Posts written by Inari.

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    Fruncí un poco el ceño al inicio, no tenía por qué comportarse así encima que le agradecía, pero esa irritación se desvaneció al instante al seguir escuchando para dar lugar a una expresión más suavizada.— De acuerdo.— dije sin más, ahora se queda con las ganas de saber por qué le agradezco, ¡ja!— Bueno, ¿en qué puedo ayudarte?— le pregunté situándome a su lado, dejando el casco en una esquina del depósito, llevando mis manos a cadera. Observé que se encontraba desmontando la hélice, pero no quería tocar nada a menos que él me lo indicase, ya que no me aprtecía destrozar más cosas con estas manazas y que 3S me regañase por hacerlo.

    — ¡Ashmore, compañero!.— exclamó un compañero de promoción, Jack Tracer, pasando un brazo por mis hombros.— Habráse visto, tú, el niño torpe bueno para nada logrando pilotar en condiciones de la noche a la mañana. ¿Te parece sí salimos un rato para charlar?.— terminó de decir para luego dirigirse a 3S.— Sólo lo tomaré prestado por un rato, en seguida te lo devolveré.— dijo sonriéndole

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    — Tío, lo que hiciste fue alucinante, deberías contarme tu secreto.— me contó sonriente posando sus manos en mis hombros.— Más te vale, porque no dejaré que un mocoso enano como tú me supere.— me amenazó, así que aparté sus manos y me dirigí de nuevo al depósito.
    — Y-ya estoy de vuelta, ahora dime, ¿hay algo que pueda hacer...?
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    — C-claro.— respondí incrédulo ante ese radical cambio de actitud, sobándome la cabeza por el golpe que me dio y pensando en lo que había dicho.
    En ese momento la cabeza se me iluminó, y con una gran sonrisa en mi rostro me dirigí ya a los dormitorios. El entrenamiento habría terminado, pero yo todavía tenía que apuntar notas sobre lo aprendido; me senté en el pequeño escritorio que tenía en mi minúscula habitación con un cuaderno y una pluma, pegando las notas en un corcho que tenía en la pared. Satisfecho con ello procedí a deshacerme del uniforme y a tirarme en mi cama para dormir de un tirón, mañana supongo que le agradecería por el consejo.

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    La alarma sonó a las 5:45 como cada mañana, debía estar fuera en el campo de entrenamiento a las 6:30, así que me vestí con el uniforme y me fui directo a la cafetería, donde desayuné y volví a mi habitación a recoger el resto de cosas para la práctica.

    Cuando nos ordenaron subir a los aviones traté de calmarme y tomé los controles, despegué con cuidado y mi cerebro comenzó a marchar, intentando imaginar mi trayectoria como la de una bala dando en el blanco, aunque suene un poco surrealista.

    Llevaba el vuelo en línea recta bastante bien y con buena velocidad, pero ahora comenzarían los giros y piruetas y se me complicaría la cosa. Con cuidado descendí y ascencí haciendo un tirabuzón, me calmé al notar que la primera parte había sido completada, ahora tocaba la caída en picado, que ayer conseguí hacer a duras penas.

    Inspiré y solté el aire, relajando las manos y ascendiendo de nuevo lentamente, cuando llegué a la altura que creí conveniente, cambié de dirección y empujé los controles hacia mí, cayendo hacia el suelo a medida que el avión tomaba velocidad.— Uno... dos...— conté, y cuando llegué al tres, empujé los controles hacia fuera de una manera no tan brusca como ayer, tomando altura de nuevo. Lo había conseguido.

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    Corrí hasta el depósito con casco en mano, esperando ver a 3S, que aunque sea un borde, merecía que le diera las gracias. Ahí se encontraba, tal y como dijo, me acerqué un poco y con una sonrisa brillante exclamé.— ¡Gracias!
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    — Vaya...— respondí simplemente, al escuchar su historia un pensamiento vino a mi mente. Él nació con un talento increíble, es cierto que en cuanto a relacionarse con gente es pésimo, pero al menos, tiene algo más que yo, que a sus quince años de edad no sabe hacer casi nada bien.

    Aparté la mirada de lo que hacía ppr un momento para fijarme en los aviones, seguramente de personas de mi promoción, que surcaban el cielo haciendo piruetas de todo tipo.

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    Pasó un tiempo sin yo decir palabra, hasta que eché otro vistazo al reloj y me di cuenta que debía ir al entrenamiento de la tarde, así que me erguí y me giré hacia 3S.— Debo irme a entrenar, nos vemos.— le dije esbozando una minúscula sonrisa, creo que no fue tan malo el rato que pasé aquí, al menos me entretuve un poco, pensé para mis adentros.

    Llegando a la pista y montándome en uno de los aviones apreté los arneses que llevaba puestos , me ajusté los guantes y abroché los cinturones. Mis manos agarraron los mandos y encendí los motores, dispuesto a hacer un despegue, lo hice cuidadosamente y tras asegurarme de haber completado ese paso procedí a maniobrar un poco, un leve ascenso; seguido de un tirabuzón y una caída en picado, logrando a duras penas elevarme en el último instante.

    — Cadete, proceda a disparar al objetivo.— fui indicado, pues luego de completar la sesión de piruetas del día se te concedía el permiso de practicar el tiroteo.
    Con la mirilla del aeroplano apunté a unas maquetas, fabricadas con una aleación similar a la utilizada mundialmente en la milicia, dando justo en el blanco. Personalmente no me sentía muy a gusto con esta habilidad mía, para mí, esto significaba que mi único lugar se encontraba en el campo de batalla.
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    Toqué mi mejilla algo sorprendido, desconecté del mundo en ese instante, me encontraba sumamente avergonzado y extrañado, ¡tenía quince años por favor! No soy más que un adolescente con las hormonas revolucionadas, en ese momento, la pregunta de 3S puso mis pies en la tierra.

    - Bueno, pasó en el entrenamiento por un fallo en mis cálculos.- comencé diciendo mientras me rascaba la sien.- Una simple equivocación en la maniobra hizo que me cargase un avión entero, qué cosas...- terminé, añadiendo un deje de ironía al final de mi frase, siempre he odiado estropear las cosas que se me confiaba, pero igualmente lo hacía por culpa de mi torpeza.

    Me apoyé en una de las paredes, mirando curioso mientras él reconstruía el motor, sus manos se movían con suma maestría manejando sus herramientas, todo lo contrario a mí, verlo me provocaba cierta envidia.- Sé que no me concierne, pero, e pregunto, ¿cuánto tiempo llevas haciendo esto?.- me digné a preguntarle mientras seguía mirando, pues no sabía qué más hacer.

    Miré el reloj que tenía dentro de uno de mis bolsillos, ya eran casi las cuatro de la tarde, supongo que un poco tarde como para ir a ayudar a mi madre y a mi hermano. La próxima vez que vaya me disculparé.
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    - ¡Sí, señor!- respondí, yendo enseguida a por un motor tal y como 3S había descrito. Llegué al almacén de repuestos y busqué por ahí, allí había piezas de todos los tamaños y formas. El lugar ciertamente me provocó cierta impresión, ya que a pesar de haber llevado ya un tiempo en el ejército nunca había entrado en este lugar, y ahora que lo pienso, me resultaba ciertamente fascinante, pero no había venido al almacén a quedarme embobado; si tardaba demasiado esos dos carcamales me reprocharán, y nadie quiere eso, ¿no?
    Hurgué entre las piezas más grandes y encontré varios motores, entre todos ellos había uno que era parecido, pero no del todo igual. Dudé si llevárselo o no, seguramente me llamarían estúpido por ello.
    Refunfuñé ante mi pensamiento, así que me llevé el motor y algunas piezas extra conmigo a ver si podían hacerle un arreglillo.

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    - Este es el motor que más semejanza compartía con el descrito.- dije dejándolo con cuidado sobre el suelo.- También creí que necesitarías esto.- me dirigí ahora a 3S mostrándole varias partes del motor que le podrían servir para modificar el motor, claro, eso si le daba la gana tomarlas y no le daba por burlarse de mí, porque entonces sí que las tendríamos claras; menos mal que no me considero una persona violenta, aunque resulte irónico, pero el tipo en el fondo, muy muy en el fondo, todavía, no se merecía el puñetazo.
    Es decir, sabía que 3S no era mal tipo, si no, no hubiera venido, además de eso se veía que trataba a las máquinas con bastante afecto. Pero eso no cambiaba el hecho de que sea una persona irritante con todas las letras.
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    Ante tal respuesta, mi ojo sufrió un pequeño tic, ¡desagradecido! Al menos podría haber sido más delicado y haberse limitado a la paliza... pero bueno, a quién voy a engañar, esta persona no posee tacto ninguno con la gente. Por suerte, Sussy trató de calmar un poco las aguas, a lo que él resopló, ¿con un deje de desaprobación?

    En fin, en cuanto me pasó la pieza la cogí con cuidado la pieza del motor, tal y como me había indicado, llenando mis guantes del negro del aceite, y por estar medio carbonizado... gajes del oficio.
    La pieza pesaba un poco, pero nada en excesivo, pues no por nada me habían admitido en el ejército, ahí no admiten a un debilucho cualquiera; dejé la chatarra semi-carbonizada en el suelo con la mayor delicadeza que podía, y por suerte, no rompí nada, ya me bastaba con un avión por el día.

    A lo largo de este tiempo, fuimos desmontando todo el motor, dejando yo las piezas en el suelo de la manera más cuidadosa y ordenada que podía, pues no quería escuchar más quejas suyas. Durante el proceso los escuchaba hablar, respondiendo sólo lo necesario, tampoco es que me interese hacer amigos, esto es sólo por el tiempo que pasaré reparando el avión y ya está.

    En ese momento llegó el instructor, quien me llamó para hablarme.- Cadete, ya sabe que esta reparación corre de su bolsillo, ¿no?- dijo cruzándose de brazos.

    - Sí, señor.- le respondí.

    - Si su padre pudiera verle ahora mismo...- suspiró.- ¿Cuánto tiempo crees que tardará la reparación?- se dirigió esta vez a 3S.
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    Sonreí y le tomé la mano igualmente.- Encantado, mi nombre es Falco Ashmore.- le respondí con mis ánimos ya renovados. He de admitir que esta señorita era muy mona, pero nunca en voz alta; por cierto, ¿su nombre era Sussy Sallow? Entonces eso quiere decir que es familia de Shad Simon Sallow, que le había traído el almuerzo al descarado de 3S.

    Bueno, al menos, la llegada de ella había aligerado un poco la atmósfera, porque juraba que me tiraría sobre el tipo este a ver si callaba. Yo tendré unas manazas, pero él tiene una bocaza enorme.

    Encima tendría que aguantarlo durante mucho tiempo, no sabía si eso era posible, pero bueno, no me quedaba de otra, así que habrá que intentarlo. Desde luego, había tenido suerte de salir ileso de aquel abismal fallo, todo gracias a mi instructor; pero bueno, no es momento para besarle el culo, tenía que estar pendiente a las reparaciones. Y ahora que lo miraba bien, me sentía algo mal por mi torpeza, y me gustaría poder colaborar en algo.

    - Esto... si necesitas que haga algo, dímelo.- dije con un poco tímido a 3S y mientras tanto, en mi mente, me golpeé por la estupidez que había hecho. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, seguramente me arrepentiría por ello.
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    ¡Pero qué grosero!, pensé, estaba más que claro que esta persona no tenía escrúpulos a la hora de abrir su bocaza. ¿Asalvajado, yo? Más lo es él por hacer tal sugerencia, pero prefiero callármelo, no quiero más problemas de los que ya tengo.

    Haciendo un amago por no hacerme sonar molesto me acerqué al avión y le hablé.- ¿Cómo lo ves?- dije. Sabía en el fondo que me estaba arriesgando a escuchar otra de sus groserías, pero bueno, el avión y evitar una posible bronca valían la pena.

    Observé el avión con suma calma, me recordó a aquellos tiempos en los que mi padre volvía de la base con cosas para mí repitiendo siempre: "Espero que esto dure, aunque con tus manazas lo dudo". Y tenía razón, ninguno sobrevivió hasta ahora.
    Suspiré ante el recuerdo, y en ese momento me di cuenta de que me encontraba ante un desconocido, pero no cualquier desconocido, este era descarado y se hacía llamar... ¿3S? Creo que eso es lo que llegué a escuchar de la boca del capitán. Se llame como se llame ahora mismo me encuentro en un depósito de aviones con él, esperando con impaciencia a que me diera su diagnóstico y pagarle la reparación para salir cagando leches al hostal de mi familia. Seguro que me echan en cara haber llegado tarde, pero esta vez no era mi culpa, ¡no señor! Bueno... quizás un poco sí.
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    Terminada la práctica me dirigí a las duchas a quitarme este sudoroso uniforme, que seguramente tendría que lavar en tiempo récord para ponérmelo de nuevo en la sesión vespertina. Dejé las prendas en una bolsa de tela para llevármelas y me relajé con el agua fría, refrescando mi mente del bochorno que sufría dentro del avión.

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    En cuando salí, con el uniforme de respuesto, me acordé del avión destrozado, el cual se encontraba a mi cargo. Así que con prisa me dirigí hacia el depósito donde se encontraba sólo para encontrarme con ese tipo.

    Todavía me encontraba algo molesto por su comentario, no por ser algo pequeño de estatura tenían que subestimarme, podía arreglármelas yo solito, aunque eso sea algo cuestinable... Aun así, decidí acercarme, prefería aguantar sus comentarios a una carrerita bajo pleno sol de verano con el uniforme por ser un irresponsable.
    - ¿No iba a venir Sallow? - le pregunté, por la duda más que nada, quién sabe, a lo mejor lo había enviado y estaba quedando como un gilipollas.
    Entonces me di cuenta de quién se encontraba detrás suya, el Capitán, por mi frente cayó un sudor frío, pero ya era tarde para huir.

    - Cadete Ashmore, ¿no se suponía que era usted quien se encargaría del avión?- me preguntó con un tono de voz amenazante, claramente molesto.- Si es así, ¿cómo es que no se encontraba en la entrada recibiendo a este joven?- cuestionó de nuevo, a lo que intentando no sentirme demasiado intimidado le respondí.

    - S-señor, me encontraba en mantenimiento revisando los demás aviones utilizados en la práctica.- respondí, omitiendo el claro hecho de que me había dado una relajante ducha, porque ahí ya no tendría excusa.
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    Fruncí levemente el ceño sobre su comentario, ¡todavía era un adolescente, maldición, tenía que crecer! Inspiré y traté de no responderle.- Venía para solicitar una reparación completa, uno de nuestros aviones ha quedado destrozado.- le dije cruzándome de brazos, omitiendo el claro detalle de que había sido yo quien lo estrelló.- Si puede hacerme el favor de darle el encargo le agradecería, si no, me pasaré en un rato a hacerle el pedido personalmente .- añadí mientras veía cómo se comía la manzana, no podía seguir aquí por mucho más tiempo, debía volver para completar la práctica y así volver a casa para ayudar a mi madre con el hostal.

    - En fin, nos vemos.- dije sin decir mucho más, pues tenía prisa. Esa persona, no sé qué me ha visto en la cara para hablarme de esa forma. ¡Ni siquiera el instructor me hablaba de esa manera tan borde! Inflé las mejillas, haciendo un mohín, si lo volvía a ver y me hablaba de esta manera, juro que se entera quién soy yo.

    Caminé con paso rápido por las calles, quería ver si esta vez lograba realizar aquella maniobra correctamente, cuando llegue ese momento estaré un paso más cerca de mi sueño.

    Al llegar al campo de entrenamiento volví a subir a un avión, me coloqué correctamente los arneses y lo puse en marcha. Esta vez no me salió desastrosamente mal, pero no quería decir que lo había conseguido, ocurrió lo mismo que en la vez anterior, pero esta vez conseguí hacer un aterrizaje algo forzoso antes de acabar aplastado contra el suelo. Bueno, un avance es un avance.

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    Claro, me parece buena idea, al menos para que empiece a romperse el hielo xD
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    QUOTE

    Fichas


    Kura San.
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    Nombre: Falco Ashmore

    Peso y altura: 1,60 m y 50 kg (inicialmente); 1,74 m y 57 kg (posteriormente)

    Edad: 15 (inicialmente, crecerá a medida que avanza el rol)

    Rol: Versátil

    Ocupación: Piloto en entrenamiento

    Sobre él: Joven torpe e ingenuo pero muy testarudo, siempre tiene ganas de probar cosas nuevas, es por ello que ha causado más de un problema que le ha llevado a varias sanciones, sobre todo monetarias.

    Su padre fue en su tiempo piloto de combate y capitán del ejército hasta que perdió la visión en una guerra y se dio de baja permanentemente. Falco, por su parte, heredó el sueño de su padre, convertirse en general del cuerpo de aviación. Y aunque le hayan dicho millones de veces que dejara de perseguir ese objetivo, por su falta de talento y torpeza, él se comprometió a conseguirlo.

    Su especialidad, incluso si no es bueno en nada, es la puntería, pues de más pequeño siempre gustó de golpear a las mascotas mecánicas con un tirachinas y piedras.

    Ama pilotar sobre todas las cosas y también ayudar en el hostal que dirige su madre con su hermano mayor, ya sea de botones o en el mantenimiento de naves.

    Le disgustan mucho las comidas que le sirven en el ejército, pues para él, estas son muy insípidas, tiene un paladar muy sibarita.

    A pesar de ser un chico energético es muy inseguro, un solitario en toda regla, se pasaba todo el día montado en los artefactos que su padre podía traerle de la milicia, ya sean monopatines a propulsión o motos especiales, pero por su torpeza siempre los acababa rompiendo.

    (Siendo un adolescente, lo mejor sería que su personalidad se desarrolle por completo cuando madure)

    Extras:

    - Tiene una cicatriz de una quemadura en el estómago por caerse una vez entre las tuberías que expulsaban vapor.

    - De vez en cuando tiene que estirarse para liberar tensiones.

    - Suda bastante.

    Apariencia:

    Rostro

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    Uniforme

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    Bananna
    SPOILER (click to view)
    Nombre: 3S.

    Edad: 16 años, inicialmente.

    Fecha de nacimiento: 23 de marzo de 1855.

    Altura y peso: 1.75m y 70 kg al principio, 1.83 m y 85 kg después.

    Ocupación: Mecánico.

    Orientación sexual/rol: Bisexual / Activo.

    Sobre él…

    Samuel Shad Sallow nació con una llave inglesa en la mano. Eso es lo que siempre ha dicho su padre, Shad Simon Sallow, orgulloso propietario de uno de los talleres más eficientes, pese a su modesto tamaño, de la ciudad; y es que Samuel demostró desde su más tierna infancia un don innato para lo que a ingeniería y mecánica se refiere.

    Para ilustrar esto, basta nombrar algún ejemplo. Con cuatro años, ya desmontaba y volvía a montar la radio de la casa sin que este proceso afectase al funcionamiento del aparato. A los diez años, había construido su primer gato mecánico con piezas desechadas o perdidas del taller, el cual, por cierto, aún funciona, aunque ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de los años. Con doce, ya trabajaba codo con codo con su padre en cualquier tarea, incluso reparando auténticas naves, al contrario que los aprendices de su edad o incluso mayores que él, que seguían atascados en trabajos menores.

    Pero este despliegue de genialidad tiene su cara B, y es que Samuel se lleva divinamente bien con cualquier máquina, pero su trato con las criaturas vivas es un poco más difícil. No es el más risueño del lugar, y su impaciencia se mezcla con un carácter fuerte, lo que lo convierte en una especie de Miguel Ángel Buonarroti: la gente le admira, pero pocos son los que desean conocerle, al menos a primeras.

    En el fondo, 3S es un pedazo de pan. Sí, es duro en sus formas. Sí, se queja de todo (si está nublado, porque es deprimente; si hace sol, porque la luz le molesta). Sí, las personas, independientemente de su edad y de su sexo, suelen caerle mal. Pero no dudes en ningún momento en que este muchacho vaya a darte la espalda si necesitas ayuda. Y su tozudez lo hará increíblemente persistente a la hora de proteger o echar una mano a quien considera que lo necesita.

    Información adicional:
    —Debido a que su trabajo físico es duro, está desarrollando una musculatura perfilada, aunque sigue siendo esbelto.

    —Dibuja de forma excelente, y no sólo planimetría y diseños de máquinas, sino también humanos, paisajes y animales. Además es un ejercicio que le gusta, suele llevar consigo un cuaderno y un lápiz de carbón.

    —Tiene dos hermanas, Susana, de quince, y Sally, de cuatro. Se lleva bien con las dos, teniendo particular debilidad por la pequeña Sally.

    —Se hace llamar 3S (Three S) desde siempre. Es su firma, además. Incluso su familia lo llama así, de forma que hay mucha gente que no sabe qué nombres se ocultan tras esas siglas, y la mayoría ni se lo pregunta, de tan normalizado que lo tienen.

    Apariencia:

    Al inicio
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    Cuando sea algo más mayor
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    - ¡No es suficiente!¡Repítelo!- me gritó un hombre de piel morena que se hacía llamar Mr.Sandersson, mi instructor en el ejército.- ¡Cadete Ashmore, si piensa que con ese nivel va a llegar al puesto de tu padre lo lleva claro!- exclamó volviendo a darme "ánimos". Obedeciendo a su orden intenté realizar de nuevo la maniobra, en primer lugar, ascender; luego, debía realizar varios toneles y por último, descender en picado para luego ascender bruscamente. Se suponía que esta acción desorientaría a los pilotos enemigos y se acabarían estrellando en el suelo sin gastar nada de munición.

    Mis manos dentro de los guantes se notaban sudorosas, mi cuerpo pegado al asiento sufriendo duras sacudidas y mi corazón latía como loco debido a la adrenalina del momento. Estaba a punto de lograrlo, pero entonces, me di cuenta que había descendido demasiado rápido y no era capaz de frenar el avión. Asustado, me preparé para el impacto, que no ocurrió debido a que fui sacado a tiempo, pero el avión no corrió la misma suerte y literalmente rodó por la pista. Maldición, no sólo había fallado la práctica, sino que ahora me tocaba pagar de nuevo la reparación del material.

    - ¡Ashmore!- y además, me tocaba tragarme una bronca.

    Luego de oír gritos, quejas y regañinas, me dirigí al taller que me habían dicho que fuera. Normalmente solíamos ir a otro que se encontraba más cerca, pero ellos no se veían dispuestos a reparar un avión entero.
    En cuanto llegué, llamé a la puerta y exclamé.- ¿Hola, se encuentra ahí Shad Simon Sallow?- esperé a que me respondieran, mientras tanto, me cuestionaba cómo era que al ser mi padre unos de los mejores de su promoción yo no tuviera talento ninguno, seguramente ha sido que los genes de mi padre no fueron los suficientemente fuerte como para dejarme algunos. Sí, seguro que ha sido eso.

    Edited by Kura san. - 17/3/2018, 14:53
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    Me mostré impasible ante su halago, pero aún así le contesté.- Gracias, siempre me ha gustado investigar sobre los grandes autores de mi país .- dije mientras yo también hacía algunos preparatorios para nuestro proyecto. A decir verdad, esta persona no me inspiraba mucha confianza, aunque mi opinión sobre él no importaba si hay una calificación por medio.

    - Ya que este trabajo requiere de bastantes sesiones, ¿te parece si adelantamos en la biblioteca?- sugerí, pues no iba a sugerir mi apartamento, que no tiene ni Internet ni poseo el libro, además, estaba sucio y no me iba a poner a limpiar con la gran cantidad de exámenes que tenía.

    Pasó el tiempo y ya teníamos el trabajo organizado, y por fin sonó el timbre que indicaba el cambio de clases. Recogí mis cosas y me levanté.- En fin, nos vemos.- me despedí de él, yendo para mi clase de psicología, sacando los apuntes para un ligero repaso, pues teníamos una prueba ese día.
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    - El gusto es mío, soy Luke De Santis.- le respondí volviendo a mi habitual tono serio.- Y bueno, ¿qué obra sugieres que trabajemos?- le pregunté curioso. También deseaba oír otras sugerencias, ya que de ser por mí, trabajaríamos obras relacionadas con la Biblia católica de principio a fin, conocía sus símbolos, metáforas, etc.

    Me senté mientras pensaba en una obra apta para ambos, porque si lo pienso, la religión ya es un tema bastante tocado, pero es que me hace ilusión poder hacer un trabajo con materiales que puedo manejar.

    - ¿Te parece bien el Infierno de Dante?- sugerí a mi recién conocido compañero, pues la pintura de Botticelli me fascinó en su momento.- Si no, siempre podemos buscar obras de los clásicos griego y romano.- sugerí además, ya que a pesar de mi gran amor hacia mi religión puedo estar abierto a otras ideas que no envuelvan mi creencia. Sí, desde luego soy una persona muy benevolente.

    Pero por un momento dejé de pensar en el trabajo para fijarme en ese chico, Vance, de mi misma altura, pero de un aire algo más imponente, desde luego, de no ser a que no tengo a nadie más con quien ponerme seguro que no sería con él.
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    - ¡Hmp! Para tu decepción sólo fue una cena y un maratón de capítulos de Juego de Tronos .- rió Ash sonriendo arrogantemente a Kisha mientras tanto, yo estaba escuchando sin entender, en fin, ya no me importaba.

    Terminé mi macedonia y dejé las cosas que había usado en el fregadero para cuando terminase Kisha poder fregar todo junto.

    - Bueno hermano, ya que estamos hablando de Touko, ¿cuándo le pedirás su mano?- pregunté con una pequeña risa pícara.
    - ¡Esos no son tus asuntos, niño!- exclamó avergonzado por mi pregunta.- Todavía tenemos que asentarnos, y, ya sabes, cosas cursis...- dijo disminuyendo el tono de voz a medida que su cara se iba tornando rojiza.

    Reí mientras tomaba a Bone entre mis brazos, que justamente había llegado a la cocina con sus cortas patitas, acaricié a mi perro con cariño mientras observaba la escena frente a mí, seguramente Kisha estaba burlándose internamente de mi hermano.
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    Le miré con preocupación por un instante, me preocupaba que no durmiera lo suficiente y eso le repercutiera en su trabajo o en salud, juré que la proxima vez que se quedara en casa a cenar le iba a echar pastillas en la cena para que se durmiera, pero claro, luego están los efectos secundarios, así que mejor me estoy quieto.

    - Pues no, la verdad es que no tengo nada interesante que hacer.- dije tomando un sorbo a mi café.- ¿Por qué lo preguntas?- añadí mirándole intrigado, pues me picaba la curiosidad por saber su respuesta, quién sabe, a lo mejor me dice que me vaya con él al trabajo o algo parecido.

    Mientras tanto seguí comiendo de mi macedonia, y para entonces apareció Ash por la puerta de la cocina.

    - ¡Hola Tooru!- exclamó alegremente, había pasado un par de días con su noviay ya estaba como unas pascuas.- Anda, Kisha, ¿tú por aquí tan temprano?- añadió en su tono alegre mientras se preparaba su propio café y se incorporaba con nosotros en la mesa.
1888 replies since 19/3/2014
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