The Lost Song Between The Memories [14/15]

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Shut your mouth and let me speak

    Group
    Escritor master
    Posts
    11,057
    Location
    Jotunheim

    Status
    Offline
    Pardalet slams the fucking door down amb el segon review!! :V

    Agárrense los machos, que Sir Galleth va a proponer una idea :VV jjajaja no, si els del grup tenen raó, que el motivador del fic és en Light (bé, i Shadow, of course) i el tio només apareix per manar als seus "sequaços" i ale, se lava las manos XD estic amb en Tenny, ell també ha de rebre!! I al final, el grup seran Sly, Rioichi i Sir Galleth. Menys mal que n'hi ha un de content, que els altres estan tots amb cares més llargues... XD
    QUOTE
    - Espera, ¿me estás llamando tonto en mi cara?
    - ¿Tal vez? – Rioichi esbozó una desafiante sonrisa.
    - Jeh… Jejejeje… - Rio. - ¡Me gusta!

    JAJAJAJAJAJA TIO, NO ESPERAVA NI EL COMENTARI NI LA REACCIÓ, que grandes, m'he descollonat!! jajaja i el facepalm de Sly, totalment justificat XD la veritat és que Rioichi ha estat molt "Tenny" en aquesta escena, proposant una distracció escandalosa a la presó i tal jaja

    Uah, Rioichi ha tingut un moment "Pardalet" en orientació jajaja m'ha recordat a les vegades que ma mare no tenia ni puta idea d'on anar i jo ja ho sabia XD Posdata: sé exactament com anar des del bus a casa teva i d'allà al teu racó preferit, i del racó preferit al bus altre cop. La meva visualització de rutes que et vaig dir ha funcionat jeje
    QUOTE
    Sly-san, tú tienes un parecido importante con Tennessee-san en cuanto a causar problemas se refiere.
    - Claaro, cla… ¡Oye!

    BAAAANG, SHOTS FIRED!! :V enorme Rioichi en aquest capítol tio jajaja ja els ha despatxat a armar la gorda a la presó, why not :V

    Tampoc està malament el zasca que li fot en Galleth a Sly quan li diu que Tenny és millor liante :V jaja ha estat una bona estratègia colar-se pel mateix lloc, segur que no ho esperen :V jo esperava alguna explosió, i bam, toma, la comencen a liar amb una discussió JAJAJAJAJAJA COOPERS HAVIEN DE SER, MECAGON DÉU!! Menys mal que Rioichi va a la seva sense cap mena de problema, perquè si sabés com han començat el follón ("HEY! RIOT!!" (revolta/protesta/manifestació), com el pres de la roca bullent a Avatar jajaja)... I a sobre va i els treu de l'embolic. Ay, San Rioichi... :V
    QUOTE
    - ¡¡SOIS UNA GRAN FAMILIA!! – Gritó de repente Sir Galleth rodeándoles con sus hombros. - ¡¡Vamos a celebrarlo cuando lleguemos!!
    - Oh cielos… - Los otros dos llevaron sus respectivas manos a sus respectivas caras, en una reacción instantánea.

    Ja deia jo que faltava algo en el capítol :V una abraçada familiar!! XD les cares d'indiferència dels altres dos devien ser brutalment gracioses jajaja

    Fins aquí el segon review :)
     
    Top
    .
  2.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

    Group
    Escritor master
    Posts
    24,884
    Location
    4Y 9M RIP GBE

    Status
    Anonymous
    ¡Muy buenas, pajaritos y pajaritas! ¡He vuelto con la actualización del fanfic! Disculpad la tardanza pero es que tuve serios problemas para encontrar una serie de canciones para inspirarme para según X escenas del fanfic y también para inspirarme. Como siempre, la pereza es mi gran pecado capital jajajaja. En fin, lo que importa es que ya estoy aquí y estoy segura de que este capítulo os gustará mucho o eso espero :D. Gracias especialmente a Kaiku-Kun por seguir siempre este fanfic.

    Kaiku-Kun: Moltes gràcies per seguir sempre aquest fanfic, realment n'estic agraïda amb tu. M'alegro que t'hagi agradat el capítol anterior. Volia que en Rioichi destaqués una mica i tingués alguna coseta en comú amb Tennessee :V. Espero que aquest capítol també t'agradi, a lo millor Sir Galleth tornarà a fer-te riure :V

    PD: Debo decir que este capítulo es gracias a la canción de Devin Townsend que encontraréis en el spoiler de más abajo. Este artista, ¡Este gran genio! suele inspirarme a menudo para escribir, os recomiendo que escuchéis algunas de sus canciones, son geniales os volveréis locos con Kingdom.


    SPOILER (click to view)
    ¡Música maestro!

    1. Devin Townsend - Infinite Ocean
    2. Naruto - It's The Training! OST
    3. Naruto - Confrontment
    4. Kryptos - 09 In The Presence Of Eternity


    PART IX THE JACK COOPER'S BOOK



    La noche por fin había llegado. Durante esas horas, algunos de los chicos estuvieron celebrando la recuperación de sus objetos más preciados, todo gracias a la idea de Sir Galleth a quien no le costó nada animar el ambiente. Bentley les dejó hacer, dado que de vez en cuando los demás debían de pasar un rato alegre. Esto les venía bien a todos, así se relajaban y se quitaban estrés y algunas preocupaciones de encima. Incluso Light parecía haberse animado. El único que parecía distraído mirando el lejano horizonte era Tennessee, quien parecía preferir mantenerse al margen por esta vez.

    Sly y Dynamo estuvieron gastándose bromas y haciéndose jugarretas, aunque Selvi era en ocasiones la víctima. A Bruce también se le notaba un tanto alegre por el ambiente y por Alice le había arrastrado a la “fiesta”. No hacían mucho escándalo, pero compartir un rato ameno era más que suficiente para ellos. Rioichi también participaba en alguna que otra ocurrencia ingeniosa que hacía reír a Sly. El ninja aprendió lo que era un “brindis”, sólo que sin alcohol de por medio, por evitar que Tennessee se emborrachase. El americano estaba dándole mordisquillos al palillo que siempre llevaba en su boca, un hábito de cuyo origen era desconocido.

    En cuanto llegó la noche, Sly y Rioichi fueron los que se metieron en la cocina. Como no, el tema de qué hacer de comer también fue motivo de cachondeo por parte del resto. A Bruce se le ocurrió la excelentísima idea de probar mapache a la parrilla, arrastrando a Sly a la amistosa provocación. Murray pedía un enorme y señor bocadillo, animando a que Sir Galleth le imitase, curioso por imaginarse tal comida que jamás había visto en su vida.

    Alice llevaba su mano a la cara en más de una ocasión, justo como Bentley.

    - ¿Qué? ¿Mirando el cielo? – La tortuga se había acercado a Tennessee al darse cuenta de su actitud distante y distraída. Los demás por sí solos hacían el paripé como siempre.
    - Meh, algo así – respondió el mapache sin mucho ánimo. Apoyaba su barbilla en la palma de su mano, de cuyo brazo yacía en el alféizar de la ventana. – Estaba pensando… ¿Cuándo iremos a por nuestro enemigo?
    - ¿No es Shadow nuestra enemiga?
    - ¿En serio lo crees, Bentley? – El americano parecía no muy convencido ante tal realidad. – Mi sexto sentido me dice que hay algo mucho más turbio detrás de todo esto.
    - Mmm… - lució pensativo entonces -. Piensas que aparte de Shadow hay alguien más, todavía más poderoso y… ¿qué tal vez sea toda nuestra fuente de problemas?
    - Pues sí. No sería raro que fuera así, ¿cierto? Después de todo, tampoco es como si no nos hubiera pasado antes.

    Bentley miró a Tennessee un tanto desconcertado. Pensaba en el motivo que le había llevado al americano a creer algo así. Tal vez no es que estuviera equivocado, si bien, Bentley sabía perfectamente que cuando un Cooper mencionaba un “sexto sentido”, es que aquello que fuera un mal augurio para ellos, también lo era para los demás. Los Cooper siempre habían tenido esa peligrosa tendencia a atraer los conflictos incluso sin que tuvieran alguna relación.

    Tennessee permaneció callado y sin decir nada más, pero consciente de la insistente observación de la tortuga. La desarrollada vista del forajido, inspeccionaba con lujo de detalles la ciudad de Bruselas, todo lo que quedara al alcance de su rango de visión. Él era el único capaz de ver perfectamente a varios kilómetros y quizá, los únicos capaces de hacer lo mismo eran aquellos que formaban el Clan Blake: Dynamo, Alice y Light. Ellos eran unos zorros, sus sentidos eran extraordinarios, aunque había que destacar que usualmente en ellos destacaba su olfato y su sentido auditivo del que Tennessee no disponía. Si bien, el americano tenía dañada su sensibilidad de audición por su piromanía.

    Al menos fue así desde que voló la casa del Presidente de América del Norte en sus tiempos. Un error que no sólo le costó gran parte de su audición, sino también una temporada en la prisión de Washington de la que logró escapar.

    - ¿Qué piensas que deberíamos hacer, Tennessee?
    - Salir a explorar con Shadow suelta por ahí es muy peligroso. Ya sabemos cómo terminaron las cosas. Creo que… deberíamos hacer un encuentro entre ella y Light.

    Cuando Tennessee mencionó ese nombre, su dueño que le escuchó con claridad, le miró desconcertado. “The Kid” lo percibió pero le restó importancia. Si bien, Light no había hecho nada por y para ellos desde que les pidió ayuda, por lo cual, Tennessee lo tenía calificado como un inútil. Por esa misma razón no contaba mucho con él.

    - Teniendo en cuenta lo que le han hecho a Shadow… - hablaba Bentley de manera pensativa y compartiendo su punto de vista con el forajido. – Es más que probable que eso no dé buenos resultados.
    - Debemos tomar el riesgo.
    - ¿Estás seguro? No conocemos tampoco las habilidades de Light.
    - Si no ha hecho nada hasta ahora para facilitarnos alguna tarea, es que no sirve para nada.
    - No digas eso, seguro que…
    - Bentley, sólo necesito que estés de acuerdo conmigo. – Le interrumpió.

    La tortuga se calló entonces, debatiéndose mentalmente entre cientos de opciones posibles para tratar el tema sobre Shadow. La de Tennessee parecía ser la más fácil y sencilla pero también peligrosa. No sabían cómo reaccionaría esa muchacha y lo más seguro es que fuera a atacarles sin piedad. Poner a Light en peligro no es que fuera lo mejor.

    - Lo mejor es que lo hablemos con los chicos. Estoy seguro que entre todos se nos ocurrirá una manera de acercarnos a Shadow.
    - ¿Vas a estropearles la fiesta con esto? – Tennessee arqueó una ceja. - ¿En serio, tío?
    - No bueno… no digo ahora. Siempre… podemos esperar hasta mañana. Hemos hecho muchas cosas, ellos han pasado por varios problemas ya. Lo mejor es que se diviertan esta noche, que mañana desayunen tranquilos y más tarde les explicaré tu punto de vista. ¿Te parece bien, Tennessee?
    - De acuerdo. Sí, me parece bien. – Asintió.
    - ¿Por qué no te nos unes? Tú también has pasado por lo tuyo.

    Tennessee se puso terriblemente serio cuando escuchó esas palabras y Bentley se dio cuenta, tragando saliva casi arrepentido por haber dicho eso aunque fuese con su mejor intención. El forajido recordó su batalla contra Shadow en el túnel subterráneo que se derrumbó, quedando atrapado y herido también. Luego, la extraña compasión que Shadow pareció mostrar o al menos eso creía el americano, dado que no comprendía todavía por qué Shadow le rescató, pero la sola idea de seguir vivo gracias a ella no le gustaba y no porque Shadow fuera una mujer, sino porque era su enemiga.

    Tennessee no estaba acostumbrado a la piedad de los que considerase sus rivales. En sus tiempos, eso llamado “piedad” no existía. En el Viejo Oeste, todo terminaba con un tiro letal que te arrebataba la vida. Él lo había visto frente a sus ojos unas cuantas veces, y nunca le gustó.

    - No estoy de humor para fiestas. – Habló “The Kid”.
    - Bueno… yo lo decía porque así podrías relajarte, o animarte un poco.
    - ¡¡Mi buen amigo!! – Para colmo, el que faltaba: Sir Galleth, quien con un vaso de coca cola en mano, miraba con una gran sonrisa al americano, acercándose a él.

    Tennessee le miró con una épica cara de asco que se notaba a leguas lo poco que le gustaba la proximidad del inglés con su persona. Sir Galleth ignoró por completo su pésimo estado de ánimo y rodeó al mapache con su brazo libre. Bentley fue dando pasito a pasito hacia atrás para alejarse cautelosamente, un truco que había aprendido de la picardía que Sly Cooper siempre tenía para absolutamente todo.

    - ¿Qué os pasa? ¡Es poco normal en vos no haberos incluido en esta celebración!
    - Aléjate de mí, inglesucho de pacotilla.
    - ¡Ja, ja, ja! ¡Vamos mi buen amigo! ¡Esa actitud del asco no os llevará a ningún buen final para el día que hoy está por terminar!
    - Actitud del asco… - Susurró el forajido, con la mirada entrecerrada y observando a su interlocutor que no le soltaba. Tennessee casi se sentía en peligro de ser asfixiado en cualquier momento.
    - ¡Venga! ¡Tenéis que animaros un poco! ¡Vois sois el típico payasote que alegra ocasiones como esta!
    <<como te demuestre quién es el payasote te ibas a enterar tú>>, pensó el americano con casi una mirada asesina. – Suéltame, hazme el favor. Apestas.
    - ¡Si hay algo que os preocupe sólo debéis…! Mmm… - Sir Galleth alzó unos instantes la mirada hasta volverla a posar en el otro. - ¡Sólo debéis exponerla!
    - Oh claro, y dejar que una pandilla de idiotas sentimentales acabados empiece a joderme vivo.
    - No sé a qué os referís pero venid conmigo, mi buen amigo forajido.
    - Me están entrando ganas de tirarte por la ventana. – Refunfuñó Tennessee, quien no se daba cuenta que estaba siendo observado por Sly y Rioichi, ambos acompañados por Dynamo que se echaba unas risas mientras les escuchaba.
    - ¿Qué? ¿Por qué? Sólo intento animaros. – Sir Galleth parecía estar empezando a deprimirse. – Jo… sois un aguafiestas…
    - ¡Cht! ¡Suficiente! ¡Suéltame ahora mismo!
    - ¡NO! ¡NI HABLAR!

    Sir Galleth sólo se aferró más al americano, quien puso su mano derecha sobre la cara del británico, tirando hacia atrás su cabeza, pero eso no lograba romper la gran perseverancia de Sir Galleth. El inglés rodeó al forajido con sus brazos, cabreando todavía más a su interlocutor. Sly se tronchaba de risa y a Rioichi empezaba a costarle mantener la suya controlada y oculta detrás de su mano. Dynamo ni se molestaba en ser considerado para no empeorar las cosas.

    - Suéltame de una vez. – Exigía Tennessee, empeñado en intentar alejar a Sir Galleth.
    - ¡Ni hablar! ¡No hasta que dejéis esa actitud del asco!
    - ¡Y dale, pedrín! ¡¿Qué parte del NO no entiendes?!
    - ¡Pues…! Eh… ¿Cuál es el truco?
    - ¡Cht! ¡Estúpido perdedor! ¡Aleja tus sucias zarpas de mí!
    - ¡No os resistáis, mi buen amigo!
    - ¡Ya te he dicho que no soy tu amigo! ¡Suéltame o te meto un tiro!
    - Seeeh… seguro que sólo un tiro. – Habló Sly por ahí en el fondo. - ¡¡WOAAH!! – Se agachó cuando Tennessee no dudó en sacar un revólver de su cinto de cuero y dispararle.

    Por suerte, la bala sólo agujereó el muro de la cocina. Dynamo se había escondido detrás de Rioichi usándolo cual escudo, ya que el ninja no se inmutó. El zorro ya tenía un malísimo recuerdo de las balas de Tennessee y su increíble precisión a la hora de disparar. Sly se asomó por encima de la alacena de madera, viendo a Tennessee pendiente de Sir Galleth.

    El americano logró apartar al británico y empezó a hacerle bailar tras dispararle en los pies sin la intención de darle, obligando a que el inglés diera pequeños saltitos en el suelo para evitar ser alcanzado por la munición del forajido. Los movimientos de Sir Galleth eran torpes, su “danza” absurda y su cara todo un poema del cual reírse sin parar, justo como estaba haciendo Dynamo.

    Light lo observaba todo un poco impactado. Alice se acercó a él, y Bentley le comentó que no se preocupase, que esto era el pan de cada día. A Light le quedó claro que intervenir no serviría de nada y puede que fuese lo mejor, porque él no quería acabar como Sir Galleth. Si bien, no es que Tennessee hubiera sido amable cuando se le cruzó por la cabeza el dirigirle la palabra.

    De repente, todos se quedaron quietos y algunos se ocultaron en el primer rincón que pillaron cuando la puerta de la entrada de su piso franco se abrió. Unos pasos ligeros se escuchaban sin mucho esfuerzo. Dynamo intentaba saber quién era, todavía al lado de Rioichi y preparado para cualquier cosa justo como el ninja. Sly permanecía medio oculto tras el mueble que usó antes para no recibir el disparo de su tatarabuelo.

    Cuál fue la sorpresa de ellos que vieron a un zorro albino. Algunas miradas pasaron a posarse en Selvi, quien era el que estaba más que sorprendido. Otro zorro, mucho más mayor a simple vista, había logrado localizarles y entrar en la que era su guarida, provocando así un ambiente entre la confusión y la hostilidad, que pronto pasaron a ser simplemente a una extraña tensión. Rioichi dio el aviso de que esa persona no era un enemigo, y por ello, dejaron de ocultarse.

    Tennessee continuaba siendo el más reacio, no obstante.

    - ¿Quién eres tú? – Selvi fue el primero en preguntarle, y en romper el silencio que gobernó hasta este momento. Sly se acercó a Bentley, por si acaso. Murray hizo lo mismo.
    - Mi nombre es Etáin, es un placer conoceros a todos… Banda Blake, Banda Cooper. – Saludó el recién llegado.
    - Etáin… me suena mucho tu nombre. – Habló Bentley. – Eres un científico de gran prestigio por aquí en Bruselas, hay quienes afirman que eres algo así como la mano derecha de su Majestad el rey.
    - No me considero su mano derecha pero sí, he estado durante años ofreciéndole mis servicios a mi señor Feitan.
    - ¿Cómo has sido capaz de localizarnos?
    - Hay muchas maneras de localizar a alguien que siempre llama la atención.
    - ¿No estarás relacionado con Shadow por casualidad? – Preguntó Light, levantándose. – Tienes su aroma contigo.
    - Esa es una pregunta obvia, pedazo de inútil. – Reprochó Tennessee. – Yo no voy a tener piedad de ti, así que más te vale contarnos con total sinceridad qué haces aquí y qué es lo que pretendes exactamente. – Apuntó la cabeza de Etain, con su wínchester del calibre 73. – Dependiendo de tu respuesta, dejaré que te vayas o no.

    Etain no dijo nada. Permaneció con calma y Rioichi supo sentirlo con claridad. Tennessee cargó su arma, para demostrar que no iba en broma. Aún se respiraba tensión en el ambiente, gracias especialmente al forajido que no se mostraba amistoso ni mucho menos hospitalario. Sir Galleth miraba al americano con cierto desacuerdo en cuestión a su actitud. El británico también intuía que Etain no era intrínsecamente malvado y que había venido aquí por algún motivo importante.

    Cuando Sir Galleth miró a Rioichi y éste a él, a ninguno de los dos les hizo falta hablar para entender el mensaje. Habían sabido interpretar la expresión de los ojos el uno del otro a la perfección. Rioichi asintió de una manera muy sutil y de la misma forma, fue acercándose a Tennessee desde su retaguardia, aprovechándose de su falta auditiva que le tenía medio sordo.

    - Me recuerdas mucho a tu padre… Tennessee “The Kid” Cooper. – Habló Etáin, desconcertando totalmente al mapache. El americano abrió de par en par su mirada, bajando el arma casi por la confusión. – Sí, sé que él murió hace mucho tiempo y es imposible que yo le hubiese llegado a conocer. Pero… ¿sabes una cosa, pequeño? Hay muchas maneras de conocer a alguien sin necesidad de estar…
    - ¡Maldito hijo de pu…!
    - ¡Tennessee-san, no! – Rioichi detuvo al forajido antes de que éste se abalanzase violentamente contra el zorro, bloqueándole los brazos y arrastrándole hacia atrás forzadamente para alejarle de Etain.
    - Presente. - El zorro albino terminó con su frase, viendo la ira reflejada en los ojos castaños de Tennessee.

    Sir Galleth y el resto estaban igual de desconcertados pero al británico le invadía una increíble curiosidad por saber más cosas sobre el pasado del americano, y más sobre otros familiares de su clan. Si bien, la identidad de los padres de Tennessee había sido un misterio hasta el día de hoy. Sólo unos pocos llegaron a conocer a dichos progenitores, como por ejemplo… O’Bruce Jackson hace mucho tiempo atrás.

    Viendo que no parecía ser una amenaza ni que venía a buscar conflicto, Sly se acercó a Etain, pasando por delante de Sir Galleth y deteniéndose al lado derecho de éste, de perfil y cerca de Rioichi, quien todavía estaba bloqueando cualquier movimiento de Tennessee, ya que no era bueno dejarle suelto cuando se comportaba de una forma seriamente violenta al dejar salir su ira. No era la primera vez que lo había hecho, después de todo.

    - Si has venido a alterar a uno de mis seres queridos, te pido pacíficamente que te vayas. No queremos problemas. – Pidió el mapache.
    - Sly Cooper, ¿Cierto? – Etain posó su mirada verde oliva sobre el joven. – He oído grandes hazañas sobre ti. Te has vuelto un Cooper digno de tu familia.
    - Algo me dice que sabes más de la cuenta sobre mi familia, y si no mal me equivoco… guardas parentesco con Selvi. – Señaló al zorro con su bastón unos breves instantes.
    - Sí, soy familia suya.
    - ¿Qué? Pero si yo no… - Selvi tragó saliva.
    - Nuestros padres eran hermanos, así que somos más bien… primos. – Resumió brevemente el científico. – Os conozco a la mayoría, excepto a él. – Miró a Light. – No te había visto antes, muchacho.
    - Me llamo Light Blake, y soy… el mejor amigo de Shadow.
    - Shadow ya no tiene amigos. – Sentenció casi de manera fría. Light y otros intentaron reprochar pero Etain ganó tiempo, alzando la palma de su mano para indicar que le dejaran terminar. – Tras la tragedia de los Cooper ella quedó gravemente herida, así que cuando fue trasladada, se pidió un segundo traslado. Su Majestad el rey Feitan acabó sabiendo de ella y pidió mi colaboración para… cierto servicio.

    Sly y Dynamo intercambiaron miradas así como los demás. No entendieron qué significaba eso así que Etain les hizo el honor de explicárselo con lujo de detalles. Empezó diciendo que Feitan, el actual rey de Bélgica, sabía que antes o después los Cooper se cruzarían en su camino, casi como si hubiera visto el futuro, y que por ello, decidió poner a Shadow en su lugar, provocándole a ésta modificaciones que resultaron ser en sus habilidades como en la pérdida total de su memoria, aprendiendo su nombre en pocos instantes. Etáin admitió que ese fue el gran fallo de su vida y que de haber sabido las intenciones de Feitan en aquellos momentos con anterioridad, no lo habria hecho bajo ningún concepto y que se arrepentía por haberle obedecido. Contó que se hallaba aquí para remediar su falta, ofreciéndoles su apoyo y todos sus conocimientos.

    Etáin, instantes después de que Sly accediese a pesar de los reproches de Tennessee, Light, Dynamo y Bentley, pudo comentar que Shadow tenía capacidades fisiológicas que no le correspondían. Le habían dado habilidades que en teoría no debería poseer, como la gran velocidad de los leopardos, la vista de los águilas, y sobre todo una fuente extraña de energía vital que los Cooper conocían por el aura.

    Rioichi mencionó que algo en eso no le cuadraba, comentando casi inmediatamente después que todo indicaba que Feitan tenía almacenada en alguna parte, el aura de alguien y que dicha energía se la había transmitido Etáin a Shadow a través de todas esas modificaciones genéticas. Sly entonces estuvo de acuerdo con el maestro ninja de averiguarlo, aún sin tener idea de cómo, algo que, para no variar… dejaron en manos de Bentley y también de Selvi.

    - Pero hay algo que no entiendo – habló Dynamo de repente. – Has mencionado que conoces al padre de Tennessee pero… ¿Cómo es eso posible? Se supone que ese tío…
    - Mi padre murió hace muchísimo tiempo, es imposible. – Se adelantó el propio Tennessee. - ¡Y tú suéltame ya! – Miró de reojo a Rioichi.
    - Sí, eso es totalmente cierto pero como ya he dicho… hay diferentes maneras de conocer alguien sin estar presente.
    - Eh… ¿Cuál es el truco? – Preguntó Sly, rascándose la espalda con el bastón.
    - Hay personas a las que les gusta escribir sobre su vida en un lugar donde sólo ellas y unos pocos afortunados puedan acceder. El padre de Tennessee… era una de esas personas.
    - ¡Bastardo! ¡Ya deja de hablar sobre mi padre! ¡Tú no sabes nada de él!
    - Tennessee-san, cálmate. – Rioichi hacía un esfuerzo por seguir bloqueando al forajido, quien intentaba soltarse temblando de la ira.
    - ¡Ya verás cuando este idiota me suelte! ¡Ya lo verás! ¡No vas a tener tiempo de decir nada!

    Etáin permaneció callado, sin caer en las provocaciones de un forajido más que enfadado mientras un ninja intentaba restringirle todo movimiento posible y aún así, era una tarea que se le dificultaba un poco por la inquietud e ira del mapache. Sly intentó tranquilizar a Tennessee pero fue en vano. Él no le escuchó. Sir Galleth, observando al americano, intuyó rápidamente que es como si Etáin hubiera tocado la fibre sensible de Tennessee. Raramente “The Kid” se mostraba así. Él sólo se enfadaba de esta manera por una importante razón.

    Entonces, el zorro blanco sacó de debajo de su chaqueta negra, un libro bastante grueso pero de un aspecto viejo aunque mediantemente bien tratado. Se encontraba en buen estado y Dynamo, así como Light, percibió un aroma a antiguo procedente éste. Rioichi sintió en ese mismo instante, un aura hasta ahora desconocida pero concentrada en el libro. A Tennessee le pasó lo mismo y supo reconocer de quién era.

    - No me digas que…
    - Oooh, veo que ya te has dado cuenta – Etáin lució sorprendido. – En efecto, es lo que crees. Este es el libro de tu padre.
    - Pero no puede ser. – Intervino Sly. – Se supone que todos los Cooper se registran en…
    - Sly cállate. – Le interrumpió Tennessee.
    - Pero Te…
    - ¡QUE TE CALLES! – Gritó.

    Sly había abierto incrédulo sus ojos, por semejante chillido hacia su persona. No se sintió muy bien pero no le quedó más remedio. Dynamo se acercó a él, para posar su mano en el hombro del mapache, ofreciéndole su apoyo. Gracias a eso, Sly pudo esbozar una pequeña sonrisa. Sir Galleth se quedó anonadado y eso que el nombre del dueño de ese libro autobiográfico todavía no había sido revelado.

    Viendo que extrañamente Tennessee había dejado a un lado la hostilidad y la alteración, fue que Rioichi le soltó. El americano dejó sus brazos tranquilamente a cada lado de su cuerpo, más pendiente de mantener sus castaños ojos sobre aquello que yacía entre las manos de Etáin que lo sostenía de manera humilde.

    - Soy consciente de todo lo que has tenido que sufrir durante tu vida, Tennessee – habló el zorro -. Puedo imaginarme la serie de problemas personales que han yacido en tu espalda todo este tiempo. Le echas de menos, ¿Verdad? – Al mirar al americano, no necesitó una respuesta para lo que era evidente: el dolor de un hijo que perdió a un padre demasiado pronto. – Jack Cooper… una de las leyendas más grandes de todos los tiempos.
    - Espera, ¿Jack Cooper? – Selvi alzó sus cejas.
    - ¿Le conoces? – Dynamo le miró.
    - Apenas hay algo sobre él en el Thievius Raccoonus. – Dijo Sly. – Pero se sabe que fue uno de los Cooper más fuertes de la estirpe… alguien de gran presencia.
    - En efecto. – Intervino Etáin. – Jack Cooper fue un forajido de su época, en la inestable América del Norte, todavía en cambio constante de sus tierras, gentes y estados. Temido por muchos y amado por todos. Fue…
    - Un gran hombre. – Interrumpió Tennessee, con la mirada baja. Sir Galleth era capaz de ver en él un sufrimiento por la nostalgia, la melancolía y el dolor de la pérdida. – Mi padre nunca quiso ser forajido por gusto, eso siempre me lo dejó bien claro. Recuerdo que me pidió que si podía evitarlo, que lo evitase. Pero hice caso omiso.
    - ¿Te convertiste en forajido por un motivo en especial? – Sly se atrevió a preguntar, a pesar de que estaba caminando en territorio de pistoleros, nunca mejor dicho.
    - No es asunto tuyo.

    La frialdad con la que Tennessee salió, dejó a Sly con un mal sabor de boca. A Dynamo también le supo mal semejante respuesta. El americano parecía empeñado en mantener sus asuntos personales en algo… personal. A los ojos de Sir Galleth, es como si Tennessee intentase ocultarse en una coraza casi de manera inútil cuando ya habían traspasado a través de ella. Al parecer, el tema de su familia era algo extremadamente delicado para él aunque por desgracia de Sir Galleth, él no era capaz de entenderlo por no haber tenido ninguna experiencia similar.

    - ¿Cómo es que ese libro está en tus manos? – Preguntó Tennessee.
    - Es una larga historia. Debe de sonarte de algo el nombre de… O’Bruce Jackson.
    - ¿El viejo jefe? – Tennessee se sorprendió. - ¿Qué tiene que ver él, en todo esto?
    - Muy sencillo. Tu padre dejó este libro bajo su cuidado. O’Bruce era un buen amigo de mi familia, así que antes de pasar a mejor vida, dejó el legado de tu padre al cuidado de algún familiar mío. Pasó de generación en generación hasta llegar a mis manos. Feitan lo buscó sin éxito.
    - ¿Qué interés tiene ese tío, para querer el libro de Jack Cooper? – Preguntó Dynamo.
    - La respuesta… está en este libro.
    - Genial – Sly se encogió de hombros casi sin preocupación -. Leámoslo pues.
    - ¡¡NI SE TE OCURRA!!

    El golpetazo que dio Tennessee a su tataranieto con la empuñadura de su wínchester fue magistral. Sly terminó tirado en el suelo, un tanto aturdido por la hostia que se había llevado. Dynamo le ayudó a levantarse mientras Sir Galleth le miraba un poco preocupado por el pequeño chichón que le había salido al joven, quien miró molesto a su tatarabuelo. Hubo un silencio realmente tenso entre ellos aunque Tennessee parecía dispuesto a alejar a cualquiera del libro de su padre.

    - Necesitas saber muchas cosas, Tennessee. – Le dijo Etáin. – Tu padre quiso mantener la verdad oculta hasta que estuvieras preparado pero han pasado muchísimos años y mereces saber lo que ocurrió. Estoy seguro que es lo que Jack habría deseado. – Le acercó el libro, haciéndole entrega de él al forajido.
    - ¿Por qué he tenido que esperar hasta este momento? Si Sly y los demás no hubiesen venido a través de ese viaje en el tiempo, yo habría muerto y nunca habría recibido el legado de mi padre. Bueno… en realidad morí y nunca lo recibí. Ah, es algo confuso.
    - Jack Cooper quiso protegerte, y quiso que te mantuvieras unido a tu familia y fueras amigo del Clan Blake. Él mejor que nadie supo cuánto te afectaría si supieras lo que ocurrió. Es tu destino saberlo ahora, pues tarde o temprano habrías encontrado la respuesta. Eres un Cooper, eso lo justifica todo.
    - Yo no tengo nada que ver con esta pandilla de imbéciles que dicen ser mi familia.
    - ¡Oye, no te pases! – Le recriminó Sly.
    - Cógelo, “The Kid”. – Insistió. - Es tuyo por derecho propio. Eres el hijo de Jack Cooper, tú más que nadie debes heredar su legado.

    Tennessee permaneció en silencio, pero mirando con ojos casi húmedos el libro de su padre. Alzó la vista para ver a Etáin, a quien vio asentir sutilmente con la cabeza. Acercó entonces sus manos, acogiendo en ellas el libro de una forma gentil y sin ser capaz de mirar otra cosa en este momento. Sir Galleth intentó demostrarle apoyo pero Rioichi le detuvo antes de que pudiera. Observándole, el británico entendió que en momentos como estos, hacer algo por alguien podía resultar peor que no haciendo nada.

    Muy para el gran pesar de Sir Galleth, tuvo que abstenerse de su pequeño detalle. Ahora mismo a Tennessee no le importaba nada más allá del libro. Sin mencionar palabra, el forajido se retiró a una habitación, dejando a los demás en el completo desconcierto, ya que muchas dudas afloraban en la cabeza de ellos, menos en la de Etáin, quien comprendía perfectamente la actitud de “The Kid”.


    * * *



    Gracias por leer y/o comentar, os lo agradezco. Nos veremos en la próxima actualización :)


    Edited by Sly D. Cooper - 27/5/2017, 02:58
     
    Top
    .
  3.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Shut your mouth and let me speak

    Group
    Escritor master
    Posts
    11,057
    Location
    Jotunheim

    Status
    Offline
    Pardalet's surprise! M'ha sabut greu haver-me llegit el fic del víctor i no el teu, així que mentre el joc de Yugioh va fent sol al mòvil, doncs m'he posat a llegir jeje començarem amb unes cites que m'han molat jeje ->
    SPOILER (click to view)
    - Lo mejor es que lo hablemos con los chicos. Estoy seguro que entre todos se nos ocurrirá una manera de acercarnos a Shadow.
    - ¿Vas a estropearles la fiesta con esto? – Tennessee arqueó una ceja. - ¿En serio, tío?

    Bronca :V clar, com Bentley no ha hagut de pancar gaire, poh nah, a desilusionarles el mismo día :V
    SPOILER (click to view)
    Tennessee le miró con una épica cara de asco que se notaba a leguas lo poco que le gustaba la proximidad del inglés con su persona. Sir Galleth ignoró por completo su pésimo estado de ánimo y rodeó al mapache con su brazo libre. Bentley fue dando pasito a pasito hacia atrás para alejarse cautelosamente, un truco que había aprendido de la picardía que Sly Cooper siempre tenía para absolutamente todo.

    jajaja ay que bé que fa el Bentley jajajajaja no sigui cas que li toqui el rebre a ell també jajaja
    SPOILER (click to view)
    Esa actitud del asco no os llevará a ningún buen final para el día que hoy está por terminar!

    ACTITUD DEL ASCOOOOOOOOOOOOOO m'encanta jajajajaja quins records allà al nadal trolejant a Delusion jajaja tota la puta escena no té desperdici de veritat jajaja mhe tronchat estil Rioichi jajajaja quina baralla de galls :V

    I quina manera més brusca de tallar el rollo l'Etáin jajaja amb bon motiu eh, pro jo, me lo estaba pasando bien xdd tot i així ja estaves al tanto que aquets bon (home) zorro em cau bé, així que bueno, a diferència de Tenny i la seva arma li dono el beneficio de la duda (??) i el llegiré amb calma :V

    M'ha encantat (diu després de llegir). Per fi podem veure un costat directament i explícitament sensible de Tenny. Vull dir, sí que l'havíem vist abans, i la violència contra l'intrús n'era bona prova, però això està a un altre nivell. I no esperava el llibre de Jack Cooper (encara que crec que m'ho vas dir xdd) i menys que hagués fet un bon viatge fins arribar a mans de l'Etáin. De veritat que m'ha encantat. La reacció de Tenny ha estat superdemolidora. Em quedo amb la frase "Un buen hombre" que diu acabant la frase d'Etáin quan parlen del seu pare. Chapeau.

    Bueno, fins aquí avui jeje no és tan llarg com voldria, però mira la hora XDD fins una altra :)
     
    Top
    .
  4. Talahu Zahar
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    me aprovecho para pasarme y comentarte este fic, que desde luego has avanzado mucho. Las cosas se complican eeh, pero wow, ¡Qué cambios en los acontecimientos del fic! Ahora va y aparece el libro del padre de Tennessee, ¿Qué estará escrito ahí? Soy como Sly y tengo curiosidad y sobretodo me encantaría saber cómo afectará eso a Tennessee, espero que no haga locuras sólo por la influencia que este hecho podría tener pero... ojalá se revele el pasado de este pitolero, que desde luego acapara casi toda la atención (es demasiado cool). Sir Galleth como siempre intentando animar el ambiente, es súper divertido, esos dos como ship (USA y UK :V) se complementan bien al menos yo lo veo así, el único problema es saber quién es el uke y quién es el seme jajajjaja.

    sí, es un comentario cortito pero ya tienes para una actualización ;)
     
    Top
    .
  5.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

    Group
    Escritor master
    Posts
    24,884
    Location
    4Y 9M RIP GBE

    Status
    Anonymous
    ¡Muy buenas a todos, pajaritos y pajaritas! ¿Qué tal estáis? Siento haberme retrasado tanto con la actualización pero entre una cosa y la otra pues... en fin, afortunadamente he conseguido encontrar la manera de seguir avanzando este fanfic y os comunico que van a pasar muchas cosas que u os harán llorar o flipar, o directamente las dos cosas a la vez (?).

    Espero que os guste mucho este capítulo, ¡Gracias por los review, siempre me alegran la vida!


    SPOILER (click to view)
    Música usada en el capítulo:

    1. Undertale - Quiet Water OST


    PART X THE UNCERTAIN DESTINY OF A FAMILY



    Sly miraba por la ventana del piso franco. La ciudad que se abría paso hasta sus ojos seguía siempre activa, sin importar la hora que fuese. El estilo de vida de los habitantes de Bruselas era frenético, muy parecido al de París. Aún así, eso al mapache era lo que evidentemente menos le importaba. Etáin se había marchado, tras tener una breve conversación con Selvi y dejarles claro que no era un enemigo, así que podían estar tranquilos por esa parte. Lo que a Sly le preocupaba era su tatarabuelo: Tennessee. Hacía unas cuantas horas que se había encerrado en una de las habitaciones del piso y no había salido. Él no sabía qué pensar. Su intuición como Cooper, por primera vez en mucho tiempo, se contradecía a sí misma haciéndole sentir que pasaría algo bueno pero también algo malo, MUY MALO.

    Por ese motivo era incapaz de descansar. Dynamo y Selvi sí lo hacían, lo necesitaban después de todo lo que había ocurrido. Algunos como Light y Rioichi permanecían despiertos. El maestro ninja había convencido a Sir Galleth de dormir un poco tras comentarle que lo de Tennessee con un poco de suerte se solucionaría todo y que no tenía mucho sentido angustiarse ahora que no podían hacer nada por él mientras el pistolero no se quisiera dejar ayudar. Aunque este discurso no le sirvió con el propio Sly, a quien se acercó de nuevo.

    - Veo que sigues preocupado. – Habló con su característica calma y en voz baja, como habitualmente. Sly le miró y echó un suspiro, apoyándose en la barandilla metálica del balcón. – Comprendo que te sientas así pero no es útil darle vueltas al mismo tema.
    - Ya lo sé… - Respondió desganado. – Pero es parte de mi familia, no puedes pedirme que me quede tan tranquilo sabiendo… sabiendo que él puede estar pasándolo mal.
    - Lo único que intento pedirte es que duermas un poco, pero sé que no me harás mucho caso. – Rioichi se apoyó de espaldas en el alféizar. – Bentley-san tenía razón cuando me dijo que necesitabas el amor de tu familia, quizá por eso hicisteis un viaje en el tiempo.
    - ¿Crees que estuvo mal? – Preguntó, mirando la ciudad. Intentaba evadirse de sus emociones pero era consciente de que sólo perdía el tiempo tratándolo de conseguir.
    - No soy quién para decir si fue algo correcto o un error. – Rioichi se encogió de hombros. – Buscabas salvar a parte del clan sin que eso afectara mucho a los acontecimientos históricos del pasado. Pienso que dentro de esas acciones, Sly, existe el deseo de hacer lo mejor.

    El joven suspiró por segunda vez. Las palabras de Rioichi en parte le tranquilizaban pero, para no variar, siempre estaba esa vocecilla interna que te decía: “sólo te dicen lo que quieres escuchar. Eres patético, y lo sabes.”. Los dos se quedaron en silencio, compartiendo la mutua compañía del otro. Rioichi prefería no juzgar a su compañero, para él era inútil porque sin ir más lejos… todos habían cometido errores, y aunque éstos fueran mejores o peores que otros, eso le quitaba el derecho de señalar con el dedo a aquel que se hubiese equivocado. La perfección no existía, y él no buscaba encontrarla. No había felicidad en un concepto así.

    - A veces… - Sly llamó su atención. – Pienso que he cometido un error al traeros a esta época. Puede que contigo no hubiese sido necesario porque tu espíritu ya estaba presente pero… Sir Galleth y Tennessee… los aparté de su época, los forcé a adaptarse sí o sí a la mía, los he alejado de aquellos que fueron sus seres queridos y…
    - Y ellos no se han quejado. – Se adelantó el mayor. – Sly-san, pienso que estás siendo demasiado duro contigo mismo. Escucha, es bueno que pienses en los demás más que en ti mismo pero llevarlo a ese extremo sólo hará que tú recibas un daño innecesario. Hasta donde he visto, Galleth-san y Tennessee-san han encontrado motivos para reír y pasarlo bien. Puede que hayan sufrido pero créeme… son felices aquí. – Rioichi llevó sus castaños ojos hasta Galleth. – No conozco el pasado de cada uno, pero sus auras me dicen que han soportado muchas pérdidas, especialmente Tennessee-san. Siempre siento en él una gran soledad.
    - ¿Puede que si lo devuelvo a su tiempo… logre tener lo que él quería?
    - Lo dudo. Le salvaste en el último momento, cuando su destino era morir en ese instante. Él habría dejado de existir y todo su pasado, presente y futuro se habrían marchado con él. Prefiero pensar que en el fondo, Tennessee-san, al igual que tú… sólo quería sentir el amor de una familia.

    El viento sopló y casi se llevaba la boina de Sly de no ser porque éste la sujetó. El mapache sentía que había verdad en las palabras de Rioichi. Y no se equivocaba. Tennessee y Sir Galleth habrían muerto de no ser porque ellos aparecieron en aquel viaje temporal. Todo habría dejado de existir para ambos, justo como decía el maestro ninja. Puede que tuviese razón y estuviese siendo excesivamente duro consigo mismo, pero sólo porque quería lo mejor para los que eran sus seres queridos. Sly no deseaba que nadie sintiera lo que él sintió desde que fue testigo a muy temprana edad, del genocidio contra su clan del que al parecer… sólo su prima Shadow, su padre Akira y él lograron sobrevivir (sin contar a los del Clan Blake). Quitándose la boina, se revolvió el pelo de la cabeza, un poco estresado por sus pensamientos.

    Sly sabía que Rioichi entendía bien sus sentimientos. Rioichi era el más sabio del grupo y el que siempre había dado los mejores consejos. Además de su predisposición para ayudar de forma altruista y de la atmósfera tan pacífica que se sentía a su alrededor… hacía de él alguien que los demás apreciaban mucho. Sly tenía muy en cuenta al maestro ninja porque, después de todo, había sido el primer Cooper (en calidad de espíritu, claro) con el que tuvo contacto después de años y años viviendo completamente solo con la idea apenas asumida de que nunca, jamás de los jamases, volvería a estar con alguno de su familia. A día de hoy, esa espina seguía clavada en lo más profundo de su corazón y seguía siendo un motivo de dolor y tristeza.

    Menos mal que el destino le llevó a conocer a Bentley y a Murray. ¿Qué habría sido de él sin ellos dos? Probablemente como decía Bruce: una rata de alcantarilla de la que nadie se acordaría. Incluso Bruce decía cosas que luego, al pensarlas, tenían sentido.

    - Rioichi… - Le llamó Sly, sin añadir el “-sama” por primera vez. – Dime una cosa… … … ¿Tú estás orgulloso de mí?

    El ninja se lo quedó mirando unos instantes, resoplando y girándose para poner su mano sobre la cabeza del muchacho que le observaba atentamente. El japonés lucía totalmente calmado, aunque eso no era nada nuevo, pues como él dijo en una ocasión… los ninjas nunca se alteraban fuera cual fuera la situación. En parte Sly sentía envidia de ello, a él en ocasiones le costaba mantener su auto control.

    - Lo estoy, independientemente de los errores que hayas cometido en el pasado. – Respondió Rioichi tras unos minutos de silencio. – Los chicos no son conscientes de ello pero la carga que hay en tus espaldas es mayor de la que pueden imaginarse. Has ido aprendiendo de aquello que has hecho mal y lo más importante… - Hizo un ademán hacia los otros presentes. – Los has cuidado a ellos lo mejor que has podido.
    - Ya pero… ¿Es suficiente? – Preguntó. – Sé que no es fácil llevar una vida normal teniendo mi condición.
    - Bentley-san y los demás fueron quienes decidieron seguirte, no los has obligado sino que ellos lo han escogido por voluntad. El vínculo que os une trasciende mucho más que todas esas trivialidades. – Contó. – Sly-san, estoy pensando que acumulas demasiada mugre emocional, eso me preocupa.
    - ¿Mugre… emocional? – Repitió.
    - Sí. Ya te lo contaré en otro momento. Por ahora… ve a dormir, yo me quedaré vigilando.

    Sly no pareció convencido pero de todas formas optó por hacer caso al japonés y asentir con la cabeza. Se puso entre Bentley y Dynamo que ocasionalmente dormían juntos en el sofá. Echó un último vistazo a Rioichi antes de cerrar los ojos y descansar, acercando su peluda cola a su cuerpo para entrar antes en calor. Una cola a la que Bentley le gustaba usar como almohada, era demasiado cómoda (y suave). Dynamo reconoció, en sueños, el aroma que el mapache desprendía y apartándose de Selvi (al que estaba abrazando), se apoyó en Sly, que sin comerlo ni beberlo, acabó por rodearse de Bentley, Dynamo y también de Selvi. Bueno, ya le gustaba sentirse acompañado, algo que cierto mapache americano no reconocería nunca de una forma tan abierta como su pariente.

    Rioichi permaneció vigilando, con todos sus sentidos en alerta. Esto de hacer guardia le recordaba bastante a su tiempo en el Japón feudal, con aquel peligroso Shogun haciéndoles la vida imposible a las personas humildes que luchaban para sobrevivir el día a día. La idea de hacerse amigo de Sora Blake y dejar atrás el odio y el conflicto para iniciar una alianza entre los clanes con armonía y comprensión fue algo genuino y había perdurado hasta la actualidad. Pensó en Akira, quien seguramente habría tenido que vérselas en situaciones más que complicadas para que los dos clanes estuvieran bien y afrontar cualquier adversidad. Sintió lástima al recordar cómo habían acabado las cosas al final. Aunque había salido con vida… ya nada era lo mismo. Lo peor es que todas las consecuencias las pagó Sly.

    Rioichi era consciente que aquello fue duro y que justificaba los sentimientos de su descendiente. Había tenido que ser fuerte para soportar aquello incluso cuando careció de la fortaleza mental para hacerlo. Nunca lo decía, porque él no era de dar su opinión tan libremente como Galleth o Tennessee, pero en el fondo… Rioichi admiraba a Sly, admiraba su gran determinación. Si lo pensaba con la cabeza fría… los dos tenían más cosas en común de lo que creían. Nunca se habían discutido, y tampoco se habían insultado. Eran… parecidos, pero con perspectivas totalmente distintas.

    Más había algo que Rioichi no podía ignorar: la situación de Tennessee. Ese libro podría traer muchos problemas, más de lo que tan siquiera podría imaginarse. El ninja era consciente que el pistolero era el más inestable de todos los del grupo tanto mental como emocionalmente. Su carácter era una consecuencia directa de su complicada vida en el Viejo Oeste, la vieja América de los siglos XVIII y XIX. Sly tenía motivos más que de sobras para estar tan inquieto. Cualquier acción imprudente de cualquiera de ellos podría significar que la misión que les había llevado a viajar hasta aquí en Bruselas, podría fracasar de manera inminente; por desgracia, Tennessee era el más propenso a cometer dichos errores garrafales. Sir Galleth, aún con suerte, era más prudente y más responsable, sobre todo cuando conocía los riesgos y los peligros a los que se exponían.

    Entonces Rioichi supo que a partir de este momento… todo lo que fuera a ocurrir de ahora en adelante podría ser clave para rescatar a Shadow de las garras del rey de Bruselas, y del Gobierno Mundial en general. No había nada peor para un Cooper que tener a otro Cooper como enemigo. El ninja sabía que, a pesar de conocer estos detalles mejor que ninguno… había algo que se le pasaba por alto, un algo que Tennessee había presentido con su intuición, sobre un peligro mucho mayor que el rey y que Shadow.

    Todavía seguía extrañado porque aquella chica, también Cooper, recibió un aura que no era de ella sino de otro miembro del clan, alguien de quien Rioichi no tenía información. Aquel detalle, que aunque lo había comentado antes a los chicos, pudiese parecer poco importante… para el maestro ninja sí tenía su importancia. Estaba pensando justamente lo que no esperaba que fuera a ser real, o lo que podría ser real. Era demasiada casualidad que Shadow tuviese un tipo de energía vital que no fuera la de ella y que más tarde apareciese el libro del padre de Tennessee. Para Rioichi… había gato encerrado. Era todo muy sospechoso. Incluso cuando se hizo de día, el maestro ninja siguió despierto y con las mismas ideas en mente. Vio a los demás despertarse, algunos le saludaron invitándole a desayunar con ellos.

    Otros, como Sly, aún continuaban durmiendo.

    Light se hizo un pequeño desayuno que compartió con Alice, que echó una mirada a su hermano que estaba durmiendo plácidamente acurrucado en el mapache mientras envolvía a Selvi con su cola. Bentley usaba la de Sly como almohada, todavía. Murray y Bruce dormían a pierna suelta. El ambiente aún era tranquilo mientras los rayos del sol alcanzaban el piso que ocupaban como base. Bentley siempre tenía buen ojo para refugiar a las dos bandas a la hora de hacer misiones, sobretodo fuera de Francia donde hacían sus golpes con frecuencia.

    - Se llama Rioichi. – Susurró Alice al ver el interés de Light en el maestro ninja, prácticamente no había apartado la mirada sobre él. - ¿Por qué no le invitas a desayunar? Puede que así te distraigas un poco. – Sugirió.
    - ¿Pero habla mi idioma?
    - Claro que sí. Nosotros le enseñamos.
    - ¿Segura que… es una buena idea?
    - Créeme, de todos los que estamos aquí, él es sin duda el más comprensivo. Todos hemos hablado con él alguna vez y nos ha ayudado mucho. Te hará bien.

    Light no lució muy convencido. Sabía que los Cooper habían sido siempre una familia con una gran variedad de increíbles potenciales y habilidades. Él apenas conocía a Sly y a los otros, sólo sabía que eran unas buenas personas si habían accedido a ayudarle y a soportar todo lo ocurrido hasta ahora. Aún así… las palabras de aquel pistolero seguían en su cabeza:

    * * *



    - Bentley-san. – Habló de repente Rioichi, interrumpiéndole. – Disculpa que me adelante pero hay algo importante.
    - Claro, ¿Qué sucede Rioichi? – Accedió la tortuga, sabiendo que con el japonés todo era mucho más sencillo dada su buena faceta comprensiva.
    - Nos faltan nuestros bastones, a Sly-san y a mí. – Contestó el ninja. – Creo que también los artilugios de Selvi-kun y Dynamo-kun.
    - Es verdad, nos los confiscaron. – Ambos zorros hablaron al unísono.
    - Ya decía yo que echaba algo de menos en vosotros. – Tennessee estaba asomado en la ventana, como vigilando. – Menuda pandilla de inútiles, siempre dando problemas.
    - Oye, que no fue nuestra culpa. – Reprochó Sly. – Shadow nos tendió una trampa de las buenas, no supimos predecirlo. Oye Light… - Se giró ver al otro. – Tal vez deberías venir con nosotros y ayudarnos con nuestra misión, ¿no te parece?
    - Yo…
    - Ahí es cuando le doy la razón a este idiota. – Se adelantó Tennessee. – No has movido el culo desde que aceptamos ayudarte. Estamos haciendo todo el trabajo sucio mientras tú estás aquí tan ancho, sin hacer nada. – Dijo. – Digo yo que serás útil para algo más que para no hacer absolutamente nada. ¿A lo mejor si Shadow te ve, podría reconocerte? Eso sería una gran ventaja.


    * * *



    Light lo sabía. Sabía que aquel pistolero creía con firmeza que él era un completo inútil… y aunque sonara hasta ofensivo, realmente lo era. Les había pedido ayuda para rescatar a Shadow, que resultó ser la prima de Sly. Ese mapache se estaba esforzando junto a los suyos para ayudarle sin pedirle nada a cambio, quizá un poco de colaboración pero Sly parecía haber asumido que Light no podía hacer nada por ellos… más que no ser un estorbo. Light era consciente del esfuerzo que hacían los demás, incluidos sus primos Alice y Dy. Incluso Akira en su momento había intentado darle alguna pista… más para la mala suerte de Light, el todavía líder del Clan Cooper seguía metido entre un montón de misterios aprovechando que estaba retirado del gremio de ladrones.

    Akira ya tenía su edad, tenía otras muchas preocupaciones como para echarse a la espalda problemas que actualmente evitaba con mucha astucia. Le bastaba con dejar que el mundo siguiera creyendo que él estaba muerto, de ese modo podría ayudar a otros mucho mejor que permitiendo que la gente supiera que aún vivía. Sus enemigos más acérrimos volverían a por él, aunque esta vez tenía la fortuna de que Clockwerk y la Banda de los Cinco Malvados que se ocuparon de masacrar a los suyos y al Clan Blake casi al completo, ya no suponían una amenaza: la mayoría estaban en prisión a excepción del Rey Panda que vivía pacíficamente en China con su hija Jin King; Clockwerk estaba muerto. Los únicos que quedaban… eran aquellos que pertenecían al Gobierno Mundial.

    Light intentaba mantenerse tranquilo pero tanto su cabeza como su corazón (sobre todo su corazón) le traicionaban. Su mente recordaba una y otra vez las desgracias que Shadow había sufrido, incluyendo el de ahora que le habían lavado el cerebro y manipulado el ADN. Ya no era esa chica entusiasta y gentil que amaba a los niños, ella iba a ser la protectora de las generaciones futuras de los Cooper, y quizá de los Blake. Light la adoró y aún la adoraba. ¿Para qué mentir? Desde bien pequeños, este zorro tuvo bien claro que su deseo era compartir su vida con ella y de alguna manera, Shadow llegó a corresponderle… hasta que su destino la hizo cambiar poco a poco hasta el día de hoy. Todo había salido mal. Light sentía un profundo miedo a perderla. A pesar de lo que le habían hecho, él intentaba conservar la esperanza de que se podría hacer algo para que volviera a ser ella pero… todo indicaba que no sería así. El daño ya estaba hecho.

    Habían tantos sentimientos entre sí que eran una vorágine dentro de Light. Su corazón pendía de un hilo y su mente estaba al borde del colapso. Sly era su única esperanza y Light en el fondo sentía un inmenso agradecimiento porque el hijo de Akira estuviera echándole una mano, ofreciéndole también su protección. Él habría sido totalmente incapaz de llegar a enfrentarse directamente a toda esta situación. De hecho, estuvo a punto de tirar la toalla. Sin Shadow su vida carecía de sentido ahora que sus amigos, familiares y conocidos estaban todos muertos. Tras el genocidio de los Cooper y los Blake a manos de la Banda de los Cinco Malvados, a Light sólo le quedaba Shadow… y el destino le había hecho un regalo al reencontrarse con Dy y Alice que habían sobrevivido a aquello (sin contar a los Cooper, claro).

    - Light-san. – Una voz suave le sacó de sus pensamientos. Sus ojos castaños se posaron en otros del mismo color. – Quisiera hablar contigo a solas, ¿Podrías acompañarme? – Pidió Rioichi educadamente.

    Light vaciló unos instantes, dudoso. ¿Qué quería el ninja? Francamente él no tenía ganas de hablar con nadie pero… tampoco podía decirle que no a ese amable mapache que estaba siendo respetuoso con él.

    - Sí, claro. – Terminó accediendo.
    - Por aquí, por favor. – Hizo un ademán para que le siguiera.

    Alice los vio marchar en silencio en lo que Bruce se despertaba y se sentaba a su lado. Ella sonrió, con un sutil sonrojo en su rostro y ofreciéndole una taza de leche caliente a lo que Bruce no se negó. Mientras Alice fue a prepararlo, pronto el olor a chocolate despertó a su hermano menor, que se dio cuenta que estaba acurrucado en Sly que seguía durmiendo tranquilamente. Dy miró al mapache unos instantes antes de cerrar los ojos y volver a apoyarse en él, sintiendo que su corazón palpitaba con fuerza por la felicidad.

    - ¿Ocurre algo? – Preguntó Light cuando se alejaron prudencialmente de los otros.
    - Toma asiento por favor.

    Light se inquietó. Hasta donde había visto, Rioichi parecía un tipo de lo más tranquilo que difícilmente se alteraba por algo. Quizá Alice tenía razón y de todos los que estaban aquí, este Cooper sería sin duda el más comprensivo. No sentía ninguna hostilidad del mapache hacia su persona, y tampoco le miraba mal. De todos modos… Light tenía la sensación de que Rioichi veía más cosas en él que cualquiera de los demás.

    - Debe de ser difícil para ti esta situación, ¿No es así? – Habló el ninja, asomado en la ventana. Sujetaba sus manos, halladas en su espalda. Parecía imitar la pose de un anciano. – No he querido decir nada sobre este asunto pero… tu cara me dice que ya no puedo ignorarlo más. – Se giró para observarle. – Tu aura se siente muy desequilibrada por emociones tan negativas que sé que puedes venirte abajo en cualquier instante.
    - ¿Eh? – Vale, aquello había sido inesperado. Light estaba sorprendido. Rioichi había dado en el clavo básicamente. ¿Cómo había podido darse cuenta de algo así? No podía entenderlo. - ¿Cómo es que tú…?
    - A lo largo de los años los Cooper hemos sido usuarios del dominio de nuestras auras. Yo me especialicé en su uso siguiendo los pasos de un ancestro. – Explicó intentando ser breve pero preciso. – Light-san… - Se acercó unos pasos. – Comprendo cómo te sientes. Yo también he pasado por cosas similares. Entiendo que estés a punto de derrumbarte pero piénsalo… ¿Esa es la mejor solución? Tómate un respiro y reflexiona sobre ello.

    Light mantuvo su vista sobre el mapache unos instantes hasta hacerle caso. Bajó los ojos en la mesa que tenía delante, y pensó en ello. Rioichi respetó su silencio para dejarle hacer y centró su atención en el exterior para que Light no se sintiera presionado o incómodo por ser observado fijamente. El zorro suspiró, estirándose en la mesa.

    - Llevaba mucho tiempo intentando encontrar algo con lo que poder localizar y ayudar a Shadow. Ella ha sufrido mucho y no se merece tantas desgracias. Siempre le han pasado cosas malas… a veces pienso que el destino se ha estado riendo de nosotros dos. A ella, que era una persona tan gentil y tan llena de amor… ahora es una máquina sin sentimientos capaz de matar hasta los de su propia familia; no se acuerda de nada, ni de mí tan siquiera… y tampoco sé si podrá recuperar sus recuerdos. Yo era feliz teniéndola a ella a mi lado, pero desde aquel genocidio contra los de mi clan y los Cooper… todo dio un giro de ciento ochenta grados… nada volvió a ser lo mismo. ¿Esto… esto es justo, Rioichi?
    - La vida es dura, nos pasan cosas que no queremos que ocurran. Sufrimos y nos hacemos daño, nos derrumbamos y creemos que no hay motivos o que no tenemos motivos para levantarnos y seguir adelante. Hay quienes se resignan y se rinden mientras que otros han tomado la determinación de plantarle cara al destino para cambiarlo y pese a cometer cientos de errores, van subiendo poco a poco para ir más allá que una simple “cima”. – Contaba. – El destino, la vida misma, no se rige sobre lo justo o lo injusto. Simplemente los acontecimientos ocurren y debemos más que prepararnos, adaptarnos a esas circunstancias.
    - Hm… - suspiró, incapaz de comprender las palabras del ninja. – He perdido a Shadow, lo sé… ella nunca haría daño a nadie. Si la hubieras conocido en el pasado… Yo muchas veces intentaba hacer eso que dices: cambiar mi destino, pero yo no valgo para eso. No tengo esa fuerza. ¿Quién podría hacer algo así cuando todo está en tu contra?
    - Pues Sly es un ejemplo de ello. El mejor ejemplo que puedes tener. – Respondió, sorprendiéndole. – Sly fue testigo del genocidio de ambos clanes en sus ocho años. Lo único que le quedó fue el bastón que le entregó su padre. Fue dejado en un orfanato después de ser encontrado por la policía. Supongo que cuando la noticia se supo a nivel mundial, se protegió la identidad de Sly por si acaso. Cuando le conocí, Sly ya era un maestro del robo y había cometido muchos errores. Pero Sly tuvo la determinación de negarse a ser víctima del destino que le tocaba cumplir y decidió luchar contra todo pronóstico y lo logró. Sly cambia constantemente su futuro.
    - Porque él es especial, tiene un potencial que yo no.
    - No, eso no es así. En realidad todos tenemos la capacidad de cambiar nuestro destino pero nadie dice que sea fácil. Nada en esta vida lo es. Si te resignas y tiras la toalla… entonces sólo serás víctima de tu propia tristeza y de tu propia desesperación. – Se acercó a Light para poner su mano sobre la de él. – Todos hemos sufrido la pérdida de nuestros seres queridos, incluso si no nos acordamos de ello. Pero la muerte de alguien no debe significar que tu vida se detenga por completo. Nada en este mundo se mantiene estancado. Todo sigue un cambio constante e incierto y nosotros no somos diferentes a eso.
    - Pues a mí eso se me está dando bastante mal. Nunca he sido demasiado bueno adaptándome a las cosas. En ocasiones… cuando las circunstancias van girando… esos cambios me dan miedo.
    - Todo lo desconocido puede darnos miedo pero ese miedo, Light, es sólo porque ponemos en duda nuestra supervivencia. Puede que nos parezca egoísta pero en realidad es un instinto con el que nacemos. Es normal tener miedo, pero lo que debes tener en cuenta es si vas a permitir o no que ese temor se apodere de ti, durante cuánto tiempo y si vale la pena.

    Light suspiró, otra vez. Rioichi se sentó a su lado unos minutos antes de levantarse y volver a mirar por la ventana como antes lo había hecho. Se quedó en silencio para dejar al zorro pensar con calma. El ninja era consciente de la dura situación emocional del otro. Siempre se había encontrado con múltiples problemas que involucraban los sentimientos de los demás, después de todo… los Cooper eran también unos sentimentales rematados, y él no se excluía de ese extenso club de mapaches que pensaban antes con el corazón que con la cabeza, siendo Sly un claro ejemplo. Aún así, Rioichi había aprendido a ser imparcial y sobre todo a ser objetivo. Cuando se trataban de misiones o de ayudar a los demás… él nunca implicaba sus propios sentimientos sino que ponía ejemplos y trataba de entender la situación para poder ayudar de la mejor manera, reservando sus consejos hasta el final.

    - Rioichi. – Le llamó Light de repente. - ¿Crees que sea erróneo que me esté sintiendo así? Recuerdo que muchas veces mi padre me reprendía por ser tan emocional, porque no pensaba con la cabeza fría…
    - Solamente has sido víctima de una circunstancia que ha sido mucho más fuerte que tú y no has tenido la fuerza necesaria para enfrentarte a ello. No soy quién para decir si es o no erróneo. Los sentimientos nacen, afloran y permanecen durante un tiempo para eventualmente ir desapareciendo poco a poco, dejando únicamente el recuerdo de ello. Estabas muy unido a Shadow, quizá demasiado. Tal vez ese fue tu único error.
    - ¿Desde cuándo estar unido a alguien es malo?
    - Aferrarse a alguien como un clavo ardiendo siempre termina siendo dañino de una u otra manera. No quiero decir que la respuesta correcta a ello sea el desapego. Distanciarte demasiado de los demás puede convertirte en algo que probablemente no desearías. La respuesta, desde mi punto de vista, es hacer un equilibrio: ni muy poco ni mucho. Lo justo. – Explicó. – Pero esto no suele ocurrir. Somos seres sociales, tenemos la necesidad de establecer vínculos y esos vínculos con el tiempo son hilos que se hacen más gruesos y más fuertes. Cuando nos damos cuenta, somos completamente incapaces de romper ese hilo, porque sencillamente nos importa. A todos nos educan de una manera distinta, a raíz de ello, tenemos menos o más inclinación en establecer dichos vínculos en distintas intensidades.
    - Supongo que tienes razón. En parte siento que mi unión con Shadow aún existe pero no encuentro la manera de saber cómo puedo alcanzarla. Sé que ella… está ahí en alguna parte. Pero acercármele es arriesgado, con toda probabilidad sería capaz de matarme.
    - Shadow no es del todo malvada, Light. – Esas palabras hicieron que el zorro le mirase con los ojos bien abiertos. – Es cierto que han hecho algo horrible con ella pero… nunca se puede manipular al corazón. Tarde o temprano, los sentimientos regresan aunque no existan las memorias. Puede que ella no logre recordarte, pero tampoco creo que sea capaz de acabar contigo. Sólo está siendo manipulada.
    - ¿Manipulada? ¿Por quién?
    - Probablemente y teniendo en cuenta la información que Etáin-san nos dio… por el rey Feitan. – Primero se cruzó de brazos, llevando su mano izquierda al mentón en una pose pensativa. – Cuando una persona carece de recuerdos, manipularla resulta ser un juego muy sencillo, se vuelve como una marioneta al alcance de cualquiera.
    - Entonces deberíamos alejarla de ese tipo o encontrarle y darle su merecido.
    - Eso suena demasiado fácil. Que no se te olvide: estamos en Bélgica, en SU territorio. Puede enviar a sus súbditos para darnos caza. No hay que subestimarle. Ese hombre tiene muchos recursos y nosotros no tantos. Carecemos de ventajas.

    Light bajó la mirada. Rioichi tenía razón. Feitan era un enemigo importante y por lo que el zorro creía, su única amenaza. Más al observar al ninja, casi tenía la sensación de que había algo más que no le había contado a nadie, algo que sólo Rioichi tenía en mente. Light no podía adivinar qué era. Este mapache tenía una mente compleja y aunque siempre pareciera estar en calma, cualquier cosa podría estar pasándosele por la cabeza. Así eran los Cooper: libros abiertos ante sus seres queridos pero libros del todo indescifrables. El zorro agradecía que Rioichi quisiera ayudarle en su situación emocional pero… no lograba sentirse mejor, a pesar de ser consciente que ahora tenía mucho más apoyo que antes.

    Akira le dio una esperanza tan vana… y desde aquel encuentro tan breve con el líder de los Cooper, Light no había vuelto a verle. Como él, Sly y los demás que también conocían a Akira, se preguntaban lo mismo sobre este enigmático mapache: si estaba retirado como ladrón… ¿Qué demonios haría con su vida? Por una parte, su hijo sólo intuía que su padre tenía información clave que por alguna razón se estaba reservando, información que de hecho, a Bruce le habría interesado muchísimo saberla. El lobo aún seguía molesto en parte por haber perdido semejante oportunidad. El hombre que había estado tan cerca del Gobierno Mundial siempre lograba desvanecerse como un fantasma. Akira era hasta la fecha el Cooper más escurridizo de todos. Ni siquiera la Interpol sabía que seguía vivo, aún así, la lista de delitos en el historial de Akira eran inacabables y cada uno más gordo que el anterior.

    ¿Quizá por eso el Gobierno Mundial se mostraba tan inquieto frente a la presencia o incluso a la mención de los Cooper? Eso es lo que Light se preguntaba a menudo. Él sabía que el Gobierno Mundial podía ser un enemigo fatal, sobre todo si uno se apellidaba Cooper o se apellidaba Blake. Corrían rumores que los miembros que formaron la banda que Clockwerk fundó fueron originalmente unos sicarios del Gobierno Mundial pero que el odio de Clockwerk hizo de ese genocidio algo mucho más personal. Light no sabía qué había sido de ese pajarraco.

    - Soy un completo inútil… - Resoplaba Light. Rioichi le miró en silencio, moviendo pausadamente su cola. – Ese pistolero tuvo toda la razón cuando dijo eso… que era un inútil.
    - No hagas caso de lo que Tennessee-san diga. Él es una persona complicada, no suele decir las cosas de manera objetiva.
    - Ya pero tuvo razón, Rioichi. Mira todo lo que ha pasado… y yo sin haber hecho nada por ayudaros.
    - Ya nos has ayudado, Light-san. – Dijo el ninja. – Nos revelaste la existencia de esa chica y que aún estaba viva. Eso es motivo suficiente para que te ayudemos y la intentemos rescatar a ella. Cualquiera que sea Cooper o Blake, tenemos el deber de traerlo con nosotros sea cual sea la situación. Shadow es una de nosotros, es parte del clan y eso la hace importante. Cuantos más seamos más podremos hacer para lograr que perduren las dos familias. Si desaparecemos este mundo acabaría en un completo caos.
    - No sabía que erais tan importantes.
    - Los Blake también lo sois. No todo el mérito es de mi familia. Durante muchas generaciones, incluso siglos anteriores a mi época, los Blake han ayudado a su manera a los Cooper. Antes de que yo naciera, hay constancia de que ambos clanes habían llegado a cooperar entre sí en muchas ocasiones, por eso, cuando fui consciente de que si se unían en armonía y comprensión, todos saldríamos ganando. Por eso fue que uní a los dos clanes. Ese fue mi deseo antes de morir y Sora-san, tu ancestro, se esforzó por conseguirlo y hacerlo realidad.

    Aquella explicación sorprendió a Light. Parecía que Rioichi conocía bien la historia de los Cooper y también la de los Blake. Al zorro le gustaba que el mapache diera tanta importancia a su familia, eso le hacía sentir que al menos sus seres queridos tuvieron un lugar en este mundo, que, destacable o no, ya había alguien que los valoraba. No conocía las experiencias del ninja pero intuía que no fueron del todo fáciles… ni felices. Alice no se había equivocado cuando le dijo que Rioichi era el más comprensivo. En toda la conversación que tenían… no le había juzgado, no le había insultado y tampoco le había hecho sentir más mal de lo que ya se sentía. Todo lo contrario: trataba de ayudarle, de hacer que viera motivos por los que seguir adelante, que viera que no estaba solo y sobretodo… le daba esperanza.

    Porque eso decían, ¿No? Que la esperanza… es lo último que se pierde.



    * * *



    Espero que el capítulo 10 os haya gustado :D, ¡Hasta la próxima actualización!
     
    Top
    .
  6.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Shut your mouth and let me speak

    Group
    Escritor master
    Posts
    11,057
    Location
    Jotunheim

    Status
    Offline
    Bueeeno, crec que t'acaba de sortir feina, pro tenia ganes de posarme cursi i deixar-te detallets jeje a més, feia molt que no actualitzaves i ja que el tens acabat, doncs anem avançant, no? No sé quan tardaré en llegir el següent capítol, pro suda jaja Pardalet has come!
    QUOTE
    Bentley-san tenía razón cuando me dijo que necesitabas el amor de tu familia, quizá por eso hicisteis un viaje en el tiempo.

    Des que sé lo de la dependència a la teva mare, cada cop que veig que treus el tema de la familia tinc mini-brot d'ansietat XD és una gilipollada enorme, però el meu cervell connecta d'alguna manera la meva dependència amb la teva i BRRRRFFF, de veritat. Ja m'ha passat llegint l'escena de Katara i Frisk que vas escriure al rol.
    QUOTE
    Una cola a la que Bentley le gustaba usar como almohada, era demasiado cómoda (y suave). Dynamo reconoció, en sueños, el aroma que el mapache desprendía y apartándose de Selvi (al que estaba abrazando), se apoyó en Sly, que sin comerlo ni beberlo, acabó por rodearse de Bentley, Dynamo y también de Selvi.

    Pasa d'estar totalment despert i amb fresqueta a morir ofegat pels seus companys jajajajaja pro és molt teeeendre <3 i al final he trobat lo de la cua! jaja

    Molt avispat Rioichi detectant l'aura estranya de Shadow. Tinc ganes de saber com es desenvolupa això, sembla perillós. I ple de salseo :V
    QUOTE
    - ¿Segura que… es una buena idea?

    És un typo que has fet amb el teclat? Hauria de ser "seguro". El subjecte és "invitarle a desayunar", amb lo qual la construcció és neutre.

    M'encanta: Light ni s'acosta a Rioichi pe desconfiança i comença a escalfar-se el cap, i en resposta Rioichi fa just el que Light no volia :V si no fos perque ja sabem com és el ninja, seria una trolejada Cooper fijo XD
    QUOTE
    En realidad todos tenemos la capacidad de cambiar nuestro destino pero nadie dice que sea fácil.

    Iroh, ets tu? :V
    QUOTE
    - ¿Desde cuándo estar unido a alguien es malo?

    Aang, ets tu? :VVV ("però si dos charkras enrere això estava bé!")

    En fi, reflexió final chula, i com sempre Rioichi sorprèn(?). La veritat és que aquest capítol és molt de pas, en plan "bueno, el món ja ha mig reventat, anem a deixar que ho digereixin amb un capítol amb mitja plantilla de personatges sobant de forma adorable, i després seguim" :VV Em sembla un review curtet, pro no he trobat tantes coses que comentar a fons XD després de tot, nosaltres ja sabem moltes coses que Light no, i la meitat del capítol ha estat com posar-lo al nostre nivell de coneixement.

    Pardalet is out!!
     
    Top
    .
  7.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

    Group
    Escritor master
    Posts
    24,884
    Location
    4Y 9M RIP GBE

    Status
    Anonymous
    ¡Muy buenas pajaritos y pajaritas! ¿Qué tal? Os traigo el decimoprimer capítulo :D, sólo me queda terminar el último capítulo (o sea, el 15), ¡Pero es cuestión de tiempo! (sí, porque me pegué un señor maratón de One Piece, era urgente :V).

    Kaiku-Kun: No saps la il·lusió que em va fer rebre i llegir el teu review, en serio, ho estava desitjant. Sempre m'agrada veure la teva opinió i/o reacció amb segons quines escenes :V. Aviam què n'opines d'aquest capítol aquesta vegada KUKUKU. Sobre la part que m'has dit sobre si està bé o no, jo crec que està bé perquè es refereix a la Alice, a ella i no al que tu dius (ho sento, no ho sé explicar-ho bé).

    ¡Y sin más os dejo con el capítulo 11!


    SPOILER (click to view)
    Música usada:

    1. Black Sabbath - Planet Caravan.
    2. Broken Iris - The Ripple.
    3. Two Steps From Hell - Protectors Of The Earth.



    PART XI MAKING A BAD DECISION



    Bruselas, Bélgica. 16.00 pm.



    Aún estaba sentado en la cama, mirando aquel libro viejo. No se había atrevido tan siquiera a abrirlo por miedo a lo que pudiese encontrarse escrito en él. Todo lo referente a su padre había sido siempre un misterio que nunca logró entender, muchas cosas le fueron ocultas como Bruce O’Jackson se lo hizo saber en su momento. Su padre… era alguien envuelto en tantas preguntas sin respuesta que Tennessee casi que prefería evitar pensar en ello, no quería calentarse la cabeza y llenársela de más dudas. La última vez que vio a su progenitor fue en aquel tiroteo del que fue testigo, huyendo de aquellos desalmados que intentaron matarle. Jamás olvidaría aquello. Estaba grabado a fuego en su corazón.

    Y ahora… ahora esto. Un vejestorio de cuarenta y pico años más cerca de los cincuenta, trayéndole el legado de su padre. Eso le había metido en un auténtico problema interno. Por una parte se moría de ganas de descubrir por fin los misterios de su padre y saber toda la verdad de una vez pero… por otra estaba asustado y se rehusaba a tomar esa acción. ¿Pero se arrepentiría de no hacerlo? ¿O se arrepentiría aún más de dejar el libro ahí muerto de la risa? Esto le hacía gracia porque veía con sus propios ojos lo patético que era. Él: Tennessee “The Kid” Cooper asustado de algo cuando él había aprendido a no sentir miedo… o de tal vez sobrellevarlo al menos.

    No negaba que su padre, para lo poco que sabía de él, fue un buen hombre. Era su ídolo, siempre lo había sido. Se sentía orgulloso… Jack Cooper fue alguien heroico, generoso y la persona más gentil que siempre le miró con esos ojos amables, recordándole que tenía mucho que recorrer y que se alegraba de tenerle por hijo. Qué tragedia cuando el destino le condenó a estar tan solo en una edad tan temprana. Vivir junto al Clan Blake durante unos años nunca hizo la diferencia, y menos cuando desarrolló su rencor hacia los Cooper, su gente. Había estado renegando de ellos, de su apellido durante la mayor parte de su vida.

    - Y al final aparecieron esos idiotas y lo jodieron todo. – Habló en voz baja, ocultando sus ojos debajo de su sombrero. Rara vez se lo quitaba.

    Todo cambió con la llegada de Sly y la pandilla. No podía negar que se había sentido contento, es como si hubiera vuelto a ser importante para alguien… aunque pudiese haber sido únicamente por un deseo egoísta de ese mapache de la época moderna en la que se encontraba ahora mismo. Y lo peor de todo… es que después de todo lo que había ocurrido hasta el día de hoy, tras encontrar motivos para ser un poco más feliz… Tennessee no se imaginaba una vida sin ellos. Sin excluir a nadie.

    - Nunca me llegaste a contar por qué habías tomado la decisión de convertirte en un forajido, ni los secretos de los Cooper y tampoco por qué habías insistido tanto en hacerte amigo de los Blake. – Tennessee cogió el libro, hablándole como si quisiera ser escuchado por su progenitor. – Fuiste de misterio en misterio y, cuando me quise dar cuenta… ya estabas demasiado lejos de mí. ¿En algún momento te sentiste orgulloso de tenerme por hijo, padre?

    Tiró el libro en la cama por millonésima vez. Era una batalla entre quiero y no puedo. Tennessee estaba de lo más indeciso. Se levantó y estuvo a punto de salir del cuarto pero sus sentimientos volvieron a traicionarle. Se apoyó en la puerta, con la mirada fija en el suelo pensando que no leer el libro sería como darle la espalda a su padre. Tragó saliva y respiró nervioso. Su lucha interna era titánica. Hacía tiempo que unas emociones de estas dimensiones no eran motivo para mantenerle en tal condición mental. Miró de reojo la cama a la cual regresó y tomó el libro con sus manos para finalmente abrirlo.

    La decisión estaba tomada.

    * * *



    - Dy… ¿Estás bien? – Alice se había acercado a su hermano menor, que estaba sentado en la silla y estirado en la mesa. Parecía decaído.
    - Sí, no es nada.
    - ¿Seguro? – Ella se sentó a su lado, mirándole de manera comprensiva. – Cualquiera diría que te preocupa algo.
    - Es que… he estado pensado y… - Quería explicarse, pero se calló. No sabía cómo decir las cosas que sentía. – Olvídalo.
    - ¿Es por Sly, no? – Preguntó Alice directamente. Su tono de voz fue más duro. No por algo la zorra se había llegado a discutir muchas veces con el mapache sólo porque la chica era muy sobreprotectora con su hermano, casi como si fuera su madre. – A ver cuéntame, ¿Qué ha hecho esta vez?
    - Nada, él no ha hecho nada. Es sólo que… - Se giró a ver el mapache que miraba por la ventana apoyado en su bastón. – Tengo la sensación de que le ocurre algo. Conozco esa expresión en su rostro.

    Alice movió sus ojos hacia Cooper, observando efectivamente la terrible seriedad del chico. A pesar del tiempo que llevaba junto a su hermano menor, Alice en realidad no conocía mucho a Sly, no se había molestado pues ella había prestado mucha más atención en Dynamo básicamente. Ese era uno de los motivos por los cuales había tenido tantas disputas con el mapache.

    - Creo que te preocupas demasiado. – Dijo ella. – Sly está bien, a lo mejor sólo está pensando en el próximo movimiento que hará para con el tema de su prima.
    - No. Yo sé que no tiene nada que ver con ella. – Respondió el joven. Su hermana pronto lució inquieta. – Sé que cuando él pone esa expresión es porque le ocurre algo serio. Ya lo ha hecho antes, sé reconocerlo.
    - En tal caso no podrás hacer nada. Sly no cuenta contigo para sus temas personales.
    - Ah, ¿Entonces es más fácil dejar que soporte solo lo que sea que esté soportando? ¿Es eso? – Dy se mosqueó. – Sly es importante para mí.
    - ¿Y tú para él? ¿Acaso te has olvidado de lo que te ha pasado desde que te has aliado con él? No tienes por qué seguir sus pasos, no eres un Cooper, eres un Blake. No deberías depender tanto de él.
    - ¡No estoy dependiendo de nadie! – Se levantó alzando la voz. - ¡¿Por qué siempre que se trata de él, te pones así?! ¡De verdad no te aguanto!
    - ¡Dy! ¡Dy no…! – Vio a su hermano marcharse.

    Alice resopló mientras los demás miraban la situación en silencio. Preocupado, Selvi fue el primero en ir detrás del zorro rojo mientras Sir Galleth le ofrecía un vaso de agua a la chica y le comentaba sobre si deseaba explicar lo que había pasado pero, como era evidente, ella no respondió. Siempre que pasaba algo malo, Alice reaccionaba como si estuviera en contra de Sly, echándole toda la culpa. No podía evitarlo. Para ella, su hermano menor siempre se ponía en peligro por culpa de Cooper… sin darse cuenta que habían sido muchas las ocasiones en las que se interpuso por en medio para intentar alejarlos el uno del otro. ¿Tan malo era querer proteger a tu único hermanito?

    Murray lució un poco inquieto y miró a Bentley que se encogió de hombros, después, siguió a lo suyo en el ordenador portátil. De vez en cuando la tortuga miraba a Sly. Le resultaba extraño que Cooper no hiciera alguno de sus estúpidos comentarios para meter la gracia. Sly se encontraba en un silencio inquietante que no le gustaba un pelo al cerebro de la banda. Bruce se acercó a Alice, para intentar que se sintiera apoyada. Ella agradeció el detalle.

    - ¿Qué… qué ha pasado Dy? – Selvi había seguido al zorro rojo que estaba apoyado en la pared del pasillo.
    - Mi hermana que se pone demasiado tonta a veces. Sé que se preocupa por mí pero… es que lo lleva a tal extremo que…
    - Bueno, ella intenta que estés bien. Ha sufrido mucho por ti. – Se acercó, rodeando sus hombros. – Sólo quiere protegerte.
    - Pero yo ya soy mayor… - Miró a Selvi que sonrió casi aguantándose la risa. - ¿Qué? Es la verdad.
    - No del todo, todavía pareces un niño.
    - ¡Oye!
    - Pero comprendo que te llegue a molestar pero creo que deberías tratar de entender la posición de tu hermana. A mí me parece lógico.
    - Si sé que no te falta la razón, Selvi. Es sólo que… - Bajó la mirada, apretando las manos que formaban puños. – A veces… es como si ella odiara a Sly e intentara apartarle de mí. Eso me duele. Me costó… bueno, nos costó ganarnos su confianza, ¿Recuerdas? – Comentó acordándose de la primera vez que conoció al mapache y lo desconfiado que éste se mostró al principio, ocultándole ciertas cosas.
    - Lo recuerdo.
    - Además… Sly es… es genial. Fue el primer Cooper que conocí, y todas sus anécdotas son increíbles y me encanta cuando me las explica de nuevo, siempre me hace reír. – Dy adoraba en parte el sarcasmo del mapache. Su forma de expresarse siempre era divertida. – Que ahora aparezca alguien que quiera alejarme de una persona a la que yo…
    - El amor es complicado eh. – Selvi dio un pequeño empujoncito al otro. – Vosotros dos estáis muy unidos, al contrario que yo con Tennessee. A veces él ni me presta atención.
    - No sé qué le ves a ese pervertido. ¿Qué le has visto? – Selvi se rio.
    - Es una buena pregunta.

    Dynamo se lo quedó mirando y ambos permanecieron ahí, calladitos y compartiendo la mutua compañía. Los dos eran unos auténticos tontos por haber dejado que un par de maestros del robo les hubiera… robado el corazón. Sabían que los Cooper eran en su mayoría… complejos, excepto Sir Galleth. Él parecía ser bastante más simple (y sobretodo escandaloso). Dy volvió a resoplar y Selvi le miró.

    - ¿Cuándo se lo vas a decir a Sly? – Rompió el silencio. Dy reaccionó automáticamente, abriendo sus ojos como un par de platos.
    - ¿De- decirle el qué?
    - Lo que tú sabes… o, mejor dicho: lo que sientes por él.
    - ¡¿Có- cómo se te ocurre?!
    - Vamos… se ve a leguas que os gustáis.
    - ¡No digas tonterías!
    - Claro, ¿Quieres que te recuerde lo MUY FELIZ QUE LUCÍAS durmiendo con Sly hace unas horas?
    - ¡¡SELVI!!

    Los dos empezaron a reñir y a jugar entre sí. El ambiente tenso de antes se había esfumado para dar paso a uno más relajado y divertido. Fue tal el ruido que hicieron que Sir Galleth y Murray se asomaron para ver qué ocurría. Acto seguido, ambos intercambiaron miradas y se echaron a reír. Y mientras Murray comenzaba a compartir pequeñas historietas con Sir Galleth, Alice no le quitaba el ojo de encima a Sly. Ella no comprendía qué es lo que ese mapache le había hecho a su hermano para que estuviera tan ciego con su persona, pero desde luego no le gustaba mucho. Ese Cooper había puesto en peligro a su hermano múltiples veces y para colmo (como si su paciencia no fuera a dar más de sí), Sly continuaba mostrando esa faceta despreocupada que en ocasiones la sacaba de quicio.

    Nadie jugaba con la seguridad de su hermano, absolutamente nadie. Ella se había jurado a sí misma no volver a cometer los errores del pasado ni permitir que la vida de su hermano se viera seriamente implicada en algo, en lo que fuese. Por eso estaba enfurecida con Cooper.

    - Ah, Light… - Reaccionó Alice cuando vio regresar a su primo. Parecía haber compartido bastante tiempo con Rioichi. - ¿Qué tal ha ido?
    - Bien, ha sido…interesante. – Se sentó en la mesa, cerca de ella. – Oye, he visto a tu hermano en el pasillo con Selvi, ¿Qué hacen ahí?
    - Se han puesto a perder el tiempo, se les da muy bien. – Fue la respuesta de Bruce
    - Sí, es que… déjalo, le viene bien distraerse.
    - Si tú lo dices. – Se encogió de hombros.

    Light paseó su vista por todos los presentes. El ambiente estaba sereno y relajado al mismo tiempo. Sir Galleth parecía entretenido con Murray, aunque Light no entendía la función que tenían esos gestos extraños con las manos que hacían esos dos. Parecía otra manera de jugar… bastante rara. Esos dos parecían haber congeniado bastante bien a pesar de que eran diferentes en cuestión a forma de ser. Bentley seguía ocupado con lo que fuera que estuviera haciendo, lucía concentrado en algo. Entonces, Light detuvo sus ojos sobre Sly y éste pareció darse cuenta porque le dirigió la mirada, haciendo que el zorro evadiese el encuentro entre las dos. Ahora mismo, la expresión del mapache le daba miedo.

    Sly estaba demasiado serio y nadie se acostumbraba cuando se ponía así. Ni siquiera Bentley, que como Murray, llevaba años conociendo a Cooper, era incapaz de saber con exactitud qué era lo que a Sly se le pasaba en mente. Por eso a la tortuga le asustaba lo impredecible que era Cooper, eso resultaba peligroso. Bentley estaba demasiado acostumbrado a querer tener el control de todo lo que ocurriese a su alrededor, era como estar en su área de confort.

    - El pistolero ese… ¿No ha salido aún de su cuarto? – Light rompió el silencio, haciendo una reacción en cadena por parte de los demás: Alice y Bruce le observaron después de intercambiar miradas; Sir Galleth se equivocó de pleno en ese juego raro con las manos haciendo reír a Murray por la cara que se le había quedado al mapache; Bentley hizo una pausa para poner su atención sobre el zorro de ojos castaños mientras Sly movía la cola casi de una manera nerviosa. Rioichi permaneció sereno, como siempre.
    - No, sigue ahí. O eso creo. – Respondió Bentley viendo que nadie tenía la voluntad de contestar. – Estaría bien llevarle algo para que comiera.
    - ¡VÁLGAME UNA MADRE! – Gritó Sir Galleth de repente. Sly le miró. - ¡¡He vuelto a perder!!
    - ¡¡No temas!! ¡Perder contra Murray es NATURAL! – Dijo orgullosamente el hipopótamo.

    Sly rodó los ojos, resoplando y negando con la cabeza. Su ancestro británico era el maestro de los gafes pero gracias a su comentario tan absurdo el tenso ambiente que estuvo a punto de formarse se había ido al garete pues Bruce y Alice no evitaron reírse. Rioichi fue el único que se llevó la mano a la cara, silenciosamente. Era increíble que incluso Murray pudiera tomarle el pelo a alguien que era todavía más torpe que él. Quizá por eso, Sir Galleth tenía bien merecido el mote de “maestro de los gafes”, tal y como Sly había pensado.

    - ¿Puedo preguntar qué haces, Bentley-san? – Se interesó Rioichi.
    - Estoy mejorando un programa para burlar cualquier tipo de seguridad por difícil que sea, de ese modo, los sistemas antivirus que nos encontremos en las misiones posteriores, no serán lo suficientemente efectivos para detener nuestro avance. – Contó. Rioichi se le quedó mirando, sin pillar del todo lo que quería decir la tortuga.
    - ¿Crees que eso nos sirva con el rey de Bélgica? – Cuestionó.
    - No lo sé, pero teniendo en cuenta todos los recursos que pueda tener al alcance de su mano es algo que no podemos poner en duda. En este mundo todo se ha vuelto más moderno y hay formas de proteger un lugar sin necesidad de la presencia física de ningún guardia.
    - Bentley-san, me gustaría saber si en Bélgica hay túneles subterráneos que puedan sernos de utilidad para llegar hasta nuestro enemigo, quizá así podamos tener alguna pequeña ventaja. Esta misión es peligrosa. – En cuanto dijo eso, captó la atención de Alice.
    - Mmm… entonces tenemos una pequeña misión más que hacer. Necesitaré la ayuda de Selvi para ello pero si nos dais un poco más de tiempo, podré revelarte la información que pides, ¿De acuerdo?
    - Muy bien. – Asintió.

    Un buen rato pasó desde entonces. Murray se echó una pequeña siesta y Sir Galleth no tardó en caer después de esperar un par de horas frente a la habitación en la cual se había encerrado Tennessee, regresando con los demás al ver que su intento era completamente inútil. Sly no perdió de vista al inglés, viendo y distinguiendo la impotencia en la mirada del mismo, empeorando en el proceso su propia culpabilidad. Rioichi no perdió detalle de estos pequeños hechos que cualquiera pasaría por alto. Él como maestro del aura tenía al alcance de su mano percibir estas cosas tan relevantes. Era consciente de las emociones de Sly y de las de los demás, siendo las de Light aquellas que más captaban su atención y más le inquietaban. Desde luego… esos dos estaban bastante afectados por la situación, aunque por razones diferentes. Light pendía de un hilo, al borde de derrumbarse por el tema de Shadow y todo lo que a ésta le había ocurrido; Sly, casi tres cuartos de lo mismo que el zorro, yacía afectado por Tennessee y por sus remordimientos sobre haber actuado mal al traer al americano y al inglés a su época, aparte de haber puesto a Dy en múltiples peligros que acabaron en fuertes discusiones con la hermana mayor de éste.

    El japonés suspiró, intentando distraerse viendo la ciudad de Bruselas. Bentley y Selvi cooperaban juntos tratando de averiguar sobre si había túneles subterráneos como el mapache nipón esperaba. Necesitaban encontrar ventajas ahora que carecían de todas ellas debido a los grandes recursos que el rey Feitan tenía al alcance de su mano. Por ahora Rioichi sólo podía ser paciente y esperar a una respuesta por parte de los dos genios. Alice había aprovechado el rato para dormir apoyada en Bruce. Dynamo, por su parte, miraba a Sly casi constantemente. El mapache seguía con esa permanente seriedad, algo que al zorro rojo no le gustaba un pelo. No era la primera vez que veía a Cooper así pero tampoco se acostumbraba. Prefería ese Sly alocado y alegre que se dedicaba a alterar al personal sólo por meter la gracia. Le gustaba más su gran sonrisa que esa expresión en su cara.

    De repente, el sonido de una puerta abrirse se escuchó. El primero en darse cuenta fue Dy, seguido de Sly y Bruce. Los tres miraron hacia el pasillo y vieron sorprendidos la aparición de Tennessee, que por contraparte tenía los ojos fijos en el suelo. Su cara era de todo menos feliz. El pistolero fue el centro de atención y antes de que cualquiera pudiera reaccionar, se detuvo frente a Sly unos segundos antes de darle un inesperado abrazo. Cooper se quedó inmóvil por la impresión. Los demás intercambiaron miradas entre sí, desconcertados.

    - ¿Te… Tennessee…? – Lo llamó Sly, intentando mirarle de reojo. - ¿Estás… bien? – Preguntó y en respuesta sintió cómo el americano se aferraba a él con fuerza. Justo en ese preciso instante Sly logró percibir las emociones del vaquero, al que rodeó con sus brazos poco a poco. Rioichi permaneció atento y muy sereno.
    - Sly… - Susurró el otro, con el rostro oculto en el hombro derecho de su interlocutor. – Lo siento…
    - ¿Qué? ¿Po- por qué te disculpas? – Aquello preocupó al joven. Era inusual que el forajido… que Tennessee “The Kid” Cooper estuviera disculpándose. Fue tan mala y aterradora la sensación que tuvo Sly que su piel se erizó, levantando cada parte de su pelaje gris. Incluso dejó de mover su cola. - ¿Qué es lo que te ocurre? – Logró hablar.

    No hubo respuesta. El americano se quedó abrazándole, simplemente. Sir Galleth se despertó y vio la escena. No supo lo que ocurría pero se dio cuenta que todos miraban a esos dos mapaches. Casi ninguno, a excepción de Rioichi, sabía lo que ocurría en el corazón de Sly. El japonés lo percibió enseguida, pero aún así… guardó silencio. Sir Galleth optó por acercarse, poniendo su mano en la espalda del vaquero.

    - ¿Va todo bien? – Cuestionó. Miró a Sly que sólo se encogió de hombros. – Sin duda mi buen amigo está pasando por tempestades, ¡Pero nada que un abrazo familiar no pueda solucionar!

    E hizo justamente lo que pretendía: abrazó a los otros dos Cooper. Aunque ese abrazo tenía la buena intención de demostrar y dar apoyo, Sly se sintió terriblemente mal, algo dentro de él acababa de derrumbarse. Rioichi, ante la acción de Sir Galleth, se llevó la mano a la cara, negando con la cabeza. Dy quería unirse a ese abrazo pero tal y como le decía su instinto… no lo hizo, no parecía ser una buena idea. Aunque eso no le hizo sentirse bien, él quería estar más unido a los otros Cooper. Tennessee y él no eran tan amigos como cualquiera podría pensar. Tennessee… no era muy cercano a ninguno, aún continuaba con esa faceta de no querer confiar en nadie.

    - Tennessee… quédate un momento con Galleth. – Pidió Sly, apartando al americano que se quedó con el inglés sin mencionar palabra aunque el británico pareció contento de recibirlo entre sus brazos viendo que el otro se alejaba.
    - Sly. – Le llamó Dy intentando ir con él.
    - No, Dynamo. Quiero estar solo unos minutos.

    Y desapareció de la vista de todos. Dy se preocupó pero también se entristeció, bajando las orejas. El ambiente se había enrarecido, camino a tornarse tenso. Alice fue la primera en ofrecerle su compañía a su hermano, seguida de Selvi. Murray fue el único que se quedó mirando el pasillo, bastante inquieto. Él era el que menos adaptado estaba a que Sly se alejara de ellos, no por algo eran mejores amigos junto a Bentley, que también hacía lo mismo que el hipopótamo, cruzando ambos sus miradas.

    - Ahora mismo no podemos hacer nada por él. – Bentley se encogió de hombros. – Creo que necesita estar solo.
    - ¿De veras? – Murray no parecía muy convencido. - ¿Y si a lo mejor le viene bien un poco de apoyo? No parece pasarlo bien.
    - No servirá de nada, Murray. Ya sabes cómo es Sly.
    - Pero… pero…
    - Bentley-san tiene razón. – Intervino Rioichi en la conversación. – Debe de tomarse un respiro unos minutos en completa soledad, luego volverá con nosotros.

    Murray lució apenado. Él estaba en completo desacuerdo, además… él no era muy bueno dejándoles el espacio a los demás. Siempre trataba de estar ahí aunque fuera en silencio para que sus compañeros no se sintieran solos. A este entrañable hipopótamo no le gustaba ser testigo del sufrimiento de sus seres queridos, se preocupaba siempre por ellos… sobre todo por Sly y por Bentley que le aceptaron a pesar de sus defectos. Él no era tan listo como los demás pero definitivamente tampoco era un enclenque, algo que le dejó bien claro a Raján al final del golpe que hicieron en la India para robar el corazón de Clockwerk que Raján usó para el tráfico de especias. Además… Murray también soportó la tortura mental al que fue sometido por La Condesa en Praga después de la traición de Neyla, aquella megalómana desalmada con la obsesión de tener poder y ser inmortal. Menuda joya de mujer que fue.

    Tennessee al final se apartó de Sir Galleth y se sentó en una silla, estirándose en la mesa. Casi parecía haber perdido todas las ganas de vivir. Su habitual actitud problemática pero alegre se había esfumado. Sir Galleth se acercó a él, angustiado por verle así, pues era la primera vez que veía al americano tan falto de alegría y sobretodo… de energía, algo que nunca le faltaba. Ni siquiera sugiriéndole beber un poco de alcohol funcionó. Eso hizo que tanto el británico como los demás se preocuparan. Tennessee NUNCA decía que no a una copita, hasta ahora.

    En pocos minutos, el americano volvió a la habitación, sin haber probado bocado y eso que incluso Dynamo le ofreció algo pero fue totalmente inútil. Sly salió del baño y cuando Dynamo le vio no se lo pensó dos veces para darle un abrazo que Cooper no rechazó, de hecho hasta lo agradeció. Murray también se unió al zorro rojo, seguido de Selvi. Incluso Bentley terminó haciendo lo mismo.

    - No te preocupes, ¿Vale Sly? – Le dijo Dynamo. – Todo se va a solucionar.
    - Sí, ya lo verás. – Siguió Selvi. – A Tennessee se le pasará. Más pronto que tarde le tendremos dando mal otra vez. – Sonrió.
    - Y nos tienes a nosotros, ¡Para lo que sea! – Comentó Murray, achuchándolos a todos, incluyendo a Bentley.
    - Murray que me ahogas. – Reprochaba la tortuga.

    Sly intentó mirarles a todos, sintiendo que sus ojos se humedecían levemente y cerrándolos para esbozar una sonrisa llena de agradecimiento. Él era un sentimental rematado y por eso… los sentimentalismos le llegaban al corazón. No podía evitarlo. Hasta ahora casi todos sus enemigos a los que había vencido se habían burlado de él precisamente por este motivo.

    - Muchas gracias, chicos. De veras, os lo agradezco. – Respondió el mapache.
    - No hay de qué.
    - Sí, nos gusta más cuando estás alegre. – Dijo Dynamo.
    - Das miedo cuando te pones tan serio. – Siguió Selvi. – No creo que me vaya a acostumbrar nunca a verte con esa cara que tenías antes.
    - Siempre nos tendrás para apoyarte en lo que te haga falta. – Bentley se había subido a la espalda del mapache. Para su mala suerte, era el más bajito del grupo y de las dos bandas en general. En parte apoyaba sus pies en el brazo de Murray.

    * * *



    Había vuelto a la habitación, pero más que quedarse quieto como horas antes, esta vez caminaba un poco nervioso. Lo que había encontrado en el libro de su padre era mucho más de lo que podía soportar, pero… la sola idea de que ÉL pudiera estar en este mundo a pesar de los años transcurridos resultaba una tortura para la mente de Tennessee. En el pasado se quedó solo demasiado pronto, con apenas seis años viendo cómo sus padres morían por un tiroteo a manos de unos sicarios que, según contaba su progenitor en el libro, se trataban de unos secuaces enviados por el Gobierno Mundial que siempre tuvo la intención de eliminarlos a todos ellos. Fuera cual fuera la manera en la que Jack Cooper estuviera presente… eso a Tennessee poco le importaba.

    Ahora mismo, su corazón le dictaba tomar acción. No podía perder el tiempo pensando y preguntándose si sería un error confirmar lo que pasaba por su cabeza. Necesitaba ver a su padre, necesitaba estar a su lado… necesitaba dejar atrás aquel amargo y solitario pasado que siempre le había dado motivos para sufrir y desconfiar de casi todo el mundo. Deseaba con todas sus fuerzas descubrir todo aquello que nadie nunca quiso contarle. Sólo O’Bruce Jackson se atrevió a mencionar alguna que otra cosa por estar en deuda con su padre que le salvó de un destino lleno de miseria. ¿Tal extremo fue el miedo que tuvo el Gobierno Mundial hacia Jack? ¿Por qué parecían tan asustados ante la simple mención del apellido Cooper? ¿Qué tenían ellos, como familia de maestros del robo y justicieros desde las sombras, que atemorizaba tanto a ese enemigo tan implacable? Las respuestas… no estaban en el libro de su padre y tampoco en el Thievius Raccoonus sino en los conocimientos de Jack Cooper, de quien él era hijo.

    Tennessee no lo dudó más. Permitió dejarse guiar por su instinto. Su padre era lo más importante para él en estos momentos. Puede que fuera a actuar de manera egoísta, puede que ni siquiera tuviera en cuenta los sentimientos de los demás ni mucho menos los de Sly, pero nadie… nadie estaba por encima de su padre. Con eso en mente, cogió sus armas y salió por la ventana. La decisión había sido tomada. Puede que fuera un suicidio o incluso pudiese parecer una traición pero para el americano todos estos pensamientos y conceptos se habían vuelto triviales. Carecían de importancia.

    Alejándose del piso franco, Tennessee se las apañó para recorrer la ciudad por el cableado eléctrico urbano, los toldos y saltando por los edificios. Su objetivo era reunirse con el rey Feitan, sin saber lo que podría ocurrir y sin haber reflexionado sobre los riesgos que eso conllevaba y, especialmente… las consecuencias. Su destino aún estaba a una larga distancia y hubiese seguido avanzando de no ser porque otro Cooper que había aparecido se lo impidió.

    - Ya tardabas mucho en amargarme la vida. – Habló el americano, con arma en mano.
    - Tennessee-san, lo que intentas hacer va a ser un error del que te lamentarás en el futuro. Por favor, regresa con los demás. – Era Rioichi, que había sabido de las intenciones del pistolero en cuanto sintió su aura en movimiento y las emociones en la misma.
    - Esto es un asunto personal, vosotros no tenéis nada que ver.
    - Puede, pero nos afectará a todos de una manera u otra. Escúchame, hay una forma distinta de solucionar las cosas. Déjanos ayudarte, Tennessee-san. No estás solo en esto.
    - ¡Apártate ahora mismo, Rioichi! – Exigió. – Esto es asunto mío y en mis asuntos nadie mete sus narices, ni siquiera los Cooper. – Rioichi se sintió decepcionado cuando el americano habló así. - ¿No vas a hacerme caso? – Preguntó al ver que el ninja no se estremecía de su posición.
    - Sólo te pido que pienses un poco mejor lo que intentas hacer. Sé lo afectado que estás y comprendo perfectamente cómo te sientes pero...
    - ¡¿Qué vas a comprender tú?! ¡Tú siempre estás tan calmado! ¡Nunca te alteras, nunca te implicas emocionalmente por los demás! ¡Dices que entiendes, que ves más allá que los otros…! – Apretó las manos. - ¿Pero sabes qué? No eres más que un Cooper patético que ni siquiera sabe expresar lo que siente y tampoco sabe escuchar su corazón.
    - Dejarse llevar por las emociones no siempre es la solución. – Respondió. – Pensar con la cabeza fría suele ser necesario para objetivos tan peligrosos como el que tenemos entre manos. Tenemos que rescatar a esa chica de nuestro enemigo o la perderemos, ¿Piensas acaso que eso se puede llevar a cabo con pura emoción?
    - ¡A mí esa chica NUNCA me ha importado! Vale, es del clan y la necesitáis pero eso a mí no me interesa. Yo siempre he ido por mi cuenta, ¡Y seguiré haciéndolo!
    - Tennessee-san, necesito que te calmes. Esto que intentas hacer… no es… NO es la solución, créeme. Siempre intento pensar lo mejor para todos. Sé cuánto estás sufriendo y…
    - ¡¡TÚ NO ENTIENDES NADA!! – Gritó. - ¡Así que te lo exijo: APÁRTATE DE MI CAMINO!

    Pero Rioichi no hizo nada. No se movió. Miraba fijamente al americano, que parecía furioso con el mundo entero. El ninja era capaz de percibir la titánica lucha interna que tenía el pistolero, y el odio de éste hacia el Clan Cooper y el Clan Blake por igual. Rioichi sabía que semejante emoción era peligrosa, y más en un Cooper como él. Intentar hablar con su persona para hacerle comprender la situación parecía ser inútil. En semejante estado mental y emocional, era evidente que Tennessee no veía la realidad con claridad. Él nunca fue demasiado bueno para manejar sus propios sentimientos y menos su auto control. Era impulsivo como él solo, superando incluso a Sir Galleth en momentos como estos.

    La presión había podido con el americano.

    - Tenne… - Iba a llamarle pero un disparo a sus pies impidió cualquier acción.
    - Apártate. No te lo diré más veces. – Dijo. – No quiero hacerte daño, pero si te empeñas en interponerte en mi camino, no dudaré en matarte.
    - No te veo capaz de hacer tal cosa. – Al comentar eso, Rioichi observó cómo el forajido cargaba el arma. – Parece que estoy equivocado… - Cerró sus ojos y bajó la cabeza, la cual cubrió con su capucha de la que sobresalían sus orejas. <<.Sly, chicos… perdonadme por esto pero es necesario.>>, pensó. – Lamento que las cosas tengan que ser así y más contigo que te pareces tanto a mí, pero tú mismo me has obligado. No puedo ni voy a pasar esto por alto. Yo: Rioichi Cooper, voy a detenerte aunque eso signifique sacrificar mi vida. – Puso su bastón por delante de él, al extender el brazo izquierdo. – No voy a permitir que pongas en juego las vidas de Sly y los demás y mucho menos que les arrebates el futuro que tienen por delante. ¡Prepárate! ¡Esta vez no voy a ser piadoso contigo!
    - ¡Adelante, ninja de pacotilla! ¡Enséñame qué sabes hacer realmente!


    * * *



    ¡Hasta aquí el capítulo 11! ¡Gracias por seguir el fic, hasta la próxima actualización!
     
    Top
    .
  8.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Shut your mouth and let me speak

    Group
    Escritor master
    Posts
    11,057
    Location
    Jotunheim

    Status
    Offline
    Helloooooo, un altre fic amb el que em poso al dia després de molt de temps, ja! Pardalet spamejant!!

    Quan comences el capítol vas una mica perdut XD principalment perquè ja portem varios capítols en els que la situació canvia poc, i en el capítol anterior havíem centrat l'atenció en dos altres personatges mentre no sabíem, lògicament, absolutament res de Tenny, així que estem com... hm, wat? jajaja

    QUOTE
    Selvi dio un pequeño empujoncito al otro. – Vosotros dos estáis muy unidos, al contrario que yo con Tennessee. A veces él ni me presta atención.
    - No sé qué le ves a ese pervertido. ¿Qué le has visto? – Selvi se rio.
    - Es una buena pregunta.

    Ostia, no recordava que en aquest fic encara emparellavem a Tenny amb Selvi jajajaja com després vam saltar cap a Sir Galleth... XD tio, encara m'agrada aquesta parella, però se'm fa estranya :V

    En general, la Alice se'm fa una persona irritant, la veritat XD em recorda a quan jo em poso pesat XD no sé, no aconsegueixo tragar-la, les poques vegades al llarg del fic que ha agafat una importància sèrie m'ha resultat una pelma XD

    QUOTE
    - No, sigue ahí. O eso creo. – Respondió Bentley viendo que nadie tenía la voluntad de contestar. – Estaría bien llevarle algo para que comiera.
    - ¡VÁLGAME UNA MADRE! – Gritó Sir Galleth de repente. Sly le miró. - ¡¡He vuelto a perder!!
    - ¡¡No temas!! ¡Perder contra Murray es NATURAL! – Dijo orgullosamente el hipopótamo.

    TENSIÓ ERRADICADA EN UN 100%

    Abans parlava de Tenny i Selvi, però veig que també hi ha algo de part de Galleth quan espera dues hores davant la porta a que Tenny surti jajaja vaia trianglet que hi ha allà(?)

    ABRAÇADAAAAAAAAAAAAAA WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII jajajajajajja com he disfrutat d'aquest moment tio, que cuuuucos!! Sir Galleth is so me <3

    Jo, pro després em fots la escena depriment, pobrets tots! I sobretot Sir galleth que no te ni idea de què fer jajaja

    Caram quin final tu. Així que el pare de Tenny és viu? O potser està en plan alma atrapada? I Rioichi com sempre pel mig, encara que no hi ha ningú millor que ell per ajudar a Tenny si es tracta del que he dit. I al final, a fotre's d'òsties jajajaja no te joroba XD espero que no els vegi gaire gent XD Ens ficaràs l'escena de la lluita en el següent capítol o ens la saltem d'alguna forma que no sembli que ens la saltem? Personalment no em decideixo, hi ha tantes possbilitats ara... jajaja

    He de reconèixer que aquest m'ha costat més de llegir perquè tot gira entorn una escena que en general es fa lenta, ja que hi passen molt poques coses. Només les parts de Tenny se m'han fet interessants de veritat, que bueno, son els que tenen l'acció principal, clar.

    En fi, bueno, hasta el siguiente jajaja Pardalet's out!!
     
    Top
    .
  9.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

    Group
    Escritor master
    Posts
    24,884
    Location
    4Y 9M RIP GBE

    Status
    Anonymous
    ¡Muy buenas pajaritos y pajaritas! Waow, no me puedo creer que hace un año que dejé de actualizar este fanfic cuando sólo me quedaba el final, ¡JA, JA, JA! Es para matarme, pero menos mal que sólo queda un único capítulo porque el resto ya estaban escritos de antemano. Los acabo de repasar y es que tengo la intención de terminar este fanfic de una vez por todas y os aviso que pronto vendrá otro fanfic que sigue con el hilo de este mismo que habéis estado leyendo hasta ahora.

    Gracias por todo y os pido disculpas por semejante retraso en la actualización. La vida da muchos giros. Pero para acabar sólo espero y deseo que os guste y os lo leáis hasta el final :)


    PART XII COOPER CLASH



    Bruselas, Bélgica. 20.00 pm.



    Etáin deambulaba por el salón de su casa de manera inquieta, observado por dos ojos ámbar. El zorro blanco parecía nervioso por alguna razón o tal vez pensaba en cientos de cosas que Shadow no alcanzaba a comprender, ni tan siquiera a imaginar. Ella miró el reloj de la pared que marcaba las ocho de la tarde en punto, aunque ya estaba terminando de anochecer. La muchacha seguía mirando al científico en silencio, sin entender a qué venía su actitud.

    - ¿Va a estarse quieto alguna vez, doctor? – Preguntó la mujer al final. Hasta ella empezaba a sentirse mal con ver al hombre dar tantas vueltas.
    - He sido una persona horrible, ¡Quién me iba a decir a mí que el rey Feitan iba a ser un monstruo! ¡Nos ha estado usando a los dos! – Llevó sus manos a la cabeza, dejando caer un libro que tuvo a mano. – Los Cooper están en peligro.
    - ¿Y qué? ¿Tanto te importan?
    - Deberían importarte a ti también, jovencita. – Etáin se acercó a ella. – Son tu familia. Les he hecho tanto daño… - Dijo con una culpa evidente.
    - ¿A qué te refieres? – Shadow arqueó una ceja. - ¿Cómo usted podría hacerles nada a esos desgraciados si nunca se ha topado con ellos?
    - Es una historia muy larga, Shadow… - Suspiró. – Sé que nunca llegarían a perdonarme. Han sido demasiadas cosas.
    - Estupendo, tiene todo el tiempo del mundo para contármelo si quiere.

    Etáin se la quedó mirando, no demasiado convencido. No es que no se fiara de Shadow, sabía que ella no le haría nada… o eso prefería pensar. Aún así, Etáin optó por hacerlo, total, a estas alturas lo único que podría pasarle es ser asesinado o morir de alguna forma entre terribles sufrimientos.

    - Hace dos décadas, conocí a un sujeto llamado Clockwerk. Él odiaba a los Cooper de una manera que nunca creí posible, casi parecía una obsesión enfermiza. – Empezó a explicar. – De alguna manera, Clockwerk tenía contactos con algunos miembros del Gobierno Mundial entre los que se encuentra Feitan. Entonces, cuando me conocieron, me pidieron ayudar a Clockwerk pues su deseo era convertirse en un androide para vivir eternamente. Parecía un disparate de los grandes. Pero lo logré. Gracias a la tecnología punta y a mis conocimientos mecánicos y científicos, conseguí hacer de ese deseo una realidad. Clockwerk se convirtió en un androide.
    - ¿Y cómo lo hizo? Parece algo de ciencia ficción.
    - Es sencillo si te paras a pensar que hay que separar la conciencia, los sentimientos y la esencia del individuo y pasarlos en las piezas clave de su nuevo cuerpo. Bueno, en realidad me costó bastante trabajo, pero en aquel entonces fue genuino… fue como crear vida de la nada. Con esa hazaña me convertí en el científico real el rey. Entonces, catorce años después… ocurrió una tragedia. Me enteré que los Cooper y los Blake habían sido borrados del mapa, y supe que fue a causa de Clockwerk.
    - O sea que sin darte cuenta creaste a una máquina asesina que arrasó con dos familias enteras. – Resumió Shadow con una frialdad abrumadora. No parecía afectada. – Pero parece que después de todo, esa gente siguió viviendo.
    - Sí, en este caso hubo supervivientes.
    - ¿Entonces ese pistolero, ese inglés y aquél ninja… lograron sobrevivir?
    - No. Ellos no son de esta época. No sé qué habrán hecho para que estén presentes pero ellos en realidad deberían estar muertos. Pero volviendo al tema anterior… hice una pequeña investigación y aquel sujeto llamado Clockwerk fue un enemigo acérrimo de los Cooper, hay varios mitos sobre él que intentan explicar cómo vivió hasta hace pocos años que fue definitivamente… asesinado.
    - Ohó… Así que terminó palmando. ¿Quién fue el autor del crimen?
    - Bueno, más que un crimen fue un ajuste de cuentas.
    - Venganza. – Volvió a resumir. Etáin asintió.
    - Sly Cooper se ocupó de él y de su banda.
    - ¿Su banda? ¿Clockwerk tenía banda?
    - Fundó una con cuatro miembros más, tengo constancia que uno de ellos se unió posteriormente a Sly pero desconozco el motivo de ello.
    - ¿Y qué hará, Dr. Etáin? ¿Confesará la verdad?
    - Ah… si tú supieras… hay muchas cosas malas que he hecho. No creo que piensen tan siquiera en la opción de perdonarme cuando por mi culpa lo perdieron todo.

    Etáin lució desanimado, y con razón. Muchos habían sido los pecados que había cometido, incluso si no participó directamente sino que dejó los medios para hacerlos posibles. Shadow siguió tan tranquila, como si la cosa no fuera con ella. Dado lo que le había ocurrido, era obvio que tan siquiera recordase lo explicado por el científico. No tenía memorias y todo indicaba que jamás las podría recuperar. Eso era algo que Etáin también lamentaba pues en parte había sido por su causa que a Shadow le hubiese ocurrido eso.

    Por dichos motivos, Etáin no se consideraba una buena persona. No cuando por su culpa muchos habían padecido dolor y sufrimiento… como Sly, por ejemplo. Apenas se había atrevido a mirarle a la cara cuando fue a hacerles esa inesperada visita, creyendo que el libro de Jack Cooper estaría a salvo y en manos seguras con el hijo de éste: Tennessee. ¿Cómo afrontaría esto cuando llegara el momento en el que aquellos jóvenes tuvieran que saberlo? Porque antes o después se descubriría. Toda mentira recorría un camino muy corto. Etáin tenía pánico nada más imaginarse la reacción del heredero del Clan Cooper.

    - ¿Hm? – Reaccionó Shadow.
    - ¿Qué pasa?
    - Tengo la sensación de que está pasando algo grande. – Se levantó del sofá. – Iré a echar un vistazo. Usted quédese aquí, Dr. Etáin. No quiero que le ocurra nada. – Dijo antes de salir por la ventana.

    * * *



    El viento sopló casi de manera hostil, mientras los dos mapaches se observaban mutuamente en completo silencio, algo que no tardó en romperse cuando Tennessee inició los primeros disparos con su wínchester. Rioichi usó su aura para transformarla en un escudo lo suficientemente resistente para evitar las balas que cayeron al suelo, incapaces de superar la defensa del ninja que saltó velozmente hacia el americano que logró evadirle gracias a sus buenos reflejos. Sus ojos eran como los de un águila, veían a larga distancia y hasta eran capaces de anticipar movimientos.

    Los bastones de ambos Cooper colisionaron, creando una resonancia con el aura, dado que los dos eran capaces de manejarla, uno con más nivel que el otro evidentemente pero a pesar de ser consciente de ello, Rioichi sabía perfectamente que subestimar a Tennessee “The Kid” Cooper era un error que no podía cometer. Conocía perfectamente su terrible capacidad de adaptación y sobre todo… su temible habilidad para la creación de nuevas técnicas a través de la improvisación en una batalla. Una habilidad de la que Rioichi, en parte, carecía. Sus bastones volvieron a chocar entre ellos, creando más resonancias cuyas ondas de choque destrozaban su alrededor de una moderada manera. El americano se alejó para dispararle y alcanzó el brazo derecho del ninja. La bala entró y salió. Rioichi aguantó el dolor, cubriendo la herida rompiendo parte de su ropa. En cuestión a supervivencia, estos dos eran los más expertos y ahora… se enfrentaban el uno contra el otro.

    - ¡Nunca creí que llegaría el día en que tú y yo acabaríamos así, Rioichi! – Habló Tennessee en voz alta. - ¡Pero era cuestión de tiempo!
    - ¡Tú mismo me has obligado! ¡Sabes perfectamente que no me gusta la violencia!
    - ¡Y por eso mismo voy a aplastarte! ¡Siempre has sido un blando! ¡Ese es tu punto más débil!

    Tennessee usó su técnica más terrible: su Crackshot. Afortunadamente, la lluvia de balas no hizo daño a Rioichi pues éste había vuelto a levantar un escudo con su aura. Protegerse de semejante ataque no era sencillo si uno no sabía verlo venir con anticipación. El forajido era sin duda un enemigo al que no muchos desearían enfrentar. Para un Cooper… tener a otro Cooper como rival suponía un problema de los gordos. Ambos combatientes fueron moviéndose por la ciudad, causando caos y destrucción. Las resonancias eran cada vez más fuertes, llegando incluso a mandar por los aires vehículos, personas y hasta el propio asfalto. Algún edificio ya había sufrido un derrumbe a causa de la potencia en las auras de los dos.

    La policía enseguida los persiguió pero eso no los frenó. Los periodistas se pusieron en acción, emitiendo en directo lo que estaba ocurriendo. Desde el piso franco, Sir Galleth y Sly notaron que algo no iba bien, así como los demás. Los dos mapaches se miraron entre sí y asintieron. Salieron por la ventana sin esperar a Dynamo. Murray quiso ir con ellos pero como Bentley mencionó: eso sería meterse en la boca del lobo, no literalmente claro. Bruce tranquilizó a Alice ya que la zorra enseguida se preocupó. Tanto ella como el resto sabían que algo muy gordo estaba pasando para que Sly y Sir Galleth hubieran salido de esa manera.

    Los dos Cooper siguieron el rastro de destrucción y guiándose por el ruido.

    - ¡Sly! ¡Tu bastón! – Señaló Sir Galleth.
    - ¿Por qué está brillando? – Preguntó Dynamo una vez logró alcanzarles. Habían ido demasiado rápido para él.
    - El bastón debe de estar reaccionando ante un factor externo… tal vez por las auras de Rioichi y Tennessee. ¡¿Qué demonios estarán haciendo esos dos?! – Sly parecía molesto.
    - A eso vamos, mi buen amigo. Sólo espero que se encuentren bien. – Sir Galleth yacía igual de inquieto.
    - ¡Chicos, por ahí! ¡Acabo de ver a Rioichi! – Señaló Dynamo.

    Sly y Sir Galleth siguieron la indicación de Blake y los tres juntos llegaron en poco tiempo al lugar de los hechos. Para Sly fue chocante ver aquella imagen en la que sus dos parientes estaban enfrentándose de verdad y lo peor es que la batalla parecía ir enserio. Rioichi ya tenía heridas causadas por las balas que no había podido evitar y Tennessee también mostraba heridas hechas por objetos cortantes, tal vez por los Shurikens de Aura de Rioichi, y por la katana que éste siempre llevaba encima. Sly fue el primero en reaccionar, seguido de los otros dos.

    - ¡¡YA BASTA!! – Gritó el joven mapache pero no fue escuchado.
    - ¡¡Tennessee!! ¡Rioichi! – Les llamaba Dynamo.

    La colisión de los mencionados mandó a volar literalmente a los tres. Algunos ladrillos acabaron chocándose contra Sir Galleth, quien afortunadamente se había puesto su casco de caballero siguiendo su instinto. Dynamo se dedicó a romper los otros ladrillos con su lanza y con la ballesta que había incluida en su arma. Sir Galleth aterrizó en otro edificio, salvando a Sly de una caída mortal asegurada.

    - ¿Alguien sabe qué ocurre aquí? – Preguntó Sir Galleth una vez Dynamo se reunió con ellos.
    - Tiene pinta de que hay un problema entre ellos.
    - Tennessee ya estaba muy mal desde antes… - Sly se cruzó de brazos, pensativo. – Estoy seguro que Rioichi intenta evitar algo. Él nunca actúa de esa manera si no es por una razón mucho más importante.
    - ¿Qué os hace pensar en eso, camarada?
    - He estado con Rioichi el tiempo suficiente para conocerle y comprender que siempre piensa más en el bien común que en el individual. Nunca ha sido egoísta. – Miró a Dynamo que asintió, dándole la razón.
    - Nos ha ayudado mucho a todos, y sólo ha actuado para evitarnos peligros que no podríamos enfrentar solos. Nos tiene muy en cuenta. – Contaba Blake.
    - Entonces nuestro amigo el forajido está intentando hacer algo que a nuestro estimado caballero de las sombras no le parece bien. – Decía Sir Galleth, siendo observado por los otros dos al mencionar “caballero de las sombras”. Sonaba ridículo para Sly.
    - ¿Qué hacemos? No podemos quedarnos quietos. – Dijo Dy.
    - Por el momento… evitar terceras personas. – Sly señaló a Shadow cuando la tuvo a la vista.
    - ¡Oh por toda mi santa patria! – Exageraba Sir Galleth. - ¡Otra vez esa bruja!
    - Antes era una dama… ¿Y ahora es una bruja? Vaya, cómo cambian las cosas. – Sly se cruzó de brazos. – Dynamo, Sir Galleth y tú os ocuparéis de esos dos mientras yo intentaré mantener ocupada a Shadow. – La faceta de líder del mapache había salido aflote.
    - No, yo voy contigo Sly. – Contestó el zorro. – No voy a dejarte solo con esa.
    - Dynamo, necesito que ayudes a Sir Galleth. Rioichi y Tennessee deben de parar todo esto. Mira la que han liado. – Señaló la innumerable cantidad de coches de la policía sin mencionar el rastro de destrucción que habían dejado. – La Interpol debe de estar aquí también y ya sabes lo que eso significa.
    - Carmelita.
    - Exacto. Las cosas pueden ponerse al rojo vivo con ella aquí. Debemos actuar rápido y debemos hacerlo ya. ¡Así que nada de contestar! ¡En marcha!
    - ¡¡Es hora de la acción!! ¡Venid conmigo, mi zorro compañero!

    Sir Galleth se llevó a Dynamo a rastras consigo. El chico vio cómo Sly avanzaba hacia Shadow. No le gustaba un pelo que Sly estuviera cerca de su prima teniendo en cuenta lo peligrosa que era ella pero no podía negar que el mapache tenía razón. Carmelita Fox con toda probabilidad estaría aquí y las cosas podrían complicarse muchísimo, añadiendo después la policía local de Bruselas y la Interpol. Estaban en peligro, en un gran peligro. Pero él no tenía ni idea de cómo acercarse a Rioichi y mucho menos a Tennessee que era, oficialmente, el Cooper más rápido de toda la estirpe. Era difícil alcanzarles.

    - ¿Algún plan? – Preguntó Dynamo. Era la primera vez que cooperaba junto al británico en solitario. De usual, siempre hacía las misiones con Sly.
    - No. No tengo nada en mente pero creo que hay algo que nos puede ayudar. – Respondió. El inglés estaba muy serio. – Esos dos son muy rápidos, mucho más que vos y yo. Lo que nos queda es predecir en qué sitio van a detenerse aunque sea por unos instantes.
    - Qué fácil que suena. – Dejó caer un comentario sarcástico. – Espero que no se te haya olvidado que Tennessee es el más rápido de tu familia, y Rioichi tiene grandes habilidades para doblar su velocidad y más con esa técnica de salto tan increíble que tiene.
    - Soy consciente de ello, ¡Pero no temáis! ¡Yo: Sir Galleth Cooper, haré entrar en razón a esos dos cenutrios!

    * * *



    Rioichi había sufrido una caída importante, pero afortunadamente evitó daños mayores. De todos modos, las heridas causadas por las balas del forajido empezaban a tener su efecto: seguían abiertas y eso sólo significaba que seguía perdiendo sangre. El pistolero parecía tener aún bastante energía, lo cual el ninja no ponía en duda. Tennessee había demostrado ser capaz de seguir plantando cara incluso con todos los huesos rotos y graves heridas, como le ocurrió en su enfrentamiento contra Clockwerk. Aprovechando esos momentos, Tennessee intentó alejarse pues no le interesaba pelear contra Rioichi, éste sólo suponía un impedimento para su objetivo.

    Pero subestimó al ninja que apareció delante de él.

    - ¡¡Ya me tienes harto!! – Dijo cabreado. Disparó velozmente las dos piernas y el brazo derecho del ninja, haciéndolo incapaz de reaccionar a tiempo, provocando que cayera al suelo irremediablemente.
    - ¡No voy a dejarte marchar! – Rioichi le sujetó del tobillo. - ¡Infravalorar a tus contrincantes es tu peor error! – Sacó un cuchillo que clavó en el pie del otro.
    - ¡AARGH! – Gritó. - ¡Maldito bastardo!

    Tennessee retiró el arma blanca y dio una tremenda patada al ninja, haciéndolo rodar violentamente por el techo. El forajido aprovechó para tomar distancia mientras Sir Galleth llegaba a tiempo antes de que el japonés cayera a gran altura. Dynamo se acercó rápidamente a él con una expresión preocupada. El inglés echó un vistazo al alrededor, intentando localizar a Sly que parecía lidiar difícilmente con Shadow.

    - Hay que curar sus heridas, son bastante serias. – Dijo Dynamo, que a pesar de no tener conocimientos médicos, sabía por experiencia propia lo peligrosas que eran las balas de Tennessee y su letal puntería. No por algo este zorro había tenido la alta posibilidad de morir cuando el forajido le disparó por primera vez, afortunadamente la bala se desvió quince centímetros de su corazón por un milagro del que aún no sabía cómo pudo ocurrir.
    - ¿Podéis cargar con él? – Preguntó Sir Galleth. – Debo alcanzar a mi buen amigo forajido antes de que haga alguna locura.
    - Lo intentaré pero… ¿Qué hay de Sly?
    - Es un Cooper, con toda seguridad aguantará. Cuidad de nuestro camarada, por favor. – Pidió antes de irse.
    - ¡Pero…! – Tarde, Sir Galleth se había alejado a toda velocidad. – Mierda… ¿Eh? – Reaccionó cuando vio que Rioichi se apoyaba en su hombro y se ponía de pie. - ¡¿Qué estás haciendo?! ¡No debes levan…!
    - No podemos permitir que Tennessee-san vaya con el rey Feitan. Si lo consigue… todo habrá sido en vano.
    - ¿Qué… qué quieres decir?
    - Vamos Dy-kun, sígueme.
    - Pero Rioichi en tu estado…
    - ¡¡Que me sigas!! – Le reprendió molesto, algo que chocó al zorro que no supo responderle.

    Era inútil llevarle la contraria a un Cooper cuando éste se negaba a rendirse. Parecía que, aunque no siempre lo mostraba, Rioichi también tenía una fuerte determinación que le impedía tirar la toalla sin más. Dynamo comprendió mejor por qué este ninja era tan respetado en el Clan Cooper. Le daba la sensación que la determinación era un importante rasgo que todos los miembros de la familia Cooper heredaban. Recordó la batalla de Tennessee contra Clockwerk, que incluso estando en una condición tan grave y lamentable, siguió en pie. Y ahora… ahora era Rioichi, quien a pesar de tener bastantes heridas abiertas, cubiertas por más trozos de ropa que apenas servían y perder sangre gradualmente… continuaba adelante, aunque sus movimientos eran más limitados porque requerían un mayor esfuerzo.

    Esa fue la primera razón por la que Dynamo admiró a Sly desde que le conoció. No importaba en qué estado quedara su cuerpo, ni si todo estaba en su contra… él nunca se rendía. Él también quería ser así de fuerte. Lástima que ahora los Cooper parecían haber chocado entre sí de esta manera.


    * * *



    Muchas gracias por leerlo, os prometo que esta vez el fanfic no quedará inacabado :). ¡Hasta pronto!

    PD: No os preocupéis, lo importante está por llegar.
     
    Top
    .
  10.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

    Group
    Escritor master
    Posts
    24,884
    Location
    4Y 9M RIP GBE

    Status
    Anonymous
    JELOOOOOU!

    Fuah, hacía mucho que no actualizaba este fanfic. La verdad, no tenía pensado hacerlo pero justamente ayer me acordé de que sólo le quedaba un capítulo y creí que no estaría mal terminarlo de una vez por todas y darlo por finalizado. Cuando lo haga, leeré el archivo entero y haré las correcciones apropiadas antes de que vaya a Wattpad. En fin, aquí va la décimo tercera parte que, como podréis comprobar... hace gala al título de la obra.

    Habiendo visto este capítulo bastante por encima, os anuncio desde ya que está lleno de acción y de alguna que otra lucha. Lo considero bastante dinámico pero espero que me hagáis saber vuestra opinión al respecto :)

    Part XIII The Lost Song Between The Memories



    Sly iba detrás de Shadow, tratando de evitar que ella alcanzara a Dynamo y a los demás. Era curioso cómo en pocos instantes una segunda batalla había iniciado después de la del americano y el japonés. Sly sólo esperaba que sus compañeros estuvieran bien, sabía perfectamente a los peligros a los que se exponían en estos momentos. Pero Sly sentía que una parte de él estaba tranquila y que la otra yacía alterada, por la preocupación. Sabía que esto supondría otra discusión bastante fuerte con Alice, con lo protectora que era ella con su hermano; por alguna extraña razón, toda su vida pasaba por delante de sus ojos. Recordó cuando su intuición como Cooper se contradecía a sí misma advirtiéndole que pasaría algo bueno, pero también algo MUY MALO. Esa sensación era cada vez más latente.

    - ¡¡Ríndete rata de alcantarilla!! ¡No tienes el poder suficiente para vencerme! – La voz de Shadow le sacó de sus conclusiones.
    - No me hace falta tener más poder que tú. – Sly se detuvo en un techo, siendo escuchado por Shadow. - ¿Acaso no lo sabías? El ingenio puede más que la fuerza. Los Cooper hemos sido siempre así.
    - Los Cooper están muertos, como lo estarás tú muy pronto. – Le señaló Shadow con el bastón.

    Shadow corrió hacia Sly, tan veloz que él no supo reaccionar. Cuando ella alcanzó al mapache, provocó que éste descendiera velozmente hacia el suelo, pareciendo una muerte más que segura, pero unos brazos frenaron su caída. Al mirar por la ventana, vio que se trataba de Murray, que junto a Bruce habían salido a buscarles, quizá por consejo de Bentley que habría supuesto en efecto que alguien como él estaría en peligro.

    - Menos mal que habéis aparecido. Pensaba que iba a morir, no tenía nada a lo que agarrarme. – Dijo Sly una vez pisando suelo firme.
    - Nosotros también nos alegramos de verte, coleguilla. Bentley pensó que necesitarías ayuda y aquí estamos.
    - Bentley tan acertado como siempre. Ah, muchas gracias. – Sonrió Sly.
    - ¿Qué hay de los demás? – Preguntó Bruce. – Es gorda la que se ha liado en un momento… - Se asomó por la ventana.
    - Por alguna razón Rioichi está enfrentando a Tennessee, Sir Galleth y Dynamo han ido tras ellos; Shadow ha aparecido en el proceso. De hecho, tened cuidado, está por aquí cerca.
    - Pensábamos que encontrarte a ti sería más fácil que a Light. – Soltó Murray.
    - ¿Qué? ¿Qué ocurre con Light? – Se preocupó Sly.
    - Antes de que fuéramos a buscarte, salió corriendo del piso franco. No sabemos dónde se encuentra.
    - Oh genial, ahora se nos ha perdido ese pardillo… - Resopló. – En fin, vosotros id con Dynamo, seguro necesitará vuestra ayuda.
    - Pero ¿qué hay de ti, Sly? – La idea de Cooper no pareció convencer al hipopótamo.
    - Soy el único que por el momento puede lidiar con Shadow, es demasiado rápida para vosotros dos y aunque sea una tía delgaducha, os supera en fuerza.
    - Por eso mismo, Sly. Como te enfrentes tú solo a esa chica vas a quedar tan plano como un papel.
    - Gracias Bruce, muy amable.
    - Yo iré contigo, coleguilla. – Decía Murray, chocando sus nudillos contra la palma izquierda.
    - Bueno. – Se encogió de hombros. – Entonces lucharemos codo con codo, socio.
    - ¡Vamos allá!

    Y se pusieron en marcha. Afortunadamente había un pasillo y una puerta que llevaban hacia la azotea del edificio. Ahora mismo pisar las calles de Bruselas era irse a la cárcel fijo con todos esos policías y la Interpol pululando. Bruce se despidió de ellos para ir en busca de Dynamo tal y como Selvi se lo pidió. Esto que estaba ocurriendo era mucho más grave que lo que Bentley y el zorro blanco hubieran pensado, de hecho, ni siquiera se habían imaginado que esto pasaría. A Bentley no le gustaba un pelo que las cosas se salieran de su control, ahora mismo estaba fuera de su área de confort.

    - ¡Murray por aquí! – Le guiaba Sly.

    Puede que el hipopótamo fuera de un tamaño voluminoso, pero, aun así, saltar de techo en techo mientras no quedaran demasiado lejos entre sí no era muy difícil para él. Sly ya tenía esto en mente. El mapache vio por fin a su prima, que parecía dirigirse hacia el lugar donde las resonancias sucedían a causa del enfrentamiento de Tennessee y Rioichi. El maestro ninja no se iba a dar por vencido y eso Sly lo sabía de sobras, él nunca había dudado que el japonés también tenía una fuerte voluntad. Era un Cooper, a fin de cuentas.

    - ¡No vas a avanzar más! – Gritó Sly. Shadow le escuchó y le miró.
    - Ja, ¿Ahora has traído refuerzos? Vaya, cómo te gusta perder el tiempo.
    - Escúchame bien, máquina asesina sin escrúpulos – la señaló Sly con el bastón que estaba brillando a causa de que reaccionaba ante las auras del americano y del japonés. – Has caído muy bajo, nosotros no somos tus enemigos y aun así te empeñas en seguir enfrentándote a nosotros.
    - Puedes decir lo que quieras, pero mi misión es acabar contigo y con Dynamo y viendo que los demás se han entrometido de lleno, ellos también serán parte del festín dándote la paliza de tu vida como le ocurrió al americano ese.
    - Ese americano es mi tatarabuelo y es más fuerte de lo que piensas. Yo que tú no le infravaloraría tanto. – Sly se puso serio. – A diferencia de ti, nosotros somos un equipo y la unión hace la fuerza. Por mucho que hayan cambiado tu ADN y te hayan dado habilidades que NO TE PERTECEN, no vas a poder luchar en igualdad contra todos nosotros juntos.
    - Quizá tengas razón, pero, ¿Sabes una cosa, Cooper? No necesito enfrentarme a todos vosotros al mismo tiempo cuando puedo acabaros a todos uno por uno. ¿Qué sois un equipo? Métete los sentimentalismos baratos por donde te quepan.
    - Eres una…
    - ¡Basta de cháchara! ¡Vamos a partirle el cráneo! – Decía Murray visiblemente molesto.
    - Tienes razón, eso va a ser mucho más divertido. – Sly se cruzó de brazos antes de ir a por su prima.

    ***



    Los destrozos causados por Tennessee y Rioichi dejaban una estela de destrucción allá por donde ellos se movían. Sir Galleth y Dynamo a duras penas podían alcanzarlos, no eran tan rápidos ni siquiera con la buena idea de Galleth de lanzar a Dynamo por los aires usando su lanza. Bastaba con que el americano y el japonés volvieran a colisionar sus auras para levantar ondas de choque y hacer que ambos volasen literalmente. Ninguno pensó nunca que esos dos podrían acabar así. Dynamo estaba preocupado por Rioichi. Había visto sus heridas y sabía que el ninja por primera vez, desde que le conocía al menos, estaba siendo un imprudente. ¿Qué era lo que intentaba hacer enfrentando a Tennessee?

    Las sirenas de los coches de la policía y la Interpol ensordecían toda la ciudad. Algunos helicópteros sobrevolaban la zona, mientras los periodistas anunciaban los hechos por la televisión. La intranquilidad y el pánico se habían apoderado de los habitantes de Bruselas. El conflicto iniciado por Tennessee había causado una magnitud que ninguno habría imaginado. Todos estaban metidos en el mismo ajo. Todos se esforzaban por un motivo u otro.

    - ¡Rioichi! – Dynamo llegó a tiempo antes de que el ninja cayera, parecía estar débil, quizá por las heridas abiertas que tenía. – Necesita ayuda médica enseguida… - Dijo.
    - ¡Ocupaos de él, joven! ¡Yo arreglaré este problema!

    De nuevo Sir Galleth no dio tiempo. No es que le gustara dejar atrás a un ser querido pero su intuición como Cooper le llevaba a sentir que Rioichi no había hecho este tremendo esfuerzo por nada. Había algo que el ninja intentaba impedir, algo que Tennessee trataba de llevar a cabo. Sir Galleth saltó un techo, “sobrevolando” la calle sin darse cuenta de que Light corría por ella, mirando de un lado a otro aprovechando que ni la policía ni la Interpol le capturarían. Seguir al forajido no era tarea fácil, él no tenía esos saltos tan chulos de Rioichi.

    - ¡Deteneos! – Alzó la voz. - ¡Deteneos ahora mismo!

    Pero no servía de nada. Tennessee no le escuchaba, y en parte el hecho de que estuviera medio sordo era ahora un problema más, por no mencionar su tremenda velocidad. A pesar de tener unas piernas tan maltratadas, eso no parecía afectarle mucho. A Sir Galleth le resultaba curioso, de todos modos. Viendo que no había una forma de alcanzarle, se le ocurrió algo… peculiar. Se quitó el casco y lo lanzó con precisión, haciendo que chocara de pleno con la cabeza del americano que cayó al suelo de la azotea de un edificio.

    Sir Galleth por fin pudo acortar la distancia y se puso enfrente, con la lanza por delante. No quería enfrentarse a Tennessee y sabía que carecía de la habilidad para defenderse de sus balas ahora que no usaba su armadura, ¿Quién le decía a él que el forajido no llegaría a darle un tiro?

    - Ah… entre unos y otros… - Tennessee se puso en pie. – Sois incorregibles.
    - No sé qué pretendéis hacer, pero intuyo que nada bueno. Abandonad vuestra determinación, mi bien hallado camarada. No es correcto.
    - ¿Sabes? Aquello que creamos o no correcto es bastante subjetivo así que lo siento, pero no voy a perder mi tiempo con una basura como tú. – Dijo el americano, intentando pasar por su lado.

    La reacción de Sir Galleth fue inesperada por parte del mapache que se llevó un puñetazo en toda la cara, volviendo a caer de culos al suelo. El inglés, esta vez, expresó cólera en su rostro. No iba para nada en broma. Él se tomaba los asuntos familiares muy a la tremenda y más cuando había sido testigo del sufrimiento de sus compañeros. Sencillamente no compartía, no entendía y no toleraba la posición egoísta del americano. No le importaba si no era tan poderoso como Rioichi, sabría apañárselas bien.

    - Hasta que no me escuchéis no vais a pasar de ahí, ¿Está claro?
    - Ya estamos otra vez. – Resopló. – Un imbécil ya lo ha intentado y ha acabado siendo víctima de mis tiros, así que si te interpones en mi camino sufrirás su mismo destino.
    - No os tengo miedo, ni a vos ni a vuestra arma. Aunque hagáis pedazos mi cuerpo, no abandonaré. Rioichi ya ha intentado ayudaros y le habéis hecho daño, eso un Cooper no lo haría nunca.
    - Me parece genial toda tu palabrería, pero te anuncio que a mí los Cooper y los Blake no fueron importantes en mi vida. Me basto yo solo, no dependo de nadie más que de mí mismo así que… - Apuntó al británico con su wínchester. – FUERA DE MI VISTA.
    - NO ME SALE DE LAS PELOTAS. – Contestó. – Si no sois capaz de escuchar, entonces mis puños sí os harán razonar.
    - ¡JAH! ¡Ven aquí y demuéstramelo! ¡Dos Cooper que caen en una sola noche, esto es tener suerte!
    - No es deseo mío infringiros daño alguno, os tengo en una buena estima y os hago saber que me duele en el alma lo que hacéis, Dios bien lo sabe.
    - … … - Extrañamente Tennessee permaneció en silencio, y aún más extraño: bajó su arma. – Yo tampoco tengo la intención de haceros ningún daño, pero os estáis entrometiendo en mis objetivos y NADIE vive para contarlo.
    - ¿Entonces? – Alzó sus brazos buscando explicación. - ¿Por qué habéis causado tal alboroto?
    - No puedo decírtelo ni lo voy a hacer. Apártate, Galleth. No tengo nada contra ti salvo tu origen inglés, pero no quiero hacerte daño.
    - Lo siento, pero si no me lo contáis me vais a obligar a deteneros justo como Rioichi.
    - Mira, inglesucho… - Tennessee apuntó al británico con su arma, cargándola con la munición. – Este tiro no tendría que ser para ti.

    Sir Galleth arqueó una ceja, antes de oír un disparo que lo dejó aturdido No sintió dolor. Al tocar su cuerpo, mientras Tennessee pasaba por encima de él en un salto, Sir Galleth comprobó que el americano había usado en su contra el casco que usaba. Las vibraciones causadas por la onda de choque de la bala al impactar contra el metal le habían hecho un efecto negativo. De todos modos, aquello fue prueba que el forajido realmente no deseaba hacerle daño tal y como había dicho. Se quedó en el suelo, sintiendo la sensación de vértigo en su cabeza. Pero aquello que había dicho Tennessee… ¿Qué quería decir?

    El americano siguió avanzando, hasta llegar a un amplio edificio, burlando sin muchas dificultades la seguridad del mismo. Su sigilo era lo suficientemente bueno para evadir a todos esos policías. Entró por una ventana tras romper el cristal con el mango de oro macizo en forma de C con gancho de su arma, y avanzó por el interior con la guardia alta. Se encontró con un trono vacío, era sin duda una sala lujosa… digna de un rey, un rey que… curiosamente… no estaba. Tennessee permaneció en silencio intentando oír cualquier ruido, pero su problema auditivo era un impedimento del que ahora se maldecía. Si no fuera un pirómano… eso le pasaba por su gusto con hacer explotar cosas, como por ejemplo la casa del Presidente en su época.

    - ¿Buscabas algo? – Una voz le hizo girarse automáticamente. Vio a un lobo negro que por lo menos le doblaba en tamaño. Parecería un tipo imponente de no ser porque Tennessee no sentía miedo.
    - Supongo que no me hace falta preguntar quién cojones eres tú, ¿Verdad? – Contestó el americano.
    - Mmm… tu cara se me hace familiar, ¿Nos hemos visto antes?
    - Lo dudo, si no ya te habría metido un tiro en la cabeza.
    - Ooh, interesante… - Sonrió. – Sabía que antes o después un Cooper llegaría hasta mí, era cuestión de tiempo.
    - Entonces tú eres ese monarcucho de tercera clase. – Sentenció “The Kid”.
    - Jeh… monarcucho. – Repitió en voz baja. - ¿Y qué hay de ti, enano con patas?
    - Soy Tennessee “The Kid” Cooper, ¡Y he venido… A HACER UN TRATO CONTIGO!

    ***



    Murray y Sly estaban tirados por el suelo, llenos de magulladuras. Shadow no era una contrincante fácil ni siquiera en el cuerpo contra cuerpo. Tenía más fuerza física de la que pensaron. Ni juntos habían tenido una oportunidad contra ella, ¿Cómo vencer a un enemigo así? Parecía imposible, pero, mientras intentaba ponerse en pie, Sly sabía que no había nada imposible. Miró al hipopótamo que también iba levantándose.

    - Uh… nos han dado una buena…
    - Nunca pensé que esa tía tendría puños de acero…
    - Aún… tenemos que reunirnos con los demás. – Se acercó a Murray para intentar ayudarle.
    - Y encontrar a Light.
    - Sí, eso también. Para qué demonios habrá salido ese… ¡Mira que es idiota! ¡Suerte que no quería ser un estorbo!
    - A lo mejor… ¿Está intentando encontrar a Shadow?

    En cuanto Murray formuló esa pregunta, Sly le miró. Aquello tenía sentido. Light había estado pensando en su prima antes y después de que le conocieran y decidieran ayudarle. Cooper no sabía qué tenía en mente Light, sólo esperaba que no fuera a empeorar las cosas. Siguió en marcha con Murray hasta que Sir Galleth se topó con ellos, sin heridas. El inglés y Murray sujetaron a Sly antes de que éste se desplomara, el pobre parecía agotado.

    - ¿Has visto a Light, Sir Galleth? – Preguntó el mapache.
    - No. ¿Por qué? ¿Se encuentra por aquí?
    - Eso me temo…
    - Salió antes de que Bruce y yo fuéramos a buscaros. – Contó Murray.
    - Eso es un contratiempo, ¿Alguna idea para hallarle?
    - Va en busca de Shadow, tal vez si la localizas tendrás posibilidades de encontrarte con él también. Murray y yo nos reuniremos con Dynamo, me preocupa que Rioichi haya empeorado.
    - ¿Seguro que vais a estar bien?
    - Sobreviviré. – Asintió. – De verdad, estoy en buenas manos. – Señaló a Murray.
    - Bien. – Asintió el inglés. – Tened cuidado, no sería de buen agrado mío que os sucediera algo. A ninguno de los dos, honestamente.
    - Gracias. – Dijo Murray, mientras Sly sonreía.
    - Nos reuniremos después, ahora ve a buscar a Light. Las cosas se han complicado y puede pasar cualquier cosa. ¿Qué hay de Tennessee?
    - Me temo que no pude pararle. Disparó en mi casco como podéis observar. – Señaló. – Me dejó aturdido un buen rato. Pensé que hallaros a vosotros sería una buena idea, me angustiaba pensar que vuestra prima podría haberos asesinado.
    - Tranquilo, no pueden matarme tan fácilmente. Nos ocuparemos de Tennessee después. Ahora hay que hacer lo que toca.
    - Me reuniré con vos pronto. – Asintió el inglés antes de irse.
    - Coleguilla… todo está al rojo vivo.
    - Y más que se va a poner. Créeme, esto parece el principio del fin. Rápido, vayamos con Dynamo.

    Murray asintió y entre los dos caminaron. Era un poco más difícil moverse para ellos ahora que se habían llevado tal paliza. Todo sería más sencillo sin la policía y la Interpol. Sly temía que Carmelita apareciera… lo cual no dudaba en que pasaría en algún momento. Aun así, para Cooper, la prioridad era la seguridad de los demás. Nunca antes había tenido tantos sentimientos encontrados en un mismo momento. Con un poco de suerte, Sly localizó al zorro rojo y Bruce se dirigió hacia ellos para ayudarles.

    - Oh, menos mal que estás bien. – Dynamo se había puesto en pie para abrazar al mapache, sintiendo un alivio inmediato.
    - Yo también. Con todo este panorama empezaba a pensar que te habría ocurrido algo. – Respondió Cooper correspondiendo a ese gesto. - ¿Vosotros estáis bien?
    - Hombre, mejor que vosotros seguro. – Decía Bruce cruzado de brazos. – Hicimos todo lo posible por Rioichi y le hemos dejado ahí descansando. – Señaló.
    - Oh mierda, está muy herido. – Sly se había acercado al ninja. – Necesitamos un médico, podría desarrollar alguna infección.
    - Tal y como están las cosas, es difícil llegar al hospital. He visto que queda a larga distancia. – Contaba Dynamo. – Pero dejarle aquí tampoco es una solución… ¿Qué hacemos?
    - Selvi no podrá curarle adecuadamente. – Sly empezó a pensar, caminando de un lado a otro. – Piensa Sly, piensa…

    Bruce y Murray intercambiaban miradas mientras Dynamo trataba de hacer reaccionar a Rioichi que daba señales de seguir con ellos, aunque la pérdida de la sangre era cada vez mayor. La situación para él era bastante delicada.

    - ¡Ya lo tengo! – Dijo entonces Sly. - ¡Debemos encontrar a Etáin! ¡Él podría ayudarnos!
    - ¿Qué? ¿Te has vuelto loco? ¿Dónde crees que pueda estar?
    - Antes le dejó su número de móvil a Selvi. Puedo contactar con él para que hable con Etáin.
    - Perfecto, ya lo tenemos. Buena idea, Dynamo.

    Dynamo se puso enseguida a ello. Sly se asomó por una ventana, viendo el frenético movimiento de los coches de la policía y otros miembros de la Interpol. Llegó a ver a Carmelita a distancia, saltando sin problemas de techo en techo. Definitivamente no había fallado al pensar que ella estaría aquí. Sería demasiado raro que no fuera así. ¿Acaso todo podría complicarse todavía más? Esperaba que no. Ya estaban en una situación más que crítica. Tal vez se debía a que Feitan era uno de los peces gordos del Gobierno Mundial, si era así… entonces tenía todo el sentido del mundo. ¿Era esto a lo que debía de enfrentarse como Cooper? Pues ahora mismo, con lo débil que era aún, le aplastarían como a una mosca junto a los demás.

    - Etáin está de camino, tenemos que llevar a Rioichi al piso franco. – Anunció Dynamo, mirando a sus compañeros.
    - La cuestión es cómo llegamos hasta allí. – Dijo Murray. – Con todos esos polis sueltos y esos helicópteros…
    - Le diré a Bentley que intente hacer algo con los helicópteros. Podría ser peligroso tener alguno en nuestra contra. – Sly jugó con su bastón, que había dejado de brillar. Se puso el bino-com para contactar con su colega. – Bentley tenemos un apuro entre manos.
    - Ya lo he estado viendo – respondió desde el otro lado. – A través de la cámara que llevas puesta. Será difícil tratar con los helicópteros a no ser que podáis alcanzar alguno.
    - Eso va a estar difícil. – Comentó.
    - No, con mis saltos aún tendríamos una posibilidad. – Dijo Bruce.
    - Vale la pena intentarlo. – Se escuchó la voz de Bentley. – Pero tened cuidado, posiblemente Carmelita esté por ahí y captaréis la atención de los otros agentes de la Interpol.
    - Entendido, seremos prudentes… o eso espero. – Asentía Sly. – Bien este es el plan: Bruce, intentarás alcanzar un helicóptero, si lo logras, ocúpate de la gente que esté dentro y trata que no salga muy herida, no queremos víctimas inocentes. – Empezó a contar. – Los pilotos están incluidos.
    - ¿Qué? ¿Y cómo manejaremos el helicóptero entonces? – Preguntó Dynamo.
    - Ahí es donde entro yo. – El mapache se señaló a sí mismo. – No sé conducir la furgoneta, pero sí avionetas, el tema aéreo es mi especialidad. Murray, Dynamo, vosotros esperaréis a que Bruce y yo lleguemos con el helicóptero, una vez hecho esto, nos ocuparemos de los agentes de la Interpol que vayan llegando, debemos tener dominancia aérea por encima de todo si queremos salir vivos de esta.

    Dynamo y Bruce se quedaron sorprendidos al saber ese dato, pero eso les quitaba una limitación de encima. Entonces todos asintieron. Debían de intentarlo, pues se estaban jugando la vida básicamente. Sly y Bruce salieron, localizando el primer helicóptero más cercano que parecía tener una unidad de agentes de la Interpol en su interior. Ambos intercambiaron miradas a distancia y asintieron. Bruce se adelantó, en parte para coger velocidad. Él era lo suficientemente fuerte para deshacerse de un grupo completo de enemigos y darle vía libre a Sly.

    Los agentes de la Interpol fueron sorprendidos por el brusco movimiento del helicóptero que se inclinó bastante cuando Bruce logró agarrarse y no tardó demasiado en meterse dentro y lanzar a los agentes hacia fuera, procurando que pudieran sobrevivir a la caída. Por el camino, Sly se acercaba. Una vez Bruce vació el helicóptero, ganó tiempo para que el mapache pudiera llegar, ayudándole a subir. Entre los dos se encargaron del piloto y el copiloto.

    - Espero que sepas lo que haces, si no moriremos. – Dijo Bruce, inquieto de ver a Sly manejar el helicóptero. Era la primera vez que lo veía así.
    - No te preocupes, no es la primera vez que hago de piloto. Afortunadamente este helicóptero va armado hasta las trancas, podremos defendernos y ocuparnos de despejar el cielo. Agárrate, daremos un brusco giro.

    Dicho y hecho. Bruce apenas tuvo tiempo que Sly comenzó a mover el helicóptero que dio sobre sí mismo un giro de trescientos ochenta grados, dirigiéndose hacia la posición en la que Murray y Dynamo le esperaban junto a un herido Rioichi. Sly se vio obligado a usar las primeras armas del helicóptero (que quedaban al lateral del mismo) para defenderse de sus enemigos que recibieron el aviso de lo que ellos habían hecho. Bruce no sabía hacia dónde mirar, estaba más preocupado de que Sly hiciera bien las cosas, pues hasta ahora no tuvo conocimiento que el mapache era un piloto experto.

    - ¡Ahí están!
    - ¡Los veo! ¡Prepárate para recogerlos! ¡Primero Rioichi, después Murray y por último Dynamo! – Indicaba Sly.
    - ¡Rápido, rápido! – Bruce llamaba a los chicos.

    Murray cargó con Rioichi y lo lanzó con precisión hacia Bruce que lo cogió al vuelo. Sly mantuvo estable el helicóptero el tiempo suficiente en lo que sus compañeros terminaban de subir. El aire era un problema debido a la potencia que hacía retroceder al pobre de Dynamo que fue ayudado por Bruce.

    - ¡Los tenemos! – Avisó Bruce.
    - Perfecto, ahora agarraos que viene lo bueno. – Anunciaba Cooper. - Dy, ponte a mi lado. Voy a necesitar tu ayuda. – Dijo.
    - ¿Seguro? – Se acercó el zorro.
    - Sí, confío en ti. Entre los dos nos manejaremos bien.
    - Vale. – Se sentó, poniéndose unos cascos que le permitían escuchar mejor a Sly. - ¿Qué tenemos que hacer?
    - Ir al piso franco con el cielo infestado de agentes de la Interpol no es un buen plan. – Bentley se comunicó con ellos. – Selvi y yo os daremos las mejores indicaciones para que vayáis despejándolo, con un poco de suerte y con tu destreza con el manejo de los aviones Sly, podréis traer a Rioichi para que Etáin se encargue de él.
    - Recordad que es importante mantener la calma. – Esta vez era Selvi el que hablaba. – Y más en un helicóptero. Tened mucho cuidado.
    - Recibido, entonces cooperaremos en equipo los cuatro. – Comunicó Sly. - ¿Listos, chicos?
    - LISTOS. – Respondieron al unísono todos ellos.
    - ¡Pues a por ellos! – Sly empezó a alzarse en el aire. – Bruce, Murray, sujetad a Rioichi como podáis y sujetaos vosotros también, vamos a tener un viajecito movidito.

    ***



    Una zona arrasada de Bruselas tenía como protagonistas a dos personas: Shadow y Sir Galleth, que había logrado encontrarla. Habían empezado una batalla, siendo el inglés el que más en desventaja estaba. Se hallaba en el suelo, con múltiples heridas. La chica le miraba con absoluta indiferencia, aunque ella también presentaba signos de fuertes golpes y algún que otro corte ocasionado por la lanza de Sir Galleth. Ella se sentía sorprendida por los recursos que tenía su rival, nunca pensó que habría alguien con semejante capacidad de improvisación, llevando a cabo estrategias que ella no era capaz de predecir. Desde que había chocado con la Banda de Cooper, todo habían sido problemas.

    - No… - Sir Galleth se apoyó en el suelo, levantándose. – No me rendiré…
    - ¿Por qué insistes tanto? – Preguntó Shadow. – Si ahora mismo quisiera, podría romperte hasta la columna y te aseguro que no volverías a ponerte en pie en tu vida. – Decía mientras el inglés erguía su cuerpo.
    - Sly… y mis camaradas… confían en mí. Sé que lo hacen. No puedo quedarme de brazos cruzados viendo sus valerosas acciones llenas de heroísmo.
    - Je, jeh… veo que sois toda una panda de sentimentales. – Shadow alzó su bastón ligeramente. – Pero no te preocupes, ¡Os mataré a todos, aunque sea lo último que haga! – Corrió hacia Sir Galleth, dispuesta a cumplir con su objetivo.
    - ¡¡¡SHADOW!!!

    Un fuerte grito la detuvo en seco, y el pequeño sonido metálico de que algo rebotaba en el suelo. Una pequeña caja musical se chocó con su pie derecho, captando su atención. Pronto, un zorro apareció. Se trataba de Light. Sir Galleth no se sintió muy bien sabiendo que, de no ser por Light, probablemente Shadow hubiera acabado con él partiéndole el cráneo. Eso de ser salvado no estaba entre sus gustos. La muchacha por su parte no quitaba ojo sobre el recién llegado que parecía haber tomado la determinación de hacer posible, por fin, el encuentro de ambos. Aun así… ella no le reconoció.

    El viento sopló, a pesar del ruido de los helicópteros por la batalla aérea que Sly había comenzado, siendo ayudado por Bentley y Selvi y teniendo a Dy como a su copiloto que preparaba y usaba eficazmente las armas del helicóptero dado que el mapache debía centrarse en la dirección y los giros para evitar los mayores daños posibles, teniendo rara vez la oportunidad de disparar. Light y Shadow se mantuvieron la mirada, el primero como si hubiese visto el milagro de su vida y la segunda como si no pudiera saber quién era el que yacía delante de ella.

    - Estás viva… - Dijo en voz baja. – Tal y como Akira me dijo… - Se acercó paso a paso. - ¡ARGH! – Gritó cuando Shadow le lanzó una ráfaga con su aura usando su bastón.

    Light fue alejado mientras la chica cogía la cajita de música en el suelo. Su rostro expresaba indiferencia; no se preocupaba de Sir Galleth, incapaz de reaccionar por esta extraña escena que tenía lugar ante sus ojos castaños.

    - ¿Quién eres tú? – Preguntó Shadow. - ¿Otra rata más de estos desgraciados? – Señaló al inglés con su bastón.
    - No… bueno sí, pero… yo soy… tu mejor amigo. – Puede que sus sentimientos hacia la mujer que tenía enfrente fueran más que una simple amistad, pero Light sabía que Shadow nunca dijo abiertamente sobre qué sentía ella y ahora… eso había quedado en el pasado. Ella no le recordaba. – Siempre… hemos estado juntos, conviviendo entre sí.
    - ¡Lárgate si no quieres morir! – Shadow lanzó el objeto en mano que, al impactar contra el duro cemento, se abrió.

    De ella comenzó a sonar una melodía, que dejó paralizada a la joven mapache que no apartó la vista sobre el objeto de plata. Light y Sir Galleth la observaban, y el zorro aprovechó para ir acercándose, tomando la cajita con su mano. Era una oportunidad única. Por alguna razón, algo en el subconsciente de Shadow reaccionaba ante la pieza de música clásica.

    - Por favor, tienes que recordar. – Cogió una de las manos de Shadow. – Adorabas esta melodía, era tu favorita. Te quedabas dormida incluso escuchándola. Siempre te encantó Fur Elise. Eras una experta de la música clásica, era tu pasión… como los niños. – Explicaba, pero la otra no reaccionaba.

    Para ella era como una canción perdida entre sus recuerdos, también perdidos. De todos modos, tal y como Rioichi les dijo a los chicos con anterioridad: podían manipular la mente, pero jamás el corazón. Precisamente por eso, Shadow había entrado en una especie de shock. Su cabeza, vacía de memorias, luchaba contra su propio corazón que creaba unas emociones que ella creyó no tener. Sus ojos ámbar se convirtieron repentinamente en dos cascadas de agua salada, y los alzó para ver con ellos al dueño de los ojos castaños que rezaba para que sucediera un milagro, el milagro que pudiera condicionar el cambio de Shadow y ponerla a favor de los chicos. Ellos se habían dejado la piel en su esfuerzo para ayudarle.

    - Light… - Susurró ella, sin apartar su vista de él.
     
    Top
    .
  11.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

    Group
    Escritor master
    Posts
    24,884
    Location
    4Y 9M RIP GBE

    Status
    Anonymous

    Part XIV Jack Cooper



    Hubo un tenso silencio entre los dos. Tennessee no apartó la mirada del lobo azabache que tenía frente a él. No sentía miedo, no se sentía intimidado. Había venido dispuesto a cumplir su objetivo, no le importaba nada más que eso y ya lo había demostrado plantándoles cara a Rioichi y a Sir Galleth.

    - ¿A hacer un trato, dices? – Feitan rompió el silencio. - ¿Qué clase de trato?
    - Sé que en alguna parte de tu palacio escondes a mi padre. ¿Buscas esto, no es así? – Le enseñó el libro familiar de los Cooper: el Thievius Raccoonus. A Feitan se le iluminaron los ojos. – Te lo entregaré a cambio de que me dejes verlo.
    - Hm… interesante. – Empezó a caminar alrededor del mapache. – Sabía que Jack Cooper tuvo un hijo, pero nunca pensé que llegaría el día en que lo tendría frente a mis narices. En teoría tú deberías estar muerto, no eres de este tiempo.
    - Tú mismo lo has dicho, monarcucho: no soy de esta era. ¿Pero sabes qué? El cómo esté aquí en estos instantes carece de importancia. – Apuntó al lobo con su arma. – Llévame ante mi padre o lo lamentarás.
    - ¿Para qué? Aunque Jack esté vivo, es como ver a un trozo de carne sin alma.

    Eso para Tennessee fue desconcertante. No sabía a qué se estaba refiriendo Feitan. ¿Un trozo de carne sin alma? ¿qué quería decir aquello? Por alguna extraña razón y aunque no era el momento más apropiado, un recuerdo pasó por su mente…

    * * *



    - La manera más eficaz de usar tu aura, es aceptando que existe y que vas a confiar en ella. El aura es la esencia viva que tenemos dentro, aquello que nos permite vivir. Hasta que no comprendas ese concepto y lo hagas parte de ti… por más que entrenes no lograrás nada. – Le explicó Rioichi, con calma.

    * * *



    Ahí fue cuando algo encajó en su cabeza. Quizá por eso Etáin le había hecho entrega del libro de su padre que Feitan también ansiaba tener. Aunque su padre estuviera vivo, sin su aura es como si fuera un despojo viviente que no reaccionaba a nada. Tennessee apretó el libro familiar bajo su brazo derecho, sin quitarle la vista de encima a Feitan.

    - No me importa. Llévame con él. Si lo haces, a cambio te daré el Thievius Raccoonus. – Le tentó.
    - Muy bien. – Asintió. – Por aquí.

    Raro. Había funcionado. Más Tennessee no era estúpido. Era probable que Feitan supiese que le estaba mintiendo y que el libro familiar era una falsificación que había conseguido con sus trapicheos. Era correr un gran riesgo, pero merecía la pena. Si era tal y como imaginaba, su padre volvería a ser eso… su padre. Uno de los legendarios forajidos y pistoleros del Viejo Oeste, Jack "The Lightning" del Clan Cooper. No tenía la seguridad de que todo fuera a salir según sus planes, pero no podía dudar. Debía de intentarlo, por lo menos. Después de todo, eso era lo que significaba ser Cooper: alguien con pura fuerza de voluntad.

    Dejaron atrás los lujosos pasillos del palacio. Empezaron a aparecer salas con una pinta más científica que cualquier otra cosa… y daba un ambiente espeluznante. Tennessee sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, tensando hasta su cola. Se acercaba el momento. Feitan lo guio hasta una sala totalmente aislada y protegida por puertas a prueba de ataques nucleares. Desde luego se había dejado una pasta para tener tal defensa en su casa. ¿Por qué razón… tendría a su padre en un sitio así?

    La sala que se abrió paso ante él, fue más pequeña de lo que se esperó. En una cápsula transparente, se encontraba esa persona que el americano jamás pensó que volvería a ver en su vida. Efectivamente, Jack se hallaba tumbado, conectado a una máquina de respiración artificial que, junto con otras, lo mantenían vivo. Tennessee tocó el cristal con sus manos, sin ser capaz de apartar la vista de ahí.

    - Padre… - Susurró. - ¿Cómo… cómo es posible que siga tan… tan “como siempre” que antes?
    - Me las apañé para conseguir su ADN y hacer que mis súbditos hicieran lo demás. – Tennessee no comprendió lo que quería decir el lobo con eso. – Tenía la firme convicción que este mapache y aquella otra que es ahora vuestra enemiga sería suficiente para aplastaros a vosotros y a ese molesto Cooper llamado Sly.
    - ¿Qué quieres decir?
    - Años atrás llegué a leer algunas cosas del libro de tu padre antes de que Etáin me lo quitara de las manos. En él, supe que la debilidad de un Cooper es tener a otro Cooper de enemigo. Asumí que esa era la única forma de borraros del mapa justo como me dijeron los del Parlamento de Europa. Por eso ordené la clonación de Jack. Es la clase de persona capaz de matar sin perder el tiempo como hace Shadow.
    - ¿Clonación? – Repitió. - ¿Matar sin perder el tiempo? ¡Mi padre no es un asesino!
    - Todo forajido de tu época es un asesino. O mueren por el disparo o la herida de la bala se encarga de ello. – Resumió.

    Se había acercado a un panel de control mientras el americano seguía mirando a su progenitor. La última vez que lo vio, fue a sus ocho años cuando fue testigo de su muerte a manos de unos sicarios británicos que tiempo después, gracias al líder del Clan Blake, descubrió que fueron enviados por el Gobierno Mundial. Casi se podía decir que Tennessee tenía una taquicardia. Su corazón latía rápidamente por la mezcla de emociones que estaba sufriendo. La alegría y la tristeza estaban presentes al mismo tiempo, añadiéndose la melancolía y la nostalgia... junto a un largo etcétera de sentimientos.

    Se apartó ligeramente cuando vio que la cápsula se abría. Feitan apartó las máquinas, mientras Jack abría los ojos, pero sin hacer nada más. Tennessee tragó saliva.

    - Como ves, es un despojo viviente.
    - No te atrevas a llamarle así. – Dijo con una amenazante expresión en su rostro. – Yo le devolveré su esencia. Es lo que le hace falta.

    Tennessee recordaba que su pañuelo amarillo atado alrededor del cuello, su sombrero y el libro contenían el aura de su padre. Él no reaccionaba precisamente porque no tenía la suya. El americano se ocupó de ponerle los complementos y entregarle al otro mapache el libro. Una luz brillante tuvo lugar, cegando a los otros dos. Tras unos segundos, una energía amarilla y blanca rodeaba a aquel que yacía tumbado y que, sin embargo, se movió por sí solo.

    Fue un momento lleno de tensión y de sentimientos por parte de Tennessee. Ver que esos ojos ámbar se abrían y le miraban, le hizo tener la sensación de que toda esa coraza que él había construido para que nadie alcanzara su corazón podría romperse en millones de pedacitos chiquititos. Jack se levantó, mirándose a sí mismo. Llevaba puesta una bata blanca.

    - Qué extraño… no recuerdo que me gustara usar vestidos para mujer.
    - Cuánto me alegra ver que has reaccionado al fin. Definitivamente tu hijo sabía cómo devolverte la conciencia.
    - ¿Eh? – Jack miró a Feitan y luego a su hijo, señalando al lobo. - ¿Quién carajo es este atontado de aquí?
    - ¡¿ATONTADO?! – Gritó Feitan.

    Tennessee más que articular palabra, lo primero que hizo fue tirarse a los brazos del que era su padre, que parecía tener alrededor de treinta y tres años. Jack al principio se quedó inmóvil por la impresión, pero no dudó en abrazar a su hijo notando cómo éste se aferraba a él. Extrañamente Feitan se fue a otra parte. Ahora mismo, a Tennessee no le importaba nada más que estar con su padre, se había olvidado por completo que estaba en territorio enemigo y nunca mejor dicho. Jack no era muy consciente de la situación, después de todo él acababa de despertar. Para él es como haber estado durmiendo durante mucho tiempo.

    - Estoy sorprendido. – Habló Jack, acariciando la espalda de su hijo. – Has crecido mucho, y te pareces un montón a tu madre.
    - ¡¡Eres un estúpido!! – Repentinamente se apartó, pegándole un tremendo puñetazo al mayor. - ¡¿Sabes lo que tuve que soportar por tu culpa?! ¡¿te dejaste morir porque sí?! ¡¿por qué tuvo que pasar aquello?! ¡¡ni siquiera eres consciente de lo mucho que cambiaron las cosas!!
    - … … - Permaneció observándole. – Te lo contaré cuando sal…
    - Ninguno saldrá de aquí. – Intervino Feitan.

    Tennessee se giró automáticamente. El rey venía armado y con cara de pocos amigos. El americano, o mejor sea decir: los americanos, tragaron saliva, pero, aunque el más joven estaba más nervioso, el mayor ya había pensado en una manera de escapar. Feitan empezó a reírse, mirándoles a ambos con una sonrisa maligna de oreja a oreja.

    - ¡Sabía que habías venido con la intención de despertar a tu padre usando esa falsificación como cebo con el fin de matarme! ¡pero no soy tan estúpido como tú, rata de alcantarilla! – Señaló a Tennessee. - ¡Si pensabas que tomarme por tonto sería suficiente TE HAS EQUIVOCADO! ¡VAS A MORIR!
    - Préstamelo un momento. – Le susurró Jack a su hijo, cogiendo el wínchester de éste.

    Tennessee vio desconcertado a su padre, que rápidamente hizo girar el arma de Tennessee, provocando un destello que dejó paralizado a Feitan, como si el tiempo se hubiera detenido alrededor de este. Jack cogió a su hijo de la muñeca y le obligó a correr junto a él. El americano no supo qué diantres había pasado, pero habían escapado de lo que pareció ser casi una muerte segura. Su padre parecía ser la clase de persona que tenía recursos para todo.

    Se alejaron de aquel lugar, llegando a la sala del trono donde les esperaba una innumerable cantidad de guardias.

    - Oh bollocks! - Se quejó Tennessee. Su padre, por su parte, se había fijado en que todas esas personas se hallaban debajo de una araña colgante que iluminaba la sala, disparando hacia la cadena provocando así su caída. – Holy shit!! – Dijo esta vez más emocionado.
    - Sacar partido a tu entorno suele ser una buena opción, nunca lo olvides. – Comentó Jack. – Deprisa, salgamos de aquí.
    - ¡¡NO VAIS A ESCAPAR!! – Feitan los había alcanzado velozmente.
    - ¡Mierda! ¡Ese tío no se rinde! – Tennessee sacó uno de sus revólveres.
    - Quedarnos aquí no es una buena idea, pero no nos vamos a librar de él hasta derrotarle. – Jack se había detenido, mirando al rey de Bélgica. - ¿Alguna idea?
    - Mis compañeros estarán esforzándose para llegar hasta aquí. Tendremos que ganar tiempo hasta que vengan.
    - Intentaremos llamar la atención de tus amigos entonces.
    - No son mis amigos. – Reprochó.
    - ¿No? – Jack miró a su hijo. – Pensaba que aquellos que iban contigo en las buenas y en las malas eran considerados tus camaradas. Si han estado tanto tiempo a tu lado entonces debes considerarlos tu mayor tesoro.
    - ¡Bah! ¡Déjate de tonterías! ¡Tenemos algo más serio entre manos!
    - Tienes razón. Los sentimentalismos a un lado.

    Los guardias, algunos, lograron ponerse en pie junto al rey Feitan que parecía perder la paciencia por momentos. Jack y Tennessee se miraron mutuamente y asintieron. Si querían llamar la atención sólo había una manera: destrucción por doquier. Los guardias intentaron dispararles, pero ambos Cooper tenían a su alcance unos reflejos únicos. Jack usaba el mismo destello de antes para volver a parar el tiempo y sacar provecho, disparando a sitios clave que lentamente hizo ceder algunas estructuras del edificio, bastaba aumentar la potencia con el uso de su aura sabiendo que las balas difícilmente atravesarían la piedra. Derrotaron a algunos enemigos en el proceso y los potentes puñetazos de Feitan rompían cualquier cosa por dura que fuese. Las ventanas fueron las primeras víctimas, seguidas de los pilares que había al lado, su derrumbe provocó una nube de polvo que salió por la puerta de entrada.

    Con el aura, Jack causó explosiones moderadas e intencionadas, que a larga distancia captaron la atención de Sly que aún pilotaba el helicóptero, yaciendo cerca del piso franco donde intentarían dejar a Rioichi. En la sala del trono, Feitan se centró en Tennessee, pues le era imposible alcanzar a Jack, éste se movía tan rápido como un rayo, haciendo gala de su pseudónimo. El mapache desaparecía como un relámpago y así, de un lado a otro. El palacio poco a poco quedaba hecho un asco. Tennessee se llevó una fuerte patada que lo hizo volar literalmente por los aires, chocando contra el techo. Jack salvó su caída.

    - Tenemos que sacarle de aquí. – Le dijo a su hijo. – Su punto fuerte es el cuerpo a cuerpo y más si estamos en un sitio cerrado.
    - ¿Tu plan es que lo distraiga de algún modo para obligarle a salir?
    - Sí, básicamente. Estar en campo abierto nos facilitará las cosas.
    - Pero ahí fuera nos espera el ejército de la pasma, ¿qué te hace pensar que saldremos vivos? con tanto desgraciado por ahí fuera lo raro será no acabar entre rejas.
    - Confía en mí.
    - No confío en NADIE.
    - Pues esta vez tendrás que aprender a hacerlo.

    Tennessee resopló, pero no pudo discutir con su padre viendo esa seria expresión en su rostro. Los ojos de su progenitor sí que intimidaban, él tenía… una fuerte presencia, que por alguna razón le recordó a Sly. Feitan hacía crujir sus nudillos, celebrando su ventaja sin pensar que Jack había analizado su modo de batalla. Jack empezó a dar pequeños saltos en el suelo, desconcertando a los otros dos una vez más. Feitan apuntó hacia él y cuando disparó, Jack ya había desaparecido. Empezó a rebotar contra las paredes, usando el aura además para romperlas. Alcanzó al lobo, provocando un tremendo hueco en el piso. Tennessee tuvo que agarrarse en el bordillo para no resbalar y caer dentro del agujero.

    - Holy shit with that man… - Llevó su mano al sombrero. Eso era tener velocidad, lo demás era cuento chino. Y eso… eso sí era un buen dominio con el aura.
    - ¡¡Malditas… cucarachas!! – Gritó Feitan, levantándose. Cogió repentinamente a Jack de la pierna, estrellándolo contra el suelo. - ¡¡Voy a aplastarte, gusano!!

    Tennessee saltó en suelo firme (y aún sin haber sido destrozado) mientras su padre, sin saber cómo, desaparecía y aparecía junto a Feitan en otro lado de la sala. Ese fue el momento clave en el que Tennessee disparó al lobo en el brazo, cerca de la muñeca, obligándole a soltar a su padre. Jack miró a su hijo con agradecimiento y tras el asentimiento del joven, los dos corrieron hacia la salida, deshaciéndose de algún que otro guardia que se topaba con ellos mientras oían los gritos de dolor del lobo.

    - ¡¡NO ESCAPARÉIS!! – Feitan obviamente fue hacia ellos.
    - ¡Padre! – Le llamó Tennessee al observar que Jack se quedaba atrás, apuntando hacia alguna parte frontal del palacio del que ahora habían salido.
    - ¡Sigue tú! ¡Ahora te alcanzo!
    - ¡No pienso dejarte atrás!

    El americano se acercó a su progenitor, encontrándose ahora a su lado. Éste le miró y entonces sonrió, asintiendo con la cabeza. Los dos tuvieron entonces la misma idea. Dispararon al mismo sitio y la estructura frontal del edificio se vino abajo, cayendo encima de Feitan. Lo que quedó fue una nube de polvo y… muchos destrozos.

    * * *



    Los esfuerzos de Sly y Dy con el helicóptero habían valido la pena. Murray logró llevar a Rioichi hasta el piso franco donde Etáin se encargó de lo demás. La tarea del mapache y del zorro, aun así, no estaba terminada. Habían despejado casi todo el cielo, unos cuantos enemigos quedaban en pie. Dy nunca había estado tan estresado por una situación, él no solía tener costumbre de manejar un helicóptero, de hecho, NUNCA lo había hecho. Por eso le sorprendía la calma que demostraba Sly y su tremendo manejo para la aviación. A pesar de ello, Dy no evitaba sentirse feliz al saber que Cooper había logrado esta pequeña hazaña gracias también a su ayuda indispensable.

    - Agarraos, chicos. Vamos a despejar lo que queda de esos cabrones. – Dijo Sly, decidido.
    - Definitivamente estás como una puta cabra.
    - Gracias, Bruce.

    El lobo sonrió en lo que resoplaba. Muy típico de Cooper. A lo largo de las experiencias, cada uno había establecido un vínculo que, más profundo o menos, sabían que nadie haría posible que se rompiese… incluso si uno de ellos perdía la vida. Sly movió el helicóptero, cooperando con Dy para manejar los comandos. Evadió con suerte un ataque que iba hacia ellos, y Sly contraatacó con un misil que le quitó a otro rival más. Bruce se agarraba donde podía, porque a veces los movimientos del helicóptero eran mayores que su fuerza a causa de la velocidad y aunque se quejaba, era consciente que eran acciones necesarias si no querían morir en el proceso. Ahora, tanto las vidas de Dy como la suya propia estaban en manos de Cooper, y por lo que Bruce había comprobado… Sly primero se sacrificaría a sí mismo antes que permitir la muerte de alguno de ellos.

    En ocasiones, esa predisposición para ocupar el lugar de otro hacía que, inevitablemente, la piel de Bruce se erizase. Los Cooper no habían dejado de sorprenderle hasta el momento. Nunca había llegado a ver una capacidad así para enfrentar la muerte en el lugar de otros y no sentir miedo en el proceso. Quizá por eso los Cooper eran, a día de hoy, considerados como una leyenda. Tenía sentido, con la innumerable lista de proezas realizadas por cada miembro del clan.

    - ¡Sly a tu derecha! ¡Voy a preparar un misil! – Anunciaba Dy, poniéndose a ello automáticamente.
    - Daré un giro para minimizar el contacto contra el enemigo, atentos. – Dicho y hecho, fue sólo mover una palanca.
    - ¡Sly me cago en ti! – Se quejaba Bruce que rodaba por la parte de atrás. Menos mal que las puertas estaban bien cerradas.
    - ¡FUEGO! – Ordenó Sly.

    Dy lanzó el misil en cuanto escuchó al mapache. El ataque dio de pleno en otro helicóptero, que hizo un aterrizaje de emergencia en el que afortunadamente ninguno de sus tripulantes resultó herido. El zorro lo celebró mientras Cooper seguía serio, avanzando por el cielo y siendo observado por Dy.

    - Eres genial, Sly. No sabía que se te dieran tan bien los aviones.
    - Me alegro que lo pienses, antes de mi misión en Holanda hace un tiempo atrás nunca manejé nada parecido así que debe ser cosa de mi pariente Otto Van Cooper.

    Dy y Bruce le miraron fijamente. Era la primera vez que Sly mencionaba a alguien más de su estirpe que no fueran ya los ahora conocidos. El mapache aumentó la velocidad y se alejó de los otros dos helicópteros que iban tras él. Repentinamente, empezaron a recibir disparos. Cuando Cooper miró hacia abajo, se dio cuenta que se trataba de Carmelita, que saltaba de techo en techo siguiéndoles. Eso fue lo que Cooper más temió. Las cosas con la Inspectora Fox nunca resultaban fáciles, todo siempre se ponía al rojo vivo con ella presente. ¿Pero qué podía esperar? Estaba tan cerca del Gobierno Mundial que le resultaba extraño que este último no hubiera mandado a su ejército. Sly no evitaba preguntarse mentalmente en qué estaría pensando el Gobierno Mundial…

    - Dynamo. – Le llamó Sly repentinamente.
    - Dime.
    - Necesito pedirte un gran favor. – Le miró. Por unos instantes, Blake creyó que pasaba algo malo por esa seria expresión en el rostro de Cooper. – Quiero que cuides de mi banda, de Bentley, de Murray y los demás.
    - ¿Eh? ¿qué…? – No comprendía la razón por la cual Sly hacía semejante petición. - ¿Por qué me pides que…?
    - Prométeme que lo harás. – Le interrumpió. Dy se quedó callado. – Dynamo.
    - Sí… vale. Vale lo haré. – Asintió. - ¿Pero por qué me pides algo así?

    Sly no le contestó y esto fastidió e inquietó aún más al zorro rojo. Le encantaría encontrar el motivo incluso en los ojos de Sly, pero él no era bueno en esas cosas. Un Cooper era demasiado complejo por más abierto que fuera. Además… Dynamo estaba convencido que ni siquiera Sly tenía una respuesta y le saldría con que era cosa de su instinto, ese sexto sentido que guiaba a todos los Cooper, un sexto sentido que la lógica no podía explicar. Por eso los Cooper actuaban de una manera singular en situaciones donde el peligro era elevado, o demasiado elevado. Hasta donde había visto… Dynamo sabía que los Cooper no se habían equivocado nunca cuando seguían ese impulso.

    - ¡Mierda! – Dijeron ambos a la vez.
    - ¡¿Se puede saber qué pasa?! – Preguntó Bruce al oír ruido.
    - ¡Los motores están fallando! ¡Debe haber sido Carmelita! ¡Su puntería es mortífera!
    - ¡Diablos con la Inspectora Fox!
    - ¡Haré un aterrizaje de emergencia! ¡agarraos fuerte! – Anunció Sly.

    La tensión era casi insoportable. Dy respiraba algo alterado. Ahora mismo, rezaba con que Sly consiguiera ese pequeño pero complicado objetivo. Aun así, ver que parecía menos nervioso que ellos dos era digno de admirar. En toda su vida, este zorro había conocido a muy pocas personas capaces de mantener la calma en situaciones tan extremas. Él no era una de ellas, precisamente. Sly manejó los paneles de control del helicóptero mientras una gota de sudor bajaba por su sien. En unos minutos, lo logró.

    - ¡Abajo, abajo, abajo! – Ordenaba el mapache. - ¡Tenemos que salir de aquí ya, antes de que nos alcance Carmelita!
    - ¡Pues está ahí mismo! – Señaló Bruce cuando abrió las puertas.
    - ¡Nos va a alcanzar!
    - ¡Id vosotros! ¡yo la entretendré hasta que hayáis cogido una distancia prudencial!
    - ¡Nada de eso! ¡no te dejaremos solo! – Reprochó Dy.
    - ¡Si no quieres morir abrasado por sus disparos, mejor hazme caso! – Exigió Sly.
    - ¡NO! ¡me quedaré a tu lado, que para eso somos compañeros!

    Sly se lo quedó mirando hasta que suspiró y extendió su mano hacia ellos, siendo correspondido por Dy y Bruce de la misma manera. Los tres asintieron y lejos de querer enfrentar a Carmelita, ésta empezó a perseguirlos al ver que huían de ella, yendo hacia alguna parte.

    - ¡¡Quietos ahí!! ¡os voy a meter entre rejas, panda de criminales! – Ella saltaba de techo en techo, usando toldos para llegar a ellos. - ¡A todas las unidades, a todas las unidades! ¡la Banda Cooper y la Banda Blake están aquí! ¡solicito dos equipos para su captura!
    - Recibido. – Le contestaron por el otro lado.
    - ¡¡No escaparéis!! ¡juro que os meteré a todos en la cárcel!

    Pero ni Sly ni los demás la escucharon. Detenerse ahora para intentar inútilmente convencerla sería perder un tiempo valioso del que no disponían. Debían reunirse con Tennessee y saber qué había sido de él, para después encontrarse con Sir Galleth. Sly estaba preocupado por el americano y por el inglés, ellos eran su prioridad a pesar de que Light también podría estar en peligro.

    - ¡Sly, mira! ¡allí! – Señaló Bruce.
    - ¡Pero si es…!
    - ¡Es Tennessee! – Siguió el mapache. - ¿Pero quién es el otro?

    Dynamo y Bruce se encogieron de hombros, pero parecía ser un aliado que no conocían, un aliado extrañamente parecido al forajido y que parecían luchar codo con codo contra aquel otro lobo azabache que por poco los aplastaba con sus puños. La fuerza colosal de ese hombre era digna de respeto. Aun así, ellos avanzaron a pesar de que Carmelita seguía pisándoles los talones. Sly casi sintió alivio al ver que Tennessee estaba bien, pese a que todo este pedazo de conflicto había sido por su culpa. Todos se encontraban en peligro por su irresponsabilidad. Aun así, Sly no culpaba a su tatarabuelo.

    - ¡Tennessee! – Le llamaron a la vez Dynamo y Sly. El americano se giró.
    - ¿Cómo? ¿vosotros aquí? – Se sorprendió.
    - Eso mismo te podríamos preguntar nosotros. – Bruce fue el primero que habló. – Mira la que se ha liado por tu culpa.
    - Y más que se va a liar si no os entregáis a la justicia, ladronzuelos. – Apareció Carmelita, apuntando al grupo con su pistola.
    - Carmelita, esto es mucho más serio de lo que te i…
    - Nada de excusas, Cooper. Os voy a llevar a todos ante la justicia. Sois unos criminales y a los de vuestra condición se os trata igual que al resto. – Le interrumpió la mujer a Sly.
    - ¡Anda! ¿y estos quiénes son? – Jack llegó hasta ellos. Su larga trenza más allá de la cintura era especialmente llamativa.

    Todos, incluida Carmelita, se quedaron mirando al recién llegado que parecía haber hecho volar a Feitan hasta la quinta leche. Costaba creerlo para un mapache delgaducho como él. No obstante, Sly parecía el más sorprendido de todos mientras Jack le ponía a su hijo su sombrero.

    - ¿Este… es…?
    - Uh… - Tennessee se rascó la mejilla. – Chicos, mi padre. Padre, los chicos.

    La presentación del americano fue desastrosa. Aun así, Jack los saludó tan alegremente mientras Dy y Sly se quedaban boquiabiertos en lo que Carmelita intentaba pensar quién era ese mapache, que parecía sospechosamente cercano a Cooper y si era así, entonces era otro ladrón igual que él. Cada uno se presentó debidamente, pero Jack pareció prestar una atención especial a Sly, a quien se acercó con una sonrisa.

    - Por fin tengo el honor de conocerte. – Dijo el mayor. – Llevaba tanto tiempo queriendo hablar contigo...
    - ¿Eh? – Sly frunció el ceño. - ¿Qué…?
    - A lo largo de toda mi vida, tuve visiones en las que tú aparecías haciendo cosas increíbles. – Dijo. – No sabía quién eras, salvo que evidentemente eres parte de la familia.
    - ¿Ya conocías a este tipo, Sly? – Preguntó Bruce.
    - ¿Estás tonto? ¿cómo se te ocurre pensarlo siquiera? – Le rebatió el aludido. – Estamos hablando del padre de Tennessee, mi padre ni había nacido siquiera.
    - Esto es muy confuso. No entiendo nada.
    - No tenemos tiempo para las chácharas. – Intervino Tennessee, viendo llegar a Feitan. – O nos ocupamos de esa tía, o de ese bastardo. Una de dos. O los dos. ¿Dónde está el inglesucho?
    - ¡ME ALEGRO QUE PREGUNTÉIS POR MÍ! – Se le oyó gritar. Estaba a varios metros, pero era tan escandaloso que enseguida le vieron.

    Carmelita no sabía a quién apuntar con su pistola. Estaba nerviosa y el equipo que había pedido tardaba en llegar. Ella sabía que algo grande estaba ocurriendo ahora mismo pues poco a poco la Banda Blake y sobre todo la Banda Cooper se estaban reuniendo al completo, sólo quedaban unos pocos más. Sir Galleth llegó hasta ellos, parecía estar ileso. El inglesucho y el americano compartieron miradas, el primero sonriente y el segundo serio, aunque eso duró poco.

    - Heh… - Cerró los ojos. – Me alegra ver que estás bien… Galleth.
    - Yo no podría decir lo mismo de vos, estáis magullado.
    - Bah, recuerda que soy un superviviente.
    - Eh, las cursiladas para después. Tenemos algo de lo que preocuparnos antes. – Bruce les había interrumpido, haciendo evidente la presencia de Carmelita y ahora la llegada de sus dos equipos de refuerzo; y la de Feitan.
    - Mierda, ¿más polis? – Se quejaba Sly.
    - Selvi, necesitamos un plan de huida. Sería genial que Bentley y tú nos ayudarais.
    - Estamos en ello. – Le respondió el zorro blanco. – Iremos con las furgonetas en cuanto se presente una oportunidad. Las cosas están muy complicadas por esta zona también.

    Lo que pasó a continuación fue más de lo mismo: Carmelita ordenó que disparasen y el grupo se dividió. Jack protegió a Dynamo y a Sly, mientras Tennessee alejaba a Sir Galleth de las balas. Bruce se escondió de entre los escombros, evitando un golpe de Feitan que lo levantó ligeramente del suelo por la onda de choque. Feitan tenía muchísima fuerza física, pero, cuanto más le miraba Sly, más seguía pensando que había algo en él que no le encajaba. Light y Shadow aparecieron, juntos. Ella se alejó y fue a por la Banda de Cooper, a por Sly específicamente y alejándole de los demás. Los policías se dedicaron a perseguir al grupo, siendo heridos por las flechas lanzadas por la ballesta de Dy, quien tenía su lanza a mano. Intentaban ganar tiempo hasta la llegada de Bentley y los demás. Las cosas se habían complicado, más de lo que cada uno llegó a imaginar.

    Sly gritó mientras corría hacia Shadow. Dynamo le llamó, pero fue inútil, Cooper no le escuchó. Jack volvió a protegerle, mientras el zorro se deshacía de más policías, incluso de aquellos que seguían tras Tennessee y Sir Galleth que se habían enzarzado en unas cuantas peleas, igual que Bruce. Bruce parecía haberse centrado en Feitan, y no era nada piadoso a la hora de darle algún golpe. Era una batalla de grandullones, aunque Feitan fuera más grande en tamaño. Jack se las apañó para alejar a Carmelita, pero tampoco fue de mucha utilidad ya que ella era muy persistente porque regresó.

    Feitan alcanzó a Bruce y le dio un puñetazo, corriendo después hacia Sly.

    - ¡¡COOPER!! – Gritó. - ¡VOY A IR A POR TI!
    - ¡Argh! – Se quejó él cuando Shadow le lanzó contra el suelo dolorosamente. Gracias a eso, Feitan cogió al mapache del cuello. – Heh… ho… hola perrito.
    - ¡CHT…! – La vena de la sien de Feitan se infló ante su cólera y sin reprimirse, estampó a Cooper contra el suelo. - ¡¡Voy a matarte!! ¡A ti y a todos tus amigos!
    - Ah… no me digas… ¿y entonces por qué has tenido a dos Cooper contigo… todos estos años?
    - ¡Fue para atraerte a ti y a los demás! ¡eran el cebo! ¡así os daría vuestro merecido! – Aún tenía al mapache cogido del cuello y lo alzó del suelo, haciéndole imposible tocarlo con sus pies y su cola.
    - Feitan… - Le llamó Sly. – Veo… en tus ojos… que luchas contra algo… dime… ¿quién es tu verdadero enemigo?
    - ¡¡CÁLLATE!!

    El lobo lo lanzó a la otra punta y tardó más y menos en ir a por él. Tennessee y Jack estaban demasiado ocupados para defenderle, había montones de policías yendo a por ellos, Carmelita intentaba capturar a alguno, pero no era fácil. Selvi y Bentley, junto a los demás, aún estaban en camino. Justo cuando Feitan iba a darle un puñetazo a Sly, éste lo detuvo con su bastón, haciendo una onda de choque que partió el suelo.

    - No creo que alguien como tú haya tenido a dos Cooper bajo su mano sólo para usarlos de cebo. No pareces el tipo de persona que le gusta perder el tiempo de esa manera. – Dijo Sly, alzando la mirada. - ¿Por qué todo esto, Feitan?
    - ¡Cht…! ¡no es de tu incumbencia! – De nuevo intentó asestarle otro golpe, pero Sly lo evadió. - ¡¡Los Cooper sois la escoria de este mundo!! ¡Para que el mundo vaya mejor, vosotros tenéis que desaparecer! ¡Habéis traído la desgracia con vuestra sola existencia! ¡¡Sois un obstáculo para el mundo!!
    - Ah, eso crees… - La mirada de Sly se tornó más afilada. - ¡¡ENTONCES TE DEMOSTRARÉ QUE ESTÁS COMPLETAMENTE EQUIVOCADO!! – Una energía roja le rodeó por completo. La onda de choque que causó, alejó brutalmente a Feitan. - ¡LOS COOPER HACEMOS JUSTICIA DESDE LAS SOMBRAS! ¡Y LA GENTE DEL GOBIERNO MUNDIAL COMO TÚ, ES LA QUE NOS HA QUITADO EL HONOR!

    Feitan se protegió, colisionando su puño contra el bastón de Sly de quien recibió una tremenda patada. Fue doloroso y Feitan gritó un poco por ello, pero se levantó y sujetó al mapache por el brazo y estuvo a punto de rompérselo de no ser porque su estómago fue víctima de otra patada que lo alejó de Cooper.

    - ¿Por qué…? – Preguntó Feitan, mirando a Sly. - ¡¿Por qué te esfuerzas tanto contra algo que sabes que no puedes enfrentar?! ¡No vas a salir ganando desafiando al Gobierno Mundial! ¡AL MUNDO ENTERO!
    - Ya lo perdí todo cuando era niño. Creí que me había quedado completamente solo, pero, ¿sabes una cosa? me crucé con personas que estaban dispuestas a seguirme hasta donde fuera. Por ellos, que cambiaron radicalmente mi destino y mi forma de ver la vida… por ellos, que me dieron el amor que me quitaron… VOY A CAMBIAR ESTE MUNDO. – La energía roja entorno a Sly, se volvió más fuerte, alimentada por su determinación. – Y lo cambiaré para que sea un mundo en el que ellos quieran estar.
    - Cambiar el mundo… Heh… eres un ingenuo. ¡Antes acabarás muerto!
    - ¡¡Eso habrá que verlo!!
     
    Top
    .
25 replies since 26/10/2016, 18:57   928 views
  Share  
.