Bajo los Tacones de ARIANE Kirishima Yokozawa Mundo Alterno
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Bajo los Tacones de ARIANE Kirishima Yokozawa Mundo Alterno

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  1. btalkrajo
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    Y ahora intenta decir que me amas sin miedo a que parezca mentira otra vez ... https://web.facebook.com/Btalkrajo

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    Bajo los tacones de Ariane



    Ella miro hacia el joven de cabello oscuro, sabia su nombre, llevaba sabiéndolo más o menos casi dos meses, desde que atrapo a Zen cuando este regresaba del cine, eso le había dicho...

    Por un tiempo atrapar a su hijo fue como una jugada de escondite, no veía a Zen ni lo encontraba nunca en su casa.

    ¿Qué sabia ella?

    Apenas tres hojas de ese libro, en algún momento Sakura se marchó de casa, por algún tiempo Zen pensó que podrían arreglarlo, en algún momento Zen dejo de creer eso y algún tiempo después Yokozawa apareció. ¿Cómo se habían conocido? No lo sabía, ¿Por qué Zen bailaba en un centro dos veces por semana? No lo sabía ¿Cuándo su hijo vacío su casa? No lo sabía... no lo sabía porque llevaba mucho tiempo sin saber de él, veían a Hiyori muy pocas veces y aunque vivan relativamente cerca siempre habían tratado de no involucrarse en la vida familiar de su hijo.

    Sabia ahora, que eso había sido un error.

    Su hijo se veía bien, guapo, siempre había sido guapo, pero hace cuatro meses... hace cuatro meses ese no era su hijo, no se parecía en nada al precioso niño que llevo en brazos, al adorable jovencito que jugaba baloncesto ni al muchacho que se casó enamorado... no era su hijo, tal vez era un pedazo, un trozo, una sombra, una imitación... pero no su muchacho. Alguien... ella. Si, ella lo había roto y peor que eso se había llevado el torso, se llevó a su hija y tal vez sería difícil que cualquiera en el mundo comprendiera el dolor que supuso para ella descubrir que habían abandonado a su cachorro. La mano de Dios evito que atrapara a Sakura pero no lo evitaría siempre y en algún momento le pediría cuentas por ello.

    — Déjalo cariño – dijo mirando a la niña – tenemos postre así que mejor no te llenes...

    Hiyori le sonreía, Hijo era más Zen de lo que jamás seria Sakura.

    Takafumi comía despacio, la enternecía, le recordaba a su propio esposo. Un muro, una roca firme donde sujetarse y ahí, había un problema, a las personas no les gustan los muros, las rocas, los fuertes porque intimidan, pero en tempestad, si estas con ellos van a protegerte. Alguien diría, que las piedras aplastan y los muros se derrumban, pero ella no lo creía, su esposo le había demostrado por años lo suave que es el cobijo de un muro. Y al ver a Zen sonriendo lo sabía, sabía que Takafumi era el muro que detuvo la tempestad antes de que se llevara a su hijo.

    — ¿Me puedo quedar? – Esa pregunta no la olvidaba, Zen estaba en la puerta con una mochila esperando por ella

    — ¿Por qué me lo preguntas? mientras yo viva y esta sea mi casa tu eres bienvenido y no tienes que preguntar

    Esa noche escucho más... escucho como Zen ya había decidido firmar el divorcio, escucho que se había terminado, que si la amaba ya entendía que no debían estar juntos, que Yokozawa se había marchado molesto de su casa...

    — Me dijo que no volviera a buscarlo nunca, que estoy enfermo, que me he vuelto loco.... Me ha dicho que no puede ayudarme, que ayudarme lo fundiría y que lo olvide...

    Al día siguiente ella fue a la casa... eso no era una casa, ni mucho menos un hogar, eran los restos de cenizas de un huracán, maldijo mil veces el horror visto ahí. Antes no había estado ahí, no desde que encontró a su hijo tirando la basura, mucha basura. Pero después... apenas había polvo, ni muebles, ni vasos, ni fotos... ¿eso quedaba de su hijo? Un vacío que ella no sabía ni imaginaba como llenar... sí. Eso quedaba.

    Su esposo la levanto del suelo cuando ella lloraba sobre esos miserables restos que una mujer dejo. Así que ahora, tenía un lazo solido con Yokozawa Takafumi, ahí sentado comiendo en su mesa con una mueca de sonrisa, un lazo completo porque saco a su hijo del hueco, porque le obligo a moverse y reaccionar y porque ahí estaba Hiyori. Podrían decirle lo que quisieran, pero ella sabía sin duda alguna que, si la niña estaba ahí sentada, se lo debían a Yokozawa.

    **************xxxxxxxxxx****************

    Yokozawa Takafumi sintió una incomodidad que rayaba en lo absurdo, el solo abrazo de la madre de Zen parecía evocarle odios internos que comenzaban a crecer, envidias absurdas que no tenían sentido. ¿Qué importaba si Zen tenía una madre cuando la suya lo abandono sin pensárselo? No importaba en realidad, pero de pronto la mesa de Zen no era como las mesas en las que solía comer, había dos ahí. Zen tenia ambos padres, su madre hacia postres su padre ponía la mesa, su madre instaba a comer más, su padre contaba anécdotas, no era como otras mesas.

    Cuando Ann tenía 20 se revelo al matrimonio que sus padres habían concertado para ella, se revelo definitivamente y su padre al hecho de casa. La abuela de Ann en cambio le dejo una herencia, no era mucho, pero eso había ayudado a Ann por cuatro años a sostenerse, al comienzo le fue muy fácil pero después comprendió que el dinero no regresa una vez se ha gastado. Pero la mesa de Ann estaba vacía.

    Ritsu recibía dinero mensualmente, su padre le había pagado los estudios y si le pedía más dinero se lo depositaba, a cambio, Ritsu no debía volver a su casa ni ver nunca a su hermano, tampoco le importaba tanto, su hermano y él jamás habían sido cercanos. Lo sacaron de casa porque era gay pero no dejaron de cuidarle, solo se avergonzaban de él.

    Shouta no tenía una mesa. Simplemente le echaron de casa, solo le dejaron fuera y de ellos no hablaba, si preguntabas se enojaba y en su enojo escondía su tristeza.

    Masamune, él tenía varias mesas a medias, la de su madre, la de su padre y la del hombre que creyó su padre por años, ninguna mesa era cálida y ninguna tenia postre, no podía comer en ellas ni en fiestas ni en navidades, pero iba de todos modos de vez en cuando a visitarles.

    La suya tenía un gato, (era el único con una mascota) pero hasta ahí llegaba su suerte.

    — Gracias — dijo mientras ella con una enorme sonrisa le servía una rebanada de pastel – es muy gentil señora

    — Nos encanta hacer postres – ella siempre hablaba en plural – puedes venir cuando gustes, nos encantara recibirte... también trae a sora cuando gustes...

    Sora parecía realmente cómodo ahí, la niña se había sorprendido de lo grande que era y constantemente lo acariciaba, Yokozawa considero por un momento enfadarse por semejante traición, pero después desecho esa idea, a los gatos les gustan los niños. Además, no podía enfadarse porque hubiera más personas que su gato aceptara, aunque nunca había sido huraño realmente lo sorprendía lo dócil que se comportaba en ese momento.

    Sus ojos encontraron los de Zen, amarlo dolía... perderlo lo mataría.

    **************xxxxxxxxxx****************

    — Papa tiene novia – dijo una voz suave — él duerme ahora con ella

    — ¡¿Qué?! – la madre de Zen parecía sorprendidísima ante las declaraciones de su nieta — ¿Hiyori de donde sacas eso?

    — Él lo dijo, que durmió toda la noche tocándole la barriga y que le hizo el desayuno en la mañana

    Yokozawa fulmino con la mirada a Kirishima mientras este tosía atracado de risa.

    ¿Qué de esa risa?

    Kirishima Zen tenía una mano sujetando su estómago mientras reía, Yokozawa jamás lo había visto reírse de ese modo, no parecía el mismo. Luego miro a la niña como si ella fuera ella un pequeño payaso.

    — Pero Hiyo... de donde sacas eso, estuve toda la noche con Sorata – mirando al gato que dormía en el sillón estirado sobre su espalda, resultaba fácil imaginar que Zen se la hubiera pasado acariciándole la barriga – aunque es verdad que le hice el desayuno, puse la medida justa de comida en su plato.

    Yokozawa miro hacia los objetos y en realidad parecían nuevos.

    — Oye... — dijo sin evitar sonar rudo — ¿pensabas quedarte con mi gato?

    — Oh... bueno.... Es una posibilidad – Kirishima movió los hombros como si eso fuera algo completamente lógico y normal. Yokozawa deseo ahorcarlo

    — ¡Eres el peor!

    — En realidad, soy el indicado

    Yokozawa se quedó en silencio. Había una confianza plena en la voz de Kirishima, esa parte de Zen lo aplastaba, la seguridad y la confianza. Levantar una ceja o poner una fresa en su boca observándote sabiendo que lo adoras, que lo deseas y en la misma mirada diciéndote que deberías agradecerle por estar ahí ante tus ojos. Una parte de Yokozawa estaba sumamente agradecida de poder verlo.

    De hecho, en ese momento no tenía miedo alguno.

    ¿Qué era lo que antes había deseado? Oh, sí, solo poder tenerlo cerca, sentirse sereno siendo su amigo y con el tiempo dejar de sentir aquel enamoramiento... ¿Cómo había terminado? (aunque este definitivamente no era el final) Indiscutiblemente enamorado. Y peor que eso, confesamente enamorado, Zen parecía cómodo con su presencia en su casa, cómodo con el sonido su voz, cómodo con Sora.

    — Por cierto, encontré tu recetario anoche

    — ¿mi rece...? ¡mi recetario! – había olvidado por completo aquel recetario concentrado en besar a Kirishima aquella noche, concentrado en acariciarle la espalda, concentrado en disfrutar con cada célula en su cuerpo de ese beso... pero ahí estaba el recetario.

    — Si, ven – le sonrió – está en mi habitación... — miro a los otros presentes con cariño — ustedes pongan la película nosotros venimos en un momento...

    Su madre aviso que escogerían una con Hiyori y su padre que haría palomitas de maíz mientras ellos entraban a la pequeña habitación, un espacio donde Yokozawa no había vuelto a estar. Zen cerró la puerta con cuidado de que no sonara el pestillo y se cruzó de brazos mirándole fijamente, Yokozawa se chocó con el armario mirándole a sabiendas de que Zen parecía enfadado.

    — Entonces – comenzó – si estás enamorado de mi puedes explicarme porque intentas alejarte de mí, digo, lo lógico sería que quisieras estar conmigo y no evitándome con falsos ensayos

    — No lo entiendes

    — ¿Cómo podría? – Zen jugueteaba con una tarjeta entre sus dedos – no puedo entender cuando no me dices las cosas, no sé cómo hacer las cosas bien contigo y mientras más me esfuerzo parece que más te irritas

    — No es así

    — ¿entonces? - comenzó - Yokozawa se perfectamente que tu vida no gira en torno a mí, la mía no gira en torno a ti, pero se supone que hay momentos para nosotros, para que estemos juntos, no puedo despertar con la duda sobre cómo vas a comportarte ese día. El sábado todo está bien, el lunes no quieres ni verme

    — No es así... no me llamaste ni me dijiste nada y no sabía cómo sentirme, tu esposa y tu hija son tu vida, tu vida real... tu hija... — Yokozawa lo dijo sin pensar, pero desde el fondo de su ser – tu hija merece un hogar... por ella deberías pensar en intentarlo con tu ex...

    — Es gracioso.... Porque no sabes lo que paso, seguro lo imaginas, pero no me has preguntado ni una vez... — Zen dejo la tarjeta en la mesa — yo no hice nada, no merecía lo que ella me hizo y no merezco volver a estar en esa vida donde alguien más pasa sobre mis sentimientos y si, hablo con despecho y si, la odio. Ella me abandono... yo no rompí mi hogar Yokozawa y no puedo reacomodar las piezas de esa casa de muñecas, intenté y no lo conseguí ni una sola vez... te dije que quiero intentarlo entre nosotros, que quiero estar contigo... ¿quieres estar tu conmigo? Si no estás seguro, ni no quieres o si nos apresuramos con esto podemos hablarlo, podemos pensarlo y si quieres detenernos.... ¿es lo que quieres?

    — No se trata de eso

    — Tu ya sabes lo que yo quiero – rebatió Zen acercándose y cortando el espacio ente ambos – todo lo que quiero – Yokozawa abrió los ojos al sentir la mano de Zen en el bordillo de sus pantalones – aun eso sigue pendiente entre nosotros ¿no?

    — Tus padres....

    El sonido de su propia vos murió bajo la boca de zen el beso apretaba sus cuerpos, las manos de Zen lo atrapaban... no... no era Zen, eran sus manos las que apresaban al otro, Yokozawa se pegaba tanto como podía a Kirishima, este era el momento de saltar, de hacerse pedazos, de confiar en que Zen no dejaría que se rompiera, que si se rompía Ann encontraría todas las piezas y lo ayudaría a sanar, de saber que dolería, dolor como el que jamás había conocido.

    Cuando se separaron la boca de Zen bajaba por su barbilla y su cuello y él caía sobre la cama, estaba semi consiente de las personas al otro lado de la puerta, estaba semi consiente de que no deberían hacer nada de eso en esa habitación y de pronto estaba plenamente consciente de las manos de Kirishima por su espalda, de su muslo chocando suavemente con su entrepierna, de su boca incrustando su lengua y su sabor en ella un sabor delicioso y adictivo, mientras el olor de su colonia y su cuerpo comenzaba a llenarle los pulmones, sus propias manos acariciaban el cuerpo de Zen, parecía tan delgado que sorprendía lo fibroso de su cuerpo, lo marcado que estaba y su suavidad.

    — Oigan la....

    Ambos se desprendieron cuando la voz hablo, no alcanzaron a verlo porque la puerta se cerró de inmediato. Yokozawa sintió como su corazón y su estómago caían al suelo, Zen se puso de pie acomodándose la camisa, ambos se pusieron de pie y se acomodaron la ropa. La puerta volvió a abrirse y unos ojos penetrantes atraparon a Yokozawa. Quiso esconderse, pero el reducido espacio de la habitación no se lo permitía.

    — La película va a comenzar – dijo mirando a Yokozawa como si deseara sacarlo a golpes de su casa – vayan... los dos – recalco – a sentarse con los demás... voy a salir ahora, así que tú y yo – miro a Zen – hablaremos cuando regrese.

    Yokozawa escucho como el hombre decía que tenía algo urgente y salía sin más, volvería luego y hablaría con Zen de esto, de lo visto, Yokozawa se dejó caer en la cama.

    Realmente no era justo con nadie.

    — Lo siento mucho – dijo Zen – estaba seguro de que eche el pestillo... espero que mi padre no piense que eres un ligero, le diré que yo te acose

    — ¿esto es un chiste para ti?

    — Es mi padre Yokozawa... si dice que hablara conmigo es que hablaremos, si quisiera pelear o gritarme o echarte lo hubiese hecho, ¿lo escuchaste? Hay una película esperándonos

    — Es mejor que me marche – Yokozawa se puso de pie nervioso – me quedare cinco minutos para disimular y me iré...

    — Oye – Zen volvía a parecer molesto — ¿quieres esto o no?

    — ¡Tu padre acaba de vernos! – aunque susurraba a gritos, Yokozawa quería ser claro en el hecho de que esto era complicado y difícil, no imaginaba como podría terminar de otra manera

    — Hum... ¿se supone que tú crees que mis padres no saben sobre ti?

    — Les dijiste que te gusta un hombre – Yokozawa lo veía furioso, Zen no había hablado con sus padres en esos términos, les había dicho que Yokozawa lo ayudaba, que lo había motivado a firmar el divorcio, incluso había insistido en lo sexy que se veía bailando en tacones y había mostrado a su madre el video del concurso. Ella realmente se había sorprendido al ver como usaban tacones altos y legins tan ajustados, pero no, no les había mencionado que Yokozawa le atraía

    — No... pensaba decir algo como ¿les agrada? Ellos dirían si y yo diría, pues voy a pedirle que seamos pareja... ya sabes para hacerlos sentir incluidos

    — Eres estúpido, crees que tu padre siquiera querrá volver a verme en su casa después de esto, no tienes idea. No sabes lo que significa para él esto, para tu madre o para tu hija... ¿es en serio? ¿no has pensado en nadie?

    Kirishima Zen sujeto el recetario en las manos, miro a Yokozawa que tenía razón, había miles de posibilidades malas, hirientes y dolorosas, pero...

    — Me preocupare de lo que mi padre diga, cuando lo haya dicho, nosotros no construimos castillos en el aire Yokozawa... supongo que hay personas para las que esto es diferente, en realidad ni siquiera sé si será fácil para mí pero...amo a mi familia y me han demostrado que debí buscar ayuda en ellos antes, no voy a volver a esconderme de ellos porque la verdad si me lastimas yo seguramente no podre golpearte pero mi padre te romperá una pierna... piénsalo cuando quieras hacerme daño – la sonrisa en sus labios, la confianza en su mirada. ¿Ese era Zen enamorado? Podía la misma persona haber cambiado tanto... Yokozawa sabía que al comienzo era más denso, que no sonreía, que parecía enojado y esa barba descuidada y las ojeras... tal vez así era a cierta edad, a un momento de tu vida, la familia de Yokozawa no sabía que era gay, hablaba poco con ellos pero no lo sabían, su padre si, por eso le pago las clases de baile, por eso le pagaba las de pintura, por eso le hablaba de cuidarse y de que los hombres podrían lastimarlo... "nunca te metas con un hombre casado Numfy, mereces uno que se quiera casar contigo" "no podría casarme en Japón papá" "qué bueno que el mundo es grande..." y le sonreía, aunque si padre nunca miraba a los ojos de nadie. Su padre lo amaba...su padre aprobaría a Zen.

    — Pues no soy ningún ligero – dijo – también soy bueno en la cocina y las manualidades, me gusta la música variada y puedo ayudar a pintar una casa... — Yokozawa sonreía – y dile que si te lastimo puede romperme la pierna

    Beso los labios de Zen, cuando salieron los reyes de Arendele llevaban a Anna para que los trolls la curasen, se habían perdido el inicio de Frozen, aun así, se sentaron mientras Hiyo sostenía a Sora en medio de ella y su abuela, el gato parecía maravillado con esa casa. Yokozawa también lo estaba. Esta era una casa de verdad.

    Yokozawa miro a la niña y a su padre, se parecían físicamente mucho, estaba sintiendo felicidad plena solo con verlos juntos... y el miedo ataco. ¿Qué haría la madre de la niña si lo descubría? ¿dejaría a la niña y a Yokozawa en la misma mesa? ¿volvería a separar a Hiyo de su padre? Y la pregunta que más quería responder, la que le comía el corazón todas las veces que lo pensaba. Si Zen era realmente maravilloso ¿Por qué es que ella se fue?



    **************xxxxxxxxxx****************

    ***(Ed Sheeran) El club no es el mejor sitio para encontrar una amante, — así que es al bar a donde voy. — Mis amigos y yo, en la mesa tomando chupitos, — bebiendo rápido y luego hablando despacio. — Tú te acercas — y comienzas una conversación solo conmigo; — y créeme, te daré una oportunidad. — Ahora, me agarras de la mano, alto, — pones a Van (Morrison) en la máquina de discos — y entonces empezamos a bailar; — y ahora yo estoy cantando así... —... — Chica, sabes que quiero tu amor, — tu amor fue hecho a mano para alguien como yo. — Vamos, ahora, haz lo que yo digo. — puede que esté loco, no me hagas caso. — Tú dices, chico, no hablemos demasiado; — agárrame de la cintura y pon ese cuerpo sobre el mío. — Vamos, haz lo que yo digo, — vamos, vamos ahora, haz lo que yo digo...

    — ¡Basta ya!

    Seiya perdió la paciencia en el estribillo, estaba cansado de que sus estudiantes mirasen distraídas al guapo joven que leía afuera, Yukina Kou era demasiado hermoso para las calles comunes llenas de adolecentes jóvenes soñando con príncipes azules. Seiya no le odiaba por es (en realidad le apreciaba mucho) le odiaba por ser el guapo más tonto de los tontos, Yukina actuaba como si no se diera cuenta de cómo reaccionaban todos a él.

    — Puedes irle a hacer publicidad a Casandra Claire en otro lado por favor — Seiya miraba molesto a Kou, molesto más aun por haber ayudado en su publicidad

    — Perdona... es que este libro es muy bueno, te encantaría

    — Seguro. Me pasare por MarimoBook para comprarlo... — las chicas tomaron nota de la librería, se les podía ver en la mirada – Ahora vete a hacer tu publicidad a otro lado, aquí bailamos, no leemos

    — La lectura es la danza del alma, estaré en el café Meru, sus pastelillos son delicioso

    — Yukina. Basta de tu maldita publicidad

    Seiya se giró y miro a las chicas que admiraban embelesadas como el otro guardaba sus cosas, Seiya no se había pasado media hora limpiando los cristales para eso, no para que ellas se quedaran mirando embobadas a Yukina. ¡Es gay, no tenéis oportunidad panda de brutas! Pensar así era de envidioso, pero ellas estaban ignorando lo que él amaba. Bailar. Bailar sin duda era lo que Seiya mas disfrutaba y ver como sus estudiantes no prestaban la atención requerida lo molestaba, y ahí seguía Yukina como si meter un libro en la mochila y salir tuviera que ser un acto tan protocolizado.

    — Haber señoritas – dijo, aunque tres de ellas eran casadas — ¿Por qué me tratan así? ¿Ya no me quieren? – su fingida pena surtió efecto y ellas olvidaron al desconocido que antes leía

    — Te preferimos definitivamente – dijo una

    — Seiya perdónanos... vamos a ponerle ganas – aviso otra

    El espejo mostraba los movimientos del grupo, Yukina ya no estaba fuera para distraerlas y comenzaron a bailar otra vez.

    *****xxxxx*****

    Misaki caminaba de ida a sus clases, estaba en el grupo de Yokozawa y aunque al comienzo le había dado algo de miedo, ahora mismo estaba muy cómoda con las clases, la gente pasaba a su lado, ella a veces deseaba ser más guapa, detener alguna mirada pero eso no le sucedía, Kaede al contrario odiaba que la mirasen, tenía el cabello rojo como su hermana Aikawa y los senos más grandes que Misaki, los hombres siempre la miraban de más... Misaki en eso era casi invisible, caminaba con una nube de malestar sobre la cabeza.

    Yokozawa iba llegando a Ariane cuando vio a Misaki llegando, la joven era bastante guapa y alegre aunque en ella había un vacío tan triste que en alguna ocasión Yokozawa había estado tentado a preguntarle. No se atrevía. Lo poco que sabía era lo que todos sabían, su hermano y ella eran huérfanos acogidos por la familia Usami (Una familia que tenía un Bufete de Abogados internacional y una Constructora que se encargaba del mantenimiento de carreteras) la matrícula de Misaki se había pagado para seis meses, con transferencia y un bono para que la ayudaran... la matrícula de Misaki había pagado los espejos del estudio, luego vino Kaede, cinco meses al contado, la de ella había supuesto el arreglo de los camerinos. Las dos eran las únicas chicas acaudaladas del Ariane. Misaki era bastante tranquila en su trato con las personas, podría pasar por alguien promedio, pero no. Su ropa, sus accesorios, su piel, sus dientes y sus ojos delataban que estaba lejos de pertenecer al conjunto normal y común de personas en el mundo. Incluso cuando comía tenía una delicadeza especial. Sin contar los coches que a veces pasaban a buscarla o traerla, ahora venía caminando.

    — ¿Por qué estás sola? – Yokozawa le regalo una sonrisa y el rostro de la joven se ilumino, sus ojos verdes brillaron y por un momento Yokozawa reconoció en ella un gesto de Kirishima

    — ¡Vine en metro! – Aviso con orgullo — ¡Yo sola sin chofer!

    Esto sonaría de lo más normal en cualquier chica de diecisiete años, pero era Misaki

    — ¡¿Te has vuelto loca?! – Yokozawa palideció y luego se puso rojo de enojo – Misaki, no puedes ir sola en metro, tú no sabes andar sola en metro, podrías haberte perdido, te podrían haber robado y sabes que ha habido casos de acoso en el metro, Imari nos los conto el otro día... no deberías haber venido sola

    Ella parecía avergonzada ahora de su anterior orgullo.

    Se le olvidaba que todos sabían que era no más que una muñeca de porcelana. Su hermano decidía todo sobre ella, incluso la ropa que usaba, en realidad la ropa si era muy bonita pero no poder escoger ni tus calcetines la estaba volviendo loca. Antes se sentía emocionada cada vez que le traían algo para su armario, ahora comenzaba a desesperarse de no poder comprar ni una sola camiseta ella sola. Yokozawa le toco la barbilla con cuidado.

    — Me alegra que lo hicieras porque puedes hacerlo, pero no lo hagas de noche... prométemelo Misaki

    — Crees que no puedo, como todos piensas que soy una inútil

    — No – Yokozawa se mostró serio – creo que eres capaz de muchas cosas Misaki, pero todas las cosas van por pasos, es valiente salir a la ciudad, cuando yo llegue a Tokio me perdí muchas veces, me confundí de calles y también perdí la mochila por dormirme en el metro, ahora no me pierdo y seguro después tu no lo harás, pero tienes que entender que eres una chica y no importa lo valiente que seas y lo mucho que yo odie esto pero... corres peligro estando sola.

    Misaki lo sabía, escuchaba en las noticias sobre acosos en el metro o incluso violación, a veces sonaban en las noticias, Takahiro le decía que en otros lugares del mundo eso ya era noticia todos los días, ella pensaba que nada malo le sucedería, pero ahora, mirando a Yokozawa estuvo segura de que todas las chicas a las que les paso... creyeron estar a salvo.

    — No viajare de noche, lo prometo.

    — Muy bien... y ahora ¿Qué tal tu primer viaje en metro?

    — Fue muy... — estuvo tentada a mentir — ¡Fue muy complicado! No sabía que cada vagón tenía un precio diferente, tampoco que tarjeta debe pasarse solo una vez, y nadie me ayudaba, todos estaban apurados y me empujaban, pensé que a esta hora no estaría tan lleno pero estaba... oh... perdona, es mi hermano... ¿Qué le digo?

    Yokozawa debió de imaginarlo, pero esto le confirmaba lo sabido, su hermano no la mandaría sola a clases, Kaede decía que no la dejaban ni ir a la escuela sola. "Un día se quedó en mi casa y al siguiente ahí estaba Takahiro para llevarnos al colegio" Misaki respondió y mintió. Dijo que había tomado un taxi.

    — Si le digo la verdad se enfadara

    — ¿Qué verdad?

    Yokozawa descubrió a Usami saliendo de Ariane en ese justo momento. El rostro de la chica paso de crema a blanco papel mientras observaba al sujeto que le dedico a Yokozawa una mirada severa.

    — ¿Qué haces con ella fuera de clases?

    Los ojos violetas de Usami parecían cuchillas.

    — Va a ser que también contigo debo dejar las cosas en claro

    "También contigo" Yokozawa miro al edificio, en la ventana estaban 4 personas arremolinadas mirando. Volvió a mirar al Abogado, tenía la ropa impecable, su cabello ordenado pero sin duda, esa imagen pulcra tenía un fallo.

    "No lo sé, voy a invitarla a salir, ya sabes lo que dicen que conseguirlas jóvenes"

    — Seiya... — Yokozawa balbuceo el nombre anticipando lo sucedido — ¡Seiya!

    — ¡Oye no creas que te iras de rositas! – Seiya tenía la cara golpeada, mientras que un hilillo de sangre le manchaba la camiseta, nada grave pero ahí estaban ahora, en la calle como

    Yokozawa apenas podía creerlo, Seiya quería pelear, ¡Pelear! Si lo hacia la gente de la zona no vería mas a su centro como un lugar grato, la imagen y la confianza era todo lo que tenían y Seiya quería tirarlo a la basura cediendo a un impulso por culpa de alguien tan desagradable como Akihiko Usami, desagradable por completo pero aun así su principal patrocinador.

    — Detente ahora – dijo en tono firme – no es la manera de tratar al Sr Usami, respeta a Misaki y las estudiantes

    — ¡No sabes nada Yokozawa!

    — Sé que no es la manera ni el lugar, creo que olvidas que aquí trabajas, te pido que me respetes a mí y a tus demás colegas

    Seiya contuvo una maldición. Era verdad, no podía pelearse frente a las estudiantes y menos cuando era consciente de que había alimentado el fuego de Usami, no esperaba que el remilgado abogado le pagase un puñetazo pero había sucedió y ahora parecía completamente dispuesto a continuar con la pelea.

    Misaki apenas creía lo que veía y oía mientras Usami miro a Yokozawa.

    — Misaki es menor de edad – dijo en tono severo — ¿entiendes que es un delito acosar a una menor de edad?

    Había un aplomo duro en sus palabras.

    — No es acoso – se defendió Seiya – lo que es acoso es que le robes el teléfono a tu hermana para espiar sobre lo que hace

    — No es mi hermana y no la espió, la cuido – volcó su mirada llena de ira en Seiya – olvídate de cualquier asquerosa idea que hayas tenido, nunca dejaríamos que alguien de tu clase se acercase a ella. – Volteo la mirada a Yokozawa – teníamos un trato, es una pena que no lo cumplieras...

    — Pero...

    — Escribiré a Onodera para decirle que su familia no solventara más el estudio

    Yokozawa tembló, de ira y miedo, si cerraban Ariane ¿Dónde irían? A ninguna parte y lo sabía, ese sueño apenas estaba construyéndose y ahora debían renunciar. Buscarían trabajos reales, donde los sueños no tuvieran cabida.

    — Vas a desalojarnos – Yokozawa lo dijo y Seiya y Misaki perdieron todo el color de sus rostros – tal vez... no lo sé... ¿podríamos hablarlo?

    — Claro, has una cita para que atienda su solicitud

    Había una sonrisa vil en la boca del abogado, la sonrisa cruel de quien te tiene en sus manos y aprieta para lastimarte pero dejándote respirar. Yokozawa iría a hablarle, tendría que disculparse por cualquier situación y escuchar las condiciones, en el trato solo habían participado él y Ritsu.

    — Como siempre eres desagradable, no te cansas de ser un aboganster – Ijuuin Kyo estaba con una gafas negras y su camiseta de DG era color crema, marcaba su físico, estaba mirando al abogado y este chirrió los dientes al verlo – no solo acosas a dibujantes, también estas fastidiando coreógrafos, tengo una duda ¿tus clientes te pagan por ser una mierda de persona? Digo, tal vez es algo completamente tuyo eso de no tener sentimientos

    — Como siempre hablando sobre lo que no sabes, Ijuuin... – volteo los ojos a Yokozawa – te aconsejo que pidas la cita pronto. – Luego miro a la chica – vamos

    — Tengo clase de baile – dijo Misaki con una vos suplicante

    — No me enfades mas Misaki, no vas a volver aquí... no vas a volver a verlo

    Yokozawa apenas pudo detenerse un segundo y abrazo a Misaki, la chica ya estaba llorando. No había nada, Seiya no había ido nunca en serio con ella y ella no lo miraba más que de pasada, lo que fuera que el abogado pensara no era cierto, ella y Seiya no tenían ningún tipo de cercanía o relación romántica.

    Pero Ijuuin Kyo no conocía a ninguna de las partes y parecía tener cierto deseo de molestar al abogado así que en vez de ayudar a serenar las cosas decidió hacerlas arder.

    — ¡Esto no me lo creo! – Casi grito en tono jocoso — ¡CELOS! Vienes a fastidias solo por celos... oye es un crimen mirar a adolecente, creo que deberé hablar con su hermano el segundo aboganster, aunque tal vez la venda a buen precio, a Takahiro solo le importa el dinero, igual que tu

    — ¡No hables de mi hermano! – Misaki clavo su mirada verde en Ijuuin, unos ojos verdes preciosos en un rostro suave de porcelana, los ojos azul cobalto de Yokozawa también lo miraban furiosos

    — Pues hablo de lo que sé — miro a Yokozawa y le juño un ojo – además ni siquiera es guapa, no entiendo porque tanto lio, es normal que los coreógrafos liguen con las estudiantes, no es real solo sirve como publicidad, ¿en serio crees Usami que alguien la tomaría en serio?

    Aquello fue la gota.

    Misaki grito pero ya era tarde el abogado había atinado un puñetazo que hubiera dado en la cara de Ijuuin si este no interponía su mano.

    — Porque no te controlas, — dijo tropezando y ampliando el espacio entre ellos — ¿Qué dirán de tu bufete si peleas en las calles?

    — Crees que eso me importa mucho – Usami estaba lívido de ira – no te metas en lo que no te importa

    — Me interesa, desde luego, creo que tu motivación es algo reprochable pero ¿Qué se puede esperar de los de tu especie?

    Aquello retrocedió a Usami, su mandíbula perecía más dura aun, Yokozawa estaba convencido de que esto acababa de sepultar cualquier mínima oportunidad por salvar Ariane, ahora en definitiva Usami los haría desalojar.

    — ¿Su especie? – Misaki ya no tenía lágrimas en el rostro y se colocó delante del abogado como protegiéndolo – Tienes razón, no se puede esperar nada de nuestra especie, pero sabemos exactamente que esperar de la tuya... basura

    Yokozawa vio como la chica echaba a andar tirando de la mano del abogado, se había incluido a sí misma en cualquiera que fuera la categoría humana donde entrase Usami y aunque parecía dolerle, porque ella era de corazón gentil había llamado basura a Ijuuin.

    Yokozawa se quedó de pie mientras desaparecían en la esquina rumbo al estacionamiento donde el abogado solía guardar su coche.

    — No te preocupes – aviso Ijuuin – seguro que ella hablara con él, la niña maneja con el meñique a ese idiota

    — ¿Qué dices?

    — Misaki Takahashi, él está enamorado de ella, desde luego la chica no lo sabe pero si hubieras visto a Akihiko en la cena de navidad lo sabrías, parecía un perro detrás de su amo.

    — ¿crees que eso me sirve de algo? — ella se había marchado – perdí a mi estudiante y lo más seguro es que pierda a todas sus amigas por esto, aun si no nos desalojaran que lo dudo he perdido a almenos 5 chicas en un minuto – miro a Seiya que aun pálido estaba quieto — ¿Qué demonios hiciste para enfadarlo?

    — Le pedí permiso para salir con Misaki – Seiya estaba sonrojado – pensé que debía hacerlo... no imagine que él también la quisiera

    "El también" Yokozawa miro el rostro compungido de Seiya, luego el de Ijuuin, lamento realmente que el hombre hubiera dicho aquello, Seiya parecía haber visto una realidad cruel, una realidad en la que nunca podría tener a Misaki.

    Aunque... porque no, que Usami amara o no a Misaki no significaba que la chica sintiera algo, tal vez ella no sintiera nada por él, tal vez por eso estaba furioso porque sabía que Seiya podría tener mejor oportunidad, aun si no tenía su dinero o su aspecto o su coche, Seiya siempre hacia reír a Misaki cuando estaban juntos y Yokozawa jamás la había visto sonreír junto a Usami.

    *****xxxxx*****

    — Entonces ella te gusta – dijo Ijuuin ya en la oficina mientras Yokozawa esperaba para su hora de clases para comenzar, no le quedaba mucho y aun así estaba dispuesto a escuchar a Seiya – creo que es loable que le pidieras permiso pero deberías hablarlo con ella primero, digo, ella debería corresponderte antes de que hables con ellos

    — La invite al cine – dijo sereno —. Me dijo que no le darían permiso así que esperaba que él entendiera... pero no lo hizo, me humillo

    — Usami no es mal tipo realmente – asevero Ijuuin – es de un carácter muy complicado pero no es malo

    — Lo llamaste aboganster

    — Bueno... ellos le ganaron la demanda a un amigo mío, le quitaron todos los derechos sobre su obra, todo porque él estaba pensando dejar Marukawa y bueno, son un bufete grande así que he ido tropezando con ellos, no me agrada como sujeto y solo quería molestarlo pero en realidad si lo respeto

    — ¿Por qué? — Yokozawa dejo su silencio – nos echara y no le importa, no le interesa ni los estudiantes ni nuestra inversión, en eso tienes razón a él y a Takahiro solo les interesa el dinero, Takahiro revisa las cuentas, el trato dice que si tenemos perdida por dos meses seguidos nos echan, si hacemos algún tipo de alboroto nos echan, si no mantenemos una media de estudiantes nos echan, tal vez podríamos alquilar un sitio pero apenas tenemos estudiantes y a ese sujeto no le va a importar nada sacarnos

    — Deja que ella le hable... créeme, si esa chica se lo pide no pasara nada

    — Y debo quedarme tranquilo porque tú dices eso, no debiste involucrarte – solo entonces Yokozawa reacciono realmente a su presencia, ¿Qué hacía ahí? — ¿Qué haces aquí?

    *****xxxxx*****

    Kirishima Zen vio al abogado que caminaba con una joven, Misaki de Ariane, una de las alumnas de Yokozawa, pero ella lloraba sujetando un pañuelo en la mano mientras el abogado iba en silencio.

    Zen compro una soda de dieta y se la llevo a la joven que estaba sentada en una pequeña sala de espera, no vio al abogado en la sala al llegar, ella estaba sola.

    — Toma, necesitas azúcar

    — Oh... hola... – ella le sonrió y sus ojos hinchados le dieron un aspecto más tierno, su nariz estaba roja y sus ojos verdes brillaban

    — ¿te puedo ayudar?

    — No... bueno... ¿te gusta bailar en Ariane?

    — Sí, me gusta mucho

    — A mí también... – ella parecía desolada – me gusta que siempre te animan a seguir intentando, que Kisa tiene caramelos para todos y que Yokozawa baila sobre los tacones... me gusta estar ahí porque es como ser libre...

    — ¿quieres ser libre? – Zen la miraba preocupado

    — No... no me gustaría poder hacer lo que quisiera porque sentiría que no le importo a nadie, solo quisiera que comprendieran que a veces quiero hacer algunas cosas y que me apoyaran, pero ahora ya no puedo decirles esto

    — Bueno, aun puedes decirles esto, tu familia comprenderá si eres clara al hablar, además Misaki, me han dicho que te quieren mucho y si eso es verdad y yo creo que es verdad, solo tienes que hablarles

    Kirishima sonrió y el abogado aparecía cargando una carpeta. Tenía el rostro diferente, más suave, más joven, no tenía la fría mirada que solía mostrar, parecía preocupado y miraba a la chica.

    — Buenas tardes Kirishima

    — Usami, bueno Misaki, te veo el viernes en el ensayo

    Ella agacho la cara dejando que su pelo escondiera su rostro. Misaki sabía que no volvería a bailar, también sabía que Ariane dejaría de existir.

    Kirishima salió y ellos dos se quedaron solos.

    — No sabía que lo conocías

    — ¿Cómo podrías? – Misaki apretó la lata – nunca me hablas y no puedes saber nada de mi porque tampoco me dejas hablar contigo

    — Tu y yo hablamos siempre

    — ¡No hablamos nunca! — ella miro a Akihiko con tristeza más que con enojo – por favor... dime que no lo harás

    — ¿hacer qué?

    — Cerrar Ariane, sé que el padre de Ritsu es el dueño pero no entiendo porque depende de ti que funcione o no, no entiendo porque dijo que robaste mi teléfono, tampoco entiendo porque peleaste

    — ¿Por qué me defendiste Misaki?

    Ella enmudeció, tenía un motivo, sabía que saltaría al fuego por él, sin importar el día ella lo protegería, estaba con él, aun si Akihiko jamás veía en ella más de una niña, ella estaba enamorada y no creía que nunca pudiera dejar de quererlo.

    — Porque somos lo mismo... – dijo Misaki seriamente – la misma especie

    — La misma especie – Akihiko repitió serenamente – no lo somos Misaki, tu eres mejor, por eso te cuidamos, porque eres valiosa para nosotros y creo que yo no tenía derecho a decidir por ti, sigo pensando que ese chico... ¿Misaki tú quieres a Seiya?

    — No

    No lo pensó y tampoco tenía que hacerlo.

    — Me invito a salir y le dije que no – ella estaba calmada – lo que quiero es bailar, no ballet, no en una academia de renombre, solo quiero divertirme bailando, cuando me veas en el grupal lo entenderás...

    — No puedo...

    — Puedes, si tú quieres puedes dejar que yo baile, por favor.

    — ¿quieres ir al cine? – Akihiko no la miraba, tenía los ojos en la soda, en sus manos – me refiero los dos, tu y yo

    — Sí, pero no me has respondido

    — Déjame pensarlo – Akihiko la miro – hablare con tu hermano, luego te diré que haremos

    Misaki se quedó quieta mientras el pulgar de Akihiko la rosaba, pensó que él la besaría pero no lo hizo. Se puso de pie y le sonrió. Al ver la sonrisa Misaki entendió algo que no había entendido antes, él ya no le sonreía, ya no la miraba, no como antes, no como cuando corrían por los jardines de la casa Usami o salían por helado con Takahiro, había una brecha entre ellos, y se sintió desdichada. La amabilidad era peor que el amor no correspondido.

    *****xxxxx*****

    Era ella, no había duda de que era Misaki Takahashi, Sakura se detuvo en cuanto reconoció al abogado y a la joven, su relación con Usami nunca se había recuperado, no volverían a ser amigos nunca pero la niña, ahora era una joven hermosa, hermosa como una muñeca de porcelana, "no ha cambiado" pensó Sakura recordando a una niña llorosa. Misaki ahora no era una niña, verla tan crecida le recordó su propia edad, no era vieja realmente pero desde luego, no volvería a ser una adolecente, ahora tenía una hija, un esposo y la responsabilidad de recuperar su hogar. Misaki pasó sin prestarle atención hablando de algo sobre comprar sodas y caramelo, el abogado casi sonreía.

    Cuando eran jóvenes, cuando cursaban el colegio juntos y Akihiko les tiraba papeles cada vez que los atrapaba besándose, cuando el menor de los Usami era su amigo y la dejaba jugar con la play station, cuando comían helado los tres, cuando Akihiko era incapaz de mantener un noviazgo más de un mes porque algo siempre le faltaba, "sus ojos no son completamente café – decía – su cabello no es completamente negro. Sus dedos no son tan largos..." Sakura no entendía a Akihiko, buscaba una chica de medidas y rasgos exactos y esa chica no existía. El amor a medida no era real. Ella había amado a Takahiro, en cambio lo dejo, no podía con el peso que suponía estar con él cuando él decidió que se encargaría de la crianza de su hermana, si él hubiera renunciado a Misaki, ellos hubieran sido felices... tal vez.

    Sakura entro en Marukawa, Zen no renunciaría a Hiyori y con eso como una certeza supo que podría recuperar la vida que había dejado. Volteo hacia la puerta, no veía a la chica, pero ahora Misaki era una adulta, Takahiro un abogado de éxito y lo más extraño, aun la amaba, eso había dicho, que aun la amaba y que Hiyo debió ser su hija, que aún podrían tener hijos, se quedó mirando la puerta sin saber que tan extraño resultaba ahora todo.

    ∞∞xxx∞∞

    — No, Yokozawa por favor mantenga la calma – Takahiro Takahashi estaba sereno – voy a explicar esto a mi colega, no es un tema crucial, de hecho lamento mucho el incidente, mi hermana me había comentado sobre la invitación al cine, la verdad es que Akihiko Usami no tiene jurisdicción sobre Misaki, le pido paciencia, yo aclarare esto

    Takahiro colgó sintiendo el fuego en la sangre. ¿Quién se creía Akihiko para amenazar en su nombre? Miro en su escritorio, había una foto de Misaki, una niña para él, no podía por más que intentara hacerle comprender a Akihiko que ella había crecido, no podía por más que intentara hacerle entender que Misaki no era suya... suya... Takahiro volvió a mirar la fotografía, sacudió la idea, eso era impensable, Akihiko conocía a Misaki desde que esta tenía tres años, no cabía la posibilidad de que la viera de otro modo pero, tampoco era comprensible su sobreprotección. Takahiro tenía apenas un año más cuando tuvo que hacerse cargo de ella, no podía entregarla, no podía dejarla sola con los familiares de su madre, no podía solo dejar que se la llevaran... "¿Qué esperabas, que yo criara a tu hermana?" cerro los ojos ante el recuerdo, sabía que había sido eso, pero no lo entendía, no entendía porque tuvo que perder a Sakura para poder tener a Misaki, si volviera atrás... si pudiera volver atrás... volvería a perderla, no podía renunciar a Misaki, ella era lo único que quedaba de sus padres, ella era lo único que lo había salvado cuando Sakura lo abandono y si la pequeña no hubiera estado ahí... ¿Dónde estaría él si aún amaba a Sakura?

    — No puedo creer que le dijeras eso – apunto la chica que venía llegando – eres un grosero

    — Es tu chofer, se supone que debe llevarte y traerte

    — Pero yo salí sola, no puedes encerrarme

    — ¿Por qué estas enojada ahora?

    — ¡Porque es injusto! — Misaki gritaba — ¡Si fuera un hombre me dejarías en paz!

    — ¿Qué pasa ahora? — Takahiro salió de su despacho encontrando a los dos, pero ella tenía un oso de felpa en las manos — ¿Dónde estabas, teníamos una reunión? – esto lo dijo mirando al abogado

    — Fuimos al cine – dijo ella molesta – todo iba bien hasta que el reto sin motivo a Yamada, él no tenía la culpa de que yo saliera, hermano explícale... si no conozco la ciudad es mucho más peligroso que si tomo un taxi

    — Yamada puede ir contigo en el taxi, puede llevarte incluso en metro y enseñarte, no tienes que hacerlo sola – Akihiko la miraba molesto, como si ella tuviera siempre que decirle que hacía y que no, Takahiro conocía a los Usami, todos ellos trataban de controlar, no soltaban fácil la correa pero su hermana no era parte de ningún convenía, Takahiro esperaba enviar a Misaki al extranjero para que estudiara.

    — Déjala en paz Usagi –dijo limpiando sus lentes – Misaki es mayor, además creo que es un despilfarro que le pagues un chofer que casi no usa, tu y yo siempre terminamos llevándola y trayendo, sus horarios coinciden con los nuestros.

    — Yamada debió avisarme que ella se fue sola a las clases de baile

    — Me aviso a mi – Takahiro miro molesto a su amigo – es a mí a quien deben llamar porque ella es mi hermana, soy yo quien se encarga de ella y ella me debe pedir permiso a mi... por cierto ¿Quién dice que puedes llevarla al cine? — su mirada estaba fija en el plateado – ella tenía clase de baile en Ariane, pague la matrícula para eso, no para que vaya al cine contigo, además no me avisaste, ninguno lo hizo ¿han olvidado quién es quién? Ella es mi hermana, no la tuya, soy yo el que habla con sus pretendientes, no tú, soy yo quien decide si baila o no y hablando de eso... Yo soy el abogado de Onodera, no tú. ¿Por qué amenazaste a Yokozawa?

    — Ese cretino de Seiya – Akihiko se llevó las manos a la cabeza – después Ijuuin, me sacaron de mis casillas

    — Bien, ya le dije que no haremos nada, que es un incidente aislado, te pido que no te acerques a ese edificio. Supongo que ahora te iras

    — Trajimos cena – Akihiko miro la bolsa con comida que apenas habían dejado en la mesa y Takahiro sonrió, ellos eran una familia, Misaki y Akihiko siempre habían formado parte de su mundo — también postre de vainilla para ti

    — Eres un idiota Akihiko, no me importa los dos están castigados, tú vas a recuperar esta clase y tú vas a ordenar tu portafolio, ustedes no pueden actuar como niños, no puedes salir sin decirme a dónde vas y tú no puedes pelear en la calle – miraba a ambos a intervalos – lávense las manos.

    Misaki asintió y salió rumbo al lavado, Akihiko la seguía pero Takahiro atrapo si brazo

    — Es una niña – dijo – y es mi hermana...

    — ¿Por qué me lo dices?

    — Porque a veces parece que lo olvidas, ella es mía, no tuya.

    Takahiro sintió que la sangre se le congelaba, los ojos de Akihiko decían lo contrario, lo gritaban.

    — Qué tontería – dijo Usagi soltándose, eso dijo pero sus ojos decían otra cosa, algo que Takahiro no había visto o no había querido ver, sus ojos decían "Por ahora" lo vio ir a la cocina para lavarse las manos y por primera vez no le gusto tenerlo cerca, no de ella. No de esa manera.

    ∞∞xxx∞∞

    Kirishima Zen miro hacia la figura que caminaba en su búsqueda, tenía la camiseta azul claro y le quedaba en talle perfecto, las chicas sonreían cuando Yokozawa pasaba, era hermoso, hermoso en su masculinidad. Todo en Yokozawa la resaltaba, su mandíbula dura, sus cejas pobladas, su espalda recta y amplía sus manos grandes sus pisadas seguras. Pero Yokozawa no veía eso, o más bien lo veía pero no le gustaba, no le gustaba que midieran lo mismo ni le gustaba que se lo recordaran y era gracioso porque esa masculinidad era lo que Kirishima disfrutaba, le gustaba amar a su igual, le gustaba saber que los dos eran fuertes que podían compartir cualquier actividad, le gustaba la boca de Yokozawa, le gustaba su forma. Se llevó el pulgar para limpiar la comisura de su boca, le sucedía que con Yokozawa. Salivaba.

    — Lamento llegar tarde

    — Solo unos minutos

    — He tenido un día de locos... no me creerías... – bacilo pero sonrió – no me creerías... Zen

    Su nombre en su boca sonaba diferente, no era igual, parecía una caricia.

    — Me lo contaras de camino, vamos

    — Pensé que tomaríamos algo

    — Ya sabes que no insistiré, pero preferiría que estuviéramos solos

    Salieron a la noche cálida, Yokozawa y Kirishima comenzaron la ruta a la casa más cercana – la de Yokozawa – hablaron del trabajo de Zen, Yokozawa escuchaba atento porque la voz de Kirishima le gustaba, le gustaría tenerla grabada y escucharla cuando se sintiera triste o solo, pero pedirle una grabación parecía más ridículo que necesario.

    — Prometiste que traerías a Sora hoy – dijo Yokozawa cuando entraron en su departamento

    — Es una estrategia – las manos de Zen lo apresaron y sintió sus labios en su nuca – un momento solo para nosotros dos.

    — ¿quieres?

    — ¿Querer? – Kirishima apretó su abrazo — te refieres al deseo insano que profeso por tu cuerpo o al hecho de que traje condones y lubricantes en el remoto caso de que...

    — No hables tan a la ligera

    — Yokozawa... – intento besarlo pero Yokozawa interpuso sus manos, no sabía cómo decirle que sí y saltar al abismo ahora mismo, aunque Takahiro Takahashi le hubiera prometido que no pasaría nada, aun así se sentía incomodo

    — ¿Hablaste con tu padre? – Kirishima no había mencionado de eso cuando hablaron por teléfono a medio día, antes de todo el problema con Usami, pero Yokozawa quería saberlo.

    — No, recién lleve a Hiyo hoy por la mañana directo a su escuela así que no pude hablar con mi padre, Yokozawa no puedes ponerte así, en todo caso, el del problema soy yo, se enfadara porque estaba acosándote en mi habitación pero no es tan serio — sus ojos brillaban, Yokozawa sabía que era presa y no tenía donde huir, si no se atrevía a saltar al vacío, al menos podía dejar que Kirishima lo arrastrase hasta el fondo, sin regreso posible.

    — Tengo una pregunta... ¿hace cuánto planeabas acostarte conmigo?

    — Desde que te vi con Ann en el restaurante de comida familiar

    La respuesta directa. Los ojos brillando y Yokozawa no pude evitar una carcajada.

    Había algo que había hecho antes pero que ahora deseaba hacer sin más, sin explicaciones y sin replicas.

    Kirishima Zen dejo que pasara, que las manos de Yokozawa soltaran su cinturón, que bajaran sus pantalones y ropa interior, dejo que se acuclillara y sintió la cálida humedad de su boca. La hábil succión y el rose de su lengua, la suavidad de sus dedos en sus testículos, Zen cerro los ojos por un segundo, sentía que su mente ya no estaba completamente cierta, la boca de Yokozawa lo convertía en presa, su lengua se convertía en carnada y lo demás... no importaba.

    ∞∞xxx∞∞

    Mientras cenaban y ella sonreía contenta porque aunque lo prometiera todos los días, al final del día le sonreía, al final del día volvía a ser cariñosa y a mirarlo con esos ojos verdes... "podrías comprarme lentillas" la vos de Misaki siempre era nítida en su cabeza, las cosas que ella decía y las que decía cuando sufría.

    — Es en serio — decía Takahiro sonriente — es preocupante que hasta ahora no consigas novia

    — Tal vez eres gay — apuntó Misaki

    — Puede que lo sea — sonreía Akihiko

    *Y ojalá lo fuera* pensó mientras la miraba, porque de ser gay no pensaría en ella del modo en que pensaba ni fantasearía con la idea de llevarla lejos y vivir a su lado, entre sus dedos suaves. Akihiko Usami se llevó un bocado mientras pensaba que, de ser él gay, Misaki sería hombre. No pudo evitar reírse de la ironía de que cuando pensaba en la remota posibilidad de no amarla, la amaba.

    — No me importaría saber que eres gay — dijo su amigo— no quiero verte solo, si sigues así tendrás un corazón seco como higo y no servirá

    — Por ahora estoy bien

    — Tal vez si consigues novia dejarás que Misaki tenga novio — Takahiro lo observan buscando alguna reacción pero Usagi que ya lo adivinaba mantuvo la cara serena — ¿Que dices de eso?

    — Ella puede tener novio — dijo sin mirar a la joven— siempre que sea de su clase

    — ¿Clase? — Takahiro abrió los ojos asustado de esas palabras — no puedes hablar enseria, nosotros no somos cretinos elitistas de mierda, se supone que somos mejor que eso. Clases, estatus, raza... son basura

    — Entonces especie — dijo Misaki mirando a su hermano — alguien como yo...

    — Misaki, eso no existe. Todos somos personas hoy tengo dinero mañana podría no tenerlo

    — No hablamos de dinero — ella miró a su hermano — ese tipo... ese sujeto nos insultó diciendo que éramos de una especie despreciable y Seiya no dijo nada, Oniichan le pidió que se callara pero Seiya no dijo nada... ¿cómo podemos ser de la misma especie si él dice quererme y no me defiende?

    — Ese tipo es un imbécil, Ijuuin nunca debió tratarte a ti de ese modo, — Takahiro odiaba que aquel dibujante hubiera agredido a su hermana — eres una niña y el un adulto

    — No me importa — Misaki cogió su vaso de té — no es de mi especie.

    Lo de especies lo decía con orgullo, como si haber sido segregada le gustara. Y Akihiko sonreía, porque también le gustaba que ella fuera de su especie, que ella lo hubiera protegido, saber que ella lo veía como igual. También dolía, porque no lo veía como pareja sino como familia y eso era maravilloso pero no suficiente.

    — Tú también eres de nuestra especie — apuntó con el palillo a su hermano — debemos asegurarnos de que Manami también lo sea

    — Me gusta que seamos de la misma especie, de la misma familia — sus ojos volvían a Akihiko y esta vez el abogado respondió a la mirada — ¿no? Somos familia ¿verdad?

    — Lo somos — Akihiko Usami sostuvo la mirada de Takahiro mientras la joven ajena a eso miraba la televisión – sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa que te esté agobiando.

    — Lo se

    Misaki estuvo a poco de delatar a su hermano, de decirle a Usagi que Takahiro estaba llamando a esa mujer, la que no mencionaban y a la que Misaki esperaba no volver a ver nunca, recordaba a Sakura como la persona que sepulto a su hermano, su hermano ignoro su mirada y se giró para ver la televisión.

    ∞∞xxx∞∞

    Yokozawa Takafumi abrió los ojos, en la cama alguien dormía con él, por un rato se quedó pensando en quien era la persona, sabia su nombre... ¿Qué más debía saber? Se quedó mirado a Zen que dormía ajeno a su mirada, no quería despertarlo porque no quería se marchase, lo quería para él, de ser posible no compartirlo con nadie.

    ¿Quién era?

    ¿Cuál era su historia?

    ¿Por qué si era perfecto lo habían dejado?

    ¿Por qué no la maldecía y aun la amaba?

    Y la pregunta que le dolía...

    ¿Mejor ella que él?

    Se movió pero no mucho, su respiración seguía serena, estaba dormido y si Yokozawa se quedaba callado dormiría con él toda la noche, Yokozawa seguía mirándolo. Demasiada historia la que cargaba Kirishima, demasiados secretos que no mencionaba nunca.... Yokozawa le acaricio la barbilla, no pudo evitarlo, era un simple humano y lo deseo, deseo que Sakura y Hiyori desaparecieran otra vez de la vida de Zen. Era un egoísta y quería a ese hombre solo para él.

    Se odio por ese sentimiento pero no se arrepentía de él.


    Hola y muchas gracias por sus lecturas lamento el retraso en la actu. espero compensarlo con el largo del cap... gracias y nos leemos luego.
     
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101 replies since 10/11/2016, 03:08   5434 views
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