--UN AMOR ORDINARIO-- (Misaki x Usagi) *CAPITULO FINAL* (22/12/17)

Un accidente, una pesadilla, una promesa sin cumplir, ¿lograrán Misaki y Usagi-san volver a estar juntos?

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    Yaoizando

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    Conty, en que problemas se mete el pequeñin este :v
     
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  2. kaniko minadi
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    Phhh que hermoso! Necesitó la conty!! Que sea pronto, por favor!
     
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  3. Daphii
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    Capítulo 8: Furia y sinceridad

    Mahiro volvió al día siguiente al parque con la esperanza de ver a Mei nuevamente. No estaba seguro de si volvería a verla, a decir verdad, parecía algo muy improbable. Caminó sin un rumbo específico, mirando a todas partes tratando de encontrarla pero sin suerte. Fue así que pasó toda la mañana buscando, al medio día se percató de que pronto tendría que volver con Usagi-san, así que resignado, se encaminó a la salida del parque hasta que…

    -¡Mahiro-kun! – escuchó que gritaba alguien detrás de él.
    -¿Mei?… ¡Mei! – exclamó lleno de alegría y corrió hacia ella.
    -Es increíble, no sabía si volverías a venir al parque pero…
    -¡Lo sé! ¡Yo también quería verte y por eso vine!
    -¿De verdad querías verme? – preguntó Mei tímidamente.

    Mahiro se sonrojó hasta las orejas, ni siquiera había pensado en lo que había dicho aunque era realmente lo que sentía. Por suerte Mei comenzó a reír y Mahiro hizo lo mismo, ambos se relajaron un poco y buscaron un lugar para charlar.

    -Así que… ¿vives con tu papá y tu mamá? – preguntaba Mei.
    -No, no sólo con mi… papá. – respondió Mahiro un tanto nervioso al recordar la mentira que había inventado sobre que Usagi-san era su papá.
    -¿Qué pasó con tu mamá?
    -Ehh… ella murió, no me gusta hablar mucho de eso.
    -Oh, lo siento. Debe ser un poco solitario vivir sólo con tu papá.
    -Sí, lo es pero, había alguien más viviendo con nosotros. Mi tío, aunque en realidad es más como un hermano mayor. Me divertía mucho molestándolo y haciéndolo enojar, pero siempre me perdonaba todo y cocinaba cosas deliciosas para mí, y para Usa… digo, para mi papá. Ellos me cuidaron y era como tener dos papás.
    -¡Ah!, ¿cómo mis papás? ¿tu papá y ése onii-chan se querían?
    -Sí, éramos muy felices. - respondió sonriendo.
    -¿Y qué sucedió con él?
    -Se fue, se mudó…
    -¿Por qué?
    -No lo sé.
    -Pero, no lo entiendo, ¿acaso ellos ya no querían estar juntos?
    -No… no lo sé.

    Mahiro se despidió de Mei y fue de regreso al penthouse. Su conversación con Mei le hizo pensar en algo, ¿acaso Usagui-san y su tío Misaki ya no se querían? ¿Y si esa era la verdadera razón por la que Misaki había decidido mudarse?, sí ésa era, no había forma en que pudieran volver a vivir juntos.

    -Usagui-san, ¿aún quieres a Misaki-oniichan? - preguntó durante la comida.
    -Vaya, no esperaba que preguntaras algo así de la nada. – respondió mirándolo con curiosidad.
    -Lo siento, yo sólo quería saber… ¿es por eso que Misaki-oniichan quiso que nos mudaramos? ¿Es porque ya no quieres a…?

    Mahiro no sabía por qué pero se sentía realmente triste, sus ojos se llenaron de lágrimas. No quería esto, no quería pensar en que Usagui-san y su tío no querían estar juntos, odiaba ésa idea.

    -Yo jamás dejaré de querer a Misaki. – dijo Usagui-san.

    Él miraba directamente a los ojos de Mahiro, seguro de sus palabras. Después una ligera sonrisa se formó en sus labios, Usagui-san no temía admitir aquello frente a Mahiro puesto que simplemente estaba diciendo la verdad.

    -Lo amo, más que a nada. – continuó diciendo.
    -¿De… de verdad? – preguntó Mahiro insistente.
    -Así es. Tú y Misaki, son todo lo que en verdad me importa.

    Mahiro se sentía animado nuevamente. Ahora estaba seguro de que sus tíos podrían volver a estar juntos, de que volverían a ser una familia. Y algo más que lo hizo feliz, fue escuchar a Usagi-san decir lo importante que era para él.
    Ya casi era una semana desde que Mahiro había comenzado a vivir en casa de Usagui-san y Misaki no podía dejar de sentirse intranquilo. Durante los últimos días había pasado la mayor parte del tiempo con Ijuuin-san pero su mente siempre estaba en su sobrino y en lo mucho que estaría molestando al escritor. Eso en verdad lo atormentaba.

    -¿Pero qué estoy haciendo?...- se preguntó un día de repente.
    -¿Misaki?, ¿dijiste algo? – preguntó Ijuuin-san, quien había ido a su departamento ése día para visitarlo como de costumbre.
    -Se suponía que habíamos dejado la casa de Usami-san para no molestarlo más y yo… ¡yo simplemente permití que Mahiro volviera con él!, ¡no tiene sentido!... no debí permitírselo, no fue lo correcto.
    -Quizá, pero…
    -¡Voy a ir por él ahora mismo!, todo esto fue un error. – dijo interrumpiendo a Ijuuin-san.

    De inmediato fue hacia la puerta, dispuesto a traer de vuelta a su sobrino.

    -¡Espera Misaki! – lo detuvo el magaka. – Déjalo estar ahí un poco más, el niño quería eso, ¿no es así?... no pasará nada si lo dejas quedarse unos días más.
    -¡Pero no está bien!, porque entonces… - dijo cabizbajo y pensativo –No habría tenido ningún caso el haber dejado la casa de Usami-san.
    -¿Es decir que fácilmente podrías volver con él? – preguntó fríamente.
    -¡No dije eso!, eso no…
    -¿Es lo que quieres hacer ahora?, creí que lo que menos querías era causarle problemas al vivir a su lado, ¿qué cambió ahora?, ¿es que acaso aun sientes algo por él?

    Había algo extraño en Ijuuin-san, algo que Misaki no había visto jamás, su mirada expresaba algo más que ira, era una mezcla de tristeza y frustración.

    -Ijuuin-san yo…

    Misaki entendió que debía ser sincero, más aún con esa persona, con quien estaba tan agradecido por todo el apoyo y amabilidad que le había brindado en todo ese tiempo.

    –La razón por la que dejé la casa de Usami-san era porque no quería que él terminara odiándome, era algo que no podía permitir que sucediera, porque yo siempre… yo jamás…

    Misaki sentía su corazón latir con tal fuerza que resonaba en sus oídos, siempre había tenido presente lo que sentía por Usami-san pero, en ese instante en que lo recordaba tan claramente, se sentía tan nervioso y avergonzado como la primera vez que admitió sus sentimientos. Amaba a Usami-san, eso era claro y ahora se cuestionaba si en verdad había tomado el camino correcto al haberse alejado de él del modo en que lo había hecho, la respuesta también era muy clara.

    -Debo irme… - se apresuró a concluir, pero Ijuuin-san no soltaba su brazo.
    -No. Misaki por favor, no hagas esto. – dijo casi en un susurro.
    -Ijuuin-san, déjeme ir.
    -¡No!, ¿me estás diciendo que a pesar de todo este tiempo no sientes nada por mí? – preguntó con tristeza.
    -¡Siempre voy a estar muy agradecido con usted!...
    -¡Ya sabes a lo que me refiero!, creí que estábamos llegando a alguna parte, ¿fue sólo mi imaginación? –preguntó mientras sujetaba con más fuerza a Misaki.
    -Lo siento, yo… no creo poder corresponderle del modo que usted quisiera.
    -¡Eso no es verdad!, ¡deja de decir ésa mierda! – gritó furioso.

    Sin decir más, tomó a Misaki del brazo y lo jaló hacia él, con su otra mano sujetó su rostro y lo besó. Misaki trató de liberarse, pero lo mantenía sujeto con fuerza, intentó apartarlo con la mano que mantenía libre, pero Ijuuin entonces lo acorraló contra la pared tomándolo por ambas manos y forzando sus labios nuevamente sobre su boca. Misaki estaba aterrado.

    -¡Suélteme!, por favor… por favor, no. –suplicaba, no podía creer lo que sucedía.

    Ijuuin, sin embargo no decía una palabra y continuó, ahora besaba con fuerza el cuello de Misaki, dejando grandes marcas en él y usando solo una de sus manos para sujetarlo, deslizó la otra hacia su entrepierna. Misaki de inmediato cerró sus piernas, pero Ijuuin había logrado ya escabullirse dentro de su pantalón y comenzaba a tocarlo. Misaki no sentía ningún placer de todo aquello, seguía aterrado y aún le suplicaba a Ijuuin que lo dejara ir, fue entonces que comenzó a llorar y solo entonces Ijuuin se dio cuenta del grave error que había cometido. Se alejó de él inmediatamente y antes de que pudiera decir algo o pedirle disculpas, Misaki corrió hacia la puerta y salió a toda prisa.
    Ijuuin supo que desde ése día, Misaki jamás volvería a su lado.






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    Estamos llegando al final... ¡yeiii!
    Muuuchas gracias por sus comentarios. Nos veremos pronto.
     
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  4. Odat
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    Maldito injuuin sensei 😠😠como se atreve a acerle eso a misaki 😡😡.
    Ya quiero saber que pasará sensei esperare la continuación con ansias 😶😶😇
     
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  5. Tomoya-sama
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    Vaya por fin ijuuin dejara en paz a Usagi y Misaki ojala si. Espero y ya vuelvan a estar juntos <3
     
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  6. Daphii
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    Capítulo 9: “Desearía ser especial”

    Usagi-san se percató de que Mahiro pasaba mucho tiempo fuera, se imaginó que el pobre debía estar muy aburrido estando sólo en el penthouse, así que no le dio mucha importancia al principio, pero después de un par de días decidió preguntarle qué era aquello que lo mantenía tan feliz.

    -¿Qué? – preguntó Mahiro sorprendido.
    -Sólo quería saber qué es lo que haces, pasas mucho tiempo fuera y creo que debería saber a dónde vas y qué es lo que haces. – dijo Usagi-san adoptando un tono protector.
    -Oh, bueno yo… voy al parque a jugar con alguien.
    -¿”Alguien”? ¿Se puede saber quién?
    -Se llama Mei, es una niña de mi colegio. La conocí hace poco y…
    -Ya veo. – dijo al notar que Mahiro se sonrojaba – Esa niña debe ser alguien muy especial para ti, ¿no es así?
    -Sí, ella es muy especial. – dijo satisfecho con una amplia sonrisa en su cara.

    Kusama Mei tenía diez años de edad y al igual que Mahiro estudiaba en el colegio “Sōmei” aunque esto no había sido siempre así. Hace 3 años Mei ni siquiera tenía un hogar, sus hermanos y ella fueron instalados en un orfanato donde conocieron al “mejor pediatra del mundo”, como decía su hermana mayor Satsuki, el doctor Kusama Nowaki, quien se empeñó en adoptar a los tres niños.

    Mei no podía creer que hubieran sido tan afortunados, ahora podrían tener una familia de verdad. Pero las sorpresas no terminaron ahí. Cuando su nuevo padre los llevó a su nueva casa, les explicó que aún debía presentarles a alguien más, una persona muy importante para él. Mei suponía que sería la esposa del doctor Nowaki y esperaba que fuera una mujer amable que los aceptaría como lo había hecho él. Pero quien estaba ahí era otro hombre, uno de mirada intimidante, cabello castaño y que parecía estar de mal humor.

    -Niños, esta persona es Hiroki Kamijō, pueden llamarlo “Hiro-san” – decía el doctor.
    -¡Oye! ¡No decidas eso por tu cuenta! – exclamó furioso el otro señor.

    Mei se asustó, de inmediato se colocó detrás del doctor Nowaki. No entendía nada, ¿quién era este señor? Su hermana Satsuki sin embargo, no parecía asustada, dio un paso al frente y saludó de manera muy cortés.

    -Mucho gusto, mi nombre es Satsuki. Le agradezco mucho el que me aceptara a mí y a mis hermanos en su casa. Por favor, cuide de nosotros.

    Mei admiraba mucho a su hermana, que era extrovertida, muy confiada de sí misma y valiente. Todo lo contrario a lo que Mei creía que ella era. El doctor Nowaki, quien llevaba en brazos a su hermano menor Seiji, la animó a acercarse a “Hiro-san” y saludarlo, ella estaba muy nerviosa, sentía que las palabras no salían de su garganta.

    -M-Mucho… gusto… soy Mei. – dijo casi susurrando.
    -Mucho gusto. – le respondió Hiro-san –Bienvenidos a casa.

    Mei miró a Hiro-san quien ya no parecía de mal humor, se sentía aliviada, miró sonriendo a su hermana mayor quien le devolvió la sonrisa, luego miró al doctor Nowaki quien también sonreía ampliamente. Mei estaba feliz, aunque aún se preguntaba dónde estaría la esposa del doctor.
    Después de cenar Nowaki los llevó a su habitación. Mei no podía contener su felicidad, nunca había tenido una habitación o un futón para ella sola. Una vez que se dieron las buenas noches, se animó a preguntarle a su hermana sobre la duda que tenía.

    -Satsuki… ¿dónde estará la esposa de Nowaki-san?
    -¿De qué hablas? – dijo ella estallando en risas.
    -¿Por qué te ríes?
    -Cuando Nowaki-san dijo que nos presentaría a alguien especial para él, se refería a Hiro-san. No tiene una “esposa”, Hiro-san es esa persona.
    -¿Entonces…?
    -¡Sí! ¡Tenemos dos papás! – dijo emocionada.
    -Oh… yo… yo no sé si sea correcto llamarlos papás. ¿No crees que se enojarán si los llamamos así? – le preguntó nerviosa.
    -No lo sé, tendremos que preguntarles.
    -¿Puedes preguntarles tú?
    -¡Vamos Mei! ¡Tienes que ser más valiente!

    Pero los días pasaron y Mei no tenía la confianza suficiente para llamar a Nowaki o a Hiro-san, papá. Después comenzó a asistir a la escuela, lo cual fue muy estresante para ella, nunca había estado rodeada de tantos niños desconocidos, no se animó a hablar con nadie y pronto se encontró siendo la única niña sin amigos. Se sentía sola, pero prefería estar así.

    Un día de tantos, estaba en el jardín de la escuela comiendo su obento cuando escuchó risas cerca de donde ella estaba, se dio vuelta y vio un grupo de niños muy ruidosos, había uno que hablaba más fuerte que todos y era quien causaba las risas. Mei escuchó y después de un rato no pudo evitar reír también, ése niño, quien sea que fuera era gracioso y muy divertido. Los días siguientes Mei buscaba a ese grupo de niños y se quedaba a una distancia considerable de ellos para no ser descubierta, sólo los escuchaba o los observaba jugar y aquel niño siempre era el centro de toda la atención. Y así, con tan sólo eso Mei ya no se sentía excluida de toda la felicidad.

    Cuando Mei volvió a casa un día después de la escuela, se sorprendió de escuchar a Nowaki-san y Hiro-san en casa, normalmente ellos volvían hasta tarde por sus trabajos, por eso su hermano menor se quedaba en una guardería. Los escuchó hablar desde la cocina, así que con cuidado de no ser descubierta se acercó hasta ahí.

    -Ya casi se cumplirá un año desde que los niños viven con nosotros. Vaya que pasa rápido el tiempo, ¿no crees Hiro-san? – preguntaba Nowaki-san.
    -Sí, más rápido de lo que pensé… vamos Seiji, debes comer toda tu cena. – decía Hiro-san.
    -Creo que deberíamos hacer una cena especial o algo así para celebrar. ¿Qué crees que les gustaría a Satsuki y a Mei?
    -Creo que Satsuki-chan estará feliz con lo que sea, pero Mei… la verdad no estoy seguro de qué es lo que le gusta. Ella es demasiado reservada, casi nunca habla conmigo en realidad… ¿crees que aún esté asustada de mí? – preguntó Hiro-san un tanto decaído.
    -¡No!, estoy seguro de que sólo es tímida. Ella te aprecia tanto como a mí. – respondió Nowaki-san tratando de animarlo.
    -Pues me gustaría que confiara en mí un poco más. Seiji no tiene problemas conmigo.
    -Eso es porque aún es un bebé. – dijo Nowaki-san distraído.
    -¿Qué quisiste decir?
    -¡Oh, nada… nada!

    Ahora Mei se sentía culpable. No quería parecer grosera con Hiro-san, era sólo que no tenía la confianza suficiente para hablar con él. Lo mismo le sucedía en la escuela, no era lo suficientemente valiente para acercarse a ése grupo de niños y hablar con ése chico en particular, ni siquiera sabía su nombre. Mei deseaba ser diferente, tener más coraje, ser alguien especial.
    Al día siguiente, Mei se preparaba para ir a la escuela como todas las mañanas. Estaba cepillando su cabello cuando Hiro-san llamó a su puerta.

    -¿Necesitas ayuda? – le preguntó amablemente.
    -Ah… s-sí… gracias. – respondió nerviosa.

    Hiro-san tomó el cepillo y continuó arreglando su cabello. Esto también era algo nuevo para Mei, su hermana era quien normalmente la ayudaba con su cabello desde que podía recordar.

    -¿Va todo bien en la escuela? – preguntó Hiro-san.
    -S-Sí… eso creo.
    -¿Eso crees? – parecía que Hiro-san quería saber en verdad.
    -Bueno… es sólo que hay alguien a quien me gustaría hablarle pero no puedo.
    -¿Por qué?
    -Tengo miedo de que piense que soy rara. Yo no soy valiente como Satsuki, no soy interesante, ni divertida… ni…

    Era la primera vez que Mei hablaba de eso con alguien más y aunque trató de evitarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas. No quería que Hiro-san la viera así y que también él pensara que ella era rara.

    -Tú no eres rara Mei. Eres la niña más amable que he visto jamás, eres inteligente y también eres divertida, sólo que no te das cuenta de ello. Es por eso que eres tan especial.

    Las palabras de Hiro-san sonaban sinceras, pero Mei no podía creer que ella era alguien especial. Limpió las lágrimas de sus ojos y cuando se miró en el espejo se dio cuenta que Hiro-san había hecho una larga trenza con su cabello.

    -Lo… lo ha trenzado. – dijo sorprendida.
    -¿Te gusta?
    -Sí… ¡Sí, me encanta! – decía emocionada.
    -Uff… menos mal. Estuve investigando en internet cómo hacer todo este tipo de cosas. Ahora que tengo dos hijas, debo estar preparado, ¿no crees?
    -S-Sí… gracias… ¡gracias otōsan!

    Aunque Hiro-san se sorprendió al escuchar a Mei al fin llamarlo papá por primera vez, le dirigió una gran sonrisa y acarició su cabeza.

    -Eres fuerte Mei, puedes hacer lo que sea si te lo propones. No debes tener miedo de hablar con esos niños, sólo hazlo. Todo saldrá bien.

    Las palabras de Hiro-san le infundieron valor, pero todavía no se sentía lista para hablar con aquel niño de su escuela. Algún día lo haría y cuando ése día llegara, Mei deseaba con todo su corazón poder llegar a ser alguien especial para él.









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    En realidad éste iba a ser el penúltimo capítulo pero, quise agregar
    un poco de historia a Mei y su familia.
    La próxima semana volveré a la historia principal.
    ¡Muchas gracias por leer mi historia hasta ahora! Nos vemos pronto.
     
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  7. Daphii
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    Capitulo 10: De vuelta a casa

    Misaki se sentía confundido y muy asustado por lo que había sucedido. No podía volver a su departamento, no tenía a dónde ir y sin embargo no dejó de caminar, al parecer sin un rumbo específico, hasta que se encontró frente al edificio donde vivía Usagi-san. Sin más remedio llamó a la entrada del penthouse, sin saber qué le diría al escritor.

    -¿Misaki? ¿Qué haces aquí? – preguntó Usagi-san
    -Yo… - su voz era apenas un susurro.
    -¿Qué sucede?

    Al parecer Usagi-san se percató de que algo no estaba bien con Misaki, estiró su brazo hacía él, tratando de tocar su hombro, pero Misaki lo apartó de inmediato con un movimiento brusco.

    -¡Lo siento! Y-Yo no quería…
    -Misaki, dime qué sucede por favor, no puedo ayudarte si no sé qué pasa.

    Usagi-san se apartó de la entrada para que Misaki pudiera pasar, se sentaron frente a frente en la sala y ninguno habló por un largo rato. Misaki mantenía la mirada en el suelo, tratando de organizar los pensamientos en su cabeza.

    -Es como si no te hubiese visto en años, pero sólo han sido unas semanas, ¿no sientes algo parecido? – preguntó Usagi-san.
    -Sí, eso creo. – respondió distraído.
    -Escucha, he pensado en nuestra situación y quería hablar directamente contigo porque, a pesar de todo lo que has dicho, no puedo entender el por qué te fuiste. Yo creí que…- dudó un momento pero continuó - … Creí que superaríamos esta pesadilla juntos.

    Y hasta entonces Misaki recordó aquel día en que encerrado en el baño, colocó todo el frasco de píldoras para dormir en su mano y por un instante había pensado en tomarlas todas. Recordó como Usagi-san le suplicó que no escapara, que aún había alguien que lo necesitaba. Pero ¿cómo? ¿Cómo había podido olvidarlo?

    -Lo siento, lo siento… - comenzó a decir pero sus palabras quedaron ahogadas.

    Misaki lloró tanto que pronto se quedó sin voz y sólo cubrió su rostro. Usagi-san supuso que era mejor dejarlo llorar, pero no pudo contenerse por mucho tiempo, se acercó a Misaki y lo abrazó, acariciando su cabeza suavemente.

    -No debes disculparte. Yo permití que te fueras sin impedírtelo, como si no me importara perderte pero, nunca deseé con más fuerza ir por ti y traerte de vuelta a mi lado. - decía mientras lo abrazaba con más fuerza.
    -Todo esto fue mi culpa. Yo no quise olvidarlo pero… no sé cómo sucedió. – dijo Misaki entre sollozos.
    -Pero volviste…
    -¡Yo me equivoqué en todo! No quería seguir molestándote, no quería que terminaras odiándome a mí o a Mahiro, pero fue una tontería el haberme ido y… a Ijuuin-sensei también.

    Usagi-san se separó al escuchar ése nombre. No entendía por qué tenía que hablar de ése sujeto justo ahora. Misaki no quería que él se alejara, se sentía a salvo cuando estaba cerca de Usagi-san y cuando él lo abrazaba podía pensar claramente, sabía qué era lo que debía hacer y tenía claro qué era lo más importante para él mismo, así que se apresuró a sujetarlo del brazo y lo miró directamente a los ojos.

    -No quiero volver a esa pesadilla y no quiero lastimar a nadie más. Pero si no me aceptas, yo puedo entenderlo. Yo estuve con Ijuuin-san… - dijo desviando su mirada.
    -¿Te refieres a que tú y él…?
    -N-No por completo, pero…
    -¿Puedo saber por qué me cuentas esto? – dijo molesto.
    -Porque yo prometí, hace mucho, que estaría a tu lado para siempre. Aun quiero cumplir esa promesa, pero después de lo que he hecho puede ser que ahora tú no quieras.
    -¿De qué hablas? Yo siempre voy a desear estar contigo.

    Usagi-san se veía claramente triste, sin embargo volvió a abrazarlo y Misaki no pudo evitar suspirar aliviado, hundió su rostro en el pecho de Usagi-san, permitiéndose volver a sentirse seguro. No volvería a huir de esta persona, lo sabía.

    -Déjame ser parte de tu familia. – susurró Usagi-san unos segundos después.
    -Sí. – murmuró Misaki mientras lo abrazaba con más fuerza.

    Después de un largo rato, Usagi-san se separó de Misaki y preparó un poco de té para ambos.

    -¿Por qué no vamos por Mahiro?, seguro que estará feliz de verte. – sugirió Usagi-san.
    -¿Dónde está? – Preguntó Misaki limpiando las lágrimas en su rostro.
    -Usualmente está en el parque a esta hora, le encanta ir ahí y jugar con su amiga.
    -¿”Amiga”? Vaya, no creí que Mahiro pudiera llevarse bien con las niñas, quiero decir, es un niño que pude ser muy brusco.
    -Sí, pero inesperadamente se lleva muy bien con esta niña. Se llama Mei.

    Más tranquilo y animado por la noticia sobre su sobrino, siguió a Usagi-san al parque. Tardaron un poco en encontrar a Mahiro pero al final lo vieron sentado bajo la sombra de un árbol, a su lado estaba la pequeña niña, ambos hablaban tranquilamente. Misaki se percató que su sobrino miraba hacía él y de inmediato levantó su mano para saludarlo, sin embargo Mahiro no parecía muy feliz de verlo, de hecho parecía aterrado. Se levantó a toda prisa, tomó a Mei de la mano y ambos salieron corriendo lo más rápido que pudieron.

    -¡Mahiro! ¡Espera! – gritaba Misaki
    -¿Qué sucedió? – preguntaba Usagi-san
    -No lo sé, ¿a dónde fue?
    -Sólo hay una forma de saberlo. Vamos, hay que seguirlos.

    Mahiro seguía corriendo a toda velocidad con Mei, quería estar lo más lejos posible de su tío Misaki, porque estaba seguro de que había aparecido para llevárselo de vuelta con él.

    -¡Mahiro-kun! ¡Espera! ¡Por favor, espera! – gritaba Mei deteniéndose y tratando de recuperar el aliento.
    -¡Vamos Mei! No podemos detenernos ahora, nos van a alcanzar.
    -¿Quiénes? ¿por qué huimos?
    -¡Mi tío!, ese hombre es mi tío y está aquí para llevarme de vuelta con él.
    -¿Llevarte? ¿A dónde? ¡no entiendo nada!
    -Yo vivía con él hasta hace poco, me dejó vivir unos días con Usagi-san, pero ahora estoy seguro que quiere que vuelva con él.
    -¿Usagi-san?, ¿te refieres a tu papá?... ¿por qué quedría alejarte de tu propio papá?
    -La verdad… te mentí, mi papá no es Usami-sensei, mis padres murieron en un accidente cuando yo tenía cuatro años. El hermano menor de mi padre es quien cuida de mí ahora. Vivíamos con Usami-sensei y yo era muy feliz, era como tener dos papás, pero no sé qué sucedió y mi tío Misaki decidió que era mejor que nos mudaramos. Yo le pedí a Usami-sensei que me dejará estar con él y por eso he estado con él estos días.
    -¿Por qué mentiste?
    -Porque… porque quería ser alguien más interesante.
    -¿Interesante para quién? – preguntó confundida.
    -Yo…

    Mahiro sólo la miró insistente como deseando que se diera cuenta de sus pensamientos, él sólo trataba de ser especial para ella. Había creído que su vida no era tan interesante y por eso había inventado aquella mentira. Mahiro no pudo responder, su tío Misaki ya casi los había alcanzado, así que volvió a correr pero Mei no lo siguió.

    -¡Mahiro espera! – gritó Mei.

    La razón por la que Mei quizo detener a Mahiro, fue porque estaban justo en la orilla de la carretera y cuando corrió para cruzar, un automóvil se dirigía hacía a él. Usagi-san se percató del peligro y corrió lo más rápido que pudo, por suerte logró sujetar a Mahiro por el brazo y lo jaló con fuerza hacía él, salvándolo de ser arrollado.

    -¡Mahiro! ¿Estás bien?... oh dios… - decía Usagi-san mientras lo examinaba de arriba abajo.
    -Usagi-san… yo… yo…
    -Menos mal, estás bien, estás a salvo.

    Usagi-san lo abrazó con fuerza y Mahiro aún en shock comenzó a llorar. Misaki llegó sólo unos segundos después, se arrodilló junto a ellos y tampoco pudo evitar llorar. Incluso la pequeña Mei también lloraba. Tardaron unos minutos en tranquilizarse, después todos fueron al penthouse. Misaki le explicó a Mahiro que había resuelto los problemas con Usagi-san y que podían vivir juntos nuevamente, esta noticia alegró tanto al niño que brincó de un lado a otro y luego tomó a Mei de las manos para que se uniera a la celebración.

    -Esto me recuerda que… ¿Mei-chan? – preguntó Misaki a la niña.
    -¿Sí?
    -Quizá debamos avisar a tus padres donde te encuentras para no preocuparlos.
    -Los llamaré desde mi celular. ¿cuál es el número de tu casa? – le preguntó Usagi-san.

    Mei le dio el número y esperó junto a Mahiro. Misaki decidió preparar algo de té para todos y quizá algunas golosinas, también pensó en si sería buena idea preparar la cena, hasta que escuchó un grito de sorpresa proveniente de Usagi-san.

    -¡No puede ser! ¿Eres tú de verdad? – decía casi gritando por el celular.
    -¿Qué sucede? – preguntó Misaki alarmado.
    -No lo sabemos, de repente Usagi-san comenzó a gritar así. – le explicó Mahiro.
    -Sí… sí está en mi casa… de acuerdo, te espero. – dijo Usagi-san mientras colgaba.
    -¿Usagi-san… qué sucedió? – le preguntó Misaki.
    -Mei… ¿Tú papá es…? Kamijou Hiroki, ¿es tu papá?
    -Sí, ¿lo conoce? – preguntó Mei

    Usagi-san parecía no poder creer lo que acababa de escuchar. Le resultaba realmente increíble lo que había sucedido unos segundos antes al hablar por su celular y escuchar a su amigo de la infancia responder. Misaki lo miró y parecía tan sorprendido como él. Ambos estaba atónitos, pero sus dudas no tardarían mucho en ser resueltas.






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    El siguiente capitulo será el último.
    ¡Muchas gracias a quienes me siguieron hasta ahora!
    Nos vemos pronto.
     
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  8. Daphii
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    Capítulo 11: El principio es el final

    -He decidido adoptar a esos niños, Hiro-san. ¿Crees que… podemos ser una familia?
    -¿Eh?... ¡¿Qué?!

    Las palabras de Nowaki parecían una broma, pero el asunto de ésos tres niños que había conocido en el viejo orfanato donde él había sido criado, dominada casi todas las conversaciones que habían tenido en los últimos días. Hiroki no podía creer que la cosa iba en serio, pero algo en los ojos de Nowaki le decía que a aquello era en verdad su deseo.

    -Nowaki no creo que estés en condiciones de adoptar un niño, ¡mucho menos tres!
    -Ya sé que será difícil, pero de alguna forma podré hacerlo y en verdad deseo tenerte a mi lado en esto. No puedo obligarte a quedarte pero…
    -Yo no sé si podré hacerlo. ¡Jamás me imaginé siendo padre!

    Nowaki sabía que estaba imponiendo sus deseos a Hiroki, sabía que no podía obligarlo a aceptar su decisión y la idea de que estaba a punto de perderlo por ésa decisión lo aterraba.

    -¿Te das cuenta de lo difícil que será para nosotros lidiar con tres niños y nuestros trabajos? Creo que deberíamos comenzar a buscar opciones para una niñera… - decía Hiroki meditando seriamente el asunto.
    -¿Qué? – preguntó Nowaki confundido – ¿Eso significa que…?
    -No iré a ningún lado. Yo… yo… -decía nervioso – Yo quiero permanecer a tu lado, siempre. Y si esto es en verdad lo que quieres hacer, voy a apoyarte.

    Nowaki no podía contener su felicidad y en un rápido movimiento sujetó a Hiroki por la muñeca, lo jaló hacía a él y lo besó intensamente, unos segundos después recargó su cabeza en la de Hiroki, sonreía sin poder evitarlo.

    -Seremos una familia Hiro-san.
    -¿No lo somos ya?

    Después de contarles la historia a Usagi-san y a Misaki, Hiroki tomó un largo sorbo a su tasa de té, parecía avergonzado. Mientras tanto Usagi-san lo observaba, incrédulo.

    -Así que… ¿simplemente dijiste que sí y ya? ¿y ahora te haces cargo de tres niños?
    -Nowaki deseaba hacerlo y yo decidí apoyarlo. No es nada de otro mundo.
    -Lo que me extraña es que jamás pensé que te viera asumiendo el rol de padre.
    -Bueno… no voy a negarte que ha sido difícil, mucho en realidad, pero he pensado que esta es mi vida ahora y no pienso cambiarla, ni abandonarla. Ha habido muchos obstáculos pero sé… -dijo con una inesperada y dulce sonrisa – Sé que con Nowaki puedo superar cualquier cosa.

    Misaki nunca había visto de aquella forma a su antiguo profesor, sonriendo y con un aura de felicidad.

    -No puedo creer que no me hayas contado esto.
    -Yo puedo decir lo mismo. Lo último que supe de ti fue sobre la muerte de Takahiro.

    Hiroki se percató de que Misaki tan sólo desviaba su mirada.

    –L-Lo lamento. - se disculpó nervioso.
    -Oh, no. No se preocupe, todo está bien ahora. – dijo Misaki.
    -Así, es. Todo está bien ahora que Misaki y Mahiro viven conmigo.
    -Ya veo, así que también has asumido un rol de padre.
    -Eso espero. – dijo y después miró a Misaki. – Y espero poder hacerlo bien.
    -Bueno, no tengo problema en que Mahiro-kun pase tiempo con mi hija, pero les advierto desde ahora que no aceptaré que sean “novios” o algo así. Mei debe ocupar toda su atención en su educación, sin distracciones.
    -¿Qué?... Oh, no… es decir, yo también creo que Mahiro es demasiado joven. – decía Misaki preocupado.

    Aquel día terminó con Hiroki aceptando que Mahiro visitara a Mei en su casa y se quedara a pasar un rato. Misaki aceptó la oferta y acordaron llevarlo el fin de semana, de esa forma Misaki también podría recoger sus cosas y las de Mahiro del departamento en el que estuvieron viviendo. Llegado el fin de semana Usagi-san se ofreció de inmediato a llevar a Mahiro a casa de Hiroki y después a ayudar a Misaki a recuperar sus cosas.
    Cuando llegaron al pequeño departamento, Misaki no pudo evitar recordar el incómodo momento que tuvo con Ijuuin-san la última vez que estuvo ahí. Usagi-san entró y se puso a observar todo de un lado a otro, Misaki fue directo a la habitación.

    -Bien, supongo que debo darme prisa. – dijo Misaki y comenzó a empacar.
    -Dime… ¿Cómo fue vivir por tu cuenta? –preguntó Usagi-san.
    -Difícil creo. No… no lo sé.

    Usagi-san no había dicho aquello en un tono de reproche o enojo, sin embargo no lo había visto directamente cuando lo preguntó, se encontraba cerca de una ventana de espaldas a Misaki.

    -Era lo que querías, supongo que debiste haber estado feliz de haberlo logrado.
    -No diría que me sentía “feliz”. Era una sensación extraña, una mezcla de triunfo y tristeza. – rió nervioso – Quizá solo me sentía algo solo, a pesar de que tenía a Mahiro conmigo.
    -Ahora que estamos juntos, ¿extrañarás esa sensación? – preguntó Usagi-san sin mirarlo directamente, parecía muy interesado en algo al otro lado de la ventana.

    Misaki se acercó lentamente a él y, aunque aún tenía dudas, tomó su mano y entrelazó sus dedos. Usagi-san se sorprendió un poco pero no giró su vista hacía él, seguía mirando por la ventana.

    -No extrañaré estar solo, es horrible. Todos los días yo sólo pensaba en ti y…

    Finalmente Usagi-san cedió, miró a Misaki directamente a los ojos, sujetó su rostro entre sus manos y besó sus labios suavemente. Misaki no pudo evitar deslizar su mano por detrás de la nuca de Usagi-san y así prolongar un poco más aquel contacto. Estaba tan avergonzado que podía sentir como toda su sangre se acumulada en sus mejillas.

    -No quiero reclamarte nada, pero… no dejo de sentirme furioso por lo que sucedió entre Ijuuin y tú. Detesto sentirme así, ¡yo sólo quiero estar contigo, besarte y abrazarte sin pensar en otra cosa!
    - Lo sé, yo…

    Un beso llevó a otro y en pocos segundos Misaki había perdido el aliento, sin embargo Usagi-san continuó besando su cuello y deslizando sus manos por debajo de su camisa.

    -Espera, espera… - pidió Misaki.
    -Lo siento, me dejé llevar muy aprisa.

    Usagi-san tan sólo recargó su cabeza sobre el pecho de Misaki y respiró profundo.

    -Es sólo que estoy demasiado feliz de tenerte de vuelta. – dijo

    Esas palabras hicieron que el corazón de Misaki latiera con fuerza y sin poder resistirse, abrazó a Usagi-san aún más estrechamente a su cuerpo.

    -Lo siento, yo sólo… necesitaba un minuto para respirar. Pero está bien, todo está bien ahora.
    -¿Eso significa que me dejaras continuar?
    -Bueno… - dijo Misaki desviando su mirada muy avergonzado. –No creo que podamos detenernos ahora.
    -Nunca creí que te escucharía decir eso.

    Usagi-san sonreía mientras besaba los labios de Misaki rápidamente, después se separó un poco para poder quitarse la ropa. Misaki no sabía qué debía hacer o si era correcto sólo mirar, se sentía tan incómodo y ansioso que se sentó de golpe al borde de la cama y esperó.

    -Me quitaré esto primero, así no te sentirás tan nervioso.
    -N-No creo que esté funcionando. – murmuró Misaki.
    -Oh vamos, me has visto de esta forma cientos de veces. Ya debes estar acostumbrado.
    -No es eso, es sólo que, lo que sucede después siempre me hace sentir nervioso.
    -¿Sólo eso?

    Usagi-san se acercó cuanto pudo a Misaki haciendo que se recostara en la cama, se colocó sobre él y lo miró esperando su respuesta.

    -Y siento como mi cuerpo se calienta…
    -¿Si? – preguntó Usagi-san incitándolo a continuar mientras besaba su cuello.
    -Y… y no puedo pensar en nada más. Mi mente se queda en blanco.

    Usagi-san ya no lo escuchaba, se empeñaba ahora en quitarle la ropa y besarlo al mismo tiempo. Algo se había detonado en ambos. Ninguno habló más, pero podían entenderse perfectamente. Misaki lo ayudó desabotonando sus ropas y recibiendo cada uno de los besos, después no pudo hacer más que aferrarse con fuerza al cuerpo de Usagi-san, mientras este invadía su cuerpo una y otra vez. Y el tiempo parecía no avanzar, el mundo no existía en ése instante, todas las sensaciones se mezclaban y los confundían, los obligaban a mantenerse muy cerca el uno del otro.

    Unas horas más tarde salían del apartamento, las cosas de Mahiro y Misaki ya estaban dentro del auto de Usagi-san así que no tardaron en ponerse en marcha. Volverían al pentohouse después de recoger a Mahiro de la casa de Mei.

    El día era perfecto, el sol estaba por ocultarse. Un hermoso día de verano en el que no hacía mucho calor y el aire tenía un aroma fresco. La carretera estaba despejada, el viaje sería rápido. Usagi-san mantenía una amplia sonrisa en su rostro mientras conducía, Misaki lo observaba sin ser consciente de ello. Y entonces…

    Un auto frente a ellos giró bruscamente.
    Un choque inminente.
    Un impacto demasiado fuerte.
    Y la oscuridad lo consumió todo.













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    Muchas gracias por haber leído esta historia y acompañarme hasta este final.
    Fue genial volver a escribir. Espero volver un día con algo nuevo.
    ¡Nos vemos pronto!
     
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