✿No le digas que lo quieres... Dile que lo amas.✿ TakanoxRitsu +18 10/03/23 Cap 3

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Deysha-chan =3

    Group
    Clan Licantropo
    Posts
    1,012
    Location
    Estado de Mexico

    Status
    Offline

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Capítulo 0.2: Viaje

    Pov Takano.

    El sonido del mi celular vibrando me despertó, con un poco de esfuerzo logré abrir los ojos, encontrando frente a mí el rostro de mi amado, el cual seguía durmiendo sobre mi hombro, me giré con mucho cuidado de no despertarlo, tomé mi celular; las 5:30… y justo me estaba llamando Akihiko, contesté de inmediato.

    ─Bueno, Habla Takano. ─ Cerré los ojos mientras escuchaba lo que necesitaba y esperaba una vez que terminara de hablar para seguir durmiendo.

    ─Takano, buenos días, habla Akihiko, ha habido un problema con los socios de Riven, al parecer tuvieron una emergencia ayer por la noche y regresaron a Australia, no sé qué ocurrió, pero el CEO está molesto con algo que ocurrió en el nuevo edificio, y quieren que te presentes allá de inmediato. ─El hombre del otro lado de la línea hablaba algo agitado y se le notaba muy angustiado e igual molesto. Tratando de explicarme lo más calmado y despacio que podía la situación, pero la desesperación no le ayudaba mucho.

    ─ ¡¿Qué?! ─ Me espabilé de inmediato ante esa noticia. ¿Cómo que ocurrió algo?

    ─ ¿Qué pasa? ─ Sin querer había despertado a mi castaño quien me miró preocupado levantando un poco la cabeza y susurrando aquello.

    ─Al parecer hay un problema con el nuevo edificio y el CEO de Riven quiere que vaya a Australia ahora mismo. ─ Le susurré a mi castaño acariciando su cabeza con ternura como muestra de disculpa por despertarlo de esa forma. De igual forma que yo se espabiló de inmediato y su rostro reflejo preocupación.

    ─Al parecer uno de los arquitectos ha cometido un error en uno de los cálculos y uno de los últimos pisos se ha desplomado sobre otro, me notificaron hace unos minutos que el arquitecto y el ingeniero encargado han tratado de cubrirlo sobornando a los empleados, pero sabes que tengo mis contactos ahí metidos supervisando la obra y me lo ha dicho apenas. Aun no se sabe porque trataron de encubrirlo y justo ahora han desaparecido. ─ Ante esto último me llegó un mal presentimiento, ¿Cómo era posible que uno de los pisos se hubiera desplomado? ¿Un error de cálculo? No creo que sea eso… Ambos tienen una buena reputación en edificios pasados en los que han estado a cargo y con ese nivel de experiencia de ambos es imposible que comentan un error de semejante magnitud los dos.

    Esto me sonaba a un desvió de fondos del material y a causa de esto compraron menos para el edificio mientras trataban de hacerse de otro tanto.

    ─Está bien, voy de inmediato ¿Dónde estás ahora? ─ Akihiko era un socio mío, un viejo amigo de la universidad y prácticamente mi hermanastro, igual CEO de una poderosa empresa. Teníamos acuerdos para el edificio e igual ha invertido en él, tenemos planeado varios negocios en este mismo como restaurantes, casinos, tiendas departamentales, etc.

    Me levanté de la cama de inmediato aun con el celular a un lado mientras le daba un beso a Ritsu, al mismo tiempo que mis labios se movían formando la frase de “buenos días” pero sin emitir sonido alguno, el igual se levantó.

    ─Buenos días. ¿Haré el desayuno mientras cariño, está bien? ─ Me susurró al momento que me daba un beso en la mejilla, le sonreí y revolví la cabeza al mismo tiempo que asentía.

    ─Estoy en tu oficina, igual estoy tratando de contactar con mi gente para ver si ya saben algo sobre esos dos… Todo esto me suena mal Takano. ─ Suspiro con preocupación y con un tono molesto del otro lado de la línea, escuchaba teclear algo en la computadora.

    ─Si, a mí también. Presiento que se trata de un desvió de fondos. ─ Le hice saber mis inquietudes mientras me acariciaba las cienes y fruncía el ceño, si algo no soportaba era a los estafadores y gente que se quería aprovechar de los demás. Gente falsa y ambiciosa, podrida que solo en su cabeza piensan en el dinero y en como poder obtener más de lo que tienen a costa de lo que sea, aun si hay vidas en peligro.

    Mi cabeza comenzaba a dolerme.

    ─Si, el maldito problema es que el CEO de Kyle está furioso y piensa que nosotros hemos sido los causantes, por eso estoy haciendo un informe ahora mismo de cuanta cantidad hemos invertido cada uno y estoy tratando que me hagan llegar las facturas, tanto de las empresas a las que les compramos el material tanto a los administradores y tesoreros, es probable que algunos más estén involucrados en esto, así que debieron maquillar algunas facturas e informes. Ahora mismo estoy recabando toda esa información. ─ Tenía razón, desviar semejante cantidad de dinero no era fácil y por ellos debíamos pedir las facturas y cantidad de material que llegó a la construcción.

    ─Gracias Akihiko, ahora mismo salgo para allá, primero necesito preparar unas cosas, te veo en un rato en la oficina. ─

    ─Si, está bien. ─ Tras decir esto colgué de inmediato.

    ─ ¡Tsk! ─ Chasqueé la lengua en señal de molestia mientras me revolvía el cabello.

    Me apresuré a meterme a la ducha de inmediato, todo esto tenía que ser resuelto cuanto antes.

    Me bañe en un dos por tres, esto era el colmo, y justo en unos días se supone que iba a estar terminado el nuevo edificio. ¡Maldición! Si estaba a punto de irme de vacaciones después de eso, con las ganas que tenía de estar con Ritsu.

    De seguro esto abrirá una investigación en la compañía y puede que demore algunos días más. ¡Carajo!

    ─! Agh! ─ Terminé de bañarme de mala gana y de mala gana comencé a secarme, refunfuñando y maldiciendo a esos tipos, yo mismo me encargaré que mis abogados los refundan en la cárcel, nadie me ve la cara de esa forma y trata de salirse con la suya, parece que no conocen lo que puedo llegar a hacer.

    Salí del cuarto de baño con una toalla en la cintura y otra sobre mi cabeza, fui al closet y busqué un traje y algo de ropa para el viaje.

    Me coloque una camisa de color negro y un chaleco formal de color azul rey. Me coloqué una corbata azul con pequeños puntos negros y peiné mi cabello hacia atrás. Me puse un poco de desodorante y saqué de uno de los cajones del closet un reloj bastante caro de color negro con cristal de diamante y correa de plata negra. Regalo de cumpleaños de Ritsu.

    Cuando terminé de arreglarme caminé al comedor, Mi pequeño esposito había hecho el udón que mencionamos durante la cena y uno katsudon para cada uno. Perfectamente cortados sobre sus respectivos platos, también había un poco de rollo de huevo y un pescado para cada quien.

    ─Mmm… Hoy te luciste con el desayuno cachorrito. ─ Me acerque a él por detrás para abrazarlo y plantarle un beso en la mejilla mientras servía el té de ambos. Lo ayudé a llevar lo que faltaba a la mesa.

    ─Gracias Masamune, es porque al parecer vas a estar muy ocupado hoy, ¡Ah! También te preparé un bento. ─ El castaño me mostró una caja de tres pisos de color negro con flores de cerezo decorando el recipiente. Ah, era un encanto, no podía creer que tan lindo castaño fuera solo mío, si me hubieran dicho que ese cascarrabias a quien obligue a casarse conmigo iba a ser así de amoroso y tierno no me creería que fueran la misma persona.

    ─Eres el mejor esposito del mundo~♥─ Lo abracé pegando su cuerpo al mío para después plantarle un profundo beso. Y otro más en la mejilla. Sus mejillas se tornaron de un color rosa intenso mientras bajaba la mirada apenado. ¿Cómo es posible que fuera tan tierno?

    ─Te amo. ─ Besé el dorso de una de sus manos con cariño y devoción, el sonrojo en sus mejillas aumentó de intensidad. Sus ojos de ese color esmeralda eran encantadores, y el color en su rostro hacía resaltar más el brillo en estos. Podía escuchar unas palpitaciones cada vez más sonoras y aceleradas. Me encantaba dejarlo sin habla de esa forma.

    De nuevo un sonido vibrante proveniente de una de las bolsas de mi pantalón se hizo presente rompiendo la romántica atmosfera que nos rodeaba. Con fastidio saqué mi celular de la bolsa mientras mi castaño se apartaba de mi totalmente apenado y se sentaba frente a la mesa.

    ─ ¿Si? Diga, Habla Takano. ─ Contesté con hastío

    ─ ¡Takano-san, es terrible, ha pasado algo en la obra uno de los pisos a colapsado, no sabemos que pasó, Hatori-san ha salido para allá para medir los daños y tratar de ver que ocurrió! ─ La voz histérica de Kisa muy cerca de mi tímpano hizo que alejara de inmediato el celular de mi oído y cerrara los ojos con fuerza. Mi castaño también se sobresaltó de inmediato y con más razón se preocupó al escuchar la causa de la llamada de Akihiko tan temprano.

    ─ ¡Tranquilízate Kisa! Akihiko ya me lo ha contado todo, igual me dijo que su gente ya está en el lugar y están investigando la causa, supongo que Hiroki igual ya ha de estar allá de igual forma. Como si no fuera suficiente tengo que salir de inmediato a Australia para hablar con el CEO de Kyle, según las suposiciones de Akihiko, el CEO de Kyle creé que fuimos nosotros los causantes, quizá que desviamos los fondos y prácticamente lo estafamos haciendo que el pagara un tercio de la inversión y nosotros que rebajamos cada quien el otro tercio que nos correspondía para ahorrar unos cuantos millones a comparación de él, creé que le vimos la cara. ─ Le explique sosteniendo con uno de mis hombros el celular y me llevaba la taza a la boca para darle un sorbo al café.

    ─ ¡No puede ser! ¡Es terrible! ─ Volvió a gritar de nuevo con histeria y una vez más me alejé el celular del oído.

    ─Si, ya lo sé, ahora mismo Akihiko se está haciendo cargo del informe y la investigación, al parecer el Arquitecto y el ingeniero junto con unos cuantos más están involucrados en el desvío de fondos, por ahora el ingeniero y arquitecto no aparecen. Supongo que a estas horas están en el aeropuerto. ─ Le di otro sorbo al café mientras mantenía los ojos cerrados para tratar de tranquilizarme, no quería que mi castaño me viera molesto.

    ─ ¿Qué? Eso es terrible, si se van del país no podremos hacer nada. ¿Qué piensas hacer? ─ Preguntó Ritsu preocupado. Por suerte tenía unos cuantos contactos en el aeropuerto, al igual que Akihiko.

    ─ ¡Hola Ricchan! ─ Gritó a lo lejos el pelinegro con emoción.

    ─Bueno… si intentan escapar del país los atraparemos antes de que lo hagan, no dejaré que se salgan con la suya. Van a arrepentirse de haber tenido las agallas para verme la cara y tratar de estafarme, igual Akihiko no lo va a dejar así. ─Sonreí con malicia, anticipando la venganza que iba a tener contra los involucrados.

    ─Te llamo luego Kisa, si averiguan algo más mantenme informado. ─ Tras decir esto colgué

    ─ ¡Ahgg! Que molesto─ Recargue mi cabeza hacia atrás, de solo pensar en lo que se venía me causaba un dolor de cabeza horrible.

    ─Es horrible que haya pasado eso. Hubiera sido un problema mayor si hubiera ocurrido después de la inauguración del edificio y los locales, hubiera sido terrible y ahora si los tres hubieran tenido problemas. Mi castaño comenzó a comer con algo de preocupación, pero a la vez aliviado de que nadie haya resultado herido.

    ─Si, por suerte solo han sido daños materiales, el dinero no me importa mucho, pero no puedo perdonar que hayan sido tan ambiciosos e inescrupulosos como para hacer algo así, hubiera muerto mucha gente si hubiera pasado eso más adelante. ─ Comencé a comer, iba a ser un largo día

    ─Supongo que el viaje durará unos cuantos días, tenemos que llamar a nuestros abogados, aparte que la policía realice una investigación para determinar la causa, investigar las facturas, buscar un nuevo arquitecto… Tengo en mente a Kuroda, él es realmente muy bueno en su trabajo, ha estado a cargo de obras muy importantes y el toque que tiene en sus diseños es muy artístico y limpio. ─ Comencé a repasar las cosas en voz alta y tratando de memorizarlo en mi cabeza mientras desayunaba, me hizo un poco de gracia el momento porque me recordó a los días de exámenes.

    ─ ¿Va a ser un viaje de muchos días? ─ Preguntó mi castaño cabizbajo dejando sus palillos sobre su plato y ocultando su mirada bajo su flequillo mientras intentaba sostener una sonrisa falsa y esforzándose para que su voz no flaqueara. Imité su acción con mi plato.

    ─No, espero que no, haré todo lo posible para resolver esto cuanto antes y una vez que todo quede resuelto regresaré de inmediato. Te lo prometo─ Tomé una de sus manos y la entrelacé con la mía, la dirigí a mis labios y de nuevo. El suave y cálido color carmín se hizo presente una vez más en sus mejillas, pero les devolvió el brillo a sus hermosos orbes verdes.

    ─Te prometo video-llamarte todas las noches, no importa que tan ocupado esté, te llamaré. ¿Okay? ─ Le sonreí pegando su palma a mi rostro, el cálido y suave tacto de su mano sobre mi mejilla me trasmitía un calor indescriptible y tierno. Recargue más mi rostro contra su mano cerrando los ojos y dejándome llevar por el tacto.

    ─Si, estaré esperando tus llamadas. ─ Creo que sin poder evitarlo sus ojos se humedecieron levemente. Era la primera en unos meses que íbamos a estar separados, se veía que iba a durar unos días poner en orden todo este problema.

    ─Todo va a salir bien, te lo prometo, cuando regrese nos iremos de viaje unos días, como lo teníamos previsto. ─ Una vez más besé su mano con devoción, pero esta vez del lado de su palma.

    Terminamos de desayunar un poco más tranquilos, sin encender el televisor, estaba seguro que algunos noticieros iban a estar hablando de ello.

    ─Gracias por la comida. ─ Me levanté de la mesa y me acerqué al asiento de mi amado, quien se le notaba con un semblante triste.

    ─No te pongas así cachorrito, ya verás que regresaré pronto, sabes que no puedo vivir sin ti. ─ Le tomé una de sus manos de nuevo, logrando que levantara su mirada hacia la mía, nuestras miradas se unieron mientras nos veíamos con profundidad y nostalgia.

    ─ ¿Quieres acompañarme a la oficina? Igual tiene tiempo que no vas, podrías saludar a Kisa y a los demás. No quiero que te quedes solo aquí. ─ Lo abracé con ternura mientras besaba su cabello, me correspondió mientras asentía supongo que no quería desaprovechar el poco tiempo que nos queda.

    ─Bien, vamos, Akihiko está en la oficina esperando. ─ Lo tomé de la mano y caminamos hacia la salida.

    Manejé mi auto, un deportivo negro a gran velocidad hasta la oficina.

    ─Si quieres puedes ir a cenar a casa de tu hermano Tsukishima o con los demás en la oficina, no sé, pueden ir de compras, ir a comer a algún restaurante, hace tiempo que no ves a los chicos de la oficina… Kisa igual pregunta mucho por como haz estado estos días, si gustas puedes llevarte mi auto a donde quieran. ─ Le traté de sugerir, realmente era muy difícil separarnos el uno del otro. Me dolía imaginármelo a él solo en nuestro enorme piso, cenando y durmiendo solo. No quería dejarlo, pero justo ahora teníamos que solucionar esto antes de que se volviera un problema más grande.

    Llegamos hasta mi oficina y vimos a Akihiko sentado en mi escritorio, tecleando con rapidez en la computadora y viendo fijamente la pantalla de esta, se le veía un semblante horrible, supongo que ni siquiera llegó a su cama cuando tuvo que salir de inmediato para acá a investigar qué fue lo que pasó.

    ─Hola, Akihiko-san. ─ Saludo mi pequeño novio haciendo una leve reverencia a la peli-plata que volteó a vernos por un momento en cuanto fuimos entrando.

    ─Hola cuñadito, Takano…─ Siguió tecleando con prisa

    ─You Akihiko, ¿encontraste algo más? ─ Le pregunté mientras caminábamos hacia él, me puse detrás mirando la pantalla, pero a una distancia considerable ya que emanaba un aura oscura.

    ─Si, al parecer es como sospechábamos, estoy viendo que la cantidad de material recibido no coincide para nada con la cifra que encargamos, además he logrado obtener las facturas reales del costo del material, al parecer para los últimos pisos compraron un material de menor calidad, lo que ocasionó que con el peso de los pisos superiores el material, aparte que, de mala calidad, no era la cantidad apropiada eso ocasionara el derrumbe─ Hojeaba unas facturas, recibos, pagos, contratos, etc. Los extendió para que los fuera revisando por mí mismo y corroborar que no cuadraban las cifras del material, la cantidad de dinero invertido en lo que se gastó, había muchas incongruencias, miraba igual algunas fotos como evidencia de que se entregó el material, pero como sospechaba, era menos de la cantidad calculada.

    ¿Quién era el responsable de supervisar que todo fuera bien? Ese era trabajo de mi asistente, ¿Cómo era posible que no se diera cuenta de todas estas fallas? De los errores de cálculo, la cantidad de dinero invertido realmente y la cantidad de dinero que llegó a manos de las empresas para el material.

    Igual mucho material se veía más barato, utilizado más que nada en construcciones de casas pequeñas, más no para edificios.

    ─Al parecer si presentían lo que iba a ocurrir, pero no que ocurriera tan rápido, al parecer estaban hace unas horas ahí, uno de los obreros los vio en el sitio dando indicaciones cuando de repente el piso colapsó, menciona que ambos parecían muy sorprendidos, por lo que el obrero creyó que ellos no tenían nada que ver hasta que los reunieron a todos para cerciorarse que todos los trabajadores estuvieran bien. Después de una larga llamada con Hiroki les expuso nuestras sospechas y fue ahí cuando se dieron cuenta que no estaban ellos dos. ─ Akihiko se recargó por un momento en el respaldo de la silla mientras se sujetaba uno de los hombros sobándoselo con cansancio y ladeando el cuello a ambos lados, se le escuchó tronar un poco en cada movimiento.

    ─Ordenaré que revisen las cámaras de seguridad, debió grabar el momento del incidente y en qué momento huyeron del lugar. ─ Le mandé un mensaje al guardia de seguridad encargado de ello, supongo debe seguir en la obra.

    ─Por ahora, ya tengo gente siguiéndoles a ambos, efectivamente han corrido a sus casas y han salido con unas cuantas maletas, tras esto se han dirigido de inmediato al aeropuerto, al parecer su plan era escapar justo cuando el edificio haya sido terminado. Pero esto adelantó con creces sus planes. ─ Se rio con sarcasmo y malicia al saber que su plan no les había funcionado, ni siquiera eso pudieron calcular bien cuando su teatrito se desmoronaría en sus narices. Eso debió haber arruinado por completo sus planes y más porque ni siquiera habíamos terminado de pagarles, el acuerdo era 3 pagos de una muy buena suma a cada uno, una iniciando, otra a la mitad y la ultima el día de apertura. Se iban a quedar sin unos cuantos millones, y ese era el pago más grande de los 3.

    ─Ya he dado órdenes de que los detengan en cuanto lleguen al aeropuerto, de su castigo me voy a encargar yo. ─ Sentencio con rencor esa frase mientras miraba con ira algo más que la pantalla de la computadora portátil.

    ─Oye, yo también quiero hacerles pagar. Por ahora ya tengo un nuevo arquitecto, igual tiene un doctorado en ingeniería, es muy bueno en su trabajo, de hecho, tenía en mente que fuera el quien, encargado de todo desde un inicio, pero rechazó mi oferta, espero que esta vez acceda. Se llama Kuroda, ¿te suena el nombre? ─Le pregunté

    ─Kuroda… Kuroda… Me suena su nombre… ¡Ah! Ya recordé sí, es uno de los mejores arquitectos del país, aunque igual es muy selectivo con la gente que decide trabajar. Si quieres yo hablaré con él para convencerlo y ofrecerle una muy buena paga. ─ Se estiró de nuevo volteándome a ver y luego a Ritsu, quien estaba cerca de la cafetera, al parecer preparando un poco de café para los 2.

    ─De acuerdo, espero que esta vez quiera formar parte del proyecto. ─ Suspiré pesadamente revolviéndome el cabello desde atrás.

    Me acerqué a Ritsu que estaba algo callado, lo abracé por detrás, aun no podía animarlo del todo y no era para menos, no nos veríamos por unos días y saldría casi lo mismo si lo llevo conmigo, puede que unos días si sea capaz de regresar por la noche, pero puede que otros días no y se quedaría solo en el hotel, al menos aquí puede salir a distraerse a los sitios que le gustan.

    ─Esos bastardos me la van a pagar, justo hoy tenía una cena muy importante con Misaki. ─ De nuevo comenzó a emitir un aura oscura, ciertamente se le veía que no había dormido nada y siempre se ponía de mal humor cuando no podía dormir o lo despertaban…

    ─Aquí tiene Akihiko-san, supongo que no ha dormido nada. ─ Ritsu le dejó la taza y unos cuantos bizcochos justo en el escritorio un poco alejado del área donde estaba trabajando para evitar que por accidente terminara derramándolo sobre mi escritorio y mojando mis documentos y equipo.

    ─ ¡Oh! Gracias Cuñadito. ─ De inmediato la peli plata se fue directo a los bizcochos, supongo que no ha comido nada desde ayer. Ritsu solo le sonrió amablemente haciendo una leve reverencia y caminó hacia la cafetera de nuevo para servirse un poco el también.

    ─Me pregunto por qué lo habrán hecho, tengo socios y conocidos que me recomendaron muy bien a esos dos por su impecable trabajo. Todos me dieron muy bunas recomendaciones de ellos cuando teníamos apenas en mente lo del nuevo edificio. ─ Me senté en uno de los sofás de mi oficina, tomando el café que mi pequeño esposo había preparado, el oji-esmeralda se sentó igual a mi lado para degustar su café con un poco de crema y los panecillos. Estábamos esperando que Akihiko terminara de redactar el informe, supongo que en el viaje podremos ir recolectando más información, pero por ahora teníamos que arreglarnos con lo que teníamos.

    ─Ya está. ─ Akihiko cerró la computadora y la guardó en su estuche, la metió dentro de su portafolio junto con todas las facturas, los comprobantes de compra, fotos, documentos y varios informes que al parecer estaban maquillados.

    ─Bueno, es hora de irnos, Ritsu, te prometo que traeré lo más pronto a mi hermanito, no puede vivir sin ti. nos vemos después. Te espero afuera Masamune. ─ No pude evitar pegarme a mi castaño sin intenciones de dejarlo, mirando con algo de molestia a Akihiko por tratarme como un niño.

    ─Hasta luego Akihiko─ Akihiko salió de mi oficina dejándonos solos para despedirnos. No quería irme.

    ─Tienes que comer bien Masamune, no puedes dejar que todo tu trabajo te absorba sin probar bocado en todo el día, al menos date un pequeño tiempo entre tus labores y pendientes para que puedas comer. ─ Mi castaño se volteó hacia mi arreglando mi camisa y haciendo un leve puchero de reproche mientras me llamaba la atención. Yo sin embargo estaba perdido en su mirada que se concentraba en mi ropa, tratando de arreglar alguna imperfección.

    ─Te conozco y sé que en momentos donde estás estresado te olvidas hasta de despegar tu mirada de la computadora, eso no mejorará para nada tu vista, al contrario, te voy a estar llamando de vez en cuando para averiguar si ya comiste, ¿está bien? ─ Me volteó a ver a los ojos esperando mi respuesta y lo único que atiné a hacer fue a devorar sus labios con vehemencia, ¿Cómo viviré sin ellos dos malditas y eternas semanas? Ni siquiera un abrazo, una caricia, ni un simple roce ¡Nada! Está claro que va a ser un completo ¡Infierno!

    Mi castaño gimió ahogadamente por la sorpresa al tomarlo desapercibido y proclamar sus labios con recelo, pero enseguida me correspondió, pasando sus brazos alrededor de mi cuello, colgándose de mí. Con uno de mis brazos rodee un poco más su cintura, pegando su cuerpo al mío. Realmente lo iba a echar de menos.

    ─Te prometo que haré todo lo posible por llamarte al menos 5 veces al día… Igual, te prometo que trataré de comer bien, Así que estate tranquilo, ¿está bien? ─ Le susurré después del beso juntando nuestras frentes sin deshacer el agarre en la posición que teníamos para después besar la punta de su nariz con ternura como promesa.

    Sus ojos se mantenían cerrados pacíficamente y asintió un par de veces con una encantadora, pero sutil sonrisa formada en sus labios. Lo volví a besar de nuevo, pero esta vez con todo el amor y pasión que antes, tratando de grabar en mi memoria todo lo que podía de sus labios.

    Delineé sus dulces labios con mi lengua, los mordí, succioné tratando de llevarme todo lo que pude de su sabor, después mi lengua pidió entrar con ansia, se deslizó entre sus labios y se juntó con la de el en una erótica danza, degustaba su textura al mismo tiempo que me dejaba llevar por sus leves jadeos ahogados, su respiración acompasada y el fuerte latir que sentía contra mi pecho.

    Movía mis labios sobre los de él, mi pequeño oji-verde apenas podía seguirme el paso para corresponderme, Se aferraba a mi cuello y enredaba sus manos entre mi cabello mientras yo acariciaba su espalda. Esto era peligroso, si seguíamos así, iba a terminar por encenderme.

    ─Tienes que irte. Akihiko te está esperando y aún más el CEO de Kyle, a como me has contado de él, no es una persona muy paciente y no le gusta que lo hagan esperar. ─ Habló con sus labios muy cerca de los míos, a solo milímetros, permitiéndome embriagar con su aroma a vainilla y chocolate. Hundí mi rostro entre su cuello para aspirar con más necesidad su embriagante aroma, suspiré con pesadez aferrándome más a él.

    ─No te preocupes, voy a estar bien, igual tengo algunos pendientes que hacer en casa, también tengo que visitar a mi hermano para ver cómo va la editorial. Puedes irte tranquilo. ─ Sus brazos palmeando mi espalda me reconfortaban al igual que sus palabras, rompimos el abrazo y nos miramos por unos segundos con una inmensa profundidad.

    ─Te amo Ritsu, te prometo volver cuanto antes. ─ Tras decir esto dejé ir su mano con tristeza después de besarla y sin la más mínima intención de alejarme de ese agarre, pero no quedó de otra.

    Me sonrió al momento de que me guiñaba un ojo y me lanzaba un coqueto beso. Ahí supe que iba a estar bien, le sonreí de vuelta y salí de la oficina. Akihiko ya me esperaba afuera algo impaciente mientras miraba su reloj y golpeaba el piso repetidas veces con su pie.

    ─ ¡Vaya! Creí que no saldrías nunca, estaba apostando con Kisa que me mandarías a mí en representación tuya para aclarar todo, Kisa, paga. ─ Extendió su mano a mi secretario, quien entre refunfuños le dio unos cuantos billetes a la peli plateado, quien sonreía con satisfacción.

    ─No es justo, estaba seguro de que no iba a ser capaz de dejar a Ricchan por tanto tiempo… ¿Aun no saben cuándo van a regresar? ─ Cuestionó con un leve puchero abriendo su cartera y dándose cuenta de que solo tenía un par de miles de yenes en ella, suspiró con resignación, aún faltaban unos cuantos días para que pudiera cobrar su sueldo.

    ─No, espero que todo se arregle más rápido de lo que tengo previsto, por ahora llama a mi abogado e indícale que nos veamos en el aeropuerto en media hora. ─Mi abogado Hatori era muy bueno en su trabajo, siempre lograba cumplir mis expectativas, llevaba bajo control mis temas legales, siempre era puntual en cualquier cosa que le encargara, sin duda la persona a quien le podía confiar mis asuntos de índole legal.

    ─Enseguida. ─Kisa comenzó a teclear el número de mi abogado para informarle de la situación.

    ─Bueno, nos vamos, cualquier cosa házmela saber. ─ Tras decir esto comenzamos a caminar hacia el ascensor a toda prisa. Al llegar al estacionamiento nos subimos al deportivo rojo del oji-lila y este encendió el auto, arrancó a toda prisa este mismo.

    Pov Onodera

    Me quedé un poco más en la oficina, encendí la pantalla de plasma para ver las noticias, y justo estaba saliendo un reportaje de lo acontecido en la construcción, mostraron imágenes desde debajo de como el piso había colapsado, para buena o mala fortuna los pisos de arriba que solo eran 4 más se veían intactos, pero al parecer tendrían que remover toda esa parte superior y volver a iniciar la obra desde ahí.

    Aun no se sabe si los pisos de abajo tenían el mismo problema con lo del material, hacía falta una investigación de ello. Apagué el aparato de mala gana y aventé el control al ver nuestras perfectas vacaciones arruinadas por esto, me llevé una mano al rostro para frotarme los ojos y las cienes en busca de paciencia y alejar este mal sabor de boca.

    Tocaron a la puerta.

    ─Adelante. ─ Ordené sin dejar de acariciar mis cienes

    ─Ricchan, ¿Puedo pasar? ─ La inconfundible y simpática voz de Kisa me hizo sonreír levemente, al menos con su presencia no me sentiría tan solo y ayudaría a despejarme un poco con sus divertidas bromas y anécdotas.

    ─Es increíble todo lo que ha pasado, estaba muy sorprendido cuando me enteré. ─ Caminó hacia mí y se sentó en el sofá que tenía enfrente.

    ─Lo sé, no puedo creer que esté pasando todo esto. Masamune y yo estábamos muy emocionados porque ya en un par de semanas nos íbamos a ir de vacaciones a Singapur─ Repuse con lastima, otra vez mi esposo tendría que quedarse algunos días hasta tarde en el trabajo, yendo a supervisiones el mismo, esta vez para corroborar las entregas del material y que todo cuadre, aparte de eso supervisar por el mismo el transcurso de la obra.

    Entre más reuniones con el personal, papeleo, quizá algunas entrevistas de cadenas televisivas para averiguar qué fue lo que ocurrió.

    Suspiré pesadamente al vislumbrar todo lo que se avecinaba.

    ─Te compadezco, todos estamos igual, estábamos esperando que se inaugurara el nuevo edificio para poder respirar aliviados y descansar un poco… No quiero decir que íbamos a irnos de vacaciones a un lugar tan ostentoso, pero al menos poder relajarnos unos días en casa. Yukina y yo teníamos planes de visitar varios museos e irnos unos días de viaje a Kyoto a visitar a sus padres. ─ Los dos de nuevo suspiramos con cansancio por enésima vez al mismo tiempo y después nos reímos al habernos sincronizado.

    ─Bueno, que te parece si vamos de compras, por ahora es todo lo que podemos hacer para ayudar, ya se llevaron las facturas, contratos, comprobantes videos, y un sinfín de cosas para demostrar al CEO de Kyle que ellos no tienen nada que ver con lo ocurrido. ─ Le propuse al pelinegro para quitarnos este animo negativo y dejar de pensar cosas que solo nos desanimaban más.

    ─Tienes razón, suena bien, de nada sirve quedarnos aquí, podemos ir a despejarnos y tomar un par de tragos, hace tiempo que no lo hacemos, podemos invitar a tu hermano Tsukishima, a Chiaki y a Misaki… Supongo que ellos igual estarán solos y aburridos en sus lujosas mansiones. ─ Hizo un leve puchero con un tono de burla en sus dos últimas palabras. Reí nerviosamente.

    ─Debe ser bueno vivir en una mansión, Bueno, como sea, Al menos Yukina y yo tenemos todo lo necesario para ser felices, pero no está de más al menos unas vacaciones fuera del país, aunque sea una vez al año. Espero que Yukina pronto se vuelva un pintor famoso, me gustaría casarme con él en algún otro país, sería muy romántico. ─ Kisa había vivido la mayor parte de su vida con carencias, absteniéndose de comprar muchas cosas que le gustaran o que quisiera comer para poder ahorrar y mudarse a una casa un poco más decente de la que tenía antes.

    A pesar de ello nunca se intentó aprovechar de ello o buscar alguien para que le resolviera la vida, al contrario, trabajó muy duro para poder pagar sus estudios de universidad y tener un título, por eso cuando entró a trabajar aquí se esforzó desde el primer momento para no perder su puesto y poco a poco Masamune lo fue ascendiendo a su secretario cuando ese puesto quedó vacante una vez que me case con él.

    Todo esto le permitió comprarse ciertas cosas y a veces se daba uno que otro lujo, por ello no le culpaba de que tuviera cierta envidia, al contrario, supongo que cuando se vive de esa forma, al menos deseas experimentar una vez en la vida esa sensación de que jamás volverás a preocuparte por el dinero.

    ─Bueno, tiene su lado bueno y su lado malo, lo que acaba de ocurrir es de las desventajas de esto. ─ Suspiré un poco con gracia, pero tratando de disimular mi desilusión

    ─Bueno, ¿Qué te parece si vamos a distraernos un rato? Takano-san, Usami-san y Tori ya van a resolver todo esto, no podemos hacer otra cosa para ayudarlos, reuní todas las facturas que encontré desde que comenzó a levarse el material para hacer el edificio, los contratos de todos y cada uno de los trabajadores, desde el encargado de la comida, hasta de esos tipos que causaron todo, los números de las empresas que se encargaron del material, en fin. Tienen todo para poder defenderse de ese CEO. ─ Kisa se levantó del sillón con una sonrisa un poco extraña, por lo que sentía algo tramaba, conocía esa mirada.

    ─Vamos de paseo, Takano-san te dejó su auto, ¿Cierto? ─ Preguntó el pelinegro con emoción y un brillo extraño en sus ojos. Asentí un poco titubeante y comenzó a saltar de la emoción.

    ─ ¡Qué bien! Siempre quise subir a su auto. ¿Puedes llevarme? ¿Si? ¿Te prometo no ensuciar nada! Puede que parezca extraño, pero si no aprovecho esta oportunidad jamás en la vida aparecerá de nuevo. ─ Juntó sus manos de manera suplicante, y se arrodillo para que accediera a su pequeño capricho… Supongo que no tenía nada de malo, igual a mi alguna vez me emocionó la idea de ver que se sentía subir en uno de esos lujosos autos, aunque sea como acompañante.

    ─E-Está bien… pero no puedes manejarlo, Masamune jamás ha dejado que alguien más conduzca su coche y si le haces un pequeño rayón no quiero imaginar lo que te hará… y a mi─ Más que pensar en el temor de su castigo, pensaba en su mirada decepcionante y molesta, sé que no me dejaría por algo material, pero sería un golpe muy duro para mi saber que abusé de su confianza y lo decepcioné. No quiero eso.

    ─ ¿Entonces tú fuiste la primera persona a quien le permitió conducirlo? Jujuju… eso demuestra que te ama mucho Ricchan, pero no te preocupes, con que me lleves estaré más que contento. ¿Te importaría dejarme en la universidad de Yukina? ─ Su primer comentario hizo que las mejillas se me calentaran de inmediato por la vergüenza, llevándome a un recuerdo fugaz de la primera vez que me dejó conducirlo y el día que estuvimos a punto de hacer “cosas” por primera vez… Creo que ese día toda barrera entre nosotros se rompió.

    De inmediato me deshice de esos pensamientos vergonzosos. Y solo atiné a asentir torpemente ante las palabras de Kisa, quien no lo había escuchado hasta el momento.

    ─ ¡Viva! Entonces vámonos. ¿Qué hacemos en esta oficina aburrida y solitaria? si hay muchos lugares para visitar hoy. ─ El pelinegro me jaló de la muñeca y prácticamente me sacó como papalote de ahí.

    Ya íbamos caminando hacia la salida a la calle cuando se detiene de improviso

    ─Espérame Ricchan, necesito ir a hacer algo rápido, no tardo. ─ Tras decir esto regresó corriendo a no sé dónde, mientras caminé hacia la salida, iba a esperarlo afuera del auto para que me pudiera ver.

    Estaba sacando las llaves de mi abrigo, cuando una voz familiar y nada agradable captó mi atención.

    ─Oh, Onodera-kun, que sorpresa, hacía tiempo que no venías por aquí…─ Levanté mi vista y para mi mala suerte, me topé con esa típica sonrisa socarrona y maliciosa.

    ─Estoy de incapacidad aún, además no tiene nada de raro que venga, es la empresa de mi esposo. ─ Más bien, era el quien no debería estar por aquí. Parecía estar rondando como buitre ante lo ocurrido. Traté de pasar de largo, ignorándolo sutilmente, y acercándome al deportivo negro de mi marido, aparcado frente al edificio. Presioné uno de los botones de la llave y un leve pitido se repitió dos veces en menos de un segundo al igual que las luces se encendían y apagaban de regreso.

    ─Un pajarito me dijo al oído que tu querido y adorado esposo está en problemas. ─ Se mofó con cinismo.

    ─Eso no te incumbe─ Le corte tajantemente abriendo la puerta del copiloto para hacer espacio a mi amigo, aventando mi abrigo hacia los asientos de atrás.

    ─Escuché que estuvo a punto de venirse abajo… toda su torrecita de marfil ¿no? ─ Se burló con un tono irónico y sarcástico. Me detuve en seco… Puede que lo haya visto en las noticias y ahora vino a burlarse de ello. Me volteé a mirarlo de mala manera.

    ─Que mal que solo hayan sido 3 pisos…─ Se lamentó, pero aun sin quitar esa estúpida sonrisa victoriosa de su cara. Me sorprendí de su comentario, de inmediato una chispa se encendió y quedó todo claro en mi mente. Caminé hacia estar a un metro y medio de el para confrontarlo.

    ─ ¿Qué es lo que quieres? ─ Pregunté con tono frio y retador al pelirrojo que solo logró que su sonrisa se hiciera más amplia. Su expresión lo decía todo

    ─Nada, solo vine a ver las consecuencias de un pequeño trato. ─ Farfullo sin mucho interés desviando la mirada hacia el árbol que estaba en medio de la banqueta, dándole un toque fresco a la entrada del edificio.

    ─Fuiste tú, tu les pagaste a esos tipos para que cometieran errores y desviaran los fondos de la obra. ─ Era raro que esos tipos teniendo el historial y la fama que tenían, además de una brillante carrera cometieran errores de semejante magnitud y comenzaran a desviar fondos, fue cosa de Haitani, el planeo todo para que este desastre ocurriera.

    ─Vaya vaya, sí que tienes mucha imaginación Onodera-kun, ¿tienes alguna prueba de ello? ─ Su postura seguía imperturbable, pero yo sabía que él tenía algo que ver con lo que ocurrió. Podría apostarlo.

    ─No, pero te aseguro que la encontrare, viniendo de ti, todo es posible. Tú no eres un santo Haitani, sé muy bien que tienes negocios en el mercado negro y aparte tu sucio negocio con drogas y los narcotraficantes… No me sorprende que hayas convencido a esos tipos para que se unieran a ti. ─ Conocía muy bien a este tipo desde hace años, por desgracia me tocó conocer esa faceta suya desde el inicio y sabía que era un buitre traidor del cual cuidarse. Gracias a él ocurrieron cosas demasiado traumáticas en mi vida, y solo me llevaron a problemas y malos entendidos

    ─Suerte en reunir todas esas pruebas. ─ Retó con una sonrisa aún más torcida y burlesca que antes, sabía que no iba a ser nada fácil… Pero no iba a dejar que este sujeto se siguiera metiendo en los negocios de Masamune.

    ─Tienes rencor hacia Masamune porque no accedió a unirse a ti, además de eso… También porque la mayoría de empresas prefiere hacer negocios con “Riven” que con “ATTA” Darías lo que fuera por ver arruinado a Masamune─ Al decir esto su expresión cambio a una molesta y sus ojos me miraron con ira. Pero de inmediato recuperó la compostura y solo bufó sarcásticamente

    ─Pero Masamune tiene todas las pruebas para demostrar que no fue el quien desvió fondos. ─ Esto era lo último que planeaba decir, así que me volví al auto para entrar, era mejor que soportar ver a este tipo, pero de nuevo su voz me detuvo.

    ─ ¿Crees que tu esposo puede salir bien librado de todo esto? Unos cuantos recibos, facturas y contratos no lo ayudaran. Vamos Ritsu, ¿Por quién me tomas? Se supone que el como cabeza de la empresa debe supervisar por el mismo cómo se lleva a cabo el tan presumible edificio que el tanto se jactaba en decir que será un paso adelante para las relaciones y negocios entre Australia y Japón. ─ Ante esto me giré con rapidez, Su sonrisa regresó a su rostro. Debo decir que sus palabras me sorprendieron, pero no lo demostré, solo seguí mirándolo imperturbable y con algo de arrogancia.

    ─Lo que él hizo fue un acto de negligencia, deberías investigar bien si no va a pasar unos cuantos años tras las rejas… A no ser…─ El viento sopló algo fuerte, provocando que las hojas caídas se levantaran en una ráfaga, aliviando un poco la sensación de asfixia que sentía ante su advertencia.

    ─Ricchan, perdón por hacerte esperar, estaba firmando mi pase de salida. ─ Escuché la voz de Kisa-san acercándose hacia nosotros,

    ─No, mejor te lo diré en otro momento. ─Dijo mientras llevaba uno de sus dedos al frente de sus labios en un ademán de guardar silencio, su boca que seguían trazando una sínica y maliciosa sonrisa junto con lo que acababa de decir no me inspiraba nada bueno.

    ─Nos vemos después… lindo…─ Su asqueroso tono y su pervertida mirada que me recorrieron de abajo hacia arriba mientras caminaba hacia la calle me hicieron sentir una desagradable sensación que recorrió toda mi espina dorsal y más cuando se relamió los labios.

    ¿De qué demonios estaba hablando este sujeto?

    ¿Será cierto lo que dice? ¿Puede Masamune meterse en problemas por no haber ido en persona a supervisar la obra? Pero es alguien muy ocupado, tiene varios pendientes más, entre el director de un banco de préstamos, una cadena de restaurantes, entre otros, no puede supervisar todo el tiempo la obra, el procuraba ir la mayor parte del tiempo, pero cuando se iniciaron los últimos pisos, tuvo que viajar a Londres por negocios, claro en ese entonces yo también fui, desde entonces no ha podido ir, pero dejo eso a cargo de alguien más.

    ─ ¿Ricchan, estás bien? ¿Ocurre algo? ─ Me preguntó el pelinegro algo preocupado al ver mi expresión un poco pálida y pensativa. Para mi buena suerte mi celular vibró dentro de mi bolsillo. Era un mensaje de Masamune.

    - “Ya estamos en el aeropuerto, está a punto de salir nuestro vuelo, te llamo en cuanto aterricemos”-

    - “Te amo”-



    Con tan solo ese mensaje de mi pareja todo lo que había ocurrido con Haitani quedó como un hecho muy lejano y de menor importancia. Sonreí levemente y le contesté a su mensaje. Cuando se trataba de el todo alrededor desaparecía, sean problemas, sean personas, solo podía pensar en él.

    ─Tierra llamando a Ricchan, tierra llamando a Ricchan, ¿Me copias Ricchan? ─ La voz de Kisa me sacó de mis pensamientos. Me disculpé por preocuparlo, pero no podía decirlo lo que había ocurrido, tenía que investigar por mi cuenta, no podía involucrar a Kisa-san, y menos con alguien tan peligroso como Haitani.

    ─L-Lo siento, estaba un poco pensativo. ─ Me disculpe de nuevo mientras caminábamos hacia el auto de mi marido.

    ─Wooow, es hermoso, siempre me ha gustado ese color negro, y esos rines, y esa defensa delantera, y la trasera y ese potente rugido del motor. ─ Kisa saltaba como un niño alrededor de todo el auto, emocionado, acariciando y admirando el coche por todas partes.

    Abrí la puerta del conductor y me metí, Shota se quedó un poco aturdido y dudoso fuera de la puerta, temblando de emoción.

    Entró temblando y comenzó a tocar por todas partes, desde el asiento, hasta el tablero, se le veía muy emocionado, me reí ante lo divertido que se veía mi amigo, se estaba portando justo como un niño cuando cumple por primera vez uno de sus más grandes sueños.

    ─Jeje ¿No crees que estás exagerando un poco Shota? ─ Le cuestioné aun divertido, a lo que el negó con la cabeza, incapaz de formar palabra alguna.

    ─ ¿Qué te parece si vamos al centro comercial “Liry”? Le sugerí─ Ese no era un centro comercial tan exclusivo y caro, no quería incomodar a Kisa-san levándolo a algún lugar lujoso, aunque yo quisiera comprarle algo como amigo, estoy seguro que él no lo aceptaría, así que ¿Qué mejor que un lugar donde ambos podamos disfrutar y comprar algunos objetos?

    Esta vez el pelinegro asintió rápidamente aun sin emitir palabra alguna. Encendí el auto y su emoción ahora parecía mucho más grande.

    Tras esto nos dirigimos al edificio ya mencionado.

    Pov Takano

    En el transcurso del vuelo veníamos acomodando los papeles y organizando todo para llegar con todo listo y dirigirnos de inmediato a la sede principal de “Kyle” la cual estaba situada en Sídney, afortunadamente ya están allá los socios, tanto el director ejecutivo, el vicepresidente, el presidente comercial, entre otros. Espero que ya hayan resuelto un poco todo el conflicto solo para llegar a planear ahora cómo se va a hacer el nuevo edificio.

    Suspiré cansado, entonces esta fue la última noche que pude dormir “en paz” de aquí en adelante, Otra vez a dormir solo 2 horas al día, supervisar planos, tratar de convencer al nuevo arquitecto… Son muchas cosas que faltan, y estábamos tan cerca de terminarlo.

    ─Ahhh─ Suspiré con cansancio y pesadez por enésima vez.

    Llegamos a Kyle, informamos a las recepcionistas que teníamos una junta urgente con el CEO, les dijimos quienes éramos y a que veníamos, de inmediato marcaron a la oficina del CEO.

    ─Disculpe Yokosawa-san, acaba de llegar el presidente de Riven; Takano Masamune y el presidente de Edén Usami Akihiko, junto con sus abogados, dicen que tienen una reunión urgente con usted… Si… sí. Ahora mismo…─ Tras decir esto colgó.

    ─S-Síganme de este lado por favor, los voy a llevar hasta la oficina de Yokosawa-san, los está esperando. ─ La joven de cabello negro comenzó a guiarnos hasta el ascensor. De vez en cuando volteaba a vernos sutilmente intentando sacar un poco de platica.

    ─D-Debió ser un viaje algo largo y cansado… Si gustan les puedo recomendar algún hotel para que descansen. ─
    Tartamudeo la chica con una sonrisa amable, pero nosotros estábamos tan presionados y estresados que no queríamos emitir palabra alguna, lo primero y más importante era aclarar todo este problema.

    ─Gracias, pero no es necesario. ─ Le cortó Akihiko con un tono un poco seco, pero tratando de no incomodar a la chica a lo que la joven recepcionista hizo un leve respingo y guardo silencio por un momento. De repente sonó el celular de Akihiko.

    ─ ¿Si? Habla Usami… Si, ya hemos llegado, vamos a una reunión ahora mismo, no, aun no, más tarde te marco cuando termine… Si, hablamos después. ─ Pude distinguir un poco la voz de Misaki del otro lado de la línea. Así que decidí molestar un poco al peli-plata para vengarme por lo de la oficina.

    ─ ¿Sigues sin saber hacer un huevo sin hacer estallar la cocina? ─ Le pregunté con un tono de burla. Me daba algo de pena el pobre de Misaki, mi hermanastro era un completo inútil en la cocina y en las labores domésticas.

    ─Jum ─Solo bufó un poco ofendido, volteando el rostro hacia el otro lado.

    ─ ¡Oh, cierto! tengo que llamar a Ritsu─ Saqué mi celular algo apresurado de mi bolsillo de mi pantalón

    ─ Oh, Masamune, ¿ya llegaron a la sede principal o acaban de llegar al aeropuerto? ─ Preguntó mi castaño después de unos cuantos segundos durante los cuales el tono estaba sonando.

    ─Si, ya estamos en la empresa, pero me temo que la junta va a tomar mucho tiempo. Conociendo el carácter de Yokosawa va a estar bastante molesto. ─ Suspiré agotado, las pocas veces que he hablado con él siempre tenía el ceño fruncido y molesto, casi siempre gritando a sus empleados por algún pequeño error o tropezón ante su mirada.

    ─Oh, está bien, no te preocupes, vine con Kisa a un centro comercial, por ahora estamos comiendo un poco de helado en una de las terrazas, el viento es muy agradable. ─

    ─ ¡Whaa! Ricchan, este helado está delicioso, creo que me pediré un poco para llevar, sería genial comer un poco cuando tengo mis días de descanso. Ahorita vengo. ─ Escuché como la voz de Kisa se alejaba cada vez más del lugar. Supongo que solo están ellos dos, al menos me hizo caso de irse a despejar un poco por algún lado con Kisa.

    ─Te llamo más tarde cuando termine la reunión, ¿Está bien? Márcame por cualquier cosa. ─Pedí con un tono un tanto tranquilo, pero a la vez no podía evitar preocuparme, ¿Qué pasa si ocurre otro colapso a causa de los pisos y crean un efecto dominó? Eso arruinaría por completo este negocio y no solo eso, sino que me traería muchas pérdidas y más trabajo que nunca.

    ─ “Está bien… espero tu llamada” ─ Lo último lo susurró un poco bajo y con un tono tímido. Sonreí para mis adentros. Después colgué al momento que las puertas del ascensor se abrían al llegar al último piso.

    Los cuatro comenzamos a avanzar hacia un pasillo un poco largo, pero a los lados había oficinas de cristal, escritorios y gente trabajando en sus puestos, algunos escribiendo en sus computadoras, otros haciendo llamadas telefónicas y algunos al parecer en una reunión frente a alguna pizarra con una gráfica de algunas estadísticas.

    ─Permítanme un momento. ─ La chica se dirigió hacia una puerta de caoba algo grande que estaba a lado del pasillo y tocó la puerta. Entró unos segundos y volvió a salir.

    ─Yokosawa-san lo está esperando. ─ Hizo una leve reverencia a lado de la puerta mientras nos indicaba con la mano que pasáramos.

    Abrí la puerta y entramos los 3, divisando al otro extremo a un hombre con cara de pocos amigos recargado en su silla mientras revisaba unos documentos frente a él, a lado había varios hombres de traje de distintas edades haciendo lo mismo, pero se detuvieron en cuanto nos vieron llegar.

    ─Buenas tardes, disculpen la demora. ─

    ─Tomen asiento por favor─ Indicó el hombre frente a nosotros, acomodándose mejor en su silla, inclinándose hacia el frente mientras dejaba los papeles sobre la mesa de cristal.

    ─ ¿Y bien, que fue lo que pasó en Shinjuku? ¿Saben por qué colapsaron los últimos pisos? ─ Preguntó entrelazando sus manos frente a su cara y mirándonos esperando una respuesta.

    ─Tenemos la sospecha de que el arquitecto Ishikawa e Isagawa hicieron un desvió de fondos del material. Por ahora ya fueron detenidos intentando huir del país. ─ Comencé a explicar mientras Hatori se levantaba y entregaba una copia del informe de Akihiko que redactó esta mañana, junto con varios recibos, facturas, constancias, contratos y demás papeles que se fueron entregando cada mes para el pago del material, los recibos del costo y la cantidad de este, los demás miembros comenzaron a revisar las hojas

    ─ ¿Y quién era el encargado de supervisar la obra? ─ Preguntó mientras de igual forma revisaba los papeles con atención leyendo rápidamente los pagos de la cantidad que invertimos cada uno, tanto el, como Akihiko y yo.

    ─Los primeros meses de la obra y casi hasta hace un mes y medio yo mismo me encargaba de supervisar la obra y revisar que todos los pagos se hicieran de forma correcta, pero tuve que viajar un mes a Londres por otro negocio que tenía pendiente allá, Akihiko acaba de regresar de estados Unidos, pero tiene a su abogado supervisando de vez en cuando la obra. Es de plena confianza de Akihiko. ─Explicamos los acontecimientos al inicio de la obra, la cual iba por buen camino, pero quizá en ese intervalo de tiempo cuando estuvimos fuera por negocios esos tipos decidieron sabotear nuestro proyecto.

    ─De hecho en la página 15 podrán ver el informe final de los daños, al parecer únicamente fue de esos 4 últimos pisos, por ello los demás de abajo no sufrieron daño alguno, pero en los otros encontramos material de baja calidad, tenemos la sospecha que aparte del desvío compraron material que se utiliza más bien para hacer casas pequeñas o pisos con dimensiones pequeñas, pero que no supieron calcular la cantidad exacta y al tener diferencias de peso los pisos colapsaron antes de lo que ellos tenían previsto. ─Agregó Akihiko compartiendo nuestras teorías con los demás inversionistas y Yokosawa

    ─Por ahora ya los están interrogando y congelaron sus cuentas bancarias, en la página verán una gráfica que los meses de octubre a mayo sus cifras iban en un intervalo similar, pero estos dos últimos meses sus cuentas se dispararon por varios millones más que otras veces y únicamente es en ellos dos. Por ahora solo estamos esperando su confesión, de eso se está encargando la policía. ─Terminó de hablar sobre nuestras sospechas y prácticamente nuestro “reporte verbal”

    ─Y eso no es todo, al momento del incidente trataron de ocultarlo sobornando a los trabajadores que estaban presentes, pero Hiroki nos informó de inmediato la situación y gracias a el pudimos evitar que escaparan. ─Continué.

    ─ ¿Pero ¿quién demonios contrato a esos dos? No lo puedo creer. ─ Yokosawa comenzó a aventar los papeles con furia contra el escritorio, mientras emanaba un aura atemorizante.

    ─Pero si fuiste tú quien los contrato. ─ Una voz masculina detrás de nosotros nos tomó por sorpresa a todos los miembros quienes volteamos a ver de quien se trataba, un hombre de cabellos rubios iba entrando en la sala con toda la calma del mundo mientras tenía trazada en su boca una sonrisa pacífica.

    El de cabellos claros se sentó a lado del sorprendido hombre, el peli-azul lo veía con reproche y apretando los dientes.

    ─ ¿Ya no recuerdas que fueron ellos quienes hicieron un edificio pequeño para ti no hace muchos años? Siempre se te olvidan los nombres de quienes trabajan contigo. ─ Se recargó en el respaldo de su silla colocando las manos detrás de su nuca y estirándose mientras bostezaba con cansancio.

    ─ ¡Kirishima Maldito! ¡¿Te atreves a bostezar en mi presencia después de llegar tarde?! ¿Hace cuánto crees que comenzó la junta? ─ Le reclamó Yokosawa más molesto aún, pero el otro ni se inmutó y volvió a bostezar.

    ─Ay, estas reuniones siempre son aburridas con tantos números y siempre están hablando de inversiones y problemas, no sé porque te alteras si al final es lo mismo, siempre te estás quejando que si hicieron un mal cálculo, que si no hicieron el balcón como les dijiste en cada detalle, que si les faltó una pequeña jardinera en el frente, que si era el lavabo un poco más arriba por 2 centímetros, siempre es lo mismo contigo Takafumi. ─ Le restó importancia el rubio mientras tomaba un juego de las copias y comenzaba a hojearlas rápidamente. El mencionado lo miraba con odio y parecía querer asesinarlo en ese mismo momento. El otro solo lo ignoró por completo mientras leía las hojas en una rápida hojeada.

    ─ ¿Ves? Solo fueron 4 malditos pisos, casi nada a comparación del resto del edificio, no sé porque están todos tan tensos, solo basta con quitarlos y utilizar la cantidad y calidad necesaria para volver a hacerlos. Vine aquí por nada, eres todo un dramático Yokosawa. ─ Dejó los papeles donde estaban y de nuevo regresó a la postura que estaba antes, colocando sus manos detrás de su cabeza y cerrando los ojos.

    ─Bastardo… ¡¿Quién mierda te crees para hablarme así?! ─ Cuestionó furico el oji-azul quien se levantó de su asiento y comenzó a aventarle los papeles al rubio. Mientras tanto Akihiko, Tori y yo estábamos algo perplejos por la situación, se notaba que el CEO de Kyle no era alguien con quien quisieras hacerte su enemigo, pero a la vez parecía llevarse muy bien con el tal Kirishima.

    ─Ya basta, estás causando una mala impresión ante dos líderes de unas grandes e importantes empresas. ¿Qué van a decir? ─ Preguntó mientras trataba de protegerse con sus manos y volteando hacia otro lado. El peli-azul se dio cuenta de la situación y volvió a sentarse de inmediato, acomodándose su corbata y su traje. Los demás presentes parecían temerosos y dejaban de ocultarse debajo de su juego de copias.

    ─Lamento haber causado todo esto, perdónenlo, tiene una personalidad horrible, es muy temperamental, pero, aunque lo vean así él es…─ Antes de que pudiera decir otra cosa más Yokosawa le golpeó la cabeza con un rollo de las hojas que había hecho improvisadamente.

    ─ ¡Cállate! ¡¿De quién crees que es la maldita culpa?! ─ Y una vez más se dio cuenta de su actitud y regresó a su asiento.

    ─Como sea, ¿tienen a alguien más en mente que no nos quiera ver la cara de imbéciles? ─

    ─Sí, yo tengo en mente al arquitecto Kuroda. Ha estado a cargo de varios edificios muy importantes alrededor del mundo en los últimos años y su trabajo es impecable, tiene una gran fama por su brillante carrera. Aunque al principio le ofrecí el puesto, pero lo rechazó. ─ Explique mientras los presentes igual trataban de pensar en alguien que estuviera interesado, pero entre más lo pensaba, más me convencía de que tenía que ser Kuroda… Aunque me han dicho que su carácter es muy frívolo y arrogante.

    ─Le decía a Masamune que yo podría hablar con él, no sé si acceda, pero le propondré una oferta que será difícil rechazar. ─ Aseguró el peli-plata bastante confiado con los brazos cruzados frente a su pecho, con total atención en la reunión.

    ─ ¿Y de ingeniero? ─ cuestionó uno de los miembros más viejos.

    ─Puede ser Isaka Ruoichirou… Aunque su personalidad es todo lo opuesto a Kuroda, no sé qué tal se lleven los dos. ─ Sugerí un poco pensativo, Isaka era muy extrovertido y era muy difícil saber cuándo hablaba en serio y cuando no, era un tipo demasiado extrovertido, mientras que Kuroda era reservado y bastante arisco a como recuerdo.

    ─Entonces serán ellos dos. Por ahora vamos a ver de cuanto son las perdidas y en base a eso, veremos cuanto tendremos que invertir cada quien y esta vez sin errores ni estafas de tipos incompetentes. ─Y a partir de aquí era más trabajo, teníamos que ponernos a planear de nuevo los detalles, y pensar en una estrategia para recuperar el dinero perdido, tendríamos que proponer hacer como una atracción más en el edificio como un acuario o algo parecido… O un bosque en miniatura en las ultima plantas, con algunos espacios para los clientes, sonaba bien ello.

    Así que les propuse mi plan y nos la pasamos toda la tarde planeando todo ese tipo de cosas hasta que se dio la noche y nos llegó la confesión de ambos traidores corruptos. Sin darnos cuenta ya eran casi las 11 de la noche, ni siquiera habíamos comido decentemente por estar planeando con dedicación la estructura externa del edificio.

    Al terminar estábamos todos agotados, hasta Yokosawa se veía exhausto.

    ─Mañana quiero aquí al arquitecto Kurosa y a Isaki, espero que puedan traerlos para ir haciendo los planos cuanto antes. ─ Ante sus palabras todos fruncimos en ceño confundidos.

    Se llaman Kuroda e Isaka, trata de memorizarte los nombres. ─ Suspiró agotado el rubio con un aire cansado y casi a punto de caer dormido.

    ─Esta noche me pongo en contacto con ellos, me encargaré de que Kuroda-san acepte el puesto. ─ Los tres estábamos recogiendo nuestros papeles y archivos, guardándolos, hicimos una leve reverencia al mismo tiempo que nos despedíamos de los socios.

    Los tres nos retiramos del lugar totalmente agotados, por mi parte tenía un horrible dolor de cabeza por el estrés y estar encerrado todo el día en esa oficina. Como cada quien rentamos un auto distinto para ir a nuestros respectivos hoteles reservados con anticipación por parte de nuestros secretarios, solo nos despedimos en la entrada.

    En el asiento de al lado estaba la caja de tres pisos de mi castaño, no aguantaba llegar al hotel y comerlo, me moría de hambre y comida de hotel a comida hecha por mi esposo prefería la de este último.

    Conduje hasta un hotel que no se encontraba muy lejos de la empresa del tal Yokosawa, No podría creer que toda la tarde se la pasaron discutiendo él y Kirishima-san, de solo recordarlo, una sensación de hastío y lograba que me doliera más la cabeza. Yo creo que es de mala educación portarse de esa forma frente a los demás, hayamos hecho un trato o no.

    Cuando finalmente llegué a la habitación del hotel, Dejé todas las cosas en un sofá en la sala, y de inmediato me fui a la cocina para calentar el bento, o lo que se tenía que calentar. Había rollos de huevo, croquetas empanizadas, algo de Tonkatsu, Tempura, arroz, algo de lechuga, rollos de sushi, un poco de tofu, entre otras cosas más. De solo ver la presentación y con forme el olor aumentaba más hambre me provocaba, de solo ver la pinta se me hacía agua la boca.

    En cuanto estuvo listo lo que se tenía que calentar, lo volví a poner en su sitio, y me llevé el recipiente al comedor, encendí el televisor para que no estuviera tan apagado el ambiente y despejarme un poco, estaba realmente delicioso y con el hambre que tenía, me devoré casi todo en tiempo record.

    Cuando terminé toda la comida encendí mi portátil para llamar a mi castaño, dudo que a esta hora siga con Kisa, ya es algo tarde.

    Hablamos durante unos cuantos minutos, estaba ya acostado en la cama, me platicó un poco sobre su salida con Kisa, le puse en contexto de la situación, y al acuerdo que llegamos, espero que Akihiko haya logrado contactar con Kuroda. Le pasé el número en cuanto salimos de lo que parecía ser la sala de juntas.

    Pasamos hablando un poco más de 15 minutos hasta que nos despedimos para cada uno descansar apropiadamente, de nuevo tendría que levantarme temprano para ir a la reunión con los socios y accionistas.

    Me fui a la cama arrastrando los pies, me sentía tan cansado y la cabeza aún me pulsaba un poco, programé la alarma y me dispuse a dormir.

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω) Al día siguiente (ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Pov Onodera

    En la mañana salí del departamento para ir a ver a mi hermano, también para averiguar cómo iba con el manejo de la editorial. Estacioné el auto de Masamune en el estacionamiento de la empresa.

    No estaba el secretario en la entrada de su oficina, así que solo toqué la puerta y al momento siguiente abrí la puerta.

    ─Hermano ¿Cómo estás? Vine de vistita un... ─ Me quedé petrificado en la entrada de la oficina, un tipo de cabello negro estaba acorralando a mi hermano mayor, quien estaba recargado en el respaldo de su silla aterrado, sonrojado y sorprendido. Por un momento no supe cómo reaccionar. ¿Qué estaba pasando? ¿Está metiéndose con mi hermano? ¿Acaso lo estaba amenazando?

    ─ ¿Q-Qué está pasando aquí? ¿Quién es usted y que le está haciendo a mi hermano? ─ Le miré de forma molesta y amenazante, el sujeto se incorporó de inmediato, dándole su espacio personal a mi hermano, quien tenía la cara roja.

    ─Ri-Ritsu te equivocas… Él es…─ Su cara se puso más roja y se quedó callado.

    ─ ¿Él es…? ─ Estaba esperando la continuidad de su frase, pero parecía no poder o querer decirlo.

    ─ ¿Acaso lo tienes amenazado? ¿Qué asuntos tienes con mi hermano? ─ Confronté al más alto, que parecía un poco asustado y nervioso. Se rascó la nuca al mismo tiempo que soltaba un largo suspiro.

    ─Soy su aspirante a novio… ─Soltó sin más con un aire un tanto desinteresado y ausente, sin el más mínimo pudor o vergüenza en su expresión. aunque con un leve sonrojo en sus mejillas. Ante esto me quedé congelado tras esa confesión y mi hermano mayor si antes estaba sonrojado, ahora su cara estaba roja a mas no poder, tanto que parecía que se iba a desmayar.

    ─... ¿Qué?... ─ Musité débilmente, fue lo único que salió de mi garganta. Mi mente seguía sin procesar o comprender lo que había dicho. Estaba en shock.

    ─Y-Yo… Necesito ir al baño… Creo que vendré mañana. ─ Tras decir esto a pequeños tropezones me di la vuelta para regresar otro día. Aún no podía procesar las palabras de ese hombre… Que, por cierto, sentía que lo había visto en algún lado, pero la escena y la confesión no me dejaban recordar donde.

    ─ ¡Ritsu! ¡Espera! ─ Escuché la voz de mi hermano correr hasta intentar alcanzarme.

    ─E-Él es Kuroda… B-Bueno… Es algo difícil de explicar. ─ El nombre Kuroda hizo que regresara a la realidad y mi mente se pusiera un poco más lucida que antes. ¿Será el mismo Kuroda que Masamune mencionó? No, es muy poco probable.

    ─Creo que no es algo que deba contarte en el pasillo de la empresa… Pasa a la oficina. ─ Lo seguí por reflejo, no es que me molestara que mi hermano estuviera saliendo con alguien, pero me tomó por sorpresa, Tsukishima siempre me juraba y perjuraba que no había nadie y que ese tipo de temas no le importaban en lo más mínimo. Me lo hubiera dicho.

    ─Kuroda… ¿Podrías retirarte? ─ Preguntó mi hermano al pelinegro quien estaba recargado en una de las paredes con los brazos cruzados.

    ─ ¿Ehh? Pero quiero presentarme con mi futuro cuñadito como es debido. ─ Repuso el más alto que ni se inmutó y mucho menos se quiso mover de su lugar, hasta que camino hacia mí y se presentó.

    ─Mucho gusto, mi nombre es Kuroda, Soy un arquitecto bastante conocido entre los empresarios. Tengo 30 años y quiero salir con tu hermano. ─ Soltó sin más mientras me extendía su mano para que yo la estrechara. Titubeando correspondí a su saludo y de inmediato corroboré que era el hombre que Masamune estaba intentando encontrar para tratar de convencerlo de ser el nuevo arquitecto.

    ─ ¡Kuroda! ─ Le reprendió mi hermano aún más sonrojado y molesto por ignorar sus órdenes.

    ─Ah, M-Mucho gusto… supongo… Soy Onodera Ritsu, hermano menor de Tsukishima. Me ha tomado por sorpresa esta situación, mi hermano siempre ha sido muy arisco con ese tipo de temas. ─ Le devolví el saludo al mismo tiempo que me presentaba algo apenado y tartamudo por la situación.

    ─Ritsu, no le sigas el juego, aún no lo he aceptado. ─ Contradijo mi hermano aun con la cara entre roja por la molestia y la vergüenza.

    ─Nos conocimos en una fiesta de año nuevo, hace unos meses, estaba un poco borracho y desde entonces no me deja en paz. ─ Explicó mi hermano recargando uno de sus brazos en el respaldo de su silla mientras se apretaba una de las cienes con algo de molestia y con un tono cansado en su voz.

    ─Suenas tan cruel…─ Trato de parecer ofendido el de cabello negro, pero aún seguía sin quitar esa sonrisa. Ciertamente ni mi hermano ni yo éramos muy buenos con el alcohol, pero de cierta forma Tsukishima es un poco más resistente que yo. Supongo que bebió demasiado.

    ─A propósito, Kuroda-san… Usted ha estado a cargo de varios edificios muy importantes, ¿No es así? Como el edificio de la empresa Burton en Nueva York─ Supongo que aún no se han contactado con él, tenía que averiguar si Masamune ya lo había llamado para ofrecerle el puesto de arquitecto a cargo.

    ─Si, así es. ─ Corroboró el pelinegro sentándose sobre el escritorio a lado de mi hermano, quien lo miró con reproche.

    ─Bueno, no sé si sea apropiado que sea yo el que le hable sobre un negocio… Bueno… no sé cómo explicarle. ─Debido a la situación no sabía si era el momento oportuno para sugerirle trabajar con Masamune y comentarle lo ocurrido esta mañana con el edificio.

    ─ ¡Oh, ya veo! ¿Quieres ofrecerme algún puesto para una construcción que estás llevando a cabo? ─ Preguntó con una leve sonrisa. Este tipo era muy perspicaz.

    ─Sí, no es mía, pero, supongo que mi esposo no tarda en ponerse en contacto con usted. Lo estábamos tratando de localizar desde ayer. ¿Podría aceptar el puesto? ¡Ah! Que, desconsiderado de mi parte, no sé si justo ahora esté a cargo de un proyecto. ─ Me disculpé apenado al no haber pensado antes si tenía algún trabajo justo ahora con otra empresa

    ─No te preocupes, puedo ayudarte, todo sea para que mi cuñadito me acepte. ─ Sonrió con arrogancia. A lo que Tsukishima le dio un codazo.

    ─ ¡Muchas gracias! No sé si recuerde, pero usted rechazó el puesto, el año pasado mi esposo trató de contactarlo, es Takano Masamune, dueño de “Riven” ─Me dio algo de pena recordarle sobre ello, era un poco incómodo

    ─… Um… Si recuerdo, Lo siento por eso, hasta hace unos meses estaba atravesando por una crisis personal o emocional, así que me aleje un tiempo de mi trabajo. ─Confesó un poco apenado y un tono un poco serio en su voz después de un momento en silencio intentando recordar el nombre de mi Masamune y su empresa.

    ─Suena bien que después de que unos incompetentes estuvieron a punto de arruinar un buen proyecto cuando iba tan bien la estructura y diseño yo llegue a repararlo, me podría ayudar a elevar mi popularidad. ─ Digo dándose aires de grandeza e imaginando la fama que iba a ganar entre los empresarios al haber aceptado estar a cargo y terminar el proyecto.

    Al parecer era alguien muy arrogante y egocéntrico. Lo peor era que no lo disimulaba.

    ─Deja de ser tan pretencioso. ─ Le regañó mi hermano ya harto de su actitud y que no le hacía caso

    ─Al parecer ya detuvieron a los principales responsables, pero creemos que hubo más personas involucradas. ─ Comenté con la cabeza un poco baja, apenado por lo que había pasado.

    ─Si, en ese tipo de actos tienen que estar involucrados varios tipos para que no se descubran las irregularidades y los desvíos, en fin, pero de que hay más gente involucrada, la hay. Aunque dudo que algunas empresas hayan tenido conocimiento de ello, ya que sabrían que, en caso de haber accedido, su empresa quedaría descubierta en cuanto se viniera abajo el edificio y no solo el edificio, sino la reputación de las empresas que se encargaron del material. ─ Comenzó a hojear un folder que tenía dentro varias hojas. Tsukishima se los arrebató de las manos y volvió a dejar los documentos donde estaban.

    ─En fin, solo esperaré que se pongan en contacto conmigo para ponernos de acuerdo cuando, donde podremos reunirnos y comenzar a resolver esto. ─ Me alivió mucho que haya accedido a tomar el puesto, supongo que en cuanto Masamune sepa del inesperado encuentro que tuve con Kuroda-san se sentirá un poco más aliviado.

    Mi celular comenzó a sonar, era Kisa-san, había quedado con el de reunirnos a beber algo. Y se me estaba haciendo un poco tarde.

    ─Muchas gracias Kuroda-san, le agradezco mucho su ayuda. Voy a ponerme en contacto con Masamune para decirle que lo llame cuanto antes. Por ahora tengo que irme. Nos vemos después Hermano. ─ Me despedí de ambos con algo de prisa, llevaba unos cuantos minutos de retraso, pero la conversación con mi hermano y Kuroda-san me sorprendió mucho que ni siquiera recordé que había quedado con Shota.

    Mientras conducía llamé a Masamune para decirle lo que había ocurrido con Kuroda-san.

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω) (ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Pov Takano.

    Ya llevábamos un par de horas en la empresa de Yokosawa, al parecer Akihiko no había logrado comunicarse con Kuroda-san, su secretario decía que no lo vio desde ayer por la tarde que salió y no ha regresado. No se me ocurría otra persona para que ocupara el puesto.

    ─ ¿Aún no se ha comunicado el secretario de Kuroda-san? ─ Le pregunté a Akihiko. Ya era casi medio día y habíamos tomado un pequeño receso para despejarnos un poco en vista de que aún no teníamos arquitecto para planear el diseño.

    ─No, me estoy estresando por esta situación, si no aparece hoy tendremos que buscar a alguien más. ─ Repuso Akihiko rascándose la nuca con algo de desesperación después de mirar por enésima vez su celular y comprobar que no tenía mensajes del supuesto secretario de Kuroda. ¿Dónde se habrá metido?

    De la nada me llegó una llamada de Ritsu, me alejé un poco de Akihiko y Tori para ir a contestar.

    ─Bueno, Ritsu ¿Cómo va todo por allá? ─ Le pregunté mientras me recargaba en una de las paredes del pasillo, un poco oculto gracias a uno de los pilares que sostenían la estructura.

    ─Masamune, te tengo una buena noticia, acabo de encontrar a Kuroda-san y ya hablé con el sobre lo del edificio, dice que esta vez si va a aceptar el puesto. No debe tardar en ponerse en contacto con ustedes, dijo que iba a ir a su oficina para ponerse en contacto y llamarte. ─Las palabras de Ritsu me sorprendieron de sobremanera

    ─ ¡¿De verdad?! ¿Cómo es que lo encontraste? ─ Le cuestioné algo sorprendido. Eso era una buena noticia y un gran alivio.

    ─… Es una historia un poco incómoda, te platicaré después. ─ Su respuesta me dejó algo pensativo, ¿a que se refería con “incómoda”?

    Mi celular comenzó a vibrar de nuevo, en señal de que estaba recibiendo una llamada, vi que era Kuroda-san.

    ─Ritsu, te llamo después, Kuroda-san finalmente me está llamando. Espero que al fin comencemos a planear de nuevo el proyecto, te marco más tarde. ─ Sin oportunidad de que me respondiera le colgué para contestar la llamada del arquitecto.

    ─Bueno, habla Takano. ─ Comencé a caminar hacia el peli-plata para anunciarle en voz baja que fuéramos pasando a la sala de juntas.

    ─Oh, Takano, habla Kuroda, me encontré con tu esposo y me platicó un poco de la situación que tienen con el edificio. Escuche que estaban buscándome. ─ Su tono entre desinteresado y arrogante no había cambiado mucho, pero se escuchaba un poco más… “Animado” que antes, había como que más energía en su voz a comparación de él “No me interesa” que me dio cuando le ofrecí el puesto.

    ─Si, perdone por molestarlo, pero necesitamos su ayuda, me dijo Ritsu que ya habló con usted de la situación. ─ Akihiko y Hatori de inmediato supieron con quién estaba hablando y trataron de juntarse a mí para escuchar que era lo que está diciendo el arquitecto del otro lado de la línea.

    ─Si, más o menos me dijo lo más importante, suena bien llenarme con un poco de fama al levantar esa torrecita suya de los escombros. ─ Se mofó con egocentrismo, se nota que no había cambiado, pero al menos ya había accedido a ayudar.

    ─Muchas gracias por su apoyo y disculpe que sea de improviso, nos gustaría que se reuniera con nosotros lo más pronto posible para poder hacer unos planos nuevos y ajustes. ─ Espero no haber soñado muy egoísta.

    ─Su esposo me comentó que están en Australia ahora mismo, ¿verdad? ─ Preguntó.

    ─Sí, estamos en Sídney, si gusta mandaré por alguien cuando llegue al aeropuerto. ─ Podría mandar a Hatori a que vaya por él, o quizá Yokosawa-san lo haga.

    ─Está bien, iré para allá en cuanto pueda, primero tengo que preparar mi material. ─ Me alivió de sobremanera que no dijera “Pienso hacerlo desde aquí a través de una video-conferencia” conociendo su carácter no me sorprende que quiera que trabajemos bajo sus condiciones.

    ─Muchas gracias, estaremos al pendiente para enviar a alguien por usted en cuanto el avión aterrice. ─ Le agradecí de inmediato con algo de precipitación al haber accedido a tomar el puesto de arquitecto encargado.

    ─Gracias. ─ Tras decir esto colgó. De inmediato Akihiko me asaltó con muchas preguntas.

    ─ ¿Qué fue lo que te dijo? ¿Accedió? ─ Preguntó el oji-lila con algo de impaciencia e intriga.

    ─Dijo que aceptaba el puesto, que va a ir por su material y tomará un vuelo cuanto antes. ─

    ─ ¿Cómo es que accedió tan rápido? ─ Me preguntó Hatori sumamente sorprendido e incrédulo, mi reacción fue igual a la de él, no me esperaba que fuera a acceder tan rápido y que fuera tan fácil, me pregunto cómo sucedió.

    ─No sé, solo sé que Ritsu hablo con él y de alguna forma lo convenció para que trabajara nos nosotros en este proyecto. ─ Los tres entramos a la sala de juntas del CEO de Kyle y les comentamos lo ocurrido con Kuroda y que al parecer ya venía en camino, mientras tendríamos que planear la nueva estructura para el edificio, modificar un poco el diseño a como los tres estuviéramos de acuerdo y si era posible tal estructura sin que ocurriera un accidente a futuro por el peso o algún calculo erróneo. Cuando llegara Kuroda expondríamos nuestras dudas de ello.

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω) Unas semanas después (ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Después de un par de semanas finalmente pudimos terminar el proyecto, las reuniones con los inversionistas, los nuevos planos para el edificio, el tipo de material que se usaría para el piso, las alfombras, los muebles, fueron innumerables llamadas a empresas para mandar a hacer cada puerta, estantes y todo lo que iba a contener el edificio. Apenas y dormía, pero al final lo logramos de alguna forma.

    Estaba agotado, no había podido dormir bien en las semanas que estuve aquí y me moría por ver a mi castaño, quizá debería sorprenderlo y no avisarle que al fin regreso hoy, podría comprarle algo como obsequio para sorprenderlo.

    Antes de llegar al aeropuerto, fui a un centro comercial buscando un buen regalo para mi castaño, quizá debería comprarle unas flores camino a casa.

    Pov Onodera

    Ya habían pasado dos semanas desde que Masamune se fue y en todo este tiempo fui a la empresa a ayudarle a Kisa a hacer nuevos contratos para los futuros empleados de la empresa, ordenar a los jefes de departamento que capacitaran correctamente al personal, buscábamos alguno que otro plano que habían hecho Hasegawa-san y el otro tipo, también buscando más recibos, contratos anteriores, realizando reportes, Kisa me insistía muchas veces que no era necesario, aún estaba de incapacidad, faltaba aun un mes para regresar a la empresa, pero era muy aburrido y solitario quedarme en casa, me sentía un inútil.

    Esta mañana salí temprano del departamento para ir a la compañía y hacer unos últimos reportes para Masamune, eran ya casi las 12 de la tarde y Kisa esta vez tendría una cita con Yukina, ni modo, esta vez me tocaría estar solo, para ser honesto extrañaba tanto a Masamune, sé que no era demasiado tiempo, pero era horrible la sensación de soledad en el departamento por las noches.

    De nuevo iba saliendo de la empresa, el auto de Masamune estaba estacionado frente a esta y como un horrible deja-vu, Haitani estaba recargado en el auto de mi marido con esa sonrisa arrogante y autosuficiente de siempre.

    ─Hola. ─ Saludó con una sonrisa si apartarse del convertible, es más hasta recargó uno de sus hombros sobre el techo de este, adoptando una postura más arrogante y superior que antes. Parecía burlarse de algo y su expresión le delataba que se moría por escupirlo.

    ─ ¿Qué haces aquí? Lárgate. ─ Le demande de inmediato con voz autoritaria y con algo de desdén, no pensaba hablar con este tipo, es más él lograba que mi humor cambiara de un momento a otro, dejándome un mal sabor de boca.

    ─Uyy, que rudeza, hieres mis sentimientos a pesar de que vine a verte únicamente a ti. ¿No crees que merezco un mejor trato por pensar en ti y venir a visitarte para que no estés solito? ─Se acercó y comenzó a rodearme al mismo tiempo que me miraba de forma lasciva y obscena, recorriendo todo mi cuerpo con la mirada, relamiéndose levemente los labios, se paró frente a mí a pocos centímetros, invadiendo mi espacio personal, quería alejarme, pero no iba a demostrarle debilidad o miedo a este sujeto.

    ─ ¿Tengo cara de que me interesen tus sentimientos? Nadie te pidió que vinieras, así que puedes regresar de la cloaca que saliste. Con permiso. ─ Lo aparté empujándolo a un lado para continuar con mi camino, pero antes de que pudiera avanzar hacia el auto de mi marido una mano me sujetó fuerte del brazo, evitando que me marchara y a causa de ello me giré para mirar con hastío al peli-rojo que me retenía.

    ─Ya comienzas a hablar como tú “querido esposo” pero ¿Qué dirías si te dijera que está a punto de ir a la cárcel? ─ Eso ultimo me cayó como un balde de agua helada y no pude evitar que una mueca de sorpresa e incredulidad se dibujara en mi rostro, pero de inmediato traté de recuperar la compostura, este tipo era una fábrica de mentiras.

    ─Si claro, deja de hacerme perder mi tiempo y lárgate de mí vista. ─ Traté de deshacerme de su agarre, pero me tomó de la cintura con su otro brazo, reduciendo la poca distancia que había entre los dos, quedando nuestros cuerpos muy pegados, sentí su aliento chocar contra mi oreja, me retorcí del asco y traté de empujarlo lejos de mí, pero era demasiado fuerte el muy bastardo.

    ─ ¿Recuerdas el incidente de hace 4 meses? Sabes que tu fastidioso marido no es una blanca paloma e igual tiene ciertos negocios con la mafia y el narcotráfico, estuve investigando un poco y al parecer hizo unas cuantas cosas bastante malas hace unos años, un detective de la DEA y la policía están investigándolo justo ahora y están planeando emitir una orden para arrestarlo, solo están en la espera que el juez lo autoricé. ─ Tras sus palabras me quedé helado, no supe cómo reaccionar, así que dejé de hacer fuerza, a pesar de que no veía su expresión, sabía que tras esto su sonrisa se hizo más grande.

    ─ ¿Por qué me estás diciendo esto? ¿Me estas advirtiendo acaso? ─ Le pregunté con ironía, era ilógico que me dijera todo ello sin nada a cambio, claramente estaba buscando algo.

    ─No, para nada. ─ Su tono me estaba dando un muy mal presentimiento, solo sentí como su agarre se hizo un poco más fuerte en mis caderas, pegando nuestros cuerpos aún más, de nuevo traté de empujarlo, presionando mis manos contra su pecho.

    ─A cambio de que tu querido esposo no vaya a la cárcel o salga herido la próxima vez… te propongo un trato. ─ Sonrió maliciosamente el peli-rojo. Sentí como se acercó un poco a mi cuello y aspiró con fuerza mi aroma mientras una de sus manos comenzó a juguetear con sus dedos en mi espalda, acción que me hizo retorcer del asco e incomodidad.

    ─Tengamos sexo…─ Me miró con esa sonrisa arrogante y maliciosa, relamiéndose de nuevo los labios. Sentí como se iba el aire de mis pulmones y mis piernas perdían toda su fuerza.


    Pov Takano.

    Después de 7 horas de vuelo finalmente habíamos regresado a Japón, me sentía emocionado y no aguantaba las ganas de ya abrazar a mi castaño, de sentirlo, de besarlo, me pregunto ¿Qué cara pondrá cuando me vea? Me muero por poseerlo, esta noche no lo dejaré dormir, no hasta que esté totalmente satisfecho y satisfacerlo a él al punto que se sienta morir.

    Sonreía para mis adentros, imaginando todas las posiciones y expresiones que haría.

    Llamé a Kisa para que me mandara uno de mis autos, al aeropuerto antes de aterrizar, me mandó un mensaje para avisarme que ya estaba afuera mi auto, también le pedí que no le dijera nada a Ritsu, quería sorprenderlo, contestó que no había problema y me dijo que Ritsu estaba en el departamento. ¡Qué suerte!

    Akihiko y Tori hicieron lo mismo, aunque en el caso de Hatori vino su pareja por él, nos despedimos los tres y cada quien nos dirigimos a nuestro respectivo destino. Pasé a comprar un ramo de flores para mi castaño, a pesar de que no lo demostrara ese tipo de detalles le encantaba.

    El ocaso era perfecto para el ambiente que quería para estar a solas con mi castaño, me moría de ganas por sentir su piel, besarla y marcar cada milímetro de él, sentir como se estremecía ante mis roces, escuchar sus eróticos y sonoros gemidos. De solo pensarlo me hacía temblar de deseo. Conduje con algo de prisa para llegar cuanto antes, pero a una velocidad permitida, iba de muy buen humor.

    Después de conducir por poco más de media hora finalmente llegue a nuestro departamento. Estacioné el coche en el garaje junto con los demás.

    Al entrar al departamento todo se escuchaba sumamente silencioso y tranquilo, probablemente estaba tomando una siesta, sus zapatos estaba descalzados en la entrada definitivamente estaba dentro, igual un abrigo de color negro estaba en el sofá, caminé con sigilo hasta la entrada de la habitación y con formé me acercaba iba escuchando ruidos bastante familiares; eran gemidos y jadeos.

    Definitivamente era la voz de Ritsu, mi corazón de inmediato se agitó, palpitaba con fuerza contra mi pecho. Jadeos y gemidos profundos seguían saliendo de la habitación y de vez en cuando decía algo, pero no lograba distinguir lo que decía. Cuando estuve frente a la puerta dudaba si abrirla o no.

    Reconocía esos sonidos que hacía era cuando lo estaba preparando antes de penetrarlo, algo dentro de mí se inquietó, temía abrir la puerta y quizá ver algo que no me agradaría o algo que fuera todo lo contrario y una pequeña fantasía secreta que tenía desde hace mucho tiempo.

    Tomé la manija de la puerta, dudaba un poco en si abrirlo o no, mi corazón no dejaba de latir dentro de mi pecho con fuerza, cada vez era más y más fuerte, sentía algo de nervios, y esos gemidos del otro lado de la habitación me estaban volviendo loco.

    Finalmente decidí abrir la puerta lentamente, únicamente para ver qué era lo que estaba pasando a dentro y lo que vi me dejó boquiabierto y más que pasmado, no supe cómo reaccionar o que decir, mi corazón se detuvo en ese instante.

    Continuará…

    Holis, ya regresé, finalmente pude conseguir algo de inspiración para la historia, y con la valiosa ayuda de Usami Akihiko-sama me ayudó a darle forma a la trama que habrá a lo largo de la historia, muchas gracias linda♥

    Se que había dicho que lo iba a subir dos o tres días después de mi ultimo mensaje, pero me tomó un poco más de tiempo de lo que creía, en algunas partes se me fue por completo la inspiración o como plasmarlo, pero finalmente resultó, lamento ser tan floja, pero de verdad a veces estpy completamente seca y por más que trato de pensar en algo para el argumento no se me da, espero que les haya gustado.

    Diganme si quieren un "extra" de como fue que Kuroda y Tsukishima se conocieron :]

    Igual hay una historia de fondo del porque hay ese odio de Ritsu hacia Haitani, pero eso ya vendrá en capítulos próximos

    Nos leemos luegito, espero que les haya gustado.

    Ahora lo que no se es si escribir el siguiente capitulo de "Reencarnación" o de "Un largo paseo hasta siempre" Bueno, ya lo pensaré luego

    Zayo ♥

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿

     
    Top
    .
  2.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,597

    Status
    Anonymous
    Siiii por fin capítulo nuevo lo esperaba de tanto.
    Me ha gustado el capítulo.
    Maldito bastardo Haitani es un hdp merece que lo maten.
    Noooo Ritsu no ha podido aceptar la propuesta de Haitani debe haber otra explicación, no quiero que Takano y Ritsu se pelen y se divorcien y sufran.
    Ya quiero leer el siguiente capítulo para ver si Ritsu aceptó el trato de Haitani.
    Sobre el extra de Kuroda Tsukishima me encaminaría leerlo pero antes me gustaría que fuera la continuación de este capítulo para saber que va a pasar entre Takano y Ritsu estoy muriendo de la incertidumbre y eso que acabo de leerlo.
    Esperaré con ansias la conti.
     
    Top
    .
  3.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Aprendiendo Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    478
    Location
    Mexicana

    Status
    Offline
    Hay que mala me lo dejaste en lo más bueno!!!!!
     
    Top
    .
  4. Janette Acosta
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Quiero creer que Ritsu no acepto la propuesta de Haitani y que esos sonidos es porque Ritsu se esta dando placer con un dildo además no creo que sea tan tonto como para hacerlo en su casa
     
    Top
    .
  5.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Iniciad@

    Group
    Member
    Posts
    2

    Status
    Offline
    Comentaré todos los días haga que lo continúa ok

    Continúa estaría debes continuar no se vale que dejes con la duda

    Continua está genial
     
    Top
    .
  6.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Iniciad@

    Group
    Member
    Posts
    2

    Status
    Offline
    Continúa

    Por favor

    Te lo ruego
     
    Top
    .
  7.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Deysha-chan =3

    Group
    Clan Licantropo
    Posts
    1,012
    Location
    Estado de Mexico

    Status
    Offline
    Hola, hola, se que he tenido muy abandonado este foro, mis historias, todo, bueno, han pasado varias cosas en mi vida que si me desaniman mucho, solo les diré, no tengan novio. No es que el me trate mal, solo que no me da el tiempo que merezco para una relación y pues me desanima bien feo que no pueda dedicarme tiempo, si ya se que muchas me dirán "Mejor déjalo, no te merece" lo se, pero no es una mala persona, solo que igual tiene una perra suerte que ufff todo le pasa y se aleja, así que eso igual me afecta, voy a seguir escribiendo para despejar mi mente de mi situación romántica, en momentos como estos deseo un papi luchón como Dojin, pero bueno, por algo la ficción es ficción.

    Las quiero mucho lindas, jamás olvidaría este foro, solo que si ya saben como soy de que se me van las ideas. Espero pronto poder continuar mis historias

    Zayo ♥

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿

     
    Top
    .
  8.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,597

    Status
    Anonymous
    Espero todo bien y la cosa con tu novio vaya a mejor. Espero que pronto nos puedas traer la continuación de este y tus otros trabajos. Me muero por saber si Ritsu aceptó la propuesta del bastardo de Haitani.
     
    Top
    .
  9.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Deysha-chan =3

    Group
    Clan Licantropo
    Posts
    1,012
    Location
    Estado de Mexico

    Status
    Offline
    Capítulo 1: ¿Cómo llegamos a esto?

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω) 17 años atrás (ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    En el sótano de una residencia privada, un edificio enorme que se alzaba orgulloso con sus innumerables pisos daba una impresión de una fortaleza inquebrantable e imponente a quien la miraba desde la calle, este tono oscuro debido a la noche lo hacía parecer más intimidante y poderoso, las nubes entre grises y oscuras denotaban lo tarde que era por la noche, el viento soplaba despiadado contra las ramas de los árboles, como si quiera tirarlos y no cesaba de sus intenciones.

    Nadie se imaginaba que en esa noche oscura y aparentemente pacifica junto con el imponente edificio, debajo de este se estaba llevando a cabo un acto ruin y despiadado. Un grupo de hombres feroces e inhumanos golpeaban a un hombre de cabellos castaños, de mediana edad, quien hacía todo lo posible por resistir y no caer en la inconciencia, pero poco a poco su voluntad y fuerzas cedían, mientras que los golpes eran cada vez más desesperados.

    A unos metros de ellos una mujer sollozaba y gritaba, pidiendo piedad para su marido y su familia.

    ─¡Ya les hemos dicho que no sabemos nada, deténganse por favor, mi marido… mi marido sufre de problemas del corazón, está enfermo, se los ruego, deténganse… déjenos ir!. ─ Sollozaba e hipaba con desesperación la pobre mujer, atada a una silla, con las manos detrás del respaldo y sus muñecas ya moradas, llenas de sangre y raspones por la gran presión con la que fueron atadas, causando graves lesiones, no sabía cuánto tiempo habían estado ahí encerrados, para ella parecía una eternidad.

    Aún recordaba que programa estaba viendo su marido en la televisión mientras ella preparaba la cena y su pequeño hijo jugaba con sus juguetes en medio de la sala, haciendo leves ruidos y balbuceos con su avión y pequeños cochecitos, simulando una cuidad.

    De la nada, un fuerte golpe en la puerta los alertó a toda la familia, seguidos por gritos, amenazas y groserías, unos 7 hombres fornidos, de expresión amenazante y apariencia atemorizante entraron a la sala donde sin explicación ni demora comenzaron a golpear y sujetar al hombre de mediana edad, que ni tuvo tiempo de reaccionar para defenderse.

    De inmediato se dirigieron a ella, que preparaba la comida en la cocina, intentó defenderse con una sartén y un chuchillo, pero de nada le sirvió ante los 3 tipos corpulentos y toscos que la sometieron con gran facilidad.

    ─¡¿Qué es lo que quieren?! ¡Deténganse!... Ritsu…─ La mujer miró aterrada como un hombre gordo y de apariencia sucia se acercaba a su pequeño hijo que seguía pasmado en su sitio.

    ─Déjenlo, no lo lastimen, no le hagan daño, es solo un niño. ─Rogó con desesperación la mujer tratando de forcejear para ir a proteger a su pequeño, mientras veía como el sujeto levantaba de la camisa al niño y lo examinaba con detenimiento.

    ─Mami… ─Soltó aterrado el pequeño ojiverde comenzando a sollozar mientras lagrimas se deslizaban por sus mejillas y pataleaba para liberarse, sin querer pateó un hermoso retrato familiar con 4 integrantes, de inmediato el retrato cayó en el sueño, el sonido del cristal rompiéndose acompaño por un instante la suplica de la madre y el llanto del menor.

    ─P-pueden llevarse lo que quieran, llévense todo, el dinero está en el estudio. ─Dijo a duras penas el señor Onodera, quien yacía en el suelo, con varios golpes y un poco de sangre escurriéndole de la boca, pero tratando de mantener las manos arriba en señal de que estaba intentando cooperar.

    ─Solo no le hagan daño a mi familia. Llévense lo que quieran. ─Volvió a repetir asustado y desesperado por que los sujetos salieran de inmediato de su casa.

    ─Ahgg, ya cállate. ─Una fuerte patada se estampo contra el rostro del pobre hombre, quien de inmediato quedó inconsciente y cayó como un costal contra el suelo.

    ─¡Querido! ─Gritó la mujer alterada al ver a su esposo inmóvil. Ritsu empezó a llorar más fuerte ante la escena y el temor que esos hombres le generaban.

    ─¡Papi…! ─Bramó con fuerza mientras más lagrimas mojaban por completo sus mejillas y a causa del llanto las mismas se pusieron rojas junto con su pequeña nariz.

    ─Listo, llévenselos. ─Ordenó un tipo flaco y alto con el cabello peinado hacia arriba y quien fumaba con total tranquilidad luego de verificar el estado inconsciente del mayor de los Onodera.

    ─Ozu ─Respondieron todos al unisonoro.

    ─Esperen… ─Y sin que ella pudiera hacer nada para defenderse, un tipo grande y tatuado la abofeteó tan fuerte que de inmediato perdió el conocimiento.

    Cuando despertó a duras penas, con la cabeza punzándole amenazando con estallar, su cuerpo mandándole múltiples punzadas por todas partes y un fuerte golpe en su mejilla la hizo soltar un quejido de dolor al intentar gesticular un poco para espabilarse funcionó, pero enseguida el dolor la hizo arrepentirse, de inmediato las imágenes del allanamiento y secuestro volvieron a su mente.

    De inmediato el pánico y la desesperación regreso, miró a su alrededor y para su alivio y horror su familia estaba en la misma posición que ella, salvo por su hijo, quien estaba cubierto de la cabeza con un pequeño saco de trapo, su ropa sucia y al parecer también inconsciente, no sabía lo que le habían hecho, pero le aliviaba saber que estaba a su lado.

    Su marido por otra parte tenía la cara llena de golpes y lesiones, su camisa blanca llena de sangre, tierra y suciedad, parecía seguir inconsciente al igual que su hijo, sus manos también estaba atadas detrás de la fría silla de metal y de hecho desde ahí se podía ver como poco a poco comenzaban a cambiar de color a uno rojo oscuro, seguramente sus ataduras debían ser más apretadas que las de ella misma.

    ─Q-Querido… ─Titubeó con la voz temblorosa y llena de miedo, musitando a lo bajo para no llamar la atención de quien estuviera afuera, pero tratar de despertar a su marido y juntos planear como salir de ahí.

    ─¡Querido! ─Llamó un poco más fuerte para intentar despertarlo, para su fortuna, dio resultados, su marido se comenzó a remover y quejarse levemente mientras intentaba despertar por completo.

    ─Mhnng… ¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? ─De inmediato se removió dándose cuenta de la situación tan peligrosa y desafortunada que se encontraban, justo como su amada, la angustia e incertidumbre lo invadió en cuanto recordó lo sucedido en su casa.

    ─¡Ritsu! ¡¿Dónde está Ritsu?! ─Preguntó, presa del pánico volteando para ambos lados, su corazón se estrujó cuando vio el pequeño cuerpo de su hijo menor a un costado de su madre y con ese inquietante saco sobre su cabeza, que le inquietaba que lo tuviera puesto.

    ─Shhh, no hables muy alto, pueden regresar. ─De inmediato la madre volteó alarmada a ver la enorme y solida puerta de metal, expectante y con el corazón latiéndole a mil, esperando que en cualquier momento alguno de esos desalmados apareciera, pasaron los segundos y todo siguió en silencio.

    ─¿Dónde estamos? ─Pregunto cerrando los ojos fuertemente, parecía que estaba sufriendo a causa de un intensó dolor que lo hizo encogerse en su lugar.

    ─No tengo idea… parece ser una especie de bodega o sótano.─Repuso la angustiada madre repasando rápidamente la mirada por todo el lugar, buscando un medio de escape, pero para su desgracia solo había una puerta de metal, vieja y oxidada, era todo lo que alcanzaban a ver, no tenían ni idea que había detrás, solo alcanzaban a ver una mesa muy vieja y unos tragaluces a su espalda, olía muy mal y se podía sentir el frio del sitio calándole los huesos.

    ─Tenemos que salir de aquí. ─Repuso aún más desesperada la mujer sin querer imaginarse lo que harían con ellos cuando volvieran.

    ─¿Mami…? ¡Mami! ─El pequeño de inmediato se despertó al escuchar la voz de su madre y se removió en su lugar aterrado, sus manos no estaban atadas detrás del respaldo de la silla, pero si detrás de su espalda de tal forma que no se lastimara demasiado y no se moviera.

    ─Ritsu cariño, tranquilo, no llores, mami y papi están aquí. ─De inmediato intentó tranquilizarlo y brindarle seguridad de que ambos se encontraban ahí con él.

    ─¿Por qué tengo esto? No puedo ver… tengo miedo, estoy asustado… ¿Por qué mis manos están atadas? Me duele mucho ─Volvió a sollozar, cada vez con un tono más amargo, amenazando con romper a llorar, tras el intento en vano de tranquilizarlo.

    ─Tranquilo cariño, si nos portamos bien los hombres malos nos dejarán ir, tienes que ser valiente, ¿verdad que eres valiente mi vida? ─Animó la mujer mientras trataba de tranquilizar al pequeño de cabellos castaños, quien intentó calmarse, respirando hondo varias veces y tragándose el miedo, aun así, soltaba leves hipidos y sollozos de vez en cuando, pero trataba de mantenerse lo más calmado que podía, aunque para su edad era bastante difícil.

    ─¿Qué vamos a hacer? No podemos escapar ─Preguntó la mujer casi al borde de la desesperación Esperaron un poco más, agudizando los sentidos y el oído para tratar de detectar algún sonido lejano, lo que fuera, coches, personas, el sonido de un tren, pero pasaban los minutos y seguía el silencio total.

    El padre trató de liberarse, girando y tirando de sus ataduras, estirando los dedos para ver si podía sentir la punta de la soga, pero era imposible, las ataduras estaban fuertemente apretadas al tubo de la silla para sostenerlo bien y lograr su cometido, que no se liberara.

    Intentaron de muchas maneras, pero era imposible y las ataduras comenzaban a doler demasiado, incluso causando lesiones en las muñecas y enrojeciéndolas.

    Pasaron varias horas, y la familia estaba en el dilema de gritar para pedir ayuda o esperar a que los desconocidos aparecieran y revelaran el motivo del porque los llevaron. Ciertamente era infinitamente mejor que solo estuvieran los tres a que volviera el grupo de sádicos y de nuevo los golpearan sin piedad.

    El tiempo continuó transcurriendo, sentían que habían pasado ahí una eternidad y poco a poco sus cuerpos comenzaban a resentir más los golpes, el ambiente frio, la falta de alimentos y sueño. Por lo gélido de sitio, la garganta de los tres comenzaba a cerrarse debido al frio, los tres tiritaban y entre los padres buscaban una solución, pero no la había, no hasta que sus captores aparecieran y les dijeran que querían de ellos y por qué los habían traído hasta aquí.

    Poco tiempo después se comenzó a escuchar un tumulto de voces acercándose, esos tipos habían vuelto y por la forma en como los trataron en un inicio, no era para nada bueno.

    La puerta se abrió de golpe y de nuevo un gran grupo de hombres amenazantes y con miradas siniestras entraron, eran más que los que llegaron a la casa, aún si liberaban sus extremidades, sería imposible escapar de todos ellos, sus posibilidades eran casi de cero.

    ─¿Son ellos? ¿La familia Onodera? ─Preguntó un joven de cabellos rojizos arqueando una ceja al mismo tiempo que los examinaba con detenimiento. Era aparentemente el más pequeño de todos, se veía de 17 o 18 años. Ante su pregunta la esperanza de que se hayan equivocado de objetivos se esfumó.

    ─Si ─Corroboró uno de los sujetos detrás del chico pelirrojo.

    ─Bien. Alguien me dijo que ustedes están encubriendo a los Sumi. ─Soltó sin más el joven con los brazos cruzados y una mirada triunfante al creer que había capturado a las personas correctas, los dos adultos maniatados se quedaron confundidos, sin saber a quién se referían.

    ─Ese maldito vejete estafó y le robó millones de dólares a la empresa de mi padre y me dijeron por ahí que ustedes colaboraron con ello para que escapara. ─Continuó. Esta ultima frase denotó su tono frio y cruel mientras sus ojos se llenaban de coraje, resentimiento y sed de venganza.

    ─El antes era socio de mi padre, pero dicen que se hizo un nuevo trato con Ijuuin Kyo y entre los tres decidieron vernos la cara, no solo eso, se robaron a uno de nuestros mayores clientes que nos compraba heroína y justo tenía que ser el pez gordo de Europa. ─Explicó con cierta calma sin deshacerse de es apostura intimidante y superior, pero su tono ronco y grave denotaba que no estaba nada feliz y los estaba acusando directamente a ellos de confabular en su contra. Los Onodera se veían cada vez más sorprendidos y atemorizados ante la gravedad de dichas acusaciones y las consecuencias que les harían pagar por dicho malentendido.

    ─Desde entonces ese maldito de Sumi junto con su hijo e Ijuuin han intentado sacarnos del negocio, mandando matar a varios de mis hombres, a mi padre y a mí, han sido ya varios altercados en nuestra contra. ¿Tienen alguna puta idea de todo el dinero que hemos perdido a causa de esa alianza rota? alguien tiene que pagar por ello. ─Sonrió sádica y enfermizamente, revelando su malévolo y despiadado plan.

    ─También me han dicho que ustedes les proporcionan algunas armas. ─Exclamó con ironía y más iracundo, agregando más motivos para vengarse.

    ─Díganme, ¿dónde están esos bastardos hijos de perra? ─Cada frase que salía de la boca del chico los dejaba más y más confundidos y asustados, no sabían quiénes eran esas personas, en sus vidas habían escuchado hablar de ellos.

    Los Onodera eran dueños de una de las editoriales más grandes del país, pero solo eso, era una familia respetable y honrada quienes jamás se prestarían para negocios ilegales, no se les ocurría de donde o quien los señaló como criminales y ahora a causa de eso, estaban involucrados en este problema.

    ─S-Señor. Nosotros solo manejamos una editorial, es el único negocio que tenemos de ahí sale nuestro patrimonio y para comer, le juro por Dios que no conocemos a esas personas. Nuestro negocio es honrado y ha pasado de generación en generación desde mi bisabuelo
    no tenemos nada que ver con narcotráfico, armas o mafiosos, se lo juro. ─
    Aseguraba el señor Onodera con voz desesperada y angustiada, mientras su mirada reflejaba terror e inseguridad, pero no porque fuera una mentira, sino aterrado de que no creyeran en su palabra, imploraba con la mirada que le creyeran, tratando de convencer con sus palabras al grupo de hombre que los rodeaban.

    ─Por favor… no sabemos nada… ─Empezó a sollozar de la angustia y desesperación, la cara del chico se torció en una mueca de desagrado y una ira inmensa se reflejaba en sus ojos.

    ─¡¿Te atreves a mentirme maldito come mierda?!. ¡Baki! ¡ven aquí y sácales la información a golpes!. esto va a ser divertido, vamos a ver cuánto va a ser capaz de mantener la boca cerrada. ─Ordenó colérico y tajante mientras se daba la vuelta, perdiéndose entre los aterradores hombres.

    ─¡Si señor! ─Un tipo obeso y de unos 1,80 metros caminó hacia la aterrada pareja, quienes temblaban, lloraban y suplicaban clemencia.

    ─¡NO, ESPEREN!, ¡SE LOS JURO, NO SE NADA, ¡YO NO SE NADA! ¡POR FAVOR!. ─Imploraba a los 5 tipos grandes, robustos y musculosos que lo rodearon y sin demora comenzaron a golpear al pobre hombre que rogaba por su vida, piedad y a quien le era imposible defenderse, con las manos y pies atados a la silla, entre golpes en el rostro, patadas en el estómago y puñetazos por todas partes, el cuerpo del señor Onodera cayó de lado con todo ya la silla, golpeándose fuertemente la cabeza, aturdiéndolo de inmediato, aun así, los golpes no se detuvieron.

    ─¡Deténgase! ¡Querido!... ¡Por favor, paren! ¡les juro que no sabemos nada… se los juro, dejen de golpearlo!. ─Imploraba desesperaba la pobre mujer de ojos verdes, inundados en lágrimas, su rostro angustiado y desesperado miraba en dirección a su marido siendo atacado, rompiéndole el alma poco a poco con cada golpe.

    El amor de su vida estaba siendo agredido con violencia frente a sus ojos y sentía como su corazón dejaría de latir en cualquier momento. Al otro costado de ella, el pequeño Ritsu permanecía inmóvil en su silla, con la cabeza baja, perturbado y en shock.

    Mami dijo que si era valiente y me portaba bien, los tipos malos nos dejarían ir… tengo que ser valiente, tengo que ser un buen niño El pequeño castaño apretaba desesperadamente sus manitas en forma de puños, se mordía con furia los labios y cerraba con todas sus fuerzas los ojos para evitar que las amargas lagrimas salieran de estos, trataba con todas sus fuerzas de ignorar los gritos de su padre a unos metros de él y haciendo eco en el enorme y lúgubre sitio, sus esfuerzos por no dejar salir sus lágrimas fueron en vano, pero aun así, no emitió sonido alguno y se quedó quietecito.

    ─Se lo suplico… mi marido está enfermo, no sabemos nada, no sabemos nada, dejen de golpearlo. ─Repetía la mujer, destrozada, implorante y con un tono cada vez más devastado al ver que su marido ya no gritaba ni se movía, habían pasado 15 minutos desde que comenzaron a golpearlo, demasiado tiempo para que su cuerpo lo soportara y ella para mirar, esto era el infierno.

    ─Ya que se niegan a cooperar, quizá les saquemos la información si le hacemos algo al pequeño… ─Sugirió el pelirrojo agarrando bruscamente la cabeza del castaño donde supuso estaba su cabello y lo jaló hacia atrás con violencia.

    ─¡Ayyy! ─Se quejó de inmediato el menor, su pequeño cuerpecito temblaba de terror y de frio, solo tenía puesta su pijama de color azul con huellitas de animalitos.

    ─¡NO! Se lo ruego, h-háganme a mí lo que quieran, pero no le hagan nada a mi hijo, es solo un pequeño… ─De inmediato el instinto de madre se interpuso antes que su propia seguridad, no le importaba lo que pasara con ella, si con eso podía evitar que le hicieran daño a su pequeño retoño ella lo aceptaría.

    ─¿En serio? ¿Lo que sea?... Muy bien, te tomaré la palabra. ─Tras esto chasqueó los dedos y el grupo de hombres se le acercó. Su corazón se estrujó y su estómago se hundió, la mirada lasciva y malévola de todos los hombres ahí la aterro al presentir sus intenciones, Soltaron sus ataduras y entre dos tipos la arrastraron hacia enfrente, su cuerpo comenzó a temblar de pánico ante lo que se avecinaba, pero aun así no se retractó, miró al techo como si este fuera el cielo, esperando un milagro y luego regresó la vista a su pequeño hijo, quien agradeció por un momento que tuviera puesto ese desgastado y feo saco de tela en su cabeza, cubriéndolo de los horrores frente a él, así no vería la peor bajeza y miseria de lo que es capaz el hombre. Más lagrimas amargas bajaron de sus ojos.

    La empujaron, tumbándola boca-abajo con salvajismo contra el suelo, de inmediato una mano se posó bruscamente sobre su cabeza, y sentía como le era rasgada la ropa con brutalidad, aunque quisiera, no podía defenderse, un hombre de cada lado le sujetaba los brazos contra la fría y sucia baldosa mientras esas bestias se relamían los labios y sonreían de forma repugnante y enferma.

    Más lagrimas salieron de sus ojos mientras se mordía los labios. Por un instante su vista se dirigió hacia su hijo, que seguía sobre la fría silla, la cabeza baja y cubierta pero no emitía ningún sonido, solo veía su cuerpecito temblar, tras él, a unos metros recargado en lo que parecía ser una mesa vieja, se encontraba el joven de cabello rojizo, mirando con una sonrisa arrogante y divertida la situación. Cerró los ojos fuertemente para no mirar a su hijo, aunque este no pudiera regresarle la mirada.

    ─Dios, ayúdanos. ─Imploró en un susurro cuando sintió como abrían a la fuerza sus piernas y un tipo desagradable se acomodaba entre ellas.

    Y como si Dios la hubiera escuchado, de inmediato un fuerte golpe proveniente de la puerta alertó a todos y de inmediato hubo disparos a diestra y siniestra.

    ─¡Demonios! ─Se empezaron a escuchar maldiciones, desesperación sorpresa y pánico. Todos los tipos que habían estado en la habitación corrieron y se dispersaron como hormigas, cubriéndose detrás de las gruesas columnas que sostenían el edificio. Muchos de ellos caían al piso antes de encontrar refugio, otros eran alcanzados por las balas, hiriéndolos en diversas partes de su cuerpo.

    ─¡Maldición!... ¡Retirada! ─Ordenó el pelirrojo al mismo tiempo que desenfundaba su pistola y disparó hacia la pequeña bombilla mientras retrocedía de la escena y de inmediato todo quedó a oscuras.

    Se escuchaban gritos y disparos, los cuerpos caían uno tras otro. La mujer aterrada de por sí, temía que le hubieran disparado a su hijo.

    ─¡Ritsu! ─Gritó mientras se arrastraba con dificultad hacia donde vio la silla en la que estaba su hijo, su voz era opacada por los disparos, le preocupaba porque no la dejaban escuchar los gritos del menor.

    ─¡Mami! ─Escuchó a lo lejos, sus esperanzas crecieron así que se arrastró más rápido hacia la dirección donde escuchó la pequeña voz. En cualquier momento una bala podría alcanzarlo.

    Tocó un zapatito. Subió su mano hasta su rodilla y pudo sentir como el menor dio un pequeño brinco en su lugar, encogido y aterrado.

    ─Soy yo, mami está aquí, mami está aquí, ay mi pequeño ─Lo abrazó con fuerza y no pudo evitar llorar de la emoción al saber que estaba bien y a salvo. De inmediato lo tiró de la silla y lo acostó debajo de su cuerpo para protegerlo, sentía como de vez en cuando la pisaban o pateaban, debía desatarlo pronto y buscar un lugar seguro, los disparos y gritos no se detenían, pero se escuchaban cada vez más lejanos, como si la persecución se alejara de ahí, pero aun así estar ahí expuestos era un riesgo enorme para los dos, estaban en medio de un fuego cruzado y en cualquier momento una bala podía atravesarlos.

    ─Ya está, rápido, busquemos un lugar seguro, no te levantes, por nada del mundo, prométeme que serás un buen niño y te quedarás debajo del cuerpo de mami, Okay, mami es tu escudo. ─Como pudo logró desatar las manitas de Ritsu. Pero no le quitó el saco de la cabeza, de cualquier forma, no era necesario, estaba oscuro totalmente, salvo por leves rayos de luna que entraban de diminutos tragaluces en las paredes

    ─Si. ─Asintió a duras penas, totalmente asustado por el fuerte ruido de las detonaciones. Ambos se comenzaron a arrastrar, pero era difícil encontrar un lugar seguro en ese sótano tan grande y mucho más a oscuras.

    ─¿y papá? ─Preguntó de repente el castaño. Su corazón se estrujó una vez más, no podía arriesgarse a buscarlo en medio de esa situación, su corazón se rompió al tener que abandonar a su compañero de vida para proteger a su hijo. Lagrimas amargas volvieron a caer con dolor, pero no se detuvo, tenía que poner al pequeño a salvo.

    Finalmente llegaron a una pared, trataron de buscar a tientas algún rincón o pilar para protegerse, pero sintió algo más, algo metálico, una rejilla, se asomó u muy muy al fondo se vio una pequeña luz, era un pequeño ducto de ventilación, rápidamente y con desesperación arrancó la rejilla y empujó a toda prisa al niño, metiéndolo lo más profundo que pudo.

    Intentó entrar ella también y en ese momento las luces volvieron, alguien había encendido los demás interruptores, pero tenuemente, parpadeantes.

    ─¡Maldita zorra! ¿A dónde crees que vas? Tu no irás a ninguna parte perra. ─El pelirrojo agarró a la mujer del cabello y tiró de él hacia atrás, haciendo que cayera de espaldas contra el sueño, más golpes para su maltrecho cuerpo, le apuntó con el arma, pero antes de que pudiera disparar, el señor Onodera lo inmovilizó, rodeándolo fuertemente con los brazos y ambos forcejeando.

    ─¡Corre, llévate a Ritsu…! ─Ordenó el hombre, defendiendo a su familia como una fiera a pesar de los fuertes golpes, fracturas y contusiones que tenía por todo el cuerpo, pero el dolor no le importaba, solo sabía que tenía que proteger a su familia a como diera lugar, nada más importaba, ni el mismo. La desesperación le daba fuerzas para no sucumbir.

    ─¡Suéltame maldito hijo de perra! ─La mujer asintió a toda prisa y en medio de su estupefacción, alivio y temor volvió a agarrar al castaño, lo cargó y corrió a toda prisa con él, los disparos y gritos se oían ya algo lejos, pero uno sonó justo detrás de ella.

    Entre el forcejeo el arma se disparó, clavándose la bala en la pierna del muy malherido hombre, quien de inmediato soltó un alarido de dolor, Haitani aprovechando esto, le dio un codazo en el rostro, tirándolo al suelo, apuntó su arma hacia él y disparó.

    Volvió a levantar su arma, esta vez apuntando a la mujer que corría con desesperación hacia la salida y una vez más el sonido de un disparo inundó el lugar en esa zona.

    El cuerpo de la mujer cayó de inmediato, contra el piso, haciendo que el pequeño castaño se golpeara la cabeza con fuerza, su cuerpo quedó debajo de su madre.

    ─Maldito bastardo, al fin te tengo ─De la nada, Un joven de unos 15 años entró a toda velocidad, algo ensangrentado y agitado, pero decidido y feroz como una bestia salvaje se paró frente a frente de Haitani como si fuera un depredador, acechándolo para acabar con su vida mientras lo acorralaba, apuntándole con el arma.

    ─¡Mierda! ¡Aaahggg! ─Aunque trató de esquivar la bala, esta se le incrusto en el hombro, aun así, no se detuvo y corrió hacia un lado de la pared.

    ─¡Akihiko, no dejes que escape ese bastado!. ─Ordenó el muchacho corriendo tras su enemigo, pero de inmediato un pequeño cuerpo llamo su atención.

    ─¡Ya lo se!... ¡Maldición! ─Haitani disparó hacia una de las paredes, revelando una salida de emergencia, la cual llevaba al exterior y podía verse una camioneta negra lista para ser abordada.

    ─¡Oh mierda! ─El ojiavellana corrió de nuevo y otra vez detonó su arma, pero el pelirrojo ya se había subido al vehículo, la cual arrancó a gran velocidad haciendo un sonido chirriante de llantas y se alejó.

    ─¡Maldita sea!. Se nos escapó el muy bastardo. ─Maldijo con coraje y rabia.

    ─Al menos no todo está perdido, acabas de matar a su padre, nos hemos desecho de un gran enemigo y pez gordo del bajo mundo y has logrado vengar a tu familia. ─El peliplata trató de animarlo, respiraba agitado debido a la gran carrera que con la que llegaron.

    Mientras que un grupo de hombres entraron por debajo del edificio, ellos entraron por arriba en helicóptero, directo a su blanco principal, el presidente de ATTA, Haitani Sou, un viejo cerdo que tenía varios negocios con drogas, armas, trata de personas y trafico de niños.

    Para suerte del mundo, el golpe contra este grupo delictivo fue de imprevisto, les cayeron de sorpresa, como si su cerebro estuviera programado, el pelinegro corrió directo a la oficina del presidente, nada lo detuvo, se lanzaba a diestra y siniestra como una maquina de matar contra quien se cruzara en su camino, limpiando el largo trayecto a la par de Akihiko, quien le seguía el paso y le cuidaba las espaldas.

    ─¡Mierda! ─Finalmente llegaron a la oficina de este, en cuanto los vio la cara se le puso pálida, se acomodó el pantalón torpemente para intentar huir a toda prisa mientras sus acompañantes se levantaban de la cama, cubriéndose a duras penas con las sábanas y gritando por el pánico, intentando salir de ahí desesperadamente antes de las balas las alcanzaran.

    ─¡Mátenlos! ─Los guardaespaldas personales del viejo lo defendieron con fiereza, intentando cumplir con la orden de su jefe, uno logró herir al pelinegro, causándole una leve lesión en la ceja, la cual empezó a sangran, entorpeciendo su vista, pero eso no lo detuvo, Akihiko lanzó un cuchillo, el cual se clavó directo en el pecho del tipo, mientras ágilmente disparaba detrás y enfrente contra los guardaespaldas que intentaban detener a toda costa a Takano, el peliplata cumplió de forma impecable su misión, cubriéndolo, el cual solo tenía que darle a su objetivo, a nadie más y de eso se encargó Usami.

    Takano apuntó el arma a gran velocidad y la bala atravesó el cráneo del viejo, otra se incrustó en su costado derecho y otra más en uno de sus pulmones.

    El pesado cuerpo se desplomó y no volvió a levantarse, la alfombra a su alrededor empezó a humedecerse y a teñirse de rojo

    ─Listo, finalmente lo has conseguido ─Felicitó Usami palmeándole el hombro. El pelinegro no cambió esa expresión fría, gélida y despiadada mientras caminaba hacia el presidente de ATTA.

    ─No, tengo que asegurarme. ─Sentenció con voz gruesa y firme. Disparó tres veces más contra la cabeza canosa de lo que alguna vez fue un hombre.

    ─Ahora vayamos por el malnacido de Shin. ─Ordenó sin quitar esa expresión sombría de su rostro comenzando a correr fuera de la oficina.

    ─Jefe, lo encontramos, está en el sótano. ─Sonó por el auricular a un lado de su oreja, sin miramientos los dos corrieron para allá. Lastimosamente llegaron tarde para salvar a la familia Onodera, a unos cuantos metros escucharon disparos muy cerca de la entrada, primero uno y unos segundos después otro y fue ahí cuando se lo toparon finalmente al entrar al sótano.

    ─Aun así, no me agrada la idea de que ese malnacido haya escapado, va a ser una molestia en el futuro. ─Bufó con desagrado mientras guardaba su arma y suspiraba pesadamente imaginando el infierno que se desataría cuando volvieran a enfrentarse. Se alborotó el cabello con hastió y frustración al no haber podido completar adecuadamente su misión, dejándole un mal sabor de boca.

    ─Bueno, iré a revisar a ver si no queda alguna cucaracha por exterminar, si la hay podremos sacarle información de su asquerosa cloaca donde se fue a meter. Apuesto que después de lo que ocurrió hoy y cuando se entere que su papi ha muerto va a ocultarse por un buen tiempo ─Y tras decir esto camino, adentrándose en el oscuro sótano, ya no se escuchaban los disparos, solo las voces lejanas del su escuadrón.

    ─Si, está bien. ─El pelinegro regresó la mirada al sitio donde le pareció ver un pequeño cuerpo. Debajo de una mujer. Su estómago se hundió con algo de dolor y pesar.

    Caminó hasta ahí y sus sospechas eran ciertas, el cuerpo de una mujer yacía tendido en el suelo, pero aun así daba la impresión de proteger algo, lo que llamó su atención un momento antes durante la persecución.

    Con mucho cuidado removió a la mujer y se dio cuenta del cuerpecito de un niño, que respiraba débilmente, no podía verle la cara porque su cabeza estaba cubierto por un sucio saco de tela. Maldijo una vez más a Haitani por ser tan cruel y sádico.

    Con sumo cuidado le quitó esa cosa de la cabeza y su corazón se estrujó con dolor, conocía a ese pequeño. Era su prometido.

    Muy despacio y con suavidad quitó la sangre y trató de limpiar las heridas de sus muñecas con un pequeño trapo, sacó una cantimplora de su cinturón, mojo el trapo en el sitio donde no estaba sucio y lo volvió a pasar por sus muñecas.

    ─¡Mhgg! ─Se quejó el pequeño castaño de ojos verdes, removiéndose y abriendo con dificultad sus ojos.

    ─¿Q-Quien eres tú? ─Preguntó apenas audible el ojiverde, pero temeroso, su cuerpo tenso por no saber quién era el sujeto que lo estaba cargando, temía que fuera uno de esos despiadados hombres que le hicieron daño a su familia, su vista borrosa no le permitía ver bien el rostro de la persona que lo cargaba.

    ─Soy un amigo, ya estás a salvo, todo terminó. ─Aseguró con gentileza en mayor, quien acunaba al pequeño entre sus piernas y brazos, tratando de brindarle calor.

    ─¿Dónde está mi mamá y mi papá? ─Preguntó pestañeando y con la voz débil, tratando de contenerse en no llorar.

    ─Tu mamá y tu papá… ya no podrán volver. ─Fue lo único que atinó a decir el adolescente, cubriendo el rostro del niño para evitar que volteara a sus espaldas y buscara a su progenitora. Ante las palabras del mayor el cuerpo del castaño empezó a temblar y las lagrimas volvieron a brotar de sus ojos, a su edad ya sabía lo que significaba esa frase y comprendía lo esencial de lo que era la muerte.

    Sus padres se fueron al cielo y ya no los podría volver a ver nunca más.

    ─Mami me dijo que, si era valiente, nos dejarían ir… fui valiente, pero no nos dejaron… ¿No fui un buen niño y por eso mami y papi ya no están? ¿Fue culpa mía? ─Un cálido abrazo lo rodeó de inmediato mientras lagrimas cálidas rodaban por sus mejillas rojas por el frio y el llanto, tratando de consolarlo. Él había pasado por lo mismo hacía ya varios años, entendía a la perfección es sentimiento de tenerlo todo y al momento siguiente, no tener nada en la vida, más que dolor, soledad y un vacío en tu alma.

    El llanto del castaño se intensificó mientras más lagrimas bajaban por su rostro y encogía más su cuerpecito, tratando de cubrirse del dolor y del mundo que le habían hecho tanto daño.

    ─No, no fue culpa tuya, fuiste más valiente que nadie ahí dentro. Tu madre también lo fue. Fue una mujer muy fuerte y valiente. ─Acarició sus cabellos y pegó la cabeza del menor contra su pecho. Se maldecía por haber demorado tanto, quizá si no se hubiera detenido a dispararle otra vez a ese cuerpo muerto, los padres del castaño seguirían vivos.

    ─¿Por qué mami y papi no se mueven? ¿Por qué hay tanta sangre? ─Preguntó volteando a ver el cuerpo de su madre que se encontraba a unos metros de él, tumbado boca abajo. Su mirada ausente y su voz neutral, sin emoción alguna. Algo se activó en su cerebro, protegiéndolo del shock, de dolor.

    Tras este recuerdo el castaño despertó de golpe, se había quedado dormido en el trabajo y como siempre, su pesadilla se repetía cada vez y terminaba despertando de golpe, agitado, siempre el mismo sueño, los mismos gritos, la misma escena de ver a sus padres boca abajo mientras el charco de sangre crecía, y unos brazos cálidos que lo envolvían, protegiéndolo de la fría noche, no recordaba los rostros de los participantes, solo esa gentil voz y esos cálidos brazos a su alrededor.

    ─Ricchan. Te volviste a dormir en el trabajo. ─Se rio una voz cálida y suave de una chica a su lado.

    ─Ah, lo siento, no he dormido bien los últimos días, por eso. ─Se rascó la nuca con pena mientras se ponía de pie frente a la chica de larga cabellera castaña y sonrisa gentil.

    ─No pasa nada, ha estado muy vacía la tienda últimamente. ─Miró alrededor de la tienda de conveniencia, no había una sola persona, solo ellos dos.

    ─¿No quieres mejor irte a casa Ricchan? Yo te cubro. ─Le sugirió la chica mirando el reloj, de cualquier forma, faltaban unos minutos para que se terminara el turno del castaño, recordando que le había comentado que tenía que estudiar para poder entrar a la universidad que quería.

    ─No hace falta Ann-chan, solo faltan 15 minutos para que termine mi turno, puedo esperar un poco más. ─Le sonrió el castaño poniéndose de pie

    ─Muy bien, entonces vuelvo en un momento. ─La castaña cargó una caja con unos cuantos peluches que ya no cupieron en uno de los estantes y los regresó a la bodega.

    El ojiverde se quedó pensativo, siempre era el mismo sueño, volviendo a repasar lo único que recordaba de su constante pesadilla, voces feroces de hombres gritando, algo cubriéndole la cabeza, detonaciones de armas, su madre llamándolo desesperadamente por su nombre, al siguiente segundo los cuerpos de quien a duras penas recordaba que eran sus padres y un agradable calor que lo envolvía en medio de la noche gélida y despiadada, un abrazo que lo protegía del frio y una voz gentil que le decía que estaba a salvo.

    Lo último que recordaba era como esa voz susurraba gentilmente su nombre mientras lo apretaba más contra su pecho. como la ola de un susurro la voz le aseguró “─de ahora en adelante, yo te voy a proteger─” y su cabecita era empujada contra el cálido pecho logrando percibir el apacible sonido de los latidos inundando sus oídos, arrullándolo mientras veía un pequeño emblema en lo que parecía ser un uniforme extraño completamente negro y una palabra borrosa.

    Su cuerpo cedió al cansancio, a la falta de sueño, alimento y a la fatiga cuando se sintió a salvo y la adrenalina disminuyó y cayó rendido al sueño, cuando despertó de nuevo, se encontró completamente solo en una cama de hospital sin nadie alrededor.

    ─ “Ritsu” ─volvió a repasar esa voz en su cabeza mientras susurraba su nombre

    ─ “Ritsu”… ─Dijo en voz baja, perdido en el recuerdo.

    ─Quisiera poder recordar mi apellido… ─De ese día ya habían pasado 10 años, tenía 8 cuando todo lo que conocía, su vida y felicidad le fueron arrebatados por completo, dejándolo sin nada, sin familia, sin infancia, sin amor, sin un hogar al cual volver. Para su desgracia o fortuna, no recordaba nada más de eso, cuando intentaba concentrarse y pensar en ello un fuerte dolor de cabeza lo azotaba mientras su mente era invadida por un terror y una desesperación indescriptible que lo hacía detenerse de seguir intentando indagar en sus recuerdos.

    No sabía nada de sí mismo, todo lo que tenía de su vida, eran esos recuerdos aterradores y su nombre de pila. No sabía quien era su familia, ni como era su rostro, o su vida antes de eso, solo sabía que sus padres habían muerto porque sus constantes pesadillas le reafirmaban sus sospechas una y otra y otra vez, que ya no estaban en este mundo.

    El sonido del pequeño timbre de la puerta automática lo sacó de sus pensamientos, parándose derecho y recibiendo con una sonrisa la cliente.

    ─Bienvenido. ─Saludó enérgico con una sonrisa a un hombre alto y muy apuesto, vestido con un traje sumamente elegante de color negro, una corbata azul rey brillante, unos zapatos perfectamente pulidos y encerados, y un enorme abrigo abierto que solo estaba sobrepuesto en los hombros y que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, tenía una expresión seria y casi intimidante, su pálida piel sin una sola imperfección denotaba que no debía tener más de 25 años, subió un poco más y se topó con unos ojos penetrantes y profundos, esa mirada ámbar le atravesó y le hizo sentir escalofríos por todo el cuerpo.

    El pelinegro caminó directamente a la caja, parecía que no entró para comprar algo. La gente adinerada no solía entrar a esas tiendas a comprar artículos, ni siquiera una botella de agua. Por lo que la visita inesperada del desconocido cliente fue una total sorpresa para el castaño.

    ─¿? ¿P-puedo ayudarle en algo? ─Preguntó nerviosamente ante la intimidante mirada y aura que desprendía ese hombre, lo ponía sumamente inquieto y le incomodaba demasiado esa mirada y expresión sombría.

    ─Vengo por ti. ─Comentó con simpleza el mayor. Su voz era profunda gruesa y varonil
    SPOILER (click to view)
    *la voz eehhh… bueno, lo otro también XD*


    ─¿Qué? ¿Por mí? ─Preguntó sumamente confundido, temía haberse metido en problemas con la gente equivocada, a pesar de que esa mirada penetrante y profunda lo intimidaba, por más que quería no podía desviar la mirada de esos orbes ámbar. El color de sus ojos era hermoso.

    ─¿Eres Onodera Ritsu, ¿no? ─Preguntó alzando una ceja mientras colocaba su mano contra su cintura, adquiriendo una pose impaciente al igual que su voz, un tanto fastidiada.

    ─…¿Onodera?... ─Ese apellido le resultó sumamente familiar, como una revelación, de inmediato supo que ese era su nombre. “Onodera Ritsu” resonó en su cabeza y en sus recuerdos, uno del preescolar donde pasaban lista y el respondía presente ante ese nombre.

    ─S-Si. ─Respondió torpemente sin prestar mucha atención al hombre frente a él ya que se concentró reteniendo ese nombre, para investigarlo más tarde en internet, ya tenía una pista de quien era el, ahora tenía que investigar de donde venía, quienes eran sus familiares, si es que aún tenía, Cuál era su pasado y averiguar su identidad.

    ─¿Por qué? ─Balbuceó confundido aún en medio de su estupefacción, mientras su mente a duras penas procesaba su descubrimiento y trataba de regresarlo a la realidad.

    ─Porque vas a ser mi esposo. ─Sentenció el pelinegro totalmente serio, cruzando los brazos, dándole un aspecto más autoritario e intimidante y sin despegar ni un segundo su mirada de esos ojos verdes, los cuales se agrandaron ante sus palabras por la sorpresa.

    Continuará…

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Holi minna-san, he vuelto finalmente a retomar mis fics, después de años finalmente encontré la inspiración e ideas para esta historia y vengo al 100% con ella. Se que el capitulo es muy corto a comparación de los que están a acostumbradas a leer de mi, pero creo que a pesar de no ser tan largo logra atraparte y dejarte con la intriga.

    Es, creo, que el capítulo más crudo que he escrito, no se, se me hizo un nudo en la garganta un par de veces, la primera cuando estaban a punto de violar a la mamá de Ritsu y la segunda cuando Takano lo encontró, dándose cuenta que llegó tarde para salvar a sus suegros, pero más adelante explicaré sobre ello.

    Se que tomó un giro inesperado y la mayoría esperaba una continuación de la escena en el departamento después de que Takano volvió de su viaje, pero desde que me llegó la idea para este fic, estaba decidida a que ahí lo iba a "cortar" y dar un giro para relatar el pasado y a partir de ahora va a estar centrado en como fue que se conocieron, que pasó en la vida de ambos para que terminaran juntos, por que Takano es un "asesino", como obligó a Ritsu a casarse con el y como se desarrolló su relación y eso.

    Por si tienen duda, la familia era de 4, El papá, la mamá, Ritsu y Tsukishima, pero este último no estaba en casa porque está estudiando en un colegio privado en Inglaterra con unos parientes, por lo que el "se salvó", el será como 2 o 3 años más grandes que Ritsu. En este fic quise retratar el amor e instinto paternal de los dos, como a pesar del peligro, riesgo y terror su instinto y amor por Ritsu fue más grande y lo protegieron con sus vidas. Admito que fue una escena desgarradora.

    Más adelante se revelaran muchas cositas, les digo, la inspiración para esta historia me ha llegado y tengo mucho material para la trama más adelante, espero que les guste mucho y sean pacientes con la espera del capitulo 0.2, les aseguro que les va a gustar... aunque eso aún no la tengo pero ya tenido la idea en mi cabeza.

    Muchas gracias por su apoyo.

    Zayo.

    ☆∧▶◀∧
    (๑・ω・๑)つ━☆・*。
    ⊂   ノ    ・゜+.
    しーJ  °。+ *´¨)
         .· ´¸.·*´¨) ¸.·*¨)
          (¸.·´ (¸.·'* ☆

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Edited by *°•~Kasaya Deysha ~•°* - 12/2/2023, 23:56
     
    Top
    .
  10.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,597

    Status
    Anonymous
    Siii nuevo capítulo.
    Gracias por la continuación.
    Me ha gustado el capítulo aunque aún debemos esperar para ver si Ritsu aceptó o no, pero seremos pacientes.
    Pobre Ritsu tan pequeñito y ya ha sufrido tanto.
    Esperaré con ansias la conti.
     
    Top
    .
  11.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Deysha-chan =3

    Group
    Clan Licantropo
    Posts
    1,012
    Location
    Estado de Mexico

    Status
    Offline

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿





    Capítulo 2: Cara a cara


    Pov Onodera

    —¿Qué? —Pregunté débilmente ante su sentencia, estupefacto aún. La incredulidad no me cabía en el cuerpo y mi mente dejó de funcionar, no encontraba ni una respuesta lógica o razón que lo haya hecho decir semejante cosa, todo era muy confuso, repentino e inimaginable.

    Creí por un momento que estaba soñando o alucinando, ¿Qué clase de sueño cliché era este? Entra una persona millonaria y dice que vas a ser su esposo. Quizá era el sueño de muchas chicas, pero no el mío, además era un hombre y la persona frente a mí también, sumado a ello nunca lo había visto.

    El hombre de cabellos negros me miraba de forma inexpresiva, examinando mi reacción y tratando de adivinar que era lo que estaba pasando en mi cabeza en estos momentos, pero yo tenia mil interrogantes en mi cabeza.

    —¿Por qué? Y ¿Quién es usted? ¿Por qué me está diciendo eso? —Cuestioné con incredulidad, dejando que las dudas que se iba formando en mi mente salieran en voz alta.

    —¿No se estará confundiendo de persona? Puede ser que yo no sea esa persona que busca. —Poco a poco salía de mi estupefacción mientras las preguntas salían de mi boca, una tras otra, si esto era una broma, no era nada gracioso. ¿Qué gana viniendo a molestar a la gente durante el horario laboral? Los ricos no tienen mejores cosas que hacer, supongo.

    —Más bien, no sé si soy Onodera Ritsu, hasta apenas hace 2 minutos no tenía apellido, puede ser que me esté confundiendo de persona. —El hombre soltó un suspiro cansado y hastiado, rodando los ojos con fastidio.

    —Onodera Ritsu, 18 años, fecha de nacimiento 26 marzo, Has estado viviendo con un amigo tuyo de la secundaria llamado Misaki Takahashi, tus padres murieron cuando tenías 8 años, acabas de graduarte de la preparatoria y tienes planeado entrar a la universidad T, estudiar en la carrera de Literatura, ¿No es así?, ¿debería darte más detalles sobre ti? —Más que sorprenderme, estaba asustado, este tipo sabía demasiado de mí, incluso mi fecha de nacimiento, debido a que no recordaba ni siquiera eso, mi cumpleaños lo celebraba con Misaki el día que decidí salir adelante, empezar una nueva vida y dejar de lado mi depresión y tristeza por no saber nada de mí mismo, decidí que, a pesar de todo, yo iba a ser feliz, pero no contaba para nada con esto.

    —¿Cómo sabe todo eso? ¿Es un acosador? —Pregunté esto último dando un paso atrás dispuesto a alejarme en cualquier momento ante cualquier indicio de este hombre de acercarse a mí. Agarraba mi celular fuertemente, era mi recurso para llamar a la policía en caso de que este tipo se pusiera violento.

    —Ya te dije, vine por ti porque estamos comprometidos, fue un arreglo de nuestros padres. —Se rascó la nuca con fastidio, soltando un suspiro largo y pesado mientras cerraba los ojos. Su última frase me desconcertó de sobremanera, paralizándome en mi lugar.

    —¿Tú conociste a mis padres? ¿Quiénes eran? ¿Quién soy yo? ¿Por qué sabes tanto de mí? Espera… ¿Cómo que estamos comprometidos? ¿Qué arreglo? —No podía creerlo, mis padres habían arreglado un matrimonio entre este tipo y yo, ¿Qué clase de broma absurda era esta? ¿Acaso pertenezco a una familia adinerada? ¿Será por eso que fallecieron? ¿Alguien nos secuestró para extorsionar al resto de la familia y todo salió mal? ¿Por qué nadie me buscó? ¿Cuándo fue que decidieron que este sujeto y yo nos íbamos a casar?.

    —Si, hace mucho. Contestaré algunas de tus preguntas, pero… ven conmigo. —Me extendió la mano, él sabía sobre mi pasado, sobre lo que ocurrió con mis padres, por qué terminaron en esa situación, de donde venía. Las respuestas a cada una de las interrogantes que me han atormentado y perseguido por años estaban frente a mí, lo único que tenía que hacer era tomar su mano, pero…

    —No voy a ir a ningún lado con un desconocido. —Respondí tajante, firme, dando otro paso hacia atrás, poniendo más distancia entre el ojiavellana y yo, no confiaba en este sujeto. Bajo de nuevo su mano y suspiro ya con un tono algo fastidiado e impaciente.

    —¡Jum! Como quieras, puedo hacerlo del modo fácil, o del modo difícil, pero una cosa es segura, vendrás conmigo. —Su voz ronca y gélida volvió a generar un escalofrió desagradable por todo mi cuerpo, algo me daba mala espina, entonces chasqueó los dedos y un grupo de hombres de traje negro y gafas oscuras entró a la tienda, rodeándonos, de inmediato mi cuerpo comenzó a temblar y empecé a sudar frio.

    De alguna forma mi cuerpo y mente me generaban un terror indescriptible cada vez que la gente me rodeaba, y en esta ocasión en especial me paralicé más que nunca, comencé a sentir un pánico terrible, las piernas me temblaban y la sangre se me bajó hasta los pies, por más que quise, no pude moverme, aunque mi mente le ordenara a mi cuerpo que saliera de ahí, este no respondía, solo se quedaba pegado al piso, sentí como si el aire me faltara y mi vista se nublara.

    —Perdona la demora Ricchan, estaba acomodando las cajas en la bodega. —La joven castaña salió de la bodega con una sonrisa, misma que se borró al instante al ver a un grupo de hombres misteriosos en traje y con aspecto amenazador rodeándome. Pegó un leve respingo ante la inesperada y tumultuosa visita de lo que no parecían ser clientes.

    —Ann-chan… —La llamé con voz temblorosa, pero lo demás no salió, no sabía si pedirle ayuda o decirle que corriera. Solo estaba consciente que estaba sufriendo un ataque de pánico, los dos estábamos rodeados por un grupo de intimidantes hombres y mi estúpida mente me lleva a un ataque de ansiedad y terror, un trauma pasado me perseguía hasta el día de hoy.

    —¿Quiénes son ustedes? ¡¿Qué le están haciendo a Ricchan? —Preguntó la castaña preocupada al ver mi expresión pálida, sudorosa y en estado de shock. Por lo que rápidamente agarró lo primero que encontró a la mano para usarlo como arma de defensa; una escoba.

    —En realidad nada, solo vine a hablar con él. —Respondió con simpleza el pelinegro sin inmutarse ni moverse de su lugar, aún con las manos en los bolsillos y mirándola casi casi con desdén, como si fuera una decoración más de la tienda.

    —¿Y para eso tiene que estar tanta gente reunida? ¡Váyanse! —Ordenó la castaña levantando la escoba de forma amenazadora, intentando ahuyentar a los hombres con traje, quienes solo se voltearon a ver discretamente y al final fijaron su vista al ojiavellana, quien seguía con esa mirada fría e intimidante. Me daba terror que ni siquiera pestañeó, estaba parado ahí, únicamente mirándome, sentía como sus ojos me examinaban con detenimiento, tratando de escudriñar en mi alma.

    —¡Váyanse o llamo a la policía! —Insistió de nuevo Ann-chan mientras sacaba su teléfono y marcaba rápidamente el numero de emergencia. El hombre frente a mi les hizo una señal y ellos comenzaron a retirarse, pero el no, solo seguía observándome, lo hizo por unos cuantos momentos más antes de darse la vuelta y comenzar a caminar hacia la puerta de cristal

    —No te escaparás de mi tan fácilmente, no te dejaré ir. —Advirtió dándome la espalda, pero mirándome directamente, ese brillo amenazante en sus ojos me dejó en claro que tenía la intención de cumplir con su palabra, lo que me aterró más, y tras decir esas palabras salió de la tienda con las manos en sus bolsillos.

    En cuanto se fueron Ann-chan corrió hasta la puerta y cerró apresuradamente la cortina, poniéndole el seguro.

    —¿Estás bien Ricchan? ¿Quiénes eran ellos? ¿Qué querían? —Preguntó la castaña mientras se acercaba apresuradamente hacia mí, colocando sus manos sobre mis hombros para tratar de tranquilizarme y sacarme del lapso mental en el que estaba.

    —P-Perdóname Ann-chan, no era necesario que te involucraras en algo tan peligroso, pudieron haberte hecho daño, aún así, agradezco infinitamente que me ayudaras y a la vez me siento tan patético, debí haber sido yo el que te protegiera… —Me disculpé apenado, frustrado y sintiéndome como todo un perdedor al haber dejado que una chica tan frágil y dulce como Ann-chan se enfrentara contra esos tipos. Era todo un cobarde.

    —No digas eso Ricchan, se muy bien que te aterra ver a tanta gente rodeándote de esa forma. No es tu culpa. —Dijo comprensiva la castaña acariciando mi espalda, tratando de reconfortarme para que me tranquilizara, pero seguía sudando y temblando en mi sitio, con el cuerpo totalmente rígido.

    —De cualquier forma, ¿qué querían? ¿Quiénes eran? —Dudaba si contarle la razón de la visita del extraño y era algo muy ilógico, quizá no me lo creería. Para empezar ni yo mismo creía que todo lo que me dijo ese hombre haya sido verdad, no o conocía, quizás solo estaba tratando de engañarme, ¿Pero con que propósito? y ¿qué tal si la ponía en peligro revelándole lo que me dijo el extraño? Ya se había arriesgado demasiado por mí, sabían que estaba trabajando en esta tienda y su apariencia, aparte de que yo les revelé su nombre sin querer.

    No podía arriesgarme a exponerla a más peligro, no sabía si ese sujeto significara una amenaza, pero no me iba a quedar a averiguarlo, me aterraba la forma en como enumeró aspectos de mi que ni siquiera conocía, era espeluznante saber que me habían estado investigando y siguiendo desde hacía quien sabe cuanto tiempo.

    —T-tengo que irme. —Traté de reponerme lo más que pude, pero era inútil, aún seguía bastante afectado, seguía temblando y las manos me hormigueaban de forma desagradable, ese escalofrió no se iba de mi cuerpo, pero no podía seguir ahí sabiendo que estaban cerca.

    Esos tipos, sabían donde estaba mi casa, que vivía con Misaki, que acababa de graduarme, ¡Maldición! Incluso saben a que carrera estoy postulando, ¿Qué mas información tendrán? Y si deciden ir a mi departamento y se ponen más violentos ahí, tampoco puedo involucrar a Misaki en esto.

    —Perdóname Ann-chan —Caminé hasta el pequeño cuarto donde guardábamos nuestras cosas personales, tomé mi mochila y mi chamarra para salir de ahí.

    —Espera Ricchan —Llamó la castaña, corriendo detrás de mi

    —Te llamaré más tarde Ann-por ahora tengo que irme. Sera mejor que cierres temprano hoy, ve de inmediato a casa y cuando estés ahí llámame para saber si estas bien. —Le pedí alarmado, no podía quitarme esta sensación desagradable del cuerpo, esa mirada…

    —Si, está bien, pero ¿Qué ocurre? —Volvió a preguntar la confundida chica con una expresión de angustia y miedo, pero era mejor no alarmarla más de lo que ya estaba. No quería quedarme y exponerla si es que regresaban los sujetos, tenía que volver a casa.

    —No te lo puedo explicar por ahora Ann-chan discúlpame. —Y tras decir esas palabras salí a toda prisa de la tienda, muerto de miedo, paranoico, traté de mezclarme con la multitud y poniéndome la capucha de la chamarra y un cubrebocas para evitar que me ubicaran en caso de que me estuvieran siguiendo, me aterraba el hecho de pensar que estuvieran esperándome afuera de la casa.

    Una inmensa angustia me invadió, no sabía si Misaki estaba en casa, dijo que iría a trabajar, pero saldría temprano para pasar a la biblioteca. Me aterraba pensar que quizá ya estaba en casa y esos tipos hayan ido a la casa y le hayan hecho algo.

    De inmediato saqué mi celular para marcarle.

    — “Bueno ¿Ritsu? ¿Ya estás en casa? Yo aún sigo en la biblioteca, el profesor Miyagi nos ha dejado un proyecto en equipos para el martes, por lo que voy a quedarme a estudiar e investigar un poco. —Explicó el castaño del otro lado del teléfono después de un par de segundos sonando.

    —Misaki, no sé cómo explicarte esto, unos tipos extraños entraron a la tienda y, bueno, un tipo me dijo un montón de cosas sin sentido, pero lo más aterrador es que sabe donde vivo y que vivo contigo, sabe tu nombre, discúlpame que te meta en esta situación, pero, hay que mudarnos, tenemos que salir de ahí, yo voy directamente a casa, voy a buscar algún lugar donde poder rentar, se que no puedes venir conmigo, por la escuela, pero no quiero involucrarte también, parecía gente peligrosa. —Traté de explicarle lo más calmado que pude, pero aun así sentía mi corazón agitado y mi cabeza estaba hecha un caos.

    —Espera Ritsu, ¿qué estás diciendo? No entiendo nada, ¿Reamente estás bien? —Preguntó Misaki del otro lado de la línea, confundido y sin comprender ninguna de mis frases

    —Escucha, tengo un amigo que su padre está rentando unos cuartos a unos minutos de la estación, más tarde te paso su número para que puedas rentar un cuarto ahí. —Continué explicándole el rápido plan que había formulado en mi cabeza.

    —Espera Ritsu, vamos a hablarlo en persona, no puedes solo tomar una decisión así, es muy repentino. —Insistió

    —Realmente lo siento Misaki, no sé cómo fue que pasó esto, por ahora voy a ir empacando mis cosas y —Me disculpé, cada vez más apenado, aunque no entendía si realmente era culpa mía o no, el hecho de que esos tipos hayan investigado tanto de mi y lo haya involucrado, me hacía sentir horrible.

    —Ritsu… Tranquilízate, estás muy alterado, trata de tranquilizarte un poco, respira, voy saliendo de la biblioteca, me explicas todo con mas calma en casa. —Pidió alzando un poco mas la voz, logrando que guardara silencio y finalmente escuchara lo que estaba diciendo y recuperara un poco de lucidez.

    —… Si, está bien… lo siento, estoy muy alterado. —Le confesé apenado, el tenía razón, me estaba dejando llevar por el pánico debido a las palabras de ese tipo, su mirada y el tono serio de advertencia con el que me lo dijo, ni siquiera tenían fundamento, puede que solo se haya inventado mi apellido al azar y yo por desesperación e ingenuidad lo asocié de inmediato conmigo… Aunque ¿Cómo sabrá que vivo con Misaki?

    De cualquier forma, si es peligroso seguir quedándonos en esa casa, tengo que hablarlo directamente con él y analizar nuestras opciones y situación con la mente calmada y más clara, por ahora tengo que llegar a casa, me da escalofríos seguir aquí afuera.

    Con forme me iba acercando al viejo edificio, la tranquilidad regresaba a mí, pues no veía nada inusual, esperaba encontrar un carro negro aparcado frente al edificio o alguno de los hombres con traje esperando afuera o escondido en algún lugar, pero la calle se sentía tan tranquila y me trasmitía la misma calma de todas las noches, pero aún así me sentía inseguro de que hubiera alguien entre las sombras y no me diera cuenta de su presencia.

    Finalmente, entre a nuestro departamento y solo había silencio, estaba justo como lo dejé esta mañana. Ambos, Misaki y yo éramos muy ordenados y limpios, así que me alivió ver que no estaba el departamento destruido como amenaza.

    Pero de inmediato puse el seguro en la puerta, pudieron haberme seguido y querer entrar a la fuerza, ¡Rayos! Estoy muy paranoico, necesito calmarme.

    Fui a la cocina, puse un poco de té y me asomé muy discretamente por la ventana a través de una rendija de la cortina, no había nada fuera de lo usual, solo de vez en cuando gente pasando y autos que iban y venían.

    Me serví un poco de té caliente para calmar mis nervios y me fui a encerrar a mi cuarto, cuando Misaki llegara, hablaría con él. Es cierto, tengo que escribirle a Ann-chan

    “Ann-chan, ya llegaste a tu casa? ¿Como estuvo el camino? Estás bien, por favor contéstame”



    Le envié el mensaje y esperé una respuesta, cielos, estaba muy angustiado. Un minuto después me llegó un mensaje de ella

    "Si, ya estoy en casa, papá preguntó porque cerré la tienda antes y ya le expliqué, dice que pondrá cámaras de seguridad afuera mañana por la mañana, pero ¿Qué fue lo que pasó Ricchan? ¿Qué fue lo que te dijeron para que te pusieras así?"



    Preguntó la castaña del otro lado del teléfono, se que tenía dudas, pero dirá que es algo estúpido que me altere por algo así, si bien, no fue una conversación tan larga con ese hombre, me asustó demasiado.

    “Perdona por no poder decírtelo Ann-chan, no se bien como explicarlo, solo ese tipo dijo un montón de cosas que me asustaron”



    Fue lo único que pude decirle como explicación, ella era una amiga muy preciada que hice cuando empecé a trabajar ahí, además que tenía 16 años, su papá era el dueño de la tienda, era una chica muy dulce, gentil y comprensiva, siempre con una sonrisa quería ayudar a los demás, pero este día, la vi más valiente y feroz que nunca, a pesar de su pequeño cuerpo y delicada estructura, tuvo el coraje de enfrentarse a esos hombres…

    Mientras más lo pensaba, más inútil y cobarde me sentía, Ann-chan supo tener más valor que yo, en cambio, yo me quedé paralizado del miedo, no pude defenderla y dejé que se enfrentara sola a todos esos sujetos, si hubieran sido más despiadados, quien sabe lo que le hubieran hecho. ¡Maldita sea! Solo soy un miedoso de mierda

    “Ricchan, si esas personas eran solo unos bandidos que querían asaltar la tienda, no hay nada que temer, papá ya compró las cámaras de seguridad y creo que aún funciona el botón de emergencia debajo de las cajas".



    Aún seguía dudoso si abrirme con Ann-chan, pero temía que, si las cosas escalaban, Kohinata-san pueda meter una denuncia y esos tipos al saber que están bajo investigación tomen represalias directamente contra ellos, definitivamente eso seria peor, ellos me quieren a mí, no hay necesidad de involucrar a mi circulo social, no puedo ponerlos a ellos de escudo. Definitivamente tengo que salir de este lugar cuanto antes, pero… No tengo el suficiente dinero.

    “Tienes razón, pudo tratarse de un grupo de asaltantes que pertenecían a algún grupo delictivo de la zona. No te preocupes Ann-chan, creo que fue nada más lo aterrador del momento, espero que no vuelva a ocurrir otra vez, aún así, no está de más las cámaras”



    Esperaba que con esta explicación diera por terminadas sus interrogantes, aunque creo que no quedó muy convencida con mis palabras, pero aun así me apoyó

    “Está bien Ricchan, por cualquier cosa, tendré a la mano el número de algún policía, mi papá es amigo de uno, voy a ver si me puede pasar su contacto en caso de necesitarlo.”



    “Muy bien Ann-chan, nos vemos mañana en el trabajo, cuídate mucho, por favor”



    Le mandé un ultimo mensaje antes de dejar mi celular boca abajo, esperando la llegada de Misaki, por suerte, no tardó mucho tiempo cuando escuché sus llaves y la cerradura en la puerta.

    —Ricchan, ya estoy en casa, ¿Estás bien? —Escuché como dejó sus cosas rápidamente en la sala y caminó rápidamente a mi habitación.

    —Si, estoy bien, solo algo asustado y muy confundido—Confesé con una leve sonrisa apenada y angustiada.

    —¿Qué fue lo que pasó? —Se sentó en la orilla de la cama, mirándome preocupado.

    —Bueno, estaba en la tienda cuando un hombre sumamente elegante entró a la tienda, creí que solo iba a comprar algo, aunque si se me hizo muy extraño que alguien así entrara, los ricos no vienen a este tipo de barrios, el se acercó directamente a la caja y… —No supe si continuar relatándole lo que había ocurrido, era sumamente extraño y solo eran situaciones que ocurrían en la fantasía de alguna joven, no en mi mente, un chico introvertido, miedoso y sumamente ordinario.

    —¿Y?... —Preguntó Misaki, expectante a mis palabras.

    —Dijo que… venía por mí. —Dije con voz, levemente baja, pero lo suficiente para que el me escuchara. Con la cabeza tenuemente hacia abajo, pero mirando su expresión, la cual de inmediato dibujó una expresión aun mas confusa, alzando una de sus cejas.

    —¿Por ti? ¿A que se refería con eso? —Preguntó aún más intrigado, escuchando atento mi anécdota

    —El… —De inmediato regresó a mí el apellido por el cual me había llamado, “Onodera” debido al pánico y ansiedad que me generó la situación, no recordaba que iba a investigar sobre ello en internet.

    —El conoce mi apellido, de donde vengo —Dije en voz alta y con un tono de revelación, casi para mi mismo, reconformándomelo, la haber recordado ese apellido.

    —¡¿En serio?! ¿Y cual es? —Preguntó igual sorprendido y curioso el castaño frente a mí.

    —Onodera, Soy Onodera Ritsu… —Definitivamente ese nombre seguía saliendo más y más en mis recuerdos.

    “¿Son ellos?, ¿La familia Onodera?”



    De la nada un recuerdo de ese nombre apareció en mi cabeza, no veía nada más, más que nubloso, algo me tapaba la vista en ese recuerdo. Y como siempre, un intenso dolor punzante me hizo retorcerme y sujetar mi cabeza con fuerza. Volviendo a mi el miedo,

    —¿Estás bien Ritsu? —Preguntó Misaki, evidentemente preocupado mientras se acercaba a mí, examinándome atentamente, y palmeando mi espalda.

    —Espera, deja voy por un vaso con agua. — tras decir esto salió apresuradamente a la cocina, escuché el grifo y regresó a paso moderado.

    —Toma. —Me ofreció el vaso con agua, el cual no dudé en aceptar y beber con algo de prisa, esperando que esto ayudara a mitigar mi dolor. Lo terminé y poco a poco la punzada disminuyó.

    —Muchas gracias Misaki. —Le sonreí apenado.

    —Entonces, te llamas Onodera… Onodera Ritsu. —Repasó tratando de recordar donde había escuchado ese nombre.

    —¿Y no es algo bueno? Digo, el puede saber quien eres, quien es tu familia, Qué ocurrió con ellos, puede ayudarte a volver a casa. —Dijo algo entusiasmado, pero de inmediato la sonrisa se le borró al ver mi mirada afligida y aterrada, recordando que no lo había llamado precisamente con un tono de emoción y alegría hacía una hora.

    —Yo también pensé lo mismo, hasta que… —Guardé silencio un momento, pensando si contarle directamente o tratar de buscar alguna excusa antes.

    —¿Qué? —Preguntó aún más intrigado, acercándose para escuchar con mejor atención.

    —Dijo que iba a ser su esposo. —Revelé al fin, Misaki abrió grande los ojos con clara sorpresa y confusión, de seguro esa era mi misma expresión que puse yo cuando escuché lo mismo de ese hombre.

    —¡¿Qué?! —Cuestionó sumamente confundido, sin quitar esa expresión de no entender nada.

    —Él dijo… que conocía a mis padres y… —Le comenté una de las cosas que más me intrigó y a la vez me emocionó.

    —¿En serio? ¿Cómo? —Preguntó entre emocionado y aún mas sorprendido.

    —que fueron ellos los que acordaron con sus padres que nos íbamos a casar. —Dije desanimado, no recordaba a mis padres, pero no sabía cómo sentirme al respecto con ellos, arreglar un matrimonio con un desconocido, no sabía por qué razón lo hicieron.

    —¡¿Quéee?! Eso… Eso no puede ser… —Lo pensó por un momento, pero con forme lo pensaba la rabia y angustia iba dentándose más en sus facciones.

    —¿Qué tal si es un viejo pervertido que te dijo todo eso para que te asustaras y cayeras en su trampa y accedieras a casarte? —Preguntó sumamente alertado y tratando de buscar de igual forma que yo alguna explicación lógica, para las palabras de ese hombre.

    —…Bueno, no se veía muy grande, debía tener no mas de 26 años. —Me sonrojé levemente al recordar su rostro perfecto y el hermoso color de sus ojos. Espera, ¿Qué estoy pensando? No te dejes llevar Ritsu, puede ser alguien muy peligroso como dice Misaki.

    —Pero eso no importa, algunos tipos adinerados tienen mentes muy retorcidas y tienen fantasías aterradoras. Será mejor que te alejes de ese tipo de personas. —Explicó sentándose en la cama con los brazos cruzados y aún meditando, tratando de adivinar que clase de sujeto era y si era realmente un tipo espeluznante.

    —Si, ese tipo sabía muchas cosas, al parecer estuvo investigando sobre mi y por ello tengo miedo de cumpla con su amenaza. —Me encogí en mi cama, abrazando mis rodillas aterrado, ese tipo parecía tener los recursos suficientes como para investigar ese tipo de cosas y a alguien tan común como yo, que tenía una rutina establecida.

    —Mmm… si, será mejor no confiarnos, de cualquier forma, para ti está bien, después de todo tenías planeado mudarte a Tokio para estar más cerca de la universidad. —Apoyó mi idea de que no podíamos quedarnos aquí y era necesario cambiar de domicilio, aunque me dolía tener que separarnos, desde la secundaría habíamos estado rentando juntos y con el podía platicar mis problemas, mis tristezas, inquietudes, planes para el futuro, acontecimientos buenos.

    —Si, eso sí, pero, quería trabajar un par de meses antes de buscar un nuevo lugar y trabajo, si me voy así apenas voy a tener para pagar lo de la renta y buscar de inmediato uno o dos trabajos, porque pagar un nuevo lugar y el tiempo que me tarde en conseguir un nuevo trabajo y en la universidad si va a ir drenando mis ahorros. —Expresé un poco preocupado debido a la renta elevada en Tokio, esperaba poder encontrar un buen trabajo pronto y que no me demandara tantas horas o esfuerzo físico, ya que tenía que concentrarme más en mis estudios.

    Podría prestarte algo de- De inmediato lo detuve, no quería que prestara dinero, sabiendo lo mucho que trabaja y quiere hacerse de sus cosas.

    —No, no hace falta, tu como yo tienes dos trabajos y también te cuesta mantener tu trabajo y la escuela. No puedo aceptarlo Misaki, aunque aprecio la intensión, pero no hace falta. —Rechacé su ofrecimiento, no podría seguir dejando que los demás me ayudaran, ya suficiente tengo con la culpa y el mal sentimiento de haber dejado que Ann-chan me defendiera como para que Misaki me diera de sus ingresos.

    —Pero… —Trató de replicar, pero de inmediato lo volví a rechazar.

    —No te preocupes, estaré bien, por ahora voy a trabajar horas extra de aquí a lo que consigo un buen lugar en Tokio, espero que en dos semanas ya tenga algo seguro. —Traté de convencerlo, al fin de cuentas, por ahora tenía que concentrarme en el trabajo y tratar de no perder mis cursos para ingresar a la universidad, había estado yendo a clases particulares en una escuela, que te ayudaba a prepararte para los exámenes universitarios y por suerte, ya casi terminaba de pagar toda la tarifa.

    —… Está bien, pero cualquier problema que llegaras a tener avísame, no importa si es de dinero o si esos tipos vuelven a buscarte. —Finalmente lo convencí, pero aún así me puso esa condición, me daba gusto que se preocupara de esa forma por mí, mi relación con Misaki, era como la de un hermano, mi única familia.

    —Gracias por tu apoyo Misaki. Eres un buen amigo. —Le sonreí genuinamente, estaba muy agradecido con el debido a lo mucho que me había apoyado a lo largo de los últimos años, no podía seguir dependiendo de él todo el tiempo.

    —Para eso somos amigos Ritsu. Bueno, por ahora voy a llamar a la casera y decirle que llame a la policía en caso de ver a alguien sospechoso por aquí. —Se levantó de la cama y sacó su celular para llamarle, aunque de inmediato el pánico me invadió, entre más personas se involucraran en esto, más angustiado y culpable me iba a sentir.

    —No me gustaría involucrar a más personas, además ella ya tiene casi 60 años, sería desastroso si le intentan hacer algo a ella, pueden causarle algún susto que la lleve al hospital. No, no quiero arriesgar a más gente. —Sentencie rotundamente tomándolo del brazo para evitar que la llamara.

    —No pienses tan negativo Ritsu, simplemente le diré que hemos visto gente sospechosa y si ve a alguien así que informe a la policía, al ser una persona mayor y sola puede que e hagan más caso que a un par de chicos jóvenes como a nosotros, sino creerán que se trata de algún pleito entre pandilleros y nos ignorarán. —Trató de convencerme que era una buena idea, y tenía razón, la casera debía estar al tanto ante cualquier cosa que ocurriera y así saber que debía hacer en caso de que algo malo pasara.

    —Bueno… puede que tengas razón. —Ciertamente, desde que tengo recuerdos, soy así, sumamente cauteloso y negativo respecto a los desconocidos, siempre pienso lo peor y siento que pueden llegar a hacer algo horrible a quienes me rodeaban e incluso a mí, no sé bien de donde viene esa sensación.

    Y una vez más ese espantoso recuerdo volvió a mi memoria, hombres gritando y el llanto desesperado de una mujer.

    Una fuerte punzada en mi cabeza me sacó de inmediato de esos recuerdos, tenía miedo de indagar más, de seguir recordando, porque sé que, si lo revivo, caeré en descenso otra vez.

    Escuché como el celular emitía un sonido, indicando que estaba entrando la llamada, mientras salía de mi cuarto esperando que la persona del otro lado contestara.

    —Si, habla Misaki, disculpe que la moleste a estas horas de la noche y no quisiera preocuparla, pero hemos visto a gente sospechosa últimamente… cerca de la casa, no nos da buena espina y nos preocupa que traten de hacer algo, si ve algo raro ¿puede llamar de inmediato a la policía por favor?... Si, no, no se preocupe… estamos bien… Solo nos preocupa, ya sabe como poco a poco aumenta la inseguridad. —Lo escuchaba hablar en la cocina mientras sacaba una olla y algunos ingredientes del refrigerador.

    —Está bien, muchas gracias… No tiene de que, sí. Buenas noches. —Y tras decir esto colgó, ahora que ya había un poco más de seguridad me sentía un poco aliviado, por lo que me recosté contra mi almohada, mirando el techo.

    De la nada esos profundos ojos ámbar me vinieron a la mente, erizando mi piel de inmediato. Por lo que me levanté y sacudí la cabeza para ambos lados, intentando sacar esas ideas de mi cabeza. Me puse de pie y fui a ayudarle a Misaki con la cena.

    Su compañía y las actividades que estábamos realizando me ayudaron bastante a distraerme, pero de vez en cuando no podía evitar asomarme por la pequeña rendija de la ventana para cerciorarme de que no hubiera nadie afuera del edificio.

    Cuando terminamos de cenar Misaki se metió a bañar y yo mientras estaba estudiando en la sala, leyendo y haciendo anotaciones en una libreta para repasar mientras esté en el trabajo, finalmente había terminado mis anotaciones del día, me estiré tratando de liberar la pesadez y la incomodidad en mi espalda, brazos y cuello, justo en ese momento la puerta del baño se abrió y Misaki salió con una pijama verde y una toalla sobre sus hombros, el cabello evidentemente húmedo aún.

    —Ritsu, es tu turno. —Anunció mientras se dirigía a su cuarto.

    —Ah, sí, voy enseguida. —Empecé a guardar y cerrar mis libros, los llevé a mi habitación y preparé la ropa que iba a utilizar para dormir después de bañarme.

    El agua caliente me relajó bastante y me ayudó a pensar un poco más las cosas, quizá si continuaba aquí unos días más, nada malo iba a pasar, en primera, ¿Quién era ese sujeto? Y ¿Realmente estaría dispuesto a casarse conmigo? ¿Por qué yo? Siendo un hombre atractivo y con dinero puede tener a la mujer que quiera, venir a molestar a alguien tan común como yo, además… un hombre y menor que él. ¡Debe sr una estúpida broma!

    —Que ridiculez —Me hundí más en el agua caliente de la tina hasta los hombros, dejando que la negatividad y el mal rato salieran de mi mente.

    Con cansancio y pesadez me acosté en mi cama y de inmediato me quedé dormido.

    Los días fueron pasando sin ningún otro incidente como el de la tienda, casi me había olvidado de ello entre mis 3 trabajos, el de mesero, en la tienda de Ann-chan y el de fines de semana como barista, donde a veces me quedaba a cumplir turno, traté de reducir mis gastos lo más que pude, cooperando únicamente para la renta y la comida, pero incluso cosas o libros que me quería comprar los dejé y preferí ir a la biblioteca a leerlos y transcribir lo más que pude de ellos.

    Fue una noche cuando me di cuenta que no podía simplemente olvidarlo, estaba saliendo tarde de la biblioteca, eran casi las 9 de la noche, más unos 20 o 30 minutos en el metro y caminando a casa, ya casi rondaban las 10 de la noche estaba pasando cerca de un parque ya vacío, disfrutando de la calma, del sonido del viento contra los árboles y la suave brisa golpeando mi rostro, cuando un hombre de traje a unos 20 metros de mi se paro en medio de mi camino, sonriendo, me quedé estático de inmediato, paralizado, el color se me volvió a ir del rostro y entre mi sorpresa, temor y angustia, más atrás del hombre, como a unos 50 metros vi un carro negro, estacionado, con el vidrio levemente abajo, pude distinguir muy a duras penas ese cabello negro y no quise mirar más.

    Corrí a toda prisa por la calle a lado de mí, yo tenía la costumbre de venir por esta calle debido a lo hermosa que era, con los árboles de flores de cerezo en toda la extensión y más en estas noches de luna se veía sumamente hermoso, pero el departamento quedaba del otro lado del montón de edificios, justo a lado de este parque.

    No miré atrás, lo único que pude hacer fue correr a toda prisa y con todas mis fuerzas hasta el edificio, no se si el aire se me iba de los pulmones debido a mi larga y apresurada carrera o debido al ataque de ansiedad que estaba teniendo en este momento, no me detuve a pensarlo, solo sabía que estaban ahí afuera, acechándome, atosigándome y dejándome en claro que no podía huir, que siempre estuvieron cerca, vigilándome desde las sombras y al fin me habían revelado su presencia.

    Corrí a toda prisa hasta mi habitación, no podía seguir exponiendo a mis amigos de esa forma, esa gente se veía peligrosa, tenía que irme de la cuidad esa misma noche, sí, esa era la mejor opción, de esa forma no le harán daño a las personas que estén cerca de mí.

    Lagrimas comenzaron a bajar amargamente de mis ojos, rodando incansablemente por mis mejillas mientras un nudo se instalaba en mi garganta, dejaría a mis pocos amigos para estar solo una vez más, solo…

    Empacaba mis maletas a toda prisa, contaba el dinero dentro del sobre donde guardaba mis ahorros, era una cantidad bastante considerable y era lo suficiente como para poder sobrevivir a lo que entraba a la universidad, pero sin trabajo y pagando un nuevo alquiler y la renta, se me iban a ir quizá más de la mitad de mis fondos. Mi corazón se estrujó, no quería irme, pero sería muy egoísta arriesgar más a mis amigos.

    Decidido tomé mis cosas y le dejé una carta de despedida a Misaki, diciéndole que después, cuando ya estuviera a salvo y establecido en un nuevo lugar, lo contactaría, que se fuera lo antes posible de ahí y que lo sentía por haberme ido así, dejé la luz prendida de mi habitación para tratar de no levantar sospechas, si es que me estaban espiando desde afuera, que siguieran creyendo que estaba dentro de la casa.

    Llamé a un señor, de bastante confianza y conocido debido a que a él acudía cuando salía bastante tarde de mis turnos y ya no alcanzaba el ultimo tren, siempre era muy amable y nunca se había negado a un viaje, no importaba que tan tarde fuera, afortunadamente el ya conocía mis horarios de salida del bar, pero en esta ocasión se le hizo bastante raro que lo llamara tan temprano y para mi buena suerte no se negó, le pedí que me esperara en la calle principal, en la zona de negocios y accedió con gusto.

    Con el corazón roto y con todo el dolor del mundo tenía que irme de ahí. Algo en la mirada de ese tipo me decía que nunca me iba a dejar ir.

    De forma cautelosa caminé silenciosamente y con extrema precaución hacia las escaleras, la casera tenía un pequeño negocio de comida que daba a la parte trasera del edificio hasta un callejón y este llevaba a la calle principal, donde afortunadamente a estas horas de la noche, aún había bastante gente. Gracias a que muchas veces Misaki y yo le ayudábamos a bajar algunas cosas como sillas u otras cosas y le ayudábamos a atender a los clientes teníamos la llave de la entrada trasera, donde en ocasiones le ayudábamos a sacar la basura, podría usarla para salir por ahí sin tener que irme por la vía pública, tenía miedo que siguieran ahí, pero no iba a arriesgarme a asomarme y que me descubrieran.

    Con extrema cautela y mirando una y otra vez hacia atrás me fui alejando del viejo edificio, cerciorándome que no me siguieran, la calle principal, en la zona de negocios estaba a unos 300 metros de nuestro departamento, así que podía pasar sin ningún problema entre los callejones de los edificios, afortunadamente era una zona bastante segura.

    Cuando llegué a la calle principal, vi a Homuro-san esperando dentro de su taxi, de inmediato le hice señas y salió a ayudarme al ver mis maletas, a lo cual no dudó en preguntar si me iba a mudar.

    —¿Acaso vas a mudarte muchacho? ¿Por qué? —Preguntó sumamente sorprendido y un tanto dolido

    —Ah, es que ya casi inicia el periodo escolar en la universidad y quiero establecerme encontrar un trabajo y adaptarme lo suficiente antes de que empiecen las clases, sería malo que me mudara una o dos semanas antes de que inicie el periodo y no pueda encontrar un trabajo seguro. —Excusé falsamente, pero no podía decirle mis verdaderos motivos, quizá iba a involucrarse y enfrentar a esos sujetos.

    —Tienes mucha razón muchacho, pero podrías irte por la mañana, ¿Por qué tan tarde? —Volvió a cuestionar con intriga y debido a la hora tan inusual que decidí mudarme.

    —Ah, es que… —No supe que excusa poner.

    —Bueno, te puedo dar una mano, mi cuñada renta unos pequeños departamentos, no son la gran cosa, pero te puede ayudar a lo que encuentras algo mejor, en cuanto llegues llámala, cobra por noche, así que no tienes que preocuparte por la renta de todo un mes, y los precios son bastante accesibles. —Me entregó una tarjeta, algo arrugada, pero sentí ganas de llorar debido a la amabilidad y apoyo de los que conocía, todos siempre me estaban ayudando y lo agradecía de corazón.

    —Bueno, es hora de irnos. —Y tras decir esta frase me ayudó a subir mis maletas a la cajuela, nos subimos al su taxi y empezó a conducir rumbo a la estación.

    Disimuladamente y agachando la cabeza volteaba hacia atrás intentando divisar ese coche negro que había visto hace un par de horas, cerciorándome que no nos estuviera siguiendo, afortunadamente no era así y pude soltar un largo suspiro aliviado.

    —Muchas gracias por todo. —Le agradecí conmovido después de un largo silencio.

    —No tienes porque muchacho, me recuerdas mucho a mi hijo mayor Nao, es un chico tan trabajador como tu y siempre está ayudando a los demás. —Un par de veces pude ver a su hijo, lo recordaba como alguien sumamente amable y amistoso, había estudiado la carrera de administrador y se había ido a Tokio hace ya unos cuantos años a trabajar.

    —El igual se fue a estudiar a Tokio y allá consiguió trabajo casi enseguida de graduarse, claro que viene a visitar a este viejo de vez en cuando, siempre está al pendiente de mí, es un buen chico. —Comentó con una sonrisa entrañable mirando el camino.

    —Me alegro mucho por usted, y ¿su otro hijo cómo está? Se llama Haru, ¿cierto? —Empecé a hacerle platica para que el viaje no fuera tan incomodo y silencioso, de cualquier forma, el era alguien muy sociable y carismático.

    —Si, el también es un buen chico, solo que es más despistado y no va tan bien en la escuela a como era Nao, pero se esfuerza también, solo que es un poco más rebelde, de vez en cuando llega golpeado a la casa por pelearse en la escuela, ya sabes, los jóvenes. —Repuso con una sonrisa, recordando las actitudes y la forma de ser de cada uno. los dos eran muy buenos chicos, ambos muy amigables.

    —Oh si, creo que Misaki es su compañero, dice que a veces lo ha visto meterse en varias peleas. —Agregué recordando las veces que en nuestras platicas casuales Misaki mencionaba que Haru se peleaba con algún compañero de la escuela.

    —Ese muchacho, es tan rebelde y valiente como su viejo, jajaja, recuerdo esos tiempos en los que yo era igual, los chicos se pelean por cualquier cosa —Rio con nostalgia.

    —Nao salió igual que su madre, amable y optimista, mientras que Haru es todo un cabeza hueca como yo, pero estoy orgulloso de mis hijos —De cierta forma me alegraba y me daba envidia, yo nunca podre ver a mis padres orgullosos de esa manera por mí, pero sé que sin duda me amaron, los gritos desesperados de mi madre en mis pesadillas me hacían ver que quería protegerme de algo. Su ultima muestra de amor.

    —Se que no soy tu padre y que solo soy un viejo conductor de un taxi, pero créeme que es cierto cuando te digo que tus padres estarían orgullosos de ti, eres trabajador, estudioso, noble, son cualidades que muchos jóvenes carecen hoy en día, cualquier padre estaría muy orgulloso con un hijo como tú. —Ante sus palabras, mis ojos se aguadaron, era cierto, aunque mis padres no estuvieran a mi lado, siempre había personas que me apoyaban y alentaban a seguir adelante, como la casera y Homuro-san quienes siempre se preocuparon por mí, velaban mi seguridad y la casera muy frecuentemente nos llevaba algo de comer cuando a Misaki y a mí no nos alcanzaba, recuerdo que incluso ella cuidó de nuestra alimentación durante la época que no nos daban trabajo debido a nuestra edad.

    —Muchas gracias, sus palabras significan mucho para mí, usted es lo más cercano que tengo a un padre Homuro-san. —Confesé algo apenado, con la mirada gacha, le hice una leve reverencia como agradecimiento por todo lo que ha hecho por nosotros.

    —Oh, vaya, vas a hacer llorar a este viejo, pero podría decirse que tengo 4 hijos. —Sonrió a través del retrovisor y yo le sonreí de vuelta, ambos con lagrimas en los ojos.

    —Por favor, cuide de Misaki, el aún es un chico de preparatoria y se tiene que quedar otro año por acá. —Pedí algo preocupado por el castaño, aunque, ciertamente el era más valiente que yo.

    —No te preocupes muchacho, el estará bien. —Y después de esto siguió conduciendo hasta que llegamos a la estación, donde me ayudó a bajar mis maletas.

    —Muchas gracias por todo Homuro-san. Por haberme ayudado siempre. —Volví a hacer una reverencia ante el

    —Por nada muchacho, y para cualquier cosa que necesites, aquí estaremos. —Me sonrió mientras revolvía cariñosamente mi cabeza.

    —Nos vemos —Tomé mis maletas y comencé a caminar hasta el interior de la estación, con un nudo en la garganta. Caminé a toda dentro de la estación, donde de inmediato sentí como el terror me iba dejando, no me iba a sentir 100% seguro hasta que estuviera en Tokio, me dirigí deprisa hacia la taquilla de la estación, al fin iba a poder escapar de este sitio, al fin podría irme a un lugar donde no pudieran encontrarme.

    Compré un boleto para el tren bala, afortunadamente había uno que saldría en 10 minutos, el tiempo justo.

    Al entrar al tren acomodé mis maletas en el maletero de arriba y al fin me senté, soltando un largo suspiro aliviado, un nuevo comienzo me esperaba, tenía que empezar de 0, no podía darme el lujo de desanimarme y meditar mejor las cosas, en un mes sería el examen para la universidad y un mes después las clases, para ese entonces ya debería tener un trabajo y haber ahorrado lo suficiente para la colegiatura, los libros y gastos de la casa.

    Sería duro buscar un trabajo adecuado… no creo que con dos trabajos a medio tiempo me facilite estudiar, quizá tendría que volver a conseguir un trabajo de fines de semana de nuevo.

    Miré el número en la pequeña tarjera de papel, sería mejor que la llamara de una vez, así tendría un lugar adecuado para dormir una vez que llegue.

    Afortunadamente la señora contestó casi enseguida, y me dijo que no había ningún problema, solo que su casa se encontraba en las zonas más des urbanizadas de Tokio. No le vi ningún problema y mas o menos traté de calcular el tiempo que tardaría en llegar, mas o menos unas 3 o 4 horas, tendría unas horas para dormir un poco.

    Cuando llegué a Tokio, a la prefectura de Shinjuku, al fin me sentía a salvo, ya que era la cuidad más grande de todo japón, sería difícil encontrarme entre los millones de habitantes de la cuidad, pero igual no era buena idea buscar un departamento en los sitios más transitados, y aunque quisiera un lugar ahí, no tenía el dinero para pagarlo, quizá en una pequeña zona donde la vida sea un poco más modesta y tranquila no sea tan caro el alquiler, igual depende mucho como sea el lugar que me recomendó Homuro-san, lo mejor sería primero buscar un trabajo cercano a la universidad y después de eso encontrar un lugar accesible que quede cerca de ambos.

    Podría ser en Nerima, la casa de la cuñada de Homuro-san se encontraba En Shibuya, por lo que no estaba muy lejos de Shinjuku y la universidad y a lo que consigo un buen departamento no me quedaría muy lejos.

    Estaba pensando en ello de camino a la dirección de la señora… Etto, ¿cuál era su nombre?

    Revisé de nuevo la tarjeta, Katsuki Shinomiya, al parecer era viuda, llegué al fin como a eso de las 3 de la mañana, Katsuki-san me recibió muy amable y entusiasmada al saber que era alguien cercano a su cuñado, muy atentamente me mostró el cuarto donde me quedaría los siguientes días, me mostró el baño, la cocina y la lavandería, todo, menos las habitaciones, era compartido. Le agradecí por su amabilidad y haber hecho que me esperara tan tarde en la madrugada.

    Al final volví a agradecerle por la gentileza de recibirme y al fin me senté en la que sería mi cama por unas semanas, extrañamente me sentía entre emocionando, optimista, independiente y nostálgico, estaba a punto de empezar una de las etapas más importantes de mi vida y todo mundo parecía querer ayudarme en algo, pero extrañaba las suaves risas de Misaki, no me gustaba la soledad, pero tenía que aprender a dejar de depender de otros.

    Suspiré y, aunque quise descansar, primero tenía que empezar a ordenar mis cosas ya que mañana tendría que salir a buscar algún trabajo temporal para ahorrar, en cuanto entrara a la universidad y me dieran mis horarios ya podría buscar de algún trabajo fijo, a medio tiempo.

    No sabía cuánto tiempo me demoraría en la cuidad, por lo que no podía dejar mis cosas empacadas aún en mis maletas, mañana puedo llegar hasta más cansado y se me haría más pesado.

    Así pasaron los días, afortunadamente en mi 2 día había encontrado un trabajo en alguna librería durante la mañana y en mi tercer día encontré uno camarero en un restaurante, aunque el horario era de 4 a 12 y los viernes hasta las 2 de la madrugada, no estaba tan mal y para fines de semana conseguí uno en un bar donde podía entrar a las 6 de la noche hasta 2 de la mañana, afortunadamente aún alcanzaba el último tren.

    Aunque si quería estudiar iba a reducir un poco mis horas de sueño y estudiar en la librería, aprovecharía mi tiempo ahí también para investigar por mi cuenta, y unas horas más en casa antes o después de dormir, tenía que ahorrar lo suficiente en estos meses.

    Mi nueva rutia siguió así durante un par de semanas hasta que finalmente llegó el día de presentar el examen, fue bastante pesado y duró varias horas, pero consideré que no me fue mal y tenía fe de que fuera aceptado. Hasta que el día que los tan esperados resultados serían publicados llegaron.

    Me levanté temprano ese día y pedí permiso en la librería para faltar e ir a comprobar los resultados a la universidad, Saeki-chan, una chica de mí misma edad también trabajaba en la biblioteca accedió a cubrirme.

    Casi pego un brinco de alegría al ver mi nombre en el tablón de anuncios, con la enorme lista de resultados revelando quienes fueron aceptados, había 2 tipos de expresiones en ese momento en todo mundo, algunos al igual que yo, aliviados y emocionados y otros decepcionados y devastados.

    ¡Lo logré! Finalmente, estoy cada vez más cerca de cumplir mis sueños y propósitos. Una punzada recorrió mi pecho, si bien había logrado los objetivos que me planeé a mediano plazo, aún sentía un vació porque no sabía que iba a ser de mi más adelante, no tenía una familia o padres que estuvieran orgullosos de mí, no tenía una pareja con quien compartir mi dicha o por quien salir adelante e impulsarme, ciertamente el cumplir mis metas para mí mismo era un tanto solitario.

    Traté de sacar esos pensamientos de mi mente y comencé a buscar algún departamento fijo, encontré uno en Shibuya, a un precio bastante accesible y era perfecto para mí, además que estaba bien ubicado, en una zona bastante tranquila y no tan urbanizada.

    Procedí a mudarme en los siguientes días, agradecí mucho la hospitalidad a Katsuki-san por los días que estuve ahí, claramente le pague por las semanas de estancia, y esa misma tarde me mudé a lo que sería mi nuevo departamento.

    En el transcurso de los días fui buscando algún empleo que pagara bien para universitarios y no demandara tantas horas, pero conforme pasaban los días, no encontraba uno que se fuera a ajustar a mis horarios. Comenzaba a preocuparme porque ya no faltaba mucho para el inicio de las clases y yo aún no encontraba el trabajo que estaba buscando y eso comenzaba a inquietarme bastante, si no conseguía un buen trabajo iba a tener que descuidar mis estudios para tener 2 trabajos y eso bajaría mi rendimiento académico.

    Los días siguientes quise intentar en alguna empresa un poco más grande, pero debido a que era universitario la paga no sería muy buena e iban a ser muchas horas para mí.

    Al final las clases comenzaron y tuve que renunciar a la librería, ya que a mí me correspondía el horario matutino, mientras que Saeki-san estaba en el vespertino. Por lo que seguí con el trabajo de camarero y de bar tender, que debido a que era en horario nocturno, la paga era más alta y por ser los fines de semana. La paga sería suficiente apenas para sobrellevar gastos básicos como comida y transporte, por ahora dependía de esos trabajos y mis ahorros.

    Para suerte mía, había hecho amistad con algunos chicos y un rostro familiar era Saeki-san, la chica que conocí mientras trabajé en la librería, a ambos nos gustaban los libros por lo que los dos fuimos a la carrera de literatura, ella era muy amable y gentil, me recordaba a Ann-chan.

    No quise angustiar a Misaki en mi fallido intento de conseguir un trabajo estable, sino querría apoyarme económicamente como lo sugirió antes y eso sería un problema, me haría sentir como si no pudiera valerme por mí mismo al 100%.

    Ya habían pasado dos semanas desde el inicio de curso, Cuando llegué a casa, después del trabajo en el restaurante, encontré un folleto extraño debajo de mi puerta, estaban solicitando varias vacantes en una de las empresas más diversas y grandes de japón; Riven, sentí que había visto ese nombre antes, pero no lograba recordar donde, había varios puestos para aspirantes, pero el que más me llamó la atención fue como secretario, el horario era muy bueno y concordaba con mis horarios de la universidad, junto con la inmensa paga que estaban ofreciendo, esa noche lo pensé y me decidí a ir a dejar mi solicitud.

    Debido a que no tuve nadie quien cuidara de mí, más que la amable anciana de la casa donde rentaba antes de conocer a Misaki, tuve que conseguir diversos trabajos, tenía tres, uno en la mañana, otro en la noche y otro los fines de semana, justo como ahora, por lo cual estaba acostumbrado a tener hasta 3 durante unos años y fueron en diversos ámbitos, desde mesero, de asistente en un pequeño consultorio, de secretario en modestas oficinas, barista.

    Fueron varios los sitios donde trabajé antes, dependiendo mis horarios durante la preparatoria, accesibilidad y necesidades, por lo que sabía hacer de todo un poco e iba bastante bien en la escuela, tenía buenas notas y el inglés se me daba bien, por lo que tenía grandes esperanzas en conseguir el puesto, aunque también no quería hacerme muchas ilusiones.

    Días después me llamaron de Riven, al parecer al CEO le había llamado la atención mi curricular y querían que me presentara para la entrevista, me presenté, hice las evaluaciones correspondientes y me indicaron que esperara unos días más para una respuesta.

    Dos días después, me llamaron, notificándome que había obtenido el puesto, me alegré demasiado, creí que de nuevo la vida me sonreía y dejaba atrás todas las malas experiencias.

    Al llegar a la empresa una de las recepcionistas me llevó directamente a la oficina del director de recursos humanos para que firmara mi contrato, no sé si fue la emoción por un nuevo trabajo, o el 0 extra en el rubro de la paga que recibiría cada mes, pero me hechizó, como una cruel trampa que te atrae, te cautiva y te sujeta con fiereza de tal forma que no puedas escapar por más que lo intentes y, tontamente, yo caí en ella; firmé el contrato sin leerlo completo.

    El apuesto y elegante hombre de gafas me sonrió, apretando mi mano en son de bienvenida mientras le decía lo complacido que estaba de poder empezar a trabajar, pero primero necesitaba capacitarme en lo básico, por lo que toda la tarde me estuvo enseñando la empresa, el manejo de la agenda del jefe, la oficina donde trabajaría, aunque igual había otra oficina dentro de la presidencia donde era más fácil para el presidente llamarme por si necesitaba algo, estuvo explicándome más cosas hasta que la noche cayó, había logrado aprender la mayoría de cosas, por lo que ya estaba listo, así que de inmediato me llevaría con el CEO para presentarme y comenzar a trabajar de acuerdo a sus indicaciones.

    En el camino me estuvo explicando un poco más respecto a la personalidad, forma de ser y características de “Takano Masamune” quien era jefe y dueño de la empresa, diciéndome que era bastante joven pero sumamente inteligente, capacitado y brillante, al parecer tenía 24 años, no le gustaba que le preguntaran de sus padres, vida privada, quería que todo estuviera impecable, los pendientes listos, todo en orden y, a pesar de que tenía una mirada fría y algo hostil, era bastante comprensivo y justo con los demás, no miraba de menos ni rebajaba a nadie.

    Llegamos hasta el piso más alto del edificio, donde había un largo pasillo entre hermosas oficinas de cristal, que te permitía ver el montón de empleados frente a sus computadoras, contestando teléfonos, revisando documentos, en algunos cubículos se estaban llevando a cabo pequeñas reuniones de 5 o 6 integrantes, caminamos un poco más y el pasillo se quedó vacío por varios metros, donde solo unas hermosas paredes doradas decoraban el recorrido hasta una enorme recepción de madera y decoraciones doradas, frente a esta, una elegante puerta de cristal negra se alzaba imponente, no se podía ver el interior, pero parecía bastante bonito y elegante, con las hermosas plantas y adornos de lujo que la decoraban a cada lado junto con las luces.

    Tocó la puerta un par de veces y luego entramos, era una oficina bastante lujosa y tenía enormes ventanales con una estupenda vista de la cuidad, muebles y decoraciones bastante lujosas pero discretas, junto con algunas plantas en las esquinas.

    De lado derecho, sobre un par de escalones se alzaba una elegante cama enorme y bien decorada, realmente era digna de un millonario, supongo que es su lugar de descanso cuando no puede volver a casa debido al trabajo o reuniones de improviso.

    —Takano-san, el aspirante a secretario ya fue contratado, su nombre es Onodera Ritsu. Ya me he encargado de capacitarlo adecuadamente, tiene muy buenas habilidades, ya hemos firmado su contrato laboral. Con permiso, lo dejo con usted. —Tras presentarme ante el jefe el señor se retiró haciendo una leve reverencia y camino hacia la puerta y desapareció tras esta. El hombre frente a mi ni se inmutó.

    —Si. —No podía ver al presidente de la compañía, ya que su asiento se encontraba girado hacia la ventana, solo podía ver su mano, recargada en el respaldo y alzando una copa de vino.

    —Mucho gusto, mi nombre es Onodera Ritsu, a partir de ahora estaré a su cuidado, espero aprender mucho de este trabajo. Daré mi mayor esfuerzo y estoy a sus órdenes. —Me incliné frente a la silla, la cual aún seguía de espaldas a mí, mientras su ocupante parecía disfrutar de la vista frente a él mientras se llevaba la copa de vino a su rostro.

    —De eso no lo dudo. —Esa voz… De inmediato me paralicé.

    —Hola… —Finalmente la silla fue girada por su ocupante, revelando la imponente y elegante figura del hombre que había visto hace un par de meses antes, el color se me fue del rostro y sentí como todo lo que hice por huir de él fue completamente en vano.

    Permaneció sentado, esbozando una satisfactoria y arrogante sonrisa mientras giraba lentamente su copa alzada en su mano y las piernas cruzadas.

    Le dio un último sorbo, vendiéndose el resto y se puso de pie, comenzando a caminar hacia mí, por mi parte seguía congelado en mi puesto, no sabía que hacer, seguía sin creer ni procesar la gravedad de la situación.

    —Veo que has cambiado de parecer respecto a nuestro matrimonio… porque… has venido directamente a mí. —Sonrió victoriosos, parándose frente a mí, un escalofrió inmenso me recorrió la espalda hasta los pies, esa sonrisa, aunque era leve, denotaba autosuficiencia, satisfacción y arrogancia, me dio muy mala espina, pero no pude decir nada. Muy, muy tarde me di cuenta de mi error y que me había venido a meter a la boca del lobo por voluntad propia, que acababa de formar un contrato y que me vine a vivir a menos de una hora de quien me negaba a aceptar como marido.

    Continuará...

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿




     
    Top
    .
  12.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,597

    Status
    Anonymous
    Lamento la tardanza, pero por fin he podido terminar de leer el capítulo.
    Me ha gustado mucho el capítulo.
    Espero que Misaki vaya donde Ritsu cuando empiece la universidad, me encantan estos dos.
    Me da que el papel ese lo metieron uno del entorno de Takano. Y me da que esa cama la van a usar mucho.
    La cosa se pone buena ahora que Ritsu trabajará para Takano como su secretario.
    Esperaré con ansias la conti.
     
    Top
    .
  13.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Deysha-chan =3

    Group
    Clan Licantropo
    Posts
    1,012
    Location
    Estado de Mexico

    Status
    Offline

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿



    Capítulo 3: Acorralado

    Pov narradora

    ゜*☆○o。..:*・(*´-ω)Semanas antes(ω-`*)・*:..。o○☆*゚



    Misaki llegó pasada la medianoche debido a su proyecto en grupo que tenían en la escuela, Onodera no se volvió a poner en contacto con él, no le avisó de su repentina partida por lo que el menor creía que ya había llegado al departamento.

    —Estoy en casa… Ritsu —Entró al departamento que compartieron hasta ese día, dejando su mochila en el sofá y soltando un agotado suspiro, estaba muy cansado y moría de hambre por lo que se dirigió al refrigerador para ver que alimento podía calentar, no escuchó respuesta del castaño ni ningún ruido.

    —¿Ritsu, quieres que caliente para ti también? —Caminó algo confundido hacia la habitación de su amigo, quizá se quedó dormido, su luz se encontraba encendida.

    —¿Ricchan? —Volvió a llamarlo mientras abría la puerta y se asomaba lentamente hacia la cama, la cual estaba tendida, pero las cosas de su compañero habían desaparecido. Angustiado y alarmado de creer que su mente le estaba jugando una broma, volteó a todas partes buscando al mayor y las pocas cosas que poseía.

    Abrió el pequeño armario, corroborando sus temores, Ritsu se había ido.

    El pánico se apoderó de el ante la idea de que haya sido en contra de su voluntad y hayan entrado a la fuerza al departamento, hayan secuestrado al castaño y se hayan llevado sus cosas sin ningún problema, se maldijo, si hubiera llegado a casa más temprano quizá esto no hubiera pasado, o al menos no lo hubiera dejado solo.

    —¡Teléfono! —De inmediato llevó su mano a su bolsillo del pantalón, sacando apresurado el celular, mientras buscaba el número de Ritsu para llamarlo, se dio cuenta que sus dedos temblaban al igual que su cuerpo.

    Mientras sonaba el timbre de que estaba marcando salió hacia la pequeña sala, se dio cuenta de una hoja doblada. ¿Una nota de rescate? De inmediato la agarró y comenzó a leerla.

    “Misaki, perdón por hacerte esto, pero no quiero que te veas involucrado, creí que solo era una broma de un tipo loco y esperaba pasarlo por alto, pero, hoy los volví a ver, me di cuenta que no podía escapar por mucho que quisiera tomarlo como un chiste, ellos siguen allá afuera, nos han acechado durante quien sabe cuanto tiempo y hoy me dejaron saber que no podía seguir mi vida aparentando que no existían.

    Por eso he decidido adelantar mis planes e irme a Shinjuku, Homuro-san puede ayudarte a conseguir un cuarto en estos días.

    No te preocupes por mí, en cuanto llegue y encuentre un lugar para establecerme te llamaré, mi número de celular lo daré de baja y en cuanto pueda me contactaré lo más pronto posible contigo.

    Se que suena irracional, que estoy siendo paranoico, pero de verdad, no puedo con esto, tengo miedo de que les lleguen a hacer algo por involucrarse, algo en la voz de ese sujeto me hizo sentir que no podría huir.

    No puedo sacarme esos ojos de mí cabeza… esa mirada.

    Atte.: Ritsu “



    El castaño terminó de leer esa pequeña nota, sus ojos denotaban su clara sorpresa y desesperación, angustia e incredulidad, de verdad Ritsu se había ido. Un escalofrío recorrió su estructura, las palabras de “ellos siguen allá afuera” causó que se le revolviera el estómago y la piel se erizara.

    De inmediato corrió a la puerta para poner el seguro, esto comenzaba a darle miedo, si esos tipos eran tan temidos por su amigo a tal punto que se fue sin siquiera consultarle o esperar hasta la mañana, debían ser realmente peligrosos.

    Empezó a pensar más y más profundo el tema, dándose cuenta que era más delicado de lo que parecía y le aterraba más la idea de que realmente fuera una secta o un grupo de depravados que buscaban jóvenes para desposarlos o complacer sus fantasías sexuales, aunque creía que ese tipo de cosas pasaban en otros países, no en japón y si realmente eran tan influyentes y con recursos, podían incluso sobornar a uno que otro funcionario para que los dejara operar de forma tranquila, así que ir a meter una denuncia contra estos sujetos no era la opción más inteligente, con ello podría desatar la furia de esos sujetos.

    Pensó más en las palabras de Ritsu, recomendándole que saliera lo más pronto posible de ahí, pues, quizá esos sujetos investigaban a chicos sin familia y con un círculo extremadamente pequeño de conocidos o amigos, de esta forma, nadie los buscaría, nadie los extrañaría y nadie se daría cuenta de su desaparición y el, al ser parte de esos chicos “solitarios” y tener contacto con Ritsu, ya incrementaba con creces que en un tiempo apuntaran también hacia el y empezaran a acecharlo como lo hicieron con su amigo.

    Esa noche no pudo dormir, estaba tan preocupado y miles de ideas bizarras de lo que querían esos tipos se le venían a la mente, el dónde se había quedado Ritsu, si había llegado con bien, donde iría el entonces, y si realmente esos tipos obligaron al castaño a escribir esa carta y nunca lo iba a contactar realmente, dudas y más dudas inquietaban su mente y corazón, removiéndose incontables veces en la cama hasta que mejor decidió levantarse e ir a preparar algo a la estufa.

    ¿Cómo se habrá ido Ritsu con todas sus cosas? Y ¿Cómo estaba seguro el castaño que no lo iban siguiendo en su huida y hayan logrado atraparlo? ¿Estará bien? Sentía que no iba a aguantar con la incertidumbre, la preocupación y la intriga hasta que su amigo decidiera contactarlo, ¿Cuándo sería eso? ¿Horas? ¿Días? ¿Semanas? ¿Qué tal si nunca lo contactaba?.

    Maldición Ritsu… Si tan solo me hubieras esperado para asegurarme que saliste de aquí a salvo… No estaría aquí muriéndome de la preocupación…Se lamentaba el solitario chico, sentado solo en la mesa del pequeño y sencillo comedor de madera, recargando su frente contra la dura superficie y agarrándose desesperado y preocupado la cabeza, entre la oscuridad y una silla vacía frente a él, temía que, si encendía la luz, alguien quisiera mirar por la ventana a través de la cortina.

    Si el castaño logró escapar sin ser visto, era posible que creyeran que aún estaba ahí, así que, si salía a buscarlo o a preguntar por ahí, se darían cuenta que algo pasaba, que Ritsu no estaba y saldrían a buscarlo ellos también, gracias a la tenue luz que entraba por la ventana, podría apreciar que no había nadie parado frente a ella, pero ¿Y que tal si había alguien a un lado de esta? Una vez más, el escalofrío recorrió su cuerpo mientras era invadido por el miedo de no saber si realmente estaban ahí.

    Caminó con mucho sigilo hacia la ventana, esperando escuchar un mínimo ruido, la sutil respiración de alguien, aún así, no se oía nada, solo sentía que le zumbaban los oídos, quiso asomarse por esta, pero el terror lo invadió y decidió volver a su habitación.

    Se acostó de nuevo, con la vista al techo, pero aún sumido en sus preocupaciones, quizá debía preguntar a alguien si sabían algo de su amigo. No pudo haberse ido caminando hasta la estación con todas sus cosas.

    Quizá Homuro-san sepa algo. Pensó de golpe, eso lo alivió un poco más, podría llamarle a Homuro-san para preguntarle si el más alto lo llamó para que lo ayudara a llevar sus cosas. Con esto en mente sus esperanzas y tranquilidad aumentaron. Dudó si debía llamarle en ese momento, encendió la pantalla de su teléfono; las 4:15 am, ya era bastante entrada la madrugada como para llamarle de improviso, no quería molestarlo ni interrumpir su sueño, así que decidió esperar hasta que el sol saliera.

    Hizo todo lo posible por dispersar esos pensamientos negativos y alarmistas de su cabeza hasta que finalmente el agotamiento físico y mental lo terminó venciendo y se quedó dormido, aunque sea un par de horas, hasta que el sol se asomara.

    En cuanto sintió su celular empezar a vibrar, abrió de golpe los ojos y enseguida llamó a Homuro-san, ese amable y simpático señor que los recogía de sus trabajos cuando sus horarios los hacían quedarse hasta muy tarde.

    “¿Bueno? Misaki? ¿Todo bien?”



    Preguntó el hombre del otro lado de la línea. Al parecer se acababa de levantar.

    —Homuro-san, buenos días, disculpé llamarlo tan temprano, es solo que cuando llegué por la madrugada a casa Ritsu no estaba, ni sus cosas. ¿Sabe algo de él? —Preguntó apresurado, tratando de no sonar tan alarmado y preocupado, pero si el hombre no sabía del castaño, entonces no le quedaría otra opción que notificarle para que ambos salieran a buscarlo o estar atentos en caso de que Ritsu se pusiera en contacto con alguno de ellos.

    “¿Cómo? ¿No te avisó que se iba? Ese muchacho… Si, ayer por la noche, como a las 10 me llamó para pedirme que lo llevara a la estación del tren. ¿pasó algo entre ustedes? ¿se pelearon? Creí que te había dicho que se fue.”



    Ante las palabras del mayor, sitio un alivio en el pecho de que su amigo se haya ido a salvo, que no haya tenido complicaciones o que lo hayan interceptado los misteriosos sujetos.

    —Si, si me comento hace unos días que se iba. D-debo haberlo olvidado. Es quizá la costumbre de que siempre estaba aquí y de repente ya no, jejeje, ya sabe, igual entre mi trabajo y el agotamiento debí olvidarlo. —Se rio nerviosamente tratando de excusarse y no levantar sospechas de la situación que ocurría.

    —Entonces ¿Llegó bien a la estación? ¿Qué le dijo? —Preguntó con algo de intriga, curiosos de que el castaño le haya revelado su situación al hombre y, de ser el caso, buscar alguna solución entre los tres. Al ser un hombre ya mayor debería poder aportar algo debido a su madurez y saber que acciones tomar a comparación de ellos que no cumplían ni los 20 años.

    “Umm… lo noté un poco distraído y pálido, pobre, debe estar esforzándose mucho en sus trabajos y el estrés de tener que mudarse y buscar nuevas oportunidades en la ciudad, como mi cuñada vive por esa zona le recomendé que podía quedarse en uno de los cuartos que alquila.”



    Saber que su amigo ya tendría un lugar seguro y de confianza donde quedarse lo alivió aún más, temía que el chico se quedara a dormir en las calles o fuera interceptado por algún grupo de maleantes para robarle sus cosas o fuera víctima de algún aprovechado.

    “Me mandó un mensaje en la madrugada diciendo que Ritsu había llegado con ella y ya le había llevado a su cuarto, así que no hay de que preocuparse, solo esperemos que encuentre un trabajo pronto.”



    Afortunadamente todo pareció estar del lado del oji esmeralda, ya que logró irse sin que lo vieran, tuvo ayuda de Homuro-san para acercarlo hasta la estación y en cuanto llegó a la cuidad alguien de confianza ya lo esperaba para darle refugio. Finalmente, su corazón dejó de sentir esa angustia e incertidumbre por el bienestar de su amigo.

    —Oh, muchas gracias por avisarme, es un gran alivio. —Suspiró entusiasmado el castaño echado su cabeza hacia atrás y sintiendo como los músculos de su cuerpo se relajaban al instante.

    “Me dijo que cuidara de ti y hablamos un poco de Nao y de Haru y… jejeje, sonará un poco extraño y vergonzoso, pero conmovió el corazón de este viejo taxista, dijo que era lo más cercano que tenía de un padre.”



    Agregó aún conmovido y emocionado por las dulces palabras de Ritsu, saber que los chicos lo tenían en ese concepto le llenaba el corazón.

    “Sabes que para cualquier cosa puedes contar conmigo, los apoyaré en lo que esté dentro de mis posibilidades.”



    Comentó, tratando de hacerle ver al chico que si llegara a necesitar ayuda en algún momento que el estaba dispuesto a ayudarlos.

    —Muchas gracias Homuro-san, estoy más aliviado al saber que Ritsu acudió a usted para llegar a la estación y consiguió un lugar provisional. De verdad le estamos muy agradecidos por todo lo que nos ha apoyado. —Agradeció su apoyo a lo largo de los años y que aún estaba dispuesto a brindarles ayuda en caso de requerirla, por lo que aprovechó para mencionarle sus planes de mudanza.

    —A propósito, Homuro-san, ya que Ricchan se ha ido, va a ser muy difícil para mi pagar tanto. Yo igual necesitaría mudarme en estos días, ya casi es fin de mes, así que creo que no hay problema, ¿Creé que pueda ayudarme a mover mis cosas cuando encuentre un nuevo departamento? —Preguntó un poco apenado.

    “Por supuesto muchacho, no tienes de qué preocuparte, si gustas yo mismo puedo sacar tus cosas y llevarlas a donde tú me digas.”



    Afortunadamente el hombre accedió muy animoso y amable.

    —Ah, eso sería de gran ayuda, yo tampoco tengo muchas cosas al igual que Ritsu, así que no sería tanto, ya dejaría empacada mi ropa y demás en algunas cajas y maletas, si no es molestia. —Más que nada le preocupaba el hecho de que si el empezaba a sacar sus cosas también se darían cuenta enseguida que se mudaría y podrían interceptarlo en el mismo segundo que lo vieran subir al taxi, pero debido a que en ese edificio vivían varios inquilinos, no sabrían quien será la persona que se mudaría hasta que fuera muy tarde.

    “Con gusto, entonces quedo pendiente del día y el sitio.”



    —Si, yo le mandaré la ubicación del lugar al cual llevar las cosas, estos días me pondré a buscar un nuevo departamento. Muchas gracias por todo Homuro-san. —Agradeció efusivamente una y otra vez, solo esperando que sus planes salieran tan bien como los de su amigo.

    “Por nada. Hasta luego”



    Colgó el teléfono, suspiró aliviado, gracias a Dios Ritsu había logrado huir a salvo hasta Shinjuku y tenía un lugar donde dormir por ahora. Solo le tocaba esperar a que el castaño lo contactara.

    Por ahora tenía que prepararse para irse a la universidad, debía seguir aparentando que todo estaba normal y hacerles creer que Ritsu seguía ahí. Aunque debía pensar alguna estrategia para que no sospecharan del porqué Ritsu no iba a salir esos días, quizá podía fingir que se enfermó, ir por unas medicinas y algunos alimentos para hacerle creer a esos tipos que él oji esmeralda se quedaría en cama unos días.

    Su corazón latía fuertemente al momento de agarrar el pomo de la puerta e intentar girarla, trago saliva con dificultad y se armó de coraje para abrir, para su alivio, no había nadie en el pasillo, suspiró aliviado, ahora tenía que controlar sus emociones y no parecer alerta o sospechoso, sino, su plan podría venirse abajo, caminó hasta una farmacia y compro algunos antibióticos, algunas pastillas para el dolor, suero, jeringas, termómetro y parches fríos para la frente. Con eso podría sostener su farsa.

    Salió de ahí y luego fue a la verdulería, donde compro algunos ingredientes para hacer algo de okayu, gachas, puerros y algas para hacer una sopa, pretendiendo hacer algunos alimentos para una persona resfriada. Al regresar a casa preparó la comida, aún si no era para alguien enfermo, no tenía nada de malo que el los comiera, no podía desperdiciar los ingredientes, y los medicamentos le podrían servir para alguna emergencia, ahora que Ritsu no estaba el corría el riesgo de enfermarse y no habría quien fuera por ellos hasta la farmacia, así que no sería un desperdicio de dinero.

    Encendió la luz del cuarto del castaño y una pequeña y antigua televisión que ambos compartían, para aparentar que había alguien en casa mientras el salía y llevaba a cabo su rutina.

    —Escucha Ricchan, no salgas, llamaré a tu trabajo para avisar que faltarás unos días. Asegúrate de comerte todo, necesitas recuperar energías y fuerza. Nos vemos más tarde. —Gritó el castaño desde la puerta al interior del departamento, antes de cerrarla y caminar rumbo a la estación.

    Saliendo de ahí, debido a que tenía un par de horas, empezó a buscar algún nuevo departamento en internet, uno pequeño y cómodo para él. Encontró uno bastante agradable y que no estaba tan lejos de la estación, era la dirección contraria que el tomaba al salir de esta y quedaba en una zona bastante más tranquila y para su suerte por esa zona vivían algunos de sus amigos y compañeros de la escuela.

    Ahora tenía que ponerse de acuerdo con Homuro-san y la casera para anunciarle cuando se iba a mudar, primero tenía que hablar con la casera, así que, debido a sus vacaciones acumuladas, decidió tomar este día de una de ellas para empezar a dejar terminados todos los pendientes y actividades.

    Para su fortuna la casera accedió, aunque con algo de nostalgia y tristeza, igual le tenía mucho cariño a ese par de chicos, eran muy nobles, responsables y trabajadores y en muchas ocasiones la apoyaron en diversos acontecimientos e incluso en su local.

    Anunció que se iría en 2 días y que lamentaba que fuera tan repentino. Se disculpó en nombre de Ritsu por no haberle avisado de ante mano, pero el pobre estaba tan asustado que ni tiempo tuvo de despedirse de Misaki.

    Cuando conoció a Ritsu no creía que fuera un chico con un pasado tan traumático, pero se dio cuenta que paso por mucho cuando empezaron a vivir juntos y en algunas ocasiones tenía pesadillas, pesadillas donde gritaba desesperado el nombre de sus padres, lloraba, hipaba y temblaba mientras decía frases como “¿por qué mamá no se mueve?” o “¿por qué golpeaban a su padre?”, en muchas ocasiones el también gritaba que se detuvieran, esas noches lo despertaba para sacarlo de esos horribles recuerdos, no se atrevía a preguntar, pero entre más pesadillas tenía y se iban volviendo más cercanos, al final no pudo con la curiosidad y le terminó preguntando sobre ello.

    Al principio estaba dudoso de contarle al más chico, pero con forme fue creciendo la confianza hacia él, se fue abriendo y solo le relató los fragmentos filosos y horribles que siempre quedaba en su mente; los gritos de su padre a escasos metros de él, algo cubriendo completamente su cabeza imposibilitándole ver su alrededor, no se podía mover, como su madre gritaba desesperada y lo siguiente en su mente es que miraba el cuerpo de su madre sobre un charco de sangre, pero lo curioso es que dentro de esos horribles recuerdos, sigue vivo el recuerdo de una calidez que lo envolvía a pesar de la baja temperatura del ambiente y la voz cálida de alguien, llamándolo gentilmente por su nombre.

    A Misaki le daba terror siquiera imaginar que fue lo que realmente ocurrió con sus padres, perderlos a tan corta edad y más ante unos desalmados como ellos. Entendía el temeroso y frágil espíritu del castaño, por ello era tan inseguro, tan paranoico respecto al mundo, porque a su corta edad se dio cuenta de lo cruel y despiadado que puede ser, que tan podrida está la gente como para matar a sus padres, entendía perfectamente porque terminó huyendo de esa forma tan inesperada y no lo culpaba.

    ¿Y si son ellos quienes causaron la muerte de sus padres?

    Esa idea le recorrió por todo su cuerpo como un escalofrió desagradable, causándole nauseas, si eran las mismas personas, entonces era peligroso seguir cerca de ellos. Aunque, si hubieran querido matarlos, ya lo hubieran hecho, aparte era muy ilógico, Ritsu nunca vio ninguno de sus rostros, ni el lugar, no tenía nada valioso, ni información sobre ellos siquiera, apenas hace unas semanas se enteró de su apellido, pero no tendían porque estarlo “cazando” a el ya no le quedaba nada, ni siquiera una forma de enfrentarlos, alguna información que los incrimine directamente, no tiene pruebas, no tiene recuerdos, no tiene a nadie.

    Además, ese tipo raro y depravado vino a buscarlo porque “estaban comprometidos por un arreglo entre sus padres” así que quizá eran otras personas distintas, aunque si eran conocidos de sus padres y tenían tanta amistad como para prometer la mano de sus hijos en matrimonio a futuro, no deberían ser gente peligrosa, ¿O sí? Más y mas dudas se arremolinaban todas juntas en su cabeza, confundiéndolo a tal punto que se sentía abrumado.

    Dejó pasar esas posibilidades y entró como usualmente a su departamento.

    —Ricchan estoy en casa, ¿Cómo te sientes? —Siguió con su farsa de hacer creer que su amigo estaba aún con él, fue hasta su habitación y revisó minuciosamente la cama, como la había dejado en la mañana, aunque quizá no ayudara mucho, decidió poner un par de almohadas en la cama de este para simular a una persona durmiendo junto con la televisión encendida en caso de que alguno de esos guaruras se acercara a escuchar desde la puerta o la ventana.

    Por una parte sentía que su plan no daría frutos, pero por otro contaba con que esos tipos hayan visto a Ritsu entrar a la casa, pero no salir, solo era un plan provisional que duraría un par de días, pero con forme pasara más el tiempo se haría más evidente que el castaño dejó de salir de la casa y quizá entrarían a la fuerza y descubrirían que ya no se encontraba ahí, por suerte Ritsu ya estaba muy lejos de ellos, o eso creían ambos, solo que para Misaki lo ponía en riesgo quedarse ahí más tiempo.

    Decidió mejor empezar a empacar sus cosas, mientras que algunos de sus libros, la televisión y algunas cosas decidió dejarlas provisionalmente en la bodega, podría pasar por ellas algún otro día, por tanto, le urgía salir de ahí, las circunstancias le ponían los pelos de punta.

    Fingió por otro día, esa mañana fue a comprar otro suero hidratante, unas verduras y alimentos para hacer la cena, algo de salmón asado, arroz y estofado de verduras. Disfrutó el tranquilo camino al lado del parque, los árboles estaban en flor y el viento levantaba los pétalos en una hermosa neblina mística de color rosa.

    A ambos castaños siempre les agradó bastante esa caminata al final del día, aún si su edificio está del otro lado de la calle, era muy agradable a la vista y siempre transitaban al finalizar su día. La melancolía lo invadió, iba a ser la ultima vez que pasara por esa calle y que mejor recuerdo que esta noche, un clima agradable, el suave viento moviendo la copa de los árboles y los pétalos elevándose hasta el cielo.

    Al día siguiente empacó sus cosas y las dejó frente a la entrada, nada más para que Homuro-san entrara y se las llevara en su taxi, esa noche ya no volvió.

    Los días iban pasando y los “vigilantes” que dejaron en las cercanías se comenzaron a preguntar porqué nadie salía, habían visto al chico de cabellos castaños oscuro irse una mañana a su rutina normal, pero su objetivo no lo volvieron a ver desde esa noche, habían pasado unos días desde que Ritsu corrió a toda prisa lejos de ellos para encerrarse en su departamento, supusieron que el miedo fue tan grande para el que lo enfermó.

    Pero si se supone que estaba resfriado, ¿por qué el chico Takahashi no había vuelto? Lo vieron salir en la mañana del día anterior y esa noche no volvió ni esta, ¿Cómo pudo dejar al objetivo de su jefe solo en el departamento cuando estaba enfermo? Claramente lo vieron una mañana yendo a la farmacia y comprar algunos medicamentos y alimentos para prepararle.

    El día anterior en la mañana cuando vieron a Misaki salir del departamento no les pareció nada fuera de lo usual, solo se les hizo extraño que esa noche no llegara a dormir, pero no le dieron tanta importancia, supusieron que se había quedado a doblar algún turno en su trabajo, haciendo algún proyecto en casa de un amigo, o alguna cuestión así. Ese día vieron ingresar al edificio a alguien inhabitual, no fue muy relevante para ellos, solo sacó un par de cajas, supusieron que era una entrega así que no sospecharon que ese hombre llevaba las cosas del castaño menor a su nuevo departamento.

    La inquietud y extrañeza comenzó a incrementarse de a poco cuando al día siguiente el chico no había regresado en ningún momento, ni siquiera para cambiarse o darse un baño y lo más extraño es que tampoco el chico Onodera salía para nada, comenzaban a preguntarse si fue tanto el susto que le metieron esa ultima vez como para que se enclaustrara en su departamento sin poner un pie fuera, miraban desde la distancia la ventana que pertenecía a su habitación, pero no se movía ni la cortina, nadie se asomaba, no había movimiento.

    Estaban convencidos que esa noche Misaki llegaría y sus dudas e inquietudes desaparecerían y volverían a “vigilarlos” desde la distancia, pero pasaban las horas y ninguno de los dos jóvenes volvió a dar señales de vida.

    Dudaron en alertar a Takano-san, pero sería malo que algo malo le pasara a su futuro prometido y la responsabilidad caería sobre ellos, así que lo contactaron para que les diera la autorización para proceder y entrar al departamento.

    Takano accedió, entonces se pusieron en marcha y un grupo de 3 guardaespaldas caminaron al fin hasta el viejo y descuidado edificio, adentrándose hasta la puerta número 6 del segundo piso, tocaron un par de veces, pero nadie contestó.

    Volvieron a golpear un poco más fuerte la puerta y pegaron más el oído, nada. Se voltearon a ver entre ellos y asintieron todos al mismo tiempo. Iban a entrar a la fuerza y de paso, llevarse de una vez al prometido de su jefe.

    Uno de los hombres, con una fuerza considerable se abalanzó de lado contra la puerta y logró abrirla de un movimiento, después de todo era un edificio algo descuidado y sus puertas no eran las mejores.

    Los tres miraron a todas direcciones buscando a su objetivo, pero el departamento estaba vacío, un escalofrió los invadió.

    —Oh no. —Exclamó uno de ellos, sintiendo como un sudor frio se formaba en su frente, nuca y espalda. Caminó a toda prisa hasta las habitaciones del fondo, su estómago se hundió cuando se dio cuenta que estaban completamente vacías, no había ropa, artículos personales, libros.

    —¡Tsk! ¡Maldita sea! No hay nadie aquí. —Se quejó uno alarmado, revisando el pequeño cuarto que era de Misaki.

    —Se fueron… —Pronunció débilmente, imaginando en su mente la inmensa reprimenda que les daría su jefe al haber fracasado de una forma tan garrafal y patética su misión, solo tenían que vigilar a esos chicos, y no solo les vio la cara uno, sino, los dos se fueron.

    Pero ¿cómo era posible? Nunca abandonaron sus puestos.

    —T-Tenemos que avisarle a Takano-san —Indicó uno, pero, ¿Quién se lo diría? Estaba claro que mientras más lo pensaran, más sería la furia del pelinegro, después de aquella noche tuvo que salir del país por negocios a Estados Unidos, así que antes de irse, quería ver una vez más al chico de ojos verdes y lo logró, aunque en esta ocasión corrió como si su alma dependiera de ello.

    Eso lo hirió, aunque admitía que quizá fue muy repentina su intromisión, pero, debido a ciertas circunstancias, no le quedó más opción que soltarle eso de golpe. ¿Ahora cual sería la reacción del pelinegro al enterarse que habían perdido la pista del chico bajo sus narices y que no tenían idea a dónde fue? Y para colmo el más chico también se había ido lo que hacía imposible interrogar sobre el paradero de su amigo, doble descuido y mayor riesgo de perder sus empleos, gente incompetente e inútil es lo que más le fastidiaba a su jefe.

    No toleraba ningún error, de cometerlo, sería un despido inminente después de un fúrico y gélido regaño de parte del oji ámbar, ahora desconocían que tan grande sería el castigo al haber perdido el paradero de su prometido. Sin duda un descuido imperdonable.

    Los tres se miraron dudosos e inseguros, uno tomó su celular y tragó saliva sonoramente. Anticipando la gran reprimenda que se avecinaba. El celular sonó un par de veces hasta que contestó.

    —Si. —La voz fría y gélida de su jefe les causó un estremecimiento desagradable a los tres.

    —T-Takano-san, ya entramos al departamento, pero… —Dudaba. No encontraba las palabras adecuadas.

    —¿Cómo está Onodera? ¿Aún está enfermo? —Preguntó con algo de desdén y sarcasmo del otro lado.

    —No señor, El… ya no está —Soltó finalmente, sintiendo como le sudaban las manos.

    Hubo una larga pausa, el tipo se dio cuenta que eligió mal las palabras y eso podría generar un terrible malentendido de que el castaño había fallecido a causa del resfriado, aunque pensándolo bien, sonaba ridículo y en tan poco tiempo.

    —¡No! Quise decir que se fue del departamento, se mudó, no que ha muerto, no me malentienda señor. Discúlpeme —Se apresuró a corregir con premura y angustia sus palabras.

    —Maldito… ¿Te estás burlando de mí? —Recriminó con rabia del otro lado de la línea, mordiendo con coraje y desagrado sus palabras, su voz se tornó aún mas profunda y gruesa sonando a una amenaza.

    —No señor, discúlpeme, no lo quise decir de esa forma. Perdóneme por favor. —Suplicó el alterado guardaespaldas.

    —Entonces… ¿quieres decir que Onodera se les escapó a los tres, frente a sus narices? ¿Cierto? —Se escuchó del otro lado, aunque trataba de guardar la calma encendiendo un cigarro, pero la ira lo invadía, junto con la incredulidad de que tres de sus subordinados fueran tan ineptos que dos chicos burlaran de esa forma su “vigilancia”.

    —S-Si señor, lo lamentamos mucho. Pero no se preocupe, vamos a investigar a donde se fueron, iremos con la casera, a su escuela, a sus trabajos y-—Antes de que pudiera continuar explicando sus planes para hallar a los chicos, Takano los detuvo en seco.

    —No, están despedidos. Yoshino les hará llegar su liquidación mañana. —Y tras decir esto colgó el teléfono sin dejarle a los hombres decir nada más. Sabían que esto pasaría, pero esperaban una reacción más violenta y agresiva de su parte.

    No sabían si tratar de solucionar esto por su cuenta, ir con la arrendadora del edificio, otro podría ir a preguntar a alguno de los trabajos de los chicos y otro podría ir a la escuela para interceptarlo y a la mala sacarle la información a donde se fue el chico Onodera.

    Decidieron no hacerlo, ya que, si algo malo pasaba por su culpa, el problema se haría mas grande y las consecuencias incrementarían, no querían que Takano tomara represalias más graves en su contra, por lo que derrotados y desanimados decidieron ir a beber mientras maldecían su tonto descuido.

    Mientras tanto, al otro lado del mundo Takano soltaba con un suspiro largo y fastidiado el humo del tabaco, tratando de buscar paciencia ante la incompetencia de sus subordinados, ¿Acaso se había vuelto muy suave estos años que su gente ya no hacía adecuadamente su trabajo? Supuso que tenía que tomar medidas más drásticas y volver a lo que fue una vez.

    En eso se le ocurrió una idea, al recordar los viejos tiempos, tomó el teléfono de su escritorio y marcó un número, se recargó en el respaldo de su silla y le dio otra calada profunda al cigarrillo entre sus dedos mientras esperaba del otro lado que la persona contestara.

    Una voz lo saludó con algo de sorpresa y extrañeza.

    —Akihiko, necesito que hagas algo por mí. —Indicó el pelinegro mirando seriamente a algún punto de la cuidad de Nueva York.

    Los días iban pasando para Misaki, afortunadamente un par de días después de su mudanza Ritsu se puso en contacto con él, su corazón sintió un alivio inmenso al escuchar otra vez la voz de su mejor amigo, quien al parecer se encontraba bien y se disculpó una y otra vez por haberse ido de esa forma, sin avisar y tan repentinamente, pero la angustia se apoderó de su mente junto con la paranoia.

    Misaki le explicó que no había problema, comentándole que no tuvo muchos inconvenientes y que, para su suerte, él no se había topado con nadie sospechoso, le habló sobre su estrategia de que fingía que el mayor estaba enfermo para tratar de “justificar” que no iba al trabajo o que estaba demasiado débil como para salir, comentándole que, al parecer su estrategia, aunque algo torpe e improvisada había funcionado de alguna manera.

    Ritsu se volvió a disculpar, pero no pudo evitar reír ante la sorpresa que les iba a causar a esos sujetos que los dos se marcharon sin que se percataran siquiera hasta que fuera muy tarde. Ni siquiera sabían que dirección habían tomado, sin mencionar que no estaban en el mismo sitio.

    Los días siguieron pasando para ambos, se llamaban todas las noches cuando era posible, relatando sus acontecimientos del día a día, de cierta forma era nostálgico y triste para ambos, ya que antes hablaban cara a cara mientras cenaban o convivían en la sala.

    Las semanas siguieron pasando hasta que Misaki que iba de regreso a su nuevo edificio después del trabajo, cuando frente a la puerta de su departamento vio un encendedor de plateado en el suelo, el cual brillaba levemente debido a la escasa luz que entraba por el corredor del pasillo exterior, con las iniciales “U.A” lo levantó mientras alzaba una de sus cejas con curiosidad y abría la puerta.

    Al entrar seguía mirando el encendedor plateado y de apariencia cara que tenía en la palma de su mano, preguntándose como había llegado ahí. No se dio cuenta que unas miradas escalofriantes lo miraban desde las sombras de su pequeña casa hasta que fue demasiado tarde.

    Al encender la luz y voltear a la sala vio a un grupo de 5 hombres, 4 de ellos detrás de su desgastado sofá, y solo uno se encontraba sentado encima de este, en una pose bastante descarada, como si fuera su casa.

    Dejó caer su mochila del susto.

    —¡¿Q-Quienes son ustedes?! ¿Qué hacen en mi casa?! —Preguntó alarmado el castaño, con una mirada aterrada mientras retrocedía por instinto para buscar alejarse de los extraños, hasta que su espalda chocó contra la pared donde se encontraba el apagador, fue hasta ese momento que notó el olor a cigarro, era leve, quizá por el pequeño resfriado que tenía.

    Su pequeño y viejo departamento tenía una tenue y borrosa nube alrededor debido al humo del tabaco.

    —Hasta que llegas mocoso, ¿Tienes idea de los riesgos que corre un menor de edad a estas horas de la noche andando por la calle? —Pregunto el hombre que estaba sentado sobre su sofá, mientras fumaba su cigarro y hacía una mueca de exasperación.

    Misaki no supo que decir, miles de preguntas venían a su mente, no sabía como habían entrado a su casa o que querían de él.

    Miró con atención al tipo, quien recargaba sus brazos sobre el respaldo del sofá, con uno de sus pies sobre su rodilla, llevaba un traje plateado, que hacía juego con sus cabellos grises y un chaleco de vestir de color azul zafiro, su camisa blanca y su saco abierto.

    El peliplata golpeó con uno de sus dedos su cigarro para dejar caer las cenizas al lado del sofá, acción que molestó de sobremanera al castaño.

    —¡Oye estúpido! ¡No fumes en la casa de otras personas! ¡No tires aquí tu mierda! —Le reprendió el castaño fúrico al ver como este ensuciaba su humilde pero limpia casa.

    —¡¿Haa?! —Se molestó el peliplata ante el reclamo del chico frente a él. ¿Cómo un mocoso de ese tamaño se atrevía a hablarle de esa forma?

    —Para empezar, ¿Quiénes son? ¿Por qué entraron de esa forma a mi departamento? —Preguntó Misaki tratando de alejarse lo más que pudo al ver como el peliplata se ponía de pie y soltaba una gran bocanada de humo y caminaba hacia él.

    —Estamos buscando a tu amiguito. Supimos que se fugó. —Contestó con voz neutral dándole otra calada a su cigarro y volviendo a soltar el humo mientras miraba al vacío. Hubo un momento de silencio, esperando que el chico contestara, pero parecía no querer emitir palabra alguna, solo seguía en su lugar algo inerte y quizá en su mente tratando de buscar una excusa, un escape o algún plan para salir de ahí.

    —¿Dónde está Onodera Ritsu? —Preguntó con tono frio e intimidante el oji amatista parándose frente al castaño y acercando su rostro peligrosamente al del menor. Su rostro ensombrecido y serio hizo estremecer al más joven, su voz imponente y gélida hizo que su estómago se hundiera, pero no se dejó intimidar, y menos al tener frente a quien había estado espiándolos a él y a su amigo.

    La ira se apodero de su mente al recordar que a causa de estos hombres Ritsu se había ido.

    —Aún si supiera donde está, jamás se los diría. —Contestó tajante y con una sonrisa burlesca, mirando desafiante y firme al peliplata. Quien estaba acostumbrado a infundir miedo e intimidar a chicos como este, pero ¿Por qué el no le temía? ¿Por qué lo miraba de esa forma tan desafiante? ¿Cómo podría mantenerse tan tranquilo? Entonces una idea se le cruzó por la cabeza, sus labios se torcieron en una leve sonrisa.

    —¿En serio? Entonces supongo que debo tomar medidas más drásticas. —Y tras decir esto apresó al castaño entre sus brazos, acercándolo, pegándolo a su pecho, empezando a pasear sus manos dentro del suéter del más chico, acariciando su piel, sintiendo la calidez y suavidad de esta.

    De inmediato la mirada de Misaki se llenó de sorpresa y terror y debido a las caricias repentinas su cuerpo se crispo, soltando un leve suspiro sonoro. Supo cuales eran las intenciones del peliplata, quien lo miraba de una tan arrogante y divertida, disfrutando de sobremanera sus reacciones y animándolo a continuar.

    —¡¿Qué crees que haces?! —Se removió el adolescente, empujando al más alto con todas sus fuerzas, pero no lograba separarse de él. el de ojos amatistas sonrió divertido y complacido ante las reacciones de su cautivo, de alguna forma esto le entretenía bastante al ver la mirada entre aterrada, desesperada y furiosa en esos ojos verdes.

    —¡Suéltame maldito pervertido de mierda!, ¡sabía que eran unos asquerosos depravados. Por eso quieren obligar a Ricchan a casarse con un viejo cerdo como tú!. —Eso molestó al peliplata quien frunció el ceño ofendido. Nunca un enano como este lo había llamado pervertido. ¿De donde sacaba el coraje de llamarlo de esa manera? ¿Cómo se atrevía?

    —¿Quién te crees que eres para hablarme de esa forma? —Preguntó tomando entre sus dedos el mentón del muchacho y obligando a mirarlo a los ojos.

    —¡¿Tu quien mierda te crees que eres para entrar a una casa ajena y tratar de abusar de un menor de edad?! ¡Maldito pervertido! —Le recriminó aún más molesto el de ojos verdes, quien no dejaba de forcejear, empujando con todas sus fuerzas el pecho del peli gris.

    —¿Pervertido? ¿Abusar? —Preguntó confundido y aún más molesto el mayor. Frunciendo aún más sus cejas. Algo dentro del peliplata le intrigaba, ¿Por qué este mocoso le hablaba de esa manera? ¿Por qué tenía tantas ganas de continuar con su “tortura”? ¿Por qué el color verde de sus ojos le resultaba tan cautivador?

    —Ja, la pregunta es obvia. —Se elevó por encima del chico, parándose derecho, pero aún sin soltarlo.

    —Usami-sama. —Sentenció con arrogancia, sintiéndose alto y poderoso, mirándolo desde arriba con un infinito aire de autosuficiencia y divinidad.

    —¿Qué? —Preguntó sumamente conmocionado y confundido el castaño arqueando sus cejas entre molesto e incrédulo, ¿Cómo puede haber alguien tan pedante e irritable como este hombre? Ante la respuesta de su carcelero la molestia en el más joven se elevó hasta los cielos.

    —No me vengas con esa mierda… ¡Viejo pervertido! —Y tras decir esto con todas sus fuerzas pateó al de ojos violetas en la entrepierna, dejándolo fuera de la jugada de inmediato, quien cayó de rodillas frente a él, sujetando sus partes con ambas manos mientras se quedaba agonizante en el suelo debido al golpe, ahogando un grito dentro de su garganta y arrancándole el aire de golpe. El castaño aprovechó para correr a toda prisa hasta su habitación, tomó un fijador de cabello y con el encendedor en su mano encendió la diminuta llama y apuntó al grupo de guardaespaldas que venían detrás de ellos, al ver las claras intenciones del chico se quedaron paralizados.

    —No avancen más o-o-o sentirán las llamas del infierno en sus caras. —Amenazó el castaño, sus manos temblaban, pero aun así estaba decidido, no bajaba sus brazos, se veía claramente el terror en su mirada, pero también la determinación de cumplir su amenaza.

    —¿Estás loco?, ¡nos quemarás a todos! —Exclamó aún en el suelo el oji violeta, por demás sorprendido y consternado por el gran coraje y determinación del castaño. Nunca había conocido a nadie como él, que a pesar del temor tuviera las agallas para defenderse de esa forma.

    —¡No me importa! ¡Jamás les diré donde está Ricchan! Y si no quieren terminar como carbón será mejor que salgan de inmediato y no vuelvan a meterse en nuestras vidas. —A pesar de que la voz del angustiado joven se encontraba temblando y titiritando su tono alarmado y desesperado les hacía saber a los allanadores que hablaba en serio y que los quería fuera de su casa en ese instante.

    —Chico, baja eso, puedes- —Antes de que uno de los guardaespaldas pudiera seguir hablando el castaño cerró fuertemente los ojos y activó su “soplete casero” logrando quemar un poco la mano del hombre, el cual de inmediato la retiró al mismo tiempo que pegaba un doloroso quejido y retrocedió a toda prisa junto con los demás.

    —Akihiko-sama, ¿Qué hacemos? —Preguntó uno de sus guardaespaldas ayudando al peliplata a ponerse de pie, mientras otros lo cubrían y empezaban a desenfundar sus armas.

    Al ver esto Misaki se llenó de terror y su cuerpo empezó a temblar más, aún con su “soplete” improvisado no iba a poder evitar que una que otra bala se impactara contra su pequeño cuerpo desde esa distancia.

    —¡Alto! —Akihiko, al percatarse de las intenciones de sus subordinados de inmediato los detuvo, ordenándoles tajantemente que no lo hicieran, los hombres trajeados bajaron sus armas y se miraron entre ellos.

    —Será mejor que nos retiremos. No nos dirá nada, será mejor volver con Masamune. —Indicó aún con la voz algo débil y adolorida, debido al gran golpe en sus genitales las piernas las sentía adormecidas y la zona le dolía bastante aún, dejándolo casi sin poder sostenerse de pie, pero gracias a sus guardaespaldas poco a poco lo sacaron de ahí.

    —Esta me la pagarás algún día chico. Lo juro —Amenazó el peliplata con una voz casi gutural, como una bestia, llena de ira y coraje, lo había agredido y puesto en ridículo frente a sus subordinados, estaba seguro que si Takano hubiera estado ahí, se hubiera partido de risa ¡Dios! Esto era lo más humillante que jamás le había ocurrido.

    Tenía ganas de asesinar con sus propias manos a ese mocoso escuálido y pequeño, pero ¿Por qué el pánico y miedo lo invadió cuando sus guardaespaldas estaban a punto de cumplir sus deseos? No sabía porque lo había hecho, pero, no quería que le hicieran daño al castaño de ojos verdes.

    Sus pensamientos eran un caos, mientras sus guaruras lo llevaban hasta el auto con mucho cuidado, pero algo de prisa.

    Aún no era esa clase de monstruo, había matado a muchas personas antes, pero nunca a un chico inocente. No era tan despiadado e inhumano como para acabar con la vida de un chico que solo quería proteger a su amigo y que actuó en defensa propia, lo admitía, se lo buscó, pero no tenía siquiera intenciones de abusar de él, solo quería meterle un buen susto, pero al ver como reaccionaba el chico entre sus brazos, algo creció dentro de él, un deseo extraño, le parecía divertido ver su rostro asustado y desesperado ante las caricias que le proporcionaba, pero también, el sintió un cosquilleo y deseo lujurioso al sentir la calidez de su piel, virgen e inocente, pero tampoco se imaginó que el chico de verdad fuera capaz de golpearlo en los testículos.

    Pensándolo mejor, era una posibilidad, una reacción natural ante cualquiera que estuviera en una situación así, el mismo se reprendía por ser tan estúpido y haber bajado la guardia ante un mocoso como él.

    Nunca había visto tal coraje ni en sus subordinados, ese chico era tan osado como el mismo Takano, tan rápido había ideado un plan bastante espeluznante y temerario, pero al mismo tiempo su cuerpo se veía tan frágil y temblaba tanto que parecía que se iba a desmoronar en cualquier momento. Una leve risa salió de sus labios como un suspiro para luego echarse a reír a carcajadas.

    —¿Akihiko-sama, se encuentra bien? —Preguntó otro de sus guardaespaldas algo consternado, viendo como su jefe se reía sonoramente en el asiento del vehículo.

    —Ese chico Misaki… es muy interesante… Me gusta. —Confesó con una sonrisa sínica y maliciosa, ideando alguna estrategia para tener a ese castaño comiendo de su mano.

    Sus subordinados lo miraban algo confundidos y preocupados, ciertamente su jefe era alguien muy peculiar y con gustos muy extraños, pero que se fijara en ese pequeño “pirómano gánster psicópata” era mucho, estuvo a punto de quemarlos vivos y aún así le gustaba.

    —S-Será mejor que vayamos con el médico, llamaré de inmediato a Kusama-san para que lo revise cuanto antes. —Sugirió preocupado el pobre hombre, no era para menos, un golpe de ese tipo era como para dejarlo desmayado del dolor.

    —¡¿Estás loco?! ¡No voy a dejar que nadie me toque las pelotas!. —Contestó tajante el peliplata. Amenazante y fúrico como una bestia herida. Mirando gélidamente al sorprendido guardaespaldas, quien de inmediato retrocedió, se apiadaba del doctor Kusama, quien tendría que atender al peliplata estando de tan mal humor .

    —Si dicen a alguien una palabra de lo que ocurrió los mataré yo mismo. —Gruño guturalmente y los hombres frente a el se estremecieron ante esa mirada despiadada y amenazante que parecía que en cualquier momento se abalanzaría contra ellos.

    —Si señor —Asintieron al unisonoro, prometiendo guardar silencio.

    —P-Pero, al menos debería pedirle una pastilla para el dolor. —Sugirió uno después de un largo silencio al ver como su jefe aún sudaba frio y permanecía con esa expresión dolorosa en sus facciones y aun sujetándose la entrepierna.

    —Creo que tienes razón. —Meditó Akihiko, después de todo, algún medicamento para el dolor no le vendría nada mal.

    —Bien, vámonos. —Ahora le tocaba pensar que le diría a Masamune, no había logrado sacarle nada de información a ese chiquillo, ni, aunque llenaran su cuerpo de plomo el revelaría la ubicación del castaño, suponía que estaban a mano, el falló en su misión y a cambio obtuvo una patada en las bolas y quería recriminarle a su medio hermano por qué lo había mandado con un mocoso tan cascarrabias y violento.

    Una parte de él, le decía que debió haberlo torturado de forma sádica y sangrienta hasta que hablara, pero Takano le ordenó no dañarlo, ya que era de las pocas personas realmente importantes para su prometido y hacerle daño, solo firmaría un odio seguro por el resto de su vida hacia su persona, sin mencionar que con ello sus posibilidades de convencerlo o incluso de obligarlo a casarse quedaban en ceros.

    Después de un par de horas llegaron a Shinjuku, ya habían llamado previamente a Kusama y lo citaron en la oficina de Takano-san, así que el ya estaba ahí esperando.

    Al llegar al edificio, el peliplata aún sentía sus piernas adormecidas y le hormigueaban, se sentía tan humillado y a cualquiera que dirigiera su vista hacia el se ganaba una mirada de muerte y un grito de “¡¿qué mierda están mirando?!” haciendo que las personas confrontadas se paralizaran en su lugar debido a la furia y rencor en las palabras de hermanastro de su jefe.

    Entraron a la oficina, Akihiko estaba de un pésimo humor y se desquitaría con Takano en caso de que este le recriminara por haber fallado en su cometido. El pelinegro estaba imperturbable en su asiento, absorto entre sus pendientes, su mirada seria y seca como siempre, solo mirando sus documentos y tecleando en su computadora. Unos lentes transparentes reflejaban la luz del computador, haciendo difícil ver si los estaba mirando y solo los ignoraba o estaba metido en sus asuntos.

    Finalmente miró en dirección a Akihiko al percatarse que caminaba lentamente, bajó los documentos y le prestó más atención, dándose cuenta que caminaba raro con la ayuda de dos de sus guardaespaldas.

    —¿Qué ocurrió? —Preguntó serio. 2 de los 4 hombres trajeados dejaron delicadamente a Akihiko sobre el cómodo y carísimo sofá, el peliplata se quejaba y suspiraba pesadamente tratando de reprimir el dolor.

    —Ese maldito mocoso. —Masculló con rabia, refiriéndose al chico de cabellos castaño oscuro.

    —¿Pudiste sacarle el paradero de Onodera? —Desvió de nuevo su vista hacia sus documentos, restándole importancia a lo que parecía solo su amigo quejándose del trabajo o de la gente, como siempre acostumbraba.

    —¿Por qué están aquí aún? ¡Largo! —Vociferó con enfado el de ojos violetas, pero con un inmenso y pesado destello rojo, volteando a ver de forma iracunda a sus subordinados, quienes se supone lo habían acompañado para evitar que saliera herido y ni eso pudieron cumplir, más incompetentes.

    Los 4 de inmediato salieron después de hacer una reverencia hacia ellos y desaparecieron de la oficina. Akihiko suspiró hastiado recargando su cabeza contra el respaldo del sofá y cerrando los ojos ante una punzada de dolor al regresar a su posición.

    Takano solo lo miró arqueando una ceja, confundido por su mal humor, más elevado y notorio de lo usual.

    —¿Entonces?... —Volvió a preguntar el azabache tecleando atento en su portátil mientras esperaba que Akihiko iniciara con su informe de como resultó.

    —Vete a la mierda —Volteó hacia otro lado el rostro, haciendo una pequeña rabieta.

    —¿No pudiste sacarle donde se fue mi prometido? —Preguntó arqueando una ceja con algo de enfado, pero más extrañado y consternado, no lo creía, Akihiko sabía a la perfección como sacarle información a la gente, aún si era a golpes, aunque claro, le advirtió que no tocara al chico, pero había otros métodos.

    —No, mierda, el muy bastardo se negó a hablar. —Refunfuñó con coraje y frustración, que ni con el golpe y susto que se llevaron valió la pena para sacarle la verdad a ese chiquillo insolente.

    —Es un jodido psicópata, ¿Sabes lo que hizo el muy cabrón? ¡Me pateó en las pelotas mierda!, ¡¿Puedes creerlo?! Y eso no es lo más temerario y sorprendente, hizo un soplete casero con un fijador de cabello y un encendedor, ¡¿De donde mierda sacó ese puto encendedor?! —Se pregunto a sí mismo, maldiciendo al destino, la vida, las casualidades por haber puesto a su alcance un encendedor, desconociendo que el mismo lo había tirado por accidente cuando sacó la llave de su bolsillo para ingresar a la casa.

    — Y los inútiles de mis subordinados no se le pudieron acercar porque lo encendió y quemó a uno de esos ineptos. Ayayay. —Se quejó después de que, en un movimiento repentino de enderezarse debido al coraje se sentó hacia enfrente, pero de inmediato el dolor le recorrió desde sus genitales hasta su columna y los pies, por lo que se volvió a recargar pesadamente en el sofá.

    Takano, incrédulo lo miraba parpadeando un par de veces, incapaz de creer la historia de Akihiko, pero al imaginarse la escena una sonrisa divertida se formó en sus labios y soltó una buena carcajada.

    —Quien lo iba a decir, tú, el gran y poderoso Usami Akihiko iba a ser completamente derrotado por la patada de un chiquillo de 16 años, ¡Dios! Debí haber estado ahí. —Se burló el pelinegro desde su lugar.

    —Deja esa mierda si no quieres que te deje igual que a mi para que veas que tanto duele. —Le reprendió el mayor molesto y amenazante, mientras su ira crecía más ante la inmisericordia de su hermano ante su dolor y no solo eso, se burlaba de lo ocurrido.

    —Lo siento, no puedo evitarlo, pero al fin apareció alguien que te baje de tu pedante pedestal de arrogancia. ¿Y? ¿Qué fue lo que hiciste para que te golpeara? Aun no puedo creer que bajaras la guardia de tal manera. —Takano aún dibujaba una leve sonrisa divertida en sus labios mientras repasaba una vez más sus ojos sobre la información en los documentos que estaba analizando

    —Ya lo sé joder, fue estúpido, me confié porque solo era un mocoso escuálido, bueno, supongo que me lo busqué. —Admitió y continuó con su relato alborotándose con frustración el cabello

    —Comencé a acariciarlo y supongo que pensó que iba a abusar de él, así que en su desesperación el muy cabrón me golpeó en las bolas. —Takano lo miró con ojos de “pues claro”.

    —Era obvio que podía haber una posibilidad así, tú te lo buscaste, yo te dije que no le hicieras nada, el querer meterle un susto corre por tu cuenta. —Le reprendió con obviedad el ojimiel, continuando con su trabajo, moviendo sus dedos y presionando las teclas a gran velocidad.

    —No necesito tus sermones, así que ahórratelos. —Se quejó Akihiko, algo ofendido, pero tenía razón su hermanastro, los métodos que decidió tomar para hacer hablar al chico ya sobrepasaban las indicaciones de Masamune, así que debía hacerse responsable de sus acciones.

    —Kusama está aquí, está esperando en el lobi superior, sería desagradable que te bajaras los pantalones en mi oficina, así que, ¿me harías el favor de irte a otro lado a que te revise las bolas?. No quiero ser testigo de como te masajea las pelotas enfrente de mí, ni en mi espacio de trabajo. —Comentó con tono serio y frio el pelinegro, que seguía metido en sus labores. Pero importándole poco el malestar de su hermanastro.

    —Maldito desalmado, estás viendo que apenas y puedo caminar, y ¿a quien mierda le va a hacer un masaje? No quiero que ese larguirucho se me acerque, ni mucho menos que me toque, solo quiero que me dé algo para el dolor. —Se defendió el peliplata con reproche.

    —Como sea, no quiero que alguien entre y vea semejante escena en mi oficina, así que ya retírate. —Pidió con desdén y un tono algo cruel, importándole poco el estado en que se encontraba su medio hermano.

    —Desgraciado… todavía que fui a hacerte un favor y a causa de eso salí de ahí con la mayor humillación de mi vida a causa de un mocoso pirómano, también me quieres correr a patadas de tu oficina. ¡Vete a la mierda Masamune! —El pelinegro rodeo los ojos con fastidio y arto de los reproches y quejas de su hermano. Decidió solo ignorarlo y seguir en lo suyo, mientras hacía llamar al doctor, quien en unos momentos más entro a la oficina.

    —Usami-san, ¿qué ocurrió? Me dijeron que no se encuentra bien. ¿Cuál es el problema? —Se acercó a Akihiko con un pequeño maletín médico, portando su bata blanca y un semblante algo preocupado, era raro que alguno de los hermanos resultara herido, no habían requerido de sus servicios desde hace muchos años, salvo por pequeñas gripes o resfríos, a pesar de que siempre les hacía hincapié en la importancia de la salud y que no se lo tomaran a la ligera, ambos hermanos eran igual de tercos y creían que con solo una pastilla o medicamento arreglaban el problema. Suspiró.

    —… —Akihiko dudaba si decirle o no su problema, pero no se sentía capaz de soportar ese dolor hasta que desapareciera, tenía cosas que hacer y le era bastante molesto y humillante estar caminando difícilmente y en un andar extraño y sospechoso.

    —Sufrí un golpe bajo —Soltó al fin sin intenciones de dar más detalles. Esperando que el galeno captara el sentido literal de esas palabras.

    —¿Qué clase de golpe fue? —Interrogó. Pero Akihiko continuó callado.

    —Es necesario que me diga como fue el golpe, si fue con algún objeto, donde exactamente, de no ser más claro no puedo atender adecuadamente su molestia. —Insistió el medico tratando de sacarle más información si quería que lo tratara adecuadamente.

    —¡Ahggg maldición! ¡Me dieron una patada en las jodidas pelotas! ¿Está feliz? —Preguntó iracundo y en voz alta. No solo tenía que soportar la humillación de ese mocoso de mierda, sino que fuera delante de sus subordinados, que Masamune se burlara en su cara y ahora tener que decirle algo tan vergonzoso y denigrante al galeno.

    —Necesito revisar el sitio para ver la gravedad. —Agregó el peli azul, ignorando su mal humor y la actitud que estaba tomando el mayor, era muy común este comportamiento en los hombres y era increíble lo tercos que podían llegar a ser.

    —¡Ni se te ocurra tocarme maldito hijo de perra! ¡Si lo intentas te mataré! —Amenazó fúrico y con fiereza el peliplata, cubriendo sus partes lo más que pudo, pero debido al dolor no era capaz de defenderse adecuadamente.

    —Usami-san, es necesario que lo examine adecuadamente, el golpe pudo haber provocado algún hematoma, un desgarro, una torción o incluso puede causar esterilidad —Trató de convencerlo y explicarle los riesgos, esperando que con el temor de alguna complicación accediera, vio al peliplata con una mueca de horror y miedo, dudando si acceder o no.

    —Si va a revisarlo le pido de favor que ambos se retiren de mi oficina, hay una habitación de descanso en el piso 56, puede recostarlo en un banco y continuar ahí con su exploración. —Insistió el pelinegro sin despegar sus ojos de una inmensa lista de unos balances y estadísticas que tenía en sus manos, analizando los datos en su cabeza.

    —No sea así Takano-san. Le es difícil caminar en este estado, puede causarle alguna complicación, lo mejor será que no se mueva mucho. —Pidió, viendo como el pelinegro ni se tentaba el corazón.

    —¡Tsk! —Aunque no le agradara la idea, no tenía de otra, en parte era su culpa de que su hermanastro terminara en esta situación, lo mínimo que podía hacer por él es permitirle que el médico lo examinara y dejarlo reposar en su oficina el tiempo que necesitara.

    —Está bien, ahí está la cama y un pequeño sillón donde se puede recostar para examinarlo. Corra la cortina para que no los vean si es que entra alguno de mis secretarios, en el baño hay un botiquín si necesita algún material. Esa cama la uso cuando no puedo volver a casa por el trabajo, puede descansar ahí esta noche. —Indicó el pelinegro mientras tecleaba en su computadora portátil, permitiendo que usaran su espacio y habitación para la valoración del de oji violeta.

    —¿Eh? ¿No vas a dormir hoy? —Preguntó Usami sintiéndose un poco mal de quitarle su lugar de descanso más cercano, aunque, ¿no planeaba ir a su departamento a dormir?

    —No, tengo mucho trabajo acumulado, sin mencionar que tengo que revisar las cámaras de la calle para ver como es que se fue Onodera, que dirección tomó y a donde está ahora. —Suspiró pesadamente, no podía dejar a su futuro esposo ahí afuera en las calles sin tenerlo monitoreado, había demasiados peligros y más ante la última información que recibió respecto a Haitani y eso le inquietaba un poco, pues sabía cual era su plan.

    —Muchas gracias Takano-san. Bien Usami-san, no tiene por qué tener pena, después de todo ambos somos hombres y no tenemos nada diferente, lo principal es que se preocupe por su salud. —El peli azul lo ayudó a levantarse del sillón y con un andar lento lo fue guiando hacia el otro extremo de la inmensa oficina, donde Takano le indico que lo acostara.

    Era bastante bonito, una cortina colgaba del techo para separar el enorme espacio, la cama sobre una gran plataforma con luces y un par de escalones rodeaban la elegante y cómoda cama, perfectamente tendida y con decoraciones doradas en la pared negra, debajo de la plataforma a un par de metros un cómodo y largo sofá quedaba un poco inclinado en una línea diagonal a la cama, pero frente a esta y un poco más atrás del sillón la entrada al baño privado de Masamune. Con cuidado llegaron hasta el sofá.

    —Por favor, bájese los pantalones —Indicó el galeno.

    —¡No lo digas de esa forma imbécil!. —Gruño de mala gana el peliplata comenzando a desabrochar su cinturón y bajarse los pantalones. Sin duda este día no podía empeorar, justo cuando creía que su humillación no podía ser más grande, su dignidad y orgullo eran pisoteados hasta este punto.

    —Bien, recuéstese en el sofá por favor —Pidió Nowaki colocándose unos guantes y un cobre-bocas, luego se giró para comenzar la evaluación del golpe.

    Akihiko tembló de desagrado al sentir las manos del doctor en sus partes, pero no le quedó de otra más que tragarse su orgullo o lo poco que quedaba de él, como tenía ganas de tener a ese chiquillo enfrente y hacerlo pagar por lo que le había hecho.

    —Si está un poco inflamado y hay un leve cambio en la coloración, un lado está mas inflamado que el otro. ¿Ha intentado orinar? —Kusama hacía su trabajo y las preguntas de rigor, examinado con profesionalismo la zona, y prestando atención a los detalles importantes como el cambio de color, la hinchazón, el aspecto, textura, que no sangrara, entre otras cosas.

    —No —Contestó Usami frio, su orgullo, dignidad e imagen habían sido pisoteados hasta los niveles que nunca imagino, solo quería borrar este día y seguir con su vida. Nunca en sus 26 años le había pasado algo similar. Por lo que la humillación era enorme.

    —¿Qué otros malestares tiene? —Continuó con su interrogatorio el más alto, notando que no había ninguna otra alteración visible.

    —Me duele el vientre, tengo un poco de nauseas y evidentemente se me dificulta caminar. —Confesó con ese mismo tono de voz, desganada y automática.

    —Parece ser que no es tan grave, le daré unos antiinflamatorios y algo para calmar el dolor, ponga un poco de hielo dentro de una bolsa y envuelto en paños, no vaya a colocarlo directamente o el hielo puede causar quemaduras. No realice actividad física, ni ejercicio por unos días, le recomiendo que mañana temprano vaya con el urólogo, le pasaré el contacto de un amigo mío, solo es para descartar algún daño interno. —Indicó los cuidados que debía llevar a cabo mientras se descalzaba profesionalmente los guantes y se colocaba un poco de gel antibacterial, posteriormente sacando un recetario para indicar el medicamento y una pequeña tarjeta de otro médico.

    —Si tiene hematuria, bueno orine sangre vaya de inmediato al médico. Puede haberse roto un vaso sanguíneo, pero al ver solo la coloración amoratada solo fue el golpe y si ya pasaron varias horas y solo son esos malestares entonces no fue nada grave. —Hizo hincapié en los signos de alarma más importantes en caso de una complicación o que el golpe haya causado más daño del evidente.

    —En caso de presentar fiebre, empieza a vomitar y nota que cambia a un color violeta más intenso vaya enseguida a emergencias. Estaré atento para cualquier cosa. —Las palabras de Nowaki lo inquietaban y asustaban, por una parte, le decía que no era grave, pero le preocupaba a muerte esa pequeña lista de signos en caso de que fuera peor.

    Si se quedaba estéril o impotente o incluso sin miembro, primero mataría con sus propias manos al castaño sin importarle lo lindo que le pareció y después el mismo se tiraría de un puente.

    —¿Y bien? ¿Cómo está? —Pregunto Takano asomándose por la cortina, aunque lo ocultara, se preocupaba por el bienestar de su hermanastro, poniéndose en su lugar apiadándose de él y tratando de ver en que lo ayudaba para tratar de disminuir un poco la culpa.

    —Por ahora que tome estas pastillas y colocarle una compresa con hielos. Esté atento en caso que el dolor aumente o si hay presencia de sangre en la orina avíseme. —Le extendió una pequeña caja de analgésicos y antiinflamatorios junto con una pequeña receta de los medicamentos en caso de necesitar más y la factura de la consulta.

    Takano asintió en silencio mientras miraba la caja de medicamentos que el galeno le entregó y escuchaba atento las indicaciones y el horario que debía tomarlas su hermano.

    —Eso sería todo de mi parte. Con permiso. —Se despidió haciendo una leve reverencia y caminó rumbo a la salida.

    Miró a Akihiko, quien tenía un semblante no muy agradable, aún hacia leves muecas de dolor, pero su mirada le indicaba que se sentía peor por dentro, la preocupación, la humillación su orgullo y dignidad hasta el suelo.

    Caminó hasta el ayudándolo a ponerse un poco de pie.

    —¿Te ayudo a caminar hasta el baño? —Le preguntó con voz suave y comprensiva, el peliplata asintió en silencio, su plateado cabello ocultaba su frustrada mirada. Ambos caminaron hasta el baño en silencio. Lo dejó frente al retrete, de pie para que hiciera sus necesidades mientras regresaba a la habitación y buscaba entre un alto ropero una pijama holgada y cómoda para que su hermano se cambiara.

    Dejó la ropa sobre la cama y regresó apresurado al baño, aún se escuchaba como el chorro caía.

    —No hay sangre —Anunció aliviado Akihiko, sintiendo algo de tranquilidad en su interior, era joven y no quería llegar a sus treintas impotente o sin su pequeño amigo, aún le faltaba mucho por divertirse y disfrutar como para acabar así.

    —Eso es un alivio. —Lo ayudó a llegar al lavamanos y después a paso lento regresaron hasta el espacio destinado como dormitorio, llegaron a la cama y le extendió la ropa de dormir para que se cambiara. Akihiko la tomó.

    Takano lo ayudó a apoyarse en él mientras se ponía el holgado pantalón con dificultad y las piernas temblorosas, lo llevó hasta la cama pasando uno de los brazos del peliplata por su cuello para ayudarlo a sostenerse y lo sentó con cuidado. Ahí el peliplata se quitó el chaleco, la corbata y la camisa, Takano le extendió la prenda superior y Akihiko se la puso en silencio.

    Lo ayudó a acostarse y se sentó en una silla frente a él. Ninguno decía nada. Pero después de un rato el pelinegro rompió el silencio.

    —Lo siento, no debí pedirte que fueras y te involucraras en esto. Debí hacerlo yo, después de todo, Onodera es mi prometido. —Se disculpo apenado y culpable, entrelazando ambas manos con algo de frustración.

    —No, es mi culpa, tienes razón, si yo no le hubiera hecho eso a ese mocoso , no estaría en esta situación. —Admitió el peliplata, algo apresurado, rascándose la nuca con pesadez.

    —Comprendo la gravedad y locura que cometí, mi intensión era solo meterle un susto, pero acepto que estuvo mal, incluso puse en riesgo el futuro de tu matrimonio, no se si ese mocoso ya se lo dijo a tu prometido y con menos razón te acepte, aparte a causa de mi estúpida broma puedo quedar estéril, fue muy imprudente de mi parte. Lo siento. —Se disculpó Akihiko, apenado, analizando en su mente y dándose cuenta que no fue la mejor idea para tratar de hacer hablar al castaño, pero tampoco se imaginó que fuera tan extremista de querer quemarlos también.

    —Bueno, voy a poner un té para que te tomes el medicamento, ahora te traigo la compresa con hielo. Trata de descansar —Se levantó de su lugar y caminó fuera de la cortina.

    Su oficina estaba dividida en tres partes, desde la perspectiva de la puerta, del lado izquierdo tenía una pequeña sala, con un par de sillones elegantes, una inmensa pantalla de plasma, del lado izquierdo, pegando contra la ventana un gran y vasto librero color negro y en el centro una hermosa mesita cristal, con una vasija de oro en el centro de esta. Algunos artículos caros como decoración y un poco al fondo una cocina improvisada, con un minibar, un pequeño refrigerador y una estufa eléctrica y moderna pero pequeña.

    En el centro del gran espacio, justo frente a la puerta quedaba unos cuantos sillones con una pequeña sala, donde había estado sentado el peliplata cuando llegó y a unos metros de esta sala el gran escritorio de madera de caoba, barnizado, con un pesado y largo cristal grueso que lo cubría, encima los documentos de Masamune, su copa de vino, algunos artículos de decoración y detrás, justo al lado de la ventana un mueble, de corta altura, pero muy largo, que recorría gran parte del inmenso ventanal, había secciones donde había cajones cerrados con llave, algunos pequeños apartados para libros, en otro algunos papeles dentro de folders bien acomodados y enfrente del imponente escritorio, unas 3 sillas reclinables que de vez en cuando usaban alguno de sus empleados en caso de venir informarle por horas sobre la situación económica de la empresa, los reportes de ventas, las estadísticas, entre otras cosas.

    Frente al escritorio, a un costado de este del lado izquierdo, un escritorio extra, destinado para su futuro secretario *(casi la misma posición y distancia entre el escritorio de Isaka y Asahina)* el cual contaba con un teléfono, una computadora, algunas decoraciones, bote de basura y una cómoda silla.

    Aunque igual fuera de su oficina tenía la “estación central” para sus secretarios personales, pero su secretaria o asistente principal ocupaba más la que tenía enfrente debido a la urgencia de necesitar papeles, estadísticas o información importante y le resultaba molesto que entraran y salieran de su espacio personal, pero tampoco le agradaba mucho la compañía, su última secretaria había renunciado recientemente por la dificultad de mantener un bebé y cumplir con las demandas de Takano.

    Detrás de este escritorio otro librero se alzaba, con más documentos y carpetas donde había varios reportes e informes organizados por mes y acomodados por año sobre el librero y a un costado una maquina para sacar copias. A unos metros más detrás de este se encontraba la improvisada pero elegante y cómoda recamara de Masamune, donde seguía descansando el peliplata.

    Fue al otro extremo de la oficina, donde abrió el mini refrigerador, sacó unos hielos y comenzó a guardarlos dentro de una gruesa bolsa, buscó un paño limpio y envolvió el improvisado saco, puso agua a calentar y un poco de comida en el microondas para que su hermano comiera, colocó los recipientes con la comida en una pequeña bandeja y caminó de regreso al otro lado del inmenso espacio.

    —¿Puedes sentarte? ¿o necesitas ayuda? —Dejó la bandeja en el lado izquierdo de la cama, sobre una mesita de noche. Ayudando a Akihiko a sentarse lentamente.

    —No tienes que hacer esto, pudiste decirle a alguien que venga a calentar la comida. —Comentó Akihiko, algo sorprendido que su hermano lo estuviera atendiendo personalmente.

    —Nha, en parte lo hago porque me siento mal y quiero compensarte un poco, además de los dos, soy el único que sabe cocinar, ya es algo tarde, los de cafetería me dejaron algunas cosas en la cocina, pero si no te gusta puedo llamar para que te traigan otra cosa. —Confesó con ese tono molesto de siempre, con desinterés. Pero a pesar de su tono y mirada siempre decía palabras amables y denotaba su preocupación, aunque no lo pareciera.

    —No hace falta, con esto está bien. —Agradeció.

    —Toma. —Le extendió la compresa fría y el peliplata se la colocó sobre el pantalón sintiendo un rápido alivio y disminución del dolor, suspiro aliviado, sintiendo como poco a poco las punzadas y el entumecimiento disminuían.

    Dejó ahí mismo la fría compresa y Takano le extendió un plato con algo de gachas de avena, por ahora eso era lo único que tenía ya que el pelinegro ya había comido hacia un par de horas antes, para el alivio del pelinegro Akihiko las aceptó, debido a las leves nauseas que aún tenía no quería arriesgarse a comer más, si es que vomitaba.

    Cuando terminó Masamune le extendió la taza junto con la pastilla, se tomó el medicamento y poco a poco la bebida. Suspiró un poco más tranquilo y aliviado, esperando que hiciera efecto con las horas y disminuyera su dolor.

    —Avísame si ocurre algo, estaré al pendiente. —Pidió Takano llevándose la charola junto con los trases para que no le estorbaran a Akihiko y mantener el orden en su oficina.

    —Disculpa las molestias. —Se disculpó algo apenado por haber terminado en esta situación y tener que dormir en su cama.

    —No te preocupes. —Salió de la improvisada cortina que dividía el espacio, dejó las cosas en la mini cocina y regresó a sus labores. Escuchaba atento en caso de que Akihiko emitiera algún quejido de dolor, pero parecía que finalmente se había calmado.

    Revisó la hora y decidió entrar al sistema de cámaras de la ciudad, empezando su búsqueda para dar con el paradero de su escurridizo prometido, si que causaba muchos problemas ese chiquillo, quien iba a pensar que ese pequeño que a sus dos escasos años lo seguía como un pollito para todas partes, ahora huía de él. ¡Que ironía!

    Ya se habían visto con anterioridad, antes de la fatídica noche de la muerte de los Onodera, cuando su padre aún seguía vivo iban muy seguido a visitar a la familia del castaño para que “se fueran conociendo” y se hicieran a la idea de que serían esposos con el tiempo. El castaño no comprendía del todo el significado de ello, apenas podía balbucear unas cuantas palabras, pero el tono sumamente infantil y torpe con que lo intentaba llamar “Asaumne” con esos ojos grandes y de color verde, sus mejillas rojas y redonditas le derretía el corazón.

    Ritsu sabía que se casarían pues “Saga” como la madre del pelinegro lo llamaba antes de su muerte, sería su esposo cuando fuera mayor, le gustaba Saga, pero era demasiado pequeño para saber sobre amor, solo sabía que ese chico estaría junto a él toda la vida, pues, cuando les preguntó a sus padres sobre que era ser esposos, su mamá y su papá le dijeron algo como “Ser esposos es amarse y estar juntos para toda la vida, formar una familia y quererse como mami y papi” así que; “así” iba a estar con “Asaumne” cuando fuera mayor y la idea lo emocionaba e iba detrás del pelinegro a donde quiera que fuera, entusiasmado, le quería, un sentimiento puro, inocente, casto, sincero, limpio, sin más, solamente le quería y el sentimiento era mutuo.

    Sus inocentes corazones se llenaban de dicha al confesarse a tan corta edad un “te quiero” una y otra vez, sin comprender a profundidad la magnitud de esas hermosas palabras, solo sus sonrisas e inocencia iluminaban su ser ante la idea de estar juntos en un futuro.

    El pelinegro salió de su trance, eran recuerdos que guardaba muy celosamente en su mente y corazón, de los pocos recuerdos donde fue feliz, donde no estaba corrompido por el odio y la soledad, pero esos escasos recuerdos, lo animaban a continuar y a no derrumbarse, era lo único que tenía para no caer por completo en el mundo de la locura y podredumbre de ese mundo despiadado, que le arrebató la vida a su padre y los padres del castaño.

    De uno de los cajones de su escritorio sacó una fotografía justamente de esos años, la contemplo detenidamente, paseando sus ojos por ella, admirándola, recordando ese día, como Ritsu se aferraba a su mano y el lo sujetaba con fuerza, las mejillas rojas y adorables del castaño mientras su otra manita regordeta y en forma de puño ocultaba su sonrisa genuina, tímida e inocente, pero llena de luz y pureza, mirando los dos a la cámara. Un “te quiero Asaumne” resonó en la mente del pelinegro antes de que su corazón se estrujara dentro de su pecho.

    Poco después de esa fotografía el enemigo más grande de su padre los atacó, Matando a su progenitor y condenándolo a ese cruel mundo de soledad y vacío, tristeza y sed de venganza, ya no pudo volver a ver a ese chiquillo, tenía casi la misma edad de Ritsu cuando perdió a sus padres, 7 años, pero a diferencia del castaño, el se llenó de ira y resentimiento.

    Entró junto con Akihiko al escuadrón de entrenamiento para cazar a los miembros de la mafia, entrenó por varios años, ejercitando su mente, su cuerpo, alimentando su sed de venganza y poco a poco se convirtió en un monstruo que no le importaba acabar con la vida de sus rivales, aquellos subordinados de Haitani Sou y Shin.

    Guardó con cuidado la fotografía, temiendo que se rompiera, ese chico de la foto, esa alegría e inocencia murieron desde hacía mucho tiempo, lo único que seguía en su pecho y que lo hacía vibrar era su amor por Ritsu, el cual seguía intacto, puro y limpio, sin mancha de algún otro sentimiento insano, solo un amor honesto.

    Revisó minuciosamente la cámara que apuntaba a la calle de donde se supone era el departamento del castaño y del cual se fugó, se le veía como corría a toda prisa hasta entrar al edificio, del cual, no volvió a salir, de inmediato supo por donde se escabulló, la puerta trasera del pequeño y sencillo local de la casera, tecleó unas cuantas veces y en la pantalla aparecieron diversos recuadros de al menos 10 cámaras, todas en los alrededores de la colonia del castaño, hasta que después de unos cuantos minutos al fin lo vio.

    Emergió de entre los edificios de una calle, saliendo de la oscuridad de unos estrechos callejones hasta la calle principal, donde un taxi estaba estacionado, el conductor salió y lo ayudó con sus cosas, estuvieron hablando un rato y entraron, tecleó el numero de la matricula y la pantalla automáticamente le mostraba las calles y avenidas que recorrió el vehículo hasta la estación principal. El castaño, para su mala suerte, entró.

    Chasqueó la lengua al darse cuenta de sus intenciones, por lo que también se infiltro en el sistema de las cámaras de vigilancia de la estación, lo vio comprar un boleto en las taquillas y luego caminar en dirección al tren bala. Su destino; Shinjuku.

    Volvió a teclear un par de veces más hasta que vio como el castaño salía de la estación y tomaba un taxi, tomó el numero de las placas y continúo investigando, hasta dar con un lugar en Nerima, entonces hizo una llamada, del otro lado contestaron y acataron su orden, diciendo que le devolverían la llamada cuando tuvieran la información.

    Pasó una hora y su teléfono sonó, de inmediato contestó, atento, esperando que al fin alguien le diera buenas noticias sobre el paradero de su prometido

    —Takano-san —Habló un tipo del otro lado de la línea, su voz distante y misteriosa.

    —Dime —y para su suerte lo era. Al fin tenía en el radar nuevamente al castaño

    —Lo encontré, está en… —Takano sonrió complacido y victorioso, al fin había dado con el nuevo escondite de su futuro esposo.

    Haruhiko, un experto y muy reconocido detective había estado al servicio de Takano por muchos años, su misión; vigilar día y noche al chico Onodera, el había sido quien le reportaba e informaba sobre los movimientos y lo que acontecía alrededor del castaño desde que este salió del hospital hacía 10 años, claro que tenía un basto equipo de espías, era prácticamente imposible que vigilara el solo las 24 horas al castaño. El y sus empleados, eran los encargados de mantener y vigilar al ojiverde desde las sombras, protegiéndolo y manteniéndolo oculto de los radares de su enemigo pactado: Haitani Shin

    Continuamente le enviaban un reporte sobre los acontecimientos relevantes del chico, ese equipo, no se despegaba ni a sol ni a sombra de las espaldas de su prometido, siempre alertas, siempre vigilando desde lejos, en las sombras, cuando el joven se escabulló de la casa, los tipos fueron tras él, disfrazados, encubiertos, pero siempre muy cerca del menor.

    Hacía tiempo que no se contactaban directamente con el CEO de Riven, debido a que ellos le harían saber de inmediato a Takano si el castaño se encontraba en peligro inminente y necesitaran su autorización para revelarse, pero debido a que no ocurrían situaciones de ese estilo solo se mantenían en contacto por medio de informes o reportes eventuales.

    Pero esta era una excepción, Takano escuchó rumores sobre el retorno del menor de los Haitani, el único que quedaba y, por tanto, el único heredero del imperio y estaba preparando algo para su regreso, igual había estado buscando al castaño y eso encendió todas las alarmas de Masamune, sabía cuales eran las intenciones de su enemigo.

    Por lo que no tuvo más remedio que empezar a moverse y poner a salvo a su futuro esposo y la mejor forma; uniéndose en matrimonio, de esa manera lo tendría cerca para vigilarlo y esperar que con el tiempo las cosas se fueran dando, pero era evidente que el chico no iba a irse a la primera y por las buenas con él y menos para casarse.

    No le importaba si tenía que obligarlo, aún con métodos poco éticos y sucios, pero la ética, moral y decencia ya no existía en su mundo. Jugar limpio no formaba parte de sus planes.

    —Necesito que hagas algo por mí. —Comentó. Sabía que el castaño estaba buscando un empleo con buena paga y horarios bastante flexibles, debido a los gastos de la colegiatura, un nuevo departamento, comida, libros, entre otras cosas un trabajo promedio de medio tiempo no le alcanzaría para cubrir todos los gastos.

    Entonces podría hacer que su gente dejara debajo de su puerta un folleto solicitando varios empleados en distintas ramas de su empresa, para que fuera más creíble y creyeran que algún reclutador iba dejando folletos en las diferentes edificaciones donde comúnmente vivían estudiantes universitarios y obviamente, estos buscarían algún trabajo de medio tiempo, así que no sería raro encontrar debajo de su puerta algún pequeño papel de alguna empresa que solicitara chicos para emplearlos en algún área de su compañía.

    Y eso hicieron sus subordinados, dejaron un único folleto debajo de la puerta del castaño, para que este fuera por voluntad propia a él, era infinitamente mejor cambiar su estrategia; en vez de perseguir por todo el país al chico, le pondrían una trampa para que el oji esmeralda fuera directamente a su jefe por si mismo.

    Podría hacerlo su secretario o asistente después de todo, su ex secretaria renunció recientemente por lo que el puesto estaba vacante, así que de esta forma podría tener al menor a su lado, vigilándolo y comenzar a trabajar en su relación, aunque para asegurarse de que no huyera, tomaría medidas aún más drásticas y bajas, sucias.

    Lo haría firmar el contrato embelesándolo con la jugosa cantidad salarial que recibirá al mes, siendo demasiado alto a comparación de los trabajos promedio. Metería dentro de este las cláusulas de que se comprometía a casarse con Takano Masamune dentro en una fecha que no sobrepasara el mes a la fecha firmada del mismo contrato, comprometiéndose a no apelar a su “descuido” por no haber leído adecuadamente el documento y renunciaba a todas las formas legales para desmeritar el oficio y otra cláusula de no poder renunciar dentro del próximo año, de lo contrario, tendría que pagar una millonaria suma como compensación por incumplir el contrato, dinero que obviamente el castaño no tendría, siéndole prácticamente imposible cubrir ni aunque vendiera su cuerpo al mejor postor, de esta forma no tendría mas remedio que rendirse y acceder a los deseos y demandas de su nuevo jefe y futuro esposo.

    Le pondría todas las trampas y artimañas necesarias para tener sometido al castaño, haría lo que sea necesario, aun si eran métodos asquerosos y desagradables, pero no le importaba, lo único que quería era encadenar al ojiverde para que no huyera de él.

    Además, las clausulas estaban a la vista, el documento y términos completos las tendría en su mano, sería generoso y le daría la oportunidad de negarse solo si leía el contrato completo y se negaba a firmarlo, sería decisión y cuestión completamente suya poner en practica o no el “no debes firmar un documento oficial sin leerlo de principio a fin” y tendría que hacerse responsable de sus descuidos.

    Y justo como planeaba, unos días después el castaño firmó el contrato, se le hizo llegar el documento a su oficina mientras el jefe de recursos humanos capacitaba y le mostraba las instalaciones a su nuevo secretario y prometido.

    Sonreía satisfecho, viendo la firma del Ritsu en al menos 10 hojas, uno de sus brazos lo utilizaba como soporte mientras sus nudillos se recargaban en su rostro, leyendo y repasando las clausulas más importantes para el y debajo de esta hoja, la firma del chico, clara, limpia y perfectamente delineada.

    Dio un gran trago a su vaso de wiski, sintiendo el frio liquido resbalar por su lengua y su garganta, disfrutando su sabor. Ahora solo era cuestión de tiempo para que trajeran a su nuevo empleado ante él.

    Caminó hacia el minibar y destapo una carísima botella de vino, vertiendo algo del líquido sobre una copa de cristal, esperó pacientemente hasta que finalmente llamaron a la puerta de su oficina, sonrió una vez más, arrogante y poderoso, victorioso y triunfal. Al fin tenía a su prometido frente a él, encadenado por sus propias manos, firmando voluntariamente y por su propia letra su esclavitud.

    —Mucho gusto, mi nombre es Onodera Ritsu, a partir de ahora estaré a su cuidado, espero aprender mucho de este trabajo. Daré mi mayor esfuerzo y estoy a sus órdenes. —Saludó el joven, con voz enérgica, ignorante de quien era la persona frente a él, los planes que esta tenía y los métodos tan bajos a los que recurrió para imposibilitarle su huida.

    —De eso no lo dudo. —Aseguró girando suavemente la copa, mirando como el líquido formaba un suave remolino alrededor, Tomó lo que quedaba y se volteó, sonriendo complacido, ya esperaba esa reacción del castaño, sí que había cambiado demasiado, aunque era normal, el chico lo dejó de ver cuando tenía 2 años y sus recuerdos quedaron borrosos desde la muerte de sus padres. De cierta forma no le agradaba del todo esa mirada que ponía el más bajo ante él, pero eso era lo de menos.

    —Hola… —Saludó sin dejar de sonreír, al ver que el oji esmeralda no reaccionaba se levantó de su asiento, comenzando a caminar hacia el chico.

    —Veo que has cambiado de parecer respecto a nuestro matrimonio… porque… has venido directamente a mí. —Ante sus palabras se puso aún más pálido, cayendo en cuenta la gravedad de su error, había entrado a trabajar a esta empresa como secretario de quien decía ser su “prometido” y acababa de firmar un contrato, pero aún no dimensionaba el inmenso error que había cometido, pues, no había leído todas las cláusulas, estaba consciente sobre la punta del ice bearg pero no sabía que también había firmado una cláusula donde se comprometía a casarse con su jefe en menos de un mes y que renunciaba a cualquier apelación o reclamo del contrato en un futuro, sin mencionar que si desobedecía e ignoraba las estipulaciones tendría que pagar una inmensa cantidad de dinero como compensación.

    Ninguno de los dos decía nada, Takano esperaba atento y paciente la reacción del castaño, quien seguía pálido, con la misma expresión y posición, sus brazos rígidos a cada lado de su cuerpo, sus ojos completamente abiertos y una expresión de clara sorpresa, revelación y pánico.

    Eso molestaba y hería un poco al pelinegro, ¿De verdad era tan atemorizante como para que se quedara petrificado cada vez que lo veía? Su expresión lucía como si hubiera visto a un fantasma. ¿Acaso así iba a actuar cada que se toparan de frente?

    —Oye… reacciona —Chasqueó los dedos un par de veces a un lado del rostro del menor, sacándolo de su shock, quien con un respingo salió de su trance y se alejó un par de pasos del pelinegro.

    —¿Por qué está usted aquí? ¿-¿Quién es usted? ¿Qué quiere de mí? —Pregunto una vez más, alarmado, como si su mente bloqueara el hecho de que ese hombre sería su jefe directo y que debía mostrarle respeto.

    —¡Tsk!, no me gusta repetir lo mismo dos veces. Pero bueno, ya que has firmado el contrato supongo que estás de acuerdo, así que me presentaré como es debido. —Suspiró con algo de pesadez y resignación. Tomando una postura un poco más seria y formal.

    —Mi nombre es Takano Masamune, dueño de Riven y cómo te dije la otra vez, soy tu prometido. —Volvió a corroborar, presentándose adecuadamente frente a su futuro esposo, el cual no cabía en su incredulidad, sentía que su mente le estaba jugando una cruel y horrible broma, el castaño no podía creer como ese tipo que lucía que podía tener a la mujer que quisiera precisamente quisiera desposarlo justamente a él.

    ¿Por qué? No tenía familia, ni riquezas, ni se consideraba atractivo, aunque realmente lo fuera, no tenía nada como para que ese tipo se quisiera casar con alguien como él.

    ¿Qué razón tendría un multimillonario joven, apuesto y varonil que lo orille casarse con alguien tan simple y sencillo como lo era el castaño?

    —Y acaso usted ¿está de acuerdo con eso? —Preguntó, aferrándose al mínimo rayo de esperanza, si el pelinegro tampoco deseaba casarse, entonces podrían llegar a un acuerdo y cancelarlo.

    —Bueno… tengo mis razones. —Comentó con simpleza, rompiendo las pocas esperanzas de Ritsu de creer que el hombre frente a él tampoco deseara casarse

    —¿Razones? —Repitió, tratando que se las dijera.

    —Como sea, tú mismo acabas de firmar un contrato donde aceptas desposarme en un mes. —Ante estas palabras no pudo evitar poner una expresión de total confusión y extrañeza, ¿De que hablaba este hombre?

    —¿Qué? Yo no he firmado tal cosa, yo vine aquí a aceptar un trabajo. —Aún no caía en cuenta de lo terrible de su situación, por lo que el pelinegro rodó los ojos con fastidio, se dio la vuelta y caminó hasta su escritorio, del cual tomó el contrato que previamente había estado leyendo, junto con otros documentos legales.

    Regresó frente al chico quien aún seguía algo angustiado, pero con el ceño levemente fruncido, confundido de las palabras del pelinegro. ¿De dónde sacaba que había firmado un compromiso de matrimonio?

    —Toma, lee el contrato detenidamente para que tú mismo estés al tanto de las cláusulas y términos que firmaste. —El pelinegro le extendió la pequeña pila de papeles para que la leyera, el chico algo confundido las tomó, las miró un momento, volvió a posar sus ojos sobre su jefe y regreso la vista al contrato.

    Debido a que eran documentos legales y oficiales, firmó tres juegos, uno se quedaría para su jefe, uno para recursos humanos y otro se lo entregarían una vez que Takano-san hubiera sellado los tres juegos, los cuales ya estaban con su nombre, firma y sello de su oficina al ser el presidente. Entregándole su juego de copias correspondiente.

    El castaño con forme leía, sus ojos se abrían con incredulidad y asombro, mientras que su rostro se llenaba de terror y volvía a palidecer una vez más, leyendo con premura y desesperación corroborando y dándose cuenta lo tonto que había sido al no prestar atención a la hora de firmar. Cayendo al fin en cuenta de que tan hondo había cavado su tumba y la gravedad de su posición.

    Sintiendo como sus piernas temblaban y su mente se nublaba.

    —Ah y esto también, es el documento donde tus padres y los míos firmaron el acuerdo que nos uniríamos en matrimonio cuando cumplieras la mayoría de edad. —Le extendió una copia de un viejo papel largo, había varias firmas, 6 en total, quizá 4 eran de los padres de ambos, una de un juez y la otra de un testigo.

    El ojiverde sentía como le era arrancada su vida, sus sueños, su futuro y su libertad. Sintiendo como finalmente la desesperación ganaba terreno, logrando que poco a poco se quebrara, sus ojos comenzaron a cristalizarse mientras sus manos temblaban, sujetando los papeles. El azabache ni se inmutaba de su sitio, solo esperaba con algo de desinterés que el más bajo terminara de leer ambos oficios.

    Repetía su vista una y otra vez en 4 principales clausulas;

    C.3.1 Me comprometo a unirme en matrimonio el 13 de julio del presente año con Takano Masamune.

    C.3.2 Renuncio a mi derecho de apelar en caso de estar inconforme con alguna de las clausulas estipuladas en este documento y ningún juez o institución puede revocar lo firmado en este convenio.

    C.3.3 En caso de desacatar alguna de las cláusulas tendré que pagar la suma de 50 000000 de dólares en el transcurso de un año como compensación con la empresa y con Takano Masamune por desacatar los términos pactados.

    C.3.5 No podré presentar mi renuncia sino pasado un año de mi contratación oficial, de lo contrario se hará valido lo estipulado en la clausula 3.3 de este contrato.



    Se reprendió a su mismo dentro de su mente por haberse dejado llevar al ver ese salario de 150 000 yenes mensuales, con prestaciones, bono de puntualidad, de productividad, y de vacaciones, caía en cuanta de lo raro y generoso que era para un chico de su edad y que solo trabajaría a tiempo parcial, creyó que al ser una empresa grande el salario sería alto, pero no se imaginó que tanto, lo admitía, había sido tan estúpido por haber sido codicioso y ahora, había caído en su trampa.

    —¿Por qué hace esto? —Preguntó con voz quebrada y al borde del llanto. ¿Tanto era su afán de casarse con el como para ponerle ese tipo de juegos y trampas sucias?

    —Ya te lo dije, tengo mis razones, y no te preocupes, no pienso hacerte nada, no me excita abusar de un universitario, cuando llegue el momento tu mismo lo pedirás y vendrás a mí, eso sí es caliente. —Comentó con aires de superioridad y una infinita confianza en su voz mientras llevaba un cigarro a sus labios y lo encendía desinteresadamente.

    Ante las palabras del mayor, la cara de Ritsu se tiño de un color rojo, olvidando por un momento su desdichado destino e imaginándose sin querer la escena de ello. Poniéndose aún más rojo y cubriendo su boca al mismo tiempo que retrocedía unos pasos.

    —¿Q-Q-Que? ¡¿Qué dice?! —¿Cómo podía decir algo así? ¿De donde venía tanta confianza y seguridad del pelinegro? Pero de alguna forma sus palabras lo aliviaron un poco al él mismo decirle que no le haría nada, pero aún así no podía creer del todo en que realmente no le pondría un dedo encima.

    —N-Nunca, está loco, yo jamás lo haré. —Aseguró el castaño aún apenado, sentía su cara arder hasta las orejas, ¿Qué el mismo lo pediría? ¡Que se joda! Ni siquiera había besado a nadie antes y pensar en tener intimidad con alguien aún no cruzaba por su mente, debido a sus múltiples trabajos no le daba tiempo ni de tener interés en conocer a alguien para una relación

    —Bueno, dejemos que el tiempo diga que pasará y que no pasará, pero tu y yo nos vamos a casar en un mes, eso es un hecho. —Sentenció el pelinegro dándose la vuelta de regreso a su escritorio y sentándose cómodamente en su silla, reclinando el respaldo y subiendo los pies en su escritorio.

    —P-pero yo no tengo nada que ofrecerle, no se porque está tan empeñado en casarse conmigo, no tengo dinero, soy un universitario, no me queda nada, ni recuerdos, ni padres, ni familia. —Trató de abrirse al desconocido, para que se apiadara de su situación y este le explicara sus motivos del porque estaba tan empeñado en llevar a cabo el compromiso.

    El pelinegro adquirió una pose, recargando sus piernas sobre su escritorio, relajándose y dándole una calada profunda a su cigarro, algo ausente y desinteresado del tema.

    —Tienes familia aún —Lo interrumpió Takano soltando el humo de su cigarro. Desconcertando una vez más al chico, llenando su corazón de esperanzas, pero de igual forma rompiéndolo.

    —¿Qué?... ¿En serio?... ¿Dónde están? ¿Quiénes son? ¿Por qué nunca me buscaron? —Preguntó entre emocionado y dolido, sintiendo que su mente colapsaría por toda la información que estaba recibiendo de golpe y en su pecho un mar de sentimientos contradictorios se formaba, entre alegría de saber que no era el único que quedaba de los Onodera, y por qué nunca lo contactaron.

    —Porque yo les ordene que no lo hicieran, no si querían que siguieras con vida. —Comentó con simpleza y desdén, no tenía la mínima intensión de decirle que, si se ponía en contacto con sus familiares, automáticamente entraría en el radar de Shin, lo localizarían e irían tras él y obviamente no le haría nada bueno al oji esmeralda.

    —Usted… ¿iba a matarme…? —Preguntó aterrado el castaño, retrocediendo de nuevo de aquel hombre, sintiendo como sus piernas perdían fuerza ante la idea de que iba a ser asesinado por el pelinegro si su familia lo hubiera contactado. Obviamente malinterpretando las palabras de Takano. Quien frunció el ceño molesto, enderezando un poco cuerpo como si quisiera levantarse, pero se detuvo al ver la llorosa expresión del castaño.

    —¿Cómo puede…? —Recriminó al borde de las lágrimas, desesperado, herido, todo este tiempo tuvo un lugar al cual volver y el sujeto frente a el le había negado el amor de los miembros que quedaba de su sangre.

    —¡No!. De cualquier manera, verás a tu familia el día de la ceremonia. —Trató de calmarlo, pero aún utilizando ese aire un poco hostil e inmisericordioso. restándole importancia a los sentimientos pensamientos y entorno del chico.

    —¿… Puedo contactarlos ahora? —Preguntó con la voz débil y la cabeza baja, esperando una respuesta afirmativa. Al menos aliviaba un poco el dolor en su pecho saber que no estaba completamente solo y quizá alguien aún pensaba en él, en que un lugar que se creía vacío volvería a estar ocupado.

    —No. Y si tu intensión es pedirles ayuda será inútil, tu abuelo fue el de la sugerencia, les propuso la idea a nuestros padres y ellos aceptaron. —Soltó de nuevo, dejando escapar una vez más la nube de humo de sus pulmones. El castaño se resignó. Ya que no había nada que hacer más que acatar las ordenes al menos le sacaría la mayor información que pudiera, después de todo, en su primer encuentro el le dijo que aclararía algunas de sus dudas si iba con él.

    —¿Abuelo?... ¿Cuántos otros familiares me quedan? —De alguna manera se sentía emocionado, aún tenía parientes y parecía que era más de uno, al menos algo positivo salía de conocer a este hombre y comprometerse.

    —Tienes tus dos abuelos y un hermano mayor. —Su corazón se llenó de felicidad al saber que había alguien tan cercano a él, un hermano, un hermano mayor, un hermano que quizá estaba ansioso de verlo, de ver con sus propios ojos que su hermanito estaba a salvo.

    Lagrimas comenzaron a formarse en sus ojos, se sentía tan conmovido y emocionado, triste y dolido, al imaginar como había sufrido al creer que sus padres y hermano menor habían fallecido, después enterarse que aún sigue vivo y no puede contactarlo sino será asesinado.

    —¿Cuál es su nombre? —Preguntó débil tratando de contener las lágrimas y emociones que se desbordaban en su pecho.

    —Tsukishima. —Contesto con simpleza.

    —E-El… ¿Intentó buscarme? ¿Cómo está? —Tenía tantas dudas, tantas cosas que quería saber, tanto que descubrir de su hermano.

    —Si, creyó que también habías muerto, pero le informé a tu familia que solo tu sobreviviste, tu hermano actualmente está a cargo de la editorial Onodera, tiene 21 años. Tus abuelos querían hacerse cargo de ti, pero corrías peligro con ellos, por eso les ordené que no te contactaran. —Explicó repasando su juego de copias antes de archivarlas en un mueble largo y de baja estatura que tenía detrás de su escritorio y que abarcaba gran parte de su enorme ventanal en uno de sus cajones, bajo llave.

    —¿Cómo sabe todo eso? ¿También lo investigó? —Le aterraba el alcance que tenía este hombre, de investigar a quien quisiera, de obtener la información completa de alguien. Temía por su familia, ¿Qué métodos o amenazas habrá llevado a cabo para hacer desistir a su familia de contactarlo por los pasados 10 años que estuvo solo? Debía ser temible como para que sus familiares accedieran a sus demandas… justo como el, que lo había atado completamente a su merced.

    ¿Quién era realmente este tipo? ¿Qué tan peligroso era? ¿Cuánto poder tendía? Si, daba una apariencia sumamente imponente y poderosa, arrogante y altiva que impresionaba e intimidaba a cualquiera, pero no parecía malo o alguien despiadado y cruel, pero ¿Realmente era así?

    —…Bueno… Algo así… —Contestó distante. Una vez más, negándose a revelar más información. Por lo que el castaño tuvo que pasar a otra de sus tantas dudas que surgían.

    —¿Cómo es que se conocían? Mi familia y tus padres —Preguntó ya un poco más calmado, después de haberse resignado de que por ahora no tenía escapatoria y por lo menos este hombre podía hablarle más sobre su familia y su pasado.

    —La familia de tu padre proviene de una inmensa y poderosa familia inglesa, tienen unos cuantos negocios y en uno de esos se hicieron cercanos a mi familia y bueno, se llevaron tan bien que acordaron unir a las dos familias cuando llegara el momento —Explicó aun volviendo a servirse un poco de wiski, colocando la botella en una pequeña mesita que tenía a un lado.

    —Pero yo no tengo nada de eso. —Toda esa riqueza, fortuna y legado no le pertenecían, eran negocios de sus abuelos, no de él.

    —De cualquier forma, nos vamos a casar, recuerdes o no tu pasado, tengas familia o no. —*Quieras o no de Rasputia XD *. Por alguna razón esas palabras hirieron al castaño.

    —¿Quiénes eran la familia Onodera? —Preguntó de nuevo después de una larga pausa y acumular en su cabeza aquellas preguntas que lo habían estado atormentando por años.

    —Tú sabes que les ocurrió a mis padres, ¿No es así? —Lo miro de una forma fría, aún si el pelinegro lo negaba, el sabía que estaría mintiendo, estaba consciente que el mayor sabía perfectamente los motivos de su asesinato.

    —¿Por qué murieron? —Interrogó directo y con todo serio, dejando ver al pelinegro que quería saber la verdad.

    —Tu padre decidió ser un poco independiente de su familia inglesa, por lo que aquí en Japón se hizo cargo de la editorial Onodera, un viejo negocio de tu bisabuelo, vivían una vida bastante normal y sin excentricidades, fuera del ojo público. —Si era así ¿Por qué pasó todo eso? ¿Por qué sus pesadillas le hacían creer que hicieron algo realmente malo como para que merecieran la muerte?

    —El resto no te lo puedo decir. —Indicó el de ojos miel dándole otra calada a su cigarro y golpeándolo con su dedo sobre el cenicero volviendo a dejar ir la bocanada.

    —¡¿Qué?! ¿Cómo puedes ser así? Me das información a medias y esperas que acceda a casarme contigo cuando ni siquiera se si me estás diciendo la verdad. —El castaño comenzaba a desesperarse de que le contaba unas cosas y las preguntas más cruciales y que le interesaban el pelinegro se negaba a darle mas información y solo se quedaba callado.

    —Si quieres que confíe en ti dime todo lo que sabes de mí, de mi familia, de mi pasado, por que mataron a mis padres. —Expresó serio el castaño, tratando de hacerle ver la mas alto que estaba considerando el matrimonio y confiar en el con tal de que le dijera los motivos de su fallecimiento.

    —Lo siento no puedo, tendrás que arriesgarte y aprender a confiar en mi con el tiempo. —Aun así, el azabache no cedió, aunque si le era bastante tentador la propuesta de que el chico accediera a casarse sin quejas, pero de cualquier forma ya lo tenía encadenado, lo importante para el era desposarlo, en los términos que fueran ese chico sería suyo ante la ley en un mes y claramente, le dijera o no sus motivos, el chico no accedería tan fácil.

    —Eso es… Imposible, no lo conozco y… —Trató de apelar de nuevo, pero fue interrumpido de por el más alto.

    —Es tu problema, si vas a estar a la defensiva siempre solo serás tú el perjudicado, aun así, si no quieres deberme 50 millones de dólares será mejor que obedezcas. —Takano se levantó de su asiento, comenzando a caminar hacia uno de los sillones y empezó a desabrochar los botones de la manga de su camisa, ya casi era hora de que regresara a su lujoso departamento, últimamente solo volvía unas horas para dormir un par de horas, darse una ducha y cambiarse de ropa.

    Aunque no era 100% una amenaza agresiva, el lo tomó de esa forma, cumplió con su palabra de que no podría escapar y aquí estaba ahora, con una cadena invisible unido y sometido a las exigencias de ese hombre.

    —Necesito que empieces a organizar mi agenda y reuniones a partir de mañana. —Indicó comenzando a delegarle tareas, para que empezara a cumplir con su papel de secretario.

    —¿A qué hora sales mañana de la universidad? —Apagó su cigarro sobre el cenicero de la mesa

    —.... A.... a las 2... —Contestó el castaño ya desganado, era imposible tratar de llevarle la contraria a alguien así. Por suerte, aún tenía un mes para tratar de buscar alguna forma de escapar de ese hombre.

    —Muy bien, un auto te estará esperando afuera y él te traerá de inmediato, si intentas huir será peor para ti ya que te quedarás sin dinero y de cualquier forma te encontraré así que te sugiero que desistas de cualquier plan de escape que tengas en mente. —Volvió a usar ese tono gélido y frio en son de advertencia, dándole la espalda para servirse otro vaso de wiski.

    —Y ve haciendo espacio en mi agenda, elige cualquier día de la semana para ir a comprar los trajes, y programar la ceremonia en la iglesia, llamaré a alguien para que venga mañana y organice el sitio, la comida y todo eso. —Indicó, empezando a llevar a cabo los preparativos para la boda. El castaño se puso pálido de nuevo y su cuerpo empezó a temblar, por su parte Takano o no lo notó o nada le importó la postura rígida que adoptaba su prometido ante sus palabras, quien ya comenzaba a enlistar las cosas para la ceremonia.

    —La decoración la puedes escoger a tu gusto, no tengo problema con eso y te repito de nuevo, no tengo intensiones de hacerte daño o forzarte a consumar nuestra unión, si sabes a lo que me refiero. —Dijo mirando directamente a esos temerosos ojos verdes, donde por un momento ámbar y esmeralda se unieron, El pelinegro trataba de brindarle seguridad y hacerle ver que su única intención era que se casaran, realizar el acuerdo que ambas familias habían pactado como deseo y para cumplir dicha unión, no que lo hacía por algún otro deseo, sexual, económico, u otro interés.

    —Así que no estés tan nervioso. Esperaré pacientemente a que tu lo desees y estés de acuerdo a ello. Cuando estés listo, dime con toda confianza. —Las mejillas del castaño volvieron a teñirse de rojo y su corazón comenzó a latir con furia contra su pecho, pero, aunque dijera eso, el aun no concebía la idea de casarse, hacía apenas un par de meses era un chico que creía que tendría una vida normal, un transcurso en la universidad normal, conseguir un trabajo de su agrado y hasta ahí, jamás imagino que en tan solo un par de meses su vida daría un giro de 180°

    —¡¿?! —Aunque quiso renegar ninguna palabra salió de su boca, ¿Cómo se atrevía a insinuar que el de alguna forma lo estaba deseando o imaginando? Era increíble el nivel de arrogancia y superioridad que tenía ese hombre. Al menos le aliviaba que no le arrebataría lo único que le quedaba; su cuerpo, su inocencia y pureza.

    Pero aún así le avergonzaba el hecho de que el pelinegro estuviera tan seguro que algún día lo llevarían a cabo y más que nada, sería el mismo castaño quien lo buscara y le diera el si para llevar a cabo dicho acto, sus mejillas se tiñeron aún más en esa fracción de segundo que todos esos pensamientos e imágenes pasaron por su cabeza.

    —Tengo que irme, nos vemos mañana y más te vale no escapar o yo mismo iré tras de ti. —Amenazó mordaz el pelinegro, tomando su abrigo, colgándolo sobre su hombro y saliendo de la oficina, dejándolo solo.

    El castaño se sentía abrumado, cansado, su cabeza le daba vueltas, había pasado tanto hoy, conseguido empleo, darse cuenta que firmó un compromiso de matrimonio, que no podía renunciar ni negarse sino, tendría que pagar 50 millones de dólares, descubrir que aún tenía familia y los vería en la ceremonia, que su futuro esposo ya empezaría a organizar los preparativos de la boda…

    Tantas cosas que su cabeza estaba a punto de estallar, se sentó un momento en una de las sillas frente al escritorio de caoba, sujetando su frente con pesadez y haciendo una mueca de dolor debido a las incesantes y potentes punzadas.

    —¿Qué debería hacer? —Preguntó derrotado, con frustración, tratando de procesar todo lo que había pasado en ese día y pensar seriamente si valdría la pena escapar o buscar ayuda de alguien. Tontamente firmó ese estúpido contrato, por lo que cualquier o ningún juez no podría ayudarle a revocarlo.

    Continuará…

    ✿*゚¨゚✎*.:。✿*♡LOVE♡LOVE♡ ✿*゚¨゚✎・ ✿

     
    Top
    .
  14.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Maestr@ en Yaoi
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    5,597

    Status
    Anonymous
    Me ha gustado el capítulo.
    Jajajaja ese es mi Misaki, Akihiko no lo olvidará nunca, no podrá olvidar esos hermosos ojos verdes y volverá por él.
    Ya sabía yo que Takano tenía que ver con el papel del trabajo para Ritsu.
    Espero que Misaki vaya a estudiar la universidad donde Ritsu y se vuelvan a ver y estar juntos.
    Esperaré con ansias la conti.
     
    Top
    .
28 replies since 28/10/2017, 04:12   2022 views
  Share  
.