Con los niños lindos, condón.

resumen adentro. Advertencias: M-preg/Palabras mal sonantes/ drogadicción.

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    Pa todas los de mundo yaoi, los quiero mucho.... Ya no puedo seguir con mi vida.... xd nooo, estoy mas cura que la chucha, voy a usar este momento para escribir "Mientele" "Con los niños lindos, condón" y tal vez ese lemon culiao de ObitoxShisui xd

    Se despide: El Cuervo Podrido. (Mañana amanezco con caña, las amo xd)
     
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    Wena prro.... kajskjaskja bueno, no tengo mucho que decir, se suponia que iba a ponerle más pelea entre Shusui y Sasuke, pero hace poco volvi a ver a mis primas paternas y puta... como que me dio ternura verlas de nuevo... conoci a m nuevo sobrino y supe que mi prima estaba embarazada xdxd aunque igual le tire sushi (E inhale wasabi por la nariz... de nuevo xd) así que esto sin querer me ha salido mas tierno xd ajskaskjas





    Capítulo 10: Empatía y confusión.








    Itachi despertó en medio de la madrugada, cansado y con los ojos adormilados. El sonido de unos dientes crujir y de unos mormullos le quitaron de su agradable sueño.

    Se dio la vuelta y me vio murmurando una y mil maldiciones hacia Shisui, mientras apretaba mis mandíbulas tratando de no gritar todas esas maldiciones. Miraba el techo y, a pesar de toda esa oscuridad, podía ver el brillo iracundo de mis ojos negros.

    - Sasuke, déjame dormir. – Dijo, esperando una reacción mía. Pero seguí maldiciendo. – Oye, ya basta…

    Pasó su mano por mi mejilla para dejar nuestros rostros a escasos centímetros.

    - Te vas a dañar los dientes si sigues así. – Me dijo. – Además de que nada te sirve tirarle maldiciones sino lo tienes en frente.

    - ¡Pero tú escuchaste lo que me dijo! – Chillé bajito. – Que soy demasiado blanco y eso me quita lindura, ¿¡Con qué cara se atreve a decirme eso!? ¡Si su cara es demasiado redondeada! ¡Maldición, hasta su nariz es demasiado chata! ¡¡Aggghhh!! – Me tapé la cara con las manos, frustrado de todo eso.

    Itachi sólo se había limitado a pasar sus brazos por detrás de su cabeza.

    - No te estreses. – Dijo, quitándome las manos del rostro. – Recuerda que tienes un ser dentro tuyo. – Pasó su mano por debajo de mi camisa para tocar mi vientre.

    Suspiré y abracé a Itachi por el cuello.

    - Lo siento. – Me disculpé. – Es la primera vez que alguien me dice que no soy lindo.

    Me rodeó la cintura, hundiendo su nariz en mi cuello.

    - ¿Qué importa si a Shisui no le pareces lindo? – Habló en mi cuello. – A mí me encantas, todo Tú me encantas.

    Reí coqueto.

    - Con eso me basta y me sobra. – Reí, pasando mis dedos por su cabello largo. – No te aproveches. – Dije, cuando sentí su lengua pasar por mi clavícula hasta detrás de mi oreja.

    - Oh, vamos. – Levantó su cabeza, pegando nuestras narices. – Hace tiempo que no lo hacemos.

    - No estoy de muy buen humor. – Dije en un suspiro.

    Él besó mi mandíbula.

    - Voy a ponerte de buen humor. – lentamente fue bajando por mi pecho, besó mi vientre plano, mientras agarraba mis costados.

    - ¿Qué vas a hacer? – Pregunté suavemente, abriendo las piernas para que se pusiera sin problemas entre ellas.

    Itachi tomó el elástico de mis pequeños shorts, los fue bajando lentamente por mis caderas.

    - ¿Qué planeas, bebé…? – Volví a preguntar, un poco excitado. Vi como Itachi se ocultaba cada vez más por debajo de las frazadas. – Ahh… - Sentí su lengua pasar por el largo de mi miembro, hasta llegar al glande y lo metió completamente a su boca.

    Arqueé mi espalda y descendí mis manos a sus cabellos. Flexioné mis piernas, moví lentamente mis caderas y jugué un poco con sus cabellos, peinándolos, desatando cualquier nudo que hubiese.

    Succionó y chillé. Agarró bien mis caderas y dejó mis muslos pegados a sus hombros. Dios, como la chupas…

    - Maldición… mmm… - Lo destapé, quería verlo. Su espalda… podía ver su masculina espalda desde aquí, cada musculo…

    Ay, no…

    No durare mucho esta vez.

    Su cabello era tan suave, y mis dedos se perdían entre ese color negro.

    Tiré mi cabeza hacía atrás.

    Hoy estaba muy sensible.

    El llanto de un bebé hizo que se nos agarrotara el cuerpo. Tapé mi boca con ambas manos e Itachi se quedó quieto con la cabeza entre mis piernas.

    - Tranquilo, tranquilo… - Escuchamos la voz de Shisui.

    Sin querer gruñí al oír su voz, pero al instante solté un gemido. Itachi volvió a estimularme, mientras yo me tapaba la boca.

    - Ya, monstruito… duerme. – Otra vez su voz.

    Esta vez me reí por el apodo que le tenía al bebé.

    Itachi volvió a succionar, arquee la espalda y casi me corro. Me mordió con delicadeza una y otra vez, causándome espasmos en todo el cuerpo.

    Le di un pequeño y poco fuerte zape en la cabeza. Él sabía que yo odiaba que me mordiera justo ahí abajo. Sólo sentí como se rió, sentía las vibraciones en mi miembro.

    Solté un gemido ahogado, tiré de las sabanas, sacándolas de las orillas de la cama. Maldita sea… me corrí en su boca…

    - ¿Estás de humor ahora? – Preguntó, subiendo hacia mi rostro.

    Respiré con algo de dificultad y sonreí.

    - Claro. – Lo tome del cuello y nos besamos, rodando por la cama.





    ___________________________




    Batí el frasquito de vidrio con esmalte rojo dentro.

    - Se me está acabando la pintura roja. – Volví a destapar el envase y pinté las dos últimas uñas de Itachi.

    Estaba entre sus piernas, apoyando mi espalda en su pecho, mientras él miraba todas sus uñas pintadas de rojo, hasta los pies.

    - Tal vez si no la usaras toda en mis uñas, te duraría más. – Comentó, pero le ignoré sabiendo que perdería si le discutía.

    Dejé el frasquito de vidrio al lado de un montón más que estaban en el suelo. Ya me había pintado las uñas yo y ya se las había pintado a Itachi, hasta las uñas de los pies las teníamos pintadas.

    - ¡Estoy aburrido! – Chillé, acostándome mejor en su pecho. – Hagamos algo divertido…

    - ¿Y sí damos un paseo? – Propuso.

    - ¡Buena idea! – Me levanté del suelo y busqué mi ropa en la maleta. – Tengo ganas de una malteada de frambuesa. – Me lamí los labios.

    - ¿Quieres tacos? – Preguntó poniéndose su converse.

    - Claro, se me hace agua a la boca. – Reí tocando mi estómago. – O unas patatas fritas, tal vez una hamburguesa, algo con queso. No, mejor unos burritos, pollo frito, comida japonesa, mexicana, hindú, coreana o algo fuera de lo normal.

    Itachi buscó entre las ropas una de sus camisas, en cuanto la encontró, se la puso con pereza y se acercó a mí.

    - Quieres un festín. – Me dijo, buscando sus cigarrillos en sus pantalones.

    - No quiero un festín, sólo que hoy tengo hambre de algo con grasa. – Le respondí, agarrando un poco de piel de mi bajo vientre, saqué mi lengua haciendo burla.

    Él se rió de eso, luego vio mi vientre y calló.

    - ¿Cuándo te has hecho eso? – Preguntó, viendo el piercing en mi ombligo.

    - Ah, sí. – Toqué el pedazo de metal. – Fue un regalo de Konan, dijo que le gustaría al baby. – Sonreí. – Además se me ve bien…

    - Eso no lo dudo.

    Al final, Itachi no encontró sus cigarros y a mí se me antojaban más cosas. Mmm … Pizza…

    Cuando salimos de la habitación, nos encontramos con mi enemigo íntimo. Mi querido Shisui…

    - Buenos días, Shisui. – Dije alegre, con una linda sonrisa.

    Itachi me miró como si hubiese matado a alguien y a Shisui casi se le cae el bebé. Supongo que el hecho de que Itachi me estuviera mimando hacía que estuviera de buen humor.

    - ¿Cómo está el baby? – Pregunté acercándome a él. Me observó un poco confundido.

    - Pues… - Parpadeó y tomó mejor al niño. – Tiene un poco de cólicos, así que no ha podido dormir anoche. – Terminó de responder, viendo al pequeño que aún permanecía despierto con el chupón en su boca.

    - Oh, pobrecito. – Pasé mi dedo por su mejilla, tan rosadita y regordeta. – ¿Puedo tomarlo? – Pregunté. Shisui parecía un poco desconfiado de mi comportamiento.

    - Ah, claro… - Lentamente, cogió al niño y me lo entregó. – Cuidado con la cabeza… - En cuanto lo tuve en mis brazos, me dio mucha ternura.

    - Itachi, míralo. – Le dije a mi novio. Él le miró y tocó su cabeza.

    Tener ese niño en mis brazos me hacía sentir bien. Era como un pequeño tesoro, una cosa tan bella, un ser vivo dependiente de ti, el ser más enteramente puro, sin ningún pecado. Con su amor incondicional, con su ternura.

    Era todo un Uchiha, la piel clara, los ojos negrísimos, el cabello azabache. El cabello en particular lo tenía un poco desordenado, como la mayoría de nosotros. Sus ojos era los de Obito, eran simplemente iguales.

    - Se ha dormido. – Escuché decir a Shisui y, cuando me fijé bien, el bebé ya estaba dormido entre mis brazos.

    - Oh, vaya. – Itachi apoyó su cabeza en mi hombro y vio al bebé. – Está más que dormido, ha entrado en estado de coma. – Esa burla hizo que yo y Shisui nos riéramos. – Tienes un don con los niños o será que es por estar embarazado.


    Shisui abrió los ojos como platos.

    - ¿Em-Embarazado? – Tartamudeó, acercándose levemente a mí.

    - Sí, creo que ya van dos semanas y media. – Respondió Itachi.

    - N-No lo sabía. – Dijo Shisui, casi me miro con tristeza. Como si tuviera lastima de mí. – ¿Cómo fue que pasó…?

    Le quedamos viendo algo extrañados. ¿Qué no era obvio…?

    - Bueno, un día yo y Sasuke estábamos muy cariñosos y--- Shisui le tapó la boca.

    - Si, si, ya me sé ese cuentito para niños curiosos. – Chilló, sacando su mano de la boca de mi novio.

    Uy, me dio antojo de nuevo.

    - Itachi, quiero tartaleta de frutas. – Mandé de repente.

    - Vale. – Aceptó de inmediato.

    - Shisui, ten a tu lindura. – Le dije, entregándole a esa cosa tan linda.


    Nos despedimos de él y salimos de la casa.





    ________________________





    Fuimos a un restaurante de comida hindú, salí corriendo por el fuerte olor a especias que casi me hace vomitar.


    Comimos en una cafetería hermosa donde servían postres japoneses; Itachi y yo nos comimos casi cinco raciones de Dangos.


    Paseamos por el parque; comí seis Hot dogs.


    Compramos un pote de helado de moras; terminamos jugando con él y se desperdició todo.


    Corrimos por el césped, con el cabello lleno de helado.


    Nos lavamos el cabello en una fuente que estaba cerca del parque.


    Pasamos por un parque de diversiones, nos pintamos la cara y comimos algodón de azúcar.


    Este día no podía ser mejor...


    – Creo que llevas mucho algodón de azúcar. – Dijo Itachi, viendo tres palitos con algodón en mi mano.

    Era casi de noche, se estaba poniendo oscuro y los colores naranjos que habían iluminado un poco la tarde, ahora morían para dejar paso a unos tonos azulados y fríos tomar su lugar.


    – No son para mí. – Respondí. – Son para Obito y Shisui. – Sonreí, mirando hacia el frente, entrelazando nuestros dedos.

    – Creí que querías golpearle la cara. – Comentó.


    – Todavía quiero. – Ensanche mi sonrisa. – Pero hoy en la mañana me fijé en sus ojos. – Dejé de caminar y miré el cielo. Itachi me miró, esperando a que continuase. – Eran tan limpios. – Esas palabras salieron en un jadeo cansado. – Más parecido a un paisaje nevado, que ha esta ciudad donde no se ven las estrellas.


    Itachi frunció la boca y miró el cielo también. Y, efectivamente, aquí, como en el lugar donde vivíamos, casi no se veían las estrellas. Por alguna razón, sé que Itachi podía entenderme a la perfección, cuando callaba, sin decir nada más, era porque ya no necesitaba más argumentos.




    _____________________




    Llegamos a casa a por sobre las ocho de la noche, tomados de la mano. La noche ya estaba oscura, muy pocas estrellas en el cielo azulado, casi negro.

    La casa de nuestros primos se veía hermosa, ya de por si era bonita, pero las ventanas de colores claros con lirios de colores diferentes, le daba un toque familiar, tranquilo y acogedor.

    Como el primer día que llegamos ahí, nos quedamos parados al frente, tomados de las manos. Ahora, nos dábamos cuenta de algo que al principio ignorábamos, esa casa no era lo que realmente parecía.

    Creo que me daba un poco de tristeza el tipo de relación que tenían Shisui y Obito. Pobre bebé que tendrá que pasar por eso.

    - Chicos, ¿Qué hacen ahí parados? – Dimos la vuelta y vimos a Obito, con unas bolsas en la mano. Tenía tierra en la cara, una magulladura en la mejilla, sangre en la nariz y el labio partido.

    ¿Pero quién coño le hizo eso…?

    Tanto yo como Itachi fruncimos el ceño y apretamos los dientes.

    - ¿Qué te pasó en la cara? – Pregunté frunciendo el ceño.

    Cambió su expresión tranquila por una seria, miró el suelo endureciendo el entrecejo.

    - Obito… - La voz dura de Itachi llamándole hizo que me estremeciera. – ¿Quién coño te ha hecho algo en la cara?

    Obito apretó los labios y levantó la mirada hacia nosotros.

    - Será mejor que entremos. – Dijo con voz adolorida tratando de dar una sonrisa.

    Cuando estuvo a punto de derrumbarse, Itachi lo tomó por los hombros y pudo mantenerlo de pie. Pasó el brazo derecho de nuestro primo por sobre sus hombros.

    - A este le dieron una buena paliza. – Dijo Itachi.

    Levanté la camisa a cuadros y vi que la boca del estómago la tenía amoratada.

    - Ya lo creo. – Toqué el moretón enorme, su estómago lo tenía muy apretado, el cuerpo estaba tenso. – Vamos para dentro.

    Tomé su brazo izquierdo y lo puse sobre mis hombros. Le quité las bolsas de la mano, para darme cuenta que era un biberón, un chupete y una sonaja.

    Entramos a casa y los tres nos quedamos parados mirándolo a él. Shisui estaba sentado en el suelo, con el bebé en los brazos, dándole besitos en la mejilla. Miré a Obito y éste sonreía con dulzura.

    - Shisui. – Llamó Itachi. Tal vez a él no le dio ternura esa escena, seguía enojado porque Obito no le había respondido.

    Nuestro primo nos miró con una sonrisa, la cual se borró en cosa de segundos.

    - ¡Madre mía! – Soltó Shisui, dejó al niño en el sillón y corrió donde nosotros. Le tomó la cara a Obito y le revisó la cara.

    - Le he traído unos regalos al niño. – Sonrió Obito.

    Nos quedamos callados, Itachi frunció el ceño más aún, Shisui apretó las mejillas de Obito y yo sólo le miré serio.

    - ¡¿Quién carajos te ha golpeado?! – Gritó el de rulos.

    No me di cuenta cuando Obito sacó sus brazos de nuestros hombros y había abrazado a Shisui por el cuello.

    - Ese maldito hijo de puta… - Le escuchamos responder en el cuello de Shisui.

    Tal vez Itachi no lo notó, pero yo me di cuenta que Shisui se había puesto a llorar en el cuello de Obito.

    El bebé empezó a sollozar y yo corrí a verle, le tomé en brazos, acunándolo para que callara. Pronto se había acurrucado en mi pecho, quedándose quieto y tranquilo.

    Itachi se llevó a Obito al segundo piso para curarle, él estaba especializado en curar ese tipo de heridas.

    - Shisui, el bebé. – Le dije, en cuanto Itachi y Obito ya no estaban ahí. Y Shisui se había quedado parado de pie a las escaleras con la cabeza agacha.

    - Ah claro. – Vió al niño en mis brazos, estaba tan dormido como en la tarde. – Me pregunto cómo lo haces. – Me sonrió.

    Yo sonreí, viendo al pequeño, respirando tranquilo.

    - Será niña. – Le escuché decir.

    - ¿Niña? – Alcé una ceja. – ¿Por qué dices esos?

    - Alguna vez oí decir a mi madre que, cuando se está embarazado, si un niño varón se duerme en tus brazos es porque tendrás una niña. – Me explicó. – Si una beba se duerme, entonces tendrás un varón.

    Le quedé mirando, luego puse mis manos en mi vientre, sonriendo con dulzura.

    - Una niña… sería encantadora. – Reí.

    No sé lo que era, pero ver los ojos rojos de Shisui me hacían sentir mal. No le quería ver triste, menos cuando ahora estaba pasándola tan mal; renunciar a tu masculinidad para tener un bebé, no querer abortarlo porque de verdad quería al niño, estar tan confundido.

    Sabía que Shisui se sentía solo, porque, al parecer, no confiaba en Obito. Y era yo el que se confundía ahora, porque podría jurar que si le quería.








    ____________________






    Uhhhhhhhhh ¿Quién chucha le pegó a Obito? ay no se, yo no se nada xd eso tal vez lo aclare en el proximo captulo, tal vez no lo se... ajhsjahsjas



    ¿Una niña? Oh vaya, ¿Creen ustedes que de verdad sea una niña?





    Se despide: El Cuervo Podrido.




    pd: No puedo creer que aquí y en wattpad haya escrito esa wea de arriba, estaba raja de cura lo juro. No me acuerdo como lo hice xd
     
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    A so potamadre xd xddd x xddd pon contyyyyyy plz
     
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    Me encanta la forma en la que escribes.

    Ya quiero saber quien le pego al beio Obito!
     
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    Hacer el amor.




    A Sasuke le dolía el estómago, más exáctamente, la parte baja del vientre, decía que tenia retortijones que no lo dejaban caminar.

    Yo ya había curado a Obito, por lo que ahora Shisui estaba con él, cuidándolo.

    Aún estaba un poco enojado por como Obito había evitado responderme la pregunta. Me frustraba no saber quien lo había golpeado así, Obito se ve bastante fortachón, por lo que no podría perder tan fácilmente contra una persona, por eso dudo que la pelea que había tenido hubiese sido de uno contra uno, sino que entre un grupo habían atacado a mi primo.

    ¡Mierda! ¡Como me frustra no hacer nada!

    ¡Me emperra el que Obito me trate como su hermano menor! ¡Coño, no tengo 5 años, tengo 25!

    - Itachi, estás gruñendo. - La voz de Sasuke me sacó de mis pensamientos.

    Recordé que estaba acostado en el sillón con Sasuke. Estaba acostado encima de él, entre sus piernas y con mi rostro en su plano vientre descubierto, mientras le abrazaba las caderas.

    Ignore lo que me había dicho, y pregunté;

    - ¿Aún te duele el estómago? - Pasé la punta de mi nariz cerca de su ombligo perforado.

    - Un poco. - Respondió. - Deja de doler cuando besas mi estómago. - Rió juguetón.

    - Pues entonces te quitaré todo ese dolor. - Le besé el estómago y deje mi cabeza descanzar en él. Quería sentir a mi hijo, quería que supiera que le estaba provocando dolor a su madre. - Izanagi, ¿Me escuchas? Soy tu papá y te quiero decir que tienes muchos antojos raros.

    - No son antojos raros. - Me debatió Sasuke.

    - Amor, zanahoria con mermelada es bastante raro. - Le dije poniendo en blanco los ojos. - Y no me interrumpas, estoy hablando con el bebé. - Se rió y me dejó hablar. - Quiero que estés con nosotros, te quiero abrazar, acurrucar, te quiero enseñar a tocar la guitarra.

    Besé otra vez el plano vientre de mi pareja y me acarició el cabello por eso. Estaba ansioso por ver a mi hijo. Aunque Shisui habia dicho que podía ser una niña, en ese caso un nombre tan masculino como Izanagi no le quedaba para nada.

    - ¿Sasuke, has pensado en algún otro nombre? - Pregunté aun con mi cabeza en su vientre.

    - ¿Lo dices porque puede llegar a nacer mujer? - Sabía que no me lo estaba preguntando. - Sí, sólo uno me ha rondado la mente desde que Shisui me comentó aquello.

    Subí más por encima de su cuerpo, apoyando ahora mi cabeza en su pecho.

    -¿Cuál?

    - Indra. - Soltó en un suspiro casi encantado. - Indra Uchiha.

    - Indra Mikoto Uchiha. - Él rió al adivinar el segundo nombre que le pondría a la niña. - Después de todo, adoras a mamá.

    - Y si es niño. - Habló. - Izanagi Fugaku Uchiha, como papá. - Levantó mi cara y me besó la nariz. - Se pondra a llorar cuando lo sepa.

    - Será un espectáculo digno de ver.

    Me acomode en su pecho, escuchando los latidos de su corazón, su respiración profunda y tranquila, el olor al perfume que tanto me gusta, algo dulzón combinado con el olor a estrógeno que exuda su cuello y clavículas. Sus delgados brazos tatuados rodeandome, para que no me aleje de él.

    Me sentía bien así.

    - Que ganas de hacerte el amor ahora mismo. - Me dijo en un susurro.

    - Que ganas de pintarte el cuerpo a chupetones. - Le respondí.

    - Que ganas de morderte la piel.

    - Que ganas de destrozarte el cuerpo a orgasmos.

    Con mis últimas palabras, Sasuke soltó un gemido.

    El punto G que compartíamos, eran los oídos. Y nuestros mayores éxtasis, eran las palabras.



    °•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°



    Narra Obito.

    Mientras me curaba el labio, Itachi me contó sobre su tiempo en la correccional y sus peleas en los conciertos o en las calles. Los guardias de la correccional eran brutales, unos perros que amaban la displina que se enseñaba a base de golpes. A él lo tenían en la mira constantemente porque lo habían atrapado en la calle de Hell's kitchen, junto a sus amigos.

    Dijo, medio riéndose, que su nariz estaba en constante peligro. Se habia torcido el tabique cuando corrió contra Deidara y su amigo sólo perdió un diente. En la correccional, un guardia, de apellido irlandés pero que ya no recordaba, le sacó una muela y le devolvió la nariz a su lugar con la luma, después que se hubiese peleado en el comedor y le torcieran aún más la nariz.

    Estaba más que especializado en curar heridas de ese tipo.

    También me contó que Sasuke se ha roto los nudillos de ambas manos, la nariz se le torció una vez, Itachi se la enderezó temiendo que su carita de bebé, como dijo textualmente él, fuera adulterada. Y la muñeca derecha se la rompió por noquear a un mastodonte que golpeó a su baterista.

    Era una fiera, igual que Itachi.

    Me quedé boquiabierto después de que le preguntara a donde vivían, sabiendo que ellos eran oriundos de Chicago, y me respondió que vivian en Hell's kitchen, lugar con mala reputación y donde ya lo habían arrestado a él y a su hermano tantas veces.

    Aún después que me confiara todo eso, sé que estaba enojado, se le veía en la mirada.

    Espere hasta que Shisui durmiera al bebé para poder ir a cenar con nuestros primos, a los cuales encontramos en el sillón recostados, mirando el techo como si fuera el cielo.

    Ellos eran tan iguales, pensaba totalmente a la par. Que envidia, yo y Shisui éramos como el antónimo del otro.

    - ¿No vas a comerte la chuleta, Itachi? - Pregunté, viendo que se comía el pure de papa y la carne ni siquiera y le hechaba un vistazo.

    - Él no come carne. - Comentó Sasuke, tomando el pedazo de carne con el tenedor para ponerlo en su plato. - La repele como si fuera veneno.

    - ¿Por qué? - Preguntó ahora Shisui, cortando la carne.

    - La odia, no le gusta. - Volvió a contestar Sasuke.

    - Es animal muerto, no sé como la pueden comer. - Dijo Itachi, terminando su cena.

    - Is inimil miirti, ni si quimi li piidin quimir. - Se burló su pareja, poniendo una cara graciosa. - Mira como me lo devoró. - Se echó un pedazo de carne a la boca y masticó muy lentamente, burlándose de su hermano.

    - Agh, no esperes que te bese después. - Mi primo hizo una cara de asco.

    - No te resistirías a mí. - Le sacó la lengua.

    Sasuke parecía un niño, como si los veinte años que tenía no se le reflejarán en la cara o el cuerpo. Era difícil creer que tenía esa voz que Itachi decía que tenía, o la fuerza de un animal, o el caracter tan fuerte.

    Aunque no lo conozco a fondo, la última vez que lo habia visto, él era un recien nacido que gustaba de chuparse el dedo pulgar. Un recien nacido que era cargado por su hermano mayor de sólo cinco años.

    Yo tenía diez años cuando lo vi por primera y última vez. En ese tiempo, él era adorable.

    Itachi le agarró la nariz y le dio un beso en la comisura de los labios.

    - Ustedes se parecen demasiado. - Sorprendentemente, no fui yo quien hizo ese comentario, sino Shisui.

    Mis primos se rieron.

    - En lo absoluto. - Dijo Sasuke, con una sonrisa.

    - Somos muy diferentes. - Itachi miró a su pareja.

    Levanté una ceja.

    - Si, así es mucho más divertido. Tenemos de que hablar todos los días. - Comentó el menor.

    Él e Itachi se miraron, sonriendo como tontos y se dieron un pequeño beso.

    - Vaya, yo y Obito no logramos hablar de nada en todo el día. - Volvió a hablar Shisui.

    - ¿Cómo que de nada? - Sasuke sonó casi espantado. - Deben hablar de algo, por lo menos del bebé o de la cena, o yo qué sé.

    - Bueno, hablamos del bebé de vez en cuando. - Dije.

    - Ahg, eso no es vida de pareja, hombre. - Dijo Itachi en un bostezo.

    - No somos pareja. - Se apresuró a decir Shisui antes de que yo pudiera hablar.

    - Tienen un bebé juntos, ¿No piensas cuidar del niño tú solo, verdad? - Sasuke parecía querer alterar a Shisui. - ¿No quieres que el niño tenga un padre?

    - Yo soy su padre. - Dije, frunciendo levemente el entrecejo.

    - Te quedas corto. - Itachi dejó suelto su enojo y me insultó con voz calmada. - Cuando el niño tenga 8 años, vea los padres de sus compañeros besándose y quererse. Lo más probable es que les pregunta por qué ustedes no son así.

    Tanto yo como Shisui callamos.

    - ¿Qué les van a responder? - Siseo Itachi, torciendo la boca y arrugando la nariz.

    - "Yo y tu padre no nos amamos, cariño" - Habló Sasuke, haciendo los mismos gestos de su hermano.
    Itachi me habia insultado, tan sutilmente que aun no sé como reaccionar a lo que me ha dicho. Y Sasuke, por su parte, había insultado a Shisui directamente y sin tino.

    Vi que mi hermano apoyaba sus manos en la mesa y se levantaba de su asiento.

    - Yo no volveré a amar a nadie más que a mi hijo, nunca más. - Dijo, con voz muy tersa, pero muy dura.

    Sasuke lo imitó.

    - No seas cobarde. - Habló de la misma forma. - Aprende a amar.

    - ¿Cómo lo haces tú? No juegues, Sasuke. - Shisui rió, no entiendo porqué y tal vez tampoco él sepa. - Son un par de niños crecidos amándose sin poner los pies en la tierra. - Sasuke frunció el ceño. - Mejor vivo sin enamorarme, sino terminaré igual de tonto que ustedes.

    Eso me dolió mucho, sus palabras me hirieron. Él cerró su corazón en una fría caja de metal para ocultarlo de los demás, y yo que pensaba darle el mío.

    - Tal vez sea un tonto, es más, soy un completo imbécil. - Mi primo menor caminó hacia Shisui y se quedó frente a frente. - Pero prefiero morir amando que ser un ser que jamás fue amado y que nunca supo lo rico que es hacer el amor.

    Esbozó una sonrisa, una encantadora. Sólo cuando por fin vi esa sonrisa, entendí porque Itachi teme a que algo la llegase a adulterar. Tenía una carita de bebé hermosa.

    - La comida estaba deliciosa, Shisui, buenas noches. - Dijo, descolocando a Shisui. - Amor, vamos a dormir. - Dio unos golpecitos en el hombro de Itachi, quien se levantó de la silla y lo siguió a las escaleras.

    A los minutos, yo y Shisui nos quedamos solos en el comedor. Mi comida estaba helada y ya no tenía apetito.

    Trate de ignorar el sollozo que soltó mi hermano, pero ver que las palabras que le habia dicho Sasuke le habían afectado tanto que ahora su perfecta postura se torcia mientras se tapaba la cara, simplemente no lo evite.

    La silla se cayó al suelo, di dos zancadas hacia él y le rodee la cintura, apretándolo a mi cuerpo.

    - No llores, Shisui. - Le susurré, con mi nariz en sus rizados cabellos negros y su espalda en mi pecho. - No soporto verte llorar, por nada ni por nadie.

    Él se volteó, me abrazó y escondió su rostro en mi cuello. Sentía la humedad de sus lágrimas mojar mi piel, los respiros de sus sollozos me erizaban los bellos de la nuca y su incesante temblar me provocaba frustración.

    - ¿Estaras conmigo, Obito? - Me preguntó exhalando más de su aliento en mi cuello.

    - Para toda la vida. - Le respondí sin chistar, abrazándolo más a mí.

    Meses atrás, casi un año, Shisui se habia deprimido a un nivel abismal, habia de enterarse que el hombre del que gustaba, estaba comprometido. Y ni siquiera era un estudiante de la universidad donde estudiaba, más bien era un viejo profesor de literatura.

    Danzô, era ese su nombre, un hombre que ya sobrepasaba los cincuenta y pisaba los sesenta, de una asquerosa doble moral y manipulador innato. Me habia enterado, por buena fuente, que él estaba dando clases en la universidad por ser un hombre de tres apellidos¹, que llevaba más de treinta años casado y tenía tres hijos. Una profesora de matemáticas de la misma universidad, era una de sus amantes, al igual que dos estudiantes más.
    Shisui no estaba enterado de nada de eso, sólo sabía que Danzô estaba casado.

    Me lo habia encontrado en la calle, cuando salía de la tienda donde le habia comprado los regalos al bebé.

    Me odiaba, porque yo le habia sacado unas cuantas fotos con sus amantes y se las mostré a su queridísima esposa. Fue mi manera de vengarme por lo que le habia hecho pasar a Shisui.

    Contrató a algunos hombres para que me golpearan, mientras él miraba.

    Era un hombre de poder y demasiadas influencias, por lo que temía que Itachi se enterara y se decidiera a golpearlo. Podía hacer que su carrera como cantante decayera en un sólo chasquido.

    - Obito. - Llamó Shisui y le respondí con un sonido de garganta. - Cásate conmigo.

    Mis brazos dejaron de rodearlo.

    No lo podia creer.

    - Cásate y quédate conmigo, nunca me abandones. - Aún cuando yo lo dejé de abrazar, él no me soltó, en cambio, rodeó mi cintura, apoyando su mejilla en mi cuello. - Tú, pedazo de idiota, eres el único en el que puedo confiar.

    Baje mi cara para poder verlo y él la levantó hacia a mi.

    - Cásate conmigo y muéstrame como se hace. - Juntó su nariz con la mía. Yo sabía a lo que se refería.

    - Me casaré contigo y te mostraré. - Por primera vez, desde que nos acostamos, él aceptó un beso mío. - Ye mostraré lo rico que es hacer el amor.

    Se llegó a enamorar de mí.

    Sasuke tenía razón.

    Yo, que he tenido sexo mil veces, pero que nunca he hecho el amor, le vi la razón a un niñato de 20 años.

    Vaya, que si es delicioso es hacer el amor.



    ____________________


    Chao otro Hiatus!

    Punto 1: Una persona de tres apellidos es una ejemplo de una persona que tiene influencias. Por ejemplo: Yo me llamo Patricia Carrera Rodríguez Angelini, se refiere a que yo conozco a los Angelini (Una de las familias más ricas en chile) y que soy muy amiga de ellos, y puedo pedirles lo que
    quiera. Una persona de tres apellidos quiere decir que tiene amigos poderoso y con dinero.

    ¿Qué les pareció Danzô, les cayó mal?

    Recuerden: De la única forma que su pareja les debe destruir, es a orgasmos.


    Se despide: ElCuervoPodrido.
     
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    Narra Shisui.


    Desperté y me encontré con que estaba solo en la cama, me sentí un poco malhumorado por eso, pero de inmediato sonreí cuando vi una notita en el buró.

    "Guren lloraba, fuí a calmarlo. Ven a tomar desayuno con nosotros cuando despiertes."

    Estiré un poco mis músculos antes de pararme e ir al baño a lavarme la cara, para avisparme un poco. En cuanto abrí la puerta del baño, vi a mi primo en el suelo con la cabeza metida en la taza de baño, teniendo arcadas y agarrándose el estómago como si una mano invisible le tomara las tripas y se las quisiera arrancar.

    – ¡Itachi! ¡Dios mío! ¿¡Estas bien!? – Me hinqué en el suelo y sobé su espalda.

    Mi primo levantó su mirada, se le veía agotado, jadeaba un poco y sus ojos estaban dormilones. Se abrazó a mí por lo que mi cara quedó en su cuello mordido y tatuado. Yo le devolví el abrazo, sobándole le espalda, viendo que tenía aún algunos espasmos en el cuerpo.

    Lentamente fue separando su rostro de mi cuello y quedó a milímetros del mío.

    Tenía una sonrisa en la cara.

    – Itachi... – Dios mio, estaba demasiado cerca.

    – Shisui... – Por favor, saca esa sonrisa. Mi respiración se volvió pesada.

    Jadeé cuando acercó du boca levemente abierta a mi oído. Sentí sus labios en el lóbulo.

    – Hueles a sexo. – Río en mi oreja.

    Volvió a separarse de mí y apoyó su frente en la mia.

    – Ve con Sasuke, por favor. – Dijo antes de volver a meter su cabeza a la taza y vomitar.

    Tragué saliva, asentí y corrí a la habitación de invitados, a donde se suponía que dormían mis primos. Jadeante por lo ocurrido, entré a la habitación encontrándome con mi primo pequeño, sin camisa en la cama, las mejillas rojas, sudando a chorros y respirando agitado.

    – Shisui... – Jadeó Sasuke en cuanto me divisó. – Tengo frío, Shisui...

    Fuí hacía él, me senté en la cama y saqué algunos cabellos pegados a su frente por el sudor.

    – Tranquilo, Sasuke, te llevaré al hospital. – Le sonreí un poco para calmarlo, él negó rápidamente.

    – Quiero quedarme... Aquí... Con Itachi y... Guren... – Habló jadeante, agarrándome de los hombros para alzarse y abrazarse a mí. ¿Cuál es el afán de estos hermanos con abrazarme? – Shisui...

    – Dime, Sasuke.

    Me dio un escalofrío en la espalda cuando sentí que olisqueaba mi cuello, pasando su mano por mi cuello y rostro. Me miró, rozando nuestras narices, sonriendo, la misma sonrisa de Itachi, maldición...

    – Hueles... a sexo... – Anunció con voz átona. Me dió un leve piquito en los labios antes de caer rendido a la fiebre y cayó desmayado sobre la cama.

    – ¡Sasuke! – Toqué su frente, ¡Puta madre!, estaba ardiendo en fiebre.

    Corrí fuera de la habitación, encontrándome con un Itachi de caminata cansada yendo a la habitación, me miró confundido.

    – ¿Qué ocurre?

    – Sasuke de ha desmayado... – Contesté algo hiperventilado. Itachi de inmediato se adentró a la habitación, con una mueca de miedo en la cara.

    Bajé las escaleras y a paso rápido fuí a la cocina. Vi a Guren en la silla para bebés, golpeando a su conejo azul de peluche contra la mesita que la silla tenía, Obito estaba a su lado, sirviéndose café en una taza roja, volteó su mirada y nuestros ojos se encontraron. Sus orbes negros me hicieron revivir el susurro de Itachi en mi oreja y el pequeño piquito que me dio Sasuke.

    Mi cara ardió.

    – Por fin bajaste a desayunar, te estabamos esperando. – Dijo Obito con una gran sonrisa que amenzaba con quitarme un suspiro encantado. Le recibí el café, mientras se me formaba una sonrisa parecida a la suya.

    Desde anoche que me tiene atontado.

    – Guren empezaba a extrañarte.

    – ¿Ah, sí?

    Mi bebé extendió sus brazos hacia mí. Con velocidad, la imagen de Sasuke surcó mi cabeza, recordándome por que bajé corriendo a aquí.

    – ¡Obito! – Chillé de repente sin querer, sobresaltándolo.

    – Dime, cariño.

    Mi cara se puso aún más roja. ¡Coño, deja de ser tan amoroso, trato de concentrarme!

    – SasukeAcabaDeDesmayarse. – Hablé rápido, lo sé. No puedo evitarlo cuando empiezo a entrar en pánico. – HayQueLlevarloAlHospitalAhoraMismo.

    Obito me miró confundido, meditó lo que dije y se puso serio.

    – Enciende la camioneta, voy a buscarlo. – Dictaminó casi sin pensar. Asentí y tomé a Guren para dirigirme a la camioneta.

    Narra Obito.

    Escuché leves chapoteos cuando me encontré cerca del dormitorio de mis primos, entré buscando al desmayado, pero la cama yacía vacía.

    – Obito. – La voz de Itachi dirigió mi vista al baño del dormitorio, estaba hincado al lado de la tina, con los brazos metidos en ésta.

    – ¿Qué haces? – Inquirí, acercándome a él.

    – Despertar a Sasuke. – Se le escuchaba agotado.

    Dentro de la tina, llena de agua seguramente helada, desnudo y sólo en pantalones cortos, estaba un Sasuke con los ojos cerrados.

    – ¿¡Tratas de ahogarlo!? – Grité escandalizado.

    – No, es la única forma de despertarlo y bajarle un poco la fiebre a la vez. – Habló, respirando algo agitado.

    Una gran burbuja de aire salió de la tina de agua e Itachi soltó los hombros de Sasuke. El menor salió respirando agitado, como quién resucita de entre los muertos. Sacudió su cabeza tirando agua helada por todos lados, luego apoyó su espalda en la pared, parecía como si hubiese corrido calles.

    – Bebé. – Llamó Itachi, tomándole la cara.

    – ...Bebé... – Jadeó el menor, acercándolo para abrazarlo.

    – Obito, tráeme una camisa, hay que llevarlo a un hospital. – Me mandó Itachi, tomando a Sasuke de la tina.

    °•°•°•°•°•°•°•°

    Una hora después ya estabamos en una sala de emergencias, con Sasuke en una camilla ya estabilizado, tapado y tranquilo. Mientras que en otra camilla, Itachi estaba sentado con una aguja en la vena, inyectándole suero, ya que se había deshidratado vomitando. Dijeron que su cuerpo estaba reaccionando a la desintoxicación. Por lo menos tenía una cara mejor y ahora hablaba con Sasuke en la habitación, sin parecer un muerto viviente.

    – Les dejaré a Guren mientras nosotros vamos a buscar algo para desayunar. – Shisui dejó a nuestro bebé en brazos de Sasuke, quien lo recibió contento.

    Narra Itachi.

    En cuanto mis primos salieron, fijé mi mirada a mi pareja y a mi sobrino pequeño. Con algo de esfuerzo me senté en su camilla para verlos mejor. Sasuke se parecía mucho a Mikoto, por lo que verle con Guren en brazos me hacía recordar a cuando él nació y Mikoto lo sostenía con dulzura en sus brazos, mirándolo con ojos enamorados.

    – ¿Qué tanto piensas, bebé? – Sasuke preguntó sacándome de mi burbujita de recuerdos.

    – En nada, sólo quiero tener a mi hijo ya. – Dije casi si pensar.

    – Yo también quiero que Izanagi esté con nosotros. – Vaya, se acordaba del nombre que le íbamos a poner, yo ya casi lo olvidaba.

    – O Indra.

    Rió por eso.

    – Tienes razón, o Indra.

    Sonreí y acerqué mi mano a mi sobrino, quien tomó mi dedo, de lo llevó a la boca y lo chupó como si fuera a sacar leche de ahí. Me carcajeé por eso.

    – Su primera comida de verdad: un dedo.

    – Un dedo. – Repitió Sasuke riendo.

    Otra burbuja se formó, entre nosotros tres, todo estaba tan callado y calmado.

    – HIJO DE PUTA ME DUELE LA MANO. – ¡Puf! Se reventó la burbuja. ¿Quién mierda gritaba? – COÑO, COMO SANGRA.

    – Amor, cálmate. – Una voz dulce habló.

    – PERO ME DUELE LA MANO.

    – Ya verás que es sólo un rasguño.

    Por la puerta se asomaron un par de cabelleras largas, alborotadas y azabaches. Cruzamos miradas y, de inmediato, el de menor estatura hizo un gesto avergonzado.

    – ¡Oh, como lo siento! – Articuló con voz trémula. – No queriamos importunarlos. Creíamos que estabamos en la enfermería.

    No dijimos nada y sólo vimos a la extraña pareja. Por la puerta apareció una enfermera, castaña y con cara bonita.

    – ¿Qué ocurre? – Preguntó la enfermera.

    Volteé a ver a Sasuke, supe de inmediato que él habia apretado el botón para llamar a la enfermera.

    – Ese hombre necesita que le curen la mano. – Informó Sasuke.

    La castaña volteó a ver al hombre y notó el paño con sangre en su mano.

    – Siéntese en la camilla, de inmediato lo curare. – Afirmó la chica, saliendo de la habitación.

    Los cuatro nos quedamos mirando unos minutos, ellos algo incomodos y nosotros serios.

    – Gracias por la molestia. – Habló el hombre de cabello recojido.

    – No es nada, él ya comenzaba a verse pálido. – Bromeó Sasuke, reímos todos en la habitación.

    – ¿Su hijo? – Preguntó el de la mano lastimada.

    – Oh, no. Es nuestro sobrino. – Dije. – Pero seremos padres pronto.

    – ¡Que maravilla! – Expresó el más bajo de ellos. – ¿Cuanto tienes?

    – Tengo casi dos meses. – Respondió mi pareja.

    – Ugh, entonces ya empezaste con los vómitos y antojos. – Adivinó el herido. Nosotros asentimos. – Son horribles, no sólo para el embarazado, sino también para nosotros. – Dijo, refiriéndose a nosotros: la pareja del preñado.

    La enfermera entró con una mesita de fierro con ruedas, donde traía gazas, agujas y una jeringa. Sin mucho problema se pusieron a atender al herido.

    – Los felicito por embarazo. – Otra vez el de voz dulce hablaba. – Por cierto, Soy Izuna, Uchiha Izuna. – Nos quedamos callados de la sorpresa, aunque no lo exteriorizamos. – Y él es mi esposo, Uchiha Madara.

    – Un gusto. – Dijo con voz ahogada, al sentir la aguja y el hilo pasar por su piel, aun si tenía anestesia. Era una sensación extraña el que te pasaran una aguja helada y un hilo por la piel, cuando ésta está adormecida. Lo sé, me han hecho muchas suturas en brazos y piernas.

    Sasuke y yo nos miramos, sonreímos.

    – Uchiha Itachi. – Me presenté. – Y él es mi pareja, Uchiha Sasuke.

    Hubo un silencioso pesado, donde a ellos no se le quitaba la cara de desconcierto.

    – ¿Los hermanos Uchiha? – Vimos a la enfermera sorprendida. – ¿Itachi de los Akatsuki y Sasuke de los Club Konoha?

    Asentimos. Vaya, una fan.

    – Me encantan sus canciones, los sigo desde hace mucho a ambos. – Rió, nuestros tios seguían sin reaccionar. – Me he enamorado de tu bajista. – Le dijo a Sasuke.

    – ¿De Neji?

    – ¡Sii, es muy sexy!

    – Si, Neji es jodidamente sexy. – Agh, odiaba cuando Sasuke se refería a Neji así, me sentía amenazado porque Neji era el tipo de hombre que le gustaba a mi hermano: mayor que él y de cabellera larga, como yo. – Le hablaré de tí, pareces ser la clase de chica que le gustan. – Algo a favor era que Neji era heterosexual.

    La castaño salió con una sonrisa enorme, en cuanto habia vendado la mano de mi tío.

    – ¿Uchiha? – Salió de la boca de Izuna.

    – Dios mío cuanto han crecido. – Al parecer, Madara estaba menos shockeado por la noticia. – La última que te vi eras un bebé, Sasuke.

    Izuna terminó de salir de su desconcierto y nos sonrió con ternura.

    Casi pude ver a un Sasuke más adulto en él, lo que hizo que me ruborizara.

    – ¡¿Mamá?! ¿¡Papá!? – Oímos a Shisui desde la puerta. Venía acompañado de Obito con unos cafés y unos sandwiches en las manos.

    – ¡Shisui! – Izuna abrazó a su hijo con emoción.

    – Mamá, para. – Rió él.

    Ellos me daban ternura.

    – Tobi. – Sonrió Madara.

    – No me llames así, pá.

    Y ellos me daban risa.

    Un escandalo y unas personas interrumpieron ese ambiente. Dios mio, ¿Qué coño hacían aquí Pain, Deidara y Sasori?

    Más importante aún, ¿Qué coño hacían aquí Naruto, Neji y Gaara?

    ¡Y una mierda!

    ¡Acababan de entrar Sakura y Konan!

    ¡Y Kankuro!

    ¡Y Hidan y Hinata!

    ¡Por favor paren!

    – ¡Itachi! – Tanto los Club Konoha como los Akatsuki corrieron a mí.

    Escuchaba entre sus balbuceos que debía correr.

    ¿Correr? ¿Por qué?

    – ¡Itachi Uchiha! – Ese era Kakashi, representante de Club Konoha. Ugh, esto es malo. Considerando que no le hemos dicho que estábamos esperando un bebé con Sasuke, es malo.

    Bueno, por lo menos no--

    – ¡¡Itachi cabeza de mono!!

    Oh no, ese no era Kakashi.

    Miré a mis amigos asustado. Pain, Deidara y Sasori me miraron igual de asustados, asintiendo.

    Ay dios.

    – ¡¡Maldita comadreja!!

    Matenme.

    – ¡¡Itachi!!

    – ¡¡Killer B!! – Grité aterrado.

    Mi representante estaba en la puerta y estaba furioso.

    Oh, mierda, estoy en un lío.

    Aguante.


    Itachi tuvo que quitarse la intravenosa cuando Killer Bee intentó agarrarle el cuello para ahorcarlo, este mismo no pudo terminar su cometido sólo porque Pain, Sasori y Deidara se interpusieron para que no matara al Uchiha, quien a penas podía mantenerse en pie, su cuerpo débil gritaba descanso apropiado.

    Pero si de algo eran conocidos los hermanos Uchiha, era por su increible resistencia a los efectos secundarios de todas las drogas que hasta ahora habian probado.

    – ¡Killer, basta! – Gritó Kisame, sosteniendo al representante. – ¡Itachi está mal de salud, no puedes simplemente golpearlo!

    – ¡Sabía que un día cometería una estupidez, pero no esperaba que terminaría esperando ser padre! – Killer Bee apuntó acusadoramente al vocalista. – ¡Esta es demasiada responsabilidad, Itachi! ¡La cagaste!

    – ¡Ya se que la cagué! – Gritó el Uchiha sosteniendose de Obito, quien le miraba sorprendido. Sorprendido al ver que aún podía tener energía para gritar en el estado de mierda en el que se encontraba.

    Killer suspiró cansado, superado por la energia de Itachi.

    – Itachi; Kakashi y yo llegamos a la conclusión de que lo mejor sería que Sasuke aborte al bebé. – Habló el representante.

    – No. – Respondió con presura Itachi.

    – Mira, Itach---

    – Ya te dije que no, Killer Bee, es mi hijo y el de Sasuke, y si vuelves a siquiera en pensar en que yo lo aborte, la pagaras caro. – De repente, el vocalista pareció haber recuperado todas las energías y dejó de apoyarse en su primo.

    – ¿No eras tú el que decía que todos tenían derecho a abortar? ¿El que gritaba en los conciertos "Aborto legal"? – Le riñó Killer.

    Los Akatsuki frunciron el ceño.

    – Killer, sabes que no es necesario abortar sino se quiere. – Apuntó Pain. – Itachi apoya el aborto, pero él y Sasuke quieren tener a su hijo porque ya se sienten listos...

    Fue Pain el que debió hablar, ya que el Uchiha parecía a punto de desmayarse, pero se mantenía en pie para verse seguro.

    – No hay nada más que decir. – Murmuró Itachi, caminando a la habitación donde se encontraba su pareja.

    ◇Ӝ◇

    – Duerme bebé... No pienses en nada más que no sea en nosotros juntos... – Sasuke susurró entre el agradable silencio en la habitación, enredando sus piernas con las de Itachi, mientras que este guardaba su rostro en su pecho, como un niño que teme del mundo. – Si no tienes fuerzas, yo te compartiré de las mías...

    Itachi le besó la clavícula y se abrazaron más fuerte, pasándole la pierna por entre las de su hermano, sonriendo cuando le escuchó soltar un delicado gemido.

    – Leí que en los primeros meses del embarazo el líbido de la madre aumenta... – Susurró despacito en su oído, haciéndolo reir.

    – Estamos en un hospital, Itachi...

    – Cerré la puerta antes de entrar...

    – Vaya, que conveniente..... Hay que hacerlo.

    Sólo bastaron esas palabras para que Itachi recuperara sus fuerzas y se acostara suavemente sobre Sasuke, para besarlo como si quisiera arrancarle el alma de la forma más dulce.

    El menor bajó su mano hasta la entrepierna de su pareja, acariciandola por sobre la tela del pantalón de jeans, mientras que levantaba su cadera dejando a su hermano bajarle el pantalón corto por las piernas. Gracias a su habilidad desarrolladas con Itachi por cinco años, le fue fácil quitar el botón y bajar la cremallera con una sola mano.

    Su habilidosa mano se metió al bóxer para regocijarse con la carne caliente del miembro que tanto le gustaba, pasando a tocar el camino de la felicidad que tenía Itachi en el abdomen.

    Mientras que él le mimaba la entrepierna, Itachi pasaba sus dedos por su recto, jugando con su ano, metiendo levemente la punta de su dedo y sacándola de inmediato.

    Un gemido, en conjunto a una risa, se le escapó cuando su hermano metió el dedo medio a su entrada, tocando todo la sensible carne del interior.

    Todo eso, sin dejar de besarse.

    El mayor decidió jugar con el cuello de su amante, y le dejó humedos besos por toda la yugular.

    – Ahh~… ya estás durísimo... Hazlo, hazlo... – Le encantaba cuando Sasuke comenzaba a deliriar de excitación.

    Agarró la muñeca de Sasuke, alejándola de su pene, y poniéndola sobre su cabeza.

    Bajó sus pantalones y sus boxers, liberando a su afiebrado miembro que gritaba por arremeter contra Sasuke y el punto G dentro de él.

    – Bebé... Házmelo como si estuviéramos en nuestra habitación... Los dos solos y cachondos... – Las manos de su hermano menor se pasearon por su cuello hasta meterse en su camisa, tocándole la espalda.

    Con algo de fuerza bruta, lo tomó por sus piernas y acercó su glande al ano acalorado del menor, tanteando el terreno que, hace poco descubrió, es fértil.

    – Odio cuando te pones a jugar... – Itachi rió por el reproche, por lo que arremetió hasta el fondo del interior de Sasuke. – ¡Jod-der...! Que bien... Se siente...

    – Me hacia falta estar así contigo...

    – Estámos acostumbrados a hacerlo seguido...

    Se dieron leves besitos, riéndose por el cosquilleo placentero en sus partes bajas, hasta que la cadera del mayor comenzó a moverse al querer volver el beso más apasionado.

    – Ay dios... – La excitación de Sasuke aumentó cuando la camilla tembló al són de la leve penetración. – Casi olvido que este no es nuestro colchón...

    – Habrá que hacerlo con cuidado... – Jadeó Itachi encima de su boca.

    – Agh, con tal de que no te contengas, hagámoslo en el suelo... Ngg...

    – Acabamos de tener una recaída, hacer un esfuerzo tan grande sería una imprudencia...

    – ¿Y cuándo hemos hecho algo prudente...?

    – Tienes razón... – Tomó impulso con la cadera y arremetió contra la próstata de su pareja.

    – ¡Ahhh! ¡Maldición, Itachi...! – Sasuke puso sus ojos en blanco, afirmándose de las orillas de la camilla. – Ngg... Te recuerdo que hay... Mmm... Gente afuera...

    – Como si ellos... Ngg... Nunca hubiesen tenido sexo en un hospital... Ahh...

    Decidieron dejar de hablar y prefirieron disfrutar las sensaciones que le provocaba el cuerpo del otro.

    Bajo las sabanas de hospital, Sasuke rodeó la cadera de su pareja, incentivandolo a hacerlo más a fondo.

    ◇Ӝ◇

    – Los escucho...

    – Yo igual, hombre, esos ni pudor tienen...

    Neji estaba del lado derecho de la puerta, mientra de Kisame se encontraba al lado izquierdo haciendo el trabajo de centinelas para que ni Kakashi ni Killer Bee entraran para perturbar la calma de sus cantantes.

    – Podriamos robarnos unos guantes de látex para tirarselos con agua helada. – Propuso Neji, con malicia, ya que el aburrimiento comenzaba hacerle efecto.

    – El problema recae en el poder abrir la puerta. – Tomó la perilla y la movió sin lograr abrirla. – No creas que Itachi es tan estúpido.

    – Agh, sabia que Sasuke cedería a tener sexo.

    – Pfff, por favor, todos sabemos que tendrán sexo si se encuentran solos. – Rió Kisame, haciendo que Neji también se carcajeara.

    Shisui y Obito habian ido a casa a dejar a Guren con su niñera, Su abuelo Madara, para devolverse a ver a sus primos. Mientras que Izuna se quedaba unos minutos más para llamar a sus hermanos para hablarles sobre lo ocurrido. Las Groupies de Club Konoha, fueron con los representantes de ambas bandas para calmarlos en los jardines del hospital, regalándoles unos cigarros graciosos, Naruto las acompañó para asegurarse que los representantes se mentengan tranquilos. Los Akatsuki estaban afuera, fumando, mirando de la distancia a sus representantes, para evitar que entraran a la estructura.

    Pain, enfadado, dictó a todos proteger a los Uchiha. Y todos accedieron.

    Los demás Uchiha se habian sorprendido por la gran fraternidad que todos ahí tenían.

    Al parecer, era el cariño que habían desarrollado a lo largo de estos años.

    Los tímidos gemidos de Sasuke se hacian presentes poco a poco, mientras ellos los ignoraban, como siempre ocurría.

    Ya estando acostumbrados al infinito líbido de los Uchiha, no les incomodaba ya mucho.

    Sin embargo, cuando dos enfermeros tratan de pasar a la habitación, sin escuchar mucho los gemidos quedos, fue cuando sintieron vergüenza.

    – Necesitamos ver a los pacientes. – Fue lo que dijo el enfermero, de parada prepotente, cabello blanquisimo y unos grandes ojos violetas que a Kisame casi le hacen suspirar.

    – Créeme que no querras entrar. - Dijo Neji, interponiendose entre una castaña y la puerta.

    – ¿Por qué no? Debemos revisarlos, para evitar que tengan otra recaída. – La castaña volvió a tratar de tomar el pomo de la puerta, pero el Hyuga volvió a interponerse, a sabiendas que la puerta estaba cerrada con pestillo. – ¡Hey!

    – Por favor, de verdad que no deben entrar ahora. – Dijo Kisame tratando de bajarles los humos al enfermero albino, quien parecía querer quitarlo de una patada.

    – ¡Esto es estúpido! Llamaré a seguridad para que quiten a estos tipos de aquí... – El enfermero se acercó a un teléfono puesto en la pared.

    – Espera, por fav----

    – ¡Ah, Itachi...! – Ese fue Sasuke desde la habitación, callando a Kisame.

    ◇Ӝ◇

    Sasuke puso una mano en su boca, mientras que la otra la tenía sobre la cabeza de su hermano, quien le succionaba el cuello como si fuese sanguijuela. El mayor habia arremetido contra su cuello, al mismo tiempo que le abría lo más que podía las piernas, dándole un golpe certero en la próstata que le habia hecho gritar.

    Se quitó la mano de la boca, para rasguñar la espalda de su hermano, sollozando de puro placer.

    – Ohhh Diooss... – Gorgoteó Sasuke sintiendo como su hermano lo arrinconaba al risco del orgasmo.

    – No aprietess... – El mayor se hundió más entre las piernas de su pareja.

    Como era inusual, ambos terminaron al mismo tiempo, soltando gemidos cansados y tranquilos.

    Se miraron a los ojos, Sasuke pasó sus mano por la frente de Itachi para quitarle algunos cabellos pegados y un poco de sudor. Se dieron unos cuantos besitos más antes de mirarse a los ojos y reírse como si fuesen unos niños que han hecho una travesura.

    – Dime, bebé, ¿Qué hizo que vinieras tan triste buscando cariño en mis brazos? – Inquirió el menor, acariciando sus cabellos.

    Itachi salió de su interior y acomodó su cabeza en el cuello de su hermano, mientras entrelazaban los dedos.

    – Killer bee y Kakashi me dijeron que...

    ◇Ӝ◇

    – Ojalá que puedas hablar de nuevo con Itachi. – Habló Hinata, mirando a Killer Bee. – Se le veía muy afectado...

    – No te preocupes, es Itachi, estará bien. –Ino le tocó el hombro y le sonrió.

    – Sí, Sasuke le dará una buena sección de sexo y estará más feliz.

    Con aquel comentario, Naruto hizo reír a las groupies y a los representantes.

    – Hablaré con él, le diré que entramos en pánico y dijimos cosas sin sentido. – Mencionó Kakashi caminando junto a Killer bee a la puerta de la habitación de los Uchiha.

    Ahí, estaban Neji y Kisame, sentados con unos enfermeros a su lado, uno albino y otra castaña. Sus rostros ruborizados, comprobaron que tanto Itachi como Sasuke habian estado jugando un rato.

    Kakashi tocó a la puerta.

    – ¿Quién es? – Inquirió Sasuke desde adentro.

    – Soy yo, Kakashi. – Respondió el peli plata.

    Hatake, como todos sabían, le tenía un extraño cariño a Sasuke, podían hasta especular que estaba enamorado del Uchiha. Por eso, tal vez, es que Itachi le tiene tanto odio a aquel hombre.

    La puerta, en cosa de segundos, fue abierta, para dar paso al menor de los Uchiha, quien le dio un rodillazo en la boca del estómago a Hatake haciendo que se estrellara contra la pared del hospital. Sasuke lo vio caer al suelo, luego volteó su mirada al representante de lentes oscuros, éste retrocedió.

    – Sasuke, cálmate...

    El Uchiha lo ignoró y, a pesar de la diferencia de altura, le dio un fuerte puñetazo en la mejilla izquierda, tirándolo al suelo.

    – Creo que el sexo sólo calmó a Itachi. – Comentó Naruto, viendo la furia de su vocalista.

    Ni los Akatsuki ni los Konoha club hicieron algo para detener o ayudar a Sasuke, bien sabían que era mejor que actuara o serían víctimas de su rabia también. El vocalista tomó a Killer bee y a Kakashi de sus sacos y los levantó del suelo hasta dejarlos de pie nuevamente, aún descompuestos por los golpes recibidos.

    – ¡Escuchen par de mierdas! – Sasuke los apretó más contra la pared. – ¡Si vuelven poner triste a mi Itachi y amenazan otra vez la vida de mi bebé, los haré pagar muy caro!

    Después de decir aquello, Sasuke los soltó a ambos, dejando que cayeran al piso como costales de papas. Caminó a la entrada de la habitación, donde estaba Itachi, mirando como su novio le descargaba su ira.

    – Ya no volveran a molestar, bebé. – Sonrió Sasuke, besándole la mandíbula al Akatsuki.

    Cerraron la puerta de un portazo, dejando helados a los representantes.

    – Creo que deberán pensar mejor las cosas antes de entrar en pánico. – Pain se arrodilló, dándole un pañuelo a su representante para que se limpiara la nariz que chorreaba sangre.

    – Tienen suerte que no los despidieron. – Naruto se puso a un lado de su hermano, mirando a Kakashi retorcerse por el dolor.

    Yahiko y Naruto se miraron serios para luego ponerse a reír.

    Algo que amaban los Namikaze de los Uchiha, y una las razones por lo que los defendían tanto, era que eran los únicos en partirles la madre a cualquiera que se atreviera a herirlos o humillarlos.

    Como cuando un tipo enorme, jugador de fútbol americano, insultó a Naruto, aprovechándose de su tamaño para doblarle la mano y dejarlo sin tocar su bateria. Sasuke se lanzó contra él, rompiéndose los nudillos tras noquearlo de un golpe. Todo por vengar la muñeca de Naruto.

    O cuando Itachi le sacó cuatro dientes a un guardia de seguridad cuando éste empujó a Deidara.

    Eran lo máximo...

    ◇Ӝ◇

    Madara peñiscaba la pequeña nariz del bebé, quien reía entretenido por lo que hacia su abuelo.

    – Oww, es igual de gordo que tú cuando eras bebé ShiShi. – Dijo Madara riéndose, conteniendo las ganas de tomar al bebé por su mano herida.

    – No me digas así, papá. – Espetó molesto Shisui, mirándolo desde el otro sillón.

    – ShiShi la leche de Guren ya está lista. – Obito se acercó a ellos con la mamadera ya lista en las manos.

    Shisui sonrió y la tomó para acercarse al bebé, dándole de comer.

    – ¿Por qué él puede llamarte así? – Izuna levantó una ceja, mirando al pequeño bebé tomar de su leche, hace unos pocos minutos que habia llegado a la casa. – ¿Es leche materna? Debe ser leche materna, no puedes darle leche en polvo o manipulada, ya sabes lo que pienso sobre esos productos, puede ser dañino para el niño, ¿Qué tal si tiene químicos que le provoquen cáncer o SIDA? ¿O con el tiempo empieza a deformarse? ¿Y si--------

    – Izu, por favor cállate. – A Madara la migraña se le sumó al dolor de la herida en la mano.

    – Es materna, má, me aseguro de eso. – Dijo Obito sentándose a un lado de Shisui.

    Izuna se relajó por eso, tocándose el pecho. Madara, por su parte, veía como sus dos hijos permanecían muy juntos sentados, sin verse incómodos.

    Meses atrás cuando Obito le contó la barbaridad que habia hecho, Madara los obligó a hacerse cargo de la criatura que viniese en camino, los obligó a mudarse juntos y a comportarse como una pareja ante los ojos de los demás, donándoles la casa para ellos solos, yéndose él e Izuna a la casa en California. Ambos odiaron la idea, más Obito que se vio en la obligación de terminar con su novia.

    Pero ahora, ambos se veían íntimos, casi como si se creyesen el cuento de ser una pareja.

    – Asi que... ¿Cómo van las cosas entre ustedes? – Preguntó, bastante serio Madara.

    Obito y Shisui se miraron, para luego mirar al bebé, sonriendo de ver al retoño acabar su comida.

    – Bien. – Respondió Shisui, decidiendo ignorar a su padre.

    – ¿Qué tan bien? – Volvió a preguntar.

    – ¿Qué no ves el chupón en el cuello de ShiShi? ¡Es obvio que han olvidado sus diferencias!

    Izuna Uchiha, desde muy joven, siempre olvidó lo que era tener filtro al decir algo, era muy liberal y demasiado sincero. Sin mencionar que era un hippie que en su juventud gozaba del ácido, haciéndolo más raro.

    – Má, por favor, no seas vulgar... – Habló Shisui, tapando el chupón con su mano.

    Pasaron minutos, minutos donde Obito y Shisui pensaron en ir donde sus primos, sin lograrlo ya que no querían dejar a su retoño con sus par de abuelos locos.

    – ¿Que fue lo que ocurrió con sus primos? – Preguntó Izuna, meciendo a Guren en sus brazos.

    – Están recayendo, se están desintoxicándose y, al parecer, sus cuerpos enferman. – Resumió Shisui.

    – Sasuke tuvo fiebre e Itachi tuvo que lanzarlo al agua helada para quitársela. – Habló Obito. – E Itachi estaba vomitando bilis en el baño principal.

    Madara miró a Izuna, quien desvió la mirada, no queriendo ver a su marido.

    – Izuna.

    – Cállate, Madara.

    Los menores se sorprendieron, no era fácil ver a su madre arisco y a la defensiva, menos con Madara que, se sabía, amaba con locura.

    – Mamá, papá...

    – Hijos, verán...

    – ¡Cállate Madara! – Gritó Izuna.

    Guren comenzó a llorar por el grito que habia dado su abuelo. Rápidamente, el doncel cedió el bebé a su hijo mayor, ocultando su cara en sus manos.

    – Amor... Hay que decirles...

    – No...

    Izuna negó, con los hombros temblando.

    – Bebé...

    Izuna se abrazó al cuerpo de Madara, como un niño. Shisui comenzó a preocuparse y Obito frunció el ceño.

    – Pá, dinos lo que sepas...

    Madara acarició la espalda de su marido, suspirando cuando él asintió.

    – Un año antes de que nacieras, Obito... – Los jovenes se tensaron, al no escuchar el absurdo sobrenombre entendieron que era algo serio. – Su madre quedó embarazado...

    Los padres primerizos tragaron grueso, ya que el mayor de los hermanos era Obito, no había nadie más.

    – Pero comenzó con fiebre y dolores abdominales, lo llevé al hospital y dijeron que era algo normal... Pero al octavo mes...

    – ¿Qué fue lo que ocurrió...? – Obito temblaba del miedo.

    – La fiebre aumentó más, tanto que le provocó un aborto espontáneo...

    Izuna se abrazó más a su esposo.

    – Fueron las drogas, tuve que desintoxicarme para seguir con el embarazo, pero las recaídas me provocaron fiebre. – Informó Izuna, sollozando. – Lo siento, sino hubiese utilizado tantas drogas Miyuki estaría con ustedes...

    – Lo más probable, es que Sasuke también aborte espontáneamente...

    Obito y Shisui temblaron, del miedo.

    Todo lo que Sasuke temió, se hacia cada vez más presente.

    15 de octubre del 94.



    El piso de recuperación del Hospital Rose Marie del sur de los Ángeles era un lugar tranquilo, conformado mayormente por niños y adolescentes, ya que muchos adultos ya habían sido dados de alta o mandados a hospitales con más espacio.

    Ese día, 15 de octubre del año 94, el piso estaba peculiarmente más callado.

    15 de octubre del 94, y la enfermera Tenten le tomaba la temperatura a algunos pacientes del piso.

    El 15 de octubre del 94, el paciente Konohamaru Sarutobi salía con exito de su operación de vesícula.

    El 15 de octubre del 94, Neji Hyuga robaba unos guantes de látex de la sala de las enfermeras, acompañado de su fiel prima, Hyuga Hinata.

    El 15 de octubre del 94, Naruto Namikaze en esa misma fecha hace tres años, pasa de ser Uzumaki a Namikaze. Ahora se hallaba poniéndose en posición de carrera.

    El 15 de octubre del 94, Deidara Namikaze también se incaba en el suelo para correr.

    El 15 de octubre del 94, Kisame Hoshigaki hablaba con el enfermero Suigetsu Hōzuki sobre como actuar en caso de una sobredosis.

    El 15 de octubre del 94, Uchiha Itachi se ponía en posición de carrera, acompañado de su hermano menor.

    El 15 de octubre del 94, Sábado a las 09:25, daban fajitas en la cafetería del hospital para el desayuno y eso, los Konoha Club junto a los Akatsuki lo sabían a la perfección.

    El 15 de octubre del 94, once personas salieron corriendo por los pasillos del piso de recuperación en dirección a la cafetería.

    El 15 de octubre del 94, Sasuke ganó la carrera con Gaara pisándole los talones e Itachi detrás de ellos dos.

    El 15 de octubre del 94, Sasuke Uchiha cumplía dos meses de embarazo.

    – ¡Dios, acaban de salir de una recaída! ¿¡Cómo pueden tener tantas energías!? – Se quejaba Kankuro, agotado al igual que los demás que habían perdido la carrera.

    – Somos Uchiha. – Dio Itachi como excusa.

    – Okey, me vale con eso. – Dijo Kankuro, acercándose a la barra de comida. – ¿Qué hay de tí? – Preguntó a su hermano.

    – Tenía hambre.

    La sencillez de su respuesto hizo a Kankuro reírse, una risa nasal, mostrando los impecables dientes. Gaara sonrió mínimamente.

    Eran pocos los que sabían su secreto. Si bien ya era cotidiano ver a dos hermanos besarse y teniendo una relación, la mayoria se sorprendió cuando se enteraron que Gaara y Kankuro mantenían una relación amorosa. Ya llevaban tres años de noviazgo.

    Sin embargo, ellos no se mostraban como tal ante la sociedad, por el miedo del qué dirán.

    Itachi y Sasuke muchas veces los alentaron a hacer público lo suyo, pero jamás lograron convencerlos.

    – ¿Bebé, quieres mayonesa? – Sasuke e Itachi ya estaban en la barra de comida, llenándose la charola de comida.

    Itachi lo velteó a ver con una ceja alzada y una sonrisa.

    – Salsa de ajo, entonces. – Dejó de lado los paquetes de mayonesa y tomó los de salsa de ajo. – Te compraré una mentita después...

    – Sabes que me encanta el ajo.

    – ¿Más que yo?

    – Nada me encanta más que tú.

    Sasuke imitó un gemido dando a entender que escuchar eso le había encantado y se tocó el pecho al mismo tiempo, haciendo reír a su hermano.

    Detrás, iban los hermanos no Sabaku con sus propias charolas sin cruzar palabras, sólo acompañandose el uno al otro. Los cuatro hermanos se sentaron en una mesa, se llevaban bastante bien y compartir mesa no los incomodaba.

    – ¿Y ya tuvieron sexo? – Al segundo de sentarse, Itachi ya hacía que los hermanos se incomodaran.

    – Ese no es un buen tema de conversación. – Dijo Gaara, comiendo de su fajita con salmón.

    – El sexo siempre es un buen tema de conversación. – Habló Sasuke con la boca llena y tapándose con una mano.

    – Si, hablando de sexo halagas, al mismo tiempo, a tu novio. Mira. – Kankuro miraba divertido como Itachi se volteaba a Sasuke. – Sasuke, mi amor, me encanta como te ves cuando estás en posición de perrito.

    Sasuke tragó su comida y volvió a imitar un gemido, mordiéndose los labios, tocando su entrepierna y contrayendo su cuerpo.

    – Y a mí me encanta cuando estás debajo mío y me dejas cabalgarte.

    Esta vez fue Itachi quien imitó un gemido y se mordió los nudillos.

    – Son unos idiotas. – Rió Kankuro.

    Gaara sonrió y descansó su mentón en los dedos de sus manos.

    – Los reto. – Susurró el pelirrojo.

    Los Uchiha dejaron de comer, lo miraron serios, para sonreír de medio lado.

    – Imiten gemidos... – Antes de que los Uchiha empezarán, él los paró. – Fuerte, como si estuvieran teniendo sexo aquí mismo.

    – ¿Dices que nuestros gemidos deben estar ligados?

    – Sip.

    – ¿Qué ganamos?

    – Cien dólares.

    Sasuke sonrió ante aquel reto y miró a su hermano, quien también sonreía emocionado.

    – Uno... – Kankuro dio la cuenta. – Dos... Tres.

    – ¡Mmm! Ahh... Itachi, que bien lo haces... ¡Ngg!

    – Ahhh... Estás tan apretado... Ugh... Mmmm...

    – ¡Ngg! Más rápido, Itachi... Mmmm... ¡Ahhh!!

    Gaara comenzó a reír por lo bajo, tapándose la boca. Mientras que su hermano los miraba desconcertados, no creía que lo iban hacer realmente.

    El casino del hospital se llenó de gemidos agudos y roncos, que a más de alguno incómodo.

    Sasuke no paraba de gemir a pesar de que Itachi ahora estaba riéndose con las mejillas enrojecidas por oír aquellos sonidos obscenos de los que tanto era fan. Entonces Kankuro decidió que era tiempo de indicar que el reto había sido cumplido.

    Itachi agarró los cien dólares de la mano de Kankuro, mientras que Sasuke se cruzaba de brazos riéndose de su logro. Gaara le sacó la lengua como un acto aniñado.

    – Usen esos cien dólares en una operación de cuerdas vocales, porque gimen horrible. – Los Uchiha se voltearon para encarar a quien habia dicho eso.

    Una parada desinteresada, ojos perezosos, unos aretes similares a los que Itachi tenía en los lóbulos, delgado, con una camiseta que tenía escrito Shika y unos pantalones rojos a cuadros, así era como Nara Shikamaru se presentaba ante ellos.

    Un clic sonó en la cabeza de Itachi y una venita palpitante apareció en su frente.

    – ¡Shikamaru! – Sasuke se levantó de golpe y abrazó al bajista de InoShikaSho.

    InoShikaCho era una de los mayores exponentes de Grunge y Alternativo, junto a Akatsuki y Konoha Club. Lo conformaba Choji Akimichi, Shikamaru Nara, Kiba Inuzuka y... Temari no Sabaku.

    Los tres primeros fueron amigos de Neji, Gaara, Naruto y Sasuke en la preparatoria. Siempre fueron los seis más problemáticos de la escuela y eran grandes amigos, todos... Bueno, todos, excluyendo a Temari.

    Ino fue quien ayudó a fundar la banda y, junto a Temari, le dieron ese toque característico de guitarra, pero Ino no quizo quedarse en la banda, ya que prefería ser una fan y seguir consiguiendo papeles como pequeña actriz en hollywood, haciendo que Temari fuera la única guitarrista femenina en la banda.

    Aún ellas siguen siendo grandes amigas.

    – No nos hemos visto desde el Lollapalooza. – Dijo Shikamaru abrazando por la cintura al más bajo. – A tí tampoco te veía desde entonces... Itachi.

    – Sí, es bueno volver a verte... Shikamaru.

    Había un ambiente tenso y todos sabían por qué. Bien se sabía que Shikamaru y Sasuke habían tenido una especie de relación en el pasado, bastante rara, donde se besaban y toqueteaban, pero que jamás llegó a ser sexual. Tuvieron una relación de cinco meses, claro, hasta que Sasuke volvió a reencontrarse con Itachi en un festival y su relación con Shikamaru fue cortada de manera abrupta.

    Tal vez Shikamaru estaba resentido por la manera en la que fue dejado por la culpa de Itachi. O Itachi se sentía amenazado por la presencia de Nara.

    Nadie lo tenía cien porciento claro, pero de algo si estaban seguros, y era que ellos se querían partir la madre.

    – ¿Y... Qué haces por aquí, Shika? – Preguntó de inmediato Naruto, tomando al bajista de un hombro, mientras que Deidara mantenía sentado a su vocalista.

    – Kiba tuvo un accidente y se torció el cuello. – Respondió apuntando con un dedo en dirección donde estaba la sala de emergencia.

    – ¿Ahora que hizo? – Kankuro se atrevió a preguntar a su cuñado.

    – Saltó al público y no lo agarraron, de hecho, cayó al suelo con todo y fans.

    Todos, a excepción de los dos Akatsuki, rieron ante eso, sabían que Kiba era un descontrolado de mierda y que le encantaba hacer tonterías en los conciertos.

    – ¿Y ustedes?

    – Hemos tenido una recaída. – Respondió Sasuke, encogiéndose de hombros.

    – ¿¡Qué!? ¿¡Te encuentras bien!? – Shikamaru tomó de los hombros a Sasuke, temiendo por su salud.

    – Él está bien, como una lechuga. – Respondió Neji, viendo ya que Itachi tenía un tic en el ojo.

    – Sí, no hay por qué preocuparse. – Gaara también se levantó para estar más cerca de Shikamaru. – ¿Y ella... Cómo está?

    Nara dejó su ceño de preocupación y miró con algo de pena a su cuñado.

    – Ella está bien, es muy fuerte, hace dos meses que no consume crack.

    – Eso me alegra – expresó Sasuke con una sonrisa, mirando a Nara con un ligero brillo en los ojos, pues estaba feliz de verlo después de tanto tiempo.

    Itachi, por su lado, apretaba los puños bajo la mesa y se tragaba los celos que le doblaban las tripas y le provocaban náuseas. El tic de su ojo se volvía más frecuente conforme escuchaba cómo Sasuke hablaba naturalmente con Shikamaru, casi ignorando su presencia.

    – ¿Vienes a comer? ¿O a qué? Digo, estamos en una cafetería no en una fiesta – interrumpió Itachi, a lo que todos los presentes se quedaron callados.

    Sasuke alzó una ceja extrañado por la actitud de su novio. Claro, era el único más ingenuo que no entendía por que Itachi se comportaba así. Cuando iba a hablar para reclamarle a Itachi, alguien lo interrumpió.

    – ¡Shikamaru, ya debemos irnos! Asuma dice que ya vamos retrasados para ir a.... Oh.

    Temari no Sabaku era una rubia natural, preciosa. Usaba unos jeans hasta la cintura y una camisa blanca adentro de ellos con Tema escrito en el pecho.

    Era, también, la hermana mayor de Kankuro y de Gaara, con los cuales tenía una hostil relación.

    – Tema----

    – Shikamaru, apresúrate. – Temari interrumpió a Kankuro y se fue de la cafetería.

    Gaara bajó la mirada y el ambiente se volvió aún más tenso.

    – Lo siento, chicos. – Shikamaru palpó el hombro de su cuñado, para luego abrazarlo y besarle la sien. Le tenía un cariño especial a Gaara. – Adiós, hermano. – Una vez que se separó del otro, golpeó su pecho dos veces y apuntó a Kankuro, quien hizo el mismo gesto.

    Se despidió con un abrazo de los Konoha Club y con una mirada retadora de los dos Akatsuki ahí presentes.

    ◇Ӝ◇

    Itachi y Deidara salieron bastante rápido de la cafetería, ni siquiera Sasuke pudo percatarse cuando se levantaron.

    Ambos estaban afuera del hospital, fumando un cigarrillo tratando de calmar los nervios y la irritación que el encontrarse con el ex de su novio habian aflorado.

    – Temari aún está enojada.

    – Eso parece. – Respondió Itachi. – De hecho, parece que cada vez está más resentida.

    Deidara miró la mano de su amigo, temblaba como una gelatina, la ceniza caía sin la necesidad de golpear el cigarro.

    – Itachi, no estás acostumbrado a calmarte sólo con cigarrillo. – Comentó. – La nicotina es como un dulce para tí.

    – Sí, pero no puedo inhalar, inyectarme, ni fumar nada en lo absoluto. – Pasó su mano desocupada por su frente. – Debo estar limpio.

    – Sé que debes estar limpio. – Deidara no sabía que solución darle a su amigo. – ¿Y el sexo con Sasuke...?

    – No, no hablemos de él cuando esta ráfaga de celos me atormenta.

    – Está bien...

    – Yo si quiero hablar de él.

    Deidara se golpeó la cara con la mano, no podía creer que esto estuviera sucediendo.

    – ¿Qué haces aquí, Shikamaru, no se suponía que debían partir ya? – Itachi se levantó amenazante de los escalones del hospital, mirando hacia atrás, donde podía ver a Shikamaru con las manos en los bolsillos y un cigarro en la boca.

    – Asuma dejó su teléfono en la sala de emergencias. – Shikamaru avanzó hacia él con aires despectivos. – Quiero hablar de Sasuke...

    – ¿Y para qué? – Tiró la colilla al suelo y de inmediato sacó otro de la cajetilla para encenderlo. – Si mal no recuerdo, él ya no es tu novio...

    – Pero es mi amigo, además me he enterado de que está embarazado...

    – Já, sí... ¿Qué? ¿Ahora te sientes dolido?

    – Quizá pudiste darle un hijo, pero no le veo igual de feliz que cuando estaba conmigo. – Ugh, había tocado un nervio.

    – Y si él era tan feliz, ¿Por qué corrió a mis brazos cuando volví? – Itachi quizo no verse alterado ante lo dicho.

    Y Nara trató de que eso no le llegara tanto, pero no podía simplemente ignorar el hecho de que Sasuke estaba vuelto loco por Itachi y que él no se comparaba con el Uchiha mayor. No obstante, él amaba a Temari, tanto como Itachi amaba a Sasuke. Sabía que ambos se amaban con locura y que la única persona con la que elegiría estar era la rubia.

    ¿Y entonces para qué seguir buscando pelea con Itachi?

    Era muy simple.

    Su orgullo de hombre estaba dañado y se sintió menospreciado. Quería arreglar cuentas con Itachi y dejar bien en claro que Shikamaru Nara no era reemplazable.

    – La pregunta es: ¿Tan inseguro estabas de tu relación como para tener que embarazarlo?

    A Deidara se le cayó el cigarrillo al suelo, conocía perfectamente a Itachi como para saber que la única manera de hacerle enfurecer en un paso, era poner en duda su devoción por Sasuke.

    – ¡Itachi, detente! – Deidara tomó del brazo a su amigo, quien ya habia tirado al cigarro al suelo y lo había pisado, partiéndolo en dos, dispuesto a golpear a Shikamaru.

    – ¡Cállate Deidara! – Itachi se soltó del agarre del rubio. – ¡Yo a éste le voy a hacer una cara nueva!

    Shikamaru rió burlón por lo dicho.

    – ¡Ya me hartaste! – El vocalista corrió hacia Shikamaru, dándole un golpe certero con la rodilla en la boca del estómago, tirándolo al suelo. – ¡Te enseñaré a no tocarme los cojones!

    El Uchiha se abalanzó encima de Nara, agarrándolo del cuello de la camisa y golpeando su mejilla con su puño cerrado. Mientras, Shikamaru sostenía la muñeca que le agarraba la camisa y, cuando vio su oportunidad, agarró el cuello del otro, apretando con los pulgares la manzana de Adán y obstruyendo la garganta con las palmas.

    Cambiaron de posiciones, ahora era Nara quien estaba arriba ahorcando a Itachi, mientras éste hacia lo posible por sacar las manos del bajista de su cuello.

    – ¡Hijo de puta, no te mereces a Sasuke! – Apretó con más fuerza la garganta del vocalista. No pensaba lo que estaba haciendo, sólo estaba descargando su ira contra él, sin tomar la consecuencia de que, tal vez, vaya a matar a Itachi ahorcándolo.

    Había algo que Shikamaru no sabía y eso era que Itachi ya tenía una infinidad de experiencias en ese tipo de peleas, por lo que tenía las de perder. Como estaba tan concentrado en el cuello de Itachi, éste apretó fuerte su puño y lo dejó caer, para que, instantáneamente, se dirigiera al pómulo del otro.

    Shikamaru cayó a un lado con un intenso mareo en la cabeza e Itachi trataba de levantarse, al mismo tiempo que tosia y trataba de recuperar el aire.

    – ¡Parecen un par de niñitos! – Reclamó Deidara, sabiendo que ninguno de los dos lo escucharía. A lo lejos, vió a su hermano junto con Konan. – ¡¡Yahiko, ayúdame por favor!! – Su hermano de inmediato giró a verlo, topándose con la pelea.

    – Mierda... – Pain corrió hacia allá, analizando como Itachi se levantaba junto a Shikamaru, ambos ahogados y con el cabello suelto. – ¿¡Qué estás haciendo, Itachi!?

    – Estoy intercambiando opiniones con mi amigo... – Fue lo que respondió antes de volver a lanzarse contra Shikamaru, tacleandolo y volviendo a golpear su cara con los puños.

    Los hermanos Namikaze sabían que no podían meterse, tratar de separar a Itachi de una pelea era como intentar hacer que un cocodrilo soltara una presa. Si no querían ser devorados o dañados era mejor esperar.

    Nara y Uchiha se dieron fuerte en la cara.

    A Shikamaru le sangraba la nariz y el pómulo comenzaba a hincharse, al igual que un derrame comenzaba hacerse presente en su ojo derecho, y su mejilla tenía rastros de sangre, tanto suya como la de Itachi.

    E Itachi tenía un corte en el puente de la nariz, el ojo morado, la nariz sangrando y un corte en el labio. Sus nudillos habían perdido todo rastro de cuero, haciendo que la piel estuviera totalmente a la deriva golpeando la cara de Nara.

    Se pararon, por fin, quedando a un metro de distancia, retándose con la mirada.

    – ¿Ya acabaron, par de bebés? – Konan era la única que no le temía a Itachi. – ¿O van a seguir?

    Ella se cruzó de brazos, con el ceño fruncido.

    – Él comenzó, ¡Y yo lo voy a terminar! – Itachi agarró de la camisa a Shikamaru, levantando su puño para volver a golpearlo.

    – ¡¡Itachi detente!! – La voz de Sasuke resonó en todo el lugar.

    El mayor se abstuvo de seguir peleando, soltó a Nara, dejando que cayera sentado al suelo.

    Los InoShikaCho fueron con Shikamaru, para llevárselo lejos de una vez.

    – Ojalá te sientas a gusto ahora. – Choji tomó de la mano a Shikamaru para ayudar a levantarse.

    – ... ¿Qué...?

    Choji le apuntó con la mirada a Sasuke, quien parecía que en cualquier momento iba a golpear a alguien y ese alguien seguramente sería Itachi.

    – Es hora de irnos. – Susurró Shikamaru, viéndose culposo por haber provocado una pelea entre la pareja.

    Los Akatsuki mantuvieron su distancia, al igual que los Konoha Club. Cuando InoShikaCho se fue del recinto, todos giraron su vista a los hermanos Uchiha, sabiendo que ambos estaban enojados.

    – ¿Por qué lo golpeaste? – Sasuke fue el primero en hablar.

    Itachi puso un cigarrillo en sus labios antes de responder.

    – Porque me tocó los cojones. – Encendió el cigarrillo, soltando el humo por la nariz. Se quejó de inmediato, al parecer Shikamaru le habia roto la nariz y no se había percatado. – Mierda...

    Sasuke quitó su ceño fruncido y fue hacia su novio, para tomarle la cara y verle la nariz.

    – No está rota, está desencajada. – Declaró Sasuke después de verle el tabique por las fosas nasales. – Te la arreglaré. – Itachi asintió y dejó que su novio agarrara el tabique, para moverlo a la derecha y dejarlo centrado, haciéndolo sonar.

    – ¡Mierda! – Itachi apretó los dientes para tratar de aminorar el dolor, pero eso le repercutia aún más en la nariz, por lo que se calmó. – Gracias.

    – No hay de qué.

    Sasuke se cruzó de brazos, serio, estaba enfadado con él por haber golpeado a su amigo y, además, porque se estaba comportando demasiado frío, como si de repente todo el buen humor de la mañana se hubiera esfumado. Ya no le daría otra sesión de sexo en el hospital, estaba cansado y su cuerpo necesitaba descansar para que se recuperara.

    Mientras que Itachi estaba resentido por como Sasuke se comportaba con Nara. Siempre que él estaba, sentía que podían arrebatárselo.

    ◇Ӝ◇

    Sasuke estaba sentado en la camilla, mirando como Tenten parchaba la nariz herida de Itachi. No se habían dirigido la palabra desde que le habia arreglado la nariz hace unos minutos. Todos sus compañeros se mantenían afuera de la habitación, vigilando para que no se golpearan o que, por lo menos, Sasuke no le rompa más la nariz a Itachi.

    – Pon hielo veinte minutos dos veces al días, toma unos analgésicos si es necesario, lo más recomendable es que no fumes, para que la sangre coagule perfectamente, así estarás menos tiempo con el parche. – Recomendó la enfermera, botando los algodones con sangre y desinfectante a la basura. – A menos que lo necesites para calmarte. – Volvió hablar cuando lo vio sacar un cigarro y buscar su encendedor.

    – Gracias Tenten... – Sasuke se levantó con los brazos cruzados, acercándose a ellos.

    – No es nada, es parte de mi trabajo al fin y al cabo. – Sonrió ella, tomando las cosas y retirándose.

    – ¿No vas a decir nada? – Preguntó una vez que estuvieron solos, observando a Itachi mirando por la ventana, la nariz parchada y el cigarro en la mano.

    – ¿Y qué quieres que diga?

    – No lo sé, una disculpa, una razón por la cuál golpeaste a mi amigo. – Se encogió de hombros, hablando rápidamente.

    – No necesito muchas razones para golpearlo.

    – ¡Claro que las necesitas!

    – ¡No, carajo, no las necesito!

    Sasuke hizo una mueca furiosa con las cejas.

    – ¡Itachi!

    – ¡Está bien! – Se volteó a verlo. – Él insinuó que te embaracé a proposito porque estaba inseguro de nuestra relación.

    El más bajo se le quedó viendo, soltó sus brazos cruzados y los dejó caer a los lados.

    – Pensé que eras más maduro, Itachi.

    Otra vez, durante el día, alguien volvía a molestarlo, y no era cualquier persona, era su novio, su amante, confidente, amigo y compañero el que le estaba haciendo enfurecer esta vez más.

    – Mira, Sasuke, ya tengo suficiente con la desintoxicación y con un ex resentido como para que tú vengas y me jodas, diciendo que soy un imbécil inmaduro. – Itachi le apuntó con el dedo, a sabiendas que Sasuke odiaba que lo apuntaran así. – Aún debo soportarte siete meses más con esos antojos de mierda y toda una vida con esa actitud de perro que siempre te haz cargado.

    – ¿¡Disculpa!? – El doncel abofeteó la mano de su hermano, manchándose los dedos con la sangre de los nudillos en el proceso. – ¿¡Yo soy el que tiene una actitud de perro!? ¡Yo soy el que debía soportarte cada que me acompañabas a hablar con Kakashi!

    – ¡¿Es qué no ves que ése espanta pájaros babea por tí!?

    – ¡Ay, por favor, Itachi! ¡Ya hablamos sobre esto! ¡Kakashi no siente nada por mí!

    – ¡No puedo creer que seas tan ingenuo! ¡Ese imbécil te come con la mirada!

    – ¡Itachi, basta! – Sasuke decidió que no discutiría más. – A la mierda contigo, no voy a soportar tu pataleta...

    – ¿No lo harás? Pero yo sí debo soportar las tuyas, ¿Verdad?

    – No voy a seguir hablando contigo.

    – ¡Vuelve aquí! – Lo agarró del antebrazo, deteniéndolo. – ¡Esto lo vamos hablar aquí y ahora!

    – Me haces daño, ¡Suéltame! – Sasuke se soltó del agarré de forma agresiva. – ¡Esta lleno de humo de cigarro! ¡Me largo de aquí!

    – ¡Já! Como si te desagradara el cigarro... – Se burló Itachi.

    – No, pero debo proteger a mi bebé... – Siseo Sasuke. – Como veo que tú no lo harás.

    ¡Ugh! Eso fue como una patada en la cara.

    – ¡¿Si no crees que yo podré ser un buen padre, por qué no vas con el perro de Shikamaru?! – Gritó, tirando el cigarro al suelo y pisándolo.

    – ¡Él sería mucho mejor padre! ¡Ojalá me hubiese embarazado él y no tú!

    Esta vez no sintió la ira, más bien sintió su corazón agrietarse. Sus músculos dejaron de estar tensos y no quizo seguir estando ahí.

    Fue en ese momento que Sasuke se dió cuenta de lo que dijo.

    – Itachi, lo siento... Yo no quise...

    Pero su hermano no lo escuchó, pasó a su lado y salió de la habitación sin decir nada.

    Sasuke sólo atinó a quedarse ahí, parado y con un nudo en el estómago.

    Escuchó a los Akatsuki llamar a su hermano, preocupados y miedosos de lo que pudiera estar pasando por su mente.

    – Ay, no... ¿Qué es lo que he dicho...? – Se tapó la boca, con sus ojos aguados y la voz tiritona.

    El 15 de octubre del 94, los Akatsuki trataron de ir con Itachi, recibiendo una negativa de él.

    El 15 de octubre del 94, Fugaku y Mikoto Uchiha llegaron a la casa de sus sobrinos después de que su hermano los llamara.

    El 15 de octubre del 94, los Konoha Club se sorprendieron de encontrar a su vocalista llorando.

    El 15 de octubre del 94, Konan enteró que estaba en cinta y que su mejor amigo habia peleado con su novio.

    El 15 de octubre del 94, Naruto Namikaze abrazaba a Sasuke Uchiha, quien desconsolado lloraba, junto a Neji y Gaara.

    El 15 de octubre del 94, Kankuro discutió fuera del hospital con Temari cuando fue a reclamarle a Shikamaru lo que habia hecho.

    El 15 de octubre del 94, Shikamaru los separó con el semblante reducido a nada y el corazón callado.

    El 15 de octubre del 94, en la radio reproducían Where is my mind.

    El 15 de octubre del 94, Deidara veía desde la ventana a Itachi desaparecer en una esquina, tratando de no ir tras él, sabiendo que quería estar solo.

    El 15 de octubre del 94, Sasuke llegó solo a la casa de sus primos, preocupándolos a todos.

    El 15 de octubre del 94, Kisame Hoshigaki consiguió que el enfermero Suigetsu se interesara por él.

    15 de octubre del 94, Sasuke Uchiha se sintió como un perfecto cretino.

    El 15 de octubre del 94, Itachi Uchiha no llegó a dormir al lado de su novio.

    Cuando te volví a ver. Part 1

    Sasuke dejó la escuela en 1989, cuando tenía sólo quince años. No obstante, no lo dejó por aburrimiento, sino que él, Gaara, Naruto y Neji obtuvieron más fama como banda y decidieron dedicarse en plenitud al sueño de ser músicos.

    Ese año fue trascendental para su carrera, ya que a mediados de ese año, firmaron su contrato con una de las discográficas más famosas.

    En ese entonces, Sasuke mantenía su relación del EstoyAburridoYQuieroVerSiMePuedoCogerUnNovio con Shikamaru quien a su vez pensaba en QuieroConfirmarSiBesarAUnHombreSeSienteBien. Se iban de la mano, se daban besitos y unos cuantos fajes en los camerinos.

    Hasta que, claro, pasó lo inevitable...

    – ¿Somos los primeros? – Naruto apoyó su mentón en el hombro de Sasuke, quien miraba un cártel del concierto de esa noche.

    – No, somos los penúltimos... – El Uchiha entrecerró los ojos, leyendo lo más destacado del cártel.

    Con la participación especial de The Akatsuki.


    – ¿Quién mierda son los Akatsuki? – Se preguntó de inmediato el Uchiha viendo la extraña nubecita roja debajo del nombre escrito con caligrafía asiática. – ¿Serán japoneses?

    – ¿Quienes? – Neji apareció detrás de él y miró el cártel. – No lo son, son yanquis.

    – ¿De verdad...? – Naruto tomó el cártel. – Nos copiaron la idea de usar palabras en japonés.

    – Miserables. – Se rieron Sasuke y Naruto.

    Gaara se acercó a ellos, mirando mejor el nombre de aquella banda.

    – Se me hacen conocidos... – Comentó por lo bajo.

    – ¿Los conoces? – Interrogó Neji y el pelirrojo negó. – Yo tampoco, aunque les oí decir a unos guardias que eran la banda principal y que por eso iban de los últimos.

    – Eso es bastante conveniente para nosotros. – Comentó Naruto.

    Sasuke sacó uno de sus cigarrillos rosados de la caja, prendiéndolo con unos de los cerillos que a Naruto siempre se le caían del bolsillo. Una vez estuvo prendido su cigarro, miró a sus alrededores, analizando a todas las bandas ahí presentes. Jovenes, todos, al igual que ellos. InoShikaCho se encontraba tocando en ese mismo momento, hasta aquí podía escuchar la poderosa voz que tenía Choji, una gutural que prendía a todos los punkis que estaban allá afuera.

    Tenía curiosidad por saber como serían esos Akatsuki. Le daba algo de risa imaginarlos, se le venían a la mente unos samuráis o, mejor dicho, unos runin o aquellos pandilleros japoneses con tatuajes y grandes flecos en el cabello. Ya los veía entrar por la puerta con unos bates de béisbol y su ropa llena de letras en japonés. Aunque él y muchos de sus amigos fueran descendientes de japoneses, era extraño ver a verdaderos nipones rondando por Nueva York.

    No era bueno beber tanto antes de entrar a cantar, ya que se necesitaban los cinco sentidos totalmente estables para poder tocar y cantar. Por lo tanto a Naruto se le fue arrebatada de las manos esa cuarta cerveza que comenzaba a ingerir.

    – ¡Konoha Club, ya les toca, a escenario, rápido! – Uno de los conductores del concierto se acercó a ellos, apuntando con el pulgar el escenario. – Sólo tres canciones.

    – ¿¡Tres canciones!? – Vociferó Naruto. – ¿¡Es una broma!?

    – ¡Cállate rubio! – Le gritó el conductor. – Son más de las que tocaron los anteriores...

    Una chica de cabello oscuro se les acercó, caminando altanaderia, moviendo sus grandes pechos a cada paso que daba.

    – ¿¡Por qué ellos pueden tocar más canciones que nosotros!? – Los apuntó con el dedo, haciendo enfurecer a Sasuke. – ¡Son sólo unos niñitos!

    – ¡Aleja tu asqueroso dedo de mi cara, Anko! – El Uchiha alejó la mano de mujer de un manotazo.

    – ¡No me toques niñito!

    – ¡No me llames así, zorra!

    – ¡Ya basta los dos! – La fuerte voz de un hombre los detuvo a los dos, dejándolos congelados a ambos, sabiendo de quien era perfectamente esa voz. – Si siguen comportándose así, tendré que vetarlos a los dos de GamaBunta.

    El vocalista se calmó, no sin antes mostrale el dedo medio a Anko.

    Jiraiya era el dueño de GamaBunta. Lo que era una fábrica enorme de textiles habia sido convertida en una especie de bar, donde varias bandas independientes tocaban por noche. Era una de las más populares de Nueva York y cotizada por las bandas que aspiraban a ser profesionales, puesto que muchos representantes de grandes discográficas iban ahí a pasar un rato, después de un día de trabajo.

    El viejo fue metalero toda su vida, bueno, no toda su vida, más bien desde que empezó la decada de los 60's y Black Sabbath soltaba su primer álbum. Y era el que mandaba ahí.

    Era también padrino de su baterista, Naruto Uzumaki.

    Por fin subieron al escenario, y pronto el bajo, guitarra y batería ya comenzaba a escucharse.

    – Oh, déjenme en paz... – Cantó Sasuke desde el fondo de su garganta. – Soy todo lo que quiero ser... Un estudio andante en demologia... ¹

    A su canto se le sumaron las cuerdas y las percusiones. La gente gritó, tirándole sostenes y hasta unas cuantas flores.

    En un solo de bajo de Neji, Sasuke sacó un lapiz labial y se pintó los labios con un intenso color carmín.

    – Mirando a la gente, algunos van agarrados de la mano... Por lo que yo estoy pasando, no pueden entenderlo... Algunos intentan contarme... – Sus ojos brillaron y su voz sonó como la de un gemido. ²

    A lo lejos, volvía a verlo, como en toda las presentaciones que hacía, ahí estaban esos ojos negros y el cabello largo. La cara de Itachi volvía a presentarse como una ilusión entre el público, como era común desde hace dos años.

    Extrañamente, su ilusión siempre mostraba al joven de quince años que recordaba cuando era niño, pero esta vez veía su cabello más largo y los rasgos más agrandados, dejando de lado los de adolescentes.

    – Los sueños dulces están hechos de esto... ¿quién soy yo para no estar de acuerdo?... Viajo por el mundo y los siete mares, todo el mundo está buscando algo... – Muchos de los del público cesaron sus gritos, sus caras eran azules por las luces y los unicos que se veían claramente eran ellos cuatro. ³

    Prendieron sus mecheros y subieron sus manos, moviéndolas al són de la voz del Uchiha. Sonaba orgásmica, pareciera que disfrutaba cada silaba que salía de su labios, mientras pasaba sus manos por su cuello y pecho.

    Esa ilusión de Itachi sonreía y sacaba el humo del cigarrillo por las fosas nasales. Se excitaba con sólo pensarlo.

    Pero sabía que era un sueño lejano, volver a encontrarlo era casi imposible. Tal vez ni siquiera recuerde que aceptó su amor que alguna vez le confesó.

    Sacó el micrófono de la base y caminó donde Gaara, dándole un beso en los labios. Luego fue donde Neji y lo besó de igual manera. Para terminar con darle uno a Naruto. En todos, dejando la marca de sus labios en lápiz labial.

    Cuando la canción iba en deceso, todos pusieron sus manos en sus labios y desparramaron la pintura por sus mejillas y mentones.

    Todos los alabaron, habían conquistado a otro público en otra ciudad diferente.

    – No sabía que fueran tan animados, si nisiquiera nos conocían, ttebayo... – Naruto descanzó su nuca en sus brazos, con un cigarrillo entre los dientes, sonriendo como siempre.

    – Confío que este sueño se hará realidad... – Comentó Gaara, mientras tomaba un cigarrillo que Sasuke le ofrecía.

    Los cuatro se quedaron en la barra, disfrutando del hecho de que les dieran tragos gratis por ser una de las bandas que tocaban esa noche, sin importar que tuvieran quince años.

    – ¿Qué haremos ahora? – Preguntó Sasuke.

    – No lo sé, a mi vale todo... – Respondió Neji, destapando su lata de cerveza.

    – ¿Qué les parece si vamos a emborracharnos a la camioneta? – Propuso Naruto.

    – ¿Y vomitar otra vez el tapiz? – Dijo con ironía Gaara.

    Los Konoha Club recordaron aquella vez que tomaron más botellas de cerveza de las que resistían y vomitaron toda la camioneta, teniendo que buscar un motel en donde dormir, ya que apestaba y estaba todo manchado.

    Al día siguiente, tuvieron que limpiarla, con todo y resaca.

    – Naa... – Negaron los otros tres al mismo tiempo.

    – ¿Por qué no se quedan a ver a la última banda? – Y ahí estaba Anko, un poco más borracha que hace una hora, por lo tanto, más amable. – Son buenos y el cantante está para chuparse los dedos...

    – Agh, ya te lo has tirado, ¿No Anko? – Shikamaru apareció con los demás. – Pero nosotros si nos quedaremos...

    – Está bien, yo igual me quedaré. – Sonrió Sasuke coqueto, tomando la mano de Shikamaru.

    – No me lo he tirado aún, esta misma noche lo intentaré. – Respondió Anko, terminando su botella con cerveza.

    – Qué zorra... – Comentó Neji y Gaara a rió.

    InoShikaCho se adentró más entre la gente para estar más cerca del escenario. Cuando el Uchiha se dio cuenta, vio que estaba a la misma distancia en la que se había aparecido la ilusión de Itachi. Sonrió encantado, aunque algo decepcionado, sabiendo que esa ilusión era lo más cerca que podía estar de él.

    Recordó que apareció en mayo, mientras se presentaba en una tocata en su ciudad natal. Lo vio ahí, con sus quince años y fumando un cigarrillo negro. Seguía enamorado, por eso es que estaba intentando algo con Shikamaru, tratando de sacar ese clavito que tan metido estaba.

    – Hey, Sasuke, ten. – Naruto se le acercó por la espalda, extendiéndole un cigarro hecho a mano y una bolsita de plástico con algo verde dentro. Olía exquisito, por ende supo al instante de que era. – Es tu parte del cogollo...

    Sasuke sonrió y lo tomó.

    – A veces no eres tan tonto, Naruto. – Rió Sasuke.

    Uzumaki sonrió, sólo como él podía hacerlo.

    Como era de esperarse, el Uchiha de inmediato prendió el cigarro al instante, para inhalarlo y toser a los segundos, por el escozor que le habia atacado la garganta.

    – Y ahora, a los que todos estábamos esperando; Los niños problemáticos... – No levantó la mirada del piso, aún cuando el presentador ya daba paso a la última banda. – ¡La comadreja, el escorpión, la bomba y el Dios! ¡The Akatsuki...!

    La gente gritó a su alrededor, ovacionando a la banda con nombre japonés. Pero él estaba algo perdido...

    Mirando el piso, tomando la mano de Shikamaru e inhalando el cigarro dulce.

    La gente calló y la oscuridad inundó el local. La cuerda de un bajo retumbó en el lugar, suavemente, casi como si fuera una canción de cuna.

    – ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo me resbalaré...? – Las piernas le temblaron. – Apartar mi cara… No, no creo que sea tan malo… Cortar mi garganta… Era lo único que quería...

    No quería levantar la cabeza, podría reconocer esa voz en cualquier lado, pero no quería. No soportaría levantar la mirada y no encontrar sus ojos negros.

    – Oí tu voz a través de una fotografía... Se me ocurrió que eso trajo el pasado...

    Se tapó la cara con las manos, dejando caer el cigarro al suelo, sin importarle que pudiera deshacerse entre sus converse y que sería un horrible desperdicio de marihuana.

    La canción le calaba los oídos, como taladros. Estaba tan jodidamente feliz que creía que iba a explotar.

    Supo en ese instante, que jamás podría sacar ese clavito.

    Cuando levantó la mirada, lloró de felicidad. Ningún sollozo salió de su boca, pero las lágrimas le caían por las mejillas.

    Tocaba las cuerdas, le susurraba al micrófono y cerraba los ojos. Sus maravillosos ojos negros, tan parecidos a los suyos.

    – Estás aquí... – Murmuró al aire, su voz muriendo entre las percusiones y la voz desgreñada del cantante.

    Oh, casi no había cambiado.

    Su cabello estaba más largo y casi le tapaba la cara, estaba mucho más alto de lo que recordaba. Aun seguía estando delgado y encorvado.

    – Cuando ya nunca más puedes regresar... Tengo que llevarlo desde otro lado... – Su voz habia madurado. ⁴

    Ya no sostenía la mano de Shikamaru, el muchacho a su lado ya no le era relevante para nada, lo único importante en su mente ahora era él.

    Era a Itachi.

    – Con los pies en el aire y la cabeza en el suelo... Intenta ese truco y gira, sí.

    Hace años, fue que escuchó esa canción. La tocaba todos los días y fue perfeccionándola.

    Todos los días, antes de irse de casa, dejándolo solo.

    Sólo con diez años, Sasuke vio a su hermano irse por la ventana un viernes en la madrugada, para subirse a la camioneta de los hermanos Namikaze y largarse de Chicago.

    Dos años antes le habia confesado su amor, diciéndoselo en un acto impulsivo.

    Cuando el chico de trece años le aceptó totalmente y hasta le dio un beso en la boca, su felicidad fue máxima.

    ¿Habrá perdido su amor en estos siete años?

    – Tu cabeza se derrumbará si no tienes nada dentro y te preguntarás...

    Sasuke puso sus manos en la cabeza, se sentía adormilado por el cigarrillo de marihuana. Regocijandose con la sensación de pasar sus dedos por sus hebras suaves y despeinadas. Y cantó:

    – ¿Dónde está mi mente...? – Se preguntó Sasuke sosteniendo su cabeza.

    – ¿Dónde está mi mente...? – Itachi interrogó, pasando su mano por su cabello sudado.

    – ¿Dónde está mi mente...? – Sus ojos se encontraron.

    Itachi sonrió extasiado al ver al muchacho disfrutando de manera orgásmica la canción y el coro. No creía que lo volviera a ver, por lo menos no en esta ciudad.

    Además tenía pensado ir por él una vez que acabara su primer álbum, pero, al parecer, el destino tenía otros planes y lo trajo acá.

    Por fin, podía estar con él.

    – Cada aliento que tomes... Cada movimiento que hagas... Cada atadura que rompas... Cada paso que des... Te estaré observando... – El Uchiha mayor, sonrió cuando vio como su hermanito se mordía el labio. Al parecer, estaba en las nubes, eso explicaría sus ojos achinados y su enorme sonrisa.

    Como lo adoraba.

    – Oh ¿No puedes ver... Que me perteneces... Como mi pobre corazón me duele... Con cada paso que das? – Itachi lo apuntó con la mano extendida.

    Ambos volvieron a sentir aquella conexión que había aparecido hace siete años.

    [CENTER]◇Ӝ◇

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    – ¡Somos los mejores! – Deidara se subió al sillón con una cerveza en la mano. – ¡Dominaremos el mundo...! ¿A qué si, amor? – Inquirió, apuntando a Sasori, quien destapaba una lata de cerveza, mirándolo indiferente.

    – No más cerveza para tí, amor. – Respondió el pelirrojo, tomando un trago.

    Todos se rieron de Deidara y su plan fallido de conquistar el mundo con su novio.

    Itachi contaba la parte del dinero que habia recibido esa noche por tocar ahí, con un cigarro en la boca y sin dejar de pensar en la carita de bebé que aun se cargaba su hermano.

    Era cuando estaban tocando Smell like teen spirit, (la última canción), que vio la cara de su hermano por última vez. En un parpadeo, desapareció entre la gente.

    Eso lo frustraba.

    Necesitaba encontrarlo ya.

    Verle aquella cara, que mantenía su rasgos aniñados, habían adquirido sensualidad y deseo con los años, eso le traía más que caliente. Y cada gesto que hacia cuando cantaba, pasarse las manos por el cabello, por el cuello, la forma en la que fumaba un cigarrillo, en la que lo miraba, como se lamía los labios o como se los mordía... Le pedía a gritos que se lo empotrara.

    ¡Dios, estaba vuelto loco...!

    – ¡Deidara! – Una voz escandalosa lo sacó de su letargo. Cuando volteó para ver de quien se trataba, sonrió. – ¡Cuanto tiempo sin verte!

    – ¡No sabía que estabas aquí! – El rubio mayor, tomó a su hermanito en brazos, levantándolo del piso. – ¡Te hemos extrañado un montón, enano!

    Pain se acercó a ellos y los abrazó de igual manera. Los tres sonreían como idiotas, mostrando todos sus dientes y cerrando sus ojos, mostrando lo felices que estaban de estar los tres juntos otra vez.

    Yahiko era un año mayor que Deidara y cinco que Naruto. Los dos mayores adoraban al pequeño rubio, puesto que se habían criado en una familia amorosa y muy expresiva, no obstante sólo Yahiko y Deidara llevaban el apellido Namikaze, Naruto era Uzumaki.

    Esto pasó por algo bastante enredoso, Cuando Yahiko tenía cuatro y Deidara tres, Minato y Kushina se divorciaron, dejando a los niños en custodia del padre. Todo normal hasta el momento.

    El problema ocurre cinco meses después del divorcio.

    Kushina y Minato debían arreglar unos cuantos asuntos sobre las visitas de la madre con los niños. Habían ido a un bar para hablar sobre aquello, uno donde habían pasado la mayoría de su tiempo cuando eran adolescentes.

    En algún momento Kushina lo retó a unos shot de vodka y Minato aceptó, casi por milagro, ya que era un hombre bastante recatado.

    Cuando el alcohol ya estaba en cada partícula de sus cuerpos, fueron a un motel y una cosa llevó a la otra...

    La cosa es que a los nueve meses, Kushina tuvo a Naruto como madre soltera. Minato tomó la responsabilidad claramente, pero hasta el día de hoy Minato y Kushina seguían divorciados, viviendo en la misma casa y actuando como una familia normal, pero divorciados al fin y al cabo, por que Naruto mantenía el apellido de su madre.

    Mmmm... Tal vez no era tan confuso como pensaba.

    – Hey Naruto, creciste bastante. – Fue su comentario a la vez que revolvía los cabellos del muchacho.

    – Ya vi que todos daban por hecho que me quedaría enano. – Naruto frunció los labios y se cruzó de brazos, haciendo su típico berrinche.

    – ¡Es que no puedo permitir que crezcas! – Yahiko lo volvió a abrazar levantándolo del suelo. – Aún me quedan muchos pañales por cambiarte, enano.

    – ¡Déjame en paz, ya tengo quince años! – Pataleó el Uzumaki.

    A lo lejos vio como Kankuro, Gaara y Temari saludaban a su primo Sasori con un corto abrazo y unas sonrisas recatadas. Siempre fueron bastante callados y no eran muy fraternales, pero aún así se tenían cariño y se les notaba.

    Neji saludaba y compartía una cerveza con Hidan y Kakuzu mientras veía como los mayores jugaban al poker, acompañado de Chouji y Kiba.

    Faltaban dos personas ahí.

    Sasuke y Shikamaru.

    Recordó que vió a Nara al lado de Sasuke cuando se subió al escenario.

    Uhg, eso le daba mala espina.

    – Al parecer te haz vuelto tan buen batero como tu hermano, ¿No es así Naruto? – Volvió a hablar el Uchiha, sonriéndole al hermanito de sus amigos.

    A Yahiko se le iluminaron los ojos.

    – ¡Es verdad! – Casi zarandeó al pobre chico de lo fuerte que lo tomó de los hombros. – ¡Eres un amo de los tambores!

    – ¡Lo sé, ttebayo! – Esa euforia era bastante característica en su familia. – ¡Jamás dejé de practicar desde que te fuíste!

    – ¡Ese es nuestro hermanito! – Deidara chocó los puños con Naruto.

    Tanto griterío comenzaba a darle migraña.

    – Hablando de hermanito... ¿Haz visto a mi hermano, Naruto? – Inquirió Itachi.

    El muchacho se puso serio e hizo un gesto pensante, tratando de recordar en donde se había metido su cantante.

    – Creo que salió del local con Shikamaru para “hablar”... – Hizo comillas con los dedos, mostrando una mirada coqueta. – Creo que Sasuke se va dejar desflorar por Shikamaru ¡Jajajajaja! – Recibió un zape en la nuca que paró sus risas. – ¡¿Por qué me golpeas, cabrón!?

    Cuando se volteó para encarar a su hermano, vio la mueca de terror en la cara de los mayores.

    En cuanto Itachi escuchó aquello, una vena le palpitó en el cuello, mordió fuerte el cigarro, rompiéndolo y dejándolo caer al suelo. Sin decir nada, el Uchiha salió del salón en donde se encontraban todos, cerrando la puerta de un portazo.

    ◇Ӝ◇



    – Sabes que siempre serás mi amigo, Shika...

    – Sí, pero yo no deseo tu amistad...

    Sasuke casi se terminaba su cigarrillo dulce. Por suerte, no había muerto en el suelo y nadie lo había pisado, por lo que pudo rescatarlo y fumarlo ahora que estaba teniendo esta incómoda conversación.

    Decidió, casi sin ningun vacileo, cortar terminantemente con Shikamaru.

    – Lo siento, Shika, sabes que te aprecio, pero no puedo darte lo que quieres. – Dio la última calada y lo tiró al suelo. Tosió por la quemazón que le provocaba el humo de marihuana y sintió el THC rondándole todo su sistema. – Hay alguién más que puede darte lo que quieres... Y yo ya estoy enamorado.

    Shikamaru frunció el ceño. Él era alguien despreocupado, no encontraba gran problema en muchas cosas, pero esto lo superaba.

    – Es el cantante... El de cabello largo, ¿O me equivoco? – Metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Sasuke asintió. – ¿Siquiera haz hablado con él?

    El Uchiha sonrió nasalmente.

    – Es mi hermano mayor.

    – ...¿Qué?

    – ¿Qué? – Repitió Sasuke riéndose. – No hiciste la misma expresión cuando descubriste que mis papás eran hermanos.

    Shikamaru tragó, metiéndose en la cabeza que los Uchiha eran una familia incestuosa, al igual que los Hyuga, pero creyó que, tal vez, Sasuke rompería con aquel legado de incesto. Se equivocó.

    – ¿Él siente lo mismo?

    – Él cantó para mí esta noche.

    Estaban fuera del local, pero aún se escuchaba la fuerte voz de Itachi, junto con las guitarras y los tambores.

    – Ojalá seas feliz con él.

    – Y yo espero que aceptes a Tema. – Eso dejó a Shika perplejo. – Eres el único que no sabe que traes loca a esa chica...

    La típica hambre que daba la marihuana creció en la boca de su estómago y decidió ir a comprar algo para comer. Aprovechando de pasar por tabaco también.

    – Adiós Shika, te adoro. – Se acercó y le dio un suave besó en el cuello, terminando así su relación.

    Sasuke caminó por la acera alejándose del local de música y Shikamaru no lo detuvo.

    Las calles estaban vacias y negras, siendo iluminadas por las luces neón de varios moteles y tiendas de comida.

    – Son ocho con cincuenta. – Sasuke pasó los dolares correspondientes al vendedor y salió de ahí con una malteada de fresa y una bolsas de papas.

    Odiaba las cosas dulces, pero más que eso odiaba el olor a tabaco en su boca, por lo que un caramelo en la boca siempre era bienvenido. Y, además, la marihuana siempre le daba antojo de algo dulce, extraño ¿no?

    Cuando salió de la tienda, se percató que estaba lloviendo, una lluvia delgadita, esa que pellizca las mejillas cuando te toca.

    Se mantuvo bajo el techo exterior de la tienda para terminar su malteada y sus papas, mirando el reflejo de la luz del poste en las lineas de agua.

    Ahora que estaba drogado, todo era conmovedor, todo le parecía estupendo.

    Sin mucho ajetreo, recordó que había terminado con Shikamaru para ir con Itachi y comerle la boca a besos, pero sin embargo, ahora estaba lejos del local y, como estaba drogado, no recordaba como regresar o hacia donde caminar.

    Ups, fue lo único que pensó.

    El vaso de cartón y el empaque de plástico fueron deshechados a un basurero cercano cuando ya no hubo nada que ingerir.

    Prendió un cigarro, teniendo cuidado de que no fuera asesinado por las gotitas de lluvia que mojaban su cabello, volviendo a caminar por las calles, metiendo sus manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero corta.

    No sabía exactamente a donde iba o qué iba a hacer.

    Pero ya terminaba su quinto cigarrillo fue cuando comenzó a sentirse más lúcido y vio que estaba en un barrio lleno de departamentos de ladrillos rojos, con la lluvia aumentando cada vez más.

    – ¿En dónde coño llegué a parar? – Se preguntó, tocando su cabello mojado, al igual que sus jeans y sus converse. – Mierda...

    A unos metros escuchó una risa.

    ◇Ӝ◇


    Itachi no logró encontrar a Sasuke por ningún lado del local, en cambio encontró a una ebria Anko que estaba decidida a tener sexo con él esa noche.

    – Venga, cariño, no te hagas de rogar. – Anko lo abrazó por el cuello, pegando sus pechos.

    – De verdad, Anko, hoy no estoy para sexo... Bueno, no con mujeres...

    Estaban frente al departamento de Itachi, sintiendo las leves gotitas caer en sus cabellos.

    – Por favor, haré lo que tú quieras...

    Itachi estaba frustrado, no podía quitársela de encima.

    Debía admitir que alguna vez le gustó Anko, la encontraba bastate sexy y siempre deseó tirársela en el tiempo en que estaba de novio con Izumi. Pero ya no.

    Dejó Izumi esa misma noche, después de bajar del escenario y Anko ya no le parecía sexy.

    Ahora sólo quería encontrar a ese par de ojos negros y aquella sonrisa hippie.

    – Anko, para. – Tomó sus brazos, alejándola de su cuerpo. – Te comportas como una zorra.

    Anko pareció perder la ebriadad que estaba en su sistema y su enojo y verguenza brotaron por su cara.

    ¡Paf!

    Si algo tenía que dar por hecho Itachi, era que Anko tenía fuerza de boxeador.

    Esa cachetada había sido brutal. Mierda, hasta había tardado en doler.

    – ¡A la mierda contigo, Comadreja! – Se alejó bruscamente.

    Las gotas de lluvia eran cada vez más gruesas.

    Fue un alivio ver a Anko alejarse caminar furiosa por las calles, tambaleándose levemente. Cualquier hombre la acompañaría hasta su casa, pero Itachi sabía que vivía en la próxima cuadra y que a esta hora no pasaría ningún auto que la atropellara.

    Subió los ocho escalones que daban a la puerta principal del departamento, ahí se resguardó de la lluvia bajo el techo, mirando la calle, mientras prendía un cigarro en su boca.

    La mejilla aun le ardía como la mismísima mierda.

    – Zorra... – Fue el insulto que soltó al aíre, creyendo que así su dolor desaparecería.

    Unos pasos le llamaron la atención y volteó a ver a un... ¿Muchacho? No lo sabía con claridad, puesto que tenía una figura parecida a una fémina, pero caminaba y vestía como un chico.

    Lo vio detenerse, tocarse el cabello y mirar a su alrededor desconcertado. Le dio algo de gracia verlo así.

    – ¿En dónde coño llegué a parar? – Le escuchó decir, haciéndolo sonreír con gracia. – Mierda... – Volteó lo suficiente la cara, para que Itachi supiera quien era.

    Rió sin querer, no creyendo que las cosas pasarían así.

    – ¡Hey! Ven a resguardarte aquí conmigo... – Le llamó una vez que lo miró.

    Sasuke encogió los hombros por el frío, acercándose a los escalones para subir y protegerse bajo la lluvia a su lado, aún digiriendo que era Itachi el que estaba ahí con él.

    – ¿Qué pasa? – Sonrió Itachi, inhalando el humo. – ¿Te comieron la lengua los ratones?

    Sasuke sonrió también.

    – Para nada. – Con dos dedos, tomó el cigarro de los labios de su hermano, para llevarlo a los suyos y fumar él también. – Si quieres, puedes comértela tú.

    Fue una sorpresa maravillosa, aparte de mantener su cara de bebé, haber adquirido sensualidad, Sasuke también había heredado la personalidad coqueta y juguetona de Mikoto, esa con la que su padre siempre caía rendido a sus pies.

    Sasuke era igual de hermoso y deseable que Mikoto e Itachi era tan vulnerable a aquella hermosura como lo era Fugaku.

    – Puedo ver que haz crecido... – Comentó, viendo el ombligo que se dejaba ver entre la camisa grabada con Run like hell y los pantalones claros de Levi's.

    – Sí, un poco más que Naruto. – Rió, acercándose a él para regresarle su cigarro. – Y veo que tú también. – Dijo, viendo la notoria diferencia de alturas que había entre ellos dos.

    Se mordió el labio, no podía evitar sentirse excitado al ver lo alto que era su hermano.

    – Ya no tengo quince años, era obvio que crecería... – Itachi se acercó aún más, pasando su mano por la cintura descubierta de Sasuke. – Y tú ya no eres un niño...

    – Oh, créeme que no, Honey. – Las manos delgadas subieron por el pecho del mayor, hasta llegar a los hombros y enredarse en su cuello.

    Se abrazaron fuerte. Itachi enredó sus brazos al rededor de la estrecha cintura de Sasuke, levantándolo del piso, dejándolo de puntitas, de la misma forma en la ponía los pies cuando practicaba ballet. Mientras que Sasuke lo tomaba del cuello de su chaqueta.

    Se besaron con dulzura, dándose leves piquitos humedos que combinaban con el sondidos de las gotitas que caían al suelo.

    Pronto Sasuke metió su lengua a la boca de su hermano, saboreando el gusto a cerveza. Sonrió cuando sintió las manos de su hermano bajar hasta sus nalgas y apretarlas con lentitud, disfrutando de lo trabajadas que estaban.

    – No sabes cuantos años esperé besarte así.

    – Los mismos que estuve esperando yo, bebé.

    __________________

    Hasta aquí el capítulo.

    Las canciones que cantaron los Konoha Club son:

    1- Celebrity skin — Hole



    2- night in white satin — Mooby blues.



    3- Sweet dreams — Emily Browning




    Las que cantaron los Akatsuki son:

    1- Otherside — Red hot chili peppers



    2- Where is my mind — Pixies



    3- Every breath you take — The Police




    El tetrahidrocannabinol, también conocido como delta-9-tetrahidrocannabinol o THC es el principal constituyente psicoactivo del cannabis (⇦ Wikipedia xd)

    La frase y la canción Run like hell la he sacado de mi disco preferido de Pink floyd, The Wall, una obra maestra. 💕

    Eso es todo💞

    Se despide:

    E l C u e r v o P o d r i d o

     
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    Esta bien esperar a que salga una continuación? (:
     
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