☾:. 𝕾𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖑𝖚𝖓𝖆 𝔂 𝖊𝖑 𝖘𝖔𝖑 .:☽

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Aurelius definitivamente había sentido la puerta, y se había apresurado en ponerse el cambio de rompa que tanto necesitaba para así poder ir a recibir a Albert, pero Erin al parecer le había ganado la carrera y había ido a abrirle la puerta.

Albert venía vestido de manera casual debido a que no habían tenido que ir temprano a la iglesia, con unos pantalones y una camisa blanca cómoda, apoyándose en el marco de la puerta para saludar a Erin y sonreírle - Hola, Erin, ¿Hay pescado?... - entro lentamente a la casa luego de unos minutos y sonrió aun más - Si por favor, tu sabes que me encanta, ¿Necesitas ayuda en algo? ¿Y Aurelius?.

- Aquí estoy... - dijo este abriendo la puerta de la habitación, secándose un poco el pelo con la tela.

- Oh vaya, estamos elegantes hoy, y bien, ¿Tu padre cuando llega?.

- Probablemente en unos minutos más, quizás una hora, llegaste demasiado temprano, aun no hemos ni desayunado, puedes acompañarnos si quieres.

- ¡Sí! ¡Erin estaba por servirme algo de caldo!.

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- Oh, ¡va, va!, tu sabes que me encanta ayudar en la cocina, especialmente si es contigo por que se ve que sabes mucho y así aprendo cosas nuevas igualmente. - Albert menciono emocionado antes de tomar asiento como Erin se lo había ordenado.

Aurelius observo con atención el resto de cosas que tenía Erin alrededor, las tortitas llamando su atención. Se veían bastante coloridas, pero no podía decir con exactitud a que sabían al fin y al cabo, solo le quedaba adivinar. También tomo asiento luego de un rato, la tela que uso para secarse encima de sus hombros para que no molestase a la hora de comer, bostezo un poco y tomo la jarra de zumo para servirse un poco.

A penas Erin le había servido el caldo a Albert, este no espero un segundo más para zampárselo, cosa que hizo que Aurelius lo fulminara con la mirada a modo de broma para decir - Vaya hambre traías.

- Y frío también... - menciono Albert en medio de unas cuantas cucharadas.

Aurelius tomo una de las tortitas y la examino con la mirada, llevaba tiempo en el que no comía nada relacionado con masa, aunque le gustaba la textura la curiosidad a cerca del resto de cosas llamarón su atención inevitablemente, por lo que se metió el dulce a la boca y mastico un trozo considerable. Estaba algo helado pero era agradable en combinación - ¿Oh? Esta bueno... - los ojos se le iluminaron mientras comía, haciendo que Albert quisiera probarlas luego también.

Tuvieron una mañana tranquila y relajada en general, y ya se acercaba la hora en la que él padre de Aurelius se presentaría. Albert ayudo a Erin de a cuerdo a sus instrucciones en la cocina en tanto que Aurelius se aseguraba de arreglar algunas cosas en la modesta mesa de su hogar, pero por más que esperaron, su padre aun no aparecía, lo que hizo que Aurelius se preocupara y mirara cada cierto tiempo a través de las ventanas o la puerta a ver si aparecía la figura del hombre familiar, pero al rededor de una hora había pasado sin que este notara algún cambio a las afueras.

- ¿Habrá pasado algo?. - pregunto Albert, notando el leve estrés en el que estaba su amigo.

- Seguramente esta ocupado... algún inconveniente... aun así me preocupa... - no fue hasta que ajusto su vista que le pareció ver la cabellera del hombre, lo que lo hizo saltar de su sitio, sin embargo al salir, se detuvo en seco al ver las condiciones en las que venía: parecía haber sido golpeado, además, traía una capa enorme encima, como intentando esconderse de algo. Albert al notar como estaba el señor Alexander, se alarmo y salto de su sitio de igual manera para ir a ayudarle, la confusión más que clara en su rostro al recibirlo.

- ¿Padre? ¿Qué ah pasado? - Aurelius pregunto con la voz entrecortada mientras Albert le ayudaba al hombre a mantenerse en pie.

- Creo que... Creo que cometí un error... Aurelius, debes irte. - dijo Alexander tosiendo un poco - pude mantenerlos a raya ayer pero nada me asegura que no vuelvan a aparecer por la noche.

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Albert y Aurelius ayudaron a llevarlo dentro de la casa, pero el hombre se había resistido un poco ante la idea, para luego de un rato dejarse llevar por que no había caso, y en su mente aun había tiempo para que su hijo se retirara a tiempo del lugar.

Se sentó en una de las sillas con ayuda, para resoplar debido al dolor que tenía en el cuerpo. Acepto el vaso de agua de Erin con cuidado de no causarse más dolor al hacer algún movimiento. La poca sangre que brotaba de sus labios mancho el vaso al momento del contacto, tambien haciendo que Aurelius se pusiera algo nervioso, después de todo aun quedaba que le contaran a Albert a cerca de ese tema, por lo que intento mantener la boca cerrada mientras sus colmillos reaccionaban de manera automática ante el olor de sangre fresca.

- Hijo... - empezó el hombre una vez que bajo el vaso - Vienen por ti.

Aurelius no pudo evitarlo y termino abriendo la boca para contestarle de todas maneras - ¿Quienes?.

- Un grupo de vampiros cazadores... por favor, debes irte, ahora...

Aurelius no comprendía, ¿Por que? ¿Había algo que su padre no le había contado?

- Por que... Que es lo que quieren de mi. - volvió a preguntar Aurelius mientras Erin se encargaba de revisarle alguna de las heridas.

- Eliminarte... yo... heh... no eh sido completamente honesto contigo, a cerca de lo que le paso a tu madre... - Alexander bajo la mirada y puso una de sus manos encima de su frente, no queriendo mirar a Aurelius a los ojos - Vienen a por ti por que tu madre es considerada una traidora para ellos, y yo... al parecer interceptaron la ruta por la que yo y ella hemos intercambiado cartas y han logrado dar con nosotros como resultado, algo por lo que tu madre y yo peleamos tanto por mantener en secreto...

Aurelius estaba sorprendido, ¿Su madre aun estaba viva? ¿Una traidora, ella? tenía demasiadas preguntas, pero si su padre estaba tan preocupado por su bienestar, tendría que obedecerle. Albert miro con atención la escena, tratando de asimilar los datos que se le habían entregado, luego de un rato él hablo.

- Así que eso era... - Albert se veía bastante tranquilo, al parecer por que aun confiaba en Aurelius y el hecho de que el nunca había lastimado a una mosca en lo que llevaban conociéndose, por lo que no se lo tomo muy personal. Aquello igualmente explicaba muchas de las cosas raras que se traía Aurelius encima - Debería decir que me duele que no me lo hayas dicho pronto, pero me imagino que habrá sido por el miedo... así que esta bien.

- Lo siento. - fue lo único que pudo musitar Aurelius en una voz que más bien parecía un susurro.

- No, no, no hace falta, es en serio... más importante, debemos irnos... no hay manera de que te deje solo...

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- ¿Hay algún lugar en donde podamos refugiarnos? - Pregunto Albert agachándose cerca de Alexander.

- Sí... sugiero el Reino hacía el Este, tardarían más en encontrarnos si es así, además... tu y Erin podrían perfectamente pasar desapercibidos por un tiempo, después de todo es a mi hijo a quien quieren realmente. En tanto tendré que dejar mi puesto a alguna de mis colegas... vaya desastre. - murmuro este con la voz algo entrecortada.

- Mi madre... ¿Dónde se encuentra ella?. - pregunto Aurelius con la mirada fija en su padre.

Este lo observó y movió la cabeza de lado a lado - En su tierra natal, esta demasiado lejos, además es probable que este reclusa, aunque me sorprende la cantidad de tiempo que conseguimos mantener nuestros intercambios de cartas secretos, aun así... realmente solo podía comunicarme con ella cada cierto tiempo, decidí hacerlo ayer y en la madrugada esos desgraciados dieron conmigo y con la información de mi hijo, dijeron que si se los entregaba para que se deshicieran de él iban a dejarme ir, pero... ¿Cómo esperan que un padre deje atrás a su hijo solo por que ellos lo exigen?... de todas maneras me enzarce en una pelea con ellos y logre esconderme a penas empezó a asomarse el sol... me temo que no estoy para nada en forma en comparación a como era antes... - rio de una manera un poco incomoda y suspiro - con suerte no me han hecho nada más...

- Iré a buscar algún carruaje que se ofrezca a llevarnos hasta Nosadre entonces... - dijo Albert poniendo una de sus manos en su barbilla. - Erin, Aurelius, cuiden de él hasta que vuelva.

- No hace falta mencionarlo, aquí me quedare, por favor no tardes... - susurro Aurelius en respuesta, con una pequeña sonrisa en su rostro.

- ¡Volveré volando, os lo juro!.

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- Hmn... - Aurelius se sonrojo ante la acción de Erin de colocarle la bufanda alrededor del cuello - Gracias... - murmuro antes de acompañarlo un rato a la habitación a ordenar algunas cosas y mantener el ojo en su padre al mismo tiempo. Observo atentamente desde su sitio el como Erin se encargaba de guardar algo de comida, y asintió ante la mención de vender algunas cosas si lo necesitaban.

- Padre, ¿Necesitas algo de la casona? - pregunto Aurelius para asegurarse, y su padre negó.

- No, no, si tengo suerte es probable que un antiguo amigo nos reciba en aquel Reino, pero nunca esta demás llevar unas cuantas cosas para el camino, ese hombre... - dijo refiriéndose a Erin - es muy observador... estaremos bien.

Aurelius asintió al entenderle, y luego de un rato mantuvo el ojo en la puerta y ventanas hacía el exterior hasta que Albert se presentara. Paso un buen rato mientras se apresuraban a tener todo listo, dudaba que los vampiros de los que hablaba su padre se presentaran de la nada, no había mucho sol y estaba algo nublado desde la mañana, pero algo era algo, solo quedaba rezar por que las nubes se fueran en un tiempo más hasta poder abandonar la casa.

Albert llego apresurado, maniobrando a los caballos por su cuenta hasta que estos se detuvieron en el camino cerca de la escalera hacía la casa de Aurelius y Erin, anunciando al bajarse rápidamente y llegar hasta ellos - Han rehusado llevarnos, pero nos han prestado un carruaje de todas maneras... a cerca del pago...

- Esta bien - interrumpió Alexander - Yo me encargare de eso cuando sea más oportuno regresar, espero que le hayas extendido las gracias al dueño.

- Sí, lo hice. Por favor móntense en la parte trasera lo antes posible... no creo que vayamos a tener suerte por tanto tiempo... - menciono Albert mirando al cielo.

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- Eso mismo digo yo... - Albert menciono mientras ayudaba a Erin a subir a la parte trasera con todas las cosas que necesitarían para el viaje al menos. Aurelius en tanto había ayudado a su padre a subirse a la parte trasera en cuanto pudo, no pudo evitar mirarlo inquisitivamente a veces, pero su padre solo hacía gestos con la mano, indicándole que estaría todo bien, por lo que su hijo luego de un rato dejo de insistirle.

Aurelius se monto a la parte trasera igualmente luego de ayudar a su padre. Reviso minuciosamente todo lo que llevaban, comida, ropa, abrigo y alguno que otro accesorio de Erin para vender si es que estaban en demasiados aprietos. Aurelius también había aprovechado a tomar algunas monedas de oro que tenía escondidas por si las moscas en su habitación, para luego anunciar - Bien, estamos listos. ¡Albert!

- ¡Heup! - Albert se subió a la parte delantera para tomar las riendas de ambos de los caballos, y con un un suave gesto de estas, estos comenzaron a moverse, lentamente primero, y poco a poco la velocidad avanzo para que fuera más fácil dejar el pueblo lo antes posible.

- A cerca de la iglesia, Albert, ¿haz advertido que no vamos a estar por un tiempo?. - pregunto Aurelius desde la parte de atrás, mirando un poco a través de la rendija de madera para visualizar la espalda de Albert.

- No eh podido, pero no perderé la oportunidad de hacerlo cuando hayamos llegado, no creo que las noticias tarden en llegar luego del escandalo en la casona, dudo que haya pasado desapercibido...

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- No me molesta... intenta descansar todo lo que puedas, el día ya ah empezado demasiado agitado para lo que es... - dijo Aurelius al voltear la cabeza y escuchar a Erin. Tenía razón, ya tendrían tiempo de sobras para informar al pueblo de lo que había sucedido, ojala sin alarmar a nadie, después de todo aquellos vampiros los buscaban a ellos y a nadie más.

Aurelius se acomodo en las bancas de madera, y mientras Erin tomaba un descanso, este intento asegurarse de que su padre estaba bien, pero noto luego de un rato que él mismo se estaba envolviendo y desinfectando las heridas más graves. Le llamo la atención la cantidad de marcas de dientes y agujeros que tenía alrededor de los brazos, por lo que sin ninguna duda lo habían mordido, haciendo que el ceño de Aurelius se frunciera ante los brazos de su padre, cuya piel se encontró a la vista momentos atrás.

- Hey, esta bien hijo, no va a pasarme nada... - Dijo Alexander al notar como lo observaba su hijo.

- Si, lo se, es solo que... esas heridas son horribles... siento que hayas tenido que pasar por eso... - dijo este bajando la mirada, acariciando suavemente la cabeza de Erin con una de sus manos.

- Comprendo... pero si quieres que sea honesto, tus colmillos son más grandes, esto no es nada... - rio Alexander para intentar que su hijo y los demás se relajaran un poco.

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SPOILER (click to view)

Diablos señorita esos si son plot twists jajaja me parece bien, además se me han ocurrido un par de nuevas ideas: Como Erin ah estado acostumbrado a no tomar sangre, es posible que por eso los colmillos que él tiene no reaccionen ante el olor de la misma, igualmente pensaba en hacer que los vampiros en si no fueran capaces de sentir la comida común y corriente pero bien podemos hacer que la condición de Erin de poder probar la comida y tal sea puramente genético (Así como por otros casos que no se dan siempre pero lo suficiente para tener esa información) por ser hijo de un humano y un vampiro, solo que salió con suerte de poder probar cosas del mundo culinario hsjshjs.

Por cierto, los dientes de Aurelius son más o menos de este tamaño pero más afilados, uso la imagen de una calavera por que no encontré ejemplos que me gustaran jajaja, también había un anime en el que los colmillos de los vampiros eran enormes (No recuerdo el nombre :C), quise darle más o menos las mismas características a Aurelius por que si no da miedo no lo quiero XDDDD