El internado (AkihikoXMisaki) (NowakiXHiroki) (MiyagiXShinobu)

Akihiko es contratado como profesor en el internado en que trabaja Hiroki. Allí estudian Misaki y Shinobu, quien está enamorado de su profesor y cuñado, Miyagi.

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    Ahora estoy más tranquila, porque estoy más que Segura que Ryota no está jugando con los sentimientos de Rai 😍😍😍😍😍
     
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    Pollito taquero
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    Primero Nao y ahora Rai... yo digo que mínimo le da un infarto 🤣
     
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    Aprendiendo Yaoi
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    Capítulo 257: La promesa


    - ¿De verdad?

    - Sí, Misa, me ha gustado mucho- asintió Kei y su amigo sonrió-. Me la he leído en dos días y ya sabes que yo no soy un ávido lector.

    - ¿En serio? Esto es increíble- murmuró Misa-chan-. Todos me habéis dicho que os ha encantado.

    - ¿Y por qué no nos haces caso y te lo crees, Misa?- preguntó Keitaro y su amigo desvió la vista-. Es tu mejor libro, Misaki, créetelo.

    - Muchas gracias, Kei- dijo volviendo a mirarle a los ojos y el menor agarró su mano por encima de la mesa-. La verdad es que es la obra que más me he trabajado. He tenido que investigar mucho.

    - Lo sé, Misa, te lo has currado- sonrió Keitaro y Misa-chan se sonrojó ligeramente-. Vas a tener que ir a muchas entregas de premios.

    - Exagerado- le dijo riendo-. Ojalá, me encantaría que me dieran algún premio por la novela. Mi yayo Hiroki me ha dicho que es lo mejor que ha leído en mucho tiempo y, no sé, él tiene muy buen criterio. Obviamente hay autores que me dan cien mil vueltas y...

    - Misa, no te haces idea de lo bien que escribes, te mereces todos los premios- le dijo Keitaro y Misa-chan sonrió más confiado.

    - Pues si me dan algún premio, te lo dedicaré a ti- le dijo sonrojado y la sonrisa de su amigo se ensanchó.

    - Tu abuelo Akihiko me va a odiar como me menciones a mí y no a él en el discurso- comentó haciendo reír a Misa-chan. Keitaro, quien no había soltado la mano del mayor, le dio un suave apretón-. Ya tengo ganas de leer tu siguiente libro.

    - Voy a tomarme un pequeño descanso. Este me ha llevado mucho tiempo y me he podido dedicar a él porque no he hecho un curso completo en la universidad, pero ahora me apetece más volver a estudiar a tiempo completo- explicó Misa-chan-. Seguiré escribiendo, por supuesto, pero como antes, más como una afición.

    - ¿Te sientes con ánimos?

    - Sé que me voy a agobiar mucho con los exámenes y que tendré mucha ansiedad pero me apetece, tengo ganas de volver a ello. Este curso me está yendo bien y, bueno, aunque el siguiente serán muchas más asignaturas, espero que también me vaya bien.

    - Te irá bien y estaré encantado de que volvamos a estudiar juntos- dijo Keitaro.








    Rai besó con pasión a su mejor amigo. Se encontraban detrás del gimnasio, el sitio donde solían verse en los descansos. Ryota le agarró del trasero profundizando todavía más aquel beso. La campana sonó y se separaron con la respiración agitada.

    - Ven a mi casa esta tarde- le dijo Rai-. Mis padres se van al chalet porque van a empezar las reformas y mi hermana sale tarde de la universidad. Estaremos solos y podremos hacerlo.

    - Me tientas- le dijo con una pequeña sonrisa para luego negar con la cabeza-. No puedo, he quedado con Noa.

    - Ah... Sí, claro- dijo Rai sintiendo que el corazón se le encogía. Ryota le miró durante unos segundos.

    - Otro día, ¿vale? Si no fuera importante, le diría que me ha surgido algo pero hoy tengo que ver a Noa- le dijo y Rai asintió.

    - Sí, lo sé, no te preocupes. No pasa nada.

    Terminaron las clases y su padre fue a recogerle como siempre. Rai miraba a través de la ventana del vehículo pensando en todo lo que había ocurrido las últimas semanas y cómo habían pasado de un juego a ponerse cariñosos cada vez que se veían. Rai estaba enamorado de Ryota y, aunque en ocasiones pensaba que el otro sentía lo mismo por él, estaba claro que no era así, pues salía con Noa.

    Entraron en el parking de su edificio y Akihiko estacionó el coche. Rai iba a abrir la puerta cuando su padre le paró.

    - Bichito, si has suspendido algún examen quiero que sepas que no pasa nada- le dijo Akihiko-, no siempre todo puede salir bien y de los errores se aprende. Eso sí, me tienes que decir qué profesor te ha suspendido para poder ir a decirle unas cositas.

    - No he suspendido ningún examen, papá, pero gracias- le dijo con una pequeña sonrisa y al ver el rostro preocupado de su padre, Rai suspiró-. No es nada relacionado con los estudios, papá, es que...me gusta un chico.

    - Mierda- murmuró Akihiko y Rai rompió a reír, haciendo que su padre suavizara el gesto-. ¿Es buena gente? ¿Se droga? ¿Cuánto ganan sus padres?

    - No tienes que preocuparte, papá, yo no le gusto.

    - Bien. No, a ver, no es que me alegre ni nada de eso. De hecho no me alegro porque... ¿Cómo no le vas a gustar? Eres increíble, Rai. Ese... Mejor que no te acerques a él, claramente es un demente- dijo Akihiko nervioso y Rai sonrió sintiéndose más animado-. ¿Va al internado? Hablaré con Satoru para que hagan un test a los alumnos antes de matricularse, un test de esos que te dicen si eres psicópata. Seguro que Nao-chan conoce algún test así.

    - Gracias, papá- dijo Rai abrazándole y Akihiko le devolvió el abrazo confundido-. Gracias por hacerme sentir mejor.

    - De nada, bichito.

    Akihiko observó a su pequeño bajar del vehículo e inevitablemente pensó en su hijo mayor, tal vez si no hubiera sido tan estricto con Nao-chan, las cosas hubieran sido muy diferentes. Amaba a sus nietos con locura pero no había día en que no se arrepintiera de todo lo ocurrido la noche en que se enteró de que iba a ser abuelo.

    Aquella tarde la pasó solo en casa, estudiando e intentando no pensar en Ryota. Por la noche, después de cenar, escuchó que alguien llamaba a la puerta de su dormitorio.

    - Adelante- dijo Rai y su padre entró con Brownie sobre los hombros.

    - Venía a darte las buenas noches y, bueno, a hablar contigo sobre sexo- dijo Akihiko y Rai cogió una almohada para taparse la cara con ella-. No, bichito, no va a ser embarazoso.

    - Papá, la última vez que me dijiste eso estuviste casi una hora hablándome sobre ladillas- dijo Rai destapándose la cara y Akihiko negó con la cabeza.

    - No, bichito, hoy quiero hablarte en serio- dijo tomando asiento en la cama y Brownie saltó para ir al regazo de Rai-. Yo os quiero mucho a los tres y lo que más me importa es vuestra salud, luego vuestros estudios.

    - Lo sé, papá.

    - Por eso me hace tan feliz que tú hables inglés, lo de tus hermanos... En fin, mejor no pensar en ello porque me deprimo- dijo Akihiko y el adolescente sonrió-. Ahora estás en edad de fijarte en chicos y esas cosas y, por desgracia, los chicos suelen tener pene.

    - Hay chicos que no tienen pene, papá.

    - Lo sé, por eso he dicho suelen- dijo Akihiko-. Lo que quiero decir es que yo entiendo que si te gusta un chico también quieras...bueno, conocer su pene.

    - Habías dicho que no iba a ser embarazoso- dijo Rai acariciando al gato.

    - Rai, cariño, me ha costado muchos años hacerme la idea de que tenéis deseo sexual y sé que no es realista que no hagáis nada- suspiró Akihiko-. Lo he estado pensando mucho, bichito, y sé que no puedo hacer nada para impedirlo pero...

    - ¿Qué?- preguntó al ver que su padre había callado.

    - Es que no sé muy bien cómo decirlo. A ver, Rai, cuando mantienes relaciones no siempre sale bien la cosa- dijo Akihiko-. Hay veces en que tomas precauciones y aún así hay accidentes, ¿sabes?

    - Ya...

    - Y para mí tu educación es lo más importante y no me gustaría que se viera afectada. No te voy a pedir que no hagas nada hasta acabar la universidad porque tu madre me lo ha prohibido pero, por favor, ¿me prometes que no mantendrás relaciones hasta graduarte del instituto?

    - ¿Eh?

    - Te graduarás a los dieciocho, no a los cincuenta- dijo Akihiko con una risa nerviosa-. No es tanto tiempo, muchos aguantan sin hacerlo, ¿sabes? ¿Podrías ser tú uno de ellos, por favor? Te prometo que luego te financio yo los preservativos y todo lo que tú quieras- dijo Akihiko-, pero acaba el instituto a tiempo, por favor. No cometas ningún error del que te puedas arrepentir.

    Rai consideró durante unos segundos confesarle a su padre que ya lo había hecho pero, temiendo defraudarle, simplemente asintió con la cabeza.

    - Sí, papá, te lo prometo.

    - Muchas gracias, bichito. Te amo- sonrió Akihiko aliviado mientras abrazaba a su hijo menor.

    Akihiko salió del dormitorio sin gato y bajó a la sala donde estaba su marido con el teléfono pegado a la oreja.

    - Como es la paternidad, ¿eh, Misaki? Después de casi cuarenta años siendo padre, sigo aprendiendo.

    - ¿¡Ha dicho cuarenta!?- se escuchó el grito ofendido de Naoki desde el otro lado de la línea.

    - ¿Es Nao-chan? Buenas noches, Nao-chan.

    - ¡No tengo cuarenta, papá!

    - Por eso he dicho casi, Nao-chan- dijo quitándole el teléfono a Misaki-. Bueno, ¿qué me cuentas?

    - Usagi-san, me estaba contando una cosa- dijo Misaki volviendo a quitarle el teléfono-. Cielo, te escucho.

    - Los nenes estaban encantados, dicen que quieren ir más a menudo a Osaka para poder ver a sus amiguitos. Yo la verdad... A ver, Haru es que es muy inocente y no se da cuenta de estas cosas, pero a mí el marido no me inspira buena confianza.

    - ¿Y eso?

    - No sé, no te puedo dar motivos, mamá, pero es una sensación, ¿sabes? Ella es fantástica pero él... No sé, me da mala espina.

    - Dime nombre y apellido y le pongo un detective.

    - ¡Usagi-san!









    Sakura entró en la guardería de su hijo y sonrió al ver al pequeño jugando con unos bloques. Se encontraba preparando el cochecito del pequeño cuando una de las cuidadoras se acercó a ella.

    - ¿Puedo ayudarla en algo?- preguntó sonriendo.

    - No, gracias, ya tengo esto listo- dijo y fue a meterse en el aula a por su hijo cuando la cuidadora se lo impidió.

    - Lo lamento pero tiene que identificarse antes de entrar- le dijo la educadora y Sakura frunció el ceño.

    - ¿Disculpa? Soy la mamá de Kenzo, Sakura Miyagi, reconocerás mi nombre por las transferencias que os hago todos los meses- dijo Sakura.

    - ¿Llevas algún tipo de identificación? Lo lamento pero son normas de la guardería. A Kenzo siempre vienen a recogerle su padre o su abuelo, a ti nunca te he visto.

    - Yo trabajo muchas horas y hoy, como tengo el día libre, he decidido venir a por mi hijo. Apártate y deja que me lleve a Kenzo.

    - No, no puedes llevarte un niño sin identificarte- negó-. Además, el padre de Kenzo no me ha avisado de que no lo recogería él hoy.

    - ¡Soy su madre!- exclamó Sakura con enfado y miró hacia el aula-. Ahora verás. ¡Kenzo, ven con mamá!- Sakura extendió los brazos sonriendo pero Kenzo no cambió la expresión de su rostro-. Kenzo, cariño, que nos vamos a dar un paseo y a casa.

    - O me ensañas tu documento de identidad o tendré que llamar a las autoridades.

    - ¿¡Cómo te atreves!? ¡Soy su madre, me pusieron puntos!- gritó Sakura y uno de los niños se echó a llorar-. Te juro que como no me dejes llevarme a mi hijo, no volverá a pisar esta guardería jamás.

    - Yo solo cumplo con la normativa, es por seguridad.

    - ¿Tengo pinta de pederasta?- preguntó Sakura y sacó su teléfono móvil-. Mira, una foto de nosotros tres, ¿contenta?

    - Sale Kenzo y su padre, sí, pero sigo sin saber si eres la madre. Además, hoy en día es muy fácil editar una foto.

    - ¡Quiero hablar con la directora!- exclamó Sakura furiosa.

    - Ha sido todo malentendido muy desafortunado- comentó Ryan, quien había acudido lo más rápido posible después de que la guardería le llamara-. Culpa mía por no llamar y decir que hoy recogía a Kenzo mi novia Sakura, lamento mucho las molestias que he causado.

    - ¡No te disculpes, Ryan! ¡Me han tratado fatal, ha sido una vergüenza!

    - Sakura, sé que ha sido mal momento para ti y que es culpa mía, pero yo estoy contento porque sé que Kenzo no va a ser secuestrado porque sus educadoras hacen muy buen trabajo- sonrió Ryan y Sakura le miró mal.

    - Vámonos ya- le dijo en inglés antes de salir de la guardería empujando el carrito de su hijo.

    - Siento mucho todo. Gracias por haber cuidado de Kenzo. ¡Hasta mañana!

    Ryan salió de la guardería y dio varias zancadas para alcanzar a Sakura, quien estaba roja a causa del enfado.

    - Sakura...

    - No, Ryan, no me digas nada que lo pagaré contigo- le dijo enfadada-. Aunque debería porque no me has apoyado nada ahí dentro.

    - Yo siempre te apoyo, Sakura- le dijo disgustado-, pero solo hacían su trabajo. No pueden permitir que cualquiera se lleve a los niños.

    - ¡Yo no soy cualquiera!

    - Sí y ya lo saben, no volverá a ocurrir.

    - Eso desde luego, Kenzo no va a volver a esa guardería- le aseguró Sakura y Ryan la miró sorprendida.

    - ¿Cómo? Tiene que volver.

    - No, mañana se quedará con mi padre y ya está.

    - Tu padre aún es cojo.

    - ¡Pues iré ahora mismo a hablar con mi tío Misaki!

    - No hay hueco en su guardería hasta curso que viene.

    - ¡Pues que lo haga, pero Kenzo mañana no irá a esa!

    El trayecto hasta casa fue tenso. A Ryan le gustaba la guardería a la que asistía su hijo pero Sakura estaba demasiado enfadada como para atender a razones. Ryan, sintiéndose fatal por tener que pedir favores, sacó su teléfono móvil.

    - Hola, Ryan. ¿Qué tal?

    - Hola, tío Nowaki. Siento llamar de forma interesada, necesito un favor gigantesco.

    - Tú dirás, Ryan.

    - Sakura ha tenido problema con las de la guardería de Kenzo y ahora no tenemos guardería. Estoy buscando pero no hay ninguna con plaza y no quiero molestar a tío Misaki porque hay niños en lista de espera antes que Kenzo y no estaría bien.

    - No, no, no pongas a Misaki en esa situación. Yo voy a la ciudad todas las mañanas a por Raiden, en vez de llevar a Kenzo a la guarde, lo llevas a casa de Sosuke y yo ya me llevo a los dos, ¿de acuerdo?

    - ¿De verdad? ¡Oh, muchísimas gracias, tío Nowaki! Tenía dolor de barriga por culpa de esta situación pero ahora siento alivio. Te pagaremos por cuidar de Kenzo.

    - Ni hablar. Vosotros solo dadme pañales y todo lo que vaya a necesitar.

    - Muchísimas gracias. Estoy tan feliz de tener una familia tan grande y tan buena... Lo pienso y quiero llorar de felicidad.

    - Hiroki y yo estamos encantados de tener a otro peque aquí. No te preocupes que la familia estamos para esto.









    - Tienen hijos y luego le pasan el muerto a otro. Qué bonito, yo así hubiera tenido doce.

    - Kane, no pinches- le dijo Nowaki mientras cenaban, ya se había vuelto una costumbre que Satoru y Kane fueran a cenar todos los días.

    - Kane tiene razón- dijo Hiroki-. Y no es culpa de Ryan, todos sabemos de quién es culpa.

    - De Sakura.

    - Kane, no hables con la boca llena- le riñó Satoru y Kane abrió la boca para enseñarle lo que había estado masticando-. Madura.

    - Kenzo no tiene la culpa.

    - En eso estamos de acuerdo, Nowaki, pero esto tampoco es una guardería- dijo Hiroki.

    - Hiro-san, Miyagi aún no está en condiciones de encargarse de Kenzo.

    - A mí me hace ilusión que vaya a venir Kenzo mañana- comentó Tadao-. Con Raiden ahora tenemos mucha alegría todos los días, mañana será doble alegría.

    - Ay, Tadao, no digas eso que ahora me sabe mal indignarme- sonrió Hiroki acariciando con cariño el brazo de su suegro.

    - ¿Tienes hijos? Pues apechugas y te encargas de ellos como hemos hecho todos.

    - Kane, yo les he cambiado más pañales a tus hijos que tú- le dijo Hiroki y Satoru asintió.

    - Me da mucho asco la mierda ajena, es como una enfermedad. ¿Te estás metiendo con mi enfermedad?- preguntó Kane y Hiroki rodó los ojos.

    - Además, Shinobu ya ha llamado para darnos las gracias- dijo Nowaki-. Es el nieto de Shinobu y Miyagi. Ellos también harían lo mismo por nuestros nietos.

    - A mí Miyagi estuvo a punto de suspenderme varias veces, solo digo eso.

    - Debería haberte suspendido, Kane, pero le llorabas un poco y te aprobaba- dijo Satoru-. Eres un cateto para las mates.

    - ¡Y tú para el sexo!

    - ¿Si? Tranquilo que no lo volveremos a hacer.

    - No, Sato-chan, no te enfades que lo he dicho sin pensar- dijo Kane abrazándose con fuerza a su marido, quien intentó apartarlo sin éxito-. Eres todo un semental, Sato-chan.

    - ¿Por qué no podemos tener una cena sin hablar de vuestra vida sexual?

    - Porque es más interesante que la tuya.

    - ¡Fuera de mi casa, despojo!

    - Hiro-san está muy contento con su vida sexual.

    - ¡Nowaki!








    Rai bajó a la cafetería en la hora del recreo y vio a Ryota sentado solo en una de las mesas. Se acercó a él feliz de que Noa no estuviera, pues le apetecía tener al mayor todo para él.

    - Hola- saludó tomando asiento frente a él.

    - Hola, Rai- sonrió-. ¿Qué tal tu tarde en soledad?

    - Bien, casi nunca tengo la casa para mí- respondió-, aunque solo estuve estudiando.

    - ¿Tienes examen pronto?

    - El viernes pero es de inglés, así que no me preocupa.

    Ryota fue a decir algo pero no le dio tiempo, pues alguien se abalanzó sobre él y comenzó a darle puñetazos en la cara. Rai observó perplejo la escena y, tras unos segundos, reaccionó intentando apartar al otro de encima de su amigo, a quien le estaba costando mucho defenderse.

    - ¡Para, Shinichi!- escuchó la voz de Noa y Rai se giró a mirar a la joven, quien lloraba-. ¡Por favor, déjale! ¡Para!

    - ¡BASTA!- el rugido de Haruki resonó en la cafetería pero no hizo que el tal Shinichi dejara de pegar a Ryota, quien ya tenía la cara ensangrentada. Haruki cogió a Shinichi del cuello de la camisa y de un solo tirón, lo apartó de Ryota-. ¡Te acabas de ganar una expulsión!

    - Me da igual- murmuró mirando con desprecio a Ryota, quien continuaba en el suelo ensangrentado-, ha merecido la pena partirle la cara a ese comepollas.

    - ¡Shinichi, cállate!- lloró Noa.

    - No, no te muevas- le susurró Rai a su amigo, quien había intentado incorporarse. Satoru entró en la cafetería y abrió los ojos al ver a Ryota.

    - Kamijou, yo me encargo de este- dijo señalando con la cabeza a Shinichi-, tú lleva a Ryota a urgencias cuanto antes y avisa a sus padres, seguro que quieren denunciar.

    Shinichi se marchó con Satoru. Rai, junto con su cuñado, ayudó a Ryota a incorporarse. Lo llevaron hasta el coche del profesor de literatura y Haruki, al ver que Rai se iba a montar en el vehículo, frunció el ceño.

    - Tienes clase. No te preocupes que estará bien, gracias por ayudarme a traerlo- dijo Haruki y Rai miró a Ryota con preocupación, quien estiró su mano para rozar los dedos del menor. Haruki vio aquel gesto de reojo y suspiró de forma sonora-. Anda, Rai, sube. Espero que tu padre no se enfade.

    - Gracias, Haru. Te prometo que no se enfadará- le aseguró entrando en el vehículo. Rai se colocó al lado de Ryota, quien le agarró la mano con fuerza.

    - Ayer...- murmuró Ryota mientras Haruki conducía.

    - No hables, tienes la cara destrozada- le dijo Rai con preocupación.

    -...rompí... Noa...

    - ¿Rompiste con Noa?- preguntó Rai y Ryota asintió-. ¿Por qué?

    Ryota alzó la mano lentamente, como si le pesara, y apartó unos mechones de pelo de la frente de Rai, manchándosela de sangre. Rai sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas, cogió la mano del otro y la besó con cariño. Quería a Ryota y Ryota le quería a él, ya no iba a dudar más.







    Haruki viendo todo desde el espejo retrovisor tal que así 😧
     
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    Me ha gustado el capítulo 256.
    Espero no equivocarme pero Ryota si está enamorado de Rai y utiliza la vieja excusa de practicar para estar juntos.
    Cuando Akihiko se entere de lo que a hecho su bichito le da algo.
    Ahora a leer el otro capítulo.
     
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    Primero amo cómo está yendo la relación de de kei y Misa😍😍😍😍😍.
    Segundo quiero ir a una de las Hiroki y Kane, en serio son mate de risa 😂😂😂😂😂.
    Tercero me alegra que Akihiko esté madurando, porque que le hable de sexo a Rei es un gran logro 👍.
    Y cuarto, rompí a llorar con la última escena 😭😭😭😭😭.
    Me encantó.
     
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    Capítulo 258: Guantazo


    - Esto es una vergüenza- escuchó que decía su padre. Rai, quien estaba sentado en la sala de espera junto a Haruki, observó al escritor hablar con los padres de Ryota con tono indignado-. Porque estaba mi yerno, sino os matan al niño. Me parece fatal este tipo de violencia en un internado tan respetado. Vamos a exigir la expulsión inmediata y definitiva del delincuente ese.

    - Vamos a denunciarlo, por supuesto- dijo Takano mientras rodeaba con su brazo los hombros de su marido, quien miraba al suelo con gesto preocupado-. Esto no puede quedar así, le ha destrozado la cara.

    - No lo entiendo...- murmuró Ritsu con lágrimas en los ojos-. ¿Shinichi no es el amigo de Noa? ¿Por qué le ha pegado? No entiendo nada.

    - ¿Es amigo de la novia? Pues yo me andaría con ojo, seguro que la novia también es violenta- dijo Akihiko.

    - Tío, ven y siéntate con nosotros- le dijo Haruki suponiendo que los padres de Ryota necesitaban un tiempo solos.

    - Voy a hablar muy seriamente con Satoru, donde hay violencia siempre hay drogas- dijo Akihiko antes de ir hacia donde estaban su hijo y su yerno. El escritor se sentó junto a Rai y le abrazó con cariño-. Habrá sido traumático para ti, bichito, pero tu amigo se pondrá bien.

    - Ha sido de repente, se ha abalanzado sobre él- murmuró Rai.

    - Un salvaje, si no está para vivir en sociedad habrá que encerrarlo, ¿no?

    - Tío, son adolescentes y...

    - No, Haruki, no justifiques una agresión.

    - Te aseguro que tendrá un buen castigo, tío. Además, creo que los padres de Ryota lo van a denunciar- dijo Haruki y salió un doctor.

    - ¿Familiares de Ryota Takano?

    - Nosotros- dijo Ritsu acercándose a él-. ¿Cómo está mi niño?

    - Hemos parado la hemorragia y por suerte la nariz no está fracturada. Le hemos limpiado las heridas y solo ha necesitado un par de puntos de sutura en la ceja- explicó el doctor-. Tiene que pasar un par de horas en observación y luego podrá irse a casa.

    - Menos mal- sonrió Ritsu soltando un par de lágrimas de alivio.

    - Muchas gracias, doctor. ¿Podemos pasar a verle?- preguntó Takano y el médico asintió.

    - Ahora que sé que todo está bien, me iré al internado. Rai, ¿vienes? Aún llegarás a las dos últimas clases- dijo Haruki y Rai miró a su padre.

    - ¿Me puedo quedar? Me gustaría ver a Ryota- dijo y Akihiko asintió.

    - Tú no vuelves a pisar ese internado hasta que yo sepa que es seguro.

    - Tío, el internado es completamente seguro.

    - ¿Si? Pues casi asesinan a un alumno. Esta tarde iré a hablar seriamente con Satoru y contigo- le dijo Akihiko y Haruki asintió sabiendo que aquel día saldría tarde de trabajar.

    Casi media hora después, Rai finalmente entró a ver a Ryota. Sus padres se encontraban en el pasillo hablando sobre la agresión, por lo que pudieron estar solos.

    - ¿Por qué te ha pegado?- preguntó Rai y su amigo suspiró.

    - Supongo que porque Noa le ha contado nuestra conversación de ayer- respondió Ryota sintiéndose todavía adolorido-. Ayer rompí con Noa y le conté que le había sido infiel con un chico.

    - ¿Se lo contaste?- dijo sorprendido-. ¿Y qué dijo ella?

    - Poco, lloró un montón y me sentí fatal, la verdad, pero... Rai, yo creía que solo me gustaban las chicas, nunca me había gustado un chico pero ahora estoy enamorado de uno.

    - ¿En serio?- preguntó Rai con cierta tristeza-. ¿Quién es?

    - ¿Eh? Rai, me refería a ti, bobo- le dijo Ryota y el nombrado le abrazó intentando no llorar de la emoción-. Te referías a mí cuando dijiste que te gustaba alguien, ¿verdad?

    - Sí, Ryota, yo también estoy enamorado de ti- dijo y el mayor se acercó a él para darle un suave beso en los labios.










    Aki-chan llegó a su casa y fue corriendo al garaje, donde ya estaba su hermano afinando la guitarra.

    - ¡Hiro!

    - Te estaba esperando, ¿por qué llegas tan tarde?

    - Papi aún está en el internado, me ha traído Ryan a casa- respondió Aki-chan.

    - Pues venga, vamos a ensayar que no podemos perder más tiempo.

    - Hoy ha pasado una cosa en el cole- anunció con una sonrisa y Hiro-chan dejó la guitarra aún lado.

    - ¿Qué ha pasado?

    - Le han partido la cara a Ryota.

    - ¿¡Qué!?

    - Te lo juro, que me caiga aquí muerto si es mentira- aseguró Aki-chan y Hiro-chan abrió la boca encantado con aquella afirmación.

    - ¿Quién ha sido?

    - No lo conozco, es de último curso- respondió el niño-. Ha sido en la cafetería.

    - ¿Lo has visto?- preguntó Hiro-chan.

    - No, yo estaba en le patio jugando a los tazos con Kane pero me lo han contado. Papi ha tenido que separarlos y se ha llevado a Ryota a urgencias. Dicen que le han tenido que operar porque le han desfigurado la cara.

    - Joder, vaya bestia el de último curso, ¿no?- murmuró Hiro-chan-. Vamos a hablar con mami, seguro que papi le ha contado todo.

    - ¿Y el ensayo, Hiro?

    - Se pospone.

    - No le han operado- les dijo su madre, quien se encontraba planchando la falda del uniforme de Saori-. Le han puesto un par de puntos y ya está.

    - ¿Se sabe por qué le ha pegado?- preguntó Hiro-chan.

    - Porque Ryota ha dejado a Noa por un chico. El matón le ha llamado "comepollas".

    - Aki-chan, no te inventes más cosas- le dijo Hiro-chan.

    - Esa parte es cierta- dijo Naoki-. Papi me ha llamado y me lo ha contado.

    - ¡Qué fuerte!- exclamó Hiro-chan.

    - Entonces, ¿se trata de una agresión homófoba?- preguntó Misa-chan asomándose a la sala, donde estaban su madre y sus dos hermanos.

    - El abu ha ido con Takano a hablar con el tío Satoru y papi- dijo Naoki-. El abu quería asegurarse de que no haya alumnos homófobos.

    - Eso es imposible- dijo Reiko también entrando en la sala-. Yo si fuera la madre de Ryota iría a ver a ese niño y le partiría la cara.

    - Vas a dar miedo en las reuniones de padres, cielo- sonrió Naoki-. Con el ojo por ojo no se va a ninguna parte, lo importante es que lo van a denunciar y, además, ese chaval ya tiene los dieciocho.

    - ¿Irá a la cárcel, mami?- quiso saber Aki-chan.

    - No creo, pero seguramente le tenga que pagar una indemnización a Ryota- respondió Naoki-. Eso será mejor que se lo preguntes al tío Shinobu o al tío Kane, ellos saben más sobre estos temas.

    - ¿Ryota va a ser rico porque le han pegado? Hiro, pégame- le dijo Aki-chan sonriente.

    - No te va a pegar- le dijo Misa-chan- y Ryota no va a ser rico.

    - ¡Ya he llegado!- anunció Haruki desde la puerta y escucharon a alguien correr-. ¡Mi chica! ¿Qué tal el día, Chihiro?

    - He visto la sangre en la cafetería, papi.

    - Vaya, siento que lo hayas visto, cariño- dijo Haruki entrando en la sala mientras cargaba a Chihiro en brazos.

    - Hola, amor- dijo Naoki dejando la plancha para ir a darle un beso en los labios-. ¿Cómo ha ido?

    - Hemos tenido que prometerle a tu padre que daremos en el internado una charla sobre el bullying, otra sobre homofobia y otra sobre drogas- suspiró Haruki de forma sonora-. Y también le hemos tenido que prometer a Takano que expulsaríamos a Shinichi para siempre.

    - ¿No te parece bien eso?

    - Lo de las charlas sí, lo otro... Conozco a Shinichi desde que tenía seis años y es la primera vez que se pone así, no sé. Sé que lo que ha hecho es horrible y mi idea era expulsarlo dos semanas, pero expulsarle del internado a pocos meses de graduarse... No sé, Nao, no lo veo claro- dijo Haruki dejando a Chihiro en el suelo-. Aunque también me pongo en la piel de Takano y si fuera Ryota mi hijo, no querría que Shinichi siguiera en el internado.

    - El tal Shinichi ha tenido un muy mal pensamiento y se ha dejado llevar por un impulso- dijo Naoki-. Igual lo que necesita es ayuda y no una expulsión.

    - Eso, papi, dale la tarjeta de mami y así ya tiene un cliente más- sonrió Hiro-chan.

    - En fin, lo importante es que Ryota está bien, adolorido pero bien- dijo Haruki y miró a su marido-. Cambiando de tema; Nao, ¿le has echado un vistazo al calentador?

    - No- negó mirando fijamente a Haruki-, vamos a verlo juntos.

    - Jope...- murmuró Aki-chan observando a sus padres salir de la sala.

    - Sí, esa es su clave para ir a hablar en secreto- asintió Reiko.

    - Vamos a poner la oreja- dijo Hiro-chan.

    - Dime, Haru- dijo Naoki cuando estuvieron en el cuarto del calentador, que era el mismo que el de la colada.

    - No he querido decirte nada por teléfono pero, ¿sabes eso de que Ryota ha dejado a Noa por un chico?

    - Sí.

    - Pues estoy seguro de que se trata de Rai.

    - ¿¡Qué!?- escucharon la voz de Hiro-chan al otro lado de la puerta y Naoki encendió la secadora para que sus hijos no escucharan aquella conversación.

    - ¿Por qué lo dices? ¿Has visto algo?

    - Sí, Nao, de camino al hospital estaban haciendo manitas y no en plan amigos. Estoy bastante seguro de que están saliendo- dijo Haruki y Naoki se llevó una mano a la sien.

    - Haru, tenemos que preparar a mi padre. Como se ponga en plan cromañón con Rai...

    - Mejor no, Nao, mejor pregúntale a tu hermano y ya está. Tu padre es muy denso para esas cosas y no se enterará hasta dentro de mucho tiempo- dijo Haruki.

    - Hablaré con mi hermano- asintió Naoki.

    - Jopetas, Hiro, han encendido la secadora por tu culpa- le dijo Aki-chan en el pasillo.

    - Sí, Hiro, eres un bocas- asintió Reiko.

    - Perdón por sorprenderme- dijo Hiro-chan-. Qué fuerte, Rai y Ryota están liados.

    - Voy a contárselo a...- comenzó a decir Aki-chan pero Misa-chan le paró.

    - No se lo puedes contar a nadie, Aki-chan.

    - ¿Por qué no?- quiso saber el niño.

    - Porque es algo muy personal de Rai, ponte en su lugar y piensa si a ti te gustaría que lo fueran contado por ahí- le dijo Misa-chan.

    - Nii-chan tiene razón- asintió Chihiro-, no está bien hablar de los demás.

    - Jopetas...

    - Además, Aki-chan, probablemente el abu Akihiko no sepa nada de esto y podría disgustarle- le dijo Misa-chan-. No le cuentes nada a nadie, ¿de acuerdo, Aki-chan?

    - Sí, Misa, no diré nada.

    - Comentarlo entre nosotros sí que podemos, ¿no?- dijo Hiro-chan y Reiko negó intentando no reír.

    - Qué cotilla eres, Hiro.








    Rai se encontraba en clase cuando escuchó a tres compañeros hablar de lo ocurrido el día anterior.

    - Se ha liado con un tío, por eso Noa le ha dejado- escuchó que decía uno de ellos.

    - Lo bueno es que Noa ahora está disponible- comentó otro.

    - Ryota debe de tener algo mal en la cabeza si ha pasado de Noa para irse con uno- dijo el tercero. Rai normalmente evitaba los conflictos pero le molestaba profundamente que todo el internado estuviera hablando de su mejor amigo y, ahora, pareja.

    - Vosotros sí que tenéis algo mal en la cabeza si creéis que Ryota os debe alguna explicación sobre su sexualidad- dijo Rai y los tres le miraron con sorpresa.

    - ¿Tú qué eres? ¿Su abogado?- preguntó uno de ellos con sorna.

    - Rai, pasa de ellos, no vale la pena- le dijo un compañero de la extraescolar de teatro.

    - No hemos dicho nada malo, solo comentábamos- dijo uno-. Tampoco es para ponerse así.

    - Eso, Rai, no seas tan sensible.

    - Dejaré de ser sensible cuando vosotros dejéis de ser gilipollas- espetó Rai con enfado.

    - Si estás resentido porque le han partido la cara a tu amiguito, no lo pagues con nosotros.

    - Rai, de verdad, no pierdas el tiempo con ellos- dijo el de teatro y sonó la voz de Satoru por megafonía.

    - Por favor, se ruega que todos los alumnos de secundaria acudan de forma tranquila y ordenada al salón de actos. Cada tutor pasará lista de su grupo, en caso de ausencia no justificada, el alumno en cuestión será sancionado.

    Rai acudió al salón de actos y maldijo su suerte al ver allí a su padre y a su hermano mayor junto a Satoru, Haruki y otros profesores. Tomó asiento deseando que aquello acabara pronto. Notó que alguien se sentaba a su lado y se giró a ver a Noa, quien le dedicó una sonrisa triste.

    - Hola, Rai.

    - Hola, Noa- dijo en un susurro.

    - Quería hablar contigo- dijo la adolescente y Rai la miró angustiado-. Quería que supieras que yo no le dije a Shinichi que le pegara, yo no quería que le pegara, te lo aseguro. No debí contarle nada, yo no sabía que se iba a poner así.

    - Tú no tienes culpa de nada, Noa, fue Shinichi quien lo hizo.

    - Debí haberme callado- murmuró la joven-. Es solo que yo estaba muy triste y confundida, ¿sabes? Yo creía que todo iba bien entre nosotros. En dos semanas íbamos a hacer un año juntos y de repente me suelta que me quiere pero que tenemos que dejar de vernos porque no me quiere como yo le quiero y que se ha enamorado de un chico- dijo mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos-. Yo no tengo un grupo muy grande de amigos, ¿sabes? Y ha sido como perder a mi mejor amigo y luego mi otro amigo casi lo mata, así que ya no me hablo con él... O sea, que ya solo me quedas tú, Rai.

    - Noa...

    - Ahora que ya estamos todos, podemos empezar- dijo Satoru hablando al micrófono y la sala calló-. Como bien sabéis, ayer se produjo un incidente en la cafetería que no se volverá a repetir y para eso tenemos hoy aquí con nosotros un psicólogo que nos va a hablar del bullying. Ha hecho talleres con jóvenes que...

    - Noa, no sé cómo decirte esto- dijo en un hilo de voz-, pero tengo que decírtelo o la culpa me va a matar.

    -...la importancia del diálogo y de saber resolver los conflictos sin llegar a las manos- continuó hablando Satoru.

    - Dime, Rai- dijo preocupada.

    -...somos civilizados, no somos animales y responder con violencia nunca es la solución. Y dicho esto, os presento a Naoki Kamijou, quien ha podido...

    - Soy yo- susurró Rai-, soy yo quien se ha acostado con Ryota.

    Un silencio sepulcral inundó el salón de actos después de que el guantazo que Noa le dio a Rai, y que le giró la cara, resonara por toda la estancia. Pasaron un par de segundos en los que todos estaban que no daban crédito a lo que acababan de presenciar. Naoki, quien había empezado a hablar, soltó el micrófono y le indicó a su marido que retuviera a su padre, pues el escritor, colérico, estaba dispuesto a ir a por la joven. Haruki cogió a su suegro por la fuerza y lo sacó del salón de actos antes de que montara una escena.

    - Ay, no...- murmuró Noa mientras Rai la miraba llevándose una mano en la mejilla y sin salir de su asombro-. No sé que ha pasado... Perdóname, Rai, se me ha ido la mano... Yo...

    Noa rompió a llorar y salió corriendo del salón de actos mientras Rai se recomponía tras de lo acababa de ocurrir. Aquello era demasiado vergonzoso y, para colmo, se escuchó el grito de su padre desde el pasillo.

    - ¡No huyas, cobarde! ¡Abusona! ¡Suéltame, Haruki!

    - Rai, ven conmigo- la voz de Satoru le hizo alzar la cabeza. Rai se puso en pie bajo la atenta mirada de todo el alumnado de secundaria y, antes de salir del salón de actos, escuchó a su hermano hablar.

    - Veo que os hace mucha falta esta charla.

    - ¡Bichito!- exclamó Akihiko al ver a su hijo salir del salón de actos.

    - Por favor, cállate, ya bastante vergüenza estoy pasando como para que mi padre vaya por ahí gritando- le dijo Rai intentando controlar sus ganas de llorar. Akihiko le miró durante unos segundos un poco dolido pero finalmente suavizó el gesto.

    - ¿Te duele, hijo? ¿Te llevo a urgencias?- preguntó Akihiko más calmado y siendo liberado por Haruki.

    - Estoy bien, papá.

    - ¿Quieres un abrazo?- le preguntó Akihiko preocupado y Rai, tras pensárselo unos segundos, asintió con la cabeza sin poder quitarse aquel nudo en la garganta-. Mi bichito...

    - Haruki, por favor, encuentra a Noa y traela a mi despacho- dijo Satoru-. Akihiko, Rai, estaremos más cómodos en mi despacho.

    Entraron en el despacho y tomaron asiento. Akihiko acariciaba la espalda de su hijo sin apartar su vista de él, no pudiéndose quitar la preocupación de encima.

    - En lo que esperamos a Noa, ¿te importaría contarnos qué ha pasado?- preguntó Satoru con gesto serio y Rai asintió.

    - Director Fujimoto, ha sido una pequeña discusión y...

    - Rai, no lo voy a dejar pasar- negó Satoru con aquel tono de voz que solamente ponía cuando estaba en el internado-. Noa te ha pegado y será castigada, pero quiero saber por qué te ha pegado.

    - Yo...- comenzó a decir Rai y la puerta del despacho se abrió. Entraron Haruki y Noa, quien tenía los ojos rojos de llorar y no se atrevía a mirar a los demás.

    - Pasa, Noa. Una agresión a un compañero es algo grave, lo sabes, ¿no?- dijo Satoru y la adolescente asintió-. Después llamaré a tus padres y hablaremos de tu castigo, Noa.

    - Uno severo, espero- comentó Akihiko y al ver la mirada de su hijo, calló.

    - Yo quería disculparme con Rai, por muy disgustada que esté, no debería haberle pegado- dijo la joven con voz temblorosa.

    - ¿Y por qué le has pegado?- preguntó Satoru-. No es propio de ti, Noa.

    - Me ha pegado porque...- comenzó a decir un muy nervioso Rai.

    - Rai y yo hemos discutido por la pelea de ayer y me he enfadado, por eso le he pegado- le interrumpió Noa y Rai la miró sorprendido. ¿Por qué mentía? ¿Por qué no les contaba que Ryota y él estaban juntos?-. Lamento profundamente mi comportamiento y aceptaré mi castigo.

    - Director Fujimoto, yo le he dicho algo muy feo durante la discusión. La verdad es que me merecía el guantazo.

    - Bichito, no digas tonterías.

    - No la castigue, por favor.

    - Noa, llamaré a tus padres, te quedarás todas las tardes de la semana que viene castigada y tendrás que hacer cuatro sesiones con el psicólogo del Internado- dijo Satoru y Akihiko resopló.

    - Ese psicólogo es un inútil.

    - ¡Papá!

    - Rai, ¿seguro que no quieres que la denunciemos?

    - Papá, ha sido una discusión tonta, es mejor olvidarlo.

    Salieron del despacho y mientras su padre hablaba con los dos profesores, Rai se acercó con cautela a Noa, quien miraba por una ventana decaída.

    - Gracias por no contarlo- susurró Rai y la adolescente le miró.

    - Ya no somos amigos, Rai. No quiero saber nada de vosotros.

    - Si no somos amigos, ¿por qué no me has delatado?

    - Ryota me contó la reacción que tuvo tu padre cuando tu hermano se quedó embarazado- respondió-. No somos amigos pero no le deseo eso a nadie.

    - Noa, no ha sido nada personal, no pretendíamos hacerte daño- le dijo Rai-, pero nos hemos enamorado y...

    - Por favor, cállate- le dijo Noa-. No me interesa nada de lo que puedas decirme. Me habré quedado sola pero prefiero estar sola a seguir siendo tu amiga.

    Rai asintió y se alejó de ella, yendo hacia los tres adultos.

    - Akihiko, eso no es así y lo sabes.

    - Satoru, sintiéndolo mucho, si se vuelve a cometer una agresión en este internado, llamaré a la prensa.

    - Tío, tú has trabajado aquí, sabes que esto no suele pasar.

    - Haruki, yo solo sé que mi hijo se podría haber quedado sordo por ese guantazo. Porque sois familia, sino denunciaría al internado.

    - Tío, yo soy buena gente, ¿no? Y cuando era adolescente me pegué con un compañero de clase- dijo Haruki-, son cosas que pasan y que...

    - Y te quedaste corto, Haruki, pero eso fue por una buena causa- le dijo Akihiko-. Que sepáis que no me voy contento.

    - Lo sabemos, Akihiko- suspiró Satoru y el escritor se marchó con su hijo-. Estoy contando los días que faltan para que se gradúe Rai y tu suegro no vuelva por aquí.

    - Yo también- murmuró Haruki con gesto cansado y apareció Naoki, quien debía de haber acabado ya la charla.

    - Bueno, ¿cómo ha quedado el asunto?- preguntó Naoki-. ¿Le ha pegado porque Rai se ha liado con Ryota?

    - ¿Qué?- dijo Satoru sorprendido y Naoki hizo una mueca mientras Haruki negaba con una pequeña sonrisa.

    - Mierda...

    - ¿Están liados?

    - No está confirmado- dijo Naoki rápidamente-. Haru les vio haciendo manitas pero en plan amigos.

    - Como comprenderás, es mejor que el tío Akihiko no se entere de esto- dijo Haruki-, así que no digas nada, por favor.

    - Lo entiendo y sí, mejor que Akihiko no lo sepa- dijo Satoru-, pero a Kane se lo tengo que contar. Si se entera de que lo sé y no se lo he contado, se divorcia de verdad.

    - Kane o Hiro-chan, a ver cuál de los dos se va antes de la lengua- suspiró Haruki.

    - ¿Hiro-chan lo sabe?- preguntó Satoru y Naoki asintió-. Esta batalla ya está perdida.

     
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    Yo creo que el que lo dice primero es Rei, ya que se tiene confianza con Akihiko, espero no equivocarme.
    Gracias por el capítulo 😃
     
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    Me ha gustado el capítulo 257.
    Sakura cada vez peor, normal que pidan identificarse estamos hablando de niños y cualquiera puede decir que es un familiar, ahora si es buena la guardería de Misaki, Nowaki es demasiado bueno, no veo la hora que se quede sola.
    Espero que a Shinichi lo expulsen, este tipo de violencia debe ser castigada.
    Ahora a leer el otro capítulo.
     
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    Me ha gustado el capítulo 258.
    Con Kane y Hiro chan sabiendo lo de Rai y Ryota en dos coma dos Akihiko se va a enterar, espero que Rai se lo cuente antes.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Capítulo 259: Aplausos



    - ¡Un romance adolescente! ¡Qué emoción!

    - Kane, tranquilízate, por favor- le dijo su marido-. Te lo he contado solo porque sé cómo te pones. No se puede enterar nadie, ¿vale?

    - Pues a menudo se lo has ido a contar- comentó Hiroki.

    - Entonces, ¿Misaki y Akihiko no lo saben?

    - No, Nowaki- negó Satoru y Hiroki se quedó pensativo.

    - Hay que decírselo.

    - Y luego yo soy el bocas- murmuró Kane.

    - Lo digo por experiencia- dijo Hiroki-. No cometamos los mismos errores.

    - Hiro-san, Rai solo tiene quince años.

    - ¿Cuántos años tenía Nao-chan cuando se quedó embarazado?- le dijo Hiroki y su marido frunció el ceño-. Pues eso, hay que contarlo.

    - Hiroki, vamos a confiar en el criterio de Naoki- dijo Satoru-. Él es el hermano mayor, si considera que es mejor no decir nada...

    - Satoru tiene razón, Hiro-san.

    - Está bien, no diré nada- suspiró Hiroki no muy convencido de aquello.







    Akihiko sonrió al ver a su hijo salir del internado y correr hacia el coche. El adolescente entró en el vehículo con una sonrisa y le tendió un papel a su padre.

    - ¡Mi bichito!- exclamó Akihiko abrazando a su hijo tras leer el papel-. ¡Qué orgulloso estoy! ¡La nota más alta de la clase en inglés! ¡Un hijo mío habla inglés!

    - No es para tanto- dijo Rai riendo.

    - Te van a pasar a la clase de inglés de los de último curso, o sea, dos cursos más- dijo Akihiko-. ¡Claro que es para tanto! Qué orgulloso estoy, Rai.

    Akihiko puso el coche en marcha y a mitad del camino a casa, cogió un desvío y paró en un descampado. Rai miró a su padre confundido mientras el escritor bajaba del coche.

    - Bichito, ponte en el asiento del conductor, te voy a enseñar a conducir- dijo un muy feliz Akihiko y la sonrisa de Rai se ensanchó.

    - ¿¡En serio!? Si aún faltan años para que me pueda sacar el carnet- dijo Rai mientras cambiaba de asiento.

    - Da igual, bichito, aquí no molestamos a nadie.

    - Qué nervios- sonrió Rai y Akihiko le acarició el pelo con cariño.

    - No estés nervioso. Vale, lo primero, pisa el embrague hasta el fondo y arranca.

    - Vale.

    - Pon primera y suelta el embrague poco a poco... Muy bien, bichito. Acelera un poco... No, no tanto, este coche es muy sensible.

    Tras aquella clase de conducción improvisada, fueron a casa y Akihiko aparcó en el garaje.

    - Bichito, mejor no le digas a mami que te he enseñado a conducir, ¿vale?

    - No diré nada- sonrió Rai mientras se metían en el ascensor y su padre le guiñó un ojo.

    - ¡Misaki!- llamó Akihiko entrando en la vivienda-. ¡Rai irá a inglés con los de último curso!

    - ¿Eh? ¿En serio?- sonrió Misaki abrazando a su hijo-. Qué listo eres, Rai. Oye, ¿entonces qué darás los siguientes cursos de inglés? Es decir, si este ya vas con los de último curso y aún te quedan dos años más en el internado...

    - Misaki, está claro que el internado se le queda corto- dijo Akihiko rápidamente-. Tenemos que buscarle un colegio solo en inglés.

    - Papá, me gusta el internado- dijo Rai-. Mi profesor me ha dicho que en los siguientes cursos me darán material individualizado.

    - ¿Y ya está?- dijo Akihiko-. Iré a hablar con Satoru, el próximo curso tendrás un profesor de inglés para ti solo.

    - Usagi-san, eso no es realista- negó Misaki-, pero sí que se podría formar un grupo avanzado de inglés con alumnos que destaquen.

    - Pero Rai es el mejor, Misaki, los demás le atrasarían.

    - Ya veremos que pasa el próximo año, de momento daré inglés con los de último curso- dijo y sus padres le miraron orgullosos.

    - ¿Quieres irte este verano a estudiar inglés fuera? A tus hermanos no se lo pagué porque eso iba a ser tirar el dinero...

    - ¡Usagi-san!

    -...pero tú sí que le sacarías provecho.

    - Creo que con seguir yendo a la academia de inglés sobra, papá, pero gracias- sonrió Rai.

    - ¡Qué listo es mi bichito!







    - Gracias, Kotaro- le dijo Haruki mientras el joven ayudaba a recoger la mesa.

    - A vosotros por invitarme a cenar.

    - Ya sabes que puedes venir cuando quieras- sonrió Naoki y entró Hiro-chan en la cocina comiendo un puñado de almendras garrapiñadas.

    - Cielo, no te atiborres antes de ir a la cama.

    - Tranqui, papi, yo duermo como un bebé. Además, acompañaré a Kotaro a su casa, así que bajaré la cena paseando- dijo Hiro-chan llevándose otro puñado a la boca-. Por cierto, Raiden ha aprendido un nuevo truco.

    - No lo digas así, no es un perro- dijo Naoki riendo.

    - Ahora cuando ve que todos nos reímos, él también se ríe. Ayer estábamos viendo el programa este de cómicos y uno hizo un chiste sobre... ¡Ay, me muero!- exclamó Hiro-chan llevándose las dos manos a la boca mientras cerraba los ojos con fuerza.

    - ¿¡Qué te pasa!?- preguntó Naoki preocupado.

    - ¿Estás bien, Hiro?

    - Sí, es solo que...- murmuró más relajado y se metió un dedo en la boca.

    - Déjame ver.

    - No, Kotaro, no es nada, solo... ¡Sangre!- exclamó Hiro-chan tras observarse el dedo.

    - Haru, atento por si se desmaya- le dijo Naoki sin quitar el semblante preocupado.

    - Abre la boca, Hiro- ordenó Kotaro.

    - ¿Delante de mis padres?- bromeó Hiro-chan pero fue el único que rio.

    - Abre más grande, Hiro- dijo observando la cavidad bucal de su novio con la linterna del móvil-. Madre mía... Hiro, ¿cuánto hace que no vas al dentista?

    - ¿Eh?

    - El mes pasado fueron Aki-chan y él a revisión- respondió Haruki.

    - ¿Y qué te dijo el dentista?- preguntó Kotaro apartándose de la boca de su novio-. ¿Cuándo tienes que volver?

    - Les dijo el dentista que estaban los dos estupendamente- dijo Naoki cruzándose de brazos con el ceño fruncido-. ¿Verdad, Hiroki?

    - Sí, dijo que teníamos muy buena higiene y que estaba todo bien- dijo Hiro-chan rápidamente.

    - Pues tienes varias caries y las encías inflamadas, por eso ahora te has hecho daño comiendo y has sangrado- dijo Kotaro-. Tienes que ir al dentista cuanto antes.

    - ¿No vio eso el dentista?- preguntó Haruki confundido.

    - Haru, no fueron- dijo Naoki enfadado-. Son unos mentirosos. ¿Qué hicisteis con los 20000¥ que os dimos para el dentista?

    - Fuimos a Disneyland- murmuró Hiro-chan sin hacer contacto visual y Kotaro abrió la boca sorprendido mientras Haruki negaba con desaprobación y Naoki contaba hasta diez para no matarle-. Es que... Me da miedo el dentista y Aki-chan tuvo la idea y...

    - ¡Yo sí que debería darte miedo! ¿¡Cómo se te ocurre!? ¡Veintiún años y cero neuronas!

    - Jope, mami...

    - No te vamos a confiar a tu hermano nunca más- le dijo Naoki enfadado-. Se supone que tenéis que ir al dentista y te lo llevas a Disneyland. Hiroki Kamijou, mañana iréis al dentista sin falta y nos devolveréis el dinero lo antes posible.

    - Sí, Hiroki, tú eras el adulto y el responsable de Aki-chan, tendrías que haberte negado- le dijo Haruki.

    - ¡Akihiko Kamijou, baja inmediatamente!- gritó Naoki y al minuto su hijo menor ya estaba en la cocina. El psicólogo se cruzó de brazos observando al niño.

    - ¿Qué?- preguntó al ver que nadie decía nada.

    - Últimamente has hecho algo que no ha estado bien, ¿no crees?

    - Papi, tendrás que ser más específico- dijo Aki-chan tras pensarlo unos segundos y vio que Hiro-chan se señalaba la boca disimuladamente-. Ah... Ese niño es imbécil y él fue el que me empujó primero, mami, a mí se me escapó llamarle "hijo de puta", sé que no deben salir esas palabras de mi boca pero él me provocó y... ¿No? ¿No era eso, Hiro?

    - Mañana irás al dentista y tendrás que devolvernos a papi y a mí 10000¥- le dijo Naoki tajante.

    - ¡Hiro, qué chivato eres!

    - ¡No grites, Akihiko!

    - Mami, ¿me acompañarás al dentista?- preguntó Hiro-chan con gesto asustado-. Me da miedo.

    - Sí, tendré que asegurarme de que entráis a consulta- murmuró Naoki suspirando.







    Las clases habían acabado y Rai se dirigió al salón de actos, donde se reunían los alumnos de la extraescolar de teatro. Entró y vio a Haruki hablando con Ryota, quien asentía con la cabeza.

    - Rai, le estaba comentando a Ryota que, dado que vosotros dos tenéis varias escenas juntos, vayáis a ensayar al final del salón de actos- le dijo Haruki-. Hoy nos centraremos en las escenas de los personajes secundarios.

    - De acuerdo, sensei- asintió Rai y se sentaron en la última fila del salón de actos-. ¿Te sabes ya el texto?

    - Entero no. ¿Tú?

    - Aún no me lo he mirado- respondió Rai y Ryota sonrió.

    - Tenemos tiempo.

    - Sí.

    - Ayer tu padre llamó al mío, le contó que vas a ir a clase con los de último curso- comentó Ryota y su novio negó sonrojado-. ¿Qué?

    - No se lo tengáis en cuenta, se pone muy tonto...

    - Es un padre orgulloso- dijo Ryota-. Enhorabuena, Rai.

    - Gracias. ¿Sabes qué? Ayer me enseñó a conducir.

    - ¿En serio?

    - Sí, por un descampado. No me dejó ir nada rápido y fueron pocos minutos pero me hizo mucha ilusión.

    - Qué guay- sonrió Ryota-. Qué bien que os llevéis tan bien.

    - Sí, mi padre es genial- asintió Rai-. Tiene sus cosas pero siempre me lo paso bien con él y me ayuda en todo. ¿Sabes? Llevo unos días pensándolo y quiero contarle la verdad.

    - ¿La verdad?- preguntó.

    - Sí, que eres mi novio y que Noa me pegó por eso- respondió y Ryota sonrió.

    - Entonces, ¿se lo puedo contar yo también a los míos?

    - Sí. No se lo tomarán mal, ¿no?

    - No creo, te conocen de siempre y les caes genial.

    - Ya, pero como querían tanto a Noa...

    - Rai, se lo tomarán bien- dijo Ryota y le miró con cariño-. Me hace muy feliz que se lo vayas a contar a tu padre. Estoy tan feliz que me muero por besarte.

    - Yo también tengo ganas de besarte- dijo Rai rozando con su dedo indice la mano del mayor-. Llevamos dos días sin besarnos.

    - Kamijou-sensei- llamó Ryota-. Nos cuesta concentrarnos con tanto ruido, ¿podemos salir al jardín a ensayar?

    - Claro- asintió Haruki-, pero en veinte minutos os quiero aquí, así miramos un poco vuestra parte.

    - Vale, sensei.

    Nada más salir del salón de actos, comenzaron a besarse por las esquinas del internado hasta llegar a los jardines. Pese a verse a diario, se habían echado de menos pero pronto todos sabrían lo de su relación y no tendrían que esconderse.






    Haruki miró el reloj extrañado porque Rai y Ryota no hubieran vuelto todavía, debían de estar tan concentrados ensayando que se les había olvidado mirar la hora.

    - Chicos, vuelvo en un minuto. Aún quedan diez de clase, seguid repasando el texto hasta que vuelva- dijo Haruki y se dispuso a buscar a los dos estudiantes.

    Recorrió el pasillo que llevaba hacia los jardines y paró en seco al pasar por delante del baño de aquel desierto pasillo. Agudizó el oído y escuchó lo que creyó que eran aplausos pero, pasados unos segundos, se dio cuenta de que aquel sonido no era de aplausos, aquel sonido lo conocía bien.

    Haruki frunció el ceño intentando no ponerse nervioso y deseando que se tratara de dos profesores y no de dos alumnos, pues prefería tener que despedir a alguien que expulsar a estudiantes. Respiró hondo y entró en el servicio.

    - Salid inmediatamente- habló Haruki con tono autoritario y aquel sonido cesó de golpe. Tras unos segundos, la puerta del cubículo se abrió y el profesor miró a la pareja sorprendido-. Rai...

    - Por favor, Haru, no se lo cuentes a mi padre- le pidió Rai con lágrimas en los ojos y estuvo tentado a no hacerlo pero la situación era grave, había pillado a dos menores de edad manteniendo relaciones.

    - Aquí no soy Haru, Rai- le dijo y el menor rompió a llorar-. De verdad que lo siento pero tengo que llamarles, ¿vale? Tómate un par de minutos para tranquilizarte y ahora vamos al despacho del director.

    - Kamijou-sensei, no lo volveremos a hacer aquí, lo sentimos mucho. Por favor, no avise a los padres de Rai- dijo Ryota mientras rodeaba con sus brazos al más joven, quien no paraba de llorar. Haruki se sintió realmente mal, quería a Rai como a un hermano pequeño y una parte de él quería hacer como si no hubiera oído nada, pero sabía que aquello no era lo correcto. Él era el jefe de estudios y debía actuar como tal. Con un nudo en la garganta, salió del baño y llamó a su marido y mejor amigo.


    - Hola, amor. Me pillas yendo ya hacia a casa. Recogeremos a Aki-chan y nos vamos al dentista, a ver cuánto nos cuesta la bromita de...

    - Nao- dijo sintiendo aquel nudo en su garganta cada vez más fuerte.

    - Haru, ¿qué te ocurre? ¿Quieres llorar?

    - He pillado a tu hermano en el baño del internado con Ryota. Se oían sonidos de... Ya sabes.

    - Dime que estás de broma.

    - Nao, me parte el alma pero tengo que avisar a Satoru y a tus padres.

    - Claro... Haru, habla con Satoru pero no avises a mis padres...

    - Nao, tienen que venir los padres de los dos. Esto es muy grave.

    - Lo sé, Haru, me refería a que yo se lo diré a mis padres, ¿vale? Iré a mi casa a por ellos y en un rato estamos allá los tres. No te preocupes, ¿vale? Tú haz lo que tengas que hacer como jefe de estudios.

    - Gracias, Nao.

    - Necesito pedirte un favor. Haru, por favor, evita que expulsen a Rai del internado. Si le expulsan para siempre quedará reflejado en su expediente y le será complicado entrar en una buena universidad. Sé que te estoy pidiendo que le des un trato de favor pero, entiéndeme, es mi hermano. Castigadle para todo lo que queda de curso, pero no le expulseis.

    - Haré lo que pueda pero es Satoru quien decide eso, Nao- dijo y vio a los dos estudiantes salir al pasillo. Rai, aunque seguía con lágrimas en los ojos, ya estaba más calmado-. Nos vemos ahora, Nao. Adiós.

    - ¿Viene mi hermano?- preguntó Rai deseando que la respuesta fuera afirmativa y Haruki asintió.

    Caminaron hasta el despacho de Satoru y Haruki les indicó que esperaran en la puerta. El jefe de estudios llamó y, tras obtener el permiso, entró en el despacho. Vio a Satoru guardando sus cosas en el maletín con una sonrisa.

    - Hola, Haru, creía que estabas dando la extraescolar de teatro- dijo Satoru-. Yo hoy me marcho ya que Kane quiere que vayamos al cine.

    - He pillado a dos alumnos manteniendo relaciones sexuales en un baño- dijo Haruki y la sonrisa de Satoru se borró.

    - ¿Qué dos alumnos?

    - Rai y Ryota- respondió Haruki y Satoru se llevó una mano a la cabeza mientras dejaba caer el maletín-. He avisado a Nao, traerá a sus padres ahora, falta avisar a los padres de Ryota.








    - Muchas gracias, tíos. Me hace muy feliz que Kenzo pase el día con vosotros porque sé que está bien cuidado y juega con perros. Nunca he tenido perro, es mi ilusión pero Sakura no quiere- dijo Ryan, quien había ido a recoger a su hijo.

    - A mí me gusta tener perro pero Atila ya casi no camina- dijo Aki-chan con tristeza y Ryan se llevó una mano al pecho.

    - Oh, no, odio que perros se hagan viejecitos- murmuró Ryan.

    - Es ley de vida- dijo Nowaki acariciando la cabeza de Aki-chan-. Lo importante es la buena vida que les hemos dado a los perros y el cariño que nos dejan.

    - Bueno, Ryan, ¿qué tal en el tra... Disculpa- dijo Hiroki alejándose un poco para responder al teléfono, el cual había comenzado a sonar-. Dime, Nao-chan.

    - Tío, ha ocurrido una emergencia y tengo que ir con mis padres al internado. ¿Podrías acompañar a los nenes al dentista?

    - Claro, ¿tienen que ir los trillizos?

    - No, Hiro-chan y Aki-chan.

    - ¿Hiro-chan necesita que le acompañe? Bueno, claro, yo los acompaño. Oye, ¿va todo bien? ¿Qué ha pasado?

    - Es una situación un poco delicada, tío. Se trata de Rai y voy a acompañar a mis padres porque no sé cómo se lo puede tomar mi padre.

    - Comprendo. Por favor, llamadme cuando todo esté solucionado.

    - Sí, tío, muchas gracias por lo del dentista.

    - Aki-chan, recoge tus cosas que nos vamos al dentista- dijo Hiroki y su nieto puso mala cara-. Venga, que no será para tanto.

    Pasaron a recoger a Hiro-chan, quien se sentó en el asiento del copiloto. Hiroki miró de reojo a su nieto y observó que la pierna le temblaba.

    - Hiro-chan, ¿estás bien?

    - No, yayo, me da pánico ir al dentista. Estoy cagado de miedo literalmente, he ido al baño tres veces ya- respondió Hiro-chan.

    - No es para tanto. No es una situación agradable pero es algo por lo que hay que pasar, cielo- le dijo Hiroki.

    - Yayo, entrarás conmigo a la consulta, ¿no?

    - Sí.

    - ¿Y me darás la mano?

    - Qué bebé- murmuró Aki-chan.

    - Aki-chan, no seas borde, todos tenemos miedos.

    - ¿De verdad, yayo? ¿Tú también tienes miedos?- preguntó Aki-chan desde los asientos traseros.

    - Claro- asintió Hiroki.

    - ¿Qué te da miedo, yayo?- quiso saber el niño.

    - Que algún ser querido enferme, por ejemplo.

    - Yo tuve anginas el mes pasado.

    - No me refería a ese tipo de enfermedad, Aki-chan, pero me alegra que estés mejor- sonrió Hiroki-. También me da miedo que Raiden saque toda la personalidad de Kane. Eso me aterra.

    Entraron en el dentista y practicamente no tuvieron que esperar, les pasaron a consulta.

    - Os estuve esperando el mes pasado- comentó la dentista-. ¿Quién va primero?

    - El mayor está un poco asustado, que vaya él primero así no alargamos su sufrimiento- dijo Hiroki y Hiro-chan le miró aterrado.

    - ¿Cómo puede tener miedo un muchacho tan alto? Anda, túmbate y no te preocupes que es solo una revisión- dijo la dentista.

    - ¿No tenéis un perro de apoyo emocional o algo? Me vendría bien ahora- dijo Hiro-chan haciendo reír a la dentista.

    - No, tenemos una mascota pero está en el área infantil. A ver, abre la boca que te mire...

    - ¿Puede acercarse mi yayo a darme la mano?- preguntó Hiro-chan y Hiroki suspiró yendo hacia su nieto-. Gracias, yayo.

    - Mi niño... Veintiún años y sigue siendo mi niño- murmuró Hiroki observando con cariño a Hiro-chan, quien le agarró con fuerza la mano.

    - Hiroki, tienes las encías inflamadas. Te voy a recetar un enjuague bucal para eso, ¿de acuerdo? Vaya... Tienes dos muelas para empastar. Tendrás que venir un par de veces más.

    - Pues entonces adelgazará de tanto cagar- comentó Aki-chan y Hiroki tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reír mientras Hiro-chan miraba a su hermano con reproche.

    - Muy bien. El siguiente.

    - ¿Verdad que no ha sido para tanto?- le dijo Hiroki a su nieto, quien se incorporó lentamente.

    - Estoy sudando y mareado- murmuró Hiro-chan mientras su hermano pequeño ocupaba el asiento.

    - A ver esa boca, Akihiko... Muy bien, tienes buena higiene.

    - ¿Qué? Pero si yo me lavo los dientes más que él, a él muchas veces le da pereza- dijo Hiro-chan indignado-. Alguna carie tendrá él también.

    - No, no tiene ninguna. Akihiko, sigue así, lo estás haciendo muy bien. ¿Usas hilo dental?

    - Sí, me gusta mucho cuando salen pegotes de comida- sonrió Aki-chan orgulloso mientras su yayo negaba.

    - Qué cochino has salido...

    - Doctora, ¿no le vas a torturar ni un poquito?- preguntó Hiro-chan-. No es justo que yo necesite dos empastes y él cero.

    - Bueno, nunca viene mal hacer una limpieza- comentó la dentista-, pero no le urge. Como he dicho, Akihiko tiene muy buena higiene.

    - Todas las mañanas me lavo los dientes- dijo Aki-chan- y muchas noches también.

    - Eso es poco- le dijo su yayo-. Ya le diré a tu padre que se asegure de que te laves los dientes todas las noches.

    - No es justo...- murmuró Hiro-chan mientras su hermano sonreía feliz.




    Naoki se cruzó con su padre en la puerta de su casa, el escritor salió justo cuando el psicólogo iba a sacar su llave. Akihiko sonrió al ver a su primogénito, con quien hablaba por teléfono a diario pero a quien no veía todos los días.

    - Hola, Nao-chan. ¿Qué haces aquí? Me iba ya a por Rai- le dijo Akihiko y su hijo le miró nervioso-. ¿Qué pasa?

    - Entremos un momento. Está mamá, ¿no?

    - ¿Estás embarazado?

    - Papá, Haru se hizo la vasectomía- dijo mientras se adentraban en la vivienda.

    - Sé que tenéis su semen congelado, lo cual es una cochinada, por cierto.

    - Usagi-san, tú también tienes el tuyo congelado- le dijo Misaki-. Nao-chan, cielo, ¿qué ocurre? Tienes mala cara.

    - Sentaos, por favor. Tengo que deciros algo y espero que no os lo toméis fatal. Es decir, comprendo que os enfadéis y que...

    - Naoki, dinos ya qué pasa- le dijo Misaki preocupado mientras Akihiko tomaba asiento lentamente.

    - Haru me ha llamado, ha pillado a Rai y a Ryota manteniendo relaciones sexuales en un baño.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    A Akihiko le va a dar algo, pero creo que no lo tomará como cuándo Nao, pero se sentirá un poco triste porque su bichito no se lo ha contado.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Capítulo 60: Padre e hijo


    - Haru me ha llamado, ha pillado a Rai y a Ryota manteniendo relaciones sexuales en un baño.

    Akihiko miró a su primogénito durante unos segundos intentando procesar aquella información. Misaki abrió la boca con sorpresa sin saber muy bien qué decir hasta que los sollozos de su marido llamaron su atención.

    - Usagi-san...

    - No, papá, no llores- le dijo Naoki-. Odio verte llorar, ya verás como todo se soluciona.

    - Usagi-san, cariño, tranquilízate.

    - ¿Por qué, Misaki? Yo creía que por fin era un buen padre- lloró Akihiko y Naoki sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas-. Creía que Rai confiaba en mí pero no... Da igual cómo lo haga, siempre fracaso.

    - Eso no es cierto, eres un gran padre, Usagi-san, lo eres para tus tres hijos- le dijo Misaki también al borde del llanto-. Esto no es culpa nuestra, son idioteces de juventud, Usagi-san. Nuestro deber ahora es hacerle ver que lo ha hecho está mal y...

    - No- negó Akihiko con tristeza-, nada de lo que hagamos va a servir.

    - Papá, no tires la toalla, eres un padre increíble- dijo Naoki abrazándole-. Te quiero muchísimo y Rai también.

    - Me quiere pero no confía en mí- murmuró Akihiko-. Debería habérmelo contado, debería no haberme prometido que... Da igual, ya todo da igual.

    - Usagi-san, serénate un poco, tenemos que ir al internado y...

    - Yo no voy- negó Akihiko entre sollozos.

    - Papá, por muy disgustado que estés, lo que ha hecho Rai es muy grave y podrían echarle del internado, ¿entiendes? Ve y defiende a tu hijo- le dijo Naoki-. Sé que piensas que no se merece que lo defiendas pero es tu hijo y quieres lo mejor para él, ¿no? Si le echan, adiós a un montón de universidades.

    - Naoki tiene razón- dijo Misaki-. Yo estoy muy cabreado con Rai pero tenemos que ir ahí y dar la cara por él, Usagi-san. Luego ya le castigaremos hasta su mayoría de edad.

    - No sé si voy a ser capaz- murmuró Akihiko.

    - Hazlo por Rai, papá. La ha cagado pero es un buen chico y debe de estar asustado- le dijo Naoki-. Necesita a su padre.

    Akihiko miró a Naoki con lágrimas en los ojos durante unos segundos y finalmente asintió. Misaki suspiró aliviado y, pocos minutos después, ya estaban en el coche de camino al internado.

    Se cruzaron en la puerta del internado con Takano y Ritsu, quienes se veían de muy mal humor.

    - Qué vergüenza, Misaki- dijo Ritsu a modo de saludo-. Se me cae la cara de vergüenza.

    - Yo me siento igual, Ritsu. No entiendo qué tienen en la cabeza estos chicos- comentó Misaki.

    - ¡Serrín! ¡Mi hijo tiene serrín!- exclamó Takano-. Primero le dan de hostias y ahora esto...

    Akihiko se mantuvo callado intentando controlar sus ganas de echarse a llorar. Entraron en el despacho de Satoru y Misaki comenzó a reñir a Rai mientras Takano y Ritsu hacían lo mismo con Ryota. Akihiko observó a Naoki hablar con Satoru y Haruki, quienes se veían enfadados, sobre todo el director. Aquello no pintaba nada bien para el adolescente y, aunque una parte de él pensaba que Rai se lo merecía, otra le decía que ayudara a su pequeño. El escritor miró a su hijo por primera vez desde que había entrado en el despacho de Satoru y le vio llorando sin atreverse a levantar la mirada. Aquello le encogió el corazón.

    - Gracias por avisarnos- dijo Akihiko-. Castigaremos a estos dos de por vida, os agradecemos que esto no vaya a salir de aquí. Venga, Rai, nos vamos a casa.

    - Akihiko no tan rápido, por desgracia las cosas no son tan sencillas. Lo que han hecho vuestros hijos es muy grave- dijo Satoru- y las normas son claras, esto merece la expulsión.

    - No los vas a expulsar- dijo Akihiko tajante, haciendo que Satoru se cabreara más.

    - Satoru, lo que mi marido intenta decir es que son buenos chicos que han cometido una estupidez- dijo Misaki rápidamente- y que, puesto que no lo sabe nadie más, podrías ponerles otro castigo. Te prometo que nosotros castigaremos también a nuestros hijos pero...

    - Misaki, me estás pidiendo que les dé un trato de favor.

    - Sí, Satoru, es justamente lo que te estoy pidiendo- asintió Misaki-. Odio hacerlo pero no quiero que esto afecte a los estudios de mi hijo. Por favor, Satoru, conoces a estos dos chicos desde hace años.

    - Salid del despacho- dijo Satoru-. Haruki y yo tenemos que hablarlo con calma.

    - Haruki, ten en mente que se trata de mi Rai- le dijo Akihiko lanzándole una mirada que hizo temblar al jefe de estudios.

    Pasados unos minutos, los cuales se le hicieron eternos al escritor, Satoru les indicó que entraran en el despacho de nuevo.

    - Kamijou-sensei y yo lo hemos estado hablando y, dado que nadie más tiene por qué enterarse, no serán expulsados- dijo Satoru-. Chicos, este suceso es muy grave y no se puede volver a repetir, es por eso que vuestro castigo será no asistir al viaje de graduación. En vuestro último año, todos vuestros compañeros se irán de viaje, probablemente a Italia como siempre, y vosotros no iréis.

    - Me parece bien- asintió Akihiko-. Gracias por no expulsarlos, Satoru.

    Rai se mantuvo callado en el trayecto en coche hasta casa, se sentía mal y quería pedirles perdón a sus padres pero no sabía cómo hacerlo. Nada más entrar en la vivienda, su madre le miró con enfado.

    - Ya sé que no sirve de mucho que lo diga pero lo siento, no lo hemos pensado... No quería que os enterarais así de lo mío con Ryota.

    - Tengo mucho trabajo- dijo Akihiko de repente-. Misaki, no me prepares cena, saldré con Hiroki a tomar algo.

    - De acuerdo, Usagi-san- asintió Misaki
    Rai observó a su padre meterse en el estudio sin mirarle-. No sé ni qué castigo ponerte, Rai.

    - Lo siento, mami.

    - Ya lo puedes sentir. ¿Tienes idea la vergüenza que hemos pasado?

    - Yo también he pasado vergüenza.

    - Eso es lo mínimo- le dijo Misaki con gesto serio-. No estamos enfadados porque hayas mantenido relaciones, lo estamos por el lugar que has elegido para hacerlo. Rai, ¿cómo se os ocurre? Estaba claro que os iban a pillar.

    - No lo hemos pensado.

    - Ya. ¿Habéis usado protección?- preguntó Misaki y suspiró aliviado al ver a su hijo asentir-. Anda, ve a tu habitación a estudiar en lo que a mí se me ocurre algún castigo.

    - Me dejaréis seguir viendo a Ryota, ¿no?- preguntó temeroso y Misaki le miró sorprendido.

    - Sí, claro, pero ya sabes las normas de papá, tendréis que dejar la puerta abierta.

    - Vale, mami.

    Aquella noche Akihiko no cenó con su familia, lo cual era muy impropio de él. Rai se sentía muy mal, sabía que había decepcionado a su padre y que aquella confianza que tenían se había roto por su culpa.

    Se encontraba en la cama cuando alguien llamó a su puerta. Rai esperaba que se tratara de su padre, pues había escuchado la puerta principal abrirse, por lo que se sintió decepcionado al ver entrar a sus hermanos.

    - ¿Podemos pasar?- preguntó Natsu y Rai asintió.

    - ¿Cómo te sientes?

    - Bastante mal, nii-chan- respondió y Naoki le abrazó.

    - Todos cometemos errores, Rai, no has matado a nadie.

    - Papá me odia- murmuró Rai con tristeza.

    - Eso no es cierto- le dijo Natsu-, pero necesita un poco de tiempo. Papá tarda en procesar sus emociones.

    - No pienses que papá te odia porque te aseguro que jamás nos odiaría, lo que más quiere es a su familia- le dijo Naoki.

    - Exacto- asintió Natsu acariciando el brazo de su hermano-. Nos quiere muchísimo.

    - Claramente quiere más a sus gatos, pero nosotros estamos en un puesto muy alto- bromeó Naoki-. Creo que a papá y a ti os vendría bien hablar las cosas, Rai, pero no te apresures, no todo tiene que solucionarse al momento.

    - Sí, nii-chan, tengo que hablar con él.

    - Bueno, cuéntanos- sonrió Naoki-, ¿cómo es que Ryota y tú por fin estáis liados?

    - Te encanta cotillear, nii-chan- rio Natsu.

    - Se hizo psicólogo por eso, para enterarse de los cotilleos de los demás- bromeó Rai y Naoki rio asintiendo.

    - Lo malo es que luego no lo puedo contar- comentó Naoki. Rai procedió a contarles toda la historia de cómo Ryota pasaron de practicar el besarse a salir juntos.

    - ¡Sabía que le gustabas!- exclamó Naoki.

    - Rai, no te digo esto para meterte miedo ni nada, pero soy tu hermana mayor y estoy preocupada- le dijo Natsu-. Ten cuidado con Ryota, engañó a su novia.

    - Sí, nee-chan, pero fue conmigo.

    - Bueno, tú le conoces mejor que yo, tú sabrás- dijo Natsu no queriendo proyectarle sus preocupaciones.

    - Nadie es perfecto y todos nos equivocamos, que Ryota haya engañado a su pareja no quiere decir que lo vaya a volver a hacer. No conocemos sus motivos, Natsu.

    - Se ha enamorado de mí, por eso...

    - Sí, Rai, pero tendría que haber roto con ella primero- le dijo Natsu.

    - Bueno, lo importante es que estéis bien y que te haga feliz- le dijo Naoki.

    Poco tiempo después, Natsu y Naoki se dispusieron a abandonar la habitación pero Rai detuvo a su hermano.

    - Mañana llamaré a Haru para pedirle perdón, sé que podría haberse metido en un lío con papá por mi culpa.

    - No te preocupes por eso, Haru solo pensaba en cómo ayudarte, pero se alegrará de que le llames. Él te quiere mucho- le sonrió Naoki y Rai le devolvió la sonrisa más tranquilo.

    Salieron del dormitorio y Naoki se disponía a marcharse pero decidió hablar con su hermana primero.

    - Sé qué es tu hermanito y que estás preocupada pero Rai es quien mejor conoce a Ryota, vamos a confiar en su criterio.

    - Nii-chan, no quería preocuparle pero es lo que pienso.

    - Lo sé pero Ryota es su mejor amigo y jamás...

    - Ryota no es Haru, nii-chan- le dijo Natsu sorprendiendo a Naoki-. Yo ya sé que Haru es tu mejor amigo y que preferiría morirse a hacerte daño, pero eso no quiere decir que todos los casos sean así. Sé que Ryota no es mala gente y me gusta que sea amigo de Rai pero como novio, después de lo que nos ha contado, tengo dudas.

    - Tienes razón, no es Haru, pero tenemos que confiar, ¿vale? De todas formas, si Rai te cuenta algo de Ryota que no te guste, dímelo y lo hablaremos con él.

    - De acuerdo, nii-chan.

    Le dio un beso a su hermana en la mejilla y salió de la vivienda, encontrándose a su padre en el portal.

    - ¿Qué haces a estas horas por aquí? Te pueden secuestrar.

    - Papá, no son ni las diez- sonrió Naoki-. ¿Ya estás más tranquilo?

    - Sí, he descubierto que oler bebés me relaja.

    - Papá, por favor, no digas esa frase jamás sin la presencia de un abogado.

    - No pienses mal, enfermo. He ido a cenar con Hiroki y luego he pasado a visitar a Wa-chan y a Sosuke solo para poder ver a Raiden. Me gustan los bebés hasta que lloran, vomitan y/o se cagan.

    - O sea, que no te gustan.

    - Sí, me gustan sus mofletes rechonchos. Cuando tengo un bebé en brazos me acuerdo de cuando os tenía a vosotros y me gusta esa sensación- dijo Akihiko-. Ojalá os pudiera convertir en bebés de nuevo. Bueno, a ti no porque tus cacas eran radioactivas, a ti te convertiría en cuando tenías tres años, me partía de risa contigo.

    Naoki abrazó a su padre, quien le devolvió el abrazo intentando no echarse a llorar de nuevo.

    - Sigue siendo tu niño y necesitáis hablar- le dijo cuando se separaron.

    - Ahora mismo no me veo capaz, Naoki. Acabaría metiendo la pata porque... No, no quiero hablar- dijo y su hijo suspiró-. Te llevo en coche a casa que tú eres muy secuestrable.

    - ¿Por guapo?- sonrió Naoki.

    - No, por tu tamaño.

    - ¡Papá!





    - ¿Cómo está Akihiko?- preguntó Satoru.

    - Jodido- respondió Hiroki, quien había vuelto de cenar con su prácticamente hermano-. Está muy afectado.

    - No es para tanto- comentó Kane y su marido le miró con el ceño fruncido-. ¿Qué? Es cierto.

    - Ha sido muy grave, Kane, de haber sido otro alumno le hubiera expulsado.

    - Expulsas a Rai y yo me divorcio- le dijo Kane-. Además, hubiera sido muy hipócrita por tu parte.

    - ¿Hipócrita? ¿Por qué?- quiso saber Satoru.

    - ¿Sabes la de veces que ha follado tu hijo en un baño del internado?- preguntó Kane sorprendiendo a su marido.

    - ¿Kotaro? No te creo, Kane- negó Satoru.

    - No, bobo, tu otro hijo- rio Kane-. Wa-chan y James follaban en los baños del internado.

    - No inventes, Kane.

    - Yo me lo creo- dijo Hiroki.

    - Pregúntale a Miyagi, él los pilló un par de veces. A mí me lo contó Shinobu- dijo Kane.

    - ¿Y no le castigaste?

    - Claro que no, yo hubiera hecho lo mismo. Sato-chan, llegamos a estar liados en el internado y te juro que hubiéramos follado en todos los baños.

    - Hiro-san y yo una vez nos dimos un beso muy largo en la sala de profesores- comentó Nowaki orgulloso haciendo reír a Kane.

    - Nowaki, por favor.

    - Qué sosos sois. ¿Eso es lo más excitante que habéis hecho? Sato-chan y yo hemos follado en vuestra cama. Eso sí que es excitante.

    - ¡Kane!

    - Ya sabemos que follabais en nuestra cama cada vez que nos íbamos con Haru-chan- dijo Hiroki y la sonrisa de Kane se ensanchó.

    - No, Hiroki, me refiero a tu cama actual.

    - ¡CERDOS! ¡So marranos!

    - Hiro-san, calma, no sabemos toda la historia.

    - ¡Son unos depravados, esa es toda la historia!

    - Fue idea de Kane.

    - No seas chivato que me divorcio, Sato-chan.






    Su padre le evitaba y Rai cada vez se sentía peor. Habían pasado tres días y la cosa no parecía avanzar entre los dos. Rai había intentado hablar con él pero le había resultado imposible.

    - ¿Puede venir Ryota esta tarde? Nos apetece jugar a videojuegos, tendremos la puerta abierta- dijo Rai rápidamente.

    - Si queréis cerrarla está bien. Voy a trabajar- dijo Akihiko metiéndose en su estudio. Misaki miró a su hijo y asintió.

    - Que venga pero que no se quede hasta tarde, ¿eh? Seguimos enfadados.

    - Sí, mami, lo sé.

    La indiferencia de su padre le estaba afectando más de lo que esperaba y, como no quería incomodar al escritor, Rai llamó a su novio para decirle que no le apetecía que fuera a casa.

    - Dale tiempo, es tu padre- le dijo Ryota.

    - ¿Y si no se le pasa? A ver, yo... Nunca me han tratado distinto a mis hermanos, pero yo no soy su hijo biológico.

    - Eres su hijo, Rai.

    - ¿Y si le recuerdo a su hermano?- murmuró angustiado y Ryota negó rápidamente.

    - Eso no podría pasar jamás, ¿de acuerdo? Tú ni eres un asesino ni te pareces a él en nada. Tu padre te quiere pero sólo han pasado tres días, no le metas prisa que será peor.

    Las palabras de Ryota no le consolaron mucho, Rai se sentía desesperado por recuperar la relación con su padre. No soportaba aquellos silencios que se formaban entre los dos y tampoco soportaba que su padre huyera cada vez que intentaba entablar una conversación con él.

    Se encontraba volviendo a casa decaído cuando escuchó un maullido. Se giró a mirar hacia los dos lados de la calle y volvió a escuchar aquel maullido que sonaba a súplica. Reconoció que el sonido venía de un contenedor, lo abrió y se encontró un gato blanco de no más de tres meses, el cual tenía la cara llena de sangre. Sin temor a que le arañara, Rai lo cogió con cuidado y lo llevó al veterinario al que su padre llevaba a los gatos.

    - El ojo izquierdo está destrozado, no se puede hacer nada- dijo el veterinario-. Lo mejor será extirparlo y coserlo, tendrá mejor calidad de vida. Quiero pensar que es el resultado de una pelea con otro gato pero es probable que alguien le haya hecho daño a propósito. Bueno, ¿cargo la intervención en la cuenta de siempre?

    - Sí, bueno, dame un segundo que haga una llamada- dijo Rai nervioso. Se sentía triste por el gato pero la relación con su padre no estaba en su mejor momento, por lo que sabía que no era buena idea pedirle dinero. Aún sabiendo aquello, se armó de valor y llamó a su padre. Tardó en responder más de lo normal pero finalmente le cogió la llamada.

    - Rai, me pillas en mal momento, estoy escribiendo. Si necesitas transporte, llama a un taxi.

    - Papá- dijo con voz temblorosa-, alguien le ha hecho daño a un gatito y necesito dinero porque tienen que...- Rai rompió a llorar dejando escapar las lágrimas que había contenido todos aquellos días, pues le dolía mucho no poder estar con su padre como siempre.

    - ¿Dónde estás?

    - En el veterinario.

    - Que lo carguen a mi cuenta, en diez minutos estoy allí.

    Akihiko abrazó a su hijo con fuerza, quien se agarró a él sin parar de llorar. Besó los cabellos de su hijo con cariño, soltando un par de lágrimas que no pudo contener.

    - Se va a poner bien. Todo va a estar bien- le dijo Akihiko sin romper el abrazo-. No llores, mi niño, todo se va a solucionar.

    Pasadas un par de horas, el gato despertó de la anestesia y pusieron rumbo a su casa. Rai iba por el camino acariciando a su nuevo amigo felino, el cual seguía un poco aturdido.

    - Muy bien hecho, bichito- le sonrió Akihiko por primera vez desde lo ocurrido-, no teníamos ninguno de ese color.

    - Mami se va a enfadar- comentó y su padre se encogió de hombros.

    - Tenemos tantos que con suerte ni se da cuenta. No te preocupes, bichito, de mami me encargo yo. Además, una vez le pongas nombre no hay vuelta atrás.

    - ¿Puedo elegir yo el nombre?- sonrió Rai y Akihiko asintió. El adolescente miró al gato pensativo.

    - Le falta un ojito, parece un pirata- comentó Rai.

    - Barbablanca- dijo Akihiko y se rio él solo de su chiste. Rai le miró sintiéndose feliz y asintió.

    - Me gusta Barbablanca.

    - Era broma, bichito, ponle el nombre que quieras- dijo Akihiko y Rai negó sin dejar de sonreír.

    - Se va a llamar Barbablanca- dijo y su padre estiró el brazo para acariciarle el pelo con cariño.

    - ¡Ni hablar! ¡Más gatos no!

    - ¡Misaki, que se llama Barbablanca!

    - ¡Muy bien, pues yo no quiero saber nada de ese gato!

    - Misaki, no seas así, si ya le caes genial a Barbablanca, te guiña un ojo.

    - Qué bobo eres, Usagi-san- dijo Misaki sin poder evitar sonreír-. Este es el último que me metéis en casa, ¿entendido? Cuatro gatos son demasiado.

    - Nos lo podemos permitir, Misaki.

    - Muchas gracias, mamá. El pobre ya ha sufrido mucho, dice el veterinario que puede que se lo haya hecho una persona.

    - ¡Qué desgraciados! Investigaré quién ha sido*- dijo Akihiko indignado y Rai, sin poder evitarlo, volvió a abrazar a su padre, quien sonrió besándole la cabeza.




    *¿Habéis visto el docu de netflix de A los gatos ni tocarlos (creo que el título en inglés era algo como don't fuck with cats)? Pues Akihiko sería como los del foro que lo investigaron todo. Si no lo habéis visto y os gustan los docus de crímenes reales como a mí, os lo recomiendo porque me pareció increíble toda la búsqueda que hicieron pero deja muy mal cuerpo, lo vi hace un par de años y aún me acuerdo de ese documental.
     
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    Me alegra que Akihiko y Rai se hayan reconciliado
    Gracias por el capítulo ☺️
     
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