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Chasqueó la lengua ante su comentario, más no pensaba dejarle hacer nada de eso, iba a pegarse a él de igual forma que ese otro chico se estaba pegando a él, lo cual ya empezaba a notar algo raro y a punto estuvo de intervenir cuando su hermano se hizo cargo y una pequeña sonrisa apareció en su rostro, tomando un poco más de espacio que le generó un frío poco agradable, pero ya no era necesario estar tan pegado ya que su hermano se había encargado de hacer más espacio a su espalda, aunque pronto el que estaba detrás del empujado empezó a quejarse y a generar una pequeña discusión con el otro, que no tardó en ignorar.
-Habló. -susurró nuevamente y de forma divertida en el oído de su hermano y colocó sus manos en sus hombros. Iba a asegurarse de que en esos tres meses su hermano no se acercase a otro que no fuese él o Jinki, ya que confiaba en su lunático amigo, no permitiría que Kibum volviera a tener una reputación tan atroz como la que ya tenía en su instituto. Bajó sus manos cuando el otro pidió sus nombres suspirando por tanto tonto protocolo y seguidamente se dejó llevar por el chico, entrando en aquel comedor que aunque parecía rústico por fuera era bastante moderno por dentro, aunque tampoco le extrañaba ya que ese campamento costaba un buen dinero.-
-Vuestro móvil. -dijo el chico antes de dejarlos pasar poniendo una mano delante del cuerpo de Kibum para que no avanzara más. -No os preocupéis por él, se os devolverá los fines de semana y si queréis o necesitáis hacer una llamada podéis usar los teléfonos de la secretaría que estarán a vuestra disposición cada vez que queráis. -le explicó este por lo que suspirando tomó el suyo apagándolo y se lo entregó al tipo. El único con el que pensaba comunicarse era Jinki, pero este vendría en pocos días, así que podía vivir sin él, más no sabía como lo soportaría su hermano, que era un adicto a su teléfono. -Toma una foto imbécil. -le soltó a un chico que observaba el agarre con el que Kibum le mantenía y pronto vio la expresión de odio dirigida a este y le sacó el dedo del medio mientras se dejaba guiar hacia una de las mesas una vez resuelto el asunto con el teléfono. No había más de cuarenta chicos dentro que estaban tomando asiento cada uno seguramente con una historia pesada por detrás más no podía importarles menos estos. -Sentémonos ahí. -le dijo al chico moviéndose hacía la mesa que menos mala pinta daba donde se encontraba un chico que parecía sobreexcitado y miraba a cada lado. Ni siquiera se molestó en pedir permiso, a él nadie se le negaba y si lo hacía no le importaba. Dejando su bolso a un lado tomó asiento y siguió con la mirada a Kibum para asegurarse de que lo hiciera a su lado.
-Ho-hola -escuchó la voz tímida más animada del hiperactivo y pronto decidió que lo ignoraría. -Me llamo Taemin, ¿de dónde sois? -preguntó. Sentía los ojos de este pasando entre su rostro y el de Kibum y alzó una ceja chasqueando la lengua decidido a ignorarlo.
No sabía cual era la palabra para expresar como se sentía, pero en esos momentos no había ningún sentimiento malo corriendo por su cuerpo. Desde que su madre le había dicho que iba a ir a un campamento había entrado en una espiral de embobamiento por el que auguraba ser uno de sus mejores veranos, incluso aunque Kai no había podido venir. Desde muy pequeño había querido ir a uno, más su madre nunca había tenido dinero para uno, ni siquiera este lo había pagado, si no que su madre había solicitado una plaza a la entidad que lo llevaba y se la habían concedido. Aún recordaba el día que se lo había dicho, desde hacía mucho que no se ponía tan contento y aunque sabía que podía ser algo infantil le era inevitable no sentirse bien por alegarse por fin un poco de su rutina y de lo que parecía iba a ser un mal verano en su casa, además allí podría hacer deporte y conocer a más gente de su edad y no estarían detrás de él constantemente diciendo cosas sin sentido o tratando de obligarle a otras en las que no quería pensar.
Luego de una emotiva despedida con su madre, la cual le había pedido que por favor aprovechase todo lo que pudiese el campamento y recordarle mil veces que lo quería con toda su alma, había entrado en el comedor. Él ni siquiera se había traído su teléfono para sacar todo el provecho que pudiera al lugar el cual se veía muy físico, por lo que después de que varios le negaran el asiento había decidido sentarse solo. Sin duda había mucha gente tímida en ese lugar, pero esperaba que solo fueran los nervios del primer día. Entonces al ver a esos dos chicos tomar asiento a su lado, casi le había dado un pequeño colapso al ver lo atractivos que se veían y que ese tipo de personas quisieran sentarse al lado de alguien tan horrible como él, así que bien contento se había decidido a presentarse y hablarles enseguida.
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