¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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    Capítulo 16


    Por la mañana después de dormir varias horas, Kai se despertó sintiendo su cuerpo algo extraño. Era el celo. Sabía que le llegaría ese día. Hasta el momento nunca había fallado en puntualidad. Notaba su cuerpo caliente. Cierto, el día anterior no se había tomado el inhibidor. Lo había hecho apropósito. Quería que su celo estuviera bien definido para que Chiaki lo pudiese marcar y no hubiese ningún tipo de error. Después de todo ese día iba a ser especial. No llevaba el cuello puesto y tenía las feromonas del celo a tope. Todo estaba listo. Notó como se humedecía por atrás. Perfecto, le sería más fácil a Chiaki, entrar si estaba mojado. Lo único que debían tener en cuenta era el tema del condón.
    “Chiaki, ven ya, te necesito. No olvides los condones”
    “Voy”
    El castaño fue rápido hacia la casa de su novio. La puerta estaba cerrada con llave. Supuso que estando el chico durmiendo y teniendo el celo, habían decidido que lo mejor era cerrar para evitar problemas. Pidió la llave a su madre y regresó para abrir la puerta. Entró y las feromonas de Kai lo invadieron con más fuerza. Siendo que sus habitaciones estaban bastante cerca se notaban un poco, pero al entrar en la casa, eran algo aterrador. Su cuerpo empezó a calentarse al notar ese olor tan dulce. Notaba como su respiración se entrecortaba y como su celo poco a poco iba llegando. No era como la vez que conoció a Shun, pero el pensar en lo que pasaría en cuanto llegara a la habitación tenía un efecto similar.
    ―¿Kai? ―pronunció el nombre del chico mientras llegaba a la puerta y la abría poco a poco.
    La concentración de feromonas que había en la habitación era mucho mayor que en el resto de la casa. El rostro del castaño se puso completamente rojo por el calentón que tenía en esos momentos. La visión de Kai desnudo en la cama masturbándose lentamente fue algo que lo superó. Se acercó rápidamente a la cama y sustituyo la mano de su novio por la suya. También cambió la velocidad, empezando a mover su mano mucho más rápido que el moreno. Este gimió de puro placer antes de que el castaño lo besara apasionadamente.
    ―Recuerda ponerte el condón ―le dijo cuando Chiaki se separó un momento de él para quitarse su ropa.
    ―Creo que lo recuerdo… tengo la mente en blanco… ―fue todo lo que pudo responder el chico.
    Con toda la concentración del mundo empezó a ponerse un condón, intentando ponerlo bien. Su mente estaba bastante nublada, no podía pensar del todo con claridad, pero cuando pudo asegurar que este estaba bien puesto, no dejó pasar ni un segundo de más. Mientras él hacía eso, Kai se había dado la vuelta dejando su trasero bien expuesto para que Chiaki lo penetrara. Este no tardó en cumplir su deseo. De una fuerte embestida entró y empezó a moverse lo más lento que podía. Tampoco quería hacerle daño.
    ―Muérdeme, Chiaki ―le pidió Kai enseñando bien su cuello.
    Chiaki tragó saliva. Se acercó a ese cuello tan delicioso que tenía delante y sin pensarlo mucho cumplió con esa petición. Su mente no paraba de repetirle que tenía que morderlo y embarazarlo. Con el condón no podría dejarlo embarazarlo, pero al morderlo si podía marcarlo y hacerlo suyo. Kai dio un grito al sentir como esos dientes se clavaban en su piel. Su cuerpo se tensó durante unos momentos para luego relajarse. En cierto modo, dejando de lado el dolor de la mordida, las reacciones del cuerpo habían sido como las de un orgasmo. Kai se preguntó el porqué.
    ―Chiaki…
    Este al escuchar su nombre dejó de morderlo. Había dejado su marca claramente visible. Ahora era suyo. Kai no podría pertenecer a nadie más ni podría tener sexo con alguien más que con él. Era algo para toda la vida. Vio como Kai acercaba su mano a su entrepierna y lo vio un poco curioso. Había parado unos momentos de moverse. No quería hacerle daño de nuevo, y no sabía si Kai estaba bien o no.
    ―¿Estás bien? ―preguntó mientras se contenía para no moverse a pesar de la excitación.
    ―No lo sé… he tenido un orgasmo cuando me has mordido, pero no me he corrido… Ha sido extraño… ―mientras escuchaba la respuesta miró la marca y al ver la sangre dio una lamida a la zona―. Aaaaah… ―gimió Kai al notar la lengua en esa zona sensible.
    ―¿No te duele?
    ―No, no, puedes seguir, voy muy cachondo ahora mismo.
    ―Bien. Si duele dímelo ―a parte de estar excitado estaba preocupado, al fin y al cabo, le acababa de morder lo suficientemente fuerte para que saliera sangre de la marca.
    ―Sí, pero muévete ya.
    Después de esta orden Chiaki empezó a moverse nuevamente, esta vez más rápido que antes y también más profundo. Estaba en su límite de cordura. Kai lo ponía muy caliente y no podía evitar perder el raciocinio. Sus movimientos eran cada más bruscos, y solo escuchaba gemidos por parte del moreno. Este se estaba sintiendo tan bien como él. Entre movimientos tocó un poco el miembro de Kai, y este se corrió casi al momento. Fue abundante. Se notaba que el celo estaba activo, porque había salido mucha más cantidad de la normal.
    ―Chiaki, más ―pidió el moreno lleno de placer.
    El castaño se cambió el condón que ya estaba lleno y volvió a entrar en su interior, esta vez de cara. Quería poder besarlo con total libertad, sin tener que preocuparse por si le rompía el cuello en el proceso. Lo besó durante todo el acto. Los besos eran muy importantes también en una relación. No solo el sexo. Y el castaño lo deseaba todo de su novio. Lo amaba lo suficiente para decidir marcarlo y condicionar sus vidas para siempre. Cuando por fin se corrieron los dos, por segunda vez, se calmaron un poco y aprovecharon el momento para descansar unos minutos.
    ―¿Estás bien, Kai?
    ―Realmente sigo un poco caliente. El celo es algo agotador en este sentido.
    ―Cuando acabemos de tener sexo y quedemos satisfechos se te pasará, o eso he leído. Que una vez marcados, los omegas dejan de tener el celo después de tener sexo con su Alpha.
    ―Eso ayudará bastante, me ahorro pastillas y días de sufrimiento.
    ―¿Sabes? Me debes una ronda como uke. Me dijiste ayer que me harías el amor, pero con el celo… te he atacado.
    ―Es verdad. Perdona, te importa si lo dejamos para mañana cuando estemos más calmados… Te necesito dentro de mí, hoy.
    ―Claro, no te preocupes, pero no lo olvidaré.
    Kai rio un poco al escuchar su comentario, a su compañero le gustaba ser el uke más que el seme. Lo había notado y lo sabía desde hacía mucho. Era algo que le parecía lindo y adorable a sus ojos. No podía negar que lo amaba más que a nada. Lo abrazó para besarlo y poco a poco se puso encima de él. Se sentó en su abdomen mientras lo miraba unos momentos. Realmente era hermoso, con su pelo castaño tan largo y esos ojos verdes tan bonitos. Siempre que le miraba se quedaba perdido en él. No se pudo resistir y volvió a besarlo. Sus labios también eran adictivos y no podía evitar querer besarlo casi todo el tiempo. Mientras lo besaba empezó a notar como el calentón regresaba a su entrepierna. Estar junto a Chiaki era lo mejor del mundo.
    ―Voy a empezar otra ronda ―le dijo, cogiendo el miembro del castaño con su mano para ponerle el condón y luego llevarlo a su entrada― aaah… se siente genial…
    ―Estás muy caliente por dentro…
    Kai empezó a moverse de arriba abajo, con algo de cuidado de no hacerle daño a Chiaki, pero este decidió que ese ritmo era muy lento y lo ayudó a ir más rápido. Quería sentir más de ese interior que envolvía su miembro, y necesitaba más velocidad. Esa posición ya otorgaba bastante profundidad solo hacía falta ir un poco más rápido y eso hizo. Empezó a mover también las caderas al ritmo de los movimientos, para sentir más.
    Unos movimientos más tarde ambos se corrieron por tercera vez. Cada vez que se corrían, se iba calmando más el celo de ambos. El celo era algo que no podían evitar. Kai seguiría teniéndolo toda su vida y Chiaki se vería arrastrado. Tener sexo era lo mejor para calmar un celo. Y el celo solía pedir mucho sexo para calmarse. Era como una rueda durante ese período. Así que después de esa ronda llegaron algunas más hasta que ambos quedaron exhaustos. Descansaron un poco para recuperarse de todo el ejercicio. Realmente estaban agotados, pero el celo había desaparecido. Solo había durado un día gracias a la mordida y al sexo. También se sentían satisfechos después de un mes de abstinencia.
    ―Por hoy, ya no puedo más ―dijo Chiaki mirando a Kai quien estaba tumbado a su lado.
    ―Yo tampoco y mi celo ya ha desaparecido ―respondió este bastante feliz― mañana aparte de cumplir mi promesa podríamos salir a algún lado.
    ―Es invierno y hace frío… ¿Dónde quieres ir?
    ―Hmmm… en realidad no lo había pensado, solo quería dar un paseo después de estar un mes estudiando casi sin descanso.
    Salieron a dar una vuelta corta y regresaron a casa. Kai ya estaba bien del celo, realmente después de todas esas rondas había desaparecido. Tal como habían leído y escuchado, un Omega al tener sexo con su Alpha dejaba de tener el celo casi de inmediato. Eso para Kai era una maravilla, no tendría que quedarse días y días en esa habitación, encerrado por miedo a que alguien lo quisiera violar. Sólo tendría que encerrarse una mañana o un día con Chiaki y hacerlo varias veces para poder calmar el celo y poder seguir con su vida normal.
    En esos momentos se sentía muy feliz de ser el Omega del castaño, por varios motivos. Uno de ellos era que por fin no tendría que preocuparse de que otros Alpha quisieran algo con él, y sólo Chiaki se vería afectado. Otro de ellos, era porqué al fin el castaño había confiado en sus palabras y sus sentimientos y había decidido unirlos de por vida. Y el último porque el celo sería mucho más tranquilo y rápido. También esperaba que ahora Eiden lo dejara en paz, ya no podría ser suyo, ninguna marca podría reemplazar la de Chiaki, y él tampoco se dejaría morder por otro.
    Al día siguiente ya descansados, tanto de los exámenes como del sexo del día anterior, decidieron tener una cita. Se habían encontrado en la casa de Kai y estaban pensando en que hacer. Una cita normal de vez en cuando también estaba bien y después de tantos problemas que habían tenido se lo merecían. Disimuladamente Chiaki miró el cuello de Kai para ver la marca. Ambos habían hablado con sus padres al respeto y estos habían respetado esa decisión. Sabían que lo habían pensado mucho y que no lo habían hecho al azar o por error. Los chicos ya tenían 18 años y tampoco podían decir nada. Si les habían dejado libre albedrío cuando eran más jóvenes ¿cómo iban a decirles algo ahora que ya eran mayores de edad?
    ―¿Entonces que te parece ir al cine? Hay una película de misterio que me gustaría ver y allí estaremos calentitos.
    ―Seguiríamos encerrados… Pero podemos dar una vuelta antes y una después.
    ―Te gusta caminar al aire libre, ¿eh, Kai? Ayer también fuimos a caminar un poco después de que se te calmara el celo.
    ―Sí, siempre me ha gustado eso de salir a pasear, a la playa, montaña o así, pero tranquilamente. Sin preocupaciones ni estrés… para eso ya están los exámenes.
    ―Es verdad. Me parece bien. Mientras te acuerdes de cumplir tu promesa conmigo.
    ―¿Quieres que juguemos durante la cita? Hace mucho que no lo hacemos. Seguro que la película será más interesante de ese modo.
    Chiaki se sorprendió un poco por la idea de Kai, hacía tanto que no jugaban de ese modo… Pero le hacía algo de ilusión, en realidad. Sería su primera vez jugando con objetos sexuales y vestido como chico. Se preguntaba si no se notaría mucho de ese modo… Las faldas podían disimular un poco, pero los pantalones eran algo más ajustados. El tema del miembro tendría que ser como siempre, mantenerlo atado para que no se corriese a mitad juego. El juguete… quizás deberían de usar uno pequeño o algo. Se descartaba el vibrador con colita de perro, serviría para otra ocasión.
    ―Después me harás el amor, ¿cierto? ―preguntó con una sonrisa el castaño―. Sabes que me pongo muy cachondo con estas cosas.
    ―No te preocupes, luego voy a hacerte todo lo que quieras.
    Chiaki aceptó y Kai pensó en que podrían hacer, como jugar mientras miraban una película en el cine. Quizás podrían usar de nuevo el rosario, las bolitas iban dentro y no se notarían en el pantalón… pero no vibraban, dependían del movimiento para dar placer y sentados en el cine no habría mucho. Quizás podrían usar ese vibrador que usaban en la secundaria y preparatoria. Era pequeño, con forma de huevo y masajeaba directamente la próstata. Tenía un mando a distancia que Kai podía usar para cambiar la vibración o apagarlo. Siempre le había gustado y excitado eso a Chiaki, y sus reacciones eran increíbles.
    ―¿Qué te parece volver a usar el vibrador pequeñito que tiene mando a distancia? Te gusta mucho ese.
    ―Lo que quieras por mí estará bien. Es cierto que me gusta ese juguete.
    ―Entonces antes de salir te lo pondré, ¿Te puedes quitar el pantalón?
    El moreno empezó a buscar el juguete, si no recordaba mal lo tenía en un cajón que era casi exclusivo para ese tipo de cosas. Siempre tenía los juguetes bien guardados y cuidados para que durasen y se pudiesen usar con tranquilidad. No quería que ninguno le hiciese daño a Chiaki, eran para dar placer, no lo contrario. Lo encontró y lo desinfectó de nuevo antes de ponerle un poco de lubricante. Se giró y vio que su novio ya tenía el pantalón bajado y se estaba preparando para abrir su trasero y que pudiese colocar bien el juguete. Sonrió por ello. Se acercó con el vibrador ya preparado y lo empezó a introducir en el trasero de Chiaki. Con el dedo lo llevo hasta el fondo, siempre vigilando que no se quedara también el cordón para luego sacarlo. Una vez listo el castaño se giró y lo miró con ojitos de perrito abandonado.
    ―Quieres que te ponga también algo en el miembro para no correrte, ¿verdad?
    ―Por favor, es que sino no aguantaré hasta llegar a casa.
    ―Lo sé. También lo tengo preparado.
    Cogió la pequeña correa que servía para atar el miembro del chico y la apretó un poco sin hacer daño. Luego el miembro se haría un poco más grande y ya le apretaría más. Echo esto, el castaño se puso bien su ropa para poder salir de la casa. Kai aprovechó ese momento para darle al botón de la vibración. Quería comprobar que funcionase. Un saltito por parte de Chiaki, que no se lo esperaba fue una buena respuesta a su pregunta. Sonrió y lo paró.
    ―¿Te diviertes? ―le preguntó su novio cuando la vibración paró.
    ―Estaba probando si funcionaba bien, pero sí. Para que mentir.
    ―Podías avisar, al menos.
    ―Me gustan tus reacciones cuando no te lo esperas. Que quieres que te diga…
    ―Está bien, si te gusta no tengo nada más que decir.
    Kai se acercó a su novio para darle un beso, antes de cogerlo de la mano para sacarlo de la casa. Estaba muriéndose de ganas de salir de la casa, al fin. Entre los estudios y el celo, llevaba mucho tiempo encerrado en su casa, o en la escuela. Cuando al fin estuvieron en la calle, se sintió liberado de todo. Cerró un momento los ojos y sonrió, antes de mirar a Chiaki.
    ―Entonces, vamos hacia el cine.
    ―Que contento estás de salir de casa.
    ―La verdad es que sí. Me encanta salir a pasear, y más si es contigo. A veces me apetece salir, pero pienso que tú no puedes, y solo es más aburrido.
    ―Pregúntamelo, quizás pueda acompañarte.
    ―Está bien.
    Siguieron conversando mientras caminaban hacia el cinema. Kai se veía bastante feliz en esos momentos. No tenía tantas cosas en las que pensar como antes, y estaba más bien relajado. Tenía un momento de tranquilidad con su novio y eso le alegraba más de lo que uno podría imaginar. Durante el trayecto no encendió el vibrador en ningún momento. En esos momentos simplemente quería disfrutar del momento con Chiaki. Al llegar a su destino, compraron las entradas, las palomitas y bebidas y fueron a la sala de espera. Aun quedaban unos minutos para que acabara la película anterior.
    Fue en ese momento cuando Chiaki notó como el vibrador empezaba a moverse en su interior. Su cuerpo sintió un pequeño escalofrío por ello. De vez en cuando notaba como le tocaba en su punto sensible. Evitar que saliera algún pequeño gemido era algo difícil en esos momentos, se sentía bien y saber que alguien podía descubrir el juego le excitaba más. Sabiendo eso Kai aumentó la vibración del pequeño juguete. Chiaki lo miró con esos ojos verdes tan bonitos, y que tanto le gustaban a Kai, algo sorprendidos. No esperaba que su novio empezara el juego en la sala de espera. Allí había luz y todo el mundo podría ver sus reacciones.
    ―K-Kai…
    ―¿Quieres que pare?
    ―H-hay luz…
    ―Es cierto ―respondió el moreno, apagando la vibración.
    ―Tampoco hacia falta apagarlo, con la vibración anterior podía aguantar bien.
    ―Pervertido…
    Dijo eso, pero realmente encendió de nuevo la vibración para que el otro chico pudiese disfrutar de ella. Eso sí, esta vez la puso más flojita. Chiaki tenía razón, tampoco hacía falta pasarse en un sitio público con luz. Realmente en la escuela lo habían hecho a menudo. Quizás Chiaki se sintiera más seguro allí, aunque realmente era más peligroso. En la escuela todo el mundo los conocía y sería algo que se recordaría. En cambio, allí nadie los conocía y no los volverían a ver, probablemente. La mente humana, no siempre pensaba las cosas con lógica. Todo eso no importaba mucho en esos momentos.
    La luz de la sala se puso verde, dando entender que ya podían ir y sentarse en sus sillas. Sin apagar la vibración instó a Chiaki a levantarse y seguirlo. Sabía de sobras que su novio podía con ello. No era la primera vez, aunque hacía bastante tiempo que no usaban ese juguete. Un año como mínimo. En la universidad, no estaban juntos y no tenía sentido. Y habían jugado con otros juguetes que Kai había ido comprando a medida que conseguía ahorrar.
    Al entrar en la sala buscaron sus asientos, la filera y la butaca. Consiguieron encontrarlo después de un poco de búsqueda. Kai le había pedido a su novio que fuese él quien buscase los asientos. Un pequeño reto mientras llevaba la vibración encendida. Formaba parte del juego. Al castaño le costó un poco, pero finalmente lo consiguió. Se sentaron y Kai le dio su bebida. Él se había encargado de las bebidas y las palomitas, tampoco quería que algo se cayese o ponerle más presión al chico.
    Al mirar a la pantalla vieron que habían empezado los anuncios previos a la película. Bien, aún tenían algo de tiempo antes de que empezara. El moreno apagó la vibración. La idea no era que se acostumbrara y ya no sintiera nada en un rato. Y como aún había luz en la sala, no podía aumentar las vibraciones. Pensó que era un buen momento para comentarle a su novio otro reto. Así que giró su rostro para mirarlo y llamó su atención.
    ―Chiaki. Durante la película, a pesar de las vibraciones, quiero que te centres en la película. De vuelta a casa, quiero que me hagas un resumen de esta, con una crítica sobre que te ha gustado más y que no te ha gustado.
    ―¿Es un examen?
    ―No, aunque si no puedes hacerlo, al llegar a casa, habrá un castigo.
    ―¿Un castigo?
    ―Sí. ¿Tienes algo que decir al respeto?
    ―No puedo imaginarme que clase de castigo, pero daré lo mejor de mí. La película me interesa.
    ―Eres tan buen chico. Siempre cumpliendo con mis peticiones, te ves tan adorable… me dan ganas de hacerte el amor.
    ―Cuando lleguemos a casa, me lo has prometido antes.
    ―Sí. Mi reto es aguantar hasta casa sin hacerte nada. Y créeme que es bastante difícil ―escuchó una pequeña risa del castaño, a quien le parecía divertido que eso fuese llamado reto.
    La película era bastante entretenida. Hasta Kai lo notó, a pesar de no ser muy fan de las películas, que esa estaba bastante bien. Tenía buena trama y no estaba nada mal. Chiaki por su lado, intentaba concentrarse, pero le era bastante difícil. Estaba viendo la película lo más concentrado posible, intentando dejar de lado esas vibraciones que subían y bajaban de intensidad. Kai lo conocía muy bien. Conocía a su cuerpo mejor que él mismo. Sabía cuando era el momento para cada cosa y el placer era tal que en algunos momentos había pasado por su cabeza dejar la película y tirarse encima de su novio. Había tenido que recordar las palabras del moreno para mantenerse cuerdo.
    El vibrador en esos momentos estaba a máxima potencia, tocando en el punto justo, dándole la sensación de que se iba a correr en cualquier momento. No podía, obviamente, porqué llevaba puesta la correa que le impedía tal cosa. Lo agradecía des del fondo de su alma, sino fuese por eso tendría sus pantalones manchados de semen. No era la primera vez que notaba ese placer intenso que le llevaba a pensar se correría en cualquier momento. Sabía perfectamente que después de este placer venía el dolor de no poder correrse. Miró a su novio quien parecía concentrado en la película y se mordió el labio. Quería que lo hiciera suyo en ese mismo momento.
    ―Chiaki, la película. Recuerda el reto.
    ―S-sí. Perdona.
    Volvió a mirar la pantalla intentando concentrarse en ella, la película le gustaba. Era la segunda parte de una que había visto anteriormente y que le había gustado. Por eso quería ver esta, aunque realmente se estaba enterando solo de la mitad, si es que llegaba a eso. Esas vibraciones lo tenían completamente desconcentrado. Y justo en ese momento pararon en seco. Al sentir eso Chiaki dio un leve suspiro, entre alivio y decepción. Quería correrse y liberarse de esa presión que sentía en su miembro. No había sido capaz de comer casi ninguna palomita. Tampoco había bebido demasiado. Estaba más concentrado en el juego e intentar mirar la película que en otra cosa.
    Ahora que no había vibraciones de por medio, se acomodó un poco en el asiento y miró la pantalla intentando concentrarse en eso y no en el miembro que pedía atención entre sus piernas. Kai le estaba dando tiempo para que pudiese relajarse un poco y concentrarse en la pantalla. Así que se puso a ello. El tiempo que le dio el chico fue bastante largo, lo suficiente para que se calmara bastante y cogiera el hilo de la película. De hecho, solo encendió el vibrador en la mínima potencia durante un rato y luego no volvió a usar más el vibrador, después de ese momento. A Chiaki le pareció extraño, pero no dijo nada. Aprovechó para concentrarse en la película que tampoco tardó mucho más en acabar.
    Al salir, Chiaki llevaba en sus manos su bebida, mientras Kai llevaba las palomitas y su bebida. Por su parte si se había bebido la suya. Más que nada para bajar el nudo en la garganta que notaba al ver a su novio tan adorable y no poderlo tocar por el momento. El moreno, estaba pensando que quizás ese no era momento de dar una vuelta, sino de ir directo a su casa y follar con Chiaki como si no hubiese un mañana. El paseo podía esperar al día siguiente.
    ―Vamos a casa, Chiaki.
    ―¿No querías dar un paseo? ―preguntó este un poco confundido.
    ―Ahora mismo… solo tengo en mente llevarte a la cama.
    ―Entonces, está bien. Vamos. ¡¡Yo encantado!! ―fue la respuesta entusiasta del castaño, quien le dio la mano a su omega deseando llegar a la casa.
    El camino esta vez fue un poco más silencioso y rápido que la ida. Ambos tenían ganas de llegar a casa y a Kai le daba igual si Chiaki había cumplido con su parte del reto. En todo caso ya le preguntaría más tarde sobre eso. Su mente solo pensaba en una cosa. En lo cachondo que estaba por ver a Chiaki disfrutando de las vibraciones y en como solucionar los problemas que tenían ambos. Acababan de tener sexo el día anterior, y no solo una ronda, tuvieron muchas para parar su celo, pero ya estaban de nuevo con los motores a tope.
    Al llegar a casa, Kai llevó al chico a su habitación rápidamente y lo tumbó en la cama antes de lanzarse sobre él. Empezó a besarlo desesperadamente, parecía que no se hubiesen visto en años. El castaño aceptó gustoso esa desesperación de su novio por besarlo y le respondió de igual forma. Parecía una competencia por ver quien iba más cachondo después del jueguecito.
    ―K-Kai…
    ―Quieres más, ¿eh? Voy.
    Kai puso el vibrador al máximo y volvió a besarlo mientras se restregaba, rozando sus entrepiernas por encima de la ropa. Esta vez no pensaba entretenerse demasiado con juegos extra, con el juego durante la cita ya le parecía suficiente, y hasta demasiado. Suponía que Chiaki no le pediría tampoco, extender el juego previo. Podía notar que estaba más que cachondo él también. Se separó del castaño y empezó a quitarles la ropa a los dos. Era lo mejor que podía hacer en esos momentos. Al estar sin ropa, le quitó también la correa, y vio ese miembro que estaba tan erguido de nuevo. Se lo acercó a su boca y se lo metió de golpe en él. Escuchó un gemido por parte del chico y también como le ponía las manos en la cabeza para acariciar su cabello.
    ―Kai… me corro…
    Iba tan cachondo que realmente no tardó demasiado en correrse. Después de unos pocos movimientos del moreno, por su miembro, este dejó escapar todo el semen que había acumulado durante la cita. La satisfacción que invadió el cuerpo de Chiaki en ese momento fue total. Se sentía en la gloria. Kai se bebió el líquido blanquecino que pudo. Había más cantidad de lo usual.
    ―Chiaki, tenías reservas de semen, ¿eh?
    ―Tanto juego…
    ―Voy a entrar.
    ―Bien.
    Apagó el vibrador que estaba dentro de Chiaki y con cuidado lo sacó de su trasero para poder entrar él. Estaba muy necesitado. Seguramente él también tenía semen de más, llevaba mucho rato cachondo. Había tenido que centrarse un poco en la película para relajarse, ya que su novio era demasiado erótico. Cada movimiento o sonido de su parte era excitante. También había apagado el vibrador para ver si su novio se calmaba y de paso también él. Le había costado mucho no saltarle encima en ese momento. Y ahora que tenía vía libre no iba a desperdiciar el momento.
    ―Estás bien dilatado, así que no voy a esperar.
    No había acabado de decir la frase que ya tenía la punta de su miembro entrando por el trasero de Chiaki. El castaño gimió un poco satisfecho de volver a sentir el miembro de su omega dentro de él. Amaba cuando Kai era el seme. Le gustaba más que ser él el seme, ser el uke se sentía increíblemente bien. No era un Alpha corriente ya que él no tenía la necesidad de dominar a su Omega. Él solo necesitaba sentirse amado por el otro. Y Kai le daba eso aparte de lujuria. Como en esos momentos cuando lo embestía con fuerza llegando a ese punto que le volvía loco y que tenía algo sensible. No pudo evitar gemir por ello y mover sus caderas al son de los movimientos del moreno. Hasta que este se corrió en su interior, y poco después el castaño le siguió.
    ―Uff… me siento como otra persona después de esto. Estaba muy cachondo.
    ―Yo también lo estaba ―le respondió a Chiaki abrazando a su novio quien estaba sobre él.
    ―Me lo puedo imaginar. Hacía tiempo que no jugábamos fuera de casa.
    ―Eso es cierto.
    ―Estoy muy cansado después del calentón y del sexo.
    ―Descansemos, entonces.
    ―Las sábanas… Las hemos vuelto a manchar, seguro…
    ―Tenemos tiempo antes de que lleguen tus padres.
    ―Hagámoslo ahora y ya nos lo quitamos de encima.
    Kai salió del interior de su novio y se levantó para empezar a quitar las sábanas en cuanto se levantase el otro chico. A Chiaki le costó un poco, pero hizo lo que le tocaba. Y de paso se fue al baño a limpiarse un poco. Mientras tanto, Kai cogió las sábanas y después de pasarles una toallita húmeda, las puso para lavar. Y buscó unas nuevas. Las empezó a colocar encima de la cama, esta vez con la ayuda de Chiaki que ya había acabado de limpiarse, tiró un poco de spray para quitar los olores y, después de vestirse un poco, se tumbaron en la cama y se taparon. Hacía frío y en cuanto entraron en calor no tardaron mucho en dormirse.
    Continuará…
     
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17 replies since 19/6/2020, 14:23   155 views
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