Ha Nacido Una Estrella [Akihiko x Misaki]

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  1. Oda_Ritsu
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    Kya kya kya!!!!
    Fangrileo con el capítulo, se pone muuuy interesante, y no me perderé las actualizaciones de esta joyita
    Y ya se casaron mis niños y nowaki con hiroki ya van mas serios wiii
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Por fin Misaki y Akihiko se han casado, y que ilusión que Nowaki le haya pedido matrimonio a Hiroki.
    Espero que Misaki pueda ayudar Akihiko con su problema de alcohol y drogas, ya que cada vez está peor.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Capítulo 9: El apogeo de la fama

    Un mes después de la boda, Akihiko, Nowaki, Hiroki y Shizuku, se encontraban en la Suite Carlton del hotel The Ritz-Carlton ubicado en Tokyo.
    Los cuatro chicos estaban sentados en los sofás de la enorme sala de estar que tenía la habitación, esperando a Misaki para ir al lugar donde se haría la rueda de prensa ese día. Pero el castaño se había encerrado en el baño, presa de un ataque de pánico escénico, debido a que en ese momento era totalmente consciente de que había dejado de ser un chico corriente al que le gustaba cantar y componer sus propias canciones, para, en muy poco tiempo, convertirse en una auténtica celebridad, tan conocido ya en la industria musical como su marido.

    —¿Quieres que vaya a ver qué hace?— le preguntó Nowaki a Akihiko, el cual asintió sin palabras, logrando que el moreno se levantase de su asiento— Hiro-san, ¿me acompañas?— preguntó, ahora dirigiéndose a su prometido, quien tras asentir se puso en pie, para ir a ver a Misaki, dejando a Akihiko y a Shizuku solos en la sala de estar.

    Lo cierto, era que al manager no le había hecho mucha gracia la noticia de la boda entre Misaki y Akihiko, pues sabía que al estar casados, le sería mucho más difícil hacer que el castaño se centrase en su carrera musical, y dejase de lado al peliplata.

    —¿No bebes?— preguntó Shizuku de forma sarcástica, refiriéndose al cantante.

    —¿Perdón?— contestó Akihiko sin entender bien la pregunta del manager de su esposo.

    —Que si no te tomas una copa— repitió con una sonrisa burlona— Para estar más cómodo, digo— añadió metiendo cizaña.

    —¿Y tú no te pones corbata? Se me hace extraño verte sin ella— contestó el peliplata cambiando directamente de tema, sin querer entrar al trapo con las provocaciones que intentaba Shizuku.

    —La llevo en el bolsillo de la chaqueta— respondió captando la intención de Akihiko de no entrar en ningún tipo de disputa con él.

    Mientras tanto, en el enorme cuarto de baño de aquella habitación, Hiroki y Nowaki se encontraban con Misaki, quien se hallaba sentado debajo de la encimera del lavabo, abrazándose las rodillas, encogidas sobre su pecho, y con la cabeza entre los brazos, como si quisiese aislarse del mundo por un momento, y volver al punto de partida.

    —Misaki... ¿Qué haces ahí debajo?— preguntó Nowaki sentándose junto a su amigo. Hiroki imitó la acción de su prometido.

    —No lo sé... Todo es tan extraño...— murmuró sin sacar la cabeza de entre sus brazos— Hace poco era solamente un camarero del Public Stand que soñaba con cantar, y ahora ya no sé ni quién soy. Todo esto ha venido tan rápido...— explicó mostrando su rostro, y mirando a sus dos amigos a los ojos— Cantar con Akihiko como acompañante en sus conciertos es una cosa, pero una carrera en solitario... No sé en qué narices estaba pensando— añadió asustado por lo nuevo que era todo aquello para él. Nowaki y Hiroki se miraron entre ellos y sonrieron.

    —Yo lo único que sé, es que has nacido para esto, y que si has llegado hasta tan lejos en tan poco tiempo, es porque lo vales— contestó el moreno con absoluta sinceridad.

    —Nowaki tiene razón, Misaki— habló Hiroki— Llevo trabajando como manager con Akihiko en este mundo más de diez años, y te aseguro que muy pocas veces he visto genialidades como tú— aseguró hablando desde la experiencia que le había dado su profesión— ¿Qué más da que haya sido todo tan rápido? Tú sólo preocúpate de disfrutarlo, y de dar lo mejor de ti en cada actuación— le aconsejó el castaño mayor, haciéndole sonreír y asentir.

    Tras esto, Misaki, Nowaki y Hiroki salieron del cuarto de baño, y se reunieron con Akihiko y Shizuku. Al ver a su representado, este último se levantó y se dirigió hacia él con una sonrisa.

    —He conseguido que vayas de invitado al programa Ayu ready? mañana por la noche. Kento Miyazaki de presentador— anunció orgulloso. El castaño se llevó las manos a la boca emocionado, pues ese programa era uno de los más vistos en Japón.

    —¿¡Enserio!? ¡Qué genial! ¿¡Cómo lo has hecho!?— preguntó Misaki lleno de curiosidad.

    —He movido algunos hilos— contestó Shizuku alardeando de sus contactos en la industria musical.

    —¡Qué pasada! ¡Muchas gracias!— exclamó el ojiverde abrazando a su manager.

    —¡Enhorabuena, Misaki!— le felicitó Nowaki abrazándolo fuertemente.

    —¡Felicidades, Misaki!— le abrazó Hiroki contento por el chico.

    —¿Podemos hablar un momento?— preguntó Akihiko dirigiéndose a su esposo, quien asintió con una sonrisa cuando éste le cogió de la mano— Acompáñame un momento— pidió dirigiéndole al amplísimo balcón de la suite, por el cual salieron al exterior, donde vieron un enorme cartel con la foto de Misaki a modo de promoción.

    —¡Qué fuerte!— exclamó el castaño impresionado al ver su foto en grande.

    —Esa foto no te hace justicia. Eres muchísimo más guapo en persona— sentenció el peliplata a pesar de que la foto era realmente buena— Enhorabuena, Misaki— dijo abrazando a su esposo por la cintura, y besando su mejilla desde detrás— Estoy muy orgulloso de ti— añadió cariñosamente.

    —Muchas gracias, Akihiko. Me has ayudado muchísimo. No lo hubiera conseguido sin ti— contestó el menor poniendo una mano sobre el rostro de su pareja, y atrayéndolo para besar sus labios. El ojivioleta correspondió el beso.

    —Lo hubieras conseguido igual. Eres muy bueno, y tarde o temprano te hubiese descubierto alguien, y habría hecho de ti la estrella que eres ahora— respondió el peliplata completamente convencido de sus palabras— Tienes mucho que enseñarle al mundo, Misaki— afirmó— Lo digo de verdad. Estás alcanzando tus metas porque tienes muchísimo talento, y confío en que llegarás muy lejos— agregó besando los cabellos castaños de su esposo.

    Esa tarde, acudieron a la rueda de prensa que debía dar Misaki para hablar sobre su disco y responder a las preguntas que le hacían los periodistas, quienes querían saber detalles jugosos para dar exclusivas.

    Al día siguiente, al caer la noche, Misaki, Akihiko y Shizuku se dirigieron al estudio en el que se encontraba el plató de Ayu ready? para la entrevista que Kento Miyazaki le haría a Misaki, y donde, posteriormente, cantaría una canción del disco.
    Tras finalizar la entrevista, y lidiar con los coqueteos del joven presentador, que no gustaron para nada a Akihiko, el programa se interrumpió unos minutos para ir a publicidad, cosa que el castaño aprovechó para ir a que le retocasen en el área de peluquería y maquillaje, debido a la inquietud que sentía por estar en ese famoso programa.

    —Misaki, vas a cantar "Secret Love Song"— le informó Shizuku entrando al camerino— Según las encuestas, es de las preferidas del álbum. Así que la cantarás para que la audiencia suba al verte cantando, ¿de acuerdo?— Misaki asintió conforme, ya que esa canción la había compuesto pensando en su esposo, y le parecía muy tierna.

    Cuando Shizuku se fue para comunicarle a Kento la canción que habían escogido, Akihiko se acercó a su castaño, al cual notó nervioso, para infundirle ánimo.

    —Lo estás haciendo genial— dijo abrazándole— ¿Qué canción vas a cantar?— preguntó de forma cariñosa.

    —Shizuku quiere que cante "Secret Love Song"— respondió Misaki enrollando sus brazos alrededor del cuello de su marido— Te la voy a dedicar— dijo con una sonrisa dulce, provocando que el peliplata besase sus labios, envolviéndolos a ambos en una atmósfera de romanticismo.

    En ese momento, Shizuku apareció, sacando al matrimonio de su burbuja al informar de su presencia aclarándose la garganta. Akihiko le miró con ganas de asesinarlo por ser tan inoportuno.

    —Misaki, se acaba el tiempo de publicidad. Tienes que volver al plató para cantar la canción— anunció, consiguiendo que el ojiverde se separase de su esposo, y le cogiese de la mano para volver a su lugar.

    Minutos después, con Misaki ya colocado en su puesto, Kento le anunció.

    —Señoras y señores, con todos ustedes, Misaki, la estrella del momento— dijo con una encantadora sonrisa antes de salir de la escena para dar comienzo a la actuación.

    When you hold me in the street
    And you kiss me on the dancefloor
    I wish that it could be like that
    Why can't it be like that?
    'Cause I'm yours

    We keep behind closed doors
    Every time I see you, I die a little more
    Stolen moments that we steal as the curtain falls
    It'll never be enough

    It's obvious you're meant for me
    Every piece of you, it just fits perfectly
    Every second, every thought, I'm in so deep
    But I'll never show it on my face
    But we know this
    We got a love that is homeless!

    Why can't you hold me in the street?
    Why can't I kiss you on the dance floor?
    I wish that it could be like that
    Why can't we be like that? Cause I'm yours

    Durante la actuación, Akihiko se sentía incapaz de apartar la mirada de Misaki, quien cantaba con mucho sentimiento, con la vista centrada en su marido, mientras tocaba suavemente las teclas del piano.

    De repente, el peliplata sintió una mano sobre su hombro, algo que le extrañó, puesto que Hiroki y Nowaki no habían acudido esa noche al programa.
    Así que, para satisfacer su curiosidad, Akihiko se dio la vuelta, encontrándose cara a cara con su hermano Haruhiko, a quien no veía desde hacía varios meses.

    —Haruhiko... Cuánto tiempo... ¿Qué tal?— preguntó el peliplata sorprendido.

    —Muy bien, ¿y tú? ¿Cómo estás?— contestó con otra pregunta el moreno, el cual tenía la intención de arreglar las cosas con su hermano pequeño, ya que no tenía ganas de perderse más detalles de la vida de éste por riñas tontas.

    —Bien... He venido para acompañar a mi esposo— respondió mirando hacia Misaki, quien seguía cantando tras el piano, y a quien Haruhiko observó asintiendo con una sonrisa.

    —Sí, vi en internet la noticia de que te habías casado. Felicidades. Es muy guapo, y canta muy bien— dijo de forma sincera.

    —Gracias, Haruhiko...— contestó el ojivioleta amablemente.

    —Akihiko... Me gustaría que arreglásemos las cosas— afirmó el mayor— Yo te quiero mucho. Eres mi hermano pequeño, y hemos pasado por mucho juntos— añadió— Dejemos atrás los malos rollos, y volvamos a ser los hermanos que éramos— propuso.
    El peliplata sonrió de acuerdo, y tras darse un abrazo fraternal, siguieron viendo cantar a Misaki.

    When you're with him, do you call his name
    Like you do when you're with me? Does it feel the same?
    Would you leave if I was ready to settle down?
    Or would you play it safe and stay?

    Boy you know this, we got a love that is homeless

    Why can't you hold me in the street?
    Why can't I kiss you on the dance floor?
    I wish that it could be like that
    Why can't we be like that? Cause I'm yours

    And nobody knows I'm in love with someone's baby
    I don't wanna hide us away
    Tell the world about the love we making
    I'm living for that day, someday

    Why can't I hold you in the street?
    Why can't I kiss you on the dance floor?
    I wish that we could be like that
    Why can't we be like that? Cause I'm yours, I'm yours

    Why can't you hold me in the street?
    Why can't I kiss you on the dance floor?
    I wish that it could be like that
    Why can't it be like that? Cause I'm yours

    Why can't I say that I'm in love?
    I wanna shout it from the rooftops
    I wish that it could be like that
    Why can't we be like that? Cause I'm yours

    Why can't we be like that?
    Wish we could be like that

    Al finalizar la canción, el público que había asistido al programa estalló en aplausos, muy emocionado por haber presenciado la actuación del castaño. Akihiko y Haruhiko también aplaudían, uno enamorado de la preciosa voz de su esposo, y el otro impresionado de lo bien que cantaba su cuñado en directo, pues sólo lo había escuchado en disco, radio o Spotify. Misaki, en cambio, les sonreía a todos agradecido de que les hubiese gustado su interpretación.

    —Ven, que te lo presento— dijo Akihiko uno minutos después, cogiendo del brazo a Haruhiko para llevarlo hasta Misaki, quien tras acabar su intervención en el programa y despedirse de Kento, había vuelto a su camerino. Con ganas de conocerlo en persona, Haruhiko siguió a su hermano. Al llegar a donde estaba el castaño, el peliplata llamó brevemente a la puerta, y entró en la estancia con el moreno— ¡Qué bien lo has hecho, Misaki!— exclamó abrazándolo cariñosamente.

    —¿Sí? Me alegro que te haya gustado. La escribí para ti— respondió el castaño acariciando los cabellos de la nuca de su marido.

    —Es perfecta— dijo dándole un beso en los labios. Al recordar que Haruhiko seguía ahí, Akihiko se separó del menor— Misaki... Quiero presentarte a mi hermano, Haruhiko Usami— dijo señalando al de gafas— Haruhiko, él es Misaki Takahashi, mi esposo, y el amor de mi vida— el castaño sonrió ante tales palabras, y también alegrándose de que los dos Usami hubiesen arreglado sus diferencias.

    —¡Hola, Haruhiko! Es un placer conocerte. Akihiko me ha hablado mucho de ti— dijo Misaki de forma amable, dándole dos besos en la mejilla a su cuñado.

    —El placer es todo mío, Misaki— contestó Haruhiko con simpatía— Tenía muchas ganas de conocer a la persona que hace tan feliz a mi hermano— añadió sabiendo de la felicidad que sentía Akihiko por todos los reportajes y entrevistas que había leído del peliplata desde que estaba saliendo con el ojiverde.

    —Él me hace muy feliz a mí— contestó el castaño mirando a su marido con profundo amor y devoción— Es mi ídolo desde que tengo uso de razón, y estar con él es el sueño de mi vida— agregó. El ojivioleta no pudo evitar besarlo al escucharle decir eso. El moreno sonrió ante aquella muestra de amor entre ellos.

    Después de cambiarse de ropa, Misaki, Akihiko y Haruhiko decidieron ir a cenar juntos, pasando los tres una velada muy agradable debido a las muchas anécdotas de ambos hermanos contaban de cuando eran pequeños. Esto divertía al castaño, que se imaginaba a la perfección cómo debía ser su marido en su infancia.

    Horas después, Haruhiko se marchó a su casa, prometiendo que se pondría en contacto con Akihiko para quedar en más ocasiones, y la pareja romántica se marchó a su casa, pues Misaki tenía una importante sesión de fotos al día siguiente, y Akihiko debía ir a una reunión con Hiroki, quedando el peliplata en ir a donde se haría la sesión fotográfica de su esposo en cuanto terminase en sus quehaceres.

    A las 12:00 del día siguiente, el peliplata y su manager se encontraban en el despacho de un importante productor musical que tenía una propuesta que hacerle al ojivioleta.

    —Bueno, ¿qué te parece la idea?— le preguntó el hombre a Akihiko.

    —A ver si lo he entendido, ¿queréis hacer un tributo a Freddie Mercury durante la gala de los Grammy?— contestó el cantante con otra pregunta.

    —Así es. Y queremos que tú seas quien interprete sus canciones— respondió el productor con una sonrisa— ¿No te gusta la idea?— quiso saber. Akihiko y Hiroki le miraron con los ojos como platos por tal ofrecimiento, pues no cualquiera estaba a la altura de cantar por Freddie Mercury.

    —Claro que sí. Es mi cantante favorito, y rendirle homenaje sería todo un honor— contestó el ojivioleta ilusionado— Cuente conmigo, señor Nakamura— agregó dándole la mano al productor para sellar el compromiso.

    Mientras que en el estudio fotográfico, Misaki llevaba varias horas posando para la sesión de fotos. Aunque estaba algo cansado, los resultados estaban siendo magníficos.

    —Muy bien, Misaki— le felicitó el fotógrafo— Eso es. Me encanta— dijo mientras capturaba las diversas poses del chico, que desprendía profesionalidad por los cuatro costados.

    En ese momento llegó Shizuku, con una noticia que alegraría el día del castaño.
    Aprovechando un descanso de diez minutos, Misaki se levantó del sofá en el que estaba recostado, y se dirigió a su manager para saludarlo.

    —Ay, qué cansado estoy...— dijo Misaki abrazándose al cuello del moreno— Me alegro de verte— añadió sonriente.

    —Yo también— respondió Shizuku— Qué fotos tan buenas hace este chico. Sales muy bien— afirmó observándolas en el ordenador de uno de los editores.

    —Sí, son muy bonitas. Se nota que entiende mucho de fotografía— contestó el ojiverde contento.

    —¡Mira, mira!— exclamó señalando un par de ellas—¡Son perfectas!

    —¿Verdad que sí? No parezco ni yo— le corroboró al ver lo favorecido que salía.

    —Misaki... Te han nominado a tres premios Grammy— soltó dejando al castaño sin palabras por lo inesperado que había sido la noticia— Mejor actuación vocal masculina, mejor interpretación solista y mejor artista revelación— enumeró— Acaban de decirlo— añadió. El menor se llevó las manos al rostro, sin poder evitar llorar de emoción, pues jamás se espero que le nominarían a esa clase de premios— Señoras y señores, el artista nominado a los premios Grammy— anunció logrando el aplauso y la enhorabuena de todos los presentes.
    El castaño se abrazó fuertemente a su manager, a quien, como a su marido, le debía gran parte de su éxito.

    Al recibir aquella excelente noticia, lo primero en lo que pensó Misaki, fue en llamar por teléfono a Akihiko para contárselo y, de paso, preguntarle cuánto le quedaba para llegar al estudio en el que se encontraba.

    Pero tras numerosos intentos, el castaño no fue capaz de localizar a su marido, lo que le preocupó y, en cierto modo, le enfadó, ya que había quedado en estar ahí para acompañarle, y ni siquiera le cogía el teléfono para decirle que no iría.
    Así que, después de un par de horas, y habiendo acabado la sesión, Misaki llamó a un taxi con la intención de marcharse a su casa.

    —¿Te vas ya, Misaki?— preguntó Shizuku al ver al ojiverde con su ropa habitual puesta.

    —Sí, iba a pedir un taxi para que me llevase a casa, Shizuku— contestó el menor sin poder ocultar la decepción en sus palabras, algo que el moreno sabría cómo aprovechar.

    —¿Un taxi? Qué va... Mejor te llevo yo en el coche— respondió queriendo utilizar ese rato para malmeterle contra Akihiko, y hacerle ver que al peliplata sólo le importaba lo suyo.

    —No hace falta. No te molestes, puedo coger un taxi— dijo Misaki apurado porque su manager tuviese que desviarse a posta para llevarle hasta su casa.
    El moreno sonrió.

    —No es molestia, Misaki. Te lo estoy ofreciendo yo— contestó el representante— Anda, sube— pidió al detenerse junto a su Porsche descapotable, aparcado en la acera del edificio. El castaño asintió con una sonrisa de agradecimiento.
     
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  4. Oda_Ritsu
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    Que hermoso episodio, Misaki y Akihiko en los premios!!! Y el menso ese del mánager de Misaki queriendo hacer de las suyas, eso no se vale!
    Pero bueno, las cosas no iban a ser color de rosa siempre.

    Esperaré ansiosa de como sera él viaje a casa
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Que bonita escena donde Nowaki e Hiroki le dan ánimos a Misaki.
    Maldito Shizuku entrometiéndose siempre entre Misaki y Akihiko.
    Con ganas de leer ya que le dirá Shizuku a Misaki de Akihiko.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    QUOTE (Oda_Ritsu @ 9/12/2019, 23:10) 
    Que hermoso episodio, Misaki y Akihiko en los premios!!! Y el menso ese del mánager de Misaki queriendo hacer de las suyas, eso no se vale!
    Pero bueno, las cosas no iban a ser color de rosa siempre.

    Esperaré ansiosa de como sera él viaje a casa

    Me alegra que te haya gustado!!! ♥️♥️

    Misaki se merece las nominaciones, ha trabajado mucho para conseguirlo 🥰

    El manager es lo peor. Ya lo irás viendo ☹️

    A partir de aquí, las cosas irán cambiando 😞

    Besos😘😘

    QUOTE (Anne onodera takano @ 10/12/2019, 10:55) 
    Me ha gustado el capítulo.
    Que bonita escena donde Nowaki e Hiroki le dan ánimos a Misaki.
    Maldito Shizuku entrometiéndose siempre entre Misaki y Akihiko.
    Con ganas de leer ya que le dirá Shizuku a Misaki de Akihiko.
    Esperaré con ansias la conti.

    Nowaki y Hiroki son amor 💓

    Shizuku es de lo peor, ya lo irás viendo 😑

    Actualizaré pronto 🙈🙈
     
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    Capítulo 10: Subidas y bajadas

    Durante el camino a casa de Misaki y Akihiko, en su coche, Shizuku no podía dejar de observar al castaño, el cual se encontraba pensativo, mirando por la ventana sin decir ni una sola palabra, pensando en la razón por la cual su marido no había respondido a ninguna de sus llamadas.
    Al verlo así, el manager, no hizo esperar sus mordaces comentarios contra el peliplata.

    —Misaki, ¿estás así por Akihiko?— preguntó de forma retórica mirando fugazmente a su representado, que no contestó a la pregunta, lo que dio pie a que Shizuku siguiese soltando su veneno— No merece la pena que te disgustes de esa manera— dijo con tono compasivo— Ya le conoces, es como un adolescente inmaduro que sólo busca ser el centro de atención— siguió— De hecho, lo más probable es que haya estado por ahí, borracho como una cuba, y bebiéndose hasta el agua de los floreros— añadió haciendo que el ojiverde se voltease a mirarle con preocupación, sin ser capaz de abrir la boca para rebatirle, pues sabía que su marido era muy dado a emborracharse a cualquier hora del día. Al ver que había conseguido sembrar la duda en la mente de Misaki, Shizuku decidió dar otro enfoque a la conversación— Pero no te preocupes, seguro que ahora está en casa, y tiene una buena explicación para no haberte cogido el teléfono, y no haber asistido a la sesión de fotos— concluyó casi seguro de que Akihiko estaría borracho en su mansión, y que, sin darse cuenta, corroboraría sus palabras, y decepcionaría aún más a Misaki.

    Unos minutos después, el moreno dejó al castaño en casa, y se marchó a su apartamento con una enorme sonrisa de satisfacción por la cara con la que se había quedado su representado, gracias a su intervención.
    Misaki entró a la mansión, escuchando las palabras de Shizuku en su mente, pero con la esperanza de que éste se equivocase, y Akihiko tuviese una buena razón para haberle preocupado de esa forma.

    —Akihiko...— le llamó al ver que el peliplata no salía a recibirle— Akihiko, ¿estás en casa?— insistió mirando en cada una de las estancias de aquella enorme casa, sin dar con el paradero de su marido.

    Esto aumentó aún más su preocupación, y le hizo pensar en que tal vez le hubiese pasado algo.
    Asustado, Misaki se sentó en uno de los sofás del salón, y volvió a llamar al teléfono de Akihiko, obteniendo el mismo resultado que en los otros intentos. Cuando se disponía a llamar a Hiroki para preguntarle por el paradero del peliplata, el ojiverde escuchó la puerta principal abrirse. Acto seguido se levantó del sofá, dirigiéndose a la entrada.
    Allí se encontró con un Akihiko ebrio, que le miraba con una sonrisa mientras, torpemente, trataba de mantenerse erguido. Misaki le devolvió la mirada de forma seria, y no pudo evitar enfadarse al ver que Shizuku tenía razón, y que su marido había estado por ahí bebiendo de buena mañana.

    —Misaki...— dijo el ojivioleta alegremente al ver a su dulce esposo, sin percatarse de que éste no estaba muy receptivo precisamente.

    —¿Has estado bebiendo desde tan temprano?— preguntó de forma tajante el ojiverde.

    —Sólo un poquito— contestó el mayor con una sonrisa cargada de pillería— Ven... Hay algo que tenemos que celebrar— dijo rodeando con torpeza la cintura del menor, y tratando de besar sus labios, deseoso de hacerlo suyo como tantas otras veces.
    Al sentir el fuerte olor a whisky y tequila, Misaki se apartó de Akihiko con desagrado.

    —No hay nada que celebrar. Vete a dormir la mona— contestó el castaño molesto, yéndose a la habitación que compartían para darse un relajante baño, y dejando al peliplata confuso en el salón, sin saber el motivo de su enfado.

    Debido a la angustia que había pasado, y a la rabia que sentía por ser testigo del alcoholismo de Akihiko, Misaki ni siquiera tenía ganas de contarle, y mucho menos de celebrar, que había sido nominado a los premios Grammy.

    Varios minutos después, estando Misaki relajado en la bañera, Akihiko entró al baño, y se puso frente a su esposo, quien nada más escuchar sus pasos, abrió los ojos, y le miró con el ceño fruncido durante unos segundos, para después centrar la vista al frente.

    —Así que te han nominado a tres premios Grammy, ¿eh? Eso es genial— dijo recordando lo que le había dicho Hiroki en el bar, después de la reunión con el productor musical.

    —Gracias. ¿Quién te lo ha dicho?— preguntó aún sin mirarle a la cara, pues no tenía ganas de darle detalles, ni de contarle nada debido a lo decepcionado que estaba.

    —Me lo ha dicho Hiroki— contestó— ¿Sabes? El productor musical con el que me reuní esta mañana quiere hacer un homenaje a Freddie Mercury durante los Grammy, y quieren que sea yo quien le represente. Creo que elegirán "The Great Pretender" que es de las mejores can...— Misaki le interrumpió, molesto porque ni siquiera le diese una explicación por haber faltado a su promesa, aunque supiese la razón por la cual lo había hecho.

    —Qué bien...— dijo acomodándose mejor en la bañera, sin demostrarle emoción alguna a las palabras de su marido.

    —En fin... Me alegro de que te hayan nominado. Sólo intento entenderlo— respondió con su habitual tono ebrio.

    —¿Entender qué? ¿Qué es lo que tienes que entender?— quiso saber Misaki, comenzando a indignarse con las palabras de su marido.

    —Que quieran darte a ti tres premios Grammy con las canciones que escribes— contestó sin saber lo que decía. El castaño le miró con enfado.

    —¿Qué? ¿Qué le pasa a mis canciones?— preguntó visiblemente molesto.

    —Que son ridículas... Igual que tú— respondió con naturalidad aún sin pensar verdaderamente eso.

    —¿Que yo soy ridículo?— le increpó incorporándose levemente en la bañera— ¡Perdona, pero aquí el único ridículo que hay eres tú, que te refugias en el alcohol y en la drogas para escapar de la vida tan deprimente que llevas!— añadió Misaki con rabia— No te quieres nada a ti mismo, y por eso me atacas a mí— agregó dedicándole una mirada gélida. Akihiko dio un sorbo a su copa antes de contestar, enfadando aún más a Misaki— Eso, bebe más. Esa es la única manera de que entiendas las cosas, con alcohol.

    —A ti lo que te pasa es que tampoco te quieres nada— rebatió— Por alguna estúpida razón te acompleja tu físico, y por eso necesitas rodearte de todas esas personas para que te den su aprobación, y te levanten la autoestima— añadió.

    —Estás muy equivocado, Akihiko. Yo no necesito la aprobación de nadie— respondió el ojiverde— Lo único que necesitaría es que mi novio me quisiera. Perdón, que mi marido me quisiera— rectificó al ver el anillo en su dedo.

    —Eso duele, Misaki. Que me llames novio cuando hace tiempo que dejé de ser solamente eso— contestó el peliplata indignado, sin percatarse de lo que Misaki había querido transmitirle con esa frase.

    —Pues si quieres dejar de ser mi novio, trátame de una maldita vez como a tu esposo— le reprendió el castaño con una mezcla de decepción y molestia.

    —¿Qué significa eso?— preguntó sin captar el mensaje del ojiverde.

    —Que empieces a comportarte como un hombre, y dejes de esconderte detrás de una botella. Eso te hace patético— respondió el menor tajantemente.

    —No tienes razón— le rebatió el ojivioleta seguro de sus palabras— No es verdad— añadió convencido.

    —¿Ah no? Pues yo creo que sí, Akihiko— Misaki hizo una pausa antes de seguir— Y además creo que este odio que tienes hacia ti mismo, te viene de tu infancia. De algún trauma que tienes por el hecho de que a tu padre nunca le interesaste lo más mínimo, y lo único que hacía era tratarte como a uno de sus amigotes, empujándote al alcoholismo sin importarle que sólo fueras un niño— sentenció con seriedad, captando toda la atención de su marido— Y creo también que lo que viste en mí desde el principio, fue la figura paternal que tanto anhelaste siendo pequeño— agregó recordando la actitud infantil que aveces adoptaba Akihiko estando con él— ¿Eso es lo que quieres? ¿Que sea como un padre para ti?— preguntó mirándole fijamente. Esto enfadó al peliplata, que no toleraba que nadie se atreviese a hablar de su padre, al cual a pesar de la mala relación que tenían, admiraba demasiado, o eso creía él.

    —No se te ocurra volver a hablar de mi padre. No eres nadie para hacerlo— ordenó el mayor con desdén— Al menos él tiene talento en todo lo que hace. En cambio, tú no estarías donde estás ahora si no fuese porque yo empecé a salir contigo. Yo te he creado. Si no fuera por mí, nadie sabría de tu aburrida existencia, así que no te pases de la raya— le espetó con brusquedad, entristeciendo a Misaki con esas palabras, ya que nunca se había sentido gran cosa. Pero el castaño no le dejaría ver la molestia que le había causado.

    —¿Qué pasa? ¿Te molesta que te digan la verdad o qué? ¿No te gusta oír que tienes un problema con el alcohol y las drogas? ¿Por qué no nos pillamos un buen pedo y me enseñas lo que se siente al estar colocado?— propuso Misaki para defenderse por las palabras de su marido.

    —Yo tendré un problema con el alcohol y las drogas, pero no tan grande como tu habilidad para cerrar contratos bajo las mesas de los despachos— sentenció Akihiko de forma hiriente, ofendiendo enormemente a Misaki con aquella mentira que era lo único que se le había ocurrido para quedar por encima del ojiverde en aquella estúpida discusión.

    —¡Qué te den! ¡Lárgate!— exclamó furioso. El peliplata le miraba con una mueca entre seria y arrepentida por lo que acababa de decir— ¡He dicho que te largues!— gritó el menor poniéndose de pie en la bañera, y señalando la puerta para que se fuera.

    Tras esto, Akihiko se marchó del baño para no empeorar las cosas con Misaki, mientras que éste se quedó llorando por la rabia que le daba el hecho de que el peliplata insinuara que su éxito como cantante se debía a lo bien que se le daba hacerle mamadas a los jefazos de las productoras.

    Esa misma noche, Akihiko se fue con Hiroki a Fukuoka, donde daría un concierto al día siguiente. El peliplata se fue sin arreglar las cosas con el castaño, sintiéndose un verdadero capullo por tratar así a la persona que más quería, y que más le quería.
    No entendía cómo había podido ser tan animal como para decirle una cosa así cuando ni siquiera pensaba eso, ni nada por el estilo.
    Pero lo solucionaría. Lo único que Akihiko tenía claro, era que no bebería esos días, que conseguiría que Misaki le perdonase, y que no volvería a cagarla de esa manera nunca más.

    Y tal y como se propuso, el ojivioleta llegó de Fukuoka un día antes de lo previsto, pues no aguantaba estar en una ciudad lejos de su esposo, y que éste siguiese creyendo que sí pensaba todas las cosas horribles que le había dicho.
    Así que lo primero que hizo Akihiko cuando su vuelo aterrizó, fue comprar un enorme ramo de rosas rojas, y pedirle a Tanaka que lo llevase al estudio de danza en el que estaba Misaki, quien debía aprenderse una coreografía para uno de los videoclips que estrenaría el próximo mes.

    Al llegar a dicho lugar, el peliplata se quedó maravillado, viendo la gracilidad y elegancia con la que el castaño se movía por la estancia.
    Le había dicho todas aquellas mentiras, cuando lo único real, era que lo admiraba más que a nadie en el mundo, y que estaba enormemente orgulloso de que en tan poco tiempo se hubiese convertido en la estrella que ya era.

    Cuándo acabó la canción, y Misaki se percató de la presencia de Akihiko, se dirigió a él de forma insegura, ya que aunque hubiesen pasado unos días, el castaño seguía sintiéndose dolido por lo que éste le había dicho e insinuado durante la discusión.

    —Lo haces genial, Misaki...— dijo de forma sincera, dándole las flores con una sonrisa dulce. El castaño le miró dudoso.

    —¿Qué haces aquí?— preguntó con una mezcla de curiosidad y seriedad.

    —He acabado los conciertos, y he podido volver un poco antes de lo previsto— explicó amablemente. Al ver que la expresión del menor no cambiaba, supo que tenía que disculparse lo antes posible— Te dije muchas cosas que no sentía...— admitió apenado— Me porté muy mal, y herí tus sentimientos— añadió cabizbajo.

    —Me hiciste mucho daño, Akihiko...— murmuró el ojiverde también disgustado.

    —Lo sé... Y no te haces una idea de lo mucho que lo lamento, y de lo mal que me sentí después de decirte todas aquellas cosas— contestó con sinceridad— Perdóname, Misaki— pidió deseando que su esposo le disculpase por su horrible actitud.

    Sin decir una sola palabra, Misaki le abrazó por el cuello, y puso su cabeza en el hombro de Akihiko, el cual le devolvió el abrazo fuertemente, y besó sus cabellos castaños de forma cariñosa.

    —No has bebido...— dijo el menor, deshaciendo el abrazo con una leve sonrisa— Lo noto— agregó ilusionado, haciendo que el mayor sonriese.

    —No, ni una sola gota— aseguró orgulloso. Misaki le dio un suave beso en los labios, a modo de reconciliación. Shizuku, que veía todo desde una esquina de la sala, apretó los puños molesto porque la pareja hubiese arreglado sus diferencias.

    —¡Misaki! ¡Tenemos que seguir el ensayo!— llamó a su representado para separarlo del peliplata.

    —Tengo que volver, Akihiko...— dijo el castaño algo apurado por tener que interrumpir aquel bonito momento entre ellos.

    —¿Puedo quedarme a verlo? Después podríamos ir a comer, y pasar el resto del día juntos— propuso. Misaki asintió sonriendo, y tras darle otro beso, volvió a la pista para seguir practicando la coreografía.

    Unos días después, Akihiko y Hiroki asistieron a una reunión que había convocado el mismo productor que le propuso homenajear a Freddie Mercury durante la gala de los Grammy.

    —Lo siento, Akihiko... Pero hemos decidido que sea Masamune Takano quien cante el tributo a Freddie Mercury en los premios— dijo el hombre con decisión.

    —¿Qué? ¿Pero por qué?— preguntó Hiroki sin entender aquel cambio tan repentino a solo dos días de la gran noche.

    —Simplemente hemos decidido darle la oportunidad a Masamune. Necesitamos cantantes nuevos, y él tiene mucho potencial. Creemos que puede hacer muy bien de Freddie Mercury— contestó el productor sin darles mayor explicación— Pero si quieres, puedes hacer los coros de la canción junto a los otros dos chicos— añadió como resarcimiento por quitarle el rol protagonista.

    —No me parece justo— rebatió Hiroki indignado porque apartasen así a su mejor amigo, pues sabía cuánta ilusión le hacía homenajear a su cantante favorito desde niño.

    —Las cosas son así— respondió el hombre— Es una decisión unánime— agregó levantándose de la silla para salir de su despacho. Akihiko no había hablado en toda la reunión, pues se sentía en un tremendo shock por la inesperada noticia.

    —Akihiko, ¿estás bien?— preguntó su manager y mejor amigo preocupado— Siento mucho que te hayan sustituido. No tienen ni idea, ellos se lo pierden— añadió queriendo animarlo. Pero el peliplata sólo le miró con una sonrisa vacía— ¿Harás los coros?— cuestionó el castaño.

    —Claro, qué remedio...— contestó el cantante— Hiroki... No le digas nada de esto a Misaki, por favor— le pidió a su amigo, el cual asintió entendiendo su postura.

    Después de esto, ambos fueron al escenario donde se haría el homenaje durante la gala, y donde conocieron a Masamune Takano, que era un chico bastante agradable, y fan de Akihiko.
    Con todos en posición, la canción dio comienzo.

    Oh yes, I'm the great pretender
    Pretending that I'm doing well
    My need is such; I pretend too much
    I'm lonely but no one can tell.

    Oh yes, I'm the great pretender
    A drift in a world of my own
    I play the game; but to my real shame
    You've let me to dream all alone.

    Too real is this feeling of make believe
    Too real when I feel what my heart can't conceal.

    Oh yes I'm the great pretender
    Just laughing and gay like a clown
    I seem to be what I'm not; you see
    I'm wearing my heart like a crown
    Pretending that you're still around.

    Too real is this feeling of make believe
    Too real when I feel what my heart can't conceal

    Yes I'm the great pretender
    Just laughing and gay like a clown
    I seem to be what I'm not you see
    I'm wearing my heart like a crown
    Pretending that you're still around

    Al acabar, Masamune se acercó a Akihiko, quien hablaba con Hiroki de la canción, tratando de disimular lo mal que le había sentido que le sustituyeran.

    —Oye, Akihiko... Quería darte las gracias por estar aquí. Me gustaría mucho aprender de ti, y en el futuro ser tan bueno como tú— dijo de forma sincera— Es un gran honor compartir escenario contigo, de verdad— añadió estrechando la mano de su ídolo.

    —El honor es mío. Eres muy bueno, lo vas a hacer genial— contestó el peliplata de forma cordial, sonriéndole al chico que no tenía culpa ninguna de las decisiones que habían tomado los productores.

    —Ojalá sea así— respondió el ojiavellana a modo de despedida, yéndose hacia un chico castaño de ojos verde oliva muy parecido a Misaki.

    Dos días después, llegó la noche de los Grammy. Misaki y Akihiko se encontraban en casa, preparándose para el gran evento, junto a la maquilladora, el estilista, Haruhiko, Hiroki, Nowaki, y Takahiro, Manami y Mahiro, el hijo de ambos, que habían viajado a Tokyo ese fin de semana para estar presentes en aquella noche tan especial para el castaño.

    Ninguno de ellos, salvo Hiroki y Haruhiko, sabía que el peliplata había sido sustituido, y que no sería él quien hiciese aquel homenaje a Freddie Mercury que tanta ilusión le hacía.

    —¡Qué orgulloso estoy de ti, Misaki! Los Grammy... Sabía que llegarías lejos— le dijo Takahiro a su hermano pequeño, al cual quería como a un hijo.

    —Gracias, nii-chan— contestó el castaño abrazando al mayor con lágrimas de emoción en los ojos.

    —Pero no llores... Arruinarás tu maquillaje— le pidió Takahiro secando las lágrimas de los ojos del menor con sus pulgares, temeroso de que éstas estropeasen el suave maquillaje que le habían puesto para darle luz y brillo a su hermoso rostro.

    —Te mereces esto tan bonito que te está pasando, Misaki— aseguró Nowaki tomando de la mano a su querido amigo, siendo secundado por todos los allí presentes.

    Akihiko, quien ya llevaba el traje puesto, observaba la escena con una sonrisa triste. Un gesto que Misaki no pasó desapercibido, por lo que se levantó de su silla, se acercó a su marido, y besó sus labios con cuidado de no mancharle de gloss.

    —Akihiko, ¿estás bien?— preguntó preocupado.

    —Sí, claro— contestó el mayor tratando de no angustiar a su esposo en su gran noche— Mi número es antes, así que tengo que irme ya— explicó— Haruhiko, Hiroki, ¿venís conmigo?— preguntó. El castaño y el moreno asintieron y se levantaron de sus asientos.

    —¿Seguro que estás bien? Hay algo en tu cara que no me convence...— insistió Misaki sin creerse la excusa del peliplata.


    —Serán los nervios. No todos los días se canta por Freddie Mercury— respondió Akihiko con una sonrisa forzada, pasándose la mano por la cara para simular que cambiaba de expresión a una más relajada— ¿Ves? Ya estoy mejor— añadió— Nos vemos en los Grammy— concluyó besando suavemente los labios del ojiverde, para irse a continuación acompañado de su mejor amigo y su hermano.

    Akihiko creyó que con esto había tranquilizado a Misaki, sin saber que el castaño se había quedado inquieto y preocupado, con la sensación de que algo malo iba a pasar en esa noche tan especial.
     
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  8. Oda_Ritsu
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    Esto es de verdad frustrante, seguro este problema hara que Akihiko vuelva a tomar y se desquite con Misski,

    Bueno estare esperando la actualización
     
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    Me alegra que te haya gustado!

    No quiero hacerte spoiler para no fastidiarte la historia, así que deberás seguir leyendo jajjaja🙈🙈

    Besos 🥰🥰😘😘
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Maldito manager cada vez le tengo más rabia.
    Ya siento que desde el próximo capítulo voy a llorar porque Akihiko tratará más veces de esta manera a Misaki.
    Pobre Akihiko quitarle así de esta manera la parte principal.
    Me ha gustado la mención de Takano y Ritsu.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Me alegro que te haya gustado! 🙈🙈

    No te quiero hacer spoiler porque quiero que veas lo que sigue, pero las cosas se pondrán feas. Solo puedo decirte eso por ahora.

    Espero que te guste lo que sigue 🥰

    Besos 😘😘😘
     
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    Capítulo 11: Tocando fondo

    A las 21:00 de la noche, Shizuku, Misaki, Nowaki, Hiroki, Haruhiko, Takahiro y su familia se encontraban ya en sus respectivos asientos, esperando que la gala diese comienzo.
    Como apertura de los premios, estaba programado el tributo a Freddie Mercury que supuestamente Akihiko interpretaría.

    Lo que ninguno de los presentes sabía, era que debido al decaimiento y al estrés que sentía por aquella situación que le estaba sobrepasando, el peliplata ya se había tomado varias copas y había esnifado alguna que otra raya de cocaína para, según él, relajarse y poder dar lo mejor de sí en aquel homenaje, aunque sólo fuera como corista de Masamune Takano.

    El escenario se oscureció durante unos segundos y, acto seguido, un enorme foco se posó sobre el cantante que interpretaría aquella famosa canción. Para sorpresa de casi todos los espectadores de la gala, "The Great Pretender" dio comienzo con Masamune Takano vestido con un traje de chaqueta blanco y camisa negra, muy al estilo "fiebre de sábado noche".

    Oh yes, I'm the great pretender
    Pretending that I'm doing well
    My need is such; I pretend too much
    I'm lonely but no one can tell.

    —¿No iba a cantarla Akihiko?— le preguntó Misaki a Shizuku, quien, sentado a su lado, se encogió de hombros con una disimulada sonrisa por ver al cantante degradado a simple corista de un amateur.
    Al ver cómo su marido se tambaleaba, costándole un poco mantener el equilibrio, el castaño se temió lo peor— Oh, no...— murmuró con preocupación, imaginándose cuánto le habría afectado al ojivioleta ser destituido de aquella actuación que tanta ilusión le hacía. Haruhiko, Hiroki y Nowaki esbozaron una mueca triste al ver la expresión vacía de Akihiko, el cual estaba detrás de un chico moreno con los ojos azules, y gesto serio e imperturbable.

    Oh yes, I'm the great pretender
    A drift in a world of my own
    I play the game; but to my real shame
    You've let me to dream all alone.

    Too real is this feeling of make believe
    Too real when I feel what my heart can't conceal.

    Oh yes I'm the great pretender
    Just laughing and gay like a clown
    I seem to be what I'm not; you see
    I'm wearing my heart like a crown
    Pretending that you're still around.

    Too real is this feeling of make believe
    Too real when I feel what my heart can't conceal

    Yes I'm the great pretender
    Just laughing and gay like a clown
    I seem to be what I'm not you see
    I'm wearing my heart like a crown
    Pretending that you're still around

    Cuando la actuación terminó, uno de los técnicos de sonido indicaron a Akihiko que fuese hacia su lugar entre el público, donde le habían reservado un asiento al lado de su esposo.

    —¿Estás bien, Misaki?— preguntó Shizuku preocupado porque lo ocurrido con el peliplata le afectase lo más mínimo.

    —Sí— contestó Misaki disgustado por la faena que le habían hecho a su marido al quitarle el tributo a su cantante preferido. Al ver al perjudicado ojivioleta de pie frente a él, el castaño le tomó de la mano para hacer que se sentara a su lado— ¿Cómo estás, cariño?— preguntó besando su mano, y apartándole algunos mechones de pelo de la frente.

    —Necesito ir al baño... Me estoy meando— contestó con tono ebrio Akihiko, manteniendo la voz baja.

    —Misaki, dile que se calle de una vez— pidió Shizuku mirando mal al peliplata, temeroso de que montase un numerito de los suyos, como cada vez que estaba colocado, y que esto afectase algo a la gala.

    —Misaki... Quiero ir al baño...— siguió diciendo Akihiko al sentir que su vejiga le explotaría.

    —Shh... Después te acompaño yo— contestó Misaki acariciándole el rostro— Mira, ya va a empezar— susurró con una sonrisa que buscaba distraer al mayor para que se quedase tranquilito.

    Recibida entre aplausos y vítores, la presentadora de los Grammy de ese año hizo su aparición, acompañada de una cantante veterana que debía ser la invitada de honor de esa edición.

    Tras dar un pequeño discurso, y anunciar ganadores de otras clases de premio Grammy, la chica procedió a abrir el enorme sobre que tenía entre sus manos, en el cual se hallaba el ganador de las categorías a las que Misaki había sido nominado.

    —Y el ganador a Mejor Artista Revelación, es...— anunció haciendo una pequeña pausa al ver el nombre en el interior del sobre— Qué maravilla...— dijo la chica con una enorme sonrisa sincera— ¡Misaki Takahashi!— exclamó con orgullo, logrando que todos los presentes se levantasen y aplaudiesen eufóricos, y que el mencionado se llevase las manos al rostro, llorando de la emoción.

    —¡Enhorabuena, Misaki!— dijeron al unísono Hiroki, Nowaki y Haruhiko.

    —Siempre supe que lo conseguirías, hermanito— afirmó Takahiro abrazándolo fuertemente, junto a su esposa e hijo.

    —Vamos, ve a por tu premio— le instó Shizuku con una sonrisa, tras abrazar a su representado.

    Akihiko, quien, como todos los demás, estaba de pie observando la escena, se sentía ido debido al efecto que la fuerte mezcla de alcohol y drogas que había tomado.

    —Acompáñame— pidió Misaki cogiendo del brazo a su marido para que fuese con él al escenario a recoger el Grammy— Hemos ganado, cariño— dijo el castaño muy contento, queriendo compartir esa alegría con el ojivioleta, que apenas podía mantener el equilibrio, puesto que cayó de rodillas al subir las escaleras al escenario, teniendo que agacharse Misaki para ayudarlo a que se levantase del suelo, y pudiesen subir a la tarima.

    —Enhorabuena, Misaki— le felicitó la presentadora dándole al castaño un abrazo, y entregándole el premio.

    —¡Muchas gracias!— exclamó el menor con una enorme sonrisa al recibir la pequeña estatua— Siempre soñé con que llegara este momento, pero nunca imaginé que se haría realidad— confesó llorando de emoción— Gracias a Shizuku Ishi, mi manager. Gracias de verdad por confiar en mí, y por ver lo que casi nadie más supo ver— añadió mirando al ojivioleta, que fue el primero en sacarlo de las sombras— Gracias a Akihiko Usami, mi marido. Gracias por darme el valor y la confianza que siempre necesité para atreverme a cantar en público. Te quiero muchísimo— dijo con total sinceridad— También quería darle las gracias a...—

    — Mira, Misaki... Sales enorme— le interrumpió el peliplata, quien se había mantenido en una esquina del escenario, y se acercó a su esposo, señalando la gran pantalla tras éste, por la cual se reflejaban para que todas las personas de aquella sala pudieran verlo.

    Nowaki, Hiroki y Haruhiko veían la escena con verdadera preocupación, puesto que hacía mucho tiempo que no veían al peliplata de esa manera. Takahiro y su familia contemplaban el momento sin entender por qué el ojivioleta actuaba de ese modo en aquel momento tan importante para el castaño. Shizuku, en cambio, miraba a Akihiko con odio por estropearle la gala a Misaki, sin tener en cuenta que no lo hacía a propósito, sino que era algo que no podía evitar.

    —Sí... Es genial, ¿eh?— Misaki miró la pantalla y rió nervioso, sabiendo que Akihiko no estaba muy bien en ese momento— Quiero darle las gracias a...— el peliplata le volvió a interrumpir cuando quería dar las gracias a Nowaki, Hiroki y su hermano, diciéndole que necesitaba ir al baño— Sí, cariño...— contestó el castaño apurado— Empecé cantando con este gran artista, y cantaré con él toda la vida, ¿verdad?— añadió colocando momentáneamente su cabeza de forma cariñosa sobre el pecho del peliplata, y perdiendo el hilo de su discurso al intentar que su marido, el cual asintió conforme a lo de cantar juntos siempre, se centrase en otra cosa al menos durante unos minutos— También me gustaría darle las gracias a Nowaki y Hiroki, por animarme a cumplir mis sueños, y a mi hermano Takahiro, que si no fuese por él, y por lo mucho que se esforzó a la hora de criarme, no sería la persona que soy ahora. Te quiero, nii-chan— añadió sintiendo cómo se le humedecían los ojos al hablar de su hermano— Es un sueño poder estar aquí, y quiero animar a todo aquel que quiera vivir algo así, para que no tire la toalla y persiga sus sueños, porque al final se cumplen. Muchas gracias— apuró el final del discurso, mientras que Akihiko, quien ya no pudo aguantar más las ganas de ir al baño, comenzó a orinarse en los pantalones, haciendo que el público riese a carcajadas, y que Misaki se pusiese muy nervioso, tratando de tapar a su marido poniéndose delante para que la gente no viera lo que ocurría.

    Sin poder aguantar más, el peliplata se desmayó, y cayó al suelo inconsciente por el efecto de todo lo que había tomado.
    Tanto Misaki, como la presentadora y la cantante invitada sobre el escenario, se acercaron para tratar de auxiliar a Akihiko.
    Hiroki, Nowaki, Haruhiko y Takahiro corrieron hacia el escenario para ayudar a reanimar al peliplata.

    Una vez en su casa, al conseguir que el ojivioleta reaccionase, Haruhiko y Takahiro lo cogieron entre ambos y lo llevaron a la ducha para que el agua le despejase, y pudiese bajar el efecto de las drogas y el alcohol en sangre.
    Misaki, preocupado porque su marido no sobreviviese a esa noche, intentó ir con él. Pero Nowaki, Hiroki, Shizuku y Manami se lo impidieron, llevándoselo al salón.

    —¡Dejadme ir a verlo! ¡Necesito saber que está bien, por favor!— suplicó el castaño al borde de un ataque de ansiedad, con las lágrimas recorriendo sus mejillas, y abrazándose a su mejor amigo con desconsuelo.

    —Tranquilízate, Misaki... Se le pasará— le consoló Hiroki disgustado por ver así al ojiverde, y muy preocupado por el peliplata.

    En el baño, Takahiro y Haruhiko trataron de meter a Akihiko en la ducha aún con el traje puesto, buscando que esto le ayudase a reaccionar debidamente.

    —¿¡Qué coño te pasa!? ¿¡Cómo has sido capaz de joderle una noche tan importante como esta a mi hermano!?— preguntó Takahiro enfadado, pues aunque sabía que su cuñado no lo había hecho aposta, le dolía enormemente que le hubiese fastidiado aquel momento a Misaki.

    —Primero intentemos que reaccione, y después le echamos la bronca— dijo Haruhiko manteniendo la calma— Ayúdame a meterlo en la ducha, y cuidado con la cabeza— pidió preocupado por su hermano pequeño, y maldiciendo interiormente a su padre por ser quien lo orillase a hacer este tipo de cosas desde muy joven.

    Como buenamente pudieron, ambos tumbaron a Akihiko en la ducha y abrieron el grifo del agua fría, que comenzó a caerle por la cara y el cuerpo. Unos segundos después, Misaki consiguió escabullirse e ir al baño donde estaba su marido. Al verlo tumbado, el castaño se metió en la ducha para incorporarlo levemente sobre la pared y que no se ahogase.

    —Intenta incorporarte, Akihiko. Te vas a ahogar si no lo haces— pidió tristemente Misaki, desabrochándole los botones de la camisa, y empapándose también bajo la alcachofa de la ducha. El peliplata balbuceaba cosas sin sentido.

    —¿Cómo está?— preguntó Hiroki entrando al baño.

    —Está mejor. Poco a poco va reaccionando— contestó Misaki algo más tranquilo al ver a Akihiko mantenerse despierto y tratando de hablar con claridad.

    Un rato después, cuando consideraron que el efecto del alcohol y las drogas había disminuido, entre Haruhiko, Takahiro y Hiroki sacaron a Akihiko de la ducha, y lo llevaron a la habitación. Con la ayuda de Misaki, le terminaron de desvestir, le pusieron ropa seca y le tumbaron en la cama para que descansase, y se le fuese pasando.

    En el salón de la casa, todos se reunieron para hablar del problema que Akihiko tenía, el cual no podían seguir obviando por más tiempo, pues tal vez la próxima vez no lo contase.

    —Yo creo que deberíamos ingresarle en una clínica de desintoxicación— propuso Hiroki preocupado por el bienestar de su mejor amigo— Sólo durante un tiempo, para que se desenganche de toda esta mierda— añadió apenado, pero viéndolo necesario. Nowaki asintió, y rodeó con uno de sus brazos los hombros de su pareja a modo de consuelo.

    —Yo también pienso que es la mejor opción— le corroboró Haruhiko— Mi hermano lleva mucho tiempo con este vicio, y llegará el día en que no viva para contarlo— explicó— Yo me niego a que llegue ese momento— concluyó llevándose las manos a la cabeza con desesperación.

    —¿Tú qué opinas, Misaki?— preguntó Takahiro mirando a su hermano, al cual se le caían las lágrimas debido a lo que había pasado y lo que querían hacer— Eres su esposo. Debes opinar sobre esto— agregó queriendo que diese su punto de vista.

    —Yo...— titubeó antes de empezar a hablar— Opino lo mismo que Hiroki y Haruhiko— sentenció— No quiero separarme de él, pero menos quiero que cualquier día le dé una sobredosis que le quite la vida— dijo llorando ante la horrible idea de tener que enterrar a su marido.

    Shizuku sonreía internamente con la idea de sacar a Akihiko del mapa aunque fuese durante un tiempo, ya que aprovecharía para que Misaki se centrase única y exclusivamente en su carrera musical, y le hiciese ganar más dinero del que ya le hacía ganar.

    —Pues está decidido— finalizó Hiroki— Cuando Akihiko se despierte, se lo diremos— agregó— No sé cómo se lo vaya a tomar, pero habrá que hacerle ver que si sigue así, no durará mucho más tiempo— aseguró. Misaki asintió en silencio, siendo abrazado por su hermano y su cuñada.

    Horas después, cuando Akihiko se sintió algo mejor, se levantó de la cama y fue hasta el salón donde estaban todos excepto Shizuku, el cual se había marchado una hora antes.

    —Akihiko...— murmuró Misaki al verlo, levantándose del sofá para ir hasta su marido— ¿Cómo te encuentras?— preguntó posando sus manos sobre el rostro de su pareja, acariciándolo dulcemente.

    —Mejor. Ya me siento mejor— contestó el peliplata con una sonrisa. El castaño le abrazó fuertemente por la angustia que había pasado— Ya está, no te preocupes...— dijo correspondiendo el abrazo del menor.

    —Ven, siéntate. Tenemos algo que decirte— pidió Misaki cogiéndole de la mano, y llevándolo hasta el sofá para sentarse junto a él.

    —¿Qué pasa?— preguntó Akihiko al ver que todos le miraban en silencio.

    —Akihiko...— comenzó a hablar Haruhiko— Tú eres consciente de que tienes un problema con el alcohol y las drogas, ¿verdad que sí?— el ojivioleta asintió avergonzado, pues así era.

    —Bien, pues... Hemos pensado que lo mejor, para superar ese problema, es ingresarte durante algún tiempo en un centro de desintoxicación— explicó Hiroki— Allí te ayudarían a dejarlo todo, y a que tuvieses una vida sana y feliz junto a Misaki— añadió con seguridad. Akihiko no negaba ni asentía, simplemente escuchaba todo lo que decían.

    —Además, hoy en día este tipo de clínicas son como hoteles. Estarías muy bien atendido, y te recuperarías en poco tiempo— le animó Misaki con una sonrisa dulce, sin soltar su mano.

    Akihiko miró fijamente a su esposo, sintiendo que le debía esa vida feliz de la que todos hablaban, pues pensaba que con numeritos como el de esa noche, y discusiones como la de aquella tarde en la que le dijo esas cosas tan horribles, Misaki no tardaría en romper con él, y buscar un hombre que de verdad le apoyase y le aportase cosas buenas a su vida. Y si eso pasaba... Si Misaki le abandonaba... Eso sí que no podría resistirlo.

    —Tenéis razón. Y estoy de acuerdo en que es lo mejor que puedo hacer en este momento— dijo sorprendiendo a todos los presentes con su talante— Así que buscad la mejor clínica que trate este tipo de adicciones, y yo pondré todo de mi parte para salir de este abismo— sentenció con firmeza. Misaki no pudo evitar abrazarle fuertemente, orgulloso de que Akihiko estuviese dispuesto a curarse.

    No tardando mucho, y gracias a la ayuda de internet, encontraron una estupenda clínica privada, que se encontraba a las afueras de la ciudad y que contaba con unas amplias, lujosas y maravillosas instalaciones. Además, era experta en problemas como el que tenía Akihiko, por lo que, eligiendo esa clínica, Haruhiko se encargó de llamar para reservar la mejor habitación que hubiese para su hermano.

    Al día siguiente, a petición del peliplata, que quería acabar de una vez por todas con sus malos hábitos, Misaki, Hiroki, Nowaki y Haruhiko fueron a acompañarlo a la clínica, en la que ya pasaría su primera noche.

    —Aquí vas a estar genial, Akihiko. Ya verás— le animó Hiroki, mientras paseaban por las instalaciones— Cuando quieras darte cuenta, estarás en casa, y tendrás una nueva vida— aseguró con total convencimiento.

    —Mira qué piscina tan fantástica— dijo Nowaki señalándola— He leído que una forma de distraerse y no pensar en el alcohol y las drogas es mediante el deporte, debido a la liberación de endorfinas— recordó— Vamos, que encima vas a salir de aquí con un cuerpo de escándalo. Ya verás Misaki cómo lo vas a agradecer— añadió de forma graciosa para animar el ambiente. El castaño estaba decaído, pues aunque sabía que eso era lo mejor, también tenía claro que iba a echar muchísimo de menos a su marido. Haruhiko notó esto, y queriendo ayudar a la parejita, trató de dejarlos solos para que se despidieran.

    —Chicos, ¿por qué no vamos a tomar algo mientras que Akihiko va a ver su habitación?— propuso mirando a Nowaki y Hiroki— Misaki, acompáñale anda— añadió con una sonrisa pícara que el ojiverde entendió a la perfección.

    Tras esto, los románticos se fueron a ver la habitación 1803, que era la que le habían asignado a Akihiko. Y tal y como pensaban, aquello parecía más un hotel que una clínica de desintoxicación, pues la suite que le habían adjudicado era enormemente grande, decorada en tonos tierra, con vistas a los jardines, y con un gran baño en el que podría relajarse tras la terapia, o después de un buen baño en la piscina.

    —No está nada mal, ¿verdad?— preguntó Akihiko ilusionado porque ese fuese el principio de su nueva vida.

    —No, la verdad es que está fenomenal— contestó Misaki observando el entorno— Presiento que este va a ser un buen cambio en tu vida— añadió sentándose en la cama. Por mucho que quisiera disimularlo, Misaki estaba triste por tener que dejarle, y eso Akihiko lo notó. Así que se arrodilló en el suelo frente a su esposo, y le acarició la cara, apartando un mechón de pelo de sus ojos.

    —Misaki... Yo voy a estar bien. No tienes que ponerte triste, ni preocuparte porque de verdad que voy a estar muy bien— le prometió— Estoy aquí para convertirme en una mejor persona, y poder estar a tu altura. Sé que es la única manera de conseguirlo, y si tengo que internarme aquí meses para corregir mis errores y poder darte la vida feliz que mereces, lo haré sin dudarlo— añadió haciendo que el menor llorase. Debido a la ternura que le daba verlo así, Akihiko se levantó del suelo y se sentó en la cama junto a su esposo, estrechándolo entre sus brazos, y besando su cabello.

    —Lo sé... Pero es que te voy a echar tanto de menos...— contestó Misaki correspondiendo el abrazo— No sé cómo voy a hacer para levantarme cada mañana sin ti— agregó apenado.

    —Yo también te voy a echar mucho de menos. Pero piensa que cuando volvamos a estar juntos, será para siempre, y entonces nada ni nadie nos podrá separar jamás— le consoló sonriente— Conocerte es lo más bonito que me ha pasado en mi vida, y te prometo que voy a dar todo de mí para que, desde este momento, en nuestras vidas sólo tengan lugar las cosas buenas— concluyó besando una de las manos del castaño.

    —Te quiero mucho— dijo Misaki acariciando el rostro de su pareja, el cual sonrió contento de oír eso.

    —Yo también te quiero, Misaki. Más que a mi vida— respondió besando los labios del menor, quien correspondió con toda la pasión que sentía.

    Un par de horas después, cuando se acabó el horario de visitas, y los familiares y amigos de los pacientes debían marcharse, Akihiko salió a la puerta a despedirse de Misaki, Hiroki, Nowaki y Haruhiko.

    Todos le dieron un abrazo y le desearon una muy pronta recuperación.
    Cuando llegó el turno de despedirse de Misaki, Akihiko simplemente se acercó y lo estrechó entre sus brazos, acercando su rostro al oído del menor.

    —Recuerda mi promesa, Misaki— pidió— Daré todo de mí para que nunca más vuelvas a llorar por mi culpa— aseguró— Sólo espérame unos meses— pidió— Misaki sintió las lágrimas cayendo por su rostro, y se abrazó más fuerte a su marido.

    —Yo te voy a esperar todo el tiempo que necesites, Akihiko. Eso no lo olvides nunca— le recordó— Te prometo que aunque pasen mil años, me vas a tener siempre— aseguró antes de ser besado dulcemente por el peliplata.

    Unos minutos después, el matrimonio se separó de su abrazo, y con mucho esfuerzo por no volver a aferrarse a Akihiko, Misaki se metió en el coche junto a sus amigos, y se marchó de aquel lugar, dejando en éste una parte muy importante de su vida, y todo su corazón.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Que bueno que Akihiko haya decidido ir al un centro de desintoxicación. Misaki es todo amor y comprensivo, aún después del espectáculo tan bochornoso que le hizo Akihiko en un momento tan importante para él, se ve todo el amor que se tienen.
    Seguro que ahora el bastardo de su manager aprovechará esta situación para que Misaki esté lejos de Akihiko en este momento tan importante donde necesita más que nunca a Misaki. Solo espero que Misaki no se deje engañar y esté todo el tiempo que le sea posible junto a Akihiko.
    Esperaré con ansias la conti.
    Gracias por traer el capítulo tan rápido.
     
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    Misaki es súper dulce y le quiere más que a nada en el mundo. Por eso no le culpa ni se enfada, porque sabe que es una enfermedad y que no lo hace aposta 🙈♥️

    Akihiko quiere enmendar sus errores, curarse y darle a Misaki la vida que merece, por eso acepta ir al centro. Será duro pero le servirá para desengancharse de las drogas y el alcohol ☺️

    El manager es un hijo de puta y le cogerás más manía con cada capítulo 😤😤

    Ya tengo escrito el siguiente. Mañana lo subiré 😊

    Besos 😘😘
     
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    Capítulo 12: Nueva vida

    Así pasaron seis meses. Seis meses que, al principio, fueron mucho más duros de lo que Akihiko Usami pensó que serían.
    Durante las primeras cinco semanas, el peliplata tuvo que lidiar con un fuerte síndrome de abstinencia por la enorme adicción al alcohol que sufría. Y no había día o noche en la que no sufriera insomnio, palpitaciones, sudoración, convulsiones, e incluso delirio tembloroso que sólo se calmaba cuando le administraban sus dosis de benzodiacepinas.

    Akihiko también lo pasó bastante mal a la hora de tener que dejar la cocaína, pues se pasaba la mayor parte del tiempo irritable y apático, sufriendo en muchas ocasiones cambios en el apetito y náuseas que frecuentemente le hacían vomitar cualquier cosa que hubiese ingerido.
    Durante un mes, el ojivioleta padeció de trastornos en el ritmo del sueño, pasando de la hipersomnia al insomnio en el mismo día, lo que le tenía visiblemente alterado.

    Pero con lo que más sufría Akihiko, sin duda, era con estar separado de Misaki. Eso era lo que peor llevaba de todo aquel proceso, debido a lo mucho que lo echaba de menos, y a lo mucho que lo necesitaba a su lado esos meses.
    Al castaño le había dicho que estaría en esa clínica todo el tiempo que fuese necesario para recuperarse por completo, pero lo único que sentía el peliplata, era que cada día que pasaba, separado de su dulce esposo, le hacía sumirse en una terrible y profunda depresión.

    Y Misaki no estaba mucho mejor que Akihiko, ya que también lo añoraba muchísimo, y no hacía más que mirar el calendario y contar los días para que su marido volviese a casa.
    La situación por la que pasaba el castaño era totalmente contraria a lo que Shizuku pensó en un primer momento.
    El manager creía que al desaparecer Akihiko, durante un tiempo, Misaki se centraría más en su carrera artística. Pero lo que el moreno no sabía, era que en esos seis meses el ojiverde tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por componer nuevas canciones, y dar la talla en los conciertos o programas a los que le invitaban, pues sin Akihiko, Misaki sentía que su vida no estaba completa.

    A pesar de todo, el castaño recibía casi a diario las visitas de Hiroki y Nowaki, que se pasaban días enteros en la casa sólo para hacerle compañía a Misaki, y que no se sintiese tan solo. Haruhiko también iba a verlo a menudo, y en aquellos meses lograron forjar una bonita amistad, debido a las cosas que le contaba de cuando Akihiko era niño, y a las veces que le decía cuánto quería a su hermano pequeño aunque se peleasen a menudo.
    De igual manera que los demás, Takahiro y su familia también pasaban largas temporadas en Tokyo, quedándose con Misaki para apoyarlo y animarlo a que aguantase esos meses para que Akihiko le viese bien, y no se preocupase en el momento en que ambos se reencontrasen.

    Una tarde en la que se encontraba sólo en su casa, ordenando las estanterías del salón, el castaño encontró un papel doblado en dos partes entre las hojas de un antiguo ejemplar de Romeo y Julieta.
    Pudiéndole la curiosidad, desdobló el folio, y se encontró con una preciosa canción escrita a mano por el peliplata.

    Don't wanna feel another touch
    Don't wanna start another fire
    Don't wanna know another kiss
    No other name falling off my lips
    Don't wanna give my heart away
    To another stranger
    Or let another day begin
    Won't even let the sunlight in
    No, I'll never love again
    I'll never love again

    Aunque estaba inacabada, Misaki no pudo evitar emocionarse al leer aquel estribillo que hablaba de lo que Akihiko sentía por él.
    Contento de haberla encontrado, el castaño volvió a doblar el papel y lo metió en su cartera, con la idea de mostrársela al ojivioleta el día que pudiese ir a visitarlo a la clínica.

    Finalmente, ese día llegó, y más feliz en ese momento que en los seis meses anteriores, Misaki fue a visitar a Akihiko, el cual ya estaba casi curado, y muy contento con la idea de volver a ver a su esposo.

    Cuando el ojiverde, acompañado de uno de los médicos que trataban al cantante, vio a su marido de pie junto a la cristalera de aquella enorme sala, esperándolo con una amplia sonrisa y una mirada enamorada, corrió a su encuentro, y se lanzó a sus brazos, los cuales había extrañado mucho aquellos meses de total separación a los que Akihiko había sido sometido.

    —No sabes cuánto me alegro de verte— murmuró Misaki llorando por la emoción del reencuentro.

    —Yo sí que tenía ganas de verte. No te imaginas cuántas— contestó Akihiko sin dejar de abrazar fuertemente a su esposo, dándose cuenta de que lo quería mucho más de lo que recordaba, que ya era bastante.

    —Te veo genial— dijo el castaño, mirándole con una enorme sonrisa cuando, varios minutos después, rompieron el abrazo, y se sentaron en uno de los sofás de la sala— Estás mejor que nunca— añadió.

    —Lo cierto es, que hacía mucho mucho tiempo que no me sentía así de bien— aseguró el peliplata, dando a entender que la terapia estaba siendo todo un éxito— ¿Y tú cómo estás?— preguntó acariciando el rostro del ojiverde con uno de sus dedos, haciéndole sonreír.

    —Mejor ahora que te veo— respondió Misaki con absoluta sinceridad— Estos meses han sido duros para mí también. Pero gracias a Dios, no he estado solo. Hiroki y Nowaki han estado conmigo en todo momento. Haruhiko también ha sido muy atento, y Takahiro pues... Como un padre para mí, ya sabes— explicó sonriente.

    —Me alegro mucho de que no te hayan dejado solo en mi ausencia— contestó Akihiko agradecido internamente con sus amigos y su hermano— ¿Qué tal Hiroki y Nowaki? ¿Han fijado ya fecha para la boda?— preguntó queriendo enterarse de lo que había pasado a su alrededor aquellos meses de aislamiento.

    —Todavía no. Están esperando a que te recuperes del todo, y a que te den el alta— respondió Misaki recordando aquella conversación que tuvo con la pareja acerca de la fecha para celebrar su enlace matrimonial.

    —¿Y qué tal está Ryuu?— preguntó ahora refiriéndose al perro que Misaki le regaló cuando comenzaron a vivir juntos— Pienso mucho en él. Tiene que estar enorme— añadió con una sonrisa nostálgica.

    —Sí, lo está. Ya tiene casi un año— contestó— Es un amor... Y te echa de menos, Akihiko. Se pasa los días tumbado frente a la puerta, esperando tu regreso. En realidad, los dos esperamos que regreses pronto— confesó con una sonrisa triste por lo dura que era aquella situación.

    —Ya no queda mucho. Sólo un mes más, y volveré a casa— afirmó Akihiko contento— No puedo creer que quede tan poco— agregó pensando en los días que había comenzado a tachar en su calendario.

    —Tú... Vas a querer volver conmigo cuando acabe la terapia, ¿verdad?— preguntó Misaki preocupado porque Akihiko desease lo contrario. Esto desconcertó al mayor.

    —¿Por qué me preguntas eso, Misaki? Claro que quiero volver contigo— respondió el peliplata con total seguridad, cogiendo las manos de su esposo entre las suyas.

    —Bueno... Es que... No sabía si estando sobrio querrías estar conmigo— confesó mirando al suelo con inseguridad— Como bebías tanto cuando estábamos juntos, y ahora ya no bebes, pues... No sabía qué pensar— agregó.

    —No estaba borracho todo el tiempo cuando estaba contigo— aseguró el mayor haciéndole levantar la mirada al poner sus dedos bajo el mentón de su esposo— Misaki... Si estoy aquí, es porque quiero estar contigo, y darte la maravillosa vida que tanto te mereces— añadió sonriendo con sinceridad, sin poder pensar ya en una vida lejos del castaño.

    —Yo sólo quiero que seas feliz, Akihiko. Es lo único que me importa— contestó el castaño mirando intensamente los ojos violeta de su marido.

    —La única manera de que yo sea feliz, es si tú estás a mi lado. Estar contigo hace que me sienta completo— respondió llevando su mano al rostro del ojiverde para besar sus labios dulcemente.

    En ese momento, Misaki recordó la canción que había encontrado aquel día entre las páginas de uno de los libros de la estantería.
    Así que, sacando el papel de su cartera, el castaño lo desdobló, y se lo lo dio a Akihiko.

    —Encontré esto hará un par de semanas— explicó el menor— ¿Me escribes canciones de amor, y luego las escondes?— preguntó con una sonrisa graciosa que le contagió a su marido.

    —No la escondí. La metí en ese libro porque sabía que la encontrarías tratándose de tu novela favorita— contestó haciendo que el castaño sonriese aún más al no haber caído en ese detalle.

    —Es preciosa, pero no está acabada— dijo recordando la letra a la perfección.

    —La escribí durante mi viaje a Fukuoka, antes de los conciertos— confesó— Pensaba en ti, y salió solo— añadió.

    —¿La terminarás para mí?— preguntó Misaki notando cómo una lágrima de felicidad rodaba por su mejilla.

    —Por supuesto que sí— respondió borrando con la yema de su dedo pulgar el rastro de aquella lágrima, y siendo besado nuevamente por el castaño— Oye, Misaki... Yo... Quería pedirte perdón— dijo notando cómo se le aguaban los ojos. El menor le miró sin saber a qué se refería— Siento muchísimo haberme puesto así la noche de los Grammy. Estuvo fatal— confesó Akihiko entre sollozos.

    —No hay nada que perdonar— respondió Misaki acariciando el cabello plateado de su marido con sus dedos— Tú no tienes la culpa de nada. Es una enfermedad que no puedes controlar. Ya está— añadió muy tranquilo, siendo completamente honesto con sus palabras.

    —Ya, pero te hice pasar vergüenza, y no te dejé disfrutar de tu gran noche. Lo siento mucho, de verdad— siguió diciendo sin dejar de llorar.

    —No te preocupes más por eso. Nunca te he culpado, ni te he guardado rencor en absoluto. Así que no te castigues más, por favor— pidió cariñosamente, sin dejar de acariciar sus cabellos— Tranquilo. Eso ya pasó. No llores— insistió abrazándolo contra su cuerpo, de manera que la cabeza del mayor reposaba en el pecho del castaño, que no hacía más que besar su pelo— Te quiero demasiado como para tener eso en cuenta— aseguró verazmente, sin dejar de abrazar a su marido.

    Un par de días después, más contento tras haber visto a Akihiko, y sabiendo que pronto lo tendría de vuelta en casa, Misaki se reunió con Shizuku para hacerle una propuesta que tenía en mente para su gira internacional.

    —Shizuku... Quiero que Akihiko venga conmigo de gira— afirmó Misaki. El moreno le miró como si le hubiese salido una segunda cabeza— Lleva mucho tiempo retirado de los escenarios, y quiero que poco a poco vaya volviendo. Cantará conmigo en los conciertos, en plan dueto hasta que se sienta capaz de cantar nuevamente por sí solo— planificó— Sé que lo hará genial, enserio. Nunca le había visto tan bien. Está tan cambiado que...— Shizuku le interrumpió antes de que terminase la frase.

    —No. Ni lo pienses, Misaki— se negó en rotundo el manager.

    —Está mejor que nunca, Shizuku. Tendrías que haberle visto. Es un Akihiko totalmente nuevo— rebatió Misaki con afán de convencer a su representante.

    —No, no y mil veces no, Misaki. No pienses que te vas a llevar a Akihiko de gira porque la respuesta es no, y no admito discusiones— sentenció con firmeza Shizuku. Misaki le miró con tristeza, y volvió a centrarse en el piano, pues llevaba días intentando componer la música a aquella canción tan bonita que el peliplata le había escrito. Al ver que el castaño no respondió a su negativa, el manager insistió en el "no"— ¿Te ha quedado lo suficientemente claro?— preguntó de brazos cruzados y mirándole seriamente.

    —Sí, me ha quedado muy claro— respondió Misaki haciendo que Shizuku sonriese— Cancela la gira— ordenó Misaki sin despegar la vista y las manos del piano. Estas palabras borraron de un plumazo la sonrisa del moreno.

    —¿Cómo dices?— preguntó creyendo no haberle entendido bien.

    —Lo que has oído— contestó el ojiverde— Si Akihiko no viene conmigo, entonces no haré esa gira. Eso es lo que hay— concluyó mirando al mayor a los ojos con desafío, logrando que éste se fuese chistando y maldiciendo al peliplata por lo bajo.

    Finalmente, el mes pasó, y llegó el día en que a Akihiko le daban el alta de la clínica, pues consideraban que ya estaba curado, y preparado para volver al mundo exterior.
    Como era de esperarse, le prepararon una fiesta sorpresa de bienvenida. Así que, mientras Misaki, Nowaki y Hiroki se quedaban en casa, encargándose de los decorativos, Haruhiko fue a buscar a su hermano a la clínica.

    Al verse, ambos se dieron un fuerte abrazo por lo mucho que se habían echado de menos, y tras meter las maletas en el coche, partieron rumbo a la casa del peliplata, sin hacerse éste la más remota idea de lo que le tenían preparado.

    —¿Cómo estás? ¿Te han tratado bien en esa clínica?— le preguntó Haruhiko mientras conducía.

    —La verdad es que sí. Son unos grandes profesionales— contestó Akihiko con sinceridad al referirse al personal del centro— Me siento completamente nuevo, ¿sabes? Como si hubiera vuelto a nacer— añadió— No recordaba lo que se siente al estar totalmente limpio.

    —Habrá sido duro al principio, ¿no?— imaginó el mayor al pensar en lo que debía ser pasar el síndrome de abstinencia.

    —Sí, sobre todo las primeras semanas— respondió el ojivioleta recordando el sufrimiento de aquellos días— Pero ha merecido la pena pasar por eso, y encontrarme tan bien conmigo mismo ahora— agregó orgulloso— Además, no fue la abstinencia lo que más me hizo sufrir— confesó. El moreno le escuchaba atentamente.

    —¿No? ¿Y qué fue?— quiso saber.

    —Tener a Misaki tan lejos. El hecho de no poder verlo, de no levantarme cada mañana con él— respondió— ¿Sabes qué es lo más duro, Haruhiko?— el mayor le miró fijamente, instándole a continuar— Despertarse cada día abrazado a un hueco vacío— contestó a su propia pregunta con lástima.

    —Pues ya no tienes que preocuparte más por eso. Desde este día, y para siempre, podrás despertar todas las mañanas abrazando a Misaki— sentenció Haruhiko sonriendo, y logrando que Akihiko también sonriese.

    Pocos minutos después, los dos hermanos llegaron a la casa del cantante. Tras aparcar y sacar las maletas del maletero, ambos entraron a la vivienda, encontrándosela en completo silencio. Akihiko se extrañó, ya que esperaba que su esposo saliera corriendo a recibirlo.
    Haruhiko, que ya sabía de qué iba aquello, se quedó callado, observando los movimientos de su hermano.

    —¿Misaki?— le llamó— Qué raro que no esté en casa...— dijo el peliplata yendo hacia el salón. En ese momento, las luces de la estancia se encendieron, y Misaki, Nowaki y Hiroki, junto con Ryuu, que ladró alegre al ver a su dueño, gritaron "¡Sorpresa!" entre carcajadas, haciendo sonreír a Akihiko al ver una gran pancarta en la que ponía "Bienvenido a casa"— ¡Qué fuerte! ¡Estáis todos aquí!— exclamó contento— ¡Cómo me alegro de veros!— añadió verdaderamente contento, abrazando a sus dos amigos y besando pasionalmente a su pareja— ¡Ryuu! ¡Ven aquí, guapo!— llamó al perro, el cual se acercó para lamerle la cara de forma amistosa— ¡Qué grande estás!— agregó acariciándolo con cariño.

    —¡Qué bien se te ve, Akihiko!— dijo Hiroki volviendo a abrazar a su mejor amigo.

    —Es que estoy muy bien, Hiroki. Estoy mejor que nunca, y todo gracias a vosotros, que me animasteis a ir a esa clínica— respondió totalmente agradecido.

    —Es genial. Has vuelto completamente renovado— contestó Nowaki contento por el peliplata, quien sonreía feliz.

    Después de varias horas de charla, de contarles lo que había hecho en la clínica, y de pasar tiempo juntos, Haruhiko, Hiroki y Nowaki se fueron a sus respectivas casas, dejando a la parejita a solas después de siete largos meses sin estar juntos en lo que a sexo se refiere.
    Como era de esperarse, nada más quedarse solos, Misaki y Akihiko comenzaron a besarse intensamente, dando rienda suelta a la pasión que sentían con un simple roce de labios, y demostrándose de mil maneras lo mucho que se habían echado de menos el uno al otro.

    A las 4:00 de la mañana, tras hacer el amor varias veces, los románticos se durmieron, agotados por el esfuerzo físico al que se habían sometido. Ahora que estaba libre de sustancias tóxicas, y que estaba acostumbrado a practicar deporte todos los días, Akihiko notó cómo había mejorado su resistencia a la hora de embestir una y otra vez a Misaki, quien estaba alucinado con la energía y vitalidad de su marido, que no había parado de penetrarle hasta sentirse completamente saciado de él.

    A la mañana siguiente, la pareja se levantó muy tarde, sin ninguna prisa, sintiendo que tenían todo el tiempo del mundo para permanecer en la cama abrazados y haciéndose mimos hasta que les diese un empacho de tanta dulzura.

    —¿Qué te apetece comer hoy?— preguntó Misaki abriendo el enorme frigorífico, y poniéndose de puntillas para alcanzar un yogurt de la balda de arriba.

    Como sólo llevaba su bóxer y la camisa de botones de su marido, podían apreciarse perfectamente el largo de sus piernas y la suavidad de su piel, lo que excitó demasiado a Akihiko, que no dudó a la hora de colocarse detrás del menor, y rodear su cintura con sus brazos para poder atacar su cuello a gusto. Misaki sonrió, y llevó su mano al rostro del ojivioleta, acariciando sus cabellos como buenamente pudo.

    —A ti. Me apetece comerte a ti— contestó Akihiko llevando una de sus manos al miembro de Misaki y apretándolo por encima de la tela del bóxer. Esto hizo que el menor jadeara casi inaudiblemente.

    —¿Y a qué estás esperando?— preguntó mirándolo de reojo, comenzando a mover la cadera para restregar sus glúteos contra la hombría de su marido, y a su misma vez, rozar su propio miembro con la palma de la mano de éste.

    Sin tiempo que perder, Akihiko puso a Misaki contra la isla de la cocina, y bajándole los bóxer de un tirón hasta las rodillas, elevó ligeramente su trasero, y comenzó a acariciar la entrada del ojiverde con uno de sus dedos, buscando que empezase a lubricar.
    Cuando sintió a Misaki lo suficientemente húmedo como para penetrarle sin hacerle daño, el mayor se bajó su bóxer, y agarrando su miembro, lo insertó de una sola estocada en la cavidad del castaño, quien tuvo que morderse los labios para no gritar de placer en ese mismo instante.

    Sin dar tiempo a que se acostumbrara, Akihiko comenzó a mover sus caderas una y otra vez contra las de Misaki, embistiéndolo con rapidez y algo de rudeza por la excitación que sentía, sacándole más de un gemido al ojiverde, que no tenía fuerzas ni para mantener el equilibrio en sus piernas.

    —Aaahh... Aahhh...— gimió de forma placentera, tratando de mover sus caderas sobre las de su marido. Pero el ojivioleta, que quería ser quien llevase el mando de la situación, colocó sus manos sobre las caderas del menor para tener un punto del cual sostenerse, y del que tomar impulso a la hora de subir la intensidad de sus embestidas— Aaahh... Akihiko... Sigue...— suplicó Misaki pidiendo más.

    El peliplata, sin hacerse de rogar, aumentó el ritmo de sus penetraciones, llevando a su esposo a la locura, y logrando que le pidiese más y más.

    —Aaahh... Misaki... Aaahhhh— gimió Akihiko sin dejar de embestirle fuertemente, queriendo saciar en muy poco tiempo, la sequía sexual de los casi ocho meses que había estado sin tocarlo.

    Varios minutos después, cuando ambos sentían el orgasmo aproximarse, Akihiko incrementó aún más, si cabía, la fuerza de sus estocadas, al tiempo que masturbaba el miembro de Misaki para ayudarle a llegar al climax a la vez que él.
    Finalmente, tras unos segundos, ambos lograron correrse, vaciándose el peliplata dentro del castaño, y éste sobre la encimera.

    Cuando consiguieron recuperar su respiración y que su pulso se normalizara, la pareja comió lo que Misaki había preparado, después de ducharse y adecentarse, necesitando coger fuerzas para el resto del día.

    Esa tarde, el castaño decidió ocuparse de seguir componiendo, al piano, la música para aquella preciosa canción aún inacabada.
    De vez en cuando, Misaki miraba por la ventana, y sonreía al ver a Akihiko tirado en el césped, jugando con Ryuu en el jardín.
    Esa era su familia. Su marido, su perro y, por supuesto, su hermano, su cuñada y su sobrino.
    Eso, junto con sus amigos, era lo que más le importaba en la vida. Mucho más que su carrera musical o cualquier otra cosa.

    —¿Qué tal lo llevas?— preguntó Akihiko al entrar en la casa, refiriéndose a la melodía de la canción, que escuchaba perfectamente desde fuera.

    —Creo que bien. La letra es tan bonita que la melodía se compone prácticamente sola— contestó— A ver qué te parece— añadió comenzando a tocar las teclas del piano con suavidad, enamorando aún más a Akihiko con el sonido de éstas.

    —Es preciosa, Misaki— le felicitó el peliplata con sinceridad— Me encanta cómo lo tocas.
    Es muy bonito oírla cantada, y con música que la acompañe— admitió.

    —Gracias, cariño...— dijo el menor mirando a su pareja a los ojos— ¿Me la cantas?— preguntó con una sonrisa ilusionada, queriendo escucharla de forma original, cantada por su compositor, el cual asintió.

    —Claro que sí. Llevo semanas oyéndola en mi cabeza, y ahora con el piano sonará mejor— contestó el peliplata amablemente.

    Tras sentarse junto a Misaki detrás del piano, Akihiko comenzó a tocar de oído la melodía compuesta por su esposo que había estado escuchando esa tarde desde el jardín, y a la vez, empezó a cantar lo que recordaba de la canción.

    Don't wanna feel another touch
    Don't wanna start another fire
    Don't wanna know another kiss
    No other name falling off my lips
    Don't wanna give my heart away
    To another stranger
    Or let another day begin
    Won't even let the sunlight in
    No, I'll never love again
    I'll never love again

    Misaki no pudo evitar llorar de emoción al escuchar aquella canción tocada y cantada por su marido, con ese sentimiento tan puro y tan dulce. Por lo que no se resistió a la hora de besar sus labios con amor, agradeciéndole a la vida que Akihiko volviese a estar con él, por y para siempre.

    Edited by LoveJunjouRomantica95 - 22/12/2019, 18:18
     
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