Cuando la vida es peor que la muerte (Jack Skellington x Victor Van Dort) [Pausada]

Crossover de Nightmare Before Christmas con Corpse Bride. Y no me arrepiento de nada.

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    Oh por Pico... Marica, amo tu tema.
    Bro, en serio, acabo de terminar de leerla. Le estoy robando Mb a mi mamá para leer, hace cinco meses que no entro a MY, y tengo otras tantas vergas qué leer en WP. ¿Tú crees que eso me impedirá seguirte leyendo?
    ¡MIERDA, CONTINÚA O TE CASTRO LAS TETAS! Te lo implorooooo~ TOT

    ¿Te digo algo curioso? La pareja de Jack x Victor existe. Yo estaba hoy en el cyber, y te juro que me tuve que morder la mano para no gritar en medio de tanta gente. No son tan buenas, ¡pero el punto es que, prácticamente, es Canon! Marica, casi me cago cuando encontré una de Jack detrás de Victor y él envuelto en una cinta roja de regalo con una cara que básicamente decía "soy sólo tuyo, Jack~".

    Además, acabo de pensar algo. ¿Acaso es que hay manera de ir a Valentine Town pero Jack no quiere que Victor de valla con Emily, y por eso hace que no sabe?

    Espero actu~ y... Sé que todas me van a tirar piedras pero... No hagas lemmon. *le cae una piedra gigante en sima*
    No, en serio, creo que hacer lemmon le quitaría una clase de esencia. No sé.
     
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    Esos músicos son todos unos shipperos :v
    Ah, nunca pensé que esta cosa le gustaría a tanta gente *cries a lot* las amo. <drei
    Y aún no sé si vaya a hacer lemon. No estaba en mis planes iniciales, pero si lo piden mucho yo obedezco. O tal vez no. Este mi fanfic y yo me lo follo cuando quiero. (????????) Ok no.
    Y Noriko, me has dejao loca. No sabía que los shippearan tanto. Yo sólo vi un fanart por ahí en el año 2008, y nunca más volví a ver nada de esta pareja. Merecen más amor alv.

    En fin, aquí la conti~


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    Desde la lejanía del faro donde vivía Sally, la casa de Jack daba la impresión de ser bastante pequeña, de modo que Victor se sorprendió mucho cuando entró en ella. Su interior era mucho más amplio de lo que había imaginado y, más que una casa, parecía una especie de laboratorio combinado con un quirófano y un aula de clases, pues por todas partes había mesas repletas con instrumentos de trabajo de todo tipo, además de una gran pizarra que estaba llena de cálculos, operaciones y dibujos.

    Apenas puso un pie dentro de la casa pudo percibir un extraño frío en su pierna derecha. Bajó la mirada, creyendo que tal vez se le había mojado con algo, pero se sorprendió al ver el pequeño fantasma de un perro, que se había acercado a él para olisquearlo debido a que era un total desconocido.

    —Eh, hola.

    Por un momento, un sentimiento de culpa mezclado con nostalgia se apoderó de él, pues al ver al animal no pudo evitar recordar a Scraps, su vieja mascota. La cual, por cierto, había ido a parar a Valentine Town. Aunque no podía quejarse, al menos estaba con Emily. Fue entonces que le asaltó una duda, ¿cómo los animales escogían donde pasar la vida más allá de la muerte? ¿Acaso se quedaban merodeando por las puertas hasta que llegara algún difunto humano y los llevara con ellos?

    —Te presento a Zero —dijo Jack mientras pasaba junto a ellos. El perro alzó la mirada hacia Victor, a quien le dio bastante ternura su naricilla brillante—. Zero, este es Victor. Es nuevo aquí y no tiene donde quedarse, así que lo invité a que viniera con nosotros.

    El perro ladró, como si estuviera dando su aprobación a que Victor se quedara.

    —Sí, tú también me agradas —le dijo Van Dort al animal. Su reacción inmediata había sido acuclillarse para acariciarlo, pero se sintió un idiota cuando su mano literalmente lo atravesó—. Oh, claro.

    Zero soltó otro ladrido, que casi sonaba como si se estuviera riendo por la situación. O era eso, o Victor realmente tenía un serio problema de seguridad y le gustaba pensar que todo mundo se burlaba de él. Incluyendo a los animales.

    —¿Qué opinas? —preguntó Skellington refiriéndose a la casa—. No es mucho, pero espero que baste.

    —¿Bromeas? —inquirió Victor mirando a su alrededor—. Me gusta. Incluso, creo que es hasta más grande que la de Sally. Sólo espero no ser una molestia aquí.

    —Nada de eso —dijo Jack mientras hacía un movimiento con la mano, como si quisiera espantar esa idea como si de una mosca se tratara—. Será un placer tenerte aquí, y no lo digo sólo yo. ¿Verdad Zero?

    Nuevamente el perro ladró en gesto aprobatorio, para luego volver trotando (o más bien, flotando) a su pequeña cama. Lástima que al final el mito de la reencarnación no resultó ser cierto, pensó Victor, habría sido genial renacer como un perro, y así no tener que preocuparse por más cosas a parte de comer, defecar y dormir.

    En cambio tendría que seguir siendo él por el resto de la eternidad.

    Qué emoción.

    —En fin. —La voz de Jack lo sacó de sus absurdos pensamientos haciéndolo pegar un respingo—. Creo que podría hacerte un espacio por aquí —dijo mientras señalaba un rincón junto a la pizarra—. Justamente tengo un colchón sobrante, espera aquí mientras voy a buscarlo.

    Victor asintió mientras vio a Jack bajar las escaleras. Luego se volteó a ver a Zero, quien se había quedado dormido con una rapidez asombrosa. Fue entonces que el azabache pensó que no tenía nada mejor que hacer que mirar el lugar, y tal vez curiosear un poco las herramientas y objetos que Jack tenía esparcidos por la casa, además de la gigantesca biblioteca que tenía.

    Como era de esperarse, no entendió muy bien para qué servían la mayoría de los objetos, y entonces una duda llegó a su mente. ¿A qué se habría dedicado Jack estando en vida? Tenía toda la pinta de haber sido alguna especie de médico, científico o investigador, pero no podía estar seguro. Algún día se lo preguntaría, pensó, cuando hubiesen entrado en más confianza. Por alguna razón pensaba en que no podía preguntarlo así como así.

    Es decir, el que él en vida sólo se haya dedicado a pintar y a tocar el piano, no significaba que los demás hayan tenido una vida tan insulsa y poco interesante como la suya. Tal vez el esqueleto tendría algunas cosas que ocultar. Bueno, no por nada nadie sabía gran cosa de él, a pesar de los años que llevaba siendo rey de la ciudad.

    Siguió merodeando por el lugar, y no le extrañó nada que muchos de los libros y anotaciones que tenían estaban relacionados con la Navidad. O más bien, con el funcionamiento de la Navidad. Como si quisiera aplicar los mismos fundamentos al Halloween para volverlo igual de exitoso. O tal vez como si hubiera pasado ya tanto tiempo en ese mundo que había olvidado ya de qué se trataba aquélla celebración.

    Entre todas las cosas que habían hubo algo que llamó particularmente su atención. Era un trozo de tela negro, que al parecer ocultaba algo de forma ovalada. Estaba posicionado cuidadosamente entre algunos libros sobre la Navidad, como si quisiera esconderlo. Victor miró a su alrededor, como para asegurarse de que Jack aún no venía, y se lanzó directo a él.

    Extrajo el objeto con cuidado, a fin de cuentas no sabía qué era, para qué servía, si era frágil o si hacía ruido. Así que era mejor curarse en salud.

    Después de echar un último vistazo por encima del hombro, removió la tela que cubría el objeto, y se confundió mucho al ver que se trataba de un espejo. Y uno común y corriente, al parecer. Pero obviamente, se dijo, no podía ser así: si Jack lo estaba ocultando, tenía que ser por algo. Rápidamente se puso a inspeccionarlo, como buscando algo sospechoso, pero el artefacto se veía perfectamente normal.

    Estaba confundido, pero sobre todo decepcionado. Pensaba que por una vez en su vida descubriría algo importante.

    Se acercó a una de las velas que iluminaban la casa. Tal vez si acercaba el espejo a la luz desvelaría algo secreto. Pero lo mismo, seguía siendo un espejo común. Uno viejo, polvoriento y con rastros de óxido, pero común al fin y al cabo.

    Se rindió en su labor detectivesca y volvió a buscar la tela para devolver el objeto a su lugar, o al menos lo habría hecho si Jack no lo hubiera pillado.

    —¿Qué haces? —Cuando escuchó la voz a sus espaldas se quedó petrificado—. ¿Qué tienes ahí?

    Se escuchó un golpe sordo, que revelaba que Jack había dejado caer el colchón. Por desgracia para Victor, estuvo a su lado antes de siquiera poder recordar en dónde había guardado Jack el espejo.

    —Nada, no hice nada —se excusó rápidamente cuando el esqueleto le arrebató el espejo.

    —¿Puedo saber por qué andabas curioseando entre mis cosas?

    Desde que lo conoció, Victor había pensado que Jack era una de esas personas a las cuales era casi imposible hacerlas enfadar. De esas que siempre parecía que tenían una reserva de paciencia y una dosis extra de buen humor. Sin embargo, ahí estaba él, con la voz delatando el enojo que sentía en esos momentos.

    —Yo… lo siento, es sólo que… —Van Dort estaba dispuesto a inventarse una excusa, pero Jack lo interrumpió.

    —Mira, sé que he sido amable contigo —comenzó—, e incluso te invité a vivir conmigo, por lo menos hasta que encontraras un lugar estable. Pero eso no significa que voy a dejar que te pongas de curioso con mis cosas. ¿Vale?

    ¿Recuerdan lo intimidado que se había sentido Jack el primer día luego de haberse dado cuenta del error que había cometido en la asamblea? Bueno, pues esa sensación no se comparaba en lo absoluto a lo que estaba sintiendo en ese momento. Se sentía como un pequeño ratón rodeado de gatos arravaleros, y lo peor era que ni siquiera entendía qué había hecho mal.

    Se limitó a asentir.

    —Muy bien. —Victor se apartó para que Jack pudiera volver a guardar el espejo en la biblioteca, pero el esqueleto negó con la cabeza—. No, eso sí que no. Voy a guardar esto en otro lugar.

    Dio media vuelta y se dirigió nuevamente a las escaleras.

    —Por cierto, pon esto en el rincón que te dije —dijo mientras señalaba el colchón—. Ahora vuelvo. Y no toques nada más.

    Victor lo vio bajar las escaleras, sintiendo una incómoda opresión en el pecho.

    Y lo peor de todo es que esa reacción, en lugar de amedrentarlo, sólo había logrado aumentar su curiosidad.
     
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    Oh por Deus D':
    ¿Qué rayos era ese espejo? La verdad éste capítulo fue algo (poquito) intenso :v

    Que interesante
     
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  4. mfarias-145
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    Aaaa esta super pero quiero algo mas intenso... aun asi que era ese espejo? si como a victor ya me pico la curiosidad :=nuse:
    Ojala se empiecen a sentir mejor entre ellos... :=hurrahrr:
    Me encanta esta pareja :=DFSDFSD: ojala continues pronto esta super mega buenisima :=DANCING: :=DANCING:
     
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    Varios días habían pasado ya desde que Victor llegara al mundo de los muertos, y ya llevaba exactamente una semana viviendo con Jack. Las cosas se pusieron un tanto extrañas entre ambos desde el incidente del espejo, el cual, por cierto, seguía sin tener sentido para Victor. Y por lo visto Jack no quería que lo entendiera, pues había comenzado a actuar de forma reservada con él, además de que al azabache le estaba comenzando a dar la impresión de que el esqueleto quería mantenerlo vigilado cada vez que estuviera dentro de su casa.

    La atmósfera se ponía cada vez más pesada, de modo que Victor salía constantemente a ver si conseguía un lugar propio donde vivir (figurativamente hablando), pero no estaba teniendo éxito alguno con eso. Halloween Town no era un lugar acostumbrado a recibir nuevos habitantes, de modo que no tenían previsto ningún lugar donde algún posible neófito pudiera quedarse.

    Durante el transcurso de la semana también había ido a visitar a Sally un par de veces, a fin de cuentas era su amiga, y sabía perfectamente que ella no se pasaría por la casa del Rey Calabaza como si nada. Incluso se había quedado algunas horas para ayudarla en su sastrería por voluntad propia, sin cobrarle ni un centavo. Todo por conservar las distancias con Jack.

    No era como si quisiera hacerlo, pero tenía la sensación de que el esqueleto lo necesitaba.

    Algo que le parecía curioso, era que el doctor Finkelstein iba a la casa de Jack con mucha frecuencia, y ambos se encerraban en una habitación por horas. Al salir cerraban dicha habitación con llave y no hablaban de lo que habían estado haciendo en su interior. Y si lo hacían, era con puros susurros, como si tuvieran miedo de que hasta las paredes se enteraran de lo que hacían.

    Además, cada vez que podía, Victor se ponía a curiosear entre las cosas de Jack, buscando encontrar el dichoso espejo. Y como aún no daba con su nuevo escondite, supuso que estaría resguardado en esa misma habitación. Lo que no hacía más que acrecentar su curiosidad.

    Las únicas pistas (o algo así) que tenía eran las luces y los sonidos que salían de la habitación secreta cada vez que Jack y Finkelstein se encerraban ahí. Por la rendija que había entre la puerta y el suelo siempre se veían luces azules y verdes que iluminaban gran parte del suelo en el exterior, y cada vez que Victor pasaba junto a la puerta pegaba la oreja, buscando escuchar algo revelador. Normalmente escuchaba voces, pero debido a la densidad de la puerta no entendía lo que decían.

    En esos momentos lo extraño no era el simple hecho de oír las voces de Jack y el doctor, sino que también eventualmente podía escuchar otras voces muy distintas, como si hubiese alguien más en la habitación. No sólo una persona más, sino varias. Pero siempre que abrían la puerta los únicos que salían eran ellos dos.

    El azabache comenzaba a ponerse cada vez más nervioso y a pensar mal, ¿acaso tenían a alguien encerrado ahí? Si Jack se iba a poner tan reservado y celoso de sus asuntos, ¿por qué lo invitaría a vivir con él? ¡¿Acaso planeaba secuestrarlo a él también?!

    No lo sabía, pero había cosa que sí era cierta: cada vez se sentía más incómodo en esa casa.

    Pasaron varios meses y las cosas no mejoraron. De hecho, ya estaban a mediados de enero, lo que significaba que “sólo” tendría que esperar nueve meses y medio para irse de Halloween Town. Aunque no tenía mucho sentido pensar en eso ya, después de todo Jack le había dejado muy claro que no habría forma de irse a los mundos de las otras festividades. Prácticamente la única opción que tenía era esperar a la noche de Halloween, salir al mundo de los vivos, y quedarse vagando hasta que llegara el catorce de febrero del siguiente año, para ver si por casualidad existía la posibilidad de que pudiera ir a Valentine Town. Cosa que dudaba.

    Aunque, si ya a Victor le había quedado claro que Jack guardaba más de un secreto, ¿por qué iba a creer en su palabra tan ciegamente?

    Luego de un par de semanas de lo sucedido con el espejo Jack había intentado normalizar las cosas entre ambos, como si nada hubiera pasado y, sobre todo, como si el esqueleto no tuviera nada que esconder. Sin embargo la desconfianza de Victor iba en aumento, y realmente se estaba arrepintiendo de vivir con él.

    A medida que los meses pasaron Victor trató de convencerse a sí mismo de que estaba actuando como un idiota. Es decir, Jack era el rey ¿no? Era perfectamente normal que los reyes se guardaran ciertas cosas sólo para ellos, pero eso no significaba que tuvieran que ser malas. A lo mejor lo que hacía con el doctor, sea lo que fuera, no era malo sino que era por el bien común de la ciudad.

    Pero sabía que la única forma de llegar al fondo de todo ese asunto era hablando directamente con Jack e intentar sacarle la información. Había pasado muchos días tratando de resolverlo por su cuenta a sabiendas de que sería muy difícil que el esqueleto revelara algo, viendo la reacción tan brusca que había tenido con el espejo, pero la situación lo superaba.

    De modo que una tarde de un jueves, Victor estaba en la sala de la casa jugueteando con Zero, esperando a que Jack volviera de la calle. Nuevamente había intentado forzar la puerta de la habitación secreta, pero otra vez había fallado. Sólo le quedaba esperar. Ah, y rezar por que Jack no lo echara luego de preguntarle.

    Cuando escuchó la puerta abrirse sintió que el corazón le dio un vuelco.

    O bueno, lo que sea que hicieran los corazones de los cadáveres.

    —Hey. —Fue lo único que dijo el rey del Halloween a modo de saludo cuando los vio. Estuvo a punto de pasar de largo, pero Victor lo detuvo.

    —Jack —lo llamó mientras se levantaba de la silla donde llevaba horas sentado—. Quisiera… —Suspiró. Vamos, Van Dort, hazte hombre—. Quiero hablar contigo.

    Jack alzó una ceja al oír eso. Bueno, mejor dicho, hizo el gesto.

    —Claro, ¿pasa algo?

    Victor había ensayado más de una vez lo que iba a decirle, pero no había tomado en cuenta que el simple hecho de tener la mirada del esqueleto encima de él era más que suficiente para desamarlo por completo. No entendía por qué, es decir, hacía bastante tiempo ya que había dejado de temerle. O algo así.

    —Desde que llegué has estado actuando muy extraño —soltó. Por la confusión que se adueñó del rostro de Jack, Victor captó que no había entendido a qué se refería exactamente—. O sea, desde que me vine a vivir contigo. O más bien, desde que encontré ese espejo.

    Jack desvió la mirada. El azabache sabía que iba a ser muy difícil hacerlo hablar al respecto, así que se preparó mentalmente para cualquier excusa.

    —¿A qué te refieres?

    —Vamos, no soy estúpido. —Bueno, no tanto, te concedo esa—. Desde ese momento o me evitas, o me tienes vigilado. Y ni hablar de esas extrañas visitas del doctor Finkelstein. ¡¿Qué rayos hacen metidos por tanto tiempo en ese cuarto?! La última vez que saqué la cuenta estuvieron encerrados ahí por diez horas. ¡Diez horas! Ninguna fiesta a la que he asistido en mi vida ha durado tanto. Además, he oído voces que vienen de ahí dentro. Otras voces, unas desconocidas. ¿Acaso… acaso tienes gente secuestrada ahí? No lo entiendo. Y, ¿te digo algo? Estás comenzando a asustarme. Bueno, no. Desde antes me asustabas, luego dejé de asustarme pero ahora me estoy asustando otra vez, y…

    En ese momento Jack lo interrumpió. Pero lejos de lo que Victor había pensado no lo hizo enojándose, gritándole o mandándolo a callar. No, lo interrumpió… porque se empezó a reír.

    —A ver, a ver, cálmate, ¿quieres? —preguntó sin dejar de carcajearse. Victor se sintió más estúpido que nunca—. No hace falta que te exaltes así. Con sólo haberme preguntado te lo habría dicho. Ven, sígueme.

    Y contra todo pronóstico, el esqueleto comenzó a caminar hacia la puerta que tenía a Victor tan perturbado. ¿Acaso era una broma? Después de pasar tantas semanas carcomiéndose la cabeza, ¿resultaba ser así de fácil? Claro que siempre existía la posibilidad de que Jack lo estuviera guiando directo a una trampa, así que mejor no bajaba la guardia ni por un momento. Sin importar lo fácil que pudiera caer ante los encantos de Jack.

    Espera qué.

    Olviden eso.

    A pesar de que no dejaba de contar mentalmente la cantidad de cosas que podían salir mal en ese momento, Victor siguió a Jack hasta la habitación secreta. La llave de la puerta el esqueleto la tenía guardada en un colgante que tenía alrededor del cuello, escondida por debajo del traje, normal que el azabache nunca la hubiera encontrado.

    Cuando Jack abrió la puerta Victor ya se estaba preparando a salir corriendo, pero no lo hizo. Al contrario de lo que había creído, dentro de la habitación no había absolutamente nadie. Solamente había una mesa cubierta de varios instrumentos de trabajo y libros, además del bendito espejo culpable de todo, el cual estaba guindado en la pared.

    —La verdad es que no habíamos querido decirle a nadie, pero en vista de que estás viviendo conmigo no tiene mucho sentido ocultártelo —dijo Jack mientras entraba al cuarto, seguido por el azabache—. Lo que sucede es que el doctor Finkelstein y yo, junto con otros, hemos descubierto que aún existe una brecha entre los mundos. Y estamos intentando… expandirla, por decirlo de alguna forma.

    Victor no dijo nada, era casi como si le estuvieran hablando en mandarín.

    —Quiero decir —continuó el esqueleto al notar que no le había entendido del todo—, que aún puede ser posible la comunicación entre los mundos de los muertos. Para ponerlo más simple, existe una posibilidad remota de que podamos volver a salir de Halloween Town. Pero de momento sólo hemos conseguido contactar con gente de otros mundos, mas no viajar físicamente hasta allá. Todo gracias a este espejo. —Se acercó al objeto—. Aún conserva rastros de la antigua magia que nos dejaba viajar entre los mundos.

    El azabache guardó silencio por un momento mientras analizaba la habitación y procesaba lo que Jack acababa de decirle.

    —¿Quieres decir que… con ese espejo…?

    Jack terminó la frase por él, sabiendo lo que preguntaría. Y no estaba nada contento al respecto.

    —Sí. Puedes contactarte con Emily.
     
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    Ká.

    Deos meo, ¡qué genial!
    Me gusta el rumbo que está tomando todo esto.

    Raioz. Cuanta intensidad.
     
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  7. mfarias-145
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    Queeeeee :=omgdf: asi que para eso servia el espejo pero me encanta... victor esta sintiendo muchas mas cosas por jack y jack tambien :=DFSDFSD: aaaaa ya quiero leer la continuacion me ha super encantado :=DANCING: :=DANCING: :=DANCING:
     
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    Ahg, no sé si es porque tengo sueño y dolor de estómago y por eso no quiero comentar, pero por Pico, es que es muy Zukulemtho~ no sé, es obvio que Jack está haciendo todo en su poder para evitar que vea a Emily, pero, hay algo que olvidé... ¿victor no le ha dicho que Emily es sólo una AMIGA? Por eso es que a veces se pone tan celoso. Ya vi todo. Y bueno... No sé, yo veo Steven Universe y lo primero que pensé al ver el tan dichoso Espejo, fue en el Espejo de Lapislázuli. Y pensé en que con él espiaba a alguien o algo así, pero al paso, pensé que es que servía para algo más, pero no melgas que me imaginaba qué Raios eran esas voces. Muy Cool.
    Espero actu~
     
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  9. itziritha
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    Si que Víctor se comunique con emily para darle muchos celos a jack
    Conty
     
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    青木ヶ原,

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    He de decir que este es uno de los mejores fics que he leído en muy vida. Se siempre los shipee a ambos y en estos momentos me muero de nervios!

    Creo que solo quiero ver a Jack muerto (solo fue un decir XD) de celos jeje
     
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    Después de unos cuantos días de sufrimiento(?) finalmente tengo el nuevo cap.
    Espero les guste. uvu


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    Jack no entendía qué demonios estaba pasando con él. Bueno, en realidad sí lo hacía, pero como no le hacía ni la más mínima gracia prefería hacerse el desentendido. Hacía siglos que no sentía nada similar por nadie, pues sabía que esos sentimientos no le traerían más que dolor. Así que no podía evitar sentir cierto enojo por el culpable de todo: Victor. Había pasado siglos sin preocuparse de cosas tan banales como el amor o la atracción, y en un par de meses ese chico torpe y desubicado lo arruinó todo.

    Él no era idiota, había entendido casi que al instante lo que ese joven provocaría. Cuando lo vio por primera vez fue como si algo dentro de él hubiera hecho clic, incluso tomando en cuenta la cantidad de estupideces que dijo el primer día de su llegada a Halloween Town. No podía negarlo, justamente ese era el tipo de chico que había estado esperando durante toda su vida y parte de su muerte. Vamos, ¿quién no tendría como debilidad a un flacucho pálido con cara de drogadicto?

    El problema fue que a partir del transcurso de los días la atracción que sentía por Victor no hacía más que aumentar. Incluso le inspiraba cierta ternura. Y como era lógico, algo dentro del esqueleto temblaba de celos cada vez que Victor hablaba sobre la tal Emily. “Es sólo una amiga” había dicho ya más de una vez. ¿Y? ¿Qué importaba eso? Jack fácilmente podía decir “es sólo un amigo” refiriéndose a Victor y eso no menguaba lo que sentía por él.

    Sería egoísta por su parte afirmar que la razón por la que había escondido tan celosamente el espejo y, en general, toda su investigación era que no quería que Victor tuviera la posibilidad de volver a ver a Emily. Pero es que así era. Habían cosas más importantes, como que pudieran ocurrir revueltas en Halloween Town apenas la población supiera que su propio rey estaba trabajando en una forma de salir de ahí, pero eso lo tenía sin cuidado. Sólo le importaba Victor.

    E irónicamente, fue por ese mismo motivo que accedió tan fácilmente a enseñarle su no tan reciente descubrimiento. El haberse negado a mostrarle sólo habría elevado más las sospechas, no sólo de lo que tramaba, sino de lo que sentía. Era más fácil explicarle todo, aunque en el fondo muchas cosas pudieran salir mal.

    Pobrecillo, si tan sólo tuviera a alguien que le dijera que no tenía razón alguna por la que preocuparse.

    Pero preocuparse fue justo lo que hizo cuando vio la expresión que adoptó el rostro de Victor cuando le dijo que podía volver a hablar con Emily si quería.

    —¿Lo dices en serio? —preguntó Victor subiendo la guardia nuevamente, sin dejar de ver el espejo. Sonaba demasiado bueno para ser verdad, tenía miedo de ilusionarse y que al final la decepción le cayera como un baño de agua helada. Jack asintió sin decir palabra alguna—. ¿Cómo funciona eso?

    El esqueleto suspiró hondamente, pensando en cómo explicarle sin enredarlo demasiado con sus palabras. Todo se remonta a hacía varios años en el pasado, cuando aún era posible abandonar Halloween Town y pasearse por los otros mundos. Esto se podía gracias a una clase de magia muy antigua, de la cual casi no quedaban rastros. Exacto, “casi”.

    Y uno de esos rastros estaban en ese pequeño espejo aparentemente normal. ¿Cómo había conservado esos poderes? Era difícil averiguarlo. Jack y Finkelstein llevaban tiempo tratando de descifrarlo, pero era como si el espejo se negara rotundamente a contar sus propios secretos.
    Pero en fin, tampoco es que eso fuese un detalle importante. Lo importante era lo que ese objeto podía hacer.

    Su magia tenía la capacidad de traspasar los límites entre los mundos de los muertos, mas no podía hacer lo mismo con el mundo de los vivos. ¿Cómo funcionaba? Simple. Por decirlo de alguna forma se “conectaba” con cualquier espejo que estuviera en alguno de esos mundos, y así la persona que tuviera el espejo mágico podía comunicarse con quien estuviera tras el otro espejo. Como si de una especie de video-chat se tratara.

    Y evidentemente, las voces que Victor oía, temiendo que se trataran de víctimas secuestradas, eran solamente personas que se encontraban en los mundos de otras festividades. Todos estaban de acuerdo con que, sino podían salir de los mundos en donde estaban, cuanto menos lo justo sería que pudieran comunicarse entre sí, así que entre todos (o al menos los que conocían el secreto) estaban investigando, trabajando y buscando alguna forma de que esa magia pudiera expandirse a toda la tierra de los muertos.

    Esto fue más o menos lo que Jack le explicó a Victor, sólo que mucho más simplificado. Al azabache le costó un poco entenderlo, ya que el esqueleto honestamente se estaba enredando mucho con su explicación. Pero a la final entendió, o algo así.

    —¿Y cómo haces que funcione? —preguntó Victor emocionado—. ¿Podrías hacerlo ahora?

    Jack hizo una mueca, pero asintió. Totalmente resignado.

    —Es sencillo. Sólo tengo que mostrarle alguna imagen cualquiera, y el espejo automáticamente comenzará a buscar por los otros mundos hasta dar con el que más relación tenga con la imagen. Por ejemplo, si le muestro un dibujo de un pino se va a conectar con algún espejo en Christmas Town. En este caso, un simple dibujo de un corazón debería bastar para que se conecte con Valentine Town.

    Mientras hablaba, caminaba por la pequeña habitación buscando lápiz y papel para empezar a cumplir la petición de Van Dort, que lo miraba atentamente.

    —Pero, ¿no habías dicho que Valentine Town se dividía en dos ciudades distintas? —preguntó alzando una ceja—. El lado del amor, y el del desamor. Si ciertamente Emily está en el lado del desamor y le muestras un corazón al espejo, dudo que demos con ella…

    Jack ya había conseguido los materiales y se había inclinado sobre la mesa para hacer el dibujo, pero se detuvo unos segundos al oír a Victor.

    —Probaré con un corazón roto, entonces.

    El azabache asintió. Tenía sentido.

    Jack garabateó un corazón partido en dos antes de incorporarse y acercarse al espejo. Acercó la hoja lo suficiente como para que fuese lo único que se viera en el reflejo, y prontamente la imagen del espejo comenzó a difuminarse, como si fuese un televisor en busca de sintonía. Pasó unos cuantos segundos así, segundos que fueron eternos para Victor e incómodos para Jack. Finalmente la imagen se aclaró y fue cuando el esqueleto pudo apartar la hoja de papel.

    Ahora en el espejo no se veía ni el reflejo de la habitación en donde estaban ni el dibujo del corazón, sino que se veía una especie de bar. Uno que Victor conocía muy bien.

    —¿Qué me dices? —preguntó Jack, mientras veía como los ojos del azabache se abrían a más no poder al ver la imagen del espejo.

    —Conozco ese bar —asintió Victor, emocionado—. ¡Sí! Yo estuve ahí. Ese es el lugar. Pero ¿dónde están todos? —preguntó, pues el lugar se veía que estaba completamente vacío. Sólo se veían las sillas y mesas, una mesa de billar al fondo y, claro, el piano en el cual había tocado su dueto con Emily.

    Jack se encogió de hombros. Él había cumplido con su parte, ya lo que sucediera luego no iba por su cuenta.

    Pasaron unos minutos en los cuales Victor no apartó la mirada del espejo, esperando que alguien apareciera, quien sea. Se estaba desesperando cuando de repente recordó que se bar sólo se animaba cuando llegaba algún difunto nuevo, y el resto del tiempo estaba totalmente… muerto.
    Con toda la ironía de la palabra.

    Si de algo estaba seguro Victor, era que nunca le había deseado la muerte a nadie (bueno, tal vez a Lord Barkis) hasta ese momento.

    Cuando ya comenzaba a pensar que ya le estaba robando valioso tiempo a Jack con sus caprichos, y que lo mejor sería dejarlo así, apareció una persona en el reflejo. La reconoció rápidamente.

    —¡Señora Plumm! —exclamó de repente, sobresaltando no sólo a la cocinera, sino también a Jack e incluso a Zero, que se había metido en la habitación al sentirse muy sólo en la sala de estar—. ¡Aquí! —dijo, pues lógicamente la mujer estaba buscando la procedencia de la voz en todas partes menos el espejo.

    Cuando lo vio soltó una exclamación.

    —¡Yo a ti te recuerdo! —dijo, finalmente acercándose al espejo—. ¿Cómo te metiste ahí dentro? —preguntó mientras empezó a toquetear el espejo, como si quisiera sacarlo de ahí.

    —No, no estoy metido en el espejo. Es… una larga historia. —Ahora tocaba hacer la pregunta definitiva—. ¿Por casualidad… no estará Emily por ahí?

    —¡Sabía que no te ibas a olvidar de ella! —chilló la señora Plumm como si acabara de oír la mejor noticia del año—. En el fondo la querías, yo lo sé. Es más, estoy segura de que aún lo haces. ¿No es así?

    Silencio. Se formó un silencio completamente incómodo. Victor no tenía muchas ganas de decirle “sí la quiero, pero no en el sentido romántico. Verá, señora, nunca podré enamorarme de una mujer. Eso no es lo mío”, así que se quedó callado. Mientras tanto, Jack malinterpretó su silencio, creyendo que significaba “sí, la amo. Siempre lo hice y siempre lo haré”. Nuevamente sintió como los celos le carcomían los huesos.

    —Es mi amiga. Es todo —dijo Victor luego de unos instantes. Obviamente, Jack no le creyó. Y al parecer, la señora Plumm tampoco. Si las cosas seguían así terminaría teniendo que escribirse la palabra “gay” en la frente—. Y me gustaría ver cómo está.

    —De acuerdo. Hace poco la vi, no debería estar tan lejos. Espera.

    Y nuevamente la imagen del bar se sumió en la soledad. Victor estaba bastante ansioso, tenía muchas ganas de ver a su amiga. ¿El problema?

    La imagen del espejo no tardó en distorsionarse otra vez, hasta que el bar quedó completamente fuera de vista.

    —¿Qué pasa? —preguntó Victor con nerviosismo.

    —La magia. No es suficiente para mantener la señal por más de unos pocos minutos —dijo Jack mientras se acercaba al espejo y lo analizaba.

    —¿Puedes arreglarlo?

    Jack negó con la cabeza.

    —No puedo hacer nada. Hay que esperar un rato a que vuelva a estabilizarse.

    —¿”Un rato”? ¿Cuánto es eso?

    —No sabría decirte con exactitud. A veces se arregla a la hora y otras veces luego de un par de días. Lo siento. —Pero por su tono de voz, era más que evidente no lo sentía en lo absoluto. Pero Victor era lo suficientemente distraído para no notarlo.

    Victor suspiró fastidiado. Pero estaría dispuesto a esperar lo que hiciera falta.

    Edited by Emilia Snow - 20/11/2016, 00:57
     
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  12. mfarias-145
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    Aaaaa jack esta sintiendo celos se nota que lo ama :=DFSDFSD: y victor de alguna forma tiene que convencer a los demas que es gay para que lo dejen tranquilo
    Kyaaaaaa las cosas cada ves mas se ponen interesantes :=arribarriba: pero quiero saber como sera la reaccion de jack cuando victor logre comunicarse finalmente con emily :=nuse: :=NOIP:
    Continuala pronto porfis esta supermega buena :=DANCING:
     
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    ¡¡Vergaaa!! Yo tenía ganas del reencuentro

    Oh, en serio necesitaba esos celos de Jack, me hacían falta. Espero puedas narrar más sobre su perspectiva.

    Te adoro.
     
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  14. itziritha
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    Waaaaa que genial conty me encanta ver a un jack revolcándose de celos
     
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    "Vamos, ¿quién no tendría como debilidad a un flacucho pálido con cara de drogadicto?" ¡AJAJAJJAJA! xDDDD Oh sí, claro, todos amamos a un maldito drogo, ¿verdad? xD

    Ah, eshito, me da cosa con Jack, nadie lo manda a enamorarse, pero... ¿Qué más da?
    Jah, yo lo sabía, yo sabía que él no quería nada de eso, pero es que Víctor en serio tiene una suerte de PERRO MENDIGO!

    Espero actu~
     
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127 replies since 7/1/2016, 08:25   12012 views
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