Un marido infiel (Harco)

Capítulo 9

"Si alguna vez Draco... qué?" Se preguntaba Draco metido en el pequeño cuarto de baño de Albus mientras esperaba a que Harry saliera de su dormitorio para no tener que encontrarse con él.

¿Si alguna vez Draco descubría que había habido otro? Bueno, Draco ya lo había descubierto. ¿Si alguna vez Draco decidía crecer? se dijo cínicamente y se miró al espejo con cierto sobresalto, porque era casi como mirar a otra persona.

"Mírate", se dijo. "Escondiéndote aquí cuando ni siquiera tienes que usar el baño. No te atreverías a bañarte por miedo a que el agua te estropee el peinado, ni a lavarte por si no puedes rehacer el maquillaje. Harry te va a invitar a cenar, pero sólo porque se siente culpable. Y, además, espera salir con la persona que acaba de conocer, la misma que te mira desde el espejo, pero esa persona no es más que una ilusión. Un disfraz donde el verdadero Draco está tratando de ocultarse".

Oyó que se cerraba una puerta y luego el andar característico de Harry, que bajaba las escaleras. Draco dio un profundo suspiro, miró de reojo al omega del espejo y salió de su escondite para dirigirse a su recamara. En el brazo llevaba uno de los trajes que se había comprado y lo colgó en la puerta del guardarropa, luego, se alejó unos pasos preguntándose si se atrevería a ponérselo o no.

Era muy sexy. De encaje color negro y seda negra, la camisa dejaba ver su cuerpo ya que la tela era muy delgada y ademas se mostraba buena parte de su pecho. La encargada de la tienda se había dado cuenta de su desconcierto al ver cuánto exponía su cuerpo y había ido a buscar un saco de terciopelo rojo.

¿Iba a ponérselo o escogería otro?, se preguntó reflexivamente. ¿O se ponía el traje negro que llevaba normalmente cuando salía con Harry?

Lily entró apresuradamente en la habitación, colorada y oliendo a polvos de talco. Se acercó a Draco y abrió mucho los ojos al ver el traje nuevo.

ㅡ¿Te lo vas a poner, papi? ㅡpreguntó con dulzura.

ㅡNo lo sé. ㅡrespondió Draco con incertidumbre ㅡPuede que... lo mejor sea ponerme mi traje negro... ㅡdijo extendiendo el brazo para sacarlo del armario. La niña lo detuvo.

ㅡ¡Pero no puedes ponerte eso! ㅡexclamó con horror ㅡPapá se ha puesto su esmoquin con pajarita esta guapísimo.

Draco frunció los labios. Sin duda, el maravilloso Papá de Lily merecía algo mejor que su viejo traje negro.

ㅡAdemás, ese traje negro es muy aburrido ㅡdijo la niña.

"Aburrido", se repitió Draco . Era una palabra con la que estaba muy familiarizado las últimas semanas.

ㅡBueno entonces, me pondré este azul ㅡseñalo otro traje que se había comprado ㅡya que el de saco rojo se me hace demasiado. ㅡdecidió, si el viejo Draco era aburrido, el nuevo estaba decidido a no serlo ㅡVe a ayudar a la abuela mientras yo me visto.

Se agachó y le dio un beso en la mejilla. Lily salió corriendo de la habitación. A Draco le dio la impresión de que estaba impaciente por ayudar a su abuela, orgullosa de colaborar a que sus padres pudieran salir.

Se vistió y bajó. Sus hijos y su suegra, que estaban cenando en la cocina, se quedaron boquiabiertos. Había llegado el momento de saber la opinión del verdadero experto, pensó deteniéndose antes de entrar en el salón. Lily tenía razón, se dijo observándolo al entrar, Harry estaba guapísimo con el esmoquin. Pero se trataba de algo más que del elegante corte del traje, era el hombre que lo llevaba el que marcaba la diferencia. Tenía un aire de madurez y sofisticación que parecía aumentar el innato atractivo que siempre había tenido.

Estaba junto al mueble bar, sirviéndose una copa, y no se había dado cuenta de su presencia. Draco se alegró porque así tenía tiempo de calmar el efecto que tenía sobre sus sentidos. Llevaba el pelo tan informal como siempre, ni muy corto ni muy largo, con un peinado ni moderno ni anticuado. Y eso decía mucho de su carácter. Harry siempre dejaba huella en la gente porque no era ni muy convencional ni demasiado extravagante. Era un hombre con una gran confianza en sí mismo, pero que mantenía en el misterio una parte de su personalidad, lo que le hacía aún más atractivo.

Draco no podía dejar de sentirse intimidado ante aquel hombre y pasaba nerviosamente los dedos por el borde del saco. No solía pensar en él en aquellos términos. De hecho, no solía pensar en él como otra cosa que no fuera su marido. Ésa era otra novedad a la que tenía que hacer frente, que pudiera sentirse intimidado por un hombre con el que llevaba viviendo siete años.

Harry se dio la vuelta y lo vio en el umbral de la puerta. A Draco le dio un vuelco el corazón al ver que fruncía el ceño y lo observaba de arriba abajo, pero no podía ver bien la expresión de sus ojos.

"Se esconde, huye de mi", se dijo Draco, "lo hace todo el tiempo". Incluso en aquellos instantes en que veía cómo observaba su nuevo peinado y su rostro maquillado, no podía saber lo que estaba pensando. El traje era mucho más fino que cualquier cosa que se hubiera puesto en su vida, realzaba su esbelta figura, sus piernas largas y bonitas, pero Harry lo observó sin dar la menor muestra de aprobación o disgusto.

Luego, sin previo aviso, un brillo de emoción cruzó por sus ojos antes de desaparecer de nuevo.

Draco se sobresaltó, porque estaba seguro de que sus ojos no revelaban otra cosa que tristeza. Pero ¿por qué debía Harry sentir tristeza al ver a su omega vestido para salir con él?

O, tal vez, no fuera tristeza, tal vez fuera su conciencia culpable. ¿Qué había dicho su madre? "Lo tienes guardado entre algodones". Aquella frase debía haberle calado muy hondo y en aquellos instantes, allí estaba él, distinto, convertido en otro omega . Mientras Harry debía saber que el omega nunca habría llegado tan lejos si él no le hubiera hecho sentirse tan inseguro.

ㅡ¿Quieres algo de beber antes de que nos vayamos? ㅡpreguntó Harry.

Draco se dio cuenta de que no iba a hacer ningún comentario sobre el traje y sintió una gran decepción.

ㅡNo... gracias. ㅡreplicó con voz grave ㅡ¿Has... has reservado mesa?

Harry sonrió.

ㅡSí. ㅡdijo ㅡ¿Nos vamos?

Draco se sentó en el Porsche . Se sentía intranquilo y no dejaba de mirarse las manos mientras Harry aceleraba en dirección al centro de Londres. Draco montaba pocas veces en aquel coche, porque cuando salían solían hacerlo con sus hijos y era su jeep el elegido. Así que se sentía algo extraño en aquel coche. En realidad, se sentía extraño con todo, incluso consigo mismo.

ㅡ¿Adónde vamos? ㅡpreguntó sin mucho entusiasmo. Se dio cuenta de que Harry lo miró y volvió la cabeza para mirarlo. El volvió a mirar a la carretera. Tenía la mandíbula apretada.

Mencionó un club con restaurante y sala de baile y Draco sintió un hormigueo en la piel. Era uno de los sitios más frecuentados por los ricos y famosos, Draco pensaba que había que tener cierto estatus para ser admitido en uno de aquellos lugares y la naturalidad con que Harry mencionó aquel club le hizo sentirse aún más incómodo.

ㅡLa comida es buena. ㅡdecía sin darle importancia ㅡLo bastante buena como para tentar incluso los apetitos más frágiles.

¿Se refería al omega ? Podría ser, desde hacía algún tiempo, no tenía mucha hambre. La comida se convertía en un problema cuando tenía que vivir con un nudo permanente en la garganta.

ㅡEntonces, lo conoces ㅡdijo.

ㅡHe estado una o dos veces.

¿Con Ginebra? Draco no pudo evitar aquel pensamiento, que provocó que permaneciera en silencio el resto del camino.

Harry no estaba más alegre que el omega. Lo guió a través del vestíbulo del club, iluminado con luz indirecta para realzar el lujo del lugar.

ㅡBuenas noches, Señor Potterㅡle saludó un hombre bajo, calvo y gordito. Luego se inclinó educadamente para saludar a Draco.

ㅡBuenas noches, Zaid . ㅡrespondió Harry con una familiaridad que provocó la mueca de Draco ㅡMe alegro de que hayas podido encontrar una mesa para nosotros habiéndolos llamado con tan poca antelación.

Zaid se encogió de hombros de un modo típicamente europeo.

ㅡYa sabe, señor, para personas como usted siempre tenemos sitio. Por aquí, por favor.

Harry agarró a Draco por la cintura. Draco miró a su alrededor, mientras seguían a Zaid , tratando de no demostrar lo impresionado que estaba por el lujo del lugar.

Siempre que había salido con Harry habían ido a alguno de los restaurantes del barrio, coreano, chino o japones. Él no llevaba más que unos vaqueros y una camiseta, tal vez una chaqueta de sport y el omega llevaba ropa igualmente informal. Solían sentarse relajadamente y compartir una botella de vino con la relajada intimidad de dos personas que se encuentran a gusto en compañía del otro. Pero Draco dudaba de que pudiera relajarse en aquel lugar. No podía imaginar, por ejemplo a Harry robándole del plato una porción de Bulgogi, su comida favorita, como solía hacer o a el mismo inclinándose sobre la mesa para darle un poco.

Aquel ambiente no inspiraba aquella clase de intimidad. En realidad, se dijo mientras la admiración era reemplazada por cierto desprecio, encontraba que allí no había ambiente en absoluto, aparte del que decía: "Comemos aquí no porque nos guste, sino porque está de moda".

ㅡNo te gusta ㅡle dijo Harry, observando su expresión.

ㅡTodo es... muy bonito ㅡreplicó él.

ㅡBonito. ㅡrepitió Harry con ironía ㅡResulta que es uno de los mejores restaurantes de Londres, y a ti sólo se te ocurre decir que es "bonito".

ㅡLo siento. ㅡdijo Dracoㅡ¿Debería estar impresionado?

ㅡNo ㅡdijo Harry, pero tenía la mandíbula apretada.

ㅡ¿O lo que debería impresionarme es que consigas mesa con tanta facilidad? Ten cuidado, Harry, o empezaré a sospechar que tratas de impresionarme.

ㅡY es una posibilidad demasiado ridícula como para que la tengas en cuenta, ¿no? ㅡ Draco reflexionó un momento acerca de aquel comentario, mientras paseaba la mirada por las otras mesas, ocupadas por elegantes personas luciendo elegantes vestimentas. Luego miró a Harry.

ㅡFrancamente, sí. ㅡreplicó con desdén ㅡYo creía que los dos sabíamos que no tenías que hacer nada para impresionarme. ㅡ Harry suspiró con impaciencia.

ㅡ Draco, no te he traído aquí para que discutamos. Yo sólo quería...

ㅡ¿Darme un trato especial? ㅡsugirió Draco con sarcasmo.

ㅡ¡No! ¡Quería complacerte, sólo complacerte! ㅡdijo Harry con amarga intensidad.

ㅡ¿Enseñándome cómo vive tu otra mitad? ㅡpreguntó Draco burlonamente.

ㅡ¿Mi otra mitad? ㅡdijo Harry con desconcierto ㅡ¿Qué diablos quieres decir con eso?

ㅡTu otro yo, ése del que yo no sé nada. ㅡdijo Draco , añadiendo para sí: "el Harry que ha ido creciendo más y más mientras el otro se ha ido desvaneciendo poco a poco sin que yo me diera cuenta" ㅡEl que se siente como pez en el agua en lugares como éste.

Un brillo cruzó la mirada de Harry.

ㅡ¿Habrías preferido que así vestidos, fuéramos a un restaurante chino? Te has tomado muchas molestias para conseguir una nueva imagen, Draco. Y esto... ㅡdijo señalando a su alrededor ㅡes lo que coincide con ella. Depende de ti elegir si lo prefieres o no.

Su respuesta fue "no", e hizo una mueca al darse cuenta de lo que aquella respuesta significaba. No se encontraba a gusto así vestido y aquel ambiente no era el suyo. Pero estaba tan claro que sí era el de Harry que le daban ganas de llorar. ¿Les quedaría algo en común?

capítulo 10

ㅡ¿Y tú la prefieres? ㅡle preguntó ㅡ¿Prefieres mi nueva imagen? ㅡ Harry se reclinó sobre su silla. Tenía una extraña expresión.

ㅡMe gusta tu pelo, ㅡadmitió al cabo de un momento ㅡpero no estoy seguro de que me gusten tus razones para haber cambiado. El traje también me gusta. Es precioso, pero no me gusta lo que hace con el chico que...

ㅡLa carta, señores ㅡen aquel momento un camarero se detuvo junto a Draco y les ofreció la carta.

ㅡGracias. ㅡdijo Harry y despidió al camarero que con un ademán se marchó inclinando su cabeza.

ㅡHas sido un poco brusco con él. ㅡdijo Draco ㅡ¿Qué te ha hecho para que le trates así?

ㅡMe ha interrumpido cuando trataba de hacerte un cumplido ㅡ Draco lo miró con ironía.

ㅡSi llamas a eso cumplidos, Harry, te diré que no me impresiona tu estilo ㅡ Harry hizo una mueca.

ㅡDe acuerdo ㅡasintió ㅡme cuesta acostumbrarme a tu nueva imagen. Draco ... ㅡdijo Harry inclinándose hacia delante y agarrándole la mano al omega ㅡ... eres muy guapo no hace falta que te lo diga ㅡ"¿No hace falta?" se preguntó Draco ㅡpero no, por favor, no dejes de ser la encantadora persona que eres sólo porque quieres probarme algo.

ㅡNo he hecho esto por ti, Harry. ㅡdijo Draco con frialdad ㅡLo he hecho por mí mismo; Ya era hora de crecer.

ㅡOh no, cariño, ㅡmurmuró Harry ㅡestás equivocado. Yo...

ㅡ¡Por todos los cielos, pero si es el mismísimo Harry Potter! ㅡdijo una voz.

ㅡMaldita sea ㅡmurmuró Harry apretando la mano de Draco y volviéndose para mirar al intruso.

ㅡ Cedrid. ㅡle saludó poniéndose en pie ㅡCreía que estabas en China ㅡdijo estrechándole la mano.

Draco se fijó en él. Era atractivo y tendría la misma edad que Harry. muy atractivo que tiene la piel pálida, ojos azules cuya mirada podría atravesar una armadura si se lo proponía. y cabello castaño claro que usa despeinado con gel.

ㅡHe vuelto hace un mes. ㅡrespondió Cedrid ㅡEres tú el que ha estado fuera de la circulación últimamente. ㅡdijo mirando con una curiosidad puramente masculina a Draco ㅡ¿Tiene esta hermosa criatura la culpa? ㅡpreguntó con suavidad. Luego miró a Harry y le preguntó ㅡ¿Qué ha ocurrido con la encantadora Gin...

ㅡMi esposo ㅡle interrumpió Harry.

Draco, sin embargo, imaginó el nombre que Cedrid iba a pronunciar.

ㅡ Draco ㅡañadió Harry con un gesto de la mano ㅡ Cedrid Diggory. Tenemos el mismo abogado.

Cedrid miró a Harry pensativamente.

ㅡVaya, vaya ㅡmurmuró antes de rodear a Harry para ofrecerle la mano a Draco.

Draco estaba demasiado ocupado tratando de recordar por qué le sonaba aquel nombre como para pensar en lo que aquel pequeño comentario significaba. Cedrid Diggory era el dibujante de la sección política del The Times , y tenía un humor mordaz. Tenía la infalible capacidad de captar las debilidades de la gente y utilizarlas de modo que podía convertir a la persona más eminente en el mayor hazme reír. Aquella habilidad también le había convertido en una celebridad de la televisión.

ㅡAhora entiendo por qué nadie ha visto a Harry durante semanas. ㅡmurmuró cuando Draco le tendió la mano ㅡTe has casado. ㅡañadió con suavidad ㅡNo hay duda de que tu gusto ha mejorado, Harry.

Draco supo que lo estaba comparando con Ginebra.

ㅡGracias. ㅡrespondió en lugar de Harry, que estaba tan tenso que no parecía capaz de pronunciar palabra aunque quisiera ㅡHe oído hablar de usted, señor Diggory. Admiro su trabajo.

ㅡ¿Un admirador? ㅡreplicó Cedrid con humor ㅡDígame una cosa... ㅡañadió haciendo ademán de retirar una silla para sentarse.

ㅡ Cedrid cariño, ¿no te olvidas de algo? ㅡdijo una Beta interrumpiéndole. Con un gesto de fastidio hecho para que Draco lo viera, se irguió y se dio la vuelta.

ㅡDisculpa ㅡdijo ㅡpero debes entender que tenía que saborear este momento. Este hombre ha sucumbido a los encantos del matrimonio ㅡdijo con un suspiro y se volvió a Harry agarrando a su acompañante por la cintura ㅡ Emily , éste es Harry Potter, de quien sin duda habrás oído hablar.

ㅡ¿Y quién no? ㅡañadió Emily con sequedad ㅡTodos esperábamos con impaciencia el resultado de la venta de Harvey's.

Draco bajó la vista, preguntándose si sería la única persona del mundo que no sabía lo importante que había sido la venta de Harvey's.

ㅡEncantada de conocerte ㅡdijo Emily .

Harry se limitó a responder con una sonrisa. Tenía los ojos fijos en Cedrid, que miraba a Draco con un no disimulado interés.

ㅡNo te preocupes. ㅡdijo Cedrid con una sonrisa ㅡNo tenemos ningún deseo de interrumpir a unos recién casados.

ㅡNos gustaría que se sentaran con nosotros, pero ya hemos pedido la cena ㅡmintió Draco.

Harry abrió la boca para corregir el error, pero la mirada de Draco le obligó a guardar silencio. "¡No!", le decían sus ojos, "¡No les digas la verdad! Conoce a Ginebra así que no me pongas en ridículo diciéndole que llevamos casados siete años y que nuestros hijos tienen seis".

Harry apartó la mirada y apretó los labios con un gesto sombrío y lleno de frustración. Draco se sentía tan mal que le daban ganas de salir corriendo para no tener que hacer frente a su humillación.

Entonces, Harry hizo algo inesperado y extraño. Lo agarró por la barbilla, se inclinó y allí mismo ante la sociedad más refinada de Londres lo besó apasionadamente.

Cuando se separó, Draco vio en su mirada un dolor tan profundo que se le llenaron los ojos de lágrimas.

ㅡYa veo que la luna de miel no ha terminado. ㅡdijo Cedrid ㅡVamos Emi, creo que debemos dejar solos a estos dos tortolitos.

ㅡ¿Qué quieres cenar? ㅡpreguntó Harry al cabo de un rato.

Absorto, desconcertado y excitado por el inesperado beso de Harry y conmovido por la expresión de su mirada, Draco tuvo que hacer un gran esfuerzo para concentrarse en lo que había dicho.

ㅡPues... ㅡdijo mirando la carta sin poder leer una palabra ㅡPues...

El corazón le palpitaba y en sus labios ardía el recuerdo de aquel beso apasionado.

ㅡPídeme lo que quieras ㅡdijo por fin apartando la carta.

Harry llamó al camarero con un gesto. Luego le pidió la cena con tal sequedad que el camarero se movió nerviosamente hasta el momento de desaparecer, como si en aquella mesa hubiera demasiada tensión para poder soportarla.

Draco se preguntó si el camarero habría visto cómo se besaron, si lo habría visto toda aquella gente. Con un rubor en las mejillas, miró de reojo a su alrededor, pero nadie parecía prestarles interés. Se retorció las manos bajo la mesa y habló con normalidad.

ㅡ¿Cómo conociste a Cedrid Diggory? ㅡle preguntó a Harry. El mayor se encogió de hombros.

ㅡHeredó un par de pequeñas empresas de su padre. ㅡle respondió ㅡNo las quería, así que me las vendió.

ㅡMe gusta su trabajo. A mí no se me daba mal dibujar, así que supongo que puedo apreciar mejor su talento.

ㅡTambién has podido apreciar su encanto ¿no? ㅡdijo Harry, apretando la mandíbula.

Draco se sobresaltó. ¿Harry estaba celoso?

ㅡ¿Por eso me has besado así? ㅡUna mirada cegadoramente amarga cruzó el semblante de Harry.

ㅡTe miraba como si fueras un plato del menú. ㅡrespondió ㅡNo quería que tuviera ninguna duda de a quién perteneces.

¿Pertenecer? Sí, el omega pertenecía a Harry, pero Harry no parecía pertenecerle al omega .

ㅡ¿Hay alguien, en este otro mundo en el que te mueves, que sepa de mi existencia o de la de los niños? ㅡle preguntó con brusquedad.

ㅡMi vida privada no es asunto de nadie. ㅡrespondió Harry ㅡSólo me mezclo con ellos por interés, eso es todo. Ahora, ¿podemos dejar el tema? A no ser, por supuesto, que los encantos de Cedrid Diggory te parezcan más interesantes que mi compañía, en cuyo caso, puedo llamarlo para que se admiren mutuamente.

¡Vaya, estaba celoso! La idea complacía mucho a Draco.

ㅡBueno, al menos, no hace callar a su acompañante cada vez que abre la boca ㅡreplicó Draco con dulzura, observando con una sensación de triunfo el semblante cada vez más serio de Harry.

Gracias a Dios, llegó el primer plato, porque estar allí sentados sin más deseos que lanzarse púas continuamente, convertía la comida en la mejor opción.

Draco pensó que no podría probar bocado, pero Harry había pedido para el omega un mousse de salmón que estaba delicioso. Iba por la mitad cuando Harry estiró el brazo y le acarició el dorso de la mano.

ㅡ Draco ㅡmurmuró con voz grave. Draco levantó la vista y le miró a los ojos ㅡ¿Por qué no intentamos pasarlo bien al menos esta noche? No quiero pelear contigo, sólo quiero...

ㅡ¡Harry, cuánto me alegro de verte!

Harry frunció el ceño con irritación y Draco se sintió decepcionado ante la nueva interrupción, porque, después de mucho tiempo, se había dejado sumergir en la hermosa mirada de sus ojos verdes.

Aquella vez, Harry ni siquiera se levantó para saludar a quien los interrumpía, una pareja de mediana edad que se había detenido junto a él. Ni siquiera les presentó a Draco. Se limitó a cumplir con la más estricta cortesía, dejándoles claro que no quería ser interrumpido.

ㅡAhora ya sabes por qué no me gusta traerte a estos sitios. ㅡdijo ㅡNos van a estar interrumpiendo durante toda la noche.

ㅡ¿Y qué tiene de malo? ㅡpreguntó Draco ofendido porque veía la irritación de Harry como un signo de su reticencia a presentarlo como su esposo.

ㅡPorque, cuando salimos, me gusta tenerte para mí solo ㅡrespondió Harry y volvió a mirarlo como antes, con aquella mirada oscura y posesiva que le hacía un nudo en el estómago.

Pero tenía razón. Volvieron a interrumpirlos al menos otras tres veces durante el curso de la cena. Finalmente, Harry le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse.

ㅡVamos. ㅡdijo ㅡpodemos ir a bailar. Al menos, mientras estemos bailando la gente no se atreverá a interrumpirnos.

Lo llevó de la mano a través de las mesas hasta unas puertas cerradas que se abrieron al empujarlas con la mano. En aquella sala había menos luz. Desde la entrada, apenas se distinguía el otro lado, donde había una barra y un pequeño estrado donde una orquesta tocaba una pieza de jazz muy tranquila.

Harry lo llevó hasta la pista de baile y lo tomó entre sus brazos. Al instante, Draco se vio asaltado por una extraña sensación de incertidumbre, como si Harry fuera un extraño. Un extraño alto y pálido que apelaba a sus sentidos. Pero no era ningún extraño, sino Harry, pensaba mientras comenzaban a moverse al ritmo de la música. Ningún extraño, sino el hombre con el que llevaba casado siete años.

Sin embargo, aquel Harry era extraño para el omega , y no sólo porque estuviera compartiendo con él una noche en su mundo. En realidad, era un extraño para el omega desde hacía pocas semanas.

No pudo evitar un suspiro lleno de tristeza. Y Harry debió darse cuenta, porque apretó la mano que el omega apoyaba sobre su pecho y lo atrajo hacia sí con la mano que apoyaba en su cintura. Pero se detuvo al instante. Una repentina quietud los asaltó cuando la mano de Harry rozó los hombros de Draco.

Tuvo que cerrar los ojos, estremecido por una oleada de sensaciones. Trató de combatirlo y movió la cabeza para respirar otro aire que no fuera el que impregnaba el olor del cuerpo de Harry. Pero él lo detuvo apoyando en su nuca la mano que tenía la suya agarrada.

ㅡDéjate llevar ㅡsusurró. Draco dio un respingo. La primera vez que bailaron juntos el omega llevaba una camiseta pegada al cuerpo y él metió la mano por debajo. Aquella vez llevaba un saco azul, algo mucho más sofisticado, pero tuvo la misma reacción ardiente y torrencial, que siseaba como el agua sobre el carbón ardiente. Le palpitaba el corazón y se estremeció al notar que Harry recorría su espalda.

"No", se dijo, "no dejes que te haga esto".

Pero todo el vello de su cuerpo se erizó en respuesta a las caricias de Harry . Cerró los ojos y arqueó un poco el cuerpo de modo que rozó con apego el pecho del Alfa . Harry se puso rígido y luego se agitó preso de una necesidad tan vieja como el tiempo y dejó escapar un suspiro.

ㅡNo ha cambiado ni un poco, ¿verdad? ㅡdijo ㅡSeguimos teniendo el mismo efecto el uno sobre el otro.

Tenía razón, se dijo Draco. Y con un último suspiro, que provenía de lo más profundo de su interior, se dejó llevar e hizo lo que estaba deseando hacer tan desesperadamente y lo besó.

Fue la primera vez desde hacía semanas que se acercaba a él intencionadamente.

Harry respiró profundamente y dejó escapar el aire poco a poco.

ㅡVámonos a casa. ㅡdijo con voz ronca ㅡNo es esto lo que quiero que hagamos.

ㅡYo... ㅡdijo draco. Estaba a punto de ceder. Se sentía como si ya no tuviera nada que reprocharle. Pero entonces, otra persona les interrumpió, con una voz burlona y familiar y aquella sensación se hizo añicos.

ㅡVaya, pero si es el mismo Don Juan en persona. Y con una nueva conquista...

capítulo 11

Draco cerró los ojos. Al reconocer aquella voz, apoyó la cabeza sobre el hombro de Harry, que se había puesto rígido como una tabla.

ㅡSabes que está casado, ¿verdad, querido? ㅡObviamente, Cho no había reconocido a Draco ㅡLleva casado siete años, nada menos. ㅡprosiguió ㅡCon un chico precioso, aunque un poco soso que, en estos momentos, estará sentado en casa cuidando de sus tres hijos mientras su querido marido seduce a todo aquel que se le pone por delante.

ㅡA todos no, Cho. ㅡreplicó Harry fríamente ㅡA ti siempre me ha resultado muy fácil rechazarte.

¿Es que Cho había andado detrás de Harry?

Levantó la cabeza y vio la expresión cínica de Harry y entonces, otro velo cayó de sus ojos confiados. Harry se dio cuenta y su mirada se ensombreció. Siempre había aceptado que Harry y Cho no se llevaban bien, sin preguntarse por qué. Al saber la razón, se sintió muy mal.

ㅡLas mujeres siempre deben desconfiar de una persona a la que han rechazado Harry. ㅡdijo Cho ㅡDespués de todo es una de nuestras pequeñas armas.

ㅡY tú la has usado con sabiduría, ¿verdad? ㅡrepicó Harry ㅡApuntando directamente al punto más débil.

ㅡA propósito, ¿cómo está Draco? ¿Tiene el pobre alguna idea de lo pronto que has sustituido a Ginebra?

Draco ya había oído bastante. Se separó un poco de Harry y se volvió para mirar a la que en otro tiempo fuera su mejor amiga . A Cho se le fue el color de la cara y sin decir una palabra, se dio la vuelta y se alejó. Tampoco Harry y él hablaron al salir del club y andar hasta el coche.

ㅡ¿Cuánto tiempo? ㅡle preguntó una vez en el interior del coche.

ㅡAños ㅡrespondió Harry avanzando en el tráfico.

ㅡ¿Y alguna vez se te pasó por la cabeza acostarte con ella ? ㅡpreguntó Draco y observó que Harry apretaba el volante con fuerza. Aquella pregunta ofendía su dignidad, pero Draco tenía derecho a hacerla.

ㅡNo, nunca ㅡrespondió.

ㅡ¿Por qué no?

ㅡMe deja frío.

ㅡEntonces, ¿por qué no me lo dijiste?

ㅡPorque confiabas en ella . ㅡdijo Harry, cruzando con el omega una mirada sombría ㅡNunca oculté el hecho de que no me gustaba ㅡle dijo.

ㅡPero tampoco hiciste nada para abrirme los ojos. ㅡdijo DracoㅡBastaba una palabra, Harry, una sola palabra. Con decirme que me estaba utilizando para conseguirte habríamos evitado la pequeña escena de esta noche.

ㅡ¿Sabiendo lo mucho que te habría dolido la verdad? Sólo un canalla habría hecho algo así.

Al llegar a casa, se dirigió directamente a las escaleras, sin molestarse en ir a saludar a Lily.

ㅡMe duele la cabeza. ㅡle dijo a Harry, lo que no era mentira ㅡPor favor, pídele disculpas a tu madre de mi parte.

Todavía no se había dormido cuando Harry entró en la habitación después de llevar a su madre a casa, pero fingió que lo estaba. Fue consciente de cada movimiento del Alfa , que se metió en la cama desnudo, como de costumbre. Se acostó boca arriba, cruzó los brazos por detrás de la cabeza y se quedó mirando el techo, mientras el omega yacía muy quieto a su lado. Deseaba con toda su alma que el destino los cubriera con un velo y borrara las últimas semanas de su existencia, como si nunca hubieran ocurrido.

Pero el destino no fue tan amable de responder a su súplica y siguieron allí acostados largo tiempo. La tensión era tan evidente que Draco empezó a sentirse sofocado. Entonces, Harry dejó escapar un suspiro y apoyó una mano sobre su cuerpo. Él no pudo evitar voltearse y echarse en sus brazos. Probablemente, necesitaba lo que iba a ofrecerle tan desesperadamente como él. Se amaron con un frenesí casi tan insoportable como el silencio anterior.

Ginebra visitó a Draco una vez más y justo cuando creía que, por fin, iba a liberar sus reprimidos deseos, se puso muy tenso, en el mismo punto que en las noches anteriores. Harry se dio cuenta y se quedó muy quieto viendo cómo luchaba contra los demonios que amenazaban al omega y luchaba con todas sus fuerzas. Cerró los ojos para contener las lágrimas, besó a Harry para detener el temblor de sus labios y apretó las manos sobre sus hombros para no estremecerse. Cuando logró alejar a Ginebra de su mente, pensó que había superado otro obstáculo. Luego, con un suspiro, besó a Harry.

ㅡ Draco ㅡsusurró él al penetrarlo.

Susurró su nombre una y otra vez, como si quisiera decirle que había compartido con el omega la batalla que acababa de vencer y que sabía que lo había hecho por él. Sólo por él.

Sin embargo, cuando estaban a punto de llegar al clímax y aunque sus cuerpos se movían al unísono, sólo Harry alcanzó el orgasmo y el omega se quedó al borde, sin llegar, sintiéndose perdido y vacío. Fue un fracaso tan grande que ni siquiera se atrevió a pensar en él.

Harry volvió a estar muy ocupado con la compra de una nueva empresa y tuvo que pasar muchas noches fuera, porque las negociaciones tenían lugar en los Ángeles . Draco aceptaba sus excusas sin hacer preguntas, lo que dejaba a Harry tenso y lleno de frustración. Él se quedaba en casa sentado, atormentándose con sospechas que bien sabía que eran injustas. Harry, a cambio, no le comentaba ninguno de sus negocios porque había decidido que no tenía por qué justificar ante el omega todo lo que hacía. En pocas palabras, le estaba pidiendo que confiara en él. Pero Draco no podía, lo que sólo servía para poner su matrimonio en la cuerda floja. Y la vida se hacía más insoportable a medida que iban pasando las semanas.

Entonces, una tarde, cuando estaba hojeando el periódico local, que le enviaban semanalmente por correo, vio algo que le aceleró el pulso.

Aquella misma noche, Cedric Diggory daba una charla sobre su obra en una facultad de Arte que había cerca de allí. La entrada era libre.

Harry estaba fuera de la ciudad, pero, si su madre podía cuidar de los niños ¿qué daño podría hacer si asistía a la charla?. En el fondo, sabía que sólo estaba cediendo a la necesidad de herir a Harry donde más le dolía.

La culpa la tenía él, pensaba para justificarse mientras aparcaba su coche en un sitio vacío delante de la facultad. No debía haberse mostrado celoso de una persona como Cedric Diggory. Sólo gracias a esos celos estaba allí.

Se sentó en la parte de atrás de la sala de conferencias. No esperaba que Cedric lo viera, y en caso de verlo, sería difícil que lo reconociera, al fin y al cabo, sólo se habían visto una vez.

Pero sí lo vio y lo reconoció al instante. Se acercó al estrado, miró sonriendo a la audiencia, lo vio, se detuvo, volvió a mirarlo, y logró que se sonrojara al sonreír tan abiertamente que todo el mundo se dio la vuelta para ver a quién concedía el orador su atención tan abiertamente.

El omega le devolvió una tímida sonrisa y se ocultó tras el cuello de su abrigo azul pálido con el deseo de desaparecer cuanto antes.

Pero, en cuanto Cedric comenzó a hablar, volvió a relajarse. El ingenioso e inteligente discurso del Alfa atrapó su atención. Estaba relajado y no dejaba de sonreír mientras contaba cómo se las arreglaba para captar las debilidades de sus víctimas. En muchas ocasiones, sorprendió a Draco riendo con el resto de la audiencia. Al verlo, le guiñaba el ojo. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan halagado.

Al terminar, Cedric se acercó al omega, agradeciendo alegremente las muchas felicitaciones que recibía de los asistentes.

ㅡ Draco... ㅡdijo estrechando su mano ㅡme alegro mucho de que hayas venido.

ㅡY yo me alegro de haberlo hecho. ㅡreplicó él, sintiendo de nuevo una gran timidez ㅡHa sido muy interesante.

ㅡ¿Vienes a clase a esta facultad?

ㅡOh, no ㅡrespondió Draco, sonrojándose ligeramente porque jamás habría esperado semejante pregunta. Luego pensó en el aspecto que debía tener, con unos vaqueros viejos, el abrigo azul y sin maquillaje. No se parecía en absoluto al doncel de su primer encuentro. Más bien tenía aspecto de estudiante.

ㅡVivimos cerca de aquí. ㅡle dijoㅡ Me enteré de la conferencia en el periódico local y, siguiendo un impulso, vine.

ㅡ¿Tú solo?

ㅡSí. ㅡdijo Draco y se sonrojó aún más, sin saber por qué, ya que aquel hombre no podía saber que apenas salía ㅡ Harry está de viaje.

ㅡAh. ㅡexclamó Cedric y le dirigió una extraña mirada ㅡ¿Te interesa la política?

ㅡMás bien el arte o las caricaturas. Aunque no lo creas, se me daban bastante bien, ㅡadmitió con timidez ㅡantes de que tuviera que dedicar la mayor parte del tiempo a mis hijos.

Le dio un vuelco el corazón cuando se dio cuenta de lo que había dicho ya que Cedric creía que Harry y el omega se habían casado hacía poco.

Cedric frunció el ceño con desconcierto y Draco se mordió el labio.

Por suerte, alguien les interrumpió para hacerle algunas preguntas a Cedric. Draco decidió que lo mejor era aprovechar la ocasión para marcharse, antes de que se enredaran más la cosas. Se metió las manos en los bolsillos y se dio la vuelta. Pero Cedric lo agarró por el brazo.

ㅡNo te vayas. ㅡdijo ㅡTengo que despedirme de los organizadores, pero si me esperas, podemos ir a tomar una copa.

Draco vaciló, preso de algo parecido a la tentación.

Tomar una copa, en un pub, con un hombre que no fuera Harry no era como cruzar el límite invisible que imponía el matrimonio. ¿O sí lo era? ¡La gente lo hacía continuamente! ¡ Harry lo hacía continuamente! ¿Qué daño podría hacerle si aceptaba? ¿A quién le importaba que lo hiciera?

Probablemente a Harry, se respondió. Pero, inmediatamente, se olvidó de ello, ya que era mucho más fuerte su deseo de revancha. Además, Cedric le caía bien y estaba muy interesado en lo que hacía.

ㅡGracias, ㅡdijo ㅡme encantaría.

En aquel momento, fue Cedric quien vaciló y dirigió a Draco aquella mirada pensativa que recordaba de la primera ocasión en que se habían visto. Luego asintió y le soltó el brazo.

ㅡCinco minutos ㅡprometió y se marchó.

Draco se quedó debatiéndose con su conciencia. Disfrutó del rato que pasaron en un pub cercano. El lugar estaba lleno, porque más de la mitad de la gente que había asistido a la conferencia estaba en él. Cedric y Draco estaban en la barra, bebiendo una cerveza.

Le encantaba estar allí, relajadamente, hablando simplemente de persona a persona y no sólo como padre o esposo. Le gustaba la cordialidad de Cedric, su modo de escuchar, tan atento, cuando el omega le contó sus propias ideas, primero tímidamente y luego, con entusiasmo.

El nombre de Harry no apareció en la conversación hasta el momento de las despedidas.

ㅡ¿Cuánto tiempo llevan casados Harry y tú, Draco? ㅡpreguntó Cedric.

Draco suspiró sintiendo que el placer de la noche se desvanecía.

ㅡSiete años. ㅡrespondió ㅡTenemos tres hijos, dos niños y una niña. Los mayores, James y Lily son mellizos.

Cedric sonrió, pero sin el menor asomo de humor.

ㅡCreo que te debo una disculpa por la noche que nos conocimos ㅡdijo.

Se refería a sus alusiones a las otras parejas de Harry. Draco sintió una punzada en el corazón, pero se encogió de hombros.

ㅡNo, no me debes ninguna disculpa. ㅡreplicó ㅡSólo fuiste sincero. Fuimos Harry y yo los que no dijimos la verdad. Buenas noches, Cedric. ㅡañadió antes de que él pudiera decir algo más. No quería hablar de aquella noche, no quería saber qué más estaba pensando ㅡMe lo he pasado muy bien, gracias.

Se dio la vuelta para abrir la puerta de su coche. La voz de Cedric lo detuvo.

ㅡEscucha, ㅡle dijo ㅡestoy pensando en dar un curso de caricaturas en esta facultad. Un día a la semana durante doce semanas. ¿Te interesaría asistir?

¿Le interesaba? Draco lo miró con suspicacia. Tal vez, se le acababa de ocurrir.

ㅡNo lo sé. ㅡrespondió con vacilación ㅡ¿Hay tanta gente interesada como para que te merezca la pena venir aquí a dar un curso?

Cedric sonrió cínicamente. Al fin y al cabo, era una celebridad, el curso rebosaría de gente.

ㅡTe gustará. ㅡdijo ㅡTe lo prometo.

Draco sintió un nudo en el estómago. La promesa de Cedric implicaba más de lo que decía. En realidad, no había hecho ningún esfuerzo por ocultar que el omega le gustaba.

El problema era: ¿quería el omega alentar algo que podría llegar a ser muy peligroso?

La respuesta era "no". Su vida ya era bastante complicada como para complicarla aún más con un hombre como Cedric Diggory. Y era una pena, ciertamente, porque le atraía mucho la idea de volver a tomar un lápiz y un bloc de dibujo.

ㅡCuando sepas si vas a dar el curso, ㅡdijo finalmente ㅡllámame y lo pensaré.

capítulo 12

ㅡ¿Cedrig Diggory va a dar clases en ese colegio universitario tan pequeño? ¿Y por qué iba a molestarse en venir a un sitio tan poco importante? ㅡ dijo harry, frunciendo el ceño.

ㅡA lo mejor porque le interesa ㅡdijo Draco un poco ofendido por el desdén de Harry.

No le había gustado nada que saliera sin que él lo supiera, pero al saber que fue con Cedrig Diggory, se puso una furia.

ㅡ¿Y cómo te enteraste de que daba esa conferencia?

ㅡPor la Gaceta Local. ㅡreplicó Draco ㅡ ¿Ha comido? ㅡle pidió cambiar de tema diplomáticamente ㅡ¿Quieres que te haga algo?

ㅡ¡No! lo que quiero es que me digas por qué saliste con Cedrig Diggory...

ㅡiYo no salí con él! ¡Sólo fui a escuchar su conferencia. ㅡ le dijo porque había un abismo entre eso y salir con él ㅡ¿Qué diablos estás tratando de decir, Harry? ㅡ le pregunté comenzando a perder la paciencia ㅡ¿Qué hicimos todo lo posible por vernos a solas?

Harry se ruborizó, de modo que Draco supo que era eso exactamente lo que estaba pensando.

ㅡEs muy capaz . ㅡdijo ㅡ¡Le gustaste desde el momento en que te vio!

"Dios mío ", pensó mientras una sensación de euforia se apoderaba del omega, " el invencible Harry Potter tiene miedo de que su pequeño esposo esté pensando en echarse un amante".

ㅡEres tú quien no confía en nuestro matrimonio, Harry, no yo.

ㅡPero podrías hacerlo por venganza.

ㅡY tú podrías volverte paranoico con tu sentido de culpabilidad. No me metas a mí en el mismo saco ㅡ replicó Draco, y una vez más algo le dijo que no estaba siendo completamente sincero.

ㅡNo digas tonterías, yo no estoy haciendo eso ㅡdijo Harry, y se levantó para servirse algo de beber.

ㅡEntonces, ¿qué es lo que estás haciendo?

ㅡPues la verdad... ㅡdijo Harry, y suspiró con desconsuelo ㅡla verdad es que no sé qué estoy haciendo ㅡ confesó ㅡ¿Vas a ir al curso?

ㅡ¿Vas a hacer de marido dominante impidiéndome ir si quiero hacerlo?

ㅡ¿Me vas a hacer caso si te pido que no vayas?

ㅡ No.

Draco se quedó allí sentado, furioso y con una sensación de impotencia. Pero, sobre todo, con un intenso desamparo. Porque tanto si discutía como si hacía el amor con él, todavía se sentía desamparado cada vez que Harry se separaba de él.

ㅡEntonces, no merece la pena que lo intente ㅡdijo Harry encogiéndose de hombros y luego salió del salón.

"Tu problema, Draco, es que llevas tanto tiempo viviendo para él que ya no sabes vivir para ti", se dijo y aquella fue la razón por la que estuvo presente al curso cuando Cedrig le llamó para decirle que todo estaba preparado.

Harry no dijo ni palabra. Pero Draco supo su opinión cuando abandonó la casa un par de semanas después para asistir a la primera clase. Y cuando volvió, no esperó a que anocheciera para compartir la cama matrimonial, sino que, en cuanto apareció por la puerta lo agarró de la mano y llevó lo a la habitación. Sin embargo, después de hacer el amor, sintieron una amarga frustración, porque aunque se precipitó con él en el ardiente camino de la sensualidad, Harry, de nuevo, alcanzó solo las puertas del cielo. Lo que no dejó satisfechos a ninguno de los dos.

Su talento para la caricatura emergió a lo largo del curso. Incluso Harry se rió con las que hizo de toda la familia.

Cedrig lo animaba mucho. Nunca hizo ningún comentario personal en clase, pero después, cuando se dirigía con los alumnos a tomar algo al pub de al lado, siempre se sentaba a su lado. Estilos utilizados para ignorar el evidente interés de Cedrig. Quería aprender de su talento, y temía, si él se ponía demasiado insistente verso obligado a abandonar sus clases.

Llegó diciembre y Draco se vio inmerso en los preparativos de las Navidades. Fue de compras muchas veces y se aprovisionó para preparar comidas adecuadas para la ocasión. La casa se llenó de actividad.

Harry estaba todavía más ocupado y más preocupado también. Su única concesión a la necesidad de Draco de ser considerada como algo más que su esposo era salir con el omega periódicamente. Iban al teatro, al cine, salían a cenar, a bailar. Draco se compró más ropa elegante, aunque normalmente seguía vistiendo como siempre. Mantuvo su corte de pelo porque le gustó y porque era más cómodo.

Pero la tensión de su matrimonio se manifestaba en otros detalles. Se cansaba con facilidad, se irritaba por pequeñas cosas ya veces, se echaba a llorar sin motivo aparente lo que dejaba a su familia sumida en la preocupación.

Una tarde, su coche no arrancó cuando se disponía a ir a clase. Harry estaba en Francia y no volvería hasta muy tarde. Lily estaba cuidando a los niños. Caía aguanieve y Draco contemplaron con desgana su casa, que acababa de abandonar, sabiendo que debía volver a entrar para llamar un taxi, pero sin la menor gana de hacerlo.

Se sorprendió al darse cuenta de que contemplaba su casa como si fuera una especie de prisión. Dio un profundo suspiro, se subió el cuello del abrigo y bajó la calle para tomar el autobús.

Llegó a la facultad calado hasta los huesos, con el pelo empapado y lleno de frío. Con una exclamación, todos los alumnos se precipitaron para ayudar a secarse. Alguien le secó el pelo con una toalla de papel y otro le quitó las botas y los calcetines.

ㅡ¡Vaya! ㅡexclamó alguien ㅡEl omega lleva calcetines de hombre.

Todos rieron y lo mismo hizo Draco. Se sintió alegre y libre por primera vez en mucho tiempo. Tenía la camisa empanada. Cedrig le ofreció su suéter negro de lana. Se quitó la camisa y se lo puso mientras los omegas y algunas betas de la clase formaban una pantalla para protegerlo de las miradas de los Alfas.

Al final, sus ropas estaban por todos los radiadores de la clase y el omega no iba vestido más que con la ropa interior y el suéter de Cedrig que le llegaba por las rodillas.

Pero sus ropas siguieron húmedas cuando terminó la clase y cambiar el cálido suéter por los vaqueros y la camisa húmeda no le apetecía en absoluto. Cuando Cedrig se ofreció para llegar directamente a casa, en lugar de ir con los demás a tomar algo al pub de enfrente Draco leyó la expresión de sus ojos, pero, de todas formas, optó, ignorando lo que un timbre de alarma le decía en el interior de su cabeza.

Cedrig tenía un corvett último modelo, que se deslizaba sobre la carretera mojada como si estuviera pegado a ella.

ㅡMmmm ㅡexclamó Draco con placer cuando la calefacción del coche empezó a calentarle las piernas.

Cedrig lo miró y sonrió. Draco tenía los ojos cerrados y una sonrisa en los labios.

ㅡ¿Mejor? ㅡle preguntó.

ㅡ Sí. ㅡvolvió a murmurar el omega ㅡSiento que te hayas perdido tu cerveza.

ㅡNo importa. ㅡ dijo Cedrig ㅡ Prefiero estar aquí, contigo ㅡ Draco sintió un escalofrío de alarma y abrió los ojos.

ㅡEn la próxima a la izquierda ㅡdijo. Cedrig giró obedientemente.

ㅡ¿Qué le parece a Harry que vengas a mi curso todos los jueves? ㅡ pidió con suavidad.

Draco se encogió de hombros. No quería hablar de Harry , tampoco quería ponerse en guardia contra Cedrig.

ㅡMe da muchos ánimos ㅡdijo e hizo una mueca.

En realidad, Harry odiaba que fuera a esas clases, y como lo odiaba, el omega se pasaba su interés por las narices. No dejaba de decir quién le había hecho recordar su amor por el dibujo.

ㅡPero no has hecho ninguna caricatura de él, ¿verdad? ㅡdijo Cedrig con calma ㅡLa has hecho de los demás miembros de tu familia pero de él no.

ㅡNo creo que quede bien. ㅡ dijo ㅡSigue recto después del cruce.

ㅡ¿Harry ? ㅡ preguntó Cedrig con humor ㅡYo diría que es ideal siendo como es una fiera en los negocios y un hombre tan normal en su casa. Si mezclas los dos pueden resultar algo muy divertido.

Draco no estaba de acuerdo. Ya no veía nada divertido en Harry. Tal vez un tiempo atrás, habría disfrutado haciendo de él una caricatura, pero ya no.

ㅡEntonces, puede que algún día lo intente . ㅡdijo Draco, sabiendo que no lo haría ㅡAquí es, la casa blanca con el Porsche aparcado a la puerta.

Así pues, Harry había vuelto. Draco tembló, pero no de frío.

Cedrig se detuvo al pie del camino de la entrada. Apagó el motor y los dos se quedaron callados escuchando el golpeteo de la lluvia sobre el coche. Cedrig se volvió para mirarlo y Draco le devolvió la mirada.

ㅡBueno gracias por traerme ㅡdijo sin hacer el menor movimiento para salir del coche. Se sintió atrapado por la expresión de Cedrig, por el calor que hacía en el interior del coche, por la sensación que le provocaba la profunda mirada de su acompañante.

ㅡ Ha sido un placer ㅡ dijo él, ausente. No dejaba de observar a Draco, buscando en sus ojos algo que el omega no estaba seguro de estar mostrando. Entonces, se dio cuenta de que sí lo estaba mostrando porque Cedrig se inclinó y lo besó con dulzura en la boca. El omega no respondió, pero tampoco se apartó. Se estremeció y el corazón comenzó a palpitarle dentro del pecho aunque no sabía si era porque estaba jugando con fuego o porque se sintió realmente atraído por él.

Cedrig le acarició la mejilla y el pelo sin dejar de besarlo.

Luego le acarició los labios, pidiendo la respuesta de Draco . Pero al hacer eso, Draco se apartó seguro de que no era eso lo que quería. Cedrig lo dejó y se quedó observándolo con un brillo en los ojos.

ㅡLo siento ㅡdijo Draco con voz temblorosa.

ㅡ¿Por qué?

Draco no respondió, no pudo. Lo único que quería era salir del coche. Buscó la manecilla de la puerta con una mano temblorosa.

ㅡTú has querido que te besara, Draco. ㅡ murmuró Cedrig ㅡ No sé qué es lo que piensas ahora mismo, pero recuerda que lo has deseado tanto como yo.

Las mejillas de Draco se llenaron de rubor porque sabía que Cedrig tenía razón. Él había querido que lo besara, había querido saber qué se sentía el besar a otro hombre además de Harry.

Pero en aquellos instantes, se sintió como un estúpido y furioso logro mismo por permitir que hubiera ocurrido. Aquello animó a Cedrig a pensar que había para él un lugar en su vida, cuando eso no era posible. En su vida sólo había sitio para Harry. Él era todo lo que quería. Maldito fuera. Mil veces maldito.

Al correr bajo la lluvia hacia la puerta de la casa se preguntó si Harry les habría oído llegar. Miró hacia las ventanas pero no vio nada a través de las cortinas. No lo había visto besando a Cedrig pensó con alivio. Estaría esperando que incluso llegara en autobús, así que si lo hubiera oído no habría asociado el ruido del coche con su llegada.

No estaba en el salón. Miró por la puerta entreabierta del estudio pero tampoco estaba allí. Lo encontré en la cocina.

ㅡHa vuelto antes de lo que esperaba ㅡdijo.

Harry le daba la espalda porque estaba haciendo té. Estaba muy atractivo con un suéter negro y unos vaqueros.

ㅡLe dije a mi madre que se fuera a casa . ㅡdijo poniendo dos bolsitas de té en dos tazas ㅡEstaba preocupada porque vio tu coche pero tú no estabas por ninguna parte. Tendrías que haberle dicho que no ibas en tu coche.

ㅡNo arrancaba, ㅡle dijo ㅡasí que tomé el autobús. Lo siento, no pensé que fuera a preocuparme. Mañana le pediré disculpas.

Se hizo un silencio. Harry todavia no lo habia mirado. Estaba concentrado en la bandeja de té que estaba preparando. De repente al ver la tension de los musculos de su cuello se dio cuenta de que estaba muy enfadado. Estaba tenso e hizo lo que hizo no lo miró.

¿Lo había visto besando a Cedrig? Con una sonrisa nerviosa exclamó:

ㅡ¡Estoy empapado!

Quiso tener un tono alegre pero fue patético. Tenía un gran sentimiento de culpabilidad. Se sonrojó. Si Harry lo miraba se daría cuenta de que le ocurría algo extraño.

ㅡMe voy a dar un baño caliente . ㅡdijo nerviosamente, luego agregó ㅡ¿Has... has cenado? Puedo hacerte algo antes de que...

ㅡ¡No! ㅡ exclamó Harry tan violentamente que Draco se sobresaltó.

Se mordió el labio, observando el evidente esfuerzo de Harry por controlarse. Cuando Harry levantó la vista de la tetera, aunque sin darse cuenta de la vuelta, contuvo la respiración.

ㅡNo , ㅡdijo con más calma ㅡya he cenado gracias.

ㅡEntonces... ㅡdijo Draco con vacilación y salió de la cocina apresuradamente.

Los había visto, se dijo mientras llenaba la bañera, y se estremeció, aunque no supo si era por miedo, culpabilidad o simplemente satisfacción por haber vengado aunque sólo fuera un poco.

Se fue a la cama muy tenso y listo para enfrentarse a Harry en cuanto subiera. Pero no subió. No subio en toda la noche.

capítulo 15

Draco seguía mirando fijamente el teléfono cuando Harry llegó unos minutos más tarde. Él lo vio nada más entrar y se detuvo al instante.

ㅡ¿Qué ocurre? ㅡle preguntó con impaciencia dándose cuenta de que Draco sufría una especie de conmoción.

Draco se llevó la mano a la mejilla. La tenia helada.

ㅡ Ginebra acaba de llamar . ㅡle dijo ㅡQuiere que la llames.

Sin dejar de mirar a Harry, se preguntó si se desmayaría o se echaría a llorar. Harry se sonrojó y dio un suspiro. Pocas veces había visto Draco tanta emoción en sus ojos. Harry dejó caer su maletín y suspiró con los dientes apretados.

Luego se acercó a un Draco paralizado, lo apartó de su camino y se dirigió a su estudio. Entró y cerró la puerta. Draco se quedó mirándolo haciéndose preguntas acerca de lo que acababa de ocurrir entre ellos, además del holocausto que tenía lugar en su interior.

¿Harry reaccionó así ante la simple mención del nombre de Ginebra? Draco contuvo un sollozo negándose a dejarse llevar por lo que ocurría en su interior.

¡Al saber que Ginebra acababa de llamar, Harry había corrido al teléfono como un estúpido!

Estaba con Albus en el salón cuando Harry entró buscándolo. Estaba pálida, y aunque de sus rasgos había desaparecido todo rastro de emoción podía ver huellas de la conmoción que sentía en sus ojos. Lily corrió hacia él para ser abrazada como de costumbre pero sólo recibió una caricia en el pelo. James estaba viendo la televisión y Albus estaba cansado, así que se limitó a dirigir una mirada a su padre antes de volver a sumergirse en el cálido abrazo de su papi Draco.

Harry miraba fijamente a Draco.

ㅡLo siento. ㅡdijo con voz grave ㅡLe dije que no llamara aquí nunca.

ㅡNo importa.

ㅡ¡Claro que importa! ㅡ exclamó Harry violentamente. Los niños se dieron la vuelta para mirarlo. Se pasó la mano por el pelo tratando de tranquilizarse.

ㅡ Lily ... James. Quédense con Albus un momento mientras yo hablo con su papi.

Sin dar lugar a una respuesta, levantó a Albus y lo dejó sobre la alfombra entre las piernas de James. Luego dirigió a sus tres sorprendidos hijos una mirada tranquilizadora.

Se dio la vuelta y agarró a Stiles de la mano. Al llegar a su estudio, lo soltó.

ㅡLe dije que no debía llamar aquí ㅡ repitió ㅡ¡Le dije que si era muy urgente le dijera a la señora de la limpieza que me llamara en su lugar! ¡Pero que ella no llamara nunca!

ㅡYa te dije que no importa.

ㅡ¡Pero si importa! ㅡ estalló Harry ferozmente ㅡ¡Te ha hecho sufrir y no quiero que eso suceda!

ㅡEntonces, lo que tenías que haber hecho... ㅡ Draco se interrumpió porque no quería insultarlo y encogiéndose de hombros, se acercó a su mesa ㅡ¿Cómo es que sigue trabajando para ti? ㅡ le preguntó entre dientes ㅡSi decías que todo había terminado.

ㅡNo trabaja para mi. ㅡdijo Harry ㅡ Trabaja para mi bufete de abogados. Hace meses que le pasé todos mis asuntos a uno de sus compañeros.

Draco no lo creía. Tenía grabada la expresión de su cara cuando le dijo que Ginebra acababa de llamar. Todavía recordaba cómo lo había apartado para correr a llamarla.

ㅡEntonces, ¿por qué te ha llamado?

Harry suspiró. Draco estaba seguro de que trató de controlar las emociones que le había provocado la llamada de Ginebra.

ㅡEra la única que estaba en la oficina cuando llegó una información muy importante por fax. ㅡle explicó Harry ㅡ Lo bastante importante como para que yo lo supiera inmediatamente. Y no había nadie más en el bufete.

ㅡHmmm ㅡ exclamó Draco, que no podía pensar en algo más que decir ㅡBueno, pues asegúrese de que no vuelva a llamar ㅡ agregó fríamente para acabar con el asunto.

Pero el silencio incómodo que se hizo a continuación, le decía que aún no había concluido.

ㅡEl caso es que ㅡdijo Harry con prudencia ㅡtengo que marcharme. Ha surgido un problema legal con el negocio de Italia y tengo que volver a la oficina para solucionarlo personalmente.

La compra de Harvey's y el negocio de Italia, ¿dónde estaba la diferencia?

ㅡClaro que si. Tú tienes que irte, ㅡ dijo con tal acidez que fue como una bofetada en la cara ㅡ y yo tengo que meter a los niños en la cama.

ㅡ No. ㅡ exclamó ㅡ Voy a mi oficina, no a la de Ginebra. No voy a verla. No quiero verla. Estaré en la otra punta de Londres, ¿lo entiendes?

¿Entender? Sí, por supuesto, Draco lo entendió todo. Le estaba pidiendo que confiara en él. Pero no podía. Tal vez nunca volvería a confiar en él.

Lo empujó con la intención de abandonar el estudio. Pero Harry lo detuvo.

ㅡTengo que acostar a Albus ㅡmurmuró y le empujó para salir de la habitación. Aquello ocurrió un viernes. El lunes siguiente, Harry se marchó a Italia para atar los cabos sueltos del contrato antes de las vacaciones de Navidad. Y después de un horrible fin de semana durante el cual los dos se comportaron con exquisita cortesía, Draco sintió alivio al verlo partir.

Pero hicieron el amor el domingo por la noche. Y en medio de sus intentos desesperados por conseguir algún nivel de satisfacción mutua, Harry rompió una de las estrictas reglas que se habían instituido entre ellos y le hablaron. Le pidió que le perdonara. Draco le dijo que se callara, para no estropear más las cosas. Harry se mordió la lengua, pero cuando lo penetró, lo hizo con una ansiedad tal que rayaba en el tormento. Al terminar se separó de él y hundió el rostro en la almohada. Draco sintió entonces la desesperada necesidad de consolarlo, pero no pudo, porque habría sido demasiado importante.

El problema era que ya no sabía qué era aquello tan importante, porque había comenzado a perder la noción de las causas que los separaban.

"Ginebra", recordó, "Ginebra".

Pero incluso aquel nombre empezaba a perder el poder de hacerle tanto daño como antes.

Los siguientes días, Draco se sumergió en los apresurados preparativos de las fiestas de Navidad. Ignoró las frecuentes molestias de su estómago y se dispuso a limpiar y reordenar las habitaciones. La noche que volvía Harry, seguramente no sería mejor meterse en la cama y descansar.

Estaban todos en el salón, tratando de poner en pie el enorme árbol de Navidad que acababan de traer, cuando se abrió la puerta y entró Harry. Una sonrisa suavizó sus duros rasgos al ver los esfuerzos de su esposo y sus hijos para sostener el árbol.

ㅡVeo que para algunas pequeñas tareas todavía hago falta ㅡ dijo en broma, atrayendo la atención de sus hijos.

Los niños abandonaron a Draco y corrieron hacia Harry. Él, fingiendo terror, cayó en la alfombra mientras Lily e James se abalanzaban sobre él gritando y riendo. El tercer miembro del trío gateó como pudo hasta alcanzar los pies de su padre.

Draco miró la escena embobado, mientras las agujas del pino se le clavaban en la palma de las manos.

Fue en aquel preciso instante, al sentir una sensación de dulzura y afecto que jamás había experimentado, cuando se dio cuenta del valor que tenía su vida.

Amaba a su familia. Amaba el amor de su familia.

Un amor sencillo que extendía sus lazos de unos a los otros unía hasta tal punto que, cuando un eslabón se rompía amenazando con romper la cadena, los demás volvían a unirse para formarla otra vez.

El Harry de aquella escena era el viejo Harry. No el que estaba tan cansado que no tenía tiempo de echarse en el suelo para jugar con sus hijos, para disfrutar de ellos.

Albus estaba sentado sobre él, golpeándole el pecho con los puños.

ㅡMe rindo, me rindo ㅡdecía Harry, mientras James le sujetaba por los brazos para que Lily pudiera hacerle cosquillas sin piedad. Los dos niños sabían que Harry no podía hacer ningún movimiento para salvarse mientras tenía a Albus sentado sobre él ㅡ¡Ayúdame, Draco! ¡Necesito ayuda!

Draco soltó el árbol, asegurándose de que no caería sobre ellos antes de ir a agarrar a Albus con un brazo y atacar a Lily con sus propias armas, dejando que Harry se las entendiera con James. Al cabo de unos segundos, el padre había doblado el brazo de su hijo mayor sobre su espalda y no dejaba de darle besos.

ㅡ¡Puaj ! ㅡprotestaba James, pero en realidad estaba disfrutando y riéndo como un loco.

No hay muchas formas de darle a un niño de seis años los besos que necesita, cuando no se deja dar. Harry estaba empleando el mejor truco, porque se los daba jugando. Cuando dejó al niño en el suelo, estaba loco de felicidad, aunque sin dejar de hacer gestos de asco. Luego se moría de risa cuando su padre persiguió a Lily, que no paraba de chillar, pero que, en realidad, estaba deseando que Harry la abrazara y la cubriera de besos.

Albus observaba con una sonrisa de felicidad y Draco se abrazó a él. El cálido cuerpo de su hijo lo reconfortó, aunque en realidad, lo que más deseaba era esperar a que le llegara el turno de que Harry lo persiguiera también a él, como había hecho en el pasado.

Pero afortunadamente Harry estaba pensando lo mismo y quedó claro cuando dejó a Lily en el suelo y miró a Draco con incertidumbre. El Omega sintió una reacción timidez y le ofreció a Albus, agachando la mirada mientras Harry se tumbaba en el suelo jugando con su hijo pequeño.

Precisamente en aquel instante, el árbol de Navidad comenzó inclinarse. Draco lo atrapó a tiempo, pero se le echó encima. Otra mano, más grande y fuerte que la suya apareció de repente para sostener el árbol, volviendo a ponerlo recto con gran facilidad.

ㅡTe ha arañado en la cara . ㅡdijo Harry, tomándolo entre sus brazos y besándolo en la comisura de los labios y acariciándolo con la lengua ㅡHola ㅡmurmuró suavemente. Draco se sonrojó.

ㅡHola ㅡrespondió con voz grave.

Harry lo besó de nuevo, con intensidad, ternura e intimidad. Fue un beso calido y lleno de vida. Draco cerró los ojos y se abandonó en el abrazo de aquel cuerpo que conocía tan bien, le estaba dando.

El sonido del timbre de la puerta los separó. Sus hijos se apresuraron a abrir, porque a aquella hora esperaban a Lily.

ㅡTu madre va a llevars a oír villancicos ㅡ dijo Draco.

ㅡ¿Sí? ㅡreplicó Harry distraídamente, sin dejar de mirar a Draco intensamente ㅡMejor ㅡañadió con un murmullo y lo besó de nuevo suavemente. No se separó de él ni cuando su madre entró en la habitación.

Draco ni siquiera la oyó. El amor que creía perdido para siempre palpitaba en el fondo de su ser, alimentando una deliciosa calidez en cada rincón de su cuerpo. Con un suspiro, que fue como el suave murmullo de una brisa, le acarició los brazos y enterró los dedos en sus cabellos.

Estaban sin respiración cuando se separaron. Harry se volvió para saludar a su madre con una sonrisa. Lily sonreía nerviosamente, pero la expresión de esperanza escrita en sus ojos, era inequívoca.

Al poner los trajes a los niños, mientras Harry estaba fijando la posición del árbol, Draco grabó los cambios que había hecho en el piso de arriba. Se mordió el labio preguntándose cómo se lo diría, y pospuso el momento hasta que no tuviera más remedio.

Se despidió de los niños y de su abuela desde la puerta. Harry lo agarraba por la cintura mientras Lily salía por la puerta del jardín empujando el cochecito de Albus y con los mellizos correteando a su lado y sin parar de hablar.

Harry cerró la puerta. Después del alboroto anterior, el silencio me pareció muy extraño.

ㅡVen conmigo mientras me cambio ㅡdijo Harry, ofreciéndole la mano a Draco.

Draco la agarró dócilmente y se dejó llevar escaleras arriba hasta su dormitorio. Allí, Harry se separó del Omega con un suspiro y comenzó a desatar la corbata.

Draco lo miraba desde el umbral de la puerta, retorciéndo las manos nerviosamente.

ㅡharry ...

Él, que no lo oía, se dirigió al baño.

ㅡPero qué... ㅡdijo saliendo disparado y mirándolo con asombro.

ㅡTenía que poner a mis padres en alguna parte ㅡ dijo Draco, poniéndose a la defensiva ㅡy ésta era la única solución ㅡdijo señalando la cama.

Había quitado del baño todos sus objetos personales y vaciado uno de los armarios y había puesto su ropa con la de Harry. Casi no había espacio, la había metido con tanta precisión que tenía que plancharla otra vez antes de ponersela, pero...

ㅡ¿Y dónde vamos a dormir tú y yo?

Draco señaló las otras habitaciones con un gesto vago.

-He comprado dos camas. Una la he puesto en la habitación de James y otra en la de Lily. Tu madre puede dormir con Lily.

La madre de Harry siempre se quedó a dormir con ellos la Nochebuena porque le gustó ver a sus nietos abriendo los regalos el día de Navidad.

ㅡYo dormiré con Albus y tú con James. Sólo son dos noches, Harry. ㅡdijo apelando a su comprensión cuando lo vio a punto de explotar ㅡSabes que no podemos poner juntos a los mellizos o no se dormirán nunca. Están muy emocionados y...

ㅡ¡Maldita sea ! ㅡ exclamó Harry ㅡ ¿Qué te ocurre Draco? ¿Por qué tengo que dejarles mi cama a tus padres? ¿Por qué no pueden dormir en otra cama? ¿O haces esto porque quieres seguir vengándote de mí? Porque, si es eso te aviso que creo que ya he sufrió bastante.

Draco se indignó ante tal injusticia.

ㅡ¿Desde cuándo han sido mis padres un problema para ti? ¡Sólo vienen una vez al año! ¡Ten algo de consideración con ellos, por el amor del Cielo! Saldrán para acá en cuanto cierren la tienda y Harán el camino de un tirón. Empiezan a ser mayores y no creo que sea muy cómodo para ellos dormir con los niños.

ㅡ¡No puedo creer que estés haciendo esto! ㅡexclamó Harry, demasiado enfadado como para atender a razones ㅡVuelvo a casa después de una semana entera en Italia... ¡En Italia, por Dios Santo! ㅡ dijo como si se tratara del fin de la Tierra ㅡ Buscando un poco de tranquilidad en mi propia casa. ¡En mi propia casa! y me encuentro con que me ha echado de la habitación mi propio esposo, un chico vengativo que no encuentra maneras de... ¡No pasaría...! ㅡ continuó observando a un pálido Draco ㅡNo pasaría nada si la maldita casa fuera lo bastante grande para perderme en ella si me da la gana. Pero como tú te has negamos a mudamos a una más grande yo tengo que pagar las consecuencias. ¡Yo! Un maldito millonario viviendo en una casita de juguete con tres mocosos que no paran de hacer ruido y un esposo que...

Se interrumpió dirigiéndose a Draco, que estaba completamente pálido con una mirada furiosa.

ㅡ¡Maldita sea ! ㅡ exclamó ㅡ ¡Maldita sea ! ¡Maldita sea!

ㅡ¿Por qué no te vas a casa de Ginebra? ㅡle sugirió Draco con voz temblorosa ㅡ¡Puede que ella te trate mejor!

Giró sobre sus talones y salió del dormitorio antes que Harry pudiera decir algo más. ¿Creía que era vengativo? ¿Qué vivía en una casa de juguete? ¡Y a los niños! ¡Había llamado mocosos a sus hijos!

Recogió los platos donde habían cenado los niños y se dispuso a lavarlos. Podría haberlos metido en el lavavajillas, pero aquella actividad le dio la oportunidad de descargar su rabia.

Harry apareció a sus espaldas y lo apretó contra el fregadero.

ㅡLo siento . ㅡdijo besándolo en la nuca ㅡ No quería decir eso ㅡ Draco suspiró, restregando un plato de tal modo que el dibujo corría el riesgo de desgastarse.

ㅡEntonces ¿por qué lo has dicho?

ㅡPorque... ㅡ Dijo Harry, pero se interrumpió para seguir besando a Draco en el cuello.

ㅡ¿Porque, qué? ㅡ insistir Draco.

ㅡPorque estaba decepcionado. ㅡ dijo Harry ㅡPorque he pasado toda la semana sin pensar en otra cosa que en esa maldita cama. Porque me sentí culpable por haber olvidado el problema de tus padres. Porque, ㅡdijo y se detuvo para dar un suspiro ㅡno quiero dormir con James. Quiero dormir contigo. Quiero despertarme la mañana de Navidad y ver tu cara sobre la almohada. Porque... maldita sea, hay un millón de porqués. Pero todos desembocan en una sola causa. Me he puesto así porque me has quitado el único sitio donde me siento cerca de ti. Necesito esa cama, Draco, la necesito.

Con un sollozo arrepentido, Draco dejó caer el plato que estaba fregando y se dio la vuelta para apoyarse en el pecho de Harry.

ㅡHmmm, Harry ㅡsusurró ㅡestoy tan triste.

ㅡLo sé ㅡ dijo Draco con un suspiro abrazándolo y acariciando su espalda. Apoyó su cabeza en la de Draco y una vez más su cuerpo se convirtió en su refugio.

Finalmente, Draco consiguió calmarse y Harry lo agarró por la barbilla para examinar su rostro. El Omega le dejó, tan silencioso y petulante como Lily.

ㅡMi madre me va a matar si te ve así ㅡdijo Harry sonriendo ㅡuna mirada y me acusará sin escucharme.

Draco, a su pesar, le devolvió la sonrisa. Pero Harry tenía razón. Lily siempre se ponía de su lado cuando discutían, tuviera razón o no.

ㅡ¿Me perdonas? ㅡle preguntó Harry, apartándole el pelo de la cara ㅡVamos a firmar una tregua, Draco. Vamos a ser felices estas Navidades. Incluso cederé nuestra maldita cama si eso te hace feliz.

ㅡ¿Quién ha dicho que me haga feliz? ㅡ objetó Draco, metiendo las manos en el pantalón de Harry para buscar un pañuelo. Rozó con los dedos sus genitales y Harry dio un respingo.

ㅡNo me provoques, pequeño. ㅡlo acusó Harry asombrado, porque sabía cuál era su intención. Y sonrió al comprobar que allí estaba el viejo Draco, el que pensó que había perdido para siempre ㅡVamos a firmar una tregua, Draco. ㅡ le rogó con voz ronca ㅡ Por favor.

ㅡ¡Has llamado mocosos a los niños!

ㅡ¿He dicho eso? ㅡdijo Harry , y parecía sinceramente sorprendido.

ㅡ¡Y mucho más!

ㅡMe pregunto por qué no me has tirado nada. ㅡmurmuró Harry ㅡ¿Me perdonas? ㅡ Draco descubrió la propuesta, complacido por el modo en que Harry le acariciaba el cuello y las mejillas.

ㅡ¿De verdad eres millonario? ㅡle preguntó.

ㅡ¿También he dicho eso? Debo haberme vuelto loco.

ㅡ¿Lo eres? ㅡ insistió Draco .

ㅡSi te digo que sí, ¿voy a ganar un poco más de respeto en esta casa? ㅡ Dijo Harry con una sonrisa.

ㅡTal vez.

ㅡEntonces, sí. Tienes un millonario delante de ti. Tal vez a un multimillonario, añádelo, sólo para conseguir un poco más de respeto, ya sabes ㅡdijo con buen humor.

Draco se sintió dolido porque sabía que le estaba diciendo la verdad. Harry era un hombre muy rico y el Omega ni siquiera lo había sabido. Para él no era más que Harry, el hombre al que llevaba amando toda su vida.

ㅡ¿Una tregua? ㅡle preguntó Harry, rozando su boca con los labios.

ㅡSí ㅡ murmuró Draco y cerró los ojos.

ㅡ¿Por mis millones?

ㅡPor supuesto. ㅡ dijo Draco sonriendo ㅡ ¿Por qué otra cosa iba a ceder?

Harry se rió, porque, si conocía en algo a Draco, sabía que no era interesado. Lo besó en la frente y se dio la vuelta agarrándolo de la mano.

ㅡEntonces, ven y charla conmigo mientras me cambio ㅡle dijo.

La habitación estaba bañada, como de costumbre por una tenue luz anaranjada.

ㅡEsta noche, por supuesto, podemos dormir en nuestra cama ㅡcomentó Draco distraídamente y recibió una palmadita en las nalgas.

Entraron en el cuarto de baño riendo.

( . . . )

Fueron unas Navidades felices, tranquilas, alegres, pero terminaron enseguida. Llegó el momento en que Draco tuvo que decidir si iba a volver a las clases de Cedrig. Harry no hizo ningún comentario, pero Draco no tuvo la menor duda de su opinión al ver su cara cuando lo sorprendió con su bloc de dibujo. Además, el Omega se negó a comentárselo porque quería que fuera una decisión exclusivamente suya.

Muy lentamente, volvieron a ser dos extraños que vivían bajo el mismo techo. Draco pensaba que el noventa por ciento de la culpa lo tenía el hecho de que no había conseguido una relación satisfactoria en la cama. Harry era un hombre muy sensual y su propia y continua incapacidad para entregarse por completo debía desafiar su virilidad. Odiaba las restricciones que el Omega imponía: la oscuridad, el silencio, su reticencia a dejarse llevar por sus sensaciones. Draco temía que, si no podía solucionarlo, una vez más, él se fuera en busca de la satisfacción a alguna otra parte.

¿Lo abandonaría alguna vez aquel miedo? Se preguntó una mañana, después de una noche especialmente desastrosa.

Harry había sufrido tanto como el Omega después de su aventura con Ginebra, pero saber que podía volver a caer en la tentación cuando la presión fuera demasiado fuerte, acababa con la necesaria confianza que Draco necesitaba para volver a sentirse seguro con él.

Draco era preso de una terrible inseguridad, una inseguridad que lo mantenía continuamente irritado. Volvió a tener dolores de estómago, unos dolores que ya duraban meses.

Y cuando pensaba en aquellos meses, se le helaba la sangre en las venas.