Mi suerte (Tai-T.K) FINALIZADO

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    126
    Location
    Argentina

    Status
    Offline
    Buenas!! Un lindo jueves a la noche para actualizar. Hay gente que me recrimina no haber aparecido el domingo para subir la ultima parte de la historia, no sé de donde sacaron eso, ¿cuando dije eso? dejen de inventar cosas que no dije!! :=angrys: jaja na bueno si, perdón. Es que les explico, cuando uno es estúpido pasan estas cosas jaja. Bueno en serio, lo que pasó es que llegó el domingo y no tenía listo el cap, y eso pasó porque a pesar de que estoy apurado por terminar el fic lo antes posible para que no me vea tentado a escribir en vez de estudiar (cosa que me pasó toda esta semana) tampoco es que escribiré al tonteraso, sin coherencia, con errores de ortografía, sin leer lo escrito para revisar si hay errores o frases mal escritas. Lo que hago con todos los capitulos (ven porque digo que escribir me roba mucho tiempo), así que bueno, prefiero entregar algo de "calidad" antes de algo hecho acelerado, aunque me urja terminarlo. Ademas les tengo una noticia, esta segunda entrega de la última parte no será la ultima jajaja, ya que mientras escribía todas las ideas que tenía para "ultima parte", me di cuenta que el capitulo ya llevaba como 13000 palabras jaja, osea larguísimo. Así que por eso para evitar que sea tedioso y largo, la ultima parte estará dividida en 3 entregas. Lo se! XD es malisimo!! ajajajaja pero bueno, es lo que hay.

    *daikeru-san: Hola!! jajaja Ni idea quien es ese, pero lo que si puedo decirte es que este capitulo quizás te guste más porque tiene alguito de lo que siempre pides jaja.

    *Kaoru Yanase: Buenas!! Aqui te traigo una cuasi ultima parte con algo de...ah, tendrás que leer para saber. je, gracias por comentar!

    *davic97: Hola! y la cuenta regresiva se alargó un poco che, habrá otra parte XD. Gracias por leer y comentar! puff no sabes lo que te pierdes, ver crecer el pasto uno de los placeres de la vida (¿que se fumaba?) je, bueno espero que te guste el cap.

    *Rikeru-chan :3: jeje me agarraste, pero creeme que no aparecerme el domingo fue completamente necesario!. Gracias por lo de exitos, espero tenerlos jaja, y exitos para vos tambien. Espero que te agrade el cap! gracias por comentar!

    *Sasarai-san: jajaja que bueno que te haga causado gracia ese detalle. Nos veremos en la proxima entrega!! que si será la ultima jaja.



    ------------------------------------------------*----------------------------------------------




    Ultima parte/segunda entrega

    -Adelante- dijo este con rapidez, con los ojos cerrados.

    El ojiazul acercó el algodón empapado con el antiséptico hacía la herida del moreno. Sin embargo, cuando estuvo a solo centímetros de apoyarle el liquido, la mano derecha de Tai en el pecho le detuvo.

    -¡Espera! Espera… - le paró el oji-café agitado.
    En su rostro se notaban los pocos deseos de ser curado con aquella sustancia.

    -Vamos, Tai. Sé que es muy feo- dijo el rubio con una mirada comprensiva. Él comprendía que no era bonita la sensación de aquel antiséptico en la piel herida- pero sabes que será mejor si lo hago rápido y de una vez.

    -Sí, tienes razón- dijo el moreno, sabiendo que no le quedaba otra.

    El castaño dio otro suspiro, cerrando sus ojos nuevamente, concentrándose.

    -¿Estás listo?

    -Hazlo- dijo Tai en voz baja y decidido, pero aun denotando miedo.

    Antes de que el moreno tuviese tiempo de volver a arrepentirse, T.K apoyó el algodón con el antiséptico en la herida, presionando con su mano.
    Tai automáticamente se arqueó, tensando los músculos de su cuerpo. Con el intenso dolor en su rostro, cerró sus ojos a más no poder. Apretó sus dientes entre sí con una fuerza tal que el mismo castaño pensó que explotarían en su boca. Echó su cabeza hacia atrás, dejando salir un pequeño alarido en forma de queja, acompañado de un insulto al viento.

    A pesar de ver el sufrimiento del mayor, T.K no se detuvo y siguió pasando con ayuda del algodón aquel líquido sobre toda la extensión de la herida.
    Mientras más rápido terminase, mejor.

    Sabía que el oji-café no exageraba. Él conocía el dolor que producía aquel líquido marrón. Si lo habría sufrido en el pasado, pensó. T.K guardaba varios recuerdos de su infancia en donde lastimarse podía ser solo un lastimado o una experiencia horrible, dependiendo de qué adulto estaba a su cargo en ese momento.

    Si de niño se lastimaba jugando, como todo infante, estando en cuidado de su madre, la cosa no pasaba a mayores. Su madre limpiaba la herida de forma amorosa, siempre dándoles ánimos llenos de cariño para que no llorara. Luego sacaba de su botiquín un antiséptico de color rojo, que no ardía al contacto con la piel herida. Estaba hecho para niños, incluso en la caja del producto se veían niños sonriendo, con su pulgar para arriba en señal de “OK” con una gran leyenda debajo que decía “Sin ardor”.

    En cambio, si se lastimaba estando en cuidado de su padre durante los fines de semana, allí sí que la cosa cambiaba. Y como cambiaba. Su padre limpiaba el lastimado de forma amorosa y le daba ánimos con tono paternal. En eso no había diferencias, su padre se preocupaba mucho por él, al igual que su madre. El problema era que después de limpiar la herida, su padre no sacaba del botiquín un frasquito con colores brillantes con niños sonrientes impresos en su dorso. Oh no. Su castaño padre sacaba aquella pequeña botella de vidrio de color marrón. Nunca podía faltarle.

    Su papá siempre demostró firmeza con respecto al tema. No importaba cuántas veces le llorase, le suplicase que no le curara con aquella cosa, el mayor nunca cambiaba de opinión.

    “Mi padre siempre me curaba las heridas con este liquido, Take, como su padre le curaba a él. Créeme, es lo mejor que hay, mucho mejor que esos productos modernos que lo único que hacen es hacerte malgastar el dinero” le decía siempre.

    El rubio recordó también las muchas veces que había ocultado sus lastimados y raspones de su padre para evitar vérselas con aquel “liquido milagroso” (como le llamaba Hiroaki). Matt solía extorsionarlo para que hiciera sus quehaceres, sino… le amenazaba con contarle a papá que su hermanito menor se había lastimado y que necesitaba ser atendido con urgencia.

    De nuevo en el presente, mientras limpiaba la herida, T.K no quiso imaginarse lo que sufría el moreno en ese momento. El dolor que producía ese líquido no era un dolor común, no era normal. No era un simple ardor. Era… un dolor distinto, extraño. Un dolor punzante. Aparte del inhumano ardor que provocaba en la piel lastimada, uno podía sentir como si le estuviesen pinchando con clavos en la herida. El dolor era tan intenso, que a más de uno le daba la sensación que ese líquido, en vez de curarlo, lastimaba aun más. Era difícil de explicar si uno no lo sentía en carne propia. Lo que si estaba seguro el rubio era que uno nunca se olvidaría de aquel dolor tan particular, como tampoco uno se olvidaría de aquel “liquido milagroso”.

    El ojiazul pensó que si él había sufrido el antiséptico en heridas superficiales y raspones, y le dolió tanto…en una herida tan profunda como la de Tai seguramente se debía sentir todavía mucho más intenso. Ese pensamiento lo sorprendió y lo asustó al mismo tiempo. Posiblemente él no podría aguantar ese castigo; probablemente se desmayaría.
    El pecho de Tai subía y bajaba rápidamente, aguantaba el dolor como podía.

    -T.K…no voy a lograrlo…veo una luz…una luz blanca.
    -Ya Tai, no digas eso…quédate quieto, ya casi termino- pidió el blondo, concentrado en limpiar de forma correcta aquel tajo.

    T.K separó el algodón de la herida, dejando ver el corte ahora con un color amarillento a su alrededor. No era algo lindo de ver, pero por lo menos se había asegurado de desinfectar bien el lastimado, o por lo menos de haberlo intentado. Era mejor que nada. El rubio tiró el ahora ensangrentado algodón amarillo junto con los otros algodones sucios y tomó gazas para terminar el trabajo.

    Una vez libre de aquel liquido, Tai dio un gran suspiro de alivio y una sonrisa cansada se le dibujó en el rostro, a pesar de que la herida le seguía ardiendo.

    Mientras que en el exterior los rayos y los truenos seguían rugiendo con potencia, T.K empezó a vendar la herida del oji-café, lentamente y con mucho cuidado.

    Tai lo observó en silencio. Sus ojos marrones se fijaron en la cara del menor, que demostraba gran concentración mientras vendaba su pierna.
    La mente del mayor empezó a trabajar de manera automática, como si un engranaje de su mente se hubiera puesto a rodar de la nada . Si no fuese por ese rubio de 14 años, Erick y sus compinches lo habrían molido a golpes en la orilla de aquel pútrido canal. En ese momento estaría tendido en el pasto, posiblemente inconsciente por la golpiza, mientras la tormenta castigaba su cuerpo ya castigado por los puñetazos y patadas.

    Si no fuera por T.K, ese viaje al cual sus padres lo arrastraron, esas vacaciones, no hubiesen sido lo mismo. Sin la presencia del ojiazul ¿Habría encontrado a alguien más con quien pasar el tiempo? Posiblemente sí. Sin embargo, el moreno no se lamentó de como se dieron las cosas.
    Sin saber porque, a su mente llegó un compendio de los momentos que había compartido con el blondo los últimos días. Los recordaba con aprecio y alegría. Las sonrisas, los enojos, las bromas, las carcajadas e incluso los momentos incómodos. Todos esos recuerdos tenían algo en común, ya sean buenos o malos, y era que los había compartido con T.K. Categorizaba aquellos recuerdos en una categoría especial. Por haberlos pasado con el rubio, su mente los ponía en otro lugar, diferente de las demás memorias.

    El ojiazul continuaba dándole vueltas con la gaza a su muslo. Una descarga de dolor irrumpió cuando este ciñó el vendaje, pero el castaño no dijo nada. Solo continuó viendo a ese muchacho rubio con atención, como si de un privilegio se tratase. La fluctuante luz que emanaba la chimenea iluminaba el costado izquierdo del rostro del menor, haciendo que las sombras bailasen en sus finas facciones. El mayor analizó el rostro del blondo, como si recién lo estuviese descubriendo, analizando cada detalle. Tai lo había notado antes, pero recién en ese momento se dio verdaderamente cuenta: las finas facciones de T.K eran muy agradables a la vista.

    Su pelo dorado, oscurecido en aquel momento ya que seguía húmedo. Esos ojos celestes, esa pequeña nariz respingada, su mentón, sus orejas cubiertas en parte por los mechones rubios, y sus labios. Sus labios, que no eran ni muy finos ni muy gruesos. Solo eran… perfectos, sacados de una pintura. En realidad, todo el rostro de ese chico era sacado de una pintura, o de una revista.
    Aquellos pensamientos, que en otro momento lo hubiesen sorprendido y descolocado, solo fluían en la pantalla de la mente del moreno, sin ser analizados ni estudiados. Solo fluían. Incapacitado de hacer otra cosa, continuó admirando al ser que tenía en frente curándole la pierna.

    Debajo de la oreja del menor se dejaba ver una pequeña roncha rojiza, que Tai no supo identificar debido a la poca luz si se trataba de una picadura de mosquito o una pequeña muestra de acné juvenil. Eso, más que un desperfecto, parecía estar allí a propósito. Un signo o un recordatorio de que el blondo no era un ser divino sino una persona real de carne y hueso, que incluso podía tener alguna clase de defecto en su rostro. Aunque en realidad cualquier defecto en su cara que pudiera traer consigo las hormonas o los insectos, se veía opacado y sin importancia por todo lo demás.

    Pero el oji-café no solo se limitó a darse cuenta y redescubrir únicamente la apariencia física de T.K, sino que también se deslumbró por la personalidad de aquella persona con la que se había topado ese verano.

    Esa personalidad, tan impropia de la gente con rasgos anormalmente atractivos. El moreno conocía gente así, guapa a un nivel superlativo, tanto hombres como mujeres; todos creídos, presumidos, arrogantes, desesperados por escalar la escala social y asegurarse de hacerles saber a los demás que ellos eran los más populares.

    Este chico era la excepción.

    Era sencillo, humilde, espontaneo. Tranquilo en su forma de ser, pero también gracioso y divertido cuando se lo proponía. Incluso algo inseguro a veces, como si nunca se hubiera dado cuenta de lo bien parecido que era. El castaño creyó, haciendo memoria de manera fugaz, que nunca había conocido a alguien así.

    Tai continuaba anonadado, redescubriendo a aquella persona en todos sus aspectos, a pesar de haber pasado los últimos días con él todo el tiempo. Como si al frente de sus ojos hubiera habido un cristal o un plástico semitransparente u opaco interfiriendo, pero que al desaparecer por completo dejaba ver lo que había detrás con total nitidez. Y lo que había detrás no era cualquier cosa, no era una persona más, o por lo menos así lo sentía Tai ahora. Tal análisis nunca lo había hecho con un hombre, pero ese detalle jamás pasó por la mente del castaño. No le importaba darse cuenta de ello, solo fluía. ¿Por qué estas sensaciones y pensamientos cayeron sobre él de esta manera, en este momento? ¿Acaso estuvieron escondidas, agazapadas, esperando a salir todas juntas de algún rincón apartado de su mente? ¿O el dolor provocado por aquel líquido maldito le estaba haciendo delirar?

    En realidad eso no importaba, y Tai lo sabía.

    -Bueno listo… -dijo el blondo, terminando de vendar la pierna-…no quedaría más por hacer- dijo levantando su mirada y regalando una sonrisa al mayor.

    Lo que vio le sorprendió.

    El castaño le observaba fijamente, con sus ojos marrones clavados en los suyos, inmóviles. La sonrisa de T.K se borró lentamente, sin que este se diera cuenta siquiera. Tan solo se quedó contemplando el rosto de Tai, adornado por la luz bailante del fuego de la chimenea. El moreno parecía estar observándole directamente el alma a través de su cuerpo físico. Por su cabeza pasó el recuerdo de esa peculiar mirada que el mayor le había brindado adentro del árbol hace un poco más de media hora.

    Aquellos ojos cafés transmitían muchas cosas sin necesidad de palabras o gestos. El rubio los miró con gran concentración, como si viese la escena más importante de una película. La escena más impactante, más emocionante y atrapante; la que uno no desea perderse por nada del mundo.

    En ese momento, el ambiente alrededor de T.K se silenció totalmente. El viento, la lluvia y los truenos quedaron mudos. Seguían allí afuera, pero el ruido de estos ya no penetraban dentro de la cabaña. Lo único existente en ese instante eran ellos dos, sentados en aquel sofá, viéndose mutuamente en silencio.
    En un momento, a T.K le pareció ver que muy lentamente Tai acercaba su rostro al suyo, inclinando su torso hacía delante . Por un instante dudó de sí mismo, de lo que si percibía era real o no. ¿El castaño se acercaba? ¿O lo estaba imaginando? Se preguntó rápidamente el ojiazul mientras continuaba perdido en esos ojos marrones. Si, se acercaba. T.K se sorprendió al darse cuenta que su propio cuerpo se inclinaba hacia delante, de forma muy lenta, casi imperceptible.

    A pesar de su sorpresa, no hizo nada para impedirlo. Su mente se había apagado por completo, solo era receptora de lo que pasaba a su alrededor. Veía el rostro de Tai acercándose milimétricamente. Su cuerpo seguía inclinándose hacia delante con lentitud. Su cerebro lo percibía, pero no era capaz de dar ninguna orden ni de reaccionar de ninguna forma. Otra cosa había tomado el control y se había adueñado de él. Sin entenderlo, ni hacer el intento de entenderlo, se dejó llevar. El no controlar su cuerpo no le alteró. Nada podría hacerlo en ese estado. Estado que jamás había sentido hasta ese momento.

    Cada centímetro que se acercaba, el corazón del rubio se aceleraba el doble. Tai no cambiaba su mirada. T.K observaba fijamente esos ojos marrones, atento por sí el moreno se detuviese en seco y se terminara ese momento tan extraño. Pero el castaño no se detenía.
    Su mente seguía en blanco y sin ningún pensamiento entrometido que estorbase. Ni siquiera se le cruzó por la cabeza que iba a pasar cuando estuvieran muy cerca.

    Cuando les separaban menos de 10 centímetros, el mayor ladeó su rostro unos grados hacía la derecha, a la vez que seguía acercándose.
    El ojiazul no supo porqué, pero de manera instintiva hizo lo mismo. El mismo impulso que lo llevaba hacía delante le hizo cerrar los ojos, poniendo sus demás sentidos totalmente alerta, pero de manera calmada. Pasaron un par de segundos, los cuales parecieron demasiado largos.
    T.K cerró los ojos, dispuesto a lo que sucedería pero sin saber que esperar. Y lo que sucedió le infló el pecho, pero no de aire.

    Los sentidos del chico de 14 años estallaron internamente. Sus labios contactaron los labios húmedos del castaño, sobrecargando su sistema nervioso. Automáticamente imitó el lento y suave movimiento de la boca del oji-café. T.K jamás había hecho eso con nadie, pero la inexperiencia parecía no tener peso en ese momento. Pudo sentir, no solo los labios, sino todo el ser del moreno con su boca. Un segundo movimiento de labios permitió que aquello continuase un rato más. Después, como si estuvieran sincronizados de alguna forma, se separaron con lentitud.

    Ambos abrieron sus ojos lentamente, volviendo a cruzarse las miradas, mientras se hacían para atrás un poco más rápido de cuando se acercaron.
    Los dos se miraron fijamente a los ojos con asombro, como si no pudieran procesar todavía lo que acababa de suceder.

    El sonido de los rayos y la lluvia se volvió a hacer presente, al igual del ruido de la madera al crujir quemándose en la pequeña chimenea, como si alguien hubiese aumentando el volumen girando una perilla. Poco a poco, la mente del blondo volvía a tomar el control, terminando con ese extraño estado automático.

    Una avalancha de pensamientos invadió la cabeza del ojiazul, que hace un instante estaba en blanco y en una total calma. Fueron tantos, que el rubio no pudo darle su atención a uno en particular. Todas esas preguntas, cuestionamientos, exclamaciones y demás cosas que se le vinieron a la mente se transformaron en un bullicio desesperado, como si los pensamientos se pelearan entre sí por la atención de T.K.

    -B-b-bu-bueno t-tengo que gu-gu-guardar esto- tartamudeó el rubio rompiendo el silencio, mientras desviaba su mirada de forma nerviosa.

    Inclinó su cuerpo y torpemente guardó los algodones, gazas y el antiséptico en la caja blanca con la cruz roja mal dibujada en su tapa. Sus manos temblaban demasiado. Una vez guardado todo, se levantó rápidamente del sillón para dirigirse hacia la cocina.

    -Claro, claro…-fue lo único que dijo Tai en voz baja, mientras desviaba sus ojos hacia un costado.

    El ojiazul cruzó la puerta vaivén y dejó la caja en la mesa de la cocina. Se quedó allí en la oscura y muy poca iluminada cocina, en silencio, con su mente echa un revoltijo de pensamientos.

    -¿Qué acaba de pasar?- susurró entre labios levantando la mirada.

    Hiroaki al rescate

    Luego del fuerte estruendo de un rayo que se escuchó muy cerca, demasiado cerca, Hiroaki no pudo evitar insultar al aire cuando se fue la luz de la cabaña. Maldijo a viva voz aprovechando que no había nadie que le escuchara a los alrededores. El matrimonio Yagami se había ido a visitar a unos conocidos en su auto, a pesar de las negativas de la señora, que cedió luego de los constantes pedidos de su marido. El señor Yagami le había ganado a su mujer por cansancio, ya que se comportó como un niño pequeño encaprichado. El dueño de la vivienda entendió de donde provenía en parte la personalidad de Taichi.

    El castaño caminó hacia la sala de estar y vio por la ventana el amenazante cielo. En cualquier momento se desataría la tormenta y Take no había vuelto de comprar los huevos “¿Qué pasa que tardan tanto?” Se preguntó internamente mientras veía por la ventana las negras nubes. Lo primero que se le vino a la mente fue que el “viejo” Ben retuvo a su hijo, convidándole vario aperitivos dulces que Take no podría rechazar. Ese era una opción bastante fiable, ya que aquella familia de campesinos le tenía un gran afecto al rubio menor, al igual que a Matt. Esa familia los había visto crecer a ambos, ya que él era amigo del “viejo” Ben desde hace décadas. La idea de que el menor estuviera en aquella granja le reconfortaba bastante, y deseaba que fuese así.

    Sacó su celular de su bolsillo para llamar al blondo, pero se acordó que no le había cargado saldo para poder efectuar llamadas. Al mismo tiempo se fastidió al ver la poca batería que le quedaba al dispositivo.

    -Que porquería estos celulares, la batería no les dura nada- se quejó de manera perezosa mientras se dirigía a la escalera para subir al cuarto de arriba y buscar su cargador.

    Cuando puso su pie en el primer escalón, se detuvo. Buscar el cargador sería en vano ya que no había electricidad. “Que estúpido” se dijo mentalmente mientras sonreía por su torpeza.
    El celular vibró y sonó en su mano, sorprendiéndolo. Miró la pantalla con detenimiento como hacía siempre, todavía no se acostumbraba a manejar esos dispositivos táctiles. Con torpeza, intentó deslizar el símbolo verde de la pantalla como le había enseñado Matt hace una semana.

    -¿Hola?- dijo dubitativo mientras se acercaba el celular al oído, sin saber si había atendido la llamada o si se había cortado sola por el tiempo que tardó en atender.

    La voz del señor Yagami se materializó en el parlante del celular. El moreno mayor le llamó porque su auto se había quedado en uno de los caminos en las afueras del pueblo, y necesitaba su ayuda para poder hacerlo arrancar de vuelta. "Quizás con un empujón de su auto sería suficiente", le explicó de manera despreocupada el padre de Tai por teléfono. Hiroaki lo pensó por un segundo. El matrimonio no le pedía ese favor por ser el dueño de la cabaña donde se hospedaban, se lo pedía como amigo. Aceptó hacerles el favor.
    El señor Yagami le indicó en donde se encontraban y se despidió, no sin antes agradecerle. El lugar era un poco alejado del pueblo, pero no sería problema llegar en auto. El castaño salió hacía la galería del frente y un viento fresco le golpeó en la cara. Salir cuando se estaba por desatar una tormenta no le atraía en lo más mínimo, pero no le podía fallar a aquel matrimonio.

    Cerró la puerta con llave, sabiendo que Take siempre llevaba consigo una copia. Ni bien se subió a su auto, pudo oír pero sobre todo ver, como una solitaria y muy pesada gota de agua chocó contra el parabrisas del auto. Hiroaki se quedó estático, con la mano en la llave, esperando a que cayera otra gota del cielo. Esta no llegó después de varios segundos, esta vez impactando en el techo. Luego otra contra el capó y una más en el baúl.
    El castaño encendió el motor y se dirigió hacia la plaza del pueblo. Lo que era el caer de contadas gotas se transformó rápidamente en una endemoniada lluvia que se embravecía con cada minuto que pasaba. La velocidad de los limpia-parabrisas no era suficiente para poder hacerle ver con claridad hacía el frente, así que Hiroaki conducía despacio.
    -Casi como una abuela- pensó divertido.

    Cruzó la parte central del pueblo y se encaminó por una calle de tierra que se alejaba de la plaza. De manera lenta pero constante, siguió un par de kilómetros hasta que pudo divisar el vehículo de los Yagami al frente de una pequeña capilla al costado del camino. Hiroaki sonrió, pero inmediatamente aquella sonrisa se esfumó. Al frente suyo se había formado una especia de pequeño rio o arroyo que corría de manera transversal, cortando la calle. El castaño detuvo el auto y observó el caudal de agua, dubitativo. Parecía tener una profundidad importante, y además la fuerza del agua le intimidó un poco. Dudó si su pequeño auto podría cruzar aquello sin ser arrastrado o fundirse el motor.

    Luego de pensarlo unos segundos, se dijo a si mismo que no le quedaba otra que intentarlo. Si se demoraba más, luego no podría cruzarlo ya que la incesante lluvia hacía crecer al caudal del agua cada vez más. Suspiró y puso primera. Lentamente fue introduciéndose en aquel pequeño rio que no debería existir. Con mucho cuidado avanzó, regulando con suma sensibilidad el embrague y el acelerador, tratando de que no le entrara agua al motor. Lo último que necesitaba era tener que desparramar dinero en mecánico. Sus nervios crecieron. Pudo ver como el agua llegaba hasta la mitad de la puerta del choche. Por momentos, sintió como el auto zigzagueaba de manera involuntaria por la fuerza del agua, obligándolo a tomar el manubrio con fuerza y rezar para que su pequeño auto resistiera.

    Para su fortuna, si resistió. El padre del ojiazul suspiró aliviado cuando por fin cruzó aquel pequeño e improvisado arroyo. Lentamente se acercó hacia la capilla, de donde salió el señor Yagami haciéndole señas con una sonrisa. Hiroaki estacionó su auto en la entrada y se bajó, corriendo hacia el interior del edificio para tratar de no mojarse tanto, aunque en realidad correr no sirviese de mucho.
    Una vez adentro se saludó con el matrimonio y con un grupo de ancianos que también se refugiaban de la tormenta en la pequeña capilla.

    -Vaya que tormenta ¿No?- dijo el padre del moreno- muchas gracias Hiroaki por venir a ayudarnos, y disculpe por favor el tener que haberlo hecho salir bajo este clima.

    -Je no hay problema, no me hubiese quedado tranquilo sabiendo que estaban atascados con el auto y con una tormenta así al asecho- le contestó este con una sonrisa- así que… ¿no arranca nomas el auto?

    -Sí, no sé qué le pasa últimamente, tengo que llevarlo al taller urgentemente, la mecánica de los autos nunca fue mi fuerte sino intentaría repararlo yo mismo…- le comentó el moreno mayor antes de ser interrumpido por un trueno-… pero con un empujón de su auto arrancará, ya le agarré la maña.

    -Claro, igual tendremos que esperar hasta que la tormenta pare un poco. Por un momento pensé que no cruzaría aquel pequeño arroyito que cortó la calle allí a unos metros- dijo Hiroaki sentándose en uno de los asientos de la iglesia.

    -Ay, solo espero que esta lluvia no haga crecer el rio y clausurar el puente de nuevo, justo que ya lo habían reparado- dijo una de las ancianas del grupo de personas mayores, lo suficientemente alto para que el castaño oyera, llamándole la atención.

    -Disculpe- dijo el dueño de la cabaña dándose media vuelta- ¿Dice que el puente ya esta reparado?

    -Hoy lo habilitaron de nuevo - le contestó la señora amablemente- solo espero que no se vuelva a romper.

    Hiroaki se dio media vuelta lentamente, pensativo. Seguramente habían habilitado el puente después de que Take fue a revisar, pensó. Que su hijo le engañase no era posible.
    Ahora podría volver a la ciudad, solo había que esperar hasta que la tormenta terminara, aunque eso parecía que no iba a suceder pronto.
    -¿Los niños ya volvieron de comprar los huevos, Hiroaki?- le preguntó la señora Yagami - Llamamos a Tai pero no atiende su celular.
    -Cuando me fui todavía no habían vuelto- le contestó el castaño- de seguro Take me llamará cuando vuelvan a la cabaña.
    Lo que Hiroaki no sabía era que nunca recibiría esa llamada. En su bolsillo yacía su celular completamente apagado; su batería había pasado a otra vida.

    Ataque de abejas

    A poyado sobre la mesa de la cocina, solamente iluminado por la poca luz que entraba por las ventanas y por la luz naranja que provenía del fuego de la chimenea de la sala de estar a sus espaldas, T.K intentaba regular su respiración. Un sentimiento de irrealidad se apoderó de él, mientras trataba de entender lo que había sucedido hacía menos de 1 minuto. Entre todo el ruido y alboroto mental, intentaba darle un sentido, una explicación a lo que había pasado. Estaba descolocado, y no era para menos. Le sorprendía lo que había hecho y todavía era incapaz de creerlo. Había dado su primer beso…y fue con un chico ¿Qué lo había llevado a hacerlo? Nunca se había imaginado hacer algo así, jamás se le cruzó por la mente esa opción.

    Pero había sucedido y no podía negarlo.

    Intentaba explicar la situación en su cabeza, tratando de hacerla parecer normal y con lógica en un intento de calmar esa extraña sensación: “Bien, es un chico que conocí hace algunos días, pasamos todo ese tiempo juntos, se lastimó y le limpié la herida… luego lo besé” armó mentalmente. Pero no servía. Explicase como explicase el cómo ocurrió todo, no lograba que pareciera “normal” en su cabeza. Todo era extraño y confuso. Varias preguntas se hicieron presentes en su mente, como flechazos tirados con maestría hacía el blanco.

    ¿Había querido hacerlo? Se le hizo difícil contestar esa pregunta. Recordó haberse puesto en un “modo automático” por así decirlo. Solo recordaba que se dejó llevar y que no pensaba lo que hacía.

    ¿Le había gustado? Esa pregunta no fue tan difícil, pero al mismo tiempo le causaba más desconcierto que la anterior. Sí, le había gustado. No lo podía negar. Recordó el contacto de los labios del castaño con los suyos, a la vez que se tocaba la boca con la yema de sus dedos.

    El que le haya gustado le avergonzaba, sabía que no era normal, o que por lo menos no tendría que ser así. Que en realidad no tuvo que haber pasado.

    Otra pregunta se presentó con rapidez.

    ¿A Tai le habría gustado? No, eso no era posible, se respondió con energía. Tai no parecía ser de aquellos que les gustase hacer ese tipo de cosas. Aquel muchacho siempre había hablado de chicas, fiestas y deportes cuando tuvo la oportunidad. Era impensado que alguien como Tai le gustase besar chicos.

    Quizás estaba maximizando las cosas, pensó en un intento de quitarle importancia al asunto, aunque en realidad ni él se lo creyó. Se preguntó que estaría pensando Tai en ese momento.

    Sentía que por la vergüenza no podría mirarle a los ojos ni dirigirle la palabra. Aun así sabía que tenía que hacerlo, por más que le costase. Quizás ese beso marcó el fin de su corta, accidentada pero intensa amistad, pensó con algo de tristeza. Se dio media vuelta viendo la puerta vaivén y la sala de estar, iluminada por el fuego de la chimenea.

    Decidió que si había que descubrir que sería de su trato con el oji-café, tenía que ser rápido. Que pasase lo que pasase. Si Tai le odiaba, sería mejor enterarse pronto y sacarse la duda. Prepararía su mochila con su ropa para que cuando volviera su padre le dijese la verdad sobre el puente y se marchasen a la ciudad lo más pronto posible.

    Recogió un poco de madera seca que su padre siempre dejaba en un rincón apartado y no visible de la cocina y se posicionó al frente de la “puerta de vaqueros”. Luego de un largo suspiro que hizo que subiera y bajara sus hombros, se decidió a cruzarla, sin saber con qué humor encontraría al mayor del otro lado. Cruzó la puerta, y lo primero que hizo fue mirar rápidamente de reojo a Tai, este seguía acostado en el sillón largo, observando por la ventana cómo seguía lloviendo.

    T.K caminó en silencio y tiró la madera en la chimenea, avivando el debilitado fuego.

    Tomó valor y se dio media vuelta, quedando de frente al moreno. Este desvió sus ojos marrones de la ventana para posicionarlos en los suyos. El blondo se sorprendió ante aquella mirada. No era la mirada de alguien enojado, mucho menos una mirada despectiva. Era el mirar de alguien confundido, pensativo… quizás asustado, pero que sabía que lo hecho, hecho estaba y que debía enfrentarlo.

    Otra cosa que desconcertó al rubio fue que Tai movió de nuevo sus piernas pegándolas con el respaldar del sofá, dejándole un espacio, como invitando a que se sentara. El ojiazul volvió su mirada al rostro del mayor pero este desvió su ojos hacía un costado.

    T.K bajó su mirada y bordeó la mesa de té, sentándose en el espacio que el oji-café le había cedido, mirando el suelo en silencio. Pasó un minuto, en el que un silencio incomodo reinó en la habitación. El blondo no podía girar su cabeza y observar a Tai a la cara, no se animaba. No sabría que decir si lo hacía. Tan solo se limitó a mirar el suelo, jugando con sus dedos mientras era iluminado por el renovado fuego de la chimenea. Lentamente desvió sus ojos hacia la ventana, mirando el exterior.

    -Parece que está parando- rompió el silencio con una voz suave y apagada, mirando fijamente la ventana.

    -¿Cómo?-preguntó Tai, sorprendido de que el menor hubiese sido el primero en hablar.

    -La lluvia, parece que está parando.

    Allá afuera, la furiosa tormenta ya no era tan furiosa. Seguía lloviendo, pero no con la potencia de hace unos minutos. El viento parecía haberse apagado. Los rayos y los relámpagos también parecieron haberse cansado y eran cada vez más esporádicos

    -Ah sí, es verdad- dijo el castaño, observado por la ventana el exterior.

    Otro momento de silencio incomodo se hizo presente.

    En su mente, T.K buscaba y rebuscaba algo que decir para romper con aquel odiado silencio. Trataba de encontrar alguna forma de abordar el tema sobre lo que pasó. Debía ser hablado, ambos lo sabían. Pero a ninguno parecía ocurrirle nada, ninguno daba el primer paso. Solo dejaban que los segundos pasaran, como si eso arreglara de alguna forma las cosas.

    El moreno rompió el silencio:

    -T.K, tengo que agradecerte por no haberme dejado solo allá y haberme obligado a huir contigo. Si no fuera por ti, ahora estaría semimuerto, flotando en aquel canal asqueroso- en su voz, el castaño sonó verdaderamente sincero, verdaderamente agradecido- fuiste realmente valiente, me sorprendiste.

    -Ah, de nada- contestó el ojiazul con cierto pudor.
    ¿Él valiente? Nunca había sido cobarde, pero tampoco se consideraba alguien valiente. Aunque reconoció que si había sido arriesgado, y que estuvieron cerca de no lo lograrlo.

    -También tengo que agradecerte por ocuparte de la herida, aunque casi haces que me desmaye por el dolor que me produjiste con aquel liquido del diablo-rió el mayor, haciendo que T.K también lo hiciera.

    Eso movilizó el ambiente tenso que se había formado en los últimos minutos. Como si la risa de los jóvenes destruyera toda aquella aura de incomodidad y la alejara de ellos. Incluso, animó al rubio a establecer contacto visual con el castaño, mientras reían.

    -No es nada, pero de igual manera tendrás que ir al centro médico, Tai, para asegurarse- dijo el menor una vez la risas pararon- ¿sabes si estas vacunado contra el treta… el tetra…mmm el tanato…el…-T.K luchó por recordar el nombre de aquella enfermedad cuya amenaza siempre se hacía presente cuando alguien se cortaba con un metal.

    Lo tenía en la punta de la lengua, pero no le salía; lo había escuchado varias veces.

    -¿El tétano?

    -¡Sí! Eso- exclamó T.K rápidamente. Tétano, no era tan difícil, se dijo mentalmente.

    -Sí, recibí una vacuna contra eso a los 11- le dijo el castaño de forma calmada, como quitándole importancia al asunto.

    -Bien, de igual manera los médicos sabrán que hacer, solo espero que nuestros padres no se tarden demasiado- dijo el blondo, fijando su mirada en los maderos ardiendo en la chimenea.

    Tai asintió con la cabeza, pero no dijo nada. Sabía que el menor no le dejaría de molestar hasta que fuese revisado por un doctor.
    Otro silencio se hizo presente, esta vez no tan incomodo pero si peculiar de alguna forma.
    Nuevamente Tai lo volvió a romper.

    -T.K, con respecto… con respecto a… -la voz del castaño sonó nerviosa, insegura, como si no supiera cómo abordar lo que quería decir. T.K, en el fondo, de alguna forma supo lo que el mayor iba a mencionar-…con respecto a ese beso…

    El rubio volvió a sentirse incomodo y avergonzado. Bajó su mirada al suelo, preparándose para el descargo del oji-café. Tragó saliva. Seguramente lo trataría de raro o de alguien indeseable, o en el mejor de los casos solo le pediría que se fuera con su padre a la ciudad y lo dejara solo. Cualquiera de las posibilidades estaba bien, pensó él. Lo hecho, hecho estaba.

    -…no pienses que te daré uno cada vez que me hagas un favor jaja- continuó con tono altanero y agrandado el moreno, cruzando sus brazos por detrás de su cabeza mientras se acomodaba sobre el mullido apoyabrazos del sofá- eso es lo que tu quisieras.

    T.K abrió sus ojos azules de par en par y levantó su mirada atónito, para luego ver a los ojos al mayor. Este lo veía con una sonrisa, despreocupado, como si todo estuviese bien y no hubiera nada malo que arreglar, nada que explicar o nada sobre lo cual arrepentirse. El blondo no podía creer como el oji-café había tomado la situación. Hacía unos minutos se lo notaba igual de desconcertado e inseguro que él, pero su humor había venido al recate para movilizar de alguna forma aquel momento.

    Quizás, usando el humor podrían enterrar aquella situación para no volver a hablar del tema. Enterrándola como algo que sucedió pero que no era necesario hablar más de ello, haciendo que la olvidaran. O por lo menos fingir olvidarla y pasar de ello. T.K no sabía si era lo correcto o no, pero le gustó la idea.

    Ambos sabían que era mejor que enfrentar lo incomodo, aunque en el fondo supiesen que algo quedaba pendiente. A pesar de eso, podrían seguir con sus vidas de manera normal.

    -Uy si, no te imaginas como lo deseo- dijo el rubio con exagerado sarcasmo, mientras hacía girar sus ojos, siguiendo la corriente a la broma de Tai.

    -Y si, pero lamento decepcionarte. Aunque no te culpo, es inevitable por mi forma de ser tan irresistible- contestó el oji-café, pasándose la mano por su cabello y cerrando los ojos, como si posara para una revista.

    -Tienes razón ¿ahora como podré seguir mi vida?- agregó otra vez con sarcasmo el menor, agarrándose la cabeza.

    -No lo sé, pero no te pongas mal, es la reacción normal después de mis besos.

    -je, preferiría ser atacado por un enjambre de abejas antes de recibir otro de tus besos- bromeó el blondo, haciendo que ambos se rieran al mismo tiempo.

    Después de reír, T.K dio un suspiro y se quedó observando el fuego de la chimenea, con una leve sonrisa en su rostro. Quizás así era mejor, olvidar eso que pasó y usar el humor para poder pasar aquel momento de forma más cómoda, pensó.

    "Bzz" fue que lo que escuchó el ojiazul, sorprendiéndolo, mientras sentía un pequeño pellizco a un costado de su estomago, causándole cosquillas.

    -¿Por qué hiciste eso?- preguntó mientras se masajeaba el lugar donde había sentido el pellizco.

    -Yo no hice nada- le contestó el mayor con cara de sorprendido y levantando las manos.

    T.K le vio con desconfianza y lentamente volvió su vista hacía la chimenea, ladeando su cabeza de lado a lado. No tuvo que esperar ni 10 segundos para sentir otros dos pellizcos acompañados por sus respetivos “Bzz”, haciéndole reír pero también disgustar.
    Conociendo como era Tai, se podría decir que lo esperaba.

    -Tai basta, no hagas eso- le pidió el menor levantando la voz, pero sabiendo que eso no sería suficiente para detener al oji-café.

    -La abeja te picará T.K- dijo el moreno caricaturizando su voz, que en vez de sonar como la voz de un insecto se parecía más a la del pato Donald, seguido de otra “picadura”.

    -Tai… no me busques que me vas a encontrar- amenazó el rubio engrosando su voz para sonar como Tai (aunque de una forma que lo hacía sonar atolondrado), imitando la amenaza que el castaño le había hecho en la noche anterior cuando él le tiraba las pequeñas piedras al rostro.

    Unos tres “Bzz” más se hicieron presentes, a la vez que T.K sintió pellizcos en las costillas, el cuello y el muslo. Eso fue la gota que derramó el vaso.

    -Está bien, tú lo buscaste- dijo con una sonrisa maliciosa el blondo, abalanzándose sobre el mayor.

    El ojiazul tiró su cuerpo sobre el de Tai, agarrándolo de sus brazos para tratar de dominarlo, siempre con cuidado de no golpearle la recién atendida herida. Los dos muchachos forcejearon sobre el sillón entre risas por unos minutos. T.K logró sujetar los dos brazos del castaño y sostenerlos por encima de su cabeza, inmovilizándolo, mientras con sus piernas sujetaba la única pierna sana con la que el mayor intentó defenderse.

    -¿Sabes que puedes hacer con tus pellizcos?- preguntó el rubio de manera triunfante y con una sonrisa, con la respiración agitada.

    El menor observó esos ojos marrones mientras intentaba recuperar el aliento. Inmediatamente se le vino a la mente aquella ocasión en la que “lucharon” sobre la cama de Matt. Estaban en la misma posición, con su cuerpo encima del moreno, sus caderas pegadas una con la otra y sus rostros a menos de 15 centímetros de distancia. La sonrisa del castaño lentamente se fue borrando, sosteniéndole la mirada.

    El de 14 años pudo sentirlo: aquel extraño sentimiento que tuvo cuando vio esos ojos después de limpiar la herida. Su tórax agitado se expandía y contraía a la misma velocidad con la del moreno. Él ya no hacía fuerza para que Tai tuviera los brazos sobre su cabeza, ninguno de los dos la hacía, pero no cambiaron de posición. Ninguno parecía querer moverse y dejar de observar los ojos del otro. La sensación de estar siendo dominado por una clase extraña de energía se hizo presente de nuevo en el rubio. Era parecida a la que había sentido anteriormente, pero a la vez diferente.

    T.K acercó su rostro hacía el del castaño, pero esta vez no hubo una pérdida de control de su cuerpo. Era consciente de lo que hacía, él controlaba sus movimientos. Él lo deseaba. Tai se acercó a la cara del menor, eliminando rápidamente la corta distancia que los separaba.

    A diferencia de la otra vez, T.K sintió como los labios del oji-café arremetieron contra los suyos con energía, con decisión y bravura. Otra vez, la inexperiencia del blondo besando no entorpeció el momento, imitaba los movimientos de la boca del mayor. Soltó los brazos del castaño y abrazó el cuerpo de este, sintiendo con suma sensibilidad el tacto de su piel morena con sus dedos. A su vez, sintió como Tai paseaba con pasión su mano derecha por su húmedo cabello, despeinándolo sin cuidado.

    Las pelvis de los dos muchachos se frotaban entre sí. Una serie de sentimientos opuestos recorrían el interior de T.K: deseo, pero también temor ante algo nuevo y desconocido. Sin embargo no se detuvo... lo disfrutaba.

    La lengua de Tai irrumpió adentro de su boca, sorprendiéndolo al principio, pero luego solo se dejó llevar. La lengua del mayor bailaba con agilidad con la suya, haciéndolo sentir cosas que nunca había sentido. Cosas que solo había imaginado en sus fantasías nocturnas, cuando el llamado de las hormonas no podía hacerse esperar más y necesitaba calmar las ansias. No le importaba que el sexo de la persona con la que experimentaba eso no fuese el mismo que él sus fantasías.

    La mano izquierda del castaño bajó lentamente por su espalda. Aquello le ruborizó en cierta medida, pero la lujuria y las ganas de seguir eran más fuertes. Aunque no pudo evitar sentir un extraño temblor interno cuando aquella mano viajera agarró uno de sus glúteos con fuerza.
    El oji-café empujó con su mano el trasero del rubio contra su cadera. Eso produjo que sus miembros, ya completamente erectos, se frotasen con fuerza. La ráfaga de placer fue tan fuerte, que el ojiazul se vio obligado a interrumpir el beso por tener que soltar un gemido casi por obligación. Jamás el placer había sido tan abrupto y potente.

    Los dos muchachos se quedaron viendo a los ojos de nuevo, como si necesitasen contemplarse de esa manera otra vez. Ahora, fue T.K quien movió su cadera hacía arriba y abajo, haciendo que sus hombrías vuelvan a friccionarse entre sí. Otra vez, ambos se dejaron llevar por la placentera fricción. La respiraciones se escuchaban cada vez más profundas, pero al mismo tiempo más agitadas.
    El menor tomó valor, y guiado por un impulso apoyó su mano izquierda sobre el pecho del castaño. Mientras le veía a los ojos fijamente, empezó a mover su mano hacía abajo lentamente, pasando su palma por los abdominales del mayor. Al llegar a la altura del ombligo, su mano se detuvo.

    El ojiazul se vio incapaz de seguir el descenso de su mano, que le temblaba de forma involuntaria. Con vergüenza, bajó su mirada, desviándola de la del moreno. Tan grande fue su sorpresa cuando Tai le tomó la mano, que volvió a posar sus ojos azules en los del castaño. Este solo le veía fijamente, sin ningún gesto en su rostro, con la luz naranja del fuego bailándole entre las facciones del rostro.

    Lentamente, Tai empujó con suavidad su mano hacia abajo, continuando su descenso, posicionándola sobre su miembro. El blondo dio un fuerte suspiro, su corazón explotaría de tan fuerte que latía. Con sus dedos tocó aquella zona del moreno, sintiendo la dureza y la extensión del pene del mayor con todo su sentido del tacto.

    Pocas veces durante ese acto, en fracciones de segundo, el rubio tomaba conciencia de lo sucedía. Decidió no pensar ni procesar lo que ocurría, no porque le molestase hacerlo, sino para poder disfrutar mejor del momento. Unieron sus labios nuevamente en un apasionado beso, mientras T.K masajeaba el bulto del oji-café por encima de su pantalón.

    Tai se veía así mismo envuelto en un torbellino de placer. La mano del ojiazul masajeaba su zona baja con bravura, aunque incomodado por su pantalón, le hacía temblar de bienestar. Con su mano izquierda masajeaba el trasero del rubio, le encantaba hacerlo. Nunca antes había sentido la necesidad de tocar el trasero de un hombre, pero era simplemente excitante tener su mano allí.

    Sin cortar aquella batalla de labios y lengua la cual libraba con el menor, introdujo su mano derecha por debajo de la camiseta de este, acariciando su delgado y suave torso. El tacto de su piel era simplemente embriagador, pero el castaño no quería quedarse solo con eso, necesitaba más. Rozó los pezones del ojiazul con delicadeza, haciendo que este diera pequeños gemiditos mientras se besaban. Aquello le encendió todavía más. Lentamente deslizó su mano de manera descendente por el estomago de T.K, hasta llegar a su cadera. Tal como el rubio hacía con él, agarró su miembro duro por sobre su pantalón, oprimiéndolo y masajeándolo con lujuria.

    El ojiazul interrumpió el beso, levantando su rostro con una expresión que Tai no supo distinguir si el menor gozaba o estaba sufriendo. Asustado de que fuese la segunda opción, sacó sus inquietas manos de donde las tenía.

    -T.K ¿estás bien?- preguntó Tai mirando al blondo a los ojos, con la voz agitada.

    -Sí, sí. Es que…- le contestó este con su voz entrecortada, normalizando la expresión de su cara-…yo nunca hice nada similar.

    -¿Y te crees que yo sí?- rió el castaño mientras le acomodaba con su mano el desordenado cabello rubio.

    -Pero yo no hice nada de nada, con nadie- admitió el rubio con vergüenza, viendo la madera de la chimenea arder.

    -Bueno, no sé qué creerás tú de mi, pero yo solo llegué hasta este punto con las chicas- dijo el castaño con una sonrisa, tomando al menor del mentón para lo viera de nuevo a la cara - así que tranquilo, no haremos nada que te asuste… ni yo sé hasta qué punto esto me asusta.

    T.K mostró una sonrisa sincera, impulsada por la seguridad que le provocaba las palabras de Tai. Se dio cuenta que confiaba en el moreno, mucho más de lo que confiaba en otras personas que conocía hace muchísimo más tiempo. Otra vez, tuvo la necesidad de perderse en los ojos marrones del mayor. Le hipnotizaban. Notó que Tai también le veía fijamente, sonriendo.

    El sonido de autos estacionando al frente de la cabaña interrumpió la calma del lugar. El menor giró su cabeza para ver por la ventana y vio al auto de su padre y el de los padres de Tai al frente de la vivienda.

    -Supongo que tendremos que cambiar de posición- le dijo Tai- sino tendremos mucho que explicar- sonrió, aunque su sonrisa en realidad parecía una sonrisa triste, indicando que no quería que aquel momento se terminara tan rápido.

    T.K le devolvió la misma sonrisa, también con un semblante alicaído, pero consiente que tenían que interrumpir aquello.

    -Cuidado con la pierna- le pidió el moreno al empezar a moverse.

    El menor se bajó de encima del oji-café con cuidado, tratando de no golpear la herida que acababa de curar, mientras se acomodaba la ropa, intentando aparentar que nada había pasado. Al abrir la puerta, el rubio notó que la monstruosa tormenta que los había castigado hacía una hora se había vuelto una débil llovizna de verano. Y que incluso el día había aclarado; las nubes que tapaban en su totalidad el cielo ya no eran negras sino de un color blanco más normal. Ya en esas condiciones no hacía falta la chimenea ni las velas; la luz natural que entraba por las ventanas era suficiente para iluminar la anteriormente oscura cabaña.

    Desde la puerta, observó como los adultos bajaban de los autos y se acercaban con cuidado a la vivienda, tratando de no caer en el barro que se había formado por la tormenta.

    -Ah Take, que bueno que ya estén aquí- expresó Hiroaki con una sonrisa mientras se acercaba, seguido por el matrimonio Yagami- ¿Los agarró la tormenta?

    -Eh si, más o menos je- contestó el rubio algo risueño, recordando como la había sufrido a la tormenta- aunque en realidad tuvimos un problema un poco más grave que la tormenta-agregó entrando a la casa por delante de los adultos, los cuales se miraron entre sí algo confundidos.

    Los tres adultos entraron a la casa guiados por el ojiazul y se encontraron con el castaño de 16 años, con un vendaje en su pierna derecha y sin camiseta.

    -Hola ¿Cómo les fue?- saludó el moreno con una sonrisa, como si nada estuviese fuera de lugar.

    -¡¿Pero que te pasó?!- exclamó la señora Yagami entre enojada y sorprendida al ver la pierna del oji-café.

    -ah nada importante, solo me corte con un alambre de púas, pero el Dr. Takeru ya me revisó y según su pronóstico hay posibilidades de que sobreviva, así que no hay de qué preocuparse.

    -¿Un alambre de púas? Tenemos que ir a que te vean eso hijo- dijo el señor Yagami de forma seria, mientras su esposa subía las escaleras para buscar una camiseta de Tai y así poder partir al centro médico.

    El castaño estuvo a punto de protestar y decir que no era necesario, pero en ese momento vio a T.K mirarlo fijamente. Tai le sostuvo la mirada un par de segundos y luego bajó la cabeza, resignado.

    Se vistió con la camiseta que le trajo su madre y con ayuda de su padre caminó hacía el auto familiar. Como el señor Yagami era más fuerte y alto que T.K, fue mucho más fácil para Tai caminar ese pequeño trayecto.

    El rubio vio junto a su padre, desde la galería del frente, como el auto con la familia dentro se alejaba, dirigiéndose al pueblo. El ojiazul acompañó con la vista el andar del auto, hasta que ya no lo pudo ver.

    -De seguro le inyectaran algo para las infecciones y le darán algo para el dolor- le dijo su papá, pasando el brazo por sus hombros.

    -Sí, seguramente- asintió el ojiazul en voz baja con una sonrisa, la cual era producto del recuerdo de lo que hacían antes de que los autos llegaran, no por lo que su padre acababa de decir.

    -¡Ah! Take tengo una noticia genial-exclamó el mayor de repente, como si hubiera recordado de algo importante- el puente ya está arreglado, seguramente lo habilitaron después de que fuiste a revisar.

    -¿Ah sí?- T.K fingió sorpresa, aunque no pudo disimular su semblante triste- ¿Eso significa que nos iremos a la ciudad?- preguntó con mucho miedo de oír la respuesta.

    -Quedan pocas horas de luz así que hoy no saldremos, pero mañana a la mañana nos iremos de nuevo a la ciudad- contestó Hiroaki con una sonrisa.



    -----------------------------------------*------------------------------------------



    Bueno, como se dieron cuenta esta entrega fue bastante larga no?, imagínense lo hubiese sido si no hubiera separado esta "ultima parte" Admito que me manejé mal con la organizacion y los nombres de los capitulos, por lo menos del final jaja. Todo culpa del apuro. La tercera y ultima (está vez si será la ultima XD) la subiré el domingo, está vez si lo haré jaja, ya está escrita. Solo faltan las ultimas revisiones. Hasta la proxima!!

    Edited by exerodri - 24/9/2017, 21:45
     
    Top
    .
  2. Rikeru-chan :3
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Por fiiiiiiin espero que esta ves cumplas el domingo 😒 Jajajaj déjame decirte que te quedo súper bien que apasionado puedes ser para escribir xd y al fin se dieron su primer beso aunque yo quise más aja (no pienses que soy pervertido) bueno espero con ansias la ahora sí supongo última parte pero a mí no me importa si sigues con más me encanta bye
     
    Top
    .
  3. Kaoru Yanase
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    KYYYAAAAAAAAAA... -se desangra en la cama- V-veo que cumpliste con lo que pedí, en serio, te lo agradezco. De los cientos de fanfics que he visto definitivamente este es uno de los mejores que he leído y uno de los pocos que no tendrá final feliz al parecer, pero bueno, al menos están vivos... No como otro fanfic que leí en el que murió Tai... Eso literalmente me mató a mi también... Cuando leo una novela me siento como un personaje más, me siento tan identificado con ellos que cuando algo les pasa, yo lo siento... es algo raro pero cuando están felices, yo soy feliz y cuando están tristes, lo estoy yo también
    Hehe realmente soy extraño, ¿no? Volviendo al tema, realmente me encanta este fic, es como que... tuviese algún tipo de magia. Eres un gran escritor :=DANCING: :=DANCING:
     
    Top
    .
  4.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    126
    Location
    Argentina

    Status
    Offline
    Hola gente ¿Todo bien? Espero que sí. Bueno lo prometido es deuda y vengo a cumplir. Les traigo la ultima entrega de la ultima parte para ya finalizar la historia. Historia que empezó como un deseo aislado de escribir algo sobre esta pareja que no aparece en muchos fic, pero que me gusta mucho. Los pocos fics que hay sobre estos dos personajes son muy buenos, compensando la poca cantidad. Espero poder haber contribuido un poco al foro con este humilde relato. También que los haya podido entretener y haber mantenido sus traseros sentados en la silla, sofá o cama y sus ojos pegados al celular, tablet o computadora. Ya que ese es el objetivo por el cual hago esto, poder compartir con ustedes y tratar de entretenerlos. Bueno no los aburro más, lean y nos volvemos a encontrar en las notas finales.

    *Kaoru Yanase: Hola!! de nada, aunque yo te tengo que agradecer a vos por leer el fic y tomarte un tiempo para comentar! Vaya que lindo eso que dices que es uno de los mejores Fics que leíste, me llena de placer saber que te gustó. Con respecto al final feliz...eeehh mmm no se la verdad como definirlo ja, no se si es feliz o algo triste, yo creería que es un final feliz, vos dirás. Un fic donde Tai muere? fua que triste! yo sería incapaz de hacerle eso a alguno de mis personajes jaja, aunque hay que admitir que la muerte de un protagonista entrega mucho drama y a veces enriquece el relato. No, no creo que seas raro XD yo también cuando leo algo que me gusta le agarro cariño a los personajes, aunque no adquiero sus emociones pero si me dejo envolver en su atmósfera. algún tipo de magia? :=wozardd: :=wozardd: jajaja que bueno que te de esa sensación. Muchas gracias por lo de escritor! es raro que a uno le digan así jaja, falta para ser eso.

    Rikeru-chan :3: Hola!, aquí cumpliendo jejeje, que bueno que te haya gustado el cap! sip, a veces me dejo llevar y escribo como si estuviera poseído jajaja. Y habrá alguito más que besos, pero igual el lemon no es muy protagonistas de mis historias je. Gracias por comentar y leer! Hasta la proxima!!






    --------------------------------------------*-----------------------------------------------








    Ultima parte, tercera entrega


    Ultima noche

    Mientras se cepillaba los dientes, T.K se vio directamente a los ojos en el espejo del baño, mientras alrededor de su boca se formaba una gran cantidad de espuma.

    La cena había transcurrido con normalidad ya que afortunadamente la corriente eléctrica volvió al poco tiempo que la familia regresara del centro médico. La señora Yagami cocinó un pollo con una salsa blanca que le daba un sabor bastante particular, pero de igual manera muy rico. En la mesa los adultos conversaron sobre ocasiones donde tormentas similares los había sorprendido, invocando anécdotas divertidas que hicieron reír hasta las lagrimas a los 5 habitantes de la cabaña.

    El rubio se enjuagó la boca y escupió en el lavado, para luego volver a verse en el espejo, concentrado. Sintió ser alguien diferente y ser el mismo de siempre a la vez. Algo había cambiado… pero no sabía qué. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido aquella tarde. Aquello había cambiado las cosas, como por ejemplo la forma que ahora miraba a Tai, aunque no sabía en realidad que era lo que sentía por el castaño. Lo único que sabía era que eran sentimientos positivos, sentimientos buenos, muy opuesto a lo que sintió cuando lo conoció.

    Su mente no podía pensar con claridad, tenía dudas sobre si él había cambiado o no. Si algo había cambiado o todo era igual que siempre pero de otra forma.

    Un profundo e inesperado bostezo le hizo decidir que lo mejor que podía hacer en ese momento era irse a dormir.
    Salió del baño y se dirigió a la escalera para subir a su cuarto. Tai ya estaba arriba.

    Al entrar a su cuarto, observó a Tai ya acostado y tapado hasta los hombros. Estaba despierto, pero se lo veía bastante adormecido, cansado por el ajetreado día.

    -Vaya día ¿no?- dijo T.K con una risa algo fingida para romper el silencio.

    -Sí, bastante “peculiar”- le contestó el mayor acostándose sobre su costado izquierdo, viéndolo directamente con una sonrisa.

    -No me contaste que te hicieron en el centro médico- dijo el rubio sacándose la camiseta para ponerse su pijama.

    -Nada del otro mundo, me inyectaron una cosa para evitar una posible infección, esa clase de remedios de nombre impronunciable- dijo el castaño revolviéndose perezosamente el cabello- me cocieron la herida con unos cuantos puntos y me dieron un antiinflamatorio para el dolor. Mañana estaré como nuevo- le sonrió el mayor desde la cama.

    T.K devolvió la sonrisa, pero rápidamente tomó una expresión de tristeza. Tenía una mala noticia para dar.

    -Me olvidé de decirte, mi papá se enteró que el puente está bien, así que mañana a la mañana nos iremos a la ciudad- mencionó desanimado, mientras abría las sabanas de su cama para acostarse.

    El castaño le quedó observando para luego desviar su mirada hacía un costado.

    -Ya veo.

    T.K se sentó en su cama, pero inmediatamente se levantó de un salto, como si se hubiera sentado en un resorte. Observó la cama extrañado, mientras tocaba el colchón con su mano para verificar lo que había sentido con el trasero. Estaba todo mojado, como si le hubiesen tirado un balde de agua hace poco tiempo. Se preguntó el porqué de eso, pero no lo tuvo que hacer ni 3 segundos ya que vio como una pequeña gota caía en el medio del colchón. Alzó su vista y lo pudo ver. Una gotera justo encima de su cama, que había pasado desapercibida por la ausencia de lluvia en los últimos meses. Evidentemente su padre y el de Tai no habían reparado todo el techo en aquella ocasión en la que subieron juntos, pero ya era tarde para reprochar algo. El blondo dio un suspiro mientras otra gota caía en frente de sus ojos.

    -Oye T.K…-escuchó que le llamó el mayor a sus espaldas, con un tono extraño.

    Al darse media vuelta, vio a Tai destapándose y dejando ver un espacio libre para él. El moreno lo veía sonriente, mientras daba palmadas al espacio en su colchón, como incitándolo a acostarse allí.

    Una sonrisa deformaba por el pudor obligó al ojiazul a fruncir los labios, mientras bajaba su mirada. Le había causado gracia la forma en la que el castaño le ofreció el lugar, al igual que vergüenza. No era que le disgustara la idea, sino que extrañas cosquillas habían subido de sus piernas hasta el estomago. Debió admitir que era una sensación agradable, extrañas para él, pero agradable en fin, así que no vio motivos para no aceptar. Además...
    ¿Dónde dormiría sino?

    Con una sonrisa más natural y sincera, que se igualaba con la del el oji-café, se acostó al lado de este, mientras el mayor los tapaba a ambos con la sabana. Una vez acostados, los dos muchachos se posicionaron de manera automática, como si lo hubiesen hecho siguiendo un instinto primario.

    El rubio se acostó sobre su lado izquierdo, mientras los brazos de Tai lo rodeaban por detrás. Las manos del mayor se cerraron delicadamente sobre su estomago. T.K percibió como su pulso se aceleraba levemente, como también se le acaloraba la cara. No le desagradó estar así, sino al contrario y para su sorpresa, le gustó bastante. No estaba acostumbrado a estar así con nadie. Todavía procesaba en su mente que entre él y Tai había “algo”, y ese “algo” era algo nuevo para el muchacho de 14 años. No sabía cómo se lo estaba tomando el moreno, pero de alguna forma tuvo la seguridad que al mayor le pasaba algo parecido.

    -Justo que te iba a invitar a pescar mañana por la tarde- le dijo Tai al oído, imitando el acento y la tonada campirana de Ben.

    -Tai, tus imitaciones son malísimas- rió el blondo, posando sus manos sobre las del mayor.

    -Mmm tienes razón, tendré que mejorar mis imitaciones y mis “bromas”- mencionó el oji-café con un tono que le llamó la atención al menor. Había sonado sugerente.

    “Lascivo” hubiese sido la palabra que se le hubiera venido a la mente a T.K si conociera su significado.

    Pero no tuvo tiempo de pensar. Sintió como la mano derecha del mayor se deslizó lentamente desde su estomago hacía abajo. Sin pedir permiso ni nada parecido, se introdujo por dentro del pijama y de la ropa interior.

    T.K cerró los ojos mientras un exhalación de sorpresa se le escapaba de los labios al sentir el tacto del castaño. Tomó el antebrazo de Tai con fuerza en lo que pareció un intento de detenerlo, pero no lo hizo. Estuvo a punto de decir algo, pero no fue capaz. Su vientre tembló cuando sintió el contacto del moreno con aquella parte tan sensible de su cuerpo. Nadie lo había tocado allí antes en su vida. Ni su cuerpo ni su mente estaban acostumbrados, y lo demostraba.

    Con sus dedos, Tai masajeó el blando y suave miembro del blondo, presionándolo, bajándole el prepucio y dejando al descubierto el sensible glande, excitándolo con la yema de sus dedos. La respiración y los movimientos que hacia el menor con cada acción que realizaba con sus dedos allí abajo, lo excitaban cada vez. El sentir la presión de la mano de T.K en su antebrazo solo lo incitaba a seguir. No podía verle la cara, pero pensó que de seguro estaría roja, con una expresión de gozo y pudor que solo a aquel rubiecito podría quedarle bien.

    Con sus dedos continuó jugueteando con la virilidad del menor. La paciencia y el cariño dominaban su movimientos. Pudo notar, depositando toda su atención en ello, como el pene de T.K iba poniéndose más grande y más duro, hasta llegar a lo que parecía su punto máximo. Él mismo se sentía en su punto máximo, con su virilidad a punto de estallar en sus pantalones. Pero a pesar de la sensibilidad de su parte baja, decidió solo concentrarse en el ojiazul que temblaba y se movía entre sus brazos. Tomó el pene del rubio con firmeza pero delicadamente, sintiendo cada detalle de este.

    T.K pudo sentir la dureza que Tai apoyada en su cintura por detrás. Con vergüenza pero sin cobardía, movió sus caderas contra el moreno para poder sentirlo mejor. Eso, y que la mano del mayor subiera y bajara alrededor de su hombría, lo superaba. Lo desbordaba. Ya no controlaba su respiración, sino que luchaba para no quedarse sin aire producto de los jades silenciosos que su propio cuerpo lo obligaba a hacer. De a poco, la velocidad de la mano de Tai aumentó, intensificando ese torbellino de sensaciones del cual era víctima. A veces fijaba su mirada en la puerta de la habitación. Su habitación era la única que no tenía llave, así que la amenaza de que su padre o los padres de Tai entraran sin resistencia y los encontrara así era muy posible. A pesar de que todo transcurría bajo la sabana, era demasiado obvio lo que sucedía.

    El miedo a que lo descubriesen lo excitó, confundiéndolo aun más.

    Cuando pensó que ya nada podía agregarse a esa avalancha de placer, sintió que el oji-café desde atrás le mordía suavemente el lóbulo de la oreja. Aquello le gustó, y sin darse cuenta soltó una leve risa mientras cerraba los ojos nuevamente. Estaba completamente entregado a lo que sucediese, como una especie de objeto al que pudieran hacer lo que quisieran. Fue la primera vez que la lujuria lo dominaba sin importarle nada. Ni siquiera le importó que su ropa interior y su pijama se manchasen al final de aquella experiencia. Si iba a pasar que pase, después le buscaría una solución.

    Notó que el castaño variaba la velocidad con la que movía su mano, intercalando entre momentos en los que lo hacía suave y armónicamente a otros en los que arremetía con sacudidas rápidas y salvajes. Sin darse cuenta, T.K empezó a morderse el labio inferior y a cerrar los dedos de sus pies, en un intento inconsciente de alargar aquel momento lo más posible.

    Jadeaba, cada vez lo hacía más fuerte, sin saber que eso llenaba de placer al mayor. Lo pudo sentir, el fin estaba cerca. Mentalmente intentó concentrarse en tratar de alargar su resistencia, pero ahí se dio cuenta que era más fácil decirlo que hacerlo. Una nueva arremetida de movimientos rápidos sería suficiente para que todo terminase en una húmeda explosión. Y como si lo hubiera invocado con la mente, el castaño arremetió con otra ronda de sacudidas rápidas sobre su miembro.

    -De-deten-te ¡Para!- susurró el menor de manera entrecortada, le faltaba el aire, mientras tomaba con fuerza el antebrazo del oji-café en un débil intento de detenerlo. Pero fue inútil.

    Tai hizo oído sordo al pedido del blondo, continuando con su trabajo. Escuchó a T.K ahogar un último gemido, mientras con su mano sintió como el miembro del rubio se empezaba a mover por si solo en cortas sacudidas, a la vez que de la punta salían disparados chorros cortos pero bien cargados de liquido espeso. El mayor continuó masajeando el pene del ojiazul, asegurándose de que “desagotara” todo, sin importarle mancharse con la gran cantidad de semen desparramado dentro del bóxer del menor.

    -Te dije… que pararas- le dijo el blondo con notoria vergüenza.

    -No importa- contestó el castaño con una sonrisa -pásame los pañuelos que hay en la mesada.

    T.K le alcanzó unos pañuelos descartables que habían estado en la mesa de luz desde el principio de su estadía, por si eran necesarios en medio de la noche. Originalmente fueron fabricados para limpiar la nariz, pero también servirían para que el moreno se limpiara la mano. Una vez con su mano libre de toda sustancia ajena de su propio cuerpo, Tai volvió a abrazar por detrás al rubio. El calor que desprendía este era embriagador.

    T.K se acurrucó en los brazos del mayor, diciéndose a si mismo que pocas veces en su vida había estado tan cómodo. Sintió el mentón del moreno apoyándose con suavidad en su hombro derecho, lo cual le hizo sonreír.

    -Como me gustaría quedarme así por siempre-le susurró Tai al oído -maldito puente, como no vuela en mil pedazos.

    -Yo también Tai…yo también- respondió el rubio, con sentimientos ambiguos dentro suyo: felicidad por estar de esa manera con el oji-café, pero al mismo tiempo tristeza sabiendo que al día siguiente se separarían.

    ---------------------------------*---------------------------------



    El blondo abrió pesadamente sus ojos, molestado por la luz del sol que, durmiese donde durmiese en aquella habitación, siempre le buscaba y concentraba los rayos mañaneros en sus parpados, despertándolo. Lo primero que hizo fue refregarse los ojos con pereza, a la vez que un bostezo se abría paso en su boca. Sus ojos claros siempre tardaban bastante en acostumbrarse a la brillantez del sol, así que para evitarse el sufrimiento se tapó con las sabanas hasta la cabeza. Al hacerlo, se dio cuenta de algo que su adormecimiento no le permitió notar antes. Estaba solo en la cama.
    Automáticamente se destapó y observó todo el espacio vacío a su derecha. Se movió al centro de la cama y la usó cómodamente toda para sí, mientras se estiraba perezosamente, consciente que tal demostración de vagancia solo era posible en las vacaciones. Había que aprovechar.

    Mientras disfrutaba de la comodidad de tener toda la cama para él, recordó lo sucedido a la noche. Inmediatamente se destapó para poder contemplar su pelvis, más precisamente ver si su pijama estaba manchado producto de su gran descarga de anoche, culpa de las atenciones del castaño. El ver su regazo limpio le dio tranquilidad. Luego, estiró el elástico de su pijama para verificar su ropa interior. Ya su bóxer naranja no había tenido tanta suerte, ya que había absorbido todo el "impacto" de anoche, manchándose. Sin embargo no se preocupó. Pasaría desapercibido lavando su ropa interior mientras se bañase en la casa de su padre. Nada que unas buenas refregadas con jabón no puedan disimular, pensó. Apoyó su cabeza en la almohada, refregándose los ojos con pereza de nuevo. Dormir unos minutos más no le pareció una mala idea.

    Sin embargo, algo le llamó la atención, lo cual lo hizo sentarse en el colchón viéndose su brazo izquierdo. La pulsera que le había regalado Tai, que hacía unas pocas horas atrás estaba firmemente atada a su muñeca, había desaparecido.

    Con sus ojos aun atontados y su pelo todo enmarañado revisó la cama, sacudiendo la sabana, pero no vio nada. Luego se fijó abajo de la cama y encima de la mesa de luz (no sería lógico que estuviese allí, pero no perdía nada con fijarse) con el mismo resultado. Parado en medio de la habitación, se rascó la cabeza extrañado al quedarse sin lugares lógicos donde buscar.

    Estaba seguro que anoche la tenía en su muñeca ¿Qué habría pasado?

    En la feria

    El clima de aquel día era perfecto. Sol a pleno, pero no hacía calor ya que una refrescante brisa corría sin interrupción por el valle y la villa turística. Con tan bello y confortante clima era difícil creer que el día anterior había tenido lugar una poderosa tormenta.

    Tai esperaba sentado en un pequeño banquito, al costado de un puesto de artesanías en aquella feria del pueblo llena de gente africana. No sabía si aquella gente le había acercado ese banquito porque generalmente se lo daban a la las personas mientras esperaban, o si lo habían hecho por lastima ya que lo vieron acercase rengueando. Cualquiera hubiese sido el caso, estaba agradecido. Había llegado hasta esa parte del pueblo en auto, aprovechando que su padre necesitaba comprar unas cosas en el centro de la villa. Al desocuparse, se encontraría con él en la plaza para volver a la cabaña en el vehículo. Caminar en ese estado hasta la vivienda le sería una pesadilla.

    El castaño esperaba a que el artesano terminara de grabar una leyenda en la pulsera que le sacó a T.K de su muñeca mientras este dormía.

    Recordó cuando se despertó abrazando el cuerpo del menor, apoyando su mentón en su hombro. No podía olvidar esa sensación de comodidad infinita, con el ojiazul entre brazos. En su mente se visualizó a sí mismo, pasando por encima del cuerpo del blondo con mucho cuidado para no moverlo y despertarlo (con todo lo que implicaba tener una herida en una pierna).

    Cuando vio la pulsera atada en la muñeca izquierda de T.K, inmediatamente se le vino a la mente la idea de hacerle grabar una frase en la chapita de metal. Con cuidado le desató la pulsera, decidido a llevar a cabo ese deseo que se le plantó en su ser como una flecha tirada con maestría. El oji-café también recordó que una vez que tuvo en su poder el adorno, se quedó unos segundos observando al blondo dormir tan pacíficamente. Se imaginó despertándolo con un beso, apoyando sus labios sobre los del menor mientras este abría sus ojos azules, como si de un cuento infantil se tratase. El sonido de la maquina que usaba el artesano para grabar las palabras en la pequeña chapa lo hizo volver a la realidad, con el rostro completamente encendido y enrojecido.

    Mientras hacía el trabajo, el artesano de vez en cuando observaba a Tai de reojo, cosa que el castaño notó, sintiéndose incómodo.

    Había un solo artesano en toda la feria que sabía grabar en metal, además de ser el único con el equipo necesario para hacerlo. Por cosas del destino o como si la vida diese vueltas extrañas e inesperadas, a veces de forma burlista, ese único artesano, era aquel hombre de largas rastas y abundante barba. Aquel que había visto y sonreído a Tai de esa manera tan rara aquella noche en la que ganó el juego de la pelota. El mismo que los cruzó en media de la noche, subido a su particular auto. Al verlo más de cerca, el oji-café pudo observar varias arrugas en su muy oscura piel, como también algunas canas en su frondosa barba.

    -Y dime… ¿Para quién es esta pulsera que estás haciendo grabar?- preguntó jocoso aquel sujeto con un acento marcado, viéndolo con aquella conocida sonrisa, mostrando sus grandes y amarillentos dientes.

    En sus ojos negros se podía ver la picardía, aquella misma mirada picara que a Tai tanto había alborotado anteriormente. La expresión de aquel tipo hacía entender que ya sabía la respuesta, incluso desde hace mucho tiempo, pero que tenía ganas de escucharlo de la propia boca del adolecente, solo por diversión. El castaño le sostuvo la mirada unos segundos, mientras que en su cabeza intentaba inventar algún tipo de respuesta, pero luego solo se rindió y bajó su mirada.

    -Tú sabes para quien es... ¡Así que apúrate, no tengo todo el día!- le dijo sin dejar de sonreír confiadamente y fijando sus ojos marrones en los ojos negros del artesano.

    El hombre solo levantó su rostro al cielo y lanzó una carcajada al aire, mientras volvía a encender su herramienta para grabar y terminar el trabajo.

    La despedida

    Al frente de la cabaña, Hiroaki terminaba de lavar su auto. Con un trapo viejo secó toda la superficie, haciendo que la pintura gris brillara como hace mucho no lo hacía. No podía evitar sonreír mientras el sol mañanero le daba en el rostro. Estaba listo para irse a su hogar en la ciudad.

    Y no era que le desagradaba la compañía de aquella familia tan amigable. Incluso había podido distenderse un poco en esos días en los que tuvo que quedarse obligadamente en la villa. Solo que por fin dejaría de sentir que estorbase en aquella casa, a pesar de los múltiples retos del matrimonio para que dejara de pensar así.

    Su bolso con su ropa ya estaba guardado en el baúl del auto y todo estaba en perfecta condiciones para el regreso a la ciudad. Ya había desayunado más temprano con su hijo, quien se notaba decaído por irse. Eso a Hiroaki le hizo sentir dos sentimientos opuesto. Por un lado tristeza de que tuviera que llevárselo con él y privarlo de seguir disfrutando con el hijo del matrimonio en esa hermosa villa turística. Pero también sintió cierto confort el haberle (aunque de manera involuntaria) brindado algunos días de diversión y relax al menor de sus hijos.

    Más temprano, había intentado hacer que el matrimonio Yagami aceptara algo de dinero por su hospitalidad para con ellos. Dinero que en realidad era de Don Osvaldo y los demás adultos con los que jugó al póquer. Pero estos lo rechazaron fervientemente. Luego de varios intentos de hacer que acepten el dinero, o que acepten un descuento por el alquiler de la casa, al castaño no le quedó otra que resignarse. Tuvo que comprender a la fuerza que aquella gente no aceptaría ningún tipo de remuneración.

    -Entonces, ya se va… ¿no le gustaría quedarse a almorzar siquiera? ¿Cuál es su apuro?- le preguntó el señor Yagami acercándose a él, con el brazo izquierdo sobre los hombros de su esposa.

    -Jeje, no gracias, ya hemos incomodado bastante- le contestó el castaño con una sonrisa, decidido a irse antes de que lo convencieran de otra cosa.

    -¿Tiene todo listo?- le preguntó la madre de Tai.

    -Sí, mi bolso como el de Take ya están en el baúl del auto- dijo mientras se tocaba los bolsillos para verificar si traía consigo el celular y la billetera. Todo en orden- solo me faltaría mi hijo, je ¿No lo vieron?- preguntó viendo a los alrededores, no había rastros del ojiazul.

    -Mmm la verdad que no, ahora que lo pienso a Tai no lo volví a ver desde que lo traje de la feria hace media hora. De seguro deben estar juntos por ahí, ya aparecerán- mencionó con una sonrisa el padre del castaño menor.

    ----------------------------------------*-------------------------------------------



    -¿Te sigue doliendo? – preguntó T.K, sentado sobre los lingotes de madera que anteriormente habían guardado juntos en el interior del cobertizo.

    -A veces, pero nada que ver de cómo me dolía ayer- le respondió el mayor apoyándose sobre una de las paredes de madera del cuarto- al menos ahora puedo caminar jaja- rió en conjunto con el blondo.

    Estaban hace 10 minutos metidos en ese cuarto, alejados del resto del mundo por unas no muy gruesas paredes de madera. Había sido idea de Tai estar a solas un momento antes que el menor partiese... de estar un momento a solas mientras todavía podían.

    El cantar de los pájaros inundaba el ambiente, felices por el buen clima que contrastaba tanto con el del día anterior. Los rayos mañaneros de sol entraban por la única ventana, iluminando el interior.

    -Bueno, supongo que esto es un adiós- dijo el oji-café apoyado en la pared, con las manos en sus bolsillos, mientras fijaba sus ojos en los del menor.

    T.K intentó decir algo, pero un nudo en la garganta se lo impidió. Incapaz de disimular aquellas sorpresivas ganas de llorar, bajó su mirada hacía un costado. Intentó cerrar sus ojos con todas sus fuerzas para evitar que las lágrimas se hicieran presentes, pero al hacerlo emitió un pequeño sollozo involuntario. El rubio se odió a sí mismo por ponerse así al frente del moreno. Pensaba que esa etapa de llorar había quedado atrás. Desde los 9 años que no lloraba, pero en aquella semana había llorado o estado cerca del llanto en varias ocasiones. Como si esos 5 años no hubiesen servido de nada en su maduración como persona madura, o por lo menos como adolecente.

    -Ya T.K… detente- le dijo el castaño desviando su mirada. El verlo triste al ojiazul le produjo un doloroso sentimiento de tristeza- no sigas –la voz le salió entrecortada- me haces poner mal a mi también.

    Tai se tomó un tiempo para intentar reponerse.

    -Además, vivimos en la misma ciudad, nos veremos en solo unos días- dijo con una sonrisa, intentando levantarle el ánimo al blondo- es verdad que nuestras casas y nuestras escuelas no quedan muy cerca que digamos, pero ¿Para qué sirve el transporte público si no? Podremos vernos a la salida de la escuela cuando vuelvan las clases.

    T.K ya sabía lo que el mayor acababa de decir, aun así no fue capaz de evitar sentirse como se sintió. Ya mucho más sereno y motivado por las palabras del castaño, levantó su mirada con una sonrisa, mientras se pasaba la mano por los ojos sacándose el exceso de humedad.

    -Tienes razón, estoy exagerando. Esto en realidad es un "hasta luego"- le dijo confiado, entusiasmado por el hecho de que se seguirán viendo en la ciudad.

    Ambos se quedaron viendo a los ojos, sonrientes. En ese momento los dos pensaron al mismo tiempo que sí, que aquello podría funcionar, o que por lo menos disfrutarían intentándolo.

    -Sabes, hoy me desperté y la pulsera que me regalaste había desaparecido- dijo de repente T.K, recordando el asunto al verse la muñeca izquierda desnuda- ¿No la viste por ahí al despertarte?

    El rostro de Tai se encendió. La idea de estar allí solos en el cobertizo, era más que nada para poder darle la pulsera con la leyenda recién grabada en su metal. Pero le había dado vergüenza entregársela al ojiazul y no se animó a tocar el tema hasta el momento. La había estado manoseando durante toda la conversación en su bolsillo, esperando el momento oportuno. Y el momento había llegado, se dijo a si mismo. Se sintió extrañamente avergonzado, pero supo que no podía retrasarlo más.

    -jeje te parecerá tonto pero…-dijo el oji-café de manera nerviosa mientras sacaba la pulsera de su bolsillo y se acercaba al blondo-…p-pero qui-quise adornarte la pulsera con una leyenda jeje- Tai ahora no tenía dudas, su rostro estaba rojo como un tomate maduro

    -¿Lo hiciste...para mí?- tartamudeó el ojiazul, sin salir de su sorpresa.

    - Así es...es una tontería, lo sé, pero bueno …jeje – dijo de manera torpe y más nerviosa todavía, mientras le ataba el adorno en la muñeca izquierda del rubio.

    Los ojos de T.K se humedecieron nuevamente, pero esta vez producto de la felicidad. Con una sonrisa, se paró al frente del moreno y le rodeó el cuello con sus manos, uniendo sus labios en un sentido beso. Tenía que apoyarse un poco sobre los dedos de sus pies para poder estar a la misma altura del castaño. Tai le rodeó la cintura con sus brazos, uniéndolos en su espalda. Una vez separaron sus labios, el rubio apoyó un costado de su cara en el hombro del oji-café.

    -Tai… ¿te da un poco de… miedo?

    -¿Miedo? ¿De qué?.

    -De lo que pueda pasar con “esto”, de lo que pueda pasar en el futuro.

    -Mm, te mentiría si te dijera que no me da un poco de miedo, es algo nuevo para nosotros- le contestó Tai viendo entrar los rayos matutinos del sol por la ventana - pero al mismo tiempo estoy ansioso de ver que nos espera… después de todo recuerda lo que te dije aquella noche en el jardín, vivir solo cuesta vida- finalizó separando un poco al rubio de su cuerpo para poder verlo a los ojos y regalarle una sonrisa sincera.

    -Deberíamos ir ya, tu papá de seguro debe estar esperando a que aparezcas- dijo el castaño viendo aquellos ojos azules que tanto lo habían hechizado en los últimos días, a veces sin saberlo.

    -Sí, tienes razón.

    Consientes que esa era su última vez solos antes de separarse, se miraron a los ojos, dejándose llevar la dulzura de sus miradas. Tai tomó con delicadeza el mentón del rubio, a la vez que lo levantaba para poder unir sus labios por última vez... ultima vez por el momento. El pecho les retumbaba con demasiada fuerza, pero eso no les impedía disfrutar del contacto del otro. No les impedía disfrutar de ese agradable ardor que provocaba tocar al otro. Una vez separaron sus labios, se fundieron en un abrazo el cual fue muy difícil de deshacer. Aun así lo hicieron, con gran esfuerzo, ya que debían salir del cobertizo y dirigirse al frente de la vivienda, donde los adultos dialogaban.

    -----------------------------------*------------------------------------



    -Bueno, muchas gracias de nuevo por haberos acogido estos días, fueron extremadamente amables, y de nuevo perdón por las molestias- le dijo
    Hiroaki al señor Yagami mientras estrechaban la mano con firmeza.

    -De nada, fue placer, y ya le dije que no fue una molestia- sonrió este- Taichi despídete del señor Ishida y de Takeru.

    -Fue un gusto señor, que le vaya bien- dijo el oji-café de manera calmada mientras estrechaba la mano de Hiroaki.

    Después de eso, observó al rubio a los ojos. Tal como había hecho cuando se conocieron y se dirigieron la palabra por primera vez, hizo una seña levantando el rostro de manera rápida mientras levantaba un poco las cejas, a modo de saludo juvenil. T.K devolvió con naturalidad el saludo, siguiendo el plan de hacer de cuenta que el hecho de separarse les era indiferente al frente de sus padres.

    -¡Pero saluda bien!- exclamó el señor Yagami dando un golpe seco con la palma de su mano abierta atrás de la cabeza del menor.

    -Adiós Takeru, un gusto- dijo el oji-café dándole la mano al blondo, mientras una media sonrisa que sus dotes de actor no pudo contener se le dibujaba en la boca.

    -Nos vemos, que te vaya bien- contestó el rubio sonriendo, tentando por la sonrisa de Tai.

    Luego de despedirse, padre e hijo de diferentes apellidos se subieron al auto, dispuestos a volver a su hogar. T.K no sacó su vista del reflejo de un estático Tai en el espejo retrovisor, mientras se alejaba por la calle de tierra. Lo observó atento hasta que la distancia no permitió seguir distinguiendo la silueta del oji-café del resto del paisaje.

    La tristeza le oprimió el pecho, pero luego intentó animarse a sí mismo. Solo se separarían por unos días ya que vivían en la misma ciudad, no muy cerca entre sí, pero eso no importaba. Aún así, un par de días parecía mucha espera.

    Con la yema de sus dedos tocaba una por una el relieve de las letras marcadas en el metal de su pulsera. Le era imposible no sonreír al recordar la cara y el balbuceo nervioso de Tai cuando le dijo que había hecho grabar un mensaje en esta. Nuevamente necesitó ver aquellas palabras que el moreno había pedido inmortalizar en el adorno atado en su muñeca izquierda.

    “Siempre te recordaré T.K”



    T.K prometió mentalmente que haría todo lo posible para tratar de cuidar y mantener en condiciones aquel regalo del moreno.
    Cuando el pequeño auto cruzaba el reparado puente que conectaba aquella villa con el resto del mundo, el ojiazul dio un leve suspiro, mirando el rio pasar por debajo. Se dio cuenta de lo diferente que hubiese sido todo si aquel puente no se hubiera resquebrajado como lo hizo. Hubiese vuelto a la ciudad el mismo día que conoció a la familia Yagami, teniendo una muy mala imagen de aquel castaño que le había cambiado la vida en tan pocos días.

    Con una sonrisa fijó sus ojos al exterior viendo el paisaje desplazarse lentamente. Lo que al principio parecía ser unos de los peores veranos de su vida, terminó siendo un antes y un después para él. Lo que al inicio parecía ser un gran golpe de mala suerte, terminó siendo una oportunidad para conocer al ser el cual ahora era el centro de sus pensamientos.

    Agradeció el cómo transcurrieron las cosas. Que su padre lo haya llevado a trabajar a pesar de sus pocas ganas, que su hermano no haya ido en su lugar, que aquel puente se haya roto, que el señor y la señora Yagami los hayan hospedado en su propia casa. Todas esos eventos le hicieron pensar en un momento que era el muchacho de 14 años con la peor suerte del mundo, pero fueron las que permitieron que todo lo que pasó sucediera.
    Permitieron que aquel verano fuese inolvidable.

    “Quizás mi suerte no es tan mala” pensó T.K sin dejar de sonreír, ilusionado por el futuro y las experiencias que vendrían.






    Fin





    Bueno, hasta allí el relato. Muchas gracias a los que siguieron la historia y comentarios sus opiniones y pedidos, en serio. También a los que leyeron en silencio ¿por que no? sé que hay muchos ya que yo era uno antes. Espero que haya sido de su agrado la historia. No se siente tan raro como cuando finalicé mi primera historia, pero siempre se tiene un gustito especial dejar el ultimo capitulo. Algunos usuarios tiraron la idea de hacer una continuación que narre la relación de T.K y Tai ya en sus vidas diarias en la ciudad y no puedo negar que podría ser una realidad en un futuro lejano. Incluso tengo ideas aisladas dando vueltas en mi cabeza. Pero para que pueda empezar a escribir primero tengo que tener definida la trama, conflicto y esas cosas. No me gusta escribir sin saber como continuará la historia, y la verdad que no tengo idea cual podría ser la trama de esa posible historia jaja. Seguramente algo se me ocurrirá, o tal vez no. Por ahora solo me limitaré a dar por finalizada esta historia y no prometer nada.
    Si siguieron la historia les agradecería que comenten que fue lo que más le gustó, que fue lo que no, que cosa se le pudo haber agregado (omitiendo más lemon, oh mis pervertidos lectores jajaja XD) o lo que les parece que está demás. Quiero conocer los gustos de las personas que leyeron, como tambien saber que les produjo haber leído el relato
    Si les gustan las historias así de este estilo, donde los protagonistas se enfrentan a sentimientos y situaciones nuevas para ellos, donde no saben que hacer, donde los hechos transcurren con lentitud (creo que es mi marca personal XD) y las concretaciones de las relaciones se hacen esperar, los invito a leer mi otra historia de digimon "El Iberium" que compartí en esta misma pagina meses atras. publicidad donde? :shifty: :shifty:
    Si alguien es habilidos@ en el dibujo y quiera ayudarme a cumplir el deseo de ilustrar los capitulos con dibujos o ilustraciones de las escenas de los mismos, tienen todo mi permiso y no duden en hacerme llegar por privado sus ideas o bocetos o cualquier cosa jaja. Sé que hay gente talentosa que estará dispuesta a ayudarme :)
    Bueno nada, los saludo a todos. De nuevo gracias por leer. La universidad me quitará mucho tiempo y dudo volver con material este año (espero estar equivocándome) Sin embargo les deseo lo mejor. Hasta la proxima!!!

    Edited by exerodri - 24/9/2017, 21:57
     
    Top
    .
  5. Kaoru Yanase
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Simplemente sin palabras... Como ya he dicho un millón de veces me ha encantado este fic, aunque ahora siento un vacío por que terminó. ¿Sabes? "El iberium" fue uno de los primeros fics yaoi que leí, al igual que este. Me encanto de sobre manera. Te puedo asegurar que no hay nada en estos fics que escribiste que no me gustara. El desarrollo de la historia, la relación de los personajes, me gustó TODO. De ser posible te pediría que continuases con esta historia en un futuro. Sería algo bonito verlos reunirse de nuevo. Te agradezco por entretenerme durante largas horas. Bye bye :=DANCING:
     
    Top
    .
  6. davic97
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO: :=SHOROO:
    "por siempre te recordare t.k." fue hermoso casi llore, por dios valio : la pena esperar este capitulo final, cumplio todo lo que esperaba y un poco mas. Realmente soy tu fan!
    Pero bueno coko te dije antes creo que mi vida no tiene sentido ahora, ¿que hare? ¿que esperare cada semana? ¿qur leere ahora? jaja suena exagerado jaja pero tenia que decirlos xD
    Gracias por la historia, espero leer pronto algo nuevo que escribas tu, y espero darme cuenta jaja este fic lo lei porque TaiYama me dijo que lo estabas escribiendo, debo prestar mas atencion.

    Nos leemos luego.
    :=ahjahajhaja: :=BIENODOE:

    Enviado por ForumFree Mobile

     
    Top
    .
  7.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    83
    Location
    Harmonia

    Status
    Offline
    Oh ! rayos!! me lloré todo! JAJAJAJA te juro que es la primera vez que me pasa ! jajaja Te felicito, te quedó hermoso el fic, digno de leer jajajaja yo por mi parte esperaré a que me sorprendas con otro de tus fic, jajaja siempre salís con algo sorprendente ! =D Te mando un abrazote jajaja nos vemos en tu próxima entrega (si es que hay) jajajaja Chauuuuu !!!! \(^_^)/
     
    Top
    .
  8. daikeru-san
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Exerodri es posible que halla segunda temporada vamos chicos y chicas apoyenme para que haga segunda temporada siiiii. :)
     
    Top
    .
  9. shingiikari01
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    este fic me dejo antojado de masssssssssssssssssssssssssssssssssss
     
    Top
    .
  10. Daisikan
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    ¡Tu relato es genial! Me gustó muchísimo , es extraño como puedes afectar a tu lector... El fin me parece demaciado triste para que pares :) espero que todo se va bien para ti , y espero con ansias tu regreso ,por lo menos comunicarte con nosotros 😁
     
    Top
    .
  11. karen kisaka
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Pense que al final, tiempo despues Yamato le "presentaria" a Takeru su amigo y obvio resultara ser Taichi.
     
    Top
    .
  12.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Expert@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    21,863
    Location
    chile.

    Status
    Offline
    Me encanto,enserio me encanto! Espero que puedas seguir escribiendo pronto
     
    Top
    .
  13.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    126
    Location
    Argentina

    Status
    Offline
    Vaya no me había dado cuenta que jamás había vuelto a comentar esta historia :=@.@:

    *Kaoru Yanase: Vaya muchas gracias por tus palabras!! Me alegro mucho haber podido entretenerte. Para eso escribo ^_^ La continuaré a esta historia, ya pronto salgo de vacaciones y me pondré a full, solo denme tiempo. Quizás en diciembre pude empezar a publicar de nuevo. Saludos!

    *davic97: Hola!! que lindo saber que tengo un "fan" ajaja. Próximamente habrá continuación de esta historia, así que estate atento ajaja. Gracías por comentar y leer.

    *Sasarai-san: Hola! que alegría que haya quedado digno de leer! otro abrazo para vos! Si habrá proxima entrega, ya este verano (espero)

    *len_kagamine_: jaja Muchas gracias por iniciar la petición. Habrá segunda temporada, lo confirmo. Solo denme tiempo. Saludos!!

    *shingiikari01: Pronto habrá maaaassssssssss jaja gracias por comentar! suerte!

    *Daisikan: Hola!! vaya, no pensé que alguien podría considerar triste el final. Sabía que no era el más feliz, pero no lo pensé como triste :P jaja perdon por contestar recién, pero estaba envuelto en llamas. Ahora estaré más libre y podré aparecerme más por aquí. Saludos!!

    *Karen Kisaka: Hola! gracias por leer y comentar, lo aprecio mucho. Yo tmb pensé en esa posibilidad al principio, pero quería que la relación de los dos empezara desde "cero", y sería raro que Tai conociera a Matt pero no a T.K. Para lo que quise desde el principio era necesario que no hubiera ninguna conección entre Tai y los hermanos. Aunque hubiese estado bueno jaja. Saludos!!

    *Ali-nii: Muchas gracias por comentar!! pronto volveré a escribir, gracias por el apoyo!

    Bueno, pido perdon por recien aparecerme a contestar, estaba ocupado mal (y sin vida) jaja. Como ya les contesté a algunos y algunas, pronto habrá segunda parte de esta historia, sino es en diciembre será en enero, sin falta. Tengo ganas de escribir, me estuve aguantado las ganas todo este tiempo jeje. Hasta pronto!

    Gracias a tod@s por leer y comentar!
     
    Top
    .
  14. Killer_Cookie
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Creí que la había leído, pero, sin querer, entré a verificar y me topo con la sorpresa de que no; había dejado pasar el mejor fanfic de los que he visto. Entré realmente al ver que ya tiene continuación, para asegurarme de haberlo leído, ahora seguiré la continuación, no lo dejes, y, muchas gracias.
     
    Top
    .
  15.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    126
    Location
    Argentina

    Status
    Offline
    *Killer_Cookie: jajaja Hola!, muchas gracias por tus palabras! me da gracia que hayas descubierto el fic por accidente. Sé lo que es encontrar un fic que te guste por accidente, así que me alegro por vos!.
    No lo dejaré, muchas gracias por comentar. Espero que te guste la continuación, hazme saber que opinas. Hasta la luego!
     
    Top
    .
59 replies since 29/11/2015, 23:26   3269 views
  Share  
.