Posts written by Aulu

  1. .

    Capítulo 18


    Confusión



    Misaki no sabía exactamente qué hacer. En su cabeza escuchaba las palabras de Akihiko.

    Si en algún momento piensas que es mejor retirarte no lo pienses tanto y simplemente hazlo –recordaba Misaki - ¿Un hombre haciendo el papel de Tamiko? Eso sería algo ridículo. Lo mejor sería que se cancele la obra.

    Estas últimas palabras le dolían. Tomó una decisión.

    Voto a favor. –

    Se había dejado llevar.

    Daisuke y Sumi sonrieron mientras que Kai refunfuñaba. Al ya haber tomado una decisión avisaron a Ichiro para que se acerque donde ellos. Hiroki y Akihiko se acercaron también.

    ¿Y bien, qué decidieron? –preguntó con curiosidad.

    Vamos a continuar con la obra, echaremos a la suerte entre Kai, Misaki y yo quien tomará el lugar de Tamiko. –respondió Daisuke animadamente.

    Akihiko miró a Misaki, notó que el menor evitaba mirar hacia donde él se encontraba.

    ¿Están seguros? –preguntó Ichiro mirando al grupo.

    Sí. –respondieron todos al unísono.

    Bueno, si no hay ningún inconveniente…-empezó a decir Ichiro pero fue interrumpido por Akihiko.

    Deberían de desistir, la obra no está pensada para que dos hombres la interpreten. –dijo seriamente Akihiko al grupo.

    No tienes que venir a la presentación si es que no te agrada la idea. –dijo molesto, de un momento a otro, Misaki.

    El castaño acaparó las miradas de todos, no entendían su reacción.

    Lo digo por su bien. –respondió el mayor.

    Yo diría que tienes razones un tanto egoístas. –dijo Misaki tratando de controlar lo más posible sus emociones.

    El castaño, quien miraba el suelo hasta ese momento, levantó la cabeza para poder ver el rostro del escritor.

    Las miradas de Akihiko y Misaki se encontraron, cada uno trataba de entender los motivos que llevaban al otro a actuar de ese modo.

    Ichiro, Daisuke, Kai no tenían la menor idea de lo que les pasaba a los dos. Se habían quedado viendo aquella especie de pelea sin decir una palabra hasta que Ichiro decidió intervenir.

    Eh…creo que deberíamos calmarnos todos un poco. –dijo mientras se colocaba entre Akihiko y Misaki.

    Los chicos ya decidieron y ellos son los únicos que tienen derecho a hacer lo que les parezca más conveniente. –dijo Hiroki- Akihiko, entiende que ellos no tienen otra opción.

    Hiroki se acercó al lado del escritor y puso una mano en su hombro. Lo guió suavemente hacia un lado para que se apartara un poco del grupo.

    La mirada de Hiroki se topó con la de Misaki. El castaño parecía que había logrado tranquilizarse un poco con aquella intervención.

    Misaki…él no puede…-se quejó Akihiko.

    ¿Existe algún inconveniente? –preguntó Ichiro confundido mirando al castaño.

    Ninguno. Hagamos el sorteo de una vez. –dijo Misaki. De su mochila sacó un cuaderno y arrancó una hoja de papel.

    Los nombres de Daisuke, Kai y Misaki fueron escritos en pequeños pedazos de papel y luego doblados de tal manera que los nombres no podían ser vistos.

    Hiroki, serás tú quien saque uno de los papeles. El nombre que leas será de quien tome el lugar de Tamiko. –dijo Ichiro mientras metía los papeles en una bolsa de papel y la acercaba hacia él.

    El profesor metió la mano dentro de la bolsa y sacó uno de los papeles. Después, desenvolvió el pequeño pedazo de papel que tenía entre sus manos y leyó mentalmente el nombre antes de decirlo en voz alta.

    Akihiko miraba atentamente.

    El elegido es Kai. –dijo Hiroki a la par que metía el papel en el su bolsillo y tomaba la bolsa que contenía los nombres que quedaban para desecharla.

    El escritor dio un suspiro de alivio, Misaki no tendría que actuar.

    Durante lo que quedó de tiempo, Hiroki se dedicó a conversar con Akihiko cerca de la salida del teatro, había logrado conducir al escritor hasta ese lugar para darle algo de espacio a Misaki a quien veía irritado. En otras circunstancias no se hubiera tomado la molestia de intervenir entre esos dos pero, dado el estado en que se encontraba su alumno y a las indicaciones que le había dado cierto peliazul, no podía dejar las cosas así.

    De otro lado Kai maldecía su suerte mientras recibía indicaciones de Ichiro. Misaki, Daisuke y Sumi se encontraban al lado de ellos dos organizando rápidamente lo que quedaba pendiente antes de irse.

    Hubiera preferido que quien tomara el lugar de Tamiko hubiese sido tú. –dijo Sumi a Misaki aprovechando un pequeño momento en el cual podían hablar con privacidad.

    Creo que Kai hará un buen papel. –dijo Misaki quien se encontraba sumido en sus pensamientos.

    Sumi sabía que, nuevamente, algo había pasado entre Akihiko y Misaki.

    Tú también hubieras hecho una buena actuación, tienes una buena memoria y como estuviste a cargo del guión creo que lo conoces mejor que nadie. –dijo Sumi.

    Yo…no estoy tan seguro... –dijo Misaki un poco contrariado mientras seguía recordando las palabras del escritor.

    Entre nosotros…tendría más confianza en que la obra va a salir bien de haberse dado el caso que tú actuaras… pero ya no hay marcha atrás, hay que seguir adelante ¿no es así? –comentó Sumi mientras le sonreía.

    Sumi…-susurró Misaki.

    El castaño deseó, por un instante, que Akihiko tuviera esa misma confianza en él.

    No era que Misaki hubiera querido salir elegido pero le molestaba el que Akihiko se haya interpuesto de esa manera, como si él no pudiera hacer absolutamente nada a causa de su nuevo y “ridículo” estado. Esa sensación de sentirse ahora tan distinto a los demás y que las acciones de Akihiko, a consecuencia de sus celos y sobreprotección, se lo recuerden a cada momento era lo que lo irritaba.

    Ya no hay marcha atrás, hay que seguir adelante…-aquellas palabras de Sumi retumbaban en la cabeza de Misaki.

    Bueno, nos vemos el próximo viernes. Que tengas un buen fin de semana. –se despidió Sumi.

    Si, adiós. –

    Misaki se despidió de todos y se dirigió a la salida. Hiroki al ver que el menor se acercaba decidió marcharse, no pensaba intervenir más, sentía que ya había hecho más que suficiente.

    Una vez el castaño llegó al lado de Akihiko ambos se dirigieron hacia el estacionamiento. Misaki caminaba un poco por delante del escritor para evitar tener que hablar con él.

    Akihiko encendió el auto y este partió rumbo al departamento, se mantuvieron en silencio hasta que Akihiko habló.

    ¿Qué tanto te decía ese sujeto? –preguntó.

    Había visto como Sumi se había acercado donde su uke para conversar y sonreírle de una manera tonta. Eso lo había irritado. De no haber sido por Hiroki, Akihiko habría terminado interviniendo para evitar que Sumi continuara dándose esas confianzas.

    ¿Qué sujeto? –preguntó Misaki a pesar de saber a quién se refería.

    Sumi…-

    Cosas de la obra. –dijo de manera cortante Misaki.

    Akihiko no dijo nada más. Decidió mentalmente que la conversación continuaría cuando llegaran al departamento.


    Una vez que llegaron, Akihiko abrazó a Misaki. Necesitaba sentir la calidez que emanaba aquel cuerpo, quizá, de esa manera, podría ser capaz de comprender más a su castaño.

    Misaki ¿por qué te comportaste de esa manera? –preguntó el escritor mirándolo a los ojos.

    ¿Yo? Fuiste tú quien hizo toda una escena por lo de la obra. –dijo irritado Misaki mientras intentaba liberarse de los brazos de Akihiko.

    Sabes que no te quiero cerca de Sumi. –

    Eso me lo has dicho desde que empezó todo esto. Y no sé con qué derecho si al final quien una vez tuvo que salvarte de él fui yo. –dijo Misaki en alusión al día en que tuvo que confesar que Akihiko era suyo para evitar que Sumi se lo arrebate.

    Una razón mayor para que te mantengas alejado de él. –

    ¿Y si él no estuviera? ¿Te habrías comportado distinto? -

    Recuerda que en tu nuevo estado debes de ser más cuidadoso. –

    Eso es solo una excusa. Aun si no estuviera embarazado te habrías comportado de la misma manera. –

    No quiero que nadie se te acerque y mucho menos ahora. –

    Oh si, tienes que cuidar al ridículo de Misaki porque está embarazado y no puede hacer nada ¿no? –dijo el castaño mientras dejaba de forcejear.

    ¿Ridículo? ¿De dónde sacas esa ideas? –preguntó sorprendido el escritor.

    Te escuché cuando hablabas con Ichiro y Hiroki… –

    Eso era algo completamente diferente. –

    Un hombre haciendo el papel de mujer…lo oí claramente…-dijo Misaki mientras gruesas lágrimas recorrían sus mejillas.

    Misaki, cálmate. –susurró Akihiko.

    El escritor besó a Misaki, el menor opuso resistencia al inicio pero terminó cediendo.

    Lo que dije solo fue para intentar que la obra no se lleve a cabo. No podía ni imaginar que tú hubieras terminado siendo elegido en el sorteo. Lo hice para cuidarte no para hacerte daño. –

    La voz de Akihiko y su mirada no mentían. Misaki se tranquilizó un poco.

    Pero tú no piensas que no puedo hacer nada ¿no? –preguntó el menor.

    Creo que tú puedes hacer muchas cosas…-dijo Akihiko en tono seductor originando que Misaki se sonrojara un poco.

    Lo siento, no debí portarme de ese modo en la universidad. Es que me siento tan extraño…cosas como esa me afectan tanto y no sé por qué…-dijo Misaki mientras apoyaba su cabeza en el pecho del escritor.

    Simplemente no pienses tanto. –

    El escritor había leído acerca de los cambios hormonales que se daban durante el embarazo. Supuso que Misaki ahora se encontraba sensible debido a ello, tendría que ser aún más cuidadoso.

    ¿Hay algo más que te moleste o te haya molestado? –

    No…-

    ¿Seguro? –

    Desearía que todo fuera como antes… –pensó Misaki.

    Sí. –susurró el castaño.

    El escritor abrazó a Misaki suavemente y le dio un beso en la frente.

    Pasado aquel momento cenaron y vieron televisión un rato antes de subir las escaleras para ir a dormir. Akihiko jaló a Misaki a su cuarto.

    Oye ¿qué crees que haces? –se quejó Misaki antes de ser depositado en la cama del escritor.

    Te demostraré que estás equivocado cuando crees que pienso que no puedes hacer nada. –dijo el escritor mientras de desabotonaba el chaleco.

    Pervertido, ni lo pienses…-fue lo último que pudo decir Misaki antes de ser besado apasionadamente por Akihiko.

    Fue así como las quejas de Misaki fueron reemplazadas por gemidos que llenaron toda la habitación. Akihiko se encargó de hacer sentir amado a su uke toda la noche.



    El sábado en la mañana llegó. Akihiko y Misaki desayunaron juntos, el mayor lucía como si hubiera dormido perfectamente bien mientras que la falta de sueño en Misaki era evidente.

    ¿Cómo es posible que luzca así de bien? –pensaba Misaki.

    Si aún tenías sueño debiste de haberte quedado en cama. –dijo el escritor mirando a su castaño.

    Estoy bien, además tengo que avanzar con los trabajos de la universidad. Recuerda que quedamos en que mañana saldríamos de compras así que tengo que terminar todo a tiempo. –

    Akihiko sonrió. Misaki no había olvidado que irían a comprar algo para el nuevo inquilino o inquilina que tendría el departamento en unos meses.

    Hoy tengo que ir a la editorial en la tarde pero será algo rápido. –avisó el escritor.

    ¿Será algo realmente rápido o te escaparás? –

    Es lo mismo. –

    Misaki lo miró con cara de reproche pero el escritor continuó comiendo tranquilamente el desayuno. El menor se resignó, sabía que nada que lo que dijera o hiciera haría que Akihiko tomara más en serio las reuniones de la editorial. De pronto, Misaki recordó algo.

    Ah, ¿el viernes Hiroki te llegó a prestar los libros que necesitabas? No recuerdo haberte visto con libros en las manos ese día. –preguntó el menor.

    Los olvidó pero no hay problema no es algo urgente. –mintió Akihiko, la verdadera razón por la cual había ido a ver a Hiroki era para intentar librar a Misaki del taller de teatro- Cuando los lleve me avisará e iré a recogerlos.

    Yo puedo ir por los libros si quieres. Ya que toda la semana voy a la universidad puedo pasar por el salón de profesores. –se ofreció Misaki.

    No te preocupes, yo puedo ir. –

    Pero si es que estás ocupado haciendo los manuscritos…-

    No. Los libros son pesados además, así podré conversar con Hiroki sobre el nuevo proyecto para tener su punto de vista. –

    Entiendo. –dijo Misaki quien ya no insistió sobre el tema.

    El castaño se incomodó de que Akihiko se negara tan rotundamente, él solo quería ayudar. ¿Acaso Akihiko le ocultaba algo? Se obligó a apartar esa idea de su mente.

    En la tarde Akihiko salió a la editorial y Misaki aprovechó para avanzar sus trabajos y tareas pendientes. Había avanzado por un buen rato hasta que se percató de algo.

    Olvidé sacar un libro de la biblioteca de la universidad. Le dije a Akihiko que no iba a salir pero realmente necesito ese libro. –pensaba Misaki- Si le aviso ahora se preocupará y querrá venir para llevarme pero si no le digo se molestará…

    El castaño no sabía qué hacer pero al final tomó una decisión.

    Será solo por esta vez. Además ¿qué tiene de malo el ir por un libro que necesito? Y ya soy mayor creo que no necesito permisos para salir. -se convenció Misaki.

    Dejó una nota en la mesa que se encontraba cerca de la puerta de entrada del departamento. Akihiko podría encontrarla fácilmente en caso llegara antes que él. Cosa que Misaki esperaba que no pasara.

    Revisó su celular y vio que no había ninguna llamada o mensaje del escritor, eso significaba que Aikawa le debía de haber quitado el celular bajo algún muy buen pretexto que solo ella podía idear. Igual, mandó un mensaje en el que escribía que todo iba bien y que no se preocupara.

    El menor se alistó y partió rumbo a la universidad. Al llegar se dirigió a la biblioteca y sacó el libro que necesitaba. Iba aliviado por lo exitosa que iba su misión, de la biblioteca a la salida de la universidad, cuando se dio cuenta que había olvidado su celular en casa. Estaba revisando su mochila cuando alguien le habló.

    Hola Misaki ¿qué haces por aquí un sábado? –

    El castaño volteó, era Sumi quien le hablaba.

    Hola Sumi, vine por un libro que olvidé sacar ayer. –

    ¿Tienes examen el lunes? –

    Es para un trabajo que no entiendo muy bien. –

    Si quieres te puedo ayudar. –

    No es necesario, no quisiera quitarte tiempo. –

    Yo insisto, si estás apurado seré breve. –

    Misaki se quedó pensando un momento, al final, aceptó su propuesta. No quería que Sumi se sintiese mal si continuaba rechazando su ayuda. Después de todo así se había sentido él en la mañana con Akihiko.

    A la vez que hablaban del trabajo charlaban un poco sobre cualquier tema esto hizo que Misaki se olvidara de su apuro por regresar al departamento. Se sentía cómodo al lado de Sumi ya que este, al no saber de su embarazo, lo trataba como siempre. Y esto era exactamente lo que hacía feliz al castaño.

    ¿La puesta de sol está hermosa no crees? –dijo Sumi cuando acabaron de hablar del trabajo.

    Sí. –contestó Misaki quien de pronto recordó que debía de haber regresado a casa- Lo siento pero ya me tengo que ir.

    El castaño se reincorporó pues ambos habían estado sentados en el césped del campus. Apenas dio un paso sintió que la mano de Sumi tomaba la suya.

    La mano de Sumi era cálida y no fría como la de Akihiko.

    Antes ven conmigo. –dijo su senpai y no le dio más tiempo a Misaki.

    Sumi empezó a correr a la par que sujetaba fuertemente la mano de Misaki. El castaño, a pesar de su duda inicial, dejó que lo guiara, hacía tanto tiempo que no sentía ese tipo de adrenalina.

    Corrieron hasta uno de los pabellones y empezaron a subir las escaleras a toda velocidad. La universidad, al ser sábado, se encontraba casi vacía y tenían el camino libre de obstáculos. Sumi continuó la carrera hasta llegar a uno de los salones, solo ahí dejó libre la mano de Misaki.

    Abrió la puerta y entraron, desde aquel salón la vista del campus inundada por la luz del atardecer era hermosa.

    Wow es realmente impresionante. –exclamó Misaki acercándose a la ventana.

    ¿Verdad que si? Sabía que te gustaría. –dijo Sumi mientras cerraba la puerta tras de si.

    Ambos se quedaron en silencio contemplando por un momento el atardecer.

    Bueno, ahora si tengo que volver a casa. –dijo finalmente Misaki y empezó a caminar hacia la puerta.

    Sumi aun miraba el paisaje pero al cabo de un pequeño momento volteó la mirada.

    ¿Sabías que quien había salido elegido en el sorteo habías sido tú? –dijo Sumi- Encontré la bolsa que contiene los dos nombres que quedaron, el tuyo no estaba. Si quieres puedo enseñarte los papeles y reconocerás tu letra.

    Misaki se quedó en shock. Las ideas se agolparon en su cabeza hasta que entendió: Akihiko no había ido a la universidad a buscar libros, le había mentido.

    Sumi se acercó hacia donde estaba Misaki. Lo empujó suavemente hasta que el castaño quedó entre la pared y él.

    ¿Qué haces? –preguntó Misaki quien aún no se recomponía de lo que acababa de descubrir.

    A pesar que me rechazaste, quiero que sepas que aún no me rindo. –dijo Sumi acercando sus labios a los de Misaki.

    Lo siento pero yo...-murmuró el castaño mientras intentaba liberarse.

    ¿Es que tengo que forzarte como él para que me des una oportunidad? -

    Usagi-san nunca me forzaría a nada… -pensó ya no muy convencido Misaki.

    Dejó de oponer resistencia, se quedó quieto con la vista perdida en algún punto del salón.

    Sumi tenía ahora el camino libre. Puso su mano en el rostro de Misaki para limpiar una lágrima que caía por su mejilla antes de besarlo.

    Las manos de Sumi no perdieron tiempo y se colaron por debajo de las ropas del castaño al mismo tiempo que su boca besaba ahora el blanco cuello. Misaki no pudo evitar que un gemido escapara de sus labios.

    ¿Ves cómo tu cuerpo reacciona ante mi tacto? –susurró Sumi y continuó con su labor.



    Nota de la autora:
    Estoy feliz porque nuevamente retomo la historia, la había dejado de lado debido a ciertas cosas que pasaron a mi alrededor (motivos por los cuales he demorado poco más de un mes en actualizar .-.). Fueron cosas fuertes por lo que, a pesar que no me afectaban de manera directa, pues si me dejaron pensando en muchas cosas. Pero era hora de regresar y que todo continúe como siempre ^^. Me costó un poco volver a engancharme con la esencia de la historia pero puse mucho empeño para que salga bien.

    Lupe-Neko-Loca-Yaoi: espero que te haya gustado el capítulo
    »†Lola Ime†«: me alegra mucho que te haya gustado el especial, gracias por comentar ^.^
    Kajika Sama: muchas gracias por los comentarios que siempre haces, me llena de alegría que te haya gustado tanto el especial *-*
    †Sakura Yoshinoß: gracias por comentar, espero te haya gustado el capítulo ^^
    Anne onodera takano: gracias por leer y comentar ^^ ojalá el capítulo haya sido de tu agrado.
    Lady_Phantomhive >w<: miles de gracias por animarte a comentar, es lindo enterarse que alguien guste tanto de la historia ^.^
    Uakihiko: gracias, ojalá te haya gustado la continuación.
    Janet Melina Cruz del Angel: ¡extrañaba tus besos y abrazos de oso panda! jajaja muchas gracias por escribir ^^
    DannyXLey: espero te haya gustado este capítulo, me alegra que la historia sea de tu agrado *-*.
    Kenan-chan: muchas gracias por seguir la historia y darte el tiempo de comentar.
    UshiromiyA: muchas gracias a ti por haber leído la historia y comentar, me da mucha alegría ^.^

    Todo comentario es bien recibido y leído con atención. Es una de las razonas que me motiva a continuar.
    Será hasta el siguiente capítulo, los quier@ a tod@s ^.^
  2. .

    Capítulo 17


    Reemplazo



    Si querías que te preste más atención a ti que a la casa me lo hubieras dicho desde un momento. –dijo Akihiko. Mordió ligeramente la oreja de Misaki y comenzó a dirigirlo hacia su habitación.

    No sé de qué hablas…¿a dónde crees que me llevas? –

    A hacer realidad tus deseos…-

    Akihiko abrió la puerta de su habitación y momentos después Misaki ya estaba echado en la cama.

    Sin decir nada el escritor empezó a quitarse la ropa hasta quedar desnudo. Luego, fue turno de Misaki de decir adiós a las prendas que tenía encima.

    Ahora me tienes solo para ti. –le susurró en el oído al castaño.

    Besó a Misaki hasta dejarlo sin respiración, nada le complacía más que ver aquel rostro sonrojado pero lleno de deseo.

    Misaki se dejaba llevar, su cuerpo pedía a gritos aquellas atenciones. Se estremeció al sentir como la boca del escritor bajaba y se entretenía en su cuello.

    No pudo evitar que de su boca saliera un fuerte gemido.

    Ahora el escritor masajeaba y pellizcaba sus botones mientras que su boca recorría lenta y tortuosamente su torso. A cada segundo que pasaba, sentía que necesitaba más atención, su miembro estaba duro y le dolía.

    Usagi-san…-dijo entre gemidos mientras sus manos se colocaban en la cabeza de Akihiko presionándola ligeramente para hacer entender de esa manera su pedido.

    El escritor se sorprendió de aquella acción. Levantó su mirada y vio a Misaki con los ojos fuertemente cerrados, la boca entreabierta y el rostro sonrojado. Era perfecto.

    Una sonrisa se dibujó en el rostro del escritor, no lo iba a hacer esperar más. Si ese era el “antojo” de su uke él se encargaría de complacerlo.

    Akihiko metió el miembro de Misaki en su boca. Pudo saborear el exquisito sabor del castaño, gotas de semen habían salido con tan sólo la primera estimulación. El menor debía de estar muy excitado.

    El escritor empezó a mover su boca a una velocidad precisa.

    Misaki arqueaba la espalda al sentir cada espasmo de placer, el vaivén era exquisito.

    Ahh…Usagi…san…-

    El escritor aumentó la velocidad al mismo tiempo que introducía uno de sus dedos en el interior de su uke y empezaba a simular embestidas. Eso fue demasiado para un sensible Misaki.

    Me…vengo…ahhh…-jadeó el menor.

    El semen del castaño se derramó en la boca del escritor. Misaki abrió los ojos y vio cuando su seme limpiaba tranquilamente su boca.

    No hagas eso…-dijo Misaki en alusión a la costumbre de Akihiko de tomar su semen.

    ¿Por qué no? Es de Misaki. –respondió Akihiko.

    Antes de esperar una nueva protesta empezó a preparar a Misaki. Esta ves dos dedos ingresaron en la estrecha cavidad del menor.

    Ahhh…-

    Misaki, quien se estaba reincorporando volvió a echarse de espaldas en la cama.

    Después de terminar de prepararlo, Akihiko se acomodó para penetrarlo.

    Desde que supo que Misaki estaba embarazado, el escritor prefería aquellas posiciones donde el vientre del menor no tuviera que soportar su peso. Fue así que levantó las piernas del castaño y las puso sobre sus hombros.

    Akihiko colocó la punta de su miembro en la entrada de Misaki y lentamente empezó a mover sus caderas. Su miembro entraba y salía ingresando cada vez más en la estrechez del menor.

    Misaki aferraba sus manos a los brazos de Akihiko, el agarre se hacía fuerte en cada embestida y eso excitaba a su seme.

    Una vez que todo el miembro de Akihiko lograba ingresar completamente, el compás de las caderas del escritor se hizo más intenso.

    Misaki sentía que se podía venir en cualquier momento. El placer que el mayor le daba era siempre perfecto. Akihiko, de otro lado, sentía como su miembro era ajustado por el cálido interior de Misaki.

    Abre los ojos. –pidió el escritor al castaño.

    Los había tenido cerrado tanto por el placer como por la vergüenza. Ya era suficientemente bochornoso para él tener a Akihiko encima suyo observando su cuerpo, sus gestos y sus reacciones como para tener que ser testigo de su mirada.

    Akihiko bajó un poco el ritmo de las embestidas.

    Misaki abrió los ojos.

    Se quedó perdido en aquellos ojos violetas que lo miraban con ternura a pesar de las circunstancias. El rostro de Akihiko se encontraba con gotas de sudor y su cabello se encontraba agrupado en mechones que caían pesadamente y enmarcaban aquel hermoso rostro.

    Te amo, Misaki. –

    Usagi-san…yo también….te amo. –logró decir el menor.

    Akihiko reanudó el frenético ritmo de las embestidas. Misaki se vino momentos después entre los dos. El escritor liberó su semen dentro del castaño.

    Pasadas las eléctricas sensaciones del orgasmo y recuperado el aliento Akihiko retiró su miembro y acomodó a Misaki entre sus brazos.

    El menor estaba demasiado avergonzado para decir algo, dejó que la tibieza del cuerpo de Akihiko lo envolviera y se quedó dormido.




    A la mañana siguiente el castaño dormía placenteramente hasta que la alarma del despertador sonó. Se apresuró en apagarla, aunque demoró en liberarse de los brazos del escritor. Medio dormido, logró darle una ojeada a la hora.

    Tendré que levantarme o no tendré tiempo de hacer el almuerzo. Aunque podría dormir más ya que no tengo nada hasta la tarde que es el taller de tea…tro…-recordó horrorizado Misaki.

    A su mente vinieron los recuerdos de la confesión de Sumi.

    Con lo del embarazo me olvidé por completo de contarle a Usagi-san…y, si se lo cuento ahora, definitivamente no lo tomará bien…pero tampoco quiero que vuelva a pasar lo de la última vez… -pensaba Misaki moviéndose de manera inquieta en la cama- Ya sé, si se lo cuento después del taller se dará cuenta que Sumi entendió que lo rechacé y que no tiene de qué preocuparse.

    El castaño intentaba convencerse a si mismo que su plan daría resultado hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.

    ¿En qué piensas tanto?-preguntó Akihiko.

    Misaki dio un grito.

    ¿Ya estás despierto? –preguntó nerviosa y tontamente Misaki.

    Creo que me conviene decir que no, así no seré responsable de lo que haga. -respondió Akihiko con voz seductora.

    Pervertido ¿no te bastó con lo de ayer? –

    Sabes que querías que te metiera mi… –

    Cállate. Olvida lo que pregunté. –gritó el castaño, rojo de vergüenza.

    Regresando al tema, ¿estás bien? Te siento algo tenso. –

    Todo está bien, solo me acordé que ya falta poco para los exámenes de medio ciclo. –mintió Misaki quien se alegró de haber recordado de ese detalle.

    ¿Hoy tienes ese taller de teatro no? –

    Si…-

    ¿Piensas seguir asistiendo? –

    Sabes que si. –

    Pero dada tu condición…-

    No estoy enfermo…además no es nada peligroso que requiera cuidado o algo así. Ni siquiera actúo. –

    Está bien, pero si en algún momento piensas que es mejor retirarte no lo pienses tanto y simplemente hazlo. –

    Misaki sabía que Akihiko decía eso por cuidarlo pero no puedo evitar molestarse un poco. No le gustaba las recomendaciones del escritor acerca de retirarse de la universidad o de algunas clases y, ahora, del taller. Ya tenía suficiente con tener que tratar de adaptarse lo mejor que podía a su nueva condición.

    Espero no llegar a eso…Bueno, me bañare y luego iré a preparar el desayuno. –dijo en un tono irritado antes de levantarse y tomar una bata.

    El escritor decidió que era mejor soltar un poco las riendas, no quería provocar mayor estrés en su castaño.

    Misaki…-susurró Akihiko al verlo salir de la habitación.



    Lo que quedaba de la mañana transcurrió sin problemas, para la hora del almuerzo Akihiko y Misaki se encontraban como siempre. El menor había mejorado su ánimo cuando notó que el escritor no insistía en ayudarlo para cada cosa que hacía como había estado haciendo.

    El fin de semana podríamos ir a recorrer algunas tiendas. –comentó Akihiko a la hora del almuerzo.

    ¿Necesitas comprar algo? No hagas gastos innecesarios. –dijo Misaki pensando que Akihiko planeaba comprar, otra vez, alguna de sus excentricidades. Se sirvió un poco de arroz.

    Quisiera que veamos juntos cosas para el bebé. –dijo Akihiko tranquilamente mientras tomaba un poco de té.

    Nowaki había recomendado no comprar muchas cosas ya que no se sabía qué podría llegar a pasar, el embarazo de Misaki aún se hallaba en una situación de riesgo, pero nada les prohibía mirar y comprar alguna que otra cosa.

    Akihiko sentía la necesidad de comprar algo por más pequeño que fuera. No le agradaba no tener nada para el bebé, eso lo hacía pensar acerca de la posibilidad de que nunca llegara a tenerlo entre sus brazos. El tener algo para su futuro hijo o hija equivalía, para él, a dar por sentado que todo saldría bien y que el departamento pronto tendría un nuevo inquilino.

    Misaki se quedó pensando un momento.

    ¿No será raro que vean dos hombres viendo cosas de bebé? –comentó después de un rato.

    Por lo mismo que es raro nadie nos hará caso. De seguro pensarán que estamos eligiendo algo para otra persona. –

    Al escritor poco le importaba la opinión de las personas pero sabía que, para Misaki, eso era completamente distinto porque su uke siempre se preocupaba por la imagen que debía mantener un famoso escritor de novelas.

    Supongo que tienes razón. Entonces vayamos el domingo, mañana acabaré todos mis trabajos para poder salir tranquilo. –dijo Misaki- ¿Tú tienes cosas pendientes de la editorial?

    Siempre se pueden hacer después. –comentó relajadamente Akihiko.

    Misaki empezó a darle uno de sus sermones acerca de la responsabilidad y la importancia de terminar las cosas a tiempo durante lo que quedó del almuerzo.



    Un par de horas después se encontraban en camino a la universidad. El acuerdo de llevarlo y traerlo del club de teatro fue hecho antes de la noticia del embarazo así que Misaki sabía que no podía poner ninguna objeción.

    Al llegar frente a la universidad al menor le extrañó que Akihiko condujera hasta el estacionamiento. No hizo caso a ese detalle pero al bajar del auto se dio cuenta que el escritor hacía lo mismo.

    ¿Por qué bajas tú también? -

    Iré a pedirle a Hiroki unos libros que necesito. Haré tiempo hasta las 5 y pasaré por ti al taller de teatro para regresar a casa. -

    A Misaki aquella respuesta le pareció coherente. Después de todo siempre que necesitaba trabajar en un nuevo proyecto Akihiko solía revisar decenas de libros, cada uno más extraño que el otro.

    Pero había algo que lo preocupaba, la posibilidad que Akihiko se encontrara con Sumi. Sabía que su senpai no diría nada acerca de la confesión pero aun así sería incómodo el que los tres se encuentren en un mismo lugar. Más ahora que se sentía culpable por no haber contado a Akihiko lo que había sucedido en casa de Sumi.

    ¿Irás hasta el teatro? ¿No sería mejor que nos encontremos aquí en el estacionamiento? –le preguntó.

    ¿Por qué? –

    Eh…sabes como es Ichiro, podría hacer un escándalo por tu presencia y nos haría demorar…-dijo como excusa Misaki.

    Te llamaré a las 5 para quedar dónde nos encontraremos. –

    Está bien. –

    Ambos caminaron en dirección hacia el campus, al llegar a cierto punto se despidieron. Misaki se dirigió hacia el teatro de la universidad y Akihiko hacia el área donde se encontraba el salón de profesores.

    Misaki llegó al teatro, todos menos Ichiro y Tamiko estaban ahí. Sumi al verlo se le acercó.

    Hola Misaki, ¿cómo estás? –preguntó.

    Bien. –respondió Misaki sin saber muy bien cómo reaccionar frente a él.

    Sobre lo del otro día…-empezó a decir Sumi pero fue interrumpido por Daisuke.

    Al parecer Ichiro demorará en venir, mandó a decir que lo esperemos pero me mandará un mensaje al celular cuando esté por llegar. –dijo alzando un poco la voz para que todos escucharan el anuncio.

    ¿Qué les parece si damos una vuelta por la universidad? Estoy cansado de estar sentado después de tantas clases...-dijo Kai.

    Todos estuvieron de acuerdo en salir y el grupo salió del teatro.



    De otro lado, en la sala de profesores, Akihiko conversaba con Hiroki.

    ¿No hay alguna posibilidad de que esa obra sea cancelada o que Misaki pueda salir y aun así obtener ese dichoso crédito? –preguntó Akihiko por milésima vez a Hiroki.

    Ya te expliqué que, a menos que algo muy grave suceda, la obra continuará. Misaki de poder retirarse puede pero no obtendrá el crédito que necesita. –dijo Hiroki exasperado. Estaba a punto de decir algo más pero su celular sonó. Respondió la llamada.

    “El demonio Kamijou” se calmó mientras conversaba, volteó la mirada hacia donde estaba el escritor y colgó al cabo de un rato.

    Akihiko, parece que tu deseo ha sido cumplido. Ahora tengo que ir al teatro a reunirme con el grupo. –

    ¿Qué sucedió? –

    El director de la obra evalúa la posibilidad de cancelar la obra, ya que estoy de profesor encargado también tengo que ir a reunirme, en el teatro, con todo el grupo ¿Me esperas aquí? –preguntó.

    Akihiko volteó la mirada hacia la ventana, había reconocido la voz de Misaki. Lo observó caminando con su grupo de amigos y vio que uno de los muchachos, luego de sacar su celular y mirarlo por un momento, hacía que regresaran por donde vinieron. Vio a Misaki quedarse parado, se veía pálido. ¿Quizá había tenido un mareo? pensó el escritor. Lo que vio a continuación le molestó. Sumi se acercó donde Misaki, rodeó con uno de sus brazos la espalda del castaño quedando su mano en su torso, de esta manera, lo ayudaba a caminar mientras le sonreía.

    El escritor gruñó.

    Oye, te estoy hablando. –dijo Hiroki en voz alta esperando que Akihiko reaccionara.

    Te acompaño. –dijo finalmente el escritor a la par que se dirigía hacia la puerta.



    Tenemos que esperar la llegada de Hiroki pero les voy adelantando que tendrán que tomar una decisión. –dijo Ichiro una vez llegó al teatro y fue rodeado por el grupo que tenía gran curiosidad de saber qué era o que estaba pasando.

    ¿Ha pasado algo? –preguntó Kai.

    Tamiko ha tenido que viajar. –dijo Ichiro seriamente.

    ¿Viajar? ¿A dónde? –

    Como recordarán siempre actuaba en este taller un grupo de jóvenes, Tamiko estaba en ese grupo. Esta vez todos se fueron porque habían logrado obtener una audición en una prestigiosa escuela de teatro lo que incluía viajar a otra región para obtener una preparación más profesional. Tamiko también había logrado un cupo…recién ayer se dieron cuenta del error…Hablé con ella esta mañana, ella estaba dispuesta a renunciar a todo por no dejarlos solos pero logré convencerla de que no hiciera eso. Sé cuánto había trabajado para obtener esa oportunidad…-

    ¿No hay la posibilidad de que llegue a tiempo? ¿Cuándo es esa audición? –preguntó Daisuke.

    Sería casi imposible que llegue para la presentación y, aunque así fuera, ustedes no obtendrían sus créditos si no hay ensayos. –

    ¿Entonces qué haremos? –

    Tendrán que elegir entre cancelar la obra o que uno de ustedes tome el lugar de Tamiko. – dijo Ichiro al grupo- Tomen su tiempo para decidir, no hay apuro.

    Misaki y Sumi habían escuchado en silencio pero atentamente. El grupo empezó a debatir qué hacer.

    Unos pasos se acercaban hacia donde estaban.

    Hiroki y…Usami Akihiko, que gusto verlo por aquí. –dijo Ichiro con una sonrisa.

    ¿Usagi-san? ¿Qué hace aquí? –pensó Misaki al verlo- Está bastante serio…No creo que sepa lo de Sumi ¿o si? No…imposible…debe ser otra cosa…

    Hiroki y Akihiko se acercaron hasta quedar bastante cerca del grupo de estudiantes. Ichiro los puso al corriente de la situación mientras conversaban un momento los tres.

    Misaki podía escuchar la conversación.

    Lamentamos este percance, después de todo usted ayudó con el guión. –dijo Ichiro disculpándose con Akihiko.

    ¿Un hombre haciendo el papel de Tamiko? Eso sería algo ridículo, lo mejor sería que se cancele la obra. –dijo Akihiko fríamente.

    El escritor se había dejado llevar por los celos. Si podía evitar que Misaki corriera el riesgo de hacer el papel de Tamiko pues lo haría, no quería a Sumi cerca de su uke y mucho menos en el estado en el que se encontraba. Pero Misaki malinterpretó aquellas palabras.

    ¿Un hombre haciendo el papel de una mujer es ridículo? Entonces…¿mi embarazo también lo es?…-pensó mientras una combinación de vergüenza, molestia y frustración se mezclaba dentro de él.

    Misaki, ¿votas a favor o en contra? –dijo Daisuke al castaño sacándolo de sus pensamientos.

    ¿Eh? –Misaki no había escuchado nada.

    Estamos votando por ver qué hacer. Kai está en contra y yo a favor de continuar con la obra. En caso tu voto sea positivo echaríamos a la suerte quién asumiría el papel. Sumi se abstuvo de votar ya que no le parecía justo hacerlo dado que su papel se mantiene, no tendría sentido hacer que otra persona se aprenda sus líneas. –explicó con paciencia.

    Misaki no sabía exactamente qué hacer. En su cabeza escuchaba las palabras de Akihiko.

    Si en algún momento piensas que es mejor retirarte no lo pienses tanto y simplemente hazlo –recordaba Misaki - ¿Un hombre haciendo el papel de Tamiko? Eso sería algo ridículo. Lo mejor sería que se cancele la obra.

    Estas últimas palabras le dolían. Tomó una decisión.

    Voto a favor. –

    Se había dejado llevar.


    Nota de la autora:
    Gracias por los comentarios siempre leo cada uno con detalle. A veces me hacer reír y otras pensar mucho... Espero que hoy pasen un lindo día, como regalo del día de la amistad escribí este pequeño especial. No tiene relación con la historia que vengo desarrollando, ojalá les guste. Un abrazo inmenso.

    SPOILER (click to view)
    QUOTE
    Dulce San Valentín

    El 14 de febrero llegó, Misaki había estado pensando sobre esa fecha los días anteriores. El año pasado se había dejado llevar por lo que el llamaba “la conspiración de las tiendas de chocolate” y había terminado comprando chocolates para Usagi-san. Habían sido chocolates comunes pero en ello radicaba lo fascinante para el escritor.

    Fue así como Misaki no sabia si debía de repetir esa acción, hacer algo diferente o simplemente dejar esa fecha pasar, aunque sabia que lo último sería imposible. Recordar la cara de sorpresa y luego de alegría de Usagi-san el año pasado lo impulsaba a planear algo especial. Por más que se avergonzara sabía que debía dejar su orgullo de lado, todo valdría la pena si se trataba de hacer a Usagi-san feliz.

    Al final, Misaki, había decidido preparar chocolate casero. Ahora se encontraba en la cocina preparando chocolates que tendrían la forma de la cabeza de Suzuki-san. El castaño se desenvolvía muy bien en la cocina así que tuvo listo los chocolates a la hora planeada. Los envolvió y decoró la bolsa con un lazo. Había sobrado chocolate líquido que no iba a utilizar, lo dejó en la refrigeradora pensando en que quizá al día siguiente podría hacer algún postre con ello.

    Usagi-san llegaría en la noche. Si bien el 14 de febrero había caído sábado el escritor tenía que atender la demandante agenda de la editorial. Un famoso y atractivo escritor de novelas debía de presentarse ante su público en fechas como esa. Akihiko había prometido escapar en cuanto le fuera posible aun si eso equivalía a ser mirado con odio por Aikawa lo que quedara del mes.

    El castaño aprovechó el tiempo, después de tener listo el chocolate, en dejar la casa limpia. Pasada las 5 se dio un refrescante baño y luego se sentó en la sala a ver la televisión. Lo que daba en la tele le aburrió. La mayor parte de la programación eran películas románticas y los comerciales le recordaban a cada minuto que era San Valentín y que había caído en la cursilería de preparar chocolate para alguien que no sabia si llegaría a tiempo.

    Para cuando Akihiko abrió la puerta del departamento Misaki dormía en el sofá. Se acercó para observar a Misaki. No sabía si despertarlo o no cuando vio en la cocina algo que le llamó la atención, se acercó y vio de cerca la bolsa con los chocolates en forma de Suzuki-san. “Misaki esta noche te haré el amor” pensó y sonrió feliz. El escritor había llevado champagne para brindar, abrió la refrigeradora para buscar algo de hielo y encontró el chocolate líquido. Una idea irresistible fue a la mente de Akihiko en el acto. Tomó el envase y lo dejó en su habitación. Después bajo a la sala, era tiempo de despertarlo.

    Akihiko despertó a Misaki quien se disculpó enseguida por haberse quedado dormido. Luego, Misaki, se obligó a ir a la cocina para tomar la bolsa con el chocolate y regresar al lado del escritor, con el rostro completamente ruborizado, se lo entregó rápidamente. Justificó su acción aduciendo que en esa época se vendía chocolate de mejor calidad y que había aprovechado la ocasión para practicar cómo hacer formas con chocolate. Akihiko sonrió y lo besó. Misaki era adorable. El escritor prometió que su regalo llegaría temprano en la mañana, el servicio postal había colapsado ese día.

    Akihiko le ofreció a Misaki un poco de champagne. Después que este se acabó el escritor ya estaba en su limite, su mente iba y venia de la habitación. Cargó a Misaki y lo llevó escaleras arriba. El menor sabia que era lo que le esperaba, aun así hizo inútiles esfuerzos por hacerlo cambiar de idea.

    Cuando llegaron, Akihiko tiró a Misaki en la cama. Se desanudó el nudo de la corbata y se acercó al menor para empezar a besarlo. Las manos de Akihiko empezaron a recorrer el cuerpo Misaki. Momentos después las ropas de ambos terminaron en el piso. El escritor contempló el cuerpo de Misaki. El menor, ante esto, tomó una almohada y se tapó la cara. Akihiko aprovechó que Misaki no lo podía ver para tomar el envase de chocolate. Derramó un poco del líquido en el torso del castaño y empezó a trazar líneas ante la atónita mirada del menor que había dejado la almohada a un lado al sentir el contacto de algo frío en su piel. “¿Qué haces?” preguntó Misaki. “Voy a comer mi chocolate de San Valentín” dijo Akihiko mirándolo lujuriosamente.

    El escritor empezó a lamer el camino trazado. Empezó por el cuello de Misaki dejando marcas en su territorio. Después fue bajando hasta llegar a los botones del castaño donde se tomó su tiempo para dejarlos sin rastros de chocolate. Misaki jadeaba intensamente ante tal atención. La lengua de Akihiko recorría ahora la línea alba de Misaki. A estas alturas el escrítor y Misaki ya tenían una erección.

    Pero Akihiko quería darle más placer a su castaño así que lo puso boca abajo y derramó un poco más de chocolate en su espalda. La sensación de sentir los dedos de Akihiko recorriendo su espalda, haciendo expandir el efecto que el chocolate frío provocaba en su piel hacía que Misaki gimiera fuertemente. Una vez acabó de expandir el chocolate la experimentada lengua de Akihiko empezó nuevamente la tarea de limpiar a su uke. Misaki sujetaba fuertemente las sábanas y arqueaba la espalda. La mezcla de sentir la lengua de Akihiko más su respiración chocar con su piel era exquisita. Una vez el chocolate se acabó Akihiko hizo que Misaki se reincorporara un poco quedando en cuatro.

    Uno de los dedos del escritor se deslizó por la cavidad del castaño estimulándolo y preparándolo para lo que vendría más adelante. Una vez Misaki estaba listo el miembro de Akihiko se abrió paso. Las embestidas empezaron al mismo tiempo que una de las manos del escritor masturbaba a su uke. En la habitación retumbaban los gemidos de Misaki y la fuerte respiración de Akihiko. “Me corro”, anunció el menor al no poder reprimir más la necesidad de eyacular. El escritor hizo más fuertes las embestidas dándole a entender, de ese modo, que no se contuviera más. Dando un fuerte gemido Misaki derramó su semen en la mano del escritor. Akihiko hizo lo mismo en el interior de su amado uke. Akihiko acomodó a Misaki para que descansaran un poco, aún quedaba chocolate suficiente para toda la noche.

    Al día siguiente Misaki se despertó, había ruido en la planta baja. Se vistió y bajó las escaleras. Vio a Akihiko rodeado de media decena de cajas. “¿Qué es todo eso?”, preguntó. “Tu regalo de San Valentín”, respondió Akihiko. Abrió una de las cajas y encontró paquetes de chocolate de todas las marcas y sabores que podían existir. “Nunca acabaré de comer todo esto”, exclamó Misaki. “Si quieres, te puedo ayudar…” comentó Akihiko mirándolo con aquella expresión que solo significaba una cosa. La cara de Misaki se puso roja al recordar lo sucedido la noche anterior. Se había adentrado aún más en aquel delicioso pero peligroso camino que es el amor.


    Fin.
  3. .

    Capítulo 16


    Realidad



    Lo siento, los dejaré solos para que conversen. Tienen que asimilar la noticia. Después podemos hacer la ecografía… –fue lo último que dijo Nowaki antes de cerrar la puerta al irse.

    La habitación quedó en silencio.

    Misaki se levantó del asiento y se dirigió hacia la puerta, cuando estaba a punto de abrirla el brazo de Akihiko lo detuvo.

    ¿A dónde vas? -preguntó.

    A casa, quiero ir a casa. –respondió Misaki evitando mirar a Akihiko a los ojos.

    Tienes que hacerte la ecografía…-

    No, no quiero. –

    Misaki… –

    Por favor, quiero ir a casa. No me obligues…-dijo Misaki sin poder evitar que se le quebrara la voz.

    Akihiko lo abrazó suavemente, la cabeza del escritor terminó apoyada en el hombro de Misaki.

    El castaño comprendió momentos después que Akihiko estaba llorando. Esto lo impresionó, no lo había visto llorar desde aquella vez cuando se enteró del compromiso de su hermano.

    ¿Usagi-san? –preguntó Misaki preocupado.

    Akihiko se reincorporó quedando su rostro cerca del de Misaki. El castaño pudo ver aquellos ojos violetas un poco húmedos pero ya no habían más rastros de lágrimas. Eso lo tranquilizó un poco.

    La primera vez que me viste llorar fue de tristeza…-empezó a decir el escritor mientras tomaba suavemente el mentón de Misaki para levantar su rostro-…ahora es de alegría.

    Akihiko posó sus labios en los de Misaki.

    En su interior, Misaki se debatía entre terminar de aceptar la realidad o no.

    Pero…a ti ni siquiera te gustan los niños…-murmuró el castaño una vez el beso hubo terminado.

    ¿Lo dices por Mahiro, tu pequeño sobrino? –

    Si…-

    No es que no me agrade, es que acapara toda tu atención y eso me pone celoso. –dijo tranquilamente Akihiko.

    El colmo…Usagi-san celoso de un bebé... –pensó Misaki mirándolo con aquella cara de reproche que ponía siempre que el escritor decía algo infantil.

    Los dos se relajaron un poco, al fin habían actuado como siempre.

    ¿Alguna vez pensaste en tener…hijos? –preguntó el castaño tímidamente.

    Si nunca hubieras podido quedar embarazado eso no hubiera significado que nuestro amor haya quedado incompleto. Te amo porque eres Misaki, eso nunca lo olvides. Ahora que la posibilidad de que me des un hijo es real será como dejar una huella de lo grande que es aquello sentimos. –

    Misaki se sonrojó. No comprendía cómo Akihiko era capaz de decir ese tipo de cosas como si nada.

    El castaño se quedó atrapado en los ojos violetas del escritor, meditó un momento antes de hablar.

    Usagi-san, hagamos la ecografía. –dijo decidido.

    No tienes que hacerla si no quieres. –

    Estoy bien, vayamos. –

    Akihiko y Misaki se dirigieron hacia donde estaba Nowaki quien los esperaba en la puerta del área de ecografía.

    Nowaki, sobre lo que pasó hace un rato, lo sentimos. –se disculpó Misaki.

    No se preocupen, su reacción fue normal dadas las circunstancias… Además no debí portarme como lo hice, debí ser más comprensivo. –

    Estamos seguros que pronto conseguirás aquello que deseas, no te des por vencido. –dijo Akihiko con determinación.

    En el rostro de Nowaki se dibujó una sonrisa.

    Gracias. –

    Los tres entraron a una de las salas de ecografía.

    Misaki, recuéstate en la camilla –dijo Nowaki mientras se sentaba- Muy bien, ahora necesito que levantes tu polo y bajes un poco el pantalón para que tu vientre quede a la vista.

    El castaño siguió las indicaciones bajo la atenta mirada de Akihiko.

    Pondré un poco de gel, sentirás un poco de frío. -Nowaki, después de poner el gel, empezó a mover, delicadamente, la sonda encima del vientre de Misaki- Muy bien, veamos.

    Luego de un momento, Nowaki señaló la pantalla.

    Misaki, Akihiko…¿ven esto que parece un huevo? –preguntó Nowaki alegremente mientras señalaba un área gris de forma ovalada.

    Si. –dijeron los dos al unísono.

    Es su bebé. –

    Akihiko y Misaki habían visto la ecografía de la esposa de Takahiro. Así que, por más confusa que aquella imagen se veía en la pantalla, lograron reconocer perfectamente aquella forma de la que les hablaba Nowaki, reconocieron a su futuro hijo o hija.

    Nowaki apretó un botón y la imagen se congeló, después de un momento del ecógrafo salió la misma imagen impresa.

    Tienes cuatro semanas y media de gestación. –comenzó a explicar Nowaki mientras le daba la imagen a Misaki quien la tomó como si fuera algo frágil- Cuando tengas 12 semanas podremos saber el sexo del bebé y si es que es sólo uno o son más.

    ¿Podría ser más de uno? –pensó aterrado Misaki.

    Ahora tienen que elegir un médico para que sea quien controle el embarazo de Misaki –dijo el peliazul a la par que le daba un poco de papel a Misaki para que retirara el gel sobrante de su vientre- No soy el único que se ha estado especializando en esta rama así que no sería justo que no les dé la oportunidad de elegir.

    Yo quiero que seas tú, no podría confiar en nadie más. –dijo Misaki reincorporándose de la camilla mientras miraba a Nowaki.

    En medio de aquella circunstancia, en la cual sentía que simplemente se estaba dejando llevar, Misaki veía Nowaki como alguien imprescindible para afrontar todo lo que, irremediablemente, estaba por venir.

    El peliazul le devolvió la mirada a Misaki y sonrió con cariño.

    Akihiko dio un leve gruñido.

    ¿Estás de acuerdo? –preguntó Nowaki mirando ahora al escritor.

    Si eso es lo que Misaki quiere, eso se hará. –dijo Akihiko luego de pensar un momento.

    Bueno, ahora por favor Misaki necesito que llenes unas fichas de registro. También te pesarán y medirán, es algo de rutina. –dijo Nowaki mientras caminaba con Misaki y Akihiko hacia otra sala donde había una enfermera.

    Akihiko, necesito que también llenes unos papeles pero los dejé en mi consultorio. Por favor, acompáñame. –dijo Nowaki mientras empezaba a caminar.

    Akihiko se quedó quieto mirando a Misaki.

    Estaré bien, anda con Nowaki. –dijo Misaki al notar que Akihiko no estaba seguro de dejarlo solo.

    Una vez Akihiko y Nowaki estuvieron en el consultorio nuevamente, el escritor empezó a hablar.

    ¿Qué es lo que quieres decirme? Estoy seguro que eso de los papeles no fue más que una excusa. No eres bueno mintiendo, Nowaki. –
    El peliazul se puso serio.

    El primer trimestre del embarazo es el más peligroso ya que es donde ocurren con mayor frecuencia los abortos. Muchos de estos sin que nada los haya desencadenado. Es por esto que tenemos que estar atentos, especialmente, hasta que el embarazo de Misaki salga de esta fase de riesgo. -

    ¿No hay nada que se pueda hacer para evitarlo? -

    No. Por ello recomiendo que no empieces a comprar muchas cosas para el bebé aún… Si algo llegara a pasar eso sólo deprimiría más a Misaki. –

    ¿En tal caso no hubiera sido mejor nunca haberle dicho que está embarazado? ¿No hubiera sido mejor esperar a que salga de este periodo crítico? –dijo con un poco de rabia Akihiko.

    Le estaríamos negando la posibilidad de cuidar él mismo del bebé. Con lo poco que lo conozco sé que Misaki no se perdonaría algo así. –

    Akihiko reflexionó, Nowaki estaba en lo correcto.

    Misaki logró quedar embarazado, algo que ahora muy pocos hombres pueden, y ya tiene casi cinco semanas… eso es porque ese ser que está dentro suyo ama la vida. Confiemos en que todo saldrá bien. –dijo Nowaki.

    Apenas había descubierto la felicidad de poder llegar a ser padre y ahora tenía también que descubrir el dolor de una posible pérdida. Akihiko, por primera vez, no sabía muy bien cómo reaccionar.

    ¿Akihiko estás bien? –dijo Nowaki al ver que el escritor no decía nada por un buen rato.

    Si. Solo estoy pensando en Misaki y el bebé. Estoy seguro que todo saldrá bien. –dijo el escritor.

    Todo irá bien ahora que son conscientes de lo que está pasando. Si bien vas a querer protegerlo más que nunca no llegues a un extremo en el cual puedas llegar a estresarlo. El embarazo es un estado delicado pero no es una enfermedad, así que no lo trates como tal. –comentó Nowaki.

    Akihiko asintió.

    Todo saldrá bien... –repitió esa frase en sus pensamientos mientras se prometía a si mismo ser fuerte frente a cualquier cosa que pudiera pasar, Misaki dependía más que nunca de él.

    Cuando estuvieron los tres nuevamente reunidos, Nowaki les dio un libro el cual contenía información acerca de los cuidados que tenía que tener el castaño. Luego de terminar el papeleo y conversar por un rato más Misaki y Akihiko salieron del hospital.

    Se dirigieron al estacionamiento y entraron al auto.

    Vayamos a casa, tenemos que celebrar. –dijo Akihiko mirando a Misaki.

    ¿Celebrar? –

    Creo que ya se como…-dijo el escritor mientras se acercaba al castaño.

    Usagi-hentai…así fue como empezó tod…-

    El estómago de Misaki dio un fuerte gruñido haciendo que el castaño no terminara de quejarse y se sonrojara. Tenía hambre, apenas había desayunado por los mareos matutinos que había tenido.

    Parece que primero iremos a almorzar, dime ¿qué se te antoja? –dijo Akihiko.

    Lo que tú decidas estará bien. –respondió Misaki.

    El escritor le dedicó una sonrisa, eligió mentalmente un restaurante para comer y puso en marcha el auto.

    Ambos iban en silencio. Si bien ya habían aceptado, cada quien a su manera, la noticia del embarazo todavía tenían que terminar de asimilarla. El miedo, la confusión y la alegría se mezclaban en cada uno, pero en Misaki aún más.

    Durante el trayecto la cara del castaño llegó aun punto que reflejaba terror puro.

    ¿Qué pasa Misaki? ¿Por qué tienes esa cara? –preguntó Akihiko preocupado mientras miraba a Misaki de reojo. Ahora conducía con más cuidado.

    Recién caigo en cuenta que mi hermano tendrá que enterarse de esto…él ni siquiera sabe que nosotros…y la universidad…no podré ir a la universidad el siguiente ciclo… me atrasaré…y yo quería ir buscando trabajo relacionado con mi carrera….-explicó Misaki desesperadamente.

    Cálmate, no es bueno que te estreses -

    Pero es que…-

    Acerca de lo de tu hermano le podemos dar la noticia cuando termines este ciclo de la universidad, durante las vacaciones de medio año. No hay apuro. Así podrás seguir concentrado a menos que decidas retirarte de la universidad ahora, idea que apoyaría...-comentó Akihiko con la esperanza de que Misaki deje la universidad.

    No…quiero terminar este ciclo…- dijo decidido Misaki.

    Ya antes nos hemos enfrentado a otras personas…ahora que se trata de tu hermano, quien es alguien que te ama, no veo por qué las cosas no tengan que salir bien –dijo Akihiko

    Y, por último, sobre el ciclo siguiente quizá haya opción que lleves los cursos en línea. Aunque lo mejor es no adelantarnos todavía, no sabemos qué podría pasar... –Akihiko recordó la posibilidad de aborto, alejó esa idea de su mente.

    ¿Por qué? –preguntó Misaki al notar algo extraño en Akihiko.

    Porque no sabemos que tanto te afectará este estado. Quizá vas a estar muy irritado o sensible como para ponerte la carga de terminar de estudiar. –

    Pero tengo que terminar de estudiar para poder conseguir un empleo. Ahora más que nunca necesito uno. -

    Deja que de asuntos de dinero encargue yo. –

    Tú siempre te encargas de eso. –

    Akihiko bajó la velocidad y estacionó el auto frente a un lujoso restaurante.

    Mientras tanto siempre puedes seguir cocinando…y complaciéndome. –dijo Akihiko de manera pícara.

    Eso nunca. –respondió Misaki al instante con una mirada fulminante.

    Akihiko sonrió.

    Los dos bajaron del auto y entraron al restaurante. Finalmente tuvieron un momento de distracción, Misaki estaba concentrado en comer mientras Akihiko lo contemplaba. Recordaba la ecografía y se imaginaba a ese pequeño o pequeña que se encontraba creciendo en el vientre de su uke.

    Cuando regresaron al departamento sintieron que era extraño volver y sentir que ya nada era lo mismo. Todo había cambiado en tan solo unas horas.

    Misaki se quedó parado en medio de la sala pensando en cómo cambiaría todo. La universidad, su hermano e incluso su relación con Akihiko.

    Ahora no es solo Usagi-san…es el ¿padre de mi hijo? Pero si yo también soy hombre…por más que dentro mío…no puedo ser "la madre”… ¿o si? –se le hizo raro a Misaki pensar aquello– ¿Será esto un sueño? ¿Despertaré pronto?

    Mientras pensaba en todo aquello sintió que unos brazos lo rodeaban. Las manos de Akihiko se colaron luego por debajo de su polo y se dirigieron peligrosamente hacia el sur.

    Usagi-san…¿qué prenten…? –Misaki empezó a quejarse, pensando que eran otras las intenciones de Akihiko, pero se paralizó al notar que las manos del escritor se habían quedado quietas encima de su vientre.

    Siempre haces cosas que me hacen feliz…pero esta vez te superaste a ti mismo…-le susurró Akihiko en el oído- Misaki, ¿recuerdas cuando no aceptabas lo que sentías por mi? Una vez más tendrás que rendirte a la realidad.

    Se quedaron quietos en medio de la sala.

    Los días transcurrieron. Akihiko siempre estaba tras los pasos de Misaki vigilando que no hiciera ningún esfuerzo y llevándolo y trayéndolo de todas las clases de la universidad. Había intentado en vano persuadir a su castaño de que se tomara ese año libre pero no obtuvo la respuesta deseada. No insistió en el tema recordando el consejo de Nowaki acerca de no estresarlo. Cuando Misaki estaba en clase, Akihiko aprovechaba para leer todo lo que podía acerca del embarazo.

    El jueves llegó. Misaki había estado insistiendo, durante toda la mañana, la necesidad de limpiar la casa. Akihiko había sugerido contratar a alguien que se encargara de ello ya que no quería que Misaki estuviera expuesto a los productos químicos de limpieza. Al final, no lograron ponerse de acuerdo. Cuando Misaki se disponía a limpiar a escondidas se encontró con Akihiko quien salía de su cuarto.

    ¿Qué haces vestido de esa manera? –preguntó Misaki luego de quedarse viendo a Akihiko por un buen rato.

    El escritor no vestía con traje y corbata como era usual. Estaba vestido con un polo y un pantalón corto que le llegaba a las rodillas. A Misaki se le hacía raro verlo vestido de esa manera, sólo lo había visto así en raras ocasiones.

    Desde ahora me haré cargo de la limpieza de la casa.-dijo tranquilamente Akihiko .

    ¿Tú? –dijo sorprendido Misaki.

    Claro, es sencillo. –

    Akihiko bajó las escaleras y se dirigió a la sala donde empezó su labor.

    Usagi-san…después de años descubro que si sabías limpiar…-pensaba Misaki mientras observaba con mirada asesina al mayor encargarse de la limpieza de la casa con una facilidad increíble.

    Akihiko está haciendo esto por… ¿nosotros?…- pensó Misaki a la par que bajaba la mirada y miraba su vientre. Después de un momento, continuó observando a Akihiko. No sabía por qué no podía apartar su mirada del mayor.

    El torso de Akihiko se marcaba fácilmente en la ligera tela del polo y sus brazos y sus piernas estaban a la vista. El castaño podía ver como se tensaban los músculos del escritor con cada esfuerzo que hacía.

    ¿Qué diablos me sucede? Tengo que dejar de mirarlo, tengo que dejar de mirarlo…no soy un pervertido…-trataba de convencerse Misaki.

    Akihiko levantó la mirada y vio a Misaki. Notó algo raro en su castaño.

    ¿Pasa algo? Te ves como si necesitaras algo. –dijo Akihiko.

    No…nada…continúa con la limpieza, yo…iré a estudiar. –respondió Misaki nerviosamente.

    El escritor subió rápidamente las escaleras logrando interceptar a Misaki.

    El castaño ahora tenía nuevamente frente suyo al escritor. Sintió que un calor lo invadía.

    ¿Por qué me pasa esto? ¿Será eso de las hormonas? –pensaba el menor

    ¿Por qué tu cara está roja? –preguntó Akihiko.

    Eh…debe ser el calor…-respondió Misaki intentando no mirarlo.

    ¿Estás seguro? –insistió el escritor mientras se acercaba a su uke. Lo volteó quedando la espalda de Misaki apoyada en su pecho. Sus manos ahora se dirigieron al miembro de Misaki, comprobó que estaba excitado.

    Si querías que te preste más atención a ti que a la casa me lo hubieras dicho desde un principio. –dijo Akihiko. Mordió ligeramente la oreja de Misaki y comenzó a dirigirlo hacia su habitación.

    No sé de qué hablas…¿a dónde crees que me llevas? -

    A hacer realidad tus deseos…-




    Nota de la autora:
    Janet Melina Cruz del Angel:
    Me llena de felicidad leer tu comentario. Muchas gracias por las bellas palabras que siempre te tomas la molestia de escribir. Espero que este nuevo capítulo te haya gustado también ^^.
    »†Lola Ime†«:
    Muchas gracias por la explicación de los casos que mencionaste y por tan lindo comentario que me llena de ánimos para continuar escribiendo, especialmente el lemon que es como un reto para mi ^.^.
    monochibi:
    Fue una decisión difícil el decidir lo del embarazo, espero te guste cómo se irá desarrollando la historia ahora que tiene ese nuevo elemento ^^.
    Kajika Sama:
    Gracias por tus buenos deseos, ya estoy mucho mejor. Y me alegra mucho que te haya gustado la continuación y espero que este nuevo capítulo haya sido de tu agrado también. Sobre la reacción de Misaki y Akihiko lo decidí de ese modo porque creo que tomaría por sorpresa a cualquiera en su situación pero como habrás podido leer ya lo han aceptado ^^.
    Anne onodera takano:
    Gracias por el comentario, sobre Hiroki veremos que es lo que pasará…Espero que la continuación te haya gustado ^^.
    Uakihiko:
    Aquí la continuación, espero te guste. Gracias por comentar ^.^
    Fujoshix100pre:
    Sobre la reacción inicial de Usagi y Misaki, como mencioné unas línas arriba, decidí que fuera de ese modo porque en esta historia eso era algo totalmente inesperado para ellos. No lo buscaban y no sabían que podía ser posible, entonces, su primera reacción, creí que debería ser de incredulidad. Ahora como seguro habrás leido ya van aceptando esa nueva realidad, no quise alargar la negación inicial porque no quería mucho drama. De otro lado, sobre la obra de teatro, si, tendré cuidado ^^U. La obra es el hilo conductor de todo lo que ha ido pasando y seguirá ocurriendo. Incluso este capítulo según mi esquema debió acabar con algo relacionado a la obra pero las hojas quedaron cortas (me pongo un límite de 8 a 9 para que un capítulo no quede más largo que otro) así que eso se verá en el siguiente capítulo. Eso creo ha ido pasando varias veces y por ello creo que da la impresión que me estoy olvidando de lo central. Pero muchas gracias por tu observación, me ayudará a mantenerme más concentrada. Me alegra que te haya gustado el capítulo ^-^
    hanon:
    No pongas cara de tristeza…Nowaki es tan lindo, no lo dejaré sin una sonrisa al final…^_~
    †Sakura Yoshinoß:
    Jajaja Sumi tiene sus ratos en que aparecerá a molestar..muchas gracias por ser tan paciente y disfrutar de la historia ^^


    En general, gracias a todos quienes pasan por acá a leer o comentar. Sé que había escrito anteriormente que esta vez actualizaría a la semana y nuevamente han pasado casi dos…volvieron a pasar cosas que no me permitieron escribir…creo que mejor no digo nada así quizá todo vaya como siempre ^^U La historia ya va en su recta final, en 5 capítulos aproximadamente creo que ya le daré fin. Muchas gracias a todos. Espero les haya gustado el capítulo y nos vemos en el siguiente. L@s quier@.
  4. .
    No dejo de seguir tu historia, perdón por haber desaparecido un tiempo. Me encanta la manera como narras los pensamientos de los personajes. El detalle del viaje a la casa tradicional japonesa me pareció romántico. Y hasta que al fin Misaki le dijo la noticia a Usagi. Ya quiero saber qué pasará (aunque conociendo a Usagi ya sabemos como querrá festejar jajaja) Espero continuación ^-^

    Edited by Aulu - 19/3/2015, 09:51
  5. .

    Capítulo 15


    Negación



    Akihiko llegó a la puerta y giró la perilla. Encontró pétalos de rosas desperdigados en la cama. En la mesa de noche había un florero con más rosas, el escritor las reconoció. Eran del mismo tipo que Misaki había comprado para él hace un tiempo atrás. Encontró también una tarjeta, al abrirla vio el pequeño mensaje.

    “Lo siento”

    Apenas terminó de leer sintió que unos brazos lo rodeaban, temblaban un poco. Eran los brazos de Misaki.

    A pesar que lo había visto el día anterior, Misaki había extrañado el sentir el aroma y la calidez del cuerpo del escritor. Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas.

    Usagi-san, lo siento…yo no quise decir aquello…-empezó a disculparse Misaki, sus manos se encontraban aferradas al traje de Akihiko.

    No fue sólo tu culpa el que haya pasado todo eso… tú nunca me has forzado a nada... quiero que todo vuelva a ser como antes…-dijo con cabeza apoyada en la ancha espalda de Akihiko – Usagi-san yo… te amo…

    El mayor se volteó suavemente, tomó el rostro de Misaki con sus manos. Había extrañado mucho el tocar aquella piel y sumergirse en aquellos ojos color esmeralda de los cuales, en ese momento, brotaban gruesas lágrimas.

    Repite lo último -pidió Akihiko.

    Usagi-san…te amo…-dijo Misaki ruborizado.

    El escritor acercó sus labios a los del menor. El contacto en un inicio fue suave. Después, empezó a devorar aquella boca que había extrañado tanto.

    Las lágrimas se detuvieron.

    Así está mejor. –dijo Akihiko deteniéndose un momento para observar el rostro de su uke.

    Misaki, te amo. Como te dije una vez, no puedo estar tranquilo cuando se trata de ti. No quiero que me arrebaten a la persona que amo. –le susurró en el oído mientras lo abrazaba.

    El escritor volvió a besar a Misaki, ahora sus manos recorrían el cuerpo del castaño. Se colaron por debajo del polo de Misaki y llegaron hasta sus botones. Suavemente empezó a masajearlos para luego darles ligeros peñizcones.

    Ahh ahhh…Usagi-san…-fueron los primeros gemidos que Akihiko obtuvo del castaño.
    El haber pasado casi una semana sin contacto hacía que Misaki se estremeciera de sobremanera con cada roce.

    El escritor decidió que las ropas estaban estorbando, quería desnudar a Misaki antes de depositarlo en la cama.

    No dejes que nadie más te toque. –dijo Akihiko mientras sus hábiles manos iban arrebatando las ropas al castaño hasta que este quedó solo en bóxers. -Misaki, eres mío.

    Las palabras del escritor hicieron que el menor se sonrojara más de lo que ya estaba.

    Pero Misaki no quería quedarse atrás. Llevó sus manos a la camisa del escritor y la fue desabrochando hasta que el torso de Akihiko quedó a la vista. Lo ayudó a terminar de quitársela.

    Akihiko tomó la mano de Misaki y la puso encima de la hebilla de su cinturón.

    ¿Me ayudarás con esto también? –le preguntó.

    S-si…-contestó Misaki con el pulso acelerado.

    Sus manos empezaron nerviosamente a tantear el cinturón pero no sabía como funcionaba aquel mecanismo. Era más complicado de lo que se veía.

    Akihiko llevó sus manos a esa zona para ayudarlo pero Misaki se lo impidió.

    Yo puedo. –dijo decidido sin mirarlo a la cara.

    Al fin el cinturón se abrió y el pantalón de Akihiko terminó en el suelo. Ahora los dos estaban en igualdad de condiciones. En ambos, era notorio que ya estaban excitados.

    El escritor besó al castaño mientras lo guiaba hacia la cama. Misaki quedó echado boca arriba en medio los pétalos de rosas que había colocado.

    Cada vez me empiezan a gustar más y más estas flores. –dijo Akihiko– Siempre que las traes terminamos haciendo el amor.

    Usagi-san…no digas eso…-dijo Misaki volteando la mirada.

    El escritor aprovechó ese movimiento.

    La boca de Akihiko se dirigió al cuello de Misaki y empezó a dejar marcas en su piel reclamándola como suya. Sus manos se dirigieron nuevamente a los botones del castaño para volver a estimularlos.

    Luego fue bajando lentamente su boca, depositando besos en todo el trayecto. Cuando llegó un poco más abajo del ombligo de Misaki dejó una gran marca justo en el sitio donde sabía que Sumi había hecho la suya.

    Misaki, recuerda que tú me perteneces. –

    Sin esperar respuesta Akihiko bajó el bóxer del castaño y metió en su boca el miembro del menor.

    En la habitación se escuchó el fuerte gemido de Misaki.

    En la semana que ha pasado, ¿te has tocado tú solo? –preguntó el escritor.

    N-no preguntes eso…-

    El cuerpo de Misaki delataba a cada segundo lo mucho que había extrañado el tener contacto íntimo con el escritor.

    La lengua de Akihiko recorría la longitud del miembro del menor. El vaivén de su boca sumergió al castaño en un intenso placer.

    El escritor aprovechó para ir preparando a Misaki. Ingresó uno de sus dedos en la cavidad de su uke, no pasó mucho tiempo hasta que dos y finalmente tres dedos lograron ingresar.

    Akihiko sonrió para sus adentros, Misaki debía de estar muy excitado, lo necesitaba dentro. Y la verdad, él también necesitaba hacer suyo a Misaki pronto. Su erección dolía.

    Usagi, si sigues…yo…-avisó el menor.

    Akihiko continuó sin hacer caso al aviso.

    Ahhh…- Misaki arqueó la espalda al llegar orgasmo. Sus manos se aferraban fuertemente a las sábanas.

    El escritor bebió el semen de Misaki.

    Después, sin darle tiempo a descansar se colocó encima suyo, Akihiko estaba a su límite. Tomó su miembro y lo condujo a la entrada de Misaki, este fue ingresando lentamente.

    Ahh…ahh…-

    Misaki, me estás ajustando mucho…respira…-

    Una vez el miembro de Akihiko estuvo completamente dentro del castaño, el vaivén inició. Las manos se Misaki ahora aferraban a la espalda de Akihiko.

    El escritor embestía al castaño con fuerza. Akihiko disfrutaba de la vista. Misaki con los ojos fuertemente cerrados, gimiendo en cada embestida y los mechones de su cabello pegados a la piel por el sudor.

    Misaki, te amo. –dijo Akihiko mientras continuaba con las embestidas.

    Usag-gi…ahhh…ahh…-Misaki no era capaz de completar la frase.

    Dilo. –pidió el escritor.

    Misaki abrió los ojos. La mirada del escritor le pedía que completara la frase, necesitaba aquello.

    Te… amo…Usagi-san… –

    El ritmo de las embestidas aumentaron.

    Usagi…yo….me corro…-

    Misaki liberó su semen en medio de los dos. Akihiko luego de un momento hizo lo mismo en el interior de Misaki.

    Se acomodaron en la cama, agotados pero felices. Al fin todo había regresado a la normalidad. Aunque aún quedaban algunas preguntas y explicaciones por dar pero eso podía esperar.

    Los brazos del escritor rodearon el cuerpo de Misaki. Se quedaron dormidos casi al instante sintiendo los latidos del corazón del otro. Después de varios días podían dormir con una sonrisa en el rostro.



    A la mañana siguiente, los rayos del sol se colaban por debajo de la cortina anunciando un nuevo día. Misaki aun dormía en los brazos del escritor.

    Misaki, despierta. –dijo Akihiko mientras movía suavemente al menor.

    Usagi-san…quiero dormir…-respondió adormilado.

    Ya son las 7 de la mañana, recuerda que tienes clases a las 9 ¿o planeas no ir? –

    Iré a las de las 11, tengo mucho sueño…-dijo Misaki tapándose los ojos con la almohada.

    Descansa entonces. –

    Si bien Misaki había tenido la intención de ir a clases el cansancio había podido más, volvió a quedarse dormido.

    Cuando finalmente despertó, recordó que Akihiko había intentado despertarlo para que fuera a clase. Eso le extrañó.

    Usualmente no me hubiera pasado la voz para que fuera a clase, de ese modo me quedaría en el departamento y así me podría atacar otra vez…quizá… ¿lo hizo porque sabe cuánto me preocupa el faltar a la universidad?...creo que ha madurado…– pensaba Misaki – Bueno, mejor me doy prisa o a este paso en verdad terminaré faltando a todas las clases.

    Misaki se levantó pero apenas dio un paso un fuerte mareo hizo que terminara apoyado en el borde de la cama. En ese momento Akihiko abrió la puerta.

    Misaki, ¿qué te ocurre? –preguntó preocupado acercándose al castaño.

    Me siento mareado pero ya está pasando, solo tengo que quedarme quieto un momento. – Misaki intentó aparentar que no se sentía tan mal- Me daré un baño, eso me ayudará a despejarme.

    Intentó reincorporarse y volver a dar otro paso pero no pudo. Se sentó en el borde la cama.

    Creo que mejor me vuelvo a acostar. –

    Te darás un baño y luego iremos al hospital. –dijo Akihiko.

    Pero…podría llamar a Nowa…-

    El escritor no esperó que terminara de hablar. Lo cargó y lo sacó de la habitación.

    ¿Qué haces? Bájame, exijo que me bajes. –gritaba Misaki.

    Momentos después, Akihiko estaba sentado al borde la tina ayudando a Misaki a enjabonarse la espalda. Las mangas de su camisa estaban remangadas hasta los codos y pequeñas gotas de agua habían caído en algunas partes de pantalón.

    Las burbujas y el jabón hacía que el agua no estuviera tan cristalina pero aun así el menor estaba incómodo. Se sentó con las rodillas flexionadas para evitar mostrar más de la cuenta.

    No necesito que me bañes, es vergonzoso. –dijo Misaki con un fuerte rubor en las mejillas.

    Piénsalo dos veces antes de enfermarte entonces. –

    Tengo que llamar a Nowaki, él iba a mandar los exámenes con Hiroki. Le avisaré que iré personalmente. – comentó Misaki- Sabes, Nowaki es pediatra y trabaja en el hospital donde me hicieron los análisis.

    ¿Si él es pediatra por qué te aconseja tanto? Debería de haberte mandado con otro médico. –dijo seriamente Akihiko.

    ¿Por qué se habrá puesto serio tan de repente? ¿Está celoso de Nowaki? –pensó Misaki.

    Eh…supongo que porque hay cosas de medicina general que se aplican tanto en niños como adultos….Nowaki fue quien me dio el ramo de rosas para que no llegara con las manos vacías ayer…creo que entiende de este tipo de cosas ya que está muy enamorado de Hiroki –dijo Misaki con la esperanza que al escritor se le fueran los celos.

    Bueno, supongo que está bien. Pero hoy tendrás que ser visto por otro médico. –comentó Akihiko.

    Misaki terminó de bañarse con ayuda del escritor. Una vez estuvo cambiado, cosa en que insistió que podía hacerlo solo, el escritor empezó a secarle los cabellos con una toalla. Ahora estaban en la sala casi listos para ir al hospital.

    Misaki, sobre el martes… -empezó a decir el escritor, quería que Misaki le contara todo sobre ese día.

    El menor entendió.

    Fui a casa de sempai porque se había acordado que lo ayudaría creo que te acuerdas de eso…planeaba decirle que iba a ser la única vez que iba a poder…aunque al final no pude decirle nada debido a todo lo que pasó. -dijo el castaño.

    ¿Qué pasó antes de que llegara? –

    Llegué, tomamos un poco de cerveza…no la hubiera tomado si hubiera sabido que era tan fuerte…bueno, practicamos la primera parte de la obra sin problemas y luego antes del segundo acto me quedó dormido…cuando desperté Sumi regresaba de haberse dado una ducha y me ofreció que hiciera lo mismo porque me dolía un poco la cabeza por el alcohol…después de salir de la ducha tomé un poco de café y luego fui a cambiarme, fue ahí cuando llegaste…-contó Misaki.

    Por mi no regresarías a ese grupo de teatro pero ya comprendo que no puedes renunciar a eso. Prométeme que no volverás a estar solo con él. –dijo Akihiko seriamente.

    Misaki recordó la visita a la casa de Sumi el sábado y la confesión que este le había hecho. Sabía que Akihiko se molestaría pero tenía que contárselo de una vez, si dejaba pasar el tiempo se le haría más difícil.

    Este…Usagi…-comenzó a hablar Misaki.

    ¿Si? –

    El día sá…-

    El celular de Misaki sonó interrumpiendo lo que iba a decir. El menor vio el celular, era Nowaki. Akihiko miraba a su uke mientras escuchaba atentamente.

    Hola Misaki ¿cómo has estado? –

    Eh, bien…justo planeaba llamarte. –

    ¿Sucedió algo? ¿Continuas con mareos? –

    Si…por eso iré con Usagi-san al hospital a recoger los resultados hoy. –

    Mándame un mensaje al llegar para ir a verte. –

    Está bien. –

    Eh Nowaki…-

    ¿Si? -

    ¿Tenías algo que decirme? –

    Ah…si…bueno, no…llamaba para confirmar si es que no ibas a poder recoger los exámenes. Así que eso es todo, nos vemos. –dijo nerviosamente Nowaki al otro lado de la línea.

    Hasta pronto. –

    La llamada terminó, Misaki se quedó pensando. La llamada había sido algo rara.

    ¿Pasa algo? –preguntó Akihiko.

    No, nada. ¿Vamos? –

    Akihiko y Misaki fueron rumbo al hospital. El escritor notó que Misaki estaba un poco nervioso, trató de distraerlo contándole acerca de cosas de la editorial. Una vez que llegaron se dirigieron al encuentro de Nowaki.


    Respecto a los resultados, todo salió normal. Por eso necesitamos hacer una nueva prueba de sangre. Estos resultados estarán listos en 20 minutos. –explicó el peliazul.

    ¿Para qué es?- preguntó Misaki.

    Es un tipo especial de prueba…no quisiera adelantar nada debido a que quizá sea una falsa alarma... –

    Akihiko y Misaki se miraron por un momento. Al final, Misaki aceptó someterse a ese nuevo análisis.

    Esperaron los resultados afuera de un consultorio.

    ¿Para qué habrá sido este examen? ¿Tendré algo malo? –pensaba Misaki.

    Akihiko, adivinando los pensamientos de Misaki, colocó su mano encima de la de Misaki. El menor volteó a verlo.

    Todo estará bien. No tienes por qué preocuparte. –dijo Akihiko.

    Misaki se tranquilizó.

    En ese momento llegó Nowaki quien abrió la puerta del consultorio.

    Misaki, puedes pasar. –

    ¿Usagi-san también puede? –preguntó Misaki mirando hacia donde estaba Akihiko.

    Quisiera hablar primero a solas contigo. –respondió Nowaki.

    Yo estaré a su lado, lo que tenga que decir dígalo delante de los dos. –dijo el escritor mientras se levantaba y caminaba al lado de Misaki.

    Los tres entraron al consultorio. Akihiko y Misaki se sentaron delante del escritorio.

    Según el último análisis de sangre realizado, lo que tienes no es una enfermedad... –empezó a decir Nowaki.

    ¿Entonces? –dijo Misaki esperanzado.

    Estás embarazado. –

    Se hizo silencio en el consultorio hasta que Misaki reaccionó.

    Eso no puede ser cierto…-

    Podemos realizar un ecografía para despejar tus dudas…Pero tus síntomas más ese análisis es suficiente para confirmarlo…-

    Nowaki…Usagi-san…¿ustedes se han unido para hacerme una broma no? Ya paren que no es gracioso. –dijo Misaki mirando hacia ambos lados, esperando alguna reacción.

    Misaki, esto no es una broma…-fue la única respuesta que recibió por parte de Nowaki.

    Pero soy hombre. –

    ¿Nunca has escuchado de casos así? –

    Si pero la información desaparecía tan pronto como aparecía…debieron ser casos falsos…-

    Eran verdaderos. –

    Pero…aun así…-

    Tu caso es el primero en darse en nuestro país. Me especialicé en pediatría pero luego al enterarme de estos casos los fui estudiando…quería saber qué los hacía posible… por ello que sea yo quien te esté dando esta noticia ahora …-explicó el peliazul

    Misaki ¿Para esto fuiste a la casa de Nowaki? ¿Para preparar esta broma? –dijo Akihiko quien hasta ese momento había estado en silencio.

    Nowaki se levantó de su asiento y golpeó el escritorio con un puño.

    Ustedes deberían de considerarse afortunados…-empezó a decir -¿es que no lo entienden?… esto no es ninguna broma…

    Quería que el primer caso en Japón fuera…ahora espero que sea el segundo…-murmuró el peliazul mientras una lágrima empezaba a bajar por su mejilla pero la secó al instante.

    Acaso…¿Él quiere que Hiroki quede embarazado? Pero no es posible…¿En qué momento comencé a soñar? Esto debe ser una pesadilla, esto no puede ser real…Pronto despertaré…-pensaba Misaki

    Lo siento, los dejaré solos para que conversen. Tienen que asimilar la noticia. Después podemos hacer la ecografía… –fue lo último que dijo Nowaki antes de cerrar la puerta al irse.

    La habitación quedó en silencio.




    Nota de la autora:
    Primero que nada, no pensé que tardaría tanto en actualizar .-. (para mi 2 semanas es bastante ya que me había acostumbrado al ritmo de una semana aproximadamente). Me quedé sin computadora (eso más días volando en fiebre) y eso me dificultó bastante las cosas pero creo que ya todo está bien y podré volver al ritmo normal ^^
    De otro lado, acerca del embarazo…me quedé dándole vueltas al asunto…pensaba cómo darle una buena explicación pero creo que ninguna la haría “más real” así es que finalmente dejé que esa idea sucediera del modo que la han leído…
    No es que no me guste o no esté de acuerdo con las historias donde se intenta dar una explicación (por más realista o fantasiosa que pueda ser) al contrario eso me encanta ^.^ pero teniendo en cuenta el tipo de historia que es la que tengo creo que no encajaba el querer ahondar mucho en el tema. Creo que eso me haría irme por las ramas…Es mi primera aproximación a escribir acerca de este tema así que espero salga bien…
    Finalmente, espero les haya gustado el capítulo. Muchas gracias a quienes siguen la historia y pasan a leer o comentar ^-^
  6. .

    Capítulo 14


    Decisiones



    El castaño fue a su habitación y guardó algunas cosas que necesitaría en su mochila. Luego, se dirigió a la cocina. Cuando acabó de preparar las raciones de comida que necesitaría el escritor hasta el lunes pensó en dejar una pequeña nota pero una voz lo interrumpió.

    Misaki… -era Akihiko.

    El corazón del castaño empezó a latir aceleradamente.

    Usagi…vine a dejarte comida lista para hoy y mañana. Así no tendrás que cocinar ni llamar por comida…-dijo Misaki mientras terminaba de ordenar todo apresuradamente.

    ¿Cómo has estado? –preguntó el escritor.

    Todo bien…bueno, es hora de que me vaya. Nos vemos el lunes. –se despidió el castaño a la par que caminaba hacia la puerta. No había cosa que deseara más que quedarse al lado de Akihiko pero quedaban cosas por aclarar y aun no sentía que fuera el momento indicado.

    Akihiko no sabía si dejarlo ir o no, se encontraba sumergido en sus pensamientos cuando vio como Misaki se desvanecía. A tiempo, logró tomarlo entre sus brazos.

    ¡Misaki! ¿Estás bien? –preguntó preocupado.

    Si, solo fue un mareo. –respondió Misaki tratando de reincorporarse pero estaba débil. Se quedó quieto en los brazos del Akihiko sintiendo los fuertes latidos del corazón del escritor.

    Akihiko se reincorporó cargando en sus brazos al castaño, sintió que pesaba un poco menos. Fue así como comprobó que eso era lo que había visto diferente en Misaki, ningún detalle acerca del cuerpo de su uke se le escapaba.

    Te llevaré al hospital. –

    No es necesario. Iré hoy en la tarde con Nowaki, quedamos en que me haría unos análisis… –

    ¿Con Nowaki? De nuevo ese nombre…-pensó el escritor pero prefirió dejar los celos y los interrogatorios de lado. Lo primero era la salud de Misaki.

    ¿Por qué? ¿Te has estado sintiendo mal? –

    Si pero…fue por no haber comido mucho estos días…ya estoy mejor, solo será algo de rutina…-

    Akihiko llevó a Misaki al sofá y lo acostó. El escritor se sentó a su lado.

    Misaki se preocupó por mi y vino a cocinar…yo ni me percaté que él apenas ha comido estos últimos días… –pensó tristemente Akihiko.

    De todas formas no puedes ir solo hasta el departamento de Hiroki sintiéndote mal…-

    ¿Podrías llevarme? –

    Eso no tienes que preguntarlo. –respondió suavemente Akihiko posando su mano en la cabeza del castaño. Misaki se sonrojó ante ese gesto.

    Gracias, Usagi-san. -

    Ya casi es hora de almorzar. Deberías de comer algo, te traeré algo de lo que has cocinado. –

    Akihiko fue a la cocina y regresó donde el menor con un gran plato de sopa. Misaki se sentó y probó un poco, el sabor que antes le había parecido delicioso ahora le pareció fuerte.

    ¿Estás bien? –preguntó preocupado Akihiko al ver que la cara de Misaki cambiaba de color.

    El castaño fue corriendo al baño al sentir unas fuertes nauseas las que pasaron apenas llegó.

    Misaki se quedó parado en el umbral de la puerta, se sentía físicamente mal. No sabía qué le pasaba a su cuerpo.

    Misaki, sé que quedaste con Nowaki en ir al hospital en la tarde pero creo que sería mejor que fuéramos de una vez. –

    No, ya estoy mejor. Seguro fue por haber pasado tanto tiempo en la cocina oliendo condimentos. –dijo Misaki tratando de sonreír y caminando de regreso a la sala para recoger sus cosas.

    Nunca te había pasado eso por haber estado mucho tiempo cocinando. –comentó seriamente el escritor tomando la mano de Misaki.

    El sentir la fría mano de Akihiko hizo que el castaño se estremeciera.

    Usagi…me tengo que ir…-dijo Misaki deslizando su mano para liberarla.

    Te llevaré al menos al departamento de Hiroki y no acepto un no como respuesta. –

    El castaño vio determinación en los ojos de Akihiko. Pensó en negarse pero sabía que eso podría empeorar la situación. No quería volver a herirlo.

    Está bien. –

    En el camino hasta el departamento de Hiroki ninguno dijo una palabra. El escritor sabía que si comenzaba a hablar terminaría interrogando a Misaki acerca de lo que había pasado en casa de Sumi, no podía quitarse de la cabeza aquella marca que, estaba seguro, aquel sujeto había dejado en la piel de su castaño. El menor sentía que el escritor quería decirle algo pero no lograba descifrar qué podría ser. No quería hablar en ese momento de la discusión, llegarían pronto a su destino y no deseaba dejar la conversación a medias.

    Al llegar, Misaki salió del auto y se despidió.

    Nos vemos el lunes. –dijo Misaki dedicándole una ligera sonrisa para intentar tranquilizarlo aunque sea un poco. Lo conocía, sabía que estaba haciendo un gran esfuerzo al dejarlo ir.

    Te estaré esperando. –

    Misaki se ruborizó un poco y se obligó a seguir adelante.

    Akihiko esperó hasta que Misaki ingresó al departamento, solo entonces puso en marcha el auto.

    Luego de un almuerzo ligero, Misaki y Nowaki se dirigieron al hospital, en el trayecto conversaron acerca de lo que había pasado en casa del escritor. Una vez que llegaron, Nowaki lo guió hasta el lugar indicado donde debía hacerse los análisis.

    Los resultados de los exámenes estarán listos el día lunes. –anunció el peliazul una vez que ya habían sacado las muestras de sangre a Misaki.

    Los lunes tengo clase todo el día. –comentó Misaki haciendo memoria.

    Puedes recogerlo otro día o si gustas yo puedo pasar por ellos y te los mando con Hiroki ¿tienes clases con él verdad? –

    Si, tengo clases con él los martes. –

    Perfecto, entonces él te los dará ese día. –

    Muchas gracias, Nowaki. –

    Misaki se despidió del peliazul y fue rumbo a la salida del hospital. Cuando se encontraba indeciso entre regresar al departamento, con el riesgo de quedarse a solas con el mal humor del demonio Kamijou, o caminar un rato su celular sonó.

    ¿Aló? –

    Hola Misaki, soy Tamiko, le pedí a Sumi tu número…espero que eso no te moleste.–

    No, para nada. –

    Quería saber si es que de casualidad estás en la universidad. Necesito hablar contigo. –

    Estoy cerca. ¿Sucedió algo? –

    No, nada. Solo que…yo…quisiera saber si me podrías acompañar a la casa de Sumi…me quedé preocupada por él debido a lo que le pasó…como tú eres quien más lo conoce pensé que sería buena idea ir contigo… -

    Misaki dudó por un momento pero se acordó que Sumi había quedado lastimado y no sabía nada de él desde entonces. La pelea con Akihiko había acaparado todos sus pensamientos. Se sintió culpable.

    Claro, no hay problema. Puedo estar ahí en 20 minutos -

    ¿En serio? –

    Si. –

    Gracias, nos vemos. –

    Tamiko y Misaki se reunieron en la universidad como lo planeado. En el camino, Tamiko compró un pastel para llevárselo a Sumi.

    Muchas gracias por aceptar a pesar que fue tan de pronto. La verdad no estaba segura de ir y mucho menos si iba sola. -

    ¿Por qué no? –

    Creo que no le agrado a Sumi... –dijo Tamiko mientras bajaba un poco la mirada y miraba tristemente el suelo.

    No digas eso. Dale tiempo. –fue lo único que se le ocurrió decir a Misaki.

    Luego de caminar un rato llegaron a su destino. Cuando Sumi abrió la puerta Misaki pudo notar que la cara de su sempai estaba un poco hinchada y que su mano estaba vendada. La versión que dio Sumi fue que había tenido un accidente, Tamiko lo miraba con preocupación.

    Misaki, quiero hablar a solas contigo. Quédate un momento luego de que Tamiko se marche. –le susurró Sumi a Misaki cuando la chica se alejó un momento para servir el pastel.

    A Misaki aquel pedido lo tomó por sorpresa pero no vio ningún inconveniente. Además, debido a todo lo que había pasado la última vez que se vieron no tuvo tiempo de hablar con Sumi y aclarar que no podría seguir reuniéndose con él para practicar la obra. Sin contar con que, después de todo lo que había pasado, eso sería ya imposible.

    Tamiko se retiró de la casa de Sumi luego de un par de horas. Misaki y Sumi se quedaron solos. Ambos estaban sentados en el suelo alrededor de una mesa. Sumi estaba al frente de Misaki.

    Sumi, lamento lo que pasó el martes. –empezó a decir el castaño.

    No te preocupes, ya casi no duele. Como vez, la hinchazón casi no se nota. –

    Pero, tu mano…-

    Caí mal, pero por suerte no se fracturó. –

    No quise traerte problemas. –

    Creo que al final fui yo quien te causó más problemas. –

    ¿Por qué dices eso? –preguntó asombrado Misaki.

    Estás peleado con Akihiko, ¿no es así? –preguntó Sumi atento a cada reacción de Misaki.

    Yo…-Misaki no supo qué responder.

    Se nota en tus ojos. –

    Misaki se sintió confundido ¿Por qué Sumi le preguntaba algo así? Si. Estaba peleado con Akihiko y, pensándolo bien, no sabía exactamente por qué. Lo que había pasado el martes había sido algo confuso. El castaño supo entonces que quedaban puntos por aclarar.

    Sumi, cuando me quedé dormido el martes ¿qué fue lo que pasó? –

    ¿Te acuerdas que estaba a punto de practicar la escena del beso? –

    Si…-

    ¿Te acuerdas que te dije que solo besaría a la persona que me gusta? –

    Un poco…-los pensamientos de Misaki no estaban claros. El alcohol le había caído mal ese día.

    Fue una lástima que la persona que me gusta se haya quedado dormida durante nuestro primer beso. –dijo Sumi mirando a Misaki.

    Sumi…tú…-

    Así es, estoy enamorado de ti.-

    Pero, tú estabas enamorado de Akihiko... –

    Tú lo has dicho, estaba…hasta que descubrí que en verdad tú eres más preciado para mí…-

    Misaki quedó pasmado ante esas palabras. La situación le recordó aquella vez en que Akihiko le declaró que era él la persona que había elegido. El escritor había dejado de amar a su hermano para enamorarse de él. ¿Por qué no podría entonces Sumi hacer lo mismo?

    Pero… la gran diferencia es que yo… no me imagino con otra persona que no sea Akihiko…-pensó Misaki

    Sumi se levantó de su sitio y caminó hasta estar cerca de Misaki. Al llegar a su lado se arrodilló y empezó a acercar su rostro hacia él.

    Lo siento pero yo no…no puedo corresponder…–dijo Misaki mientras retrocedía. No le agradaba que Sumi estuviera reduciendo la distancia entre los dos de esa manera.

    ¿Cómo puedes saber que no puedes llegar a amarme? ¿Qué podría ser distinto? –

    Será mejor que me retire. –Misaki se levantó y empezó a caminar hacia la salida.

    Sólo has sido pareja de Akihiko y eso no fue por elección propia ¿o si? –dijo Sumi mientras seguía al castaño.

    Aquella frase hizo que Misaki se pusiera un poco nervioso. Si bien no podía decir que fue amor a primera vista tampoco pensaba que hubiera sido forzado a nada.

    No se puede forzar a nadie a amar. Él nunca me forzó a nada…porque yo… siempre lo he amado... –pensó el castaño. Su corazón latió más fuerte.

    Misaki abrió la puerta.

    Creo que estás confundido y como te dije…yo no puedo corresponder tus sentimientos, lo siento. –

    El castaño pasó el umbral y se alejó.

    Aún así seguiré insistiendo…-comenzó a susurrar Sumi -…y si no es por las buenas…-

    La puerta de cerró.

    Misaki fue directamente hacia el departamento de Hiroki y Nowaki. Había dado con algunas respuestas pero también habían surgido más preguntas que se agolpaban en su cabeza.

    No podía creer que Sumi estuviera enamorado de él, que se lo hubiera confesado con tanta naturalidad y más ahora que tendría que verlo seguido debido a la obra de teatro.

    ¿Debería decírselo a Usagi-san una vez que estemos bien? Si le digo no querrá dejarme ir…pero la discusión que tuvimos fue, en parte, a causa de no ser totalmente sincero…-pensaba angustiado el castaño -¿Y ahora cómo debería de portarme con Sumi? Ya lo rechacé pero aun así será incomodo…¿Qué haré?

    Misaki llegó al departamento. Quería hablar con Nowaki pero él no llegaría hasta pasada la medianoche debido al turno que tenía en el hospital, tendría que esperar hasta la mañana. Hiroki examinaba los exámenes que tenía por corregir, Misaki deseó que no fueran los de su clase o tendría más problemas de los que ya tenía.

    El domingo a media mañana Misaki estaba en la cocina con Nowaki, le estaba enseñando algunas recetas nuevas antes de regresar al departamento del escritor. Misaki, al final, decidió no contar nada acerca de Sumi a Nowaki. Si bien estaba decidido a hacerlo en un momento, la vergüenza pudo más. Además, sentía que no debía bombardear a Nowaki con sus problemas.

    Entonces…¿estaría bien que regrese hoy en la tarde donde Usagi-san? Como mañana tengo clases todo el día prefiero arreglarlo todo antes…-comentó el castaño mientras terminaba de decorar un pastel.

    Creo que es una buena idea. Y dime ¿cómo vas de salud? –preguntó Nowaki a la par que ayudaba a colocar algunas fresas.

    No he tenido ni un mareo desde ayer. –

    Espero que continúes así. Y espero también que todo se solucione entre tú y Akihiko. Recuerda que en toda pelea de pareja la responsabilidad es compartida. –

    La responsabilidad es compartida. –aquella frase se quedó en la mente de Misaki.

    No fue solo culpa de Akihiko el que no llegara a alcanzar cupo en el taller que yo quería. Y él tenía razón esta vez en cuanto a lo de Sumi…y yo le grité…-pensó.

    En la tarde, Misaki estaba listo para irse. Nowaki fue un momento a su cuarto y regresó ocultando algo en su espalda.

    Misaki, ten. No puedes llegar a casa con las manos vacías. –dijo el peliazul entregándole un hermoso ramo de rosas “baby romantica”. Eso trajo muchos recuerdos al castaño.

    Muchas gracias, Nowaki. –dijo emocionado Misaki pero luego cayó en cuenta de algo.

    ¿Qué pasa? –preguntó Nowaki al ver que Misaki tenía una expresión de preocupación.

    No preparé nada para Usagi-san…–

    Si te apuras, podrás armar algo antes de que llegue. –dijo Hiroki en tono malhumorado. Como si aquella situación que estaba presenciando fuera algo ridícula.

    ¿Cómo sabe que no estará? –preguntó Misaki.

    No ha parado de llamarme preguntando por ti cada día…Entre su bombardeo de preguntas acerca de ti mencionó que el día de hoy Aikawa lo obligaría a ir a una reunión con autores extranjeros…estará en casa apenas pueda escaparse, como es su costumbre…-

    La cara de Misaki se iluminó. No solo tenía aun la oportunidad de preparar alguna sorpresa para Akihiko si no que se descubrió que el escritor había estado preguntando por él.

    Misaki partió rumbo al departamento, tenía que llegar antes que Akihiko.

    Ahora debo de…tomar la iniciativa…-pensó el castaño durante el trayecto, no podía evitar sonrojarse ante la sola idea pero sentía que ahora debía, al menos, intentarlo en serio.

    Akihiko logró escaparse de la reunión. No tenía ánimos para nada y mucho menos para cosas de trabajo. A pesar de la mirada asesina de Aikawa, la dejó sola con aquellos autores. El escritor subió a su auto y partió rumbo a casa.

    Mañana Misaki estará de vuelta... –pensó mientras recorría las calles de la ciudad. Ver el asiento del copiloto vacío lo entristecía.

    Al abrir la puerta del departamento notó que la luz estaba baja, no recordaba haberlas dejado de ese modo al salir.

    Misaki…-susurró el escritor, tenía la esperanza que estuviera en lo correcto.

    Caminó hasta la escalera mirando de un lado a otro pero no vio a nadie. Encontró una nota.

    “Ve a tu habitación”

    Akihiko llegó a la puerta y giró la perilla. Encontró pétalos de rosas desperdigados en la cama. En la mesa de noche había un florero con más rosas, el escritor las reconoció. Eran del mismo tipo que Misaki había comprado para él hace un tiempo atrás. Encontró también una tarjeta, al abrirla vio el pequeño mensaje.

    “Lo siento”

    Apenas terminó de leer sintió que unos brazos lo rodeaban, temblaban un poco.
    Eran los brazos de Misaki.



    Nota de la autora:
    »†Lola Ime†«: No guardes la escopeta que Sumi apareció y seguirá apareciendo…En cuanto a los exámenes… a esperar los resultados…¡Gracias por comentar! ^^
    monochibi: Parece que habrá pronta reconciliación…respecto al embarazo habrá que esperar un poco más…Gracias por el comentario ^.^
    Fujoshix100pre: Gracias por tus palabras. Por el momento he intentado hacer que los personajes tengan la esencia más parecida posible a la que los caracteriza. Me enamoré de los personajes por cómo son, por ello que intente hacer eso en la medida de lo posible (aunque eso no significa que no me emocione o no me gusten las historias donde se cambia su personalidad, después de todo es parte de este juego de escribir y también he jugado un poco a eso en otros fics). Sobre el embarazo…ni yo lo sé… A veces simplemente nace una idea mientras escribo, otras veces busco dar un giro diferente a lo esperado pero también en algunas oportunidades he seguido ciertas ideas o sugerencias (siempre que no afecte mucho el bosquejo que tengo en mi mente hago que se produzca aquello que tanto se espera como manera de retribución ^^)…Sobre el esfuerzo que se requiere al escribir, creo que lo entiendes debido a que también estás involucrada en la creación de una historia. La cual es maravillosa (te debo comentario ahí). Espero que sigas creando más y más de ellas. Tu interpretación de la frase de Nowaki me hizo reír mucho. Nos leemos ^.^
    haptex@: Espero te haya gustado la continuación ^^
    †Min Yoshinoß: La duda se resolverá el próximo capítulo... Gracias por escribir ^.^
    Janet Melina Cruz del Angel: ¡Gracias por el comentario y por los besos y abrazos de oso panda! Hiroki y Nowaki son tan lindos *-*
    Kajika Sama: Quizá veas pronto a la pareja romántica junta… Muchas gracias por escribir y darme ánimos con tan lindas palabras.
    Nomi 7u7: Gracias por el mensaje. Espero que sigas disfrutando de la historia ^-^
    Anne onodera takano: Veamos que está por pasar …gracias por esperar continuación.
    Uakihiko: Aun no resuelven sus problemas pero pronto, pronto…gracias a ti también por comentar.

    Gracias a todos los que pasan por aquí. Si la historia ha llegado donde está es gracias a ustedes. Tenía un esquema de solo 9 capítulos y miren, ya vamos por los 14 ^^.

    L@s quier@.
  7. .

    Capítulo 13


    La gentileza de un tifón



    Misaki, ¿estás bien? –preguntó Nowaki. La mirada de Misaki se parecía mucho a la de Hiroki la primera vez que lo vio.

    Si, no se preocupe por favor. Estoy bien. –respondió el castaño con el mejor ánimo que pudo.

    Hagamos una cosa, deja que te revise y después de eso podrás ir a donde tú quieras. Tengo todo lo necesario en casa. ¡Hiro-san conduce hacia nuestro departamento! –dijo un alegre Nowaki.

    El carro frenó de pronto. La paciencia de Hiroki había llegado a su límite.

    ¿Llevarlo a casa? -preguntó Hiroki con mirada asesina.

    Si, necesita ser examinado. Además, si dices que es tu alumno, debes hacerte responsable por él. -respondió tranquilamente Nowaki con una sonrisa.

    Misaki se asombró de la paz que irradiaba Nowaki a pesar del mal humor de Hiroki.

    Deja de decir tonterías. No tengo que hacerme responsable de nadie, no soy un niñero.-

    Hiro-san hazlo por mi. -pidió Nowaki mirando dulcemente a Hiroki.

    ¡Deja de decir ese tipo de cosas y más aun delante de él! -

    Yo no quiero incomodarlos y causarles molestias. Puedo bajar e ir caminando desde aquí. -comentó Misaki quien se sentía bastante incómodo con la situación. Si antes lo que menos quería era llegar rápido al departamento ahora deseaba estar ahí con todas sus fuerzas.

    De ninguna manera. Por favor, quédate con nosotros. Verás que Hiro-san nos llevará a casa. -le pidió Nowaki. Le dedicó al castaño una sonrisa que lo tranquilizó. Parecía que al lado de Nowaki todo iba a estar bien.

    Hiroki condujo hasta que llegaron a su departamento. No sabía a quien dirigir su mirada asesina si a Misaki o Nowaki.

    Ya estamos en casa ¿feliz? -

    Si. Muchas gracias, Hiro-san. -

    Los tres entraron al departamento para ese entonces Misaki ya había deducido que Hiroki y Nowaki eran pareja, algo de lo que evitó hablar o mencionar para no incomodar a su profesor. Nowaki en el trayecto le había explicado a Misaki que era médico. El peliazul condujo a Misaki a una de las habitaciones.

    El castaño sintió un leve mareo antes de entrar, tuvo que ser ayudado por Nowaki quien reaccionó a tiempo tomándolo del brazo.

    Ya ves que era necesario que vinieras. –comentó Nowaki mientras le daba un banco para que se sentara. Después fue hacia la puerta.

    No tardaremos mucho. -dijo mientras cerraba la puerta y dejaba a Hiroki afuera. Esto no le agradó al profesor quien se quedó haciendo guardia.

    Misaki, por favor, quítate la camisa. -pidió Nowaki.

    Enseguida empezó a auscultarlo. Luego le midió la presión e hizo otros chequeos de rutina.

    Ya puedes vestirte pero necesito hacerte unas preguntas. Dime, ¿has estado comiendo bien?. –

    S-si…-mintió Misaki.

    Necesito que me digas la verdad o no podré hacer un buen diagnóstico. –

    La verdad…desde el martes casi no he comido mucho. –

    ¿No tienes apetito? –

    Eso en parte y también porque últimamente he tenido un poco de nauseas. –

    Ya veo y sobre los mareos ¿han ocurrido con frecuencia? –

    No, el de hoy ha sido el primero. -

    Lo más probable es que los malestares que tienes se hayan desencadenado debido a la mala alimentación que has tenido últimamente. Sin embargo, sería bueno que te hagas unos análisis. Lo de las nauseas me parece un poco extraño. Mañana tengo guardia en el hospital, podríamos ir juntos y te acompañaría a que te hagas los exámenes.–

    ¿Es realmente necesario hacer esas pruebas? –al castaño no le gustaban los hospitales, de ser necesario nunca pisaría uno. Debido al accidente de auto en el cual murieron sus padres asociaba aquel ambiente con el dolor y la pérdida.

    Siempre es mejor prevenir. –

    En ese caso, lo pensaré. Muchas gracias por todo lo que han hecho. -

    Dime Misaki ¿emocionalmente estás bien?

    Yo...-Misaki había logrado olvidarse un poco de la discusión con Akihiko pero cuando recordó claramente todo se le hizo un nudo en la garganta.

    Si necesitas un consejo o simplemente hablar puedes confiar en mi. Lo que me cuentes será como un secreto médico. -dijo Nowaki guiñando un ojo.

    Misaki dudó un instante pero luego decidió desahogarse con el peliazul. No tenía a nadie más con quien hablar del asunto y Nowaki había demostrado ser una buena persona, alguien en quien confiar.

    ¿Qué tanto demoran ahí? Se supone que era algo rápido. -pensaba Hiroki caminando de un lado a otro afuera de la habitación.

    Cuando estaba a punto de entrar la puerta se abrió.

    Hiro-san, Misaki se quedará con nosotros por este fin de semana. -anunció Nowaki.

    ¡¿Qué?! ¡¿Quién decidió eso?! -

    Yo. A cambio Misaki se encargará de la comida. -

    Hiroki estaba a punto de estallar. Nowaki lo tomó de la muñeca.

    Hiro-san necesito ayuda para mover un paquete. Acompáñame. - Nowaki lo condujo lo más rápido posible hacia su habitación.

    Ahora si podemos hablar. -dijo Nowaki al llegar al cuarto. Se alegró de haber sacado a Hiroki a tiempo.

    No puede quedarse, es un alumno...Además...no puede vernos juntos...-comenzó a decir el profesor quien tenía mil y un motivos para negarse a que Misaki se quede con ellos. Aunque el motivo principal era el más vergonzoso para él. ¿Un estudiante siendo testigo de su relación con el peliazul?

    Pero si él es pareja de Akihiko. -dijo Nowaki.

    No me refiero a eso...-

    Ah, ¿temes que vea tu lado tierno? -

    ¡No tengo ningún lado tierno! -

    Solo será por este fin de semana. Realmente se ve triste y si tiene un problema con Akihiko lo mejor, en casos de pareja, es que tengan un tiempo para despejarse y eso no podrán lograrlo estando juntos. -

    Que vaya a un hotel entonces. -

    Akihiko fue tu amigo de la infancia. ¿No podrías hacerlo por esa vieja amistad? -

    No. –

    Nowaki no pudo evitar sentirse feliz con esa respuesta. Akihiko era un tema pasado para su adorado Hiro-san.

    ¿Y por mi? -

    No mezcles las cosas...-

    ¿Sabes por qué quiero ayudarlo?. -

    Para molestarme. -

    No. Su mirada me recordó a la tuya el día que te conocí. -dijo Nowaki tomando el rostro de Hiroki con sus manos.

    Hiroki vio la mirada de Nowaki y supo que no daría marcha atrás. Nowaki leyó en los ojos de Hiroki que aceptaba, de mala gana, pero aceptaba su idea.

    No te pido que te conviertas en su amigo pero haz un esfuerzo para que no sienta incómodo aquí. Ya lo está pasando mal. -

    No prometo nada. -

    Gracias, Hiro-san. -Nowaki besó tiernamente a Hiroki.

    Momentos después salieron de la habitación. Misaki los esperaba en el comedor, en poco tiempo había preparado la cena.

    Misaki, se ve y huele delicioso.-dijo emocionado Nowaki.

    Sabe bien...-comentó Hiroki al probar un bocado.

    Gracias. Espero que lo disfruten. -

    La cena transcurrió sin problemas. Hiroki solo comía y, aunque no lo admitía, le gustaba mucho la comida de Misaki. Nowaki conversó con Misaki acerca de su trabajo y le pidió que le enseñara a cocinar aquellos platos. Nowaki no lo dijo en voz alta, para evitar incomodar a su Hiro-san, pero quería aprender para cocinar cosas así de deliciosas a su amado demonio.

    El castaño, durante la cena, no dejó de pensar en lo que estaría comiendo Usagi. Temía que se hiciera daño tratando de cocinar, rogó porque el escritor haya ordenado algo para comer en lugar de querer hacerlo él solo.

    Misaki, ¿no crees que debes a avisar a Akihiko que te quedarás aquí? A estas horas debe de estar preocupado por ti. -sugirió Nowaki después de que lavaran los platos.

    Si, lo llamaré. -

    El castaño tomó el celular entre sus manos. Se extrañó que no hubiera ni una llamada perdida o mensaje a pesar de la hora. Eso lo hizo sentir triste, ese no era el Usagi de siempre. ¿Acaso el mayor no lo extrañaba? ¿Se había olvidado de él? Marcó el número del escritor, este contestó casi inmediatamente.

    ¿Misaki? -

    Hola Usagi, llamo para… avisar que regresaré al departamento el lunes. -

    El escritor hizo un esfuerzo por controlarse, aquello no se lo esperaba.

    ¿Por qué? –

    Creo que necesitamos…despejarnos…-Misaki prefirió decir que debían despejarse a darse un tiempo. Lo último sonaba como una ruptura, no quería pensar en esa posibilidad.

    Misaki…-susurró el escritor.

    Es solo hasta el lunes, te prometo que regresaré ese día. –

    ¿Dónde te quedarás? ¿En casa de tu hermano? -la voz de Akihiko sonaba preocupada pero también un poco distante.

    En casa de Hiroki. -

    Akihiko se sorprendió.

    ¿Él te invitó? – el escritor conocía el humor de Hiroki, sabía que la posibilidad de que el profesor lo haya invitado era imposible.

    Fue Nowaki. -

    Akihiko recordó la relación de Hiroki y Nowaki. El chico de pelo azul parecía ser una buena persona que amaba profundamente al profesor pero no pudo evitar sentir celos. ¿Por qué invitaría a su Misaki?

    El escritor respiró hondo.

    Si es la casa de Hiroki supongo que está bien. –dijo finalmente.

    Aunque hubiera preferido que Misaki regresara a casa, no quería sentir que interfería en sus decisiones.

    Bueno...eso era todo. Adiós Usagi-san...-

    Cuídate...adiós...-

    La llamada terminó.

    ¿Qué tal te fue? -preguntó el peliazul al ver que Misaki se quedó mirando el celular.

    Creo que bien, lo tomó mejor de lo que pensé. -

    De seguro quiere darte espacio, después de lo que pasó es probable que siente que debe demostrarte que puede dejar que tomes decisiones solo. -

    Y yo ¿qué debería de hacer? -

    Esa respuesta lo tienes que averiguar por ti mismo. ¿Qué te parece si vemos una película en la tele? -

    Nowaki y Misaki vieron tele por un largo rato. Hiroki se encerró en su habitación aunque miraba de reojo a los dos. Estaba celoso, no porque considerara a Misaki una amenaza si no porque quería la atención de Nowaki para él solo.

    Nowaki improvisó una cama en una de las habitaciones que tenía y le dio a Misaki algo de ropa para que tuviera con qué cambiarse. Momentos después ingresó a la habitación que compartía con Hiroki y comenzó a ponerse piyama. Hiroki estaba ya echado en la cama dándole la espalda.

    Supongo que estarás feliz. -

    ¿A qué te refieres? -

    Parece que estás jugando a la casita. -

    ¿A la casita? -preguntó Nowaki mientras subía a la cama.

    Al papá y a la mamá... -murmuró Hiroki de mal humor.

    La verdad no lo había pensado...Hiro-san eres tan tierno. -dijo Nowaki mientras apoyaba su rostro contra el de Hiroki. La mano del peliazul fue directamente al miembro del profesor.

    Ah...¿qué haces? -preguntó completamente sonrojado.

    Jugando... -

    Pero, hay visita.. -

    Entonces no hagas ruido. –

    Nowaki besó a Hiroki con pasión ahogando de esta forma los gemidos del profesor. Hiroki nunca lo diría pero estaba feliz de tener nuevamente toda la atención de Nowaki, su Nowaki.

    Mientras tanto, Misaki intentaba dormir pero sus pensamientos iban y venían.

    A pesar de que Hiroki es serio Nowaki siempre le demuestra su amor...¿Nowaki no se siente lastimado frente a las negaciones o rechazos de Hiroki? ¿Por qué?...Será...porque sabe que lo ama y ese es su modo de ser...Creo que Nowaki es algo parecido a Usagi-san en ese sentido...Siempre es él quien toma la iniciativa...¡Eso es! Si tomo la iniciativa Usagi-san dejará de pensar que me fuerza...pero ¿tomar la iniciativa? ¿cómo hago eso? La última vez que lo intenté no salió bien…-pensaba Misaki.

    Usagi-san espero que estés bien...te extraño…- con esos últimos pensamientos se durmió.

    La mañana siguiente Misaki se levantó temprano para hacer el desayuno. El castaño sintió que Hiroki estaba de mejor humor aunque no supo adivinar a qué se debía ello.

    Nowaki ¿a qué hora irás al hospital? –preguntó el castaño.

    Me toca ir en la tarde ¿te has animado a hacerte los exámenes? -

    Si, como dijiste es mejor prevenir. Ah, ahora en la mañana pienso ir al departamento de Usagi-san…quiero dejarle comida lista para hoy y mañana…¿crees que es buena idea? –

    Yo creo que si, de seguro se alegrará mucho. Será un lindo gesto. Pero ¿podrás ir solo? Me preocupan tus mareos. –

    Ya estoy mucho mejor ahora que estoy comiendo bien así que no hay problema. –aseguró Misaki.

    El castaño partió rumbo al departamento del escritor. Debido a que su estadía en casa de Nowaki y Hiroki había sido repentina tenía la llave de la casa. Abrió la puerta al llegar. No vio a Akihiko en la sala. Subió las escaleras y fue rumbo a la habitación del escritor. Sin estar muy seguro de lo que hacía abrió lentamente la puerta, Akihiko estaba durmiendo. Misaki se quedó un momento observando aquella escena. Se acercó a la cama de Akihiko y le dio un tierno beso en su mejilla.

    Tomar la iniciativa…-pensó por un momento Misaki mirando el rostro del escritor.

    Pero se obligó a salir del cuarto de Akihiko, primero debían de arreglar las cosas.

    El castaño fue a su habitación y guardó algunas cosas que necesitaría en su mochila. Luego, se dirigió a la cocina. Cuando acabó de preparar las raciones de comida que necesitaría el escritor hasta el lunes pensó en dejar una pequeña nota pero una voz lo interrumpió.

    Misaki… -era Akihiko.

    El corazón del castaño empezó a latir aceleradamente.



    Nota de la autora:
    »†Lola Ime†«, Lupe-Neko-Loca-Yaoi, monochibi, Janet Melina Cruz del Angel, Nomi 7u7, Anne onodera takano, †Min Yoshinoß
    Kajika Sama, haptex@
    :

    Muchas gracias por los comentarios, siempre leo cada uno con atención. Me hacen reír pero también reflexionar acerca de la trama y el cómo va la historia. Si no escribo mucho es porque si lo hago temo que vaya dejando pistas…Espero que hayan disfrutado este nuevo capítulo, será hasta el siguiente. L@s quier@.
  8. .

    La navidad de Misaki


    Parte II



    ¿Usagi-san? ¿Ijuuin sensei? -Misaki no podía creer que ellos dos estuvieran en la misma habitación, mucho menos que esa habitación fuera el dormitorio de Usagi y que no estuvieran dirigiéndose miradas asesinas.

    Sé cuanto te gusta el manga The Kan así que pensé que no habría mejor regalo para ti. -le explicó Akihiko.

    Misaki, feliz navidad. -Ijuuin sensei se levantó de la cama y tomó la caja de regalo, se la dio a Misaki.

    El castaño desató el nudo y abrió la tapa. Era material de colección de su manga favorito. No solo tenía mangas si no que también figuras, llaveros, cds y demás artículos que cualquier fan mataría por tener. Misaki estaba en el cielo.

    ¿Quieres que autografíe las cosas? -preguntó Ijuuin sensei dándole su mejor sonrisa.

    Si, muchas gracias. –respondió Misaki quien aun no podía creer nada de lo que estaba pasando.

    Misaki e Ijuuin se sentaron en la cama. Usagi se acercó a Misaki y rodeó con uno de sus brazos la cintura del castaño luego, apoyó su cabeza en la nuca del menor. Misaki se ruborizó un poco, las demostraciones de amor de Usagi frente a otras personas lo ponían nervioso y más ahora que estaba frente a su ídolo. Sin embargo, la verguenza poco a poco se fue. Mientras Ijuuin sensei firmaba cada artículo iba conversando con Misaki acerca de cómo había ideado el manga y el proceso de creación del mismo.

    ¿Quieres que te enseñe a dibujar al personaje principal? –preguntó Ijuuin señalando la portada de uno de los mangas.

    ¿Cree que podré? Se ve muy difícil. –

    Con la técnica que te enseñaré verás que podrás hacerlo. –

    Ijuuin tomó la mano de Misaki para ir guiando los trazos, esto que provocó que el corazón del castaño empezaran a latir rápidamente. La cara de Misaki estaba nuevamente roja de verguenza, así se mantuvo durante un largo rato hasta que se obligó a concentrarse en el dibujo.

    Era extraño para Misaki el tener a la persona amada y aquella que admiras tan cerca. El castaño podía sentir la respiración de Usagi en su nuca. La voz de Ijuuin sensei guiándolo paso a paso resonaba en su cabeza.

    Me parece que aprendes rápido. –comentó Ijuuin cuando terminaron de dibujar.

    Es porque enseña muy bien. –Misaki miró asombrado el dibujo que había hecho junto a Ijuuin sensei.

    ¿Has pasado un buen momento? –preguntó Ijuuin.

    Claro que si, le agradezco mucho el que haya venido. Espero que no le haya ocasionado problemas ni le haya quitado tiempo. –

    Nada de eso, estoy feliz de cumplir los deseos de mi fan número uno. –

    ¿Tiene planes para la nochebuena? –

    No, vivo solo. -

    ¿Podría quedarse a cenar con nosotros? –preguntó Misaki mientras sentía que el agarre de Usagi en su cintura se iba haciendo más intenso.



    La navidad de Usagi y Misaki



    Ijuuin-sensei…quédese a cenar… –murmuraba Misaki en sueños.

    El castaño despertó de pronto, al sentir que unos brazos lo aprisionaban y que algo húmedo recorría su piel. Se encontró con la cara de Usagi que lo miraba seriamente.

    Usagi-san, no me aprietes tan fuerte. –pidió el menor mientras intentaba separarse del agarre del escritor.

    Antes explícame porqué murmurabas el nombre de ese odioso mangaka. –

    ¿Yo hice eso? –preguntó Misaki quien se acordó inmediatamente del sueño que acababa de tener.

    ¿Y por qué lo invitabas a cenar? –

    Ah…es que soñé que no tenía a donde ir en nochebuena…-dijo el menor tratando de evitar el tema.

    Solo puedes soñar conmigo, con nadie más. –

    Debido a que la noche anterior habían dormido juntos ambos estaban completamente desnudos. Usagi empezó a recorrer con sus manos el cuerpo del menor.

    Espera…Usagi-san…-pidió Misaki tratando de evitar que el escritor continuara.

    ¿Por qué habría de parar? –

    Hoy es nochebuena…-

    ¿Y? –

    Es una fecha inocente…-

    ¿Y? –

    ¿Cómo qué y? –

    Lo hubieras pensado mejor antes de soñar con otra persona que no sea yo. –

    Pero…en el sueño también estabas tú…-

    ¿Qué hacía? –

    Nosotros…íbamos a armar muñecos de nieve luego de que terminara de preparar nuestra cena de nochebuena…también te decía lo feliz que estaba debido…debido a que podíamos pasar la navidad juntos…-

    Misaki. –

    ¿Si? –

    Te haré el amor. –dijo decidido el escritor.


    Fin

    Nota de la autora:
    Anne onodera takano, monochibi, †Min Yoshinoß, Kajika Sama:
    Muchas gracias por sus comentarios y mil disculpas si este final es abrupto. Como comenté en otra historia se me fue de las manos el poder cumplir con el cronograma que tenía para esta historia. Diciembre se me fue volando debido a problemas de salud. Y ahora que es enero y muero de calor la inspiración navideña se derritió .-. pero gracias a estar historia me he propuesto varias metas para este año:
    -desarrollar una historia donde Misaki no tenga el mismo papel pasivo de siempre.
    -desarrollar una historia donde Ijuuin sensei le de batalla a Usagi.
    De nuevo, disculpas. Prometo tener más cuidado cuando haga historias que se den en fechas especiales como esta (ahora ya sé que debo de pensar en los imprevistos). Bueno, ahora me dedicaré por completo al fic Consecuencias, nos vemos ahí.
  9. .

    Capítulo 12


    La amabilidad de un demonio



    Sumi, ¿no me besarás en la boca no? –preguntó sin vergüenza.

    ¿Te acuerdas que te mencioné que hay alguien especial para mi? Solo le daría esa clase de beso a la persona que me gusta. –respondió Sumi.

    Entonces continúa. –dijo Misaki cerrando los ojos. Estaba ahora seguro que Sumi no haría nada extraño.

    Sumi se acercó quedando encima de Misaki. El rostro del ojiverde estaba sonrojado debido al alcohol. Los labios de Sumi tocaron los de Misaki. Sumi presionó su boca contra la de Misaki llegando a probar el sabor de la cerveza de su boca. El sabor era exquisito.

    Sumi dejó de saborear los labios de Misaki y levantó la mirada. Misaki se había quedado dormido.

    Se quedó observando al castaño. Las mejillas de Misaki torneadas de color carmín, la boca entreabierta y el pecho que subía y bajaba al compás de su respiración. La tentación era grande para Sumi. Levantó el polo de Misaki dejando a la vista la blanca piel del castaño. Sus manos empezaron a delinear con la yema de sus dedos aquel cuerpo ocasionando que Misaki se moviera un poco.

    Usagi-san...-susurró Misaki entre sueños.

    Sumi volvió a colocarse encima del castaño. Se acercó al rostro del menor hasta sentir su respiración. Sus labios, que rozaban la piel de Misaki, fueron bajando hasta llegar al ombligo del menor. Aprovechó para dejar una pequeña marca debajo de este. Misaki se volvió a mover, esta vez de manera más inquieta.

    Esto ocasionó que Sumi se detuviera. Si continuaba, Misaki terminaría por despertar y darse cuenta de lo que había estado pasando. No quería darle un motivo para que se aleje de él. Sumi se levantó, fue por una manta y la colocó encima de Misaki para abrigarlo. Había decidido esperar a que despierte mientras tanto fue a tomar una ducha.

    Misaki despertó con un fuerte dolor de cabeza. La cerveza había estado deliciosa pero le había caído fatal. Buscó a Sumi con la mirada, no lo encontró. Cuando estaba por buscar su celular lo vio aparecer vestido con una yukata.

    Misaki, hasta que al fin despertaste. Fui a tomar una ducha mientras dormías. -le comentó Sumi y le dedicó una sonrisa.

    ¡¿Por cuánto tiempo me quedé dormido?! ¡¿Qué hora es?! -preguntó alarmado Misaki.

    No te preocupes, recién van a ser las 7. ¿Cómo estás?-

    Mi cabeza duele. -dijo Misaki y llevó una de sus manos a la cabeza con un gesto de dolor.

    Si gustas puedes ir a tomar una ducha, eso te despejará. Mientras tanto puedo lavar tu ropa, tiene manchas de cerveza. -

    No lo sé...-

    Y te vendría bien una taza de café cargado. Entre el baño y café no creo que pase mucho tiempo, antes de las 8 ya estarás rumbo a casa. Es eso o que te acompañe. No puedo dejar que andes por ahí con la cabeza dándote vueltas. -

    En ese caso...aceptaré la ducha y el café, sería mucha molestia el que me tengas que acompañar. -

    Está bien. Deja tu ropa en la canasta pasaré por ella luego. –dijo Sumi señalándole el cuarto de baño.

    Mientras Misaki se duchaba Sumi entró a recoger la ropa del castaño. Pudo ver, a través del vapor del agua, la silueta de Misaki.

    Al tener limpia la ropa del castaño, Sumi se dirigió al cuarto de baño pero antes de llegar escuchó que un celular vibraba, era el celular de Misaki. Estaba recibiendo una llamada de Akihiko.

    ¿Aló? -contestó Sumi.

    ¿Qué haces con el celular de Misaki? ¿Dónde está él? -preguntó furioso Akihiko al reconocer la voz de Sumi.

    Estamos en mi casa, él...está tomando una ducha... -

    ¿Qué? Ni se te ocurra intentar nada. -advirtió Akihiko.

    No te preocupes yo no haría nada que él no quisiera. Nunca lo forzaría. -

    ¿A qué te refieres con eso? -

    A nada...pero ¿sabes? me he dado cuenta que Misaki es muy especial, yo podría cuidar muy bien de él. -

    Sumi colgó la llamada, sabía que el inicio de la relación de Misaki y Usagi había sido iniciativa del mayor. Si bien Misaki nunca había hablado mucho del tema conocía muy bien al castaño y al escritor como para llegar a confirmar sus sospechas.

    ¿Forzar a Misaki? -pensó Akihiko. Esa era una vieja herida que pensó ya había curado.

    Akihiko, quien iba de salida de la editorial, se dirigió hacia donde estaba Misaki. Presionó fuerte el acelerador del auto deportivo rojo. No se dejaría confundir por las palabras de alguien que no sabía la verdad de las cosas. Misaki y él se amaban, eso era todo.

    En la casa de Sumi, Misaki salía del cuarto de baño vestido con una yukata. Sus cabellos castaños estaban aun mojados.

    Sumi ¿dónde está mi ropa? -

    Aquí está. Pero toma antes el café, ya está listo. -

    Misaki y Sumi charlaron un poco mientras tomaban el café. Misaki se sintió recuperado así que fue a cambiarse inmediatamente luego de terminar su taza.

    Misaki iba a una habitación a cambiarse cuando el timbre sonó.

    ¿Esperas visita? -preguntó Misaki.

    No, seguro es alguna entrega o algo así. Ve a cambiarte, iré a atender. -

    El castaño fue a cambiarse, quería ir pronto a casa. Además, Akihiko no tardaría en llamarlo.

    ¿Dónde está? -preguntó Akihiko mientras ingresaba a la casa apenas Sumi abrió la puerta. Lo desconcertó un poco encontrar a ese sujeto vestido con una yukata.

    Está en una de las habitaciones, cambiándose. -

    Llévame hacia donde está. -

    Sumi lo llevó hasta la puerta de la habitación. Akihiko la abrió y vio a Misaki en bóxers con la yukata abierta.

    ¡Usagi-san! ¿Qué haces aquí? -dijo el castaño sorprendido.

    Eso tendría que preguntarte yo a ti. -

    Solo vino a practicar la obra de teatro. -comentó Sumi.

    Tú, cállate.-rugió Akihiko.

    Misaki, vámonos...-el escritor se acercó hacia donde estaba Misaki y vio que tenía una marca roja bajo el ombligo.

    ¿Qué significa eso? -preguntó Akihiko mirando fijamente la piel de Misaki.

    Quizá fue cuando me quedé dormido en el piso...seguro es una picadura o algo así...-dijo el castaño bajando la mirada para observar la mancha.

    Es muy probable que haya sido eso... -dijo Sumi mirando a Akihiko con una sonrisa.

    Eso fue el detonante.

    Akihiko se acercó a Sumi, lo tomó de la yukata y le dio un golpe en el rostro. Iba a darle otro pero el castaño se interpuso.

    Usagi-san, basta. ¡Déjalo! -rogó Misaki. Si dejaba que Akihiko continuase podía llegar a herirlo seriamente.

    Misaki, sal de en medio. -Akihiko logró empujar a Misaki, lo suficiente para que se apartara pero sin hacerle daño, y arremetió de nuevo contra Sumi, de sus labios salió un hilo rojo de sangre.

    Usagi, si no te detienes no te lo perdonaré nunca. -dijo Misaki con determinación.

    ¿Cómo puedes defenderlo? -

    Él no tuvo la culpa. Recuerda que fue Ichiro quien pidió que practique la obra con él. -dijo Misaki quien no comprendía del todo la gravedad del asunto y no se imaginaba los pensamientos del escritor.

    Tendrás que retirarte, ese taller solo causa problemas. -

    No puedo. Sabes que necesito completarlo. -

    No me importa. No te quiero cerca de este sujeto. Harás lo que yo diga. -

    ¿Cómo puedes decir tal cosa? Eso es muy egoísta de tu parte -Misaki explotó- Todo esto es tu culpa. Si no me forzaras a hacer cosas que no quiero no estaría sucediendo todo esto. Al menos asume las consecuencias de todo lo que haces, de todo lo que has ocasionado. -gritó Misaki molesto.

    El castaño esperó que el escritor continuara la discusión pero no dijo ni una palabra.

    Te espero en el auto. -susurró Akihiko después de un largo momento mientras salía de la habitación.

    El escritor estaba dolido.

    ¿Realmente estoy forzando a Misaki? ¿Lo he forzado todo este tiempo? -era la pregunta que iba y venía de su mente.

    Misaki terminó de cambiarse y atendió a Sumi. Le dio hielo y lo acomodó en la habitación para que descanse. Luego, salió de la casa y entró en el auto. Akihiko mantenía la vista al frente.

    ¿Qué pasó ahí dentro? -preguntó Akihiko mientras encendía el auto y arrancaba.

    Nada, no paso nada. -respondió Misaki.

    El viaje de regreso fue incómodo para los dos. Akihiko iba pensando acerca de todo lo que había pasado. Estaba más que molesto por la situación que acababa de tener lugar pero también dolido.

    ¿Misaki realmente piensa que lo fuerzo? ¿Así es cómo se siente?-eran las preguntas sin respuesta que estallaban en su cabeza.

    Misaki miraba por la ventanilla del carro. Sabía que había hecho mal al no contarle todo desde un principio a Akihiko pero estaba molesto. El que él estuviera en la obra había sido ocasionado por el mismo escritor. Si aquella mañana no lo hubiera atacado...si no hubiera cambiado el guión...

    15 minutos después estaban en el departamento.

    ¿Quieres que prepare algo para cenar? -preguntó Misaki sin mirarlo.

    No, gracias. No tengo hambre. -Akihiko se dirigió a su cuarto.

    Misaki se quedó sentado un largo rato en la sala hasta que finalmente también se dirigió a su habitación.

    Los días siguientes Misaki y Akihiko apenas hablaban. Solo intercambiaban palabras para lo que era estrictamente necesario.

    Misaki sentía una opresión en el pecho. No sabía qué hacer. Akihiko no había hecho ni siquiera el intento de atacarlo.

    No es que extrañe que me ataque...¿o quizá si?...pero, antes que nada...quisiera que todo estuviera como antes. –pensaba el castaño.

    El día viernes llegó. Misaki fue a cocinar el desayuno "vestido" como Mizuki. Llamó al escritor anunciando que el desayuno estaba listo. Si eso no daba resultado no sabría que más hacer.

    Akihiko bajó las escaleras y se sentó en la mesa. Misaki le sirvió entonces el desayuno asegurándose que Akihiko lo vea bien.

    No tienes que vestirte así. No quiero que hagas algo que no quieres. -comentó el mayor mirando su plato.

    Misaki se quedó helado, caminó de regresó a la cocina. Se sintió avergonzado.

    Con furia se quitó el delantal y el lazo. Los tiró al piso y se dirigió a su habitación pero antes volteó hacia donde estaba el escritor.

    Podrías haberme dicho eso antes, gracias por hacerme quedar en ridículo. -

    Misaki terminó de subir las escaleras y la puerta de su habitación se cerró de golpe. El escritor se quedó mirando la taza de té.

    El castaño no salió de su habitación hasta que fue hora de ir al taller de teatro. Lo que menos quería en ese momento era ir pero no tenía más opción. Se alistó y salió. No había rastros de Akihiko.

    Quizá fue a la editorial. –pensó.

    Llegó al teatro de la universidad y no había nadie. Vio su reloj y eran las 3 en punto. O todos se habían retrasado o él llegaba tarde y todos habían ido a alguna parte.

    Estaba a punto de irse cuando vio a Hiroki caminando hacia él.

    Ichiro mandó decir que hoy no habrá taller. El que hacía del personaje principal está indispuesto y, como no contestaste el correo para confirmar si venías, pues, decidieron cancelar la sesión de hoy. –explicó Hiroki con el tono severo que lo caracterizaba.

    ¿Mandaron un correo? Lo siento, no tuve tiempo de revisar…-trató de excusarse Misaki.

    No era necesario ser un gran observador para darse cuenta que algo andaba mal en Misaki. Se veía triste y estaba pálido. El interior de Hiroki se debatía entre preguntarle o no si estaba bien. Sabía que algo había pasado entre Misaki y Akihiko. Había notado que el escritor estaba distante de todo cuanto le rodeaba.

    ¿Habrán peleado? Bueno, sea como sea eso no es de mi incumbencia…-trataba de convencerse a si mismo.

    Sin embargo, decidió hacer aunque sea algo pequeño por Misaki. Pensó que, después de todo, era su alumno y debía velar por su seguridad. Por más que quisiera no podía dejarlo andando solo en ese estado.

    Ven, te llevaré en mi auto hasta tu casa. –ordenó.

    No, muchas gracias. Prefiero caminar un rato.-respondió Misaki.

    No te he preguntado, he dado una orden. –dijo Hiroki seriamente empezando a andar hacia el estacionamiento.

    Está bien. –Misaki no tuvo más remedio que seguirlo.

    Hiroki conducía rumbo al departamento del escritor. Una vez que lo dejara cerca su conciencia estaría tranquila y daría fin al asunto. Pero no contó con encontrarse con Nowaki en un semáforo.

    ¡Hiro-san! –gritó Nowaki al reconocer aquel carro y al conductor. Empezó a hacer señas para que Hiroki lo viera.

    Demonios, demonios, demonios. –Hiroki no podía creer su mala suerte –no puede ser que mi alumno me vea con Nowaki..

    Nowaki abrió la puerta del carro y subió, cuando la puerta se cerró Hiroki salió de sus pensamientos.

    ¿Qué haces aquí? –preguntó molesto Hiroki.

    Salí temprano, te extrañaba Hiro-san. –dijo Nowaki mirando tiernamente a Hiroki. Fue acercando su rostro para darle un beso antes de que el semáforo cambiara.

    Idiota, no hagas eso. Hay alguien más aquí. –dijo con el rostro rojo de vergüenza y aferrando sus manos al volante.

    Nowaki volteó y encontró a Misaki. Había estado sentado detrás del asiento del copiloto, por su estatura no lo había visto.

    Hola, mi nombre es Nowaki ¿tú eres…? –preguntó Nowaki un poco confundido con ese descubrimiento.

    Hola. Mi nombre es Misaki, soy alumno de Hiroki. Él se ofreció a llevarme a casa. –respondió Misaki. Notaba que Hiroki estaba incómodo y no sabía muy bien qué hacer en la situación en la que se encontraba.

    El carro empezó a avanzar. Hiroki miraba el camino atento a la conversación listo para callar cualquier cosa que Nowaki dijera demás. Misaki y Nowaki estrecharon sus manos.

    Estás muy frío parece que tienes la presión baja –comentó Nowaki -¿has estado comiendo bien?

    Yo…si, seguro es algo pasajero. -

    Misaki, ¿estás bien? –preguntó Nowaki. La mirada de Misaki se parecía mucho a la de Hiroki la primera vez que lo vio.

    Si, no se preocupe por favor. Estoy bien. –respondió el castaño con el mejor ánimo que pudo.

    Hagamos una cosa, deja que te revise y después de eso podrás ir a donde tú quieras. Tengo todo lo necesario en casa. ¡Hiro-san conduce hacia nuestro departamento! –dijo un alegre Nowaki.
  10. .
    monochibi: Usagi siempre llega y llegará al rescate de Misaki. O no sería Usagi jajaja
    Kajika Sama: me alegra que te haya gustado la historia. Muchas gracias, espero que hayas pasado un hermosa navidad y que celebres de lo lindo año nuevo.
    Anne onodera takano: felices fiestas a ti también. Muchas gracias por comentar.
    haptex@: jajaja pensé en el lemon pero el estilo de esta historia era así. Que hayas pasado una feliz navidad y que tengas un feliz año nuevo.
    †Min Yoshinoß: la historia terminó xD. Nos leemos en los otros fics.

    Hasta la siguiente historia.
  11. .

    Capítulo 11


    Planes



    Buenas noches, Usagi-san. Estoy por empezar a preparar la cena. Dime ¿qué quieres para cenar? –

    Akihiko volteó la mirada. Lo que vio no se lo esperaba ni en sus mejores fantasías. Misaki con solo ropa interior puesta debajo del delantal y llevando el lazo a un lado que parecía la decoración perfecta para tan hermoso regalo.

    ¿En serio quieres saber que quiero para cenar? –preguntó Akihiko mientras se desanudaba el nudo de la corbata.

    La mirada de Akihiko no se apartaba de Misaki. Los ojos violetas del mayor tenían ese brillo que delataba sus intenciones. El menor lo miró e hizo la conexión. Bajó la mirada para ver su "ropa" y luego vio la determinación con que Akihiko se acercaba hacia él. Ya sabía lo que le esperaba.

    Usagi...¿qué haces? Anda a cambiarte o toma una ducha, aun falta para que la cena esté lista. -dijo Misaki haciendo el intento de distraer al escritor.

    Akihiko no dijo nada y apenas llegó al lado de Misaki lo cargó.

    ¡Bájame inmediatamente! -gritó Misaki mientras movía los brazos y los pies a manera de protesta.

    El escritor lo sentó en la mesa del comedor, esto confundió a Misaki.

    ¿Eh? ¿Por qué me sientas aquí? -

    Me preguntaste que quería para cenar, quiero a Misaki. –dijo el escritor mirando fijamente al menor.

    Akihiko acercó sus labios a los de Misaki y empezó a saborearlos. La lengua del escritor se abrió paso jugando con la torpe lengua del menor. La mano de Akihiko se dirigió a la espalda de Misaki y desanudó el nudo de la espalda del delantal por lo que esté quedó colgando únicamente del cuello del menor.

    Misaki sintió las frías manos de Akihiko recorrer su espalda y luego dirigirse hacia sus botones. Las yemas de los dedos del escritor empezaron a masajearlos, moviéndolos suavemente.

    Ah...ah...aquí no...Usagi...-se quejó Misaki. No se sentía cómodo haciendo aquellas cosas en la mesa.

    ¿Por qué no? Aquí es donde se cena. -contestó Akihiko mientras posaba sus labios en el cuello de su uke. Pequeñas marcas que marcaban su territorio iban apareciendo en la piel de Misaki.

    Usagi...ah...no, no sigas...ah- dijo entre jadeos Misaki. Sus mejillas estaban rojas, su cuerpo delataba que estaba disfrutando de la atención.

    Veamos si es que en verdad no quieres que continúe. -dijo Akihiko. Una de sus manos bajó a la entrepierna del menor.

    Misaki, estás duro. –el escritor empezó a masajear el miembro de Misaki sobre la delgada tela de los bóxer.

    No digas esas cosas...-dijo Misaki evadiendo la mirada de Akihiko.

    El escritor bajó entonces un poco los bóxer del menor para empezar a masturbarlo por debajo del delantal.

    Ahhh....ahh...-

    Las manos de Misaki se aferraban a los brazos del escritor y sus pies, que quedaban colgando, se contraían por el placer que sentía.

    Usagi-san...si sigues...me voy a correr...-

    Akihiko al oír eso se agachó para que su boca quedara a la altura del miembro de Misaki. Movió el delantal para que quedara a un lado y metió el miembro de su uke dentro de la boca.

    Misaki, eres delicioso. -dijo Akihiko. Con su lengua recorría cada centímetro del miembro de Misaki.

    La cabeza del escritor se movía a un exquisito vaivén llegando a abarcar toda la longitud del miembro de Misaki.

    Ahhhhhh....-

    El semen de Misaki fue liberado en la boca del escritor quien lo bebió al instante. Misaki, avergonzado después de esto, detestaba el no tener nada con que poder tapar su rostro. Al menos en la cama tenía las almohadas y en el sofá los cojines.

    Ahora vayamos por el plato de fondo. -dijo el escritor mientras despojaba a Misaki de sus bóxers.

    Pero ayer lo hicimos toda la noche. -

    No es suficiente, necesito volver a recargar. -dijo Akihiko mientras lamía uno de sus dedos.

    ¿Aquí? No...aquí no...-

    El escritor sin hacerle caso empezó a introducir uno de sus dedos en el orificio del menor. Misaki tuvo que apoyar la espalda en la mesa, quedando boca arriba tendido en la mesa. Akihiko, al ver tal espectáculo, hizo ingresar otro dedo que empezó a mover a un frenético compás. El mayor ya se imaginaba ingresando dentro de Misaki. Quería eso pronto.

    Ahhh...ahhh...-iba gimiendo Misaki. Sus manos se aferraban como podían a la mesa. Su cuerpo estaba lleno de pequeñas gotas de sudor. No quería admitirlo pero el estar haciendo eso en la mesa lo excitaba de alguna manera.

    Luego, fueron tres los dedos que se abrieron paso. El miembro de Akihiko reclamaba atención, la erección le dolía.

    Tendré un buen recuerdo en el cual pensar cuando estemos en alguna cena poco divertida. -dijo Akihiko mientras iba desabrochando su pantalón.

    Eres un pervertido...-

    Dime algo que no sepa. -

    Tu...ahhhhh -Misaki sintió la gruesa punta del miembro de su seme en su entrada.

    Akhiko no se pudo contener e ingresó dentro de su uke de una sola estocada. Después, lo fue embistiendo a un ritmo rápido. El escritor al fin estaba dentro del menor. Sus manos estaban colocadas en los muslos de Misaki haciendo que abra las piernas.

    Usagi..despacio...-pidió Misaki.

    El escritor bajó un poco el ritmo y tomó con una de sus manos el miembro de su uke para masturbarlo, así ya no sentiría dolor. Con la otra mano tomó una de las piernas de Misaki y la colocó sobre su hombro así Akihiko pudo penetrar más profundamente a su uke dando en aquel lugar exacto.

    Ahhh...Ahhh....-Misaki gemía fuertemente. El placer que el escritor le proporcionaba en ese momento acaparaba todo su ser.

    Los gemidos resonaban en el comedor y en la sala. El lazo que Misaki tenía en su cuello se movía con cada embestida. La espalda de Misaki se arqueaba con cada espasmo de placer que su seme le hacía sentir.

    Yo...me corro..-

    Déjalo salir. -

    Misaki arqueó la espalda al sentir que llegaba al orgasmo. Su abdomen y el delantal quedaron manchados con su semen. Akihiko terminó dentro de Misaki. Cuando el aire volvió a sus pulmones Akihiko sacó delicadamente su miembro del interior de Misaki.

    La cena estuvo deliciosa pero ¿sabes qué? aun tengo un poco de hambre...-dijo Akihiko.

    Usagi...basta...no me podré sentar en un mes...-

    Vayamos a tomar un baño. -

    Akihiko volvió a cargar a Misaki y lo llevó escaleras arriba hacia el cuarto de baño.

    Puedo caminar, no tienes porqué andar llevándome así. -se quejaba el menor.

    Es divertido, además si te paras ahora mi semen manchará tus piernas. -dijo Akihiko lo que ocasionó que Misaki se pusiera rojo de la vergüenza y dejara de protestar.

    Una vez llegaron al cuarto de baño, Akihiko dejó a Misaki debajo de la ducha.

    Bueno, ya te puedes ir. –dijo Misaki con la cara roja. Aun tenía el delantal puesto el cual no se quitaba o quedaría completamente desnudo delante de Akihiko.

    Podemos bañarnos los dos juntos. Así ahorraremos tiempo. –

    ¡No estoy bromeando! –

    Akihiko sin hacerle caso empezó a desvestirse. Se quitó la camisa casi al instante dejando ver a Misaki aquel perfecto pecho y abdomen. Luego fue el turno de los pantalones y los bóxers. Akihiko en menos de un minuto ya estaba desnudo frente a Misaki quien ante tal espectáculo se debatía entre mirar o no mirar.

    ¿Te avergüenzas de mirarme? –dijo el mayor acercándose un poco a Misaki. El miembro de Akihiko estaba erecto y esto hacía que Misaki se avergonzara aun más.

    N-no…quiero decir si…lo que pasa es que…-Misaki no sabía responder esa pregunta. Cualquiera de las dos respuestas sonarían mal desde su punto de vista.

    Quítate esto. –

    Akihiko le quitó el delantal a Misaki, quedando así los dos desnudos en la ducha. Misaki miraba las losetas del piso avergonzado.

    El escritor abrió la llave de la ducha. El agua empezó a recorrer sus cuerpos.

    Voltéate. –pidió el mayor. Misaki obedeció.

    Abre las piernas, te ayudaré a limpiarte. –dijo Akihiko. Misaki sin saber muy bien qué hacer finalmente lo hizo.

    El dedo de Akihiko se dirigió a la entrada del menor. Hizo que ingresara lentamente y luego empezó a moverlo. Con esta acción lo que había quedado del semen del escritor salió del interior de Misaki y empezó a bajar por entre sus piernas.

    Tengo que asegurarme de que no quede nada. –susurró el mayor al oído de Misaki.

    Dos dedos ingresaron y luego tres. Con esto el menor ya no pudo reprimir sus gemidos.

    Ahhh…ahhh…ahhh…-

    Akihiko rodeó con su brazo a Misaki y su mano empezó a bajar hasta llegar al miembro de Misaki. Nuevamente estaba duro.

    Vaya, parece que alguien nunca tiene suficiente. Después el pervertido soy yo. –

    …ahhh…es tu…culpa. –

    Entonces asumiré la responsabilidad y tendré que solucionarlo. –

    El escritor entonces se acercó a Misaki. Tomó su miembro y lo dirigió a la entrada del menor. Esta vez lo metió lentamente. Cuando todo su miembro estuvo dentro empezó a moverse. Las manos de Akihiko estaban en las caderas de Misaki.

    Los gemidos de Misaki y la fuerte respiración de Akihiko resonaban en el lugar.

    Misaki sentía las embestidas del escritor a la par que el agua recorría su espalda.
    Sin necesidad que el escritor estimulara su miembro Misaki sentía que pronto llegaría nuevamente al orgasmo.

    Ahhh...Usagi…yo…-

    El semen de Misaki se derramó en las losetas. Akihiko continuó embistiéndolo hasta que se corrió dentro de Misaki.

    Pasado el clímax Akihiko buscó el jabón y empezó a pasarlo, como si nada hubiera pasado, por la espalda del menor. Misaki no se movía, de nuevo no tenía donde esconder su vergüenza.

    Yo...yo puedo hacer eso…-dijo Misaki llevando el brazo hacia atrás para que Akihiko le pasara el jabón. El escritor se lo dio.

    Esas reacciones infantiles de Misaki lo hicieron sonreir.

    Esa noche pidieron pizza para cenar. Estaba claro que, de lo contrario, se quedarían con hambre. Misaki ya no tenía fuerzas para cocinar y aunque las hubiera tenido no tenía la intención de hacer algo para Akihiko en ese momento.


    Los días pasaron, los cuales fueron un poco dolorosos para Misaki ya que el sentarse se le hacía difícil. Akihiko por otro lado no podía esperar a que sea jueves o viernes para ver a Misaki nuevamente como Mizuki.


    El día martes, mientras estaba en la universidad, Misaki recibió un mensaje en su celular.

    ¿Te parece si vienes hoy a mi casa para poder practicar la obra? -el mensaje era de Sumi-sempai.

    Misaki se acordó que el viernes pasado se había acordado que ayudaría a Sumi. Sabía que esto no le gustaría nada a Aikihiko quien ya estaba cobrando muy bien cada favor suyo.

    Supongo que puedo ir esta vez, así hablaré con Sumi y ya no tendré que estar en esa situación...seguro él entenderá. Además, Tamiko querrá practicar con él. -pensó Misaki.

    No hay problema, ¿a las 4 está bien? -fue el mensaje que mandó Misaki.

    Te espero. -

    Ahora Misaki tenía que resolver cómo justificar su ausencia en el departamento. Sabía que Akihiko había ido a una reunión a la editorial pero no dudaría mucho tiempo. Decidió mandarle un mensaje.

    Llegaré tarde hoy, quizá a las 8. Tengo un trabajo grupal para la universidad. Nos vemos, Misaki. –

    Misaki mandó el mensaje con algo de culpa. No le gustaba ocultarle cosas a Akihiko pero en si el mensaje era cierto. Era un trabajo grupal, aunque era de dos, y era para la universidad.

    Casi al instante recibió un mensaje de respuesta.

    Te recojo a las 8 de la universidad. –

    Este Akihiko...siempre creyendo que me perderé…-pensó Misaki.

    No, yo voy a casa. Además tengo que hacer algunas compras para la cena. –respondió Misaki por mensaje.

    Te llamaré a esa hora. –

    Como si no supiera que va a llamar, siempre lo hace. –pensó el menor.


    A las 4 en punto estaba en la casa de Sumi. No tenía buenos recuerdos del lugar pero se obligó a no pensar en ellos, después de todo lo que había pasado ahí ya había sido hace mucho. Sumi había seguido siendo su amigo a pesar de haber sido él quien se quedara con Akihiko.

    Hola Misaki ¿cómo estás? –dijo un sonriente Sumi.

    Hola, todo bien. –

    Antes de practicar ¿qué te parece si tomamos algo? –

    Claro, no hay problema. –dijo Misaki creyendo que se refería a un té o un refresco. Lo que Sumi sacó fueron cervezas. Le alcanzó una a Misaki mientras abría una. Ambos estaban sentados en el piso de la sala.

    Eh…¿no te parece muy temprano para beber? –preguntó Misaki.

    Pruébala, verás que no es fuerte. –

    Misaki abrió la lata y tomó un sorbo. Le gustó el sabor. No era fuerte pero tampoco muy suave. Se bebió la lata al instante.

    ¿No te molesta si tomo otra? Está deliciosa. –dijo Misaki.

    No, claro que no. Pero ¿estás seguro? –

    Si, no hay problema. –Misaki volvió a acabarse la lata casi tan rápido como la anterior.

    Bueno, empecemos a ensayar.- dijo un animado Misaki.

    Ensayaron la primera parte de la obra entre risas. El efecto del alcohol iba haciendo efecto en Misaki.

    Ahora viene la segunda parte, échate. – ordenó Sumi.

    Misaki se recostó en el suelo. Aun estaba consciente y sabía que la parte que venía era la del beso. Cuando Sumi se acercó lo interrumpió un momento.

    Sumi, ¿no me besarás en la boca no? –preguntó sin vergüenza.

    ¿Te acuerdas que te mencioné que hay alguien especial para mi? Solo le daría esa clase de beso a la persona que me gusta. –respondió Sumi.

    Entonces continúa. –dijo Misaki cerrando los ojos. Estaba seguro que Sumi no haría nada extraño.

    Sumi se acercó quedando encima de Misaki. El rostro del ojiverde estaba sonrojado debido al alcohol. Los labios de Sumi tocaron los de Misaki. Sumi presionó su boca contra la de Misaki llegando a probar el sabor de la cerveza de su boca. El sabor era exquisito.


    Notas:
    »†Lola Ime†«: muchas gracias por el mensaje Bueno, creo que Sumi ya se salió con la suya xD
    Kajika Sama: me alegra que la historia te haga reír y pasar un buen momento. Lemon, cumplido.
    Nomi 7u7: espero que este capítulo no haya estado corto. Actualizo después de un buen rato así que le puse mucho empeño.
    Anne onodera takano: y Misaki no se salvó...jajaja muchas gracias por el mensaje.
    haptex@ y Ailyn Bravo1: aquí la continuación, espero les haya gustado.
    †Min Yoshinoß: ¡te extrañe! muchas gracias por el mensaje.
    hanon: espero que la continuación sea de tu agrado. Muchas gracias por el mensaje.

    A tod@s l@s que pasen por aquí y lean la historia muchas gracias.
    Hasta el próximo capítulo.
  12. .

    La navidad de Usagi


    Parte IV



    Usagi no tuvo más opción que ser un observador pasivo. Al frente suyo estaba Misaki quien empezaba a desabotonar lentamente los botones de su chaleco luego, pasó uno de los brazos por el hueco de la manga para liberar ese brazo de la prenda. Esto ocasionó que el chaleco pudiera deslizarse por el otro hombro hasta dar en el suelo. Ahora era el turno de la camisa, uno a uno los botones fueron liberados hasta que el torso de Misaki estuvo a la vista del escritor.

    ¿Quieres que continúe? –preguntó Misaki mientras bajaba y llevaba ambos brazos hacia atrás para que la camisa se deslizara por sus hombros y brazos hasta dejarla caer al suelo al lado del chaleco.

    Es lo que más quiero ahora. –dijo Usagi mirando fijamente al menor.

    Misaki dejó a un lado los zapatos y las medias. Luego, dirigió sus manos hacia el botón y cierre de su pantalón haciendo que este cayera al suelo momentos después. Ahora Misaki estaba en bóxers. Usagi no podía creer que él estuviera de ese modo y él no pudiera atacarlo de una vez.

    Misaki, acércate. –pidió Usagi quien sentía un calor insoportable en el cuerpo. La fragancia que había aplicado Misaki en su cuerpo lo ponía inquieto.

    Ahora voy. –dijo Misaki y se quitó la última prenda que tenía puesta. Caminó desnudo hasta la bañera y se metió en ella. Se quedó un momento parado frente a Usagi luego bajó y terminó sentado en los muslos del escritor. Las piernas de Misaki estaban a los lados de las de Usagi.

    Ya que los brazos de Usagi si le hacían caso, aprovechó para atraer a Misaki hacia si y besarlo. Misaki acercó su cuerpo un poco más hacia el del escritor lo que provocó que sus miembros se rozaran. Los dos gimieron al sentir aquel contacto. El menor al estar cerca de Usagi también podía oler aquella fragancia que hacía que el deseo se encendiera aun más. Misaki tomó un frasco de lubricante, echó un poco sobre su mano y empezó a aplicarlo en el miembro de Usagi arrancándole profundos gemidos al mayor.

    Hhhmm…¿qué estás haciendo? –preguntó el escritor.

    Quiero que estés dentro mío. –respondió Misaki.

    Después de terminar de aplicar el lubricante levantó un poco su cuerpo y acomodó en su entrada la punta del miembro de Usagi.

    ¿Estás seguro? No te he preparado con mis dedos…-le advirtió el mayor.

    Quiero que lo primero que entre sea tu miembro. –

    Misaki empezó a bajar lentamente su cuerpo sintiendo como su estrechez era llenada poco a poco. El placer era mil veces superior al dolor así que siguió adelante. Las manos de Usagi estaban en sus caderas ayudándolo a sostenerse. El escritor al sentir al fin su miembro abriéndose paso dentro de su uke tuvo la tentación de hacer que el cuerpo del menor bajara de una vez para estar dentro de él de una sola estocada. Tuvo que contener ese deseo para evitar lastimarlo. Lentamente Misaki llegó a bajar por completo hasta que todo el miembro del escritor se encontraba en su interior.

    ¿Hace mucho esperabas esto? –dijo provocadoramente Misaki.

    No tienes idea…-

    Misaki empezó a subir y bajar por si mismo. Sus manos se aferraban a ambos lados de la bañera. Las manos de Usagi seguían en sus caderas ayudándolo a marcar el ritmo.

    Ahh...Usagi…mastúrbame. –pidió Misaki

    Una de las manos del escritor se dirigió al miembro de su uke.

    Ahh…ahh….-Misaki empezó a gemir más fuertemente.

    Misaki, estás ajustando más…-comentó el escritor al sentir que al ritmo que masturbaba al menor su miembro era ajustado por la cavidad de Misaki. Esa reacción del menor lo excitó aun más.

    Usagi empezó a masturbar más rápidamente a Misaki y, a cambio, el menor aumentó también el ritmo en que se autopenetraba.

    Los gemidos llenaron el cuarto.

    Usagi…me voy a correr…hagámoslo juntos. –pidió Misaki. Las manos del menor dejaron los bordes de la bañera y se aferraron al cuerpo del mayor. El escritor podía oír ahora los gemidos de su uke en el oído.

    Disfrutaron de las sensaciones que el cuerpo del otro les brindaba hasta que llegaron al orgasmo. El semen de Misaki se derramó en la mano del escritor y el de Usagi en el interior del menor.

    Usagi y Misaki se quedaron en la misma posición, recuperando el aire. Misaki apoyó su frente en la de Usagi.

    ¿Te gustó este juego? –preguntó Misaki

    Para la próxima a quien se le adormecerán las piernas será a ti. –advirtió el mayor.

    Tengo muchas cosas preparadas pero tendrás que esperar hasta después de almorzar. -

    ¿Por qué hasta tan tarde? -

    Dime…¿qué vas a querer de postre? –preguntó seductoramente el menor.


    La navidad de Misaki


    Parte I




    ¡Usagi, despierta! Dime, ¿qué quieres de postre? -gritaba un castaño desde la cocina para despertar al escritor.

    Usagi fue abriendo los ojos. Descubrió que estaba recostado en el sofá con un libro entre las manos.

    ¿Eh? Vaya...me quedé dormido...-dijo Usagi reincorporándose.

    Si hicieras tu trabajo a tiempo podrías dormir más y mejor. -le reprochó Misaki quien estaba ocupado en la cocina cortando, y sazonando.

    ¿Qué hora es? -

    Ya es mediodía, ahora estoy terminando de preparar nuestra cena de navidad. Solo falta el postre, no sé qué hacer. -comentó el menor pensativamente.

    Creo que ya sé qué quiero. -

    Usagi fue hasta donde estaba Misaki, los brazos del mayor envolvieron su cuerpo. Las inquietas manos del escritor empezaron a deslizarse peligrosamente por el cuerpo de Misaki.

    Usagi, basta. -dijo Misaki mientras escapaba del agarre de Usagi - Recuerda que estoy cocinando no quiero que se estropee. Además, prometiste que iríamos a dar una vuelta. Recuerda que quedamos en hacer un muñeco de nieve.-

    Está bien...pero luego no te salvas...-dijo el escritor mientras se acomodaba en uno de los bancos para observar a Misaki terminar de preparar la cena y ayudarlo a pensar qué podrían tener de postre.

    Pervertido...-murmuró Misaki quien volvió a concentrarse en la cocina.

    Luego de tener todo listo Usagi y Misaki subieron al auto del escritor para ir dar una vuelta. Elegirían un bonito lugar para hacer su muñeco de nieve. Durante el trayecto escucharon muchas canciones de navidad.

    Dime ¿estás bien? -preguntó Usagi mientras manejaba.

    Si ¿por qué no habría de estarlo? -respondió Misaki quien dejó de ver por la ventana para mirarlo. Le había intrigado esa pregunta.

    Debido a que usualmente pasabas esta fecha con tu hermano... debes de extrañarlo. -

    Un poco pero él ya tiene familia además digamos que ha sido algo afortunado el que en el trabajo lo hayan mandado de viaje. -

    ¿Por qué? -ahora Usagi era quien estaba intrigado.

    Porque así no me vi obligado a ir con él y pude quedarme conti...-Misaki no terminó de completar la frase pero sabía que había hablado demasiado. Se dejó llevar por un impulso y había dicho esa sincera respuesta. Se puso rojo y volteó la mirada hacia la ventana nuevamente.

    Habían llegado a un pequeño parque que estaba cubierto de nieve. Estaba un poco alejado del centro así que el lugar estaba en silencio y había paz. Usagi estacionó el carro.

    Misaki, te amo. -tomó el mentón de Misaki y lo besó.

    Tonto, no te aproveches. Y no te hagas el importante yo quise decir que...que..¡quise decir otra cosa! -

    Eres adorable. -

    Bajaron del auto y pasaron un buen rato divirtiéndose bajo la nieve. Usagi como nunca lo había hecho y Misaki recordando cuando era un niño. Dejaron dos muñecos de nieve. Uno era alto y otro más pequeño. Tenían marcadas dos grandes sonrisas. Luego se dirigieron a casa.

    Estoy exhausto. Iré a tomar un baño y luego dejaré lista la mesa. -dijo Misaki al llegar al departamento.

    Después de tomar la ducha descubrió un camino hecho con pétalos de flores. En el inicio había una nota.

    "Tu regalo de navidad no puede esperar hasta la medianoche"

    Misaki siguió el camino que conducía hacia el dormitorio de Usagi.

    Ese pervertido seguro está pensando en hacerme algo...-Misaki dudó en ir pero la curiosidad pudo más. Además, el escritor se había tomado el tiempo de preparar aquel detalle.

    Misaki llegó a la puerta, tomó la perilla y la abrió lentamente.Lo que vio lo dejó más que sorprendido.

    En la cama estaban sentados, cada uno en un extremo del borde, Usagi y nada más y nada menos que Ijuuin sensei. Los dos al verlo le dieron su mejor sonrisa. En medio de ellos había una pequeña caja de regalo.
  13. .

    Capítulo 7


    Promesa



    Las manos del sujeto empezaron a querer colarse por debajo del pantalón de Misaki quien, atado como estaba, no podía hacer mucho para defenderse. Cada intento por zafarse del agarre solo excitaba más a su captor.

    Usagi-san, Usagi-san, Usagi-san...-era la única palabra que venía a la mente de Misaki.

    ¡Misaki! -gritó alguien. El menor pensó que estaba soñando. Esa voz era inconfundible.

    Usagi se lanzó encima del secuestrador y empezó a golpearlo muy fuerte. La ira contenida de Usagi se iba dispersando en cada golpe.

    Usagi-san, basta, puedes llegar a lastimarlo mucho...no quiero que te metas en un problema... -dijo Misaki para intentar detener a Usagi. Lo que menos quería era que por su culpa Usagi se metiera en un lío mayor. Solo quería ir a casa.

    El sujeto quedó tendido en el suelo, al parecer estaba inconsciente.

    Misaki ¿estás bien? ¿ese sujeto no...? -preguntó con un poco de temor Usagi mientras desataba al menor.

    Llegaste a tiempo, siempre llegas a tiempo... -respondió Misaki quien no podía creer que todo hubiera acabado.

    Al salir de la casa, donde había sido retenido Misaki, se encontraron con el amigo de Usagi y los refuerzos. Ellos se encargarían de capturar al sujeto inconsciente y aguardar el regreso del otro cómplice. Usagi devolvió el arma que, por suerte, nunca tuvo que usar.

    El escritor llevó a Misaki primero al hospital para que le revisaran el golpe que tenía en la nuca, el menor aprovechó para tomar una ducha mientras esperaban los resultados que fueron favorables. Luego fueron rumbo a casa. Pararon un momento en una tienda para comprar algo de comer, Misaki estaba hambriento. Durante todo el trayecto al departamento no charlaron mucho, ninguno encontraba las palabras adecuadas.

    Faltaban solo 5 minutos para que sea la medianoche cuando atravesaron la entrada del departamento. Misaki se quedó asombrado. Las luces de navidad estaban encendidas y la cena estaba servida en la mesa.

    ¿Y todo esto? -preguntó Misaki.

    Cuando dieron con el lugar donde estabas no dudé ni un instante en que te traería a casa hoy mismo y que celebraríamos esta fecha tal y como lo habíamos planeado. Hice una llamada a Aikawa pidiéndole que me ayude con esto, es una muy buena amiga. -comentó Usagi mientras veía el departamento. Sus ojos se posaron luego en Misaki.

    Usagi-san perdona por haber roto la promesa de no salir del centro comercial y por haberte causado tantos problemas...-

    Soy yo quien debe ser perdonado. -

    ¿Por qué tú? -

    Por mi culpa fue que te raptaron. No me di cuenta hasta ayer del riesgo en el que estás...si te quedas a mi lado y esto volviera a pasar no me lo perdonaría nunca...si decides que lo mejor es que nos separemos yo entenderé...-dijo Usagi mirando seriamente a Misaki. Lo que menos quería era eso pero pensaba que no podía ser tan egoísta.

    Misaki quedó en shock al oír la última frase pero no dejaría que Usagi se culpara de algo que había sido simplemente un hecho aislado. Ninguno de ellos tenía la culpa.

    Prefiero correr ese riesgo antes que vivir una mentira. Si no estoy a tu lado entonces preferiría dejar de existir. -dijo el menor mirando a Usagi con determinación.

    En lo único que pensé durante todo el tiempo fue en regresar a tu lado… Usagi-san, te amo... -Misaki se paró de puntillas y jaló al escritor para poder darle un beso. Los fuegos artificiales estallaron en la ciudad, las campanas anunciaban la medianoche.

    Nunca habías hecho eso. -dijo Usagi con el semblante de siempre cuando sus labios se separaron. Estaba más que feliz, realmente había recuperado a Misaki y nadie se lo arrebataría jamás.

    Es la magia del muérdago.-dijo Misaki mirando a la pequeña rama que colgaba del techo -Feliz navidad Usagi-san.

    Feliz navidad, Misaki. -

    Ah, casi se me olvida. -Misaki sacó de su bolso la estrella que había comprado, había quedado intacta a pesar de todo lo sucedido. - ¿Me ayudas a ponerla?

    Misaki iba a alcanzarle el adorno pero Usagi lo alzó para que él mismo colocara la estrella.

    ¿No hubiera sido más fácil que tú la colocaras simplemente estirando el brazo? -dijo el menor mientras terminaba de colocar el adorno en lo alto del árbol.

    Eso no iba a ser tan divertido. Además, así es como se hace en las familias normales ¿no? Debido a que son muy pequeños a los niños se les alza para que puedan llegar. -

    ¿Me estás diciendo que tengo la estatura de un niño? -dijo Misaki medio molesto medio divertido. Se sintió tan feliz de que todo haya regresado a la normalidad. Luego se fijo que debajo del árbol había muchos regalos.

    Todos esos regalos...-empezó a decir Misaki

    Son para ti. -

    Pero...yo no pude comprarte uno...-

    El mejor regalo es el que estés aquí. Anda, abre uno y vayamos a cenar. Debes de seguir hambriento. -

    Misaki miró todas las cajas que había no sabía por donde empezar. Pero vio un regalo que llamó su atención.

    De Misaki para Usagi. –decía el empaque.

    ¿Qué es esto? No recuerdo haber comprado nada...-pensó Misaki.


    Es la letra de Aikawa. -dijo Usagi mirando curiosamente el paquete al ver que Misaki demoraba en abrirlo.

    Misaki empezó a abrir el regalo. Era una de las novelas BL de Usagi, había una nota dentro.

    "Ahora ya sabes qué regalarle a Akihiko. Una abrazo, Aikawa"

    Misaki se puso rojo de vergüenza.

    ¿Por qué te daría una de mis novelas? -

    Por n-nada...-dijo Misaki ocultando la nota.

    Pensándolo bien se me hace extraño que Usagi no haya intentado nada hasta ahora... ni si quiera ha hecho su juego de inspeccionarme…¿Quizá cree que me hará recordar ese mal momento? ¿Qué podría hacerme daño? ¿Es que puede llegar a tratarme tan delicadamente? -pensó Misaki.

    ¿En qué piensas? -

    Usagi-san, los regalos y la cena pueden esperar…quiero...quiero que vayamos arriba…-dijo Misaki mirando a un sorprendido Usagi.

    ¿Para qué perder el tiempo subiendo? –dijo el escritor.

    Usagi apagó las luces y la sala quedó iluminada solo por pequeñas luces de navidad lo que hacía que pareciera que se encontraban rodeados de estrellas. Sin hacer esperar más al menor el escritor lo echó en el sofá y empezó a llenarlo de besos.

    Mientras se amaban cada uno prometía en silencio nunca dejar que nada los separara.

    Fin.

    Nota de la autora:
    Espero que tod@s pasen una feliz navidad. Si la magia no aparece, créenla.
    A quienes siguen la otra historia sobre la navidad de Usagi...lamento el retraso tenía planeado acabarla hoy pero debido a problemas de salud que tuve desde hace dos semanas me fue imposible pero ya estoy mucho mejor así que espero darle fin para antes de año nuevo.
    Hasta pronto, l@s quier@ much@. Un fuerte abrazo.
  14. .

    Capítulo 6


    Acorralado



    Pasado el medio día Usagi recibió la llamada de su amigo. Al parecer habían dado con el lugar exacto. El escritor se dirigió rápidamente a su oficina.

    Lo que nos preocupa es que debido a la nieve muchos accesos están restringidos. Normalmente tomaría unas 3 horas llegar hacia donde están, pero debido a los desvíos pueden llegar a ser 5. –dijo señalando un mapa.

    ¿La policía aún no está enterada de esto? –preguntó Usagi.

    No, en estos casos lo mejor es la discreción. Por eso recurrí a mis contactos. Ellos están dispuestos a ayudar pero tendrá que ser en la noche cuando los caminos estén despejados. Hoy es nochebuena y hay mucha gente movilizándose aún. –

    Iré avanzando. No puedo quedarme ni un minuto más sin hacer nada más que esperar –dijo Usagi tomando el mapa que tenía marcado, con un círculo en rojo, el lugar donde podía estar Misaki.

    Es peligroso y podrías poner en peligro a Misaki. –

    También es peligroso dejarlo en manos de esos tipos…-dijo Usagi ya llegando a la puerta.

    Toma, solo espero que no la necesites. –le alcanzó un arma a Usagi.



    Este muchacho no ha comido nada en todo el día –se quejó uno de los secuestradores.

    Más comida para nosotros. –dijo el otro sin dar mucha importancia al asunto.

    Oye, casi me había olvidado que hoy es nochebuena. –

    Si, por ello tú te quedarás haciendo guardia mientras yo salgo un momento. –

    ¿Y por qué yo? –

    Yo tengo familia. –

    Eso no es justo…-

    Los secuestradores se enfrascaron en una pelea acerca de quien se quedaría ese día cuidando de que Misaki no escapara. Misaki solo había tomado atención un momento a la discusión que tenía lugar.

    Hoy es nochebuena…era la primera navidad que iba a pasar junto a Usagi…-pensaba tristemente mientras recordaba todos los planes que habían hecho juntos.

    A esta hora debería de estar preparando la cena…Usagi-san estaría ojeando sus libros o fumando y diría algo que me moleste…Usagi-san…quiero regresar a tu lado…-

    Con esos pensamientos Misaki se quedó dormido. Estaba débil debido a que no había comido nada desde el día anterior. Además, el golpe en la nuca y la venda en los ojos hacían que se sintiera desorientado.

    Despertó luego de lo que el creyó habían sino al menos un par de horas.

    ¿Aún no quieres comer nada? –preguntó el secuestrador que se había quedado solo con él. No obtuvo respuesta.

    Se acercó hacia donde estaba Misaki y le quitó la mordaza. De los labios no salió ni una palabra.

    Sabía que no debía hacerlo pero le dio curiosidad ver la mirada del joven así que desató la cinta de los ojos. Se encontró con unos hermosos ojos esmeralda llenos de tristeza.

    Vaya que eres bonito...-dijo el secuestrador mientras le acariciaba el rostro.

    Misaki sabía en qué situación estaba estando atado y con esa persona que lo miraba de manera pervertida. No pudo evitar sentir pánico pero a la vez asco.

    El secuestrador sintió que su rehén estaba frío. Había nevado y la temperatura había caído drásticamente.

    Si tienes frío puedo darte calor. –le dijo.

    ¡Aléjese! –gritó Misaki mientras se movía intentando que la distancia entre ese sujeto y él no se acortara.

    El hombre hizo que las maniatadas manos Misaki quedarán sobre su cabeza, mantuvo una de sus manos sujetándolas para evitar que se moviera al mismo tiempo que se colocaba encima.

    ¿Qué te parece si hacemos que el tiempo pase rápido? –el hombre acercó a la boca de Misaki y empezó a besarlo a la fuerza.

    N…no…por favor…déjeme…-decía el menor mientras se movía inquieto tratando de liberarse.

    Que no me bese más…la única persona que quiero que me bese es Usagi-san…-pensaba. De los ojos de Misaki empezaron a brotar lágrimas.

    No opongas resistencia, si te dejas llevar hasta puedes disfrutarlo. –el hombre dirigió sus manos hacia el torso de Misaki y empezó a colar sus manos por debajo de su polo.

    ¡No! –gritó Misaki. Como pudo bajó sus brazos y le dio un golpe al secuestrador en la cabeza. Luego, con sus piernas aún amarradas le dio un empujón para que se quitara de encima de él.

    Aprovechando ese momento de aturdimiento intentó dirigirse a la salida pero le fue imposible. El secuestrador pronto lo alcanzó y se le tiró encima quedando encima de Misaki quien estaba boca abajo.

    Pudimos habernos divertido a la buena ahora no seré tan gentil…-el hombre empezó a lamer el cuello de Misaki mientras una de sus manos se dirigía peligrosamente a su entrepierna.

    ¡No! ¡Suélteme! –gritaba Misaki.
  15. .

    Capítulo 5


    Llamada



    Gruesas lágrimas recorrían el rostro de Usagi. Se acercó al árbol de navidad cuyas luces estaban apagadas, Misaki siempre era quien las encendía.

    Él siempre llenaba todo de luz…-pensó Usagi mientras tomaba uno de los pequeños osos de peluche del árbol y lo miraba fijamente.

    Decidió despejarse un poco. Si quienes habían capturado a Misaki llamaban tendría que mostrarse fuerte.

    No dejaré que te hagan daño…pronto volverás a mi lado... –se prometió a si mismo Usagi.

    La sensación de sentirse como un león enjaulado volvió a apoderarse de él. Usagi quería estar afuera buscando a Misaki en cada calle pero, por otro lado, lo que su amigo le había dicho tenía razón, debía de esperar la llamada de aquellos sujetos. No tenía más remedio.

    Usagi tomó una cajetilla de cigarros y empezó a fumar mientras miraba constantemente el teléfono de la casa y su celular.



    Misaki despertó sintiendo que no podía mover ni sus manos ni sus pies además, sentía un terrible dolor en la nuca. Llevaba puesta una mordaza en la boca y una pañoleta en los ojos. Poco a poco fue recordando todo.

    ¡Usagi-san! –Misaki recordó que había aceptado dejarse guiar por aquel sujeto solo porque le había prometido llevarlo hacia donde él estaba.

    ¿Usagi-san estará en la misma condición que yo? ¿Estará por aquí? –pensó mientras se movía intentando en vano liberarse.

    Vaya, hasta que al fin despertó. –dijo una voz no muy lejos de él.

    Quítale la mordaza y dale algo de tomar. –ordenó otra persona que se escuchaba más cerca.

    Apenas Misaki pudo hablar empezó a preguntar por Usagi.

    ¿Dónde está Usami Akihiko? ¿Está bien? Dijeron que me guiarían con él. –preguntó desesperadamente sin saber muy bien hacia que dirección hablar.

    Él está bien, aunque eso pronto cambiará…no creo que se sienta muy bien cuando sepa que te raptamos…-

    ….-Misaki fue ordenando las ideas en su cabeza.

    Así es, te engañamos. Nunca lo tuvimos en nuestro poder, solo te necesitábamos para poder pedir algo de dinero a cambio. ¿Eres valioso para él no? –

    Soy un tonto…Usagi-san perdóname…-empezó a lamentarse Misaki dentro de su cabeza.

    Bueno, ya pasó casi 12 horas desde que te secuestramos ya debe de estar desesperado por saber de ti. Creo que es hora de hacer una llamada. No digas nada innecesario o puedes salir muy lastimado…–



    Iba amaneciendo en el departamento del escritor. Usagi iba a empezar a fumar su segunda caja de cigarros para evitar contener las ganas de salir a la calle cuando el teléfono finalmente sonó.

    ¿Aló? –

    Hola…¿con Usami Akihiko? –dijo una voz un poco distorsionada al otro lado.

    Él habla…-

    De seguro ya se habrá dado cuenta que algo muy valioso falta en su departamento ¿no es así? –

    ¿Qué es lo que quieren a cambio? Quiero que liberen a Misaki inmediatamente –dijo Usagi con todo el autocontrol que podía.

    Tranquilícese que quien tiene que seguir órdenes es usted. Queremos 5 millones de yenes. –

    Como quieran pero ¿cómo está Misaki? –

    Está bien, como prueba aquí lo tiene. –

    Usagi-san…perdóname…-dijo Misaki llorando al otro lado de la línea.

    A Usagi le dolió escuchar la voz de Misaki quebrada en ese tono. Pero lo que más le dolió fue escuchar aquellas palabras, no tenía nada que perdonarle. Al contrario, Usagi sentía que era Misaki quien tenía que perdonarlo a él.

    ¡Misaki! –

    Queremos ese dinero para mañana, sin trampas. Lo estaremos volviendo a llamar para darle las indicaciones... –

    ¡Espere! –gritó Usagi, pero fue en vano. La llamada se cortó.

    Apenas hubo recobrado la compostura Usagi llamó a su amigo.

    Acaban de llamar…-informó Usagi.

    Rastreamos la llamada, lamentablemente no hemos podido dar con la locación exacta pero gracias a esta información más la que está por salir del auto y de las huellas creo que para el medio día tendremos la ubicación exacta. –

    ¿No puede ser antes? Esos sujetos…–

    Estoy haciendo todos los esfuerzos necesarios. Lo que sucede es que al parecer estos sujetos no tienen historial policial, quizá sea su primer gran golpe. Esto ahora nos es adverso porque es más fácil seguir las huellas de alguien que tiene muchos rastros pero este no es el caso…-

    Comprendo. Apenas sepa por favor, avíseme. –

    Apenas tenga la información iremos tras ellos. –

    La llamada terminó. Usagi no sabía qué hacer. Misaki estaba en manos de unos bandidos y, al parecer, inexpertos…No sabía exactamente si eso jugaba más a favor o en contra.

    ¿Y si al final se echaran atrás y deciden…? No…eso no va a suceder... –intentó convencerse a si mismo.

    Afuera empezaba a nevar, Usagi dio un golpe seco a una de las paredes luego, se desmoronó. Se quedó sentado en el piso mirando a la nada.
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