Todo a su sitio

Harry recibe un collar que le muestra que su vida no es como lo parece y que deberá confiar en personas que jamás confiaría y en dejar de confiar de las personas que le "quieren"

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  1. kiriekuru-chan~
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    Me encanta leer yaoiii
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    Este es un nuevo fic espero que os guste. Y para los que seguís la historia de Conquistando tu corazón quiero decirles que no tardaré en actualizar, he tenido problemas con el portátil y estoy algo así como de caridad. Gracias a nuestra querida Isa-chan que me ha dejado su hermoso portátil por esta tarde.
    Hasta la vista y espero que os guste.

    Narración normal: Hola
    Punto de vista de Harry: Hola
    Narración de los recuerdos: Hola


    Capítulo 1



    Era un día especialmente caluroso y Harry estaba tumbado en su cama sin hacer nada. Aburrido. Los Dursley se habían ido y no volverían hasta pasadas unas semanas, le habían dejado la casa y lo habían dejado solo y sin nada que hacer. Hace tiempo que había terminado los deberes de verano y no tenía nada que hacer. Ni había soñado con Voldemort ni tenía esas horribles pesadillas. Por una parte se sentía bien de poder dormir por una vez de un tirón, pero por otra estaba inquieto, no era normal que no tuviera pesadillas ni nada por el estilo. Algo raro estaba pasando. Lo sentía. Así que para entretenerse se puso a limpiar la casa de arriba a abajo y cuando terminó se fu al jardín a regar las plantas.

    Cuando terminó de hacer todo eso ya era la hora de comer, los Dursley ya no le cerraban la nevera con candado ni la casa con la llave, es más, ni se preocupaban por él, lo ignoraban. Tampoco le pedían que les hiciera el desayuno ni que limpiara la casa, los tres habían decidido ignorarle. A él tampoco le importaba mucho, pero siempre se había sentido triste de que no le quisieran como parte de la familia y no era justo, él no les había hecho nada.

    Por la tarde salió a dar un pequeño paseo. Siempre iba alerta por si se encontraba con alguien indeseado (Mortífagos en todo caso o a Voldemort). Estaba deseando llegar a Hogwarts para empezar su 6to curso. Vaya que si lo deseaba, ver a Hermione y a Ron y poder tener que hacer algo, como salir, estudiar, ir a clase, pasear, ligar... Tenía ganas también de ver a Neville. Neville, Ron y él habían creado un profunda amistad, hasta el término de hacerse llamar hermanos.

    Llegó a casa sobre las diez, había cenado fuera, y había ligado con él camarero del bar. Hace tiempo que había descubierto cual era su preferencia sexual, es decir, no le iban los calderos sino las varitas. Lo había descubierto el día que los chicos de su casa había jugado a la botella y le había tocado besarse con Dean. Al principio no le dio importancia, pero luego iba haciendo comentarios sobre chicos más que de chicas y fue ahí cuando lo descubrió, Dean le había ayudado. Vaya que si lo había hecho, besaba como los mil demonios, y qué hablar de Seamus, alguna vez que otra habían hecho un trío, pero no habían llegado más lejos que caricias y besos y alguna que otra mamada o masturbación. Los dos juntos eran dinamita pura y habían respetado su regla de no querer tener sexo,él se reservaba para la persona correcta y ellos lo habían valorado.

    Mas allá, a partir de las doce fue cuando sintió algo raro una presencia, miró hacia la ventana y vio una hermosa lechuza de plumas blancas, más blanca que Hedwing y de un ojo de distinto color. Abrió la ventana y la dejó pasar, esta dejó en su escritorio un objeto. Era como una especie de collar Lo cogió y tuvo un momento de lucidez. Su cuerpo empezó a calentarse de sobremanera y a tener un dolor en su cicatriz, pero sabía que no era nada sobre Voldemort era algo distinto, más doloroso. Un sentimiento extraño. Empezó a convulsionar mientras su cuerpo brillaba y floraba en el aire quedando en medio de la habitación. No supo que pasó pues minutos después quedó sumido en la oscuridad. En un sueño. Un sueño raro. No. “No es un sueño” pensó. “Son recuerdos”



    ~Recuerdos: 1~

    Harry despertó en un recuerdo, lo sabía. Las personas le atravesaban. A lo lejos vio una cabellera castaña desordenada y a una melena negra rizada y muy bien cuidada.

    -Jajaja, vamos Padfoot.- “Mi padre” pensó Harry. Se le iluminaron los ojos, le veía tan sonriente y alegre y a su lado estaba Sirius, con su porte aristocrático pero juguetón y nada amante de las reglas.

    -Ya voy Prongs.-dijo sonriendo de lado y siguiendo a su amigo quien iba metros por delante, lo miró de arriba a abajo y se centró en el culo de su amigo. Se mordió los labios. Esa acción sorprendió a Harry, jamás había visto a su padrino mirar a su padre así, pero no le molestó y no sabía la razón.

    -Sirius...-murmuró James llamando la atención del más alto.

    -¿Mmm?-preguntó.

    -¿Y Moony?-preguntó mirando detrás de ellos por si se había quedado atrás.

    -Dijo que iba a la biblioteca con Looky.-dijo mientras le miraba con una mirada que James no supo descifrar pero que Harry sí. Amor. Harry estaba cada vez más confundido, ¿qué era esto?
    (En esta historia Charlie y Frank forma parte de los merodeadores)

    -¿A qué hora tenemos la siguiente clase?-le preguntó intentando recordar.

    -Dentro de dos horas.-dijo alegremente Sirius.

    -¡Bien! Me dará tiempo a hablar con Lily, luego nos vemos Sirius.-dicho esto se fue si saber el daño que le había hecho a Sirius.

    -Si... adiós.-murmuró para sí. Harry vio con tristeza como Sirius se giraba y empezaba a andar en dirección al lago negro.



    ---------------------------------------------------

    -¿Dónde te habrás metido James?-preguntó un nervioso Sirius corriendo por los pasillos como si le persiguiera un fantasma. Era de noche y Sirius estaba preocupado por James quien no había aparecido en todo el día después de que se fuera a hablar con Lily. De repente, paró en seco y gritó para sí mismo:-¡Ya lo sé!-dicho esto salió corriendo hacia la torre de Astronomía. Harry veía que su padrino realmente estaba enamorado de su padre y sonrió con ternura, pero aún no entendía nada.

    Sirius paró jadeante en la puerta de astronomía, la abrió despacio, no queriendo asustar a James si estaba allí. Sí, en efecto, allí estaba, sentado en la ventana mirando hacia el cielo oscuro. Sirius se acercó silenciosamente y vio que tenía la nariz y los ojos rojos. Se enfado, SU James había estado llorando, y sabía que era por culpa de la pelirroja:-James.-susurró despacio.

    James se tensó un segundo y miró a Sirius.-Me has asustado.-murmuró.

    -James.-volvió a susurrar Sirius, esta vez con más dulzura.

    James se quedó mirándole y sus ojos se empezaron a aguar y empezó a temblar y a sollozar. Antes de que pudiera decir algo, Sirius le estaba abrazando y le acariciaba el pelo y la espalda con dulzura:
    -¿Qué ha pasado?-le preguntó a James mientras le cogía suavemente del mentón y le quitaba los rastros de lágrimas.

    Tras esa pregunta los ojos de James se volvieron a aguar y abrazó a Sirius sollozando dolorosamente:-No lo puedo creer, me ha dicho cosas horribles, me he sentido tan mal.

    -¿Que te ha dicho?-preguntó enfadado pensando en mil y una manera de matar a esa mujer.

    -Qu-que no soy más que un idiota, un puto, que mis padres no están orgullosos de mi, que tiene lastima de la pobre persona que esté conmigo. Sirius creía que era dulce, era guapa y cariñosa, pero hoy... hoy... ha sido tan dura... ¿Sabes lo más gracioso?-preguntó James sonriendo dolorosamente y vio a Sirius negar:- Que no le había ni hablado, ni siquiera he llegado a abrir la boca cuando ya me estaba diciendo todo eso... yo solo... lo había pensado bien y no es amor lo que tengo hacia ella, sino cariño, pero después de esto... no lo sé... ¿Soy mala persona Sirius... soy un puto como dice ella?-le preguntó llorando.

    Sirius juró mandar a Lily Evans al infierno. Miró a James, quien le miraba con ojos de cachorro herido, con lágrimas en sus hermosos ojos de tanto llorar y sintió una opresión en su pecho. No le gustaba ver a su James llorar, no lo merecía:-No, claro que no bebé. No eres nada de eso. Eres maravilloso, una gran persona. Puede que seamos traviesos y que hagamos bromas, pero que yo sepa no has matado a nadie ni amenazado a nadie. Y sobre lo de puto, ni se te ocurra llamarte así otra vez, nada de eso bebé, que hayas tenido un montón de novias por buscar la correcta no significa nada de eso, simplemente estas buscando al amor de tu vida.-dijo mientras le abrazaba y se sentaba en el suelo haciendo que James se sentara encima suyo y lo acunaba.

    James escondió su cara entre el cuello de Sirius y aspiró el aroma. Desde hace días que con solo el aroma de Sirius o su presencia lograba tranquilizarlo si se encontraba bien, con un simple cruce de mirabas, Sirius lograba que se encontrara mejor. Cuando Sirius le llamó bebé sintió algo en su pecho, como una alegría y se sonrojó. Sabía que era esto. Sabía lo que era, pero tenía miedo. Y si no funcionaba, y si perdía a Sirius por culpa de esto, se empezó a encontrar mal y empezó a llorar más fuerte. No lo quería creer se había enamorado de su mejor amigo, de Sirius, del chico que le había tendido la mano en el primer momento en que se cruzaron, de su compañero de bromas, y, sobre todo de su hermano (no de sangre pero sí de sentimientos).

    -Ehh, bebé...¿Qué pasa?-le preguntó Sirius mientras le separaba de él y James evitó su mirada: -James mírame.-le pidió suavemente. James cerró los ojos, no quería mirarle:-Vamos mírame, James.-le pidió un poco más alto. Nada:-James, mírame... ¡ahora!-le ordenó y James cerró los ojos con más fuerza y empezó a llorar más fuerte:-No... bebé no llores, siento haberte gritado... por favor, bebé... mírame... james... por favor.-le pidió mientras le acariciaba la mejilla con dulzura y le quitaba las lágrimas.


    Harry observaba toda la escena anonadado, jamás había visto a su padre tan derrumbado, desprotegido. Tan... tan... tan frágil. Causaba ternura. Pero no entendía nada. Aún así, siguió atento a la escena que se desarrollaba ante sus ojos.

    James se dignó a mirar a Sirius. Abrió sus hermosos ojitos avellana y miró al mayor, este contuvo el aliento. Los ojos de James estaban mas claros y brillantes. Se relamió los labios llamando la atención de James haciendo que dirigiese la vista hacia los labios de Sirius. Esos eran gruesos y rojos y quiso saber como se sentiría al saborearlos:- James ¿qué pasa?-le preguntó. James tomó aire y se preparó para lo que iba a decir.

    -Creo que...-intentó decir.

    -Crees que...-le animó.

    -Creo que me gustas.-dijo y cerro los ojos y agachó la cabeza preparándose para que Sirius le dijera o le insultara. Pero nada de eso pasó.

    -Bebé no, mírame... James por favor.-le pidió mientras le cogía de las mejillas y le obligaba a que le mirara. James estaba esperando algún golpe, pero lo que no se espero fue un beso de parte de Sirius, un beso tierno y dulce. Sus labios sabían a fresa por alguna extraña razón, a Sirius no le gustaban las fresas, pero le sorprendía que sus labios supieran a fresa.


    Harry estaba viendo eso con la boca abierta y los ojos desorbitados, Sirius y su padre... ¡BESÁNDOSE!.


    Al finalizar el beso, Sirius le dio un beso en la frente y le dijo:-Yo también pienso lo mismo.

    James no dijo nada, simplemente se volvió a lanzar a sus labios, besándolo desesperado y con ansias. Fue separado dulcemente y James pensó en que lo estaba rechazando así que sus ojitos se volvieron a llenar de lágrimas.-No bebé, no llores, no es lo que imaginas, solo quería decirte que fueras lento, me has mordido.-dijo riendo y haciendo reír a James.-A demás, hay tiempo James, mucho tiempo.-murmuró y se volvieron a besar.




    --------------------------------------

    -James, feliz aniversario.-dijo un sonriente Sirius abrazándole por la espalda al recién llegado. Habían acordado verse en la Sala de los Menesteres.

    -Feliz aniversario.-dijo sonriente mientras se besaban. Mientras se besaban Sirius empezó a hacerles retroceder hasta la cama en donde tiró a James en esta y se posicionaba encima. El beso era dulce, pero se fue tornando salvaje y desenfrenado. Las lenguas se unían, creando una bella danza, los gemidos y suspiros se ahogaban en el beso.

    Sirius empezó a quitar poco a poco la ropa de James, dejando al descubierto el pecho de este y suspiró, se le notaban los abdominales y los músculos de los brazos, pero no tanto como a él. Fue dándole besos desde la boca hacia la mejilla pasando por la oreja donde mordió suavemente el lóbulo haciendo a James gemir y sonrió, fue detrás de la oreja donde sopló, haciendo que James gimiera e un intento fallido, cerrar las piernas, pero no pudo porque Sirius estaba entre ella. Sirius sabía donde tenía que tocar a su pareja para hacer que esta de excitara y temblara de puro placer, sabía que James era sensible ahí.

    Era la primera vez de ambos con otro hombre y Sirius quería que fuera mágico para James. Siguió repartiendo besos hacia el cuello, clavícula, hasta llegar al pecho donde empezó a estimular los pezones de James, mordiéndolos, pellizcándolos y chupándolos, dejándolos completamente erectos y rojos y observó a James, estaba jadeando, sonrojado, las piernas le temblaba, todo su cuerpo temblaba. Tenía las pupilas dilatadas y observó como se lamía y mordía el labio. Sirius gruñó y le besó ansiosamente. Le besó lentamente, saboreándole poco a poco, con su lengua acarició el labio superior de james y le apretó el miembro por encima de la ropa haciendo que gimiera y abriera la boca. Sin esperar ni un segundo metió su lengua en esa cavidad haciendo que su lengua se encontrara con la de James, acariciándose, conociéndose. Una guerra estalló para ver quién era el vencedor. Por supuesto ganó Sirius, empezó a recorrer la cavidad de James, dibujando con su lengua la señal de los dientes, su lengua, todo. Dejándoles sin aliento. Sirius entrelazó sus dedos de ambas manos con las de James y las dirigió a cada lado de la cabeza de este mientras seguía besándole, notaba como a James se le acababa el aire así que paró y antes de finalizar el beso le mordió el labio inferior haciéndole gemir.

    Le dejó unos segundos para tomar aire y le volvió a besar, mientras que le quitaba los pantalones de un solo tirón y sin esperar, la ropa interior y se separó de James. Notó como este quería cerrar las piernas pero no le dejó, cogió la pierna derecha con su mano y le besó la rodilla suavemente haciendo que James suspirara y cerrara los ojos. Empezó a llevar los besos hacia abajo poco a poco hasta llegar al muslo interior donde James ya estaba jadeando y arqueando la espalda de antelación haciendo muestra de sumisión. Sirius sonrió arrogante del efecto que tenía en él, mordió el muslo interior y notó como el cuerpo de James se removía con espasmos y gemía alto, volvió a sonreír y besó la zona que había entre el miembro y la pierna de James haciendo que este abriera la boca y gimiera y cerrara los ojos de anticipación, pero no le daría el gusto, le cogió las dos piernas las separó y las elevó un poco haciendo que se viera la entrada de James. Veía como esta se abría y se cerraba involuntariamente y sonrió con arrogancia haciendo que James suspirara:-¿Necesitado?-oyó como James gemía de frustración, y volvió a sonreír, inclinó su cuerpo para abajo y notó como James se tensaba, pero se negaba a darle el gusto, aún no. Bajó un poco más y sopló justamente en el ano de James haciendo que se arqueara, agarrara las sábanas y gimiera.

    -Sirius.-gimoteó, todo su cuerpo temblaba.

    Sirius se separó y se echó hacia atrás y giró su cabeza hacia un lado con una mueca traviesa:-Te veo muy necesitado bebé, será que necesites una buena mamada.-comentó sin más haciendo que James gimiera:-No sabes lo sexy que te ves en este momento, si por mi fuera, creeme ya estarías chillando como perra en celo, bebé.-oyó como gimió gustoso y sonrió con malicia:-¿Quieres eso? ¿Quieres que te haga sentir bien bebé? ¿Quieres que te haga gemir tan alto que olvides tu nombre? ¿O quieres que ahora mismo te la chupe hasta que te quedes sin voz?. Dime James ¿qué quieres?-le preguntaba suavemente. Notaba como James temblaba de placer cada vez que le hablaba mal:-Mira esta entrada,James, deseando de que alguien se entierre en ella.-dijo mientras le acariciaba el ano haciendo que James gimoteara y moviera la cadera. Sirius le dio una nalgada y James gimió alto.-Mira como reaccionas, ¿Quieres que me hunda en ti, lentamente? Tu entrada me lo dice, está húmeda y mira, se abre y se cierra, abre más las piernas para que pueda ver mejor.-le pidió y James abrió más las piernas cogiendo las sábanas con las manos.-Buen chico, mira te, estás sonrojado y húmedo. Necesitado.-Notaba como se tensaba. Como se aceleraba.-Porque eso voy a hacer, primero voy a chuparte y después te follaré, te haré el amor tan lento y duro que me notarás por una semana. Te haré gemir y gritar de placer, te haré ver las estrellas y te devoraré entero. Dime James.

    -Por favor. Sirius. Te necesito.

    -¿Cómo me necesitas? ¿Dentro de ti follándote sin parar o chupando te la?

    -¡Por un demonio, Sirius, quiero tu boca en mi polla ya!-le ordenó y si esperar más devoró la hombría de su amante. Recibió como respuesta un movimiento involuntario de James queriendo cerrar las piernas pero siendo impedido por las manos de Sirius quien las tenía cogidas por debajo de las rodillas y abiertas. James arqueó la espalda, agarró las sábanas y gimió alto.-AAAAH... ah... Sirius... ¡Merlín sí!-gemía descontrolado.

    Harry no sabía lo que veía, estaba viendo a su padre teniendo sexo con Sirius. No quería ver pero sabía que era inevitable y que no se iría hasta que lo viera así que no tenía escapatoria. Estaba sonrojado y con una erección. El oír a Sirius le había trastornado, nunca le había oído decir eso.

    Sirius por otra parte movía la cabeza de arriba a abajo tragando la erección de James sin darle tregua y haciendo que gimiera cada vez más alto. Sabía que James estaba a punto de venirse así que con sumo cuidado cogió su varita y la introdujo un poco en la entrada de James y murmuró un hechizo lubricador haciendo que James gimiera y abriera más las piernas. Sonrió maliciosamente, al principió solo quería cerrarlas y ahora solo quería abrirlas. Siguió chupando y cuando James estaba a punto de venirse introdujo tres de sus dígitos en él de una estocada golpeando en un golpe certero la próstata de Harry haciendo que gimiera más alto y arqueara la espalda y abriera involuntariamente aún más las piernas. Sirius se separó de James y miró su obra de arte mientras tragaba su esencia. James estaba jadeando, con sus ojos entrecerrados, pupilas dilatadas y brillantes, con lágrimas de placer, temblando de anticipación con sus manos agarrando las sábanas, las piernas abiertas dejando ver su erección y sus dedos aún dentro de él, sonrió malicioso, los sacó viendo como salían del interior de James y los volvió a meter golpeando en el mismo sitio obteniendo la misma respuesta.-¿Necesitado bebé? Simplemente hermoso. Primero te haré el amor con los dedos y después con mi pene. Mira, James. Mira como mis dedos se hunden en ti, mira como te hacen el amor-le dijo y James miró. Sirius sonrió, movió más fuerte su mano haciendo que volviera a hechar la cabeza hacia atrás.

    -Sirius.-gimoteó haciendo que Sirius se excitara, ya no podía más, se quitó la ropa lo más rápido que podía y las tiró a un lado, invocó otro hechizo lubricante en su pene se acercó y entró de una estocada en James haciéndole gritar de dolor y placer. Sirius observó como arqueaba la espalda estiraba el cuello y agarraba sus brazos y rodeaba su cintura con sus piernas. Jodido chico que lo calentaba, sensual.-¡SIRIUS!- gimió de placer.

    -Te dije bebé que te haría gemir de placer y de gritar, que te haría el amor, porque eso es lo que estoy haciendo, te estoy haciendo el amor, lento y duro y no pararé hasta que te quedes sin voz.-Sirius le besó, otro beso con lengua, haciendo que la mente de James se nublara más que antes y empezó a penetrarle haciendo que gimiera y chillara de placer. Duro. Lento. Delicadamente. Le besaba, suave, lentamente. Le devoraba. Le hacía el amor. Le hacía chillar, llorar, jadear, gemir y sollozar de placer. Ambos, en sus mentes, solo veían amor, se veían, se sentían, se notaban, se amaban, se besaban, se notaban el uno al otro. Sentían solo placer, el placer de ser uno. El placer de cada uno. El placer de ver al otro retorcerse del mismo sentimiento.

    -Me vuelves loco.-le dijo a James y le mordió en la clavícula haciéndole un chupetón. En cada estocada James gritaba y Sirius acallaba sus gemidos mordiendo y chupando el cuello de James.

    -Sirius... Ahhh... si... joder... sigue... más...por favor... ¡Merlín!... ah.... hmmm... hn...-sollozaba de placer, agarraba las mantas con mas fuerza, apretaba los dedos de los pies en muestra del placer que sentía.
    Sirius cogió las piernas de James y las posicionó sobre sus hombros. Sabía que James estaba siendo bien follado, lo sabía por las reacciones de su cuerpo, en como se arqueaba, gemía y en como cerraba sus manos y apretaba los dedos de los pies. Le penetró más fuerte, más profundo, duro, rápido. Haciendo que chillara.

    -AAAAHHH.... ummmh.... umgh.... sí... sigue... no p-pares....-le decía como podría y Sirius le penetró con salvajismo haciendo que su pene chocara fuertemente contra la próstata de James haciendo que se arqueara completamente que abriera los ojos y que abriera las piernas involuntariamente y chillara:-¡SIRIUS! ¡JODER SÍ! AAAAH...¡TE AMO! -gritó en medió del placer haciendo que Sirius se sorprendiera un poco, sonrió a medio lado, besó a James con un beso de los que roba el aliento y le penetró aún más profundo.- Yo también te amo bebé.-le susurró , ambos gimieron.

    Eran una marea de caricias, gritos, besos, chupetones y mordidas. En medio del placer Sirius salió del interior de James, le dio la vuelta y le dio dos nalgadas haciéndole gemir alto:-Eso es bebé, gime para mi, abre las piernas.-lo hizo, las abrió en muestra de amor y sumisión. Sirius se quedó embobado. James enfrente de él con el culo en pompa, con su entrada roja y abierta y con restos de sangre por haber sido desvirgada por su miembro, sudando y jadeando, desnudo, casi follado, pues no lo estaría hasta que no terminara en su interior, le dio otra nalgada, y James gimió:-Eso amor, grita, que te oiga, que se oiga lo bien que te hago el amor, como te follo, lo bien que estás siendo follado.-dijo, con una mano hizo que el pecho de James se pegara a la cama y con la otra dirigió su miembro al interior de James lenta y fuertemente, de una estocada y James chilló. Estocada, nalgada, gemido. Un círculo que se repetía, con la mano libre le masturbó. Hizo que cambiaran de posición. Se levantó y apoyó a James contra la pared.-Quiero... ah... quiero qu-que me digas... ah... lo bien que estás si-siendo follado.-ordenó mientras le daba una nalgada.

    -Sirius... ah... Ah...-intentaba.

    -Di lo.-ordenó demandante mientras le penetraba con fuerza.-Que la gente tenga envidia, James. Envidia de lo bien que estás siendo follado, grita.-le decía al oído.

    -Si... joder... sí... estoy... ahh... siendo....ummmmhhg.... ah... bien fo-follado.-gritó.

    -Eso es bebé.-le besaba el cuello, se acostaron otra vez en la cama y Sirius le masturbaba y follaba hasta que terminaron.

    Sirius le hizo el amor en todos lados, en la cama, en la pared, en la mesa, en la cómoda, en el sillón y en la alfombra. Se lo hizo hasta que terminaron agotados.

    Sirius salió de James y vio restos de semen y sangre salir del ano-ya-no-virgen-de-James, le miró por una vez más y lo vio con el pelo desenredado, la gafas torcidas, sudando y con un montón de marcas por culpa suya, con el culo rojo. Ahora sí estaba bien follado. Sonrió, le beso siendo recibido gustosamente, se tumbó a su lado y James no tardó en colocar su cabeza en su pecho. Murmuró un fregoteo limpiando a todos y los tapó. A los minutos sintió la respiración pausada de James y sonrió, besó su coronilla y se durmió con él.

    Porque los dos eran románticos a su manera, porque se querían a su manera. Porque simplemente eran Sirius y James. Porque ninguno de los dos era débil como para ser tratado como una mujer ni como una muñeca de porcelana.

    Harry estaba con la boca abierta, con una erección de caballo y sin creerse nada de lo que estaba pasando. ¿Era real o alguien se había inventado esos recuerdos? ¿De quién era el collar?
    Los que ninguno de los presentes sabía es que alguien había visto la escena y estaba peor que Harry. Si esté estaba con una erección el otro un poco más y se desmaya.


    ------------------------------------

    Eran las cinco de la tarde, hace unas semanas que Lily le había pedido perdón a James y este la había perdonado, pues era como su hermana y había sido muy difícil no hablar con ella durante un año.

    Habían pasado dos semanas de aquello y de su primer aniversario y James se encontraba fatal, no comía nada y si lo hacía, vomitaba todo. Los únicos que se dieron cuenta fue Remus y Lily.

    -James... ¿podemos hablar?-le preguntó Lily en el comedor.

    Los chicos prestaron atención a la conversación, Sirius el que más, pues pensaba que Lily le pediría a James salir y eso no lo permitiría, nada de eso.

    -Claro, Lily.-dijo James sonriendo.

    -¿Puede ser en privado?-dijo mirando a sus amigos.

    -Eh... cla-claro.-dijo James nervioso.

    Los dos salieron del salón captado varias miradas, las de los merodeadores y las de varios Slytherin.


    Harry se extrañó por eso, vio como los chicos los seguían sin que ellos se dieran cuenta y Harry sonrió con dulzura, Sirius cuando quería era muy posesivo.

    -James... ¿hace cuanto que no comes bien y cuando lo haces vomitas?-preguntó.

    -Hace varias semanas... ¿por qué?-preguntó.

    -¿Has ido a ver a la enfermera?-preguntó.

    -Sí, me ha dado unas pastillas pero nada.


    Harry vio como los chicos se escondían detrás de unas estatuas.

    -Ummm... ¿podría ser?-murmuró para sí misma.-Dime una cosa... y quiero la verdad.-le amenazó y vio como asentía:-Estás saliendo con Sirius...¿Verdad?-preguntó con una sonrisa maternal dejando a James con la boca abierta y a Remus y Peter que estaban detrás de las estatuas automáticamente se giraron hacia Sirius y este les rehuyó la mirada haciendo que abrieran la boca con sorpresa.

    -Ehh... sí.-afirmó un poco apenado.

    -Esta pregunta también es difícil para mi, así que los dos nos vamos a avergonzar... ¿en esa relación quién recibe?-preguntó Lily un poco sonrojada haciendo que James se pusiera como un tomate.

    -...Yo.-dijo sin apenas voz, muy bajito que Lily tuvo que afinar el oído.

    Remus, Frank, Peter y Charlie abrieron aún más los ojos haciendo que Sirius sonriera juguetón.

    -James... es posible que seas un mago fértil y que estés esperando un hijo.-no fue una pregunta, fue una afirmación.

    Afirmación que dejó a todos con la boca abierta.



    ¿¡Cómo!? ¡Ahora si que no entiendía nada! ¿Qué está pasando? ¿Cómo que su padre estaba embarazado de él? Entonces... Lily no era su madre y su padrino era su padre... ¿Qué es esto?


    -¿Qu-qué has di-dicho?-preguntó James como pudo.

    -James me sorprende que siendo mago de nacimiento (sangre pura) no sepas eso. Hay magos que pueden quedar en cinta.-le explicó.

    -No puede ser... es imposible... yo...-no acabó de decir nada cuando se desmayó. Antes de que tocara el suelo, unos fuertes brazos agarraron a James suavemente sujetándolo.

    Sirius al ver que su bebé se ponía nervioso y que se iba a desmayar fue corriendo para sujetarlo y cargarlo estilo princesa sorprendiendo a los otros tres presentes.

    -¿Es cierto lo que dices?-le preguntó nervioso Sirius.

    -Claro... ¿por quién me tomas?-preguntó ofendida.-Tienes tus razones para dudar, pero yo jamás os mentiría.

    -De acuerdo... te creo... y creo que lo mejor sería que lleváramos a James a la sala de Griffindor.-comentó Sirius.

    -¿Por qué no a la enfermería?-preguntó Remus.

    -Os lo cuento allí.-dijo Sirius empezando a andar.

    Una vez en la sala común, subieron a los dormitorios de los chicos. Todos los merodeadores dormían juntos, una gran ventaja. Sirius cerró la puerta con un hechizo y con un silenciador.

    -¿Por qué no quieres ir a la enfermería?-preguntó Frank.

    -Chicos el otro día me colé en el despacho de Dumbledore con la capa de la invisibilidad para recuperar una cosa que me había quitado en una clase y vi a Dumbledore hablar con un hombre de James... Ellos decían que era el heredero de Merlín y que cuando saliéramos de Hogwarts le raptarían y le quitarían todo su poder. Él no lo sabe, y tampoco sabe que lleva un hechizo que le impide usar toda su magia.-explicó preocupado.

    -Por eso James no puede usar algunos hechizos.-murmuró Charlie.

    -Exacto, el hechizo le impide usar o realizar bien algunos hechizos.-les dijo.

    -Eso no se puede hacer... debemos avisar al ministerio.-dijo Lily.

    -No podemos... el hombre con el que Dumbledore estaba hablando era la mano derecha del ministro de magia.-dijo Sirius.

    -¿Qué haremos?.-preguntó Peter.

    -Hay unas personas en las que si podemos confiar.-dijo Sirius.

    -¿En quienes?-preguntó Remus.

    -Mis... mis... padres y en algunos Slytherins.-dijo Sirius.

    -¡Pero Sirius... tus padres te odian!-exclamó Peter.

    -No literalmente... eso solo es un truco para que Dumbledore no sospeche nada, mis padres están al corriente de toda la conversación que oí.-dijo Sirius:-A demás se alegraron un montón de que mi pareja fuera James, aunque se disgustaron un poco de que fuera hombre pues pensaban que no tendrían nietos, pero con lo que nos ha dicho Lily ahora... creo que se alegraran muchísimo.-comentó.

    -¿Y quién más nos va a ayudar?-preguntó Charlie.

    -A ver... los Malfoy, los Nott, los Black, los Zabini, los Parkinson, los Diggory, los Lestrange, los Crouch, los Prewett y los Potter...-dijo enumerando y Sirius paró mirando a sus amigos.

    -Sirius continúa.-le pidió Remus amablemente.

    -Y yo os pido que no chilléis cuando diga el ultimo apellido ni me tachéis de loco... R-Riddle.-dijo dejando a sus amigos blancos como la cal.

    -Jajajaja... que chistoso, no en serio. Di el nombre de una vez Sirius.-dijo Charlie riendo.

    Sirius lo miró mal, pero no dijo nada. Sus amigos entendieron el gesto y pasaron de blanco a morado.

    -¿¡QUE QUÉ!?-chillaron.

    -¿¡SE TE HA IDO LA OLLA... SIRIUS ES UN ASESINO, A-SE-SI-NO!? ¡NO ES TAN DIFÍCIL!-le gritó Remus.


    Harry se quedó más blanco que ellos, si antes no entendía nada, ahora no tenía ni puta idea de lo que estaba ocurriendo.

    -No es un asesino y antes de que volváis a hablar dejarme que os explique. Riddle no es el asesino, Voldemort des Dumbledore en realidad, es él quién está detrás de todas esas muertes.

    -No puede ser cierto.-dijo Charlie.

    -Si lo es, Dumbledore vio una oportunidad cuando vio que Riddle era el heredero de Slytherin. Vamos pensarlo bien, se decía Salazar Slytherin quería eliminar a los muggles.-dijo Sirius (n/a: sip, Sirius no es tan idiota)

    -Tienes razón...-dijo Frank:-Sirius, tú sabes que mis padres piensan con el corazón que los merodeadores somos sus hijos y nunca les han caído bien Dumbledore así que creo que ellos también pueden ayudar.-añadió.

    -Muchas gracias.

    -Y los míos.-dijo Remus.

    -También los míos.-dijo Peter.

    -Yo... yo no creo que mis padres ayuden... son muy devotos a Dumbledore.-dijo Charlie triste.

    -No te preocupes, lo sabemos, pero te tenemos a ti.-dijo Sirius con una sonrisa que tranquilizó a Charlie.

    -Chicos... mis padres también podrían ayudar, ya que... ¿qué mejor sitio para esconder a James por si pasa algo, que el mundo muggle, a demás, habéis estado en mi casa y sabéis que os adoran.-dijo Lily.

    -Bien pensado, ah, se me olvidaba, también los Snape ayudan.-comentó Sirius.

    -¿Los padres de James saben que...?-no terminó de preguntar Frank cuando Sirius ya estaba respondiendo.

    -No, no saben que su hijo está en cinta o que es fértil, sino creeme que esto no hubiera pasado... aún.-dijo con una sonrisa haciendo que los demás rodarán los ojos.

    -¿Y que haremos con James? Alguien tiene que revisarle para ver si el bebé está bien.-Dijo Frank.

    -Llamaré a mis padres y a los suyos y en la próxima salida a Hogsmeade iremos a visitar a el medimago de confianza de mis padres.-dijo Sirius.

    -Um...-oyeron como James se quejaba y se levantaba:-He tenido un sueño muy raro.-dijo James tocándose la frente.

    -No fue un sueño James.-dijo Sirius con una sonrisa.

    -¿Qué?-preguntó anonadado.

    -Los dejamos solos para que hablen, estaremos fuera para ver si alguien viene.-dijo Charlie. Sirius asintió.

    -¿Sirius... entonces...?

    -Sí, bebé, puede ser de que estés...-tragó saliva.-En cinta.-Al terminar de decir eso James empezó a llorar, Sirius se lo tomó mal y pensó que James no quería al bebé:-A... ¿a..a ca-caso tu no... lo quieres?-preguntó nervioso, con ganas de llorar, sí su James quería abortar, no se lo negaría si eso le hacía feliz a su bebé, pero, por otra parte le haría infinitamente feliz ser papá. Papá. Que bien sonaba esa palabra.

    -¡NO! ¡Nada de eso Sirius!... solo...-empezó a decir.

    -Solo ¿qué? Amor.-le incitó a decir.

    -Tengo miedo... estamos a mediados de nuestro último año y somos muy jóvenes... ¿crees que estaremos preparados?-preguntó con sus ojitos llenos de lágrimas.

    Sirius le agarró de las mejillas suavemente y le limpió las lágrimas, era hora de madurar, por James, por su hijo, por su nueva familia:-James, nadie está preparado para esto. De lo que estoy seguro es de que serás un gran padre, uno brillante y que nuestro bebé crecerá fuerte y valiente, porque tendrá una mamá que es así, brillante, fuerte y valiente.-dijo besándole tiernamente los labios.

    James le miró mal. Muy mal:-¿Acabas de llamarme mamá?-haciendo que Sirius riera.

    -¿A caso no lo eres? Que yo sepa las mamás son las que llevan al bebé en el vientre.-dijo mientras besaba los ojos de James, su nariz, sus mejillas, su frente... haciendo que este riera divertido.

    -Para... jajajaja... me haces cosquillas.-dijo riendo.


    Harry sonrió ante la escena, estaba muy alegre, pero por otra parte, terriblemente enfadado, enfadado con Dumbledore y con la gente que le estuvo ocultando esto. Llegaría al fondo de esto y cuando lo haga, hará pagar a Dumbledore todos su pecados.


    Sirius paró, miró a James con infinito amor y con el corazón en la mano dijo:-Te amo, ¿me oyes? TE A-MO y a nuestro bebé igual, os amo a los dos.-arguyó, haciendo que a James se le escaparan lágrimas de felicidad.

    -Yo también amor. Yo también.-dijo mientras se besaban:-Tengamos a este bebé.

    -No me negaré, jamás lo haré.-dijo con una sonrisa y besando la frente de James con dulzura.

    En ese momento, los chicos entraron.-¿Y bien, qué habéis decidido?-preguntó nervioso Frank.

    James y Sirius se miraron y sonrieron y a la vez dijeron:-Vamos a tener al bebé.

    Lily saltó de alegría y se tiró a abrazarles, los demás igual.-Bueno, ahora tenemos pociones.-dijo Lily.

    -En un segundo vamos.-dijo Sirius hablando por él y por James.

    -Sirius, ¿puedo hablar contigo un segundo?-preguntó Lily.

    Sirius asintió y se acercó a Lily que lo arrastró hasta una de las esquinas de la habitación.-¿Vas a decirle a James lo des sus poderes?

    -Cuando encuentre el momento.-dijo Sirius.

    -¿Crees que el viejo Slughorn nos ayudaría? No es muy amigable con Dumbledore.-comentó.

    -Tienes razón, los chicos lo pillaremos y se lo preguntaremos. Si se niega, le borraremos el recuerdo no vaya a ser que avise a Dumbledore.-argumentó.

    -Has madurado.-arguyó con ternura.

    -Amo a dos personas, una me acabo de enterar que existe y de la otra ya llevaba tiempo enamorado, y da la casualidad de que esas dos personas son mi nueva familia, mi propia familia.-habló con determinación. Nadie iba a dañar a su hermosa familia y a su querido hijo.

    Lily sonrió, al fin había llegado el momento que esperaba. Aquel en la que los chicos por fin madurarían. Han tardado, pero cada uno lo ha ido haciendo poco a poco. Le apretó la mano en forma de apoyo y comentó:-No tardéis.-Y salió de la habitación siendo seguida de los chicos.

    En cuanto salieron de la habitación, Sirius mostró su enojo, ¿por qué James no le había comentado nada de que se encontraba mal? ¿Y si en vez de un embarazo, Dumbledore había mandado a envenenar su comida o algo por el estilo? Si lo llegaba a perder no sabría lo que haría, pero seguro que se moriría. No quería ni pensar en la idea. Su James muerto, la sola idea le daba ganas de guardar a James bajo llave.

    James se asustó, jamás había visto a Sirius tan enfadado y reculó un poco.-¿Sirius?-veía como Sirius seguía sin moverse mirando a la nada y de repente le miraba y echa a andar hacia él muy enfadado. Veía a Sirius acercarse apretando los puños, con el entrecejo fruncido y la vena del cuello dando a conocer su autocontrol. James volvió a andar hacia atrás cuando vio que Sirius llegaba a su lado haciendo que Sirius se enfadara un poco más. James se asustó, y pensaba que le iba a hacer algo malo, como sentido protector se llevó la mano al vientre pero no dejó de andar hacia atrás hasta chocar contra la pared. Las lágrimas en su cara ya eran visibles y la mueca de miedo en su rostro igual.-Sirius.-susurró con miedo, como un niño a su padre cuando sabe que este le va a regañar y castigar. Notó como Sirius se acercaba más rápido y cerró sus ojos con miedo y apretó más su mano contra su barriga. Gimoteó de dolor al notar las manos de Sirius agarrar sus brazas muy fuerte y notó como era zarandeado.

    -¿¡SE PUEDE SABER POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE ESTABAS MAL!? ¿¡QUÉ PASARÍA SI EN VEZ DE ESTAR EMBARAZADO HUBIERA SIDO POR COMER ALGO ENVENENADO!? ¿¡TIENES IDEA DEL MIEDO QUE HE PASADO, QUE ESTOY PASANDO, Y SI NO ES UN EMBARAZO!?-preguntó Sirius zarandeándole.-¡JAMES CHARLIUS POTTER MÍRAME CUANDO TE HABLO!-le gritó furioso haciendo que James se sorprendiera y llorara más fuerte.-¡MÍRAME!-le chilló histérico y le zarandeó.

    James con miedo abrió los ojos poco a poco y al fijarse bien en Sirius los abrió de golpe. Sirius estaba llorando.-Si-Sirius.-gimoteó, de dolor y de sorpresa.

    Sirius se dio cuenta de que le estaba agarrando muy fuerte y le soltó un poco el agarre para, acto seguido, lanzarse a el abrazándole y llorando.-No vuelva a hacerme esto, si te pasara algo yo... Se supone que soy tu novio, deberías de contarme todo esto, tengo derecho.-le dijo como un niño pequeño.

    James escondió su rostro en el cuello de Sirius y le pidió perdón como un niño pequeño desconsolado.

    Sirius le apartó con dulzura y besó sus mejillas limpiando el rastro de lágrimas.-Perdóname tú a mi, te he echo daño.-dijo mientras le acariciaba la zona del agarre aliviando el dolor.

    James volvió a esconder su cara en su cuello y a pasar sus manos por su cuello para acariciarle el pelo. Sirius le acariciaba la espalda con ternura y de vez en cuando le besaba la cabeza y aspiraba su aroma. Le tranquilizaba, James era el único que podía tranquilizarle, no desde el principio pero si le tranquilizaba. Estaba seguro que si estuviera con otra persona el enfado le duraría por lo menos dos horas, con James solo son segundos. Notó que James temblaba y que se adormecía, pobre, le había asustado hasta atontarlo. Se inclinó un poco para abajo y le agarró de los muslos y les daba un suave apretón hacia arriba para que James saltara y se quedara agarrado a el con las piernas a cada lado de su cadera y se acercó a la cama donde se sentó con James aún encima de él y le acarició los muslos de abajo a arriba con suavidad hasta llegar a las nalgas donde las acarició con tranquilidad. En ese movimiento no había nada de morbosidad. Sirius siguió subiendo las manos hasta la espalda baja y las subió acariciando la espalda hasta el cuello y pasó a acariciar los laterales de James hacia abajo hasta que llegó a la espalda baja donde repitió el mismo movimiento. Tranquilizándolo. Empezó a besarle el cuello subiendo los besos hasta la mejilla. Notó como James cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás.- Te amo.-le dijo con suavidad mientras le besaba.


    Harry sonreía, se veían tan bien, pero, de repente se quedó estático, si su padre estaba vivo, ¿por qué no le recordaba? Es decir, debería haberle dicho quién era en realidad. Tendría que llegar hasta el final. El recuerdo se fue emborronando hasta que apareció otro distinto, uno en el que sus padres no eran los protagonistas, si no un lobito.



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    Un chico iba andando por un pasillo, tenía el pelo castaño y largo atado en una cola baja con un lazo pero aún así con algunos mechones libres, con ropa de segunda mano, pero no por eso menos guapo, era Remus e iba a la biblioteca, iba a mirar todo lo relacionado con Merlín y si había algo sobre los herederos. Había tenido que mentir en clase de pociones diciendo que James y Sirius no se encontraban bien. Sonrió, Sirius y James habían encontrado su propia felicidad. Pero su sonrisa no era del todo feliz, había un deje de tristeza, melancolía y envidia.

    Harry frunció el ceño. Jamás había visto esa mueca en Remus. Siempre lo había visto alegre, pero esa mueca le molestaba.

    Remus entró en la biblioteca, dejó su mochila en uno de los sillones, uno en el que siempre se sentaba y empezó a pasar su mano por los laterales de los libros leyendo sus títulos. Siempre hacía lo mismo, siempre pasaba las manos por los bordes de los libros con suavidad, notando la tapa de estos, y con la mirada perdida en cada uno, leyendo los hermosos títulos.

    La gente que le veía hacer eso siempre se quedaban embobados, Remus trasmitía sensualidad y misterio, y con esas cicatrices y con la mirada perdida, daba un deje de salvajismo. Nadie sabía el porqué de esas dos cicatrices en su mejilla izquierda, pero sabían que no era de su incumbencia.


    Harry se fijó en un chico de pelo rubio, casi platinado. «Malfoy» se dijo. Miraba como Lucius dejaba de mirar su libro y veía como Lucius dirigía su mirada de reojo a Remus y se extrañó. «¿Un Malfoy mirando a un mestizo?» se preguntó burlón. Y miró como Lucius alzaba la mirada por completo a Remus, haciendo que Harry también la guiara a él. Vio como Remus intentaba alcanzar un libro de la estantería más alta y al no llegar se puso de puntillas con una mano apoyada a la estantería y con otra intentando agarrarlo con una mueca de precisión en la cara, la escena le hizo reír. Pero se acordó de Malfoy y se volvió a girar hacia él y se llevó la sorpresa de que Lucius estaba andando hacia Remus, como le gustaría estar allí y evitar que seguro fuera a burlarse de él. Pero su sorpresa fue que se colocó justamente detrás de Remus y le cogió el libro. Se fijo en Remus y este estaba sonrojado. Sonrió. Haber que sucedería ahora con él.

    Remus intentaba agarrar el libro cuando notó una presencia detrás de él, un olor a césped y chocolate, se sonrojó, era Lu... Malfoy. Y notó como un cuerpo se apegaba a él, un cuerpo mucho más grande y se sonrojó aún más al sentirse aprisionado contra él y la estantería.

    Lucius llevaba sentado en el sofá leyendo tranquilamente un libro cuando notó a cierto griffindor, el mismo de siempre. Lo sabía, estaba mal lo que hacía pero simplemente no podía negarlo, desde hace meses que llevaba yendo a la biblioteca a la misma hora, la misma hora a la que él iba y se marchaba a la misma hora que él lo hacía. Lo sabía, sabía que su parte veela había encontrado a su pareja. Él. Y había estado observándole desde hace meses para saber como era. Para conquistarle, porque iba a ser suyo. Suyo y de nadie más. Al ver como se inclinaba para alcanzar su libro le llamo la atención demasiado y la dirigió a una parte específica. Su trasero. Al inclinarse hacía que se viera más respingón, se relamió los labios. Se fijó alrededor para saber si alguien se había dado cuenta de su gesto, pero estaban más ocupados viendo a Remus y eso le enfureció. Nadie miraría a su pareja de la forma en la que lo estaban mirando, y antes de que algún “bonachón” ayudara a Remus a coger el libro, lo hizo él. Para que dejaran de mirarle y para simplemente oler ese aroma que le nublaba la mente. Se acercó con rapidez y con elegancia y aprisionó disimuladamente a Remus contra la estantería, sintiendo el calor de este y su aroma, y le cogió el libro. Se despegó un poco notando que su pareja se había puesto algo nervioso y algo excitado, sonrió levemente.-Ten.-le dijo. Sus manos le picaban, quería tocar un poco más de piel.

    -Gr-gracias.-le dijo rojo de la vergüenza.

    Lucius no contestó, solamente se giró y echó a andar. Pero no dio ni dos pasos cuando sintió que una mano sujetaba su túnica. Se tensó un poco, pero al notar quien era se relajó y sonrió por unos segundos y se giró. Levantó una de sus cejas con su clásica mueca de póquer como forma de pregunta.

    -Me... me preguntaba si... si tu conoces algún... li-libro sobre M-Merlín.-le comentó cerrando sus hermosos ojos dorado creyendo saber la respuesta; un rotundo no.

    Lucius pensó que esta sería su oportunidad y no la iba a dejar marchar y ya de paso advertiría a los que habían osado mirar a SU CHICO. Se acercó hacia él y le agarró de la cadera acercándolo a su cuerpo de un movimiento certero haciendo que su pareja abriera sus hermosos ojos con sorpresa, sonrió gatunamente y se inclino hasta quedar a su altura para susurrarle en el oído.-A media noche, aquí, en la puerta de la sección prohibida.-para después lamer y morder con sensualidad su lóbulo haciendo que Remus se estremeciera y gimiera bajito.

    Lucius se fijó en las personas que había alrededor y aún sin soltar a su presa posesivamente les lanzó una mirada que heló la sangre a todos y que salieron pitando dejando en el pasillo a esos dos solos. Gruñó gustoso y aspiró el aroma de Remus.

    Si los de la sala sa había quedado mudos y con la boca abierta. Harry estaba seguro de que la suya llegaba al suelo. Malfoy estaba enamorado de Remus. Ya nada podía ir peor. (N/A: Harry, tú solo espera y verás)

    -M-Malfoy.-susurró bajo. El agarre de Malfoy le estaba poniendo nervioso y se había derretido con la mordida en su lóbulo. Haciendo que su corazón saltara de alegría y que su lobo interior se dejara hacer sumisamente. Se estremeció cuando recibió como respuesta un gruñido y el brazo de Malfoy apretando el agarre haciendo que se elevara de puntillas. Se sintió más nervioso aún cuando notó que Malfoy le agarraba el pelo y le tiraba suavemente haciendo que elevara su mirada hacia arriba. Sus piernas temblaban, y estaba sonrojado seguro. Dio un pequeño y bajo grito de sorpresa cuando sintió la lengua de Malfoy lamer desde su cuello bajo, pasando por su nuez hasta la barbilla. Dejó caer el libro al suelo y se agarró al la túnica de Malfoy.

    -A la mierda... no puedo esperar.-murmuró bajo y muy rápido haciendo que Remus no entendiera nada de lo que había dicho.

    -¿Qué-¡Mmmmh!?-trató de hablar, pero fue impedido por los carnosos labios de Lucius.

    Lucius no aguantaba más, el sentir el aroma de Remus tan dulce y que se intensificó por estar excitado le nubló el juicio y mando al carajo el poco juicio que le quedaba, al oírle gemir por el mordisco en su lóbulo y por su lengua en su cuello le había vuelto loco. A la mierda todo. Devoró sus labios con ferocidad y sensualidad manteniendo aún su mano sobre sus hermosos cabellos y el agarre de su brazo en esa cinturita que le traía desquiciado y esas caderas y piernas que le hacían babear como un tonto cada vez que le vía andar. Le atrajo aún más haciendo que se sorprendiera y abriera la boca permitiendo que su lengua entrara en esa boca con la que llevaba meses soñando poder probar y dominar. La lengua de Malfoy se movía experta probando y conociendo la cavidad tan caliente. Notó como Remus le seguía el ritmo torpemente y sonrió. Era el primer beso de Remus seguro y sonrió por eso. Se enfureció al pensar que otro ya le podría haber besado y por eso dirigió la mano donde tenía agarrados los cabellos de Remus y la dirigió a las nalgas al igual que la otra apretándolas suavemente haciendo que Remus gimiera y se apegara a él haciendo notar su excitación logrando así que él gruñera. Le impulsó para que Remus se agarrara a su cintura con sus hermosas piernas y gimiera.

    Remus estaba temblando, los besos de Lucius eran lentos y rápidos a la vez, haciendo que se perdiera en la locura. Cada vez que sus lenguas chocaba, se acariciaban, se rozaban, hacía que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo hasta llegar a su parte íntima.

    Lucius volvió en sí y se dio cuenta de que estaba en la biblioteca, gruñó molesto. Se separó de esos labios que le volvían loco, sin antes morderle dulcemente el labio inferior haciéndole suspirar.-Cambio de planes, espero que no te molesten las apariciones.-murmuró con una sonrisa. Con un hechizo atrajo las cosas de él y de su presa y convocó una aparición.

    Remus lo miró extrañado y antes de que pudiera preguntar o responder dio un pequeño grito al sentir el clásico revolvimiento de las apariciones. Cerró los ojos y se agarró con fuerza a la túnica de Malfoy.

    -Ya puedes abrir los ojos, lobito.-dijo con suavidad apartando los mechones sueltos de la cara de Remus y acariciando sus cicatrices.-Estas son de hace poco... ¿cuándo?,era cierto, a todos les sorprendió que Remus apareciera un lunes con esas dos cicatrices en la cara. Se sintió mal, seguro que le habían dolido. Las besó despacio y con cuidado, como si quisiera borrar ese dolor con amor.

    -¿Por qué haces esto?-preguntó confuso y con lágrimas en los ojos. Creía que solo lo hacía para burlarse de él. Pero se sentía tan bien. Esas caricias de amor no se podían comparar ni con el mejor chocolate del mundo.

    Lucius sintió un pinchazo en el corazón y cogió con cuidado las mejillas de Remus intentando quitarle las lágrimas con miramiento.-Porque estoy enamorado de ti y porque mi parte veela te ha elegido como mi pareja aceptando tu condición lobuna.- y le dio un pico con lentitud y cariño.

    Y Remus sonrió, sonrió como siempre lo había deseado. Sinceramente y sin tener que fingir nada más. Pero luego su mirada se oscureció de repente dejando a los dos presentes desconcertados. Y sin esperar empezó a llorar.

    -MI lobito ¿por qué lloras?-preguntó mientras se arrodillaba delante de él y le limpiaba las lágrimas.

    -A tus padres no le hará gracia que estés conmigo.-dijo muy bajito. Tanto que Lucius tuvo que afinar el oído.

    -Lucius sonrió.-Mi lobito, ya saben que tu eres mi pareja y no se han negado ni nada. Podemos estar juntos, no te preocupes.-Le dijo con amor y le besaba despacio. Hace meses que les había enviado una carta diciendo que había encontrado a su pareja y que este era un mestizo y que si se negaban podían mandarle a la mierda porque él no se alejaría de su lobo. Sus padres claro está, no podían permitirse perder a su único heredero, bien sabían que si un veela o cualquier criatura mágica era alejado de su pareja, este moriría. Y eso no lo iban a permitir, a demás de que confiaban en su hijo cuando este les dijo que era la única persona que se merecía tenerle, que era valiente, listo y muy hermoso a pesar de que tenía dos cicatrices en sus mejillas. Así que lo aceptaron, porque si ese muchacho era digno de su primogénito, es porque era una persona maravillosa.

    -Sabes a chocolate.-le dijo Lucius.

    -Tu también.

    Ambos se sonrieron y se volvieron a besar sin descanso.




    _______________





    Harry notó que el recuerdo comenzaba a cambiar de nuevo dando paso a una cabellera castaña y a un muchacho algo bajito y patoso. “Frank” pensó.

    En efecto, Frank Longbottom iba corriendo en dirección a la enfermería para cumplir su castigo de hace unos pocos días. EL castigo esta vez era simple. Ayudar a Madame Pomfrey en cualquier cosa que necesite durante todas las tardes durante tres meses. Si bien el castigo no era malo, pero si algo aburrido y monótono.

    -¡Oh querido!... ¿ya estás aquí?-preguntó Madame.

    -Si Madame.-dijo mientras dejaba su cartera en una esquina y colgaba su túnica en un perchero y se remangaba las mangas de la camisa, a la vez que se desapretaba el nudo de la corbata y la dejaba algo suelta, dejando así su camisa levemente abierta.

    -¿En qué la ayudo?-preguntó.

    -¡Oh! ¡Bien! Sí... a ver... los alumnos de tu curso de Slytherin han tenido clases de Encantamientos y uno de ellos ha resultado gravemente herido, pero no demasiado y no tiene nada peligroso si no toma su remedio en menos de 24 horas.-comentó.

    -Vamos a ver, quiere decir que necesita atención inmediata porque está gravemente herido pero no lo suficiente como para cascarla, pero que debería tomarse su remedio.-resumió más fácil de entender.

    -Coloquialmente hablando... sí.-asintió.

    -¿Qué tengo que hacer?

    -El joven Crouch a sufrido un hechizo un poco peligroso pero está estable, por ahora... y necesito hacer la poción ya que no la tenemos preparada y seguramente tardemos toda la tarde. Tiene fiebre. Por tanto tú serás el encargado de hacer que no le suba demasiado. Lamentablemente no existen pociones para hacer bajar la fiebre, por lo tanto tendrás que hacerlo al estilo muggle. Coge agua fría y un paño y pasa lo por su frente y pecho limpiando el sudor regularmente y coge otro sin mojar e intenta quitar el agua de su cuerpo porque si no podría enfermar. Yo iré a preparar la poción, por ahora, la enfermería está cerrada. Pero creo que podrás hacer los deberes, intenta hacerlos todos y si no los terminas dime lo para que te haga un justificante, pero quiero la mayoría hechos joven.-diciendo esto se fue.

    Frank estaba muy nervioso, desde que había escuchado ese nombre se le habían puesto los pelos de punta. Estaba enamorado de él. Al principio se había alterado porque Madame le había dicho que estaba gravemente herido, pero no mucho. Confiaba en que Madame hiciera la poción y se la diera a tiempo. Se acercó y se sonrojó al verlo si camisa. Se le marcaban todos los músculos y su rostro estaba contraído en una mueca de dolor y murmuraba cosas sin sentido. Comenzó ha hacer lo que Madame le había dicho y cuando paró de limpiar el sudor y se levantó para coger su mochila para hacer los deberes, pero una mano se lo impidió agarrando su pequeña muñeca y dio un grito de sorpresa.

    -¿Dónde estoy?

    -Es-estás en la... en-enfermería, ¿có-cómo te encuentras?-le preguntó nervioso.

    -¿Qué se supone que haces tú aquí, Longbottom? ¿Y Madame Pomfrey?-le preguntó agarrando su muñeca con más fuerza haciendo que mostrara una mueca de dolor.

    -Me han castigado, y el castigo es ayudar a Madame. Ella ha salido a por ingredientes y a preparar tu poción.-le dijo. Notó como Bartemius le soltaba la mano con asco y su corazón se estrujó dolorosamente.

    -No necesito su ayuda, simple mestizo.-le escupió las palabras con recelo.

    -Pero mi castigo...

    -Me da igual tu castigo, no te he dado permiso para tocarme ni para cuidarme simple mestizo. Me das asco.-le dijo con desprecio.

    Frank sentía unas tremendas ganas de llorar, Crouch estaba siendo muy cruel con él por sus situación social. Era muy doloroso que el chico que te gusta te diga esas palabras. «Me das asco» esas palabras no paraban de repetirse en su mente. Su rostro se contrajo en una mueca de dolor profundo. Quería correr ya llorar, quería que sus amigos le consolaran. Bajó la mirada y dejó escapar un par de lágrimas. Hiciese lo que hiciese la gente siempre lograba hacerle sentir poca cosa e inservible. Tenía unas tremendas ganas de que la tierra le tragase.

    Bartemius sintió un pinchazo en su corazón cuando le dijo eso y vio la mueca de dolor y de tristeza del joven, pero, cuando este soltó esas pares de lágrimas, su corazón se apretó dolorosamente y en su rostro se formó una mueca de asombro y desconcierto solo por unos segundos. Este sentimiento. Su madre se lo había descrito igual. «Barty, cuando encuentres a la persona que ames y le hagas daño, tu corazón experimentara un dolor y una tristeza tan profunda que hará que tu alma se muera de dolor» Su madre tenía razón, fue ahí cuando recordó su promesa.

    ~Madre yo no quiero que esa persona sufra por mi culpa~dijo un pequeño de ocho años con lágrimas en los ojos.

    ~Entonces evita lo, Barty, evita que esa persona llore y sienta pena. Protege la y ama la. Pero sobre todo haz la feliz.~le dijo ella quitando sus lágrimas.

    ~Te prometo que siempre cuidaré de esa persona y que no le pasará nada malo, madre~

    ~Eso espero hijo, eso espero. Porque el amor es maravilloso, y aún más si es el primer y verdadero amor. Y el más difícil de encontrar y si no se cuida bien, se puede llegar a perder.~ le contestó y besó su frente.

    Dos días después, su madre murió.

    Bartemius cogió aire. Longbottom era su pareja destinada y este estaba llorando por su culpa, pensó en algo que sentará como una disculpa, pero al no encontrar nada decidió tragarse su orgullo por él.-Lo siento... me duele demasiado la cabeza y no se lo que digo, por favor, perdona me.-dijo sorprendiendo al contrario, haciendo que se sorprendiera pero luego sonriera. Su corazón dio un vuelco, nadie le había dirigido una sonrisa tan sincera y verdadera, no después de la muerte de su madre. Cuando ella murió su corazón se oscureció y se volvió una persona fría y solitaria. Y sabía que aquel dulce leoncito sería su luz en su propia oscuridad.

    -No pasa nada.-dijo limpiando se como podía las lágrimas.

    Bartemius no dijo nada, sabía que le había dolido su comentario y que tenía que hacer que se sintiera mejor. Con dulzura quitó el mismo lo que él había causado. Sorprendiendo otra vez al otro muchacho y haciendo que se sonrojara. Se armó de valor y atrajo al muchacho a él y murmuró.-No sabes lo hermoso que eres y lo mucho que me gustas, por favor deja me arrepentirme de mis actos y pedirte perdón como Merlín manda.-no le dio tiempo a que Frank reaccionara y le cogió de la cintura y de un solo movimiento lo subió encima de él y le besó.

    Frank se quedó quieto, pero cuando notó los labios sobre los suyos cerró los ojos empezó a corresponderle. Colocó sus manos en el cuello de Bartemius y pasó una mano por su pelo enredando sus manos es el y tirando suavemente haciendo que este suspirara y enredara sus manos en sus caderas.

    Los besos se tornaron más calientes. Barty metió sus manos entre la camisa de Frank y empezó a acariciar la espalda de este con suavidad, pasando sus manos por la espalda y por los costados de Frank haciendo que este gimiera y arqueara la espalda, abriendo la boca. No perdió tiempo y metió su lengua en la boca de Frank. En ese momento ambos gimieron debido a la explosión de sensaciones. Ambas lenguas se encontraron y se chocaron creando una dulce fricción entre ellas. Las lenguas se chocaban, se encontraban. Barty en medio de la pasión apretó a Frank aún más contra él.

    Se separaron acalorados, ambos sonrojados, uno por vergüenza y por ser besado y el otro por la fiebre. Barty dejó su cabeza caer sobre el hombro de Frank jadeando. La cabeza le daba vueltas por no haber respirado bien durante... bueno... quién sabe durante cuanto tiempo.

    -¿Te encuentras bien?-le preguntó Frank preocupado, echando se un poco para atrás ya que Barty, con miedo de que Frank se alejara había apretado el agarre y le cogió de las mejillas e hizo que sus frentes se juntaran haciendo que Barty se sonrojara un poco más debido al cariño con el que estaba siendo tratado.-Creo que te ha subido la fiebre.-comentó y se intentó bajar pero fue impedido y se giró para ver a Barty.-Crouch solo voy a por la toalla húmeda.-comentó divertido.

    -Barty.-dijo él.

    Frank le miró dudoso.-¿Perdona?

    -Barty, quiero que me llames Barty.- dijo mientras le pasaba una mano por la mejilla y le atraía para darle un pequeño pico. Vio como Frank sonreía y se estiraba un poco para coger el paño. Barty se quedó embobado al ver como su dulce leoncito se estiraba para coger el paño. Se relamió los labios y miró el trasero de su gatito. Joder. No lo resistió y le apretó una nalga haciendo que Frank soltara un pequeño chillido y se girara sorprendido y le dirigió una cara juguetona haciendo que se sonrojara. Le dieron ganas de morder le esas mejillas.

    -¿Pu-puedo?-preguntó nervioso señalando el paño.

    Barty sonrió y se dejó caer en la cama con los brazos extendidos.-Soy todo tuyo nene.-le dijo con una sonrisa pícara. Notó como se ponía nervioso, y como no quería que su leoncito saliera corriendo posó una mano en uno de los muslos de Frank que rodeaban su cintura y lo acarició.

    Frank más relajado pasó con cuidado el paño por la cara de Barty y luego pasó al cuello, todo eso sin perder el contacto entre sus ojos. Marrón contra negro. Frank se relamió los labios cuando pasó el paño por el pecho de Barty y le escucho suspirar y vio como cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás y le acariciaba sus muslo con más ímpetu.-¿Por qué no descansas? yo mientras debo hacer los deberes.-le preguntó suavemente Frank.

    -Debería.-dijo adormilado por las caricias de su león.-Pero antes dame un beso.-demandó como un niño pequeño haciendo sonreír a Frank, quien se acercó y le dio un beso, Se estuvo encima de él hasta que este se durmió por completo y se dispuso a hacer sus deberes con una sonrisa bobalicona.

    Pasaron las horas y Frank había terminado sus deberes en tiempo récord solamente para poder quedarse viendo a Barty.

    Eran las ocho cuando la enfermera llegó y se sorprendió al ver que el muchacho había hecho todos los deberes y que este se había quedado dormido. Pero eso no le sorprendió. Lo que le sorprendió fue que el joven Crouch estaba despierto y acariciaba la cabeza del joven Longbottom con mucho amor. Para no incomodar a nadie no hizo preguntas, simplemente le dio la poción y le dijo que, viendo que estaba bien se podía ir. Y para que no hubiera ningún problema en los pasillos, ya que habían dado hace media hora el toque de queda, les había dado a cada uno un justificante.

    Barty le dio un asentimiento como agradecimiento, decidió no despertar a su lindo leoncito, así que se lo llevo en brazos dejando a la enfermera y a Harry asombrados.

    Al llegar a la casa de Griffindor, Barty empezó a repartir besitos en la cara de Frank, quien arrugó un poco la cara, pero luego abrió los ojitos y le dedicó una gran sonrisa. Barty le acercó a él y le besó en despedida, no sin un...-Buenas noches mi dulce leoncito. Te espero mañana a las ocho en el tercer piso.-le dijo susurrándole al oído y le dio un beso en el lóbulo más un apretón a una de sus nalgas.

    Frank se sonrojó mucho y con mucha vergüenza y rapidez le dio un pico, le cogió su mochila y corrió a entrar a su casa dejando a un divertido Barty en la puerta. Negó con diversión y se fue de allí pensando en esos ojos avellana.





    Continuará


    Edited by kiriekuru-chan~ - 14/9/2016, 09:36
     
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