Todo a su sitio

Harry recibe un collar que le muestra que su vida no es como lo parece y que deberá confiar en personas que jamás confiaría y en dejar de confiar de las personas que le "quieren"

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  1. kiriekuru-chan~
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    Me encanta leer yaoiii
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    Hola. Aquí os dejo el siguiente capítulo y perdonadme por la espera. :=tardesds: :=tardesds:. Sé que no tengo perdón (dramáticamente) pero he estado muy ocupada :=duouou: :=duouou: . Pero he logrado sacar tiempo para actualizar todos mis flics :=BIENODOE: :=WORKIN:
    Os digo que este es el capítulo más largo de la historia (por ahora).
    Espero que os guste :=WIJIS: :=WIJIS: :=NEKKIN: :=NEKKIN:


    Capitulo 2


    Harry se había quedado un poco anonadado. Entonces si ataba cabos, Neville era hijo de Frank y Bartemius y Dra... Malfoy era hijo de Malfoy mayor y Remus. Quería saber que mierdas estaba pasando. Vio que era de día y que veía a una cabellera roja correr. “Charlie” pensó. Vio como iba corriendo hacia la Sala de Menesteres.

    Charlie entró y unos labios chocaron con los suyos. Sonrió entre el beso y agarro del cuello a esa persona que estaba maltratando sus labios.-¿Desesperado amor?- preguntó burlón y se quejó al notar un mordisco en su mandíbula y unas manos posesivas en su cintura.

    -Calla.-dijo un muchacho de apariencia idéntica a Sirius.


    “Régulus” pensó Harry. El hermano pequeño de su padre. Vaya esto se estaba poniendo aún más interesante. Jamás pensó que él iba a estar liado con Régulus. La última vez que lo vio fue hace unas semanas, se había escapado un día para ir a ver a la familia Weasley y le había conocido. Trabajaba en Rumanía cuidando de dragones. Era dragonista, y pensaba que era una persona un tanto solitaria pues no hablaba mucho. Jamás, en el tiempo que le había conocido, le comentó que conocía a sus padres, aún que eso puede ser obra de una persona que Harry conocía muy bien y tenía pensado llegar al fondo de todo esto. Pero se sorprendió al ver a otra persona entrar en la sala y abrazar por la espalda y besaba a Charlie y Régulus en un beso arrollador. Era Rodolphus Lestrange mi. Osea, ¿que eran un trío? Pero, ¿no se suponía que era el esposo de Bellatrix?

    -Estáis calientes.-Charlie se burló de ellos cuando notó cierta molestia entre sus pantalones y recibió una nalgada y una mordida en su cuello de castigo por su comentario.

    -Digamos que un pelirrojo nos ha hecho que llevemos calientes toda la puta semana.-murmuró roncamente Régulus mientras le besaba el cuello y le acariciaba el culo.

    -¿Y se puede saber por qué?-les preguntó juguetón y cerrando los ojos al notar los labios de Rod en su oreja.

    -Porque nos ha tenido en abstinencia durante toda la semana y aún así nos ha estado seduciendo.-murmuró Rod mientras le desataba la corbata y le desabrochaba la camisa.

    -¿Qué clase de abstinencia?-les preguntó.

    -No nos has dejados follarle, ni que Rod y yo pudiéramos follar incluso sin ti ni una sola vez, solo porque teníamos semana de exámenes y no nos permitías follar sin ti. Pero ahora que se ha acabado te podemos follar hasta que te quedes seco y no puedas más. Porque no sabes las ganas que nos han dado de cogerte en cualquier clase y delante de toda la clase haberte follado sobre el escritorio mientras yo te daba daba unas buenas nalgadas por travieso y calientapollas y mientras Rod te penetraba.-comentó Régulus mientras le abría el pantalón y se lo bajaba del tiró junto a los bóxer.

    -¿Por qué no lo hicisteis?-preguntó jadeando por haberse imaginado la escena en la que Rodolphus le follaba delante de todos mientras Régulus le azotaba para después follarse a Rod.

    -Porque eres nuestro y solo nosotros podemos hacer que te abras de piernas y gimas como una perra en celo.-comentó Rod mientras terminaba de sacarle la ropa.

    -OH, que romántico.-se burló, aunque por otra parte le gustó lo que le dijeron. Por una vez en todo el rato que llevaba en la sala, se fijó en esta y se sorprendió quedándose completamente quieto.

    -¿Ya te has dado cuenta?-le preguntó burlón Rod.

    Rég había hecho que una de las paredes de la sala fuera de espejo, en el centro había una cama y en uno de los lados de la habitación, había sillones y una chimenea. Cerca de la cama había una mesa con champán, fresas y chocolate. Toda la sala estaba iluminada por verlas y había un montón de pétalos de rosa por el suelo y la cama.

    -Feliz aniversario.-le dijo Reg besando a Charlie primero y después a Rod.

    -Feliz aniversario.-le contestaron para después, Charlie y Rod compartir un beso.

    Con un chasqueo de dedos, Rég hizo que todos estuvieran sin ropa, y, entre besos, caricias y mordidas se dirigieron a la cama. Cogió la botella de champán y bebió. No se lo tragó, sino que se dirigió hacia Rod y compartió un beso mientras ambos bebían de ese sabroso champán. Hizo lo mismo con Charlie, nada más que con las fresas y el chocolate porque su hermosa pareja estaba embarazada, aún no sabían de cual de los dos. Si, su Charlie era un mago fértil. Rod y él no lo eran.

    Rod, mientras Charlie y Rég se besaban, cogió el chocolate y lo derramó sobre la erección de Charlie haciendo que gimiera en el beso, por lo caliente que estaba el chocolate, y haciendo que se le escurriera de sus labios un poco de chocolate. Sonrió y empezó a quitar el chocolate con sus labios. Chupaba y lamía la erección de Charlie, mientras este estaba siendo besado por Rég en un beso arrollador. Rod paró de chuparse la cuando sintió los labios y la lengua de Rég es su ano.

    -Sigue, Rod. Sigue mamándose la. Haz que nuestra pequeña perra se corra.-le dijo Rég en el oído para después volver a lo que hace un momento había empezado haciendo que Rod gimiera.

    Rod miró a Charlie y vio que Rég ya lo había atado al cabecero de la cama y volvió a lo que estaba haciendo haciendo que Charlie se arqueara.

    -Joder, no sabes lo caliente que te ves mamándose la a Charlie.-le susurró Rég.

    -Rég... ah...-gemía Rod con el miembro de Charlie en su boca mientras sentía que la lengua de Rég le penetraba junto con un dedo. Gimoteó cuando notó una nalgada. Sentía que Charlie se iba a correr y aumentó el ritmo, y, antes de que Charlie se corriera, sacó el miembro de su boca para que se corriera en su cara.

    -Ah... No... Aaahh... me... corro... Rod...-gemía con los ojos nublados de placer y arqueando la espalda mientras se corría en la cara de Rod.

    -No sabes lo sensual que te ves con el semen de Charlie en tu cara, amor.-le susurró mientras le mordía el lóbulo.-Ya sabes lo que tienes que hacer.-le dijo mientras le empujaba hacia Charlie y mientras se levantaba y se sentaba en el sillón que estaba al lado de la cama. Le encantaba ver a sus chicos follar.-No te contengas, ya sabes que lo duro es lo suyo.-le comentó mientras reía y cogía y se servía un vaso de champán.

    Rod asintió hacia él y cogiendo a Charlie de la cintura de dio la vuelta.-¿Qué te parece si le doy unas nalgadas por lo mal que se ha portado esta semana?-le preguntó Rod mientras acariciaba con su dedo la columna de Charlie desde el cuello hacia la parte baja de su cuerpo haciéndole estremecer.

    -Mmmm... No estaría mal. Nuestra perra se ha portado muy mal, creo que deberías castigarla un poco.-comentó mientras cruzaba las piernas y se relamía los labios ante la escena.

    Rod acarició una nalga de Charlie con suavidad haciendo que este gimiera y suspirara. Sonrió perversamente y le dio una nalgada fuerte y segura, y, oyó gustoso el gemido de Charlie. Le azotó unas cuantas veces más hasta que vio como el culo de Charlie se volvía rojo. Le vio que estaba jadeando y se estremecía de placer.

    -Creo que es suficiente, su trasero tiene buen color. Desata le y ata le los brazos a la espalda. Sí, así.-le ordenó Rég. Joder, estaba tan caliente. Verlos follar era una auténtica pasada.

    Rod hizo lo que Rég le ordenó y colocó a Charlie de manera que su pecho quedaba pegado a la colcha y su culo en pompa. Se relamió los labios al ver esa entrada fruncida que tanto conocía.-¿Le preparo?-le preguntó a Rég.

    -Mmm... No, solo vierte un poco de chocolate y penetra le. Lo duro es lo suyo.-le comentó con una sonrisa perversa mientras dirigía su mano a su propio miembro.

    Rod cogió la taza de chocolate y derramó un poco en el culo de su chico mientras le oía gemir y se revolvía. Le azotó.-No te he dado permiso para moverte.-le dijo. Dejó a un lado la taza, le agarró de las caderas viendo como la respiración de Charlie se hacía irregular por la anticipación. Sonrió perverso y tirando de sus caderas hacia atrás con fuerza le penetró de una estocada oyendo como Charlie gritaba de placer y de dolor.

    -Joder... Si... Ahh...-gemía mientras sentía como Rod lo penetraba con fuerza, pero lentamente.-Rod... Más...-le pedía. Gritó cuando sintió que entraba y salía de él con rapidez.

    -Mierda... Me encantas...-decía Rod con la espalda arqueada de placer.-Eres un gatito muy travieso.-murmuró divertido mientras veía como Charlie luchaba contra la corbata que ataba sus manos.-Me encanta follarte... Me encanta tener mi polla dentro de ti, entrando y saliendo para follarte.

    -Desata le.-le ordenó Rég.

    Rod sintió un pinchazo en su miembro al escuchar la orden. Con solo escuchar la voz de Rég se calentaba y a la hora del sexo, más. Tan dominante, tan inquebrantable. No necesitó que se lo dijera otra vez.

    Charlie gimió gustoso al ser liberado y se apoyó sobre sus manos. En la posición anterior le estaba doliendo la espalda y eso en su estado no le hacía nada bueno.

    -¿Qué tal te está follando? ¿Te folla bien? ¿Por qué no le dices a Rod lo mucho que te gusta tener su polla en tu interior, dentro y fuera, tan caliente?-le preguntó Rég a Charlie arrastrando las palabras haciendo que los dos que estaban en la cama se estremecieran.

    Rod lo sabía, sabía que Rég era un cabrón. Era muy bueno persuadiendo a la gente, aún más si se trataba a la hora del sexo. Se había dado cuenta la primera vez que se unió a esa pareja tan rara. Eran como el agua y el aceite, pero a la hora de hacer el amor, se compenetraban y se entendían sin falta de decir palabras.

    -Ah... Me encanta...Ah... tu pene... Mierda... Me gust-ta como me...Joder... Sí... Más... Follas.-decía entrecortadamente mientras se arqueaba y movía sus caderas.

    Rod sonrió perversamente.-Abre los ojos y mira en el cristal como te follo. Mira tu cara de placer al ser follado. Mira tus reacciones cada vez que me hundo en ti. Haz lo.-le dijo en el oído para luego morderle el lóbulo.

    Charlie sonrojado abrió los ojos e hizo lo que dijo. Abrió aún más los ojos al ver su propia escena. Se puso aún más rojo y vio como en una de esas embestidas, abría la boca de placer. Rod había golpeado su próstata. Gimoteó sin poder apartar la vista. Veía la figura de Rod, tan dominante y posesiva, como apretaba la mandíbula por el placer de penetrarle. Eso le calentaba.

    -Eres un mirón. Te encanta ver como te follo.-le comentaba en el oído.

    Charlie sin poder hablar por el placer, gimió. Luego dirigió su vista hacia Rég, quien estaba masturbándose. Sus ojos se encontraron a través del espejo.-Rég...-gimoteó su nombre. No se sentía lleno. Quería que él también estuviera allí. Como hace dos meses.

    -¿Qué quieres, pequeña zorra? ¿Nos quieres a los dentro de ti otra vez? Los dos follándote a la vez, ¿eso quieres?-le preguntó Rég mientras se acercaba a ellos y le agarraba de la barbilla con cuidado para que le mirara y besarle con hambre.

    -Por favor... follen me.-pidió con los ojos nublados de placer. Vio como Rég sonreía burlón y derramaba un poco de chocolate en sus labios para después besarle.

    -Me encantan tus labios con el chocolate.-comentó Rég.

    Rod atrajo hacía sí a Charlie para que su espalda quedara en su pecho y que él también estuviera de rodillas.

    Charlie gimoteó. En esa posición notaba aún más el miembro de Rod. Suspiró de placer cuando notó las manos de Rég en sus muslos para subirlos y dejar le espacio para ponerse entre sus piernas.

    Rég le elevó para ver su entrada y el miembro de Rod ocuparla, se acercó y con una mano, dirigió su miembro a su entrada. Sonrió perversamente y se introdujo en su interior de un embate. Jadeó cuando notó los apretados que estaban. Y rió perversamente cuando oyó el grito de placer y de dolor de Charlie.

    -Joder... Ah... Mierda... No os mováis.-pidió jadeando y con lágrimas de dolor en sus ojos.

    Rod besó su cuello, hombros y espalda para tranquilizarle, mientras que Rég le besaba los labios y borraba las lágrimas.-Tranquilo, amor. Nos moveremos cuando tu culito esté listo para recibirnos.-dijo Rég.

    Pasaron unos minutos hasta que Charlie empezó a mover la cadera haciendo reaccionar a los otros dos para que empezaran a penetrarle. Gemía y chillaba de placer. Arqueó la espalda cuando notó que los dos miembros golpeaban sin parar su próstata. Era demasiado placer. El dolor seguía presente, pero era menor. Jadeó cuando notó los labios de Rég en sus pezones y chilló cuando empezó a maltratarlos con mordidas y chupetones. Gritó cuando notó las manos de Rod en su miembro acariciándole con rapidez.

    Rég y Rod al sentir que se iban a venir al igual que Charlie aumentando la rapidez de las envestidas, y, con un grito grupal, se vinieron.

    -Joder... eso ha sido...-intentó decir Charlie.

    -Ardiente.-comentó Rod.

    Rég besó a ambos y los limpió con un hechizo. Se sentaron en la cama y convocaron muchos cojines para que Charlie estuviera a gusto. Rég se sentó en medio de ambos y los atrajo para que se recostaran.

    -¿Puedo comerme las fresas?-preguntó Charlie. Le había dado el antojo.

    Rég y Rod rieron.-Claro.-dijeron los dos a la vez.

    -Pero... ¿podéis ponerle nata, canela y trozos de plátano y mantequilla? ¡Ah! A parte quiero tarta de melón con trozos de galletas saladas y mermelada de albaricoque.-comentó sonrojado. Cuando le daban antojos eran raros.

    -Pediremos todo solo para ti.-le dijo Rod mientras se acercaba a darle un beso.

    -Solo para ti.-comentó Rég mientras hacía lo mismo y luego besaba a Rod.-Tengo algo para vosotros.-comentó mientras convocaba unas cajitas.-Tomad.-comentó mientras les entregaba una caja a cada uno.

    Charlie abrió una y quedó sorprendido.-Son hermosos.-comentó mirando su regalo y el de Rod. Eran dos brazaletes con el escudo de la familia Black gravado en el. Eran plateados y llevaban esmeraldas.

    -Yo tengo uno también.-comentó mostrando el suyo.

    -Ahora el mío.-comentó Rod. Convocó dos cajas y los otros dos al abrirlas se quedaron sorprendidos. Eran una especie de pendiente en forma de serpiente.-¿Cómo se ponen?

    -Así.-comentó Rod mientras cogía una oreja de Rég y acercaba el pendiente. La serpiente se desenroscó, y, con la cola perforó la oreja para luego cerrarse mordiendo se su cola, y, en la frente de la serpiente apareció el escudo de la familia Lestrange.-Yo también tengo el mismo.-comentó enseñando el suyo.

    Charlie llevó el pendiente a su oreja y soltó un pequeño quejido cuando notó como la cola de la pequeña serpiente perforaba su oreja. Sonrió cuando notó dos picos en sus labios de cada una de sus parejas.

    -Me toca.-comentó mientras cogía sus dos cajas y se las entregaba.-Son los collares de mi familia, se supone que en realidad tendrían que ser dos, uno para mí y el otro para mi pareja. Pero como somos tres y los dos sois mi pareja, mandé a hacer otro con las mismas habilidades mágicas.-comentó enseñando el suyo, que era el mismo. Los collares eran exactos, dorados y con un rubí como adorno, con el escudo de la familia Weasley grabado en él.

    -¿Tienen habilidades?-preguntó sorprendido Rod.

    -Sí, sirven como translador y para avisarnos en caso de que uno de los tres esté en peligro.-comentó sonriendo.

    -Son hermosos.-comentó Rég.

    -Creo que podríamos usar también los otros regalos.-comentó Rég.

    -¿A qué te refieres?-preguntó Rod.

    -Qué los pendientes podrían contener veneno por si lo necesitamos y los brazaletes podrían servirnos como comunicador. Ya sabéis, como esos aparatos muggles que sirven para llamar a otras personas, ¿cómo lo llaman?

    -Teléfono móvil.-argumentó Charlie.

    -Sí.

    -Bueno, pues dejándome que los hechice.-comentó Rég e hizo que los pendientes contuvieran veneno y que los brazaletes fuera como un teléfono. Luego mandó a llamar a un elfo para pedir lo que Charlie había pedido.

    Harry... bueno... él estaba con un río de sangre caer de su nariz, con sus mejillas rojas y con una respiración irregular y una erección de trofeo. Murmurando que jamás volvería a ver nada. Y con un trauma... Cuando supiera quien es el que le había enviado los recuerdos le rogaría para que le borrara todos los recuerdos sobre sexo que había visto. Vio como el recuerdo cambiaba de nuevo para ver un pasillo de noche y una cabellera marrón. Ese era Peter... pero que raro, no era igual a los recuerdos que Dumbledore le había enseñado, seguro que le había mentido. La verdad es que nunca había confiado en ese hombre, siempre tan misterioso. Y si ahora lo piensa mejor, una vez Sirius le mostró una imagen de los cuatro y era idéntico a este, lo malo es que nunca se había fijado bien y ahora podría decirse que estaba seguro que la persona que le había enviado los recueros era realmente sincera con él. Volviendo a la imagen era Peter y estaba al lado de... ¡Snape! Ahora si que lo había visto todo.

    -Vamos mi hermosa serpiente, lo siento.-le decía Peter intentando que su chico le mirara.

    -Tú, maldito.-le gruñó muy enfadado.

    -Perdóname, de verdad, no tenía ni idea.-le intentaba explicar.

    -Te lo dije.-le dijo con lágrimas en los ojos.

    -No... mi hermosa serpiente, no llores... por favor, no llores.-le dijo mientras le abrazaba protectoramente.


    Harry tenía que admitirlo, este Peter si que estaba bueno, y Snape se veía menos amargado e incluso un poco mas alegre aunque ahora mismo estuviera llorando.

    -Te odio.-le dijo lloriqueando Severus.

    -No hermoso, no me digas eso.-le dijo y le besó en las mejillas, la nariz, la frente...

    -Dije que no quería que les dijeras nada, y ahora me entero que lo has contado.-dijo enfadado.

    -Perdona me, debería haberte lo consultado.-dijo mientras le besaba la mano.

    Severus se sonrojó, siempre le trataba como una chica. Cerró los ojos y suspiró de placer cuando notó que Peter le besaba en el cuello.

    -Folla me.-pidió jadeando y estirando su cuello para que Peter tuviera más espacio.

    Peter suspiró con una sonrisa.-¿Te he dicho ya que por el embarazo estás muy inestable?-le preguntó cariñosamente mientras le daba un beso en el cuello y le deshacía la corbata y le abría la camisa, y, murmuraba un hechizo que mostraba un pequeño bulto en la barriga de Severus

    -Si.-jadeó y se restregó contra él.

    -También te excitas con más facilidad.-le dijo y metió una de sus manos en el pantalón de su chico sorprendiéndose de que no llevaba ropa interior.-Y estás más goloso.-le susurró en su oído mientras que le acariciaba el pene con su mano. Escuchó un jadeo de parte de su pareja. Se paró un segundo al ver que estaban en un pasillo. Así que corrió a la habitación que encontró primero y le arrinconó en la pared y le empezó a besar quitándole la capa.

    Severus gimió cuando sintió que Peter le arrinconaba contra la pared y se restregaba contra él, frotando con su pierna su miembro. Suspiró cuando Peter subió sus beso del cuello al lóbulo y le cogía de las manos para colocarlas a los costados de su cara. Sus piernas empezaron a temblar, era demasiado placer.-Peter, rápido.-pidió casi sin aire.

    Peter escuchó a su pareja gimotear de antelación cuando le bajó de uno los pantalones y lo colocó de espaldas a él, dejándole de cara contra el muro.-¿Quiere que te lo haga rápido? ¿O lento?-le susurró en su oído y le mordió el lóbulo, y, mientras él mismo se bajaba los pantalones y los bóxer y se desabrochaba un poco la corbata y la camisa y se quitaba la capa.

    -Rápido, dentro de veinte minutos tengo que ir a la biblioteca a por un libro, van a cerrarla.-explicó jadeando y moviendo su culo sobre la erección de su pareja.

    Le lamió su entrada haciendo que su pareja moviera la cadera contra él. Murmuró un hechizo lubricador y de una estocada se metió dentro de él.

    -Joder... Si... Más...-gemía mientras sentía como Peter le penetraba con rapidez y dureza. Gritó al sentir como la mano de Peter le acariciaba con rapidez su miembro. Sus piernas temblaban y si no fuera por una de las manos de Peter que agarraba su cintura, lo hubiera hecho. Gimoteó cuando notó como Peter le elevaba una pierna, consiguiendo así que notara más su miembro en su interior y sollozó cuando Peter presionó la punta de su pene.

    Peter se divertía jugando con el cuerpo de su chico, evitando que se corriera o regulando su placer para hacerle enloquecer. Pero tenía que ser rápido porque su chico no llegaría a por su libro a tiempo y luego se enfadaría con él. Lo movió teniendo cuidado con su barriga y lo inclinó sobre una de las mesas haciendo que las hermosas piernas de su chico colgaran ya que no llegaba al suelo. Empezó a moverse más rápido y a mover su mano sobre el miembro de su pareja con más ímpetu y a jugar con los testículos de Severus. Sonrió al ver como se retorcía gimiendo y chillando de puro placer. Pasó una de sus manos por una de las piernas cremosas de su chico y cuando llegó al culo le propinó una buena nalgada haciendo que Severus gimoteara y moviera su culo en su dirección tomando su miembro con sumisión.-Me encantas amor. Te amo.-le dijo mientras le besaba el cuello. Pasó sus manos por los pezones de su chico y los apretó. Volvió a mover una de sus manos al miembro duro y gotean te de Severus haciéndole gimotear y revolverse de placer.

    Severus gemía sin parar debido a las caricias y penetraciones de Peter. Debido a las fuertes penetraciones, Severus se agarró a los bordes de la mesa, pero aún así seguía moviendo sus caderas contra el miembro de Peter.

    -No... Peter... Mierda... Voy a...-intentó decir jadeando.

    -Corre te, hermoso.-le dijo mientras movía aún más sus caderas haciendo gritar a Severus. Sonrió cuando oyó un grito más fuerte, supo que se había corrido. Un par de estocadas más y se corrió él.

    Fue una follada con rapidez, pero no sin sentimientos. Dejó a ambos con la respiración irregular intentando respirar normal, sonrojados y muy satisfechos. Sobre todo Severus. Con el embarazo estaba sensible, excitado y alterado.-No te he visto en la cena.-murmuró enfadado Peter. Ahí íbamos.

    -No tenía hambre.-murmuró mirando para otro lado.

    -Mientes.-le dijo él enfadado.

    -No miento.

    -El médico te dijo que no te podías saltar ninguna comida.

    -Me da igual lo que dijo, no tenía hambre.-le gruñó.

    Peter se estaba enfadando, sabía que Severus tenía hambre, lo conocía muy bien. Algo no le estaba gustando, su chico no comía y eso podía sentarle mal a él y a su hija. Su hija, de los dos.-Dime qué te ocurre por favor. Acaso no sabes que estás siendo irracional. ¿Has pensado en lo que puede ocurrir si no comes? Piensa en nuestra hija.

    Severus se enfadó. Muchísimo,-¡Se cuidar de mi hija! ¿Me estás diciendo que no lo sé hacer? ¡Para tu información llevó cinco meses cuidando de ella y no le ha pasado nada!-le gritó con lágrimas en los ojos.

    -No he dicho eso.

    -Si lo has dicho.-lloriqueó y se apartó de él.

    -Hermoso, sé que tienes hambre, solo digo que eso te puede sentar mal y eso puede acarrear problemas. Para ti, tanto como para nuestra hija.-le dijo mientras se acercaba a él e intentaba abrazarle pero Severus le esquivaba.

    -No...-murmuró.

    -Dime qué es lo que te ocurre.-le pidió mientras se arrodillaba delante de él y le cogía de la cadera para hacer que se sentara en el sofá, que estaba detrás de él.

    -No...

    -Por favor hermoso.

    -Pues...-empezó a lagrimear.-Me siento como una jodida bola y lo único que hago es tragar y tragar, cada día me duelen más los pies y tengo la espalda que ni la siento y siento que dentro de más semanas no voy a poder ni mirarme los pies de lo gordo que voy a estar.-lloriqueó.

    -No digas eso, no estás gordo. Solo llevas a nuestra hija en tu vientre. Yo te veo más hermoso cada día, más feliz, cada día que pasa te veo más alegre y desprendes alegría por cada poro de tu cuerpo. Ven... le diré a algún elfo que te prepare algo. Lo que tu quieras.

    -Me apetece una sopa, pollo y un pastel.-dijo sonrojado.

    -Lo que sea para mi hermoso. Ven, yo te llevo.-le dijo.

    -Puedo andar.-le dijo muy avergonzado, no quería que lo cargara, había aumentado de peso.

    -Calla ya.-le dijo cariñosamente y lo tomó en brazos como si nada. Hizo que las piernas de Severus le rodearan la cadera y le dio un suave pico en los labios.-Venga, vamos a cenar y coger fuerzas para la graduación de mañana. Pasado mañana ya estaremos en casa y muy pronto tendremos a nuestra pequeña Hermione en nuestros brazos.-le comentó con una sonrisa y ambos se perdieron por los pasillos.

    Harry estaba asombrado. Hermione era hija de ellos dos... que fuerte. Dios esto cada vez era más complicado y retorcido de asimilar.



    -----------------------


    Después de ver la graduación y de ver que su padre ya tenía cuatro meses de embarazo, Severus cinco, Remus igual, Charlie cinco también y Frank igual que su padre estaba asombrado. Lo único que no sabía era a quién daría a luz Charlie. Siguió mirando distintos recuerdos de cada pareja hasta llegar a los momentos de parto. Momentos en los que hubiera preferido que un troll le escupiera encima antes que ver y oír eso. Vio como Riddle se hizo amigo de todos ellos. Y muchas cosas más. La sorpresa que se llevó fue al saber que Charlie daría a luz a Ron o de que Tom Riddle y Xenofobias Lovegood, mejor dicho Phi, eran los padres de Luna. Poco después, cuando todos había cumplido dos años, vino la gran desgracia...

    Dumbledore descubrió todo y fue a la casa donde todos ellos convivían juntos. El año en el que salieron de Hogwarts, Sirius le dijo a su padre sobre sus poderes y fueron a ver al medimago de a familia, lograron remover todos los hechizo que James tenía y estuvieron trabajando para hacer que su padre mejorara. Sirius les hizo guardar todas sus vidas en frascos, pues intuía que Dumbledore les borraría la memoria e idearon un plan todos juntos.

    El plan no funcionó. Pero la sorpresa de ver que su padre, James, no murió sino que Dumbledore lo raptó junto con Frank, Peter y Régulus le hizo hervir la sangre. Luego sucedió lo demás. Sirius fue a Azkaban, Charlie se fue a Rusia y Remus se fue a su casa con su familia y Lucius se quedó con Draco. Rodolphus se casó con Bellatrix. A todos le borraron la memoria. Luego Hermione fue enviada con una familia muggle, Ron se hizo pasar por un hijo de los Weasley padres de Charlie, a todo esto, gruñó. Esa mujer, Molly Weasley la creía como una madre. Pero no era más que una canalla y una bruja. Neville fue enviado con su abuela y él con sus supuestos parientes. Lily había caído protegiendo a sus amigos. Una gran pérdida. Luna y Phil fueron separados de Tom y Dumbledore le hizo creer que él era Voldemort, y los abuelos de sus amigos, al igual que los suyos, también fueron raptados.

    -Harry...-oyó como alguien le llamaba. Se sorprendió al ver que era Lucius, este estaba enfrente de un espejo. Era como si lo mirara a él.- Harry no tengo mucho tiempo. En cuanto recibas esto y lo veas todo, necesito que vayas a mi casa y me des el mismo medallón. Todo estaba diseñado para que mi lechuza cogiera este medallón y te lo entregara cuando cumplieras 17 años. El medallón nos mostrará a todos y cada uno nuestras vidas, te pido que pase lo que pase, hagas que lo coja.-le dijo y todo desapareció.


    ----------

    Se levantó acariciándose la cabeza, se había dado un buen golpe contra la madera de la cama. Gruño y se levantó. Miró el medallón entre sus manos, no había sido un sueño. Miró el reloj y se dio cuenta de que eran las cuatro de la mañana. Si salía ahora, nadie se daría cuenta hasta por la mañana. Guardó todo en su baúl abrió la jaula de Hedwing y le dijo que siguiera a la otra lechuza. Harry minimizó su baúl, se lo guardó en el bolsillo y salió por la ventana encima de su escoba. Siguió a las dos lechuzas.

    Tras una hora y media de seguirlas, llegaron a una majestuosa mansión. Harry abrió la boca sorprendido. No era la mansión que esperaba ver, pero claro, no era la mansión Malfoy Mayor. Dejó de volar y se paró justamente en la puerta. De repente esta se abrió y alguien le tiró dentro. Gimoteó cuando se paró y se levantó. Cuando lo hizo vio al patriarca Malfoy apuntándole con la varita. Gimoteó... estoy iba para largo seguro.

    -¡¿Potter que hace usted en mi casa?!

    -Buenas madrugadas a usted también señor Malfoy.-murmuró irónico y sintió como la varita se le clavaba más en su cuello.

    -No se haga el gracioso conmigo señor Potter.-dijo con el característico arrastre de palabras de los Malfoy.

    -No me hago el gracioso. El golpe me ha dolido.-le contestó.

    -No haber entrado en mi casa.

    -He entrado en su casa porque su maldita lechuza me ha enviado hacia aquí.-murmuró entre dientes.

    -¿Perdona?

    -Esa lechuza de ahí.-dijo mientras señalaba a la majestuosa lechuza.

    -¿Y se puede saber porqué mi Selly ha ido a su casa y le ha traído hasta aquí?

    -Eso... bueno... es muy largo de …

    -Querido, ¿qué es todo este jaleo? ¿Ese es Potter?-preguntó sorprendida.

    Harry gruñó... bruja que gran actriz. Sabía que desde un principio Narcissa estaba enamorada de Lucius y cuando se le presentó la oportunidad no dudó ni un segundo. Gimió cansadamente cuando vio aparecer otra cabellera rubia. Esto iba a ser entretenido. Por qué no jugar un rato.

    -Hable Potter no tengo todo el día.

    -Yo tampoco señor Malfoy.

    -¿Y bien?-preguntó hastiado Malfoy.

    -¿Y bien qué?-preguntó dudando, aunque en su interior se estaba partiendo de risa.

    -Quiero saber que narices hace usted en mi casa.-ordenó.

    Harry rodó los ojos, su cabeza palpitaba de dolor. Metió su mano dentro de su camiseta y sacó el medallón de su cuello. Oyó a Lucius jadear y a la señora Narcissa igual, aunque ella de horror. Sonrió maliciosamente sorprendiendo a los Malfoys.-Veo que reconoce el colgante.-murmuró mientras andaba alrededor de ellos.

    -¿Por qué tiene usted el colgante de mi familia?-preguntó entre dientes.

    -Eso, es muy fácil de explicar.

    -Habladurías, mocoso eres un ladrón.-murmuró entre dientes la señora Malfoy y se intentó acercar a él con amago de quitarle el colgante.

    -¿Ladrón señora Malfoy? Yo creo que no. Usted lo sabe muy bien.-dijo con una sonrisa siniestras que hizo que la señora Malfoy retrocediera.-Sabe muy bien por qué lo tengo. No lo niegue.

    -No sé de que me habla.

    -Sí, sí lo sabe. Pero no quiere decirlo. Vamos... diga lo.-dijo burlón.

    -Mocoso insolente.-murmuró entre dientes.

    -Veremos quien será la insolente cuando todo salga a la luz. Señora Black.

    -Soy una Malfoy.

    -Eso veremos.-dijo altanero y se dirigió hacia el patriarca Malfoy.

    -¡No te atrevas!

    -Mire como lo hago.-le dijo sin mirar y altanero. Se paró delante del Malfoy mayor desconcertado.-¿Quiere saber por qué estoy aquí? ¿Por qué no se lo preguntar a su “mujer”? Parece que ella es la única, a parte de yo mismo, que sabe por qué estoy aquí.

    -Narcissa.-le ordenó.

    -No le hagas caso cariño.

    Harry sonrió.-En vista de que su “esposa” no quiere decírselo, se lo diré yo.-dijo y sin esperar nada y sin que a nadie le diera tiempo a reaccionar, hizo que Malfoy tocara el medallón.

    -¡NO!-chilló histérica su madre.

    Harry vio como Draco hizo un amago de abalanzarse hacia él, gruñó y les mandó un “Petríficus totalum”. Pasaron unos minutos hasta que Malfoy se espabiló.-¿Es verdad?-preguntó.

    -Creo que la reacción de su mujer lo dice todo, ¿no cree?-le preguntó lleno de rabia hacia esa mujer.

    -Tienes razón.

    Harry levantó la ceja estilo Malfoy y sonrió juguetón.- Vaya, un Malfoy dándole la razón a un Potter.

    -Potter no, Black.-le corrigió.-Eres hijo de Black, bueno, y de Potter. Pero tienes más de Black que de Potter.

    -Lo sé, y no pararé hasta hacer justicia.

    Malfoy miró hacia su hijo y su esposa.-Deshechízalos.-ordenó y Harry hizo lo que le pidió.-¿Es cierto Narcissa?

    -Lucius.-dijo ella, e intentó buscar una escusa.

    -No me mientas, no estás en posición de hacerlo.-le dijo con un odio carente.

    -Sí.-dijo altanera. Y fue el detonante que Lucius necesitaba para lanzarle un desmaius, y la enviara a la mazmorras no sin antes una orden estricta a sus elfos de que no la dejaran salir. Miró a su hijo que le miraba muy, pero que muy desconcertado. Ahora que se fijaba mejor si que tenía un aire a Remus. Su Remus. Ahora entendía por qué su parte veela no estaba de acuerdo con que Narcissa le tocara. Ella no era su pareja. Su pareja era aquel lobito. Aquel dulce y amable lobo.-Draco, ven. Hay una cosa que tengo que explicarte.-vio como su hijo asentía y les hizo una señal a los dos para que siguieran hasta el salón y le soltó todo a su hijo. Decir que su hijo entendió sería una vil mentira. Al principio hizo un berrinche, luego empezó a chillar como un desquiciando diciendo quien sabe que para diversión de Harry y vergüenza para él, y, por último empezó a decirle que debería de haber sido más listo y a reclamarle de que trajera a su padre ahora. Lucius miró a Harry en busca de ayuda y Harry cambió a una cara más seria.

    -Vive con Si...mi padre en Privet Driver, creo que debería ir yo. Ocúpate de mantener la red flu abierta y no olvides que nada más aparezca haces que coja el colgante.-dijo y Lucius asintió. Luego se levantó y se fue volando. Seguro que su padre, Sirius, estaría también allí y así mataría a dos pájaros de un tiro.

    Llegó a casa de Remus y tocó la puerta. Hacía un tiempo tremendo, estaba lloviendo, con las prisas se había olvidado de coger un paraguas o algo que le ayudara a no empaparse más. Le abrió un somnoliento Remus restregándose los ojos con las manos, el pelo revuelto y el pijama arrugado. Sonrió de ternura.-¿Harry?-le preguntó con voz ronca y desorientado por el sueño.

    -No hay tiempo, déjame pasar.-dijo, y, hasta él mismo se dio cuenta de que llevaba toda la ropa mojada y le empezaba a dar frío.

    -¡Santo cielo Harry, corre pasa.... Merlín estás empapado!-exclamó. Al parecer al ver a Harry así de mojado se había despertado del todo.-¡Padfoot despierta y trae toallas!-gritó y a continuación se oyeron un montón de pasos corriendo desde el piso de arriba hacia la puerta. Harry casi lloriquea al ver a su padre. Sin esperar ni un minuto se lanza a abrazarle sorprendiendo en el acto a Remus y a Sirius.

    -¿¡Cachorro!?-preguntó sorprendido Sirius.

    -Sirius no hay tiempo, vamos, debemos usar la chimenea.-dijo y agarró la mano de cada adulto y tironeó de ellos hasta la chimenea.

    -Pero cachorr...

    -¡No hay tiempo!-chilló y los tiró a los dos dentro, cogió polvos flu y murmuró la dirección. Al llegar un brazo cogió a Remus quien chilló y otro sujetó a Sirius, quien intentó ayudar a su amigo en “peligro”.

    -Cachorro, suéltame.-ordenó y vio como Harry se abrazaba aún más a él y negaba tranquilizando le con una mirada cariñosa. Dejó de removerse y apegó a Harry a él tomando precaución del rubio. No entendía nada pero debía ser algo bueno para que Harry estuviera relajado.

    -Eh...-fue lo único que pudo decir Remus cuando volvió en sí y Sirius se giró para verlo, no le dio tiempo cuando el Malfoy mayor se acercó y le hizo agarrar el medallón. Dejó que Harry se estuviera con su padre hasta que recuperara la consciencia. Por su parte tendría una larga conversación con su lobito e hijo. Se giró y vio a Remus con las manos en la boca y con lágrimas en los ojos viendo a su hijo. El hijo de los dos. No de esa arpía y de él. Sino de su pareja y de él. Se acercó a Remus y le abrazó. Le abrazó con todas sus fuerzas, con miedo a que se fuera. Miró a su hijo y abrió los brazos. El rubio mas pequeño se abalanzó sobre ellos. Su veela interior gimoteó de placer al abrazar a sus dos seres más importantes en su vida.-Mios.-murmuró con la mente preparando un plan para vengarse de Dumbledore.

    -¡¿Qué coño?!-se oyó chillar a Sirius y después un sonido seco seguido de un “¡Papá!” por parte de Harry al ver que su padre se desplomaba en el suelo.

    Remus empezó a reír y se dirigió a Harry.-Cariño tranquilo, suele ser muy teatral.-le tranquilizó.

    -No soy teatral.-le contestó haciendo que Remus riera.

    -Noooo.-dijo el rubio mayor.

    -Cállate rubio teñido.-le dijo entre dientes.

    -¿A quién llamas rubio teñido? Saco de pulgas.-le gruñó de vuelta. Todos en la sala empezaron a reír y después de un rato, ellos también.

    -P...S...-Harry no sabía como llamarle.

    -Soy tu padre, Harrison.-dijo Sirius.

    -¿Harrison?-preguntó Harry extrañado.

    -Ese es tu verdadero nombre Harrison James Black-Potter.-le dijo mientras le abrazaba y le miró. Luego frunció el ceño. Harry pensó que tal vez no le quería y bajó la mirada. Sintió la mano de Sirius en su mejilla y le impulsó a mirarle.-Esos ojos... no recuerdo que los tuvieras verdes...ummm tampoco recuerdo que te parecieras tanto a James.-murmuró entrecerrando los ojos.

    -Lleva un potente Glamour.-dijo Remus.

    -¿Puedes removerlos?-preguntó Sirius y vio como Remus asentía.

    -Puede que te sorprendas Harrison.-dijo su padre con una sonrisa.

    Harry lo miró extrañado y sintió el hechizo que Remus le mandó. No pasó nada, solo vio como su padre le miraba y sonreía, al igual que Remus y Lucius, el único que parecía sorprendido era Draco. Entrecerró los ojos y se fue al primer espejo que pilló. Cuando se miró al espejo, lo primero que hizo fue chillar. Joder... Guau.... Era la jodida copia de su papá, aunque seguía teniendo los mismos rasgos de su papi, era una mezcla perfecta de los dos, aunque su pelo era liso y castaño. Pero se fijo en sus ojos y abrió la boca sorprendido, ¡eran de distinto color! Uno era marrón y el otro era gris azulado y había crecido... Sip, unos cuantos centímetros, lo notaba... Solo tenía dos palabras... Que fuerte.

    -Falta traer a Charlie.-oyó hablar a su papá.

    -Y a Ron, Hermione, Snape, Neville, Luna, Phil, Tom, Rod y Bartemius.-dijo él girándose y acercándose.

    -Ahora que yo también lo pienso... mi hijo tampoco es así.-dijo Lucius mirando a su hijo. Este se sorprendió.

    -Es verdad, la alegría del momento no me ha echo fijarme muy bien.-dijo Remus mirando a su hijo. Se acercó a él y murmuró el mismo hechizo que le había echo a Harry.

    Draco observó como a sus padres se les aguaban los ojos. Su padre Remus le abrazó. Mientras que su otro padre se les quedaba viendo a los dos. Se giró hacia Harry y vio que este abría un poco la boca, sonrió maliciosamente. Vaya así que ese monumento estaba por él. Se acercó al mismo espejo y se quedó asombrado. Sus ojos eran de un color dorado brillante, su pelo era un poco más cremoso, había crecido, aunque menos que Harry. Se dio cuenta de que se parecía un poco más a su papi. Guau. Se giró hacia sus padres y caminó hacia ellos.-¿Y bueno a que estáis esperando para ir a por ellos? ¿Una invitación?-preguntó burlón. Se dirigía a los dos mayores.

    -Malfoy tenías que ser.-murmuró Sirius.

    -Ya voy.-dijo resignado su padre, quien se fue hacia la chimenea arrastrando a Sirius. Se giró hacia Harry y se mordió el labio. Vaya si no había cambiado. Se fijo en su papi y se sorprendió al ver que no había sido muy discreto, ya que este le miraba con una cara de “con que te gusta” y el le respondió con una mirada de “ni se te ocurra decir nada” haciendo que su papi se riera de él, logrando que le avergonzara. Se volvió hacia Harry, hay que ser sinceros, el pobre no se enteraba de nada. Se fijó mejor en el y observó que había gran diferencia en el verano, y, se fijó también en que sus ropas estaban mojadas.

    -Black...-murmuró para llamar su atención.-Sigue me, no vas a estar en mi salón mojando todo.-dijo mientras se iba de la habitación siendo seguido de Harry. Draco olió un aroma y se paró de repente. Mierda. Harry era su pareja destinada. Siguió andando sonrojado sin darse cuenta de que Harry le miraba sonriendo.

    Harry sonrió cuando se dio cuenta de que Draco se había parado por él. Él ya sabía que este era un veela, pues su parte mágica se lo había dicho. Sí, él también tenía. Era heredero de la herencia mágica de los Potter que se transmitía de abuelos a nietos. Su herencia mágica era un dragón de las nieves, por eso el frío no le afectaba, pero si le afectaba el calor. Se quedó sonriendo como un bobo. Así que esa hermosa criatura, a parte de que fuera su pareja destinada, él era su pareja destinada. Esta vez fue su turno de pararse, y, dio gracias a que el rubio no se dio cuenta. Mierda, el rubio estaba entrando en fase de celo. Lo sabía por el aroma, aunque suspiró aliviado de que solo fuera un aviso. Los veela, según había oído, tenía una fase de anticipación al celo, solamente su aroma se iría dulcificando hasta el celo.

    Draco entró a su habitación siendo seguido de Harry que se puso a observar la habitación del rubio mientras que él buscaba un pijama para entregar se lo a Harry. Optó por uno negro. Se giró y se sonrojó al ver como Harry se quitaba la camiseta mojada y mostraba sus bíceps y debajo de sus costillas un tatuaje de un ancla y también uno en sus brazo, como una especie de brazalete y observó otro en la cadera pero no lo distinguía bien.-Ten.-dijo dando le el pijama y ropa interior.

    -Muchas gracias.-dijo con una sonrisa. Harry sonrió para su interior, lo que haría sería muy gracioso. Se empezó a quitar los pantalones y oyó una exclamación de sorpresa.

    -¿Qué demonios haces?-preguntó Draco sonrojado.

    Harry le miró inocente.-Se supone que cambiarme.

    Draco gruñó para su interior el no tener un baño privado en su propia habitación en la casa de campo. Esta mansión era mucho mas pequeña que Malfoy Mayor.-¿Podrías al menos girarte?-preguntó sonrojado.

    Harry evitó una pequeña risa y se giró. Y sonrió triunfante cuando oyó un débil jadeo que el oído humano no podría captar pero sí el suyo. Se quitó el bóxer y oyó un pequeño gemido. Esto le estaba gustando demasiado.-¿Disfrutando de las vistas?-le preguntó burlón.

    Draco miró como Harry se giraba y jadeó muy bajo al observar su espalda. Era de hombros anchos y cintura un poco más pequeña, es decir, que Harry tenía la espalda en V y ten observó que ahora podía ver el tatuaje en su cadera. Era un dragón, aunque la mitad estaba tapado por el bóxer y vio otro tatuaje en su pierna de una especia de brújula. Gimió cuando vio que Harry se quedaba completamente desnudo. Se sorprendió al darse cuenta de que el dragón no seguía por detrás, sino por delante. Se tensó cuando oyó la pregunta de Harry y empezó a jadear. Joder. Era perfecto. Pensó en algo rápido.-Solo estaba mirando los tatuajes.

    Harry sonrió y se giró a mirarle viendo como Draco se sorprendía y sonrojaba.-Vamos, no me digas de que te da vergüenza. Si los dos somos hombres.-dijo sonriendo marca Black notando como la respiración de Draco se volvía irregular y sus ojos se dilataban. Harry entrecerró los ojos al ver como Draco tenía problemas de respirar ya que no entraba mucho aire en sus pulmones, probablemente su herencia se había presentado hace poco y aún estaba aprendiendo a controlarse. Se acercó para quedar a pocos centímetros de él y le puso la mano en el pecho.-Respira. Tranquilo.-le susurraba para que su respiración se normalizara.

    -Quiero...-susurró jadeando. Ni el propio Draco sabía lo que estaba sucediendo, estaba nublado.

    -Tranquilo, es solo tu parte veela. Por cierto, sé que soy tu pareja destinada.-dijo mientras se acercaba aún más a él.

    -¿Cómo...-fue interrumpido por Harry.

    -Mi parte mágica me lo ha dicho.-le tranquilizó.-¿Sabes una cosa? Creo que inconscientemente aquel día no te di la mano porque en el fondo sabía que hubiésemos servido como amigos.-le explicó.

    Draco cerró los ojos no queriendo oír como le rechazaba.

    -Pero...-empezó a decirle mientras le acariciaba la mejilla haciendo que Draco abriera los ojos y le mirara.-Creo que era porque sabía ya de por sí que íbamos a ser pareja, porque para ser te sincero, hace tiempo que me he fijado en ti, y, creo que mi parte mágica también.-dijo mientras le besaba la mejilla.-Por lo tanto, nuestra amistad hubiese sido muy distinta.-comentó mientras le daba una sonrisa.

    -Eres idiota.-dijo Draco mientras sonreía.

    -Puede ser, pero sería tu idiota si me aceptaras como novio.-dijo Harry.

    -¿Qué forma es esa de pedirlo?-preguntó con una sonrisa marca Malfoy.-Apaña te las para preguntar me lo de verdad.-dijo mientras le besaba la mejilla y se iba.-Por cierto, un tatuaje muy sexy.-comentó antes de salir de la habitación.

    Harry negó con la cabeza divertido y se empezó a vestir en menos de un minuto para salir corriendo de la habitación y alcanzar a Draco. No tardó mucho en hacerlo cuando corrió para alcanzarle y darle una nalgada para luego salir corriendo riendo como un niño pequeño mientras era perseguido por un sonrojado y enojado Draco.

    Harry redujo la intensidad y sonrió al notar como Draco se tiraba encima de él. Le agarró y lo subió estilo caballito.-¿A dónde lo llevo, señor Malfoy?-preguntó.

    -Al salón.-le susurró en el oído y le besaba la mejilla.

    -Preferiría una habitación.-comentó mientras reía al notar el golpe en su nuca.-Era broma mi príncipe.-murmuró riendo.

    Los dos entraron en el salón riendo, pero dejaron de hacerlo en cuanto vieron a un adormilado Remus en el sofá. Los dos sonrieron con ternura al verle y se sentaron cada uno a su lado sintiendo la cálida temperatura del lobo quien logró adormecerlos a ellos también. Había pasado solo cinco minutos desde que los tres cerraron los ojos, para abrirlos inmediatamente después de un gran ruido que les disipó el sueño por un buen rato. Se levantaron y se dirigieron a la chimenea, en la cual se había formado una gran humareda.

    -¡SUELTEME ASQUEROSO MORTÍFAGO! ¡SIRIUS, SE SUPONE QUE TÚ ESTÁS AL LADO DE LA LUZ!-murmuraba una voz un poco varonil. “Charlie” pensó Harry.

    En efecto, el hombre que estaba despotricando contra Malfoy era, nada más ni nada menos que, Charlie. Quien se revolvía entre los brazos de Lucius que lo tenía bien sujetado para evitar que huyera, mientras este trataba de soltarse e insultar a Sirius tomándolo como traidor.

    -¡Cachorro rápido, el medallón!-le gritó Sirius.

    Harry corrió hacia ellos y sin esperar mucho lo colocó en la mano de Charlie. Este cuerpo automáticamente se relajó, entrando en un estado de suma tranquilidad e ido. Todos los presentes se mordían los labios. Esperaban que cuando se despertara no formara nada. Empezaron a notar respuestas cuando Charlie empezó a parpadear y de sus ojos empezaron a caer lágrimas. Sirius le abrazó y Charlie empezó a llorar desconsoladamente murmurando que quería ver a su hijo y quería ir a por su pareja, mientras Sirius intentaba tranquilizarle y hacerle ver que no hiciera nada impulsivo y que irían a por su hijo ahora mismo, y, sin esperar respuesta, Lucius y Sirius volvieron a salir por la chimenea rumbo a la casa de cada joven. Harry ayudó a Charlie a sentarse en uno de los sillones del salón, el pobre de la emoción no podía ni andar.

    -Remus.-murmuró Charlie con la voz ronca debido al llanto. Su amigo se acercó y le abrazó.

    -Charlie ya verás, le haremos pagar todas sus malas acciones a ese viejo verde seboso, y, Sirius no tardará en volver con tu hijo y por Rod. Mientras tanto tienes que ser paciente y esperar.-le dijo para tranquilizarlo mientras acariciaba el cabello a Charlie de una forma muy maternal.

    No tardaron en ver como Lucius y Sirius regresaban con tres chicos no muy contentos. Sin que nadie se lo pidiera le entregó el medallón a Ron y lo sujetó para que no se cayera.

    -¡Harry! ¿Qué le has hecho?-le preguntó Hermione horrorizada, pensaba que había hechizado a sus amigos con un imperio u otro hechizo, al ver un cambio, pero gran cambio, en la apariencia de su amigo.

    -Hermione, tranquila, no pasa nada, ya verás.-la tranquilizó con una sonrisa.

    -¿Umm?-murmuró Ron sobre su hombro.

    -Ron, ¿cómo te encuentras?-le preguntó tensado, lo último que quería era que su amigo se alterara para alterar a los otros dos recién llegados.

    -¿E-es v-verdad?-preguntó con una mueca de confusión.

    -Sí.-le dijo con una media sonrisa.

    -No puede ser.-murmuró en estado de shock.

    Harry miró hacia Charlie y le vio contener lágrimas de tristeza y bajar la mirada decepcionado.-¿Ron?-le preguntó.

    -Estoy procesando tanta información... vale... de acuerdo... no es un sueño... es real... mi hermano resulta ser mi padre y el hermano de Sirius y el marido de Bellatrix son mis otros padres, y mi padre Régulus ha sido secuestrado por Dumbledore y mi papá Rod se ha casado con Bellatrix... y resulta que para no librarse de mi, me criaron mis “dulces abuelos”.-enumeró.

    Harry asintió en forma de respuesta, se sorprendía un poco de que su amigo no formara un teatro.

    -¿Están aquí?-preguntó Ron refiriéndose a su hermano-que-en-realidad-es-su-padre y a su papá-quien-es-por-ahora-el-marido-de-esa-loca

    -Solo Charlie, falta tu papá Rod.-Harry señalaba una dirección, la siguió y vio a su padre mirándole con lágrimas en los ojos. Se soltó del brazo de Harry y se fue corriendo hacia su padre para abrazarlo. Abrazo que Charlie respondió muy alegre.

    Harry hizo lo mismo con Hermione y Neville. Hermione montó un follón, quería que su padre estuviera ahí, pero Lucius le dijo que mañana irían a primera hora a por él, que ya era tarde y estaban muy cansados. Hermione al notarlo se rindió no sin antes amenazarles de que tenía que ir a por su padre y Neville simplemente se sentó a un lado de Remus en shock. Su padre estaba bien y el de el hospital era un impostor y su otro padre era Bartemius que estaba en paradero desconocido... muy bien. Simplemente magnífico. Luego, mañana por la tarde irían a ver a Luna y Phil.

    -Harry...-le llamó Ron.

    Harry le miró haciéndole entender que le había escuchado.

    -¿Qué coño te ha pasado? ¿Por qué tienes los ojos de un color distinto?-le preguntó cuando se dio cuenta del cambio de su amigo.

    Harry suspiró, estaba cansado.-Mañana Ron, mañana.

    Era cierto, todos estaban muy cansados. Harry notó como Draco se frotaba un ojo cansado y se quedaba dormido de pie, así que se acercó a él y lo tomó. Notó como acto seguido, se quedaba dormido, sin oponer resistencia. Notó que pesaba muy poco y dio gracias al ejercicio diario, aunque eso no quería decir que su pareja estuviera gorda. Harry agarró a Draco posesivamente y eso sorprendió a los presentes, pero no dijeron nada. Pasó sus manos por la cadera del chico impulsando al adormilado a que enredara sus piernas en su cintura y que dejara caer sus manos en sus hombros, se sentían piezas de un mismo rompecabezas, era perfecto. Sirius miró a Remus cómplices, sus dos hijos estaban enamorados el uno del otro.

    -Chicos, acercaros, creo que vosotros también tenéis un hechizo glamour.-dijo Remus haciendo que Hermione, Ron y Neville.-Empezamos por ti.-le dijo a Hermione y le lanzó el contra el hechizo. El pelo de Hermione dejó de ser castaño para volverse negro, sus ojos se aclararon un poco más y creció unos centímetros. Después le tocó a Ron, el seguía igual pero los ojos se volvieron a un gris característico de los Black, la piel se le oscureció solo un poco, como su papá Rod y su cara era una mezcla de las tres familias, pero seguía siendo casi igual. Por último Neville, seguía pareciéndose a su padre pero los ojos eran iguales a los de Bartemius, peligrosos.

    -Creo que va siendo hora de dormir.-comentó Lucius mirando el reloj.-Bien, os enseñaré vuestras habitaciones, pero como la casa es pequeña dormiréis en parejas. Espero que no os moleste.-comentó mirando a su esposo quien le sonreía por su gran idea. No era tonto, sabía que Black no le haría daño a su hijo, así que con gran pesar permitiría que durmiera con él.-Seguidme. Eso sí, chicas y chicos separados.-dijo dirigiendo se al pasillo de arriba diciendo cuales eran las habitaciones que podía usar y se despidió de estos.

    Harry entró en la habitación con Draco en sus brazos, le dejó suavemente en la cama a un lado y se acostó al otro lado. Era hermoso. Tan puro e inocente cuando dormía, era muy distinto al de las mañanas. Como era cierto que las personas al dormir, muestran sus debilidades. Era hermoso, antes y ahora lo era aún más, con sus ojos de distinto color, y ese aura que desprendía sensualidad por todas partes. Mañana sería un gran día, traerían a Luna, Phil, Batemius y a Snape e irían pasado mañana con el Lord, si es que Phil no les obligaba a ir mañana. Sabía que se había enamorado de Draco, era su pareja destinada. Le acarició suavemente la mejilla, le atrajo hacia su cuerpo y se durmió aspirando el olor de su pareja.

    A la mañana siguiente, eran las dos de la tarde cuando todo el mundo empezaba a levantarse. Draco abrió los ojos y notó que estaba encima de Harry durmiendo. Se sonrojó y se intentó separar pero unos fuertes brazos a su alrededor se lo impidieron. Le miró y vio que Harry estaba despierto mirándole con una sonrisa.

    -Buenos días, mi príncipe.-le dijo mientras le daba un pequeño pico en los labios antes de que Draco se quejara o se apartara.

    -Buenos días, ¿llevas mucho despierto?-le preguntó mientras se recostaba contra él. Aunque no lo admitiría en voz alta, estaba cómodo encima de Harry, pero se sorprendió al notar que ni tenía ni calor ni frío. Supuso que era por la parte mágica de Harry.

    -Umm, un rato, pero estaba tan a gusto mirándote.-comentó con una sonrisa haciéndole sonrojar.

    -Vamos a desayunar.-dijo mientras se levantaba de la cama y huía de los brazos que agarraban su cintura.

    -Tendré que vestirme, espera.

    -No, bajemos así.-dijo mientras se estiraba para desperezarse.

    -De acuerdo, mi príncipe.-comentó haciendo una reverencia para después pegarse a él como una lapa.

    -Deja de hacer eso, es vergonzoso.-murmuró intentando no mirarle mientras se sonrojaba.

    Harry le tomó de la mano y juntos salieron de la habitación y se dirigieron al salón donde la mayoría estaba allí, y, tal y como dijo Draco, iban en pijama. Se dirigió hacia su padre el cual le abrazó y le revolvió el pelo, mientras le besaba paternalmente la frente.

    -¿Qué tal has dormido, cachorro?-le preguntó.

    -Muy bien, papá.-comentó mientras le guiñaba un ojo disimuladamente a Draco haciéndole sonrojar.

    -Idiota.-masculló entre dientes lo suficientemente bajo como para que nadie lo escuchara.

    Los dos entraron a desayunar. Había leche, cereales, tostadas y frutas. Desayunaron de todo un poco y se fueron al salón a entretenerse con sus padres. Se sentaron en el sofá y Draco apoyó la cabeza en las piernas de Harry y este le empezó a acariciar el cabello dándole suaves masajes que hicieron que él y Draco se empezaran a adormilar hasta dormirse completamente bajo la mirada divertida de Sirius, quien decidió no molestarles para no romper la atmósfera que habían creado esos dos.

    Sirius empezó a leer un libro que había encontrado en la sala. Sí, aunque muchos no lo creyeran era un aficionado a la lectura. Pasó un rato hasta que paró cuando notó que varias figuras salían de la chimenea. Eran Snape y Crouch.

    -¡¿Black?!-gritaron los dos.

    Sirius rodó los ojos.-Bajad la voz, ¿no veis que está durmiendo?-dijo dirigiendo su mirada a su hijo.

    -¿Que hace Potter aquí y encima durmiendo junto a mi Dragón?-preguntó Severus.

    -Ahora sabrás el por qué.-dijo Sirius restándole importancia al asunto.

    -Está en el piso de arriba en la primera habitación del ala norte a la derecha.-le dijo Lucius la situación de su hija y en un parpadeo vio como su amigo ser perdía por la puerta del salón para ir en busca de su hija. Sonrió, su amigo no cambiaría nunca.

    -¡Lucius! ¿Qué significa esto?-preguntó Bartemius.

    -¿No lo has visto? Son nuestras vidas.

    -Es imposible, yo no tengo un hijo y menos con... ese.-dijo con despotismo y en eso se oyó un ruido. Todos se giraron y vieron a Neville parado en la puerta con los ojos vidriosos. Bartemius no tuvo tiempo a reaccionar cuando vio que el muchacho salía corriendo. Sintió una opresión en el pecho y abrió los ojos con sorpresa, ese sentimiento ya lo había sentido. Ya no le quedaba duda, era verdad, lo que había visto era real. Salió corriendo detrás de el joven para sorpresa de los presentes.

    -Lucius antes de que te vayas, ¿Y Rodolphus?-preguntó Sirius.

    Lucius paró en seco.

    -Te has olvidado, ¿verdad?-preguntó burlón.-Yo que tú iría a por él antes de que Charlie bajara.-le aconsejó burlón y volvió a su lectura.-¿Quién iba a decir que un Malfoy se olvidaría de lo que tenía que hacer?-comentó haciendo que Lucius se pusiera rojo de la vergüenza y de la ira.

    Lucius prefirió no decir nada y se fue hacia la chimenea murmurando la dirección de la casa de Rod mientras miraba de la peor manera posible a Sirius haciendo que este riera.

    ------------

    Corrió durante varios segundos, pero el mocoso le llevaba ventaja, demasiada. Cerró fuertemente los puños y empezó a correr todo lo que pudo, alargó una mano y agarró el brazo de su hijo y le atrajo hacia él. El chico se revolvía, mierda, era escurridizo. Lo sujetó bien y le abrazó muy fuerte.-Lo siento.-le dijo mientras le besaba la frente paternalmente. Notó como el muchacho empezaba a llorar y le abrazó aún más.-Ha sido difícil de procesar tanta información, pero... pero al verte y salir corriendo... he sentido lo mismo que sentí cuando hice llorar a tu padre la primera vez que lo conocí, perdóname cariño.-dijo mientras le besaba la frente.

    -Papá.-lloriqueó mientras apretaba aún más el agarre sobre su padre y escondía su cara en su cuello. Cerró los ojos disfrutando de las caricias que su padre le daba en la espalda y los besos en su mejilla.-¿Cuando vamos a ir a por papi?-le preguntó.

    Bartemius se tensó, apartó un poco a su hijo para que le mirara y le dijo:-No lo sé cariño, pero te prometo que no tardaré y lo traeré de vuelta aún si tengo que matar para lograrlo.-le dijo decidido mientras le acariciaba su mejilla. Dios, se parecía tanto a él. Ahora se acordaba de todo. Del día en el lago, la tarde de la biblioteca, su boda. Todo.



    En la otra parte de la mansión, Severus todavía estaba dudando en entrar o no a la habitación de su hija. Respiró hondo y tocó la puerta. Esperó hasta que oyó un “adelante” y entró. Cuando lo hizo, casi se desmaya de la impresión. Era idéntica a él, aunque también tenía algunos rasgos de Peter. Vio como su hija se quedaba quieta y se le humedecían los ojos. Se acercó despacio y la abrazó haciendo que su hija soltara un pequeño grito al no esperarse el abrazo, pero eso no impidió que ella también le abrazara.-Lo siento, de haber sabido que era mi hija, yo...

    -No pasa nada.-le dijo suavemente su hija.-Estabas bajo un hechizo. Todo está bien ahora.

    Severus sonrió con orgullo. Su hija era la chica mas lista, guapa y noble que podría haber el la tierra. La apartó y la miró, escaneándola, viendo el parecido que tenía con ella. Ni una imperfección.-¿Has desayunado?

    -Todavía no, acabo de despertarme.-dijo mientras se señalaba que iba en pijama, al igual que él. Debido a que ese rubio le había sacado de su hermosa cama a rastras sin explicaciones y sin dejar que se arreglara.

    -Vamos a desayunar.-dijo mientras sonreía y salían los dos de la habitación hablando de sus vidas. Severus le preguntaba, sobre todo, su vida con esos muggles, si eran buenos, si le molestaban... Pero su hija le tranquilizó diciendo que Dumbledore les había lanzado un hechizo para que creyeran que ella era su hija.

    Al entrar al salón, los dos observaron la escena de Harry y Draco juntos y Severus vio a su hija sonreír.

    -¿No te sorprende?

    -No, se veía venir. Había demasiada tensión sexual.-comentó mientras entraba en el comedor siendo seguida de su padre muy pensativo buscando las mejores palabras para amenazar al moreno como se atreviera a dañar a su Dragón.



    A los pocos minutos de haber dejado su lectura, volvió a dejarla cuando vio aparecer a Rodolphus y a su prima. Sin que Lucius se lo dijera, le lanzó el colgante.

    -¿De qué va todo esto?-preguntó Bellatrix moviendo su pie de manera intranquila mientras miraba a su primo con una cara que mostraba de todo menos amor.

    -Yo también me alegro de verte.-murmuró sin mirarla Sirius. A Bella también le habían borrado la memoria, sabía que si no lo hubieran hecho ella no sería así. Ella le quería y él la quería a ella. Era su prima favorita. A demás, ella estaba enamorada de otra persona.

    -Ten.-le dijo Lucius entregándole el medallón a Rod, y, este lo cogió. Antes de que Rod le preguntara algo, vio como se desvanecía.

    -¿Pero que mierda? ¡Lucius!-chilló al ver como su marido se desmayaba.

    -Baja la voz prima, Draco y Harry están durmiendo.-le pidió amablemente Sirius.

    Bella le miró extrañado, él no era así de amable. Se fijó en su marido quien recobraba el sentido. Y sin fijarse, vio como Lucius hacía que ella tocara el medallón. Al recobrar la conciencia de nuevo, se fijo en Sirius y se acercó.-No te voy a pedir perdón.-comentó.

    -Lo sé.-dijo mientras le sonreía y abría los brazos para ver como Bella se lanzaba a abrazarle.-Te he echado de menos, incordio.

    -¿Qué dices? Si me amas.-bromeó.

    -Sí.-comentó mientras le besaba la frente.

    -¿Puedo ver a mi sobrino?-preguntó Bella.

    -Sí, es él.-dijo mientras señalaba a la pareja dormida.

    Bella se acercó y se quedó observándoles.-Es apuesto, todo un Black. Supongo que son pareja.-comentó mirando la calidez de la escena.

    -Aún no, pero lo serán.-comentó con una sonrisa.-No hace falta mirar para saber que están enamorados.

    -Siento mucho lo que ocurrió, debimos ser más listos.-argumentó Bella.

    -Creo que aún así no lo hubiéramos logrado. Solo éramos niños. Ahora creo que si podremos hacer algo más. Mucho más.-dijo sombrío pensando en las mejores maneras para vengarse de Dumbledore.

    Luego ambos se fijaron en Rod y Lucius y en la conversación que estaban teniendo.

    -¿Eso es cierto?

    -Tengo un montón de pruebas, y creo que tú tienes tres por ahora.-comentó Lucius señalando el brazalete, medallón y pendiente.

    -Pero no son los mismos.-comentó.

    -Si lo son. Solo están hechizados de manera que parezcan otros.-comentó mientras murmuraba el hechizo que haría que volvieran a su estado original.-¿Ves?-preguntó.

    Rod abrió ampliamente los ojos. Vio como los objetos se volvían como los de los recuerdos. Se tuvo que agarrar al respaldo del sillón porque se mareó. Empezó a recordar otras escenas que no eran parte de los recuerdos.

    -Es normal, luego empiezas a recordarlo todo.-explicó.-Empiezas a recordar cosas que no salían en los recuerdos del medallón. Esa es otra prueba de que esto es real.-le dijo.

    -¿Dónde están?-preguntó Rod refiriéndose a su hijo y a su pareja.

    -Piso de arriba hacia el ala norte la primera a la izquierda.-le indicó.

    Todos sonrieron con cariño al ver como Rod se olvidaba de los protocolos y salía de la sala en dirección a la habitación indicada, donde se encontraban dos de sus tres personas más importantes en su vida.

    -Bueno, yo también me voy.-dijo Lucius mientras se empezaba a retirar.

    -Pon un silenciador, lo último que quiero escuchar es oíros gemir.-se burló Sirius haciendo que Lucius se pusiera colorado y murmuraba un << ¿Por qué mierdas aún no lo he matado? >>





    Por otro lado, en la habitación de un rubio. Lucius entraba despacio en la habitación, ya que su pareja estaba durmiendo y no quería despertar la, aun. Se sentó a un lado y le observó.

    Su parte veela estaba tranquila, cosa que no pasaba cuando estaba con “su mujer”, ya que siempre se sentía intranquila y con recelo. Sin embargo con Remus estaba relajado y se podía tirar horas mirándolo.

    Se acercó y le olfateó. Le encantaba ese aroma tan atrayente y dulce. Acercó su cara a la de Remus y le besó. Notó como este se revolvía y abría esos ojos miel que le hipnotizaban, se separó y se sonrieron. Lucius lo atrajo hacia él sorprendiéndolo, y, lo dejó en sus piernas de manera que esas hermosas piernas le rodearan la cadera y atrajo su cabeza para besarle. Sintió como Remus gemía y le atraía aún más a él agarrándole por la nuca con sus dos cremosas manos. Era hermoso. Una auténtica obra de arte. Se separó de esos labios con sabor a chocolate y dirigió sus labios al cuello de Remus.

    Pasó sus nariz desde la mandíbula hasta la clavícula oliéndolo para después clavarle los dientes haciéndole gemir. Le obligó a echar la cabeza hacia atrás cogiéndole suavemente del pelo y tirándole para atrás y que dirigía la otra mano que tenía libre a las nalgas de su chico para apretarlas y amasarlas.

    Sacó sus colmillos de la piel de Remus y fue subiendo hacia la mandíbula con su lengua y volvió a bajar hasta la mitad del cuello del lado derecho para volver a clavarle los colmillos. Notó como Remus se restregaba contra él y en aprobación le apretó una nalga. Dirigió la mano que sostenía el pelo hacia la camisa de Remus y la desabrochó para después quitársela. Dirigió su vista hacia Remus y este le devolvió la mirada mostrando sus ojos, ahora dorados. Su miembro dio un tirón. Se acercó a los labios de Remus y le besó, y, con su mano libre acarició por encima de la tela el miembro de Remus haciendo que gimiera entre el beso y abriera la boca lo justo para que su lengua entrara. Era un beso arrollador y Remus apenas podía seguirle. Se separó de él cuando notaba que Remus se quedaba sin aire y le miró. Tenía la boca abierta y un río de baba cayendo de su boca, los ojos entrecerrados, brillantes y dorados característicos de que su lobo había salido a flote y sus mejillas estaban rojas y jadeaba levemente mientras movía sus caderas para obtener una mayor fricción. Gruñó, y se quitó sus corbata para atarle los brazos a la espalda. Notó como se removía intranquilo y le regañó con una mordida un poco más fuerte en su cuello logrando que Remus gimoteara y abriera un poco más las piernas y se restregara aún más rápido.

    Remus tenía la razón nublada, sus ojos estaban húmedos gracias al placer y sentía las caricias que Lucius le daba a su miembro. Gimoteó y se restregó más fuerte. Sintió la leve risa de Lucius y abrió la boca de placer cuando Lucius metió la mano entre sus pantalones y agarró su miembro con firmeza para empezar a acariciarlo. Sintió la nariz de Lucius en su cuello y lo estiró para dejarle más espacio gimió cuando sintió otra mordida en su cuello.- Luc... Mierda...-era dolorosamente placentero. Cerró los ojos y cuando notó que las boca de Lucius se alejaba de su cuello buscó a ciegas sus labios. No tardó en encontrarlos y recibió gustoso el beso que Lucius le dio. Escondió su cara en el cuello de Lucius y gimió profundo al notar como Lucius acariciaba aún más rápido su miembro. Chilló cuando notó que estaba completamente desnudo ya que Lucius le había lanzado un hechizo. Oyó de nuevo su risa y abrió la boca al sentir como un dedo de Lucius se frotaba contra su ano. Se removió inquieto queriendo soltarse pero Lucius se lo impidió con un gruñido y un mordisco en su cuello. Gritó cuando sintió que el dedo se adentraba lentamente en su interior.

    -Mi dulce lobito.-murmuró Lucius mientras le besaba y movía el dedo en forma circular. Observó el movimiento de cadera que hacía Remus para notar su dedo. Siempre lograba calentarlo. Gruñó y metió otros dos de un golpe golpeando en el proceso la próstata de su chico, haciéndole chillar de placer y que moviera su culo para abajo para penetrarse más fuerte. Dirigió su lengua hacia los pezones de Remus y los empezó a maltratar con mordidas, lametazos y chupones. Cuando notó que estaba bien dilatado sacó los dedos de su interior y se introdujo muy lentamente en su interior haciendo que Remus se arqueara y gimiera bajito. -Merlín, te comería.-dijo mientras le besaba la mandíbula y movía circularmente la cadera. Vio como Remus se arqueaba y abría la boca. Le cogió de la cadera y empezó a bombardearle ese hermoso trasero que lo llevaba a la mismísima locura, notando como en cada envestida Remus gemía y temblaba de placer. Era exquisito. Le quitó la corbata que ataba sus manos y le besó. Notó como Remus enterraba sus manos en su cabello y lo revolvía mientras le besaba ferozmente. Guau. Que salvaje. Paró un momento y se separó de él para verle. Tenía el pelo revuelto, los ojos brillantes que se podrían ver a kilómetros de distancia y los labios hinchados. Hermoso y salvaje.

    -Te amo.-dijo Remus mientras besaba a su pareja. Le encantaba y le volvía loco con ese pelo platinado, esos ojos azules como el cielo y gélidos como el mismo hielo. Con su típica arrogancia, vanidad y superioridad. Pero le encantaba aún más cuando le mostraba a él su cara de deseo, de amor, de cariño. Se paró y acomodó las mejillas de Lucius en sus manos y le besó con suavidad. Gimió cuando Lucius mordió levemente su labio inferior. Abrió la boca y dejó pasar la lengua de Lucius para que la suya y la de él se acariciaran con pasión. Gimió alto cuando notó una fuerte estocada. Empujó levemente a Lucius para que la espalda de esta se encontrara con el colchón y le sonrió juguetón mientras le besaba la mandíbula y el cuello.

    -Merlín, juro que me vuelves loco. Te amo, realmente te amo.-dijo con devoción mientras le acariciaba las cicatrices que cruzaban su rostro con cariño y vio como a Remus se le escapaban algunas lágrimas.-No llores.-le pidió.

    -No lloro, es la emoción.-gimoteó.

    -Te amo.-le repitió con una sonrisa y le penetraba.

    Remus cerró los ojos y empezó a moverse encima de él levemente y tomando más rapidez a medida que pasaba el tiempo y aumentaba la intensidad del placer. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás gimiendo el nombre de Lucius cuando este golpeó de una su próstata que le nubló la mente debido al placer. Se encorvó y buscó los labios de Lucius y gimoteó cuando este le arroyó los labios con pasión y desenfreno. Remus sentía que se corría, por lo tanto aumentó el movimiento de sus caderas y se corrió en un fuerte gemido junto con su pareja.

    -Gran despertar.-murmuró Lucius entre dientes y riendo levemente.

    -Sí, muy buen despertar.- dijo mientras se derrumbaba a su lado jadeando.

    -Creo que deberíamos ducharnos y bajar a desayunar.-comentó Lucius mientras se levantaba y escuchó el jadeo de Remus y se dio la vuelta y le miró con una mueca de superioridad y con la ceja levantada.-¿Solo con mi espalda te excitas? Sí que causo efecto en ti.-dijo con arrogancia y observó divertido como Remus se sonrojaba y bajaba la mirada. Se acercó serio y con cuidado levantó la cabeza y cuando sus ojos se encontraron, le dijo:-Nunca bajes la mirada.-y lo besó.

    -A la ducha, ahora.-le dijo Remus mientras se escabullía de entre sus manos y se quedaba en la puerta del baño sonriendo con suficiencia.-¿Vienes o no?

    Lucius negó divertido y siguió a su esposo al baño, se mordió el labio al fijarse que Remus iba completamente desnudo y se quedó mirándole ese endemoniado trasero que le hacía tener una erección de caballo. Se acercó corriendo y lo estampó con cuidado contra la pared de la ducha, le separó las piernas y le dijo:-Una follada rápida en la ducha no estaría mal.-ambos se miraron y sonrieron juguetones.



    Mientras en la habitación de ambos pelirrojos, Charlie se encontraba siendo abrazado por su hijo protectoramente. En su mente esto le pareció gracioso, pues tenía que ser al contrario. Sonrió al darse cuenta de que su hijo tenía las mismas manías que sus padres, pues ellos siempre le abrazaban así. Se le inundaron los ojos de lágrimas y se quedó pensando en todo lo que había ocurrido y los momentos que había pasado con Régulus y Rodolphus. Los echaba muchísimo de menos y no veía el día en el que irían a por ellos. Hundió su nariz en el cabello de su hijo para aspirar el aroma tan parecido al de sus esposos que siempre lograban calmarle y empezó a sollozar.

    -Papi.-murmuró Ron mientras se despertaba debido a los sollozos de su padre.-Lucius no tardará en llegar con papá. En cuanto a padre, solo tenemos que esperar a ver que plan se nos ocurre.

    -Les hecho tanto de menos.-gimoteó en el hombro de su hijo.

    Ron abrazó a su padre y para distraerle le empezó a hablar de las aventuras que había tenido estos últimos años junto con Harry y Hermione.-¿Y sabes que más?-le preguntó.

    -No, cuenta me.

    -Me he enamorado.-le contestó con una sonrisa de estúpido mientras se perdía en los recuerdos.

    -¿Y de quién, si se pude saber?-preguntó mientras le prestaba atención.

    Ron sonrió, había logrado que su padre se distrajera.-Es realmente hermoso y listo, aunque muy orgulloso y vengativo. También le gusta gastar bromas, lo cual me sorprende un poco. Bueno... me sorprende demasiado.

    -¿Y eso?-Charlie le preguntó, tenía más interés de saber quién era cuando su hijo dijo que le sorprendía demasiado que ese misterioso muchacho del que estaba enamorado gastara bromas.-¿De qué casa es?

    -Es de Slytherin. Papi, ¿te lo puedes creer? Un Slytherin gastando bromas.-comentó riendo y con un brillo de orgullo por tan maravillosa pareja.

    -¿Estáis saliendo?-preguntó juguetón.

    -Sí, aunque en secreto. Él todavía no quiere contarlo por miedo a las reacciones de su padrastro.-comentó con una voz cargada de odio hacia el padrastro de él.

    -¿Y su madre no se opone ante las reacciones de su esposo?

    -Ella murió.-murmuró lleno de tristeza.

    -¿Quién es tu pareja?-le preguntó como un niño pequeño.

    -Se llama Blaise Zabinni, no sé si lo conocerás.

    -Zabinni. Sí. Su padre y su madre eran muy buenos amigos nuestros, no puedo creer que ambos estén muertos, pobre.-murmuró con tristeza al enterarse de la pérdida.

    -Sí, fue un golpe duro para Blaise la pérdida de su madre. Ocurrió a principios del pasado curso.-comentó.-Aunque he de decir que lo está llevando bastante bien. Es magnífico, papi. Es realmente una persona increíble.-murmuró con orgullo y a la misma vez realmente enamorado.-No lo quiero. Lo amo, lo amo con todo mi corazón. Lo amo tanto, que creo que le voy a proponer matrimonio.-comentó sonrojado mientras dirigía su mirada hacia otro lado haciendo que su padre riera.

    -Me alegro mucho, hijo. Ya quiero conocerlo.

    -¿No crees que es muy pronto?-preguntó preocupado.

    -¡Qué va! Tus padres me propusieron matrimonio en sexto.-comentó riendo alegremente mientras se acordaba de aquel día. Fue el mejor día de su vida.-Te daré un consejo... Si se lo vas a pedir, procura hacer algo muy especial.-le aconsejó.

    -Gracias papi. Vamos a desayunar, muero por unas tostadas.-murmuró mientras se levantaba y arrastraba a su padre hacia fuera de la habitación.

    -Pero Ron, aún no nos hemos vestido.-explicó intentado parar a su hijo.

    -Papi, teniendo en cuenta el día de ayer, yo creo que nadie en esta casa vaya vestido... Creo que eso ha sonado muy mal.-arguyó gracioso mientras tiraba de su padre hacia fuera para dirigirse hacia el comedor. Cuando Ron abrió la puerta, chocó contra un cuerpo fuerte y alto. Oyó el grito de sorpresa de su papi.-¿Qué mierda?-preguntó sobando se la cabeza y mientras cerraba los ojos.

    -Esa no es la forma adecuada que tienen un Black-Lestrange-Weasley de hablar, jovencito.-comentó serio pero se notaba que se estaba burlando por la sonrisa de su rostros.









    Continuará.....


    Hasta prontooooooo :=fgdfgd: :=fgdfgd:



    ¿Os esperabais la pareja, en este caso trío, de Charlie, Rég y Rod? ¿Qué partes o parte os ha gustado más?

    Pd: Habrá más sorpresas :=uuum: :=uuum: :=uuum: :=detective: :=detective:
     
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