Posts written by XIVA

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    Hola primera vez que comento en tu historia... Aunque la he seguido casi desde que inicio... A mi me gusta dar largos reviews, asi que si no te molesta te vengo con mi biblia que abarca a nivel general la historia:

    La historia tenia un rumbo que pense se trataria sobre una evolucion de Onodera y que por fin se diera cuenta de que su insistencia en no demostrar sus sentimientos lograria separarlo de Takano y que al ver eso lo haria cambiar, posiblemente una tipica historia... Pero todo fue una espiral de errores y descendio poco a poco a una crisis personal, como en una pesadilla que no acaba, donde nadie lo quiere, todos lo detestan (En serio me parecio exagerado lo de Hatori aun si tiene una historia independiente del manga), y termino enfadando a un sociopata obsesivo que no dudo en eliminarlo de la faz de la tierra y que como para complacer a un destino curiosamente ensañado contra el parece recibir premio (Seguir tranquilamente con su vida) por haber quitado a ese elemento indeseado de esta historia, aunque el ya no estuviera afectando directamente al objeto de su deseo, donde todo el mundo termino detestandolo como si Ritsu estuviera maldito o hubiera sido maldecido como si fuera el peor de los criminales, y los errores de Ritsu que mas que nada fueron decisiones erroneas producto de su inmadurez terminan condenandolo a morir... Parece una arbitraredad contra el, casi como a nivel personal, que se porto como un imbecil, si lo hizo, que cometio errores pendejos, lo hizo, pero ya matarlo?... En fin...

    Aun me quedo la duda de si Takano lloro porque aun amara a aquel a quien supuestamente ya no amaba porque supuestamente amaba a Yokozawa, o si lloro por la pura culpa de saberse culpable del "aparente" suicidio de aquel a quien amo (Si, en pasado) porque despues de que Onodera le dijo que se habia acostado con Kirishima, practicamente exudo odio hacia el, y bueno lo de Ann, si se veia que ellos estaban lamiendose las heridas entre ellos, de pronto si habria un afecto, pero en serio que me quede con la idea de que Takano estaba enamorado de Yokozawa, y ahora si Ritsu ¿Igualmente seguira adelante con Ann, o seguira igual de voluble?... Es decir me sentia como viendo esas peliculas donde al protagonista le pasa lo peor... Me parecio un castigo un tanto exagerado contra la forma de ser de un personaje, Iokawa como que se ensaño mas en hacer miserable a Ritsu que en hacer feliz a Yokozawa a quien supuestamente amaba, y esto lo saco de sus ultimas palabras (La vida de Yokozawa habia tomado su cauce ¿Que pitos tenia que ver con que Ritsu quisiera retornar con Takano, cuando ahora es Kirisihima el amor de Takafumi?)... Igual supongo que seguira contentandose con estar cerca de Yokozawa, observandolo en la distancia aunque de pronto se case y forme una familia para mantener oculta su obsesion por otro hombre... Kirishima aun agudo detecta el peligro con Iokawa pero supongo que nunca podra (Ni nadie) vincularlo con el suicidio de Onodera.

    La comparacion dentro de este universo entre Yokozawa y Onodera me parece dura, si algo asi como que las apariencias engañan y Yokozawa resulto ser un amor de persona aunque gruñon pero esa diferencia abismal en mi opinion solo encajaria en el lente de Iokawa, pero al aprecer los demas personajes estaban pensando igual pero aun asi... Y aunque el titulo tiene sentido en esta historia, la tragedia se decanto solo hacia un foco, por cierto lo del video pense que termino siendo innecesario ya que igualmente no afecto mucho la historia, solo Ritsu pudo verlo y comprobar algo que igualmente ya no tenia relevancia, pero los tintes tragicos (Aunque ya he tratado temas tragicos yo misma) esta historia me dejo un sabor amargo, porque en el fondo queria ver una rehabilitacion en Ritsu, la esperanza de que el se sobreponiera a los obstaculos y que de alguna forma, aunque cometas errores y tropieces con la misma piedra, igualmente puedes tener una segunda oportunidad para resarcirte... Me entristecio que Ritsu no lo logro, por capricho de alguien mas sobretodo, me dejo triste aunque me alegra que en el canon Ritsu a pesar de su tertarudez ya esta cambiando gradualmente con sus sentimientos, y me devuelve esa esperanza que tuve inicialmente con esta historia, pero debo darte el credito de desviarte del rumbo cliche y darnos este enrevesado drama.

    Tambien debo reconocer que cada actualizacion me dejo pensando mucho sobre como iba la historia, me dejaba con preguntas que trataba de responder, sobretodo a la luz de como son los personajes dentro del manga y en las novelas, por eso me deje sorprender con el rumbo que finalmente tomo la historia, me esperaba un Ritsu que finalmente empezaba su vida desde cero lejos de alli y que reflexionaba sobre sus errores y sabiendose culpable de haber perdido a su gran amor... Pero murio miserablemente... ¿Karma o justicia? Igualmente se trataba de su vida, y posiblemente las vidas de los otros personajes (A excepcion de Takano tal vez y en un principio de Yokozawa que a la larga no fue asi) no fueron afectadas por las deciciones erroneas ni la muerte de el por ende concluiria que su muerte no fue ni de ayuda a nadie, tal vez como un cuento tragico que invita a la reflexion de no quedarse callado con los sentimientos y luchar por ellos como lo hizo Zen, igualmente es una opcion personal, y bueno, disfrute del drama, y del nudo en la garganta al leer la crueldad sentimental de las escenas y los dialogos, y del imaginarme que iba a pasar... Debo decir que tuve momentaneamente la idea de que Ritsu iba a morir a manos de Iokawa o por lo menos ser torturado y secuestrado, y que al morir, los demas terminaran diciendo "Ritsu no era mal tipo, cometio errores pero no era malo" pero no fue lo que sucedio y la descartaba cada vez que Iokawa amenazaba con desaparecer a Ritsu pense que la historia iba a perdonar a este "perdedor"... Definitivamente las apariciones de Ann y de Iokawa fueron elementos sorpresa, muy bien pensados (Y mas que nada porque asumi que Takano no dejaria de ser gay) y debo reconocer que las sutilezas presentes en la historia enriquecieron mucho el fanfic, me brindaron varios niveles de emocion, y este ultimo capitulo me dio un dejo de indignidad pero aun asi me hace reflexionar sobre el como en la misma vida puede ser tan facil caer en desgracia... Y aunque dura y tragica esta historia jugo con la psicologia de los personajes dandole un marco muy real... Tratar de intuir que iba a suceder en el siguiente capitulo fue algo a lo que me dedicaba cuando terminaba de leer una actualizacion y eso me gusta en una historia...

    Finalmente gracias por la historia, felicito la forma de relatar de como estuvo escrita y como jugo con mis emociones a su antojo para dejarme pensando y cavilando incluso a nivel personal... Sin mas que añadir, felicito a la autora, con una historia compleja, dura, enredada y finalmente tragica... Interesante forma de presentar dramas personales con personajes de un manga yaoi que aunque tiene drama tambien tiene un tono mucho mas ligero y de comedia.
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    Hola a todos.

    Aqui les traigo esta traduccion de la historia escrita por Shizuka Riyuna (Este es su perfil en Fanfiction.net: www.fanfiction.net/u/1604482/) en ingles... Para los que quieran ver el permiso dado por la autora esta en el Spoiler:



    Es un fanfic corto, y ya se que hay varias historias homónimas pero esta es interesante, lo traduje de modo que respetaba el ritmo que la autora hizo con la historia y a la vez que se disfrutara en español. Esta historia nos ubica en el momento del episodio 16 de la temporada 2 de Sekaiichi Hatsukoi donde Chiaki rechazo a Yuu y fue "rescatado" por Hatori. Además de Yokozawa no Baai vol. 3, cuando Ijuuin llamo a Kirishima, interrumpiendo su conversación con Yokozawa en el salón de conferencias. La autora conecto estos eventos que parecían ajustarse al fanfic. La autora decide aprovechar esto en vista de que la historia original no es tan cronológica, pero lo demás es 100% original. Y por supuesto se enfocara en Yuu. Disfruten ^^

    Disclaimer: Los personajes de Junjou Romantica y Sekaiichi Hatsukoi pertenecen a Shungiku Nakamura, y todos los que tienen derecho a su creación, venta y distribución. Esta historia y su traducción fueron hechos sin ánimo de lucro, solo para entretención del fandom.


    Capítulo 1: Cardenal



    "¡Espera! ¡Tori!"

    "¡Suéltame, Chiaki!"

    "¡Por favor, basta, Tori! ¡Sin violencia!"

    "Chiaki, por favor saca a este tipo de aquí…"

    "¿¡Qué?!"

    "¡Apúrate! Quiero estar solo ahora…"

    "Quien te crees que eres-"

    "Vámonos. Ven Tori... ¡Te llamare luego, Yuu!"

    "Seguro."


    ********




    *Ring*

    *Click*

    "Habla Yuu..."

    "¡Yuu! ¡Ven aquí! ¡Necesitamos tu ayuda!"

    "¿Que pasa ahora, Kirishima-san?"

    "¡La fecha límite es mañana! ¡Aún tenemos 50 páginas para sombrear e Ijuuin-sensei no es él mismo otra vez! ¡Por favor ven! ¡Te pagaremos el tiempo extra!"

    "Bien, Bien. Entiendo. Salgo para allá ahora."

    "¡Gracias, Yuu!"

    *Click*

    "Maldición..."

    Yuu empaco sus cosas y salió de su hogar, sin limpiar la mancha que Chiaki dejo, dejándola secar por sí sola.

    Cuando arribó a la casa de Ijuuin, fue recibido por Kirishima.

    "Yuu, Me alegra que hayas venido. Entra."

    "Mm... Perdón por la intromisión," Yuu respondió traspasando la puerta.

    "¿Que te paso?" Kirishima pregunto, notando la marca que Chiaki había dejado en su rostro.

    "Ah... No es nada," Yuu dijo mientras entraba, dejando sus zapatos en el *genkan. (Área del recibidor tradicional japonés para casas, departamentos o edificios)

    "¿Necesitas una compresa fría?" Ofreció Kirishima.

    "Creo que es tarde para eso, pero gracias por la oferta," Dijo Yuu.

    "Bueno seria major si al menos-"

    "Estoy bien, en serio. Solo terminemos con esto," Yuu interrumpió a Kirishima.

    El se adelanto al editor en jefe y llego a la oficina de Ijuuin.

    Cuando entró, la atmosfera en la habitación era tensa.

    Las mesas estaban llenas de estilógrafos, papeles y tazas para café vacías.

    Todos tenían bolsas debajo de los ojos como si no hubieran dormido en varios días.

    "Lamento el desastre, hemos estado trabajando sin parar por dos días," se disculpó Kirishima.

    "Ah..." Yuu respondió con un gesto serio, encaminándose hacia un área de trabajo vacio.

    "Donde está Ijuuin-sensei?" Yuu preguntó, mientras daba un vistazo a la mesa de Ijuuin para ver a su asistente, Shizuku Ishi, con una expresión cansada y enojada.

    "Está en su habitación y no quiere salir. Esta en esa etapa donde incluso yo no puedo llegar a él," Kirishima le explico suspirando.

    "Ha estado así los últimos dos días. Y no sé qué sucedió con este “amigo” con el que él dijo que se había reunido, pero sea lo que haya pasado, después de eso ya no quería levantarse de su cama, ni siquiera para ir al baño," bromeo Kirishima aunque con un tono de molestia.

    Yuu solo pudo suspirar y levantarse de su sitio.

    "Espera... ¿A dónde vas?" Pregunto Kirishima, sorprendido por la repentina acción.

    "Voy a sacar a Ijuuin-sensei de la cama," declare Yuu, ya molesto por la actitud del mangaka.

    Salió de la oficina y subió las escaleras encaminándose a la habitación de Ijuuin.

    Cuando estuvo frente a habitación del mangaka, toco la puerta. Cuando no hubo respuesta trato de voltear la perilla y descubrió que no estaba cerrada.

    "¿Disculpe? ¿Ijuuin-sensei?" Llamó Yuu.

    El vio una figura moviéndose perezosamente bajo la manta que había en la cama.

    La habitación estaba oscura, así que no sabía decidir si lo que vio fue en efecto Ijuuin o fue su imaginación.

    "¿Quien esta ahí?" Ijuuin pregunto de repente.

    "Soy Yanase," replico Yuu.

    "¿Yanase?" Ijuuin repitió, algo desorientado.

    "El asistente independiente…" Aclaro Yuu, dando un paso dentro de la habitación.

    "Ijuuin-sensei, por favor levántese. Es su manga, no es nuestro. Responsabilícese," le sermoneó Yuu.

    "Es que no tiene sentido continuarlo. No es lo suficientemente bueno… No soy lo suficientemente bueno." Murmuro Ijuuin con un tono de voz melancólica.

    "Sensei... No puedo evitar pensar que esto tiene que ver con ese “amigo” con el que usted se encontró hace dos días, según comento Kirishima-san," confesó Yuu.

    Ijuuin se quedo en silencio.

    "¿Usted fue rechazado?"

    Le tomo un tiempo a Ijuuin para responder.

    "El dijo que yo era el que más le gustaba, más que cualquiera. El dijo que me amaba y yo sé que no es el tipo de amor de un fan. Yo sé que es más profundo que eso. Si tan solo ese escritor no se hubiera entrometido," Ijuuin comento.

    "*Suspiro* Sensei, no saque conclusiones basado en sus emociones. Incluso yo puedo decirle que lo amo a usted y a su trabajo, porque lo hago, porque soy su fan. Y si usted se queda acostado en su cama y se enfurruña todo el día, sus fans van a empezar a odiarlo. Además hará que su “amigo” se entristezca. Es inútil esperar por un milagro," Yuu le aconsejo.

    Ijuuin se levanto tomándose su tiempo y se dirigió a la puerta.

    "¿A dónde va?" Yuu pregunto al verlo moverse.

    "A mi oficina… Hay trabajo que hacer…" Ijuuin dijo ahora con seguridad.

    Mientras el pasaba al lado de Yuu, le susurró: "Gracias…"

    "De nada…" Yuu le respondió, para luego seguirlo a la oficina.

    *******



    "¡Finalmente! ¡Terminamos!" una de las asistentes se regocijaba.

    "¡Sí! ¡Cuatro días sin dormir! ¡Creo que no podre llegar a mi cama cuando llegue a casa!" otra había bromeado.

    "Buen trabajo a todos. Todos merecen un descanso," anunciaba Kirishima, cuando de repente su teléfono sonó.

    "¿Hola? Habla Kirishima," contesto.

    "Oh… ¿Es para hoy?" pregunto Zen hacienda una mueca, "¿Podríamos tal vez posponerlo?... Oh…De acuerdo… Entiendo… Lo veré entonces."

    "Maldita sea," Kirishima maldijo, mientras volvía a marcar otro número en su teléfono.

    "¿Que sucede Kirishima-san?" pregunto una de las asistentes.

    *"Soy yo. ¿Puedes hablar ahora?" Kirishima hablo por el teléfono celular, ignorando la pregunta de la asistente.

    "Parece que el trabajo va tomar un poco más de tiempo esta noche, asi que no creo que pueda llegar a tiempo para la cena. Lo lamento – pero te importaría adelantarte y cenar con Hiyo?"

    "Oh – no, no es nada de eso. Solo – que tenía otro trabajo del que me tenía que encargar despues que esta tomando mas tiempo del que esperaba. Me asegurare de traerle algo a Hiyo cuando llegue a casa, asi que ¿Podrias disculparme con ella por mi?"

    "Perdon por las molestias – Te veo despues."*

    {**Esta conversación (desde "Soy yo…" hasta "Te veo despues.") fue tomado de Yokozawa no Baai 3. Traducido por September Scanlations}

    "Lo lamento me tengo que ir. Tengo otros asuntos del que cual encargarme, y mama osa esta esperándome en casa. ¡Nos vemos! ¡Gracias por su ayuda hoy!"

    Antes que cualquiera pudiera reaccionar al anuncio de Kirishima, el ya estaba afuera de la puerta.

    Los otros se despidieron y también se fueron, dejando a Yuu, Ijuuin e Ishi solos.

    Yuu estaba empacando en silencio sus cosas, cuando Ijuuin se aproximo a él.

    "Gracias de nuevo, Yanase-kun. Si no hubieras podido sacarme de la cama no lo hubiéramos logrado," Ijuuin expreso con gratitud.

    "Solo trataba de ayudar," contesto Yuu en apariencia impasible. "Yo sé lo que se siente al ser rechazado."

    "¿De ahí fue que salió ESO?" Ijuuin le inquirió, apuntando a su rostro.

    Yuu se cubrió con sus manos y balbuceo, "No. Esto… es otra cosa."

    "Sensei, Yo ya me retiro," Ishi le anunció a Ijuuin con su rostro inalterable.

    "Ah… Shizuku-kun. Buen trabajo que hiciste hoy. Gracias," Ijuuin amablemente halago a Ishi.

    Ishi se sonrojo levemente, pero logro mantener la compostura. "¿Debo volver mañana?" le pregunto.

    "No. necesitas descansar. No te preocupes de todas formas gracias," Ijuuin amablemente le dijo.

    "Muy bien, hasta luego."

    "Cuidate," Ijuuin dijo, despidiéndose de Ishi.

    "Yo también me voy," Yuu dijo, saliendo por la puerta.

    "Ah, espera Yanase-kun," Ijuuin detuvo a Yuu. "¿Te molestaría si te invito a tomar algo para alguna próxima vez?"

    "Sensei… Por favor no transfiera el amor por su “amigo” a mí."

    "No. Yo solo necesitaba hablar con alguien, ya que mencionaste que entendías bien mi posición. Además, no es por ofender, pero tú no eres en verdad mi tipo. A mí me gustan los del tipo honesto y lindo," bromeo Ijuuin.

    Yuu de repente se sonrojó, dándose cuenta de lo que él dijo.

    "Está bien," dijo, buscando esconder su vergüenza.

    "Te llamare entonces," dijo sonriendo Ijuuin.

    "Mm… Bien, nos vemos luego," respondió Yuu, saliendo de la casa de Ijuuin con un rostro rojo que disimulaba el rastro del cardenal en su mejilla.

    Continuará...



    Quise compartir esta historia en español, la historia esta traducida de la forma mas fiel para mantener el ritmo que la autora quiso darle a esta historia pero tambien adaptada a que se pueda disfrutar en este idioma
    Ojala les guste, este fanfic es corto, asi que las cosas se desarrollaran a la velocidad de un minifanfic, y veran si Yuu seguira sufriendo por su amor no correspondido o si se sobrepondra con otra ilusión.
    Espero sus comentarios, criticas, opiniones y demas, nos vemos en el siguiente capitulo.


    PD. Este es una historia muuuy diferente a mi anterior trabajo, espero que aprecien el cambio de temática, mucho mas light.

    Edited by XIVA - 23/8/2014, 00:56
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    Hola!!!
    Bueno debo reconocer que Chiaki es en este mundo el hombre mas ciego del mundo... Pero bueno, el ya esta por encima de la percepcio mental, no hay que esperar mucho de el... De las dos opciones no puedo decidirme, con la de cerrar el capitulo con un epilogo, pues podrias actualizar los otras fanfics que yo ya llevaba siguiendo por mas tiempo, y que quisiera que no las dejaras por mucho tiempo... Ademas es posible que un alargue sea contraproducente... Pero por otro lado, un epilogo podria saberme a poco, es decir, mencionar superficialmente como ellos llevaron su vida despues de estos acontecimientos, sin el nivel de detalle que lleva cada capitulo podria sentir que le falta cosas, y me sentiria insatisfecha... Un final es importante en una historia... Por eso el proseguir la historia pero no alargarla demasiado seria interesante... Y bien si desarrollas la historia por el lado del Sindrome de Estocolmo, no se... Si algo me ha descolocado de la pareja Domestica y no me importa recalcarlo es la facilidad con la que Chiaki termina en una relacion con su violador y despues ciegamente enamorado de el... Yo se que es el mundo BL donde eso es pan de cada dia... Pero... Yuu es diferente de Chiaki y de tanta denuncia de Yanase hacia Hatori por su reprobable comportamiento uno diria que es el unico que tiene sentido comun... Pero si lo llevas a que de alguna forma haya desarrollado sentimientos por Hatori... Debes hacerlo muy bien, no puede ser una aceptacion tiempo record como Chiaki por que seria algo OOC... Pero.. Ahi tendrias que alargarla en mi opinion... Y la verdad llevo mucho tiempo esperando tus otros fics... Pero en lo que si debo insistir es que Hatori, por mas sentimental que sea, por haber sido motivado por el amor y todo eso, debe tener responsabilidad en lo que hizo... Y al terminarle a Chiaki, a quien violo, sedujo, enamoro y ahora le rompe el corazon despiadadamente como si en realidad hubiera sido un estorbo todo ese tiempo y que ni siquiera lo habia apreciado como amigo de su infancia... Le destruyo emocionalmente y siendo Yoshino una pesona sensible (Aunque en el canon no es tan fragil como uno podria pensar aunque a veces se pase de tarado) pues espero no le destruya la carrera que es lo unico que le queda... Pero eso si... No quiero que Yuu termine siendo su pareja, aunque siendo asi Chiaki debe estar odiando a Yuu por haberle arrebatado el corazon a Tori, creyendo siempre ellos se odiaban ahora que Tori le conto todo... Yuu no podria acercarse tan romanticamente a Yoshino no se como le haria asi... Pero supongo que si haces el epilogo, Chiaki se alejaria de Yuu, y este de pronto se debatiria entre seguir su eterna e infructuosa infatuacion O, seguir la corriente a la atraccion que muy pero muy en el fondo se que Yuu empezo a desarrollar involuntariamente hacia Hatori.. Cosa que seria premiar al editor por sus bajezas... Ahi te dejo mis apreciaciones... Espero saber pronto de tus historias nos leemos pronto...
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    yumiko chikanatsu-chan: Muchas gracias por tus palabras y que hayas apreciado esta pequeña historia, y bueno alegremonos que esta tragedia nunca sucedera en el canon... Solo en la imaginacion del fandom.
    AngyÜFujoshi98>u<: Muchas gracias por tus palabras!!... Me alegra que mi historia vaya a tus favoritas, y cuando leo que vislumbraste la escena, con todo ese drama que contuvo... Y que te gusto... Me da a entender que lo hice bien y que sentiste lo que yo queria que sintieras... Muchas gracias por los halagos, espero mejorar para las proximas historias
    .:~Mizuki_Kun~:.: Espero no haberte hecho llorar mucho xD... Entonces la historia fue lo suficientemente dramatica como para que te halla despertado sentimientos de tristeza... Y eso dice que la historia logro su objetivo... Muchas gracias por esos halagos que me das, y claro que hare nuevas historias y espero que con el tiempo mejore en cada proyecto que haga...
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    Bueno tal como lo prometi, aqui va el epílogo de esta historia, lo que se alargo del pretendido two-shot que era en un principio, pero bueno... Gracias a los comentarios de yumiko chikanatsu-chan y yushari, espero les guste este final, esta fue mi primera historia que no es una adaptacion... Sin mas aqui les va esta parte final:

    EPÍLOGO



    Estaba siendo escoltado por un par de guardias, esposado en mi uniforme de recluso al entrar a la sala, divise a la familia Onodera… Con el tiempo me entere por mi abogado que fue Kohinata An la que me envió aquella invitación, lo haría para desquitarse de mí… No se… Aunque en ocasiones hubiera querido haberla estrangulado por maldita… Pero… Sé que su madre también pudo haberlo propiciado, ella me odiaba a muerte, y más cuando en las anteriores audiencias ella me miraba con tanto odio, y en una ocasión me fue a visitar para escupirme en la cara y gritarme que me odiaba por haber matado a su hijo, y que nunca me lo perdonaría… La entiendo, no la culpo… Y allí esta ella, con un gran abrigo de piel y con su vestido sobrio negro… El señor Onodera permanecía silencioso siempre, un hombre tan importante solo estaba ahí mirándome sin expresión, y Kohinata… Vestida de negro como si fuera la viuda de Ritsu… Como siempre una ilusa… Mirándome con rabia, esperando que me recluyeran por el resto de mi vida… Y cuando llego el juez empezaron las preguntas… El tiempo paso lento, yo seguía declarándome culpable, pero mi abogado seguía alegando demencia temporal, eso solo prolongaría mi estadía en la clínica de 3 a 8 años dependiendo de mi progreso mental, y si demostraba que era inofensivo para la sociedad saldría libre… Los Onodera seguían afirmando que yo había planeado matar a su hijo por haberme dejado por su prometida, pero… Dados mis nulos antecedentes judiciales, y mis previos intentos de suicidio parecía que el que fuera un homicidio producto de un momento de crisis mental era la opción más elegible y yo de alguna forma ganaría en ese pleito… ¿Ganar?… Vivir en la agonía de tu ausencia… La tortura de no saber el porqué insistías en que lo que habías hecho había sido por mi bien… Tus ojos me acechan en mis sueños, tus ojos mirándome sin vida ni brillo en ellos… Con mi rostro reflejándose en ellos… Finalmente termino la audiencia dejando la deliberación de la decisión del juez para una hora, y el abogado solo me decía que íbamos a ganar… Fue cuando los guardias me esposaron para retirarnos cuando escucho a la señora Onodera gritarme sorpresivamente:
    - ¡Takano Masamune! ¡Esto es por mi hijo!
    Fue cuando la vi, a la señora Onodera sacar a tientas un arma de su gran abrigo, apuntó hacia mí antes de que cualquiera reaccionara y me disparo dos veces… Uno de los disparos me rozó el hombro y otro en el costado sentí dos dolores punzantes que me tiraron al suelo, mientras trataba de apretar la herida que tenia a un lado de mi cintura mi abogado pidió a gritos por atención medica, pero yo solo escuchaba a la madre de Ritsu gritar como loca mientras era sometida por su esposo y algunos policías mientras la desarmaban y fue cuando una revelación llego a mi… Ella entonces me lo increpó:
    - ¿Por qué tenias que matar a mi hijo? ¡El te amaba más que a si mismo!… Incluso hizo todo para protegerte porque yo lo amenacé con hacerte daño si no aceptaba encargarse de la empresa y casarse con An-chan… Pero no estuvo dispuesto a dejarte, ni siquiera quiso aceptar la boda y cuando se dio cuenta de que ya había empezado a prepararla sin su consentimiento se enojo y me dijo que huiría contigo y dejaría todo… ¡Eres un maldito imbécil!… ¿Por qué tenias que llevarte a mi bebe?… Ojala te mueras y te pudras en el infierno por haber matado a alguien que te amo tanto… ¡Nunca te lo perdonare! ¡NUNCA!
    Yo quede en shock mientras los gritos se desvanecieron de la sala al ser llevada a la comisaria, su esposo trataba de tranquilizarla, me sorprende el ver que esa mujer logro ingresar un arma de fuego en la sala ¿Acaso no la requisaron? Supongo que por ser una dama tan distinguida logro evadir esos controles de ingreso rutinarios arguyendo que nadie tenía que dudar de ella, y miren como resulto esto, aunque hubiera preferido, ahora peor que antes, que ella al menos hubiera tenido mejor puntería y me hubiera dado un tiro en medio de la frente; vi que Kohinata solo lloraba al ver a la señora Onodera tan mal, pero antes de irse alcance a sentir como su odio atravesaba mi ser con su mirada… La misma mirada que me dio cuando asistí al entierro de Ritsu, al cual pude ir como condición para declarar los detalles de mi crimen… La familia Onodera se sorprendió en verme allí, la señora Onodera trato de sacarme de allí, pero su esposo la tranquilizo, seguramente para evitar algún escándalo… Igual la noticia del asesinato se mencionó en el noticiero como crimen pasional, en el cual yo me había enamorado tan obsesivamente de Ritsu y que él me había rechazado, pero que yo al saber que se casaba con su hermosa prometida me enloquecí y lo había matado por celos… Quedando así como el villano… Está de más decir que Marukawa Shoten inmediatamente terminó mi contrato para desvincularse con ese escandalo… Yokozawa trato de ayudarme pero le pedí que no tratara de defenderme en público frente a la prensa y que se alejara de mí… Pero hasta ahora no me ha hecho caso… Las heridas dolían… Pero no dolían tanto como el hecho de que Ritsu solo había intentado protegerme todo este tiempo, que ese día seguramente iba a proponerme huir juntos, la idea me dejo devastado… Pero su maldita costumbre de hacer las cosas por su cuenta sin contarle a nadie nada, y sobre todo no confiar en mí… Tal vez todo esto hubiera terminado diferente… Tal fue mi conmoción que mi mirada se oscureció mientras perdí el conocimiento entre gritos de los paramédicos que me atendían…

    Y para mi desgracia aun sigo aquí… En una habitación entro de la misma clínica psiquiátrica, pero adaptada como si fuera de hospital… Un trueno en la distancia me despertó… Pero para mí era un despertar en el infierno… En mi inconsciencia me encontré a mi mismo contemplando a la escena donde mato a Ritsu… Mi Ritsu… Mientras lo estrangulaba con mis ojos cerrados lo oí decir que estuvo feliz de conocerme y que a pesar de que las cosas hubieran terminado así, me perdonaba… Que el también debió haber confiado en mí, me pedía perdón por no haber contado conmigo… Y que me amarías incluso después de la muerte… No saben cómo lloré en mi sueño… Abro lo ojos y noto la soledad aun peor que antes, y sabiendo que seguía vivo me atormentaba… En estos momentos aun peor que antes quiero morirme… Sé que de pronto no podre verte en el mas allá Ritsu… Pero una existencia sin ti es como una muerte en vida… Sollozo ante las implicaciones de mi crimen… Ver tus ojos opacos mirándome detenidamente me enloquecen de dolor… No puedo soportar saber que mis manos tomaron tu vida…

    “Como tu vida se deslizó de entre mis dedos”


    Mis ojos se llenaron de lágrimas… Mi Ritsu… ¿Por qué me deje llevar por la desesperación? ¿Por qué no te escuche?… No sabes cómo me duele estar así sin ti… Muriéndome en vida sin tu existencia… Mi estado mental sufrió cuando te fuiste de mi vida por primera vez, siempre ha sido tu ausencia la que lleva a la locura… Pero ahora que sé que no volverás, me dejaste totalmente desamparado… De haber sido más racional debí reconocer en tu mirada que no buscabas vengarte de mí, me estabas diciendo sin palabras que yo estaba creando una versión falsa de la realidad, y debí recordar que aun eras muy ingenuo para creer que tu familia no insistiría con lo de la boda aunque te negaras y que obviamente recurrirían a la presión pública para que hicieses lo que ellos querían que tu hicieras, por otro lado era más que seguro que tu madre no iba a permitir que su hijo hiciera pública una escandalosa relación homosexual cuando ventilaron la boda con las invitaciones y divulgaron tu compromiso con otra heredera, debí intuir que eras vulnerable a las conspiraciones de tu madre y tu pretendida prometida… Onodera Ritsu… Fuiste un idiota por no haberme dicho las cosas antes, ni el cómo tu familia te estaba chantajeando, si tu hubieras confiado en mí, te hubiera ayudado… Tal vez… No sé que hubiera hecho, a lo mejor te hubiera propuesto, a pesar de que seguramente te hubieras negado, a escapar juntos y de pronto hubiéramos huido a un país donde pudiéramos casarnos y legalmente ellos no hubieran podido hacer nada… Pero… Sé que teníamos que trabajar más en nuestra comunicación, ni siquiera me tratabas de tú, siempre distante y frio, pero cuando uníamos nuestros cuerpos sentía que me amabas… Siempre gustaste de cargar con los problemas tu solo, pero siempre anteponías los deseos de los demás antes que los tuyos, el querer complacer a tu familia siempre ha sido tu cruz más pesada, pero estabas empezando a crecer, te estabas forjando tu propia voz ante ellos porque defendiste tu amor, y aunque yo me deje llevar por las apariencias, tenía que haber recordado que en esa última noche juntos me estabas diciendo que me amabas aunque teníamos que pasar por duras pruebas… Debí aferrarme a esos sentimientos, debí creer que no me ibas a abandonar… Debí esperar por ti incluso si te hubieras casado de verdad… Ya no tengo excusas… Espere a que me revisaran las heridas que fueron tratadas sin mayor problema, igual la bala de mi costado atravesó mi cuerpo y no comprometió órganos importantes, aunque para mí fue una desgracia… Horas después me remitieron a mi habitación llevando de contrabando un par de fundas de almohadas, las cuales desgarre por sus costuras y forme una soga fuertemente anudada… Tape la cámara de seguridad instalada en mi celda con papel mojado y luego atasque la puerta con un tope sacado de la habitación en donde me atendieron las heridas, eso me daría tiempo… Amarre la cuerda en la exclusa de la ventilación de mi habitación y amarre el otro extremo alrededor de mi cuello… y simplemente debilite mis piernas, para que mi peso y la gravedad hicieran lo suyo… Sentí esa presión asfixiante y el dolor agudo de ser solo sostenido por una soga alrededor de mi tráquea, me ahogaba, el aire apenas exhalaba de mi garganta, mi visión empezó a distorsionarse bastante, patalee inconscientemente haciendo más presión hacia abajo, luego mi mente empezó a trabajar como trabaja en aquellas personas que están próximas a su fin, empecé a ver el recorrido de mi vida desde mi triste y sola niñez, luego cuando te conocí, nuestros momentos, luego mi depresión, la devoción de Yokozawa como amigo, cuando empecé a destacarme por mi trabajo que era mi orgullo… Luego cuando volví a verte y desde ahí el paso entre recuerdos se torno tan vertiginoso pero tan vívido, acelerándose cada vez que recordaba nuestros besos, nuestros abrazos, tus sonrisas, las veces que hacíamos el amor, tu rostro en éxtasis avergonzado, tus gemidos… Luego tu rostro sonrojado pasó a uno pálido y tus ojos cristalizados en una mirada muerta que permanecía en mis últimos momentos, y que lograron sacarme unas lagrimas… Las últimas hojas en mis ejercicios de terapia que me solicitaban escribir cosas como catarsis parecían cartas de despedida, una para Yokozawa, otra para la familia Onodera, otra para mi madre, y finalmente una carta para el espíritu de Ritsu… El cual después de pedirle perdón en mi mente ya convulsionada al ser estrangulada apareciste frente a mis ojos delirantes, como sonriéndome a modo de perdón por haberte hecho eso, como si tus ojos me dieran a entender que comprendías que mi amor por ti había sido tan grande que era capaz de hacer esas cosas inimaginables… O eso en algún rincón de mente quiso interpretar así, pero tu sonrisa… Esa es la sonrisa que siempre quise que me dedicaras Onodera Ritsu… Llena de la dulzura que tenias como Oda mi lindo kouhai y llena de la determinación que tenias como Onodera mi subordinado… No sé si vaya al infierno por lo que te hice y por lo que estoy haciendo, sé que si estuvieras aquí no me hubieras perdonado, no lo que te hice sino lo que me estoy haciendo, no soportarías verme con dolor, pero solo puedo pedir tu perdón, para así en algún momento de esta eternidad volver a verte y pedirte disculpas frente a frente, y ver tu bello rostro y tus hermosos ojos mirándome a mí, llenos de vida… Mi Ritsu… Hasta que nos volvamos a ver…
    A lo lejos escuche un sonido, mi último recuerdo de esta vida fue el ver a través de la ventana y ver que estaba lloviendo fuertemente de nuevo, como lo estaba haciendo últimamente… Y entonces todo se torno oscuro… Y mi aliento se atasco en mi tráquea… Sé que permanecería inconsciente primero, pero si la presión permanece por acción de mi peso, inevitablemente moriría por asfixia, y no alcance a escuchar los golpes y llamados que salían del otro lado de la puerta de mi celda, mientras afuera la lluvia seguía cayendo a cantaros desde un cielo roto…

    FIN



    Gracias por haber leido esta pequeña historia que afortunadamente no pasara en sekiichi Hatsukoi, pero a nosotras nos gusta el drama ¿No? como sea, me alegra que lo lean, y comenten para la proxima historia, cualquier sugerencia, critica o para ventilar cualquier emocion derivada de esta historia tragica, bienvenida... Nos estamos leyendo
  6. .
    Gracias a mondy-chan, yumiko chikanatsu-chan, yuko-chan y Cieldesu por sus comentarios, me alegra haberlas inquietado con esta historia... Bueno resulta que la historia se alargo pero les comentare al final de esta parte... Sin mas preambulos les dejo esta historia tragica:

    SEGUNDA PARTE



    Esa mañana volvió a amanecer nublado, como a punto de llover, no quería levantarme de la cama pero no tardaron en abrir mi puerta para traerme el desayuno que venían en platos de poliestireno barato, suspire porque el que me traía la bandeja de papel encerado se quedo esperando a que empezara a comer, porque desde que llegue a esta clínica, me han tenido que obligar a comer, porque me he dejado demacrar, creo que muchos de los que me conocían no me reconocerían ahora, pues supongo que he bajado de peso que hasta mis rasgos han cambiado, al principio tuvieron que atarme a una camilla y recibir una sonda a la fuerza, el terapeuta me insistió que si yo quería salir de ahí, no podía dejar de comer, pues siempre tendrían que alimentarme a la fuerza y eso prolongaba mi estadía en ese lugar, siempre asumen que quiero irme de allí, pero la idea que me obsesionaba entonces era irme de allí, pero en una bolsa negra, porque no concebía vivir más sin mi querido Onodera, la depresión aumento por un periodo, pero debo reconocer que mi terapeuta y su equipo de enfermeros hicieron una gran labor para recuperarme, me deje llevar con su insistencia y empecé a comer, aunque no del todo gustoso, y a tomar mis medicinas prescritas, alejar por un tiempo la idea de suicidarme, pero después comprendí que si quería lograr eso tendría que salir de ahí, y cuando no me estuvieran monitoreando, buscaría la forma de encontrarme con mi amor en el otro mundo, esa idea termino por menguarse cuando a través de la terapia, podía notar que mi vida prosiguió cuando Ritsu no fue parte de ella, pude establecer una amistad profunda, y sé que Yokozawa me espera, pues recibo su correo, donde leo su esperanza de recuperar a su “mejor amigo” en sus palabras escritas… También en la última carta se sincero conmigo y me confesó que tiene una relación estable con quien resulto ser el editor en jefe del departamento Japun de Marukawa, el cual ya tiene una hija, y que estaba muy enamorado de él… La verdad no me acuerdo de el, quizás lo habría visto en la empresa, pero no recuerdo su aspecto, pero independiente de eso, estaba feliz por Takafumi, me alegre que por fin pudiera seguir su camino y encontrara a alguien que lo amara como él se merecía, alguien que no era como yo, que sin importar que haga siempre termino haciéndole daño a los que me quieren, pero verlo aferrado a mantener nuestra amistad alivia un poco mi corazón, el ha estado más presente en mi vida que mis propios padres, de aquel hombre no volví a saber más, y mi madre simplemente me recomendó un abogado cuando todo ese asunto se supo, ni siquiera saco el tiempo para representarme, pues según sus palabras “tenía un caso muy importante” supongo uno más importante que defender a su propio hijo que la llenaba de vergüenza, obviamente rechace su sugerencia y use un abogado de la firma que me recomendó Isaka Ryuuichirou, el CEO de Marukawa Shoten, mi antigua empresa y mi antiguo superior; él me lo ofreció de alguna forma apiadándose de mí, aunque la verdad no se que lo motivo a hacer eso, supongo que fue suerte mía, y el abogado logro que estuviera en esa clínica y no en una celda, aunque para mí me daba igual.

    Hablando de abogados, llego el mencionado a mi habitación y me informo, en su tono adusto que esa tarde tendría que comparecer ante el juez de nuevo, lo que me lleno de ansiedad, con el tuvimos que repasar de nuevo las preguntas y los hechos que sucedieron previamente a ese día y los que se llevaron a cabo en esa fecha cuyo recuerdo siempre intento contener para no derrumbarme en llanto de nuevo, era una tortura porque me obligo a rememorar lo sucedido después de esa noche en la que Ritsu me hizo probar la gloria al confirmar lo que en el fondo sabia: “Que él me amaba” y entonces mi mente volvió a divagar…

    ******



    Esa mañana sonó mi despertador pero estaba tranquilo, esperaba encontrarte a mi lado, un despertar juntos pero ahora sin accidentes, ni reproches, ni arrepentimientos de tu parte, quería verte despertar en mi pecho, con una sonrisa en tus labios, dándome los buenos días, no se pronto te imagine cariñoso, feliz y satisfecho por haber hecho el amor conmigo, yo estaría feliz acompañándote a desayunar lo que prepararía, saldríamos juntos hacia el trabajo, de pronto te dejaría tomar de la mano o tal vez aun estarías aprehensivo con las demostraciones en público, pero no importaba, hoy era el primer día de una nueva vida, pero me decepcione cuando no te encontré a mi lado, debería estar acostumbrado a tu tendencia a huir cuando te sales de tu papel de hombre serio y compuesto, y más cuando habías liberado tu lado lujurioso y sensual, nunca olvidaría como descaradamente te entregabas sin ninguna atadura en tu carácter, simplemente eras un hombre enamorado entregándote al hombre que amabas… Pero… Volviste a desaparecer, esta vez dejando una nota bellamente escrita, y diciéndome que nunca olvidarías lo que había pasado, y que siempre me amarías, pero que tenía que irte… ¿Tenía que irte?, de alguna forma estabas pidiendo perdón, ¿Perdón por qué? ¿Por amarme?, me sentía confundido, y más cuando posteriormente no te encontré en la oficina, trate de llamarte a tu móvil, pero decía que el numero había sido cancelado y entonces me alarme, quería buscarte a como diera lugar, pero precisamente estaban ocurriendo muchas cosas en la oficina, muchos problemas que antes podía manejar tranquilamente pero ahora estaba desesperado, un mensajero trajo el manuscrito que habías corregido la noche anterior, y me confundió mas ¿Dónde estabas Ritsu? Tu teléfono sonaba sin cesar, y ninguna de tus mangakas podían comunicarse contigo, estaban angustiadas, y yo trataba de tranquilizarlas, Kisa Shouta hacia lo posible para hacer algunas de tus funciones, pero tanto él como yo no sabíamos que había sido de ti… Intente incluso llamar a la empresa Onodera y preguntar por ti allá, pero no me quisieron dar la información, me sentía perdido, y ese día fue el infierno, todo nuestro equipo tuvo que hacer un gran esfuerzo para balancear nuestras funciones y compensar tu ausencia, y terminamos ese día muy tarde… Yo quería volver a mi departamento, me imaginaba que estarías esperándome frente a mi puerta, buscando pedir perdón por ausentarte ese día, yo me aferraba a esa fantasía, pero al llegar no estabas ni frente a mi puerta ni en tu departamento el cual estaba oscuro y silencioso, no estabas allí y me confundí, porque así no eras tú, es mas incluso buscas encarar los problemas, el hacer bien tu trabajo era tu orgullo, así que trate de comunicarme contigo pero nada, te habías desaparecido otra vez, y a la mañana siguiente me lleve la gran sorpresa, de hecho todo el departamento Emerald, de que habías renunciado a tu empleo, causando estupor en mi equipo, incluso Isaka me comento que habías pagado la multa por dejar tu trabajo sin previo aviso, sin esperar encontrar a alguien que te sustituya, querías irte de la empresa lo más rápidamente posible, y eso me helo la sangre… Mi mayor temor se estaba realizando, te estabas desapareciendo de mi vida, y la única razón que podía pensar era que tu familia tenía que ver con eso, le pedí a Hatori que me supliera por ese día y me fui a la editorial Onodera, en la recepción me explicaron que debía tener una cita con el presidente para poder hablar con él, yo no la tenía pero exigía que debía hablar con él, estaba tan desesperado que supongo que estaba volviéndome tan agresivo que tuvieron que llamar a seguridad para sacarme del edificio, yo seguía intentando entrar, incluso por la parte de atrás pero sin éxito, y fue cuando del parqueadero vi en un auto que en los asientos traseros se vislumbrada un rostro familiar, en el vidrio trasero te vi junto a Kohinata An hablando amenamente, no te diste cuenta que yo estaba allí, y cuando empecé a llamarte, el auto rápidamente avanzo por la calle dando vuelta en la esquina, desapareciendo de mi vista, y yo me sentía tan enloquecido de lo que estaba sucediendo que no sabía hacia dónde ir, y así estuve por varios días, lo único que me sacaba de ese letargo era mi trabajo, en el cual me concentre hasta el punto de quedarme noches enteras en la oficina, pues si volvía a mi departamento, el ver la puerta de junto, me recordaría la imagen de mi amante junto a su ex prometida, mientras me estaba dejando de lado en su vida, y yo ya no sabía a qué más recursos recurrir, llegue a intentar encontrar el numero de Kohinata An para sacarle información tuya pero la muy astuta puso su teléfono como privado y así era difícil de rastrear además nadie obviamente quiso dármelo, así que no me quedaba más que seguir esperando a que me dieras la cara, porque no podía haber forma más cruel que hacerte creer que te aman para luego abandonarte; cuando termino el ciclo llego el momento en que me obligaron a volver a mi departamento, gracias a mis subordinados que estuvieron reportando que yo estaba trabajando demasiado y que no estaba ni descansando ni comiendo bien, mis superiores me dieron vacaciones forzadas de tres días, los cuales tenía que cumplir o me despedirían, y siendo mi trabajo lo único fijo que tenia, sin más remedio me dirigí a mi departamento, y otra cruel sorpresa me esperaba allí… Tu departamento estaba vacío, seguramente cuando me quedaba en la oficina, una empresa de servicio de mudanza se encargo de sacar tus cosas, y así alejar lo poco que había tuyo de mi vida, y me lamente no haber estado ahí para evitarlo, cuando hable con el casero, el me dijo que por teléfono tu habías cancelado el alquiler y enviado una compensación por cancelación anticipada, es decir nunca te vio, y así simplemente me di cuenta que te burlaste de mi, te habías vengado de la forma más perfecta de mi, enamorándome para luego abandonarme… La espiral de mi locura comenzó ese día, porque solo podía pensar en que me habías dejado en la más grande de las miserias, y no pude más que llorar como un muchachito decepcionado, y regodearme en mi propia autoflagelación en no darme cuenta de que ese había sido tu plan desde el principio, que quería desquitarte por lo que yo te había hecho de adolescentes… Pero sabías lo que me paso en la universidad, te confesé el estado tan deplorable en la que me sumergí por la depresión que de no haber estado mi mejor amigo allí conmigo, hubiera muerto… Supongo que para ti no fue suficiente lo que sufrí, querías infringirme dolor, por tu propia mano, querías verme destrozado, y ni eso porque no me dabas la cara, y yo simplemente me hundí en el alcohol… Yokozawa como siempre pendiente de mi, apenas supo lo acontecido contigo me busco, y su instinto agudo le decía que yo estaba muy mal, pero tampoco quería oírlo decir que él me había advertido que eso iba a pasar y que no lo escuche, porque inevitablemente él lo iba a decir, está en su naturaleza inflexible, y yo no estaba listo para asumirlo… Asumir que volverme a enamorar de ti había sido el peor error de mi vida… Lo oí llamarme al celular, el cual tuve que apagar, estuvo frente a mi puerta llamándome insistentemente, su voz retumbo por largos instantes hasta que se vio obligado irse porque perturbaba la tranquilidad de mis vecinos, pero Takafumi me advirtió que iba a venir a diario para obligarme a recibirlo, la verdad en esa ocasión no quería ser salvado, el iba a hacer lo que estuviera en sus manos para sacarme de la depresión, incluso ahora que lo pienso, debí haber puesto su relación en peligro, porque como me lo había confesado él en su carta, en ese entonces el ya estaba saliendo con Kirishima Zen, al cual no debió agradarle que su amante estuviera tan pendiente de alguien del cual estuvo enamorado, suponiendo que Yokozawa le hubiera hablado de mi, otra vez vislumbro la devoción de mi amigo, y su tendencia a cuidar a los demás, su amante debe atesorarlo mucho.

    Ya casi terminando el ultimo día de descanso forzado, y en un breve momento de sobriedad que tuve, prendí mi celular, esperando encontrar un mensaje tuyo, y aunque al principio vi solo llamadas perdidas de Yokozawa, de algunos subordinados míos y de mis mangakas, encontré un mensaje de voz de un número desconocido, mi corazón salto de su lugar cuando al escucharlo, oí tu voz en un tono frio diciendo: “Lamento hasta ahora llamarlo… Supongo que debo explicarme… Hoy no lo encontré en Marukawa…Mañana iré a verle a su departamento para hablar con usted, ojala siga allí…” después de una pausa colgaste, el mensaje había sido de esa tarde o sea que al día siguiente ibas a venir a verme, y eso logro componerme inmediatamente y la sobriedad mágicamente volvió a mí, tanto que me puse a recoger las botellas y cajas esparcidas por el suelo, sacar la basura acumulada de esos días, dejar mi departamento decente para cuando vinieras, no podía permitir que me vieras en ese estado tan deplorable, pues si bien estaba hundido en la mierda, aun tenía un poco de dignidad que rescatar, y finalmente pude dormir profundamente esa noche sea por cansancio acumulado, o porque el saber que me buscarías me tranquilizaba… Debí haber estado mas alerta a mi instinto de nuevo acallado por la emoción de volverte a ver, y sobretodo por la necesidad de escuchar de tus labios porque me habías abandonado así…

    En la mañana no había podido comer mucho, mi estómago estaba revuelto y mi cabeza dolía inmisericordemente con el alcohol que había consumido en los últimos días, había decidido ir a la oficina por la tarde después de hablar contigo, o eso esperaba porque aun estaba ansioso por esa conversación, no sabía lo que me deparaba ese día; me había bañado después de días sin hacerlo y me afeite para verme decente, estaba terminando de lavar los platos cuando suena mi timbre, había pensado que llegarías más tarde, pero mi sorpresa, la más grande de mi vida llego con un mensajero, el cual me entrego un sobre adornado el cual me tenia confundido, creo que estaba distraído entonces, lo acepte y cuando lo abrí en la soledad de mi departamento, me enfrente a la cruda realidad en forma de una invitación a la boda de Ritsu con Kohinata An, y creo que desde ahí mi cordura se fue desvaneciendo… ¿Eso es lo que querías Ritsu? ¿Hundirme cada vez en el infierno? ¿Querías destrozarme de todas las formas posibles? Pues lo estas logrando… Me tumbe atónito en mi sofá con esa invitación que se llevaría a cabo en un mes… No lo podía creer, en verdad me debías odiar tanto como para divertirse conmigo de esa forma tan cruel… ¿Tenias que enviarme esa invitación como el broche de oro en tu infame plan para vengarte?... Estuve quien sabe cuánto tiempo sin atender nada, ninguna llamada de mi celular, que de seguro provenían de la oficina, ya que aun no había notificado que iría en la tarde… Tal vez Yokozawa me estaba llamando buscando confirmar que estaba en un estado adecuado para ir a trabajar hoy… No, ya no tenía cabeza para eso… Y entonces el timbre sonó en mi puerta, el cual se escucho varias veces antes de que pudiera levantarme en un estado mecánico, pues asumía que tal vez era el propio Yokozawa frente a mi puerta… Pero cuando vi quien era… Resultaste ser tu…

    Me miraste expectante, algo sorprendido seguramente al ver mi cara sin ninguna emoción, de pronto asumías que te recibiría fríamente después de que sistemáticamente te estabas desligándote de mi, pero al presenciarlo en persona te descolocó, no pudiste mantenerme mucho la mirada, sabías que en esos momentos tu no eras mi persona favorita, pero aun trataste de mantener firmeza en tu voz… Que hipócrita… ¿Quieres regodearte en mi miseria? ¿Verlo con tus propios ojos?.... Y entonces preguntaste:

    - Takano-san buenos días… ¿Puedo hablar con usted un momento?

    Yo apenas y pude emitir un gruñido sin creer que aun mantuvieras tu postura digna conmigo… Te deje pasar porque aunque no me faltaban ganas de tirarte la puerta en la cara, quería decirte unas cuantas cosas en su mentirosa cara… Tú pasaste y dejaste tus zapatos en el genkan, pidiendo disculpas por tu intromisión, siempre con tus buenos modales, que no reflejan tu pútrido interior… Te aproximaste a mi sala pero no te sentaste, igual no te iba a ofrecer asiento, y volteaste a mirarme, algo temeroso ¿Temeroso?… Pretendes seguir con tu papel ¿Cierto?… Me acerque y después de mirarte de pies a cabeza con desprecio, que se que tú percibiste, te hable de igual forma:

    - Bien Onodera… Explícate, y más te vale que lo hagas bien

    Tú te sobresaltaste con mi tono de voz, me miraste con tristeza ¿Sigues con eso? Y empezaste a hablar:

    - Sé que me debe odiar en estos momentos, pero no es lo que usted piensa-

    - ¿En serio?- Te corté sin miramientos- ¿Qué es lo que crees que pienso en estos momentos… Ah?… ¿Qué eres el ser más despreciable que he conocido en toda mi vida? ¿Que tu plan desde el principio era cobrarte el sufrimiento que muy ardientemente me has atribuido? ¿Te divertiste mucho conmigo eh?

    Me miraste con sus grandes ojos abiertos de sorpresa, en serio no creí que seguirías con esa farsa, pero planeas seguir dándotelas de actor, empezaste a negar cada una de mis acusaciones:

    - ¡Eso no es cierto! ¡Takano-san escúcheme!… Yo tenía que hacer esto pero créame… Tenía que preparar todo para-

    - ¿Preparar qué? ¿Renunciar intempestivamente de tu trabajo y mudarte? ¿Acaso tu familia te obligo a hacer todo eso?… ¿Me crees tan estúpido?

    De pronto pensaste que escucharía pacientemente tu retahíla de cómo pasivamente estabas haciendo logros en tu vida, a mí me importaba muy poco las estupideces que me querías decir, tú no sabías que decirme, ni habías organizado tus ideas bien, así que decidí seguir torturándote:

    - ¿Acaso te divertiste conmigo? ¿Saciaste tus remembranzas homosexuales conmigo?-

    Ante eso tu pasaste de la confusión al enojo… ¿Qué… Ahora te estás haciendo el digno?:

    - ¡Deje de hablar estupideces! ¿De dónde saco eso?¿Que carajos le pasa? ¿Acaso duda de la noche que me entregue a usted? ¿Piensa que jugué con usted? ¿No percibe usted que mis sentimientos son reales y que lo am-

    Yo solté una carcajada que te dejó aun más absorto ante mi reacción, realmente pensé que no había límites para tu descaro, no dabas crédito al veneno que te escupía:

    - Ni se te ocurra volver a decir eso, que ya no te creo nada, toda esa entrega que creí que había sido real no era más calentura de tu parte, porque bien que disfrutaste tener sexo conmigo

    Negabas lo que yo decía gritándome que no era cierto, que me amabas, y yo solo te acusaba de actuar como zorra para tramarme y confundirme, entonces tu totalmente ofendido me abofeteaste descolocándome porque no lo vi venir, y al callarme entonces procediste en tu enojo a explicarte de forma airada:

    - ¡Aunque no lo crea, todo esto que estoy haciendo lo hago por usted!… El renunciar a mi trabajo, mudarme de nuevo a mi casa paterna, empezar a hacer los trámites de toma de posesión de la empresa familiar todo eso aunque parezca que solo quisiera alejarme de usted, lo estoy haciendo a futuro para poder estar con usted…

    Y solo te mire atónito, así que si aceptabas que te habías mudado y renunciado en apariencia para alejarte de mí… Pero no soporte escuchar más mentiras tuyas, creo que ya estoy desvariando porque me empecé a reír de lo que me decías, porque parecías que estuvieras contándome puros chistes, estabas perdiendo la calma al ver mi total negación a creerte y seguiste aferrado a tu historia que para ilusionarte te permití relatar libremente pero para determinar en qué partes me estabas mintiendo:

    - Tiene que creerme Takano, no es lo que parece… Mi familia tenía planeado forzarme a aceptar la posesión de la empresa, y estaban presionándome demasiado, pero creí que si aceptaba esa condición no sería muy traumático después de todo estaba cumpliendo con un deseo de mi familia, siempre pensé en encargarme de la empresa Onodera después de todo y usted lo sabe- Tomaste aire para observarme pero yo simplemente te di la espalda, suspirando proseguiste- Pero se adelantaron los planes, por eso acepte hacerlo, pero no estuve dispuesto a enlazarme con An, lo deje muy claro a mi familia, aceptaba asumir el control de la empresa, pero no podían decidir cuándo y con quien yo me casaría, o si no iba a dejar todo y me iría…

    Hubo silencio, me di la vuelta y te vi contemplándome, sabias bien que iba a ser muy difícil convencerme con esa historia tan floja, te pusiste nervioso, aun asi seguiste:

    - Pero sé que cause destrozos en la empresa, cause muchos problemas en el departamento y también por eso vine pedir disculpas, porque no les avise que renunciaba y aunque pague una compensación monetaria por esos problemas a Marukawa… Sé que es más difícil compensarles por los problemas emocionales y de confianza que les cause a usted y a mis compañeros, es mas ayer llegué a Emerald a disculparme pero me entere que usted no había ido a trabajar en los últimos días, por eso vine a expresarle mis disculpas personalmente por todos los problemas que le cause a usted… Luego veré como disculparme ante los demás… Pero quiero aclarar esto… Y pedirle perdón por mi acciones improvisadas...

    Te inclinaste humildemente pero yo no dije nada sobre que aceptaba tus disculpas, es más me interesaba saber más sobre otro asunto:

    - Entonces… ¿Por qué te mudaste? ¿También te obligaron a mudarte de aquí?

    Tú me miraste irritado porque notaste que no te creía mucho por el tono sarcástico que empleaba, pero proseguiste con tus declaraciones:

    - Acepté mudarme de nuevo con ellos, es verdad, pero lo hice para que después ellos no tuvieran porque insistir con lo de la boda, además aclare que apenas me hiciera cargo de la empresa yo decidiría el lugar donde viviría, no iba a vivir con ellos mas, iba a ser temporal… Y ellos aceptaron

    - Entonces… ¿No existe boda? ¿No te vas a casar con Kohinata obligado por tu familia?

    - No, tiene mi palabra que no me casaré con ella

    Yo entonces empecé a reír a carcajadas ante tu mirada atónita, supuestamente dolido de que me riera en tu cara, por que debo reconocer, estabas ventilando mucho tus emociones al exclamar airadamente tus supuestos sacrificios, las supuestas razones por la que me abandonaste a mi miseria… Pero… Olvidaste un detalle y me encargue de recordártelo:

    - No me vengas con eso Onodera, deja el teatrito de amante desesperado que no te queda.

    - ¿De qué está hablando Takano-san? ¿Por qué se burla así de mí?

    - Porque eres una basura mentirosa ¿Cuándo vas a dejar de decir tanta mierda junta?

    - ¿Por qué me está insultando así? ¿No me cree acaso?

    - ¿Cómo podría creerte lo que has dicho cuando me has enviado esto?

    Entonces te mostré la tarjeta de invitación que estaba en la mesa al lado del sofá, me acerque mostrándotela mientras liberaba toda mi rabia:

    - ¿Acaso no me invitaste a tu boda con Kohinata? ¿Estoy inventando esto? ¿Me puedes decir en mi cara que no te vas a casar con ella? ¿Ah? ¡DIMELO!

    Tu apenas negabas con su rostro cuando te arroje la invitación a tu cara, pero cambiaste de semblante cuando la leíste, empezaste a agitarte pues no podías articular ni una palabra, y mientras me murmuraba a mi mismo que era un estúpido que nunca debí creerte que eras un embustero… Empezaste a excusarte patéticamente:

    - Takano-san… Cre-créame no es lo que usted cree

    - ¿Qué? ¿¡QUE?! ¿Vas a negar esto? ¿Me crees imbécil?

    - Es en serio… Esto es un error… Yo nunca accedí a la boda… Siempre me negué, les dije que no aceptaba aun a casarme y aun así siguieron adelante con los preparativos de la boda

    - ¿Crees que me voy a creer esa mierda?

    - ¡ES VERDAD!! Esta invitación no es real…

    - ¿Cómo van a preparar una boda sin que el novio no esté de acuerdo? ¿Cómo voy a creerte?

    - ¡Debe creerme!… Yo no pienso casarme con ella, nunca lo hare

    - ¡NO TE CREO!!! ¿Cómo podría hacerlo, si de un momento a otro te entregas a mí, luego desapareces, renuncias a tu trabajo, te mudas sin darme la cara, te veo con Kohinata saliendo en un auto de la empresa de tu familia y ahora recibo la invitación a tu boda??? ¿Solo querías destruirme?

    - No lo entiende Takano-san… Usted no sabe que paso… Tenía que hacer eso, pero no hice lo de la bod-

    - ¡MENTIROSO! ¡SOLO QUERIAS MATARME DE DOLOR! ¿Tanto me odias?

    - No es verdad… Lo hice para protegerlo…¿Qué no lo ve? Yo no lo odio… Yo lo am-

    Yo no deje que terminaras la frase, porque antes de que me diera cuenta… Te había abofeteado, callando tus mentirosas suplicas:

    - ¡CALLATE! ¡DEJA DE MENTIRME!¡MALDITO DESGRACIADO!

    Empezaste a deshacerte en sollozos, tenías tu mejilla roja pero aun así me miraste a los ojos… Pensé que esconderías tu mirada de mi avergonzado pero me viste a los ojos, y eso me enfureció aun mas porque… Hasta estos límites llegaba tu actuación… ¿Por qué te tomas esas molestias? ¿Por qué no confiesas y ya? ¿Por qué insistes en taladrar mi corazón?

    - Usted no sabe lo dice, no sabe por lo que tuve que pasar…

    - ¿Qué? ¿Engañarme?… Ahora que ya nos sinceramos, por qué no me confiesas que nunca me amaste ¿Ah?… Que en realidad solo querías saciar tu nostalgia al probar como era hacerlo conmigo después de tanto tiempo ¿Ah? ¿O me estas sugiriendo que quieres que sea el amante secreto escondido de tu matrimonio?

    - ¡Takano-san! ¡Ya basta!

    - ¿Quieres que pare?… ¿Quieres que deje de recordarte lo ruin que eres?… ¿Como disfrutabas como perra en celo cuando yo te lo hacía? ¿Cómo te aferraste a mi mientras te hacia mío? ¿Acaso vas a gemir y jadear como puta cuando estés con tu futura esposa? ¿Siquiera aprendiste de mí como podrás complacerla? ¿Ah?

    - ¡DIJE…QUE YA BASTA!

    Fue cuando sentí un fuerte golpe en mi quijada… Me habías golpeado con el puño cerrado… No lo podía creer… Y por más que me había contenido… Mi mente en ese momento se descontrolo porque lo siguiente que recuerdo es que me abalance sobre ti, y eso hizo que tu cabeza golpeara el suelo mareándote, y entonces me perdí en la ira que sentía hacia ti:

    - ¿POR QUE QUIERES DESTRUIRME RITSU? ¡¿POR QUE?!

    Y sin saber cuándo o en qué momento tenía mis manos apretando tu garganta con fuerza, tus ojos se abrieron tanto como nunca había visto antes, se llenaron de lagrimas horrorizados, trataste de empujarme para liberarte pero mis brazos son más largos y no alcanzabas a alejarme, sentí tu garganta convulsionar bajo mis palmas mientras yo solo te gritaba que no era justo lo que me habías hecho, que me habías vuelto loco… No sabía lo dañado que había quedado desde que rompimos en nuestra adolescencia hasta ahora… Sé que no estaba consciente totalmente… Pero recuerdo perfectamente el terror reflejado en tus ojos mientras intentabas convencerme de más mentiras con jadeos ahogados… Sentí tus uñas enterrarse en mi rostro mientras tratabas de zafarte de mi agarre…

    “¿Cómo no lo dejaste hablar?”



    No me importaba solo quería que dejaras de mentirme… Al menos una risita cínica tuya, diciéndome que era verdad, que solo habías jugado conmigo y que para rematar solo querías ver mi rostro cuando recibiera la invitación y así regodearte en mi dolor y quedar a mano por lo mucho que te hice sufrir… Lo hubiera preferido entonces… Solo quería que te silenciaras y dejaras de decir tantas mentiras:

    - ¿Por qué no me dejaste en paz? ¿Por qué no desapareciste? Aun si yo te buscara eras bueno escondiéndote de mí… ¿Por qué no te fuiste de una buena vez de mi vida para que me hundiera solo en mi dolor?

    Apreté tu garganta aun mas, y tuve que equilibrarme mientras controlaba el cómo te retorcías y pataleabas en vanos intentos por empujarme y debo reconocer, la obstinación es un rasgo inherente en tu personalidad, porque me diste buena batalla tratando de liberarte de mis manos, pero pronto sentí que tus fuerzas estaban menguando y no sé si fue el disfrute de cobrarme mi humillación o si fue la idea retorcida del tenerte en mis manos sumiso, pero una sonrisa pareció dibujarse en mi rostro, y sí, creo que la cordura estaba desapareciendo en mi…Tus ojos cristalinos mirándome con horror permanecen en mis oídos, y tus labios pálidos y temblorosos apenas lograban exhalar mi nombre

    - T-Taka-no-s-san…

    Fruncí el ceño por que tus labios parecían intentar vocalizar algo más de lo que tu aliento no alcanzabas a mencionar… Leí de tus labios un “Te amo”… El agarre de tus manos estaba debilitándose… Vi como unas lágrimas caían de tus ojos, y tu rostro empezaba a ponerse blanco y tu boca permaneció abierta como la de un pez fuera del agua aferrándose a la vida… Seguías intentando convencerme de que me amabas en un instante levantaste tu mano para acariciar mi mejilla… Creo que me enloquecí… Unas lágrimas mías cayeron borrando la sonrisa que tenia y cerré mis ojos para no ver tus translucidas esmeraldas penetrando mi mirada, y forcé mis pulgares sobre tu tráquea hundiéndola aun más y mis palmas y dedos se hundieron en tu blanco cuello, sintiendo un sonido atragantado tuyo… Luego sentí tu mano temblorosa deslizarse de mi mejilla y caer al costado… Apreté aun mas los ojos, en mi delirio agonizante sentía tu respiración pasando por tu garganta y seguí apretando tu garganta aunque tú ya no te movieras, no quería verte no quería escucharte… Solo apreté tu delgado cuello por mucho tiempo… Instantes que parecían durar siglos… Finalmente afloje mi agarre de ti, mi respiración contenida expectante de verte bajo mío, abrí los ojos y vi tus ojos abiertos mirándome… Tus esmeraldas sin brillo, ausentes de vida mirándome, no con reproche, no con odio… Sino con amor… ¿Amor? ¿Aun después de muerto me mientes así?… Exhale finalmente y luego solloce, vi los hematomas en la límpida piel de tu cuello, acaricie tu mejilla y estaba tan fría y mojada… De tus lagrimas o las mías no se… Solloce aun más duro sabiendo que te había asesinado… Tu boca abierta y tus labios azules, incluso tu lengua se asomaba por tu boca y sin pensarlo cerré tu boca y baje tus parpados para que no siguieras torturándome… Entre lágrimas me convencí de que tú te habías buscado esto… Fue tu crueldad la que provoco esta tragedia… Ahora parecías dormido y entonces fui por una sabana y cubrí tu cuerpo, y llore por un tiempo más hasta que anocheció… Fue cuando tome mi celular y llame a Takafumi y sin decirle mucho le convencí de que viniera a mi departamento… Y espere… Yokozawa cuando vio tu cadáver no lo soporto y vomitó en el genkan de la impresión… No podía creer lo que había hecho y aun así tuvo la sensatez suficiente para convencerme de que debíamos llamar a la policía y entregarme… Y yo no me negué ni me resistí al arresto… Desde la patrulla pude ver como sacaban tu cuerpo del edificio en una bolsa negra, y los vecinos se asomaban para enterarse de los detalles escabrosos… Estaba esposado como el criminal que soy y entonces miré al cielo, las nubes tapaban las estrellas y pronto comenzó a llover a cantaros… Últimamente el cielo había estado roto…

    *******



    Entonces mis divagaciones finalizaron cuando vi que mi junto a mi abogado llegaban unos guardias, tenía que ir a sala de audiencias a enfrentarme con la realidad de nuevo.

    FIN DE LA SEGUNDA PARTE



    Bueno gracias por leer esta historia, debido a que se alargo la historia, le hare un epilogo que tendre espero, para el jueves... Como siempre cualquier comentario, sugerencia, duda, pueden hacerlo sin problemas. De nuevo gracias por leer esta historia.
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    Bueno es primera vez que comento en tu historia aunque ya lo llevaba siguiendo desde fanfiction.net y bueno es de las pocas historias KanadeXYuu que se puedan encontrar en el fandom, y pues que me ha parecido muy plausible... Y las escenas lemon siempre son muy sensuales y cargadas de emocion, me gusta mucho la historia aunque se demore un poco entre actualizaciones.
    Con este capitulo, debo decir que ya me estoy cansando de Yuu y su necedad de seguir atras de Chiaki (Que vuelve a decir tal como comente en esta otra historia "Dame una oportunidad para amarte" de marii maro que tiene esta misma pareja... No se que le ven a Yoshino, la verdad ese personaje me irrita mucho, y siempre he pensado que es un "amigo de mierda", aunque debo reconocer que en este fanfic es menos asi que en el otro fanfic e ironicamente en el mismo canon que se presentan en las 2 primeras novelas) y entiendo que su amor por el ya lleva mucho tiempo, pero... Siempre crei que a pesar de eso tiene su orgullo, y que despues de lo desplantes de Chiaki por lo menos esperaria que este tuviera la iniciativa de compensarle el dejarlo tirado, peero bueno lo sigue buscando y el otro todavia pensando en funcion de el... Cuando tiene a alguien que le esta apoyado, lo esta animando a ser algo mas que un simple asistente cuando puede brillar con luz propia, y que se le ha confensado cuando tuvieron sexo... Yo se que va a ser lento el que empiece a confiar y a querer a Mino, pero espero que despues de la reunion, Yuu ya comprenda que ya nada que ver con Yoshino, y que ahora ya piense en el, que ya no se desviva por algo que solo le hace daño y que hay alguien que lo ama a el... Y por una vez en su vida ya se aleje de alguien que en mi opinion solo lo usa para no aburrirse, aunque puede que si le tenga afecto de amigo, pero por lo denso y cabeza hueca que es no se da cuenta que le hace daño... Y por otro lado ¿En que le afecta a Hatori si Yuu se convierte en mangaka? No le va ni le viene, al contrario deberia estar mas tranquilo pues ya no podria estar junto a Chiaki como asistente, y ya no estarian mas juntos pues estaria ocupado tambien, y lo que le conto a Mino me parece basureo gratuito porque lo detesta... En serio WTF?...
    Bueno este es mi largo comentario, espero que la proxima actualizacion no sea tan lejano y no nos dejes en ascuas, quiero saber que pasa en la reunion... Y quiero pelea de semes... Y Yuu... Ten un poco mas de dignidad, seriously!!!!
  8. .
    YAYYYY!!! Que bien que actualizaste, ya estaba extrañaba esta historia... Y bueno saber que no la habias abandonado...

    Bueno con esta historia por lo menos ya presenciamos que Mino ya se ha sincerado con Yuu, el cual ya veo que se esta espabilando de ese amor toxico que siente por Chiaki, que valga decir que en este fic (Y en cierta forma a mi parecer en el canon tambien) me parece un amigo de lo peor... Y ademas mal hermano (Ni era responsabilidad de Yuu entretener a Chinatsu y aun asi Yoshino a veces me parece abusivo en ese sentido) ... No es que haya un ensañamiento hacia Yoshino en este universo, pero siempre me quedo en la mente que Yoshino siempre le perdono muy facil a Hatori la monstruosidad que le hizo cuando estuvo mas indefenso, fue como si no hubiera sido gran cosa, y cuando Yuu medio intento besarlo ahi si reacciono todo digno... No se como Yuu reaccionaria en el canon si se enterara que Yoshino prefirio a Hatori que a el aun con violacion a bordo... Lo destrozaria... Y debo decir... Sigo sin entender que le vieron porque que persona tan densa e irritable que es Chiaki como personaje... Una ruta de escape es que Yuu se vuelva regular en el staff de Ijuuin (Algo que medio sucede en el canon pero hasta no saber que pasa en el volumen de las novelas 3 y 4 no se) y ya no podria comprometerse para trabajar con Yoshino y asi no tendria que verlos hundiendole en su miseria... En serio que bueno que este tomando una resolucion y que no se deje convencer luego cuando le pida ayuda de forma suplicante apelando a su amistad cuando a el mismo le valio un comino cuando aparece su pareja... Yuu esta despertando y su corazon debe ver a alguien que esta frente a el... Alguien que como debe reconocer SI lo valora.
    Esperare pacientemente pero entusiasmada por el proximo capitulo. Gracias por la actualizacion
  9. .
    Primera vez que comento aqui en esta historia pero ya llevo siguiendote con otros fanfics como "Dame Una Oportunidad Para Amarte" o "De la soledad al amor" que los lei en fanfiction.net primero... Pues fueron las que me introdujeron junto con un fanfic de LiNi.02, a la pareja de MinoXYuu, y para que, desde que me entere de los sordidos detalles que ocultaba la novela de Chiaki, pues cada vez entiendo menos a esa pareja y por otro lado siempre le tuve pesar a Yuu, porque sufre de amor no correspondido con alguien que no considero que sea un gran amigo (Ni se que pasa por la cabeza y eso que ya hay 4 novelas de el), y que en realidad no se que le ven en verdad ni Hatori ni Yuu...
    En fin... Sobre este capitulo veo que Yanase cada vez va aceptando mas a Hatori a pesar de las cosas horribles que le hizo, y leyendo lo que va a pasar... No puedo creer que se este enamorando de alguien tan terrible como Hatori... Pero en este fanfic al que le va a dar muy duro cuando rompan es a Chiaki porque esta muy enamorado, y tras del hecho que es totalmente dependiente... Lo va a destrozar... Y lo peor es que cuando busque apoyo emocional, lo hara con el que provoco dicha ruptura, y eso, aqui especulando, ya no habra la devocion de Yanase hacia Yoshino, el cual ya esta enamorandose del otro... No pobre Chiaki...
    La verdad espero que todas las cosas que hizo Hatori, asi fuera por mucho amor que tuviera en realidad, tengan consecuencias, para mi el amor no siempre condona las faltas que alguien haga por desesperacion por no ser correspondido... Violacion, asesinato, engaño... El karma debe ser justo, y Hatori ya tiene dos violaciones en su haber... Pero eso si, es una bestia en la cama, nunca se va por la gentileza en el sexo, pero bien que hizo sacar el gato que hay en Yanase, me lo imagine como un neko durante la escena de sexo, se me hizo tan lindo y sexy... Pobre Yanase, no se como va a terminar en esta historia... Ojala no tenga un final triste... Y que sea feliz...
    Espero con ansias el proximo capitulo... Ah y no te olvides de tu otro fanfic "Dame una oportunidad para amarte", estaba muy bueno...
  10. .
    Hola aqui les dejo mi primer escrito que no es una adaptacion, ojala las guste, el disclaimer es como siempre, todos los derechos sobre Sekaiichi Hatsukoi los tiene Shugiku Nakamura y demas, solo es para colaboracion del fandom y demas.

    Sinopsis: Takano Masamune pierde al amor de su vida de forma trágica, Ritsu muere y el queda desolado, a pesar de que pareciera que ellos iban a estar juntos se desencadeno una serie de trágicos acontecimientos y sucesos que desembocaron en ese final desdichado… ¿Fue culpa de Onodera de llevarlo hasta ese límite? ¿Quedo tan desequilibrado desde su adolescencia que por eso el pudo ser capaz de hacer eso? ¿Qué puede llevar a un hombre asesinar a la persona que más ama?


    CIELO ROTO



    Primera parte



    Apenas podía distinguir lo gris que esta el cielo, nublado y turbio como había estado mi racionalidad en los últimos meses, suspiro por última vez, apenas puedo sostener este lápiz blando sobre este papel, escribiendo… Mis memorias, mis arrepentimientos, mis anhelos, es parte de mi terapia, pero aunque sigo las instrucciones de mi psiquiatra, sé que esto no está ayudándome para nada, los recuerdos siguen ahí, sus ojos cristalinos mirándome con horror permanecen en mis oídos, y sus labios temblorosos apenas lograban exhalar mi nombre

    “T-Taka-no-s-san…”


    Cierro con fuerza mis ojos apartando esas imágenes y sonidos de mi mente, aquellos que me atormentan… Volteo para ir al lavamanos y restregarme la cara con esa fría y pesada agua de grifo, para ver mi reflejo en la lamina de acero pulida enmarcada y directamente atornillada en la pared frente a mí, mis ojos enrojecidos y las grandes ojeras que adornaban los contornos de mis ojos, peor que en el más horrible final de ciclo que haya tenido cuando trabajaba en Marukawa; no había dormido en mucho tiempo, sin evitar soñar con ese suceso de nuevo, y de volviendo a recrear paso a paso lo sucedido ese funesto día, pero no sirve de nada lamentarme sobre lo sucedido, respiro profundamente y procedo a sentarme de nuevo en la mesa y seguir escribiendo la asignación dada por mi terapeuta.
    Esa noche trato de volver a dormir, mi terapeuta había suspendido la prescripción de cualquier medicamento para mi, incluyendo sedantes ya que cuando recién llegue aquí me los recetaban pero yo los iba guardando hasta conseguir una cantidad suficiente para una sobredosis, y me intente suicidar, desafortunadamente lograron salvarme y desde entonces si acaso me inyectan suplementos a la fuerza pero ya no me dan sedantes para que pueda dormir; miro este techo blanco que aun no reconozco cuando abro los ojos en las mañanas, se que inevitablemente los recuerdos fluirán en mi mente al principio solo fragmentos y pero esos trozos empezaran a vincularse unos a otros hasta formar secuencias completas y esas secuencias formaran el recuerdo que mas temo rememorar, y el que me atormenta sin cesar, y así empiezo a ver a través de mis parpados cerrados la cadena de sucesos que me trajeron aquí, a la soledad de la agonía en vida…
    Me ubico temporalmente en un momento que aunque plano y falto de situaciones concretas fue el terreno preparado para ese fatídico instante; recordando que ese momento, hacia 2 semanas, en las que no había podido encontrarme en las mañanas con el, el llegaba tarde, y a veces no venía a la oficina solicitando que le enviaran los manuscritos por fax a su hogar porque no se encontraba bien, trate muchas veces de entrar, para ver como estaba, lo hostigue, pero extrañamente encontré mucha resistencia por parte de él, y aunque lo amenazaba con escándalos o con aumentarle el trabajo el entregaba sus manuscritos sin darme opción para acosarlo a que me diera la cara, y el se mantenía en esa posición pasivo-agresiva, rechazando mis acercamientos pero sin hacerlo abiertamente, lo que me tenía muy frustrado por no poder verlo, ni hablar con el, y de seguro apenas pudiera tener acceso a entrar a su departamento, no me contendría de poseerlo de nuevo aun si el se opusiera, aunque generalmente solo es al principio, porque después se rendiría a los sentimientos que se que el tiene, pero de alguna manera se empeña en mantener ocultos… Y eso me estaba debilitando mentalmente…
    Cuando supe quien era el, una serie de pensamientos pasaron por mi cabeza: sorpresa, rabia, venganza, curiosidad, ironía, nostalgia y finalmente miedo, porque el temor de recordar lo que me paso en mis años de universidad podría desvanecer la cordura que tanto esfuerzo he hecho por mantener, sino fuera por Yokozawa, seguramente estaría muerto o habría hecho algo horrible… Y ahora pienso que seguramente hubiera sido la segunda opción… Nunca le he agradecido lo suficiente a mi mejor amigo por eso, y en el fondo me lamento no haberme enamorado de él, de haber sido de esa forma, no estaría ahora así, ni aquí.
    Con el paso del tiempo el miedo aunque subyacente fue atenuado por lo maravillado que estaba en encontrar a este nuevo Ritsu, ya no era Oda mi dulce y amoroso kouhai, sino Onodera un hombre aunque amargado muy trabajador y concentrado en su persistencia de demostrar lo capaz que era para salir adelante fue lo que me entusiasmo de él, aun cuando le desafiaba a veces incluso de forma cruel, el lo lograba, era el Ritsu que yo, el ahora curtido Takano quería tener junto a su lado, solo debía lograr que este tozudo “novato” admitiera que el me seguía amando, y lo demás valdría un pepino, no importaba si el ya venía con una carga emocional muy grande, no importaba las veces que Yokozawa se esforzaba por hacerme entender que el solo me haría sufrir y el miedo que el tenia de que no sobreviviera si Onodera me rompiera el corazón de nuevo, yo me empecinaba a seguir buscando su amor; no importaba las veces que la madre de Ritsu o la ilusa de Kohinata An se empeñaran en interponerse, Onodera gratamente se mantuvo firme con la ruptura de su compromiso, pero igualmente así lo fue en negar que aun me amaba, pero lo sentía, yo lo sentía dentro de mi corazón por la forma en que aunque sus palabras era crueles conmigo, cuando hacíamos el amor el se entregaba, aunque el pusiera una resistencia inicial cuando yo lo forzaba, sus gestos y los sonidos de su boca involuntariamente indicaban que el disfrutaba haciendo eso conmigo, lo feliz que se encontraba recibiéndome entre mis brazos, su rostro y su cuerpo en esos momentos eran honestos sobre lo que sentía en verdad y yo lo percibía, sin embargo era avaricioso, no me conformaba con solo esos momentos, quería que el me lo dijera abiertamente, sin tapujos, sin timideces infantiles… Estaba esperando mucho…
    Onodera ahora parecía evitarme a toda costa, intentaba no mirarme a los ojos, pero cuando lo hacía, un destello de tristeza parecía cruzar sus hermosas esmeraldas hasta que volteaba su mirada para evitar seguir mirándome, algo que no había cambiado en mucho tiempo es que sus ojos aun siguen expresando lo que hay en él, y lo que esos milisegundos me decían, no me gustaban para nada, algo me decía que él quería decirme algo y que no era algo bueno. El trabajo de Onodera sin embargo no se vio afectado, por tanto no podía hacer más que lo que siempre hacia como su jefe, y aunque me angustiaba pensar en que podría ser lo que retenía a Onodera lejos de mi lado, decidí darle su espacio, no lo seguí acosando mas, ni acorralar en su departamento ni llamarlo insistentemente, sabía que esa táctica era algo inédita para mi, siempre ejerzo “mi superioridad física y de rango” para coaccionar en él alguna reacción favorable, y de pronto al ver que le estoy dando su espacio, él intentara explicarme por su propia iniciativa; fue duro cuando pasaron 4 días en que solo me limite a tratar a Onodera como mi subordinado, supongo que el debió sentirse aliviado al verse libre de acosos de mi parte, aunque a veces notaba que me veía por unos momentos e incluso en una ocasión intento decirme algo pero al final se arrepintió… Ese día inicio como siempre iniciaba para entonces, un desayuno y salía de mi departamento para dirigirme hacia la oficina, antes de irme, vi que el apartamento de Onodera seguía cerrado, pero algo me decía que debía insistir en la decisión de actuar como estaba actuando y ese día no iba a ser la excepción, Onodera me lanzo miradas escondidas, donde la confusión se manifestaba en sus ojos, al parecer esta estrategia estaba dando mejores resultados y eso reconfortaba mi alma para contrarrestar la impaciencia de no tenerlo a mi lado y que me dijera por lo que estaba pasando, era un voto de confianza hacia el… Hasta que esa noche Onodera se apareció frente a mi puerta, se lo notaba muy nervioso, más nervioso que de costumbre lo deje entrar y le ofrecí un té que él acepto; luego cuando nos sentamos en el sofá de mi casa el comenzó a hablar sin yo pedírselo… Supuestamente me venía a entregar el manuscrito de Mutou-sensei corregido por él, aunque yo sabía perfectamente que él podía entregarlo al día siguiente en la oficina, supuestamente solo buscando mi opinión cuando su experiencia corrigiendo mangas shojo ya no requería hacerlo, sabía que era una excusa para venir a hablar conmigo, cuando ojeé el documento el comenzó a hablar:
    - Takano-san… ¿Cómo ha estado?
    Yo solo lo mire, me sorprendí al ver que el tomaba la iniciativa en la conversación, esa estrategia funcionaba mejor de lo que creía
    - Nos vemos en la oficina a diario, puedes ver que estoy bien ¿No?
    El se sonrojó aún mas, se removió nerviosamente en su sitio y tomando aire prosiguió:
    - Si es verdad… Pero no hemos hablado últimamente de algo que no sea de trabajo… Y pues yo…
    Se quedo en silencio, sin poder seguir con lo que quería decir sin avergonzarse, yo suspire, me dispuse a no dejársela fácil, para mí era fácil empezar a guiar la conversación pero, de alguna forma, la cruel parte de mí, quiso desquitarse de esos momentos en que Onodera me evitó sabiendo que me muero por él:
    - ¿Y de que quieres hablar? No viniste solo a traer el manuscrito corregido ¿O sí? De hecho podías haberlo llevado mañana a la oficina a primera hora, es mas ni siquiera sé porque estás aquí
    - ¡Lo sé!… Lo sé… Es que… Lo que pasa es que… Nos hemos distanciado últimamente… Ya ni siquiera… Ni siquiera me mira…
    Eso ultimo lo había dicho en un susurro, me sonreí para mis adentros, definitivamente había sido la mejor estrategia que intentado en mi vida, me acerqué a él poniéndolo más nervioso, a veces cuando está muy nervioso puedo lograr que se sincere mejor, y el al verme a su lado volteó su mirada al suelo mientras jugaba con sus dedos sin saber cómo proseguir después de lo que dijo, yo decidí prolongar su tortura:
    - ¿De qué hablas? Hemos estado trabajando juntos para sacar adelante la publicación de este mes, nos hemos estado apoyando, es más, a pesar de que te ausentas por enfermedad, te vas de la oficina antes de tiempo y llegas tarde últimamente, has trabajado mucho más duro para sacar adelante los manuscritos, incluso has logrado sincronizar la entrega de los manuscritos de los editores del departamento, te he apoyado porque sé muy bien qué tiempo es lo que menos tienes para lidiar con momentos innecesarios, como tu jefe debo empezar a proveerte un ambiente laboral apropiado para que desempeñes tus labores de forma eficiente, entonces ¿Cómo es que ahora dices que no estoy a tu lado?
    - …
    Ritsu permaneció en silencio, sabía que al mostrarme como un jefe comprensivo contrario al controlador y acosador que se que fuí (Y que no me arrepiento haber sido) lograría que Onodera me dijera lo que pasaba por su mente en esos momentos, lo sentí agitarse levemente, suspiro y luego levantando su mirada hacia la mía con el ceño fruncido y por fin hablo:
    - ¿Ahora se preocupa por ser un buen jefe?… Takano-san usted sabe perfectamente a lo que me refiero… Ya usted no me busca con su mirada, no me habla como antes, se ha distanciado y yo… ¿Acaso ya no le importo?
    Muy bien Ritsu ya empezó a sincerarse tal como yo esperaba:
    - Discúlpame pero el que siempre ha dispuesto barreras entre nosotros has sido tú… ¿Por qué ahora me reclamas de porque ya no te acoso como antes? ¿Acaso es una forma de decir que me extrañas?
    - ¡Eso no es a lo que me…!… ¿Que es lo que quiere? ¿Qué quiere de mí?
    - Tú fuiste el que vino hasta acá con la excusa de traer un manuscrito que bien podías haber llevado mañana a la oficina… Más bien ¿Qué es lo que tú buscas de mi? ¿¡Ah?! ¡Ya dilo de una vez y no te andes por las ramas!
    Ritsu me miro desconcertado, abrió su boca y sabía que de ahí el no iba a pensar previamente en lo que diría, de hecho lo sentí aspirar aire… Sabía que iba a empezar con una retahíla airada:
    - A usted nunca le ha importado las barreras que yo haya puesto entre nosotros porque usted no respeta nada, siempre viene a imponer lo que usted quiere, por eso me parece increíble que ahora venga a decir que ha estado respetando los límites que antes nunca tuvo reparo en pasar por encima… Usted sabe bien que la relación de jefe-subordinado ha sido corrompida prácticamente desde que entre a trabajar como editor, usted se ha encargado de eso, ahora… ¡Responsabilícese de eso!… Le estoy preguntando a usted si ya no le importo, usted ahora contésteme para saber si vine a perder el tiempo o no…
    Termino agitado después de hacerme semejante reclamo, nunca lo había visto así de ansioso, diciendo exactamente lo que quería, imponiéndose de una forma nunca antes vista por mí, eso… Me hizo feliz, porque él estaba preocupado por nuestra relación, aunque él lo negara, para él yo existía y allí me estaba exigiendo explicaciones… Por eso accedí a complacerlo:
    - Muy bien, si eso es lo que quieres… Pero primero te aclaro que por supuesto eres importante para mí, aunque tú mismo te distancies de mí, he intentado de mil formas entender que es lo que te pasa últimamente, porque, por si se te olvidaba, yo trate de hablar contigo en muchas ocasiones y siempre me evitabas, cuando te enfermaste no me recibiste aunque estuve horas frente a tu puerta marcándote al celular que tenias apagado, otras veces no te encuentro en tu departamento y cuando te preguntaba por eso, me ignoraste… Pensé que dejarte tranquilo era lo mejor para ti y que cuando estuvieras listo me dirías lo que te está ocurriendo porque no soy el desconsiderado que crees que soy… Ahora tu responsabilízate de lo que provocas en mí porque ya somos adultos… ¿Estabas preocupado de que ya no estamos tan cerca como antes?
    Onodera suspiró algo molesto, pero parecía meditar en lo que iba a decir por primera vez, yo de alguna forma sentí que lo que ocultaba él, era algo que lo entristecía:
    - Quiero aclarar que nunca hemos sido muy cercanos, si bien hacemos cosas inapropiadas… Aún yo… No termino de entenderlo a usted… Pero voy a ser honesto ahora… Me he ausentado porque… He tenido algunas complicaciones con mi familia, mi padre ha requerido numerosas veces encontrarme con él, cuando no he estado en mi departamento es porque he estado en la casa de mi familia… Hemos discutido asuntos familiares que no le conciernen a usted… Pero aun así le estoy explicando… A lo que me refiero es que… Me han presionado aún mas sobre el tomar parte de la empresa familiar, la sucesión sigue tan vigente como siempre y de alguna forma mi padre me está diciendo que su paciencia conmigo esta menguando, y me ha insinuando que debo tomar una decisión pronto…
    Siento que quiere decirme algo más, pero lo que me dijo fue suficiente para ponerme nervioso, porque si bien es cierto que no desaparecería totalmente, el se tendría que alejar de mi lado, ya no trabajaría conmigo, y por lo que intuyo su tiempo conmigo podría terminar en un futuro, y siendo un heredero, lo obligarían a tomar una esposa, puede que no insistan con Koninata An pero pueden conseguir otras candidatas apropiadas, y la presión seria mucho mayor para Onodera el cual no sé si podrá resistir, aunque valientemente lo ha hecho hasta hoy, bajé mi mirada sabiendo lo que implicaba lo que él me confesaba en esos momentos… No puede evitarlo, pues tantos días de abstinencia estaban haciendo mella en mi serenidad emocional, tanto como los nervios de perderlo como la necesidad de sentir su calor hicieron rebotar mi calma y no pude controlarme… Lo abracé con tanta fuerza que el apenas pudo exhalar un “Omph” cuando lo tome por sorpresa… Su aroma, su delgadez, su tibieza, todo lo extrañaba apenas y pude susurrar:
    - Onodera… Sabes que estoy perdido sin ti… Sabes muy bien que no podría soportar que te alejes de nuevo de mi lado… ¿Acaso me has evitado porque has tomado una decisión?
    Ritsu quedo paralizado, pude sentir como se puso rígido bajo mi abrazo, su aliento se atoro en su garganta, yo al sentir su silencio lo abracé más estrechamente como suplicando una respuesta, entonces sentí que él empezaba a temblar al principio imperceptiblemente, luego cada vez mas notoriamente, hasta que por fin, casi hecho una maraña de nervios, y con voz débil dijo:
    - Takano-san… Yo tampoco puedo alejarme de usted… No quiero…
    - Entonces Onodera… Dime… ¿Te quedaras conmigo?
    El abrió sus ojos aún mas, sentí que él se quedo de tal forma que no sabía si estaba respirando o no, sus ojos lentamente se cristalizaron acentuando ese color verde de sus ojos, su boca tembló ligeramente… Percibí fugazmente que él estaba impresionado, algo atorado en su ser algo que el parecía querer sacar de su sistema, pero entonces cerró sus ojos con fuerza y respondiendo a mi abrazo se refugió en mi pecho y casi sollozando balbuceo:
    - Quiero estar a su lado hasta que mi vida termine… Takano-san… No puedo vivir sin usted…
    Yo apenas pude creer lo que estaba diciéndome como con el corazón en la mano, mucho más profundo e intensa que cuando se me confeso de adolescente, me aleje para verlo a los ojos, el mantuvo la cabeza agachada escondiendo su mirada y su gran sonrojo pero aún notaba como temblaba, tome su barbilla y levante su faz, el me miro a los ojos cristalinos de lagrimas a punto de salir y entonces esas palabras tan deseadas por mi salieron de sus pulposos labios:
    - Takano-san… Yo lo amo
    Yo abrí mis ojos no con escepticismo, no con incertidumbre, le creí totalmente, aun en mi sorpresa le creí, sus ojos abiertos suplicaban por ser aceptados con esa hermosa verdad que exhalaba con su dulce voz, apenas y pude contener la carcajada de alegría que casi sin notarlo salió de mi boca, una sonrisa invadió mis labios y entonces sin preguntarme a mí mismo el que haría Ritsu después de esta confesión, que pasaría con nuestro futuro si la presión aun persistía por parte de la familia de él, su confesión invadió mi mente, lo abrace aún mas fuerte de cómo lo hacía cuando estaba nervioso, sentí como la vergüenza le invadía y u temblor se hacía más notorio con mi abrazo, sentí que ahora sí, Onodera Ritsu, era completamente mío, tenía su corazón y su alma, y luego mis sentidos se embriagaron con su sutil aroma masculino, su calor y la suavidad de sus hebras castañas que acariciaban mis dedos, lo volví a mirar y sin pedir permiso lo besé, con entusiasmo pero como para demostrarle que estaba feliz más que otra cosa, fue muy breve, solo quería perderme en su mirada de nuevo, y lo hice, las hermosas esmeraldas de él parecían querer seguir llorando, pero entonces se inclino hacia mí y aferrándose a mi cuello, estrelló algo torpemente sus labios con los míos, y algo que nunca pensé que presenciaría sucedió: Ritsu me había besado por su propia iniciativa… Sus labios se intercalaron con los míos succionando con suavidad, tal como siempre imagine que sería un beso iniciado por él, y en búsqueda de profundizarlo agarro mi nuca y abrió su boca mas, tal como yo le había enseñado cuando éramos estudiantes, entonces la calidez y humedad de la puntita de su lengua rozó mis labios aun absortos por su audacia… Decidí complacerlo y respondí con aún más pasión a su tímido intento de mostrarme que me amaba y que me deseaba… Mi Ritsu… Me devoré su boca como un animal, seguramente sus labios estaban ya hinchados por las fuertes succiones y mordidas que sometí sus suaves labios y lo escuche soltar un gemido cuando lo torturaba con mi exaltación. Apenas podía contenerme, lo oí balbucear unos torpes “Ta-Takano-s-san esper-ra” mientras intentaba alejar sus labios de los míos pero yo no atendía a su suplica, sabía que si lo dejaba pensar por un segundo ese momento mágico acabaría con un muy probable “Perdóneme, no pensé en lo que hacía”, no lo iba a permitir, solo proseguiría ahora que sé que contaba con su permiso… Pero Ritsu de repente opuso más resistencia, trato de alejarse de mi rostro, yo lo abracé aún mas pero se empezó a contorsionar para separar nuestras bocas, por un instante pensé que terminaría mordiéndome el labio para hacerme retroceder, al final supuse que debía compensarle por haberme besado por su cuenta así que separe mi boca de la de él y suspirando le inquirí con reproche:
    - Bien, dime que pasa contigo… Íbamos tan bien…
    Ritsu apenas y recuperaba el aliento, sabiendo que tan solo por un gesto como el que él había hecho desencadenaba la pasión que sabe que tengo por él, se lamió inconscientemente los labios para aliviar el ardor que tenía en sus labios enrojecidos y luego con hilito de voz dijo:
    - Takano-san… Mejor en la cama…
    Me pareció haber escuchado mal… ¿Me estaba pidiendo que lo llevara a mi cama? Luego él se apresuro a excusarse
    - El suelo es muy duro y frio y me dolerá la espalda, en el sofá es muy incomodo, además preferiría bañarme antes…
    - En otras palabras, quieres que te haga el amor en mi habitación… Sobre mi cama ¿Eso es lo que quieres?
    Ritsu bajo su rostro sabiendo que intentaría negarlo:
    - No es como usted piensa... En verdad… (Pausa)… La verdad… S-si
    Yo no me lo espere, hubiera terminado igual si él se hubiera negado, pero ahora, que el aceptaba lo que yo le pedía… Solo quería tenerlo junto a mí… Tome su mano y lo guié hacia mi habitación y él me seguía dócilmente.
    *********
    El yacía sin sabanas, desnudo totalmente sonrojado y buscaba recuperar su aliento, totalmente agitado… Yo estaba extasiado, también agitado pues se me había entregado esta vez totalmente, y por otro lado ese había sido el sexo más intenso, pasional, si puedo llamarlo “animal” que habíamos tenido de todos nuestros encuentros sexuales desde que nos conocimos, él estuvo por primera vez totalmente receptivo, aceptaba mis besos, mis caricias, el mismo me acariciaba y me besaba, llego a morder mi cuello mientras lo embestía, en medio de los fragores de nuestra pasión, se deshacía en gemidos que cuando aumentaba el ritmo de mis penetraciones se agudizaban… Llegó incluso a murmurar que se sentía bien, y me pedía que lo hiciera más lento para poder durar más, yo no le obedecí, hacía lo contrario y su mente parecía sufrir un corto circuito, por que se desbarataba en gimoteos en las que no lograban articular ni una palabra, solo se aferraba a mí buscando unirnos a través de la piel… Fue tan vocal como nunca lo fue, su frente tenía hebras de flequillo pegados a la piel por el sudor, parecía afiebrado, sé que por ahora todo estaba bien, pero mañana me reprocharía cuando tuviera que levantarse, porque definitivamente me pase… Le pediría disculpas entonces, pero por ahora, solo quería estar así con él, fue cuando lo sentí revolverse a mi lado volteé a mirarlo y entonces note que él me miraba con sus ojos extra lúcidos contemplándome, yo lo mire, y era como si él aún tuviera que decirme algo, quise preguntarle pero, el sacando fuerzas de no sé donde, se incorporo levemente pero tan rápido que me sorprendió cuando sentí en mi boca sus labios amorosos robándome un beso, me deje llevar, por ese beso lleno que fuerza, el se aferró a mi cuello, como si buscara transmitirme algo a través de sus suaves labios; luego lo sentí apoyarse en mi pecho como buscando oír los latidos de mi corazón que aun estaba volviendo a su ritmo normal, Ritsu escondió su rostro como pidiéndome avergonzado que no hiciera algún comentario respecto a cómo él se había comportando hoy, tan indecente y lujurioso, y en eso no quise contradecirlo, pero aun siento que él quería decirme algo mas, aunque bueno en ese momento creí que podría preguntarle en la mañana siguiente, me sentía muy cansado, el ya estaba dormido, así que no vi malo entretenerme imaginándome saliendo formalmente con Onodera, como de pronto empezaríamos una relación esta vez de forma correcta y oficial ante todos y me aseguraría que él no se iría de mi lado y así estuve hasta que me dormí… La ignorancia es pura dicha, dicen… Debí haber seguido ese instinto que me decía sutilmente entre los estruendos de mi corazón dichoso que algo no estaba bien…

    Fin de la primera parte



    Bueno espero tener pronto la segunda parte ojala no se me alargue porque entonces tendria que ser un Three-shot.... Espero les haya gustado cualquier comentario, critica o sugerencia es bienvenido...

    Edited by XIVA - 20/3/2014, 22:29
  11. .


    Introducción


    One man Hide and Seek o jugar a las escondidas a solas es un ritual para contactar a los muertos.
    Los espíritus que rondan sin descanso en la tierra siempre están buscando un cuerpo que poseer. Con este ritual se invocas un espíritu al ofrecerle un muñeco en vez de un cuerpo humano.
    Atención: Si tiene habilidades síquicas podría sentirse mal o propenso a tener accidentes durante el ritual
    Lo que necesitas
    • Un muñeco relleno con miembros
    • Arroz (El suficiente para rellenar el muñeco
    • Una aguja y un hilo color carmesí (Rojo)
    • Un objeto filoso (Como un cuchillo, pedazo de vidrio, o unas tijeras)
    • Una taza llena de sal (La mejor seria la sal natural)
    • Un lugar para esconderse (Preferiblemente una habitación purificada con incienso y con un ofuda que es un amuleto de un altar Shinto para protección de los hogares)
    Preparación
    1. Quitar el relleno del muñeco y luego volverlo a rellenar con el arroz (El arroz reemplaza los órganos internos y atrae los espíritus).
    2. Cortar un trozo de tus uñas y ponerlo dentro del muñeco, y coser la abertura con el hilo carmesí. Cuando termine, se amarra al muñeco con el resto del hilo (El hilo rojo representa un envase de sangre, sella al espíritu dentro del muñeco).
    3. Llenar una tina con agua (En Japón es común tener tinas en el baño)
    4. Colocar una taza de agua salada dentro del lugar escondite.
    Como empezar
    1. Darle un nombre al muñeco (Puede ser cualquiera excepto el tuyo)
    2. Cuando sea las 3 am decirle al muñeco “__ (Tu nombre) es el primer que,” tres veces
    3. Ir al baño y poner el muñeco dentro de la tina llena de agua.
    4. Apagar todas las luces en la casa, ir al escondite y encender la TV
    5. Cuando haya contado hasta 10 con los ojos cerrados, ir al baño con el objeto filoso en la mano
    6. Cuando llegue allá, decirle al muñeco, “Te he encontrado, __ (El nombre del muñeco)” y apuñala al muñeco con el objeto filoso (Al cortar el hilo se rompe el sello y libera el espíritu que llego a atrapar).
    7. Ahora debe decir “Tu eres el próximo que, ___ (Nombre del muñeco)” y poner el muñeco en su lugar.
    8. Tan pronto haya soltado al muñeco salir corriendo hacia el lugar elegido y esconderse.
    Como terminar
    1. Verter media taza del agua salada en la boca pero no lo beba, solo manténgalo ahí (Si sale del escondite sin el agua salada, podría encontrarse con “algo que ronda por ahí” en tu casa que podría hacerle daño. Aparentemente la forma de sentir la presencia de ese “algo que ronda por ahí” es ver que sucede con la TV), y salir del escondite y empezar a buscar el muñeco. El muñeco no necesariamente esta en el baño. Pase lo que pase no escupa el agua salada de su boca.
    2. Cuando encuentre el muñeco, vacíe el resto del agua salada (La que aun queda dentro de la taza) sobre el, y rociarlo también con la que se tiene dentro de la boca.
    3. Decir “Yo gane” tres veces

    Esto supone el final del ritual
    Después de esto asegúrese de secar bien el muñeco, luego quemarlo y deshacerse de los restos.

    Lo más importante: Por favor no se detenga a la mitad del ritual, debe continuar hasta el final. Es un ritual muy peligroso y nadie se responsabilizara de lo que suceda si decide hacerlo.

    Cosas para tener en cuenta
    • No salga de la casa hasta que haya terminado el ritual
    • Debe apagar todas las luces de la casa
    • Debe permanecer en silencio mientras este escondido
    • No tiene que tener el agua salada en su boca todo el tiempo, solo en la parte final del ritual.
    • Si vive con alguien mas, podría ponerlo en peligro también.
    • No continue el ritual por mas de una hora o dos
    • Por razones de seguridad, lo mejor es dejar todas las puertas de la casa sin seguro (Incluida la puerta principal) y tener algunos amigos cerca para que puedan ayudarle si en algún caso lo necesitare. Tener un teléfono celular a mano es también una buena idea.

    ¿Cuál es la idea de este ritual? Se podría decir que (En Japón por lo menos) se trata de un juego de retos y como una especie de demostración de poder y control sobre el espíritu, también posiblemente es una derivación de antiguos rituales nigrománticos. Según algunas extensiones, si ganas dos veces consecutivas, el muñeco aceptara que usted es el ganador y le contestara todo lo que pregunte (Otra manifestación del deseo de conocimiento oculto).

    Se dice incluso que el ritual o juego ha existido ya desde hace un tiempo y se hacía en las areas de Kansai y Shikoku; desde 2007 hubo un boom a través de internet por medio blogs que hizo que el ritual se diera a conocer a nivel virtual. Ha habido curiosos que han estado haciendo el ritual en este continente y hasta tienen el registro de su experiencia como por ejemplo aquí: http://undertaker-x-funeralhome.blogspot.com/ (Por si alguno quiere darle una revisada). El interés por este ritual es tal que en 2009 se hizo una película sobre este ritual llamado “Creepy Hide and Seek” aquí esta el tráiler.


    Fuentes: http://sayainunderworld.blogspot.com/2008/...e-and-seek.html
    Youtube

    En mi opinion personales una especie de leyenda urbana, pero en serio no me llama mucho la atencion hacerlo, si bien suena a que no pasa nada, le tengo mucho respeto a los rituales y mas cuando son foraneos y no entiendo mucho el contexto religioso/espiritual de estos... Y bueno ustedes ¿Se atreverian a jugarlo?
  12. .
    Esta historia me recuerda mucho a la pelicula "Dead Silence", este tipo Mccarthy era un retorcido aunque me surgen muchas preguntas de quien era el niño: pudo ser su hijo al cual amaba tanto que ideo esa forma para estar siempre con el o el tipo se obsesiono con ese niño (pedofilo?) que tal vez lo mato y para tenerlo con el por siempre lo disfrazo de muñeco de ventriloquia, igual no dicen si pudieron identificar al niño o algo.... Y su muerte se oye extraña... Me gustaria pensar que si fue la segunda opcion, fue una vengaza del mas alla, o como puede ser una explicacion mas racional, fue un ajuste de cuentas porque igual no sabemos nada de la vida privada del ventriloquista... En fin chevere historia.
  13. .
    Bueno aqui esta la ultima leyenda, espero que para los que leyeron las anteriores historias este les sea de su agrado, y agradezco de antemano la atencion prestada:


    QUINTA LEYENDA: TRES FECHAS




    Miyagi Yoh cierra la cartera de dibujo que aún conserva llena de ligeros apuntes hechos durante sus excursiones realizadas en busca de unos escritos que le llenaron de satisfacciones profesionales, hacia muchas décadas atrás, sin embargo solo permanecen como recuerdo de esa búsqueda en esa libreta tres fechas.
    Los sucesos de que guardan la memoria estos números, son hasta cierto punto insignificantes. Sin embargo, con ese recuerdo se ha entretenido en formar algunas noches de insomnio una historia más o menos sentimental o sombría, según lo que la imaginación le oponía más o menos enaltecida e inclinada a ideas risueñas o terribles.
    Comenzando a rememorar los tres sucesos que suelen servir de epígrafe a los capítulos de mis soñadas historias; los tres puntos aislados que yo suelo reunir en mi mente por medio de una serie de ideas como un hilo de luz; los tres temas, en fin, sobre que yo hago mil y mil variaciones, las que pudiéramos llamar absurdas sinfonías de la imaginación.


    I



    Era un viaje que había anticipado con total emoción para encontrar el que sería el Santo Grial de los intelectuales literarios del país, eran aquellos manuscritos que el afamado poeta Matsuo Bashou dejo durante los viajes que realizo en su vida que lo llevaron a recorrer varias regiones del país, y dieron como resultado unas muestras de sensibilidad y poesía que han sido apreciadas infinitamente por la literatura actual. Para el verano de 1972, había recopilado suficientes datos para iniciar su búsqueda estaba determinado a encontrar esas páginas de poesía inédita que el mundo merecía conocer, unos poemas que Bashou realizo al finalizar su viaje literario el Oku-no-Hosomichi, él debía poner sus ojos en aquellas palabras llenas de sensibilidad inspiradas en esas ciudades, paisajes, personas de hace tantos siglos era su obsesión, una que lo hace sobreponerse a la muerte del gran amor de su vida, un dolor que aún permanece en su corazón pero lo adormece enfocándose en esos descubrimientos literarios y entonces inicio su travesía que lo llevarían a la ciudad de Ogaki, en la prefectura de Gifu.
    Hay en Ogaki una calle estrecha, torcida y oscura, que guarda tan fielmente la huella de las cien generaciones que en ella han habitado; que habla con tanta elocuencia a los ojos del artista o del poeta, y le revela tantos secretos puntos de afinidad entre las ideas y las costumbres de cada siglo, con la forma y el carácter especial impreso en sus obras más insignificantes, que el contemplaba el cerrarle sus entradas para que el tiempo no haga ningún cambio en ninguna de sus estructuras.
    Cuando por primera vez fue a Ogaki, mientras se ocupó en sacar algunos apuntes de las ruinas que pertenecían al Kokubun-ji, tenía precisión de atravesarla todas las tardes para dirigirme al templo desde la posada en que me había hospedado y acompañado de su libreta que en aquella época servía para desquitarse cómo dibujante frustrado.
    Casi siempre la atravesaba de un extremo a otro, sin encontrar en ella una sola persona, sin que el silencio se perturbase más que con el ruido de sus pasos, sin que detrás de una puerta o la rejilla de una ventana, viese, ni aun por casualidad, el arrugado rostro de una vieja curiosa o los ojos negros y rasgados de una muchacha o comerciante de la ciudad. Algunas veces le parecía cruzar por en medio de una ciudad desierta, abandonada por sus habitantes desde una época remota.
    Una tarde sin embargo, al pasar frente a un caserón antiquísimo y oscuro, en cuyos altos paredones se veían tres o cuatro ventanas de formas desiguales, repartidas sin orden ni concierto, se fijó casualmente en una de ellas. La formaba un gran arco ojival, rodeado de un festón de hojas picadas y agudas. El arco estaba cerrado por un ligero tabique, recientemente construido y blanco como la nieve, en medio del cual se veía, como contenida en la primera, una pequeña ventana con un marco y sus hierros verdes y unas vidrieras con sus cristales emplomados y su cortinilla de una tela blanca, ligera y transparente. Era obvio que era de las pocas casas que tenían influencia europea que existían ahí, muy raras y por ende llamativa y un tanto difícil de olvidar.
    Ya la ventana de por sí era digna de llamar la atención por su carácter; pero lo que más poderosamente contribuyó a que se fijase en ella, fue al notar que cuando volvió la cabeza para mirarla, las cortinillas se habían levantado un momento para volver a caer, ocultando a sus ojos la persona que sin duda lo miraba en aquel instante.
    Siguió su camino preocupado con la idea de la ventana, o mejor dicho, de la cortinilla, o más claro todavía, de la persona que la había levantado, el recuerdo de la silueta seguía aferrándose a su mente y vez tras vez trataba de identificar su forma pero no podía siquiera por el aspecto de la ventana deducir si era una mujer o un hombre.
    Pasó otra tarde, pasó con el mismo cuidado; apretó los tacones, aturdiendo la silenciosa calle con el ruido de sus pasos, que repetían, respondiéndose, dos o tres ecos; miré a la ventana, y la cortinilla se volvió a levantar.
    La verdad es que realmente detrás de ella no vio nada; pero con la imaginación le pareció descubrir un bulto, y sin querer la idea de que era alguien delgado y algo bajo de estatura había estado detrás se empezaba a arraigar y más cuando en efecto persistentemente en su mente se fijaba la idea de que era la silueta de un joven.
    Aquel día se distrajo dos o tres veces dibujando o más bien garabateando. Y pasó otros días, y siempre que pasaba, la cortinilla se levantaba de nuevo, permaneciendo así hasta que se perdía el ruido de sus pasos, y él desde lejos volvía a ella por última vez los ojos.
    En aquellos restos de Kokubun-ji, en aquel sitio tan misterioso y bañado en triste melancolía, sentado sobre el roto capitel de una columna, la cartera sobre las rodillas, el codo sobre la cartera y la frente entre las manos, al rumor del agua que corre allí con un murmullo incesante, al ruido de las hojas del agreste y abandonado jardín, que agitaba la brisa del crepúsculo, ¡Cuánto no había soñado con aquella ventana y aquel joven! Él lo conocía; ya sabía el color de su piel y hasta cuál era el color de sus ojos lo veía en sus sueños y fantasías matutinas.
    Pero transcurrió el tiempo que había de permanecer en la ciudad. Un día, pesaroso y cabizbajo, guardó todos sus papeles en la cartera; se despidió del mundo de las quimeras, y tomó un asiento en el auto facilitado por la universidad en la que él trabajaba para Tokio.
    Antes de que se hubiera perdido en el horizonte el más alto de los edificios de la ciudad, sacó la cabeza por la ventana para verlo otra vez, y se acordó de la calle.
    Tenía aún la cartera bajo el brazo, y al volverse a su asiento, mientras doblaban la colina que ocultó de repente la ciudad a sus ojos, sacó el lápiz y apuntó, una fecha. Es la primera de las tres, a la que el llamaría la fecha de la ventana.

    II



    Al cabo de algunos meses volvió a encontrar ocasión de retornar allí por tres o cuatro días. Limpió el polvo a su cartera de dibujo, se la puso bajo el brazo y provisto de una mano de papel y media docena de lápices, deplorando que aún las vías no habían estado en optimas condiciones, se encajonó en un vehículo para recorrer de nuevo la ruta del viaje del afamado poeta que había sido su obsesión hasta haberse encontrado con aquel detrás de esa cortina.
    Ya instalado en la histórica ciudad, se dedicó a visitar de nuevo los sitios que más me llamaron la atención en su primer viaje, y algunos otros que aún no conocía sino de nombre.
    Así dejó transcurrir en largos y solitarios paseos entre las librerías más antiguas la mayor parte del tiempo de que podía disponer para su pequeña expedición literaria, encontrando un verdadero placer en perderme en aquel confuso laberinto de callejones sin salida, calles estrechas, pasadizos oscuros y cuestas empinadas e impracticables, en búsqueda de libros antiguos, manuscritos y fragmentos de pergaminos y el que más necesitaba parecía eludirlo.
    Una tarde, la última que por entonces debía permanecer en Ogaki, después de una de estas largas excursiones a través de lo desconocido, no podría saber decir siquiera por qué calles llegó hasta una plaza grande, desierta, olvidada al parecer aun de los mismos moradores de la población, y como escondida en uno de sus más apartados rincones.
    Inusualmente en dicho lugar permanecían escombros y rastros de casas demolidas con el tiempo, y que en vez de ser levantadas otra vez terminó siendo una especie de botadero. En las lomas y los barrancos formados por sus ondulaciones, crecían a su sabor malezas de unas proporciones colosales, cerros de gigantescas ortigas, matas rastreras de campanillas blancas, prados de esa hierba sin nombre, menuda, fina y de un verde oscuro, y meciéndose suavemente al leve soplo del aire.
    Diseminados por el suelo, medio enterrados unos, casi ocultos por las altas hierbas los otros, se veían allí una infinidad de fragmentos de mil y mil cosas distintas, rotas y arrojadas en diferentes épocas a aquel lugar: donde iban formando capas en las cuales hubiera sido fácil seguir un curso de geología histórica. Siguiendo el camino llego a una especie de plaza que tenía una formación de trozos de columnas de aspecto marmolado y desparramados por doquier miles de formas de brillo diamantino producto de fragmentos de vidrio, platos y vasijas que reflejaban la luz del sol.
    Tal era el pavimento de aquella plaza, empedrada a trechos con pequeñas piedrecitas de varios matices formando labores, a trechos cubierta de grandes losas de pizarra, y en su mayor parte, semejante a un jardín de plantas parásitas o a un prado yermo e inculto.
    Los edificios que dibujaban su forma irregular, no eran tampoco menos extraños y digno de estudio. Miyagi cada vez se veía maravillado al encontrarse en un lugar tan oníricamente maravilloso en una ciudad tan alejada de los centros de diseño arquitectónico de Japón, una ciudad de aires mas tranquilos, y sin embargo aquí se encontraba con creatividad probablemente involuntaria pura.
    Vio que por un lado de la plaza la cerraba una hilera de casucas oscuras y pequeñas, con sus tejados dentellados de chimeneas, veletas y cobertizos y su farol rodeado de una red de alambre que defiende los ahumados vidrios de las pedradas de los muchachos.
    Otro frente lo constituía un paredón negruzco, lleno de grietas y hendiduras, en donde algunos reptiles asomaban su cabeza de ojos pequeños y brillantes por entre las hojas de musgo: un paredón altísimo formado de gruesos sillares, sembrado de huecos de puertas y balcones tapiados con piedra y argamasa, y a uno de cuyos extremos se unía, formando ángulo con él, una tapia de ladrillos, desconchada y llena de mechinales, manchada a trechos de tintas rojas, verdes o amarillentas, y coronada de un bardal de heno seco, entre el cual corrían algunos tallos de enredaderas.
    Esto no era más, por decirlo así, que los bastidores de la extraña decoración que al penetrar en la plaza se presentó de improviso a los ojos de él, cautivando su ánimo y suspendiéndolo durante algún tiempo, pues el verdadero punto culminante del panorama, el edificio que le daba el tono general, se veía alzarse en el fondo de la plaza, más caprichoso, más original, infinitamente más bello en su artístico desorden que todos los que se levantaban a su alrededor.
    -¡He aquí lo que yo deseaba encontrar! -exclamó al verlo; y sentándose en un pedrusco, colocando la cartera sobre sus rodillas y afilando un lápiz de madera, se dispuso a trazar, aunque ligeramente sus formas irregulares y estrambóticas para conservar por siempre su recuerdo.
    Un templo se alzaba frente a él, de pronto algo camuflado entre la diversidad de formas ondulantes, brillos cegadores y fragmentos mimetizados en ese desorden que plagaba en la plaza, pero observándolo individualmente se podían ver en su esplendor la cantidad de detalles que contenía el hermoso edificio, sus colores cromados resaltados con las placas con oraciones dirigidas a los dioses; sin embargo mi mente recordó que este templo pertenecía a cierta rama del sintoísmo que influenciaba esta parte de la ciudad, prácticamente dominaban las costumbres y políticas que manejaban en ese lugar, incluso su aceptación a la idea de seguir costumbres extremas como lo era el hitobashira y estaba seguro que aquel templo fue construido sobre pilares constituidos por victimas voluntarias; a pesar de todo eso no mermaba la belleza del edificio a pesar de su sombrío origen.
    Sobre la portada del templo, en donde se ven como envueltos en el crepúsculo misterioso en que los bañan las sombras de sus doseles, había una especie de muralla, que había sufrido los estragos del tiempo derruido en ciertos sectores cedidos al peso del material, o siendo víctima de algún temblor telúrico, y sea por diseño o por intento de arreglar está provisto de unos tabiques llenos de agujeros dispuestos como un tablero de ajedrez.
    Todas estas revoluciones, todas estas circunstancias especiales, hubieran podido únicamente dar por resultado un edificio tan original, tan lleno de contraste, de poesía y de recuerdos, como el que aquella tarde se ofreció a su vista y hoy ha intentado, aunque en vano, describir con palabras.
    Lo había trazado en parte en una de las hojas de su cartera. El sol doraba apenas las más altas agujas de la ciudad, la brisa del crepúsculo comenzaba a acariciar su frente, cuando absorto en las ideas que de improviso le habían asaltado al contemplar aquellos silenciosos restos de otras edades, más poéticas que el material en que se ahogaba en pura prosa, dejó caer de sus manos el lápiz y abandonó el dibujo, recostándose en la pared que tenía a sus espaldas y entregándose por completo a los sueños de la imaginación. ¿Qué pensaba? No sabía decirlo: Veía claramente sucederse las épocas, derrumbarse unos muros y levantarse otros. Veía a unos hombres, o mejor dicho, veía a unas mujeres, dejar lugar a otras, y las primeras y las que venían después, convertirse en polvo y volar deshechas, llevando un soplo del viento la hermosura, hermosura que arrancaba suspiros secretos, que engendró pasiones y fue manantial de placeres: luego... Todo confuso, veía muchas cosas revueltas, desglosando en retroceso la construcción de dicha plaza luego el templo y con turbación la horrible formación de los pilares que formarían parte de ese lugar sagrado, mientras con pesar se recordaba que la comunidad lo habría festejado sin ver lo terrible del espectáculo para darle paso a la satisfacción espiritual que demandaba sus creencias.
    Todas estas cosas veía él, y muchas más de esas que después de pensadas, no pueden recordarse; de esas tan inmateriales que es imposible encerrar en el círculo estrecho de la palabra, cuando de pronto dio un salto sobre su asiento y pasándose la mano por los ojos para convencerse de que no seguía soñando, incorporándome como movido de un resorte nervioso, fijó la mirada en uno de los altos miradores del templo. Había visto, no cabía duda, la había visto perfectamente… Una mano blanquísima, que saliendo por uno de los huecos de aquellos miradores de argamasa, semejantes a tableros de ajedrez, se había agitado varias veces como saludándole con un signo mudo y cariñoso. Y lo saludaba a él; no era posible que se equivocara... Estaba solo, completamente solo en la plaza.
    En balde esperó la noche, clavado en aquel sitio y sin apartar un punto los ojos del mirador; inútilmente volvió muchas veces a ocupar la oscura piedra que le sirvió de asiento la tarde en que vio aparecer aquella mano misteriosa, objeto ya de sus ensueños de la noche y de sus delirios del día. No la volvió a ver más... Pero estaba completamente seguro que aquella mano, de forma delicada pero no femenina, esa mano pertenecía a la figura joven que ya había visto detrás de esas cortinas, era de aquel joven que se llenaba de detalles en su mente.
    Y llegó al fin la hora en que debía marcharse de Ogaki, dejando allí, como una carga inútil y ridícula, todas las ilusiones que en su seno se habían levantado en su mente. Se volteó para aguardar los papeles en su cartera con un suspiro; pero antes de guardarlos escribió otra fecha, la segunda, la que él conocía por la fecha de la mano. Al escribirla, miró un momento la anterior, la de la ventana, y no pudo menos de sonreírse de su locura.

    III



    Desde que tuvo lugar la extraña aventura que tuvo, hasta que volvió a Ogaki, transcurrió cerca de un año, esta vez para recoger los frutos de su trabajo en la búsqueda de aquellos poemas perdidos de Bashou, durante el cual no dejó de presentarse a la imaginación su recuerdo, al principio, a todas horas y con todos sus detalles; después con menos frecuencia, y por último, con tanta vaguedad, que el mismo llegó a creer algunas veces que había sido juguete de una ilusión, o de un sueño.
    No obstante, apenas llegó a la ciudad, le asaltó nuevamente, empujándolo a priorizar el calmar esas ansias que le inundaban desde que piso un pie en ese lugar antes que cumplir el objetivo inicial de ese viaje, y llena de él la memoria salió preocupado a recorrer las calles, sin camino cierto, sin intención preconcebida de dirigirse a ningún punto fijo.
    El día estaba triste, con esa tristeza que alcanza a todo lo que se oye, se ve y se siente. El cielo era de color de plomo, y a su reflejo melancólico los edificios parecían más antiguos, más extraños y más oscuros. El aire gemía a lo largo de las revueltas y angostas calles, trayendo en sus ráfagas, como notas perdidas de una sinfonía misteriosa, ya palabras ininteligibles, clamor de campanas o ecos de golpes profundos y lejanos. La atmósfera húmeda y fría helaba el alma con su soplo glacial.
    Anduvo durante algunas horas por los barrios más apartados y desiertos, absorto en mil confusas imaginaciones, y contra su costumbre, con la mirada vaga y perdida en el espacio, sin que lograse llamar su atención ni un detalle caprichoso de arquitectura, ni un monumento de orden desconocido, ni una obra de arte maravillosa y oculta, ninguna cosa, en fin, de aquellas en cuyo examen minucioso se detenía a cada paso, cuando sólo ocupaban su mente ideas de arte y literatura y recuerdos históricos.
    El cielo cerraba de cada vez más oscuro; el aire soplaba con más fuerza y más ruido, y había comenzado a caer en gotas menudas una lluvia de nieve deshecha, finísima y penetrante, cuando sin saber por dónde, pues ignoraba aún el camino, y como llevado allí por un impulso al que no podía resistirse, impulso que le arrastraba misteriosamente al punto a que iban sus pensamientos, se encontró en la solitaria plaza que ya había conocido anteriormente.
    Al encontrarse en aquel lugar salió de la especie de letargo en que me hallaba sumido, como si se hubiesen despertado de un sueño profundo con una violenta sacudida.
    Tendió una mirada a su alrededor. Todo estaba como yo lo dejé. Digo mal, estaba más triste. Ignoraba si la oscuridad del cielo o el estado de su espíritu era la causa de esta tristeza; pero la verdad es que desde el sentimiento que experimentó al contemplar aquellos lugares por la vez primera, hasta el que le impresionó entonces, había toda la distancia que existe desde la melancolía a la amargura.
    Contempló por algunos instantes el sombrío templo, en aquella ocasión más sombrío que nunca a sus ojos; y ya se disponía a alejarse, cuando hirió sus oídos el son de una campana ritual, una campana de voz cascada y sorda, que tocaba pausadamente.
    A intervalos y confundidas con el atolondrador ruido de las campanas, creía percibir también palabras de un cántico religioso y solemne. Cambió de idea; y en vez de alejarse de aquel lugar, llegó a la puerta del templo y preguntó a uno de los observadores que había sentados en sus escalones de piedra:
    -¿Qué está sucediendo aquí?
    -Una toma de hábito si se puede decir así- Me contestó el hombre de aspecto lastimero, interrumpiendo la oración que murmuraba entre dientes, para continuarla después, aunque no sin haber ojeado antes las monedas que puso en su mano al dirigirle su pregunta.
    Jamás había presenciado esta ceremonia; nunca había visto tampoco el interior del templo. Ambas consideraciones le impulsaron a penetrar en su recinto.
    El templo era alto y oscuro con un altar mayor ubicado en el fondo, y con unas naves compuestas de columnas delgadas, y que en el fondo se ilumino por unas cuantas lámparas como estrellas en una noche oscura, mientras que en un sector particularmente oscuro seguramente se ocultaba un ala profunda que llevaría a las celdas de los monjes que conformaban el cuerpo religioso del templo.
    Contribuía a dar un carácter más misterioso a todo el templo, completamente armónico en su confusión y su desorden artístico con el resto del lugar, la fantástica claridad que la iluminaba que incluso se alimentaba de las velas de los altares y algo de la luz que penetraba de la calle por unas pequeñas claraboyas.. Todos estos reflejos, insuficientes a inundar con la bastante claridad aquel sagrado recinto, parecían como que luchaban confundiéndose entre sí en algunos puntos, mientras que otros los hacían destacar con una mancha luminosa y brillante sobre los fondos velados y oscuros de las capillas. A pesar de la fiesta religiosa que allí tenía lugar, los fieles reunidos eran pocos seguramente debido al mal tiempo que amenazaba con arreciar. La ceremonia había comenzado hacía bastante tiempo y estaba a punto de concluir. Los sacerdotes que oficiaban en el altar mayor, bajaban en aquel momento las gradas, envueltos en una nube de incienso azulado que se mecía lentamente en el aire, para dirigirse al coro, de donde se oía los voluntarios religiosos con sus cantos.
    El también se encaminó hacia aquel sitio con el objeto de asomarme a las dobles rejas que lo separaban del templo, una nueva ala que al parecer iba a ser reconstruida. Le pareció que había de conocer en el rostro al joven de quien sólo había visto un instante la mano; y abriendo desmesuradamente los ojos y dilatando la pupila, como queriendo prestarle mayor fuerza y lucidez, la clavó en el fondo del recinto. Afán inútil: a través de los cruzados hierros, muy poco o nada podía verse. Como unos fantasmas blancos que se movían entre las tinieblas, contra las que luchaba en vano el escaso resplandor de algunos cirios encendidos; una prolongada fila de sitiales altos y puntiagudos, coronados de doseles, bajo los que se adivinaban, veladas por la oscuridad, las confusas formas vestidas de luengas ropas talares; he ahí cuanto pudo distinguir desde el lugar que ocupaba.
    Los sacerdotes, cubiertos de sus capas pluviales bordadas de oro, precedidos de unos acólitos que conducían los artículos propios de sus rituales y mas viendo que en metales preciosos eran rituales bastante raros, y seguidos de otros que agitaban los incensarios perfumando el ambiente, atravesando por en medio de los fieles, que besaban sus manos y las orlas de sus vestiduras, llegaron al fin a la reja.
    Hasta aquel momento no pudo distinguir, entre las otras sombras confusas, cuál era la del doncel que iba a consagrarse a los designios de su líder religioso.
    Pues una alucinación de ese género experimentó al mirar adelantarse hacia la reja, como desasiéndose del fondo tenebroso del coro, aquella figura blanca, algo petisa y ligerísima.
    El rostro no se lo podía ver. Vino a colocarse perfectamente delante de las velas que alumbraban el lugar, y su resplandor, formando como un nimbo de luz alrededor de su cabeza, la hacía resaltar por oscuro bañándolo en una dudosa sombra.
    Reinó un profundo silencio; todos los ojos se fijaron en el joven, y comenzó la última parte de la ceremonia.
    El sacerdote mayor, murmurando algunas palabras ininteligibles, palabras que a su vez repetían los acólitos con voz sorda y profunda, le arrancó de las sienes la diadema que las ceñía y la arrojó lejos de sí; después lo despojó del tocado, y su rubia cabellera se libero con acentos cenizos que aparentaban ser tan sedosos y que sólo pudo cubrir un instante, porque en seguida comenzó a percibirse, en mitad del profundo silencio que reinaba entre los fieles, un chirrido metálico y agudo que crispaba los nervios, y los dorados mechones eran desprendidos de la frente que sombreaba, y cayeron al suelo después aquellos cabellos que el aire perfumado habría besado tantas veces...
    El líder religioso tornó a murmurar las ininteligibles palabras; los otros la repitieron, y todo quedó de nuevo en silencio en la iglesia. Sólo de cuando en cuando se oían a lo lejos como unos quejidos largos y temerosos. Era el viento que zumbaba estrellándose en los ángulos de aquella aparente celda.
    El estaba inmóvil, inmóvil y pálido como una estatuilla de piedra arrancada del nicho de un templo budista.
    Y lo desnudaron, por último, de su traje ceremonial, aquel traje que parecía hecho para acentuar su esbeltez y las suaves líneas de su espalda y brazos. El ritual místico aguardaba al doncel ¿Dónde? Más allá de la muerte; abriendo sin duda la losa del sepulcro y llamándolo a traspasarlo, porque el cayó al suelo desplomado como un cadáver. Los asistentes arrojaron, como si fuese tierra, sobre su cuerpo, puñados de flores, entonando un cántico tristísimo; se alzó un murmullo de entre la multitud, y los sacerdotes con sus voces profundas y huecas comenzaron el oficio de difuntos, acompañados de esos instrumentos que parece que lloran, aumentando el hondo temor que inspiran de por sí las terribles palabras que pronuncian y lo que le contestaban los sacerdotes con eco atronador y profundo, y en tanto la campana tañía lentamente tocando a muerto, y de campanada a campanada se oía vibrar el bronce con un zumbido extraño y lúgubre.
    Miyagi estaba conmovido; no, conmovido no, aterrado. Creía presenciar una cosa sobrenatural, sentir como que le arrancaban algo preciso para mi vida, y que a mi alrededor se formaba el vacío; pensaba que acababa de perder algo, como un padre, una madre o alguien querido, y sentía ese inmenso desconsuelo que deja la muerte por donde pasa, desconsuelo sin nombre, que no se puede pintar; y que sólo pueden concebir los que lo han sentido...
    Aún estaba clavado en aquel lugar con los ojos extraviados, tembloroso y fuera de sí, cuando el jovencito se incorporó del suelo. El gran sacerdote le vistió con el hábito, los acólitos tomaron en sus manos velas encendidas, y formando dos largas hileras, la condujeron como en procesión hacia el fondo del recinto.
    Allí, entre las sombras, vio brillar un rayo de luz: era la puerta claustral que se había abierto. Al poner el pie bajo su dintel, aquel novicio se volvió por la vez última hacia el altar. El resplandor de todas las luces la iluminó de pronto, y pudo verle el rostro. Al mirarlo, tuvo que ahogar un grito. El conocía a aquel joven; no lo había visto nunca, pero lo conocía de haberlo contemplado en sueños; era como él creía uno de esos seres que adivina el alma o los recuerda acaso de otro mundo mejor, del que, al descender a éste, algunos no pierden del todo la memoria.
    Dio dos pasos adelante; quiso llamarlo, quiso gritar, y de repente le acometió como un vértigo, y tomando las rejas las agito con sus fuertes y grandes manos atrayendo la atención de los que se encontraban al otro lado, y para su sorpresa también el del joven el cual apenas levanto su mirada grisácea para encontrarse con los ojos del mayor, se abrieron de tal forma como sus labios los cuales comenzaron a temblar debido a la perturbación que lo invadía, los acólitos que se habían detenido momentáneamente decidieron seguir la finalización del ritual y comenzaron a empujar al joven hacia el claustro, pero este en un instante se zafó de los empujones y se dirigió corriendo hacia la reja queriendo traspasarlo, y abrazarse con aquel hombre que no conocía… ¿Cierto?... Los acólitos tuvieron que tomar al joven novicio por los brazos y lo forzaron a retomar el camino que llevaba al interior del recinto, y el literato solo podía ver sin esperanzas como se llevaban a ese que tanto lo desvelaba.
    El joven rostro se volteó por última vez y pudiendo oírlo por primera vez exclamó con un eco petrificador en el aire:
    - ¡Miyagi-san!
    El hombre quedo tan absorto que no pudo sino ver como el joven desaparecía en el interior, trato de evitar que se lo llevaran a pesar de ser separado de ellos por esa reja metálica, pero cuando pudo reaccionar en aquel instante la puerta claustral se cerró... Para siempre… Solo podía preguntarse ¿El le conocía? Se agitaron las campanillas, los sacerdotes alzaron sus voces emocionados de recibir entre ellos a un nuevo hermano, subieron por el aire nubes de incienso, pero a pesar de la atmosfera etérea que los envolvía, Miyagi solo podía imaginar que sucedería con aquel muchacho, solo rogaba que nunca en ninguna circunstancia él fuera contemplado para participar en un ritual de hitobashira como ofrenda para la construcción de esa ampliación del templo que se veía planeada y que seguramente siguiendo los rígidos lineamientos de ese movimiento religioso, se requeriría el sacrificio de un novicio y rogaba porque no fuera aquel que se escapo de su presencia de forma tan inverosímil.
    Aquella alegría loca y ruidosa le erizaba los cabellos. Volvió los ojos a su alrededor buscando a los padres, a la familia, huérfanos de aquel joven. No encontró a nadie.
    -Tal vez estaba solo en el mundo –Se dijo; y no pudo contener una lágrima. Si fuera así se lo hubiera llevado consigo y lo hubiera cuidado con el amor que albergaba su corazón le tendría y protegería para siempre aunque se decepciono consigo mismo al recordar que no pudo evitar que se lo llevaran.
    -¡Que la Gran Divinidad en el claustro te de la felicidad que no se te ha dado en el mundo! - Exclamó al mismo tiempo una vieja que estaba a su lado, y sollozaba y gemía agarrada a la reja.
    -¿Lo conoce usted? -le preguntó.
    -¡Pobrecito! Sí, lo conocía. Y lo he visto nacer y se ha criado en mis brazos.
    -¿Y por qué decidió hacer eso?
    -Porque se vio solo en el mundo. Su padre y su madre murieron, en el mismo día, en un accidente, hace varios años. Al verlo huérfano y desvalido aun con sus 17 años, el gran sacerdote que le había tenido mucho cariño a los padres de él, quienes eran sus más fieles devotos, tomo bajo su cuidado al muchacho y este accedió a hacerse novicio; y ya vio... ¿Que había de hacer?
    -¿Y quién era él?
    -Hijo del profesor Takatsuki que trabajaba en esa universidad nueva… Ogakijoshitankidaigaku en el departamento de diseño.... Al cual colaboré yo hasta su muerte. Lastimosamente sus acreedores tomaron la mayor parte de su patrimonio y lo que quedo apenas le alcanzó para la supervivencia de Shinobu-kun hasta ahora, empezó a trabajar para mantenerse, pero el gran sacerdote movido por su infinita bondad le propuso ingresar como novicio y allí siempre tendría techo y comida solo entregado a los designios religiosos de su fe, y el pobre se decidió por unirse a ellos porque sentía que así no estaría tan solo, estaría en una familia.
    Miyagi escucho atento, por fin supo el nombre de él, y le entristeció que su encuentro frente a frente no pudo haber sido antes de que él se decidiera… Pero a pesar de todo la duda le carcomía… ¿Cómo supo su nombre?
    -¿Dónde vivía?
    Cuando oyó el nombre de la calle, no pudo contener una exclamación de sorpresa. Jamás creyó que el destino jugara con el de semejante manera, cuando la imaginación llego a superar la realidad para Miyagi había sido el evento que sobrecogió su vida de ahora en adelante.

    Un hilo de luz, ese hilo de luz que se extiende rápido como la idea que brilla en la oscuridad y la confusión de su mente, y reúne los puntos más distantes y los relaciona entre sí de un modo maravilloso, ató sus vagos recuerdos, y todo lo comprendió o creía comprender... Un hilo del destino lo tuvo atado a aquel jovencito, ambos sabían del otro aun sin siquiera haber sido presentados solo con haber visto una parte de su cuerpo ya podían imaginar el resto… Era la fortuna, o más la falta de ella la que precipito su soledad, pues nunca mas creyó recuperarse y empezar su vida con alguien más.
    Esa fecha, que no tiene nombre, no la escribió en ninguna parte... No, no es así, la lleva escrita en un sitio en que nadie más que él la puede leer, y de donde no se borrará nunca, en su corazón, en su memoria que no ha desaparecido a través de las décadas, la gloria que le trajo el reconocimiento de haber sacado a la luz los elusivos poemas inéditos de Matsuo Bashou no fueron suficiente para alegrar su corazón ante la pérdida de esa persona que amo totalmente sin siquiera poder haber hablado con ella, pero para olvidar eso centro su vida en el trabajo, sus investigaciones se tornaron extensas y cada cierta cantidad de meses volvía a Ogaki para averiguar de Shinobu Takatsuki que al parecer había renunciado a su vida laica, incluso a su nombre y vivía en las celdas de aquel templo bajo la tutela del gran sacerdote… La extensión de ese lugar ya había comenzado hacia tiempo, y al parecer nadie llego a perecer para convertirse en parte de la construcción, o eso le dijeron, y el prefería pensar así, pensar que su amado estaba entregado a las oraciones desde su celda, de pronto pensando en el, o tal vez no, para ese estilo de vida era imposible renunciar, y sabría que allí terminaría el final de sus días.
    Algunas veces, recordando esos sucesos, al consignarlos allí, ya en el ocaso de su vida habiendo pasado 41 años desde entonces, Miyagi Yoh se ha estado preguntado para sí sentado en un gran sillón de cuero que tenía en su amplio estudio desde donde había realizado sus más importantes investigaciones:
    -Algún día, en esa hora misteriosa del crepúsculo, cuando el suspiro de la brisa de primavera, tibio y cargado de aromas, penetra hasta en el fondo de los más apartados retiros, llevando allí como una ráfaga de recuerdos del mundo, solo, perdido en la penumbra de un templo; el misterio de mi vida siempre será el que supieses mi nombre ¿Qué te llevo a saberlo? ¿Acaso has suspirado tú por mí en la soledad de tu celda? ¿Ya me habrás olvidado Shinobu-chin?... Yo no lo he podido hacer te tuve frente a mí, pero te perdí y nunca pude recuperarte; la melancolía de ese breve encuentro me persiguió desde entonces, lamento mucho no haber podido llegar a tu vida antes y haberte colmado de felicidad mi amor.
    Abrió la carpeta de dibujos que llevaba en sus excursiones precisamente en ese bosquejo rudimentario, donde estaba esbozado la mano que su mente moldeo, la admiro como tantas veces en su vida había hecho, luego cerro esa libreta de hojas amarillentas antes de suspirar profundamente y el estudio donde se encontraba se fundió en el silencio.


    FIN DE LA QUINTA LEYENDA



    Espero que les haya gustado esta historia.



    Disclaimer: Tanto Junjou Romantica como Sekaiichi Hatsukoi no me pertenecen sino a Nakamura sensei, y a sus productores, distribuidores, etc. Esto se hace sin animo de lucro solo alimenta el fandom.


    Este capitulo se ambienta en el siglo XX, pero no deja de ser poetica, con atisbos sobrenaturales y tintes melancolicos.

    Aclaraciones:

    Oku-no-Hosomichi Fue uno de los 3 viajes literarios de Matsuo Bashou (Que en el canon fue el poeta del que hizo un descubrimiento Miyagi)

    Kokubun-ji Restos de templos budistas diseminados en esa region

    Hitobashira eran antiguos sacrificios rituales que se hacian antes de la construccion de un castillo, puente o alguna edificacion importante.

    Bueno aunque con pocos seguidores finaliza esta serie de leyendas, para los que les hayan gustado agradezco el tiempo que se tomaron para leerlo y bueno espero que en algun tiempo futuro nuevos lectores sientan curiosidad por estas adaptaciones y las disfruten. Gracias por leer
  14. .
    Muchas gracias a Yuro Kusama Kamijou y a Angiell por sus comentarios, estas historias son medio largas y son mas romanticas que dramaticas o chistosas pero se que a algunas les gusta este tipo de historias... sin mas esta es la primera actualizacion del dia de hoy la proxima es la ultima leyenda:



    CUARTA LEYENDA: LA ROSA DE PASIÓN




    I





    En una de las callejas más oscuras y tortuosas de la ciudad de Wakayama, empotrada y casi escondida entre el muro que adornaba un templo que se le asocia con una antigua secta de la rama esotérica del budismo y los sombríos y blasonados muros de una casa grande, tenía hace muchos años su habitación raquítica, tenebrosa y miserable como su dueño, un hombre llamado Kisa Junkei, el cual había sido un monje budista, luego se unió a la secta para predicar en su comunidad y a la vez ejercer el oficio de herrero y orfebre.

    Era este predicador rencoroso y vengativo como generalmente eran los guías espirituales de esta secta, pero más que ninguno engañador e hipócrita.

    Dueño, según los rumores del vulgo, de una inmensa fortuna, se lo veía, no obstante, todo el día acurrucado en el sombrío portal de su vivienda, componiendo y aderezando cadenillas de metal, cintos viejos o monturas rotas, con las que traía un gran tráfico que iba desde los bribones del mercado de Kuroshio y servidores pobres hasta prósperos comerciantes de las distintas fabricas de fermentación de salsa shoyu de la región o incluso los antiguos terratenientes que se habían dejado seducir por los sermones de Kisa Junkei.

    Aborrecedor implacable de los cristianos y de cuanto a ellos pudiera pertenecer, aun cuando recientemente ya no era ilegal ese culto, sin embargo a la luz de las creencias radicales de la secta era intolerable sus doctrinas, mas jamás pasó junto a un kirishitan o a un misionero jesuita sin reverenciarle una y hasta diez veces con aparente humildad, todo con tal de no afectar su negocio por razones comerciales.

    La sonrisa de Kisa Junkei había llegado a hacerse proverbial en toda Wakayama, y su mansedumbre a prueba de las bromas más pesadas y las burlas y rechiflas de sus vecinos de mayoría Shingon, no conocía límites.

    Inútilmente los muchachos, para desesperarte, tiraban piedras a su casa; en vano los aprendices y hasta los soldados del ejercito que pertenecían a la zona pretendían aburrirle con los nombres más injuriosos o las mujeres que cuchicheaban entre ellas maliciosamente aun en su presencia. Kisa sonreía eternamente con una sonrisa extraña e indescriptible. Sus labios delgados y hundidos se dilataban a la sombra de su nariz corva como el pico de un aguilucho; y aunque de sus ojos pequeños, oscuros, redondos y casi ocultos entre las espesas cejas brotaba una chispa de mal reprimida cólera, seguía impasible golpeando con su martillito de hierro el yunque donde aderezaba las mil cadenas mohosas y, al parecer, sin aplicación alguna de que se componía su comercio.

    Sobre la puerta de la casa del predicador y dentro de un marco de madera con oraciones grabadas en su superficie, se abría un ventanal doble, seguramente alguna influencia extranjera que hubo en la región; alrededor de sus caladas franjas, subía desde el interior de la vivienda una de esas plantas trepadoras que se mecen verdes y llenas de savia sobre los ennegrecidos muros de la casa ruinosa.

    En la parte de la casa que recibía una dudosa luz por los estrechos vanos de aquel ventanal, único abierto en el musgoso y grieteado, habitaba Shouta, el único hijo Junkei.

    Cuando los vecinos del barrio pasaban por delante de la tienda del predicador y veían por casualidad a Shouta tras del ventanal y a Junkei acurrucado junto a su yunque, exclamaban en alta voz admirados de las perfecciones del joven:

    -¡Parece mentira que tan ruín tronco haya dado de sí tan hermoso vástago!

    Porque, en efecto, Shouta era un prodigio de belleza. Tenía los ojos grandes y rodeados de un sombrío cerco de pestañas negras, en cuyo fondo brillaba el punto de luz de su ardiente pupila, como una estrella en el ciclo de una noche oscura. Sus labios, encendidos y rojos, parecían formados de los pétalos de la más hermosa rosa traída de Inglaterra. Su tez blanca, pálida y transparente como el alabastro de la estatua de un sepulcro. Lo cierto es que a pesar de la juventud que mostraba la tez de aquel precioso joven, ya hacía mucho tiempo que la edad se negaba a aparecer en sus rasgos perfectos por tal su edad aun era un misterio y generalmente se mostraba reacio a aclarar esa duda, siempre con un gesto inexpresivo, aunque últimamente se veía grabado en su rostro una dulce tristeza y por primera vez ya hinchaban su pecho y se escapaban de su boca esos suspiros que anuncian el vago despertar del deseo.

    El era su asistente en los rituales y los sermones que realizaba su padre y en contadas ocasiones lo asistía en dar detalles a los productos de orfebrería de su padre, pues sus delicados dedos tenían la sensibilidad para esos menesteres. Los personajes más prósperos o poderosos de la ciudad, prendados de su maravillosa hermosura, lo habían solicitado incluso ofreciéndose para sustentar los gastos para que fuera entrenado como otoko geisha, que fuera miembro de sus séquitos personales, para ser su maestro o protector, prometiéndole una vida más cómoda y que lo llevara a convertirse en un oiran reputado, algo deseado por el viejo Kisa; pero el joven, insensible a los homenajes de sus adoradores y a los consejos de su padre, que lo instaba para que eligiese una compañera (Adinerada que estaba fuera de cuestión) o un kazoku que lo protegiera antes de quedar solo en el mundo, se mantenía encerrado en un profundo silencio, sin dar más razón de su extraña conducta que el capricho de permanecer libre, incluso a su edad y a pesar de todo querer desvincularse personalmente de cualquier admirador.

    Al fin un día, cansada de sufrir los desdenes de Shouta y sospechando que su eterna tristeza era indicio cierto de que su corazón abrigaba algún secreto importante, una viuda muy adinerada que llevaba mucho tiempo detrás de su hermoso rostro y su bello cuerpo, desde que asistió por primera vez a uno de los sermones de Kisa Junkei, y a partir de entonces una de sus adoradoras, de entre muchos, se acercó a Junkei y le dijo:

    -¿Sabes, Kisa-san, que entre nuestros hermanos se murmura de tu hijo?

    El hombre mayor levantó un instante los ojos de su yunque, suspendió su continuo martilleo y, sin mostrar la menor emoción, preguntó a su interpelante:

    -¿Y qué dicen de él?

    -Dicen -prosiguió su interlocutor-, dicen... Qué sé yo... Muchas cosas... Entre otras, que tu hijo está enamorado de un kirishitan...-Al llegar a este punto, el desdeñado amante de Shouta se detuvo para ver el efecto que sus palabras hacían en Junkei.

    Kisa levantó de nuevo sus ojos, le miró un rato fijamente sin decir palabra, y bajando otra vez la vista para seguir su interrumpida tarea, exclamó:

    -¿Y quien dice que eso no es una calumnia? ¿Mi único hijo, tras otro hombre? ¿Y además cristiano?

    La verdad es que la pregunta se elevo más hacia la mención de cristiano, que el hecho de que se tratara de otro hombre, de hecho cuando Shouta era más joven, su padre ya lo había ofrecido a un daimyō que se había prendado de su belleza, que lo había solicitado cuando él era un adolescente para tomar su mizuage… Junkei no tenía prejuicios hacia el amor entre hombres por cuanto no era vetado por las doctrinas de sus creencias, y según él, era casi el deber de un bishonen el dejarse amar por otro que lo deseara tan fervientemente, y más cuando recibía beneficios a cambio. Pero quiso seguir oyendo a su interlocutora:

    -Quien los ha visto conversar más de una vez en esta misma calle, mientras tú asistes al culto con nuestros hermanos -insistió la desdeñada viuda, admirada de que sus sospechas primero y después sus afirmaciones no hiciesen mella en el ánimo de Junkei.

    Éste, sin abandonar su ocupación, fija la mirada en el yunque, sobre el que después de dejar a un lado el martillo se ocupaba en bruñir el broche de metal de una guarnición con una pequeña lima, comenzó a hablar en voz baja y entrecortada, como si maquinalmente fuese repitiendo su labios las ideas que cruzaban por su mente.

    -¡Je! ¡Je! ¡Je! -decía riéndose de una manera extraña y diabólica-. ¿Conque a mi Shouta-kun, al orgullo de mi familia, el báculo en que se apoya mi vejez, piensa arrebatármelo un perro cristiano?... ¿Y vosotros creéis que lo hará? ¡Je! ¡Je! -continuaba siempre hablando para sí y siempre riéndose, mientras la lima chirriaba cada vez con más fuerza, mordiendo el metal con sus dientes de acero-. ¡Je! ¡Je! Pobre Kisa-san, dirán los míos, ¡Ya desvaría por la edad! ¿Para qué quiere ese viejo moribundo y decrépito ese hijo tan hermoso, si no sabe guardarlo de los codiciosos ojos de nuestros enemigos?... ¡Je! ¡Je! ¡Je! ¿Crees tú por ventura que Kisa-san duerme? ¿Crees tú por ventura que si mi hijo tiene un amante... que bien puede ser, y ese amante es kirishitan y procura seducirlo, y lo seduce, que todo es posible, y proyecta huir con él, que también es fácil, y huye mañana, por ejemplo, lo cual cabe dentro de lo humano, crees tú que Kisa-san se dejará así arrebatar su tesoro, crees tú que no sabrá vengarse?

    -Pero -exclamó interrumpiéndole la viuda-, ¿Sabéis acaso?...

    -Sé -dijo Junkei levantándose y estrechándola suavemente en el hombro-, sé más que tú, que nada sabes ni nada sabrías si no hubiese llegado la hora de decirlo todo... Vete; avisa a nuestros hermanos para que cuanto antes se reúnan. Esta noche, dentro de una o dos horas, yo estaré con ellos. ¡Adiós!

    Y esto diciendo, Junkei empujó suavemente a su interlocutora hacia la calle, recogió sus trabajos muy despacio y comenzó a cerrar con dobles cerrojos la puerta de la herrería.

    El ruido que produjo ésta al encajarse rechinando sobre sus premiosos goznes, impidió a la que se alejaba oír el rumor de las ventanas dobles que en aquel punto cayeron de golpe, como si Shouta acabara de retirarse de allí con prisa.



    II





    Era noche de Viernes Santo según el calendario celebrado por los kirishitan, y los habitantes de Wakayama, acababan de entregarse al sueño, después de que la actividad normal de la ciudad menguara hasta caer en un absoluto silencio en sus calles con excepción de uno que otro ebrio llegando a su hogar, algunos cristianos convertidos que hubiesen celebrado este día ya sin temor de ser aprehendidos por que ahora era aceptado celebrar actos litúrgicos cristianos, o incluso esa noche escondía en el seno de su oscuridad algún amor prohibido entregándose a un encuentro amoroso.

    Reinaba en la ciudad un silencio profundo: interrumpido a intervalos, ya por las lejanas voces de los guardias nocturnos que en aquella época velaban en derredor del fortín, ya por los gemidos del viento que hacía sonar el follaje de los árboles o zumbaba entre las torcidas revueltas de las calles, cuando el dueño de un barquichuelo que se mecía amarrado a un poste cerca a un puerto, que parecen como incrustados al pie de las rocas que baña el río Kinokawa donde más estrecho era y sobre las que se asienta la joven ciudad, vio aproximarse a la orilla, bajando trabajosamente por uno de los estrechos senderos que desde lo alto de los muros conducen al río, a una persona a quien al parecer aguardaba con impaciencia.

    -¡Él es! -murmuró entre dientes el barquero-. ¡No parece sino que esta noche anda revuelta todos esos fanáticos religiosos!... ¿Dónde diantres se tendrán dada cita con algún demonio, qué todos acuden a mi barca teniendo tan cerca el puente?... No, no irán a nada bueno, cuando así evitan toparse de frente con algunos samuráis o algunos de la guardia imperial...; pero, en fin, ello es que me dan un buen dinero a ganar, y mi poco me importa sobre lo que crean.

    Esto diciendo el buen hombre, sentándose en su barca aparejó los remos, y cuando Kisa Shouta, que no era otra la persona a quien al parecer había aguardado hasta entonces, hubo saltado al barquichuelo, soltó la amarra que lo sujetaba y comenzó a bogar en dirección a la orilla opuesta.

    -¿Cuántos han pasado esta noche? -preguntó Shouta al barquero apenas se hubieron alejado del puerto improvisado y como refiriéndose a algo de que ya habían tratado anteriormente.

    -Ni los he podido contar -respondió el interpelado-; ¡Un enjambre! Parece que esta noche será la última que se reúnen.

    -¿Y sabes de qué tratan y con qué objeto abandonan la ciudad a estas horas?

    -Lo ignoro...; pero ello es que aguardan a alguien que debe de llegar esta noche... Yo no sé para qué le aguardarán, aunque presumo que para nada bueno… Sin ofender por supuesto- Reconociendo que había sido un comentario poco apropiado por ser Shouta el hijo del viejo Kisa.

    Después de este breve diálogo, el joven Kisa se mantuvo algunos instantes sumido en un profundo silencio y como tratando de coordinar sus ideas. -No hay duda -pensaba entre sí-; mi padre ha sorprendido nuestro amor y prepara alguna venganza horrible. Es preciso que yo sepa adónde van, qué hacen, qué intentan. Un momento de vacilación podría perderle.

    Cuando Shouta se puso un instante de pie, y como para alejar las horribles dudas que la preocupaban se pasó la mano por la frente, que la angustia había cubierto de un sudor glacial, la barca tocaba a la orilla opuesta.

    -Buen hombre -exclamó el hermoso joven arrojando algunas monedas a su conductor y señalando un camino estrecho y tortuoso que subía serpenteando por entre las rocas-, ¿Es ese el camino que siguen?

    -Ese es, y cuando llegan al sendero que lleva a la ruta Koyasan choishi-michi esa que se dirige una de las laderas del monte Koya, luego desaparecen por la izquierda. Después el demonio y ellos sabrán adónde se dirigen -respondió el barquero.

    Shouta se alejó en la dirección que éste le había indicado. Durante algunos minutos se le vio aparecer y desaparecer alternativamente entre aquel oscuro laberinto de rocas oscuras y cortadas a pico: después, y cuando hubo llegado a la cima de la colina que hacia parte del Koyasan choishi-michi, su negra silueta se dibujó un instante sobre el fondo azul del cielo, y por último desapareció entre las sombras de la noche.



    III





    Siguiendo el camino donde por siglos se conectaba a la antigua ruta de peregrinaje, el Koyasan choishi-michi, el cual va desde el templo Jison-in al pie del monte Koya hasta Danjō Garan por aproximadamente 180 chōishi (Marcadores de la época que señalaban las etapas de la ruta), y si se desviaba un poco en cierta marca se encontraría los ruinosos restos de uno de los primeros lugares donde surgió la secta que predicaba Junkei, que provenía de los fundamentos mas esotéricos de la congregación Shigon que era la que influenciaba Wakayama. Del templo sólo quedaban en pie los muros laterales y algunos arcos rotos y cubiertos de hiedra.

    Shouta, a quien parecía guiar un sobrenatural presentimiento, al llegar al punto que le había señalado su conductor, vaciló algunos instantes, indecisa acerca del camino que debía seguir; pero, por último, se dirigió con paso firme y resuelto hacia las abandonadas ruinas de la iglesia.

    En efecto, su instinto no la había engañado. Junkei, que ya no sonreía. Junkei, que no era ya el viejo débil y humilde, sino que antes bien, despidiendo cólera de sus pequeños y redondos ojos, parecía animado del espíritu de la venganza, rodeado de una multitud como él, ávida de saciar su sed de odio en uno de los enemigos de su religión, estaba allí y parecía multiplicarse dando órdenes a los unos, animando en el trabajo a los otros, disponiendo, en fin, con una horrible solicitud los aprestos necesarios para la consumación de la espantosa obra que había estado meditando días y días mientras golpeaba impasible el yunque en su local de Wakayama.

    Shouta, que a favor de la oscuridad había logrado llegar hasta el presunto altar de ese templo, tuvo que hacer un esfuerzo para no arrojar un grito de horror al penetrar en su interior con la mirada. Al rojizo resplandor de una fogata que proyectaba la forma de aquel círculo infernal en los muros del templo, había creído ver que algunos hacían esfuerzos por levantar en alto una pesada cruz de madera, mientras otros tejían una corona con las ramas de los zarzales o aplastaban sobre una piedra las puntas de los enormes clavos de hierro. Una idea espantosa cruzó por su mente; recordó entonces la aterradora historia del hombre Crucificado, que luego veneraría con ahínco su joven amante, un bello mancebo que conoció por caprichos del destino, Yukina Kou, el cual con su bondad le mostro un rostro diferente de los kirishitan que odiaba su padre y se ganó su corazón que su padre había enfriado.

    Pero ya no le cabía duda alguna; allí, delante de sus ojos, estaban aquellos horribles instrumentos de martirio, y los feroces verdugos sólo aguardaban la víctima.

    Shouta, lleno de indignación, rebosando en generosa ira y animado de esa fe inquebrantable en Dios, que su amante kirishitan le había revelado, no pudo contenerse a la vista de aquel espectáculo, y rompiendo por entre la maleza que la ocultaba, se presento de improviso en el dintel del templo.

    Al verlo aparecer, los reunidos allí arrojaron un grito de sorpresa; y Junkei, dando un paso hacia su hijo en ademán amenazante, le preguntó con voz ronca: -¿Qué buscas aquí, desdichado?

    -Vengo a arrojar sobre sus caras -dijo Shouta con voz firme y resuelta- todo el agravio de su infame obra, y vengo a decirles que en vano esperaran a la víctima para el sacrificio, si ya no es que quieran atracar en mí su sed de sangre; porque el kirishitan que esperan no vendrá, porque yo he prevenido a Yukina de sus planes.

    -¡Shouta! -exclamó el predicador rugiendo de cólera-, Shouta, eso no es verdad; tú no puedes habernos traicionado hasta el punto de revelar nuestros misteriosos ritos; y si es verdad que los has revelado, tú no eres mi hijo...

    -¡No!; ya no lo soy; ya no soy tu hijo, porque soy un kirishitan me convertí y ahora reniego de las creencias que me enseñaste.

    Al oír estas palabras, pronunciadas con esa enérgica entereza que sólo pone el cielo en boca de los mártires, Kisa Junkei, ciego de furor, se arrojó sobre el hermoso hombre, y derribándolo en tierra y asiéndola por los cabellos, lo arrastró como poseído de un espíritu infernal hasta el pie de una inmensa cruz de madera que se erguía frente al grupo, que parecía abrir sus descarnados brazos para recibirlo, exclamando al dirigirse a los que les rodeaban:

    -Ahí se los entrego; hagan ustedes justicia de este infame, que ha vendido su crianza, su religión y a sus hermanos. El ya no es nada mío.



    IV





    Al día siguiente, Junkei abrió la puerta de su tenducho, como tenía de costumbre, y con su eterna sonrisa en los labios comenzó a saludar a los que pasaban, sin dejar por eso de golpear en el yunque con su martillito de hierro; pero el doble ventanal de Shouta no se volvió a abrir, ni nadie vio más al hermoso hombre recostada con su mirada imperturbable hacia la calle, ni nadie vio su semblante melancólico suspirando.

    Cuentan que algunos años después un cazador trajo al sacerdote del templo Kongōbu-ji, una flor hasta entonces nunca vista, en la cual se veían figurados extrañamente la silueta de un Cristo; flor extraña y misteriosa que había crecido y enredado sus tallos por entre los ruinosos muros de un derruído templo abandonado.

    Cavando en aquel lugar y tratando de inquirir el origen de aquella maravilla, añaden que se hallo enterrado el esqueleto de un hombre crucificado en una sólida cruz de una durísima madera, su verdugo o verdugos se habían tomado la molestia de representar todos los detalles que se ven en las crucifixiones que adoraban los kirishitan como la corona de espinas, los clavos en manos y pies, e incluso una punta de lanza escondido en sus costillas.

    El cadáver, aunque nunca se pudo averiguar de quién era, se enterró gracias a la piedad del sacerdote Shingon, en las cercanías de lo que hoy es el “Jardín de Banryu”, y la flor, que hoy se ha hecho bastante común, con el tiempo fue llamado en el equivalente al español de “Rosa de Pasión”.



    FIN DE LA CUARTA LEYENDA




    Para algunas aclaraciones de las palabras cursivas:

    Kirishitan: Es como llamaban a los cristianos en Japón
    Kazoku y Daymio: Se refieren a los señores feudales que había en Japón, se llamaban Daymio pero después de la Restauración se llamaron kazoku
    Oiran: Eran cortesanos que entretenían a las elites, mediante cantos, bailes y tocar instrumentos (De más rango que las geishas)
    Shingon: Secta derivada del Budismo

    Despues traigo la quinta y ultima leyenda... No estamos leyendo

    Edited by XIVA - 16/12/2013, 07:33
  15. .
    Aqui vamos con la tercera leyenda:

    TERCERA LEYENDA: EL RAYO DE LUNA




    I




    Era de familia noble, de estirpe militar, criado para ser el mas prometedor estratega del ejercito y mas sin embargo el clamor de un combate no le hubiera hecho levantar la cabeza un instante ni apartar sus ojos de algún manuscrito, pergamino, o libro escrito por algún novelista o poeta muerto.
    Cualquiera que quisieran encontrarle, no lo debían buscar en el ancho patio que servía de campo de practica improvisado para la practica de arquería en la vastísima mansión que pertenecía a su familia, ni en el dōjō particular donde los algunos jóvenes pertenecientes a la familia practicaban kendo con sus shinai al son de sus determinados kiai, ni en el campo de equitación montando los mejores caballos del señorío, ni tampoco en el estudio que se usaba específicamente para estudiar las hazañas militares de grandes como Alejandro Magno, Julio Cesar, Napoleón Bonaparte, o Miyamoto Musashi.
    -¿Dónde está Hiroki-kun, dónde está vuestro señor Kamijou? -preguntaba algunas veces su preocupada madre.
    -No sabemos -respondían los servidores:- A lo mejor estará en la biblioteca leyendo algún poema escrito por algún finado escritor enamorado y despechado o en el mausoleo familiar, sentado al borde de una tumba, prestando oído a ver si sorprende alguna palabra de los muertos; o en el puente del jardín mirando correr unas tras otras las olas del río por debajo de sus arcos; o acurrucado en la quiebra de una roca y entretenido en contar las estrellas del cielo, en seguir una nube con la vista o contemplar algún fuego feérico que cruzan sobre las superficies de las lagunas de la propiedad. En cualquiera parte estará menos en donde esté todo el mundo, tal como le gusta a Kamijou-sama mi señora.
    En efecto, Kamijou Hiroki amaba la soledad, y la amaba de tal modo, que algunas veces hubiera deseado no tener sombra, para que así su sombra no le siguiese a todas partes.
    Amaba la soledad, porque así dando rienda suelta a la imaginación, forjaba un mundo fantástico, habitado por extrañas creaciones, hijas de sus delirios y sus ensueños de escrito poético, tanto, que nunca le habían satisfecho las formas en que pudiera encerrar sus pensamientos, y nunca los había encerrado al escribirlos.
    ¡Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba sin reconocer género: a ese joven porque era alto, a aquélla chica porque tenía los labios rojos, a otro porque se cimbreaba al andar como un junco. Causaba bastante confusión en sus padres, especialmente en su madre que quería que se decidiera por una pareja adecuada para seguir prolongando el apellido Kamijou.
    Algunas veces llegaba su delirio hasta el punto de quedarse una noche entera mirando a la luna, que flotaba en el cielo entre un vapor de plata, o a las estrellas que temblaban a lo lejos como los cambiantes de las piedras preciosas. En aquellas largas noches de poético insomnio, exclamaba: -Si es verdad, como el sabio bakufu me ha dicho, que es posible que esos puntos de luz sean mundos; si es verdad que en ese globo de nácar que rueda sobre las nubes pudiera que habitaran gentes, ¡qué seres tan hermosos serán las criaturas de esas regiones luminosas, y yo no podré verlas, y yo no podré amarlas!... ¿Cómo será su hermosura?... ¿Cómo será su amor?...- Su murmuración moría en sus labios perdido en la ensoñación.
    Hiroki no estaba aún lo bastante loco para que le siguiesen los muchachos, pero sí lo suficiente para hablar y gesticular a solas, que es por donde se empieza.


    II




    Sobre uno de los brazos del rio Anegawa que pasaba lamiendo las carcomidas y oscuras piedras, hay un puente que conduce de la población al antiguo templo cercano a Nagahama, cuya propiedad con su respectivo bosque se extendia a lo largo de la opuesta margen del río.
    En épocas anteriores, los soldados de las fuerzas de Oda Nobunaga y Tokugawa Ieyasu combatieron contra los clanes Asakura y los Azai, y a pesar de los siglos aun quedaban huellas de aquel legendario combate y restos de campamentos militares, incluso parte de una improvisada muralla ya ahora cubierta de hiedra y florecillas blancas. Había indicios de un huerto y algunos jardines en las cercanías del lugar, cuyos senderos no habían sido cruzados hacía muchos años, la vegetación, abandonada a sí misma, desplegaba todas sus galas, sin temor de que la mano del hombre la mutilase, creyendo embellecerla.
    Las plantas trepadoras subían encaramándose por los añosos troncos de los arboles; las sombrías calles de arboledas, cuyas copas se tocaban y se confundían entre sí, se habían cubierto de césped; los cardos silvestres y las ortigas brotaban en medio de los abandonados caminos, mientras que algunas florecillas similares a las campanillas se balanceaban como columpios sobre sus flexibles y largos tallos, pregonando la victoria de la destrucción y la ruina
    Era de noche; una noche de verano, templada, llena de perfumes y de rumores apacibles, y con una luna blanca serena, en mitad de un cielo azul, luminoso y transparente
    Kamijou, presa su imaginación de un vértigo de poesía, después de atravesar el puente, desde donde contempló un momento la negra silueta de la ciudad, que se destacaba sobre el fondo de algunas nubes blanquecinas y ligeras arrolladas en el horizonte, se internó en las desiertas ruinas del templo Shintoista.
    La media noche tocaba a su punto. La luna, que se había ido remontando lentamente, estaba ya en lo más alto del cielo, cuando al entrar en una oscura arboleda que conducía desde el derruido claustro a la margen del lago Biwa, Hiroki exhaló un grito leve y ahogado, mezcla extraña de sorpresa, de temor y de júbilo.
    En el fondo de la sombría arboleda había visto agitarse una cosa blanca, que flotó un momento y desapareció en la oscuridad. La orla de una capa de caballero, de presumiblemente un joven, que había cruzado el sendero y se ocultaba entre el follaje, en el mismo instante en que el loco soñador de quimeras o imposibles penetraba en los jardines.
    -¡Un hombre desconocido!... ¡En este sitio!..., ¡A estas horas! Esa, esa es la persona que yo busco -exclamó Kamijou; y se lanzó en su seguimiento, rápido como una flecha.


    III




    Llegó al punto en que había visto perderse entre la espesura de las ramas al caballero misterioso. Había desaparecido. ¿Por dónde? Allá lejos, muy lejos, creyó divisar por entre los cruzados troncos de los árboles como una claridad o una forma blanca que se movía. -¡Es el, es el, que lleva alas en los pies y huye como una sombra! - dijo, y se precipitó en su busca, separando con las manos las redes de hiedra que se extendían como un tapiz de unos en otros árboles. Llegó rompiendo por entre la maleza y las plantas parásitas hasta una especie de rellano que iluminaba la claridad del cielo... ¡Nadie! -¡Ah!, por aquí, por aquí va -exclamó entonces.- Oigo sus pisadas sobre las hojas secas, y el crujido de su traje que roza en los arbustos; -y corría y corría como un loco de aquí para allá, y no lo veía. -Pero siguen sonando sus pisadas -murmuró otra vez;- creo que ha hablado; no hay duda, ha hablado... El viento que suspira entre las ramas; las hojas, que parece que rezan en voz baja, me han impedido oír lo que ha dicho; pero no hay duda, va por ahí, ha hablado... ha hablado... ¿En qué idioma? No sé, pero es una lengua extranjera... Y tornó a correr en su seguimiento, unas veces creyendo verlo, otras pensando oírlo; ya notando que las ramas, por entre las cuales había desaparecido, se movían; ya imaginando distinguir en la arena la huella de sus propios pies; luego, firmemente persuadido de que un perfume especial que aspiraba a intervalos era un aroma varonil perteneciente a aquel hombre que se burlaba de él, complaciéndose en huirle por entre aquellas intrincadas malezas. ¡Afán inútil!
    Vagó algunas horas de un lado a otro fuera de sí, ya parándose para escuchar, ya deslizándose con las mayores precauciones sobre la hierba, ya en una carrera frenética y desesperada.
    Avanzando, avanzando por entre los inmensos jardines que bordaban la margen del río, llegó al fin al pie de las rocas sobre que se eleva un templo cercano al más moderno templo Ohmi Kohouan pero cuyo nombre se había perdido con el tiempo entre sus ruinas.
    -Tal vez, desde esta altura podré orientarme para seguir mis pesquisas a través de ese confuso laberinto -exclamó trepando de peña en peña con la ayuda de su daga.
    Llegó a la cima, desde la que se descubre la ciudad en la lejanía y una gran parte del lago Biwa que se extendía a sus pies, arrastrando una corriente impetuosa y oscura por entre las corvas márgenes que lo encarcelan.
    Kamijou, una vez en lo alto de las rocas, tendió la vista a su alrededor; pero al tenderla y fijarla al cabo en un punto, no pudo contener una blasfemia.
    La luz de la luna rielaba chispeando en la estela que dejaba en pos de sí una barca que se dirigía a todo remo a la orilla opuesta.
    En aquella barca había creído distinguir una forma blanca y esbelta, un joven sin duda, el dueño de sus sueños, la realización de sus más locas esperanzas. Se descolgó de las peñas con la agilidad de un ciervo, arrojó al suelo su kasa ya que podría serle incomodo para su persecución, partió como una exhalación hacia el puente.
    Pensaba atravesarlo y llegar a la poblacion antes que la barca tocase en la otra orilla. ¡Locura! Cuando Hiroki llegó jadeante y cubierto de sudor a la entrada, ya los que habían atravesado el Biwa, entraban en Nagahama por una de las grandes entradas, que en aquel tiempo llegaba hasta la margen del río, en cuyas aguas se retrataban los cielos que cubrían esos lares.



    IV




    Aunque desvanecida su esperanza de alcanzar a los que habían entrado por las grandes entradas, no por eso nuestro héroe perdió la de saber la casa que en la ciudad podía albergarlos. Fija en su mente esta idea, penetró en la población, y dirigiéndose hacia la pequeña ciudad, comenzó a vagar por sus calles a la ventura.
    Las calles de Kurokabe eran entonces, estrechas, oscuras y tortuosas. Un silencio profundo reinaba en ellas, silencio que sólo interrumpían, ora el lejano ladrido de un perro; ora el rumor de una puerta al cerrarse, ora el relincho de un corcel que piafando hacía sonar la cadena que le sujetaba al pesebre en las subterráneas caballerizas.
    Kamijou, con el oído atento a estos rumores de la noche, que unas veces le parecían los pasos de alguna persona que había doblado ya la última esquina de un callejón desierto, otras, voces confusas de gentes que hablaban a sus espaldas y que a cada momento esperaba ver a su lado, anduvo algunas horas, corriendo al azar de un sitio a otro.
    Por último, se detuvo al pie de un caserón de piedra, oscuro y viejo, y al detenerse brillaron sus ojos con una indescriptible expresión de alegría. En una de las altas ventanas de aquel que pudiéramos llamar mansion, se veía un rayo de luz templada y suave que, pasando a través de unas ligeras colgaduras de seda color de rosa, se reflejaba en el negruzco y grieteado paredón de la casa de enfrente.
    -No cabe duda; aquí vive mi hermoso desconocido -murmuró el joven en voz baja sin apartar un punto sus ojos de la ventana gótica;- aquí vive. El entró a este barrio... En este barrio hay una casa, donde pasada la media noche aún hay gente en vela... ¿En vela? ¿Quién sino él, que vuelve de sus nocturnas excursiones, puede estarlo a estas horas?... No hay más; ésta es su casa.
    En esta firme persuasión, y revolviendo en su cabeza las más locas y fantásticas imaginaciones, esperó el alba frente a la ventana gótica, de la que en toda la noche no faltó la luz ni él separó la vista un momento.
    Cuando llegó el día, las macizas puertas que daba entrada al caserón, giraron pesadamente sobre los goznes, con un chirrido prolongado y agudo. Un portero reapareció en el dintel con un manojo de llaves en la mano, restregándose los ojos y enseñando al bostezar con su amplísima dentadura. Verle Hiroki y lanzarse a la puerta, todo fue obra de un instante.
    -¿Quién habita en esta casa? ¿Cómo se llama él? ¿De dónde es? ¿A qué ha venido a Nagahama? ¿Tiene compañero o novia? ¡Responde! ¡Responde, en este momento! -Éste fue el saludo que, sacudiéndole el brazo violentamente, dirigió al pobre portero, el cual, después de mirarle un buen espacio de tiempo con ojos espantados y estúpidos, le contestó con voz entrecortada por la sorpresa:
    -En esta casa vive el muy honrado señor Jiro Sugahara, antiguo servidor de la guardia de nuestro emperador, que herido en los conflictos de hace decadas, se encuentra en esta ciudad reponiéndose de sus constantes fatigas.
    -Pero ¿Y su hijo? -interrumpió el joven impaciente;- ¿Y su hijo, o su hermano, o lo que sea?
    -No tiene ningún acompañante consigo.
    -¡No tiene ninguno!... Pues ¿Quién duerme allí en aquel aposento, donde toda la noche he visto arder una luz?
    -¿Allí? Allí duerme mi señor Sugahara-sama, que, como se halla enfermo, mantiene encendida su lámpara hasta que amanece.
    Un rayo cayendo de improviso a sus pies no le hubiera causado más asombro que el que le causaron estas palabras.


    V




    -Yo lo he de encontrar, lo he de encontrar; y si lo encuentro, estoy casi seguro de que he de conocerlo... ¿En qué?... Eso es lo que no podré decir... pero he de conocerlo. El eco de sus pisadas o una sola palabra suya que vuelva a oír, un extremo de su traje, un solo extremo que vuelva a ver, me bastarán para conseguirlo. Noche y día estoy mirando flotar delante de mis ojos aquellos pliegues de una tela riquísima e iluminadísima; noche y día me están sonando aquí dentro, dentro de la cabeza, el crujido de su traje, el confuso rumor de sus ininteligibles palabras... ¿Qué dijo?... ¿Qué dijo? ¡Ah!, si yo pudiera saber lo que dijo, acaso... pero aún sin saberlo lo encontraré... Lo encontraré; me lo da el corazón, y mi corazón no me engaña nunca. Verdad es que ya he recorrido inútilmente todas las calles de Nagahama; que he pasado noches y noches al sereno, hecho poste de una esquina; que he gastado muchas piezas de oro en hacer charlar a matronas comunicativas y comerciantes; que he dado ofrendas en casi todos los templos de los alrededores; creyendo así encontrar a mi bello elusivo; pero no importa... Yo lo he de encontrar, y la gloria de poseerlo excederá seguramente al trabajo de buscarlo.
    ¿Cómo serán sus ojos?... Deben de ser azules, azules y húmedos como el cielo; me gustan tanto los ojos de ese color; son tan expresivos, tan melancólicos, tan... Sí... no hay duda; azules deben de ser, azules son, seguramente; y sus cabellos negros, muy negros y sedosos para que floten... Me parece que los vi flotar aquella noche, a la par de sus pasos, y eran negros... No me engaño, no; eran negros.
    ¡Y qué bien sientan unos ojos azules, muy rasgados y adormidos, y una cabellera, flotante y oscura, a un joven alto... Porque... el es alto, muy alto y esbelto como se representaba en diversas pinturas a Amakusa Shirō o en dibujos ilustrando a Genji de el Romance de Genji con un porte noble y gallardo elevándose al cielo.
    ¡Su voz!... su voz la he oído... su voz es suave como el rumor del viento en las hojas de los álamos, y su andar acompasado y majestuoso como las cadencias de una música.
    Y ese hombre, que es hermoso como el más perfecto de mis sueños de adolescente, que piensa como yo pienso, que gusta como yo gusto, que odia lo que yo odio, que es un espíritu humano de mi espíritu, que es el complemento de mi ser, ¿No se ha de sentir conmovido al encontrarme? ¿No me ha de amar como yo lo amaré, como lo amo ya, con todas las fuerzas de mi vida, con todas las facultades de mi alma?
    Vamos, vamos al sitio donde lo vi la primera y única vez que le he visto... ¿Quién sabe si, caprichoso como yo, amigo de la soledad y el misterio, como todas las almas soñadoras, se complace en vagar por entre las ruinas, en el silencio de la noche?
    Dos meses habían transcurrido desde que el portero de Sugahara-sama desengañó al iluso Kamijou; dos meses durante los cuales en cada hora había formado un castillo en el aire, que la realidad desvanecía con un soplo; dos meses, durante los cuales había buscado en vano a aquel mancebo desconocido, cuyo absurdo amor iba creciendo en su alma, merced a sus aún más absurdas imaginaciones, cuando después de atravesar absorto en estas ideas el puente encima de un arroyo, el enamorado joven se perdió entre las intrincadas sendas de sus jardines.

    VI



    La noche estaba serena y hermosa, la luna brillaba en toda su plenitud en lo más alto del cielo, y el viento suspiraba con un rumor dulcísimo entre las hojas de los árboles.
    Hiroki llegó a un templo, tendió la vista por su recinto y miró a través de las macizas columnas de sus arcadas... Estaba desierto.
    Salió de él encaminó sus pasos hacia la oscura alameda que conduce al Biwa, y aún no había penetrado en ella, cuando de sus labios se escapó un grito de júbilo.
    Había visto flotar un instante y desaparecer el extremo del traje del joven de sus sueños, del joven que ya amaba como un loco.
    Corre, corre en su busca, llega al sitio en que lo había visto desaparecer; pero al llegar se detiene, fija los espantados ojos en el suelo, permanece un rato inmóvil; un ligero temblor nervioso agita sus miembros, un temblor que va creciendo, que va creciendo y ofrece los síntomas de una verdadera convulsión, y prorrumpe al fin una carcajada, una carcajada sonora, estridente, horrible.
    Aquella cosa blanca, ligera, flotante, había vuelto a brillar ante sus ojos, pero había brillado a sus pies un instante, no más que un instante.
    Era un rayo de luna, un rayo de luna que penetraba a intervalos por entre la verde bóveda de los árboles cuando el viento movía sus ramas.
    Habían pasado algunos años. Kamijou-san, sentado en un sitial junto al fuego central de su casa, inmóvil casi y con una mirada vaga e inquieta como la de un idiota, apenas prestaba atención ni a las caricias de su madre, ni a los consuelos de sus servidores.
    -Tú eres joven, tú eres hermoso -le decía aquélla;- ¿Por qué te consumes en la soledad? ¿Por qué no buscas una mujer a quien ames, y que amándote pueda hacerte feliz?
    -¡El amor!... El amor es un rayo de luna -murmuraba el joven.
    -¿Por qué no despertáis de ese letargo? -le decía uno de sus sirvientes;- Nos vestimos con nuestros ropajes militares y nos encaminamos a proteger la dignidad de nuestra raza ante los barbaros extranjeros, y marchamos a la guerra: en la guerra se encuentra la gloria.
    -¡La gloria!... La gloria es un rayo de luna.
    -¿Queréis que le recite un poema, la última que ha compuesto el poeta Hagiwara Hiromichi?
    -¡No! ¡No! -exclamó el joven incorporándose colérico en su sitial;- no quiero nada... es decir, sí quiero... Quiero que me dejen solo... Poemas... Mujeres... Glorias... Felicidad... Mentiras todo, fantasmas vanos que formamos en nuestra imaginación y vestimos a nuestro antojo, y los amamos y corremos tras ellos, ¿Para qué?, ¿Para qué?, para encontrar un rayo de luna.
    Hiroki estaba loco: por lo menos, todo el mundo lo creía así. A mí, por el contrario, se me figuraba que lo que había hecho era recuperar el juicio.


    FIN DE LA TERCERA LEYENDA



    En unos dias continuare actualizando, se que son largas pero son lindas historias, espero lo disfruten.

    Edited by XIVA - 6/12/2013, 15:27
138 replies since 4/8/2013
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