¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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  1. Tem-chan
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    Capítulo 17


    Pasadas las vacaciones de invierno, con su Navidad y su año nuevo, empezó de nuevo el curso. Ambos chicos volvían a ir a la universidad en el tren de la mañana. Habían cambiado sus horarios, pero las clases aún eran por la mañana. Algunos días coincidían en hora de entrada y podían ir juntos sin ningún problema y otros días tenían que quedar expresamente para poder verse. Todo igual que el semestre anterior. La única diferencia era que ya no debían preocuparse por los celos de Kai.
    El moreno estaba llegando a su clase cuando vio un cabello de color rojizo que le hizo salir un tic en el ojo. ¿Por qué estaba él allí? No podía ser que lo estuviese acosando o algo así, ¿no? Se preparó mentalmente para lo que vendría y se acercó a la puerta de su clase, donde estaba el hombre. Este al verlo puso mala cara. Antes de decir algo se acercó a su cuello y miró la zona donde estaba la mordida de Chiaki. Lo había notado al verlo. Algo estaba diferente en el moreno.
    ―Ese hijo de…
    ―Eiden, cállate, yo le di mi permiso y mi padre también accedió. Fue él quien me quitó el collar para ello. Tenemos su bendición.
    ―Pero no es tu predestinado.
    ―Déjate de tonterías. Esto de los predestinados no tiene ninguna lógica ni nada. A parte yo no podría ser feliz contigo.
    ―¿Y eso por qué?
    ―Porque yo soy seme.
    ―Venga ya, menuda excusa más mala.
    ―Es cierto, soy seme. Des del inicio yo he sido el seme de la relación con Chiaki. En realidad, he tenido pocas experiencias como uke. Me gusta dominar a mi pareja y jugar con ella, en el sentido sexual. Chiaki lo acepta y le gusta ser el uke, pero tú no podrías. Así que solo podrías forzarme a ser tu uke y me harías infeliz.
    ―Un omega siendo seme… Eso es imposible.
    ―No lo es. Por eso tú y yo no habríamos podido tener nada serio, nunca. Tienes demasiados prejuicios.
    ―¿Me estás diciendo que para ser tu Alpha tendría que dejarme ukear por ti?
    ―En parte, ya que tampoco quiero hacerle el amor a nadie que no sea Chiaki. Entiéndelo.
    ―Muchas palabras, pero a pesar de que estás marcado sigues soltando feromonas para mí. Por algo será.
    ―Es cierto que sigo notando algo al verte, algo mucho menor que lo que sentía antes. Pero queda un algo… Me gustaría que aceptarás de una vez que no voy a ser tu omega ni tu uke. Puedes buscarte a alguien más. Hay muchos omegas en el mundo.
    ―Tú eres el predestinado para mí. Y ese desalmado te ha marcado importándole poco nuestro destino.
    ―¿No puedes entender que no hay destino entre nosotros?
    ―Eres mío.
    Eiden no pudo resistir más sus impulsos y empujó a Kai contra la pared antes de besarlo. Le mordió el labio para conseguir que abriese la boca y metió su lengua en su interior. El moreno sintió cosas contradictorias. Asco por ser besado por alguien que no era su Alpha, rechazo por lo mismo, pero también calentura en su entrepierna. Su cuerpo había reaccionado al beso de Eiden. De acuerdo que era su predestinado y al parecer tenían una especie de conexión, pero su cuerpo y su mente en esos momentos no estaban de acuerdo el uno con el otro.
    ―Lo ves… tu cuerpo reacciona a mí.
    ―Te odio, desgraciado ―le gritó Kai perdiendo la paciencia como pocas veces había perdido, y le dio un puñetazo en el estómago que dejó a Eiden de rodillas al suelo.
    Kai entró rápidamente al aula y se sentó en su sitio, junto con algunos compañeros que habían llegado hacía rato y otros que habían visto la escena. El moreno estaba muy agitado, y de repente se puso a llorar. A pesar de ser omega no solía llorar por este tipo de cosas. Era fuerte, no se dejaba intimidar. No podía hacer tal cosa… no había podido evitar ese beso. Había mantenido su guardia baja, al pensar que Eiden al verle marcado se rendiría. Había sido un poco iluso y por culpa de eso le había fallado a Chiaki.
    ―Mierda… odio a ese hombre…
    ―Kai ―le llamó uno de sus compañeros― es el chico de la conferencia, ¿no?
    ―Sí. Está obsesionado conmigo… Se supone que somos predestinados y él se lo toma al pie de la letra. No acepta que yo amo a Chiaki y que le pertenezco, al igual que él me pertenece a mí.
    ―¿Es cierto que eres el seme?
    ―Sí, lo es.
    ―¿Quieres que te ayudemos? Podríamos evitar que estés solo junto a él.
    ―No quiero molestaros.
    ―Los amigos estamos para eso, tampoco queremos que ese hombre te haga cosas que no quieras ―siguió comentando el chico mirando a sus compañeros― ¿Verdad?
    ―Si ―respondieron los demás chicos del grupo.
    ―Gracias. La verdad es que no lo había visto hasta hoy. Parece que no le ha sentado bien que Chiaki me marcara.
    ―Lo hemos visto, pero menudo puñetazo le has dado.
    ―Uno merecido, también te digo ―comentó otro chico.
    ―La verdad es que sí, y más le habría dado yo en tu lugar ―comentó otro.
    Kai se sintió aliviado al tener a sus amigos a su lado. Hacía poco que se conocían, eso era cierto, al igual que era cierto que eran mucho mejores que sus compañeros de la escuela. Es cierto que dicen que en la universidad es donde se encuentran los amigos de verdad, pensaba Kai viendo como los chicos estaban pensando estrategias para alejar a ese pelirrojo de su vida.
    Unos meses pasaron, en los que realmente lo consiguieron. Chiaki también estaba en alerta, después de saber que había besado a Kai. No lo dejaba solo hasta que no se encontraban con alguno de los amigos de Kai para que le hiciera de escolta. Desde que le habían explicado lo ocurrido a su novio había perdido algo de libertad de movimientos. Por una parte, lo agradecía y por otra estaba algo harto de todo eso. Él podía defenderse solo y ya no volvería a bajar la guardia después de lo sucedido.
    ―En serio Chiaki, no hace falta que vengas a recogerme a la puerta de la clase.
    ―Claro que sí. No quiero que estés solo por la universidad.
    ―Sólo fue un beso…
    ―¿Solo? ¿A ti te gustaría que a mí me besara otra persona?
    ―No, la verdad.
    ―Entonces… no tienes nada que decir.
    Kai suspiró y ambos se fueron hacia el tren de regreso a casa. El castaño lo había esperado en la puerta de la clase durante más de una hora solo para que no fuese solo. Agradecía el detalle, pero le sabía mal. Chiaki había sacado su faceta de guardaespaldas sobreprotector. El moreno no podía replicar. Entendía perfectamente los sentimientos del castaño y estaba casi seguro de que él haría lo mismo en su lugar.
    Al llegar a casa de Chiaki, vieron algo fuera de lo normal. La puerta estaba abierta, y parecía que la habían forzado. Ambos se miraron un momento, pero antes de decir algo o poder reaccionar, apareció un chico de cabellos rojizos, que venía desde dentro. Atacó con un cuchillo al castaño, quien fue empujado por su novio. Ambos miraron al chico que aún llevaba el cuchillo. Por el susto Chiaki había caído al suelo, no había podido reaccionar al empujón. Kai vio eso y se puso entre los dos Alphas.
    ―Eiden, ¿Qué coño estás haciendo? ―le preguntó gritando intentando ganar tiempo o que algún vecino saliese.
    ―Intento recuperar lo que es mío. Si mato a Chiaki desaparecerá la marca de tu nuca y podrás ser mío.
    ―Tú… Estás completamente loco. No puedes matarlo.
    ―Sí puedo, obviamente que puedo, es mi deber matarlo para recuperarte.
    ―¿Recuperarme? Nunca he sido tuyo y nunca lo seré.
    ―Todo por culpa de este desgraciado. Debo matarlo.
    ―No voy a permitir que lo mates. Eso tenlo por seguro.
    ―¿Porqué lo defiendes? Tú eres mío.
    ―Porque lo amo. Yo le amo más a que a nada, y nunca te amare a ti.
    ―Si lo mato… todo será diferente, él no te nublará más la mente… Lo podrás ver todo claro, y veras que realmente me amas a mí.
    ―Mi mente no está nublada.
    ―No sé como lo ha hecho, pero te ha hipnotizado de alguna forma, y con su muerte todo se resolverá.
    ―Tú estás loco ―respondió Chiaki, quien ya se había levantado― ¿Cómo se supone que vaya a hacer algo así? ¿Crees que estamos en una película o algo por el estilo?
    ―No, sé que esto es real y sé que tu intención es robarme a mí Omega.
    ―No intento robarte nada, él no es un objeto. Hemos estado juntos des de hace años.
    En esos momentos el pelirrojo se abalanzó hacia el chico castaño, que estaba al lado del moreno. Estaba decidido a matarlo para conseguir al moreno, era su predestinado y tenía que ser suyo. No podía dejar que nadie se lo robara. Él creía firmemente en el destino y en el amor entre Alphas y Omegas, siempre lo había buscado y ahora que lo había encontrado no iba a dejar que alguien más se lo llevara. Chiaki era un ladrón que quería robarle al Omega que había buscado durante toda su vida. No iba a permitir tal cosa.
    Kai se puso en medio entre los dos, no iba a permitir que le hicieran daño a su novio. Se puso en posición defensiva, como le habían enseñado en las clases de defensa personal. Si alguien que iba armado te atacaba había maneras de defenderse, hasta de desarmarlo. Y en esos momentos él estaba preparado para eso. Con un movimiento, le quitó el arma a Eiden y aprovechó para darle un golpe que lo dejó en el suelo. Luego cogió el cuchillo y lo apartó del pelirrojo.
    ―Kai, ¿Estás bien? ―le preguntó el castaño viendo como este cogía el cuchillo que le había quitado al otro Alpha.
    ―Sí. Al final las clases de defensa personal han servido para algo ―Kai sonrió y cogió el móvil para llamar.
    Al parecer ningún vecino estaba en casa o no querían meterse, así que Kai llamó a la policía para explicar lo que había pasado. Realmente no sirvió de mucho. Pusieron la denuncia y se llevaron al pelirrojo lejos de allí, aunque no estaba preso ni nada. Lo que había hecho, solo era un intento de asesinato sin testigos. Era su palabra contra la del otro. No podían culparlo ni inculparlo, así que solo lo dejaron en su casa después de archivar la denuncia.
    A pesar de todo eso, Eiden había cambiado de opinión. Kai era demasiado violento para su gusto. Después de su actuación había visto claro que sí que era cierto lo que el moreno le había dicho. Kai era el seme de la relación y era más fuerte que él mismo. No podía creerlo. Era un Omega, pero le había ganado cuando él estaba armado. Con estas ideas en la cabeza se dio por vencido y decidió buscar a otro que fuese más con el estereotipo que todos conocían. Uno más débil, sumiso y uke, que Kai.
    En ese momento Kai sintió una especie de vacío en su pecho, como si un lazo se hubiese roto. Según lo que le había contado Chiaki quería decir que todo había acabado. Eiden había decidido dejar de lado su “amor predestinado”, los había liberado de su persona. Ahora ya habían roto los lazos con ambas parejas destinadas, y solo tenían que preocuparse de ellos mismos. Chiaki lo había marcado, era solo suyo, y no tenían nadie que se opusiera o quisiera poner trabas.
    ―Ya está, Chiaki.
    ―¿El que, amor?
    ―Se ha roto el lazo con Eiden, acabo de notarlo.
    ―¿En serio? ―preguntó algo feliz de saber eso.
    ―Te lo aseguro.
    ―Genial, no quiero volver a verlo… me he asustado mucho por todo.
    Chiaki había llorado en cuanto se habían quedado solos. La tensión, el miedo, todos los sentimientos, que durante el momento no habían salido a flote, habían empezado a fluir al relajarse un poco. No quería volver a pasar por algo como eso. Había tenido miedo de morir o de que le pasara algo a Kai. Había sido un momento terrible. Aunque el sentimiento de culpa por no haber podido hacer nada en esos momentos y dejarle todo el trabajo a Kai, era aún más horrible. Seguía siendo un Alpha bueno para nada. Aún no era digno de Kai. No. Realmente no tenía nada que ver. Se amaban y eso ya le hacía digno de ser su pareja. Eso era lo que Kai le había enseñado. El moreno era capaz de defenderse solo y de defenderlo a él.
    ―¿Sabes una cosa, Kai?
    ―Sé muchas, pero a cuál te refieres.
    ―Te amo, y nunca me arrepentiré de mi decisión. No volveré a dudar más sobre ello. Porque yo puedo hacer unas cosas y tu puedes hacer otras. Nos complementamos. No importa quien haga qué. Si tu eres más seme o yo más uke. Si tu sabes artes marciales y yo no. Cada uno de nosotros somos a nuestra manera y es lo que nos hace especiales.
    ―Chiaki, me acabas de dejar impresionado. ¿Cuándo has madurado tanto?
    ―Quizás las últimas experiencias me han hecho crecer como persona.
    ―Yo también te amo, Chiaki, y tampoco me arrepentiré de ello, nunca. Dalo por echo ―le respondió cogiéndolo por la nuca para acercarlo y darle un buen beso en los labios.
    FIN
     
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