El internado (AkihikoXMisaki) (NowakiXHiroki) (MiyagiXShinobu)

Akihiko es contratado como profesor en el internado en que trabaja Hiroki. Allí estudian Misaki y Shinobu, quien está enamorado de su profesor y cuñado, Miyagi.

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    Maestr@ en Yaoi
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    Me ha gustado el capítulo.
    Me alegra que Akihiko y Rai se hayan reconciliado.
    Como Ryota haga sufrir a Rai Akihiko lo aniquila, espero que no juegue con él.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Pollito taquero
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    *afilando cuchillos* Ryota, no te preocupes, solo no le hagas daño a Rai y yo seguiré en mi casita... procrastinando


    SPOILER (click to view)
    Anne onodera takano muchas gracias por avisarme 😢
     
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    Aprendiendo Yaoi
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    Capítulo 261: Cumplemeses


    Akihiko se encontraba aburrido, ya había hecho todo lo que debía hacer aquella mañana; se había duchado, había llevado a Rai al internado, había jugado con sus gatos y, sin que Misaki se lo pidiera, había barrido la terraza. Akihiko ya no tenía nada más que hacer, así que decidió ir a la guardería de Misaki en busca de entretenimiento.

    Llegó a la guardería a la hora en que ya habían dejado los pequeños el aula y se encontraban en el jardín jugando todos juntos. Se sintió observado y se giró a mirar a Kouta, quien no apartaba la vista de él.

    - Cuando mi abu Shinobu me lleva a sitios, tú a veces estás- le dijo finalmente el pequeño-. El otro día fui a comer a casa de los papás de mi tío Sosuke y tú estabas.

    - ¿Otra vez se te ha olvidado quién soy? Soy el marido de Misaki y amigo de tus abuelos- le dijo Akihiko, quien ya había tenido aquella conversación con el pequeño.

    - Pero no puedes estar aquí, esto no es para abuelitos, es para niños.

    - ¿Abuelitos? Podrías haber dicho que no es para papás, así no me hundías la moral- le dijo Akihiko.

    - Si eres amigo de mis abus es porque eres un abu. Mi abu Miyagi tiene más de cien años.

    - ¿Quién te ha dicho eso?

    - Mi abu Shinobu- respondió y Akihiko rio suavemente.

    - Anda, Kouta, sigue jugando con tus amiguitos- le dijo el escritor y luego se metió en la sala de descanso de los educadores para prepararse un café. Vio que la sala no estaba vacía, lo cual era extraño porque todos los educadores solían estar vigilando a los niños, saludó con la mano a Hiyori, quien se encontraba sentada en uno de los sillones mirando a la nada mientras se acariciaba su abultado vientre-. ¿Qué tal, Hiyori? Ya estás enorme, ¿eh?-. Akihiko sudó frío al escuchar a la educadora romper a llorar-. No, no, era un cumplido, mujer. Estas cosas son bonitas y tú, en tu redondez de embarazada, estás preciosa. No llores, que no lo he dicho con maldad. Por favor, no le digas a Misaki ni a tu padre el que da miedo que te he hecho llorar...

    - Mi marido me ha dejado- murmuró Hiyori entre sollozos-. Me ha dado una semana para dejar el piso y yo... ¿Qué voy a hacer? Salgo de cuentas en dos meses y... ¿Cómo les cuento a mis padres esto y que tengo que volver a vivir con ellos? En su casa no hay sitio para mi niña.

    - Vaya desgraciado de mierda- dijo Akihiko indignado y en ese momento entró Misaki, quien al ver la escena miró a su marido con enfado.

    - Usagi-san, más te vale no haberle dicho que está enorme.

    - Que no, Misaki, que su marido la va a echar de casa- dijo Akihiko y el castaño miró a la educadora con preocupación.

    - Hiyori, ¿es eso cierto? ¿Qué ha pasado?- preguntó Misaki.

    - Llevaba unas semanas un poco raro y yo pensaba que era por el estrés del trabajo pero ayer me dijo que no le gustaba su vida, que no se imaginaba que estar casado iba a ser así y que no se veía preparado para ser padre- explicó Hiyori sin parar de llorar-. Me ha dicho que no quiere saber nada de la niña y que, como el piso es suyo, me tengo que ir... ¿Qué voy a hacer? Me he quedado sola...

    Misaki abrazó a Hiyori sintiendo un nudo en la garganta mientras Akihiko maldecía al marido de Hiyori con todos los insultos que se le ocurrían.

    - Creo que lo mejor es que hables con tus padres, ellos estarán encantados de ayudarte- dijo Misaki-, pero si necesitas unos días para calmarte antes de contárselo, puedes quedarte en nuestra casa.

    - Muchas gracias, Misaki, por eso me gusta tanto trabajar aquí. Sois tan buenos... Pero tengo que contárselo cuanto antes a mis padres. Se van a sentir tan decepcionados...

    - Por supuesto que no, Hiyori.

    - Se van a cabrear pero no contigo- dijo Akihiko-. Le hacen a uno de mis hijos lo que te han hecho a ti y me llevan preso.

    - Usagi-san, por favor.

    - ¿Qué, Misaki? De la cárcel se sale pero del cementerio no.






    Hiroki se encontraba leyendo en el jardín cuando escuchó una risa que conocía muy bien, alzó la vista y vio a Raiden por encima de los arbustos que separaban su casa de la de Kane. El bebé desapareció de su vista y, a los pocos segundos, volvió a aparecer.

    - ¡Yayo Hiroki!- exclamó Hiro-chan con voz infantil y bajó al bebé de nuevo, escondiéndolo de la vista de su yayo. Al poco tiempo lo volvió a alzar, haciendo que Raiden soltara una carcajada-. ¡Hola, yayo Hiroki!

    - Lo vas a marear, bandido- sonrió Hiroki poniéndose en pie y acercándose a ellos. Hiro-chan, quien había estado agachado para que no le viera, se incorporó riendo.

    - ¿Has visto cómo se parte de risa?

    - Sí, se lo pasa genial contigo. ¿Cómo está mi chiquitín?- dijo Hiroki acariciando la mejilla de su nieto-. Hoy cumples seis meses, Raiden.

    - El tito Kane está hinchando globos.

    - Qué pesado es, ya le dije que los seis meses no se celebran- comentó Hiroki.

    - ¡Pues tú no vengas!- se oyó la voz de Kane-. ¡Te desinvito!

    - ¡Una mierda me desinvitas!

    - Hiro-san, esa boca- dijo Nowaki, quien había salido al jardín al escuchar voces. Raiden, al verle, extendió los brazos hacia él mientras emitía sonidos claramente emocionado-. Ven aquí, cosita bonita- sonrió Nowaki mientras Hiro-chan le entregaba al bebé por encima de los arbustos.

    - ¡Ahora Raiden está en mi propiedad, te quedas sin fiesta de los seis meses!

    - ¡Hiro-san!

    - No me obligues a llamar a la poli- dijo Kane saliendo de la vivienda con un globo en la mano-, aunque sería precioso, ¿no crees? Hoy hace seis meses que te detuvieron, lo puedes celebrar con otra detención.

    - ¿Quieres que te envíe a un sitio, error de la naturaleza?- le dijo Hiroki mosqueado.

    - Hiro-san, Raiden está presente.

    - Voy a ver cómo va la tarta- anunció Hiro-chan yendo hacia la vivienda.

    - Es increíble lo mucho que se parece Raiden a mí- comentó Kane sabiendo que aquello molestaba a Hiroki-. Es guapo, inteligente, carismático y está obsesionado con Nowaki. Nieto mío, no hay duda de ello.

    - Está obsesionado con Nowaki porque de lunes a viernes pasa unas siete horas con él, no por ningún gen depravado tuyo, enfermo.

    - Hiro-san, sé bueno. Raiden, hoy vamos a celebrar que llevas seis meses con nosotros, ¿estás contento, mi niño?- dijo Nowaki y el bebé rio al ver que se dirigía a él-. Qué bonito eres.

    - Es precioso- dijo Kane-. No me malinterpretéis, mi Nadia también es guapísima porque ha heredado mi mentón, pero Raiden es yo de pequeñito, juega con ventaja.

    - Esperemos que no herede tu modestia- dijo Hiroki y frunció el ceño-. ¿Cómo va a heredar Nadia tu mentón, animal de bellota?

    - Ay, pues es verdad. Siempre se me olvida lo de la adopción- dijo Kane-. Te juro que yo recuerdo tres partos.

    - Uno será el de Hiro-san.

    - ¡Nowaki, no le sigas la corriente al desequilibrado mental este!

    - Qué cosas más feas me dices, Hiroki.





    Shinobu frunció el ceño horrorizado al ver una pancarta en la puerta con "feliz cumplemeses" escrito, se giró a mirar a Miyagi, quien se encogió de hombros suspirando.

    - Bueno, al menos nos dan de cenar gratis- murmuró Shinobu y llamó al timbre para luego entrar sin esperar a que le abrieran. La entrada de la casa estaba decorada con globos y fotos de Raiden, en las cuales aparecía Kane en prácticamente todas-. Esto va a ser una pesadilla, viejo.

    - ¡Bienvenidos al "cumplemeses" de Raiden!- exclamó Kane eufórico-. Pasad, sois los últimos en llegar.

    - Ya, es que no tenía yo muchas ganas de venir- murmuró Shinobu adentrándose en el comedor, donde ya estaban todos sentados para cenar.

    - ¡Abu!- exclamó Kouta feliz, quien estaba jugando con su hermana y con Nadia.

    - Suegros, ¿habéis visto qué bonito concepto? Ojalá hubiera tenido yo esa idea para celebrar "cumplemeses" de Kenzo- dijo Ryan, quien tenía a su hijo en brazos-. La suerte es que en dos meses Kenzo cumple un añito. ¡Bien!

    - Sí, no hagáis planes para ese día- sonrió Sakura-. Lo vamos a celebrar por todo lo alto.

    - ¿Qué tenéis pensado?- quiso saber Natsu.

    - Oh, será bonito porque vendrán amiguitos de Kenzo de la guarde- sonrió Ryan ilusionado.

    - Sí, pero no hace falta que vengáis a eso, eso será por la tarde- dijo Sakura rápidamente-. Por la noche iremos a cenar a un restaurante para celebrarlo, a eso sí que me gustaría que vinierais todos.

    - Qué guay, Sakura- sonrió Hiro-chan-. ¿Os lo habéis pensado bien? Con todos los que somos os va a salir por un ojo de la cara.

    - No, hombre, cada uno se paga lo suyo- dijo Sakura.

    - Eso debería empezar a hacer yo- le susurró Hiroki a Kane, quien sonrió divertido. Shinobu y Miyagi se miraron durante unos segundos.

    - Sakura, yo lo de la cena no lo veo- dijo Shinobu finalmente-. Es mejor hacer solo una fiesta y que sea la de por la tarde.

    - No, mamá, esa es para Kenzo y sus amiguitos de la guarde, en mi casa no cabe tanta gente- dijo Sakura y Hiroki vio que su marido iba a abrir la boca, por lo que le dio un codazo rápidamente. Nowaki, quien iba a ofrecer su casa para el cumpleaños de Kenzo, miró a su marido extrañado.

    - Papá y yo pagaremos la fiesta de cumpleaños- suspiró Shinobu y Sakura sonrió.

    - ¡Genial! ¡Muchas gracias! Ya os pasaré la información sobre el local que he estado mirando- dijo Sakura.

    - Pero, ¿no iba a ser la fiesta en vuestra casa?- preguntó Hiro-chan sin entender y Sosuke tuvo que morderse el labio para no reír.

    - Sí, bueno, pero antes de decidir hacerla en nuestra casa, barajamos varias opciones- dijo Sakura rápidamente-. Por cierto, en cuanto a los regalos, preferimos ropa a juguetes.

    - No hace falta regalos, somos felices con que vengáis a celebrar el cumple de Kenzo- dijo Ryan y Sakura frunció el ceño pero no dijo nada.

    - Yo odiaba que me regalaran ropa de pequeño- comentó Riku.

    - Da gracias que tenías regalos- le dijo Kane.

    - No te hagas el pobrecito que todo lo que no tuviste de niño me lo sacaste a mí durante tus años universitarios- le dijo su consuegro-. "Hiroki, se me ha roto el ordenador", "Hiroki, ha salido un videojuego nuevo y si no lo tengo entraré en depresión", "Hiroki, han subido el precio de los frapuccinos", "Hiroki, dame dinero para comprarle chuches a Haru-chan"... ¿Sigo?

    - ¿Por qué recuerdas absolutamente todo?- preguntó Kane sonriendo.

    - Porque lo tengo apuntado y algún día te lo reclamaré.

    - Sí que eras un parásito- rio Akihiko-, yo estaba convencido de que jamás te irías de casa de Hiroki.

    - Ese era mi plan pero Sato-chan me lo jodió con su sensualidad- dijo Kane acercándose a su marido para robarle un beso.

    - Kane, en público no.

    - No seas tímido que me divorcio.

    Terminaron de cenar y sacaron la tarta que había preparado Hiro-chan para su ahijado. La colocó delante del bebé, quien estaba sobre el regazo de Haru-chan. Wa-chan se acercó y comenzó a encender las seis velas.

    - Bueno, ¿y ahora qué se canta?- preguntó Naoki pensativo-. ¿El cumpleaños feliz?

    - Imposible, no es un cumpleaños- dijo Akihiko.

    - Cantamos lo mismo pero en vez de "cumpleaños" decimos "cumplemeses"- propuso Kane.

    - No creo que nos salga bien- comentó Masaru.

    - ¿Ensayamos?

    - No, Haruki, no alarguemos más nuestro sufrimiento- negó Shinobu rápidamente-. Como salga.

    Cantaron de forma espantosa y, como Raiden, pese a la insistencia de Kane, no hizo ni el amago de soplar las velas, las tuvo que apagar Haruki.

    - Te ha quedado muy rica la tarta, nii-chan.

    - Gracias, Chihiro. Tienes la boca manchada de merengue.

    - Tú también, nii-chan.

    - Hiro- dijo Nadia corriendo hacia él con un plato de plástico vacío-. ¡Mira!

    - ¿Te has comido toda la tarta?- preguntó Hiro-chan haciéndose el sorprendido y la pequeña de casi dos años asintió orgullosa-. ¡Eres una campeona, Nadia!

    - Me busta la tata de Hiro- sonrió abrazándose a él.

    - Ya prepararé más para mi chica- dijo Hiro guiñándole un ojo y la pequeña gritó emocionada, haciendo reír a Kotaro y a Hanako.

    - Bueno, pues no sabéis qué pasó ayer- dijo Misaki.

    - Y luego el cotilla soy yo...- murmuró Akihiko.

    - ¿Qué, Misa-chan?- preguntó Kane.

    - Hiyori, mi educadora...

    - ¿La sobrina de Masamune?- preguntó Masaru.

    - Sí, justo. Está de siete meses y en nada se cogerá la baja, pues resulta que...

    - Sí, nos comentaste que iba a ser niña- interrumpió Naoki.

    - ¿Ya sabe cómo la va a llamar?- preguntó Reiko.

    - Sí, se va a llamar Sakura. Bueno, pues resulta que el marido la ha dejado- anunció y se escuchó sonido de sorpresa en toda la sala.

    - ¡Qué fuerte!

    - ¡Misa-chan, danos más datos!- dijo Kane.

    - Un sinvergüenza- dijo Akihiko-, dice que no se imaginaba su vida de casado así y que no está preparado para ser padre. No te jode... ¿Quién lo está? ¿Se cree que todos queríamos tener hijos? Pues claro que no, pero hay que apechugar.

    - Qué bonito eso, papá- le dijo Naoki.

    - Nao-chan, no abandoné a mami cuando se quedó embarazado de ti porque estaba enamorado pero no me hacías nada de ilusión.

    - ¡Usagi-san, no le digas esas cosas al nene!

    - Pero que es bonito, Misaki, luego lo tuve en mis brazos y le quise más que a nada en el mundo- dijo Akihiko.

    - Papá...- sonrió Naoki enternecido.

    - Y luego vinieron mis gatos.

    - ¡Usagi-san!

    - Eso era broma, aunque he de confesar que quiero a mis gatos más de lo que quiero a algunos de los aquí presentes.

    - Usagi-san, esas cosas no se dicen.

    - Bueno, ¿qué le ha dicho ella? Porque Sato-chan me hace eso y lo mato.

    - Ella está destrozada, imagínate- comentó Misaki.

    - Yo tengo información relevante.

    - ¿Y cómo no has dicho nada, bichito?

    - Sí, Rai, cuéntanos- dijo Hiro-chan.

    - Cotilla- susurró Kotaro en el oído de su novio, quien sonrió dándole un beso en la mejilla.

    - Ryota es primo de Hiyori- comenzó a decir Rai pero Shinobu le interrumpió.

    - Me he perdido en la trama. Ryota es tu amiguito, ¿no? Y la Hiyori esta... ¿de quién es hija?

    - Hiyori es hija de dos amigos de Masamune- respondió Masaru-. No sé si has coincidido con ellos alguna vez. Nosotros los conocimos en una cena en casa de Ritsu y Masamune hace unos años.

    - Es verdad- asintió Riku-. Nos contaron que su hija se acababa de prometer.

    - Bueno, la cosa es que es prima de Ryota y además sus padres viven súper cerca de ellos- explicó Rai-. Me ha contado Ryota que anoche sus padres tuvieron que ir a su casa porque uno de sus padres quería matar al marido. Fue la poli y todo.

    - ¿Lo detuvieron?- preguntó Shinobu-. Dale a Ryota mi tarjeta.

    - Nosotros se la hemos dado a Hiyori- dijo Misaki y el rubio alzó el pulgar.

    - No lo detuvieron, no llegó a ir a casa del marido pero estaba muy cabreado y el otro padre de Hiyori no podía retenerlo, por eso fueron los padres de Ryota- dijo Rai.

    - ¿Y la poli por qué fue?- quiso saber Kane.

    - Una vecina llamó al escuchar gritos- respondió Rai.

    - Pobre Hiyori, espero que su padre ya esté más calmado- comentó Natsu.

    La fiesta concluyó y los invitados se fueron marchando poco a poco. Masaru abrazó a Sosuke con fuerza antes de irse.

    - Dale un beso a Raiden de mi parte- le dijo el crítico literario y Sosuke sonrió.

    - Lo haré cuando se despierte.

    - Entre Hiro-chan y su abu Kane lo han dejado fuera de combate- comentó Wa-chan.

    - Demasiadas emociones en un día- dijo Riku-. Kane, despídete de tu nii-chan y de Nowaki.

    - Jope, déjame quedarme a dormir- murmuró el niño.

    - Kane, ya lo hemos hablado, los yayos de Aki-chan tienen trabajo ayudando a recoger.

    - Riku, nosotros nos vamos a quedar a dormir en casa de mis suegros- dijo Wa-chan-. Que se quede.

    - Claro, mis padres encantados- asintió Sosuke.

    - Mejor otro día- dijo Masaru-, Aki-chan y tú ya habéis jugado mucho hoy.

    El crítico literario se marchó con su familia y los padres del "cumplemesero" se pusieron a recoger.

    - Akihiko, progresas adecuadamente con la escoba.

    - ¿Has visto, Hiroki? Ya soy un adulto funcional- sonrió Akihiko-. Pronto Misaki me dejará usar la plancha.

    - Pero primero con la ropa de sus osos- dijo Misaki rápidamente.

    - Ya nadie plancha la ropa- comentó Wa-chan.

    - Preferiría la muerte que ir a trabajar con una camisa arrugada- le dijo Kane.

    - El truco está en tender la ropa bien- dijo Sosuke y Hiroki suspiró.

    - Wa-chan y tú sois tal para cual.

    - Gracias, papá.

    - La verdad es que yo solo plancho los uniformes de los nenes- confesó Haruki.

    - Imposible plancharlo todo- dijo Naoki-. En nuestra casa ponemos mínimo dos lavadoras al día.

    - Aunque este es un tema apasionante, ¿podemos ya hablar mal de Sakura?

    - ¡Kane!- exclamó Satoru con reprobación mientras Akihiko sonreía sin disimulo.

    - ¿Qué, Sato-chan? Shinobu y Miyagi ya se han marchado. Estamos en confianza.

    - Nowaki casi le ofrece nuestra casa.

    - ¡Era para Kenzo, Hiro-san!

    - Si fuera más mayor, te daría la razón, Nowaki, pero va a cumplir un año- dijo Hiroki-, no tiene uso de razón.

    - Exacto, no se va a acordar- asintió Kane.

    - Pero se merece una fiesta- dijo Nowaki y Hiroki suspiró.

    - Nowaki, me encantas pero eres demasiado bueno y me haces quedar fatal, a tu lado parezco el demonio.

    - Al lado de mucha gente pareces el demonio.

    - Kane, vete a la mierda.

    - Papá...- dijo Haruki.

    - Nowaki, no te agobies, ya has oído que sus abuelos pagarán la fiesta- dijo Akihiko.

    - ¿Sakura y Ryan van mal de dinero? ¿No tienen buen sueldo?- preguntó Hiro-chan con curiosidad.

    - Misaki les hace la declaración de la renta todos los años- comentó Akihiko y todos miraron al nombrado, quien estaba pasando una bayeta por encima de la mesa.

    - ¡Misa-chan, háblanos del patrimonio de esa gente!- pidió Kane sonriendo y Misaki negó la cabeza rápidamente-. ¿Eh? ¿Por qué no?

    - Es confidencial, Kane.

    - Es confidencial cuando trabajas en la administración pública, tú sólo eres un amateur al que le gusta hacer cuentas y le hace un favor a su familia. Venga, Misa-chan, dinos cuánto cobran.

    - ¿Te gustaría que yo contara cuánto cobras tú?- le preguntó Misaki.

    - Creo que eso lo sabemos todos, Kane no es muy discreto- comentó Hiroki.

    - No tienen problemas de dinero, lo que pasa es que Sakura tiene otras prioridades- dijo Wa-chan.

    - Se ha vuelto a cambiar el sofá- dijo Sosuke.

    - ¿No se compró uno hace poco más de un año?- preguntó Nowaki extrañado.

    - Sí, pero me dijo que se enamoró de ese sofá nada más verlo- explicó Sosuke.

    - ¿Te dijo el precio?

    - Hiro-chan, eso no se pregunta- le dijo Naoki deseando que la respuesta fuera afirmativa.

    - No recuerdo el precio exacto pero le ha costado más que lo que gana el tito Kane en un mes- respondió Sosuke y todos le miraron sorprendidos.

    - Joder, ¿qué hace ese sofá? Solo me gastaría tanto dinero en un sofá si sentarme en él me produjera un orgasmo.

    - ¡Mami!- exclamó Kotaro escandalizado mientras Wa-chan reía por el comentario de Kane.

    - Y van a cambiarse el coche- anunció Sosuke.

    - Pero si el suyo tiene poco más de cuatro años- comentó Hiroki y su hijo se encogió de hombros.

    - ¿Sabes si venden el suyo? A Kotaro le vendría bien tener coche propio para venir hasta aquí.

    - Bien pensado, Sato-chan.

    - No os preocupéis por mí, nee-chan me suele dejar el suyo- dijo Kotaro.

    - Les va bien pero, teniendo un cuenta que tienen un hijo, no me acaban de salir los cálculos- murmuró Misaki.

    - Bueno, eso no es asunto nuestro- dijo Haruki.

    - Claro que lo es, Haru-chan- le dijo su padrino-. Tenemos todo el derecho del mundo a hablar de ello. Esos acaban arruinados, recordad mis palabras.

    - No seas agorero, Kane- le dijo Hiroki.






    Ryan metió a su hijo en el cochecito y se dirigió a casa de sus suegros para hacerles una visita y que vieran a Kenzo. Ryan estaba un poco decaído tras haber discutido con Sakura, quien se acababa de comprar unos pendientes muy caros. Ryan no quería ponerle límites a su novia, pues Sakura era libre pero, teniendo en cuenta que tenían a Kenzo, a Ryan no le parecía sensato gastar tanto dinero todos los meses y prácticamente no ahorrar.

    Vio a una mujer embarazada salir de la vivienda de sus suegros y supo que se trataba de la educadora de la guardería, pues Shinobu le iba a llevar el divorcio.

    - Kenzo, mira, lleva un bebé en su barriguita- dijo Ryan sonriendo-. Buenas tardes. Qué bonito que vayas a ser mamá pronto.

    - Muchas gracias- sonrió Hiyori-. Es lo único que me hace feliz ahora mismo.

    - Soy sobrino político de Misaki más o menos y sé que te estás divorciando- dijo Ryan-. Siento mucho todo el asunto del divorcio.

    - Gracias- dijo y miró a Kenzo-. Tienes un bebé precioso.

    - Es el orgullo de mi alma- dijo llevándose una mano al pecho y Hiyori se emocionó.

    - Tiene mucha suerte de tenerte como padre, mi hija por desgracia no va a tener un padre así- murmuró Hiyori.

    - Va a tener una mamá lista, valiente y luchadora- dijo Ryan-. Tío Misaki habla muy bien de ti, vas a ser muy buena mamá.

    - Muchas gracias, necesitaba escuchar algo así- le dijo Hiyori con sinceridad y Ryan le sonrió-. Supongo que tu niño irá a la guardería Usagi, ¿no?

    - Ahora va a otra pero el próximo curso irá a Usagi.

    - Entonces nos veremos- dijo Hiyori yendo hacia el ascensor-. Ha sido un placer.

    - Igualmente, mucha suerte con embarazo. Hasta pronto- dijo Ryan despidiéndose con la mano y Hiyori le devolvió el gesto más animada.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Jajajaja toda la familia es peor que la vieja del visillo.
    Que odiosa y repelente Sakura. Espero y deseo que Ryan deje ya a Sakura no se merece a un tío como él.
    Pobre Hiyori, harían muy buena pareja Hiyori y Ryan, como me encantaría que se quedarán juntos.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Capítulo 262: El terremoto - Parte I

    Aquel sábado de mayo Akihiko despertó considerablemente tarde y con dos gatos encima de él. La noche anterior había trasnochado terminando de escribir su nuevo libro.

    - Buenas tardes, papá.

    - Hola, bichito- le dijo acercándose a él para darle un beso en la mejilla-. Misaki, ¿mi desayuno?

    - ¿Desayuno? ¡Son casi las tres, Usagi-san!- exclamó Misaki-. Creía que habías entrado en coma, te he intentado despertar tres veces. Ahora te preparo un sándwich, nosotros ya hemos comido.

    - Gracias, Misaki- le dijo Akihiko tomando asiento en la mesa-. ¿Y la nena?

    - Había quedado con Reiko, vendrá a la hora de cenar. ¡Barbas, no te subas a la encimera!

    - Misaki, está feo que le grites a los gatos pero aún más que lo hagas con el discapacitado- dijo Akihiko y Misaki le miró enfadado.

    - ¡Si tú educaras a tus gatos, yo no tendría que gritarles!

    - Barbas es de Rai.

    - Usagi-san, contigo son siempre excusas- le dijo Misaki dándole un sándwich-. Voy a tender.

    - ¿Qué le pasa a mami?- susurró Akihiko cuando Misaki se hubo metido en la habitación de la colada.

    - Una de las educadoras ha dimitido y tiene que encontrar un sustituto antes del lunes. Se ha pasado toda la mañana buscando gente y esta tarde hará entrevistas- explicó Rai-. Está un poco estresado.

    - Ahora yo le desestreso- dijo Akihiko.

    - Menos mal que he quedado y no tendré que oír cómo os ponéis cariñosos- comentó y su padre le miró.

    - Sí has quedado con Ryota, llévate preservativos- dijo Akihiko y Rai se tapó la cara con las manos.

    - Vamos al cine, papá, y también viene Jiro.

    - Yo lo digo por si acaso, bichito, yo no quiero que tengas que pasar por un aborto- le dijo Akihiko y Rai se descubrió la cara.

    - Agradezco tu preocupación pero no es necesaria, de verdad- le dijo Rai y Misaki salió del cuarto de la colada cargando una cesta llena de ropa.

    - Te ayudo, Misaki- le dijo Akihiko poniéndose en pie.

    - Gracias, Usagi-san.

    Salieron a la terraza y comenzaron a tender la ropa en silencio. Akihiko, viendo la preocupación en el rostro de su marido, decidió coger una de las toallas que estaban recién lavadas y darle con ella en el culo.

    - ¡Usagi-san!

    - Me encanta tanto tu culito que no he podido evitarlo- dijo y observó cómo Misaki intentaba contener una sonrisa-. Ese es tu castigo por ser tan sexy.

    - Usagi-san, qué bobo er...

    Misaki no terminó la frase, pues el suelo comenzó a temblar con fuerza. Akihiko lo cargó rápidamente y entraron en la vivienda.

    - ¡Rai, al cuarto de los osos!- exclamó Akihiko y el adolescente corrió hacia esa habitación, la cual había sido completamente acolchada y despejada décadas atrás, cuando por culpa de un terremoto le cayó una figurita a Naoki en la cabeza-. ¡Protégete la cabeza, Rai!

    Akihiko dejó a su marido en aquella habitación y volvió a salir. Misaki se metió con su hijo debajo de una mesa que había sido anclada al suelo por petición de Akihiko.

    - No para de temblar- murmuró Rai asustado y Misaki le abrazó con fuerza. Akihiko regresó cargando los cuatro gatos y se metió con ellos también debajo de la mesa. Casi un minuto después, el terremoto por fin cesó.








    - Muchas gracias, suegros. Me da tristeza separarme de Kenzo aunque sean unas horas pero hay que cuidar el romanticismo- dijo Ryan.

    - Pídele consejo a suegro Miyagi, de eso sabe mucho, nuestra última cita fue en el cementerio- dijo Shinobu y su marido suspiró.

    - Shinobu-chin, ya ha pasado mucho tiempo, olvídalo.

    - Es difícil olvidar tal muestra de amor- le dijo Shinobu cargando a Kenzo, quien hizo un puchero al ser separado del australiano.

    - No llores que te quedas con los abus. Papi y mami nos vamos al cine y de merienda romántica, pero te queremos mucho y en unas horitas vendré a por ti, Kenzo. Eres un niño muy bueno, muy listo y muy querido.

    - Siempre se le pasa a los dos minutos de irte, no te preocupes- le dijo Shinobu.

    - Ryan, si queréis salir a cenar, nosotros nos hacemos cargo de Kenzo encantados- dijo Miyagi y Ryan negó rápidamente.

    - Agradezco oferta y sé que aquí Kenzo está muy bien cuidado pero en las noches hay miedos y los niños tienen que estar con sus papis y sus mamis. Por el día todo bien pero por la noche no estoy tranquilo si no estoy con Kenzo- explicó Ryan. Sakura llevaba unas semanas pidiéndole pasar más tiempo en pareja, a lo que él se había negado, pues no quería alejarse de Kenzo, ya bastante duro era no ver a su pequeño durante el trabajo. Aquello había creado cierta tensión entre Sakura y él, por lo que finalmente había accedido aquel sábado a ir al cine y a merendar, pues Ryan era consciente de la importancia de cuidar a la pareja.

    Ryan se marchó escuchando de fondo el llanto de su bebé, lo cual le encogió el corazón. ¿Por qué no podían ir de merienda los tres juntos? Eran una familia, ¿no? Podrían pasar tiempo en pareja cuando Kenzo estuviera dormido. ¿Por qué Sakura no entendía que Kenzo jamás volvería a ser un bebé? Tenían que aprovechar aquellos momentos y atesorarlos, pero Sakura no lo veía así.

    - No llores, campeón- dijo Shinobu meciendo al pequeño de once meses-. Ya te has quedado muchos días con nosotros, somos tus abus. Rápido, viejo, ponle al perro azul.

    - Kenzo, mira, Bluey está en la tele- dijo Miyagi y el bebé paró de llorar al ver los dibujos-. Es una perra, Shinobu.

    - ¿Si? ¿Quién?

    - La protagonista de estos dibujos, no es un perro azul, es una perra azul- explicó Miyagi, quien conocía muy bien aquella serie gracias a sus dos nietos más pequeños. Shinobu le miró decepcionado.

    - Creía que ibas a criticar a alguien, ya me había emocionado- dijo Shinobu y se escuchó sonido en el rellano. Kenzo apartó la vista del televisor y miró hacia la puerta principal.

    - Addy.

    - Daddy viene en un rato, cielo- le dijo Shinobu y besó su frente-. Vamos a sentarnos a ver los dibujos. Dile "hola" al abu nonagenario.

    - Shinobu-chin, no seas malo, por tu culpa Kouta va diciendo por ahí que tengo más de cien años- dijo Miyagi y el abogado rio suavemente, llamando la atención del bebé, quien le sonrió-. Qué bonito es.

    - Eso es porque ha salido a mí, ha heredado mi rubio- bromeó Shinobu y su marido soltó una carcajada, contagiándole la risa al bebé.

    - Sí, ha heredado el rubio que te renuevas todos los meses en la peluquería.

    - No seas malo- sonrió Shinobu acercándose a darle un corto beso en la boca. Se encontraban sentados en el sofá viendo los dibujos cuando el suelo comenzó a sacudirse con fuerza.

    - ¡Sal a la calle con el niño!- le gritó Miyagi y Shinobu le miró asustado. El mayor intentaba incorporarse con gran dificultad, Shinobu intentó ayudarlo pero le dio un manotazo-. ¡Corre!

    Shinobu miró a su marido y luego a su nieto, quien lloraba asustado en sus brazos. Echó a correr sujetando con fuerza al bebé. Bajando por las escaleras se tambaleó y cayó, protegiendo con sus brazos la cabeza de Kenzo, por suerte aterrizó de culo y pudo levantarse con rapidez. Finalmente, después de lo que le pareció una eternidad, consiguió salir a la calle y se puso junto a unos vecinos en una zona lejos de árboles y edificios.

    - Mi marido sigue dentro- le dijo a su vecina mientras le tendía al bebé, quien no paraba de llorar.

    - Shinobu, es peligroso, seguro que ha conseguido refugiarse en algún sitio- le dijo la vecina y el rubio negó dándole un beso a su nieto. Shinobu echó a correr de nuevo y entró en el edificio. Subió las escaleras agarrando la barandilla con fuerza por miedo a volver a caer y cuando llegó a su casa, rompió a llorar al ver a su marido arrastrarse con dificultad por el suelo. El rubio lo agarró con una fuerza que no sabía que poseía y lo metió debajo de la mesa, segundos después el temblor paró.







    - Aki-chan, no puedes hacer eso, no está permitido.

    - ¿Seguro, Misa?- preguntó el niño haciéndose el inocente y su hermano asintió-. Vale, entonces paso turno. Te toca, Saori.

    - Yo compro.

    - Jopetas, Saori, ya has comprado mucho.

    - Aki-chan, el juego es así- le dijo Misa-chan. Naoki, quien estaba en el sofá abrazado a Haruki, alzó la cabeza ligeramente y miró a su hijo menor.

    - No quiero ni enfados ni reproches.

    - Lo he dicho bien, no le he gritado, mami- dijo Aki-chan y miró a su melliza-. ¿Verdad, Saori?

    - No pero te vas a enfadar cuando gane- le dijo Saori.

    - Estás siendo prepotente, te perdono si dejas de comprar- le dijo Aki-chan.

    - Venga, ya es mi turno- dijo Misa-chan y llamaron al timbre-. Ya voy yo, no hagáis trampas.

    - Yo vigilo a Saori, Misa.

    - ¡Pero si tú eres el más tramposo!- se defendió la niña mientras Misa-chan se dirigía hacia la entrada. Abrió la puerta principal y sonrió al ver a su mejor amigo, del cual llevaba ya unos meses enamorado y a la espera de ser correspondido.

    - Hola, Kei.

    - Siento venir sin avisar. He pasado por tu cafetería favorita y he visto los dulces que tanto te gustan, así que...

    - Muchas gracias, Kei- dijo Misa-chan aceptando los dulces-. Pasa, prepararé café. Podemos tomarlo en la cocina, en la sala están mis hermanos y mis padres.

    - Buenas tardes- saludó Keitaro asomándose a la sala.

    - Hola, cielo- le dijo Naoki-. ¿Qué tal todo?

    - Bien.

    - ¿Ya has comido?- preguntó Haruki y Keitaro asintió.

    - Vamos a tomarnos un café. Chicos, seguid jugando sin mí- dijo Misa-chan y Aki-chan sonrió.

    - Entonces se ha acabado el juego.

    - Pero he ganado yo, Aki-chan- dijo Saori.

    - No ha ganado nadie porque el juego ha acabado- dijo Aki-chan.

    - Tienes muy mal perder- le dijo su melliza.

    - ¡Mentira!

    - No gritéis o no jugaréis a más juegos de mesa- amenazó Naoki mientras Misa-chan y Keitaro se metían en la cocina.

    - Hoy hace muy buen día, podemos tomarnos el café en el jardín- propuso Misa-chan y su amigo sonrió.

    - Perfecto, voy limpiando la mesa del jardín.

    - Gracias, Kei- sonrió Misa-chan. Observó a su mejor amigo a través de la ventana de la cocina, cada vez que le veía su corazón palpitaba con fuerza. Salió al jardín con dos tazas y tomó asiento junto a Keitaro, quien se encontraba acariciando al viejo Atila.

    - ¿Cómo va tu nuevo libro?

    - Avanza. La verdad es que tenía mis dudas pero conforme lo voy escribiendo lo veo más claro- respondió Misa-chan dándole un sorbo a su café-. Te conté que no es de fantasía, ¿no?

    - No, creía que era de fantasía- dijo sorprendido-. ¿Has cambiado de género?

    - Sí, me apetecía hacer algo nuevo- dijo sonriendo-. Estoy teniendo que investigar muchísimo pero creo que valdrá la pena, me gusta mucho lo que ya llevo escrito. No sé, no quiero sonar prepotente pero creo que va a ser un buen libro, al menos para ser el primer thriller que escribo.

    - Tú nunca soñarías prepotente, Misa- sonrió Keitaro-. Últimamente te veo más animado.

    - ¿Si? Creo que es porque me hace ilusión estar haciendo algo nuevo. A ver, en verdad no estoy haciendo nada nuevo porque es escribir, pero el hecho de haber cambiado de género... No sé cómo explicarlo pero siento que estoy haciendo algo nuevo- dijo y Kei le acarició la mano, haciendo que su corazón palpitara con más fuerza.

    - Te brillan los ojos cuando hablas de lo que te gusta- le dijo su amigo-. Me encanta verte así.

    - Entonces me deben de brillar mucho cuando hablo de ti- susurró Misa-chan y Keitaro se acercó a él con la intención de darle un beso. Aquella acción fue interrumpida por un temblor repentino. Las tazas volcaron, derramando todo el café sobre la mesa del jardín. Misa-chan y Keitaro se incorporaron rápidamente y el mayor cargó en brazos a Atila, pues el pobre no conseguía mantenerse de pie. Segundos después, sus padres y sus hermanos salieron corriendo al jardín.

    - Venid aquí, no estéis tan cerca del tejado- dijo Haruki. Saori rompió a llorar asustada y el profesor la cargó en brazos.

    - ¡Este está siendo súper fuerte, mami!

    - Aki-chan, esto no es algo divertido.

    - ¿No?

    - No, puede ser peligroso- dijo Naoki abrazando a su hijo menor y oyeron un golpe-. Algo ha caído dentro de casa.

    - Sea lo que sea no es importante- le dijo Haruki-. Lo importante es que estemos todos bien.

    - Que pare ya, por fa- murmuró Saori entre sollozos y, como si hubiera sido escuchada, el temblor cesó.






    - Tío, no te estreses tanto que me contagias.

    - Estamos en mayo- le dijo Sosuke a su sobrino-. Quedan días para comenzar los exámenes, ¿cómo no me voy a estresar?

    - Ya, yo tengo un par de asignaturas que no sé cómo lo voy a hacer- murmuró Kotaro y Wa-chan posó una mano sobre su hombro.

    - Mami no se va a enfadar porque suspendas alguna, Kotaro, y papá tampoco.

    - No es por mami y papá, es por mí, nii-chan- le dijo Kotaro-. Yo quiero que me vaya todo bien.

    - Lo sé, Kotaro- le dijo su hermano.

    - Ojalá ser un bebé de ocho meses sin ninguna preocupación en la cabeza- comentó Hiro-chan observando a su ahijado llevarse su propio pie a la boca-. ¡Caníbal!- exclamó haciendo reír al bebé.

    - Si te va a distraer el nene, se lo llevo a mi nii-chan- le dijo Sosuke y Hiro-chan resopló.

    - Habéis sido vosotros los que os habéis puesto a hablar, yo estaba súper concentrado- se defendió Hiro-chan. Raiden, quien estaba tumbado en una esterilla en el suelo, vio pasar a Ares y se giró poniéndose bocabajo mientras balbuceaba sin apartar la vista del perro.

    - Has sido tú quien ha empezado diciendo que te contagio el estrés.

    - Hombre, Sosuke, estabas poniendo una cara de vinagre que... ¡Está gateando!- exclamó Hiro-chan al ver al bebé gatear con dificultad hacia Ares, quien se encontraba bebiendo. Los cuatro se pusieron en pie para verlo mejor, Raiden gateó unos centímetros más para luego caer sobre el suelo.

    - ¡Muy bien, qué listo es mi chico!- sonrió Wa-chan.

    - Dentro de nada ya podrá perseguir a Ares- comentó Kotaro feliz de haber presenciado el primer gateo de su sobrino.

    - Qué grande está ya- murmuró Sosuke.

    - Pero si no tiene ni un año- dijo Hiro-chan y, justo en aquel momento, el suelo tembló. Todos fueron rápidamente hacia Raiden, pero el más rápido fue Hiro-chan, quien saltó el sofá para llegar hasta el bebé lo antes posible. Cogió en brazos a Raiden y salió de la vivienda lo más rápido que pudo, cerrando la puerta detrás de él.

    - ¡Me ha cerrado la puerta en la cara el gilipollas!- exclamó Sosuke con enfado saliendo de la vivienda, siendo seguido por su novio, quien llevaba en brazos a Ares.

    - ¡Mis gatos!- dijo Kotaro preocupado y Wa-chan tiró de él con una mano.

    - Estarán bien, son listos- dijo y señaló con su cabeza al perro que cargaba con su otra mano-. Este es que es tontísimo.

    Kotaro asintió no muy convencido y salió a la calle sin poder dejar de pensar en sus gatos. Sosuke miró con enfado a Hiro-chan, quien ya estaba en el jardín con el bebé en brazos.

    - ¡Me has cerrado la puta puerta en la cara!

    - ¡He entrado en pánico, Sosuke! ¡He actuado sin pensar!

    - Es bueno saber que la prioridad de Hiro es Raiden- comentó Wa-chan y miró a su hermano-. Kotaro, se habrán escondido, estarán bien.

    - ¿Los gatos?- preguntó Hiro-chan y vio a su novio asentir con lágrimas en los ojos-. Yo entraré a por ellos, Kotaro.

    - ¡No seas burro!- le gritó Sosuke.

    - No, Hiro, no vayas. Si te pasara algo no me lo perdonaría en la vida- le dijo Kotaro-. Solo espero que mis niños estén bien.

    - Además, uno te odia, no te dejará cargarlo- le dijo Sosuke cogiendo a su bebé, quien se agarró con fuerza a él-. Acabará pronto, cielo. Papá está contigo.

    - Kotaro, todo irá bien- dijo Hiro-chan abrazándole y entonces el suelo dejó de temblar.




    - Estaba riquísimo- sonrió Chihiro recogiendo su plato y llevándolo hacia el fregadero-. Muchas gracias, yayo Nowaki.

    - Ya sabes que puedes venir a comer siempre que quieras, con decirme qué quieres comer antes de las once sobra- le dijo Nowaki.

    - Claro, aprovecha que aquí tus yayos te preparan lo que quieras- le sonrió Tadao.

    - Es que me apetecía un montón lasaña vegetal pero como a mis hermanos no les gusta...

    - Pues está riquísima- dijo Hiroki-, al yayo le queda siempre genial.

    - Es que Nowaki lo hace con mucho amor- dijo Kane, quien se había invitado a comer.

    - Cariño, ya recogemos nosotros, ve a jugar- le dijo Tadao a su bisnieta al ver que la niña iba a seguir quitando platos de la mesa.

    - Nowaki, si ha sobrado que se lo lleve Chihiro, así lo puede cenar algún día de esta semana- le dijo Hiroki mientras la niña salía al jardín, siendo seguida por Dango.

    - He preparado de más para que Chihiro y Kane se puedan llevar- asintió Nowaki.

    - ¡Te amo, Nowaki! ¡Ay!- exclamó cuando Hiroki le dio una colleja.

    - Dale más fuerte, Hiroki- dijo Satoru.

    - Sato-chan, que me divorcio- le dijo Kane-. Bueno, Hiroki, yo quiero un cortado descafeinado, que sino no duermo la siesta.

    - ¿Te crees que esto es el bar, despojo humano?- preguntó Hiroki mientras Tadao sonreía divertido.

    - Siempre ofreces café cuando acabamos de comer.

    - ¡Pues hoy no te iba a ofrecer a ti, imbécil!

    - Hiro-san...

    - Nowaki, controla a tu marido.

    - ¡A que te doy otra hostia!- amenazó Hiroki mientras Nowaki preparaba la cafetera. Hiroki fue a decir algo más pero entonces todo comenzó a sacudirse con mucha fuerza.

    - ¡La muerte!- exclamó Kane mientras Nowaki se dirigía rápidamente hacia su padre.

    - ¡Chihiro!- gritó Hiroki y salió al jardín rápidamente, siendo seguido por Kane mientras Nowaki y Satoru ayudaban a Tadao. Hiroki miró a su alrededor y, al no ver a su nieta, dedujo que estaba en la casa-barco, la cual se estaba agitando con mucha fuerza. Hiroki supo que su nieta no iba a ser capaz de salir debido al movimiento, por lo que corrió con la intención de meterse y sacarla pero no llegó a tiempo. La casa-barco se desplomó ante los ojos de Hiroki, quien quedó paralizado mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Vio a Kane correr hacia los escombros de la casa-barco y entonces reaccionó, su nieta se encontraba atrapada bajo lo que solía ser su tan querida casa-barco.
     
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    Investigando el Yaoi
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    No sé qué decir este capítulo ha sido demasiado intenso, primero Miyagi que no se podía mover, y que Shinobu no lo viera arrastrándose para poder intentar salir, debió destruirle el corazón. Y también lo de Hiroki, ver a su nieta entre los escombros de la casa-barco.....haaaaaaaaaaa no sé si podré estar tranquila hasta el siguiente capítulo estoy demasiado ansiosa por saber que todos estén bien.
    PD: es obvio que que Ryan va a preocupar por Kenzo y sus suegros, pero si Sakura no se preocupa por nadie solo por ella me voy a decepcionar más de lo que ya estaba de ella, espera equivocarme y que al menos tenga un trocito de corazón todavía.
    PD2: mil gracias por el nuevo capítulo 👍.
     
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    Pollito taquero
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    Me ha gustado el capítulo.
    Nooo, espero que a Chihiro no le pase nada grave.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Aprendiendo Yaoi
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    Capítulo 263: El terremoto- Parte II

    La casa-barco se desplomó ante los ojos de Hiroki, quien quedó paralizado mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Vio a Kane correr hacia los escombros de la casa-barco y entonces reaccionó, su nieta se encontraba atrapada bajo lo que solía ser su tan querida casa-barco.

    - ¡CHIHIRO!- gritó Kane comenzando a mover escombros de forma desesperada y en ese instante el terremoto paró.

    - ¡Tito!- escucharon la voz de la niña, la cual temblaba-. ¡Ayúdame, por favor!

    - Ve despacio, un paso en falso y puede ser aplastada- le dijo Hiroki sin poder quitarse aquella angustia pero con la esperanza de sacar a su nieta con vida-. Sigue hablándonos, Chihiro, vamos a sacarte de ahí.

    - ¿¡Está ahí Chihiro!?- el grito de Nowaki sobresaltó a Hiroki, quien iba moviendo con mucho cuidado los escombros.

    - ¡Por favor, mi sobrina está atrapada!- oyó la voz de Satoru-. ¡Pequeña, tiene diez años! ¡Por favor, dense prisa! Hiroki, no muevas nada, me ha dicho que es peligroso. En nada vienen los bomberos.

    - No voy a esperar- negó Hiroki.

    - Vamos bien, sigamos poco a poco- asintió Kane con lágrimas en los ojos-. Chihiro, ve pensando qué vas a querer merendar cuando te saquemos.

    - Sí, cuéntanos qué te apetece- dijo Nowaki arrodillándose para ayudar.

    - Yo solo quiero salir- lloró la pequeña-. Quiero ir con mi papi y mi mami...

    - En nada verás a tus padres, cielo- dijo Kane y Hiroki apartó un trozo de viga de madera, revelando un frondoso pelaje. Observó a Dango con los ojos cerrados y completamente en calma, lo cual hizo que el nudo en su garganta se estrechara más. Entonces, mientras contenía sus ganas de llorar, se fijó en dos manitas que agarraban con fuerza el pelo de Dango.

    - ¡Está aquí!- exclamó Hiroki.

    - ¡Despejemos los alrededores!- ordenó Nowaki y tras hacer lo dicho, Hiroki alzó con cuidado a Dango, revelando a su nieta, quien había estado debajo del perro todo ese tiempo. Kane fue a sacarla pero Nowaki se lo impidió-. ¿Puedes moverte? ¿Tienes todas las extremidades libres?

    - Yayo, sácame, por favor- lloró Chihiro incorporándose ella misma de forma lenta. Nowaki, al ver que la pequeña estaba bien, la cogió en brazos atrayéndola hacia él.

    - Ya está, Chihiro, ya pasó- susurró Nowaki mientras Hiroki se unía al abrazo.

    - Le llega a pasar algo y me muero- murmuró Tadao llorando y Satoru le rodeó con un brazo. Los servicios de emergencia llegaron poco después y atendieron a Chihiro en la ambulancia.

    Hiroki suspiró aliviado cuando el médico le dijo que su nieta estaba bien, que solo eran rasguños.

    - Tus padres ya están de camino, Chihiro- le dijo Nowaki al ver que la pequeña no paraba de llorar-. Todo va a ir bien.

    - Dango...- murmuró la pequeña y el corazón de Hiroki se encogió con fuerza-. Me ha protegido...

    - Claro que te ha protegido, eres su mejor amiga- le dijo Nowaki y miró a su marido-. Chihiro está bien, ve a ver cómo está Dango.

    - Está...- murmuró Hiroki, quien había sentido el cuerpo inerte del perro.

    - Kane se lo ha llevado al veterinario- informó Satoru sorprendiendo a Hiroki.

    - ¿No está...

    - Kane dice que ha notado su corazón latir- respondió Satoru-, por eso se lo ha llevado. Te llevo, Hiroki, estás todavía muy nervioso para conducir.

    - Gracias- murmuró Hiroki.





    Sosuke llevó a su hermano y a su cuñado a casa de sus padres. Naoki le había llamado para comprobar que todos estaban bien y para pedirle que los llevara en coche, pues él no tenía carnet de conducir y Haruki no podía parar de llorar.

    - Está bien, tu padre ha dicho que la nena se encuentra bien- le dijo Naoki.

    - Pero me la imagino atrapada... El miedo que habrá pasado mi niña- lloró Haruki y su marido le abrazó en los asientos traseros.

    - Nii-chan, lo importante es que Chihiro está bien- le dijo sin apartar la vista de la carretera. Se cruzaron con el coche de Satoru pero Sosuke no paró, quería ver a su sobrina cuanto antes.

    - Mi padre estaba llorando...

    - Sí, Haru, yo también lo he visto pero Chihiro está bien- insistió Naoki, quien estaba a nada de echarse a llorar también.

    - Menos mal que todos los demás estamos bien- murmuró Sosuke-. ¿Se sabe algo de los tíos?

    - No respondían, mi madre me ha dicho que iba a ir ahora a su casa- dijo Naoki-. Esperemos que estén bien.

    Llegaron y Naoki no se sorprendió al ver el coche de su padre ya ahí, quién debía de haberse saltado todos los límites de velocidad. Chihiro bajó del regazo de Akihiko y fue corriendo hacia sus padres rompiendo a llorar de nuevo.

    - Mi pequeña- murmuró Naoki también llorando-. Te quiero, te quiero, te quiero.

    - Chihiro...- lloró Haruki abrazándola con fuerza.

    - Vaya susto nos has dado- le dijo Sosuke mientras se le escapaba una lágrima-. ¿Te encuentras bien, cariño?

    - Tío Sosuke, Dango me ha protegido y creo que ha muerto por mi culpa- lloró la niña.

    - Parte de una viga ha caído sobre él pero tenía pulso, así que lo han llevado al veterinario- explicó Nowaki-. Se pondrá bien, Chihiro.

    - Quiero ir con Dango- pidió la niña angustiada y sus padres se miraron.

    - Sosuke, ¿te importa llevarnos al veterinario?- pidió Naoki.

    - Os llevo yo- se ofreció Akihiko-. Sosuke, quédate con tu abuelo que se ha llevado un buen susto y no se encuentra bien.

    - ¿Está enfermo?- preguntó Sosuke.

    - ¿Llamamos al médico?- dijo Naoki.

    - Son solo nervios- respondió Nowaki-. Le he hecho una tila y esta noche le daré un tranquilizante para que duerma.

    - Papi, cualquier cosa nos llamas.

    Se marcharon y Sosuke entró en el dormitorio de su abuelo, quien estaba acostado en la cama. Se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.

    - Me han dicho que no te encuentras bien.

    - Ha sido muy angustiante vivir lo que hemos vivido hoy- dijo Tadao-. Vosotros estáis bien, ¿no?

    - Sí, abu, todos estamos bien. Al parecer en la ciudad no ha sido tan intenso como aquí, pero aún así ha sido fuerte- dijo Sosuke.

    - Me alegra que estéis bien, yo me he enfadado con tu padre y tu tío Satoru.

    - ¿Y eso?

    - Se han quedado a ayudarme en vez de salir y ponerse a salvo.

    - Por supuesto que sí, abu, yo hubiera hecho lo mismo- dijo Sosuke.

    - Entonces tú también eres un inconsciente. Yo ya he vivido, Sosuke, a ti te quedan años y años de vida, a mí ya no- le dijo Tadao-. No vale la pena arriesgar la vida por mí.

    - Yo lo hubiera hecho aunque fueras a morirte al día siguiente- le dijo Sosuke y los ojos de Tadao se humedecieron-. Cada segundo contigo es un regalo, abuelo.

    - Por este tipo de cosas eras el favorito de tu abuela- murmuró limpiándose una lágrima y Sosuke sonrió controlando sus ganas de llorar.

    - ¿No se supone que no debéis tener favoritos?- dijo intentando suavizar el ambiente.

    - Eso lo sabía todo el mundo- sonrió el anciano.

    - Ya, bueno, al menos tú sí que guardas en secreto quién es tu favorito- comentó Sosuke y su abuelo le miró sorprendido.

    - Debes de ser el único que no sabe que para mí tú eres el mejor- dijo Tadao y Sosuke dejó escapar un par de lágrimas mientras le cogía la mano con cariño-. Wa-chan y tú me hacéis muy feliz, Sosuke, y cada vez que veo a tu hijo... No te haces idea de lo mucho que quiero a Raiden.

    Sosuke no supo qué decir, simplemente se tumbó al lado de su abuelo y lo abrazó, esperando poder demostrarle así lo mucho que él le quería.





    Misaki llegó a casa de Shinobu y llamó un par de veces pero nadie le abrió. Extrañado, volvió a marcar el teléfono de su amigo pero no obtuvo respuesta.

    - Están en el hospital- dijo una mujer saliendo de la vivienda de al lado y Misaki le miró sorprendido-. Miyagi se ha hecho daño.

    - ¿Qué le ha pasado?- preguntó con preocupación.

    - Ha caído. Se han ido con su hija y su yerno- explicó la mujer-. El bebé se lo ha llevado el otro extranjero.

    - ¿James?

    - Sí, creo que sí.

    - De acuerdo, muchas gracias- dijo Misaki y se dirigió al hospital más cercano. Shinobu se puso en pie al verle y le abrazó con fuerza.

    - Oh, suegro Shinobu está llorando- lloró Ryan y Sakura le abrazó.

    - Tranquilo, Shinobu, Miyagi es muy fuerte y se pondrá bien- le dijo Misaki.

    - Se veía tan... Misaki, no quiero que Miyagi se haga viejo, no lo soportaré.

    Misaki no dijo nada, simplemente abrazó a su amigo con fuerza. Entendía cómo se sentía, pues era un pensamiento que él también tenía pero no se podía hacer nada al respecto. Su marido era mayor que él, por lo que envejecería antes que él, su único consuelo era que Akihiko desde hacía unos años se cuidaba más.

    El médico salió y Shinobu se separó de Misaki, observando al doctor con el corazón encogido.

    - Hemos revisado a su marido y está bien, le duele porque ha sido un buen golpe pero no tiene nada roto- dijo el médico y Shinobu suspiró aliviado-. Que se tome las cosas con calma, que no fuerce y si pasan un par de días y sigue sintiendo dolor, que acuda a su médico.

    - De acuerdo. Muchas gracias, doctor- dijo Shinobu.

    - Menos mal, ya creía que se había vuelto a romper la cadera- dijo Sakura.

    - Quiero mucho a suegro Miyagi- lloró Ryan-. Soy feliz porque está bien.

    - Voy a pasar a verle- dijo Shinobu y entró en la sala de emergencia.

    - Tío Misaki, ¿vosotros estáis todos bien? Ryan y yo hemos tenido la suerte de que nos ha pillado por la calle- dijo Sakura.

    - La casa-barco se ha derrumbado y Chihiro se ha quedado atrapada un buen rato- contó Misaki.

    - Oh my god! Pobre Chihiro- lloró Ryan-. Cuánto sufrimiento para una niña dulce.

    - ¿Está bien? ¿Cómo se encuentra?- preguntó Sakura.

    - La han podido sacar y está bien pero se ha llevado un buen susto. Ahora iré a verla- dijo Misaki y a lo lejos vio a Takano-. Masamune.

    - Hola, Misaki. ¿Qué haces aquí? ¿Estáis todos bien?- preguntó Takano.

    - Sí, un amigo se ha dado un golpe y lo han revisado. ¿Tú qué haces por aquí? ¿Ritsu y los nenes están bien?

    - Ellos sí, Hiyori no- dijo Takano y Misaki frunció el ceño-. Se le ha caído una estantería encima y le están haciendo una cesárea.

    - Madre mía...- murmuró preocupado por su educadora.

    - Oh no, espero que Hiyori y Sakura estén bien- dijo Ryan.

    - Esperemos que sí- asintió Takano.

    - Masamune, voy contigo a quirófano, no me puedo ir sin saber que Hiyori y la nena están bien- dijo Misaki y Takano asintió-. Decidle a Shinobu que cualquier cosa me llame.

    - De acuerdo, tío.






    - Yayo Hiroki- la voz de Chihiro llamó su atención.

    - Cielo, ¿qué haces aquí?- preguntó Hiroki abrazando a su nieta.

    - Es mi culpa...

    - No, no lo es, Chihiro- interrumpió Hiroki rápidamente.

    - ¿Os han dicho ya algo, papá?- preguntó Haruki con tristeza y Hiroki negó.

    - Anda, Chihiro, vamos a sentarnos- dijo Naoki.

    - ¿Tus padres están bien?- le preguntó Kane a Naoki, quien asintió.

    - Sí, se han refugiado en el cuarto de los osos.

    - ¿El dueño de Dango?- preguntó la veterinaria y Hiroki fue hacia ella con rapidez, siendo seguido por los demás-. Le explico la situación para que pueda tomar una decisión. El golpe ha provocado daños en un riñón y en la columna, son dos lesiones muy importantes y que le condicionarán.

    - ¿Qué opciones tenemos?- preguntó Hiroki intentando no llorar.

    - La operación del riñón va a ser cara y supondrá controles veterinarios con frecuencia más la medicación, lo cual será también un gasto importante- explicó la veterinaria-. En cuanto a la columna no hay nada que podamos hacer, Dango no volverá a mover las patas traseras. Usted decide si quiere dormirlo o intentar que tenga la mejor vida posible, la cual no será barata. No le digo esto porque yo quiera que lo duerma, se lo digo porque es mi deber que sepa que si vive va a ser un gasto importante.

    - Me da igual el dinero, haz lo que sea para que Dango viva lo mejor posible- dijo Hiroki decidido y la veterinaria sonrió.

    - Eso haré. Me tiene que firmar la autorización y en seguida preparo el quirófano.

    Hiroki hizo el papeleo y volvió a sentarse con su familia a la espera de recibir buenas noticias. A los pocos minutos apareció Wa-chan con Raiden metido en el portabebés.

    - Chihiro, me alegro mucho de verte- le dijo Wa-chan dándole un beso en la frente.

    - Dango me ha protegido, tío Nowaki.

    - Dango y tú habéis sido muy valientes- dijo Wa-chan y miró a suegro-. ¿Cómo está?

    - Le están operando- respondió mientras Wa-chan sacaba a Raiden del portabebés, quien emitió un sonido mientras agitaba las piernas-. Le van a extirpar un riñón.

    - Por suerte tiene dos- dijo Wa-chan tendiéndole el bebé a Kane-. Tío, estoy seguro de que vamos a tener Dango para rato.

    - Nos han dicho que no volverá a mover las patas traseras- informó.

    - Le compraremos un carro para que pueda seguir corriendo, tío.

    - Sí, el perro de una amiga de mi madre lleva un carro de esos- asintió Satoru- y no veas cómo corre.

    - Sí, algo le miraremos- murmuró Hiroki con tristeza.

    - Me han dicho que Raiden hoy ha gateado- comentó Naoki y Wa-chan sonrió-. Su padrino estaba muy orgulloso.

    - ¿Eso ha hecho el mono?- preguntó Hiroki con una pequeña sonrisa mirando al bebé-. ¿Mi monito ha gateado?

    - Cuidado, Hiroki, que en nada te abrirá los cajones de toda la casa- sonrió Kane-. Raiden, tienes que desordenarle la casa a los yayos.

    - De nuestros hijos el que más sacaba cosas de los cajones era Hiro-chan, le encantaba cotillearnos toda la casa- comentó Haruki.

    - ¿Yo no, papi?

    - No, tú eras muy tranquilita- respondió Haruki rodeando a la pequeña con un brazo.

    - ¿Yo sacaba cosas de los cajones?- quiso saber Wa-chan.

    - De los de casa de tu madre no, de los de mi casa sí- respondió Hiroki algo más animado.

    Casi una hora después, la veterinaria salió y les informó de que todo había ido bien. Hiroki entró y observó a Dango todavía dormido. Se acercó a él y le dio un beso en la cabeza rompiendo a llorar.

    - Siempre he sabido que eras mi Mochi y hoy me has demostrado que sí- susurró Hiroki-. Gracias por salvar a mi Chihiro, te prometo que haré que el resto de tu vida sea lo mejor posible. Te quiero mucho, Dango.

    Dango se quedó en observación y Hiroki se tuvo que marchar, prometiéndose a sí mismo volver a primera hora de la mañana para ver a su leal compañero.






    Después de que dejaran ir a su suegro a casa, Ryan subió a la planta de maternidad, no sin antes comprar un peluche de una ranita. No había podido dejar de pensar en Hiyori y en el miedo que debía de haber pasado aquel día. Él mismo, nada más notar el suelo temblar, había corrido en dirección a casa de sus suegros para comprobar que Kenzo estuviera bien, así que entendía el miedo que había pasado Hiyori.

    Sakura le había dicho que era raro ir a visitar a alguien que no conocía pero Ryan sentía que debía hacerlo, pues sabía gracias a Misaki y su suegro Shinobu, quien estaba llevando el divorcio de la educadora, que Hiyori estaba pasando por muy mal momento. Ryan no soportaba ver a la gente sufrir y solo quería tener un gesto bonito.

    - ¿Puedo entrar?- preguntó tras llamar a la puerta. Un hombre le miró con el ceño fruncido y Hiyori, quien estaba en la cama, sonrió cansada.

    - Qué sorpresa- dijo Hiyori-. ¿Tu bebé está bien?

    - Perfecto, suegro Shinobu lo ha sacado a la calle rápido. He oído lo de tu cesárea y quería venir a decirte que soy feliz de que Sakura y tú estéis bien.

    - Muchas gracias, Ryan- sonrió Hiyori-. Eres muy buena persona, tienes algo que me transmite paz.

    - ¿De verdad?- sonrió el australiano mientras aquel hombre cada vez le miraba peor-. Eso me hace feliz. He traído ranita para tu bebé. Enhorabuena por bebé.

    - ¿Quieres acercarte a verla?- preguntó Hiyori y Ryan asintió emocionado. Vio a la pequeña dormir y sintió calidez en el corazón.

    - Sakura es muy bonita y espero que todo le vaya bien en la vida. Tiene una gran mamá, así que soy feliz por ella.

    - Pero no tiene papá- murmuró Hiyori con tristeza.

    - Ni falta que le hace- dijo el hombre de aspecto intimidante-. Mejor no tener padre a tener esa escoria en su vida.

    - Onii-chan...

    - Onii-chan tiene razón- asintió Ryan y Yokozawa le miró incrédulo.

    - ¿Cómo me has llamado?

    - Sakura no necesita papá porque tiene una mamá muy buena- dijo Ryan.

    - Gracias, Ryan.

    - ¿Y esa cara, Takafumi?- preguntó Kirishima entrando en la estancia sonriente-. Alégrate, acabas de ser abuelo. Uy, ¿tú quién eres?

    - Soy Ryan, un placer conocer a papá de Hiyori. Soy sobrino político de Misaki y he venido a dar enhorabuena.

    - Muchas gracias, Ryan- sonrió Kirishima estrechando su mano-. Por un momento he pensado que eras un pretendiente.

    - ¡Papá!

    - Zen, no digas idioteces, la nena no necesita hombres.

    - ¡Oh, no! Hiyori es mujer preciosa pero yo tengo novia y un bebé a los que quiero con el corazón entero.

    - Perdona a mis padres, Ryan, no pueden evitar avergonzarme- dijo Hiyori pero lo hizo riendo-. Son únicos.

    - Se ve que son muy buenos papás.

    Ryan se marchó de allí sintiéndose muy feliz por su nueva amiga y su bebé.






    Los gatos de Kotaro están bien, se escondieron debajo de la cama. Uno de ellos saludó a Hiro-chan con un mordisco en el culo, como si hubiera sido su culpa el terremoto.
     
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    Qué felicidad que no les haya pasado nada malo y que el pobre de dango se pueda recuperar, lloré cuando leí la parte en que dango no se movía 😭, pero grité de alegría cuando dijeron que Kane se lo había llevado a la veterinaria 😆 me puse muy feliz ☺️☺️☺️☺️ y lo de los gatos de kotaro me mató de risa, pobre Hiro, ese gatito le tiene manía 🤣🤣🤣.
    Gracias por el capítulo 👍
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Que bien que todos están bien. Menos mal que a Dango lo han podido salvar .
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Aprendiendo Yaoi
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    Buenos días.

    Quería comentaros que en Wattpad ya he publicado dos capítulos más, aquí aún no lo he hecho porque el capítulo 264 tiene un montón de letras en cursiva y con el móvil me resulta muy tedioso de poner porque solo me cambia una palabra pese a haber seleccionado el párrafo entero. Intentaré publicarlos lo antes posible, solo quería que supierais la razón por la que aún no he publicado los capítulos aquí.

    Disculpad las molestias ❤️❤️
     
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    Investigando el Yaoi
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    Ahorita mismo lo empezaré a leer 😊
     
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    Maestr@ en Yaoi
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    Gracias por avisar, estaremos esperando.
     
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    Capítulo 264: Idiomas

    - Tenemos que hablar muy seriamente, no puedes seguir tratándome así. Sé que al principio me divertía molestarte pero he recapacitado y ya nunca te molesto. Además, algún día me casaré con tu padre y me convertiré en tu otro padre, así que tienes que quererme y respetarme- Hiro-chan miró al gato, quien le observaba a los ojos mientras hablaba. Se quedaron en silencio mirándose hasta que finalmente Zarpas alzó su pata y le dio un golpe en la mejilla-. ¡Serás cabrón!

    - Hiro, déjale en paz- dijo Kotaro entrando en el dormitorio y el gato saltó de la cama a sus brazos-. Mi bebé, ¿qué te hace Hiro? ¿Te está molestando?- preguntó y el gato maulló en sus brazos.

    - No te hagas la víctima que el agresor eres tú- dijo Hiro-chan señalando al gato con el dedo, quien alzó la pata de nuevo dispuesto a pegarle.

    - Haya paz- dijo Kotaro agarrando con suavidad la pata del gato-. Quiero que mis chicos se lleven bien.

    - Es Zarpas el que no quiere darme amor- se defendió Hiro-chan y su novio suspiró dejando al gato en el suelo, quien salió del dormitorio-. Si pudiera lo castraba por segunda vez.

    - ¡Hiro!

    - Era broma- sonrió atrayendo a Kotaro hacia él-. Estás muy guapo.

    - Tú también.

    - ¿Si? Siempre me pongo mis mejores galas cuando voy a un cumpleaños infantil- dijo y Kotaro sonrió-. Ya solo quedan cuatro meses para el de Raiden.

    - ¿Estás emocionado por ello?

    - Sí.

    - Pero será más divertido cuando sea un poco más mayor, ¿no? Es decir, no va a ser consciente de que es su cumple, al igual que Kenzo no es consciente de que hoy es su cumple.

    - Y tiene fiesta de cumple gracias a los tíos, Sakura quería hacer una pequeña merienda...

    - Bueno, eso está bien, Hiro.

    - No, Kotaro, los niños se merecen cumples a lo grande. ¿Tú recuerdas tus cumples con cariño?

    - Sí, claro. A ver, mi madre acababa avergonzándome porque se emocionaba demasiado pero me encantaban- sonrió Kotaro.

    - ¿Ves? Los niños se merecen celebrar sus cumples. Haremos que los cumples de nuestros sobrinos sean especiales, ¿vale?- dijo y Kotaro sonrió.

    - Qué buen tío eres, por eso Nadia te quiere más que a mí.

    - Eso no es cierto- dijo Hiro-chan y luego rio-. Bueno, sí, a mí me quiere más pero tú eres su segundo tío favorito y Sosuke es el último, eso debería consolarte.

    - Como te oiga Sosuke...

    - Yo no le temo a Sosuke.




    Hiroki despertó al escuchar música. Miró la hora y vio que eran las nueve de la mañana, maldijo su suerte, pues los sábados le gustaba dormir hasta las diez. Se incorporó y acarició a Dango, quien estaba tumbado a los pies de la cama. Se asomó a la ventana de su dormitorio y vio a Kane en el jardín de al lado haciendo ejercicio con música de fondo.

    - Siempre jodiendo...- murmuró para sí mismo y cargó a Dango en brazos-. Vamos a desayunar, campeón.

    Salió de su dormitorio y fue hasta las escaleras, donde colocó a Dango en una especie de montacargas que habían instalado hacía un par de semanas. Le dio al botón y bajó las escaleras a la vez que el perro.

    - Buenos días, papá.

    - Buenos días, Sosuke. ¿Os ha despertado Kane?

    - No, Raiden nos ha despertado a las seis y media- negó.

    - Cosas de la crianza- dijo Hiroki acercando el carro de Dango para colocárselo al perro-. Muy bien, Dango, qué listo eres. Ahora en cuanto desayune, sacaré a los perros a pasear, a los míos, a ese chucho vuestro no. Me puedo llevar a Raiden sí queréis.

    - Gracias, papá, pero se lo ha llevado ya el tío Akihiko- dijo y Hiroki frunció el ceño.

    - ¿Qué? ¿Por qué habéis dejado que eso pase?

    - Papá, el tío es de confianza.

    - No. Además, ¿cómo es que ha madrugado tanto?

    - Dice que le está costando acostumbrarse a la cama del chalet- respondió Sosuke y Hiroki resopló mientras era seguido por Dango, quien se podía desplazar gracias al carro con ruedas.

    - Buenos días, Hiro-san.

    - Buenos días, Nowaki- dijo acercándose para darle un corto beso en los labios. El sonido de un silbido llamó la atención de Hiroki, quien se giró a mirar a Wa-chan, quien sonreía divertido-. Tú, mal padre, ¿cómo dejas que Akihiko se lleve al nene? Yo quería sacarlo a pasear.

    - Tú pasas mucho tiempo con Raiden entre semana y el tío Akihiko no- dijo encogiéndose de hombros.

    - Eso no es cierto, Nowaki siempre lo acapara.

    - No siempre, Hiro-san.



    - ¡Misaki, mira lo que tengo!

    - Usagi-san, no grites que los nenes están dur... Cosita bonita- sonrió Misaki a ver al bebé-. ¿Qué hace mi niño aquí? ¿Vienes con el tío Misaki?

    - No, está conmigo- negó Akihiko y Misaki frunció el ceño-. ¿Qué? Haberlo secuestrado tú, yo he hecho el trabajo sucio.

    - ¡Oooooooh!- exclamó Raiden al ver a Brownie saltar desde una estantería.

    - Le gustan los gatos- sonrió Akihiko y Naoki bajó las escaleras medio dormido.

    - Me ha parecido oír un bebé- murmuró Naoki y reparó en Raiden-. ¿Os han dejado al nene? Es casi imposible, hay lista de espera para poder pasar un rato con él.

    - El truco está en llevártelo mientras dices que te lo llevas un rato, Nao-chan.

    - Raiden, qué guapo vas. ¿Quién te ha regalado esa camiseta? Los tíos te la hemos regalado, ¿eh? Mi chiquitín. Dámelo, papá.

    - No es un juguete, Nao-chan, no te veo capacitado para sujetar a un bebé.

    - Papá, tengo seis hijos.

    - Eso es indecoroso.

    - ¡Usagi-san!

    - Misaki, no grites que los nenes están durmiendo- dijo Akihiko y su marido rodó los ojos.

    - ¿Café, Nao-chan?

    - Sí, mami, gracias. Papá, si no me dejas a Raiden, cogeré a Barbas y le cepillaré con el cepillo de Chuches.

    - ¡Tienen pelajes distintos!- exclamó Akihiko indignado tendiéndole el bebé a Naoki, quien le dio un beso sonoro en la mejilla a Raiden, haciéndole reír.

    - Yo quiero uno así- murmuró Naoki observando al bebé y Akihiko frunció el ceño.

    - No eres un conejo, Nao-chan.

    - Usagi-san, por favor- dijo Misaki y Raiden rompió a llorar.

    - No, cariño, no llores...

    - Dame, Nao-chan, te he dicho que no sabes- dijo Akihiko y cogió al bebé, quien siguió llorando de forma sonora.

    - Creo que no nos conoce tanto todavía como para estar solo con nosotros- comentó Misaki y en ese momento entró Misa-chan en la cocina.

    - Hola, Raiden- saludó Misa-chan con cara de sueño y el bebé paró de llorar extendiendo los brazos hacia él-. ¿Quieres venir conmigo?-. Akihiko le tendió a Raiden, quien comenzó a moverse feliz en los brazos de Misa-chan. Raiden se acercó a su mejilla y la besó como buenamente pudo-. Qué cariñoso eres, Raiden. Creo que me está confundiendo con Hiro.

    - Bueno, lo importante es que ha callado- comentó Akihiko.




    - ¡Feliz cumpleaños, Kenzo!- exclamó Ryan al entrar en el dormitorio de su hijo, quien ya estaba despierto pero seguía tumbado en la cuna-. Ya hace un año del día más feliz de mi vida. Te quiero mucho, Kenzo. Eres lo que más quiero.

    - ¡Addy!
    - rio Kenzo feliz de ver a su padre, quien lo sacó de la cuna y lo cargó.

    - Hoy es tu fiesta de cumpleaños y vendrá toda la familia- explicó Ryan mientras colocaba al bebé en el cambiador para ponerle un pañal nuevo-, también vendrá algún amiguito de la guarde. Será muy divertido, estoy emocionado. Tenemos que agradecerle a los abuelos por tu fiesta, Kenzo.

    - ¿Cómo va el cumpleañero?
    - preguntó Sakura entrando en el dormitorio y se acercó a darle un beso en la mejilla al bebé-. Feliz cumpleaños, Kenzo. Ryan, voy a elegir la ropa de Kenzo y las mudas de repuesto, te las dejaré encima de la cómoda, ¿vale?

    - Sí, Sakura, lo vestiré después de desayunar.

    - Perfecto- asintió Sakura y llamaron al timbre-. Seguro que son mis padres, qué pesados. Ya abro yo, tú termina de preparar a Kenzo.

    Sakura salió del dormitorio y fue hasta la entrada de la casa. Se sorprendió al abrir la puerta y ver a Oliver con una maleta y un regalo. Sakura parpadeó dos veces deseando que fuera un espejismo pero era real, su cuñado se había presentado sin avisar. Fingió una sonrisa y se hizo a un lado para dejarle pasar.

    - Hola, Sakura. Estás muy guapa. Lamento venir sin avisar pero quería darle una sorpresa a Ryan, además, no quería perderme el cumpleaños de Kenzo.

    - No te preocupes
    - se limitó a decir Sakura intentando no exteriorizar lo mosqueada que estaba. Ryan salió del dormitorio y abrió la boca sorprendido al ver a su hermano.

    - ¡Sorpresa!- exclamó Oliver sonriente y Ryan fue a abrazarle sin soltar a Kenzo.

    - ¡Me alegro tanto de que estés aquí, Oliver! Me hace muy feliz que formes parte de la vida de Kenzo- dijo emocionado y Oliver se separó un poco para acariciar la mejilla del bebé.

    - Yo también, Ryan. Mi única familia sois vosotros y estáis tan lejos... No me podía perder su primer cumpleaños, ya me he perdido demasiadas cosas.

    - Muchísimas gracias por venir, Oliver, nos has hecho muy felices- dijo Ryan y Sakura sonrió de forma forzada.

    - Oliver, ponte cómodo y desayuna en lo que Ryan y yo preparamos la habitación de invitados
    - dijo Sakura y Ryan le tendió el bebé a su hermano. La pareja se metió en el dormitorio de invitados y Ryan se dirigió al armario para sacar un juego de sábanas limpio-. Ya le vale a tu hermano.

    - ¿Qué?- preguntó Ryan sin entender.

    - Es de muy mala educación presentarse en una casa ajena sin avisar, solo digo eso.

    - Sakura, es mi hermano, esta es su casa.

    - No lo es- negó Sakura y Ryan frunció el ceño.

    - Pues sin él no la tendríamos, nos dejó dinero para pagar entrada de hipoteca y aún no le hemos dado ese dinero de vuelta- dijo Ryan.

    - Bueno, mis padres también contribuyeron y no por eso vienen cuando les da la gana.

    - Pues a mí no me importa que suegros vengan porque mi casa es su casa- dijo Ryan.

    - Bueno, lo importante es que deberías hablar con tu hermano y ver cuándo piensa irse.

    - Sakura, ¿no te cae bien Oliver?- preguntó con gesto triste y Sakura suspiró.

    - No es eso, es que no me gusta tener a gente ajena en casa, no es nada personal.

    - Él nos ha dejado dormir en su casa muchas veces y no pienso echarle- dijo Ryan-. Además, está triste por divorcio y somos su familia. La familia ayuda, no echa.

    - Solo digo que esta es mi casa y no me parece bien que no avise antes de venir. Es desconsiderado y maleducado hacer algo así- dijo Sakura y Ryan la miró dolido.

    - Maleducado me parece no acoger a familia.

    - Siempre igual, Ryan, siempre me dejas a mí como la mala.

    - Porque haces cosas que no están bien- murmuró Ryan y Sakura frunció el ceño mosqueada.

    - ¿Qué has dicho?

    - Sakura, odio peleas...- dijo Ryan angustiado.

    - No, no puedes decir lo que acabas de decir y luego no querer discutir. No eres un bebé, Ryan, eres un adulto.

    - A veces eres muy cruel, Sakura- le dijo y llamaron a la puerta de la habitación de invitados. Oliver, quien cargaba a Kenzo, entró y miró a la pareja.

    - Gracias por ofrecerme la habitación de invitados pero me quedaré en casa de tus padres, Sakura.

    - Oliver, quédate aqu
    í- dijo Ryan con tristeza.

    - Bueno, si vas a estar mejor en casa de mis padres...

    - Desde luego que sí, me voy a sentir más cómodo
    - asintió Oliver echándole una mirada a Sakura que le sorprendió, pues su cuñado siempre había sido amable con ella-. Ryan, te veo esta tarde en la fiesta.

    - De acuerdo, Oliver, hasta esta tarde
    - dijo Ryan sintiendo un nudo en la garganta.





    - Todo por culpa de la niñata esta- farfulló Shinobu con mosqueo mientras preparaba la cama de la que había sido la habitación de James en su día.

    - Ya se ha sentido rechazado en un sitio, vamos a ser amables- dijo Miyagi.

    - Yo siempre soy amable pero me da vergüenza nuestra hija. Todo el mundo debe de pensar que somos unos padres horribles.

    - Los padres no somos culpables de los actos de nuestros hijos, Shinobu.

    - Yo creo que sí, hasta cierto punto, pero sí.

    - Pues te equivocas. Le hemos dado una buena educación, si es así no es culpa nuestra.

    - ¿Y si no le hemos dado tan buena educación? La consentíamos demasiado y ahora es una tirana.

    - Kane también ha consentido a sus hijos y ninguno ha salido así.

    - Kane era estricto con ellos cuando debía serlo- dijo Shinobu.

    - Shinobu, ¿cuándo deberíamos haberlo sido? Sacaba notazas y no se metía en problemas, ha sido una niña ejemplar, no es nuestra culpa que tenga ese carácter que tiene.

    - Es culpa mía- murmuró Shinobu-, es algún gen familiar que hace que algunas mujeres de mi familia sean gilipollas. ¡No te rías que te hablo en serio!

    - ¿Cómo no me voy a reír, Shinobu-chin?

    - Pero tiene sentido, debe de estar en el cromosoma X y por eso solo afecta a mujeres.

    - Los hombres también tenemos cromosoma X- dijo y Shinobu se quedó pensativo unos segundos.

    - Cállate, viejo, no me desmontes las teorías- dijo Shinobu y llamaron al timbre-. Ya está aquí Oliver.

    Shinobu fue hasta la puerta y la abrió, dejando entrar a su exnovio en la vivienda. Oliver suspiró dándole un corto abrazo.

    - ¿Seguro que a Miyagi no le importa?

    - Claro que no, Oliver.


    - Muchas gracias. Lamento las molestias, iba a llamar a Kane pero prefería hablarlo contigo, ¿sabes? No quiero que pienses que voy hablando mal de Sakura a otros.

    - Lo entendería
    - murmuró Shinobu y fueron a la sala, donde Miyagi estaba sentado en el sofá.

    - No, por favor, no te levantes- dijo Oliver al ver que Miyagi se incorporaba lentamente-. Muchas gracias por acogerme por ahora, me buscaré un hotel lo antes posible.

    - ¿Qué ha pasado exactamente?
    - quiso saber Miyagi indicándole que se sentara a su lado en el sofá.

    - Quería darles una sorpresa, siempre que hablo con ellos me dicen las ganas que tienen de verme y, bueno, me pareció buena idea venir por el cumple de Kenzo. No esperaba que Sakura se lo tomara mal y yo lo último que quiero es poner en un compromiso a Ryan- explicó Oliver-. Tenía otra sorpresa y es que llevo casi un año estudiando japonés, por eso he oído todo lo que Sakura le ha dicho a Ryan. La verdad es que me ha sorprendido escuchar a Sakura hablar así, al principio he pensado que no estaba entendiendo bien pero no, me ha quedado claro.

    - Oliver, mi hija no es de fácil trato- dijo Miyagi-. Sentimos que no te haya acogido bien, es la casa de tu hermano y deberías poder ir siempre que quieras.

    - Yo hablaré con Sakura.

    - No, Shinobu, por favor, no digas nada. Aunque me he llevado una mala impresión, prefiero hacer como que no ha pasado nada, lo último que quiero es que Ryan se disguste en un día tan especial.


    - ¿Has visto lo precioso que está Kenzo?- preguntó Shinobu cambiando de tema y Oliver sonrió.

    - Es una hermosura de bebé. Tenéis suerte de pasar tiempo con él.






    - Sí, estamos todos bien. Siento no poder hablar más, tenemos un cumpleaños... Sí, sí, Ignacio también viene... Sí, merendará y comerá tarta.


    - Usagi-san, por favor, date prisa que vamos a llegar tarde.

    - Yaya Angustias, un momento que Miguel me está diciendo algo. ¿Qué pasa, Misaki?

    - Que acabes de hablar por teléfono, teníamos que haber salido hace diez minutos- insistió Misaki.

    - Hasta pronto, yaya Angustias. Sí... Yo también tengo ganas de que llegue agosto y bautizar a Lucía. Un beso.

    - ¿Ya? ¿Podemos irnos?

    - Qué desconsiderado eres con los ancianos, Misaki- dijo Akihiko.

    - Lo siento pero Sakura mira mucho el llegar puntual.

    - ¿Y? Me da igual Sakura.

    Akihiko condujo hasta el local donde tendría lugar el primer cumpleaños de Kenzo. Bajaron del coche y Misaki abrió el maletero para sacar un regalo. Entraron y un niño pequeño fue hasta Akihiko.

    - ¡Tú estás a veces cuando voy a sitios con mis abus!

    - Kouta, ya te he explicado mil veces quién soy- suspiró Akihiko y el pequeño se encogió de hombros-. Soy el marido de Misaki.

    - No, tú no eres el marido de Misaki- negó Kouta.

    - Sí que lo soy. Misaki, apóyame.

    - Usagi-san...

    - El marido de Misaki es ese- dijo Kouta y señaló a Haruki, quien estaba charlando con Satoru y Miyagi-, yo los he visto besarse en la boca.

    - ¿¡Qué!?- exclamó Akihiko alarmado y Misaki suspiró.

    - Usagi-san, me debe de haber confundido con Nao-chan.

    - ¿Ha besado a Nao-chan delante de un niño inocente? Vaya enfermo...- murmuró Akihiko y Kouta rio suavemente.

    - Eres gracioso, tío Usagi.

    - No me llamo Usagi- le dijo Akihiko.

    - Sí que te llamas así, tío Usagi.

    - Kouta, deja que se sienten- dijo James agarrando la mano de su hijo-. Perdonad, le encanta hablar con la gente.

    - No te preocupes, es un niño muy divertido- sonrió Misaki.

    - Hilarante- murmuró Akihiko.

    - Tío Usagi, mírame saltar en las colchonetas.

    - Sí, anda ve, yo te miro desde aquí- dijo Akihiko y el pequeño corrió hacia las colchonetas, donde había más niños.

    - ¿Shiro no ha venido?- preguntó Misaki.

    - No, tenía guardia en el hospital.

    - ¡Misa-chan!- exclamó Kane entusiasmado yendo hacia él-. Está Oliver.

    - ¿Si?- dijo Misaki y buscó al australiano con la mirada-. Es cierto.

    - ¿Y sabes qué es lo mejor?- dijo sin borrar la sonrisa-. Ha tenido movida con Sakura.

    - ¿Qué ha pasado?- preguntó Akihiko.

    - Pues resulta que está aprendiendo japonés- comenzó a explicar- y ha escuchado una bronca entre Sakura y Ryan y, al parecer, Sakura no estaba muy contenta de tener a Oliver en casa. O sea, que ahora Oliver está en casa de Shinobu y Miyagi pero yo ya le he dicho que se quede en mi casa.

    - Muy fuerte, mami, me lo ha contado el tito Kane- dijo Hiro-chan-. Se ha enterado de que Sakura no le quería ahí.

    - Qué violento- comentó Naoki-. ¿Has oído, Haru? Oliver ha aprendido japonés.

    - Pobre, se habrá sentido rechazado- dijo Haruki.

    - ¿Oliver habla japonés?- preguntó una voz a sus espaldas y los tres se giraron a mirar a Ryan, quien llevaba un gorrito de cumpleaños que en aquel momento desentonaba con su cara de tristeza-. ¿Oliver escuchó conversación? Oh, no, mi pobre hermano...

    - Perdona, Ryan, no queríamos cotillear- dijo Hiro-chan rápidamente, sintiéndose mal por el australiano-. Lo sentimos.

    - Sí, no ha estado bien que hablemos de lo ocurrido- asintió Haruki-. Perdónanos, Ryan.

    - Tengo que ir a ver a Sakura- dijo Ryan y se marchó.

    - Bueno, no ha estado bien comentarlo pero no hemos sido nosotros los culpables.

    - Nao, no seas tan duro con Sakura.

    - Tienes razón, Haru, lo siento. Es que me cuesta no serlo- suspiró Naoki.


    - ¿Dónde están los padres de la criatura?- preguntó Shinobu con Kenzo en brazos-. Habrá que ir sacando la tarta.

    - Abu Miyagi, ¿Kenzo sabe soplar velas?- preguntó Suzue.

    - En unos minutos lo descubriremos- respondió Miyagi y su nieta sonrió.

    - Oliver, sujeta a Kenzo, voy a ir a por la tarta- dijo Shinobu y se metió en la cocina del local, donde encontró a Ryan y Sakura, los dos llorando-. ¿Qué cojones pasa aquí? ¿Esto es un cumpleaños o un puto funeral? ¿A qué vienen esas caras?

    - Mamá, ahora no, déjanos en paz- dijo Sakura entre sollozos.

    - Ah, vale, os dejo y mando a los más de treinta invitados a la mierda, ¿no? Es el cumpleaños de vuestro hijo, lavaos la cara y salid a cantarle a Kenzo.

    - No puedo parar mis lágrimas, suegro- lloró Ryan y Shinobu suspiró relajando el gesto.

    - ¿Esto es por Oliver?

    - Mi hermano escuchó que Sakura no lo quería en casa- lloró Ryan disgustado-. Somos su única familia y vino con ilusión.

    - Yo no sabía que hablaba japonés- lloró Sakura-. Esas cosas se cuentan.

    - ¡Eso da igual! ¡Es mi hermano y es mi casa!- exclamó Ryan y bajó el volumen de voz-. Y tú nunca quieres que venga.

    - Vamos a calmarnos que estamos en una fiesta infantil. A ver, Sakura debes tener más paciencia con la gente.

    - ¡Tú no te metas, mamá, siempre metiéndote en mi vida! ¡Céntrate en tu vida de mierda y déjame en paz! ¡Para ti yo siempre tengo la culpa! ¡A James jamás le tratarías como me tratas a mí!- le gritó y Shinobu frunció el ceño.

    - Intentaba ayudar pero vale. Espero que tu hijo jamás te trate como me tratas a mí- dijo el abogado y sacó la tarta de la nevera-. Seguid con vuestras cosas mientras nosotros le cantamos a Kenzo.

    - ¿Ves, Sakura? Siempre haces esas cosas- lloró Ryan-. Suegro ayudaba y tú le has tratado mal. Tratas mal a la gente y yo te quiero pero a veces me haces quererte menos.

    Sakura le miró durante unos segundos dolida pero rápidamente cambió la expresión a una enfadada. Se limpió las lágrimas con la mano mientras Shinobu observaba la escena y salió de la cocina sin decir nada.

    - Día feliz es ahora día triste- murmuró Ryan sollozando y Shinobu dejó la tarta a un lado para abrazarle.

    - El día del cumpleaños de tu hijo jamás debería ser uno triste, ¿vale, Ryan? Él debe ser lo primero para ti.


    Todos los presentes miraron sorprendidos a Sakura salir de la cocina con la cara roja y los ojos hinchados. Hanako fue hacia ella para decirle algo pero Sakura le hizo un gesto para que no se acercara. Caminó con la cabeza alta hacia la salida del local pero su mirada se encontró con la de Naoki, por lo que se acercó a él con furia en su mirada.

    - Sé que has sido tú el bocazas- le dijo en voz baja pero prácticamente todos lo escucharon-. ¿Esto es una venganza por lo de tu despedida de soltero? Eres un rencoroso de mierda.

    - ¡A MI MAMI TÚ NO...- comenzó a gritar Aki-chan pero Sosuke lo agarró y le tapó la boca con la mano.

    - Sakura, Nao no es el culpable de tus problemas- dijo Haruki mosqueado mientras Misaki agarraba con fuerza la mano de Akihiko, quien sentía que le hervía la sangre.

    - Qué suerte tienes de que tu perfecto marido siempre te defienda en todo- le dijo Sakura sin poder contenerse-. Haru y Nao, la pareja perfecta pese a haber sido unos irresponsables y egoístas.

    - No somos perfectos- dijo Naoki con enfado- pero sí que somos mejores que tú.

    - Yo al menos no me quedé embarazada a los quince y no he tenido más hijos de los que puedo atender- le dijo Sakura. Naoki instintivamente miró a Misa-chan sintiendo un nudo en la garganta. Akihiko soltó el agarre de Misaki dispuesto a intervenir pero su nieta se le adelantó.

    - ¿Y se supone que tú eres la buena madre? Que yo recuerde mi madre nunca ha convertido un cumpleaños mío en una pelea familiar- le dijo Reiko enfadada mientras Seiya daba dos pasos hacia atrás asustado.

    - Oh, si está aquí Reiko... Me sorprende que hayas venido, siempre que organizo algo te pones mala de la regla- dijo Sakura.

    - Tú no has organizado este cumpleaños, por eso he venido- dijo Reiko.

    - Ya hace años que te tengo calada, no sé cómo la gente te aguanta con el mal genio que tienes- le espetó Sakura y Miyagi se llevó una mano a la sien intentando no echarse a llorar. Se sentía cada vez más alejado de su hija, pues no comprendía su comportamiento y no veía en ella a su niña pequeña-. Se nota que eres una Kamijou.

    - ¿Algún problema con la mala hostia de los Kamijou?- preguntó Sosuke.

    - Hijo, tranquilo, Sakura lo ha dicho como un cumplido- comentó Hiroki en un intento por parar la situación.

    - Tío, no creas que he olvidado que me echaste de tu casa. Yo no olvido nada de lo que me habéis hecho todos.

    - Sakura, cállate ya y ten un poco de empatía con tus padres, que ya bastante han aguantado- le dijo Kane enfadado.

    - Tú- dijo Sakura señalando a Kane con odio-. Tú eres el cáncer de esta familia y ya hace mucho tiempo que deberías haber sido extirpado.

    - Sakura, te estás pasando- le dijo Satoru con tono calmado.

    - Yo seré un cáncer pero tú eres una hemorroide que no hace más que joder y que hay que sufrir en silencio- espetó Kane.

    - Eres patético, Kane.

    - ¡BASTA YA!- exclamó Shinobu saliendo colérico de la cocina-. ¿¡Quieres matar a tu padre de un disgusto!? ¿¡Es que no piensas en tus sobrinos o qué¡?- dijo señalando a Suzue, quien había roto a llorar al ver a su abuelo disgustado-. Me das vergüenza y ya estoy cansado, estoy muy cansado- dijo y se le llenaron los ojos de lágrimas-. Cuando te perdonamos, papá y yo acordamos que no te íbamos a pasar ninguna más y lo vamos a cumplir. Se acabó, Sakura, se han acabado tus tonterías. Merecemos vivir tranquilos y tú nos quitas toda la tranquilidad.

    - ¿Si? Pues despedíos de Kenzo porque no lo vais a ver más- espetó Sakura con rabia.

    - Sakura, ya es suficiente- le dijo James pero fue ignorado.

    - Lo lamentaremos profundamente pero me parece un buen precio a pagar por estar tranquilos- dijo Shinobu dejando que una lágrima se le escapara. Sakura caminó hacia Oliver, quien tenía a Kenzo en brazos y se lo quitó.

    - Voy a hacer todo lo posible para que mi hermano te deje- susurró Oliver de forma que solo lo escucharon Sakura y Wa-chan, quien estaba al lado cargando a Raiden.

    - No le conviene dejarme. Si me deja iré a por la custodia total de Kenzo- dijo y se puso pálida al ver a Ryan a pocos metros de ella.

    - Dame a Kenzo- dijo Ryan intentando no llorar más y Sakura, asustada porque le había oído, le tendió al bebé.

    - No iba en serio, Ryan. Estoy enfadada y...

    - Ya hablaremos de lo de la custodia
    - dijo Ryan sorprendiendo a Sakura-. Suegro Shinobu, por favor, enciende las velas. Hoy es cumple de Kenzo y vamos a cantar.

    - ¿Qué han dicho? Me he perdido cuando han empezado hablar en inglés- susurró Hiro-chan al oído de Sosuke, quien suspiró.

    Jamás había sido tan incomodo y tenso cantarle cumpleaños feliz a un niño. Sakura se marchó y Ryan aguantó como pudo hasta el final de la fiesta por su hijo. Aquella noche Ryan y Kenzo durmieron en casa de Miyagi y Shinobu, quienes se sentían tristes y avergonzados por lo ocurrido.

    Shinobu y Miyagi se encontraban abrazados en la cama en completo silencio, sin ganas de hablar de lo ocurrido. Llamaron a la puerta del dormitorio y Shinobu dio permiso para entrar. Oliver abrió la puerta y les miró con tristeza.

    - Sé que es tu hija, Shinobu, pero, por favor, arregla lo de la custodia de Kenzo para que Ryan tenga los mismos derechos que Sakura- dijo a modo de saludo.

    - No te preocupes que no dejaré ningún cabo suelto- le aseguró Shinobu-. Ni con la custodia ni con la casa. Mi nieto se merece a sus dos padres en su vida y eso voy a hacer.

    - Muchas gracias, Shinobu. Te lo agradezco.


    Capítulo 265: Nii-chan


    El sonido de la alarma despertó a Hiro-chan, se removió y miró su teléfono móvil. Resopló cansado dando media vuelta y volviéndose a dormir. Casi veinte minutos después, abrió los ojos y se asustó al ver la hora. Saltó de la cama y salió corriendo de la vivienda. Llegó a la guardería respirando con dificultad.

    - ¡HIRO!- exclamó Raiden feliz corriendo hacia él, pero la felicidad del pequeño se esfumó al reparar en el calzado de su padrino. Paró de correr en seco y le miró con el ceño fruncido.

    - Raiden, ¿qué tal en la guarde?- preguntó Hiro-chan poniéndose en cuclillas para estar a la altura del pequeño de dos años-. ¿Me das un besito?

    - No- negó Raiden enfurruñado y Hiro-chan le miró sorprendido.

    - ¿Eh? Bueno, vale- suspiró-. Anda, colega, vamos a mi casa a merendar.

    - No- negó el pequeño de nuevo y Hiro-chan buscó con la mirada a su abuelo Misaki.

    - Abu, ¿le ha pasado algo a Raiden hoy?

    - No, ha llorado un rato como todos los días pero luego estaba muy contento jugando- explicó Misaki extrañado y se acercó al pequeño-. Raiden, qué bien que ha venido Hiro a recogerte hoy, ¿eh?

    - No- negó el niño y señaló los pies de Hiro-chan, quien con las prisas había salido de casa con sus pantuflas-. Lleva esa caca.

    - ¡Anda!- exclamó Hiro-chan mirándose los pies sorprendido y su abuelo suspiró-. Se me ha olvidado ponerme los zapatos.

    - Qué despistado eres, Hiro-chan.

    - Menos mal que no me he cruzado con nadie conocido- rio Hiro-chan pero su ahijado no encontró aquello para nada divertido-. Colega, venga que hay que merendar.

    - No.

    - Tu padrino ha venido a recogerte y seguro que te ha preparado algo muy rico de merendar, ¿por qué no quieres ir con él? Siempre te lo pasas genial con él- le dijo Misaki con voz calmada y Raiden le miró atentamente para luego mirar los pies de Hiro-chan.

    - No quiero esa caca- negó el pequeño.

    - ¿Te doy vergüenza?- preguntó Hiro-chan sorprendido y el pequeño asintió-. Abu, ¿qué hago? Con lo cabezota que es no vendrá conmigo.

    - Raiden, Hiro ha venido a por ti y tienes que irte con él- le dijo Misaki.

    - No, viene mi yayo.

    - No, cariño, tu yayo no va a venir. Te tienes que ir con Hiro.

    Hiro-chan tuvo que ir a casa de sus abuelos, la cual estaba al lado de la guardería, y ponerse unos zapatos del escritor para que Raiden accediera a salir a la calle con él.

    - Eres el Kamijou más Kamijou que he conocido jamás- comentó Hiro-chan mientras caminaba de la mano del pequeño-. Aún no me has dicho qué has hecho hoy.

    - Jubar.

    - ¿Con Kenzo?

    - Sí- asintió Raiden-. ¿Tú has jubado?

    - He tenido una entrevista de trabajo. ¿Sabes qué es eso?

    - Mi yayo tiene una casa grande.

    - Eso te estaba contando- suspiró Hiro-chan.

    - Mi yayo Nowaki es el yayo sonrisas, ¿no?- preguntó Raiden sorprendiendo a Hiro-chan, quien asintió-. ¿Mi yayo Hiroki es el yayo gruñón?

    - ¡Me parto contigo!- exclamó Hiro-chan soltando una carcajada que contagió al pequeño, quien ya se había olvidado de la pregunta que acababa de hacer.

    - Mi yayo Hiroki es así- dijo el niño y frunció el ceño de forma exagerada, provocando que Hiro-chan riera todavía más.

    - Tú también te enfadas mucho- le dijo Hiro-chan divertido y el pequeño negó-. ¿No?

    - Yo no.

    - Ah, vale- dijo con una sonrisa traviesa-. Raiden, el yayo Nowaki también es mi yayo.

    - ¡No! ¡Cállate!- le dijo molesto, haciéndole reír-. Hiro tonto...

    - Perdona, colega, es que me hace gracia cuando te cabreas. Eres tan pequeñito y con tan mal genio... Eres como un chihuahua- comentó Hiro-chan y abrió la puerta de su casa, dejando al pequeño entrar primero.

    - Mi nii-chan duerme conmigo- comentó Raiden y su padrino sonrió.

    - ¿No ronca?

    - No. Mi merienda, Hiro.

    - Ya va, ya va- sonrió Hiro-chan y se metieron en la cocina-. Ten, colega, bizcocho de manzana. ¿Qué se dice?

    - Gracias, Hiro- sonrió el pequeño y le dio un beso en la mejilla.

    - ¿Ahora sí?- preguntó divertido y el pequeño asintió comenzando a comer-. Cuando le cuente a tus padres lo que me has hecho hoy se van a burlar de mí.

    - Yo no he hecho nada- negó el pequeño y Hiro-chan sonrió acariciándole la mejilla.

    - ¿Quieres quedarte a vivir conmigo y el tío Kotaro para siempre?

    - No.

    - Ni te lo has pensado- rio Hiro-chan observando al niño con cariño-. Es comprensible, echarías mucho de menos a tus padres.

    - A nii-chan- dijo el niño y Hiro-chan rio.

    - Te quiero mucho, Raiden.

    - Y yo a ti, Hiro- dijo abrazándole-, y a nii-chan y al yayo sonrisas.

    - ¡Ya estoy aquí!- anunció Naoki, quien acababa de volver del trabajo-. Anda, qué rico, Raiden. ¿Te lo ha preparado Hiro?

    - No, mi yayo- dijo con una sonrisa traviesa y Hiro-chan se tapó la cara fingiendo llorar-. ¡Es broma!

    - ¡Qué risa!- exclamó Hiro-chan haciéndole cosquillas a su ahijado.

    - ¿Qué tal la entrevista, cielo?- preguntó Naoki.

    - Lo de siempre. Tengo buena presencia y carisma pero cero experiencia- suspiró Hiro-chan-. ¿Cómo voy a adquirir experiencia si nadie me contrata?

    - Sé que es frustrante, cielo, pero seguro que acaba saliendo algo.

    - Mami, ya hace casi seis meses que me gradué y no he trabajado ni un solo día- dijo Hiro-chan.

    - No te agobies, aún eres muy joven y cada uno tiene su ritmo.

    - Natsu trabaja en una galería de arte, a Kotaro le contrataron en seguida en una clínica y Kei trabaja en la editorial.

    - Deja de compararte con los demás, por favor.

    - No puedo evitarlo, mami, me siento estancado- dijo y su madre le abrazó.

    - ¿Hiro triste?- preguntó Raiden al borde del llanto.

    - Claro que no, colega- dijo fingiendo una sonrisa y el niño sonrió dando otro bocado al bizcocho.

    - Sé que no te quieres mover de Tokio pero igual va siendo hora de que amplíes un poco más la búsqueda de trabajo- le dijo Naoki-. Será temporal, así no te pondrán de excusa la experiencia. Puedes mirar en empresas de otras ciudades pero que también tengan sucursales en Tokio, así en un par de años podrías pedir cambiar de sucursal. No es lo ideal, cielo, pero no puedes restringirte tanto.

    - Quiero trabajar para poder vivir con Kotaro, si me voy a otra ciudad, no podré hacerlo.

    - Bueno, cielo, lo que tú consideres- suspiró Naoki y miró al niño-. ¿Te lo has comido todo? Qué mayor eres, Raiden.

    - Mucho mucho- sonrió el pequeño-. Seré grande como el tío Haru.

    - Seguro que sí- asintió Naoki y el niño le miró pensativo.

    - Tío Nao, ¿tú no comes?

    - Claro que como.

    - ¿Y no creces?- preguntó el pequeño sin entender y Hiro-chan rompió a reír mientras Naoki suspiraba armándose de paciencia.




    - Si por mí fuera me casaba en vaqueros, sabes que no me gustan nada los vestidos.

    - ¿En vaqueros? La mejor abogada del mundo no se puede casar en vaqueros- dijo Kane y su hija salió del probador con un vestido de novia-. ¡Ay, Hiroki, qué me emociono!

    - ¡No me grites que estoy a tu lado, idiota!- exclamó Hiroki y le sonrió a su sobrina-. Estás preciosa, Hana-chan.

    - No sé, ¿no es muy pomposo?- preguntó Hanako.

    - A mí me gusta- respondió Natsu- y el escote es muy bonito.

    - ¿Tú crees?- preguntó Hanako no muy segura-. No quiero llamar mucho la atención.

    - Es tu boda, tienes que llamar la atención- le dijo Kane-. Ay, qué guapa eres... Tienes mis pómulos.

    - Mami...- rio Hanako volviendo a meterse en el probador-. Voy a ponerme el otro.

    - Ese era bonito- comentó Hiroki mientras la dueña de la tienda entraba en el probador para ayudar a Hanako.

    - A mí el siguiente no me va a gustar, era muy sencillo.

    - Tenía un encaje bonito.

    - Hiroki, los encajes para las mesas.

    - Qué burro eres- negó Hiroki.

    - Bueno, Natsu, cuéntanos. ¿Reiko ya tiene novio?- preguntó Kane y Hiroki resopló.

    - Se llama Seiya y llevan... No sé cuánto tiempo llevan juntos pero mucho- dijo Hiroki.

    - ¿Aún no han roto?- preguntó Kane sorprendido y Natsu negó-. Pues es cuestión de tiempo, las relaciones a distancia no funcionan.

    - Nowaki y yo mantuvimos una relación a distancia y nos fue bien.

    - Porque te quedaste preñado, sino no duráis- dijo Kane-. Ahora que lo dices, empiezo a pensar que te quedaste preñado a propósito para que no se te escapara.

    - Sí, le hice la pinza al grito de "insemíname". Mira que dices idioteces...

    - Este me gusta más- comentó Hanako desde el probador para seguidamente salir-. Bueno, ¿qué os parece?

    - Es perfecto, Hana- dijo Natsu-. Yo me quedaba este sin dudarlo.

    - El otro te quedaba bien pero este parece hecho a medida- le dijo Hiroki.

    - Mi niña se casa...- murmuró Kane.

    - Mami...

    - Perdón, perdón. Estás tan guapa...

    - Gracias, mami. ¿Os gusta este?

    - Yo lo veo claro, Hana- le dijo Natsu y la abogada sonrió.

    - Puesto queda realmente bien- dijo Kane poniéndose en pie y rodeando a su hija para ver el vestido desde varios ángulos-. Me gusta mucho, Hana-chan. Disculpa, ¿se le puede añadir un par de metros de cola?

    - Sí- asintió la dueña y Hanako negó.

    - Me gusta tal y como está.

    - Está bien, Hana-chan- asintió Kane y Satoru entró en la tienda de la mano de su nieta.

    - ¡Mami, pareces una princesa!- exclamó la niña observando a su madre fascinada.

    - Qué guapa mi pequeña- murmuró Satoru.

    - Nadia, ahora te toca a ti probarte vestidos- le dijo su madre-. ¿Estás preparada?

    - ¡Sí!- exclamó y reparó en la presencia de Hiroki y Natsu, así que los saludó con la manita.

    - Hola, cariño- sonrió Hiroki.

    - Mis mamis se casan y yo llevo los anillos- informó la pequeña.

    - Venga, vamos a ir poniéndote vestidos mientras mami se quita el suyo. Sato-chan, prepara la tarjeta de crédito- sonrió Kane entusiasmado-. Ven, Nadia, el abu te va a poner un vestido.

    - Me tienes que hacer una foto para Hiro, abu.

    - Sí, no te preocupes- sonrió Kane.




    Tras la merienda, Raiden había insistido en que quería jugar con la moto que le regaló Hiro-chan por su cumple, así que a su padrino no le quedó otra que ir a por ella. Fueron al parque que estaba cerca de la casa de Sosuke y Raiden se puso a corretear por allí con su moto.

    - Hola, guapo- dijo una voz y Hiro-chan, quien había estado observando a su ahijado, se giró a ver a su novio.

    - Kotaro- sonrió Hiro-chan feliz y le dio un beso-. ¿Qué tal en el trabajo?

    - Bien- respondió-. Hoy ha sido una tarde de empastes.

    - Qué dolor- murmuró Hiro-chan.

    - Hola, Raiden.

    - ¡Tío Kotaro, mírame! ¡Soy rápido!

    - Ya veo, eres un motorista muy rápido- sonrió Kotaro-. ¿Qué tal ha ido, Hiro?

    - Lo de siempre- suspiró.

    - Ya tendrás suerte, no te obsesiones, ¿vale, cariño?

    - Sí- asintió Hiro-chan y su móvil vibró-. Es Sosuke, ya han llegado a casa. ¡Colega, tus padres ya están en casa!

    - ¡Brrrrrrrum!- exclamó el pequeño yendo hacia su padrino y su tío.

    - Gracias por ir a por él, Hiro. ¿Se ha portado bien?- preguntó Sosuke-. Desde que ha hecho los dos años que está muy... Ayer se enfadó conmigo porque no le dejé comerse el pienso de Ares.

    - Qué va, se ha portado genial- dijo Hiro-chan observando a su ahijado abrazar al perro.

    - ¡Te quiero, nii-chan!- le dijo Raiden a Ares, quien le lamió la cara.

    - Nii-chan te ha echado de menos- le dijo Wa-chan.

    - Y yo a él pero mañana no porque nii-chan viene conmigo y con el yayo- dijo el niño y Sosuke sonrió.

    - No sé yo si al yayo Hiroki le hará gracia que te lleves a Ares.

    - Bueno, familia, os dejo que Kotaro me está esperando.

    - Gracias, Hiro- le dijo Wa-chan.

    - Anda, cariño, ven a lavarte un poquito que vienes de la calle- le dijo Sosuke cuando Hiro-chan se hubo marchado.

    - He jubado en el parque.

    - Qué bien- sonrió Sosuke mientras le ayudaba a lavarse las manos y la cara-. ¿Y qué tal en la guardería?

    - Estaba Kenzo.

    - Kenzo va todos los días, ¿tú no quieres ir todos los días, campeón?- le preguntó Wa-chan desde el marco de la puerta.

    - No, yo voy a casa del yayo- negó el niño con el ceño fruncido y Wa-chan miró a Sosuke, quien suspiró-. Mañana voy a casa del yayo a ver mis tomates.

    - No te gustan los tomates- rio Wa-chan.

    - Estos sí porque los hemos hecho el yayo Nowaki y yo.

    - Ah, vale. Cuando estén listos, ¿me dejarás probar alguno?

    - No, no son tuyos, papi- negó Raiden-. Son para mí y para el yayo Nowaki y para nii-chan.

    - Raiden, cariño, vamos a sentarnos en el sofá que papi y yo queremos darte una buena noticia- sonrió Sosuke y el niño corrió emocionado hacia el sofá. Wa-chan se sentó junto a su hijo y Sosuke tomó asiento en un sillón-. Raiden, vas a tener un hermanito.

    - ¿Quién?

    - Tú, Raiden, vas a ser hermano mayor- le dijo Wa-chan-. Vas a ser nii-chan.

    - Nii-chan es nii-chan- dijo señalando a Ares, quien estaba tumbado en el suelo-. Yo no soy nii-chan.

    - Ahora que vas a tener un hermanito, serás el nii-chan de tu hermanito- le dijo Sosuke y su hijo frunció el ceño.

    - ¿Dónde está?

    - Está en la barriguita de papá, campeón- respondió Wa-chan-, dentro de seis meses saldrá de su barriga y podrás conocerlo.

    - ¿Estás contento? Eres el primero en enterarte de la noticia- le dijo Sosuke-. ¿Te hace ilusión tener un hermanito?

    - Yo no quiero ser nii-chan porque nii-chan es nii-chan, yo no soy nii-chan- dijo el niño-, pero si tengo un hermanito le dejaré jubar con mi moto.

    - Vaya, campeón, que le dejes tu querida moto me hace muy feliz- sonrió Wa-chan y le dio un beso en la mejilla.

    - Qué buen niño eres, Raiden- sonrió Sosuke-. La familia todavía no lo sabe, así que es un secreto. Lo contaremos el domingo en la comida familiar y nos gustaría que lo anunciaras tú, ¿vale?

    - ¿Yo?

    - Sí, Raiden, cuando estemos todos el domingo dirás "estoy muy contento porque voy a tener un hermanito que se va a llamar Tsukuyomi".

    - ¿Cómo?

    - Tsukuyomi, como el dios de la luna- explicó Wa-chan-. Tú tienes nombre de dios, tu hermanito también se merece eso, ¿no?

    - No- negó el niño.

    - Bueno, Raiden, ¿qué tienes que decir el domingo en la comida?- preguntó Sosuke.

    - Mi hermanito se va a llamar Tsukuro.

    - Casi, pero lo has hecho muy bien- le dijo Sosuke-. Hoy es jueves así que tenemos tiempo.




    - Gracias, exsuegro, por cuidar de Kenzo- dijo Ryan, quien había ido a por su hijo.

    - No es nada, nos lo hemos pasado muy bien- sonrió Miyagi acariciando la cabeza del pequeño-. ¿Hasta cuándo te toca?

    - Mis quince días se acaban el domingo pero miércoles siguiente me toca Kenzo por la tarde y el sábado tarde también. Pero hablamos todos los días cuando está en casa de mamá, ¿verdad, Kenzo?

    - Sí, veo a daddy en la tablet- sonrió Kenzo.

    - So cute my little boy- dijo Ryan.

    - So cute!- exclamó Kenzo feliz.

    - ¿Y has conocido al novio?- preguntó Miyagi-. ¿Qué tal es?

    - Cenamos los tres porque quería conocer a novio de Sakura porque si van a vivir juntos y Kenzo va quince días al mes, yo quiero conocer a novio.

    - Por supuesto- asintió Miyagi-. ¿Qué tal es? ¿Trata bien a Sakura?

    - Yo no conozco mucho pero me pareció buena persona, fue amable en cena y me contó sobre su familia y trabajo. Yo creo que va a tratar bien a Sakura y a Kenzo.

    - Me dejas más tranquilo- dijo Miyagi-. Kenzo, dame un besito. Te veo el domingo.

    - Adiós, abu. Besito, besito- sonrió el pequeño.

    - Muchas gracias por dejarnos verlo cuando te toca a ti pasar tiempo con él- le dijo Miyagi con sinceridad.

    - Yo feliz de que Kenzo esté con sus abus, yo no tuve abus y hubiera querido. Gracias a vosotros por cuidarlo- dijo Ryan-. Os veo el domingo en comida familiar.

    - See you!

    - Adiós, Kenzo- sonrió Miyagi.



    Nowaki se encargaba de su nieto lunes, miércoles y viernes. A él le hubiera gustado cuidar del pequeño todos los días pero entendía que Sosuke y Wa-chan quisieran llevarlo a la guardería para que allí se relacione con otros niños.

    Aquel viernes Hiroki decidió acompañarle a por Raiden, pues quería pasar por una tienda a comprar óleos para sus obras, la cuales sólo eran apreciadas por su marido. El pequeño se sentó en su sillita y Nowaki le abrochó el cinturón.

    - ¿Qué tal todo, Raiden? Ya me han dicho que ayer te enfadaste porque tu primo fue a recogerte con las zapatillas de andar por casa- comentó Hiroki divertido mientras Nowaki conducía.

    - Vino con esa caca a por mí- murmuró el pequeño indignado.

    - ¿Y la guardería bien? ¿Jugaste mucho?- preguntó Nowaki.

    - Sí, con Kenzo pero yo quería ver nuestros tomates.

    - Hoy los verás, cielo, aunque aún tiene que crecer la tomatera mucho más- dijo Nowaki-. Hoy vamos a plantar calabacines, ¿te gusta el calabacín?

    - Si es mío y del yayo sí- respondió el niño y Nowaki sonrió-. ¿Qué más vamos a hacer, yayo?

    - Jugaremos a buscar un tesoro. Lo ha escondido el yayo Hiroki y creo que nos lo ha puesto muy muy difícil.

    - Bien- sonrió el niño y se produjo un silencio en el coche-. Mi papá tiene a mi hermanito Tsukuyomi en la barriga.

    - ¡NO ME JODAS!

    - ¡Hiro-san!
     
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