentir el hablarle a una chica o chico que le gusta, por ejemplo, por miedo a ser rechazado. Y justamente este tipo de autores timid@s son los que necesitan más de la respuesta de los lectores, ya que puede ser que tengan ideas geniales en su mente pero su propia timidez o miedo hacen que deje su historia o cualquier cosa que este emprendiendo y nos prive de sus ideas. Sería muy triste que el único que tenga el poder de la palabra y opinión sea el autor. Que llegue y diga "Esto es lo que hay, consuman. Hasta la próxima entrega" Ayudémonos entre todos a seguir construyendo material, quizás pienses que tu opinión no hace la diferencia, pero no es así, SI importa, y mucho, no dejes que los demás opinen por vos. Eso va para este sitio como para cualquier ámbito de la vida.No dejemos que este pasatiempo decaiga, ya que lo que disfrutamos somos los únicos que podemos hacer que prosiga.

    Bueno nada, eso nomas quería decir jeje me salió largo. No me apena haber escrito esto, ya que sé que debe haber un grupo de gente que
    comparte mi opinión, además soy de esos que piensa que hablando las cosas claras y amablemente con la gente puede generar grandes
    cosas, la mayoría de las veces. Ahora si me despido, chau!! que tengan una buena semana!

    Edited by exerodri - 27/7/2017, 14:36
     
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  5. davic97
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    Hola!!!
    mi primer mi comentario del año jajaja
    increible capitulo, al igual que la historia, suerte en la playa yo aun no puedo conocerla espero y sea pronto.
    Es increible saber que tienes ese tipo de pensamiento y que cosas simples como un video en youtube provoque esa motivacion para que te expresaras asi (hablando de la ultima parte).
    hablando sobre el capitulo me hiso recordar a un muy grande amigo que me hiso pasar cosas increibles como tai a tk.

    Esperare con ansias la continuacion, felices vacaciones ^-^

    Enviado por ForumFree Mobile

     
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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    Como todos los domingos, siempre cerrándolo con un buen fic jajajaja, que bueno que tengas este pensamiento sobre los autores y sus obras, siempre es bueno dejar un indicio como un comentario cuando algo realmente te atrapa y te gusta, y sobre todo cuando esperas con ansias la continuación, y está buena también la idea de que esto tenga un efecto reciproco, tanto para el autor como para el lector también. Como siempre este fic ya me atrapó completamente, espero la continuación con ganas jajajajaja. Felices vacaciones! que lo pases de 10 !!! (sobreviví a la tormenta jajajajaja xD)
     
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  7. daikeru-san
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    Mald*le tapan la boca*

    ???:perdon me presento soy la pareja de daikeru esta algo enojado por lo que

    Yo: maldita la hora que nacieron tan tímidos aaaaaaa y tu

    ???:que
    (PD:me paresco a TK )

    Yo:(PD:y yo a tai si a tai y no miento)
    Vuelves a taparme la boca y te castro,ok volviendo al tema mi fic digo tu fic estan mejorando y cuando se desidiran para declararse el uno al otro me muero por lemon 7w7 cuidate chao
     
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  8. shingiikari01
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    gracias por este nuevo cap esta increible, esta bes no me quejare por que lo cortaste en la mejor parte por que se justifica, por cierto que disfrutes el viaje y mandanos regalitos a tus lectores XD
     
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    Yaoizando
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    Hola a todos y todas! Volví de mis vacaciones en la playa, gracias a todos los que me desearon buen viaje, lo tuve :B): :D Regresé con todas las ganas de seguir la historia (no es que antes no las tenía, sino que vengo todavía más renovado, así que agárrense jajaja)
    Con respecto al comentario que dejé al final de la ultima entrega, gracias por haber dejado su opinión al respecto. No piensen que fue un reto o algo así jaja por favor, sino un deseo de poder hacer que esto mejore y mejore, quizás no logre nada, pero quería expresarlo, solo eso ^_^
    Bueno, Octava parte, espero que les guste.

    *shingiikari01: Muchas gracias a vos por leer la historia. Tambien gracias por desearme buen viaje, lo tuve. No hubo presupuesto para regalitos jaja, supongo que se tendrán que contentar con el nuevo cap jaja no es mucho, pero es lo que hay :P

    *daikeru-san: jajaja me dio gracia tu comentario, que bueno que pienses que tu fic, digo mi fic este mejorando. Falta, falta para lo que quieres, pero no sin pasar cosas en el medio. MMM no te prometo lemon, ya veremos que pasa jaja. Gracias por comentar, chau!

    *Sasarai-san: Hola!! que bueno que consideres a mi Fic como un buen Fic ja Me alegra tambien que compartas mi opinion sobre lo que explayé antes. si harían lo que haces estoy seguro este pasatiempo tendría mucho mas material del que tiene, ojala algun dia se logre je. Gracias por desearme buenas vacaciones, las tuve, estoy renovadisimo para seguir y seguir! chau, un abrazo!

    *davic97: Hola! que honor se la primera historia que comentas en el 2016 jaja. Si la verdad que ese video me provocó algo muy fuerte dentro de mí, más que nada porque el youtuber que hizo el video es alguien que admiro por su cultura, por su forma de expresarse. Basicamente lo unico que hice fue transcribir lo que dice en el video y ponerlo de manera escrita, transformando tambien el hecho de que él habla sobre los comentario en sus videos de youtube, yo lo transforme refiriendome a los comentarios aqui, y quizas desde un punto de vista diferente pero el mensaje creo que es el mismo je. Bueno, muchas gracias por leer y comentar! Hasta la próxima! chau!

    -------------------------------*--------------------------------




    Octava parte

    Preocupación

    -así parece… ten, sostén esto- dijo el moreno dándole su mochila al menor, disponiéndose a subir trepando la reja.

    -¡Tai! ¡¿Qué haces?!

    -Tranquilízate, no pasa nada- Tai se detuvo un instante antes de seguir trepando- subo, entro, saco la pelota y salgo, nadie se enterará- sonrió de manera tranquila.

    T.K se resignó a ver con cierta preocupación como el moreno trepaba las rejas y saltaba del otro lado, cayendo en el césped del jardín de la casa. Un mal presentimiento le picaba los nervios, aunque no entendía porque.

    -Vaya, cuanta chatarra tiene esta gente aquí tirada- dijo el oji-café observando a su alrededor los trozos de motores y pedazos de autos oxidados desparramados en el extenso jardín de la propiedad.

    -Tai apresúrate ¿quieres? – le dijo alterado el blondo, apoyado sobre las rejas del lado de afuera, mirándolo fijamente - recoge la pelota y sal de ahí.

    -Tranquilo, tranquilo ¿a que le tienes tanto miedo? – se burló el mayor, haciendo caso omiso al pedido del rubio.

    Solo era recuperar un balón que cayó en una propiedad que no le pertenecía, todo el mundo hizo eso alguna vez en su vida. Esta solo era otra de esas veces, pensó el castaño internamente. Caminó hasta donde lo esperaba su balón azul y amarillo y lo recogió dándose media vuelta, mostrándoselo al menor con una sonrisa. La muy épica y arriesgada aventura había terminado.

    -¿Ves? Ya está, eso es todo.

    La sonrisa del castaño no duró mucho, se borró instantáneamente al ver el rostro del ojiazul, del otro lado de la reja.

    Un intenso terror se reflejaba en la cara de T.K. Sus ojos azules estaban abiertos como nunca los había visto, y su boca entre abierta reflejaba sorpresa. Tai se le quedó observando unos segundos, sorprendido.

    El rubio tartamudeó algo inentendible sin cambiar su expresión de miedo, levantando lenta y temblorosamente su mano para señalar algo que al parecer estaba detrás del moreno.

    Un intenso escalofrío bajó por la espalda de Tai, el rostro del blondo demostraba que no era bueno lo que estaba detrás de él. Aunque no sabía que se encontraría detrás suyo, se preparó mentalmente para algo malo. Lentamente se dio media vuelta, poco a poco.

    Al darse media vuelta lo pudo observar sin problemas. A menos de unos 20 metros, asomándose de entre toda la chatarra amontonada en un rincón del extenso patio, un perro Rottweiler gigantesco le observaba fijamente.

    La apariencia del can era más que temible. Para empezar era bastante grande, más que la media de esa raza de perros que ya de por si tienen gran tamaño. Se notaba que estaba bien alimentado, su tamaño no se debía a grasa sino a músculos. Una hilera de glutinosa saliva caía de sus mandíbulas. Solo faltaba que tuviera los ojos blancos para que fuera un perro digno de una película de terror.

    Al parecer, el animal había estado oculto entre todas las basuras en el fondo del terreno, pero salió a ver qué valiente o ingenua alma se había adentrado en “su” patio.

    El Cataño se quedó estático al notar que el perro no tenía ninguna cadena que pudiera limitar su movimiento. El gruñido ronco del perro era lo único que se escuchaba en ese momento de la tarde. El can lo miraba en una pose que daba la sensación que en cualquier momento atacaría sin piedad. Era como si el perro estuviese estudiándolo, esperando el más mínimo movimiento para empezar el ataque.

    -Tai, no hagas ningún movimiento brusco- le susurró el rubio aterrado, lo suficientemente fuerte para que lo escuchara.

    Tai hizo caso y se quedó inmóvil, preparando los músculos de sus piernas para una eventual huida a toda velocidad. No sacó su mirada del animal, el cual no cambiaba de posición. Una gruesa gota de sudor bajó por su frente, su cuerpo se tensó. Los latidos de su corazón lentamente ganaron velocidad, bombeando sangre a todas sus extremidades. Los segundos transcurrían como horas mientras los ojos del muchacho y del guardián del domicilio se mantenían atentos el uno al otro.

    T.K por su lado no sabía qué hacer. Pensó en hacer algún ruido para distraer al can, pero luego desistió ya que pensó que eso podría desatar el ataque del perro, condenando al mayor. Maldijo al aire al darse cuenta que solo podía observar la escena, sin poder hacer mucho.

    Pasó 1 minuto, que para el castaño fue una eternidad. Decidió que tenía que hacer algo, ya que tarde o temprano el perro atacaría, o por lo menos eso pensaba. Sin sacar su mirada del perro, dio un paso hacia atrás. El cuadrúpedo, todavía gruñendo, dio un paso hacia delante con una de sus patas, como si no quisiese que se alargara la distancia entre él y el intruso. En ese instante Tai lo entendió, tenía que ser veloz como nunca lo había sido, sino… estaba perdido. Tan rápido como pudo, se dio media vuelta y corrió hacía la reja, con su pelota bajo el brazo. Escuchó detrás de sí como el pasto era arrancando por las pesuñas del perro al empezar a correr.

    -¡Corre Tai, rápido!- le gritó el blondo desesperado.

    El moreno dio las zancadas más largas que había hecho en su vida, tratando de ser lo más rápido posible. Su corazón estaba por salirse de lugar. En ese momento se olvidó de todo, el único propósito de su vida era correr como si el mismo demonio lo persiguiera. De repente, el oji-café tropezó y cayó al suelo.

    -¡¡Tai!!- se desgargantó el menor al ver que el castaño cayó al suelo, provocando que la distancia entre él y su perseguidor se acortara.

    En un intento desesperado, T.K trepó la reja para ayudar al mayor, aunque no tuviese idea que hacer. Pero por producto de esa misma desesperación, no pudo hacer pie en las barras horizontales de la reja y cayó al suelo.

    El castaño vio para atrás, el perro se acercaba ladrando, mostrando sus fauces listas para caer sobre el intruso de turno. Se levantó y tomó de nuevo el balón de futbol. Sin perder tiempo, a la carrera lanzó el esférico por sobre la reja, y sin medir distancias o fuerzas, saltó sobre una de las chatarras que tenía cerca para ganar impulso y llegar de un solo salto a la cima de la reja. Pudo escuchar el ruido de las mandíbulas del canino cerrándose debajo suyo. El oji-café no pudo evitar caer sobre el blondo, levantando una gran nube de polvo.

    El mayor vio impresionado como aquel perro gigantesco se abalanzaba sobre las rejas, gruñendo y ladrando con rabia, como si quisiese alcanzarle de cualquier manera. Como si no pudiera resignar que perdió la oportunidad de probar su morena piel, seguramente bastante sabrosa, bromeó el castaño para sí mismo. Sonrió, todavía con la respiración agitada, y miró el cielo riendo, aliviado de no haber sido el aperitivo del guardia de aquella casa. Al darse cuenta que se encontraba sobre el rubio, se levantó rápidamente.

    -Perdona, no pude evitar caerte encima, pero igual gracias por amortiguarme la caída- dijo sonriendo, ayudando al menor a levantarse y sacudiéndole la tierra de la espalda.

    El rubio se sacudió la tierra y movió el hombro bruscamente para liberarse de su mano.

    -T.K ¿pasa algo?- preguntó extrañado el oji-café tomándolo del brazo.

    -¡Suéltame!- le gritó el ojiazul apartando su brazo, para luego empezar a caminar.

    -¿pero qué…- el mayor intentó tomarle nuevamente, pero el blondo volvió a esquivar su contacto y se dio media vuelta enfrentándolo.

    -¡Eres un imbécil!- le gritó este con furia, Tai dio un paso para atrás sorprendido-¡¿Por qué hiciste eso tan peligroso?! ¡Ese perro te pudo haber matado!- le recriminó a viva voz, mientras le tiraba un golpe con su puño que pudo esquivar.

    T.K avanzó hacia él, tirando puñetazos al aire intentando golpearle. Tai solo caminó hacia atrás mirando confundido, esquivando los golpes de T.K. Eran golpes propios de alguien que no sabía pelear.

    -¡¿Qué te pasa idiota?!- gritó el oji-café agarrando con fuerzas las dos manos del blondo con las suyas, deteniendo el avance del menor.

    Al tenerlo de frente, se quedó estático al ver que los ojos celestes del rubio rojizos, apunto de derramar lagrimas.

    -¡Suéltame! ¡Eres un cretino! ¡Suéltame!- le gritó el ojiazul cerrando sus ojos con fuerza y sacudiendo sus brazos para soltarse, con una voz quebrada afectada por el llanto- ¡suéltame!

    -¡T.K! Tienes que tranquilizarte – pidió el mayor sosteniendo como podía los brazos del rubio.

    El blondo se sacudió de aquí para allá intentado zafarse de su agarre.

    Llegó un momento en el que el castaño forzó, mediante una calculada fuerza bruta, doblar los brazos del menor haciendo que este se abrazara a sí mismo, mientras él lo rodeaba con sus brazos por detrás con toda su fuerza. Tuvo que sostenerlo fuerte ya que el blondo intentaba zafarse de él como fuese, mediante pataleos y movimientos bruscos de su cabeza de lado a lado.

    -Suéltame…por favor, suéltame- musitó T.K en voz muy baja y entre sollozos, bajando la cabeza.

    -Tranquilo, todo está bien- susurró el mayor en el oído del blondo, todavía abrazándolo fuerte por detrás, a la vez que ambos se desplomaban y se arrodillaban en el césped.

    El rottweiler, del otro lado de la reja, los veía fijamente, curioso y en silencio. Había dejado de ladrar cuando los muchachos empezaron a pelear, como si aquel espectáculo le hubiese llamado la atención.

    Los dos jóvenes permanecieron así por unos minutos, en un incorruptible silencio, sin importarles si alguien pasaba por esa desolada calle y los veía de esa forma. Tai no soltó al blondo, no quería deshacer su abrazo bajo el anaranjado cielo del atardecer. Creyó que el ojiazul necesitaba algo de contención después de ese desborde que acababa de tener. Lo siguió sosteniendo entre sus brazos, sintiendo como la respiración del menor empezaba a calmarse de a poco.

    -Tai…- rompió el silencio T.K después de unos minutos, con una voz muy baja, pero demostrando que estaba mucho más calmado-…yo…realmente lo siento…yo…yo la verdad no sé que me pasó…perdona…no suelo ser así...no sé…no sé qué decirte.

    -Eh, no hay problema, no es necesario que me digas nada, tienes razón…fui estúpido, ese perro me pudo haber devorado- contestó el castaño con una sonrisa- lo importante es que ya estás mejor- añadió colocando su mentón en el hombro del rubio.

    -Gracias- sonrió el ojiazul, pero esa sonrisa no duró mucho- ya… ya me puedes soltar- agregó incomodo viendo hacía un costado.

    -Ah sí, disculpa- dijo nervioso el moreno, separando el mentón de su hombro y liberando al blondo de entre sus brazos.

    Los dos muchacho se levantaron del suelo y se rieron algo nerviosos, ambos esquivándose la vista.

    -Tu pelota…- le dijo el ojiazul alcanzándole el esférico-…será mejor que controles mejor hacía donde la tiras- agregó sonriendo.

    -jeje no te preocupes, mientras no me vuelva a asus…sorprender no pasará nada.

    Ambos jóvenes levantaron sus mochilas del piso y emprendieron la vuelta a la cabaña, observados de manera curiosa por el ahora aparentemente inofensivo perro. Este solo volvió a su guarida cuando el rubio y el castaño desaparecieron de su vista.

    Apuesta peligrosa

    La noche llegó y con ella algunos invitados a la cabaña. Los Yagami habían invitado a los matrimonios amigos con los que se encontraron la noche anterior en el restaurant. Como se habían llevado bastante bien en el restaurante, Hiroaki los saludó a uno por uno con una sonrisa. La idea de pasar una velada todos juntos le gustaba, hasta pensó que le vendría bien des-estresarse un poco y olvidar todos sus problemas por un par de horas. Sin embargo, no pudo evitar sorprenderse al ver a Don Osvaldo entrar por la puerta, cargando un maletín plateado. Allí fue cuando todo el júbilo se le vino abajo.

    -Don Osvaldo… -dijo asombrado el castaño, falseando la sonrisa para disimular la desagradable sorpresa- ...no sabía que venía.

    -¡Ah, Osvaldo!- saludó apareciendo en la escena un sonriente señor Yagami- esta tarde me puse a conversar con él y decidí invitarlo a pasar un buen rato- le dijo a Hiroaki, pasando un brazo por los hombros del hombre mayor- además, se ofreció a traer su set de póker.

    -Pero si te dije que yo tengo un set de póker- contestó el dueño de la cabaña, disimulando su descontento por tener a ese tipo allí.

    -Si bueno, pero pensé que usar el mío sería mejor- dijo sonriendo su vecino, de esa forma que Hiroaki tanto odiaba, abriendo el portafolio gris que traía consigo.

    Adentro había un set de póker bastante fino, con fichas, cartas, ciegas, todo de primer nivel. Hiroaki no pudo negar internamente que ese juego de póker dejaba en ridículo al suyo, que lo había comprado como una ganga en una feria hacia ya varios años. La comparación no era ni siquiera posible

    -Pero que bueno…-dijo el castaño sonriendo como podía, aunque por dentro le estuviese hirviendo la sangre- …pase por favor, tome asiento.

    Así los hombres se pusieron a jugar al póker en la mesa de la cocina, mientras las mujeres conversaban entre sí, fumando, sentadas afuera en el jardín trasero. Era una linda noche para hacer eso.

    Hiroaki no era un experto en el póker, pero más o menos se las ingeniaba como podía. Afortunadamente los demás, exceptuando su vecino del frente, no eran grandes jugadores. Ya iban por la mitad del partido, y el dueño de la cabaña estaba en una posición intermedia en cuanto a la posesión de fichas. No le estaba yendo mal pero tampoco era de los mejores. Jugaba tensionado ¿el porqué? jugaban por dinero, y eso no era algo muy inteligente de hacer si estas en la ruina económica, reconoció el castaño. Para peor, el que iba ganando y tenía el mayor número de fichas era su vecino del frente. Perder todo lo que le quedaba de su dinero sería algo malo, sin dudas, pero sería mucho peor si lo hace entregándoselo a Don Osvaldo, pensaba con enfado mientras observaba sus cartas.

    Para colmo, lo tenía sentado en frente a él en la mesa, así que podía ver sin problemas como aquel viejo le sonreía de manera triunfante, burlista. En la mente de Hiroaki se hacía presente a cada momento aquella canción que tanto le hacía acordar a su vecino.


    “Osvaldo era un vago perezoso, un injerto intolerable,
    un abusador un flojo, imperfecto en todos lados, un ser tan desagrádale,
    insoportable, tacaño, pasa a ser imperdonable, altanero, estafador”




    “Esa canción fue escrita para este sujeto ¡No tengo dudas!” Rabiaba mentalmente el castaño, viendo sus enclenques cartas, incapaces de ganar ninguna mano.

    De repente, las puertas de vaivén que separaban la sala de estar de la cocina se abrieron y entró T.K. El blondo caminó el cuarto en penumbras, enviciado por el humo, hasta llegar a la par de su padre.

    -Papá…-dijo con dificultad su hijo, moviendo el aire al frente de su cara con sus manos, el ambiente estaba saturado de humo de los cigarros y puros-…no deberías estar jugando por dinero ¿Por qué no te retiras? Ya sé que no puedo decirte qué hacer con tu dinero, pero me dijiste que nos esforzáramos por cuidarlo juntos- le dijo el ojiazul lo más bajo que pudo para evitar que los otros adultos escuchen.

    -Hágale caso al muchacho Hiroaki- dijo bonachón Don Osvaldo, tirándose para atrás en su asiento- es algo muy sabio lo que el rubito está diciendo, retírese ahora y cuando gane le devolveré su parte del dinero con el que entró a la partida, como gesto de buena amistad- culminó sonriendo mientras le daba una aspirada muy profunda a su puro, iluminando su rostro de una luz anaranjada.

    Hiroaki miró fijamente al anciano. Lo que decía su hijo era verdad, pero no podía darle con el gusto a aquel sujeto que detestaba tanto. Sabía que detrás de toda esa palabrería amistosa, por lo bajo le decía “anda, huye mientras puedas, perdedor”.

    El castaño mayor tomó su decisión dentro de su cabeza. No sabía si era la mejor, pero era la que sentía que debía hacer. Miró a su hijo con una mirada dulce para intentar darle tranquilidad.

    -Muchas gracias Take, eres un buen chico, pero no te preocupes, está todo bajo control- dijo, dándole unas palmadas en la espalda.

    El rubio solo asentó con su cabeza y una leve sonrisa. Luego, salió de la habitación por la puerta vaivén.

    -Es un buen chico- dijo uno de los adultos presentes, conmovido por el gesto del ojiazul.

    Todos los demás, incluidos el señor Yagami asintieron. Hiroaki sonrió, sintiendo orgullo de su muchacho y de su buena persona. Solo esperaba no defraudarlo al terminar el partido de póker.

    Los adultos siguieron jugando. Una vez las cartas ya estaban sobre la mesa, tocaba hacer otra apuesta. Don Osvaldo hizo una que sorprendió tanto a Hiroaki como a los demás jugadores. Era una apuesta altísima, más fichas de las que Hiroaki tenía en su poder. Uno por uno, los adultos fueron tirando sus cartas rindiéndose, ninguno estaba dispuesto a pagar esa cantidad de fichas. Hiroaki pensó en rendirse también, no quería arriesgarse y perderlo todo, a pesar de que tenía una buena mano. De seguro el viejo tendría una jugada excepcional para apostar todo ese dinero, pensó. Don Osvaldo ganaría de nuevo otra mano.

    Justo antes de arrojar sus cartas, el castaño vio algo que le llamó la atención. Tuvo que refregarse los ojos y ver por segunda vez para asegurarse que el sueño y los vasos de licor no le estaban haciendo una mala pasada. Por encima de la puerta vaivén, a espaldas de Don Osvaldo, dos manos que le hacían señas.

    Hiroaki se detuvo y evitó tirar sus cartas. Con disimulo se quedó viendo las señas ¿Qué le intentaban decir? De reojo se fijó si alguno de los otros hombres había visto esas manos, pero al parecer nadie aparte de él se había dado cuenta. Disimuladamente se quedó mirando las señas por encima de la cabeza de su odiado vecino, intentando descifrar el mensaje. Aquellas manos repetían un patrón una y otra vez. Le costó unos segundos, pero al fin pudo entender el mensaje. Lo que esas manos le intentaban decir, eran los valores de las cartas de Don Osvaldo ¡Eran cartas malísimas! ¡El viejo estaba mintiendo, no tenía nada para ganar! Sus cartas eran muchos mejores, pensó el castaño.

    -¿Asustado, Hiroaki? – le preguntó sonriendo el anciano con su puro en la boca, viéndolo a los ojos.

    El castaño sostuvo la mirada por unos segundos.

    -“All in”- dijo, empujando todas sus fichas al medio de la mesa.

    Todos en la mesa hicieron un gesto de sorpresa, excepto los dos involucrados en la jugada. Si bien Don Osvaldo le seguía viendo con una cara de póker, Hiroaki sabía que en el interior aquel tipo se lamentaba de haber apostado toda esa cantidad de fichas, que eran muchas. “¡Te tengo!” le gritó mentalmente el castaño a su contrincante, aguantándose las ganas de subirse a la mesa y bailar como un enfermo. Esa mano sería suya, y lo dejaba muy bien posicionado en la partida.





    -Tai ¿Qué haces?- preguntó el rubio al mayor.

    -nada, solo ayudando a tu padre- le contestó este con total calma, mientras seguía haciendo señas escondido detrás de la puerta vaivén.

    -Eso no está bien, Tai- dijo el blondo abriendo la puerta del frente-¿Qué tal si vamos al pueblo un rato? No tengo ganas de estar aquí ahora.

    -Bueno…- dijo el castaño dejando de hacer las señas y acercándose al ojiazul-…por lo menos la intención estuvo.

    Decisión

    Ambos muchachos caminaron al muy concurrido centro de la villa. En una de las intersecciones de la plaza se había montado un escenario donde grupos regionales tocaban música, alegrando y haciendo bailar a los turistas en las calles. Los dos jóvenes simplemente se sentaron en uno de los bancos de la plaza, disfrutando el show a lo lejos. Siempre fijándose de reojo que no aparezcan Erick ni alguno de su pandilla de estúpidos; no podían darse el lujo de bajar la guardia.

    La pasaban bien, escuchando la música por los parlantes, además de algunos chistes que un comediante decía entre canción y canción, que les lograba robar una que otra risa.

    -Iré a comprar un helado- le dijo el rubio a Tai levantándose de su asiento.

    -Bueno, te esperó aquí - contestó el moreno, sin sacar sus ojos del escenario-¡Pero compra un sabor rico!

    Tai continuó con su vista fija en el escenario, hipnotizado por las danzas en conjunto que entretenían a grandes y chicos, hasta que escuchó una voz femenina que le saludó:

    -Hola lindo ¿Todo bien?

    Al girar su cabeza, vio a dos chicas bastante lindas, una castaña y otra de pelo negro, vestidas iguales: infartantes. Ambas le sonreían de manera natural y calmada.

    -Hola, todo bien ¿y ustedes?- contestó el castaño, recuperándose de la sorpresa que fue ver a esas dos diosas al frente suyo.

    -Aquí, trabajando…-dijo la de pelo negro, que fue la que le había saludado.

    -vaya, me gustaría trabajar en un lugar así- mencionó Tai mirándolas a ambas, con una sonrisa.

    Las dos chicas se miraron entre sí riéndose. Habían sido pocos los chicos que se animaron a intercambiar más de 3 palabras con ellas.

    -Te queremos invitar a la fiesta que dará el único boliche del pueblo hoy a las 12- le dijo la peli-negro, atándole una pulsera de papel de color amarillo fluorescente en su mano- con esta pulserita pasas gratis hasta las 1 Am, la dirección está escrita en la pulsera, es cerca del puente, imposible que te pierdas. La pasaremos muy bien, música, gente joven, tragos.

    -Perfecto, allí estaré, no lo duden- dijo Tai viendo lo que le habían atado a su muñeca.

    -¿Estas solo?- le preguntó la misma chica, la única que había hablado hasta el momento.

    -No, ando con un amigo, ya está por volver.

    -Buenísimo, te entrego otra pulsera entonces, dásela ¿Si?- le pidió la peli azabache, dándole otra pulsera igual.

    -Sabes…-por primera vez habló la otra chica de pelo castaño, que hasta el momento solo había estado parada allí a la par de su amiga, observando al oji-café-…los del staff del boliche nos juntaremos antes de la fiesta a pasar el rato, tu sabes…- le dijo de manera sugerente a Tai, acercándosele bastante, paseando el dedo por su brazo-…¿Por qué no nos acompañas tú y tu amigo? me gustaría mucho- finalizó mirándolo fijamente.

    -Eso sería genial- respondió el castaño sonriendo de manera coqueta, sosteniéndole la mirada- solo esperen que mi amigo ya regresa y…
    No terminó su frase, porque se quedó viendo un detalle en la pulsera.

    En el papel fluorescente había escrito un “+16” bastante grande. Eso significaría un problema, ya que T.K tenía 14 años, pensó con algo de preocupación el moreno.

    -¿Pasa algo?- le pregunto la chica del boliche.

    -Ah, no, no pasa nada, es que ¿Qué significa ese “+16” que tiene la pulsera?- preguntó como para sacarse las dudas.

    -Ah sí, solo pueden ingresar de 16 años para arriba, tienen que llevar documento sino no pasaran de la puerta, es para evitar que los mocosos se cuelen jaja- rió la chica de pelo negro, pero cortó su risa al ver que el castaño no dejaba de ver la pulsera en silencio- ¿Qué sucede? ¿Tienes más de 16 verdad?

    -¡Ah, sí! No es por mí, es solo que…- Tai observó a lo lejos a T.K parado en la tienda de helados cruzando la calle, hablando con el vendedor.

    Tai tenía que elegir: ir a la fiesta que esas chicas le invitaban, donde sin dudas explotaría de gente ya que era en el único boliche del pueblo, asistiendo a la “pre-fiesta” acompañado de aquella castaña que no le había quitado la mirada de encima. Lo único malo de esa opción era que tenía que dejar a T.K de lado durante esa noche, ya que no cumplía con la edad mínima para pasar. O si no podría quedarse con el blondo, rechazando aquel regalo que parecía haberle caído del cielo.

    -…no, no pasa nada. Sabes, dame la pulsera yo se la daré a mi amigo, tenemos que hacer algo antes, nos vemos allí ¿sí?- finalizó el moreno sonriéndole de manera confiada a las dos chicas.

    -Perfecto, no hay problema, nos vemos allí- dijo la pelinegro despidiéndose.

    -Nos vemos allí, te estaré esperando- le dijo la castaña de manera seductora, guiñándole un ojo y dándose media vuelta para seguir a su amiga.

    Tai guardó la pulsera en su bolsillo y cruzó la calle para ir a la heladería, para ver porqué T.K tardaba tanto.
    "¡No es tan difícil comprar un helado! ¡¿Por qué tarda tanto?!" pensó el moreno. Justo antes de entrar a la heladería, se topó de frente con el ojiazul, con un helado en la mano.

    -Ah, aquí estas ¿Por qué tardaste tanto?

    -sí, perdona- se disculpó el menor, empezando a caminar por las calles del pueblo, mientras degustaban juntos del helado- me demoré porque este helado costaba $15, y aquel estafador que se hace llamar heladero me discutió que le había pagado con un billete de $20, y yo le di uno de $50, el único que tenía ¡se quería quedar con el cambio! Al final, ya cansado, me dio los $35 como correspondía. Hay que tener cuidado con ese tipo de comerciantes, Tai.- culminó confiado el rubio, orgulloso de no haberse dejado timar por el vendedor de helados.

    -Oye, pero si tú me diste tu billete de $50 para que te lo tenga- dijo extrañado el moreno, sacando de su bolsillo un billete de $50 y mostrándoselo - aquí esta.

    T.K lo miró sorprendido, con sus ojos bien abiertos.

    -Eso significa que si le pagué con un billete de $20- dijo el blondo con un hilo de voz, viendo hacía atrás con una cara de preocupación en dirección donde estaba la tienda de helados.

    -Ah T.K, déjalo así, por una vez que el árbol orine al perro- dijo el mayor poniendo la mano en la espalda del ojiazul, obligándolo a seguir caminando- además, que te haya cobrado $15 por este helado ya es un timo de por sí- dijo dándole otra cucharada al helado.

    -Eh…si, supongo que sí- le dijo el ojiazul algo inseguro- oye, ¿Qué es ese papel amarillo que tienes en la muñeca?- le preguntó curioso al darse cuenta de su nueva pulsera fluorescente.

    -Ah nada importante- contestó el castaño, arrancándosela y tirándola en un basurero público al pasar, junto con la que tenía en el bolsillo. No sabía porque, pero estaba seguro que había tomado la decisión correcta.

    Advertencia

    Los dos muchachos caminaban por la calle que llevaba de nuevo a la cabaña. Había tramos donde estaba bien iluminada, pero también otros donde las luces municipales fallaban y dejaban todo en una inquietante oscuridad. Ni siquiera el hecho de que fuera temporada de verano salvaba al alumbrado público de la incompetencia del ayuntamiento para mantener todo funcionando correctamente.

    Mientras caminaba, el menor contaba un gran conjunto de billetes de pequeña denominación y monedas.

    -ese pobre hombre… me pagó los $35 con todo el cambio que tenía.

    -Ay T.K ¿quieres olvidarte de eso ya? No se irá a la quiebra por dejar ir $35- dijo Tai suspirando al ver que el blondo se seguía sintiendo culpable.

    Mientras el rubio manipulaba el dinero, una de las monedas se le escapó de las manos y rodó hacía delante por la oscura calle, a una gran velocidad. T.K guardó el dinero en el bolsillo y persiguió la moneda antes de que esta se alejara más y la oscuridad de la calle la volviese invisible e irrecuperable. Persiguió a la moneda por varios metros, con sus ojos azules concentrados en no perder aquella diminuta figura que apenas le era visible, culpa de la oscuridad que reinaba en aquel segmento de la calle. Una vez la moneda se detuvo, a T.K no le quedó más que sonreír y levantarla del suelo. Sin embargo, antes de que lo hiciera, un ruido proveniente de unos árboles al lado de la calle le llamó la atención.

    Tai observó cómo, metros delante de él, sobre el rubio se abalanzaron dos figuras provenientes de los árboles al lado del camino, escondidos fácilmente gracias a la oscuridad.

    -¡T.K!- gritó el moreno, corriendo hacia ellos con desesperación.

    No tardó en reconocer quiénes eran aquellos tipos. Eran parte de la pandilla de Erick, y al parecer estaban ellos dos solos. Uno de los sujetos, de cabello rubio y ojos negros, tomó a T.K por detrás, rodeando su cuello con uno de sus brazos, haciendo que al rubio le costase respirar. A pesar de estar a un par de metros, Tai pudo percibir el olor a cerveza barata que emanaba de esos dos sujetos.

    -¡Suéltenlo!

    -ah Yagami, que sorpresa encontrarte de nuevo, pensábamos que te habías ido del pueblo después de lo que pasó en la tienda de videojuegos- dijo el que sostenía a T.K, con una sonrisa maliciosa en el rostro.

    -El camino está cerrado, idiota- dijo, seguido de una risa tonta, el otro joven al rubio de ojos negros, que era gordo y tenía la cabeza rapada.
    Evidentemente estaban bajo el efecto del alcohol: hablaban arrastrando las palabras.

    -Chicos, vayamos al camping, dijeron que no harían nada estúpido hoy.
    Una tercera persona salió de detrás de los arboles. El muchacho más joven de la pandilla, de pelo castaño y que siempre usaba una gorra blanca. Otra vez parecía no disfrutar para nada el comportamiento de sus compañeros.

    -¡Cállate! ¡Nosotros haremos lo que se nos dé la gana!- le gritó el muchacho que sostenía al ojiazul, ciñendo aun más su brazo alrededor del cuello de este.

    -¡Esto es entre ustedes y yo! ¡Él no tiene nada que ver! ¡Suéltenlo!- gritó nuevamente Tai, cerrando sus puños con fuerza.

    A pesar de querer ayudar a al blondo, Tai no podía moverse. El hecho de estar al frente de ellos le traía recuerdos de aquella vez que le habían golpeado en la escuela. La peor paliza de su vida. Pequeños flasbacks se hicieron presentes en la mente del castaño, paralizándolo completamente.

    -Sabes, ya nos aburrimos de ti, ahora queremos divertirnos con este amiguito- le dijo el sujeto que sostenía a T.K del cuello, mirándolo con una sonrisa- ¿Qué opinas que le hagamos?- preguntó a su compañero de fechorías.

    Los dos jóvenes empezaron a reírse y decir en voz alta las ideas que tenían para hacerle al menor, mientras Tai solo los miraba impotente a unos metros de distancia.

    Observó atentamente el rostro de T.K. Este le veía fijamente, la mueca de su rostro demostraba que le costaba respirar; pudo ver dolor en su cara. Tai, a pesar de la oscuridad, pudo ver como esos ojos azules del menor empezaban a ponerse rojos y acuosos, producto de las lagrimas que se hacían presentes. Sintió que el blondo le pedía ayuda con la mirada, al igual de como lo había hecho aquel muchacho de su escuela en aquella ocasión el año pasado.

    La sangre le hirvió. Mientras más miraba el rostro doliente de T.K, más ira se acumulaba dentro de él. El dolor del menor se transformaba en su propio dolor, como si de alguna forma le transmitiese sus sentimientos a través de la mirada.

    Sin que este lo pudiera percibir, algo dentro del castaño empezó a funcionar, algo que lentamente fue destruyendo esa inhibición que lo apresaba. Mientras más veía el rostro de T.K, ya no era enojo lo que acumulaba, sino valor. Valor para poder hacerles frente a esos dos sabandijas y dejar de estar parado como un espantapájaros en medio de la calle. Llegó un momento en el que se vio libre de todo miedo, de todo recuerdo que lo paralizase. Eso le sorprendió, pero decidió que no era el momento de analizar qué era lo que sucedía; no había tiempo que perder.

    Sin que aquellos dos abusivos se dieran cuenta, ya que estaban ocupados planeando que maldad hacerle al blondo, Tai se lanzó a la carrera hacía ellos. Con mucha fuerza, hundió su puño en el gelatinoso estomago del joven rapado, haciendo que este se arrodillara automáticamente por el dolor. Luego, solo empujó al chico de gorra blanca como para quitarlo del camino, provocando que este cayera de espalda al suelo.
    Cuando el rubio que sostenía a T.K pudo darse cuenta y procesar mentalmente lo que pasaba, ya fue muy tarde. Ya tenía el puño del castaño impactando en su cara. El joven malviviente jamás olvidaría aquel crujir que escuchó cuando el puño del moreno se hundió en su nariz, mucho menos el gran dolor. Soltó al menor mientras daba varios pasos hacia atrás, agarrándose la cara.

    El de los ojos negros miró sus manos manchadas de sangre, sangre que le salía de la nariz como agua que salía de un grifo abierto. Posó sus ojos con furia sobre el moreno. Delante de él, con sus puños aun apretados, el moreno le desafiaba a seguir peleando.

    -¡No te imaginas de cuanto te arrepentirás por esto, Yagami!- gritó el rubio bravucón desgargantándose de la furia, volviéndose a agarrar la nariz en un intento de parar la hemorragia- ¡Erick se enterará de esto!- vociferó dándose media vuelta y empezando a correr por la oscura calle, seguido de su compañero obeso, que corrió agarrándose el estomago.

    -Por favor, perdonen…- dijo el muchacho de la gorra blanca de forma tímida y apresurada, para luego salir corriendo detrás de los otros dos, que ya le habían sacado buena distancia.

    Tai bajó la guardia, sorprendido de haberse enfrentado a aquellos dos él solo y haber vencido su miedo al estar al frente de alguien que pertenecía a la banda de Erick. Pasado el shock inicial, se dio media vuelta rápidamente para ver cómo estaba T.K.

    A un costado de la calle, el rubio se tomaba del cuello intentando recuperar el aire. A su vez, intentaba tranquilizarse a sí mismo. Había sentido mucho miedo mientras era tomado por el cuello; nunca le habían hecho eso en su vida, por lo menos no con intenciones de lastimarle. Mientras se masajeaba el cuello y recuperaba las fuerzas, fijo sus ojos en Tai. El castaño le quedó mirando a los ojos por unos segundos, en silencio, mientras se recuperaba.

    T.K estaba a punto de agradecerle por haberle salvado, pero no pudo hacerlo. El mayor caminó rápidamente hacía él y lo rodeó con sus brazos, sorprendiéndolo. Se quedó un momento en shock, sintiendo como los brazos del moreno lo presionaban contra su pecho con mucha fuerza.

    -Tai…- logró soltar, sin salir de su asombro.

    -...perdóname…-le interrumpió el oji-café con una voz quebrada, sorprendiéndolo todavía más.

    Tai sollozaba, luchando contra él mismo para evitar que ese sollozo se transformara en llanto, mientras se aferraba al menor como si su vida dependiera de ello.

    -Perdóname… ¡Todo es mi culpa! es mi culpa que esos cretinos hayan intentado herirte.

    T.K sintió que no necesitaba decir nada, la voz de Tai lo decía todo. El moreno estaba con sus emociones a flor de piel, como nunca antes lo había visto. El menor solo correspondió el abrazo, apoyando su cabeza en el pecho del mayor, con sus ojos cerrados. Pudo sentir como las manos del mayor se paseaban por su espalda con delicadeza. Le hacía sentir extraño, pero no le incomodaba. Tuvo la certeza que en los brazos del oji-café podía estar seguro, así que descansó su cabeza en su pecho con total tranquilidad. Sintió como ahora su cabello era acariciado de manera suave por las manos del moreno, lo cual le hizo sonreír.

    De repente, un ruido le hizo abrir a Tai los ojos, interrumpiendo la paz. Un auto pequeño, de un color amarillo chillón, pasó a su lado por la calle. Tocó dos bocinazos de manera divertida, aminorando la marcha.

    El castaño, avergonzado y sorprendido al mismo tiempo, vio quien era el conductor que los había atrapado en aquel singular momento. ¡El mismo sujeto de tez oscura, de larga barba y rastas que se había quedado viéndolos cuando se abrazaron en la feria! Tai no lo podía creer ¿de verdad era él? por un momento pensó que era su imaginación pero luego se dio cuenta que no era así. El hombre africano miró al castaño con la misma sonrisa y mirada picara con la que lo había observado la noche anterior. La cara del moreno se incendió, mientras veía al pequeño auto alejarse lentamente por la calle.

    -Bu-bue-bueno, sería mejor que vayamos a la casa ¿no? Se está haciendo algo tarde- dijo de forma rápida, separándose del blondo y viéndolo de frente, mientras se refregaba los ojos para limpiar todo rastro de lagrimas.

    Bajo las estrellas

    Eran más de las 12 de la noche, y T.K acostado en su cama no podía dormir. Se limitaba a observar el techo de su habitación en silencio, esperando a que el sueño viniera a él. Sin embargo eso no pasaba y parecía estar lejos de pasar. Suspirando, giró su cuello hacía su derecha de manera lenta, fijando sus ojos azules en su compañero de cuarto, quien dormía acostado dándole la espalda, al parecer profundamente dormido. No pudo evitar quedarse mirándolo por algunos minutos, pensando.

    Recordó que cuando Tai estuvo a punto de ser atacado por el perro, sintió que su corazón se contraía. Eso suele pasar cuando alguien querido está en peligro, uno se suele preocupar, pensó el rubio en el silencio de la oscuridad.

    Pero… ¿Tai era para él alguien querido? ¿Encajaría en esa categoría? Su reacción de querer golpear al oji-café por haber sido tan imprudente fue espontanea e impulsiva ¿Por qué lo había hecho?

    El blondo dio otro suspiro y se levantó de la cama, resignado a que el sueño le estaba haciendo esquivo otra vez. Bajó las escaleras asegurándose de no hacer ruido, lo cual fue muy difícil ya que los escalones de madera solían chillar al mínimo movimiento. Caminó la oscura sala de estar, atravesando la puerta vaivén, pasando a la cocina y luego salió al patio trasero, todo en un silencio digno de un espía de elite. Una luna llena alumbraba todo desde el estrellado cielo.

    T.K dio un largo respiro de aire fresco y se recostó sobre el césped de su jardín trasero, mirando las estrellas que brillaban en el firmamento. Su mente seguía trabajando de una manera singular, como lo venía haciendo los últimos días.

    -¿T.K?- escuchó la voz de Tai que le llamó…


    ------------------------------------------*---------------------------------------



    *Indico que soy de esas personas que piensan que no importa la raza o características de los perros, si se los cría civilizadamente no son peligrosos. Puse raza Rottweiler como para dar algo de dramatismo, no es lo mismo que te persiga uno de esos perros que un caniche toy XD. Mas que nada aclaro esto para no alimentar ese prejuicio que esta raza de perros es peligrosa, ya que no es así.


    Bueno hasta aqui la octava parte, espero que haya sido decente je. Tambien espero poder seguir actualizando todos los findes de semana como venía haciendo antes de irme, el tiempo dirá. Hasta la proxima!!

    Edited by exerodri - 27/7/2017, 14:42
     
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  10. shingiikari01
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    alfin finnnnn asi no me ayas traido nada de tu viaje co este cap me doy por muy bien servido pero aun quede gon ganas de que durara muchooooo mas :=FOXXIN: :=FOXXIN: :=FOXXIN: :=FOXXIN: :=FOXXIN: :=DANCIND: :=DANCIND: :=DANCIND:
     
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  11. daikeru-san
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    TK que TK que nooooooooooooooooooooo primeteme que el proximo Cap aras que se den un beso y de hay ¡¡¡¡¡¡¡¡que tai se lleve a la cama a TK !!!!!!!!!!!!!! De una buena vez aaaaaa
     
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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    Siiii finalmente volviste ! jajajaja hermoso capitulo el que acabo de leer jajaja bien lleno de sentimientos apasionantes ! nos vemos en el próximo ! saluditos!! =D
     
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    Yaoizando
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    Hola a todos y todas! aqui conectandome un dia semana (raro en mí) para dejar un pequeño anuncio. Yo y mis pequeños anuncios ya los deben tener cansados a todos jaja. :=¬¬:
    Bueno, les confieso un deseo que me vino a la cabeza hace algun tiempo, y se trata de adornar o ilustrar los capitulos de mis fics con alguna imagen que representase alguna escena de los episodios.
    Eso signfica que alguien tendría que dibujarlo o diseñarla, yo no porque no sé ni dibujar un cuadrado jaja :( . Entonces el pedido es el siguiente, si alguien que está leyedo el fic le gusta dibujar y quiere ayudarme en este deseo, le pido que me haga llegar su obra por privado para que yo así la pueda adjuntar al capitulo que pertenesca la escena dibujada. Sería un grandisimo gesto, ya que no puedo remunerarles el esfuerzo con dinero. Lo que si puedo hacer sería darles las infinitas gracias, aparte de darles todos los creditos y si tienen algun tipo de pagina donde exponen sus trabajos, o un perfil en Deviantart (por ejemplo) no tengo problemas en publicitar y exponer los links a los lectores.
    Quizás muchos piensen "que pesado, quiere que le dibujen para él ¿que se cree?", pero bueno...no quiero parecer un desubicado je, solo pienso que no tiene nada de malo extraerle todo el jugo posible a este pasatiempo y a las posibilidades que pueda dar este foro :=NOIP: . Ademas, no pierdo nada con solo pedir jaja. Quizás alguien interesado en dibujar por amor al arte tenga ganas de ayudarme (o no tenga nada más que hacer) se tope con este mensaje, se tome su tiempo y me manda sus dibujos, o quizas nadie le de importancia a este anuncio y todo siga igual como siempre je. El tiempo dirá. :=nuse:
    Creo que es una interesante forma de ver como los demás se lo imaginan internamente a las ideas de uno, ya que eso es lo bueno de la lectura, que te permite imaginar tu propia imagen en tu mente. De seguro lo que yo me imagino en mi mente mientras escribo difiere con el que lo lee, y me da curiosidad que tanto o de que forma difieren. :=ideasss:
    Si alguien sabe de alguna pagina o algun lugar donde pueda hacer este pedido que sea más apropiado por favor no duden en avisarme, ya sea por privado o por donde quieran. O sino si saben de alguien dispuesto a darme ese gustito :=WORKIN: :=phone: . Se los agradecería un montón.
    Bueno...nada, solo eso. Para el que le interese, ya sabe. Estoy a su disposición je. Saludos y tengan un muy buen dia a cada momento.
    Chau!
     
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  14. Edwin Ibarra
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    hola espero la continuacion me encanto la historia eres muy bueno y la idea que tienes de ilustrar es muy buena espero que consigas quien te ayude :=PAMDAXX: :=PAMDAXX: :=WIJIS: :=WIJIS:
     
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    Yaoizando
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    Hola a todos! como va? Yo feliz de poder actualizar otro fin de semana y no romper con la rutina. Novena entrega de la historia entre el castaño y el rubio.

    *Edwin Ibarra: Hola! Muchas gracias por leer y comentar!! que alegría que te guste la historia, pero no soy bueno, solo hago mi mejor intento ja. Si!! ahí algunas personas se comunicaron por el tema de los dibujos, ojalá se pueda dar. Hasta la próxima!

    *Sasarai-san: yes im back (voz de Terminator) jaja que bueno que te haya gustado el cap! un abrazo inmenso!

    *daikeru-san: jajaja eeehh tranquilo mi joven padawan, lo que quieres ya llegará. Paciencia, paciencia. Falta para el desenlace que quieres, pero no te puedo prometer nada por ahora jaja. Gracias por comentar! mucha suerte!

    *shingiikari01: Eh que bueno que te haya gustado mi regalo! jajaja Gracias por seguir la historia, espero que este cap tambien te guste! chau!



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    Novena parte

    -¿T.K?- escuchó la voz de Tai que le llamó- ¿Qué haces aquí?

    El rubio levantó la cabeza del césped y vio a Tai parado a unos metros de él, observándolo curioso. Le había seguido sin que se diera cuenta.

    -Ah… nada, no podía dormir así que me vine para aquí- contestó, acostando su cabeza sobre el césped nuevamente, el cielo invitaba a ser observado.

    El moreno caminó de forma lenta y se acostó a su lado sobre la suave hierba. Se quedaron mirando las estrellas en silencio por varios minutos, estrellas que brillaban mucho más en la villa que en la ciudad, gracias a la ausencia de contaminación lumínica. Ambos muchachos tenían sus ojos fijos en los astros azules que adornaban el firmamento, rodeados por un silencio que solo era interrumpido por el cantar de los grillos y uno que otro búho.

    -Y… ¿algún motivo especifico por el cual no puedas dormir?- le preguntó el oji-café, rompiendo el silencio, sin sacar su mirada del cielo.

    -Mm, no ninguno…-dudó el blondo al responderle al mayor-… solo estoy pensando en algunas cosas.

    -¿Pensando en cosas? si es lo que pasó hoy con aquellos idiotas, no te preocupes, te prometo que no dejaré que te vuelvan a poner una mano encima T.K, te lo aseguro- le dijo con una seguridad y una certeza que demostraba que hablaba en serio.

    T.K se sorprendió al escuchar lo que el oji-café le había prometido, la forma en que lo dijo. Simplemente no se lo esperaba, no se esperaba que al mayor le importase tanto su seguridad.

    -Eh, gracias por eso…-soltó el rubio un tanto incomodo-… pero no es en eso lo que estoy pensando- agregó casi susurrando, sin sacar su mirada de las estrellas.

    “¿Por qué dije eso? ¿Acaso me está agarrando un ataque de sinceridad?” se preguntó el ojiazul indignado internamente. No tenía ganas de hablar de sus pensamientos, sin embargo su boca parecía no querer hacerle caso.

    -Ah ¿no es eso? Entonces… ¿en qué piensas tanto?

    -Es…es solo que…

    T.K dudó seguir hablando ¿Estaba listo para hablar de lo que sentía, de lo que le venía pasando estos últimos días? ¿Acaso Tai era alguien indicado para hablar del tema? Al rubio le quemaba esa extraña necesidad de contárselo a alguien, pero al mismo tiempo el miedo a no ser comprendido le hacía dudar. Sobre todo porque ni él mismo se comprendía.

    -Es que…- el rubio tragó saliva y se dispuso a seguir- últimamente me estuve sintiendo algo… raro.

    -¿Raro? ¿Te duele algo?- le preguntó el mayor girando su cabeza para observarlo- quizás es por la comida de mi mamá, uno tarda en acostumbrarse.

    -No, no es eso- contestó rápidamente el ojiazul, sin sacar su mirada del cielo- no es raro de malo, es raro como…raro de distinto- hizo un pequeño silencio antes de seguir, ante la atenta mirada de Tai- siento como… -suspiró- siento como si no pudiera encontrar un lugar ¿Entiendes?, como si simplemente no encajara en la definición de un chico “normal”, hago y pienso cosas que lo único que hacen es desorientarme y confundirme más, pero no lo puedo evitar, por mucho que quisiera. A veces pienso que es algo temporal, pero luego me doy cuenta que posiblemente no lo sea, y eso me asusta, me asusta en lo que pueda evolucionar, yo solo quiero vivir mi vida de manera tranquila.

    El rubio soltó otro suspiro antes de seguir, uno mucho más largo y profundo.

    -Es como si…- la garganta se le cerró, dificultándole el habla. A pesar de eso siguió -… es como si me sintiese que soy igual a otra gente de mi edad, pero en el fondo sé o siento que soy diferente en algún sentido. Intento analizarlo, pensarlo para poder entender y así sentir que tengo cierto control, que no voy a la deriva y no estoy a merced de estos sentimientos, pero simplemente no puedo comprenderlo. No logro encontrar una explicación a porque me siento así de raro, entonces me doy cuenta que estoy indefenso…- T.K giró su cabeza y vio que el castaño le observaba fijamente con sus ojos marrones, completamente atento.

    -… jeje no me hagas caso, estoy hablando tonterías, de seguro no me entiendes- agregó el ojiazul con una risa, que en realidad era para disimular lo incomodo y avergonzado que se sentía al haberse abierto y sincerado así.

    -Si te entiendo- le dijo Tai de forma seria, girando su rostro de nuevo hacia el cielo – es como si hubiera una parte de ti que te dijera que te alejes de ese impulso o pensamiento extraño, pero otra parte simplemente es la que se deja llevar, y cuando eso sucede, se siente tan bien… pero luego te cuestionas esas sensaciones placenteras que son fuera de lugar, dejándote confundido, algo extraño ¿Por qué sucede? ¿Hay alguna forma de evitarlo? ¿Quieres evitarlo? Son preguntas que se te vienen a la mente, pero la última es la que más te desconcierta y la que más te hace dudar, dudar de cosas que nunca dudaste.

    Los ojos marrones del mayor viajaron por los astros azules que brillaban arriba en el la oscuridad, admirando la belleza. ¿El cielo siempre había sido tan lindo?

    -Pero sabes… quizás no hay que intentar analizarlo, de comprenderlo, uno no puede ir por la vida intentando estudiar y analizar todo lo que le va pasando, sino uno se olvida de vivir. No se… quizás solo haya que dejar que todo fluya y disfrutar, sea lo que sea. Porque si sucede quizás sea por algo, así sea bueno o malo.

    T.K no podía cambiar su cara de asombro al mirar y escuchar a Tai hablar así de esa forma tan profunda y serena. Sin embargo el castaño no se dio cuenta de eso y continuó.

    -Después de todo ¿Quién dice que es lo que es bueno o malo? ¿Quién te lo puede decir al final?- le preguntó el oji-café con una pequeña risa, observando el firmamento- tal vez sea esta etapa de la vida en la que estamos, vaya uno a saber, pero tampoco hay que romperse la cabeza pensando y tratando de entender o analizar lo nos sucede. Tan solo… hay que vivirlo como lo que es. Como dice una de las canciones de la banda y el cantante que nos gusta “vivir solo cuesta vida”- finalizó de manera tranquila y serena sin sacar sus ojos del cielo estrellado.

    El blondo miró a moreno con total sorpresa. Tai, a quien no creía capaz de hablar de otra cosa de la que no fuera futbol, mujeres o música, le había deslumbrado con esas palabras y con ese tipo de pensamiento.

    -Tienes razón…- dijo, acostándose sobre su costado para quedar mirando de frente a Tai.

    -¿La tengo?- le preguntó el moreno sorprendido, girando su cabeza rápidamente hacía él.

    -Si… es decir ¿para qué destrozarse la cabeza pensando y tratar de clasificarlo todo? Si de igual manera no soluciona nada. Quizás, sea mejor vivir estas emociones y experiencias como lo que son, sin pensar o clasificarlas… dejar que fluya, como dijiste- una sonrisa sincera se le dibujó a T.K en los labios, mirando fijamente al castaño.

    -Claro… siempre tengo la razón, en todo- agregó el oji-café con una sonrisa, acostándose sobre su costado para poder quedar frente a él.

    -¿Para qué habré hablado?- El blondo giró sus ojos por el último comentario del moreno, pero sin perder la sonrisa.

    Tai arrancó pasto con su mano y se lo tiró al rostro al rubio a modo de broma. Este solo rió e hizo lo mismo, tirándole pasto al rostro del mayor. Luego de tirarse con hierba un rato, ambos jóvenes se quedaron mirando fijamente a los ojos durante un largo tiempo en silencio, sin emitir palabra alguna, mientras una brisa los acariciaba con suavidad. Se podía sentir la paz en el ambiente, transmitida en los ojos y en las miradas de los dos jóvenes, que no podían evitar sonreírse sin razón especifica. Tai fue el primero en desviar la mirada.

    -T.K, por lo que pasó después de que aquellos idiotas se fueran… yo…- dijo mirando apenado hacía un costado - …yo… yo lo siento, es que…

    Tai no supo cómo seguir ¿Cómo explicar ese impulso loco de abrazarlo y no dejarlo ir? ¿Qué podría inventar para que no quede tan mal? No estaba arrepentido, pero le era difícil de explicar por qué lo había hecho.

    -No Tai…- le interrumpió el ojiazul con la misma expresión de pena-… yo soy el que tiene que pedirte perdón, por lo que pasó una vez escapaste del perro, yo solo… perdí el control, perdóname.

    -No hay problema, solo déjame preguntarte ¿te pusiste así porque te preocupaste por mi?

    El rubio se sorprendió al escuchar la pregunta del mayor. Se quedó sin habla, su vergüenza le impidió contestar cualquier tipo de respuesta. Lo único que pudo hacer fue desviar su mirada y quedarse mudo de la pena.

    -jaja no te pongas así, solo bromeaba- rió Tai- sabes, me sorprendió verte reaccionar así, con esa agresividad, no te creía capaz de enojarte tanto- agregó volviendo a observar el cielo adornado por las estrellas.

    -uff, de seguro me tuviste un miedo…-dijo T.K de forma sarcástica, haciendo girar sus ojos.

    -No te imaginas… fue como defenderse del ataque de un caniche rubio - agregó riendo para luego poner sus manos detrás de su cabeza y cerrar sus ojos.

    El ojiazul le devolvió una mirada de odio, no le había gustado mucho esa comparación . Está bien que pelear no fuera su fuerte, pero ¡¿un caniche?! No iba a dejar pasar esa ofensa a su honor así nomás. Agarró una piedrita de las tantas que había desparramadas por el césped cerca de él, y le tiró al rostro del moreno. Esta impactó sobre uno de los cachetes de Tai, pero al ser tan pequeña no causó ninguna reacción en el castaño, que a pesar de sentirla, siguió descansando sobre el césped. Otras dos piedritas fueron lanzadas por el ojiazul, impactando de nuevo sobre el rostro de Tai.

    -T.K, basta, no me hagas darte tu merecido- pidió con una voz pesada el oji-café, al sentir la ultima piedrita chocar contra sus labios.

    El blondo solo sonrió y volvió a tirar otra piedra. Quería ver hasta donde llegaba la paciencia del moreno. Seguramente no muy lejos, pensó.

    -T.K…no me busques que me vas a encontrar…- dijo el mayor demostrando ya algo de fastidio.

    Pasaron unos segundos, en los que Tai no sintió ningún otro proyectil caer sobre su cara. Dio un suspiro para poder seguir descansando y sentir la suave y refrescante brisa que soplaba. Pero abrió sus ojos al sentir otro impacto sobre su nariz. Esa fue la gota que derramó el vaso.

    -Está bien… ¡Tu lo pediste!- dijo, mientras de un salto se abalanzaba sobre el ojiazul, como un león sobre su presa.

    Los dos muchachos empezaron a forcejear sobre el césped, entre risas.

    -¿Sabes que podes hacer con tus piedritas?- preguntó Tai, mientras tomaba de ambas manos del blondo e intentó dominarlo, posicionando su cuerpo sobre el del menor.

    De repente, se escuchó como la ventana de la habitación donde dormía el padre del rubio, que daba al jardín trasero, se abrió violentamente. Tai se sobresaltó y se bajó rápidamente de T.K. Los dos muchachos pudieron ver a Hiroaki observarlos con un semblante enojado desde la ventana.

    -¿Take? ¿Taichi? ¿Son ustedes? ¡¿Qué rayos están haciendo allí a esta hora?! Pensé que eran ladrones o algo así ¡Les pude haber disparado!- dijo el adulto tocándose el bolsillo del pijama y mirando hacía los alrededores del jardín bastante nervioso.

    T.K solo rió y se tomó el rostro con una mano, mientras ladeaba su cabeza de lado a lado. Sabía que su padre no tenía ningún arma, ni que tampoco le haría daño ni a una mosca si tuviera una. El castaño mayor solo dijo eso por si “algún ladrón” que se encontrara cerca le escuchara, y lo pensara dos veces antes de “intentar entrar” a la cabaña.

    El ojiazul creía que su padre a veces se comportaba de una manera algo exagerada.

    -Tranquilo papá, solo somos nosotros- dijo T.K de manera tranquila, todavía recostado sobre el césped- es que no podíamos dormir y venimos aquí a conversar.

    T.K observó de reojo al castaño, que extrañamente se había quedado mudo. A su lado, echado el césped, miraba fijamente a Hiroaki algo asustado. La luz proveniente de la ventana del cuarto de Matt, dejaba ver que el rostro del moreno estaba completamente rojo.

    -Bueno está bien… ¡pero váyanse a la cama ahora mismo! Podrían despertar a los padres de Taichi- ordenó Hiroaki antes de cerrar la ventana nuevamente y apagar la luz de su cuarto, dejando a los dos jóvenes solo iluminados por la luz de la luna de nuevo.

    -Sí, será mejor que vayamos a la cama, me está dando sueño- mencionó el mayor levantándose y sacudiéndose el pasto de su ropa, para luego ofrecerle su mano al ojiazul como ayuda para levantarse.

    -Sí, ya es muy tarde- respondió el menor tomando la mano de Tai.

    ¿No es así?

    Tai fue el primero en despertarse, estirándose en su cama de manera lenta y perezosa, acompañado con un gran bostezo, como era su costumbre. Se levantó de su cama y caminó hacía la ventana del cuarto para abrirla. Sus adormecidos ojos marrones se abrieron de par en par al ver el exterior. A diferencia de todos los días en los que había estado en la villa, que habían sido a puro sol, esa mañana amaneció completamente oscura. Las nubes gobernaban el paisaje hasta donde se podía ver el cielo en el horizonte; algunas bastantes oscuras, amenazantes. El viento era un notable augurio de que en cualquier momento se desataría una tormenta sobre la villa y sus alrededores, pero sin embargo seguía haciendo bastante calor.

    Luego de observar el exterior por algunos segundos en silencio, el castaño giró su cabeza y observó a su compañero de cuarto.

    Caminó hasta la cama del menor y se sentó en la orilla de esta, mientras observaba al rubio dormir profundamente.

    Sin que se diera cuenta, se le dibujó una sonrisa, con sus ojos marrones clavados en la cara del blondo.

    Vio concentrado cada detalle de ese rostro: su boca, su mentón, esa pequeña nariz. Se detuvo un momento observándole la nariz adornada por un leve color rojizo, al igual que la parte superior de las mejillas, producto de la exposición al sol. Tai pensó que eso era común en las personas de piel muy clara y no acostumbradas a tomar tanto sol. Soltó una casi inaudible risa al pensar que el menor lucía como esos borrachos de las caricaturas, con la nariz y los cachetes rojizos.

    Con la parte externa de su mano acarició la mejilla de T.K, delicadamente. Pudo sentir la suavidad de su piel. "Casi como la de la porcelana" pensó para sí mismo. Al oír cómo había sonado eso en su cabeza, frunció el seño apartando rápidamente su mano, sorprendido.

    “¿Otra vez Tai? ¡¿Otra vez?!” se reprochó mentalmente, mientras se agarraba la cara “¿puedes comportarte como alguien normal para variar?” ¡Él no era así! Volvió a observar al rubio dormir. Tenía que equilibrar de alguna forma la balanza para compensar ese acto de cursilería que acababa de realizar. Con sus dos manos, agarró el pijama de T.K a la altura del pecho, dispuesto a zamarrearlo con energía. Se imaginó al rubio despertar con la peor cara de susto, para diversión suya.

    Se preparó para desatar el sacudón, al mismo tiempo que gritaría "¡T.K! ¡Terremoto!", pero tal fue su sorpresa al ver que los músculos no le reaccionaron. Envuelto en confusión, se dio cuenta que no podía hacerlo. Como si una parte de él no quisiera hacer la broma. Frustrado consigo mismo, decidió volver a intentarlo. Cerró los ojos, concentrándose; tenía que vencer esa barrera invisible que lo detenía y sacudir a T.K. Tenía que hacerlo como una prueba para sí mismo, ya no era solo una broma.

    Pero de nuevo se vio incapaz. No lo pudo creer.

    Rendido, soltó el pijama del menor y abrió sus ojos. T.K seguía durmiendo tan tranquilamente como siempre. Tai le observó por varios segundos en silencio. Suspirando, se levantó de la cama y bajó las escaleras para ir a desayunar, no sin antes darle una patada al marco de la puerta de la habitación.

    Bajó hasta la cocina y se encontró con su madre conversando con la esposa de Don Osvaldo, que en la noche anterior se habían llevado muy bien, haciéndose amigas. La señora fumaba uno de esos cigarros largos que Tai solo había visto en las películas. Después de saludar a la señora mayor, el castaño notó algo en la mesa de la cocina, algo diferente a los días anteriores: unas masitas dulces, que parecían salidos de una revista de repostería, descansaban sobre el mantel. El moreno no pudo evitar quedarse mirando aquellas delicias que esperaban en la mesa, tentándolo.

    -Adelante, come querido- pidió sonriente la señora de los ojos verdes al darse cuenta que el oji-café se había quedado observando aquellas masitas como un perro se queda observando su comida detrás de una puerta de cristal... solamente faltaba que Tai sacase la lengua y empezara a babear el piso- traje esto justamente para que ustedes coman, las hice con mis propias manos, bien a la madrugada ¿Dónde está Takeru? Quiero que él las pruebe, siempre le gustan mis postres.

    Como si la señora lo hubiese invocado, por la puerta vaivén apareció el rubio, bostezando mientras se refregaba los ojos. T.K se avergonzó al darse cuenta lo desaliñado que se había presentado ante los demás, con su pijama colgándole de un hombro y sus pelos rubios todos desordenados. Por un momento se había olvidado que no estaba solo en su casa.

    -Ah Takeru, buenos días, siéntate a desayunar algo, tu vecina nos trajo un par de delicias que ella misma hizo- le pidió la madre de Tai con una sonrisa- esta vez no me desprecies el desayuno, ya hay leche y agua calientes, sírvete lo que quieras.

    -Buenos días, bueno… esta vez sí desayunaré, admito que tengo hambre jeje- contestó rascándose la cabeza y sentándose a la par de Tai, que ya se servía un café con leche y una masita de la bandeja.

    -Péinate un poco, te pareces a mí con los pelos así- le dijo el castaño en voz baja mientras le achataba los cabellos rebeldes.

    -¿Parecerme a ti? Dios me libre- contestó el ojiazul por lo bajo mientras tomaba la tetera, dispuesto a servirse un té.

    -¿Y esa pulsera T.K? está muy bonita- le preguntó la señora de Don Osvaldo.

    -¿Esto? Me la rega…- T.K sintió como Tai le daba unos leves golpecitos con su pie por debajo de la mesa, con total disimulo-… eh… la gané en la feria hace un par de noches.

    Mientras T.K llenaba su tasa con el agua caliente, pudo ver por el rabillo del ojo que la esposa del vecino del frente le veía atentamente de manera fija, como analizándolo. Eso no le molestó, pero le incomodó de cierta forma que lo mirara tan fijamente, sin decirle nada.

    -Me encanta como le queda a Takeru la nariz y las mejillas con ese color rosado, parece un muñequito de torta- mencionó la señora mayor a la madre de Tai en voz alta, para después aspirar de su cigarro.

    Tai soltó una corta pero audible risa al notar la vergüenza del rubio, para después darle otro sorbo a su tasa. El rostro del ojiazul se había enrojecido rápidamente, nivelando los matices de su nariz y parte superior de las mejillas con el resto de su cara..

    -Un muñequito de torta muy bonito ¿no es así, Tai?- le preguntó la tipa de los ojos verdes al moreno.

    Tai abrió los ojos de par en par y el café se le atoró en la garganta, haciendo que tosiera sin control.

    -Tai, bebe más despacio, pareces hijo de evacuado, siempre comiendo a las apresuradas- se quejó su madre- algún día te atragantaras en serio.

    T.K le dio palmadas en la espalda, con la intención de ayudarle. Mientras tosía intentado recomponerse, el moreno clavó sus ojos en el rostro de la esposa de Don Osvaldo. Esta le veía con una sonrisa un tanto rara pero que al mismo tiempo se le hizo familiar. Automáticamente se le vino a la mente la imagen del hombre africano con quien se había cruzado dos veces. La sonrisa de esa señora era igual. "¿Coincidencia?" Pensó el castaño mientras intentaba controlar su tos.

    -Bueno querida me voy, espero que disfruten las masitas que les hice- le dijo la esposa de don Osvaldo a la madre de Tai para luego caminar hacia la puerta vaivén que separaba la cocina de la sala de estar- adiós niños, pórtense bien.

    -ya estoy bien- dijo Tai con una voz ronca, apartando al rubio con su brazo.

    El oji-café tomó un sorbo de su tasa mientras pensaba. No se había ahogado al escuchar la pregunta de la señora. Su torpe reacción fue porque en su mente... se dibujó un “sí” como respuesta.

    Sorpresa desagradable

    Después de desayunar, los dos muchachos fueron al pueblo en la bicicleta para verificar como estaba el puente, por pedido de Hiroaki.

    Por dentro, T.K pensó que era innecesario ir a revisar todos los días, como venían haciendo. Era más que seguro que los flojos de los trabajadores todavía no habían terminado de reparar el puente. Eso era algo que su padre no podía entender, o parecía no querer entender, pensó el blondo. Pero dentro de todo le era comprensible, su padre no quería seguir “estorbando” a los señores Yagami en sus vacaciones. Era una cuestión de principios.

    El amenazante clima cada vez se ponía peor. Las nubes negras gobernaban el cielo, amagando con soltar una tormenta en cualquier momento. Cada cierto intervalo de tiempo se escuchaba un trueno que interrumpía con la paz y la calma de la villa. A pesar de eso, la plaza principal rebozaba de gente, haciendo caso omiso al mal clima que se avecinaba.

    -Tai…-dijo el rubio en voz alta mientras sostenía el manubrio de la bicicleta, esquivando autos y personas mientras cruzaban el pueblo por sus angostas calles.

    -¿Sí?- le contestó el castaño varios segundos después, aprovechando el tener sus manos libres, para ir comiendo una naranja que su padre había comprado más temprano a la mañana.

    -¿Por qué no dejaste que diga que me regalaste la pulsera en el desayuno?

    El fuerte viento que corría en contra le daba en la cara, peinándolo hacía atrás con facilidad.

    -Ah…no sé…- le contestó el oji-café de manera despreocupada-…quizás porque podría quedar…no sé… raro decir que te la regalé yo- agregó el moreno, con toda su atención puestos en su naranja.

    -Quedaría raro-musitó entre dientes y de forma inaudible el ojiazul.

    Los jóvenes atravesaron el pueblo en la bicicleta y llegaron hasta el puente, donde esperaban encontrarse con la misma escena que habían visto los últimos días: el puente clausurado y muchos automovilistas enojados haciendo guardia para ser los primeros en irse cuando este se habilitara.

    Sin embargo, un baldazo de agua helada cayó sobre el castaño y el rubio al llegar al puente. Aunque era claro lo que veían, de alguna manera se les hizo irreal el escenario al frente de sus ojos: el puente reparado y los autos transitando sobre él, como si nunca hubiese pasado nada.

    Aquella imagen dejó boquiabiertos a los dos muchachos, no hicieron nada más que observar en silencio como los autos circulaban por el puente de dos carriles. En la cabeza de ambos se presentó el mismo pensamiento: ese era el fin. Ahora T.K tendría que irse junto con su padre de nuevo a la ciudad, haciendo que el camino de los dos amigos se separara abruptamente.

    T.K giró su cabeza y levantó su mirada para ver a Tai a la cara. Este solo le devolvió la mirada, viéndolo a los ojos. El rostro del castaño enserió a más no poder, como si esa visión le hubiese quitado las ganas de sonreír por lo que restaba del día. Su ya desordenado cabello marrón era agitado con furia por el viento que no había parado de soplar ni por un segundo.

    Ninguno dijo nada, pero ambos sabían lo que pensaba el otro, no eran necesarias las palabras.

    Ahora se tendrían que separar y eso era algo que ninguno de los dos quería. Una sensación extraña se hizo presente en el pecho de los dos con igual intensidad, pero ninguno emitió palabra alguna.

    Rubio y castaño se quedaron subidos a la bicicleta, observando el puente, pensando que podían hacer.



    Al llegar a la cabaña, T.K buscó a su padre por todos lados. Los señores Yagami tampoco sabían dónde se encontraba. El blondo caminó hacía el jardín trasero, y se dio cuenta que el cobertizo era el único lugar donde no había buscado. Al abrir la puerta, lo encontró. Hiroaki ordenaba unas cajas, colocándolas en unos estantes nuevos que acababa de instalar. El rubio dio un suspiro. Su padre siempre encontraba algo para hacer... siempre encontraba algún detalle en el que se debía trabajar, nunca podía relajarse y disfrutar de no tener que hacer nada. Sin embargo, sabía que así era la personalidad de su padre, y que siempre se esforzaba por darles lo mejor, tanto a él como a Matt. No siempre le salía, pero sabía que su papá era noble y daba su mejor esfuerzo por ser un buen padre.

    El ojiazul se dio cuenta que al castaño le estaba costando levantar sobre sus hombros la ultima caja para colocarla sobre el estante, al parecer pesada demasiado.

    -A ver papá, déjame ayudarte.

    -no…deja Take, esta… está bien, puedo solo… te podrías golpear- le pidió Hiroaki como pudo, ya colorado por hacer tanta fuerza.

    El rubio hizo caso omiso al pedido y le ayudó a colocar aquella caja sobre el estante, facilitando muchas las cosas para sorpresa del mayor.

    -je gracias Take, la verdad que estaba pesada- admitió el adulto sobándose la cadera.

    Hiroaki se quedó observando a su hijo, reconociendo mentalmente que a veces lo subestimaba y lo trataba como si tuviese la mitad de la edad que tenía. Un sentimiento de nostalgia cayó sobre él de repente, el cual no pudo evitar interiorizar. Lo había tomado desprevenido.

    -Ah, mi hijo menor… me cuesta creer que ya te estés convirtiendo en todo un hombrecito- dijo viendo a los ojos celestes de su hijo y desordenando su cabello rubio con una mano, con un semblante triste- a veces me gustaría enlentecer el tiempo, siquiera un poco, para evitar que crezcan tan rápido tú y tu hermano. No puedo creer que ya tengas 14 años ¡Y tu hermano 16! Tengo el miedo de un día despertarme y darme cuenta que ya crecieron y que viven sus vidas completamente independientes, y entender que mi tiempo como padre pasó, y que no haya nada que hacer para intentar remendar mis errores con ustedes.

    T.K solo escuchaba atentamente viendo hacía un costado, apenado. Su padre siempre había sido un hombre cerrado, no era alguien de expresar sus sentimientos. Así que cuando lo hacía, era mejor no interrumpirlo y permitirle dejar salir a afuera todo eso que nunca expresaba a nadie.

    -Por favor Take, discúlpame por traerte a trabajar e interrumpir tus merecidas vacaciones de verano. Por un lado, necesitaba un par de manos extras, en este caso las tuyas, pero por otro lado… je de seguro te parecerá tonto pero… también pensé que podría aprovechar y pasar más tiempo junto a ti, que solo te veo una o dos veces a la semana- sonrió el castaño con tristeza, sabiendo lo triste y desesperada que era la idea de pasar tiempo de caridad con su hijo menor haciéndolo trabajar tres días seguidos sin parar.

    "Todos los padres pasan tiempo con sus hijos haciendo cosas normales, como yendo a pescar, visitando el parque o un zoológico, cosas así. Pero no, él no, el ponía a su hijo a trabajar durante el verano" se reprochó mentalmente Hiroaki

    - Me pregunto si alguna vez tú y tu hermano nos perdonaran a su madre y a mí por ser tan malos padres y complicarles tanto la vida. Tengo la esperanza que por lo menos me recuerden cuando este envejeciendo solo en un geriátrico.

    -Ya papá, no hay nada que perdonar- le sonrió el blondo mirándolo a los ojos- son buenos padres, tienen sus defectos y esas cosas, pero todos los padres los tienen- el ojiazul lo sorprendió al abrazarlo, eran contadas con los dedos de una mano las ocasiones en las que él se había abrazado a alguno de sus hijos- y no te preocupes, no tienes que pensar en geriátricos y esas cosas, todavía no eres tan viejo.

    Hiroaki, después del shock inicial, sonrió y lo rodeó con sus brazos, fundiéndose en un abrazo padre-hijo, abrazo que se debían de hace mucho tiempo.

    -“Tan viejo” maldito mocoso- rió el mayor desordenando de nuevo los cabellos del blondo-Y dime Take ¿novedades sobre el puente?- preguntó una vez se separaron.

    -ah sí… y lo mismo de siempre, sigue cerrado ¿Qué esperabas?- le dijo T.K viendo hacía un costado.

    -Ah… ya veo- suspiró el dueño de la cabaña con un aire de derrota, en serio esperaba otro tipo de noticia.

    T.K no pudo evitar sentirse mal por estar engañando a su padre ¿En serio estaba mintiéndole a su papá solo para quedarse unos días más y estar junto a aquel castaño idiota? Aquello sorprendía al mismo ojiazul ¿Quién lo hubiera creído al principio? ¿Qué él y Tai la pasasen tan bien uno al lado del otro, cuando al principio no se querían ni ver?

    -Aunque sabes hijo…-le llamó la atención Hiroaki, sacándolo de sus pensamientos-… con el dinero que gané en el póker anoche, podríamos llenar el tanque de combustible del auto y tomar la ruta nacional. Sé que es un trecho largo, pero si salimos hoy a la tarde podríamos parar en algún motel de la ruta y mañana al mediodía estaríamos en la ciudad- pensó en voz alta el castaño, y por su tono de voz demostraba que no le parecía una mala idea.

    -No papá, no gastes el dinero extra que ganaste en gasolina solo por tener afán de volver a la ciudad tan pronto…me dijeron… me dijeron en el puente que a lo sumo tardarían uno o dos días más en repararlo, solo ten paciencia- mintió de nuevo, pero pensó que era necesario para hacer desistir al castaño de su nueva idea.

    Obligarle a su padre a quedarse en el pueblo mediante mentiras ya lo hacían sentir culpable, pero hacerle gastar en vano el dinero que había ganado, que necesitaba con desesperación, le haría sentir fatal al muchacho de 14 años.

    -Mm bueno espero que sea así, ya sabes que odio incomodar a la gente cuando no es necesario, y siento que estamos incomodando aquí hijo, aunque esta familia sea muy cariñosa- le dijo el mayor a su hijo rodeando sus hombros con el brazo, a la vez que caminaban hacía fuera del cobertizo- es solo una cuestión de principios.

    El rubio asentó con su cabeza en silencio, ya sabía eso de su padre, lo conocía bien.

    -¿Y esa pulsera? ¿Es nueva? Recién la veo- le preguntó Hiroaki al notar el accesorio de color plateado en su muñeca.

    -En realidad la llevo desde hace dos noches, me la regaló Tai después de ganarla en un juego de la feria-ni bien terminó de decir la última palabra, el blondo se mordió la lengua por haber hablado de más.

    Por un momento se había olvidado que no era normal decir que se la había regalado otro chico y se fue de boca. ¡Estúpido! Se gritó mentalmente.

    -Ah, qué bueno, me alegra que te hayas hecho amigo de ese muchacho, es un buen chico-dijo en medio de un bostezo su padre, cerrando la puerta del cobertizo detrás suyo.

    T.K solo asintió con la cabeza, sorprendido por la muy tranquila reacción de su padre al decirle que la pulsera había sido un regalo de Tai. Quizás, el moreno de 16 años se había equivocado.

    -Vaya, que oscuro que está el cielo, no quisiera estar afuera cuando se lance la tormenta- mencionó el castaño viendo el nublado cielo- creo que me echaré una pequeña siesta después de comer, estoy algo cansado- le dijo de forma despreocupada estirando sus brazos hacia arriba.



    Después de almorzar, Hiroaki se tumbó en su cama (en realidad en la cama de Matt) y no pudo evitar caer dormido ante la suavidad y el confort de esta.
    Un fuerte trueno lo despertó, haciendo que se sentara en la cama exaltado. Miró su reloj de pulsera y se sorprendió por la cantidad de horas que había dormido. Dio un pequeño chascarrillo, meneando su cabeza de lado a lado. Siempre le pasaba lo mismo. Cuando quería dormir mucho, se despertaba a los 15 minutos, casado pero privado del sueño; y cuando quería hacer una “siestita”, su cuerpo se ponía en plan hibernación y dormía una gran cantidad de horas, como en ese caso. Sin embargo, no estaba enojado por ese exceso de horas dormidas, ya que si bien las pudo haber usado para hacer algo, se sentía muy bien, muy tranquilo.

    Se desperezó de forma calmada y bajó las escaleras hacía la sala de estar, de forma aun más lenta. Por unos momentos se había olvidado de todos sus problemas financieros y de su incomodidad por estar usurpando las vacaciones de la familia de turno. Su mente estaba en blanco, totalmente en paz. Algo extraño en los últimos meses.

    Al cruzar la puerta vaivén que separaba a sala de estar con la cocina, el castaño se encontró con la madre de Tai, cocinando mientras tarareaba una canción alegremente.

    -Ah, Hiroaki ¿durmió bien?- le preguntó sonriente la mujer batiendo lo que parecía ser una masa adentro de un bol.

    -Sí, si jeje- contestó el castaño algo apenado- esta vez fui yo quien se sobrepasó con la siesta, no suelo dormir tanto- agregó avergonzado, viendo el reloj de la cocina.

    -No tiene porque apenarse ¡está de vacaciones! si no descansa ahora ¿entonces cuando?- le sonrió la castaña- ¿me puede pasar la harina?

    Hiroaki asintió y se apresuró a pasarle el paquete de harina que estaba en la mesa.

    -¿Qué prepara?

    -Estoy haciendo un pastel, ya que se acabaron las masitas que trajo su vecina del frente hoy a la mañana.

    -Nunca me enteré que la esposa de don Osvaldo haya traído comida- rio el castaño cruzando los brazo.

    -Si, lo sé, perdone- se disculpó ella sin dejar de batir- mi esposo y Tai se encargaron de acabárselas mientras usted dormía. Takeru también comió algo, aunque ya sabe cómo es él, picotea parece pajarito. Hay que insistirle bastante para que coma algo, se apena mucho, en ese sentido es igualito a usted- le mencionó la castaña mirándolo a los ojos- pero no se preocupe, me aseguraré que le dejen algo de este pastel que estoy haciendo, se lo prometo…-le sonrió- …aunque sabe, me faltaran huevos para poder hacer el glaseado ¿sabe dónde puedo conseguir huevos cerca de aquí, sin tener que ir a la plaza? No quisiera que me sorprenda la lluvia estando afuera.

    -No se preocupe, mandaré a Take a comprar por usted, cerca de aquí hay una granja de una familia amiga donde venden huevos caseros, frescos, muy buenos.

    -¡Perfecto! Muchas gracias- le sonrió la mujer.

    Hiroaki asintió y regresó hacía la sala de estar, preguntándose adonde estaría su hijo. No tuvo que hacerlo por mucho tiempo, desde el piso de arriba se oyó la jovial risa del rubio. El dueño de la cabaña sonrió. Hace mucho que no escuchaba reír así al blondo, tan natural y de forma tan alegre.

    Subió las escaleras y se posicionó ante la puerta de la habitación que compartían Take y Tai. Antes de abrir, pudo escuchar algunos murmullos y susurros que provenían desde adentro. Eso le extrañó ¿Por qué susurraban y murmuraban? Sin más, abrió la puerta.





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    Bueno, hasta ahi nomas. Tranquilos, esta vez no habrá mensaje kilométrico al final jajajaja, con dos ya es suficiente. Estamos cerca del final ya! me da emocion je. Ya saben, pedido, critica, duda o sugerencias son bien recibidas, las contestaré con mucho gusto. Hasta la proxima!

    Edited by exerodri - 27/7/2017, 22:29
     
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